Casa de Cultura “Mtro. Antonio Martínez Corro”. Huajuapan de León, Oaxaca. Mayo de 2017.
JARABE MIXTECO Monografía
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¡Ya se dejan escuchar las notas de añoranza de la Canción Mixteca! Himno regional que simboliza a nuestra raza y despierta sentimientos de aquellos que sólo los mixtecos saben consagrar; admirable inspiración que arranca lágrimas de nostalgia y ofrenda un marco de palma para dar principio a nuestro jarabe… “¡Que lejos estoy del suelo donde he nacido!… ¡Oh tierra del sol, suspiro por verte!… y al verme tan solo y triste cual hoja al viento, quisiera llorar, quis iera morir, de sentimiento” (González González: 2008).
La Mixteca La región de la mixteca que comprende parte de los estados de Puebla, Oaxaca y Guerrero es una tierra agreste en donde los hombres evocan las glorias de su raza, descendientes de uno de los pueblos mesoamericanos más antiguos. La leyenda dice que la Mixteca es habitada por los descendientes de los árboles de Achiutla; ellos fueron quienes fundaron un imperio en la tierra conquistada por Zahuindanda, el flechador del sol, que venció al astro rey en singular combate. Se les considera los artesanos más famosos del México precolombino, por tra bajos en piedra y en diferentes metales, tierra de feroces guerreros que permanecieron independientes durante el imperio Aztecas y que tras la conquista incorporaron en su vida cotidiana, tradiciones y elementos hispanos. La Mixteca se caracteriza por ser muy sentimental. En todo lo que canta y en lo que baila entrega completamente el corazón. Muestra de ello es la inmortal Canción Mixteca y el reconocido Jarabe Mixteco. Origen del Jarabe “Jarabe” es un vocablo de origen árabe, que indica baile en toda celebración primitiva o pública, por medio de danzas diversas en las que se lucían las mejores parejas (un baile popular de origen español, procedente del zapateado, la zambra y la seguidilla), describe el maestro Antonio Martínez Corro. De España fue traído a América por los conquistadores y en las distintas regiones de la colonia, se transformó hasta lograr distinguir cada lugar con características propias. Se conservó por mucho tiempo la palabra Jarabe, unida a la clasificación de baile: así se decía jarabe palomo, jarabe chandé, jarabe del toro, etc. Y se bailó en sones aislados. A finales del siglo XIX, los diferentes sones y jarabes eran ya una tradición tan importante para la identidad nacional, que el pianista Julio Ituarte propuso coleccionarlos en una obra de gran éxito titulada “Aires nacionales”. Por esos años llegaron de Europa algunos conjuntos de b allet, de música romántica y operas que conocieron riqueza folklórica en la música y la danza mexicana. Relata de nuevo el maestro Antonio Martínez Corro, que fue a principios del siglo XX, 2
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cuando la bellísima y famosa bailarina Ana Pavlowa, de acuerdo con su director de orquesta y algunos maestros mexicanos seleccionó de la colección de Ituarte varios sones y formó con ellos lo que desde entonces (1909), es el Jarabe Tapatío (El atole, El Butaquito, El Palomo, La Diana, etc.). Un origen similar tendrá el Jarabe Mixteco, relata su autor: Allá por la segunda década, conocí con mi padre, la mayor parte de los pueblos de la mixteca con sus sones y costumbres, lo cual me indujo a escribir desde entonces (1920/22), y ya en mi educación musical en México, los sones más representativos de mi amada patria chica para presentarla en forma de Jarabe frente al Jarabe Tapatío, que entonces de hacía llamar Jarabe Nacional. Quise así demostrar que también en Oaxaca había bailes tan hermosos como aquel y quizá más fuertemente descriptivos. Así nació y se presentó el “Jarabe Mixteco” en la Capital de la República y fue calurosamente aceptado por el pueblo y eminentes maestros del Conservatorio Nacional de Música. Se