1,
Universidad de Navarra DP0-1 14 0-408-010
Wilfredo Wilfredo Cá ceres, cer es, una trayector trayector ia integr integr a da (A) «... soy
una persona que necesita hacer cosas, aunque siempre compatibilizánd olas con mis responsabilid ad es en otros ámbitos, especialmente en el familiar. Una persona que necesita afrontar proyectos y sacarlos ad elante, que ha recibido mucho, aunque haya d ad o mucho, y que entiende que tiene la responsabilid ad d e dar más. Especialmente Especialmente a mi país, una vez que mi familia ya tiene más de lo que necesita. Y la mejor forma en la que sé hacerlo es haciendo bien, lo mejor que sé, lo que hago... »
Así se autodescribe Wilfredo Cáceres en una entrevista realizada en la sede del IESE en Barcelona en noviembre de 2007, entrevista en la que nos va contando su trayectoria vital. Una conversación fluida y fácil en la que Wilfredo, llana y sencillamente, nos cuenta su vida hasta aquí.
U n a eta pa con co n fi n al am a rgo Soy peruano, vivo en Lima y, tengo 49 años. Nací en 1958, en Lima, aunque con dos años nos fuimos a vivir a una ciudad de provincias: Huacho. Estoy casado, mi esposa se llama Mariella, y tenemos tres hijos, de 19, 17 y 11 años, respectivamente. Este año de 2007, el cuatro de diciembre para ser exactos, cumplimos veinte años de matrimonio.
Caso preparado por los Profesores M• Nuria Chinchilla, Francisco Gay y Maruja Moragas, como base de discusión en clase y no como ilustración de la gestión, adecuada o inadecuada, de una situación
determinada. Enero de 2008. Copyright
©
2008, !ESE. Para pedir otras copias de este documento, o un documento original para
reproducirlo, reproducirlo, diríjase a !ESE PUBLISHING a través de www.iesep.com, de www.iesep.com, o bien llame al +34 932 534 200, envíe un fax al +34 932 534 343, escriba a IESEP C/ Juan de Alás, 43 - 08034 Barcelona, España, o a
[email protected]. No está permitida la reproducción t otal o parcial de este documento, ni su tratamiento informáticQ, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopiá, por
registro o por otros medios. Última edición: 24/2/09
11110
'1111' DP0-114
Wilfredo Cáceres, u na trayectoria integrada (A)
Yo me formé, básicamente, para ser banquero o consultor, y siempre con la idea de trabajar fuera, no en Perú. Acabé muy joven en la universidad, con 20 años, y empecé a trabajar en lo que fueron los primeros pasos del Banco Exterior de España y de los Andes en Lima. Allí estuve trabajando tres años. En 1981 gané una beca para irme a estudiar al extranjero: a Estados Unidos, o al IESE. Por la influencia de mi buen amigo Pablo Ferreiro, de la Universidad de Piura, Perú, decido venir al IESE, a cursar el MBA. Era el curso 1982-1983, y participamos seis peruanos. Terminamos tres. En el MBA del IESE me fue bastante bien, acabé y decido empezar mi vida aquí, en Barcelona. Estamos en verano de 1984 y tengo, para entonces, 25 años. De aquella época son mis. buenos amigos de Barcelona, personas con las que sigo manteniendo excelente relación y con los que, con algunos de ellos, tenemos negocios comunes. Mis planes inmediatos eran comprarme un apartamento y empezar a trabajar en MAC. De hecho, tenía como cuatro o cinco propuestas profesionales bien interesantes, pero ... el día anterior a la graduación de máster, mi padre muere en Lima. Yo estaba con mi madre aquí en Barcelona y nos llega la noticia de la muerte de mi padre. Mi padre murió con 52 años. Un problema de corazón que, en 1980, ya le había llevado a pasar por una complicada operación con siete «bypass», de la que se recuperó, pero que a .pesar de la vigilancia de mi madre, no cuidó suficientemente.
Un quiebro en la trayectoria
Los planes que yo tenía entran en paréntesis. Mis proyectos de trabajar en Europa, completar mi formación y luego, quizá, regresar a Perú, se ven comprometidos por la nueva situación. ¿Qué hacer? Tengo dos hermanas menores que yo y que, por aquel entonces, tenían 18 y 21 años. Soy el mayor y el único varón en la familia, y mi madre, que nunca más fue la mujer alegre y feliz que había sido hasta aquí, está destrozada. Pero, por otro lado, están mis planes de desarrollo personal y profesional y, también, alguna cosa en lo personal en Barcelona. Tras tres meses en Perú, regreso a Barcelona, donde permanezco quince días. Pero no puedo seguir aquí. Decido regresar a Perú. Decido que tengo que ocuparme de mi madre y de mis hermanas. No lo hablé entonces con ellas, ni tampoco lo hemos hablado nunca después, pero eso fue lo que me llevó a cambiar mis planes. Mi madre, con 50 años y viuda, y mis hermanas tan jóvenes ... pensé que me necesitaban, que tenían necesidad de protección ... la verdad es que yo me lo planteé así. Ellas nunca me dijeron eso, y lo cierto es que nunca lo hemos analizado así. Pero yo creí que eso era lo que tenía que hacer. Y lo hice.
