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La atención veterinaria al parto, es una de las actividades más importantes en el trabajo cotidiano de productores, fisiopatólogos y especialistas de la reproducción. De su normal desarrollo dependen, en gran medida, los éxitos productivos que se logren en la finca o Empresa. Lograr una cría viable, y disponer de una hembra recentina en optimas condiciones para comenzar una nueva lactancia y un nuevo ciclo reproductivo, representa la compensación a los los esfuerzos realizados durante el manejo reproductivo del rebaño. Ello garantiza alcanzar los objetivos de lograr un parto por cada hembra en el año y una adecuada producción láctea. Por esto, consideramos que la adecuada (balanceada) alimentación, el trabajo con la hembra en desarrollo y la atención a la hembra gestante, al parto y al puerperio, son los elementos fundamentales que garantizarán la recuperación de nuestra masa ganadera. Quisiera destacar la importancia de los planteamientos del Dr. Lubos Holy, notable especialista que asesoró la ganadería cubana durante muchos años, como experto del CAME. El planteó que para lograr la eficiencia de un rebaño bovino, es necesario lograr un parto por hembra incorporada a la la reproducción cada 12 o 13 meses. De esto no ocurrir así, corremos el riesgo de que se incremente el período interpartal; lo cual trae consigo un menor número de partos durante el período de vida útil de la hembra o el envejecimiento del rebaño para lograr igual número de partos. La edad es uno de los factores que limitan el rendimiento del rebaño en cuanto a producción y calidad de la leche y la reproducción. Holy señaló que por cada ciclo estral que se pierda, se dejan de producir 1/13 terneros potenciales y disminuye la producción potencial de leche entre 100 y 400 litros. Hoy en día, nuestra masa bovina lechera se caracteriza por elevados intervalos entre partos; retardo en el reinicio de la actividad ovárica postparto con incremento del período de servicio y los servicios por gestaciones; así como una escasa producción láctea con promedios entre 4-5 Litros por vaca en un día y lactancias prolongadas. Esta situación, nos debe conllevar a reflexionar acerca del arduo trabajo que debemos desarrollar, así como la necesaria aplicación de los resultados de la ciencia y la técnica en el campo de la veterinaria y la producción animal. Es por ello que, a través de este este material, ponemos en sus manos una herramienta para el trabajo de la fisiopatología, la obstetricia y la ginecología. Para el Médico Veterinario o especialista en Reproducción animal, es de vital importancia el conocimiento de las estructuras anatómicas para el desarrollo de su trabajo. En este capítulo no pretendemos describir minuciosamente la anatomía anatomía de la zona o región. Solo queremos recordar las partes que componen el aparato reproductor femenino (figura 1) y su ubicación en la región pelviana (figura 2); así como las estructuras anatómicas fundamentales relacionadas con la principal región de trabajo: la pelvis.
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Figura 1. Partes que componen el aparato reproductor de la hembra bovina.
Figura 2. Ubicación anatómica del aparato aparato reproductor en la vaca.
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La pelvis está constituida, desde el punto de vista anatómico, por dos estructuras o porciones: Parte
ósea Estructuras blandas. La parte ósea se compone de los coxales y el sacro (figura 3). Los coxales son dos huesos simétricos (izquierdo y derecho), unidos ventralmente en la sínfisis isquiopubiana. Cada uno está integrado por los huesos: ileon, isquion y pubis. Estos convergen en la cavidad acetabular; lugar donde se inserta la parte articular o cabeza del fémur.
Figura 3. Componentes de la parte parte ósea de la pelvis pelvis bovina. Estas formaciones óseas, en dependencia de la especie, sufren una calcificación de la banda cartilaginosa de la sínfisis. Dicho proceso se intensifica con la edad, lo que puede durar alrededor de 5 años en la vaca y entre 7 a 9 años en la yegua. En el caso de los roedores, en el momento del parto, se produce la separación de ambos coxales debido a la acción sinfisiolítica de la relaxina. En la hembra primípara de los animales mayores, producto de la acción de esta hormona, se produce cierta dilatación durante el parto. La parte blanda de la cavidad pelviana, está constituida constituida por el ligamento sacro. Este presenta dos porciones: el ligamento sacroespinoso y el sacrotuberoso. El primero se extiende desde el borde del sacro hasta la espina isquiática y el sacrotuberoso desde la parte dorsal del sacro hasta la tuberosidad isquiática. El borde posterior de los ligamentos pelvianos, en el ganado bovino, están cubiertos solo por la piel; por lo que es posible palparlos a ambos lados del nacimiento de la cola. Estos
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son firmes y solo se relajan en los prodrómos del parto y en procesos patológicos como los quistes ováricos. En la yegua, se obstaculiza la palpación debido a que los ligamentos se encuentran cubiertos de grasa. De manera general, entre los límites de la cavidad pelviana tenemos: dorsalmente, el hueso sacro y las tres primeras vértebras coccígeas, unidas a los íleons mediante la cara articular sacra. Lateralmente se encuentran los cuerpos ilíacos, las tuberosidades isquiáticas y los ligamentos anchos de la pelvis a cada lado. Ventralmente, conformando el suelo de la pelvis, aparecen los pubis pu bis y parte de los ísquiones (figuras (figura s 4 y 5).
Figura 4. Vista caudal de la parte ósea de la cavidad pelviana. Nótese algunos de los accidentes óseos mencionados.
Figura 5. Vista lateral de la pelvis.
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1.1.1. Diferencias entre las las especies. Al analizar la conformación de la pelvis en las especies domésticas, se pueden apreciar un grupo de diferencias que se deben considerar en la asistencia a la parturienta. A continuación les expondremos algunas de estas diferencias.
La vaca presenta una mala configuración pelviana para el parto. El estrecho anterior de la pelvis es aplanado lateralmente; es decir, en forma de óvalo. El suelo pelviano es excavado, cóncavo en su porción central, con altas crestas ciáticas y un canal obstétrico largo. El eje pelviano, trayectoria descrita por el feto durante su paso por la pelvis en el parto, es cóncavo y quebrado. Es recto inicialmente, inicialmente, se continúa hacia abajo y termina ascendiendo ligeramente. Esto origina un parto demorado y con frecuentes complicaciones (figura 6).
Figura 6. Características de la pelvis y el canal obstétrico en la vaca. 1. Diámetro vertical, 2. Altura posterior o caudal, 3. Eje pelviano. En la yegua, la pelvis se presenta como modelo en cuanto a amplitud y facilidad para el parto. La circunferencia anterior es casi circular; tan alta alta como ancha. El techo es plano y poco prominentes las las apófisis transversas del sacro. El suelo es casi plano y de poca longitud. El eje pelviano es parabólico, lo que posibilita un parto rápido y con escasas complicaciones (figura 7). En la oveja y la cabra se asemeja a la de la vaca, pero es más favorable para el parto debido a que las espinas y tuberosidades “ciáticas” no son tan prominentes. El techo es casi plano y el suelo es bastante corto y parejo; por lo que el eje pelviano se hace ligeramente convexo.
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Figura 7. Características de la pelvis y el canal obstétrico en la yegua. 1. Diámetro vertical, 2. Altura posterior o caudal, 3. Eje pelviano. Se plantea que la cerda presenta un tipo de pelvis similar a la vaca, pero con el estrecho anterior elíptico, las espinas y tuberosidades isquiáticas prominentes y el suelo largo. A pesar de esta mala conformación, el parto se realiza con cierta facilidad ya que, generalmente, las crías son relativamente pequeñas. En animales jóvenes, las dos últimas vértebras sacras se articulan entre sí con gran movilidad. Las superficies articulares del sacro e íleon poseen amplitud de movimiento, por lo que el feto encuentra un espacio más dilatado al pasar el estrecho anterior. En la perra, la disposición pelviana es buena para el parto. El hueso sacro y el conducto pélvico son muy cortos. La masa ósea lateral es poca y la sínfisis se presenta casi recta en un suelo que se ensancha lateralmente hacia ambos ísquiones.
En las labores de atención y seguimiento al desarrollo del parto, resultan de gran valor las relaciones pelvimétricas. Estas se establecen al tener en cuenta el curso del feto al avanzar por este conducto. Inicialmente, pretendemos dar a conocer cuales son las mediciones que se establecen, así como sus relaciones anatómicas. Posteriormente les presentaremos como se realizan estas mediciones. La pelvis posee dos estrechos o circunsferencias, que el feto debe salvar en su salida del claustro materno. Para su estudio las denominaremos circunsferencia anterior o craneal y la posterior o caudal.
1.2.1 Circunferencia anterior o craneal. En ella encontraremos las siguientes relaciones pelvimétricas:
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Conjugada verdadera: Determina la altura de la circunsferencia anterior. Es la distancia entre el promontorio del hueso sacro y la parte craneal de la sínfisis isquiopubiana (figura 8). Bisilíacos o diámetros transversos: Establecen el ancho de la circunsferencia anterior. Se definen tres: el superior, medio e inferior. El bisilíaco superior se corresponde con la terminación del primer tercio del estrecho anterior y se relaciona con la articulación escapulohumeral o coxofemoral del feto, según sea la presentación cefálica o podálica. El bisilíaco medio representa el verdadero ancho de la circunsferencia. Se extiende entre las tuberosidades psoádicas. En el tipo de pelvis estrecha, este es menor que la conjugada verdadera; y en el tipo ancha es igual o mayor. El bisilíaco inferior se extiende entre las eminencias ileopectíneas. Se relaciona con la articulación femoro-tibio-rotuliana o húmero-radio-cubital del feto, en dependencia de la presentación de este.
Diámetro oblicuo o ileosacro: Parte del extremo anterior de la articulación ileosacra, pasa por el centro del estrecho y termina en la cresta ileopectínea del lado opuesto. Se conoce también como conjugada diagonal. 1.2.1.1 Tipos de circunsferencia anterior.
Es necesario destacar que, teniendo en cuenta las dimensiones de la conjugada verdadera y su relación con el ancho del bisilíaco medio, podemos definir tres tipos circunsferencia anterior: •
Dolicotipélvica: Se presenta en la vaca, oveja, cabra, cerda y perras de razas grandes.
Se caracteriza por una circunsferencia elevada y estrecha. En la vaca, la conjugada verdadera mide entre 22-24 cm y el bisilíaco medio 16 cm. Esto le confiere forma ovoidea, lo que facilita las distocias y los partos lentos con serios esfuerzos expulsivos. •
Mesotipélvica: Es característica de la yegua, perras de razas de presa y ratoneras. En
la yegua, la conjugada verdadera es de 21-24 cm y el bisilíaco medio de 22 cm; por lo que ofrece amplitud y escasas posibilidades de trastornos durante el parto. •
Platipélvica: Presente en perras podencas y de patas cortas. La conjugada verdadera
presenta mayor longitud que el bisilíaco medio; por lo que la circunferencia adquiere forma de elipse transversal.
1.2.2. Circunferencia posterior o caudal. En el estrecho posterior se tienen en cuenta las siguientes relaciones:
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Altura de la circunsferencia: Se determina entre la terminación del sacro y la terminación caudal de la sínfisis isquiopubiana. Diámetro transversal: Se extiende entre las caras internas de la arcada isquiática. Diámetro vertical pectíneo: Se presenta entre el borde anterior del pubis y el techo de la cavidad pelviana. Expresa, además de la altura propia de la cavidad, la inclinación de la pelvis. Conjugada diagonal: Determina el largo de la cavidad pelviana. Se extiende desde el promontorio del sacro hasta la parte caudal de la sínfisis pelviana. A mayor longitud, más difícil será la expulsión del feto.
