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Ultimos títulos publicados
25 Adolfo Salazar Juan Sebastian Bach
26 Alfred Einstein
La música en la época romántica
27 Alfred Cortot Aspectos de Chopin 28 Claude Rostand Anton Webern El hon,bre y su obra
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29 Charles Rosen
El estilo clásico
Haydn, Mozart, Beethoven
30 Manfred F. Bukofzer
La música en la época barroca De A1onteverdi a Bach
31 Enrico Fubini La estética musical desde la antigüedad hasta el siglo XX Prólogo y traducción de Carlos Guillermo Pérez de Aranda
32 Claude Debussy
El señor Corchea y otros escritos
33 Christopher Hogwood Haendel
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Alianza Música
La colección ALIANZA MUSICA ha sido patrocinada por el Fondo Musical Adolfo Sala:r.ar, creado en México por D. Carlos Prieto en memoria y homenaje al historiador y crítico musical español que vivió, trabajó y falleció en la capital mexicana.
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Gustave Reese
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La música en la Edad Media Con una introducción sobre la música en la Edad Antigua
Versión española de: José María Martín Triana
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Alianza Editorial
Título original: Music in the Middle Ages - With an Introduction on the Mu,ic of Andent Times
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Copyright, 1940 by W. W. Norton & Company, Inc., New York, N. Y. Copyright renewed 1968 by Gustave Reese © Ed. cast.: Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1988, 1989 Calle Milán, 38, 28043 Madrid; teléf. 200 00 45 ISBN: 84-206-8543-7 Depósito legal: M. 6.337-1989 Compuesto en Fernández Ciudad, S. L.
Impreso en Lave!. Los Llanos, nave 6. Humanes (Madrid) Printed in Spain
A mi esposa
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Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Capítulo 1. Sudoeste asiático y Egipto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Capítulo 2. Grecia y Roma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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PRIMERA PARTE
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INTRODUCCIÓN: LA MÚSICA EN LA EDAD ANTIGUA
SEGUNDA PARTE LA MONODIA EN LA EUROPA OCCIDENTAL HASTA CERCA DE 1300
Capítulo 3. Los comienzos del canto sagrado cristiano y la evolu ción de algunas de sus ramas principales: siria, bizantina, armenia, copta y etíope . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Capítulo 4. La evolución de algunas de las ramas principales del canto cristiano: ruso, ambrosiano, mozárabe y galicano . . . . . . . . . Capítulo 5. El canto gregoriano: su historia y notación . . . . . . . . . Capítulo 6. El canto gregoriano: su sistema modal y sus formas . . . Capítulo 7. La monodia profana: las canciones en latín (entre ellas el conductus y las goliardescas ), los juglares, los trovadores y los trouveres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
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Indice
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Capítulo 8. La monodia profana (continuación): los primeros Min nesinger, los laude y los Geisslerlieder, la monodia inglesa, la monodia española ... ... ... . . . ... ... ... . .. .. . . . . . . . ... ... . . . . . . TERCERA PARTE
LA POLIFONÍA BASADA EN LAS CONSONANCIAS PERFECTAS ' ' Y SU SUSTITUCION POR LA POLIFONIA FUNDAMENTADA EN LA TERCERA
Capítulo 9. Las primeras fases del organum . . . . . . . . . . . . .. . . .. . . . Capítulo 10. El auge de la música medida y el desarrollo de su notación hasta Franco de Colonia .. . ... . .. ... . . . . .. . .. . . . . .. Capítulo 11 . La culminación del organum y el discanto en la Europa continental en los siglos XII y XIII: los organa, el conductus, el. motete temprano, la cantilena; métodos de interpreta.' c1on; instrumentos .. . .. . . .. . . . .. . . .. .. . . .. .. . . .. .. . . .. ...
Capítulo 12. El siglo XIV: la música francesa; las notaciones francesa e italiana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Capítulo 13. El siglo x1v: la música en Italia, España y Alemania; la música falsa; instrumentos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Capítulo 14. La polifonía en las Islas Británicas desde el siglo XII hasta la muerte de Dunstable . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Bibliografía Discografía
APÉNDICES •••
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Indice onomast1co y de obras musicales
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Las mejores obras musicales explicadas en este libro no son meras piezas de museo. El canto gregoriano, incluso cuando sus melodías se can taron de manera adulterada durante muchos siglos antes' de su reciente restauración, nunca ha llegado a morir del todo a lo largo de su historia de unos 1 .300 años. En la actualidad, florece con vigor renovado, gracias principalmente a las provechosas investigaciones de un grupo de diligentes eruditos. Los estudios de los musicólogos han puesto a nuestra disposición un gran repertorio de otras músicas medievales. Si al obrar así sólo nos hubiesen proporcionado un mayor conocimiento del curso que ha tomado nuestra cultura occidental e11 su desarrollo, sus esfuerzos ya se habrían visto justificados. Sin embargo, en realidad nos han dado mucho más que eso, ya que han devuelto de nuevo a la luz numerosísimas composiciones tempranas gracias a su transcripción a notación moderna, transcripciones que son capaces de despertar un mayor interés que el de la mera curiosidad en la mente del oyente moderno. Por ejemplo, hay muchísimas caracte rísticas en la polifonía del siglo XIII que está especialmente en armonía con el gusto actual y que muy bien puede inflamar la imaginación de los com. ' pos1tores contemporaneos. Para los cometidos de este libro, la Edad Media acaba en el año 1453. Su contenido se ocupa principalmente del análisis estilístico de la música misma más que de los determinantes ambientales y culturales, los cuales serán objeto de un estudio muy completo en el próximo libro de Paul Henry Lang, Music in Western Civilization. En el volumen presente hemos prestado una atención especial a los resultados de las investiga ciones recientes; en él incluimos numerosos ejemplos musicales (algu nos de los cuales no se han publicado anteriormente) y, de vez en cuando, damos nuevas interpretaciones de hechos antiguos. También proporciona mos abundantes referencias bibliográficas, las cuales facilitarán al estu diante el conocimiento de detalles relativos a los diversos desarrollos des11
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critos, por fuerza de modo más bien breve, en estas páginas. (Por ejemplo, la introducción al solo tema del canto gregoriano, debida a Peter Wagner, ocupa tres volúmenes, cada uno de los cuales tiene, más o menos, las dimen siones de este libro.) Esta obra es el resultado de un curso de clases sobre música medieval y renacentista que durante varios años impartí en el Washington Square College and Graduate School, de la Universidad de Nueva York. En un principio lo concebí como dedicado a la música del Renacimiento, así �orno a la de épocas anteriores. Pero a medida que cada uno de los capitulos rebasaba los límites originalmente pensados, quedó claro que no podía ocuparme de las evoluciones habidas tras la Edad Media (con la excepció� ocasional de temas que, de lo contrario, serían cabos sueltos) y que, si iba a obrar de esta manera con la música renacentista, tendría que hacerlo en su probable volumen segundo. . . En mi experiencia de profesor a menudo he sentido la necesidad de contar con un nuevo libro general de consulta en inglés que sirviese para orientar al estudiante de nuestra música más antigua. El volumen I de la Oxford History of Music fue una contribución espléndida cuando apareció por vez primera en 1901. Sin �°;bargo, se perdí? � na estupend� oportu nidad cuando en 1929 se publico su segunda edicion, ya que, si bien se pusieron al día algunos pasajes de acuerdo con las investigaciones entonces recientes, otros que precisaban a gritos una revisión se q��daron c�mo antes. Este no es el lugar adecuado para escribir una critica de dicha edición pues sus limitaciones han sido bien reconocidas. Limitémonos a señalar que el estudiante sin grandes conocimientos se encuentra impo sibilitado de saber cuáles enunciados son dignos de confianza, en lo rela tivo a ser representativos de la información actual, y cuáles no lo son. Para el lector experto, el volumen en cuestión sigue siendo un instrumento muy valioso, de igual forma que diversas secciones del mismo para aqu: llos estudiantes que cuenten con una orientación bien dirigida. Sin embargo, a la hora de prestar un servicio general, no proporciona un �qui valente de la sección temprana del erudito y sólido Die Musik des Mzttel alters und der Renaissance, de Heinrich Besseler, o de la claramente orga nizada Histoire de la musique des origines a la fin du XIVe siecle, de Théodore Gérold (obra que apareció cuando el presente libro ya estaba bastante adelantado). Debido a que este libro se ha pensado principalmente para el estu diante norteamericano, las fuentes originales, no tan accesibles a él como a sus colegas europeos, aparecen en número menor que en ciertas publi caciones extranjeras de similares características (aunque las obras y artícu los a los cuales nos referimos le permitan con frecuencia llegar a las fuentes originales si así lo desea). El material original de fácil acceso para los estudiantes norteamericanos aparece catalogado en el Census of Medieval and Renaissance Manuscripts in the United States and Canada, de Seymour de Ricci y W. J. Wilson. Gracias a la formación de archivos de micro-
Prefacio
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films, existe otro corpus de materiales disponibles igualmente útiles, cuyas dimensiones crecen con gran rapidez. En las notas a pie de página con frecuencia se citan diversas trans cripciones diferentes de una misma pieza. Hemos obrado así no sólo debido al interés que implica la comparación de transcripciones disímiles en las que más de una interpretación del ritmo es posible, sino también como ayuda a los estudiantes de aquellos centros de menor importancia, estudiantes que pueden disponer de una transcripción pero no de otras. La consideración de este tema ha recibido por nuestra parte una gran atención debido a la rápida propagación -desde que se fundó la primera cátedra de musicología en los Estados Unidos en 1930 bajo la dirección del Dr. Otto Kinkeldey de cursos que, por lo menos, se ocupan de diversas fases de la musicología en las universidades norteamericanas; hay que tener en cuenta que algunas de estas instituciones sólo cuentan con bibliotecas limitadas. En algunas, por otra parte, el deseo de poseer el equipo físico adecuado se ha adelantado a su plasmación, lo que no es necesariamente una mala señal. Debido a que algunos lectores probablemente sólo consultarán este libro en lo relativo a determinados temas, el mismo cuenta con nume rosas correspondencias o referencias cruzadas pensadas para que cada sección principal, con los pasajes mencionados en la misma, sea una unidad bastante completa. De nada vale pretender que un capítulo como el segundo, dedicado principalmente a la música griega, sea de fácil lectura. Sólo lo habría sido, así lo creo, si hubiese esquivado los problemas esenciales expli cados. (Esto es aplicable a otras divisiones, más breves, del libro.) Sin embargo, el carácter bastante independiente de cada sección principal permitirá al lector no especialmente interesado en la música de la An tigüedad el comenzar la lectura en el capítulo 3, aunque esta acción debi litará en parte, de manera inevitable, su comprensión del apartado dedi cado a los modos de la Iglesia. No sé cómo reconocer la deuda contraída por mí con los grandes eruditos del pasado y de la actualidad, que han permitido que la música de la Antigüedad y de la Edad Media asuma un lugar en nuestra cultura análogo al ocupado por la literatura y las artes plásticas de los mismos períodos. La deuda es demasiado clara. Sin las obras de Gerbert, Cousse maker, Gevaert, Ludwig, Peter Wagner, Johannes Wolf, Pierre Aubry, Dom Ferretti, W. H. Frere, Wooldridge, Curt Sachs, Higini Angles, Jacques Handschin por sólo nombrar a unos cuantos , aspectos com pletos de uno o de ambos temas polifacéticos probablemente tendrían una apariencia diferente para nosotros en la actualidad, o quizá se ignorasen en su totalidad. Debe quedar claro que uno de los cometidos de este libro en el que la magnitud de los logros de estos eruditos se hará evidente es remitir al lector a los escritos de estos estudiosos para que adquiera un mejor conocimiento de la misma música.
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Por el permiso otorgado para usar transcripciones a notación mo derna y otros materiales sujetos al registro de la propiedad literaria toma dos de libros y revistas, nuestro más agradecido reconocimiento a los siguientes editores:
Akademische Verlagsgesellschaft Athenaion, Potsdam: Die Musik des Mittelalters und der Renaissance (nuestros ejemplos 91, 103), de Heinrich Besseler; Aufführungs praxis der Musik (ejemplo 30), de Robert Haas; Die Musik der Antike (ejemplo 2), de Curt Sachs. D. Appleton-Century Co., Inc., Nueva York: Human Origins, vol. 11 (grabado de la flauta de hueso de la lámina 11), de George Grant MacCurdy. Associated Music Publishers, Inc., Nueva York, como agentes de Breitkopf & Hartel, Leipzig: Guillaume de Machaut: Musikalische Werke ( ejemplos 105-9), de Friedrich Ludwig; ,Die Lieler und Me/odien der Geissler des Jabres 1349 (ejemplo 61), de Paul Runge; Gregorianische Formanlebre (ejemplos 40, 41, 43), de Peter Wagner; Geschichte der Mensural-Notation ( ejemplos 104, 113), de Johannes Wolf; artículos de Friedrich Gennrich, A. Z. Idelssohn, Friedrich Ludwig, Helmut Schmidt y Marius Schneider, publicados en la Zeitschrift für Musikwissenschaft (ejemplos 23, 49, 62, 83-6, 88, 93). Associated Music Publishers, lnc., Nueva York, como agentes de Universal Edi tion, Viena: Denkmaler der Tonkunst in Oesterreich (ejemplos 120, 126). Biblioteca Central de la Diputación (antiguamente Biblioteca de Catalunya), Bar celona: El Codex musical de las Huelgas (ejemplo 90), La Musica a Catalunya fins al segle XIII (ejemplo 47), de Higini Angles; El Canto Mozárabe (ejemplos 21, 22), de Casiano Rojo y Germán Prado. Librairie Honoré Champion, París: La Musique et les musiciens d'église en Nor mandie au 13 siecle (ejemplo 44), de Pierre Aubry. Chatto and Windus, Londres: traducciones debidas a J. A. Symonds, tomadas de Wine, Women and Song, y a Barbara Smythe, de Trobador Poets (ambos libros perte necen a la colección Mediaeval Library, publicada en los Estados Unidos por la Ox ford University Press), incluidas en las páginas 244, 260 y 261 de este libro. Clarendon Press, Oxford: traducciones debidas a E. K. Chambers, tomadas de The Mediaeval Stage; a E. S. Forster, de The Works of Aristotle, vol. VII (traduc ción Oxford de Aristóteles, edición a cargo de W. D. Ross), y a H. S. Macran, de The Harmonics of Aristoxenus, incluidas en las páginas 38, 72 y 237 de este libro. Desclée et Cie., Tournai: Antiphonale 1r1issarum juxta ritum Sanctae Ecclesiae Me diolanensis (ejemplo 19); Antiphonale Sacrosanctae Romanae Ecclesiae pro diurnis horis (ejemplo 36); Compendium Gradualis et Antiphonalis (ejemplo 29c); Graduale Romanum (ejemplo 42); Liber Usualis (ejemplos 32, 33a, 35, 38, 39); Liber Usualis... in recentioris musicae notulas... (ejemplo 25); Paléographie musicale (ejemplo 20 y cuadro de la página 175). Librairie Paul Geuthner, Par'ís: Le Chansonnier de /'Arsenal (ejemplo 54), de Pierre Aubry. Harvard University Press, Cambridge; Mass.: Cita de la página 32, tomada de la traducción debida a R. G. Bury de Laws, de Platón (vol. 187, de la Loeb Classical Library). Hebrew Union College, Cincinnati: cita de la página 24, tomada de Musical Ins truments in the Old Testament, de Sol Baruch Finesinger. Max Hesses Verlag, Berlín: Handbuch der Musikgeschichte (ejemplos 57, 70, 71 y 92), de Guido Adler (todas las transcripciones se deben a Friedrich Ludwig).
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Henry Holt and Company, Nueva York: citas, en el capítulo 1, tomadas de Jewish Music, de A. Z. ldelssohn. Fr. Kistner & C. P. Siegel, Leipzig: ejemplos 98 y 102, y el cuadro de la pági na 3165, tomados de artículos de Heinrich Besseler, y el ejemplo 111, de un artículo de Johannes Wolf, publicado en el Archiv für Musikwissenschaft. Alfred A. Knopf, lnc., Nueva York: cita de la página 21, tomada de la traducción debida a C. F. Atkinsons, de Decline of the West, de Oswald Spengler. E. M. Lohmann Company, Saint Paul, Minn.: traducción del ejemplo 42, tomado del Daily Missal, de Dom Gaspar Lefebvre. Council of the Musical Association, Londres: citas tomadas de conferencias de Wilfrid Perrett, Egon Wellesz y Johannes Wolf, leídas ante la asociación y publi cadas en sus proceedings (actas); Jos resúmenes aparecen impresos en este libro en las páginas 41, 985 , 109 5 y 11855, 433 y 437 5 (ejemplos 116, 117). Max Niemeyer Verlag, Halle-an-der-Saale: Die altfranzosische Rotrouenge (ejem plo 51), Grundriss einer Formenlehre des mittelalterlichen Liedes ( ejemplos 48, 55, 72), Rondeaux, Virelais und Balladen (ejemplos 52, 53, 94, 96), obras todas debidas a Friedrich Gennrich. Editions de l'Oiseau-Lyre (Louise B. M. Dyer), París: Poliphonies du XIII' siecle (ejemplo 95), de Yvonne Rokseth; Trésor de musique byzantine (ejemplo 11), de Egon Wellesz. Leo S. Olschki, Florencia: ejemplo 60, tomado de un artículo de Fernando Liuzzi , publicado en Archivum Romanicum. Plainsong & Mediaeval Music Society, Londres: The Old Hall Manuscript (ejem plo 125), de Alexander Ramsbotham et al.; citas tomadas de Anglo-Freuch Sequelae y Worces ter Mediaeval Harmony, ambas de Dom Anselm Hughes (en· las páginas 304 y 330); diversas citas de la traducción hecha por la sociedad de Einführung in die gre gorianischen Me/odien, vol. I, de Peter Wagner. Friedrich Pustet, Regensburg: ejemplo 24 tomado de un artículo de C. Vivell publicado en el Kirchenmusikalisches Jahrbuch. Charles Scribner's Sons, Nueva York: diversas citas tomadas de The Ante-Nicene Fathers. Translations of the Writings of the Fathers down to A;D. 325 y A Select Library of the Nicene Fathers of the Christian Church. G. Schirmer, lnc., Nueva York: citas tomadas de artículos de Víctor Belaiev, Lud wig Bonvin, Leonard Ellinwood, Rudolf Ficker y H. J. W. Tillyard, publicados en The Musical Quarterly, e impresas en este libro en las páginas 301, 945, 4405, 404 y 105 (ejemplo 9), y la traducción debida a J. M. Gibbon, del ejemplo 53, tomado de The Play of Robín and Marion, edición a cargo de J. B. Beck. University of California Press, Berkeley: resumen, en la página 388 de The Battle of the Seven Arts, de L. J. Paetow. Estoy también en deuda con Desclée et Cíe., por haberme otorgado el permiso para aplicar los signos rítmicos de Solesmes a los ejemplos 19-22.
He tenido la inmensa suerte de recibir la ayuda de muchos amigos, de diversas maneras. Extiendo mi agradecimiento sincero a todos ellos, a pesar de que sólo puedo nombrar a algunos de modo especial en estas páginas. El reconocimiento a otros de los no mencionados ahora aparece en diversas partes del desarrollo de este libro. A algunos quiero expresar mi sincera gratitud (sin achacarles la res ponsabilidad por aquellos errores que puedan hallarse) por haber leído esta obra mecanografiada o en las pruebas de imprenta, bien en su tota-
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lidad o sólo en parte. El profesor Curt Sachs, a pesar de un programa muy recargado de conferencias y clases, y aunque en la actualidad se dedica a escribir una nueva History of 1'.J.usical Instruments, tuvo la extraordinaria amabilidad de leer la obra completa y de otorgarme el beneficio de hacerme algunas sugerencias muy valiosas. Tanto el Dr. Otto Gombosi como el Dr. Manf red Bukofzer también leyeron el libro en su totalidad y fueron el origen de recomendaciones muy útiles. El pro fesor Egon Wellesz generosamente leyó y dio su aprobación a la sección dedicada al canto bizantino tal como estaba terminada en 1938, antes de la publicación de investigaciones más recientes, las cuales se han tomado en consideración en su concepción final. El Dr. Oliver Strunk, además de proporcionarme la transcripción impresa del ejemplo 1 O, me hizo al gunas sugerencias útiles relativas a pasajes de los capítulos 3, 10 y 12. Tengo que agradecer especialmente a la persona que encabezaba el departamento de música de la Universidad de Nueva York cuando, du libro, y rante el invierno. de 1932-33, inicié de lleno. el trabajo en este , . ,, . cuyo interes amistoso, tanto entonces como siempre, me animo muy provechosamente : Percy Aldridge Grainger. Estoy en deuda con el profesor J acques Handschin, de Basilea, por haberme proporcionado amablemente una generosa selección de separatas de sus artículos ; con Mr. Arthur Mendel por diversas sugerencias va liosas ; con Miss Rosemary Hughes, de Londres, por sus ayudas diversas. Aunque en el desarrollo del libro reconozco mi agradecimiento a Mr. Willis Wager, ahora quiero expresar mi gratitud por las horas que pasó ayudándome a corregir las pruebas finales . También en el desarrollo de la obra reconozco mi agradecimiento a Mr. Igor Buketoff por haber escrito la sección dedicada al canto ruso . Busqué su ayuda, ya que mis conocimiento de este corpus musical son más bien pobres y no poseo la habilidad de Mr. Buketoff para la lectura de la lengua rusa. Quiero ser honrado y dejar constancia de que me he tomado la libertad de hacer unos cuantos insertos en esta sección, para que la misma resulte más útil a aquellos lectores que sufren de la misma deficiencia mía apuntada anteriormente, y que deseen contar con una información más amplia a partir de fuentes en inglés, francés y alemán. Estoy en deuda con Mr. Roland Partridge y Mr. Julius Keil por sus resúmenes de materiales impresos en catalán y polaco, respectivamente . Durante una temporada en 1938, Mr. Frederick W. Sternfeld y el Dr. Hans Tischler fueron mis ayudantes, ambos de gran utilidad, el pri mero , principalmente en lo relativo a una parte del capítulo 6 , y el segundo, en igual proporción, en lo tocante al capítulo 11. Con toda amabilidad pusieron a mi disposición parte de su tiempo y me ayudaron en la investigación llevada a cabo en la Biblioteca del Museo Británico y en otros diversos aspectos. A Mrs. M. D. Herter Norton debo un reconocimiento muy especial. Gracias a su acicate me puse a trabajar en este libro , y sin su interés probablemente nunca lo habría escrito. De vez en cuando, a medida que
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avanzaba su desarrollo, ella fue la fuente de numerosas sugerencias valiosas. Estoy agradecido por la ayuda que me han otorgado en las biblio tecas cuyas riquezas han aumentado mi conocimiento de la música del Renacimiento así como la de la Edad Media. Se merecen en especial mi gratitud, entre las bibliotecas extranjeras, la del Vaticano, la Medicea Laurenziana, de Florencia, y la del Museo Británico . La mayor parte de la investigación de esta clase realizada en Estados Unidos ha tenido como escenario la Biblioteca Pública de Nueva York, y aprecio profundamente la mucha amabilidad que tuvo conmigo el espléndido personal de su Music Room. Al excelente personal de la Music Division de la Biblio teca del Congreso, estoy igualmente agradecido por sus numerosas de ferencias. Finalmente, tengo que expresar mi agradecimiento a Mr. Nathan Broder, quien me h a ayudado de numerosas maneras diferentes desde el otoño de 1936. A veces me ha proporcionado resúmenes ; otras, ha unido sus esfuerzos a los míos a la hora de planificar la organización de un capítulo . Me ha prestado su ayuda en la investigación en bibliotecas y en la principalmente corrección de galeradas. En algunas secciones del libro en la del capítulo 5 dedicada a la notación de interval
Nota
Aún existen algunas pruebas del esfuerzo para ahorrar espacio, siem pre que fuera posible , realizado cuando todavía pensábamos que el período abarcado por este libro incluiría al Renacimiento ; estas pruebas se en carnan, principalmente, en las abreviaturas, a veces excesivas, de los nombres de los autores en los símbolos usados en las referencias biblio gráficas : Tre, en lugar de Trend ; Hugh, en vez de Hughes ; Schlec, a cambio de Schlecht, etc. No tuvimos oportunidad, a menos que demo rásemos más la aparición de este libro originalmente pensado para su pu blicación en 193 5 , de revisar el original a máquina y así intentar descu brir todas estas abreviaturas y cambiarlas. De acuerdo con algunos de los escritos de J. F. Mountford, no he seguido la costumbre normal en inglés de latinizar los nombres propios griegos. Me he abstenido de obrar así para estar de acuerdo con la prác tica adoptada en una gran parte de los mejores materiales bibliográficos
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Prefacio
a los que hago referencia, reduciendo de esta manera, hasta cierto punto, la falta de uniformidad que podría hallar aquel estudiante interesado en conocerlos. [ Cuando, sin embargo, existe una forma inglesa de un nombre, como Ptolomy (Tolomeo), o cuando formas latinas como Aes chylus (Esquilo) y Byzantium (Bizancio ) se han convertido en palabras inglesas, uso, desde luego, estas fórmulas. ] La manera que se debe adoptar para los nombres propios medievales es una cuestión que no se ha con testado todavía de manera lógica ; de nuevo he vuelto a usar el método de la uniformidad aunque, en un principio, ello pueda parecer paradó jico. La meta ha sido usar, sencillamente, las formas más comúnmente empleadas por los escritores modernos. Es más fácil hallar <<}ohannes de Grocheo>>, el nombre latino del francés Jean de Grouchy, que su forma original ; la manera inglesa <
> es, al escribir en inglés, más común que la latina <>, o que la alemana <> ; las palabras italianas <> designan al gran teórico de este mismo origen con una mayor frecuencia que las latinas <> . Las letras de los estribillos aparecen subrayadas en los ejemplos musi cales . Cuando otro texto sigue a un ejemplo (y en sus traducciones ), estas palabras, de acuerdo con la costumbre más corriente, aparecen en cursiva. (Esta manera de obrar, desde luego, no tiene nada que ver con el estilo que se ha adoptado en la impresión de este libro de pre sentar también en cursiva citas extensas.) Estos textos adicionales no siempre siguen de manera inmediata, en el original, a la primera estrofa : a veces me he visto impulsado a dar estrofas posteriores que me han impresionado como más atractivas. Por ejemplo, en el ejemplo 65 ( tal como lo indican los números romanos ) las estrofas que aparecen son la primera y la cuarta. A veces hemos definido algunos términos sin volverlos a usar en el texto : el cometido de esta manera de obrar ha sido el proporcionar al estudiante que piensa continuar la investigación de la literatura espe cializada en un tema u otro, conocimientos que le serán útiles a su debido momento . palabra <> se usa en este libro en el sentido de La <>. Le hemos prestado una atención especial a la orientación del estu diante, mediante referencias en notas a pie de página y citas, hacia aquellas traducciones de tratados y otros escritos importantes que se hallan dispo nibles en inglés, francés y alemán.
Primera parte
INTRODUCCION: LA MUSICA EN LA EDAD ANTIGUA
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Capítulo 1 Sudoeste asiático y Egipto
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<> Este pasaje, tomado de una carta 1 escrita por Séneca ( c. 4 a. C.-65 d. C.), posee una extraña resonancia de carácter intemporal. La mayoría de nosotros 1-ia experimen tado episodios parecidos. Sin embargo, el que las piezas del repertorio de este cantor, si pudiésemos recuperarlas, también sonasen contempo ráneas a las nuestras, es un asunto discutible. Spengler nos ha hecho creer que la expresión artística de la música de los antiguos es demasiado extraña, espiritualmente hablando, para que la comprendamos. Una similitud entre el conjunto de materiales sonoros de un pueblo y el de otro ha dado pie a la fijación de algunos límites comunes relativos a la extensión y la intensidad del sonido que ambos son capaces de percibir. Pero , por sí sola, esta similitud no bastará para permitir que uno de los 2 pueblos comprenda el impulso fundamental, emocional e intelectual que genera la expresión externa del otro. Para que ello ocurra, los 2 pueblos deben poseer, en un amplio sentido, una cultura común. Si bien el material técnico de una cultura puede sobre vivir en otra, cada nuevo ciclo que no siempre surge a la vida de inviste con un nuevo significado cualquier material manera inesperada que se apropie. Según las palabras de Spengler 2 : Es posible que la columna dórica, como traba¡o o hechura, se tomase de los tem plos egipcios del Imperio Nuevo, o que la construcción de cúpulas de la Roma tardía, de los etruscos, o que los patios florentinos, de los moros del norte de A/rica. A pesar de ello, el períptero dórico, el Panteón y el palacio Farnesio pertenecen a mundos totalmente dijerentes: ellos favorecen la expresión artística del símbolo primigenio en tres culturas diferentes. 1
Carta CXXII. 2 Según la traducción de C. F. Atkinson. Para una explicación de las opiniones de Spengler en lo relativo a la música, véase MendS
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La música en la Edad Antigua
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Por consiguiente, según Spengler, la supervivencia de un mero medio técnico no denota una relación causal entre el verdadero fundamento de una cultura y 71 de otra, opinión que sirve de apoyo a su tesis principal en la que se dice que cada cultura tiene su propia duración vital : juven tu1 , . madurez, deca ?encia . Sin embargo, la ruptura completa que Spengler quisiera que aceptasemos entre, por ejemplo, la verdadera esencia de la cultura de los griegos, o <>, y la de sus sucesores, la <> -a la que atribuye el canto gregoriano , no es, en absoluto, univer salmente reconocida. El título de obra de Vivell : Direkte Entwicklung des romischen Kirchengesanges aus der Vorchristlichen Musik indica la actitud de un investigador. Este libro, sin duda alguna, apareció antes de la gran obra de Spengler. Sin embargo, la publicación de esta última no evitó el que otro investigador, en notas posteriores sobre la música premedieval, sostuviese que <> 3 • En efecto, hay todo un corpus de materiales técnicos en la música medieval que los músicos de esta era creían que se derivaba de la antigua Grecia. Sin embargo, incluso cuando había una semejanza externa, más o menos, entre las formas antiguas y las medievales en parte de estos materiales, los significados que a los mismos le dieron los antiguos y I?s músicos posteriores parece ser que eran bastante distintos, hecho que tiende a apoyar la teoría de Spengler. De todas formas, una breve expo s�ción de la música de la Antigüedad y de su entorno puede propor cionar una introducción útil nosotros, en realidad , creemos que sí a la música de la Edad Media. Por lo menos arrojará un poco de luz sobre el hecho que motivó a los músicos medievales a llevar a cabo �iertos experi�entos, a pesar de que no siempre consiguieran sus fina lidades. Ademas, aunque parte del material de la Antigüedad estaba des !inado � ser interpretado erróneamente en los períodos consecutivos, su influencia sobrevivió . Esta equivocación hizo que el pensamiento musical a �umiera ciertas formas que muy probablemente jamás hubiese aceptado si los detalles en particular que fueron entendidos erróneamente no hubie ran existido ; y, además, estas formas tuvieron cierto grado de impor tancia a la hora de determinar el desarrollo de la música medieval. Las supervivencias, sí se les presta algo de atención, ayudan en cierto grado a delimitar la dirección tomada por un nuevo desarrollo. Y una inter pretación equivocada de las mismas muy bien puede resultar mucho más fructífera que su correcta comprensión. de tempranos más corpus Los tenemos que los de música algunos . eiemplos anotados en su misma época pertenecen a los griegos y a los sumeríos, incluso más antiguos; es muy probable que en la tradición 3
MaN, 277.
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oral se hayan conservado también algunas piezas de los antiguos hebreos. De otros pueblos de una antigüedad similar o mayor, de los que no con tamos con ejemplos anotados, tenemos instrumentos o reproducciones de éstos en relieves 4, etc., y de los mismos se pueden hacer unas cuantas deducciones, aunque no muy satisfactorias, sobre su música . aunPor consiguiente, resulta interesante , e incluso sorprendente que no muy informativo , el saber que una flauta neolítica de hueso descubierta en Suiza nos proporciona pruebas de que nuestros antepa sados, en algún momento entre el 7000 y el 2500 a. C., sabían usar, de alguna manera, un instrumento de viento con tres agujeros. En Charente, Francia, se ha descubierto lo que puede ser una flauta fechable unos 25 .000 años antes, en un asiento magdaleniense 5 • Otros especímenes identificados de modo definitivo como flautas aparecieron en excavaciones llevadas a cabo en Francia en 1925, y se dice que son de origen magda leniense. Saltando entre milenios, y no entre siglos, descubrimos diversas flau tas de hueso de hace unos 6.000 años, halladas en Tepe Gawra, en el norte de Iraq 6, y un mayor acopio de instrumentos, así como de una auténtica pieza musical, encontrados en Mesopotamia , la tierra goberna da, en un comienzo, hacía el 3000 a. C., por los sumeríos, y, desde el 2000 a. C., más o menos, hasta el 538 a. C., principalmente por sus sucesores, los babilonios y los asirios. Los sumerios contaban con un nú mero considerable de instrumentos. En este libro emplearemos la clasificación de instrumentos de Horn bostel y Sachs (presentada por vez primera en HornS ). Los instrumentos de los que ·nos ocuparemos se dividen en cuatro grandes grupos : idiófo nos, i.e., aquellos cuyo material es capaz de vibrar sin ninguna tensión especial; membranófonos o vibradores de parches ; cordófonos o vibra dores de cuerdas, y aerófonos o vibradores de aire. Entre los idiófonos sumerios se incluyen palillos o varillas y matra cas ; entre estos últimos se halla el tipo conocido como sistrum, del cual hay pruebas de su existencia en la parte temprana del tercer milenio a. C., es decir, antes de la fecha en que, en la actualidad, se sabe que apareció en Egipto, en donde, bajo una forma en parte diferente, llegó a ser muy popular (véase la ilustración del grabado II, en la que aparece una repro ducción de un ejemplo egipcio ); parece ser que las campanas y los pla tillos no se escucharon en esta región hasta mucho tiempo después ; se ha sugerido que una mención de un instrumento de cobre templado, que aparece en una tablilla de c. 1500 a. C., se refiere a las primeras, mientras los segundos se contemplan en relieves asirios del siglo VII a. C. Para un buen número de reproducciones, véase SachsA. s Véase MacH 11, 140. Para más información sobre instrumentos prehistóricos, véase SeeB o, en inglés, WilP ( obra no puesta al día, pero bu�na para su época). Véase también SachsGW, en donde se ponen en correlación los instrumentos preme dievales y los medievales con aquellos de culturas primitivas, y se los cataloga de acuerdo a <
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La flauta vertical es uno de los diversos aerófonos que tocaban los sumerios, así como la trompa de madera. Entre los cordófonos usados en la Mesopotamia temprana se hallan el arpa, el laúd y la cítara, que representa a la familia de las liras. Antes de los griegos no contamos con pruebas tangibles de la lira propiamente dicha 7 (a partir de este momento la llamaremos lyra, y usaremos el tér mino lira con carácter genérico; las citas, desde luego, quedan sujetas a excepciones). Galpin, quien ha llevado a cabo la investigación más com pleta de la música de los sumerios , considera que el arpa era su instru mento más característico. La conocida <> (ciudad de la que procedía Abrahán ), espécimen restaurado fechable c. 2700 a. C..y conservado en el Museo Británico, tiene 1 1 cuerdas ; se han descubierto otros ejemplos con nada menos que 15. Las arpas sumerias más antiguas tenían forma de arco y sus cuerdas se tocaban perpendiculares al cuerpo; las que favorecieron en especial los asirios eran rectas y sus cuerdas se punteaban de manera vertical. Ambas, igual que todos los tipos parecidos asiáticos, no contaban con columna delantera 8 . Resulta interesante obser var que el número de cuerdas de un instrumento puede que no siempre quedase determinado por razones musicales específicas. Por consiguiente, Sachs ha señalado, en relación a un jarrón babilónico en el que se ven dos arpas con 5 y 8 cuerdas, respectivamente, que estos números se consideraban como especialmente significativos : el primero servía para evitar el sufrimiento ; el segundo tenía un carácter sagrado, y que ambos estaban destinados a representar determinados papeles en Europa hasta bien entrada la Edad Media. Las cítaras de los sumerios tenían una es tructura muy desarrollada, sin embargo, no eran tan características de este pueblo como de sus vecinos semitas, de los que probablemente se tomó el modelo, en una etapa menos avanzada. El laúd primitivo aparece en Mesopotamia en una fecha temprana del segundo milenio a. C. : en una placa de 1900 a. C., más o menos (es decir, durante la dominación babi lónica), se ve un laúd con dos cuerdas, por lo visto el número corriente de las mismas ; el laúd aparece en Egipto hacia el siglo xv a. C. La presencia del salterio en el Sudoeste asiático hacia el siglo 1x a. C. 11 si glos después de conocerse su existencia en China se ve confirmada por una talla del mismo en una parte de una caja de marfil fenicia hallada en Mesopotamia. 7
Cf. GuilS, 118.
En Fin�M, 13, se sugiere lo siguiente en un intento de explicar la amplia prefe rencia posterior de la lyra y la cítara al arpa: « . . . todas las arpas antiguas difieren . . . de las usadas a partir del siglo VIII . . . Las modernas cuentan con la llamada columna delantera, que sirve para evitar que los dos extremos del marco se acerquen cuando se tensan las cuerdas. Ningún arpa antigu a cuenta con la columna delantera. Muy bien nos podemos imaginar el gran engorro que tenían que soportar los músicos asirios ? egipcios, ya que cuando tensaban una cuerda del arpa el marco se doblaba, aflo Jando así a las demás cuerdas. En los instrumentos de la familia de la lira no existía esta dificultad. Ello puede explicar la mayor popularidad de la lira y la cítara». 8_
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Hasta nosotros ha llegado un auténtico himno sumerio sobre la crea ción del hombre, tanto su letra como su música, y constituye el ejemplo más antiguo conocido de notación musical. Se conserva en una tabla, fechable hacia el 800 a . C., más o menos; sin embargo, es evidente que la pieza es más antigua. Se ha intentado descifrar su notación 9, en la que se emplean signos cuneiformes, aunque Sachs ha llegado a la con clusión 10, tras 16 años de estudio, de que ninguno de los símbolos que forman la notación representa una sola nota, sino una breve pauta me lódica cuya naturaleza nos es desconocida y que, por consiguiente, la notación es definitivamente indescifrable . Galpin sitúa la época clásica del arte sumerio dentro del período comprendido entre el 2500 y el 1500 a. C.; hacia el 500 a. C. tuvo lugar una especie de renacimiento bajo los imperios asirio y babilónico. Las artes plásticas de los iraníes e hititas proporcionan pruebas de un conjunto de instrumentos muy parecido al de los babilonios. Sin em bargo, a pesar de la riqueza del mismo, no se han descubierto vestigios de instrumentos tocados con arcos entre las reliquias de estos y otros pueblos antiguos. La impresión total producida por los restos musicale¡¡ del antiguo Sudoeste asiático nos hace evocar con tanta claridad lo que sabemos sobre la antigua música china, que se ha propuesto la existencia de una influen cia de la misma, o de una cultura madre común a China y al sudoeste, aunque surgida más cerca del Asia central 11 • La <> egipcia terminó por parecerse a la asiática. Si bien sa bemos que durante la cuarta dinastía (tercer milenio a. C.), por las repro ducciones que tenemos de sus instrumentos, éstos no parecen haber sido capaces de producir una gran sonoridad y debieron de crear una música más bien suave y tranquila, por lo visto hubo un giro hacia el uso de ins trumentos más ruidosos, c. 1700-1500 a. C., lo que demuestra, según algunas autoridades, el influjo de la cultura asiática. Parece ser que esta · infiltración se vio acompañada por cambios en la categoría social de los músicos. Bajo el Imperio Antiguo, las clases superiores practicaban este arte ; bajo el Nuevo, el mismo se vio relacionado principalmente con pro fesionales que no procedían de grandes familias. Sin duda alguna, los conservadores pertenecientes a las clases altas de la nueva época, al darse cuenta de que tanto entonces como ahora la música ruidosa tenía una mayor aceptación que la música suave, y sintiendo quizá una cierta inclinación nacionalista, se retiraron a sus torres de marfil y prolongaron de manera artificial la vida de la antigua música egipcia en el templo y en las escuelas, y dejaron que las novedades extranjeras cayesen en manos Por ejemplo, en las págs. 99-104 de GalpS. 10 En SachsB. El primer estudio detallado de la notación realizado por Sachs apareció en AfMW, VII ( 1925), l. Este dio lugar a un artículo polémico de Benno Landssberger, en Festschrift für Max Freiherr von Oppenheim, Archiv fü Orient forschung. Beiband I ( 1933), 170. 11 Véase SachsA, 2. 9
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de las masas. La división resultante de la cultura egipcia puede darnos la explicación de las aparentes contradicciones que existen entre diversos relatos, como el de Platón cuando dice que sólo la <> --de signada como tal por los sacerdotes se enseñaba a los jóvenes egipcios, y la afirmación de Diodoros el Siciliano (sin duda alguna, bastante tiempo después) de que no era costumbre de los egipcios el estudiar música, ya que, en realidad, estaban convencidos no sólo de su inutilidad sino de su dañino efecto afeminador. Entre los instrumentos creados o adoptados por los egipcios se incluyen lyras ( durante el período helenístico), cítaras, laúdes, arpas, diversos tipos de flautas, clarinetes y oboes, castañuelas, címbalos, campanas, tambores y matracas, incluidos los sistra. Parece ser que los intentos que se hicieron para construir trompetas no fueron muy provechosos. (Plutarco, a principios de la Era Cristiana, en su Sobre Isis y Osiris, decía que el sonido de las trompetas egipcias era igual al rebuzno de un asno.) Se ha deducido, en especial gracias a los instrumentos de viento (de los cuales se conservan unos 50 en museos de Bruselas, Berlín, Florencia, Leyden, Londres, París, Turín, etc. ), que la antigua música original de Egipto probablemente no contaba con semitonos, si bien en algunos de los instrumentos importados de Asia se usaban intervalos pe queños, incluidos los de cuarto de tono 12 • La multiplicidad de escalas po sibles gracias a la introducción de intervalos pequeños, y la sencillez de construcción de los oboes, etc., quizá hayan hecho que fuese necesaria la creación de diferentes instrumentos para usarlos con las series de tonos de distinta construcción interválica 13 • Resulta interesante observar que entre los instrumentos hay flautas dobles (los sumerios también contaban con ellas), y que uno de los tubos parece ser que servía para sostener una especie de bordón mientras en el otro se tocaba la melodía. Los intervalos armónicos resultantes (los cua les no deben tomarse como creadores de << armonía>>, según el sentido que le damos a esta palabra ) parece ser que no fueron únicos. Sachs 14 , me diante el estudio de relieves egipcios y asirios, etc., en los que aparecen tocadores por separado tañendo dos cuerdas de un arpa a un mismo tiempo, o en los que se ven diversos instrumentistas tocando simultá neamente cuerdas diferentes de arpas de construcción similar, ha probado de manera bastante fehaciente el uso ocasional de quintas, cuartas, octavas y un1sonos. Con una historia cultural de unos cuatro mil años a sus espaldas, Egipto vio disfrutar a su música de lo que, en realidad, sería un último fulgor de brillantez durante el reinado de Amasis II (570-526 a. C). Sin em bargo, su influencia no desapareció. Hacia esta época, la música griega se inspiró en ella, de igual forma que lo había hecho mucho tiempo antes Para más detalles, egipcios aparece tratado SachsGW, SachsD ; este 13 Para más detalles, 14 En SachsZ. 12
véase SachsT, 17, y SachsA, 5. El tema de los instrumentos también con autoridad en los siguientes: SachsM, SachsN, último incluye muchas ilustraciones clarificadoras. véase ClosU.
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la de Israel 15 • Las <> de los templos egipcios y la del de Jeru salén tenían rasgos comúnes. El neve! ( arpa) judío, así como su kinnor (cítara ) se usaban en todas las ceremonias religiosas públicas. Además, los hebreos contaban con el shofar ( el cuerno del morueco usado para dar señales, el menos musical de los instrumentos judíos, aunque el único que sobrevivió en los usos rituales), la trompeta hasosra ( que aparece tallada en el arco de Tito), el uggav ( cierta clase de aerófono ), el halil (la flauta doble), el to/ (un tambor pequeño), el selsele (platillos), y el paamonim ( campanillas cosidas a las faldas del sumo sacerdote). Estas últimas fueron, sin duda alguna, imitaciones de las campanas de bronce empleadas en las vestimentas sacerdotales en Egipto; además, la mayoría de los demás instrumentos contaban también con sus arquetipos egipcios. En I Cronistas XXV se nos da cierta idea del coro y la orquesta que inter pretaban música en el primer templo, bajo el gobierno del rey David. la cual desa La música vocal, destinada a sobrevivir a la instrumental pareció tras la destrucción del segundo templo (70 d. C)-- invistió a los salmos con versiones tonales que se hallan entre las más importantes ante pasadas del canto cristiano. Las antiguas melodías vocales de los judíos no eran igua)es a las de la mayoría de las canciones actuales de sinagogas usadas en Europa y Améri ca 16, las cuales, casi en su totalidad, son de origen moderno (en efecto, una gran proporción de las mismas surgió a principios del siglo x1x ), y se vieron muy influidas por la música de las naciones donde se asentaron las comunidades judías. Sin embargo, parece ser que algunas piezas de la música antigua sobreviven , a pesar de que los judíos de entonces no contaban ni con notación ni, según nuestros conocimientos, con tratados sobre teoría musical. Durante su interpretación, los cantores hebreos, al igual que los egipcios (véase grabado I ), puede que diesen y recibiesen recordatorios bajo la forma de <> (quironomía ). Por lo menos sabemos, gracias al Talmud, que los cantores hebreos usaban los movimientos de los dedos al principio de la Era Cristiana. Por esta misma época, los judíos adoptaron también señales de cantilación similares a los acentos de los griegos, posiblemente tomadas de éstos 17 . La mayoría de estos símbolos escritos se ajustaba a las curvas de los gestos de la mano. Sin embargo estas señales, bien fuesen digitales o gráficas, eran meros recordatorios de melodías ya conocidas. Representaban los ascensos, los descensos, etc.; las señales manuales fueron, sin duda alguna, un medio Para una determinación de todo lo que la música de Israel le debe a la egipcia véase Pul 11. 16 Según ldelsohn, A. M. Friedlander, en Grove 11, 594, sostiene una opinión en parte diferente. 17 Todavía se emplean señales de cantilación; sin embargo, los sistemas no son iguales en todas las comunidades judías. En RosoM se incluye una gran información sobre la notación de las cantilaciones (ta'amin) . Véanse también GasO, 17; JE III 537 y sigs.; Grove 11, 596, y StaM, 122 (este último también incluye mucha infor'. mación sobre los antiguos instrumentos hebreos, de igual forma que FineM). Para una explicación de la quironomía, véase WagE 11, 16. 15
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efectivo de dirigir una música no sometida a la métrica. (En la actualidad se usa todavía el método quironómico en la dirección del canto llano .) Sin embargo, ningún tipo de señal podía indicar alturas del sonido defi nitivas ni intervalos de esta misma categoría y, por consiguiente, no podía dar por sí mismo la idea precisa de una melodía a un principiante. Por ello, los judíos tuvieron que confiar casi en su totalidad en la tradición oral a la hora de transmitir su música (parece ser que hasta el siglo XVI no se intentó escribirla con precisión, con la excepción de un esfuerzo esporádico realizado a finales del siglo XII o en el XIII 18 ) ; sin embargo, parece ser que esta tradición ha bastado para conservar algunos de los elementos fundamentales del antiguo canto hebreo hasta nuestro tiempo. Estos elementos son muy evidentes en la cantilación del Pentateuco y de Profetas, tal como se practica en la actualidad en la Europa nord 19 ha y en Idelsohn oriental comunidades aisladas del cercano Oriente . probado la existencia de un acuerdo esencial sobre las melodías entonadas con fragmentos particulares de la Biblia por ciertas comunidades judías muy esparcidas por el mundo, y entre las que no ha habido contactos durante muchos siglos . Así, los judíos del Yemen, en la Arabia meri dional, quienes vivieron prácticamente en reclusión durante 1.300 años; · los de Babilonia, donde se conserva <>; los de Persia, <> ; los de Siria, del norte de Africa, etc., todos cuentan, en la práctica, con los mismos motivos a la hora de entonar el Pentateuco, y con otros comunes también para diversos cometidos. Motivos similares para acom pañar a la lectura de esta parte de la Biblia se han descubierto entre los judíos de Alemania, Polonia y Rusia; en realidad se ha sugerido '° que la cantilación . usada en la Europa nordoriental de la Biblia es la más antigua y pura de todas. Además de la canción hablada o entonación de los textos bíblicos, la parte musical de la liturgia hebrea comprende verdaderas canciones apli cadas a textos que a veces proceden de la Biblia. En la música de esta segunda categoría se emplean las agilidades vocales extremadamente elaCf . Discovery of an Ancient Hebrew Manuscript Containing Neums, de A. M. Friedlander, en The Musical Times, LXII (1921), 170. 19 En IdJ, obra de gran importancia, de la que se han tomado las citas anteriores y las de la página 29, Idelsohn publicó una . antología en 10 volúmenes de melodías hebreas orientales, IdH, sobre la que se basa su estudio comparativo. 20 Por parte de Joseph Yasser, en Archaic Elements in Hebrew Music, conferencia inédita leída ante la American Palestine Music Association (Mailamm), el 21 de di ciembre de 1936. La afirmación hecha en defensa de la música de la Europa nordorien tal se basa en su predominante pentatonismo, rasgo supuestamente característico y esencial de la música antigua, a distinción del diatonismo de la música posterior. Mr. Yasser nos ha comunicado que los resultados de las investigaciones filológicas realizadas por un erudito ruso (David Maggid, en On Ancient Hebrew Music and Psalmody, en De Musica, III ( 1927), publicada por el Instituto Estatal de la Historia de las Artes, Leningrado ), apoyan su hipótesis . 18
•
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horadas, aunque a menudo cargadas de expresión, que, cantadas en la mayoría de las sinagogas europeas y americanas en la actualidad, se con sideran popularmente como características del canto hebreo, aunque pa rece ser que se originaron y extendieron a partir de la Europa oriental. El método comparativo usado por Idelsohn prueba que el ritmo del canto antiguo era más bien libre que métrico. También demuestra el uso de ciertos modos definidos. En lo tocante a este aspecto, citamos la definición completa dada por Idelsohn de <> : UN MODO ... está compuesto por cierto número de MOTIVOS (i.e., breves figu ras musicales o grupos de notas) dentro de una escala determinada. Los motivos po seen funciones diferentes. Hay motivos iniciales y concluyentes, y otros de carácter con;untivo o disyuntivo. El compositor, en sus creaciones, trabaia con el material de estos motivos folklóricos tradicionales dentro de un cierto modo. Su composición no es otra cosa que el arreglo y combinación propios de este número limitado de motivos. Su <
,
En diversas ocasiones volveremos a las opiniones expresadas en esta definición . Los judíos contaban y aún cuentan con motivos 'modales especiales no sólo para el Pentateuco y Profetas, sino también para los salmos, las plegarias (se usaban modos diferentes . para oraciones de clases dis tintas), etc. Por consiguiente, son las fórmulas melódicas y no las melo días fijas las que caracterizan al canto hebreo. (Desde luego, no tomamos en consideración las versiones modernas de los textos litúrgicos.) Este hecho tiene un interés más que fugaz. Queda claro que hemos ilustrado, en líneas generales, en estas páginas una etapa temprana del desarrollo del arte de la composición, etapa en la que al texto se le proporcionaba la cual no era tan definida como para no una melodía de repertorio permitir su adaptación a letras con números variables de sílabas , en vez de una melodía fija compuesta especialmente para él. Las tres formas antiguas usadas para entonar los salmos comprendían un cierto número de características destinadas a ejercer una influencia sobre el canto gregoriano. En una, el cantor principal entonaba la primera parte del versículo, parte que repetían los feligreses; luego el cantor hacía lo mismo con la primera mitad de cada versículo sucesivo, y <>. En otra forma, <>. La tercera tenía carácter de respuesta, <>. Los estri billos usados con la primera forma estaban compuestos o por una sola palabra como amén, aleluya, etc. (pero no Selah, que posiblemente era una indicación de que debía tocarse un intermedio instrumental }- o por una frase, como la mitad recurrente del versículo del salmo CXXXVI
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(numeración Inglaterra ) : taba mucho más sencilla complicados
Capítulo 2
tomada de la traducción de la Biblia del rey Jacobo I de <> . A los hebreos les gus el paralelismo ; la segunda forma sirve para ilustrar la clase del mismo. Los salmos poseen una gran riqueza en usos más y muy poéticos de este rasgo, como en el versículo:
Grecia y Roma
Púrgame con hisopo, y quedaré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.
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Si bien para la información relativa a los sistemas tonales de las mú sicas antiguas explicadas hasta este momento hemos tenido que basarnos en instrumentos y en materiales melódicos conservados por la mera tra dición oral ( con la excepción de un ejemplo indescifrable ),, al acercarnos a la antigua música griega vemos que contamos con tratados auténticos debidos a teóricos expertos, así como con composiciones talladas en piedras o escritas en papiros . Sin embargo, incluso en este caso, la información palpable es exasperadamente insuficiente . Entre los griegos, el uso predominante de lo que llamamos música estaba en conjunción con la poesía o la danza . << La palabra música (µouO'LK'r], <> ) tenía , en el mundo antiguo , 2 significados diferentes : uno de carácter amplio, y el otro, restringido. En el primer caso , abarcaba la totalidad de la cultura intelectual o literaria, en oposición a la cultura de las facultades corporales, agrupadas bajo el término gimnasia... En el sentido restringido, µouCTLK'r] es más o menos sinónima de nuestra pa labra derivada de ella ; sin embargo, los antiguos incluían en el concepto de música... , a los movimientos danzados que acompañaban al canto, y al mismo texto poético>> 1 . La historia de la antigua música griega está tan entremezclada con los mitos que sólo se pueden desenredar, con cierta dificultad, algunas hebras de verdad histórica. La atribución del origen del arte a los dioses, los relatos sobre Orfeo y Anfión , las descripciones de las victorias de Apolo sobre Lino y Marsias, la relación en una época atribuida a Plutarco de la invención del género enarmónico ( que explicaremos dentro de poco ) atribuida al legendario Olimpos, han llegado hasta nosotros entremez cladas con los relatos de hechos reales. Nuestro conocimiento de esta mú a pesar de su carácter fragmentario abarca unos nueve siglos sica (c. siglo VII a. C. - siglo II d . C . ), y, por consiguiente, es esencial no 1
Tomado de ReinD, 2072 (traducción procedente de MendS). 31
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olvidar que su naturaleza debió de cambiar de una época a otra, y que no es probable que se pueda aplicar una definición convenida de ante mano a ninguna fase del arte durante todo este período. La figura definida más temprana que surge de este borroso pasado musical personificado por el mítico Olimpos es el tocador de cítara Ter pandro de Lesbos ( c. 675 a. C.). Sabemos que se vio emplazado a ir a Esparta, por orden del oráculo de Delfos, para pacificar las disensiones existentes dentro del estado. Se le considera como el fundador de la música clásica griega y se le atribuye, entre otras cosas, la ampliación de las secciones del nomos citárico a siete, número sagrado ( cf. pági na 25, también las siete puertas de Tebas las en una época siete musas, etc.). El nomos ( = <>) era una melodía cantada que se dis tinguía del recitado y parece ser que dio pie a un repertorio de clases rítmicas y melódicas, de carácter fundamental, y <>, que posiblemente los músicos transformasen en algo más o menos nuevo. [Cf. los motivos hebreos (pág . 29), las ragas de la India Oriental, los tipos melódicos del canto llano (pág. 211), etc.] El término también se aplicó a las nuevas creaciones. Estas no contaban con una forma musical específica y común a todas ; sin embargo, la división en un número definido de <> era esencial. El hecho de que antes de la época de Platón los griegos desarrollasen, mediante las nomoi y otros tipos, un repertorio de fórmu las melódicas consideradas como adecuadas para cometidos específicos (tal como los hebreos contaron con motivos especiales) para el Penta teuco, las plegarias, etc.), puede deducirse del siguiente pasaje tomado de Las leyes, de Platón : Entre nosotros . . . , la música se dividía en diversas clases y estilos; un tipo de can ción era la de las plegarias a los dioses, las cuales recibían el nombre de «himnos,,; en contraste con ésta había otra clase, llamada apropiadamente <>, cuyo nombre, supongo, se deriva de Dionisia. El «nomos>> también recibía esta categoría, ya que era una clase distintiva de canción, y éste también recibía el nombre de «nomos citárico>>. Así se cla sificaron y definieron éstas y otras clases, y se prohibió el usar un tipo de letra deter minada con una especie diferente de tonada . . . ; pero más adelante, con el avance del tiempo, surgieron como líderes de la ilegalidad antimusical unos poetas que, aunque eran poetas por naturaleza, ignoraban lo que era justo y legal en música; y éstos, desvarian do y poseídos indebidamente por un espíritu del placer, mezclaron trenos con himnos y alabanzas con ditirambos . . . , y fundieron cada uno de los tipos de música con todos los demás (BuryL I, 245). (El subrayado es _nuestro.)
La música ocupaba un lugar destacado en las grandes competiciones : las panateneas, las olímpicas, las píticas, las cárneas. En los juegos píticos celebrados en Delfos en el 586 a. C., Sacadas de Argos obtuvo una celebrada victoria con su Nomos Pythikos para el aulos, al describir, en 5 2 secciones, el triunfo de Apolo sobre Pitón. Entre los otros compo2
Observemos que aquí aparece el otro n,ímero <> mencionado en la
pág. 25.
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sitores de nomoi para el aulos se hallan Clonas y Polimnestos. El hecho de que los nomoi son ejemplos de música programática parece probarse por un pasaje sobre los mismos del libro XIX, sección 15, de Los pro blemas, atribuido a Aristóteles, en donde se lee: <>. Parece ser que los temas eran de libre elección, siempre y cuando se incluyese una invocación a Apolo. Con el final del siglo v y el nacimiento del IV a. C., las innovaciones llevadas a cabo por Frinis de Mitilene y su alumno, Timoteo de Miletos, introdujeron una elaboración tan refinada que se censuró mucho, ya que dañaba a la antigua sencillez enaltecida. En un divertido fragmento de una comedia de Ferécrates (contemporáneo mayor de Aristófanes) aparece la Música representada por un personaje femenino, cubierto de heridas y que se queja de que Frinis, con la furia de una tormenta y de un enloquecido remolino, retorció toda mi forma; y con una dañina estratagema arranca doce armonías de mis cinco sencillas cuerdas 3_
A pesar de la maldad de Frinis, la Música nos dice' que Timoteo era peor, y por sus doce cuerdas encadenada, impotente yazgo 4 .
En la última referencia se menciona un aumento del número de las cuerdas de la cítara. La queja de la desventurada señora puede que ataña más a los ditirambos que a los nomoi, ya que los transgresores eran no tables exponentes de los primeros, en los que, sin duda alguna, se em pleaba el aulos, aunque también, a veces, la cítara. El único fragmento que se conserva del arte del nomos es el texto de Los persas, debido a Timoteo, texto que es bastante desordenado. Quizá la supuesta elaboración de la música contribuyese en parte a la decadencia. En cualquier caso, el nomos desapareció por esta época. Sin embargo, sirvió para fertilizar a los antiguos himnos griegos, y es posible que algunos de los que enumeraremos más adelante conserven rasgos de su influencia 5 • Los himnos, pensados para ser cantados al unísono por grupos de personas, podían estar dedicados a cualquier dios. De las hyporchemata cretenses (canciones a las que la danza acompañaba) se derivaron bailes corales como el paian (en un principio, danza mágica de curación), con sagrado a Apolo, y el pyrriche, o veloz baile de espadas que ejecutaban los guerreros jóvenes. Estas danzas corales, al igual que las gymnopaidiai El significado de estos versos quedará aclarado en la pág. 58. 4 Para el pasaje completo, véase BromP, 76 y sig., o GoodP I 124. 5 Para una explicación más completa del nomos, véase Gri�sN o VettM. Véase también LachmW. 3
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(de carácter ceremonial y coral e interpretadas por muchachos y hombres desnudos, cuyos movimientos se basaban en los de lucha griega ), fueron cultivadas en especial en Esparta, donde se decía que el contemporáneo de Terpandro, Taletas, había sido su creador. Las parthenia, o danzas corales que bailaban las vírgenes espartanas, aparecen asociadas al nombre de otro contemporáneo, Alcman. En realidad, se puede afirmar que la cultura dórica de Esparta, con su marcada vida comunal, favoreció, en líneas generales, a la música coral, mientras que la jónica de Atica, con su mayor énfasis en el individualismo, prefirió aquella música en la que se necesitaban solistas 6 • Arquiloco de Paros, otra figura más del siglo XII a. C., hizo avanzar el arte de la canción de carácter más íntimo (música lírica, es decir, aquella que se cantaba con el acompaña1niento de la lira) al introducir el ritmo ternario y acelerar el tempo. Es posible que se inspirase en parte en las tonadas folklóricas . El arte folklórico, por lo visto muy extendido, aparece ·mencionado en fragmentos literarios donde se habla de todo tipo de canciones de faena: para apisonar la cebada, pisar la uva, hilar el algodón ; las hay también para los cordeleros, los aguadores, los vigilantes, los pastores 7 • Es probable que también se viesen inspira das por la influencia folklórica las obras líricas de los músicos-poetas posteriores de Lesbos: Safo, Alcayo y Anacreón. Incluso más adelante, la importancia cultural de las competiciones y juegos del siglo VI a. C., que ya había dado pie al nomos de Sacadas escrito en alabanza de Apolo, alcanzó su cumbre con Píndaro (522-448 a. C . ) y sus odas escritas en elogio de los atletas victoriosos. Sin embargo, es muy posible que fuese en el teatro donde la música recibiese su mayor desarrollo. Las partes corales se cantaban en su totali dad y también había monodias para voces solistas. Las tragedias de Esquilo (t 456), Sófocles (t 406) y Eurípides (t c. 406 ), así como las comedias de Aristófanes ( t c. 385 ), al igual que Fidelio y Carmen, eran obras dramático-musicales en las que se empleaban tanto las canciones como los diálogos hablados. Los coros como tales perdieron importancia a medida que sus participantes tomaron parte creciente en la acción y terminaron por convertirse en dramatis personae. Se ha demostrado que la afirmación frecuente, hallada en Suidas, de que el coro estaba formado por 12 personas en las obras de Esquilo, y que Sófocles aumentó su nú mero a 15, número que después fue el corriente, es errónea. En efecto, en Las suplicantes de Esquilo se menciona un coro de 50 personas, y parece más probable que los grandes dramaturgos de la época de Pericles siguieron los dictados de la concepción artística que de los de la unifi cación 8 • Con el transcurso del tiempo, las dos formas importantes que surgieron del culto a Dioniso, el teatro y el ditirambo, se convirtieron
Cf. SachsA, 25 y sig. 7 Este asunto aparece tratado en profundidad en BüchA. 8 Este tema en su totalid ad aparece explicado de forma atractiva y convincente en HamiG. 6
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en vehículos para la e�hibici_ón de un v�rt1:1 ?sismo excesivo, : iniciaron su decadencia . La música griega se convirtio en �go muy ,diferente de lo que había sido en el período clásico y en _ los inclu_so � as tempr?no_s tiempos homéricos, cuando los cantores profesio 1:1ales divertian a los invi tados de los festines de los poderosos con canciones en las que se rela taban los hechos heroicos y los destinos trágicos de dioses y humanos. El instrumento considerado como especialmente adecuado para el culto de Dioniso era el autos. Este término ( <>, en latín) tien� , hablando con propiedad, un significado más bien genérico que específico. T?<1os los auloi son aerófonos ; cada uno consta de un tubo en el que e_l aliento del intérprete hace que vibre la columna de aire ; la talla interior de� tub� _ suele ser cilíndrica. Más allá de esta similitud surgen las 1iferencias. Si bien en la mayor parte de las ilustraciones de jarrones, relieves, etc., se ve al tocador que sopla el aire directamente por el ext�emo del tubo 0 tubos que al igual que el oboe o e� clar�nete se sostiene �e manera inclinada hacia abajo, en los relatos literarios ap �rece una variante, lla mada plagiaulos, la cual se sostenía de modo horizontal, forno la flauta. Aunque a veces se menciona e ilustra un tubo solamente, en las º?ras plásticas salvo en contadas ocasiones, siempre se ven dos tubos, parecido � a los q�e ya hemos encontrado � ntre los asi�ios y egipcios. Los auto� dobles con tubos de longitudes diferentes, solran emplearse en las ce�e manía� nupciales, en las que el más pequeño representaba a la ov d bi' y el más largo, al novio. La boquilla, pareci? a a la del oboe con o e ., lengüeta , era una característica inconfundible. (La traduccion f!ec�ente de <>, como término genérico, por <> es, P?r. cons�guiente, . totalmente errónea. ) El número de agujeros, en un principio_ 3 o 4 , t r 1 minó por llegar a ser nada menos que 15, y se añadieron tiras de te as que se enrollaban alrededor del tubo para ayudar a _ los dedos a tapar aquellos agujeros que no se usaban. Dos escritores afirman que los pro gresos realizados por Pronom?� , mae_st!o de _ �lcibía1es (siglo v a. C.), permitieron que las escalas dorrc� , frigia y l1d1a pudiesen to�arse en u � par de tubos mientras que anteriormente se usaba una pare¡a p or sepa rada para cacla escala. Los tubos dobles permitieron que se pudiese to�ar una melodía simultáneamente con un bord�n (�/. la� flau �as dobles � grp cias, pág. 26 ), o con un sencillo acompanamiento . Aristoxeno afirma que la extensión sonora completa de un solo tubo o de u? par superaba las tres octavas, es decir, la totalidad de las escalas griegas dada por Alipio (cf. pág. 62 ). . . - de 1ongit · � La flauta de Pan o siringa, construida con diversas canas des diferentes, cada una de las cuales emitía una nota cuya altura se vera Para un estudio detallado del aulas, véase HowA, y su s1;1 plen1ento, HowM. Véa se también SachsR, 24. SchlesA es un libro tot� lmente dedicado al aulas . Y al su puesto efecto que ejerció sobre el desarrollo del sistema modal ; por desgracia, hemos recibido demasiado tarde este libro para tomarlo en cuenta en la presente obra. 9
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determinada por el largo de la caña y el diámetro de su alma, era pa riente del aulas. Mediante la combinación del principio de la siringa y del de la gaita (cuyo origen se remonta a la India ), los antiguos final mente crearon el órgano. Aunque el neumático, sin duda alguna, fue el primero que surgió, los primeros relatos detallados con que contamos, debidos a Hero de Alejandría y a Vitrubio, se refieren a una clase del órgano hidráulico conocido como hydrat1lis. (El relato más antiguo que se conserva, aunque sin entrar en detalles, es obra de Filo de Alejandría , siglo 11 a. C.) También contamos con información documental sobre los órganos de agua, debida a un escritor cuyo nombre, bajo la forma de <>, ha llegado hasta nosotros gracias a los árabes ; posiblemente este autor fuese griego. Según Atenayo, Tesibio de Alejandría ( c. 246 a. C.) 10 fue el inventor del hydraulis. Este instrumento se vio precedido por una clase bastante menos desarrollada del órgano hidráulico 1 1 • El hydraulis alcanzó una mayor popularidad en el mundo romano que en el griego. Nerón lo tocaba y fue el instrumento predilecto en las luchas de los gla diadores, ya que producía un sonido poderoso y más fuerte que el que se obtenía con un pequeño órgano neumático. En Cartago se han descu bierto modelos en arcilla de órganos hidráulicos, a escalas reducidas ; uno está casi perfecto; de hecho, un instrumento 12 del siglo 111 d. C., algunas de cuyas partes están bien conservadas, se ha descubierto entre las ruinas romanas de Aquincum, cercanas a Budapest. Un receptáculo parecido a un altar formaba la base del hydraulis. En él se guardaba el agua y había una especie de embudo de metal . invertido sostenido por unas patitas. El agua que podía fluir de un lado a otro entre las patitas se hallaba en parte dentro del embudo y, en igual proporción, también fuera de él . Un tubo conectaba el embudo con una caja donde se guardaba el aire, colocada encima. A cada lado del órgano había una bomba que, al alternar con su compañera , inyectaba aire indi rectamente al embudo desde arriba. Este aire hacía que el agua que estaba en el embudo se retirase y, empujada a través del espacio que había entre las patitas, se elevase en la cavidad que la rodeaba dentro del receptáculo. El peso del agua desplazada sometía al aire, tanto en el embudo como en la caja de aire colocada encima, a la presión necesaria. A menudo el instrumento contaba con 2 ó 3 filas de tubos 13 • GulD II, 291 y sig. Desde la pág. 291 a la 317 aparece una gran cantidad de información variada sobre los instrumentos. 1 1 Para más detalles sobre este asunto, véase FarmO, 14 y sig. 1 2 Descrito en detalle en NagyA. (El texto del libro está en húngaro, aunque cuenta con un sumario de 30 páginas en alemán) . Véanse también HydeD, Bédh y CellO. 13 Para una información más completa véanse MaclP ( que comprende una valiosa bibliografía; el fragmento de Neumática, de Hero, que trata del hydraulis, en griego Y en inglés; el fragmento similar tomado de Sobre la arquitectura, de Vitrubio, en latín y en inglés, etc.); FarmO, capítulos II, III y el apéndice II; WarmH; EB XVI, 891 ; Grove II, 690. La evolución del órgano a partir de la siringa y de la gaita se estudia en SachsD, 72 (prueba gráfica) y sig., y en SchlesR. 10
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Entre los idiófonos y membranófonos usados por los griegos destaca ban las castañuelas, los platillos y los panderos. El arpa aparece entre los cordófonos 14• Sin embargo, fueron los instrumentos de la familia de la lira los que se consideraban especialmente adecuados para el culto a Apolo los que en realidad ocuparon un sitio privilegiado dentro de la vida musical griega. Las dos grandes represen tantes de esta familia, la lyra y su pariente muy cercana, la kithara (cítara ), sirven para ilustrar principios diferentes de construcción. La primera, al igual que el laúd y la mandolina , contaba con un �eceptáculo sano.ro (en un principio era el caparazón de una tortuga cubie �to c�n una piel estirada ) formado por una parte posterior curvada y unida d1recta1:1ente a una tabla recta de armonía ; la cítara normal, al igual que la guitarra y el violín, poseía un receptáculo sonoro menos pr?fundo f?rmado por dos maderas resonantes unidas por costados o costillas de igual ancho. En uno de los himnos ·<> se describe la invención de la lyra por Hermes, gracias principalmente al caparazón de una tortuga y a las tripas de un cordero usadas como cuerdas. En otro . relato se dice que _ los tracios usaron este instrumento antes que los griegos ; sin embargo fueron los últimos, en cualquier caso, los que parece ser que crearon el ' tipo clásico 15 . • Los griegos atribuyeron la creación de la cítara a otra �e sus de�1�des, es decir, a Apolo, aunque nos podemos r_emontar a sus origenes asiaticos, como ya hemos visto en el capítulo 1 10• Tanto en la lyra como en la cítara sobresalían dos brazos del receptáculo sonoro; en la primera, en un principio, eran de cuerno, aunque más tarde se empleó la m� dera, � e igual modo que en la cítara. Estos brazos estaban arqueados, ?ien h_acia afuera o como se ve en la ilustración de la lámina 11, aparecian unidos en la p�rte superior por una varilla. Otra varilla, fijada al receptáculo sonoro servía de puente. Casi siempre las cuerdas estaban hechas de tripas � se extendían desde el puente hasta la varilla superior formando una especie de abanico ligeramente abierto. Estas se mantenían tensas en la varilla gracias a tiras de · pellejo · adiposo de buey, que podían ajustarse para la afinación de las cuerdas por separado 17 . Cuando nos ocupemos de la teoría musical de los griegos explicaremos su forma de afinación. A veces se las hacía vibrar con la acción de los dedos ; otras, gracias a un plectro. El barbitos era una vari�nte de la c �tara ; entre las , con sus del arpa encontramos el pectis y el magadzs; esta ultima 20 cuerdas permitía la llamada magadización, i. e., tocar octavas. Para un artículo sobre el arpa en la antigua Grecia, véase HerG. Cf. GuilS. . . · Para una explicación, en líneas generales, de la 1nfluenc1a del cercano O riente so· bre la música griega, véase VettP, 854. . . , 11 La afirmación bastante frecuente por cierto, de que las cuerdas pod1an afinar se hacia arriba o h;cia abajo de manera simultánea mediante el mero giro de la va rilla, es insostenible. Cf. GomT, 37. Para más información sobre la cítara Y la lyra, véanse GomG; ReinL; SachsR, 213, 248. 14 15 16
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sica de este país a partir de estos escritos que de los especímenes que se conservan de la misma música, los que, además de ser muy pocos, a me nudo también son fragmentarios. Las fuentes literarias más importantes con que contamos son : 21
Resulta notable que los principios básicos de construcción de los antiguos instrumentos se anticiparan a numerosísimos de los aplicados a los modernos, aunque entre aquéllos no se hallasen los del arco, las vál vulas y las varas. Si bien algunos de los que se empleaban entonces se olvidaron y tuvieron que ser descubiertos de nuevo, parece ser que otros se transmitieron a la Europa medieval, aunque no necesariamente de manera directa. Ninguna historia de la vida musical griega que no logre realzar la importancia que en ella tuvieron la lyra, la cítara y el aulas, puede dar pie a una buena imagen de dicha vida. El primero de los enumerados era el instrumento del aficionado estudiante o melómano , el segundo, el del músico profesional. A veces se tocaban los 3 instrumentos con ca rácter solista, música para la cual, sin embargo, se prefería el aulos a los otros 2 ; la lyra y la cítara se usaban principalmente para acompañar a la voz, es decir, en la lyrodia y la kitharodia 18 , y solían apoyarla al unísono. También hay relatos de dúos de aulas y cítara. Un kitharodos experto (cantor 19 con acompañamiento de cítara) no sólo podía ser su acompañante, sino también el compositor y el poeta de la obra. Su re pertorio abarcaba el recitado de poemas épicos, rapsodias, odas y can ciones líricas. La aulodia, debido a que en ella se empleaba un instru mento de viento, precisaba, desde luego, del concurso de 2 intérpretes . Entre otros cometidos, ésta se usaba para las elegías, o canciones de duelos. Sin embargo, no se la consideraba tan ilustre como la kitharodia, ya que el aulas tendía a no dejar oír la voz. ( Cicerón dice que los can tores que se hacían acompañar por el aulas eran aquellos que no eran buenos con el apoyo de la cítara) 20 • No obstante, si tenemos en conside ración que el aulos era el instrumento específico del culto a Dioniso, resulta lógico que e11 el teatro una de las consecuencias de este culto se le prefiriese como medio de interpretación de los preludios e inter medios instrumentales ( ello, sin embargo, no quiere decir que la cítara se viera excluida del teatro), en especial, gracias a que la cualidad aguda del sonido del instrumento lo hacía recomendable para su empleo en los anfiteatros.
