MATERIA (049): PSICOANÁLISIS FREUD - CÁTEDRA: I TEÓRICO: 1 FECHA: FECHA: 5 DE ABRIL DE 2006 2006 PROFESOR: PROFESOR: OSVALDO DELGADO
Buenos días. Me presento: mi nombre es Osvaldo Delgado y estoy a cargo de la Cátedra. Cuando pregunté en Bedelía cuál era el aula donde tenia que dar el teórico no lo podía creer por el estatuto que tiene realmente el inconsciente. Es una experiencia increíble la relación del inconsciente con el destino. En el año 1970 –muchos de ustedes no habían nacido– era estudiante de Abogacía y desde hacia tres años que quería estudiar Sociología. En esta sede estaba Psicología, Sociología, Filosofía y todas las carreras que están actualmente en Ciencias Sociales y en Filosofía y Letras. En aquel tiempo la cátedra de Sociología Sistemática estaba a cargo de Oscar Landi del que me habían hablado maravillas y yo quería escuchar, porque efectivamente estaba en mi decisión dejar la carrera de Abogacía y estudiar Sociología. Absolutamente pensado y decidido vengo a esta Facultad, miro las carteleras y veo que Sociología Sistemática del profesor Oscar Landi se dictaba en el aula 20… esta. Vine hasta aquí, me senté en el fondo, donde veo hoy a algunos sentados, y era un ámbito totalmente distinto al cual estaba acostumbrado. Me siento en el fondo y veo un señor bajito dando clase, yo convencido de que era Oscar Landi dando Sociología Sistemática. Escucho la clase y me llamó la atención la referencia que hacia al complejo de Edipo, no entendía. Pensaba... que el psicoanálisis es un aporte entre otros a la teoría social y que tenía toda su importancia en la cultura. Cuando termina la clase estaba muy confundido. No entendía por qué no había hecho ninguna articulación con las problemáticas de la Sociología Sistemática. Tampoco me animaba a preguntarle a nadie porque me sentía absolutamente un imbécil. Pregunto y me dicen que no, no era ni Sociología Sistemática ni Oscar Landi, que esa materia era Psicoanálisis Freud y que quien había dado la clase era el profesor titular a cargo de la cátedra León Ostrov. Al día siguiente deje de cursar Abogacía. Me anoté para hacer el ingreso en Psicología. Cayó Sociología a partir de un encuentro que tuve con ese señor bajito que era el titular no sólo de Psicoanálisis: Freud sino que era el titular de esta cátedra. Me encuentro ahora dando el teórico como Profesor a cargo de esta Cátedra después de tantos años. Fruto de dos cosas: del deseo, que indudablemente estaba y la contingencia. Como dice Alain Badiou, para que se produzca un acontecimiento debe haber un sitio. ¿Qué fue lo que ocurrió? Fui a planta baja, miré dónde estaba puesto en la escalera y no había sido un error burocrático porque estaba perfectamente bien escrito sino que yo había
cometido un acto fallido. Leí mal el número de aula y vine a escuchar un teórico de Psicoanálisis Freud. Ese es un ejemplo de lo que denominamos inconsciente. Les doy la bienvenida a esta Cátedra, les doy la bienvenida al encuentro con el psicoanálisis, aquí bajo el modo de las clases teóricas. Otros habrán tenido o tendrán en el futuro –otros no porque no está su deseo– el verdadero encuentro con el psicoanálisis que es haciendo psicoanálisis, analizarse. Pero este es el primer encuentro quizás para muchos con el psicoanálisis ya que la mayoría proviene de colegios secundarios y del CBC y se ponen en contacto con una de las primeras materias anual y obligatoria. Una de las materias troncales de toda la carrera. Van a encontrar luego la impronta y la marca del psicoanálisis en Psicología Evolutiva, Institucional, Laboral, Clínica de adultos, Clínica de niños, Psicopatología, Ética y derechos humanos, etcétera. Van a encontrar la impronta de la genialidad y de la subversión del pensamiento freudiano. Porque Freud subvierte absolutamente el pensamiento y el ideal de la razón. Así como tenemos la impronta del psicoanálisis en todas estas materias también la tenemos en múltiples disciplinas de la cultura occidental: en Teoría Social, Lingüística, Ciencias Políticas, Filosofía, Artes... A partir de la producción de Freud ha sido afectado