presentó en privado en 1929, lo bailaron dos discípulos míos, la señorita Paz Melgarejo y Ramos y el Sr. Cipriano Villa Hernández, que aún viven (Martínez Corro: 1955). De manera oficial este Jarabe se bailó en 1932, en el teatro de Bellas Artes por la pareja profesional de bailarines “Sergio y Margarita”, en ocasión del homenaje al Lic. Benito Juárez el 19 de julio de ese año. Después, en 1945, se presentó como parte de la Guelaguetza en honor al General Manuel Ávila Camacho, entonces presidente de la República, quien a través de la Secretaría de Educación Pública, ordenó que se pusiera el Jarabe Mixteco en todas las escuelas Primarias de la Ciudad. Así también fue ejecutado en la Capital del Estado en la Guelaguetza con la que se rindió homenaje al candidato presidencial Don Adolfo Ruiz Cortines, en 1951. En otras recopilaciones se comenta que el Jarabe Mixteco se bailó por primera vez en 1929 en una velada literaria musical, la primer pareja que lo interpretó fue integrada por Cipriano Villa Hernández y Paz Melgarejo; posteriormente se llevó hasta el teatro de Bellas Artes y a La primera interpretación del Jarabe Mixteco en una Guelaguetza, en un Lunes del Cerro, aconteció en 1932 y fue escenificada por Cipriano Villa y Adela Palma. Dejo claro su autor que el significado auténtico de los sones del jarabe mixteco, al igual que los de cualquier otro bailable regional son extraídos del pueblo mixteco, aunque el uso de ellos data de la conquista y la Colonia, por haberse m ezclado con las danzas aborígenes con las de los conquistadores, por las propias necesidades y conveniencias de la evangelización y la intervención de los misioneros para lograr así su objetivo de civilización. El Jarabe Mixteco es un crisol de la música mixteca, expresiva y eufórica, otras veces romántica y atrevida, ello se observa en la sensibilidad del bailable que se presenta con devoción y cariño como ofrenda de los mixtecos a la Guelaguetza.
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El Jarabe Mixteco es uno de los tesoros de esta región y del cual los mixtecos se muestran orgullosos; es la manifestación de la sensibilidad de los ancestros y el reconocimiento y sentimiento de las raíces culturales. Sobre su autor La composición de sones que hoy conocemos como Jarabe Mixteco fue creada por el Maestro Antonio Martínez Corro, sus propios apuntes auto biográficos nos permiten saber de su vida. Nació en Huajuapan de León, en1899. Hizo sus primeros estudios en la Escuela Católica “San Rafael” de la misma ciudad; después, cursando estudios superiores en el Seminario de Huajuapan de León y en la ciudad México. Estudió música por 7 años en la Escuela Nocturna del Conservatorio Nacional en México y tomando clases de filosofía en la Escuela de “ Altos Estudios” con los maestros Antonio Caso y Larroyo. Dos de sus pasiones fueron la música y la escritura. Su formación literaria y periodística la realizó al lado de su tío, el Presbítero José Cantú Corro, como su secretario privado, de 1926 hasta su muerte en 1951. Fue en diferentes momentos Secretario, Jefe de Redacción y Director de diversas Revistas como: “El Tepeyac”, “La Voz del Párroco”, “El sembrador”, “El Catequista”, “El Amiguito” (Semanario), “Yata” y “Pepete” (quincenales ilustradas), “Ciencia y fe”, “Revista Guadalupana”, “Familia Cristiana” y “Vida”, todas fundadas por el presbítero Cantú Corro. Al mismo tiempo escribía para las revistas “La esperanza”, de Los Ángeles, California; La “Revista Católica” del Paso Texas; y en el diario “El Pueblo” de la República Argentina y la revista “Mariana” de la Habana, Cuba. Además de colaborar en la publicación de diversos libros. En los años 50, escribió de manera regular la sección religiosa para el Universal. El maestro Ramón Ríos Solano señaló: En una de sus últimas conferencias, él ya desaparecido antropólogo huajuapeño. Ivo Cervantes Feria, tuvo justos elogios