1 ) La Secciótz del Canon, atribuida a Euclides 22 ( 1;. 309 � - C.), e� la , que aparece la primera descripción completa de la teor1a acust1ca de P1tagoras (siglo vr a. C.) ; . ·. . . , 2) Pasajes de Las leyes, La repttblzca, Gorgzas, Fzlebo, y Ttmeo, de Platón 23 ( 427-347 a. C. ), en los que se describe el valor ético de la mú sica ' el lugar que ocupa en la educación, etc.; ' ' �l�s 24 3 ) Pasajes de La metafísica, ,J"Ob re el al ma, etc., de Ar1stot ( 384-22 a. C.), en los que se explica la consonancia, el uso de la mus1ca, la voz, etc.; 4) La armonía incompleta de Aristoxeno 25 (nacido c. 354 a. e .), l a principal fuente temprana de nuestros conocimientos de 1� teoría '.11� sical griega, debida a uno de sus dos grandes exponentes, quien fue d1sc1pulo de Aristóteles ; 5 ) Fragmentos de sus perdidos Elementos rítmicos 26 ; 6) Sobre la música, obra atribuida a Plutarco 27 ( 50- i20 d. C. ), aun histórica autenticidad, valiosa tanto por su información que de dudosa , . como teor1ca ; . .. 28 • . . , , 7 ) Sobre la muszca, de Ar1st1des Qu1nt1l1ano (s1g1os _ r-rr d. e · ) , . l a que, a pesar de su fecha, es la única fuente en la que se intenta dar in-
Las principales fuentes de nuestra infortnación histórica y teórica son los escritos de los teóricos, filósofos, etc., de la Grecia antigua. En realidad, hemos aprendido más sobre la verdadera naturaleza de la mú-
18 Los términos correspondientes para la música instrumental para solo eran lyrike y kitharistike. La música de carácter solista para el aulos recibía el nombre de · auleti ke; para voz y aulos, aulodia. 1 9 El solista de este instrumento era el kintharistes; el de la lyra, lyristes; el del aulos, auletes. Un cantor que se acompañaba con la lyra era un lyrodos; el que em pleaba el aulos, un aulodos. 20 Sin embargo, véase Los Problemas, XIX, sec. 43, donde se dice que el aulos «oculta muchos de los errores cometidos por el cantor>> (ForsP) y, por consiguiente, se prefiere este instrumento.
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21 Los núrns. 4, 7, 9-11, 15, 16 aparecen irn.presos en griego, con tra_ducciones Y , :f MeiA. Los núrns. en latín, en 16 estan impresos . en 1, 3, 8-11, 15 comentarios _ s griego, con comentarios en latín, en JanM. (Los textos en griego _ de aquellos escr1t s que se incluyen tanto en MeiA corno en JanM aparecen reproducidos de manera_ mas en el segundo.) Estas son las dos grandes antologías de tratados musicales exacta • griegos. ., , 22 Traducción al inglés en DavyL 11, 269-89; traducc1on a1 fra? ces en Rue11 . Sobre la autenticidad del opúsculo (pros y contras), véase Revue des etudes grecques, XIX, 318. · 1 L'b 23 Obras todas publicadas en griego e inglés en la Loeb Class1ca ' 1 rary. Vease también la nota 78. . , · 4 2 Reunidos por JanM, con citas detalladas que permiten 1� loca 11zac1on · de 1 os pasajes en las traducciones. La Oxford University, Press ha publicado una nueva ver sión al inglés de The Works of Ar_z,stotle _ (11 , volurnenes). . . . 25 Texto en griego con traducc1on al ingles y comentarios en Ma�rH. Cierta� C:Pl niones sobre los modos, expresadas en los corne,ntarios,. pueden dar pie a la polern1ca. También hay traducciones al francés Y. al ale �an, debidas a Ruelle y Marquard, res pectivamente. En LalA aparece � n amplio e�J ud10 de Aristoxeno, su entorno .Y s1;1 s obras. 26 Reunidos en MorelA. Veanse tarnb1en WrnsA y WrnsR (para expl1ca�1o � es en inglés cuya naturaleza es, en parte, «popular»), WestA y WestF. �n este :1lt1rno se incluyen pasajes sobre el ritmo (debidos a Ar(stoxeno y otros escritores griegos), en griego, con traducciones al alemán . .'!éase tarnb1�n la nota 96. . . 27 Texto en griego con traducc1on al frances y co�,entar1?s en Re1nP. Texto en . griego con traducción al inglés en BrornP; otra trad 1;17c1on al 1ng}es en GoodP _l. 28 Texto en griego también en JahnA; traducc1<:n al ale �an Y cornen�ar1os en . a Sch fA. Para un artículo de carácter general sobre Ar1st1des, vease RuelA. Vease tam bién MounP.
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formación sobre determinados aspectos de la antigua música de la época de Platón; 8) Los problemas, obra atribuida a Aristóteles 29 , aunque parece ser que es una recopilación (c. siglos 1-rr d. C.), debida a diversos autores de materiales escritos en parte por el primero, recopilación que contiene La voz ( Libro XI) y La música ( Libro XIX), en los que se ofrecen in formaciones diversas en forma de preguntas y respuestas; 9) El Manual de Nicomaco 30 (siglo rr d. C.), otra obra más sobre la teoría pitagórica de la música; 1 O y 1 1 ) Los dos manuales, ambos llamados Introducción a la ar monía, de Cleónides 31 y Gaudencio 32 (los dos de c. siglo rr d. C.); en el primero se nos da una buena información sobre la teoría de Aristoxeno, no contenida en los escritos que se conservan de este autor; la segunda se inspira en parte en Aristoxeno y, en igual proporción, en Pitágoras, et, cetera; 12) La Armonía, de Claudia Tolomeo 33 de Alejandría ( siglo rr d. C.), <> 34 • Este es el mismo Tolomeo que, como famoso matemático, enseñó el sistema astronómico que recibió su nombre, y al que se opondría Copérnico a principios del siglo xvr; 13) El libro XIV de Los deipnosofistas ( <>), de Atena yo ( siglos rr-rrr d. C.), en el que se incluye material 35 de la obra perdida Sobre la música, de Heracles Pontico; entre este material aparecen detalles sobre los harmoniai ( qt1e explicaremos más ade lante en este capítulo) y sus relaciones etnológicas; 1 4 ) El Comentario debido a Porfirio 36 (siglo rrr d. C.), sobre La armonía, de Tolomeo; 15 ) La Introducción a la música, de Alipio 37 (c. 360 d. C.), gracias a cuyas tablas de la notación alfabética griega ( acompañada por descrip ciones de cada una de las letras) nuestra guía principal para descifrar los intervalos que aparecen en los fragmentos que se conservan de música hemos podido deducir más de cuarenta sistemas de escalas de griega 18 notas cada uno; En la actualidad parece ser que RuelP ( con un prefacio en latín) es el texto clásico en griego. Traducción al inglés en ForsP. Véase también GevP para el texto en griego, traducción al francés y comentarios (pasados de moda en parte). 30 Traducción al francés y comentarios en Rue!N. 31 Traducción libre al inglés en DavyL 11, 309-411, con la atribución equivocada y común en otro tiempo a Euclides. Traducción al francés y comentario en Ruell. 32 Traducción al francés y comentarios en RuelC. 33 Texto en griego con traducción al latín y comentarios en WallP. Texto en griego recientemente revisado en DürH; traducción al alemán y comentarios en DürP. 34 MounH, 73. 35 Para el texto en griego y su versión al inglés, véase Gu!D VI, 364 y sigs. 36 Texto en griego con traducción al latín y comentarios en WallP. Texto en gri e go recientemente revisado en DürK; comentarios en DürP. 37 Traducción al francés de las descripciones, con tablas y comentarios, en RuelC. Véase también SamoA. 29
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Ma el io qu Ba de i a, mú l de e art al ón cci du tro In La c_ ) 17 y � 16 s_ e pr de ma for en o nic xe sto ari 38 rte pa en al nu ma ), ? C. yor ( ¿rv siglo d. a un en i ib atr r ila sim � re mb no e o tad tra un y � ? as, est � guntas y respu nco un io rib esc lo e qu e cre se ad lid ua act la en época a Baquio, aunque , eo suyo, 0ion . 39; . . o isi ran tempo . . . er ll Be r po do ica bl pu , rta cie in a ch fe de y o im ón an do 18 ) Un trata 39 , en el que nn ma mann y conocido como el tratado del ��ónimo _de B�ler . mo rit l de ion tac no la e br so ión ac rm fo in ye clu se in
A partir de este corpus de materiales hemos deducido nuestro co nocimiento básico sobre la doctrina acústica, el sistema de escalas, las tonalidades, el ritmo, y la notación de la música griega. En :elaci�n, en particular, con el sistema de escalas y las tonalidades, el investigad�r moderno a veces se encuentra con la difícil tarea de tener que descubrir el significado de los escritos apuntados. Esta labor ha at?r�entad? a mu chos excelentes estudiosos y ha dado pie a grandes polemicas; sin d�da . alguna, en ella pensaba un erudito cuando ante la M_usical _Association de Londres dijo en 1932, al presentar una conferencia dedicada clara mente a la música griega, las siguientes palabras : El único profesor de griego que he conocido que también era músico siempre se negó de entrada a ayudarme a interpretar un pasaje difícil sobre música de un aut?r _ griego. Su respuesta fue siempre la misma: <>
Resultaría inútil fingir, o siquiera pensarlo, que todo lo que cono cemos sobre la teoría musical griega es de fácil comprensión. En efecto, al cabo de unas cuantas páginas el lector tendrá ocasión de decidir si quie re ser más atrevido que el profesor de griego mencionado an_teriorme?te , o desear que incluso hubiésemos contado con una menor 1nformacron sobre la doctrina de las tonalidades y escalas griegas que la que ha lle gado hasta nosotros. Queda claro que Pitágoras sabía que, con cuerdas de un mis1:10 gro sor y tensión, la longitud de las mismas regía la altura del sonido. Es posible que obtuviese este conocimiento de los sacerdotes en Egipto, país Texto en griego, traducción al alemán y comentarios, en JanE. Traducción al francés con comentarios en RuelC. ., , 39 Texto en griego, con comentarios en latín, en BellA. Traducc1on al f�ances, con comentarios, en VincN, en donde se considera que el número 18 son opusculos. 40 También se podrían añadir los tratados impresos en DupuT, � ller'f Y RuelE. , Para una lista completa, véase AbA, 34 y sigs. En _la nues �ra, la af1:mac1on de que en un opúsculo se trata un tema en especial no quiere decir ne<;esar1amente q1;1; en él no aparezcan otros; tampoco la mención d� u_n t�!11ª en part1cul�r en relac1on . a un tratado en particular debe tomarse como 1nd1cac1on de que aquel no se estudia también en otras obras. 38
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al que se sabe que viajó. En cualquier caso, transmitió a sus seguidores en Grecia un principio que ha sido la base de la teoría acústica desde entonces. <> sabía que si a una cuerda se le permite vibrar a la mitad de su longitud (i.e., a la razón matemática de 1: 2 ), la altura del sonido será la de una octava por encima de la de la cuerda entera; si son dos terceras partes las que vibran (razón 2 : 3 ), la altura será la de una quinta justa por encima; si son tres cuartes partes (razón (3 : 4 ), la altura será la de una cuarta justa por encima, etc. Si vibran ocho novenas partes (razón 8: 9), el intervalo será el del tono completo que constituye la diferencia existente entre la cuarta y la quinta. La razón para la ter cera mayor (disonante) era 64: 81. Con razones matemáticas que repre sentaban estas y otras relaciones, los pitagóricos explicaban todos los in tervalos que usamos en la actualidad en Occidente, además de muchos otros más. La cuerda única usada por los pitagóricos para cometidos ex perimentales fue la antepasada del monocordio medieval. Entre los intervalos que más adelante se descartaron había fracciones de un tono que hace mucho tiempo que se desconocen en la música eu ropea. Por lo visto, los griegos sabían cómo hacer que muchos intervalos que son extraños en la actualidad, en nuestro mundo, sonasen con preci sión 4 1 • Es comprensible que el oído de un griego antiguo, acostumbrado a seguir básicamente una música de una sola línea (la que no exigía una división de la atención entre la melodía y la armonía), se sintiera más atraído a prestar interés a los refinamientos de los intervalos melódicos por su propio valor que el oído de un occidental actual. Arístides y Tolomeo cuentan que Aristoxeno y sus seguidores calcu laban los intervalos no por sus razones matemáticas, sino por sus frac ciones. Dividían una cuarta en 60 partes iguales y decían que un inter valo estaba formado por cierto número de sesentavas partes. Aunque las fracciones daban pie a interpretaciones diversas, probablemente estaban consideradas como equivalentes más o menos de las razones matemá ticas. Sin embargo, los seguidores de Aristoxeno, los que enfocaron esta cuestión como músicos expertos, se enfrentaron al problema de la en tonación de modo diferente a los pitagóricos, y ello dio pie a polémicas. Los primeros confiaban más en el oído; los segundos, en la matemática. Muchos eruditos modernos creen que la afinación diatónica usada por los aristoxénicos coincidía con nuestra escala diatónica en temperamento i gu al. A Tolomeo, por otra parte, al igu al que a Dídimo (nacido en el No debe tomarse esta afirmación como indicadora de que la tesis principal que ap�rece en To �rG representa la práctica real griega. Resulta desafortunado que este estimulante articulo, donde se exponen las opiniones particulares de un escritor bri llante, haya aparecido en una obra tan consultada como OH en vez de en el estudio igual�ente e_rudito, pero menos dado a la especulación, WinnA. (En este capítulo tamb1en. �busamos de la especulación, desde luego, pero siempre avisamos al lector por ant1c1pado.) 41
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año 63 a. C.) antes que a él, se le suele atribuir el descubrimiento de la entonación justa ( <> de Tolomeo) 42 • El hecho de que la música se tocase y cantase antes de que los teó ricos comprendiesen las escalas como conceptos y las ordenasen en for mas unificadas, debe considerarse como axiomático. Si bien estos concep tos y formas es posible que existiesen antes que los griegos, ello es algo que no sabemos a ciencia cierta. En cualquier caso, pasaron a partir de los griegos 43 a la música de la Edad Media, y de ésta a la del Renacimiento y la Edad Moderna. A pesar de este axioma, será mucho más sencillo, sin embargo, iniciar nuestra explicación de la teoría musical griega con la escala de 2 octavas que sirvió de fundamento al tejido sonoro griego en la cumbre de su desarrollo, y explicar posteriormente la forma en que se plasmó esta escala. La escala de 2 octavas recibía el nombre de sistema más perfecto, y, teniendo en cuenta las diferencias de entonación, su estructura inter válica era igual a la de una escala de 2 octavas que se iniciara a partir de : /):( A (la) 44 • (Los griegos, por lo menos en los siglos más tempranos, cuando se ocuparon de explicar las series de sonidos ordenados según su altura, consideraban a estas series como más descendente� que como as cendentes; nosotros seguiremos esta pauta, a menos que digamos lo con trario.) Este disdiapason (i.e., escala de 2 octavas) podía trasponerse usando el plan griego de tonalidades. El disdiapasón de : \\:\ A (la) cons tituía el sistema más perfecto de la llamada en épocas anteriores tona lidad dórica. (En lo tocante al significado con el que se debe entender esta altura, véanse las págs. 50 y sigs.) Se consideraba que el sistema más per fecto estaba formado por 4 tetracordos 45 y un tono extra añadido. Cada tetracordo tenía la estructura T T S (T quiere decir tono; S, semito no, y su cálculo se hacía de manera descendente). Los dos tetracordos centrales no tenían ningún tono en común; caía uno sencillamente por Véase TorrG, 4, para una explicación relativa a los seguidores de Aristoxeno y el temperamento igual. Para la oposición entre los pitagóricos y aquéllos, véase MacrH, 87 y sigs. Para estudios sobre los intervalos aristoxénicos, véanse Winnl y SchlesN ; también Musical Logarithms, de J. Murray Barbour, que aparecerá dentro de poco en Scripta Mathematica. Para una explicación relativa a Tolomeo y la entona ción, véanse PhilM (en donde se llega a algunas conclusiones que son bastante dife rentes de las habituales). Para un estudio general de las teorías acústicas de los grie gos, véase EmG, 453 y sigs. 43 Directamente, según SchlesG; indirectamente, gracias a los árabes, según FarmH. 44 A lo largo de este libro, siempre que se designen las alturas del sonido por me dio de letras, usaremos el método atribuido a Odo, que llegó a ser clásico durante la Edad Media, a partir del siglo x, no sólo porque parece ser el más apropiado para el corpus principal de esta obra, sino también porque puede evitar la confusión para aquel lector que pase del estudio de este libro a los tratados medievales auténticos. El sistema de Odo se explica en las págs. 171 y 187. Sin embargo, también usaremos las letras mayúsculas con otro cometido: para indicar un grado por separado sin relacio narlo con ninguna octava en particular (caso que no tuvo en cuenta Odo). 45 Sobre la derivación del nombre <
'
La música en la Edad Antigua
44
debajo del otro, es decir, estaban separados. El tetracordo más bajo de los 2 centrales recibía el nombre de tetrachordon meson ( <>). El lugar donde éste alcanzaba su límite superior y en el que el tetracordo colocado por encima llegaba a su límite inferior se llamada diazeuxis ( <>). El tetracordo superior reci bía el nombre de tetrachordon diezeugmenon ( <>); el más bajo, el de tetrachordon hypaton ( <>), debido más a la posición física que ocupaba en el instrumento que a la altura de sus sonidos : el antiguo tocador de lira inclinaba su instrumento de tal manera que, mientras tocaba , las cuerdas de sonido más agudo se veían en una posición baja , y las de sonido más grave , en una alta 46 • Por debajo del tetracordo más agudo, un proslambanomenos ( <> ) redondeaba las 2 octavas. La totalidad de los sonidos de estas es calas puede presentarse de la siguiente forma (los motivos para usar corchetes alrededor de ciertas notas quedan aclarados en la nota 51) :
[l!]
[mi]
sol fa
Tetrachordon Hyperbolaion (tetracordo extra)
re
do
[si]
[la]
SOL
FA
[MI]
� - o.. T. Mesan T. Diezeug'O o l:l " " ... o " (T. del medio) menon � >< -· Q. n� (T. de separa- o- -· ción) (b ....
"
....
.
�
RE
DO
T. Hypaton (T. más agudo)
[SI]
Pros lambanomenos (Tono añadido)
Nete Hyperbolaion
Paranete
>>
Trite >> Nete Diezeugmenon
fa
•
ID!
la «más baja,, 47 del tetracordo extra
la más próxima a la «más baja» del tetracordo extra tercera del tetracordo extra la <
Por lo menos, así se suele afirmar. Sin embargo, es posible que la nomencla tura relativa a <> y <
45
Paranete
>>
» Paramese Mese Lichanos Mesan Parhypate »
Trite
Hypate Meson Lichanos Hypaton » Parhypate >> Hypate Proslambanomenos
. la más próxima a la re «más baja>> del T. de separación do• tercera del T. de separación SI la más próxima al medio la el medio SOL dedo índice 48 del T. del medio FA la más próxima a la <> del T. del medio SI LA nota añadida
También había un sistema menos perfecto que permitía la modulación tal como la entendemos en la actualidad. En la explicación de Cleónides aparece descrita como la modulación de un sistema a otro, y podemos verla aplicada en los himnos délficos que se conservan. El sistema menos perfecto constaba de 11 notas : la octava desde el proslambanomenos al mese del sistema más perfecto, además del tetracordo Synfmmenon ( <>), el que, tal como su nombre da a entender, se añadía de ma nera conjunta al mese, dando así pie a T T S por encima , del modo sigu1ente :
[LA]
Cada nota tenía su nombre propio. De las repeticiones de los tetra cordos conjuntos queda claro que los nombres se aplicaban primero a la octava central, y de ésta pasaban a los tetracordos más exteriores : la la sol
Grecia y Roma
Nete Synemmenon >> Paranete Trite
»
re do si-bemol
la «más baja» del T. enganchado la más próxima a la «más baja» del T. enganchado tercera del T. enganchado
Los tetracordos que acabamos de explicar pertenecen al género dia tónico, i.e., estaban formados por progresiones grado a grado. Sin em bargo, había otros 2 géneros y diversas entonaciones diferentes para cada uno ( por ejemplo, con <> y otros matices ). Dos variedades del diatónico, por lo menos, eran comunes, 3 del cromático y 1 del enar mónico 49 • Sin embargo, para los cometidos presentes, de momento nos bastará con comentar sólo una de cada clase. Cada género tenía una manera particular y distintiva de insertar una cuarta justa; la afinación de la cuarta era invarible. Este intervalo sólo podía insertarse mediante el uso de no más de 2 grados; el intervalo más bajo resultante tenía que ser igual o menor que el central, y tam bién menor que el más agudo. (En este caso, usamos <> y <> en el sentido moderno.) Si bien no había ningún espacio •
Este término se deriva claramente de la práctica de interpretación de la lyra y la cítara. Véase SachsI, 294, aunque también GomT, 21. 49 Estas 6 variedades aparecen explicadas en MounM, 25. Se incluye una tabla completa y clara en la que se ven 13 variedades, en WinnA, 332. 48
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La música en la Edad Antigua
vacío en el tetracordo diatónico, sí había uno en cada uno de los otros, y barypyknon. Los 3 géneros, entre ellos, daban pie, en las formas des la parte inferior. Ello podía dar pie a 2 semitonos (más o menos), con un sesquitono en la parte superior, en cuyo caso el tetracordo era cromá tico, o a 2 cuartos de tono (más o menos) 5() , con un ditono en la . parte superior, en cuyo caso era enarmónico. Se creía que los 2 semito�os o cuartos de tono formaban un pyknon, y los 3 grados que los producian recibían, en orden descendente, los nombres de oxypyknon, mesopyknon y barypknon. Los 3 géneros, entre ellos, daban pie, en las formas des critas, a 21 alturas de sonidos a la octava, en oposición a las 12 de la octava usada en la actualidad en Occidente. En el siguiente ejemplo 51 aparecen los 3 tipos de tetracordos. EJEMPLO
l.
8
Pia.tcnú:.
Chroma.�
•
as-�. ft . 41;•
. .,.,.,..
., Q • .
Enha.r,,,anü )
Con la excepción de las meras diferencias en la entonación que hemos mencionado, se sabe que la teoría musical griega sólo reconocía estas formas de tetracordos una para cada género y no otras (cf. nota 71). Gracias a Arístides sabemos que los griegos contaban con un método para los 4 to de solmisación. Este tenía 4 sílabas tah, ta, toh, teh 52 nos de la clase básica del tetracordo diatónico (ascendente). Al conside rar que el sistema más perfecto constaba en su totalidad de estos tetra cordas conjuntos y de separación (con el proslambanomenos añadido), se podía hacer que las 2 primeras sílabas se correspondiesen con 2 alturas de sonido que estuviesen separadas por un semitono diatónico; las 3 últimas, con cualquier altura que diese pie a una secuencia de 2 tonos completos; las 3 últimas, más tah, con cualquier altura que diese lugar a una secuencia de 3 tonos completos ; o teh y tah, con 2 alturas sepa radas por 1 tono completo, siempre y cuando las siguiese inmediata mente después un semitono. El parecido más o menos de este sistema con el método de solmisación de Guido d ' Arezzo (véase el capítulo 6), fue observado por Riemann, y es bastante probable que la influencia del primero pasase a la Europa occidental 53 . 5()
Estos intervalos recibían el nombre de dieseis, y si bien esta pala1:'ra se trad1;1�e comúnmente por <>, se obra así con la reserva de que dicha expres1on no debe entenderse necesariamente como significativa de una división exacta. 51 En la mayoría de nuestros ejemplos musicales los hestotes se distinguen por medio de notas en blanco; los kinoumenoi, por otras en negro; en algunas de nuestras tablas, las primeras aparecen dentro de corchetes. En los ejemplos, los cuartos de tono aparecen indicados con el signo + . 52 'tl1, TI], 't<.u, 'te'..
53 Véase RieL, 658; también RuelS.
Grecia y Roma
47
Si queremos entender la notación griega y el cariz de las tonalidades dentro de la organización tonal a la que la primera se aplicaba, no como semiabstracciones, sino como aspectos íntimamente relacionados con la música tal como ésta probablemente se practicase, resulta necesario ex plicarlas en relación con determinados detalles de la estructura de las liras. Las tonalidades tuvieron un papel esencial, aunque lento, en la evolución del sistema más perfecto hasta alcanzar su total desarrollo. La explicación que damos a continuación, que se basa en parte en la especulación, tiene como meta demostrar cómo sucedió tal cosa. Se fund� , en sus líneas principales, en las opiniones propuestas por Otto Gombosi, las cuales, a su vez, son en parte congruentes con las dadas a cono.cer �n 1894 por D. B. Monro. El libro de este último (MonroM) dio pie a críticas muy hostiles cuando apareció, pero los últimos conoci��entos sobre los problemas de la notación griega, y sobre la construccio� d: la lyra y de la cítara, han tendido a reivindicar sus argumentos principales. . . El número de cuerdas de la lyra y la cítara no era siempre el mismo. Si bien en el himno homérico en alabanza a Hermes se dice que la pri mera tenía 7 cuerdas en todos los demás documentos se afirma que te nía 4, y con toda s�guridad exisiteron instrumentos de '4 cuerdas, así como otros de 3 y de 5 (cf. pág. 33) 54 • Se le atribuye a Terpandro el aumento del número de las cuerdas de la cítara a 7 en el siglo VII a. C. Tal como ha demostrado Curt Sachs en tin brillante artículo (Sachsl), en el que proporciona una pista muy importante para resolver el mis terio de la música griega, la afinación de la cítara y de la lyra era penta tónica. (Por deducción, nos hemos referido a la existencia del pentato nismo en la música egipcia : cf. pág. 26 ; probablemente también se ha llase presente en la hebrea: cf. pág. 28, nota 20. ) Por consiguiente, si damos como cierta la existencia de una lira de 6 cuerdas con una ex tensión de e a E (de mi a Mi), las cuerdas estarían afinadas así : e d b a G E (mi re si la Sol Mi); las alturas que acabámos de dar serían las mismas de la actualidad. A partir de ahora nos referimos a esta afinación con el nombre de afinación baja. Hay buenos motivos para creer que los ins trumentos en realidad se afinaban de este modo 54ª. Los tonos que faltan de la serie diatónica es decir, c y F (do y Fa)-- podían producirse pisando las cuerdas b y E (si y Mi). Este recurso de pisar una cuerda posiblemente también se emplease para crear los tonos cromáticos y enar produ mónicos. Cuando sólo se pisaban c y F (do y Fa), el resultado cido por el hecho de que los sonidos creados por esta acción sin una tabla . _ de armonía son, por fuerza, menos fuertes que los obtenidos sin el 54 Véase en especial DeubL. 54• Aunque no hay por qué creer
que las cuerdas que sonaban e _ d b a G E (m1 ; e re si la Sol Mi) se seguían necesariamente unas a otra� en el mstrumento se�n el orden en que los tonos se siguen unos a otros en la serie. Cf. SachsH I, 134 Y s1g.
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La música en la Edad Antigua
Grecia y Roma
pisado 55 habría dado pie, además de los 5 tonos de volumen normal, a otros 2 que Sachs ha equiparado a los tonos pien de la música pentató nica china. La notación griega abarcaba 2 sistemas, llamados vocal e instrumen tal. Todos los fragmentos que se conservan de música instrumental apa recen escritos según el segundo ; algunos de los vocales, en el primero; otros, en el segundo. Los acentos grave, agudo y circunflejo destinados a convertirse en la base de los neumas medievales y, a partir de ellos, en la de nuestra propia notación no aparecen en ninguno de los 2 sis temas. Lo que se conserva de los griegos es una notación alfabética. En el sistema instrumental, que era el más antiguo, se empleaban letras griegas y también otras que sugieren una procedencia fenicia. En efecto, el origen de la notación probablemente no tuvo lugar en Grecia, sino en el cercano Oriente, y es muy posible que las letras se tomasen de uno o varios alfabetos en uso en el Asia menor, los cuales sirvieron para poner en relación al fenicio con el griego. Sachs se ocupó de volver a ordenar los símbolos, a partir de las tablas de Alipio, para el cometido de sus investigaciones, de la siguiente manera :
•1
•
EJEMPLO 2 (basado en SachsA). •
Z'
- -==• • < • .,. N' =
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iC• 't Z U' V' �· M' I' ,_
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• 1
El motivo para el pisado de cuerdas en las lyras y cítaras primitivas, a pesar de que éstas no contaban con una tabla de armonía, ha sido propuesto por Sachsl, 292 y sigs. El hecho de que se pisen las cuerdas sin tablas de armonía en los instru mentos de algunos pueblos exóticos en la actualidad aparece expuesto en SachsR, 213. En la Antigüedad tardía, las cítaras contaban con tablas de armonía y también con trastes. (Se puede ver el dibujo de un instrumento de este tipo en SachlesP, 330). Los brazos, la varilla y las maderas resonadoras de cada costado estaban hechos de una pieza, y la abertura sobre la que se hallaban las cuerdas estaba tallada en el cuerpo del instrumento. El hecho de que la varilla de este tipo de cítara pudiese usarse como tabla de armonía ha sido señalado tanto por Schlesinger como por Sachs. Este último cita, en apoyo de la afinación pentatónica, no sólo un pasaje tomado de Marco Fabio Quintiliano, fechado c. 88 d. C., sino también otro de la obra de teatro de Ferécrates, en el que la música dice que Frinis <
sólo se usarían , en las diversas octavas, con la afinación alternativa que describiremos dentro de poco. ( La gran extensión sonora se ve justificada por la posibilidad de creación proporcionada por el sistema más perfecto al aplicarlo a cada uno de los 15 semitonos sucesivos. Cf. pág . 6 1 . ) Los caracteres de las filas 2 y 3 precisaban de sonidos pisados en las cuerdas indicados por las notas bajo las cuales aquéllos aparecen. Un carácter de la fila 2 precisa de un sonido pisado, un semitono por encima de la altura del sonido de la cuerda abierta , cuando esta altura aparece en la forma diatónica de la escala usada en ese momento. Así el L de la segunda fila, bajo la nota E ( Mi}, es el signo para el s mitono por en _ 7 cima de la cuerda abierta : F ( Fa ). Por otra parte, un caracter de la fila 3 precisa de un sonido pisado un tono completo por encima de la altura del sonido de la cuerda abierta, cuando esta altura aparece en la forma diatónica de la escala usada 56 , u otro pisado un semitono por encima de la altura del sonido de la cuerda abierta, cuando esta altura no apa rece en la forma diatónica de la escala empleada 57 . Se usaban los mismos símbolos para la elevación enarmónica que para la cromática, aunque se añadía un trazo tras el oxypiknon en el tetracordo cromático. Esto parece apoyar la creencia de que el género cromático surgió pdsteriormente ªl _, anarmónico. El motivo esencial de la notación era enseñar la colocac1on de los dedos, de igual modo que el de las tabulaturas de laúd usadas durante el siglo XVI y después, y que el de la notación actual del ukelele. Así, F (Fa) sostenido, en la sucesión a, G, F .sostenido, E (la., Sol, Fa sostenido, Mi) se indicaría mediante el carácter colocado debaJo de F en la fila 3, el cua\, en la ausencia de una cuerda de F (Fa), precisaría ser tocado en la cuerda de E (M1). �sta sucesión se extendería desde lichanos hypaton a proslambanomenos en la t.onal1dad que designaríamos con la armadura de un sostenido. (El lector puede determinar este hecho por sí mismo si recuerda, en primer lugar, que en la tabla que aparece en las págs. 44 y sigs., al contar hacia arriba, el lichanos. hypaton es el cuarto grado_ del sistema más perfecto, y el proslambanomenos, el primero, y en segund? lugar, s1 lo caliza estos grados en la última escala del ejemp�o 4, en la c? al el Sfs_tema aparece transpuesto a dicha tonalid� d.) El F (fa) s� ste;11d� en la. serie cro1!1at1ca a, , F sos tenido, F, E ( la, Fa sostenido, Fa, M1) se 1nd1car1a mediante el mismo caracter, a pesar del F (Fa) que media. 57 Así G (Sol) sostenido, en la sucesión a, G sostenido, E sostenido, E (la Sol _, sostenido,' Mi sostenido, Mi), aparecería indicado por el caráctei; colocado debaJ� d,e G (Sol) en la fila 2, ya que G natural (S?� natural) ,no aparecer1a en 1�, form� d1ato nica de la totalidad en cuya forma cromat1ca cobrarla cuerpo la suces1on. Dicha to nalidad es la que designaríamos con una armadura de 4 sostenidos, y la sucesión s� extendería desde el parhypate meson al parhypate hypaton. [El lector puede determi nar este hecho por sí mismo si recuerda, en primer lugar, que en la tabla de las págs. 44 y sigs., al contar hacia arriba, el parhypate meson e_s el sexto g�ado del sistema más perfecto y el parhypate hypaton, el tercero; y s1 luego localiza estos grados en la se gunda escala del ejemplo 4. en la que � l sistema ª!?ªrece tr�nspuesto a dicha tonalidad; y si, finalmente, baja F (Fa) sostenido a E (M1) sosterudo, p�a que el tetracordo que aparece entre los hestotes G (Sol) sostenido y D ( Re) soste?1.do en la segunda escala del ejemplo 4, tenga la misma forma que el tetracordo cromat1co ilustrado en el ejemplo 1.] . 56
Con algunas excepciones, en las 3 filas se presentan signos que, de acuerdo a los mismos griegos, son ( 1 ) rectos, ( 2 ) están en posición hori zontal, y ( 3 ) rectos e invertidos, respectivamente. Los caracteres de la fila 1 precisan de tonos tocados por cuerdas abiertas en un instrumento afinado pentatónicamente ; los signos de C (Do ) y F ( Fa ), en esta fila, 55
' 1
49
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La música en ]a Edad Antigua
Probablemente se adoptase la llamada notación vocal para que los cantores y tocadores de aulas contasen con símbolos que les indicasen n_iás las notas que la colocación de los dedos, sin apartarse demasiado, sin embargo, del estilo de la notación más antigua y conocida. Los sím bolos, en los que se emplean letras griegas, pueden colocarse en forma de filas, como se ve en el ejemplo 3 ; en ellas hay corespondencias con los signos situados de modo similar en el ejemplo 2 . EJEMPLO • -
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En otra época se llegó a pensar que en los grupos de 3 símbolos como ABf, .6.EZ, H®I, KAM, etc ., las letras que ocupaban el tercer lugar representaban los tonos <> ; las primeras, los semitonos ma Y?res colocados por encima, y las segundas, los semitonos menores. Es cierto que en la teoría griega se hacía una distinción entre los semitonos diatónicos y los cromáticos, i.e., entre la limma, que sigue existiendo después de que se han deducido 2 tonos completos de una cuarta justa, Y la apotome, de mayores proporciones, la cual, al sumarse a la limma, _ da pte a un tono entero. Sin embargo, Sachs ha afirmado que, a pesar de que se �alle presente una serie extra de signos, ello no es más que . u �a conceston a las costumbres del tocador de lira, concesión que le per mite tocar a partir de esta notación llamada vocal, sin tener que aban donar sus metodos habituales 58 • La descripción que acabamos de dar de la notación al igual que la del sistema más perfecto, pertenece claramente a la cun'ibre de un desa rrollo, de igual modo que, por fuerza, también pertenecen al mismo período las tablas de Alipio, en las cuales se inspira de manera indirecta dicha descripción. En estas tablas, tal como han llegado hasta nosotros, se orden_an los símbolos de la notación, no de la forma que hemos usado en los e¡emplos 2 y 3 (hecho ya dado a entender), sino en 30 series que . repre �entan 15 tonal1da�es cad � una, en los géneros diatónico y cromático, ademas de otras 12 series ( 3 incompletas ) en el género enarmónico. ( Se ha supuesto 9ue las t �?las se conservan en estado fragmentario, ya que el MS arquetipo tambten se hallaba en este estado. Si bien es muy pro bable que ello sea cierto, es muy posible que el MS fuese defectuoso en una proporción bastante menor a la que, generalmente, se cree si toma mos en consideración que es posible que en él sólo se incluyera� 2 de las escalas que faltan en su totalidad, ya que, como veremos, parece ser que Para una explicación más completa de la notación vocal ( y de las interpreta , tempranas que se le dieron a la misma), véase SachsG. ciones mas •
58
1
51
la tercera escala que falta jamás se habría podido tocar en la lira. ) Cada serie aparece en la notación vocal así como en la instrumental, y cubre 2 octavas completas del sistema más perfecto (cf. la serie 7 del ejemplo 4 ). En los equivalentes de las alturas del sonido dados anteriormente para los símbolos de la notación griega, se sigue un convencionalismo de los eruditos modernos, el que continuaremos usando a lo largo de este capítulo. Gracias al mismo se traducen todos los signos a una ter cera menor más alta de la que se cree que, en realidad, indicaban las alturas. Este convencionalismo tiene la virtud de que permite presentar sin sostenidos ni bemoles la tonalidad ( que ha recibido nombres distin tos en diferentes épocas, como veremos ), que claramente ocupaba, en el pensamiento musical griego, la misma posición que la tonalidad de Do en el nuestro . Las tonalidades eran conocidas por el nombre de tonoi ( << tonos>> = <> ). Es muy posible que las lyras y cítaras primitivas fuesen incapaces de abarcar un disdiapasón . La lira hipotética de 6 cuerdas dada como existente en los párrafos anteriores habría tenido la extensión de una octava, extensión que, por el mismo motivo, habría sido también la del instrumento de 3 a 5 cuerdas 59 • La extensión e-E (mi-Mi) [ en el sentido especial que acabamos de explicar ; en realidad, c ' ( do ) sostenido e ( Do ) sostenido ] es, más o menos, la más cómoda para las voces mascu linas (para la que en esencia se concebía la música vocal griega), ya que la misma la pueden cantar tenores, barítonos y bajos. Por consiguiente, debió de llamarse <> ( aunque más adelante proponemos el nombre de <> como el más adecuado para la mis ma). Si, para un cometido inmediato, limitamos tanto al cantor como al instrumentalista hipotéticos a la extensión e-E (mi-Mi), es probable que podamos reconstruir la forma en que se inició la evolución del sistema de tonoi. Está claro que, antes de que los hombres creasen un sistema organi zado de tonalidades, éstos no tenían una consciencia analítica de la trans posición como tal. Cantarían las melodías en aquellas notas que les re sultaban cómodas por así decirlo, dentro de la octava e-E (mi-Mi}--, y la iniciarían con un tono que hacía que toda la melodía se hallase dentro de dicha extensión. Supongamos un fragmento melódico descen dente de T S T T S. Queda claro que no se podrá disponer del mismo dentro de la octava e-E ( mi-Mi) sin el empleo de accidentes. Sin em bargo, y a modo de ejemplo, sí se podía emplear si se empezaba en e (do ) y se bemolizaba el b ( si). El cantor seguramente hacía arreglos de esta especie sin tener una consciencia plena de ello, aunque, por fuerza, este tipo de arreglos llamaría la atención del tocador del instrumento de cuer das con que acompañaba a aquél al unísono ; este instrumentista ent:on ces se vería obligado a descubrir y emplear los pisados de las cuerdas • necesarios. 59
Para la manera en que eran afinadas, véase GomT, 40 y sigs.
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La música en la Edad Antigua
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Se pueden obtener 7 arreglos diatónicos diferentes de tonos y semi tonos dentro de una octava; así tenemos (los corchetes señalan los te tracordos o fracciones de los mismos o la diazeuxis) :
friT T S'T T si slTIT T S'T T T s•T•T T s1T IT T s'T' T T si s•T T s•T•T T T slT T slTIT Ff T slT T sljl El cuarto de estos arreglos, formado por dos tetracordos T T S de separación, dio lugar a la que finalmente se conocería como la octava dórica, a cuyo núcleo se unieron los 2 tetracordos conjuntos y el pros cuya lambanomenos para formar el sistema más perfecto. La dórica fue, en rea serie interválica es la inversión de la de la escala mayor 60 lidad, la octava por excelencia de la música griega. De las otras 6 octavas, tal como se ven en la tabla anterior, 4 sólo contaban con 1 tetracordo T T S intacto, al que se añadían fracciones de otros tetracordos ; las otras 2, si bien tenían 2 tetracordos completos e intactos cada una, éstos apare cían relacionados de manera conjunta. Estas 7 clases de octava aparecen en los escritos de muchos teóricos a partir de Aristoxeno, aunque no en todos los casos, con una mayor prontitud dentro de la octava e-E (mi-Mi) que dentro de cualquier otra que explicaremos dentro de poco. Algunos escritores modernos consideran que estas clases eran modos, según el significado plenamente eclesiástico del término en Occidente ; sin em bargo, no existe nada en los escritos teóricos griegos que indique que cada una poseía una modalidad propia ; además, éstas no recibieron un nombre específico hasta la Antigüedad tardía, aunque las tonalidades sí contaban con tal cosa . De momento, resultará más lógico pensar que sólo la octava dórica contaba con una vida modal. (Más adelante volveremos a ocuparnos de la cuestión de la modalidad. ) La justificación de la exis tencia de las otras clases de octava habrá sido entonces la adaptación de las melodías dóricas a la extensión de la octava cómoda para el cantor; debido a que esta extensión se obtenía mediante una colocación diferente de los tonos y semitonos en cada uno de los 7 tonoi, será mejor llamarla la octava característica [ que iba de e a E (mi a Mi) o era la extensión de las octavas de las que aún no nos hemos ocupado ] . Ilustremos el principio básico empleando, en primer lugar, y motiva dos por la sencillez, nuestras armaduras conocidas. Las 7 series de tonos y semitonos mencionadas anteriormente podrían obtenerse entre e y E 60
Hecho que se ha convertido en el tema de una explicación estimulante, aunque hipotética, incluida en EmH.
1
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(mi y Mi) mediante el uso de las armaduras de 1 bemol, . 4 sostenidos, 2 sostenidos, ningún sostenido ni ningún bemol, 5 sosten1d�s: 3 soste nidos y 1 sostenido, respectivamente. Ahora empleemos tamb1en nuestro conocido modo mayor. La existencia de 7 clases diferentes dentro de la octava e-E (mi-Mi) no quiere decir que no se pudiera obtener una melo día en mayor a partir · de cualquier clase. Supongamos que tenemos 7 melodías en mayor, cada una con una extensión de una octava completa, y que cada octava se inicia en un grado diferente d� la escala mayor, . aunque cada uno de los tipos resultantes se hallase fi1ado dentro d� la extensión e-E (mi-Mi), entonces la melodía que cuente con la sensible de la serie mayor como su límite más bajo tendrá una armadura de 1 be mol, la que tenga a la tónica en dicho lugar, 1: na ar'?�dura de 4 soste nidos, la que cuente con la supertónica en dicho sitio, una arma1ura de 2 sostenidos, etc. (El hecho de que sólo la armadura de 4 sostenidos daría pie a que una tónica apareciese en la parte más baja de la octava y a una dominante en el quinto grado de la misma, no impediría que todas las melodías contasen con su tónica y su dominante normales en ' mayor ; sin embargo, la tónica y la dominante siempre aparecerian en grados diferentes de la octava en cuestión, aunque no en la es_c,ala mayor ) : De igual modo un músico griego que emplease la ext�nsion e-E (mi ' Mi), si usaba una melodía dórica con hypate mesan como su límite más bajo, elegiría la tonalidad que para nosotros no tiene ni sostenidos ni bemoles ; si empleaba una melodía dórica con parhypate meson como su límite más bajo, escogería la tonalidad que para nosotros tiene 5 sos tenidos, etc. Para un griego, el tono que correspondiese a una tonalidad sin sostenidos ni bemoles sería, en la afinación baja, aquel que no pre cisase del uso de ninguna cuerda pisada de la lira, con la excepción de c (do) y F (Fa), que faltan. El tonos al que se aplicaba esta regla recibió el nombre de dórico en los primeros tiempos, como ya hemos dicho, y está claro que fue el que dio pie a la serie dórica dentro �e la o�tava característica. En el ejemplo 4 se dan los nombres de los tonoi que dieron lugar a las otras 6 clases. En este ejemplo, la octava característica aparece señalada por un corchete colocado sobre cada una de las escalas. Si, para el cometido de este libro, situamos estas 7 octavas dentro de transposi ciones del sistema más perfecto (a pesar de que nu,estro instrumento hipotético no podía abarcar un disdiapasón), obtendremos lo siguiente, gracias, en cierto modo, a equiparar los tonoi a nuestras tonalidades co o de nocidas (aunque como representantes del sistema más perfecto fracciones del mismo, bien antes o después de su evolución completa, y no del modo mayor, o ni siquiera del menor, debido a sus implicaciones armónicas): el mixolidio corresponde a D (Re), el lidio a C (Do) sos tenido, el frigio a B (Si ), el dórico a A (La), el hipolidio a G (Sol) soste nido, el hipofrigio a F (Fa) sostenido y el hipodórico a E (Mi ), y la oc tava dórica ocuparía, en cada tonalidad, una extensión que se iniciaría en una quinta por encima de la tónica (aspecto útil que debemos recordar ):
•
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EJEMPLO
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Se puede concebir el c ontenido de cada oct ava característica no sólo como ( 1 ), ?na cla�e �nd�pendiente, sino además (2) siempre como una oct av a dorica , red1str 1buid a en 6 casos diferentes, con un a parte de l a . es�a la por :nc1ma del hypate y, en igual proporción, otra por debaj o del mismo (de igu al modo que si concibiésemos, si quisiéramos ha llar tendencias modernas en los tonos, la segunda clase como una esc ala mayor intact a y las otra� ? como escal as m ayo�es con una parte de las mismas por encima de la tontea, Y ot�a ! , por deba} º )._ Tolomeo, en realidad, señala que defendí a 1� s:gunda opin1on. En term1nos p rácticos más que teóricos, ello signi f1car1 a q�e s1 un tocador de lira limitado a tocar un a oct ava duplicaba la mel?,d1 a de . un cantor al unísono, cuando éste a veces sobrepasab a la e�tens1on d�l instrumento , aquél, si quería seguir siendo fiel, en lo po sible, a la linea vocal; tenía que moverse hacia arriba o hacia abajo y, en lugar de toc ar al unisono con el cantor , duplicar la oct ava. (Si compa ramos en el ejemplo 4 lo que se h alla dentro de c ad a ll ave con lo que se e;11cuentra , dentro de� c�rc�ete correspondiente, veremos sin ninguna di 61 • ) a ic ór n d o se d la c a ca v en ficultad ,cºlI!-º se red1str�bu1 a la . oct a a dórica , . El term1?0 hyp?: quiere decir <>, cosa que comprobaremos fac1lment� s1 nos f11 amos en que los tonoi hipo- son en realidad tonali dades baJ as. La elección de la nomenclatu ra para �stos t res t;noi de muestra que, al :scoger los nombres dórico, f rigio y lidio, estas tonali dades s� reconocieron como t ales, y que, con la admisión de l as tonali dades hipo-, el desarrollo de un sistema de tonalidades organizadas debió . , Se. observara .qu_e SI }Ornamos los mesa1 de las 7 escalas del ejemplo 4 (repres�ntados en cad� d1sdiapason por la letra M), o, por la misma razón, todas las apari ciones de cualquier grado P?r separados en las 7 escalas, y los consideramos como series tonales ascendentes y �ont1nuas, obtendremos el siguiente orden: T T S T T S; en otras pala�ras, una serie que se corresponde con una escala de G (Sol) (con la octava no !11.uy bien redondeada). Este tema no tienen ninguna importancia inmediata pero es util el llamar la atención sobre el mismo ya que tenemos a la mano las 7 e�calas P1;1es volvere�os �- refer.irnos al. ,mismo en el �apítulo 6. Como queda aclarado en 1� pag. 58., la af1nac1on ba¡� asum10 una forma ligeramente modificada para acomodarse a la primera escala del e¡emplo 4. 61
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el en ve se o om c al t , ca i ór d po hi la , d a lid de estar muy ava nzado . En rea rmente io er st po s, ué sp de po em ti e nt ejemplo 4, no apa reció h asta basta e la que y a d , a v ti n a r e lt a tic a í.s r e ct ra ca va a la introducció n de la octa po hi s no o t c o i ún el e es fu no e qu hemos dicho alg o; además , es prob able ch o aconte i d e d s ué sp e d a er im pr z ve del ej em plo 4 que apareciera por onos t de ar ul c ti ar p ó n i ac c o ol c a cimiento, ni el único que contase con un ch a coloc ac ión di e qu de s e nt a , a v ti a n r e y semitonos dentro de la octava alt arse ns pe be e d o n s, ra b a l pa s ra M i) . (En ot a pareciese entre e y E (m i y tó de ma p o d a se 4 o pl m e ej l de que el sistema pe rfectamente ordenado f a e d o id et om c l e n o c a j a b n nera intact a , t al como aparece en afinació a afinar ot a l z lu la a ra e gi r su e de qu cilita r nuestra explicac ió n, antes c ió n. ) a la serie te en di on sp r re co o ic át om r Una serie completa en el género c e . (El lector nt ie gu si a l a rí se 52 na gi pá diat ónica dada en la t abla de la el en s a l ca es s a t es de a r e i l qu a cu puede crear có modamente por su cuent a e m ej l de es t e ch or é e tr en s a av ct o genero cromático, si se remite y usa las rados g os L . o rd o ac tr te a d ca n e o on t i plo 4 y baj a el oxypyknon un sem toca rse an rí od p no es nt a t ul es r a más bajos de las cl ase frigia e hipofrigi s in un en sí (i qu un a , o t en om m e st e en el tipo de lira explicado hasta rem os bi ri sc de e qu el o m co , as rd e u c e t rumento con el número adecuado d • más adelante. ) (producida por el tonos mixolidio) ( producida por el tonos lidio) (p roducida por el tonos frigio) (producida por el tonos dórico) (producida por el tonos hipolidio) (producida por el tonos hipofrigio) ( producida por el tonos hipodórico)
ente. (El i gu si a l a rí se o c ni ó rm a Una serie similar para el género en e narmó as al c es s ta es t a en cu su r crea r po lecto r puede có mo da mente el ej em d es t he rc o c re nt e s v a a nicas si se remite y usa de nuevo l as oct leto , y el p m o c o n o t n u o rd o c a r t te plo 4 y baj a el oxypyknon de cada e , no to t en rm o ri e t an s o im ij d o . Co m o y a n to de o t r ua c un , n o kn py o mes a r li e d o p ti el n e e rs ca to n a r í d das l as series dadas como existentes po re a up oc s no o oc p de o r t en plicado hasta este momento. D
que hemos ex t ema .) te es de a et pl m o c ás m a r ne mos de ma
1 fl
) io id ol ix m s no to el r po da ci du ro (p (producida por el tonos lidio) (producida por el tonos frigio) (producida por el tonos dórico) ) (producida por el tonos hipolidio io) ig fr po hi s no to el r po da ci du ro (p rico) (producida por el tonos hipodó
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Los signos de notación usados para el género cromático y aquellos que han llegado hasta nosotros, empleados para el género enarmónico, sirven para demostrar el motivo por el cual tuvo que adoptarse la afinación alternativa, la cual implicaba el uso de la octava alternativa (ya nos hemos referido varias veces a las 2 ). Los signos prueban tal hecho al revelar cómo había que tocar el pyknon. En el tonos dórico ( llamado hipolidio por Alipio ), los tres grados abierta para que daban pie al pyknon se tocaban en una misma cuerda el barypyknon y pisada en diversos sitios para los otros dos grados , hecho que probablemente justifique el nombre de pvknon, que quiere decir <>, <>. ( Parece ser que el enarinónico dórico evo lucionó a partir de la llamada escala espondaica, notable por poseer un intervalo de tres cuartos de tono) 62• Ya hemos mencionado que, en las tablas de Alipio que se conservan relativas al género enarmónico, los . símbolos están de acuerdo con los usados en el género cromático ( con la excepción del trazo que seguía al oxypyknon en el segundo ). Por consiguiente, podemos suponer que las o, por lo menos, aquellas de 3 tablas incompletas y las 3 que faltan las que hay mención también se correspondían con sus equivalentes cromáticos. (En realidad, se han <> estas 6 tablas gracias a la erudición musical, que ha dado por sentado tanto la correspondencia como la presencia, en otras épocas, de las 3 que faltan hoy día . ) Entre estas últimas se hallaba la de la serie frigia [ llamada jástica ( = jónica ) en las tablas diatónicas y cromáticas ] ; entre las incompletas se encontraba la de la lidia ( rebautizada eólica ). Los símbolos de la frigia y la lidia cromáticas, al contrario de los de la dórica cromática, precisan del uso de una cuerda abierta para tocar el mesopyknon. El motivo probable de ello es fácil de descubrir. La octava dórica cromáticamente alterada en la tonalidad frigia 63 sería
y el d (re ) y el G (Sol ) los mesopykna habrían de tocarse en cuerdas abiertas. La misma octava en la tonalidad lidia sería •: 62 63
Cf. WinnS.
•••.o,• • ,·
Tal como hemos señalado, las octavas no dóricas no son más que octavas dóri cas con una nueva distribución, y resultará mucho más sencillo para los cometidos nuestros -en especial para el lector que estudie este tema más profundamente en GomT, en donde se sigue dicho método- el considerar a la octava dórica más como intacta que con una nueva distribución; los principios explicados en estas páginas son igu almente aplicables para ambos casos.
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y de nuevo los mesopykna e ( mi) y a (la}-- habrían de tocarse en cuerdas abiertas. Sin embargo, queda claro que en el género enarmónico el c (do) sostenido + y el d ( re ) sostenido + , que sustituirían a d (re ) frigio y a e (mi) lidio, respecti\·amente, del género cromático, y el F ( Fa ) sostenido + y el G (Sol) sostenido + que reemplazarían a los G y a a ( Sol y la), correspondientes, no podrían obtenerse pisando las cuerdas de d y e (re y mi), ni las de G y a (Sol y la ), ya que serían de sonidos más bajos que las cuerdas abiertas. Sin embargo, debido a que los símbolos de la serie lidia cromática exigen el empleo del pisado en todo momen to, con la excepción de los 2 mesopykna, es probable que el género enar mónico se produjese haciendo sonar e y a ( mi y la) [ en vez de d (re) sostenido + y G (Sol) sostenido + ] en cuerdas abiertas, o elevando todas las demás notas un cuarto de tono por encima de la altura normal teó rica. Sin embargo, los símbolos de la frigia exigen el uso de una cuerda abierta además de las 2 de los mesopykna , por lo tanto había una cuerda que no podía verse sujeta al pisado si se quería elevar la tonalidad un cuarto de tono por encima de la altura normal teórica ; por consiguiente, la frigia enarmónica no podía producirse en la afinación baja . Incluso en el caso en que demos por sentado que el t�cador hubiese sido capaz, posiblemente, de obtener la lidia enarmónica en su lira se gún la manera descrita, su ejecución habría sido claramente menos cómoda que si se hubiesen podido obtener los 3 tonos del pyknon a partir de una sola cuerda, i.e., que si el barypyknon se tocase en una cuerda abierta. Sin embargo, si se hubiera añadido una cuerda de c ( do ) sin por ello tener que excluir la cuerda de b ( si), sino como alternativa de ésta habría podido tocarse con facilidad la lidia en los 3 géneros, sin tener que sacrificar comodidades tales como las que le ofrecía al toca dor la presencia de la cuerda de b (si) para ejecutar otros determinados tonoi. Sin embargo, la frigia habría tenido que afinarse un semitono más alto y, por consiguiente, sería el mismo tonos que el mixolidio. En tonces, el género enarmónico asumiría la siguiente forma : ... • •
Debido a que los símbolos de notación de esta serie precisan de cuer das abiertas más para los barypykna que para los mesopykna, habría resultado bastante fácil tocar la escala enarmónica. Sin duda alguna, esta serie no precisaba de la cuerda de c ( do ) que acabamos de mencionar; no obstante, en el género diatónico que da pie a la serie abarcada por una llave en la primera escala del ejemplo 4 , el c ( do) ( tal como lo indica la notación ) precisaba de una cuerda abierta. Ya hemos men, cionado que, de las 7 tonalidades de las que nos hemos ocupado hasta este momento, los tonoi dórico, frigio y lidio eran los más antiguos, y los 3 tonoi hipo-, los más nuevos . Sin embargo, no hemos dado todavía
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la edad relativa del mixolidio. Es probable que esta tonalidad apareciera, en un principio, como la forma más aguda del lidio 64 (en realidad, Alipio la llama lidia). La introducción de una cuerda de c (do) alternativa constituye una transición a la adopción, junto a la antigua afinación baja, de la afinación aguda alternativa. Las cuerdas que se usaban con tal cometido, se afinaban así: f, d, c, a, G, F (fa, re, do, la, Sol, Fa) y la octava f-F (fa-Fa) era la de carácter alternativo a aquella a que nos hemos referido varias veces de pasada. Gracias a mantener la cuerda de b (si), además de la nueva de c (do), y a afinar las cuerdas más exteriores, de manera opcional, e-E (mi-Mi) o f-F (fa-Fa ), se pudo tocar, según la afinación baja o la aguda, la lyra o cítara de 7 cuerdas. En realidad, gracias a su capacidad para poder usarse en cualquier afinación, Gombosi ha atribuido tanto la intro ducción de la cítara de 7 cuerdas como su popularidad consecutiva a Terpandro 65 • Parece ser que la elevación de las cuerdas más exteriores a f y F (fa y Fa) se vio impulsada por la imposibilidad de tocar la frigia enarmónica con la afinación baja . Al elevarse un semitono, la serie frigia enarmónica +
+
se convirtió en g, e bemol, d, d, c, a bemol, G, G (sol, mi bemol, re, re, do, la bemol, Sol, Sol ). En este caso se precisó de nuevo de cuerdas abiertas para los barypykna, y su ejecución debió de ser más bien sencilla. La notación sirve para demostrar que c (do) se tocaba con una cuerda abierta. También prueba que en el género diatónico, la serie g, f, e bemol, d, c, b bemol, A bemol, G (sol, fa, mi bemol, re, do, si bemol, La bemol, Sol ) precisaba de una cuerta abierta. Si volvemos a distribuir esta serie dórica dentro de la octava característica [ que ahora, desde luego, se halla entre f y F (fa y Fa ) en vez de entre e y E (mi y Mi) ] , obtendremos f, e bemol, d, c, b bemol, A bemol, Sol, Fa (fa, mi bemol, re, do, si bemol, La bemol, Sol, Fa ) y tal como lo indican los símbolos de notación precisaremos de cuerdas abiertas para f y F (fa y Fa ) 66 • 64
Cf. GomT, 95; véase también GomT, 30.
Para un artículo especial sobre Terpandro y el instrumento de 7 cuerdas, véa se DeubT. 66 El lector, si recuerda que hemos mencionado de pasada que los griegos acaba ron por crear un sistema de 15 tonalidades ( del que hablaremos con mayor deteni miento en las próximas páginas ), puede preguntarse cómo se plasmaba el género enarmónico en los otros tonos, aparte de los 5 que acabamos de mencionar : i.e., los dórico, frigio, y lidio inferiores, y los lidio ( = mixolidio inferior) y frigio superiores. Al ocuparnos de estos 5 hemos descubierto 3 clases : ( 1 ) aquella en la que los bary pykna están en las cuerdas abiertas [ el dórico inferior, y los idio ( = mixolidio infe-rior) y frigio superiores ] ; (2) aquella en la que los mesopykna están en las cuerdas abiertas y en la que la serie enarmónica podía tocarse, por consi gu iente, con todas las notas a un cuarto de tono más alto que la altura normal teórica (el lidio inferior), y (3) aque lla en la que los mesopykna no eran los únicos grados que se tocaban en cuerdas abiertas, y en la que, por consiguiente, no se podía ejecutar el género enarmónico (frigia inferior ). A éstas se pueden añadir otra clase, todavía no expuesta, i.e., (4), aquella en la que el género enarmónico sólo se podía tocar en un solo tetracordo, tetracordo en el cual el barypyknon estaba en una cuerda abierta. De los tonoi que 65
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Grecia y Roma
Sin tomar en consideración el que la mixolidia haya surgido como una forma superior de la lidia, parece ser [ debido, en especial, a que en ella se mantuvo la afinación baja para las cuerdas más exteriores, a pesar de la presencia de la cuerda de c (do )] que, durante un tiempo, se la con sideró como una serie independiente junto a las dórica, frigia y lidia bajas. En efecto, aunque, al igual que la lidia superior, es una tonalidad de D (Re), incluso de modo similar a ella, basa su octava dórica en a (la), su octava característica se encuentra entre e y E (mi y Mi) (ya que ésta es la extensión dentro de la cual se obtendría la serie característica T T T S T T S con la armadura de 1 bemol), mientras que la octava caracterís tica de la lidia superior se halla entre f y F (fa y Fa ) (ya que ésta es la extensión dentro de la cual se obtendría la serie característica S T T T S T T con dicha armadura). A pesar de todo, parece ser que la similitud de tonalidades era mayor que la que podía combatir la mixolidia inferior, y que se fundió con la lidia superior. Sin embargo, c. 475 a. C. , el ateneo Lamprocles descubrió la mixolidia superior, según nos cuenta el fals? , Plutarco, quien señala que aquél se dio cuenta de que un tonos autent1camente mixolidio exigía que la diazeusis apareciera en la parte superior de la octava característica. Esto quiere decir que, en la afinación aguda, tendríamos que contar con la octava característica f, e bemol, d bemol, c bemol b bemol a bemol G bemol, F (fa, mi bemol, re bemol, do bemol, si bemol, 1� bemol, S�I bemol, Fa). Y esto, a su vez, quiere decir que, tal como lo prueba la notación, habría de usarse tanto la cuerda (si ) como la c (do) [ la primera, tocada en posición abierta para proporcionar un equivalente de c (do) bemol, y la segunda, pisada, para contar con d (re) bemol ]. El hecho de que el empleo de ambas cuerdas originalmente alternativas en un solo género se opusiera a lo acostumbrado, explica� ía la dificultad experimentada para tocar la mixolidia superior en la lira y la magnitud del descubrimiento de Lamprocles 67 • En otras palabras, en este caso nos hallamos ante un tonos en el que no sólo se encuentra presente la afinación aguda, sino también cada una de las �uerdas _ alter _ nativas en uso, hecho con el cual se saca partido a ambas innovaciones. Al explicar el ejemplo 4, observamos que el tonos que produce la serie T T S T T S T dentro de la octava e-E (mi-Mi ) con el mese en
?
no hemos mencionado en la anterior explicación del género enarmónico, 3 contaban con una digitación que duplicaba la digitación de otros 3; por consiguiente, sólo 7 deben tomarse en consideración. De estos 7, 4 pertenecían a la clase 1 ; 2, a la clase 2, y 1 , a la 4. En resumen, había 7 tonoi (si no tomamos en consideración las 3 du plicaciones) que pertenecían a la clase 1 ; 3, , a la 2; � , a la 3, )'. _otro, a la 4. _Del total de 12 es posible que el género enarmonico ( debido a l? s d1f1c1;1ltades relativas a la ejecución de los tonoi que pertenecían a la clase 2 ) solo pudiera tocar�e, en realidad en las clases 1 y 4 ( en cuyo caso sólo era factible entre los 3 tono1 tem pranos, 'en el dórico). De los 3 tonoi enarmónicos que se anadieron con la «restaura ción» de las tablas de Alipio, 1 pertenece a la clase 2, otro a la 3, y el tercero, a la 4. (Este último, aunque no aparece en las tablas de Alipio, ha l�egado �asta nosotros gracias a una nota escrita en un margen del MS 104, de Mun1ch.) Mas detalles en GomT, 24 y sigs. 67 Para más detalles sobre este tema, véase GomT, 47.
60
¡
La música en la Edad Antigua
i.e., el hipodórico inferior la parte inferior no surgió a la luz hasta bastante después. En efecto, parece ser que se dispuso de cada una de las 7 clases de octava dentro de la octava f-F (fa-Fa) bastante antes de que se crease la hipodórica inferior. Los nombres dórica, frigia, lidia y mixolídia pasaron a usarse con la afinación aguda, y los hípofrigia, hipo lidia e hipodórica también se vieron relacionados con la misma, es decir, unos pasaron a usarse con esta afinación procedentes de la baja, mientras que otros aparecieron por vez primera con aquélla. Como resultado de todo esto, a partir de entonces, la tonalidad llamada dórica ya no ft1e una tonalidad de A (La) bemol , sino de B (Sí) bemol, y, de igual manera, todos los otros nombres pasaron a indicar tonoi de medio grado más alto que aquellos a los que se les aplican estos nombres en el ejemplo 4 (en la mayor parte de esta sección de la explicación facilitará la com prensión el no limitar las tonalidades a ninguna de las octavas caracte rísticas, sino el considerarlas de nuevo como transposiciones del sistema más perfecto en su forma intacta). Cuando se terminó por organizar la nomenclatura en este sentido los nombres, como era lógico , llegaron a emplearse con alturas de sonidos que, en 2 casos, no eran peculiares de la afinación alta. Así, sí la hipolidia inferior era, como ya hemos dicho, una tonalidad de G (Sol) sostenido , y la dórica, otra de A (La); la elevación de la hipolidia meramente la habría equiparado a la altura del sonido de la antigua dórica. De manera similar, si la antigua lidia era una tonalidad de C (Do) sostenido y la mixolidia, otra de D (Re), la elevación de la lidia sencillamente la habríá equiparado a la altura del sonido de la antigua mixolídía. Ya hemos tenido ocasión de señalar este último hecho y de observar que la mixolidia infe rior terminó por fundirse con la lidia superior. De modo similar, la an tigua dórica se fundió con la hípolidia superior. Tampoco se ignoraron los otros 4 tonoi posibles de la afinación baja, aunque terminaron por recibir otros nombres diferentes de los que hasta entonces los identi ficaban. Desde luego, estos tonoi daban pie a las mismas series de octava que los 4 tonoi superiores, pero entre e y E (mí y Mi) en vez de f y F (fa y Fa). Todo esto dio lugar a un grupo de 11 tonoí con tónicas situadas en cada uno de los semitonos que van desde F (Fa) hasta e (mi) bemol. Aristoxeno prolongó la serie más allá de este punto al añadir tonoi en e (mi) y f (fa). El primero de éstos era una tonalidad de afinación baja y , por consiguente, hizo que la serie T T S T T S T apareciera dentro de la octava e-E (mí-Mí); sin embargo, ni siquiera en esta ocasión surgió el hipodórico inferior, ya que el mese estaba en la parte más alta en vez de la más baja de la octava. El hecho de que en estas explicaciones no nos ocupamos en absoluto de hacer <> quedará ampliamente demostrado cuando, dentro de unas cuan tas páginas, contemos con una información más completa sobre el carácter del mese . Unas condiciones similares investían también al tonos en f (fa) de cierta distinción, ya que si bien duplicaba a la hipodórica superior en lo tocante a las series de intervalos entre f (fa) y F (Fa), el mese
61
Grecia y Roma
volvía a aparecer en el extremo superior en vez del inferior de la octava. Con el añadido de estas 2 tonalidades, Aristoxeno redondeó un sistema de 13 tonoí, cada uno afinado según los semitonos de la octava que va de F (Fa) a f (fa) 68 • Antes de que la dórica inferior se fundiese completamente · con la hipolídía superior, se buscó un nuevo nombre para ella. En una época se la llamó eólica ; en otra, locria; en otra más, hipodóríca, ya que se encontraba <> de la dórica superior. La hipofrigía y la hipo lidía, sin embargo, contaban con una cuarta por debajo del tonos que podía recibir un nombre similar sí se omitía su prefijo ; por ello , con la fusión completa de la antigua dórica con su eqt1ivalente superior, el nom bre hipodóríca se empezó a emplear, como ya hemos visto, para el tonos colocado a una cuarta por debajo de la dórica superior, i.e., para una tonalidad de F (Fa) 69 • La nomenclatura se veía tan sujeta a variaciones que Aristoxeno llegó a escribir, en lo tocante a la explicación dada de los tonoi por sus predecesores, que <>. Arístídes y Alipio añadieron otros 2 tonoi superiore� a los 13 ya existentes. El último teórico nombrado da, en sus tablas, su serie com pleta de 15 transposiciones del sistema más perfecto (multiplicado, coro.o ya hemos visto, para dar píe a los 3 géneros) en orden ascendente, ya que en la Antigüedad tardía, época a la que perteneció Alípío, la ten dencia más temprana a contar las series de tonos hacia abajo se vio sustituida por otra, similar a la nuestra en la actualidad, en la que se contaban hacia arriba. En la nueva nomenclatura de los teóricos, todas las formas del término <> desaparecieron, si bien se añadieron las raíces jónica y eólica a las dórica, frigia y lidia. Con la tonalidad a una cuarta por debajo de la dórica superior, llamada hipodórica (F) (Fa), la tonalidad a una cuarta por encima [ e (Mí) bemol ] pasó a llamarse, de manera adecuada, híperdórica ( hyper significa <>) ; cada una de las raíces aparece , ordenada con claridad, sin prefijo, con el prefijo hipo-, y con el hiper-, en la siguiente serie : Hipodórica . , . » Jon1ca »
frigia >> eólica
>> lidia
MESE
F (Fa) F (Fa) sos tenido G (Sol) G (Sol) sos tenido a (la)
MESE
Dórica Jónica
b (si) bemol Hiperdórica . , . b (si » 1on1ca
Frigia Eólica
c (do) c (do) sos tenido d (re)
Lidia
»
»
frigia eólica
» lidia
MESE
e(mi) bemol e (mi) f (fa) f (fa) soste
nido g (sol)
68 Los nombres asignados a los 13 tonoi por Aristoxeno se hallan convenientemen
te expuestos en GomT, 6. Pueden determinarse aquellos que denotan tonalidades de afinación baja, y los que se refieren a la alta, mediante comparación con la tabla que aparece en GomT, 26 y sig. 69 Cf. GomT, 86 y sig., 96.
