Introducción General El desarrollo de este trabajo de tesis, denominado “La aptitud de analista en la segunda tópica freudiana: su relación con los mecanismos de defensa como obstáculo”, tiene como antecedente una preocupación permanente de este doctorando respecto a la posición del analista en la cura. La obra obra de Freud reud res resulta ulta una una ens enseñan eñanza za inag inago otabl table, e, con cont contiinuos nuos “descubrimientos”. iempre se presenta una nue!a luz, una distinta perspecti!a, un "allazgo. El cap#tulo siete de “$nálisis terminable e interminable” % se presenta como un nudo crucial para dar cuenta de la relación entre el final de análisis & el ad!enimiento de un nue!o analista. En esta perspecti!a, el estudio de los mecanismos de defensa da cuenta de los efectos cl#nicos de los impasses del análisis del analista. analista. $ su !ez estos mecanismos mecanismos son el soporte conceptual de la regla de abstinencia, tal como será desarrollado. 'eniendo en cuenta la rigurosidad de Freud en el acto de escritura, "aber "alllado dos t(rminos alemanes distintos en relación con la aptitud de analista )Eignung & tauglich*, en una temática tan central como esta, causó decididamente el trabajo. La tra&ector tra&ectoria ia +ue "e !enido !enido desarrollan desarrollando do como docente & como in!estigador in!estigador,, mi formac formación ión teóric teórica a & cl#nic cl#nica, a, mi práctic práctica a como como analis analista, ta, "acen "acen a esta esta contin continua ua interrogación en la perspecti!a de la (tica psicoanal#tica. El ad!enimiento de nue!os analistas fue una preocupación +ue estu!o presente mu& tempra tempranam nament ente e en Freud, Freud, & fue correl correlati ati!a !a a la constr construcc ucción ión doctri doctrinar naria ia +ue real realiz izab aba a a su !ez, !ez, en el deno denomi mina nado do posf posfre reud udis ismo mo,, "a dio dio luga lugarr a !ast !astas as in!estigaciones, debates, contro!ersias & rupturas. En esta perspecti!a "e recortado una problemática espec#fica, +ue no anula ni subsume a otras, & +ue le son pertinentes. El recorte +ueda enmarcado, como "e dic"o, con relación al obstáculo +ue los mecanismos de defensa representan para ad+uirir la aptitud de analista .
-ejo a+u# eplicitado +ue la lectura +ue realizo es a partir del trabajo de /ac+ues Lacan sobre la obra de Freud. Esta perspecti!a no eclu&e otros abordajes de lectura a 1 Freud, Sigmund (1937): “Análisis terminable e interminable”. En Obras !m"letas, #!l. $$%%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9.
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los cuales respeto & considero, sólo +ue la perspecti!a de lectura está orientada por mi form formac ació ión n en las las obra obrass de Freu Freud d & de Laca Lacan n espe especi cial alme ment nte. e. 0ons 0onsid ider ero o +ue +ue en psicoanálisis no "a& lectura, ni modo de interrogación, por fuera de la transferencia. La in!estigación +ue "e abordado, es la relación intr#nseca entre lo +ue Freud denomina aptitud de analista, la fijación, & los mecanismos de defensa. En su teto eto de %123 %123,, “4ás “4ás all allá del del prin princi cipi pio o de plac placer er”” 2, Freud Freud sit5a sit5a taati!amente dos tareas del psicoanalista en la finalidad de la cura & anticipa un tercera, de acuerdo al momento doctrinario. Esos momentos son: $.
El arte de la interpretación.
6.
El le! le!anta antami mien ento to de las res resiste istenc nciias. as.
0.
La oper operac ació ión n anal# anal#titica ca resp respec ecto to a la resis resiste tenc ncia ia al le!a le!ant ntam amie ient nto o
de las resistencias. Estos Estos tres tres moment momentos os están están basado basadoss en difere diferente ntess concep conceptua tualiz lizaci acione oness del aparato ps#+uico, de sus principios & de sus objeti!os de cura, & espec#ficamente refieren a las tareas fundamentales del psicoanalista en cada etapa del desarrollo de la doctrina. Entonces la “tarea” del analista, tal como es pensada por Freud, da cuenta de tres di!ersas conceptualizaciones de lo +ue se denomina “psicoanalista”, e implica, como se desarrollará más adelante, diferentes modos de construcción conceptual. Estas Estas tres tres constr construcc uccion iones es princi principal pales es son la base base & el fundam fundament ento o de los !ariados nombres & adjeti!aciones con +ue se designa al psicoanalista, de los cuales 7& a efectos de dejar planteada la cuestión7se realizará una somera enumeración en las próimas páginas. El concepto de fijación articulado a la tarea del anal#tico, en “0onsejos al m(dico sobre el tratamiento psicoanal#tico” 8, 7un teto correspondiente a la etapa media de la elaboración doctrinaria de Freud7, se presenta al final de su obra como el problema ma&or para el ad!enimiento de nue!os analistas, para la conducción de las curas, & para la in!est in!estiga igació ción n & el desarro desarrollo llo epist( epist(mic mico, o, bajo bajo la modali modalidad dad de los “saldo “saldoss lamentables” de ciertos análisis debido a +ue no "an sido conmo!idas las respuestas estereotipadas, por fijación en los denominados mecanismos de defensa.
Freud, Sigmund (19): “*ás allá del "rin+i"i! de "la+er”. En Obras !m"letas, #!l. $#%%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9. 3 Freud, Sigmund (191): “!nse!s al m-di+! s!bre el tratamient! "si+!analti+!”. En Obras !m"letas, #!l. $%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9.
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Freu Freud d da e!id e!iden enci cia a reit reiter erad adam amen ente te de cómo cómo debe debe supe supera rarr sus sus propi propias as represiones )como a+uello +ue se re"5sa a ser pensado* para poder "acer de cada obstáculo un giro, un desplazamiento, un corte fecundo. Esta operación de superación de las las prop propia iass repr repres esio ione ness in!o in!olu lucr cra a a la fija fijaci ción ón & la moda modalilida dad d de sati satisf sfac acci ción ón concomitante. e deja constancia de +ue se estudiará especialmente la 5ltima etapa de la obra freudiana, a partir de %123, teniendo presente +ue sostenidos en los tres estatutos del inconsciente: descripti!o, dinámico & económico, "a& tres construcciones conceptuales de lo +ue (l entiende por psicoanalista. 9adicalmente, la pregunta respecto a cuál es el principio +ue regula al aparato ps#+ ps#+ui uico co esta establ blec ece e un cort corte e fund fundam amen enta tall en +u( +u( es lo +ue +ue se enti entien ende de por por “psicoanalista”, & cuál es su +ue"acer espec#fico. Este corte en su dimensión (tica conlle!a a su !ez una operación respecto a los ideales de la modernidad. El ser "umano no busca su bienestar la necesidad de castigo es el n5cleo del s#ntom s#ntoma, a, como como lo re!ela re!ela la reacci reacción ón terap( terap(uti utica ca negati negati!a. !a. $nte esta esta cuesti cuestión ón por ejem ejempl plo, o, la tare tarea a del del anal analiista sta no tien tiene e sól sólo una una dime dimens nsió ión n t(cn t(cniica, ca, sino sino fundamentalmente (tica. 0omo se "a mencionado anteriormente, en el 0ap#tulo 8 de “4ás allá del principio de placer” )%123*, Freud realiza una lectura retrospecti!a sobre cuál "a sido la tarea del analista. El primer tiempo es llamado “el arte de la interpretación”, & se refiere al abordaje interpretati!o tanto del inconsciente descripti!o, como del inconsciente dinámico. e trata de la (poca de “La nterpretación de los sueños” )%133* & tambi(n de la anterior a ese teto. El segundo momento 7nombrado como a+uel donde el objeti!o central estaba situado en el le!antamiento de las resistencias7 toma como referencia fundamental los “Escritos “Escritos t(cnicos” t(cnicos” )%1%2;%1%<* )%1%2;%1%<*<, e impl implic ica a la conc concep eptu tual aliz izac ació ión n de la regl regla a de abstinencia. 0on “4ás allá del principio de placer” 7donde se introduce el concepto de puls pulsió ión n de muer muerte te7 7 +ued +ueda a plan plante tead ada a la terc tercer er tare tarea. a. $ part partir ir de las las resi resist sten enci cias as estructural estructurales es formaliza formalizadas das en “n"ibición “n"ibición,, s#ntoma s#ntoma & angustia” angustia” )%12=*, )%12=*, “El problema problema económico del maso+uismo” )%12<* & en “El &o & el ello” )%128*, se despliega en “$nálisis terminable e interminable” )%18>* esta tercer tarea: / Freud, Sigmund (19110191 2191/): “4raba!s s!bre t-+ni+a "si+!analti+a”. En Obras !m"letas, #!l. $%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9.
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“$s# “$s# pues pues,, eis eiste te real realme ment nte e una una resi resist sten enci cia a a la pues puesta ta en descubierto de las resistencias, & los mecanismos de defensa mere merece cen n real realme ment nte e el nomb nombre re con con +ue +ue se los los desi design gnó ó al comi comien enzo zo,, ante antess de ser ser in!e in!est stig igad ados os con con prec precis isió ión n son son resistencias no sólo contra el "acer;conscientes los contenidos; ello, sino tambi(n contra el análisis en general, & por ende, contra la curación”=. Estas resistencias, en la medida en +ue los mecanismos de defensa toman a la cura misma como un peligro, suponen por lo tanto otra tarea del analista: &a no se restringe al desarrollo de una cura, sino operar con el obstáculo a su conclusión. La pregu pregunt nta a por por la tarea tarea del del anal analis ista ta se encu encuen entr tra a en el fund fundam amen ento to mism mismo o de la construcción de la doctrina freudiana, de sus rupturas & obstáculos. El abordaje cl#nico del padecimiento subjeti!o implicó al mismo tiempo la producción conceptual, & la consecuente redefinición de la finalidad & los medios de la cura. $ su !ez, cada obstáculo permitió una nue!a conceptualización del inconsciente, de la pulsión, del s#ntom s#ntoma, a, de la transf transfere erenci ncia. a. La concep conceptua tualiz lizaci ación ón respec respecto to al analis analista ta tiene tiene una relación relación intr#nseca intr#nseca con el principio principio +ue gobierna gobierna al aparato aparato ps#+uico & el ordenamiento ordenamiento de sus instancias. El psic psicoa oana nalilist sta a es refe referi rido do innu innume mera rabl bles es !ece !ecess a su inst instru rume ment nto: o: la interpretación otras !eces al soporte libidinal: la neurosis artificial. En otros momentos lo "allamos descripto en sus diferencias, por ejemplo, con el pedagogo, el m(dico, el sacerdote. La interrogación freudiana 7como mu& bien lo desarrolla erge 0ottet ? 7sostiene la dimensión (tica, e instala la pol(mica respecto al benefactor, el moralista, el pol#tico. $l final de su obra, Freud epresa una cierta preocupación referida a la super!i!encia de su creación & al ad!enimiento de nue!os psicoanalistas. @or otra parte, si inconsciente & pulsión son los conceptos +ue definen al campo propio del @sicoanálisis, & su articulación & dis&unción son el n5cleo de la elaboración, las dos reglas +ue Freud formula como condición de una cura )asociación libre & abstinencia* refieren absolutamente a ese entrecruzamiento. $mbas reglas nombran lo +ue se "a dado en llamar el lugar propio del psicoanalista. Freud, Sigmund (1937): “Análisis terminable e interminable”, op. cit ., ., ". /1. 5 !ttet, Serge: El dese! del "si+!analista. Argentina, *anantial, 19
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La regla de abstinencia es una respuesta a los efectos de la transferencia anal anal#t #tic ica a dese desenc ncad aden enada ada a part partir ir del del acto acto de la comu comuni nica caci ción ón de la regl regla a de la $sociación Libre. @ero, a lo largo de la construcción de la doctrina eisten no sólo di!ersas conceptualizaciones de la tarea del psicoanalista, sino diferentes modos de producir esas conceptualizaciones. El “+u(” & el “cómo” de cada una de esas conceptualizaciones en algunos momentos son contemporáneos a otras producciones de la doctrina en cambio, en otros momentos "allamos ciertos “retrasos”, impasses, como tambi(n anticipaciones. @or otra parte, es necesario tener en cuenta +ue la consideración de ciertos auto autore ress post post;f ;fre reud udia iano noss basa basado doss en algu alguno noss de los los dife difere rent ntes es mome moment ntos os de la elaboración doctrinaria de Freud, "a originado lecturas no sólo distintas, sino "asta opuestas, & "a ser!ido para supuestas autorizaciones en la letra freudiana. @ara citar a+u# sólo un ejemplo, basta con mencionar la figura del analista como nue!o super&ó toma tomand ndo o como como refe refere renc ncia ia el te teto “Es+ “Es+ue uema ma del del psic psicoa oaná nálilisi sis” s” )%18 )%18A* A*.. Las Las formul formulaci acione oness freudi freudiana anass en la segund segunda a tópica tópica en relaci relación ón a esa instan instancia cia,, & las consideraci consideraciones ones de “$nálisis “$nálisis terminable terminable e interminable interminable”” )%18>* 7un teto teto mu& cercano temporalmente al &a citado7 abren un abanico de consideraciones dis#miles respecto a la afirmación “nue!o super&ó”. @or @or otra otra part parte, e, tamb tambi( i(n n enco encont ntra ramo moss form formul ulad ado o por por Freu Freud d al “ana “analilist sta a in!olucrado en el conflicto ps#+uico”, el “sustituto paterno” de “$nálisis terminable e interminable” )%18>*, el +ue define su lugar por una mediación simbólica )el contrato*. 'ambi(n se presenta al analista incluido en el conflicto, & constitu&endo una nue!a instancia. 0on un !alor fundamental en la elaboración doctrinaria, el estatuto de la neutralidad del psicoanalista es definido tanto desde el deal como desde el soporte pulsional, soporte de la “rudeza” del dispositi!o. @or lo tanto, la tarea del analista no es una práctica caritati!a +ue sutura la "iancia del conflicto inconsciente. Las conceptualiza conceptualizacione cioness ma&ores ma&ores de neutralidad & abstinencia Bson sólo dos t(rminos para nombrar lo mismo, siendo +ue la fórmula “ in absentia in effigie ”, nombra el cruce de la dimensión (tica con la finalidad de la curaC 'odos dos esto estos, s, & otro otross más, más, son son nomb nombres res +ue +ue inte intent ntan an cerc cercar ar la tare tarea a del del psicoanalista en momentos diferentes de la elaboración doctrinaria.
=
'al como lo "e mencionado, el campo de trabajo +ue "e delimitado se enmarca en la 5ltima parte de la elaboración de la doctrina. 0iertamente, en algunos pasajes, se ubican conceptos anteriores a ese momento, marcado por la introducción del concepto de pulsión. e trata de conceptos, +ue podr#amos denominar “anticipaciones en estado práctico”. @ero a+u# es fundamental dejar planteado +ue en cada caso se da cuenta del conteto conceptual en el +ue se produjeron, para no realizar un forzamiento +ue des!irt5e el ordenamiento freudiano. @or lo tanto el objeti!o general de esta tesis es: •
-elimitar el n5cleo de problemas conceptuales +ue implica la formulación del obstáculo de los mecanismos de defensa en el ad!enimiento de nue!os analistas, en el marco de la segunda tópica freudiana. Entre la finalización de la cura & la ad+uisición de la aptitud ) tauglich* de analista "a& un plus temporal 7como post; anal#tico7, en donde se deciden las condiciones para tal fin. e tratará de ceñir las razones metapsicológicas de esos dos tiempos, & el cambio de aptitud como Eignung )idoneidad profesional*, & la aptitud como tauglich )saber "acer* +ue sólo se obtiene en ese per#odo posterior, conceptualizando dic"a aptitud por su fundamento pulsional.
Los objeti!os particulares: •
n!estigar la cuestión de la producción de saber en psicoanálisis en su diferencia con el campo cient#fico, consignando en un lugar central la cuestión del obstáculo, & considerando +ue los mecanismos de defensa sostienen supuestas elaboraciones teóricas, +ue en !erdad rec"azan la escisión estructural del sujeto.
•
9astrear anticipaciones de la aptitud de analista en la primera tópica, & sus consecuencias en la conceptualización del +ue"acer del analista.
•
0ernir el +ue"acer del analista a partir del !alor nuclear de “n"ibición, s#ntoma & angustia” )%12?*.
•
Formalizar los l#mites & obstáculos en la ad+uisición de la aptitud de analista.
?
•
ndagar la incidencia de los mecanismos de defensa & de la fijación pulsional en dic"a ad+uisición.
•
B0uál es la relación entre la DaptitudD & el “estado original” +ue puede crear el análisis en un psicoanalizadoC Estatuto pulsional de la DaptitudD.
•
-ar cuenta del orden de razones de la utilización de dos t(rminos distintos como Eignung & tauglich en un mismo párrafo argumental, párrafo central en la argumentación +ue realiza Freud.
@artimos de una "ipótesis general: •
$d+uirir la aptitud de analista implica una operación respecto a los mecanismos de defensa & los puntos de fijación, fundamento tambi(n del denominado Destado originalD. El ad!enimiento de un analista se produce necesariamente en dos tiempos, debido al estatuto de los mecanismos de defensa, & su relación con la angustia de castración & la resistencia estructural del ello.
Las "ipótesis particulares son las siguientes: •
La fijación pulsional es un obstáculo para la obtención de la aptitud de analista.
•
La firme con!icción en la eistencia del inconsciente otorga la aptitud de analista como condición necesaria, pero no suficiente.
•
Los mecanismos de defensa permiten situar el l#mite en la obtención de la aptitud de analista .
•
La aptitud de analista es efecto del propio análisis & del per#odo posterior a (ste. En este periodo posterior, se produce la condición suficiente.
•
Los mecanismos de defensa insuficientemente analizados pueden ser el soporte de una práctica sugesti!a, +ue es nombrada como empeño terap(utico. Este empeño terap(utico tiene consecuencias cl#nicas importantes, como es el caso de la reacción terap(utica negati!a.
>
•
Eiste una diferencia entre los restos sintomáticos propios de cada final de análisis, & los “saldos lamentables” sostenidos en los mecanismos de defensa en a+uellos +ue sostienen el acto anal#tico.
e ordenado el conjunto de esta tesis en cuatro partes, cada una de ellas con una introducción & una conclusión propia. 0ada parte está compuesta por diferentes cap#tulos con sus sucesi!os puntos & una conclusión. La primera parte llamada “Eploración anal#tica, pensamiento cient#fico & la cuestión del obstáculo”, surgió como necesaria a partir de lo +ue Freud mismo formuló en el n5cleo +ue "e recortado como problemática espec#fica de esta tesis. Los “saldos lamentables” del análisis de los analistas tienen efectos no sólo en dirigir las curas desde los propios complejos, sino +ue además, atentan contra la eploración anal#tica produciendo "ostilidad & partidismo. En el Seminario 11 Lacan trabaja alrededor de la pregunta ¿Dime con qué fantasma analizas?, +ue tambi(n admite el interrogante de ¿Con qué complejos personales )en t(rminos freudianos* inestigas ! teorizas? La contribución +ue "ace
cada +uien al mecanismo de la transferencia, apartando la de Freud, Bno es algo donde su deseo puede leerse claramenteC @odr#a analizarle a $bra"am simplemente partiendo de su teor#a de los objetos parciales. En este asunto no sólo entra en juego lo +ue el analista se propone "acer con el paciente tambi(n está lo +ue el analista se propone +ue su paciente "aga de (l. $bra"am digamos, +uer#a ser una madre completa. 'ambi(n podr#a di!ertirme acotando la teor#a de Ferenczi con una c(lebre canción de eorgius: So! padre soltero." # $ su !ez, la cl#nica de Freud es una cl#nica demostrati!a de la radicalidad del inconsciente & de una demostración de lo imposible, en tanto la pulsión es sin le&. igmund Freud, en “$lgunas lecciones elementales sobre psicoanálisis” )%18A ;%1<3*, !a a formular +ue para la in!estigación & para la eposición de cierto ámbito del saber "abr#a dos modos o t(cnicas. La primera ser#a la +ue denomina genética +ue implica repetir “el camino recorrido antes por el in!estigador” A. Este modo además de las !entajas in"erentes, tiene la des!entaja de +ue el profano lo tomará como algo cerrado en s# mismo, &a +ue no conoce las dificultades & los senderos internos de tal 7 6a+an, : El Seminari!, 6ibr! 11: 6!s uatr! !n+e"t!s Fundamentales del 8si+!análisis. &uen!s Aires, 8aids, 19'7. ". 15. ' Freud, S. (193' 019/): “Algunas le++i!nes elementales s!bre "si+!análisis”. En Obras !m"letas, #!l. $$%%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". '3.
A
producción. La otra t(cnica, la llamada dogm$tica, “anticipa sus resultados, demanda atención & creencia para sus premisas, da pocas informaciones para su fundamentación”1. Freud aclara +ue el m(todo +ue utilizará en ese teto, +ue al mismo tiempo es el utilizado a lo largo de su producción doctrinaria, será una combinación de los dos ambos son etra#dos del campo de la ciencia. e tratará de tomar esta indicación freudiana como referencia para el presente trabajo de in!estigación. @or este moti!o, la primera parte de esta tesis recorre las alternati!as del contrapunto entre el campo de la in!estigación cient#fica & el psicoanálisis, como productor de conceptos la segunda parte centra las cuestiones en la dimensión (tica +ue la tesis plantea la tercera ciñe la problemática orientada por las "ipótesis & la cuarta, ubica el n5cleo mismo de la tesis a partir de lo &a desarrollado & prepara el abordaje de las conclusiones finales.
La primera parte de la tesis denominada “Eploración anal#tica, pensamiento cient#fico, & la cuestión del obstáculo”, consta de dos cap#tulos. En el cap#tulo % 7 “La escisión & la abducción”7 , se desplegará lo +ue podr#amos designar como el contrapunto entre la in!estigación cient#fica la producción de saber en psicoanálisis, destacándose los conceptos de abducción & analog#a. 4u& tempranamente, en el cap#tulo G de “La interpretación de los sueños” )%133* se sir!e de la analog#a del telescopio para formular su primer concepción del aparato ps#+uico. En el segundo cap#tulo 7 “obre la in!estigación & el obstáculo” ; se abordará la cuestión del psicoanálisis como una teor#a del obstáculo, & se realizará una s#ntesis en contrapunto de los diferentes momentos en la producción doctrinaria de Freud & de Lacan, atinente al tema desarrollado. Estos cap#tulos implican una suerte de desmontaje del t#tulo mismo de la tesis. La segunda parte de la tesis lle!a por t#tulo “La eperiencia (tica & la pulsión de muerte”. “La tarea del analista & la fijación”, es el primero de sus tres cap#tulos, & en (l se ubican los grandes momentos de la elaboración doctrinaria respecto al lugar del analista
9 %bd., ". '/.
1
& se rastrean las anticipaciones en relación con la coneión: fijación 7 mecanismos de defensa. 0onclu&e con la dimensión (tica del psicoanálisis. La regla de abstinencia & el deseo del analista se abordan en el segundo cap#tulo, constitu&endo una anticipación en estado práctico del desarrollo final. El estatuto de la reelaboraci%n !a a nombrar un obstáculo cl#nico & un l#mite de la interpretación para abordar el resto indócil a la interpretación. El desmontaje de los tetos “@untualizaciones sobre el amor de transferencia” )%1%<* & “obre la dinámica de la transferencia” )%1%2*, permiten 7en el presente trabajo7 el abordaje de la dimensión pulsional, & una enseñanza sobre lo +ue ser#a la aptitud de analista . $demás se analiza la relación entre la regla de abstinencia freudiana, & el deseo del analista tal como es formulado por Lacan. El cap#tulo tercero 7 “@ulsión de muerte. $ngustia & s#ntoma” !a a ser “el faro orientador” del conjunto de la tesis: aborda la central articulación de la angustia & la pulsión de muerte & su relación respecto tanto a la noción de s#ntoma como al desamparo. Este cap#tulo tambi(n realiza un desmontaje del teto “n"ibición, s#ntoma & angustia” )%12=;%12?*, & realiza un rastreo en la obra de Freud del estatuto del trauma. La tercera parte de la tesis lle!a por nombre “El &o & las resistencias estructurales” & está conformada por tres cap#tulos. El primero de ellos es el denominado “La alteración del &o”. e realiza all# un estudio sobre las diferentes conceptualizaciones del &o tanto en la obra de Freud, como en el post;freudismo. El abordaje del &o a partir de la construcción del concepto petit a , !a a permitir en las lecturas de Lacan una referencia luminosa. En el cap#tulo dos 7“El ello & los mecanismos de defensa”7 se ubica el estatuto del ello en su relación con las instancias del &o & el super&ó. e !a a desarrollar el estatuto del encuentro entre resistencia & defensa en el concepto “mecanismos de defensa”, & su relación con la resistencia del ello. Finalmente el estatuto del ello implicará la referencia a Hietzsc"e. “El super&ó & la reacción terap(utica negati!a” es el nombre del tercer cap#tulo. $+u# se realiza una in!estigación sobre la reacción terap(utica negati!a en la perspecti!a de dar cuenta de ciertos efectos cl#nicos, producto de los impasses del análisis del analista.
%3
La cuarta parte de la tesis 7“La aptitud en Freud”7, esta compuesta por dos cap#tulos. El primero de ellos 7“$ptitud & pulsión”7 , aborda la fundamental articulación del t(rmino aptitud , con el concepto de pulsión. ntenta dar cuenta de +ue la aptitud de analista implica una dimensión económica.
El segundo cap#tulo lle!a por t#tulo “In testimonio de Freud”: presenta el teto “Ina perturbación del recuerdo en la $crópolis” como un testimonio de Freud de +ue un analista debe ser un analizante “interminable”. En la +uinta parte se abordan las conclusiones finales, cuenta con un solo cap#tulo, & tal como lo indica su t#tulo: “La ad+uisición de la aptitud de analista ”, etrae las consecuencias del conjunto de la elaboración precedente, tanto para dar cuenta de los objeti!os propuestos, como para dar las razones de las respuestas a las "ipótesis planteadas.
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PRIMERA PARTE
Exploración analítica, pensamiento científico, la cuestión del obst!culo"
%8
Primera parte# Exploración analítica, pensamiento científico, la cuestión del obst!culo
Introducción# “ostilidad por un lado, partidismo por el otro, crean una atmósfera +ue no es fa!orable a la eploración objeti!a” %3. Este es el modo en +ue Freud plantea uno de los dos efectos +ue producen los “saldos lamentables” del análisis del analista. El otro efecto )cuestión a desarrollar espec#ficamente en la 5ltima parte de esta tesis*, es el ejercicio de poder, como epresión de las curas dirigidas desde los propios mecanismos de defensa. El ángulo de abordaje de esta problemática, implicará un contrapunto entre las condiciones de producción de saber en psicoanálisis & en el pensamiento cient#fico. i bien el psicoanálisis no "ubiera sido posible sin el desarrollo cient#fico de la modernidad, este desarrollo tiene por condición la eclusión del sujeto. -e este ecluido es del +ue se ocupa el psicoanálisis, del sujeto escindido como tal. El 5ltimo teto producido por Freud “La escisión del &o en el proceso defensi!o” )%18A J%1<3K*, nombra el !alor estructural de esa desgarradura imposible de suturar, & sus consecuencias. Los “saldos lamentables”, nombrados al inicio, implican por lo contrario, una modalidad de rec"azo de esa escisión “+ue no es fa!orable a la eploración objeti!a” %%. Es a partir de este desarrollo +ue se aborda la problemática de la cuestión del obstáculo )concepto +ue remite al t#tulo mismo de esta tesis*. e trata a+u# de a!anzar sobre el !alor fecundo del obstáculo. En la famosa 0arta ?1 a Fliess, Freud realiza dos obser!aciones, entre otras fundamentales: “M enseguida +uiero confiarte el gran secreto +ue poco a poco se me fue trasluciendo en las 5ltimas semanas. Ma no creo más en mi NneuróticaO. )P* -espu(s, la sorpresa de +ue en todos los casos el padre "ubiera de ser inculpado como per!erso, sin ecluir a mi propio padre” %2 %3 Freud, Sigmund (1937):
“Análisis terminable e interminable”. En Obras !m"letas, #!l. $$%%%. &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19' 9, ". .
11 %dem.
%2 Freud, Sigmund (1'97):
“arta 59”. En Obras !m"letas, #!l. %, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19' 9, ". 31.
%<
La creencia en la “neurótica”, !#ctima gozada por el padre )o un sustituto de (ste*, daba cuenta de la propia posición de Freud respecto al padre gozador. Ma no creer en su neurótica, implica el atra!esamiento de esa significación en su propia persona. Freud retomará esta cuestión, dando cuenta de su !alor fundamental en la estructura neurótica, cuando formalice el fantasma “@egan a un niño”. Es un ejemplo, !erdadera perla, para dar cuenta de las condiciones de producción de saber en psicoanálisis a diferencia de la ciencia. 'ambi(n ejemplo del estatuto del obstáculo, & de cómo abordarlo.
%=
$apítulo %"% # &a escisión la abducción
Punto %"%"% ' &a causa la (erdad '
'oda la "istoria del psicoanálisis da cuenta de +ue la producción conceptual no está dis&unta de la dimensión singular de cada tratamiento. $ la !ez "a& +ue considerar +ue el trabajo conceptual & riguroso en el seno del psicoanálisis no eclu&e la cuestión de +ue no es una disciplina cerrada, & de +ue sus conceptos no están formados de una !ez & para siempre. El psicoanálisis surge en el conteto cultural & cient#fico de fines del siglo , en la Europa 0entral de "abla germana. Fue una de las tres respuestas al malestar en la cultura surgidas en un mismo ámbito geográfico & social: las otras dos fueron el fascismo & el marismo. @ero es a partir de la falla en la cultura occidental & el surgimiento de la ciencia moderna en el siglo G, en el desgarramiento entre cultura "umanista & cultura cient#fica, donde el psicoanálisis !a a realizar su operación de ele!ar lo singular al paradigma, & la ocasión a la estructura. @ero tal como lo formula Freud, en la seta de sus 0onferencias de las )ecciones de +ntroducci%n al *sicoan$lisis , %1%=;%1%?*, “con el supuesto de +ue eisten
procesos an#micos inconscientes se "a iniciado una reorientación decisi!a en el mundo & en la ciencia.” %8 'al es la justeza de esta afirmación, +ue para los psicoanalistas el saber inconsciente marca el l#mite de toda posibilidad de lectura, &a +ue (sta sólo es posible a partir del propio análisis. La Carta - a Fliess del 2% de septiembre de %A1>, nos brinda una de las más !aliosas enseñanzas respecto a la producción de saber en psicoanálisis: nos re!ela el paso capital de la primera teor#a del trauma, a la concepción de la fantas#a, bajo la fórmula “&a no creo más en mi NneuróticaO” %<. @ero para ello, "a "abido en Freud un cambio fundamental en su posición respecto al padre. En la carta citada dice: “-espu(s, %8
Freud, Sigmund : “!neren+ias de intr!du++in al "si+!análisis. 5; +!neren+ia. 8remisas < t-+ni+a de la inter"reta+in” En Obras Completas, #!l. $#, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, ". 19. %< Freud, Sigmund (1'97):
“arta 59”. En Obras !m"letas, #!l. %, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, ". 3 1.
%?
la sorpresa de +ue en todos los casos el padre "ubiera de ser inculpado como per!erso sin ecluir a mi propio padre” %=. -e la posición de !#ctima a la responsabilidad, este cambio da cuenta de la dimensión (tica del psicoanálisis: Freud no sólo se enorgullece de ser capaz de tal autocr#tica, sino +ue además formula: “BM si estas dudas no fuesen sino un episodio en el progreso "acia un conocimiento ulteriorC” %? @or su parte, /ac+ues Lacan en “ )a ciencia ! la erdad ” )%1>A*%>, !a a dar cuenta de la relación singular +ue tiene lo +ue denomina “di!isión del sujeto” & la “!ocación” cient#fica del psicoanálisis. -ice Lacan: “9ecordemos dónde lo desanuda Freud: en esa falta de pene de la madre donde se re!ela la naturaleza del falo. El sujeto se di!ide a+u#, nos dice Freud, para con la realidad, !iendo a la !ez abrirse en ella el abismo contra el cual se amurallará con una fobia, & por otra parte recubri(ndolo con esa superficie donde erigirá el fetic"e, es decir la eistencia del pene como mantenida, aun+ue desplazada. @or un lado etraigamos el )paso7de* ) pas/de* del )paso;del;pene* ) pas0 de0penis*, +ue debe ponerse entre par(ntesis, para transferirlo al paso7
del7saber ) pas/de/saoir *, +ue es el paso !acilante ) pas/hésitation de la neurosis”%A. )El traductor aclara los dos sentidos de la palabra “ pas” en franc(s: como ad!erbio de negación & como “paso” por lo tanto nombra “un paso en falPta” %1*. Lacan en este teto realiza un ordenamiento de los tetos de Freud en la misma perspecti!a del trabajo +ue realizamos: centra primero la cuestión en “La escisión del &o en el proceso defensi!o” escrito en %18A, toma el teto “El fetic"ismo” de %12>, luego “La p(rdida de la realidad en las neurosis & en las psicosis” de %12<, & a partir de a"# aborda el ordenamiento de la segunda tópica. Lacan !a a situar al nacimiento de la ciencia moderna a partir de la f#sica, pero sienta las condiciones de posibilidad del psicoanálisis en el cogito cartesiano. “JPK es impensable +ue el psicoanálisis como práctica, +ue el nconsciente, el de Freud, como descubrimiento, "ubiesen tenido lugar
1 %bd , ".31 15 %bd., ". 3
%> 6a+an, a+=ues: “6a +ien+ia < la >erdad”, Es+rit!s %, *-?i+!, Sigl! $$%, 197'. 1' %bd., ". 351. 19 %dem.
%>
antes del nacimiento, en el siglo +ue "a sido llamado el siglo del genio, el G, de la ciencia...”.23 Lacan da cuenta en “La ciencia & la !erdad”, de cómo Freud no se desprendió nunca de los ideales del cientificismo. 0iertamente Freud parte de la b5s+ueda de la causa, &a +ue se basa en las ciencias de la naturaleza, pero como lo formula /. $. 4iller en su teto “ +ntroducci%n a la Cl2nica )acaniana" 2%, en psicoanálisis la causa es doble. 4ás precisamente, entre la causa & el efecto "allamos la defensa. Freud parte de ubicar un “"ec"o” como traumatismo, luego un dic"o +ue da un sentido, finalmente el s#ntoma +ue es un sentido. Es este ordenamiento del +ue nos "abla Lacan cuando enuncia +ue lo propio del sujeto psicoanal#tico, a+uel +ue es ecluido por la ciencia, es la di!isión entre !erdad & saber, di!isión +ue Freud epresa en su fórmula 34o es 5ar( soll +ch 5erden". Fórmula +ue ubica a la !erdad como causa.
Punto %"%") ' El !ngulo psicológico Qarl 9. @opper, en )%gica de la +nestigaci%n cient2fica 22, proponi(ndose analizar la lógica de la in!estigación cient#fica, realiza un cuestionamiento riguroso del m(todo inducti!o, &a +ue (ste lle!a a inco"erencias e incompatibilidades lógicas, tambi(n a regresiones infinitas con mero carácter de inferencias probables. Ga a afirmar +ue el m(todo inducti!o se sostiene en una doctrina del apriorismo, & +ue confunde los problemas psicológicos con los epistemológicos. @opper contrasta este m(todo con el deducti!o, pero afirma +ue no eiste ning5n m(todo lógico para poder tener ideas nue!as, &a +ue todo descubrimiento contiene un “elemento irracional”, tambi(n llamado “intuición creadora”. Esta “intuición”, sólo puede alcanzarse por una intro&ección )Einf6hlung * de los objetos de la eperiencia. En el teto citado propone cuatro procedimientos para la contrastación de una teor#a: $*
0omparación lógica entre las di!ersas conclusiones.
6*
0uál es la forma lógica de la teor#a )emp#rica, tautológica, etc.*
0*
0omparación con otras teor#as.
-*
0ontrastación por la aplicación emp#rica.
6a+an, a+=ues: “6a +ien+ia < la >erdad”, Es+rit!s %, *-?i+!, Sigl! $$%, 197'. "" 3/. 1 *iller, . A.: %ntr!du++in a la lni+a 6a+aniana. !neren+ias en Es"a@a. &ar+el!na, E680&A, 7, +a". #%.
22 8!""er, Barl .: 6gi+a de la in>estiga+in +ienti+a, *adrid, 4e+n!s, /.
%A
Estos procedimientos !alen temporalmente, &a +ue la nue!a idea puede +uedar corroborada o desacreditada. @opper formula tambi(n +ue en toda in!estigación cient#fica nos encontramos con el “problema de demarcación” entre las ciencias emp#ricas & los sistemas metaf#sicos. @ero Bcómo se establece el criterio de demarcación +ue proponeC En la página 8> del teto citado, @opper !a a decir +ue se trata de una decisión +ue !a más allá de toda argumentación teórica: “M si miramos el asunto desde un ángulo psicológico, me siento inclinado a pensar +ue la in!estigación cient#fica es imposible sin fe en algunas ideas de una #ndole puramente especulati!a )& a !eces sumamente brumosas*: fe despro!ista enteramente de garant#as desde el punto de !ista de la ciencia & +ue en esta misma medida, es metaf#sica”. 28 @ero inmediatamente pasa a postular algo +ue alcanza en Freud, como lo !eremos en el punto G de este cap#tulo, un etremado rigor. e trata de la “!erificabilidad” & la “falsabilidad” de las construcciones teóricas: cada enunciado cient#fico debe ser susceptible de contrastación para +ue tenga !alor cient#fico & no sea una mera "ipótesis psicológica. @opper !a a proponer una diferenciación +ue tiene un gran !alor para nuestro campo de interrogación: los enunciados uni!ersales & los eistenciales. $ los enunciados +ue presentan en eclusi!idad nombres uni!ersales los llamará “estrictos o puros” & a los +ue nombran un “"a&”, una eistencia, “eistenciales”. Estos dos enunciados tienen una implicación mutua &a +ue la negación de un enunciado estrictamente uni!ersal e+ui!ale siempre a un enunciado estrictamente eistencial & !ice!ersa.2<
Punto %"%" * ' &a ciencia normal los paradigmas ' El problema +ue recorta esta tesis se encuentra situado espec#ficamente en el llamado giro de %123 en la elaboración freudiana. La introducción del concepto de 28%bd., ".3'. / %bd., " ". '9, 9.
%1
pulsión de muerte implicó un cambio radical & de redefiniciones fundamentales de todo lo construido "asta ese momento. e lo puede pensar como un !erdadero cambio de paradigma, interno a su elaboración. Las consecuencias teóricas & cl#nicas se epresaron en grandes debates en la (poca de Freud, & las "allamos en el postfreudismo como fundamento de di!ersas orientaciones. En el contrapunto +ue realizamos en este cap#tulo, entre la in!estigación en psicoanálisis & la producción del conocimiento cient#fico, "a sido menester incluir en este punto el aporte de Qu"n respecto al concepto de paradigma. La primera ruptura de Qu"n se produjo en %1<> al descubrir las discontinuidades en el desarrollo de la ciencia. @ara lograr una continuidad es necesario +ue los logros pasados se reescriban en los nue!os sistemas .2=u teor#a de los paradigmas le permite salir de una !isión positi!ista de las ciencias: no se trata de una acumulación lineal de los "ec"os, eperimentos, generalizaciones emp#ricas & teóricas. -e acuerdo a lo postulado por Qu"n, la ciencia normal se asienta en el supuesto de +ue la comunidad cient#fica sabe cómo es el mundo. $s# por ejemplo es frecuente +ue la ciencia normal suprima no!edades fundamentales por+ue necesariamente son sub!ersi!as en lo +ue respecta a los compromisos básicos. $s# la ciencia normal se etra!#a una & otra !ez, & cuando ello ocurre & &a no pueden ob!iarse por más tiempo las anomal#as, comienzan las in!estigaciones etraordinarias +ue lle!an a la ciencia a un nue!o conjunto de compromisos, una nue!a base sobre la cual practicar la ciencia. Los episodios etraordinarios en los +ue se producen cambios de compromisos son para Qu"n las re!oluciones cient#ficas. Las nue!as teor#as entrañan cambios en las reglas +ue rigen la práctica. Hunca se trata de un añadido a lo +ue &a se conoc#a: su asimilación eige la reconstrucción de la teor#a pre!ia & la ree!aluación de los "ec"os anteriores, un proceso re!olucionario +ue rara !ez lle!a a cabo una sola persona, de un d#a para el otro. Qu"n en su libro )a estructura de las reoluciones cient2ficas da cuenta de la función +ue desempeña en la in!estigación cient#fica lo +ue dio en llamar “paradigma”. In paradigma es un modelo +ue debe tener la particularidad de poder articularse & especificarse en condiciones nue!as o más rigurosas. Ho se trata de un modelo o patrón en la mera repetición. La caracter#stica esencial de los paradigmas es +ue inducen diferentes taonom#as. La pretensión de una taonom#a cient#fica es establecer una partición del campo en clases naturales +ue sean pro&ectables esto es, con cu&a BuCn, 4C!mas: 6a estru+tura de las re>!lu+i!nes +ienti+as, *-?i+!, F!nd! de ultura E+!nmi+a, 5.
23
a&uda se puedan formular le&es, siendo capaz asimismo de soportar inducciones. @or consiguiente, un sistema taonómico es una propuesta ontológica +ue aspira a di!idir las entidades en categor#as con muc"as caracter#sticas comunes Runas conocidas & otras por a!eriguarR dado +ue es inducida mediante la presentación de ejemplos paradigmáticos & no de definiciones. @or lo tanto, es una cuestión emp#rica & abierta +ue tal propuesta segmente el campo en conglomerados de entidades con espacios !ac#os entre ellos. La aceptación de los mismos paradigmas induce no sólo un modo com5n de seleccionar & afrontar los problemas, sino tambi(n el uso com5n de un l(ico & una taonom#a ontológica cu&as relaciones internas constitu&en !erdaderos conocimientos sint(ticos a priori +ue debe satisfacer el mundo para +ue tal sistema pueda funcionar. In paradigma es lo +ue comparten los miembros de una comunidad cient#fica, & a la in!ersa, una comunidad cient#fica está constituida por personas +ue comparten un paradigma. 0uando para los cient#ficos el paradigma deja de funcionar de manera efecti!a, tambi(n cambia la naturaleza de los problemas +ue in!estigan. in embargo, durante el per#odo en +ue el paradigma tiene (ito, la profesión resuel!e problemas +ue sus miembros dif#cilmente se "abr#an imaginado, & +ue nunca se "ubieran planteado sin el compromiso con el paradigma. M al final, una parte de los logros resulta siempre permanente. El trabajo no se puede lle!ar a cabo de otra manera más +ue siguiendo un paradigma, & a la !ez abandonar un paradigma es dejar de practicar la ciencia +ue define: tales deserciones son los goznes sobre los +ue giran las re!oluciones cient#ficas. La ciencia normal no pretende encontrar no!edades de "ec"os o teor#as, & cuando tiene (ito no las encuentra. in embargo, la in!estigación cient#fica descubre fenómenos nue!os e inesperados & a partir de all# surgen nue!as teor#as.
Punto %"%"+ ' El (alor de la sorpresa ' Freud, a pesar de no referirse epl#citamente a la abducción, la emplea asiduamente llamándola “ phantasieren” +ue seg5n nuestro criterio tiene el !alor de lo +ue @opper formula como el “elemento irracional” en toda intuición creadora &, en palabras de @opper, se trata de una “fe despro!ista de toda garant#a”.
2%
Es 0"arles anders @eirce +uien desarrolla los fundamentos del m(todo abducti!o. En )ecciones sobre pragmatismo 7- , afirma +ue mientras +ue la deducción prueba +ue algo tiene +ue ser, la inducción muestra lo efecti!amente operatorio +ue algo puede ser por su parte, la abducción sugiere +ue algo puede ser. e trata de una intuición ) insight * +ue sobre!iene como un relámpago ) flash* & se orienta en relación con un saber conjetural. @ara @eirce, es la 5nica operación lógica +ue puede introducir una idea nue!a, e implica in!estigar cient#ficamente en el plano de la acción sobre el mundo eterior. En “El hombre( un signo" 7# , afirma +ue este discernimiento )el abducti!o* refiere a las operaciones a las +ue pertenecen los juicios percepti!os, & supera en medida a los poderes de la razón, pareci(ndose as# a los instintos de los animales. Esta misma consideración es la +ue desarrolla en el punto < del cap#tulo llamado “nstinto & abducción”, de las )ecciones sobre pragmatismo . @ero en el punto 8 del llamado “@ragmatismo: lógica de la abducción” 2A, afirma +ue sólo en la medida en +ue sea !erificable de forma eperimental, cual+uier "ipótesis puede ser admisible, si es +ue no "a& razones especiales para lo contrario. /aime Hubiola en su art#culo publicado en “ +nestigar la subjetiidad" 7, trabaja sobre las relaciones entre LudSig Tittgenstein & 0"arles . @eirce, & ubica a la abducción como la contribución más significati!a de este 5ltimo. La abducción, +ue implica generar "ipótesis para "ec"os +ue nos sorprenden, la empleamos no sólo en la acti!idad cient#fica, sino en todas las acti!idades "umanas. @ara este autor la deducción es anal#tica o eplicati!a, la inducción sint(tica o ampliati!a pero lo +ue caracteriza a la abducción como tipo de inferencia es su probabilidad. $lcanza siempre una conclusión conjetural. @ara Hubiola, la cuestión +ue impresiona a @eirce es el fenómeno de la creati!idad cient#fica en la +ue se articulan abducción, deducción e inducción. La primera introduce ideas nue!as, la segunda etrae las consecuencias necesarias & !erificables, & la tercera confirma eperimentalmente las "ipótesis. La abducción trata la cuestión de la creati!idad. Lo +ue se epresa en el teto citado, es +ue en la comprensión de la creati!idad se encierra una de las cla!es para poder ir más allá del materialismo cientista toda!#a 2? 8eir+e, Carles Sanders: 6e++i!nes s!bre "ragmatism!, Argentina, Aguilar, 197'. 7 8eir+e, Carles Sanders: El C!mbre, un sign!, &ar+el!na, Drialb!, 19''. ' 8eir+e, Carles Sanders: 6e++i!nes s!bre "ragmatism!, !". +it.
21 ubi!la, aime: “6a in>estiga+in de las rela+i!nes entre 6udig Gittgenstein < Carles S. 8eir+e”. %n>estigar la subeti>idad, Argentina, 6etra #i>a, 7.
22
dominante en nuestra cultura, +ue relega al ámbito de lo a;cient#fico a+uellas dimensiones de la acti!idad "umana no reducibles a un lenguaje fisicalista o a un algoritmo matemático. En esta perspecti!a +ue estamos comentando, el fenómeno de la sorpresa es un punto filosóficamente mu& importante &a +ue produce cierta irritación, a la !ez +ue demanda una "ipótesis demanda una abducción +ue "aga normal, razonable, a+uel fenómeno sorprendente. Formulación +ue está en sinton#a con lo planteado por @eirce en la s(ptima de sus “ )ecciones sobre pragmatismo" . /uan amaja !a a radicalizar esta cuestión, &a +ue para (l no se trata solo de lo +ue sorprende, sino de lo +ue deja perplejo 83. e diferencia de Hubiola sin embargo, al afirmar +ue en la abducción la regla siempre figura como un elemento fundamental. iguiendo la perspecti!a de egel en el segundo tomo de la “ Ciencia de la l%gica ” +ue más adelante comentaremos, amaja destaca otro m(todo, &a no la abducción, como tampoco la deducción o la inducción, sino la analog#a, +ue "abla de un caso concreto & no de uni!ersales: “caso concreto +ue tiene simplemente la !irtud de "aber sido tra#do por la mente por una resonancia, por la semejanza +ue resuena en el elemento +ue le presentan los rasgos +ue nos dejan perplejos”. 8% En todo proceso creati!o contar#amos entonces con dos unidades de análisis argumentales: la analog#a & la abducción. El proceso ser#a el siguiente: “en el comienzo JPK, está la analog#a, tras ella la abducción JPK nos "ace posible una predicción "ipot(tica, & la inducción permitir#a una ratificación, o una corrección, e!entualmente”. 82 Lo +ue Hubiola afirma siguiendo a @eirce, amaja lo abre como pregunta B@odemos destacar +ue “en el proceso inferencial, el salto creati!o se produce esencialmente en el momento de la abducciónC”. 88
Punto %"%" ' Pragmatismo deconstrucción ' En el prólogo a las “ )ecciones sobre pragamatismo" 8<, @eirce afirma +ue, en cuanto actitud filosófica, el m(todo del pragmatismo es la lógica de la abducción ;o lógica de la conjetura; +ue dirige la acción intelectual. La abducción se trata de un proceso para formar "ipótesis eplicati!as, & es la 5nica operación lógica +ue introduce 83 Samaa, ., ubi!la, ., 8uli+e O. Dabriel, Helis, O.:”Abdu++in, anal!ga < +reati>idad”.
En %n>estigar la subeti>idad, Argentina, 6etra #i>a, 7.
31 %bd., ". 13. 3 %bd., ". 1. 33 %bd., ". . 3/ 8eir+e, Carles Sanders: “8rl!g!”. En 6e++i!nes s!bre "ragmatism!, !". +it.
28
una idea nue!a. Estas consideraciones las !a a desplegar especialmente en el punto 8 de la Lección G, llamado “@ragmatismo: lógica de la abducción”. @ara @eirce, la máima del pragmatismo abarca la lógica entera del proceso abducti!o. 9adicalmente, el pragmatismo es la cuestión de la abducción. El pragmatismo puede permitir toda clase de !uelo de la imaginación, siempre & cuando (sta descienda sobre un efecto práctico posible. @ero a su !ez, el pragmatismo como tal, implica la radicalidad del “efecto práctico”. En el cap#tulo G del teto “ El concepto de filosof2a en 4ittgenstein ”, 8= Q. '. Fann !a a plantear +ue no se trata de preguntar por el significado sino por el uso +ue "acemos de (l. -estaca +ue para el primer Tittgenstein la función +ue ten#a el lenguaje era representar "ec"os: de este modo, las palabras tienen referencias & las oraciones poseen sentido. @ero para el 5ltimo Tittgenstein, el significado de una palabra es su uso en el lenguaje: “0omprender una oración es estar preparado para uno de sus usos. i no podemos pensar ning5n uso para ella, entonces no la entendemos en absoluto”. 8? e trata ciertamente de una concepción instrumentalista )o pragmática* del lenguaje. “El lenguaje es un instrumento. us conceptos son instrumentos”. 8> @ero a+u# debemos destacar +ue para el Tittgenstein del 8ractatus el problema cardinal de la filosof#a es lo +ue no puede decirse, sino solo mostrarse. @ara Fann, “todo el sentido del 8ractatus es precisamente mostrar lo inepresable e"ibiendo claramente lo epresable”8A. Lo inepresable, lo +ue sólo puede mostrarse, es la metaf#sica, la (tica, la religión & el arte. @or su parte, 9ic"ard 9ort& en su art#culo de “ Deconstrucci%n ! pragmatismo ”81 !a a afirmar +ue el pragmatismo comienza a partir del naturalismo dar!iniano, &a +ue los seres "umanos son solo seres fortuitos de la e!olución. En este punto comparten las sospec"as nietzsc"eanas sobre la mundanidad platónica & “JPK la con!icción de nietzsc"eana de +ue distinciones tales como cuerpo s. mente, & objeti!o s. ubjeti!o deben reformularse para limpiarlas de las presuposiciones platónicas & darles un sustento naturalista”. <3 En otro teto del mismo libro imon 0ritc"le& <% se pregunta si es deconstructi!o el pragmatismo, & si es pragmática la deconstrucción. e !a a responder +ue el 3 Fann. B. 4.: “El signii+ad!”. En El +!n+e"t! de il!s!a en Gittgenstein, *adrid, 4e+n!s, 199. 35 %bd., ". 91. 37 %bd., ". 9. 3' %bd., ". /5. 39 !rt<, i+Card: “!tas s!bre des+!nstru++in < "ragmatism!”. En Ie+!nstru++in < "ragmatism!, aut!res >ari!s. Argentina, 8aids, 199'. / %bd., ". /. /1 rit+Cle<, Sim!n: “Ies+!nstru++in < "ragmatism!. JEs Ierrida un ir!nista "ri>ad! ! un liberal "Kbli+!L”. En Ie+!nstru++in < "ragmatism!. !".+it.
2<
pragmático deconstru&e la concepción epistemológica de la !erdad, & la reemplaza por el planteo +ue dice +ue la !erdad es lo +ue es bueno creer. $ su !ez la deconstrucción es pragmática en dos sentidos: primero, la deconstrucción de tetos para detectar lo +ue -errida llama “la metaf#sica de la presencia” segundo, en relación con la reducción Sittgensteiniana del significado al uso. En este punto se "ace necesario plantear las diferencias entre Tittgenstein & Freud en primer lugar, & luego entre el primero & $ustin. eg5n lo planteado por @aul; Laurent $ssoun en “&reud ! 4ittgenstein" ,<2 ambos tomaron lo +ue constitu&e el s#ntoma en relación con el saber: Freud por la !#a del inconsciente, mientras +ue Tittgenstein se ocupó del lenguaje. Los dos rec"azaron las tendencias a la s#ntesis, & rei!indicaron el análisis incluso "asta ubicarse en analog#a con la +u#mica. 9ecordemos en este punto mu& bre!emente lo +ue nos dice egel respecto al conocer anal#tico & el sint(tico en su “ Ciencia de la l%gica ”: “El conocer anal#tico es la primera premisa de todo el silogismo, es la referencia inmediata del concepto al objeto: por consiguiente la identidad es la determinación +ue (l reconoce como su&a, & (l es sólo el acto de recoger lo +ue e9iste. El conocer sint(tico procede "acia la comprensi%n de lo +ue e9iste, es decir, procede a captar la multiplicidad de las
determinaciones en su unidad. @or consiguiente es la segunda premisa del silogismo, donde lo diferente como tal se "alla relacionado. @or lo tanto, su meta es la necesidad en general”.<8 @ara Freud, la cuestión de la s#ntesis atenta contra una cl#nica +ue es del detalle no generalizable. @or eso, seg5n Laurent;$ssoun, el psicoanálisis rei!indica la descomposición )Uerlegung * & la desagregación )U ersetzung * & Tittgenstein representa: “un magn#fico desaf#o a la racionalidad psicoanal#tica, dirigida tanto a Freud, como al psicoanálisis, no por un filósofo como cual+uier otro, sino por un contemporáneo +ue (l mismo se "ab#a entregado a una cr#tica del lenguaje al abordar la filosof#a como s#ntoma”.<<
/ Ass!un, 8aul06aurent: Freud < Gittgenstein, &uen!s Aires, ue>a #isin,199.
<8 Megel: “ien+ia de la lgi+a”. En 6a d!+trina del +!n+e"t!, Segunda 8arte, 6ibr! %%%,
Argentina, Edi+i!nes S!lar, 1993. "". , 1.
// Ass!un, 8aul06aurent: Freud < Gittgenstein, !".+it., "". 17, 1'.
2=
@ero le reconoce a Freud una particularidad precisa +ue está en el "ueso mismo de la prais psicoanal#tica precisamente +ue el tipo de saber +ue produce el psicoanálisis es un saber con efectos. @or otra parte, tal como lo "emos dic"o, Tittgenstein se ocupa del lenguaje pero con una perspecti!a di!ersa a como lo "ace $ustin. 4ientras Tittgenstein opera sobre el lenguaje como un medio para alcanzar su objeti!o, +ue
−sint(ticamente−
es
demostrar +ue los “problemas filosóficos nacen de confusiones e incomprensiones en el uso del mismo Jel lenguajeK” <= , $ustin estudia el lenguaje ordinario en s# mismo, con la perspecti!a de +ue ese estudio puede tener como consecuencia no buscada deliberadamente, colaborar en la resolución de problemas filosóficos. @robablemente lo más original +ue aportó $ustin es lo +ue llamó “epresiones realizati!as” ) performatie utterances*. “9ealizati!o”, es un neologismo +ue deri!a de “realizar”, as# como en la lengua inglesa “performati!e” pro!iene del !erbo “to perform”. Estas epresiones no describen, no registran, no son ni !erdaderas ni falsas, sino +ue indican precisamente +ue la emisión de una epresión realiza una acción. El ejemplo paradigmático de esto en psicoanálisis es la comunicación de la regla fundamental, &a +ue (sta es un dic"o +ue implica un acto, +ue funda una escena, & +ue implica la suposición del inconsciente como dimensión (tica.
Punto %"%"- ' Represión e In(estigación ' En “C%mo se hace una tesis... ”,
2. “La in!estigación tiene +ue decir sobre este objeto cosas que toda2a no han sido dichas o bien re!isar con óptica diferente las cosas +ue &a "an sido
dic"as”.
estiga+in, estudi! < es+ritura, &ar+el!na, Dedisa, 1999. /7 %bd., ". /'. /' %bd., ". /9.
2?
8. “La in!estigación tiene que ser :til a los dem$s ”.<1 <. “La in!estigación debe suministrar elementos para la erificaci%n de las hip%tesis que presenta, & por tanto tiene +ue suministrar los elementos necesarios para su
seguimiento p5blico”.=3 allamos en Freud la presencia de estos cuatro re+uisitos +ue plantea Eco con la más absoluta rigurosidad. La peculiaridad de Freud es +ue se orienta siempre en relación con lo +ue /ac+ues -errida llamará “un secreto coetensi!o con la eperiencia de la singularidad”=%, a+uello +ue permanece inaccesible & "eterog(neo a todo totalitarismo. La precisión en la in!estigación & en la práctica cl#nica de Freud es solidaria con su referencia a los detalles. @ráctica cl#nica +ue no es una eperiencia en bruto, sino efecto de un acto +ue produce un sitio )en el sentido de $lain 6adiou* apto para +ue se precipite el acontecimiento de la eperiencia del inconsciente. Freud obser!a & ordena con precisión los problemas cl#nicos, formula los problemas con total rigurosidad, & los !a reformulando a partir de la mencionada prais del detalle. u construcción toma posición en el l#mite mismo del saber neurológico;psi+uiátrico, toma de posición +ue llama su “osada intromisión” en la famosa carta a 9omain 9olland conocida como “ ;na perturbaci%n del recuerdo en la
mi !ida” =8. En los inicios de su práctica & de la construcción doctrinaria lo "allamos +ueriendo eplicar la naturaleza de los s#ntomas con una orientación causalista. Este es el camino +ue le !a a permitir eplicar la etiolog#a & producir una nue!a nosolog#a, seg5n $driana 9ubistein en “Freud & la in!estigación”. $un+ue Freud parte del "ec"o cl#nico, no es un empirista: “@artiendo de ideas toda!#a imprecisas Nnos concentramos sobre su significación por medio de repetidas referencias al material del +ue parecen deri!adas, pero +ue en realidad les es subordinadoO ” =<
/9 %bd., ". . %bd., ". 1. 1 Ierrida, a+=ues: “!tas s!bre de+!nstru++in < "ragmatism!”. En Ie+!nstru++in < "ragmatism!. !".+it.,". 17.
=2 Freud, Sigmund (1935): “arta a !main !lland (Nna "erturba+in del re+uerd! en la A+r"!lis)”. En Obras !m"letas, #!l. $$%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res. =8 Freud, Sigmund (19):
“8resenta+in aut!bi!grái+a”. En Obras !m"letas, #!l. $$, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, ". 1 '.
/ ubinstein, Adriana: “Freud < la in>estiga+in”, En El +alder! de la Es+uela, nKmer! . &uen!s Aires, EO6 4alleres Edigra, 1997, ". 19.
2>
Esto lo lle!a a producir conceptos +ue, a partir del real cl#nico, !a modificando, ampliando o sustitu&endo. Ho se trata de un proceso lineal sino +ue su camino es +ue: “arriesga "ipótesis & edifica construcciones auiliares +ue r etira si no se confirman” == $l mismo tiempo, Freud siempre da cuenta de las reglas +ue se deducen tanto de la eperiencia como de la in!estigación: incursiona tanto en di!ersos problemas cl#nicos como en otros campos del saber, establece neos & análisis comparati!os, sit5a las coincidencias & es e"austi!o en las diferencias. Freud induce, deduce, utiliza asiduamente tanto la analog#a como la abducción )+ue se presenta claramente en los +uiebres, saltos & especulaciones*, & se ocupa de legitimar la utilización de cada referencia conceptual +ue no pro!enga de los datos cl#nicos, antes de a!anzar en una nue!a elucubración. Esto lo orienta permanentemente en una interlocución con la cultura & la ciencia de su (poca. $nte ellas, a !eces in!entando un interlocutor imaginario, da prueba de sus "ipótesis, responde a las objeciones & !alida sus argumentos. 0onstru&e un m(todo & da cuenta de todas sus fuentes & medios. En “&ragmentos de an$lisis de un caso de histeria" dice: “En !ista de carácter incompleto de mis resultados anal#ticos, no me +ueda otra opción +ue seguir el ejemplo de a+uellos eploradores +ue, tras largas eca!aciones, tienen la dic"a de sacar a luz los inapreciables aun+ue mutilados restos de la antigVedad. e completado lo incompleto de acuerdo con los mejores modelos +ue me eran familiares por otros análisis, pero, tal como lo "ar#a un ar+ueólogo concienzudo, en ning5n caso "e omitido señalar dónde mi construcción se &utapone a lo aut(ntico.”=? En la misma perspecti!a, en “ )a interpretaci%n de los sue=os"( !a a referirse a la cuestión de las necesarias in!estigaciones parciales, in!estigaciones de detalles. En la egunda de las Conferencias de +ntroducci%n al psicoan$lisis nos dice: “En el trabajo cient#fico es más promisorio el abordaje de lo +ue se tiene directamente frente a s# & ofrece un camino para su in!estigación. i se lo "ace bien en profundidad, sin supuestos ni epectati!as pre!ios, & si se tiene suerte, es posible, a consecuencia de la concatenación +ue une todo con todo JPK +ue %bd., ". .
=? Freud, Sigmund (1921 91): “Fragment! de análisis de un
+as! de Cisteria”. En Obras !m"letas, #!l. #%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, ". 11.
2A
incluso un trabajo tan falto de pretensiones d( acceso al estudio de los grandes problemas”.=> @ero esto no lo eime, sino todo lo contrario, de la permanente tensión entre el detalle de la singularidad & su ele!ación a la dimensión de la estructura, como as# tampoco de la particularidad del psicoanálisis donde el paciente mismo toma parte en la in!estigación, como lo formula en “ )a etiolog2a de la histeria" .=A 0on etrema cautela Freud nos ad!ierte +ue cuando nos alejamos del material básico podemos emborrac"arnos con nuestras propias opiniones, cuestión +ue está en el n5cleo de esta tesis, &a +ue tal “borrac"era” es una manifestación del saldo lamentable de ciertos análisis de los analistas. @or eso en la G de las citadas Conferencias nos dice: “JPK ni por un instante deben creer +ue esto +ue les presento JPK sea un sistema especulati!o. Es más bien eperiencia: epresión directa de la obser!ación o resultado de su procesamiento”.=1 u !#a es pragmática. asta cierto punto eiste coincidencia entre in!estigación & tratamiento, pero los dos tambi(n se diferencian, &a +ue no es lo mismo dirigir una cura +ue el momento de la elaboración de un caso cl#nico. 0iertamente el discurso del psicoanálisis no es el de la ciencia, pero participa absolutamente de la esencia misma de lo cient#fico, con una especificidad radical. 9etomemos una frase de Freud citada con anterioridad, a+uella en +ue dice +ue con la aceptación de lo inconsciente “se "a iniciado una reorientación decisi!a en el mundo & en la ciencia” ?3. En contrapunto con esta referencia freudiana, recordamos la afirmación de Lacan en >adiofon2a ! teleisi%n , respecto a la cuestión de si la noción de inconsciente sub!ierte el campo del conocimiento. u respuesta es +ue no, por el simple "ec"o de +ue le es ajeno. ?%
Punto %"%". ' &a bru/a adi(inante '
=>
Freud, Sigmund (191501917219101915): “!neren+ias de intr!du++in al "si+!análisis, ; +!neren+ia: 6!s a+t!s allid!s”. En Obras !m"letas, #!l. $#, &uen!s Aires,
Am!rr!rtu Edit!res, "". /, .
=A Freud, Sigmund (1'95):
“6a eti!l!ga de la Cisteria”. En Obras !m"letas, #!l. %%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res.
=1 Freud, Sigmund: “!neren+ias de intr!du++in al "si+!análisis, 15; +!neren+ia: 8si+!análisis < "si=uiatra”. En Obras !m"letas, #!l. $#%, /. 5Freud, Sigmund : “!neren+ias de intr!du++in al "si+!análisis. 5; +!neren+ia. 8remisas < t-+ni+a de la inter"reta+in”, !".+it., ". 19.
?% 6a+an, a+=ues: “ adi!!na < tele>isin”, &uen!s Aires, Anagrama,
1977. ". /.
21
&uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, ".
4iller, en “Cinco ariaciones sobre el tema de la elaboraci%n proocada ” tomando como objeto de interrogación al cartel, lo refiere al problema de la “transferencia de trabajo”. -ice: “La función del +ue se presta al más;uno JPK, es "acer de tal modo +ue cada miembro del cartel tenga su propio rasgo. JPK Es la condición para tener un trabajo +ue produzca saber. JPK -ar entonces su justo lugar al objeto en el cartel eige +ue el más uno no se apropie el efecto de atracción sino +ue lo refiera a otra parte ;entre nosotros; a Freud & a Lacan.” ?2 4iller, pone en correlación la abducción & el deseo de saber desarrollado en el seminario “ntroducción al post;anal#tico” ?8, & citando a @eirce lo llama “ the po5ering of guessing right , la capacidad de adi!inar”. ?<
Eisten entonces cuatro modos de producción de conocimientos: la deducción, la inducción, la analog#a & la abducción. Los tres primeros son reconocidos como tales por el positi!ismo, a diferencia del cuarto +ue lo desestabiliza. En nuestros t(rminos, los tres primeros tienen la garant#a del Wtro, mientras +ue el cuarto refiere al significante del Wtro barrado & lo consideramos solidario con la ca#da del horror al saber . $ su !ez, la abducción es lo +ue sostiene a la con!ersación. M “+uizá la con!ersación es lo +ue instalamos nosotros en el lugar del Hombre del @adre”
?=
a
diferencia de la ciencia, en la (poca del Wtro +ue no eiste, seg5n Laurent. La abducción como capacidad de adi!inar funciona en el l#mite de lo sabido, +ue es "ábito, fuente de la inducción en @eirce. alto, a su !ez, de la deducción, +ue es una forma aclaratoria. @or eso, seg5n 9uiz;Terner 7traductor & autor del prólogo de la !ersión castellana del libro de @eirce “ Deducci%n( inducci%n e hip%tesis"0 la abducción es la fuente de donde proceden todas las premisas +ue posibilitan el a!ance de la ciencia.??Esta “capacidad de adi!inar” la podemos rastrear claramente en Freud, +uien el 2= de 4a&o de %A1= dice todas las noc"es mientras escribe no "ace más +ue imaginar, transponer & adi!inar, & sólo se detiene frente a alguna absurdidad, o cuando del cansancio no puede más. 5 *iller, .A.: “in+! >aria+i!nes s!bre el tema de la elab!ra+i n "r!>!+ada”. Ar+Ci>!s de 8si+!análisis, nP. &uen!s Aires, E!lia, 1991, ". 1. 53 *iller, .A.: Seminari! de in>estiga+in “%ntr!du++in al "!st0analti+!”, En El "es! de l!s ideales. &uen!s Aires, 8aids, 1999. 5/ %bd., 15. 5 %bd., ". . 55 uiQ Gerner: “8rl!g!” . En .S. 8eir+e, Iedu++in, indu++in e Ci"tesis, &uen!s Aires, Aguilar, 197.