A
B
Figura 8. Relaciones pelvimétricas en la yegua (A) y la vaca (B). 1. Conjugada diagonal, 2. Conjugada verdadera, 3. Diámetro vertical, 4. Altura caudal de la circunsferencia pelviana, 5. Primera vértebra coccígea, 6. Promontorio, 7. Parte craneal de la sínfisis pelviana, 8. Sexta vértebra lumbar, 9. Parte caudal de la sínfisis pelviana. 1.2.3. Pelvimetría interna y externa. La pelvimetría interna, se realiza palpando manualmente los puntos de referencia antes descritos. Se plantea que este es un método muy subjetivo; por lo que se impone la necesidad de una mayor eficacia en el trabajo, lo que obliga a emplear métodos de mayores posibilidades en las labores del obstetra. La pelvimetría externa se puede emplear para este fin. Con la pelvimetría externa se pueden determinar los valores pelvimétricos internos al correlacionar la grupa con la alzada y coeficientes constantes establecidos para cada especie.
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•
Obtención de la conjugada verdadera: Se determina en la hembra al multiplicar la
alzada por un coeficiente, que en el caso de la vaca es 0.18. •
Obtención de los bisilíacos: Se obtiene a partir del ancho de la grupa (distancia entre
las tuberosidades ilíacas) multiplicado por 0.36 para el bisilíaco superior Restando 2cm se obtiene el bisilíaco inferior. •
Cirscunsferencia pelviana: Se suma el valor del sacropubiano y la mitad del valor de
los bisilíacos divido entre 2 y el resultado de esta operación se multiplica por 3.44.
CP = S.P + b/2 3.44 2
En las tablas 1 y 2 les resumimos los coeficientes pelvimétricos para diferentes especies, así como el rango de comportamiento de las dimensiones de las principales medidas pélvicas.
Tabla 1. Coeficientes pelvimétricos.
Especie Yegua Vaca Oveja Cabra
Conj. Verd. Error (mm) 0.143 10-20 0.180 5-15 0.180 5-15 0.160 5-15
Bis. Sup. Error (mm) Bis. Inf. 0.34 10-15 -0.048 0.36 5-15 -0.020 0.51 5-15 0.005 0.45 5-15 0.006
Tabla 2. Dimensiones medias de las principales medidas pélvicas.
Diámetros Conjugada verdadera Conjugada diagonal Diámetro vertical Diámetro transversal medio
Vaca 22-24 cm 40 cm 19-21 cm 16 cm
Yegua 21-24 cm 34 cm 21 cm 22 cm
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La duración de la gestación, incluye el período de tiempo que transcurre desde la fecundación hasta la expulsión del (los) feto(s). Dado que en la práctica Veterinaria de campo, es muy difícil detectar el momento de la ovulación, la duración de la gestación se define como el período de tiempo que media desde que se realiza el servicio de inseminación artificial o monta positiva hasta el momento del parto. Esta es variable entre las especies; pero entre individuos de una misma especie, se mantiene casi uniforme (tablas 3, 4 y 5). Tabla 3 . Duración de la gestación en diferentes especies.
Duración de la gestación (días) Ardilla Bisonte Cabra Cerda Cobayo Coneja Coyote Elefante Gata Hámster (dorado) Mono (rhesus) Mujer Mula Oveja Perra Rata Ratón Vaca Venado Yegua Zorrillo
45 276 148- 150 113 –115 68 30 – 32 60 – 65 21 meses 52 – 58 16 163 267 346 150 60 – 63 21 20 282 225 –228 333 – 340 62
Tabla 4 . Duración de la gestación de diferentes razas de ganado equino.
Raza Arabe Belga Clydesdale
Promedio (días) 337 335 334
Mínimo (días) 301 304 -
Máximo (días) 371 354 -
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Morgan Percheron Shire Thoroughbred
334 340 338
316 321 301
363 345 349
Tabla 5 . Duración de la gestación de diferentes razas de ganado vacuno.
Raza Ganado de leche Brown Swiss Ayrshire Friesian Guernsey Holstein Friesian Jersey Shorthorn lechero Friesian de Suecia Ganado de Carne Abeerdeen Angus Shorthorn Hereford Cebú
Promedio (d)
Mínimo(d)
Máximo (d)
289 277 276 283 278 278 281 281
270 240 262 270 260
306 333 359 285 300
279 282 285 285
273 243 -
294 316 -
Sobre el tiempo de duración de la preñez, influyen diferentes factores entre los cuales los más importantes son los maternos, genéticos, externos y el propio feto. La influencia materna esta relacionada con la edad en el momento del parto (figura 9). Se plantea que las novillas tienden a adelantar el parto; sin embargo las vacas de edad avanzada lo prolongan.
Variaciones en la duración de la gestación
Factor materno Edad de la madre
Factores fetales Talla Sexo
Factores genéticos Especie, raza Genotipo fetal
Factores ambientales Nutrición Temperatura
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Función de la adrenal e hipófisis
Estación
Figura 9. Factores que influyen sobre la duración de la gestación. Los factores genéticos incluyen la raza, el genotipo del feto y la influencia de los padres. La raza, según Holy, influye poco en la duración de la gestación; donde el genotipo del feto tiene mayor influencia. Se plantea que la heredabilidad en este aspecto está bien definido en las razas Jersey, Holstein y Ayrshire (30%, 32% y 64% respectivamente). La influencia del genotipo del feto se demuestra en el equino al comparar el caballo con el mulo. En este caso, la duración de la gestación es más cercana a la del padre que a la de la madre. Por ejemplo, en el cruce de una yegua con un mulo la duración de la gestación será de 346 a 350 días y en el cruce de la mula con el caballo la preñez tendrá una duración aproximada a la que tiene lugar en la yegua. Los factores externos ejercen una influencia muy importante. Entre ellos se destacan las condiciones de vida de cada animal, el clima, alimentación, lactación, etc. Algunos autores plantean, con relación a la influencia de los factores fetales, que existe una correlación directa entre la cantidad, peso y sexo del feto con la duración de la preñez. Las gestaciones gemelares en las especies monótocas reducen el tiempo de gestación entre 3 y 6 días; mientras que con relación al sexo el feto macho prolonga la gravidez en uno o dos días en comparación con la hembra.
Utilizaremos al bovino como especie fundamental para el desarrollo de este tema. Abordaremos aspectos relacionados con el concepto de parto. Posteriormente, definiremos algunos conceptos de la nomenclatura obstétrica, que utilizaremos con frecuencia en los próximos capítulos o temas. También describiremos el proceso del parto desde el punto de vista neuroendocrino y clínico, para finalmente abarcar algunos aspectos de la inducción de partos. Con estos conocimientos, entonces estaremos mejor preparados para enfrentar la tecnología de atención al parto y a la cría recién nacida.
De manera general, hay consenso entre los diferentes autores acerca del concepto de parto. Lo definen como el período fisiológico en que finaliza la gestación y se produce la expulsión de una o varias crías vivas y viables, después de alcanzar su desarrollo en el útero. Si el feto no nace vivo y viable y la gestación está a término, lo consideramos una cría muerta. Si por el contrario, el feto es expulsado sin estar a
término, es decir, sin que se alcance el desarrollo fetal necesario, entonces se considera un aborto.
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Es importante destacar que el parto, es un proceso fisiológico complejo, definido por mecanismos neuroendocrinos interrelacionados en los que participa la madre y el feto, así como las influencias del medio y el estado metabólico y nutricional del animal. Estos aspectos los analizaremos con mas detalle en lo adelante.
Antes de adentrarnos en el campo de la clínica y la endocrinología del parto, quisiéramos esclarecer algunos conceptos que se deben tener en consideración siempre que estemos frente a un parto, con independencia de si este es normal (eutócico) o no (distócico), la especie animal o la raza de este. Entre estos aspectos, definiremos fundamentalmente la presentación del feto, su posición y su actitud para el parto. El conocimiento de estos elementos es necesario para poder determinar si el feto se encuentra normal o anormalmente dispuesto en el conducto obstétrico o canal del parto al comenzar este evento.
3.2.1 Presentación. Con el nombre de presentación, se designa a la relación, en sentido longitudinal, de los ejes dorsales del feto y de la madre . Por consiguiente, se reconocen como presentaciones eutócicas o normales sólo las longitudinales con sus variantes de anterior o cefálica (de cabeza) y posterior o podálica (de pie). Todas las presentaciones que no sean longitudinalmente, serán denominadas anormales o distócicas (figura 10).
3.2.2 Posición. La posición se refiere a la relación de la espalda fetal con los diversos planos anatómicos de la cavidad abdominal o el estrecho anterior de la pelvis materna . Se señala como posición normal a la dorso-sacra , superior o también conocida como dorsodorsal . Todas las que no mantengan esta relación feto-materna, serán adoptadas como posiciones distócicas o anormales .
3.2.3 Actitud. La actitud es la colocación de los miembros y cabeza en relación con el tronco fetal ; es decir, la actitud eutócica o normal será la de extensión de los miembros y cabeza. Todo lo que sean flexiones o semiflexiones constituirán actitudes distócicas ; con
excepción de las hembras pluríparas (que paren varias crías en un mismo parto), como es el caso de la cerda y perra, donde las flexiones de ambas extremidades anteriores en la presentación longitudinal anterior es su forma habitual de expulsión.
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Figura 10. Presentación, posición y actitud adecuadas que debe presentar el feto en el momento del parto.
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El hombre siempre se ha cuestionado e investigado acerca de los mecanismos a través de los cuales se produce el parto. Se plantean diferentes teorías acerca de este evento. Algunos investigadores plantean que se debe al crecimiento excesivo del feto en el último tercio de la gestación, lo cual incrementa la presión dentro del útero y desencadena el parto. Otros señalan el incremento de los niveles de estrógenos en las proximidades del parto como causa esencial del desencadenamiento del parto. A partir de investigaciones realizadas, fundamentalmente en la oveja, hoy en día se ha ido esclareciendo este fenómeno. Se ha observado que ninguna de estas teorías, por sí solas, es capaz de explicar el proceso.
El proceso del parto se realiza en el momento culminantes de la gestación, como consecuencia de cambios estructurales a nivel de la placenta, trastornos hormonales, físicos, nutritivos, circulatorios, químicos, etc. de la madre y el feto; que unidos constituyen el estímulo principal que inicia las contracciones uterinas y la expulsión del feto. El eje endocrino feto-materno juega un rol importante en el desencadenamiento y evolución del parto (figura 11). En un feto con un eje hipotálamo-hipófisis-adrenal maduro, debido al estrés nutricional y circulatorio, así como los cambios de presión intrauterinos, se produce el factor de liberación de corticotropinas (Corticotropina RF, del inglés Corticotrophins Releasing Factor) a nivel del hipotálamo. Esta Corticotropina RF actúa a nivel de la adenohipófisis fetal provocando la liberación de ACTH que se transporta hasta las adrenales donde induce la liberación de Cortisol fetal. Estos niveles de Cortisol comienzan a incrementarse y pasan al torrente circulatorio de la madre y provocan una disminución de los niveles de progesterona e incremento de los estrógenos. Se plantea que este incremento de los estrógenos está dado por que, el Cortisol, a nivel de los placentomas produce la transformación de la Progesterona en 17 α Hidroxiprogesterona y esta última en Estrógenos (figura 12). Este incremento en los niveles de estrógenos, donde predomina la Estrona sobre el Estradiol, favorecen la síntesis de Prostaglandinas, fundamentalmente PGF 2α (encargada de la lisis del cuerpo lúteo) y sensibiliza la musculatura uterina para la acción de la Oxitocina a través del incremento en los receptores de esta. La Oxitocina, inicialmente es liberada en pequeñas cantidades, siendo la responsable (junto a los estrógenos) de las contracciones iniciales que se manifiestan débiles e irregulares. Al final de la fase de dilatación, ya el feto se encuentra en posición de parto, apareciendo la bolsa de las aguas por la abertura vulvar. En esta posición, debido al incremento de la presión intrauterina y el contacto del feto con las terminaciones nerviosas del cuello uterino y el fondo de la vagina, se produce el llamado “Reflejo Cruzado de Fergunson”. Esto provoca la creciente liberación de Oxitocina, y por consiguiente, el incremento de las contracciones uterinas que se hacen fuertes y regulares y favorecen la expulsión del(os) feto(s) y las membranas fetales.