La música en la Edad Antigua
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Hacia el año 400 a. C., el número normal de las cuerdas de la cítara se aumentó de 7 a 11 ; éstas, en la afinación pentatónica, bastaron para cubrir 2 octavas de la siguiente manera:
! /l!l ,
g (sol), f (fa) o e (mi), d (re), c (do) o b (si ) , a (la ) ,
G (Sol), F (Fa) o E (Mi), D (Re), C (Do) o B (Si), A (La)
i·ambién había ejemplares de cítaras de 12 cuerdas, gracias a los que se pudo contar con las cuerdas suficientes para ambos grados en una de las parejas de alternativas. Los grados escogidos habrán sido, sin duda alguna, c (do) y b (si ). Las 11 ó 12 cuerdas del instrumento de mayores dimensiones, al igual que las 6 ó 7 del más pequeño, sólo se afinab-an en la categoría alta o en la baja, las modificaciones de la altura del sonido sólo se seguían efectuando por el pisado de las cuerdas, método que, sin embargo, también se aplicó a un mayor número de las mismas. En el instrumento de mayores dimensiones se podía tocar el sistema más per fecto en su forma intacta, o redistribuirlo, de igual manera que en el de dimensiones más pequeñas se podía ejecutar la octava dórica de ambas maneras, la intacta, gracias, en cualquiera de los casos, a la hipolidia su perior, y la redistribución, por medio de los demás tonoi, con la ayuda de otros pisados diferentes a los usados en la hipolidia superior. El empleo de símbolos para las 3 octavas, en las tablas de Alipio, posiblemente se viese motivado por las necesidades de otros instrumentos diferentes a los de la familia de las liras, por ejemplo, los auloi. Si el tonos que se usaba en los instrumentos de mayores dimen siones era el hipolidio superior <> o algún otro que precisaba de un pisado diferente, la octava característica, si se hallaba entre e y E (mi y Mi), en vez de f y F (fa y Fa ), siempre contaba con 3 grados obtenibles por encima de este núcleo esencial, y con 4 por debajo (tal como se puede comprobar si consultamos la serie de 2 octavas dada anteriormente), es decir, el mismo número que complementa a la octava dórica en el sistema más perfecto. (Este tema tiene importancia de cara a la explicación que daremos más adelante de la teoría de los tonoi, de Tolomeo. ) Las cuerdas, gracias a las cuales se contaba con estos grados adicionales, aumentaban la habilidad del acompañante a la hora de duplicar lo que cantaba un cantor, sin verse obligado a pasar de golpe a una escala más aguda o más baja. Tolomeo, en vez de aumentar los 13 tonoi de Aristoxeno, tal como obraron Alipio y Arístides, los redujo a 7. Estos tienen afinación baja y es así como aparece por vez primera el hipodórico inferior. La clase enarmónica ya no se usaba en época de Tolomeo incluso en la de Aris toxeno ya estaba moribunda y, por consiguiente, también había desa parecido el motivo especial para emplear la afinación aguda. (Tolomeo describe los géneros enarmónico y cromático; sin embargo, en esta des-
Grecia y Roma
6.3
cripción queda bien claro que, en la práctica real de la música en su tiempo, ya no se incluía el primer género. ) Con la exclusión de la afinación aguda, se _ le � _devolví� �os nombres dórico, frigio, lidio y mixolidio su _ antiguo s1gn1f1cado, s1gn1f1cado que representaba tonoi un semitono más bajo que en la afinación aguda; entonces sólo se aplicaron a este tipo de tonos los términos hipofrigio e hipolidio. Tolomeo señala que sólo se necesitan 7 tonoi para hacer que las 7 clases de octavas se hallen dentro de la extensión uniforme (i . e. , dentro de la octava característica ) y que incluso en un tonos octavo sólo se produciría la misma serie d� inter�alos que en el primero. Esto equivale a decir, en nuestra opinión, que incluso si el mese del hipodórico inferior estaba en E (Mi) y el mese del tono duodécimo de Aristoxeno, en e (mi), la afinación de la lira se vería modificada mediante el mismo pisado en ambos tonoi; que, en realidad, en lo tocante a las correcciones de un instrumento, sólo se pue den hacer en un solo género y clase de afinación baja o aguda , 7 (1, gracias a la afinación de las cuerdas, y 6, mediante modificaciones de dicha afinación por el pisado), y que la cuestión relativa al lugar donde debe colocarse el mese tiene que ver con la interpretación real y no con las correcciones hechas en el instrumento . En resumen, Tolomeo hace que quede claramente expresado, desde su punto de vista, fo innecesario de contar con un octavo tonos. Debido a la satisfacción que siente con sólo 7 tonoi, gracias a los cuales se producen todos los agrupamientos de intervalos aceptados, a veces los escritores modernos han creído que el interés de los griegos se centró durante mucho tiempo en el sistema de tonalidades por su propio valor, aunque en la época de Tolomeo em pezó a tomar en consideración las distinciones existentes en los agrupa mientos de intervalos, es decir, pasó de ocuparse de los tonos a hacer otro tanto con las clases de octavas. Sin embargo, tenemos que recordar que, debido a que la presencia del género enarmónico hizo que la afina ción aguda fuese necesaria, había, en realidad, cierta razón para estudiar la multiplicidad de los tonoi, y que, incluso tras la desaparición de la especie enarmónica, era lógico que la antigua tradición persistiese du rante cierto tiempo. Sin duda alguna, sobrepasados los 12 tonoi, se caía en verdaderas duplicaciones en las correcciones de los instrumentos ; es evidente que el sistema de los 15 tonoi de Arístides y Alipio surgió debido a un motivo teórico, i.e., para producir un agrupamiento ternario ( cf. la tabla anterior). El mérito de Tolomeo radica en que supo apartar toda la paja conservada solamente por la tradición, y preferir las nece sidades prácticas a las teóricas. Tolomeo no presenta sus 7 tonoi según la forma del sistema más per fecto en su forma intacta en 7 tonalidades diferentes ; en su disposición, cada grupo señalado por un corchete en el ejemplo 4 realiza las funciones de octava central, con 3 notas añadidas por encima y 4 por debajo ( cf. el penúltimo párrafo anterior). Esta disposición aparece en el ejem plo 5, en el que se conservan los corchetes.
ª.
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La música en la Edad Antigua
Tolomeo empleó dos nomenclaturas: kata dynamin (<>) y kata tbesin (<>). En el ejemplo 5 aparece tam bién expresada la distinción entre las dos. En la nomenclatura dinámica sólo se nombran los 1 5 grados del sis tema más perfecto según sus funciones, i.e., tal como hasta ahora los hemos mencionado. En la cuarta serie de nuestro ejemplo aparecen los 15 gra dos en su orden normal; sin embargo, en las otras 6 series lo hacen bajo nuevas distribuciones. Las llaves que indican la octava dórica, y las letras P, M y N, que señalan los grados 1 (proslambanomenos), 8 (mese) y 15 (nete hyperbolaion), respectivamente, ayudarán al lector a reconocer la nomenclatura dinámica de cada serie. La redistribución del sistema en los 6 tonoi diferentes al del dórico no afecta, desde luego, a los nombres de carácter dinámico; por consiguiente, si el sistema está redistribuido de tal manera que sus grados superiores aparecen en la parte inferior del disdiapasón, éstos conservarán su nombres dinámicos normales (gracias a lo cual es viable que tanto el proslambanomenos como el nete hyper bolaion dinámico tengan una misma altura del sonido). Por otra parte, la nomenclatura tética se refiere a la posición de un grado dentro de la serie de 1 5 obtenibles en una cítara de 1 1 ó 1 2 cuerdas en cualquier tonos y género. El grado número 1 siempre será el proslam banomenos tético, bien coincida con el proslambanomenos dinámico, como en el tonos dórico, o con otro grado dinámico, como en cada uno de los otros tonoi ; el mese tético siempre será el grado octavo de la serie, sin tener en cuenta cuál puede ser su significado dinámico, etc. En el ejem plo 5, la nomenclatura tética aparece en la parte superior. Hay que ob servar que, tal como era de esperar, esta nomenclatura sólo es equipa rable a la dinámica en el tonos dórico. La nomenclatura tética es bastante buena a la hora de saber cuál es la posición de un grado en el instrumento, ya que, tal como comprobaremos mediante la lectura vertical de cual quiera de las 15 columnas de notas del ejemplo 5, todas aquellas que aparecen en cualquier columna son tocables en la misma cuerda, con la excepción de las de las columnas 2 y 9, ya que B (Si) bemol y b (si) bemol no podrían obtenerse en las cuerdas B (Si) y b (si). Tolomeo no aplica los nombres dórico, frigio, etc., a las especies de octavas sino a los tonoi. Debido a que, sin embargo, presenta los tonoi no como transposiciones del sistema más perfecto en su forma intacta, modo de obrar de los seguidores de Aristoxeno, sino como octa vas características con notas añadidas por encima y por debajo, sus tonoi, en la práctica, son equivalentes a clases de octava extendidas 70• 70 Antes de abandonar el tema de Tolomeo tenemos que añadir que la explica
ción de su sistema en Grave 111, 476, contiene unos cuantos errores de grandes pro porciones. No vemos ningún motivo para presentar los mesai kata thesin como partes de <<7 modos que varían en la altura del sonido, aunque cada uno está formado por una sección del sistema perfecto o de las notas blancas del piano», ya que toda la distinción entre la nomenclatura dinámica y la tética se halla motivada por la multi plicidad de la tonalidad. Pero si el calificado autor de dicha explicación lo que quería
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Grecia y Roma EJEMPLO
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era obrar de esta manera, debería haber colocado en su secuencia de nombres de tonos, a los mesai en un orden exactamente opuesto al usado. Este error le hizo dar, al final de la página, las armaduras y los nombres de tonos en un orden también equivocado. Cualquier lector que crea que los mesai kata dynamin lidio e hipolidio del ejem plo 5 se hallan a un semitono más alto que los dados por Wallis (WallP, 137 de la edición de 1682; 73, de la de 1699) debe tener en cuenta que Wallis también se equivocó, como ya se señaló en una fecha tan temprana como la de 1760, en StilesE, notable estudio -mucho más clarificador que numerosísimas explicaciones más mo dernas de la teoría griega- que merece una mayor atención de la que ha recibido y cuyo empleo habría facilitado la labor de muchos escritores posteriores. Debido a que la naturaleza del error de Wallis aparece explicada con gran claridad en Stiles, no nos detendremos en ella en estas páginas. La intuición musical de Tolomeo es patente, pues supo darse cuenta de que una modulación del sistema más perfecto al menos perfecto, anteriormente considerada como una modulación del sistema, en realidad daba lugar a una modulación transito ria de la tonalidad a la cuarta.
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La música en la Edad Antigua
Baquio y Gaudencio, en realidad, llaman a las clases de octavas por los nombres de los tonoi que las sitúan dentro de la octava característica. La mayoría de los escritores modernos usa los nombres dórico, frigio, etc., también para las clases, pero como si dichos nombres se aplicasen en primer lugar a las clases y después a los tonoi, en vez de lo inverso es decir, como si cada uno de los 7 tonoi de los ejemplos 4 y 5 recibiese su nombre después del de la clase de octava que dicho tonos ha hecho entrar en la octava característica , opinión verdaderamente insosteni ble 71 . Queda claro que si las 7 clases de octavas se colocan dentro de un sistema más perfecto no transpuesto, los nombres aplicados a una clase descendente de tonoi se podrán usar con una serie ascendente de las clase de octava, ya que, tal como se prueba en el ejemplo 4, cuanto más baja aparezca una clase de octava colocada dentro del sistema ( cf. ejemplo 6 ), más alto será el tonos necesario para colocarla dentro de la octava característica. Los teóricos, parece ser que motivados más por el cometido de analizar la estructura que por el de describir la práctica real, colocaron las especies de octavas dentro del sistema de un modo muy parecido al siguiente:
EJEMPLO
Al obrar de esta manera, dieron a entender un análisis en términos de tetracordos y fracciones de éstos, tal como el que hemos dado ante riormente en este capítulo. Estos análisis, sin embargo, no representan la única forma ofrecida por los teóricos en lo tocante a las clases. Aristoxeno dijo que las diferentes especies de una octava podían di vidirse en clases distintas de cuartas y quintas, cada una unida a otra del otro grupo de manera conjunta. Gaudencio, sin embargo, es el teórico que nos aporta la sistematización completa de las octavas formadas por este tipo de componentes. Gaudencio, perteneciente a la Antigüedad tar día, considera a las series de tonos en orden ascendente y, al explicar estos componentes, obraremos, por consiguiente, de forma idéntica. Las clases de cuartas, o diatessaron, eran: (1) S T T ( = el tetracordo conocido en el que se basaba el sistema más perfecto), (2) T T S o (3) T S T. Las clases de quintas, o diapente, eran: (1) S T T T, (2) T T T S, (3) T T S T, o (4) T S T T. ( Los teóricos medievales adoptaron los términos griegos diatessaron y diapente en sus tratados en latín, y el último aparece en una obra tan reciente como La ofrenda musical, de Bach. La palabra griega para octava, diapason, se conserv¡i en el inglés y el español modernos.) Las combinaciones se pueden representar de la • s1gu1ente manera:
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El instrumento de 15 cuerdas que usó Tolomeo en sus explicaciones debe consi derarse como de carácter teórico o experimental, concebido para dar cada tono en los disdiapasones del teórico en su cuerda propia, con el cometido de simplificar dichas explicaciones. 71 La clara explicación de Riemann de la formación de la escala de octavas y de su relación con el sistema perfecto es, como mucho, demasiado clara. Aparece re sumida (con referencias) y se demuestra su error en WinnM, 16 y sigs. ; sin embar-
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Grecia y Roma
La clase de La clase de La clase de La clase de La clase de La clase de La clase de
octava mixolidia consta consta octava lidia consta octava frigia consta octava dórica octava hipolidia consta octava hipofrigia consta octava hipodórica consta o
de de de de de de de de
diatessaron diatessaron diatessaron diapente diapente diapente diapente diatessaron
' 1 mas diapente
' 2 mas diapente '
l. 2.
2 mas 3 más 4 más ' 3 mas
l.
3 mas diapente 3. 1 más diatessaron l . '
diatessaron diatessaron diatessaron diapente
3.
4. 4.
Esta tabla se corresponde con las anteriores que hemos dado para las clases de octavas. Si estudiamos el ejemplo 5 , veremos que no sólo se mantiene cons tante la altura de los tonos más exteriores de la octava característica (hypatemeson tético, y nete diezeugmenon) en cada uno de los 7 tonoi, sino que también en todo, menos en el mixolidio, el paramese tético siempre es b (si), y que igualmente en todos, menos en el hipolidio, el mese tético siempre es a (la). Por consiguiente, sería posible, además de construir el mixolidio y el hipolidio como compuestos ambos por 1 diatessaron ade más de 1 diapente de los tipos dados anteriormente, erigir también cada una de las 5 clases restantes de octavas no sólo la hipodórica como formada por 2 combinaciones posibles de diatessaron y diapente, es decir, go, en RieL, etc., se mantiene. También es insostenibl� Ja nomenclatur� �oderna de los 3 tipos de tetracordo diatónico : d?r_ico (T_ T S), _fr)gio (T S T} y l1d10 ( S T T), debido a que las clases de octavas dor1ca, fr1g1a y l1d1a estaban formadas po� 2 . de ellos, respectivamente. Los griegos sólo reconocían el tetracordo T T S y n1 s1qu1era a éste le aplicaron nombre. Cf. WinnM, 12.
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La música en la Edad Antigua
podrJamos contar con un total de 12 posibilidades. ( Así, la dórica podría considerarse como formada no sólo por diapente 1 más diatessaron 1 sino también por diatessaron 1 más diapente 4.) ¿Po r qué Gaudenci� sólo se limitó a señalar 8 ? Si volvemos a tomar en consideración las relaciones dinámicas del sis, tema mas perfecto 72, observ . aremos que podemos obtener las 3 clases de diatessaron ordenadas, si suponemos que el hypate hypaton o el para mese es el tono más bajo de la clase 1 , y que los 2 grados que siguen a cualquiera de los 2 mencionados son los tonos más bajos de la clase 2 Y 3, y que es imposible obtener este resultado de otra manera. De modo similar, si empezamos con el hypate meson pero no con ningún otro , podemos obtener las clases de diapente ordenadas. Por consiguiente, resulta razonable creer que, con las relaciones del sistema más perfecto profundamente arraigadas en su pensamiento musical, eran estas posi ciones las que los griegos consideraban como normales para las clases de diatessaron y diapente como tales . Si después analizamos la estructura de las clases de octavas características en cualquiera de los 6 primeros tonoi del ejemplo 5, veremos que todos están formados por una especie . de diatessaron más otra de diapente, o viceversa, en posición normal. Sin e��argo, l?�ra obtener la clase de octava característica del tonos hipo dorico, el éliatessaron 1 debe transponerse hacia arriba a nete diezeugme non para que aparezca por encima del diapente 4, o, de lo contrario, será el diatessaron 3 el que tendrá que transponerse al mese o al proslam banomenos y el diapente 4, al paranete diezeugmenon o lichanos hypaton. Esto es inevitable, ya que la octava hipodórica no puede obtenerse sin transposición. Sin embargo, las otras 4 combinaciones posibles, que es tarían formadas por componentes transpuestos, se limitarían a duplicar las octavas de los tonoi lidio, frigio, dórico e hipofrigio. Por consiguiente, no realizarían ninguna función especial salvo agobiar aún más el pen samiento del intérprete . Por este motivo parece ser que se hizo la división de la octava en clases componentes de cuartas y quintas, ya que facilitaba la concepción del intérprete en términos de tetracordos básicos S T T. Ello queda bien claro si nos fijamos que, en las 8 divisiones de Gaudencio, el número de cada grado diatessaron dentro de su propio tetracordo S T T está de acuerdo con el del grado diapente correspondiente dentro de su tetracordo. Así, en la octava mixolidia, la cuarta está formada por el hypaton del tetracordo dinámico en su forma intacta, y la quinta, por el mesan del tetracordo conjunto en su modo intacto más el grado 1 del tetracordo (de separación) superior más próximo. ( Hay que decir que en el sitio de conjunción el grado 4 del tetracordo inferior y el grado 1 del tetracordo superior son, desde luego, idénticos, si bien, en el sitio de separación, el 1 representa un auténtico grado nuevo. El intérprete exLo que para los cometidf� presentes puede realizarse con gran facilidad me diante la consulta del tono dorico del ejemplo 5, en cuyo tono, como ya hemos visto, coinciden la nomenclatura dinámica y la tética. • 72
Grecia y Roma
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perto, totalmente familiarizado con las relacion_e� del siste'?a �ás per fecto haría las correcciones necesarias en los s1t1os de con¡uncion Y de sepa:ación, de una manera automática.) O, si consideramos �tro ejemrlo, en la octava hipolidia, la cuarta ( que en este caso se hallara por encrma de la quinta) estará formada por grados de diezeugmenon del tetracordo y del tetracordo (conjunto) superior más próximo, y los gra�os serán los 2-4 del primero más 1 ( lo que es equivalente al grado 4 del d1ezeugmenon del tetracordo, con el que se funde) y 2 del posterior, mientras que �a quinta estará formada por los grados 2-4 del meson del tetracordo mas los grados 1 y 2 del tetracordo ( de separación) superior más próximo. Algunos escritores modernos han intentado darle a la división de las clases de octavas griegas en cuartas y quintas una interpretación a1;1á!oga a la correctamente aplicable a la similar división de los m_od�s religiosos 1?: dievales de Occidente. Sin embargo, no hay nada que indique que la d1v1sión griega fuese otra cosa que una ayuda para analizar la estructura durante la interpretación 73 • En muchos tratados griegos aparece la palabra harmonía ( estructura tonal). Parece ser que se la empleaba en más de un sentido y algunos escritores modernos han ofrecido diversas explicaciones de su significado. En una de estas explicaciones se dice que, antes de la introducción de la afinación aguda, el término se aplicaba a las diversas clases de, octavas obtenibles en la extensión e-E (mi-Mi), y que cuando ·se empezo a usar la afinación aguda, y cuando en las cítaras de 11 y 12 cuerdas se pudo tocar, como ya hemos visto, una extensión de 2 octavas, <> se empleaba, por lo menos, con 2 significados distintos : como sinónimo de tonos y como nombre de las clases de octavas individuales proyectadas dentro del sistema más perfecto. A menudo resulta difícil determinar cuál de los 2 significados era el que se aplicaba en un caso particular, sin embargo, parece ser bastante cierto que escritores como Platón, Aris tóteles y Heracles usaron esta palabra como sinónimo de tonos 74 • Arís tides presenta 6 escalas no completas, que varían de una sexta menor a una undécima mayor en extensión, en todas las cuales se usa en parte el género enarmónico como los harmoniai mencionados por Platón en su <> 75 • Si bien el testimonio de Arístides no debe despreciarse, tampoco debemos olvidar que su meta era dar informaci,ón ( la qu:, por desgracia, ningún otro escritor corrobora) sobre un periodo anterior al suyo en 5 o más siglos. y, por consiguiente, no hay necesidad de «corregir>> a Gaudencio, co�o ocurre en AudaM, 94 y sigs. ( libro que, sin embargo, .es muy bu�n? . �n otros diversos as pecto s). Cf. ReinM, 42. Para más detalles relativos a la d1vis1on d� las octavas en cuartas y quintas, véase GomS I, 152 y sigs., obra de la que se deriva en gran medida la explicación anterior. . . . . . ., 74 C/. GomT, 83 y sigs. Para una explicacion completa de los diversos significados de harmonia, véase MeyerH. 75 Véanse MounP; SchiifA, 186 y sigs. 73
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La música en l a Edad Antigua
Otro tema que ha m otivado muchas dificultades p ara m odernos , a un q los escritores ue de é l se oc upan con frecuencia los teóricos grieg os el del ethos. E , es s tos últimos t a ribuyen car acterística s ét icas a l as diversa s e sc al as, Y si bi en e sta s carac terísticas varían en pa rte de un t eórico otro, ex iste entre ello a s u n acuerdo b a st ante gen eral s obr e c ie rto fundamentales. As í, en s ra sgos la afinación aguda, para Pla m ixolidia es pe tón y Aristóteles la net rante y ade cuada para la s l am n e tac ione s ; la lidia, í ntim a Y lasciva ; la frigi a , e xtática , religiosa , y afecta p rofundamente al alm a ; Y la dórica, m a sculina y p o derosa. No nos explican con t antas p aquello qu e p ro alabras ducía estos efec tos. Pe ro, por lo menos , e s po sib con jetu ra s . Gr a c le hacer ias a un pasaje del f also Aris tótele s, al que volv dentro de poco , sabem remos e os qu e el mese apare ce con frecuenci a en tod a la mús ica buena. E sto parece convertirlo en una es pecie de tono de reci tado Y puede ser corr ec to ll a m a r n úcleo tonal al mese y a los grados que están cerc anos a éste . Est e núcleo aparecerí a en un s itio má s bien alto en l a octav a ca racterí stica del tonos mixolidio, en un reg istro centra l del dórico y en uno bajo d el hipodórico. Si en l a act ualid ad mantenemos la escala m ayor y s us transpo siciones dentro de la oct ava caract erística e-E (mi-Mi), la t onalidad de E (Mi), con la tónica en el sitio m ás b ajo de la octa va, darí a pie a un ethos difer ente del que s urgirí a de l a ton a lidad de D (Re ), con lo cu al ten dríamos 11na escala m ayor con una n ueva distribución y la tónica estaría en el pen último s itio más alto de la escala, m ientra s qu e el e thos p rod u cid o por la tonalidad de A (La ), con la tónica co. locada hacia el centro d e la octava se r í a diferente al de l as dos ante' r1o r e s . (Por con s iguien te, n o e s forz oso que la eorí a del ethos t en ga t algo que ver con una varied ad d e los modos. ) Por ell o no resu lta difícil de comprende r que los tonoi hipodórico, mixolidio y dórico produjesen efecto s éticos div erso s. Sin em bargo, lo que puede parecer desconcer t ante es que, en los to noi de Pl atón, co n los mesai sólo separados por u n grado, c om o o cu r rí a ent re el dórico y el frigio, o el frigio y el lidio, hubiesen m arc adas difere n cia s entre uno s y otros. Para explic a r es te h recurramos de nu evo al echo m od o m ayo r. E n éste, la clase de octava , al tener la tónica a 2 grados p or deb ajo de la nota má s agud a, daría pie a l a ca dencia 3-2-1, si bien en l a es pe cie en la que la tónica aparece en un grado m ás alto, no surgir í a dich a cadencia. De modo s imil ar, con l a tó nica co locad a a 4 gra dos p or encim a de l a nota m ás baj a, pod ría surg r l cad enc ia 5-ha st a i a -l , si bien, con la tónic a en un tono m ás bajo, ello e imposible. Sin apartarn s ría os en a bsoluto del modo mayo r, las clases de octav a que difiere n de e st a m ane ra en s us posibilid ades melódicas darían pie a efectos <<éticos >> d is ím iles, incluso en no sotros m is mos. S i l a dóric a en rea lid ad cont a ba con un a m odalidad s in ten er en cuent a el qu e és t a hubiese alcanza do o no un e st ad o tan a vanz ado como la de nuest ra m a yor , no resulta difícil comprender el que los griego s, que se su pone qu e contaban con un s entido m elódic o sutil y mu y de sarro ll ado , de tectasen ca racterísticas éticas en l o s res ult ado s del condicionamiento, producido por los diversos tonoi, n eces a rio pa ra abo rd ar lo s g rados má s importantes .
Grecia y Roma
71
,. Es po sible que el carácter et1co f_ue se product� d algo m ás que de la p e E n l a música par a pura construcción interválica y l a ton al1d a lyra .o cítara , el hecho de que. un s on1�o prod.u�: p�r una cuerda pisada , �scurec1· do debido a la ausencia de una t abla de a rmonía , s e viese mas ' ' que el producido por una cuerda a bie rt a puede que ej erc iese cierta in. ' · f 1uenc1 a en e 1 ethos. P arece ser qu e las re1ac1one s simbólicas 76, no sólo de las es calas sino también de los tonos p r s arado ' ejercieron una c lara influencia sobre este tefa. Como res !t ado �� ello la relación entre el d arte e l m e taf í sic� y por cons iguiente , e thos y la mú sica pasa a orma . no debe sorprendernos e1 ve � �1 ferente fiiósofos que s�stienen opiniones contradictori.as. Filodemo ( s1glo I a. �.) 'ataca ª los escritores que se ocu pan de d1st1· ngu1· r e1 _ e tho s de l.as melod1a s y d1·ce que los te óricos que obran así no pueden n1 cant ar ni toc a r b'1 n Y. <> � · F1lodemo sin dud a alguna, . . ., . ' que, dice <>. Para s on t beaucoup razso? ne ,e � m em e nosotros resulta mas fac1l co�pre:d:; l; :��itud de los griegos cuando relacion aban el etho s y e� rit mo, eo sa ue Arístide s realizó con gran e ritmo y menciona el efec to cl a rid ad. E s te di stin gue diversas c l ases del tempo 78. , El saber h as t a q�e pun to , 1as elases de oc tavas pos eían ton alidade s individuales y hasta que punto est as era m nte u na oct av a dórica y sus h if:: . nci as de opinión. Ant es de redistribuciones h a dado pie . a 1:1,uc s ocuparno s de una breve expl1cac1on de t e tem a e s neces ario decir que d gr�po organizado de not as usa remos la palab ra modo >> o n vis �encionados en la definición (o escala ) que brota del us d e .l;; que un modo <> , t amb Este tipo de modo, graci as s ) dentro del cual se hallan°¡os divers�s mol�?vo . d ie a una tonalidad a l a labor desa rr oll ad a por los m ot 1 v s, t 1ende er:s ::g�entos del sist ema definida 80 . Si las . es�alas de octava s fuer :� � n o del núcleo tonal el tono más perfecto y s1 s1,e1:1pr e usasen co:: p artir ían entre ella s una sola to na nte del dor1co e;1 t? nces c predomi . ' nalIdad y so'lo habría un. un1co modo verdadero .' sin embargo, s i cada ' una contase con s u pro pio tono predominante entonces existi ri a una va '
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Véase HornT. . 77 MounG, 182. Véa se t amb1é ? HarapS ' 165 . 78 SchafA, 291 y s igs. Para _mas detalles º y sigs.; j �h� el et hosb véase uGomT,ri136 AbL obra valiosa en la que, . sin em rg e e . s se atri uye a na va edad de los mod;s ' en vez de a los tono1; . Wms�, f02 y s gs. , 180 . Sobre el tema particular de , B 11i p. y RectP · en 1V ettA , obra dedicada a Aristóteles y Platón y el e�thos , veanse , de la �ctitud del filósofo ante el ethos. la música, se incluye una exp icacion 79 A la que WinnM, 3, s e acerca mueho, cos a di na de de stac ar se. Jebido sol amente a que está de 80 A s í una pieza se �alla en el mod (a�cendente), sino t a mbién a qu� sus acuerdo con el grupo de intervalos T . T s motivos se agrupan alrededor del primer grado en su papel de tónica, y del quinto, en el de dominante. 76
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TÍT
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La música en la Edad Antigua
riedad de modos, como la que hallamos en el canto llano. ¿Habrá tenido cada una de las escalas su propio tono predominante? Los griegos no nos ayudan a dilucidar esta cuestión, ya que no fon. mularon ninguna teoría de la tonalidad. En Los problemas, XIX, 33, del falso Aristóteles, se dice que el mese es <>, y en la página 36, se afirma que todas las cuerdas se afinan en relación al mese . En la pá gina 33 no se especifica en qué sentido el mese es líder, ni la 36 posee ningún significado tonal 81 • Sin embargo, la 20 es más útil; en parte dice así : •
En toda la buena música el mese aparece con frecuencia, y todos los buenos com positores recurren con frecuencia al uso del mese, y, si lo abandonan, pronto regresan a él, al contrario de lo que harían con cualquier otra nota. Tal como ocurre con la lengua; si eliminamos ciertas partículas de relación, ésta ya no es griega... El mese, por así decirlo, es una conjunción de los sonidos, y mucho más que la de las demás notas, ya que su sonido se escucha más a menudo (ForsP).
Si ocurría con frecuencia, es muy probable que se pareciera a una dominante 82 o, de igual modo, a una tónica. Queda claro, gracias a otros pasajes de Los problemas, que los recopiladores se referían, al . tratar este tema, sólo al mese kata dynamin. Macran, apoyándose en este párrafo, propuso la teoría de que en todas las clases de octavas la misma nota -.el mese en el sistema más perfecto representaba el papel de tónica, y que los. efectos característicos de estas clases surgían de la posición alta o baja de dicha tónica dentro de la octava, opinión 83 que, en líneas geLa afinación de acuerdo al mese sería equivalente a la del violinista que afina su cuerda más aguda a una quinta por encima y sus 2 cuerdas más bajas según una serie de 2 quintas por debajo de su segunda cuerda. Nadie afirmaría que el violinis ta que afina sus otras cuerdas de acuerdo a la segunda, obra así motivado por un significado modal definido. Es de suponer que el tocador de lira obtenía su sistema pentatónico mediante la adopción y adaptación del método que, con modificaciones, se derivaba de Pitágoras, método que Aristoxeno describió de la siguiente manera: «Si . . . se da una cierta nota y se precisa descubrir una cierta disonancia por debajo de ella, como el ditono (o cualquier otra que pueda determinarse por el método de la concordancia), uno deberá tomar la cuarta por encima de la nota dada, luego descen der una quinta, después volver a ascender una cuarta y, finalmente, descender otra quinta. Así se determinará el intervalo de 2 tonos por debajo de la nota dada. Si se precisa determinar la disonancia en la otra dirección, habrá que tomar las concordan cias en otra dirección>> (MacrH, 236). Tras hallar su mese en a (la), el tocador pro bablemente afinaba las otras cuerdas de alguna manera parecida para obtener la oc tava e-E (mi-Mi). 81
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Frere en Grove 111, 475, prefiere dominante. Véase Cleml, 151, para la pala bra sugerida <>. 83 Opinión que se sigu e en Grove, tanto en el artículo <> (debido a Frere). En este último artícu82
Grecia y Roma
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nerales, está de acuerdo con la propuesta anteriormente relativa a la ex plicación del ethos. En otras palabras, cada una de las escalas de octava tendría que contar con una tonalidad, un agrupamiento distintivo de inter valos, aunque el tono predominante de la dórica sirviese de igual manera para todas 84 • Arístides menciona la petteia, que <> 85 • (El nombre petteia es el de un juego y se usa aquí en sentido figurado.) Sin duda alguna, este método debió de producir un resultado modal mien tras se empleó pero, por desgracia, no sabemos a cuántos modos se apli caba; en realidad, Arístides habla muy poco del mismo. Gevaert, Wetsphal, Mountford y otros han creído que las escalas de octava griegas eran verdaderamente modales y, por consiguiente, podían considerarse como antecesoras de los modos medievales. Sin embargo, la opinión que dice que las escalas de octava no eran más que la octava dórica con sus diferentes redistribuciones parece ser que es la que goza del mejor apoyo gracias a los testimonios de los teóricos. Muchos escri tores creyeron que Tolomeo, al restringir los tonoi a un número que bastaba para que todas las clases de octava se hallasen dentro de una extensión uniforme, demostró poseer una marcada intuicióh de la moda lidad, y algunos llegaron tan lejos que dijeron que los mesai kata thesin daban a cada escala de octava su propia tónica (o dominante ). Sin em bargo, hemos visto que la reducción a 7 tonoi muy probablemente no tuviese nada que ver con la variedad modal y que el mese kata thesin parece ser que sólo era el tono producido por la cuerda central de un instrumento de 7 u 11 cuerdas de la familia de las liras. También hemos visto que la división de Gaudencio de las escalas de octava en penta cordos y tetracordos puede explicarse de igual manera, sin tener que sos tenerse que implica variedad modal . El conjunto completo de testimonios en pro y en contra de la moda lidad durante los diferentes períodos de la antigua música griega fue reuni do por Winnington-Ingram en WinnM, y este autor, uno de los 2 me jores escritores recientes en lengua inglesa sobre música griega el otro es Mountford , dedujo del mismo todas las conclusiones que le pare cieron probables, fuesen o no compatibles entre sí. Este erudito es de la opinión de que la situación actual de nuestros conocimientos no ga rantiza la preferencia de ninguna de sus conclusiones. ¿Hasta qué punto arrojan luz sobre el problema de la modalidad los ejemplos prácticos de música griega que han llegado hasta nosotros? lo, así como en el dedicado a «Monocordio>> (también redactado por Frere), hay ciertas informaciones valiosas sobre la música griega (mezcladas, como ya hemos dicho en la nota 70, con otras que dan pie a equivocaciones). · 84 Véase además (en parte en contra) WinnA, 341. ss WinnM, 47 ; SchiifA, 207. •
La música en la Edad Antigua
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El repertorio, como ya lo hemos indicado, es lamentablemente pe queño. Ello puede deberse en parte a la práctica muy extendida de la improvisación que existía entre los griegos 86• Es probable que los nomoi -melodías de uso común, como ya hemos visto se usasen como base de las improvisaciones, y que las composiciones definitivamente reducidas a formas cristalizadas, como las que se hallan en los ejemplos que se conservan representen una evolución bastante tardía. La música que se supone q�e es la antigua melodía del comienzo de la primera oda pítica de Píndaro, es muy probable que sea una falsificación del siglo XVII 87 • Sin embargo, tenemos la suerte de contar con un grupo de piezas que ha llegado hasta nosotros grabado en piedra y en antiguos papiros 88 • No hay quien ponga en duda su autenticidad. Las complementan otras pocas composiciones generalmente aceptadas como auténticas 89 • Se ha impreso con frecuencia la mayoría de las piezas en notación moderna y son de 90 completa : fácil accesibilidad. A continuación damos la lista
1 ) Un fragmento de Orestes, de Eurípides, probablemente la pieza de música griega más antigua que conocemos. El fragmento de papiro donde se conserva está desgarrado y es muy pequeño ; 2 ) Un fragmento, probablemente perteneciente a una tragedia, des cubierto en un papiro de Zenón, conservado en el Museo de El Cairo. Es muy probable que, de todos los ejemplos que se conservan de compo sición griega, la pieza de Orestes sea la única anterior a ésta. El papiro donde se halla la número 2, fechable hacia 250 a. C., es, por lo visto, más antiguo que el de Orestes y, por consiguiente, en él se conserva t1uestro especimen más temprano de notación griega ; 3 y 4 ) Los 2 himnos délficos a Apolo, descubiertos en 1983 en losas de mármol entre las ruinas del tesoro de los atenienses, en Delfos. El 86 87
C/. SachsA, 19. La melodía aparece en notación moderna en EmG, 500; SachsA, 12; Sachs Mu 79 etc. Durante casi trescientos años se ha discutido su autenticidad. La cues tió; voÍvió a iniciarse en 1932 cuando RomeO la atacó, al que sigu ió FriedM (que vigorosamente la defendió). Esto dio pie a MaasK (que volvió ª. atacarla). L<:s tes timonios en pro y en contra aparecen expuestos de nuevo .Y co1;s1derados con impar cialidad en MounL, cuya decisión, basada en cuestiones filológicas, es desfavorable, tal como ocurre en GomM, fundado en cuestiones musicales. 88 Todas explicadas en MounG. , 89 Véase, sin embargo, BarryG. 90 Las números 1, 2, 5-8 y 14 aparecen transcritas en MounG; las 1 y 3-14, en ReinM (con traducciones al francés de los textos de 1, 3-5, 10, 1 1 y 14); las 1, 5, 12, 13 y parte de la 15, en SachsMu; las 1, 5, 1 0-13 y secciones de las 14, Y 15, en SachsA (en donde se incluyen facsímiles del 1 y 5 y traducciones al aleman de los textos de 5 y 1 0- 13); las 1 (de manera imperfecta), 3-5 y 10-13, en EmG. La 2 se d�s cribe en MounN y un facsímil aparece en el grabado V, así como ensayos de transcnp ciones en la páii. 99; para trans� ripciones más recientes, . véanse DelN; C?omT, 1�� ; MarrouZ. La número 15 aparece impresa en BellA, 94 y s1gs. Para la 5, .vease ta1;1b1e,n la pág. 148, infra. Puede que sea útil WmsM, ya que comprende � raducc1ones. al �ngl;s de los textos de las números 3, 5, 10-13 y del fragmento de <>. Ba¡o n1ngu n concepto debe considerarse que esta lista de transcripciones es completa.
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primero, fechable hacia 138 a. C., es, a pesar de algunos signos borrados, el ejemplo más importante conocido de composición griega. El segundo, fechable hacia 128 a. C., y escrito por el ateniente Limenio, es también una obra extensa, aunque peor conservada ; 5 ) El epitafio de Seiquilos (a su esposa Euterpe), descubierto en 1883 en una losa en Tralles (Aidin), en el Asia menor. La atractiva me lodía diatónica, que ha sido fechada en diversos momentos que van desde el siglo II a . C. al I d. C., es breve, pero se conserva intacta; 6-9 ) Cuatro fragmentos en papiro, en Berlín : (a ) un paian dedicado a Apolo ; (b) 3 líneas de notación instrumental ; (c) unos cuantos versos (quizá para Tecmessa) dirigidos al suicida Ayax, probablemente perte necientes a una tragedia, y (d) otras 3 líneas de notación instrumental. También hay media línea de una canción, posiblemente relacionada con (c ); 10-1 3 ) Dos breves himnos a la Musa (a veces impresos como una sola composición), un himno al sol, y un himno a Némesis, todós con servados en manuscritos bizantin9s e impresos por vez primera en 1581 por Vincenzo Galilei, padre del astrónomo. Es casi seguro, que la última pieza pertenezca a Mesomedes de Creta (c. 130 d . C. ) y es probable que también sea suyo el himno al sol; 14 ) Un himno cristiano, del siglo 111 d. C ., descubierto en Oxirincos en Egipto, citado a menudo como testimonio de la influencia de la mú sica griega sobre la de los primeros cristianos (aunque el hecho de que la notación empleada sea la griega no quiere decir forzosamente que la música sea de este origen) ; 15 ) Breves ejercicios incluidos en el Anónimo de Bellermann, con cebidos, por lo visto, para ilustrar ciertas clasificaciones rítmicas.
Los únicos ejemplos de esta lista que son antiguos y se conservan bastante completos como para arrojar algo de luz sobre la antigua mo dalidad son los números 3-5 y 10-13 . El 5 parece demostrar que la clase de octava frigia tuvo una especie de vida independiente. Sin embargo, la clase de octava a la que el peso de los testimonios asegura haber tenido una vida propia de manera decididamente preponderante es la dórica, en la que parece ser que el hypate mesan era una especie de final, y el mese, el tono que aparecía con la mayor frecuencia. La mayoría de los ejemplos <>, aunque en algunas hay detalles anormales . Se puede adaptar el fragmento de Orestes a la antigua har monía frigia de Arístides ; en los himnos délficos se usa el tetracordo <>, así como la estructura normal tetracórdica del sistema más perfecto ; un pasaje de uno de estos himnos, tal como lo ha señalado GomT, 124 y sigs., precisa del uso de las 2 cuerdas alternativas de la lira. Desde luego, gracias a la notación de Alipio, se puede determinar el tonos de una pieza: así, el epitafio de Seiquilos está en la tonalidad
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jónica ( y, por consiguente, en él se usa de manera bastante lógica la clase de octava frigia, cf. pág. 56 ). La mayor parte de los ejemplos es de fecha demasiado tardía como para que pueda darnos una idea del estilo musical del período que pro bablemente interese más a los estudiantes de la historia griega : la época de Pericles. Pero parece claro que los griegos concibieron su música como �onódica. En su interpretación, sin embargo, los intervalos armónicos, sin duda alguna, se tocaban ocasionalmente, no como resultado de un deseo de contar con una escritura de diversas partes ( el que, si existió, parece ser que se satisfacía mediante el canto en octavas, i.e., <> ), sino mediante el empleo del principio de la heterofonía. Este se ha definido de la siguiente manera: El principio de la heterofonía está formado por una melodía que se emplea de modo simultáneo en diversas voces, pero de tal manera que la línea melódica de la voz principal -que tiene el <- no se ve duplicada por las demás voces; éstas cantan alrededor de la línea fundamental de una forma libre, y la varían, sin apar tarse, sin embargo, demasiado de la misma como para que podamos decir que poseen independencia melódica.
La interpretación que giraba alrededor de la línea fundamental probabl �mente no fue muy libre en la música griega la definición dada anteriormente se concibió para un tipo más avanzado de heterofonía y el acompañamiento, sin duda alguna, duplicaba la línea básica casi tod� el tiempo. Sin embargo, la descripción del tropo espondeo dada por Plu tarco nos ofrece ciertos indicios de lo que se podía conseguir . Ello índí. caría la posibilidad de hacer que sonasen, en dicho tropo 91 , ciertos tonos e?fr�ntados a otros, tal como lo indican las líneas de puntos del ejemplo siguiente 92 : EJEMPLO
7.
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(No se asignaban notas de acompañamiento a la primera nota de la escala vocal.)
Resulta interesante observar que el fragmento de Orestes contiene algunos símbolos que podrían indicar el uso de la heterofonía 93 • Tal como
91 Aristoxeno usa la palabra «tropo» para indicar un estilo una forma de composición. (Cf. la definición de «modo,, de ldelsohn.) :: Para más detalles sobre el tropo espondeo, véase WinnS, 85 y sigs. �olveremos a ocuparnos del tema de la heterofonía en el capítulo 9. Este tema se expl1c� , e � lo relativo .ª la música griega, en BarryG, obra que también se ocupa de la ant1fon1a de este origen. Véase también StumpfG, 18, 47.
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se ve en el ejemplo 7, los acompañamientos se tocaban por encima de la línea vocal, y gracias al uso de la heterofonía se apartaban de ella. La estructura musical, como queda ilustrada en los ejemplos, no era rígida, sino más bien libre. Casi siempre están ausentes de ella el desa rrollo temático y las repeticiones que dan píe a la forma, con la excepción de fórmulas de cadenc.ías que posiblemente tenían un cometido modal. ( Sin embargo, una repetición en el himno de Némesís quizá tenga un significado formal. ) Sí bien los teóricos dejan bien claro que consideran que la melopoiia ( el arte de crear melodías ) tiene una importancia básica, sólo se ocupan de ella de manera vaga, y los ejemplos apenas nos ofrecen un testimonio también vago de lo que habrán sido los principios que la regían. Casi siempre las piezas vocales sólo tienen una nota por sílaba de texto; no poseen adornos extensos. La tendencia descendente patente en las escalas de los teóricos hasta la Antigüedad tardía no aparece en los fragmentos musicales. Resulta imposible decir hasta qué punto ello es atribuible a sus fechas de origen. Con la excepción del fragmento de Zenón, hay una tendencia notable, a pesar de unas pocas salvedades, a que la línea de la melodía respete la aparición de los acentos tónicos del texto 94 • Desde luego, los acentos del habla griega no implicaban ningún énfasis. El agudo se refería a una elevación de la altura del sonido; el grave, a una bajada; el circunflejo, a una elevación seguida por una ba jada. La lengua tenía una gran inflexión. En los dos himnos délficos se emplea el ritmo quíntuplo, el cual parece ser que se usó muchísimo. También parece ser que el ritmo de la música vocal se veía regido, en gran medida, por el número de sílabas del texto, y que los metros de los versos a menudo de naturaleza complicada daban pie a pautas rítmicas que no sólo eran una fuente de interés en sí mismas, sino, además, un medio para que la composición en su tota lidad contase con un principio de coherencia. En el ritmo griego, la unidad de medida ( el chronos protos ) se multiplicaba para producir frases, etc. Al contrario de nosotros, los griegos no adoptaron como unidad un gran valor (como la redonda) y luego lo dividieron. No está claro hasta qué punto se hallaba presente el ictus o pulsación. Los escritores griegos men cionan la thesis y el arsis. Sin embargo, estos términos se refieren a las <> y <> discernibles en ciertas clases de versos, en los que la influencia de un pie se mantiene determinada hasta cierto punto, y luego se la deja desaparecer; por consiguiente, no implican necesaria mente variaciones de los acentos ( o de la altura ) 95 . Si bien la indicación del ritmo a veces se dejaba en manos del metro del texto, existía la posi bilidad de ofrecerla en la notación. La ausencia de un signo indicaba •
94 Para una explicación de este tema, véase MounG, 164 y sigs., aunque también MounN. 95 Para una explicación de thesis y arsis, tal como las entendían los griegos, véanse SonnW, 9, y su capítulo 5; también WinnA, 330 (sin olvidar el final de la nota 13).
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La música en la Edad Antigu a
1 chronos protos ; , el equivalente de 2 chronoi protoi; _J , el de 3 ; U , el de 4 ; W , el de 5 ; una pausa se indicaba por A ( o r-. ) 96 • El testimonio sobre la música griega, proporcionado por los ejemplos prácticos y los tratados, es claramente insuficiente para darnos una idea completa de cómo era aquélla. Sin embargo, sí sirve para que nos demos cuenta, lo cual es bastante enfadoso, de todo lo incompleto que es el formado, con la excepción legado que hemos recibido del teatro griego y, por de unas cuantas notas, por meros textos despojados de música fuerza, de lo parcial que es nuestro concepto de obras incluso tan breves como son las de Píndaro o Safo. Los romanos aportaron unas cuantas contribuciones importantes y propias a la música. Adoptaron la teoría y la práctica griegas, aunque parece ser que no conservaron de forma pura su tradición ; por otra parte, un escritor latino tan tardío como Marciano Capella, que vivió en el siglo v en Cartago, siguió inspirándose en Arístides Quintiliano para las secciones musicales de su obra Satyricon 97 . En el siglo VI, Boecio y Casiodoro escribieron obras que los convertirían en los 2 grandes inter mediarios entre la música antigua y la medieval. Sin embargo, estos es critos estaban destinados, en gran medida, a ser interpretados equivoca damente por parte de los teóricos de la Edad Media. El hecho de que los romanos tuvieran un papel musical activo, a pesar de su falta de originalidad en este arte, queda ampliamente demos trado por diversos pasajes de los escritos de figuras tan tempranas como Cicerón, Marco Fabio Quintiliano, Séneca y otros. Gracias a estos pasajes queda claro que, hacia el final del siglo I , la música se cultivaba inten samente por todo el mundo romano. Parece ser que el ritmo recibió una atención particular, y hay testimonios del uso de acentos recurrentes en divisiones iguales de tiempo ( idénticos a los que se han cultivado co rrientemente en la música occidental, en particular en los 3 últimos siglos ). También hay testimonios de la práctica de la heterofonía. Los griegos, bien fueran procedentes de Europa, Asia menor o Alejandría, actuaban como mimos, cantores e instrumentalistas, y gozaron del favor tanto del populacho como de las clases altas, mientras que los romanos, como era de esperar de una gran nación militar, promovieron el desarrollo de los instrumentos de metal. La tuba era una trompeta recta usada en la infan tería ; el lituus, instrumento en forma de J, recordaba al shofar hebreo; la buccina o cornu era una trompa o cuerno circular. Practicaron la música los últimos emperadores (con la excepción de Vespasiano) y sus servidores. Como ya hemos visto, Nerón conocía el funcionamiento del hydraulis el instrumento favorito del circo e hizo Para más materiales sobre el ritmo griego, véanse WinnA, 328 y sigs., y las obras mencionadas en ella; MounG, 154 y sigs . ; EmG, 470 y sigs. ; EmH I, 108 y sigs.; ReinM, capítulo II. Véase también la nota 26. 97 Sobre la relación existente entre Marciano Capella y Arístides, véase DeiS. 96
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que se acuñasen monedas en las que aparecía vestido como tocador de cítara. Sin embargo, los moralistas consideraban que casi todas las can ciones eran indecentes ; los bailes, impúdicos, y las melodías, afeminadas. No obstante, en la música religiosa se intentó mantener la antigua dig nidad 98 . El empleo de la música tanto en las diversiones vulgares como en los ritos considerados como paganos hizo que los primeros cristianos desaprobasen, en líneas generales, este arte. Sin tener en cuenta el que uno rechace o no, de acuerdo con Spengler, cualquier relación causal entre la vida íntima de la cultura antigua y la de la cultura medieval, queda claro que la Edad Media heredó de los antiguos, por lo menos, el concepto de la escala, una teoría acústica y diversos principios sobre la construcción de instrumentos. Y estos anti guos eran los pueblos que bordeaban el Mediterráneo, entre los que des tacó el griego. Sin duda alguna, el norte de Europa nos legó instrumentos procedentes del litoral báltico los lurer de bronce, fechables en época tan lejana como la del 1200 a. C. , sin embargo, estas trompas o cuer nos en forma de S, con sus láminas de metal que colgaban del extremo más pequeño del tubo (probablemente para realzar, con su tintineo, el efecto aterrador producido por el soplo ), tenían un sonido escandaloso y vulgar. Debido a este pobre testimonio, no conviene pr�poner teorías desorbitadas tal como ha ocurrido a veces que sostienen una poderosa influencia del antiguo norte sobre el desarrollo de la música europea 99• Por otra parte, el antiguo sur, incluso cuando se interpretó erróneamente su arte, ejerció una marcada influencia durante más de un milenio y medio, tal como ocurrió cuando determinados italianos del siglo XVI em pezaron a experimentar con el cromatismo, creyendo que estaban vol viendo a usar el género cromático griego, o como cuando otros compa triotas suyos posteriores crearon la ópera bajo la creencia equivocada de que estaban devolviendo a la vida las desvanecidas glorias del teatro • ateniense.
Para un estudio del lugar que ocupaba la música en el imperio romano en el período tratado, véase MaE. 99 Para la imagen de un lur, véase Grove IV, lámina enfrente de la pág. 496. Véanse también el artículo de Galpin en Grove III, 251 (de donde hemos tomado el vocabulario dado anteriormente); Studien über die altnordisehen Luren im Nati� nalmuseum zu Kopenhagen, de Angul Hammerich, en VfMW, X ( 1894),_ y The Muste of the Primitive Peoples and the Beginnings of European Muste, de W1lly Pastor, en Annual Report of the Smithsonian Institution for 1912, 679. 98
Segunda parte
LA MONODIA EN LA EUROPA OCCIDENTAL HASTA CERCA DE 1300
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Capítulo 3 Los comienzos del canto sagrado cristiano y la evolución de algunas de sus ramas principales : siria, bizantina, . , armenia, copta y etiope
Los comienzos del canto sagrado cristiano
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La amplia zona por la que se extendió el Cristianismo durante los primeros siglos de su existencia, antes de que hubiese prdgresado dema siado la centralización de la autoridad eclesiástica, favoreció la evolución de diferentes clases de canto litúrgico . Algunas de estas clases quizá todas compartían aspectos parecidos; todas habían heredado un legado común que descendía de la sinagoga, y en sus etapas tempranas, el mundo grecorromano que las rodeaba --desde Siria a España, desde el norte de Africa a más allá de los Alpes fomentó la actividad artística de la Antigüedad tardía, aún lo suficientemente viva como para seguir engen drando vida. El canto romano, destinado a ser, con mucho, el más importante de todos en el desarrollo de la música occidental y de su notación, en un principio se vio desplazado por el repertorio creado en el cercano Oriente. En esta zona, antes de que los mahometanos arrancasen Siria y Egipto al imperio bizantino en el siglo VII, la condición floreciente del Cristianismo ofrecía buenas perspectivas de fructificación. En efecto, a principio de este siglo, una misión nestoriana, tal como la describe una tablilla en chino y siríaco, llevó los Evangelios al lejano Oriente, y predicó en la provincia china de Shensi. Un poco antes, se establecieron comunidades cristianas no sólo en Armenia y en Persia, sino incluso en la India 1 • 1
En un pintoresco pasaje de los apócrifos Actos de Tomás ( escritos antes del 230 d. C.) se describe la supuesta llegada del apóstol a la India de la siguiente manera : «Y abandonaron el barco y entraron en la ciudad, y he aquí que había sonidos de auloi y de órganos de agua, y las trompetas sonaban alrededor de ellos . . . Entonces la muchacha del aulos, sosteniendo el instrumento entre sus manos, se acercó a ellos y tocó, pero cuando se aproximó al sitio donde estaba el apóstol, se colocó por en cima de él y le tocó muy cerca de la cabeza durante un buen rato; esta muchacha era de raza hebrea>> (LipA III, 104, 108; traducción tomada de JamesA, 366 y sig., en donde las palabras «aulas», etc. -mencionadas en el original-, se ven sustitui83
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La monodia en la Europa occidental hasta cerca de 1300
Los comienzos del canto sagrado cristiano
Al contrario de los cristianos de Occidente, los que, en la práctcia de su culto, compartían una lengua común, el latín, los de Oriente usaron diversos idiomas ; cada pueblo solía emplear el suyo propio, el griego, por ejemplo, o el siríaco, o el armenio, aumentando así las oportunidades de incorporación de elementos nacionales específicos tanto en la poesía como en la música. Elementos parecidos francos, célticos, visigóti cos, etc. también se filtraron en el canto de Occidente ; sin embargo, el uso de una lengua internacional constituyó un elemento de universa lidad de carácter equilibrador. Antes de ocuparnos de las clases más importantes del canto de manera individual, explicaremos brevemente ciertas características del entorno y algunas de las tradiciones que afectaron a todos los grupos, bien directa o indirectamente, de modo ligero o en profundidad. Apenas hace falta resaltar el hecho de que figuras como Nicomaco, Gaudencio, Tolomeo, Mesomedes, etc., mencionadas en el capítulo 2, desarrollaron sus actividades en los primeros días de la era cristiana, i.e., durante la imbricación de los períodos de la Antigüedad tardía y del temprano Cristianismo. Nicol1}!1_�(), al igual que un fiel neopitagórico , comprendió la relación íntima que existía entre la música y las mate máticas. El basarse en el ��o 5 para sus cálculos sobre la música de las esferas, y también su manera de explicar el significado de los demás números, pertenecen al ��_!l}Q.....� con�tura y d�l .. sií[l�olismo. f�ioc:!.oro _ Boec10 transmitieron ideas como as de Nicomaco a los teóricos me � -ievales, contribuyendo así otro elemento de oscuridad a los escritos de
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Nicomaco, por otra parte casi nunca claros 2 • Entre los neoplatónicos que se ocuparon de la música se hallan Plo tino (205-70), su alumno Porfirjo (233-294), cuyo comentario sob� La armonía, de '[gtomeo, ya hemos mencionado, y !}-ocios ( 4 1 2-85 ), quienes vivieron en Alejandría, y el sirio Yámblico ( t _, 3 0 ), que estudió con Porfirio en Roma. Plotino, al igwif que- Platón y Aristóteles, le atri buyó una gran importancia a la música como influencia moral, aunque no estaba de acuerdo con aquéllos en lo tocante a la mayor eficiencia reli giosa que política de la misma. Lo hermoso, según Plotino , purifica el alma y la conduce paso a paso a la contemplación del Bien. 'En su fi o: sofía, la música , por su misma naturaleza , posee una faZuit;J mágica capaz de conducir a la persona hacia el bi�ILQ -. aspectos, algunos hacia �l f!!.al. En la música recuerda a la oración.
cos, pues es el alma irrazonable, y no la voluntad o la sabiduría, la que se siente embruiada por la música, especie de hechicería que no da a preguntas, cuyo encanta miento es, en realidad, bienvenido ... Algo similar pasa con las oraciones: . . . los po deres que responden a las llamadas de los encantamientos no actúan por la voluntad ... La respuesta a la oración se halla en el mero hecho de que una parte y otra ( del Todo) se funden en un solo sonido como una cuerda musical que, al puntearse en un extremo, vibra también en el otro. También sucede a menudo que el sonido de una cuerda despierta lo que podría tomarse por una percepción en otra; el resultado de ambas está en armonía y afinado de acuerdo con una escala musical determinada; bien, si la vibración de una lira afecta a otra gracias a la simpatía que existe entre ellas entonces, sin duda alguna, en el Todo -a pesar de que está formado por contrarios debe de haber un sistema melódico, ya que abarca también sus unísonos; y todo su contenido, incluso los contrarios, es afín 3 .
c.
La tonada de un encantamiento, un grito cargado de significado . . . , éstos también eiercen . .. su facultad sobre el alma ..., arrastrándola con la fuerza . . . de sonidos trági-
das por «flauta», etc. Haremos las sustituciones correctas en todas las ocasiones a que haya lugar). 2 Para explicaciones amplias relativas a la actitud ante la música en la temprana Edad Media -con descripciones de las tendencias matemáticas y simbólicas, de los neopitagóricos, los neoplatónicos, la música y la magia' el ethos etc.-, véanse AbD ' y GéroP.
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Porfirio, aunque defensor del paganismo y vehemente 2.eonente del Cristianismq, terminó por ejercer una influencia definitiva sobre os pa dres de a Iglesia. Ardiente partidario del ascetismo , censuraba los placeres sensuales que proporcionaba la música y consideraba que los espectáculos 1- teatrales y las 9.�nzas con sus músicas , estaban a la misma altura que ' [8;- �ar_re.��s _d� c�all<1�- Proclos, si bien se complació en el cultivo del � sim6olismo neopitagórico , consideraba a la música como ¡,erteneciente a la misma categoría que Plotino. Al realzar los atributos mágicos del arte, defendía a la música que podía poner a los hombres en _ <;:_ontacto con lo 9i_vip.o, y, al igual que Porfirio, censuraba a aquella usada eñ el teatro. �ri@�o tenía una opinión más o menos parecida y creía que cada uno de los demonios es decir, los espíritus que servían de intermediarios entre la divinidad suprema y los hombres contaba con su propio canto especial y que uno podía ponerse en contacto con ellos mediante la inter pretación del mismo 4 • No son muy de fiar unas deducciones recientes hechas a partir de la aparición en unos papiros, que proceden de los gnósticos, de nume rosas combinaciones de las 7__yocales griegªs, usadas para aumentar la ·"'? influencia de los encantamie-;;tos. Los �a'cerdotes egipcios entonaban can tos con las 7 vocales en los servicios a sus dioses, y las combinaciones de estos signos se usaban casi sin ningún reparo como amuletos. Los gnós ticos, como herejes que intentaron combinar ideas cristianas, egipcias y sirias, y que, en dicho proceso, interpretaron la historia cristiana a la luz de la cosmología y la astrología de los antiguos, recuerdan a_Proclo� por ejemplo, en sus relaciones con el mundo de la magia y la corij'etura. inspirándose en Nicomaco, que sostenía que cada Algunos eruditos uno de los planetas emitía sonidos diferentes,q de acuerdo con sus -ais-· tancias, -Jesde' el centro " ele la esfera ' ha� intentado descifrar estas vocales desde el punto de vista de la notación musical. Han puesto en Su planetas. 7 los de sonidos s supuesto correlación las 7 vocales con los -- . - . -- ---- ---- �-
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MackP, 96. 4 Thomas Taylor, A. Zimmers, etc., han traducido obras de Porfirio al inglés. Taylor también vertió a esta lengua libros de Proclos y Yámblico. 3
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teoría, en opinión de un escritor moderno ', no se ve apoyada ni siquiera por las fuentes. Otro escritor, que por lo visto ha aceptado las transcrip ciones, cree que se ha exagerado la influencia sobre el canto cristiano ejercida por las combinaciones de vocales 6 • Cierto es que parece ser que los g,nósti�os, los neop!!�óru;.os y los n�p.lg!,p=f!Íf.QJ han influido en el Cristianismo, tanto en el terreno de la música como en otros ; sin em bargo, la falta de pruebas de la supuesta influencia ejercida por las com binaciones de vocales es todavía una pregunta sin respuesta . Además de-os neopitagóricos y de los neoplatónicos, entre las sectas no cristianas se hallaba la escuela del judaísmo helenístico, representada por Filo_ de_ Al�jandrí� (nacido c. 20 d. .). S� filosofía- era una mezcla de la Biblta y d� _P.lat.óp. Se ha puesto en duda el grado de influencia que ejercieron sus ideas, relativas al lugar que ocupaba la música en el culto, sobre los padres de la Iglesia. Sus estudios están cargados de referencias a la música 7 , a la que, sin embargo, consideraba así como a todas las artes y las ciencias no como un fin en sí misma, sino como una pre.. paración para la filosofía . Reviste especial interés un relato que forma parte de una obra de cuya autenticidad llegó a dudarse en otra época, ' ._aunque hoy día se acepta (Sobre la vida contemplativa ), en la que se • ' habla de los terapeutas secta severamente ascética , relato que es interesante ya ·que, si fuera cierto lo que dice, demuestra que en la prác tica musical de dichos terapeutas se incluía el cant_o antifQP11l, canto que estaba destinado a alcanzar una gran importancia entre fos cristianos. Hay que resaltar el hecho de que el término <>, cuando se aplica al canto cristiano y a la música posterior, tiene un significado diferente al que se le da cuando se usa en la antigua música griega. La <> griega consistía, como ya hemos visto, en el canto en octavas ; la <> posterior, en el intercambio, i.e., el canto alternado entre: (1) 2 (o más) grupos corales, o (2) entre un solista y el coro. La segunda clase se distingue de la primera en la Iglesia romana, etc., ya que recibe el nombre de <>. Según Filo, los terapeutas usaban la antifonía tanto en el sentido griego como en el posterior. Todos se ponen de pie, y . . . forman dos coros ... , uno de hombres y otro de mu jeres, y cada coro cuenta con un director. . . elegido, el que es el más honorable y excelente de su grupo. Luego cantan himnos compuestos en honor a Dios en muchos metros y tonadas distintas, en unas ocasiones todos cantan juntos, y en otras, se
Expresada en WachsU, 24 y sigs., obra que también es útil por su completa información bibliográfica. 6 GéroP, 52. 7 Entre éstos hay 2 (Sobre la ebriedad, XXX, 116, y Sobre los sueños, 11, 270) que, si se traducen correctamente en las versiones de la Loeb Classical Library de las obras de Filo (ahora en curso de publicación¡ en ellas se incluye tanto el texto en griego como en inglés), alterarán las opiniones anteriormente sostenidas en lo rel �ti vo a que (1) S,I .JJS9 del arco en los instrumentos, y (2) el canto en partes (concebido como tal), no existían en el período del que� ños ocupamos. Sin embargo, estos dos pasajes no son claros en el original y se han vertido de diferentes maneras en otras traducciones. 5
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contestan unos a otros con habilidoso estilo... Los coros de fieles masculinos y feme ninos, gracias al canto y a la alternancia de las melodías, crean... una verdadera sin fonía musical cuando las voces agudas de las mujeres se mezclan con las de timbre profundo de los hombres 8•
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Podría interpretarse un breve pasaje de una carta bastante extensa dirigida en el año 115 al emperador Trajano po� �ljnio el Jove�, �uando éste era gobernador de Bitinia, como la descripcion de la practica del canto antifonal entre los cristianos 9 • La historia del primitivo canto cristiano se ha divi ?ido en . 3 perío dos 10• El más temprano abarca, más o menos, los dos primeros s��� - En esta época apenas si se progresó algo en lo t�ca:1te a a org�n1zacion, Y las prácticas variaban de acuerdo con las distintas co��nidades . . Los gnósticos usaron la música como medio . P?ra atraer proselito � ; de igual modo y forma legítimas obraron los cristianos ortodoxos, . asi como los marcionitas (cuya herejía consistió en componer sus propios salmos en vez e usar los de la Biblia ) y lo�@iq1=1�os . El segundo perí�do que va desde finales del gglo II a comienzos d� IY, se caracter1�a por la evoluci ón. La conversión de un número cada vez mayor de antiguos pa ganos hizo que los líderes cristianos tuvieran 9ue enf_renta:rse a la nece sidad de combatir el paso, a las nuevas comunidades importantes . que. se estaban formando tanto en Oriente como en Occidente, de cualqu_ier tipo de manifestación musical proveniente del mundo pa_gano q�e pudiese dar pie a asociaciones de ideas indeseables. Esto no quie:e. deci� que, dentro de los límites que explicaremos más adelante, la musica _grie� a no afec tase a los cristianos que vivían dentro de la esfera de su influ 10. �s pro bable que pertenezca a este período el himno de Oxirincos mencionado en el capítulo 2 (pág. 75), lo que demuestra que, por ,lo meno? en algu nas comunidades, el canto cristiano ya incluía melodias de cierta cate goría artística. En esta época, los cristianos comenzaron_ a contar entre sus escritores con un mayor número de hombres eruditos. � _ !�� ce�! etapa se inicia en el año 313, cuando Constantino el �rande, mediante el edicto de Milán, aseguró a los cristianos la tolerancia de sus. c�ltos por todo el imperio, preparando así el sendero para el reconocimiento definitivo del Cristianismo como religión del Estado. Entonces empezaron para ada adecu a músic una de só preci se y as es d iglesi gran. a construirse = � estas nuevas condiciones. . . La ejecución vocal se usó, en fechas tempranas, con 3 metas � princi pales : ( 1 ) la lectura solemne de partes de los Evangelid's� etc :;'"'eñ la que se empleó la cantilación de acuerdo con las fórmulas _est ?�lecidas_; ( 2 ) el canto de salmos e himnos, el cual iba desde la cantilacion sencilla a la canción totalmente desarrollada, y (3) el canto extático de la palabra Aleluya con ricas y elevadas melismas. Versión en inglés basada en YongeP, 12, y en WagE 1, 19. 9 Véase MelP 11, 400 y sigs., o EB XVIII, 79. , . ., 10 Véase GéroH, 134 y sigs., donde se da una expl1caoon mas completa.
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Los padres de la Iglesia, de los que se conservan escritos 1 1 pertene cientes a los 3 períodos, se vieron influidos por sus contemporáneos no cristianos en su actitud ante la música, como ya hemos dado a entender. En especial, tras la . primera fase , hablan con frecuencia de su práctica. Si, por desgracia, estos escritos no nos aportan descripciones analíticas de la música misma, sí sirven de testimonio, así como otras fuentes lite· rarias que mencionaremos más adelante, de la manera según la cual los primeros cristianos consideraban y utilizaban la música y, en ocasiones, nos permiten intuir en pa::te las posibles razones que hicieron que el canto cristiano tomase unas determinadas direcciones en su desarrollo. .Clemente de Alejandría (c. 150, en Atenas-e. 200) fue un hombre cultivado, tal como'$ o demuestran sus obras, y se sintió interesado por la música y la poesía, y es muy probable que no tuviese ningún pre juicio en contr.a de los instr.umentos. Sin embargo, si bien toleró el uso de la lyra y de la cítara pues suponía que el rey David las había usado, desaprobó el empleo de la mayoría de los demás instrumentos, ya que temía, sin duda alguna, que despertasen en los oyentes cristianos ecos de las fiestas paganas y del teatro obsceno :
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El único instrumento de paz, la Palabra, sólo mediante la cual honramos a Dios, es el que usamos . . . ya no más. . . ni el antiguo salterio, ni la trompeta, ni el pandero ni el aulas, que esos expertos en la gue"a y menospreciadores del temor de Dios acostum braban a usar también con los coros en sus reuniones festivas; ese instrumento gracias a cuyas melodías quizá elevasen sus acongojados pensamientos 12. r
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Se atribuye a Clemente el texto hímnico cristiano más antiguo co nocido ( <>), aunque es posible que, en realidad, se deba a un autor más temprano. Tertuliano (c. 155-c. 222 ), que desarrolló sus actividades en Car tago, ciudad en la que nació, es testigo del uso de la salmodia de respon sorio en la práctica en latín 13 • Con su descripción de una pareja ideal casada , nos permite echar una mirada al papel que la música podía de sempeñar con toda propiedad en la vida hogareña de los cristianos : · Entre los dos repiten salmos y himnos, y mutuamente se retan para ver cuál de
ellos canta mejor a su Señor 14.
La gran antología de los escritos patrísticos es la de Migne, que comprende tanto una serie en griego como otra en latín. Entre sus 387 volúmenes hay unos cuan tos tratados sobre música no impresos en otra parte. Hay un Index Musicae de la serie en latín en el vol. CCXXI, col. 625 y sigs. Hay tres grandes antologías en in glés : Ante-Nicene, Nicene Post-N y PuseyL. El capítulo 2 de AbD está dedicado en especial a las relaciones de los padres de la Iglesia con la música, así como una sec ción de la obra Music in Western Civilization (Música en la Civilización Occidental), de Paul Henry Lang, y GéroP en su totalidad. 12 MigneG VIII, 443; traducción tomada de Ante-Nicene 11, 249. 13 MigneL I, 1301 ; Ante-Nicene III, 690. 1 4 MigneL I, 1304; Ante-Nicene IV, 48. 11
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Origen ( c. 185-c. 254 ), que desarrolló sus actividades principalmen te en Alejandría, da testimonio del amplio uso de la canción en el culto: . . . los griegos usan el griego . . . , los romanos el latín . . . , y todos rezan y cantan elo
gios a Dios según sus mejores facultades en sus lenguas maternas 1s .
