Ingeniería del delito: Innovación tecnológica en el marco de redes ilegales del narcotráfico y la guerrilla en Colombia como problema para los Estudios Sociales de la Ciencia Yuri Jack Gómez-Morales Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá País: Colombia
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Resumen: La pregunta que este ensayo quiere tematizar es la de cómo comprender la innovación en contextos locales, periféricos si se quiere, y caracterizados por su alto grado de informalismo e ilegalidad. Salvo por la creciente literatura sobre crimen informático enfocada básicamente sobre su detección y monitoreo, o por recientes trabajos sobre firmas basadas en la necesidad publicado por la Universidad Nacional, que inspiran este proyecto (Dosi, 1991; Hernández, 2008), e intentos por conciliar las perspectivas evolucionistas y constructivistas desde perspectivas localizadas (Thomas, 2008), son pocas o prácticamente inexistentes las aproximaciones al problema de los procesos de cambio técnico, de apropiación tecnológica en las redes del informalismo y la ilegalidad; esto es así, en parte, por que hacerlo comporta algo de oprobio, pero también porque, al menos en Colombia, no se concibe que los procesos de contextualización, apropiación por adaptación y adopción de tecnologías en uso constituyan propiamente algo innovador. En Colombia, y en amplios sectores académicos y de la política científica de América Latina, la noción de innovación está asociada a tecnologías de punta y a la existencia de sistemas de ciencia y tecnología estructurados y medianamente robustos. El objetivo es entonces proponer una discusión en torno a unos lineamientos teóricos que permita caracterizar la actividad innovadora que tiene lugar en contextos informales/ilegales, no tanto por su contenido espectacular/escándaloso, ni por su contenido técnico/cognitivo como tal, sino por lo que los procesos de identificación, contextualización y uso de estas tecnologías en uso nos dicen de la sociedad en que este tipo de innovación tiene lugar. Descriptores: Innovación, informalismo, ilegalidad, tecnologías en uso, economía evolucionista,
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Innovación tecnológica en el marco de redes ilegales de narcotrafico y guerrilla en Colombia como problema para los Estudios Sociales de la Ciencia
Resulta interesante constatar el paralelismo entre la emergencia del problema de la innovación en la política científica colombiana, la "industrialización" de la producción de cocaína en el país, y la aún no muy bien documentada "industria militar" de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP). No se precisa una extensa revisión de literatura sobre el narcotráfico o sobre los grupos armados ilegales en Colombia para constatar que, en efecto, a comienzos de la década de 1980 la producción de cocaína en el país experimentó un incremento substancial1. Una década más tarde, los colombianos fuimos introducidos en el mundo de las bicicletas explosivas, los cilindros bomba, los tracto-tanques, y terminando ya el siglo supimos de la existencia de "La Indumil de las Farc, dotada con tecnología de punta y considerada la primera de su clase en caer en poder de las autoridades que operaba en el corazón de la zona industrial de Cali"2. Menos populares son, sin duda, los contenidos y logros de la política de innovación tecnológica y las características de las empresas innovadoras en Colombia. Pero un indicio del estado de cosas resulta ser el denodado énfasis de la política reciente sobre la promoción de formas de asociación más consecuenciales entre universidad y empresa en procura de la competitividad, objetivo presente en los últimos planes de desarrollo. Qué tan competitivas hayan llegado a ser las empresas colombianas y qué responsabilidad le cabe a la política de innovación en la consecución o no de este objetivo es un asunto sujeto a debate; pero de una cosa no cabe duda, durante las últimas tres décadas, la industria del narcotráfico en Colombia ha dado suficientes pruebas de su competitividad y éxito comercial a escala global. En cuanto a la industria militar de las FARC, no se puede afirmar que fuese competitiva y exitosa en términos comerciales3. Sin embargo la gran ofensiva militar emprendida por esta organización durante la década de 1990 pone de presente su eficacia militar durante ese periodo y sugiere la pregunta de hasta qué punto esta ofensiva estuvo soportada por la existencia de aquella industria militar ilegal de producción de armamento y material de intendencia. El interés que reviste entonces este paralelismo gira en torno de un concepto que creemos unificador entre política científico-tecnológica, emprendimientos ilegales y conflicto armado interno: la innovación tecnológica. Este es pues el centro de gravedad en torno al cual gravita el presente ensayo; un punto de vista enteramente inédito en la literatura nacional e internacional que sólo hasta hace muy poco comienza a ser avizorado.