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FETO Hipotálamo: Corticot RF Adenohipófisis: ACTH Adrenales: Cortisol
Estrés Nutricional y Circulatorio Cambios de
Disminuye Progesterona Incremento Estrógenos Síntesis PGF2α Contracciones débiles Reflejo Cruzado de Fergunson Liberación de Oxitocina Expulsión del feto
Figura 11. Mecanismo de desencadenamiento del parto.
Colesterol Pregnanolona
CORTISOL
17 α Hidroxiprogesterona
17 Hidroxiprogesterona 17 β Liasa
Androstendiona Aromatasa
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Figura 12. Mecanismo de transformación de la Progesterona en Estrógenos por acción del Cortisol fetal.
El parto, para una mejor comprensión, lo dividiremos en diferentes fases según la evolución y características clínicas del mismo. Esta división es incierta, pues el animal no diferencia una fase de otra durante el parto. Mas bien es una cadena de hechos o eventos que se suceden interrelacionados entre sí. Se consideran fundamentalmente 4 fases del parto: Preparación, Dilatación, Expulsión y Alumbramiento. Algunos autores, no consideran la primera como una fase del parto y la abordan de forma aislada. En nuestro caso, preferimos abordarla dentro del proceso del parto, ya que consideramos que es el producto de cambios fisiológicos que suceden entre el final de la gestación y el inicio del parto propiamente dicho, debido fundamentalmente a los cambios hormonales que se aprecian.
3.4.1 Fase de Preparación. Se caracteriza, fundamentalmente, por los cambios que se producen tanto en los genitales externos como en otras partes del cuerpo de la parturienta, estrechamente relacionados con los cambios neurohormonales. Esto se conoce como pródromos del
parto. Pródromos del parto.
Desde unos días antes del parto, en la futura parturienta se comienzan a producir ciertos cambios que son casi imperceptibles al principio, pero que en la medida que se acerca el momento del parto se vuelven más evidentes, marcados e incluso aparatosos dada la inminencia del parto. A estos signos y síntomas se les conoce como signos prodrómicos del parto, los cuales ocurren dentro de la fase preparatoria, y consisten en cambios típicos a nivel de los genitales externos, ligamentos sacrociáticos, musculatura abdominal y en la glándula mamaria. Estas modificaciones se relacionan, sobre todo, con los cambios hormonales. Entre los signos precursores o pródromos del parto tenemos:
Relajamiento de los tejidos blandos en la región pelviana. Relajamiento y hundimiento de los ligamentos sacrociáticos (Sacroespinoso y sacrotuberoso). Estos dos signos hacen que se observe cierta elevación de la cola. Tumefacción, flacidez y edematización de la vulva, que se hace mas intensa en la medida que se acerca el parto. Se debe al incremento paulatino de los niveles de estrógenos. Edema y cambios en las fibras colágenas y tejido conectivo del diafragma pélvico, ligamentos anchos del útero y cuello uterino. Salida, por la hendidura vulvar, de un moco denso, viscoso y de color amarillento que frecuentemente forma cordones que cuelgan. Su duración es más prolongada en novillas, donde puede aparecer desde 2 semanas antes del parto. En vacas de varios
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partos suele aparecer unos pocos días antes. Está relacionado con la eliminación del tapón mucoso. Aumento de volumen de la glándula mamaria. Se produce una congestión, tumefacción y edema de la mama, con distensión de los pezones. Pocas horas antes del parto, se puede apreciar la salida de la leche por el canal del pezón, lo que se conoce con el nombre de galactorrea. Este es un signo de la inminencia del inicio de las labores de parto. Se reporta una disminución de la temperatura corporal entre 0,5 – 1,0°C, lo que se debe a la disminución de los niveles sanguíneos de Progesterona, por debajo de 3 ng, en la vaca. Este signo no se comporta con la misma intensidad en todas las hembras.
Durante esta fase, el feto toma la posición adecuada para el parto ya descrita anteriormente en la nomenclatura obstétrica.
3.4.2 Fase de Dilatación. Esta fase comienza con las contracciones uterinas iniciales y culmina con la dilatación completa del canal cervico-vaginal y la entrada de las envolturas fetales y el(los) feto(s) en la cavidad pelviana . La duración varía entre 3 y 8 horas según la
especie, raza y número de partos. Vaca (4-8 h.), Yegua (2-12 h.), Cerda (2-9 h.). Clínicamente se caracteriza por intranquilidad, síntomas de cólicos, aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, máximo aumento del volumen de la glándula mamaria, aumento paulatino de las contracciones debido a la liberación de Oxitocina por el “reflejo de Fergunson” y salida de las bolsas alantoidea y amniótica (figura 13), llamada “bolsa de las aguas” . Las contracciones al inicio son menos frecuentes, produciéndose alrededor de 1 cada 15 minutos, con una duración entre 15 y 30 segundos. A medida que progresa esta fase se vuelven más intensas, a razón de 5 contracciones en un minuto con un intervalo de duración entre 80 y 100 segundos.
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Figura 13. Aparición de la “bolsa de las aguas” por la hendidura vulvar 3.4.3 Fase de Expulsión. Esta fase comienza con la ruptura de las envolturas fetales y la entrada del(los) feto(s) en la cavidad pelviana, y culmina con la expulsión de la(s) cría(s) . La duración
es variable según la especie, raza y número de partos. En la vaca puede durar unos 90 minutos; sin embargo, en la novilla esta fase se puede extender durante 3 a 4 horas. En la cerda se plantea una duración entre 2 y 6 horas, y puede llegar incluso hasta 12 horas. En la yegua la duración es muy corta, apenas entre 10 y 30 minutos. Las principales manifestaciones clínicas son: mayor intensidad de las contracciones, donde prevalecen las contracciones (dolores) sobre las pausas; el saco amniótico cuelga de la vulva y se rompe ante la presión de las extremidades fetales (figura 14). El líquido amniótico que se derrama ayuda al desarrollo del parto por sus propiedades lubricantes. El feto progresa salvando los diferentes obstáculos que se le presentan durante el parto, hasta su total expulsión.
Figura 14. Ruptura de la bolsa amniótica y aparición de las extremidades fetales. Por lo general en un parto eutócico, durante el nacimiento en ningún momento el feto entra en contacto directo con las paredes del conducto del parto. La membrana amniótica sirve como un medio de lubricación sobre el cual avanza el feto. En los animales mayores, la prensa abdominal juega un papel importante en la fase de expulsión, mientras que en los animales menores la expulsión se realiza fundamentalmente por las contracciones uterinas.
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Una vez expulsado el feto, la madre generalmente seca al neonato con la lengua (figura 15). Este procedimiento, además de producir el secado del mismo, reactiva la circulación sanguínea periférica y estimula al recién nacido. También le permite a la madre captar, a través de sus órganos sensoriales, los olores de su cría.
Figura 15. La madre seca a la cría después de la expulsión. 3.4.4 Fase de Alumbramiento. Ocurre inmediatamente después de la expulsión del(los) feto(s) y se caracteriza por la expulsión de la(s) membrana(s) fetal(es) o secundinas. La duración del proceso de
eliminación de la placenta es variable. En el caso de la hembra bovina puede durar entre 4 y 8 horas después de la expulsión del feto (figura 16). En esta especie puede incluso extenderse hasta 12 horas, a partir de la cual se considera placenta retenida si no se ha producido la expulsión. En la yegua puede durar entre 30 minutos y 3 horas. En lo pequeños rumiantes entre 2 y 3 horas. En carnívoros se produce inmediatamente después de los fetos y en la cerda se puede observar la eliminación de varias unidades en bloques de 2 a 3 placentas intercaladas entre los fetos o bien todas al final de la fase de expulsión. La eliminación de la(s) placenta(s) ocurre debido a dos factores fundamentalmente:
Desprendimiento de las vellosidades coriónicas Ondas peristálticas continuas del útero (entuertos).
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Figura 16. Fase de alumbramiento o expulsión de las secundinas. Obsérvese la expulsión de las membranas fetales (placenta). Para que ocurra el desprendimiento de las vellosidades coriónicas de las criptas carunculares, deben suceder algunos eventos que describiremos a continuación: Se producen procesos de degeneración grasa en las vellosidades de los cotiledones; proceso que se conoce como placenta caduca. a) Maduración de la placenta.
b) Disminución del riego sanguíneo o cese de este por ruptura del cordón umbilical.
Es necesario recordar que, desde el punto de vista de histológico, las vellosidades coriónicas están formadas, entre otros tejidos, por un vaso sanguíneo, tejido conectivo y epitelio. El mayor grosor está dado por la dilatación del vaso sanguíneo al estar congestionado. Al disminuir el riego sanguíneo, disminuye entonces la tensión y el vaso se colapsa. La vellosidad disminuye notablemente su volumen por lo que se desprende fácilmente. Por otra parte, las contracciones peristálticas continuas del útero, cambian la forma de la carúncula de ovoidea a redondeada, por lo cual disminuye también el volumen de la carúncula. Si bien el proceso de expulsión de los fetos es importante, no menos importante es esta fase de eliminación o expulsión de las membranas fetales. Un retardo en este proceso (retención de placenta) esta vinculado con la aparición de trastornos infecciosos en el puerperio y la disminución de la fertilidad postpartal.
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La inducción de partos se ha llevado a cabo en la practica veterinaria, fundamentalmente con fines demostrativos y de investigación. Esta tecnología nos permite, además, sincronizar los partos en las horas del día, en aquellos hatos o rebaños que padecen de factores ARO, lo cual nos permite realizar una mejor atención de los mismos. En algunos países, sobre todo en Europa, se ha empleado en las razas pesadas (de carne) para reducir la desproporción fetopélvica; pues se plantea que cuando el feto está próximo al final de la gestación, puede ganar entre 0.25 -1.0 kg de peso por día. Una desventaja de este método, está dado en el alto porcentaje de retenciones de placentas que se presentan. Esto conlleva a un incremento en la prevalencia de infecciones puerperales que se convierten en endometritis y metritis crónicas. Por esto se debe disponer de personal capacitado y de medicamentos para proceder a la atención al puerperio precoz. Los métodos de inducción empleados tienen como fundamento el principio de desencadenamiento del parto. Se ha observado que anomalías en la hipófisis o en las adrenales del feto provocan un incremento en la duración de la gestación. Esto se ha verificado al practicarle la hipofisectomía o la adrenalectomía en fetos próximos al parto. Por otra parte, otros estudios presentan que al aplicar hormona adrenocorticotropa (ACTH) o Cortisol se produce el parto prematuro. De manera general, para la inducción del parto en el bovino, se han empleado corticosteroides, prostaglandinas, combinaciones entre estos fármacos así como la combinación de ellos con estrógenos (tabla 6). Los corticosteroides pueden ser clasificados en dos categorías, dependiendo de la respuesta: categoría 1, los que inducen el parto en 2 a 3 días (dexametasona, fluometasona, betametasona libre en alcohol o soluble en ester) y categoría 2, en suspensión o insolubles en esteres (inducen el parto alrededor de las 2 semanas. En Norteamérica, entre los corticoesteroides de corta acción, el más comúnmente utilizado es la dexametasona (20-30 mg) o fluometasona (Flucort, 8-10 mg) por vía intramuscular. Cuando la inyección se aplica en un término de 2 semanas próximas a la fecha probable de parto, la eficacia del tratamiento es del 80 al 90%, con un intervalo de la inyección al parto entre 24 a 72 horas, con un promedio de 48 horas. Los corticosteroides de acción corta, también se combinan con estrógenos. Cuando se administran grandes dosis de estrógenos (10-20 mg de estradiol) con los corticosteroides, el intervalo de parto promedio puede ser algunas horas más corto que cuando se aplican corticosteroides solos. Esta combinación parece reducir los fallo de inducción. Otra de las ventajas de esta combinación es que la producción de leche y la subsecuente fertilidad no se ven afectadas.
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Tabla 6. Fármacos más usados en la inducción de partos en el bovino. Laboratorio Betametasona (suspensión) Cloprostenol Dexametasona Dexametasona trimetilacetato (Opticortenol) Flucort Flumetasona (suspensión) Prostaglandina F2α Triancinolona (Kenalog)
Glaxo Lab. Imperical Chemical Indistries (ICI) Cooper´s Agropharm Inc. Shering Corporation Rogar/STB CIBA-Geigy Corp. Eli Lilly & Company Syntex Corp. Syntex Inc. Syntex Inc. Upjhn Company Squibb Canada Inc.