para la labor periodística del maestro Antonio; entre otras cosas, dijo; “Por mucho tiempo, todas las mañanas aparecía en las páginas de “El Universal", un nítido artículo que escribía "Tonchi" (Ríos Solano: 2013). En Maestro conocido por sus familiares y amigos más próximos como “Tonchi”, murió en la ciudad de México el 13 de abril de 1973. Composición musical Sobre la composición musical, el maestro Ramón Ríos Solano señaló que estos sones fueron extraídos del pueblo Mixteco, y que su uso data de la Conquista y de la Colonia, por haberse mezclado las danzas aborígenes con las de los conquistadores, sin embargo, quien les da unidad a estos sones, los ordena, los arregla, los armoniza, quien hace la compilación y lo pr esenta como una sola pieza, fue el Maestro Antonio Maitines Corro quien registro su d erecho de autoría en 1953. Fue una compilación de gran mérito, como lo es la mundialmente conocida rapsodias húngaras de Franz Liszt, tomadas de antiguos sones. 4
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El uso de estos sones fue imprescindible en toda fiesta, hasta llegar a constituirse una ceremonia ritual como en los matrimonios. Después del “comelitón” los viejos piden a los novios inicien el baile con el jarabe. Ataviados con los vistosos trajes nupciales: calzón y camisa blanquísimos o pantalón y saco de chinacos, tocado el cuello y la cintura con dos paliacates de vivo color y rematado con sombrero de fina palma o de pelo. Él, toma de la mano de la joven esposa que luce amplia enaguas de suave color, con decorados fuertes de flores o animales, lleva en la cintura ceñido el rebozo, símbolo de su futura maternidad; dos gruesas trenzas te jidas con listones de color caen sobre el pecho cubierto con camisa blanca bordada en figuras multicolores y guarda sus robustos hombros con un paliacate color rojo fuerte. La trompeta o el violín rasgan el ritmo con cuatro vibrantes y sonoros acordes. Son bailables que no se ejecutan a capricho; ceda una de sus partes tiene un origen y significado especial desde la época de la colonia, y la sociedad de Huajuapan, una de las principales poblaciones de la mixteca, ha conservado esta herencia. El jarabe se bailaba en las grandes casas que en los barrios o en los pequeños pueblos o rancherías. Es tradición que en los tormentosos días de la guerra de independencia, al terminar el histórico sitio de Huajuapan , a algunos de los soldados de Morelos y de Galeana, unidos a los victoriosos de Trujano, anduvieran por las rancherías, bailaron los sones del Jarabe, entre los que se destacaban el Chandé, el Toro y el Palomo. Posteriormente aparecieron el Macho y el Oaxacado, a mediados del siglo XIX. He aquí una breve semblanza de lo que son esos sones. El jarabe mixteco de Antonio Martínez Corro está formado por 5 sones, precedidos por el jarabe inicial y final, y cada uno de estos sones y jarabes tienen diferentes movimientos musicales y significados, el propio autor los describió así (Martínez Corro: 1955): 1.- JARABE INICIAL.- En las partituras de la música, arriba del jarabe inic ial, se lee: “allegro moderato”, iniciando con alegra y movida invitación, entre amorosas y tiernas miradas. En la vida sencilla y laboriosa de los pueblos y los ranchos, nada se podía bailar si no iba acompañado de cantos, con tiernos y a veces picarescos versos en los que se expresaba el propio significado del baile. 2.- EL MACHO.- Baile de los arrieros. Imitación rítmica de la movida operación de carga y descarga, en el son de “el macho” se dice es en movimiento: “Moderato”. Tanto los arrieros como las mulas o machos, zapatean, aprietan bragueros y cinchas y dan vueltas en torno de la bestia, con el júbilo y la satisfacción íntima que da el trabajo. El “Macho” se cantó así: Tírame ese lazo morenita mía Que me arranque el corazón, el corazón; Pero vente pronto y hazme compañía Y me lo devuelvas con tu corazón.
