ATLAS DE ESPACIOS VACANTES DEL LITORAL ATLÁNTICO DE ANDALUCÍA
ATLAS DE ESPACIOS VACANTES DEL LITORAL ATLÁNTICO DE ANDALUCÍA
Proyecto de Investigación El proyecto de paisaje como instrumento de articulación para los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía Equipo de Investigación: Carolina Prieto de la Viesca (dir.), investigadora Beatriz Castellano Bravo, investigadora Beatriz González Sancho, investigadora Alvaro Raigada Vizuete, investigador Rafael Pleguezuelos, gráficos
(Resuelta mediante Orden de 16 de noviembre de 2009, de concesión de subvenciones previstas en la Orden de 3 de marzo de 2009, para actividades de investigación en materia de Vivienda y Arquitectura, publicada en el BOJA número 235 de fecha 2 de diciembre de 2009)
ATLAS DE ESPACIOS VACANTES DEL LITORAL ATLÁNTICO DE ANDALUCÍA
Introducción Aspectos generales Miradas al paisaje Dinámicas y formas del paisaje Metodología de la investigación Mapa de observatorios El litoral como límite, el límite del litoral Paisaje en Andalucía y su litoral Mapeado de observatorios Mapa de espacios vacantes Conclusiones Anexos
ATLAS DE ESPACIOS VACANTES DEL LITORAL ATLÁNTICO DE ANDALUCÍA Introducción Aspectos generales Miradas al paisaje Dinámicas y formas del paisaje Metodología de la investigación Mapa de observatorios El litoral como límite, el límite del litoral Paisaje en Andalucía y su litoral Mapeado de observatorios Mapa de espacios vacantes Conclusiones Anexos
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Quizás sean las líneas que se abren, cuando se incorpora la dimensión perceptiva a los estudios territoriales, las que permiten, con más potencia, imaginar nuevas maneras de pensar la actuación en el territorio. A esta primera intuición, que encontramos en numerosos acercamientos y diagnósticos conjuntos sobre el paisaje y el territorio, hay que añadirle el regusto de insatisfacción que dejan frecuentemente los instrumentos actuales, a la hora de plantear la ciudad y ordenar el territorio, por cuanto nos hacemos conscientes de lo que podría hacerse y sin embargo no logra conseguirse con ellos. En palabras de Eugenio Turri desde la Revolución Industrial, […] el hombre ha enfocado su trayectoria hacia la acción, hacia lo artificial, lo racional, lo urbano, hasta el punto de dar por sentado que esa es la única manera de responder al silencio que lo rodea, al mutismo de las cosas, creyendo que la acción es una manera de olvidar, evitando los grandes interrogantes, olvidando que la existencia no puede consistir sólo de acciones, sino también de pausas, clausuras en la soledad durante las que surgen las preguntas, los momentos en los que nos detenemos para mirar el espectáculo del mundo .
Los territorios se han producido de distintas maneras en función de cómo la sociedad que se asienta sobre ese territorio entiende su generación y funcionamiento, siendo así ya desde la Antigüedad . La sociedad actual, con las dinámicas que genera la economía en la que estamos inmersos, ha promovido una serie de actividades en territorios frágiles, en los que no se ha tenido en cuenta su manera natural de funcionar y en los que sólo se ha pensado en el corto plazo, en la rentabilidad económica inmediata. En la actualidad, el territorio litoral se ha diagnosticado como uno de los espacios más frágiles a todos los niveles: ecológico, de paisaje, social y económico. El litoral es un espacio donde la geomorfología condiciona la ocupación del territorio y provoca una interacción compleja y tensionada entre componentes de la propia naturaleza, lo rural y lo urbano, de manera muy distinta de lo que sucede en espacios interiores. En ese sentido, esa porción del territorio refleja con intensidad el contraste entre los tiempos de la tierra y los tiempos del hombre, la polaridad entre naturaleza y cultura que hace que, en el contacto forzado entre ambos a lo largo de la historia, se hayan reflejado esos cambios y esa evolución en la ocupación y productividad de ese territorio concreto. Cuando hablamos de territorio lo consideramos como la base geológica, suelo y su relieve, y además la estructura organizada sobre esta base de una sociedad donde se entremezclan los sistemas que hacen posible el desarrollo de ésta. Cuando pensamos en el proyecto de paisaje nos viene a la mente modelos de transformación y objetos arquitectónicos que sirvan de catarsis para parte de - 11 -
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ese territorio donde se ha actuado. El proyecto de paisaje hemos de considerarlo intervención, proyecto es intervenir, intervenir es tomar parte en un asunto 1 y el simple hecho del hombre transformando desde el inicio de los tiempos el territorio para sobrevivir es ya una manera de proyectar paisaje. La historia de un territorio no es sólo la de sus pobladores, estos van dejando una huella y acaban formando uno único, la unión entre la cultura y la naturaleza. Como se ha dicho anteriormente, el paisaje es una construcción cultural, los territorios existen y son los paisajes los que se inventan, se experimentan y se sienten. A existencia de un sistema urbano en el litoral, no significa una apreciación por su paisaje; es cuando la cultura occidental resuelve su miedo ancestral al océano cuando se comienza a ver como paisaje, como refleja en su obra “El territorio del vacío. Occidente y la invención de la playa (170-1840)” el francés Alain Corbin. En el territorio litoral podemos decir que se da una mezcla, variable según la zona, de espacios rurales con ciudades de dinámicas ya globales que se asientan en las históricas ciudades portuarias, en las que las oportunidades de conexión que dio el desarrollo de los puertos durante el siglo XIX y XX para el intercambio industrial, comercial y cultural supuso un revulsivo para su desarrollo en comparación con las del interior. A estas dinámicas se le añade de manera importante desde el siglo XIX, pero sobre todo a partir del siglo XX el hecho del turismo y los procesos que desencadena: aparición de nuevos asentamientos, abandono de espacios agrícolas o ganaderos para dedicarlos a esta nueva actividad, construcción de grandes infraestructuras para dar servicio a la población flotante, etc. Echa ndo la vista atrás parece obvio afirmar que los desarrollos turísticos que se han llevado a cabo en las últimas décadas plantean importantes problemas territoriales, a nivel local y general, al estar desvinculadas, en su mayoría, de los asentamientos litorales históricos y alejados de la manera de instalarse en el territorio que, hasta la aparición del turismo de masas, se había llevado a cabo de una manera algo más respetuosa con el entorno. Para poder hacer esta lectura del territorio que nos lleva de la forma a la dinámica, de los símbolos a las envolventes, es necesario que pasemos por un periodo 1 El sentido del término intervención viene a incidir en la acción, en la participación, sin embargo en el acercamiento al tema de la investigación se empiezan a constatar otras dimensiones del término. En esta línea pensamos que tanto hacer como dejar de hacer es proyectar, dejar que la naturaleza actúe y siga su ritmo es ya una manera de proyectar el territorio, así como delimitar espacios donde la acción no administrada sea inviable, delimitar espacios para el desarrollo urbano o para la protección de las actividades que allí se dan provoca una serie de situaciones que, aunque sin un proyecto al uso, provocan cambios profundos en la manera de vivir ese territorio y sentir el paisaje. - 12 -
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de reflexión de todos los conceptos que confluyen en la investigación y cuya definición, como reflexión, nos va a permitir afrontar el proceso investigador con unos conceptos definidos para no llevarnos a equívocos a lo largo de este. La creación de este glosario de términos, no de definiciones absolutas, nos lleva a trabajar con conceptos próximos y que ayudan al entendimiento interdisciplinar, encontrando puntos en común y diferencias de léxico que hay que unificar. Paisaje, naturaleza, ciudad, puerto, turismo, protección, patrimonio, cultura, litoral, costa, son elementos a definir y situar en una nube de conceptos que todos los integrantes de la investigación puedan localizar y enriquecer con sus conocimientos hasta acabar creando un nuevo glosario acorde a la realidad de cada situación y con un fondo de inmovilidad que permita trasladar y completar en otras situaciones. Finalmente, cómo se crea el lenguaje y los conceptos, como relata Pavel Florenski en su obra La perspectiva invertida, “ni un solo hombre, estando en su sano juicio, considera su punto de vista como único, sino que reconoce cada lugar, cada punto de vista, como un valor que ofrece un aspecto particular del mundo, lo que no excluye, sino que confirma, otros aspectos .” 2
A lo largo de la investigación se ha profundizado en estos conceptos, manejando definiciones y comentarios de diversos autores de muy diferentes disciplinas. Así paisaje es todas las siguientes definiciones, son matices de un concepto que al condensar lo material y lo espiritual es complicado de fijar como concepto estático e inamovible. 1. Cualquier parte del territorio tal y como es percibida por la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción y la interacción de factores naturales y/o humanos.3 2. Proyección cultural de una sociedad en un espacio determinado (…) con dos dimensiones intrínsicamente relacionadas: una física, material y objetiva y otra perceptiva, cultural y subjetiva. (…) Puede interpretarse como un dinámico código de símbolos que nos habla de la cultura de su pasado, de su presente y también la de su futuro.4 2 Pavel Florenski, La perspectiva invertida, La Biblioteca azul, serie mínima. Editorial Siruela, Madrid, 2005. 3 Definición de paisaje dada en el artículo 1 del Convenio Europeo del Paisaje del Consejo de Europa, aprobada en 2000 en Florencia y ratificada por el Gobierno de España el 6 de noviembre de 2007. (BOE nº 31 de 5 de febrero de 2008) 4 Joan Nogué en el texto introductorio “La valoración cultural del paisaje en la contemporaneidad” del libro “El paisaje en la cultura contemporánea”, [Nogué, Joan (coord.), Madrid, Colección Paisaje y Teoría, Biblioteca - 13 -
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3. Espacio liminar, heterotopía; espacio de la posibilidad, del confín entre lo que existe, ha existido y lo que podría existir. 5 4. Efecto de la superposición de la actividad humana sobre la naturaleza, e incluye las modificaciones derivadas de la actuación sobre el medio para hacerlo productivo y construir artificialmente sobre él. Implica una orientación proyectual clara y una condición híbrida, natural y artificial: la proyección de la cultura sobre el territorio natural.6 5. En una cierta porción del espacio terrestre, el resultado de la combinación dinámica y, por tanto, inestable de elementos físicos, biológicos y antrópicos que interactúan dialécticamente unos sobre otros, haciendo del paisaje un conjunto único e indisociable en evolución permanente. 7 6. Es algo móvil, dinámico, cambiante, en perpetua evolución y que imprime ritmos nuevos de manera constante; sino subrayando el carácter mitificador de esos discursos esencialistas. Obviamente, en un momento y un lugar dados se pueden enumerar rasgos que sinteticen un paisaje. El error está en esa reafirmación de la identidad paisajística nacional que consiste en querer aplicar dichos rasgos Nueva, 2008] resume, desde su interpretación, todo el desarrollo de esa publicación. Si el paisaje es en parte un conjunto de elementos físicos que lo forman, éstos tienen una materialidad propia, son independientemente de ser o no observados. Si al paisaje le añadimos la componente del observador, éste ya viene con un bagaje cultural propio por él mismo, sus vivencias, y por el lugar y momento histórico que viva; la mirada ya va impregnada de cultura y la proyecta sobre el sistema físico dándole un significado y no otro, creyendo ver incluso símbolos. 5 La publicación anteriormente citada en la nota 2, se estructura en tres partes, una de ellas dedicada al Paisaje, cultura y territorio en el tránsito a la posmodernidad. El profesor Claudio Minca reflexiona sobre el sujeto y el paisaje en ese tránsito de lo moderno a lo posmoderno. Esta definición recoge sus referencias a los autores Angelo Turco [Paesaggio: practiche, linguaggi, mondi] y Vicenzo Guarrasi [Una geografia virtuale come il paesaggio]. El concepto de heterotopia se refiere a un espacio heterogeneo de lugares y relaciones, como lo describía Michael Focault en Des espaces autres (1967). [Ver referencia en http://www.atributosurbanos. es/terminos/heterotopia/] 6 En sus libros Atlas pintorescos, Iñaki Ábalos reflexiona sobre las relaciones entre paisaje y arquitectura. Considera que la arquitectura del paisaje conforma el espacio público contemporáneo, entendiendo éste como “la tarea más compleja y sutil, más requerida de inventiva, conocimiento técnico y preparación cultural de cuantas puedan proponerse al arquitecto”. 7 Paysage et Géographie Physique globale. Esquisse methodologique. Georges Bertrand. (Revue Géographique des Pyrenées et du Sud-Ouest, nº 39, pp. 249272). 1968. - 14 -
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concretos a grandes territorios en constante transformación, como si de aquí para siempre la naturaleza y la cultura pasasen a ser una y mil veces las mismas. 8 7. Cierta extensión de terreno que adquiere unidad e independencia gracias a la mirada atenta de alguien que lo valora en sí mismo. Valorar el territorio en sí mismo quiere decir estimarlo, no en función de lo que se pueda aprovechar de él, sino en función del placer desinteresado que puede generar. Al espacio exterior que place en sí mismo, por su belleza o su fuerza, lo llamamos paisaje. Al que valoramos en su potencial utilitario lo llamamos país o territorio.9 [aproximaciones al paisaje] La consideración de sopesar, siempre en paralelo los elementos que conforman el conjunto del territorio y los detalles de pequeña escala, que son los que marcan la diferencia entre un espacio y otro, entre una perspectiva y otra, es la base de la forma de aproximarse a un paisaje. Los saltos de escala que son necesarios para alcanzar a conocer las dimensiones de las variables ecológicas, sociales y económicas hacen que todo el procedimiento se base en unos recorridos de ida y vuelta, de apertura y cierre del objetivo de la cámara. El paisaje es mirada y es el espacio del sentir, o sea, el centro originario de todo encuentro con el mundo. (…) El paisaje significa participación, más que distancia, proximidad más que elevación, opacidad más que vista panorámica. El paisaje, como contrario de totalidad, es ante todo la experiencia de la proximidad de las cosas. 10
Para conseguir ser capaz de leer un texto es necesario conocer, o reconocer, unos códigos de escritura, gramática y poética que nos permita entender lo que el texto nos quiere transmitir y, a la vez, interiorizar el mensaje y hacerlo parte de nuestro desarrollo vital. Los estudios territoriales, las lecturas que se hacen del territorio, entendemos que deben hacerse de la misma manera: la complejidad que encierra el territorio actual, por la diversidad de códigos que se dan sobre él, hacen necesario la participación de múltiples lectores que sean capaces de traducir a un código común todos los mensajes, o mejor aún, identificar cada mensaje para darle su sitio y su importancia en el contexto de la complejidad donde se desarrolla. 8 Federico López Silvestre parafraseando a Augustin Berque en el CURSO TRANSFORMACIONES. ARTE Y ESTÉTICA DESDE 1960 / 2ª edición desarrollado en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo en el cuarto trimestre de 2008. 9 (López Silvestre & Sobrino Manzanares, De la situación de 'pospaisaje' alas nuevas visiones del paisaje, 2011) 10 Jean Marc Besse. La sombra de las cosas. Sobre paisaje y geografía, pág. 147-148, Editorial Biblioteca Nueva, Madrid, 2010. - 15 -
La necesariedad de una lectura de manera interdisciplinar, transversal, permite un acercamiento más veraz a una realidad muy compleja, en general, y más en el momento actual, donde los cambios introducidos en el ciclo en el que nos movemos son tan rápidos que es complicado evaluar sus consecuencias ambientales, económicas y sociales a priori. Si el paisaje se constituye desde una multiplicidad de miradas sobre un territorio formado por distintas capas (ecológica, económica, social...) y con distintos espesores según su dimensión en el tiempo, el estudio de paisaje es un proceso complejo en el que diferentes disciplinas tienen que llegar a un punto de trabajo en común, en el que los conocimientos de unos y otros fluyan hacia un proyecto único. La creación de un laboratorio supone asumir un modo de trabajo y aproximación a la realidad, así como una manera de evacuar los resultados y comprobar de nuevo la idoneidad de estos. El laboratorio de paisaje se basa en un sistema de investigación y trabajo de manera interdisciplinar, donde puedan recogerse y reconducirse las inquietudes de la contemporaneidad. El procedimiento seguido es una línea clásica en los métodos científicos desarrollados en laboratorio: “salir afuera, estudiar nuestro contexto, identificar las fallas, los nuevos programas y oportunidades, construir un nuevo mapa y aislar una visión que llevemos a nuestro laboratorio” 11. El objetivo de la investigación ha sido llegar a la consideración del paisaje como elemento vertebrador de la ordenación sostenible del territorio, ya que reconoce el soporte con las dinámicas naturales, económicas y sociales así como el poso cultural y las nuevas miradas que se dan sobre este espacio. Los estudios e investigaciones que se desarrollan en la actualidad se centran en reconocer y valorar espacios excepcionales o con una importante carga simbólica en el territorio, pero ya en el Convenio Europeo del Paisaje se reconoce que el paisaje es “cualquier parte del territorio, tal como es percibida por las poblaciones, cuyo carácter resulta de la acción de factores naturales y/o humanos y sus interrelaciones”, por lo que el estudio y valorización de esos espacios entre aquellos excepcionales también es de suma importancia ya que realmente son los más numerosos y los más desconocidos por su invisibilidad. Estos espacios son los que hemos denominados vacantes, lugares generados por la falta de diálogo entre la ciudad existente, las nuevas tramas y el medio natural, entre los usos tradicionales y los usos que la sociedad actual introduce. Quizás los grandes cambios que se producen en el paisaje del litoral, y del litoral andaluz, aparecen en la modernidad. La aparición-cambio de nuevos paisajes, 11 Iñaki Ábalos, Atlas pintoresco del paisaje, Vol. 1: el observatorio, pág.22, Editorial GG, Barcelona, 2005.
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nuevas maneras de mirar y sentir territorios hasta ese momento solo vividos y no admirados, como es el litoral, es lo que dará paso a la colonización de ese territorio descubierto por los sentidos y a partir de la mitad del siglo XX a la apropiación de él por parte de modos de vida ajenos. La globalización en la que estamos inmersos ya en este siglo XXI provoca que las maneras de la ciudad, de lo urbano, se propaguen a centros urbanos de menores dimensiones, rurales, descontextualizándolos y quitándoles el carácter que lo hacía distinguibles. Los grandes centros turísticos han dado el salto para convertirse en ciudad y han creado un extenso escenario urbano que ocupa el territorio junto a las nuevas explotaciones agropecuarias, la naturaleza delimitada y los centros de producción y distribución de mercancías. La intención ha sido elegir las dinámicas que tengan más significación y distinguir las distintas maneras de instalarse y ordenar los espacios a lo largo de la historia, de manera que se pueda hacer una genealogía del cambio en el territorio litoral. Tras esa primera aproximación, se detectarán los espacios vacantes, los que generan tensión y los que serían el detonante de una nueva articulación. El resultado de esta aproximación se recoge en este documento, como herramienta de trabajo abierta, y que puede favorecer y dar pautas para la articulación, rehabilitación, ordenación y gestión de ese territorio. […] Un atlas no es un diccionario, ni un manual científico, ni un catálogo sistemático. Se trata de una colección de cosas singulares, en general harto heterogéneas, cuya afinidad produce un sabor extraño e infinito (nunca cerrado): helechos o animales marinos, guisantes o arquitecturas industriales, etc., etc., como en la “historia natural infinita” de Paul Klee, o en aquella enciclopedia china reinventada por Jorge Luis Borges que abre el libro de Michael Foucault Las palabras y las cosas.12
Las lecturas del territorio que se han hecho a lo largo de la investigación pretenden introducir todas las variables que hemos llamado científicas en cuanto a su objetividad: forma del territorio, la manera de estar y aparecer del agua, los distintos ecosistemas que conforman la diversidad ecológica del territorio, las diferentes maneras de relacionarse que tiene el hombre con su medio a largo de la historia y sus diversos aspectos morfológicos, las relaciones pasadas, presentes y futuras de la ciudad tradicional con sus extensiones y con los u sos no eventuales que se hacen de las viviendas (y ya ciudades) planificadas como turísticas etc. A todo lo anterior, hay que añadirle la manera de mirar del hombre que habita el territorio, por una parte, y la mirada del turista o paseante, de otra parte, teniendo en cuenta que en nuestra cultura el litoral está asociado con la curiosidad 12
(Didi-Huberman, 2010, pág. 284) - 17 -
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que se nos ha trasmitido desde los viajeros de la Ilustración. Desde el paisaje, la lectura del territorio nos devuelve una red de espacios vacantes, a la espera, que van desde los espacios que caracterizan una ciudad en el litoral, los nuevos espacios urbanos que generan los asentamientos turísticos y los espacios que se generan entre. Esta cartografía refleja un nuevo territorio, un territorio para el diálogo de la ciudad y su medio, del ciudadano, el hombre, y la naturaleza, retomando el diálogo clásico del pensamiento de ser y estar en el mundo. Después de todo, el paisaje es la penúltima frontera. Tras el destructivo recorrido por el que hemos dirigido a la totalidad del planeta en los últimos cien años a lo largo de diferentes oleadas, y una vez alcanzado por parte de los países generadores de este proceso los niveles de calidad de vida más altos de su historia, éstos observan como la velocidad de este cambio devora sus más recientes referencias históricas y culturales en un paradójico proceso de autodestrucción y valoración, en el que la misma sociedad culta, protectora de este paisaje, nutre sus raíces culturales en un sistema económico basado en el cambio y la transformación inevitables. 13 Es la velocidad del cambio, su exponencial incremento, y el de sus efectos cotidianos ante nuestros ojos, lo que en el fondo ha desatado la alarma ante la degradación del paisaje. Este hecho forma parte de un proceso global de degradación14, en el que los recursos naturales de todo el planeta, incluyendo los “invisibles” como las aguas marinas y el aire de la atmósfera, han ido perdiendo progresivamente calidad para su aprovechamiento por parte de los organismos vivos más complejos, entre los que nos encontramos nosotros.15 Esta cultura transformadora ha encontrado refugio históricamente en el refrán ojos que no ven…, hasta que sus efectos globales han comenzado a ser palpables en el 13 Se establece un cierto paralelismo con la paradoja del libro de Claude Levi Strauss Tristes Trópicos. Ed. Paidós (1.997, 2.006), en donde el autor lamenta no haber podido reunir en una sola época la épica de las exploraciones del SXVIII con la ciencia y el conocimiento de su propio tiempo. 14 Tal como se recoge en diferentes foros internacionales sobre la materia (Informes Brundtland, Cumbres de Río y sucesivas, etc.) 15 El ser humano pertenece al tipo de organismo ecológicamente denominado K, cuya estrategia vital consiste en invertir la energía que obtiene en individuos fisiológicamente complejos, y longevos. Ello implica una amplia red de relaciones ecológicas, definidas en un rango de estabilidad estrecho. (Begon, Michael; Harper, J.L.; Townsend, C.R. "Individuos, poblaciones y comunidades", Ed. Omega, S.A. Enero 1999). - 18 -
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incremento de la contaminación de fondo de nuestra envoltura natural cotidiana (ríos, suelo, atmósfera), y sus manifestaciones inmediatas (enfermedades con base hormonal e inmune16, calidad de los alimentos, calidad del clima y el aire urbano, etc). Esta revelación ha sido acompañada por la notable degradación el paisaje en tiempo real, apreciable en la escala temporal de una generación, en la que los padres comprueban como sus parajes, sus paisajes, sus señas territoriales de identidad, desaparecen antes de poder ser mostrados a sus hijos. 17 En este proceso degradativo, -planificado por políticas sociales marcadamente definidas por la maximización económica de la relación coste – beneficio, donde los costes sociales, culturales y naturales representan cero euros en la ecuación18– , la ordenación territorial ha actuado tradicionalmente sobre el paisaje de distintos modos: 1.
Creando activamente nuevos paisajes en sustitución de los anteriores.
En este caso podemos encontrar paisajes nuevos, conformados por la transformación o potenciación de los usos anteriores (en la costa encontramos por ejemplo la urbanización, mientras que en el litoral interior hallamos las consecuencias de la mecanización, la concentración parcelaria y la generalización del invernadero, así como la deforestación de tierras para la industria papelera).19 2.
Congelando paisajes a través de su conservación.
En este caso podemos encontrar el blindaje de paisajes naturalmente evocadores de los cánones tradicionales de la armonía y la belleza del equilibrio natural, y de la naturaleza salvaje de las latitudes templadas20. 16 Estadísticas de la calidad del aire en los informes de medio ambiente en Andalucía (Informe de Medio Ambiente en Andalucía 2009 (IMA 2009). Junta de Andalucía. 17 Estadísticas del cambio en los usos del suelo en los informes de medio ambiente en Andalucía (Informe de Medio Ambiente en Andalucía 2009 (IMA 2009). Junta de Andalucía. 18 Recientemente se están incorporando los costes ambientales a la tasación de determinados bienes económicos (Análisis de Riesgo Ambiental de determinadas explotaciones industriales), o a de servicios ambientales (Método de Valoración Contingente). Naredo, J, Manuel. "Fundamentos de la Economía Ecológica". Icaria-Fuheman, Barcelona. 1994 19 Estadísticas de ocupación de suelo en los municipios de la costa onubense y El Condado de Huelva, en los informes de medio ambiente en Andalucía (Informe de Medio Ambiente en Andalucía 2009 (IMA 2009). Junta de Andalucía. 20 Esta tendencia ha ido virando hacia el aprecio de los paisajes medios (de los bosques a las dehesas, de las cumbres alpinas a las lomas hercínicas), siendo éstos objeto de conservación dinámica (gestión) y prestigio por parte de las políticas de protección de la naturaleza. - 19 -
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3. Marginando paisajes por la indiferencia o desacierto de sus políticas territoriales. En este apartado encontramos en el medio urbano a los bordes metropolitanos plagados de intersticios territoriales, residuos de una frontera de acusada discontinuidad por la proximidad y densidad de sus usos urbanos, agrícolas, industriales, viarios. En el medio rural, encontramos mosaicos agrícolas degradados por la despoblación rural (abandono de la actividad agrícola tradicional 21), o grandes extensiones vacías por el fracaso de las grandes desecaciones para agricultura, o por forestaciones fracasadas22. 4.
Ordenando actividades tradicionales rentables.