20 mg 375-500 µg 20-30 mg 20 mg 10 mg 10 mg 20-30 mg 30 mg
Las prostaglandinas se han empleado solas o combinadas con corticosteroides. La PGF2α sola se emplea en dosis de 25-30 mg o Cloprostenol (500 µg) por vía intramuscular, con un intervalo de la inyección al parto de 24 – 72 horas.
Los factores de alto riesgo obstétrico (ARO) consisten en un grupo de alteraciones que atentan contra el éxito del proceso del parto en la futura parturienta, y por tanto, contra la viabilidad de la cría . El conocimiento de ellos es de vital importancia para el
médico veterinario o el fisiopatólogo de campo. De esta manera, ellos pueden prevenir complicaciones en el momento del parto y así reducir el número de crías muertas y las infecciones puerperales. En la hembra bovina se reportan varios factores ARO. Los más importantes son: la edad de la parturienta, categoría novilla, paridad, distancia interisquiática, distancia entre tuberosidades ilíacas, relación Estrona/Estradiol, efecto del semental y la condición corporal, entre otros.
1) Edad: Este factor está muy vinculado a la categoría del animal y su desarrollo pelviano, de aquí la importancia de un buen trabajo con la hembra desde las etapas tempranas de su desarrollo (ganado en desarrollo); de manera tal que se garantice una incorporación a la reproducción con la edad, peso, talla y desarrollo pelviano y ovárico adecuado. Es en esta etapa donde se garantiza más del 70% del potencial reproductivo de la masa.
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Cuando la hembra tiene menos de 2 años (<24 meses), las probabilidades de partos distócicos y crías muertas son mayores; donde la desproporción feto-pélvica representa la distocia más frecuente.
2) Categoría novilla: Este factor esta estrechamente relacionado con la edad. Se describen altos porcentajes de crías muertas en esta categoría cuando son gestadas precozmente. Esto se debe al poco desarrollo pelviano alcanzado por la hembra en el momento de quedar preñada, siendo el feto mucho mayor que la capacidad del canal del parto de la madre. 3) Paridad: Esta demostrado que la frecuencia de presentación de partos distócicos y crías muertas es mayor en hembras de 1er y 2do. Parto; disminuye entre el 3ro. y 4to. para de nuevo incrementarse a partir del 5to. parto. 4) Distancia interisquiática: Se evalúa midiendo la distancia existente entre las tuberosidades isquiáticaticas. Cuando esta distancia se comporta inferior a los 12 cm, aumenta la frecuencia de distocias, las cuales se hacen más intensas a medida que disminuye este valor. Por esta razón , se recomienda no inseminar a las novillas cuya distancia sea menor de 12 cm, independiente mente de tener una edad adecuada. Consiste en la determinación de la distancia entre ambas tuberosidades iliacas . La incorporación de hembras a la reproducción con un ancho anterior de la grupa inferior a 40 cm y/o un ancho posterior inferior a 25 cm es un factor ARO; el cual se acentúa, si además de ello, el peso del feto al nacer es superior a los 35,4 Kg.
5) Distancia interilíaca:
6) Relación Estrona-Estradiol (E1 /E2): Para las determinaciones de las hormonas estrogénicas Estrona (E 1) y Estradiol (E 2), se requiere de laboratorios especializados, lo que encarece y limita su aplicación en condiciones de producción. Se plantea que en los momentos próximos al parto, se produce un incremento en los niveles de estrógenos, donde predominan los niveles de E 1. Esta demostrado que en hembras con dificultades obstétricas al parto o con crías muertas, no se produce lo antes expuesto, y se mantiene elevados niveles de E 2 . Este hecho puede estar
relacionado con alteraciones en el metabolismo esteroideo a nivel de la unidad fetoplacentaria.
8) Efecto del semental: En los planes de inseminación artificial, se emplean sementales que aportan hijos de grandes proporciones que provocan partos distócicos y crías muertas, fundamentalmente en las hembras de 1er parto. Por lo antes expuesto, aconsejamos el uso de sementales con peso similares a los de las novillas; es decir, de igual valor genético pero que aporten hijos de menor peso y talla. 9) Condición corporal: La evaluación de la condición corporal (CC) es un método subjetivo, que indica la cantidad de grasa corporal que cubre a un animal, como expresión del potencial energético de reserva de que dispone para enfrentar los procesos biológicos, reflejando el plano nutricional a que estuvo sometido
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durante un período de tiempo razonable. Esta medición se basa en la observación y
palpación de aquellos accidentes visibles, y su cubierta por carne y grasa, de la topografía anatómica del animal (figura 17).
Figura 17. Accidentes anatómicos mas importantes a tener en consideración al evaluar la condición corporal en la hembra bovina. La escala de puntos en la evaluación de la condición corporal en el bovino, varía en dependencia de la especialización o fin productivo (tablas 7 y 8) La prevalencia de distocias se incrementa cuando la hembra, independientemente de su categoría reproductiva, arriba al momento del parto con una condición corporal inferior a 2,5 puntos (según escala 1-5 puntos). Para lograr un parto exitoso y una lactancia adecuada, la vaca debe contar una condición corporal de 3,5 puntos.
Tabla 7. Evaluación de la condición corporal en razas productoras de leche.
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Características
Procesos transversos con terminaciones filosas o en punta. Espinas dorsales prominentes. 1 Tuberosidades coxales e isquiáticas Emaciación muy definidas. Región anal y base de la cola muy hundida y vulva prominente. Procesos transversos palpables, pero menos visibles y prominentes. Tuberosidades coxales e isquiáticas 2 manifiestas, pero la depresión entre Flaco ellas es menos severa. Región anal y base de la cola menos hundida y vulva menos prominente. Procesos transversos palpables a ligera presión. Proceso espinoso sobresaliente, pero redondeado. 3 Coxales y tuberosidades isquiáticas Medio redondeadas. Región anal y base de la cola llenas. Procesos transversos palpables solo con fuerte presión. Procesos espinosos no sobresalientes, redondeados, planos con relación al 4 lomo. Coxales y tuberosidades Pesado isquiáticas redondeadas y lisas. Masas musculares firmes. Áreas visibles con depósito de grasa en la región isquiática. Estructuras óseas de los procesos transversos, espinosos y tuberosidades no 5 visibles ni palpables. Depósitos grasos notables en las áreas de la base de la Grueso cola y costillas. Lomo, muslos y flancos muy redondeados.
Tabla 8. Evaluación de la condición corporal en el ganado cebú. Puntuación Condición Características 1 L- Marcada emaciación. Animal que podría estar condenado al 2 3
L
examen antemortem Procesos transversos proyectados y prominentes. Espinas dorsales descarnadas. Espinas dorsales descarnadas o en forma de sierra. Caderas, tuberosidades isquiáticas, base de la cola y costillas prominentes.
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Procesos transversos visibles, usualmente en forma individual.
4
M-
5
M
6
M+
7
F-
8
F
9
F+
Caderas, tuberosidades isquiáticas y costillas muy visibles. Masas musculares entre las tuberosidades coxales e isquiáticas algo cóncavas. Procesos transversos algo cubiertos de carne. Costillas visibles. Poca grasa de revestimiento. Espinas dorsales visibles y desnudas. Animal liso y bien recubierto. Espinas dorsales no visibles, pero festonadas. Animal liso y bien cubierto. Depósitos grasos no muy bien definidos. Espinas dorsales festonadas a una ligera presión, pero se sienten redondeadas. Cubierta de grasa en regiones críticas que son fácilmente visibles. Procesos transversos no visibles ni festonados. Depósitos grasos muy visibles en la base de la cola, pecho y escroto. Espinas dorsales, costillas y tuberosidades llenas y cubiertas. Procesos transversos no detectables ni con una firme presión.
De manera general, para realizar las mediciones de distancias de los factores ARO, nosotros aconsejamos el uso de un Pie de rey; sin embargo, si no se dispone de este instrumento de medición, se puede utilizar una regla milimetrada o una cinta métrica. Todos estos factores, excepto la determinación de la relación E 1/E2, pueden ser conocidos con facilidad en la práctica. Ello permite tomar medidas de control técnico para lograr partos sin grandes complicaciones y un ternero con buena vitalidad; sin embargo, la mayor efectividad en el uso de los factores ARO consiste en evitar que algunos de ellos se expresen en el momento del parto. Teniendo en cuenta lo antes expuesto, consideramos importante anotar en la libreta de control, tarjeta de control de la reproducción u otro documento de control, identificar con las siglas “ARO” los animales que poseen algún factor de riesgo.
En este capítulo, pretendemos presentar las causas fundamentales que producen partos distócicos; y que dependen de trastornos o alteraciones que se presentan tanto en la madre, como en el feto.
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Con relación a las causas de partos anormales o distócicos, debidos a factores relacionados con la futura madre; abordaremos las que en nuestra opinión, consideramos entre las más importantes o de mayor prevalencia. Ellas son: la inercia uterina y los trastornos en la pelvis de la parturienta.
5.1.1. Inercia uterina. Se considera inercia uterina, cuando las contracciones son muy débiles, de poca duración o poco frecuentes; viéndose limitada la progresión del parto . Para su estudio se divide en inercia uterina primaria y secundaria. La inercia uterina primaria es la menos frecuente. Se presenta a menudo en la perra, ocasionalmente en la vaca y cerda, y raramente en la yegua y la oveja. Es más frecuente en vacas lecheras que en las de propósito carnicero. Se caracteriza por la ausencia de contracciones uterinas. La inercia uterina secundaria , se caracteriza por un agotamiento o fatiga de la musculatura uterina debido a partos lánguidos, laboriosos, distócicos o prolongados. Se presenta en todas las especies y en animales mayores es más frecuente que la primaria. En algunas razas de perros, como la Salchicha, se ha observado una especie de inercia uterina al inicio de la segunda fase del parto. También se ha observado, en perras con gestación múltiple, que estas paren 2 o 3 cachorritos y luego se detiene el parto, aparentando que este ha concluido; sin embargo, se trata de una distocia. En estos casos, debemos corregir la distocia lo más rápido posible, pues los cachorritos que están por nacer pueden morir y provocar una infección y/o toxemia que puede dar al traste con la vida de la madre. Como tratamiento, se puede intentar estimular las contracciones uterinas si el diagnóstico ha sido precoz. En caso de inercia uterina secundaria, se debe proceder a corregir la distocia y lubricar el canal del parto siempre que sea necesario. Se debe tener cuidado cuando se indique tracción ya que se pueden producir desgarros o ruptura del útero. En ocasiones, en dependencia de la especie y el agotamiento de la hembra, se debe orientar una Cesárea.
5.1.2. Anomalías pélvicas. Las fracturas pelvianas son poco frecuentes en animales mayores como causa de distocias. Se presenta ocasionalmente en la perra y la gata debido a traumatismos por accidentes. En ocasiones en la vaca, y raramente en la yegua, se presenta una prominencia ósea puntiaguda en la sínfisis pubiana. Esta puede proyectarse hacia el canal blando del parto y provocar laceraciones y heridas de la vagina y el cérvix. Otras enfermedades por carencias de minerales, como el raquitismo, producen deformaciones óseas de los huesos que conforman la pelvis. Esto se ve raramente ya que, por lo general, estos animales se eliminan o no se gestan.
5.1.3 Otras anomalías.
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También se reportan como causas muy esporádicas de distocias las torsiones uterinas, insuficiencias en la dilatación del cérvix, fibrosis y esclerosis del mismo. En la yegua y la vaca, Se reporta la inversión de la vejiga a través del meato urinario (cistocele vaginal).
Se plantea que estas son mucho más frecuentes que las de origen materno. Generalmente pueden ser causadas por excesos de tamaño del feto. Con mayor frecuencia, se deben a trastornos en la presentación, posición y actitud por monstruosidades fetales o gestaciones gemelares en especies uníparas.