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3.- EL CHANDE.- El chandè sigue en el mismo movimiento, “moderato”, es la escenificación picaresca de la caza que da la astuta zorra (representada por la mujer) a un indefenso conejo (el hombre). En la segunda parte este comienza a marearse y se tambalea frente a su cazadora, hasta que por fin, en el paso de la mariposa, lo cerca y lo hace saltar desesperado en busca de la salida. Su canto decía así: ¡Ay, chandé, conejo rabón! ¡Ay, chandé, de mi corazón…! 4.- EL PALOMO.- En movimiento musical movido, representa el amor entre una pareja de palomos enamorados. Es un baile de requiebros, del romántico y bellísimo “palomo” en el que hay dulces requerimientos de amor, intencionados, chiqueos e imprescindibles coqueteos de la clásica y eterna pareja de enamorados, con versos que dicen: “Por aquí paso volando Una paloma amarilla Y en su piquito llevaba Una rosa de castilla. ¡Ay, paloma que de aquí te vas! ¡Ay, paloma!, ¿cuándo volverás?” Por eso el palomo enamorado trata a toda costa de ar rebatar a la paloma la flor que lleva en la boca, que sería la prenda más estimada de la ausente. 5.- EL OAXACADO.- Son tocado como polonesa, es un cambio violento que señala el encuentro del coyote y zopilote. El primero (el hombre) ha hecho rica presa, de la que el segundo (la mujer) pretende participar. Se atacan alternativamente y se agazapan, se acaloran más y más. El zopilote lanza en la segunda parte, furiosos aletazos, que el coyote contesta atacando con los pies. El “Oaxacado” baile que fue de aquí para allá entre la mixteca y el valle de Oaxaca, nos trajo un extraño canto con su ritmo difícil, apropiado a la letra: “Estaba un coyote En una barranca Y los zopilotes Atacan y atacan… Estaba un coyote En una ladera Y los zopilotes Carrera y carrera…” Esto está bien claro: es una lucha a muerte entre las aves rapaces y la no menos voraz fiera de los montes.
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6.- EL TORO.- Llega el momento del baile más típico y vistoso. Él, es el toro que mide su distancia a uno y otro lado, siguiendo el fuego provocador y flameante del paliacate del torero que es ella. El Toro” no tiene ninguna indicación, seguramente porque su ritmo es muy evidente. Se baila cuando ya el ánimo esta encendido y la fiesta llega a su clímax, cuando ya todos desean gastar sus últimas energías en un provocativo movimiento de valor, virilidad y gracia, que viene a derrocharse en el jarabe final, para caer todos rendidos de amor y felicidad. 7.- JARABE FINAL.- De movimiento “Vivo” con notas, tenidas, agudas vibrantes, y en donde la pareja da vueltas vertiginosamente, buscando el momento de lanzarse una en brazos del otro que terminan con efusivo abrazo de conciliación. Los jarabes inicial y final servían para poner en calor a las parejas. Su música alegre y comprometedora no tenía entonces en el baile un lugar fijo, hasta 1927, cuando fue arreglado por el Mtro. Martínez Corro. Se entona la Canción Mixteca al inicio y al final del bailable. Coreografía No hay país civilizado en donde no se hayan recogido las manifestaciones estéticas de su pueblo para formar ya danzas autóctonas o de su cultura, para ser una contribución al progreso, es en el Estado de Oaxaca donde existe el colorido más rico y variado de danzas de la República, como lo ha comprobado su hermosa Guelaguetza. Ninguna manifestación artística ha reunido en un solo cuadro estético, lo que es Oaxaca en este aspecto. En ella toma parte muy espacial nuestra querida mixteca con su Jarabe Mixteco tan apreciado, la primera interpr etación de él en una Guelaguetza, se hizo en 1932, escenificada por Cipriano Villa y Adela Palma. Cipriano Villa Hernández nació en Santo Domingo Tonalá en 1900. Estudió la carrera de medicina tres años, que le bastaron para dar consultas en San Sebastián Tecomaxtlahuaca. Amante