Seminario Mayor San Martí n de Porres Diócesis de Chosica TEOLOGÍA Y PASTORAL LITÚRGICA
MEDIATOR DEI – PIO XII
Sobre la Liturgia
1ª Parte: Naturaleza, origen y progreso de la Liturgia
I. La Liturgia, culto publico
II. La Liturgia, culto interno y externo
La acción de la Iglesia es el culto publico que Jesús tributa al Padre como cabeza y los fieles al eterno Padre por medio de Él. Por ello, las Liturgia es el completo culto publico del cuerpo místico de Jesucristo (en su Cabeza y en sus miembros)
Es culto interno y externo porque es la manifestación individual y comunitario de la vida en Cristo que es tributada al Padre. Por ello, es la manifestación personal y colectiva de nuestra fe en Cristo y con Cristo para gloria de Dios Padre.
III. La Liturgia esta regulada por la jerarquía eclesiástica eclesiástica
IV. Progreso y desarrollo de la Liturgia
la Liturgia , ejercida sobre todo por los sacerdotes en nombre de su Iglesia, su organización, su reglamentación y su forma depende de la autoridad eclesiástica. Esta dependencia es por naturaleza y por la estrechez con los dogmas.
Las declaraciones del Magisterio eclesiástico reflejan mejor y mas claramente las acciones litúrgicas. Las bellas artes (pintura, música, etc.) también han contribuido en la determinación y conformación de elementos externos de la Liturgia.
V. Este proceso no puede dejarse al arbitrio de cada uno
El Sumo Pontífice es el único que tiene derecho a reconocer y establecer cualquier costumbre cuando se trata de culto, a introducir y aprobar nuevos ritos y cambiar los que estime deben ser cambiados. Los obispo, por su parte, tienen el e l derecho y el deber de vigilar con diligencia las prescripciones de los cánones sagrados referentes al culto divino. No es posible dejar al arbitrio de cada uno, aunque se trate de miembros del clero, las cosas santas. A nadie se le permite regular en esta materia las acciones accio nes externas ligadas a la disciplina eclesiástica.
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Sobre la Liturgia
2ª Parte: El culto eucarístico
I. Naturaleza del sacrificio eucarístico
II. Participación de los fieles en el sacrificio eucarístico
El misterio de la sagrada Eucaristía, instituida por el Sumo Sacerdote, Jesucristo, en el sacrificio de la cruz y por voluntad de Él, constantemente renovada por sus ministros, es el compendio y centro de la religión cristiana.
Es mayor dignidad y deber principal de los fieles participar en el sacrificio eucarístico, no pasivamente, sino activamente (Flp. 2, 5).
Fines del sacrificio: 1° Glorificación a Dios. 2° Dar gracias a Dios. 3° exposición y propiciación. 4° Impetración.
Participación, pero no potestad. Participación en cuanto que lo ofrecen juntamente con el sacerdote (ritos y oblaciones de la victima, oblación de pan y vino hecha por los fieles), y
participación en cuanto que se ofrecen a sí mismos como victima (purificando su alma y reproduciendo la imagen de Cristo)
III. La comunión eucarística
IV. Adoración de la Eucaristía
La comunión eucarística es necesario para el ministro, para los fieles es tan sólo recomendable. La iglesia recomienda que los cristianos que no hayan recibido la hostia reciban al menos espiritualmente. El concilio tridentino dice que los fieles presentes en todas las misas comulguen. Benedicto XIV pide no negar la comunión a los fieles.
El culto de la adoración enseñada por la tradición eclesiástica son sacrificio y sacramento es la misma adoración a Cristo escondido bajo los velos eucarísticos. La adoración de la Eucaristía al proceder de la sagrada liturgia y si se practica con decoro, fe y piedad ayudan a vivir la liturgia. No hay por tanto confusión entre el Cristo histórico y el Cristo eucarístico.
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3ª Parte: El oficio divino y el año litúrgico
I. El “Oficio divino”
Por medio del oficio divino, los cristianos, abrazan las horas del día, las semanas y todo el año litúrgico y abraza todos los tiempos y las diversas condiciones de la vida humana. Se da particular relieve a la participación de los fieles en la oración publica y común de la iglesia y al puesto que tiene que ocupar el oficio divino o parte se estos (laudes y vísperas) en los institutos religiosos.
II. Ciclo de los misterios en el año litúrgico
III. Las fiestas de los santos
La sagrada liturgia , en el año litúrgico nos propone todo el Cristo en todas las condiciones de vida, por ello, en los diverso tiempos (adviento, navidad, epifanía, cuaresmapasión, pascuapentecostés) debemos meditar la vida de Cristo. El año litúrgico, alimentado y seguido por la piedad de la Iglesia no es representación fría e inerte de los tiempos pasados, sino mas bien es la perseverancia de Cristo en su Iglesia.
La sagrada liturgia pone ante nuestros ojos los esplendores de los santos para que contemplemos provechosamente, festejemos sus méritos, emulemos sus ejemplos e imploremos sus auxilios como intercesores nuestros. Asimismo, se venera de modo preeminente a la Virgen María, Madre de Dios para que interceda por nosotros su hijos, en el Hijo, Jesucristo. Esta es la esencia y la razón de la sagrada liturgia.
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Sobre la Liturgia
4ª Parte: Normas pastorales
I. Se recomiendan calurosamente las otras formas de piedad no estrictamente litúrgicas
Se recomienda las siguientes formas de piedad: Meditaciones espirituales. Examen de conciencia. Retiros. Visitas a sagrarios eucarísticos. Preces y oraciones a la Virgen María. Confesión sacramental para los fieles y aspirantes al sacerdocio y el clero joven. Se recomienda también la practicas de la preces del mes de mayo dedicado a la Virgen María, el del mes de junio dedicado al Sagrado Corazón, la novenas y triduos, el Vía Crucis y otros; aunque no sean estrictamente litúrgicas ayudan a los cristianos. Es imposible que la inspiración y la acción de Espíritu Santo permanezcan ajenas a estas formas variados de piedad.
II. Espíritu litúrgico y apostolado litúrgico
El espíritu litúrgico y el apostolado litúrgico deben estar acompañados: Por la obediencia a las disposiciones de la Iglesia (decretos, y normas litúrgicas determinados por la congregación para los ritos). Por el decoro de sagrados edificios y sagrados altares. Por el cultivo del canto gregoriano y el canto popular. Y por otras artes (pintura, escultura…).
Pero sobre todo la diligencia y el celo apostólico del clero y el pueblo, instituyendo para este fin monaguillos para el servicio del altar. Además, la vigilancia contra los errores y prejuicios.