Orig�p considera que los instrumentos son símbolos. La trompeta representa la eficacia de la palabra de Dios 16 ; el tympanon ( especie de timbal), la destrucción de la lujuria ; los címbalos, el alma ardiente ena-- · morada de Cristo 17 • : -- E��Jio ( c. 260-c. 340 ), obispo de Cesárea en Palestina, autor de la Historia Eclesiástica (la más importante historia de la Iglesia de la época antigua, en la que se cita el relato de Filo sobre los terapeutas), desaprue ba el uso de los instrumentos, incluso el de la cítara :
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Cantamos el elogio de Dios con el salterio vivo . . . Pues más agradable y querido de Dios que cualquier otro instrumento es la armonía de todo el pueblo cristiano . . . ' "".\ Nuestra cítara es todo nuestro cuerpo, con cuyos movimientos y acciones el alma canta 1 { un himno idóneo a Dios, y nuestro salterio de 10 f.!fet.das es la veneración del Espíritu Santo con los ·5 sentidos del cuerpo y las 5 virtudes del alma 1s . , ·-
Eusebio da testimonio de que los salmos no sólo se recitaban : <> 19 , y cuenta que tanto el canto 20 de los salmos como el de los himnos se practicaba muchísimo • San Atanasio (c. 298-373), patriarca de Alejandría, se empeñó en evitar que el canto de los salmos no terminase por ser muy elaborado . Para él también los instrumentos tenían significados simbólicos 21 • Jan Basilio (c. 330-79), sucesor de Eusebio como obispo de Cesárea, escribió la liturgia de san Basilio, todavía empleada en la Iglesia ortodoxa. En una carta defiende el canto de los salmos, tanto antifonalmente como en la forma de responsorio, y afirma que así los entonan <> 22 • Escribe que los salmos cuentan con melodías para atraer a los niños y a los j óvenes con el fin de que sus almas y mentes se vean iluminadas mientras, según éstos creen, se entregan a los placeres de la música 23 • Este es un abierto reconocimiento del valor de la música como ayuda para la propagación de la fe. IS 16 11
1s 19
20 21 22 23
MigneG MigneG MigneG MigneG MigneG MigneG MigneG MigneG MigneG
XI, 1574; Ante-Nicene IV 653. XIII, 319. XII, 1683. XXIII, 1 171 ; WagE I, 12. XXIII, 1 174; WagE I, 24. XXIII, 647, 658. XXVII, 42. XXXII, 763 ; Nicene y Post-N, Ser. 2, VIII, 247. XXXI, 1723 .
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San erónimo (c. 340-420), autor de la traducción clásica al latín de la Bi ia la Vulgata , fue consejero del papa Dámaso, durante cuyo pontificado (366-84) la liturgia romana alcanzó un alto grado de organi zación. La ayet§_i� que sentía este cultísimo santo por los instrumentos puede atribuirse af mismo motivo aducido por Clemente. Al aconsejar a Laeta la manera en que debía educar a su hija, escribió: Déjala que sea sorda al sonido del órgano y que ni siquiera conozca los usos de la flauta ni de la lira ni de la cítara 24_
Probablemente una oposición parecida diese pie a la evidente exclu sión de los instrumentos en la interpretación de carácter conservador del canto romano. A instancias de san Jerónimo, el papa Dámaso añadió el aleluya a la misa romana. Al describir el jubilus, ornamento vocal pro longado y a menudo complicado usado al final del aleluya (es posible que el jubilus también se refiera a los adornos empleados en otras partes del canto), el santo dijo: '
Por jubilus entendemos aquel término con el que, ni por medio de palabras ni síla bas, ni letras ni habla, resulta posible expresar o comprender hasta qué punto el hombre debe elogiar a Dios 25_
El canto del aleluya se tomó, sin duda alguna, de la liturgia de la sinagoga 26 • San Af?brosio ( c. 340-97 ), obispo de Milán y uno de los grandes padres efe la Tgfesia, creía que las mujeres, aunque debían permanecer calladas en las congregaciones de los fieles tal como ordenó solem nemente san Pablo harían <> TI . San Am brosio no sólo mencionó la música en sus escritos, sino que, además, ejerció una influencia definitiva sobre su uso en la Iglesia de Occidente . Más adelante volveremos a ocuparnos de él. San Agustín (354-430) fue bautizado en el ...la] por san Ambrosio, y ordenado en el 396 obispo de Hipo (cerca del puerto Afrodisio, en la actualidad Bona, en Argelia); el autor de las Confesiones y de la impor tante De Civitate Dei, nos ha dejado un tratado De Musica 28 , aunque el mismo está dedicado en gran medida al metro, la versificación, los números eternos y espirituales, etc. , más que a la música como la enten demos hoy día. Sin embargo, la última parte es notable ya que es uno 24 MigneL XXII, 87 1 ; Nicene y Post-N, Ser. 2, VI, 193 . 25 MigneL XXVI, 970; WagE I, 33. 26 Para una explicación de este tema, véase WagE I, 3 1 . TI Migne XIV, 968. 28 Mi eL XXXII, 108 1 . Traducción al inglés en TalA. En HuréA (monografía gn consagrada a san Agustín y la música) se incluye una versión al francés. En PerlA se da una traducción al alemán; véase también Ede!M. Diversos autores (por ejem plo, GéroH, 142) consideran que el tratado quedó incompleto. KrepsN, 21, sin em bargo, cree que es una obra terminada, al igual que EB 11, 683.
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de los ensayos más tempranos de estudio de la psicología de la música 28ª. El t_ratado con�iene una definición del arte frecuentemente citado por' los escritores medievales: Musica est scientia bene modulandi (<>; del contexto se desprende que modulatio es la estructura rítmica y melódica de una composición). Del comentario de san Agustín 29 sobre la forma sencilla de cantar los salmos, fomen tada por Atanasio, se deduce que éstos se cantaban, en líneas generales, con cierto grado de elaboración. Gracias a san Agustín contamos con algo de información precisa 30 relativa al canto de responsorio de algunos salmos, ya que precisamente nombra los versos que cantaban los fieles a m�do de �stribillo en respuesta al canto del capiscol 31 . San Agustín también consideraba que los instrumentos tenían uñ significado simbólico:
. / También debemos divulgar el !igni/icado _místic!!._ del <>. En _ · el pandero, la piel se estira, las tripas se estiran; tanto en uno como en otro instru , mento, se crucifica la carne 32 _
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San Agustín introdujo en la Iglesia africana la práctica del canto de los salmos en el momento del ofrecimiento de los dones, instituyendo así el ofertorio ( ej. pág. 223 ). Al igual que san Jerónimo, describe el ' jubilus de la siguiente manera :
Es un cierto júbilo sin palabras . . . , es la expresión de una mente volcada en iú bilo . . . Un hombre que goza su propia exultación, tras ciertas palabras que . . . n o se pueden entender, estaba en sonidos de exultación sin palabras, con lo cual parece que él . . . , pletórico de un júbilo abundante, no puede expresar con palabras el motivo de ese iúbilo 33 . .
, �n s1:1s �on !?SÍo'!!,s, san Agustín describe el poderoso influjo que la musica eiercia sobre el y el temor que tenía de que su encanto a veces le hiciera sentirse más conmovido por el placer estético que por las pala bra� sagradas 34 . Sin embargo, en otras ocasiones, la música le conducía hacia la verdad.
¡Cuán profundamente lloré en Tus himnos y cánticos, hondamente conmovido por las voces de Tu iglesia de dulces palabras' Las voces fluían hacia mis oídos y la ver dad se vertía en mí corazón,_ por lo que la agitación de mi piedad se desbordaba, y , , corrzan mis lagrimas, y bendito me sentía en mi interior 35 _ 28ª
Cf. Bedeutung und Wesen der Musik, Part I ( 1932 ), págs. 34 y sigs. de Kathi
Meyer. 29 Mign�L XX XII , 800 ; Nicene y Post-N, Ser. 1, I, 156. 30 Reunida en WagE I, 72 y sig. 31 El �apiscol o chantre es el cantor principal -y a veces también el profesor del coro. Su ayudante �-n�es se llamaba «sochantre». El cantor principal de la Schola Can�?rum , de Roma rec1b1a el nombre de prior scholae o primicerius. Para más infor' !'�mac1on, vease CE III, 306. 32 M!gneL XXXVII , 1953 ; Nicene y Post-N, Ser. 1 , VII 33 M1gneL XX XV II, 1272 ; Nicene y Post-N Ser . 1 VII I, 678. 34 MigneL XXX II, 800; Nicene y Post-N S;r 1 I '156 I 488 . ' 35 MigneL XX XII , 769 ; Nicene y Post-N, S�r. '1 , 'I, 1.34. L
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' En el notable diario de la peregrinación hecha a Tierra Santa por santa Silvia ( o Eteria) de A uitania, hacia el año 385, se describe el canto en la iglesia del Santo Sepu ero el Anastasis) erigida en Jerusalén por Constantino 36 • La santa menciona safmos, Iitmnos, antífonas, responso rios, y nombra las ocasiones en que éstos se usaban. También habla de la presencia de niños en el coro . . San Juan Crisóstomo ( <> , 345-407), el más famoso padre ·de la g esta griega, obispo de Constantinopla, da testimonio de la popularidad que tenía el canto de los salmos en Oriente.
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Si los fieles observan la vigilia en la iglesia, David es el primero, el del centro y el último. Si al amanecer cualquiera desea cantar himnos, David es el primero, el del centro y el último. En los corte;os fúnebres y en los enterramientos. David es el primero, el del centro y el último. En los monasterios sagrados, entre las filas de los guerreros celestiales, David es el primero, el del centro y el último. En los convent�s de las vírgenes, las que imitan a María, David es el primero, el del centro y el ul timo 37.
De la siguiente manera explica el porqué los salmos se cantan en vez de recitarse : Cuando Dios vio que había muchos hombres poderosos, y sólo con dificultad se entregaban a las lecturas espirituales, deseó hacer esta tarea más fácil para ellos, y añadió la melodía a las palabras de los profetas, para que todos, al deleitarse con el encanto de la música, le cantasen himnos con alegría 38.
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En un comentario a veces atribuido a este santo, hay un pasaje sobre la música en la vida diaria : sobre las ayas que, caminando de un lado a otro mientras cantan, adormecen a los bebés que llevan en brazos ; sobre los carreteros que, conduciendo a sus animales uncidos a mediodía, les cantan y hacen que las durezas del sendero sean más suaves con sus can ciones ; sobre los campesinos que cantan mientras cultivan sus viñas y recogen y pisan las uvas; sobre los marineros que cantan mientras reman; sobre las mujeres que cantan mientras hilan y separan las hebras enre dadas 39• San Juan Crisóstomo demuestra poseer un cordial interés por la actividad músical. Sin embargo, no toda la música merece su aproba ción. Deplora la tendencia de los jóvenes a complacerse con <> 40• Hasta este santo sintió la necesidad de lanzar invectivas contra las canciones paganas por temor a que dañasen a la grey. 36
Véase HeraS 28 (en latín) o BernS, 45 (en inglés), o DuchC, 492, 541 (en latín e inglés). 37 GerC 1, 64; WagE I, 9. 38 MigneG LV, 156; WagE I, 10. 39 MigneG LV, 156. 40 MigneG LXII, 361 ; Nicene y Post-N, Ser. 1, XIII, 301.
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Teod9ro ( c. 386-c. 457), obispo de Cirro, pequeña ciudad situada entre Anttoquía y el Eufrates, menciona una curiosa forma de canto antifonal de los salmos usada en un monasterio que albergaba a griegos y sirios : cada grupo cantaba en su propia lengua, y cada verso se repetía de modo antifonal 41 • Teodoro nos ha dejado un relato sobre el acompañamiento de los himnos con l;?atir de _palmas y movimientos _de_ dJtnza 42 • En el Oriente, el canto religioso a menudo se acompañaba de esta forma y tam bién con instrumentos. En los apócrifos Actos de Juan, fechables antes ;, de 170 d. C., se atribuye ª-_ Jesús_ y ª_sµs . apóstoles el acompañamien_to �1,\ ' 'I de un him.nQ
La bienvenida que los cristianos le dieron a la música para usarla en los cultos, aunque extensa, no tuvo en absoluto un carácter universal. De esta forma, para dar un ejemplo de lo que acabamos de decir, el abad egipcio Pambo (C. 317-6 7) deploraba vehementemente el uso del arte, , - e ig7ial modo, dio testimonio de su popularidad : a:�u:-:n'.?-q::,u�e::-aAfliiámonos, oh hiio, pues ha llegado el tiempo en que los monies renunciarán al sano alimento otorgado por el Espíritu Santo, y buscarán letras y tonadas. ¿Qué arre pentimiento, qué lágrimas pueden surgir de los himnos? ¿Qué arrepentimiento puede haber en un mon;e que, bien en la iglesia o en su celda, eleva su voz como un toro? 44_
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Los diversos pasajes que hemos citado y mencionado sirven de ejem plos de la actividad musical desarrollada en una extensa zona geográfica. En ellos se alude con frecuencia al canto de salmos, himnos y cánticos, 41
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GerC I, 179. MigneG LXXXIII, 426. LipA 11, 197 y sig., traducción tomada de JamesA, 253. GerS 1, 3.
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términos que, sin duda alguna, se usaron a menudo como sinónimos. Se ha sostenido, y no sin buenos motivos, que el canto cristiano absorbió elementos del canto folklórico, a pesar de que, desde luego, no contamos con documentos de esta última categoría que nos permitan hacer com paraciones (cf. pág. 83 ). Si en realidad fue así, las dispersas comunida des cristianas debieron de contribuir con algunos rasgos locales distintos a los de un carácter abiertamente griego o hebreo, a pesar de todo lo ex tendida que haya estado la cultura helenística en particular. Algunos de estos rasgos procederían de Occidente, otros de Oriente. Debemos estar en guardia para no exagerar la importancia de las influencias griega y hebrea. Sin embargo, éstas se dejaron sentir en los campos de la liturgia, la filosofía y la composición literaria, y la historia de estas materias podría servir para indicar por analogía de igual modo que algunos de los pa sajes citados lo hacen directamente que también se dejaron sentir en el campo de la música. En relación con el canto rotnano, existen por lo menos ciertos testimonios melódicos que tienden a apoyar esta deduc ción (e/: págs. 146 y sig.) Quizá las investigaciones futuras demuestren la posible existencia de un testimonio tan bueno en otras ramas del canto cristiano. Mientras tanto contamos, por lo menos, con algo de informa ción sobre estas otras clases del canto, de las que nos ocupamos a conti nuación, retrocediendo a veces en el tiempo. El canto sirio
Siria, situa·da al lado de Tierra Santa, formó parte del imperio ro mano y fue escenario de una intensa actividad cristiana ; esta región fue un centro ideal para el desarrollo de un canto en el que se combinaron aquellos elementos básicos que, en líneas generales, demostrarían ser ca racterísticos del cristiano. Parece ser que las antiguas melodías sirias no solían escribirse, sino que se transmitían por tradición oral 45 . Por consiguiente, no contamos con equivalentes, en lo relativo a estas melodías, de los notables docu mentos gracias a los cuales los eruditos modernos han podido reconstruir el repertorio gregoriano. Sin embargo, el canto sirio, tal como se practica en la actualidad, ha sido motivo de investigación erudita. No ha sido posible aplicar al material recogido el mismo tipo de métodos compa rativos usados por Idelsohn con las melodías hebreas ; sin embargo, se l1a sostenido como <> el que, a pesar de ciertos componentes extranjeros, <> que se remonte a aquellos siglos en los que se crearon las pro ducciones literarias usadas en la liturgia 46• Esta afirmación se basa, en Para la supuesta notación siria que data del siglo xvr, véase GasM, 554. En JeannO, 283, se afirma que es una clase de notación bizantina, usada en ciertas tra ducciones al siríaco de libros litúrgicos bizantinos. Véase también WelleG, 95 y sig. 46 BonnS, 593. 45
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gran med �d �,. en. }a extraña circunstancia de que, si bien los sirios acep taron la c1v1l1zac1on general y la lengua arábiga de sus conquistadores los sistemas musicales sirio y árabe parece ser que difieren muchísimo ¡ntre sí. Dom Jeannin, la principal autoridad sobre el canto sirio 47 , ha soste nido que los sirios no adoptaron un nuevo sistema disímil al árabe tras la invasión y que, por consiguiente, el sistema actu�I sobrevive desd� una fecha anterior a dicha invasión. A pesar de la verdad que quizá encierren estas palabras (los sistemas sirios y árabe parecen similares en un aspec to; cf. pág . 102 ), se han señalado analogías notables entre pasajes can tados en el servicio sirio y melodías procedentes del antiguo repertorio gregoriano 48 ; y se ha probado la fuerza de la influencia de Siria sobre Occidente, por lo menos en el campo de la hímnica. El antiguo canto sirio se inspiró en el palestino y, a su vez, influyó no sólo en el bizantino y en el armenio, sino también en ciertas clases del canto de Italia y el sur de Francia . · La práctica siria fomentaba en especial el uso de la antifonía . Se afirma que los ascetas Flavio y Dio doros la introdujeron 49 en la práctica cristiana ortodoxa de Antioquía en el siglo IV, cuando, para combatir la herejía arriana, aquéllos inten taron hacer que los servicios fueran más atractivos rrieúiánte la asignación de la entonación de los versículos de los salmos a la gret. Sus miem bro � se dividían en 2 semicoros, uno de hombres y el otro de mujeres _ y n1nos, y los grupos alternaban entre sí en el canto de los versículos de los salmos y se combinaban para el aleluya o, quizá, para algún es tribillo nuevo. La intercalación de pasajes de canciones en los versículos de lo� salmos se convirtió, con el transcurso del tiempo, en una práctica organizada que estaba destinada a ser imitada con resultados notables en Occidente. Entre los sirios, esta intercalación recibía el nombre de enyana. a poesía y la música sacras sirias florecieron en particular desde el siglo III al VII, y ambas dieron pie a la creación de diversas formas. En ellas se fomentaba el uso de la alternancia de pasajes para solistas y coros, i.e., el canto de responsorio, a su vez una especie de antifonía. Se pueden destacar 2 formas, la homilía métrica, llamada madrashe (oda), y la sugyathíi (himno) para ilustrar los usos que los sirios le daban a este tipo de canto: la primera estaba formada por cierto número de estrofas para el solista y un estribillo invariable para el coro, mientras que en la segunda el diálogo se desarrollaba entre 11n solista y 2 coros . La tendencia siria a hacer alabanzas escritas con fórmulas poéticas tanto en las 2 formas nombradas de una estructura rítmica organizada como en otras dio pie a resultados notables. Sin duda alguna, debió de haber una diferencia y en realidad una, por lo menos, existió, entre el estilo de las versiones musicales de pasajes en prosa (o, si prefeEn JeannO se incluye una antología de melodías procedentes de Siria, etc., así como un amplio comentario. Véanse también JeannC y JeannO. 48 Véanse, por ejemplo, BesM, 34 y sig.; BonS, 597 y sig. 49 Para las circunstancias, véase GasO, 50. 47
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rimos, de poesías sin versificar) tomados de la Biblia, como los salmos, y el estilo de las versiones en las que se seguía un sistema métrico. La métrica predilecta de los sirios no se basaba en la antigua ley de medida de la cantidad, sino en el princi io de ..J,ID ...YY.S.O en el que las sílabas acen tuadas tónicamente alternaEan con-·¡ ó 2 ( casi nunca 3 ) sílabas sin acento; la correspondencia entre los versos se obtenía por la igualdad no del número total de sílabas de cada línea, sino del número de acentos tónicos. Por consiguiente, si se cantaba un poema de varias estrofas con una -sola tonada, a menudo había que hacer correcciones en la melodía al pasar de una estrofa a otra. Si un verso contaba con una o más sílabas de más o de menos para la melodía, se añadía o suprimía el número necesario de pulsaciones suaves, así el número de pulsaciones acentuadas perma necía sin variación. Si una tonada gustaba mucho, podía servir no sólo para las diferentes estrofas de un poema, sino para cualquier número de poemas distintos, siempre y cuando la pauta de los versos fuera la misma. En otras palabras, podía convertirse en una melodía de repertorio. Una tonada o aire, sometida a la adaptación rítmica para ajustarse a textos versificados de igual manera y de acuerdo con las normas sirias, recibía el nombre de _risqolo. Mediante la aplicación de la métrica a las expre siones de devoción� fa palabra <>, anteriormente usada en un sen tido general con canciones de caracter espiritual, terminó por querer decir, casi siempre, <> 50 • El canto de himnos con textos en versos llegó a ser muy popular y se extendió desde Siria a Europa. Parece ser que los himnos, en su estructura, se vieron influidos por rasgos tanto semíticos como helenísticos. El paralelismo que se halla presente en los versos (reflejado en la música por repeticiones, siempre y cuando el canto sirio que se practica en la actualidad constituya un testimonio fiel del antiguo) recuerda a las formas hebreas descritas en la página 29 ). Sin embargo, la coordinación más bien estricta de notas y sílabas (las melismas, en líneas generales, estaban ausentes de los himno aunque no necesariamente de otras formas sirias pue e ser prueba de una influencia helenística (cf. pág. 77). EJEMPLO 8. Sugyatha sobre la matanza de los Santos Inocentes (tomado de JeannM II, 388).
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El principal escritor de himnos de Siria fue san Efraín (t 373), cuyos textos son algunos de los más antiguos todavía� en uso litúrgico. En di versos relatos tempranos se afirma que la meta de san Efraín era la de sustituir aquella� palabras incluidas en las canciones populares y litúrgi cas de los hereJes por otras de carácter ortodoxo, así como la de con servar las melodías ya existentes, es decir, usarlas como ris-qolé. Queda claro que a san Efraín le preocupaba mucho menos la fuerza de la música como contaminadora (cf. las actitudes de Clemente de Alejandría , etc.), que su valor como apoyo para la proselitización : las tonadas conocidas po 1ían atraer a los conversos y ser portadoras de verdades sagradas (cf. la actitud de san Basilio ). Por consiguiente, es probable que los creadores de las melodías que el santo usó fuesen los gnósticos 51 . Las enseñanzas del líder de esta secta en el siglo anterior, Bardesanes, constituyeron una de las principales dianas de los ataques de san Efraín. Este santo escribió elogiando, sin proponérselo , la destreza musical de Barde�anes ' los si'. . gu1entes versos : Entre los recursos de Bardesanes hay canciones y melodías. Con la intención de que los ióvenes
amasen la dulce música, con la armonía de sus canciones • • corrompzo sus pensamientos. •
(Traducción tomada de JulD, 1 1 10.)
Al igual que este supuesto corruptor , Maní (nacido c. 215 ) conocedor del pensamie �to grieg � , .fue músico-E_oeta , �s1 como líder espiritual. Maní, que desarrollo sus act1v1dades en ersia, entre-otros pa1ses, es,-en reali dad (parafraseando a BesM, 8 y sig.), el único gran fundador de una religión que demostró mantener una animada relación personal con el ar :e·. Expresa�ente exigía que sus seguidores cultiva�en la _poesJi, la ::11�1.ca y la e1ntur.a ; y gurante �?os cuan �os siglos éstos le tuvieron por el <> . Tamb1en aparecieron las enseñanzas del mani queísmo en una antología de himnos litúrgicos , mientras que Bardesanes creó un libro de 1 50 canciones basadas en el modelo del salterio. Su hijo, .•
para una _ e_x?1·1cac1on comp1eta de este tema, véase JeannM, capítulo 9 (St. Eph ,:em a-t-zl utzlzse l�s azres de Bardesane ou d'Harmonius?) . Véase también QuasM. _ Debido a que la act1v1dad de san Efraín fue posterior al edicto de tolerancia de Cons tantino, es de P.resumir que sus razones para tomar en préstamo dichas melodías no fueran las mencionadas por Wellesz (cf. de la cita de la pág. 98), como prevalece doras en fechas más tempranas. 2 . 5 _ _Para el uso, en relación con ciertos himnos de los maniqueos, de una notación pr1m1t1va, formada por puntos y círculos colocados a alturas diferentes a lo largo de los textos, véanse WelleD, 127, y los escritos citados en GéroP, 210. 51
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Harmonios, educado en Atenas, por lo visto continuó las actividades mu '"sicales y poéticas de su padre. En ciertos relatos literarios se menciona · a otros autores de himnos que recibieron educación griega, como el gnós tico egipcio Valentinos y el alejandrino Areios (Arriano), fundador del arrianismo; resulta bastante lógico' suponer qÜe la poesía religiosa siria se vio igualmente muy influida por las tradiciones helenísticas, incluso cuando la presencia del paralelismo, ya mencionado, demuestra también un influjo oriental . Otros escritores notables de himnos sirios fueron, aparte de san Efraín, Narses, que desarrolló su labor en Edessa hacia finales ?el siglo v, y J aco6o � ?er:ug_h (451- 5 2 1 ) , llamad? po � sus c�n temporaneos <
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El Cristianismo se inició en una de las provincia¡-ftg_lJlJ.r�l Iff!f!gio romano. , . Esta región estaba administrada por una clasé gobernante de origen grecorromano; la población estaba formada por una mezcla de arameos, c3.pad!}_cios y arm1:_nfe!, así como por iudíos. Debido a que el Cristianismo en un principio fue una creencia popular en directa oposición a las autoridades, era lógico que el arte al que dio pie con el nuevo 53 54 55
Véase EurN. Véase BesM, 48 y WelleB, 6.
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ritual fuese, en gran medida, el producto de artistas autóctonos. El estudio futuro de la música deberá tomar en consideración este hecho . . . Es muy probable. . . que (muchas de) las nuevas canciones se entonasen con me lodías conocidas. . . Un período de verdadera actividad musical creativa no pudo ini ciarse . . . hasta más adelante, cuando el Cristianismo se hizo más fuerte Y el ritual cristiano empezó a desarrollarse. Esta actividad apareció por vez primera en Siria Y Armenia.
La actividad recibió, sin duda alguna, un impulso de las fuentes hele nísticas, pero no debemos sobreestimar, tal como lo indica Wellesz,. la influencia que éstas ejercieron sobre el canto sirio, a expensas de la e¡er cida por el Oriente. Cierto es que el helenismo dio pie a un fino estrato superior en Siria, Palestina y Egipto, y que la vida, a lo largo de las sendas seguidas por las caravanas, fue helenística hasta bien cerca del Turquestán y la India; sin embargo, las tierras interiores y las grandes masas de tribus y pueblos permanecieron intactas 56 • Los esfuerzos por determinar la extensión relativa de las influencias griega y oriental -tema sobre el que ha habido más de una polémica resultan en gran medida inútiles: el conocimiento que poseemos de la música antigua es demasiado fragmentario. El estudio de la música cristiana temprana resulta inlluso más pro blemático cuando se examina desde el aspecto teórico. En su intento por descubrir la teoría del canto cristiano, para algunos eruditos resultan más importantes que las pruebas, como la aportada por las combinaciones de vocales griegas, los antiguos relatos sobre el oktoechos sirio. Con ello nos enfrentamos a algo que tuvo claramente que ver con et uso de la música por parte de los cristianos tempranos, pero, por desgracia, éstos, al igual que sus sucesores, usaron el término <> 57 con varios sentidos diferentes, y ello ha dado pie a que una suposición, inspirada más por el deseo que por los hechos, tenga oportunidad de desarrollarse, suposición que quizá se haya aprovechado en su totalidad para <> otra vez en los testimonios que se conservan algo más que lo que confirman sus indicios. <>, desde el punto de vista etimológico, sugiere indirec _ !, tamente la idea de 8 fórmulas musicales de alguna especie. Sin embargo, debido a que los griegos por lo menos los de la Antigüedad ,E9_ usaban la palabra <> para designar una clase de escala (para ellos quería decir <<�onicto>>�flno hay ningún motivo para suponer ' como a . veces se ha hecho, que las 8 fórmulas eran modales en el sentido de es calas. Parece ser que un grupo dt; 8 clases de melodí::!� a_d�ptabl;:� llena�! . . estos !eg�_ito� ; en la sección dedica a a canto bizantino encontrare1!1os la confirmación de esta interpretación . Incluso en el caso de no referirse a las escalas, una codificación en 8 echoi, si se la considera con motivos específicamente musicales, serviría de testimonio de la actividad desa56 57
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Véase WachsU, 90. O el equivalente siríaco de este término griego: «ikhadias».
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rrollada en el campo de la teoría musical. Queda claro que existía una codificación y que el término <> recibió uno de sus diversos significados al aplicársele ; sin embargo, no está claro el que en un prin cipio se usase por razones musicales específicas, como veremos dentro de poco. Las otras aplicaciones del término se referían (1) a la más antigua antología de canciones con cometidos litúrgicos no tomadas de la Biblia; este uso fue importante ; (2) al libro que comprende esta antología, y (3) a la parte del año eclesiástico relativa a la época que sigue al Pentecostés. Las interpretaciones que acabamos de dar se basan tanto en el uso sirio como en el bizantino. La _primera mención conocida del q_�ch_o� es una referencia a la . antología de canciones y se halla en el _ Ple'21!_horiai,_ una fuente impor- / / · tante de la historia de la Iglesia, escrita alrededor del 515 d. C. por Juan, obispo _de Maiuma (en la actualidad El Mineh), el puerto de Gaza. a antología bizañtina análoga, aunque posterior a la siria, puede también emplearse para esta explicación, ya que parece arrojar algo de luz sobre su predecesora 58 • El testimonio sirio tiende a demostrar que las fórmulas melódicas, aplicadas a los textos de la antología de canciones, se clasificaban de acuerdo con su significado simbólico, y en relación con este significado se les asignaron sus funciones litúrgicas. Los sirios, en sus esfuerzos por atribuirle un significado universal a todo, intentaron relacionar los 8 echoi con las 4 cualidades del frío, calor, humedad y sequedad. Se creía que cada uno de los echoi poseía l ó 2 de estas c�alidades, y que la natura leza de las mismas determinaba la elección de un echos para una fiesta en particular. En el relato 59 de Bar ' -Eb_hrajJ!_ (Bar Hebreo) (1226-86) aparece información sobre este tema ; en él se asegura que se describen las correspondencias percibidas por los <>. En el relato no aparece información alguna sobre la estructura musical de los echoi, ni se deduce que diferían unos de otros por motivos musi cales específicos es decir, técnicos ; tampoco se menciona la doctrina de las escalas. La mención que hace Juan de Maiuma del oktoechos aparece en una anécdota que cuenta sobre un monje que se queja de verse asediado por la indiferencia y los deseos de dormir, y de que, cuando se levanta de abate noche, no puede recitar un salmo sin cantar un echos. Silvano palestino del siglo IV, que evidentemente tenía un pensamiento afín al de Pambo- le responde que las canciones endurecen el corazón. El monje le replica : <>. Silvano no duda que la afición del monje a cantar es el motivo por el cual la contrición ha huido de él, y condena, en líneas generales, la entonación de los echoi, etc. Este re-
Para el testimonio que apoya la anterioridad de la antología siria, véanse WachsU, 99, y la obra citada en sus páginas. 59 Traducido al francés en JeannM I, 21 ; JeannO, 284. El Cristianismo romano se complació en hacer conjeturas parecidas (véase AbD). 58
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al lado lato 60 resulta interesante ya que el monje, al colocar - - el oktoechos -� del oficio de las horas canónicas, indica que aquél era considerado como una especie de 6réviario� si b1en, casi con las mismas palabras, se refiere ' a un echos como algo con lo que se puede cantar un texto (el uso que le da a echos, por lo menos en este testimonio, no tiene un significado técnico, sino meran1ente el de sinónimo de melodía). En otras palabras, parece ser que el monje distingue el oktÓechos como una clase de libro de oraciones del oktoechos como una antología de canciones arregladas desde un punto de vista musical y, al mismo tiempo, sugiere la existencia de cierta relación entre estos 2 aspectos. En un tratado bizantino sobre la música, el f!agj_Qp_olites ( <>) 61 , se atribuye la invención de los 8ecnoi en los que se fundamenta el canto bizantino 4_ _a_1:!!_�ntic2§. _(�yrioiJ i.e., señores) y 1__ plaiales (í.e., auxiliares}-- a san .Juan � D��a.sco (t 754). El hecho de que los echoi, bien similares o disím1 es a los de los bizantinos, existían antes de su época, ya ha quedado demostrado. Su categoría de inventor se apoya, sin duda alguna, en la leyenda, pero debido a que, como ve remos en su momento, este santo fue un activo organizador, puede hoy bien creerse que haya sido el responsable de la división de los echoi en 2 clases. Ello, sin embargo, no implicaría forzosamente fl que hubiese hecho esta división por razones específicamente musicales tal como, evi dentemente, obraron los teóricos de Occidente ( cf. pág. 191) o que, al contrario de estos teóricos a partir del siglo x, se ocupase más de los modos de la escala que de las fórmulas. Es muy probable que en esta división siguiese algún principio simbólico 62. Además, a san Juan de Damasco también se le atribuye la inclusión, en un libro llamado el <<Ük-i:oechos>>, de los cantos para un ciclo de 8 domingos, de acuerdo con los 8 echoi. Esta atribución tiene interés; ya-que indica que la disposición de un ciclo litúrgico de 8 semanas ayudó a darle a la antología bizantina _;¡ J su sello característico y, en especial, ya que no es improbable que el � echos elegido para cada una de las 8 ocasiones lo fuese por la idoneidad con que lo investía su supuesto significado. Un último testimonio aparece en una antología de himnos escritos en un principio en griego por Severo de Antioquía y otros, y traducida libremente al siríaco (c. 619-29) por Pablo, obispo de Edessa. Jacobo de Edessa revisó la traducción (c. 675) y le insertó traducciones literales, etc. El texto de Jacobo, el más antiguo que se conserva, ha llegado hasta -
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Incluido en su totalidad en QuasM, 151. Véanse también JeannM, 93; JeannO, 98, o más específicamente (en lo tocante a las implicaciones), WachsU, 82. 61 Aunque fechado hacia el siglo x1v, el tratado es, en gran medida, una recopi lación de fuentes anteriores. La palabra <> no sólo se aplica al tratado, sino también a su autor anónimo. En la actualidad no existe ninguna edición crítica completa. Fragmentos de las porciones que se ocupan de la música bizantina aparecen en ThibM, 57 y sigs., GasB, 1 8 y sigs., 3 1 , etc.; las que tratan de la música griega, en VincN, 259. Para más información, véanse Gasl, HoegB, GomS 11, 28 y sig. 62 Cf el pasaje de la pág. 1 15, in fra, sobre la probabilidad de que la evolución de . los modos de la escala fuese más bien un desarrollo tardío de la música bizantina. 60
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clusión hacia el año 500 y dio pie a la creación de la teoría de los modos de la igle sia, o, por lo menos, al estímulo que dio lugar a su formulación 67 .
nosotros en 2 MSS en los que, por lo visto, se sigue su propio orden, Y en unos 40 MSS posteriores, en los cuales los textos aparecen colocados de diversas maneras. Todas estas disposiciones difieren de la atribuida a Jacobo, que se divide en 3 secciones y posee un significado litúrgico. Nada demuestra que fuese ideada desde un punto de vista musical ; sin embargo, algunas piezas llevan números por lo visto, añadidos poste que indican los echoi con los que se cantaban los himnos. riormente (No se incluye ninguna pieza de música.) Los números 1-4 se refieren a los echoi auténticos ; los 5-8, a los plagales. En los MSS posteriores -algunos procedentes de principios del siglo rx , <> 63 . Queda claro que la versión de Jacobo no merece esta designación. En los MSS posteriores no se ignora el significado litúrgico ; la nueva característica que se les incorpora es la de que, dentro de un grupo dedicado, por ejemplo, a los difuntos o a la resqrrección , los himnos aparecen orde nados según los echoi ; cada uno de los auténticos aparece emparejado con su plagal, por lo cual el orden normal es el siguiente : 1 , 5 ; 2, 6 ; 3, 7 ; 4, 8 64 • El hecho de que los 8 echoi pudiesen regir la disposición de los himnos demuestra que el oktoechos tonal había conseguido por fin suficiente independencia como para ser considerado como una entidad pu ramente musical separada de la función litúrgica a la que continuaba sirviendo. Los eruditos modernos, basándose en todos estos testimonios , han llegado a diversas conclusiones.
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Los testimonios literarios auténticos no ofrecen ningún fundamento que permita afirmar que el oktoechos sirio original derivó su forma de la teoría griega o de cualquier otra relativa a las escalas o, por lo mismo, de cualquier consideración puramente musical. Sin duda alguna, a las melodías se les asignaban sus lugares en rl oktoechos de acuerdo con aquellos significados simbólicos que se les atribuían, y qlre, claramente, las hacían ser adecuadas para ocasiones litúrgicas especiales. Siempre que la práctica de la música permanezca dentro de la esfera del culto, recibirá de éste su orden y razón de ser. En este caso, las ideas cósmicas aparecen re flejadas en ellas, al igual que en todas las expresiones artísticas y litúrgicas del culto. La limitación característica a unos cuantos motivos y su canonización, tal como las reconoce el culto, se posesionan ( de la práctica) y determinan su disposición, inde pendientemente de cualquier aspecto musical específico 68 .
A su debido momento, los motivos fueron aceptados como entidades por sí mismos, tal como lo indican los agrupamientos de los himnos de Severo en los MSS, y adquirieron una categoría musical espetífica. Al valor místico de los perfiles melódicos se añadió otro artístico, pero todavía no se reconocía que, forzosamente, estuviesen de acuerdo con una escala en particular, ni siquiera con su probable parecido. Por consiguiente, el antiguo oktoechos sirio ocupa un sitio en esa sección de la historia de los modos que se ocupa de su fase temprana, cuando se organizó un repertorio de tipos de melodías o fórmulas, aunque todavía no se había deducido una doctrina de las escalas. Los echoi sirios que, más o me nos, se pueden considerar como 8 ris-qolé especialmente fomentados son parecidos a los antiguos nomoi griegos� antes del apogeo de los teó ricos. Aquellos que creen qÚe el priñéipio del oktoechos terminó por aportar algo a la organización de la teoría modal gregoriana quizá tengan razón. Somos de esta opinión y volveremos a ella en el capítulo 6 69 • En el capítulo 5 nos ocuparemos en parte del ritmo del canto sirio, independiente del de su poesía.
Jeannin y Puyade consideran que el oktoechos es una imitación del sistema de Aristoxeno 65 ; es una clasificación realizada por teóricos desde un claro punto de vista musical, y cuyos resultados codifican, hasta cierto punto, las características de las escalas. Esta opinión no quiere decir que estos eruditos consideren que en la música siria no hubo una preponderante influencia oriental : afirman que los echoi fueron, durante los primeros años del Cristianismo, tonalités populaires ; la música hebrea y otras de origen oriental debieron de mantener su carácter distintivo, incluso cuando se vieron afectadas por la cultura helenística; fue la idea de hacer una clasificación de acuerdo con los «modos» la que constituyó la apropiación principal tomada de las fuentes griegas, aunque también es cierto que se le puede atribuir un origen griego a parte de la música 66 . Besseler, de igual modo, considera que el oktoechos tonal sirio es un sistema teó rico. Aunque cree que las influencias helenísticas fueron más fuertes que las semí ticas en la creación del canto sirio, no encuentra indicios de la doctrina griega de las escalas en el oktoechos, por lo menos, tal como se practica en la actualidad, y sólo halla en él un grupo de fórmulas melódicas análogas a las del sistema árabe de los maqams. Besseler es de la opinión de que la sistematización original llegó a su con, .
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El canto bizantino Cuando, en el año 328 d. C., Constantino el Grande fundó la nueva proporcionó al imperio no sólo un baluarte Constantinopla Roma en el este, sino también una gran metrópolis que terminaría siendo un BesM, 49, 53. WachsU, 98. En WachsU 78-100 se estudia el problema del oktoechos con bas tante detalle. 69 Para un oktoechos georgiano, véase JeannM I, 9 ; para un oktoechos servio, WelleO. Para más detalles sobre el oktoechos sirio, véase WelleG, 101 y sig. 67 68
BrooksJ, 6. Esta obra incluye los textos de los himnos y comentarios. Véase WrightS II, 345 y sigs. JeannO, 283. JeannO, 98, 282, 287 y sig., 292.
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crisol donde se fundirían diversas razas y culturas. En él las fuerzas hele nísticas y orientales se fusionaron, mientras que la influencia de la antigua Roma no dejaba de sentirse y la del Cristianismo triunfante ayudaba a moldear estos diversos elementos en un todo nuevo y brillante. Por con siguiente, aunque el sitio de la capital del Imperio romano en el este durante más de once siglo fue Bizancio antigua ciudad griega que fue varias veces destruida y reconstruida y aunque se conservó el uso del antiguo nombre junto al nuevo, y el idioma del lugar fue el griego, la cultura bizantina medieval no fue en absoluto una continuación de la d e la antigua Grecia. Persistió el interés por la Antigüedad aunque, en las palabras de un historiador moderno, <>. Por consiguiente, debemos estar en guardia para no suponer la existencia de una relación demasiado íntima entre la giú"gca -bizantina y la de la antigua Grecia y para reconocer, en su lugar, la probabilidad de una relación entre la primera y la música del cercano Oriente. Pues si bien Siria se vio sometida a las influencias helenísticas, ella a su vez influyó en sus fuentes. La opinión equivocada de que la civilización bizantina fue decadente desde su nacimiento ha hecho que, durante mucho tiempo, los eruditos no se ocupasen de su música, así como tampoco de otras manifestaciones intelectuales; sólo recientemente se ha intentado abordar con seried ad el estudio de las riquezas de su canto 70 • Lo cierto es que, con la deca dencia d e la antigua Roma, la activida d cultural, de la clase fomentada por una sociedad muy civilizada, encontró su refugio más hospitalario en Bizancio, hasta que Occidente, en la época del Renacimiento movimien to que posiblemente sea el resultado, en parte, de la cultura bizantina trasplantada al oeste por aquellos refugiados de este origen que huyeron , de la región antes de que una sucesión d e asaltos militares la destruyese se vio de nuevo dispuesto a ofrecerle refugio. La auténtica decadencia no surgió hasta el siglo XI ; antes de esta fecha, con la excepción de la época de Carlomagno, el Imperio bizantino fue la primera potencia de Europa. Con la excepción de algunas aclamaciones o alabanzas d irigidas al em perador, en los documentos no se conserva ninguna música de carácter profano. Sin embargo, es probable que la canción folklórica de los BalCasi todas las investigaciones realizadas antes del siglo xx no se ocupaban de la auténtica música bizantina, sino de su moderna sucesora, el sistema crisantino (véase pág. 1 14). Si bien otros eruditos también han realizado obras valiosas de ca rácter pionero, las principales contribuciones al estudio del arte medieval se deben a Fleischer, Gastoué, Gombosi, Tillyard y Wellesz. Estos dos últimos ( en cuyas obras, así como en la de Gombosi, se basa en especial la presente sección de este libro), y también Hoeg, se ocupan en la actualidad de preparar la edición del MMB, la cual, cuando esté terminada, será una colección auténticamente monumental, ya que pre sentará los MSS originales en facsímil, además de transcripciones y comentarios, así como publicaciones relativas a aquellas clases de música que mucho tienen que ver con la de Bizancio. También se pueden encontrar facsímiles (de páginas sueltas) en PetO, TibyB, WelleM, etc. 7°
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canes recogiese algo de ella 71 • A demás, la línea divisoria entre la música s�cra � la profana en la Ed ad Media puede que no fuese muy clara en B1zanc10, d onde las _ discusiof!._es teológic�s, a menudo violentas formaban parte esencial de la activid ad del hombre normal.· Las -alabañiás ' se dirigían al em.perador en diversas ocasiones: al regresar victorioso qe la guerra; al sal� de_SU_§_ habitaciones particulares y encaminarse hacia la asamblea gene�aL er:i_ Navid a�, fecha en- a qu;las ceremonias solían- ser m�y ela-· boractas; al �.r:i_trar en el h ipódromo, cuando los partidos de los verdes y los azules le salud aban con cantos antifonales. En la música de estos elogios se seguían pautas bastante estereotipadas. A continuación d amos un ejemplo bastante tardío (del siglo xv) dirigido a un miembro de la familia de los Palaiologoi, los monarcas que rigieron el imperio desde 1453 1260 hasta su caída en --: - --"-
EJEMPLO 9. Aclamación de TillM, 206 ).
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emperador Juan VI Palaiologos (tomado
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¡Muchos años viva Juan, el rey y el empe, rador más religioso de los romanos, el Palaelogo, y María, la emperatriz más religio sa ! ¡Muchos años viva José, el patriarca ecuménico más santo! » 12 . (Traducción tomada de TillB, 59.) « ¡Muchos años vivan los soberanos!
Quizá una. deduc<;ión no demasia1o rebuscada que haya que hacer a partir del hecho de que ciertas formulas establecidas del canto bizantino aparecen en ejemplos de los C'olinde (villancicos ruman os) ' etc . Véase PetO' 31 . • 72 uan VI fue el p núlt1mo ?; los emperadores de Oriente, y María, su tercera J � . esposa; el patriarca Jose II fall.ec10 en Florencia en 1439. Las figuras de Juan y José aparecen en el famoso mural pintado por Benozzo Gozzoli en el palacio Riccardi de Florencia. Para .un artícul? sobre la aclamación de los emperadores, véase TillE. ' (Es probable que T1llyard revise algunas de sus transcripciones más tempranas hechas de acuerdo con las consideraciones modales de Gaisser). 71
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En Bizancio se siguieron usando las cítaras y los auloi. Sin embargo, parece ser que los .,2rgal)os primero hidráulicos, después q�umátic.os, fueron los instrumentos que más se emplearon. En el obelisco de T�o dosio aparecen tallados 2 pequeños órganos portátiles en un ba¡o relieve 73 en el que se ve al emperador en el hipódromo con una corona en la mano, a la espera de ceñírsela al auriga victorioso. En el libro de ceremonias del emperador Constantino Porfirogenetes ( Sobre las ceremo nias de la corte de Bizancio ) 73ª, se cuenta que el 3 1 de mayo del 946, en el palacio imperial se recibió a un grupo de embajadores sarracenos con el objeto de negociar un intercambio de prisioneros. Para honrar este acontecimiento, se colocaron en el sitio 3 órganos portátiles, 1 de oro que acompañaría las ceremonias de la emperatriz, y 2 de plata para la interpretación antifonal del polychronion, es decir, la aclamación dirigida a Constantino. Ocultos tras cortinas y situados dentro de hornacinas, los cantores del templo de los santos Apóstoles y de santa Sofía (<< La iglesia de la sabiduría sagrada>>) elevaban sus cantos. Desconocemos la naturaleza del acompañamiento instrumental usado en la música bizantina y no sabemos si seguía fielmente a la línea vocal o se dedicaba a hacer adornos heterofónicos. Es probable que, en ocasio nes diferentes, se hicieran ambas cosas, mucho más si tenemos en cuenta que la historia de Bizancio fue muy larga. Sin embargo, sí sabemos que el órgano se usaba muchísimo tanto como instrumento solista que como mi;mbro de los conjuntos orquestales, en matrimonios, fiestas y otras innumerables ceremonias de carácter público, aunque no en la i lesia, en donde era obligatorio_ el canto sin acompañamiento 74 • No. se conserva ninguna pieza de música instrumental. Nuestro conocimiento de la música bizantina se centra principalmen te en el canto. El siglo IV fue testigo del perfeccionamiento de la liturgia griega gracias a san Basilio ( cf. pág. 90) y, para algunos escritores, este acontecimiento representa el comienzo del canto bizanttno. Los himnos de la Iglesia bizantina son la ·contribución más distintiva del Cristianismo ortodoxo a la música y la poesía. Parece ser que algunos eran traducciones de himnos en siríaco y que en ellos se conservaron sus melodías originales. Al igual que en Siria, se hicieron intercalaciones en los versículos de los salmos, práctica que fue muy cultivada. El ver sículo del salmo recibía el nombre de stichos (plural stichoi), y la intercalación correspondiente a la enyana siria , el de ,.fraparion. Con el t· transcurso del tiempo se prolongaron bastante los troparia y, como resultado de ello, se acostumbró a · añadirlos únicamente a los 3 últimos versículos más que a todos. Estas nuevas canciones posteriores recibían el nombre de stichera o epihymnia y se dividían en diversas especies: si tomaban el ritmo y la melodía de una obra ya existente, se conocían como 73 Para una fotografía, véase WelleM, 82. 73" Tras la aparición de este libro, Jacques
Handschin ha dado a conocer su mono grafía Das Zeremonienwerk Kaiser Konstantins un die sangbare D1chtung, 1942. 74 Véase, sin embargo, el argumento presentado en WelleD, 128.
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prosomoia; las que contaban con características propia, automela, si ser vían de modelo a otras piezas, o idiomela si no se las imitaba. Resulta interesante observar que los himnos que no se cantaban con una melodía ya existente, <> 75 • Una antología de stichera reci bía el nombre de sticherarion y, en gran meaida, su contenido estaba formado por piezas de la categoría idiomela. Otra antología importante era la hirmologion, que contenía la música de los kanones \de los que nos ocuparemos dentro de poco). La primera estrofa de cada oda del kanon servía de modelo para el ritmo, la melodía y el número de sílabas de las otras, y se llamaba hirmas 76 • Por consiguiente, era el equivalente bizan tino del ris-qolo. Los contenidos de las hirmologia se clasificaban de acuer do a los 8 echoi y tendían a ser, quizá como sería de esperar a la vista de su consiguiente elección como clases de melodía, menos elaborados que los de las sticheraria. Como resultado del entusiasmo que sentían los bizantinos por los himnos, esta forma imposibilitó que la salmodia al canzase la misma importancia que tenía en Occidente la música de la Igle sia griega. A pesar de ello, la probabilidad de que la inflpencia hebrea estuviese presente aparece atestiguada por, entre otras cosas, la leyenda bizantina en la que se atribuyen los 4 kyriori (cf. pág. 101) a David, y los 4 echoi plagales, a Salomón. Entre los textos de himnos griegos tempranos se halla el famoso Phos hilaron [ <<0 Gladsome light>> (Oh luz placentera), según la traduc ción de Longfellow ] , que todavía se usa como himno de vísperas en la Iglesia griega. Los libros litúrgicos modernos de esta Iglesia lo atribuyeron a Sofronio (obispo de Jerusalén, 629), aunque san Basilio lo cita en una fecha' tan temprana como la del siglo IV, como de época y autor desco nocidos. Si bien no contamos con ninguna versión musical de este poema que sirva para probar su antigüedad, la melodía litúrgica que se emplea con mayor frecuencia recuerda a 2 antiguos aires cuya época puede más o menos fijarse n . Conocemos los nombres de unos cuantos autores de himnos .de la época del �f!.Cilio de Khalk�s (451 ). Un poco después, Romanos, Judío converso nacido en Siria, que desarrolló su actividad er_i Constantinopla durante el reinado de Anastasia I (491-518), compuso himnos, muchos de ellos basados en los de san Efraín, que lo convirtie ron en el poeta bizantino más importante y que dieron pie a que se le apli case el título de Melados ( <>): hasta la segunda miTillB, 1 1 . Esta es la obra clásica sobre la himnografía bizantina. En ·JuID, 45666 se ofrece información útil sobre los textos y, de paso, sobre la liturgia. • 76 Durante mucho tiempo, los eruditos modernos pensaron que los textos de los himnos se escribían en una especie de prosa estalizada hasta que se demostró en PitraH -obra filológica de carácter pionero- que no se 'basaban en la cantidad, sino e? los acentos, etc. El acento, sin embargo -al contrario de los del griego ( o del siríaco) ?ntiguo-, tenía valor m!Ís bien de �fasi� gue_ de;, �tura. n Vease GasZ, 12; PetO VII, 61 (comentario¡, I l música). 75
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tad del siglo IX, el poeta y el músico ( cuando se usaba una nueva melodía) solían ser una misma persona. De acuerdo con una versión de una leyenda, la Virgen se le apareció en una visión a Romanos y le ordenó que se co �ies�- un r_Q,ll..9 de .Qg&ª-!!!J�o. El hombre, tras ejecutar este manaato, se dio cuenta de que podía escribir obras de la clase llamada kontakia, y su primer ensayo con esta forma se convirtió en el himno crfsuaño más fa moso de la Iglesia ortodoxa. El prototipo del kontakion es la sugyathií siria. Está formado por 18 ó 24 estrofas de igual construcción, además de 1 ó 2 estrofas de carácter introductorio, cuya métrica a menudo es diferente de la de las otras. Romanos nos da su nombre propio mediante un acróstico formado por la primera letra de cada estrofa; al final de cada una e éstas aparece un estribillo. Los kontakia, basados principal mente en pasajes bíblicos y que se interpretaban en las grandes festivi dades del Cristianismo como Navidad, Pascua de Resurrección o Pen tecostés eran, en. realidad, sermones poéticos en los que a menudo se empleaban efectos de carácter teatral. La forma floreció no sólo en el siglo VI, sino también en el IX 78 . Justi!lia_l)o el Grande (483-565), ade más de lograr la consolidación del Corpus juris y la recuperación del norItalia como de te de Africa, hasta entonces en manos de los bárbaros, así . y de una parte de España, tuvo tiempo para �scribir himnos 79 . El mismo Corpus juris sirve de testimonio del interés que tenía Justiniano por la música, ya que en él se proveen fondos para el coro de 25 cantores de san!a �ofía, y se incluye una ley en contra de la aparición de los canto� res religiosos en los teatros y otras disposiciones sobre el arte 80 . Sergio, patriarca de Constantinopla bajo el reinado de Heracles (610-41), escribió un famoso Himno Akatistos, en el que se nota cierto parecido con las odas de Romanos. (El término << akatistos>> sencillamente servía para in dicar que el himno se cantaba de píe, a diferencia de los kathismata, que se entonaban con los fieles sentados.) Esta obra se compuso como ácción de gracias a la Virgen por su defensa de Constantinopla contra los ata ques de Cosroes II, rey de Persia. Todavía se canta en la actualidad, a pe sar de que Sergio pertenecía a la secta de los mon_otelit�, los que pro- ·, mulgaron la doctrina desaprobada por la Iglesia ortodoxa de que Cristo sólo tenía una voluntad, mientras los monofisitas sostenían que sólo tenía una naturaleza. Fue bajo el reinacfo cte-Heracles cuando, a pesar de lós- -favorables ' comienzos de su mandato, el imperio perdió �iría, P�e_st�na y Eg!Pt:.2.. agte <';,l ell}pl!je ��r��C�!), debido en párte a - rá insatis acción de sus habitantes, cuyo apoyo al monofisismo, y a otras opiniones �t���oxas 1 expresaba no sólo un desacuerdo religioso sino también un sentimiento nacionalista antagónico a los griegos y, por con siguiente, beneficioso para los mahometanos. La época de Romanos y Ser78 Para más información, véase TillB; WelleM, 29; Tiby, 133 y sigs., etc. Para
los efectos teatrales, véase LapB, 174, 180 y sig. 79 El texto del himno de Justiniano aparece cómodamente disponible en griego e inglés en JulD, 460. O véase ChristA, 52. 80 Para más detalle, véase GasM, 544.
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gio es la edad de oro de la hímnica bizantina. Sin embargo, la lucha ico noclasta acabó con la vida de la clase de actividad artística que ellos re presentaban y fue el motivo de que muchas de sus obras se perdiesen. Cuando se aclaró el panorama, la ortodoxia había triunfado, el ritual con taba con una nueva disposición, y los himnos, con una nueva forma, ocuparon el lugar de los kontakia. Si bien los autores de kontakia fueron músicos y poetas a un mismo tiempo, los de la nueva forma solieron usar melodías ya existentes. Los principales exponentes de la nueva forma, el kanon, son san An drés de Creta (c. 650-730), san Juan de Damasco · y san Cosme de Jeru salén (fallecido c. 760). De ellos, el segundo hizo las contribuciones más excepcionales a la himnografía y es especialmente importante, desde el punto de vista teológico, por su Exposición exacta de la fe ortodoxa, sistema organizado y fundado en los escritos de los padres de la Iglesia y en las enseñanzas de los c��ilio� cele]?rados desde el siglo IV al VII, . cuyo resultado encarna el pensamiento teológico de la temprana Iglesia griega . Juan de Damasco es santo tanto de la Iglesia romana como de la griega, ya que el cisma entre ambas no cobró forma definitiva hasta 1054, aunque hubo muchas luchas anteriores a esta fecha. Desde el punto de vista teórico, el kanon estab¡i,_ .fo.r-m_ado_ por 9 oda_s, cada una de las cuales tenía varias estrofas, casi siempre 4. Todas las estrofas de una misma oda obedecían a un mismo plan rítmico. Las 9 odas se corres pondían con los 9 cánticos principales del Antiguo y el Nuevo Testa mento 81 es decir, aquellos considerados <> , y se esperaba que cada oda se remitiese de alguna manera al cántico que representaba. En la práctica real, la mayoría de los kanones estaba formada por 8 odas ; la segunda casi siempre se omitía 82 • Si bien los filólogos prefieren los kontakía, queda claro que los kano11es, gracias a su popularidad, resulta ron ser mucho más idóneos para el espíritu que regía el siglo VIII. No se sabe nada con carácter definitivo sobre el origen de esta nueva forma . . . En cualquier caso, el kanon ejemplifica un principio . . . de . . . importancia para todo el arte ortodoxo, es decir, el principio de la reiteración y la variación, bien sea del pen samiento, de una representación pictórica o de una idea musical . . . El europeo crea una obra de arte centrada en un solo y breve momento intensamente apasionado t!e apreciación estética: el oriental repite la representación, o le otorga variaciones casi imperceptibles, con lo cual la apreciación de la misma se convierte en una forma de meditación. Este pri11cipio de variación puede que haya llegado hasta la liturgia bi zantina y la poesía del kanon con la influencia de las nuevas ideas que se populari zaron gracias al desarrollo del poder del Islam, sin embargo, esta tendencia ya existía y sólo se acentuó . . . cuando las odas de los kanones ocuparon el lugar de los cánticos, se las consideró como símbolos terrenales de los himnos celestiales, de igual modo l . El cántico de Moisés (Exodo XV); 2 . La exhortación de Moisés (Deutero nomio XXXII); 3-6. Los cánticos de Ana ( I Samuel I I ), Habacuc (Habacuc III), Isaías (Isaías XXVI) y Jonás (Jonás I I I ) ; 7. La primera parte de la Plegaria de los tres niños; 8. El resto de esta plegaria, y 9. El magníficat. 82 Véase WelleM, 32. 8l
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que los cantores simbolizaban a los ángeles. Por consiguiente . . . , todavía seguían siendo variaciones de los antiguos cánticos. No se trataba de un tratamiento libre y personal de un tema . . . Esto mismo es aplicable a la música. . . El compositor no tenía que crear una tonada totalmente diferente para un kanon nuevo: su labor era más bien la de un modesto artesano que deseaba añadir a un modelo admirado algo que a él le parecía permisible como podía ser una intensificación, un embellecimiento o una breve variación. Las melodías que se cantaban en la iglesia eran, para el compositor y la grey, imitaciones de los himnos entonados en alabanza a Dios por los santos y mártires inspirados; estos himnos, a su vez, imitaban los cánticos divinos cantados incesantemente por los ángeles en el cielo 83 .
Entre los más importantes contemporáneos e inmediatos sucesores de los escritores de kanones se hallan san Germanos (654-745) 84 , la do tada monja Casia (siglo IX ) y los redactores de himnos de la escuela del Studion (el famoso monasterio de Constantinopla), entre los que se hallan san Teófanes (759-c. 842) llamado Ho Graptos, ya que, como defen sor ortodoxo de las imágenes, fue marcado en la frente con _ un hierro candente por el emperador iconoclasta Teófilo y el emperador León VI (reinó del 886 al 9 1 7), llamado impropiamente <> 85 • EJEMPLO 10. Augoustou Monarkhesantos. Sticheron en forma secuencia, de Casia (transcripción hecha por Oliver Strunk a partir del MS Koutloumousi 412 y sigs. 77.77 v).
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«Cuando Augusto se convirtió en monarca de la tierra, acabó la multitud de reinos entre los hombres. WelleB, 10-13; con Wellesz se originó la teoría de que los himnos bizantinos se cantaban en supuesta imitación de la música de los ángeles. 84 Una cuantas piezas de categoría idiomela suyas se hallan en PetO. Véase pági na 88, etc. 85 Para un estudio de los himnos de maitines de León, incluida la música, véase TillL. 83
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Y cuando Tú té encarnaste de Dios, se abatió la multitud de divinidades entre los ídolos. Bajo un imperio universal se han agrupado las ciudades, y en un divino dominio las naciones creen. Por los decretos del emperador el pueblo se alistó, nosotros, los creyentes, nos hemos inscrito en el nombre de Dios. Oh Tú, nuestro Señor encarnado, grande es tu merced, para Ti sea la gloria.» (TillA, 427)
Uno de los stichera 86 de Casia tiene un interés especial debido a su estructura. Está formado por 3 frases largas, cada una de las cuales se repite inmediatamente después, y una final, que no se repite. En otras palabras, ésta es una de las variedades de la forma secuencia ( e/. pág. 230), que alcanzaría una gran popularidad en Occidente. Basándose en este tes timonio, se ha dicho que la secuencia pasó a Occidente desde Bizancio ; sin embargo, mentiríamos si dijésemos que esta afirmación se ha probado de manera concluyente. En el sticheron de Casia , el paralelismo de la música se corresponde con el paralelismo del texto. A partir de la separación, en el siglo IX, de las funcio1¡es de músico y poeta, aparecen con frecuencia indicaciones de esta división : <>. A un poeta de este período ya no se le siguió llamando <> , como a Romanos, sino <>. La composición de poesía sagrada se extendió a las colonias griegas de Sicilia y el sur de Italia ; sin embargo, la codificación de la liturgia griega en el siglo IX constituyó una especie de restricción de esta prác tica. No obstante, en el monasterio de los basilios, fundado en 1022 en Grottaferrata, cerca de Roma, se siguieron escribiendo muchísimas obras de esta clase durante otra centuria. Con la decadencia en general de la creatividad en la poesía helenística resurgió un interés en la composición musical en los siglos XIII y XIV. Las nuevas melodías eran más elaboradas que las antiguas y se distinguían por su riqueza de melismas, resultado, sin duda alguna, de la influencia cada vez mayor de Oriente sobre Bizan cio. Los nuevos redactores de himnos quienes también se vieron afec tados por influencias eslavas y occidentales recibieron el nombre de <> o <> y entre ellos destacó Juan Kukuzeles (floreció c. 1300), del que nos ocuparemos dentro de poco. La actividad musical griega se detuvo de pronto con la caída de Constantinopla, aunque volvió a la vida en el siglo XVII. Desde 1660 hasta finales . del siglo XVIII se co piaron numerosas melodías antiguas en los nuevos MSS, aunque dema siado a menudo con abundantes elaboraciones derivadas de la influencia turca , además de otros cambios. La auténtica música medieval bizan tina quedó enterrada bajo estas capas de elementos extraños hasta que los 86
Para un estudio y la música de 9 de ellos, véase TillA.
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eruditos modernos, principalmente en el siglo xx, se ocuparon de su re.' cuperac1on. Wellesz, basándose en los MSS existentes, ha llegado a la conclusión de que algunas de las melodías bizantinas que aún se conservan datan del siglo v1, es decir, de la edad de oro de la hímnica bizantina. Esta conclusión se basa en 3 hechos principales, los cuales, tomados cronológi camente de manera retrógrada, son los siguientes : (1) los MSS bizan tinos con una notación descifrable por sí misma, a partir de finales del siglo XI y comienzos del x11 ; (2 ) los MSS a partir del siglo IX, que, aunque su notación es indescifrable, permiten hacer <> en las 2 notaciones, comparación que <> ; ( 3 ) los escritores de kanones del siglo IX, que tomaron prestadas sus melo 87 VI • siglo del kia konta días de los
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La música bizantina, en su larga historia, dio pie a diversas formas de notación y, como era de esperar, los períodos en los que ésta se usaron terminaron por imbricarse. Si bien los eruditos no están de total acuerdo en lo tocante a la codificación de las clases 88 , a continuación damos una agrupación de las mismas que tiene muchas posibilidades de ser, en gran medida, aceptada:
1 ) Notación ecfonética.-En ésta se empleaban signos de recitación o de lección litúrgica que indicaban las subidas y bajadas de la voz durante la lectura solemne de los Evangelios y otros pasajes bíblicos. Estos signos no presentaban las categorías de los intervalos y sólo eran útiles como recordatorios para los intérpretes que ya cono cían las inflexiones musicales apuntadas. Los signos se adaptaron a partir de los acentos gramaticales grecorromanos, inventados por el Aristófanes del Bizancio anti guo (fallecido c. 257 a. C.). Se ha afirmado que la notación ecfonética fue el origen de los neumas latinos 89. Aunque el MS más antiguo que contiene este tipo de nota ción data del siglo IX, el aspecto de los signos en él está tan desarrollado que se cree que la notación es bastante más antigu a. Esta continuó usándose junto a otros sistemas más precisos, pero terminó por quedar anticuada hacia el siglo XIV 90.
2) Notación bizantina temprana (c. 950- 1200).-En ésta se empleaban neumas que se derivaban de los signos ecfonéticos; estos neumas recordaban a los signos, ya 87
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Para la explicación completa de este tema, véase WelleA. O WelleB, 13, o WelleT, 18. 88 En TillH, 17 y sig., se da la diferente terminología de diversos escritores y se señalan las correspondencias. En nuestra lista sólo damos unos cuantos equivalentes. 89 Véase ThibO. 90 HoegN es la obra definitiva sobre la notación ecfonética. (Véase su último ca pítulo, en el que . se incluye una explicación de la P_Osible relación ex\stente entre la notación ecfonética bizantina y los acentos masoréticos hebreos.) ThibM ( que tam bién se ocupa de la notación hagiopolitana) y WelleL son otras obras . importantes. En PetO, 36 y sigs.; TibyB, 67 y sigs.; TillB, 37 y sigs. ; Wellem, 39 y s1gs. , etc., hay explicaciones de todos los tipos de notación; las mismas quizá se hallen con mayor facilidad en Grove 1, 520 y sigs. (debidas a Tillyard).
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que, en sus 2 etapas más tempranas, también sirvieron principalmente para finalidades mnemotécnicas, pues, aunque representaban una etapa más desarrollada, todavía se guían indicando los intervalos de una manera sólo aproximada. Entre los neumas se incluían una clase arcaica, llamada a menudo en la actualidad paleobizantina; un tipo intermedio, y otro más avanzado, designado como notation mixte o constantinopolitai ne, o Coislin, debido a un famoso MS anotado en esta clase. Con la ayuda de versio nes paralelas escritas en la notación media -la siguiente etapa- se han podido trans cribir algunas melodías escritas en el sistema Coislin, y determinar, de hecho, el valor de varios suyos, algunos comunes a éste y a su sucesor 91. 3) Notación media o redonda ( 1 100-1450) .-Esta es descifrable en todos sus as pectos esenciales, gracias, principalmente, a la conservación de pequeños manuales (per tenecientes a la última parte de este período) concebidos para la instrucción de los cantores religiosos. Estos manuales reciben el nombre de Papadikai 92 . Estos se pare cen mucho entre sí y se cree que todos se remontan a una fuente común, de la que probablemente Kukuzeles fuese en parte su autor. Casi siempre contienen una lista de signos con indicaciones que senalan los valores interválidos denotados por dichos signos 93 , así como ejercicios; a menudo estos manuales concluyen con una breve can ción ; el sigu iente texto, en parte ingenioso, puede tomarse como ejemplo de estas pistas:
Todo aquel que quiera aprender música bastante bien como para merecer elogio, debe tener mucha paciencia, estudiar muchos días, honrar a su mae1tro y contar con bastante dinero en sus manos; así llegará a la perfección.
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Los signos usados en la notación media -la que, al no emplear líneas de pentagra ma, difiere básicamente de nuestra notación occidental- no indican valores de altura. Los tonos se señalan mediante un signo que sirve para indicar su distancia y dirección a partir del tono alcanzado inmediatamente antes ; el primero depende, para su identi ficación, de la nota inicial teórica del echos. Para poder determinar esta nota hay una armadura, llamada martyria, al comienzo, la que define al echos. Así, si éste es el pri mero, cuya inicial suele ser a (la) (cf. la tabla de las págs. 1 18 y sig.), y si el primer to110 de la pieza es igualmente a ( la), se usa la martyria del echos 1, a la que sigue un signo de repetición. Si el primer tono no es la nota inicial acostumbrada, a la martyria puede seguir cualquier signo que indique la distancia y la dirección del tono a partir de dicha nota. O, debido a que algunas martyriai cuentan con derivados que designan el echos, aunque indiquen una nota inicial particular que no es la acostumbrada [así, la nota inicial normal del echos 3 es o (do), a pesar de haber un llamado mesas que demuestra que la primera nota debe ser un a (la) ] , en su lugar se puede usar uno de dichos derivados. Por otra parte, un pasaje de introducción o entonación (cf. más adelante) puede tomar la martyria como su punto de partida y conducir melódicamente al primer tono de la pieza propiamente dicha. Los signos de los 4 primeros echos de los 8 normales no son más que los símbolos griegos usados para los números 1-4; los mismos símbolos se emplean para los 4 últimos echoi, pero con las letras TJA -que significan <
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secutivamente por él también estaban equivocados, a menos que, como a veces ocurría, se insertasen armaduras en medio de la pieza como forma de comprobación. El hecho de que la última altura a la que se llegaba normalmente tenía que ser una de· las finales del echos (cf. págs. 48 y sig.), actuaba, en cualquier caso, como comprobación fi. nal (circunstancia que claramente hace más fácil la labor del transcriptor moderno). Los signos de intervalos que denotaban progresiones hechas paso a paso recibían el capri choso nombre de «cuerpos>> (somata), mientras que los que indicaban saltos de notas se llamaban «espíritus (pneumata). (Un signo de repetición no era ni un soma· ni un pneuma.) Los pasos o cambios de un echos a otro se indicaban mediante phthorai o <
Se atribuye al alquimista Zosimos de Parapolis ( en la actualidad Akhmin ), en Egipto, que vivió hacia el 300 d. C., un breve pasaje 95 que ha dado pie a que algunos eruditos de gran reputación en la actua lidad hayan desarrollado diversas deducciones elaboradas. Estos han rela cionado dicho pasaje con la primitiva música cristiana, aunque la exis tencia de dicha relación no es totalmente evidente ; en realidad, la atri bución a Zosimos del tratado donde aparece este pasaje ha sido discu tida por Otto Gombosi 96 , que cree que dicha obra no es anterior a finales del siglo VIII o comienzos del IX. El opúsculo trata en esencia de la alquimia; en él sólo aparece el tema de la música de vez en cuando, Hoeg, Tillyard y Wellesz han llegado a un acuerdo de trabajo sobre los signifi cados d� determinados signos dinámicos y rítmicos, tema del que se ha ocupado muy en particular Wellesz. Para la interpretación de estos signos véase TillL, 115. El lector debe ponerse en guardia contra la interpretación que da Riemann del ritmo · bizantino y en realidad también contra sus escritos sobre otras diversas fases de la música bizantina. En la sección inicial de TibyB se incluyen comentarios útiles sobre los méritos de las obras que tratan de la música bizantina. 95 El original en griego aparece en Collectio11 des anciens alchimistes grecs de Marcelin Berthelot (en colaboración con Ch. E. Ruelle): Vol. II, 219, 434 (tr¡duc ción al francés en II, 212, 410). O véase HoegB, 331, o WachsU, 59. 96 En un artículo inédito que muy gentilmente nos ha dejado consultar. 94
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siendo empleado para establecer paralelismos con argumentos más pró ximos al tema básico de la obra. El sistema del falso Zosimos se funda menta en 6 series de 4 elementos cada una (representados por los símbo los griegos usados para los números 1-4 ), lo que da pie a un total de 24 entidades; su autor dice que la formación de todos los himnos y demás melodías religiosas está sometida a diversas combinaciones de estas en tidades.