.. 121
!ESE Business School-Universidad de Navarra
11110
Qlll' Wilfredo Cáceres, u na trayectoria integrada (A)
•
Infancia y juventud
Yo tuve una infancia muy linda, muy feliz, una adolescencia y posterior etapa universitaria feliz, y unos primeros pasos profesionales, como adulto, muy felices. No había tenido problemas, ni dificultades serias, hasta ese momento en que mi padre fallece. Me formé en una provincia, soy medio provinciano. Como ya he dicho, a mis dos años de edad mi familia se trasladó a Huacho, una ciudad de unos 50.000 habitantes a unos 200 km al norte de Lima. Mi padre trabajaba para uno de los más importantes grupos económicos de Perú en temas relacionados con la pesca y la agroindustria. Por cierto, que ése es un sector en el que yo acabaria trabajando años después y donde volví a encontrarme con el recuerdo de mi padre. En el año 1972 llega a Perú una reforma agraria, y en mi familia lo perdemos todo. Mis padres tuvieron que empezar de cero. Volvimos a Lima. Sin embargo, yo nunca noté que tuviéramos dificultades. Mi padre nunca nos hizo saber si tenía o no problemas, dificultades económicas, etc. Siempre nos educó bien, como si no hubiera tenido problemas. Mi madre tuvo que, también, dedicarse a trabajar, pero nunca notamos en casa que hubiera problemas.
•
Mis padres siempre se dedicaron mucho, mucho, a nosotros. Yo
L
IESE Business School-Universidad de Navarra
DP0-114
11110
Qlll'
DP0-114
Wilfredo Cáceres, u na trayectoria integrada (A)
Recuerdo, como si fuera ahora, el día en que nos despedimos en el aeropuerto de Lima. No sabía que sería la última vez en verle vivo, pero sí sabía que se producía un punto de inflexión en la trayectoria de mi crecimiento a su lado. El día en que, de regreso de la Embajada de España, le comuniqué que me habían dado una beca completa, me sorprendió que no se alegrara. Su pensamiento fue: «Mi hijo se va y ya no le vuelvo a ver más». Y así fue, me fui y no volvimos a vemos. Fue una relación muy bonita la que tuve con mi padre. Bueno, de hecho, la que siempre hemos mantenido con mi madre y con mis hermanas. Aún hoy. Yo creo que eso fue lo que me llevó a tomar la decisión de regresar a Perú en 1984.
Los primeros pasos profesionales
Mi formación universitaria también fue de primera, en la mejor universidad de por aquel entonces en Perú, una universidad de los jesuitas. Éramos veinte alumnos por clase, estudiábamos economía, lo hice muy rápido y, como ya he dicho, empecé a trabajar. Accedí a aquel trabajo porque, casualmente, encontré a uno de mis profesores en la Universidad, el que me enseñaba microeconomía, que me dijo que necesitaba un secretario privado porque había recibido el encargo de formar un banco. Mi primer sueldo era fenomenal. Ganaba, por aquel entonces, unos 1.000 dólares al mes. Para que se pueda establecer la situación, mi primer coche me costaba el pago de una letra de 100 dólares mensuales. ¡Me quedaban 900 dólares al mes para todo lo demás! Con veinte años, era toda una excelente situación. Además del sueldo, fue una experiencia profesional extraordinaria. Fue asistir, y contribuir, al nacimiento de un banco, de una compañía. Una experiencia que luego, en el máster, me resultó extraordinariamente beneficiosa. De regreso a Perú, tras acabar el MBA y tras la muerte de mi padre, MAC me llama y me plantea que tienen una serie de proyectos en América Latina y que les gustaría que les apoyara. Me comprometo con la condición de que será así hasta que encuentre mi proyecto profesional en Perú. Tras unos meses, recibo una llamada de un «headhunter» en Perú que me ofrece entrar en la empresa minera más prestigiosa del país, empresa familiar, para que les ayude a transformarse y profesionalizar la gestión. Yo, que había pensado en una multinacional, estaba apartado de esos planteamientos. Sin embargo, acepté una entrevista. La química entre el presidente de la empresa y yo funcionó y acepté, dejando la colaboración con MAC. Soltero, sin amigos con quienes conversar y compartir, trabajaba veinte horas al día. Salió lo que mi padre había inculcado: el espíritu de superación, el amor al trabajo, a la obra bien hecha... Sin descuidar a mi madre y mis hermanas, no tenía otra ocupación ni dedicación que la del trabajo. Mi vida personal la dejé de lado... tenía una relación con una chica en España, pero terminamos. Me dediqué a trabajar. Me propuse que, mientras mis hermanas no se casaran, yo tampoco lo haría. Fui comprando cosas, y las cosas eran para mis hermanas. Era como si mi padre me
¡;-i
IESE Business School-Universidad de Navarra
11110
111'
Wilfredo Cáceres, una trayectoria integrada (A)
hubiera traspasado una responsabilidad al respecto. Entendí que algo les debía... y todo lo que compré fue para ellas y mi madre. Mis hermanas se casaron y empecé a pensar en que yo debía hacer lo mismo. No tenía vocación de soltero. Un día, por casualidad, conocí a Mariella. Nos casamos el 4 de diciembre de 1987. Mariella es hija de inmigrantes italianos. Sus padres tenían en Perú unas minas y disfrutaban de una posición mucho más acomodada que la mía. Un día antes de mi boda, me volvió a llamar el «headhunter» para decirme que tiene una oferta bien interesante: dos peruanos, de origen italiano, quieren sacar adelante su empresa familiar. Yo le comento: «Pero es que me caso mañana». Me ruega que acceda a una entrevista y que saque un rato para eso. Yo estaba muy contento allá y entretanto, había accedido a acciones de la compañía en la cual estaba trabajando. El
«headhunter» me convenció. Fui a la entrevista. Al momento se estableció una excelente química con Roberto Nesta, uno de los propietarios y presidente de la empresa. Le comenté que era la víspera de mi boda. Insistió en que le hiciera una propuesta. Yo, para salir del paso, le dije lo que se me ocurrió. Cualquier cosa, pero bien exagerada.