el campo mismo de la cultura a partir de los inicios del siglo XX. También encontramos el psicoanálisis hoy en su dimensión de práctica clínica en relación con dos cuestiones centrales. En una vía, se inscribe en el campo de la salud mental y hoy entra en debate con las llamadas nuevas terapias, terapias alternativas. Voy a ir explicando y dando las razones que también obtendrán en Seminarios y Prácticos de por qué razón el psicoanálisis sigue siendo hoy de una eficacia terapéutica mucho mayor que cualquier otro tratamiento terapéutico. Asegura los resultados de su eficacia mucho más que las llamadas nuevas terapias ya que éstas se inscriben en la resolución de ciertos síntomas pero al tiempo el mismo síntoma retorna o aparece desplazado en otro síntoma. El psicoanálisis puede producir, afectar la dimensión pulsional de un sujeto en su dimensión de eficacia terapéutica. El encuentro con un psicoanalista puede permitir que alguien que está en un estado de urgencia subjetiva, de desesperación, al borde de precipitarse en cualquier acción contra sí mismo o contra otros, puede permitir la suspensión de ese acto y transformar ese impulso en una pregunta sobre su deseo. ¿Cómo el encuentro con un psicoanalista puede permitir que una psicosis pueda orientarse de un modo particular en el trabajo del dispositivo para lograr una estabilización? ¿Cómo puede lograr un psicoanálisis que alguien que llega en estado de angustia pueda transformarla en un síntoma a ser interrogado? Hoy se le llama ataque de pánico pero está
formulado en Freud desde los primeros textos así como la eficacia del psicoanálisis respecto a estos padecimientos es superior. Poder hacer que alguien atrapado por las adicciones, las drogas, el alcohol, pueda hacer de esa adicción que lo consume y lo arrastra a la muerte una pregunta para el sujeto y poder historizar aquello que le acontece. O en los casos de anoréxica en estado de devastación, las anorexias duras, un psicoanálisis permite ubicar cómo detrás de ese síntoma anoréxico hay un cierto impasse de la posición de deseo en una histeria. Puede permitir un psicoanálisis la resolución de un estado de duelo patológico en un sujeto. Estas y muchas más son cuestiones del campo propio de la eficacia del psicoanálisis en su dimensión de efecto terapéutico. A su vez, como práctica clínica un psicoanálisis además del valor terapéutico juega la apuesta de una dimensión ética. Es una experiencia ética fundamental en nuestro mundo actual, como lo fue también en su comienzo. ¿Por qué? Porque es una experiencia que hace que un sujeto abandone la minoría de edad. Lo que el gran filosofo Emmanuel Kant situaba como el problema de la minoría de edad. La minoría de edad no es: los niños. La minoría de edad es la no responsabilidad del sujeto por sus propios deseos y sus propios actos. La minoría de edad es no atreverse a pensar por sí mismo. La minoría de edad es siempre estar buscando un amo que nos conduzca, sea en política, en religión, en educación, en el ámbito que sea, o en el amor mismo. Ser menor de edad es para Kant una posición cobarde, y desde la minoría de edad siempre somos víctimas de lo que nos hizo nuestro padre, de los que nos hizo nuestra madre. Cierto bastardeo del psicoanálisis a contribuido a esto: a favorecer la posición víctima del neurótico. Un psicoanálisis en tanto su dimensión ética implica la asunción de la responsabilidad del sujeto respecto de sus deseos y sus actos. No es ninguna víctima, es responsable. Quiere decir: atreverse a tener pensamientos propios, atreverse a vivir sin un amo, un tutor, pero también es ser responsable de nuestros deseos, de nuestras pasiones. Es una operación respecto a la moral de víctima. Cuando ustedes llegan a un análisis –si se trata de un psicoanálisis, del encuentro con un psicoanalista–, ni bien pisan la puerta del consultorio deben dejar colgado en el perchero el rol de víctima porque se trata de responsabilidad. Nadie puede decir: bueno es algo inconsciente. Si es algo inconsciente y uno no tiene dominio del inconsciente ¿qué responsabilidad puedo tener?