Gastoué 97 cree que el sistema de <
Gombosi demuestra la existencia de una relación entre la sección musical de opúsculo y la teoría bizantina tardía, y llega a la conclusión de que el primero es de origen bizantino. Interpreta las 24 entidades como grados producidos por 6 tetracordos de separación y dice que éstos tienen una estructura T S T ( debido a que <> usa el térrrfino mesoken tros ). Estos tetracordos dan pie a 2 series de 3 cada una ; las 2 series no tienen carácter continuo, es decir, encima de una no aparece la otra, sino que parecen ocupar una misma extensión sonora. En una serie, las entidades se cuentan hacia arriba ; en la otra, hacia abajo, debido posible mente a que las melodías que se iniciaban en un grado de la serie ascen dente tenían un movimiento generalmente hacia arriba, mientras que las que pertenecían a la serie descendente contaban con el cor)jespondiente movimiento hacia abajo. Un sistema formado por tetracordos de separa ción vuelve a aparecer en el Hagio·polites 100 ( cf. pág. 10 1 ) y en los papa dikai (cf. pág. 1 13 ). Volveremos a encontrar este sistema en la teoría oc cidental. En la teoría bizantina tardía también se vuelve a introducir ti pos ascendentes y descendentes, en relación con los kyrioi y los plagioi, • respectivamente. En el tratado del falso Zosimos no hay información sobre la exis tencia de los modos de la escala. En efecto, ni siquiera en los escritos medievales posteriores sobre la teoría musical bizantina se los menciona, aunque hay testimonio, en la música práctica, de que entonces empezaban a deducirse. Por otra parte, hallamos el tér1nino echos usado, además, con 2 sentidos : como el nombre de un grado individual dentro de un te tracordo y como la fór111ula musical en la cual el grado servía de punto GasL, 130; GasU, 27. Les Modes et les tons de la musique, 152, de Antoine Auda. HoegB, 332. Este intenta relacionar las 7 vocales griegas (cf. pág. 85), así como el sistema de «Zosimos», con la teoría bizantina. 100 Tema explicado en GomS II. Aunque la parte II todavía no se ha publicado, el doctor Gambosi generosamente nos la ha dejado consultar. 97 98 99
La monodia en la Europa occidental hasta cerca de 1300
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inicial y a la que, por consiguiente, impartía cierta categoría de moda lidad. Como era de esperar, las fórmulas tienen una gran importancia.
Iie descubierto que... el modo (echos) no tiene absolutamente nada que ver con cierto finalis, sino con la aparición de un grupo de maqams que dan píe a la melodía de cada modo (echos) . . . Las escalas surgieron gradualmente a partir de las melodías gracias al proceso de agrupar ciertas . . . fórmulas sobre las que se basaban todas las me lodías 101 .
• 1 1
Se cree que se conservan algunos vestigios de estas fórmulas en las enechemata, es decir, en las entonaciones mencionadas en la página 113. Por desgracia, en los MSS más tempranos éstas no aparecen indicadas. Se las menciona, sin embargo, en los tratados bizantinos y parece ser que su antigüedad es considerable. Es probable que ciertos comentarios inclui dos en los tratados occidentales en latín uno de fecha tan temprana como la del siglo IX se refieran a las enechemata bizantinas, y que las fórmulas que aparecen en notación descifrable en un opúsculo en latín del siglo x, en realidad, las representen (cf. págs. 212 y sigs. ). En los MSS bizantinos, cada una de las enechemata se ve acompañada por sílabas de significado desconocido 102 y éstas, salvo cuando se repiten, son cons tantes en cada uno de los echoi. (En los opúsculos en latín, las fórmulas se ven acompañadas también por sílabas, pero las usadas para cualquier <> específico, si bien se parecen entre sí y en la mayoría de los casos también a las sílabas bizantinas , no permanecen constantes. ) Sin embargo, la fórmula de un echos en particular no tenía por qué ser inva riable desde el punto de vista musical. A continuación damos las sílabas con sus entonaciones musicales, las que, según Tillyard 103 , << son caracte rísticas de las numerosas variedades halladas en los MSS>> : ECHOS
I. Ananes II. Neanes III. Nana * o Aneanes IV. Hagia Plegales I. Aneanes ** II. Neeanes III. Aanes IV. Nehagie
aGFEDEFGa ( la SOL FA MI RE FA SOL la) baGab ( si la Sol la si) ce ( do do) ccbcGaGFEFGabc (do do si do Sol la Sol la Sol Fa Mi Sol la si do) GGaGFG (Sol Sol la Sol Fa Sol) DFED (Re Fa Mi Re) GabaGa (E Finalis) (Sol la si la Sol la) (Mi finalis) FGEF ( Fa Sol Mi Fa) GaGG (Sol la Sol Sal)
* La fórmula Nana a veces se da a la IV plagal. ** En algunos MSS, ésta se cambia por la III plagal.
1
1º 1 102
WelleB, 21. Para las interpretaciones sugeridas, véanse GasI, 353; WelleT, 23. La fórmula también se conoce como epechema. 103 TillH, 31, de donde se ha tomado la tabla ; el sistema medieval de letras usado en Occidente, sin embargo, se han sustituido, al igual que en la tabla de la pág. 1 1 8, por el que se emplea en la actualidad ( que es el mismo empleado por Tillyard). Hay más eje1nplos en PetO, 26-31 . Véase también la explicación en WelleM, 47 y sig.
Los comienzos del canto sagrado cristiano
1 17
Aunque las enechemata, de acuerdo a la condición en que han llegado hasta nosotros, sólo servían para <>, se ha probado que poseían cierta categoría modal, así como quizá el posible significado temprano gracias a un pasaje del Hagiopolites en el que se lee:
Cuando estemos dispuestos a cantar o a enseñar, debemos comenzar con una ene chema. Ya que la enechema es la base (epibole) del echos 104.
Resulta interesante observar que, en la notación media bizantina, los signos de las progresiones hechas paso a paso no distinguían entre pasos o tonos completos y medios pasos o semitonos. Por consiguiente, cuando un cantor quería determinar si una segunda duraba un tono entero o un semitono,. tenía que conocer la estructura de la escala en su estado completo o de formación a la que, en la práctica, se adaptaba la melo día. Uno se siente tentado a especular sobre la influencia que una notación defectuosa como la descrita pudo ejercer, en líneas generales, sobre la de ducción de la teoría de las escalas. Es de suponer que la notación redujo la necesidad de depender de las fórmulas melódicas como recursos mne motécnicos (cf. pág. 176 ). Sin embargo, cuando un sistema de notación se queda corto en algunos aspectos, se precisa de algo que lo complete en la mente de un cantor. Si el defecto es del tipo mencionado, el tomar en cuenta la estructura interválica, que finalmente conduciría a la deduc ción de un sistema de escalas, sin duda alguna brinda un apoyo impor tante. ¿La evolución de la notación y de la teoría de las escalas van de la mano? La ausencia de una notación interválica en Occidente en la temprana Edad Media, en una época en que en los tratados se explicaba la teoría de las escalas, no contesta de manera negativa a esta respuesta, ya que, como veremos, la antigua tradición de la teoría de las escalas en tonces disfrutó de un nuevo plazo de vida, a pesar de que la antigua notación griega ya había muerto. Sin duda alguna, en Oriente también se conservaron algunos documentos relativos a la antigua teoría griega. Sin embargo, en Occidente se intentó reconciliar la antigt1a teoría griega con la práctica que entonces se cultivaba, a pesar de todos los defectos a que esta reconciliación haya dado lugar ( e/. págs. 169 y sigs.), mientras que parece ser que en Oriente se conservó más bien la antigua teoría como una especie de pieza de museo, como un tema que había que incluir en aquellas obras de naturaleza enciclopédica. No parece probable que se conociese el significado que se ocultaba tras las palabras desnudas. Así, Nicolás Mesarites, en sus escritos, describe la instrucción otorgada en · la época a los niños y jóvenes en las escuelas que rodeaban a la iglesia de los santos Apóstoles de Constantinopla. En ellas, entre otros temas, se enseñaba algo de música: los niños más pequeños aprendían a cantar los salmos; los de más edad, los himnos. Sin embargo, se les impartía 104 Véase TillC, 85; ThibM, 57.
1
T
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La n1onodia en la Europa occidental hasta cerca de 1300
el conocimiento de la teoría en relación con la geometría, y Mesarites cuenta que en esta labor se usaban términos que no eran ni de empleo corriente ni de fácil comprensión, como <> 105 . Debemos obrar con cautela y, por consiguiente, no su poner una relación muy estrecha entre la música bizantina y la de la an tigua Grecia ; sin embargo, hay que reconocer la existencia de algo pa recido a una relación entre ella y la del cercano Oriente. El estudio moderno de la música bizantina, no obstante, se vio muy retardado por la creencia de que era continuación de la de la antigua Grecia y de que, por consiguiente, en ella se empleó la teoría de esta última. Los investigadores se vieron alej ados de la senda verdadera por el uso de tratados, a veces recopilaciones, que <> los co nocimientos antiguos de interés histórico. La atención se centró exage radamente en aquel tipo de obras que se ocupaban de la música, como las de Miguel Psellos ( siglo xr ) 106 , Jorge Pachyremes ( 1 242-c. 1 3 10), en cuyo libro sobre las 4 ciencias matemáticas se incluye a la música 107 , y Manuel Bryennios ( siglo XIV ), en cuyo comentario 108 sobre La armonía, de Tolomeo, incluye material antiguo griego empleado también por Pa chymeres. Sin embargo, estos 2 se ocupan en parte de los echoi 109 , con el propósito de explicar temas diversos en su descripción de la antigua teoría griega. ( A los echoi les aplican los nombres de los antiguos tonoi griegos con el propósito de trazar paralelismos entre los dos. En el Hagiopolites también se los emplea con los echoi. )Sin embargo, Héieg, Tilliard y Wellesz han investigado en otras fuentes y hecho una tabla de echoi medievales bizantinos de acuerdo con sus trabajos en el MMB . Este cuadro 110 <> . A continuación damos dicha tabla: ECHOS
I. II. III . IV.
'
NOTA INICIAL DE LOS SIGNOS DE LOS , INTERVALOS DE LA MELODIA
a la) [casi nunca D (Re)] b (si) natural o G (Sol) c (do) o a (la) d (re) o G (Sol)
FINALIS
a (la) o D (Re) E (Mi) o b (si) natural F (Fa) o e (do) G (Sol) o d (re)
105 Para más información, véanse WelleM, 46; WelleD, 133; WelleT, 22. 106 Ejemplos de sus escritos sobre música se incluyen en VincN, 316 ( texto en griego), entre otros libros; para más información, véase Riel 11, 1441. 107 Texto en griego de la introducción y de la sección sobre música, traducción al francés de la primera, y comentario, en VincN, 362. 108 Impreso en griego con traducción al latín en WallP, 359 (edición de 1699). 100 Véase GomS 11. 110 En cuya creación Tillyard ha tomado parte en especial. Un artículo de Oliver Strunk, en el que se explican los echoi detalladamente, aparecerá dentro de poco en MQ.
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Los comienzos del canto sagrado cristiano ECHOS
NOTA INICIAL DE LOS SIGNOS DE LOS • INTERVALOS DE LA MELODIA
FINALIS
D (Re) o G (Sol) [casi nunca E (Mi)] D (Re} [casi nunca a (la)] E (Mi) o G (Sol) [casi nt1nca a (la)] E (Mi) 11. F (Fa [casi nunca 111. (Barys) F ( Fa) o a (la) b (si) bemol] G (Sol) [casi nunca G (Sol), a (la) o c (do) IV. a (do}]
Plagales l.
Hay, además, diversos derivados de los echoi ( como ya hemos indi cado al explicar la notación ) ; por consiguiente, esta tabla no es completa, aunque en ella se incluyen las formas principales . Sabemos que en el asma ( <> ) había nada menos que 1 6 echoi. A continuación damos un ejemplo del echos I : EJEMPLO 1 1 . Oda del kanon de maitines del domingo de Pascua de Re surrección. Poema de Juan de Damasco ( tomado del WelleT , 3 ) .
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120
La monodia en la Europa occidental hasta cerca de 1300
ciones a las que ya se han hecho sobre este tema. El ritmo del canto es libre, es decir, no hay divisiones regulares en compases de igual catego ría. La música es abiertamente monódica , y se ha sostenido que <>, aunque <> 111 . El subrayado del texto, mediante pasajes melódicos que sirven para ilustrar la letra, se usó de modo muy marcado: así, para dar un solo tipo de ejemplo, las palabras <>, <>, etc., solían verse acom pañadas por melismas 112 . Se cree que, aunque en los MSS no suelen apa recer testimonios de mutaciones cromáticas, éstas se añadían a la hora de la interpretación, por lo menos tras la preponderancia de las influen cias árabe y turca 113 . Si bien la música bizantina tomó rasgos prestados de aquellas naciones que, en una época o en otra, se vieron bajo la égida del imperio, ella, a su vez, pagó esta deuda adoptándolos y extendiendo su influjo a otras re giones. En realidad, esta influencia todavía sigue viva en la música prác tica, como lo prueba el hecho de que el canto de la Iglesia ortodoxa grie ga a pesar de lo mucho que se haya apartado de su fuente esté en deuda con ella. Parece ser que esto es cierto en particular en el canto cultivado en Servia y Bulgaria 114. El hecho de que la música religiosa de Rusia también está en deuda con ella quedará aclarado en su debido momento, y en las próximas secciones tendremos también ocasión de re ferirnos a esta influencia en otras regiones. El canto an11enio
Armenia, en el año 303 d. C., fue el primer país que adoptó el Cris tianismo como religión oficial. Gregario el Iluminador (c. 257-�. 337) fue el responsable de la helenización o catolización de dicha región, la cual ya se había convertido , gracias a los misioneros sirios, a la fe que más adelante se llamaría nestoi;ianismo. A Gregario se le tiene por el fundador de la Iglesia armenia. Este predicó en su lengua materna y, gracias a su mediación, la monarquía armenia intentó destruir todos los vestigios de paganismo. Tal manera de obrar constituyó un duro golpe para la música nativa más temprana 115 . Las influencias bizantina y siria se encontraron y se mezclaron, por lo menos, hasta la separación de la Iglesia armenia 111 TillZ, 271. 112 Otros ejemplos aparecen en WelleT, 22. . 11 3 La presencia de la clase especial de cromatismo que surgiría del uso del sistema de tetracordos de separación, me11cionada anteriormente en lo �elativo al sistema de «Zosimos» es motivo de estudio en el artículo de Strunk mencionado en la nota 41. 114 Par� una explicación de la supervivencia de la influencia bizantina en la Iglesia ortodoxa en la actualidad, véase WelleG, 107. También véase SwanM. 11s Véase DayanM, 445; MaclerA, 7.
Los comienzos del canto sagrado cristiano
121
de la griega en el 536 , resultado un poco tardío de la condena de la doctrina monofisita como herética hecha por el concilio de Khalkis (451), doctrina que los armenios cultivaban. La evolución cultural del país re cibió un nuevo impulso con la introducción de la escritura armenia en el siglo v. . ,. La notación más antigua de los armenios era la de tipo alfabetico. No se sabe con exactitud cuándo se vio reemplazada por la notación de neumas (cuya invención los relatos sitúan en el siglo XII y atribuyen a Khatchadour de Taron), aunque parece ser que la última se mantuvo _sfn variación alguna durante varios siglos. Incluso en este caso la notac1on es indescifrable, ya que su clave se perdió �urante la invasión �urca y, por lo visto no existe ningún escrito que arro1e luz sobre ella. Sin embargo, se cree 'que sus signos indicaban ( 1 ) duración, (2) puntuación y cadencia, y (3) movimiento melódico 116. En la actualidad resulta imposible saber si en la notación nueva , introducida a principios del siglo XIX, se conser van melodías antiguas o meros cantos que se originaron un poco antes. �a música temprana se ha perdido irremediablemente . Sin embargo, graci�s a la disposición de los textos de himnos del Sharakan (la gran antologia de himnos de la Iglesia armenia), se puede deducir que los armenios con taban con un sistema oktoechos, ya que estos textos apare&n agrupado� de acuerdo con los echoi con lo que se debían cantar ; hay 8 echoi (e/. pág. 101). Los que se usan ahora no se basan en un _ principio �e escala, sino que consisten en fórmulas melódicas , circunstancia que podria indicar claramente el antiguo método. Otro posible indicio de la natu raleza del antiguo canto que se puede deducir del canto actual lo ofrece la proporción en la que se varían los motivos básicos 117 . E � /ana? irkh (para el oficio de las horas), así como otros libros del servicio, sirven de complemento al Sharakan. Los textos de los himnos más antiguos eran en prosa. Sin embargo, durante el Renacimiento en la Armenia menor, bajo los monarcas rube nianos (que comenzaron a reinar en el 1080, tras el hundimiento de la Armenia mayor), se empezaron a escribir himnos versificad�s. Fue du rante este período cuando el gran Nersos, llamado Schnorhali (<>), creó los poemas que forman una quinta parte de los 1.166 him nos canonizados de la Iglesia armenia 1 18 . No hay ninguna certeza de que una comparación entre los cantos usados por las dispersas comunidades armenias conduzca finalme 1;1te a una identificación razonablemente definitiva de algu nas melodías antiguas. 11 6 Véase GasM, 551. En la pág. 552 se incluye un facsímil de una página que está ., . en notac1on armenia. 111 En WelleMM 14 artículo interesantísimo que, sin embargo, debe leerse en conjunción con WelleG, '83 y sigs. ( en donde se inclu)'.en observaciones útjles sobre el valor de las obras de los escritores tempranos relativas al canto armenio) y con WelleD, 139 y sig. (ambos escritos posteriormente), se explican las variaciones del canto actual con ejemplos. 118 Una melodía atribuida a Nersos por la tradición aparece impresa en DayanM, 444.
•
122
La monodia en la Europa occidental hasta cerca de 1300
Las asentadas en Europa se han visto muy influidas por las naciones que las han recibido, tanto en el pasado como en la actualidad. Se cree 119 que las características nacionales se han conservado en su mayor pureza en la patria: en Echmiadzin, Tiflis (Teilisi) y Erivan (Yervan). Los armenios de la India cuentan con un canto distintivamente propio 120 • El canto copto y el etiópico
Los comienzos del canto sagrado cristiano
123
pre aparecían formando parejas. Por consiguiente, son otro ejemplo de paralelismo oriental. Parece ser que el canto antifonal fue popular y que tenía un carácter teatral . Las indicaciones que designan cuál de los 8 echoi del oktoechos acompañaba a un texto determinado, sin duda se derivan de la práctica bizantina. Al igual que en otros MSS de textos de himnos orientales, etc., unas palabras a veces preceden a los textos y sirven para señalar la melodía que se va a usar en la interpretación. Gracias a las pie zas que se conservan se pueden dividir ll!_S canciones en 3 grupos : cantos estrictamente litúrgicos, canciones que se entonaban en reuniones reli giosas, pero no de carácter litúrgico, y canciones folklóricas religiosas que se cantaban en fiestas y otras ceremonias públicas 1 25 .
Los primeros coptos, los cristianos nativos de Egipto, habitaron prin cipalmente en la parte septentrional del país. Se considera que sus descen dientes, debido a una cadena de circunstancias, son <> . El Cristianismo se ex tendió entre los nativos, distintos de los alejandrinos helenísticos, etc., por lo menos, en una fecha tan temprana como la del siglo rrr . La sece sión de la Iglesia, tras el concilio de Khalkis, no evitó que su servicio presentase rasgos bizantinos : los textos más tempranos de himnos cop tos fueron traducciones del griego. La poesía nativa, en esencia religiosa, floreció con gran vigor hacia el año 1000 d. C., y fomentó una gran acti vidad musical o meramente coincidió con ella. Hasta nosotros no ha llegado ningún MS anotado en el que se con serve el antiguo canto copto, siempre y cuando hayan existido en reali dad dichos MSS. Los más parecidos a éstos son unos dedicados a lecciones solemnes, en los que aparece una especie de escritura ecfonética 121 . No se puede determinar hasta qué punto, en las melodías que se cantan en la actualidad 122 , se conservan las antiguas . Ni siquiera hoy día se emplea la nótacion, ya que la mayoría de los intérpretes del canto son ciegos, <> 123 . Los coptos modernos usan platillos para acompañar el canto . Se dice también que emplean campanillas de mano que son gol peadas, ya que no cuentan con badaj os . Quizá ello sea una revitalización de una antigua costumbre e incluso una continuación de la misma (por lo menos en los monasterios del desierto), a pesar del prejuicio que tenían contra estos instrumentos los conquistadores musulmanes . También se dice que usan triángulos 1 24 . Se pueden deducir unos cuantos aspectos del antiguo canto a partir del gran número de MSS de textos que se conservan. En ellos queda claro que las canciones tenían división estrófica ; estas estrofas casi siem-
La tradición etiópica de que los reyes del país descendían de Menelic, supuesto hijo de Salomón y la reina de Saba (de la que se afirma que fue monarca de los etíopes ), halla un eco en lo teoría que dice que en la salmodia etiópica, tal como se canta en la actualidad, se conserva el canto hebreo que se practicaba en la época de Salomón . Sin embargo, la salmo dia sólo se enseña entre los etíopes mediante medios orales, a pesar de la , existencia de signos diacríticos 126 . El fenicio san Fromencio fue el primer obispo de Etiopía hacia el 330 d. C., y el Cristianismo echó raíces profundas en una cultura que ya se había visto influida, o lo sería consecutivamente, por los egipcios, los sirios, los griegos y los hebreos . Los lazos de unión que existieron entre Etiopía y Egipto a veces fueron extremadamente estrechos ; el ritual abisinio de la actualidad suele estar de acuerdo, en líneas generales, con el de los coptos. También se afirma que el canto etiópico guarda relación con la práctica copta, así como con la siria, la armenia y la hebrea 1 27 . En las iglesias se usan sistros que recuerdan a los de los antiguos egipcios, así como panderos, campanas y platillos. Parece ser que la influencia árabe brilla por su casi total ausencia 128 . Se atribuye a Abba Yared, en el siglo vr, la organización de los can tos del año eclesiástico y también la invención de una nueva manera de cantar, la cual se basaba en 3 <>: ghe'ez 129 , ezel y araray . No sa bemos con exactitud lo que querían decir estas palabras. Todavía se usan sus nombres en relación con fenómenos <
Véase WelleD, 140. En ApcarM hay una antología de sus melodías (con armonizaciones añadidas). Véanse comentarios en WelleG, 88 y sig. 121 Véase WelleD, 138. 122 Para una antología hecha en 1899, véase BadetC. 1 23 WelleB, 6. 124 Sobre el uso de estos tres tipos de instrumentos, véase ButlerC 1, 327; 11, 79-83.
Véase WelleD, 138, o WelleG, 103 y sigs. Véase HerschA, 53. Véase DerayE, 135. C/. HerschA, 52 y sig. 1 29 No debe confundirse con la lengua ghe'ez. 130 HerschA, 53. Para los «modos», véanse, además, Deray, 183; HeschA, 52; WelleK, 80.
1 19 120
125 1 26 127 128
T
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La monodia en la Europa occidental hasta cerca de 1300
No se conoce ningún MS que contenga notación etiópica anterior al siglo xvr, aunque existe una tradición que dice que es mil años más . �n tigu a. Este MS está formado en parte por _ letr�s del al_fa�to y '. ta�bien, por puntos, y presenta indicios de una posible influencia bizantina . No se ha podido descifrar su contenido. En antiguos documentos religiosos aparecen descripciones de la inter pretación del canto. Los sacerdotes los �ntonaban . en voz alta hasta que , alcanzaban el punto más alto del extasis y terminaban tot�lmente ag_? tados. En la actualidad se sigue una práctica parecida. El baile acampana al canto, estimulado por el batir de palmas y el ritmo marcado por los tambores 132•
Capítulo 4 La evolución de algunas de las ramas principales del canto cristiano: ruso, ambrosiano, mozárabe y galicano
JEI canto ruso *
El príncipe Vladimir, tras ser bautizado en el Cristianismo en Korsun , > en Rusia ( mejor sería llamarlo <> ; el término ruso para esta última palabra e:s glassy ); con ellos llegaron ejemplos de libros de cantos religiosos ; se c:onvirtieron en los maestros y directores de los coros de Kiev, Rostov )1 otros sitios cercanos. Entre los coros más antiguos y famosos se hallaban los de Kiev, Moscú, Novgorod, Vladimir, Pskov y el monasterio de Bo E:oliubov. Gracias a diversos relatos sobre esta actividad, parece ser que Rusia, j unto a los principios del Cristianismo, tomó de Bizancio el servicio, los c:antos y, naturalmente, la notación de carácter religioso necesarios para sus ceremonias sagradas ; sin duda alguna, también se encontraba presen te una influencia eslava meridional.
131
132
Sobre este tema, véanse WelleK, 101; WelleG, 105. Véase WelleD, 139.
* Por lgor Buketoff. 1 De acuerdo, por lo menos, con el Stepenaya Kniga, documento del siglo tcJtalmente fiable.
125
XVI
no
La monodia en la Europa occidental hasta cerca de 1300
126
Sin embargo, no tardaron en aparecer los cantos que, por lo menos en parte, tenían un sabor auténticamente ruso, los cuales sólo esperaron a que se presentara la ocasión adecuada para hacer acto de presencia, como fue la organización de servicios especiales 2 en memoria de santos de ori gen nativo. Estos cantos, a los que probablemente dieron forma los can tores del país, aparecieron en una fecha tan temprana como la del siglo XI; en la centuria siguiente se incluyeron en libros. Incluso cuando su crea ción no era más que la adaptación de un texto nuevo a una melodía dada, este proceso se aplicó con destreza técnica y un buen conocimiento de los cantos de la época y de su construcción 3 . A su debido tiempo, la crea ción musical del pueblo ruso brillantemente demostrada en su música folklórica le permitió equilibrar, en gran medida, la influencia extran jera por lo menos en lo tocante a la fase melódica real del servicio, cuando no ocurrió de igual modo en otros aspectos ( cf. págs. 118 y sigs.). En un principio no existió ninguna notación específicamente rusa, como queda probado por los documentos más tempranos del siglo XI 4 ; tal como lo han demostrado las comparaciones hechas con los MSS grie gos, el método que se usó fue el empleado anteriormente en Bizancio. En los rusos aparece un sistema ecfonético formado por 12 símbolos, más o menos 5, el cual, en uno de dichos documentos 6, por elegir un solo ejemplo, está relacionado con 92 de las 160 líneas de que consta el text? . Los rusos adoptaron el uso de algunos de estos signos en la forma mas antigua de la notación que pronto empezarían a desarrollar ellos mismos. Esta se basaba en los kriuki (garabatos o rasgos) y se conocía como no tación kriuki o znamenny (znamia = signo, nota) 7 • Una variedad pos terior (siglo XVI ) recibió el nombre de <>. Esta recuerda a la notación znamenny. Parece ser que el canto doméstico fue mucho más antiguo que su notación, y que existió al mismo tiempo que el znamenny. Los eruditos musicales todavía no han podido determinar su verdadera naturaleza 8 • La introducción de la notación znamenny no significó el abandono inmediato del uso de la notación extranjera. Hay ejemplos de la llamada 2
Como los que conmemoran a Teodosio de Petcheri (fiesta iniciada en el 1095), y al príncipe Boris y Gleb ( 1072), y el celebrado en recuerdo del nuevo enterramiento de los restos de san Nicolás de Bar-grad ( 1987). 3 Véase MettR, 44. 4 El Ostromirovo Evangelie ( <
La evolución de algunas de las ramas principales del canto cristiano
127
no�ación kondakarny (kondak = himno breve de alabanza; por consi guiente, un kondakarion es una antología de este tipo de himnos ), la cual estaba foi;mada en parte por una serie de símbolos pequeños escritos sobre el texto y que gráficamente se relacionaban con los usados en el can to znamenny. Sobre estos signos había una segunda serie de símbolos, en , ero bastante menor, pero de mayor tamaño, que num recordaban a las le tras del alfabeto griego e indicaban su origen bizantino. Todavía no se ha descubierto la clave para interpretar el significado de este sistema, pero se cree que los símbolos más pequeños indicaban la melodía, y los ma yores, la dinámica. Sin embargo, hay ciertos detalles que nos hacen poner en du_da este análisis. En 5 páginas con notación 9 hay 60 símbolos gran des diferentes, que supuestamente se refieren a la dinámica, y no más de 40 de los más pequeños. ¿ Sería razonable suponer que la serie superior, la que comprende una mayor variedad de símbolos que la inferior está sólo formada por signos de expresión? Además , en la serie superior se emplean símbolos usados en la inferior, y en esta última, combinaciones de. s� s p ropios símbolos. Ello sugiere una vaga posibilidad de canto a 2 o, qu�za, i?cluso, a 3 voc_es. Sin embargo, resulta imprudente llegar a cual quier tipo · de conclusiones sobre este sistema de notación , pues aun cuando la clave d�l mismo se ha perdido en la actualidad, !os parecidos externos con los simbolos znamenny sugieren la posibilidad de que toda vía• se pueda descubrir una pista que nos conduzca a la solución de este enigma. Esta notación doble, con sus símbolos grandes que nos hacen recor dar las letras griegas, podría indicar que la música escrita en ella no sólo era de orige� bizantino, sino que posiblemente también la interpretasen, . en gran medida, cantores griegos muy bien preparados. Podría ser que hasta la misma música hubiese terminado por encontrar un sistema de e;presión escrita basado en los signos znamenny, ya que muchos de los simbo_los eran comunes a los 2 sistemas. Por consiguiente, es posible que los 1:11smos cantos, tras ser anotados de nuevo en los símbolos znamenny, :se sigan us��do todavía, sin ninguna desconfianza sobre su origen, entre los raskolniki o <> (la secta de la que surgieron los ]héroes de Khovantchina, de Mussorgsky ), y que también se conserven 1en el sistema posterior de 5 líneas y notas cuadradas de Kiev (del que nos (>CUparemos dentro de poco) 1º. Tomadas del Nizhegorodski Blagoveschenski Kondakar ( <1zantina, no resulta fácil comprender cómo éste pudo hacerse con dicho conocimien9
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La monodia en la Europa occidental hasta cerca de 1300
El origen de la notación znamenny o kriuki se puede remontar a una fecha tan temprana como la del siglo XI. En un documento del XIII se hallan más de 90 signos znamenny, de los cuales sólo una parte se ha podido descifrar. Algunos desaparecieron de la práctica en los libros reli giosos antes del siglo xv, y se ha perdido su connotación musical. Por desgracia, no se ha descubierto ningún tratado temprano sobre la no tación de las centurias x1-x1v. Las primeras obras relativas a la misma sólo empezaron a aparecer en la xv 11 , y en ellas se dan los nombres de los diversos signos, pero no su significado musical o técnico preciso. Sin embargo, sabemos que en lo tocante a la altura del sonido, un sig no se podía aplicar a 1 de cada 3 tonos. La notación se basaba en una escala de 12 grados con una extensión teórica que iba de G (Sol) a � \�!l [ con b (si) natural, aunque no � bemol ]. Esta extensión es claramente demasiado aguda para las voces masculinas ; y la notación en la que se empleaba no debía tomarse al pie de la letra, sino solamente como in dicación de la altura relativa. La escala o gama se dividía en 4 <> (el bajo, el oscuro, el brillante y el 3 veces brillante) formados por 3 grados cada uno. En la práctica, los que más se usaban eran el segundo y el tercero. Un signo znamenny presentaba el <> en el que se hallaba el tono, pero no su altura exacta. (En lo relativo a la mejora llevada a cabo en el siglo XVI, véase la pág. 134. ) Por otra parte, la notación contaba con suficientes signos rítmicos. También en ella se presentaban la intensidad y el lugar ocupado por una nota en el motivo melódico, es decir, si pertenecía al comienzo, al medio o al final y, gracias a ello, se indicaba el fraseo 12 . El canto znamenny terminó por ser mucho más duradero, en su uso general, que el kondakarny, y finalmente dio pie a los fundamentos del <>. (Este nombre se deriva del sistema de notación en el cual el canto se escribió y aplicó a todo el corpus del canto ruso tras la codificación del mismo hecha por Mesenetz: véase la pá gina 131. ) Los rasgos o garabatos y los signos usados no sólo recibían los nombres, unos y otros, de znamiona o kriuki, sino también el de
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to, ya que el corpus de los MSS bizantinos no es pequeño y, evidentemente, su inves tigación sistemática sólo hace poco que la ha iniciado. Findeisen sólo hace una su gestión; von Riesemann, una afirmación sobre unas bases posiblemente insuficientes. Creemos que la opinión sobre esta interesante cuestión debería quedar en suspenso hasta que, por lo menos, se conozcan mejor los contenidos de los MSS bizantinos. Swa �R, sin embargo, señala, en lo relativo al canto bizantino transcrito por Wellesz y T1llyard, y al znamenny, que, si bien ciertas características son comunes a los 2, sus caracteres fundamentales y «significados musicales» son notablemente diferentes. 11 Véase FindR I, 99 y sig., donde se incluyen facsímiles de páginas tomadas de los tratados sobre este tema en los que se ven unos cuantos ejemplos de la notación. 12 Véane Ciclo I, Introducción, IV; RieseR, 141 y sig. En PanóffA se incluye una tabla con los símbolos kriuki usados con mayor frecuencia, así como sus equi valentes en la notación moderna; véase su tabla 11 entre las págs. 16-7·' además ' la ilustración 6, pág. 17. Véase también la pág. 15.
La evolución de algunas de las ramas principales del canto cristiano
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stolpi (signos), y ello explica el porqué el canto a veces se llama <>. La notación, tras unos 600 años en uso se rindió en el siglo XVII (aunque sólo parcialmente, ya que todavía s� conserva entre los <> ) a ser traducida al sistema de 5 líneas 13 • La adopción de este sistema (con sus <> ), el cual recuerda en sus principios al usado en Occidente, aunque no en la forma de sus notas, se vio estimulada por la introducción de la polifonía en el servicio religioso, ya que el antiguo sistema era inadecuado para las exigencias del nuevo estilo. El antiguo, sin embargo , era más idóneo que su sucesor para cumplir los requisitos del canto, y la transferencia de las melodías del canto a la notación nueva terminó por perjudicar a su interpreta ción 14 • Se supone que la mayoría de los MSS más tempranos tuvo su origen en Novgorod, ya que, durante el período de su formación (siglos x1-x1v ), ésta fue la principal ciudad cultural, ya que por su situación geográfica se evitó el que se viese invadida por los tártaros (comienzos del siglo XIII ), los cuales casi terminaron por aniquilar toda la riqueza cultural de la Rusia meridional y central. A pesar de ello, contamos con 26 MSS musicales del período premongol 15 . En algunos documentos del siglo XII se hallan textos taJto en griego como en ruso. Explica tal hecho la suposición de que durante las cen turias XI-XIV los cantos se interpretaban en ambas lenguas ; le brinda apo yo a esta suposición la circunstancia de que los primeros sacerdotes eran, en su mayoría, de origen griego, los cuales probablemente sólo conocían de un modo muy superficial el idioma ruso. A mediados del siglo x111, en la iglesia de santa María en el gran Rostov, hubo 2 coros, uno griego y el otro ruso, que cantaban una misma melodía pero en idiomas diferentes, probablemente de manera antifonal . Esta práctica ayuda a no sólo el explicar la presencia, incluso hoy día, de pasajes en griego kyrie eleison, sino otros también en el texto del servicio en ruso. Es probable que, a partir del siglo x11 y hasta bien entrado el x1v, se adaptase poco a poco el canto a las necesidades del país y se convir tiese en específicamente ruso. Hacia finales del siglo XIV, la notación asumió una forma abreviada. Parece ser que hasta entonces no hubo libros de textos relativos a la notación znamenny y que ésta sólo se enseñaba mediante medios orales. Las primeras reglas escritas no apa recieron hasta la segunda mitad del siglo xv; entonces lo hicieron bajo Para una serie sistemática de facsímiles en los que se ve el desarrollo del canto en Rus_ia, véase o MettR, apéndice, o Ciclo I, introducción. Aunque en el primero de estos l1br<;>s hay un número mayor de facsímiles, en el segundo los temas aparecen mucho mas detallados. 14 V� se RieseR, 143 y sigs. En las págs. 144 y sig. aparece una melodía de canto � en notac1on znamenny, en la de 5 líneas y en la moderna. Véase también BourR, 2359. 15 Para una lista de estos MSS, véase SwanZ, parte III. 13
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la forma de apéndices de los libros de canto. A finales de este último siglo, el éxito de los cambios habidos en la notación afectaron también a la melodía del canto znamenny propiamente dicha, la cual en diversas ocasiones sufrió profundas correcciones. En el siglo XVI , debido a la gran confusión reinante en el canto reli gioso, motivada por un uso excesivo del texto 16 , surgió una necesidad imperiosa de crear escuelas de canto. Este abuso se vio ocasionado, en parte, por el hecho de que, hacia finales del siglo XIV, con el desarrollo de la lengua eslava y del canto, la pronunciación de las semivocales, que resultaban dificultosas en el canto (así como en la lectura y en el habla corriente), dio paso a la de las vocales auténticas. La sustitución de las semivocales en los textos de canto por o y e, práctica conocida como khonomia, cambió la formación de las sílabas y tendió a hacer que la interpretación fuese más prolongada . También se hicieron inser ciones de otra naturales ejemplos de las cuales ya existían desde nada menos que el siglo XII , principalmente de pasajes de ornamentos vocales, que adornaban el canto sencillo. Estas añadiduras, cantadas con las sílabas interpoladas a-ne-na (parece ser· que relacionadas en parte con las enechemata bizantinas), recibieron el nombre de anenaiki 17 • Queda claro que prolongaron aún más la interpretación. Para abreviar la duración del servicio, a veces se cantaban simultáneamente 2 ó 3 plegarias diferentes. Casi no se respetaba el texto sagrado. Para combatir la corrupción que acosaba al canto, a instancias de I ván el Terrible se creó un proyecto en 1551 para la formación de instituciones donde se enseñase a leer, a escribir y a cantar; el clero se ocuparía de impartir esta instrucción. El proyecto tuvo éxito en ciertos aspectos, at1nque no en el de desarraigar la corrupción. Surgieron numerosas escuelas de las que salieron muchí simos maestros 18 • Las mejores se hallaban en Moscú y Novgorod. Se organizaron muchos coros, entre los que destacaron el del zar y el del patriarca. Como resultado de esta actividad, en la segunda parte del siglo XVI se hicieron añadiduras valiosas a la literatura znamenny, así como correcciones y variaciones de la misma. Entre los maestros más conocidos se hallaba Iván Akimovich Shaidurov, que, preocupado más por la notación que por la melodía del canto znamenny, perfeccionó un sistema de letras llamado Kinovarnija pomieti ( <> ). Entre las diver sas mejoras debidas a este sistema se halla la fijación definitiva de la altura de los tonos representados en la notación kriuki 19 . Para una mayor información de la que se da en este párrafo véase FindR I, 90 y sigs., con ejemplos en la pág. 92 ; también MettR, 46, o BourR, 2358, o RieseR, 142. 17 Para un facsímil de un MS del siglo XII que contiene anenaiki, véase FindR I, 9 3. Véase también la nota 1 1 1 en la pág. VII de FindR I . 18 Véase MettR, 47 y sig. 19 Para más información, véanse MettR, 49 y sig.; PanóffA, 17. La afirmación he cha en RieseR, 142, de que esto sucedió a finales del siglo xv parece ser que se debe a un error tipográfico. 16
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A mediados del siglo XVII existían los siguientes conjuntos del canto en Rusia 20 : el znamenny (centrado en Moscú), el de Kiev, el griego, el búlgaro y el znamenny menor 21 • Este último se usaba en los servicios breves de carácter diario y era, en esencia, igu al al primero, aunque su estilo era menos ornamentado. Por ejemplo 22 : EJEMPLO
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El canto de Kiev era tan similar al znamenny que ciertas piezas de aquél podían confundirse fácilmente con otras pertenecientes a este último repertorio. Este hecho ha dado pie a que Metallov sugiera 123 que el canto de Kiev quizá fuese una versión seudoccidental del znamenny, alterada para adaptarse a las necesidades, gustos y tradiciones locales. EJEMPLO
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El canto griego 24 es bastante diferente y recuerda mucho más al búl garo, el cual es muy melódico y distintivo. El ritmo de estos dos cantos difiere muchísimo de la estructura del ritmo asimétrico del canto zna menny (e/. ejemplo 16). Es sencillo, uniforme y los oídos acostumbrados
No se trata de una misma música en notaciones diferentes, sino de, con las excepciones que se mencionarán a su debido tiempo, conjuntos en realidad distintos del canto. 2 1 También hubo otros, pero éstos fueron los más importantes. . . 22 Las ilustraciones musicales de esta sección se han tomado pr1nc1palmente de The Notation of the Regular Religious Church Service, 1909. 23 MettR, 68. · , · 24 Formado por traducciones eslavas de los textos de los cantos tard1os b1zant1no s y por las melodías supuestamente de este origen. Existe una situación parecida con respecto al canto búlgaro. 20
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a la literatura musical normal en Occidente lo captan con facilidad. A con tinuación damos ejemplos de los cantos griego y búlgaro: EJEMPLO
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(a) «Toda la naturaleza, el coro angélico, y toda la humanidad se regocijan en ti' . Virgen bendita.>> (b) «Oh �ijo unigénito y Palabra de Dios, que eres inmortal y Te dignaste, por nuestra salvac1on . . . >>
El canto más pródigamente representado en los MSS que se conser van es el de Kiev; el menos frecuente, el búlgaro 25 • Todos estos conjuntos del canto se difundieron muchísimo, primero en el sudoeste y luego en el nordeste de la Rusia europea, durante la evo lución de la Iglesia uniata 26 en el siglo XVI I . Debido al peligro que esta evolución representaba para la Iglesia ortodoxa, sus ramas situadas en el s�doeste �e alinearon entre sí de !orma más estrecha con las de la gran Rusia, Grecia y las de los otros pa1ses en los que se practicaba la orto doxia griega. En lo tocante al canto religioso, este contacto más íntimo dio como resultado el empleo, par parte de la Iglesia rusa, de todo lo mejor surgido en las demás de origen ortodoxo. La inmensa cantidad de melodías de la Iglesia rusa se puede dividir en 2 grandes grupos : (1) aquellas regidas por la ley fundamental del canto religioso la de los 8 echoi , y (2 ) aquellas creadas con inde pendencia de esta ley. Entre los requisitos de la ley de los 8 echoi se incluyen las pautas melódicas o las figuras melódicas características. Estas se llaman popievki. Algunas únicamente son típicas de un solo echos. Otras, además de apa recer en un echos, también lo hacen en otros, e incluso algunas son co25
Sólo nos referimos de nuevo a los conjuntos más importantes del canto. Para más información véase MettR, 67 y sigs. 26 La Iglesia en la que se si en los dogmas de la religión católica romana y se gu obedece al papa, pero en la que se usa el ritual ortodoxo griego.
13 3
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munes a varios echoi. Casi siempre se hallan popievki similares en los echoi l. y 5 ; 2 y 6; 3 y 4 ; 1, 3 y 4 ; 4 y 8 ; 2, 6 y 8 (el grupo de popiev ki para estos tres últimos es diferente del usado únicamente para los nú meros 2 y 6 ). Hay popievki que, aunque llevan un mismo nombre, apare cen formados por figuras diferentes en distintos echoi, y otros que, aunque tienen nombres disímiles, están constituidos por figuras muy similares. Entre los popievki hay algunos que sólo se usan al comienzo, otros que se emplean al comienzo y en el medio, otros sólo en el medio, otros al final y en el medio, y otros más sólo en la conclusión. Son relativamente pocos los que pertenecen a los tipos primero y último de 1 a 6 en cada echos , ya que la mayoría corresponde a los otros 3 tipos . A veces algunos se abrevian o, por el contrario, se varían ; las alteraciones suelen darse en el centro del verdadero popievka, y dependen del texto. Otros no cambian nunca. Hay algunos que, acoplados con otros, forman un popievka doble o compuesto 2:1. A veces se interpola un recitativo, lo que resulta singular en el canto znamenny, entre 2 popievki o entre 1 popievka y su repetición. A continuación damos 3 muy característicos del echos 8, como ilustración del estilo de los popievki: EJEMPLOS
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Si bien la idea de los 8 echoi se les ocurrió a los rusos tras conocer el sistema bizantino, el resultado final, en los detalles de su organización, difirió muchísimo del de la fuente 28• En el siglo XVII aumentó muchísimo la actividad. Fue entonces cuando se estableció el patriarcado, institución que necesitaba de una mayor pompa en el servicio y en el canto. Por consiguiente, se recibió con los brazos abiertos el empleo de variaciones en el tratamiento de los cantos que había que repetir varias veces. Pero este súbito aumento de la actividad se vio acompañado también por un deterioro. Los males que se habían combatido en el siglo anterior 2:7 Véase MettZ, 7.
Tal como puede ver el lector si compara la tabla descriptiva de los echoi rusos impresa en PanóffA, 14, con la tabla de las págs. 1 1 8 y sig., supra. 28
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volvieron a florecer. Bien se debiese a la instrucción incorrecta de la liturgia impartida por las maestros o a la debida a los hombres más jóvenes que se negaban a abandonar las oportunidades de competir entre sí, en lo tocante a inventiva, que les brindaban las insersiones, lo cierto es que los métodos que se siguieron en el canto y en la lectura de los libros religiosos dieron pie a que los servicios fuesen aún más prolon gados. En la primera parte del siglo XVII se cultivó muchísimo la práctica de cantar y leer en 2, 3, 4, 5 e incluso 6 voces, unos cuantos pasajes del texto a un mismo tiempo, con el propósito de reducir la duración del servicio sin que por ello dejase de interpretarse en su totalidad 29 • (Ya hemos visto una costumbre bastante parecida en un período anterior. ) Ello lógicamente dio lugar a que los contenidos de los libros de canto se desorganizasen y tendiesen a ser incorrectos, hasta tal punto que, en 1655, el zar Alexis Michailovitch nombró una comisión de 14 personas con el propósito de corregir los textos. Sin embargo, la plaga que asolaba entonces Moscú interrumpió bruscamente e_sta labor. En 1668 se nom bró una segunda comisión formada por 6 personas y encabezada por el monje Alejandro Mesenetz. Disponiendo de matera! procedente de los 400 años anteriores, se corrigió y organizó la literatura religiosa, y el mismo Mesenetz escribió un magnífico tratado 30 sobre la traducción de la notación kriuki. Al poco tiempo se introdujo, desde Kiev, el uso de las 5 líneas y de las notas cuadradas, práctica que se extendió por toda Rusia. Las reformas de esta comisión dieron pie a un cisma dentro de la Iglesia, ya que los <> las rechazaron, igual que hi cieron con la nueva notación. Al poco tiempo, en especial durante el reinado de Pedro el Grande, la música rusa cayó bajo una marcada influencia procedente del oeste de Europa, principalmente de Italia (Galuppi y Sarti trabajaron durante mucho tiempo en San Petersburgo) y Polonia. Aun cuando Bortniansky, Lvov y otros intentaron usar los antiguos cantos litúrgicos en sus com posiciones, la influencia europea que los dominaba les hizo modificar las melodías para que éstas se adaptasen al gu sto occidental, y armonizarlas según las reglas de la armonía y el contrapunto procedentes del oeste. Las versiones hechas por Turchaninov y Potulov representan apar tamientos de los métodos de los compositores antes citados. El último nombrado, tras dejar las melodías absolutamente intactas, se limitó a emplear los acordes de triadas fundamentales y sus primeras inversiones, consiguiendo de esta manera un resultado muy estricto y solemne. En su sistema prácticamente todas las notas reciben el tratamiento dado a los tonos independientes de los acordes. Con el nombramiento de Balakirev como director de la capilla impe rial de San Petersburgo, la música religiosa, en líneas generales, empezó 29
30
MettR, 56 y sigs. Impreso en SmolA.
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a asumir un estilo mucho más nacionalista. Rimsky-Korsakov y Lvovsky cultivaron en parte esta pauta, así como también Tchaikovsky. Kastalsky ( 1856- 1926 ) dio el mayor paso hacia la armonización de los cantos según un estilo estricto y nacionalista ruso (en la suposición de que debiesen armonizarse). Es probable que en él se halle el origen de casi todo el tremendo avance realizado por los compositores poste riores: Gretchaninov, Tchesnokov, Nikolsky, Rachmaninov, Shvedov, cuando éstos intentaron rejuvenecer el canto. El canto ambrosiano
Este canto, que se usa en Milán, deriva sL1 nombre de la atribución de su origen a san Ambrosio. La forma según la cual el valiente obispo, mientras mantenía una violenta lucha con la emperatriz Justina Y sus seguidores pertenecientes a la herética secta arriana, introdujo la cos itus de sus tumbre siria de cantar himnos en Milán, para animar' los espír ' . partidarios católicos, nos la cuenta su contemporaneo mas Joven, san Agustín : '
Hacía más o menos un año, y no mucho más, que ]ustina, la madre del emperador nino Valentiniano, perseguía a Tu siervo Ambrosio para provecho de su herejía, a la que los arrianos la habían arrastrado. La gente devota montaba guardia en el templo, dispuesta a morir con su obispo, Tu servidor. Allí mi madre, Tu doncella, soportando en gran medida estas aflicciones y vigilancias, vivía en oración . Nosotros, aún no fun didos por el calor de Tu espíritu, nos veíamos, sin embargo, conmovidos por la asom brada y perturbada ciudad . En esta época se instituyó, según la costumbre de la Iglesia oriental el canto de himnos y salmos para que el pueblo no desfalleciese por el tedio del dol�r,- dicha costumbre, mantenida desde entonces, la imitan muchos, es más, casi todas Tus feligresías en el resto del mundo 31 .
San Ambrosio define así la naturaleza del himno : <> 32 . De los muchos textos de himnos que se le atribuyen al santo, sólo 4 se aceptan, en líneas generales, en la actua lidad como auténticos . Estos son Aeterne rerum Conditor; Deus Creator omnium ; Iam surgit hora tertia, y Veni Redemptor gentium 33 • El primero Confesiones, libro IX, capítulo 7. MigneL XXXII, 770; Nicene y Post-N, Ser. 1, I, 134. 32 Citados en GerC I, 74. 33 Algunos escritores atribuyen otros 14 texto de himnos a san Ambrosio. Véase DrevesA; también JulD, 56. 31
r
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fue adoptado por los romanos y todavía forma parte de su breviario. Los textos de los 4 están formados por dímetros yámbicos (cada yambo está constituido por 2 pies), y cada himno consta de 8 estrofas de 4 ver sos cada una. Los himnos posteriores que se escribieron siguiendo esta forma poética a veces reciben el nombre de hymni Ambrosiani. No se sabe nada definitivo sobre las melodías que en un principio se usaron con los himnos de san Ambrosio. Quizá éste las haya escrito, o se adaptasen a partir de piezas anteriores. Debido a que los himnos se concebían para ser usados por la grey, parece lógico suponer que sus melodías fueran sencillas y silábicas. Gracias a la definición de san Agus tín del pie yámbico, sabemos que éste estaba formado por <> 34 ; la mayoría de las transcripciones mo dernas de los himnos se basa en la suposición de que el ritmo de la melodía obedecía al metro del texto 35 • Las leyes de la cantidad regían el metro ambrosiano, aunque ya en época de san Ambrosio se había ini ciado el cambio gradual del uso de la cantidad al del acento.
EJEMPLO 18. Aeterne rerum Conditor. Himno ambrosiano (basado en DrevesA, 111 ). •
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Creador de la tierra y el cielo, gobernante del día y de la noche, Con amena variedad, templas todo, y haces la luz; etc.
(Tomado de Verses on Various Ocasions, 200, del Cardenal John Newman.)
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Los himnos ambrosianos se extendieron por toda Europa. Durante la Edad Media, los escritores religiosos procedentes de diversas regiones se rindieron a la moda de adornar las sencillas melodías de los himnos con breves melismas. Se ha intentado descubrir las melodías supuesta mente usadas por san Ambrosio, mediante la eliminación de estas excre cencias 36• - On himno escrito para un texto en prosa y no métrico es el Te Deum. Su estructura, como la de los salmos, se ve regida por el principio del De Música, libro 11, capítulo VIII, en MigneL, XXXII, 1108. Para más información sobre el ritmo de los himnos ambrosianos véase Hand' schin en Acta, X ( 1938), 17 y sig. 36 Para ejemplos, véase DrevesA, 110 y sigs. 34 35
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paralelismo. Según la leyenda, lo improvisaron conjuntamente san Am brosio y san Agustín, mientras el primero bautizaba al segundo. En la Edad Media a veces se llamó Hymnus Ambrosianus. Sin embargo, en la actualidad se cree que probablemente lo escribiese Niceta de Remesiana (c. 335-414 ). Parece ser que era muy bien conocido ' y. estaba muy exteñ dido su uso en una fecha tan temprana como la del siglo vi; finalmente pasó a formar parte de la liturgia romana. La música de este himno, tal como ha llegado hasta nosotros, parece deberse a diversas personas ; se cree que la primera parte de la melodía es pregregoriana, posiblemente de origen milanés, si bien el carácter de la segunda es gregoriano 37 • Otra costumbre oriental que san Ambrosio introdujo en Occidente fue la práctica del canto antifonal, es decir, la entonación alternada de los versículos de un salmo por parte de 2 coros. El uso del canto anti fonal 38 queda claro en las palabras de san Agustín cuando habla de <> cantado <>. Esta práctica se extendió desde Milán a Roma, donde se adoptó oficialmente durante el papado de Celestino I (422-32). Con el transcurso del tiempo, toda la música de la liturgia milanesa terminó por ser conocida como canto ambrosiano, aunque resulta impo sible remontar el origen de ninguna de sus piezas a la épJca del santo . El canto ambrosiano, si bien se mantiene como una entidad propia, in fluyó en el gregoriano y, a su debido tiempo, se vio influido por éste. Parece ser que, a veces, el canto gregoriano tomó una melodía en su forma intacta de la liturgia ambrosiana. Así, es posible que la música del famoso himno gregoriano Veni Creator Spiritus sea más antigua que su texto, y que anteriormente fuese la melodía del himno ambrosiano Hic est dies versus Dei 39 • En determinadas ocasiones, las melodías de los 2 repertorios son muy parecidas ; sin embargo, cuando las del ambro siano tienen ornamentos, éstos suelen ser mucho más recargados que los de las del gregoriano. Hay algunos indicios de que, por lo menos, la Iglesia romana tomó unas cuantas melodías ambrosianas y luego las adaptó despojándolas de adornos, a la codificación gregoriana del canto romano. Comparemos, por ejemplo, la siguiente versión ambrosiana del Jubilate Deo con la gregoriana (véase la pág. 206 infra, donde se da su traduc ción) 40 • Para testimonios a favor de la autoría de Niceta, véase MorinN. El Te Deum que se usa en la actualidad en el rito ambrosiano aparece en Antiphonale ( ambrosia no), 636. Para detalles sobre su estructura, véase WagE 111, 225 y sigs., cuya explica ción se basa en la versión romana. 38 No el canto de antífonas, como dicen algunos escritores. Véase DrevesA, 96. Sin embargo, las antífonas terminaron por hacerse tan populares en Milán como en los demás sitios. 39 Véanse DrevesA, 136; CE I, 392. 40 La versión gregoriana comprende 67 sílabas y 300 notas ( sin contar el aleluya, parte que falta en la ambrosiana), mientras que el Jubílate Deo del ejemplo tiene 380 notas, aunque sólo 6 sílabas más. 37
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EJEMPLO 19. Jubílate Domino. Ofertorio ambrosiano [ tomado de Anti phonale (ambrosiano), 97 ] . •
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de esta clase es una fórmula parecida al recitativo con la que se pueden cantar los versículos de un salmo. Los sencillos tonos ambrosianos, su puestamente anteriores a los gregorianos, sólo están formados por una nota de recitación con una simple cadencia al final del versículo. Por otra parte, los gregorianos se dividen en 3 partes principales: la ento nación, la nota de recitación y la cadencia ; estas 2 últimas se ven some tidas a ciertas modificaciones exigidas por el texto de los salmos. Además de estas sencillas fórmulas, el repertorio ambrosiano cuenta con unos cuantos tonos de salmos más elaborados que se usan en ocasiones fes tivas 41 . A pesar de la antigüedad de la liturgia ambrosiana, la antología más temprana de sus cantos que se conoce es el Códice Add. 34209, proce dente del siglo XII y conservado en el Museo Británico 42 ; En algunos de los cantos de este MS aparece un rasgo melódico que tiene cierto interés: la rima musical. Este tipo de rima es la recurrencia de una fórmula me lódica al final de algunas o de todas las frases de una melodía . Ello se puede comprobar con facilidad en el confractorium Dicet Domino 43 :
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Sin embargo, las sencillas melodías ambrosianas son incluso más sen cillas que las del repertorio gregoriano. Ello se puede ver si comparamos los tonos de los salmos ambrosianos con los de los gregorianos. Un tono
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Para una explicación de los tonos de los salmos gregorianos, véase infra págs. 212 y sigs. En PothM, 270 y sigs., OrtD, 119 y sigs., etc ., aparecen impresos los tonos de los salmos ambrosianos. Véase también BasM. 42 Hay un facsímil del MS impreso en PM V y transcripciones a la notación mo derna de canto llano en PM VI. 43 Si bien la liturgia ambrosiana se corresponde en sus componentes esenciales con la gregoriana, la primera comprende diversas partes que son peculiares de Milán. El confractorium es una de ellas; se canta en la misa ambrosiana en el momento de dividir la hostia, y su texto suele contener alguna referencia al evangelio del día. 41
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en el que cada una de las 4 frases acaba con la fórmula
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Más adelante tendremos diversas ocasiones de referirnos a la rima musical. El canto ambrosiano siguió siendo popular durante mucho tiempo en diversas regiones de la Italia septentrional. En el monasterio de Monte Cassino fue empleado de modo exclusivo hasta que los monjes recibieron la orden del papa Esteban IX (1057-58) de sustituirlo por el gregoriano. En una fecha tan tardía corno la del siglo XIV se seguía utilizando en algunas iglesias junto al gregoriano. Sin embargo, el canto ambrosiano jamás tuvo ni la amplia difusión ni el intenso desarrollo del gregoriano. Quizá aquellos eruditos que señalan que, por lo menos, algunas de sus melodías son bastante informes y excesivamente largas, indiquen al mismo tiempo la causa de su falta relativa de popularidad. Pero si bien la mayor parte de las autoridades está de acuerdo en que el canto ambrosiano es un precursor primitivo, tosco y de pobre construcción del canto romano, por lo menos un erudito cree que las melodías ambrosianas son estéti camente más satisfactorias que las gregorianas 45 .
El canto mozárabe y el galicano En una fecha muy temprana, en España, menos en su parte septen trional, se desarrolló la liturgia visigótica la cual terminaría por ser conocida corno mozárabe , según una manera que la investigación to davía no ha revelado. En esta liturgia hay divergencias de la romana, así corno similitudes, además de relaciones con la bizantina y, en especial, con los ritos ambrosiano y galicano. Este último 1 de las 4 grandes liturgias occidentales; las otras son la romana, la ambrosiana y la mozárabe floreció entre los francos hasta El texto es el segundo versículo del salmo XC del breviario romano salvo XCI de la Biblia protestante: «Le dirá al Señor: Tú eres mi protector y �i refugio · Dios mío, en él confiaré». En este libro a veces daremos las traducciones de la ve; sión inglesa del rey Jacobo, pero, cuando éstas no están razonablemente de acuerdo con las de la Vulgata, usaremos las de la versión Douai ( católica). Los salmos del breviario Romano y de la Biblia protestante se corresponden hasta el . s�lmo VIII, éste incluido. El IX del breviario se divide en los IX y X de la B1bl1a protestante y, a partir de éste, los de la versión católica siempre llevan un 11:úmero posterior al de los de la protestante hasta el CXLVI ( CXLVII). Este salmo, SI� embargo, el CXLVII de la Biblia protestante, aparece como dos salmos indepen dientes -nú11;er?s CXLVI '! CXLVII- en el �reviario; a partir de aquí, los nú meros de los ultunos 3 son iguales en ambas versiones. En el resto del libro daremos p�iID;ero el número del salmo del breviario romano, y luego, entre paréntesis, el de la Biblia protestante. 45 Véase HuréA, 133, nota. 44
La evolución de algunas de las ramas principales del canto cristiano
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qu� Carlornagno or?enó su sustituci ?n por el rito romano ( cf. págs. 155 Y sig.): Por desgracia para la supervivencia del canto galicano, éste se vio proscrito en una época en la que ni siquiera la notación de neumas estaba muy difundida. Sin embargo, el antiguo canto sigBiÓ vivo durante un tiempo en aquellos sitios que no se vieron sometidos fácilmente a los dictados de la corte; en un MS fechado en 877 (63 años después de la muerte ?e Carlomagno ), procedente de la abadía de Fleury, se incluye entre sus piezas un credo que evidentemente es de origen nativo. El mismo no pudo provenir de Roma, ya que la liturgia romana no adoptó el credo hasta el 1024. Tampoco el hecho de que el texto de este MS esté en griego quiere decir que la música procediese de Bizancio o de cualquier otro sitio de Oriente, ya que aquí nunca se cantó el credo, sino que sólo se recitaba 46 • Sin embargo, el canto galicano terminó por morir en el uso cotidiano, con la excepción de aquellas porciones que se incorporaron al canto romano. Entre éstas hay 3 que terminaron por convertirse en parte del servicio del Viernes Santo: los Improperia, cargados de emotividad el Crux fidelis y el himno Pange lingua . . . certaminis 47 • Algunos ejemplo� de canto galicano sobreviven en un antifonario escrito en el siglo XI para la catedral de Albi, y en el gradual de St. Yrieix 48 • La supresión de la liturgia galicana no ocasionó, corno veremos en los capítulos 5 y 6, la muerte de la creación artística entre los músicos de la Iglesia franca, los cuales continuaron escribiendo de acuerdo con el sistema del rito romano. La liturgia española estaba destinada a sobrevivir más tiempo. No está claro el momento en que por fin contó con un amplio repertorio mu sical. Los himnos de Prudencio ( siglo IV) puede que hayan ejercido alguna influencia, mediante los ritmos empleados en sus textos, sobre los himnos admitid?� posteriormente en �I canto 49 . En el 589 fue necesario que el concilio de Toledo se opusiese a la costumbre de bailar durante la celebración del servicio divino. La información más temprana razona blemente exacta sobre la actividad musical y ella es bastante pobre: procede de finales del siglo VI y comienzos del VII. Hay testimonios que demuestran que las contribuciones entonces se hicieron en 3 grandes cen tros: Sevilla, Toledo y Zaragoza. Se dice que san Leandro, obispo de Sevilla (t 599 ) 50 , <>. Cuando era archidiácono, fue enviado 46
Para una explicación más amplia, véase UrG, 203 y sig. 47 Este no debe confundirse con el Pange lingua... corporis. Los cantos citados, tal como se usan en la actualidad, aparecen en Líber 704, 709. 48 Estos MSS ( el último se reproduce en PM XIII) se hallan en la Bibl. Nat. de París. Pa�a una lista de las transcripciones publicadas de las melodías consideradas como g�icanas, tomadas de estas y otras fuentes, véase GasG ( 1937), 133. Sobre las porciones del repertori? galicano a!'íadidas al romano, véanse GasG, 55 y sig., , por . el rito romano, del método galicano (y mozárabe) GasD, 264; sobre la adopc1on, de cantar los responsorios, véase WagK 132 o WagE I 120. En DuchC se incluye información sobre la liturgia galicana. ' ' 49 Véase GéroH, 150. so San Isidoro. Véase MigneL LXXXIII, 1104.
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como embajador a Constantinopla, donde vivió junto a san Gregario en la casa de san Eulogio. Por lo visto, tanto el español como el romano tuvieron la oportunidad de ser testigos del esplendor musical instituido anteriormente por Justiniano, y a cada uno se le atribuye el papel de organizador de un corpus de canto 51 . San Isidoro ( t 636 ), hermano de Leandro y sucesor suyo como arzobispo, no ignoró la música en sus es critos enciclopédicos, los cuales han sido definidos con <>. En sus Etimologías ( libro III, capítulos 14-22 ) 52 aparece un resumen de la teoría musical propuesta por Casiodoro (cf. pág. 1 59 ), lo cual demuestra de modo claro el mayor conocimiento que tenía el autor del pasado que su interés en la España musical de la época. Sin em bargo, este interés se deja ver en su De Ecclesia� ticis Oficij s, en el que da algo de información 53 sobre el uso de los himnos, antifonas laudes ( = aleluyas ), etc. Se dice que, en Toledo, san Eugenio ( t 6 �7), sa_n Ildefonso ( t 667 ) y san Julián ( t 690 ) aportaron algo al canto , de igual forma que Co nancio ( ( t 639 ), obispo de Palencia, el cual cayó bajo la influencia de la cultura musical toledana . Juan ( t 63 1 ), obispo de Zaragoza, compuso piezas para la iglesia. En el año 7 1 1 , Tariq desembarcó en Tarifa y con él se inició la inva sión musulmana. El resultado de este hecho histórico es la pobreza de la información con la que contamos sobre el canto en el siglo VIII, época durante la cual los cristianos del sur de España se vieron obligados a adaptarse a las nuevas condiciones reinantes. Lo� � onquistadores f�eron _ razonablemente tolerantes y permitieron a los cristianos, que recibieron el nombre de mozárabes 55 seguir practicando su religión. De manera bastante extraña, Córdoba s� convirtió en un centro de la música litúrgica • • cristiana. Nuestros MSS mozárabes de fecha más temprana datan de finales del siglo IX, así como del x y el XI. El más completo y mejor conservado, el antifonario de León, está fechado en 1066. Reviste una importancia especial, como veremos más adelante, otro MS del siglo XI escrito para el monasterio de san Millán de la Cogolla. El uso de la liturgia y el canto mozárabes continuó no sólo en la tierra conquistada por los musulmanes, sino en los territorios que la rodeaban s1 Véase, además, GasG, 21, o WagK, 1 1 1 y sig. s2 Véase LindE, o MigneL, LXXXII, o GerS I, 19, para fragmentos. 53 MigneL LXXXIII, 743 y sig. . . 54 Para más datos sobre la poca información que tenemos sobre estas �ontr1b�c10nes, véase WagK, 1 12 y sig., donde se dan las citas de las fuentes. O vease Ro10C, capítulo 1, o la parte inicial de Hispanic Musical Culture from the 6th to. the 14t? Century, de Higini Angles, que pronto aparecerá en M9. (No hemos podido locali zar el título exacto en castellano de esta obra de Angles. Es probable que se trate de un artículo. } (N. T.} ss Probablemente de musta rab palabras que quieren decir árabe por naturaliza ción o cristiano que ha adoptado �l mundo árabe. (El nombre, sin embargo, se solía aplicar a los cristianos que vivían bajo el yugo musulmán.) Véase DAC XII, 391.
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hasta la última parte del siglo XI. De vez en cuando se enviaron quejas a Roma sobre su falta de acuerdo con el rito romano, pero los papas o bien se negaron a condenarlo o sólo exigieron la realización de ligeros cambios. En 107 1 , sin embargo, se sofocó la llamada <> en la parte de España en manos cristianas, y se sustituyó por el rito romano. No hizo falta hacer ningún cambio en el norte, en Ca taluña, donde la liturgia romana se practicaba y el canto se cultivaba de manera muy activa en Ripoll . Los catalanes crearon una notación distin tiva y propia 56 . Tras la nueva captura de Toledo ( 1085 ), el rey Alfon so VI hizo que el rito romano fuese obligatorio en esta ciudad, a pesar de la gran oposición que encontró entre el pueblo. Rodrigo de Toledo cuenta que los libros litúrgicos gregoriano y toledano se vieron sometidos al juicio del fuego y que, como resultado de la sedición, el primero fue consumido por las llamas, mientras que el segundo se conservó intacto. No obstante, el rey ordenó la adopción del rito romano 57 • Sin embargo, se permitió la conservación de la litL1rgia mozárabe en 6 templos tole danos, y ésta sobrevivió durante un tiempo en el territorio no recon quistado a los musulmanes . A pesar de ello, terminó por desaparecer en su totalidad, debido a lo cual no ha llegado hasta nosotros ninguna tra' dición fiable sobre la interpretación del canto. Ello es muy grave, ya que los antiguos MSS estaban escritos original mente en una notación de neumas en la que no se empleaban interva los 58 • Por este motivo, si bien contamos con un legado de libros de canto mozárabe, éstos son totalmente indescifrables . Uno de ellos, sin embargo, el MS ya mencionado, procedente de san Millán de la Cogolla, comprende unas cuantas páginas en las que una mano del siglo XII escribió, en la notación aquitánica ( cf. pág. 1 7 4 ), 1 6 melodías originalmente copiadas en neumas mozárabes. Estas piezas, todas pertenecientes al oficio de difuntos, son, junto a otras 5, las únicas melodías realmente mozárabes descifradas hasta este momento 59 • Sin embargo, hay una fuente menos antigua en la que quizá se con serven otras piezas más de la antigua música, probablemente mutiladas. El cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, hacia finales del siglo xv, intentó revivir el antiguo rito y en 1 500 hizo que se imprimiese su ver sión. Por esta época, más o menos, se escribieron 3 cantorales, o libros de canto, posiblemente por orden de Cisneros. En ellos se empleó la notación mensura!, pero con la intención de plasmar melodías mozárabes, y <> . Con el abandono del ritmo medido de En AngR se estudia el canto temprano en Cataluña. 57 Para una traducción al francés del relato de Rodrigo (con referencia al origi nal en latín), véase GasG, 53 y sig. 58 Explicaciones completas de esta . notación aparecen en RojoC, capítulo 111, y en SuñP, capítulo XIII. Para una explicación en inglés, véase PradoM, 219 y sigs. 59 Las 21 piezas están impresas en RojoC, 73-81. 60 PradoM, 223. 56
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"'f. Benigne Deus aurem appone, te clamantes exaudi Christe, Flentium voces audi maerentes. Rugitum nostrum pius intende. If. Deus miserere. If. Deus miserere. Etc. J'. «Señor, ten piedad. Señor, ten piedad, oh buen Jesús, ten compasión de él. lf. Se ñor, ten piedad. J'. Escucha, oh Cristo, a aquellos que lloran, escucha las voces afligidas de los que se lamentan. !J. Señor, ten piedad. Bendice, oh Señor, presta oídos y dirige tu bondad hacia nuestras lamentaciones. !J. Señor, ten piedad.» Etc.
la notación y la eliminación de material extraño, se intentó devolver al gunas de estas piezas a la forma en que se cantaban antes del siglo XVI (sin embargo, no necesariamente como se hacía en una fecha mucho más temprana como la del período visigótico o incluso mozárabe ) 61 • Cual quiera que sea la fecha del Gaudete populi 62 usado en Pascua de Resu rrección, una de las melodías devueltas a la vida con la restauración es, de todas maneras, una pieza notablemente hermosa. Sin embargo, los cantorales contienen muchas obras gregorianas que no se hallan en los MSS mozárabes y, por consiguiente, no son comunes a estos 2 conjuntos del canto. Debido a que los cantorales se han usado como fuentes de ejemplos musicales en los escritos sobre canto mozárabe, el lector debería no olvidar este hecho justificado por motivos históricos, ni cerrar sus oídos a las posibles bellezas contenidas en ellos 63 • En algunas de las melodías mozárabes hay parecidos con los cantos del repertorio ambrosiano que son paralelos, en cierta manera, a los que existen entre las liturgias 64 • Las melodías que se conservan para las Preces (literalmente <> ) son muy sencillas, como era de esperar, ya que la grey tomaba parte en sus interpretaciones al cantar la respuesta o responsorio. Estas oraciones españolas estaban formadas por estrofas breves; la respuesta asumía el papel de estribillo ( cf. pág. 109, nota 69 ). Estos ruegos se cantaban en ciertos días de penitencia, después del salmo. Los filólogos creyeron en una ocasión que se derivaban de las prosas y secuencias de Francia, etc. ( explicadas en las págs. 229 y sigs.); sin embargo, en el antifonario de León se atribuyen 2 preces a Julián de Toledo (personaje, como hemos visto, del siglo VII), y ello indica que estas operaciones ya existían antes que las prosas y secuencias 65 . He aquí un ejemplo.