•
Llego de luna de miel el 22 o 23 de diciembre y me encuentro con que me habían aceptado. Un paquete retributivo de ensueño. Era como el fichaje de un futbolista famoso. Fui a hablar con mi presidente. Él lo entendió. Me quedé tres meses para dejar las cosas arregladas. El tema para el que había sido contratado, el cambio hacia una profesionalización, no había acabado de cuajar. Había diferencias familiares importantes y, finalmente, un tiempo más tarde de mi marcha, el propio presidente tuvo que dejar la compañía.
El nuevo trabajo, al menos cuando empecé, era bastante compatible con mi nuevo estado y situación familiar. Empezábamos a las 7-7:30 de la mañana, almorzábamos de 12 a 13:30 -me iba a mi casa a almorzar- y a las 18:30 estaba de nuevo en casa. Mariella, inicialmente trabajaba fuera de casa, pero lo dejó a los seis meses de embarazo de nuestro primer hijo. Era una situación perfecta para lo que ahora llamamos conciliación. Logré, por aquel entonces, compatibilizar bastante bien mi trabajo con mi esposa y las atenciones y dedicaciones a mi madre.
La crisis de fin al es de l os oche nta Pero empezó entonces una grave crisis económica, política y social en Perú. Sendero Luminoso empezó con sus actividades terroristas en Lima. Eran bombas a todas horas. Era avanzado ya el año 1988. Mi suegro, que iba todos los días a las minas, un día fue parado por los de Sendero, que le pidieron que no siguiera su camino y regresara a su casa. Él insistió, pero le dijeron: «De no ser usted, ya estaría muerto. Dese la vuelta y no siga su camino». Lo perdió todo., Mis suegros deciden regresar a Italia. Lo perdieron todo, todo. Años después quisimos recuperarlo, pero ya fue imposible. Las minas estaban inundadas,
IESE Business School-Universidad de Navarra
DP0-114
11110
Qlll' DP0-114
Wilfredo Cáceres, u na trayectoria i ntegrada (A)
irrecuperables. Mi suegro se retiró, se deprimió. Y eso significó para Mariella una crisis bien dura. En Perú, las cosas fueron terribles. La crisis económica, la crisis de seguridad... terrible. Ya había nacido mi hijo Wilfredo y Carolina nacería en 1990. Entonces fue cuando, en contacto con mis amigos del IESE en Barcelona, decidimos empezar unas actividades empresariales allí. Creamos una pequeña sociedad que, para mí, era como un seguro frente a los acontecimientos que pudieran devenir en Perú. En agosto de 1990, Fujimori sale en la televisión a plantear la implantación de unas medidas económicas durísimas. Aumenta, por ejemplo, la gasolina en 36 veces su precio ... bueno, el tema fue un caos. Nos sentamos los tres, los dueños y yo, y nos
preguntamos qué hacer, qué decirle a nuestra gente... Nunca habíamos vivido una situación como esa y no sabíamos cómo afrontarla. Teníamos trescientas personas colaborando con nosotros. Los socios me pidieron que hablara con ellos. Lo hice, y mi discurso con ellos fue breve: «Lo único que puedo decirles es que nos vamos a esforzar al máximo para intentar salir adelante y que contamos con ustedes para conseguirlo». Teníamos cero pedidos, nadie vendía, nadie compraba, inflación de un millón por ciento... y nosotros fabricábamos bienes de capital: equipos para minería, para pesca ... con tecnología americana. Era un negocio muy planito y, precisamente, mi cometido era transformarlo, pero justo tras mi incorporación, llegó la crisis.