83
$ la altura de “El 4alestar en la 0ultura”, refiri(ndose a la introducción del concepto de pulsión de muerte, afirma: “$l comienzo &o "ab#a sustentado sólo de manera tentati!a las concepciones a+u# desarrolladas, pero en el curso del tiempo"annn ad+uirido tal poder sobre m# +ue &a no puedo pensar de otro modo.” ?> olamente en %123, Freud dudó, retrocedió, !aciló respecto a su “bruja adi!inante” +ue lo !isitaba por las noc"es, !acilación +ue se produjo sólo con la introducción de la pulsión de muerte. Esto no es e!idente en @eirce: más bien pareciera +ue el proceso abducti!o implica en s# la causa en tanto oculta. @eirce reconoce tanto regularidades de la naturaleza, como le& o determinación, como una causalidad sostenida en el azar o como un principio esencial en el fondo del uni!erso. La abducción se orienta "acia la contingencia causal. 4iller, en “ C%mo se inentan nueos conceptos en *sicoan$lisis ”?A se refiere al concepto de causa en el
psicoanálisis: la causa +ue funciona como tal en tanto (sta permanece oculta. El desarrollo +ue 4iller "ace en ese teto es una apretad#sima s#ntesis de su curso “0ausa & consentimiento”. iguiendo a 4iller, podemos decir +ue, en psicoanálisis, "a& una relación discontinua entre causa & efecto: entre una & el otro está la represión. La fijación no alcanza como antecedente causal, & la represión nombra la elección de neurosis, +ue en el curso citado está puesto en relación con “la elección forzada” & “la insondable decisión del ser” de Lacan. e trata del objeto, & del sentido, en tanto este es pri!ati!o del consentir del sujeto. -ec#amos +ue la abducción es una de las cuatro modalidades de producción del conocimiento cient#fico & fue descripta por primera !ez por $ristóteles en los *rimeros
in embargo debemos destacar el gran aporte del @rofesor /uan amaja, en lo +ue "ace a la relación entre la analog#a & la abducción. @recisamente por+ue en el gran salto de Freud en %123, la dimensión abducti!a no es sin la referencia analógica permanente. “iendo el caso análogo un objeto familiar, su regla está entrañada en su significado, & ella "ace posible el tránsito a la abducción, en la medida en +ue sobre esa regla )la ma&or parte 57 Freud, Sigmund: “ El malestar en la +ultura (1932199)” . En Obras !m"letas, #!l. $$%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, ". 11. 5' *iller, . A.:“m! se in>entan nue>!s +!n+e"t!s en "si+!análisis (19'7)”. En %ntr!du++in a la +lni+a la+aniana. &ar+el!na, Es+uela 6a+aniana de 8si+!análisis, 7. 59 Aristteles: “Analti+!s 8rimer!s”. En 4ratad!s de lgi+a (Organ!n) %%. *adrid, Dred!s, 5.
8%
de las !eces impl#cita, debido a +ue procede del trasfondo eperiencial
&
perceptual*
se
comienza
a
diseñar
conceptualmente la nue!a 9egla "ipot(tica. Es decir, la regla )8*
impl#cita en el caso análogo )al +ue conocemos mu& bien, precisamente, por+ue se trata de un caso familiar *, opera como embrión o proto"ipótesis de la futura abducción eplicati!a )@aso 2*. Esta regla )8* del caso análogo nos acota el campo de b5s+ueda de la regla +ue buscamos ) 9 * & +ue tienen la ma&or probabilidad de ser una buena "ipótesis )9"* )@aso 8*. En esta interpretación, la abducción +ue pone la eplicación al alcance de nuestra mente "a sido posible gracias a que la analog2a ha reducido dr$sticamente el campo de b:squeda & le
confiere la probabilidad +ue aporta la eficacia de la propia pra9is humana”>3
El ejemplo +ue nos brinda amaja es el siguiente: @aso %: 9asgo X caso análogo )familiar* Y caso presunto. @aso 2: 9asgo X regla del caso análogo Y caso presunto. @roto 7 "ipótesis Z @aso 8: 9asgo regla "ipot(tica Y caso dentificado [ abducción
Punto %"%"0 ' $onclusiones ' En el surgimiento de la llamada ciencia moderna se produce un desgarramiento entre cultura "umanista & cultura cient#fica. Es en ese desgarramiento donde se asentará el psicoanálisis. >3 amaja, /uan: “emiótica de la 0iencia. Los 4(todos las inferencias & los datos a la luz de la semiótica como lógica ampliada”. )n(dito* 6uenos $ires, 2338, p. 2=.
82
La relación entre la causa & el efecto no es simple, sino compleja, &a +ue el concepto de defensa nombra una elección. Esta elección "orada el determinismo. En la famosa “0arta ?1”, es donde !emos una operación radical +ue implica la operación sobre la represión para alcanzar un saber inconsciente. El concepto de abducción tal como está formulado especialmente por el pragmatismo, permite situar los “saltos” +ue Freud produce a"# donde no deduce, no induce & "ace uso de la analog#a donde es !isitado por la “bruja adi!inante”. “altos” +ue no implican ecluir los modos precisos & rigurosos con los +ue Freud da cuenta de sus in!estigaciones & producción de saber. La frase cla!e de todo este cap#tulo es a+uella de la Conferencia + , de las Conferencias de introducci%n al psicoan$lisis :
“@ero la aceptación del inconsciente JP inicia en la ciencia una orientación decisi!a”>%. Esta orientación implica ocuparse de lo +ue la ciencia forclu&e, esto es, el sujeto −en
la perspecti!a de Lacan −, de un sujeto escindido, nombre temprano de lo incurable.
ncurable +ue los mecanismos de defensa rec"azan. @or este orden de razones es +ue el psicoanálisis puede producirse como acontecimiento a partir del llamado “siglo de la ciencia”. El “ángulo psicológico” seg5n @opper, llamado tambi(n “intuición creadora”, nos permite a!anzar sobre el modo en +ue @eirce aborda la cuestión de la abducción & poner este concepto en tensión en !arios autores, destacándose el abordaje de Tittgenstein & el debate actual de 9ort&. En el cap#tulo se coloca en correspondencia la abducción con la llamada por Freud “la bruja adi!inante”, re!elándose el salto +ue implica la in!ención sin Wtro. i la práctica del psicoanálisis no está separada de la in!estigación !emos claramente en Freud lo +ue "a formulado Lacan respecto al analista cuando dice +ue (ste es dos: el +ue sostiene el acto anal#tico, & el +ue constru&e conceptualmente en relación con esa práctica cl#nica. En todo momento Freud se nos presenta deduciendo, induciendo, "aciendo analog#as & produciendo el salto abducti!o, salto +ue implica una operación respecto a la defensa, aun+ue ese salto se “apo&e” en la analog#a. >% Freud, Sigmund (19101915): “!neren+ias de intr!du++in al "si+!análisis. 5; +!neren+ia”, !". +it., ". 19.
88
@or lo tanto, la in!estigación en psicoanálisis siempre se topa con el obstáculo de los mecanismos de defensa. Estos mecanismos “atentan contra la in!estigación )eploración* anal#tica”.>2
7 Freud, Sigmund (1937): “Análisis terminable e interminable”. En Obras !m"letas, #!l. $$%%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, ". .
8<
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8>
$apítulo )" )# 1obre la In(estigación el obst!culo
Punto %")"% ' El ob/eto epist2mico freudiano ' . Freud en el 0ap#tulo G del teto “ <
@ara 6ac"elard, el obstáculo es obstáculo epistemológico, por lo tanto no se puede plantear el problema del conocimiento cient#fico, si no es en t(rminos de obstáculo. Este se manifiesta como impedimento & como inercia. i toda nue!a producción de conocimiento se realiza “contra” conocimientos anteriores, la inercia dará cuenta de un uso abusi!o de esos productos anteriores. La tesis filosófica +ue despliega 6ac"elard es: “El esp#ritu cient#fico debe formarse en contra de la naturaleza, en contra de lo +ue es, dentro & fuera de nosotros, impulso & enseñanza de la naturaleza, en contra del "ec"o coloreado & !ario”.
>=
6ac"elard diferencia tajantemente la posición del educador, de la del in!estigador. El educador manda, se cree un maestro el in!estigador es el +ue se enfrenta al obstáculo. Los educadores están gobernados por una !oluntad de poder, a diferencia de los in!estigadores +ue se orientan por una !oluntad de razón. “Los profesores reemplazan los descubrimientos por lecciones.JPK a& +ue defenderse , pues, del desgaste a las !erdades racionales +ue siempre tienden a perder su apodicticidad & a caer al ni!el de los "ábitos intelectuales” >?.
>8 Freud, Sigmund (1937):
“Análisis terminable e interminable”. En Obras !m"letas, #!l. $$%%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19' 9.
>< &a+Celard, Dastn: 6a !rma+in del es"ritu +ienti+!,
&uen!s Aires, Sigl! $$%, 19/'.
7 %bd., ". 7 75 %bd., ". 91.
8A
$ los fines de nuestra tarea, es importante destacar lo +ue denomina “maso+uismo intelectual”. @adecen de tal maso+uismo a+uellos cient#ficos +ue no pueden “gozar tran+uilamente” con un conocimiento bien cerrado en s# mismo & siempre atestiguan +ue "a& algo +ue se les escapa. Friederic" Hietzsc"e, en “ Sobre erdad ! mentira en sentido e9tramoral" ,
>>
afirma +ue no "a& ninguna posibilidad de un conocimiento bien encerrado en s# mismo. e pregunta, por el contrario, si "a& alguna concordancia entre las cosas & las designaciones. Es más, el creer +ue se posee una !erdad, es al precio de un ol!ido, de ol!idar de +ue sólo tiene estatuto de !erdad lo +ue posee “consecuencias agradables para la !ida”, &a +ue la “cosa en s#” es absolutamente inalcanzable. -e un modo luminoso afirma +ue los conceptos sólo se forman eliminando los rasgos singulares & asemejados por e+uiparación. Entonces, en la omisión de lo real & lo indi!idual, el concepto se funda. @or su parte el psicoanálisis da cuenta de +ue el Ini!ersal no reabsorbe el @articular, sino por el contrario, da cuenta de la originalidad del caso por caso. @ara el filósofo alemán, no "a& !erdad alcanzable, atrapable, sino meras ilusiones +ue se ol!ida +ue son tales. on sólo metáforas consolidadas, a las +ue se trata como a las cosas mismas. La radicalidad del pensamiento de Hietzsc"e, lo lle!a a afirmar +ue ni las matemáticas, ni las representaciones del espacio & el tiempo son meras imitaciones sobre la base de metáforas. @or lo tanto, si no "a& !erdades, los "ombres mienten de acuerdo a un estilo !inculante para todos. B0uál es el estatuto de esta mentira, cuál es su necesidad podr#amos formularC -e acuerdo a lo postulado por Hietszc"e la construcción conceptual es una protección para el "ombre, respecto a las “fuerzas terribles +ue constantemente lo amenazan”. @or lo tanto, no "a& ninguna posibilidad de “percepción correcta”, ni de adecuación sujeto;objeto, &a +ue son “dos esferas absolutamente distintas”. BEntoncesC Lo +ue "a& a lo sumo, como dice Hietzsc"e, es un traducir a un lenguaje completamente etraño, un etrapolar alusi!o, esto es, una conducta est(tica. on necesarias una esfera intermedia & una fuerza mediadora libres para poetizar e in!entar.
77 ietQs+Ce, Friederi+C: S!bre >erdad < mentira en sentid! e?tram!ral. *adrid, 4e+n!s, 1'73.
81
@ara Fran]ois -agognet en “ achelard ! la epistemolog2a francesa" # , la idea de ruptura caracteriza toda la epistemolog#a bac"elardiana, en la medida en +ue no "a& nada inmutable ni inmó!il. La contemporaneidad, como cuarta (poca de la "istoria, marca una ruptura de la razón & de la t(cnica. $ su !ez, este pensador destaca +ue para 6ac"elard la posibilidad de “curarse” del obstáculo se logra renunciando a la cultura solitaria, el pensar con otro abre una dimensión nue!a en la posibilidad de traducción. @ara -agognet, la ciencia contemporánea no se distingue de la t(cnica. Este anclaje produce como consecuencia +ue “la ri+ueza & la fecundidad de la ciencia contemporánea” >1, se produzca “felizmente regionalizada” A3. @or otra parte, la aiomática +ue se presenta como causa primera, sin embargo es una mera repetición: lo +ue &a se conoce es aiomatizado. En otro art#culo 6ernard 6arsotti plantea +ue: “Es el desconocimiento del papel de las matemáticas en el pensamiento cient#fico lo +ue impide a la filosof#a pensar las ciencias como proceso "istórico de producción de conocimientos”. A% Es justamente a partir de la categor#a matemática +ue 6ac"elard tendrá un pie en la filosof#a cr#tica & otro en la f#sica matemática. $l mismo tiempo formula tanto la ruptura absoluta como una “profunda discontinuidad”. @ero lo fundamental +ue !a a destacar 6arsotti, a mi criterio, es el estatuto del sujeto racionalista, a+uel +ue toma a las matemáticas como nue!as formas de juicio. -ice: “La di!isión de la razón no se debe al solo impulso de la regionalización fenomenológica de la eperiencia Jcomo formula -agognetK, sino tambi(n al ezfuerzo de ^di!isión de s#_ del sujeto, +ue no tiene solamente ^conciencia de su di!isión ine!itable, sino además ^la !oluntad de di!idirse al di!idir_, en tanto sujeto de los !alores epistemológicos”. A2 La orientación freudiana es otra al respecto, basta citar el 5ltimo párrafo de “Duelo ! melancol2a" : “abemos &a +ue la #ntima trabazón en +ue se encuentran los intrincados problemas del alma nos fuerza a interrumpir, inconclusa, cada in!estigación "asta +ue los resultados de otra puedan !enir en su a&uda”. A8 >AIag!gnet, FranR!is: “S!bre una segunda
ru"tura”. En &a+Celard < la e" istem!l!ga ran+esa, &uen!s Aires, la>es, 5.
79 %bd., ". 1. ' %dem. '1 &ernard &ars!tti: “El n!0Tantism!U de &a+Celard: Ca+ia el sentid! tras+endental de la ru"tura e"istem!lgi+a”. En &a+Celard < la e"istem!l!ga ran+esa. O". +it. ". 137. ' %bd., ". 17.
A8 Freud, Sigmund (1917 2191): “Iuel! < melan+!la”. En Obras !m"letas, #!l. $%#, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". .
<3
@ero debemos destacar +ue para 6ac"elard el descubrimiento es tal sólo cuando produce una “modificación espiritual”, +ue en nuestros t(rminos estar#a del lado de una rectificación subjeti!a. @aul;Laurent $ssoun afirma en “ +ntroducci%n a la epistemolog2a freudiana" +ue: “si es !erdad +ue todo saber cient#fico tiene su r(gimen, debe "aber una refleión sobre las condiciones de posibilidad de tal saber, no forzosamente eterna, sino actuando al mismo tiempo +ue ese saber, en ese saber”. @or eso $ssoun nombra el modo en +ue Freud teoriza su práctica como sui generis( cuestión +ue lo lle!a a producir el neologismo “metapsicolog#a”. e !a a
denominar, entonces, epistemolog#a freudiana, a a+uella in!estigación +ue da cuenta de las condiciones de ese saber psicoanal#tico. Freud tanto sub!ierte el lenguaje de su (poca, como manifiesta fidelidad a los dic"os de los +ue reconoce como maestros. El objeto epist(mico freudiano, en su originalidad, es llamado entonces “metapsicolog#a”, & seg5n el mismo $ssoun F , en la medida en +ue el “inconsciente” es un “objeto” +ue rebasa a la psicolog#a, “metapsicolog#a” es otro nombre para el psicoanálisis, a la !ez +ue su n5cleo teórico La metapsicolog#a tambi(n es el operador & el testimonio de la ele!ación de la práctica cl#nica a la altura de un saber. El neologismo “metapsicolog#a” epresa una ruptura con la literatura, la filosof#a, la psicolog#a, la neurolog#a, dando cuenta de los procesos +ue conducen más allá de lo consciente, siendo as# una reforma de la razón. En !erdad el adjeti!o “metapsicológico” se presenta por !ez primera, seg5n $ssoun, en León -audet en “)Gheredo” )%1%?* A?. La metapsicolog#a no se ocupa sólo de la “"ipótesis del inconsciente”, sino tambi(n de todas las consecuencias de esa "ipótesis, para una nue!a concepción de la psi+ue. Entonces para @aul;Laurent $ssoun el psicoanálisis es no sólo de un m(todo de in!estigación de los procesos inconscientes & un modo de tratamiento de las perturbaciones neuróticas, sino tambi(n una serie de concepciones psicológicas, a las cuales se les puede otorgar la categor#a de ciencia. @ara el psicoanálisis la formación del analista comporta una mutación subjeti!a. in +ue esto tenga eactamente el mismo estatuto +ue la “modificación espiritual” bac"elardiana, sin embargo, no deja de "acer eco en ella. A< Ass!un, 8aul06aurent: %ntr!du++in a la e"istem!l!ga reudiana, *
-?i+! Ed. S.$$%,19' , ". 1.
A= Ass!un, 8aul06aurent: 6a meta"si+!l!ga, *-?i+!, Sigl! $$%, . '5 %bd., 1.
<%
-esde la enseñanza de Lacan, se puede afirmar +ue la práctica cl#nica comporta un real desprendido de lo racional, & +ue por lo tanto no posee ni regularidad, ni le&. Lo real es una categor#a +ue se in!alida a s# misma & +ue a su !ez in!alida las demás construcciones teóricas. @ero es un real +ue da lugar a la defensa & por lo tanto a la posibilidad de la interpretación: cuestión de ocasión, de co&untura azarosa, & de lo inesperado +ue la diferencia de una deducción o una eplicación. -ice 4ic"el Foucault en “@ietzsche( &reud( Har9" : “-e la misma manera Freud no interpreta signos sino interpretaciones. En efecto, bajo los s#ntomas, B+u( es lo +ue descubre FreudC El no descubre, como se dice, ^traumatismos_ (l pone al descubierto fantasmas, con su carga de angustia, es decir, un n5cleo +ue es &a en su ser mismo una interpretación” A> Es esta formulación lo +ue lo lle!ará a plantear +ue en Freud encontramos una interpretación de una interpretación. $un+ue podemos considerar +ue esto es !álido para la cadena de representantes ps#+uicos inconscientes, ese saber de otra especie +ue el de la consciencia, debemos señalar +ue Freud formuló mu& tempranamente el ombligo de los sueños & el factor compulsi!o del s#ntoma, como l#mite a la interpretación. Lacan por su parte recomendaba anular el saber en el espacio de la eperiencia como condición para +ue pueda surgir la sorpresa, para "acerle lugar a lo real en tanto es imposible de pre!er & de saber con anterioridad. eg5n /. $. 4iller, en su curso de los años 233%` 32, llamado “ El desencanto del psicoan$lisis”:
“lo +ue la eperiencia de un siglo de psicoanálisis enseña, a saber, +ue esta eperiencia se demostró animada por una dinámica +ue no permitió en definiti!a a ninguna teor#a del psicoanálisis estabilizarse de un modo durable en un estado de ortodoia”. AA $5n estando en primer lugar la "erej#a & siendo la ortodoia una reacción frente a ella, esta 5ltima no es más +ue la colecti!ización de una opinión !erdadera )tal como lo eplica Friederic" Hietzsc"e*. La "erej#a nombra la ruptura & la ortodoia la continuidad, &a +ue trata de suturar la distancia entre teor#a & práctica. @ara 4ic"el A> F!u+ault, *i+Cel: ietQs+Ce, Freud, *ar?, Argentina, Ed. El +iel! "!r asalt!, 5, ". //. '' *iller, . A.: “El desen+ant! del "si+!análisis”. *i-r+!les 1/ de n!>iembre 1. urs! 1V. (%n-dit!) ". 3.
<2
Foucault, en “El orden del discursoI : “La "erej#a & la ortodoia no responden a una eageración
fanática
de
los
mecanismos
doctrinales
les
incumben
fundamentalmente”.A1 $ su !ez, los indi!iduos +uedan !inculados a ciertas enunciaciones & con la pro"ibición de otras, de acuerdo a la doctrina. @or este moti!o, los sujetos +uedan sometidos a los discursos, & estos discursos al grupo mismo. Esta es la doble sumisión +ue opera la doctrina. La elaboración de Freud ilustra en la dimensión de la ruptura cómo en cada nue!a producción teórica se re+uiere de una operación contra la represión, contra la defensa & contra el sentido asegurado. /. $. 4iller, en el curso citado anteriormente !a a decir: “El psicoanálisis, seg5n el 5ltimo decir de Lacan, ten#a +ue ser rein!entado por cada uno, apelando JPK al desplazamiento de discurso, algo por lo demás a lo +ue asistimos con Lacan: una dinámica propia del significante +ue escapa a todo control autorizado”. 13 @or su parte, @aul 6erc"erie en “ Jénesis de los conceptos freudianos" ,1% aborda la cuestión de la teorización de Freud, formulando en principio +ue no es posible lograr una s#ntesis +ue pueda cubrir el conjunto de tan !asta obra. /ustamente este autor da cuenta de cómo Freud arma una construcción teórica & en la etapa siguiente la cuestiona totalmente. eg5n el autor, podemos encontrar en la elaboración freudiana dos polos de construcción teórica: un polo cl#nico donde se ubicar#an los complejos de Edipo & castración, el estadio sádico;anal, etc., & un polo especulati!o: las tópicas, las teor#as de las pulsiones, etc. @ero 6erc"erie muestra cómo en !erdad los conceptos más generales, las construcciones especulati!as, siempre se orientan a interrogar lo real del psicoanálisis. @odr#amos agregar, +ue justamente, el concepto de pulsión de muerte es paradigmático de esa refleión. En Jénesis de los conceptos freudianos afirma: “El nacimiento de la ciencia en el inicio de la (poca clásica fue en efecto acompañado por una partición del campo de lo real. $ la razón cient#fica, a la in!estigación del mundo material a tra!(s del '9 F!u+ault, *i+Cel: El !rden del dis+urs!, &uen!s Aires, 4us=uets, , ". //. 9 *iller, .A: “El desen+ant! del "si+!análisis”. !".+it. ". 3. 91 &er+Cerie, 8aul: D-nesis de l!s +!n+e"t!s reudian!s, &uen!s Aires, 8aids, 19
''.
<8
juego de fuerzas & de las cosas +ue lo constitu&en, se opuso el mundo oscuro de a+uello +ue por cierto despu(s de Freud nos resulta fácil señalar como el mundo de la realidad ps#+uica, con todo el cortejo barroco +ue en (l despliegan sus figurasP”
12
@ara 6erc"erie, as# como para $ssoun, lo +ue constitu&e el n5cleo de la teor#a psicoanal#tica es la metapsicolog#a, & es a partir de ella +ue “la teor#a anal#tica se imbrica en las grandes corrientes de la psicolog#a”. 18 @ero es Lacan +uien la altura del “ Seminario 1K( )a angustia" , !a a formular +ue: “-ebemos encontrar en la elaboración de los conceptos el mismo obstáculo reconocido como constituti!o de los l#mites de la eperiencia anal#tica, o sea, la angustia de castración”.1< -ebemos recordar a+u# lo +ue dice Lacan en el cap#tulo %, del Seminario 11: “uisiera, desde a"ora, e!itar un malentendido. e me dirá: de todas, maneras el psicoanálisis es una in!estigación. @ues bien, perm#taseme enunciar, incluso para los poderes p5blicos, para +uienes este t(rmino de in!estigación, desde "ace alg5n tiempo, parece ser!ir de schibbolet , de preteto para unas cuantas cosas, +ue no me f#o de dic"o t(rmino. En lo +ue a mi respecta, nunca me "e considerado un in!estigador. 0omo dijo una !ez @icasso, para gran escándalo de +uienes lo rodeaban: no busco( encuentro. JPK $simismo, "a& sin duda alguna afinidad entre la
in!estigación +ue busca & el registro religioso. e suele decir: @o me buscar2as si no me hubieras encontrado !a . El encontrado !a
está siempre detrás, pero marcado por algo +ue es del orden del ol!ido BHo se abre entonces a+u# una in!estigación complaciente, indefinidaC”1= Esta formulación lo !a a lle!ar a Lacan a concluir este punto con lo +ue !a a ubicar como “el punto central +ue pongo en tela de juicio, a saber Bcuál es el deseo del analistaC”1? M "ace referencia a la al+uimia, en tanto +ue no es una ciencia debido a +ue 9 %bd., ". //7. 93 %bd., ". //'.
1< 6a+an, a+=ues (19501953): El seminari!, 6ibr! 1: 6a angustia. &uen!s Aires, 8aids, 19'7. ". 7'. 1= 6a+an, a+=ues (195/): El seminari!, 6ibr! 11: 6!s +uatr! +!n+e"t!s undamentales del "si+!análisis. &uen!s Aires, 8aids, 19'7, ".1. 95
%bd., ".17
<<
“la pureza de alma del operador era como tal, & epl#citamente, un elemento esencial del asunto”1> Bui(n mejor +ue Freud marcó las pertinencias de esta cuestión cuando en su famosa carta a Fliess le "ace lugar a la posibilidad del engaño de las "ist(ricas a partir de darse a s# mismo la posición de !#ctima de un padre per!ersoC Es la ca#da de ese argumento, la satisfacción +ue portaba & el no querer saber +ue epresaba, lo +ue le abre las puertas para la construcción de los conceptos fundamentales de la realidad ps#+uica, de la fantas#a & de satisfacción autoerótica.
Punto %")") ' 3bst!culo satisfacción ' -iferentes lecturas de la obra de Freud ubican la problemática de la satisfacción en relación con la segunda tópica )&o 7 ello 7 super&ó*. La dimensión económica +ue nombra tanto un inconsciente libidinal como al s#ntoma referido &a no a un querer decir , sino a la satisfacción +ue implica, !an a marcar los obstáculos ma&ores para las conclusiones de los análisis. El incremento del padecimiento cuando se está por ceder un modo paradójico de satisfacción, cu&o paradigma es la reacción terap(utica negati!a, epresa esto contundentemente. Los s#ntomas como práctica seual de los neuróticos Bcómo se presentaban en los inicios del psicoanálisisC Bu( anticipaciones encontramos de la cuestión de la satisfacción, incluso antes de la formulación del inconsciente dinámicoC 'omemos con estas preguntas, esa casu#stica inicial del cap#tulo de Estudios sobre la histeriaL .
0omencemos con el caso de $na W., trabajado por Freud junto con 6reuer. Lo primero +ue "allamos es +ue un rasgo de carácter, la bondad compasi!a de $na, era una !#a para satisfacer una intensa pulsión. $+u# &a "a& un nudo +ue preocupar#a a Freud en los tramos finales de su obra. Luego "allamos una descripción de las perturbaciones corporales de la paciente, simultáneamente con la llamada “doble conciencia”: escisión ps#+uica & cuerpo recortado por malestares. i la "ipnosis permit#a “recuperar” el suceso traumático & con ello disol!er el s#ntoma, el teto encarnado re!ela un cuerpo distinto del organismo, & la palabra es fuente de ecitación, dolor, parálisis, etc. El llamado “estado segundo”, lo no;consciente, +ue es comparado con el
97 %bd., ". 17.
<=
sueño & las alucinaciones, orienta la satisfacción & re!ela su paradoja en la operación terap(utica misma. El párrafo central de este caso, ejemplar para re!elar la coneión amor de transferencia;resistencia, es el +ue dice: “'ambi(n a+u# se obser!aba de manera regular +ue “apalabrado” el s#ntoma, emerg#a con reno!ada intensidad mientras se lo relataba. $s#, en el análisis del no;o#r, la enferma se !ol!ió tan sorda +ue a !eces deb# entenderme con ella por escrito”. 1A 9ecordemos +ue el s#ntoma de no;o#r, se relaciona directamente con el padre & con el espiar. Este no;o#r, re!ela una zona "isterógena & su paradójica presentación durante la cura. ncremento del padecimiento sintomático )sordera* cuando se está a punto de desembarazarse de el. 'engamos presente +ue se trata de la “ talNing cure”, la cura por la palabra. -ejaba de o#r la !oz de +uien conduc#a la cura. ólo tengamos presente a+u# la primer teor#a pulsional, & el conflicto pulsiones del &o;pulsiones seuales, para dar cuenta del recorte de ese agujero de borde pulsional llamado o#do. B0uándo se produjo en $na el s#ntoma de la tosC 0uando le sobre!ino el conflicto entre cuidar al enfermo & estar en el baile. 0onflicto +ue se produjo cuando escuc"ó “los sones de una m5sica bailable”. @asemos a"ora a Emm! on @ ., +ue es el primer caso en donde es Freud +uien aplica el m(todo "ipnótico. 'ambi(n es el caso inaugural de lo +ue posteriormente se !a a llamar “asociación libre”. Gemos con toda la frescura de esos momentos primeros, +ue es la paciente misma +uien la produce: “me dice, con epresión de descontento, +ue no debo estarle preguntando siempre de dónde !iene esto & esto otro, sino dejarla contar lo +ue tiene para decirme”. 11 Gemos presentarse
el concepto de “falso enlace”,
antecedente del
desplazamiento & la transferencia motor como as# tambi(n el concepto de “compulsión a asociar”, +ue !a a remitir tanto al “analista como obstáculo eterno” en *sicoterapia de la Oisteria , como a la transferencia como obstáculo, posteriormente.
Ina de las primeras cuestiones +ue Freud destaca en este caso, es el asco. 0uestión +ue !a a ocupar un lugar pre!alente en la sintomatolog#a "ist(rica. En Emm! 1A Freud, Sigmund (1'9301'9): “Estudi!s s!bre la Cisteria (&reuer < Freud)”, +a". . En Obras !m"letas, #!l. %%, 99 %bd., ". '/
&uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". 51.
on @ ., el asco !a a referir a lo oral & estar en coneión con sus dos "ermanos. Lo
patológico !a a estar en relación con la cantidad & su destino con!ersi!o, con una sal!edad mu& importante )tambi(n por el destino +ue tendrá en elaboraciones posteriores*, +ue eplicitamos a continuación: Ho toda la “suma de ecitación” se transpone en con!ersión en el cuerpo, una parte permanece como talante )angustia, depresión melancólica, fobias, abulias, in"ibiciones de la !oluntad*, por lo tanto, fracaso de la defensa & no realización absoluta de la bella indiferencia "ist(rica. i el asco re!ela el conflicto pulsional & la relación particular de la "isteria con la satisfacción, el fracaso de la defensa )a+u# igual a represión* !a a dar cuenta de un concepto más abarcati!o )siendo la represión solo uno de los m(todos de la defensa*, +ue permitirá establecer el mas allá del s#ntoma, como carácter. Este 5ltimo epresa claramente un modo de satisfacción pulsional sostenido en una zona erógena. En Hiss )uc! > . , encontramos un detalle ordenado & resumido de las modificaciones t(cnicas del proceso terap(utico dispensado por Freud %33. 'ambi(n es el caso cl#nico en donde la teor#a del conflicto da un paso más, bajo la fórmula: “@uedo ase!erar +ue ese ol!ido es a menudo deliberado, deseado”. %3% $+u#, el s#ntoma con!ersi!o es la p(rdida de la percepción olfati!a. La cuestión del olfato !a a ser retomada por Freud muc"o más tarde, en el “4alestar en la cultura”, cuando "able de una represión orgánica +ue produce como efecto en la constitución subjeti!a una importante p(rdida del sentido olfatorio. Hiss )uc! > ., además de esa p(rdida, sufr#a de unas sensaciones olfatorias +ue la persegu#an. @or lo tanto, respecto al olfato, un menos & un más de sensaciones. Freud, se pregunta respecto a los sucesos traumáticos, Bpor +u( fue elegido “como s#mbolo justamente un olorC”.%32 El olor es un resto +ue liga las escenas traumáticas, pero lo +ue se resalta especialmente es la !i!idez plástica de los recuerdos de esta paciente denominada “!isual”. us asociaciones son en principio, imágenes a ser miradas. Esas imágenes portan la resonancia de los t(rminos
nKmer! 1 de la "ágina 17, de la Edi+in de Am!rr!rtu #!l. %%, “Estudi!s s!bre la Cisteria (&reuer < Freud), e?"resa la Cist!ria de esas
m!dii+a+i!nes. 11 Freud, Sigmund (1'9301'9): “Estudi!s s!bre la Cisteria (&reuer < Freud)”, +a". . !". +it., ". 19. 1 %bd., 13.
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Es en Matharina, donde más a!anza en la dimensión de la satisfacción articulada a la resonancia fónica. Esta muc"ac"a presentaba como s#ntoma con!ersi!o, la falta de aire & el sentimiento culpable respecto a la separación de sus t#os.
Las declinaciones del “ Mommen”, !an articulando el conjunto de la trama, donde podemos !erificar un sentido, más allá de los efectos de las significaciones de las escenas de la trama. Gamos a entrar a"ora en el 5ltimo caso, el ejemplar & paradigmático de Elisabeth on > .
Esta jo!en +ue padec#a dolores en la pierna & caminaba mal, nos aporta las anticipaciones teóricas más importantes para esta pe+ueña in!estigación. 4u& tempranamente a Freud se le "izo necesario diferenciar dolores orgánicos, neurastenia e "isteria de con!ersión. abemos +ue son “tres cuerpos”: el orgánico, el afectado por ausencia de falso enlace, el +ue padece de un falso enlace reprimido. En el desarrollo de la cura +ue emprende con Elisabet" !on 9., Freud localiza una zona "isterógena sensible a “!oluptuosas cos+uillas”. El cuidado del padre enfermo & los deseos respecto al cuñado !an en"ebrando la trama. La pierna derec"a dolorida articulaba los recuerdos respecto al padre & al compañero de ju!entud & la iz+uierda, a los dos cuñados. 0omienzan a ser recortados por Freud, los representantes ps#+uicos encadenados en la trama de la dial(ctica subjeti!a. Stehen: estar en pie Jehen: caminar.
a!anzar un paso. Stillstehen: e +uedó parada.
El caso re!ela cómo “mediante una simbolización !mbolisierung as# pueden generarse s#ntomas somáticos de la "isteria”. %38 'enemos el efecto de significación, la trama de sentido, & un t(rmino destacado +ue anuda al conjunto de todos los otros: osalia O , nos "abla de +ue “una de sus piernas doloridas 13 %bd., ". 157. 1/ %bd., ".17'. 1 %bd., ".1'7.
<1
Jbase orgánicaK entraba en contacto con la pierna "inc"ada del padre a ra#z del cambio de !endaje”, !endaje”,%3? acontecimiento +ue creó “una zona "isterógena artificial”, artificial”, sobre la +ue se montó la trama de la representación erótica reprimida. Gemos destacarse el lugar pre!alente del padre impotente en la "isteria, a +uien ella se consagra con el sacrificio de su !ida: su deseo para sostenerlo, & sus condiciones de satisfacción articuladas a la pri!ación. @ero esa trama +ue inclu&ó & anudó el efecto de ese acontecimiento, fue un “tratamiento” de esa satisfacción contingente, satisfacción opaca más allá del s#mbolo. atisfacción opaca, +ue se re!ela en el dolor cruel ante la comunicación del deseo reprimido, en la medida en +ue cae esa significación. Ho todo es s#mbolo en la sati satisf sfac acci ción ón.. In s#mb s#mbol olo o se repi repite te,, un s#mb s#mbol olo o coma comand nda a una una red red +ue +ue proc procur ura a satisfacción, pero algo ecede al s#mbolo en la posibilidad de dar cuenta de lo +ue no anda )parafraseando a Elisabet"*, o mejor dic"o, de lo +ue sólo anda de ese modo. Ma +ue no "a& “enlace !erdadero”, "a& fijación & falso enlace.
Punto %" )" * ' Transferencia Transferencia pulsión ' El primer modo en +ue aparece la cuestión del obstáculo, en la obra de Freud, es bajo las especies de una incompatibilidad entre un pensamiento & el &o. Ina contradicción, un conflicto. B$"ora bien, por +u( esa incompatibilidadC @or cobard#a moral el paciente no +uiere saber. Está el m(todo de defensa & una elección del sujeto. on m(todos de defensa del &o, pero (ste mismo se "alla infiltrado por el trauma. Hue!o obstáculo en los inicios mismos. El traumatismo es esa incompatibilidad misma. i la esci escisi sión ón de la conc concie ienc nciia, epl epl##cit citamen amente te pare parecce refe referi rirr a una una intencionalidad como acto !oliti!o, en !erdad la noción de resistencia, lo compulsi!o del s#ntoma, la fuente independiente de displacer, & el incremento del padecimiento en la cura, desbordan ese argumento. Bu( es lo +ue Freud, en esos momentos iniciales, !a a llamar directamente “obstáculo”, más precisamente “obstáculo eterno”C 15 %bd., ".1''.
=3
$ la persona del m(dico: punto de detención de la emergencia de los recuerdos, !#a la rememoración & los comentarios sobre el anal#tico. @rec @recis isam amen ente te,, el caso caso inau inaugu gura rall $na W. da cuen cuenta ta de ese ese obst obstác ácul ulo, o, +ue +ue posteriormente !a a "allar su estatuto conceptual en la articulación transferencia 7 resistencia. En este punto, debemos destacar +ue la transferencia negati!a !a a dar cuenta de un obstáculo fecundo ma&or. i nos guiamos por esta perspecti!a, el psicoanálisis es una teor#a del obstáculo. incompatible e & la transferencia negatia los nombres del B@er B@ero o son son sólo sólo lo incompatibl
obstáculoC Ho. Wtro nombre del obstáculo es el carácter. @odr#amos decir +ue el carácter es a+uello del s#ntoma integrado a la personalidad, +ue se epresa como conducta. $un+ue, el desarrollo ma&or de Freud al respecto !a a ser en relación a la neuro neurosi siss obse obsesi si!a !a,, mu& mu& temp tempra rana name ment nte, e, cuan cuando do post postul ula a +ue +ue no toda toda la idea idea incompatible iner!a el cuerpo en la "isteria sino +ue se epresa como “talante personal”, da cuenta de la misma cuestión. La con!ersión se epresa, +uiere decir, se presenta, como disfunción el talante se satisface en s# mismo. Es el e+uilibrio neurótico mismo como obstáculo. @erturbar ese e+uilibrio, sintomatizar el carácter, !ol!er egodistónico lo +ue es egosintónico, "ace emerger necesariamente la transferencia negati!a. La desidentificación de los s#ntomas integrados a la personalidad, los !uel!e cuerpos etraños +ue interrogan al sujeto. @ero este e+uilibrio, Ba +u( respondeC B-isol!iendo los s#ntomas se conclu&e la tarea anal#ticaC En los albores, s#. @ero &a en la etapa media de su elaboración, Freud se !a a responder, +ue de ese modo, resta la capacidad para formar nue!os s#ntomas. $ partir de a+u#, el obstáculo &a asume los nombres de maso+uismo primario, necesidad de castigo, reacción terap(utica negati!a. @or lo tanto, Freud primero "abla de trauma como acontecimiento. @ero al darle el estatuto del “para todos” en la neurosis, se pierde como acontecimiento. Luego ubica +ue en la fantas#a no se trata de lo acontecido, sino de la realidad ps#+uica no "istórica )de todos modos el fantasear nos re!ela la práctica masturbatoria*. $ pesar del estatuto de la fantas#a como causante del s#ntoma, el fantasear encubre un goce solitario, aut#stico & este es el problema del psicoanálisis. M es el problema en todo análisis, por+ue lo +ue está en juego es cómo "acer para +ue la modalidad de satisfacción del sujeto +ue es aut#stica, entre en el campo de la transferencia cuál es la maniobra, el
=%
acto acto del del anal analis ista ta +ue +ue lo "ace "ace pasa pasarr del del s#nt s#ntom oma a !ulg !ulgar ar al anal analis ista ta como como obje objeto to,, inscribiendo al analista en la serie de los objetos de la fantas#a, para +ue se instale la neurosis de transferencia. -e este modo el analista pasa a ser el objeto de esa neocreación. La transferencia anal#tica implica &a un tratamiento de la modalidad de satisfacción pulsional, es la fórmula misma del amor en tanto implica la p(rdida de satisfacción aut#stica & el intento del sujeto de ir a buscar ese objeto de la pulsión parcial !#a la transferencia. @ero a+u# "a& un obstáculo más, &a +ue no toda la libido pasa a los objetos. En el marco marco de la segunda segunda tópica, tópica, en El !o ! el ello , Freud articula reacción terap( terap(uti utica ca negati negati!a; !a;nec necesi esidad dad de castig castigo;su o;super per&ó &ó.. Finalm Finalment ente, e, el sentim sentimien iento to inconsciente de culpa está articulado con un resto de ligadura erótica, en la misma l#nea +ue “8%tem ! tab:" . 9ecordemos +ue “la necesidad de castigo, es una eteriorización pulsional del &o +ue "a de!enido maso+uista bajo el influjo del super&ó sádico JPK, en una ligazón erótica con el super&ó”. %3> @ero este obstáculo "abla de lo ligado. El otro obstáculo como resistencia del ello, es el de los mecanismos de defensa. -e la relación de estos obstáculos se ocupa esta tesis. $briendo la perspecti!a de +ue más allá de estos dos, +ue dan cuenta de la fijación & la ligadura pulsional, algo resta. Freud lo llama “fragmento de agresión libre”. Bu( "acer con esa cantidad irreductibleC La resona resonanci ncia a interp interpret retati ati!a, !a, la constr construcc ucción ión +ue realiz realiza a el analiz analizant ante, e, el encuentro con la castración estructural, el saber sobre el modo singular de satisfacción alrededor de un objeto de la pulsión parcial, dejan un resto. 9est 9esto o siem siempr pre e des! des!ia iado do de todo todo idea ideal.l. 9est 9esto o +ue +ue pres presen entá tánd ndos ose e como como disfuncionamiento, nombra lo original de cada sujeto. En !erdad este disfuncionamiento, es un funcionamiento.
Punto %" )" + ' El analista el obst!culo obst!culo ' Huestra Huestra propuesta es interrogar a+u#, cómo se presenta presenta el lugar del analista en la obra de Freud & en la de Lacan en relación con el obstáculo, obstáculo, ubicando la dimensión dimensión
17 Freud Sigmund (199 2193): “El malestar en la +ultura”. En Obras !m"letas, #!l.$$%, &uen!s Aires, Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". 13 .
=2
(tica del acto anal#tico. 'omaremos para ello el teto de /ac+ues;$lain 4iller “ El hueso de un an$lisis" 1K debido a +ue puede ser le#do estableciendo un doble !ector:
lugar del obstáculo en la dirección
la dimensión del obstáculo en la
de la cura
elaboración de Freud & Lacan.
a& un entrecruzamiento )en este teto* entre la dimensión del obstáculo en la dirección de la cura, con las distintas elaboraciones +ue Freud & Lacan "acen en relación relación con la pregunta por & el lugar del obstáculo, obstáculo, +ue "a sido para ambos un lugar fecundo, un lugar de interrogación principal. $l obstáculo no se lo desec"a, sino +ue se lo "ace comparecer, se lo cita )con todo lo +ue ello implica* implica* incluso 7como dice Freud7 aun+ue ese obstáculo obstáculo pueda pueda "acer caer el conjunto conjunto de la teor#a teor#a elaborada "asta ese momento. Esa "iancia permanente, imposible de suturar, +ue "a& en psicoanálisis entre teor#a & práctica, & +ue aparece bajo la forma del obstáculo, tambi(n se presenta en la direcc dirección ión de la cura & del mismo mismo modo se proced procede e all#, all#, &a +ue en el curso curso de un anál anális isis is el obst obstác ácul ulo o tamb tambii(n es el lugar ugar fec fecundo undo & marc arca las dif diferen erente tess conceptualizaciones de la dirección de la cura en Freud & Lacan. En el 0ap#tulo 8 de “ H$s all$ del principio del placer" , Freud sit5a los tres grandes mo!imientos desarrollados en el transcurso de su teorización en lo +ue "ace a la dirección de la cura: %* El arte de la interpretación, 2* El trabajo sobre las resistencias, 8* El le!antamiento de las resistencias estructurales. M (stos coinciden con un ordenamiento & una producción teórica. interp rpre reta taci ci%n %n e los los sue= sue=os os"( "( @ode @odemo moss ubic ubicar ar en la prim primer era a (poc (poca: a: “)a inte 3*sicopatolog2a de la ida cotidiana"( 3El chiste ! su relaci%n con lo inconsciente ”, los
grandes tetos de la apertura del inconsciente. La segunda (poca coincide con los llamad llamados os “escri “escritos tos t(cnic t(cnicos” os” & las dificu dificulta ltades des +ue se presen presentan tan articu articulad ladas as a la transferencia: “ Sobre la din$mica de la transferencia"( 3*untualizaciones sobre el amor transferencia”, etc(tera. 'etos en los +ue se re!ela la posición del analista como lugar
del le!ant le!antami amient ento o de las resist resistenc encias ias,, & se ubica ubica el cierre cierre del incons inconscie ciente nte & las !icisitudes de la acción del analista respecto a la pregunta (tica sobre ese cierre. Finalmente, el trabajo con las resistencias estructurales +ue se articula con el cambio %3A *iller, a+=ues0Alain: El
Cues! de un análisis, &uen!s Aires, 4res Ma+Ces, 199'.
=8
del modelo pulsional freudiano, & con la nue!a teorización de la regulación del aparato ps#+uico donde aparecen las resistencias ma&ores del ello & el super&ó. En Lacan "a& un camino similar di!idido en tres momentos: %.
nflación del campo de lo simbólico al recentrar el descubrimiento
freudiano. it5a lo abierto por Freud a partir de su debate
con los
posfreudianos. En los grandes tetos del desarrollo del campo de lo simbólico, la dirección de la cura se enmarcaba en el atra!esamiento del plano imaginario & en el lugar de la producción de la !erdad, articulada a la dimensión de lo simbólico. ólo se arribaba al encuentro de la !erdad inconsciente dándole un estatuto jerar+uizado al registro simbólico. La dimensión pulsional, por otro lado, aparece en este momento como un !erdadero obstáculo. Lacan en cierto modo, tiene +ue "acer el mismo camino realizado por Freud. La re!isión de conceptos centrales de su teor#a es contemporáneo al debate en a+uel momento en el seno del psicoanálisis mundial, donde se "ab#a producido un efecto de cierre del descubrimiento freudiano del inconsciente psicoanal#tico. La dimensión pulsional aparece como inercia, lo +ue obstaculiza en el registro a 0 aG la relación del sujeto con la palabra !erdadera. $l comienzo, "allamos un despliegue de Lacan de la dimensión de lo simbólico & la dimensión de lo imaginario tiene un !erdadero lugar de obstáculo. Lo pulsional +ueda referido 7en el grafo de “ Subersi%n del sujeto ! dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano”7 a una dimensión significante como demanda. In primer Lacan
corre el eje de lo imaginario & deja fuera el cuerpo con la pre!alencia del campo del significante, & el significante +ueda situado en su carácter de a+uello +ue !iene al lugar de mortificar la 0osa, a+uello +ue produce & deja al sujeto muerto: el significante tiene un carácter mortificante.
2.
9eci(n en el Seminario 11( )os cuatro conceptos fundamentales
del psicoan$lisis 7con el antecedente de el Seminario 1K , )a angustia 7 es donde
produce la formulación del campo del objeto +ue estaba anticipado en El Seminario #( )a ética. @ero a5n se confunden all# el objeto de la pulsión, el
objeto del deseo & el objeto de la demanda. En el Seminario 1K 7 seminario eminentemente cl#nico7 "a& deslizamientos, &a +ue llama objeto oral a tres cuestiones diferentes: una es el objeto a como una nada recortada 7en cierta
=<
e+ui!alencia con el objeto perdido freudiano7 otra es el objeto petit )a*, como una sustancia episódica de goce +ue coincide con el objeto de la pulsión parcial freudiana & otra diferente, el objeto como el pec"o en tanto representación imaginaria i )a*. En el Seminario 11( Lacan produce el objeto a en continuidad con el Seminario 1K . @ero además destaca la crucial importancia de “4ás allá del
principio de placer”. En el cap#tulo “'&c"e & automaton” rescata la insistencia significante como automaton & ubica la t!che como lo +ue causa el eterno retorno de lo igual. En este punto se despliega & formaliza el estatuto del objeto, & la dimensión pulsional cobra el lugar +ue Lacan denomina “la dimensión de lo real articulada al objeto”. Esto se modificará posteriormente. @ero todo este mo!imiento lo lle!a a la producción de diferentes concepciones de la dirección & el final de la cura, del mismo modo en +ue en Freud "ab#a diferencias entre interpretación, resistencias, resistencias al le!antamiento de las resistencias, etc(tera. Entonces en el Seminario 11( )os cuatro conceptos fundamentales del psicoan$lisis, Lacan formaliza el objeto a 7dándole estatuto de real7 & sit5a la
dirección de la cura como atra!esamiento del fantasma. ueda, de todos modos, una pregunta abierta +ue retomará al final de su obra: una !ez atra!esado el fantasma fundamental Bcómo !i!irá el sujeto la pulsiónC M esto es absolutamente freudiano &a +ue en “$nálisis terminable e interminable” Freud "abla de la roca de base de la castración, & al final del tratamiento se encuentra con un fragmento de agresión libre, no ligada, un quantum pulsional no ligado fantasmáticamente +ue retomar( en el cap#tulo %% de esta tesis. 8.
Finalmente, la otra gran ruptura en la enseñanza de Lacan se
ubica en el Seminario 7K(
==
sujeto barrado 7en tanto sujeto di!idido por el significante7 &a +ue el sujeto es un efecto conceptual producto de concebir el significante en su dimensión mortificante. En este punto, Lacan tiene +ue construir otro concepto +ue !a a ocupar el lugar de la fórmula del fantasma. Ma no se trata de +ue el análisis impli+ue la asunción "egeliana del ser para la muerte, no se trata de +ue lo 5nico en juego sea la palabra plena en relación con la dimensión de la !erdad, ni del estatuto de la !erdad en tanto permanece como ficción. 'odo esto se des!anece. B0ómo resuel!e Lacan lo +ue "ab#a construido con la fórmula del fantasma, un sujeto di!idido por el significante más la dimensión de goce articulada al objeto aC B0ómo "acer entrar al cuerpoC Elabora el concepto de parlQtre( hablanteser , decae al final de su obra la categor#a de sujeto, el significante es !i!ificador, el objeto a es un semblante & surge la pulsión. Hue!amente ubica la dimensión freudiana & 7en su 5ltima enseñanza7 coloca en el lugar mismo de la pulsión al s#ntoma: el s#ntoma !iene a ocupar el mismo lugar lógico +ue la pulsión en Freud. -el mismo modo, como "emos dic"o Freud primero "abla de trauma como acontecimiento !i!ido. $l darle el estatuto del “para todos” en la neurosis, se pierde como acontecimiento. $"ora bien, el problema en todo análisis es cómo "acer para +ue la modalidad de satisfacción del sujeto +ue es aut#stica 7 +ue no necesita del Wtro, +ue implica el goce del Ino 7 entre en el campo de la transferencia, cuál es la maniobra, el acto del analista +ue lo "ace pasar por el Wtro. @or+ue esa es la operación anal#tica, "acer pasar el goce autoerótico por el campo del Wtro. La transferencia anal#tica implica &a un tratamiento de la modalidad de satisfacción pulsional, es la fórmula misma del amor en tanto implica la p(rdida de goce aut#stico & el intento del sujeto de ir a buscar ese objeto de goce en el campo del Wtro. La gran pregunta de Lacan en la 5ltima parte de su enseñanza es +u( "acer con lo +ue insiste eternamente para un sujeto, a+uello +ue !a más allá de la articulación significante & +ue no remite a la interpretación Bu( "acer con ese resto pulsional, ese resto de goce +ue insiste más allá de +ue "a&an ca#do las identificaciones, más allá de +ue "a&an ca#do los significantes amos +ue tienen la dimensión de significación para un sujetoC Ina !ez +ue se opera sobre
=?
el deal del &o & su en!(s, el super&ó, B+u( "acer con ese resto pulsional, con la dimensión del s#ntoma +ue &a no es articulación significanteC La respuesta de Lacan es la identificación al s#ntoma, de a"# a la fórmula “&o so& como gozo”7como sostiene 4iller7 en la +ue el sujeto se identifica con su modalidad de goce. Esto implica un cambio profundo en la conceptualización de lo +ue es el s#ntoma. La cuestión del obstáculo, se !a a presentar de un modo particular en /ac+ues Lacan en el Seminario 7K , cima de su segundo clasicismo 7tal como lo formula /ean; 0laude 4ilner en )a obra clara1K 7 respecto al obstáculo lógico +ue $ristóteles refiere en “8%picos" & en “)a >et%rica" . Lacan, en el cap#tulo G de dic"o eminario, se !a a referir al teto “El 82tulo de la letra" de /ean;Luc Hanc& & @"ilippe Lacoue;Labart"e, espec#ficamente a la nota al pie n5mero 8 de la página 2> .%%3 Estos dos autores realizan una pormenorizada lectura del escrito “La instancia de la letra o la razón desde Freud” & formulan +ue: “La instancia de la letra ser#a pues tambi(n, en este sentido, su insistencia, algo as# como la suspensión del sentido. 'odo lo cual no deja de complicar, por cierto, la interpretación del subt#tulo de la primera parte”.%%% Es en este punto donde los autores mencionados ubican la nota ^8_, refiri(ndose a +ue en esos dos tetos de $ristóteles ) 8%picos & >et%rica*, el Estagirita da cuenta de +ue la “instancia” “designa en la teor#a de la refutación, al obst$culo +ue consiste en particular en +ue la ecepción se oponga a una predicación uni!ersal”. %%2 El ejemplo +ue da $ristóteles en “ 8%picos" %%8 se refiere a lo adecuado +ue es sacrificar al padre en ciertos lugares, como ser en la !ida tribal, lo +ue no +uiere decir, en absoluto, +ue esto sea un bien. Estas objeciones o refutaciones pueden suscitarse de cuatro maneras seg5n la >et%rica%%<:
%. $ partir del mismo entimema )razonamiento retórico +ue trabaja sobre premisas probables* +ue "a propuesto un oponente, %31 *ilner, ean0laude: 6a !bra +lara. &uen!s Aires, &!rdes *anatial, 1995. 11 an+<, ean06u+ < 6a+!u>e06abartCe, 8Cili""e: El ttul! de la letra, 8ars, Dalil-e, 1973. 111 %bd., ". 7. 11 %dem.
%%8 Aristteles: “ateg!rias < 4"i+!s s!bre las reuta+i!nes s!sti+as”. En 4ratad!s de l!gi+aW Organ!n 4. 1. *adrid, Dred!s, 1995. %%< Aristteles: etri+a. *adrid, AlianQa Edit!rial, 199'.
=>
2. ue "a propuesto un semejante, 8. ue "a propuesto un contrario <. W bien, de decisiones pre!iamente tomadas. -ejaremos para un trabajo futuro en relación con este tema, la cuestión de esta “reintegración” & el estatuto del obstáculo, en la perspecti!a +ue señala 4ilner en el teto citado donde dice +ue el Seminario 7K constitu&e la cima & a su !ez desencadena el mecanismo de su deconstrucción %%=.
$onclusión emos partido de la cuestión del obstáculo en la conclusión de la cura & en el ad!enimiento de un nue!o analista. Las coordenadas del cap#tulo G del teto “
Estos mecanismos 7+ue articulan in(ditamente en la obra de Freud, a dos conceptos distintos, esto es: la defensa & la resistencia7 son el soporte de los llamados “saldos lamentables” del análisis del analista, +ue tienen consecuencias en la práctica cl#nica & en la in!estigación anal#tica. El ad!enimiento de la “aptitud” de analista, como lo llama Freud, implica una operación respecto a los mecanismos de defensa & los puntos de fijación. Wperación +ue está en el fundamento del llamado “estado original” en la econom#a ps#+uica efecto del análisis. Este ad!enimiento se produce en dos tiempos, señala Freud, debido al estatuto de ese obstáculo & su relación con la angustia de castración & la resistencia estructural del ello. Esta cuestión, +ue lle!ó a @aul;Laurent $ssoun a formular +ue se puede decir +ue el psicoanálisis es una teor#a del obstáculo, se "alla presente no sólo en la elaboración doctrinaria sino en cada cura. 0onocemos además el nudo +ue implica el proceso de cada análisis & la in!estigación anal#tica. @artimos del llamado obstáculo epistemológico, luego tomamos el estatuto de la !erdad & el concepto de Hietzsc"e, & la relación del obstáculo con la “modificación espiritual” & la “!oluntad de di!idirse”.
11
*ilner, ..: La obra clara, op. cit .
=A
0ontinuamos con la originalidad del “objeto epist(mico freudiano”, tal como lo formula $ssoun, & el “impasse” de Foucault, en tanto nombra al psicoanálisis como una interpretación de la interpretación. Lacan, siguiendo siguiendo la perspecti! perspecti!a a de Freud, Freud, !a a situar un real desprendido desprendido de lo racional, +ue !a a nombrar al fundamento epist(mico del obstáculo, cuestión +ue está en el n5cleo de la imposibilidad de +ue pueda estabilizarse cual+uier ortodoia. @or este moti!o citamos citamos a /. $. 4iller 4iller cuando cuando afirma afirma +ue afirmando afirmando +ue para el “5ltimo “5ltimo Lacan”, Lacan”, el psicoanálisis psicoanálisis ten#a +ue ser rein!entado rein!entado por cada uno %%?. Este “5ltimo Lacan” se inicia con las fórmulas de la seuación. emos ubicado, siguiendo esta perspecti!a, las diferentes (pocas doctrinarias de Freud & de Lacan & el estatuto del obstáculo en cada una. Finalmente, ampliando la perspecti!a de la in!estigación, "e +uerido dar cuenta de cómo se presenta el obstáculo al inicio de la obra de Freud & la cuestión de la satisfacción paradójica, +ue muc"os autores sit5an reci(n a partir del giro de %123. La compulsión a asociar & el analista como “obstáculo eterno”, re!elan el nudo fundamental +ue es necesario atra!esar para alcanzar esa mutación subjeti!a, +ue se "alla más allá )del principio de placer*, de la “modificación espiritual” & “la !oluntad de di!idirse”. e trata de una conmoción de los puntos de fijación +ue son soporte de los mecanismos de defensa. 0onmoción bajo transferencia. 4utación +ue no elimina la “injerencia” pulsional, pero +ue implica un cambio de posición respecto de ella.
115 *iller, .A: “El desen+ant! del "si+!análisis”. !".+it
=1
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4iller 4iller,, /ac+ue /ac+ues;$ s;$lai lain: n: “Ina “Ina nue!a nue!a aiomá aiomátic tica”. a”. En )os signos del goce , 6uenos $ires, @aidós, %11A.
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4iller, /ac+ues;$lain: /ac+ues;$lain: “El lugar & el lazo”. n(dito. )2333;233%*.
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4iller,/ac+ues;$lain.: 4iller,/ac+ues;$lain.: “El desencanto del psicoanálisis”. n(dito. )233%`2332*.
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4ilner, /ean;0laude: )a obra clara. 6uenos $ires, 6ordes 4anatial, %11?.
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Hanc&, Hanc&, /ean;Luc /ean;Luc & Lacou!e;Laba Lacou!e;Labart"e, rt"e, @"ilippe: El t2tulo de la letra , @ar#s, alil(e, %1>8.
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Hietzsc"e, Friederic": Sobre erdad ! mentira en sentido e9tramoral . 4adrid, 'ecnos, %A>8.
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Primera Parte# $onclusiones $ partir del desgarramiento en la cultura occidental, entre cultura "umanista & cultura cient#fica, Freud !a a precisar el lugar propio del psicoanálisis: “la aceptación de lo inconsciente JPK inicia en la ciencia una orientación decisi!a” %%>. Efecti!amente Freud, tal como lo enuncia Lacan, nunca se apartó del ideal cient#fico, pero con el sesgo +ue situamos. Este llamado “ideal cient#fico” freudiano !a a ser epresión de los criterios +ue @opper !a a denominar “!erificabilidad” & “falsabilidad”. @or otra parte, a+uello +ue considero la ruptura principal en la producción de Freud 7la introducción de la pulsión de muerte7,conlle!a lo +ue es llamado la “bruja adi!inante”. Este “ phantasieren phantasieren” freudiano, implica una operación abducti!a, tal como lo "emos desarrollado, & un cambio de paradigma en el sentido de Qu"n. En este punto se "a tratado de dar cuenta de la pregunta +ue se formula /uan amaja: “@odemos destacar +ue en el proceso inferencial, el salto creati!o se produce %%A esencialmente en el momento de la abducciónC” %%A .
$ partir de ese punto, "a sido destacada la relación de la abducción con “la radicalidad del efecto práctico” en el pragmatismo. Es en este este punt punto o dond donde e el cont contra rapu punt nto o Freu Freud d 7 Titt Tittge gens nste tein in,, marc marca a una una orientación semejante con relación al rec"azo a la s#ntesis, 7a la compulsión a la s#ntesis7, como lo !a a formular Freud. Los Los cuat cuatro ro punt puntos os +ue +ue desa desarr rrol olla la Eco Eco para para el camp campo o de la in!e in!est stig igac ació ión n cient#fica, los "allamos claramente en la obra de Freud, pero siempre con un resto +ue %%1 -errida "a llamado “un secreto coetensi!o con la eperiencia de la singularidad” %%1 ,
a+uello +ue permanece inaccesible & "eterog(neo a todo totalitarismo. Las formulaciones respecto a la llamada “La bruja adi!inante”, permiten articular la prob proble lemá mátitica ca de la abdu abducc cció ión n en su rela relaci ción ón con con el conc concep epto to de repre represi sión ón,, la producc producción ión de saber saber,, & la escisi escisión ón como como proble problemát mática ica espec# espec#fic fica. a. Es a+u# a+u# donde donde necesa necesaria riamen mente te se re!ela re!ela fundam fundament ental al el abordaj abordaje e del !alor !alor del obstác obstáculo ulo en la producción teórica & en la práctica cl#nica. %%> Freud, Sigmund (19101915):
“!neren+ias de intr!du++in al "si+!análisis. 5; +!neren+ia. 8remisas < t-+ni+a de la inter"reta+in”. En Obras !m"letas, #!l. $#, $#, &uen!s Aires,
Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". 19. 11' Samaa, uan: %n>estigar la subeti>idad, Argentina, 6etra #i>a, 7, ". .
%%1 Ierrida, a+=ues: !tas s!bre de+!nstru++in < "ragmatism!, &uen!s Aires, 8aids, 199', " 17.
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Es insosla&able la presencia en esta elaboración, tanto de los desarrollos de 6ac"elard, como de los llamados “bac"elardianos”. En este punto precisamente se "a destacado la elaboración de 6arzote respecto a la di!isión del sujeto, +ue aun+ue no subsumible al sujeto psicoanal#tico, es un efecto de una “!oluntad de di!idirse”. $l mismo tiempo es Hietzsc"e +uien !a a dar cuenta de una relación de imposibilidad entre el concepto & la cosa en s#. -e este modo problematiza el estatuto de la !erdad. 9eferencia fundamental para el abordaje de la cuestión de la "erej#a como es abordada por Foucault & 4iller. $ partir de esta elaboración se "a trabajado la dimensión del obstáculo & de la satisfacción en los primeros tetos de Freud, "asta sus 5ltimas elaboraciones. La correlación entre el obstáculo & la satisfacción, permite a!anzar en el estatuto de la transferencia & la pulsión, & los modos de presentación de esta cuestión en la obra de Lacan, como un recorrido del denominado “estado del arte” respecto a este tema crucial. -ejamos formulado en esta conclusión de la @rimer @arte, +ue en cada una de las siguientes, tambi(n nos "emos ocupado por establecer ese “estado del arte”, en cada una de las cuestiones centrales +ue abordamos.
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1EG456A PARTE
&a experiencia 2tica la pulsión de muerte
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1egunda Parte# &a experiencia 2tica la pulsión de muerte
Introducción# En esta segunda parte !amos a abordar tanto las anticipaciones en la obra de Freud de la problemática central +ue nos ocupa, como de los fundamentos metapsicológicos +ue la gobiernan. @or lo tanto se dará cuenta de la presentación en estado práctico de lo +ue Freud llamará “mecanismos de defensa”, como de la articulación conceptual necesaria para ubicar la importancia de lo +ue nos ocupa. En el primero de los cap#tulos de esta parte in!estigaremos el concepto de fijación como obstáculo en relación con la tarea del analista. La conclusión de la primera parte orienta, a partir de la cuestión del obstáculo, estos desarrollos. Los momentos +ue formula Freud de la tarea del analista en “ H$s all$ del principio de placer ” )%123* & las conceptualizaciones del lugar del analista, nos
permitirán no sólo precisar la construcción conceptual & sus correlaciones con el conjunto de la teor#a, sino, a su !ez, precisar los di!ersos modos de construcción conceptual. El acontecimiento anal#tico como eperiencia (tica, es la referencia para abordar el contrapunto & la solidaridad epist(mica entre la regla de abstinencia freudiana & el deseo del analista seg5n Lacan. 9especto al deseo del analista precisamente, "aremos un recorrido sobre los diferentes momentos & modos de conceptualización en Lacan. El cap#tulo “@ulsión de muerte, angustia & s#ntoma”, es la bisagra fundamental entre las partes % & 2 de la presente tesis, & las dos 5ltimas. i en la parte primera abordamos la cuestión de lo +ue atenta contra la eploración anal#tica & la cuestión del obstáculo, el desarrollo de esta segunda parte da cuenta de las anticipaciones en estado práctico de la coneión fijación 7 dirección de la cura desde los propios fantasmas, como lo !a a decir Lacan en el Seminario 11L )os cuatro conceptos fundamentales del psicoan$lisis.
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El cambio de paradigma +ue implica la producción del concepto de pulsión de muerte, es correlati!a al cambio de pregunta +ue se realiza Freud. Ma no se trata de cómo se produce una cura, sino de los obstáculos +ue se oponen su conclusión.
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Parte ) ' $apítulo %# &a tarea del analista la fi/ación
Punto )" %" % ' &os tres momentos de la dirección de la cura sus pertinencias conceptuales, en la obra de 1igmund 7reud 0onsidero +ue la referencia de Freud en D H$s all$ del principio de placer D )%123*, respecto de los tres momentos de Dla t(cnica psicoanal#ticaD, anuda un criterio de in!estigación. Esos tres momentos como dijimos son: %. El arte de la interpretación. 2. El le!antamiento de las resistencias. 8. Las resistencias estructurales. El teto mencionado puede ser un faro orientador para abarcar tan !asta obra por+ue enmarca el 5ltimo & fundamental giro de la producción freudiana. Ese ordenamiento permite leer anticipaciones en estado práctico, mostrando al mismo tiempo +ue ciertos t(rminos tienen un !alor espec#fico de acuerdo con el estado de la doctrina en cada momento. 0ada uno de los tres momentos define: a* In ordenamiento del aparato ps#+uico. b* Ina conceptualización del padecimiento. c* In criterio sobre la finalidad de la cura. d* Ina formulación espec#fica del lugar del psicoanalista. $ su !ez, el primer momento tiene un cli!aje fundamental, por+ue abarca la consideración del inconsciente descripti!o & del dinámico. Es posible ordenarlo a partir de la formulación de la regla de la asociación libre. El segundo alcanza el obstáculo del amor de transferencia & la regla de abstinencia. El tercero reordena esa problemática inclu&endo la pulsión de muerte en relación con la cuestión del fin de análisis. 'al como lo epresa Freud en la conferencia “ De guerra ! muerte ”%23, la acti!idad ps#+uica del ser "umano se ordena a partir de la noción de conflicto: DHo fue el enigma intelectual ni cual+uier caso de muerte, sino el conflicto afecti!o a ra#z de la muerte de personas amadas, pero al mismo tiempo tambi(n ajenas & odiadas, lo +ue puso en marc"a la in!estigación de los
1 Freud, Sigmund (191): “Ie guerra < muerte. 4emas de a+tualidad, 8unt! %%: uestra a+titud Ca+ia la muerte”. En Obras !m"letas, #!l. $%#, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9.