Entre las enormes e impresionantes paradojas del invento freudiano se localiza que aunque la determinación es inconsciente el sujeto es responsable de esa determinación inconsciente. Efectivamente, como lo vamos a ver hay una dimensión de determinación. Freud trabaja muy tempranamente la cuestión de la determinación de los síntomas y la determinación de la posición de un sujeto a partir de ciertas causas. Tenemos ya un primer trabajo: alguien es histérico, obsesivo o paranoico a partir de una determinada experiencia llamada sexual prematura traumática. Ese acontecimiento traumático es la línea de la determinación. Vamos a ver en el transcurso del año cómo se va a ir complejizando. Es la relación de Freud con la Modernidad, con el estatuto de las Ciencias y de las Ciencias Naturales, del desarrollo científico que ubica que cada cosa tiene su causa y esta determinada y sobredeterminada. Son las cuestiones de la determinación, de la relación, de la causa y el efecto. Freud ocupándose de buscar la etiología a partir de sucesos acontecidos pertenece al amplio desarrollo del campo científico, del establecimiento de la investigación científica pura y aplicada al servicio de una ganancia en el plano del saber. Pero Freud –además del determinismo– ubica la cuestión de la libertad y del sentido. Por eso se va a referir en la Carta 125 a lo que llama elección de neurosis. ¿Por qué alguien se vuelve histérico, obsesivo, paranoico? Si hay elección hay un punto que va mas allá de la determinación, porque donde hay elección soy responsable, no soy víctima. Freud habla hasta de la responsabilidad moral por el contenido de los sueños. Esto es un aporte muy grande en el campo del derecho a la criminología a los criterios de imputabilidad e inimputabilidad. ¿Por qué? Si estamos determinados por el inconsciente puedo cometer cualquier atrocidad y decir: “no soy yo, es mi inconsciente”, y como no tengo dominio de lo inconsciente, además soy freudiano, no tengo ninguna responsabilidad. Eso es una ironía, por cierto. Tenemos la eficacia terapéutica y la dimensión ética del psicoanálisis. En su dimensión ética. El encuentro con el psicoanálisis, con el psicoanalista ya es una conmoción de todos los efectos del malestar en la cultura de la actualidad. Sitúa al sujeto más allá de los ideales propios, por ejemplo en nuestra llamada posmodernidad. El imperativo de goce, el imperativo de consumo, etcétera. Un Psicoanálisis es una operación en contra de los modos de satisfacción de la moral de cada época. En la época denominada Modernidad el imperativo moral era: “no goces”. Estaba prohibido el goce y verán ustedes aparecer en los primeros historiales cómo el deseo busca arreglárselas con sus deseos prohibidos.
En la actualidad el imperativo no es “no goces” sino “goza” como imperativo. Y si no tengo entusiasmo en gozar y no tengo entusiasmo en desear lo que la cultura de la época me impone me deprimo porque no estoy a la altura de la cultura de la época. En ese sentido, el psicoanálisis no se inscribe en ninguna moral. No es victoriano ni libertino para utilizar los términos de la época. No puede estar guiado por ningún ideal: ni el del capitalismo tardío neoliberal de la actualidad, ni del de las prácticas humanitarias sino por una dimensión ética. No puede estar orientado por ninguna moral porque el deseo de hacer el bien a alguien es sólo desde la propia moral que uno puede desear hacerle el bien. El analista tiene como principio ético la abstención absoluta de poner en juego sus ideales, su moral, no es ningún director de conciencia ni de conducta, no dirige la vida de nadie. Tiene que renunciar a hacer de su lugar lo más alejado de cualquier práctica de poder. ¿Qué es un psicoanalista? Podríamos definir que es alguien ubicado en las antípodas más absolutas de cualquier ejercicio de poder. Eso debe ser un psicoanalista. J ustamente en la experiencia de formación que es el control el analista supervisa sus materiales clínicos. Supervisa los puntos en los que queda enredada su propia subjetividad en un análisis. Muchas veces es el deseo de hacer el bien. No está mal, todo lo contrario: ser absolutamente solidarios, aunque sea un significante caído en esta época. No está nada mal procurar en relación con los ideales una sociedad más justa. Todo lo contrario. Pero un psicoanalista en su acto no se dedica a eso, no puede hacerlo porque estaría cometiendo un ejercicio de poder y dirigiendo desde una moral que aunque presentada con los mejores valores, es la propia. Eso no es acto analítico. En ese acto tiene que abstenerse de sus creencias, prejuicios, ideales, fantasmas y radicalmente de su inconsciente. Quizás la más enorme paradoja del acto analítico es que Freud descubre que somos guiados por el inconsciente, que el inconsciente determina nuestros dichos, nuestros actos. Un psicoanalista no puede estar orientado desde su propio inconsciente. Es lo más difícil del mundo. Si el descubrimiento freudiano es que en el campo de las neurosis estamos orientados por el inconsciente, estamos divididos entre conciencia e inconsciente; el acto analítico no puede estar orientado desde el inconsciente de ese que se asume como analista. Para ello está el propio análisis del analista, la formación teórica, los controles o supervisiones. Retomemos el contexto de surgimiento del psicoanálisis en tanto producto de la Modernidad. La voluntad fundamental del hombre moderno es gnoseológica. Quiere conocer y el instrumento es la Ciencia como saber privilegiado.