•
La familia, en construcción
Incluso en aquella época, bien estresante por cierto, conseguí mantener una estrecha relación con mi familia. Recuerdo haber pasado mucho tiempo con mis hijos. Cada día iba a comer con mi madre y cenaba en casa con mi esposa e hijos. Los sábados nos reuníamos en mi casa. Venían mi madre, mis hermanas, mis cuñados, sus hijos ... Yo tengo una fuerte ascendencia en la familia, con mi madre, con mis hermanas, mis cuñados, mis tías, mis suegros... La de los sábados es una costumbre que se mantiene vigente hoy: mi casa se abre el sábado a toda la familia. Almorzamos juntos, un encuentro que se inicia hacia las 12 del mediodía y acaba hacia las 6 de la tarde. El domingo es un día más propiamente nuestro, de nosotros cinco, pero los sábados es un día para la gran familia. Y eso ha sido así desde que me casé. Es algo que nos mantiene muy unidos como hermanos, como familia. Como familia, lo celebramos todo juntos, los cumpleaños, la Navidad, las onomásticas, el aniversario de mi padre... todo juntos. Con alegría. Mariella, mi esposa, se adaptó muy bien a eso. Una de las cosas importantes en Mariella es que ella ha sabido entender y aceptar que mi madre es muy importante para mí. No es una cuestión de primera o segunda, nunca se planteó en términos de grado. Es una cuestión de importante o no.
IESE Business School-Universidad de Navarra
· '
une
Qlll'
Wílfredo Cáceres, u na trayectoria integrada (A)
DP0-114
Mi madre, tras la muerte de mi padre, nunca volvió a ser feliz. Mi madre era muy alegre y perdió toda su alegría. Nunca la vi llorar, lo supo y lo sabe llevar, pero nunca volvió a ser la que era. Ella tiene ahora 73 años y está mejor que hace veinte, muy vital, rodeada de sus nietos, que se preocupan por ella... Pero nunca volvió a ser feliz. Mariella aceptó ese rol: el de mi ocupación y preocupación por mis hermanas y mi madre. Desde un punto de vista económico, jamás me preguntó nada, nunca ha querido saber en cuánto yo ayudaba a mi madre y hermanas. Y eso ha sido muy importante en una relación en la que, para mí, mis hermanas y mi madre eran importantes. Ésa ha sido una de las grandes habilidades de mi esposa: entender esa realidad y convivir con ella, apoyándome. Años después, yo tuve que hacer lo mismo con mis suegros. Y lo hice. Creo que todo esto nos ha unido más como pareja. Por otra parte, siempre que he viajado y viajo con Mariella, sabemos que mi madre se ocupa de nuestros hijos. Las dos se complementan para apoyarse. Mariella y mi madre se llevan bien, mérito de las dos, y eso ha sido importante para mí. Por el contrario, al principio yo tuve algunas dificultades con mi suegra. Ella pretendía imponer algunas cosas, y ahí como que chocábamos. A los tres o cuatro años, las cosas mejoraron en nuestra relación yerno-suegra. Y, más adelante, por circunstancias que relataré, todos acabamos en mi casa. Todos juntos. Esa situación, también fue muy bien gestionada por mi esposa. Nunca tuve, por su parte, ningún comentario negativo al respecto. Recuperación y nuevas dificultades
Entre las medidas que había dictado el gobierno de Fujimori estaba la de la liberalización de todos los sectores económicos. Eso suponía, eso me pareció, una posibilidad de futuro. ¿Dónde está la tecnología? La tecnología está en Escandinavia. Allá que fui. Acabé en Escandinavia. Ahí empieza mi peripecia por el mundo. Buscábamos maquinaria para el sector del pescado, para el del azúcar, para el de la minería ... para todos los «commodities» que se iban a liberar... Llegamos a Copenhague, habíamos pactado la cita y... éramos quinto mundo. Lo peor. Al inicio de la reunión, uno de los gerentes de una empresa danesa me pregunta: «¿Usted es Wilfredo Cáceres?». «Sí», le contesto. «¿Tu padre era Wilfredo Cáceres?», vuelve a preguntar. «Sí», le contesto. Él dice: «Gran hombre tu padre, yo le vendí equipos de pesca en 1960». La reunión cambió. De ser lo peor, pasamos a ser interlocutores respetados y a recibir un trato amable y afectuoso. Ése fue el inicio de una fructífera, en todos los sentidos y para todas las partes, relación comercial.