de las letras, del teatro y de la música, tocaba varios instrumentos y se interesó por el baile; en la ciudad de México conoció a Don Antonio Martínez Corro, con quien recopiló los pasos de los bailes de los pueblos de la región, para dar forma al Jarabe Mixteco. Se casó con Josefina González Negrete, y regresó a la mixteca, a San Sebastián Tecomaxtlahuaca, donde el sacerdote Narciso Villa, hermano de Cipriano, tenía a su cargo la parroquia. Viviendo después en otras poblaciones como: Santiago Juxtlahuaca, Mariscala de Juárez y Santiago Tamazola, antes de establecerse de manera definitiva en Huajuapan, en 1950. En Huajuapan, donde permanecería el resto de su vida, se dedicaba a verificar diversos aspectos relacionados con la sanidad y las condiciones higiénicas. Cuando se presentó por primera vez en la Guelaguetza. Cipriano Villa y su familia acababan de establecerse en Huajuapan, su participación se la propuso don José Peral Martínez, y así se presentó en las fiestas del Lunes del Cerro y continuó presentándose por muchos años, pero en 1976, meses antes de cumplir los 75 años de edad, tuvo que dejar de bailarlo por una enfermedad que le privaría de la voz y 7
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el movimiento, obligándolo a permanecer los últimos años de su vida en una silla de ruedas. El primero de octubre de 1985, cinco días después de haber cumplido los 84 años de edad, murió Cipriano Villa. Aunque no existe información precisa que permita reconstruir el proceso que siguió para recopilar los sones y pasos que integran el jarabe, se sabe que inició siendo muy joven, se dice que algunos fragmentos de la música eran tarareados por Cipriano para que el maestro Antonio los reprodujera en el piano y luego los plasmara en la partitura. Su propuesta coreográfica se presentó el 27 de abril de 1929 por primera en público, en el teatro Hidalgo de la Ciudad de México, interpretado por el propio Cipriano Villa y Paz Melgarejo, cuando él estaba de cumplir los 28 años de edad. Después de esa fecha, el Jarabe Mixteco fue interpretado en numerosas ocasiones, por Cipriano y diversas parejas: Adelita Palma, originaria de Chila de las Flores, Puebla; Jahel Maldonado, de Silacayoapan; Amparo Díaz, Martha Pimentel, Carmen Alvarado Moreno, Graciela Morán Maceda, Arcelia Pérez y Sosa, Martha García Manzanares, entre otras. Los 14 pasos En la coreografía del Jarabe Mixteco puede identificarse 14 pasos distintos: A.- JARABE INICIAL 1.- El hombre con el sombrero puesto, ella frente a él.- Paso recto, ritmo de dos, un pie frente al otro alternativamente, avanzan de frente cruzándose por dos veces (cuatro compases por cada cruce). 2.- En los extremos, uno frente a otro, avanzan con paso cruzado (un pie pasa frente a otro y cae al lado opuesto alternativamente, formando en cada paso una x), has ta el centro, de donde retroceden hasta quedar en la posición en que empezó este número. 1b.- Con el paso recto del número 1 avanzan de frente cruzándose una vez y retornan hasta el centro donde quedan frente a frente. 3.- Zapatean en el centro con punta y talón (tres golpes: dos breves y uno largo) volviendo el cuerpo a cada tres golpes, en sentido contrario uno del otro, un cuarto de vuelta alternativamente a derecha e izquierda pero siempre mirándose. 1c.- Avanzan de frente con el paso del número 1 (recto) cruzándose una vez y retornando hacia el centro en donde terminan con una vuelta completa sobre sí mismos. B.- EL MACHO (Los arrieros) 8