5.2.1. Trastornos debido a presentaciones anormales. Incluye las presentaciones transversales y verticales, tanto de dorso como de abdomen. a) Presentación transversal de abdomen.
Se presentan varias extremidades en el canal pelviano (figuras 18 y 19). Se debe hacer un diagnóstico diferencial con los partos gemelares, monstruos dobles y el Schistosoma reflexus.
Figura 18.Presentación transversal de abdomen o ventral
El tratamiento va dirigido a convertir la presentación en longitudinal, de preferencia posterior. Debemos retropulsar las extremidades anteriores y realizar tracción de las posteriores. Para la retropulsión debemos aplicar la Muleta de Kühn con manguitos de lona para la tracción, colocados en los metacarpos. Es esencial la anestesia epidural, la lubricación del canal obstétrico y de no lograrse la corrección de la distocia rápidamente se debe indicar la cesárea. b) Presentación transversal de dorso.
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Es extremadamente rara. El tratamiento sigue los mismos principios de la presentación transversal de abdomen; pero es mucho más difícil la manipulación. Por esto, se necesita del Gancho doble de Krey para la tracción y la Muleta de Kühn para la retropulsión; pero es necesario fijarla mediante un lazo pasado por el abdomen. c) Presentación vertical de abdomen.
El feto se encuentra en la presentación de “perro sentado”; por lo cual cuanto más tracción se haga, más se encaja el feto. Lo más indicado para corregir la distocia, es la cesárea. d) Presentación vertical de dorso.
Es la menos frecuente de todas. El feto se encuentra prácticamente sentado en el útero, por lo que es necesario hacer retropulsión y posteriormente realizar tracción, con el Gancho doble, por el polo más próximo al conducto pelviano.
Figura 19. Trastornos de la presentación A) Vertical de abdomen, B y C) transversal de dorso.
5.2.2. Trastornos debido a posiciones anormales. Las distocias de posición son: la posición abdominal o inferior y la lateral (izquierda o derecha). Estas tienen lugar tanto en presentación anterior como en la posterior. Nosotros aconsejamos, de manera general, que cuando hay distocias simultáneas de actitud y posición, se debe corregir primero la anomalía de actitud. a) Posición inferior o ventral, en presentación anterior.
Se caracteriza por una presentación anterior del feto, pero en una posición en la cual ha realizado un giro de 180° a partir de una posición normal. Algunos autores la clasifican
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también como posición ventro-dorsal, cuando tienen en consideración la relación del vientre del feto con el dorso de la madre (figura 20).
Este defecto de posición, es más difícil de corregir en presentación anterior que en la posterior, si tenemos en consideración el obstáculo que representa la cabeza. Se puede rectificar por varios métodos:
Figura 20. Posición ventral (ventro-dorsal), en presentación anterior o cefálica. Provocando movimientos reflejos del feto: Se aplica cuando se trata de fetos vivos. Con los dedos en forma de tenaza, se hace presión en los globos oculares durante algunos segundos. Después de retirar la mano, se notan movimientos fetales vivos que pueden provocar que este gire y se coloque en una posición adecuada. Para lograr éxitos se necesita que sea un caso reciente y abundante lubricación del canal del parto. Rotación manual del feto: Si la rotación será hacia la izquierda, el operador principal debe cruzar la extremidad izquierda sobre la derecha. Coge la cabeza por las cavidades orbitarias e intenta darle un movimiento de rotación de 180º. Un operador auxiliar, tomará la mano izquierda del feto, cruzada previamente hacia el lado contrario y la dirige abajo y a la izquierda. Rotación con la orquilla de Cämmerer: Es necesaria una anestesia epidural y realizar una buena lubricación del canal del parto. En los metacarpos, se colocan los manguitos de lona lo más proximal posible. En cada uno de ellos, se introduce uno de los brazos de la orquilla. Se coloca una cuerda de tracción en cada extremidad y se ata al mango de la orquilla después de tensarla. Se gira la orquilla y las extremidades; y con ellas todo el cuerpo sigue su movimiento giratorio. b) Posición inferior o ventral, en presentación posterior.
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Se presenta con las mismas características que en el caso anterior, pero en presentación posterior (figura 21).
Figura 21. Posición ventral (ventro-dorsal), en presentación posterior. La corrección se puede realizar mediante rotación manual del feto, con la orquilla de Cämmerer o con la rotación utilizando un travesaño. Rotación manual del feto: Se cruzar la extremidad posterior derecha sobre la izquierda. Posteriormente, la extremidad derecha la dirigimos con fuerza hacia el lado izquierdo y abajo; y la extremidad posterior izquierda la pasamos hacia el lado derecho. Con estas acciones, lograremos girar el feto hacia el lado izquierdo. Se plantea, que la rotación también se puede ayudar mediante un ayudante. Este se coloca en el flanco derecho del animal y con su espalda, presiona desde la parte inferior o vientre de la parturienta, hacia arriba el dirección oblicua. De esta manera, se procede también para rectificar una torsión uterina, lo que se conoce como el método de Auer Shreiner. Rotación con la orquilla de Cämmerer: Se precisa de una adecuada lubricación del canal del parto y la aplicación de anestesia epidural. Colocar en cada extremidad del feto, un manguito de lona cerca del corvejón. Atar una cuerda de tracción y primero realizamos retropulsión. Introducir un brazo de la orquilla en cada manguito. Tensamos las cuerdas y atamos ambos extremos al mango de la orquilla. Al girar el mango de la orquilla, haremos girar las extremidades; y con ellas todo el feto. Este método tiene la ventaja de ser muy sencillo; además, que se puede hacer retropulsión y que la rotación del feto se realiza en la cavidad abdominal de la madre. Rotación con un travesaño: Consiste en atar, mediante una cuerda, un travesaño a las extremidades posteriores del feto. Posteriormente hacemos girar el travesaño en un ángulo de aproximadamente 180°. Este método no es recomendable debido a sus inconvenientes. El primero de ellos, es que se trata de un método a base de fuerza prácticamente y no esta exento de peligros, pudiéndose provocar fracturas de las extremidades. Otro inconveniente, esta dado en que la rotación no se puede realizar en la
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cavidad abdominal de la parturienta, ya que es necesario disponer de las extremidades del feto fuera del canal del parto.
5.2.3. Trastornos debido a actitudes anormales. La actitudes defectuosas de la cabeza y las extremidades, constituyen obstáculos que no se pueden vencer con tracción forzada sin peligro de lesionar a la madre. Entre sus causas fundamentales o predisponentes, tenemos las anomalías de las fuerzas del parto, contracciones débiles o muy intensas, falta de espacio en el canal del parto o el útero, rotura precoz de la bolsa de las aguas y los defectos en la constitución del propio feto (anquilosis articulares o deformidades congénitas de la columna vertebral). En este tema pretendemos presentarles las actitudes anormales que se presentan en el parto, así como las vías para su solución tanto con la mano, como con el equipo de obstetricia o a través de la fetotomía. 5.2.3.1. Actitudes anormales de la cabeza
La cabeza puede sufrir una flexión lateral, ventral con distintos grados (de vértice, de nuca y external). Puede estar doblada sobre el cuello hacia el dorso o sufrir una rotación axial por manipulación errónea durante el parto.
a) Flexión lateral de la cabeza. Es la actitud distócica más frecuente en la cabeza. En rumiantes, es más frecuente la flexión lateral izquierda que la derecha (figura 22). En la cerda es muy rara, pero en la perra, se pueden producir dentro del cuerno uterino o durante el período expulsivo delante del estrecho anterior de la pelvis.
Corrección de la actitud: Los casos sencillos pueden ser resueltos con la mano solamente; pero generalmente, es necesario el empleo del lazo mandibular, que resulta muy efectivo. En casos de fractura del maxilar se pueden utilizar los ganchos orbitarios. Lazo mandibular: Se ajusta bien el lazo en la barra, por detrás de la porción ensanchada del cuerpo del maxilar. Se hace tracción del lazo con una mano y con la otra, colocada sobre la boca del feto, se dirige la tracción y a la vez se protege, de los dientes, a la pared uterina. Una vez rectificada la flexión, se quita el lazo. Si se realiza tracción del feto con el lazo, se fractura el maxilar.
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Figura 22. Flexión lateral de la cabeza b) Cabeza en flexión esternal. En este caso, la flexión es en dirección del esternón (figura 23). Esta actitud es menos frecuente que la lateral y tiene diversos grados: Actitud de vértice. La cabeza apoya los supranasales contra el borde anterior del pubis,
y la región frontal mira hacia el estrecho posterior de la pelvis. Actitud de nuca. La cabeza está más flexionada hacia el esternón. La nuca se presenta
en el estrecho anterior de la pelvis. Actitud de cabeza en flexión esternal propiamente dicha. Entre las dos extremidades
anteriores, solo se puede palpar el cuello flexionando hacia el vientre. La cabeza descansa sobre el esternón.
A
Figura 23. Cabeza en flexión external en actitud de nuca. A) en posición dorsal, B) en posición ventral.
B
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Se plantea que las dos primeras formas se deben a causas internas; mientras que la última, se relaciona con tracciones realizadas por inexpertos antes de terminar la extensión de la cabeza (manipulación precoz).
Corrección de la actitud: Con una mano, se cogen lateralmente el maxilar superior y el inferior. El dedo pulgar se apoya en las supranasales. Se eleva la cabeza para conducirla hacia el interior de la cavidad pelviana a la vez que se hace una fuerte presión con el dedo pulgar en dirección cráneo-dorsal, hasta lograr la extensión de las articulación occipitoatlantoidea. Con esta acción, hemos rebasado el pubis. Muleta de Kühn: Con esta se logra el efecto de un “par de fuerzas”. Se apoyan los extremos de la horquilla en la región frontal, entre las tuberosidad que son el bosquejo de los cuernos. Se desliza al lazo por entre la hendidura bucal, se tensa la cuerda y se fija en la empuñadura. Posteriormente se hace presión con la muleta sobre la región del vértice, dirigiéndola hacia arriba y adentro. Con eso logramos dos fuerzas: retropulsión con la horquilla y tracción con el lazo bucal . Se ayuda con una mano a pasar el hocico del feto sobre el pubis.
La actitud esternal, requiere reintroducir una extremidad en el útero (flexionar el carpo). Se coloca el animal en decúbito dorsal y se le eleva la pelvis. Con esto se logra que el feto, por la acción de la gravedad, descienda hacia el dorso de la madre y en dirección craneal, con lo que se elimina casi por completo el obstáculo que representa el borde del pubis para la introducción de la cabeza.
c) Cabeza doblada hacia el dorso. Las circunstancias anatómicas, son muy desfavorables para la flexión lateral con la cabeza desviada hacia el dorso (figura 24).
Figura 24. Cabeza doblada hacia el dorso.
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d) Rotación axial de la cabeza. La utilización incorrecta del lazo mandibular por operadores inexpertos, puede producir la rotación axial de la cabeza.
Corrección de la actitud: Se coloca el lazo mandibular desde el dorso del feto y después se pasa el extremo libre de la cuerda, la tracción, mediante un pasalazos, alrededor de la parte flexionada del cuello, sacándola por la cara ventral. Previa anestesia epidural se retropulsa el feto y después se toma a éste por la oreja, elevando la cabeza, mediante la dirección de la mano hacia adentro y arriba, a la vez hacemos tracción con el lazo mandibular, con lo que logramos un “ par de fuerzas”. 5.2.3.2. Actitudes anormales de las extremidades.
Extremidades anteriores. Las actitudes anormales de las extremidades anteriores son: carpo en flexión , flexión del encuentro y manos dobladas sobre la nuca . Pueden ser unilaterales o bilaterales.
a) Flexión del carpo o carpo en flexión.. Se presenta con mayor frecuencia en los rumiantes y en el potro. Cuando la extremidad flexionada se encuentra por delante del estrecho anterior (figura 25), y conserva todavía una movilidad relativa, se habla de actitud de “ carpo en flexión simple ”. Si la extremidad flexionada por el carpo, se encuentra aprisionada en la pelvis junto al cuello, se trata de “actitud encajada del carpo en flexión ”.