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Un tráfico que se incrementó entre 5 y 10 veces para finales de la década de 1980 (Lee, R. W. 1998); un incremento que parece no detenerse como el Reporte Mundial de la CIA (2010:4) sugiere, que considera al país (Colombia) como el principal cultivador de coca del mundo (167mil hectáreas en 2007 lo que representa un incremento del 6% frente al 2006) y como principal productor de cocaína (535 toneladas métricas en 2007). El reporte de 2012 mueve estas cifras de la introducción al capítulo Colombia, pero las mantiene. 2 El Tiempo, Marzo 2, 1999. 3 Aunque hay quienes sostienen que las FARC tienen o tuvieron una participación importante en el "negocio" ver por ejemplo, Rensselaer W. Lee (1998) y CIA (2010).
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En términos generales el ensayo sugiere la necesidad de realizar investigaciones que especifiquen la naturaleza del cambio tecnológico generado por y dentro de estas cadenas productivas ilegales y de manera más específica, que examinen los procesos de innovación tecnológica y sus resultados en el marco de este tipo de organizaciones, mediante estudios de caso que documenten ejemplos sobresalientes de este tipo de desarrollos: los laboratorios y submarinos construidos y utilizados por los traficantes colombianos, la industria militar y refinerías portátiles de las FARC. Ciertamente no son estos los únicos sistemas/objetos técnicos que podrían estudiarse en estas cadenas productivas, ni que estas actividades ilegales sean las únicas en las cuales se pueden documentar procesos de innovación, pero creemos que los cuatro señalados son significativos; bien por la naturaleza, nivel y requerimientos de construcción de capacidades sociotécnicas locales; bien por su centralidad en las actividades de los dos tipos de organizaciones, bien porque la incidencia en la vida nacional del conflicto armado y su relación con la producción y tráfico de estupefacientes es mayúscula. Para cerrar este exordio llamo la atención sobre la afirmación de política de ciencia y tecnología según la cual "la valoración de los colombianos sobre la importancia de producir, adaptar, transformar, modificar y usar el conocimiento es aún muy baja" (Colciencias, 2008), la política parece haber identificado como el factor más determinante del desarrollo de la cultura científico-tecnológica nacional "la escasa confianza de los empresarios colombianos en el papel del conocimiento como fuerza motriz de sus empresas y de sus negocios" (Colciencias, 2008). Este ensayo llama la atención, sin caer en la apología, sobre algunos casos de desarrollo tecnológico exitoso basados en un modelo de apropiación de tecnología más que en uno de investigación y desarrollo. Entender las bases sociales de estos procesos de innovación tecnológica exitosa podrá quizás darnos algunas claves para un planteamiento diferente de las políticas científico-tecnológicas y de las estrategias empresariales innovadoras en el marco de la legalidad y la informalidad. Coincidimos con Edgerton (1999) en su crítica a los estudios de la innovación en los que se le atribuye a ésta el carácter distintivo de lo "nuevo" sin tomar en consideración que no toda innovación, por más novedosa que sea, resulta de utilidad, esto sólo es posible cuando la innovación logra introducirse con relativo éxito en una cadena productiva. De hecho muchas innovaciones nunca logran un tránsito efectivo a estas cadenas y aquellas que logran incorporarse tienen un ciclo de desarrollo tecnológico más o menos largo dependiendo del sector productivo en el que se inserten y de variables socio-cognitivas. En efecto, sostiene Edgerton, el mayor impacto de una técnica nueva sobre las tasas de crecimiento coincidirá con el momento de su más rápida difusión, y esto suele ocurrir mucho después de su emergencia como innovación. La electrificación, por ejemplo, alcanzó su mayor impacto sobre la productividad industrial en EEUU en la década de 1920, y no en la de 1860 cuando ocurre el interesante "múltiple" tecnológico del electromotor4. Esta fascinación por lo "nuevo" en los estudios sobre innovación, concluye Edgerton, termina por confundir la historia de la innovación con la historia de las técnicas en uso. Sin negar el valor y los aportes que la perspectiva de la innovación como novedad ha realizado a través de innumerables estudios empíricos sobre la biotecnología, la nanotecnología, las tecnologías de la información y las comunicaciones, etc., es importante 4
Protagonizado por Werner von Siemens y Charles Wheatstone.
