2. Malformaciones de la migración testicular:
Criptorquidia:
La criptorquidia es la ausencia de al menos uno de los dos testículos en el escroto debido a una alteración en el descenso de éstos durante el desarrollo fetal. Se trata de la malformación congénita más frecuente relativa a los genitales masculinos externos. Distinguimos dos tipos: Criptorquidia unilateral
únicamente uno de los dos testículos no desciende correctamente. Es la forma más común, ya que supone el 85% de los casos. Además, es más frecuente que sea el testículo derecho el afectado: aproximadamente el 70% de los casos unilaterales. Criptorquidia bilateral
ninguno de los dos testículos desciende al escroto. Los casos de criptorquidia bilateral son menos comunes (15%). Esta anomalía se encuentra con una frecuencia del 3 al 9% en los recién nacidos a término y aproximadamente en el 30% en los bebés prematuros. prematuros. En la mayoría de los casos, el descenso del testículo tendrá lugar de forma espontánea antes de los 12 primeros meses de vida del bebé. De hecho, h echo, hasta en dos tercios de los casos descienden antes de los 4 meses. Únicamente el 0,82% de niños tienen criptorquidia después del primer año de vida.
Criptorquidia unilateral y bilateral
Lo más habitual es que el testículo se encuentre a lo largo lar go del trayecto que debería haber seguido para descender hasta el escroto, siendo la localización más habitual la inguinal (80% de los casos).
La criptorquidia es asintomática, es decir, no causa síntomas. Lo único que el paciente puede notar es la bolsa escrotal vacía. Causas (etiología)
La criptorquidia o testículo oculto puede tener diferentes orígenes, muchos de ellos hereditarios. Entre sus causas, encontramos:
Una alteración anatómica, como una anomalía del gubernaculum testis (ligamento escrotal). Un obstáculo mecánico encontrado durante la migración del testículo, como vasos o nervios espermáticos, o bien el canal inguinal muy estrecho. Obstrucción del orificio del escroto. Defecto o insuficiencia hormonal, ya que se necesitan gonadotropinas para el desarrollo normal del aparato genital: déficit de AMH, hCG, LH, FSH, testosterona, etc. Falta de presión intraabdominal. Causas genéticas o cromosómicas: síndrome de Klinefelter, síndrome de Prader-Willi, síndrome de Kallman, alteraciones en el cromosoma Y, etc.
Diagnóstico de la criptorquidia
El diagnóstico generalmente se hace por palpación de la bolsa escrotal y posteriormente de la zona abdominal y del canal inguinal en busca del o los testículos. Este examen físico se puede realizar en el momento de nacer o más tarde, en alguna revisión rutinaria del bebé. En algunos casos, el testículo es difícil de localizar y hay que realizar alguna prueba complementaria como una ecografía abdominal. Si con esta prueba no se localizan, se pueden realizar las siguientes pruebas: Ecografía o ultrasonido para visualizar los testículos situados en el trayecto inguino-escrotal.
Resonancia magnética (RM): es especialmente útil para localizar los testículos intraabdominales.
Diagnóstico de la criptorquidia mediante ecografía y resonancia magnética Si no se consiguen localizar los testículos mediante ninguna de estas pruebas habrá que recurrir a la cirugía, generalmente por laparoscopia. Normalmente, esta cirugía se realiza entre el primer y segundo año de vida del bebé, a no ser que se presente asociada una hernia y haya que intervenir antes. En el caso de que se trate de una criptorquidia bilateral, también está indicado realizar determinaciones hormonales y analizar el cariotipo para hallar la causa de esta alteración. Consecuencias del testículo no descendido
Los principales riesgos y complicaciones derivados de la criptorquidia son: Cáncer de testículo: las personas que han padecido criptorquidia tienen cuatro o cinco veces mayor riesgo de desarrollar un tumor testicular. Existen varias teorías para explicar esta relación. Algunas defienden que se debe a una alteración en el desarrollo testicular. Otras, lo relacionan con el aumento de temperatura. Hernia inguinal: puede desarrollarse en el 65% de los casos. Menor tamaño testicular: debido a esta anomalía, el testículo no crece de forma normal. Su crecimiento se ve retardado al no encontrarse en el interior del cuerpo. Torsión testicular: estos niños están más predispuestos a que el cordón espermático sufra una torsión e interrumpa el riego de sangre al testículo. Efectos psicológicos en el varón adulto.