A
B
Figura 25. Actitud de carpo en flexión. A) bilateral y B) unilateral. Corrección de la actitud: En la actitud simple, se puede lograr la rectificación con la mano solamente. Se toma el metacarpo en la proximidad de la articulación del menudillo. Se lleva el miembro flexionado hacia arriba y adentro. Se inclina a la vez la mano para que la articulación del carpo se dirija ligeramente hacia fuera; mientras que la extremidad
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de la mano fetal se dirige hacia adentro. Con la mano ahuecada, se toma el casco y se hace tracción pasándolo sobre el pubis. La rectificación se hace, por tanto, en la cavidad abdominal; próximo a la cavidad pelviana. En la actitud encajada , se requiere la ayuda de un lazo o de la muleta de Kühn. Las perspectivas son más favorables en la actitud unilateral que en la bilateral. Con la mano y el lazo de pie: Se aplica anestesia epidural y se lubrica en abundancia el canal del parto. Se hace retropulsión, teniendo cuidado de no violentar el canal obstétrico. Se coloca el lazo en el menudillo, lo que resulta difícil. Se hace tracción suave con el lazo de pie, tratando de conducir la pezuña hacia el interior de la pelvis y a la vez, ejercemos presión fuerte sobre la articulación del carpo, dirigiéndola hacia arriba y adentro, con ligera inclinación lateral hacia fuera. Con la muleta de Kühn y la mano: Se pasa el lazo por dentro de la articulación flexionada del carpo. Apoyar la horquilla en el extremo proximal del metacarpo. Se hace un movimiento con la varilla de la muleta en dirección ventral, colocándolo casi perpendicular al metacarpo. Es necesario proteger la vagina con un paño doblado, el cual se coloca entre ésta y la varilla. Así evitaremos daños en la mucosa y vestíbulo vaginal. Con presión continua del instrumento hacia delante, arriba y ligeramente hacia el lado de afuera, se mantiene el carpo levantado y propulsado al máximo; mientras que con la otra mano, tiramos del extremo del miembro, doblándolo intensamente hasta hacerlo penetrar en el conducto del parto
b) Flexión del encuentro o encuentro en flexión. La flexión del encuentro , es una actitud defectuosa en los grandes animales, que produce un aumento considerable del perímetro torácico (figura 26). En la cerda y la perra, esta es una actitud normal para el parto en la presentación anterior.
Corrección de la actitud. La actitud de encuentro en flexión se rectifica en dos tiempos. El primero consiste en llevar esta a la actitud de carpo en flexión y el segundo a rectificar ésta , utilizando las técnicas ya descritas anteriormente. Con la mano solamente: En los casos en que aún no se ha producido el encajamiento del feto, se puede lograr la corrección con la mano solamente. Se introduce la mano por el lado o por debajo de la cabeza y se coge el antebrazo desde fuera, lo más cerca posible de la articulación del carpo. Al hacer tracción, logramos establecer la actitud de carpo en flexión simple. Posteriormente, debemos rectificar ésta con la técnica ya descrita utilizando la mano solamente.
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Figura 26. Actitud de flexión del encuentro. Con el lazo y la mano: Con el pasalazos, se desliza la cuerda de tracción por el pliegue de la articulación del encuentro. Se cierra el lazo y se lleva hasta el extremo distal del antebrazo o hasta debajo del carpo. Para esto, la cuerda de tracción debe correr a lo largo del lado interno del antebrazo y si es posible, entre la caja toráxica y la articulación del encuentro. Se coloca la mano entre la base del cuello y la articulación del encuentro y se propulsa el feto hacia el interior del conducto pelviano (fuerza 1). Con la otra mano se hace tracción de la cuerda obstétrica (fuerza 2) . De esta manera se emplea una “doble fuerza”; una en sentido contrario a la otra. Con esto logramos llevar la extremidad a la actitud de carpo en flexión. La rectificación de esta nueva actitud (o actitud provocada), se logra aflojando el lazo y corriéndolo hacia el menudillo, donde se fija. Se aplicará entonces la técnica descrita para la actitud de carpo en flexión, con la mano y el lazo. Con la muleta de Kühn: Cuando la cabeza del feto se halla en el conducto del parto, en ocasiones el pasalazo no se puede pasar para colocar el lazo de tracción. En este caso usamos la muleta de Kühn. Pasamos el lazo alrededor del pliegue de la articulación del encuentro y deslizamos la muleta suavemente. A la vez, hacemos tracción ligera y continua de la cuerda hasta colocar la horquilla debajo del carpo, o por lo menos, en el extremo distal del antebrazo. Durante esta maniobra, la horquilla de la muleta debe estar siempre por la cara externa de la extremidad flexionada. Por la resistencia que encontramos, sabemos que hemos llegado a la articulación del carpo. Tensamos entonces la cuerda y la fijamos firmemente a la empuñadura de la muleta, quedando el lazo fijo a la parte proximal de la articulación del carpo. Hacemos tracción de la muleta (sin emplear mucha fuerza) y a la vez hacemos presión con la otra mano puesta entre la base del cuello y la articulación del encuentro. De esta manera, llevamos la extremidad a la actitud de carpo en flexión simple . Después aflojamos la cuerda y cambiamos la posición de la horquilla, colocándola ahora en la cara plantar de la articulación del carpo. De este modo, quedan creadas las condiciones para rectificar esta última actitud con la técnica descrita de la muleta.
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c) Manos dobladas sobre la nuca. En esta actitud, una o ambos extremidades se encuentran sobre la nuca o la cabeza; que se encuentra extendida y ha penetrado en la cavidad pelviana (figura 27). En la vaca, por razones anatómicas, esta actitud es extraordinariamente rara. Cuando se presenta, generalmente es unilateral. En la yegua, por el contrario, la conformación anatómica y los dolores de parto, que con frecuencia se presentan súbitamente, son condiciones que favorecen la presentación de esta actitud. En los pequeños rumiantes es extremadamente rara y en el resto de los animales domésticos es desconocida.
La peligrosidad de esta actitud, aún en los casos que sea unilateral, está en que al avanzar las extremidades contra la bóveda, esta se distiende en forma de bolsa y puede ser perforada por los cascos si no se interviene rápidamente.
Figura 27. Actitud de mano doblada sobre la nuca. Corrección de la actitud. Aplicar anestesia epidural. Si la flexión es unilateral , con una mano se coge la extremidad por la cuartilla y la empujamos fuertemente hacia afuera y abajo. Con la otra mano se intenta dirigir la cabeza hacia la parte superior de la cavidad pélvica, mediante una fuerte presión contra el maxilar inferior. Si es bilateral , se aplica una cuerda de tracción a cada cuartilla y se tira fuertemente de las extremidades hacia fuera y abajo, mientras que empujamos la cabeza con la mano contra la bóveda pélvica. Extremidades posteriores. En los grandes animales, las actitudes distócicas en este caso, son relativamente raras. Esto se debe a que la frecuencia de partos en presentación posterior es escasa. Sin embargo, cuando se presentan, las dificultades para rectificarlas son mucho mayores que en los casos de presentación anterior. Las más frecuentes son: actitud de corvejón flexionado y la de cadera en flexión , que igualmente pueden ser unilateral o bilateral y ser simple o encontrarse encajada .
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a) Flexión de corvejón o corvejón en flexión. Esta se presenta cuando el feto aparece con la extremidad flexionada por la articulación tarsiana. Es más frecuente en forma bilateral. El pronóstico de su rectificación es relativamente favorable si aplicamos la “doble fuerza”.
Figura 28. Actitud de flexión del corvejón. Rectificación de la actitud. La rectificación de esta actitud, se puede hacer con la mano, con la mano y el lazo de Jöhnk y con la muleta de Kühn. Con la mano solamente: Esta técnica, sólo se puede aplicar en la actitud de corvejón en flexión simple y por un operador apto físicamente. Se toma el metatarso por la cara externa, lo más próximo a su extremo distal. El corvejón se dirige hacia delante y arriba, inclinando a la vez el metatarso ligeramente; de modo que el corvejón se dirige hacia fuera y el casco hacia adentro. Requiere gran esfuerzo por ser necesario levantar el miembro, doblar al máximo todas las articulaciones y hacer pasar el extremo de la pezuña sobre el borde pelviano. Con la mano y el lazo de pie: El lazo de Jöhnk se coloca en la cara anterior del extremo distal del metatarso. La cuerda se sitúa sobre la cara anterior del menudillo y se pasa por el surco interdigital para dirigirse hacia atrás y salir al exterior. Este lazo, tiene la ventaja de que posibilita tirar del extremo distal del metatarso; y a la vez, mantener flexionado al máximo la articulación del menudillo. Mientras que una mano hace retropulsión del corvejón hacia delante, arriba y ligeramente hacia fuera, la otra mano tira de la cuerda que mantiene flexionado el menudillo hacia el exterior. La “ Doble Fuerza”, disminuye el radio de rotación, lo cual es deseado e indispensable dado el poco espacio de que disponemos para llevar a cabo la rectificación. Con la muleta y la mano: Con el extremo libre de la cuerda, se rodea el pliegue del corvejón. Para ello, se introduce con el pasalazos de Lindhorst o de Sand. Se saca fuera
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de la vagina y se pasa por el segundo anillo de la horquilla de la muleta. Entonces, tirando de la cuerda con precaución, se desliza la muleta hasta el corvejón. La mano debe estar dentro del conducto del parto protegiéndolo. Se procura que la horquilla sea colocada lo más cerca posible de la tuberosidad del calcáneo. Para ello, se aflojará el lazo que rodea el tarso. Mientras se fija la horquilla con la mano en el lugar antes mencionado, un ayudante tensa fuerte la cuerda y la ata a la empuñadura de la muleta. Se baja la empuñadura y se aleja la articulación del corvejón del estrecho anterior Mediante presión lenta y paulatinamente creciente, ejercida en sentido oblicuo hacia delante, arriba y ligeramente hacia fuera, hasta que el metatarso vaya a colocarse oblicuo de arriba abajo, de delante a atrás y de afuera hacia adentro. Mientras el instrumento mantiene la extremidad en postura de flexión máxima, la otra mano, introducida por debajo de la muleta, tira del extremo de la cuartilla hacia el exterior.
b) Flexión de la cadera o cadera en flexión. Resulta de la flexión máxima de una o ambas extremidades a nivel de la articulación coxofemoral, con extensión completa o parcial del resto de sus articulaciones. Para la actitud bilateral , se emplea la denominación: presentación de nalgas. En la vaca y la yegua, se observan con más frecuencia la presentación de nalgas que la flexión unilateral de cadera.
Figura 29. Actitud de cadera en flexión o presentación “de nalgas” (pelviano). En la presentación caudal o de nalgas , existen diferencias entre los solípedos y los bovinos; pues en el potro la parte superior del sacro y la región lumbar del feto puede palparse con la mano. Las nalgas, incluyendo la cola, están colocadas delante y debajo del borde púbico materno. En la ternera , por el contrario, las nalgas están inmediatamente por delante del estrecho anterior y encajadas en el conducto del parto. Estas diferencias se deben a la fuerte musculatura de la pelvis, muslos y miembros más cortos en la ternera. Sin embargo, en el potro, las extremidades son mucho más largas y menos musculosas, produciendo, cuando están extendidas debajo del abdomen, un efecto de palanca mayor en dirección ventral; y por consiguiente, un importante arqueamiento de la región lumbar.
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Lo primero que se debe hacer en la actitud de cadera en flexión , es intentar la rectificación si el feto está vivo, pues la vida del mismo, corre de por sí peligro en presentación podálica normal. Esta actitud distócica se presenta también en pequeños rumiantes, pero es extraordinariamente rara en la cerda y en la perra.