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señalar que las innovaciones sólo adquieren importancia económica en función de su introducción y difusión extendida. Las mejoras en productividad y calidad, y por tanto en bienestar económico y en rendimiento empresarial e industrial, no están en función de la tasa de desarrollo de nuevas tecnologías, sino de la velocidad y alcance de su aplicación en las cadenas productivas (Stoneman y David, 1986, Rosenberg, 1982t). El escenario industrial colombiano, como lo sugiere el resultado de la clasificación por tipo de empresa innovadora, es uno donde coexisten las industrias de baja y media tecnología con la de alta tecnología. Sin embargo, la recomendación habitual de política es la de invertir en y enfocarse sobre los sectores intensivos en alta tecnología, con total desconocimiento de los procesos propios de los sectores de baja y media tecnología y de su estructura productiva (Hernandez, 2008; Edgerton, 1999). Un punto de vista alternativo y consonante con esta crítica a los estudios "tradicionales" sobre la innovación fue el propuesto por las encuestas de desarrollo tecnológico realizadas en el país en 1996 y 2005. La novedad de estas encuestas fue su enfoque sobre los establecimientos industriales, que son el lugar donde la innovación prueba su efectividad para la mejora de la productividad y la calidad. La otra novedad, fue el sistema mismo de clasificación de estas industrias de acuerdo a sus capacidades innovadoras (Bonilla, 2000:1). Sin embargo, retomando a Edgerton, un tema subyacente a la clasificación utilizada por estas encuestas, y compartido con las explicaciones corrientes sobre el proceso de innovación tecnológica del cual el instrumento quería distanciarse, es justamente, el de la definición de la empresa innovadora en "sentido estricto" como una en la cual el proceso creativo se basa en el conocimiento científico (Pavitt, 2003) y/o en aplicaciones novedosas de nuevas tecnologías (Pérez,1986). Bajo esta definición, 8 de cada cien empresas en 1996 y 6 de cada cien en 2005, pueden considerarse como innovadoras en “sentido estricto” (OCyT, 2008: 64). Aunque es posible que la presencia de este modelo lineal subyacente obedezca más a razones políticas que analíticas, como se sugiere más atrás, lo cierto es que toma como punto de arranque del proceso de innovación tecnológica la generación de nuevo conocimiento. La misma definición de rubros en los cuadros de ejecución presupuestal de Colciencias, son consistentes con este modelo lineal que ahora se persigue bajo la forma de alianzas estratégicas universidad-empresa (OCyT, 2009: 112). Puestos en este contexto local, y estando advertidos de que la difusión y uso de nuevas técnicas es tanto o más importante que la génesis de su origen para entender la naturaleza del cambio tecnológico en una sociedad, quisiéramos especificar mejor nuestro planteamiento inicial del problema como uno que se ocupa de los procesos de innovación en las cadenas productivas de la industria del narcotráfico y la industria militar de las FARC desde la doble perspectiva de sus orígenes (transferencia, trayectoria, estilo tecnológico) y sus procesos de difusión. En efecto, siguiendo a Edgerton, lo que nos proponemos estudiar son algunas de las tecnologías en uso dentro de estas cadenas productivas y representadas aquí por los cuatro estudios de caso que mencionamos en la introducción de este ensayo. Ahora bien, el impacto de los procesos de cambio tecnológico generados desde estas cadenas productivas ilegales es innegable, considerable y ampliamente estudiado por todo tipo de literaturas que van desde la médica sobre el uso y abuso de estupefacientes, hasta la literatura sobre el impacto de estas actividades en la macroeconomía del país; desde los estudios sobre la corrupción de las instituciones y la cultura nacional, hasta los reportes de inteligencia de agencias locales y extranjeras; desde los abundantes y abultados expedientes 5