Ectopia testicular
A un 5% de las madres que llevan a sus hijos varones a pasar la primera revisión les dicen que su hijo tiene ectopia testicular. Por lo general, esta anomalía se corrige por sí misma, pero a veces hay que echar una manita…
¿Qué es la ectopia testicular?
Los testículos de los niños se forman durante la vida embrionaria, junto a los riñones, en el abdomen. A lo largo del desarrollo fetal, el testículo desciende para salir de la cavidad abdominal (por el canal inguinal) y colocarse en la bolsa correspondiente. A medida que desciende, el canal inguinal se cierra pegando sus paredes. Normalmente, al nacer, los dos testículos han descendido. Pero, a veces, uno de ellos (o los dos) se detiene por el camino. En el 90% de los casos eso ocurre en el canal inguinal (a cualquier altura del mismo). Si el testículo se queda en el abdomen, el caso es más complejo, porque no se puede descubrir al tacto y puede poner en duda su existencia.
¿En qué momento se detecta esta anomalía?
Durante la revisión que realiza en la maternidad, el pediatra comprueba si los testículos han descendido bien. Si descubre que uno de los dos no está en su lugar te lo comunicará, pero no urge intervenir: apenas un 1% de los niños siguen teniendo ese problema al cumplir 1 año. Si, por el contrario, el pediatra diagnostica una hernia inguinal (al no haber descendido el testículo, el canal inguinal no se ha cerrado y el intestino se ha quedado dentro), recomendará que le realicen una intervención. ¿Cuándo se puede hacer un diagnóstico definitivo?
Todos los bebés a los que se les ha diagnosticado una ectopia testicular al nacer vuelven a ser examinados un año después para ver cómo ha evolucionado la situación. El diagnóstico es clínico: el médico palpa las bolsas para comprobar si ha descendido el testículo. Si sigue mal colocado, pero el médico lo nota al tacto, te tranquilizará de inmediato. Se trata de un testículo en ascensor: el canal inguinal se ha cerrado bien, pero deja espacio suficiente al testículo para ascender ligeramente en su parte baja (lo que ocurre cuando el niño está agitado o inquieto). Solo hay que esperar: el testículo se colocará en su lugar por sí mismo, al alcanzar la pubertad. Si por el contrario está todavía alto en el canal o parece que se ha quedado en el abdomen, el médico te derivará a un cirujano. ¿Por qué hay que corregir la ectopia?
A diferencia del órgano equivalente femenino (los ovarios), los testículos, que secretan las hormonas masculinas y fabrican espermatozoides, tienen que abandonar el abdomen porque allí la temperatura es demasiado elevada para que puedan ser “operativos” (necesitan una temperatura ambiente inferior a 37
ºC). En un bebé, la producción de espermatozoides no es urgente, claro está (aunque el testículo esté activo desde los primeros años), pero hay que intervenir lo antes posible (a lo largo del segundo año) porque un testículo que ha pasado demasiado tiempo en el abdomen suele presentar anomalías anatómicas que pueden llevar a una baja fertilidad. ¿En qué consiste la intervención?
Si el testículo se ha quedado en el canal inguinal: el cirujano practica una primera incisión a la altura del glande para liberar las adherencias que lo rodean y le impiden descender. Al mismo tiempo, alarga el cordón espermático, los vasos sanguíneos. Una segunda incisión permite colocar el testículo en su lugar, en el fondo de la bolsa. Esta sencilla intervención se realiza con anestesia general y el niño vuelve a casa en el mismo día.
Si no se puede palpar el testículo: puede que se haya quedado en el abdomen.
Lo importante es asegurarse de que existe. La única prueba fiable es la laparoscopia. Esta técnica quirúrgica consiste en hacer pequeñas incisiones por las que se introducen instrumentos minúsculos: algunos sirven para ver el interior del vientre (y verificar así la presencia del testículo) y otros son réplicas en miniatura del material quirúrgico que sirven para colocar el testículo en su lugar. Bibliografía https://www.reproduccionasistida.org/criptorquidia/ http://www.medigraphic.com/pdfs/mediciego/mdc-2013/mdcs131y.pdf