Corrección de la actitud. Al igual que en la actitud de encuentro en flexión esta actitud se rectifica en dos tiempos: llevarla a la actitud de flexión del corvejón y rectificar esta actitud por una de las técnicas mencionadas. Las posibilidades de corrección de esta actitud, están dadas por el uso de la mano solamente, la mano y un lazo de tracción y el uso de la muleta de Kühn. 5.2.4. Monstruosidades fetales. En muy raras ocasiones se presentan las monstruosidades fetales; sin embargo, no por ello dejaremos de estudiarlas. Es necesario saber que existen, como identificarlas y como proceder en caso que se nos presenten al atender un parto. Entre las malformaciones que originan trastornos al momento del parto, tenemos el Schistosoma reflexus, Perosomus elumbus y los fetos hidrópicos, acondroplásicos y dobles. Schistosoma reflexus.
Se reporta en la vaca, y rara vez en la cerda, cabra y oveja. No se describe en otras especies. Se caracteriza por una abertura en la región del tórax, que puede afectar hasta el abdomen por la cara ventral. Las vísceras se observan en la superficie del cuerpo contenidas en el peritoneo. La columna vertebral presenta una lordosis máxima, por lo que la cabeza y la región lumbar están muy cercas. Las cuatro extremidades se encuentran encorvadas, dirigidas hacia la cara dorsal y con las articulaciones rígidas. Se puede presentar un caso atípico, en que el feto se encuentra cubierto por un saco o bolsa de piel invertida. El diagnóstico resulta fácil cuando se palpan las vísceras y el corazón latiendo dentro de la bolsa de peritoneo. Si el obstetra no conoce este monstruo, puede pensar que se ha producido una perforación del útero y que está palpando las vísceras de la parturienta. En este caso las vísceras son más pequeñas. Muchos de estos monstruos son pequeños, por lo que se pueden extraer mediante tracción cuidadosa; muy favorablemente si se trata de una hembra con buen desarrollo pelviano. Si la posición es ventral, se extirpa el saco con las vísceras y luego el resto ayudados con el gancho de Krey o una cuerda. Si la posición es dorsal, se puede extrae alternadamente las extremidades. Si esto no resulta, se da un corte en el punto de máxima curvatura y se extraen las partes seccionadas. Se puede realizar también la operación cesárea. Después de la extracción, es necesario explorar el canal del parto para detectar posibles heridas o desgarraduras, y asegurarnos que no queda otro feto.
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Perosomus elumbus. Se reporta en la vaca y la cerda. Se caracteriza por la ausencia de vértebras lumbares. Se presenta hipoplasia o aplasia de la médula espinal, que termina en la región torácica. Los miembros posteriores, normalmente inervados, están atrofiados y hay ausencia de movimientos (rigidez de los miembros). El tercio anterior del feto puede corresponder a un feto normal, con frecuencia bien desarrollado. El feto se logra extraer con cuidadosa tracción, cuando el cuarto posterior es pequeño, atrofiado y unido muy flojo al tronco. En ocasiones es necesario amputar las extremidades posteriores a nivel del tarso para evitar daños en el canal del parto.
Fetos hidrópicos. De las hidropesías fetales, tienen importancia obstétrica el feto hidrocéfalo, la ascitis y el anasarca. Hidrocefalia fetal: Se caracteriza por un acúmulo de líquido en la cavidad craneal. Esto
trae como consecuencia un abultamiento del cráneo, lo cual provoca la distocia. Se debe proceder a cortar la cúpula craneal del feto con una sierra de alambre. Para ello, se debe proteger con un paño el canal del parto durante la extracción. Ascitis fetal: El acúmulo de líquido en la cavidad abdominal del feto, puede aparecer
como una patología única; pero frecuentemente, forma parte de cuadros de infecciones en el feto o está asociado a anomalías del desarrollo como la acondroplasia. Un feto acondroplásico, al ser abortado próximo a término, puede provocar una distocia. Esto se resuelve muy fácil; con un bisturí de hoja oculta, se practica una incisión en el abdomen del feto. Anasarca fetal : Se reporta, en el ganado Ayrshire, determinado por la presencia de
genes recesivos autosómicos. Se presenta un aumento del volumen del feto debido a un acúmulo excesivo de líquidos en el tejido subcutáneo, especialmente en la cabeza y las extremidades. Puede aparecer edema en el peritoneo y pleura, dilatación del anillo umbilical e inguinal y también hidrocele. Las membranas fetales pueden estar edematosas y aumentado el líquido alantoideo. El feto suele llegar a término; pero cuando llega la segunda fase del parto, esta no progresa debido al aumento del volumen del feto. Los fetos menos afectados, pueden llegar a ser expulsados por tracción. Algunos necesitan fetotomía parcial con amputación de alguno de los miembros o incisiones múltiples en el tejido subcutáneo para que drenen. En casos extremos es necesaria la operación cesárea. Fetos acondroplásicos. Solo se ha reportado en el ganado bovino. Fue descrito inicialmente en la raza Dexter, de Inglaterra, como terneros enanos o “Bulldogs”. Posteriormente se reportó en la Hereford, Friesian y Holstein.
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El feto mal formado presenta el tronco corto y redondo (rechoncho); miembros muy cortos y sensiblemente engrosados en las epífisis. La caja craneal engrosada en su pared. Solo los casos excesivamente grandes y con actitudes anormales, necesitan de fetotomía.
Monstruos dobles. Aunque son poco frecuentes, presentan mayor prevalencia en los rumiantes y el porcino. Se han observado también en los carnívoros. A continuación les presentamos algunos de los tipos de monstruos o fetos dobles, así como las características de estos y algunas de las imágenes de cómo se observan.
Diplópagos (siameses): Fetos unidos en los cuales las partes componentes son simétricas. Diprosopos: Los fetos se encuentran unidos por la cabeza Toracópagos: Unidos por la región toráxica. Onfalópagos: Unidos por el abdomen o por un puente de tejidos en la región umbilical. Cordón umbilical común y doble número de vasos sanguíneos. Toraco-onfalópagos: Unidos por el tórax y el abdomen. Es una mezcla de los dos anteriores. Cefalotoracópagos: Unidos por la cabeza y la región del tórax. Poseen una sola cabeza y se presentan con mayor frecuencia en la cerda. Piópagos: Se fusionan por la región del sacro y se relacionan lomo con lomo (espalda con espalda). Isquiópagos: Fetos unidos por la región pélvica. Los cuerpos se encuentran extendidos en línea recta y con las cabezas dirigidas en direcciones puestas. Fetos parásitos: Aparece un par de extremidades (anteriores o posteriores) unidas a cualquier sitio de la espalda o del abdomen de un feto con desarrollo aparentemente normal. El obstetra, al atender un parto donde se le presente un monstruo fetal, debe tener presente el siguiente orden de trabajo:
Considerar la posibilidad de extracción del feto. Esta se debe realizar con tracción cuidadosa, previa lubricación y protección del canal del parto.
Si no es posible la tracción, valorar entonces la fetotomía. Se valorará su aplicación, si el diámetro fetal puede ser reducido mediante cortes simples y no sea necesario realizar muchos cortes.
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Si los métodos antes expuestos no proceden, entonces se realizará una cesárea. Esta es menos agotadora y mejor para la salud inmediata de la hembra y su futura vida reproductiva.
6. SISTEMA INTEGRAL DE ATENCION AL PARTO Y AL NEONATO. La premisa fundamental para lograr éxitos en la atención al parto, es el conocimiento que se tenga del mismo por parte de los especialistas responsabilizados en esta tarea. En ocasiones, la temprana e inoportuna intervención del hombre para ayudar a la hembra a parir, al aplicar tracción obstétrica de variada intensidad sin concluir la fase de dilatación, es la responsable de heridas y procesos inflamatorios en el canal blando del parto, retenciones placentarias e infecciones puerperales que determinan posteriormente una baja fertilidad; observándose también, una mayor prevalencia de diarreas, neumonías y acidosis metabólicas en el neonato. La aplicación de este sistema de atención al parto y a la cría recién nacida, tiene como base los conocimientos expuestos por nosotros en el desarrollo de los capítulos anteriores así como otras obras ya publicadas y los resultados de varios años de trabajo del Departamento de Reproducción Animal del Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (CENSA) y la colaboración de profesores de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Agraria de La Habana (UNAH). También se aplican técnicas quirúrgicas ya conocidas como por ejemplo cesáreas, fetotomías, etc., las cuales no son objetivo nuestro describir en este capítulo ya que se pueden encontrar bien descritas en textos mucho más especializados en el tema de la cirugía veterinaria. El objetivo del sistema, consiste en desarrollar una adecuada atención veterinaria a la hembra desde el momento del parto, así como al ternero desde el propio nacimiento. De esta manera, lograremos minimizar los riesgos de complicaciones en el puerperio, la muerte tanto de la madres como de la(s) cría(s) y asegurar un reinicio adecuado de la actividad ovárica. Logrado estos objetivos, la(s) hembra(s) gozará(n) de una adecuada involución uterina y se logrará su nueva gestación entre los 60-90 días posteriores al parto.
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6.1.1. Premisas para la atención a la parturienta. Antes de comenzar a aplicar el sistema, es imprescindible determinar los factores ARO en la futura parturienta. Si ésta presenta antecedentes de haber desarrollado parto distócicos o presenta factores ARO, se deben extremar las precauciones de manejo y cuidado, así como plasmar esta condición en la tarjeta de control de la reproducción . Alrededor de los 15 días anteriores a la fecha probable de parto (FPP), se trasladará a la futura parturienta hacia un “cuartón de preparto” o “área de maternidad” , donde se debe asegurar disponibilidad de agua ”ad libintum” , alimentación suficiente en calidad y cantidad, así como disponibilidad de sombra. Todo esto debe satisfacer un ambiente de
tranquilidad. Se observará con cierta frecuencia durante el día con el objetivo de detectar algún signo o síntoma prodrómico del parto y la condición corporal. El trabajo del profesional se tiene que caracterizar, en todo momento, por una atención absoluta a las reglas de higiene y limpieza a la hora de atención al parto.
6.1.2. La atención al parto. Todo parto, con independencia de ser eutócico o distócico debe ser atendido, la cual no implica que en todos los casos sea necesario que el hombre intervenga realizando tracción. Es necesario realizar una serie de diagnóstico y observaciones que nos ayudarán a definir la conducta obstétrica a seguir; es decir, determinar si la hembra puede desarrollar el parto sola, si es este va progresando favorablemente o si se necesita algún tipo de ayuda para intervenir en el momento oportuno. A esto le llamamos “Atención Veterinaria al Parto” o “Parto Atendido” . Ahora, si es necesario realizar algún tipo de ayuda, entonces la denominaremos “Parto Ayudado”. Metodología de atención al parto.
A continuación le exponemos como una especie de guía o metodología para desarrollar una adecuada atención al parto. 1. Ante todo, queremos establecer como principio, que el parto es un proceso complejo donde intervienen mecanismos de regulación neuro-hormonales, representados en un conjunto de hormonas y sustancias farmacológicas activas, así como otros factores mecánicos.
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2. Una vez que se detecta que el parto es casi inminente, se debe observar a la parturienta durante un tiempo aproximado de 15 a 30 minutos para evaluar los signos de inicio del parto. Se trasladará hacia el “área de parto” y se procederá a la higienización del tren posterior de la vaca (vulva, periné y alrededores, ubre). Para ello, lo correcto es eliminar con un cepillo, los restos de tierra y heces fecales. Posteriormente se lava con agua y jabón y se aplica una solución antiséptica y/o desinfectante. 3. Después de la limpieza y desinfección, el personal técnico se debe higienizar. Para esto, se lavarán las manos y brazos escrupulosamente. Es necesario que todo el instrumental obstétrico y las cintas a utilizar estén esterilizados o al menos desinfectadas y contar con suficientes sucedáneos del líquido amniótico. 4. El operador debe realizar uno o varios diagnóstico. Los primeros los llevará a cabo por vía rectal para evitar irritación y falsas contracciones que puedan traer confusiones.