judiciales, hasta todo un nuevo género literario que podríamos denominar como la "nueva novela criminal colombiana" que nutrió y todavía lo hace, el imaginario colectivo con representaciones sobre las formas de ser y de actuar de un cierto tipo social oriundo de las tierras colombianas: el traqueto, el narco, el mágico, y sus mujeres. Pese a lo abultado del cuerpo literario mencionado y aún por revisar, creemos que es muy poca la atención que en esta literatura se presta al tema de la innovación tecnológica en aquellas cadenas productivas ilegales. Para efectos de esta presentación se destacan sin embargo algunos trabajos recientes que han reconocido la naturaleza innovadora de los emprendimientos ilegales desde dos perspectivas. Primero, una perspectiva general en donde la innovación se concibe como un comportamiento enmarcado por y resultado de procesos económicos y sociales caracterizados por la inequidad en la distribución del ingreso y las oportunidades (Hernandez, 2008); y segundo, una perspectiva más específica enfocada sobre la capacidad de aprendizaje de las organizaciones de narcotraficantes y sus procesos de innovación asociados (Kenney, 2000). El trabajo de Hernández (2008) constituye un esfuerzo por conceptualizar la innovación en economías emergentes que intenta distanciarse de la manera tradicional de conceptualizar la innovación a partir de realidades ajenas a las economías emergentes y de visiones relacionadas con una comprensión simplista de la transferencia tecnológica. Según Hernández la innovación en las economías emergentes es un comportamiento social cuyo carácter creativo o destructivo se juega en un rango de correlaciones entre las metas individuales y las metas colectivas que economistas de los 70s (Hirschman y Rothschild, 1973) definieron como la “variabilidad de la tolerancia frente a la inequidad en el curso del desarrollo económico”. Analíticamente, una correlación positiva es aquella en la cual las metas individuales dependen de que otros puedan también conseguir las suyas; una negativa es aquella en la que la consecución de las metas individuales depende de que otros NO puedan conseguir las suyas. En la práctica lo que se encuentra en las economías es una co-producción entre metas correlacionadas positiva y negativamente que en unos casos pude generar innovación creativa y en otros innovación destructiva. Según el Global Entrepreneurship Monitor (2007), Latinoamérica es la región del mundo con mayor grado de actividad empresarial creativa pero advierte que, especialmente en países andinos y algunos centroamericanos, la intolerancia a la inequidad ha nutrido de manera exponencial la actividad empresarial destructiva. Este tipo de actividad destructiva tiene su base social en el aumento de los denominados emprendimientos "por necesidad", es decir, en empresas fundadas por personas desempleadas que deciden trabajar por "cuenta propia". Para Ivan Hernández, miembro de nuestro equipo, el interés de este tipo de firmas que emergen como una salida innovadora al desempleo, es que pueden llegar a generar capacidades propias para su expansión y desarrollo. Sin embargo, la proliferación de este tipo de empresas por necesidad entraña también un enorme desafío pues dependiendo de la manera como la política pública y privada se relacionen con ellas, positiva o negativamente, la canalización de la actividad innovadora de este enorme sector económico informal se dirigirá hacia lo creativo o hacia lo destructivo, hacia una mayor y mejor integración con las empresas basadas en oportunidad (sector formal) o hacia un crecimiento de los emprendimientos de tipo ilegal, como en efecto lo señala el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas cuando afirma que Latinoamérica es la región del mundo con las más altas y crecientes tasas de crimen y corrupción (Hernández, 2009). 6