En la siguiente versión, elocuente, de un salmo aparece, a pesar de su brevedad, un espécimen más desarrollado del canto : EJEMPLO
22. Antífona del oficio de difuntos. Para cantarla en los en tierros. Mozárabe ( basada en RojoC, 78).
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21. Preces del oficio de difuntos. Para cantarlas a las puertas del templo. Mozárabes ( basadas en RojoC, 74).
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Véase RojoC, 117-40. Impreso en PradoM, 233, y en Rojo C, 139. También debe estar en guardia contra las versiones modernas de canto llano de los textos mozárabes, como Variae preces, de Dom Pothier. En WagK, 141, se dan advertencias útiles sobre las versiones impresas de melodías supuestamente mo zárabes. En PradoM, 226 y sig., se mencionan algunas de las melodías de los canto rales que probablemente sean antiguas. 64 Véase RojoC, capítulo XIII. 65 Para más información sobre las preces, véase RojoC, 63. 61 62 63
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Todos los ejemplos mozárabes auténticos pueden adaptarse al sis tema modal gregoriano (explicado en el capítulo 6); sin embargo, sólo los modos I, II, III y, probablemente, VIII, aparecen representados. El hecho de que las melodías ambrosianas y, de igual forma, las supuesta mente galicanas pueden también clasificarse de acuerdo a este sistema , y el hecho adicional de que los neumas gregorianos, ambrosianos y mozá rabes tienen un parecido muy marcado entre sí, parecen otorgarle peso a la teoría de que los cantos gregorianos, ambrosianos, mozárabes y ga licanos los 4 grandes cantos de Occidente representan 4 dialectos musicales de una misma lengua de origen común 66 • Esto no puede ser cierto en lo relativo a que un idioma totalmente perfeccionado fuese en una época compartido por todos y posteriormente se viera modificado por cada uno de modo diferente. Por el contrario, la centralización tardó tiempo en desarrollarse. Sin embargo, es posible que la teoría sea cierta en lo relativo a que a los elementos folklóricos locales, ya existentes, les fueran añadidos otros procedentes del mundo grecorromano y de Oriente. Estos últimos conservaron su carácter esencial siempre y dondequiera que se unieran a los elementos locales. Sin embargo, al entrar en contacto con estos últimos, vieron modificado finalmente su carácter de diversas formas. 66
Esta teoría aparece expuesta con brillantez en PM I, 33 y sig.
Capítulo .5
El canto gregoriano:. su historia y notación
El canto gregoriano: su historia y notación
( B) Melodía babilónica judía del Pentateuco.
La historia
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El �echo de que la . influencia de las músicas grecorromana y hebrea se refle¡ara �e manera directa en el canto gregoriano queda probado, como ya hemos dicho de pasada ( cf. pág. 94) por algunos testimonios musi cales . p�opiame�te dichos. Estos se hallan en las melodías de la época precristiana antigua y nueva, en las que aparecen notables similitudes. Al comparar estas melodías, resultaría demasiado atrevido el afirmar que un canto en particular se deriva de una pieza antioua determinada · sin embargo, sí se puede deducir razonablemente que �mbas se basab;n en un caudal común de características propias que pasó de las antiguas cul turas a la cristiana. La mayoría de los escritores modernos, entre ellos Wagner, Gestoué, Ursprung 1 , r1an reconocido la influencia de la música hebrea. Idelsohn s� �a ocu�ado detalladamente de la misma, de cuyas obras tomamos el siguiente e¡emplo que ilustra uno solo de los diversos paralelismos que se han descubierto.
EJEMPLO 23.-(Tomado de IdG, 517.)
(A) Kirie en el modo III ( procedente del Processionarium, Roma, 1894, pág. 36).
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«Señor, ten piedad, Señor, ten piedad.»
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El testimonio circunstancial de la existencia de una relación se halla en la derivación del puesto del capiscol o chantre o psaltes o psalmistes cristiano (cf. pág. 91, nota 31) de un sitio análogo ocupado en la sina goga, y en la admisión en la liturgia de partes del servicio de la sinagoga, ,como el aleluya 2 ( cf. pág. 90) y el << Santo, santo, santo>>; este último se adoptó hacia finales del siglo 1, tal como lo indica una carta de Cle mente I. Un paralelismo similar al del ejemplo 23 aparece entre el epitafio griego de Seiquilos (cf. pág. 75) y una de las antífonas gregorianas para el Domingo de Ramos. EJEMPLO 24. Epitafio de Seiquilos. Griego (Antigüedad tardía), y Ho sanna filio David. Antífona gregoriana (basada en VivD , 46 f. '
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<> !(Traducción tomada de The Music of the Ancient Greeks, 4, de C. F. Abdy Williams.) «Hosanna al hijo de David: bendito es aquel que viene en el nombre del Señor.
También se ha dicho que el famoso himno de Oxirincos muestra rasgos que relacionan al canto cristiano con la música del paganismo
San Isidoro escribe : Laudes, hoc est alleluia canere, canticum est Hebraeorum ( <
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griego, tanto debido a sus características estilísticas 3 como a la notación griega en que se conserva (sin embargo, cf. pág. 75 v., supra). La rareza de las melodías antiguas hace que resulte imposible el de terminar cuál de las 2 influencias fue la más poderosa : si la grecorromana o la hebrea ; sin embargo, algunos paralelismos como los que acabamos de demostrar apoyan la creencia sostenida durante mucho tiempo, basada en aspectos culturales, de que las 2 influencias se dejaron sentir 4 • Queda claro que el valor de estos paralelismos sería escaso si no se pudiese sostener la autenticidad de las melodías religiosas. Sin embargo, la conservación de la antigua tradición gregoriana está, de hecho, bien probada. El mantener el canto en su forma intacta fue considerado, du rante mucho tiempo, como un deber religioso, y el respeto que se sentía por el mismo parece ser que no disminuyó de modo notable hasta el advenimiento de la polifonía. La Paléographie Musicale, suntuosa e ines timable colección de facsímiles, proporciona un testimonio notable de la persistencia de la tradición : en sus volúmenes II y III, la melodía de ]ustus ut palma aparece impresa de la misma forma, y con un alto grado de uniformidad, que en 219 MSS que proceden de los siglos IX al , XI. <> 5 • Aquella música que se dice que proviene del siglo VII o de antes pro bablemente sea recuperable en la forma esencial que tuvo en dicha cen turia, cuando parece ser que el canto se codificó (cf. pág. 153) ; si bien el texto musical terminó por verse modificado, cosa que sucedió en realidad, ello no es obstáculo para que la erudición moderna pueda eli minar, por lo menos con cierto grado de certeza, aquellas corrupciones posteriores a la primera mitad del siglo XI, momento en que se perfec cionó la notación de líneas. Lo que se intentó hacer en el siglo XVII, res tauración que tristemente fue mal llevada a cabo, dio como resultado la edición medícea alterada del gradual. Una verdadera restauración tuvo que esperar a que se realizasen los brillantes trabajos hechos por los mon jes de Solesmes, 3 generaciones de los cuales contribuyeron con aporta ciones importantísimas a esta labor : la de dom Prosper Guéranger (1805-75), que dio el impulso necesario, mediante sus estudios litúr gicos, para que se realizase una nueva edición de las melodías grego rianas; la de dom Joseph Pothier (1853-1923, alumnos de Guéranger), quien se ocupó principalmente de la restauración de los perfiles melódi cos ; la de dom André Mocquereau ( 1849-1930, alumno de Pothier), Cf. ReinU, 19.
• 4 Para un artículo en el que se afirma que la influencia grecorromana fue más fuerte que la hebrea, véase MaN. Para más información sobre las influencias, véanse GéroP, capítulo I ; GasJ; GasOH. s FrereP, 158. 3
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que básicamente intentó restaurar el ritmo y puso a disposición de los eruditos la Paléographie Musicale 6 • Si bien en los MSS que acabamos de mencionar se ofrece una con tinuación de la tradición a partir del siglo IX, hay testimonios, de otra categoría, en los que se basa la afirmación de que la tradición es, por lo menos, 2 siglos más antigua: La versión de las Escrituras de la que se han tomado los textos a los que acom paña la música ( de ciertos cantos) ... está en el antiguo latín conocido como <
¿Cuál es la música que se afirma que proviene de ese siglo llamado la edad de oro, período en el que tuvo lugar la reforma gregoriana? Gastoué ha enumerado como ejemplo de la misma la música de ciertas partes de la misa . Para apreciar el puesto que ocupaba e�ta música en la liturgia, bien vale la pena divagar un momento y acordarnos de la información siguiente : El gran volumen de la liturgia se divide en la misa y las horas diarias del servicio divino. Los textos de la primera se hallan en el misal ; los de las segundas, en el breviario. La música de la misa se encuentra en el gradual ; la del servicio de horas, en el antifonario 8 . La misa propia mente dicha se divide en el ordinario y el propio. El primero está for mado por aquellas secciones que, cuando se hallan presentes, no cambian de textos ; sus partes musicales son el kirie, el gloria, el credo, el sanctus ( incluido el benedictus ) y el agnus dei. El propio consta de aquellas secciones cuyos textos cambian de acuerdo con el tiempo o el santo que se conmemora : el propio del tiempo, el propio de los santos y el común de los santos ; este último grupo difiere del segundo, ya que su contenido no se reserva para una ocasión especial, sino que se usa para todo un grupo de santos (apóstoles, evangelistas, mártires, etc . ). El Kyriale es una antología que abarca la música del ordinario ( ésta también se in clJ.lye en el gradual); en el Vesperale se halla la de las vísperas ( la que también aparece en el antifonario ). El Officium Maioris Hebdomadae comprende el servicio completo de Semana Santa. En el Liber Usualis, Todos los volúmenes de esta serie aparecen enumerados en la bibliografía bajo PM. Otra colección valiosa creada por Mocquereau es MG, en la que se incluyen diversos estudios relativos al canto ( véase bibliografía). 7 WyattG, 26. Véase también WagE I, 184. s El término Graduale también se refiere a la respuesta o responsorio cantado en la misa entre la epístola y el evangelio (cf. pág. 219). El término Antiphonale no tuvo en un principio su actual significado limitado. Véase Grove I, 100. 6
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la antología moderna más completa del canto, se incluye la música tanto de la misa como del servicio de horas 9 • • • • 10 Por consiguiente, la música que Gastoué enumera como originaria • • de principios del siglo VII o de una fecha anterior, es la de las siguientes partes de la misa:
a) b) c) d) e)
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todos los propios del tiempo 1 1 • todos los comunes de los santos 12 • la misa de réquiem 13 • del ordinario : el kirie y el gloria XV, Misa XVIII, credo I 14 • del propio de los santos: casi todas las secciones del canto de 47 fies tas diferentes.
El entorno cultural en el que florecieron y se codificaron las melodías gregorianas difirió muchísimo, si nos basamos para enjuiciarlo en los documentos literarios, del de generaciones posteriores, en su actitud ante la música, a pesar de que en estos documentos se incluyen también es critos que cuentan con paralelismos en la actualidad. La literatura se divide en 2 grandes grupos: práctico y teórico. El primero, a su vez, se' divide en 2 categorías : obras para la instrucción de estudiantes (por ejemplo, la Musica Disciplina de Aurelíano de Réomé, de mediados del siglo IX), y las dedicadas a músicos profesionales ( que fueron más nume rosas a partir de comienzos del siglo XIV ). La segunda clase igualmente se divide en 2 categorías: obras dedicadas totalmente a la música (por ejemplo, el De Institutione Musica, de Boecio ) y aquellas de carácter general que poseen secciones de música. Esta última, a su vez, se divide en otros 2 subgrupos : filosófico (por ejemplo, el De Musica, de Casio doro) y enciclopédico (por ejemplo, las Etimologías de san Isidoro de Sevilla). En la Edad Medía se consideraba que la música era una rama de las matemáticas, opinión que nunca se ha descartado, cosa que probable mente no sucederá jamás ya que encierra una gran verdad. Por consiEsta puede estar ( 1 ) en notación de canto llano con rúbricas en latín, (2) en notación de canto llano con rúbricas en inglés, (3) en notación moderna con rúbricas en latín. El Compendíum es un resumen de (3). A pesar de la naturaleza completa del Líber, a veces damos uno de los otros libros de canto como la fuente de una pieza incluida en el Líber, para que éste no tienda a oscurecer, de manera indebida, del importante valor de aquéllos en la mente del estudiante. Para detalles sobre la liturgia, véase FortC. En Robl, 1 10 y sigs., hay una útil bibliografía en la que se in cluyen otros libros litúrgicos. 1º GasG, 121 y sig.; GasD. Véanse también GasO, 201 y sigs.; FrereG, IX y sigs. 11 Con la excepción de las fiestas de la Santísima Trinidad y Corpus Christi. La música del propio del tiempo se halla en Liber 317 y sigs. Desde que Gastoué hizo su lista, se han añadido los servicios de las siguientes fiestas : el Santísimo Nombre, la Sagrada Familia y el Sagrado Corazón. 12 Liber 1 1 1 1 y sigs. 13 Con la excepción del kirie, Díes írae, Libera. La misa está impresa en Liber 1806 y sigs. 1 4 Liber 56 y sigs.; 62 y sig., 64 y sigs. 9
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guiente, se enseñaba entre las 7 artes liberales, no en el trivium (gra mática, retórica, lógica), sino en el quadrivium ( aritmética, geometría, astronomía, música). La tradición de la teoría griega pasó a los escritores medievales de manos de Boecío y Casíodoro (cf. pág. 78 ), ya que los textos griegos propiamente dichos no se leyeron mucho en Occidente hasta la époc� del Renacimiento, más o menos. La tendencia general de la cultura medieval no fue tanto crear nuevos sistemas como entender y desarrollar los trans mitidos por la auctoritas ( autoridad) con la ayuda de la r� tio ( estl:1díos intelectuales) medieval. Así, los teóricos de la Edad Media se refieren una y otra vez 15, con diversos cometidos, a la Septem discrim_ i� a vocum, de Virgílio (Eneida VI, 646 ); el prestigio de este autor crec10 tanto en el Medioevo debido a la <> de la égloga Cuarta, que se vio <>, en el temprano siglo XIV, para servir de guía de Dante en La Divina Comedia. Boecío dividía la música en ( 1 ) musica mundana ( armonía del macro cosmos ) ( 2 ) musica humana (armonía del microcosmos, es decir, del hom bre) y ( 3 ) musica instrumentis co11stituta (música práctica, imitación de 1 y '2 ). Algunos autores modernos han pensado que ( 3 ) estaba �ólo for mada por la música instrumental 16, pero parece ser que, erv �eal1dad, e? ella se llegó también a incluir a la vocal 17 , ya que la pal?1?r? znstrum�ntzs representa en este caso todos los medíos naturales y art1f!c! ales me.d1ante los cuales el hombre intencionadamente puede hacer musica. Casiodoro dividía a la música en ( 1 ) scientia harmonica (la que se ocupa de la estructura de la melodía), ( 2 ) scientia rhythmica (la que se ocupa de la correspondencia entre la melodía y el texto ), y ( 3 ) scientia metrica ( la que se ocupa del análisis métrico). Del mismo modo que san Agus tín (cf. pág. 9 1 ), Casíodoro definió a la música como el arte <>. De igual manera que en este caso se inspiró en el autor de las Confesiones, escritores posteriores hicieron otro tanto al � o.ma� mu chos temas tanto de Casíodoro como de Boecío, cuyas clas1ficac1ones, etcétera, les sirvieron de modelo. Un eminente escritor, creador de una clasificación diferente fue, sin embargo, el árabe Alfarabí ( t 950 ), cuyas ideas llegaron al mundo cristiano tomadas en parte por el español Do�� nícus Gundíssalínus ( Domingo Gundísalvo ), expresadas en su De Drvz sione Philosophiae 18 • La división que se hace en esta obra entre . musica speculativa ( teórica ) y musica activa ( práctica ) representa en realidad la repetición de la clasificación grecorromana que distinguía entre musica theorica y musica practica 19 • Regino de Prüm ( t 915) dividía a la múVéase, por ejemplo, GerS I, 23, 96 (PiperS, 853). Por ejemplo, AbD, 165. Véase PietzschK, 43 y sigs. Impresa en Baurg. Véase también FarmW, 16 .Y sigs., . . La extensión de la influencia del sistema musical arab1go sobre la Europa occidental es tema de polémica. H. G. Farmer la ha defendido abiertamente. Véase en especial FarH; para más información bibliográfica sobre Alfarabi, véase MosL, 14. 15 16 17 18 19
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sica en musica naturalis y musica artificialis; la primera correspondía a la musíca mundana y a la humana de Boecio, combinadas; la segunda, a su musíca ínstrumentís constituta. Otros escritores posteriores han propor cionado otras clasificaciones. Todavía queda mucho por hacer en lo rela tivo a la aclaración de las relaciones existentes entre la música y la cultura general en la Edad Media. Los relatos medievales sobre la clasificación de la música parecen reflejar, sin embargo, las actitudes de la época. pro piamente dichas, y no deberían considerarse como meras especulaciones místicas que llenan el espacio vacío entre los escritos más <> de la Antigüedad y los de una época más moderna 20• La oscuridad vela una gran parte de la historia del canto específi camente romano anterior a Gregario el Grande. Sin embargo , se conocen algunos hechos, además de los mencionados en nuestra sección, relativos al entorno de todos los cantos cristianos. Es muy probable que Roma contase con una escuela de canto ecle siástico en la segunda parte del siglo IV. Se dice que Celestino I (422-32) introdujo el canto antifonal, usado anteriormente en el servicio de horas, en la misa , en la cual se aplicó al introito . Este tipo de canto presupone la existencia de un grupo de cantores expertos. Bajo el papado de León el Grande (440-67 ) se construyó el monasterio de san Juan y san Pablo cerca de san Pedro; sus miembros interpretaban oraciones y cantos litúr gicos. Hacia finales del siglo VI, los monjes benedictinos, con la inten ción de escapar a los invasores lombardos, abandonaron Monte Cassino y se marcharon a Roma, donde el papa Pelagio II ( 578-90 ) los afincó cerca de la iglesia de san Juan de Letrán . A partir de entonces fueron princi palmente los monjes de la orden benedictina los que se ocuparon de interpretar el oficio en Roma; tras su regreso a Monte Cassino durante el papado de Gregario III ( 7 3 1 -4 1 ), otros monjes se ocuparon de ejecutar sus deberes en Roma . Además de los papas que acabamos de citar, un monje cuyo nombre se ignora, de origen franco, menciona a otros 21 , aunque su relato en latín no sea muy fiable, como contribuyentes al desa rrollo del canto litúrgico . La enumeración comienza con Damaso I ( 366-84 ), que introdujo la orden litúrgica de Jerusalén en la Iglesia romana, y acaba con Bonifacio (530-2 ), de quien se dice que preparó el orden del canto para todo el año. Se han conservado 3 MSS 22 en los que se cree que se incluyen copias bastante tardías del canto romano tal como se entonaba antes de la época de Gregorio I . Se dice que sus contenidos constituyen la <>. Hasta la fecha sólo se han publicado unos cuantos ejemplos 23 y, sin duda alguna, las investigaciones que se hagan en un futuro serán 20 Para más detalles sobre las clasificaciones, véase PietzschK. Sobre la temprana
¡
educación medieval, véase PietzschM. 21 MigneL CXXXVII, 1347. 22 MS 53 19 gradual de la Biblioteca Vaticana y F 22 gradual y B 79 antifonario de los archivos de San Pedro. 23 Véanse UrK, 20; FrereP, 147, 153 y sigs. ; PM II, 6 y sigs.
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,,aliosas . Las pocas piezas impresas dan la impresión de que esta música, é!n la que se tiende, en realidad , a hacer un uso excesivo de melismas fJrolongadas, no tiene ni el equilibrio ni la moderación del canto conocido é!n la actualidad como gregoriano. Es tema de polémica hasta qué punto el canto romano se vio sometido 21 la influencia de Bizancio 24 • Pe ter Wagner apoya decisivamente el caso ele la existencia de una marcada influencia de este último origen, debido 21 2 hechos : <> 25 • Uurprung, por otra parte, se opone vigorosamente a esta cipinión, y cree que esta influencia sólo es discernible en los textos y no é!n la música. Sin embargo , la mayoría de los papas entre c. 650 y c. ? 50 f:ueron de origen bizantino u oriental , hecho que apoya el punto de vista ele Wagner por lo menos con testimonios circunstanciales. Como vere rnos más ;delante, hay �uchos más datos que sostienen la teoría de 'Wagner. ., A principios del siglo VII parece ser que el canto romano sufrio una é!specie de reforma que dio como resultado la codificación de un r�per torio que, con sólo unas cuantas añadiduras posteriores, todavfa constituye é!l corpus del canto llano romano. Debido a la tendencia, a la que nos _ referiremos una y otra vez, de la expresión musical en la Edad Media a 21vanzar desde una etapa de fluidez a otra de estabilidad , es p�oba�le qu� _ e:sta reforma sólo consistiese , hasta cierto aspecto, en la asociacion defi riitiva de ciertos perfiles melódicos particulares a determinados textos. (:orno ya hemos visto, las fórmulas melódicas, y no las melodías esta l>lecidas, son características del canto de sinagoga ( cf. pág. 29 ). Es pro liable que la Iglesia siguiese la práctica de la sinagoga. Y es probable también que las fórmulas hay ejemplos análogos procedentes de otros clesarrollos , aplicadas anteriormente de forma ilógica y flexible a �iver sas partes de la liturgia, quedasen unidas finalmente a dichas secciones f¡racias a la reforma, resolviéndose así para siempre el enigma rel �tivo 211 método de unión. El hecho de que parece ser que entre los griegos tina evolución similar alcanzó su cumbre bastante antes del siglo VII , cuan. clo sus nomoi se vieron sustituidos por melodías convertidas definitiva rnente en formas, no significa ninguna objeción válida a esta posibilidad. I�os griegos, igual que perfeccionaron un teatro , también perfeccionaron tina notación. Sin embargo, en Occidente tuvo que crearse de nuevo una r1otación y un teatro a partir de sencillos rudimentos ; la nueva evolución clel método de composición musical DO contó con ningún paralelismo. -·-----
Véanse UrK, 24 y sigs.; WagE I, 44 y ,sigs. Para una opi1:ión (basada única n1ente, sin embargo, en temas generales de caracter cultural), relativa .ª q�e el canto , gregoriano no se derivó tanto de fuentes griegas y hebreas como b1zant1nas, vease :R�obl, 104 y sigs. (se incluyen citas de Cecil Gray). is WagE I, 44. 24
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La tradición que atribuye la reforma, cualquiera que haya sido su naturaleza exacta, a Gregorio I, evidentemente no se discutió durante la Edad Media. Sin embargo, Pierre Gussanville, en 1675, y Georg von Eckhart, en 1729, la pusieron en duda, y a finales del siglo pasado, Gevaert 26 volvió a atacarla vigorosamente. En defensa de la tradición, surgieron a la luz nuevos testimonios que sólo tendieron a reafirmarla; la mayoría de los escritores modernos, ante la ausencia de pruebas con cluyentes, dudan a la hora de no tomar en consideración una tradición tan antigua y profundamente arraigada. Uno de los principales documen- · tos que la apoyan es la biografía de Gregorio el Grande que escribió Joán el Diácono, fechable hacia c. 870 ; por desgracia, casi 3 siglos des pués de la muerte del santo. Sin embargo, hay pasajes en escritos ante- riores n en los que también, aunque sólo sea de manera casual, parece mencionarse o señalarse indirectamente la influencia que supuestamente ejerció Gregorio. Según el relato de Joán, Gregorio fundó o lo que es reorganizó la Schola Cantorum y recopiló, lo que fue más probable mucho más importante, el antifonario romano. Un testimonio circunstan cial de la tradición es la visita de Gregorio a Bizancio, donde, junto a san Leandro, tuvo la oportunidad de observar la práctica del canto bizan tino en santa Sofía (cf. pág. 108). Incluso las leyendas que cuentan que · Gregorio añadió 4 tonos plagales a los 4 auténticos, supuestamente intro ducidos por san Ambrosio, y que recibió sus melodías por mediación del hay numerosas ilustraciones pictóricas medievales en Espíritu Santo las que se ve al santo con una paloma que le canta al oído confirman, con su persistencia, la marcada impresión, en vigor incluso en la misma Edad Media, de que Gregorio desempeñó un importante papel musical. Fue él el que, por lo visto, amplió las ocasiones para la ejecución del canto del aleluya de Pascua de Resurrección a todos los domingos y fiestas de guardar (con la excepción de las épocas de ayuno y penitencia), y es muy probable q1Je también fuese él el que redujo el uso de las me lismas antigu as del aleluya, evidentemente excesivas. A pesar de todo esto, no se sabe con certeza cuál fue la naturaleza exacta del papel representado por Gregorio 28 • Debido a ello, se ha puesto en duda la propiedad del término <> y se ha apuntado el uso de <> en su lugar. Sin embargo, esto es jugar con sutilezas: el que san Ambrosio tuviese mucho que ver con el canto <> tal como se conserva es tremenda mente dudoso; no obstante, desconocemos que se haya recomendado se riamente la sustitución del adjetivo derivado de su nombre por el de <>. Además, en lo tocante a la terminología, hay que decir que no hay mucha seguridad sobre el momento en el que se empezó a usar GevO; GevM, IX y sigs. 27 Reunidos convenientemente en JohnG, 182 y sigs.; WagE I, 168 y sigs.; GasC, capítulo I. 28 Toda esta cuestión se estudia de nuevo en Music in Western Civilization, de Paul Henry Lang. 26
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,el término cantus planus, aunque probablemente lo hiciera Odo de Cluny ,en el siglo x 29 • Parece ser que entonces lo aplicó a las melodías en los modos plagales, i.e., a aquellas cuya altura del sonido era más baja que .la . de l�s de los modos auténticos y, por consiguiente, eran <> o <>. Se ha sugerido que el término se refería al hecho de que .las melodías del canto yacían bajo las melodías añadidas en la polifonía temprana 30 • Algunos de los sinónimos que aparecen en los antiguos textos latinos son: cantinela, cantus ecclesiastícus, carmen gregorianum, etc. Fue sólo en el siglo XIII cuando musica plana, etc., terminó por querer decir 1música con ritmo libre en oposición a la medida, tal como ocurre con las ¡palabras inglesas <> (canto llano ) y <> (canto fi i�urado ). El canto gregoriano poco a poco se convirtió en la norma de todas las :[glesias occidentales . Durante la vida de Gregorio, san Agustín de Kent, <�l primer arzobispo de Canterbury, llevó la liturgia romana a Inglaterra ; 1más adelante recibió ayuda de Paulino, el primer arzobispo de York. El 1llenerable Beda, al escribir sobre Putta, quien llegó a ser obispo de Ro <:hester c. 669, dice que éste aprendió de <> 31 • Hacia el 680, Juan, :1rchicapiscol de la capilla papal, fue enviado a Inglaterra �or el papa ,'\.gato para mejorar la práctica y, gracias a sus enseñanzas, el monasterio c:le Wearmouth se convirtió en un conocido y autorizado centro de canto figurado. Inglaterra aportó en la misma medida que recibió. En dicho ¡Jaís nació san Bonifacio (680-754 ; apellido verdadero: Wynfrith ; natu1:al de Devonshire ), quien fue la principal figura a la hora de difundir t:l canto romano por Alemania. En Inglaterra también nació el consejero ele Carlomagno, Alcuino, el cual influyó en la práctica de la liturgia en la Galia. En la Europa continental, el canto gregoriano se difundió por el norte )' por Suiza mediante la tradición oral. La anti gua tradición alemana, la c:ual se había desarrollado en el importante centro litúrgico de Mainz, 21cabó por desaparecer debido a la actividad de san Bonifacio, cuyo sucesor c:omo obispo de esta región, Hrabanus Maurus (alumno también de Al c:uino ), continuó sus pasos. La labor principal de cultivo de la tradición r·omana en los países de habla alemana se llevó a cabo en los monasterios ele Reichenau y St. Gall 32 . Sin embargo, la importancia del último se vio e:xageradamente realzada por su cronista Ekkehard IV, en el que, hasta t1ace poco tiempo, algunos historiadores modernos 33 han confiado dema siado. Con el propósito de proclamar en el extranjero la autenticidad del c:anto tal como se practicaba en su monasterio, Ekkehard recoge, como Véase GerS I, 259. C/. también Atibo Scholasticus en GerS II, 201. Véanse WagE II, 371 y sig.; WagD, 99. MigneL XCV, 175. Sobre Reichenau, véase BramB. Sobre St. Gall, véase SchubG, pero a la luz de I)orenE. 33 Por ejemplo, SchubG. 29 30 31 32
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si hubiese sido un hecho verdadero, la leyenda de Petrus y Roma�us, Y afirma que ambos llegaron directamente desde Roma, y que el primero implantó el canto en Metz, y el segundo, en St. Gall 34 . A_ su debido i_no mento, el canto gregoriano prevaleció sobre toda Alemania, a_unque lige ramente modificado. La característica notable del llamado dialecto ger mano del canto fue la sustitución frecuente del intervalo de tercera por otro de segunda 35 • , • •, Hacia el siglo XI, el canto romano prevalecio practicamente sobre toda España (cf. pág . 142). . . . , . En la Galia el padre de Carlomagno, Pepino, organizo la liturgia de acuerdo al mod�lo romano y, para fomentar sus deseos, Remigio, obispo de Rouen, y Chrodegang, obispo de Metz, hicieron qu� el ca�to rom�no se cultivase dentro de las esferas que se hallaban ba10 sus influencias. Además, el propósito de Pepino era unir a sus vasallo � media� t.e los lazos ue el o itic pol o etid com un fue te, ien sigu con c¡. Por . rgia litu sola de una hizo que el canto galicano empezase a perder terreno . en su suelo nativo ante el empuje del romano . Sin embargo, aunque Pep_i �o y sus herm�nos r litu la o tod del i rec apa des ello por no , ana a rom ctic prá n la aro ent fom � gia galica na. Desde Roma se enviaron modelos de l�bros de _cantos a a o rian Ad ; ino Pep a � I lo Pab : cos fran cas nar mo es de cion era 3 gen , Carlomagno, quien fue muy entusiast� a la hora _de fo�en�ar la _adopcio ? pri la cia Ha . Pio el s Lui a IV io gor Gre y to, can su y ano del rito rom , _ _ ada fiJ do que nco fr erio imp del rgia litu la o IX, sigl del te par rta � cua ra me _ a bin com la nte dia me , rio ala Am a cias gra s ale nci ese as en sus característic s alle det da nos l cua la re sob or lab , nos ica gal s y ano rom s nto me ele de ción en su De Ordine Antiphonarii. No se ha podido llegar a una respuesta conclu�ente relativa a la pro porción según la cual el órgano, la �ítara y ot�?s instrume� t?s se 1:s? ron durante los tempranos siglos en la mterpretacion de la musica r�ligi�sa. En 757, Pepino recibió un órgano como regalo del emperad�r bizantino Constantino Copronimos VI. El obispo Aldhelm (t 709) menciona f:rgana en sus escritos, aunque no emplea este término en lo tocante a ins�ru , 37 mentos (cf. pág. 305) • El relato tantas veces repetido de la adopci�n de un órgano neumático para mejorar el canto de la �re� en Roma, baJo el pontificado del papa Vitaliano, c. 666, no es autentico. Tampoco se 34
l.
Sobre la naturaleza ficticia de este relato, véanse WagE I, 219, y DorenE (en donde se cita el texto en latín de Ekkehard), 128. . . . , referen 1as 35 Cf. BesM, 83, y UrK, 49 y sigs., donde se ueden �allar mas b1bl10� _ l? gráficas. En la introducción a WagT, vol, 2, dedicada pr1nc1palmente . al d1alect';' �le mán, hay muchas ilustraciones musicales en las que se. comparai:i l�s f1�ras melod1c�s , frances tal como aparecen en la edición vaticana y en las versiones en 1tal1ano, ingles, y alemán. 36 Para más detalles, véase WagE I, 206-12. 37 Cf. Handschin en Acta, VII ( 1 935), 160.
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h1a podido probar la veracidad de otras afirmaciones relativas a una apa rición anterior del órgano en Occidente. En lo tocante al órgano que se supone que Harun-al-Rashid regaló a Carlomagno unos 50 ó 60 años antes, podemos decir que las historias musicales se apropiaron de dicha lc�yenda con toda formalidad tomándola de Les Chevaliers du Cygne, no vela de madame de Genlis 38 • En Alemania se hicieron grandes progresos en la construcción de órganos en la última parte del siglo IX. En reali d'ad disponemos de un pequeño tratado procedente de estas fechas o de p,rincipios del siglo x, en el que se da información sobre las medidas de l<)s tubos de órgano 39 . San Dunstan (925-88 ) fomentó la instalación de diversos órganos en Inglaterra . Parece ser que fue una persona muy dada a la música, ya que tocaba el órgano, el salterio, el arpa y el carillón, entre otros instrumentos, y se hizo, en palabras del canónigo Galpin, <> . En Win clnester se construyó un magnífico órgano hacia 950. Wulstan (t 963) lo describió y dijo que tenía 26 fuelles y 400 tubos 40 • El hydrauli aparece de nuevo, por vez primera desde c. 483, en Occidente, c. 826, cuando L,uis el Pío mandó construir un instrumento de este tipo a un tal Geor gius Veneticus. Es probable que éste aprendiera tal labor a pa/tir de fuen t(:s arábigas, ya que la obra de Muristus, mencionada en el capítulo 2, e1ra conocida por los árabes quizá desde una fecha tan temprana como la1 del siglo VIII (sin duda alguna, desde el x). Seguimos hallando citas, d,e manera ocasional, del hydraulis, en la Edad Media, tanto en escritores e11ropeos como en árabes 41 . La tradición de tocar la cítara no murió con el imperio romano. Sa bemos que Teodorico, rey de los ostrogodos, envió un tocador de este ir1strumento a la corte de Clovis. El instrumento aparece en la Europa oc:cidental hasta bien entrada la Edad Media. (Sin embargo, en el si glo IX o x el término citharisare quería decir << tocar cualquier instrumento de� cuerdas>> . ) Venancio Fortunato, obispo de Poitiers en el siglo VI, men ciona la lyra, entre otros instrumentos, en los siguientes versos : Romanusque lyra plaudat tibi, Barbarus harpa, Graecus achilliaca, chrotta Britanna canal 42 .
La chrotta o rotta (rota) era un instrumento en forma de lira que sc>lía tener de 5 a 8 cuerdas. Si bien algunas lyras y cítaras que aparecen FarmO, 139 y sigs.; BittH. 39 Impreso en PiperS, 857; GerS I, 101. Para una explicación, véase SchmidtgO. 40 Para más información relativa al órgano medieval, véase la pág. 392 y otras de pasada. Para una introducción relativa a la temprana historia del órgano en la Edad Mc!dia, véase BittO, obra que se corrige en determinados aspectos en Speculum V, 217 y sigs., aunque sigue siendo, en su conjunto, útil. 41 Para más sobre este tema, véase FarmO, 146 y sigs. 42 MigneL LXXXVIII, 244. <> 38
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en tempranas miniaturas occidentales no son más que copias de antiguas a le icab apl sea o est que to olu abs en ir dec ere qui no , ello nes ilustracio todas 43 • nme a lve vue }-ita (ga sa mu la gen ori o igu ant de nto me tru Otro ins cionarse. El escritor al que se conoce comúnmente como John Cotton ( cf. tru ins ás dem los os tod a r erio sup era que , 100 1 c. , ella pág. 16 1 ) dijo de mentos, ya que en ella se empleaba de modo simultáneo el aliento humano ór el en o com lles fue los y la vio la en o com no ma la como en la tibia, 44 gano • ve se osa igi rél a sic mú la en s nto me tru ins los de uso del Todo el tema los a ún com go ras os, sm mi los a s ica ból sim as nci ere ref las por o cid oscure bien por motivos escritos medievales ( cf. pág . 91 ). Algunos autores no ya e qu os nt me tru ins an ion nc me icos péd iclo enc o s tico poé , icos simból el es no ro do sio Ca e. ent alm ent dam fun do bia cam ían se usaban o que hab go, bar em sin ; isto Cr de ico gór ale lo bo sím o io com ter sal a el ple e em qu único o nd cuá er sab to, cre con o cas e est de rio tra con al e, ibl pos no siempre resulta de nte fue de o co sti mí lo bo sím de or val con nto me tru ins un a on se menci s plá es on aci str ilu e as tur nia mi tas tan hay te, par a otr r Po sonidos musicales. n me tru ins los de co cti prá uso el en ier sug e qu es ion ens dim es yor ma ticas de m eje r po o, com ia, tor his st1 de s pa eta as ers div an str ilu tos (a veces incluso en , ico lóg a ult res no e qu ), ara cít la con ht rec Ut de io ter sal el en rre plo, ocu n bie s má ón aci ret erp int a un te, en em lev sea ue nq ar, au oy pasajes dudosos, ap musical que mística 45 • Si bien la música de la edad de oro es anónima, probablemente debido al buen motivo de que, en su inmensa mayoría, no fue más que una adap tación de fórmulas que eran del dominio público (el papel de Gregario, después de todo, fue, como mucho, el de <> ), no por ello desconocemos los nombres de los autores de un número bastante grande de tratados medievales, así como los de algunos compositores de la llamada edad de plata, es decir, la época del renacimiento de la actividad del canto llano, período que acabó en el siglo XII. En la siguiente lista damos breves apuntes relativos a algunos notables escritores medievales de tratados de música hasta c. 1100, autores a los que nos volveremos a referir más adelante 46• SachsH, 158. 44 GerS II, 233. 45 Cf. GéroP, 175 y s ig., 180 y sigs ., 190. Para un a edición facsímil del s a lterio de Utrecht, véase UP; para un artículo sobre el mismo, SchlesU. Para un es tudio del es del siglo XI o XII s imbolismo aplicado a las representaciones es cultóricas procede nt de los ocho tonos (cf. págs . 212 y sigs.) , en los capiteles de las columnas de la iglesia aD. abadía de Cluny -es tudio rela tivo a los instrumen tos-, véas e Schr 46 Los es crito s musicales debidos a es tos autores están impresos en l as lenguas ori gin ales, de la siguiente manera: del n úm. 1, en Fri edlB y MigneL LXIII; del 5, en MigneL CXI ; de los 2-4 y 6-16 , en GerS; duplicados, en ediciones más cuidadas , del 2, en MynorsC ; del 11, en PiperS; del 12, en AmelM, y del 14, en EllinM; otras 43
1 1
El canto gregori ano: su historia y notación
159
1. , Boecio (c. 480-542 ) fue principalmente filósofo y matemático 47 • Fue consejero de Teodorico, quien, sin embargo, lo mandó ejecutar tras ser acusado de traición. 2. Casio �oro (c. 485-c. 580 ) también sirvió a Teodorico y más tarde a Atalarico. Tras la entrada de Belisario en Ravena se retiró y fundó 2 monasterios. 3. Isidoro de Sevilla (c. 570-636): véase página 142 . Los escritos sobre música de Boecio, Casiodoro e Isidoro consti tuyeron el material de los estudios de este arte dentro del quadrivium hasta comienzos del siglo IX . El primero perpetuó la influencia de To lomeo en la Edad Media ; el segundo, la de Aristoxeno. 4 . Alcuino (735-804 ): véase pág. 1 55. En el fragmento impreso bajo su n_ombre por Gerbert se halla la primera mención de los equivalentes oc cidentales de los 8 echoi. Nos ocuparemos de nuevo de Alcuino en el capítulo 6. 5. Hrabanus Maurus (t 856 ): véase pág. 1 55. Su obra es en esencia una recopilación de los escritos de Casiodoro y de Isid�ro, pensad� para la enseñanza en la abadía de Fulda, donde dio clases antes de pasar a Metz. 6. Aur�liano �e Réomé (mediados del siglo 1x). Este monje fue el primer escritor occidental que dio detalles sobre la estructura de las fórmulas m�lódicas que tienen significación modal y sobre la correspondencia existente entre los ritmos del texto y la melodía. 7. Rémy, monje de Auxerre (floreció hacia finales del siglo 1x). Se con serva un comentario suyo sobre la sección dedicada a la música en el Satyricon de Martianus Capella. 8 . Hucbaldo, monje de St. Amand, cerca de Valenciennes ( c. 840-930 ). f?e Harmonica It:stitutione es la única obra que se conserva sobre mú sica que los eruditos aceptan, en líneas generales, como suya . Anterior mente se le atribuían otros tratados, entre los que se halla el famoso Musica Enchiriadis, pero su autenticidad fue atacada vigorosamente Hans Müller 48 . El opúsculo indiscutiblemente verdadero de Hucbal do no posee un gran interés . Como hemos visto, en la Edad Media en muchos tratados teóricos, se repetía, con una falta total de respet�
olJras . de los 9, 10 y 1�, en CouS. Cuando un escrito aparece tanto en GerS como er1 �1g neL, ?º nos refer(mos para nada al segundo. A lo largo de es te libro la s refe re:nct as no sol o son rel ativas a las ediciones más modernas sin o también a la s edicio nc:s de Ger� Y CouS, si los escritos aparecen en ellas , ya 'que resulta fácil, en líneas gt;nerales , disponer de es.ta s dos obra s . P ara otros breves apun tes sobre los teóricos, yt:an se GasM II, 558 Y stgs ., y HughT y, para un es tudio de sus tratados , RieG, obra 1n1por�ante Y bastante completa, algunos de cuyos detalles se han corregido en escritos ¡xister1ores. 47 �na traducción a l alemán de s u t ratado mus ical apa rece incluida en PaulB obr a ' qt1e, sin embargo, se h a visto sometida a ciertas críticas. 48 En MülH. La autoría de Musica Enchiriadis s e ha a tribuido en diversas ocas io nt:s al abad _O�ger d; St. Pons (t 940), al ab ad Hoger o Noger de Werden ( t 905), etc. P:!ra una b1bl1ograf!ª s<;>bre el tema de l a autoría, véase Handschin en el Deutsche _ Lzteraturwissenschaft und Geistesgeschichte, V (1927), 339. VJ1ertel¡ahrsschr1ft fur
La monodia en la Europa occidental hasta cerca de 130 0
160
por la auctoritas lo que ya se había dicho anteriormente. Este tipo de ra pa te en lm ipa inc r p és r e int n ne tie o , ld cba Hu de la a� ell e r t obras ' en . . nosotros; ya que demuestran que un recurso o sistema t�cnico e�peba ria nta inv se as ell en o s n me l o or p , o o nd usa � uía seg se cial todavía or p l va die me eto esp r El . o d na mi ter de nt o me o un m en cia en ist ex su ons c de tal o t i cas ta fal a un n o c se r i nd nfu o c be de no las auctoritas o po r m sta pré en s o d ma o t as tem s . o o L gi pla al ciencia en lo tocante rgo de t oda la o l a s ale sic mu s do ata r t s o l en tes r r o ien c n o s Hucbaldo la Edad Media. Hucbaldo, cualesquiera que sean sus mérit� s, gozó �e osa eleg1a i cur a un rva nse c o se ía dav o T ca. o ép su en a fam n una gra suya en latín inspirada por la muerte de Ca rlos el Calvo. Cada u,na de n un seg e, l o ), o lv (ca s vu cal de e la n � o c za en o c mi ras lab �� sus pa escritor , <>. Es Enchiriadis fee ed pu ., Y etc , um gan or el , ión tac o n la bre o s sa li o va ón aci o inf rm 50 . es ant o lus inc . charse no más tarde del siglo IX , e . di ne b o ri ste na o m l de ad ab r s o r � p nó mi ter ien qu , � 5) 1 9 t _ 9. Regino ( � _ ( disposi tino de P rüm en 892, inició la larga lista de tonalza o tonarza rdo al ue ac de ., etc s, i o or ns o p res , as on tíf an de s ca áti ciones sistem s su de o tam és r p en mo ísi ch mu ó tom o gin Re ). modo · cf el oktoechos o, Casiodor o , i ec o B n, ró ce Ci r an t en cu en se e qu s r o l t e en , prede�eso�es Isidoro y Aurelian o. e dr pa el es y, un Cl de ad ab e fu 7 92 l de r ti r pa . 10. Odo ( t 94 2), quien a om c r ita ev ra pa s, ale cu s o l de o s, c r teó s o it cr es s o rt cie � � putativo de r ve su o o m c r l1b e est en s o m are r ide ns o c l o , ias ?_ plicaciones innecesar t os es de a cid t1 ten au la o d ca ata n ha os dit eru s ? o n gu Al . dadero autor _ importante escritos ; otros afirman que, si bien Odo no compuso ni el on redactado s er f sí s n me o l or p , l o scu pú o ro t o n gú nin � � Dialogus ni o comple to pl e¡e e r im r p el e ec r a ap s gu alo Di el En n. ció ec ?1 baj o su di r _ o, con el sig nid so l de as ur alt las de s o l bo sím o m co as r let del uso de e qu Y ia ed M ad E la en te en rri o c el ser r o p ría na mi ? te r e nificado qu o ple em el en ios mb ca s o un alg de ión pc ce ex la n co , na mi aún predo 51 (Véa se además la página 17 1.) . etc , las de mayúscu
El canto gregoriano: su historia y notación
11.
/
a oli Sch la ue e sig qu la a ), 74 II, uS Co n bié tam se véa ( 2 15 Impresa en GerS I, la o mn alu un de tas gun pre las r po y do ma for _ o . log diá , 173 . Enchiriadis, en la pág 49
ccion a1 du tra a Un dt . zrta nch a sic Mu la [! en s � ada bas bas am ro, est ma respuestas de un unas co alg en luy inc � s_e itta Sp E M. lec Sch en da lui inc e rec � apa al nu alemán del Ma del tos tex los n es on iac v�r s rta ci � re sob lo ícu art � Un t. � rrecciones del texto de Geber . xT Fo en e luy inc se , les ing en l, cia par en um res Un . aT Sow en MS del manual aparece , Véase también GrutH. · · or he eri ant n cio ma i fº a la En o. tad tra del ha fec � la , so Hay cierto desacuerdo sobre . 1 8 1 6), 193 XL , zen gor gre ( ant Ch de vue Re la en in sch mos seguido la opinión de Hand s ens ext es a pas y . Ha hn Bo se véa , gus (? alo 1 Di del n má ale al 51 Para una traducción � . {1E sigs. La Y �23 iE, mb La en , ido um res to, res el y s ncé fra al os cid du tra _ mo mis del i am en ilar sim odo � de a tad tra e rec apa o, Od a . II? ida ibu , atr lina sicae artis discip , a, en P:eparacion en la usi la e 1:1 ; 146 y sigs. Un libro de lecturas so�r,e la historia -� gus. alo Di del les ing al on cci du tra a un ra lui inc k, un Str ver Oli por d actualida
1 2.
13. 14. 15 .
Jl 6.
161
Not�er Labeo ( t , 102 2), al igual que Notker Balbulus, que vivió un siglo antes, mas o menos , y c on el que no debe confundirse el primero , fue maestro en St. Gall. Es el autor de los primeros escritos con ocidos en alemán que tratan de música ; entre éstos se incluye el breve tratado sobre las medidas de los tubos de órgano, mencionado un poco antes 52 • El monje benedictino Guido d'Arezzo (c. 995-1050) perfeccionó la no tación de líneas, po r lo men os en lo tocante al canto llano , y res tableció la s olmisación, tal como lo demuestra la carta que le escribió al monje Miguel (cf. pág. 1 87). Guido es una fuente importante de nuestro conocimiento del organum (cf. pág. 313). El Micrologus es el más extenso de sus valioso s escritos 53 . Berno ( t 1048) fue abad de Reichenau desde 1008 y nos apo rtó otro tonale así como información sobre experimentos con el monocordio 54 • Hermannus Contractus ( 1013 -54) 55 : véase más adelante. .Wilhelm ( t 1091), abad del monasterio de Hirsau en el bosque Negro. Su De Musica et Tonis 56 es un o de los diversos tratado s musicales de la Edad Media escrito en forma de diál ogo entre un maestro y su alumn o. El servilismo del segund o y la presunción del primero resulta a veces diver tid os. , El teórico ( c. 1100) al que los historiadores suelen n ombrar John Co t ton y considerar c omo de origen inglés, aunque sería mucho más co rrecto llamarlo Joannes de Lieja ( sin el apellido <> ) 56ª. En su tratado 57 se incluye información sobre los avances hechos en el desa r rollo del organum (véa se pág. 315) .
Por consiguiente, algunos de estos teóricos fueron homb res de Estado ; t1n mayor número estaba formado por abades o habitantes más humildes de rnonasterios ; unos cuantos fueron poetas al mismo tiempo que músicos 58 • L os monasterios de Reichenau y St. Gall pudieron sentirse orgullosos Se conserva un total de cinc<:> opúsculos de Notker. Se han traducido dos al alemán moderno. Estos aparecen incluidos en Die iilteste deutsche Litteratur bis um d'as Jahr 1050, 1884, de P. H. Piper. 53 Mikros = «br ve, peque o», íJ ; � n griego; lagos = «relato, palabra», en griego, etc. _ , Para una traduccion al aleman, vease HermM o SchlecG. Se han traducido amplios pasajes al francés y el resto aparece resumido en LambiE, 182 y sigs. Para un estudio de la obra y de sus fuentes, véase WolkG. Una traducción al alemán de la carta di riigida al monje Miguel aparece . incluida en HermE; LambiE, en las págs. 163 y sigs., st� ocupa de la carta, así como del Micrologus, y en las págs. 172 y sigs. se traducen otros pasajes de Guido. El libro que prepara Strunk, mencionado en la nota 51, con tt:ndrá una traducción al inglés de esta misiva. 54 Véase WantM. . 55 En EllinM se incluye no sólo el texto definitivo del original de De Musica de 1-:lermannus, sino también una traducción al inglés. 56 Traducción al alemán en MülW. 56a Cf. WaesM, 336 y sigs. 57 Traducción al alemán en KornT. 58 En Mediaeval Latin Lyrics (4.ª edición, 1933), de Helen Waddell, se incluyen ejemplos de poesías de Boecio, Alcuino y Hrabanus Maurus (con versiones al inglés). .
52
La monodia en la Europa occidental hasta cerca de 1300
162
de contar cada uno, por lo menos, con un hombre al que se le atribuyen importantes aportaciones originales y, por consiguiente, estas instituciones fueron en parte responsables del renacimiento del canto llano al que ya nos hemos referido, En Reichenau, mientras Berna fue su abad, Hermannus Contractus (Her mann el Tullido ) probó que no sólo era un teórico de ideas claras, sino que también fue, gracias a su Salve Regina y a su Alma Redemptoris Mater, un compositor bastante capacitado. Muchas melodías medievales cuentan con historias particulares que cu bren varios siglos, es decir, que se usaron una y otra vez con motivos dife rentes, a menudo como parte de la textura de composiciones polifónicas. De vez en cuando mencionaremos el empleo de Alma Redemptoris Mater con diferentes finalidades y, así, sugeriremos, aunque sea ligeramente, la clase de historia que podía tener una melodía de la Edad Media, y daremos una idea parcial de la extensión del tiempo durante la cual seguiría siendo una fértil fuente de inspiración de composiciones en esencia nuevas. Prueba la popularidad que tuvo Alma Redemptoris Mater en el Medioevo, la mención que hace de la misma Chaucer en el Cuento de la priora: This litel childe his litel book lerning, As he sale in the scole at his primere, He Alma Redemptoris herde sing, As children lerned hir antiphonere: And as he dorst, he drow him nere and nere, And herkened ay the wordes and the note, Til he the firste vers coulde al by rote.
Este niñito aprendía de su pequeño libro, sentado en la escuela en su primer grado, escuchó cantar Alma Redemptoris, a los niños que la aprendían de sus antifonarios : y al escucharlos, se acercó más y más, y atendió a la letra y a las notas, hasta que de memoria se supo los primeros versos.
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EJEMPLO 25. Alma Redemptoris Mater. Antífona, de Hermannus Contrae tus ( basada en LiberM, 239). ra yen• ps-- ,.¡, -
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¡Madre de Cristo! Escucha llorar a tu pueblo, ¡estrella de lo profundo, portal del cielo! Madre de Aquel al que hiciste de la nada, nos hundimos, luchando, y pedimos tu ayuda: oh, por el júbilo que Gabriel te dio, Tú, virgen al principio y al final, danos tu merced.
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'
[Traducción tomada de Lyra Catholica, containing all the Breviary and Missal bycuns (1849), 38, de Edward Caswell.]
<> 59 • En St. Gall, Notker Balbulus ( <>, t 912) hizo importantes aportaciones que, sin embargo, probablemente fueron en su totalidad de categoría literaria (cf. págs. 229 y sigs.}. Por ello resulta equivocado el atribuirle la justamente famosa Media Vita, otra melodía medieval de larga historia, tonada que posiblemente pasó de pertenecer al repertorio gali cano a formar parte del corpus del canto romano 60 . Esta melodía alcanzó el rango de ser canción folklórica eclesiástica. << Se le atribuyeron facultades milagrosas . . . Cuando en el año 1263 el arzobispo de Treves nombró a un tal William como abad del monasterio de St. Matthias contra la voluntad de los monjes, éstos se postraron en el suelo y dijeron la Media Vita y otras plegarias para recibir así la protección del abad que les habían impuesto . . . En el concilio de Colonia de 1316 se prohibió cantar Media Vita en contra de nadie sin el permiso de un obispo>> 61 • Parece ser que Lieja fue un centro musical lleno de actividad c. 900c. 1125. Se sabe que Rodolfo, que procedía del monasterio de St. Trond, compuso melodías de canto llano y es posible que también fuese teórico 62 • BesM, 57. Hay un MS del siglo XII ( tomado en cuenta en EllinM) en el que se incluye el De Musica de Hermannus, conservado en la Eastman School of the Univer sity of Rochester. En este MS también aparece el De Musico de Berno de Reichenau, el De Musica de Wilhelm de Hirsau, etc. 60 Cf. WagM, 18. La pieza está impresa en Vesperale, 154* . 61 WagE I, 233. 62 Para una explicación de la música en la Lieja medieval, véanse la sección inicial de WaesM (en la que se intenta atribuir a Lieja a Aribo Scholasticus, en vez de Freising, donde se suele creer que predicó), y AudaE. Véanse también StegQ y AudaO. 59
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El canto gregoriano: su historia y notación
164
La monodia en la Europa occidental hasta cerca de 1300
Entre los compositores del canto pertenecientes a la edad de plata figu ran, además de Hermannus, el rey de Francia Roberto el Pío ( 995- 1 0 3 1 ), el famoso Abelardp ( 10 79- 1 1 42 ) y la monja Hildegarda de Bingen (t 1 1 7 9 ). Abelardo se ocupó de componer un libro de himnos pensado para el uso de sus monjes y de las monjas que encabezaba Eloísa. Es probable que sus poemas de amor dirigidos a esta última y que se han perdido figurasen entre las importantes fuentes que sirvieron de inspiración al arte de los tro vadores. En las canciones de Hildegarda de Bingen se mezclan elementos li túrgicos y folklóricos 63 y, por consiguiente, se ha sostenido que desempe ñaron el papel de ser otro eslabón más de la cadena que va desde las antí fonas de Hermannus Contractus a los Minnelieder de Walter von der Vo gelweide. Hacia el final del capítulo 6 mencionaremos otras figuras impor tantes de la música de este período. Las creaciones de la edad de plata constituyen, menos unas cuantas ex cepciones, las últimas contribuciones importantes hechas al repertorio del canto llano. Con la moda creciente de la polifonía surgió la decadencia de este canto, aunque no su eclipse, tal como lo demuestra la restauración del mismo llevada a cabo por los monjes de Solesmes. El canto gregoriano representa el mayor corpus de monomelodías existente tal como lo demuestra el estado presente de la investigación erudita y, por consiguiente, la principal creación de toda una gran rama de la música, digna de un profundo estudio. A sus características estilísticas otorgaremos una mayor atención que la dada a los de los otros grupos del canto. Y ello no sólo debido a que el tema se ha investigado con mayor detenimiento, gracias a la mayor cantidad de MSS y de transcripciones fia bles, sino también a que su música proporciona el material necesario para un estudio de los elementos esenciales de la música de una sola línea, material que es tan <> como las fugas de Bach o las sonatas de Bee thoven, ejemplos modélicos de sus clases sobre los que cualquier estudio de la naturaleza de sus formas normalmente suele basarse. La monodia, al igual que la escultura, tal como lo ha señalado Frere 64, alcanzó su mayor grado de perfeción en un período muy temprano, mien tras que la armonía, del mismo modo que la pintura, llegó a su cumbre bas tante después. Ello ha dado pie a que, para el hombre normal de la actua lidad, la escultura y la monodia tengan una atracción menos inmediata que la pintura o la armonía. Sin embargo, no hay ninguna justificación para considerar que <>.
63
Cf. UrK, 63 y sig., donde se dan más referencias bibliográficas; UrH, y BronH.
Para facsímiles de un MS en el que se incluyen obras musicales de Hildegarda, véase GmelchK. 64 En Grove IV, 196.
1
El canto gregoriano: su historia y notación
165
La notación
LA NOTACIÓN DE LOS INTERVALOS
l.
Resultará más sencillo el describir en primer lugar la forma definitiva de la notación gregoriana y, luego, el desarrollo mediante el cual se llegó a dicha forma. Los ne� 11;1as empleados en las ediciones modernas de canto gregoriano pueden clas1f1carse en 4 grupos: sencillos, compuestos, <> y licues centes. A continuación damos algunos de los neumas principales de cada uno de estos grupos: Virga Punctum Podatus o Pes Clivis Torculus Porrectus Scandicus Salicus Climacus
l.
,•
NEUMAS SENCILLOS 65
1
"' ..
A
�
;
,..
• • • • • •
• • •
''
t2 J'l
m
rn tt2
,n
'
fl'J
Fijémonos en que, por lo menos en la transcripción de la última co lumna, todos los elementos de cada uno de los neumas tienen el mismo valor, a pesar de las formas diversas de las notas. La virga y el punctum son iguales; la primera indicaba en un principio un tono relativamente más alto, y el segundo, otro más bajo. (Queda claro que este tipo de dis tinción debió de ser útil antes de la adopción del pentagrama.) El scandibus y el salicus difieren entre sí, ya que la segunda nota del último recibe un <> en la interpretación (cf. pág. 1 78 ), mientras que en el primero, _ al igual que en todos los demás neumas formados por 2 ó más notas (con la excepción del presus: véase más adelante), es la nota primera la que recibe el ictus. Torculus Resupinus Porrectus Flexus Scandicus Flexus Pes Subpunctis Climacus Resupinus Flexus
2. NEUMAS COMPUESTOS
... ._,.., ,. .-...� ..
• • • • •
fTf2
rm f"J'1'l
f7'TJ
JJJJJ
etc
Hablando con propiedad podemos decir que sólo un neuma que comprende una nota es un «n�uma sencillo», y que el término a veces se usa únicamente para un sím bolo de este tipo. En nuestra clasificación seguimos a SuñP, 3 y sigs. 65
La monodia en la Europa occidental hasta cerca de 1300
166
3 . << S TROPHICI>>
Apostropha Distropha o Bistropha Tristropha Oriscus Presus
1 1
• , etc. 11 ¡
La aposthopha, la distropha, la tristopha y el orisc� s se i�primen de masiado a menudo en la actualidad como puncta sencillos ; sin emba_rg�, sus funciones no son las mismas. Se cree que la apostropha en un pr1nc1pio indicaba una especie de matiz vocal impartido al neuma al _que se añadía este símbolo 66 • En la actualidad no se aplica ningún matiz a la aposthopha, aunque todavía se cree que la distropha y la tristo� ha se . deben cantar con un suave vibrato y un diminuendo. El or1scus siempre se añade al final de un neuma y se canta de modo más ligero que las no tas de dicho neuma. En el pressus, las 2 notas de igual altura se cantan como 1 sola mantenida, sobre la que cae el ictus. Epiphonus Cephalicus Torculus Liquescens Porrectus Liquescens Climacus Liquescens Quilisma
4. NEUMAS LICUESCENTES
•• ..
�
,._
•
Los neumas licuescentes suelen usarse cuando hay 2 ó 3 consonantes juntas, o un diptongo, o a veces una g o una m entre 2 v;>cale�, Y su misión es hacer que el paso de una sílaba a otra resulta mas un�form�. Se cantan legato, con un ritardando muy ligero, y la nota de tama_no mas pequeño suele entonarse con mayor suavidad, aunque no necesar1ameI: te con mayor brevedad ( cf. ejemplo 35 ). Las notas con formas ?e. dia mante del climacus liquescens son más pequeñas que las notas . s11:11lares del climacus sencillo. La quilisma se usa entre 2 notas que casi siempre forman una tercera menor, a veces una tercera mayor, y en algunas oca siones una cuarta. Cuando aparece dentro de un intervalo de cuarta, sue le hacerlo junto a la nota más aguda del interv� lo. Como corresponde a su carácter transicional, la quilisma se canta ligeramente, con porta mento, retardándose la nota precedente ( e/. pág. 199). En la notación moderna de canto llano se emplean 4 lineas y 2 claves : •
la clave de C (Do), que sólo aparece en las 3 líneas superiores ,· ,C . Hay 4 clases y la de F (Fa), que suele hacerlo en la tercera 66
Para más información, véase SuñP, 489.
El canto gregoriano: su historia y notación
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de divisiones de compases 1 1 1 . La que cruza la cuarta línea indica el final de un inciso, la división melódica más pequeña; la que cruza la segunda y tercera líneas, la conclusión de un miembro de una frase ; la que atraviesa las cuatro líneas, el final de una frase; la barra doble indica la conclusión de una pieza o un cambio de coro: El custos: 1 "J: es una nota pequeña colocada al término de una línea y sirve para que el cantor se prepare a atacar la primera nota de la línea siguiente. Los neumas modernos, como veremos a su debido tiempo, son des cendientes de los símbolos hallados en los manuscritos medievales. La notación de esta época no tenía nada que ver con la griega, la que, e? realidad, ya se había olvidado o mal interpretado parcialmente en e � si glo v. ¿Cómo fue entonces que surgieron los neumas? Este tema da_ pre a conjeturas, ya que no se cuenta con testimonios documentales f1a?les. Se han presentado diversas hipótesis sobre el origen de los neumas la� 1nos. Según una teoría, la notación latina se derivó directamente de los signos ecfonéticos bizantinos ( cf. pág. 1 12 ) 67 ; según otra, de los signos de can tilación hebreos 68 • Sin embargo, la hipótesis más creíble, apoyada por los testimonios más convincentes, es la que halla el origfn inmediato de los neumas latinos, así como el de la notación ectofonética, en los signos de acentos gramaticales. Según esta teoría, fueron los acentos gra maticales del griego y del latín los que sirvieron de mod�los a los �eu mas primitivos (del mismo modo que ocurrió con su� e�u1valentes or1�? tales ). Así, el acento agudo o << tónico>> / , que 1nd1ca una elevac1on de la voz se convirtió en la virga / ; y el grave , , que señala un descenso de la voz, en el punctum - . Los acentos agudo y grave . ilus tran gráficamente los movimientos que hacían con las manos los an�1guos oradores y directores de coros para indicar las inflexiones correspondientes de la voz. Por ello, la temprana notación musical latina en la que se e � plean neumas, a veces recibe el calificativo de oratoria o retórica, o qu1ronómica ( cf. pág. 27). El '\ circunflejo (agudo + grave ) se convirtió en el clivis /\ , El y anticircunflejo (grave + agudo) se convirtió en el podatus � , Se combinaron los acentos k ( agudo + grave + agudo ) y surgió el porrectus /\/ ; los " (grave + agudo + grave ) dieron pie al torcu lus v'· ; los \\"' ( grave + grave + agudo ), al scandicus y los \ (agudo + grave + grave ) al climacus /... , y así sucesivamente. Los neumas licuescentes deben su existencia a causas puramente textuales y, por consiguiente, se puede decir que se derivaron de la gramática, aunque sus formas gráficas no contasen con ningún modelo de símbolo escrito como los acentos. El único al que no se le ha podido encontrar ningún origen gramatical es la quilisma @ . 1
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68
Cf. ThibO. Cf. GasC, 15 .
Este misterioso neuma ha sido objeto de un estudio especial. Véase VivQ ; tam bién YasQ, 182 y sigs., 343 y sigs.
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¿Cuándo empezaron a usarse de manera general los neumas latinos ? Los MSS completos más tempranos donde éstos aparecen �atan del. si glo 1x; sin embargo, se conservan fragmentos de otros escri:os un siglo antes 70 • Un hecho significativo sobre los neumas de estos primeros �SS es el comprobar que ya estaban lo suficientemente �esarrollados y �abi.an superado la etapa de ser mero� signos de acent�a�1?n. Este hecho . 1ndica , la existencia de un período mas temprano y pr1m1tivo de la notac1on de neumas. En realidad, la historia del canto gregoriano parece apoyar la su posición de que los neumas ya existían en una fecha tan temprana c�mo la del siglo VI, ya que resulta difícil concebir la forma en que se lle�o la compleja labor de codificar las melodías del canto llano durante la epoca de Gregario el Grande sin la ayuda de un sistema de notación. Y es extremadamente improbable que los emisarios de la Schola Cantor�m transmitiesen el repertorio musical de la Iglesia de una forma tan fiel y de tan amplia difusión como evidentemente lo hicieron, sólo m��iante la tradición oral. En la siguiente cita tomada del texto del Con�1lio �e Clovesho ( Glasgow), celebrado en el 7 4 7, queda bien claro la ex1stenc1.a de un sistema de notación : <<(Las fiestas de nuestro Señor) ... en el ofi cio del bautismo, la celebración de misas, en el método del cant�, se cele brarán de acuerdo a una única manera, es decir, en consonancia con el ejemplo que hemos recibido por escrito de la Iglesia romana>> 71; Sin em bargo, no se conserva ningún MS con neumas procedente de la epo.ca gre goriana 72• No obstante, existen muchísimos �SS qu'.° datan del siglo 1:' , y de otras centurias posteriores. La antolog1a mas importante de facs1-
miles es la Paléographie Musicale ya mencionada 73 . La notación retórica o quironómica, si bien indicaba con exactitud el número y la agrupación de las notas, no of recia ningún indicio sobre la naturaleza de los intervalos entre ellas. Los neumas se escribían por encima del texto y se dice que estaban in campo aperto, <>, es decir, no había líneas de pentagrama que sirvieran para señalar los intervalos exactos que se deseaban obtener. ¿Cómo, entonces, se las arreglaban los cantores tempranos para leer la notación? En un principio debieron de memorizar obligatoriamente todo el repertorio litúrgico ; lue go, la notación les sirvió de guía para recordar los perfiles de esta o ague-
10 Por ejemplo, hay neumas que aparecen aplicados a part del introito Ad te levavi � . en el Códice 10127-10144, de Bruselas, procedente del siglo VIII, reproducido en SuñP, 33. . . 11 La cita en latín aparece en SuñP, 34, tomada de Amplzsszma Coll. Conc., XII (1901), 399, de Mansi. . . 72 Dom Alban Dold director del instituto de palimpsestos de Beuron, tiene un método secreto que le ha permitido discernir, en fotografías del MS de palimpsestos del siglo VI, Códice 912 de St. Gall, rastros de símbolos que cree que pertenecen a un período incluso más temprano. Estos símbolos tienen el aspecto de ser verdaderos neumas. Véase SuñP, 480 y sig. 73 Otros volúmenes importantes que contienen facsímiles son BannM, :i:rereA, FrereG, FrereB (13 láminas), FrerePA, NichE, WagT, EbelA, WackG. Tamb1en hay láminas interesantes en FerM.
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lla melodía conocida. Debido a que los intervalos de las melodías gre gorianas casi nunca excedían una quinta, el cantor sólo tenía que de.ter minar cuál de los intervalos entre los de segunda menor y los de quinta justa aparecía representado por un neuma en particular en un sitio de terminado. Los cantores <> 74 • Los neumas retóricos sobrevivieron junto a la notación interválica en Italia hasta el siglo x1 ; en Francia, Inglaterra y España, hasta el x11, y en Alemania y Suiza, hasta los x111 y XIV. Sin embargo, la falta de ade cuación de este sistema se dejó sentir con fuerza y así vemos cómo teó ricos como Hucbaldo 75 y el llamado John Cotton 76 se quejan de que los neumas no servían para representar la diferencia existente entre los. inter valos. Se intentó hacer entonces que representasen la altura relativa de las notas. Uno de los experimentos más interesantes llevados a cabo im plicaba la combinación de neumas y letras. La primera adaptación de las letras latinas a la notación, musical pro bablemente aparece en los MSS de De Institutione Musica, de Boecio 77 • Este autor, en parte de su tratado, demuestra cómo los tonos de los géneros diatónico, cromático y enarmónico podían derivarse de las divi siones del monocordio (aunque el género enarmónico, por lo menos, no estaba en vigor en su época), y aplica las letras latinas a las notas de cada género. Las usadas con el diatónico pueden ilustrarse de la siguiente manera (si omitimos los tetracordos que se imbrican, las letras represen tan más bien posiciones interválicas relativas que alturas absolutas del sonido, cosa también aplicable al párrafo siguiente) : EJEMPLO
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SuñP, 45. Véase GerS I, 118. Véase GerS 11, 257. Esta adaptación ha recibido el nombre de <> o .<
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La
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la Europa occidental hasta cerca de 1300
Algunos teóricos posteriores, como Hucbaldo y Bernelinus , emplea ron este sistema de notación tras hacer ligeros cambios. Boecio usa 80 , en otra sección diferente de su tratado, las letras A-P (y omite la J ya que, en el alfabeto latino, ésta se confunde con la I) para representar una serie, de tal modo que este empleo ha dado pie a diversas interpretaciones 81 • 78
78 79 80
Véase GerS I, 122, y la tabla que aparece frente a esta página. Véase GerS I, 326 (aunque también WolfH 1, 38, nota 2). Véanse MigneL LXIII, 1284; FriedlB, 347; PaulB, 146.
