Manual para hacer una buena tijera.
Tijeras: Artículo compuesto de dos hojas afiladas unidas por un punto central Tijeras: indisoluble pero que permite la fricción constante; requiere habilidades motrices finas para manipularse. Las tijeras cortan y recortan. Cortan géneros, cintas de inauguración, cordones umbilicales. Hay tijeras domésticas, tijeras quirúrgicas, tijeras industriales, tijeras que sirven para hacer regalos navideños, tijeras que sirven para asesinar. Todas tenemos una tijera en casa. Pero no todas sabemos cómo usarla. Su destino depende de cómo se abra, y por dónde y a qué velocidad cierre sus afiladas piernas. Por la rapidez con que una tijera puede cambiar de ángulos agudos a obtusos es que se le ha relacionado con la práctica lésbica de frotamiento clitoriano. Las tijeras pueblan el imaginario colectivo de cómo follamos las lesbianas, imaginario colectivo que todas sabemos poco tiene que ver con la realidad. Así, aunque las tijeras sean lo primero que se viene a la mente heteroinstruida sobre el sexo lésbico, la verdad es que son una práctica que requiere conocimiento, comprensión del cuerpo, conexión con la otra(s) y muchas horas de intentos hasta lograr la tijera perfecta que nos envuelva en esa oleada de placer lesbiano que sólo una buena tijera, una tijera feminista, nos puede dar.
1.- Una buena tijera necesita flexibilidad. De articulaciones, de pensamiento, de imaginario. Desarme las pre-concepciones de pornografía heterocéntrica y explore. Abra, cierre, frote, invente ángulos nuevos. Los límites de la física están para romperse. 2.- Una buena tijera requiere paciencia. Al paciencia. Al ser una práctica que involucra acomodar tamaños y grosores, bordes y velocidades, requiere tiempo. La explosión de placer puede tardarse pero la búsqueda es también deliciosa. Insista, pruebe, intente una y otra vez, reniegue del pudor y del cansancio. Cuando se logra el roce adecuado en la zona precisa, el rabioso placer es, como el lesbofeminismo, un punto de no retorno. El orgasmo es de quien se lo trabaja. 3.- Un buena tijera es siempre un riesgo. Abandone las posturas cómodas y conocidas, descubra otras. Exponga y cambie el centro de gravedad, pierda miedos y equilibrios. El desestructurado placer de una buena tijera, es inmenso y esclarecedor. Ningún pliegue volverá a sentirse como antes: ni los del propio cuerpo, ni los del cuerpo de las otras ni los pliegues de las sábanas, ni los de las luces que se qu edaron encendidas.
4.- Una buena tijera es un arte desconocido. De tijeras y sexo habla todo el mundo, como siempre hombres. No los escuche. Una tijera feminista le corta hasta las ganas al macho sexólogo sabelotodo. 5.- Una buena tijera requiere entrenamiento. Le recomendamos tonificar músculos haciendo autodefensa feminista: fortalezca cuádriceps y elongue tendones con patadas voladoras a acosadores callejeros, active rodillas golpeando sus entrepiernas, robustezca brazos practicando puñetazos que callen insultos machistas, haga de su cuerpo un arma filosa. 6.- Una buena tijera empieza en la masturbación. Debido a que en esta práctica el clítoris es protagonista, sugerimos pre-estimularlo manualmente para que durante el roce tijeral expanda su potencial y sea más fácil encontrar el húmedo punto tan ansiado. El clítoris aprende, crece y tiene memoria. Así, las masturbaciones posteriores permiten evocar a las compañeras tijerales de la vida logrando maravillosos orgasmos colectivos. Recuerde: La masturbación también es sexo lésbico. 7.- Una buena tijera nunca es igual a otra. Tampoco se logra con cualquier compañera sexual. Pero de cada tijera lograda se aprende y se acumula poder lesboterrorista. Por esta razón, pese a que es una práctica compleja, recomendamos usar tijeras para dar bienvenida a los encuentros feministas, tijeras para romper el hielo, tijeras para entrar en confianza, tijeras para sellar alianzas erótico políticas. Como lesbofeministas recomendamos las tijeras como gesto sororal. 8.- Una buena tijera mejora la musculatura pelviana. El beneficio es prevenir la caída del contenido intrapelvis, patología común y muy molesta, llamada prolapso. Al tonificar el piso pélvico con la práctica frecuente de las tijeras feministas, se previenen el prolapso genital (caída de útero, vejiga y otros órganos), prolapso energético (caída y pérdida de energía feminista, como la que ocurre al hablar de nuevas masculinidades), y el prolapso político (la caída y fuga del potencial lesboterrorista, como la que ocurre al onegeizar las luchas o creerle al gobierno de turno). Recuerde: La firmeza del piso pélvico es básica para la resistencia lesbofeminista. 10.- Una buena tijera otorga poderes extrasensiorales que desarman la construcción temporoespacial. Se ha documentado que 7 orgasmos tijerales logrados en la víspera de un 13 de octubre permiten ver el espíritu de una lesbofeminista admirada y recibir consejo. A nosotras se nos apareció Monique wittig para susurrarnos: el eje del mal es heterosexual. 11.- Una buena tijera y los orgasmos derivados son una reserva de energía lesboterrorista que sólo puede ser usada con fines antipatriarcales. Por esta razón, es altamente recomendado practicar tijeras antes y durante de una marcha, protesta callejera, o encuentro feminista. Esta energía también puede compartirse, a través del sexo tijeral, con alguna compañera que esté atrapada en la heteronormatividad o que tenga peligrosos f iltreos institucionales.
12.- Una buena tijera es abortiva. El roce rabioso de las tijeras feministas provocan placenteras contracciones uterinas capaces de expulsar grandes cantidades de contenido patriarcal. Si durante un aborto con misoprostol se practican tijeras con las amigas y/o amantes que acompañan, disminuye el dolor y aumenta significativamente la alegría de un aborto, autónomo, entre mujeres y en casa. Las lesbianas abortamos cada vez que follamos.
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