Este saber científico es explicativo, evaluador de cantidades, quiere descubrir las leyes de la naturaleza. El paradigma es Isaac Newton y su “Principios de matemáticas de filosofía de la naturaleza”, texto de 1686. También la naturaleza pasa a ser un depósito de mercadería y queda al servicio de su apropiación entrando masivamente al mercado. Implica la revolución comercial. Para Mario Casalla esta revolución tiene una triple consecuencia: A. La transformación del comercio en empresa mundial. B. La consolidación económica de Europa para su ulterior despliegue capitalista. C. La sistematización de un conjunto de principios ideológicos denominado “mercantilismo”. La Modernidad se extiende desde el siglo XIV hasta fines del siglo pasado e implicar la revolución religiosa, reforma y contrareforma y la ya mencionada revolución comercial. El padre de la modernidad en el territorio del pensamiento es Rene Descartes quien en 1641 publica en latín Meditaciones Metafísicas fundamento crucial de la subjetividad moderna. La segunda meditación se llama: “De la naturaleza del espíritu humano, que es más fácil de conocer que el cuerpo”. Descartes aquí fundamenta que aunque sea como sujeto de la duda, éste existe. Es una cosa (Res) que como cosa que piensa (Res-cogitans) está cierta de sí misma. “Cógito, ergo sum”:
pienso, luego existo. Se trata de un ente tan indubitable como Dios. La palabra
“sujeto”, antes de Descartes, estaba reservada a Dios. En el medioevo el hombre no es un sujeto sino un objeto llamado persona. ¿Cuál era el estado epocal de esta Modernidad en la cual Freud inventa el Psicoanálisis? Nos informa el biógrafo fundamental de Freud, Ernesto J ones, que: “Sigmund Freud nació a las 6,30 horas de la tarde del 6 de mayo de 1856, en la calle Schlossergasse, número 117, en Freiberg, Moravia, y murió el 23 de setiembre de 1939, a las 20, en Maresfield Gardens, Londres. El nombre de Schlossergasse fue cambiado más adelante, en su honor, por el de Freudova ulice”. Freud vivió y trabajó en la última época del imperio austro-húngaro de los Hasburgo. Era un período muy paradójico ya que así como era fértil para el desarrollo de la Filosofía, la Psicología, el Arte, la Música, la Arquitectura, al mismo tiempo es la época del “huevo de la serpiente” ya que se incubaban los primeros gérmenes del nazismo. Época del nacimiento de la música atonal, la arquitectura moderna, el positivismo legal y lógico y la pintura no figurativa. Silvia Tubert, se pregunta “¿cuáles eran los valores que habían heredado los hijos de la cultura liberal vienesa?”. Pregunta importante en el marco del fracaso absoluto y de la carencia de todo proyecto político por parte de los hasburgos entre 1867 y 1914. Dice Tubert: “El modelo moral y científico de la alta burguesía eran similar al multiforme victorianismo del resto de Europa. En lo moral, era firme, recto y represor, en lo político
estaba interesado en el imperio de la ley que incluía tanto los derechos personales como del orden social. En lo intelectual pretendía instaurar el dominio de la mente sobre el cuerpo, de la razón sobre el sentimiento y la pasión”. Tanto en la literatura como en el arte aparece la preocupación por la misma problemática que inquietó a Freud: “Levantar los velos, quitar las máscaras, desmistificar las tradiciones, en busca de una nueva verdad.” Para Alain Badiou, en su texto El siglo, el comienzo del siglo XX es sólo comparable con el renacimiento florentino y el siglo de Pericles. ¿Cuáles son algunos de los momentos cruciales de ese comienzo del siglo XX? Einstein en 1905 inventa la relatividad y la teoría cuántica de la luz. En 1908 Shöenberg funda la música atonal. Lenin en 1902 crea la política moderna con su libro ¿Qué hacer? J oyce escribe Ulises y Proust En busca del tiempo perdido . Wittgenstein pone en forma su lógica matemática junto con Frege, Rusell y Hilbert. Picasso en 1912 estremece la lógica pictórica. Pessoa en Portugal da cuenta de su singular poesía. Husserl despliega la fenomenología. El cine encuentra al genial Chaplin. Freud publica “La interpretación de los sueños”. En 