Es el caso de los secanos de cereal, olivar y viñedo, en los cultivos agrícolas, y de los aprovechamientos silvopastorales en los forestales. En el ámbito de trabajo se conjugan paisajes procedentes de los cuatro tipos descritos, ya que podemos encontrar tanto los núcleos turísticos de la costa y sus sucesivas oleadas de crecimiento, como los invernaderos del litoral interior de Lepe y Cartaya, como las concentraciones parcelarias (arrozales y regadíos del bajo Guadalquivir en los términos de Isla Mayor Mayor,, Los Palacios, Lebrija, Trebujena), todos correspondientes al primer tipo; conviviendo con otros paisajes marismeños (en principio marginados – tercer tipo – y posteriormente conservados - segundo tipo -), que actualmente son custodiados como emblema de paisaje natural costero.23 Éstos pueden aparecer a su vez ligados a paisajes marginales (intersticios residuales) provocados por experimentos transformadores fallidos, ya sea por las consecuencias destructivas de la actividad industrial o urbana, o por la indefinición de usos entre la densa maraña de distintas parcelas. En suma, y como podemos ver, la manifestación visible de la transformación del paisaje es patente, es variable en sus diversas modalidades, y genera paisajes de diferente calidad en función de estos procesos. 21 Crecimiento de la superficie forestal y decremento de la agrícola agrícola en los informes de medio ambiente en Andalucía (Informe de Medio Ambiente en Andalucía 2009 (IMA 2009). 2009). Junta de Andalucía Andalucía 22 Ejemplos del Bajo Guadalquivir en los términos términos municipales de de Isla Mayor y Puebla del Río. 23 Actualmente recurso recurso económico de primera importancia, importancia, tanto para el turismo convencional de residencia, como para el turismo de litoral interior (p.e.: turismo ornitológico). - 20 -
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Los paisajes generados por el tercer tipo de proceso son los que nos interesan en este trabajo, por ser aquellos que se encuentran en el limbo paisajístico, a medio camino de nada, paralizados en su proceso de transformación, ya sea por su fracaso inicial, o por la parálisis inducida por la tensión territorial en torno a ellos o su propia degradación ambiental. 24 Son paisajes asociados tanto a pequeños parajes como a grandes extensiones, presentes tanto en el medio rural como en el urbano, que tanto aparecen junto a los paisajes conservados como a los degradados, por lo que su importancia territorial como matriz paisajística es importante, tanto por si relevancia como nexo entre paisajes definidos, como por su propia entidad paisajística 25. Estos paisajes, aparentemente en tierra de nadie, deben ser identificados, analizados y cartografiados para su correcta gestión, ordenación y conservación, lo que redundará en una mejoría de la trama paisajística, particularmente apreciable en las transiciones entre paisajes definidos o sometidos a fuertes discontinuidades (bordes urbanos, viarios, industriales, naturales na turales conservados).
24 Asimilación de los “terrain vague” metropolitanos metropolitanos referidos en la obra de Ignasi Solá – Morales, a un fenómeno de amplio espectro territorial. SOLÀMORALES RUBIÓ, Ignasi. Presente y futuros. La arquitectura en las ciudades. En AA. VV., Presente y futuros. Arquitectura en las grandes ciudades, Barcelona: Col.legi Oficial d’Arquitectes de Catalunya / Centre de Cultura Contemporània, 1996, 10-23. 25 Asimilación paisajística paisajística con la idea de de Corredores Eclógicos Eclógicos desarrollada por la Biología de la Conservación, por la que los espacios naturales aislados carecen de viabilidad ecológica. En este caso, la importancia del fenómeno vacante, puede desvirtuar la relevancia de paisajes circundantes. - 21 -
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Introducción Aspectos generales Miradas al paisaje Dinámicas y formas del paisaje Metodología de la investigación Mapa de observatorios El litoral como límite, el límite del litoral Paisaje en Andalucía y su litoral Mapeado de observatorios Mapa de espacios vacantes Conclusiones Anexos
Miradas al paisaje [opiniones] [políticas] [referencias]
Dinámicas y formas del paisaje Metodología de la investigación
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[opiniones]
A lo largo de los siglos, en la civilización occidental, el concepto de paisaje ha sufrido variaciones, desde un arranque más estético hasta una consideración actual fuertemente social referida a la percepción e identidad de una población para con un lugar. Es importante cuando se intentan analizar las distintas fases por las que ha pasado el termino de paisaje encuadrarlas en su momento de la historia y del pensamiento, porque el paisaje al ser el sentimiento que la población tiene del territorio que habita o que visita es un fiel reflejo de cómo en cada momento, cada etapa de la cultura occidental ha entendido la relación del hombre en y con el mundo. A fin de cuentas, qué es el paisaje si no cómo vemos el mundo y cómo nos posicionamos ante él. Tomando como referencia el texto “Las cinco puertas del paisaje” (Besse, 2006) podemos analizar las diversas miradas que en la época moderna y contemporánea se han volcado sobre este concepto, con múltiples disciplinas centradas en su estudio, más allá de las que podemos decir son las clásicas. La estructura que el autor plantea nos parece que hace un barrido global además de relacionar disciplinas al englobarlas dentro de cada una de las entradas que define: “El paisaje puede ser definido, en mi opinión, 1) como una representación cultural (principalmente informada por la pintura), 2) como un territorio producido por las sociedades a lo largo de la historia, 3) como un complejo sistémico que articula a los elementos naturales y culturales en una totalidad objetiva, 4) como un espacio de experiencias sensibles rebeldes a las diversas formas posibles de objetivación, 5) y por último, como como un sitio o un contexto de proyecto”. 1
Más allá de dar como buena esta compartimentación, que creemos puede considerarse una historia por disciplinas y que puede descaracterizar muchos de los estudios que se citan valorando sólo una parte de ellos 2, nos interesa el recorrido breve por toda esa diversidad de miradas para que se pueda apreciar las diferentes maneras que se ha tenido a lo largo de la historia de percibir y valorar el paisaje según “el cristal con el que se mira”. A partir del texto original de Besse, nuestra propuesta surge de compactar alguna de las entradas al sopesar los criterios que se pueden considerar similares desde una mirada actual y los resultados también, así hemos unificado la categoría del paisaje como representación cultural y la del paisaje como contexto de proyecto, al valorar que 1 (Besse, 2006, pág. 146) 2 Las reflexiones con las que arranca el capítulo de López Silvestre en Paisaje e historia (Maderuelo, 2009, pág. 9) ponen de relieve los desaciertos de lo defendido por Besse, planteando otro tipo de relaciones que ponen de manifiesto la vinculación más con la Naturphilosophie. - 25 -
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los proyectos de paisaje pueden agruparse según los principios de los que partan. Las acciones realizadas por todos los artistas de Land Art y muchos arquitectos y paisajistas en sus intervenciones territoriales, o más puntuales en acciones urbanas, tienen una carga estética importante y el proceso de reversión a la sociedad tiene un significado más artístico y por tanto equiparable a lo que en su época significaron los grandes cuadros de paisaje como elementos que reflejaban y enviaban un mensaje meditado por el artista. En segundo lugar, y siguiendo con este discurso, la agrupación de la entrada referida al paisaje como territorio fabricado y la otra vertiente de proyecto de paisaje, considerando que la planificación de ese territorio genera nuevos paisajes y, de hecho, puede considerarse que la transformación mayor que ha sufrido el paisaje en la contemporaneidad es debido al avance de las infraestructuras como grandes constructoras de ese territorio fabricado. Las disciplinas proyectuales que desde la planificación del territorio ordenan y diseñan a gran escala estarían aquí incluidas. Las entradas quedarían, por tanto, como paisaje y arte, paisaje y pensamiento, paisaje y naturaleza, y paisaje y territorio, lo que sigue la línea de la colección de textos “Pensar el paisaje” que recogen los cursos del mismo título dirigidos por el Javier Maderuelo en el Centro de Arte y Naturaleza de la Fundación Beulas en Huesca, donde se analizan además de los temas anteriormente citados dos relacionados con historia y patrimonio, que en nuestra propuesta estarían distribuidos por las entradas anteriormente citadas. Entendemos que ya no es necesario hacer la matización de que paisaje es cultura, que se entiende como superposición de acciones y dinámicas en distintas capas temporales, resultando un palimspesto y que estos conceptos están ampliamente reconocidos en los procesos de ordenación y gestión de los territorios y de sus paisajes.
[paisaje y arte]
En el análisis del paisaje como representación cultural, se recogen los conceptos de paisaje in situ o in visu, es decir, decir, paisaje real o paisaje representado y los estudios que sobre ello se han realizado. Se analiza el paisaje como lectura que se hace del mundo, intervenida por los códigos culturales del momento de su aparición, ya sea pintura o literatura o cualquiera otra de sus representaciones. Existe por tanto una iconografía del paisaje y sobre la determinación del origen del concepto de paisaje que se asocia a la aparición del primer cuadro, o representación gráfica, de paisaje se han realizado numerosos estudios y publicaciones. - 26 -
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El desarrollo de la sensibilidad hacia el territorio se da en unos momentos históricos concretos donde se producen cambios en la manera de verse el hombre en el mundo: la apreciación del territorio, la consideración de éste con una significación más allá de como soporte vital, la acotación de esa inmensa realidad que es el cosmos, la Naturaleza con mayúsculas, para hacerla accesible, lo que llamamos paisaje que en términos primarios es un “fragmento de la Naturaleza dotado de sentido” 3. Esa valoración de la vertiente estética de la Naturaleza pasa en nuestra cultura por distintos estadios, desde la ausencia a las pequeñas ráfagas, de un papel secundario a ejercer de actor principal y absoluto. A pesar del desinterés general de la cultura griega por la apreciación del medio físico, siempre puede encontrarse un resquicio en el que se detecta una cierta complacencia en el entorno natural. Ya en la cultura romana estos ejemplos son más claros reflejándose en la existencia de jardines y villas de recreo y en partes de las obras de Horacio y Virgilio que luego redescubrirán los viajeros románticos intentando reconocer sus descripciones en sus recorridos por Italia. Cada época y cada cultura establece los códigos de interpretación y representación de su entorno, así que las visiones de una naturaleza estereotipada e idealizada que se recuperan en las obras artísticas de la Edad Media han de interpretarse bajo esos códigos culturales, la vida es un valle de lágrimas por el que se debe pasar y es el lugar en el que cualquier cosa terrorífica puede pasar. En este momento se vive de una manera más encerrada y ensimismada en el interior, un cristianismo denominado agustiniano que desdeña todo lo exterior. En paralelo a esta ausencia de sensibilidad hacia la Naturaleza en Europa, en un lugar tan remoto y ajeno como la China se originaba el paisaje en el siglo IV de nuestra era. Diez siglos después, los escritos de Petrarca y Bocaccio ya recogen una nueva sensibilidad hacia el entorno, reconociéndolo como un lugar más reconfortante, como se refleja, en años anteriores, en las pinturas al mural de Giotto. Comienza el Renacimiento, la pintura de esta época va a recoger los ejemplos más claros y ejemplarizantes del cambio de sensibilidad de la sociedad hacia la Naturaleza y hacia la percepción de ésta. Aunque la aparición de los fondos de los cuadros con escenas de la Naturaleza pueda deberse principalmente a aumentar la sensación de perspectiva en estos, es también significativo que de la utilización del dorado o negro, como ausencia de entorno de la figuración principal del cuadro, se pase a una representación del mundo tal y como se veía en el Quatrocento: la representación de la Naturaleza como un entorno acotado y ordenado al modo de un jardín suele ser lo común en estas primeras pinturas; ya cerca del Cinquecento se comienza a reflejar el medio abierto, fuera del control del 3 (Núñez Florencio, 2008)
El aire denso y la importuna niebla cerrada en derredor de bravos vientos, presto avendrá que se convierta en lluvia; y ya son casi de cristal los ríos y en vez de hierbecillas por los valles, más cosa no se ve que escarcha y hielo. Y yo en el corazón más frío que hielo traigo de pensamientos una niebla, como la que levanta en estos valles, cerrados ellos a amorosos vientos, y cercados de empantanados ríos, cuando del cielo cae más mansa lluvia. En poco tiempo acaba toda lluvia, y al calor se derriten nieve y hielo, con que enriquecen en caudal los ríos; y nunca escondió el cielo tanta niebla que, acometida de furor de vientos, no huyese de los montes y los valles. Mas, ay que a mí no vale el brotar valles y tanto lloro al sol como a la lluvia, y a los helados y los suaves vientos; que antes que dentro de ella no haya hielo, ni fuera de ella esté la usada niebla, veré yo secos mar, lagos y ríos. Mientras desciendan hasta el mar los ríos y amen las fieras los umbrosos valles, cubrirá sus bellos ojos esa niebla que hace en los míos brotar continua lluvia, y el pecho hermoso endurecido hielo que saca al mío tan dolientes vientos. Bien debo perdonar todos los vientos, por amor del que en medio de dos ríos me encerró entre la hierba y entre el hielo, tal que pinté luego por mil valles la sombra en la que fui, que ni de lluvia curaba ni calor, ni voz de niebla. Mas nunca se vio niebla huir por vientos como aquel día, o ríos por la lluvia o el hielo, cuando el sol abre los valles. Cancionero. Francesco Petrarca. 1358.
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Huida a Egipto.Giotto. 1306. Mural en la capilla de los Scrovegni, Padua.
No me toques. Fra Angelico. 1446. Mural en la Adoración del Cordero (parte).Jan Van Eyck. iglesia de San Marcos, Florencia. 1432.
hombre, de la ciudad, pero como territorio civilizado: los palacios colonizando las cumbres y los caminos que atraviesan las montañas manifiestan una nueva visión del mundo donde las fuerzas de la naturaleza empiezan a estar controladas y dominadas, en parte, por los distintos conocimientos que empiezan a desarrollarse en esta época. La pintura, como parte de las labores artísticas, es un reflejo de lo que ve la sociedad de una época y a la vez es un instrumento educador de cómo debe verse e interpretarse el mundo, por lo que cualquier cambio en las técnicas pictóricas influyen en el resultado del cuadro y a la vez da al pintor más herramientas de trabajo para transmitir a través de su obra4. El perfeccionamiento de las técnicas de pintura al óleo 5 que se producen en la escuela de Flandes y se reflejan en las obras de Jan van Eyck donde se representan los paisajes de las tierras bajas, culminarán en lo que para algunos autores se puede considerar el nacimiento del paisaje en la cultura occidental: los paisajes pintados por Patinir, donde se refleja una nueva manera de interpretar el mundo y donde el paisaje pasa de ocupar un segundo plano en el cuadro, los fondos, a adquirir un protagonismo mayor en la obra expandiéndose por toda la tela y ganando 4 En el arte, “si cambian las normas, los cánones, los principios del orden, cambian las formas de representación, cambian las formas de representación. Puede haber órdenes muy constrictivos; puede haber soltura, puede haber ajustes y equilibrio. Esta manera de hacer y pensar en el orden creativo, por ejemplo en pintura, puede traspasarse como modelo mental a la comprensión del estilo del cosmos. Averiguar el ajuste entre la norma y la forma ha sido el objeto de casi todos los acercamientos geográficos al paisaje desde Ritter.” (Martínez Pisón, 2008). 5 Este perfeccionamiento complementa el uso de la perspectiva que se inicia en las escuelas italianas. La técnica consiste en el uso de veladuras, en tenues capas de óleo aplicadas unas sobre otras y todas sobre un soporte que consta de una tabla de madera pulida y pintada de blanco, con lo que se logra una reflexión de la luz con el consecuente brillo de la pintura y una sugestión de profundidad. - 28 -
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en forma y colorido. Otros expertos en la materia consideran que la pintura de paisaje no puede considerarse como tal hasta que la representación del territorio no alcanza el protagonismo absoluto en el cuadro y deja de ser un acompañamiento a un tema principal, ya sea religioso o pagano, son las obras de Ruysdael, en la Holanda del siglo XVII, el reflejo de estas teorías en las que la pintura de paisaje abandona sus cargas simbólicas y se comienza a valorar por sí mismo. Estas obras se encuadran en un momento de la historia del mundo occidental en el que el hombre está pletórico, las campañas de conquistas de los nuevos mundos descubiertos y la sensación de controlar el mundo se manifiestan a través de los cuadros. Su arma es la Razón y con ella puede domar a la Naturaleza, domesticarla, se pasa del jardín de los palacios italianos y de Le Nôtre, en Francia, a los grandes jardines pintorescos ingleses donde se imita a la Naturaleza pero con un control absoluto en el diseño de los elementos que configuran el espacio y los recorridos. A lo largo del siglo XIX, la publicación de los resultados de los viajes de Alexander von Humboldt recorriendo América va a provocar la visión de la Naturaleza como un gran todo armonioso, las figuras que acompañan al texto científico reflejan unos paisajes que aúnan esos datos con el goce estético. Las representaciones de la naturaleza salvaje, con ejemplos escénicos de la mano de Dios influyen en las escuelas pictóricas de Estados Unidos, con lo que la imagen que se trasladará a las generaciones posteriores del paisaje americano es el de un territorio sin huellas históricas y que mediante su representación sirve para “la creación de una identidad nacional porque simbolizaban tanto la armonía entre el hombre y la naturaleza como la capacidad de ésta para emitir valores morales”, tal y como recoge en el Atlas Pintoresco, (Ábalos, 2005).
Perfiles de vegetación realizados por el botánico Aimé Bonpland que acompañó a Alexander von Humboldt en su viaje. Publicado en 1815.
Weizenfelder. Jacob van Ruisdael. 1670
Esta mención a la pintura de las escuelas de los primeros estados de lo que se conformará en los Estados Unidos de América es de resaltar por la influencia que tendrá en los años sucesivos en las intervenciones territoriales pasando del diseño de jardines al de parques y porque influirá decisivamente en el nacimiento de la Arquitectura del Paisaje, con su artífice Olmsted, y posteriormente en las distintas ramas de esta disciplina que surgen en Estados Unidos y se exportan a Europa (Landscape Urbanism, Landscape Ecology…). Como en todos los temas en los que las investigaciones son múltiples, existen variaciones en la consideración del comienzo de una nueva etapa, siempre decisiva, y un elemento bisagra que marca una nueva manera de interpretar y representar la naturaleza. La salida del artista al campo es, para un gran número de expertos, un momento crucial en la historia del paisaje, para algunos su verdadero nacimiento, y van tres. En el ensayo de Bernardino de Pantorba sobre el paisaje marca como pasos fundamentales los dados por Constable, para rematar el paisajismo clásico, - 29 -
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y por Turner, que con una frase encierra la nueva manera de entenderlo en ese momento: “las cosas no hay que pintarlas como son, sino como se ven”. Tras esta sentencia el camino hacia el Impresionismo está allanado. Pero el arte del paisaje, que en este momento de la segunda mitad del siglo XIX alcanza la cima en sus logros, comienza a caer en picado en los primeros años del nuevo siglo y con el desarrollo de las vanguardias. Se considera un estilo que trae aires del antiguo régimen considerándose únicamente decorativo y por tanto no con suficiente fuerza como para representar la nueva era en la que la máquina representa la idea de progreso. Bien es cierto que hay intentos por parte de las primeras experiencias cubistas en utilizar el paisaje con ese nuevo lenguaje pero no consiguen afianzarse, ya sea por lo encorsetado del estilo o por provocar una ruptura total con lo que se está haciendo en los mismos años por otros artistas. No es hasta mitad del siglo XX cuando se comienza de nuevo a utilizar la representación del paisaje de una manera más notable. Para unos hay una relación genealógica entre la tradición romántica del norte de Europa y el expresionismo abstracto de la Escuela de New York con Rotckho a la cabeza. Estas teorías expuestas por Robert Rosenblum en 1972 en un ciclo de conferencias que se recogerán en una publicación posterior, tenían una avanzadilla en un pequeño artículo publicado en 1961 en la revista ARTSnews 59: […] Lo sublime, que surge con Longino, fue explorado con fervor durante el siglo XVIII y a comienzos del XIX, y es una recurrencia constante en la estética de escritores de la talla de Burke, Reynolds, Kant, Diderot y Delacroix. Para éstos, así como para sus contemporáneos, lo sublime proporcionaba un receptáculo semántico flexible que permitía expresar las nuevas y oscuras experiencias románticas de sobrecogimiento, el terror, la experiencia de la infinitud y de lo divino, que comenzaban a romper los recatados confines de los sistemas estéticos precedentes. Tan impreciso e irracional como los sentimientos que trataba de nombrar, lo sublime podía aplicarse tanto al arte como a la naturaleza: de hecho, una de sus expresiones más importantes fue la pintura de paisajes sublimes. […] En su Crítica del Juicio (1790), Kant nos explica que en tanto que “lo bello en la naturaleza se refiere a la forma del objeto, que consiste en su limitación, lo sublime, en cambio, puede encontrarse en un objeto sin forma, en cuanto en él, u ocasionada por él, es representada la ausencia de límites”. (I Parte, Libro II, parágrafo 23). En efecto: esa sobrecogedora confrontación con una ausencia de límites, en la que experimentamos una totalidad igualmente poderosa, es una idea dominante que vincula con continuidad a los pintores de lo sublime romántico con un grupo de pintores norteamericanos recientes que busca lo que podría denominarse lo “sublime abstracto”. En el contexto de dos escenas de meditaciones ante el mar de dos grandes pintores románticos –el Mönch am Meer (“Monje a la orilla del mar”), de Caspar David Friedrich, pintada hacia 1809 y The Evening Star (“La estrella de la tarde”) de Joseph Mallord William Turner–, la obra Light Earth over Blue (“Luz y tierra sobre azul”) de Mark Rothko, de 1954, revela afinidades visuales y emocionales. Al sustituir las fisuras abrasivas y desiguales de las gargantas reales y abstractas de Ward y Still por un fenómeno no menos paralizante de luz y vacío, Rothko, al igual que Friedrich y Turner, nos coloca en el umbral de esas infinidades carentes de forma de las que hablaban los estetas de lo sublime. El diminuto monje de Friedrich y el pescador de Turner establecen, como el ganado en Gordale Scar, un conmovedor contraste entre la vastedad infinita de un Dios panteísta y la infinita pequeñez de Sus criaturas. En el lenguaje abstracto de Rothko, un detalle tan literal como ése –un puente de empatía entre el espectador real y la presentación de un paisaje trascendental– ya no es necesario; nosotros mismos somos el monje frente al mar, silenciosos y contemplativos frente a esas enormes pinturas mudas, como si observáramos una puesta de sol o una noche de luna llena. Al igual que la trinidad mística formada por el cielo, el agua y la tierra que en el Friedrich y el Turner surge emanando de una fuente oculta, las franjas flotantes y horizontales de luz velada de Rothko parecen esconder una presencia absoluta, remota, que sólo intuimos y jamás alcanzamos a captar del todo. Esos infinitos e intensos vacíos nos transportan, más allá de la razón, hasta lo sublime; lo único que podemos - 31 -
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hacer es rendirnos a ellos en un acto de fe y dejarnos absorber por sus radiantes profundidades. […] Un cuarteto formado por los lienzos más grandes de Newman, Still, Rothko y Pollock podría interpretarse fácilmente como un mito de un Génesis posterior a la Segunda Guerra Mundial. Durante el romanticismo, los elementos sublimes de la naturaleza eran prueba de la existencia de lo divino; hoy en día, las experiencias sobrenaturales de esa envergadura se expresan solamente a través del medio abstracto de la pintura. Lo que era panteísmo (“Pantheism”) se ha convertido ahora en una especie de “pintura-teísmo” (“Paint-theism”). Las teorías que defiende por otra parte Javier Maderuelo del paisaje como secularización del arte, de desempolvarse de la producción de imágenes religiosas para describir el mundo que se ofrece ante los ojos de los artistas de cada época, difiere de las teorías de Rosenblum, llegando a considerar que no es posible denominar paisaje a las pinturas de los artistas expresionistas antes citados, y son las obras de dos artistas ajenos a la pintura los que recuperan la exploración de nuevas caras del concepto de paisaje: John Cage, músico, y Isamu Noguchi, escultor. La influencia del primero en la generación de artistas americanos de los años sesenta se debía a los postulados de la indeterminación de la obra de arte que liberaba a “la escultura de la objetualidad, la masa y la forma definida para abrirse a temas como la inmaterialidad, la acción, la improvisación, el territorio y el paisaje” 6.
La aparición de toda una serie de artistas en Estados Unidos influenciados por las ideas de Cage y, en los mismos años, la generación que surge en Inglaterra al amparo de la Saint Martin’s School of Art produce una eclosión de obras-experiencias en el territorio y con el paisaje como protagonista. De nuevo un cambio radical en la manera de transmitir las experiencias artísticas provoca una serie de obras novedosas que, hoy en día, casi cincuenta años después de la realización de alguna de ellas se siguen considerando actuales. La coincidencia de la aparición de estas obras, de las inquietudes que llevan a estos artistas a su realización coincide con una crisis mundial que da pie a la aparición de los movimientos ecologistas a nivel global y la nueva conciencia de estar el hombre en la Tierra.
Contoured Playground. Isamu Noguchi.1941
Imaginary Landscape Nº1. John Cage 1939
6 (Maderuelo, La construcción del paisaje contemporáneo, 2008) - 32 -
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Las obras de estos artistas se conciben como acciones en o sobre el territorio y su finalidad es ser filmadas o fotografiadas en secuencias para poder trasladar lo que para ellos es la parte más importante de la obra de arte: el proceso. La intención de los artistas que trabajan sobre el territorio no siempre es un modo de transmitir ese paisaje, es la mirada del espectador sobre la obra de arte situada en un punto concreto la que valoriza ese entorno, el paisaje y lo llena de significados propios que suman la obra de arte. Si durante cuatro siglos, del Renacimiento al Impresionismo, la pintura ha sido el medio con el que se nos ha ido transmitiendo esa idea de ser en el mundo de cada hombre en su tiempo, en la actualidad son las técnicas de la fotografía y del land-art y earthworks los que hacen visible a las generaciones futuras cuáles son nuestros sentimientos con n osotros y el mundo.
