Las relaciones humanas. ¿Mayordomos o esclavos? (I) Las relaciones personales son complicadas. Encierran en sí mismas lo más hermoso del alma humana -la capacidad de amar y darse-, pero también contienen rincones oscuros de donde puede salir lo peor de cada uno. Así, nuestras relaciones personales pueden ser una antesala del cielo o el mismo infierno. Las relaciones se disfrutan, pero también se sufren. Ello ocurre en todos los ámbitos de la vida: la familia, el matrimonio, la iglesia, el trabao, incluso con los amigos. Esta es, probablemente, la ra!"n por la cual la #alabra de $ios abunda en instrucciones acerca de c"mo relacionarnos con el pr"imo. %ui!ás con la e&cepci"n de la salvaci"n, ning'n otro tema es tan ampliamente tratado en la Escritura. $ios muestra especial interés en (ue )hagamos bien a todos y mayormente a los de la familia de la fe* + á. :/0. :/0. La idea de la mayordomía aplicada a las relaciones no aparece en la #alabra de forma tan e&plícita como en otros temas, por eemplo en el área del tiempo + Ef. 1:0 1:0 o de los dones y talentos +2t. + 2t. 31:4-5/0. 31:4-5/0. 6o se nos e&horta te&tualmente a )administrar bien nuestras relaciones*7 sin embargo la idea implícita de ser responsables, fieles y muy cuidadosos en todas nuestras relaciones aparece sin cesar. #or eemplo, eemplo, no hay ni una sola epístola (ue no dedi(ue una secci"n amplísima al tema, con especial menci"n de Efesios, 8olosenses y 9 de uan (ue constituyen un auténtico tratado magistral de mayordomía en las relaciones. En la medida en (ue el cristiano intenta aplicar estos principios éticos dise;ados dise;ados por $ios, $ios, sus relaciones relaciones se convertirán en en fuente de satisfacci"n y de go!o: )2irad cuán bueno y delicioso es habitar los hermanos untos en armonía* cantaba el salmista con entusiasmo +
Buscando el equilibrio: la relación con Dios, conmio mismo y con o!ros o! ros En la vida hay tres relaciones esenciales de las (ue debemos ser buenos mayordomos por igual, sin descuidar descuidar ninguna de ellas: la relaci"n con con $ios, la relaci"n conmigo conmigo mismo y la relaci"n con los demás. Las tres son interdependientes interdependientes y forman como un racimo inseparable. 2i relaci"n con lo demás irá bien en la medida (ue yo sea capa! de relacionarme bien conmigo mismo. La psicología nos ense;a el gran valor de nuestra identidad como base de las relaciones: (uien no ha aprendido a relacionarse consigo mismo, encuentra difícil relacionarse con los demás. 2uchos problemas de acercamiento, de intimidad, vienen de una identidad defectuosa. 6o debemos descuidar, por tanto, la mayordomía mayordomía de nuestra propia persona, el conocido conocido conseo conseo de #ablo a >imoteo >imoteo )ten cuidado de ti mismo*. #ero la clave radica en nuestra relaci"n con $ios. Las relacines conmigo y con los demás irán bien en la medida en (ue mi relaci"n con $ios sea adecuada. Este es el orden bíblico y ahí está el secreto de nuestra mayordomía. 8uando se rompe r ompe la relaci"n
con $ios, como ocurri" en la 8aída, arrastra en consecuencia la relaci"n con uno mismo y con los demás. $os conclusiones se desprenden de este punto: •
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hemos de buscar un e(uilibrio adecuado entre las tres relaciones básicas. ?ivir para los demás no puede llevarnos a descuidar nuestra persona de forma negligente o nuestra relaci"n con $ios. El origen y sostén de todas nuestras relaciones es $ios. #or ello, )
¿"ui#n es mi $ró%imo? Al hablar de la relaci"n con los demás necesitamos delimitar nuestro campo de acci"n: de (uién hemos de ser mayordomosB A (uién hemos de cuidarB
humana y nuestra fortale!a en 8risto, podremos disfrutar de uno de los mayores privilegios del ser humano: )ser guarda de su hermano*.
L&mi!es y limi!aciones: un en'oque realis!a 8"mo podemos ser buenos mayordomos de nuestras relacionesB Ante todo, una buena mayordomía no significa satisfacer todas las demandas y necesidades de mi prójimo .
Mayordomos de Dios, no esclavos de los hombres El ap"stol #ablo nos da un principio muy clarificador. )Así pues, téngannos los hombres por servidores de 8risto y adminis!radores (mayordomos) de ... $ios. Ahora bien, se re(uiere de los administradores (ue cada uno sea hallado fiel* + 8o. 4:-30. El re(uisito principal, de hecho el 'nico mencionado, de un mayordomo de $ios es la fidelidad . La misma idea se encuentra en el conocido pasae de la parábola de los talentos cuando el elogio supremo (ue recibe el mayordomo es: )Gien, buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel...* +2t. 31:30. Llama la atenci"n (ue en el te&to de 8o. 4 #ablo se refiere inmediatamente al escaso valor (ue la opini"n de los demás tiene para él: )Ho en muy poco tengo el ser u!gado por vosotros* + 8o. 4:50. Es significativo (ue tal afirmaci"n se haga ustamente en el conte&to de una buena mayordomía. El ap"stol sabía bien (ue en el campo de las relaciones lo importante es la opini"n de $ios, no la de los hombres. Ello nos hace volver de nuevo al problema de las e&pectativas de los demás.
a'n así, sienten (ue nunca es suficiente lo (ue hacen en su servicio a los demásB En la mayoría de ocasiones surge de la necesidad de agradar mucho y no decepcionar nunca. Algunas personas viven como un fracaso el tener (ue decir )no* y temen perder el afecto del otro si no satisfacen todas sus demandas, por e&cesivas (ue sean.