?A
seres "umanos. -e este conflicto de sentimientos nació ante todo la psicolog#a. D%2%. En cada uno de los momentos mencionados el conflicto se ubica de un modo singular, & a cada uno de ellos le corresponde una modalidad de respuesta. 0ada momento sit5a de un modo diferencial la construcción del aparato ps#+uico en t(rminos de instancias articuladas & separadas, un ordenamiento diferente de la dimensión metapsicológica & una formulación distinta del principio +ue gobierna el aparato ps#+uico. El primer momento marca la ruptura principio de constancia;principio de placer )!#a la eperiencia de satisfacción*, produciendo la tensión irreductible del deseo & la sub!ersión temporal cronológica, en un inicial ordenamiento metapsicológico. -efensa & trauma, producción del inconsciente, proceso primario & trabajo ps#+uico son conceptos +ue Freud elabora & despliega en ese primer momento, & entonces tambi(n traza la distinción entre inconsciente descripti!o & dinámico +ue da lugar al sujeto propio del psicoanálisis. Esta articulación se centra en el despliegue del inconsciente, sus le&es & dinamismo, & el trabajo de interpretación por parte del analista, & la !ez nombra el factor cuantitati!o en la compulsión del s#ntoma. La introducción del concepto fundamental de DpulsiónD redefine la causalidad de las neurosis, posibilitando el pasaje del trauma a la fantas#a & ordenando las coordenadas de la transferencia anal#tica. La concepción dinámica del inconsciente permite situar el fundamento de las neurosis de transferencia al conectar inconsciente & represión. $ su !ez, la coneión entre pulsión & represión posibilita un nue!o ordenamiento metapsicológico. @or su parte, las articulaciones entre inconsciente & narcisismo, permiten ubicar las peculiaridades del amor de transferencia & su !alor resistencial en la cura. El amor de transferencia en su coneión con la resistencia es la propiedad del segundo momento en lo +ue "ace al +ue"acer del analista, tal como Freud lo formula en D H$s all$ del principio de placer D )%123*.
En la (poca de elaboración de la doctrina, el segundo modelo pulsional permite formular la erogeneización del &o & la distinción de las dos series del objeto, anticipándose el n5cleo inconsciente del &o )ello* con la libido no re!ersible.
11 %bd., ". 9.
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La segunda ruptura )principio de placer;más allá del principio de placer* redefine la dirección de la cura en la 5ltima etapa, permite resol!er conceptualmente el obstáculo del amor de transferencia & plantea una nue!a consideración del estatuto de la angustia. La tarea del analista +ue Freud define en 5ltimo t(rmino )la operación en relación con la resistencia al le!antamiento de las resistencias* se sostiene en el tercer modelo pulsional & en el 5ltimo ordenamiento metapsicológico. La articulación de la seualidad infantil con el nudo del ordenamiento ed#pico, la consideración del problema económico del maso+uismo & la ubicación del complejo de castración como n5cleo de la neurosis & referente del s#ntoma, sit5an las coordenadas de los obstáculos a la curación en las resistencias del ello & el super&ó. i en el primer momento situábamos el estatuto inaugural de la regla fundamental &, en el segundo, la importancia de la respuesta (tica llamada regla de abstinencia, el tercer momento marca una declinación de la interpretación & la producción del concepto de construcción, en relación con lo +ue no retorna jamás como recuerdo, &a +ue nunca fue ol!idado. Las preguntas: qué es un padre & qué quiere una mujer , se sit5an al final de la obra de Freud como interrogantes ma&ores, en concordancia con la producción del analista como tal.
Punto )" %" ) ' &as conceptuali8aciones del lugar del psicoanalista La construcción de la doctrina freudiana muestra continuas rupturas & obstáculos. El enfo+ue cl#nico del padecimiento subjeti!o implicó a un mismo tiempo la producción conceptual, & la consecuente redefinición de la finalidad & los medios de la cura. 0ada obstáculo eigió una nue!a conceptualización del inconsciente, de la pulsión, del s#ntoma & de la transferencia. Es decir, eigió +ue se a!anzara desde el principio +ue gobierna el aparato ps#+uico, al ordenamiento de las instancias. -e las respuestas sobre cómo se produce una cura, a los obstáculos para su conclusión. El lugar del psicoanalista se !incula innumerables !eces en la obra freudiana con el instrumento, la interpretación otras !eces, con el soporte libidinal, la neurosis
>3
artificial. En otros momentos, Freud señala las diferencias del psicoanalista con, por ejemplo, el pedagogo, el m(dico, el sacerdote. 'ambi(n propone diferencias en cuanto a la dimensión (tica respecto del benefactor, el moralista & el pol#tico. $l final de su obra, le in+uieta la super!i!encia de su creación & el ad!enimiento de nue!os psicoanalistas. @or otra parte, si inconsciente & pulsión son los conceptos +ue definen absolutamente el campo propio del psicoanálisis, & la articulación & la dis&unción entre ambos es el n5cleo de la elaboración, las dos reglas +ue Freud formula como condición de un psicoanálisis )asociación libre & abstinencia* remiten absolutamente a ese entrecruzamiento. $mbas reglas nombran el lugar propio del psicoanalista. Lo nombran, en un momento de su elaboración teórica, a partir de conceptos producidos respecto de la constitución del aparato ps#+uico, del s#ntoma & de la finalidad de la cura. @ero durante la construcción de la doctrina eisten no sólo di!ersas conceptualizaciones del lugar del psicoanalista, sino diferentes modalidades de producirlas.
Punto )"%" * ' &a fi/ación el acto analítico En la obra de Freud eisten di!ersas conceptualizaciones del lugar del analista +ue ordenan el conjunto de la elaboración de la doctrina, eponiendo a su !ez !arias lógicas de la cura. En DConsejos al médico sobre el tratamiento psicoanal2tico D%22, la sorpresa 7 como acontecimiento impre!isto7 como condición para el tratamiento, se anuda con el Dno fijarseD por parte del analista. Este Dno fijarseD refiere al soporte pulsional, & es recuperado al final de su obra, al "ablar de los escollos para el ad!enimiento de nue!os analistas. La escuc"a Dde inconsciente a inconscienteD, +ue desorientó a muc"os posfreudianos, debe ser entendida considerando +ue el lugar del analista & la fijación se eclu&en mutuamente. @ara Freud, la fijación asociada al lugar del analista lle!a no solo a conducir los tratamientos desde los mecanismos de defensa propios, sino +ue (sta tambi(n se
1 Freud, Sigmund (1 91): “!nse!s al m-di+! s!bre el trata mient! "si+!analti+!”. En Obras !m"letas, #!l. $%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9.
>%
constitu&e en el soporte de la "ostilidad & el partidismo en el seno de la comunidad anal#tica. En el teto citado anteriormente, el Dno fijarseD plantea la Datención parejamente flotanteD
−como
suspensión
de
lo
+ue
pro!isoriamente
podr#amos
llamar
representaciones meta;concientes del lado del analista− como el Dcorrespondiente necesarioD, de la regla fundamental. -e este modo, una primera lectura +ue "ace Freud de la cuestión de la fijación en “0onsejos al m(dico...”, refiere a la dimensión &oica. @ero Freud !a un paso más allá & postula +ue el DfijarseD del analista implicar#a ligar Dun fragmento de su propia acti!idad espiritualD a un punto tal +ue: DEl (ito corre peligro en los casos +ue uno de antemano destina al empleo cient#fico & trata seg5n las necesidades de (ste por el contrario, se asegura mejor cuando uno procede como al azar, se deja sorprender por sus !irajes, abordándolos cada !ez con ingenuidad & sin premisasD%28. @ara Freud, en el mismo teto, el “no fijarse” es posible 5nicamente a partir del análisis del analista & +ue (ste D ["a&a] tomado noticia de sus propios complejos +ue pudieran perturbarlo para apre"ender lo +ue el analizado le ofreceD %2<. El DfijarseD sostenido en los Dpropios complejosD puede a !eces "asta ser re!estido como inter(s cient#fico: D0on facilidad caerá en la tentación de pro&ectar sobre la ciencia, como teor#a de !alidez uni!ersal, lo +ue en una sorda percepción de s# mismo discierna sobre las propiedades de su persona propiaD. %2= En el teto +ue da el marco & el fundamento metapsicológico para el conjunto de los llamados Descritos t(cnicosD, esto es, D >ecordar( repetir ! reelaborar D)%1%<*%2?, los DcomplejosD +uedan referidos a una doble fuente: los representantes ps#+uicos inconscientes & las !i!encias tempranas +ue +uedan fuera del circuito represión;retorno de lo reprimido. Estas 5ltimas son el soporte de las respuestas estereotipadas llamadas mecanismos de defensa +ue, seg5n lo planteado posteriormente en D *%2>, son la causa 7como dice Freud7 del “saldo lamentable” de
13 %bd., ".11/ 1/ %bd., ".11 1 %bd., ".115 15 Freud, Sigmund (191/): “e+!rdar, re"etir, reelab!rar”. En Obras !m"letas, #!l. $%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9. 17 Freud, Sigmund (1937): “Análisis terminable e interminable”. En Obras !m"letas, #!l. $$%%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9.
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ciertos análisis. Esas tempranas !i!encias +ue siempre fueron displacenteras, anticipan la resistencia del ello. @or lo tanto, si la fijación por parte del analista eclu&e la posibilidad de "acerle lugar a lo sorpresi!o, lo impre!isto, esta indicación freudiana tiene en su teto dos dimensiones: uno t(cnico;operatorio & otro estructurante de la eperiencia misma. @or otra parte, dice Freud en “0onsejos al m(dico...” : DJEl analistaK debe !ol!er "acia el inconsciente emisor del enfermo su propio inconsciente como órgano receptor, acomodarse al analizado como el auricular del tel(fono se acomoda al micrófono” %2A. La escuc"a Dde inconsciente a inconscienteD fue un suplemento fundamental para la dimensión errática +ue ad+uirió la dirección de la cura orientada desde la contratransferencia. Estructuralmente, la fijación no sólo gobierna las formaciones sino al inconsciente mismo, por lo tanto, la indicación de Freud de +ue la fijación deber#a estar ecluida del lugar del analista es por+ue de este modo el analista tendr#a la máima DdocilidadD como int(rprete de la producción de la asociación libre. Esto se sotiene en el concepto de +ue la neurosis indica la represión como un modo de decirse una !erdad. $ la altura de “0onsejos al m(dico...”, la traducción cura. La DdocilidadD encuentra su obstáculo en la resistencia, como resto libidinal DindócilD a la interpretación. En la elaboración freudiana, el nue!o acto ps#+uico +ue implica la institución del &o se soporta en la instancia deal del &o. Esta articulación se conecta con la re!ersibilidad de la libido & la catectización de los objetos en la fantas#a, !#a regia de la posibilidad de la transferencia. La regla de abstinencia no tiene un !alor moral. $ partir de la enseñanza de Lacan se eplicita su fundamento (tico )la ma&or distancia del objeto & el deal*. @ero el foco de esta problemática en general estu!o ubicado respecto de lo +ue es re!ersible de la libido. in embargo, lo +ue me interesa destacar es +ue lo Dno re!ersibleD, lo +ue no pasa por el Wtro, otorga un alcance ma&or a la regla de abstinencia en los tetos freudianos mismos. Lacan, en el eminario 2< ( )Ginsu que sait de lG une/ beue sGaile mourre , ilumina esta cuestión cuando afirma: “En resumen, "a& +ue le!antar la pregunta de
1' Freud, S.: “!nse!s al...”, !".+it., ". 11
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saber si el psicoanálisis no es un autismo de a dos J...K a& una cosa +ue permite forzar este autismo, esto es +ue la lengua es un asunto com5n” %21. Esta cuestión de la lengua como asunto com5n 7fundamental respecto a las conclusiones finales de esta tesis7 es una posibilidad sostenida en Dotra resonancia +ue se trata de fundar sobre el c"isteD %83. Este punto, tratado por . 0ottet en su teto “&reud ! el deseo del psicoanalista" , marca 7en relación con el Dmomento de concluir de FreudD7 +ue Del eceso de potencia del factor cuantitati!oD %8% muestra una fijación imposible de remo!er. Este es el nudo mismo de la finalización de la cura & la producción de nue!os analistas.
Punto )"%" + ' El acontecimiento analítico ' 9etornando a"ora al primer punto, diremos +ue "a& relación entre las !arias conceptualizaciones del Din!ento psicoanalistaD & la operación +ue se realiza en cada análisis respecto de +ui(n sostiene ese lugar. El l#mite freudiano, es decir la cuestión del padre, se epresa tanto en la confesión +ue el mismo Freud le "ace a Qardiner %82, como en la modalidad de organización del lazo entre analistas. @or otra parte, $lain 6adiou en “ El ser ! el acontecimiento" −espec#ficamente en la D4editación diecisieteD de dic"o teto −, al ubicar el matema del acontecimiento, plantea el sitio como condición del ser del acontecimiento. D$l afirmarse la pertenencia del acontecimiento a la situación, ella impide la irrupción del !ac#o. @ero sólo es para forzar a la situación a confesar su !ac#o & "acer as# surgir, del ser inconsistente & de la cuenta interrumpida, el estallido ;+ue no es; de una eistenciaD%88. El ordenamiento +ue realiza 6adiou permite ubicar el Dno fijarseD como el sitio del acontecimiento anal#tico. $ su !ez, en la D4editación treinta & sieteD el autor critica a %21 6a+an, a+=ues : “El Seminari! /: 6Xinsu =ue sait de lX une0 be>ue sXaile Y m!urre”.
)'eto traducido por la Escuela Freudiana de 6uenos $ires en ma&o de
%1AA* ". 53. 13 %bd.
%8% !ttet Serge: Freud < el dese! del analista. &uen!s Aires, Ed. *anantial, 19
91, ". 153.
13 Bardiner: *i análisis +!n Freud. *-?i+!, Ed. uadern!s de . *!ritQ,1979. 133 &adi!u, Alain: El ser < el a+!nte+imient!. &uen!s Aires, Ed. &!rdes *anantial, 19 99, ".5.
><
Lacan )& por ende al psicoanálisis mismo*, & sostiene +ue la causa del sufrimiento neurótico no es una !erdad, sino un acontecimiento. La lectura +ue /.$. 4iller "ace de la 5ltima parte de la obra de Lacan en D El aparato de psicoanalizar D permite despejar la cr#tica de 6adiou:
D@or eso "abla JLacanK de !aridad del s#ntoma, es decir, de una !erdad !ariable a ni!el del desciframiento del s#ntoma, pero "a& sin embargo un nudo del s#ntoma +ue es una simple letra +ue se repite en lo real J...K "a& ciertos encuentros +ue "an inscrito algo para un sujeto. e puede incluso decir +ue, para todo sujeto, "a& encuentros, +ue "an inscrito un elemento perfectamente contingente, & +ue "a sido determinante para lo +ue "a !enido despu(s, en el sentido en +ue esto "a condicionado una repeticiónD%8<. BM cuál es entonces la relación entre ese encuentro contingente & el acontecimiento anal#tico impre!istoC Eric Laurent toma como referencia lo dic"o por Lacan en cuanto a +ue el análisis debe "acerse en Dfuturo anteriorD )nuestro futuro perfecto con su matiz de probabilidad o suposición* para retomar lo planteado por 4iller con respecto al !alor de la teor#a de las secuencias para el psicoanálisis. En “*osiciones femeninas del ser" Laurent señala +ue: DJ...K la diferencia de una secuencia es +ue introduce un agujero & +ue nunca se está seguro de tener un todo. J...K El sujeto +ue "abla se instaló en una modalidad +ue se +uiere perpetuaD %8=. El sujeto intentará establecer una "omologación del pasado & del futuro. %8? En ese punto, poner en tensión el curso del tiempo & la dimensión del instante introduce la contingencia futura, "aciendo caer la "omologación pretendida. M, a propósito de nuestro sujeto, con!iene indicarle no sólo +ue su enunciado no tiene nada de necesario, sino +ue puede ser contingente, es decir, +ue un d#a pueda ocurrir +ue no p: as# es como,
en
un
futuro
posible,
se
puede
contingenciaD%8>.
%8< *iller, a+=ues0Alain: “El a"arat! de "si+!analiQar”. En Estudi!s 8si+!analti+!s /. 4rauma < dis+urs!. *álaga, E!lia, 199'. "". 3, 31. 13 6aurent, Eri+: 8!si+i!nes emeninas del ser. &uen!s Aires, Ed. 4res Ma+Ces, 1999, ". 137, 13'. 135 .A: 6aurent t!ma +!m! reeren+ia el te?t! 6gi+a del tiem"! de ean 6!uis Dardies, es"e+i+amente, segKn mi !"inin, la +!n+lusin de ese te?t!. 137
%bd., ". 139
>=
establecer
la
En el 0ap#tulo del mismo teto, Laurent aborda la cuestión de la lógica del tiempo en psicoanálisis. ntroduce primeramente una referencia de 4iller respecto a la oposición entre la serie )3, %, 2*, +ue aspira al todo & la secuencia )3, %, 3 %*, +ue introduce un agujero. La teor#a de la secuencia la !a articular a la lógica del tiempo, tomando el teto "omónimo de /ean Louis ardies. i el pasado es lineal, la suposición del sujeto implicará “J...K encarar el futuro sobre el modelo de la linealidad del pasado.[...] Es una suposición lógica +ue admite +ue el eje del pasado & del futuro son "omólogos, en espejo, como dicen los mismos lógicos” %8A. Es una suposición +ue no admite +ue una contingencia "aga posible algo distinto a lo +ue se impone como necesario. Es desde a+u# +ue se desprende la fórmula de +ue todo análisis debe "acerse en futuro anterior, &a +ue la modalización +ue implica permite +ue la cl#nica psicoanal#tica se despliegue secuencialmente. El Futuro $nterior franc(s tiene su e+ui!alente en castellano en el Futuro @erfecto, tiempo !erbal +ue enuncia una acción !enidera anterior a otra +ue tambi(n se cumplirá en el futuro. u rasgo fundamental es +ue además inclu&e el !alor modal de probabilidad, & +ue en ese uso puede funcionar con un !alor temporal e+ui!alente al del @ret(rito @erfecto 0ompuesto &a +ue el acontecimiento, anterior a otro acontecimiento futuro, puede ocurrir en el futuro, estar ocurriendo en el presente o "aber ocurrido &a. %81 eg5n ardies, $ristóteles &a estaba preocupado por este problema al pensar el principio del tercero ecluido, tal como es formulado en el 0ap#tulo nue!e de “obre la nterpretación” en su “ 'rganon" . Este principio dice +ue dada una proposición & su negación, una al menos es necesariamente !erdadera & esto !ale para todos los acontecimientos futuros como un determinismo absoluto. i esto fuera as#, dice $ristóteles, &a no "abr#a nada +ue deliberar ni de +u( in+uietarse. “La preocupación por conser!ar en su lugar la capacidad de decisión "umana obligar#a as# al Estagirita a limitar la !alidez del tercero e9cluido a los acontecimientos pasados o presentes, as#
como a los acontecimientos futuros 5nicamente en el caso de +ue fuesen efecto de un determinismo conocido” %<3
13' %bd., ". 139. 139 Dar+a egr!ni, *. *arta (+!!rd.): El arte de es+ribir bien en es"a@!l: *anual de +!rre++in de estil!, &uen!s Aires, Santiag! Ar+!s, 5, ". /.
%<3 Dardies, ean 6!uis: 6gi+a del tiem"!. *adrid, Ed. 8aranin!, 1979, ". 1'.
>?
Esta decisión es posible en lógica tomista, en tanto pasaje de la potencia al acto, &a +ue se presupone el acto en el agente +ue causa este acto. El acto anal#tico tiene su chance en lo posible de la ca#da de lo necesario, +ue se inscribió contingentemente como una respuesta a lo imposible. Lo necesario aspira a la serie, rec"aza la secuencia, adora el determinismo, reprime el consentimiento. El Futuro $nterior )nuestro Futuro @erfecto* introduce en la serie gramatical de los tiempos !erbales el agujero del !alor modal de probabilidad, situando un futuro +ue puede !aler como pret(rito compuesto. 4art#n eidegger en “ Ser ! 8iempo" , en el párrafo ?A llamado “La temporalidad del estado de abierto en general”, !a a abordar la temporalidad del "abla: “nicamente partiendo de la temporalidad del "abla, es decir, del ser a"# en general, puede aclararse el origen de la significación & "acerse ontológicamente comprensible la posibilidad de la formación de conceptos” %<%. Esta temporalidad del "abla, se !a a presentar en el párrafo >1, bajo la modalidad del curarse del tiempo. i el entonces marca el !a no( el luego indica el a:n no, (stos dos ) entonces & luego* se los comprende mirando simultáneamente a un ahora. El presentar tiene un
peso peculiar, por+ue este presente/presentar retiene el pasado & está a la epectati!a del futuro, interpretándose a s# mismo: “lo interpretado +ue se epresa en el ahora es lo +ue llamamos tiempo”%<2. $+u# eidegger caracteriza dos posiciones llamadas: “estado de no resuelto” & “estado de resuelto”. El primero, +ue es de una eistencia impropia, pierde el tiempo. El segundo siempre tiene tiempo, no teniendo la dirección sino +ue es “tenido en el ad!enir +ue !a siendo sido”, no tiene noción del tiempo +ue "ace su&o, sino +ue “curándose” utiliza el tiempo +ue "a&, con +ue cuenta uno. $ este teto de %12>, eidegger le !a a responder en %1?2, con la 0onferencia “8iempo ! Ser ”. 8iempo & ser , tienen una determinación rec#proca, pero de tal modo +ue el ser
no puede ser apelado como temporal, ni el tiempo como un ente, implican el desocultar, el traer a lo abierto en el dejar/ estar presente. B@or +u( es estoC @or+ue ser sólo +uiere %<% Meidegger, *artn: El Ser < el tiem"!. &uen!s Aires, F!nd! de ultura E+!nmi+a, 191, ". 37'. 1/ %bd., ". //.
>>
decir estar presente dejar/estar presente. @ero presente & ahora no son sinónimos sino por el contrario, remotamente distintos, & más a5n el presente no es determinado por el ahora.El presente atañe sólo a los "umanos: gegen5ar t )aguardarnos, a nosotros, los
"umanos*, Jegen5art )presente*. @or lo tanto no todo estar presente es el “tiempo presente”. “$d!enir como toda!#a no presente, etiende & aporta simultáneamente lo &a no presente, el pasado & a la in!ersa (ste, el pasado, se etiende "asta alcanzar el futuro. La relación de cambio de ambos etiende & aporta simultáneamente al presente” %<8. @ero esto !a a implicar una no tridimensionalidad )pasado ; presente ; futuro* del tiempo, sino el carácter tetradimensional del tiempo aut(ntico. Esta cuarta dimensión es en eidegger, la primera, &a +ue determina todo, aporta el estar presente +ue le es propio al pasado, al presente & al futuro. Esta cuarta dimensión, a la !ez +ue los mantiene separados de forma esclarecedora, los mantiene juntos en la cercan#a. El tiempo aut(ntico 7tetradimensión7 es la cercan#a de la triple unidad del don de “se da el tiempo”. Es lo cuádruple de lo abierto, donde se re!ela la rec#proca copertenencia del tiempo & el ser. 0opertenencia +ue se llama acaecimiento ,das Ereignis.
“En la medida en +ue tiempo & ser sólo se dan en el apropiar, a este 5ltimo pertenece lo peculiar +ue trae al "ombre a lo +ue el tiene de propio como a+uel +ue se percata del ser, mientras persiste en el interior del tiempo aut(ntico. $s# apropiado pertenece el "ombre al acaecimiento apropiador” %<< “-igamos primero: el acto 7 a secas7 "a lugar de un decir, cu&o sujeto cambia. Es acto por+ue anda, pero no sólo por decir ^eso anda_ & ni si+uiera ^andemos_, sino "aciendo +ue ^a ese llegu( &o_ se !erifi+ue en (l” %<=
%<8 Meidegger, *artn: 4iem"! < ser. *adrid, Ed. 4e+n!s, , ". 33. 1// %bd., ". /.
%<= 6a+an, a+=ues: ese@as de Ense@anQa. &uen!s Aires, Ed. W*anantial, 19''. ". /7
>A
Este acto +ue "a lugar de un decir es sólo posible a partir de +ue el analista se "aga producir de objeto a( tal como es formulado por Lacan en la misma reseña sobre el seminario del $cto @sicoanal#tico. Este a es el +ue da espesor al presente, espesor +ue pro!iene de la libido, produciendo una consistencia. 4iller, parafraseando a an $gust#n, dice en “ )a er%tica del tiempo"L
“El presente del futuro es la espera & el presente del pasado, el recuerdo BEn +u( lugar se desarrolla el presenteC En el alma. J...K 4isteriosa etensión del alma, +ue "ace presente lo +ue le falta al futuro, en la espera & lo +ue le falta al pasado en el recuerdo” %
En su elaboración, el a no será la cuarta dimensión sino lo +ue marca lo +ue falta a las otras tres dimensiones. El a localizado en el centro del nudo “da” tiempo. Este “da” se refiere en su argumentación a la relación del “se da tiempo” con la donación "eideggeriana, +ue permite la regal#a esclarecedora. -e este modo ese “"acerse presente”, dejar estar presente, nombra los modos de semblar +ue tiene el a como lo real +ue e ; siste al sentido, lo imaginario +ue e ; siste al goce fálico, & lo simbólico +ue e ; siste al goce del cuerpo.
oce del 0uerpo
oce del entido
oce Fálico
1/5
*iller, a+=ues Alain: La Erótica del tiempo. &uen!s Aires, Ed. 4res Ca+Ces, 1. ". ". , 1.
>1
@or su parte, el tiempo aut(ntico como tetradimensionalidad anuda a los tres tiempos, gracias a la operación de la llamada regal#a esclarecedora ; ocultadora. Esta tetradimensión dice de un presente +ue no es un a"ora, es tanto presencia como ausencia, es “el cuarto t(rmino +ue re5ne a las tres dimensiones del tiempo en una estructura cuaternaria” %<>. Efecti!amente, es al modo del Futuro $nterior o @erfecto, en donde la acción futura anterior puede estar tanto en el pasado, como en el presente, como en el futuro, & con su carácter de probabilidad abrir a una contingencia +ue no se cre#a posible desde lo necesario. “$l lle!ar al analizante al discurso anal#tico, el psicoanalista "ace +ue el objeto ,a ocupe el lugar del semblante. $l semblar, el objeto ,a da tiempo al ser”%
$ su !ez, la tetradimensión "eideggereana da cuenta de un tiempo no lineal, continuo, sino agujereado. Ho como serie, sino como secuencia. ecuencia +ue objeta al determinismo &a +ue no "a& otro ser +ue el del decir 7seg5n el filósofo alemán7 & en ese decir "a& consentimiento. “Lo +ue se realiza en mi "istoria no es el pret(rito definido de lo +ue fue, puesto +ue &a no es, ni si+uiera el perfecto de lo +ue "a sido en lo +ue &o so&, sino el futuro anterior de lo +ue "abr( sido para lo +ue esto& llegando a ser” %<1. Esta acción !enidera +ue anticipa a otra acción !enidera es la temporalidad +ue corresponde al sujeto psicoanal#tico, en clara resonancia con la fórmula "eideggeriana del ad!iniendo sido presentado. Este semblar el objeto a implica, como nos enseña Laurent, ocupar el lugar de lo traumático mismo, respecto a la 5ltima enseñanza de Lacan sobre el s#ntoma. @ara "acer posible el inconsciente, la operación del analista debe traumatizar lo +ue se presenta como el sentido del discurso com5n. Este es el !erdadero estatuto de la regla de abstinencia, en tanto (sta implica no satisfacer los subrogados. Wperación contra el sentido, para “dejar subsistir unas fuerzas pulsionantes” %=3. Wperación de 1/7 Alemán, !rge < Sergi! 6arriera: El in+!n+iente: e?isten+ia < dieren+ia se?ual. *adrid, Ed. Sntesis, 1, ". 13. 1/' %bd., ". 15. 1/9 6a+an, a+=ues: “Fun+in < +am"! de la "alabra < el lenguae en "si+!análisis”. En Es+rit!s 1, &uen!s Aires, Sigl! $$%, 197', ".117
%=3 Freud, Sigmund (191): “8untualiQa+i!nes s!bre el am!r de transeren+ia”. En Obras !m"letas, #!l. $%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". 15'.
A3
“abstinencia” +ue marca el “ H$s all$ del *rincipio de *lacer ” , el mas allá de la neutralidad. $ pesar de +ue a la altura de los llamados D Escritos técnicos D, Freud no cuenta a5n con el concepto de pulsión de muerte, su concepto de fijación sin embargo anticipa lo +ue podr#amos llamar Dabstinencia de satisfacciónD +ue estructura el campo de la sesión anal#tica, constru&endo as# en acto el sitio como condición del acontecimiento, en su dimensión secuencial. @or lo tanto, se plantea la problemática de la satisfacción de sentido como ca#da de la regla de abstinencia.
Punto )"%" 9 &a experiencia 2tica ' El psicoanálisis es una eperiencia (tica. 'odo la obra de Freud, desde el comienzo "asta sus 5ltimos tetos, desarrolla conceptualmente +u( +uiere decir el lugar del analista, +u( es un analista. 'odo el ordenamiento conceptual de Freud, tanto a ni!el del mo!imiento +ue !a del inconsciente descripti!o al dinámico & al económico, como tambi(n los tres grandes modelos pulsionales, del mismo modo +ue las teor#as de la angustia, el giro crucial en %123 con la introducción del concepto de pulsión de muerte &, por lo tanto, los objeti!os de la cura en cada momento de su obra, !an nombrando de modos distintos el lugar del analista. @odr#amos decir, en t(rminos freudianos, +ue la pregunta sobre ese inento como dice Lacan, la pregunta 7en forma latente la ma&or#a de las !eces, en forma epl#cita, manifiesta, otras !eces7 implica la elaboración de +u( Des un analistaD & a su !ez es un modo de respuesta a los impasses del malestar en la cultura de su (poca. En un mismo territorio geográfico & cultural )el imperio austro"5ngaro* surgen tres respuestas di!ersas al malestar: el marismo, el fascismo & el psicoanálisis. El conjunto de la elaboración de Freud implica la formulación del lugar del analista, en relación con la cl#nica, como un !aciamiento de goce respecto a ese lugar, por lo tanto, no "a& una sola concepción del lugar del analista en la obra de Freud, sino +ue "a& !arias. @or ejemplo, formulado sólo el inconsciente descripti!o, el analista es un int(rprete de ese inconsciente descripti!o, como en sus primeros tetos. Esta concepción del lugar del analista es distinta de a+uella +ue se formula cuando es posible construir el inconsciente dinámico, & más toda!#a cuando se introduce la dimensión económica. La coneión cl#nica;(tica, el nudo donde se formula epl#citamente, está en los D Escritos sobre la técnica psicoanal2tica D )%1%%;%1%= J%1%
El nombre +ue Freud da a la articulación cl#nica;(tica es “la regla de abstinencia”, dando cuenta a su !ez del funcionamiento pulsional de (sta. Esta regla, +ue implica abstenerse de los subrogados, no tiene una dimensión moral, sino (tica & se refiere a la dimensión pulsional & al estatuto de la !erdad. La formulación fundamental de esta “regla” no implica lo +ue de la libido pasa a sus objetos & mediante la regresión in!iste a los objetos en la fantas#a )soporte central en Freud de la transferencia anal#tica*, sino a +ue más allá de la !erdad de la realidad ps#+uica, da lugar a la pulsión. @ara /a!ier $ramburu en su teto “ El deseo del analista" , la (tica tradicional, la de los antiguos 7$ristóteles, Epicuro7 es estar bien en el bien. La (tica de Qant & la de ade, es conformarse con estar bien en el mal. Entonces distinguimos la (tica antigua, +ue es estar bien en el bien, de la (tica tanto en ade como en Qant de estar bien en el mal. “@or su parte, la (tica psicoanal#tica implica +ue el sujeto, en su s#ntoma, en la particularidad de su goce, no se pudo ordenar en ning5n uni!ersal del bien es decir, en el ordenamiento del ser!icio de los bienes, el s#ntoma en tanto es singular, es el rec"azo a toda dimensión de uni!ersalidad del bien. “@ero a+u# debemos preguntarnos cuál es la diferencia entre la (tica anal#tica & la (tica "ist(rica. La "ist(rica denuncia el supuesto bien del $mo & le lle!a a (ste el malestar. La (tica anal#tica & la (tica "ist(rica sostienen la (tica del malestar. La posición de di!isión del analista de ubicarse en tanto objeto, produciendo el efecto di!isión de sujeto, tiene relación con la (tica misma del malestar. La cuestión es +u( "acer con ese malestar, +u( "acer con ese resto irreductible para no taponarlo bajo ning5n ideal, bajo ning5n uni!ersal. En ese sentido, ambos portan la dimensión del malestar la diferencia es +ue la "ist(rica cree +ue el $mo puede reducir el malestar. El s#ntoma sufriente sacrificial de la "ist(rica toda!#a implica una creencia en el Wtro +ue la podr#a curar de ese estar mal en el bien la (tica del psicoanálisis más bien se sostiene en el saber hacer a"# con el s#ntoma, lo +ue implica un duelo por el Wtro. Esta es la
diferencia fundamental: la "ist(rica porta la dimensión del malestar, sin embargo, sigue cre&endo en +ue el $mo podr#a reducir el malestar. La (tica anal#tica implica un duelo por el Wtro en tanto el saber hacer a"#: “El
A2
deseo del analista es efecti!amente a+uel deseo +ue se sostiene en producir este biendecir +ue es este trabajo Jel del análisisK, +ue produce este gasto de goce maso+uista, este !aciamiento del goce del fantasma, este !aciamiento del goce del super&ó”%=%.
Punto )"%" - 9 $onclusiones '
El n5cleo de este cap#tulo aborda las anticipaciones de la problemática +ue nos ocupa, & la dimensión (tica +ue alberga. El teto “ Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanal2tico ” re!ela una enorme agudeza por parte de Freud, teniendo en cuenta +ue a5n no tiene conceptualizada la pulsión de muerte, ni la segunda tópica. El concepto de fijación re!ela el centro de un obstáculo ma&or respecto a la posición del analista. En ese teto la nombra como la resistencia del analista. e re!ela con total transparencia +ue es la posición del analista la +ue posibilita o no +ue se produzca el acontecimiento inesperado como emergencia del inconsciente. $ su !ez re!ela las coordenadas de la ca#da de la regla de abstinencia: lo +ue llama los “propios complejos del analista” re!estidos “como inter(s cient#fico”, anticipa absolutamente el cap#tulo G de “
$ su !ez, en este cap#tulo ilustramos las diferentes etapas del +ue"acer del analista, & la dimensión (tica del psicoanálisis desarrollada mediante una cita de /a!ier $ramburu. Este cap#tulo permite articular la dimensión (tica & pulsional de la operación anal#tica. Ina (tica +ue parafraseando a $ramburu, no implica ni estar bien en el bien, ni estar bien en el mal, sino +ue se orienta por el bien decir como tratamiento del malestar.
%=% Aramburu, a>ier: El dese! del analista. &uen!s Aires, Ed. 4res Ma+Ces, , ". '3.
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A=
Parte ) ' $apítulo )# Regla de abstinencia el deseo del analista Punto )")"% ' &a reelaboración '
DEn la práctica, esta reelaboración de las resistencias puede con!ertirse en una ardua tarea para el analizado & en una prueba de paciencia para el m(dico. Ho obstante, es la pieza del trabajo +ue produce el máimo efecto alterador sobre el paciente & +ue distingue al tratamiento anal#tico de todo influjo sugesti!o. En teor#a se la puede e+uiparar a la abreacción de los montos de afecto estrangulados por la represión, abreacción sin la cual el tratamiento "ipnótico permanece infructuosoD %=2.
Este párrafo es el 5ltimo del teto de %1%<. En la edición de $morrortu está acompañada por la nota n5mero %2, donde trac"e& articula la DreelaboraciónD con la Dinercia ps#+uicaD & menciona tres tetos: D ;n caso de paranoia que contradice la teor2a psicoanal2ticaI( 3+nhibici%n( s2ntoma ! angustiaI ! I
En un estudio minucioso de cada uno de los tetos mencionados por trac"e& podemos ubicar cómo lo pulsional se presenta bajo el modo de una alucinación auditi!a%=8, tambi(n en las resistencias estructurales %=<, & en la !iscosidad de la libido como problemática del final de la cura articulada a las respuestas estereotipadas llamadas mecansimos de defensa %==.
$ntes de abordar estos tres tetos, !amos a contetualizar D >ecordar( repetir ! reelaborarI . Este teto da el fundamento metapsicológico del conjunto de los llamados
DEscritos técnicos D 1 Freud, Sigmund (191/): “e+!rdar, re"etir, reelab!rar”. En Obras !m"letas, #!l. $%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ".17. 13 Freud, Sigmund (1 91): “Nn +as! de "aran!ia =ue +!ntradi+e la te!ra "si+!analti+a”. En Obr as !m"letas, #!l.$%#, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9. 1/ Freud, Sigmund (1 90195): “%nCibi+in, snt!ma < angustia”. En Obras !m"letas, #!l. $$, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 197. 1 Freud, Sigmund (1937): “Análisis terminable e interminable”. En Obras !m"letas, #!l. $$%%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9.
A?
e trata, a esta altura de la obra de Freud, de la ca#da del psicoanálisis como teor#a del recuerdo, & del fracaso )en !erdad, re!elación del impasse* del llenado de las lagunas mn(micas. 0on la repetición como concepto, se anuda el estatuto del inconsciente dinámico, +ue tiene su !erdadero origen en “ )a interpretaci%n de los sue=os" )%133*.
$ su !ez, se introduce el agieren, posibilitando el ordenamiento de lo +ue causa la repetición, re!elando además, de este modo, las dos caras de la transferencia: como motor & como obstáculo. Las !i!encias tempranas +ue no pasan por el circuito represión;retorno de lo reprimido, denuncian lo +ue ecede la dimensión dinámica en tanto destino pulsional. Esta consideración re!ela toda su importancia en la nota 2 del teto, +ue indica tanto una anticipación de la DconstrucciónD, como el lugar capital +ue !a a tomar el episodio alucinatorio del "istorial del Oombre de los )obos. Este Dol!idadoD )con comillas en el teto de Freud* se diferencia tanto del ol!ido estructural 7nombre de la represión primaria7 como de los ol!idos, efecto de la represión secundaria. Es en !erdad un Dol!idadoD +ue se !a a articular tanto con la gramática del ello como, fundamentalmente, con la construcción del fantasma. e refiere espec#ficamente a lo +ue Freud !a a situar como el crucial segundo momento de D@egan a un niñoD. /ustamente, de un modo riguroso, desde esta lógica, anticipa la reacción terap(utica negati!a como empeoramiento durante la cura, aun+ue a5n no disponga del concepto crucial de pulsión de muerte. @odemos decir +ue este teto es a lo máimo +ue se puede llegar sin ese concepto &, al mismo tiempo, marca las coordenadas de la necesidad epist(mica de su producción. @or tal moti!o, al cap#tulo de D H$s all$ del principio de placer D )%123* se lo podr#a llamar !erdaderamente la segunda parte de D >ecordar( repetir ! reelaborar D )%1%<*. @or lo tanto, este 5ltimo teto marca la articulación final de la dimensión dinámica & la necesaria aparición de la económica. La coneión transferencia/resistencia de los tetos D Sobre la din$mica de la transferenciaI ,117 * & I*untualizaciones sobre el amor de transferencia D )%1%<*,
anticipa la articulación resistencia del ello/pulsi%n de muerte . 4arca a su !ez un giro en la dirección de la cura: tanto un cambio de objeti!o de la misma, como la producción de una nue!a concepción del lugar del analista. Este teto se ubica precisamente en el pasaje del segundo al tercer momento de la dirección de la cura +ue establece Freud en D H$s all$ del principio de placer D )%123* & en D)os nueos consejos sobre la técnica del psicoan$lisis )%1%<*.D, entra claramente en
A>
serie con DConsejos al médico sobre el tratamiento psicoanal2tico D )%1%2*, donde, en sus primeras páginas se establece una articulación central 7pocas !eces destacada7 entre la fijación, el lugar del analista & el acontecimiento impre!isto. Gamos a"ora al párrafo citado al comienzo de este cap#tulo. Es el párrafo final de “>ecordar( repetir( reelaborar ” & marca tanto su punto conclusi!o, como se constitu&e en el faro desde donde iluminar el conjunto. a. La reelaboración produce el máimo efecto alterador B-e +u(C -e la dimensión pulsional. b. Es, notablemente, lo +ue marca la diferencia del psicoanálisis de todo influjo sugesti!o. @or lo tanto, la diferencia no se sostiene en la operación sobre la insistencia repetiti!a del retorno de lo reprimido. c. u articulación con la abreacción & los montos de afecto recupera de sus primeros tetos tanto el fracaso de la defensa, como el estatuto compulsi!o del s#ntoma. d. 'oma el mismo sesgo de D )os nueos caminos de la terapia anal2tica D )%1%1 J%1%AK*, respecto a +ue DJPK no podemos renunciar a esta fuerza pulsional su reducción ser#a peligrosa para nuestro propósito terap(uticoD %=?. -ebemos recordar en este punto a 4ic"el il!estre, cuando dice: “JPK derribar el discurso del $mo para !ol!er a poner en pie al discurso del $nalista no se logra con sólo acostar a alguien sobre un di!án, in!itándolo a obedecer la regla fundamental. olamente se desencadena la repetición significante & sus efectos )...* 9educir la transferencia a la repetición "ace de la práctica del análisis una práctica de sugestión” %=>. 9eelaboración es el antecedente del concepto de construcción, concepto +ue marca el l#mite de la eficacia de la interpretación. Es el nombre, en determinado momento de la obra freudiana, del intento máimo de tratar de responder a cómo es posible afectar la pulsión desde lo simbólico, & es precisamente en este punto donde se juega la !erdadera partida del psicoanálisis & su diferencia con toda psicoterapia, seg5n Freud.
%=? Freud, Sigmund (1919 2191'): “ue>!s +amin!s de la tera"ia "si+!analti+a”. En Obras !m"letas, #!l. $#%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9. ". 1'. 17 Sil>estre, *i+Cel: *a@ana el "si+!análisis. &uen!s Aires, Ed. *anantial, 199', ". /3.
AA
Punto )")") ' Abstinencia a la sugestión '
eg5n 4ario oldenberg en “)a transferencia en la cl2nica psicoanal2tica" , la uinta infon#a de 6eet"o!en fue inno!adora en su (poca, pues comienza sin introducción, sin preámbulos. 0uando le preguntaron al genial m5sico, por +u( comenzaba as#, respondió: D$s# golpea el destino nuestras puertas, sin preámbulosD. Huestra práctica da cuenta de +ue no es el destino sino lo real lo +ue irrumpe. /ustamente, a propósito de a+uello +ue golpea nuestras puertas, Lacan, en El Seminario 11( )os Cuatro Conceptos &undamentales del *sicoan$lisis( relata +ue fue
despertado de un sueño corto por algo +ue golpeaba la puerta antes de despertar. D@or+ue con esos golpes apurados &a "ab#a formado un sueño, un sueño +ue manifestaba otra cosa +ue esos golpes. M cuando despierto, esos golpes 7esa percepción;, si tomo conciencia de ellos, es en la medida en +ue en torno a ellos reconstitu&o &o toda mi representación J...K +u( so& en este momento ;en ese instante, tan inmediatamente anterior & tan separado, en +ue empec( a soñar bajo ese golpe +ue, seg5n parece, es lo +ue me despiertaD%=A. $certada intuición de la indeterminación del sujeto, de la falta en ser del parlQtre. Bu( es lo +ue despierta en el sueñoC Bu( es lo +ue golpea nuestras puertasC Bu( so&C En el comienzo está la transferencia, antes de la demanda de análisis. La transferencia se constitu&e como una demanda de restitución de la realidad. El encuentro de un sujeto con algo +ue despierta, +ue conmociona su realidad, plantea la interrogación de lo +ue anda mal, el s#ntoma. Ina interrogación +ue instaura una demanda de saber, +uizás una representación en torno de la cual reconstituir la realidad fantasmática. Esto abre la !#a a una !ariedad de prácticas +ue se ofrecen en el mercado & +ue podr#amos englobar con el t(rmino sugestión. En El Seminario 1F( IEl acto anal2ticoD, Lacan dice: “ 8erapia, cual+uiera sabe la di!ersidad de modos & resonancias
+ue esto e!oca. El centro está dado por el t(rmino sugesti%n” JPK%=1. %=A 6a+an, a+=ues: El Seminari!, 6ibr! 11, 6!s uatr! !n+e"t!s Fundamentales del 8si+!análisis. &uen!s Aires, Ed. 8aids. 19'5, ". 5/. 19 6a+an, a+=ues: “El Seminari!, 6ibr! 1, El a+t! analti+!”. %n-dit!. lase 13. 13 de *arQ! de 195'.
A1
BEn +u( se diferencia el psicoanálisis de la sugestiónC orprende +ue el presidente de la @$, -r. oracio Etc"ego&en, en su libro “ )os fundamentos de la técnica anal2tica" , refiri(ndose al teto Dobre la dinámica de la transferenciaD, plantee:
DFreud acepta +ue el psicoanálisis opera en 5ltima instancia por sugestión, si por sugestión se entiende la influencia de un ser "umano sobre otro por medio de la transferenciaD%?3. Esta coincidencia entre transferencia & sugestión reconduce al psicoanálisis al campo de las terapias. Freud en el mismo teto plantea lo contrario. -ice: DGelamos por la autonom#a 5ltima del enfermo apro!ec"ando la sugestión para "acerle cumplir un trabajo ps#+uico JPK”%?%. Gemos cómo, apro!ec"ando la demanda sugesti!a, "aciendo cumplir al sujeto un trabajo ps#+uico por medio de la asociación libre, se abre la posibilidad de la eperiencia del inconsciente. En su art#culo de %12? I¿*ueden los legos ejercer el psicoan$lisis?I( Freud aclara: DJElK particular influjo personal del analista es por cierto digno de tenerse en cuenta. Ese influjo eiste & desempeña un gran papel en el análisis. @ero no el mismo +ue el "ipnotismo. 0on toda seguridad podr#a probarle +ue las situaciones son enteramente di!ersas allá & a+u# acaso baste con señalar +ue no empleamos ese influjo personal 7 el factor sugestio; para suprimir los s#ntomas patológicos, como acontece en la sugestión "ipnótica. $demás, +ue ser#a erróneo creer +ue ese factor es el eclusi!o soporte & promotor del tratamiento. $l comienzo, !a&a & pase pero luego contrar#a nuestros propósitos anal#ticosD %?2. M a modo de ejemplo, Di nuestro paciente sufre de un sentimiento de culpa como si "ubiera cometido un gra!e crimen, no le aconsejamos "acer caso omiso de esa tortura de la conciencia moral, insistiendo en su indudable inocencia, J...K le ad!ertimos +ue una sensación tan %?3 Et+Ceg!
%?2 Freud, Sigmund (195): “J8ueden l!s leg!s eer+er el análisisL”. En Obras !m"letas, #!l. $$, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, "". 177, 17'.
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intensa & sostenida no puede menos +ue fundarse en algo efecti!amente realD%?8 En el diccionario de Lalande%?<, se define la sugestión como: “una idea o pro&ecto de acción +ue no nace espontáneamente en el esp#ritu sino +ue se propone a (l desde afuera”. 6ern"eim )de +uien Freud fue disc#pulo & tradujo algunos art#culos* plantea respecto del "ipnotismo & la sugestión +ue "allándose anudados, tambi(n los "allamos en la pasión & en la embriaguez @or lo tanto, se puede afirmar +ue el sujeto está a merced de la sugestión, o más bien, la sugestión da cuenta de algo constituti!o. @odr#amos llamar sugestión a la relación del sujeto al significante, en la medida en +ue el inconsciente es la suma de los efectos de la palabra sobre un sujeto, en el ni!el en +ue el sujeto se constitu&e por los efectos del significante. La práctica anal#tica no sit5a al sujeto respecto a la realidad, como suponiendo +ue nos constitu&e, sino con respecto al significante. La realidad es fantasmática, atra!esar la realidad implica el encuentro con la indeterminación del sujeto & la pulsión. Lo real +ue la realidad !ela, recubre, es el carácter mudo de la pulsión, la manera de gozar. La puesta en acto de la realidad fantasmática del inconsciente sostiene el sueño neurótico: a+uello +ue despierta en el sueño traumático, en las irrupciones de goce, indica la emergencia de la pulsión. El acto anal#tico implica objetar el sueño neurótico de la puesta en acto de la realidad seual esto es justamente e!itar +ue el análisis de!enga una satisfacción sustituti!a. /ustamente lo in!erso a la sugestión o a la "ipnosis. El análisis ser#a una "ipnosis a la in!ersa. La posición del analista in!ierte a+uello +ue es llamado a encarnar por el sujeto, el deal. i el analista responde a la demanda, se instala la sugestión, el sueño se mantiene. En la conferencia H 2A de las DConferencias de introducci%n al psicoan$lisis D Freud dice: DLa sugestión directa es una sugestión dirigida contra la eteriorización de los s#ntomas, una luc"a entre la autoridad de ustedes & los moti!os de la enfermedad. $l practicarla, ustedes no 153 %bd., ".17'
%?< 6alande, Andr-: #!+abulari! t-+ni+! < +rti+! de la il!s!a. &uen!s Aires, Ed.
El Atene!, 193.
1%
"acen caso de estos moti!os sólo eigen al enfermo +ue sofo+ue la eteriorización en s#ntomasD %?=. i en lugar de encarnar la representación del deal el análisis e!oca el punto de falta de representación, se constitu&e en causa del decir, pone a trabajar al sujeto apro!ec"ando la sugestión para producir un trabajo ps#+uico, & permite la eperiencia de esa "iancia +ue di!ide al sujeto, en tanto +ue un saber singular se acumula en el análisis. aber de la castración, de la pulsión. En otras palabras, saber de la imposibilidad del Wtro, saber de la singularidad del goce. Ho responder a la demanda, o sea abstinencia a la sugestión, permite reconducir la demanda a la pulsión. @or eso, lo +ue opera en 5ltima instancia en un análisis es el deseo del analista, en la medida en +ue (ste no encarne al "ipnotizador, al deal +ue el analista es llamado a encarnar, sino encarna al "ipnotizado. ipnotizado +ue no es sugestionado es el modo en +ue Lacan muestra +ue el psicoanálisis es el re!erso del discurso del $mo en El Seminario 11( )os Cuatro Conceptos &undamentales del *sicoan$lisis. Esto implica la ma&or distancia posible del deal por lo tanto, el analista
sólo sugiere, es decir, e!oca algo del orden de lo indecible, el objeto a. En el punto en +ue la transferencia aparta la demanda de la pulsión se sostiene la consistencia fantasmática como artilugio de ser golpeado por los significantes. El deseo del analista, como abstinencia a la sugestión, reconduce la demanda a la pulsión & permite el encuentro con la falta de significante en el ni!el de lo +ue se eclipsa de saber en el momento de la destitución subjeti!a. El principio soberano de la regla de abstinencia implica el rec"azo de la demanda sugesti!a del neurótico, +ue no +uiere saber de la estructura de ficción del Wtro, para lo cual se empeña en realizar, en la transferencia, al ujeto supuesto aber. @recisamente Freud conclu&e D >ecordar( repetir ! reelaborar D, teto +ue marca el !iraje de la dirección de la cura anticipando D H$s all$ del principio de placer D, ubicando el lugar preciso en +ue se separa el tratamiento anal#tico de todo influjo sugesti!o. La reelaboración respecto de la resistencia estructural nombrada como inercia ps#+uica re!ela el punto de ca#da del predominio de lo simbólico & de diferencia entre transferencia & repetición. En la misma l#nea, en D *untualizaciones sobre el amor de transferenciaI )%1%<*, la coneión transferencia;resistencia se presenta como resto indócil. e re!ela a un 15 Freud, Sigmund: (1917 2191501917): “!neren+ias de intr!du++in al "si+!análisis”, '; !neren+ia. “6a tera"ia analti+a”. En Obras !m"letas, #!l. $#%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 197, "./'.
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mismo tiempo +ue el re!erso del deal es la pulsión, en tanto +ue la presencia del analista e+ui!ale a la consistencia lógica del objeto a. La dimensión (tica de la regla de abstinencia se sostiene en la no;respuesta a los subrogados del enamoramiento, a partir del imperati!o de dejar subsistir las fuerzas pulsionantes del trabajo & la alteración. @or otra parte, en I)os nueos caminos de la terapia anal2tica D )%1%1 ;%1%A*, la ca#da de la regla de abstinencia se corresponde con el !alor de satisfacción sustituti!a +ue puede alcanzar el tratamiento anal#tico. La DcrueldadD +ue implica ir en contra del bienestar en el dispositi!o preser!a la fuerza pulsional del análisis. M al contrario, si el analista no inclu&e el factor pulsional en la cura, esta práctica lle!a a una satisfacción sustituti!a en la cura misma sostenida en una ca#da de la regla de abstinencia. atisfacción por compensación total como proceso curati!o asintótico a tra!(s de una duración indefinida del tratamiento. El m(rito de Freud, dice Lacan en el seminario de los cuatro discursos, es +ue está a la altura de un discurso +ue se mantiene lo más cerca posible de lo +ue se relaciona con el goce. @ero para Etc"ego&en, el giro de %123 no implica poner la teor#a de la transferencia bajo la (gida del instinto de muerte: Di aceptamos realmente la "ipótesis de +ue la transferencia está adscripta al instinto de muerte, entonces toda la teor#a del tratamiento anal#tico re+uiere una profunda re!isiónD%??. @recisamente por no articular la transferencia con la pulsión de muerte, necesariamente tiene +ue arribar tanto a una consideración sugesti!a, como a una dimensión moral de la regla de abstinencia. @ara Etc"ego&en, el resto reacio del amor de transferencia es una transferencia psicótica por su capacidad destructi!a. @ara Lacan, sin embargo, &a en D )a direcci%n de la cura ! los principios de su poder D esta diferencia está trazada en Freud:
D@or+ue (l JFreudK reconoció enseguida +ue ese era el principio de su poder, en lo cual no se distingu#a de la sugestión, pero tambi(n +ue ese poder no le daba la salida del problema sino a condición de no utilizarlo, pues era entonces cuando tomaba todo su desarrollo de transferenciaD %?>. i el discurso del analista se ubica en el punto opuesto a toda !oluntad de dominio, la regla de abstinencia tiene una dimensión (tica & es el nombre +ue le da 155 Et+Ceg!
%?> 6a+an. a+=ues: “6a dire++in de la +ura < l!s "rin+i"i!s de su "!derZ. En Es+rit!s %, &uen!s Aires, Ed. Sigl! $$%, 197'. ". 9
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Freud al re!erso del discurso del $mo. M es justamente por+ue Lacan adscribe la transferencia a la pulsión de muerte, +ue puede ubicar al objeto como lo +ue resiste a la sugestión, tal como se re!ela en el punto preciso del !iraje subjeti!o de analizante a analista. DJPK esos analistas, +ue sólo lo son por ser objeto 7objeto del analizante;, ocurre +ue me dirijo a ellos, no +ue les "able, sino +ue "ablo de ellos: aun+ue no fuera más +ue para turbarlos. Bui(n sabeC Ello puede tener efectos de sugestión. JPK a& un caso en +ue la sugestión no puede nada: a+uel en +ue el analista recibe su falla del otro, de +uien lo condujo "asta Nel paseO como digo &o, el de ponerse en analistaD%?A.
Punto )")"* ' &a denominada : presencia del analista”'
DEn consecuencia podemos decir +ue detrás del amor llamado de transferencia está la afirmación del !#nculo del deseo del analista con el deseo del pacienteD %?1. Esta cita nos permite la operación de desmontaje conceptual de dos tetos de Freud: D*untualizaciones sobre el amor de transferencia D )%1%<* & D Sobre la din$mica de la transferencia D )%1%2*. 0omencemos con el primero de estos tetos:
%. “hl tendió el señuelo a ese enamoramiento al introducir el tratamiento anal#tico para curar la neurosis es para (l, el resultado ine!itable de una situación m(dica” %>3. 2. “La enferma &a no intelige nada, parece absorta en su enamoramiento, & semejante mudanza sobre!iene con toda regularidad en un punto en +ue fue preciso alentarla a admitir o %?A 6a+an, a+=ues: adi!!na < 4ele>isin. &ar+el!na, Ed. Anagrama, 1977. "". '/, '. 159 6a+an, a+=ues: El Seminari!, 6ibr! 11, 6!s uatr! !n+e"t!s Fundamentales del 8si+!análisis. &uen!s Aires, Ed. 8aids. 19'5, ". 5.
%>3 Freud Sigmund (191/): “8untualiQa+i!nes s!bre el am!r de transeren+ia”.En Obras !m"letas, #!l.$%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". 17
1<
recordar un fragmento mu& penoso & fuertemente reprimido de su biograf#a”%>%. 8. “Lo +ue &o +uiero es postular este principio: "a& +ue dejar subsistir en el enfermo necesidad & añoranza como unas fuerzas pulsionantes del trabajo & la alteración, & guardarse de apaciguarlas mediante subrogados”%>2. -e estos tres párrafos se pueden etraer las siguientes cuestiones, produciendo dos cortes. In corte ser#a: a. ntroducir el tratamiento. b. $lentarla a admitir o recordar. c. -ejar subsistir, etc(tera. El otro corte ser#a: a. 9esultado ine!itable. b. obre!iene con toda regularidad, etc(tera. c. $paciguamiento mediante subrogados. 4u& sencillamente podr#amos decir +ue el primer corte refiere al acto del analista, & el segundo a una concepción de la neurosis. Estos dos cortes permiten "acer e!idente la dependencia de la t(cnica freudiana de una (tica, & cómo (sta se articula con una concepción del s#ntoma. El nombre de este entrecruzamiento: regla de abstinencia. Esta regla, +ue es para el analista, tiene un !alor operatorio instrumental t(cnico & da cuenta de la (tica freudiana en correlación con su teor#a del aparato ps#+uico. 'omemos a"ora tres párrafos de D Sobre la din$mica de la transferencia D )%1%2*. 1. Dla resistencia se "ace !aler con tanta nitidez +ue la ocurrencia
siguiente no puede menos +ue dar razón de ella & aparecer como un compromiso entre sus re+uerimientos & los del trabajo de in!estigaciónD%>8. 2. Dla libido JPKse "a internado por el camino de la regresión JPK asta all# la sigue la cura anal#ticaD%><.
171 %bd., ". 155. 17 %bd., ". 15'. 173 Freud Sigmund (191): “S!bre la dinámi+a de la transeren+ia”. En Obras !m"letas, #!l. $%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ".11. 17/ %bd., ".1.
1=
8. Dpues en definiti!a nadie puede ser ajusticiado in absentia o in effigieD%>=.
-e estas coordenadas decimos lo siguiente: a. La presencia es un compromiso, efecto de la resistencia en el acto anal#tico. b. En correspondencia con el segundo tipo de contracción de neurosis, el intento de desasimiento libidinal de los lugares de fijación puede producir un efecto: el estancamiento libidinal. c. El analista paga con su persona el in absentia o el in effigie. d. La presencia del analista de esta (poca corresponde al segundo momento del ordenamiento +ue realiza Freud en “4ás allá del principio del placer” )%123*: el le!antamiento de las resistencias. La presentación, en D Estudios sobre la histeria D, del analista como obstáculo eterno corresponde al arte de la interpretación &, por consiguiente, son otras las coordenadas & el !alor del concepto. $ su !ez, el analista como el etraño +ue dirige duras palabras es solidario de la segunda tópica. $ cada uno de estos momentos le corresponde una determinada concepción del s#ntoma & una lógica propia de la noción de presencia. Los tres momentos del ordenamiento de la doctrina freudiana son tres modos de respuesta a lo +ue se presenta como problemático, lo cual no es lo mismo +ue pensar estos momentos sólo como un descubrimiento progresi!o: se trata tambi(n de la producción de conceptos +ue intentan dar cuenta de las modificaciones +ue se producen como efecto de los operadores mismos. eg5n 4arisa 4orao, en “ )a transferencia en la cl2nica psicoanal2tica" 1#- , en la primera (poca de la elaboración freudiana, la abstinencia respecto a no ceder a los encantos de las "ist(ricas no está formulada como tal, sin embargo, la anticipación con la +ue nos encontramos se articula con la noción de s#ntoma. i la transferencia surge como resultado ine!itable & regular en un punto temporal preciso a causa de la introducción del tratamiento mismo, es como compromiso entre la resistencia & la acción in!estigadora. La apuesta freudiana es no apaciguar mediante subrogados, sino dejar subsistir necesidad & añoranza como “fuerzas pulsionantes del trabajo & la alteración” %>>. 17 %bd., ".1.
%>? *!ra!, *arisa: 6a transeren+ia en la +lni+a "si+!analti+a. &uen!s Aires, Ed. 6ugar, 199/. 177 Freud, Sigmund: “8untualiQa+i!nes s!bre el am!r de transeren+ia”.!".+it., ". 15'.
1?
Lo +ue era un obstáculo en la primera (poca, a partir del “ in absentia o el in effigie" pasa en el segundo momento a ocupar un lugar central, & re!ela un cambio en la
concepción del aparato ps#+uico. El "ec"o mismo, en su descripción t(cnico;operatoria, de +ue la no satisfacción amorosa puede dejar como efecto unas fuerzas pulsionantes, implica una concepción del amor & de la pulsión. La misma ubicación del “in effigie" , en esta l#nea correlacionada con la transferencia como resistencia, sit5a anticipadamente la presencia como cierre del inconsciente, sostenida en un determinado !alor conceptual del aparato ps#+uico. La formulación del “ in effigie" ecede la dimensión del amor en la serie de la sustitución & se corresponde con la cara no simbólica de la castración. i no toda la libido pasa a los objetos, el segundo modelo pulsional le permite a Freud ubicar al narcisismo como conector: de la resistencia de la censura a la resistencia de la transferencia. En tanto +ue el establecimiento de la nue!a concepción del &o se articula con el mo!imiento de sustitución de la neurosis ordinaria por la neurosis de transferencia. La pulsión seual no ama a su objeto. El amor como s#ntesis ideal deja un resto como etapa pre!ia del amar +ue se sostiene en el incorporar o de!orar el objeto. Es una modalidad del amor compatible con la conceptualización de la eistencia del objeto )parcial* como algo separado & +ue por tanto puede denominarse ambi!alente, dice Freud. i el amor de transferencia es genuino "asta en su mismo carácter compulsi!o, es sin embargo un subrogado, &a +ue mientras no "a&an sido le!antadas sus represiones ser#a incapaz de lograr una efecti!a satisfacción. Esta efecti!a satisfacción apunta al circuito pulsional mismo. Ho es +ue este amor no sea genuino, sino +ue el amor mismo !a a ser situado en coordenadas junto con la represión, los subrogados, el s#ntoma. El rasgo particular de este amor es +ue es pro!ocado por la situación anal#tica & sobre!endrá en un punto temporal preciso. La correlación entre resultado de la acción anal#tica & surgimiento ine!itable es el nudo en donde se abroc"an deseo del analista, transferencia & presencia, con la teor#a del s#ntoma & de la estructura ps#+uica. M, aun+ue Freud parecer#a ligar el amor a la serie de la reedición de los amores infantiles, la consideración del fragmento mu& penoso & del mero subrogado, con la pregunta por lo paradójico de la satisfacción pulsional 7+ue lo lle!a a afirmar +ue la fijación no es enfermedad sino +ue (sta puede sobre!enir justamente ante la posibilidad
1>
de abandonar esa fijación7 la presencia del analista re!ela su solidaridad lógica con lo +ue no puede ser dic"o en tanto circuito pulsional. La acción del analista persigue esta fijación en su camino regresi!o. Lacan, en “*osici%n del +nconsciente ” dice: D@ues a la escansión del discurso del paciente en cuanto +ue el analista inter!iene en (l es a la +ue se !erá acomodarse la pulsación del borde por donde debe surgir el ser +ue reside más acá. JPK La espera del ad!enimiento de ese ser en su relación con lo +ue designamos como el deseo del analista en lo +ue tiene de inad!ertido, por lo menos "asta la fec"a, por su propia posición, tal es el resorte !erdadero & 5ltimo de lo +ue constitu&e la transferenciaD %>A. En los escritos llamados t(cnicos no encontramos una mención directa de +ue en el s#ntoma se !a a tratar tambi(n de la satisfacción del impulso represor, ni surge la pregunta por la reacción terap(utica negati!a )modo de presentación cl#nica del sentimiento inconsciente de culpa*. in embargo, a esta altura Freud &a "ab#a producido “8%tem ! 8ab: ”, & el sentimiento inconsciente de culpa ocupaba &a un lugar en el padecimiento neurótico. En ese momento de su elaboración, Freud &a contaba con su “mitolog#a” de las pulsiones como tambi(n con la referencia paternal en la estructura ps#+uica. La regla de abstinencia no es una ataraia, como impasibilidad, frialdad, +uietud del alma, ni una cualidad de los dioses, sino +ue está sostenida en una concepción sobre estas dos “mitolog#as”, en la medida en +ue la no satisfacción se coordina con la le& paterna & con lo paradójico de (sta. La represión primaria consiste en la fijación, precursora & condición de cada represión, & el fracaso de la represión indica +ue la irrupción en el s#ntoma se produce desde ese lugar de fijación. i la presencia del analista pro!oca en la transferencia lo +ue ecede al significante, la causa real del deseo deja abierta en ese momento la pregunta por el origen de ese fenómeno de resistencia. La regla de abstinencia se anticipa a conceptualizaciones posteriores, en tanto supone mantener una pri!ación justificada por la necesidad de conser!ar en el tratamiento la fuerza pulsional +ue !iene del sufrimiento del paciente.
17' 6a+an, a+=ues: “8!si+in del %n+!ns+iente” Es+rit!s % . *-?i+!, Ed. Sigl! $$%, 1971., ". 3'
%
1A
Freud plantea +ue las satisfacciones sustituti!as ocasionadas por la transferencia son un obstáculo para el análisis de los s#ntomas, pero precisamente por ello, los beneficios de la enfermedad no "an de "acer titubear al anal#tico en su deber de decir la !erdad. “Esta !ez me encuentro en la feliz situación de sustituir la imposición moral por unos miramientos de la t(cnica anal#tica, sin alterar el resultadoD %>1 i el e+ui!alente en s#ntoma de los andamiajes de emergencia son las satisfacciones sustituti!as & el beneficio de la enfermedad, el interdicto +ue pesa sobre la añagaza )artificio para atraer con engaño* se desprende de la noción de satisfacción. Las satisfacciones de los neuróticos son sustituti!as & engañosas. $ partir de a"#, la regla de la abstinencia +ue le niega al sujeto las satisfacciones significa la interdicción de construir ese artificio, !erdadero lugar de un andamiaje de emergencia dentro de la cura misma. Freud opone a ello el artefacto del dispositi!o, sosteniendo las fuerzas pulsionantes para el trabajo & la alteración +ue se orientan "acia el encuentro de la !erdad del sujeto. $ la construcción de un andamiaje de emergencia se le oponen las construcciones en psicoanálisis. i el tiempo del amor es esencial a la cuestión de la pulsión, la emergencia en un punto temporal preciso articula el amor con lo real del goce, en tanto +ue la introducción del tratamiento no produce esa emergencia ni para corresponderla ni para desilusionarla, sino +ue 7“in effigie( in absentia"0 se articula como cierre del inconsciente con la demanda +ue no "abla. Entonces, en la (poca de los llamados escritos t(cnicos, Freud articula el concepto de presencia con el cierre del inconsciente. urge as# la transferencia como resistencia: el cese de asociaciones, la aparición del amor indócil 7+ue dejará el resto reacio a la interpretación7 el analista en calidad de objeto situado en el centro mismo de la transferencia, indican +ue la transferencia ecede a la repetición significante. Lacan inclu&e el concepto de presencia del analista en el cap#tulo %3 denominado D'ransferencia;pulsión” del Seminario 11. -ic"a secuencia: transferencia; pulsión, dará cuenta de un amor de transferencia +ue está en relación con la pulsión. M respecto de este punto, la presencia nos lle!a a "acer ciertas consideraciones en la dirección de la cura.