The lightning field Walter de Maria.1977
Wooden Boulder.David Nash.1978-2006
A Line in the Himalayas. Richard Long.1975
A hole in the sea. Barry Flanagan.1969
Paseo por los monumentos del Passiac. 1968. Espiral Jetty. 1970. Robert Smithson
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[paisaje y pensamiento]
Las distintas corrientes que estudian e investigan en paisaje desde distintas disciplinas sugieren que el concepto de paisaje como tal no puede reconocerse hasta que en una civilización no existe una palabra que lo designe, una descripción o representación del territorio mediante literatura, poesía, pintura o alguna manifestación artística, y la aparición de jardines, pequeñas miniaturas de los territorios creados para el disfrute y la contemplación 7. Aunque parezca una obviedad el concepto de paisaje está ligado al desarrollo de una civilización y de su pensamiento, su cultura8. Los cambios profundos que se producen a lo largo de la historia del pensamiento occidental desde el renacimiento hasta la actualidad han producido que de una visión del hombre como elemento central del universo se pase al hombre como parte de la naturaleza; de aplicar la técnica y la tecnología como solución a los problemas y terrores que produce la naturaleza a las filosofías de convivencia pacífica con el mundo sin atacar ni sentirse atacado por él. El paisaje no existe per se, es una construcción, ya sea de una persona o de una masa social, una cultura o una civilización. Cualquiera de las definiciones o descripciones del concepto de paisaje son válidas, todas significan9 lo mismo y a la vez todas se complementan en sus diferencias. Desde los orígenes de la civilización occidental, que podemos marcar en el pensamiento griego, la concepción del mundo natural y del mundo humano son realidades ajenas la una de la otra, “naturaleza contra cultura, lo físico contra lo social” 10, y es a lo largo de los siglos cuando este filosofía va mutando y de las argumentaciones mediante contraposiciones se pasa a abordar la pluralidad del cosmos insertando a cada uno en su lugar, a la vez que se reconoce la carga cultural que conlleva cualquier movimiento del hombre 11. La percepción que se tiene del mundo, de la Naturaleza, en la cultura antigua se puede resumir en una incomprensión, en general, de la belleza que puede entrañar un medio tan arbitrario, en el que unas fuerzas poderosas, ya sean los dioses en las culturas 7 (Berque, 1994). 8 “Tal como explican ciertas corrientes filosóficas, sólo se llegan a conocer las cosas y los fenómenos cuando se logra nombrarlos y se pueden describir”. (Maderuelo, Paisaje y arte, 2007, pág. Introducción). 9 En la segunda acepción recogida en el diccionario de la RAE se establece que significar, dicho de una palabra o una frase, es ser expresión o signo de una idea, de un pensamiento o de algo material. 10 (Núñez Florencio, 2008). 11 En esta denominación del hombre en movimiento están incluidos todas las acciones que resultan del paso del hombre por un territorio, desde la acción directa sobre él hasta el leve paso de la mirada. - 34 -
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griegas o romanas o el Dios de los Libros Sagrados, manejan a su antojo los medios naturales para atemorizar y castigar a la población, aún sin motivo. Los cambios en el pensamiento clásico que aparecen en el Renacimiento, van a dar paso a la modernidad, y son modificaciones fundamentales en la manera de estar el hombre en el mundo. A mitad del siglo XVI la obra Nicolás Copérnico supuso un primer quiebro al mundo cerrado medieval al poner en movimiento la Tierra y romper con lo que se percibía, que el sol era el que se movía y así se apreciaba a lo largo de la jornada. Ya en el siglo XVII aparece la obra de Francis Bacon, Novum Organum, que sentará las bases para el desarrollo de la ciencia moderna y, junto con las obras de Descartes, hace una propuesta de cómo ha de ser la ciencia: activa, técnica y operativa. El fin último es el de controlar la naturaleza, someterla a los requerimientos del hombre, frenar los envites que durante toda la historia anterior de la humanidad ha tenido que sufrir estando a expensas de los acontecimientos naturales. En los mismos años, aparecen las obras de Galileo y desde sus reflexiones se instaura la separación entre lo que atañe a la ciencia, lo que es, y lo que atañe a la fe, a la religión, lo que debe ser. El desarrollo de las matemáticas dio base a todo el pensamiento de Descartes, que es la mayor influencia en la filosofía moderna al plantear el dualismo cartesiano del espíritu y la materia, la ciencia se basa en el objeto, en la cantidad y se olvida del sujeto, de la sensibilidad, del mundo de la vida, que luego se volverá a retomar en la corriente de pensamiento de Husserl, (Hottois, 1999). A pesar de esto, desde 1670 hasta 1730 se desarrollan todas las teorías de la teología natural 12 que, a pesar de incorporar parte de los avances científicos de la época concibe la naturaleza como un espectáculo creado por Dios para que lo pueda disfrutar y observar el hombre, manteniendo de esta manera una concepción antropocéntrica del mundo. En esta mezcla entre ciencia y fe se favorece las investigaciones empíricas, que serán las que señalarán las diferencias entre los elementos de la organización de la naturaleza y los signos divinos. A partir del siglo XVIII, el pensamiento kantiano recogiendo todo lo dicho por Descartes y Hume, establece que es el sujeto el que crea el objeto, por lo que lo que llamamos realidad es una invención de cada individuo, lo que trasladado al concepto del paisaje deviene en el concepto actual que tenemos de él, como constructo social y que será ampliamente desarrollado por todas las corrientes filosóficas que se dan a lo largo del siglo XIX y XX. La genealogía que puede hacerse del concepto de paisaje va de la mano de la que se haría del concepto de belleza, ya que como se ha dicho anteriormente, la consideración de paisaje debe incluir una mirada estética del territorio, una búsqueda de la belleza en el medio exterior al hombre. Si a lo largo de la historia, la belleza ha sido sinónimo de armonía y orden, a partir de finales del siglo XVIII y a lo largo del XIX se produce una ruptura con esa línea de consideración. La obra de Kant “Lo bello y lo sublime” consigue, aun sin proponérselo, sentar las bases para un cambio en la apreciación de lo bello que de representar la proporción y la medida pasa a ser, ya en el Romanticismo, aquello que escapa de las leyes racionales, lo grandioso y extraordinario, fuera del dominio humano. En esta época comienza el gusto por lo viajes, los descubrimientos de estos espacios y lugares sublimes como son las cimas de las montañas, los angostos pasos a través de ellos, los lugares inexplorados, etc. Este 12 Esta denominación es la que se da en Francia a la corriente de pensamiento, que en Gran Bretaña se denomina físico-teología, que pretende explicar la existencia de Dios basándose únicamente en las revelaciones de la Naturaleza y la ciencia, sin ningún tipo de revelación sobrenatural. - 35 -
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gusto por los viajes recoge el guante de la tradición de la aristocracia ilustrada en las expediciones científicas, con la experiencia de Humboldt a la cabeza, aunque su interés reside más en la formación individual, vivir una experiencia alejada de la civilizada vida burguesa, se busca el contraste, la imagen de Oriente: desde Grecia al Imperio Otomano, incluyendo en este término oriental a España 13. A partir de las reflexiones de Goethe, Herder, Schelling, Carus y Humboldt como fundacionales de la nueva noción del paisaje contemporáneo 14, se romperá con la filosofía moderna y se concluirá que la belleza no son sólo datos objetivables, numéricos, ni que todo en ella es subjetivo; la belleza está en la naturaleza, no necesita que el hombre le de la condición de bella. Es desde esta perspectiva donde se van a encontrar los razonamientos que van a acercar la perspectiva del paisaje visto desde el arte y el visto desde la ciencia, el mundo subjetivo y el objetivo. La frase “El paisaje no es más que un estado del alma” se acuñará en esta época y la influencia que todos los autores antes mencionados han tenido tanto en el desarrollo de las disciplinas de la Historia del Arte, y de la Cultura, como en el desarrollo de las nuevas miradas en la Geografía (Humboldt es considerado el padre de la Geografía Moderna), en la superación del naturalismo por la introducción de referencias desde la antropología y la filosofía que reconocen más la hibridación del modelo hombre-naturaleza que el dualismo estanco, se pueden apreciar en los estudios de paisaje que se hacen desde la Fenomenología. Es a finales de los años setenta del siglo XX, cuando una rama de la geografía utilizó los principios de esta corriente filosófica para volver a definir los conceptos geográficos de espacio y lugar marcando claramente sus diferencias: el lugar da carácter al espacio, lo humaniza 15. Se piensa el carácter de un lugar en el grado de relación y asociación con la persona, que se convierte en parte del lugar y éste en parte de aquella. La percepción que se tiene de un territorio es la proyección de la cultura del observador sobre el territorio, el objeto observado; a su vez este sujeto pasivo, el territorio, se torna activo en cuanto sobre él se vuelca la forma cultural de posicionamiento, generando un paisaje que, a la vez que nace y crece, se percibe. Un bucle en el que pasado y presente existen en la mirada16. La acción de percibir 13 Parte de la imagen estereotipada de Andalucía se debe a los relatos de los viajeros franceses e ingleses del siglo XIX en los que se describía la vida de los bandoleros, el flamenco, las ruinas y la supervivencia de la cultura islámica de Córdoba y Granada. 14 (López Silvestre, 2009, pág. 15) 15 (Nogué, 1985) 16 Martínez de Pisón citando a Ortega y Gasset dice que “el paisaje es escenario común de vivos y muertos, el lugar de reunión de miradas sin tiempo”. (Martínez Pisón, Miradas sobre el paisaje, 2009). - 36 -
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es un acto en el que participan los sentidos y la cultura de cada individuo, para el discurso utilizado es necesario que se distingan claramente los conceptos de sensación 17 y percepción 18. Un territorio y los elementos, capas, que sobre él se han ido superponiendo a lo largo de la historia pueden provocar diversas sensaciones y múltiples percepciones dependiendo del observador. Finalmente, lo que población resalta como identitario de un territorio es una mezcla de las percepciones de todos ellos en lo referente a sus tradiciones, a su manera de estar y explotar su entorno y la imagen que se ha ido conformando en el tiempo y también a sus expectativas de futuro. Esta manera de reconocer que el paisaje no es solo una representación mental o una obra de la cultura, se adquiere a través de la experiencia. El paisaje es una experiencia y forma parte del acervo cultural de una población y este reconocimiento, intensificado a lo largo del último tercio del siglo pasado, ha supuesto la consideración del paisaje como objeto de tutela patrimonial, teniendo en los enunciados del reciente Convenio Europeo del Paisaje 19 su marco de referencia. Desde el punto de vista de la disciplina patrimonial esto no solo ha supuesto una mayor atención a los bienes patrimoniales con entidad paisajística por parte de los organismos nacionales e internacionales de tutela, como se reflejada en su progresiva incorporación a las políticas de protección y gestión del patrimonio, sino que va a constituir la última secuencia en la evolución conceptual de la noción de patrimonio. Evolución que, entre otras transformaciones, ha supuesto la gradual incorporación de la dimensión territorial de los bienes patrimoniales desde su inicial consideración como objetos aislados. Nuestra aproximación a esta evolución parte, al igual que para con la noción de paisaje, de la consideración del patrimonio como una construcción sociocultural, una realidad conformada por las ideas, percepciones y pensamientos de un determinado grupo social, capaz de reflejar la evolución del mismo 20. En consecuencia, los cambios en la conceptualización del patrimonio han estado siempre ligados a la aparición de nuevos discursos culturales, implicando la sucesiva transformación de las categorías que definen su estatuto cultural y que, a su vez, sirven de base al conjunto de las prácticas patrimoniales. Es decir, los valores que se le atribuyen, el contorno espacio-temporal de los bienes considerados patrimoniales y su tratamiento disciplinar que, desde sus orígenes, presenta una doble vertiente teórica y práctica 21. Este proceso de re-significación, que refleja la evolución de las sensibilidades sociales sobre lo patrimonial, se ha desarrollado a través de la adjetivación del término patrimonio, al añadirle sucesivamente distintos epítetos como histórico, histórico-artístico cultural, natural, urbano, contemporáneo o mundial. Lo que ha llevado a algunos autores a describirlo como un concepto nómada como hace la arquitecta y crítica belga Françoise Choay en su 17 Entendemos sensaciones como las experiencias inmediatas básicas, generadas por estímulos aislados simples. 18 Percepción sería la interpretación de las sensaciones, dándoles significado y organización. La organización, interpretación, análisis e integración de los estímulos, implica la actividad no sólo de nuestros órganos sensoriales, sino también de nuestro cerebro. 19 Este documento se firma en Florencia el 20 de octubre de 2000, y España lo ratifica en el año 2007 siendo de aplicación a partir de marzo de 2008. 20 (FLOR, V. 2006:9). Vicent Flor recoge la definición de construcción social desarrollada por Peter Berger y Thomas Luckmann en su artículo “Democracia y urbanismo. Panorama para un posible reencuentro”, en su obra La construcción social de la realidad publicada originalmente en Londres en 1991. 21 (Castellano, 2010). - 37 -
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obra “Alegoría del patrimonio”. Tomando como referencia la periodización del estatuto cultural del Patrimonio que establece en esa obra Choay, y centrándonos en el periodo que se extiende entre los inicios del siglo XIX, momento en que se puede considerar consolidado el estatuto del patrimonio histórico con la toma de consciencia del valor de los testimonios materiales del pasado pre-industrial, hasta nuestros días, en que se ha generalizado el empleo del término paisaje cultural 22 y su consideración como una nueva categoría patrimonial, podemos considerar que los grandes puntos de inflexión en la evolución del estatuto cultural del patrimonio corresponden con los grandes cambios en los sistemas de producción derivados de la revolución industrial, a principios del siglo XIX, y la revolución informacional en los años sesenta del siglo pasado. La implantación de estos dos nuevos modelos socioeconómicos conlleva importantes transformaciones, tanto del medio físico en que se desarrolla la vida humana, como de sus estructuras económicas, políticas y sociales, provocando la aparición de nuevos discursos culturales que propiciaron cambios en los valores atribuidos al patrimonio y en la interpretación de su dimensión territorial, espacial y paisajística. El proceso de industrialización, consolidado en el siglo XIX, tuvo como primera consecuencia la degradación del entorno humano y la sustitución de la ciudad tradicional por nuevos modelos urbanos adaptados a los requerimientos espaciales de la sociedad industrial. En este contexto histórico van a surgir, dos discursos intelectuales que inciden directamente sobre las prácticas urbanas y también se proyectan sobre el patrimonio, marcando el devenir histórico de su estatuto cultural, concretado a comienzos del siglo XIX en las creaciones de la arquitectura antigua, haciendo posible la consolidación del patrimonio histórico y, sobre todo, participando en la aparición de la noción de patrimonio urbano, es decir, en la puesta en perspectiva histórica del espacio urbano.
22 A este respecto se recoge la aclaración que, sobre el sentido con que las administraciones públicas emplean el término paisaje cultural, se hace en la publicación “Paisaje y Patrimonio cultural en Andalucía. Tiempo, usos e imágenes”, de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía: “Sin embargo, cuando desde las administraciones públicas se hace referencia a dicho concepto, el objetivo es destacar a través de esta denominación aquellos paisajes en los que los valores culturales (sean estos históricos, patrimoniales, inmateriales, etcétera) destacan en el conjunto, fundamentan su singularidad y, derivado de todo ello, son objeto de una gestión específica”. - 38 -
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Estos discursos intelectuales, que desarrolla Choay 23, y a los que denominará progresista y culturalista, van a agrupar las distintas corrientes de pensamiento surgidas en torno a la cuestión de la ciudad, a lo largo del siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX 24. La consciencia de la ruptura que supone la llegada de la era industrial y la nostalgia del pasado que caracterizan la visión culturalista, están directamente relacionadas con los cambios en la jerarquía de valores atribuidos a los monumentos que son necesarios para la consolidación de la nuevas categorías de patrimonio y monumento histórico. Ya que, por primera vez, se priorizan los valores de sensibilidad, especialmente los estéticos, junto con los valores de pertenencia a la historia, adquiriendo, primero el monumento, y después, la ciudad, una nueva determinación temporal que los hace irremplazables 25. La visión culturalista guiará los estudios urbanos de Camille Sitte, que reivindican una dimensión artística en la construcción de la ciudad industrial, y las reflexiones sobre la naturaleza y función social del patrimonio de Alöis Riegl y Gustavo Giovannonni, que pautarán la transformación del concepto de patrimonio urbano a lo largo de la primera mitad del siglo XX, hasta enmarcarlo, al hilo del siguiente cambio en el estatuto cultural del patrimonio, en la teoría italiana de los bienes culturales. Como resultado, a lo largo del siglo XIX, las prácticas patrimoniales tendrán dos vertientes complementarias, comprendiendo la clasificación, entendida como primera medida de protección, con la creación de inventarios y la restauración de los monumentos históricos. Es a partir de la década de los años setenta del siglo XX cuando se instaura un nuevo modelo sociocultural, la posmodernidad, que se inscribe en el contexto económico-político tardocapitalista, y que surge de la confluencia de la reestructuración económica globalizadora iniciada tras la Crisis del Petróleo de 1973, y del modelo de desarrollo informacional que se basa en la aparición de nuevas tecnologías de comunicación 26. La ruptura con los viejos paradigmas modernos de linealidad, objetividad, certeza y globalidad, se traduce en un reconocimiento de los valores de subjetividad que sitúan al individuo, y a la comunidad como suma de individuos, en el centro de las políticas culturales y, por extensión, de las patrimoniales. La traslación de valores del objeto al sujeto redefine al patrimonio inmueble como contexto humano, “manifestación física de una serie de contenidos sociales, productivos, espirituales, en definitiva, como manifestación de una determinada “cultura” o “civilización” 27, términos generalizados a partir de la década de 1960 del siglo pasado. El motor de este cambio de modelo es, de nuevo, la transformación de los medios de producción. Choay propone el adjetivo “protético” para calificar la mutación de la naturaleza de la técnica que protagoniza esta revolución. Toma prestado este adjetivo de la obra de Sigmund Freud El malestar de la cultura (1929) 28, para poner de manifiesto la función de intermediación que estas nuevas tecnologías van a desarrollar, a modo de prótesis, 23 Este discurso lo desarrolla Francoise Choay en la obra “El urbanismo. Utopía y realidades” (1965), libro determinante en la historia del pensamiento urbanístico. 24 (GARCÍA VÁZQUEZ, 2004:1-6) 25 (CHOAY, 2007:112-114) 26 (GARCIA VÁZQUEZ, 2004:57) 27 (CASTILLO, 2003:66) 28 En las notas del texto, El espejo del patrimonio:una conducta narcisista , capitulo 7 de su libro Alegoría del Patrimonio, la autora incluye una cita literal de la página 35 de El malestar en la cultura (1929) de Sigmund Freud que se recoge a continuación: “El hombre ha llegado a ser, por así decirlo, un dios con prótesis”. Choay asimila las nuevas tecnologías a prótesis porque a diferencia de las técnicas que protagonizaron la revolución industrial, la asimilación por el hombre de estas tecnologías disimula la necesaria mediación instrumental. (CHOAY, 2007:223) - 39 -
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tanto entre los individuos y el mundo, como entre los propios individuos. La instantaneidad de las telecomunicaciones, la generalización del uso del transporte aéreo y especialmente el desarrollo del ciberespacio interrumpen la continuidad del tiempo orgánico y permiten la liberación de las restricciones espaciales y del arraigo al “lugar” 29, negando la dimensión corporal de la condición humana y el papel del cuerpo en la construcción del vínculo social.
The Oxbow. Thomas Cole. 1836
Among the Sierra Nevada Mountains. Albert Bierstadt. 1868
Bahía de Genova. Garneray. 1810
Naufragio. Vernett. 1759
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La transformación de las categorías “temporales” y “espaciales” explica la incidencia de la revolución informacional en el ámbito de la ordenación urbana, poniendo en crisis los modelos precedentes de ciudad y de espacio público. A su vez, altera la función antropológica del patrimonio, radicada en la manera de relacionarse con el tiempo y la memoria 30 provocando un cambio en su estatuto que se desarrolla bajo la adjetivación de cultural. En este sentido, si el patrimonio histórico ha contribuido a la construcción de la identidad cultural de occidente a través de su relación con el tiempo, la historia, el arte y la técnica, el patrimonio cultural desempeña un nuevo papel en la construcción de la identidad de la sociedad posmoderna que, re-pensada como “sociedad del ocio”, “sociedad de la información” o “sociedad líquida”, necesita del patrimonio como mecanismo abstracto de arraigo del individuo con el grupo y de certidumbre frente a la relativismo propio del pensamiento posmoderno 31. La implantación de la teoría italiana de los bienes culturales a través de la Carta Internacional sobre la conservación y restauración de los monumentos y los sitios (Carta de Venecia, 1964) supone la consolidación del estatuto del Patrimonio Cultural, que se caracteriza por la triple extensión tipológica, cronológica y geográfica de los bienes patrimoniales, y por el crecimiento exponencial de su público. La universalización de las políticas patrimoniales hace que la evolución de las categorías que definen el estatuto del patrimonio cultural pueda leerse, tanto en las distintas legislaciones sobre patrimonio, como a través de las distintas Cartas y documentos redactados a lo largo de este periodo, por los organismos internacionales de salvaguarda y tutela. 29 Webber, Melvin M. “El lugar urbano y el dominio ilocal” en Indagaciones sobre la estructura urbana (1964), Gustavo Gili, Barcelona, 1970. 30 Sobre estos poderes del espacio reflexionan Claude Lévi-Strauss en Antropología estructural (1958), Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona, 1995, caps. VII y VIII y Pierre Bourdieu, y Abdelmalek Sayad en Le déracinemet (1964), Eds. de Minuit, París, 1989. 31 Sobre este aspecto, reflexionan autores como Françoise Choay (2007:222236) y Almudena Hernando (2009:89-97) que, desde distintos posicionamientos críticos, coinciden en atribuir al patrimonio cultural la capacidad de construir la identidad de una sociedad donde lo colectivo, como suma de “individuos”, ha sustituido a lo comunitario. Choay traslada el interés de la sociedades del siglo XXI por el patrimonio de culto a fetichismo
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[paisaje y naturaleza]
La consideración del paisaje como una parte de las investigaciones llevadas a cabo por las ciencias de la naturaleza y del hombre está fuertemente consolidada ya a principios del siglo XIX. Desde esta consideración, el paisaje no es sólo estética, una representación, es también el territorio, el país que lo sustenta y quizás estas teorías son las que en la actualidad están más fuertemente consolidadas, debido a la base científica y realista que aportan a la investigación de un concepto complejo que aúna lo objetivo y lo subjetivo. La visión naturalista que adquirió la geografía moderna tras la difusión y aceptación de todos los trabajos realizados por Humboldt. La ecología del paisaje 32 se puede definir como el estudio de los procesos que se desarrollan en el territorio a cualquier escala y sus orígenes se sitúan en los trabajos, sobre todo en el mundo anglosajón, vinculados a la Historia Natural de principios del siglo XVIII. Cuando Humboldt publicó los resultados de sus viajes al continente americano a principios del siglo XIX, se comienza a estudiar la naturaleza no de manera estática sino de modo relacional, y se comienza a impulsar los estudios de distribución geográfica de plantas y animales. En 1866, se acuña el término de ecología para definir el estudio de los organismos vivos y la relación de estos con su entorno33 y hasta 1938 no aparece recogida el término de ecología del paisaje, en una obra de Carl Troll34, donde la definición más simple que puede darse de paisaje en estos estudios es la de área espacialmente heterogénea, con lo que aparece como un espacio con unos elementos propios y unas dinámicas particulares. El concepto de paisaje en estos estudios se refiere a los aspectos objetivos del medio, los aspectos morfológicos que adopta un determinado espacio35. Estos estudios hacen posible evaluar distintos aspectos de un lugar ya que puede recoger aspectos biológicos, socioeconómicos y culturales, aunque no es demasiado frecuente que se incluyan estos dos últimos aspectos ya que aun se mantiene la idea de que los ecosistemas están vinculados a un plano exclusivamente biológico y conservacionista. Si la geografía clásica fomenta la observación y descripción del paisaje, su espacio físico y la sociedad que sobre él habita y la relación de costumbres y sistemas que lo conforma como territorio, a partir de los trabajos de Humboldt, que significó el nacimiento del paisaje como elemento principal de estudio científico por parte de la Geografía, al definir la Naturaleza como un todo, con el hombre incluido, y que va evolucionando mediante transferencias en su actividad entre el interior y el exterior. Si a los resultados de estos trabajos se le añade los de Ritter que se centra en los fenómenos históricos, económicos y culturales, se abre el camino para el na cimiento de la Ciencia del Paisaje. Esta rama científica tiene como modelo teórico el Geosistema, que se puede definir como un conjunto de elementos en interacción, en este caso un sistema natural en el que sus elementos (suelo, seres vivos, agua, aire) están interconectados por un continuo intercambio de energía. 32 El término Ecología del paisaje es una traducción literal de landscape ecology, pero podría decirse que una traducción más adecuada sería Ecología territorial como se propone en la obra Manual de ecología del paisaje (Español Echániz, 2006, pág. 25). 33 El término aparece en la publicación Morfología General del Organismo del biólogo y filósofo alemán Ernst Haeckel. 34 La obra a la que se hace referencia es Luftbildplan und ökologische bodenforschung, y que habla sobre la interpretación científica de fotografía aérea. 35 (Español Echániz, 2006, pág. 24) - 41 -
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El geógrafo Georges Bertrand puede considerarse uno de los impulsores de esta ciencia y ha desarrollado lo que se considera su continuación, el sistema GTP (Geosistema, territorio, paisaje) y del STP (Sistema Paisaje Territorializado). La manera de estudiar de esta manera el paisaje pasa por entender su forma y su funcionamiento, además de su belleza. Este estudio comprende la definición, en un mismo sistema, de los elementos estructurales y climáticos y, por otro lado, de los elementos biogeográficos y antrópicos. Desde el punto de vista de la ecología, la transición entre naturaleza y patrimonio se desarrolla a través de la modificación y domesticación de los flujos de materia y energía, y las relaciones informativas, que constituyen la base de todos los ecosistemas.36
Diagrama de Odum. En este diagrama los productores son las hojas, los consumidores animales, el almacén es el suelo. Las fuentes de energía corresponden a los sumideros y los factores externos están fuera de los límites del sistema.
En un proceso de desarrollo científico y crecimiento económico, la sociedad postindustrial ha ido descifrando las relaciones y equilibrios en los que se basa el funcionamiento de la naturaleza, a la vez que ha porfiado en su estrangulamiento y destrucción. Como resultado, el concepto de naturaleza ha sido sustituido en gran medida por el de medio ambiente, significando esta conversión un proceso de conocimiento de aquella, a la par que de empobrecimiento y domesticación37. Culturalmente, es similar a una apropiación intelectual y sentimental de impenetrables, intrincadas y peligrosas regiones, antes desconocidas y hostiles, ahora accesibles y bien conocidas, transformadas en paisajes cercanos y amables.38 36 El proceso dinámico de interacción, expresado como intercambio de materia y energía, es una de las características básicas para la definición de ecosistemas, en el caso del Doctor Ramón Margalef. (Margalef, 1998) 37 “El surgimiento del término ambiente y la substitución paulatina de la naturaleza, como concepto caracterizador de las relaciones de la naturaleza con la sociedad, hacen parte de un proceso de racionalización progresiva de la misma, que depende de la institucionalización del progreso científico y técnico y de su incorporación en todas las esferas socia es. Si consideramos que la naturaleza es un concepto que tiene profundas raíces en las sociedades tradicionales, éste parece sufrir una secularización en el sentido weberiano, ya que “pierde su poder de vigencia como mito, como metafísica justificadora y como tradición incuestionada” (Habermas, 1968: 66). De esta forma, se estructura el concepto de ambiente, que es una reinterpretación del de naturaleza, sólo que con una explícita pretensión de cientificidad, que retira del primer término cualquier viso de interpretación tradicional del mundo”. (Vargas, 2006) 38 Vuelve a establecerse un cierto paralelismo con la paradoja de Levy Strauss en Tristes Trópicos, en donde el autor se lamenta de no haber podido reunir en una sola época la épica de las exploraciones del SXVIII con la ciencia y el conocimiento de su propio tiempo.
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En esta transición, el concepto de patrimonio natural aparece originalmente como máxima dignidad del bien natural, distinción de aquellos elementos exponentes de los antiguos valores naturales, ahora controlados y escrutados culturalmente a través de todas las manifestaciones científicas y literarias, que merecen ser conservados y preservados para el disfrute de las generaciones futuras. Posteriormente, la evolución del concepto de patrimonio en su derivada natural, ha recorrido el camino en el que se entrelazan de forma respetuosa, las tradicionales culturas agrícola, ganadera, minera, pesquera, con los ecosistemas de media y baja montaña, los valles cuaternarios, las hoyas y altiplanos, los bosques de frondosas, los yacimientos minerales, las costas y plataformas continentales. Es en esta etapa que el patrimonio ha venido a reconocer, con carácter general, el fruto de la acción humana respetuosa sobre el territorio, materializado en la creación de ecosistemas equilibrados, prolongables y ricos (en ocasiones más que en su versión original), caracterizados por una íntima relación entre cultura y naturaleza, por unas costumbres, usos y creencias muy pegadas a los ciclos, flujos y manifestaciones naturales de los ecosistemas sobre los que se desarrollan, donde la naturaleza aún posee el valor espiritual y trascendente del que carece el medio ambiente. Ya en una última evolución del concepto de patrimonio, el bien natural de trasfondo cultural, espiritual y trascendental, pasa a ser bien de consumo a través de los servicios ambientales que proporciona a la sociedad en materia educativa, sanitaria y recreativa.