79
( la ) (véa se por Suelen int erpretarse las letra s com o equivalentes de A ( La) - ª (la) ' a ej�mplo, WolfH I, 39). Sin em bargo, aparecen aco mpañada s por un diagrama en FriedlB, 347, c?n el que se di stinguen, mediante sus diferentes sitios , los tonos ente r<;>s ?e los semitonos . Las letras aparecen dis tribuidas de tal forma que dan pie a un d1sdi apasón mayor. Sin embargo, nada en el contexto indica que Boecio pensase en este disdiapasón. En el diagram a, tal como aparece en el MS de finales del siglo XI o principi
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Encontramos que estas mismas letras se emplean 82 para representar series de tonos en el ejemplo anterior, no sólo en un tratado anóni mo 83, sino también combinadas con neumas en el MS H.159 de la escuela de medicina de Montepellier 84 , procedente del siglo XI. Las letras de la A a la G, usadas para representar a una serie que comienza con la C (Do) moderna, aparecen en otras fuentes medievales, por ejemplo, en la Scholia Enchiriadis 85 . El empleo de estas letras para indicar lo que llamaríamos una escala mayor diatónica, parece ser que tu·.ro mucho que ver con la música escrita para instrumentos de cuerda y órgano: en efecto, su resultado se ha denominado <>. Ambos sistemas el de A a P con el sentido moderno de C (Do) a c ' (do ' ) y el de A a P con el significado actual de A (La) a a ' (la ' }- sobrevi vieron uno al lado del otro hasta el siglo XII, más o . menos. A partir del x también se conservaron vivos junto a una serie doble de 7 letras [ A-G (La-Sol) y a-g (la-sol) ] , además de : //:/ , y todo el conjunto se usaba con el sentido moderno de A (La) - a' (la). Esto forma parte de la notación atribuida a Oda (para su otro grado restante, véase la pá gina 186 ), la cual, en lo tocante al uso de las letras, se convirtió, con ' ciertas añadiduras, en la clásica de la Edad Media. En el MS de Montpellier citado anteriormente, cada uno de los tonos del disdiapasón en A (La) [ incluidos tanto b (si) bemol como b (si ) na tural] recibía una letra: que la primera especie es una octava de A (La), el « 1 » habría que asignar!o a 1� octava que Boecio, de manera definitiva, designó como «8>>. Por otra parte,. si consi deramos que la número 1 es una octava, nos hallaremos en la parte supe�1or y n?s veremos obligados a descender, cosa que sugerimos que debe hacerse.] S1 b ien Boec10 en �u empieza en la parte más alta, lo hace con una especie producida por el modus que, especie explicación de los modi, llama el primero ( el hipodórico }, y acaba con otra creada por el modu s que estudia en último lugar ( «el octav d� , Tolomeo:>, con !o cual nuestra sugerencia se ve apoyada en parte por la organ1zac1on que dio Boec10 a su material. Si consideramos a A-P como un sistema más perfecto descendente, y empezamos con la especie hipodórica como la número 1, todas las demá s espec�es aparecerán perfectamente colocadas en sus respectivos sitios . [Sin duda alguna, Boec10, en FriedlB 341 contaba con una serie A-O que claram ente ascendía, y representaba, también cdn carácter bas tante claro, a una serie de 14 grados que empezaba en B ( Si). Si P no es más que una añadidura a esta m isma serie, entonces A-P sería un disdiapa do la són B (Si) y el mixolidio conservaría su sitio tradicional, ya que seguirí a si en especie número l . Pero e ntonces tendríamos que acus ar a Boecio de habe r cometido un error al llam ar octava a la especie producida por el <
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Cf. pág. 200. En GmelchV se defiende con fuerza esta opinión. Para un ar tículo reciente sobre H. 159, Montpellier, con referencias a la literatura anterior de dicada al mismo, véase SidM. 87 El alfabeto griego no tiene ninguna letra que sea equivalente a nuestra b. Sin embargo, muchas palabras griegas empiezan con un sonido aspirado que se indica por una <> colocada sobre la vocal inicial o sobre la p (r) del comienw. 87a Sin embargo, ninguna de éstas aparece en posición vertical. 88 Véase GerS 1, 174 y sigs. Una descripción completa del sistema, en inglés, apa rece en GrutH, 509 y sig., 704 y sigs.
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28.
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Fijémonos en que el b (si) natural se indicaba con una i sin punto escrita verticalmente, y que el b (si) bemol, por la misma letra, pero inclinada . Algunas autoridades creen que las notas marcadas con un as terisco se referían a intervalos que, más o menos, eran de cuarto de tono 86• Las letras y los signos se escribían entre el texto y los neumas y, por consiguiente, no hay ninguna duda en lo tocante a la identidad de los grados de la escala indicados por los neumas. El autor del tratado del siglo IX Musica Enchiriadis empleó otro sistema de notación. Este se conoce como notación daseyana, debido a la palabra griega daseia o <> 87 , la cual se usaba como símbolo. Esta se combinaba, en ciertas ocasiones, o con la letra S o con la C colocada al revés 87ª, y los 3 símbolos compuestos resultantes aparecían en posición normal, al revés, invertida y al revés e invertida mente; cada símbolo representaba una altura de sonido diferente. Tam bién se usaban 2 de los símbolos en posición inclinada. A los 3 sím bolos compuestos se añadían 4 sin S o C ; cada uno sólo se usaba una vez. El total de 1 8 símbolos bastaba para proporcionar un signo a cada uno de los 18 tonos de la extensión o gama sonora usada por el autor, y con ellos se podía anotar una melodía con exactitud ( menos su ritmo), siempre y cuando se usasen estos signos sin ninguna otra indicación adicional. Sin embargo, el autor innecesariamente añadió un pentagrama de 5 o más líneas, del que sólo empleó los espacios entre éstas para 'representar las alturas del sonido. En estos espacios escribió las sílabas del texto y no las notas. Al comienzo del pentagrama aparecía un sím bolo daseyano en cada espacio que servía para indicar la altura a la que debía cantarse cada sílaba colocada en dicho espacio. A veces, el autor hacía que las letras T y S ( que identifican a tono y semitono) precedieran a los símbolos, con el propósito de presentar las distancias existentes entre los grados adyacentes de la escala 88 • 86
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Queda claro que la notación de líneas empezaba a desarrollarse. Hermannus Contractus es también el autor de otro experimento me dieval más relativo a la notación de los intervalos. En su sistema usó letras para indicar los intervalos de las progresiones melódicas, de la siguiente manera : e = equisonus (unísono; el uso de la letra implicaba una repetición; s = semitonium; 't' = tonus; 't'5 o 't = tonus cum semitonio (tercera menor) ; i = tonus cum tono, i.e., ditonus (tercera mayor); s
D = diatessaron (cuarta); � o o = diapente (quinta) ; � = diapente cum 't'
semitonio (sexta menor); Íl = diapente cum tono (sexta mayor). Un des censo de la altura representada por un símbolo a la plasmada por el siguiente símbolo se indicaba mediante un puntillo colocado debajo del segundo símbolo ; la ausencia de este puntillo servía para señalar un ascenso. Los símbolos se colocaban por encima de las sílabas del texto. No se necesitaban ni se usaban pentagramas. El sistema indicaba la altura del sonido de forma exacta ; sin embargo, tenía la desventaja de que, en cualquier pieza, un solo error en la interpretación hacía que toda su con tinuación también sonase de modo equivocado 89 • Ninguno de estos sistemas llegó a arraigar. Sería otro sendero de la los experimentos que dieron como resultado la creación investigación del pentagrama el que estaba destinado a dar pie a la notación mo derna. Entre los copistas que cultivaron por vez primera esta evolución se hallaban los de origen italiano e inglés. Tras suponer la existencia de una línea horizontal imaginaria, agruparon los neumas sobre la misma de tal 89
Véanse GerS 11, 149; EllinM, 9, o WolfH I, 143.
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manera que las posiciones relativas de éstos equivalían a las dimensiones del intervalo deseado. Los neumas que aparecen , colocados de esta forma a veces reciben el calificativo de <>. Este planteamiento, clara mente discernible en MSS del siglo x, se extendió con rapidez, y hacia finales de este siglo ya se empleaban líneas escritas en algunos MSS, mientras que en otros, la línea, real o imaginaria, que servía de guía para alinear horizontalmente el texto, también se utilizaba como pauta para la colocación vertical de los neumas 89ª. Otra fase del desarrollo de la notación diastemática (diastema es la palabra griega para <>) fue aquella en la que los elementos de un neuma aparecían separados unos de otros y, bajo la forma de puntos o puntillos, se colocaban de tal manera en el MS que indicaban, más o menos, las dimensiones de los intervalos entre los mismos. Este tipo de notación es característico en especial de los MSS aquitánicos. Desde el comienzo, más o menos, del siglo XI se empezó a adoptar poco a poco la práctica de usar una línea de color rojo para indicar F (Fa). Luego se añadió una segunda línea, casi siempre amarilla, aunque a veces también verde, que representaba a c (do). A partir de esta etapa, el paso al uso de 3 y 4 líneas fue lógico. La invención del pentagrama a menudo se ha atribuido a Guido d'Arezzo, aunque acabamos de ver que la idea de emplear una o más líneas para fijar la altura del sonido de ciertas notas es anterior en unos cuantos años a la aparición de este teórico. Guido lo que sí hizo fue mejorar un sistema imperfecto que ya se usaba. También empleó en su antifonario (c. 1027) las letras F y G (Fa y Sol) con valor de claves. La adopción del pentagrama de 4 líneas, perfeccionado por Guido y cumbre de la evolución de la notación diastemática, procedió con lenti tud. Ya en el siglo XII se hallaba extendida por muchos claustros italia nos, franceses, españoles e ingleses; sin embargo, no se empleó hasta el xv en algunos monasterios alemanes. El aspecto de los neumas tempranos variaba muchísimo según el sitio -por consiguiente, los eruditos dividieron las notaciones de neumas en las de St. Gall, Metz, Chartres, Nonantola, Aquitania, Cataluña, etc. 90y la idiosincrasia de cada uno de los copistas ; sin embargo, ya en el siglo X I I o XIII había cristalizado, en la mayor parte de la Europa meri dional y occidental, en la forma cuadrada característica de los neumas modernos 91 • Sin embargo, los de los MSS alemanes tomaron otra forma. Las cabezas de las notas asumieron la forma diamante, los vástagos se hicieron gruesos y puntiagudos, y el parecido que tenían con los clavos s9a En WagB y WagD, 95 y sig., se presenta la teoría heterodoxa que dice que los ne11mas latinos se <> de.sde su �r¡:ación, y que los neumas horizontales re presentan una decadencia. La teoría está desarrollada diestramente, pero se basa por fuerza en testimonios circunstanciales y no es muy convincente. 90 Para un análisis completo de los diversos tipos, véanse SuñP; WagE II. 9l Esta forma llegó, sin mucha demora, hasta Islandia. Véase el ejemplo del si glo XIII en WolfH I, 1 19 .
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usados para los zapatos hizo que se designase este tipo de notación con la palabra Hufnagelschrift. También se la conoce como notación gótica. La influencia de una notación diastémica perfeccionada en el desarro llo de la música tuvo consecuencias enormes. Los cantores religiosos no sólo se vieron libres de la necesidad de aprenderse laboriosamente de memoria todo el repertorio litúrgico, sino que la existencia de una no tación fiable hizo que fuese posible la rápida difusión de nuevas compo siciones originales, como los tropos y las secuencias. A partir de entonces, la enseñanza de la música se convirtió en un tema relativamente sencillo. Y la composición pudo avanzar con mayor libertad, puesto que el confiar tanto en las fórmulas melódicas en la música más antigua probablemente se debiese, en gran medida, a la razón práctica de que la ausencia de una notación exacta imponía sobre la memoria del cantor un peso consi derable, peso que el uso de fórmulas unificadas tendió a aliviar en parte. Con la invención de una notación exacta, el compositor se sintió mucho más libre para dejar que su imaginación corriese sin ataduras. 2.
NOTACIÓN
DEL
RITMO
Ahora nos ocuparemos de la notación del ritmo. En los MSS proce dentes de determinadas regiones se hallan, además de los neumas, cierto número de signos especiales que tienen significación rítmica. Estos signos pertenecen a 2 clases principales: líneas breves añadidas a los neumas y letras escritas por encima de los neumas. La línea que se une a un neuma recibe el nombre de episema. Estas aparecen en las notaciones de St. Gall, Metz, Nonantola, Benevento y Aquitania, y se cree que indicaban un aumento del valor del neuma. En los MSS de St. Gall también encontramos las llamadas letras ro manillas, de las que se dice que Romanus el legendario cantor romano que se cree que c. finales del siglo VIII introdujo el canto gregoriano en St. Gall fue el que las usó por vez primera. Algunas de estas letras se refieren al ritmo; otras, a la melodía. Las letras rítmicas más impor tantes son: la t (trahere: <> o tenere: <> ), x (expec tare: <> ), m (m·ediocriter: <> ) y c (celeriter: <> ). A veces estas letras se combinan con una b (bene: <> ) o m (mediocriter ), las cuales sirven para calificar la indicación rítmica. A veces aparecen otras letras: p (pres sio ), f (cum fragore) y k (clange), las cuales se cree que indicaban intensidad o énfasis enérgico. Como regla general, diremos que las letras sólo afectan que al neuma según algunos, únicamente a una parte del neuma acompañan, aunque a veces a una c o a una t le sigue una línea que se extiende hasta cubrir todo un grupo o serie de notas, el cual entonces se ve regido por dicha letra. Las letras rítmicas también aparecen, aunque en proporción menor, en algunos MSS cuyos orígenes se hallan en Metz y Chartres. En los
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primeros, además de t y c, tenemos a (augete, <> ) y n (naturaliter, lo que quiere decir que se volverá al valor normal o que ,éste no se abandonará ) 92 • Todo el problema de la interpretación rítmica del canto llano en la .Edad Media (y, por consiguiente, el del significado exacto de los signos y letras rítmicas ) se ha visto sometido a una intensa polémica, polémica que aún está muy viva. Hay 3 escuelas principales de opinión. l. Los acentualistas. Los pertenecientes a esta escuela, cuyo líder fue Dom Pothier, señalan que hacia el siglo v, cuando el canto grego riano estaba en proceso de formación, hubo un cambio en la pronun ciación del griego y el latín. Si bien, hasta esta época, las sílabas se medían de acuerdo a la cantidad y se dividían en breves y largas, a partir de entonces tuvieron un mismo valor temporal, y el acento o énfasis dado a una sílaba en particular se convirtió en el elemento rítmico 93 • Los acentualistas creen que el canto adoptó los valores de tiempo iguales de las sílabas, y consideran que el acento es el principal determinante según algunos, el único de sus melodías. El énfasis de los rítmico acentos verbales en la interpretación de la música, de acuerdo a lo que dice esta escuela, da pie a un ritmo libre que refleja fielmente la natu raleza retórica del canto. En aquellos pasajes en los que )¡ay melismas prolongadas sobre una sola sílaba, la primera nota de cada grupo de neumas asume la función del acento de la palabra 94 • II. La escuela de Solesmes. Los monjes de Solesmes, bajo la direc ción de Dom Mocquereau, apoyaron la teoría de Dom Pothier que dice que todas las notas de los neumas son, en esencia, de duración igual, y que el ritmo del canto llano es libre, en oposición al medido; sin em bargo, dieron de lado la teoría que afirma que el acento verbal es el elemento rítmico predominante. Dom Mocquereau ha dicho: <> 95 ; por lo tanto, el acento tónico no tiene por qué verse Para una teoría que dice que los signos rítmicos denotaban un tipo de inter pretación que estaba de acuerdo con una moda transitoria, y no con las tradiciones de la edad de oro, véase DavidS. 93 Sobre el cambio que sufrió la acentuación del latín en la Edad Media, véase A History of Christian-Latín Poetry (1927) de F. J. E. Raby, en especial las págs. 13-22. · 94 Aubry intenta dar credibilidad a su afirmación de que la teoría de los acentos se aplicaba al canto gregoriano señalando que, en realidad, se empleó, en la música medieval litúrgica relacionada con éste, en diversas comunidades cristianas del este ( véase AuD ). Sin embargo, se ha puesto en duda la exactitud de sus conclusiones. Para una exposición detallada de la teoría de los acentualistas, véanse PothM, 179 y sigs.; DavidM, capítulos IV-V; DavidR. 95 MocqL, I, 59 ; MocqN, 71. Jeannin (JeannE, 150) llegó a la conclusión, ba sándose en el empleo ocasional de la palabra tabula en los escritos medievales sobre el canto llano, de que se usaban castañuelas para acompañar la interpretación del mismo. Esta opinión -que, si fuera correcta, proporcionaría un testimonio que ten dería a oponerse a la afirmación de Dom Mocquereau, por lo menos en lo tocante al canto gregoriano- se basa en una interpretación equivocada de la palabra tabula hecha por Du Cange, palabra que sólo se refiere a la cubierta ( a menudo de marfil, etcétera) de los libros de canto. Véase WaesC. 92
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El ictus rítmico es simplemente una «ba;ada» de la voz, un sitio de caída bus cado por el ritmo a intervalos de cada 2 ó 3 notas, necesario para renovar o sos tener su vuelo hasta que llegue a su último lugar de descanso. El ictus debe com prenderse como independiente de cualquier idea de fuerza o prolongación. Resulta una falta corriente el asimilarlo al acento de las palabras y el darle su valor. Por sí mismo puede ser fuerte o débil; sólo adquirirá su valor dinámico o cuantitativo a partir de la nota que le corresponda. Si por casualidad el ictus es fuerte debido a su posición, no por ello se apropia de la intensidad que así se le da; su énfasis se extiende al conjunto del tiempo compuesto que domina, y sólo conserva la función de ser un sitio de caída o de descanso. No debe de haber ninguna dificultad para entender que esto es necesario para conservar la unidad de la pulsación compuesta 99,
Es probable que, para la mentalidad moderna, resulte desconcertante lla idea de agrupar unidades rítmicas sin énfasis, tal como lo indica esta ,:lefinición. Por ello, ofrecemos una segunda explicaciór1 que, si bien es c�n parte diferente de la anterior, también guarda lógica con ella : el ictus c�s una división mental, hecha por el intérprete, de pulsaciones de igual Jfuerza, en grupos de 2 y/ o 3 miembros. Sin embargo, debido a que el ictus, si bien se afirma que no es un énfasis ni una reducción ni una JJrolongación, por otra parte, es perceptible de modo claro, quizá quede c�n manos del fisio-psicólogo el resolver el problema de determinar la forma <:omunicable que asuma 100 . Hay que añadir que el ictus es tan independiente del acento tónico latino como de cualquier acento de carácter enfático : puede coincidir o 110 con el tónico. La escuela de Solesmes sostiene en lo tocante a los signos y letras 1:ítmicas de los MSS medievales que el episema y las t , x y m romani llas indican una prolongación, cuya duración no aparece fija, sino que 11aría muchísimo según el sitio que ocupe el neuma en la frase o miembro 1nusical. Son similares a la aceleración indicada por la letra c 101 • Las autoridades de Solesmes prescriben prolongaciones más o menos fijas para el sonido final de algunos incisos y miembros ( en, cuyos casos ('.Stas autoridades doblan la nota) y de frases y composiciones ( en cuyos <:asos se puede triplicar dicha nota) 102 • En lo tocante a las demás letras 1:omanillas, podemos decir que si bien los eruditos de Solesmes insisten (:n que el canto debe entonarse de manera fluida y sin énfasis, por otro lado, están de acuerdo en que (véanse PM IV, 1 3 y sig. ; SuñP, 134) las letras p, f y k indicaban intensidad. Sin embargo, en oposición a esta interpretación aunque de conformidad con su principio esencial, en sus (:diciones modernas no se incluye ningún signo de intensidad. Si la opinión efe Solesmes es que la intensidad sólo existe en el canto como crescendi )1 diminuendi graduales ( MocqL I, 62; MocqN 74 ), entonces podría se íialarse que la p, la f y la k aparecen colocadas por encima de determi11ados neumas en los MSS y que los mismos eruditos de Solesmes apoyan la opinión de que estos signos sólo afectaban a las notas que acompa íiaban 103 • Los monjes de Solesmes han desarrollado 4 signos rítmicos. Estos son : una breve línea horizontal ( - ) que retarda la nota o grupo de éstas 111 que afecta; el puntillo ( . ), que duplica y a veces triplica el valor de l a nota a la que sigue ; la línea vertical ( 1 ), que señala el ictus, y la c:oma ( , ), que sirve de guía para la respiración.
96 · Por ejemplo, el Compendium. 97 En las ediciones pensadas para la enseñanza, hechas en Solesmes, los signos quironómicos ( líneas onduladas que reproducen gráficamente los gestos hechos por el director en la interpretación; cf. pág. 27) acompañan a las notas. 98 Para Dom Mocquereau, así como para Hugo Riemann, el orden normal, «el ritmo natural y primordial» (MocqL I, 45 ; MocqN, 57) es arsis, thesis, y no thesis, arsis, como creen numerosos músicos de la actualidad. 99 SuñG, 73.
Quizá, a pesar de las afirmaciones de signo contrario, el ictus de Solesmes asuma su forma comunicable mediante el uso de una prolongación. Cf. MurG, 56. 101 MocqL I, 162 ; SuñP, 460 y sigs. 1º2 La mayoría de los escritores cree que cuando Guido d ' Arezzo usaba el término r;�ora ultimae vocis, se refería a la prolongación del sonido final de una división rít naica (GerS 11, 14; AmelM, 35). Sin embargo, véase DAC XII ( 1935), 2. 103 MocqL I, 168; PM IV, 17.
forzosamente realzado en la interpretación. Este recibe el énfasis de otras formas : mediante la elevación melódica; mediante la brevedad ( a menudo se ve limitado a una sola nota, incluso en aquellos cantos que son, en esencia, melismáticos). la biblia de todos los seguiEn su Le Nombre musical grégorien dores de Solesmes , Dom Mocquereau desarrolla detalladamente un sis tema de interpretación rítmica del canto, basado en un profundo estudio de los antiguos MSS. El sistema se fundamenta en la teoría que dice que el ritmo del canto llano es libre, teoría que ha merecido la aprobación de la Sagrada Congregación de los Ritos. En este sistema, una pulsación indivisible es la unidad de tiempo. En las ediciones de Solesmes en nota ción cuadrada ésta aparece representada por un punctum o virga ; en aquellas hechas también en Solesmes, pero en notación moderna 96 , por una corchea. Las pulsaciones se agrupan en conjuntos de 2 y 3 , de ritmo las combinaciones rítmicas más pequeñas , y estos binario y ternario grupos, mezclados libremente, a su vez se combinan formando divisiones rítmicas de mayores proporciones : incisos, miembros, frases y períodos (e/. pág. 209). La fluidez del ritmo se caracteriza por alternancias de arsis, <>, élan y thesis, <> , repos 97 • Por consi guiente, un grupo binario estará formado por 1 nota para el arsis y otra para el thesis ; otro ternario, por 1 nota para el arsis y 2 para el thesis, o por 2 para el arsis y 1 para el thesis 98 • La primera nota de cada grupo de 2 ó 3 cuenta con un ictus, lo que reviste gran importancia ya que sin él el grupo no existiría como tal; el ictus divide en secciones lo que, de lo contrario, sería una secuencia informe de pulsaciones. El ictus puede ser ársico o tético de acuerdo a la naturaleza del grupo. No resulta fácil de comprender lo que los eruditos de Solesmes entienden por ictus. He aquí una definición típica :
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Las teorías rítmicas de Solesmes, adoptadas en las ediciones oficiales del canto, son muy complicadas. Sólo hemos indicado de manera muy breve los principios esenciales 104 . 111. Los mensuralistas. Bajo este encabezamiento se agrupa de ma nera más bien libre un conjunto de eruditos que están de acuerdo en su oposición a Solesmes y en ciertos principios generales que, según ellos, gobiernan la interpretación rítmica del canto. Quizá el principio más im portante es el que dice que las notas de los tempranos MSS medievales no representan tonos de igual duración, sino que éstos son claramente breves y largos; estos últimos duran siempre 2 veces más que los breves. (Aunque algunos de los mensuralistas tempranos Dechevrens 10s , 1etmann 106 y Bonvin 107 creyeron que había, por lo menos, 3 duraciones diferentes, los miembros de esta escuela se inclinan en la actualidad a aceptar la afirmación hecha por Dom Jeannin 108 de que parece ser que sólo se usaron 2 duraciones. ) Estas notas de duración diferente y propor cional aparecen ordenadas formando grupos de 2 a 8 pulsaciones; estos grupos constituyen las medidas o compases 109 . Los mensuralistas mantienen que el canto gregoriano se entonaba desde sus comienzos hasta el siglo XII con compases agrupados de modo irregular 110, que la primera nota de cada compás recibía un énfasis y que durante esta época, por consiguiente, el ritmo del canto siguió los mismos principios que el ritmo de la música oriental, de la que se derivó el canto. En el sirio, tal como se practica en la actualidad, por ejemplo, se emplean compases de duración diversa, y el énfasis al comienzo de cada compás es puramente musical ( i.e., no el resultado forzoso de los acentos del texto). Sin embargo, hacia el siglo XII, así se afirma , las exigencias del organum en el que se añadían una o más partes a la melodía litúr gica (cf. pág. 306 }-- allanaron las diferencias entre los tonos breves y largos del canto y los convirtieron en notas de un mismo valor. Si bien
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104 Además de MocqN, el lector encontrará, en inglés, más información de la que damos en estas páginas, en SuñG, capítulo 111, y WardG, de pasada. 10s Dechevrens -cuya obra principal es DechV-, uno de los pioneros de los mensuralistas, se ha visto respetado, aunque no seguido en su totalidad, por miembros posteriores de esta escuela. 106 Para sus teorías sobre el ritmo gregoriano, véase GietC. 107 Sus escritos en inglés sobre el ritmo gregoriano son BonG, BonL y BonM, ex posiciones todas útiles de las opiniones de los mensuralistas. 108 JeannE, 47. . 109 Sowa es un mensuralista que defiende el uso de grupos de 3 pulsaciones ( J J ... J J) , aunque hace caso omiso de las líneas divisorias de los compases (véase SowaQ, 161 y sigs.). 110 En cierta literatura de carácter polémico, sus oponentes parecen implicar que los mensuralistas creen que el canto llano contaba en su origen con «medida», en el sentido de una división rítmica recurrente de duración constante. Esto no es cierto. El ritmo del canto llano de acuerdo con los mensuralistas, así como con la escuela de Solesmes y los acent�alistas, era, en cierto sentido, <
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l!os cantores, procedentes de diversos sitios, no hallan en la actualidad 11na gran dificultad a la hora de cantar valores de tiempo diferentes, se suele creer que la supuesta novedad del organum presentó tales dificul tades a los cantores que hubo necesariamente que resolver sus problemas l1aciendo que éstos cantasen notas de un valor de tiempo uniforme. Como )fa hemos visto, fue en el siglo XII cuando la notación de líneas empezó :1 difundirse. Los monjes de Solesmes, al restaurar el canto llano, se vieron <)bligados a depender de los MSS de este período y de otros posteriores (los intervalos de los neumas más tempranos, que no contaban con líneas, sólo se pudieron determinar con claridad mediante su comparación con ,,ersiones posteriores escritas en pentagramas); los monjes llegaron a la <:onclusión de que la igualdad predominante en el valor de las notas, indicada por los escritores de los siglos XIII y XIV 111 , debió de ser carac terística del ritmo gregoriano desde el principio. Sin embargo, los men suralistas afirman que no fue así, y aducen numerosos testimonios que :1poyan su opinión, tomados de tratados escritos entre los siglos IV y XII. Gracias a estos testimonios, los mensuralistas también han llegado :1 la conclusión de que el episema y las letras romanillas no eran indica <:iones de matices rítmicos que variaban de acuerdo al co,ntexto, sino 1:eglas precisas : el episema, la t , la x y la a, indicaban una duplicación <Íel valor de la nota, y la c y la m servían para recordarle al cantor la (�xacta observancia del tono breve o del largo 112 . En lo tocante al acento tónico, podemos decir que los mensuralistas se hallan entre aquellos que señalan que su carácter cambió y se convirtió (�n el de un acento de énfasis a principios del desarrollo del canto gre ¡�oriano. <> 113 . Por consiguiente , la distinción realmente fundamental existente <�ntre los acentualistas y los mensuralistas no tiene que ver con el énfasis sino con los valores de tiempo : los primeros están de acuerdo con la <)pinión de Solesmes relativa a la igualdad de los valores de tiempo, míen• tras que los segundos, como ya hemos visto, sostienen que había, por llo menos, 2 valores de tiempo de carácter diferente y proporcional. Si bien los mensuralistas están de acuerdo entre ellos mismos en los J::>rincipios fundamentales, discrepan, por otra parte , en aspectos particu111 Dada a entender por el hecho, señalado por Dom Mocquereau, de que en el c>rganum temprano la virga y el punctum se empleaban de modo simultáneo, nota contra r1ota: la primera, en la parte «tenor» y el segundo en la parte «bajo». Véanse MocqP ; J)M 1, 151 y sig. 112 JeannE, 2 1 1 y sig., nota. 113 BonM, 27.
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lares importantes. Por ejemplo, Peter Wagner y otros creen que la virga representaba a una nota larga y que el punctum a una breve, y que los neumas medievales que contenían 2 o más notas simbolizaban consecuen temente diversos pies métricos : el scandicus (?) , por ejemplo, repre sentaba a un anapesto ,,.. ), el climacus W a un dáctilo E ......., y así sucesivamente 114 • Dom Jeannin, por otra parte, sostiene que el punctum y la virga tenían una duración igual, y que el episema y otros signos rít micos servían para explicar las diferencias estrictamente proporcionales que existían entre los valores de tiempo de las notas 115 • Un teórico del Medioevo, Jerónimo de Moravia, autor de un tratado escrito en la segunda mitad del siglo XIII, nos da unas reglas bastante claras sobre la interpretación rítmica del canto. Sin embargo, debido a lo tardío de la época en que vivió, no se pueden considerar sus escritos como testimonios de la práctica antigua. Además, su tratado pertenece a un momento en que la medición de la música escrita para diversas partes era uno de los problemas principales que embargaban a los mú sicos ( véase capítulo 10). Por consiguiente , la clase de interpretación que describe Jerónimo es muy probable que se viese influida por el gran avance que entonces tenía lugar en el campo de la polifonía. Si bien no sabemos con certeza ni la antigüedad del método que él menciona ni la difusión que tuvo en la región en la que se usó, éste resulta interesante por su claridad ; a continuación damos unos cuantos ejemplos de sus re glas, ya que este sistema representa a una práctica medieval, a pesar de que ésta haya sido temporal. Jerónimo dice que todas las notas tienen un mismo valor, menos en ciertos casos determinados. Entre éstos se halla la primera nota que, si representa el final de un modo ( pero no en caso contrario), tiene el doble de su valor; la segu nda de varias notas entonadas con una sílaba de texto, la que, de igual modo, tiene valor doble, a menos que se vea precedida o seguida, de manera inmediata, por otra nota cuyo valor también sea doble debido a alguna otra excepción de la regla; la última nota ante rior a una pausa, la que, al igu al que la última pausa, varía en su duración de acuerdo a la parte de la pieza que acabe con ella: la nota siempre es más larga que la pausa, hasta el punto de que incluso puede tener el valor de tiempo normal. Si aparecen relacionadas musicalmente entre sí de 4 a 7 notas, o incluso más ( sin tener en cuenta las consideraciones del texto), éstas consumen 9 valores de tiempo -los que apare cerán ordenados en grupos de 3-, y la manera en que el tiempo disponible aparezca dividido entre las notas estará definido con claridad; algunas de las notas tendrán 3 veces el valor normal, otras ( si hay más de 4), un valor menor. Gracias a estos ejemplos, se comprobará que, aunque Jerónimo enuncia el principio general de que todas las notas son iguales, sus reglas proporcionan tantísimas excepciones que su ritmo del canto se halla muy lejos del de los monjes de Solesmes 116. Véase WagE II, 396 y sigs. JeannE, 36 y sigs. Vale la pena resaltar el hecho de que, entre los mensuralis tas, se hallan Fleischer (véase FleiN, 11, 103 y sigs . ), Fleury ( véase FleuryG ), Houdard (véase HoudR) y Jammers ( véase JamG), además de los que ya hemos mencionado. 116 Para una explicación más completa de las reglas de Jerónimo, véase CserbaM, LX-LXV. El tratado de Jerónimo aparece impreso en CserbaM y también, aunque de 114 11 5
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Desde el punto de vista práctico, las versiones de los eruditos de �iolesmes cuentan, por lo menos, con la ventaja de estar de acuerdo entre sí en lo tocante al método, mientras que las de los mensuralistas no lo e:stán. Sin embargo, si asumimos que cualquiera de las 3 posturas puede ser la correcta, resulta casi imposible no admitir que los mensuralistas, e:n oposición a la escuela de Solesmes y a los acentualistas, parecen contar con una impresionante cantidad de testimonios históricos a su favor, por Lo menos en lo tocante a la poca confianza que podemos darle a los vagos Y' a veces contradictorios tratados medievales con respecto al ritmo 117 • I)ebido al estado actual de nuestros conocimientos, no es necesario re chazar ninguna de las 3 opiniones como totalmente equivocada. El canto surgió en un principio de i11numerables fuentes, no sólo de las hebreas y las griegas (cf. pág. 93 y sig.). Es muy posible que los teóricos mo clernos se refieran a prácticas que se usaron, en realidad, en épocas y sitios diferentes y, por consiguiente , todos lleven razón, menos en lo tocante a melodías de orígenes distintos. Así, los acentualistas parecen contar con cierto apoyo de Casiodoro 1 18 , q¡ue escribió: Rithmica est, quae requirit in concursionem verborum, i.rtrum bene sonus an male cohaereat [ <> ] ; de san Isidoro de Sevilla 119 , y de una forma menos cuidada, en CouS I . La explicación del ritmo forma parte del ca pítulo 25. 117 La ambigüedad ocasional del latín usado por los teóricos medievales que se o_icupan de este te!Ila puede ilustrarse por el hecho de que 2 investigadores de con fianza han descubierto que resulta posible el dar el significado de un mismo pasaje del Commemoratio brevis de maneras tan diferentes como las siguientes: a) <> (Aíleen T'one, basada en Dom Mocquereau, en MocqN, 29. Dom Mocquereau añade : <
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Aureliano de Réomé, quienes, entre otros, repitieron esta definición : Entre estos otros se halla el recopilador del Vocabulario musicum del siglo XI ( ¿Johannes Presbyter? ), el primer intento conocido de redacción de un diccionario de música, ensayo que precedió en unos 4 siglos a la famosa obra de Tinctoris a la que se suele atribuir esta categoría 120 • Aureliano añadió lo siguiente a la definición ya dada : In rhythmica autem provisio manet ut cum verbis modulatio apte concurrat ne scilicet contra rationem verbo;um cantilenae vox incepte formetur 121 ( <>). Como ya hemos visto, hubo escritores medievales que sirvieron de apoyo a los mensuralistas, así como otros, cosa que ha demostrado am pliamente Dom Mocquereau, aunque pertenecientes seguramente . ª . una fecha relativamente más tardía, que sirvieron para justificar las op1n1ones de Solesmes. Si en realidad las 3 corrientes modernas de opinión tienen alguna justificación histórica, de ésta se deducirá el que el tempran � �i !mo gre goriano no estaba sistematizado en absoluto de un modo def1n1t1vo para una aplicación de carácter universal. A pesar de lo dicho, si los grupos corales tenían que entonar el canto, entonces se tuvo que crear algún medio para mantener conjuntados a los cantores, y es posible que cada monasterio o grupo de éstos crease un método propio, debido quizá más a las consideraciones puramente prácticas derivadas de las necesidades de la interpretación que a cualquier otra consideración teórica o al recono cimiento claro y consciente del ritmo como elemento musical que me recía plenamente una unificación comparable a la del perfil melódico. Es probable que las letras romanillas representen un . uso local que, c?n el tiempo, llegó a tener una aplicación bastante amplia, y que estos mismos signos proporcionen una indicación de la transición, en líneas generales, a la sistematización rítmica de la música occidental, conseguida, sólo tras largas tentativas, en el siglo XIII. En lo tocante a las melodías con textos métricos como las de los himnos y las de la clase posterior de las secuencias (cf. pág. 232)-, es muy probable que, inclus� en el caso . en que �ejasen �e . �redomi�ar . las antiguas leyes de la cantidad, se aplicasen 1?ªs l�s d1v1s1ones ,r1tm1cas recurrentes de una longitud constante que el ritmo libre que, segun creen las 3 escuelas de opinión se usaba en la totalidad del canto (cf. nota 1 9 ). Parece como totalmente �robable la posibilidad de que los textos métricos ejercieran influencia sobre una versión musical diferente a la de los textos en prosa (cf. pág. 98 y ejemplo 30 ). Cualquiera que sea la verdad sobre el rit�o original del cant? llano, parece bastante razonable creer que, en un tiempo remoto anterior a la )
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)
El Vocabularium aparece impreso en LafE, 404 y sigs. GerS I, 33.
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i1parición en escena de los eruditos de Solesmes, en una época en la que c1uizá floreciese el organum, estando la transición ya ba.stante avanzad?, (!l canto gregoriano se cantase en realidad con valores de tiempo en esencia iguales. Incluso en el caso de que los mensuralistas .rengan razón al situar (!Sta época en una fecha tan reciente como la del siglo XII, y al suponer c_¡ue el ritmo gregoriano <> declinó a par;i� de .entonces, esta clecadencia no condujo a la fuerza a algo menos valido, s1 nos basamos ]Jata nuestro juicio únicamente en el punto de vista artístico, 9ue lo c1ue la precedió. Y quizá las opiniones de la . es�ela de Solesm�s, incluso si, en última instancia, se demuestra que h1stor1camente no tienen fun <:lamento, sirvan para probar, debido a la belleza de sus result �dos, que la · investigación y la interpretación equiv�cada d.el te1:1pr��o ritmo. me <:lieval son tan provechosas como lo han sido la 1nvest1gac1on y la 1nter JJretación equivocadas de la música de lo.s an :iguos griegos. En todo caso, )' aunque admiremos la belleza de las e1ecu� 1º!1: s de Solesmes, no . debe1:emos dejar a un lado el hecho de que, h1stor1camente,. no son �tables, 'Y sí meditar sobre la afirmación de un distinguido erudito .que d110 q� e ;�1 método de Solesmes <> 122• ]EJEMPLO
29 .--Tres interpretaciones rítmicas diferentes de la antífona Videntibus illis.
l 1� J . .l>Q I -·
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(a) Tomado de
JeannM I, 170
(b) Tomado de DechV, lámina 2, 31 (e)
122
Tomado del Compendium, 656
BesM, 15.
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I�l canto gregoriano: su sistema modal y sus formas
Capítulo 6 El canto gregoriano: su sistema modal y sus formas
Los modos y otros temas .afines
La gama o escala con la que comenzaron a trabajar los teóricos del canto llano parece ser que fue el llamado sistema más perfecto de los antiguos griegos, incluido el synemmenon. Ya hemos visto (pág. 1 7 1 ) que en una temprana notación de letras del Medioevo se asignaban las letras latinas (A-P) a cada uno de los 1 5 grados de una serie diatónica formada por 2 octavas y que, para algunos músicos, ésta era una serie A (La)- ! . El autor de Musica Enchiriadis da a entender, gracias a la manera en que emplea las letras latinas además de los símbolos daseyanos en algunos ejemplos 1 que, en lugar de A-P, se usó una serie doble: A-G (La.-Sol) y a-g (la-sol). Sin embargo, no presenta las series completas. Además, adopta una gama que difiere de la considerada como estructu ralmente normal en Occidente ( cf. pág. 307). Parece ser que fue Odo de Cluny el primero que aplicó la serie doble completa a una gama de construcción normal, a la que sumó ! en la parte superior, y ex tendió hacia abajo mediante la añadidura de r 2 . (En Mt1sica Enchiriadis, sin embargo, aparece un equivalente de r en notación daseyana.) La solmisación, que como ya hemos visto era conocida por los griegos antiguos, volvió a descubrirse en Europa en el siglo XI y, como resultado de ello, los tonos de esta serie terminaron por recibir un grupo de nombres GerS 1, 157 .y sig., en donde aparecen unos cuantos errores. Sobre las traduc ciones de Musica Enchiriadis y de otros tratados que mencionaremos en este capítulo, véase la serie de notas del capítulo 5 que se inicia con la número 47. 2 Por consiguiente, la gama completa de Odo es la siguiente: a e f g a r A B C D E F G a (I) b (ll) 11 e d 1
I Il 111 IV V VI VIl VIlI
IX
IX X XI XIl XIII XIV XV
Véase GerS 1, 253. Para más información sobre la gama de Odo, véase BalT, 46-54. 186
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adicionales 3 • Este redescubrimiento se ha atribuido a Guido d 'Arezzo. l�unque hay algunos indicios de que la utilidad de las 6 sílabas empleadas en la nomenclatura se reconoció antes de que Guido las adoptase, parece ser que éste fue el primero en establecer su aplicación de una forma a.uténticamente práctica. . Los 6 vocablos se derivaron de la primera sílaba ele cada uno de los 6 primeros hemistiquios del texto de un himno a san Juan Bautista. La música que acompañaba al primero de estos hemis tiquios empezaba con c (do), y la de cada uno de los otros se iniciaba con un grado de la escala superior al de su predecesor. Las sílabas son: z.rt, re, mi, fa, sol, la, las cuales todavía se emplean en Francia y, con una sola excepción, en Italia (y España) para designar los grados de la escala dliatónica de C (Do) mayor, con la añadidura de si para el séptimo grado. I�ste nombre se deriva de las primeras letras de las 2 palabras que forman e:l cuarto verso del himno. El si no se adoptó hasta principios del si g:lo XVII, cuando en Italia ut se sustituyó por do. A Guido le bastaron �¡ sílabas, ya que su sistema se basaba más en un grupo de otras tantas rtotas (i.e., el hexacordo; sin embargo, no llegó a usar este término) que e:n otro de 8 (la octava ). El sistema del hexacordo propiamente dicho no tenía ningún significado modal: sólo tenía sentido aplicado a la solmi sación . A continuación damos la primera estrofa del himno: , J;JEMPLO
30. Ut queant !axis. Himno. Poema de Pablo el Diácono, c. 770 (basado en la interpretación rítmica de HaasA, 87 ).
«Para que con voces emancipadas tus servidores puedan proclamar las maravillas d.e tus obras, elimina el pecado de (sus manchados labios, oh santo Juan.»
Guido, en una carta a su amigo el monje Miguel, le cuenta que 4 la 21sociación de cada una de las sílabas a cada uno de los 6 grados consecu tivos le ha permitido a los niños de su coro el aprender en pocos días lo que antes les costaba muchas semanas. Como puede deducirse de todo lo dicho anteriormente, la secuencia de intervalos formada por este grupo ele 6 grados era invariable : T T S T T. Existen o han existido sistemas de solmisación similares al occidental entre los i1ndios orientales, los persas y los árabes. Se ha afirmado que el sistema occidental se dlerivó del oriental. Si bien ello es probable, no hay ningún testimonio concluyente q¡ue demuestre que nuestro sistema no haya tenido una evolución propia. Para más i1nformación, véase FarmH, 72-82; LangeZ, 549-52. 4 Véase GerS 11, 45. 3
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En el siglo XIII, la gama 5 se extendió 4 grados más allá de la de Odo, : , hasta llegar a : 6• . El método de Guido llegó a ser tan popular que, ya en esta fecha, cada una de las 7 secuencias posibles de T T S T T dentro de la gama mereció ser reconocida como hexacordo. Como era inevitable, estas secuencias se imbricaban unas con otras. Así, c (do) podía ser sol en un hexacordo, fa en otro y ut en un tercero. En el siguiente diagrama, que sirve para ilustrar el sistema de hexacordo en su forma definitiva, se demuestra lo dicho. El nombre completo de cada grado en la gama completa terminó por estar formado por lo que po dría�os llamar �u !1-ombre denominativo ( i.e., su letra ) y por su nombre particul �r (constituido por todas las designaciones posibles del hexacor do). Asi, el nombre completo del c (do ) que acabamos de mencionar era c sol fa ut. (�I nombre de cada uno de los grados se puede deducir . del diagrama mediante la lectura hacia arriba a partir de la línea en la que se ?ªn .I?s nombres denom!nativos . ) Los hexacordos, a pesar de que la combinacion de tonos y semitonos era la misma para todos, se dividían en 3 grupos; un hexacordo era durum (duro ) si comprendía b (si ) natural · molle (suave), si incluía b (si ) bemol, y naturale si no contaba con nid guna de estas 2 notas : Durum Molle Natura/e Durum Molle Natura/e Durum
rr1omento conveniente, cambiaba los nombres particulares de las sílabas para que éstos estuviesen de acuerdo con los del nuevo hexacordo. El mo rr1ento elegido para dicho cambio casi siempre se veía determinado por eI deseo de conservar la designación mi-fa para el semitono en el nuevo h,exacordo. Así, por ejemplo, en la progresión r.G (Sol), la transición se hacía en D (Re ), que se convertía en D re en vez de en D sol. Un recurso mnemotécnico creado como ayuda de la solmisación es 1�1 llamada mano de Guido, la cual no aparece estudiada en las obras que se conservan de este autor, aunque puede encontrarse dibujada o rr1encionada en otros diversos documentos antiguos 8 • En ésta se asigna ban los grados de la gama a diferentes secciones de la mano izquierda. E:sta asignación no siempre es la misma en todos los MSS antiguos. La rr1ás corriente es la que damos a continuación 9 : E:JEMPLO
31.
•
'
ut re . . mi fa sol la ut re m1 fa . . sol la ut re mi fa sol la ut re . . mi fa sol la ut re mi fa . . sol la ut re
r
•
fil
ut re mi fa sol la fa sol la
A B C D E F G a b b c d e
q
b +-
t
a a
b b
b b
+-Para hex. dur. -+
q
f
g
para hex. mol. -+
b
e e
d d
e
e
Este procedimiento de pasar de un hexacordo a otro recibía el nom bre de mutación. En cierto aspecto, éste fue el equivalente medieval de nuestra modulación 7 • (Sin embargo, un equivalente más exacto era el paso de un modo a otro.) Al pasar de un hexacordo a otro, el cantor, en un El término . gama ( «gai_nut>> en Í!lglés) está compuesto por gamma, nombre de , ba¡o reconoc1ble de la época, y por ut, el nombre del tono la altur31 del sorudo mas _ , ba¡o del hexacordo de Guido. mas 6 Véase, por ejemplo, Jerónimo de Moravia en CouS I, 2 1 . Las gamas de Guido, <
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E.l canto gregoriano: su sistema modal y sus formas
Aunque los teóricos medievales de Occidente conservaron el sistema n1ás perfecto (más r), las especies de octavas, tal como las entendían l
s Véanse, por ejemplo, los dibujos impresos en VivF, 99; CouS I, 2 1 ; IV, 3, 2.22; HawkH I, 233; HaasA, 89. Véase también MigneL CLX, 579. 9 Una menos corriente se halla en Grave II, 478 ( ? ). ( El número está en parte e1mpastado.)
. 1 190
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cordo por el tenor o tuba ( es decir, el tono de <>, llamado a menudo el <> por los escritores modernos, aunque no por los teóricos antiguos; las connotaciones armónicas del término hacen que su elección no sea muy afortunada). Los modos hypo- o plagales corres pondientes se forman mediante la conservación del pentacordo y la aña didura del tetracordo por debajo. Los finales se señalan en redondas mayúsculas 10 ; los tenores, en cursivas 1 1 : Dórico Hipodórico Frigio Hipofrigio Lidio Hipolidio Mixolidio Hipomixolidio
A B B C C D D E
D E F G a b c d (RE MI FA SOL la si do re) (LA SI DO RE MI FA SOL la) C D E F G a E F G a b e d e (MI FA SOL la si do re mi) D E F G a b (SI DO RE MI FA SOL la si) F G a b e d e f (FA SOL la si do re mi fa) E F G a b c (DO RE MI FA SOL la si do) G a b c d e f g (SOL la si do re fa sol) F G a b e d (RE MI FA SOL la si do re)
El quinto grado sobre el final ( i.e., el tenor en todos los modos autén ticos menos en el frigio) puede servir de confina/is ( o affin alis o socialis). Ello quiere decir: ( 1) que el quinto puede desempeñar las funciones del grado en el que acaba la melodía, en lugar del final normal, siempre y cuando la melodía se mueva en la escala más aguda 12 , o ( 2) que es la nota que se convierte en el grado final de una melodía o sección de ésta, cuando se transpone a una quinta por encima de la altura normal del sonido del modo 13 • Los términos confinalis y socialis también se aplican al cuarto superior, cuando se supone que hay una transposición de be molización 14 • Otros grados aparte del final y del tenor pueden desempeñar un papel a la hora de darle a un modo su carácter especial. Por consiguiente, la forma en que una melodía podía iniciarse en un modo en particular em pezó a verse limitada antes de que oyésemos hablar por vez primera de las especies de octavas medievales. Una melodía en un modo auténtico podía comenzar, en líneas generales y sin ningún género de dudas, en cualquier grado entre el subfinal y el quinto superior ( sin embargo, hay 1º
Algunos escritores modernos distinguen entre <
El canto gregoriano: su sistema modal y sus formas
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c�xcepciones ), y una melodía en un modo plagal podía hacer otro tanto c�n un grado tan inferior como el cuarto por debajo del final 15 • Sin c�mbargo, no es tanto a los tonos iniciales como a las figuras iniciales a las que se atribuye un significado modal. Si bien algunas de estas figuras <:ontaban, en efecto, con el carácter modal ( a juzgar desde el punto de ,v-ista de la escala) que se les atribuía, debido a poseer una estructura 11nicamente plasmable dentro de una disposición de tonos y semitonos <:leterminada, en otras, al contar con una estructura plasmable dentro de 1más de una disposición, parece ser que este carácter modal fue sugerido Jt)rincipalmente por la asociación de dichas figuras al modo al que per tenecían. Las figuras de la primera clase proporcionaron diferencias mo <:lales debido a las relaciones existentes entre los intervalos; las de la segunda categoría, gracias al uso de modismos. Muchos teóricos, entre llos cuales Aureliano fue el primero ( en su explicación de los modos fórmulas), citaron figuras iniciales 16 . Las escalas con un mismo grado final dan pie claramente a una pareja. ]Por consiguiente, la clasificación en 8 clases de modos a menudo se con 'vierte, en manos de los teóricos medievales, en un sistema de 4 catego1rías llamadas maneriae: el protus, que comprende los modos 1 y 2; el iieuterus, los 3 y 4; el tritus, los 5 y 6, y el tetrardus, los 7, y 8. Existe 11na diferencia entre las clasificaciones bizantina y romana de los modos <:le las escalas y radica en el hecho de que en la primera los modos autén1ticos son los 1-4, mientras que los plagales constitt1yen una segunda serie (cf. pág. 1 18); en la romana alternan auténticos y plagales : a cada 11no de la primera categoría le sigue su plagal . También se puede hallar <)tra diferencia entre los sistemas oriental y occidental si comparamos los grados finales de los modos del diagrama anterior con el de las pá ¡�inas 1 18 y sigs. : en el modo I bizantino, por ejemplo, a (la) tiene la cate ¡�oría de final con mayor frecuencia que D (Re), el cual, en el modo I roma110, es normalmente el final. Hay anuncios de la clasificación de los modos c�n 12 clases adoptada finalmente en el siglo xv1, en los escritos de Aure liano, que cuenta que Carlomagno añadió 4 tonos de salmos a los :� regulares; en Berno, etc. 17 • Si rastreamos la historia de los modos de la Iglesia descubriremos que, <:lespués de Boecio, no se mencionan de manera inequívoca las clases de <�species de octavas usadas antes del siglo x. La terminología de Boecio :1barca especies de diapasón, aunque en ella no se le atribuyen a las octavas 11ingún significado modal. Su terminología también incluye la palabra í'nodi; sin embargo, cuando el autor la emplea, como sucede en una expliSe pueden hallar ejemplos de explicaciones de los tonos iniciales en GerS I, :157; GerS 11, 173, 357; CouS 11, 325, 437 ; IV, 26. 16 El tema de las figuras iniciales se explica con gran claridad en AndrM, obra inédita que citamos con gusto debido a la deuda en que estamos con ella, tanto en este tema como en otros. 17 GerS 1, 41, 149; 11, 73; otros pioneros de este sistema se mencionan en �W'agD, 119. 15
1
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cación de los tonoi, se limita a usarla como traducción del término griego tonos por la palabra latina mo·dus. Sus tonoi son los de Tolomeo, con la excepción de que Boecio le atribuye a este teórico un octavo modus ( = tonos ), el hipermixolidio. En realidad, Tolomeo mencionó un octavo tonos, pero sin darle su aprobación 18 • Este modus, si se añade al ejem plo 5 del capítulo 2, aparecería en la parte superior y se correspondería en todos sus aspectos con el hipodórico, con la excepción de que el mese kata dynamin estaría una octava por encima y, por ello, habría que adap tar las demás relaciones dinámicas. Ni Casiodoro ni san Isidoro de Sevilla explicaron las escalas de oc tavas ni tampoco las fórmulas melódicas ; sus escritos se ocupan princi palmente de los tonoi, a los que, al revés de Boecio, no llaman madi, sino toni y partes musicae, respectivamente. Durante el transcurso de la Edad Media, la nomenclatura se hizo cada vez más confusa 19. Alcuino y Aureliano se ocuparon de las fórmulas melódicas (el último, también de los tonoi), pero no las relacionaron bajo ningún concepto con la exten sión de una octava 20 • Es muy probable que el concepto de estas fórmulas se derivase de los echoi bizantinos 21 . El giro decisivo de la historia de la teoría modal de la Edad Media se dio con el tratado del siglo x llamado Alia Musica. Se ha demostrado que esta obra se debe a diversos autores. En varios pasajes, escritos quizá por 4 personas diferentes, se explican las fórmulas de una u otra ma nera; un quinto autor posible tiene la certeza de que describe los tonoi de Tolomeo. Su intento se basa en la interpretación de Boecio, aunque no la entiende correctamente. De acuerdo a la explicación de aquél, el mixolidio si descartamos el hipermixolidio es el modus más agudo, DürH, 60 y sigs. ; DürP, 75; cf. nota 81 de las págs. 170 y sig. 19 Es posible hallar tropus, modus, y tonus, o dos de ellos, usados como sinónimos por los escritores medievales. Algu nos de éstos, como Aureliano (GerS I, 39), emplean tonus con bastante libertad en el sentido de «modo,, con categoría de fórmula. Otros, como Notker Labeo (GerS I, 96, 98; PiperS, 853, 855), a veces usan tonus con este sentido, pero, al igual que Boecio, aplican el término modus a las escalas de tr� nspo sición griegas. Hucbaldo (GerS I, 119) emplea modus, tonus y tropus, sin dist1nc1ón alguna, y «John Cotton>> (GerS 11, 241) llega a afirmar que son sinónimos. Herman nus Contractus, por otra parte, reserva tropus para la disposición consecutiva de los tonos de una especie de octava (EllinM, 31; GderS 11, 132), y aplica modus a las pautas melódicas que caracterizan a esta especie de octava (EllinM, 57, 59; GerS 11, 145). El igualar tonus a modus se vio condenado por la mayoría de los teóricos que se ocuparon de explicar este tema. Guido ( quien se halla entre los que igualan tropus a modus) lo desaprueba de todo claro [GerS 11, 10] Ame!M, 28), 48, 51, 56]. Esta práctica también se vio condenada por escritores tanto anteriores como posteriores (GerS I, 180, 335; 11, 68; CouS IV, 229), algunos de los cuales reservaron, de manera específica, el uso de tonus para el intervalo de segunda mayor ( CouS I, 260; GlarD, 22, o, en traducción al alemán, BohnG, 17). Rémy de Auxerre (GerS 1, 64) cuenta que tonus también se empleaba como sinónimo de sonus ( <
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;V el hipodórico, el más bajo 22 , lo cual es correcto (cf. capítulo 2, ejem J::>lo 4 ). El teórico del siglo x interpretó equivocadamente esta afirmación �Y creyó que la misma se refería a las especies de octavas. Por consiguiente, <:uando tuvo que asignar los antiguos nombres griegos a sus propias es <:alas, llamó mixolidia a la más aguda e hipodórica a la más baja, orden <�ue está de acuerdo con el de los tonoi de Tolomeo. Por fuerza, esta clisposición era la inversa de la de las especies de octavas griegas, cuando se les dio nombres en la antigüedad tardía, ya que las octavas recibieron sus denominaciones según un orden obligatoriamente inverso al de los tonoi, como ya hemos visto en el capítulo 2. El error de los teóricos tnedievales no fue el de que <>, ni el de que, <> 23 . El error consistió sencillamente (:n tomar equivocadamente a los tonoi por los modos. El escritor del siglo x, basándose otra vez más en Boecio, menciona é:l hipermixolidio, aunque le resulta imposible descubrir la octava especie. 1\ pesar de todas estas equivocaciones, su contribución para , devolver la teoría griega a la vida amplió la senda en la que se harían los ensayos ele superponer un sistema modal de escalas a un corpus de música ya é:xistente e independiente de dicho sistema. Este escritor del siglo x no atribuyó en mayor proporción una fun c:ión modal especial a los diferentes grados de las nuevas escalas de octavas c¡ue Boecio, 4 siglos antes, a los grados de las escalas de octavas debida rnente tomadas de los griegos. Uno de los otros padres putativos de Alia l\Jusica, al comentar, sin embargo, el pasaje claramente dedicado a los rnodi atribuidos a Tolomeo, fusionó las fórmulas y las escalas y, de esta rnanera, asignó por vez primera funciones modales a diversos grados dentro ele las escalas de octavas. Este es el comienzo, en los opúsculos medieva1,es, de la teoría de los modos de la Iglesia tal como solemos concebirla e:n la actualidad 24 • En este caso, la historia de la música nos proporciona c>tro ejemplo, digno de equipararse al de los florentinos que crearon la 22 Fried!B, 345 y sigs.; Pau!B, 145 y sigs. 23 Hay incluso otras explicaciones que intentan demostrar dónde radicó la equi v,ocación de los teóricos medievales. La ofrecida en AudaC resulta interesante en espe cial, aunque se ha visto sometida a críticas. Para más detalles sobre la diferencia fun damental existen entre los modos de Boecio y los de la Iglesia, véase BalT, 144-77. 24 Alia Musica aparece impresa en GerS 1, 125, en donde se atribuye a Hucbaldo. Sin embargo, su autoría se discute en MühlA, en donde se demuestra el origen, debido a varios escritores, de la obra; y en la pág. 50 y sigs. se da una traducción de la rr1isma al alemán; las diversas secciones no aparecen según el orden en que están irnpresas en GerS I, sino dispuestas de modo cronológico, de acuerdo a la supuesta s11cesión de los 5 autores que, según Mühlmann, tomaron parte en su redacción. El significado· del tratado en el desarrollo de la teoría modal aparece explicado con mayor d,etalle que en las páginas de este libro, en GomS I, 162 y sigs.
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ópera mientras pensaban que devolvían el teatro griego a la vida, de la fecundidad ocasional que puede surgir de un error humano. Esta teoría alcanzó su plasmación completa (con la excepción de las añadiduras hechas en el siglo XVI ) en manos del brillante Hermannus Contractus cuando reconoció la existencia de un modo que llamó hipo mixolidio y, por consiguiente, resolvió finalmente el problema de pro porcionarle a la doctrina musical un sustituto del hipermixolidio. Aquél no se hallaba entre a (la) y ! , como sería de esperar de tal sustituto, sino entre D (Re) y d (re), al igual que el dórico, del que, sin embargo, difería en diversos aspectos, como ayuda a demostrarlo la tabla de la página 190 25 • Debido a que el hipomixolidio se halla a una cuarta por debajo del mixolidio, de igual modo que los otros modos hypo- se en cuentran a una cuarta por debajo de su auténtico, la admisión de este modo plagal con rango teórico acabó de completar la simetría del sistema medieval. Esta simetría consistía en algo más que contar sencillamente con un modo que empezaba a una cuarta por debajo del mixolidio: el dórico ya se ocupaba de tal función. El sistema de las especies de octavas, tal como se explica en Alia Musica, pronto cedió st1 sitio en los escritos ana líticos, el cual fue ocupado en gran medida por el estudio de lo que se podría llamar el núcleo modal, formado por las notas que preceden de manera inmediata al grado final, y por las diversas especies de penta cordos y tetracordos 26 . Los pentacordos admisibles eran T S T T, S T T T, T T T S y T T S T ; los tetracordos, T S T, S T T y T T S ; el grado quinto disminuido y el cuarto aumentado eran especies inadmisibles. Her mannus, al reconocer al hipomixolidio, como se puede demostrar si nos referimos a la tabla de la página 190, aumentó el número de combina ciones de pentacordos y tetracordos de la serie plagal a 4, número ya presente en la serie auténtica. Rest1lta interesante el descubrir un equi valente del hipomixolio, tomado quizá de Occidente, en la teoría bizantina, como lo prueba un pasaje del Hagiopolites 27 . Aribo 28 derivó de los pentacordos y tetracordos sus 80 figuras me lódicas posibles, 28 de las cuales, sin embargo, rechazó , dejando sólo 52 como útiles. La explicación de Aribo tiene un gran interés debido a diversos aspectos : ( 1) juzga a las melodías más por su relación con las especies del · cuarto y el quinto grados que con la octava; ( 2) menciona diferencias de carácter nacional en la estructura melódica: los lombardos 25 26
Para la crítica hecha por Hermannus al hipermixolidio, véase EllinM, 35 y sig. Como ya hemos visto en el capítulo 2, se ha intentado ( en AudaM, 94 y sigs.) relacionar el análisis medieval de los pentacordos y tetracordos con la antigua teoría griega, mediante la <
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prefieren progresiones paso a paso ; los germanos, progresiones por medio de saltos (cf. pág. 155); (3) sus figuras melódicas constituyen otro tes timonio de la importancia de las fórmulas en el concepto modal. El hecho de que los intervalos de la escala son, por sí mismos, un criterio insufi ciente para juzgar al modo, queda ilustrado de manera clara por la iden tidad, ya mencionada, de las estructuras interválicas de las escalas dórica e hipomixolidia y por la diversidad de sus finales, tenores, etc. La historia de los tonos de los salmos, a pesar de lo fragmentaria que sea su recons trucción, igualmente demuestra la notable importancia de las fórmulas. En este caso, en efecto, el aspecto estructural de las pautas melódicas es tan importante que el estudio de estos tonos supera en ámbito a los del modo y la forma; de hecho, nos ocuparemos en este libro de los tonos de los salmos en nuestra sección dedicada a las formas gregorianas. Las especies clasificadas de la Edad Media sólo aparecen relacionadas entre sí por las consonancias medievales : la cuarta, la quinta y la octava. Para obtener el número total de las consonancias tempranas de esta época basta con añadirles el unísono y otras formas compuestas de la octava como la duodécima. La extensión de los modos auténticos a menudo se ve ampliada hacia abajo en un grado (con la excepción del modo quinto, ya que existe el prejuicio, en contraste notable con las preierencias poste riores, de no llegar al grado final a partir de un semitono inferior); a pesar de todo, estos modos se siguieron clasificando de acuerdo con las especies, no de sus novenas, sino, al igual que ocurría con los demás, de sus octavas. El subfinal añadido fue una de las ampliaciones (a oc tavas, quintas, cuartas) a las que se aplicó el término emmeles 'J.9. Tam bién las sextas, disonancias en la temprana Edad Media, se hallan entre los intervalos que nunca sirvieron para relacionar entre sí a las especies clasificadas: el hexacordo, aunque usado con motivos de clasificación, no se aplicó a la distinción de las especies. Y ello es muy lógico ya que, en la forma que le dio Guido, su estructura T T S T T era invariable. Si bien Aribo, en el pasaje antes mencionado, trata a la especie de tetracordo C-F (Do-Fa) de manera desdeñosa, un escritor del siglo XIV como Marchettus de Padua piensa que es esencial defender la retención del tetracordo, el pentacordo y la octava en D (Re) como la primera especie, en contra de las afirmaciones que defienden a los en C (Do) 30• Ello sugiere la lenta evolución de la concepción de la escala mayor, la cual no se reconoció de manera <> hasta el siglo XVI. Sin embargo, esta escala aparece en los escritos de Notker Labeo (en la llamada <> ; cf. pág. 1 7 1 ). El modo mayor también hace acto de presencia cuando, en la tonalidad tritus, se usa b (si) bemol en lugar de b (si) natural ; la disponibilidad de estas 2 notas le da a esta maneria tanto aspecto de modo mayor, como de lidio auténtico. 29 30
Véase GerS I, 129; MühlA, 14 y sig.; BommW, 186 y sig. GerS 111, 96.
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La aparición frecuente de b (si) bemol (b rotundum ), además de b (si) natural ( b quadrum o quadratum) sin embargo, las 2 no aparecen en sucesión inmediata en el canto llano , constituye el elemento más evitación del trítono es el motivo que dan con frecuencia los teóricos medievales evidentemente intentaron establecer en su sistema modal. La evitación del trítono es el motivo que dan con frecuencia los teóricos posteriores para introducir b (si) bemol 31 • Sin embargo, hay otros 2 fac tores que pueden explicar de manera más coherente este único ejemplo de cromatismo anotado 32 en la teoría medieval: la transposición y la estructura pentatónica fundamental. Si bien, como ya hemos visto, los teóricos llegaron a mencionar las escalas de transposición griegas , el concepto completo de transposición de esta cultura no halló expresión en la práctica medieval 33 . Hay trans posiciones hasta cierto punto, pero, tal como se usa en la música real, sólo aparece mencionada de pasada en los tratados medievales. A pesar de ello, gracias al estudio de estos indicios y a la comparación de ejemplos diferentes de unas mismas melodías gregorianas, según fueron plasmadas en distintas etapas, Gustav Jacobsthal 34 logró reunir testimonios que de muestran que los músicos medievales empleaban las transposiciones para ocultar en la notación lo que en la interpretación era en realidad F ( Fa) sostenido y E ( Mi) bemol ( así como posiblemente otras alteraciones cro máticas). También se aplicó la transposición con otro cometido. Si, me diante la modulación de un modo a otro, numerosas frases acababan en otros tonos que no eran el final del modo en el que se suponía que estaba la pieza, la transposición de secciones de la melodía podía hacer que su totalidad tuviera el aspecto de pertenecer en esencia a un modo deter minado. La extensión limitada de la mayoría de las frases del canto gre goriano facilitó la transposición sin que llegase a convertirse en algo obvio a causa de la alteración cromática, ya que podía no aparecer el grado que había que alterar en una transposición literal. A menudo la transposición no era literal, y había que hacer correcciones en la estruc tura melódica, correcciones· que con frecuencia consistían en adaptaciones realizadas en los pasajes de unión 35 • Tal como veremos en el capítulo 9, el trítono ya estaba prohibido como inter valo armónico en una fecha tan temprana como la del siglo IX. Luego se desaprobó su uso como intervalo melódico [ véase, por ejemplo, VivC, 28 (siglo x1); cf. tam bién Hermannus Contractus en EllinM, 28; GerS 11, 130 ] . Sin embargo, a pesar de la oportunidad de «cortar» los tritonos del canto gregoriano durante los siglos de su existencia, los casos del tritono llamado indirecto (i.e., de relleno) no son ni siquiera en la actualidad infrecuentes. (Véase, por ejemplo, la música de la última sílaba de potaverunt en Liber, 600.) Véase, además, MG IX, 17 y sig. 32 El <
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1 97
El hecho de que el cromatismo se reconoció en todo su valor lo ¡prueban los escritos de Aureliano, Regino y el autor de Musica Enchi ¡riadis. [ La forma de escala usada por este último cf. pág. 307 y ¡plasmada por él en notación daseyana, claramente implica el uso de f (fa) :sostenido y � -sostenidos ; este autor llamó absonia a cualquier alte ración cromática.] En una etapa posterior, la alteración se consideró como algo qt1e había que corregir. Por lo visto, las correcciones fueron bas tante normales en la época de Odo de Cluny, ya que éste llegó a quejarse ,de su empleo por parte de músicos inexpertos. Con el transcurso del tiempo, se evitó la alteración mediante el uso de la transposición a Ia cuarta o quinta superior. Berno se ocupó de explicar ambos procesos ; <>, sólo de la transposición a la quinta. En el siguiente dia ¡grama se ilustra la eliminación de F ( Fa) sostenido y de E ( Mi) bemol mediante la transposición ; para ello se emplea la ayuda brindada por 6 3 b (si) bemol y B (sí) natural : D Eb E� F G a bb e d (Re Mib Miq Fa Sol la sib do re)
E F FIi G a b• e d e (Mi Fa Fall Sol la SI do re mi) F G a (Fa Sol la G a (Sol la
b•
SI
bb c d eb eq t sib do re mib miq fa)
e d e • f fll g do re ffil fa fall sol)
transposición a la . . quinta superior transposición• a la cuarta superior
transposición . a la . quinta superior transposición a la cuarta superior
a bb bq c d e f (la sib siq do r� m1• fa
e
d
(do re
e ffil
f
fa
g
SO¡
g:
sol lala )
bb b l e bb bl e 1, sib si� do ) la sib ::;i � do a a
Se podía hacer transposiciones, para evitar alteraciones inadmisibles, al grado más cercano de la escala, así como a la cuarta y quinta supe riores. Así, aquellos pasajes que tenían E (Mi) bemol o F (Fa) sostenido, podían transponerse un tono hacia arriba o hacia abajo, respectivamente. El grado más cercano de la escala también tiene importancia en la mo dulación, ya que el salto más frecuente de un modo a otro en el canto gregoriano es aquel en el que los grados fin ales de los modos se hallan separados por un tono en tero 37 • Una melodía a veces aparece en modos diferentes en distintos MSS, posiblemente debido a transposiciones inexactas ; también puede apare cer su modo identificado de modo ilógico en tratados diferentes. Es pro bable que en este caso también se emplease la transposición, exacta o inexacta. Por ejemplo, era posible que una melodía dórica se transpuDebido a que en el diagrama sólo se presenta aquel material del que se podía disponer dentro de la extensión de una octava, ello no implica que eb-eq, f-flf (mib-miq, fa-falf), etc., apareciesen en sucesión directa en una melodía. Para la rela ción posible entre la transposición y el comienzo del uso de la notación de líneas, ·véase JacC, 368 y sigs. :r, Véase FrereK, 132. 36
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siese a G (Sol) con el b (si) bemolizado, y se atribuyese a la tonalidad tetrardus, debido sencillamente a que su grado final era G (Sol) 38 . Sin embargo, no todas las melodías se veían forzosamente limitadas a un modo determinado : en efecto, en Musica Enchiriadis y en otros tratados tempranos 39 , ciertas melodías pasan a través de diversos modos (cf. ejem plo 28 del capítulo 5 ). Esta es una intuición muy interesante de la Catho lica de Ockeghem, del siglo xv. Los teóricos medievales parece ser que se sintieron obligados a atri ; buirle . ethos a sus modos, ya que los griegos lo percibieron en lo que los primeros creyeron que eran sus equivalentes. Guido, Hermannus Con tractus Y <> se hallan entre aquellos que afirman observar un carácter ético en los modos 40 • La cumbre del desarrollo que hemos rastreado desde Odo en el siglo x, pasando por una etapa posterior representada por Berno y <> en el . XI, parece ser que se alcanzó con la reforma cisterciense de la primera mitad del XII. Además de exigir otros cambios, esta reforma limitó la extensión de cada �odo a 10 notas, debido a una interpretación equi vocada de un pasa¡e del salmo CXLIII (CXLIV): <>. El Ambitus (extensión) fue uno de los rasgos tomados en consideración por Odo 41 y otros escritores a la ho�a de explicar las características modales ; sin embargo, no siempre estuvieron de acuerdo en lo tocante a los límites de aquél. La reforma cisterciense dio pie a una multitud de transposiciones, bien para evitar alteraciones cromáticas inadmisibles o un exceso de cierres de frases en otros grados distintos al final del modo que supuestamente predomi naba o para que entrasen dentro de la extensión permitida aquellos pa 42 se alejaban demasiado de ella . sajes que Como consecuencia de todo esto, se redujo el conocimiento del cro matismo, conocimiento que tuvo que esperar hasta el desarrollo de la polifonía para volver a contar éon su anterior papel dentro de la música occidental. Nuestro relato de la evolución de las correcciones no afecta a la afir mación que dice que, .en líneas generales, la tradición del canto antiguo se mantuv� durante siglos con una persistencia notable ( cf. pág. 1 47 ). Las correcciones se pueden describir en esencia como ejemplos de la labor de <>, aplicada a un corpus de me lodía que se conservó básicamente intacto. Como ya hemos indicado (pág . 196 ), el uso tanto de b (si) bemol como de b (si) natural se vio motivado no sólo por la transposición, sino
38 Cf. VivC, 25, etc. 39 Véase GerS I, 156, 165, 179; II, 47. 40 Para una tabla en la que se ofrecen las cualidades éticas atribuidas a los modos por 5 teóricos, véase WolfC, 409. 41 GerS I, 259. • ·1 42 B ommW es ut1 . 1 , ya que demuestra hasta qué punto la «reedición» es pec1a en _ . . c1sterc1ense del ca1; to fue e¡ecutada desde el punto de vista modal. Véase también WagE II, 449 y s1gs.