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4.- Al centro uno frente a otro.- Ritmo de tres.- Marca con el pie derecho tres tiempos en el primer compás (1, con el talón, adelante; 2, con la punta a la derecha; 3, con punta, atrás). En el siguiente compás zapatean con cinco golpes rápidos y sucesivos, volviendo el cuerpo a un lado, como en el número 3.- Así se alternan los otros seis compases siguientes. 5.- Avanzan de frente en ritmo de tres, suavemente sin golpear los pies ni arrastrarlos, cruzándose dos veces (Ida y vuelta). Rematan en el centro con vuelta o giro sobre sí mismos. 4b.- Repite la música del No. 4, una sola vez con su propio paso, pero retrocediendo casi en cuclillas hasta quedar separados, siempre volviendo el cuerpo y mirándose en cada zapateado. C.- EL CHANDE (La zorra y el conejo) El Hombre, con los pies fijos flexiona rítmicamente las rodillas cada primer tiempo del compás, sin avanzar. La Mujer, con los pies fijos, solo mueve la falta levemente al mismo ritmo que el hombre. 6.- Ritmo rápido de tres (1ro. con el talón, elevado mucho la punta; 2do. y 3ro., con la punta, elevando mucho el talón. Debe haber mucha flexibilidad en las articulaciones de los pies). Avanzan de frente cruzándose una vez. Repite la parte cruzándose al volver al primer lugar. 7.- Avanzan de frente balanceando el cuerpo y los brazos muy pronunciadamente hacia ambos lados. Ella lleva siempre cogida la falda -sin levantarla mucho.Avanzan de frente suavemente y se cruzan otras dos veces quedando al centro finalmente. No. 6b.- la música vuelve al párrafo y el paso es el mismo que el número 6.- El hombre, que representa un conejo atrapado por una zorra, salta muy alto en el centro pronunciando mucho el paso, haciendo por salir del cerco que hace ella, que es la zorra, con los brazos en cruz y extendida totalmente la falda (Figura de la mariposa) y baila en torno de él impidiéndole la salida. D.- EL PALOMO Al sonar el acorde de preparación, la mujer se pone rápidamente de espaldas adelante del hombre, en tanto que él, se quita el sombrero y lo lleva con las dos manos atrás de la cintura.- El paso, uno de dos bre ve y el 3 largo, lleva la mujer una flor en la boca (rosa, clavel u otra de tallo fuerte) . Bailan avanzando, él detrás de ella durante toda la parte en círculo, tratando el hombre de quitarle con la boca la flor. 9
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Mirando él, que no se la pudo quitar, se vuelve rápidamente de espalda como si se enojara, y entonces a la inversa ella camina detrás ofreciendo la flor durante toda esa parte. Por fin se colocan en el centro frente a frente, bailando con el mismo paso que los dos números anteriores. Trata nuevamente de quítale la flor, cosa que ella evitará a toda costa, sin dejar de bailar ninguno, (si es muy hábil) sin perder el paso y guardarla en la bolsa de su saco. E.- EL OAXACADO (El zopilote el coyote) Suena el primer acorde y saltan ambos rápidamente del centro a los extremos y él se pone el sombrero. El paso es de tres tiempos, 1º. Saltan juntos los dos pies, el izquierdo cae en el mismo lugar flexionándose ligeramente de la rodilla y el derecho se extiende muy largo al frente, apoyándose en el talón doblado hacia adentro; un 2º vuelve a saltar juntos pero entonces el derecho se contrae o dobla hacia la izquierda la cual queda cruzado; el 3º vuelve a saltar par a quedar juntos y apoyados ambos en disposición de volverá empezar con el pie contrar io. El siguiente compás es a la inversa, saliendo el otro pie. Con este paso avanza para encontrarse en el centro en los dos primeros compases; en los otros dos, ella retrocede bailando, mientras él se quita rápido el sombrero y con la mano lo hace girar con violencia, mientras él también gira en cuclillas hasta su lugar. En los otros cuatro compases se cruzan sólo una vez. Con el mismo paso del No.11 ella, que es el zopilote, avanza sobre el que es el coyote, atacándolo con golpes de falda a la cara, él trata de quitárselos retrocediendo y echando el cuerpo hacia atrás durante los primeros compases. F.- EL TORO Durante los dos acodes largos, ella se desata el pañuelo del cuello para torear: él se quita el sombrero. No. 13.