Mi formació1 no era precisamente de marketing y, sin embargo, tuve que hacerme a eso a la fuérza. Empezó a prender en mí un sentimiento, una fuerza emprendedora. No uno quedarse sentado a la espera de los pedidos. No llegaban. Había que ir a por
IESE Business School-Universidad de Navarra
0
llllB
Qlll'
DP0-114
Wilfredo Cáceres, u na trayectoria i nteg rada (A)
ellos. Busqué la tecnología, busqué cómo producirla y había que buscar cómo y dónde venderla. Vendíamos proyectos llaves en mano. Me fui al sector pesquero a vender. Allí me encontré con personas que me decían: «Oye, yo te conozco de niño, cuando ibas con tu padre, al que todos conocíamos y respetábamos» ... y, en consecuencia, me conocían y me respetaban. Al inicio y al final del proceso, mi padre. Al inicio, facilitándome la tecnología; al final, facilitándome los clientes. ¿Casual? ¿Coincidencia? ... Empezó a irnos bien en el sector pesquero y decidimos ampliar al sector minero. No nos convenía el acuerdo con los americanos y nos fuimos a buscar tecnología a Suecia. Para entonces yo ya estaba hecho a la búsqueda y captación de acuerdos de tecnología y, por otra parte, también le había cogido el tino a la comercialización de los proyectos llaves en mano. Llegamos a un acuerdo con los suecos. Las cosas siguieron yendo bien. Por otra parte, la empresa de Barcelona ya no era un seguro, era una inversión. En este proceso, yo, que no viajaba, pasé a viajar un promedio de noventa días al año. Pero sin orden. Viajaba. Viajaba y me quedaba dos, tres semanas. No es que mi relación con Mariella se deteriorara, pero sí que, obviamente, no era cómodo el que yo me fuera para dos/tres semanas fuera, lejos. Seguíamos unidos, muy unidos, pero no era cómodo para ninguno de los dos y, especialmente, para Mariella. Fueron cinco años, de 1990 a 1995, difíciles e incómodos en lo personal, pero apasionantes y exitosos en lo profesional. Nuestra vida seguía siendo básicamente lo
•
mismo. Perú se había estabilizado bastante a partir de 1993. En 1995, año en que hicimos balance, la empresa iba de maravilla. Habíamos pasado de tener 300 colaboradores a sólo cien para, en 1995, tener casi 2.000. Yo tenía el 100/o de la compañía, algo que me había ganado a pulso. Yo siempre había sido una persona acomodada, nunca les faltó nada a mis hijos, pero pasé de eso a tener una situación de riqueza. En 1996 nació nuestro tercer hijo: Mauricio. Ya no viajaba tanto, pero seguía viajando. Yo no era consciente de la dificultad e incomodidad en la vida familiar. En 1998, de nuevo nubes en el horizonte económico. Crisis de nuevo. Esta vez con 2.000 personas, acuerdos económicos en todo el mundo... ¿cuánto tiempo, esta vez, la crisis? Fueron cuatro años muy duros. Engordé 25 kg, subí triglicéridos, colesterol... llevaba camino de tener el mismo problema que mi padre, pero con mal genio. Debíamos 120 millones de dólares, sin garantías. Un día, Roberto Nesta me dice: «Yo me encargo de la crisis». Yo le digo: «No lo hagas, que te van a triturar los bancos». No me hizo caso. Lo destrozaron. Por aquellos días yo tenía una oferta para hacerme cargo del grupo periodístico más importante de Perú. Empresa familiar también. Que pusiera precio, el que quisiera. Hablo con Mariella. Le digo: «Los viajes se han acabado, está habiendo una crisis y tngo dos posibilidades: o me voy a la empresa del grupo periodístico, pasa:r;µos la · crisis bien y sin demasiadas preocupaciones, o me quedo donde estoy y afronto esto. Los Robertos no lo van a poder afrontar y yo voy a tener que comprar el problema, un
181··
IESE Business School-Universidad de Navarra
•
Wilfredo Cáceres, u na trayectoria i ntegrada (A)
Mi
DP0-114
problema de dos/tres años. ¿Qué hacemos?». Yo ya tenía mi respuesta, pero quería contrastarla con ella. Mariella me dijo: «Apóyalos». Era lo que yo había pensado hacer. Lo hice. Me quedé. Los del grupo periodístico insistieron, ofrecieron dinero por exceso, pero me quedé. Pude haberles dicho a los bancos que no les pagaba y ellos hubieran perdido todo, pero teníamos nuestro nombre. En esa época fueron a sistema concursal más de 2.000 compañías. Nosotros decidimos no ingresar y luchar. En enero de 2002 habíamos bajado la deuda a 15 millones, habíamos trabajado como locos... y habíamos dado la cara. Habíamos reducido nuestro tamaño: ahora éramos sólo 300 de los 2.000, había meses en que no habíamos tenido ningún pedido, no había mercado, y nosotros estábamos posicionados para un mercado en crecimiento ... pero salimos. En enero de 2002, habíamos salido.