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también por la estructura pentatónica de algunas melodías gregorianas, por lo menos. Sin tomar en cuenta el que todo el antiguo repertorio se basase o no virtualmente en unos fundamentos pentatónicos, tal como se ha afirmado 43 , lo cierto es que hay un gran número de melodías grego rianas que son claramente pentatónicas, hecho que se puede comprobar en la siguiente tonada, de la que se han omitido en todo momento E (Mi) y b (si). EJEMPLO 32. In splendoribus. Comunión. Gregoriana (tomado de Lí ber, 395). ri - 4 -•ro
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«En el esplendor de los santos, en el seno ante la estrella de la mañana, Te en ¡gendré.» [Salmo CIX (CX), 3.]
Se ha afirmado que en las antiguas melodías que comprendían, en realidad, semitonos, el fundamento sigue siendo pentatónic9, y que los tonos que sirven para rellenar los sitios de las terceras menores son orna mentales: tonos pien, de hecho, iguales a los de la música cina. La teoría del tono pien no se opone a la clasificación de los 8 modos tradicionales, sino que meramente implica el que en cada modo hay 2 tonos que están subordinados por su naturaleza a los otros 5 . Se hallan algunos testimo nios circunstanciales ponderables de esta teoría en los datos estadísticos relativos a la aparición de la quilisma : de unas 1 .600 melod'ías grego rianas, cerca de 900 la tienen, <> 44 . Se ha afirmado que la quilisma repre sentaba a un tono pien. Aribo, en realidad, parece dar a entender que el uso de la quilisma en la notación implicaba un ornamento en la inter pretación, ya que dice que debía plasmarse tremolando 45 . Está claro que hay 2 formas de rellenar el sitio de una tercera menor: a-c (la-do), por ejemplo, con b (si) o b (si) bemol. Tanto una nota como otra puede ser un tono píen. Parece ser que el E (Mi) bemol, que podía sustituir a E (Mi) como tono pien entre D (Re) y F (Fa), fue eliminado de la notación por la transposición 46 . Además, B (Si) no siempre fue un tono pien : una melodía, · por ejemplo, podía estar en una escala pen tatónica de la que se había eliminado, no E (Mi) ni b (si), sino F (Fa) y c (do). Sin embargo, el uso frecuente de b ( si) como tono píen puede 43 Cf. YasQ, ensayo con el que nuestra explicación del pentatonismo se halla muy en deuda; en este artículo se enumeran los escritores anteriores que se han ocupado de este tema, entre los que Riemann es el más importante. 44 YasQ II, 344 y sig. 45 GerS II, 215. 46 Véase YasQ II.
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que haya hecho que éste terminase por ser indeseable como tenor bajo cualquier condición, y por ser el responsable del cambio del tenor frigio de b (si ) a c (do ) en los siglos x y XI 47 . La desazón existente en lo tocante al tenor del frigio quizá explique el hecho de que este modo fuese el que menos se empleó en el canto romano. Cuando se desarrollan todas las implicaciones de la teoría del tono píen se demuestra que b ( si ) bemol no es meramente un sustituto poco deseable de b (si ) natural, como a menudo dan a entender los teóricos, sino su igual ; además, las mismas melodías, con su uso frecuente de b ( si ) bemol, corroboran la teoría 48 . Los escritores medievales mencionan los géneros cromático y enarmó nico de los antiguos griegos , aunque no haya nada que demuestre que estos géneros, como tales, se usasen en el canto gregoriano. Si es que existe la importancia modal de los cuartos de tonos aproximados que aparecen en el MS H 1 59, de Montpellier ( cf. pág. 1 7 1 ), y se mencionan, además, en los tratados 49 , ésta aún no ha podido establecerse so. En este MS, los cuartos de tonos aparecen con la mayor frecuencia, cosa que era de esperar, entre b ( si) y c ( do ) y entre e (mi) y f (fa) y, en igual pro porción, en las melodías de tonalidad deuterus 51 . Sin embargo, parece ser que la antigua teoría se mantuvo viva en lo tocante a la entonación. Boecio explicó las diferencias existentes entre los sistemas de afinación pitagórico, aristoxénico y tolomeico, y otorgó su preferencia al primero. Su autoridad bastó para que el sistema de Pitágoras fuese el favorito de los escritores medievales 52 • El hecho de que la sustitución de b (si ) bemol por b (si) natural cam biaba el carácter de un modo en realidad, cambiaba un modo por otro no fue ampliamente reconocido hasta el siglo XVI. Por consiguiente, en la Edad Media, el quinto modo con b ( si) bemol fue considerado como una forma de la tonalidad tritus , no de la mayor, y el primer modo con b ( si ) bemol, como una forma de la tonalidad protus, no de la menor natural. Sin embargo, la lucha sostenida entre b ( si) bemol y b (si) natural, .f"I YasQ II, 355. 48 YasQ propone que, sin tener en cuenta que el canto se viese acompañado o
no en la Edad Media, un acompañamiento desarrollado de acuerdo con el sistema de <> sin duda alguna proporcionará una base más idónea para el mismo, en lo relativo a las numerosas melodías que tienen rasgos inequívocamente pentatónicos, que el sistema llamado de <
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¡,or un lado, y el <> de los teóricos, el trítono, por otra, estaban clestinados, con el transcurso del tiempo, a dirigir la atención hacia la t:ransformación efectuada por b (si ) bemol en la estructura básica de la t:scala, la que así dio pie a que la octava se convirtiese en la unidad rnediante la cual se juzgó que la modalidad ya había superado de manera clefinitiva en importancia a las unidades más pequeñas (cf. pág. 1 94 ). La sección de la melodía que se consideraba como determinante del rnodo al que se asignaba su tonalidad no fue siempre la misma. Recor� ciemos que evidentemente ni Aureliano ni Regino se preocuparon de los rnodos de las escalas ; sin embargo, consideraban que era más bien el c:omienzo que el final de tina antífona el que era decisivo a la hora de su clasificación modal 53 • En los modos de las escalas, fue el grado final t:I que terminó por predominar como criterio modal. Esta elección quizá se debiese a una razón práctica : los tonos de los salmos mencionados en la página 1 94 eran fórmulas de recitación ; se usaban para la entonación i.e., una ele los textos de los salmos entre el canto de una melodía libre y su repetición. ( Por ello, la antífona fue el equivalente de la ftntífona t�nyana siria y del troparion bizantino. ) El tono que más se empleaba en la recitación era el tenor. Cuando la relación entre los modos y los tonos ele los salmos quedó regulada lo que equivale a decir : cuando se intentó r·educir a sistema un método para determinar qué tono de salmo debía t:mplearse entre 2 interpretaciones de una antífona , el grado final de la 21ntífona asumió claramente la mayor importancia, ya que el salmo tenía ciue adaptarse a la conclusión de ésta y, por consiguiente, el modo de clicha conclusión fue más importante para el cantor que el de cualquier sección anterior de la melodía . El hecho de que toda una melodía, incluso cuando se desviaba de su rnodo, se asignase a uno determinado, a veces de acuerdo con su co rnienzo, con mayor frecuencia en correspondencia con el grado en el que a1cababa, no quiere decir que los músicos medievales despreciasen de lleno la estructura de la totalidad de la melodía, ni cuando obraban de acuerdo c:on el criterio de un modo de la escala ni cuando lo hacían en consonancia c:on normas más tempranas . Regino 54 se ocupó de esta estructura cuando c,bservó que algunas antífonas e introitos comenzaban y acababan en rnodos diferentes ; como ya hemos visto, uno de los ideales de la re forma cisterciense fue la modalidad homogénea. Este ideal, sin embargo, no fue adoptado de manera universal: el repertorio gregoriano es rico en rnelodías cuya suave fluidez sobrepasa serenamente los límites que habría impuesto un ideal como éste. Algo parecido a la condición de las melo clías gregorianas antes de la reforma cisterciense quizá pueda observarse e:n el repertorio ambrosiano: en MSS diversos hay cantos que parecen ser, en esencia, los mismos, menos en lo tocante a la diferencia importante
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GerS I, 42 y sigs ., 231. Sobre la posibilidad de aplicar el comienzo a las clasi ficaciones de los ofertorios y responsorios, véase BommW, 183. 54 GerS I, 23 1 .
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que representa el que los finales no sean iguales. Por consiguiente, el modo de una pieza puede fluctuar. En realidad, en los l\.1SS ambrosianos ni siquiera se dice cuál es el modo de las piezas 55 • El número de melodías gregorianas que, con el transcurso de los siglos, ha sido retocado aquí y allá para que estuviese de acuerdo con la teoría sistematizada de los modos es, sin lugar a dudas, considerable. Creemos que hemos dicho lo suficiente sobre el modo en relación con las músicas hebrea, griega, siria, bizantina y gregoriana como para demostrar hasta qué punto se presta a engaño el considerar que la cons ciencia de un sistema de escalas se hallaba presente en las primeras eta pas del desarrollo modal. Ya hemos visto, en relación con el canto gre goriano, hasta qué punto un modo es reacio a verse limitado a la camisa de fuerza que es una sola escala : por consiguiente, la asignación de una melodía al modo dórico, sin tener en cuenta el que b (si) sea natural o bemolizado, tiende a demostrar, entre otras cosas, que las fórmulas o modismos melódicos tienen un carácter mucho más concluyente a la hora de fijar el carácter de un modo que la estructura de la escala pro piamente dicha. Si es cierto que las fórmulas melódicas se diferencian, sin duda alguna, de manera marcada unas de otras en lo relativo a su carácter, entonces es probable que cuenten con fundamentos de escalas diferentes, en especial cuando no pueden disponer de diversos valores de tiempo. Sin embargo, la deducción de lo que son estas escalas per tenece, por fuerza, a una etapa más desarrollada de la evolución modal. Y si bien se puede postular como normal la existencia de una diferencia entre las escalas que sirven de fundamentos a los complejos de fórmulas que constituyen los modos diferentes, por otra parte no se puede afirmar que exista dicha diferencia sin ninguna excepción, tal como lo demuestran las figuras iniciales, cuya estructura, si la juzgamos desde el punto de vista de las escalas, las capacitaría para ser asignadas a más de un modo, aun que en realidad sólo se asignen a uno ( cf. pág. 191 ). Quizá se pueda trazar el plan del desarrollo de la modalidad sistema tizada, el cual es · probable que se redujese a regir la música sacra en una fecha más temprana que la profana, de una manera parecida a la si guiente : ( 1 ) se han clasificado los tipos de melodía, aunque sus rangos se les han asignado con propósitos simbólicos o de otra categoría extra musical , ya que se cree que éstos los hacen ser adecuados para cometidos especiales (cf. págs. 32, 99 y sigs.). ( 2 ) Se ha reconocido que las melodías son entidades con independencia de su importancia simbólica y se les ha asignado una categoría musical especial : es decir , han llegado a constituir un repertorio cuyos constituyentes se clasifican no como qua símbolos, sino como qua música (cf. pág. 103). (3) Se ha intentado analizar las melodías. El grado en el que debe comenzar una melodía claramente tie55
Cf. Antiphonale (ambrosiano), XI; Enciclopedia italiana VIII, 794.
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ne importancia para el cantor ( el grado en el que puede acabar también posee importancia debido a razones prácticas; cf. pág. 201 ). Sin embargo, ¿cómo se va a localizar este primer grado si no es mediante su relación interválica con los otros grados? En el proceso para determinar esta relación surge inevitablemente algo de luz en lo relativo a las diferencias existentes entre las estructuras de aquellas escalas que sirven de funda mento, ya que es muy improbable que cualquier repertorio razonable mente grande de fórmulas puramente melódicas, pensado para que éstas difieran en carácter, esté totalmente de acuerdo con una sola escala. (4) Las diversas combinaciones de intervalos que pueden dar pie a escalas diferentes han sido objeto de investigación, por lo menos en teoría . Es probable que el estudio de este tipo de combinaciones en la Edad Media hiciera que los teóricos . buscasen apoyo en los antiguos, con toda la atrac ción que ejercían con su auctoritas, y que fuese este tipo de investigación el que condujese a la codificación iniciada con Alía Musica. La posibili dad de que, en líneas generales, en las etapas más tempranas de la codi ficación, cada escala simbolizase un modo vivo no representado por otra escala ( 2 o más escalas quizá representen meramente segmentos dife rentes aunque imbricados de una escala de fundamento mayor) queda en manos de la pura casualidad y dependerá de aquellos modos' que, en rea lidad, se usaron antes de la codficación. (Por consiguiente, las escalas de octavas de los griegos los que parecería que fuesen los candidatos más probables a desempeñar el papel de analizadores, cuyos escritos teóricos llegaron, hasta cierto punto, a manos de los escritores medievales, escri tores que intentaron sin una gran comprensión de dichos escritos esta blecer un acuerdo entre sus principios y los de la música de la Iglesia. no tienen por qué haber tenido una importancia modal distintiva.) Con el transcurso del tiempo, mientras la mlisica seguía siendo puramente melódica y la cultura general alcanzaba gran altura, surgió un sistema modal bien concebido, en el que se tomaron en consideración las varia ciones existentes en la estructura de la escala fundamental. (5) Con la relación entre el carácter modal y la estructura de la escala sólo parcial mente determinada, los músicos descubrieron que era posible conservar el carácter modal sin tener que obedecer ciega y solamente a las fórmu las. Pudieron continuar usando las fórmulas establecidas y conocidas; sin embargo, la retención de lo antiguo avanzaría codo con codo con la libertad para crear lo nuevo, gracias al conocimiento de que el color modal no se destruiría aunque se conservasen la estructura de la escala y la importancia de los grados en sus capacidades de final, tenor , etcétera. Las formas del canto gregoriano y de algunos de sus vástagos LAS FORMAS DEL CANTO CLÁSICO
Los teóricos medievales no intentaron codificar de manera adecuada las melodías gregorianas desde el punto de vista de la forma. Algunos
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ensayos de clasificación ocasional, como los de Aureliano de Réomé 56 y los del autor anónimo de Commemoratio breves 51 tuvieron un ámbito estrecho. El estudio intensivo de la forma gregoriana es una contribución definitivamente moderna. Tenemos la suerte de contar en la actualidad con los resultados de investigaciones concienzudas, realizadas de acuerdo con el espíritu de los estudios científicos modernos por eruditos como Paolo Ferretti y Peter Wagner ; en sus descubrimientos se basa, en gran medida, la siguiente exposición 58 • Los compositores gregorianos tempranos, al igual que sus compañeros del cercano Oriente, no se sintieron tan interesados en componer nuevas melodías como en adaptar las frases antiguas y tradicionales a los nuevos cometidos litúrgicos. Sin embargo, a pesar del hecho que representa la recurrencia frecuente de un número limitado de tipos melódicos en la música eclesiástica de la temprana Edad Media, éstos hicieron su apa rición con una variedad asombrosamente abundante de formas. Los músicos, al emplear estas formas, no despreciaron los principios estéticos. En muchos tratados medievales se exhorta a los compositores y a los cantores a observar las relaciones existentes entre texto y música y a concebir sus melodías de tal manera que sean eufónicas y simétricas 59 • Las leyes formales que, en realidad, rigieron las categorías individuales del canto llano serán motivo de estudio dentro de poco. Primero eche mos una ojeada a las características comunes a la totalidad de las melo días gregorianas 60 • Las composiciones gregorianas, desde el punto de vista de la forma ción melódica, se dividen en 3 categorías. En la primera, o estilo silábico, las melodías son bastante sencillas: a cada sílaba del texto corresponde 1 nota; a veces una sílaba cuenta con un neuma de 2 o, como mucho, 3 notas. En la segunda, o estilo llamado de neumas, si bien algunas sílabas tienen 1 nota, la mayoría cuenta con 2 o incluso 3 grupos de notas. En la tercera, el estilo florido (o melismático ), una sola sílaba se canta con muchos grupos de notas. La elección del estilo se vio determinada por diversos factores.. Uno era el lugar que ocupaba la melodía en la liturgia. Por ejemplo, las del oficio solían ser breves y más sencillas que las de la misa. Otro determi nante fue el grado de solemnidad litúrgica. La distinción hecha por la Iglesia entre los días normales (feriales) y los sagrados aparece reflejada de manera especial en los cantos del oficio ; las antífonas de los do mingos y fiestas de guardar tienen más ornamentos que las del oficio 56
GerS 1, 53. 51 GerS I, 213. 58 Sus obras sobre este tema -las que son clásicas en este campo-, son FerE y WagE 111. 59 Cf. Ocio (GerS 1, 275 y sig.); Aribo Scholasticus (GerS 11, 213). Véase tam bién AbT. 60 Debido a que las melodías que mencionaremos son de fácil acceso en más de uno de los 4 grandes libros del canto -el Líber usualis, el Graduale, el Antiphonale y el Vesperale-, no siempre incluiremos ejemplos gráficos.
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f,erial. De forma similar, las melodías entonadas en los momentos culmi n1antes de las 2 horas principales del día litúrgico laudes y vísperas, s,on más ricas que las empleadas en las demás horas. Finalmente, el estilo die! canto se eligió de acuerdo con las habilidades de los intérpretes. Así, el canto confiado a los religiosos que rodeaban al obispo y al pueblo fue, p,or fuerza, sencillo, es decir, silábico. Los cantores expertos de la schola, o, coro, contaban con cantos mucho más elaborados, en estilo de neumas, como, por ejemplo, el introito y la comunión de la misa. Sin embargo, el primer chantre y sus acólitos leos miembros principales del coro eran virtuosi y cantaban melodías de estilo florido, como las del gradual, el aleluya y el ofertorio. Es posible que, en realidad, algunas melismas die! gradual y el aleluya deban su origen, por lo menos parcialmente, al dleseo de los intérpretes de demostrar sus habilidades. Los compositores eclesiásticos tuvieron el cuidado de observar el estilo melódico necesario a la hora de ponerle música a un texto en par ticular para un momento determinado de la liturgia. Si el mismo texto se asignaba a más de una ocasión litúrgica, éste se veía acompañado por u1n estilo diferente de la melodía cada vez que se usaba. En el ejemplo siguiente aparece un mismo texto con 2 versiones de una sola melodía ; l:a más florida es para el gradual de la misa, y la silábica, para la antífona clel oficio ferial: I�JEMPLO
33. • r1anas.
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I:ste uso de una misma melodía fundamental para diferentes funciones litúrgicas tenía sus límites. La melodía de un introito, por ejemplo, no so lía emplearse corrientemente con una comunión, aunque sí se podía aplicar 21 otros textos de introitos. La antitransferibilidad virtual de una melodía fundamental de una sección de la misa u oficio a otra, tiene cierta importan c:ia desde el punto de vista de la forma (en el sentido más amplio). Por e:jemplo, los graduales e introitos difieren entre sí no sólo en su plan funda rnental, como veremos más adelante, sino en los tipos de melodías que se ¡>ueden usar con ellos. La melodía gregoriana se basa en los acentos gramaticales del texto litúrgico. Las cumbres melódicas suelen coincidir con los acentos tónicos 6 1 ·----61 Cf pág. 77. .
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de las palabras. La sílaba acentuada de cada palabra es normalmente más aguda que la que la precede. He aquí una magnífica ilustración de este principio en un canto de estilo florido, el Jubilate Deo ( véase la pág. 222 para un análisis mayor; véase el ejemplo 19 para la versión ambrosiana): EJEMPLO 3 4 .
Jubilate Deo. Ofertorio. Gregoriano (basado en FerE, 1 8 ).
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De esta manera, por lo menos, podemos comprobar que, en lo tocante al acento tónico, la melodía gregoriana tiene claramente un carácter retó rico ; de esta naturaleza retórica surgen 2 características. La primera, los intervalos, bien ascendentes o descendentes, casi nunca exceden una quin. ta. Los saltos de sexta son extremadamente raros y suelen ocurrir tras una pausa, mientras que los de octava sólo se encuentran en secuencias y prosas de origen relativamente tardío (cf. págs. 229 y sigs), así como en algunos credos, también de fecha tardía. La segunda, el acento de los
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<:antos, es indiferente a la cantidad ; algunas sílabas acentuadas se ven :1dornadas con muchas notas ; a menudo sólo cuentan con una (cf. pági11a 1 7 7 ). Además, la percepción de la conclusión final de un canto se ve realzada frecuentemente por una extensión melódica de la sílaba final. La ley del acento es una de las reglas fundamentales del canto gre ¡�oriano. Sin embargo, hay ocasiones en las que tiene que ceder su lugar :1 leyes estéticas superiores basadas en las exigencias del fraseo musical, c�I estilo, la tonalidad, el ritmo y la forma particular que tiene la melodía . .A. pesar de ello, la ley del acento, según Ferretti 62 , llega a aplicarse en 8 <:Íe cada 1 O ,casos. A continuación, por medio de ejemplos, damos algunos orígenes de ]'as excepciones de la ley del acento 63 : 1. Los salmos de las horas del oficio y los pasajes recitados de la misa y del o,ficio son sencillos y silábicos. Se cantan de acuerdo con fórmulas (cf. pág. 212) en cuya ¡:,rincipal sección las inflexiones -el tenor o tono de recitación- varían el tono rei t,erado en ciertos sitios determinados. En la reiteración prescrita no se puede usar el ' . acento ton1co. 2. De i gual modo que hay una sílaba privilegiada en cada palabra, también hay en cada frase una palabra que domina a las demás. El realce de esta palabra recibe el r:1ombre de acento fraseológico. Los compositores gregorianos colocabad esta palabra en el momento culminante de la frase musical, a menudo sin detrimento del acento t,ónico . de las demás palabras individuales. Sin embargo, a veces sucede que en la p,rogresión ascendente de una frase melódica, la sílaba final de una palabra determi n,ada es mucho más agu da que la sílaba acentuada anteriormente, debido a la ley estética superior que rige la fraseología musical 64. 3. El origen de la acentuación defectuosa de algunas melodías gregorianas puede h,allarse en la revisión a la que finalmente se vieron sometidas, revisión motivada por l
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5. Debido a que la melodía de la primera estrofa de un himno se aplicaba a
todas las demás estrofas, verso a verso, pie a pie, sílaba a sílaba, no se podían obser var los ac�ntos tónicos ( con la excepción de los de la primera estrofa), a menos que ello sucediese debido a una casualidad. Una situación algo parecida se dio con la secuencia (cf. pág. 230).
Hay muy pocas plasmaciones musicales del significado de carácter de liberado de determinadas palabras en las melodías del canto gregoriano. A veces, palabras como ascendit o descendit aparecen unidas a progre siones melódicas ascendentes y descendentes. En la siguiente comunión hay un singular ejemplo de plasmación musical en la encantadora imitación del arrullo de la tórtola, lograda mediante el uso de neumas licuescentes. (En la Vulgata se menciona una tórtola si bien en la versión del rey Ja cobo se dice que es una <> . ) EJEMPLO 35.-Passer invenit. Comunión . Gregoriana ( tomada de Líber, 556). l.
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golondrina, un . «Sí, incluso e? Tus altares, el gorrión ha encontrado casa, y la nido donde depositar a sus polluelos, oh Señor de las huestes, Rey mío y Dios mío. _ Benditos sean los que habitan en Tu casa, pues seguirán alabándote.>> [Salmo LXXXIII
(LXXXIV), 3, 4.J
El período musical del canto gregoriano suele construirse normal mente como si fuera un arco. Hay una ascensión, un momento de des canso en la cumbre alcanzada ( acento fraseológico ) y un descenso. La extensión tonal cubierta por el arco puede ser incluso tan grande como la de una octava. Una variación de este tipo normal de período surge de la supresión de la parte inicial ascendente, supresión necesaria para adap , tar la melod1a a un texto breve. En esta variación, la melodía suele co me�zar e� el cuarto o quinto grado del modo y descender gradualmente hacia el final. Los modos auténticos se prestan en especial a esta variación
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,debido a que el centro de la extensión melódica es el grado quinto 66 • En ,otra variación, la melodía empieza arriba, desciende hasta un momento ,de descanso por debajo del final y se eleva para acabar en el final 67 • Una variación tercera y menos común puede recibir el nombre de circular: en ,ella la melodía gira alrededor de una nota central, casi siempre la final 68 • 1Cuando la elevación, el punto de descanso y el descenso están presentes, ,con bastante frecuencia, la ascensión es breve y sin interrupciones, mien tras que el descenso, más extenso, es muy gradual y sereno. Ferretti define el período gregoriano como una unidad meramente melódica de proporciones bastante grandes. Divide al período en frases y a éstas en medias-frases o <> . La media-frase contiene 2 ó 3 incisos. Si tiene 2, éstos sólo pueden verse relacionados, desde luego, ,entre sí como a a o a b (f} . Si son 3 , aumentan, como es lógico, las posibi lidades : la agrupación puede ser a a a, a b e, a a b (pauta pred"ilecta de las composiciones gregorianas), a b b o a b a. Los tipos a b y a b e son los más corrientes, mientras que a a a suele evitarse, sin duda alguna debido a su monotonía . A menudo el inciso o n1edia-frase se ve ampliada por una breve prolongación o coda que ayuda a definir los segmentos. Todas estas agrupaciones también aparecen en frases, períodos y períodos dobles. Hay ciertas fórmulas breves ( distintas a las melodías extensas que pue ,den ser fórmulas propiamente dichas: cf. pág. 2 1 1 ) que recurren en los ,cantos y representan la parte más tradicional del arte gregoriano. Fe rretti las clasifica bajo tres encabezamientos generales : ( 1 ) según el estilo, la tonalidad y el tipo melódico ; ( 2 ) según el sitio que ocu pan : hay fórmulas para la entonación, para la sección central y para la cadencia de una melodía, y ( 3 ) según su estructt1ra interna. En todas estas categorías, las fórmulas se someten frecuentemente a modificaciones dic tadas por las exigencias del texto. Estas modificaciones asumen la forma de supresión de uno o más elementos de añadidura, de contracción, de división o de permutación. La recurrencia de las fórmulas a través de todo el antiguo repertorio gregoriano las convirtió, ante la ausencia de una notación exacta, en ayudas mnemotécnicas valiosas para dominar las melo días litúrgicas. Además, el compositor gregoriano pudo demostrar su des treza mediante el uso de estas figuras, de igual forma que el armonista probó la suya con el empleo de grupos de acordes, los cuales, por sí mismos, también equivalieron en la práctica a fórmulas. 66 Hay ejemplos de este tipo en las antífonas
Sit nomen Domini benedictum, Ve-
11iet Dominus, y en la comunión Vox in Rama. 67 Algunos ejemplos : antífonas It et vos, Liberavit, Cogitaverunt impii. 68 Algunos ejemplos: antífonas Tu Domine, In illa die, Exiit sermo. 69
Los símbolos usados para las divisiones musicales formales en este libro son ]las letras latinas impresas en cursivas. Casi siempre se usan las letras minúsculas; sin embargo, cuando hay repetición de un miembro musical con repetición del texto --i.e., un estribillo- se emplean las mayúsculas. Los estudiantes que deseen profun ,dizar más en el conocimiento de la forma en la música medieval comprobarán que :algunos escritores, a la hora de indicar la forma, usan letras latinas en lo referente :al texto y griegas en lo tocante a la música.
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El canto gregoriano se puede agrupar en 4 clases principales : I. A las composiciones estróficas pertenecen los himnos y las secuen cias, piezas que se caracterizan por la repetición literal e inmediata de secciones melódicas de cierta longitud. Ya hemos descrito brevemente los himnos (véanse pags. 96, 135 y sig. ); más adelante nos ocuparemos de las secuencias. En el himno característico, cada estrofa, como ya hemos visto, está compuesta por un grupo de versos cada uno de los cuales tiene un número prescrito de pies. Si bien no todos los versos tienen ne cesariamente el mismo número de pies en una sola estrofa, el primero de cada estrofa contará con el mismo número que el primero de las demás, y así sucesivamente. Debido a que la melodía de la primera estrofa se repite de manera invariable en todas las demás, se puede decir que el himno es una composición monoestrófica. En la secuencia, sin embargo, 2 versos tienen la misma forma musical y literaria, aunque la melodía suele cambiar con cada grupo nuevo de 2 versos. Por consiguiente, la secuencia es una composición poliestrófica. En los cantos estróficos, en especial en los himnos, la melodía asume el predominio absoluto sobre el texto, al que impone su propia acentuación musical. II. Los griegos conocían la forma estrófica. La usaron, por ejemplo, en las estrofas y las antiestrofas de los coros de las tragedias. Por otra parte, los griegos desconocían la composición salmódica; ésta es peculiar de la sinagoga y de la iglesia cristiana. El texto de los salmos está com puesto de un número determinado de versos no métricos, cada uno de los cuales se divide en 2 miembros que se equilibran entre sí como ante cedente y consecuente ( cf. pág. 2 9 ) 70 • Debido a que la fórmula musical se repite con cada verso, hay una cierta analogía entre la forma de una pieza estrófica y la de un salmo ; sin embargo, en esta última la fórmula se ve sometida a las modificaciones descritas en la pág. 215. Además, los estilos del canto estrófico y del salmódico difieren entre sí de manera ra dical. El del último se compara en parte con el del primero de la misma forma que el habla cargada de inflexiones del recitativo se compara con la melodía mantenida de la canción folklórica. III. Casi todos los cantos de la misa y del oficio que no tienen estruc tura estrófica o salmódica son composiciones comáticas (es decir, divi didas en cláusulas o versos cortos ). En éstas no hay estrofas ni versos pro piamente dichos, sino secciones de composición libre. Si bien en los cantos estróficos y salmódicos los diferentes textos pueden contar con una misma melodía, en los cantos comáticos todos los incisos, medias-frases y frases pueden tener su propio diseño melódico. Por consiguiente, las inflexiones musicales del canto comático dependen de la acentuación tónica de las palabras individuales. 70
Las 2 partes de un verso se ven separadas por un asterisco en las ediciones mo dernas de canto llano.
El canto gregoriano: su sistema modal y sus formas
Los cantos comáticos surgieron gracias a 3 procesos diferentes :
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En el primero las melodías se compusieron de manera directa para los textos. Hay 11urnerosísimas melodías de esta categoría en la música, tanto de la misa como del cificio; en la mayoría de los casos los textos para los que se compusieron cada una de e:stas melodías han seguido unidos a sus músicas. Las diferentes unidades de un canto ele la clase comática están relacionadas entre sí gracias a diversos recursos, como son las progresiones de equilibrio, de ascensión y de descenso, la rima ( cf. págs. 207 y sigs.), las curvas idénticas y las invertidas, las reminiscencias temáticas, las secuencias 1nelódicas 71 y así sucesivamente 72. El segundo proceso se refiere a la adaptación hecha por artistas gregorianos de 1nelodías tradicionales y algo extensas a nuevos textos. Estos aires predilectos dieron JJie a clases melódicas y pueden compararse a los nomoi de los griegos, los hirmoi ele los bizantinos y los ris-qolé de los sirios. Y no sólo a éstos, sino también a las clases melódicas características de la canción folklórica. Tal como ha dicho Samuel JJ. Bayard al ocuparse de las actuales tonadas folklóricas británico-norteamericanas 73 :
En las islas británicas y en los Estados Unidos existe un repertorio de melodías ,iistintivas, en número, limitado, y que acompaña casi siempre textos en inglés. . . Estos ,tires son fácilmente perceptibles en numerosas versiones de diferentes duraciones . . . jEste repertorio constituye el alma del organismo melódico-folklórico de la tradición ,ie habla inglesa, y los aires incluidos en el mismo (unos 40) . . . se han difundido de tnanera universal, y baio sus diversas formas han dado pie, con mucl){), a la mayor ioarte de las versiones musicales de nuestras canciones tradicionales en inglés, así como a la música de un buen número de canciones en gaélico, galés y en el dialecto ,le la isla de Man. Por consiguiente, los tipos melódicos gregorianos ilustran -con la distinción más 1:xcelsa- una ley musical de aplicación universal. Aparecen e11 algunos graduales y aleluyas de la misa, y son numerosos, en particular, en las antífonas del oficio. En c!l antifonario de Hartker ( códice de St. Gall) 74, por ejemplo, hay más de 30 antífonas compuestas de acuerdo con la clase melódica de la antífona Omnes de Saba venient 75.
71 No es muy afortunado el que la palabra «secuencia» tenga que servir para dos Jfunciones distintas en música: para denotar no sólo la forma, a la que ya nos hemos referido y a la que prestaremos una mayor atención en la pág. 229, sino también para indicar el recurso musical mediante el cual una pauta tonal se repite en otros grados (le la escala diferentes a los originales. Para evitar la confusión con la forma, nos refe riremos al recurso con las palabras <>. 72 Resulta interesante observar que Guido d'Arezzo fue el único teórico musical
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El tercer proceso fue el de la centonización. La palabra centón definía, en su origen, un traje o manta hecho con distintos pedacitos de tela; este nombre se apli có a una composición literaria formada por fragmentos tornados de aquí y de allá de las obras de un autor o de diferentes autores, unidos entre sí y que formaban un mosaico literario. Los textos de muchísimos cantos son, en realidad, centones. El artista gregoriano a menudo elegía unos cuantos fragmentos significativos de los versos de un salmo y creaba con ellos un texto breve y conciso que le servía mucho mejor para su especial cometido que cualquiera de dichos fragmentos en su contexto origi nal. Los rnelodistas gregorianos siguieron el ejemplo de los escritores litúrgicos 76 ,
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IV. El cuarto tipo está formado por cantos que tienen el carácter de monólogos y diálogos. Los primeros los canta el celebrante ( bien un obispo o un sacerdote ) o los demás religiosos ( diácono, subdiácono o lec tor) ; el celebrante y la grey o el coro entonan los segundos. Como veremos más adelante, muchas formas eclesiásticas influyeron marcadamente en la música profana como la de los trovadores, trou veres y Minnesinger , y hasta la polifonía llegó a apropiarse de estruc turas y características como las de la secuencia y el himno, además de to mar en préstamo del repertorio gregoriano aquellas melodías que dieron pie en un principio a todas las piezas escritas para diversas partes. La gran mayoría de los cantos de la misa y del oficio tienen la forma de la salmodia. Sus textos proceden· en gran medida de los 1 50 salmos y de los cánticos 77 del Antiguo y del Nuevo Testamento. Hay 3 maneras diferentes de cantar un salmo. En la salmodia de responsorio, el solista entona los versículos del salmo y la schola le contesta con un breve canto parecido a un estribillo, i.e., la respuesta o responsorio . Este estribillo está formado por un versículo o sentencia que el solista ya ha cantado . En la salmodia directa no se intercala ningún estribillo entre los ver sículos 78 . Menos antiguo que estos 2 sistemas ( cf. pág. 208 ) es la sal modia antifonal, en la que, en el canto romano, el coro siempre se divide en 2 grupos que entonan alternativamente los versíct1los ; un grupo repite lo que ha cantado el otro. En este tipo de salmodia también hay un es tribillo (la antífona ) que se entona con una melodía relativamente libre . En épocas más tempranas, éste se cantaba antes del salmo y se repetía después de cada versículo. Sin embargo, en el siglo IX o x se convirtió las notas casi nunca presentes, corno secundarias. (Véase, por ejemplo, FerE, tabla frente a la página 1 12, o las diversas tablas de FrereA.) 76 Se cree que, en los primeros tiempos, el compositor y el escritor gregorianos • eran casi siempre una misma persona. 77 Entre los cánticos de la liturgia romana se hallan el Nunc Dimittis ( «Canción de Sirneón», cf. Lucas II, 29); el Benedictine omnia opera ( «Canción de los tres ni ños>>, cf. v. 35 de la Apócrifa, o Daniel 111, 57, de la Vulgata); el Magnifica! (Can ción de acción de gracias a María tras la Anunciación, cf. Lucas 1, 46), y el Benedictus Dominus Deus Israel (Cántico de Zacarías, Lucas I, 68). 78 La afirmación hecha por Wagner (WagE I, 23 ) de que la salmodia directa no ti�ne un �rigen muy antiguo fue refutada por Ferretti (FerE, 138), quien ha descu bierto testirnonios de su uso en el siglo IV. Cf. las descripciones anteriores de las salmodias directa y de responsorio con la descripción de las formas hebreas en la pág. 29. •
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e1a costumbre el no repetir la antífona hasta despus del salmo y el Gloria Patri ( cf. págs. 216 y sigs. ). En algunas ocasiones, en la práctica actual in cluso se abrevia la primera de las 2 apariciones restantes de la antífona ( ,,éase el ejemplo 36 ). Debido a que los monjes se ocupaban de cantar la salmodia antifonal del oficio, mientras que los cantores expertos hacían otro tanto con la de la misa entonadas en las iglesias, la salmodia del oficio fue la más sc�ncilla. Por consiguiente, nos ocuparemos de ella antes que de las otras f<)rmas salmódicas más antiguas. Primero describiremos el tratamiento que se le daba a los versículos de los salmos, etc., y luego, la naturaleza de las antífonas. Los Tonos ( i.e., las fórmulas) 79 de la salmodia del oficio variaron mu c hísimo en la temprana Edad Media ; además, parece ser que los teó ricos de ese período no sintieron ninguna necesidad de aclarar la confu. sión resultante. Estas fórmulas, usadas para el recitado del versículo del s:almo entre las plasmaciones de la melodía o la antífona relativamente libre, tienen en parte el carácter de la canción hablada . Había .tonaría ( tonarios ) que presentaban las fórmulas, a menudo en neumas, asignadas a cada modo o que aparecían con mayor frecuencia en él; en estos to n1arios se enumeraban los textos, de acuerdo al sitio que ocupaban en la liturgia, y el tono con el que se cantaban. El tonario del siglo x, Comm� rltoratio brevis de Tonis et Psalmis modulandis, tiene una importancia especial ya que recoge una serie de melodías 80 de manera exacta, gracias al uso de signos daseyanos (cf. pág. 213 ). En él aparecen las melodías a,compañadas por las sílabas Noanoeane Noeagi ( el sistema representa clo recibe a menudo el calificativo de Noeane ), que tienen un claro pare cido con las sílabas empleadas en el enechemata bizantino ( cf. pág. 116 ). ()tras combinaciones silábicas similares se mencionan en el tratado rnás temprano de Aureliano de Réomé, en el que se cuenta, como ya liemos visto, la supuesta invención, por parte de Carlomagno, de 4 tonos, )' en el que se dan combinaciones silábicas como indicadoras de sus for rnas. Aureliano afirma que los cantores griegos de su época usaban estas c:ombinaciones y también dice que le pidió a un músico de este origen c1ue le explicara los significados de las designaciones, pero que el gri�go le contestó que no tenía ningún sentido y que sólo representaban gritos c!e júbilo. Basándose en este pasaje 81, varios eruditos 82 han llegado a la c:onclusión de que los occidentales derivaron sus fórmulas musicales, así <:orno las sílabas, de los bizantinos . Esto no es del todo improbable 83 . 79 Damos en mayúscula los «tonos» cuando se usan para representar una fór.mul� , salvo en aquellos casos en que el. calificativo que les acompañe haga que sus s1gn1fi c:ados sean inequívocos. 80 Impreso en GerS I, 229, también en AudaM, 171 y sigs., en donde aparece itcornpañado por transcripciones en notación cuadrada. 81 GerS I, 41 y sig. (traducción al alemán de la sección en Kun.zU, 1 1 ). 82 Por ejemplo, Fleischer (véase FleiN 111, Teil 3, 43) y Gornbosi (GornS 11). 83 Hay otros eruditos que creen que las series orientales y occidentales fue,r?n adap taciones de ciertas fórmulas antiguas que tenían que ver con los 8 modos clas1cos. Cf.
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1;1 canto gregoriano: su sistema modal y sus formas
La monodia en la Europa occidental hasta cerca de 1300
Otros teóricos occidentales, además de Aureliano, mencionan las sílabas : Regino 84 , Berna 85 , et al. A partir de la primera parte del siglo x, los tropos Noeane occiden tales se vieron gradualmente sustituidos por otras series similares con textos en latín, en cada una de las cuales la primera palabra era el nú mero del modo. Por consiguiente, el texto de la primera fórmula empe zaba así : Primum quaerite regnum Dei; el de la segunda : Secundum autem simile est huic, etc. En la música, la figura inicial de cada modo era muy usada en el comienzo de los cantos en dicho modo, y el proce der del resto de la fórmula se parecía al de la melodía que representaba al modo en el antiguo sistema Noeane 86 . Aunque en los tonarios no llegaron a cristalizar de manera auténtica las diversas fórmulas, ya que la plasmación de las melodías no siempre era la misma en ellos, por otra parte éstos sirvieron, sin duda alguna, como excelentes recursos mnemotécnicos para los chantres hasta que la aceptación generalizada de la notación de pentagramas acabó con su razón de ser. Incluso en este caso, los tonarios se siguieron usando en algunas partes hasta el siglo xv. Tras el desarrollo gradual de una práctica uni forme, hacia el siglo XII o XIII , los detalles de las fórmulas salmódicas quedaron fijados de una manera bastante definida dentro del antiguo marco de los 8 Tonos. (Si, como ya hemos sugerido, fuese cierto que el ritmo gregoriano quizá no fuera algo sistematizado y definitivo en los siglos tempranos, aquí tendríamos otros ejemplos de una transición que partiendo de una práctica fluida llegó a otra determinada. En realidad, tal evolución, en lo tocante a los Tonos, le brindaría color a nuestra pro puesta. Quizá se han hecho demasiados esfuerzos en los últimos años para intentar redescubrir unos sistemas de gran difusión que jamás llegaron a existir.) Lo único que se puede afirmar que es antiguo, con cierto grado de certeza, son los tonos de recitación de numerosas terminaciones. Las fórmulas para la entonación y la mediación (de la que hablaremos con mayor detenimiento dentro de poco), así como las principales reglas para AndM, 150. Véanse también GaiS, 68; RieH I, 210 y sigs. Sin embargo, parece ser que Riemann se equivocó, tal como se afirma en KunzU, 15, al relacionar las combi naciones con las antiguas sílabas griegas de solmisación tah, ta, toh, teh ( cf. pág. 46). Kunz cree que el sistema Noeane occidental fue una creación independiente, y da una explicación inteligente aunque quizá no totalmente convincente de los significados de las sílabas. El lector interesado hará muy bien en remitirse al artículo de Kunz, en cuyas páginas 6-8 hay una tabla comparativa en la que se ven las diferentes series de combinaciones silábicas que aparecen en las fuentes bizantinas y latinas. 84 GerS I, 247. ss GerS II, 77. 86 La Primum quaerite, de Guido d Arezz o, apatece en CouS II, 81 y sig., 88, 91, ' 94, 97, 99, 102, 107. En GerS y CouS también se incluyen otras series. Para una tabla comparativa, basada en 5 fuentes, de los modos 1 y 2, véase AudaM, 176 y sig. En MathS, 49 y sigs., se incluye una serie de Primum quaerite que es útil en especial, ya que la Noeune y la de «Cotton>> aparecen en la pág. 48 y sigs., y, por consi guiente, se pueden determinar con facilidad las correspondencias probables entre los 2 sistemas ( siempre y cuando omitamos las figu ras iniciales del primero).
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a1daptarlas a un texto, proceden de períodos diferentes 'ó/ . Incluso después ele la sistematización, algunas de las antiguas fórmulas que ésta descartó siguieron cantándose durante un tiempo debido a su popularidad, aunque sin textos, tras ciertas antífonas en los días de guardar 88 • Hay 9 tonos de salmos sistematizados y agrupados en la edición va ticana de los libros de cantos : 8 regulares y normales, cada uno de los c:uales tiene que ver con uno de los modos, y 1 <>, llamado el Jronus peregrinus ( <>), que cuenta con 2 tonos de reci tación 89 • Los textos se adaptan a los Tonos según reglas definidas gra c:ias a las cuales no es imprescindible la impresión de la música de cada salmo en los libros 91 • Los Tonos segundo , quinto y sexto tienen una sola c:adencia final; sin embargo, los otros cuentan con más de una. Estas ca clencias opcionales reciben la denominación de di//erentiae 92 y surgieron ele la necesidad de acabar el versículo con una nota que estuviera de 2tcuerdo con las primeras notas de las diferentes antífonas (en su repeti c:ión ), ya que no todas comienzan con la final : una antífona puede ini c:iarse con cualquier nota del pentacordo y, en los modos plagales, también c:on cualquiera de las dos del tetracordo inferior (e/. págs. 1 9 1 y 201). Pa rece ser que el Tonus peregrinus se introdujo en el siglo VIII o IX. Es el i:ínico que se conserva de los muchos <> que floretieron en la ]�dad Media . Algunos creen que es de origen bizantino ; otros, hebraico, ()uizás no sea este mal momento para recordar que parece ser que los mis tnos bizantinos consideraron que sus echoi eran de origen hebreo (e/. pági11a 107 ). El tono de recitación de cada Tono es el grado con categoría de tenor del modo al que se asigna el Tono. En efecto, los tonos de los salmos 110 fueron evidentemente las fórmulas de menor importancia que ayudaron 11 darle a los modos de la escala sus características definitivas. Además de los Tonos de la salmodia sencilla del oficio, contamos <:on fórmulas, también llamadas Tonos, para algunos de los recitados (cf. pág. 224) la colecta, las profecías, las epístolas, el evangelio, el ]prefacio , los cánticos y otras partes de la liturgia. Sin embargo, hay que 1recordar que todos estos Tonos se originaron fuera del sistema modal ,:le escalas. En los Tonos de recitación, las cadencias son, en especial, tan ]pobres que resulta imposible establecer una relación con un final deter1minado. Tras el momento en que las fórmulas y las nuevas especies de 9(),
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Una tabla cuya meta es fijar la época de sus orígenes aparece en GasH, 274. 88 Para más detalles, véase MathS, 52 y sig., libro en el que se incluye de manera conveniente una gran cantidad de información relativa a los tonarios. 89 Los Tonos aparecen impresos en Líber 1 13-7, Antiphonale 3*-27* y en Vespe trale, 3 *-30*. 9() Estas se pueden hallar en SuñG, 51 y sigs .; BenP, 64, y JohnG, 68 y sigs. (El capítulo VII de JohnG es muy útil, en líneas generales, en lo relativo a los tonos de salmos.) 91 El Tono que se usará en cada caso es aquel cuyo número sea equivalente al ,del modo impreso antes de la antífona unida al salmo. Si se va a usar el Tonus pere ¡grínus, éste aparece como <> debajo del número del modo de la antífona. 92 Sobre la historia de las differentiae, véase WagE III, 130 y sigs. 87
La monodia en la Europa occidental hasta cerca de 1300
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E:I canto gregoriano: su sistema modal y sus formas
octavas llegaron a ser bien conocidas, surgió el deseo de limitar el uso de las primeras a un sitio dentro de los modos de la escala, con el propósito esencial de relacionar los versos de los salmos cantados con los Tonos con antífonas que se podían adaptar a determinadas escalas. (De acuerdo con los términos del hipotético relato del desarrollo de los modos, dado en la pág. 202 y sig., ahora podríamos decir que, en este caso, hay 2 etapas diferentes de dicho desarrollo, surgidas en el transcurso de la adapta ción de una a otra; estas etapas existen de manera simultánea en los 2 campos diferentes en los q•1e se cultiva un sistema modal.) He aquí un ejemplo de un antífona del oficio tal como se canta en la actualidad : EJEMPLO
36 .-Miserere y Ecce nunc. Antífona y salmo. Gregorianos (basados en Antiphonale, 47). •
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La primera palabra de esta antífona se canta; luego, y debido a que la antífona está en el modo octavo, los 4 versículos del salmo se entonan de acuerdo con el tono asignado a dicho modo; le sigue el Gloria Patri y, finalmente, la antífona completa.
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San Benedicto ( c. 530) dictó que el Gloria Patri 93 , llamado <> (la <> es el Gloria in excelsis del ordinario de la misa) debía usarse tras cada salmo. Las letras e u o u a e (colo c:adas debajo de las differentiae en los libros de cantos, representan las vocales de las 2 últimas palabras del Gloria Patri i.e., saeculo•rum. }lmen y se usan como abreviaturas. El tono de salmo de este ejemplo contiene 3 elementos principales : una entonación (o initium), un tenor (equivalente de lo que se llama tttba en los Tonos de recitación) y una cadencia. La entonación (véase 1 en el ejemplo) está pensada para hacer que el pasaje que va del final de 111 antífona al tenor el tono de recitación sea uniforme y agradable. I-Iay 2 cadencias: la mediación o cadencia de mediantf, i.e., el fragmento n1elódico con el que acaba la primera parte del versículo (véase 2 en el ejemplo) y la cadencia final (véase 3 en el ejemplo). El punto de div_isión entre las 2 partes del versículo se conoce como caesura. En las versiones de textos largos, el tenor de la primera parte del versículo puede verse i11terrumpido por una inflexión hacia abajo llamada flexa, la cual es tam b,ién una clase de cadencia. Si el tenor es subtonal (es decir, si el grado de la escala colocado inmediatamente por debajo se halla a la distancia de un tono entero), la inflexión desciende un tono completo ; ' si es subse n1itonal (es decir, si el grado de la escala colocado inmediatamente por debajo está a la distancia de un semitono), la inflexión desciende una tcercera menor 94 • La salmodia antifonal de la misa forma parte de las divisiones del canto salmódico que son más elaboradas que la sencilla salmodia antifo nal del oficio que acabamos de describir. Las fórmulas musicales de los cantos salmódicos más desarrollados conservan el mismo marco estruc t1ural, aunque lo rellenan de manera más elaborada. Así, en la salmodia directa, en la que no hay ninguna antífona, la entonación tiene un carác tcer de introducción más o menos solemne. El tenor, en todos estos cantos, sie convierte en la nota alrededor de la cual se mueve la melodía. Otros tcenores diferentes a los de los tonos de salmos pueden ser sencillos u or namentados . En algunas piezas sólo se emplea un tenor ; en otras, 2 ( cf. el 1'onus peregrinus en la salmodia del oficio), y en otras más, 3 . La mayo ría de las cadencias · reciben el nombre de tónicas, ya que se basan en 1 ó 2 acentos ; sin embargo, en algunas melodías salmódicas ornamen t:adas o solemnes encontramos cadencias que son <> i.e., que emplean el cursus. Este es una disposición métrica o rítmica de las últimas sílabas de una sentencia o parte de una sentencia : el cursus métrico se b,asa en la duración prolongada o corta de las sílabas ; el rítmico, en su número y acento. El primer tipo se usó muchísimo en los siglos IV y v. l,as 3 formas principales del segundo son : el cursus planus, con 5 sílabas ; Versión castellana : «Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era e11 el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén .>> 94 Otro testimonio de la naturaleza pentatónica de, por lo menos, algunos cantos. 93
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La monodia en la Europa occidental hasta cerca de 1300
el cursus tardus, con 6, y el cursus velox, con 7. En éstas, además, hay una cesura que aparece tras la segunda sílaba del comienzo de cada forma. En el ejemplo siguiente de la forma más corriente, el cursus planus, éste se inicia con la palabra meam y la cesura aparece inmediatamente tras ella:
EJEMPLO 3 7.
Ilustración del cursus planus (tomada de JohnG, 236 ).
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«He elevado mi alma.»
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En la formación de estas cadencias, el acento verbal claramente adquiere una importancia vital . A partir de la última sílaba se cuentan para atrás otras 5; un neuma acompaña a cada una y la cadencia tiene categoría de una sola unidad rítmica 95 • La salmodia antifonal de la misa está representada por el Introito y la Comunión. El introito tiene la función de ser preludio de la misa; establece un tema litúrgico que será analizado y desarrollado en las otras partes de la misma . Ferretti, al hablar del texto, dice que es el leit-motiv del drama sagrado 96 • El introito suele tener un estilo más animado y mu cho más elaborado que la comunión . Ambas secciones están escritas en neumas y se pensaron para rodear al salmo propiamente dicho con me lodías que casi siempres son originales (i.e., en ellas no se emplean ni cen tonización ni tipos melódicos ). Los 8 Tonos de los salmos de los introitos, al contrario de los de la salmodia sencilla del oficio, se han conservado sin alteraciones ocasionadas por vicisitudes locales . En estos Tonos, el tenor es el mismo para las 2 partes del versículo del salmo, con la ex cepción del sexto, que cuenta con 2 tenores . Sin e1nbargo, se ha supri mido el salmo de la comunión y sólo se conserva la antífono, con la ex cepción de la comunión de la misa de difuntos, donde se mantiene un versículo, Requiem aeternam, con la antífona Lux aeterna. Si bien se conservan 403 antífonas de la misa, el número que sobre vive para el oficio es enorme y varía en los antiguos MSS de 1.200 a más de 1 .900 en. Algunas son melodías originales, otras se pueden reducir a unos cuantos tipos melódicos 98 , e incluso otras son melodías centonizadas. Para el estudio del cursus, véanse PM IV; JohnG, 235; BenP, 84 y sigs., o, en especial, FerC. 96 FerE, 293. 97 En el antifonario de Lucca ( PM IX) aparecen 1.550 ; en el de Worcester (PM XII), 1 .910; en el de Compiegne, 1.783. Hay 1.235 en el tonarius de Regino de Prüm (CouS II, 1-54). Véase FerE, 318. 98 Gevaert (GevM, 125), pionero en este campo, descubrió que todas las antífonas en el tonario de Regino de Prüm podían reducirse a 47 temas. Ferretti (FerE, 363, nota) pone en duda la validez de los métodos de Gevaert y sugiere que hay que hacer 95
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I,a mayoría tiene estilo silábico. Las 4 antífonas marianas con las que concluye el oficio: Alma redemptoris Mater (cf. pág. 162 y sig. ), Ave Regi tl'a Coelorum, Regina Coeli y Salve Regina tienen, sin embargo, escritura ele neumas que, en determinados momentos, es moderadamente florida. Los artistas de la edad gregoriana clásica no tuvieron ningún reparo e:n usar diversas antífonas escritas en un mismo modo y relacionadas con u,n mismo tono de salmo, unas tras otras. Se evitaba la monotonía me cüante el empleo de diferentes tipos melódicos en las antífonas, y de diffe rentiae variadas en los Tonos. Sin embargo, para los compositores ecle siásticos de la tardía Edad Media se convirtió en regla el que las antífo rtas sucesivas estuvieran cada una en un modo diferente y el que se si g:uieran unas a otras según el orden numérico progresivo de los modos. I�I gusto de estos escritores tardíos tendía a la ornamentación y, por con siguiente, sus antífonas no tienen ni la sencillez ni la sobriedad de los ejemplos más tempranos. La única división del canto que representa a la salmodia directa en la melodía es ornamentada y florida. Una característica del tracto que rto aparece en ninguna otra clase gregoriana es la gran variación a la que se ve sometida la melodía del primer versículo cuando acompaña a los c,tros versículos. Además, las numerosas melismas no sirven para destacar e:I texto, como sí ocurre, por ejemplo, con las del ofertorio, sino que rnás bien tienen un significado estructural, puramente musical . Por con siguiente, una melisma que sirve de cadencia final nunca se usa como ca ciencia de mediante, y viceversa. Hay sólo 2 tipos melódicos, uno en el rnodo 8 y otro en el 2. El primero tiene un carácter alegre y vigoroso y' una construcción más sencilla que el segundo. Ambos tipos cuentan c:on 2 tenores. Ferretti ha presentado numerosos testimonios con el ob j,eto de probar que en la primitiva organización del canto eclesiástico el tracto sólo contaba con un tipo melódico, el del modo 8, y que la me1,odía del modo 2 se concibió en un principio para algunos responsorios clel gradual, aunque más tarde se usó en el trasto 99 • El canto de responsorio en un principio estuvo formado por diversos \rersículos y tenía la estructura siguiente: A Ab, AC A, etc., es decir: 11 : estribillo (o responsorio ) cantado por el solista; A : estribillo, por la schola; bH primer versículo, por el solista; A: estribillo, por la schola; e·: segundo versículo, por el solista; A : estribillo, por la schola, etc. Se l1a afirmado que el rondó de la música moderna se derivó indirectamente ele esta forma del canto gregoriano. Con el transcurso del tiempo se a1breviaron los responsorios. En la actualidad sólo cuentan con un veru.na revisión de su catálogo, aunque no da a entender que los tipos melódicos puedan s,�r mas numerosos. 99 Entre los pocos ejemplos de salmodia directa en el oficio se incluyen el cántico r--.func Dimittis; el salmo LXIX) (LXX) Deus in adjutorium meum intende; el CXLV ((::XLVI), Lauda, anima mea, y el CXXIX (CXXX), De profundis, del oficio de di f1untos.
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sículo y, salvo en casos excepcionales, tienen la pauta AAbA. Los respon sorios son nítidos ejemplos del uso de los tipos melódicos 100 • Su estilo es diferente del de las antífonas, ya que tienen más rasgos característicos del recitativo, mientras que las antífonas son claramente melódicas. El gradual de la misa recibió en una época el nombre de Responsorium. Parece ser que era normal que, ya en una fecha tan temprana como la del siglo IV, el cantor solista cantase desde las gradas o escalones (gra dus) del ambón, o desde el altar. El contraste entre la lectura del sacer dote desde la barandilla del altar y el canto desde las gradas puede que haya dado pie a que se aplicase la designación <> a la pieza ento nada tras la lectura de la epístola 101 • El gradual es un canto florido que cuenta con un versículo. Hace muchísimos siglos que su primitiva forma de responsorio se vio sometida a modificaciones. En la actualidad, el so lista canta casi siempre el inicio del responsorio del gradual, luego entra el coro y junto al solista entona el resto ; después , el solista canta el versículo y el coro completo se le une cerca del final de dicho versículo, en el momento marcado con un asterisco en los modernos libros del canto. Por consiguiente, el gradual no tiene la forma AAbA, sino ab. Sin em bargo, en algunas ocasiones se usa la pauta AAb. Se cree que la introduc ción en el siglo IX de las secuencias y los tropos (cf. pág. 227) prolongó demasiado la función religiosa, y que ello dio pie a la mutilación del gradual. Si bien contamos con graduales en los 8 modos gregorianos, predo minan en diversos códices los que están en la tonalidad tritus. En éstos, la recurencia frecuente de los miembros de la triada mayor F-a-c ( Fa-la-do) le otorga a los cantos un carácter animado y alegre y hace que tengan un sonido muy parecido al de las melodías modernas en mayor 102 • En el conjunto de los graduales se hallan algunas de las melodías más expre sivas de todo el repertorio gregoriano. La melodía del siguiente gradual, tomado de la misa del domingo de Pascua de Resurrección, debió de gustar muchísimo a los compositores antiguos ya que la hallamos adapUn estudio completo de este tema se halla en FrereA. Véanse en especial las págs. 8-58. El mismo autor incorporó un estudio bastante reducido del tema a su artículo sobre Psalmody, en Grove IV. 101 Esta es la opinión de muchísimas autoridades. Sachs, sin embargo, escribe (SachsS III & IV, 19) : « . . . unos 15 salmos, números 120-134, fueron incluso llama dos en el idioma hebreo original shire hama'alob, o -literalmente- "canciones de las gradas". No obstante, no había ningún púlpito con gradas o escalones en el templo, y nada indica el origen de este sentido muy especial . . . Quizá fuese más probable que este oscuro término designara una forma musical, de igual manera que en el idioma de los sirios la misma palabra se usa para designar una escalera y un cierto tipo de melodía.» Gastoué, por otra parte, recuerda que el adjetivo gradalis quería decir <> y cree que el gradual derivó su nombre de la apli cación de este adjetivo al responsorium (GasG, 174). 102 Wagner creía que los graduales en la tonalidad tritus eran los más recientes. Ferretti se inclina por la conclusión opuesta. Véase FerE, 173. 100
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tada a los graduales usados con otras fiestas de guardar. Ella constituye tina clase melódica auténtica, una de las más antiguas de esta división clel canto 103 •
I�JEMPLO
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Haec dies. Gradual . Gregoriano (basado en Líber, 778). ""' .
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«Este es el día que ha creado el Señor; nos regocijaremos y seremos' felices en él. Clh, dad gracias al Señor, El es bondadoso, pues su merced siempre perdurará.» [ Sal mio CXVII (CXVIII), 24, l . ]
En los graduales son bastante corrientes no sólo los tipos melódicos, sino también ciertas clases de melismas que reaparecen con tanta frecuen cia en las formas floridas del canto que han recibido el nombre de <> 104 • El Aleluya ya se cantaba durante la Pascua de Resurrección en Roma a.ntes de la época en la que vivió san Gregario ; sin embargo, fue este ¡:,ontífice el que dictó que se entonase todos los domingos, menos los die cuaresma. Entre los antiguos aleluyas incluidos en el Gradual del Va ticano predominan los que están en las tonalidades protus y tetrardus. Al i,gual que obramos con los demás cantos de responsorio, debemos distin g;uir en el aleluya el versículo y el estribillo. La melodía del último es u1na aclamación solemne y está formada por 2 partes : un pasaje mode rado, un estilo de neumas, que acompaña a la palabra Alleluia, y una nnelisma añadida a la última vocal. Esta melisma es el jubilus del que b1abla san Agustín (cf. pág. 9 1 ). La melodía del versículo está formada ¡:,or diversos miembros ; su estilo es bastante moderado aunque con tiene melismas ocasionales que realzan el valor de una palabra importan te. Una característica interesante de las versiones musicales que acom ¡:,añan al versículo es la repetición temática : con frec11encia aparecen frag nnentos melódicos del estribillo en el versículo, entremezclados con mate103 104
Ferretti pone en duda la autenticidad del bemol antes de b (si) en Haec. WagE III, 374.
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riales nuevos. Un ejemplo cargado de encanto de lo dicho es el versículo del siguiente aleluya:
Alleluia Justus germinabit. Gregoriano (tomado de Liber,
EJEMPLO 39. 1 192).
..
Al· J.-IY ·
*
.r...
é,r.,.,.- rsf-
lit ,r t
li-4 .
•· ... ..... a,,- /a
/Jd- - .
71 .
«Aleluya. El hombre justo germinará como el lirio, y florecerá para siempre ante el Señor.>> (Oseas XIV, 6.)
Como regla general podemos decir que el versíct1lo acaba con una re petición de parte o, como en el ejemplo, de toda la melodía del estri billo, lo que da pie a la rima. A veces el versículo cuenta con un final especial y de carácter contrastado. La mayoría de los aleluyas de la misa está formada por melodías originales, sin ningún indicio de entonización. A lo largo de toda la Edad Media se siguieron componiendo melodías <> 105 . Parece ser que la costumbre de interpretar un canto durante la cere monia del ofrecimiento del pan y del vino se introdujo antes de la época de san Gregario, aunque no más temprano del siglo IV. En su origen, el Ofertorio, al igual que el introito y la comunión en realidad, al igual que todos los cantos que acompañan una acción debió de ser sencillo y de forma antifonal. Sin embargo, en un momento indeterminado, los versículos de los salmos se abreviaron muchísimo y se enriqueció grandePara una lista en la que se especifica aquellas que se cree que son tempranas (siglo VI tardío-segunda parte del siglo VIII), véase GasO, 274. Para más detalles sobre los aleluyas, véase nota 60 de la pág. 318, infra. !OS
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tnente la melodía del estribillo. Como resultado de todo esto, el ofertorio se convirtió en un canto especialmente adecuado para un solista, aunque se conservó la participación de la schola y la función de ésta adquirió c:arácter de responsorio. El estribillo todavía se llamaba antiphona. La tnayor parte de los ofertorios conservados en los MSS antiguos tienen ;� versículos : algunos cuentan con 3, y unos pocos, sólo l. En la actuali clad estos versículos se omiten, menos los del ofertorio de la misa de 1:équiem, que conserva uno; lo que llamamos ofertorio no es más que la antiphona que se cantaba en los tiempos antiguos antes y después de c:ada versículo. La supresión de los versíct1los probablemente se debió, !JOr lo menos en parte, a la suspensión del ofrecimiento de presentes ¡Jor parte de la grey. En el ofertorio, <> 106 . Una característica JJeculiar de los ofertorios es la repetición de palabras y frases del texto. l�sta repetición no sólo se da en los ofertorios gregorianos, sino también t:n los del repertorio ambrosiano . Ferretti supone que la práctica de re fJetir determinadas palabras se inició cuando se descubrió que el canto a1cabaría antes que el rito del ofrecimiento, y cree que esto ocurrió en una �:poca en la que el número de versículos ya estaba fijado, debido a lo c:ual lo único que podía hacer el cantor era repetir una palabra o frase. I�l Jubilate Deo de la pág . 206 contiene una repetición de la primera frase del texto. Sin embargo, esta bella melodía res11lta también intere sante ya que ilustra los principios de la repetición temática, aplicados c:on la mayor delicadeza y expresividad. En el prolongado pasaje me- lismático que acompaña al segundo jttbilate, la frase que cuenta con la r1ota más aguda es una repetición, a una quinta por encima, del primer tema descendente de dicho pasaje. El fragmento que acompaña a te es rrna repetición de la frase que lo precede de modo inmediato . Además, e:I inciso que aparece con el segundo Deo es una repetición exacta del del f>rimer Deo. Esto es una auténtica rima melódica. El estudio de este canto nos ayudará a descubrir otras correspondencias temáticas. Fijémonos e:n los delicados diseños formados por las repeticiones del porrectus que a.parece por vez primera acompañando a la sílaba la del segundo jubílate, y· del torculus que se escucha también por vez primera con el primer Deo. Quizá el mejor canto de responsorio del oficio desde el punto de ,;rista de la acentuación correcta de las palabras y de la fluidez y natura lidad de la fraseología musical, sea el salmo XCIV (XCV), Venite, exsul temus Domino. Le acompaña una antífona llamada invitatorium que es el estribillo que canta en primer lugar el solista, y que, luego, el coro repite en su totalidad o en parte tras cada versículo del salmo. Cada ver106
FerE, 214.
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sículo posee 3 períodos musicales, cada uno de los cuales cuenta con una entonación, un tenor y una cadencia. · Las cadencias de los 2 primeros períodos son de mediante y de tónica, y la última es de <>. Por desgracia, este salmo no se canta con frecuencia en la actualidad. Tras cada lección de maitines se interpreta un responsorio. La pauta es AbA : A es el responsorio y b el versículo cantado por el solista. En los Tonos auténticos el Tono de recitación es, en primer lugar, el cuarto grado del modo, y luego, el quinto. Sin embargo, en los Tonos plagales, la recitación se entona primeramente en el tercero y después en el final del modo. Fijémonos en que el número de veces que aparece el responsorio varía según las diferentes formas. La diferencia esencial entre la salmodia de responsorio y la antifonal es, claramente, la de que la primera implica una alternancia entre el coro y el solista, mientras que en la segunda la alternancia se da entre 2 coros. En las recitaciones litúrgicas, ya mencionadas de pasada (lecciones, epístolas, evangelios, colectas, etc. ), aunque éstas tienen una estructura similar, pero más sencilla, a la de los tonos de los salmos no se em plean los textos de éstos. Son silábicas en su totalidad, con una entona ción de 1 ó 2 notas como máximo , y a menudo no tienen niguna en tonación ; cuentan además con l1na tuba de pocas inflexiones y con un breve descenso o ascensión como cadencia. Las inflexiones aparecen indi cadas en los antiguos MSS mediante signos de puntuación ( positurae) lla mados punctus versus (•) , punctus elevatus (-{), puntus circumflexus ( � ) y punctus interrogativus E:-1 . Las fórmulas de estas inflexiones en es pecial la del versus varían muy poco entre los MSS procedentes de di versos sitios, así como en lo tocante al lugar que ocupa la recitación en la liturgia HJ7 . Las recitaciones más interesantes son los 2 de las oraciones del padrenuestro y el prefacio. El hecho de que sus melodías no aparecen meramente indicadas en los MSS mediante positurae, sino que están es critas con notas, indica el carácter especial de estas recitaciones. En lo tocante a la forma, difieren de las otras ya que se dividen en 2 partes, con una cadencia de mediante en la primera sección y una final en la segunda. En al gu nos MSS aparecen padrenuestros y prefacios con 2 tenores. Po demos decir, como regla general, que el segundo tenor es más bajo que el primero. Una de las formas de recitación más antigua es la letanía. Procedente de los ritos paganos, comprendía, en los primeros siglos del Cristianismo, una serie de invocaciones que hacía el sacerdote, cada una de las cuales recibía respuesta por parte del pueblo que gritaba <> ( <>). Las recitaciones se parecían mucho unas a otras debido a sus estructuras. Esta ha seguido siendo la pauta de la letanía hasta la 101
Para más información, véase WagE III, 37 y sigs.
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�1ctualidad ; sin embargo, hoy en día se omite en la liturgia romana, menos t:n ciertas fiestas de san tos 108 • De origen posterior a las melodías salmódicas y a las recitaciones son los cantos que forman el ordinario de la misa. Cantados en un prin c:ipio por la grey, los primeros kiries, glorias, etc . , eran melódicamente sencillos ; sin embargo, en el siglo rx, la Schola Cantorum los adoptó )1 elaboró, y a partir de entonces se inició otra evolución que alcanzaría su cima siglos más tarde con la misa polifónica. Las piezas más antiguas, ¡x:nsadas en su origen para ser cantadas por la grey, no suelen exceder la t:xtensión de una sexta ; sin embargo, las posteriores, concebidas para el c:oro, tienen una extensión de una octava. Las 5 secciones del ordinario --Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus y Agnus Dei pasaron a formar parte ele la liturgia en diferentes períodos ; en un principio tuvieron existencia !)tapi a : en los MSS de la Edad Media tardía aparecen agrupados los ki r:ies, todos los glorias, etc. Sólo posteriormente quedó establecida la dis !)Osición que conocemos en la actualidad ; entonces se le aplicó la desig r1ación <>. Incluso en la actualidad aparecen agru ¡)ados todavía todos los credos de manera independiente en los libros clel canto. El Kyrie fue, en un principio, un canto parecido a un recitativo, l)astante monótono ; sin embargo , tras desarrollarse adquirió finalmente rnelodías ricas y formalmente interesantes. Los Kiries del Gradual del 1vaticano se dividen en 3 tipos que representan diversas etapas de este clesarrollo. Los más sencillos tienen la forma AbA o Kyrie AAA Christe JgBB Kyrie AAA 109 • En la segunda forma : Kyrie AAA Christe BBB 1'<..yrie CCC, hay un intento de alcanzar la coherencia mediante la repeti c:ión en la novena invocación de un fragmento melódico tomado de la ¡)rimera parte. La tercera forma es, sin lugar a dudas, la más moderna: )'<..yrie AbA Christe CdC Kyrie EJE. En este caso , las fi gu ras e incluso las melodías completas de invocaciones anteriores reaparecen en las pos. teriores y siempre se observa la repetición melódica en la novena invoca c:ión. El estilo de la mayoría de los Kiries que se usan en la actualidad t:s de neumas o moderadamente floridos. Las melodías de los Agnus Dei son silábicas o de pocos neumas y sue len tener la forma aba, aunque hay algunos ejemplos de AAa. La melodía del Gloria más antiguo de origen romano (la de la Misa XV), �tsignada en la actualidad a los días feriales, es una sencilla recitación salmódica, con entonación tenor y cadencia en el primer versículo. En los 108