Al realizar la exploración de los genitales externos se debe apreciar su dilatación, si por entre los labios vulvares aparece el saco alantoideo, el amniótico o alguna parte del feto. De las descargas vulvares se debe evaluar su consistencia, si es mucosa, acuosa, hemorrágica o si tiene fetidez. Se plantea que la presencia de sangre en la descarga vulvar generalmente esta asociada a distocias. A la exploración tocológica, el operador debe utilizar guantes de polietileno que lo proteja, ya que esta se realizará a través de la vagina. Se debe determinar la presentación, posición y actitud del feto. Otros aspectos a tener en consideración son: integridad de las membranas fetales, lubricación del canal del parto, trabajo de parto y su progresión. 5. Al aparecer una o ambas extremidades del feto a través de la vulva, entonces procederemos a aplicar la fórmula de Hidson. Esta nos ayudará a definir la conducta obstétrica a seguir en caso de existir una desproporción feto-pélvica.
Fórmula de Hidson: R.T. = I.I. x P1 x 1 . D.D. P2 E Donde:
R.T.: Relación de tracción. I.I.: Distancia entre las tuberosidades isquiáticas internas de la parturienta. D.D.: Diámetro digital del ternero. Se mide en la articulación metacarpofalángica o metarsofalángica, según presentación anterior o posterior).
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P1: P2: E:
Factor de corrección para caso de novilla (0.95) Factor de corrección para caso de presentación podálica (1.05) Factor exótico para razas de carne, excepto el cebú (1.05)
Después de varios años de experiencia con la aplicación de esta fórmula en Cuba, se plantea que es posible simplificar la misma, quedando de la siguiente manera:
R.T. = I.I. . D.D. Cuando la R.T. es superior o igual a 2.5, el parto debe ocurrir sin ningún tipo de alteración; por lo que el pronóstico es muy favorable y se aconseja dejar que el parto desarrolle su curso y solo mantener la observación(tabla 9).
Tabla 9. Conducta obstétrica a seguir según el valor de la relación de tracción (R.T.)
Valores de R.T. Conducta obstétrica < 2.1 Tracción violenta o Cesárea 2.1 – 2.3 Tracción fuerte (posibilidades de Cesárea) 2.3 – 2.5 Observación, tracción ligera o pequeña ayuda > 2.5 Observación
Una R.T. entre 2.3 y 2.5 nos pronostica que el parto debe ocurrir normalmente, pero debemos estar atentos por si es necesaria una tracción ligera o prestar ayuda. Entre 2.1 y 2.3 nos indica la necesidad de realizar tracción fuerte, e incluso no se descarta la posibilidad de realizar una operación cesárea. Frente a valores inferiores a 2.1, el pronóstico es de reservado a grave y será necesario realizar una tracción violenta (poco aconsejable) o practicar la cesárea. Premisas para realizar tracción.
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Cuando esté indicado realizar tracción, antes de proceder, se deben limitar los movimientos de la parturienta mediante fijación de la cabeza. Comenzar la tracción cuando aparezcan las extremidades, o mejor aún al observar los ollares del feto. En este momento ha culminado la fase de dilatación evitándose lesiones. La tracción no debe exceder a la fuerza de 3 hombres, donde uno de ellos dirigirá el curso de la asistencia (figura 30). No emplear otros medios auxiliares para realizar la tracción. La fuerza se ejercerá hacia atrás y abajo, siguiendo el eje imaginario de la línea de conducción del parto. Aumentar la intensidad de tracción en cada contracción y mantenerla sostenida en las pausas. En los casos en que esté indicada una tracción fuerte, si el feto esta vivo, lo más indicado es hacer cesárea, salvo en aquellos casos en que por alguna circunstancia se decida sacrificar al feto (monstruosidades fetales, etc.).
Figura 30. Forma correcta de realizar tracción con la parturienta echada. La tracción la realizan 3 hombres y uno de ellos dirige al resto del equipo para vencer los diferentes obstáculos.
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Consideramos oportuno recordar que durante el paso del feto por el canal del parto, este debe vencer un grupo de obstáculos que se le interponen y hacen al parto más difícil. Estos obstáculos, se deben tener bien presentes por parte del operador en el momento de la atención al parto, para poder dirigir el sentido de las fuerzas de tracción y evitar trastornos secundarios a la parturienta. Estos obstáculos son: Se resuelve protegiendo el periné con las manos. Ambas se colocan con la palma hacia el feto y la punta de los dedos en el testus del ternero. Con la cara externa de la mano se protege el perineo. Se hace presión con los dedos hacia abajo hasta que salga la cabeza.
a) Engatillamiento de la cabeza del ternero en el perineo de la madre.
b) Paso del cinturón escapulo-humeral del ternero por el estrecho anterior de la pelvis. Se resuelve realizando tracción de una de las extremidades y retropulsión
de la otra (figura 31). De esta manera, el diámetro mayor del cinturón escapular, se introduce en el estrecho anterior de la pelvis materna de forma oblicua y no transversal. c) Paso del cinturón pelviano del ternero por el estrecho anterior de la pelvis.
Este obstáculo se vence realizando una rotación de 45º sobre el eje longitudinal del feto. Con esto, el diámetro mayor del cinturón pelviano del feto, situado entre las
articulaciones coxofemorales, penetrará en la pelvis materna por los diámetros mayores de ésta (diámetros oblicuos).
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. Figura 31. Forma de reducir el diámetro toráxico del ternero
6. En todos los casos en que sea necesaria una manipulación del tracto genital de la hembra, tanto en el desarrollo de la ayuda al parto como en las cesáreas, se debe proteger al órgano con antibióticos.
7. Durante el tiempo que dure el parto, se debe velar por hacer el máximo silencio. No se debe permitir aglomeraciones de personas alrededor de la parturienta ni la presencia de perros. 8. En caso de partos distócicos o ayudados, aplicar tratamiento de manera que se garantice la expulsión de la placenta en las primeras 8–24 horas. Velar por que esto se produzca. 9. En caso de lesiones y/o desgarros vulvares, proceder al tratamiento de estas alteraciones. Mantener a la recentina durante al menos 72 horas en el área de maternidad, garantizando que el ternero tome el calostro en la primera hora de vida y durante este tiempo. 10. Brindar la adecuada atención al neonato.
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La atención al neonato, en la práctica veterinaria, es otro de los aspectos que reclaman de su importancia. El nuevo ser representa la base para el incremento del rebaño. Este permite asegurar el reemplazo de las hembras menos eficientes o el incremento de las producciones de carne mediante la ceba del macho cuando se trata de hatos lecheros. Para que el sistema funcione adecuadamente, es necesario atender técnicamente desde temprano la salud y crianza del ternero. Es en esta etapa del desarrollo donde se agudizan los trastornos estresantes; pues el nuevo ser no se encuentra lo suficientemente preparado para enfrentar los nuevos cambios. Por esto les proponemos un grupo de acciones que unido a la alimentación, se deben considerar para lograr una cría viable.
6.2.1. Indice Clínico del Recién Nacido. Bajo las condiciones de un parto eutócico, normalmente el ternero nace con una acidosis fisiológica, debido al cambio de la vida intrauterina a la extrauterina. Esta situación no es alarmante, pues durante las primeras horas de vida se produce una evolución hacia el equilibrio hasta establecerse una compensación. Durante los partos prolongados o frente a distocias, se acentúa el sufrimiento y el estrés fetal durante su paso por el canal del parto. Es entonces cuando el cuadro clínico evoluciona hacia una acidosis moderada o descompensada. El diagnóstico de certeza de estas alteraciones, se establece a través de la gasometría (hemogasometría); sin embargo, estas técnicas requieren de una adecuada toma de muestras, envío al laboratorio especializado, transportación y determinaciones analíticas que las hacen muy costosas. Debido a ello, su aplicación práctica es muy limitada. En estudios realizados por el CENSA, en las condiciones de Cuba se logró correlacionar, por gasometría, diferentes estados conductuales con el estado de acidosis en el neonato. Estos estudios permitieron disponer, en la práctica veterinaria de campo, de indicadores clínicos confiables para el diagnóstico de la acidosis en diferentes grados. Así surge la evaluación del Indice Clínico del Recién Nacido (ICRN). El ICRN no es más que la sumatoria de una valoración cuantitativa de diferentes signos clínicos que están asociados, o son reflejo, del estado ácido-básico del ternero en sus primeras horas de vida. Este se debe medir en los primeros 20-30 minutos de vida del ternero. Los signos clínicos a evaluar son los siguientes: •
Respuesta a los estímulos: Se mide pellizcando al ternero en la grupa y este debe
responder con un salto. También se puede medir doblando la oreja en cuatro o goteando agua en el oído. En este caso la respuesta esperada es que sacuda la cabeza.
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•
Reflejo de succión: Se explora introduciendo un dedo en la boca del ternero. Se
debe tener en cuenta si está presente o no el reflejo, si tiene buena presión y si esta es continua (figura 32) •
Posición erguida de la cabeza: Debe medirse en los primeros minutos de vida (figura
33). •
Interés por el entorno: Se puede explorar dando una palmada cerca del ternero.
•
Intento de pararse: Debe hacerlo en los primeros 20 minutos de nacido (figura 34).
Figura 32. Forma correcta de explorar el reflejo de succión
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Figura 33. Posición erguida de la cabeza
Figura 34. Ternero con buena vitalidad intentando pararse antes de los 20 minutos. A cada uno de estos signos, se les asigna una puntuación entre 0 y 2 puntos (tabla 10), según la valoración del especialista. Tabla 10. Puntuación que se otorga a cada signo según el grado de afectación.
Valoración cualitativa Bien Regular Mal
Valoración cuantitativa 2 1 0
Una vez evaluados todos los aspectos, se procede a la sumatoria de estos puntos. Este resultado es el ICRN , que debe dar un valor entre 0-10 puntos. La relación entre este índice y el estado clínico del recién nacido, se expresa en la tabla 11.
Tabla 11. Correlación entre el ICRN y el estado clínico del neonato. ICRN (puntos) 8 - 10
Estado Clínico Buena vitalidad
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6–7 0-5
Vitalidad afectada Vitalidad deprimida
Recomendamos, en terneros con un ICRN inferior a 8 puntos, aplicar por vía intraperitoneal una solución de Bicarbonato de Sodio al 8%, en dosis de 1.2 mL/kg de masa corporal y con una frecuencia entre 4-8 horas, según el grado de afectación, hasta obtener buena vitalidad (figura 35).
Figura 35. Comportamiento de los terneros de bajo ICRN 1 hora posterior al tratamiento. 6.2.2. Prueba de histamino-reacción. La transportación del ternero hacia otras áreas de tenencia y/o explotación, forma parte imprescindible, en muchas ocasiones, del flujo zootécnico. El estrés de transportación puede influir negativamente sobre la salud del ternero si no se cumple con las normas establecidas para estos fines; así como el conocimiento de la salud de los terneros. Según algunos de los resultados de investigación, se precisa que algunos aminoácidos se descarboxilan en el tejido animal para producir aminas biógenas. Entre ellas se encuentra la Histidina, cuya descarboxilación, a través de la Histidin-descarboxilasa, conlleva a la
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formación de Histamina. Esta última, es un potente vasodilatador que se libera frente a un estrés en ciertas células, como los mastocitos pulmonares, hepáticos y la mucosa gástrica. La prueba de Histamino-reacción, tiene la finalidad de detectar la presencia de Histamina en el organismo, lo que constituye un pronóstico de enfermedad bastante confiable. Procedimientos:
Depilar una zona de aproximadamente 5 cm2 en la tabla del cuello del animal. Medir el grosor de la piel en la zona depilada (cutimetría). Aplicar por vía intradérmica, 0.1 mL de Histamina al 0.1%. Esperar 45 minutos. Realizar cutimetría nuevamente.
Si la diferencia entre ambas lecturas es inferior a 4 mm, existe un 81% de probabilidad de que el ternero enferme dentro de los próximos 7-10 días Interpretación:
Consideramos que con estos conocimientos, integrados en la tecnología del “Sistema integral de atención al parto y al recién nacido”, pone en nuestras manos una herramienta útil para disminuir la mortalidad materna y de las crías. Por otra parte, podremos hacer que nuestras hembras enfrenten otro ciclo reproductivo en mejores condiciones para su explotación; y por tanto, incrementar la producción de leche y carne.
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