Importa señalar en este punto que nuestra propuesta no sugiere en ninguna forma que los emprendimientos ilegales sean idénticos a los emprendimientos informales, aunque creemos interpretar correctamente que existe una relación evolutiva entre ellos, como que emergen de una misma situación anómica que en unos casos produce desviación, pero en otros, no conformidad con un estado de cosas, y por esta vía, innovación. Habiendo hecho esta claridad, queremos destacar dos elementos en esta aproximación evolucionista en relación con el tema que promueve el presente ensyo. En primer lugar llamamos la atención sobre el potencial que Hernández identifica en las cadenas productivas del sector informal de la economía para generar capacidades propias, expansión y desarrollo (Hernández, 2008). Si, por hipótesis, al menos algunas de las formas evolutivas que puede asumir el emprendimiento por necesidad es la ilegalidad, cabría entonces preguntar por la existencia de estas mismas capacidades de expansión y desarrollo en sectores organizados de la ilegalidad, basadas en procesos de "transferencia", aprendizaje y apropiación tecnológica. Por otra parte, así como Hernández subraya el importante papel que puede jugar la política pública y privada en la integración real y productiva de los sectores informales y formales, de las empresas de alta tecnología con las empresas de media y baja tecnología, investigaciones sobre el cambio técnico y la innovación en redes ilegales podría llegar a plantear recae sobre la efectividad y conveniencia de la agenda política internacional antinarcóticos para contener un proceso evolutivo cuyas causas estructurales permanecen intactas y cuya demografía va en aumento5. Creemos entonces que así como el potencial innovador creativo de algunos emprendimientos informales señala caminos de acción para la política industrial, establecer la existencia y caracterizar estos mismos potenciales en los emprendimientos ilegales podría dar luces para una política antinarcóticos más creativa que genere dinámicas tal vez no de integración pero si de reincorporación productiva mediante nuevos procesos de transferencia y adaptación de individuos, conocimientos, y capacidades tecnologías desde la ilegalidad hacia la legalidad/formalidad. Finalmente resulta de interés explorar la posible aplicación de los conceptos de innovación creativa y destructiva ya no dentro del campo de tensión entre la economía formal e informal, sino dentro de las propias cadenas productivas y las redes socio-técnicas de la ilegalidad. Este último punto nos permite introducir el tercer elemento del encuadre teórico de que el presente ensayo propone y tomado del sugestivo trabajo de Kenney (2000) sobre las capacidades de aprendizaje de las organizaciones colombianas de narcotráfico. En efecto, aunque hace mucho tiempo se reconoce la flexibilidad adaptativa de estas organizaciones, Kenney afirma que todavía no se han hecho intentos por desarrollar una explicación sistemática y basada en el aprendizaje, de la manera cómo estos emprendimientos ilegales responden a las políticas y estrategias nacionales e internacionales antinarcóticos, ni del impacto de estas innovaciones adaptativas sobre el propio desarrollo tecnológico de los
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El historiador económico Paul Gootenberg (1999; 2007; 2008) ha publicado un conjunto de trabajos donde muestra que el tráfico de coca y la producción de cocaína no son un fenómeno reciente. Más aún, Gootenberg documenta esta historia desde finales del siglo XIX y demuestra que la industria de la cocaína había consolidado ya importantes cadenas productivas entre Latinoamérica, Europa y los Estados Unidos. Muestra igualmente de qué manera la política de prohibición de los Estados Unidos en la década de los 1920, termina poniendo del lado de la ilegalidad esta actividad industrial e induciendo su reconfiguración, en esas condiciones, a comienzos de la década de los 1970 y desplazando su epicentro geopolítico sobre Colombia.