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[paisaje y territorio]
Cuando hablamos de territorio lo consideramos como la base geológica, suelo y su relieve, y además la estructura organizada sobre esta base de una sociedad donde se entremezclan los sistemas que hacen posible el desarrollo de ésta. La consideración durante mucho tiempo del paisaje como la fisonomía del territorio ha provocado que en los estudios territoriales forme parte de los elementos a analizar como componente del objeto de estudio. Pero el paisaje va más allá, establece una relación entre el sujeto que vive-contempla ese territorio y el objeto de esa vivencia, el territorio. “Tanto Heidegger como la filosofía oriental han insistido en la existencia como un movimiento de salida hacia las cosas. Sujeto y objeto, hombre y espacio, son abstracciones que en realidad conforman una unidad estructural. Dicha unidad se pone de manifiesto cuando nos referimos, por ejemplo, a la percepción del espacio: en esa expresión dos abstracciones –el yo-sujeto y el espacio-objeto— pasan a formar un todo que se constata mediante la propia experiencia.” 39 Los estudios y proyectos que comenzaron a relacionar paisaje y territorio están, en su mayoría, influidos por John Brinckerhoff Jackson, fundador de la revista Landscape y profesor en Harvard y Berkeley en los departamentos de Arquitectura del Paisaje. Este historiador, discípulo de Carl Sauer, desarrolla la geografía cultural iniciada por su maestro y mediante la difusión de la revista consigue que varias generaciones de geógrafos, historiadores y arquitectos del paisaje encuentre un foro común donde encontrar vertidas las opiniones e investigaciones de grandes personajes como Lewis Mumford, Bruno Zevi o Yi-Fu Tuan. Las teorías que sustentan esta geografía cultural argumentan que el paisaje reúne dos condiciones fundamentales: es un espacio organizado, diseñado por los hombres, y resultado de una obra colectiva de las sociedades a lo largo del tiempo, es por tanto un espacio donde el análisis de la perspectiva histórica añade datos a los obtenidos de manera científica. Esta corriente geográfica que se desarrolla fundamentalmente en Estados Unidos, estaba influida por los trabajos de Jean Brunhes y Pierre Deffontaines de la Escuela de Geografía de Francia, liderada por Vidal le Blanche y, sobre todo, por las de la Naturphilosophie alemana, aunque lo que introduce como novedad, frente a su herencia humboldtiana, es la mirada de lo cotidiano, de lo autóctono, y no de lo espectacular. Ya en el siglo XVI se reconocía el concepto de país, que no el de paisaje en su acepción moderna, que equivale a lo que hoy denominamos territorio: un lugar considerado desde sus cualidades físicas, su poblamiento y sus recursos 39 - 44 -
(López Silvestre & Sobrino Manzanares, 2011)
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económicos40, los valores de estos paisajes son prácticos, se entiende como un espacio objetivo donde el hombre vive. Estos territorios se representan tanto por la pintura de paisaje, que en esta época arranca ya con grandes autores como Brueguel, como por la corografía que es una representación geográfica que complementa con detalles e intenciones de inventario la cartografía al uso. Así que esta mirada al paisaje pone de manifiesto más la realidad que se ve, ese territorio que sirve de soporte a todas las dinámicas que sobre él se han dado y que se dan en ese momento y que han sido las conformadoras de su fisonomía, de su carácter, de su paisaje. Como recoge Jean-Marc Besse, el aspecto de las cosas es una realidad geográfica 41. Esta concepción del paisaje prima la objetividad. Se sigue definiendo el paisaje como un hecho cultural pero siempre desde la consideración de que es una sociedad, una cultura, la que le ha dado forma mediante su manera de estar en el territorio y las transformaciones que producen para sobrevivir, y finalmente vivir bien, sobre él. Existe, por tanto, un proyecto social, a veces inconsciente, para generar esas transformaciones en el territorio, ese paisaje. La intervención tanto de la ingeniería como de la arquitectura en el territorio está en igualdad de condiciones, en cuanto a generadores de ese proyecto, que la sociedad que sobre él habita y que explota sus recursos. La visión del paisaje como un espacio organizado y como resultado de una obra humana, le confiere el carácter de híbrido en cuanto no puede considerarse natural si completamente artificial, ya que necesita esa base territorial para existir. Finalmente hay que considerarlo como un sistema artificial de espacios superpuestos sobre el terreno y que no funciona atendiendo a las leyes naturales sino en servicio a una comunidad, tal y como lo define J.B. Jackson42. Atendiendo más a estas consideraciones, serán las disciplinas más relacionadas con la intervención en el territorio y en el paisaje las que desarrollen estas teorías, y muy principalmente apoyadas en todo el desarrollo de la arquitectura del paisaje que se da en Estados Unidos. La figura principal de esta línea de intervención en el paisaje es Frederick Law Olmsted, que fue el creador del término de landscape architect, y que desarrollo gran parte de los proyectos de intervención en el sistema de parques urbanos (Central Park en New York, Prospect Park en Brooklin, Franklin Park en Boston) y de parkways que pretendían introducir unir los distintos parques urbanos y relacionarlos con las urbanizaciones exteriores, además de introducir nuevos parámetros de calidad en un elemento esencial en la vida norteamericana, como son las carreteras y la separación existente entre la vida comercial y laboral y la doméstica lo que implicaba una separación entre la ciudad convencional y compacta, donde se ubica el trabajo, y la ciudad dispersa siguiendo el modelo de ciudad-jardín, donde se localiza lo doméstico y se sitúa a grandes distancias de la ciudad. Pero la mayor aportación de Olmsted fue el gran esfuerzo empleado en la creación de la figura de Parque Nacional, que finalmente se consiguió. Intervino activamente en la declaración del Parque Nacional de Yosemite y en el proceso de protección de las cataratas del Niágara. Con estas figuras de protección se consolidó la idea de que el hecho urbano tiene una escala territorial, de modo que la protección en ese momento de estos grandes espacios naturales formaba parte de un sistema de planificación territorial de escala nacional, asemejándose 40 41 42
(Camporesi, 1992) (Bessé, 2010) (Jackson, 2010, pág. 38) - 45 -
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a la planificación a escala urbana regional que había hecho en Boston llegando a definir un sistema de parques urbanos y las parkways que los conectaban y uniendo también las zonas comerciales con los suburbios residenciales43. Finalmente será ya en los años noventa del siglo XX cuando se acuñe el término de Landscape Urbanism que pretende difuminar las fronteras entre la arquitectura y el urbanismo, introducir la mirada que hace la arquitectura del paisaje y sumarle elementos de la ecología y la ingeniería para poder hacer una planificación holística del territorio. Es desde esta nueva disciplina desde donde se trabaja quizás más en la consideración del paisaje como elemento híbrido y se reconocen los fenómenos y dinámicas tanto de su parte natural como de su parte humana.
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(Ábalos, 2005)
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[políticas]
Aunque como hemos visto en el punto anterior, el concepto de paisaje ha estado presente con mayor o menor intensidad en la cultura occidental desde la Ilustración, hay que tener presente que no se extiende al grueso de la población hasta la primera mitad del siglo XX, cuando se populariza una nueva cosmovisión 44 llegando a la mayoría de las culturas por la incipiente globalización. “En Europa, en algún momento entre 1500 y 1700, la c oncepción medieval de un cosmos vertical empezó paulatinamente a ceder el paso a una manera nueva y cada vez más secular de representar el mundo. La dimensión vertical estaba siendo arrumbada por la horizontal: el cosmos empezaba a aceptar la presencia de un segmento plano no rotatorio de la naturaleza llamado paisaje. Aquí, “vertical”, no es sólo una dimensión del espacio, sino un concepto cargado de significaciones. Representa lo transcendente y tiene afinidad con una noción particular del tiempo. Un modelo del mundo que hace hincapié en su eje vertical a menudo coincide con una concepción cíclica del tiempo; una cultura que s e articula rigurosamente en torno a un calendario de festividades es capaz de concebir un cosmos fuertemente estratificado. En correspondencia con una tendencia geométrica hacia lo vertical y otra temporal hacia lo cíclico (y eterno), hay una visión especial de la naturaleza humana; una que percibe una dimensión vertical en su sentido metafórico. La naturaleza humana está polarizada. El hombre desempeña dos papeles: el social-profano y el mítico-sagrado; el uno atado al tiempo, el otro transcendiéndolo. Estos papeles pueden ser representados por miembros de clases o castas diferentes. O pueden ser desempeñados por la misma persona en ocasiones diferentes. Aunque la idea del cosmos vertical comenzó a debilitarse en Europa durante la era de los grandes descubrimientos, esta tendencia secularizadora tuvo poco efecto en el resto del mundo, o en aquellas regiones de Europa que estaban alejadas de la cultura ilustrada de las ciudades o de los valores del comercio. El grueso de la humanidad, en particular el campesinado, vivía en un mundo estratificado y en un tiempo cíclico, un estado de cosas que se mantuvo hasta la primera mitad del siglo XX.” 45
Es por esto que la mayor parte de los trabajos e investigaciones sobre paisaje no llegan a la población más que envueltas en otros temas relacionados con el territorio, como es la planificación ambiental, económica y cultural y los cambios que se van introduciendo en ella a lo largo de la contemporaneidad. Hasta principios del siglo XX la planificación urbana, salvo honrosas excepciones, se ceñía al interior de las ciudades y en los casos en que fue necesario, a los proyectos de ensanche más allá de la muralla o el límite histórico de la población. El urbanismo moderno surge para dar respuesta a los graves problemas que se dan en la ciudad por los cambios que se han producido tras la Revolución Industrial: intensas migraciones hacía la ciudad y necesidad urgente de viviendas, mezcla de usos con graves incidencias en el funcionamiento de la ciudad y en la calidad de vida, etc. En estos planes se detallan nuevos ensanches de las ciudades y nuevos núcleos urbanos que ordenan una nueva manera de vivir y establecen también los parámetros básicos de la vivienda moderna. La consideración del territorio como forma del paisaje y como elemento sustentador de las dinámicas económicas, sociales, culturales que lo van marcando y hacen visible esas señales para dar lugar a los distintos paisajes, se 44 El concepto de cosmovisión se refiere a la experiencia conceptualizada, en parte personal pero que en su mayor parte es social, (Tuan, 1974, pág. 13). 45 (Tuan, 1974) - 47 -
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recoge en la tradición primera de la planificación territorial. La necesidad que surge a partir de los años veinte del siglo XX de ampliar la escala de planificación más allá de los límites urbanos es debida a los efectos ya patentes de la Revolución Industrial. Aunque en un principio lo que se pretende es poder controlar la dispersión que se está produciendo en las ciudades, con los primeros ejemplos consolidados de suburbanización, también es destacable la propuesta de entender la ocupación humana, en cuanto a planificación, más allá de la ciudad y analizar y ordenar los territorios que realmente están afectados por ella, su región. A partir del primer tercio de ese siglo, la planificación y el urbanismo empieza a ocuparse de la ciudad entendiéndola incluida en un ámbito más amplio, la región, y que necesita una planificación conjunta; se recogen por tanto todas las teorías desarrolladas por Patrick Geddes y que traslada a Estados Unidos su discípulo Lewis Mumford y, en Inglaterra, Ebenezer Howard con la ciudad-jardín. Las teorías en las que se basan hablan de conseguir un equilibrio, en cada región, entre los elementos naturales y los desarrollos del suelo y la población, de modo que no sólo se hable de proteger sino de no dilapidar, además de dar fundamentos económicos para dar una vida próspera a sus habitantes. Pero los trabajos y estudios que desarrollaron estas teorías, ordenaron y planificaron las actividades del hombre en el medio, considerando el territorio como un espacio inerte y un recurso ilimitado. A partir de los años sesenta y setenta del siglo XX, se fueron incorporando a este tipo de estudios elementos de calidad ambiental y de mayor protección de espacios donde se concentraban recursos naturales de excepción, además de incorporar todo un sistema de indicadores de aspecto socioeconómicos que revelaban la situación de abandono que sufrían muchos centros urbanos 46 en beneficio de una periferia cada vez mas desconectada y dispersa. La incorporación de inputs más allá de los aspectos económicos, sociales y ambientales tradicionales, en sus contenidos y en sus formas a los nuevos estudios de planificación incorporaría una visión que conseguiría un análisis del territorio más próxima a la realidad, y por tanto, las propuestas que se derivan de cualquier tipo de conclusión analítica resultarán más eficaces en cuanto a su aplicación. Las políticas de ordenación del territorio actuales surgen en el contexto de Europa después de la Segunda Guerra Mundial con la idea de una ocupación racional del suelo y una convivencia entre espacios ocupados y libres y, sobre todo, las infraestructuras que lo convierten en territorio. Ya desde años antes habían surgido 46 Como lectura de referencia está la obra de Jane Jacobs sobre la situación por la que atraviesan barrios centrales de New York en la década de los sesenta y las propuestas de ordenación que se plantean por parte de la administración. (Jacobs, 1967). - 48 -
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voces para planificar el crecimiento de las ciudades desde una escala mayor, de manera que el territorio que cada asentamiento humano tenía históricamente vinculado para su supervivencia se pueda incluir en la planificación de la ciudad, aunque las políticas económicas en que se desarrolla Europa y el mundo occidental desde la Revolución Industrial marcan unas tendencias que remitían a soluciones rápidas y puntuales ante la incapacidad que existía para elevar voces discordantes a este sistema. La destrucción, a nivel físico y moral, que supuso la guerra en mitad del siglo XX consiguió que desde los gobiernos se estableciesen planificaciones territoriales para recuperar lo antes posible todo la estructura de producción y la red de infraestructuras de comunicación que conseguía que los productos se trasladaran y salieran a mercado. Había una necesidad urgente de recuperar la posición mundial a nivel económico que en estos momentos ostentaba Estados Unidos, tras haber sobrevivido a dos guerras mundiales sin destrucción en su territorio. El paisaje, por contra, no tiene este recorrido histórico en cuanto a herramientas administrativas aunque su presencia si es más cercana para la población, a fin de cuentas han sido en general los grupos sociales los primeros en alzarse cuando han comenzado a darse cambios radicales en la forma del territorio y la población ha visto como paisajes cercanos comenzaban a banalizarse, en primera instancia, para posteriormente perder todo su carácter. Las tendencias con las que se comienzan a recurrir a cartas de paisaje, una manera de cartografiar el paisaje, comienza en Europa en la década de los setenta con el surgimiento de las corrientes ecologistas a nivel popular. En un principio, se trataba de determinar que paisaje, que miradas debían conservarse en las mismas circunstancias físicas y protegerlas del avance de la ocupación urbana, ya sea en forma de ciudad como en visitas turísticas y avance de infraestructuras. Actualmente, los documentos administrativos relativos a paisaje se utilizan como complemento de otros procedimientos de políticas sectoriales y que influyen decisivamente en la configuración y en la mirada sobre el paisaje: industria, agricultura, infraestructuras, cultura y turismo. En todos los documentos que actualmente se manejan como propuestas para una ordenación más sostenible del territorio se hace referencia al análisis de los valores ambientales, paisajísticos y culturales para su preservación, ordenación y mejora. Pero, ¿no engloba el paisaje esos valores ambientales y culturales?, a fin de cuentas la forma final del territorio está modelada por los aspectos naturales y los introducidos por el hombre. La pregunta que surge en el momento actual es si en estos procedimientos de protección, gestión y ordenación del paisaje se recoge el aspecto dinámico que tiene el propio concepto: la mirada del hombre en un momento concreto. Hacia donde se tendría que intentar dirigir estos documentos sería a unas directrices que aporten el conocimiento a la población del territorio que perciben para que, con el conocimiento, se decida hacía donde nos dirigimos. La mirada sobre el paisaje no puede ser la misma de sublimación que dio paso al Romanticismo, por lo que son los paisajes cotidianos, los habituales, los que en este momento corren el peligro de desaparecer porque el hombre pasa su mirada sobre ellos y no consigue verlos. Tenemos que conseguir que pueda darse el salto que desvincule finalmente los conceptos de belleza y paisaje, que es lo que parece que nos impide poder transmitir sentimientos y valores personales sobre partes del territorio y que en los conceptos globalizados de belleza no se incluyen, pero no por eso dejan de ser bellos para los ojos que los ven.
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[naturaleza protegida_políticas y acciones]
Cumbres de los Picos de Europa.
Santuario de la Virgen de Covadonga
Chozos de brezo en el paraje de Marismillas. Actualmente banalizados por el establecimiento de cercas de madera y su escaso uso.
Históricamente, las primeras políticas de protección del paisaje han ido ligadas indirectamente a la protección de la naturaleza (declaración del Parque Nacional de Yellowstone en 1.878, y en 1.916 en España con la promulgación de la Ley General de Parques Nacionales). Desde entonces, las sociedades occidentales trataron de proteger los paisajes más impresionantes, que coincidían con aquellos espacios de naturaleza más salvaje e inaccesible, lugares legendarios, origen de mitos y leyendas (por ejemplo, la Montaña de Covadonga en los Picos de Europa). Esta corriente proteccionista de finales del siglo XIX y gran parte del XX, bebió de diferentes corrientes de pensamiento, entre otras del movimiento romántico, el cual dejó honda impronta en la literatura de viajes, mitificando la naturaleza y su exploración47 como experiencia superior y trascendental. Corrientes de pensamiento posteriores conjugaron este afán explorador y literato con la observación sistemática y científica, de modo que las primeras maniobras de conservación albergan el claro objetivo de preservar la riqueza física y biológica de los espacios naturales. En todo esto, la seducción del paisaje como primera y constante impresión de cada uno de los lugares protegidos, juega un papel crucial, primero casi de manera inconsciente, y finalmente, en nuestros días, ocupando un lugar central en la gestión de estos lugares. Las primeras maniobras de protección de la naturaleza (finales del siglo diecinueve) tuvieron un afán exclusivamente proteccionista, en el que la naturaleza era fundamentalmente el objetivo de la protección. Con el paso de los años, y la creciente intervención de los procesos antrópicos en todo el planeta, la conservación por aislamiento ha dado paso a la conservación por la interacción, que es la gestión. En la era donde la naturaleza se encuentra mediatizada en sus flujos de materia y energía por los propios de la civilización humana, el trato de los espacios naturales protegidos precisa de la manipulación consciente de estos flujos para su control 48 y equilibrio artificial49, conectividad ecológica, compatibilización cultural). La intervención del Hombre en los flujos naturales se asienta históricamente en una cultura que se desarrolla muy ligada a los ciclos y ritmos naturales, lo cual la hace única y solo viable bajo las condiciones naturales de cada caso. La conservación de los espacios naturales ha ido progresivamente prestando más atención a la conservación de la cultura de estos lugares, útiles como instrumento 47 Argullol, Rafael. La atracción del abismo. Un itinerario por el paisaje romántico. Acantilado. 2006. 48 Odum, Eugene P., La estrategia de desarrollo de los ecosistemas. Athens, Georgia. EEUU, 1.969. 49 Concepto ampliamente asentado en Biología de la Conservación.
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para la conservación de la naturaleza50, hasta tal punto que, en muchos casos, la conservación del espacio es la conservación de la naturaleza y la cultura que la sostiene. Pero esto no ha sido siempre obvio en décadas recientes (último tercio del siglo veinte). Con la declaración de espacios naturales protegidos por la Ley 2/89, de 18 de julio, por la que se aprueba el Inventario de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía y se establecen medidas adicionales para su protección, Andalucía iniciaba un camino que la iba a colocar a la vanguardia de España y de Europa en políticas de conservación de la naturaleza. En esta época, no va a ser raro encontrar políticas de conservación de la naturaleza que excluyen las formas y modos culturales 51 que habían permitido la declaración del lugar como espacio protegido. La caza, el pastoreo, la agricultura, los trabajos forestales, y un largo etcétera de industrias y aprovechamientos tradicionales, comenzaron a ser barridos de algunos de los espacios naturales protegidos. Esta política proteccionista ha servido para caer en la cuenta de que la conservación de los espacios naturales es imposible sin la promoción y aprecio de las formas culturales tradicionales que los han modelado durante siglos, convirtiendo sus paisajes naturales en paisajes culturales con una fuerte componente natural.52 Organismos internacionales como la UNESCO premian con sus figuras de protección, testimoniales a efectos ejecutivos, aquellos lugares en los que cultura y naturaleza se conjugan para mejorar de forma perpetua tanto la calidad de vida de sus habitantes como la biodiversidad y paisajes que los albergan 53 . Andalucía cuenta con una nueva figura de protección específica para el paisaje, Paisaje Protegido54 . Actualmente existen dos en Andalucía (parte de la cuenca de 50 Montserrat, P. y Villar, L. Consecuencias ecológicas del abandono de tierras y la despoblación rural. Instituto Pirenaico de Ecología,. CSIC. 51 Por ejemplo a través de la expulsión del cuerpo de guardería de las viviendas que ocupaban dentro del Parque Nacional de Doñana. 52 Mata Olmo, Rafael. Desarrollo sostenible, insularidad y gobierno del territorio: la experiencia del PTI de Menoría. Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, Nº 41, 2006, págs. 183-198. 53 Suárez Japón, J.M. Reservas de la Biosfera: Entre dos cumbres. En Consejería de Medio Ambiente: Especial Medio Ambiente, Sevilla, Junta de Andalucía, pgs. 34 – 37. 54 La figura de Paisaje Protegido es considerada como categoría de espacio natural protegido en el artículo 12.d) de la Ley 4/1989, de 27 de marzo, definiéndose la misma en el artículo 17 como "aquellos lugares concretos del medio natural que, por sus valores estéticos y culturales, sean merecedores de una protección especial". A su vez, la Ley 2/1989, de 18 de julio, por la que se aprueba el Inventario de los Espacios Naturales Protegidos de Andalucía y se establecen medidas adicionales para su protección, asume esta figura de protección, en el artículo, estableciendo en el artículo 8.3 que - 51 -
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los ríos Guadiamar y Tinto), correspondiendo ambos con territorios fuertemente modificados por la acción impactante de la actividad minera de forma progresiva o catastrófica. Paradójicamente, podría parecer que se reconoce la protección de paisajes nuevos, producto de la alteración traumática de los anteriores. Existen multitud de paisajes en Andalucía, que son el producto de siglos de co-evolución cultural y natural, que podrían también recibir esta distinción. Como se puede apreciar, el grado de intervención humana en los paisajes naturales ha sido reconocido progresivamente por la comunidad científica, la sociedad y las entidades de gobierno, hasta el punto de reconocer la función fundamental que los usos y tradiciones culturales tienen en la configuración de la naturaleza de los lugares que merecen ser protegidos. Los paisajes generados por esta relación histórica poseen el equilibrio y estabilidad que su interacción constante les ha proporcionado.55 Los paisajes generados en la actualidad por los usos industriales, culturales, sociales y recreativos responden a plazos cortos, a discontinuidades bruscas, que dibujan paisajes desequilibrados, donde la naturaleza prácticamente es reducida a soporte físico de las actividades humanas, donde los usos culturales forman el peso activo del paisaje y la naturaleza es el agente pasivo, donde la interacción es sustituida por la imposición. Esta alta capacidad de cambio deviene en paisajes donde el subsidio energético y material es esencial para su mantenimiento 56, ya que aquel se desarrolla sobre ritmos y reglas independientes de las naturales. Este es el principal riesgo de los nuevos paisajes: la dependencia de la rentabilidad económica para su estabilidad y brillantez, fruto de su subsidio permanente al margen de su base natural. 57 La improvisación económica en la planificación de estos nuevos paisajes puede degenerar en el abandono del subsidio que precisan para su mantenimiento. Si la planificación económica funciona en el corto plazo, los paisajes serán efímeros en su estabilidad y brillantez, pero los efectos directos e indirectos derivados de su abandono serán largos y prolongados.
corresponde al Consejo de Gobierno, a propuesta de la Consejería de Medio Ambiente, la declaración de paisajes protegidos en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Andalucía. 55 Mata Olmo, Rafael. Desarrollo sostenible, insularidad y gobierno del territorio: la experiencia del PTI de Menoría. Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, Nº 41, 2006, págs. 183-198. 56 Soto-Torres, Giovannie. Huella Ecológica: el peso de nuestros pies sobre el planeta. Junio de 2007. 57 Odum, Eugene P., La estrategia de desarrollo de los ecosistemas. Athens, Georgia. EEUU, 1.969. - 52 -
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- Actualidad. Estado actual de la cuestión (problemas de P.N. Doñana para mantener la Reserva de la Biosfera, por ejemplo). Causas.
En Doñana, uno de los espacios protegidos más antiguos y de mayor trascendencia natural y social, se puede apreciar como el proceso descrito anteriormente: los poderes públicos declaran una zona protegida por sus valores naturales - al margen de sus valores culturales -mediante el Decreto 2412/1969, de 16 de octubre, de creación del Parque Nacional de Doñana58, posteriormente rectifica su política conservacionista para integrar la marginada cultura local tradicional (Instrumento de Planificación -y sucesivos PDS-: Decreto 478/1996, de 22 de octubre, sobre coordinación, seguimiento y evaluación del Plan de Desarrollo Sostenible del entorno de Doñana), pero es finalmente incapaz de soportar la presión que la planificación económica y los usos locales 59 imponen sobre los ritmos naturales y también culturales que hicieron que el espacio se declarase como protegido en su origen. La materialización de este ejemplo se plasma en la sobreexplotación agrícola y turística constante (desde los años setenta) del acuífero 27 Almonte – Marismas, en la contaminación del acuífero por nitratos y sulfatos procedentes del exceso de pesticidas y abonos empleados en la agricultura intensiva, en la fragmentación por agricultura de los pinares aledaños, en la usurpación del dominio público hidráulico de los cauces que riegan el entorno del parque, en la masificación turística y sus derivaciones en movilidad y residuos, en la degradación de las playas, en la escasa restauración hidrológica de las marismas que lo conforman (Plan Doñana 2005), etc. 60 Todas estas cuestiones y otras, hacen que la UNESCO haya atendido las denuncias de la sociedad civil ante la degradación ecológica del espacio natural, habiendo enviado una visita de inspección recientemente (enero de 2.011), con la intención de valorar este extremo y su incidencia sobre el hermoso título de Reserva de la Biosfera 61, concedido a aquellas regiones que se distinguen por aunar una rica cultura local ligada a la conservación de valores naturales relevantes. En el caso de Doñana, los planteamientos cortoplacistas están haciendo necesarias visitas de este tipo para consolidar lo conseguido hace décadas. Hay que mencionar que la degradación de Doñana se ve confirmada por el descenso del número de visitantes en el año 200962, hecho superlativo en relación a la media del descenso nacional en ese periodo (2,64 %).