Priorizando el proyecto personal y familiar
Paralelamente a todo esto, mi suegro y mi suegra, que v1vian en Italia, empiezan a agravarse en su estado de salud, económicamente tienen dificultades ... decidimos que se vengan a vivir a Perú con nosotros. Además, mi cuñada, que también vivía en Italia, aparece con cáncer de páncreas. Una época bien difícil para todos, pero en especial para Mariella. En 2001, Mariella empieza a tener que viajar con frecuencia a Italia, mi madre tiene que ayudar en casa con los chicos... Le digo a Mariella: «Nos traemos a los papás a Perú». Los papás habían ido consumiendo el patrimonio, tenían 72 y 75 años. En enero de 2002 fui a ver a Roberto. «Roberto, hasta aquí he llegado, en marzo me voy.» Voy a hablar con Mariella y le digo: «Mariella, lo dejo. Me voy a dedicar a ti a partir de marzo. Tengo 43 años, y me voy a dedicar a vivir tranquilo. Me dedicaré a la enseñanza, a formar parte de consrjos de administración de algunas compañías, a jugar al tenis, al ciclismo y a tener tiempo para ti y los niños. Los chicos ya empiezan a ser mayores, tenemos un patrimonio interesante... podemos hacerlo y me voy a dedicar a ello.» Me retiro de la compañía; había asumido que había perdido el 100/o o que me iban a pagar muy poquito por él, pero los Robertos reconocieron mi esfuerzo y resolví definitivamente mi vida desde el punto de vista económico. Me fui a buscar a Mariella y le dije: «Cumplí». Empezamos a ir a Italia, arreglamos todo en lo que pudimos. Nos trajimos a los papás. Apoyamos en lo que pudimos a los casos que en su familia lo necesitaban... y estábamos juntos. Yo soy cobarde ante las enfermedades, pero la apoyaba a ella. Fuernn dos años en los que nos reforzamos mucho como pareja. Pasamos momentos difíciles juntos y eso nos unió más. Mariella, hoy día es otra. Pasó tres años muy duros con todo t:so de las enfermedades en su familia y con los problemas de sus padres, pero ... pasó.
IESE Business School-Universidad de Navarra
0
11110
111' DP0-114
Wilfredo Cáceres, una trayectoria integrada (A)
Mi plan de vida, a partir de 2002, cambia. Empiezo a cuidarme más, hago ejercicio casi diario, hago ciclismo de montaña... me cuido. Mi padre murió con 52 años, y yo tengo el mismo problema que él. Yo genero colesterol.
•
Más o menos por enero de 2004, Mariella me dice, «Mira, si seguimos así nos vamos a separar. A ti te gusta la acción. Trata de encontrar algo con lo que te sientas cómodo y recuperemos el equilibrio».
Un nuevo enfoque profesional y social
En julio de 2004 empecé a trabajar en una empresa familiar del sector del pescado. Un sector muy atomizado, con empresas muy pequeñas y poco competitivas, mal gestionadas ... El encargo, como siempre, una empresa familiar que sacar adelante y, en lo posible, profesionalizarla. Busqué inversiones. Terminamos sacándola en la Bolsa de Valores de Oslo. Yo había aprendido a implantar un modelo de gestión exitoso, a buscar proyectos, a conseguir financiación ... y a eso me dedico. Busco proyectos, los sitúo en condiciones de gestión excelente y los llevo a cotizar en bolsa en Oslo. Yo, de hecho, soy más gestor que consejero, y de ahí que siempre haya tenido propuestas de gestión. Yo soy una persona que se aburre en la gestión del día a día, creo, organizo, delego y, si acaso, me quedo en el consejo, pero no en la gestión.
¿Qué por qué lo hago? ¿Qué cuáles son las razones, los motivos, para seguir con esta actividad, cuando podría vivir, yo y dos generaciones más de mi familia, sin agobios económicos? Yo soy un tipo que nunca he firmado un contrato, nunca he necesitado hacerlo. Por otra parte, como ya he explicado, soy una persona que necesita hacer cosas, aunque siempre compatibilizándolas con mis responsabilidades en otros ámbitos, especialmente en el familiar. Una persona que necesita afrontar proyectos y sacarlos adelante, que ha recibido mucho, aunque haya dado mucho, y que entiende que tiene la responsabilidad de dar más. Especialmente a mi país, una vez que mi familia ya tiene más de lo que necesita. Y la mejor forma en la que sé hacerlo es haciendo bien, lo mejor que sé, lo que hago. La primera vez, cuando íbamos en el av1on camino de Oslo, Mariella y yo nos pellizcábamos preguntándonos si era sueño o realidad. Era realidad. Y cuando, en enero de 2007, sonó la campana al inicio de la cotización de la primera empresa peruana cotizada en bolsa internacional, una empresa que habíamos llevado hasta allí, Mariella me dijo: «Hubiera sentido mucho no ayudarte a estar aquí», y yo lloraba. Ahora, cuando en Perú parece que hay una nueva ola de crecimiento y progreso, Mariella me dice: «Hubiera sentido mucho no apoyarte para que tú estés en esta ola, !lle hubiera dado pena que no hubieras hecho lo que has hecho por tu país, por tratar de ayudar a sacarlo adelante... realmente me hubiera dado mucha pena».