1917 se produce la revolución Rusa. Freud, como estudiante de medicina además de concurrir a las clases obligatorias concurre al encuentro de la Filosofía de Brentano. Así como Freud quiere reabsorver el Psicoanálisis en la Ciencias de la Naturaleza se encuentra con el problema de cómo hacer compatible el determinismo y la decisión (elección). El sentido se da y si se da es porque no está determinado. En ese cruce que da cuenta tanto del determinismo científico como por la respuesta de elección del sujeto es donde surge el Psicoanálisis. En la Carta 46, el determinismo: “Los tiempos de la represión son por tanto indiferentes para la elección de neurosis, los tiempos del suceso son los que deciden.” En la Carta 125, la elección: “Se me enfrenta como problema el de la ‘elección de neurosis’. ¿Cuándo un ser humano se vuelve histérico en lugar de paranoico?”. Entre la causa y el efecto, el sujeto. Entre el acontecimiento y el síntoma, la defensa. Entonces, ¿qué es lo que haremos durante el año? Saben que esta es una materia nueva en el sentido de que hay alguien nuevo a cargo de la materia después de muchos años. Estaba a cargo de la profesora Irene Friedenthal mi antecesora que fue la que sucedió a León Ostrov. El programa de la materia posee una articulación entre los tres espacios: Teóricos, Seminarios y P rácticos.
En los Teóricos se desarrollan los tres grandes momentos de la elaboración doctrinaria de Freud. El primer momento del descubrimiento o de la invención del psicoanálisis como tal. Freud no inventa lo llamado inconsciente ya que era una referencia anterior, pero el inconsciente tal como lo formula es de su puño y letra, aunque otros hayan hablado de inconsciente antes que él. El inconsciente psicoanalítico no es un estado de inconsciencia difusa, ni sombras en la caverna de Platón. Sí está mas cerca de lo que podía formular Dostoievsky en sus novelas y lo que podía formular Nietzsche, autor que Freud trataba de no leer porque era tan poderoso el pensamiento de Nietzsche que temía ser influenciado. Entonces el descubrimiento del inconsciente, el pasaje del inconsciente descriptivo al inconsciente dinámico, lapsus, chistes, sueños, fallidos y síntoma un poco aparte porque como primera orientación podemos decir que los primeros son del orden del instante: un lapsus en ese instante, un fallido en ese instante, un sueño en esa noche. En cambio, el síntoma perdura, se sostiene en el tiempo. Es una formación del inconsciente pero su radical diferencia de perdurar en el tiempo nos habla de cuestiones importantes y específicas. La segunda gran época es la que podemos llamar del cierre del inconsciente. Es la pregunta de Freud respecto al problema de la transferencia. El momento donde el paciente deja de asociar libremente. Es la apertura de la pregunta que ya venia como preocupación desde la referencia de Anna O. El tercer gran momento es a partir del giro de 1920 con “Más allá del principio del placer” y la introducción del concepto de pulsión de muerte donde cambia absolutamente el ordenamiento doctrinario que había realizado. El texto mayor de esta última época junto con “Mas allá del principio del placer” y “El yo y el ello”, es “Inhibición, síntoma y angustia”. Es el último ordenamiento psicopatológico de Freud donde ya el síntoma no es sólo un modo de expresar un deseo inconsciente sino un modo de satisfacción que expresa como deseo inconsciente, en eso mismo se satisface. Es la dimensión libidinal del inconsciente. Hay una satisfacción propia en tener un lapsus, no sólo es que se presenta un deseo inconsciente además se presenta una satisfacción. Estas son las tres grandes épocas que abordan los teóricos que se inician con la relación de Freud y su época. Quiero que tengan presente que en la misma época, en el mismo territorio, en las mismas coordenadas socio-políticas y culturales surgen tres respuestas diversas al malestar en la cultura. Una es el psicoanálisis que aunque muchos lo consideran muerto está más vivo que nunca. No aconteció –como dice una colega en un libro que ha publicado hace poco–la muerte del psicoanálisis.