179 Freud Sigmund (191/): “8untualiQa+i!nes s!bre el am!r de transeren+ia”.En Obras !m"letas, #!l.$%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". 157.
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4ic"el il!estre, en su libro “ Ha=ana el psicoan$lisis" , alude a +ue Lacan al situar el cierre del inconciente +ue implica una falta significante, se produce la sustitución del analista como objeto de amor. @or lo tanto, al ser interrogado como sujeto supuesto saber se de!ela lo +ue (ste encubre, +ue es el estatuto del objeto. Entonces el cierre del inconsciente da cuenta del registro del fantasma, de la pulsión. La interpretación, en esta perspecti!a llama a colmar el silencio por un significante. $ll# donde eso era, el sujeto debe ad!enir, seg5n la particular lectura de il!estre. Hadie puede ser ajusticiado “ in absentia" o “in effigie" , &a +ue respecto de este amor el analista es presencia, & como tal es llamado a ocupar el lugar del objeto del fantasma de su analizante, dado “+ue detrás del amor JPK de transferencia está la afirmación del !#nculo del deseo del analista con el deseo del paciente” %A3. i el deseo del analista es el +ue en 5ltimo t(rmino opera en el psicoanálisis, es necesario no forcluir este deseo en la dirección de la cura: es decir, incluirlo bajo transferencia, en el concepto mismo de transferencia: DEste concepto Jel de la transferenciaK está determinado por la función +ue tiene en una prais. Este concepto rige la manera de tratarlos a los pacientes. $ la in!ersa, la manera de tratarlos rige al conceptoD%A%. Entonces, en esta l#nea, B+u( implica operar con el deseo del analista en la eperiencia anal#ticaC Lacan se pregunta de +u( deseo se trata: DJPK si la transferencia es a+uello +ue de la pulsión aparta la demanda, el deseo del analista es a+uello +ue la !uel!e a lle!ar a la pulsión. M, por esta !#a, a#sla al objeto a, lo sit5a a la ma&or distancia posible del JdealK, +ue el analista es llamado por el sujeto a encarnarD%A2. @or lo tanto, el deseo del analista es un operador +ue permite abordar en la eperiencia la secuencia transferencia;pulsión. $l intentar el sujeto inducir al Wtro, al analista, a una relación especular, en ese plano el amor de transferencia +uedar#a atrapado en el narcisismo en tanto imagen especular. En este sentido, el deseo del analista permite despejar el amor de transferencia del plano de la identificación narcisista para situarlo en relación con la pulsión.
1' 6a+an, a+=ues: El Seminari!, 6ibr! 11, 6!s uatr! !n+e"t!s Fundamentales del 8si+!análisis. &uen!s Aires, Ed. 8aids. 19'5, ". 5. 1'1 %bd., ". 13. 1' %bd., ". '1.
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En coincidencia con Freud, se distinguen dos campos: el campo pulsional de un lado & del otro lado el campo narcisista del amor, en tanto reciprocidad entre amar & ser amado. En el campo pulsional se trata de una pura acti!idad para el sujeto: “ 8e amo( pero porque ine9plicablemente amo en ti algo m$s que t:( el objeto a min:scula( te mutilo”%A8.
El deseo del analista al lle!ar la demanda al campo pulsional, +uiebra la reciprocidad del amor & coloca al analista en calidad de objeto en el centro mismo de la transferencia. En esta l#nea, la presencia se liga al deseo del analista, deseo de ser tomado como objeto por su analizante, deseo de encarnar el objeto a. Ligar el deseo al objeto implica lo +ue el analista +uiere +ue su paciente "aga de (l. i sólo se interpreta la repetición es importante destacar +ue: “JPK este fin +ue designo como la captura del propio analista en la o+uedad del a constitu&e precisamente lo ininterpretable. @ara decirlo todo, lo ininterpretable en el análisis es la presencia del analistaD%A<. Entonces se trata de la presencia ligada al lugar del analista en tanto objeto a. @ero este a es e!acuado por el analista. Esto es lo +ue permite la diferencia entre el acto anal#tico & la práctica maso+uista. En la práctica maso+uista "a& una conjunción del sujeto per!erso con el objeto a. El maso+uista es el !erdadero amo del juego. eñala Lacan: DE!identemente no pensamos un solo instante en imputar tal suceso al psicoanalista, &a +ue esto ser#a confiar en (l para la b5s+ueda de su goce, algo +ue estamos lejos de concederle. JPK “er#a instructi!o, seguramente no para confundirlos, confrontar el acto psicoanal#tico con la práctica maso+uista. Esto &a está señalado, & de alguna manera abierto, por lo +ue indicamos de la conjunción del sujeto per!erso con el objeto a( +ue se despliega, literalmente, en la práctica maso+uista.
1'3 %bd., ". 75. 1'/ 6a+an, a+=ues: El Seminari!, 6ibr! 15, Ie un Otr! al !tr!. &uen!s Aires, Ed. 8aids. '. ". 317.
%3%
“-igamos +ue, de cierta manera, tan lejos como (l lo +uiere, el maso+uista es el !erdadero amo. Es el amo del !erdadero juegoD%A=. @odemos decir entonces +ue encarnar el a, encarnar el color, desear ser tomado por objeto, es lo +ue aparta al analista de poseer alguna consistencia óntica: la función del objeto a aparece radicalmente opuesta a ser el objeto. mplica +ue el analista paga con su ser, paga con su persona. -ice Lacan: DEl psicoanalista, pues, induce al sujeto, JPK al encuentro de un sujeto supuesto saber, en la medida en +ue esta incitación al saber debe conducirlo a la !erdad. $l t(rmino de la operación "a& e!acuación del objeto a( por cuanto este representa el "iato de esta !erdad rec"azada, & es este objeto e!acuado lo +ue el analista mismo representará por su en;s# JPK En otras palabras, al !ol!erse (l mismo la ficción rec"azada, el analista cae.D %A?.
Punto )")"+ ' El deseo del analista en la elaboración de &acan ' En “)a direcci%n de la cura ! los principios de su poder ” )%1=A*, Lacan nombra por !ez primera su concepción del deseo del analista. Lo fundamental a destacar es +ue en esta primera !ez +ue se refiere a (l, lo presenta en contraposición con el t(rmino “contratransferencia”. uiarse por la contratransferencia es guiarse por los propios mecanismos de defensa, ubicando al analizante como objeto de la propia econom#a libidinal.%A> Lacan !a a formular de diferentes modos lo atinente al “deseo del analista” de acuerdo al momento de su producción doctrinaria, & con los cortes & reordenamientos +ue (sta !a implicando. En la 0lase 2> del %`>`=1 del “ Seminario - ”%AA, lo !a a ubicar en relación con el deseo del Wtro. “Este deseo del deseo del Wtro Bes al fin de cuentas a+uel deseo +ue !a a afrontarse en análisis, deseo del analistaC $ esta altura Lacan, inscribe la libido en el significante, & el goce es martirizado por el inconsciente.
1' %bd., ". 319. 1'5 %bd., ". 31. 1'7 6a+an. a+=ues: “6a dire++in de la +ura < l!s "rin+i"i!s de su "!derZ. En Es+rit!s
1. &uen!s Aires, Ed. Sigl! $$%,.
1'' 6a+an, a+=ues: “El Seminari! 5: El dese! < su inter"reta+in” (19'09) #ersin %n-dita. lase 7. 1 de uli! de 199.
%32
$ la altura de los años %1=1 & %1?3, en la 0lase 22 del seminario sobre la (tica Lacan plantea un contrapunto respecto a concepciones +ue postulan la función del analista como un “acercarse” al paciente, posición +ue en “JPK el centro de la dial(ctica anal#tica, sólo refleja un deseo del analista, cu&a !erdadera naturaleza (ste desconoce debido a una elaboración insuficiente de su posición ;el de acercarse, "asta confundirse, con a+uel a +uien tiene a su cargo” %A1. Esta posición de “acercarse” implica, en t(rminos freudianos, una ca#da de la regla de abstinencia & una “dirección de la cura” conducida desde los propios mecanismos de defensa o desde los propios complejos, como mu& tempranamente situó Freud. Esto es lo +ue /. $. 4iller luego !a a nombrar como el paradigma 8 llamado “El goce imposible”%13, paradigma en el cual formula “+ue "a& una barrera simbólica & "a& una barrera imaginaria, pero ambas están condicionadas por esta e!aluación de la cosa fuera de lo simbólizado” %1%. En el Seminario ( )a transferencia %12, Lacan produce precisiones fundamentales en cuanto a la producción del “deseo del analista” &, mu& cercano a los pasos iniciados por Freud, en la 0lase > del %%`%`?< lo !a a nombrar como algo “intrapersonal”, & especifica +ue el analista no debe ser un ócrates, ni un santo ni un puro. $l mismo tiempo, el deseo del analista !a a +uedar referido al duelo En la clase del A`8`?%, Lacan realiza una cr#tica a la contratransferencia & a lo +ue espec#ficamente ser#a una contraindicación, & se refiere a las consecuencias de +ue el analista colo+ue su propio objeto parcial en el pte, +ue es lo mismo +ue dirigir la cura desde el propio fantasma. En este seminario !a a formular el deseo del analista como “JPK un deseo más fuerte JPK en tanto +ue en (l se "a producido una mutación en la econom#a de su deseo”%18. Esta mutación, de acuerdo a lo +ue a+u# estamos elaborando, implica la “ad+uisición de la aptitud de analista ”. En El Seminario 1K( )a angustia )%1?2;%1?8*%1<, !a a colocar el deseo del analista en relación con la interpretación por el estatuto +ue (sta tiene de enigmática. 0uestión central, &a +ue el acting out !a a +uedar ubicado en correspondencia con la
1'9 6a+an, a+=ues: El Seminari!, 6ibr! 7, 6a -ti+a del "si+!análisis. &uen!s Aires, 8aids. 19''. ". 39. 19 *iller, a+=ues0Alain: “6!s seis "aradigmas del g!+e”. En e>ista Freudiana, P 9, Es"a@a, 8aids, , ".3. 191 %bd., "./.
%12 6a+an, a+=ues: El Seminari!, 6ibr! ', 6a 4ranseren+ia. &uen!s Aires, 8aids. 3. 193 %bd., ". 1. 19/ 6a+an, a+=ues: El Seminari!, 6ibr! 1, 6a Angustia. &uen!s Aires, 8aids. 5.
%38
ca#da de esa dimensión interpretati!a. Es en la 0lase del 2>`2`?8, donde Lacan formula una cuestión de etrema importancia para el trabajo +ue estamos realizando: “hl cuestiona, me interroga en la ra#z misma de mi propio deseo como a, como causa de dic"o deseo, & no como objeto. M como es a eso a lo +ue apunta, en una relación temporal de antecedencia, no puedo "acer nada para romper esa captura, sal!o comprometerme en ella. Esta dimensión temporal es la angustia, esta dimensión temporal es la del análisis. i +uedo capturado en la eficacia del análisis, es por+ue el deseo del analista suscita en m# la dimensión de la espera”%1=. En la 0lase 2= de ese mismo seminario, !a a ubicar a+uella cuestión sobre la +ue !enimos trabajando, esto es: las condiciones necesarias & suficientes para lo +ue en t(rminos de Freud llamamos la “ad+uisición de la aptitud de analista ”. “0on!iene, sin duda, +ue el analista sea alguien +ue, por poco +ue sea, por alg5n lado, alg5n borde, "a&a "ec"o !ol!er a entrar su deseo en este a irreductible, lo suficiente como para ofrecer a la cuestión del concepto de la angustia una garant#a real” %1?. El Seminario 11( )os Cuatro Conceptos &undamentales del *sicoan$lisis es a+uel donde el desarrollo de la cuestión del deseo del analista se encuentra ampliamente planteado. -e acuerdo al ordenamiento realizado por /. $. 4iller mencionado anteriormente, este seminario +uedar#a situado en lo +ue (l "a denominado como el paradigma <, llamado “El goce normal” )tambi(n “el goce fragmentado”, fragmentado en objetos a*. @aradigma donde la libido es el objeto a. Este paradigma etrae a como elemento de goce, es decir +ue procede a una “elementalización” de la 0osa. ace de la 0osa, elemento, & elemento m5ltiple. “El objeto a tiene desde el principio un carácter ambiguo, por+ue de un lado, encarna, reproduce la 0osa, es su figura elemental, pero del otro, se relaciona al Wtro. ace de mediación entre la 0osa & el Wtro” %1>. 19 %bd., ". 157. 195 %bd., ".35. 197 *iller, . A.: “6!s seis "aradigmas del g!+e”, !". +it., ". 31.
%3<
“En cierta forma, el objeto a traduce una significación del goce, respetando sin duda +ue no se trata all# del significante” %1A En el Seminario 11 se articulan decididamente el deseo del analista con la formación del analista. En la 0lase %2 del 21`<`?<, el deseo +ue permite el empalme del campo de la demanda con lo +ue Lacan !a a llamar “JPK los s#ncopes del inconsciente, con la realidad seual”
%11
, no es otro +ue el deseo del analista. En este seminario el
deseo del analista !a a ser ubicado en contrapunto con la pregunta: “Bcuál será el deseo +ue &ace tras la ciencia modernaC”. @regunta & contrapunto +ue anticipan la producción de los objetos cient#fico;tecnológicos contemporáneos & la posición del analista frente a la compulsión de los modos solitarios de goce. i en la página %?= 233, este deseo !a a ocupar el lugar de la dis&unción & la conjunción, de la unión & las fronteras, en la página 281 se presenta como algo +ue debe serle transmitido, en su propia eperiencia de análisis. En la 0lase %1 del %>`?`?< es donde Lacan !a a articular con total precisión su producción conceptual, enlazada a las formulaciones de Freud. La referencia central es el “in absentia( in effigie”, referencia +ue "emos tomado para diferenciar transferencia de repetición. En la 0lase 23 del 2<`?`?<, el deseo del analista es el operador +ue permite el atra!esamiento del plano de la identificación, gracias al !alor “” de la posición del analista. En la página 2A%, este deseo es el +ue permite ubicar la ma&or distancia entre a & el deal. Wperación sólo posible a partir del rec"azo de la demanda amorosa & su orientación en relación con el objeto. e trata de un deseo +ue no es puro & +ue se dirige a obtener la diferencia absoluta a partir de ser confrontado con el significante primordial, donde puede presentificarse la realidad del inconsciente, la pulsión. En la 0lase = del seminario %2, “@roblemas cruciales para el psicoanálisis” 23%, formulando +ue el deseo del analista es el amo del análisis, lo !a a situar como un operador respecto a la identificación. En la clase %? de ese seminario Lacan aborda de un modo particular la cuestión del deseo del analista, afirmando +ue no se trata de enseñarle nada al paciente, más bien es aprender de (l, &a +ue tanto el encuentro con
19' %bd., ". 31 199 6a+an, a+=ues: El Seminari!, 6ibr! 11, 6!s uatr! !n+e"t!s Fundamentales del 8si+!análisis. &uen!s Aires, Ed. 8aids. 19'5 ". 153 %bd., ". 15 1 6a+an, a+=ues: “El Seminari! 1. 8r!blemas +ru+iales "ara el "si+!análisis” (195/05). %n-dit!. lase , 13V11V5.
%3=
el objeto a , como la di!isión del sujeto, es lo mu& bien sabe "acer el analizante. @or eso es posible de realizar una operación de lle!arlo a su fantasma original. En el Seminario 7F , “El momento de concluir” 232, está situado en relación a lo +ue /. $ . 4iller denomina paradigma ?. Este paradigma, llamado “la no relación”, situado a partir del Seminario 7K ,
“neutralidad” del analista, la !a a referir no a un conjunto t(cnico, sino a una manifestación del deseo del analista. En “ *osici%n del inconsciente ”23= )%1?3*, lo !a a nombrar como el 5ltimo & !erdadero resorte de lo +ue constitu&e la transferencia. -e un modo mu& cercano a este 5ltimo, en “-el 8rieb de Freud & del deseo del analista” 23?, lo !a a considerar como lo +ue en 5ltimo t(rmino opera en un análisis. En la “*roposici%n del de octubre de 1-# ...” dice: “El deseo del psicoanalista, es su enunciación, la +ue sólo podr#a operar ocupando all# la posición de la : de esa misma, cu&a solución entrega el analizante su ser & cu&o !alor se anota ); * la "iancia +ue se designa como la función del falo al aislarlo en el complejo de castración, o a para lo +ue obtura con el objeto +ue 232 6a+an, a+=ues: El Seminari!, 6ibr! : “El m!ment! de +!n+luir” (19770197'), (#ersin in-dita) 3 *iller, a+=ues0Alain: “6!s seis "aradigmas del g!+e”, !". +it., ". //.
23< 6a+an, a+=ues: Es+rit!s 6a+an, a+=ues: Es+rit!s
1. &uen!s Aires, Ed. Sigl! $$%.
. &uen!s Aires, Ed. Sigl! $
%$5 %dem
%3?
se reconoce bajo la función aproimati!a de la relación pregenital” 23>
.
En la llamada “ @ota +taliana ” formula +ue puede "aber "abido análisis pero “Ho "a& analista a no ser +ue ese deseo le surja, es decir +ue &a por a"# sea el desec"o de la susodic"a )"umanidad*.” 23A. Lo formulado en esta “ @ota +taliana ” será retomado en las conclusiones finales para pensar la diferencia entre final de análisis & producción de nue!os analistas. Finalmente en este recorrido, dejamos para el final el discurso pronunciado por /ac+ues Lacan el ? de diciembre de %1?> en la E. F. @. )Escuela Francesa de @sicoanálisis*. “$s# el deseo del psicoanalista es ese lugar del +ue se está afuera sin pensarlo, pero donde, reencontrarse es "aber salido de (l realmente, o sea, esa salida "aberla tomado sólo como entrada, además
no
cual+uiera,
&a
+ue
es
el
camino
del
psicoanalizante”231. $ partir del Seminario 7K(
9 semblante a
En este punto, el objeto a no es un nombre adecuado para lo real. Lo simbólico, al dirigirse "acia lo real, nos muestra la !erdadera naturaleza del objeto a, su naturaleza de semblante de ser.
23> 6a+an, a+=ues: “8r!"!si+in del
9 de !+tubre de 1957 a+er+a del "si+!analista de la Es+uela”. En *!ment!s +ru+iales de la e?"erien+ia analti+a. &uen!s Aires, Ed. *anantial,
19'7, ".15. ' 6a+an, a+=ues: “!ta %taliana”. En Nn! "!r Nn! P 17. &ar+el!na, Ed. EO6%A, 1991, ".17. 9 6a+an, a+=ues: Iis+urs! "r!nun+iad! el 5 de di+iembre de 1957 en la E. F. 8. (Es+uela Fran+esa de 8si+!análisis) %n-dit!.
%3>
El lugar adecuado del objeto a es el semblante, no es más +ue un semblante de ser: DJPK el goce sólo se interpela, se e!oca, se acosa o elabora a partir de un semblanteD2%3. Hos alejamos as# de concebir al objeto a como dándonos la cla!e del ser del sujeto )concepción +ue Lacan sostu!o en un momento de su obra*. -e a+uella manera el objeto a como plus de gozar era lo +ue "ab#a +ue liberar de la !estidura del fantasma para acceder al Dasein propio del barrado ) ser ah2 *. Lacan plantea en “ <:n" +ue ni si+uiera somos semblante, sino +ue somos en ocasiones lo +ue puede ocupar su lugar para poder "acer reinar en ese punto el objeto a. @oner el objeto a en el lugar de semblante es la posición del analista más con!eniente para interrogar como saber lo tocante a la !erdad. Gemos entonces una articulación entre la presencia del analista, analista en calidad de objeto, deseo del analista, analista en el lugar del a ;semblante en ocasión.
Punto )")" ' $onclusiones
“>ecordar( repetir( reelaborar ” )%1%<* tiene el !alor de ser el fundamento metapsicológico del conjunto de los llamados “ Escritos técnicos ”. -a cuenta de la ca#da de la teor#a del recuerdo, sit5a el concepto central de repetición, & a partir de los “fragmentos de !ida +ue siempre fueron penosos”, anticipa el concepto de pulsión de muerte. @ermite articular con el “resto indócil” el !erdadero lugar de la articulación: transferencia 7 repetición. $ partir de esta referencia, el !alor conceptual de la regla de abstinencia "alla su fundamento (tico & cl#nico & permite un trabajo comparado con el denominado por Lacan “deseo del analista”. Ho se trata de asimilar un concepto de Freud a uno propio de la elaboración de Lacan, sino de poder trazar las !#as a partir de las cuales el segundo pudo producir sus operaciones & formulaciones propias. Este cap#tulo, es fundamental para esta tesis, &a +ue la aptitud de analista se epresar#a especialmente en el sostenimiento de la regla de abstinencia. @or eso es 2%3 6a+an, a+=ues: El Seminari!, 6ibr! , AKn. &uen!s Aires, Ed. 8aids, 1991. ". 11.
%3A
+ue se realiza un pormenorizado análisis de los tetos “ *untualizaciones sobre el amor de transferencia” )%1%<* & “ Sobre la din$mica de la transferencia ” )%1%2*. ostengo +ue
el cap#tulo > de “
%31
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%%8
Parte ) ' $apítulo *# Pulsión de muerte, angustia síntoma Punto )"*"% 9 &os antecedentes 9
ren Qieregaard en “El concepto de la angustia" dice: “En el pudor "a& una angustia, por+ue, a la altura de la diferencia de la s#ntesis, "állase el esp#ritu determinado de tal suerte +ue no está determinado meramente como cuerpo, sino como cuerpo con la diferencia seual. $"ora bien, el pudor es ciertamente un saber de esta diferencia, pero no un saber +ue signifi+ue una relación con ella es decir, no eiste el impulso como tal. La !erdadera significación del pudor, es +ue el esp#ritu no puede declararse, por decirlo as#, a la altura de la s#ntesis. @or eso es tan enormemente ambigua la angustia del pudor” 2%%.
En %123, Freud !a a formular +ue el aparato ps#+uico no está gobernado por el principio de placer, +ue era lo +ue "ab#a sostenido "asta ese momento. Los sujetos no buscan el bien, sino todo lo contrario "a& una satisfacción en el dolor, en producirse dolor & en producir dolor a otros. Esta formulación agujerea absolutamente los ideales de progreso de la 4odernidad. Los seres "umanos en forma indi!idual, & tambi(n en forma colecti!a atentan contra s# mismos, sino no podr#a eplicarse de +u( modo las personas 7& las sociedades7 soportan, durante muc"o tiempo, modos de organización social totalmente injustos. $demás de obser!ar los problemas en el campo social, Freud se encuentra en la cl#nica con la satisfacción en el dolor. Esto no sólo modifica todo lo +ue (l "ab#a desarrollado, sino +ue la cl#nica le eige un ordenamiento conceptual diferente. Freud encontró en los sueños puniti!os una cuestión, un "ec"o rele!ante. hl "ab#a postulado +ue los sueños son una realización de deseos a partir de pensar el aparato ps#+uico gobernado por el principio de placer. El trabajo del sueño como desfiguración, con el desplazamiento & la condensación como operadores de la censura on#rica, estaban al ser!icio de epresar deseos inconscientes, +ue entraban en contradicción con los ideales del sujeto. @ero eran realización de deseos al ser!icio del 2%% BierTegaard, S[ren: El +!n+e"t! de la angustia. &uen!s Aires0*-?i+!, Es"asa0al"e, 19/5, "". 73,7/.
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principio de placer: de este modo, los sueños puniti!os +uedaban ecluidos de este principio &a +ue re!elaban +ue algo se "allaba más allá de (l. @or ese moti!o le dedicó una conferencia al tema en la “ >eisi%n de la doctrina de los sue=os ”. $ll# epresa: “i ustedes +uieren dar razón de las 5ltimas objeciones, dirán +ue, de todos modos, el sueño es el intento de un cumplimiento de deseo JPK 6ajo determinadas circunstancias, el sueño sólo puede imponer su propósito de manera mu& incompleta o debe resignarlo del todo”2%2. @ara realizar esa re!isión, !uel!e sobre el famoso sueño +ue abre el cap#tulo > de la “nterpretación de los sueños”, )+ue "ab#a planteado como el paradigma ma&or de la realización del deseo & del principio de placer, & a"ora re!ela en estado práctico la ca#da de la teor#a de realización de deseo*. El cap#tulo metapsicológicamente fundamental del libro de los sueños en esta lectura epone la gran paradoja a tra!(s del sueño “@adre, no !es +ue esto& ardiendo”, sueño donde el "ijo muerto increpa al padre con esa frase, & produce el despertar: si la función del sueño es conser!ar el dormir, a+u# "a& un fracaso: el sujeto despierta, falla la función del sueño desplazamiento & condensación fracasan. -espierta para poder seguir !i!iendo dormido ante esa otra realidad. 4ás allá de la realidad ps#+uica misma, se "alla la dimensión traumática. Freud se encuentra con sujetos +ue sueñan una & otra !ez con lo +ue (l llama instante traum$tico: sueños traumáticos donde el soñante una & otra !ez,
repetiti!amente, !uel!e a la escena del trauma. Freud postula +ue se trata de un intento de elaboración de lo traumático, de !ol!er una & otra !ez all# para elaborar a+uello +ue perturbó al sujeto. @ero a la !ez no descansa en sus indagaciones, & comienza a preguntarse por una enigmática tendencia maso+uista en el &o, más allá del intento de elaboración de lo traumático. En la cl#nica se encuentra con la repetición 7“>ecordar( repetir( reelaborar ” 7 as# como con la transferencia, en su carácter de motor, al ser!icio del despliegue del inconsciente. i la transferencia anal#tica es la palestra, el escenario donde la repetición de los representantes ps#+uicos +ue marcaron la "istoria de un sujeto se producen como lapsus, fallidos, sueños, etc., Freud !a a denominar agieren al actuar en transferencia, +ue es otra modalidad de la repetición: &a no son los representantes ps#+uicos +ue se 1 Freud, Sigmund (1 933 2193): “ue>as +!neren+ias de intr!du++in al "si+!análisis”, 9; !neren+ ia: “e>isin de la d!+trina de l!s sue@!s”. En Obras !m"letas,#!l. $$%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, "". 7, '.
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repiten en la producción de las formaciones del inconsciente como el lapsus, sino ese eterno retorno de lo igual donde el sujeto en !ez de recordar, repite en acto. @ostula entonces, &a no la transferencia positi!a, sino la transferencia negati!a, los modos de la transferencia negati!a gobernados por las dimensiones eróticas o las dimensiones "ostiles, a ni!el de las pasiones de un sujeto. e encuentra con +ue el sujeto repite en transferencia, & en relación con la persona del analista, fragmentos de su !ida infantil +ue siempre fueron penosos. Freud afirma +ue el paciente busca "acerse tratar mal, fr#amente, promo!iendo al analista a dar respuestas en la l#nea de maltrato. 'ambi(n "a& detención de la asociación e interrupción del trabajo anal#tico en la presentificación erótica. @ero por otros medios el análisis puede continuar, !#a el agieren, !#a ese repetir 7actuar; en la transferencia. Lo curioso, +ue es algo central en la cura de la neurosis, es +ue eso +ue se repite como actuación en transferencia 7enlazando, como indica Freud, a la persona del m(dico7 son fragmentos de la !ida +ue siempre fueron penosos. Ho "a& un conflicto entre lo +ue es penoso para una instancia, & placentero para otra. En todos los casos siempre fueron penosos. $demás, estos fragmentos no entran en el circuito de la represión;retorno de lo reprimido son contenidos +ue no son reprimidos, +ue permanec#an conscientes: son fragmentos de !ida real. Freud produce entonces un cambio en el modelo pulsional a partir de los a!ances en sus in!estigaciones, la obser!ación del campo social, & el trabajo en la cl#nica. 0omo lo desarrollaremos más adelante, comienza ordenando a las pulsiones como pulsiones del &o o de autoconser!ación, & pulsiones seuales. En “ *erturbaci%n psic%gena de la isi%n seg:n el psicoan$lisis ” )%1%3* establece el conflicto postulando
un órgano al ser!icio de esos dos amos )de la autoconser!ación & de la pulsión seual*, produciendo ceguera "ist(rica. Luego, las cr#ticas de /ung & su eperiencia en el campo de las psicosis, lo lle!aron a producir una modificación: reunió las pulsiones en relación con el concepto de libido, & ubicó la libido del &o & la libido de objeto. La in!estidura primera del &o, como narcisismo primario, in!est#a a los objetos: en la neurosis 7en tanto los objetos eran pro"ibidos7 "ab#a regresión a los objetos en la fantas#a en la psicosis paranoica, regresión de la libido al &o en la es+uizofrenia, regresión de la libido al autoerotismo. @ero, aun+ue se libidinizó todo el aparato, +uedaba un resto, ese resto libidinal +ue no "ab#a pasado jamás a los objetos. $+u# surge otro problema, +ue &a mu&
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tempranamente (l "ab#a "allado: en “ *ro!ecto de una psicolog2a para neur%logos ” escrito en %A1=, Freud "ab#a mencionado no sólo la eperiencia de satisfacción +ue marcaba el destino del deseo en el sujeto como deseo añorante de a+uello +ue "a perdido 7 fundamento de la b5s+ueda fallida de la identidad de percepción7 sino además, +ue la eperiencia de dolor "ab#a dejado un resto 7el afecto7 distinto al deseo. Lo "ab#a formulado en los primeros trabajos, en la formulación de la hip%tesis au9iliar como fundamento del conjunto de las neuropsicosis. 'ambi(n se "ab#a encontrado inicialmente con +ue en la emergencia de la defensa respecto a la representación inconciliable, se abr#an dos !#as. En una "ab#a (ito de la defensa: un representante ps#+uico se produc#a como grupo ps#+uico escindido +ue despu(s retornaba como retorno de lo reprimido. i bien toda represión implicaba retorno de lo reprimido, "ab#a un punto en donde la defensa fracasaba: &a no por+ue lo reprimido retornara desfiguradamente, sino +ue la defensa no ten#a con +u( frenar la dimensión compulsi!a +ue se epresaba en los ceremoniales, en los rituales obsesi!os, en esa compulsión del s#ntoma 7dimensión económica7 donde siempre "ab#a un eceso en los pensamientos cargados )por ejemplo en la neurosis obsesi!a*, en la imposibilidad de tramitar el eceso. Freud plantea una modificación de la teor#a pulsional: ubica lo +ue llamaba libido del &o & libido de objeto del mismo lado, & los llama pulsión de !ida. @ero "a& una pulsión 7seg5n Freud7 más originaria: la tendencia del ser !i!o a la !uelta a lo inorgánico. 'odo ser !i!o busca !ol!er a lo inorgánico, a la muerte la pulsión de !ida lo 5nico +ue "ace es retrasar & marcar las !#as por donde el organismo !a a morir. Las referencias biológicas +ue da Freud, son una metáfora & !a a "ablar de la dimensión de ese eterno retorno. La pulsión de muerte es el soporte de esa satisfacción en el dolor, propio & ajeno, la eistencia de una pulsión más originaria +ue la pulsión de !ida. Freud !a a fundamentar +ue el aparato ps#+uico no está gobernado por el principio del placer, sino +ue "a& algo +ue lo trasciende. @ostula +ue el aparato ps#+uico está gobernado por el más allá del principio de placer por eso es +ue finalmente el s#ntoma neurótico puede llamarse satisfacción de la necesidad de castigo.
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Punto )"*") ' &ectura orientada del texto :In;ibición, síntoma angustia< Freud toma referencias del campo de la biolog#a & de la filosof#a para tratar de eplicar lo +ue (l entiende por pulsión de muerte: se refiere a +ue el organismo !i!o tiende, al nacer, a !ol!er al estado inorgánico el !alor +ue tiene esta argumentación es metafórica & apunta, como "emos dic"o, a dar cuenta de una producción conceptual. Freud necesita del concepto pulsión de muerte para eplicar +ue los sujetos se satisfagan en el dolor, frente al "ec"o cl#nico de +ue los sujetos +uieren conser!ar el padecimiento & lo defienden, protegi(ndolo como su bien más preciado. ncluso, como (l !islumbra, llegan a +uerer "acer del análisis una tarea interminable, & "acer un análisis infinito bajo el modo de la reacción terap(utica negati!a, o sea, bajo el modo del incremento del padecimiento neurótico para conser!ar el padecimiento & el lazo anal#tico. Freud epone sobre una primera ligadura entre un resto de pulsión de muerte +ue no fue epulsado & la pulsión de !ida. $s# como el organismo tiende a !ol!er lo antes posible al estado inorgánico en un eterno retorno de lo igual, la pulsión de !ida lo +ue "ace es detener ese proceso, prolongarlo. En “+nhibici%n( s2ntoma ! angustia ” )%12=;%12?*, Freud !a a plantear las consecuencias cl#nicas fundamentales de lo +ue trabajó a partir de “ H$s all$ del principio del placer ” )%123*, “El !o ! el ello ” )%128* & “ El problema econ%mico del masoquismo” )%12<*. Este teto constitu&e su gran obra psicopatológica: all# !a a estar
fundamentado por+u( el s#ntoma no es solamente la epresión desfigurada de un deseo inconsciente, sino +ue en esa epresión desfigurada de una !erdad inconsciente "a& una satisfacción. Ho sólo es cierto +ue el inconsciente insiste en ser escuc"ado, en epresarse 7mediante los lapsus, los fallidos, los c"istes, etc.7 sino +ue en esa misma insistencia "a& satisfacción. La !erdad inconsciente es un !elo, "a& algo por detrás +ue insiste con un modo de eterno retorno. Bu( "acer con la pulsión más allá de la !erdad inconscienteC B0ómo abordar el "ec"o de +ue el inconsciente en su insistencia no sólo busca epresar una !erdad, sino +ue además en esa insistencia "a& una satisfacciónC Estas dos cuestiones están en el fundamento mismo del teto “n"ibición, s#ntoma & angustia”. En el cap#tulo A Freud realiza una recapitulación de lo +ue trabajó en los primeros siete cap#tulos:
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“-esde luego, buscamos una intelección +ue nos re!ele la esencia de la angustia, un No bien;o bienO +ue separe, en lo +ue sobre ella se dice, la !erdad del error. @ero es dif#cil lograrlo la angustia no es cosa simple de apre"ender. asta a+u# no "emos obtenido nada más +ue unas contradicciones entre las cuales no se podr#a elegir sin responder a un prejuicio. $"ora propongo otro procedimiento reunamos, sin tomar partido, todo cuanto podemos enunciar acerca de la angustia, renunciando a la epectati!a de alcanzar una nue!a s#ntesis. “La angustia es, pues, en primer t(rmino, algo sentido” 2%8. Lacan afirma muc"o tiempo despu(s +ue la angustia no engaña, es una certeza. Freud dice: “J...K algo sentido. La llamamos estado afecti!o, si bien no sabemos +u( es un afecto. 0omo sensación, tiene un carácter displacentero e!ident#simo” 2%<. $l mismo tiempo "allamos +ue la angustia de castración del otro materno, es el motor de la defensa & el referente del s#ntoma. El s#ntoma es, en esta perspecti!a, el efecto en el campo de la neurosis del “no +uiero saber de la castración en el otro materno”. -ebemos destacar la diferencia entre in"ibición & s#ntoma. La in"ibición pertenece a una dimensión funcional del &o a diferencia del s#ntoma, carece de una articulación, de un mecanismo ps#+uico, en el sentido de +ue el s#ntoma es una epresión desfigurada de un representante ps#+uico. 9especto a la cuestión del s#ntoma & la satisfacción sustituti!a, al comienzo del cap#tulo 2 de “ +nhibici%n( s2ntoma ! angustia ”, Freud dice: “Los rasgos básicos de la formación de s#ntoma están estudiados desde "ace muc"o tiempo, & ; lo esperamos; epresados de una manera inatacable. eg5n eso, el s#ntoma es indicio & sustituto de una satisfacción pulsional interceptada, es un resultado del proceso represi!o”2%=. In poco más adelante se refiere a las cuestiones +ue lo preocupan diciendo:
2%8 Freud, igmund )%12=;%12?*: “n"ibición, s#ntoma & angustia”. En Wbras 0ompletas, Gol. , 6uenos $ires, $morrortu Editores, %1>=, p.%2=. 1/ %dem. 1 %bd., ".'7
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“ólo nos enseñan algo los casos +ue pueden caracterizarse como represiones fracasadas en ma&or o menor medida. “-e estos 5ltimos obtenemos una eposición general: a pesar de la represión, la moción pulsional "a encontrado, por cierto, un sustituto, pero uno "arto mutilado, desplazado descentrado, in"ibido. Ma no es reconocible como satisfacción. M si ese sustituto llega a consumarse, no se produce ninguna sensación de placer en cambio de ello, tal consumación "a cobrado el carácter de la compulsión”2%?. e trata de una satisfacción +ue se presenta como displacer, una degradación a s#ntoma de un modo de satisfacción. En el cap#tulo 8, Freud trabaja la relación entre la teor#a del conflicto & la cuestión de la segunda tópica, & entonces describe la doble tarea de la defensa: una contra la pulsión & otra respecto a la ajenidad del s#ntoma en relación con el &o. Escribe Freud: “Las formaciones de sistemas de los neuróticos obsesi!os "alagan su amor propio con el espejismo de +ue ellos, como unos "ombres particularmente puros o escrupulosos, ser#an mejores +ue otros las formaciones delirantes de la paranoia abren al ingenio & a la fantas#a de estos enfermos un campo de acción +ue no es fácil sustituirles. “-e todos los neos mencionados resulta lo +ue nos es familiar como ganancia )secundaria* de la enfermedad en el caso de la neurosis. Giene en auilio del afán del &o por incorporarse el s#ntoma, & refuerza la fijación de este 5ltimo. M cuando despu(s intentamos prestar asistencia anal#tica al &o en su luc"a contra el s#ntoma, nos encontramos con +ue estas ligazones de reconciliación entre el &o & el s#ntoma act5an en el bando de las resistencias”2%>. $+u# tenemos una cuestión cl#nica fundamental: entre una de las particularidades de la neurosis obsesi!a obser!amos 7como ganancia secundaria de la 15 %bd., ".9. 17 %bd., ".9.
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enfermedad, como beneficio secundario de la enfermedad7 una identificación del sujeto a un s#ntoma. Es una identificación ante la incorporación al &o del s#ntoma, & (sto presta sus ser!icios. Freud lo !a a llamar egosintónico: implica +ue el s#ntoma entra en sinton#a con el &o. En el cap#tulo <, "allamos la angustia & la represión: “0reemos conocer el motor de la represión...” 2%A. )9ecordemos +ue está tomando como referencia dos "istoriales cl#nicos: Tuanito & el Oombre de los )obos *. M contin5a poco más adelante: “M a"ora, la inesperada conclusión: En ambos casos, el motor de la represión es la angustia frente a la castración los contenidos angustiantes 7ser mordido por el caballo & ser de!orado por el lobo7 son sustitutos desfigurados dislocados del contenido Nser castrado por el padreO. Fue en !erdad este 5ltimo contenido el +ue eperimentó la represión”2%1. Entonces Freud eplicita la 5ltima modificación a su teor#a de la angustia, la tercer teor#a de la angustia en Freud. $+u# plantea: “@ero el afecto;angustia de la fobia, +ue constitu&e la esencia de esta 5ltima, no pro!iene del proceso represi!o, de las in!estiduras libidinosas de las mociones reprimidas, sino de lo represor mismo la angustia de la zoofobia Jel lobo, el caballoK 223 es la angustia de castración inmutada, !ale decir, una angustia realista, angustia frente a un peligro +ue amenaza efecti!amente o es considerado real. $+u# la angustia crea a la represión & no 7como &o opinaba antes7 la represión a la angustia” 22%. 'enemos entonces tres teor#as de la angustia. La primera teor#a en Freud: la libido se transmuda directamente en angustia. egunda teor#a de la angustia en Freud: la represión de una moción pulsional produce angustia. 'ercera teor#a de la angustia en Freud: la angustia de castración produce la represión. 0ausa: la angustia efecto la represión. Luego, en el cap#tulo =, se !a referir a una cuestión central para pensar la neurosis obsesi!a, la resistencia, el super&ó, la reacción terap(utica negati!a, etc. En 1' %bd., ".13. 19 %bd., "". 13,1/. A+lara+in del aut!r. 1 Freud, S: “%nCibi+in...”, !". +it, ".1/
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palabras de Freud: “Hos !ol!emos "acia la neurosis obsesi!a en la epectati!a de a!eriguar en ella algo más acerca de la formación de s#ntoma” 222. i a Freud la "isteria le posibilitó al principio de su obra dar cuenta de la apertura del inconsciente, para dar cuenta de las resistencias estructurales debe a!anzar sobre la neurosis obsesi!a. Leemos: “Los s#ntomas de la neurosis obsesi!a son en general de dos clases, & de contrapuesta tendencia. 3 bien son pro"ibiciones, medidas precautorias, penitencias, !ale decir de naturaleza negati!a, o por el contrario son satisfacciones sustituti!as, "artas !eces con disfraz simbólico. -e estos dos grupos, el más antiguo es el negati!o, rec"azador, punitorio pero cuando la enfermedad se prolonga, pre!alecen las satisfacciones, +ue burlan toda defensa. 0onstitu&e un triunfo de la formación de s#ntoma +ue se logre enlazar la pro"ibición con la satisfacción, de suerte +ue el mandato o la pro"ibición originariamente rec"azantes cobren tambi(n el significado de una satisfacción es "arto frecuente +ue para ello se recurra a !#as de coneión mu& artificiosas. J...K El enfermo consigue +ue la ma&or#a de sus s#ntomas añadan a su significado originario el de su opuesto directo, testimonio este del poder de la ambi!alencia, +ue, sin +ue sepamos nosotros la razón, desempeña un important#simo papel en la neurosis obsesi!a”228. M luego "allamos el paradigma de la neurosis obsesi!a: “En el caso más grosero, el s#ntoma es de dos tiempos, !ale decir +ue a la acción +ue ejecuta cierto precepto sigue inmediatamente una segunda, +ue lo cancela o lo des"ace, si bien toda!#a no osa ejecutar su contrario” 22<.
%bd., ". 17. 3 %bd., "". 17, 1'. / %bd., ". 1'.
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@ostulo +ue en la dimensión de dos tiempos +ue encontramos en la neurosis obsesi!a, lo fundante es la satisfacción en la pro"ibición misma a la !ez (sto tiene dos caras: por un lado, el sujeto sólo !a a desear lo +ue está pro"ibido & la satisfacción sólo se !a a !incular con lo pro"ibido, & por el otro, además, se satisface en la pro"ibición misma. Los dos tiempos ponen en juego un modo de satisfacción & un tratamiento del deseo, +ue siempre !a a +uedar como imposible. $ modo de ejemplo señalo +ue la postergación como un s#ntoma obsesi!o implica tanto un modo de producir al deseo como imposible, como una satisfacción en el postergar mismo. In poco más adelante se lee: “uizás en la neurosis obsesi!a se discierna con más claridad...” J@ero no es +ue est( todo del todo claro pues la frase contin5aK “... se discierna con más claridad +ue en los casos normales & en los "ist(ricos +ue el complejo de castración es el motor de la defensa, & +ue la defensa recae sobre las aspiraciones del complejo de Edipo”22=. @or otra parte, la paradoja de la satisfacción pulsional Freud la epresa diciendo: “El super&ó "iperse!ero se afirma con energ#a tanto ma&or en la sofocación de la seualidad cuanto +ue ella "a adoptado unas formas tan repelentes. $s#, en la neurosis obsesi!a el conflicto se refuerza en dos direcciones: lo +ue defiende "a de!enido más intolerante, & a+uello de lo cual se defiende, más insoportable & ambas cosas por influjo de un factor: la regresión libidinal” 22?. En el cap#tulo ? es donde Freud !a a diferenciar lo +ue ser#a el mecanismo t#pico de defensa en la "isteria )la represión* & los mecanismos t#picos de defensa en la neurosis obsesi!a )aislamiento & anulación*. $5n cuando la represión funciona tambi(n en la neurosis obsesi!a, el aislamiento & la anulación como m(todos de defensa tienen la capacidad de cortar los neos asociati!os entre los representantes ps#+uicos. $l estar cortados los neos lógicos entre un representante ps#+uico & otro, se anula la coneión asociati!a, & anulando a#sla. %bd., ". 19. 5 %bd., ". 111.
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En el cap#tulo > !a a presentarse tanto la cuestión de la mezcla & la desmezcla de pulsiones, como la cuestión del padre: “La angustia de castración recibe otro objeto & una epresión desfigurada dislocada: ser mordido por el caballo )ser de!orado por el lobo*, en !ez de ser castrado por el padre. La formación sustituti!a tiene dos manifiestas !entajas” 22>. El s#ntoma es una formación sustituti!a. La desfiguración se puede ubicar en los dos casos: en !ez de ser castrado por el padre, ser mordido por el caballo en el caso de Tuanito ser de!orado por los lobos, en el caso del Oombre de los )obos .
9etomando lo anterior: “La formación sustituti!a tiene dos manifiestas !entajas la primera, +ue es+ui!a un conflicto de ambi!alencia, pues el padre es simultáneamente un objeto amado Jamado & temidoK 22A & la segunda, +ue permite al &o suspender el desarrollo de angustia. En efecto, la angustia de la fobia es facultati!a, sólo emerge cuando su objeto es asunto Jegenstand de la percepción. Esto es enteramente correcto en efecto, sólo entonces está presente la situación de peligro. 'ampoco de un padre ausente se temer#a la castración. ólo +ue no se puede remo!er al padre: aparece siempre, toda !ez +ue +uiere” 221. Es una cuestión de estructura: la amenaza de castración, la referencia de la amenaza de castración, es el padre. Freud escribe en el 5ltimo párrafo de este cap#tulo >: “4ediante esta 5ltima puntualización, a saber, +ue el &o se pondr#a sobre a!iso de la castración a tra!(s de p(rdidas de objeto repetidas con regularidad, "emos obtenido una nue!a concepción de la angustia. # "asta a"ora la considerábamos una señal;afecto del peligro, nos parece +ue se trata tan a menudo del peligro de la castración como de la reacción frente a una p(rdida, una separación. $ pesar de lo muc"o +ue enseguida puede aducirse contra esta conclusión, tiene +ue saltarnos a la !ista una notabil#sima concordancia. La primera !i!encia de angustia, al menos del ser "umano, es la del nacimiento, & este objeti!amente significa la separación de la madre, 7 %bd., ". 119 ' a+lara+in del aut!r. 9 Freud, S.: “%nCibi+in...”, !". +it., ". 119.
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podr#a compararse a una castración de la madre )de acuerdo con la ecuación "ijo [ pene*. er#a mu& satisfactorio +ue la angustia se repitiera como s#mbolo de una separación a ra#z de cada separación posterior...”283 El "ueso del teto lo encontramos en las páginas siguientes donde trabaja la castración en la madre con la amenaza de castración sobre el instrumento fálico. $ll# puede diferenciarse la castración como "ec"o de estructura, de la amenaza como complejo de castración. El complejo de castración propio de la trama ed#pica !ela la castración estructural. “La alta estima narcisista por el pene puede basarse en +ue la posesión de ese órgano contiene la garant#a para una reunión con la madre )con el sustituto de la madre* en el acto del coito. La pri!ación de ese miembro e+ui!ale a una nue!a separación de la madre J...K En este punto señalo +ue la fantas#a de regreso al seno materno es el sustituto del coito en el impotente )in"ibido por la amenaza de castración*” 28%. Gemos cómo se articulan la amenaza de castración sobre el instrumento fálico & la separación con el otro materno 7+ue implica en esa separación un encuentro con la castración7 en tanto el sujeto "a de!enido falo de ese otro para obturar la castración. In poco más adelante se refiere a la cuestión de la condición de la angustia !álida para la mujer re!elando +ue “castración” no es un t(rmino descripti!o de algo fenom(nico sino un concepto fundamental en la constitución del sujeto & de las posiciones seuadas. “$"ora !emos +ue no corremos el peligro de declarar a la angustia de castración como el 5nico motor de los procesos defensi!os +ue lle!an a la neurosis. En otro lugar "e puntualizado cómo el desarrollo de la niña pe+ueña es guiado a tra!(s del complejo de castración "asta la in!estidura tierna de objeto. M precisamente, en el caso de la mujer parece +ue la situación de peligro de la p(rdida de objeto siguiera siendo la más eficaz” 282.
3 %bd., "". 13, 1/. 31 %bd., ". 131. 3 %bd., ". 13.
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El e+ui!alente de la amenaza de castración en la mujer, es la p(rdida del amor, dejar de ser amada: “9especto de la condición de angustia !álida para ella, tenemos derec"o a introducir esta pe+ueña modificación: más +ue de la ausencia o de la p(rdida real del objeto, se trata de la p(rdida de amor de parte del objeto. @uesto +ue sabemos con certeza +ue la "isteria tiene ma&or afinidad con la feminidad, as# como la neurosis obsesi!a con la masculinidad, ello nos sugiere la conjetura de +ue la p(rdida de amor como condición de angustia desempeña en la "isteria un papel semejante a la amenaza de castración en las fobias, & a la angustia frente al super&ó en la neurosis obsesi!a”288. Entonces, si la p(rdida de amor en las mujeres es un e+ui!alente de castración 7 la amenaza sobre el instrumento fálico en el !arón7, la amenaza de castración no está basada en la naturaleza biológica & el órgano material, sino +ue está remitiendo a una cuestión estructural +ue !a más allá de las figuras.
Punto )"*"* ' El desamparo el trauma ' $"ora bien, B+u( es trauma a la altura de %123C Geamos primeramente las anticipaciones: %* DEl sistema ner!ioso se afana por mantener constante dentro de sus constelaciones funcionales algo +ue se podr#a denominar la suma de e9citaci%n , & realiza esta condición de la salud en la medida en +ue se tramita por !#a asociati!a todo sensible aumento de ecitación o lo descarga mediante una reacción motriz correspondienteD. 2* D-e!iene trauma ps#+uico cual+uier impresión cu&o trámite por trabajo del pensar asociati!o o por reacción motriz depara dificultades al sistema ner!iosoD.
33 %dem.
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Estas dos citas pertenecen al punto = de D Sobre la teor2a del ataque histérico D +ue es el cap#tulo 0 de D osquejos de una UComunicaci%n *reliminar D )%A18*28<. Bu( nos permiten despejarC a* In principio de aparato )constancia*. b* Ina tendencia )la anulación de la tensión*. c* Ina cantidad perturbante )suma de ecitación*. d* In trabajo )la tramitación*. e* In resultado +ue !ale como resto de la operación )trauma ps#+uico*. i "acemos una descripción f#sica del fenómeno podemos decir: tomamos como punto de partida la eistencia de una cierta cantidad de tensión igual a $ esta cantidad de tensión entra en un circuito +ue debe, mediante un trabajo, permitir a la salida la reducción a cero de esa cantidad de tensión. Freud descubre en la eperiencia +ue la reducción a cero no se produce, de tal manera +ue +ueda siempre una cierta cantidad ma&or +ue cero esto se articula de entrada con lo +ue denomina trauma ps#+uico. $ su !ez, esta cantidad es la causa de un trabajo para este aparato. Formulando la eistencia de esa cantidad, el sistema es un aparato +ue trabaja. Bu( implicar#a el (ito absoluto, la reducción absoluta, sin restoC B0ero tensiónC En un teto posterior, D El problema econ%mico del masoquismoD )%12<*, responde +ue la reducción a cero implica conducir la !ida inestable a la estabilidad del estado inorgánico. @or lo tanto ser#a identificable en el l#mite de la muerte misma. La le& de la constancia implica, entonces, descargar los ecesos de energ#a, & es el principio +ue regula por ecelencia el aparato ps#+uico. @or lo tanto, un sujeto eperimenta una impresión ps#+uica en su sistema ner!ioso & aumenta algo +ue se denomina suma de ecitación. En todo sujeto, para conser!ar la salud, eiste el afán de empe+ueñecer esa suma de ecitación. La disminución de esa suma de ecitación depende de cuánto restará de esa impresión ps#+uica inicial. i disminu&e esa suma de ecitación, tambi(n será distinto el efecto de la impresión ps#+uica inicial +ue acrecentó la suma de ecitación.
28< Freud, igmund )%1<3;<% J%1A2K*: “6os+uejos de la N0omunicación @reliminarO de %A18”, @unto 0: “obre la teor#a del ata+ue "ist(rico”. En Wbras 0ompletas, Gol., 6uenos $ires, $morrortu Editores, %1A1.
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-e este modo se refiere Freud a la le& de la constancia en Dobre el mecanismo ps#+uico de fenómenos "ist(ricosD )%A18*. @ero, en ese teto, además de deslindar el trauma mecánico & ubicar el factor eficaz del trauma ps#+uico )se trata de traumas ps#+uicos +ue comandan 7por efecto de terror7 de manera un#!oca la naturaleza de los s#ntomas*, "ace dos afirmaciones capitales para el desarrollo de la doctrina psicoanal#tica. a* La referencia simbólica. b* La tramitación mediante la palabra. -e la referencia simbólica da el siguiente ejemplo: una enferma padec#a de penetrantes dolores en el entrecejo. e a!eriguó +ue de niña su abuelo la escudriñó DpenetrándolaD con la mirada. La misma paciente sufrió posteriormente de dolores en el talón derec"o esto "ab#a surgido en un momento de angustia: en una presentación en sociedad le "ab#a sobre!enido el temor de Dno entrar con el pie derec"o o de no andar derec"aD. Bu( conclu&e Freud a partir de estoC ue eiste el propósito de epresar el estado ps#+uico mediante uno corporal, para lo cual el uso lingV#stico ofrece los puentes. La segunda afirmación se refiere al !alor de la palabra en sustitución de la acción como medio de tramitar la impresión ps#+uica. DJPK El primero +ue en !ez de arrojar una flec"a al enemigo le lanzó un insulto fue el fundador de la ci!ilizaciónD 28=. El trabajo de tramitación de la impresión traumática realizado por las palabras: “Ina afrenta de!uelta, aun+ue sólo sea de palabra, se recuerda de otro modo +ue una +ue se debió tolerar, & es caracter#stico +ue la lengua llame NmortificaciónO a este padecer tolerado calladamente” 28?. MranNung , +ue significa mortificación, tiene la misma ra#z +ue MranNheit : enfermedad. @or esto se sostiene +ue el "ist(rico padece de unos traumas ps#+uicos incompletamente abreaccionados. La abreacción es la finalidad del trabajo de tramitación ps#+uica regulado por la Le& de 0onstancia. “JPK si la reacción frente al trauma ps#+uico tu!o +ue ser interrumpida por alguna razón, a+u(l conser!a su afecto originario & toda !ez +ue el ser "umano no puede aligerarse del aumento de est#mulo mediante NabreacciónO está dada la 28= Freud, Sigmund (1'93): “S!bre el me+anism! "s=ui+! de enmen!s Cist-ri+!sZ En Obras !m"letas, #!l.%%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, "". 37, 3'. 35 %bd., ". 3'.
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posibilidad de +ue el suceso en cuestión se con!ierta en un trauma ps#+uico” 28>. 'anto la teor#a de la abreacción 7+ue se ubica en el mismo sentido en +ue el f#sico emplea el supuesto fluido electrónico +ue corre7 como la teor#a de la in!estidura, 7+ue formula al final del teto DLas neuropsicosis de defensaD )%A1<*7 se basan en la producción cient#fica de la (poca en +ue Freud escribió sus obras.
Punto )"*"+ ' Teoría de la In(estidura ' n!estidura )esetzung * significa “ocupar” o “llenar un lugar”. “En las funciones ps#+uicas cabe distinguir algo )monto de afecto, suma de ecitación* +ue tiene todas las propiedades de una cantidad 7aun+ue no poseamos medio alguno para medirla7 algo +ue es susceptible de aumento, disminución, desplazamiento & descarga, & se difunde por las "uellas mn(micas de las representaciones como lo "ar#a una carga el(ctrica por la superficie de los cuerpos” 28A. Entonces, en la base del principio de constancia, de la teor#a de la abreacción, tenemos la noción de una cantidad desplazable +ue Freud denomina tanto suma de ecitación como monto de afecto. Es claro +ue en este conteto “monto de afecto” es una denominación económica "omóloga a “suma de ecitación” por lo tanto, no se refiere en absoluto a “los afectos” a los +ue nos referimos !ulgarmente, seg5n lo planteado por trac"e& en el ap(ndice a “Las neuropsicosis de defensa” )%A1<*. El principio de constancia tiene, en su origen, una "ipótesis fisiológica en el “@ro&ecto de psicolog#a” )%1=3 J%A1=K*, en el denominado “principio de inercia neuronal”: “JPK las neuronas procuran ali!iarse de la cantidad J...K se !islumbra además una tendencia +ue acaso gobierne la ar+uitectura del sistema de neuronas, edificado con !arios sistemas: un cada !ez ma&or apartamiento de " de las 37 %dem. 3' Freud, Sigmund (1'9/): “6as neur!"si+!sis de deensa”. En Obras !m"letas, #!l.%%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". 51.
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neuronas. Entonces, la ar+uitectura del sistema ner!ioso ser!ir#a al apartamiento, & su función a la descarga, de " de las neuronas”281. trac"e&, apo&ándose en el D *ro!ecto de psicolog2a para neur%logos D J%A1=K, "ace coincidir principio de constancia & principio de placer: “JPK siendo consabida para nosotros una tendencia de la !ida ps#+uica, la de eitar displacer , estamos tentados a identificarla con la tendencia primaria de inercia” 2<3. -isplacer se coordinar#a con una ele!ación de la cantidad, & placer estar#a asociado a la sensación de descarga. @ero, en !erdad, "a& una ruptura entre principio de constancia & principio de placer. Esa ruptura se denomina eperiencia de satisfacción. Es el arran+ue desgraciado para el indi!iduo "umano, & supone una ruptura radical sujeto;objeto: el objeto perdido como resto de la eperiencia de satisfacción produce una tensión en el aparato +ue es ineliminable. 0on el reafloramiento del estado de esfuerzo o de tensión, la in!estidura traspasa sobre los recuerdos & los anima. 'al !ez sea la imagen;recuerdo del objeto la alcanzada primero por la reanimación del deseo. En el D*ro!ecto de psicolog2a para neur%logos D está la idea de +ue en la base de todas las coneiones entre neuronas está el recordar reproductor como la le& fundamental de la asociación por la simultaneidad.
Este recordar
reproductor sostiene la capacidad alucinatoria, como tensión deseante irreductible a cero. En la sección o apartado E del cap#tulo G de “ )a interpretaci%n de los sue=os ” )%133*, "allamos por primera !ez la separación entre principio de constancia & principio de placer, punto central de infleión & ruptura con las teor#as f#sicas, neurofisiológicas & energetistas de la (poca. El recordar reproductor es una memoria no orgánica: “ab#amos profundizado en la ficción de un aparato ps#+uico primiti!o, cu&o trabajo era regulado por el afán de e!itar la acumulación de ecitación & de mantenerse en lo posible carente de ecitación.”2<%. 39 Freud, Sigmund (19 21'9): “8r!
2<% Freud, Sigmund (1'99019): “6a inter"reta+in de l!s sue@!s”. En Obras !m"letas, #!l. #, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9. a"tul! #%%, a"artad! E, ". '7.
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asta a+u# principio de constancia. “Elucidamos despu(s las consecuencias ps#+uicas de una !i!encia de satisfacción, & entonces &a pudimos introducir un segundo supuesto, a saber, +ue la acumulación de la ecitación JPK es percibida como displacer, & pone en acti!idad al aparato a fin de producir de nue!o el resultado de la satisfacción en esta, el aminoramiento de la ecitación es sentido como placer. $ una corriente JPK de esa #ndole producida dentro del aparato JPK la llamamos deseo "emos dic"o +ue sólo un deseo, & ninguna otra cosa, es capaz de poner en mo!imiento al aparato, & +ue el decurso
de la ecitación dentro
de este es regulado
automáticamente por las percepciones de placer & de displacer. El primer deseo pudo "aber consistido en in!estir alucinatoriamente el recuerdo de la satisfacción”2<2. @ara @aul 6erc"erie en su teto “ Jénesis de los Conceptos &reudianos" , la separación de la representación seual respecto de su afecto & la coneión de (ste con otra representación +ue le con!iene, pero +ue no es inconciliable, indica el lugar propio del psicoanálisis más allá de los modelos psicofisiológicos. 6erc"erie, en su ecelente trabajo, ubica estas teorizaciones a la altura de %A1<;1= & considera como aspectos esenciales de la teor#a psicoanal#tica en sus inicios: a* La concepción asociacionista del pensamiento & del psi+uismo con toda su ambi!alencia psiconeurológica )como sustitución de terminolog#a*. b* La "ipótesis auiliar +ue ser#a el aspecto alemán del fisiologismo freudiano. eg5n @aul;Laurent $ssoun, en su “ +ntroducci%n a la epistemolog2a freudiana" , el origen del principio de constancia se "alla en usta! '"eodor Fec"ner, fundador de la psicof#sica, fallecido en %AA> su teto fundamental es Elementos de psicof2sica )%A?3*. Fec"ner es citado por Freud en “ )a interpretaci%n de los sue=os ” )%133* como el 5nico +ue dijo algo sensato sobre los sueños, separando el escenario de los sueños & la !igilia. Guel!e a citarlo precisamente en D H$s all$ del principio de placer D )%123*, en relación con esa tendencia del aparato ps#+uico a mantener lo más baja posible la cantidad de ecitación presente en (l, o por lo menos a mantenerla constante. / %bd., ". ''.
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Fec"ner logra deducir la le& +ue epresa la relación general de la ecitación & de la sensación, estableciendo +ue la sensación aumenta como el logaritmo de la ecitación. El principio de inercia neuronal del D *ro!ecto de psicolog2a para neur%logos D )%1=3 J%A1=K*, seg5n el cual las neuronas tienden a des"acerse de las cantidades, presenta al organismo como sistema f#sico de inercia libre. eg5n $ssoun, Freud adopta la idea central de la energ(tica, seg5n la cual toda la energ#a es libre. -ice Freud en %123, a la altura de D H$s all$ del principio de placer D: “JPK este afán, por nosotros supuesto, del aparato an#mico se subordina como caso especial bajo el principio de Fec"ner de la tendencia a la estabilidad , a la +ue (l refirió las sensaciones de
placer & displacer.”2<8. @ero el D#doloD de Freud era elm"oltz, m(dico berlin(s, profesor de fisiolog#a & patolog#a, +ue publica en %A<> su trabajo más importante “
"a& más +ue fuerzas, sea en estado latente, +ue tienden a poner en mo!imiento un punto material sin por ello producir mo!imiento, sea en estado !i!o, cuando la fuerza produce actualmente mo!imiento” 2<<. Efecti!amente, podemos encontrar las marcas de sus maestros en Freud, en su formación m(dica & en los apo&os del desarrollo cient#fico de su (poca. @ero el punto de ruptura entre principio de constancia & principio de placer 7aun+ue "allemos en este 5ltimo t(rminos propios de la psicofisiolog#a & el energetismo7, sit5a la eperiencia de satisfacción como el lugar propio del psicoanálisis, +ue sostiene una tensión en el aparato & concibe el deseo como lo indestructible. $s# se sostiene la concepción del proceso primario. abemos +ue Freud concibe el proceso primario como la b5s+ueda de una identidad de percepción, de lo id(nticamente id(ntico: el mismo objeto, en el mismo momento, de la misma eperiencia de satisfacción. Esto en s# mismo define lo imposible del encuentro & la consecuente p(rdida del objeto, +ue es igual a s# mismo en el instante del posible encuentro fallido. La realización del deseo aparta al sujeto de la !#a de la satisfacción, lle!ándolo "acia una b5s+ueda +ue fracasa en el sentido adaptati!o. abemos +ue !ol!er a e!ocar esa percepción es el fin propio de la realización del deseo )como identidad de /3 Freud, S.: “*ás allá...”, !". +it., ". 9.
2<< MelmC!ltQ: A+er+a de la +!nser>a+in de la energa. *-?i+!, Sigl!
$$%, 19', ". 7'.
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percepción*. La realización del deseo se cumple cuando reaparece la percepción BM cuál es el instrumento espec#ficoC La alucinación. e trata de una ruptura con la concepción del arco reflejo dado +ue este 5ltimo tiende a la satisfacción de la necesidad. B-e +u( modo es formulada la realización del deseo en el D *ro!ecto de psicolog2a para neur%logosD )%A=3;J%A1=K*C Freud, introduce el concepto de acción
espec#fica defini(ndola como a+uella cu&a ejecución trae aparejada la satisfacción de la necesidad &, por consiguiente, el cese del aumento de la carga: tendencia "omeostática del aparato con la ra#z en la psicofisiolog#a. @ero subra&a +ue dic"a acción eige en el ser "umano, por ser prematuro, una a&uda eterna, ajena a (l, a&uda de otro al cual atrae mediante una descarga interna )el grito, el llanto, alguna forma +ue es le#da como llamado*. e trata del inicial desamparo & des!alimiento. -ice Freud: “i el indi!iduo auiliador "a operado el trabajo de la acción espec#fica en el mundo eterior en lugar del indi!iduo des!alido, este es capaz de consumar sin más en el interior de su cuerpo la operación re+uerida para cancelar el est#mulo endógeno. El todo constitu&e entonces una iencia de satisfacci%n , +ue tiene las más "ondas consecuencias para el desarrollo de las funciones en el indi!iduo”2<=. La inclusión del desamparo & del Wtro como conceptos operatorios, sostienen la inscripción de la "uella mn(mica como imagen mnemónica desiderati!a. Esta imagen es la cla!e del señuelo logrado, de la alucinación propia del cumplimiento del deseo, señuelo +ue desplaza la acción espec#fica e introduce la rememoración alucinatoria. eg5n Freud la memoria cambia de signo, tiene una función desadaptati!a en relación con la memoria del organismo & produce la instalación de una nue!a dimensión del placer +ue +uiebra el marco de la "omeostasis. El recordar reproductor orientado a la representación de los signos de la presencia del Wtro, como "ambre de signos, impone el placer de desear como meta +ue, desde el registro biológico, es impensable. nicialmente, el trauma aparece en la obra de Freud definido por dos caracteres: a* $ccidental: por+ue da cuenta de la eperiencia seual prematura traumática.
/ Freud, Sigmund (19 21'9): “8r!
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b* nasimilable: por+ue la articulación misma +ue pone en juego la defensa deja la escena como irrecuperable. Estos dos caracteres nombran un l#mite, &a +ue, formulado como acontecimiento, el retorno se presenta como ajeno. La posibilidad de desciframiento opera con las representaciones +ue se mue!en en la cadena asociati!a "asta cierto l#mite, &a +ue la representación inconciliable para el &o está en coneión con esa escena, pero esa escena !ale como recuerdo. i el primer tiempo del trauma es silencioso & tiene un !alor potencial, es necesaria una represión posterior por recuerdo para +ue ad+uiera el !alor traumático, esto es, a posteriori , lo +ue implica +ue el recuerdo produzca un displacer ma&or +ue el +ue tu!o la !i!encia. En este punto es l#cito conectar el eceso de placer de la escena traumática, +ue retorna en la neurosis obsesi!a, con la fuente independiente de desprendimiento de displacer )hip%tesis au9iliar , %A1<*. $ esta altura, la defensa opera separando la representación del monto de afecto & es el testigo, en la producción de lo reprimido inconsciente, del encuentro inconciliable con la seualidad traumática. El U5ang de la representación reprimida sostiene una nue!a satisfacción, irreconocible & +ue se manifiesta como sufrimiento. 4ientras +ue la representación, !#a sustitución, ubica el s#ntoma en el registro de las formaciones del inconsciente, la suma de ecitación, en tanto eceso, "abla de la ganancia primaria de la enfermedad. Esto es posible a partir de +ue, si la suma de ecitación como eceso "abla de la ganancia primaria de la enfermedad, sostiene en su desplazamiento el falso enlace al mismo tiempo !ale como resto, por+ue la fuente de la +ue pro!iene no se agota en la representación. El (ito de la defensa se corresponde con la constitución misma del inconsciente, & su fracaso 7en coneión con lo inasimilable7 sostiene lo compulsi!o del s#ntoma. Eiste, entonces, una correspondencia puntual entre “Las neuropsicosis de defensa” de %A1< & %A1? con lo formulado por Freud en el D@ro&ecto de psicolog#a para neurólogosD )%1=3 J%A1=K*, en relación con las dos partes en +ue se di!ide el objeto, particularmente en la eperiencia "ostil ) complejo del semejante *. abemos +ue una parte forma el conjunto de caracteres perceptuales constantes +ue aparecen unidos como cosa )lo inasimilable*, mientras +ue la segunda implica el juicio de atribución )los atributos: bueno o malo*.