!ESE Business School-Universidad de Navarra
•
llllB
Qlll' Wilfredo Cáceres, u na trayectoria i ntegrada (A)
DP0-114
Hemos captado fondos noruegos para Perú. En octubre de 2007 logramos para una compañía agroindustrial (Camposol) captar inversores escandinavos por valor de 130 millones de dólares. Y seguimos. Viajes, fam ilia y agenda
En el proceso de los años noventa, en mis viajes a Escandinavia yo había aprendido a conseguir no sólo tecnología, sino también dinero de inversores escandinavos. También había aprendido a organizar mis viajes de tal modo que salía de viaje los lunes y regresaba siempre los viernes a más tardar. Nunca los fines de semana fuera de casa. Y si, excepcionalmente, había un fin de semana fuera de Perú, procuraba que fuera en Barcelona. Es donde yo me sentía más en casa, con mis amigos y sus familias. A salvo de la soledad, del alcohol y de las mujeres. En casa. Y si no puedes compatibilizar con la familia, lo haces con la amistad. Yo creo que el hecho de haber tenido unos amigos como los que yo tengo en Barcelona, me ha ayudado mucho a mantener el equilibrio. Viajar es duro, estar fuera de casa es duro, y tener unos amigos que te reciben, te atienden ... te quieren, es una bendición. Y yo en Barcelona tengo cuatro súper amigos que, cuando estoy aquí, no me dejan respirar. Y eso es una bendición, también para Mariella, que sabe que no estoy solo, que estoy acompañado, que estoy bien. En verano trato de no viajar, desde diciembre a marzo. Mis hijos, especialmente los dos mayores, lo han llevado bastante bien y creo que no se han resentido mucho de mis viajes. El pequeño, Mauricio, que por lo demás es el que menos lo ha padecido es, sin embargo, el que más acusa ahora el que yo esté durante la semana fuera y el que más reclama, cuando sucede, el sábado, el domingo, el estadio... Tampoco viajo en julio. Ellos tienen tres semanas de vacaciones en esa fecha y yo trato de estar con ellos. Además, tienen vacaciones de una semana en mayo y otra en octubre. En esas semanas nos dedicamos a viajar con ellos por Perú. No soy de amigos, soy muy de familia y muy de rutina. Mi plan de vida es bastante simple: los miércoles, trato de cortar antes en el trabajo, sobre las seis de la tarde. Con Mariella vamos al teatro, a la ópera... los miércoles por la tarde vuelven a ser para Mariella. El viernes por la noche, también lo dedico a Mariella. Salimos a cenar, los dos solos, como pareja. Hablamos de los chicos, de lo nuestro. Casi siempre vamos al mismo lugar: una «trattoria» en Lima a la que vamos casi desde que nos conocimos. Es un modo más de búsqueda de intimidad para nosotros dos. El sábado y el domingo, los dedicamos a la vida familiar, como ya expliqué. Habré pasado, este año, un total de dos fines de semana fuera de casa: los fines de semana siempre en casa. Los sábados' por la mañana los dedico a hacer deporte. En eso no coincidimos Mariella Y yo. Ella no es deportista. A mí me gusta y, además, lo hago por salud. Sobre las 11 del sábado en la mañana, salimos los dos a comprar para preparar el encuentro IESE Business School-Universidad de Navarra
G
111'
DP0-114
Wilfredo Cáceres, u na trayectoria i ntegrada (A)
familiar que, más o menos, se inicia sobre las 12:30 y hasta las 5 o 6 de la tarde. Luego hacemos siesta los dos, hasta las 7 :30, más o menos. Luego es tiempo con los chicos, hasta las 9, más o menos, en que los mayores salen. Yo me quedo con Mauricio, el menor. Algunos sábados salimos con Mauricio, los tres, y otros salimos con amigos. El domingo me dedico a Mauricio. Por la mañana, yo me encargo. Vamos al estadio. Sobre las 12, todos vamos a misa, y luego, comemos juntos fuera de casa. Por la tarde los chicos salen y Mariella y yo, y a veces con Mauricio también, vamos al cine. Ésta es una rutina que en verano cambia. En verano vamos a la playa. Mariella se queda allí casi los dos meses seguidos. Viene a Lima uno o dos días por semana. Yo, el jueves por la noche voy a la playa y regreso a Lima el lunes por la mañana. Allí estoy con los dos mayores. Como ya he dicho, solemos viajar con los chicos por Perú en las semanas de vacaciones que ellos tienen en mayo y octubre y, también con ellos, en las tres semanas de sus vacaciones en julio. Si su época de vacaciones coincide con algún viaje mío por Europa, suelo llevarme a alguno de los chicos. Últimamente, a Mauricio. Es una rutina bonita o, al menos, a mí me lo parece.
Trayector ia de su esposa y de sus h ijos Mis hijos se han educado en colegios bilingües y la formación religiosa se la hemos dado en casa. Hemos tratado de formarles en el respeto: a ellos mismos, a la familia, a las personas y, especialmente, a las personas mayores de la familia. Yo creo que eso forma. Tengo vivencias al respecto de lo que significa eso: cuando yo llego a una empresa familiar y los hijos dan un beso a su padre en presencia de extraños, ahí hay buena pasta. Tú ahí puedes hacer algo, porque hay respeto, se respeta a la figura paterna, se respeta a la persona mayor.