58 - BOE, nº 257, de 27 de octubre de 1969 59 Campos Palacín, P, y López Linaje, J. Renta y Naturaleza en Doñana. A la búsqueda de la conservación con uso. Ed. Icaria. 1.998. 60 Real Decreto-ley 7/1999, de 23 de abril, que aprueba y declara de interés general las obras de regeneración hídrica incluidas en el conjunto de actuaciones “Doñana 2005”. 61 Noticia aparecida en el www.elmundo.es, el 23 de enero de 2.011. 62 En 2010 un 17,45% menos que en 2009. Noticia de www.efeverde.com del 13/09/2010 - 53 -
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- Matización para los diferentes niveles de protección.
Dentro de las figuras de protección que en Andalucía se recogen para la protección de la naturaleza (Ley 2/89, de 18 de julio, por la que se aprueba el Inventario de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía y se establecen medidas adicionales para su protección): • Parques Nacionales. • Parques Naturales. • Parques Periurbanos. • Parajes Naturales. • Paisajes Protegidos. • Monumentos Naturales. • Reservas Naturales. • Reservas Naturales Concertadas. • Zonas de Importancia Comunitaria - ZIC (Red Natura 2000). • Reservas de la Biosfera (Red de Andalucía). • Zonas Especialmente Protegidas de Importancia para el Mediterráneo – ZEPIM. • Sitios RAMSAR. • Geoparques. Existen diferentes motivaciones y causas para su declaración. Por ejemplo, en los Parques Nacionales, Reservas Naturales y Parajes Naturales, el peso de la riqueza natural requerido para su declaración es muy superior al de los modos culturales, cosa que no ocurre en el caso de los Parques Naturales o las Reservas de la Biosfera, donde los efectos territoriales y paisajísticos de la reciprocidad entre cultura y naturaleza vertebra estos lugares. El régimen de uso público, las condiciones de accesibilidad y movilidad, y la demografía asociada a los parques naturales, los hacen idóneos para la observación de su paisaje, que tamizado por los usos seculares de sus habitantes, constituye el material perfecto para experimentar la interpretación y estudio del paisaje como herramienta para la planificación territorial y económica de una comarca. Es un paisaje público, abierto, vivo, sujeto a la actividad diaria de sus habitantes, que constituye a la postre la cultura del lugar. Un paisaje sometido también a las presiones económicas rentistas, pero que ya se ha demostrado rentable a través de su lenta y progresiva mejora mediante la aplicación de los PORN y PRUG de estos espacios naturales protegidos. Las poblaciones de estos lugares ya se han visto ante la tesitura de tener que fijar - 54 -
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unas tasas de crecimiento a cambio de asegurar la rentabilidad y valor del producto agrícola, ganadero, turístico, recreativo, del tipo que fuere. Los Parques Naturales ya han funcionado como un laboratorio en el que las Juntas Rectoras han definido las líneas de desarrollo social y económico de los municipios que los ocupan. Estas decisiones se han mostrado acertadas en la inmensa mayoría de casos, permitiendo a economías rurales aisladas sobrevivir a través del aprecio de su modo de vida, sus productos, sus servicios y su cultura, y alcanzan do niveles de calidad de vida muy superiores a los de otros ámbitos rurales económicamente más potentes. Todo ello con la ventaja de preservar los recursos naturales que para ello han servido, y que seguirán al servicio de las generaciones futuras. Estas decisiones se han apoyado en herramientas derivadas de la prevención de impactos ambientales 63, las cuales tratan de una manera frontal la conveniencia o no de implantar determinadas actividades o estrategias de desarrollo en un territorio determinado. Estas herramientas de planificación suelen utilizarse a la contra, contraponiéndose a proyectos o estrategias. Para trabajar en el apoyo técnico de estas decisiones a priori, el paisaje tiene la ventaja de poder aglutinar los factores sociales, culturales y naturales, con lo que no solo se complementan los estudios de planificación derivados de otras disciplinas, sino que se analizan pormenorizadamente las relaciones y acciones necesarias para obtener un determinado paisaje, lo cual influye directamente en una determinada autoestima colectiva y una mejor calidad de vida64 . Los proyectos de paisaje en los parques naturales obligarían a la población a adoptar prácticas o usos beneficiosos para su modo de vida cotidiano, para la preservación de los recursos naturales, culturales y sociales que conforman su identidad colectiva (que sería reforzada), mejorando su calidad de vida, y por ende, la rentabilidad de los productos y servicios enmarcados en ella.
63 Ley 7/2007, de 9 de julio de Gestión Integrada de la Calidad Ambiental 64 Riera, Pere; Descalzi, Carles; Ruiz, Alex. El valor de los espacios de interés natural en España. Aplicación de los métodos de la valoración contingente y el coste del desplazamiento. Revista Española de Economía, 1994; Página(s): 207-230. - 55 -
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- Protección de la naturaleza. Protección del paisaje.
Aludiendo al proceso revelador que ha puesto de manifiesto ante nuestros ojos la degradación del paisaje en tiempo real, y a la capacidad del paisaje para aglutinar información acerca del estado natural de los ecosistemas sobre los que se sustenta, el binomio naturaleza – paisaje, por el cual la conservación de aquella ha sido siempre antecedente necesario para la conservación de éste, comienza a invertirse, especialmente fuera de los espacios naturales protegidos El incremento de la conciencia cultural sobre la importancia del paisaje para la identidad colectiva y particular de la sociedad y las personas, unido a la baza económica que supone un paisaje bien conservado (sea cual fuere) en esta época, está provocando que las entidades de gobierno, gestión y administración del mundo rural, hayan comenzado a plantearse como prioridad la conservación del paisaje65 para el desarrollo económico de sus poblaciones. Este cambio de perspectiva es bueno para el paisaje y las regiones que lo practiquen, pero debe realizarse de manera completa, es decir, la conservación de la marcas paisajísticas que definen el buen estado de un paisaje, no debe desvincularse de la conservación de la base territorial que las favorece ecológicamente, esto es, con carácter general, aguas continentales depuradas, suelos estables y cobertura vegetal autóctona (cultural o naturalmente).Lo contrario significa banalizar y encarecer un recurso que se puede obtener de forma sostenible y gratuita, basándonos en el hecho de que el paisaje es un patrimonio común 66, que beneficia a la comunidad, y al que afectan todas y cada una de las acciones que sus habitantes y transeúntes efectúen en razón legítima de su libertad, tanto en el espacio público como privado.
65 Planes de financiación pública como PRODER y LIDERA son aprovechados para este fin. 66 Como reconoce el Convenio Europeo del Paisaje art. 5 a). - 56 -
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Este es un proceso más largo, que exige el compromiso y disciplina de todos, la inversión de tiempo y respeto a favor de una idea común, de un proyecto común de paisaje lo más completo posible, lo que reducirá sus costes sociales en materia de inversión pública y costes ambientales. Los paisajes de componente eminentemente cultural (agrícola, forestal, urbana), que podemos encontrar más intensamente representados fuera de los espacios naturales protegidos, no están en absoluto exentos de riqueza natural, mas al contrario, poseen recursos ecológicos imprescindibles para la supervivencia de comunidades biológicas que se han adaptado a su aprovechamiento. Esta adaptación es más eficaz en función de la estabilidad del paisaje cultural en cuestión, y corresponde a una comunidad más diversa en función de la calidad de su funcionamiento, por ello cada paisaje cultural67 debe encontrar la estabilidad en su proyecto de paisaje a través del equilibrio entre su funcionamiento ecológico y productivo.
67 Forero La Rottaf, Augusto; Gutiérrez Martínez, Jorge; Anderson Ángel, John y Flórez Millán, Luis Álvaro. Espacio público y paisaje cultural. Studiositas, Bogotá, Colombia (2), 5-11, 2007. - 57 -
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[patrimonio protegido_políticas y acciones]
En nuestro contexto la noción de paisaje se ha ido progresivamente asociando a políticas de distinta naturaleza: ordenación del territorio, urbanismo, medioambiente, patrimonio cultural o desarrollo rural. Sin embargo, podemos afirmar que existe una temprana vinculación con las políticas de protección del patrimonio histórico, tal y como se recoge en una de las primeras expresiones legales de las políticas de paisaje en España: La ley del Tesoro Artístico de 1933, que contemplaba entre sus figuras la de paisaje protegido conforme a la que se declararon algunos espacios emblemáticos de Andalucía como La Alpujarra granadina o el Torcal de Antequera.68 Tal y como señala el profesor Gonzalo Acosta en su artículo “Territorio y paisaje en la planificación regional andaluza69 (2003) esta ley tuvo una clara influencia en la orientación de las posteriores leyes nacionales de espacios naturales de 1975 y de patrimonio histórico de 1985, con un entendimiento restringido del paisaje como bien objeto de interés y tutela por sus valores relevantes, en principio estéticos y naturales, desinteresándose del resto del territorio. Esta concepción patrimonial del paisaje se hace patente en el marco normativo español donde las competencias paisajísticas y territoriales recaen en la Comunidades Autónomas, siendo extensible a otras políticas sectoriales como la ordenación del territorio o las medio ambientales que van a incorporar la protección de determinados paisajes singulares mediante el desarrollo de herramientas de inventariado, categorización y clasificación similares a las de las distintas legislaciones patrimoniales. En este sentido, es muy significativa la referencia explícita al paisaje que se hace en el Estatuto de Autonomía de Andalucía, donde se establece que la comunidad autónoma ejercerá sus poderes para la protección y el realce del paisaje y del patrimonio histórico de Andalucía 70. Este enfoque tutelar no será superado hasta el enunciado del Convenio Europeo del Paisaje en el año 2000, como se pone de manifiesto en la Recomendación CM/ Rec (2008)3 del Comité de Ministros a los Estados miembro sobre las orientaciones para la aplicación del Convenio Europeo del Paisaje donde se señala expresamente la diferenciación entre el concepto de paisaje enunciado en el convenio y la concepción patrimonial desarrollada en anteriores documentos internacionales de protección y tutela. 68 (Acosta Bono. G, 2003:49) 69 Publicado en el cuaderno Territorio y Patrimonio los paisajes Andaluces, Consejería de Cultura, Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, 2003, pp. 46-57 70 (2003:49) - 58 -
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Ya en el ámbito español, desde la aprobación del Convenio Europeo del Paisaje por el Consejo de Europa en 2004, se han multiplicado las referencias al paisaje en los textos normativos y en los planes urbanísticos y de ordenación del territorio desarrollados por las distintas Comunidades Autónomas. Sin embargo no todas han incorporado su perspectiva holística del paisaje, debido, entre otras cosas, a la tardía entrada en vigor de su texto en España, en marzo de 2008. 71 La actual Ley del Suelo (R.D.L 2/2008, de 20 de junio) constituye un claro ejemplo de la dificultad de asumir este cambio de orientación. Publicada después de la firma del Convenio Europeo del Paisaje, hace una referencia conjunta a la protección del patrimonio cultural y del paisaje recogida en su artículo segundo (Art.2) “Principio de desarrollo territorial y urbano sostenible” centrándose en la protección visual de los lugares con valor escénico. Postulados que ya aparecían en la Ley del Suelo de 1956 y que son superados en el concepto de paisaje enunciado en el convenio. Podemos entender, por tanto, que este cambio de orientación hacia un entendimiento integral e integrador del paisaje se va a desarrollar en paralelo desde las distintas miradas disciplinares que confluyen en el estudio del paisaje; reflejándose la evolución de sus respectivos marcos normativos y de las políticas de gestión asociadas. - Consideración de la noción de paisaje en los documentos internacionales sobre patrimonio
Desde el punto de vista de la perspectiva patrimonial, la evolución de la disciplina está marcada por los documentos internacionales sobre patrimonio que, presentados bajo la bajo la forma de cartas, recomendaciones o declaraciones, constituyen el corpus teórico que rige en la materia 72. A partir de dichos textos, se puede trazar la evolución de la teoría del patrimonio en lo relativo a la construcción de la noción de paisaje y de su consideración como objeto de tutela. Para ello señalaremos aquellos documentos que constituyen hitos en la reflexión sobre la dimensión paisajística de los bienes patrimoniales. El primer documento internacional sobre patrimonio es la Carta de Atenas, resultado de la Primera Conferencia Internacional de Arquitectos y Técnicos de Monumentos Históricos, convocada por la Oficina Internacional de Museos. Publicada en 1931 para concienciar a los gobiernos de la urgencia de la conservación y protección del patrimonio histórico, no consiguió ser adoptada por todos los países, pero tuvo consecuencias de largo alcance, sirviendo de base para la Carta de la Restauración italiana y otros documentos internacionales, como la Carta de Venecia de 1964 y la Carta de Cracovia del año 2000. Pero antes de llegar hasta la Carta de Atenas (Sociedad de las Naciones, 1931) es necesario destacar que el gran salto conceptual que se produce en la disciplina patrimonial en el paso del siglo XIX al XX y que es asumido en su texto, es la consideración de la dimensión social del patrimonio y la consecuente identificación del patrimonio inmueble como contexto humano. La contextualización de los vestigios 71 72
históricos es el resultado de las aportaciones de Camillo Boitto y,
(FANFANI.D; MATARÁN RUIZ.A, 2010) (CONTI. A; 2008:22) - 59 -
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especialmente, de Aloïs Riegl 73, considerado el fundador de la disciplina de la Protección del Patrimonio Histórico, codificada en su obra Proyecto para una organización legislativa de la conservación en Austria, y autor de una teoría de los valores de los monumentos , desarrollada en el texto “El culto moderno de los monumentos, su carácter y sus orígenes”, que está en la base del discurso que protagonizará el siguiente cambio de estatuto cultural del patrimonio, la Teoría de los Bienes Culturales surgida en torno a los trabajos de la Comisión Franceschini en los años sesenta del siglo pasado. “El culto moderno de los monumentos, su carácter y sus orígenes”, comprende un conjunto de reflexiones críticas en torno al concepto de monumento histórico, estatuto cultural adquirido por los bienes patrimoniales a lo largo del siglo XIX, a través de sus valores considerado, por primera vez, como un objeto social y filosófico74. Riegl trata de definir la naturaleza de los monumentos históricos que son enumerados y clasificados. Distingue entre dos categorías de valores – valores de rememoración y valores de contemporaneidad- en función de la manera en que los monumentos se relacionan con el tiempo y la memoria que, a su vez, encierran otras matizaciones más precisas. La principal contribución de Riegl a la evolución de la noción de patrimonio se concreta en el nuevo “valor de antigüedad” que atribuye a los testimonios materiales del pasado y que es definido por el autor como la consciencia del paso del tiempo, es decir, la capacidad que reside en los monumentos históricos de hacernos perceptible el tiempo transcurrido. A diferencia de los valores de pertenencia a la historia que necesita del conocimiento como mediador, el paso de tiempo es inmediatamente perceptible para todos a través de sus huellas, lo que le hace prever que éste va a ser el valor predominante en los monumentos históricos del siglo XX. El establecimiento de la dimensión inmaterial o subjetiva de los valores patrimoniales, formalizado a través del “valor de antigüedad”, conlleva la identificación del patrimonio inmueble como contexto humano que es el punto de partida para la construcción patrimonial del paisaje incidiendo en un doble 73 El historiador vienés Aloïs Riegl publica en 1903, como una obra independiente, su texto El culto moderno de los monumentos, su carácter y sus orígenes, redactado como introducción del Proyecto para una organización legislativa de la conservación en Austria: un plan para la renovación legislativa e institucional del sistema de protección jurídicoadministrativa de los monumentos en Austria. Obra que es considerada como texto fundador de la disciplina de la protección del patrimonio histórico ya que ha dado lugar al establecimiento de los criterios modernos de conservación del patrimonio. 74 (Arjones Fernández, A. 2007:7; Choay,F. 2007:142) - 60 -
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sentido. Por una parte, supone la superación de la consideración objetual de los monumentos históricos desplazando la reflexión patrimonial hacia los conjuntos urbanos que, por primera vez, serán pensados como una totalidad no reductible a la suma de sus monumentos aislados. Se inicia así la progresiva incorporación de la dimensión espacial, perceptiva y territorial de los bienes patrimoniales. Por otra, como indica el profesor Castillo Ruiz, la traslación de los valores del objeto que los materializa al suj eto que los experimenta afirma la naturaleza del patrimonio como construcción sociocultural, de la que se deducen gran parte de los presupuestos tutelares actuales como la instauración del interés público como legitimador de la protección o el carácter democrático o universal de los valores patrimoniales 75.La consideración del patrimonio como manifestación de una determinada cultura o civilización sitúa al hombre en el centro de las políticas culturales y de protección que están en la base de la definición de paisaje desarrollada en la Carta Europea. En este contexto surge la Carta de Atenas donde, como principal aportación conceptual, se recoge por primera vez, la defensa de los tejidos históricos a través de los conceptos de “respeto ambiental” y de la valoración de las “arquitecturas menores” enunciados por el arquitecto y crítico italiano Gustavo Giovannoni. Bajo la noción de ambiente establecida en el apartado VII de su texto en que la Conferencia recomienda […] respetar, al construir edificios, el carácter y la fisonomía de la ciudad, especialmente en la cercanía de los monumentos antiguos, donde el ambiente debe ser objeto de cuidado especial […] subyace una consideración
contextual de los hechos urbanos, como escenario, que genera una preocupación por el lenguaje de los centros históricos. Hay que destacar que, aunque novedosa, la preocupación por el espacio público no responde a una valoración en sí mismo, sino a su consideración como marco de los edificios monumentales. 76 Se desarrollan así los primeros intentos por imponer un lenguaje en los tejidos históricos, mediante el control del color, el mobiliario urbano, la contaminación visual y las perspectivas urbanas. La inserción de la arquitectura contemporánea en los tejidos históricos será otro de los temas a debate 77. Naciendo la noción de “patrimonio histórico urbano” que se consolidará en la primera mitad del siglo XX. Los estudios urbanos del arquitecto vienés Camillo Sitte, recogidos en su libro Construcción de ciudades según principios artísticos publicado en 1889, y las aportaciones del italiano Gustavo Giovannoni en “Vecchie città ed edilizia nuova” (Turín, 1913), serán decisivas para que se produzca este cambio de perspectiva. Como consecuencia de la consideración del patrimonio inmueble como contexto físico de nuestra cultura o civilización se produce, de manera sostenida durante la segunda mitad del siglo XX, una progresiva ampliación de los tipos de bienes susceptibles de protección patrimonial que se refleja en la consideración otorgada al patrimonio inmueble en las cartas y legislaciones internacionales, y, análogamente, en las diferentes normativas 75 (Castillo Ruiz J. 2003:65) 76 (Conti. A; 2008: 23). Esta consideración contextual se pone de manifiesto en la Carta de Atenas, donde se afronta el problema de la ciudad histórica desde esta perspectiva. Así en el punto VII de su texto se recoge que […] Igualmente se deben respetar algunas perspectivas particularmente pintorescas. Objeto de estudio, pueden ser también las plantas y las ornamentaciones vegetales adaptadas a ciertos monumentos o grupos de monumentos para conservar el carácter antiguo.
77
(Fernández-Baca Casarez, R., 2010) - 61 -
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estatales. Alcanzando su máxima potencialidad con la asunción del concepto de paisaje definido en La Carta Europea del Paisaje, donde los ámbitos espaciales o bienes inmuebles se diluyen en la globalidad del territorio donde se desarrolla una sociedad.78 Tal y como señala el profesor Castillo Ruiz, hasta la publicación de la Carta de Venecia, destacan como hitos de este proceso continuado de reconocimiento de la dimensión territorial de los bienes patrimoniales: La inclusión de los inmuebles y espacios públicos circundantes a los monumentos a través del concepto de ambiente enunciado en la Carta de Atenas de 1931. La inclusión de lugares y paisajes –naturales, rurales o urbanos- de interés cultural o estéticos como objetos de protección patrimonial establecida en la Recomendación relativa a la protección de la belleza y carácter de los lugares y paisajes. UNESCO, 1962. La incorporación de sitios y conjuntos histórico-artísticos a partir de la consideración cultural de patrimonio arquitectónico menor, ya anticipada en la Carta de Venecia, en el Informe sobre la defensa y puesta en valor de los sitios y conjuntos histórico-artísticos. Informe Weiss. Consejo de Europa, 1963. 79 La implantación de la teoría italiana de los bienes culturales a través de la Carta Internacional para la conservación y restauración de los monumentos y los sitios80 en 1964, también llamada Carta de Venecia supone, como primer aporte fundamental, la redefinición de las nociones de “patrimonio” y “monumento histórico”, que son sustituidas por las de patrimonio y bien cultural. Las bases de este cambio están, como hemos visto anteriormente, en la redefinición del patrimonio inmueble como contexto humano. La propia Carta de Venecia establece como definición de monumento […] la creación arquitectónica aislada así como también el sitio urbano o rural que nos ofrece testimonio de una civilización particular, de una fase representativa de la evolución o progreso o de un suceso histórico […]. La inclusión de la noción de “sitio
urbano” supone una consideración conjunta del espacio público y el patrimonio arquitectónico como entidad patrimonial que recoge la dimensión territorial de los bienes patrimoniales extendiéndola de los edificios al “ambiente urbano”.81 78 (Castillo Ruiz J. 2003:64-68) 79 (2003:67). 80 La Carta Internacional para la conservación y restauración de los Monumentos y los Sitios o Carta de Venecia se redacta en 1964 en el marco del Segundo Congreso Internacional de Técnicos en Conservación de Monumentos. 81 (CONTI. A, 2008:20) - 62 -
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El cambio de estatuto de patrimonio histórico a patrimonio cultural se traduce en un gran incremento de los bienes que son objeto de consideración patrimonial, la universalización de la noción de patrimonio y de sus políticas de protección y, por último, el crecimiento exponencial de su público. Se trata de una triple extensión tipológica, cronológica y geográfica, que comienza con la incorporación de nuevas tipologías de bienes, primero de naturaleza material y después de naturaleza inmaterial, que van a constituir los denominados “patrimonios emergentes”. Además, se amplía el marco temporal para su adscripción, con el perfeccionamiento de la arqueología y del proyecto memorial de las ciencias humanas, rebasando el límite de la “era industrial” y avanzando hasta incorporar las realizaciones de la arquitectura industrial y las obras del movimiento moderno. 82 Por último, se expande el ámbito geográfico del origen de dichos bienes, con la consideración de “patrimonio común” enunciada en la Carta de Venecia y la institucionalización de las políticas internacionales de protección del patrimonio con la puesta en marcha del programa de Patrimonio Mundial en el marco de la Convección para la protección del Patrimonio Mundial Natural y Cultural, celebrada en 1972 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) que va a suponer la expansión mundial del sistema de pensamiento y de los valores culturales occidentales en lo relativo a lo patrimonial. Se inicia así un proceso que, derivado de la consideración contextual del patrimonio arquitectónico y de la necesidad de integrarlo en el marco urbano o territorial en que se inserta, concluye con la sustitución del concepto de patrimonio inmueble por el de paisaje cultural, convertido éste en el propio objeto de protección. Desarrollado de manera paulatina a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, este proceso se articula mediante el establecimiento de nuevas categorías que se incorporan al repertorio patrimonial a partir de su inclusión en distintos textos internacionales. En cuanto a la ampliación de la escala de los bienes, podemos distinguir dos etapas: la primera centrada en los conjuntos históricos, ya sean urbanos o rurales, concluye con la definición del concepto de “ciudad histórica” en la Carta de Washington, de 1987 y lleva asociada el perfeccionamiento de los instrumentos de intervención sobre el patrimonio urbano; y la segunda tiene como puntos de inflexión la incorporación a la Directrices Prácticas para la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial las nociones de “paisaje” e “itinerarios culturales” en 1992 y 2005 respectivamente. En este sentido, podemos considerar que la Convención sobre la protección del patrimonio mundial y natural de la UNESCO (1972) constituye un antecedente del concepto del Paisaje Cultural, al integrar bajo el paraguas del “valor universal excepcional” los espacios culturales y naturales. Se trata de un texto innovador donde como principales aportes conceptuales se equiparan, por primera vez, los valores culturales y naturales de los bienes, se defiende la unidad de integración con el paisaje y se esboza como objetivo el desarrollo sostenible de la comunidad, tal y como se recoge en su artículo 5 donde se insta a […] adoptar una política general encaminada a atribuir al patrimonio cultural y natural una función en la vida colectiva . Por su parte, la Carta Europea del Patrimonio Arquitectónico y otros documentos que la complementan como la 82
(CHOAY. F; 2007:190-191) - 63 -
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Declaración de Ámsterdam de 1975 van a considerar, por primera vez, unidades espaciales complejas, superando el concepto de entorno como contexto de los monumentos aislados. La Carta desarrolla una definición de patrimonio que incluye no solo […] edificios individuales de excepcional calidad y sus entornos, sino también todas las áreas de ciudades o pueblos de interés histórico o cultural […] incorporando otros registros e instalándolo en una continuidad histórica, de la que también se deriva la necesidad de integrar su protección en las políticas de planificación urbana y territorial . 83
A partir de este momento se perfeccionan los instrumentos de intervención sobre el patrimonio urbano, partiendo de la definición del concepto de “conservación integrada” desarrollada en su texto. 84 Definida como […] el conjunto de medidas que tienen por finalidad garantizar la perpetuación de dicho patrimonio, su mantenimiento en el marco de un entorno apropiado, ya sea creado por el hombre o la naturaleza, así como su utilización y adaptación a las necesidades de la sociedad […] el empleo conjunto de los términos, entorno, naturaleza y sociedad anticipa el concepto de paisaje cultural.
En esta línea destaca la Recomendación relativa a los conjuntos históricos y su función en la vida contemporánea o Declaración de Nairobi (1976) que, con un enfoque innovador, incorpora la dimensión perceptiva, que tan importante será en la construcción del paisaje cultural, a la definición de los conjuntos históricos mediante la definición del concepto de medio como el “marco natural o construido que influye en la percepción estética o dinámica de los conjuntos o se vincula a ellos de manera inmediata en el espacio o por lazos sociales, económicos o culturales” .85
Esta etapa concluye con la definición del concepto de ciudad histórica en la Carta Internacional para la Conservación de Ciudades y Áreas Urbanas Históricas. Carta de Washington, ICOMOS 1987. Con ella se supera la visión fragmentaria y jerárquica del conjunto histórico, convirtiendo en objeto de ordenación el ámbito urbano y territorial global en que éste se inserta. 86 Muy esclarecedora resulta la reflexión desarrollada por Alfredo Conti en el artículo El espacio público como lugar y su importancia en las teorías de patrimonio (2008)
sobre los contenidos de la carta, de la que destaca la consideración, en calidad de valor a proteger de la imagen de la ciudad y de su forma urbana definida por 83 (Castillo Ruiz J. 2003:70), (Conti. A, 2008:27). 84 (Castillo Ruiz J. 2003:64) 85 Definición extraída de la cita literal al texto de la Declaración realizada por Alfredo Conti en (CONTI. A, 2008:28). 86 (Castillo Ruiz J. 2003:68) - 64 -
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la trama y el parcelario, de la relación entre los diversos espacios urbanos y el reconocimiento, por primera vez, de componentes intangibles vinculados a la materialidad urbana a través de su referencia a la cita textual […]diversas vocaciones de la ciudad, adquiridas a lo largo de la historia […].