%8<
Lo +ue !a a orientar al sujeto en la !#a de sus deseos es la 0osa, la +ue podemos conocer a tra!(s de sus atributos, sin poder jamás alcanzar el n5cleo constante. Este n5cleo es la posición fija de la 0osa, +ue se caracteriza como lo +ue !uel!e siempre al mismo lugar, sosteniendo en lo fallido del encuentro la imposibilidad de cual+uier complementariedad. Los atributos marcan lo +ue es cualidad & puede ser entendido por la memoria, por una remisión al cuerpo propio del sujeto, a la propia eperiencia subjeti!a. -ic"os atributos !an a constituir las representaciones, incluidas las primiti!as, alrededor de las cuales se !a a articular lo +ue !a a ser regulado por el principio de placer;displacer. @or lo tanto, se trata de los signos +ue la alucinación recupera. @or su parte, la eperiencia de satisfacción produce al objeto como perdido, con los referentes conceptuales del desamparo & el Wtro pre"istórico. El recordar; reproductor indica una memoria no orgánica constitu&endo el placer de desear. $ su !ez, a la altura de D'res ensa&os de teor#a seualD )%13=*, Freud indica claramente +ue no "a& adecuación sujeto;objeto, en la medida +ue eiste la seualidad a partir de la p(rdida del seo. i la pulsión aparece conectada a bordes )agujeros* del cuerpo nombrado como libidinal, la madre marcada por la pro"ibición con el referente del complejo de castración sit5a la no complementariedad. $"ora bien, a partir de %123 tenemos +ue la primera pregunta +ue nos formulamos es Bcuál es la relación entre la angustia & el más allá del principio de placerC La segunda pregunta es respecto de la diferencia entre angustia traumática & angustia señal. En DH$s all$ del principio de placer D )%123*, la angustia surge como reacción ante un peligro, determinado por la ruptura de la barrera protectora. El peligro, en el ni!el de la angustia traumática, es la perturbación económica producida por un incremento de las magnitudes de est#mulo )n5cleo genuino del peligro*. El n5cleo genuino del peligro nos lle!a al D*ro!ecto de psicolog2a para neur%logosD )%1=3 J%A1=K*, donde discernimos +ue el estado de desamparo no implica,
como angustia real, una fantas#a de amenaza sino claramente una amenaza real. En DH$s all$ del principio de placer D )%123*, la inundación económica de magnitudes se articula con el automatismo económico. La angustia se generó como reacción ante un estado de peligro. @ero, Bcuál es ese peligroC Freud lo dice
%8=
claramente en el cap#tulo G de D +nhibici%n( s2ntoma ! angustiaIL el aumento de tensión de la necesidad, frente al cual el niño es impotente. El incremento de las magnitudes de est#mulo en espera de tramitación implica el peligro del des!alimiento ps#+uico, en relación con el per#odo de inmadurez del &o. En la situación traumática, frente a la cual se está des!alido, coinciden el peligro eterno & el interno, lo +ue Freud llama peligro realista & eigencia pulsional. La situación económica es en ambos casos la misma & el des!alimiento motor encuentra su epresión en el des!alimiento ps#+uico. @ero, Bcuál ser#a esa eperiencia pulsional respecto de la cual la angustia ser#a una respuestaC La pulsión de destrucción !uelta "acia la propia persona. Entonces, Bdónde realiza Freud la articulación +ue consideramos fundamental en este desarrolloC En la 82\ 0onferencia, titulada D
%8?
a* -el instante traumático. b* 0omo señal de +ue amenaza la repetición de tal instante. @or lo tanto, la fuente económica de la angustia debe ser netamente diferenciada de la p(rdida de objeto, más a5n, es la perturbación económica la +ue da su lugar a la importancia de la madre como objeto, & a su p(rdida como tal. La angustia frente a la separación se funda en un desplazamiento de la perturbación económica "acia el otro +ue logra impedirla: si el objeto está ausente, se produce el desencadenamiento del automatismo económico. 0itemos a Freud en el cap#tulo G de D +nhibici%n( s2ntoma ! angustia D: “0on la eperiencia de +ue un objeto eterior, apre"ensible por !#a de la percepción, puede poner t(rmino a la situación peligrosa +ue recuerda al nacimiento, el contenido del peligro se desplaza de la situación económica a su condición, la p(rdida del objeto. La ausencia de la madre de!iene a"ora el peligro el lactante da la señal de angustia tan pronto como se produce, aun antes +ue sobre!enga la situación económica temida” 2eproduNtion* morigerada de (ste, con la esperanza de poder guiar de manera autónoma su decurso. @or lo tanto, la angustia en cuanto a su función como señal implica tanto la epectati!a como la reproducción morigerada, & se articula con la repetición & el recuerdo. Entonces, esta reacción es una forma de recuerdo & se sit5a en el marco de la "istoria del sujeto: “El peligro del des!alimiento ps#+uico se adecua al per#odo de la /5 Freud, S.: “%nCibi+in...”, !". +it., ". 13.
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inmadurez del &o, as# como el peligro de la p(rdida de objeto a la falta de autonom#a de los primeros años de la niñez JPK” 2<>. @recisamente, en relación con la angustia señal se destaca el lugar central del &o: el &o es la sede misma de la angustia, & la precocidad del &o no es madurati!a, sino, por lo contrario, estructural. En la medida en +ue la eistencia de la señal en el niño responde a la anticipación +ue se esboza en la tr#ada: desamparo, Wtro & llamado, es a+uello +ue permite +ue la estructura del lenguaje se posesione del organismo "aciendo +ue de!enga el sujeto. La angustia, en tanto estado afecti!o, sólo puede ser registrada por el &o. En El Seminario 1K( )a angustia , Lacan dice +ue la angustia es la señal en el &o, pero señal del peligro para todo sujeto: peligro de +ue el sujeto sea tomado como objeto por el Wtro, no como objeto de deseo, sino como el objeto +ue causó al Wtro como deseante, en una especie de salto temporal. Es para el sujeto el peligro de su desaparición misma como tal, por lo tanto, a+u# deseo del Wtro !ale como goce )objeto del goce del Wtro*. Gol!iendo a Freud diremos +ue la angustia traumática !ale como inundación económica en ruptura con el principio de placer, +ue fija ese instante traumático, & en donde se sostiene la necesidad de la represión primaria misma. Este instante traumático tiene !alor de goce en la estructura ps#+uica misma & no es asimilable por el principio de placer, por lo tanto, es el lugar propio del más allá del principio de placer. $ partir de a+u#, en tanto angustia señal, DBu( es en !erdad lo peligroso, lo temido en una de tales situaciones de peligroC E!identemente no es el daño de la persona +ue podr#a juzgarse objeti!o JPK sino lo +ue (l ocasione en la !ida an#mica”D2
2as +!neren+ias de intr!du++in al "si+!análisis”, 3; !neren+ia: “Angustia < >ida "ulsi!nal”. En Obras 0ompletas, Gol. $$%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9. ". '5.
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La angustia traumática, por lo tanto, !ale como irrupción de goce, es decir, paralización de la función del principio de placer en su capacidad de ligar las magnitudes de est#mulo, e implica un daño en la econom#a ps#+uica & un fracaso de las formaciones del inconsciente. i la represión primaria se sostiene en instantes traumáticos, para +ue puedan retornar instantes traumáticos es necesario +ue "a&a una !acilación en la estructura misma de a+uello +ue articula la represión primaria & el maso+uismo )p(rdida del marco de la pulsión de destrucción !uelta contra la persona*. i la p(rdida del objeto se articula como condición, en tanto señal de angustia 7 en !erdad p(rdida, ausencia de la madre7, !ale como deseo de la madre, como ausencia en relación con una presencia, como deseo de la madre más allá del sujeto. -eseo +ue "ace aparecer un enigma, ausencia +ue sostiene el Fort;-a. /uego del pe+ueño con el Wtro del significante, a partir de la emergencia del deseo del Wtro. Bu( pro!oca angustia seg5n LacanC “Ho es, contrariamente a lo +ue se dice, el ritmo ni la alternancia de la presencia;ausencia de la madre. Lo demuestra el "ec"o de +ue el niño se complace en reno!ar este juego de presencia; ausencia. La posibilidad de la ausencia es eso, la seguridad de la presencia. Lo más angustiante para el niño se produce, precisamente, cuando la relación sobre la cual (l se institu&e, la de la falta +ue produce deseo, es perturbada, & (sta es perturbada al máimo cuando no "a& posibilidad de falta, cuando tiene a la madre siempre encima, en especial limpiándole el culo, modelo de la demanda, de la demanda +ue no puede desfallecer” 2<1. Geremos como en Freud, precisamente, la angustia no es sin objeto, sino ante una “presencia”. 4aurice 6lanc"ot en su ecelente teto “ 8homas el oscuro"( ilustra de la mejor manera la dimensión de la angustia & la certeza del objeto. La conmoción de la realidad ps#+uica & la presencia de a+uello +ue deber#a +uedar !elado, están descriptas al modo en +ue Freud lo postula en su teto “ )o siniestro”. 9ecordemos +ue “)o siniestro” es el teto tomado por Lacan como la referencia fundamental para pensar la cuestión de la angustia en el Seminario 1K . -el mismo modo, lo +ue 6lanc"ot nos ilustra nos !a "acer
/9 6a+an, a+=ues (19501953): El Seminari!, 6ibr! 1: 6a angustia. &uen!s Aires, 8aids, 5, ".5/.
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percibir la dimensión de etrañeza en relación al lugar del analista, tal como lo formulamos en las conclusiones finales de esta tesis. -ice: “4e siento dirigido por la noc"e "acia la noc"e. Ina especie de ser, "ec"o con los desec"os del ser, se ofrece como blanco de mis demandas. $+uello +ue no se !e, no se comprende, no es, forma a mi lado el ni!el de una noc"e distinta & sin embargo id(ntica a la +ue inefablemente aspiro, a pesar de formar parte &a de ella. $ mi alcance "a& un mundo 7 lo llamo mundo como, muerto, llamar#a a la tierra nada;. Lo llamo mundo por+ue no "a& otro mundo posible para m#. M creo, como cuando uno se acerca a un objeto, +ue lo "ago más próimo, aun+ue es (l el +ue me abarca. El, in!isible & fuera del ser, me percibe & me sostiene en el ser. El mismo, +uimera injustificable si &o no estu!iese all#, lo distingo, no en la !isión +ue tengo de (l, sino en la !isión & el conocimiento +ue (l tiene de m#. Mo so& !isto. Esto& destinado, bajo esa mirada, a una pasi!idad +ue en lugar de disminuirme me "ace real. Ho trato ni de distinguirlo, ni de alcanzarlo, ni de suponerlo. @erfecto negligente, le conser!o, gracias a mi distracción, el carácter de inaccesible +ue le es propio. 4is sentidos, mi imaginación & mi esp#ritu están muertos del lado por el +ue (l mira. Lo percibo como la 5nica necesidad, (l +ue no es ni si+uiera una "ipótesis como mi 5nica resistencia, &o +ue me ani+uilo. Mo so& !isto. @oroso, id(ntico a la noc"e +ue no se !e, so& !isto. 'an imperceptible como (l, s( +ue me !e. hl es incluso la 5ltima posibilidad +ue tengo de ser !isto cuando &a no eista. Es esa mirada +ue contin5a !i(ndome en mi ausencia. Es el ojo +ue mi desaparición, a medida +ue se "ace más completa, eige cada !ez más para perpetuarse como objeto de !isión” 2=3. En el cap#tulo G de D +nhibici%n( s2ntoma ! angustia D, la angustia surge como reacción ante el peligro determinado por la ruptura de la barrera protectora. La angustia traumática está causada por la perturbación económica, producida por el incremento de las magnitudes de est#mulo.“ En ambos aspectos, como fenómeno automático & como 2=3 &lan+C!t, *auri+e: 4C!mas el !s+ur!. #alen+ia, Es"a@a, Edit!rial 8re0te?t!s !ntem"!ránea, , "". '5, '7
%<3
señal de socorro, la angustia demuestra ser producto del des!alimiento ps#+uico del lactante, +ue es el ob!io correspondiente de su des!alimiento biológico” 2=%. 0omo dice Freud, +ue ambas reconozcan por condición la separación de la madre no re+uiere de interpretación psicológica alguna. La fuente económica de la ausencia se diferencia de la p(rdida de objeto, &a +ue es la perturbación en s# la +ue da importancia a la madre como objeto. -esplazamiento a la presencia;ausencia del Wtro como condición. El l#mite, +ue separa angustia automática & angustia señal, se juega entre la inundación económica & la condición +ue de estar ausente )el objeto* determinar#a el desencadenamiento del automatismo económico. El concepto de desamparo del D *ro!ecto de psicolog2a para neur%logos D )%1=3 J%A1=K* es retomado a+u# en su articulación con la falta de significación: Dno "a menester de interpretación psicológica algunaD 2=2. La cadena de representantes ps#+uicos, !erdadero lugar de la barrera protectora, re!ela su punto de falla indicando el goce irrupti!o )no ligado, por lo tanto*, +ue +ueda por fuera de la cadena. La ausencia de significación, en el ni!el de la perturbación económica es central. -ic"a ausencia de significación funda esa perturbación económica como fuera del lenguaje, fuera de la cadena asociati!a, por lo tanto carece a5n de todo contenido ps#+uico. El desamparo es situado como un “sin recursos” ante la presencia del deseo del Wtro, a merced del Wtro absoluto. La perturbación económica, como in!asión en el ni!el del proceso primario, "abla del factor traumático +ue no puede ser tramitado por el principio de placer. La dimensión económica funda el D H$s all$ del principio de placer D )%123* & sostiene tanto la temperancia o ligadura como su irrupción, lo no ligado. 0on el marco del desamparo )falla en la cadena, ausencia de significación*, la !iolenta irrupción del trauma indica la imposibilidad de ligar los !ol5menes de est#mulos. $ partir de esto, Freud dice +ue el incremento de las magnitudes de est#mulo, o acumulación de in!estiduras, es el peligro real en juego en la angustia traumática. Este peligro es el +ue articula en D H$s all$ del principio de placer D al diferenciar, en el cap#tulo , terror, miedo & angustia. Esta 5ltima implica un cierto estado epectante +ue sir!e como 5ltima defensa pero Dla !ida on#rica de la neurosis traumática JPK reconduce al enfermo, una & otra !ez, a la situación de su accidente, de la cual despierta con reno!ado terrorD2=8. 1 Freud, S.: “%nCibi+in...”, !". +it., ". 13 %bd., ". 131. 3 Freud, S.: “*as allá...”, !". +it., ". 13.
%<%
La fijeza ps#+uica del enfermo a la situación traumática permite anticipar la compulsión de repetición. La ecitación traumática es formulada tanto como algo eterior, como tambi(n interior, indicándose el carácter de la pulsión como algo #ntimo, pero eterior )trauma interno a la estructura*, +ue tiene la cualidad de perforar la protección antiest#mulo & de abolir en un primer momento el principio de placer: Del apronte angustiado, con su sobrein!estidura de los sistemas recipientes, constitu&e la 5ltima trinc"era de la protección antiest#muloD2=<. 0on la abolición inicial del principio de placer, la tarea +ue se le plantea al aparato ps#+uico es ligar ps#+uicamente los !ol5menes de est#mulo. @or lo tanto, los sueños traumáticos tratan de dominar el est#mulo, a tra!(s del desarrollo de angustia +ue faltó en la situación traumática. Ese punto de eterioridad +ue puede ser representado dentro, tal como lo obtenemos en la eperiencia de satisfacción, sostiene el intento de ligazón ps#+uica de impresiones traumáticas al ser!icio del imperio del principio de placer, principio +ue implica la ligadura de pulsión & deseo, & sostiene
la cadena de representantes
ps#+uicos, +ue nombran los rodeos +ue enmarcan la marc"a, manteniendo la distancia necesaria )encuentro fallido* con el objeto perdido. i, por lo tanto, el trauma se define como inasimilable, lo no ligado es su permanente testimonio en la estructura, tal como se presenta en el sueño traumático, por detrás de la pantalla. En esta articulación de la pulsión con el más allá del principio de placer, +ue denuncia la compulsión de repetición, se sostiene la pregunta de +u( es lo +ue resiste B-e dónde parte esa resistencia &a +ue el inconsciente igual a lo reprimido no resisteC La resistencia parte del n5cleo inconsciente del &o )el ello*. -ebemos tener en cuenta +ue, a partir de la infleión +ue se produce en D H$s all$ del principio de placer D, las resistencias mantienen el displacer del cual "u#a la defensa. $ su !ez el &o anticipa la defensa & en esta l#nea da cuenta de la red de representantes ps#+uicos )sujeto del inconsciente*. @ero por la !#a de la di!isión de la personalidad ps#+uica se sit5a el lugar del objeto.
Punto )"*" ' $onclusiones 9 / %bd., ". 31.
%<2
Este cap#tulo es el faro orientador del conjunto de la tesis. allamos a+u# el fundamento metapsicológico del por +u( la cura misma puede ser tratada como un peligro. El nudo angustia de castración;pulsión de muerte se re!ela en su dimensión traumática. La angustia traumática, como irrupción de la pulsión no ligada +ue constitu&e la genuina perturbación económica, se articula con la ausencia de significación, ausencia de todo “contenido ps#+uico” & nombra la dimensión del desarrollo a la altura de las postreras formulaciones de Freud. El párrafo de la página %83 de “ +nhibici%n( s2ntoma ! angustia ” es central para lo trabajado en este cap#tulo: “En ambos aspectos, como fenómeno automático & como señal de socorro, la angustia demuestra ser producto del des!alimiento ps#+uico del lactante, +ue es el ob!io correspondiente de su des!alimiento biológico 2==”. ue ambas reconozcan por condición la separación de la madre no re+uiere de interpretación psicológica alguna. La fuente económica de la ausencia, se diferencia de la p(rdida de objeto, &a +ue es la perturbación en s#, la +ue da importancia a la madre como objeto. La inundación económica implica +ue se desencadena el automatismo económico. El somero despliegue de la teor#a del trauma & su centramiento a partir de %123, da cuenta de la importancia crucial de la teor#a de la in!estidura, & de su permanencia, a !eces más notoria, otras más !elada. La inicial hip%tesis au9iliar es un concepto no remo!ible, lo !amos a "allar en “
Freud, S.: “%nCibi+in...”, !". +it., ". 13.
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%
1egunda Parte#
$onclusiones
Los tres momentos de la tarea anal#tica: “el arte de la interpretación”, “el le!antamiento de las resistencias” & el anticipo de la operación respecto a las resistencias estructurales, nombran di!ersas conceptualizaciones sobre +u( es un psicoanalista, &a +ue esos tres momentos "ablan de diferentes ordenamientos del aparato ps#+uico, una di!ersa conceptualización del padecimiento & un criterio diferente sobre la finalidad de la cura. El concepto de fijación en el teto “ Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanal2tico” )%1%2*, es la anticipación central, en estado práctico, de la problemática
de lo llamado “dirigir la cura desde los propios mecanismos de defensa” en el cap#tulo siete de “ ecordar( repetir( reelaborar ” )%1%<* “Sobre la din$mica de la transferencia ” )%1%2* & “ *untualizaciones sobre el amor de transferencia ”
)%1%<*, permiten situar la importancia de la problemática de la sugestión. En este punto "emos desarrollado un contrapunto con oracio Etc"ego&en, +ue es fecundo respecto al desarrollo de la 5ltima parte de esta tesis. En los dos 5ltimos tetos mencionados, Freud !a a dar cuenta de la otra gran regla del análisis )la primera, la de la asociación libre*: la regla de abstinencia en su dimensión (tica, & como tratamiento de la satisfacción en la cura. En el punto < de este cap#tulo llamado “9egla de abstinencia & deseo del analista”, partimos destacando la importancia del "ec"o de +ue Lacan !a a dar cuenta por !ez primera del “deseo del analista”, en contraposición con el t(rmino “contratransferencia”.
%<>
$ partir de a+u#, realizaremos una in!estigación del “deseo del analista” seg5n Lacan, en relación con lo +ue /. $. 4iller !a a denominar “los paradigmas del goce”. $s# como la regla de abstinencia no adscribe a ninguna moral )+ue como tal implicar#a una satisfacción* sino a una dimensión (tica & a un tratamiento de la pulsión +ue se epresa en los subrogados, destacamos a+u# la radicalidad de la abstinencia de sentido. En el desarrollo realizado, situamos esta orientación de lectura en la perspecti!a de “La proposición del 1 de octubre de %1?>, acerca del psicoanalista de la Escuela”, destacando la dimensión de enigma de la enunciación en el analista. $ partir de a+u#, se "a abordado lo +ue en la introducción a esta egunda @arte se llamó “bisagra” en el desarrollo del conjunto de la tesis: •
e anticipa el problema de la conclusión del análisis, & se redefine la relación angustia 7 s#ntoma.
•
e formula la tercera teor#a de la angustia, & se da cuenta de +ue es la angustia de castración, el motor de la defensa & el referente del s#ntoma.
•
La lectura del teto “n"ibición, s#ntoma & angustia” )%12<*, con un desmontaje cap#tulo a cap#tulo, intenta ceñir la perspecti!a en el s#ntoma, & permite situarlo en relación con lo etraño 7 interno en la tarea defensi!a, & el estatuto del desamparo ante el Wtro, retomando las formulaciones del “@ro&ecto de @sicolog#a para neurólogos” )%A1=*.
•
El desarrollo del estatuto de trauma a lo largo de la obra de Freud, sit5a las coordenadas de la angustia traumática.
Este 5ltimo es el punto donde “des!alimiento”, “peligro”, inundación económica, se anudan creando las bases conceptuales para formular, en las partes siguientes, el estatuto de la cuestión del final de análisis, +ue implica +ue el sujeto toma la cura como un peligro.
%
TER$ERA PARTE
El o las resistencias estructurales
%<1
Tercera Parte# El o las resistencias estructurales Introducción# En esta tercera parte se abordará la cuestión de la alteración del &o en !arios ni!eles de conceptualización &, siguiendo a Freud, la problemática espec#fica de a+uellas instancias de la +ue (ste es !asallo. e presenta un recorrido en tanto “estado del arte”, respecto a la cuestión del &o, de la defensa & del triple estatuto de la alteración. El abordaje del c(lebre teto de $nna Freud “ El !o ! los mecanismos de defensa" , permitirá orientarnos respecto al trabajo de otros psicoanalistas con relación
al concepto “mecanismo de defensa”. $ partir de a+u# abordar( lo denominado “un defender compulsi!o”, +ue marca la dimensión in(dita de un mecanismo de defensa +ue se comporta como compulsi!o. La tarea respecto al abordaje de la segunda tópica, permitirá realizar un rastreo del t(rmino “ello” & su relación con el “s# 7 mismo” nietzsc"eano, +ue abrirá la problemática del cuerpo. La otra gran resistencia 7la del super&ó & su epresión cl#nica7 será in!estigada en el desarrollo de Freud & otros autores, realizando un contrapunto & un centramiento puntual de un debate respecto a la reacción terap(utica negati!a. 'anto la resistencia del ello, como a la del super&ó, se abordarán además en relación con la cuestión de lo ligado & lo no ligado. 9especto espec#ficamente a la cuestión de la moral, la abordaremos en su articulación & diferencia de Freud con Hietzsc"e, Qant, 6ernstein, 4ic"el @lon, 6rigitte Lemeber, enri E&, & @aul;Laurent $ssoun. El final de esta tercera parte estará dedicado a comenzar a ceñir & precisar los fundamentos de cómo se abordarán las "ipótesis de esta tesis, & la coneión entre la resistencia del ello & la del super&ó en la práctica cl#nica, situando !arios puntos de articulación entre ambas.
%=3
$apítulo %" Parte *# &a alteración del o
Punto *" %" % ' El o es un (erdadero paaso ' En el desarrollo +ue Freud "ace a lo largo de su obra, el &o !a a aparecer postulado no sólo en la constitución misma del aparato ps#+uico sino tambi(n como el resultado de un conflicto. La alteración del &o producida por la operación anal#tica marca las coordenadas de la problemática del final de análisis. El modo en +ue se piensa esa alteración dio lugar a un debate fundamental en el posfreudismo, & marcó diferentes orientaciones. Emilio 9odrigu( en su teto “ El siglo del psicoan$lisis" , nos recuerda una carta de %1%% donde Freud le dice a /ones: “El &o es un !erdadero pa&aso, +ue está siempre metiendo la nariz donde no es llamado, para probar a los espectadores +ue todo lo +ue sucede en el circo es obra de (l” %. 9odrigu( ubica esta frase tanto en referencia a la concepción freudiana del &o como un &o corporal como a la formulación de Laplanc"e respecto a +ue el &o no sólo es meton#mico, sino a demás metafórico, teniendo la propiedad de ser auto representable, &a +ue se tratar#a de algo +ue funciona como la pro&ección de una superficie. En el curso de este cap#tulo aclararemos este importante enunciado. La cuestión de la alteración del &o, además nos anticipará las conclusiones de la presente tesis, &a +ue los mecanismos de defensa & la alteración &oica implican un mismo nudo de problemas.
Punto *" %" ) ' &a compulsión a la síntesis ' 4u& tempranamente en la obra de Freud, se !a a presentar a un &o, no unificado, sino por el contrario desgarrado por la luc"a defensi!a, proceso +ue es correlati!o al estatuto de la resistencia como un modo de satisfacción paradójica en s# misma.
% !drigu-, E.: Sigmund Freud, el sigl! del "si+!análisis. &uen!s Aires, Sudameri+ana, 1995, ". 5.
%=%
En “@ueas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa ” )%A1?*, la alteración del &o !a a estar planteada tanto en la "isteria como en la neurosis obsesi!a, pero es especialmente destacado el estatuto +ue se le da al pensar la paranoia, &a +ue el retorno a tra!(s de las ideas delirantes 7recordemos +ue en la paranoia la defensa no separa la representación del monto de afecto7 le eigen al &o un plus de trabajo, para +ue pueda aceptarlas “eentas de contradicción” 2. “0omo ellas mismas Jlas ideas delirantesK no son influibles, el &o se !e precisado a adecuárseles as# es como a los s#ntomas de la defensa secundaria, en el caso de la neurosis obsesi!a, corresponde a+u# la formación delirante combinatoria, el delirio de interpretaci%n, +ue desemboca en la alteraci%n del !o”8.
En el “Hanuscrito M ” )%A1?*, la alteración del &o !a a estar planteada 7en correspondencia con el teto anteriormente citado7 como una epresión, una consecuencia del a!asallamiento producto de la luc"a entre la representación obsesi!a & la escrupolisidad de la conciencia moral. )9ecordemos +ue &a mu& tempranamente la moral se asienta en la fuente independiente de desprendimiento de displacer*. $l referirse a la paranoia Freud !a a decir: “$+u#, con el retorno de lo reprimido en forma desfigurada, la defensa fracasa enseguida, & el delirio de asimilación no puede ser interpretado como s#ntoma de la defensa secundaria, sino como comienzo de una alteración del &o, como epresión del a!asallamiento”<. @ero en esta (poca inicial de la producción, el teto más rele!ante para nuestros fines es “ Sobre la psicoterapia de la histeria ” )%A18 ; %A1=*, espec#ficamente el punto 8. $ll# Freud postula +ue el grupo ps#+uico separado no se puede etirpar, & la frontera entre lo patógeno & el &o normal es meramente con!encional. La organización patógena no se presenta como un cuerpo etraño sino como una infiltración, &a +ue “debe suponerse +ue la resistencia es lo +ue infiltra” =. La operación terap(utica se dirige a disol!er tal resistencia & facilitar la libre circulación del afecto estrangulado. 2 Freud, Sigmund (1'95): “ue>as "untualiQa+i!nes s!bre las neur!"si+!sis de deensa”. En Obras !m"letas, #!l. %%%. &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". 1'/. 8%dem. < Freud, Sigmund (19 21'90 99):
“Fragment!s de +!rres"!nden+ia +!n Fliess. *anus+rit! B: 6as neur!sis de deensa”. En Obras !m"letas, #!l. %. &uen!s Aires, Am!rr!rtu
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= Freud, S., &reuer, . (1'93 01'9):
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%=2
En “)a interpretaci%n de los sue=os ” )%133*, especialmente en el cap#tulo G, la alteración del &o !a a estar planteada en relación con el trabajo del sueño, al ser!icio de la censura on#rica. In ejemplo de ello es lo +ue Freud formula con “la persona de acumulación”, resultado del trabajo de la condensación. 'ambi(n la desfiguración permite +ue el &o se presente multiplicado en !arias personas o “escondido detrás de otra persona”. Freud, anticipándose a desarrollos posteriores de su elaboración doctrinaria, !a a sostener +ue lo +ue se presenta en el sueño tambi(n lo "allamos en el pensamiento consciente, por ejemplo bajo la fórmula: “i &o pienso en el niño sano +ue &o fui”. La eplicación más desarrollada de esta fórmula !a a tener +ue esperar a %128: en el teto “'bseraciones sobre la teor2a ! la pr$ctica de la interpretaci%n de los sue=os ” !a a referirse a una descomposición del &o en sujeto & objeto, en una instancia criticadora & otra criticada, o tambi(n cuando se “compara su ser presente con otro ser recordado, pasado, +ue otrora fue tambi(n &o” ?. 'ambi(n se puede ubicar esta descomposición del &o en las frases: “cuando &o me pongo a pensar lo +ue &o le "ice o cuando &o pienso +ue tambi(n &o fui un niño una !ez” >. La referencia más importante a esta cuestión en la (poca de “ )a interpretaci%n de los sue=os” )%133* es sin duda “El sueño de la in&ección de rma”. El análisis +ue
Freud realiza de dic"o sueño implica la separación del mismo en dos partes. La primera parte culmina en una imagen angustiante & aterrorizante, +ue seg5n Lacan re!ela lo innombrable, & en esa garganta de rma se presentifica un real sin mediación. eg5n -iana 9abino!ic" en “ )a teor2a del !o en la obra de Tacques )acan" : “La segunda parte se produce precisamente en la medida en +ue el sueño llega lo más lejos posible en el orden de la angustia, en ella se produce la descomposición espectral del moi en sus identificaciones, "aci(ndose presente en el sueño “la multitud freudiana”, o sea la multitud de personajes en +ue se di!ide el &o del soñante. urge as# un sujeto +ue no es uno, sino una mitión, mezcla +ue caracteriza la presencia del sujeto del inconsciente más allá de la descomposición imaginaria del &o, el sujeto del inconsciente es un sujeto polic(falo” A. ? Freud, Sigmund
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197, ". 1. 7 %bd., ". 1. ' abin!>i+C, Iiana: 6a te!ra del
%=8
$nte esta presencia angustiante, no sólo es +ue Freud no retrocede: no se produce ninguna regresión de ning5n tipo, ni formal, ni temporal se produce la fragmentación de las figuras de identificación. En “ El !o en la teor2a de &reud ! en la técnica psicoanal2tica" de /ac+ues Lacan Gictor unger 1 critica las concepciones e!oluti!as +ue formulan etapas del desarrollo del &o, especialmente cuestiona a Ericsson respecto a la sucesión necesaria de etapas &oicas, & postula +ue por lo tanto en el sueño de la “n&ección de rma” no se producir#a una regresión seg5n etapas pautadas & de maduración &oica, sino un estallido de las identificaciones. $ su !ez, G#ctor unger plantea la diferencia al moi del je en los siguientes t(rminos: “El moi implica al &o como instancia & al &o como entidad. El je es una función gramatical, es un shifter , +ue plantea la presencia del sujeto de la enunciación en el enunciado”%3. Esta cuestión será retomada en el 5ltimo punto del presente cap#tulo. En su lectura del lectura del Seminario 7 de /. Lacan, ugo Le!in afirma: “El psicoanálisis llega para trascender esa ilusión, en cu&o centro "a estado, tanto en la filosof#a como en la conciencia com5n, el &o. Lo +ue Freud aporta es un !erdadero descentramiento”%%. Este descentramiento implica +ue el inconsciente “escapa” estructuralmente a lo +ue el moi podr#a suponer como certidumbre, en la medida +ue el je es absolutamente desconocido por el moi.
Es en “+ntroducci%n del narcisismo ” )%1%<*, donde Freud !a a postular la necesidad de un nue!o acto ps#+uico para la institución del &o, &a +ue (ste no es un dato primario. Este nue!o acto !a a re+uerir de los conceptos de identificaci%n primaria e +deal del !o. -ice Freud: “Es un supuesto necesario +ue no est( presente desde el comienzo en el indi!iduo una unidad comparable al &o el &o tiene +ue ser desarrollado. $"ora bien, las pulsiones autoeróticas son iniciales, primordiales por tanto, algo tiene +ue agregarse al autoerotismo, una nue!a acción ps#+uica, para +ue el narcisismo se constitu&a” %2. 9 %unger, #+t!r. “El sue@! de la in
n de %rma”, en: El
199. &ibli!te+a de la Es+uela Freudiana de &uen!s Aires. 1 %bd., ". 91. 11 6e>in, Mug!. “El +!n+e"t!, entre la te! r
a < la +lni+a”, en: El
Aires 199. &ibli!te+a de la Es+uela Freudiana de &uen!s Aires.
" 9.
%2 Freud, Sigmund (191/): “%ntr!du++in del nar+isism!”. En Obras !m"letas, #!l. $%#. &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 197, ". 7/.
%=<
”. &uen!s
Este &o, soporte de los in!estimientos libidinales de los objetos, es una unidad no sin un resto, de a+uello +ue no pasa a los objetos. $ su !ez, este &o soportado en el concepto de narcisismo !a a re!elar su coneión con la castración, 7recordemos +ue “+ntroducci%n del narcisismo" )%1%<* culmina en la e+ui!alencia simbólica pene;niño )una de las tres salidas freudianas de la feminidad*7, r e!elándose el nudo de la cuestión narcisismo;castración.
Punto *"%" * ' El o la escisión ' La relación entre la alteración del &o & el encuentro con la castración !a a ir ordenando la problemática respecto al final del análisis en tetos posteriores al gran giro de %123 & a la articulación angustia de castración;defensa;s#ntoma. Esta cuestión se !a a presentar en un concepto +ue !a a tomar gran rele!ancia: “desmentida”. Fetic"ismo es el nombre de un tipo cl#nico dentro de una estructura cl#nica, &, tambi(n, designa al paradigma 7en Freud7 de esa estructura cl#nica: la perersi%n. -entro de la estructura cl#nica eisten !arias formas además del fetic"ismo, tales como el e"ibicionismo, !o&eurismo, sadismo, maso+uismo, etc. El fetic"ismo es parte del conjunto, pero al mismo tiempo es el paradigma, es el +ue otorga el ordenamiento teórico para entender +u( es la per!ersion, en la obra de Freud, como lo es el maso+uismo en la obra de Lacan. Freud diferencia &a en el teto “ 8res ensa!os de una teor2a se9ual ” )%13=*, el concepto “fetic"ismo” de “fetic"ización”: el primero trata sobre la per!ersión mientras +ue el segundo se refiere a la neurosis & a las condiciones eróticas. El fetic"e consiste en ele!ar a un objeto, en principio cual+uiera, al lugar del falo. obre el fetic"ismo, Freud plantea +ue en general son objetos fetic"es a+uellos objetos anteriores al encuentro con la castración de la mujer. Freud epone en el punto “ustituto inapropiado del objeto seual. Fetic"ismo”: “@ero lo pospusimos "asta tomar conocimiento del factor de sobrestimaci%n se9ual , del cual dependen de estos fenómenos,
+ue conlle!an un abandono de la meta seual J...K Los casos en +ue se eige al objeto seual una condición fetic"ista para +ue pueda alcanzarse la meta seual )determinado color de cabellos, ciertas ropas, a5n defectos f#sicos* constitu&en la transición "acia
%==
los casos de fetic"ismo en +ue se renuncia a una meta seual normal o per!ersa”%8. Freud distingue la fetic"ización )+ue !ale como condición erótica*, del fetic"e. En “8res ensa!os de teor2a se9ual ” )%13=* menciona: “El caso patológico sobre!iene sólo cuando la aspiración al fetic"e se fija, ecedi(ndose de la condición mencionada & reemplaza a la meta seual normal. J...K Estas son las condiciones generales para +ue meras !ariaciones de la pulsión seual se con!iertan en des!iaciones patológicas” %<. En el fetic"e, el objeto se separa, !ale como condición absoluta, no es un rasgo del objeto, sino +ue pasa a ser en s# mismo el objeto & se fija como tal. En la fetic"ización, la condición neurótica tambi(n tiene +ue !er con la fijación, pero la diferencia es +ue es un elemento +ue permite el acceso amoroso, erótico, con respecto a un partenaire. @or ejemplo Freud en una nota, en la página %<%, escribe: “En muc"os casos de fetic"ismo del pie puede demostrarse +ue la pulsión de !er, originariamente dirigida a los genitales & +ue +uer#a alcanzar su objeto desde abajo +uedó detenida en su camino por pro"ibición o represión & por eso retu!o como fetic"es al pie o al zapato. M en ese proceso los genitales femeninos se imaginaron, de acuerdo con la epectati!a infantil, como masculinos”%=. Es decir +ue el objeto 7el pie7 condensa el +uerer !er los genitales femeninos comenzando desde abajo, como si el pie fuera 7tomando &a el teto “Fetic"ismo”7 a+uello anterior +ue se !io antes de !er el genital femenino. En el trabajo “&etichismo”, un teto de %12>, Freud se refiere a un caso cl#nico: “El caso más asombroso pareció el de un jo!en +ue "ab#a ele!ado a la condición fetic"ista cierto Nbrillo en la narizO. e obtu!o un esclarecimiento sorprendente al a!eriguar +ue el paciente "ab#a sido criado en nglaterra pero luego se estableció en $lemania, donde ol!idó casi por completo su lengua materna. Ese fetic"e, +ue pro!en#a de su primera infancia, no deb#a leerse en alemán, %8 Freud, S. (19): “4res ensa
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sino en ingl(s J...K era en !erdad una Nmirada en la narizO )NglanceO*”%?. Jlanz es alemán & glance ingl(s. W sea, +ue "ab#a a"# una transliteración & la
formación de una problemática cl#nica +ue tomaba la cuestión del lenguaje 7dos idiomas & el efecto de consonancia fónica de estas dos palabras7 lo +ue se nombra “glanz ”, “brillo en la nariz”, en !erdad se refiere al “glance” de una “mirada en la nariz”. $+u# eiste una complejidad, por+ue un determinado brillo en la nariz !ale como objeto fetic"e e implica una transliteración, un efecto de traducción de una lengua a otra: la resonancia fónica de la lengua materna ol!idada, reprimida, retorna bajo este modo. Freud señala +ue: “el fetic"e es un sustituto del pene J...K @or eso me apresuro a agregar +ue no es el sustituto de uno cual+uiera, sino de un pene determinado, mu& particular, +ue "a tenido gran significati!idad en la primera infancia, pero se perdió más tarde. Esto es: normalmente debiera ser resignado, pero justamente el fetic"e está destinado a preser!arlo de su sepultamiento ;ntergang . @ara decirlo con ma&or claridad: el fetic"e es el sustituto del falo de la mujer )de la madre* en el +ue el !aroncito "a cre#do & al +ue no "a +uerido renunciar JPK” %>. Es el sustituto del pene, no de cual+uiera sino del materno. Freud luego apunta: “Ho es correcto +ue tras su obser!ación de la mujer, Jla madreK el niño "a&a sal!ado para s#, incólumne, su creencia en el falo de a+uella. La "a conser!ado, pero tambi(n la "a resignado en el conflicto entre el peso de la percepción indeseada Jla castraciónK & la intensidad del deseo contrario J+ue no est( castradaK se "a llegado a un compromiso como sólo es posible bajo el imperio de las le&es del pensamiento inconsciente 7de los procesos primarios 03. JEste es el compromiso, o sea, el fetic"e como compromiso.K “# en lo ps#+uico la mujer sigue teniendo un pene %? Freud, S. (197): “Feti+Cism!Z. En Obras !m"letas, #!l. $$%. &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". 1/7. 17 %bd., "". 1/7, 1/'.
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Jla mujer )la madre*K, pero este pene &a no es lo mismo +ue antes era. $lgo otro lo "a reemplazado fue designado su sustituto, por as# decir, +ue entonces "ereda el inter(s +ue se "ab#a dirigido al primero. M a5n más: ese inter(s eperimenta un etraordinario aumento por+ue el "orror a la castración se "a erigido un monumento recordatorio con la creación de este sustituto” %A. %1 W sea, si el fetic"e !iene al lugar del pene materno 7a+uel pene +ue la madre no tiene7 al incluir el fetic"e el sujeto desconoce +ue está castrada. $l mismo tiempo la instalación del fetic"e se erige en monumento a la castración, por+ue debe estar siempre presente & el sujeto no puede desprenderse de (l: pasa a ser escla!o absoluto de ese fetic"e. i bien el fetic"e desmiente +ue la madre está castrada, la instalación del fetic"e mismo es un monumento al encuentro con la castración. Freud postula +ue se trata de una solución de compromiso, fórmula +ue tambi(n utiliza para el s#ntoma la diferencia con el s#ntoma es +ue interpretando se disuel!e, mientras +ue el fetic"e no, por+ue el fetic"e no es un representante ps#+uico, es un objeto. Ho es metafórico, por lo tanto no es interpretable. “i !uel!o a la descripción de fetic"ismo, tengo +ue señalar +ue ciertamente "a& numerosas e importantes pruebas de la bi; escindida actitud del fetic"ista frente al problema de la castración de la mujer. En casos mu& refinados, es en la construcción del fetic"e mismo donde "an encontrado cabida tanto la desmentida como la ase!eración de la castración. $s# un "ombre cu&o fetic"e consist#a en unas bragas #ntimas, como las +ue pueden usarse a modo de malla de baño, esta pieza de !estimenta ocultaba por completo los genitales & la diferencia de los genitales. eg5n lo demostró el análisis, significaba tanto +ue la mujer está castrada cuanto +ue no está castrada, & además permit#a la "ipótesis de la castración del !arón, pues todas esas posibilidades pod#an esconderse tras las bragas, cu&o primer esbozo en la infancia "ab#a sido la "oja de "iguera de una estatua. In fetic"e tal, 1' %bd., ". 1/9. 19 A+lara+i!nes del aut!r.
%=A
doblemente anudado a partir de opuestos, se sostiene particularmente bien, desde luego. En otros casos la bi;escisión se demuestra en lo +ue el fetic"ista "ace ;en la realidad o en la fantas#a; con su fetic"e. Ho ser#a e"austi!o destacar +ue !enera al fetic"e: en muc"os casos lo trata de una manera +ue e!identemente e+ui!ale a una figuración de la castración” 23. -ebemos distinguir el fetic"e del !elo. a& una relación especial de lo femenino con el !elo: las mujeres !elan para producir un efecto en el partenaire. @uede decirse +ue !elan, encubren una nada, una falta. 'omando como referencia la castración, algo propiamente femenino es !elar una falta, !elar una nada. Esto permite "ablar de un poder creati!o en las mujeres, &a +ue las mujeres !elan una nada. La función del !elo sostiene la condición erótica & difiere del encubrimiento del genital en el tra!estido, +ue está dirigido a producir la di!isión angustiante en el partenaire. En “)a organizaci%n genital infantil ” de %128, Freud !a a utilizar el t(rmino )eugnen )desconocimiento* respecto a las impresiones causadas por la falta de pene.
Este )eugnen implica la creencia de “!er un miembro a pesar de todo”. @ero en “&ormulaciones sobre los dos principios del acaecer ps2quico ” de %1%% 7anterior al citado en primer lugar7, para conser!ar el estado de dormir el soñante tiene como premisa la deliberada erleugnen de la realidad objeti!a ) >ealitPt *. Freud continuará utilizando erleugnen cada !ez +ue deba dar cuenta de esa creencia. El ordenamiento conceptual: castración 7 escisión ; desmentida, se !a a desplegar en la primera parte de “ Esquema del psicoan$lisis ” )%18A* & en “ )a escisi%n del !o en el proceso defensio" )%1<3*.
En el primero de ellos Freud !a a formular +ue la desmentida no la "allamos sólo en los sujetos fetic"istas, sino +ue está presente en el campo de las neurosis, es más, !a a fundamentar un rasgo uni!ersal de las neurosis en la subsistencia de dos posturas distintas ante lo +ue Freud denomina “realidad objeti!a” )la ineistencia del pene*: una postura la toma en cuenta, & la otra 7bajo el “influjo de lo pulsional”7 desase al &o finalmente de la realidad. @or este moti!o tambi(n los fetic"istas !an a responder con las dos premisas contrapuestas. La diferencia es la institución o no de un fetic"e. “Ho interesa +u( emprenda el &o en su afán defensi!o, sea +ue +uiera desmentir un fragmento del mundo eterior real & efecti!o o rec"azar una eigencia pulsional del mundo interior, el resultado nunca es perfecto, sin residuo, sino +ue siempre se siguen %bd., ". 11.
%=1
de all# dos posturas opuestas, de las cuales tambi(n la sub&acente, la más d(bil, conduce a ulterioridades ps#+uicas” 2%. Es en el teto 3)a escisi%n del !o en el proceso defensio ”)%1<3* +ue Freud formula +ue el “n5cleo de una escisión del &o” no se repara nunca, sino por el contrario, Nse agranda con el tiempoO. La referencia fundamental es el encuentro con la castración, bajo la modalidad de la amenaza por la práctica onanista & el encuentro con los genitales femeninos. La escisión del &o es el precio +ue se paga por la desmentida: se rec"aza la !erdad de la castración & no se sucumbe a la represión, se reconoce el peligro con manifestación de angustia, & finalmente se defiende del peligro. En relación con el fetic"e, bajo ning5n punto de !ista (ste implica la alucinación de un pene, sino +ue se transfiere el significado del pene a otra parte del cuerpo por desplazamiento, & a tra!(s del mecanismo de la regresión. Freud aclara: “@or cierto +ue ese desplazamiento sólo afectó al cuerpo de la mujer respecto de su pene propio nada se modificó”22. Freud introduce la segunda tópica como eje ordenador entre las neurosis & psicosis en los tetos “ @eurosis ! psicosis ” de %128 & “ )a pérdida de la realidad en la neurosis ! en la psicosis ” de %12<. $ll# postula +ue lo +ue está en juego en la neurosis
es un conflicto entre el &o & el ello, & en la psicosis entre el &o & el mundo eterior lo +ue tienen en comun es +ue ambas son un efecto de lo +ue denomina “frustración eterna”. @ero además, Freud !a a plantear una diferencia sustancial entre una & otra. La neurosis no implicar#a sólo no +uerer saber nada de la “realidad perturbante”, sino +ue tambi(n busca sustituirla de un modo acorde al deseo: “la posibilidad de ello la da la eistencia de un mundo de la fantas2a J...K gusta de apuntalarse, como el juego de los niños, en
un fragmento de la realidad ;di!erso de a+uel contra el cual fue preciso defenderse;, le presta un significado particular & un sentido secreto, +ue, de manera no siempre del todo acertada, llamamos simb%lico”28. @ero Freud realiza una pregunta crucial:
1 Freud, Sigmund (19 / 2193'): “Es=uema d el "si+!análisis”. En Obras !m"letas, #!l. $$%%%. &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". 5. %bd., ". 77.
28 Freud, S. (19/): “6a "-rdida de la realidad en la neur!sis < en la "si+!sis”. En Obras !m"letas, #!l. $%$. &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, "". 195, 197.
%?3
B-e +u( manera el &o puede e!itar la ruptura "acia cual+uiera de los ladosC )los !asallajes del &o*. -e este modo: segmentándose, parti(ndose, deformándose, consintiendo menoscabo a su unicidad. “Las inconsecuencias, etra!agancias & locuras de los "ombres aparecer#an as# bajo una luz semejante a la de sus per!ersiones seuales en efecto: aceptándolas, ellos se a"orran represiones” 2<. @or lo tanto, la luc"a defensi!a produce una alteración del &o. @ero al mismo tiempo, a"orrándose represiones se consiente un menoscabo de la unicidad. Este menoscabo implica no tomar las “etra!agancias” como un disfuncionamiento a corregir, sino como un funcionamiento en s# mismo. En “)o erdadero( lo falso ! el resto ” /. $. 4iller plantea +ue la “alteración del &o” es efecto de una elección forzada. $firma +ue en los tetos freudianos en principio se sacrifica la !erdad )castración* al ser!icio del placer )onanismo*. 4iller lo etrema al decir +ue seg5n Freud, muc"as !eces los analistas realizan la misma operación, & es por eso +ue recomienda un re;análisis cada cinco años. acrificar la !erdad al ser!icio de un placer implica una ca#da de la regla de abstinencia. @ero además señala +ue lo paradójico es +ue al elegir la !erdad ) 4ahrheit *, tambi(n elegimos el placer ) )ust *, más precisamente el goce: un goce de la !erdad. 'al como lo "emos situado en los tetos freudianos, lo +ue 4iller señala como !erdad, es la percepción de la castración en la mujer: “-e tal manera +ue la cuestión de la !erdad en psicoanálisis se ubica entre goce & castración, & se plantea, se elabora, como relación del sujeto a la pulsión” 2=. 4iller llama a la castración lo !erdadero, el resto es el plus de goce, & lo falso el sujeto )la mentira estructural*. El curso de un análisis ser#a, en esta perspecti!a, partir del goce de la !erdad & arribar a la !erdad del goce. i se trata de gozar del inconsciente, el fantasma “@egan a un niño” re!ela +ue se goza del lenguaje. 9ecordemos +ue la segunda fase del fantasma es una construcción, & es el lugar mismo del goce. @or eso la operación anal#tica, al causar el deseo de decir, puede lograr cambiar el “modo de gozar de la lengua +ue "abla” 2?, cambio +ue implica una desarticulación del significante & +ue "ace caer la consistencia +ue se obser!a cl#nicamente en el &o el sujeto. 2< Freud, Sigmund (19/ 2193): “eur!sis < "si+!sis”. En Obras !m"letas, #!l. $%$. &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". 1'. 2= *iller, a+=ues0Alain: “6! >erdader!, l! als! < el rest!”. En Nn! "!r un!. e>ista *undial de 8si+!análisis, P 39. &uen!s Aires, E!lia 8aids,199/, ". 13. 5 %bd., ". 135.
%?%
Punto *"%"+ ' &a ilusión de la síntesis ' 0on la introducción del concepto de pulsión de muerte & la 5ltima teor#a de la angustia, la alteración del &o se enmarca en las problemáticas del final de la cura. Freud "ab#a anticipado en “ >ecordar( repetir( reelaborar ” )%1%<* respecto a los fragmentos de la !ida real +ue siempre fueron penosos & no retornan !#a asociati!a, &a +ue dan cuenta de un aparato ps#+uico +ue no se subsume en la articulación represión; retorno de lo reprimido luego en “ H$s all$ del principio de placer ” )%123* retoma lo anterior bajo el modo de formular las enigmáticas tendencias maso+uistas del &o )cuestión sólo posible a partir de ubicar al maso+uismo como primario* & “sin duda tambi(n en el interior del &o es muc"o lo inconciente: justamente lo +ue puede llamarse el Nn5cleo del &oO” 2>. El inconsciente igual a lo reprimido insiste, no resiste. e trata 7en el n5cleo del &o7 de un inconsciente no reprimido. La conferencia 8% “)a descomposici%n de la personalidad ps2quica ” )%188 ; J%182K* es de sumo inter(s para la presente in!estigación: en ella se formula una doble escisión del &o )el ello & el super&ó*. $ su !ez se diferencia de un modo preciso super&ó de deal del &o: el primero remite a la conciencia moral, el segundo da cuenta de la “obser!ación de s#”. El ello es introducido a partir del concepto de resistencia & de ubicar a lo reprimido como sólo una parte del inconsciente. Es en esta conferencia donde se presenta la referencia a eorge rodde. M especialmente nos interesa destacar dos cuestiones de gran rele!ancia: %.
“'oda !ez +ue nos muestra una ruptura o desgarradura, es posible
+ue normalmente preeistiera una articulación” 2A. Esta desgarradura )del &o* implica +ue “se fragmenta siguiendo l#neas de escisión cu&o deslinde, aun+ue in!isible, estaba comandado &a por la estructura del cristal” 21. 2.
“Ho deben concebir esta separación de la personalidad en un &o,
un super&ó & un ello deslindada por fronteras tajantes JPK más bien, mediante campos coloreados +ue se pierden unos en otros, seg5n "acen los pintores
2> Freud, Sigmund (1937):
“Análisis terminable e interminable”. En Obras !m"letas, #!l. $$%%%. &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19' 9, ". 19.
2A Freud, igmund )%188 J%182K*: “Hue!as conferencias de introducción al psicoanálisis: La descomposición de la personalidad ps#+uica”. En Wbras 0ompletas, Gol. . 6uenos $ires, $morrortu Editores, %1AA, p. =<. 9 %dem.
%?2
modernos. 'ras "aber separado, tenemos +ue "acer con!erger de nue!o lo separado”. -e esto se desprende +uela desgarradura del &o efecto del conflicto neurótico, da cuenta de las l#neas de escisión de una estructura de cristal7duplicación de la escisión. $ su !ez, las instancias no son unidimensionales, de fronteras tajantes, sino +ue se contin5an unas en otras. $+u# "allamos una conceptualización +ue, seg5n 4asotta, llama a la lectura topológica de Lacan. $l mismo tiempo Bde +u( se trata +ue el &o ad!enga donde ello era, &a +ue el psicoanálisis, no sólo no se orienta por forzar una s#ntesis &oica imposible, sino +ue pro!oca una alteración del &o +ue le es propiaC i en el “Esquema del psicoan$lisis ” )%1<3 J%18AK* Freud !a a sostener +ue el &o al estar sometido a las in!asiones del ello +ueda inmediatamente dañado en su organización, 7escindido,desgarrado por conflictos no tramitados7 al mismo tiempo !a a epresar +ue la operación psicoanal#tica !a a implicar una alteración del &o. @or lo tanto taati!amente Freud diferencia una alteración del &o producto de la neurosis & otra como resultado del trabajo anal#tico: “Gencer las resistencias es la parte de nuestro trabajo +ue demanda el ma&or tiempo & la máima pena. @ero tambi(n es recompensada, pues produce una !entajosa alteración del &o, +ue se conser!a independientemente del resultado de la transferencia & se afirma en la !ida” 83. Esta alteración del &o, efecto del análisis, es de una #ndole di!ersa a a+uella producto del conflicto entre instancias & del rec"azo a la castración, como lo demostrar( en el 5ltimo cap#tulo.
83 Freud, . )%1<3 J%18AK*: “Es+uema del psicoanálisis”. En Wbras 0ompletas, Gol. . 6uenos $ires, $morrortu Editores, %1A1, p. %>1.
%?8
Punto *"%" ' El problema de cancelar la a/enidad ' Bu( nos enseña “ +nhibici%n( s2ntoma ! angustia ” )%12=* respecto a la alteración del &oC El &o es meramente un sector del ello diferenciado. El ello auilia al &o para incorporar al s#ntoma )egosintónico* como ganancia secundaria de la enfermedad, & refuerza la fijación. Es en este teto donde Freud postula con más claridad +u( +uiere decir la denominada s#ntesis &oica. e trata de una compulsión a la s#ntesis, al ser!icio de “cancelar la ajenidad & el aislamiento del s#ntoma, apro!ec"ando toda oportunidad para ligarlo de alg5n modo a s# e incorporarlo a su organización mediante tales lazos” 8%. Esta compulsión a la s#ntesis, implica un modo de satisfacción cerrada en s# misma. La modalidad +ue ad+uieren los intentos defensi!os del &o implican en primera instancia el rec"azo de la organización genital 7como resguardo respecto a la castración, propia de la fase fálica7 bajo la modalidad de la regresión a la fase sádico; anal )un modo de satisfacción acorde a una teor#a seual infantil +ue re!ela, en t(rminos freudianos, el fracaso de la pulsión de saber*. $ su !ez, “Estos mismos s#ntomas Jde la neurosis obsesi!aK +ue originalmente significaban limitaciones del &o, cobran más tarde, merced a la inclinación del &o por la s#ntesis, el carácter de unas satisfacciones, & es innegable +ue esta 5ltima significación de!iene poco a poco la más eficaz” 82. B-e +u( modo se manifiesta la alteración del &oC 4ediante las formaciones reacti!as )compasión, escrupulosidad de la conciencia moral, limpieza, etc.*. La Einbezichung )integración del s#ntoma al &o* no es posible sin tales formaciones reacti!as. En el teto citado, Freud da cuenta de una articulación precisa +ue anuda conceptos fundamentales: la eigencia pulsional ante cu&a satisfacción el &o retrocede aterrado ser#a entonces la maso+uista, la pulsión de destrucción !uelta "acia la persona propia. ueda señalada esta dimensión de la +ue nos !amos a ser!ir posteriormente. 8% Freud, Sigmund (190195): “%nCibi+in, snt!ma < angustia”. En Obras !m"letas, #!l. $$. &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 197, ". 9/. 3 Freud, S.: “%nCibi+in...”, !". +it., ". 11.
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-ebemos recordar a+u# las cinco clases de resistencia +ue Freud formula: Las tres &oicas )de represión, de transferencia, beneficio secundario*, más la del ello & la del super&ó. e trata del &o & sus !asallajes como lo formula Freud en el 5ltimo cap#tulo del “El !o ! el ello ” )%128*. Es taati!o cuando afirma: “In in;di!iduo es a"ora para nosotros un ello ps#+uico, no conocido no discernido e inconciente, sobre el cual, como una superficie, se asienta el &o, desarrollado desde el sistema preconcienteP” 88. Entonces, la g(nesis del &o +ueda referida a tres cuestiones: %.
“el &o es la parte del ello alterada por la influencia directa del
mundo eterior, con mediación de preconcienteP” 8<. 2.
El cuerpo propio, & sobre todo la superficie: “'ambi(n el dolor parece desempeñar un papel en esto, & el modo en +ue a ra#z de enfermedades dolorosas uno ad+uiere nue!a noticia de sus órganos es +uizás ar+uet#pico del modo en +ue uno llega en general a la representación de su cuerpo propio. El &o es sobre todo una esencia;cuerpo no es sólo una esencia; superficie, sino, (l mismo, la pro&ección de una superficie” 8=.
La representación del cuerpo se "ace posible por una eperiencia dolorosa: se trata del más allá del principio de placer como operador +ue permite esa representación. -e este modo captamos +ue la pro&ección de una superficie en tanto “&o”, no está enmarcada en el principio de placer. 8.
@articipan además, en la conformación del &o, las in!estiduras de
objeto rele!adas por una identificación. e trata para Freud del mismo proceso +ue "allamos en la melancol#a. Este mecanismo nombra una precisa alteración del &o. “La in!estidura de objeto resultó poco resistente, fue cancelada, pero la libido libre no se desplazó a otro objeto sino +ue se retiró sobre el &o. @ero a"# no encontró un uso cual+uiera,
sino
+ue
sir!ió
para
establecer
una
identificación del &o con el objeto resignado. La sombra del objeto ca&ó sobre el &o, +uien, en lo sucesi!o, pudo ser
33 Freud, Sigmund (193): “El
8< %bd., ". 7. 3 Freud, Sigmund: “El
%?=
juzgado por una instancia particular como un objeto, como el objeto abandonado”8?. i las identificaciones son "iperpotentes e inconciliables entre s#, puede producirse una fragmentación &oica. e trata de un proceso donde unas identificaciones segregan a otra mediante resistencias. e trata por lo tanto, en estas identificaciones +ue conforman al &o, de “in!estiduras del ello resignadas”8>. @or otra parte, el &o es el genuino “almácigo de la angustia” precisemos: de la angustia de castración. Esta angustia de castración 7+ue es donde se deposita la angustia de la conciencia moral7 se contin5a entonces como angustia de la conciencia moral. Gemos a+u# articulada la castración & la conciencia moral, +ue tambi(n se !a a presentar del mismo modo en “ El malestar en la cultura" )%121 ;%183*.
@or otra parte, “ Hoisés ! la religi%n monote2sta ” es un teto orientador en cuanto al desarrollo sobre la cuestión del &o & su alteración. Freud formula en este teto dos puntos de !ista respecto a cómo concebir “la alteración del &o”. En la primera de ellas se destaca +ue la defensa deja como resto de su operación una alteración del &o, comparable a cicatrices. @ero la segunda postura abre un panorama di!erso: “'ambi(n es l#cito considerar la contracción de esta enfermedad Jla neurosisK como intento de curación, como empeño por !ol!er a reconciliar con las demás las partes del &o escindidas por el influjo del trauma & reunirlas en un todo poderoso dirigido contra el mundo eterior J...K $saz a menudo termina en una total de!astación del &o & en su despedazamiento, o en su a!asallamiento por el sector tempranamente escindido, gobernado por el trauma” 8A. e trata a+u# efecti!amente del precio a pagar por esa compulsión a la s#ntesis +ue abordamos en la lectura de “ +nhibici%n( s2ntoma ! angustia ”, as# como tambi(n se !e su #ntima relación con lo formulado en “ @eurosis ! psicosis ” donde Freud plantea +ue aceptando los "ombres sus “per!ersiones seuales” se a"orrar#an represiones, aceptando esa p(rdida de imagen unificada narcisista +ue implica tomar las inconsecuencias, etra!agancias & locuras no como un disfuncionamiento a corregir, 8? Freud, Sigmund (1917 2191): “Iuel! < melan+!laZ. En Obras !m"letas, #!l. $$%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". /5. 37 Freud. S.: “El
%??
sino como un funcionamiento en s# mismo. e trata de una posición di!ersa respecto al “sector tempranamente escindido gobernado por el trauma” 81. En el intento de suturar lo tempranamente escindido & la causa de la alteración del &o, los mecanismos de defensa se !uel!en ellos mismos un peligro. -esde esta perspecti!a, nos adentramos en el desmontaje de la cuestión de la alteración del &o en “ *. $l igual +ue en el “Esquema del psicoan$lisis ” )%1<3 J%18AK*, Freud plantea a+u# +ue el proceso anal#tico altera al &o de tal manera +ue esta alteración perdura más allá del análisis. 0onsidero +ue es esa alteración a la +ue se refiere Freud cuando "abla del per#odo posterior al análisis como “procesos de recomposición del &o”. Ho es una s#ntesis 7&a "emos mostrado la compulsión de s#ntesis & sus efectos7 sino una alteración de otro tipo. El &o trata de domeñar la pulsión, pero domeñamiento ) andidung * implica la mezcla pulsional para !ol!er inocua a la pulsión de muerte. Esa alteración del &o efecto del proceso anal#tico, esa neocreación es “JPK producir un estado +ue nunca preeistió de manera espontánea en el interior del &oP”<3. @or lo tanto la rectificación del “proceso represi!o originario” <%, no +uiere decir suturar la escisión constitu&ente. En el cap#tulo = de “ *, Freud formula taati!amente +ue "ablar de un &o normal )unificado* es una ficción ideal. eñala +ue el &o “se !e esforzado a rebuscar a+uellas situaciones de la realidad +ue puedan ser!ir como sustitutos aproimados del peligro originario, a fin de justificar su aferramiento a los modos "abituales de reacción” <2. La compulsión a la s#ntesis a+u# se presenta bajo el modo de otorgar un sentido a los modos estereotipados de reacción, al ser!icio de una unidad &oica +ue se define como imposible, & como argumento ante la paradójica satisfacción +ue obtiene mediante las resistencias. 9esistencias +ue se presentaron en otros momentos de la obra freudiana con los nombres de !iscosidad de la libido, inercia ps#+uica: “JPK la "emos designado, de manera +uizá no del todo correcta Nresistencia del elloO” <8. 39 %bd., ". 7.
<3 Freud, Sigmund (1937): “Análisis terminable e interminable”. !". +it., ". 9. /1 %bd., ". 3.
<2 %bd., ". /. /3 %bd., ". /3.
%?>
9esistencia +ue implica la formulación del maso+uismo femenino & la segunda fase del fantasma “@egan a un niño”, como lo !eremos en los próimos puntos de este cap#tulo. Freud tomando como argumento lo +ue ser#a una psicoprofilais, formula la cuestión de si ser#a pensable una anticipación de los conflictos posteriores a un análisis, & se pregunta si esto es posible. Hos brinda tres respuestas: %.
$crecentar el saber sobre los conflictos aun latentes, es
infructuoso & está condenado al fracaso. 2.
nter!enir sobre la !ida misma del paciente, !iola la regla de
abstinencia. 8.
“La producción artificial de conflictos nue!os dentro de la
transferencia”. Esta tercera alternati!a tiene dos respuestas. La primera es +ue el analista no puede “despertar todos los conflictos pulsionales posibles del paciente”<<. La segunda respuesta es +ue el dispositi!o anal#tico mismo & la regla de abstinencia implican un modo de despertar esos conflictos pulsionales latentes. En cuanto a esta segunda respuesta podemos pensar con Freud +ue la transferencia como resistencia 7efecto del dispositi!o anal#tico7 & la no respuesta a los subrogados demandados por el paciente, afectan la econom#a libidinal & "acen emerger los conflictos pulsionales latentes. La no respuesta +ue implica la regla de abstinencia opera sobre la modalidad de satisfacción pulsional, más allá de las interpretaciones. @ero algo resiste más allá de las resistencias estructurales del ello & del super&ó )ambas nombran una modalidad de ligadura pulsional*. 4ás allá de ellas, se sostiene la inclinación al conflicto “JPK +ue aparece de manera independiente, dif#cilmente se la pueda reducir a otra cosa +ue a la injerencia de un fragmento de agresión libre” <=. uerer forzar la ligadura de ese “fragmento de agresión libre”, al ser!icio de un ideal terap(utico tiene serias consecuencias, como !eremos en el cap#tulo 8 “El super&ó & la reacción terap(utica negati!a”, de la @arte 8 de la tesis. 9especto a esta cuestión Freud dice en “ El malestar en la cultura ” )%183;%121*:
// %bd., ". 3. / %bd., ". /5.
%?A
“Hormalmente no tenemos más certeza +ue el sentimiento de nuestro s#;mismo, de nuestro &o propio. Este &o nos aparece autónomo, unitario, bien deslindado de todo lo otro. ue esta apariencia es un engaño, +ue el &o más bien se contin5a "acia adentro, sin frontera tajante, en un ser an#mico inconciente +ue designamos NelloO & al +ue sir!e, por as# decir, como fac"ada”
Punto *"%"- ' 4n acercamiento a la psicología del o '
ugo Le!in, en su escrito “ El concepto( entre la teor2a ! la cl2nica ” )233>*, teto &a citado, formula +ue el “&o” +ue "ab#a estado en el centro de la ciencia com5n & la filosof#a es absolutamente descentrado por Freud. 'oma en esta perspecti!a un párrafo de El Seminario 7 de /ac+ues Lacan, +ue dice lo siguiente: “Las nue!as perspecti!as abiertas por Freud estaban destinadas a abolir las precedentes. i embargo, por mil flancos algo se produjo en el manejo de los t(rminos teóricos, & reapareció una noción del &o absolutamente distinta de la +ue implica el e+uilibrio del conjunto de la teor#a de Freud, & +ue, por el contrario, tiende a la reabsorción, como se dice además con toda claridad, del saber anal#tico en la psicolog#a general, +ue en este caso significa psicolog#a preanal#tica. M, al mismo tiempo, puesto +ue teor#a & práctica no son separables, la relación anal#tica la dirección de la práctica, !ieron cambiar su orientación. La "istoria actual de la t(cnica psicoanal#tica lo demuestra” <>. einz artmann, en “ Ensa!os sobre la psicolog2a del !o" , dice +ue Freud realiza a lo largo de su obra un estudio sistemático del “&o” con el objeto de con!ertir al psicoanálisis en una psicolog#a general, & +ue los postulados freudianos anticipan & asientan las bases de los “nue!os desarrollos de la psicolog#a del &o”. 0onsidera +ue el gran giro de %123 trata decididamente de la fundación de una psicolog#a del &o: la
/5 Freud, Sigmund (193 2199): “El malestar en la +ulturaZ. En Obras !m"letas, >!l. $$%. &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ".". 55, 57. /7 6a+an, a=ues: El Seminari!,6libr! “El a, 7. ". 1.