Otra gran respuesta al malestar en la cultura es la de Carlos Marx, el marxismo en sus vertientes materialismo dialéctico e histórico que tampoco aconteció su muerte como muchos lo pregonaban. La tercera gran respuesta fue el fascismo en sus vertientes fundamentales, fascismo italiano, nazismo alemán. En el imperio austro-húngaro en disolución surgen estas tres grandes respuestas al malestar en la cultura con destinos diversos. Respecto a esta última, quizás es mejor no pensar que ha muerto, me refiero al fascismo. Porque siempre tiende a retornar, es mejor estar advertido de que nunca termina de ser muerto. Después está el ordenamiento de los Seminarios que apuntan al acto del analista. Es diverso el modo de concebir el acto y lo que es un analista en cada momento de su obra: en la primera, segunda, tercera y última época. ¿Cuál es el acto analítico? ¿Cuál es la finalidad? ¿Cuáles son los impasses del acto analítico? El quehacer de un analista y cuál es la finalidad. Luego, en los Prácticos trabajarán cuál es el obstáculo en cada época. ¿Cómo Freud construye el obstáculo? ¿Cuál es el modo de resolución que da? ¿Cuáles son las consecuencias teóricas y clínicas del obstáculo con el que se encuentra? Para Freud el obstáculo no es un problema en el sentido negativo sino positivo. Es algo a resolver, lugar en el que hay algo absolutamente fecundo. Es como ocurre en todo análisis bien orientado y no los obstáculos que generan los propios analistas cuando no orientan bien un tratamiento. Cuando se trata de un tratamiento bien orientado surgen obstáculos y en buena hora, porque es el momento más vivo y fecundo de ese análisis. Momentos donde se van a presentificar las cuestiones más importantes de la dirección de la cura. Decíamos que no podría haber surgido el psicoanálisis sin Rene Descartes. No podría haber surgido sin la segunda meditación de las Meditaciones Metafísicas, sin ello no hubiera sido posible el psicoanálisis; porque es Descartes el que funda las coordenadas del sujeto moderno con su “pienso, existo”. Tampoco hubiera sido posible sin Kant, sin en el desarrollo de las ciencias. Es hijo de la Ilustración y del ideal de la razón pero Freud es un hijo subversivo porque se va a ocupar de todo aquello que desde el ideal de la razón es considerado irracional, el desecho. Se ocupa de los desechos del ideal de la razón. De aquello que no entra en el cientificismo gobernado por ese ideal. Habla de otras razones, de que el inconsciente no es algo difuso sino que tiene una razón propia y obedece a ciertas leyes. Aquí entra en debate hasta la actualidad con el campo de la ciencia ya que excluye la subjetividad en su desarrollo. También entra en debate con la religión. En esta línea entra en debate con aquellos en su diferencia, los científicos y las diversas religiones que apuntan a alimentar el sentido. No hay nada más tremendo para un neurótico en análisis que el encuentro con aquello que un psicótico padece permanentemente. ¿ De qué? De encontrarse con el sin sentido.