Inaugurando la segunda etapa y como referente más directo en la normativa internacional, el concepto de paisaje cultural fue incorporado a las Directrices Prácticas para la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial en 1992 como bienes culturales que representan […] las obras conjuntas de bienes del hombre y la naturaleza […]ilustran la evolución de la sociedad humana y sus asentamientos a lo largo del tiempo, condicionados por las limitaciones y/o oportunidades físicas que presenta su entorno natural y por las sucesivas fuerzas sociales, económicas y culturales, tanto externas como internas. 87
Al hilo de lo anterior, la clasificación en tipos de paisajes desarrollada por Alfredo Conti en el citado artículo nos permite establecer ciertos paralelismos entre los criterios de identificación y selección de los “tipos” y la teoría de valores de los “monumentos históricos” desarrollada a lo largo del siglo XIX y XX. Se reconocen tres tipos básicos de paisajes, establecidos en función del predominio de: La dimensión estética que […] engloba a los paisajes construidos con una finalidad estética entre los que se incluyen los parques y jardines […]. 88 En paralelo, esta escala “menor” del paisaje es reconocida por algunas legislaciones de patrimonio, como la andaluza ley 16/1991 LPHA, bajo la categoría de “jardín histórico” asumida en la actual ley 14/2007. La dimensión cognoscitiva o documental. Engloba a los paisajes […] que surgieron a partir de una finalidad precisa, testimonios de un orden económico, social o religioso y que han pasado por una evolución a través del tiempo […] .89 Es importante destacar que con esto se avanza en el reconocimiento del paisaje como proceso. Se distinguen dos tipos de paisaje, diferenciados por su condición histórica o historial: los paisajes fósiles, cuya evolución concluyó en un momento determinado de la narración histórica; y los que, instalados en la historicidad se constituyen por aportes sucesivos, continuando su evolución hasta el presente y son portadores de valores de contemporaneidad. La dimensión simbólica. Categoría que engloba a los denominados […] paisajes asociativos en los que su identidad patrimonial está dada por sus significados, generalmente históricos o religiosos […]. 90 Reconociendo el papel de la componente intangible del paisaje. En la construcción del paisaje como categoría cultural entran en juego un nuevo valor, el valor de identidad, reclamado en todos los documentos internacionales que, entre 1975 y el año 2000, abordan la protección del paisaje o del patrimonio vernáculo. Identidad que se asocia a la relatividad cultural formulada, a partir de la reflexión sobre la autenticidad en la conservación del patrimonio cultural, en La Carta de Nara promulgada por ICOMOS y la UNESCO en 1994.91 87 Directrices Prácticas para la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial. Ministerio de Cultura consulta en red. 88 (Conti. A, 2008:21) 89 (Conti. A, 2008:21) 90 (2008,21) 91 (Castillo Ruiz J. 2003:70) - 65 -
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Con la Convención Europea del Paisaje (2000), instrumento jurídico internacional dedicado a la protección, gestión y ordenación del paisaje que entra en vigor en 2004, se institucionaliza la noción de paisaje cultural con lo que la dimensión antrópica de la naturaleza alcanza su máximo reconocimiento en las políticas culturales y patrimoniales. Entendemos que su importancia radica en haberse convertido en el punto de partida para la refundación del proyecto de paisaje más que en su carácter vinculante para los Estados firmantes.92 Definiendo el paisaje como […] la parte del territorio tal como es percibida por las poblaciones, cuyo carácter es resultado de la acción de factores naturales y/o humanos y de sus interrelaciones […] el texto de la Convención reconoce,
como principal aportación, valores 93 objetivos y subjetivos del paisaje que van a trascender a los planos operativos y tutelares. El valor objetivo, contenido en la expresión “parte del territorio” asume la vinculación indisoluble del paisaje con el “lugar”; demandando la integración del paisaje en todas las políticas sectoriales en relación con el territorio, desde la planificación urbanística y territorial, a las políticas agrícolas y forestales, a la proyección de los sitios. 94 El valor subjetivo, expresado con la frase “tal y como es percibida por las poblaciones” introduce la componente perceptiva, no exclusivamente sensorial sino también simbólica e identitaria, una nueva fenomenología que demanda la participación de la población local en el desarrollo de los instrumentos de gestión de dichos paisajes. La gestión de la escala territorial del patrimonio, entendida como paisaje cultural, exige la experimentación de nuevos instrumentos, que más allá de la tutela y conservación tradicionalmente asociadas al paisaje y al patrimonio, dirijan los procesos de transformación y de recualificación de lo nuevo, inherentes a la noción de paisaje cultural. En respuesta a esta necesidad, las principales aportaciones conceptuales a la materia a lo largo del siglo XXI han sido: el desarrollo de las 92 (LAMBERTINI. A, 2008:80) 93 Hasta la promulgación de la Carta Europea la concepción jurídica del paisaje en las distintas y escasas legislaciones y/o normativas que le hacían referencia, quedaba limitada a su dimensión objetiva, focalizando las prácticas en la preservación de sus valores singulares: históricos, estéticos y naturales. En opinión de Nuria Sanz el negativo de esta selección era el no paisaje, sin ningún reconocimiento ante la ley. Comentarios al texto de la Convención Europea del Paisaje Florencia 2000 en cuaderno Repertorio de Textos Internacionales de Patrimonio Cultural. Junta de Andalucía. Consejería de Cultura.2003 94 (2008:80) - 66 -
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nociones de paisaje histórico urbano y de itinerario cultural. Los itinerarios culturales incorporados a las Directrices Prácticas para la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial en 2005 surgen a partir de la inscripción del Camino de Santiago de Compostela en la lista de Patrimonio Mundial. Constituyen, por su propia naturaleza dinámica y su funcionalidad histórica, la última secuencia en la expansión en escala de los bienes patrimoniales, pudiendo afectar a distintas regiones, países e incluso continentes, y de su complejidad por la diversidad tipológica de los bienes que agrupan incluyendo paisajes culturales. El concepto paisaje histórico urbano, se institucionaliza en el Memorando de Viena, desarrollado el marco de una reunión del Centro de Patrimonio Mundial de la UNESCO sobre patrimonio y arquitectura contemporánea de 2005. En él subyace la lectura de la ciudad contemporánea como un sistema de relaciones complejo que concluye en que la sostenibilidad de los tejidos históricos reside en su integración espacial, funcional y social en el conjunto urbano. Siendo éste el principal reto al que se enfrenta la gestión del patrimonio cultural contemporáneo: el de articular instrumentos eficaces para el manejo de patrimonios en los que su autenticidad reside en su capacidad de transformación. [territorio planificado_políticas y acciones]
La planificación territorial, o más concretamente la Ordenación del Territorio como disciplina, podemos decir que se consolida a partir de la Segunda Guerra Mundial. El antecedente claro a lo que se desarrollaría en Europa a partir de la mitad del siglo XX, son las políticas de planificación desarrolladas por la extinta Unión Soviética tras el triunfo de la Revolución mediante planes quinquenales que comenzaron en 1928. Tras la finalización de la guerra en 1945, los países capitalistas de Europa aplicaron un Plan de recuperación (Plan Marshall) que supuso la recuperación económica de estos países y el arranque de esta política territorial. Según la definición95 dada por el European Council of Spatial Planners - Conseil européen des urbanistes (ECSPCEU): El urbanismo y la ordenación del territorio comprenden todas las actividades relacionadas con el desarrollo y uso del suelo. Opera en todos los estratos sociales y en varios niveles espaciales interrelacionados –local, rural, suburbano, urbano, metropolitano, regional, nacional e internacional. Se preocupa por la promoción, la guía, la mejora y el control del desarrollo en un entorno físico constantemente en transformación, en interés del bien común pero respetando los derechos del individuo. Hace previsiones para el futuro, ayuda a reconciliar intereses en conflicto, proyecta el cambio físico y social, facilita la evolución armónica de las comunidades e inicia la acción para una utilización óptima de los recursos. Es tanto una actividad de gestión como una actividad creativa. Es un catalizador para conservación y el desarrollo de la estructura y la forma, actual y futura, de las áreas urbanas y rurales. Contribuye a la creación del carácter presente y futuro de la organización física, social y económica y a la calidad medioambiental. 95
Recogida la referencia del libro Las esquinas inteligentes, (Sánchez de Madariaga, 2008). - 67 -
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La planificación urbana no es determinista. Pretende establecer equilibrio y armonía. Señala las opciones posibles, salvaguarda la libertad de elección para el presente y el futuro. Se concibe para poder ser adaptable a la evolución de las circunstancias. La planificación es un proceso raramente independiente; debe tener en cuenta decisiones externas. Funciona a través de los mecanismos de toma de decisiones de las instituciones políticas de la sociedad y con los sectores público y privado. La participación pública es un elemento indispensable en proceso. La Carta Europea de Ordenación del Territorio aprobada en 1983 define la ordenación del territorio como una política, una práctica administrativa y una disciplina científica, que constituye la expresión espacial de la política económica, social, cultural y ecológica de toda sociedad, incidiendo directamente en la calidad de vida de las personas, ya que un uso racional de la tierra y sus recursos permitirá un adecuado desarrollo social y económico compatible con la protección del medio ambiente. En el contexto de España, la ordenación del territorio se comienza a desarrollar en el mismo momento histórico que en Europa y, de la misma manera, enfocada a la planificación de las infraestructuras. Hasta 1956 la mayoría del transporte entre ciudades se hacía por ferrocarril, y es a partir de ese año, cuando comienza a desarrollarse toda la red de carreteras, lo que ha servido de base para el desarrollo de la España que hoy conocemos. En general, todos las referencias a la planificación territorial establecen una visión integradora de lo que sobre el medio ocurre, aunque es cierto que finalmente el resultado es un análisis y propuesta de una disciplina que predomina sobre las otras miradas, y suele ser una visión con un denso velo económico.
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[referencias]
Las políticas aplicadas históricamente al paisaje se han vinculado, hasta hace pocos años, a la intención de protección y conservación de éstos, en general por reduccionismo del concepto a los valores naturales y a su forma y figura. Esta simplificación se ha superado tras los términos consensuados por expertos y recogidos en el Convenio Europeo del Paisaje (CEP), firmado ya en el año 2000 y de aplicación en España desde el año 2008, tras su ratificación. La tradición europea de estudios de paisaje y, por tanto, del desarrollo de trabajos aplicados es amplia y reconocida. Las políticas activas desarrolladas en Francia, con una ley específica desde 1993, Gran Bretaña, con ley también desde 1990, Países Bajos, con políticas aplicadas sobre paisaje desde hace décadas y desde 1992 basadas en la Nota Landshap, y en Alemania, con amplia tradición de ordenación del territorio y con regulación específica en temas ambientales y de paisaje desde 1975, son las que sirven de base de muchos de los desarrollos normativos y estrategias que se han desarrollado en los últimos años en España. En el estado de las autonomías en que se encuentra organizado el estado español, cada una de ellas aplica de manera diferenciada las políticas y estrategias de carácter paisajístico, asemejándose de este modo más a la tradición alemana, al ser este pías una organización federal que administrativamente se asemeja mejor a la española que la tradición francesa que es un estado más centralizado. Así mientras en Cataluña, Comunidad Valenciana y Galicia se desarrolla una ley específica de paisaje, en el resto de comunidades se marcan directrices y normas puntuales desde la planificación territorial, la urbanística o desde los planes que ordenan o gestionan espacios naturales. En el caso de Andalucía, se ha determinado que la aplicación de políticas de paisaje se haga de una manera transversal y mediante un documento, en este momento en redacción, como es la Estrategia de Paisaje de Andalucía. - Modelos de protección y políticas activas de paisaje en Europa.
Como se ha relatado gran número de países europeos tienen una legislación específica sobre paisaje y desarrollan planes y programas para aplicar esta legislación. Alemania: La normativa en materia de paisaje desarrollada en Alemania a partir de la Ley Federal de Protección de la Naturaleza y Gestión del Paisaje, de 1976, introduce el concepto moderno de ordenación del paisaje. A partir de esta ley, cada uno de los Länder que componen este estado federal desarrolla la propia con la misma estructura y características, adaptándose a sus necesidades y variando la escala de aplicación 96. Los objetivos generales de esta ley se puede decir que priman la protección del ecosistema, y aunque hace mención a las cualidades subjetivas del paisaje, se centra más en los elementos objetivables de éste. La política de paisaje no es la de mayor rango de aplicación, por lo que los valores ambientales y de paisaje no prevalecen a priori sobre otros aspectos. 96
(Askasibar, 1998) - 69 -
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Francia: La ley de paisaje, ley 93-24 de 8 de enero de 1993, sobre la protección y puesta en valor de los paisajes es la norma sectorial más importante y obliga a las restantes afectadas por sus determinaciones a adaptarse a ella para que se consiga el más alto nivel de protección 97. La concepción del paisaje en Francia considera fundamental la vinculación del paisaje con la calidad de vida de la población, además de considerarlo como un factor que da coherencia vinculando entre sí al resto de políticas y planificaciones territoriales. La política de paisaje en este país mantiene tres ejes fundamentales de acción: desarrollar conocimientos mediante la realización de Atlas de paisaje y la creación de observatorios de paisaje, armonizar las políticas con incidencia en el paisaje de manera y mantener el nivel profesional, por lo que el Estado ejerce una labor de tutela de las investigaciones y la formación. Una de las figuras fundamentales en la política de paisaje son los Atlas de Paisaje, que a partir de del estudio de tres elementos que consideran fundamentales para el conocimiento veraz de un paisaje. La estructura del paisaje, conformada por los elementos materiales del territorio y sus relaciones, que permite identificar las unidades de paisaje que la conforman. Una vez identificadas éstas, se analiza el cómo las percibe la población según cuatro tipos de percepción: paisajes reconocidos, representados, destacados y percibidos. Tras este análisis, se refleja en el Atlas la dinámica de ese paisaje, su evolución, su tendencia, reconociendo su vocación de transformación. Gran Bretaña: La experiencia británica en lo relativo a la regulación del paisaje también es larga y aunque administrativamente diferenciada entre Inglaterra, Escocia y Gales similar en objetivos y resultados. En Inglaterra, en 1943 se crea el Ministry of Town and Country Planning y en 1947 se publica la Town and Country Planning Act que revolucionará toda el sistema de planificación que junto con las sucesivas sobre temas más puntuales como ubicación de industrias, parques y acceso a zonas rurales, y desarrollos urbanos conseguirán que la legislación recoja todas las inquietudes que tenía la sociedad de ese tiempo frente a los cambios rápidos que se estaban dando consecuencia de una industrialización ya muy consolidada. A principio de los años noventa del siglo XX, la Countryside Commission inicia un programa, el Countryside Character Programme, para caracterizar el entorno rural y establecer los elementos a proteger y mejorar del paisaje de esos entornos, que eran los identitarios de la población de las islas. Este programa une las comisiones 97 - 70 -
A esta ley está, por tanto, supeditado la planificación territorial.
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administrativas que se dedicaban a la gestión de lo rural, lo natural y lo patrimonial, fruto de esa colaboración surge el Character of England Map. En paralelo, en Escocia y en Gales se desarrollan experiencias parecidas. Finalmente, esta caracterización y su sintetización en el mapa generan una herramienta de gestión a las distintas administraciones que van complementando la información y obtienen datos para analizar las propuestas de planificación de territorios menores. En el año 2003 se desarrolló un proyecto que analiza la posible evolución de los paisajes hasta 2020, teniendo en cuenta las dinámicas actuales que se dan sobre esos territorios y desde el año 2006, la Countryside Commission asesora directamente al Gobierno en lo referente al paisaje y todo lo relativo a dinámicas que afectan al entorno rural98. Países Bajos: La norma fundamental que ordena las políticas de paisaje en este país es el Memorándum del Paisaje (Nota Landshap) de 1992, aunque ya desde principio del siglo XX existía una tendencia conservacionista en los que los términos paisaje y conservación de la naturaleza se entremezclaban con sutiles matices. En los documentos que desarrollan la planificación del territorio a partir de las inundaciones que sufre el país a mediados del siglo XX, se introducen también planes de paisaje aunque con una incidencia sobre todo en el mundo rural y agrario, y ya en 1977 se introducen especificaciones concretas sobre paisaje en el tercer Memorándum sobre ordenación territorial. La aspiración fundamental de la regulación es conseguir paisajes de calidad, tanto natural como cultural, así como para los usuarios y perceptiva, aunque las determinaciones que se hacen para conseguirla no vagos y las interpretaciones que se han hecho a lo largo de los años han sido dispares, desarrollándose proyectos de muy diverso carácter. Suiza: El modelo se basa en la Ley federal, de 1 de junio de 1966, de protección de la naturaleza y el paisaje que en su primer artículo establece los objetivos de la ley 99: Cuidar del aspecto característico del paisaje y de las localidades, los lugares que evocan el pasado, así como las curiosidades naturales y los monumentos del país. Apoyar a los cantones en el cumplimiento de su tarea en materia de protección de la naturaleza y del paisaje. Apoyar los esfuerzos de las asociaciones para la protección de la naturaleza. Proteger la flora y fauna autóctonas.
Para proteger los elementos que determinen de interés, la ley remite a inventarios de distintos niveles en función de la importancia nacional, cantonal o local, marcando la responsabilidad en cada caso para su protección, así como la financiación que se debe destinar para esa protección. 98 99
(Swanwick, 2009) (Hervás Más, 2009) - 71 -
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Las políticas suizas de protección del paisaje, aun estando regladas de este modo desde mitad de los años sesenta del siglo XX, comenzaron a aplicarse en la manera en que este país creo su identidad nacional a través del propio paisaje, de manera que Suiza al ser una Confederación de distintas lenguas y etnias usa el paisaje como elemento de unión entre ellas, en un primer momento, para posteriormente defenderlo como elemento de diferenciación con el resto de países que la rodeaban. Ya en 1906 se declaraba una ley que prohibía la disminución de la superficie de bosque, lo que refleja la defensa a un paisaje identitario y al que no se le permite cambiar100. Actualmente en este país se está desarrollando un proyecto novedoso en cuanto a las políticas aplicadas en paisaje. El proyecto denominado Paisaje 2020 pretende concienciar a la población de las cualidades de su paisaje y también de su evolución, considerando que éste es un bien público y que esta concienciación es fundamental para potenciar esta idea. Los Principios Directores de este proyecto marcan unos objetivos de calidad y unas medidas que han de cumplirse para llegar a un escenario ideal planteado para 2020. Esta proyección de futuro pretende recoger el paisaje en su vertiente natural pero también en la humanizada, paisajes urbanizados, y alejarse de la imagen bucólica de los clichés tradicionales. El proyecto Paisaje 2020 desarrolla unos principios básicos asociados al desarrollo sostenible y que en materia de paisaje se reflejan en dos enfoques: uno primero de carácter territorial, con la preservación del equilibrio paisajístico, y otro de carácter sociocultural, con el reconocimiento de la relación de la sociedad con el paisaje y los sentimientos que transmite. A partir de estos principios se define cómo será la evolución del paisaje y se establece el programa de actuación con una serie de principios y campos de actuación, definiendo así mismo unas medidas prioritarias, que sirven de base y directrices para las actuaciones y decisiones que se tengan que tomar desde la administración. Otros: Además de los países anteriormente citados, el paisaje aparece como objeto de derecho y reconocido por la constitución de Italia y Portugal, existen legislaciones específicas en Eslovaquia y República Checa, así como planificación estatal en Austria, Hungría, Irlanda y Portugal. Con posterioridad a la firma del CEP, se redacta la Nordens Landskap, un proyecto piloto para los países nórdicos y ya adaptado a los requerimientos y recomendaciones del convenio 101.
100 101 - 72 -
(Riesco Chueca, 2008) (Serrano Giné, 2007)
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
- Modelos de protección y políticas activas de paisaje en España.
Tradicionalmente la legislación española que ha contemplado el paisaje ha estado vinculada muy directamente con cuestiones medioambientales y desde un punto de vista estático y conservacionista, aunque la concepción patrimonial del paisaje también se hace patente en el marco normativo español, donde las competencias paisajísticas y territoriales recaen desde la Constitución de 1978 en la Comunidades Autónomas. Esta consideración es extensible a otras políticas sectoriales como la ordenación del territorio o las medio ambientales que van a incorporar la protección de determinados paisajes singulares mediante el desarrollo de herramientas de inventariado, categorización y clasificación similares a las de las distintas legislaciones patrimoniales. En este sentido, es muy significativa la referencia explícita al paisaje que se hace en el Estatuto de Autonomía de Andalucía, donde se establece que la comunidad autónoma ejercerá sus poderes para: la protección y el realce del paisaje y del patrimonio histórico de Andalucía. Este enfoque tutelar no será superado hasta el enunciado del CEP en el año 2000, como se pone de manifiesto en la Recomendación CM/Rec (2008)3 del Comité de Ministros a los Estados miembro sobre las orientaciones para la aplicación del Convenio Europeo del Paisaje donde se señala expresamente la diferenciación entre el concepto de paisaje enunciado en el convenio y la concepción patrimonial desarrollada en an teriores documentos internacionales de protección y tutela. Ya en el ámbito español, desde la aprobación del CEP por el Consejo de Europa en 2004 102, se han multiplicado las referencias al paisaje en los textos normativos y en los planes de ordenación del territorio y urbanísticos desarrollados por las distintas Comunidades Autónomas. Sin embargo no todas han incorporado su perspectiva holística del paisaje, debido, entre otras cosas, a la reciente ratificación de esta convención en España y su entrada en vigor, a partir de marzo de 2008 103. La actual Ley del Suelo (R.D.L 2/2008, de 20 de junio) constituye un claro ejemplo de la dificultad de asumir este cambio de orientación. Publicada después de la firma del Convenio Europeo del Paisaje, hace una referencia conjunta a la protección del patrimonio cultural y del paisaje recogida en su artículo segundo (Art.2) “Principio de desarrollo territorial y urbano sostenible” centrándose en la protección visual de los lugares con valor escénico. Postulados que ya aparecían en la Ley del Suelo de 1956 y que son superados en el concepto de paisaje enunciado en el convenio104. Podemos entender, por tanto, que este cambio de orientación hacia un entendimiento integral e integrador del paisaje se va a desarrollar en paralelo desde las distintas miradas disciplinares que confluyen en el estudio del paisaje; reflejándose la evolución de sus respectivos marcos normativos y de las políticas de gestión asociadas.
102 La firma del CEP se realizó en Florencia en el año 2000 pero no es hasta la ratificación por al menos diez países de los firmantes, por lo que el Tratado no entra en vigor hasta el 1 de marzo de 2004. 103 Fanfani, D; Matarán Ruiz, A. Opinión citada en el artículo “ La aplicación del Convenio Europeo del Paisaje en España e Italia: Un análisis crítico de los casos andaluz y toscano” publicado en la revista electrónica e-rph en junio 2010 [ ], [consulta: 14/10/ 2010] 104 (Fanfani.d; Matarán Ruiz.a, 2010). - 73 -
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Cataluña: La Ley 8/2005 de protección, gestión y ordenación del paisaje, de 8 de junio, va a ser la primera ley exclusiva sobre paisaje y establece una primacía de éste sobre las políticas con impacto en el territorio y en el paisaje, debiéndose adaptar las legislaciones sectoriales y urbanísticas en lo referente a la protección del paisaje. El objetivo principal de la ley será un desarrollo económico y urbanístico compatible con la calidad paisajística. Esta ley regula las actuaciones vinculadas con la planificación territorial, como son los catálogos, las directrices y los estudios de impacto e integración paisajística que ya se han desarrollado de manera práctica, teniendo en cuenta que están encadenados unos a otros en su sucesión en la redacción y aún no se ha alcanzado la totalidad del territorio. Los estudios de impacto, por su parte, son obligatorios para una serie de acciones sobre el territorio que se detallan en el Reglamento que desarrolla la ley y que se aprobó en 2006. Además de las actuaciones de planificación, reconoce unas figuras para la concertación social, elemento que recoge la participación e implicación social en la protección, gestión y ordenación de los paisajes como se recomienda en el CEP. Los instrumentos que se regulan son la creación del Observatorio del Paisaje de Cataluña y las cartas del paisaje, que son un instrumento voluntario que crea un marco de referencia entre los agentes implicados en la transformación y gestión de los paisaje consolidándose como instrumentos que articulan la participación ciudadana. Comunidad Valenciana: En España, la primera legislación directa, aunque no exclusiva, sobre paisaje se aprueba en 2004, la ley 4/2004 de Ordenación del territorio y Protección del Paisaje siendo su objetivo principal también la introducción del paisaje como condicionante principal en la ordenación del territorio al imprimirle carácter y calidad. Los objetivos de la ley se relatan en el artículo 2 y son la mejora de los entornos urbanos y su incidencia en el paisaje, la accesibilidad del ciudadano y la protección de los elementos que son referentes en el paisaje de ese territorio. El Reglamento que desarrolla la ley estable los detalles de los instrumentos que se redactaran para la protección, gestión y ordenación y que son estudios de paisaje, catálogos de paisaje, estudios de integración paisajística y Programas de paisaje. Como ocurre en Cataluña, en esta legislación también se sitúa el paisaje como elemento director de las políticas de ordenación del territorio así como de otras de tipo económico, agrario, social y turístico. - 74 -
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Galicia: La Ley 7/2008 de protección del paisaje de Galicia tiene como base las dos leyes anteriormente citadas y predecesoras en el ámbito español, aunque la influencia catalana es mucho mayor quizás también debido a que esta ley se centra exclusivamente en el paisaje y no regula también la ordenación del territorio, como ocurre en la valenciana. El desarrollo normativo es parecido y los instrumentos que se plantean son los catálogos, las directrices, los estudios de impacto e integración paisajística y, como novedad, los planes de acción del paisaje en áreas protegidas. Esta ley introduce toda la instrumentación necesaria para conseguir los objetivos marcados por el CEP de proteger, gestionar y ordenar además de facilitar y fomentar la participación pública. Con anterioridad a esta ley, se había aprobado en el año 2002 la legislación específica de urbanismo con un reconocimiento al medio rural de tanto protagonismo en tierras gallegas y con problemáticas muy diferentes a las que se dan en los centros urbanos, que en este territorio se estaba constatando una pérdida clara de calidad en los paisajes del medio rural por la introducción de dinámicas urbanas de colonización y pérdida de carácter. Otras: El resto de comunidades autonómicas no cuentan en la actualidad con una legislación específica de paisaje, ya sea porque recogen la protección, gestión y ordenación de los paisajes en su planificación territorial y urbanística, es el caso del País Vasco, La Rioja, Aragón, Navarra y Murcia, lo incluyen en su planificación ambiental, como en Cantabria y el Principado de Asturias, y otras simplemente introducen consideraciones paisajísticas en algunos puntuales documentos como en la Comunidad de Madrid y en Extremadura. La consideración al paisaje, sin embargo, ya está recogida en los Estatutos de Autonomía que se han redactado en los últimos años, y la tendencia al reconocimiento de lo recomendado por el CEP es positiva, estando en marcha muchas iniciativas para la inclusión del paisaje en las políticas territoriales y sectoriales con afección directa a su calidad. - Modelos de protección y políticas activas de paisaje en Andalucía.