- Paso con el ritmo de tres, como la antigua danza (1º largo 2º breve, 3o.largo) Durante los dos primeros compases, ella baila llamándola con el pañuelo extendido (en un sólo lugar) 1o, a la derecha 2º, a la izquierda; el sigue con la cabeza los movimientos del pañuelo bailando también en un lugar. Al tercero y cuarto compases, cuando ella hace el tercer llamado a la derecha, él se lanza en carrera a tacar o envestir, ella hace el pase sin moverse y siguiendo al hombre con la mirada, luego corre. A los otros cuatro compases se repite ese paso en el lado contrario. Él lleva el sombrero atrás de la cintura con las manos. Actualmente, se hace un balance con las manos, simulando la fuerza de un toro. G.- JARABE FINAL 10
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No.14.- Es la vuelta final, que va acorde a tres notas agudas, que rasgan vibrantes, en donde la pareja realiza un torbellino de movimientos, la mujer alrededor del hombre hasta que se llega al término donde ella cae en los brazos de él, encerrándose aquí toda la expresión de amor y ternura del baile, que se expresa en arte a través del bailable y de la música. Vestuario En cuanto al vestuario, Antonio Martínez Corro señaló que cuando se trató de buscar la indumentaria más adecuada para representar al mixteco en sus bailes más generalizados, tuvo presente lo que se escribía en la época de la Independencia y Reforma por diversos historiadores y lo que él vio durante la revolución. Consultó historiadores como Cavo, Bustamente, Alemán, Justo Sierra, Teja Zabre, y otros, además de la tradición. Antes de dar forma a su compilación, convocó a una reunión de prominentes mixtecos, profesionistas, oaxaqueños conocedores del asunto. Estuvieron presentes en tres consecutivas asambleas las siguientes personas: licenciados Tomás Pérez Bazán, Eduardo Vasconcelos, Flavio Pérez Gazga, Francisco Castillo, Genaro V. Vázquez, General Rafael Melgar, Dr. Manuel P. Castillo, contador Antolín Jiménez, Periodista Fernando Ramírez de Aguilar, presbíteros Ismael I. Billalba, José Cantú Corro, Irineo Osorio Leyva y algunos otros. Todos observaron y analizaron los modelos en dibujo para el vestuario y llegaron a la conclusión de que el mejor traje o vestido era el de chinaco para las ocasiones especiales o representaciones de lujo, o pantalón blanco de manta sencillo para el hombre, y para la mujer falda bordada y estampada. Se escogió el de chinaco para el hombre porque es e l que coincide con muy ligeras variantes con las tres épocas en las que se ha manifestado con más precisión el vestido mixteco en los bailables: La Independencia, La Reforma, y La Revolución. De aquí que al principio fue considerado y llamado jarabe del Sur o de las Revoluciones, haciendo notar que, nunca aparece en el atuendo del hombre la pistola y el cuchillo, el que baila no se hace armado, por lo que debería llamarse con justicia “El Jarabe de la Paz”. Bajo esa tradición, el vestuario del hombre consta de pantalón y camisa de manta, cotón de lana en blanco, negro y gris con greca de color rojo y verde que cae sobre el hombro del lado izquierdo; sombrero de ala ancha de 4 pedradas, huaraches de 3 correas blancas de suela delgada propios de la región y 2 paliacates rojos, uno amarrado al cuello y el otro entremetido al frente en la cintura. El vestuario es representativo de la región y el uso del mismo se justifica de acuerdo a las necesidades de la vida diaria y el trabajo, no tiene una simbología poética en especial, sólo ejemplifica al hombre del campo El vestuario de la mujer consta de una falda floreada de amplísimo vuelo. De corte en cuchillas de tela de algodón o "popelina", en la parte de abajo lleva tres listones 11