%?1
teor#a, la t(cnica, & la cl#nica +ue de ellas se desprende implica colocar en el lugar dominante al &o & situar al psicoanálisis como una psicolog#a general de nue!o cuño. “@ero la psicolog#a del &o, al in!estigar más estrec"amente, no sólo las capacidades adaptati!as del &o, sino tambi(n sus funciones sint(ticas, integradoras, organizadoras, "a etendido la esfera en +ue puede alg5n d#a resultar posible reunir conceptualmente lo anal#tico con lo fisiológico, especialmente fisiológico cerebral”
lo conoce con el pronombre “&o” en tanto sujeto, & se lo llama “s# mismo” en tanto objeto. 'ambi(n afirma +ue si bien el &o es portador de la conciencia, el indi!iduo es consciente de su propio &o, & +ue Federn caracteriza a esta circunstancia como una
=3 Federn, 8aul: 6a "si+!l!ga del
las "si+!sis. &uen!s Aires, Am!rr!rtu, 19'/.
=% Geiss. E.: “%ntr!du++in”. En Federn, 8.:6a "si+!l!ga del
%>3
“paradoja 5nica” +ue "ace diferir al &o de todas las otras entidades eistentes. La in!estidura &oica !i!enciada como sentimiento del &o, es lo +ue le permite a los indi!iduos funcionar en la !ida de una manera integrada & co"erente. El &o, as# como constitu&e una unidad, se ocupa de preser!ar siempre su co"esión e integración. @ara Federn, el ello freudiano es un territorio interior etraño respecto al &o. eg5n su punto de !ista, si "a& un debilitamiento de las fronteras del &o se pueden generar alucinaciones e ideas delirantes. Este debilitamiento de las fronteras implicar#a una alteración del &o, aun+ue esto no sea formulado por Federn, &a +ue como dijimos el &o siempre se afana por preser!ar su unidad. artmann & Federn, con sus diferencias, recogen la perspecti!a del abordaje del &o +ue realiza $nna Freud en su c(lebre “ El !o ! los mecanismos de defensa" . 9ecordemos +ue para $nna Freud el objeto del psicoanálisis siempre "a sido el “&o”, & as# considera +ue el estudio mismo del ello estu!o al ser!icio de ese mismo objeti!o. El análisis implica, seg5n su punto de !ista, eliminar todos los trastornos al ser!icio de reestablecer la integridad &oica: se reestablece la integridad;unidad "aciendo consciente los contenidos inconscientes del &o. B0uál es 7seg5n $nna Freud7 la posición del &o frente a la labor anal#ticaC -a cuenta de tres posiciones: %.
El &o funciona como aliado del analista, en tanto ejerce la auto
obser!ación. 2.
El &o puede funcionar como ad!ersario del analista, en tanto +ue
la auto obser!ación puede falsificar & rec"azar los deri!ados inconscientes. 8.
El &o mismo se constitu&e en objeto del análisis, &a +ue los
mecanismos de defensa son inconscientes, & se re+uiere un gran esfuerzo para "acerlos conscientes. -ebemos aclarar a+u# +ue para $nna Freud el ello inconsciente puede ser interpretado & "acerse consciente. -e este modo se reestablece la unidad &oica. “4as la represión no sólo es el mecanismo de ma&or eficacia, sino tambi(n el más peligroso. La disociación del &o, producida por la sustracción a la conciencia de porciones totales de la !ida afecti!a e instinti!a, es susceptible de destruir en forma definiti!a la integridad personal”=2.
Freud Anna: El
%>%
Punto *"%". ' Perspecti(a lacaniana del o ' 'al como lo anticipamos en el inicio del punto anterior, /ac+ues Lacan toma una perspecti!a absolutamente contraria a la formulada por la “@sicolog#a del &o”. En “La instancia de la letra en el inconsciente”, el &o implica las inercias imaginarias contra el mensaje del inconsciente, opera al ser!icio de cubrir el desplazamiento +ue es el suceso mismo, & como resistencia al discurso. Esta es la perspecti!a de lo +ue en El Seminario 1( )os escritos técnicos de &reud , se despliega en la sección “La tópica de lo imaginario”: la resistencia imaginaria
en el eje a 7 a_ da cuenta del &o como lugar de desconocimiento. -ice. “El ego es una función imaginaria +ue no se confunde con el sujeto B$ +u( llamamos un sujetoC @recisamente a lo +ue, en el desarrollo de la objeti!ación, está fuera del objeto” =8. La construcción del es+uema simplificado de los dos espejos )es+uema del florero*, ubica la perspecti!a de la institución del &o en correspondencia con la articulación freudiana de “+ntroducci%n del narcisismo” )%1%<* & el cap#tulo G de “*sicolog2a de las masas ! an$lisis del !o ” )%12%*. En el seminario Lacan dice epl#citamente: “@or el contrario, desde otro ángulo, todo el progreso de esta psicolog#a del &o puede resumirse en los siguientes t(rminos: el &o está estructurado eactamente como un s#ntoma. Ho es más +ue un s#ntoma pri!ilegiado en el interior del sujeto. Es el s#ntoma "umano por ecelencia. La enfermedad mental del "ombre” =<. El &o no está centrado en el sistema percepción;consciencia, ni organizado por el llamado “principio de realidad”. “JPK el estadio del espejo es un drama cu&o empuje interno se precipita de la insuficiencia a la anticipación, & +ue para el sujeto, presa de la ilusión de la identificación espacial, ma+uina las fantas#as +ue se sucederán de una imagen fragmentada del cuerpo "asta una forma +ue llamaremos ortop(dica de su totalidad JPK”==.
=8 Lacan, /ac+ues El eminario, Libro %, Los escritos t(cnicos de Freud. 6uenos $ires;6arcelona, @aidós, %1>=, p. 2A>. / %bd., "". 31, 3. 6a+an, a+=ues: “El estadi! del es"e!...”. En En Es+rit!s 1. *-?i+!, Sigl! $$%, 1971, ".
1.
%>2
Lacan !a a llegar a decir en “La cosa freudiana...” +ue en la “@sicolog#a del &o” se "a "ec"o del &o un fetic"e )es nombrado como autónomo, como una s#ntesis, etc.*, & a partir de esto se +uiere "acer regresar al psicoanálisis a la psicolog#a general. En “ub!ersión del sujeto...” !a a nombrar a la orientación de la “@sicolog#a del &o” como un (ito adaptati!o, #ndice de abdicación mental & signo de en!ejecimiento, & finalmente concepción del &o autónomo al ser!icio del
el proceso de defensa” )%1<3 J%18AK*, !a a afirmar +ue la tendencia a la idea de un &o unificado, más allá de implicar un retorno a la e+ui!alencia &o[consciencia, es una operación +ue desmiente ) erleugung * la castración. Esta perspecti!a +ue denuncia Le!in asemeja el sujeto al indi!iduo & es el soporte donde se asienta la concepción del psicoanálisis como una relación de indi!iduo a indi!iduo. -e este modo, están al alcance de la persona del analista todos los fenómenos de la transferencia.
5 6e>in, M.: “El +!n+e"t!, entre la te!ra < la +lni+a”, !". +it.
%>8
Punto *"%"0 ' El triple estatuto de la alteración '
@odemos, en principio, ubicar en la obra de Freud tres grandes concepciones del &o: %.
4asa de representaciones.
2.
Harcisismo.
8.
El &o de la 2\ tópica, cu&o n5cleo es el ello.
En “Construcci%n de los conceptos freudianos" /uan 0arlos 0osentino plantea +ue en la 0onferencia de ntroducción al @sicoanálisis llamada “La terapia anal#tica”, “El cambio decisi!o en un análisis consiste en la eliminación del circuito de la represión )+ue la libido no se sustraiga al &o & no retorne al inconsciente* & lle!a a una modificación del &o” =>. En el cap#tulo 23 del teto citado, 0osentino dice +ue Freud da cuenta de +ue es imposible eliminar el inconsciente, pero re!isar el circuito de la represión en un análisis introduce un cambio fundamental si, a la par en +ue se "ace e!idente el fracaso de la s#ntesis, se infunde la firme con!icción en la eistencia del inconsciente. 4arca entonces el pasaje del efecto terap(utico en la Conferencia 7 , a la dimensión anal#tica en “ *. $ la altura de la segunda tópica, no se trata de rellenar las lagunas del recuerdo, sino de ubicar el orden de razones de las lagunas. Esta concepción implica el abordaje de la resistencia al le!antamiento de las resistencias. $l dar cuenta de las resistencias, & recuperando la coneión transferencia;resistencia de los trabajos de t(cnica psicoanal#tica, 0osentino afirma: “En dic"o momento en +ue se interrumpen las asociaciones JresistenciaK despuntará un material silencioso, pues all# no "a& representación alguna: el de la fijación ;la creación de un lazo particularmente #ntimo entre la pulsión & su objeto; testimonio de la irre!ersible p(rdida de objeto, del +ue dic"a fijación constitu&e => 0osentino, /uan 0arlos: 0onstrucción de los conceptos freudianos. $rgentina Ed. 4anantial, %11<. p. 2??.
%><
el borde, el del fantasma +ue !iene a nombrar, all# donde se oponen palabra & seualidad, el “objeto” del trauma” =A. @recisamente en el teto “ *egan a un ni=o ” )Freud %1%1*, la frase gramatical es testimonio de un sujeto ausente “+ue padece la acción del !erbo”. Gale decir, la frase, como el objeto borde de la pulsión, !a al lugar del objeto perdido & anula al sujeto. Este ordenamiento, da cuenta de un resto a la cadena inconsciente, +ue en “ *sicoterapia de la histeria” Freud llama “obstáculo eterno”.
@or otra parte, respecto a la cuestión de la con!icción en la eistencia del inconsciente, /ac+ues $lain 4iller afirma: “Lo +ue Freud llama la con!icción en la eistencia del inconsciente es "aber constatado de forma repetiti!a la di!isión subjeti!a”=1. Ho es un acto de fe. “er#a, antes bien una con!icción en s# misma inconsciente”?3. $ su !ez, la +cherPnderung )alteración del &o* puede ser abordada desde el grafo de “ub!ersión del sujeto & dial(ctica del deseo en el inconsciente freudiano”, tal como lo realiza -iana 9abino!ic" en “ )a teor2a del !o en la obra de Tacques )acan" . El desmontaje +ue esta autora produce, permite anticipar los desarrollos de las conclusiones del presente trabajo. e trata tanto del &o como respuesta al interrogante del deseo del Wtro, como del lugar del fantasma en la estructura misma del &o. Es la relación del objeto petit a con el &o, lo +ue !a a dar cuenta de un lugar de resistencia más allá de la dimensión imaginaria. El objeto a como plus de goce, por su dimensión fantasmática en el n5cleo mismo del &o, implica de un modo particular el abordaje anal#tico mismo, &a +ue afecta un punto de real más allá de constituir un atentado al narcisismo. -ice 9abino!ic": “JPK es indispensable introducir en la refleión psicoanal#tica sobre el &o el problema de lo real & su articulación con el fantasma, & plantearnos el problema de cómo se !inculan fantasma & &o, cómo el aioma fantasmático puede tambi(n regular las posiciones del &o J...K de este modo el i )a*, el )$*, el )a* son distintas formas en +ue la teor#a del &o se !a constru&endo en Lacan”?%. ' %bd., ".". 7, 71. 9 *iller, 0A: “*arginalia de *ilán: !nstru++i!nes en "si+!análisis”, En Nn! "!r Nn!, P /1. &ar+el!na0&uen!s Aires, E!lia 8aids, 199, ".". 15, 17.
?3 %bd., ". 17. 51 abin!>i+C, Iiana: 6a te!ra del
%>=
-ebemos destacar a+u# el aporte de 4ar#a n(s 9osales 4anfredi, en su escrito “8ransferencia de goce del objeto a al !o ”, donde !a a re!elar +ue as# sea en la !ertiente imaginaria, en la simbólica identificado a un rasgo unario del deal del &o, & desde la dimensión real +ue le aporta el fantasma se crea una ilusión de s#ntesis: “En cada uno de estos tres registros el &o aparece gozando de su s#ntesis, de su unidad, de su consistencia”?2. En esta perspecti!a la coneión freudiana resistencia;transferencia, implica una transferencia de goce desde la consistencia del a en el fantasma al &o, para producirse como amable, deseable, gozable para el analista. i el lugar del Wtro está marcado por la inconsistencia lógica, & el petit a tiene consistencia lógica, la erección del gran Wtro, tiene +ue !er con una transferencia de consistencia del petit a al Wtro. Es en esta l#nea por donde podemos tomar la referencia +ue illes 0"atena& en su escrito “8opolog2a" apelando a la elaboración de Lacan en el seminario “ De un 'tro al otro" , !a a decir: “El objeto a, JPK se enforma del Wtro, da su forma al Wtro. El Wtro
tiene la estructura topológica +ue le confieren los bordes del objeto a ;el Wtro como lugar, como espacio, dir#amos a+u#, & el Wtro como campo, campo del significante.” ?8. Esto es posible justamente por+ue definimos al petit a como (timo al Wtro. Este es el soporte conceptual +ue le permite a 9osales 4anfredi plantear +ue tanto en Freud como en Lacan & en los postfreudianos, el &o se presente como una supuesta unidad & garant#a de consistencia. En esta perspecti!a se puede situar +ue all# donde el sujeto está desamparado ante el Wtro, se defiende del enigma del deseo del Wtro con su &o. En el grafo, “JPK el &o está del lado de las respuestas, del lado de los significados producidos, justo debajo del s) <*, significado del Wtro, & está en la misma l#nea +ue la fórmula del fantasma, +ue se ubica "omológicamente debajo del significante del Wtro tac"ado” ?< Fantasma & &o tienen e+ui!alencias )no identidad* de posiciones, & debemos dejar anotado como dato fundamental +ue entre uno & otro se ubica la angustia.
?2 !sales *anredi,
*ara %n-s: “4ranseren+ia de g!+e del !bet! a al ista reudiana, P 13. atalun
". 31.
?8Catena<, Dilles: S+ili+et “4!"!l!ga” 6!s !bet!s a en la e?"erien+ia analti+a. Drama edi+i!nes. &uen!s Aires '. ". 7'. 5/
abin!>i+C, I.: La teoría del yo...op. cit., ". '.
%>?
@or este moti!o en la afectación narcisista "a& algo +ue !a más allá de lo imaginario, en tanto +ue lo +ue +ueda afectado más allá de esa dimensión es la p(rdida de goce por descolocación del a. En el trabajo mencionado, -iana 9abino!ic" se pregunta si es admisible plantearse modificar ese n5cleo: pregunta (tica, en la medida +ue en el &o "allamos ese n5cleo real, +ue resiste a la interpretación. @or lo tanto, podemos afirmar +ue si la alteración es un efecto en el interior del &o +ue tiene el defender, ese defender no puede ser otra cosa +ue la manifestación fantasmática en el n5cleo del &o. Lacan en %1?>, en su 0onferencia llamada “ Discurso a la Escuela &reudiana de *ar2s" , dice:
“$s# funciona el i )a* con el +ue se imaginan el &o & su narcisismo al "acer de "ábito a ese objeto +ue "ace la miseria del sujeto. Esto por+ue el a, causa del deseo, por estar a la merced del Wtro, angustia pues en ocasiones, se disfraza contrafóbicamente con la autonom#a del &o, como lo "ace el cangrejo con cual+uier caparazón”?=. En esta perspecti!a, en “ Sobre una inconsistencia ”, Wscar 4asotta se pregunta justamente cómo es posible "ablar de un “&o "egemónico” a partir del teto “El &o & el ello”. ncluso llega a afirmar +ue ese teto sugiere “la necesidad de la topolog#a lacaniana”??. Ina de las cuestiones +ue 4asotta deconstru&e es lo !isto & lo o#do en la construcción tópica +ue Freud constru&e. “La idea del resto !erbal ;& este punto merece destacarse; supone una escisión entre lo !isto & lo o#do: no cuentan en la determinación del resto los componentes !isuales de la representación !isual. La palabra es, pues 7afirma Freud;, el resto mn(mico de la palabra o#da” ?>. @ero Freud, luego de despejar el o#do de la !ista )los restos !isuales & auditi!os* !#a la mirada, !a a introducir el cuerpo, en tanto +ue el &o es cuerpo 7en t(rminos freudianos7 la pro&ección de una superficie.
?= 6a+an, a+=ues: “Iis+urs! a la Es+uela Freudiana de 8ars”. %n-dit!. 55 *as!tta, Os+ar: “S!bre una in+!nsisten+ia”. En e>ista Es+ansin, P 1. &uen!s Aires, 8aids, 19'/, ". 57. 57 %bd., ". 59.
%>>
@ero "emos mencionado, al inicio de este cap#tulo +ue si es la eperiencia de dolor lo +ue marca las !#as para la apre"ensión del cuerpo, la dimensión imaginaria está soportada en un más allá del principio de placer como acontecimiento del cuerpo. @or lo tanto, la alteración del &o nombra tres cuestiones: el sujeto, el estatuto del objeto a en la estructura del &o )en la elaboración de Lacan*, & un efecto del análisis.
Punto *"%"= ' $onclusiones ' El &o no tiene el mismo !alor conceptual a lo largo de la obra de Freud, pero en todos los momentos doctrinarios está marcado por una desgarradura imposible de suturar. -ebemos además destacar los tres !alores con los +ue la alteración del &o se presenta: como escisión del sujeto como instancia ps#+uica )en la segunda tópica* a!asallado por el ello & el super&ó, & como efecto del propio análisis. El concepto de desmentida alcanza un estatuto más etenso +ue el de su pertinencia para el campo de la per!ersión. 'ratándose de la desmentida del falo materno es la continuación del cap#tulo anterior, respecto a una operación diferente en relación con el no +uerer saber. La articulación precisa +ue elabora -iana 9abino!ic" respecto al &o & al objeto petit a, permite formularse una pregunta (tica respecto a lo +ue, como operación cl#nica,
podr#a implicar un forzamiento. @or otra parte podemos obser!ar cómo en ciertos postfreudianos la orientación "acia la supuesta s#ntesis &oica,rec"aza las formulaciones del propio Freud al respecto, & permiten la inclusión del psicoanálisis en una psicolog#a general.
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%A2
$apítulo *" Parte )# El ello los mecanismos de defensa
Punto *")"% ' 1obre un :encuentro< ' Este cap#tulo nos ubica en el eje central de lo +ue a+u# desarrollamos. La referencia al ello, da cuenta del marco conceptual en donde se ubica la in!estigación: la segunda tópica. La resistencia del ello es una de las llamadas resistencias estructurales. La otra es la del super&ó. Estas son resistencias a la finalización de los análisis. @or su parte los mecanismos de defensa nombran, a la altura de “ *, algo in(dito. asta ese momento “defensa” &
“resistencia” corr#an por carriles separados. Ma mu& tempranamente la defensa ser!#a para "uir del displacer, & por su parte la resistencia era un modo de perpetuar ese displacer. En “
Punto *") ) ' &a saga de Anna 7reud ' $nna Freud, en su c(lebre teto “ El !o ! los mecanismos de defensa" , los presenta en relación a las neuropsicosis de defensa, & el sesgo +ue !a a tomar su elaboración, es ubicando este concepto del modo en +ue lo !a a situar igmund Freud en “+nhibici%n( s2ntoma ! angustia ” )%12?*.
%A8
9ecordemos a+u# +ue el fundador del psicoanálisis "ab#a sustituido tempranamente el concepto de defensa por el de represión, para luego en el teto de %12? mencionado, la represión pasa a constituirse como uno de los mecanismos de defensa, & el concepto de defensa pasa a nombrar & abarcar el conjunto. La “represión” pasa a ser el mecanismo pri!ilegiado del tipo cl#nico "isteria, & aislamiento & anulación para la neurosis obsesi!a. $nna Freud re5ne el conjunto de los llamados “m(todos de defensa” a lo largo de la elaboración de . Freud, del siguiente modo: “$ los nue!e m(todos de defensa, bien conocidos & etensamente descritos en la teor#a & en la práctica: represión, regresión, formación reacti!a, aislamiento, anulación, pro&ección, !uelta contra s# mismo, transformación en lo contrario podemos agregar un d(cimo, más propio del estado normal +ue de las neurosis: la sublimación o desplazamiento instinti!o” % @odemos obser!ar +ue los m(todos enumerados son de di!erso ni!el conceptual, & a su !ez no se destaca el carácter compulsi!o de los mecanismos de defensa como manifestación de la resistencia del ello. @ero sin embargo, & con total justicia, debemos dejar despejado, +ue no desconoc#a la relación de la fijación de un m(todo de defensa, con la per!i!encia de un s#ntoma. “El ininterrumpido flujo de las asociaciones libres esclarece los contenidos del ello, el suceder de una resistencia dilucida los mecanismos de defensa del &o” 2. 0iertamente debemos decir +ue las asociaciones libres “esclarecen” el inconsciente dinámico, el inconsciente igual a lo reprimido, por+ue respecto al inconsciente libidinal, el ello, le !a a ser necesario a . Freud dar cuenta de los conceptos de elaboración, & luego de construcción. @or otra parte, como se puede obser!ar, se utilizan los t(rminos: defensa, & mecanismo de defensa de forma indistinta. @ropongo, a fin de ma&or claridad, llamar “defensa” a la utilizada en las neuropsicosis de defensa de %A1<;%A1? & a la +ue formula en el $p(ndice del teto “+nhibici%n( s2ntoma ! angustia ” )%12?*, como a+uella defensa anterior a todo aparato ps#+uico llamar “m(todo de defensa” al +ue da cuenta del tipo cl#nico & “mecanismo de defensa” al formulado en “ *. % Freud, $nna: El &o & los mecanismos de defensa. 6uenos $ires, @aidós, %1>1, p.=8. %bd., ".31.
%A<
La primera acepción da cuenta de la constitución del aparato ps#+uico, la segunda de lo propio del campo de las neurosis, & la tercera de la conjunción in(dita de defensa & resistencia. 0omo mencionamos anteriormente, para $nna Freud “Los s#ntomas neuróticos aparecen como modos de fijación de mecanismos defensi!os J...K El papel del &o en la formación de a+uellos compromisos denominados s#ntomas, consiste en el uso in!ariable o fijación de un especial m(todo de defensa, erigido contra una particular eigencia instinti!a, +ue se repite eactamente con el retorno estereotipado de la misma eigencia” 8 Ina elaboración precisa de los conceptos de represión & defensa, la realiza 4eter 4adison en su teto “ )a represi%n de &reud. Su lenguaje te%rico ! obseracional".
El objeti!o epl#cito de este autor es “probar +ue Freud nunca pudo mantener la distinción +ue propuso en %12?, seg5n la cual la “represión” está subordinada a la “defensa”, ni si+uiera en la misma obra +ue lo anunció” <. “9epresión” primeramente se presenta como ol!ido, refiri(ndose a la amnesia "ist(rica. Luego como s#mbolo de defensa, en la llamada “"isteria de defensa”.Ma en %A1<, junto con la defensa igual a represión, se !an a presentar: la con!ersión, la pro&ección & la sustitución. “Freud, no eplica por+ue abandonó el concepto de defensa, de su terminolog#a, como tampoco antes "ab#a dic"o nada sobre el uso de “represión” & “defensa” como sinónimos”=. @ara 4adison, Freud da cuenta en “ +nhibici%n( s2ntoma ! angustia ”, de +ue al inicio el estudio sobre la "isteria "izo +ue el concepto de represión fuera pre!alente, & +ue luego el análisis de las neurosis obsesi!as permitió despejar los mecanismos de aislamiento & anulación. La “formación reacti!a” da cuenta de una “solución” de la denominada ambi!alencia "acia el objeto. La “transformación” tiene como referentes cl#nicos al “ombre de los lobos” & el caso “/uanito”.
3 %bd., ". /3.
< *adis!n, *eter: 6a re"resin de Freud. Su lenguae teri+! < !bser>a+i!nal. *adrid, Edi+i!nes del 6ibertin!, 1, ". '. %bd., ". 33.
%A=
@ero el modo en +ue este psicoanalista los aborda, da cuenta de la “!uelta contra s# mismo”, más +ue de la transformación en lo contrario. La “anulación retroacti!a” nombra a los mecanismos de “borrar lo sucedido” & el “aislamiento”. “Freud no sólo llama espec#ficamente a cada una de estas defensas una forma de “represión”, sino +ue en la misma obra “ +nhibici%n( s2ntoma ! angustia ”, contin5a usando “represión” & “defensa” como sinónimos generales de dic"as defensas” ?. 4adison al abordar esta problemática &a en %18>, nos !a a recordar +ue Freud en “ . En el “Compendio de psicoan$lisis ” )%18A;%1<3*, se e+uiparan nue!amente los dos t(rminos. La respuesta +ue finalmente nos brinda 4adison es la siguiente: “$mbos t(rminos se orientan a la protección del &o, por medio de alteraciones de lo consciente, como su principal referencia. @robablemente fue este significado completamente coincidente lo +ue lle!ó a Freud a abandonar el t(rmino de “defensa” durante !arias d(cadas. “En conclusión: represión & defensa constitu&en un 5nico concepto, en los escritos de Freud, ecepto en bre!es per#odos, un concepto de represión +ue sea distinto del concepto de defensa”A @ero en !erdad, arroja más luz sobre la cuestión el "ec"o de +ue “represión” es solidario del inconsciente dinámico, & “defensa” atañe a la dimensión pulsional. @osee un relie!e especial el modo de abordaje de esta problemática realizado por 6ett& /osep", en la perspecti!a de la escuela inglesa. us referencias son 4elanie Qlein & especialmente usan saacs. /osep" conecta mecanismo de defensa con fantas#a: “$demás la mecánica de los mecanismos de defensa & su contenido emocional son parte & parcela de la fantas#a”1. 5 %bd., ". /1
>Freud, . )%18>*: “$nálisis terminable e interminable”. En Wbras 0ompletas, Gol. . 6uenos $ires, $morrortu Editores, %1A1, p. 283. ' %bd., ". /9.
1
!se"C, &ett<: Equilibrio psíquico y cambio psíquico. *adrid, Ed. ulián \ebenes, 1993, ". 153.
%A?
La articulación fantas#a;mecanismos de defensa, nombra a estos 5ltimos como el soporte del e+uilibrio ps#+uico de un sujeto. Esta autora plantea +ue los sujetos +ue buscan un análisis lo "acen guiados por reestablecer en e+uilibrio defensi!o +ue “se está res+uebrajando” %3. En la misma orientación de la escuela inglesa, /uan 0oderec" se !a a referir a +ue el estudio de los mecanismos de defensa da cuenta de +ue curiosamente lo +ue se epresa en las compulsiones & obsesiones, no son los impulsos sádico;anales, sino la defensa frente a los mismos. En su teto “ *siquiatr2a din$mica”afirma: “$+uellos s#ntomas obsesi!os +ue en un principio epresaban la defensa contra el impulso, !an siendo infiltrados progresi!amente por (ste, de manera +ue al cabo de cierto tiempo se "a producido lo +ue, desde Freud se conoce con la denominación de Nretorno de lo reprimidoO, proceso a tra!(s del cual el s#ntoma obsesi!o se transforma en la epresión & descarga de la misma tendencia primeramente rec"azada”%%. -ebemos despejar a+u# dos cuestiones. La primera es +ue, si bien coincidimos co con /osep" respecto a la coneión fantas#a;mecanismos de defensa & la cuestión del e+uilibrio, nos interesa señalar +ue la labor del analista desde nuestro punto de !ista no implica restablecer ese e+uilibrio sino, por el contrario, la “desregulación de la satisfacción pulsional” implica +ue ese dese+uilibrio es el motor mismo del análisis. 4ás a5n, el sostenimiento de ese e+uilibrio se opone a la conclusión del análisis & a +ue sobre!enga la aptitud de analista . @or otra parte, coincidimos con 0oderec" respecto a la epresión de los mecanismos de defensa en lo compulsi!o del s#ntoma, & en la “infiltración” +ue se produce )siguiendo el modelo de la infiltración del &o por el trauma, en la primera (poca de la elaboración freudiana*. @ero marcamos nuestra diferencia respecto a +ue esa “infiltración” no implica el “retorno de lo reprimido”, sino del retorno de esos “fragmentos penosos” por fuera del circuito represión;retorno de lo reprimido del teto “ >ecordar( repetir( reelaborar" )%1%<*.
'omando como referencia la primera (poca de Freud, (sta no implica la l#nea del (ito de la defensa sino su fracaso Freud da cuenta de la resistencia & de lo compulsi!o en (sta. 1 %bd., ". 15
%% !dere+C, uan: 8si=uiatra dinámi+a. &ar+el!na, Merder, 1991, ". 179.
%A>
Hombrar estos autores, situando nuestros acuerdos & diferencias, nos permite dar una idea de la importancia epist(mica & cl#nica de la cuestión de los mecanismos de defensa. -ejamos sentado tambi(n +ue escasean en los autores psicoanal#ticos las referencias del abordaje de este concepto & a la culminación del análisis, & muc"o menos referencias a5n "a& para la problemática del ad!enimiento de un nue!o analista & estos mecanismos.
Punto *")" * ' 4n defender compulsi(o '
. Freud, introduce en el cap#tulo G de “ , la cuestión de los mecanismos de defensa +ue funcionaban paradójicamente como resistencia. El defender se torna una modalidad de satisfacción dif#cil de remo!er. Los presenta en relación con las tareas del &o respecto a la realidad, el ello & el super&ó, tal como lo "ab#a descrito en el cap#tulo “Los !asallajes del &o” del teto “ El !o ! el ello ” )%128*. $ll# plantea +ue la tarea defensi!a respecto a la trilog#a de peligros,
sumerge al &o en una posición de triple sumisión, como &a lo desarrollaremos. -ice Freud: “El &o se !ale de di!ersos procedimientos para cumplir su tarea, +ue, dic"o en t(rminos generales, consiste en e!itar el peligro, la angustia, el displacer. Llamamos Nmecanismos de defensaO a estos procedimientos” %2. Este defender tiene un carácter compulsi!o, al punto +ue si la percepción de la realidad objeti!a trae displacer, ella, o sea, la percepción tiene +ue ser sacrificada. La resonancia de esta argumentación se dirige claramente respecto a lo abordado en el cap#tulo “La alteración del &o” de esta in!estigación. “Los mecanismos de defensa sir!en al propósito de apartar peligros. Es incuestionable +ue lo consiguen es dudoso +ue el &o, durante su desarrollo, pueda renunciar por completo a ellos, pero es tambi(n seguro +ue ellos mismos pueden con!ertirse en peligros”%8. En “)a cl2nica ! el lenguaje de las pasiones" ermán arc#a se !a a referir a esta cuestión, señalando +ue a+u# Freud introduce el tema de las pasiones. eg5n su %2 Freud, igmund )%128*: “El &o & el ello”. En Wbras 0ompletas, Gol. . 6uenos $ires, $morrortu Editores, %1A1, p. 28A. 13 %bd., ". 39.
%AA
perspecti!a, “carácter” e+ui!aldrá a defensa. Los modos regulares de los mecanismos de defensa & las reacciones de carácter son articuladas. $demás agrega: “/ac+ues Lacan transforma los mecanismos de defensa en figuras retóricas & por a"# nos acercamos a la idea de +ue a las pasiones "a& +ue situarlas entre la pulsión, la defensa, etc. Freud dice: P pero habremos interpretado s%lo para nosotros( no para el analizado( mientras el !o se aferre al defender anterior( mientras no resigne las resistencias ”%<.
El párrafo +ue arc#a recorta de Freud es fundamental, &a +ue en el mismo se da cuenta de la articulación defensa 7 resistencia. 9especto a la cuestión del carácter, en el mismo teto llega a formular +ue el final de análisis pensado como identificación al s#ntoma implica cierta rectificación del carácter. @ero &a podemos consignar +ue Freud dice: “P pero estos Jlos mecanismos de defensaK se fijan en el interior del &o de!ienen unos modos regulares de reacción del carácter, +ue durante toda la !ida se repiten tan pronto como retorna una situación parecida a la originaria” %=. -iana 9abino!ic" en “ El car$cter en la obra freudiana.
“e esboza pues una relación peculiar entre la estructura del &o como carácter, la formación reacti!a como reemplazo )los di+ues de la moralidad* de la pulsión & el fantasma inconsciente, +ue sit5a al carácter en una fijación diferente a la del s#ntoma o la sublimación. Formación sustituti!a +ue afecta al &o, satisfacción autoerótica alejada del cuerpo +ue empero remite a (l, el reemplazo parece alojarse en el paso de la dimensión del fuera del cuerpo de las zonas erógenas autoeróticas a la intimidad del fantasma, a esa dimensión en la +ue el sujeto es objeto de JPK “B@uede acaso el di+ue caracterológico +ue es la moralidad no ser más +ue el reemplazo de una pulsión cauti!a del fantasma, & el &o )diferenciación del ello a partir de %128* ser entendido como otra cosa +ue una diferenciación perceptualC Las formulaciones 1/ Dar+a, Dermán: 6a +lni+a < el lenguae de las "asi!nes. &uen!s Aires, Ed. %m"res! Deneral Es"a@!l, 1999, ". 9. 1 Freud, Sigmund: “Análisis terminable...”, !" +it., "". 39, /.
%A1
posteriores de Freud, como se !erá, parecen a!alar precisamente estas "ipótesis, al insistir en la "eterogeneidad radical entre las estructuras neuróticas & toda construcción de tipos libidinales o caracterológicos. La tipificación se bifurca en una dis&unción eclu&ente.” %? 9abino!ic" toma un art#culo de %18% dedicado a los tipos libidinales definidos como constelaciones de la libido, & realiza la siguiente aclaración, “@ara todos ellos Jlos tipos libidinalesK tiene +ue ser !álida la eigencia de +ue no coincidan con cuadros cl#nicosP”%>, finalizando el art#culo de este modo: “u g(nesis no arroja ninguna nue!a luz acerca de la g(nesis de las neurosis” %A. @or lo tanto, lo +ue a+u# se "ace e!idente es +ue la dis&unción entre neurosis & carácter es subra&ada por el mismo Freud. ncluso, como lo demuestra el 5ltimo art#culo citado, es necesario pensar una tipificación de las constelaciones libidinales cu&as coordenadas sean ajenas a las de la tipificación del s#ntoma & de las estructuras cl#nicas. iguiendo a 9abino!ic" esto nos lle!a a formular una nue!a pregunta Bes posible formular una tipificación del carácterC, & en caso de +ue la respuesta sea afirmati!a, Bcuáles ser#an las coordenadas de dic"a tipificación, su matriz estructuralC %1 El punto central +ue nos ocupa respecto a los mecanismos de defensa, es su accionar dentro del análisis mismo, por lo tanto, el !alor +ue tienen como resistencias a la curación. -ejamos a+u# señalada una continuidad del trabajo en la perspecti!a de los mecanismos de defensa 7 carácter 7 aptitud de analista . “Lo esencial respecto de esto es +ue el analizado repite tales modos de reacción aun durante el trabajo anal#tico, los muestra a nuestros ojos, por as# decir en !erdad, sólo por esa !#a tomamos noticia de ellos J...K M el "ec"o decisi!o es +ue los mecanismos de defensa frente a antiguos peligros retornan en la cura como resistencias al restablecimiento. e desemboca en esto: +ue la curación misma es tratada por el &o como un peligro nue!o” 23. %? 9abino!ic", -iana: “El carácter en la obra freudiana. $lgunas conclusiones cl#nicas” )n(dito*. 17 %dem. 1' %dem. 19 %dem. Freud, Sigmund: “Análisis terminable...”, !". +it., ". /.
%13
B@or +u( razón la cura es tratada como un peligroC B0uál es el peligroC $demás, estos mecanismos implican una satisfacción dentro de la cura misma. Freud !en#a desarrollando como peligro, la cuestión de una percepción. 0omo sabemos la percepción peligrosa +ue daba como resultado la escisión del &o, era la percepción de la castración. @ero además el sacrificio de la !erdad, implicaba conser!ar un modo de satisfacción. Los mecanismos de defensa se sostienen en una fijación en el n5cleo del &o, en el ello. e presentó como resistencia & !iscosidad de la libido en los “ Escritos técnicos ” como sede de la compulsión del inconsciente en el n5cleo del &o, en “ H$s all$ del principio de placer ” )%123*. $claramos, como inconsciente no reprimido.
e trata de la manifestación de “JPK la resistencia del ello: una cierta inercia ps#+uica, una suerte de entrop#a ps#+uica, una cierta pesantez en el mo!imiento de la libido, +ue no +uiere abandonar sus fijaciones” 2%. e trata en la pluma de Freud, de la manifestación de una resistencia a la puesta en descubrimiento de las resistencias. En el mismo desarrollo, Freud !a a dar cuenta de la otra gran manifestación de la resistencia a la puesta en descubierto de las resistencias bajo la fórmula: “El analista es a"ora sólo un "ombre etraño +ue le dirige al paciente desagradables propuestas” 22. e trata a+u# del analista como super&ó, como manifestación de la “reacción terap(utica negati!a”. $ su !ez, el efecto en el &o +ue !a a producir esta modalidad defensi!a es la alteración del &o. Freud circunscribe perfectamente esta problemática: un “&o normal”, no “alterado” es algo absolutamente ficticio. @or lo tanto Bcuál es la relación entre este &o alterado, producto de los mecanismos de defensa, & la alteración del &o efecto del análisisC Los mecanismos de defensa sir!en al propósito de apartar peligros. El peligro, a partir del teto “n"ibición, s#ntoma & angustia”, es la castración en el otro materno. La angustia de castración es el motor de la defensa & el referente del s#ntoma. “Los mecanismos de defensa +ue sir!en al propósito de apartar los peligros, tambi(n pueden, ellos mismos,
con!ertirse en
peligros. a& una paradoja: el precio +ue el &o "a pagado es 1 !sentin!, uan arl!s: !nstru++in de l!s +!n+e"t!s reudian!s. Argentina, *anantial, 1993, ". '/. Freud, Sigmund: “Análisis terminable...”, !". +it., ". /1.
%1%
demasiado alto por los ser!icios +ue estos mecanismos de defensa le prestan, puesto +ue estos mecanismos de defensa se fijan en el interior del &o ;el de la segunda tópica; & alteran la
estructura del &o. e escinde dic"o &o, & ese n5cleo eterior; interior, lógicamente anterior al espacio del narcisismo, !ale como fijación de la pulsión a su objeto de borde, !ale decir, como fantasma, +ue resiste ;como señalamos; por ser un resto +ue no retorna”28. Estas fijaciones son a+uellas &a formalizadas por Freud en el teto “ Consejos al médico” )%1%2*, respecto al impedimento para sostener el acto anal#tico. Las fijaciones
de los complejos neuróticos del analista, implicaban una ca#da de la regla de abstinencia. Este “objeto de borde, !ale decir como fantasma” formulado en la cita anterior da cuenta, 7tal como lo desarrollamos en el cap#tulo %, “La tarea del analista & la fijación” de la @arte dos de la tesis a partir de lo elaborado por 9abino!ic"7de +ue: “Es indispensable introducir en la refleión psicoanal#tica sobre el &o el problema de lo real & su articulación con el fantasma, plantearnos el problema de cómo se !inculan fantasma & &o, cómo el aioma fantasmático puede tambi(n regular las posiciones del &o” 2<. Efecti!amente los mecanismos de defensa, como respuesta estereotipada por fijación en el n5cleo del &o )el ello*, dan cuenta de la relación de la gramática del ello, con el maso+uismo femenino & lo monocorde del aioma fantasmático. -ebemos recordar a+u#, la solidaridad conceptual del maso+uismo femenino, & la segunda fase del fantasma “pegan a un niño”. Esta segunda fase, construida por el análisis, implica tanto la culpabilidad como, por regresión a la fase sádico;anal, el ser amado por el padre, bajo la fórmula del "acerse golpear. Freud en el cap#tulo G de “ i+C, Iiana: 6a te!ra del
%12
inercia ps#+uica cuando el trabajo anal#tico "a abierto caminos nue!os a la moción pulsional, se obser!a casi siempre +ue no se los emprende sin una n#tida !acilación. $ esta conducta la "emos designado, de manera +uizá no del todo correcta, Nresistencia del elloO”2=. Freud produce a+u# un mo!imiento sorpresi!o, audaz & riguroso. 4ientras !a precisando las coordenadas de la cuestión del final de análisis, & el !alor del obstáculo +ue representan los mecanismos de defensa, produce una interrogación central respecto a la formación de los analistas. Lo primero +ue !a a formular, es +ue lo +ue llama “la peculiaridad del analista”, +ue puede dificultar el análisis tanto como las resistencias del paciente. eguidamente, !a a colocar a la cuestión de estos mecanismos en el centro de la problemática de la formación del analista. Los mecanismos de defensa “les permiten Ja los analistasK des!iar de la persona propia ciertas consecuencias & eigencias del análisis, probablemente dirigi(ndolas a otros”. 2? Esto es “la peculiaridad del analista” +ue puede entorpecer el análisis tanto como las resistencias del analizado. Este salto de la problemática de las resistencias estructurales )en este caso la del ello* para la conclusión de la cura, "acia la cuestión de la formación del analista, es en !erdad un nudo conceptual pocas !eces a!izorado. M ese nudo está armado por la cuestión de los mecanismos de defensa. Lo +ue Freud !a a llamar aptitud de analista se juega en ese nudo conceptual.
Freud, Sigmund: “Análisis terminable...”, !". +it., ". /3. 5 %bd., ". .
%18
Punto *")" + 9 $on 5iet8sc;e 9 'al como lo !enimos formulando, los mecanismos de defensa, +ue articulan defensa & resistencia, implican una respuesta como un no querer saber respecto a la castración, & además epresan un modo de satisfacción. i la resistencia del super&ó se !a a epresar en el proceso de la cura como reacción terap(utica negati!a, la resistencia del ello lo "ará !#a los mecanismos de defensa. Ma en %123, en el teto del gran giro freudiano “ H$s all$ del principio de placer ”, Freud !a a postular una enigmática tendencia maso+uista del &o & un inconsciente no reprimido en el n5cleo del &o, sede de la resistencia. En “El !o ! el ello” )%128* precisamente, antes de postular en su segunda tópica al ello como instancia, Freud se !a a referir a restos an#micos ac5sticos & ópticos, en principio !inculados al sistema percepción;conciencia. @ero los restos !isuales & auditi!os dan cuenta de restos en la estructura ps#+uica, del encuentro con la escena primaria. El encuentro con la llamada escena primaria, tiene una dimensión traumática, &a +ue no es sin restos. -ebemos recordar, +ue con la introducción de la pulsión de muerte, & la concepción de +ue el aparato ps#+uico no está gobernado por el principio de placer sino por un “más allá”, se reordenan muc"os conceptos anteriores. Ino de los fundamentales para nuestro trabajo, es la reformulación +ue !a a ubicar al maso+uismo como primario. $ su !ez, lo +ue causa la repetición, la dimensión del eterno retorno &a anticipado en “ >ecordar( repetir( reelaborar ”, "allará a"ora su más acabada plasmación teórica. -ice Freud: “4e refiero a eorg roddec, +uien insiste, una & otra !ez, en +ue lo +ue llamamos nuestro N&oO se comporta en la !ida de manera esencialmente pasi!a, & 7seg5n su epresión7 somos N!i!idosO por poderes ignotos unbeannt, ingobernables. 'odos "emos recibido engendrado esas mismas impresiones, aun+ue no nos "a&an a!asallado "asta el punto de ecluir todas las otras, & no nos arredrará indicarle a la intelección de roddec su lugar
%1<
en la ensambladura de la ciencia. @ropongo dar razón de ella llamando N&oO a la esencia +ue parte del sistema @ & +ue es primero preconsciente, & NelloO, en cambio, seg5n el uso de rodelec, a lo otro ps#+uico en +ue a+uel se contin5a & +ue se comporta como inconsciente” 2>. En este punto es donde, en nota a pie de página, Freud "ace "onor a la relación de roddec con Hietzsc"e. En el teto “
La autora plantea con precisión +ue la formulación del “es” )ello* nietzsc"eano, presentado en 3H$s all$ el bien ! del mal ”, es una rigurosa cr#tica del “&o pienso cartesiano” & del “&o +uiero de c"open"auer”, &a +ue (stas implican un sujeto puro frente a un objeto puro. i en “H$s all$ del bien ! del mal ” se !a a presentar como “ello”, en “
nue!as Lecciones de ntroducción al @sicoanálisis. @ero no sólo el “ello” descentra absolutamente el supuesto reinado del &o & lo llama error 5til, sino +ue este “ello” es cuerpo. 7 Freud, Sigmund (193): “El
2A ietQs+Ce F.: As Cabl HaratCustra (“Als! s"ra+C HaratCustra”). Es"a@a, Ed. Sar"e,19'/. En “6!s grandes "ensad!res”, 4radu++in de Edit!rial &ruguera, ". . 21 ragn!lini, *ni+a: “Ell! "iensa: la “!tra” raQn, la del +uer"!”. En El "r!blema e+!nmi+!. &uen!s Aires, %mag! *undi, .
%1=
“El “s# mismo” de Hietzsc"e es precisamente a+uello +ue más molesta al Selbst de la modernidad: el cuerpo” 83. 0onsidero +ue en el segundo cap#tulo de “ El !o ! el ello ”, Freud toma esa fundamental referencia +ue "ace entrar al cuerpo como cuerpo gozante a partir del giro de %123. 9ecordemos +ue Freud produce dos grandes "eridas al ideal moderno: el postulado del inconsciente & la pulsión de muerte & en consecuencia el descentramiento del &o, & la satisfacción en el dolor propio & ajeno. “'ambi(n el dolor parece desempeñar un papel en esto, & el modo en +ue a ra#z de enfermedades dolorosas uno ad+uiere nue!a noticia de sus órganos es +uizás ar+uet#pico del modo en +ue uno llega en general a la representación de su cuerpo propio”8%. El descentramiento del &o permite la apertura de la falta de sentido ante el cual podemos enfrentarnos con lo +ue Hietzsc"e denomina “errores 5tiles” & +ue, con Lacan, llamamos “semblante”. Hietzsc"e en la 'ercera parte de “ %, de la página %A3, los responsables del establecimiento del teto, afirman +ue la doctrina del “eterno retorno” tomada de la antigua recia, es reformulada por Hietzsc"e en relación a la afirmación de la !ida, & de cada uno de sus instantes, pero de un modo peculiar &a +ue se trata de una “afirmación a la !ez dolorosa & gozosa JPK sal!a el dolor mismo con su +uererlo as# & para siempre” 88. 4ircea Eliade, en su teto “ El mito del eterno retorno ”, !a a formular +ue distintas orientaciones re!alorizan el “eterno retorno” rec"azando el "istoricismo & la "istoria misma. 3
ragn!lini, *ni+a: “Ell! "iensa...”, op. cit ., ". 11.
31 Freud, Sigmund (193): “El
%1?
“$nte el peligro de +ue la "istoria podr#a destruir al g(nero "umano, se podr#an pro"ibir los llamados acontecimientos "istóricos, & operar una reintegración de las sociedades "umanas, en los ar+uetipos & su repetición. La "umanidad podr#a, ante el peligro de “seguir "aciendo la "istoria”, producir el +ue “se conforme con repetir los "ec"os ar+uet#picos” prescritos & se fuerce por ol!idar, como insignificante & peligroso, todo "ec"o espontáneo, +ue amenazara con tener consecuencias "istóricas”8< @ara el psicoanálisis la repetición es el nombre de a+uello +ue se fijó contingentemente & se tornó necesario, como una respuesta al encuentro con lo imposible. El acto anal#tico, implica poner en juego la dimensión de lo posible, +ue "aga caer lo necesario, para +ue se pueda producir una nue!a respuesta a lo imposible. Esto implica justamente abrir la dimensión de la contingencia. Lo necesario aspira a la serie, rec"aza la secuencia, adora el determinismo, reprime el consentimiento. -ebemos destacar a+u#, +ue en su trabajo 4ónica 0ragnolini !a a definir al “ultra"ombre” de Hietzsc"e en relación con el “desasimiento”. “El “desasimiento” es la !oluntad de no +uerer imponer la propia !oluntad a lo +ue acontece, el amor al azar la aceptación de la !ida, en todos sus aspectos” 8=. Esta posición es más cercana al psicoanálisis. @ero debemos destacar +ue la formulación del “eterno retorno” en Hietzsc"e no es concordante con lo +ue plantea Eliade. La compulsión de repetición es la resistencia, +ue se epresa tambi(n en la respuesta estereotipada de los mecanismos de defensa. “Es “cuerpo gozante” dando cuenta del lugar de la resistencia del ello. Freud conclu&e el teto “ El !o ! el ello ” con el siguiente párrafo: “@odr#amos figurarlo como si el ello estu!iera bajo el imperio de las mudas pero poderosas pulsiones de muerte, +ue tienen reposo & +uerr#an llamar a reposo a Eros, el perturbador de la paz, siguiendo las señas del principio de placer no obstante nos preocupa +ue as# subestimemos al papel de Eros” 8?.
3/ Eliade, *ir+ea: El mit! del etern! ret!rn! &uen!s Aires, AlianQaVEme+-, 195', ". 1/7. 3 ragn!lini, *ni+a: “Ell! "iensa...” !". +it., ".15. 35 Freud, Sigmund (193): “El
%1>
Efecti!amente, las resistencias del ello & del super&ó, implican ligadura pulsional. -ejaremos para el 5ltimo capitulo, la cuestión de lo no ligado.
Punto *")" 9 El cuerpo 9 “Freud cree poder encontrar la pista de una tendencia altamente paradójica, +ue es la de repetir la eperiencia del displacer: acaba de tropezar con lo real mismo de la 8odestrieb”8>. 0on la introducción de la pulsión de muerte, Freud !a a reordenar la
metapsicolog#a. Lo +ue desde los primeros tetos se presentaba como resistencia ad+uiere su nombre definiti!o: “la compulsión de repetición”. El maso+uismo originario da cuenta de esa primer ligadura pulsional en la constitución del sujeto, & la regresión es le#da como des!#nculo pulsional. La distinción entre neurosis & psicosis se juega en una diferencia tópica. @ara la primera, el conflicto se produce entre el &o & ello, para la segunda entre el &o & la realidad. La compulsión de repetición es ciega & se presenta en la transferencia como un +uerer actuar ) agieren 5ollen* más allá del principio de placer. “4ás a5n: lo +ue se repite son “!i!encias” & “actitudes ps#+uicas” ) seelische Erlebnisse, seelische Einstellungen* as# como las “reacciones de defensa” )
refiere a los “destinos de su per#odo de !ida ol!idada”” 8A. $ diferencia del agieren, el recordar supone no repetir en blo+ue: “Lo precioso es esa infidelidad”81. En t(rminos del “debate;intersección” entre Freud & Hietzsc"e, es interesante en este punto poner en correlación lo +ue plantea 0ragnolini en su teto “ Espectralidades del retorno”<3, con lo +ue aporta Laurent $ssoun en “ &reud ! @ietzsche" <%.
@ara la primera, la repetición en Hietzsc"e no es en absoluto reproducción de la mismidad, sino diferencia & el “eterno retorno” la concepción fundamental de “
37 Ass!un, 8aul06aurent: 6a *eta"si+!l!ga. &uen!s Aires, Sigl! $$%, , ". '5. 3' Ass!un, 8aul06aurent: 6a transeren+ia. &uen!s Aires, ue>a #isin, 7, ". 53. 39 %bd., ". 5. / ragn!lini, *ni+a: Es"e+tralidades del ret!rn!. El gir! de 19. &uen!s Aires, %mag! *undi, /.
<% $ssoun, @aul;Laurent: Freud & Hietzsc"e. 4(ico, Fondo de 0ultura Económica, %1A<. / ragn!lini, *ni+a: Es"e+tralidades del ret!rn!.!". +it., ". 1.
%1A
!erdadero acontecimiento. Ho se trata de la “eterna circularidad de lo mismo” <8. La “mismidad” es propia de los animales & marca la decadencia misma, &a +ue no "a& decisión ni corte: “La de;cisión corta con la cadena de la repetición, paradójicamente, repiti(ndola: la repetición de lo mismo )el instante !i!ido* da lugar a lo diferente )el instante como +uerido*. @aradoja de las paradojas: se afirma cuando se niega” <<. @odemos decir +ue la repetición como diferencia introduce un corte a partir de un consentimiento del sujeto. El “instante !i!ido”, dir#amos contingente, cae como tal a partir de la elección "ec"a por el sujeto. En Hietzsc"e, amando el acontecimiento cae la mismidad, &a +ue ese amor es una de;cisión. -ebemos recordar a+u#, +ue para Freud, la repetición de lo semejante !a a dar lugar a lo siniestro ) ;nheimlich*. Laurent;$ssoun nos recuerda +ue la repetición pertenece a la categor#a fundamental del retorno de lo mismo. “La tragedia & la grandeza de este reto estriba en +ue implica solidariamente el amor a la !ida & el amor fati" <=. i el inconsciente dinámico formulado por Freud se sostiene en la repetición como insistencia a "acerse escuc"ar, la introducción de la pulsión de muerte se articula como resistencia bajo la modalidad de la compulsión de repetición. @or otra parte, el s#;mismo nietzsc"eano implica al cuerpo, más precisamente es el cuerpo, & tal como es posible leerlo en Hietzsc"e, es un cuerpo gozante. @ara Laurent;$ssoun, el cuerpo es “una entidad +ue carece de estatuto en Freud”
/3 %bd., ". 13. // %bd., ". 13.
<= $ssoun, @aul;Laurent: Freud & Hietzsc"e, op. cit. p. 2<=.
%11
Hietzsc"e, como el ello de Freud, constitu&en instancias no sólo necesarias sino merecedoras del más alto aprecio de los seres "umanos” <>. En la correspondencia de Freud & roddec, este 5ltimo le escribe a Freud el = de junio de %1%> +ue considera +ue la distinción alma;cuerpo no tiene sustento más +ue nominal & +ue “el cuerpo & el alma constitu&en una cosa com5n, +ue en ellos se encierra un ello, una fuerza por la +ue somos !i!idos mientras creemos +ue somos nosotros +uienes !i!imos”
<>
Su""e, %sabel: “A+er+a del ell!”. En El problema económico, &uen!s Aires, %mag! *undi, , " 7/. Freud, S.0Dr!dde+T, D: Correspondencia. &ar+el!na, Anagrama, 1977, ". 33. /9 %bd., ". '9. =3 Dr!dde+T, De!rg: El libro del ello. Ed. Sudameri+ana. &uen!s Aires , 195', 8rl!g!, ". 7. 1 %bd., ". .
233
Punto *")" - ' $onclusiones ' Los mecanismos de defensa como articulación de defensa & resistencia, marcan un ordenamiento absolutamente no!edoso & esta articulación separa a estos mecanismos de las anteriores formulaciones respecto al concepto de defensa. e trata de una defensa +ue se comporta como una resistencia, +ue implica una satisfacción, & +ue es una respuesta estereotipada por fijación, ante el "ec"o sorprendente de +ue el análisis como tal implica un peligro. La sede de esta defensa; resistencia es el ello. Los desarrollos de $nna Freud & de continuadores de su perspecti!a, a5n pudiendo dar cuenta de la dimensión compulsi!a +ue los mecanismos de defensa implican, al tener la referencia de la s#ntesis &oica, no pueden terminar de leer las consecuencias pertinentes. $ tra!(s de roddec, Freud entra en “con!ersación” con Hietzsc"e & el desarrollo del s#;mismo, abriendo una perspecti!a interesante respecto a la cuestión del cuerpo. Este cap#tulo, desmonta el estatuto del obstáculo +ue implican los mecanismos de defensa, tanto para la conclusión de los análisis, como para la “ad+uisición de la aptitud de analista ”.
$demás anticipa el próimo cap#tulo, donde se abre una pregunta respecto a la reacción terap(utica negati!a & los “saldos lamentables” del análisis de los analistas.
23%
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238
Parte * ' $apítulo *# El superó la reacción terap2utica negati(a Punto *"*"% ' &a necesidad de castigo 9
$nte la ca#da del analista ocupando el lugar del semblante, emerge en ocasiones la presencia del analista articulado al lugar del super&ó. El s#ntoma se defiende 7una resistencia a la curación7 & el sujeto considera la cura como un nue!o peligro. En ese momento, el analista se presenta como un etraño. La resistencia al le!antamiento de las resistencias se presenta en “ * como mecanismos de defensa & como reacción terap(utica negati!a, con el lugar lógico de las resistencias estructurales )las del ello & el super&ó*. Freud, en lo +ue podr#amos llamar su 5ltima concepción psicológica “ Hoisés ! la religi%n monote2sta” )%18<;%18A*, NLa analog#aO, !a a afirmar +ue: DLos traumas son
!i!encias en el cuerpo propio o bien percepciones sensoriales de lo !isto & o#do, !ale decir, !i!encias o impresionesD %. Esos traumas, restos !isuales & auditi!os de las escenas de goce articulan la meta interna de la pulsión de la 3B7W conferenciaL *, podemos intentar acercarnos a ese DmodoD de presencia +ue se presenta en D *. Freud ubica claramente en “ Construcciones en psicoan$lisis" )%18>* un doble efecto en la cura de la comunicación de una construcción +ue se aproime a la !erdad. a*
D0uando el análisis está bajo la presión de factores intensos +ue arrancan una reacción terap(utica negati!a, como conciencia
de
culpa,
necesidad
maso+uista
de
padecimientoP”2. i la construcción se aproima a la !erdad el sujeto reacciona frente a ella con un empeoramiento de sus s#ntomas.
% Freud, igmund )%181 J%18<;%18AK*: “4ois(s & la religión monote#sta”. En Wbras 0ompletas, Gol. , 6uenos $ires, $morrortu Editores, %1A1, p. >2. Freud, Sigmund (193 7): “!nstru++i!nes en "si+!análisis”. En Obras !m"letas, #!l. $$%%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19 '9, " 55.
23<
b* & pueden surgir en ese momento kalucinaciones, “JPK +ue dentro de ella retorne algo !i!enciado en la edad temprana & ol!idado luego, algo +ue el niño !io u o&ó en la (poca en +ue apenas era capaz de lenguajePD 8. 0onstrucciones D$lucinacionesD
9eacción 'erap(utica Hegati!a
Este punto se ubica en el n5cleo mismo de esta tesis. urge en ese momento algo +ue Freud escribe entre comillas, indicando ciertos restos percepti!os +ue se correlacionan con la represión primaria en su mo!imiento complejo: conmoción de los lugares de fijación libidinal en donde se sostiene la meta interna de la pulsión punto en donde la cura, con!irti(ndose ella misma en un nue!o peligro, se puede articular con un empeoramiento de los s#ntomas ;reacción terap(utica negati!a. En DEl problema econ%mico del masoquismo D )%12<* por otra parte, se realiza un mo!imiento interesante &a +ue se opera un cambio de nombre, con un cli!aje: de sentimiento inconsciente de culpa, a necesidad de ser castigado por un poder parental. Lo !a a referir al deseo de entrar en !inculación seual )femenina* con el padre. @or lo tanto, esa necesidad es una desfiguración regresi!a de ese an"elo. En este punto )la necesidad de ser castigado se !incula con el maso+uismo femenino. $l mismo tiempo, si de una deseualización del Edipo nació la conciencia moral, mediante el maso+uismo moral (sta es reseualizada, e implica una reanimación del Edipo. W sea +ue la necesidad de castigo, en tanto fantas#as de flagelación, se coordinan con el maso+uismo femenino & con el segundo tiempo de D@egan a un niñoD, por un lado. @or otro, con la conciencia moral como compulsión, con el beneficio primario del s#ntoma. Freud afirma en D El malestar en la cultura D )%183 J%121K* +ue la necesidad de castigo es “un fragmento de la pulsión de destrucción interior, preeistente en (l Jen el &oK en una ligazón erótica con el super&óD <.
3 %bd., ". 5'.
< Freud igmund )%183 J%121K*: “El malestar en la cultura”. En Wbras 0ompletas, Gol., 6uenos $ires, $morrortu Editores, %1A1, p. %82.
23=
'enemos por lo tanto: Hecesidad de castigo 4aso+uismo femenino 0onciencia moral “@egan a un niño” 6eneficio primario del s#ntoma ramática del ello uper&ó )renuncia*
-os modos de satisfacción pulsional -ice Freud: Di uno se representa en su totalidad el cuadro +ue componen los fenómenos del maso+uismo inmanente de tantas personas, la reacción terap(utica negati!a & la conciencia de culpa de los neuróticos, no podrá &a sustentar la creencia de +ue el acontecer an#mico es gobernado eclusi!amente por el afán de placerD =. Freud ubica dos lugares de obstáculo para la finalización de un análisis, a partir de su nue!a concepción del s#ntoma con la introducción de la pulsión de muerte. Los mecanismos de defensa como respuesta estereotipada implican un modo de satisfacción particular & e!itan la percepción del peligro +ue desde D +nhibici%n( s2ntoma ! angustia" )%12=;%12?* es la castración del Wtro primordial.
Freud dice en %18>: D-urante el trabajo anal#tico no "a& impresión más fuerte de las resistencias +ue la de una fuerza +ue se defiende por todos los medios contra la curación & a toda costa +uiere aferrarse a la enfermedad & el padecimiento”. e trata de la “P conciencia de
Freud, Sigmund: “Análisis terminable e interminable”, !". +it., ". //.
23?
culpa & la necesidad de castigo & la "emos localizado en la relación del &o con el super&óD ?. @or lo tanto, lo +ue se opone a la cura es solidario de la segunda tópica & de la formulación del maso+uismo primordial. Los andamiajes de emergencia de D El malestar en la cultura D )%183 J%121K* citados anteriormente, encuentran su lugar definiti!o en el
s#ntoma a partir de la introducción de estos conceptos. La presencia del analista articulada al lugar del super&ó será solidaria de esta nue!a concepción del s#ntoma, & señalará otro momento en el mo!imiento de la transferencia. erge 0ottet> recuerda el trabajo de duelo en Freud planteado como a+uel +ue se origina en un imperati!o a cuenta de la realidad. -espu(s de "aber sobrein!estido en serie los rasgos de la persona por la +ue se "ace el duelo de modo +ue el objeto +uede reducido sólo a los significantes +ue lo representaban, cae al rango de objeto imposible de digerir, sin ning5n otro soporte narcisista. El ac"atamiento de los significantes del deal del &o desemboca necesariamente en una p(rdida subjeti!a: el objeto !a perdiendo brillo fálico en una operación: castración. Esto se acompaña de una p(rdida, la del goce fálico. La desidealización del objeto, junto con la p(rdida de certeza &oica, conduce a un oce ordenado en suma como compensación de esa p(rdida de goce fálico +ue se produce en esa p(rdida narcisista. iempre "a& satisfacción pulsional. $ cada renuncia de satisfacción le corresponde ma&or incremento en la se!eridad super&oica. @or lo tanto, si la pregunta de cómo se produce una cura es solidaria del s#ntoma "ist(rico como interpretable, lo +ue se opone a la cura )reacción terap(utica negati!a, maso+uismo primordial, pulsión de muerte* remite a a+uello +ue se satisface de una manera cerrada en el s#ntoma. e trata de la diferencia de la en!oltura formal del s#ntoma & su n5cleo de goce. Es decir, goce super&oico como respuesta al desin!estimiento del objeto. Encontramos al sujeto di!idido no por la sorpresa de la irrupción inconsciente )donde lo +ue irrumpe lo descentra*, sino por una di!isión del sujeto en contra de s# mismo. El super&ó no pro"#be la satisfacción: eige la satisfacción de la renuncia, eige imperati!amente ese bien moral de la renuncia. Ga contra el principio de placer & es lo +ue se opone al deseo. Es el lugar de una le& pero no pacificante, ordenadora, sino de una le& insensata sin justificación, sin razones. 5 %bd., ". //. 7 !ttet, Serge: El dese! del "si+!analista. Argentina, *anantial, 19'/.
23>
iguiendo entonces a 0ottet, si el fantasma "ace al placer propio del deseo, cual+uier !acilación del fantasma acarrea una irrupción de goce correlati!a a cierta etinción del deseo esta tra!es#a del fantasma implica una p(rdida de goce fálico, +ue refuerza la e"ortación super&oica. La !acilación fantasmática +ue tiene por efecto una p(rdida de goce fálico 7 irrumpiendo entonces el goce super&oico7 es lo +ue 0ottet articula con un momento depr depres esi! i!o o en un anál anális isis is.. Wbse Wbser! r!am amos os +ue +ue dic" dic"o o mome moment nto o es soli solida dari rio o de la emergencia del analista )su presencia* en el lugar del super&ó & correlati!o de la ca#da del semblante. El super&ó llama al goce, a la no castración, su presentificación en la cura es correspondiente a una conmoción del falo como medida, como semblante. En este sentido, el analista irrumpe como lo +ue +uedó !i!o del padre en la "orda fraterna, seg5n “ 8%tem ! tab:" . 0omo padre +ue goza, podr#amos decir, la cada!erización del analista irrumpe como ese esp#ritu maligno cu&o retorno despertaba terror en las tribus primiti!as. La coordinación del goce & la !oz +ue implica el super&ó es en rec"azo de la medida fálica. -e este modo se puede abrir una diferencia entre la !oz del objeto en el fantasma & la !oz super&oica. En el punto del super&ó no "a& aparición de un sujeto, se trata a+u# de un Wtro no deseante. i la le& insensata del super&ó no da lugar al sujeto, el objeto !oz en el fantasma relaciona al sujeto con el deseo del Wtro, por estar el fantasma tanto en relación con el dese deseo o del del Wtro Wtro como como con con la puls pulsió ión. n. $ su !ez, !ez, el uje ujeto to supu supues esto to abe aberr 7los 7los pensamientos más #ntimos del sujeto7 es el super&ó. @or eso, la identificación del anal analis ista ta con con el uje ujeto to supu supues esto to abe aber, r, lo sit5 sit5a a de acue acuerdo rdo con con la dema demand nda a del del neurótico, o sea ser el $mo del deseo de este modo se sostiene el sufrimiento como angustia de no desear conforme a su super&ó. 0a#da de la regla de abstinencia por desfallecimiento del deseo del analista & de la (tica en +ue (ste se sostiene.
