La agricultura intensiva y comercio global plantean un dilema, pues por un lado han afectado a la biodiversidad y al medio ambiente, pero por el otro son actividades esenciales para el funcionamiento de las sociedades actuales, pues permiten la generación y acceso a productos "más baratos”, por las economías de escala, y porque la intensificación de la producción también gener a una mayor dependencia. El uso tecnología ha aumentado como consecuencia de una mayor generación de productos y por el crecimiento de la población, con ello también se ha incremen tado la afectación ambiental, por la manera intensiva de explotación de los recursos naturales y de la disposición de residuos. La actividad humana sigue modificando la composición atmosférica, la calidad del agua y la superficie terrestre, en gran medida por la generación y funcionamiento de la tecnosfera.
Agroquímicos El uso de productos químicos y la tecnificación de las prácticas agrícolas, contribuyeron al surgimiento de la agricultura intensiva. Este sistema de producción permitió aumentar los rendimientos a grícolas a partir de la década de 1950’s, pero a la vez trajo consigo algunas reflexiones éticas, sobre la forma de uso de los recursos naturales y porque, si bien la producción de más alimentos ha contribuido al bienestar, también ha promovido el aumento de la población humana con lo cual se ha generado una mayor dependencia del sistema de producción intensiva y una mayor afectación de los ecosistemas. Los agroquímicos son sustancias ampliamente usadas en la agricultura, como los insecticidas, herbicidas y fertilizantes. El efecto de estos sobre el terreno sembrado se expande hacia el aire y con mayor perjuicio se instala en el agua, contaminando las napas subterráneas, los ríos y lagos, así como los alimentos cultivados en terrenos donde se utilizó. Por eso su uso se debe reducir al mínimo indispensable. Los agroquímicos evitan la proliferación de plagas que dañarían millones de hectáreas de alimentos ayudando a los agricultores a mantener sus cosechas. Hay que tener en cuenta que estos también se emplean para combatir enfermedades como la malaria y el tifus que son trasmitidas a las personas por insectos y parásitos. La otra cara de la moneda es el uso indiscriminado de agroquímicos en la agricultura, lo que ha provocado la disminución de la biodiversidad, además del grave impacto negativo en la salud humana, así como la contaminación del agua, suelo y aire.
Monocultivos El monocultivo es el típico ejemplo de la economía de escala, en el que se alcanzan precios bajos del producto cosechado gracias a la racionalización de la producción. Pueden alcanzar en poco tiempo la producción masiva de productos agrícolas, por lo general son cultivos de alimentos básicos, como los cereales. Son apropiados en zonas donde hay escases de mano de obra, ya que los monocultivos abarcan mucho espacio y no necesitan de muchos trabajadores. El problema más frecuente en las plantaciones de monocultivos es la erosión y desgaste del suelo, esto sucede porque se desgastan los minerales del suelo en donde está sembrado el cultivo.
Herbicidas Los herbicidas nos permiten cuidar los cultivos y le permiten al agricultor optimizar el uso de sus recursos y de su tiempo. Además, se usan para preparar el área de siembra y mantener los cultivos libres de malezas. El uso repetido del químico puede causar un desequilibrio en el pH de la tierra, eventualmente dejándola inutilizable para el crecimiento de ningún tipo. Muchos agroquímicos son altamente peligrosos para los seres humanos y los animales en sus formas concentradas.
Alimentos transgénicos Los alimentos transgénicos son motivo de debate en la actualidad, estos son el resultado de mutaciones en los genes de los alimentos que se llevan a cabo mediante técnicas propias de la ingeniería genética. Estos tienen mayor resistencia a las plagas (se reduce el costo económico en insecticidas), posibilidad de cultivar en zonas de sequía o zonas estériles, aumento del tamaño de los alimentos, además de que se les pueden añadir proteínas (importante para combatir algunas enfermedades). En estos tipos de alimentos no se pueden evaluar las consecuencias en la salud de las personas a largo plazo, además podrían surgir nuevas plagas más resistentes que las anteriores provocando daños irreversibles e imprevisibles en las plantas y en los animales tratados.
Conclusión Todas las tecnologías y acciones humanas tienen efectos ambientales, por lo cual se requiere de un manejo integral de productos, desde el proceso de desarrollo hasta la disposición de residuos; así como de la inclusión de una base bioética centrada en el cuidado de la diversidad (biológica y social) y del medio ambiente.