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organismos de control, en una suerte de correlación negativa de metas que induce innovación destructiva y creativa en los extremos de esta red, como sugerimos antes. De acuerdo con Kenney, las empresas delictivas organizadas cambian su comportamiento en respuesta a las experiencias pasadas y la información nueva, conservan este conocimiento tanto en las rutinas y en los procedimientos como en la memoria colectiva de los miembros de las organizaciones y escogen y conservan las innovaciones que les producen resultados económicos satisfactorios, como sugiere Edgerton (1999). Estas organizaciones "aprenden" y en ese proceso se van haciendo más eficaces y más difíciles de eliminar. Aprender es algo que todas las organizaciones hacen. Una organización puede adquirir conocimiento a través de su propia experimentación de prueba y error o a través de las experiencias de otras organizaciones o, ciertamente, a través de actividades de I+D. Las organizaciones buscan información o conocimiento cuando se ven enfrentadas a situaciones problemáticas o a "desajustes" es decir, cuando los resultados reales de la acción de la organización fallan y no se producen los esperados. En un cierto sentido entonces, el aprendizaje de la organización se refiere al proceso por medio del cual se identifican y se corrigen los desajustes. Pero convertir los desajustes en adaptaciones implica más que la adquisición de información. Una organización tiene que, además, interpretar o darle sentido a la información, conservarla de manera que les permita a sus miembros utilizarla cuando la requieran, codificarla en forma de prácticas y procedimientos que guíen comportamientos posteriores. Pero el aprendizaje es empresarial sólo hasta cuando el conocimiento y la información se integran a las rutinas y se conserva en las "memorias" empresariales. Las rutinas incluyen las reglas, los procedimientos, las convenciones y las estrategias que configuran el comportamiento empresarial, las memorias incluyen los archivos, los manuales, las bases de datos, las cuentas financieras que registran la información y la experiencia, y también los "entendimientos compartidos entre los miembros". Las memorias empresariales se transmiten con el tiempo a través de la socialización (Kenney, 2000:45). Tanto las rutinas como las memorias son "independientes de los actores o personas que las ejecutan y tienen la capacidad de sobrevivir la rotación importante de cada uno de los actores específicos" (Levitt, Barbara y March, James 1998:320) Aunque Krauthausen (1998) pone en duda que las organizaciones de narcotraficantes sean tan centralizadas y tan grandes como Kenney parece sugerir, coincide ciertamente en el papel que jugaron ciertas organizaciones dentro de la red como coordinadores de la misma y es a estas organizaciones a las que con propiedad debería denominarse como crimen organizado en sentido estricto. Krauthausen considera que la existencia de carteles fue más un asunto mediático que nada tiene que ver con las características y funciones que tienen otros carteles en una economía, como por ejemplo, la control de precios que ejerce el cartel de la OPEP o los carteles de la Thomson o la Elsevier. Quizás sea más realista considerar como lo sugieren Clawson y Lee que la industria altamente fragmentada de los años sesenta y setenta dio paso a lo que se describe como "una estructura de mercadeo internacional integrada y eficiente" (Clawson y Lee, 1996:40), una cadena productiva, una red en la que diferentes tipos de organizaciones (de diferentes tamaños, y en actividades diferentes) correlacionan positivamente metas, cooperan de manera más o menos coordinada en la consecución de un objetivo y donde existe, como sugiere Krauthausen, una coordinación relativamente centralizada, pero no una estructura jerárquica única que controla a todos los miembros de la red y todos los procesos productivos de la cadena. Esto nos permite pues, para finalizar, proponer que nuestro foco de atención prioritario será una de estas formas o 8
estructuras organizacionales dentro de la cadena productiva, justamente, aquella(s) encargadas de los procesos técnicos y tecnológicos, y que son lugar privilegiado para intentar este estudio: la planta o fábrica. La planta como la unidad de análisis para este estudio resulta estratégica por cuanto es allí donde se convierten los desajustes de los que habla Kenney en adaptaciones, donde tienen lugar los procesos de adaptación/apropiación y aprendizaje tecnológico y donde tienen lugar procesos de estandarización, normalización y codificación de procesos que nutren el aprendizaje empresarial de este tipo de organizaciones.
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