Punto *"*") *"*") ' &a satisfacción paradó/ica '
i la agresión no "alla satisfacción en el mundo eterior, Freud Freud dice:
23A
“i tal sucede, acaso !uel!a atrás & multipli+ue la escala de la auto autode dest stru rucc cció ión n +ue +ue rein reina a en lo inte interi rior or.. JPK JPK
Ina Ina agre agresi sión ón
impedida parece implicar gra!e daño las cosas se presentan de "ec"o como si debi(ramos destruir a otras personas o cosas para no destruirnos a nosotros mismos, para ponernos a sal!o de las tendencias a la autodestrucción” A. W sea, siempre "a& satisfacción pulsional. i el niño no pudo descargar su agresión por su fijación de amor a los padres 7!erdadera causa de la se!eridad del super&ó como continuación de la conciencia moral en el inconsciente7 en tanto toda la agresión +ue regresa desde el eterior es ma&ormente ligada por el super&ó & !uel!e as# contra el &o, esta renuncia a la satisfacción pulsional por temor a la p(rdida del amor de los padres, tiene una doble consecuencia: a*
El de deseo como insatisfactorio
b*
La ei eige genc ncia ia de de renu renunc ncia ia com como o una una sat satis isfa facc cció ión n en s# mism misma a
i la fijeza de la dependencia de amor del sujeto respecto de los padres le "ace renun renunci ciar ar a la sati satisf sfac acci ción ón puls pulsio iona nal,l, la intr intro& o&ec ecci ción ón de la figu figura ra pare parent ntal al como como conc concie ienc ncia ia mora morall en el inco incons nsci cien ente te 7& en tant tanto o el supe super& r&ó ó cono conoce ce "ast "asta a los los pensam pensamien ientos tos del sujeto sujeto & (stos (stos siempr siempre e tiende tienden n "acia "acia lo interdi interdicto cto7, 7, siempr siempre e es culpable: sentimiento inconsciente de culpa. @ero lo paradójico es +ue si las pulsiones de agresión dificultan la con!i!encia "umana & amenazan su perduración, +ue el sujeto limite su agresión es el primer sacrificio & acaso el más duro +ue la sociedad tiene +ue pedir al indi!iduo pero, en esta eigencia cultural al sacrificio encontramos la misma pulsión de muerte eigiendo más & más sacrificio & renuncia. El super&ó !a a tomar a su cargo la autoridad autoridad parental. parental. @ero si el temor real del niño a la autoridad parental es antecedente de la conciencia moral, nos encontramos con +ue el super&ó parece "aber lle!ado a cabo una selección unilateral arrojándose sólo la dureza & el rigor de los padres, su función pro"ibiti!a & puniti!a. a& satisfacciones +ue se burlan de todo tipo de defensa. La formación del s#nt s#ntom oma a triu triunf nfa a cuan cuando do el mand mandat ato o orig origin inar ario io toma toma tamb tambi( i(n n el sent sentid ido o de una una satisfacción. La interdicción logra ser amalgamada a la satisfacción de tal manera +ue, ' Freud, Sigmund (1933 2193): “ue>as +!neren+ias de intr!du++in al "si+!análisis” 3; !neren+ia. “Angustia < >ida "ulsi!nal”. En Obras !m"letas, #!l. $$%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 197, ". 9'.
231
además de la significac significación ión original, los s#ntomas s#ntomas tienen el sentido, sentido, la significac significación, ión, del opuest opuesto o direct directo. o. $s#, $s#, consti constitu& tu&endo endo un logro logro de los s#ntom s#ntomas, as, se logra logra enlaza enlazarr la pro"ibición con la satisfacción. El enlace de la pro"ibición con la satisfacción nos permite a esta altura darle lugar a la diferencia entre formación de compromiso & s#ntoma defensi!o primario, &a +ue ubicamos en el retorno de lo reprimido la repetición en la cadena asociati!a de las representaci representaciones ones reprimidas, reprimidas, & en el fracaso fracaso de la defensa la compulsión compulsión del s#ntoma. s#ntoma. 0omo otra cara del beneficio primario del s#ntoma, la inmensa necesidad de castigo 7 +ue sólo pod#amos clasificar entre los deseos maso+uistas7 se comporta como un fragmento de la conciencia moral. El sujeto sujeto es acusado, se siente siente culpable culpable 7“sentimi 7“sentimiento ento inconsciente inconsciente de culpa”7 culpa”7 con la paradoja de +ue a ma&or renuncia, ma&or culpa. La tensión de la fuerza constante de la pulsión se re!ela indócil a su tramitación. La satisfacción, en tanto necesidad de castigo, se presenta indomeñable como eistencia torturada, al punto de +ue Freud llega a afirmar +ue a+uellas personas en +uiene +uieness es "iperp "iperpote otente nte ese sentim sentimien iento to incons inconscie ciente nte de culpa culpa se delata delatan n en el tratamiento anal#tico, por la reacción terap(utica negati!a, de tan mal pronóstico. 4asotta, 4asotta, en El modelo pulsional pulsional 1 comenta +ue cuando Freud en %123 introduce la pulsión de muerte apunta a otorgar estatuto teórico a la agresión, las tendencias agresi!as, el odio, el sadismo. $grega +ue no se debe resumir la cuestión pensando +ue +ue con con la puls pulsió ión n de muer muerte te se pued puede e nomb nombra rarr el conj conjun unto to de las las tend tenden enci cias as destructi!as, &a +ue (stas no contradicen necesariamente la idea del placer, & a+u# es donde Freud llama la atención sobre el sadismo, +ue lle!a a buscar el dolor del otro a5n cuando ese dolor no tiene ning5n significado para el sujeto sujeto +ue lo produce. $s#, lo +ue está en juego es la tendencia del sujeto al sufrimiento, al dolor, el autocastigo, el sadismo !uelto "acia la propia persona, el autodesprecio, la persistencia en el fracaso, dic"o de otro modo, la insistencia de la repetición de lo displacentero. uedará siempre un resto +ue justifica nuestra "ipótesis de la compulsión a la repetición, la cual parece ser más primiti!a, elemental e instinti!a +ue el principio de placer al +ue sustitu&e. $"ora bien, si la necesidad de castigo "abla de una di!isión del sujeto contra s# mismo, & la pregunta +ue se "ace Freud da cuenta de la meta interna de la pulsión 9 *as!tta, Os+ar: “El m!del! "ulsi!nal”. &uen!s Aires, AltaQ!r, 19'.
2%3
como satisfacción sentida en la alteración del cuerpo & del lugar paradójico de la renuncia pulsional, la cl#nica anal#tica es una cl#nica +ue opera en relación con la pulsión de muerte. “En todas estas constelaciones, el super&ó da pruebas de su independencia del &o conciente & de sus #ntimos !#nculos con el ello inconciente JPK no puede desmentir +ue pro!iene tambi(n de lo o#do JPK pero la energ2a de inestidura no les es aportada a esto estoss cont conten enid idos os del del supe super& r&ó ó por por la perc percep epci ción ón audi audititi!a !a,, la instrucción, JPK, sino +ue la aportan las fuentes del ello” %3. El super&ó se eterioriza como cr#tica, la percepción en el &o de esa cr#tica es sentida como sentimiento de culpa. “El indi!iduo no debe sanar, sino permanecer enfermo, pues no merece nada mejor” %%. Este sentimiento de culpa es mudo para el sujeto. Ho se siente culpable sino enfermo. La eigencia de renuncia indica un modo particular de satisfacción, en contra del bienestar del sujeto. i la energ#a de in!estidura del super&ó le es aportada por las fuentes del ello, el super&ó "abla a tra!(s de las frases ine+u#!ocas ine+u#!ocas de esa energ#a energ#a de in!estidura del ello en el s#ntoma, lugar donde ubicamos el beneficio primario. Este beneficio primario difiere de las satisfacciones sustituti!as como satisfacciones +ue tienen la estructura de una sintais. e trata de un beneficio ligado a algo +ue, en tanto frase, no entra sin embargo en el circuito de las coordenadas dial(cticas del ciframiento. $ partir de %123, la pulsión es la ficción +ue, en el n5cleo de la eperiencia anal#tica, trata sobre la paradoja de la satisfacción en el sujeto. 0ómo se produce una cura es solidario del s#ntoma "ist(rico como interpretable, +u( es lo +ue se opone a ella )reacción terap(utica negati!a, maso+uismo primordial, pulsión de muerte* lo es de a+uello +ue se satisface de una manera cerrada en el s#ntoma. s#ntoma. Forma de decir +ue en el s#ntoma no todo son representacio representaciones, nes, cuestión cuestión de 1 Freud, Sigmund (193): “El
2%%
ciframiento & descifrado, sino +ue "a& una satisfacción +ue 7teniendo una articulación en el lenguaje7 dice de lo no escuc"able. “@ero mientras +ue la renuncia de lo pulsional debida a razones ete etern rnas as es sólo sólo disp displa lace cent nter era, a, lo +ue +ue ocur ocurre re por por razo razone ness interiores, por obediencia al super&ó, tiene otro efecto económico. $demás de la ine!itable consecuencia de displacer, le trae al &o tambi(n una ganancia de placer, por as# decir una satisfacción sust sustititut uti! i!a. a.JP JPKK 0uan 0uando do el &o le "a ofre ofrend ndad ado o al supe super& r&ó ó el sacrif sacrifici icio o de una renunc renuncia ia pulsio pulsional, nal, espera espera a cambio cambio,, como como recompensa, ser amado más por (l” %2 @ero entonces, Bcuál es el origen paradójico de la eticidadC Freud responde: la primera renuncia de lo pulsional es arrancada por poderes eteriores & es ella la +ue crea la eticidad, +ue se epresa en la conciencia moral & reclama nue!as renuncias de lo pulsional. u peligrosidad es +ue desciende de la pulsión de muerte )autodestrucción*, pero, Bcomo se sostiene la fusión pulsionalC “JPK ni a5n la autodestrucción de la persona puede producirse sin satisfacción libidinosa”%8. En el segundo 'ratado, “0ulpa, mala consciencia & otras cosas afines” de “ )a “ Hietzsc"e aborda, entre otras cuestiones, siete temáticas +ue genealog2a de la moral “ nos resultan !aliosas para este cap#tulo de nuestro trabajo. %.
La rela relaci ción ón de la razó razón n con con la sati satisf sfac acci ción ón crue cruel.l.
2.
La crueldad & la fiesta.
8.
El animal estimati!o en s#.
<.
El castigo & el sentido.
=.
El remo remord rdim imie ient nto o de de con consc scie ienc ncia ia & los los crim crimin inal ales es..
?.
El ca castigo co contra s# s# mismo.
>.
-euda & culpa )Schuld *. *.
%2 Freud, Sigmund (1939 2193/0193'): “*!is-s < la religin m!n!testa”, !". +it., ". 113. %8 Freud, Sigmund (19/): “El "r!blema e+!nmi+! del mas!=uism!”. En
Obras !m"letas, #!l. #!l. $%$, &uen!s Aires, Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9. ". 175.
2%2
“La razón & la refleión, son productos, & a su !ez modos de satisfacción cruel cuánta sangre & "orror "a& en el fondo de todas las cosas buenas” %<. El “imperati!o categórico” de Qant se entrama en el “derec"o de obligaciones”, el surgimiento & la relación de la culpa se entretejen con la consciencia & el deber. En la pluma del filósofo, estos tres conceptos morales: culpa, consciencia & deber, a su !ez implican la dimensión del sufrimiento. -ice Hietzsc"e: “El imperati!o categórico "uele a crueldad” %=. Ger sufrir & "acer sufrir conlle!an tan alta satisfacción +ue tienen un !alor festi!o en la "istoria de la "umanidad, señala. $demás, formula +ue en la actualidad generalmente el placer en la crueldad se manifiesta sublimado & sutilizado bajo los nombres de “compasión trágica” & “las nostalgias de la cruz”. La Schuld )deuda & culpa*, nombra la articulación de estas figuras del super&ó
freudiano, destacándose no sólo la comunión en una sola palabra, sino además en su significación. $un+ue el filósofo lo nombre para el conjunto de los "ombres, la resonancia de las palabras: Hensch )"ombre* & messen )medir 7 medida*, nos da un precisa definición del “"ombre contable” )lo llamar#a &o* tan l5cidamente descripto por Freud: el obsesi!o: “el "ombre se designó a s# mismo como el ser +ue mide !alores, +ue !alora & mide, como el “animal estimati!o en s#” %?. En la misma perspecti!a articula la relación intr#nseca entre el castigo & el sentido, formulando +ue en la 4odernidad el castigo es una !erdadera s#ntesis de sentido. En los "ombres +ue padecen el sentimiento de culpa, justamente a+uellos +ue no son criminales, "allamos +ue el castigo )jur#dico;policial* detiene el desarrollo del sentimiento de culpa. En estos +ue padecen el remordimiento, la mala consciencia, "allamos +ue “todos los instintos +ue no se descargan "acia fuera, se !uel!en "acia adentro: a esto es lo +ue llamo la interiorización del "ombre” %>. 'odas estas formulaciones del filósofo 7+ue no son las 5nicas +ue realizó, por cierto7 & +ue citamos mu& bre!emente, las "allamos a lo largo de la obra de Freud, pero con total precisión a partir del gran giro de %123. La introducción de la pulsión de muerte, interrogarse rigurosamente respecto a la neurosis obsesi!a como al inicio lo "ab#a "ec"o con la "isteria, tienen como
1/ ietQs+Ce, Friedri+C: 6a geneal!ga de la m!ral. &uen!s Aires, &ibli!te+a EIAF, /, ". 1. 1 %bd., ". 17. 15 %bd., ". 11/. 17 %bd., ". 13.
2%8
consecuencia la creación de nue!os conceptos: maso+uismo primario, necesidad de castigo, sentimiento inconsciente de culpa, reacción terap(utica negati!a, etc. “i el psicoanálisis es, tal como Freud lo deseaba, una Nciencia de lo inconscienteO & no una práctica inefable, se confronta con este real tanto en su práctica como en sus elaboraciones teóricas. La solución freudiana para dic"o real consiste en agregar a la traducción teórica del material cl#nico cierto n5mero de "ipótesis especulati!as, ficciones, propuestas como tales, para poder representarse lo +ue se mantiene irrepresentable, lo +ue subsiste más allá del principio del placer JPK”%A. @ara 9ic"ard /. 6ernstein, el mal 7tal como lo concibe Hietzsc"e7, es claramente la manifestación !iolenta de lo +ue denomina el resentimiento. Este resentimiento es en nuestra moral moderna, su rasgo más penetrante. @ero este autor, interrogando las diferencias entre el filósofo & Freud, llega a decir +ue “Freud "asta acusar#a a Hietzsc"e, el gran cr#tico de la moral, de estar contagiado del moralismo +ue tanto deplora” %1, &a +ue este 5ltimo concebir#a +ue ser#a posible una “(tica superior”, cuestión +ue para Freud ser#a una peligrosa ilusión. $l mismo tiempo, 6ernstein formula +ue para Hietzsc"e la ambi!alencia ser#a sólo una “etapa dial(ctica del desarrollo de la "umanidad”23. $ partir de su concepción genealógica, aun+ue lo ilustre con el mito de “'ótem & 'ab5”, para Freud la ambi!alencia es algo no "istórico sino estructurante del psi+uismo "umano. Efecti!amente, Hietzsc"e no fue el creador del psicoanálisis, pero "abr#a +ue dar cuenta de +ue genealog#a e "istoria son sinónimos, en la pluma del filósofo +ue estamos considerando. Hos resultan más ciertas en este punto, las elaboraciones de @aul;Laurent $ssoun, &a +ue ubica lo +ue Hietzsc"e llama resentimiento en la misma l#nea +ue las conceptualizaciones de las neurosis de Freud. La crueldad epresada en la !enganza, en el resentimiento, se con!ierte entonces en “!oluntad de torturarse a s# mismo” 2% El resentimiento Hietzsc"eano, es efecto directo de lo +ue Freud llamó “orientación "acia la propia persona” & “transformación en lo contrario”.
1' 6emeber, &rigitte: “6a "ulsin de muerte. Entre "si+!análisis < il!s!a”. *i+Cel 8l!n Menri e< Flaud. &uen!s Aires, ue>a >isin, 5, ". 31.
%1 &ernstein, i+Card .: El mal radi+al. &uen!s Aires, 6ilm!d, , ". . %bd., ". 19.
2% Ass!un, 8aul06aurent: Freud < ietQs+Ce. *-?i+!, F!nd! de ultura E+!nmi+a, 19'/, ".19/.
2%<
En la consciencia moral dolorosa, es el propio sujeto el +ue produce el sufrimiento, comportándose a s# mismo como otro sujeto represi!o. $ssoun sostiene +ue el sentimiento de culpa se introduce para Freud a partir de la seualidad &a desde %A13. iendo esto cierto, no debemos ol!idar el lugar central +ue Freud le otorga a la +ue llama "ipótesis auiliar 7fuente independiente de displacer7, & a la consideración mu& temprana en su elaboración de +ue la moralidad tiene su ra#z en esa fuente e implica un modo de satisfacción. @or otra parte, “-ostoie!si & el parricidio”, nos re!ela +ue el sujeto a partir del padecimiento del sentimiento de culpa, puede transformarse en criminal para ali!iar ese sentimiento de culpabilidad. e trata, tal como lo afirma Freud, de enlazar con algo real & actual, ese enigmático “sentimiento inconciente de culpa” 22. @ara 4arta erez $mbert#n se trata de la cuestión del mal, en la medida +ue en el super&ó reina la pulsión de muerte, & citando a Lacan en el eminario G, del pro&ecto del mal como tal. -e un modo interesante erez $mbert#n diferencia la presencia del super&ó en “los +ue fracasan al triunfar”, de la reacción terap(utica negati!a como a!atar de la transferencia. “En la reacción terap(utica negati!a no se tratar#a primordialmente de la culpa sino del ejercicio mudo & ominoso de la pulsión de destrucción no es falta de !oluntad de curarse, sino el oscuro ejercicio de una !oluntad maso+uista +ue prima en esta faz d#scola del analizante dispuesta a no condescender al deseo del Wtro”28. En el 5ltimo cap#tulo, precisamente, abordaremos con un sesgo distinto esta relación del “mal” con el deseo del Wtro.
Punto *"*"* ' $ontrapunto sobre la reacción terap2utica negati(a ' a& un teto de Freud +ue, en general, no es mencionado cuando se aborda la cuestión de la reacción terap(utica negati!a. 'ampoco figura como referencia en el
Freud Sigmund (193 2199): “El malestar en la +ultura”. !". +it. ". 131.
28 DereQ Ambertn, *arta: 6as >!+es del su"er<. &uen!s Aires, 6etra #i>a,
7, ". 3.
2%=
!olumen G de la colección editada por $morrortu. e trata de “ Construcciones en psicoan$lisis”2<. allamos en (ste dos afirmaciones:
a* i la construcción es correcta( o aporta una aproimación a la !erdad, el paciente reacciona frente a ella con un ine+u#!oco empeoramiento de sus s#ntomas & de su estado general. 9eacción terap(utica negati!a b* Lo certero de la construcción produce como efecto el retorno, por la pulsión emergente, de restos !isuales & auditi!os del n5cleo de erdad . Las fantas#as son construcciones defensi!as respecto a las cosas !istas & o#das, e implican en Freud, una combinación de lo !i!enciado con lo !isto & o#do, en relación a la escena primaria. Los recuerdos "ipern#tidos de a+uellas sustanti!as "uellas mn(micas, sostenidos en la pulsión emergente, al comunicarse la construcción, "ablan de la conmoción de los antepórticos ps#+uicos. El retorno de algo !i!enciado en la edad temprana & ol!idado luego, algo +ue el niño !io u o&ó en la (poca en +ue apenas era capaz de lenguaje. @or otra parte, sabemos +ue la reacción terap(utica negati!a da cuenta de la pulsión de muerte ligada al super&ó, pero Freud aclara +ue "a& otros montos +ue operan no sabemos dónde, restos oscuros “no ligados”
2=
al super&ó. 'omando las
coordenadas de DConstrucciones en psicoan$lisis D, podemos decir +ue el incremento del sufrimiento neurótico en transferencia es no terapéutico( & está articulado con una inter!ención del analista. El efecto terap(utico está sostenido en la sugestión, implicando el restablecimiento "omeostático, como significante +ue responde a otro significante. El % de octubre de %18=, en la Filial nglesa de la .@.$., /oan 9i!ire presenta su DContribuci%n al i]re, !an: “!ntribu+in al Análisis de la rea++in tera"-uti+a negati>aZ. 6!ndres: 2s.n., 193.
2%?
intento de controlar el análisis, como un modo de defensa man#aca. Ho se trata de +ue el paciente no desee curarse, sino +ue desea +ue las cosas sigan tal cual, &a +ue todo cambio ser#a para peor. Los sujetos se defienden de la posición depresi!a 7posición en la cual todos los objetos +ue "a amado están muertos o destruidos7 mediante el control man#aco, i el propósito consciente es curarse, el inconsciente es reparar & pr oporcionar felicidad a los objetos amados & odiados. La actitud inconsciente de amor & ansiedad por los otros, sostiene la creencia de +ue no merece a&uda, "asta +ue las personas amadas la "a&an recibido. El amor por sus objetos internos es la causa del sentimiento de culpa, como necesidad de sacrificar su !ida por los otros. En tanto el analista representa tambi(n un objeto internalizado, desenterrar este amor, & con ello la culpa, puede lle!ar a +ue la tarea terap(utica se d( por concluida. En nuestro medio, Fidias 0esio 7tomando como referencia a /oan 9i!ire7, publica tres trabajos sobre el tema. El 5ltimo de ellos, & +ue resume a los anteriores es de %1?3 & se llama “ El letargo( una contribuci%n al estudio de la reacci%n terapéutica negatia" 2>. En (l, considera +ue en los pacientes +ue padecen la reacción terap(utica
negati!a se detecta la presencia de lo +ue denomina Dobjetos aletargadosD. Esta afirmación está sostenida en su tesis sobre la e!olución del &o. La misma refiere, entre otras cosas, a +ue si en el curso de su e!olución el &o debe recurrir a una escisión & a la pro&ección de los instintos de muerte, probablemente no lo logre ;por la ecesi!a intensidad de (stos; +uedando entonces lo malo & lo bueno sin poder ser separados, constitu&endo intraps#+uicamente el objeto aletargado, bueno;malo, deri!ando esto en un estado confusional. @odemos decir +ue con!ertir a la muerte en letargo, o muerte sólo aparente como !ertiente psicoterap(utica, implica reducir la necesidad de castigo a una fantástica psicog(nesis. En Freud, la angustia traumática, precede a la constitución del super&ó. Esta angustia está causada por la perturbación económica, a partir del incremento de las magnitudes de est#mulo, superando la barrera protectora. El peligro del des!alimiento ps#+uico pertenece al per#odo de la inmadurez del &o, as# como la angustia frente al super&ó, al per#odo de latencia. La culpa +ue presupone la diferencia entre el bien & el mal se relaciona con la influencia ajena, & el peligro de la p(rdida de amor. La angustia 2> esi!, Fidias: “El letarg!, una +!ntribu+in al estudi! de la rea++in tera"-uti+a negati>a”, en e>ista de 8si+!análisis, As!+ia+in 8si+!analti+a Argentina, &uen!s Aires. 4!m! $#%%, P 1, "". 103.
2%>
traumática responde a la inundación económica, mientras +ue la angustia señal se articula con la dependencia respecto al objeto su ausencia determina el desencadenamiento del automatismo económico. Es la perturbación económica como n5cleo genuino del peligro, lo +ue da !alor al objeto & a su p(rdida. Freud desautoriza la eistencia de cual+uier capacidad, originaria o natural, de diferenciar el bien & el mal. Esto es resorte de la influencia ajena. $ su !ez, si la angustia es una reacción ante el peligro +ue la p(rdida de objeto entraña, & sólo por reacción ante la p(rdida del objeto mismo, el duelo implica la reacción de dolor. El dolor de la p(rdida no es toda!#a el duelo. “El duelo se genera bajo el influjo del eamen de realidad J...K la ele!ada e incumplible in!estidura de añoranza del objeto, en el curso de la reproducción de las situaciones en +ue debe ser desasida la ligazón con el objetoD 2A. @or otra parte, el objeto perdido estructural del deseo no se confunde con los objetos como reencuentro. /oan 9i!ire, retoma la famosa nota de “ El !o ! el ello ”, "aciendo una lectura +ue tergi!ersa el esp#ritu freudiano. En ning5n momento Freud afirma +ue la identificación del analista con el deal del &o, para resol!er la reacción terap(utica negati!a sea una DtretaD +ue no se puede utilizar. 9ebajar la ad!ertencia +ue a"# se realiza a la categor#a de DtretaD, es no considerar de +u( modo los mecanismos de defensa, como restos no analizados, dan cuenta de un ejercicio del poder por parte del analista en “
afirma Lacan: D JPK no sólo dije +ue no "ab#a deseo de saber sino +ue incluso "abl( de algo +ue articul(, efecti!amente con el W99W9 de saber. D21 En los “ @ueos Caminos de la terapia anal2tica ”, se diferencian claramente dos tipos de peligro a la labor anal#tica. ólo el primero de ellos es un antecedente de la reacción terap(utica negati!a: cuando es conmo!ida la condición de enfermo, el paciente busca reemplazar la satisfacción sintomática perdida a tra!(s de alguna 2A Freud, . )%12=;%12?*: “n"ibición, s#ntoma & angustia”. En Wbras 0ompletas, Gol. , 6uenos $ires, $morrortu Editores, %1>=. pp. %?3, %?%. 9 6a+an, a+=ues: El Seminari! 1, “6!s n! in+aut!s
2%A
situación penosa )necesidad de castigo*. El segundo de los peligros trata de la b5s+ueda de la satisfacción sustituti!a, dentro de la cura misma. La compensación total !ale como proceso curati!o asintótico a tra!(s de una duración indefinida del tratamiento. 0onsidero +ue es a este segundo peligro al +ue se refiere ergue 0ottet 83 como amor al 2nculo , en su trabajo sobre la reacción terap(utica negati!a, a partir de la “8eor2a de la tonter2a" de /ean 0laude 4ilner.8% $s#, la apariencia propia del discurso es "acer como si nada le e;sistiese. Esta es su pretensión constituti!a: como si entonces de nada pudiera decirse +ue no cesa de inscribirse en (l. Esta afirmación está en consonancia con lo dic"o por Freud: DJPK el peligro de sacar a la luz demasiado & no cambiar nada.D 82. El primero de los peligros no implica una ca#da de la regla de abstinencia, como s# el segundo. La reacción terap(utica negati!a, como s#ntoma +ue !uel!e a brotar como mala "ierba, está sostenida en la compulsión de repetición, & as# es como Lacan la ubica en la “Direcci%n de la cura”. “>ecordar( repetir ! reelaborar ” es otro antecedente: DEl "acer repetir en el curso del tratamiento anal#tico JPK, e+ui!ale a con!ocar un fragmento de !ida real, & por eso no en todos los casos puede ser inofensi!o & carente de peligro. D 88. e trata del descubrimiento de un goce +ue no responde a los reproc"es de la cadena significante. -el s#ntoma como intrusi!o 7de un momento de urgencia para el sujeto7, la aparición de “ la falla de un saber D8<, marca un taponamiento como demanda de ser curado de la !erdad. @or lo tanto goce del s#ntoma, +ue toma la forma de sufrimiento. /. $. 4iller, en su curso “ S2ntoma ! fantasma”, plantea +ue la reacción terap(utica negati!a se articula con el maso+uismo moral 7recordemos +ue (ste se funda sobre la incidencia de la !oz del Wtro, en la oreja del sujeto7 pero al ni!el del Wtro +ue (l instaura, un Wtro completado por la !oz. iendo el maso+uismo moral la resistencia misma a la operación anal#tica, se refiere a ella como Dengullimiento del sujeto en su goceD 8=. 83 !ttet, Serge: “S!bre la rea++in tera"-uti+a negati>a”. En Es+ansin 1. &uen!s Aires, Ed. 8aids, 19'/. 8% *ilner, ean0laude: “4e!ra de la t!ntera”. En Es+ansin 1. &uen!s Aires, Ed. 8aids, 19'/. 3 Freud, Sigmund (1919 2191'): “ue>!s +amin!s de la tera"ia "si+!analti+a”. En Obras !m"letas, #!l. $#%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". 151. 33 Freud, Sigmund (191/): “e+!rdar, re"etir, reelab!rar”. En Obras !m"letas, #!l. $%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9. "". 13, 1/.
8< 6a+an, a+=ues: “Iel suet! "!r in +uesti!nad!”, Es+rit!s %, *-?i+!, Sigl! $$%, 197'. ". /. 8= *iller, . A.: urs! ZIel snt!ma al antasma < ret!rn!Z, 8ars, a@! 19'0'3, in-dit!.
2%1
El aferramiento al padecimiento 7ligado al factor moral7 +ue "alla su satisfacción en el sufrimiento, no +uiere renunciar al castigo de padecer como la posición más fuerte de la !entaja de la enfermedad. La reacción terap(utica negati!a es respuesta 7como sufrimiento neurótico7a la puesta en mo!imiento de la pulsión emergente de la fijación traumática: los recuerdos "ipern#tidos de a+uellas sustanti!as "uellas mn(micas sostenidas en la pulsión emergente +ue es puesta en mo!imiento al comunicarse la construcción, "ablan de la conmoción de los antepórticos ps#+uicos. Es respuesta 7en transferencia7 ante el encuentro de esa falla en el saber, restablecimiento como ligadura del sufriente en relación a otro, ealtación de la eistencia del Wtro como consistencia super&oica sostenida en la demanda de ser curado de la !erdad, p(rdida de satisfacción 7 la +ue está sostenida en el fantasma7 "aciendo el placer propio al deseo, & compensación en tanto ligadura !#a la e"ortación super&oica. 0uando el sujeto supera una forma de sufrimiento neurótico, se dispone inmediatamente a sustituirla por otra. Es en “ El malestar en la cultura ”, donde encontramos el sentimiento inconsciente de culpa como una !ariante topográfica de la angustia: la culpabilidad !a a cubrir la angustia "aciendo consistir al Wtro en tanto !oz del super&ó. B@or+u(, tal como afirma Freud, tenemos chance de curación cuando el sentimiento inconciente de culpa es un resto de ligadura eróticaC @or+ue la necesidad de castigo es una parte del impulso a la destrucción interna +ue posee el &o & +ue utiliza para establecer un !#nculo erótico con el super&ó. El nombre de este !#nculo: sentimiento inconciente de culpa. DJPK la identificación ; padre, se con+uista a la postre un lugar duradero dentro del &o. Es acogida en el &o, pero all# se contrapone al otro contenido del &o como una instancia particular. D 8?. @or lo tanto, si el sentimiento de culpa aparece como 5nico resto de un !#nculo amoroso, encontramos tras (l una antigua in!estidura de objeto. El fantasma en Freud, como Drasgo primario de per!ersiónD8>, en tanto fustigación, deri!a de la fijación incestuosa al padre: nudo de erotismo & culpabilidad. El fantasma, como goce ordenado fálicamente, tiene un rol indicador del deseo & el goce. 0omo demanda incondicional del Wtro, la pulsión produce los objetos por 8? Freud Sigmund (19' 2197): “I!st!ie>sTi < el "arri+idi!”. En Obras !m"letas, #!l.$$%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9." 1'. 37 Freud Sigmund (1919): “8egan a un ni@!”. !ntribu+in al +!n!+imient! de las "er>ersi!nes se?uales. En Obras !m"letas, #!l. $#%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9. ". 179
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etracción & efecto de p(rdida, objetos a los +ue el fantasma intenta ligar al sujeto, para +ue (ste pueda sostenerse en su deseo. La construcción certera toca al fundamento mismo de la capacidad de desear del sujeto del inconsciente, operando respecto al trabajo de duelo, como “desprendimiento del aspecto 5nico +ue tiene el objetoD 8A. 0onmoción del fantasma en su función de articulador de la represión originaria & el maso+uismo primordial, en su !alor de transformar el “ H$s all$ del principio de placer ” en ganancia de placer. @ero, ocurre a+u#, tal como lo formula Freud, algo análogo a lo +ue sucede en la melancol#a. 0esio confunde, la conmoción de la reser!a sustra#da al principio de realidad )donde encuentra su lugar la fijación traumática*, con el punto d(bil de la demencia precoz. La fijación decisi!a es la +ue permite la irrupción "asta la formación de s#ntomas en las neurosis, mientras +ue en las neurosis narcis#sticas, los lugares de fijación se remontan al estadio del narcisismo primiti!o. @or eso Freud dice algo an$logo a la melancol#a no dice, igual .
La consideración +ue "ace 0esio de la Conferencia 7- , donde "omologa reacción terap(utica negati!a & neurosis narcis#sticas, implica confundir la insuficiente mo!ilidad de la libido +ue no se deja fácilmente desligar de los objetos & tiene su punto d(bil en la fijación, cuando en !erdad en esa conferencia se re!ela el lugar decisi!o en +ue se diferencian neurosis & psicosis. Lo +ue no cesa de inscribirse como respuesta en transferencia, indica en Freud la imposibilidad de re!elar una identificación inconciente. @or consiguiente, la reacción terap(utica negati!a "abla de un momento de impasse, ante el encuentro con la imposibilidad del Wtro, impasse +ue se manifiesta como incremento del padecimiento de la impotencia neurótica en transferencia.
Punto *"*"+ ' &o ligado lo no ligado 0onstrucción & reacción terap(utica negati!a son dos t(rminos freudianos: el primero refiere a un modo de inter!ención por parte del analista el segundo, a una de las resistencias ma&ores respecto del fin de la cura. $mbos tienen antecedentes en el desarrollo de la doctrina. 0onstrucción tiene su antecedente en el t(rmino re;
3' *iller, . A.: urs! ZIel snt!ma al antasma < ret!rn!Z, 8ars, a@! 19'0'3, in-dit!.
22%
elaboración, +ue se emplea con el sentido +ue tiene en el 5ltimo párrafo de D >ecordar( repetir ! reelaborar D )%1%<*.
La reacción terap(utica negati!a aparece en D @ueos caminos de la terapia 81
anal2ticaD
)%1%1 J%1%AK*: el paciente busca una nue!a situación penosa cuando su
condición de enfermo es conmo!ida esta es la forma +ue encuentra de reemplazar la satisfacción sintomática perdida. $ su !ez, los dos t(rminos "allan su lugar preciso en la teor#a a partir del giro de %123, es decir, la introducción de la pulsión de muerte & la formalización de la segunda tópica. La construcción marca, en palabras de . 0ottet, la declinación de la interpretación. La reacción terap(utica negati!a indica la presencia de un goce no elaborable ni reducible por la interpretación. La construcción tu!o un doble destino: %. eg5n la referencia freudiana, estos delirios construccionistas +uedaron referidos a "allar & comunicar la fantas#a latente de cada s#ntoma: un sentido a de!elar. 2. En Lacan corresponde a un +ue;"acer por parte del analizante en relación con el fantasma. La reacción terap(utica negati!a tambi(n tu!o un doble destino: %. -esde /oan 9i!i re, Fidias 0esio <3 la llamó objeto aletargado, a partir del fracaso &oico para pro&ectar los instintos de muerte. in poder separar lo malo de lo bueno, el &o paralizó & pro&ectó intraps#+uicamente a ese objeto bueno;malo, para defenderse de su carga destructi!a, constitu&endo as# el objeto aletargado. 2.
4iller, siguiendo la conceptualización de Lacan respecto del
super&ó, la articula con el maso+uismo moral, como presencia de la !oz del Wtro )un Wtro completado por la !oz* +ue indica la resistencia misma de la operación anal#tica, como Dengullimiento del sujeto en su goceD. En Freud, la construcción e+ui!ale a lo +ue no se puede recordar, & es más, ocupa el lugar de esa falta: se trata de llenar la laguna del recuerdo, como recubrimiento de la represión primaria. Es un e+ui!alente de lo +ue nunca podr#a retornar como recuerdo. 81 Freud, Sigmund (1919 21 91'): “ue>!s +amin!s de
la tera"ia "si+!analti+a”. En Obras !m"letas, #!l. $#%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9.
<3 esi!, Fidias: “El letarg!, una +!ntribu+in al estudi! de la rea++in tera"-uti+a negati>a”. !".+it.
222
@ara Freud, la reacción terap(utica negati!a indica aferrarse al padecimiento, ligado al factor moral, +ue "alla su satisfacción en el sufrimiento: no se +uiere renunciar al castigo de padecer, como la posición más ligada a la !entaja de la enfermedad. El beneficio primario del s#ntoma, por lo tanto, se presenta en la transferencia como reacción terap(utica negati!a & resulta el l#mite de la interpretación. a& un sólo lugar en la obra de Freud donde ambos t(rminos aparecen articulados, precisamente en D Construcciones en psicoan$lisis D )%18>*, & de este modo: Ino de los efectos de la comunicación de la construcción es el empeoramiento de los s#ntomas, precisamente cuando el sujeto está atra!esando un momento de “reacción terap(utica negati!a” <%. 0uando la reacción terap(utica negati!a &a está instalada, la comunicación de la construcción la refuerza. B0uál es la relación de un t(rmino & del otroC B@or +u( una refuerza a la otraC El partenaire de la reacción terap(utica negati!a es el analista como personaje etraño +ue dirige duras & crueles palabras. La construcción intenta llenar con saber de amo una falta primaria en el recuerdo. 9ecordemos oportunamente +ue Freud llama al analista Dsustituto paternoD, en I*, precisamente al referirse al tope de la roca
de la castración en la protesta masculina: no deberle al padre la curación, & el padre como predicador en el !ac#o respecto de la feminidad. M en el IEsquema del psicoan$lisisI )%1<3 J%18AK*, el nombre del analista es pedagogo & nueo super!%.
En IEl !o ! el elloI )%128*, Freud articula los siguientes conceptos: reacción terap(utica negati!a;necesidad de castigo;super&ó. Finalmente, el sentimiento inconsciente de culpa está articulado con un resto de ligadura erótica en la misma l#nea +ue “'ótem & tab5” )%1%2;%1%8*. @ero este obstáculo "abla de lo ligado. Finalmente, el nombre del obstáculo en D * !a a ser el Dfragmento de agresión libreD. Bu( "acer con esa cantidad irreductibleC abemos +ue la resonancia interpretati!a, la construcción +ue realiza el analizante, el encuentro con la castración estructural & el saber sobre el modo singular de satisfacción alrededor de un objeto de la pulsión parcial dejan un resto, resto +ue es siempre des!iado de todo ideal, resto +ue, presentándose como disfuncionamiento, <% Freud, Sigmund (1937): “!nstru++i!nes en "si+!análisis”. En Obras !m"letas, #!l. $$%%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". 55.
228
nombra lo irrepetible irrepetible,, lo original original de cada sujeto. En !erdad este disfuncionamie disfuncionamiento, nto, es un funcionamiento al +ue llamamos sujeto.
Punto *"*" ' $onclusiones ' La reacción terap(utica negati!a marcar#a lo real del s#ntoma para Freud, +uedando en confluencia el goce martirizante & el maso+uismo, como l#mite de la estructura. @ode @odemo moss ento entonc nces es deci decirr +ue +ue la reac reacci ción ón tera terap( p(ut utic ica a nega negatiti!a !a pued puede e denunciar, al modo del sufrimiento neurótico como empeoramiento sintomático, del !alor del goce super&oico +ue conlle!a el Dempeño terap(uticoD. En la medida +ue el Demp Dempeñ eño o tera terap( p(ut utic icoD oD sost sosten enid ido o en el dea deall impl implic ica a una una ca#d ca#da a de la regl regla a de abstinencia. En esta perspecti!a podr#a eistir correspondencia entre el saldo lamentable del análisis del analista llamado mecanismo de defensa & la reacción terap(utica negati!a, como respuesta de sufrimiento en la transferencia. Freud nombra tres efectos de la comunicación de la construcción. 0ada uno de ellos ellos posee posee un estatu estatuto to partic particula ular. r. Ino es el &a situad situado o como como empeor empeorami amient ento. o. El segund segundo o se refier refiere e al relanz relanzami amient ento o de la cadena cadena signif significa icante nte:: emergen emergencia cia de las formaciones del inconsciente +ue confirman la justeza de la inter!ención anal#tica. El tercer efecto implica la emergencia de lo "ipern#tido, de algo +ue el niño !io & o&ó en la (poca en +ue apenas era capaz de lenguaje: restos !isuales & auditi!os +ue retornan DalucinatoriamenteD, suspensión del ciframiento inconsciente del principio de placer, de la autointerpretación. -ijimos +ue las fantas#as son construcciones defensi!as respecto de las cosas !istas & o#das e implican, en Freud, una combinación de lo !i!enciado con lo !isto & o#do en relación con la escena primaria. Los recuerdos "ipern#tidos de a+uellas "uel "uella lass mn(m mn(mic icas as,, sost sosten enid idos os en la puls pulsió ión n emer emerge gent nte e al comu comuni nica cars rse e la construcción, "ablan de la conmoción de los antepórticos ps#+uicos. Esta pulsión emergente nombra los restos pulsionales oscuros Dno ligadosD <2 al super&ó. Es lo irredu irreducti ctible ble llamad llamado o DJPK DJPK injere injerenci ncia a de un fragme fragmento nto de agresi agresión ón libreD libreD<8. Este Este <2 Freud, Sigmund (19): “*ás allá del "rin+i"i! de "la+er”.!".+it. ". 51. /3 Freud, Sigmund: “Análisis terminable e interminable”, !". +it., ". /5.
22<
“fragmento” da cuenta de la separación conceptual del goce mortificante & lo real pulsional como !erdadero l#mite. @or @or otra otra part parte e si el anal analis ista ta form forma a part parte e del del conc concep epto to de inco incons nsci cien ente te & la transferencia es una modalidad de la interpretación por parte del sujeto, la reacción terap(utic terap(utica a negati!a negati!a podr#a +uedar articulada articulada en Freud a la resistencia resistencia del ello en el sustituto paterno;predicador & por esto, en su escritura, puede presentarse como l#mite, como incurable. @or lo tanto la interpretación +ue opera por el sentido conduce a la religión )+ue siempre es del padre* & alimenta el s#ntoma neurótico. El sentido "ace eistir al Wtro, como Wtro de lo real, Wtro completado por la !oz ;tal como se manifiesta en la reacción terap(utica negati!a. Es importante importante tener en cuenta +ue 4iller 4iller recuerda recuerda +ue Lacan dijo claramente claramente +ue el analis analista ta no debe debe comuni comunicar car las constr construcc uccion iones. es. 0onsid 0onsideram eramos os +ue esto esto implic implica a abstenerse de la sugestión +ue porta la construcción. @ero +uizás no sea sólo la construcción el nombre de una operación +ue intenta llenar la laguna del recuerdo como modalidad de “terapeutizar” lo imposible, cuestión +ue recoger( en el 5ltimo cap#tulo.
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22A
Tercera Parte#
$onclusiones El “encuentro” entre la defensa & las resistencias, produce un concepto nue!o: mecanismos de defensa. $un+ue Freud &a "ab#a formulado esa epresión, !a a ser fundamental la diferencia a"ora planteada, &a +ue se trata de conceptos distintos, como lo "e formulado en el desarrollo de esta tercera parte. En este “defender compulsi!o” se sostienen los mecanismos de defensa, & sus consecuencias 7por insuficiencia del análisis del analista7 se denominan “saldos lamentables”. $nna Freud los trabaja e"austi!amente desde una perspecti!a distinta, no sólo respecto a la s#ntesis del &o, sino +ue toma al ello como un inconsciente +ue puede ser interpretado. ueremos dejar a+u# destacada la rica & precisa elaboración +ue elaboran 4eter 4adison & 6ett& /osep" respecto a la coneión: “mecanismos de defensa 7 fantas#a”. El punto de discrepancia con el primero de ellos, "a sido la cuestión de lo +ue denomina “e+uilibrio” como orientación de la labor anal#tica. Estos mecanismos de defensa toman a la cura misma como un peligro )peligro +ue destacamos en el 5ltimo cap#tulo de la segunda parte*. e trata del peligro económico +ue implica la angustia de castración, & +ue se presenta como obstáculo para la conclusión. e trata de una respuesta estereotipada, por fijación en el ello, +ue implica una paradójica satisfacción. En este punto los mecanismos de defensa se !an a articular con el maso+uismo & “@egan a un niño”. 0uando Freud realiza esta obser!ación en “ * la !a a referir, no solamente, pero s# especialmente, a la formación del analista +ue (l llamará: “aptitud de analista”. El ello freudiano, a tra!(s de roddec, se relaciona con el “s# 7 mismo” de Hietzsc"e & con la !oluntad, o “cosa en s#” de c"open"auer. $ su !ez !a a poseer una perspecti!a en cierta concordancia con el mito del eterno retorno no sólo en Hietzsc"e, sino tambi(n en 4ircea Eliade.
221
$+u# es fundamental destacar, como lo "ace 0ragnolini, +ue lo +ue Hietzsc"e llama el “ultra"ombre” se !a a referir a un “desasimiento”, +ue implica la !oluntad de no +uerer imponer la propia !oluntad a lo +ue acontece, sino, el amor al azar, la aceptación de la !ida en todos sus aspectos. @ero, además, la cuestión del “s# 7 mismo” abre la dimensión del cuerpo, & seg5n mi perspecti!a abre la dimensión +ue en El eminario 23 /. Lacan !a a nombrar del siguiente modo: ello "abla, no sabe lo +ue dice, pero goza. En el pasaje a la otra resistencia estructural, la del super&ó, se realizó un desarrollo tanto de las anticipaciones freudianas respecto a su manifestación cl#nica como a la reacción terap(utica negati!a & ciertas puntuaciones de Lacan al respecto. El teto de Freud “ Construcciones en psicoan$lisis ” )%18>*, +ue normalmente no es tomado como referencia para esta problemática cl#nica pero +ue &o considero fundamental, da cuenta de !arias cuestiones entrelazadas. La cita de 0ottet aporta una dimensión de la reacción terap(utica negati!a, &a no por comunicación de una construcción, sino por la ca#da del casullo narcisista +ue !elaba el objeto. El referente del s#ntoma en relación con la necesidad de castigo !a a plantear para Freud, uno de los ma&ores obstáculos. El contrapunto con Fidias 0esio & /oan 9i!ire permite tanto rescatar sus aportes, como dar cuenta de las diferencias de lecturas, & precisar cuáles pueden ser los efectos “reacti!os” del empeño terap(utico. Este empeño terap(utico, solo puede estar orientado por un ideal de cura +ue necesariamente se !a a topar con una respuesta del sujeto a tal empeño.
283
$4ARTA PARTE
&a aptitud en 7reud
28%
$uarta Parte# &a aptitud en 7reud
Introducción# Esta 5ltima parte, recogiendo el conjunto de las elaboraciones anteriores, especialmente las de la parte 8, !a a intentar dar cuenta tanto de un rastreo de la utilización de este t(rmino por parte de Freud, como de los dos tiempos )lógicos* necesarios para ad+uirir la aptitud de analista. e !a a realizar un seguimiento de b5s+ueda de ese t(rmino & se destacará la importancia de esos dos tiempos. $!anzar en la interrogación sobre ese t(rmino en el original alemán puede permitir una perspecti!a diferente, +ue arroje una luz no!edosa sobre la cuestión crucial de la problemática: final de análisis 7 formación del analista. 0on el conjunto del trabajo realizado, se trabajará el famoso escrito de Freud denominado: “;na perturbaci%n del recuerdo en la
282
Parte + ' $apítulo %# Aptitud pulsión Punto +"%"% ' >6os tiempos?'
La in!estigación +ue realizo, enmarcada en la elaboración freudiana, aborda la epresión Dad+uisición” de la “ aptitud de analista D%, tal como es formulada por el mismo Freud en su teto D *. Esta in!estigación implica el recorte de una problemática espec#fica, +ue a5n presentándose a lo largo de toda la producción de Freud, "alla su pertinencia espec#fica a partir del giro conceptual de %123. @or lo tanto, la denominada segunda tópica, es la +ue permite centrar el fundamento metapsicológico de este trabajo. Los mecanismos de defensa, como manifestación de la resistencia estructural del ello, dan cuenta de una de las dificultades ma&ores para la conclusión de la cura: DM el "ec"o decisi!o es +ue los mecanismos de defensa frente a antiguos peligros retornan en la cura como resistencias al restablecimiento. e desemboca en esto: +ue la curación misma es tratada por el &o como un peligro nue!oD 2. iguiendo esta perspecti!a, este obstáculo tiene consecuencias directas en Dla ad+uisición de la aptitud de analista D. e trata, por lo tanto, de la relación entre la conclusión de la cura & el ad!enimiento de un nue!o analista. Freud !a a considerar a este obstáculo de un modo espec#fico en lo +ue se refiere al anal#tico mismo: D@arece, pues, +ue numerosos analistas "an aprendido a aplicar unos mecanismos de defensa, +ue les permiten des!iar de la persona propia ciertas consecuencias & eigencias del análisisD8 Entonces, Bcómo se ad+uiere la D aptitud de analista DC Freud ubica dos condiciones: el análisis propio, & un tiempo posterior a (ste, referido a una continuación de los procesos de recomposición del &o. La conclusión del análisis, es condición necesaria, pero no suficiente. @or lo tanto se designa como de 1 Freud, Sigmund (1937): “Análisis terminable e interminable”. En Obras !m"letas, #!l. $$%%%. &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". . %bd., ". /. 3 %bd., ". .
288
pertinencia conceptual a esos procesos de recomposición del &o, en relación con los mecanismos de defensa. @ero Freud no sólo se refiere a dos tiempos en “$nálisis terminable e interminable”, sino +ue además el t(rmino castellano DaptitudD tiene en el original alemán dos palabras distintas +ue lo epresan & no son sinónimos. Freud se pregunta: DB-ónde & cómo ad+uirir#a el pobre diablo a+uella aptitud ideal +ue le "ace falta en su profesiónCD <. En alemán: D4o und 5ie soll aber der Xrmste sich jene ideale Eignung F er5erben( die er in seinem erufe brauchen 5ird CD?. Eignung es un sustanti!o, +ue se traduce como aptitud, idoneidad, disposición,
dotes. Este párrafo se refiere, en el marco del cap#tulo siete de D
0uando considera el tiempo posterior, al +ue me refer# anteriormente, dice: DEllo en efecto acontece & en la medida en +ue acontece Jla recomposición del &oK otorga al analizado aptitud de analistaD>. El párrafo en alemán dice: D Das geschieht auch 5ierN1ich( und so5eit es geschieht( macht es den
D8auglichD, es un adjeti!o, +ue +uiere decir “capaz o "ábil para realizar algo, saber "acer algo”. -estaco en este punto, +ue más tempranamente en su obra 7en D-e guerra & muerte”7, Freud sit5a el t(rmino DaptitudD en estrec"a relación conceptual con la eigencia pulsional & su alteración. $ptitud es el nombre de una transmutación pulsional. M tambi(n all# utiliza en alemán dos t(rminos distintos. La Daptitud para la culturaD es D &PhigNeit zur umbildung". &PhigNeit , +ue significa estar en condiciones para realizar una tarea es sinónimo
de 8auglich, de acuerdo al diccionario )angenscheidt . @or su parte la Daptitud total para la culturaD 7en comparación con la !ida pulsional +ue "a conser!ado su estado primiti!o7 refiere a D Multureignung D. / %dem. . A.: el subra
28<
Es sólo D&PhigNeit D la +ue implica Dla capacidad de un ser "umano para reformar las pulsiones ego#stas bajo la influencia del erotismoD %3. El t(rmino 3aptitud"( en la construcción teórica +ue realiza Freud en el teto “-e guerra & muerte”, posee un fundamento pulsional. En los tetos donde se utiliza aptitud se puede obser!ar +ue el traductor utiliza el t(rmino reiteradas !eces, incluso en donde de la lectura del teto en alemán se desprende +ue tal uso no es del todo adecuado. La cuestión no es si se trata de una traducción correcta o no, sino +ue a !eces para un t(rmino & su conteto en un idioma "a& una “e+ui!alencia cero” en el otro, o a un t(rmino en un idioma le corresponden !arios en el otro. 'ampoco estar#a descartado +ue Freud sólo "a&a pretendido usar sinónimos para epresar un mismo concepto, +ue dic"o sea de paso, fueron creados o dic"os por primera !ez por (l. a& una dificultad ma&or en interpretar t(rminos con los cuales Freud crea un concepto, como por ejemplo “ Multureignung ”. Esta palabra compuesta por “ die Multur ” & “die Eignung ” no eiste, (l la usa por primera !ez. El idioma alemán no sólo permite este juego en la composición de las palabras, sino +ue precisamente es una de sus caracter#sticas más importantes, la combinación de !erbos, adjeti!os & sustanti!os entre s# para denominaciones nue!as.
Punto +"%") ' 1obre el t2rmino aptitud ' En los oc"o tetos in!estigados +ue detallo luego, aparece oc"o !eces la palabra castellana “aptitud” & una !ez “apronte”, mientras +ue en los tetos originales en alemán Freud !a a usar “ Eignung ”, “&PhigNeit ”, “8auglichNeit ” & “tauglich”. En el desarrollo idiomático de la palabra “ Eignung ” fue dándose un cambio en el significado. La forma "istórica es “ eigan” & pro!iene del alto alemán antiguo, tambi(n de a"# el “o5n” del ingl(s. La forma tambi(n "istórica “ aiganaz ” del germánico, “aig ” & “aiN ” del pre;germánico significan “poseer, estar en posesión de, tener”. $+u# se trata de formas deducidas por la comparación idiomática & no tanto por la comprobación mediante el análisis de tetos escritos. Esas formas originales no aparecen más en el alemán actual, sólo sus deri!aciones. %3 Freud, Sigmund (191): “Ie guerra < muerte. 4emas de a+tualidad”. En Obras !m"letas, #!l. $%#, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". '/.
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Las ra#ces anteriormente mencionadas deri!aron en “ eigen” & "ace referencia en el alemán actual a “posesión o propiedad”. @or ejemplo: das Eigen Y das Eigentum : propiedad, bienes ra#ces Der Eigent6mer Y in : propietario ` a Eigen: propio, de perteneciente a
El t(rmino sustanti!o “ Eignung ” pro!iene del adjeti!o “ eigen” +ue significa unido estrec"amente a una persona o cosa, perteneciente a ella o ello, tambi(n “in"erente” a ella o ello, o +ue le es propio o singular. “Eignung ” trae consigo tambi(n una suerte de “algo o alguien tiene una condición pre!ia” para lo cual califica o pretende calificar. En la 5ltima parte de “$nálisis terminable e interminable” Freud dice: “Ello en efecto acontece, & en la medida en +ue acontece otorga al analizado aptitud de analista”%%. En alemán !a a decir: 3Das geschieht auch 5irNlich( und so5eit es geschieth( macht es den
El !erbo “taugen” se remonta al “ tougen” de los siglos & , de !iejas formas del presente & pret(rito. Entre otras formas está emparentada con la forma griega “t!chein”: alcanzar un objeti!o, & otras formas antiguas +ue significan “eficaz” & “!irtud”. 0onsideramos +ue realizando un recorte )no eclu&ente* de los tetos en los +ue Freud utiliza este t(rmino, se percibe su dimensión pulsional . -esde esta perspecti!a, se pondrá de relie!e la "ipótesis de trabajo +ue nos gu#a: la aptitud como 3tauglich" en el adenimiento de un nueo analista implica una transmutaci%n pulsional.
$demás del teto mencionado en primer t(rmino 7“
0omenzamos por un teto de %1%= recientemente mencionado “ De guerra ! muerte. 8emas de
la cultura” con el t(rmino “ &PhigNeit ” , sinónimo de “tauglich” para referirse a “la capacidad de un ser "umano para reformar las pulsiones ego#stas bajo la influencia del erotismo”.
11 Freud, Sigmund: “Análisis terminable e interminable”, !". +it., ". .
1
Freud, Sigmund: GerT aus den auren 193701939. FranTurt am *ain, Ed. S. Fis+Cer, 1993 " 9
28?
$+u#, como en otros de los tetos +ue mencionaremos, la referencia conceptual es el primer ordenamiento pulsional: pulsiones del &o o de autoconser!ación !ersus pulsiones seuales. En el mismo teto se nos ad!ierte +ue no debemos sobrestimar “la aptitud total para la cultura” &a +ue de "acerlo, “erramos juzgando a los "ombres NmejoresO de lo +ue en realidad son” %8. $+u# la llamada “aptitud total” !a a ser dic"a con el t(rmino alemán de “ Eignung ”. Bu( es esta necesaria reforma de las pulsiones ego#stas para alcanzar dic"a aptitud en el marco teórico de %1%=C Esta pregunta será recogida al final del presente cap#tulo. En el teto “ *untualizaciones sobre el amor de transferencia ” )%1%<* 7cercano teóricamente & por la (poca en +ue fue escrito a “-e guerra & de muerte”7, Freud "ace referencia a la denominada “aptitud para la neurosis”. @ara poder ser neurótico se re+uiere de una aptitud determinada. Ho todas las personas poseen tal aptitud. Freud, a+u#, no se está refiriendo ni a las psicosis ni a las per!ersiones como no aptas para las neurosis, sino a las mujeres llamadas “de un apasionamiento elementalP” %<. La pregunta +ue a+u# se realiza es la siguiente: Bcómo se puede compadecer la “aptitud para la neurosis” con una necesidad de amor tan ineorableC 9ecordemos +ue este teto re!ela la coneión entre amor & pulsión en la transferencia & el fundamento (tico de la regla de abstinencia. B@or +u( la “aptitud para la neurosis” se !er#a cuestionada en estas mujeresC Hue!amente esta pregunta se recogerá, junto con las otras, al final, en el argumento conclusi!o. En un teto anterior, pero perteneciente a la misma (poca doctrinaria denominado “)a moral se9ual ! la neriosidad moderna ” )%13A* 7a la luz de lo planteado por W. 4asotta respecto de lo +ue (l llamó “4odelo @ulsional”7, Freud diferencia per!ersión de "omoseualidad & !a a referir cómo en a+uellos “a+uejados de in!ersión” "allamos una “particular aptitud de la pulsión seual para la sublimación cultural” %=. $ptitud de la pulsión para alcanzar un destino +ue implica una operación respecto a la meta. 13 Freud, Sigmund (191): “Ie guerra < muerte”, !". +it., ". '/.
%< Freud igmund )%1%<*: “@untualizaciones sobre el amor de t ransferencia”.En Wbras 0ompletas, Gol., 6uenos $ires, $morrortu Editores, %1A1, p. %>3. %= Freud Sigmund (19'): “6a m!ral se?ual ^+ultural_ < la ner>i!sidad m!derna”. En Obras !m"letas, #!l. %$, Am!rr!rtu Edit!res, &uen!s Aires, ". 17.
28>
Bu( ser#a esta aptitud en el campo propio de la "omoseualidad, en el desarrollo freudiano, +ue implica por lo tanto a un destino pulsionalC asta a+u#, "emos ubicado: “ aptitud de analista”, “aptitud para la cultura”, “aptitud para la neurosis”, “aptitud de la pulsión”. Be trata de una decisión de escritura sin !alor conceptualC BW, por el contrario, podemos orientarnos por ella, como tantas !eces ocurre con formulaciones en estado prácticoC B@odemos ele!ar el t(rmino castellano “aptitud” & sus originales alemanes al estatuto de un conceptoC @asemos a"ora a los tetos posteriores al gran giro de %123. En el “Esquema del psicoan$lisis ” )%18A;%1<3* en su tercera parte se aborda la problemática respecto a la necesaria pro"ibición de la seualidad infantil +ue ejerce efecto sobre la “aptitud o apronte del indi!iduo para la cultura”. Este “apronte” o “aptitud”, seg5n una nota a pie de página %?, es una satisfacción sustituti!a de las metas seuales primiti!as. @odemos decir a+u# +ue “la aptitud para la cultura” da cuenta de la paradójica satisfacción del super&ó. @or lo tanto, nombra a esa aptitud en relación con esa transmutación pulsional, &a +ue incluso esa operación implica una deseualización. En “ El *orenir de una +lusi%n" )%12>*, en el cap#tulo G, se abordará la “aptitud para la cultura” en relación con el !alor +ue la religión toma para ella. i tanto la moralidad como la inmoralidad encontraron apo&o en la religión Bcuál ser#a su supuesto carácter necesario para la "umanidadC, se pregunta Freud. En el cap#tulo de “ *sicolog2a de las Hasas !
este 5ltimo teto donde !amos a encontrar conectado el t(rmino “aptitud” con “fuente de goce” en la pluma de Freud.
%? Freud, Sigmund (19/ 2193'): “Es=uema del "si+!análisisZ. En Obras !m"letas, #!l. $$%%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". . (!ta a "ie de "ágina nKmer! 1).
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En el cap#tulo se aborda la cuestión respecto a la transformación 7& sus consecuencias7, de los modos de satisfacción como “tarea económica de nuestra !ida” respecto al desarrollo cultural. Freud se refiere en este punto a una particular fijación: la anal. La satisfacción anal se logra mediante una propiedad de carácter: carácter anal. Esta formación se epresa desfiguradamente en los rasgos de orden & limpieza +ue poseen “aptitud para ser fuentes de goce”. Wrden & limpieza no son s#ntomas, sino rasgos de carácter entonces, Bcuál es su diferenciaC B@or +u( en tanto tales poseen aptitud para ser fuentes de goceC Esta articulación sigue las coordenadas de “ Car$cter ! Erotismo anal ” )%13A*, teto +ue in!estiga el neo entre el carácter, & la conducta de órgano. La “desfiguración” se produce por la operación de las llamadas formaciones reacti!as como la !ergVenza, el asco & la moral. )-ecidimos escribir a+u# desfiguraci%n entre comillas, &a +ue ser#a necesario establecer la diferencia entre s#ntoma, carácter & formación reacti!a*. Esta “desfiguración” está sostenida en el teto en el doble sentido propio del lenguaje 7en la dimensión metafórica del mismo7, pero el carácter pertinaz se sostiene decididamente en la eperiencia de paliza como “estimulación dolorosa sobre la piel de las nalgasP” %>. En este punto no "ace serie con “ordenado & a"orrati!o”. Freud conclu&e el teto diciendo: “los rasgos de carácter +ue permanecen son continuaciones inalteradas de las pulsiones originarias, sublimaciones de ellas, o bien formaciones reacti!as contra ellas” %A. $ su !ez, en “
Punto +"%"* ' $onclusiones '
17 Freud Sigmund (19'): “ará+ter < er!tism! anal”. En Obras !m"letas, #!l. %$, Am!rr!rtu Edit!res, &uen!s Aires, ". 15. 1' %bd., ". 1'. 19 %dem.
281
emos ubicado lo +ue a partir de %123 implica la “aptitud” para la religión, la “aptitud” para re!i!ir la actitud pasi!a maso+uista, la “aptitud” para la cultura & finalmente la “aptitud” de los rasgos de carácter para ser fuentes de goce. En todas las referencias detalladas, “aptitud” se refiere a la satisfacción, a las !icisitudes de la pulsión. i para alcanzar la “aptitud de analista” se re+uiere, en principio, de la eperiencia del análisis propio & la con!icción en la eistencia del inconsciente, esto se produce sólo en el per#odo posterior, en el post;análisis, por recomposición de las alteraciones del &o 7dimensión económica, pulsional de tal aptitud. u referencia pulsional es lo +ue permite darle a la 3aptitud de analista" un estatuto conceptual, &a +ue implica una mutación pulsional espec#fica. Ho es sublimación, rasgo de carácter, actitud maso+uista, neurosis, fuente de goce, super&ó es efecto 7como condición necesaria pero no suficiente7 de un estado económico in(dito. Es una “aptitud” +ue se oferta a tratar al malestar, efecto de la “aptitud para la cultura”. Es una “aptitud” +ue rec"aza juzgar a los "ombres “NmejoresO de lo +ue en realidad son” 23 & +ue resulta de una operación sobre esa eigencia, &a +ue denuncia el goce oscuro +ue abriga ese juicio. En las conclusiones finales daremos cuenta de esa mutación subjeti!a para poder alcanzar dic"a aptitud.
Freud, Sigmund (191): “Ie guerra < muerte”, !". +it., ". '/.
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Parte + ' $apítulo )# 4n testimonio de 7reud Punto +")"% ' En la Acrópolis ' Freud, +ue jamás "abló ni escribió desde el lugar de esa enfermedad profesional +ue es la infatuación, elaboró su teor#a a partir de la práctica del obstáculo, +ue inclu#a tambi(n su implicación subjeti!a. $ los oc"enta años no "ab#a perdido su capacidad de sorpresa ni su deseo de saber por eso podr#a "aber sido recomendado por ócrates como un conjurador del temor a la muerte, tal como lo "ace con 0ebes & immias en su diálogo titulado Fedón. En %18?, Freud escribe un bre!e trabajo como regalo de cumpleaños n5mero setenta de su admirado 9omain 9olland. Este teto tiene el !alor de un testimonio. En la carta +ue le en!#a )D ;na perturbaci%n del recuerdo en la
2% Freud, igmund )%18?*: “0arta a 9omain 9olland )Ina perturbación del recuerdo en la $crópolis*”. En Wbras 0ompletas, Gol. , 6uenos $ires, $morrortu Editores, p. 2%=.
2<8
Lo primero +ue Freud "ace con esto es indicar +ue el mal"umor & la desazón en 'rieste & el episodio de la $crópolis están en #ntima relación. Lo segundo es la pregunta: B@or +u( tal incredulidad respecto de algo +ue promete un gran placerC La respuesta está en la l#nea argumental de los +ue fracasan al triunfar, a+uellos +ue enferman & "asta llegan a perecer por+ue se les "a cumplido un deseo de intensidad a!asalladora, es decir, la irrupción de la conciencia moral, de la se!eridad super&oica. Lo tercero es situar lo +ue denomina Dsentimiento de enajenaciónD: un fragmento de la realidad es !i!ido como ajeno, & cuando lo ajeno es un fragmento del &o se presenta como despersonalización ambos modos de defensa se manifiestan como desmentida de lo perturbante. Lo cuarto es el despejamiento sobre el trastorno del recuerdo. DHo es cierto +ue en mis años de estudiante secundario dudara &o alguna !ez de la eistencia real de $tenas. ólo dud( de +ue pudiera llegar a !er a $tenas J...K de +ue pudiera llegar tan lejosD 22. Esto le da la cla!e del episodio, no sin antes "aber pasado por los momentos de incertidumbre. 9ecordemos +ue el padre de Freud, pe+ueño comerciante, no "ab#a cursado la escuela secundaria &, por lo tanto, ni "ab#a conocido a $tenas, ni (sta pod#a significar gran cosa para (l. Lo +ue empañaba el goce del !iaje era una moción de piedad "acia el padre. La afirmación más intensa & compleja del teto es: D@arece como si lo esencial en el (ito fuera "aber llegado más lejos +ue el padre, & como si continuara pro"ibido +uerer sobrepasar al padreD28. En esta frase "a& cuestiones de dos ni!eles diferentes entre s#, a partir de la elaboración misma del escrito por parte de Freud. In ni!el es de la función & otro, el de las figuras del padre. Ino se refiere al operador estructural & otro a la construcción neurótica. Freud llega más lejos +ue el padre, pero BDsuperandoD al padre, a partir de la Dambición de triunfar sobre (lDC Entendemos +ue el padre muerto no es padre DmatadoD o DsuperadoD, sino el padre como un nudo de la determinación de las asociaciones, un lugar desde el +ue es posible construir una diferencia & no una referencia %bd., ". . 3 %bd., ". 1.
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atormentadora de ri!alidad & culpa. Esta referencia es una manifestación de los mecanismos de defensa. Freud !iaja a la $crópolis, descompletamiento del Wtro, territorio nue!o, in(dito. e trata de la autonom#a de su descubrimiento, de la fundación de un nue!o campo, como (l dice su Dosada intromisiónD. @ero, si triunfa donde la paranoia fracasa, es a partir de lo +ue llama Edipo. Esto es, el padre como pro"ibidor del goce. El padre muerto. En este sentido, los dos "ec"os +ue Freud articula en relación con el trastorno del recuerdo 7la se!eridad super&oica & el sentimiento de enajenación & despersonalización7, ordenan una lógica. El primero es adscripto a la se!eridad super&oica en la l#nea de los +ue fracasan al triunfar el segundo, a la conmoción de la realidad ps#+uica. @ero en uno & otro "a& un momento de concluir atinente al acto +ue, sabemos, es sin Wtro. Estaban los "ermanos descontentos e irresolutos, D...pero cuando llegó la "ora fuimos a la !entanilla & compramos pasajes en el !apor para $tenas, como si fuera lo más natural, sin "acer caso de las presuntas dificultades & a5n sin comunicamos entre nosotros las razones de nuestra decisiónD 2<. W sea, uno por uno. Esta decisión lo arranca de la coartada neurótica de superar al padre, & lo precipita al punto de conmoción de lo +ue, en Freud, sostiene la realidad ps#+uica & se llama Edipo. Función paterna como tapón del significante del otro barrado. @recisamente, en el primer momento 7como coartada neurótica7, +uedan atrapados los "ijos de Till& Loman, personaje central de Huerte de un iajante de $rt"ur 4iller. El "ijo ma&or carga sobre sus espaldas 7al precio de su aplastamiento subjeti!o7 el encuentro con la impostura paterna. Lo castiga con su fracaso, & a un mismo tiempo desespera, por no estar a la altura de lo +ue se espera desde el deal. El menor de los "ijos, tomando la !ertiente rei!indicati!a, orienta su !ida para +ue la de su padre no "a&a sido en !ano ; para ambos: el infierno. Freud, sin embargo, se refiere a esa eperiencia en $tenas como de carácter alucinatorio. a& una conmoción de la realidad +ue se epresa tanto en la di!isión subjeti!a, como en la manifestación de la mirada paterna. El padre se presenta como figura de censura sobre el goce de la imagen acompañando el sentimiento de irrealidad.