•
Creo que es fácil decir que les he dado calidad y no cantidad, pero sinceramente yo creo que sí he logrado compatibilizar bastante bien mis responsabilidades profesionales con las familiares y personales. Sinceramente. Y estoy muy contento, hasta ahora, de su educación y de cómo les veo tomo personas. Todavía falta mucho, pero creo que son chicos muy formados, han vivido su niñez con felicidad, han sido niños felices, no han quemado etapas, creo que eso es extraordinario, y eso me encanta. Los mayores han viajado mucho. Son chicos que, aparte de dominar tres o cuatro idiomas, han conocido mucho mundo. Mauricio, el menor, es un buen delantero y tiene la ilusión de venir a jugar al Ban;a o al Espanyol; estamos en eso... Me agradaría mucho darle una alegría, aunque sólo practique una semana con ellos. En eso estamos. A Mariella le gusta especialmente venir aquí cuando tengo que estar en Barcelona varios días. '¡
Mariella, otra cosa extraordinaria en ella, es máster de sistemas en Houston: Una profesional muy competente que, a los seis meses de su primer embarazo, decidió dejarlo y dedicarse a su maternidad. Yo nunca la presioné para que trabajara, ni para
IESE Business School-Universidad de Navarra
• .
•
11110 Wilfredo Cáceres, una trayectoria integrada (A)
Qlll' DP0-114
que no lo hiciera, fue ella la que decidió que quería dejarlo. Bien es cierto que, a los seis años del pequeño, pensó en actualizarse, pero tiene una profesión bien difícil para eso: prácticamente tenía que empezar de nuevo. Ahora creo que Mariella siente la soledad. Los dos mayores ya son mayores, y el pequeño ya va camino de serlo, y creo que a Mariella le empieza a faltar contenido para su tiempo. Yo creo que ha sido feliz dedicándose a los hijos, a mí, a su familia... ahora creo que quiere hacer algo, pero aún no sabe qué. Nunca me ha dicho que se haya arrepentido de dejar su profesión. Yo creo que ha sido feliz haciendo lo que ha hecho, y consciente de que lo hacía porque eso es lo que quería hacer. Estoy tratando de empujarla a meterse en aventuras empresariales, a que estudie... no la fuerzo, pero sí que trato de animarla. Yo creo que lo de sus padres y las enfermedades en su familia la afectó mucho. No la fuerzo, pero trato de empujarla. Sus padres, su hermana ... son tres enfermos, y la única referente es ella... eso creo que influye en todo esto. La verdad es que pienso que si no es una santa está cercana a serlo. Realmente, estar con una mujer así es una lotería: que haya aceptado a mi madre, a mis hermanas, que haya tenido la habilidad de mantener unida a la familia... todo eso es trabajo y mérito de ella. Somos una familia, realmente una familia muy unida ... y eso es, en buena medida, mérito de Mariella. La muerte de mi padre, y la situación que eso generó, me impactó mucho en la vida. Para mí fue muy importante que Mariella se hiciera cargo, aceptara eso.
•
Por otra parte, que Mariella siempre haya sido un apoyo, aceptara las circunstancias de viaje y dedicación profesional por las que me tocó pasar durante unos años, también fue muy importante para mí. Otro de los aspectos importantes en nuestra vida en común ha sido que siempre que necesité de su opinión y consejo lo tuviera y, mayoritariamente, que el suyo fuera un criterio coincidente con el mío.
Deseos no cu m pl id os y retos f utu ros ¿Qué me hubiera gustado un poco más? Quizá coincidir más con Mariella en la práctica de los deportes. La verdad, aunque siempre encuentra uno cosas que le hubiera gustado que fueran de otro modo, en líneas generales estoy bastante contento con cómo han ido las cosas... todas las cosas. Hablamos mucho de la educación de nuestros hijos. No siempre coincidimos y, quizás, el momento más delicado fue cuando Mariella decidió el colegio de nuestros hijos sin contar demasiado con mi opinión. Ahora creo que, también, tengo que encontrar tiempo para formarme y atender a mi vida espiritual. Y hablando de esto, yo creo estar en una situación en que mi vida religiosa a veces flojea. No por el lado de la práctica cotidiana, sino por el lado de un mayór compromiso. Tengo que recuperar eso. Tendré que apretar a Pablo Ferreiro para que me dé más tiempo y me apoye en esto. Creo que es una parte que me falta. No es que sea malá gente, pero creo que tengo que mejorar esta parte.
IESE Business School-U niversidad de Navarra
G
11110
Qlll'
DP0-114
Y otra cuestión que tengo pendiente es ver cómo ayudo a Mariella a que encuentre Wilfredo Cáceres, u na trayectoria i ntegrada (A)
algo con lo que pueda llenar su tiempo para cuando mi madre, sus padres y Mauricio ya no requieran de su atención como ahora. Eso también va a ser importante en el próximo futuro. Ella va a sufrir cuando crea que ya nadie la necesita. Tengo que ayudarla, depende mucho de ella, pero yo tengo que ver cómo la ayudo en esto.
IESE Business School-Universidad de Navarra
•