La reforma del Estatuto de Autonomía de Andalucía, aprobada en 2007, establece el derecho de la población al disfrute del paisaje y la obligación de la administración de protegerlo. Al no existir una legislación específica de paisaje, este derecho se garantiza mediante la ordenación territorial principalmente y así se refleja en el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía aprobado en 2006 y en los planes subregionales que lo desarrollan, teniendo ya el primero que se redactó en 1999 recomendaciones específicas de paisaje. Actualmente está redactándose a Estrategia de Paisaje de Andalucía (EPA), cuyo objetivo principal es dotar a todas las políticas con incidencia en el paisaje de unos principios rectores, objetivos, líneas de actuación y medidas concretas para su inclusión en sus políticas de modo que el paisaje sea un elemento de política transversal en todas las acciones de la política andaluza, siendo una posibilidad para el futura la redacción de una legislación específica de paisaje. Como principios rectores se plantean la gobernanza, la sostenibilidad y la subsidiariedad.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Los objetivos principales de la EPA es considerar el paisaje como un capital del territorio, un factor clave para el desarrollo sostenible, reconocer el carácter dinámico y reconocer en positivo sus transformaciones, establecer una política de acción paisajística en la totalidad del territorio andaluz bajo el paradigma de la gobernanza, establecer objetivos de calidad a través de la participación ciudadana, y asentar las bases para establecer un marco legal específico. Las políticas que desde la creación del Estado de las Autonomías han tenido en Andalucía una mayor preocupación y consideración por el paisaje han sido, como tradicionalmente se da en el resto del mundo, la ambiental y la patrimonial. En Andalucía, la nueva ley 14/2007, de 26 de noviembre, del Patrimonio Histórico de Andalucía conforma junto a la vigente ley 16/1985 del Patrimonio Histórico Español el marco normativo andaluz en materia de patrimonio histórico. Con la anterior LPHA ley 1/1991 Andalucía fue una de las primeras comunidades autónomas en dotarse de una legislación propia en materia de patrimonio histórico. Las tipologías de protección propuestas en la ley 1/1991 daban respuesta a la paulatina ampliación tipológica de los bienes susceptibles de protección patrimonial acontecida a lo largo del último cuarto del siglo XX, atendiendo a la identificación de patrimonios específicos y a la incorporación de su dimensión territorial articulada a través de las sucesivas cartas y textos internacionales. Sin embargo, con las tipologías de protección con rango territorial establecidas en ley 1/1991 - Conjunto Histórico, Jardín Histórico y Sitio Histórico para los bienes catalogados como de Interés Cultural (BIC) y el Lugar de Interés E tnológico para los bienes inscritos con categoría específica – no se proporcionaba un marco legal adecuado para la protección integral de los paisajes culturales, interpretados de manera parcial a través de estas tipologías que reconocían algunos de sus valores patrimoniales pero no la indisolubilidad de su vínculo. La ley 14/2007 LPHA profundiza en la doctrina italiana de los bienes culturales que orienta sus contenidos, a partir del entendimiento de los hechos de naturaleza patrimonial como testimonios de nuestra civilización105. Con carácter general, el texto de la nueva ley persigue simplificar los procedimientos de catalogación de los bienes para hacer extensible la protección a un mayor numero número de tipologías y de elementos patrimoniales, dando respuesta a las nuevas dinámicas sociales en la apreciación de lo patrimonial, mediante la introducción de las nuevas figuras de Lugar de Interés Industrial y Zona Patrimonial. Además, se persigue una mayor coordinación con la legislación urbanista y sus instrumentos de ordenación del territorio. 105 - 76 -
(López Reche, 2008)
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
En lo relativo a la consideración del paisaje debemos destacar que pese a que las dos nuevas tipologías de BIC establecidas - Lugar de Interés Industrial y Zona Patrimonial - presentan una fuerte dimensión territorial, especialmente la Zona Patrimonial donde el territorio es el soporte que articula a bienes de distinta naturaleza y cronología, con la redacción de esta ley se pierde la oportunidad de incorporar la noción de paisaje cultural como tipología de clasificación. Generándose una cierta indeterminación respecto a un término cuyo uso se había generalizado tras la de la Carta Europea del Paisaje en el año 2000, incluso desde la propia administración cultural106. En la definición desarrollada en el artículo 26 ley, se describen como zonas patrimoniales […] aquellos territorios o espacios que constituyen un conjunto patrimonial, diverso y complementario, integrado por bienes diacrónicos representativos de la evolución humana, que poseen valor de uso y disfrute para la colectividad y, en su caso, valores paisajísticos y ambientales.
Con el reconocimiento explícito de que el valor patrimonial es unitario y de que reside en la indisolubilidad del paisaje como principales aportaciones, esta tipología da respuesta a las necesidades de protección de amplias zonas de la comunidad autónoma donde la interacción entre el hombre y el territorio han generado paisajes culturales, que eran difícilmente reconocibles en las tipologías establecidas por la legislación anterior. Dada la extensión, la diversidad de los bienes que pueden integrar y la posible existencia de valores ambientales y paisajísticos de las Zonas Patrimoniales se plantea la figura del Parque Cultural (art.81), como un órgano de gestión propio que integra las distintas Administraciones y sectores afectados por la declaración e implicados en su protección. Contemplándose la obligatoriedad de redactar un Plan Director para el mismo. Las Zonas Patrimoniales se integran junto con los Conjuntos y otro tipo de enclaves abiertos al público en la Red de Espacios Culturales de Andalucía, creado por la ley 14/2007 y desarrollado en el artículo 83 del Capítulo IV, como un sistema integrado y unitario que permite mejorar las herramientas de gestión y el funcionamiento de los distintos espacios culturales que lo integran, mediante el desarrollo reglamentario de este órgano rector de orden superior. Otro aportación a destacar de la nueva ley 14/2007 del Patrimonio Histórico de Andalucía es que persigue una mayor coordinación con la legislación urbanística y medio ambiental andaluza, especialmente con la nueva Ley de Ordenación urbanística de Andalucía LOUA ley 7/2002. Entendiendo que la protección del patrimonio en su contexto territorial solo puede abordarse desde el planeamiento, por lo que regula sus contenidos de protección y el proceso de informe de los mismos 107, incrementando la seguridad jurídica de los bienes declarados. Como ejemplo, el planeamiento especial de protección es la herramienta urbanística que se propone para garantizar la salvaguarda de los valores patrimoniales de la ciudad histórica tanto en la Ley 16/1985 del Patrimonio 106 A este respecto se recoge la aclaración que, sobre el sentido con que las administraciones públicas emplean el término paisaje cultural, se hace en la publicación Paisaje y Patrimonio cultural en Andalucía. Tiempo, usos e imágenes: […] Sin embargo, cuando desde las administraciones públicas se hace referencia a dicho concepto, el objetivo es destacar a través de esta denominación aquellos paisajes en los que los valores culturales (sean estos históricos, patrimoniales, inmateriales, etcétera)destacan en el conjunto, fundamentan su singularidad y, derivado de todo ello, son objeto de una gestión específica.
107
(López Reche, 2008) - 77 -
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Histórico Español (LPHE) como en la 1ª Ley 17/2001 del Patrimonio Histórico de Andalucía (LPHA). Sin embargo, la Ley 14/2007 del Patrimonio Histórico de Andalucía va a ser mucho más exigente regulando la obligatoriedad de adecuar el planeamiento urbanístico a las necesidades de protección de los bienes inscritos en el CGPHA en un plazo máximo de dos años desde la inscripción, definiendo los contenidos mínimos de protección de los distintos planes urbanísticos en función de la tipología del BIC al que afectan ya sea este individual (M, JH) o colectivo (CH o LIE, LII, SH, ZP, ZA)108. Destaca por su novedad la inclusión entre estos contenidos de una normativa de control de la contaminación visual o perceptiva y la inclusión de medidas para el mantenimiento de los usos tradicionales, actividades económicas compatibles, proponiendo incluso mediadas de intervención para revitalizar el bien protegido. La Ley del 2007 avanza en la coordinación con la legislación urbanística propuesta por la ley española de 1985, definiendo su actuación en dos momentos claramente diferenciados: la redacción del planeamiento y su ejecución. Define el papel de la Administración Cultural en los procesos de aprobación y modificación de los instrumentos de ordenación territorial, urbanística y de prevención y control medioambiental que afectan a los bienes del PHA (CGPHA, Inventario de bienes reconocidos o Zonas de Servidumbre Arqueológica) estableciendo el carácter perceptivo de sus informes, que va a ser además vinculante para los instrumentos de naturaleza no territorial.109 Con relación a la ejecución del planeamiento, se compromete a garantizar el soporte técnico para la gestión de los planes urbanísticos a los que les exige unos contenidos mínimos. Así una vez informado favorablemente y aprobado el planeamiento urbanístico que afecta a los ámbitos patrimoniales (plan general o planes especiales), los municipios podrán solicitar a la Consejería de Cultura la delegación de la competencia para autorizar obras y actuaciones que desarrollen este planeamiento. Reservándose en todo caso las competencias sobre inmuebles 108 En función de lo establecido en la ley 14/2007, de 26 de noviembre, del Patrimonio Histórico de Andalucía, en el Catálogo General de Bienes del Patrimonio Histórico Andaluz (CGHA) se van a inscribir tres categorías de bienes: -Bienes de Interés Cultural. (BIC). Clasificados en 8 tipologías: Monumento (M) , Jardín Histórico (JH), Conjunto Histórico (CH), Sitio Histórico (SH), Zona Arqueológica (ZA), Lugar de Interés Etnológico (LIE) Lugar de Interés Industrial (LII) y Zona Patrimonial (ZP) -Bienes de Catalogación general -Bienes incluidos en el Inventario General de Bienes Muebles del Patrimonio Histórico Español 109 (López Reche, 2008) - 78 -
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declarados Monumentos, Jardines Históricos, Zonas arqueológicas, los que están comprendidos en sus entornos o en los ámbitos territoriales vinculados a una actividades de interés etnológico (art.40). 110 Con la delegación de competencias, que exige como novedad la creación de una Comisión Técnica municipal multidisciplinar que informe de las actuaciones a autorizar, se persigue optimizar las políticas culturales, incrementando la responsabilidad de los municipios en la tutela de su patrimonio cultural. - Modelos de políticas y proyectos de paisaje en el litoral
La consideración por parte de organismos internacionales de las características especiales del territorio litoral se ponen de manifiesto en la aprobación en 1981 de la Carta Europea del Litoral y los posteriores documentos estratégicos que han planteado políticas a ese nivel y el desarrollo normativo en los distintos países. El caso de Francia es paradigmático por regular la protección y ordenación de las políticas en ese territorio mediante una ley para la planificación, la protección y la puesta en valor del Litoral, la ley Litoral, desde 1986, aunque ya desde 1975 había creado un organismo de tutela y vigilancia de estos territorios, el Conservatoire de l'espace littoral et des rivages lacustres. La política francesa en esos territorios se centra en la adquisición de terrenos de importante valor ambiental por parte de este organismo, tanto en el litoral marítimo como en los territorios interiores de lagos así como en los territorios de ultramar. Mientras la propiedad de los terrenos pasa completamente a este organismo, la gestión se planifica con la intervención de otros agentes, como regiones, departamentos, municipios o sindicatos. La política de planificación sobre territorios en el litoral en España tiene ejemplos en Cataluña, con su Plan Director Urbanístico del Sistema Costero, en Galicia con su P lan de Ordenación del Litoral como primer documento de planificación territorial con aplicación directa de su legislación en paisaje, y las planificaciones territoriales en las Islas Baleares; es aquí donde vamos a destacar el Plan Territorial de Menorca. El Plan Territorial Insular de Menorca (PTI) se aprueba en 2003, muy poco tiempo después de la firma del Convenio del Paisaje y cuando aun no se habían articulado políticas activas que recogieran sus principios, pero el PTI toma de referencia los ejemplos de la Countryside Commission inglesa y las Cartes paysagères francesas, estableciendo el paisaje como una figura central en las fases de análisis y de diagnóstico, así como en la propuesta de modelo de planificación. Este protagonismo fue principalmente fruto de unas prospecciones previas a la redacción donde se estableció la importancia del paisaje para la población, la conciencia que de él tenían, así como del interés particular de los integrantes del equipo redactor y de la consideración de que el paisaje de la isla era un elemento identitario y patrimonial muy importante. Las propuestas del PIT con mayor incidencia positiva en el paisaje han sido el establecimiento de un modelo de crecimiento residencial y turístico, las de infraestructura viaria y movilidad, y las que limitan la edificación dispersa en el medio rural. Además realizan propuestas específicas y más concretas que fomentan el acceso al paisaje, con planes de recuperación de caminos y recorridos históricos, una mayor divulgación con la creación de 110
(López Reche, 2008) - 79 -
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
un centro de estudio e interpretación del paisaje, una serie de recomendaciones a los planes urbanísticos para la mejora de las fachadas urbanas así como otras recomendaciones en la instalación de equipamientos e infraestructuras.111 En Andalucía, el único instrumento específico de política sobre el litoral son las Directrices Regionales del Litoral andaluz (DRLA), aprobadas en 1990, dentro de una estratégica diseñada en el periodo de 1985-1992 por la administración autonómica para la planificación y gestión del espacio litoral. Fruto de esta estrategia se redactaron las DRLA y, en paralelo, un Programa de Planeamiento Litoral, de carácter supramunicipal. Las DRLA pretendían crear un marco común para la aplicación de las políticas sectoriales que afectaban al litoral, hacer una valoración de sus características fisiográficas, una estructuración flexible de su normativa a incorporar, o tener en cuenta, tanto en el planeamiento urbanístico como en otras políticas como las infraestructuras, turismo, aprovechamiento de recursos naturales, y el reconocimiento de las dificultades de gestión y seguimiento de este territorio complejo por la organización jurídico-administrativa que está afectada. En lo referido al paisaje, el artículo 11 prevé, posiblemente, las directrices más importantes en orden a proteger el carácter público, en su uso, de la zona marítimo-terrestre así como la regeneración y protección del paisaje de esta zona, para lo cual los planes urbanísticos deberán contener las medidas que resulten necesarias para ello, estableciéndose los plazos y recomendaciones en los artículos sucesivos.
111 - 80 -
(Mata Olmo, Plan Territorial Insular de Menorca, 2009)
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Tras la aprobación del POTA, en 2006, y la redacción de los planes subregionales litorales, se establecen criterios específicos para a protección, gestión y ordenación del paisaje del litoral desde un documento de planificación territorial que han de incorporar los planes urbanísticos municipales. En general, las determinaciones para aumentar la calidad paisajística y su valorización pasan por la protección y por adopción de medidas que impidan acciones que lo deterioren, faltando una planificación en positivo de medidas específicas de regeneración al no establecer, generalmente, partidas financieras para ello por lo que acaban siendo recomendaciones. La creación del Centro de Estudios Paisaje y Territorio, en 2005, dependiente de la Junta de Andalucía y de las Universidades públicas andaluzas, así como el Laboratorio del Paisaje Cultural en 2006, dependiente del Instituto Andaluz de Patrimonio Historio (IAPH) y de la Consejería de Cultura, ha supuesto la proliferación en Andalucía de estudios e investigaciones y su divulgación y fomento. Cabe destacar el proyecto de “Guía del paisaje cultural de la Ensenada de Bolonia” (2004), realizada por el IAPH. Este documento incorpora al análisis y diagnóstico del ámbito un ambicioso conjunto de propuestas proyectuales que agrupadas en cinco categorías: recursos culturales, protección y mejora del medio físico, modernización de infraestructuras, planificación territorial y adecuación de actividades económicas, persiguen “mantener los valores del lugar y mejorar la calidad de vida de sus habitantes” 112. La Guía se convierte, así, en un instrumento de gestión y planificación territorial, y en un referente metodológico para el análisis territorial del patrimonio cultural. A partir de las estrategias propuestas en la Guía se redacta un proyecto de actuación paisajística que desarrolla una serie de acciones esbozadas en la Guía (Red de itinerarios, plan de acciones en Baelo Claudia y proyecto de paisaje en el borde costero) y cuyo “objetivo fundamental es la integración del patrimonio natural y cultural de este entorno privilegiado mediante la mejora de las condiciones paisajísticas de la ciudad romana de Baelo Claudia y otros elementos del patrimonio cultural de la zona” 113, promovido y financiado por el Ministerio de Medio
Ambiente a través del Instituto de Patrimonio Cultural Español está actualmente en ejecución.
112 Extraído del artículo “Acciones en el paisaje cultural de la Ensenada de Bolonia, Cádiz” (Fernández Baca, Fernández Cacho, Castellano Bravo, García de Casasola Gómez, Rey Pérez, & Villalobos Gómez, 2007) 113 Extraído de la página web del IAPH, (fecha de entrada 16 marzo de 2011) - 81 -
Miradas al paisaje Dinámicas y formas del paisaje [mundo] [hombre] [hoy]
Metodología de la investigación
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
[mundo]
Las dinámicas que se consideran como generadoras de paisaje en esta investigación se agrupan en tres grandes conjuntos: las del tipo geológico, que se detallan a continuación, las de tipo histórico, debidas a la acción continuada del hombre sobre el territorio y que se detallarán en los puntos siguientes, y las de tipo político, debidas a la legislación y la aplicación y gestión del territorio por parte de la administración. A los efectos que ocupan a este trabajo, se realiza una breve descripción de los conceptos conformadores de la geología del ámbito de estudio, en particular de aquellos con notables repercusiones paisajísticas. Los fundamentos teóricos en lo que sigue han sido extraídos de Vera, J.A. Geología de Andalucía, en Enseñanzas de las Ciencias de la Tierra, 1994, donde también detalla los numerosos los autores que se han dedicado a estudiar e investigar el origen y desarrollo de la geología andaluza (Julivert, 1983; Junta de Andalucía, 1985; Fontboté, 1986; Vera, 1986, 1988; Martín - Algarra, 1987; Dallmeyer y Martínez - García, 1990; Sanz de Galdeano y Vera, 1991, 1992, Martín - Algarra et al., 1992). La unidad geológica de la Depresión Neógena del Guadalquivir ocupa la parte occidental del área de estudio, mientras que la unidad de las Cordilleras Béticas ocupa la parte oriental, actuando como frontera entre ambas los relieves fluviales del Guadalquivir (terrazas de la margen izquierda). La unidad geológica del Macizo Hespérico ocupa el borde noroccidental del área de estudio, coincidiendo con las últimas estribaciones de la unidad morfológica de Sierra Morena. Los cambios paleogeográficos más significativos del área geográfica que actualmente ocupa Andalucía ocurrieron desde el Mioceno inferior al inicio del Mioceno superior. Durante los 185 millones de años anteriores, estos es, desde el inicio del Jurásico (210 Ma) hasta el Mioceno basal (hace 25 Ma), la línea de costas estuvo en el borde sur del macizo hercínico y el mar ocupó el resto. En este intervalo de tiempo (Mioceno inferior hasta el inicio del Mioceno superior) tuvieron lugar la colisión continental, la formación de las Cordilleras Béticas como una cadena montañosa emergida y la individualización de las depresiones neógenas, lo que implican notables y constante cambios de la línea de costa. Depresión Neógena del Guadalquivir
Se trata de un área que quedó "deprimida" después de la orogenia alpina (colisión entre las Zonas Internas y las Zonas Externas) que ocurrió durante el Mioceno medio. Este área subsidente se rellenó por sedimentos del Mioceno superior, Plioceno y, más localmente, Pleistoceno producto de la erosión de los nuevos relieves. La depresión neógena del Guadalquivir se sitúa entre el macizo hercínico de la Meseta y el borde septentrional de las Cordilleras Béticas. Se trata de una cuenca de antepaís, que se superpone al surco frontal que existiría al norte de la cordillera a la vez que se iba formando. Tiene una marcada asimetría ya que el borde norte (macizo hercínico) es tectónicamente inactivo mientras que el borde sur sería activo, lo que trae como consecuencia que junto a este borde activo se depositan en importantes volúmenes de olistostromas formados por masas (olistolitos) de procedencia bética en el seno de materiales del Mioceno. La mitad norte de la Depresión del Guadalquivir corresponde a afloramientos del Mioceno superior y Plioceno sin olistostromas. Actualmente, la planicie marismeña ocupa la zona central de la cubeta sedimentaria, dejando paso a formas - 85 -
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tabulares de ligera inclinación, suavemente deformadas por episodios tectónicos de importancia menor, o por la denudación hidrológica de la red de drenaje repartida entre las cuencas del Tinto, el Guadiamar y el Guadalquivir. Así pues, relieves suaves asentados sobre suelos de naturaleza sedimentaria (arenas, arcillas, limos), conforman la morfología y el sustrato sobre el que se desarrollan los paisajes dominados por esta unidad geológica. Las Cordilleras Béticas
Constituyen el extremo más occidental del conjunto de las cadenas alpinas europeas y ocupan más de la mitad de la superficie de Andalucía. Se trata de una cadena de plegamiento alpino formada durante el Mioceno y que a su vez está constituida por dos grandes unidades: las Zonas Externas, que comprenden a los materiales mesozoicos y terciarios del antiguo margen continental localizado al sur y sureste de la placa ibérica, y las Zonas Internas que constituyen un fragmento de una microplaca (Subplaca Mesomediterránea) que se ha desplazado hacia el oeste hasta colisionar con el margen antes citado y formar la cordillera. Las Zonas Externas: Afloran en la parte más septentrional de las Cordilleras Béticas en una banda alargada según la dirección WSW-ENE y con una anchura media de 80-100 km. Constituyen la cobertera sedimentaria del margen sudibérico, plegada y despegada de su zócalo. Las Zonas Internas: Afloran en la parte más meridional de las Cordilleras Béticas y dentro de ella se reconocen varias unidades geológicas de rango mayor. En primer lugar se diferencian tres complejos (Nevado- Filábride, Alpujárride y Maláguide) que constituyen tres conjuntos de mantos de corrimiento apilados, estando enumerados desde el tectónicamente más bajo al más alto. Los tres complejos corresponden a fragmentos del microcontinente que originariamente ocuparía posiciones más orientales (Subplaca Mesomediterránea o Subplaca de Alborán). A los efectos de la descripción, se incluyen en las Zonas Internas a las "Unidades del Campo de Gibraltar" aunque su atribución es discutible, ya que en realidad corresponden a los depósitos en las cuencas profundas, con substrato de corteza oceánica (o continental parcialmente oceanizada) que rodeaban a la Subplaca Mesomediterránea y, por tanto, tienen entidad propia. Las Unidades del Campo de Gibraltar toman su nombre por el hecho de aflorar extensamente en la mitad meridional de la provincia de Cádiz, aunque se prolonga hacia el este con afloramientos progresivamente más reducidos, localizados entre las Zonas Internas y las Zonas Externas. Comprende materiales del Cretácico, Paleógeno y, especialmente, del Mioceno inferior. Corresponden a los depósitos de los surcos profundos localizados entre el margen sudibérico y la Subplaca Mesomediterránea, y entre esta última y el margen continental norteafricano en - 86 -
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el denominado surco de los "flyschs" norteafricanos. Litológicamente destacan las margas con intercalaciones de turbiditas (calcáreas y terrígenas) alcanzado el máximo desarrollo de los depósitos de turbiditas terrígenas en el Mioceno inferior, por lo que se tienen los mayores espesores en dichos términos. Estos materiales fueron desenraizados durante la etapa de colisión continental de manera que fueron expulsados de su posición originaria desplazándose hacia el oeste solidariamente con la Subplaca Mesomediterránea. En la actualidad, la acción geomorfológica del Guadalquivir queda restringida espacialmente en su margen izquierda por el levantamiento litológico de las cordilleras béticas. Entre la terraza fluvial izquierda del río, y el final del ámbito de estudio litoral, toda la corteza continental, a excepción de otras depresiones neógenas menores como las drenadas por los ríos Guadalete e Iro, o la del río Barbate, se halla dominada por los relieves montañosos derivados del levantamiento alpino, principalmente a través de sus formaciones olitostrómicas (lomas suaves de piedemonte bético), .y sierras costeras con inclinadas faldas hasta el mar (unidades flysch del Campo de Gibraltar). Macizo Hespérico
El conjunto del macizo hespérico se deformó en la orogenia hercínica, durante el Carbonífero, con varias fases superpuestas, y emergió constituyendo a partir de entonces un continente sometido a denudación y erosión, que fue el área fuente de los materiales depositados en los márgenes continentales o áreas subsidentes adyacentes, individualizados al inicio de Mesozoico. En Andalucía aflora la parte más meridional de este macizo, el cual se extiende, por el norte, hasta las costas gallegas y asturianas. La alineación estructural dominante en este dominio hercínico es la NW-SE y paralelamente a ella, clásicamente, se diferencian varias unidades (zonas) de las cuales tres están parcialmente representadas en Andalucía (Zona Centroibérica, Zona de Ossa-Morena y Zona Surportuguesa). La tercera de ellas se considera como de "zonas externas" del mismo macizo y en ellas afloran los materiales del Paleozoico superior, con escasas rocas plutónicas y con un metamorfismo inexistente o de muy bajo grado. La Zona Surportuguesa representada en la parte más occidental, en la provincia de Huelva, muestra un conjunto inferior (Devónico-Carbonífero inferior) formado por pizarras y cuarcitas con un complejo vulcano-sedimentario cerca del techo y un conjunto superior (Carbonifero medio) formados por lutitas y areniscas turbiditicas (facies Culm). Dentro de esta zona se localiza la denominada "faja pirítica" que corresponde a una parte del afloramiento del complejo vulcano-sedimentario en el que se localizan importantes reservas de pirita que han sido objeto de explotaciones masivas. Se conocen más de 75 masas mineralizadas en esta faja, entre ellas las conocidas: Aznalcóllar, Rio Tinto, Sotiel y Tharsis. Esta unidad geológica asoma por el noroeste del ámbito de estudio, a través de las estribaciones de su zona Surportuguesa, que junto al piedemonte de Sierra Morena, constituyó el borde continental, antes de la colisión con la subplaca mesomediterránea. Correspondiente a una unidad tectónicamente inactiva, presenta un relieve erosionado de pendientes medias y valles incididos por la actividad fluvial, a base de materiales pizarrosos, cuarcitas, lutitas y areniscas turbidíticas.
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[implicaciones paisajísticas]
A efectos paisajísticos, y considerando que las unidades dominantes en el ámbito son las depresiones neógenas y las cordilleras béticas, se consideran dos grandes mitades dentro del área de estudio. Tomando como eje el cauce del Guadalquivir, la zona occidental del ámbito aparece preferentemente dominada por la depresión neógena del río (secundariamente aparecen paisajes de componente piedemonte), mientras la zona oriental, de mayor diversidad geológica, se encuentra mayoritariamente controlada por los relieves béticos. Zona occidental (Depresión neógena del Guadalquivir).