/ %bd., ". 1/.
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0omo afirmaba /. $. 4iller en el G Encuentro 6rasileño, en la $crópolis "a& re!elación de la es+uicia entre mirada & !isión. i en el campo escópico Dno se percibe, no se siente, no se !e, no se eperimenta la p(rdida del objeto pe+ueño a. J...K Es el campo +ue podr#a permitir ol!idar la castración, & es tambi(n un campo desangustiante, pacificadorD2=, la etracción del a sir!e de marco al fantasma &, por lo tanto, a la representación de la realidad a partir de lo +ue no tiene representación: lo real pulsional. En esta eperiencia de Freud, el a se presenta como plus de goce, produciendo el efecto de irrealidad, conmo!iendo lo imaginario como captura de goce, & el apaciguamiento de la angustia de la castración. El psicoanálisis tiene su fec"a de nacimiento con “ )a interpretaci%n de los sueños” )%A11;%133*, & a"# el famoso cap#tulo G con su DntroducciónD: El sueño: D@adre B$caso, no !es +ue me abrasoCD, tomado por Lacan en El Seminario 11 como articulador entre D 8!che & automat%nD & Dde la mirada como objeto a min5sculaD.
Punto +")") ' $onclusiones ' En Freud, de un padre & la !oz, a un "ijo & la !isión de $tenas. En el primero, la 8!che del despertar del sueño se resuel!e con el seguir durmiendo despierto. En el
segundo, el precio a pagar por el despertar de un deseo decidido. 'anto la !ersión censuradora como la admiración, con el ejemplo de los "ermanos 6onaparte, reconstitu&en el padre ideal del fantasma neurótico, como la articulación con el semblante del Hombre del @adre. @ero, en la cuna de la ci!ilización occidental, en la misma (poca de la elaboración de “ )a interpretaci%n de los sue=os" )%A11;%133*, el efecto de la in!ención sin Wtro. El !erdadero in!ento de Freud, como lo enseña Lacan, es el analista.
*iller, . A.: Z6as +ár+eles del g!+eZ. En %mágenes < miradas. !le++in Orienta+in 6a+aniana. 8ubli+a+in de la Es+uela de Orienta+in 6a+aniana miembr! de la As!+ia+in *undial de 8si+!análisis. &uen!s Aires, A.&... 8r!du++i!nes Drái+as, 199/.
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$uarta Parte#
$onclusiones Freud llama a su teto “ *. Ho se trata de: terminable o interminable. El análisis es terminable, no sin restos sintomáticos. Freud refiere a+u# a lo interminable, no por los restos sintomáticos mencionados, sino +ue lo nombra as# eclusi!amente para los analistas, recomendando dar ese paso )el de realizar un análisis* cada = años. $+u# es donde se re!ela la enorme importancia de los mecanismos de defensa como obstáculo. Los dos t(rminos +ue Freud utiliza en el original alemán, & los dos tiempos re+ueridos, abren una perspecti!a important#sima. e trascripto las frases en alemán para destacar el !alor conceptual de cada uno de ellos, & +ue Freud nos desea transmitir. $ptitud 7 Eignung , en el propio análisis. $ptitud 7 8auglich, en el tiempo posterior pero como efecto del análisis. Eignung( refiere a idoneidad, dotes. 8auglich, refiere a saber "acer.
Es a partir de a+u# +ue la b5s+ueda del t(rmino aptitud en la obra de Freud, refiere claramente a una mutación pulsional. Es, como &a lo formulamos, en “ El malestar en la cultura ” )%121; %183* donde Freud !a a situar la aptitud en relación con una fuente pulsional. @recisamente la aptitud 7 8auglich, !a a implicar una p(rdida necesaria de un modo de satisfacción. La aptitud 7 8auglich, la "e +uerido ejemplificar con un testimonio de Freud, aun+ue en !erdad, Freud no sólo no ten#a !ergVenza de dar ese paso, sino +ue lo daba permanentemente. 0omo nos lo re!ela este testimonio, fue un analizante permanente. Hos "abla de la “escisión de la personalidad”, punto con el +ue comenzamos este trabajo de tesis, & se dedica a un minucioso análisis. @ero el modo en +ue nos relata el episodio dice más en estado práctico, +ue el análisis +ue realiza.
2
eg5n mi punto de !ista, implica un ir más allá del padre sir!i(ndose de (l. La “construcción” de la cuestión de la ri!alidad, !ela mediante esa significación una satisfacción paradójica. El trastorno implica una despersonalización & enajenación cu&a respuesta, como triunfo sobre el padre, es una epresión de los mecanismos de defensa.
2<1
@4I5TA PARTE#
$onclusiones finales
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Parte ' $apítulo %# $onclusiones finales &a aduisición de la aptitud de analista
Punto "%"% 9 7ormación del analista '
i el objeto de esta tesis es dar cuenta del obstáculo +ue representan los mecanismos de defensa para ad+uirir la aptitud de analista , & si "emos destacado los nudos conceptuales +ue se "acen presentes en el desarrollo de Freud, el "orizonte perseguido es alcanzar a despejar lo !i!o, lo actual de esta problemática. Es en el marco de “ * en donde epl#citamente se plantea esta cuestión, pero es algo +ue Freud abordó a lo largo de toda su elaboración. En este teto, tal como su nombre lo indica, 7&a en los 5ltimos momentos de la !ida del creador del psicoanálisis7, el objeti!o es dar cuenta de la conclusión del análisis, sus obstáculos, l#mites e impasses. 0uestión +ue desplegaremos en el próimo punto. @ero, en medio de este desarrollo, surge la cuestión del ad!enimiento de nue!os analistas. @or lo tanto, si los cap#tulos de “
2=%
En este punto, se abren las cuestiones respecto a las consecuencias cl#nicas de los impasses del análisis de los analistas. “4ecanismos de defensa” es un concepto +ue tu!o su esplendor en el llamado “annafreudismo”, pero en la actualidad "a perdido su !igencia. “$d+uirir la aptitud de analista” no es una fórmula +ue se "a&a etendido, & muc"o menos en nuestra contemporaneidad. @ero ambas cuestiones & su relación intr#nseca, poseen razones para la continuación de un trabajo permanente, no agotado. El “"iperpoder del factor cuantitati!o”, “la roca de base”, “la desautorización de la feminidad”, son nombres de los l#mites para el final de análisis +ue regularmente se consideran. @ero destaco otro +ue normalmente no es tomado en cuenta: “M semejante inclinación al conflicto, +ue aparece de manera independiente, dif#cilmente se pueda reducir a otra cosa +ue a la injerencia de un fragmento de agresión libre”%.
Punto "%") ' Interrogación del texto de 7reud :An!lisis terminable e interminable< @odemos ubicar el inicio de “
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*iller, . A.: “*arginalia de *ilán s!bre Análisis terminable e interminable”. En e>ista Uno por un!. P 37. Es"a@a, Ed. EO6%A 199/, ". 1.
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in embargo, en el curso del teto, Freud !a a dar cuenta de lo +ue llama “fórmula mita”, &a +ue en la neurosis "a& tanto una dimensión traumática como una pulsión "iperintensa )indomeñable*. Esta dimensión es la +ue se encuentra presente en la formulación de Freud cuando epresa: “B$caso nuestra teor#a no reclama para s# el t#tulo de producir un estado +ue nunca preeistió de manera espontánea en el interior del &o, & cu&a neo;creación constitu&e la diferencia esencial entre el "ombre analizado & el no analizadoC” <. Formulación +ue implica un cambio en la econom#a libidinal, más allá de los efectos terap(uticos. En esta perspecti!a, la radicalidad de la operación anal#tica !a a implicar la pregunta por los conflictos latentes, a partir de la pregunta +ue presenta la cuestión referida a lo pre!enti!o. Las eplicaciones, la comunicación de un saber, re!elan su impotencia. La inter!ención en la realidad es un atentado a la autonom#a del sujeto & sus elecciones )esto ser#a un ejercicio de poder & una dirección de la cura desde los “saldos lamentables”*. Finalmente, afectar el conflicto latente para +ue se "aga manifiesto mediante maniobras en la transferencia, podr#a conlle!ar ciertos riesgos. @ero se puede concluir +ue la posición de abstinencia del analista en s# misma implica una operación sobre los conflictos latentes. @asemos a"ora a ubicar someramente los ejes centrales de cada cap#tulo del teto freudiano +ue estamos considerando, para situar las l#neas de fuerza de la interrogación +ue nos gu#a. El primer cap#tulo, +ue 4iller en el teto recientemente citado llamará “La duración & el resto”, trata no sólo de la cuestión de la duración, sino de la cuestión de dónde asir cl#nica & teóricamente el final de análisis. La gu#a central del segundo cap#tulo es la pregunta respecto a +u( +uiere decir “final o t(rmino de un análisis”. La etiolog#a “mita” de la neurosis lo !a a lle!ar a ubicar la cura en t(rminos de “decisión”. e !a a tratar de “sustituir la decisión deficiente +ue !iene de la edad temprana por una tramitación correcta” =, fórmula de una gran importancia a lo largo de la obra freudiana, en donde la responsabilidad del sujeto se < Freud, Sigmund (1937): “Análisis terminable e interminable”. En Obras !m"letas, #!l. $$%%%. &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, "". 9, 3. %bd., ". 3.
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presenta en las fijaciones tempranas mismas, de a"# el concepto de “elección de neurosis”. 9ecordemos el ordenamiento: fijación 7 defensa 7 s#ntoma. La “alteración del &o” tiene etiolog#a propia & por lo tanto, el intento de dominio &oico se define por su fracaso, por su resto. El n5cleo del tercer cap#tulo, se centra en el llamado “domeñamiento” de la pulsión. -omeñamiento es en alemán “ andigung ”, & +uiere decir mezcla o ligadura de la pulsión, espec#ficamente de la pulsión de muerte. 9ecordemos +ue la pulsión de muerte no ligada es el fundamento de la angustia traumática, como lo "emos desarrollado en cap#tulos anteriores. Freud ubica dos cuestiones +ue pueden acrecentar la intensidad pulsional, ambas implican una irrupción del cuerpo: la pubertad & la menopausia se trata de la presencia del cuerpo no como unidad narcisista. El estado “neo ; creado” +ue abordamos al inicio de este cap#tulo, entra en relación con la cuestión de si es posible rectificar el proceso represi!o primario. En el H5mero 8? de la >eista ;no por uno &a citada, 4iller dice respecto a este punto: “'odo el teto de Freud está para decir lo contrario: la represión originaria no tiene contenido, esto es, propiamente "ablando, el principio del sin fin. La represión originaria seg5n 9an, es la palabra final. Ho "a& palabra final, lo +ue no impide +ue eso no sea sin conclusión JPK -e "ec"o, la represión originaria es sin contenido solamente significa +ue siempre "a& represiones +ue aparecen. La represión originaria +uiere decir +ue siempre "abrá +ue encontrar la !erdad en el infinito”?. El cuarto cap#tulo aborda la cuestión &a referida en el primer punto de este cap#tulo, respecto a la cuestión de !ol!er actuales los “conflictos latentes”. -ebemos agregar +ue esta “actualidad” se produce “espontáneamente” por la t(cnica anal#tica misma, en “el sentido del precepto seg5n el cual el análisis tiene +ue ejecutarse en la frustración ) ersagung *”>. @or lo tanto, como dijimos, la regla de abstinencia es un operador de este oler actual el conflicto. Está formulado a+u# un debate sobre la importancia de la emergencia de la transferencia negati!a para una cura anal#tica. 5 *iller, . A.: “*arginalia de *ilán s!bre Análisis terminable e interminable”. En e>ista Nn! "!r un!. P 35. Es"a@a, Ed . EO6%A 199/, ". /'. 7 Freud, Sigmund: “Análisis terminable e interminable”, !". +it, ". 3/.
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B0uál es el problema latente en esta cuestiónC ue la neurosis !uel!a a aparecer, +ue luego de la curación no se presente nue!amente por esos restos fecundos, llamados a+u# “conflictos latentes”. Estos restos dan cuenta de lo llamado por Freud “!iscosidad de la libido”, de a+uello +ue no es del orden de lo descifrable. En el cap#tulo +uinto, cap#tulo central para nuestro trabajo, Freud se !a a ocupar de la alteración del &o. El gran problema +ue aborda, en esta perspecti!a, es +ue los mecanismos de defensa toman a la cura misma como un peligro & se presentan como una resistencia al restablecimiento, como resistencia al descubrimiento de las resistencias. La alteración del &o es efecto de esa operación. Freud deja claramente establecido +ue un &o normal )no alterado, no desgarrado, no escindido* es una ficción ideal. “Los mecanismos de defensa sir!en al propósito de apartar peligros. Es incuestionable +ue lo consiguen es dudoso +ue el &o, durante su desarrollo, pueda renunciar por completo a ellos, pero es tambi(n seguro +ue ellos mismos pueden con!ertirse en peligros. JPK pero estos Jlos mecanismos de defensaK se fijan en el interior del &o, de!ienen unos modos regulares de reacción del carácter, +ue durante toda la !ida se repiten tan pronto como retorna una situación parecida a la originaria” A. Estas l#neas centrales para este trabajo están sostenidas en una lógica rigurosa +ue re!ela anticipaciones fundamentales de los inicios de la obra de Freud )la !iscosidad de la libido, las fijaciones, los restos del fracaso de la defensa, la "ipótesis auiliar respecto a la fuente independiente de desprendimiento de displacer, etc.*. $ su !ez, este cap#tulo +uinto está fuertemente basado en lo +ue se desprende de “+nhibici%n( s2ntoma ! angustia ” )%12? J%12=K*, “H$s all$ del principio de placer ” )%123*, “El !o ! el ello ” )%128*, “El problema econ%mico del masoquismo ” )%12<* & “*egan a un ni=o” )%1%1*. @or otra parte, en (l se abren preguntas, entre ellas: B+u( relación "a& entre “el carácter” & “los mecanismos de defensa”C La referencia fundamental +ue considero en relación a este +uinto cap#tulo del teto de Freud, es +ue esa respuesta estereotipada fijada en el ello implica un modo regular de la fórmula: “JPK
' %bd., ". 39.
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si la percepción de la realidad objeti!a trae displacer, ella 7o sea, la percepción; tiene +ue ser sacrificada”1. e sacrifica la !erdad & se conser!a la satisfacción. 4iller !a a "acer corresponder el fantasma fundamental 7tal como es formulado por Lacan7 con el mecanismo de defensa respecto a la pulsión %3: el mecanismo & su articulación. En el seto cap#tulo se formalizan las dos grandes resistencias estructurales: la resistencia del ello & la del super&ó, con sus modalidades de epresión cl#nica los mecanismos de defensa corresponden a la primera, la reacción terap(utica negati!a a la segunda. 9especto a la resistencia del ello, claramente Freud dejará sentado la particularidad de este &o de la segunda tópica. $ntes de +ue eista como instancia, &a tiene establecidas todas sus orientaciones, tendencias & reacciones e implican las más tempranas fijaciones, soporte de la !iscosidad de la libido. $ntes del &o está el ello. 9ecordemos +ue en la pluma de Freud, nadie enferma por una fijación pulsional, sino por el contrario, cuando se !e constreñido a abandonarla. La resistencia del super&ó, como la abordamos en el cap#tulo correspondiente, se !a a articular con el sentimiento inconsciente de culpa 7argumento neurótico eplicitado en el teto “ El !o ! el ello ”7, al ser!icio de la necesidad de castigo en el n5cleo del s#ntoma. $demás de la referencia a Emp(docles & sus dos principios, el del amor & el de la discordia, este cap#tulo nos deja tambi(n un resto fecundo, el &a mencionado “fragmento de agresión libre”, !erdadero responsable de la inclinación al conflicto. u relación de ligadura con el representante ps#+uico, es de imposibilidad. El cap#tulo siete da cuenta del anudamiento de todo lo "asta a+u# desarrollado, & lo articula con el ad!enimiento de nue!os analistas. Freud inicia el cap#tulo con la cita de un trabajo de Ferenczi, de %12>, llamado “ El problema de la terminaci%n de los an$lisis”. uizás, no sin cierta iron#a, Freud dice +ue el trabajo de Ferenczi: “0onclu&e
con esta colaboradora seguridad: “el análisis no es un proceso sin t(rmino, sino +ue puede ser lle!ado a un cierre natural si el analista tiene la pericia & paciencia debidas” %%. @ero Freud agrega +ue: “Ferenczi añade toda!#a la !aliosa puntualización de +ue es igualmente decisi!o para el (ito +ue el analista "a&a aprendido bastante de sus
9 Freud, Sigmund: “Análisis terminable e interminable”, !". +it, ". 39. 1 *iller, . A.: “*arginalia de *ilán s!bre Análisis terminable e interminable”. En e>ista Nn! "! r un!. P 3'. Es"a@a, Ed. EO6%A 199/. " ". 7', 79. 11 Freud, Sigmund: “Análisis terminable e interminable”, !". +it, ". /'.
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propios N&erros & erroresO, & cobrado imperio sobre los Npuntos d(biles de su propia personalidadO”%2. Freud entonces comienza a realizar la articulación entre fin de análisis & formación del analista, a partir del teto de Ferenczi. 0omo dice /orge /inis: “El analista deb#a ser analizante & esta posición, +ue con cierta irre!erencia podr#a indicarse como teor2a del an$lisis permanente , no es ajena a +ue Ferenczi se con!irtiera, como afirma Lacan, en “el más aut(ntico interrogador de su responsabilidad de terapeuta””%8. M contin5a: “'oda!#a no escuc"( a ning5n analista "ablar de estos obstáculos en el análisis, ecepto a mis propios alumnos +ue "an "eredado de m# la man#a de buscar la falta en ellos mismos” %<. @ara Ferenczi 7 en 38eor2a ! técnica del psicoan$lisis" ; la influencia directa de los est#mulos & la anestesia como operación super&oica, son semejantes a la sugestión & la intimidación de una !oluntad etraña: “La sugestión es, por lo tanto, un tratamiento paliati!o el psicoanálisis an"ela ser llamado un Nproceso causal de curaciónO” %=. Ferenczi señala algo +ue nos parece pertinente: “0on lo dic"o sólo "e +uerido mostrar +ue no solamente el análisis no es ninguna clase de sugestión sino una batalla constante contra las influencias de dic"a sugestión, & +ue la t(cnica del psicoanálisis "ace uso de más medidas de protección contra la creencia ciega & la sumisión sin resistencia +ue cual+uier otro m(todo de enseñanza & esclarecimiento +ue "a&a sido usado en la crianza de los niños, en la uni!ersidad o en el consultorio” %?. 0iertamente Freud ubica al psicoanálisis como una de las tres profesiones imposibles, junto con el gobernar & el educar, respecto a las cuales “se puede dar anticipadamente por cierta la insuficiencia del resultado” %>. Es en este cap#tulo de “
%8 inTis, !rge: “%ntr!du++in”. En Iiari! lni+! de Sand!r Feren+Qi. &uen!s Aires, Ed. !netural, 19'', ". 17. 1/ %bd., ". 19.
%= Feren+Qi, Sand!r: 4e!ra < t-+ni+a del "si+!análisis. &uen!s Aires, 6uren0M!rme, 1, ". /7. 15 %bd., ". . 17 Freud, Sigmund: “Análisis terminable...”, !". +it., ". /9.
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$ll# Freud plantea la pregunta respecto a dónde ad+uiere al +ue llama “el pobre diablo” la “aptitud ideal” +ue le "ace falta en su profesión. En principio, es interesante notar +ue cada !ez +ue Freud nombra “ideal” luego de un t(rmino, su referencia es un imposible. -ir#a +ue no "a& tal aptitud “ideal”, tal como el mismo Freud lo formula cuando se refiere a el análisis cada cinco años para los analistas. La primer respuesta es: en el análisis mismo, “0umple su cometido si instila en el aprendiz la firme con!icción en la eistencia de lo inconcienteP” %A. e trata de una operación respecto al no querer saber constituti!o de la neurosis. @odr#amos decir +ue es atinente a la relación de la responsabilidad respecto al deseo inconsciente. “Ho resulta, pues, ecesi!o definir el final de análisis, o al menos a+uello "acia lo +ue tiende, como un le!antamiento de la represión & un acceso a un saber +ue era rec"azado, inaccesible para el sujeto. E incluso se puede discutir en este orden si este acceso es completo, si es parcial, & si sigue siendo interminable, o si, por el contrario, puede cumplirse de una !ez por todas. Entonces podemos sostener +ue la definición del análisis como eperiencia de saber resulta de la definición freudiana de represión”%1. @or lo tanto una eperiencia respecto a la !erdad, a la realidad ps#+uica, a la escisión consciente;inconsciente, implicar#a un triunfo respecto a lo +ue tempranamente se definió como “fracaso” de la pulsión de saber. @ero esta con!icción de la eistencia del inconsciente no basta. Es necesario algo más, +ue puede acontecer o no. Es algo +ue se puede producir en el tiempo posterior al análisis, pero como efecto de (ste. Freud lo llama “procesos de recomposición del &o”. B-e +u( se trataC B0ómo podemos definirlo sin forzar la lógica del teto, sino por el contrario manteni(ndonos en absoluta fidelidad con (lC -irigir las curas desde los propios mecanismos de defensa da cuenta de +ue esa recomposición del &o no se produjo: “'ratándose del desenlace de una cura anal#tica, (ste depende en lo esencial de la intensidad & la profundidad de arraigo de estas resistencias de la alteración del &o”23.
1' %bd., ". .
%1 *iller, . A.: “6as >ersi!nes del "ase”. En 8ase < transmisin. &uen!s Aires, Ed. EO6%A, 3, ". 1/. Freud, Sigmund: “Análisis terminable...”, !". +it., ". /1.
2=A
@or lo tanto esta segunda condición no refiere al inconsciente, al deseo, sino a la pulsión, a la satisfacción, a un estado in(dito de la econom#a libidinal. -irigir las curas desde los propios mecanismos de defensa implica la ca#da de las reglas de asociación libre & de abstinencia, en sus dimensiones (ticas & t(cnicas. El sostenimiento de ambas reglas, implica las condiciones de posibilidad de +ue el analista pueda +uedar instituido como el objeto de la neurosis artificial, & +ue escuc"e la producción inconsciente del paciente sin selección desde los propios complejos. @or lo tanto, un cierre de su propio inconsciente. 0omo !eremos, este cierre del inconsciente por parte del analista es condición de posibilidad de los análisis, pero a su !ez, como dice Freud: tambi(n estos son “peligros del análisis” 2%. “'odo analista deber#a "acerse de nue!o objeto de análisis periódicamente, +uizá cada cinco años, sin a!ergonzarse por dar ese paso 22. Wbjeto de análisis: reapertura del inconsciente. Ho a!ergonzarse: renunciar a la posición de poder )proceso de recomposición del &o*. “i a un "ombre se le confiere poder, dif#cil le resultará no abusar de ese poder”28. Finalmente, en este cap#tulo siete, Freud considera el final de análisis un asunto práctico +ue no preser!a ni pretende sin insuficiencia, sin resto. $ntes de pasar al 5ltimo cap#tulo, dejaremos en este punto asentada una cita +ue recogeremos en los próimos puntos. “Las consideraciones sobre el factor cuantitati!o, sobre las manifestaciones residuales, se aclaran para nosotros a partir del concepto petit a. Este trabajo puede ser, pues, la ocasión de fundar la traducción ; formalización por Lacan del teto de Freud, & de justificar para nosotros mismos la lengua +ue "ablamos” 2<. En el cap#tulo oc"o se !an a presentar los l#mites, los impasses, las insuficiencias, los restos. Es importante abordarlo en relación a otros dos tetos: “ )a escisi%n del !o en el proceso defensio ” )%18A;%1<3* & “Esquema del psicoan$lisis ”
)%18A;%1<3*. Los dos temas +ue sobresalen en este cap#tulo son los aunados en la llamada “roca de base”: la en!idia del pene, la protesta masculina. 1 %bd., "". , 1. %bd., ". 1. 3 %bd., ". .
2< 4iller, /. $.: 9e!ista Ino por uno. H 8?., op. cit. p. <<.
2=1
“@redicar en el !ac#o” es la fórmula de la impotencia para remo!er la en!idia del pene, & la sobrecompensación desafiante remite al “sustituto paterno” en la figura del analista. Finalmente, más allá de la “roca de base”, la desautorización de la feminidad. 0omenzaremos con la cuestión del llamado “sustituto paterno” como un nombre del analista: “El "ombre no +uiere someterse a un sustituto del padre, no +uiere estar obligado a agradecerle, & por eso no +uiere aceptar del m(dico la curación” 2=. Qardiner en su teto “ Hi an$lisis con &reud ” dice: “En cuanto a la e!aluación de Freud como analista en esa (poca estaba mu& cercana la eperiencia para !alorar lo +ue "ab#a ocurrido. En una ocasión le pregunt( a Freud +ue pensaba de (l mismo como analista: “4e da gusto +ue me lo pregunte, por+ue francamente no tengo gran inter(s en problemas terap(uticos. En la actualidad so& mu& impaciente. 'engo muc"as cosas +ue me descalifican como gran analista. Ina de ellas es +ue so& muc"o el NpadreO”2?. G#a la “roca de base”, se "ace presente en este cap#tulo lo +ue se "a llamado el l#mite fálico en la elaboración freudiana. @ero ese l#mite, no es sin una apertura +ue permitió elaboraciones posteriores. i las clásicas tres salidas respecto de la feminidad, por ejemplo, lo dijeran todo al respecto, no se seguir#a presentando como enigma al final de la obra. La articulación de los 0omplejos de Edipo & 0astración, cu&o articulador es el falo, marca para la niña dos efectos: la des!alorización & la rei!indicación. En el niño, la “actitud ed#pica”, perteneciente a la fase fálica, se !a al fundamento por el inter(s narcisista "acia los genitales. La pri!ación del miembro fálico es e+ui!alente a una separación de la madre. 'engamos en cuenta a su !ez, +ue la castración en la madre, es la +ue origina la ecuación niño [ pene )falo*. @ara Freud, lo +ue se "a llamado la alta estima narcisista respecto al pene se basa en +ue la posesión del órgano, contiene la garant#a para lo +ue ser#a una reunión con la madre en el acto del coito. En la aspiración del regreso al seno materno, el indi!iduo se subroga por su órgano genital. ustitu&e regresi!amente el órgano peniano por la persona toda. Freud, Sigmund: “Análisis terminable...”, !". +it., ". '.
2? Bardiner: *i análisis +!n Freud. *e?i+!, Ed. uadern!s de . *!ritQ,1979, "". 7, 71.
2?3
Estas elaboraciones de “+nhibici%n( s2ntoma ! angustia ” )%12? J%12=K*, arrojan una !aliosa luz al tratamiento de la castración tal como &a lo "emos desarrollado. @or otra parte, el complejo de Edipo es un operador de interdicción, sustitución & reforzamiento. @ro"#be, abre el camino de las sustituciones, & “refuerza” la identificación primaria, tal como claramente se desarrolla en “ El !o ! el ello ” )%128*. El complejo de Edipo, a su !ez es un argumento necesario. Es una atribución de significación +ue !ela, +ue encubre la no satisfacción plena de la pulsión por obstáculo interno. En “
complejo de Edipo, & se !a a responder +ue no, +ue es un placer de órgano. En un segundo momento, se anuda al complejo de Edipo & +ueda formando parte de su trama. Finalmente, podemos decir +ue el complejo de Edipo es una le& de intercambio. @ara +ue la le& de la pro"ibición funcione, el padre representante de esa le& debe estar tambi(n (l sometido a esa le&. $l mismo tiempo +ue pro"#be & dona las sustituciones, debe pro"ibirse (l ciertas satisfacciones. 9ecordemos solamente a modo de ejemplo el @unto “F” del “istorial del ombre de las ratas” )%131*, donde Freud ubica la relación causal entre el retroceso en el campo del deseo, a fa!or de un cálculo de goce en el padre & los s#ntomas del sujeto. 9especto a otras consideraciones en la obra de Freud, más allá de las “tres salidas fálicas”, podemos dejar sucintamente situado el abordaje de lo femenino en el cuarto cap#tulo de “ El malestar en la cultura ” )%183 J%121K*, en relación con la oposición de las mujeres al imperati!o super&oico cultural. En el 5ltimo cap#tulo de “ *sicolog2a de las masas ! an$lisis del !o ” )%12%*, la teor#a del amor "acia una mujer difiere absolutamente de la desplegada en el mismo teto en el cap#tulo “Enamoramiento e "ipnosis”. En este 5ltimo, el ordenamiento refiere a la dimensión del deal, pero en el primeramente mencionado, la mujer es ubicada en lugar mismo del s#ntoma, teniendo además función de causa. En los tetos sobre la !ida amorosa "allamos el lugar de lo femenino como tal, como lo in+uietante, fundamental en la separación madre 7 prostituta. En esta misma perspecti!a, en el ecelente teto “ El tab: de la irginidad ” Freud da cuenta de cuatro ni!eles de lo "ostil, & no uno, como clásicamente se lo "a tomado. El primer ni!el da cuenta de la rei!indicación fálica )como se lo "a considerado*. El segundo, la necesaria castración del partenaire para la posibilidad del amor. El tercer
2?%
ni!el, +ue es fundamental al igual +ue el cuarto, nombra la "ostilidad como una atribución de los "ombres a lo radicalmente otro, ajeno, enigmático en la mujer. Finalmente, lo "ostil como ;mheimlich, como emergencia pulsional no ligada. “Ina segunda eplicación prescinde igualmente de lo seual, pero tiene una pro&ección muc"o más uni!ersal. ndica +ue el primiti!o es presa de un apronte angustiado +ue lo acec"a de continuo, tal & como lo ase!eramos nosotros, en nuestra doctrina psicoanal#tica de las neurosis, respecto de los a+uejados de neurosis de angustia. Ese apronte angustiado se mostrará con la ma&or intensidad en todas las situaciones +ue se des!#en de alg5n modo de lo "abitual, +ue conlle!en algo nue!o, inesperado, no comprendido, ominoso”2>. En el cap#tulo G de “ Esquema del psicoan$lisis ” )%18A;%1<3* Freud afirma +ue: “El "ec"o de la dualidad de los seos se le!anta ante nosotros a modo de un gran enigma, una ultimidad para nuestro conocimiento, +ue desaf#a ser reconducida a algo otro”2A En este punto es fundamental tener en cuenta +ue Freud recupera esta cuestión en el cap#tulo G del teto mencionado, para abordar la temática central de la escisión del &o como “rasgo uni!ersal de las neurosis” 21. abemos +ue el padre de la articulación Edipo 7 0astración es presentado en dos !ertientes, siendo una el en!(s de la otra. El tótem, ordenador ed#pico de los modos de satisfacción el super&ó como imperati!o +ue se satisface en la renuncia misma. El complejo de castración es la traducción neurótica de la castración como "ec"o de estructura )no "a& satisfacción plena de la pulsión por obstáculo interno, no por pro"ibición*. 'raducción neurótica +ue implica la !ersión fantasmática del padre como el +ue nos separa de la satisfacción. @or lo tanto, se traduce en t(rminos de impotencia )“impotencia ps#+uica” lo llama Freud en los tetos sobre la !ida amorosa*, lo +ue es del orden de la imposibilidad. El lugar pre!alente del padre en la estructura ps#+uica puede situar una concepción del final de análisis 7como tambi(n de la posición del analista7 +ue pudiera con la significación fálica decirlo todo.
7 %dem. ' Freud, Sigmund (19 / 2193'): “Es=uema d el "si+!análisisZ. En Obras !m"letas, #!l. $$%%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". 1'' 9 %bd., ". .
2?2
.
0iertamente Freud se refiere al analista como sustituto paterno, & el +uerer remo!er el penisneid como predicar en el !ac#o, pero lo +ue en el “ Esquema del psicoan$lisis” llama “ultimidad”, !a a nombrar una imposibilidad & el más contundente
testimonio, de +ue el falo no lo dice todo.
Punto "%"* ' &a curación como peligro ' La pregunta +ue organiza este punto es Bpor +u( la cura misma es !i!ida como un peligroC “M el "ec"o decisi!o es +ue los mecanismos de defensa frente a antiguos peligros retornan en la cura como resistencias al restablecimiento. e desemboca en esto: +ue la curación misma es tratada por el &o como un peligro nue!o” 83. $nte el "orror del encuentro con la castración, el aparato !a a responder con lo +ue podr#amos denominar “el complejo fantasmático” B0uál es la matriz de este complejoC La construcción “pegan a un niño”, epresión del maso+uismo femenino. 9ecordemos +ue Freud nos dice en “$nálisis terminable e interminable” +ue es la posibilidad de influir sobre el maso+uismo lo +ue pone a prueba el poder anal#tico. @odemos anticipar, +ue de acuerdo a cómo se atra!iesa ese peligro, puede o no producirse la “ad+uisición de la aptitud de analista”. Las referencias a tomar en cuenta para este abordaje, es en principio lo desplegado en los cap#tulos precedentes de esta tesis: “@ulsión de muerte, angustia & s#ntoma” & en “El ello & los mecanismos de defensa”. El peligro a partir de “ +nhibici%n( s2ntoma ! angustia “ )%12? J%12=K*, es el encuentro con la castración del otro materno, cuestión +ue articula la angustia traumática & la pulsión de muerte. El estado de desamparo, del “ *ro!ecto de psicolog2a para neur%logos” )%1=3 J%A1=K*, +ue Freud !uel!e a tomar en “ +nhibici%n( s2ntoma ! angustia“ articulado a la angustia traumática, !a a ser nombrado como: “no "a menester
de interpretación psicológica alguna” 8% & !a a referir a una carencia de significación ante esa presencia, a merced del Wtro. El ejemplo freudiano por ecelencia está desarrollado en el art#culo “Lo siniestro” )%1%1*. -iana 9abino!ic" en su teto “ )a angustia ! el deseo del 'tro" !a a decir: 3 Freud, Sigmund: “Análisis terminable...”, !". +it., ". /.
8% Freud, Sigmund (190195): “%nCibi+in, snt!ma < angustia”. En Obras !m"letas, >!l. $$. &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 197. ". 131.
2?8
“En la estructura del doble real, en cambio Ja diferencia del doble especularK, lo +ue se juega es el propio cuerpo del sujeto como pasible de +uedar a merced del Wtro, en tanto +ue objeto causa del deseo del Wtro.” 82 e trata del lugar del “doble como real, +ue se esboza mu& claramente en los ojos arrancados de El hombre de arena" 88. 0onsideremos +ue, como dice 9abino!ic", “Freud subra&a en su teto +ue el "(roe, desde lo alto de la torre, !e a!anzar a lo lejos a 0oppelius & la sola señal de +ue ese Wtro se acerca lo coloca en una posición +ue calificamos, entre comillas, de enlo+uecida” 8<. “9establecido de su larga & gra!e enfermedad, Hataniel parece estar por fin curado. $n"ela casarse con su no!ia, a +uien "a !uelto a encontrar. 0ierto d#a recorren juntos la ciudad, en cu&a plaza principal la alta torre del a&untamiento pro&ecta su sombra gigantesca. La jo!en propone a su no!io subir a la torre, mientras el "ermano de ella, +ue los acompaña, los aguardará en la plaza. -esde la altura, la atención de 0lara es atra#da por un personaje singular +ue a!anza por la calle. Hataniel lo eamina a tra!(s del anteojo de 0oppola, +ue acaba de "allar en su bolsillo, & al punto es pose#do nue!amente por la demencia, tratando de precipitar a la jo!en al abismo & gritando: “6aila, baila, muñe+uita de madera”. El "ermano, atra#do por los gritos de la jo!en, la sal!a & la "ace descender a toda prisa. $rriba, el pose#do corre de un lado parta el otro, eclamando: “ira, rueda de fuego, gira”, palabras cu&o origen conocemos perfectamente. Entre la gente aglomerada en la plaza se destaca el abogado 0oppelius, +ue acaba de aparecer nue!amente. emos de suponer +ue su !isión es lo +ue "a desencadenado la locura de Hataniel. uieren subir para dominar al demente, pero 0oppelius dice, riendo: “Esperad, pues &a bajará solo”. Hataniel se detiene de
pronto, ad!ierte a
0oppelius, & se precipita por sobre la balaustrada con un grito agudo: “i 6ello oco, bello oco” elo all#, tendido sobre el
3 abin!>i+C, Iiana: 6a angustia < el dese! del Otr!. &uen!s Aires, *anantial, 1993, ". 99.
88 %dem. 3/ %dem.
2?<
pa!imento, su cabeza destrozadaPpero el "ombre de la arena "a desaparecido en la multitud” 8=. El teto “)o siniestro" )%1%1*, es el ejemplo paradigmático, de la OilflosigNeit )el desamparo*. @or este moti!o es tomado por Lacan en el seminario sobre la angustia para postular +ue sólo se puede satisfacer ese deseo del Wtro siendo su objeto. 9esponder siendo su objeto es la irrupción económica de la angustia traumática freudiana. 'engamos presente +ue Freud en el teto “ )o siniestro” )%1%1*, !a a ubicar esta cuestión citando a c"elling, dando cuenta de +ue algo +ue deb#a “permanecer en secreto, en lo oculto, "a salido a la luz.” 8?. En esta misma l#nea se !a a presentar esta eperiencia “JPK cuando se borran los l#mites entre fantas#a & realidad, cuando aparece frente a nosotros como real algo +ue "ab#amos tenido por fantásticoP” 8>. Es la presencia de un más allá de la realidad ps#+uica, & +ue atenta contra ella. En t(rminos freudianos, se trata del más allá del !elo de la fantas#a, más allá de la realidad ps#+uica. 9ecordemos a+u# +ue Freud al dar cuenta de las resistencias estructurales, se !a a referir a +ue el analista puede de!enir )fantasmáticamente* para el paciente un personaje etraño +ue le dirige duras & crueles palabras. @or lo tanto, +ue goza martirizándolo. e trata de la epresión en transferencia del fantasma “so& golpeado por el padre”. Esta significación &a es una defensa frente al enigma del deseo del Wtro +ue desencadenó la perturbación económica. Esta significación es la epresión de los mecanismos de defensa. “En la medida en +ue no me soporto en el lugar de objeto deseado, en esa medida, el fantasma articulado al objeto del deseo acude a mi rescate, & este fantasma como tal, lo +ue "ace es taponar al Wtro como deseante, es decir, "ace +ue el Wtro no desee, lo transforma en otro sin barrar” 8A
8= Freud Sigmund: 6! siniestr!. &uen!s Aires, E Edi+i!nes, /, "". 5, 53. 8? Freud, Sigmund (1919):
“6! !min!s!”. En Obras !m"letas, #!l. $#%%. &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9. ". .
37 %bd., ". //. 3' abin!>i+C, Iiana: “4!"!l!ga de la !sa < an gustia”. En 8untualiQa+i!nes reudianas de 6a+an: a+er+a de *ás allá del "rin+i"i! de "la+er. &uen!s Aires, *anantial, 199, ". 1 .
2?=
Es en la clase del seminario “La identificación” en donde Lacan !a a ubicar claramente al lugar del analista en esta coordenada: “Es en tanto el analista es la presencia soporte de un deseo enteramente !elado +ue es ese Che uoi? encarnado”81. $nte ese encuentro surge lo heim )etraño*: cae la “significación psicológica”, punto de suspensión de la realidad ps#+uica, perturbación de la barrera de protección antiest#mulos. @ulsión no ligada. El analista como martirizador es &a una ligadura. En “ El Seminario 1L )%gica del fantasma”, Lacan !a a decir:
“El fantasma no es más +ue un arreglo significante, del +ue di su fórmula acoplando el a al )barrado*: lo +ue +uiere decir +ue "a& dos caracter#sticas: la presencia de un objeto a, & por otra parte ninguna otra cosa más +ue lo +ue engendra al sujeto como sujeto )barrado*, a saber, una frase. Es por+ue un ni=o es pegado , es t#pico, +ue un ni=o es pegado , no es otra cosa +ue la articulación significante un ni=o es pegado”<3. e trata de la dimensión de la defensa +ue implica esa soldadura de la +ue "abla Freud entre una satisfacción pulsional & una fantas#a. Ligadura pulsión 7 deseo. i tomamos como referencia el gráfico de “La sub!ersión del sujeto...” <% !emos +ue el fantasma en una !#a remite al deseo del Wtro & por la otra, tanto al s#ntoma como al &o )moi *. “eg5n funcione en un sentido o en el otro, el resultado no es el mismo. En el análisis desde &a, debe funcionar "acia arriba, en dirección al deseo del Wtro” <2 abemos +ue esto no acontece naturalmente, sino +ue el analista como garante del acto anal#tico es el +ue permite lle!ar el análisis "asta este punto. -irigir las curas desde los propios mecanismos de defensa, implica retroceder ante la dimensión de encarnar el Che uoi C. abemos +ue la ca#da del objeto a, es correlati!a de la ca#da del ujeto supuesto aber, donde se re!ela la barra del Wtro, la castración estructural. @ero para acompañar al paciente "asta ese punto: “el analista solo opera con la condición de responder (l mismo a la estructura de lo etraño. Es preciso +ue (l d( la sensación de la
81 6a+an, a+=ues: lase $%$ del 9VV5, del seminari! “6a identii+a+in” (%n-dit!). <3 6a+an a+=ues: El Seminari! 1/: “6a lgi+a del antasma”. (%n-dit!). lase 3. 1 de uni! de 1957, ". 1/. <% 6a+an, a+=ues: “Sub>ersin del suet! < dial-+ti+a del dese! en el in+!ns+iente reudian!”. En Es+rit!s . Argentina, Sigl! $$%, 1971, ". 3'. / abin!>i+C, Iiana: 6a angustia < el dese! del Otr!, !". +it., ". 11.
2??
etrañeza, sin lo cual todo probar#a +ue, por no acostumbrarse (l mismo a lo etraño, no ser#a capaz de alterar la defensa” <8. @ara /a!ier $ramburu en “ El deseo del analista" la preocupación de ciertos analistas por lo +ue ser#a una “demanda adecuada del análisis”, no ser#a otra cosa +ue la demanda de ellos mismos de ser tomados como “el analista”. @or lo tanto "a& dos caminos posibles: “El obturar esa demanda Jde análisisK con una demanda de ser tomado por “el analista”, o la neurosis de transferencia como sost(n de esa demanda reno!ada”<<. La dimensión de sugestión se juega en el "ec"o de +ue el paciente !a a "acer de esa demanda del analista, objeto de su fantasma.
Punto "%"+ ' Eignung Tauglich ' Freud !a a denominar como "emos dic"o, “alteración del &o” al efecto del defender en “Esquema del psicoan$lisis” )%1<3 7 J%18AK*. @ero tambi(n en “ * "abla de una “alteración” producto del análisis mismo.
Estas dos alteraciones ciertamente no son e+ui!alentes. La segunda es la +ue considero se corresponde con el estado in(dito de la econom#a libidinal, producto del análisis. $ su !ez, es un nombre, esta 5ltima, de lo +ue llama en el cap#tulo siete del teto citado “los procesos de recomposición del &o”. i la operación anal#tica implica finalmente el “ 5o es 5ar( soll +ch 5erden ” Bu( +uerrá esto decir en la elaboración +ue realizamosC abemos +ue esta fórmula freudiana "a sido tomada en la l#nea del dominio del &o sobre el ello )ciertamente apo&ada en algunas referencias del mismo Freud*, & por otro lado, en la perspecti!a lacaniana, ubicar en lo +ue Freud nombra &o, el sujeto. i tomamos la perspecti!a de +ue la satisfacción pulsional no es un disfuncionamiento, sino un funcionamiento en s# mismo, de +ue un psicoanalista no debe operar en la l#nea de forzar “funcionamientos ideales” )como si fuera posible, & como si los "ubiera*, la respuesta a esta cuestión no puede ser otra +ue la +ue Freud nos ofrece en “ @eurosis ! psicosis ” )%12< J%128K*. 'al como lo "emos &a mencionado, /3 *iller, . A.: 6a angustia la+aniana. Argentina, 8aids, 7, ". 31.
<< Aramburu, a>ier: El dese! del analista. &uen!s Aires, Ed. 4res Ma+Ces,
, ". 5/.
2?>
se trata de +ue, aceptando sus per!ersiones seuales, los "ombres se a"orrar#an represiones: aceptando esa p(rdida de imagen unificada narcisista, implica tomar las inconsecuencias, etra!agancias & locuras no como un disfuncionamiento a corregir, sino como un funcionamiento en s# mismo. Freud señala: “Las inconsecuencias, etra!agancias & locuras de los "ombres aparecer#an as# bajo una luz semejante a la de sus per!ersiones seuales en efecto: aceptándolas, ellos se a"orran represiones” <=. “$ceptandolas”, en la pluma de Freud, sólo puede +uerer decir una operación respecto a la relación deal del &o 7 Mo ideal por una parte, & por la otra, & concomitante con ella, un trabajo anal#tico respecto a la renuncia a la satisfacción pulsional como eigencia super&oica. -esta+uemos +ue Freud dice “semejante a la de sus per!ersiones seuales”, no id(ntico. $demás refiere a la pulsión parcial & no a la estructura per!ersa. Esta operación da cuenta tanto de una nue!a relación con el saber inconsciente, como un cambio en la econom#a libidinal. $l mismo tiempo, como &a "a sido señalado, Freud !a "ablar de un resto del proceso anal#tico +ue llama “fragmento de agresión libre”. En “El malestar en la cultura" )%121;%183* Freud alude a una frase +ue le es atribuida a Federico el rande: “En mi dominio cada "ombre puede alcanzar la biena!enturanza a su manera”, & dice: “-iscernir la dic"a posible en ese sentido moderado es un problema de la econom#a libidinal del indi!iduo. obre este punto no eiste consejo !álido para todos cada +uien tiene +ue ensa&ar por
s#
mismo
la
manera
en
+ue
puede
alcanzar
la
biena!enturanza”
2?A
tipos o clasificaciones, trata de ilustrar la cuestión +ue implica tomar el modo singular de satisfacción como un funcionamiento: “i es predominantemente erótico, antepondrá los !#nculos de sentimiento con otras personas si tiende a la autosuficiencia narcisista, buscará las satisfacciones sustanciales en sus procesos an#micos internos el "ombre de acción no se apartará del mundo eterior, +ue le ofrece la posibilidad de probar su fuerza”<>. 9etomando a+u# la cuestión central de la llamada “inclinación al conflicto”: “M semejante inclinación al conflicto, +ue aparece de manera independiente, dif#cilmente se pueda reducir a otra cosa +ue a la injerencia de un fragmento de agresión libre”
2?1
defensa “no resueltos” en el análisis del analista, tendr#a as# consecuencias en la manifestación de la resistencia del super&ó en el analizante, respecto al cual se dirige la cura. -ejando a su !ez en claro, como lo "ice en el cap#tulo correspondiente, +ue posee una lógica más abarcati!a +ue efecto del “empeño terap(utico”. /. $. 4iller destaca este problema en su curso “ *iezas sueltas”, del siguiente modo: “Es por+ue "acemos pasar el goce por la contabilidad +ue aparece entonces un elemento real, pero ese elemento depende de la operación +ue introdujimos. Es una operación de lo simbólico & es Freud +uien lo ubica en la eperiencia cl#nica bajo los perfiles de lo +ue (l llama reacción terap(utica negati!a, algo en el sujeto +ue no se deja curar. i "a& reacción terap(utica negati!a, es precisamente por+ue "ubo, en un principio, la iniciati!a terap(utica. JPK @ero esto significa tambi(n +ue ese real es el contragolpe del dominio de lo simbólico sobre el goce JPK La perspecti!a del sinthome es, ante todo, la de la positi!izar la reacción terap(utica negati!a. $+uello +ue aparece en Freud como un obstáculo & lo +ue siempre aparece en esa calidad cuando nos dedicamos a amasar nuestra pasta en el psicoanálisis, el poder de la cura, pues bien, eso se paga con la emergencia de ese registro negati!o” <1. En esta perspecti!a, por lo tanto, contragolpe a la iniciati!a terap(utica & respuesta de lo real ante el empuje del intento del “dominio de lo simbólico sobre el goce”=3. 0onsidero +ue la conceptualización del eje mecanismo de defensa 7 aptitud de analista, abre una respuesta a esta cuestión central. Ma +ue las consecuencias coacti!as & sugesti!as de b5s+ueda de la eliminación de ese resto, implican una ca#da de la regla de abstinencia. @ero entonces Bcómo se ad+uiere esa aptitud de analistaC 0omo "emos dic"o, Freud ubica dos condiciones: el análisis propio )“instilar la firme con!icción de la eistencia del inconsciente”*, & un tiempo posterior a (ste & como su consecuencia una <1 *iller, . A.: “8ieQas de re"uest!”. 7P +lase 19010, (%n-dit!). 8ág 9. =3 %dem.
2>3
continuación de los “procesos de recomposición del &o”. La terminación del análisis es condición necesaria, pero no suficiente. @ropongo a partir de lo desarrollado, designar de pertinencia conceptual a esos “procesos de recomposición del &o” en relación con los mecanismos de defensa. @ero Freud no sólo se refiere a dos tiempos )lógicos*, sino +ue el t(rmino castellano “aptitud”, tiene en el original alemán dos palabras distintas & no son sinónimos, como lo "emos formulado. Freud se pregunta: “B-ónde & cómo ad+uirir#a el pobre diablo a+uella aptitud ideal +ue le "ace falta en su profesiónC” =%. En alemán: “ 4o und 5ie soll aber der Xrmste sich jene ideale Eignung F7 er5erber( die er in seineren berufe brauchen 5ird C” Eignung se traduce como idoneidad, disposición, dotes =8. Este párrafo, !a a ser
respondido a partir de la con!icción en la eistencia del inconsciente dentro del propio análisis. 0uando, en la misma página & a continuación, considera lo +ue acontece en el tiempo posterior )tiempo posterior llamado la “recomposición del &o”* & a partir de esto +ue tiene +ue suceder afirma: “Ello en efecto acontece J“la recomposición del &o”K, & en la medida en +ue acontece otorga al analizado aptitud de analista” =<. El párrafo en alemán dice: “Das geschieht auch 5ieNlich( und soiet es geschieht( macht es den
trata de una idoneidad profesional, abstracta o legal. @or lo tanto, respecto a la aptitud de analista, "allamos dos tiempos )el propio análisis & el tiempo posterior* & dos palabras con significados distintos +ue definen al resultado de esos dos tiempos. El primero tiene como referencia la eperiencia del inconsciente, mientras +ue el segundo a la pulsión. 0omo &a "a sido señalado, la con!icción implica una afectación de la pulsión, & la recomposición del &o una eperiencia del inconsciente.
1 Freud, Sigmund: “Análisis terminable...”, !". +it., ". . .A.: el subra
=8 6angens+Ceidt: Ii++i!nari! *!dern! Alemán. &erlin0 *`n+Cen, 6angens+Ceidt , 19', ". 151. / Freud, Sigmund: “Análisis terminable...”, !". +it., ". .
== 6angens+Ceidt: Ii++i!nari!, !". +it., ".
5.
2>%
$ su !ez, el denominado tiempo posterior al análisis da cuenta de las consecuencias de la e!acuación del analista como el objeto de la neurosis de transferencia. e trata de dos momentos lógicos: el analista como objeto de la neurosis neoproducida es la condición de posibilidad para “instilar la firme con!icción en la eistencia del inconsciente”. La e!acuación del objeto analista implica una conmoción pulsional, en la medida +ue los procesos de recomposición del &o nombran al analista como resto fecundo. nstilar la “firme con!icción en la eistencia”, es condición necesaria pero no suficiente. El desciframiento del inconsciente tiene un tope. La presencia de esa satisfacción, +ue a su !ez opera como tapón ante el encuentro con la castración, se denomina “mecanismos de defensa”, & se sostiene no en el inconsciente como saber no sabido, sino en el inconsciente libidinal, el ello. 9espuesta al peligro del encuentro con el “sin significación” más allá de la dimensión fálica. abemos +ue Freud formuló +ue "a& pulsiones +ue +uedan por fuera de la s#ntesis fálica, +ue a su !ez se epresan como !iscosidad de la libido o resto indócil resisti(ndose al desciframiento inconsciente. @or otra parte, el in!estimiento libidinal de los objetos & su regresión como fantas#a en las neurosis, sostienen la posibilidad de la transferencia, siendo el analista el objeto de la neurosis artificial. @ero &a desde “+ntroducci%n del narcisismo ” )%1%<*, "a& un resto libidinal +ue no pasa a los objetos, por lo tanto +ue no se articula con la fantas#a. a& un resto económico, más allá del falo & de la fantas#a, una satisfacción autoerótica muda. La “"ipótesis auiliar” de los primeros tetos, a+uella “fuente independiente de displacer” se !a a presentar en “ * como la irreductible “injerencia del fragmento de agresi%n libre ” más allá de las resistencias del ello & del super&ó, &a +ue ellas dan cuenta de la ligadura. 0omo "emos dic"o, mu& tempranamente en Freud, la defensa & el anticipo del concepto de inconsciente )“grupo ps#+uico separado”* dan cuenta de ser respuesta a la cantidad irreductible. Esa cantidad, ese fragmento no ligado, +ue es lo más singular, es lo “incurable” mismo. Freud, en la Carta 1K1 del 8 & < de enero de %A11 dice:
2>2
“@rimero: "e con+uistado un pe+ueño fragmento de autoanálisis, & me corrobora +ue las fantas#as son productos de (pocas posteriores, pro&ectadas "acia atrás, desde el presente respecti!o "asta la primera infancia & el camino por el cual ello acontece "a resultado ser, de nue!o, una coneión;palabra. “$ la pregunta por lo +ue ocurrió en la primera infancia, la respuesta reza: Hada, pero "ab#a a"# un germen de moción pulsional”=?. El analista debe "acer posible esa nada para +ue se presentifi+ue ese “germen de moción pulsional”. @or lo tanto, en “ * ubicamos tres ni!eles, respecto a la conclusión del análisis. El primero, el falo & la problemática de la “roca de base”, el complejo paternal & las posiciones seuadas. El segundo, el de las pulsiones no sintetizadas en el falo. Es el ni!el de las resistencias estructurales del ello & del super&ó. -e la “soldadura” pulsión 7 fantas#a, piso de los mecanismos de defensa. El tercero, es el ni!el de la pulsión no ligada, por fuera de toda significación. Hi!el al +ue “se arriba” atra!esando los mecanismos de defensa. $+u# no se trata del analista como objeto parcial en tanto realidad ps#+uica, sino del etraño, del +ue “aparece frente a nosotros como real algo +ue "ab#amos tenido por fantástico” =>. $nte este tercer ni!el, es +ue los mecanismos de defensa !alen como obstáculo. Wbstáculo como resistencia ante el encuentro con ese heimlich. $d+uirir la aptitud de analista es poder tomar posición, poder ad!enir para otro como ese “fantástico” para poder "acer la eperiencia de ese real. El psicoanálisis produce un estado in(dito +ue diferencia el analizado del no analizado. El psicoanalista, orientando la firme con!icción de la eistencia del inconsciente, opera sobre el no +uerer saber. @or lo tanto produce ese forzamiento +ue Lacan llamó deseo de saber. @ero B+u( implica ese estado in(dito +ue se logra por la firme con!icción en la eistencia de lo inconsciente & por las reelaboracionesC
5 Freud, S.(19 21'9099): “Fragment!s de +!rres"!nden+ia +!n Fliess. arta 11”. En Obras !m"letas, #!l. %. &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". 31'.
=> Freud, Sigmund (1919):
“6! !min!s!”. En Obras !m"letas, #!l. $#%%. &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'9, ". //.
2>8
4i respuesta, considero +ue se "alla en la orientación +ue brinda Freud en “@eurosis ! psicosis ” )%128*, tal como lo "e manifestado en la página 2>=. Esta es, considero, la genuina alteración del &o +ue producir#a el análisis mismo. /. $ 4iller en su curso in(dito “0osas de finura en psicoanálisis”, nos !a a decir +ue Lacan en su 5ltima enseñanza “no anula lo +ue concierne a la fractura del fantasma, sino +ue a#sla lo +ue resta & +ue es el s#ntoma como aparato de goce”
=A
&
agrega: “4ás allá de la fractura de un fantasma +ue daba sentido, +ueda el fuera de sentido”=1. El conflicto !a a estar dado a esta altura, no por a+uello +ue refiere al conflicto de instancias, ni a un sentido inconsciente a descifrar, ni tampoco a una significación fantasmática, sino a un fuera de sentido: “fragmento de agresión libre”. Lacan en el Seminario 7BL El Sinthome , formula +ue: “El e+u#!oco de la palabra permite pasar de un sentido al Wtro J&K... es sobre esto +ue se establece en parte la noción de inconsciente” ?3. @ero en el mismo tiempo !a a decir +ue: “el estigma de este real como tal es no enlazarse con nada”?%, más bien “enlazarse con nada” ?2. @ero Bcuál es el estatuto de ese real al +ue refiere &a en su 5ltima enseñanzaC: “La pulsión de muerte es lo real en la medida en +ue sólo se lo puede pensar como imposible”?8. Entiendo esta precisión en la misma !ertiente del “fragmento de agresión libre” formulado por Freud, & el encuentro con esa nada donde sólo se presenta ese “germen de moción pulsional”, de la 0arta %3% &a mencionada. B@ero de +u( modo puede inter!enir el analista, produciendo ese efecto de resonancia +ue agregue un !ac#oC B0ómo se puede "acer resonar un !ac#o, más allá del e+ui!oco entre un sentido & otroC 9especto a la interpretación anal#tica, Lacan en su “eminario 2<” !a a decir +ue el analista no tiene nada bello +ue decir. “Es otra resonancia de la +ue se trata, a fundar sobre el c"iste” ?<. B@ero de +u( categor#a de c"isteC En el teto de Freud “El c"iste & su relación con el inconsciente” )%13=* "a& dos grandes conjuntos sobre el c"iste, el ' *iller, . A.: “!sas de inura en "si+!análisis”. urs! in-dit! '09, ". 7. 9 %bd., ". '. 5 6a+an, a+=ues: Seminari! 3: El SintC!me. &uen!s Aires, 8aids, 5, ". 9. 51 %bd., ". 11. 5 %bd., ". 1. 53 %bd., ". 13.
?< 6a+an a+=ues: Seminari! /: “6%nsu =ue sait de lXune be>ue sXaile a m!urneZ (%n-dit!) (tradu+id! "!r la Es+uela Freudiana de &uen!s Aires en ma
2><
conjunto de los c"istes de doble sentido, de e+ui!ocidad, por condensación, etc. 'odos remiten a !encer la censura, re!elando un sentido inconsciente. @ero los c"istes de disparate difieren de a+uellos absolutamente: los c"istes de disparate “despiertan la epectati!a del c"iste, de suerte +ue uno se empeña en "allar el sentido escondido tras el disparate. @ero no se lo encuentra, son efecti!amente un disparate” ?=, no "a& otro sentido sólo un !ac#o. @ero esto es, dijimos condición necesaria pero no suficiente para +ue ad!enga un analista, para la ad+uisición de la aptitud 7 8auglich. @ara poder funcionar para otros como el +ue causa el decir, el +ue se ofrece para encarnar el objeto )parcial en t(rminos freudianos* permitiendo la institución de la neurosis artificial )neurosis de transferencia* & finalmente para presentificar 3la injerencia del fragmento de agresi%n libre" , 7Eric Laurent dice +ue “"abr#a +ue tener
testimonios no sólo de la inmo!ilidad del analista, sino tambi(n de cómo consigue dar esa señal, esa sensación de etrañeza en la transferencia, pero tambi(n en la interpretación”?? 7, se trata del manejo del “sin sentido” desde luego, pero no el “sin sentido” como un arte gratuito, sino para obtener el efecto de etrañeza, condición para +ue resuene el !ac#o. @or lo tanto los objeti!os planteados en la “ntroducción” "an sido desarrollados en esta elaboración, & respecto a la "ipótesis general "emos dado cuenta de ella. El estado original o in(dito nombra al analizado, ad!enga o no como analista. @or ese moti!o la diferencia fundamental se decide en ese segundo momento lógico, +ue Freud nombra como efecto posterior a la terminación de un análisis, no sin un resto. @ero para un analista, para poder sostener esa aptitud, se re+uiere dar ese paso “cada cinco años”. Esto es, un analista, debe ser un analizante permanente. e trata de un análisis terminable e interminable. '(rminos no e+ui!alentes, ni de mutua eclusión. Ho es uno o lo otro. 9efieren a dos cuestiones distintas. El análisis es terminable, "asta puede ser un asunto práctico, +ue Lacan llamó satisfacción. @ero para una analista debe además ser interminable, analizante permanente por los efectos de la desmentida del acto +ue lo produjo como tal. Esto +ue Freud llamó “saldos lamentables”, siempre retornan. ?= Freud, Sigmund (19): “El +Ciste < su rela+in +!n el in+!ns+iente”. En Obras !m"letas, #!l. #%%%, &uen!s Aires, Am!rr!rtu Edit!res, 19'', n!ta 17, ". 13.
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2>=
@or lo tanto, la lógica +ue se desprende del teto es la siguiente: La “aptitud 7 Eignung ”, +ue se ad+uiere a partir de instilar la firme con!icción en la eistencia del inconsciente, es condición necesaria pero no suficiente. El segundo momento +ue implica la ad+uisición de la “aptitud 7 8auglich”, sólo puede sostenerse a partir de un trabajo interminable del análisis propio. @or lo tanto, se trata de la interminabilidad como analizante respecto a a+uel +ue se oferta como psicoanalista. Freud nos dio su testimonio innumerables !eces. Fue elegida para esta tesis la carta a 9omain 9olland. En ella Freud nos re!ela cómo (l constantemente se responsabilizaba como analizante permanente. @or eso es +ue su deseo se ubica como causa, para las generaciones +ue le sucedieron & le sucederán.
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desconstrucción
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21<
I56I$E I5TR364$$I5 GE5ERA& :
@ág. %
PRIMERA PARTE# Exploración analítica, pensamiento científico, la cuestión del obst!culo" @ág. %<
Introducción# Parte % ' $apítulo %# &a escisión la abducción" @unto %.%.%: La causa & la !erdad.
@ág. %?
@unto %.%.2: El ángulo psicológico.
@ág. %A
@unto %.%.8: La ciencia normal & los paradigmas.
@ág. %1
21=
@unto %.%.<: El !alor de la sorpresa.
@ág. 2%
@unto %.%.=: @ragmatismo & deconstrucción.
@ág. 28
@unto %.%.?: 9epresión e in!estigación.
@ág. 2?
@unto %.%.>: La bruja adi!inante.
@ág. 83
@unto %.%.A: 0onclusiones.
@ág. 88
6ibliograf#a:
@ág. 8=
Parte % ' $apítulo )# 1obre la in(estigación el obst!culo" @unto %.2.%: El objeto epist(mico freudiano.
@ág. 8A
@unto %.2.2: Wbstáculo & satisfacción.
@ág. <=
@unto %.2.8: 'ransferencia & pulsión.
@ág. =3
@unto %.2.<: El analista & el obstáculo.
@ág. =2
@unto %.2.=: 0onclusiones.
@ág. =A
6ibliograf#a.
@ág. ?3
$onclusiones de la Primera Parte#
@ág. ?8
1EG456A PARTE# &a experiencia 2tica la pulsión de muerte Introducción#
@ág. ??
Parte ) ' $apítulo %# &a tarea del analista la fi/ación. @unto 2.%.%: Los tres momentos de la dirección de la cura & sus pertinencias conceptuales en la obra de Freud.
@ág. ?A
@unto 2.%.2: Las conceptualizaciones del lugar del analista.
@ág. >3
@unto 2.%.8: La fijación & el acto anal#tico.
@ág. >%
@unto 2.%.<: El acontecimiento anal#tico.
@ág. ><
@unto 2.%.=: La eperiencia (tica.
@ág. A%
@unto 2.%.?: 0onclusiones.
@ág. A8
6ibliograf#a:
@ág. A<
Parte ) ' $apítulo )# Regla de abstinencia el deseo del analista" @unto 2.2.%: La reelaboración.
@ág. A?
@unto 2.2.2: $bstinencia a la sugestión.
@ág. A1
21?
@unto 2.2.8: La denominada “presencia del analista”.
@ág. 1<
@unto 2.2.<: El deseo del analista en la elaboración de Lacan.
@ág. %32
@unto 2.2.=: 0onclusiones.
@ág. %3A
6ibliograf#a.
@ág. %%3
Parte ) ' $apítulo *# Pulsión de muerte" Angustia síntoma" @unto 2.8.%:Los antecedentes.
@ág. %%<
@unto 2.8.2: Lectura orientada del teto de Freud “n"ibición, s#ntoma & angustia” )%12=*.
@ág. %%A
@unto 2.8.8: El desamparo & el trauma.
@ág. %2?
@unto 2.8.<: 'eor#a de la in!estidura.
@ág. %21
@unto 2.8.=: 0onclusiones
@ág. %<8
6ibliograf#a:
@ág. %<=
$onclusiones de la 1egunda Parte#
@ág. %
TER$ER PARTE# El o las resistencias estructurales" Introducción#
@ág. %=3
Parte * ' $apítulo %# &a alteración del o" @unto 8.%.%: El &o es un !erdadero pa&aso.
@ág. %=2
@unto 8.%.2: La compulsión a la s#ntesis.
@ág. %=2
@unto 8.%.8: El &o & la escisión.
@ág. %=?
@unto 8.%.<: La ilusión de la s#ntesis.
@ág. %?8
@unto 8.%.=: El problema de cancelar la ajenidad.
@ág. %?=
@unto 8.%.?: In acercamiento a la psicolog#a del &o.
@ág. %>3
@unto 8.%.>: @erspecti!a lacaniana del &o.
@ág. %>8
@unto 8.%.A: El triple estatuto de la alteración.
@ág. %>=
@unto 8.%.1: 0onclusiones.
@ág. %>1
6ibliograf#a.
@ág. %A3
Parte * ' $apítulo )# El ello los mecanismos de defensa"
21>
@unto 8.2.%: obre un encuentro.
@ág. %A<
@unto 8.2.2: La saga de $nna Freud.
@ág. %A<
@unto 8.2.8: In defender compulsi!o.
@ág. %A1
@unto 8.2.<: 0on Hietzsc"e.
@ág. %1=
@unto 8.2.=: El cuerpo.
@ág. %11
@unto 8.2.?: 0onclusiones.
@ág. 232
6ibliograf#a.
@ág. 238
Parte * ' $apítulo *# El superó la reacción terap2utica negati(a" @unto 8.8.%: La necesidad de castigo.
@ág. 23=
@unto 8.8.2: La satisfacción paradójica.
@ág. 2%3
@unto 8.8.8: 0ontrapunto sobre la reacción terap(utica negati!a.
@ág. 2%>
@unto 8.8.<: Lo ligado & lo no ligado.
@ág. 228
@unto 8.8.=: 0onclusiones.
@ág. 22=
6ibliograf#a.
@ág. 22>
$onclusiones de la Tercera Parte"
@ág. 283
$4ARTA PARTE# &a aptitud en 7reud" @ág. 288
Introducción# Parte + ' $apítulo %# Aptitud pulsión" @unto <.%.%: B-os tiemposC
@ág. 28<
@unto <.%.2: obre el t(rmino aptitud .
@ág. 28?
@unto <.%.8: 0onclusiones.
@ág. 2<%
6ibliograf#a.
@ág. 2<2
Parte + ' $apítulo )# 4n testimonio de 7reud" @unto <.2.%: En la $crópolis.
@ág. 2<<
@unto <.2.2: 0onclusiones.
@ág. 2<>
6ibliograf#a:
@ág. 2
21A