Con la caída y el desvanecimiento de ciertos sentidos que creía asegurados respecto a la vida misma. El psicótico lo sabe, vive en esto hasta que se construye un sentido propio llamado delirio. Por eso es algo que hay que regular muy bien en un análisis. No se puede habitar el sin sentido permanentemente. En esta línea entra en el debate con la religión. El programa finaliza con el psicoanálisis en la posmodernidad, hoy. La Modernidad implicó la caída de la referencia en el lugar de la autoridad del Papa y de los reyes y señores feudales, la revolución religiosa de la reforma y la contra reforma protestante. El desarrollo del campo científico del Renacimiento, el establecimiento de los Estados Nación y otra cuestión fundamental es cómo es tomada la naturaleza ya no como lugar para dar respuesta viendo la naturaleza sino la naturaleza como algo a investigar, a calcular y a verla como un gran deposito de mercancías para vender. Hay que pensar la Modernidad en este último sentido tal como lo plantea Carlos Marx en la sección I del tomo I de El Capital, porque marca los inicios del desarrollo del capitalismo que empieza a volverse global hasta nuestros días. En nuestros días no es que esto ha concluido, al contrario, se ha realizado. Tenemos estas tres grandes referencias. Llamamos posmodernidad a la relación de la ciencia con la tecnología y la ley del mercado; a la caída de los Estados Nación en donde las empresas multinacionales tiene mayor poder económico y político que los Estados Nación. Llamamos posmodernidad al capitalismo tardío a las dos formas fundamentales de explotación del sujeto vía el imperativo del consumo y vía los que quedan como desecho del mercado. La Cátedra ha pensado y pone en funcionamiento –además de las dos horas de Práctico, dos de Seminario, dos de Teórico obligatorias–, el ordenamiento de los parciales que son tres y que les vamos a comunicar en pocos días las fechas. La cátedra también posee dos espacios optativos. Uno es el denominado: “Psicoanálisis en la cultura”. La primera actividad de ese espacio se va a realizar en el teórico de la profesora Graciela Ortiz Zavalla el viernes 28 de abril de 19:45 a 21:15, donde se va a trabajar el psicoanálisis y la modernidad. Van a participar la ex profesora titular de la Cátedra Irene Friedenthal con Guillermo Eras, que es un dramaturgo director de teatro, director cultural y profesor de la Universidad Complutense de Madrid. En junio habrá un homenaje al 150º aniversario de Freud con la proyección de una película sobre Freud, una exposición plástica, una mesa con intelectuales respecto al acontecimiento Freud en la cultura y en las ciencias de la salud. El otro espacio de la Cátedra es un espacio clínico. El espacio “Psicoanálisis en la cultura” funciona articulado al Programa de especialización del cual soy director en el posgrado. Se llama “El lugar del analista y los efectos del discurso contemporáneo”. Es realizado conjuntamente con ese Programa de Posgrado.
El espacio clínico es un espacio articulado con la Pasantía Clínica o Práctica Profesional que dirijo que se llama “Hospital de día y problemáticas clínicas contemporáneas”. Se hace conjuntamente. ¿Qué implica el espacio clínico? Dos cosas. Una, presentación de ateneos clínicos. El primero será en el marco de este Teórico en el mes de junio. Allí vamos a trabajar con un material clínico en debate con los conceptos que ustedes vienen trabajando. Me voy a ocupar de articular todos los conceptos con ese caso clínico. La otra parte del espacio clínico es la concurrencia de algunos alumnos, lamentablemente no todos, a un espacio de presentación de enfermos en el Hospital Álvarez, en el sector de Hospital de Día turno tarde, donde se realizan entrevistas a pacientes psicóticos o neuróticos en cuadro agudo. Se hace esta actividad como lugar de formación para residentes y concurrentes. También es un lugar de formación para los alumnos de la práctica profesional: “Hospital de día y problemáticas clínicas contemporáneas”. Van a poder participar sólo diez alumnos cada reunión que es una por mes los días miércoles al medio día. ¿Por qué? Por varios motivos. Por cuestiones de espacio, porque no se puede crear una situación masiva porque es una entrevista al paciente. Los alumnos que van a poder tener esta experiencia, verdaderamente crucial en su formación, van a tener reuniones previas para explicarles bien de qué se trata la presentación de enfermos –doctrinal y técnicamente–, y posteriores para recoger la experiencia que han hecho y cómo pueden articularlo al programa. Estos son los dos grandes espacios. La cátedra arma una lista electrónica y mantiene una relación directa por vía electrónica con cada uno de ustedes y cada uno de ustedes con el conjunto de los docentes. Ahí les llegan todas las informaciones, textos, preguntas, interrogaciones, preocupaciones. En forma electrónica nos vamos a mantener permanentemente comunicados. La dirección es:
[email protected] La cátedra tendrá en breve una página web donde encontrarán materiales, dibujos, pintura, plástica, música, trozos de películas, algunas escenas de teatro filmadas en relación con lo que vamos trabajando. Va ser una fuente permanente de enseñanza e información. Los veo el próximo miércoles. Buenos días.