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de diversos colores y contrastantes al color de la falda; en la zona de la cintura, del lado izquierdo, cuelgan sobre la falda siete listones de colores. La blusa de manta con escote semiredondo con tira bordada en la parte del pecho. Las mangas y el peto, rebozo negro de bolita ceñido a la cintura del lado derecho, huaraches con correa blanca fabricados por un artesano de la región, dos trenzas con listones multicolores, pañoleta floreada satinada que cae sobre los hombros de las mujeres entremetida en la falda, uno o dos claveles rojos del lado derecho, collares de papelillo que caen en cascada y aretes de papelillo. La Guelaguetza. Al saber Cipriano Villa, que no podría volver a bailar nuevamente el Jarabe Mixteco, entregó la estafeta a Fidel, un joven de la ciudad de Oaxaca y a quien tiempo atrás había enseñado el jarabe. A él le encomendó la delegación. Aunque durante los dos primeros años Fidel hizo pareja con jóvenes de Huajuapan, posteriormente tomó la decisión de seguir interpretando el Jarabe Mixteco con integrantes de su grupo de danza, de donde surgía también el resto del cuadro, lo que provocó que Huajuapan quedara fuera de la Guelaguetza durante varios años. No fue sino hasta que nació la Casa de la Cultura cuando Teresa, hija menor de don Cipriano, planteó a la directora de la institución, María de los Ángeles Abad Santibáñez, la inquietud de rescatar para Huajuapan la delegación del Jarabe Mixteco. La iniciativa tuvo eco, y poco tiempo después, María de los Ángeles Abad comunicó a Tere Villa que existía buena disposición de los funcionarios de Turismo en el estado para que Huajuapan pudiera estar presente nuevamente en la Guelaguetza; pero era necesario fundamentar la petición con datos de carácter histórico. De esta manera, a la sombra de un pino de la casa de las calles de Micaela Galindo donde pasó sus últimos años, Cipriano Villa, desde su silla de ruedas y sin poder hablar, aprobaba y confirmaba con ligeros movimientos los datos que en muchas horas de charla familiar había transmitido a sus hijos, y que esa vez eran compartidos con la “Nena” Abad. Sin duda alguna, una de sus últimas alegrías fue recibir la noticia de que Huajuapan volvería a estar presente en la Guelaguetza, con el Jarabe Mixteco. La selección de los participantes de la delegación se hace mediante una convocatoria pública que a manera de concurso anual mantiene viva la identidad local y la presencia del jarabe en los Lunes del Cerro. Su preparación inicia a partir del lanzamiento de la convocatoria. En este año de 2017, se dio a conocer en el mes de febrero, participando 15 parejas. Ya electa la pareja ganadora el resto de los participantes conforman su lugar como parte de la delegación del Jarabe Mixteco, con un programa de ensayos y preparación, que mediante su constancia y dedicación, asegurarán su asistencia a la Guelaguetza.
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En este año, la pareja que ejecutará el Jarabe Mixteco está integrada por Alitzel Soriano Silva y Mario López Sánchez, ambos originarios de esta región; y el mensaje de presentación estará a cargo de señorita Jeanme Angélica Rosales Sánchez, integrante también de la Delegación. Bibliografía CÍRIGO, Francisco (2009). “Cipriano Villa y el Jarabe Mixteco”. En Blog: En pinto. Equilibrio de la información . México, lunes 7 de septiembre de 2009. Sitio Web: http://enpuntomixteca.blogspot.mx/2009/09/cipriano-villa-y-el-jarabemixteco.html, última consulta 5 de mayo de 2017. GONZÁLEZ GONZÁLEZ, Agustín J, L. (2008) E l inigualable “Jarabe Mixteco” (Ensayo). Puebla, Puebla, febrero del 2008. Publicado en Blog: Huajuapan, enviado por “Eliudhr” el 17 abril 2008 - 9:49 pm. Sitio Web: http://www.huajuapanweb.com/node/2650, última consulta 5 de mayo de 2017. MARTÍNEZ CORRO, Antonio (1955). Apuntes Autobiográficos, Documento mecanoscrito. RÍOS SOLANO, Ramón (2013). Réquiem por un músico . Mecanoscrito. Discurso durante homenaje luctuoso al Maestro Antonio Martínez Corro, Huajuapan de León México.
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