Según la clasificación del mapa de paisajes de la Junta de Andalucía, los ámbitos paisajísticos coincidentes con esta unidad son: Litoral Occidental Onubense, Campo de Tejeda, Condado – Aljarafe, Dunas y Arenales Costeros de Doñana, Arenales, Marismas y Vega del Guadalquivir. - Enfoque físico: Relieves llanos y suaves, ausencia de promontorios rocosos, textura edáfica prevalente, continuidad de formas, reforzada por un clima homogéneo, con un reparto de la insolación y las precipitaciones equilibrado a lo largo de toda la unidad. Arenas, arcillas, limos, areniscas, colores pardos y claros, texturas finas. Continuidad general. El agua es el principal factor físico catalizador del paisaje, de dos formas: De forma continental, al formar amplias zonas inundadas (con carácter temporal y permanente); numerosas zonas encharcadizas (temporales de distinta duración), que introducen las principales fronteras y discontinuidades en el paisaje. Cambios en el color y la textura, introducidos por la sustitución del suelo por el agua, y su mayor interacción con la luz. De forma costera, al interaccionar con la dinámica costera oceánica con la fluvial, y generar toda una banda de formas geológicas intermedias basadas en la deposición diferencial submarina y emergida de los sedimentos arrastrados por ambas dinámicas (flechas, ganchos, dunas, etc.) Arena y agua aportan el material necesario para la construcción de formaciones modeladas por el viento. Los factores físicos cobran protagonismo en el paisaje de esta unidad a medida que la corteza continental pierde altura o se acerca al mar. - Enfoque visual: Amplias cuencas visuales consecuencia de la suavidad del relieve, ya sea ondulado o llano. Incremento de la fragilidad visual y de la intervisibilidad. - 88 -
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- Enfoque cultural: Según la clasificación del mapa de paisajes de la Junta de Andalucía, los ámbitos paisajísticos coincidentes con esta unidad son: Litoral Occidental Onubense, Campo de Tejeda, Condado – Aljarafe, Dunas y Arenales Costeros de Doñana, Arenales, Marismas y Vega del Guadalquivir. Intensa modificación de las zonas secas de la unidad (glacis, terrazas fluviales) a través de la actividad forestal (Arenales, Condado), y agrícola (Litoral Occidental Onubense, Condado – Aljarafe, Vega del Guadalquivir, Campo de Tejeda). Modificación menor en el caso de las zonas inundables o encharcadizas, aun considerando la desecación de marismas y lagunas (Litoral Occidental Onubense, Marismas, Dunas y Arenales Costeros de Doñana).
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Zona Oriental (Cordillera Bética).
Según la clasificación del mapa de paisajes de la Junta de Andalucía, los ámbitos paisajísticos coincidentes con esta unidad son: Los Alcores. Piedemonte Subbético, Campiña de Jerez - Arcos, Campiñas de Medina, Litoral Estrecho, Bahía de Cádiz, Los Alcornocales y Campo de Gibraltar. - Enfoque físico: Relieves ricos por la alternancia de llanuras, lomas, colinas y montañas. Sucesión de texturas finas (depresiones neógenas, olitostroma) y rocosas (subbético medio y flysch del Campo de Gibraltar). Marismas y lagunas, junto a lomas y montañas, resultan en un efecto desigual de distribución de insolación y precipitaciones. Arenas, arcillas, limos, en las zonas llanas (marismas y playas), dan paso a lugar a calizas nodulosas, margas silíceas y margocalizas (subbético medio), y margas turbidíticas (flysch), predominando por tanto las texturas finas, acompañadas del grano grueso en las formaciones rocosas de las crestas litorales. La discontinuidad y la variedad es la tónica general del relieve, reforzada por la acción dinamizadora del agua que, como en el caso anterior, actúa en zona continental y costera, ya sea mediante la inundación interior o la formación de nuevos relieves terrestres costeros. La mayor variabilidad del régimen de vientos de esta zona oriental, contribuye adicionalmente a diversificar el paisaje, ya sea a través de la denudación de las tierras emergidas, como de la formación de nuevos relieves costeros (playas, dunas, lagunas, flechas, etc.) Al contrario que en el lado occidental, los factores físicos toman protagonismo permanente en la configuración del paisaje, independientemente de la cota sobre la que actúen. - Enfoque visual: La coexistencia y sucesión de líneas oblicuas (Cordilleras Béticas y olitostroma) y horizontales (Depresiones neógenas) ofrece una distribución de la realidad en cuatro dimensiones (largo, ancho, alto y profundo), más o menos equilibrada en función de las calidad y cantidad de cada una de ellas. De esto dependerá la apreciación de mayores o menores cuencas visuales, y también su fragilidad visual e intervisibilidad, mayores en las depresiones neógenas que en las cordilleras béticas, donde las cuencas visuales cerradas se corresponderán con los valles interiores. Dada la complejidad del relieve en algunos lugares de las cordilleras béticas, la
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dificultad de acceso a las vistas es una variable importante a tener en cuenta para la valoración de su fragilidad paisajística. - Enfoque cultural: Intensa modificación de las lomas y pendientes medias del sector oriental a través de la actividad agrícola (Los Alcores (olitostroma), la Campiña de Jerez – Arcos (olitostroma y subbético medio), la Campiña de Medina (Flysch del Campo de Gibraltar), y el Litoral del Estrecho (Flysch del Campo de Gibraltar)), a través de la actividad agropecuaria (Campiña de Medina y Campo de Gibraltar (Flysch del Campo de Gibraltar)), y a través de la actividad forestal, y la actividad turística costera (Litoral del Estrecho (Flysch del Campo de Gibraltar)). Modificación menor en el caso de las zonas inundables o encharcadizas, aun considerando la desecación de marismas y lagunas (Bahía de Cádiz (Depresiones neógenas)). No obstante, estas zonas han sido ocupadas parcialmente y acorraladas por el crecimiento urbanístico en torno a los núcleos urbanos y la industria turística.
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[hombre]
Andalucía un territorio fuertemente antropizado cuyo paisaje, tal y como lo entendemos en esta investigación, es fruto de las transformaciones realizadas por los distintos grupos humanos que lo han habitado y han explotado sus recursos a lo largo de la historia. Las huellas dejadas por estas sociedades en su interacción con el medio natural constituyen trazas culturales, memoria social del territorio, que lo cualifican y caracterizan desde el punto de vista cultural y patrimonial. Procesos de distinta naturaleza y con diferente recorrido histórico que han participado en la construcción del litoral atlántico andaluz como entidad territorial con una identidad propia y diferenciada. El reconocimiento de las especificidades históricas del territorio adquiere, por tanto, una gran importancia en la identificación, delimitación y categorización del ámbito definido en la investigación como litoral atlántico andaluz. Se parte del reconocimiento de la triple dimensión del paisaje recogida en la Recomendación (95)9 relativa a la conservación de los sitios culturales integrada en las políticas de paisaje para establecer los criterios metodológicos con que se aborda el estudio de su componente cultural que engloba: - Una dimensión temporal al ser el paisaje definido como testimonio de las relaciones pasadas y presentes de los individuos con su entorno. - Una dimensión perceptiva enunciada en la propia definición del Convenio Europeo del Paisaje, por la que el paisaje se define y caracteriza por la observación que un individuo o un grupo social hace de un territorio determinado. - La capacidad de construir identidad colectiva, ya que participa en la formación de las culturas, sensibilidades, prácticas, creencias y tradiciones locales. Como consecuencia de los vínculos indisolubles entre sus componentes cultural y temporal1 el paisaje es entendido como proceso, por lo que nuestra aproximación al litoral andaluz no puede limitarse a la caracterización de las dinámicas contemporáneas a las que está sometido, desarrollándose un estudio diacrónico de las dinámicas responsables de su actual configuración espacial, funcional y simbólica. Por tanto, se identificarán, describirán y cartografiarán las dinámicas culturales responsables de la configuración actual del litoral atlántico andaluz, tomando como base la identificación de procesos históricos antrópicos de transformación del medio físico vinculados, en ocasiones, a acontecimientos históricos concretos, en otras, a la explotación de sus recursos naturales; pero siempre, proyección de la construcción sociocultural que, del 1 En la que también se hace hincapié las Directrices prácticas para la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial (2008) que en su artículo 47 recoge literalmente la importancia de esta relación cuando considera que los paisajes culturales “ilustran la evolución humana y sus asentamientos a lo largo del tiempo, condicionados por sus limitaciones y/o oportunidades físicas que presenta su entorno cultural y por las sucesivas fuerzas sociales, económicas y culturales, tanto externas como internas”. (Fernández
Cacho, y otros, 2010, pág. 12) - 93 -
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territorio litoral y de su paisaje, han hecho las distintas sociedades que lo han habitado. En una primera categoría se identifican las dinámicas históricas que han dejado vestigios en el territorio soporte construyendo trazas culturales que identifican y singularizan el paisaje del litoral, es decir, su memoria física. Al objeto de la investigación se seleccionan, en función de su relevancia, aquellas dinámicas que se implantan a escala territorial, conformando sistemas espaciales y relacionales complejos, y caracterizan desde el punto de vista cultural las unidades de paisaje establecidas dentro del ámbito litoral. Se estudiarán desde un punto de vista diacrónico, registrando las manifestaciones materiales correspondientes a las distintas etapas de su evolución histórica con incidencia en la conformación del paisaje litoral. Estableciéndose la siguiente clasificación para los sistemas espaciales conformadores del paisaje litoral atlántico: _Sistemas de control del territorio vinculados a su organización espacialadministrativa. _Sistemas de poblamiento, urbanización y articulación espacial del territorio. _Sistemas de producción y explotación del medio físico y de sus recursos naturales. _Paisajes simbólicos de recorrido histórico Para la datación temporal de estos sistemas espaciales y la descripción de su evolución histórica, no se va a establecer una segmentación de la historia del territorio andaluz en etapas cronológicas cerradas, si no que se establece una división operativa y flexible que responde al objetivo de detectar sinergias de distinta naturaleza que han conformado el paisaje litoral. Este interés no radica, por tanto, en establecer unos límites temporales estrictos en la historia del litoral atlántico andaluz, sino en asociar las distintas sociedades que lo han habitado con su papel en la configuración de su paisaje. Por lo que se toma como criterio para abordar el relato de estos procesos históricos la significación de las trazas culturales heredadas de las distintas sociedades, en la conformación física del litoral atlántico y su incidencia en la construcción de la identidad de este territorio. Se toman como referencia por su capacidad de síntesis y de dar respuesta a los objetivos de la investigación, la periodización establecidas por el Laboratorio de Paisaje del IAPH, en el trabajo de caracterización y valoración de demarcaciones paisajísticas culturales, publicado, en 2010, con el título de PH cuadernos Paisaje - 94 -
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y Patrimonio cultural en Andalucía. Tiempo, usos e imágenes. Desde el punto de vista metodológico, lo que interesa de ella es que pone de manifiesto las singularidades históricas del territorio andaluz, transcendiendo la división clásica de la Historia en etapas cronológicas. A partir de la revisión de la periodización desarrollada en dicha publicación, de la identificación y localización geográfica de los bienes culturales que conforman el sistema territorial del patrimonio en el litoral occidental andaluz, se definen una serie de etapas operativas, vinculadas con los recursos culturales conformadores del paisaje y la memoria social del territorio2. [evolución histórica del litoral occidental andaluz ]
Como punto de partida de este breve recorrido por la evolución histórica del litoral atlántico andaluz tomaremos la definición de territorio desarrollada en la introducción del Atlas de la Historia del Territorio de Andalucía, donde se afirma que el concepto de territorio […] remite a un espacio geográfico adscrito a una comunidad, a una entidad humana colectiva, manejado, y en su caso, transformado por esa colectividad y que alcanza en último término una capacidad de gobierno y administración a través de algún nivel de formalización política e institucional 3
para subvertirla, ya que la delimitación del espacio geográfico establecido como litoral occidental andaluz no se basa en la existencia de una formalización institucional que dirigiese los procesos históricos de desarrollo del territorio, sino en el participar de una serie de dinámicas comunes que, aunque de distinta naturaleza - sociales, económicas, productivas , tienen en la relación con el límite marítimo – terrestre su razón de ser. Permitiéndonos reconocer este ámbito como una unidad territorial de rango superior dentro del extenso y culturalmente rico territorio andaluz. La ausencia de un marco político e institucional común es una condición histórica compartida por la globalidad del territorio andaluz que no va a disponer de la capacidad de autogobierno hasta la creación de la Comunidad 2 Las etapas definidas en el PH cuadernos Paisaje y Patrimonio cultural en Andalucía. Tiempo, usos e imágenes son: - primeros pobladores cazadores recolectores que han dejado su impronta en el territorio a través de manifestaciones de arte rupestre. - primeras sociedades sedentarias que construyeron monumentos megalíticos con monumentalidad que les hace singulares en el contexto nacional e internacional. - los míticos reinos tartésicos y turdetanos en comunicación con griegos, fenicios y púnicos. - impronta tangible de las infraestructuras territoriales y configuración básica de la red de asentamientos que puede retrotraerse a época romana y medieval - impronta tangible de las infraestructuras territoriales y configuración básica de la red de asentamientos época medieval (al –Andalus) - ocupación de Al-Andalus por los reinos cristianos y su integración en la corona de Castilla - la incorporación de influencias determinadas por la colonización de América - la resistencia al invasor napoleónico - la lucha ilustrada por las libertades en las Cortes de Cádiz - la guerra civil - la tardía industrialización - la actividad turística 3 (Díaz Quidiello, Olmedo Granados, & Clavero Salvador, 2009, pág. 15) - 95 -
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Autónoma y el desarrollo de su estatuto de autonomía 4. Este hecho incide directamente en la naturaleza de los sistemas espaciales que conforman el paisaje andaluz y, por extensión, en el paisaje litoral. Afectando especialmente a sistemas agrupados en las dos primeras categorías establecidas en la investigación, vinculadas a los procesos de poblamiento, control y articulación espacial del territorio. _Sistemas de control del territorio vinculados a su organización espacialadministrativa.
Entre los primeros, se encuentran las estructuras defensivas que han materializado la organización administrativa del territorio andaluz, respondiendo a las distintas organizaciones administrativo -políticas de la geografía regional a lo largo de su historia. Las estructuras defensivas se distribuyen por todo el territorio andaluz con una lógica de implantación que responde a una localización ventajosa para el control del territorio, conformando sistemas espaciales - marcas militares originados en las cambiantes necesidades derivadas de las diferentes estrategias en épocas de conflicto. 5 La reutilización y la continuidad de muchas de las construcciones defensivas primitivas, incluso de origen prerromano, responden a su lógica de implantación –ubicaciones estratégicas para el control de las comunicaciones, la defensa y el dominio visual del territorio productivo- que permanece invariable en el tiempo, protagonizando secuencias constructivas que han modificado y actualizado sus elementos funcionales.6 La fuerte impronta territorial de la red de castillos y construcciones defensivas andaluzas, es consecuencia de esta misma lógica, recursos patrimoniales que son, a su vez, hitos paisajísticos. De esta voluntad de permanencia en el territorio, se deriva la relación entre poblamiento y dispositivos defensivos, que han sido el origen directo o indirecto de muchos asentamientos. Como se afirma en el “Atlas del Territorio de Andalucía” […] La asociación entre arquitectura defensiva y ciudad es un hecho frecuente en la geografía y la historia urbana andaluza, formando parte indisoluble de la imagen urbana y constituyendo uno de sus principales elementos identificativos. 7
Ejemplos significativos de esta dinámica asociativa son los núcleos surgidos en torno a la actividad pesquera de la almadraba, como Conil o Zahara de los Atunes, que, durante el Antiguo Régimen, van a estar reguladas minuciosamente como principal actividad económica del litoral, formando parte del sistema de control 4 5 6 7 - 96 -
(2009, (2009, (2009, (2009,
pág. 15) págs. 234-235) págs. 234-235) págs. 234-235)
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económico y defensivo establecido por los señores de las grandes casas nobiliarias andaluzas. Algo similar ocurre con localidades como Niebla, Ayamonte o Sanlúcar de Barrameda que como centros neurálgicos de los denominados Señoríos Atlánticos consolidarán su población al mismo tiempo que aumenta su importancia geoestratégica y se refuerzan sus dispositivos de defensa. La concentración de dispositivos de la arquitectura militar distingue aquellos territorios que, en uno u otro momento de la historia, tuvieron un especial interés estratégico. El propio litoral ha funcionado históricamente como límite fronterizo y lugar de paso e intercambio comercial entre las dos orillas mediterráneas 8; desde la generalización de los intercambios comerciales entre las civilizaciones tartesia y turdetana y los colonos griegos, fenicios y cartagineses hasta los ataques a las expediciones marítimo-comerciales protagonizados por piratas y berberiscos durante los siglos XVI y XVII. Al objeto de la investigación y dada la singularidad del ámbito de estudio, el patrimonio defensivo del litoral occidental andaluz se agrupa en dos tipos de sistemas que desarrollan distintas estrategias de implantación y control territorial en función de su finalidad específica y de su contextualización histórica: • Sistemas fronterizos
En lo relativo al litoral atlántico andaluz, aunque se conservan registros de edificaciones militares desde la antigüedad, el patrimonio de arquitectura defensiva es fundamentalmente de herencia medieval, siendo los hechos fronterizos que caracterizan este territorio: - La frontera entre los reinos cristianos y el reino nazarí de Granada que se prolonga durante más de dos siglos (XIII-XV) determinando la localización y concentración de las construcciones defensivas en los pasillos de comunicación entre estos reinos. Descrita en el Atlas del Territorio de Andalucía como […] una marca militar que se extiende en diagonal del noreste al suroeste por el centro de Andalucía […] 9 la frontera cristiano-nazarí se asienta sobre las Sierras Béticas, conformando no solo una frontera política durante la Baja Edad Media, sino el verdadero límite entre las dos realidades culturales andaluzas de mayor continuidad histórica: Andalucía occidental y Andalucía oriental. Una división consolidada en la conformación de los cuatro reinos de Sevilla, Córdoba, Jaén y Granada (s.XVIII) y en las sucesivas propuestas de reorganización territorial y modernización político administrativa de Andalucía que concluyen en 1833 con la actual división provincial. 10 La significación simbólica e identitaria de esta frontera, que se refleja en la configuración de un área de débil poblamiento histórico en la zona, permite establecer el límite oriental del ámbito litoral atlántico, en su sector más meridional, en las estribaciones de la Serranía de Cádiz, dejando fuera al campo de Gibraltar que participa de dinámicas históricas propias del litoral mediterráneo. En este sentido, destacan las líneas de defensa interior de la frontera cristiana que se extiende por el corredor Arcos-Jerez-Medina Sidonia, un conjunto de castillos, que actuaron como puntos de defensa y origen de la posterior repoblación, y torres diseminadas por el medio rural con funciones de atalaya. 11 8 (2009, pág. 18) 9 (2009, págs. 234-235) 10(2009, págs. 76-77) 11 (Fernández Cacho, y otros, 2010, págs. 175-186) - 97 -
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- La fortificación de los señoríos atlánticos. La temprana ocupación cristiana y los problemas de estabilidad derivados del mantenimiento de la frontera nazarí, son el origen de una organización territorial singular que va a caracterizar el litoral occidental andaluz. Durante la Baja Edad Media, gran parte de las costas atlánticas y las tierras de interior pasarán a estar bajo la jurisdicción de las grandes casas nobiliarias andaluzas (los Medina Sidonia, Guzmán, Medinaceli, etcétera) que cobrarán gran poder económico y protagonismo político. Las luchas de poder provocarán la fortificación de los centros neurálgicos y los pasillos de comunicación entre el conjunto de señoríos feudales en que se divide el territorio. A partir del siglo XV, la política centralizadora desplegada por la corona de Castilla será la causante de las principales fricciones. En 1641, durante el reinado de Felipe IV y en el contexto de una crisis política en que se enmarcan la independencia de Portugal y las revueltas catalanas, se produce la fallida rebelión nobiliaria andaluza, un intento de segregación protagonizado por el IX duque de Medina Sidonia y el VI Marqués de Ayamonte que acabó con la ejecución de este último.12 - La frontera entre los reinos cristianos y el reino de Portugal, que supuso la fortificación del norte de la actual provincia de Huelva, la denominada “Banda Gallega”, y, ya en nuestro ámbito, del curso del Guadiana como freno a la política expansionista del reino de Portugal en el siglo XVII. 13 • Sistemas defensivos del litoral
Durante la Edad Moderna, la tranquilidad en el interior del ámbito, hace que disminuya la actividad edificatoria militar. Sin embargo, adquiere mayor relevancia el litoral que va a ser soporte de un sistema de vigilancia costero formado por torres vigías, también llamadas torres almenaras, que situadas en lugares estratégicos, se comunicaban entre sí mediante disparos de artillería, fuego o humo, alertando de la presencia de piratas y berberiscos que amenazaban el comercio con América. Este sistema se implanta durante el siglo XVI, en el marco de un plan extensivo a todo el litoral español, elaborado por el capitán general de artillería Francés de Álava 14. Los ataques de piratas han sido una constante histórica en este litoral, teniendo esta red de atalayas antecedente en el sistema de vigilancia y defensa costero establecido en época del Califato de Córdoba para prevenir los ataques de los piratas normandos. Las defensas costeras se refuerzan a lo largo del los siglos siguientes destacando las actuaciones llevadas a cabo en la Bahía de Cádiz y la Bahía de Algeciras, frente a Gibraltar; puntos estratégicos para el control del tráfico y comercio marítimo a través del estrecho. El recinto de la ciudad de Cádiz se fortifica, tras el saqueo del Conde de Essex en 1596, durante el reinado de Felipe II, reforzándose sucesivamente en siglos posteriores para adaptarse a los nuevos requerimientos militares. Como consecuencia de ello las ciudades de Cádiz, Puerto Real y San Fernando poseen un abundante patrimonio militar (baterías, baluartes, fuertes, etcétera), siendo las únicas poblaciones que resistieron hasta el final de la Guerra de la Independencia; un hecho de fuerte carga simbólica 12 (Díaz Quidiello, Olmedo Granados, & Clavero Salvador, 2009, pág. 66) 13 (2009, págs. 234-235) 14 Parque Natural de la Breña y Marismas de Barbate - 99 -
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asociado a la identidad de dichas ciudades.15 _Sistemas de poblamiento, urbanización y articulación espacial del territorio
La ausencia de un proyecto político unitario para el territorio andaluz, mencionada con anterioridad, y los tempranos orígenes del proceso urbanizador hacen de Andalucía un territorio históricamente articulado por la estructura física de su red de ciudades que es descrita en el Atlas de la Historia del Territorio de Andalucía (2009) como […] uno de los territorios europeos donde el fenómeno urbano adquiere una destacada relevancia histórica tanto en la conformación de su identidad como en la organización de su territorio[…]. 16
Pese a que la dimensión física del proceso urbanizador andaluz alcanza durante la Edad Moderna proporciones similares a las de otros territorios europeos como el italiano o el holandés, donde las ligas y asociaciones de ciudades y/ o mercados lideraron procesos de integración territorial, ninguna de las tramas de ciudades históricas andaluzas fue capaz de encabezar un proceso similar de construcción regional.17 Siguiendo lo expuesto por el profesor Miguel Bernal en el prólogo del Atlas de la Historia del Territorio de Andalucía, la incapacidad de las ciudades andaluzas para liderar estos procesos puede atribuirse a dos motivos fundamentales. En primer lugar, a que ninguna alcanzó en algún momento histórico un dinamismo económico y funcional tan potente como para poder articular por sí sola la gran extensión del solar andaluz. Ni siquiera Sevilla en su periodo de mayor pujanza entre los siglos XVI y XVII […] llegó a alcanzar esa posición de liderazgo y dominio político y económico sobre la geografía andaluza a pesar del papel central que la ciudad desempeñó en el comercio mundial. 18
La segunda circunstancia es debida a que los periodos de hegemonía y pujanza de las principales ciudades andaluzas no coinciden en el tiempo, sucediéndose […] la Córdoba romana y califal, la Granada nazarí, la Sevilla del comercio americano, la Cádiz del siglo XIX, la Málaga de la primera revolución industrial […] , por lo que, ni
aisladas, ni asociadas, llegarán a alcanzar un verdadero dominio sobre el conjunto del territorio andaluz.19 Como consecuencia de que nunca haya existido una percepción unitaria de la región andaluza, las visiones locales y comarcales, e incluso provinciales, se han 15 16 17 18 19 - 100 -
(2009, (2009, (2009, (2009, (2009,
págs. 234-235) pág. 16) pág. 16) pág. 16) pág. 16)
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propagado con mucha fuerza. Pudiéndose leer la evolución histórica del territorio litoral a través de ellas. 20 Humanizado desde antiguo, el asentamiento en el litoral occidental andaluz se ha guiado por los invariantes territoriales que estructuran su espacio geográfico. Manteniendo ciertas pautas de poblamiento constantes 21 hasta la segunda mitad del siglo XX, momento en que las transformaciones sociales y económicas van a motivar el desplazamiento de la población hacia el litoral y los grandes centros urbanos regionales. Pautas que, a grandes rasgos, podemos describir como: - Un poblamiento denso y concentrado en ciudades de rango medio en la vega del Guadalquivir y sus campiñas. - La formación de áreas de débil poblamiento histórico en las zonas de marismas, arenales y suelos inestables que históricamente han sido consideradas como poco productivos e insalubres. Barreras hídricas que han condicionado el asentamiento, las comunicaciones y el trazado de las redes viarias. Destacan por su extensión las marismas del Guadalquivir. - La formación de un área de débil poblamiento histórico en la frontera histórica entre los reinos nazarí y cristiano. - Un frente litoral desempeñando papeles cambiantes a lo largo de la historia como espacio de riesgo o de oportunidad para el asentamiento humano alternativamente. El principal eje de articulación de Andalucía desde la antigüedad es el valle del Guadalquivir, que actúa de corredor entre borde de la meseta y el litoral occidental. La navegabilidad del río ha favorecido su condición histórica como vía de comunicación. Por el contrario las marismas en su tramo final han constituido y siguen constituyendo un impedimento para las comunicaciones terrestres entre Cádiz y Huelva. 22 La configuración básica de la actual red de asentamientos urbanos del litoral puede considerarse conformada durante las épocas romana y medieval, teniendo una notable continuidad histórica.23 En este periodo el sistema queda conformado por asentamientos de orientación agrícola en el interior o villae, continuados en las alquerías medievales, que son el origen de muchos edificios agropecuarios y poblaciones actuales, y asentamientos costeros especializados en la pesca y el comercio marítimo con otros territorios del Imperio Romano. Como actividades complementarias al comercio marítimo-fluvial se desarrollan industrias alfareras localizadas, fundamentalmente, en el curso bajo del Guadalquivir y en la Bahía de Cádiz; y factorías dedicadas al procesado del pescado (factorías de salazones) que se distribuyen a lo largo de toda la costa occidental andaluza, desarrollándose artes de pesca como la almadraba que sobreviven hasta la actualidad. Este patrón de ocupación se apoyaba en la red de caminos y calzadas romanas que comunicaban los principales núcleos urbanos del sistema y cuyos trazados han sido soporte, como demuestran la toponimia y los restos 20 (2009, pág. 11) 21 El desarrollo de estas pautas se basa en lo recogido en la publicación del Atlas de la Historia del Territorio de Andalucía, (2009, pág. 44) 22 (2009, pág. 38) 23 (2009, pág. 56), (Fernández Cacho, y otros, 2010, págs. 15-17) - 101 -
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arqueológicos encontrados, de infraestructuras posteriores como los caminos islámicos o las vías pecuarias, veredas que desde la baja Edad Media atraviesan el ámbito en su tránsito desde la meseta hacia los ricos pastos marismeños. Esta continuidad puede reconocerse en algunos tramos de la red de carreteras nacionales que surca el territorio litoral. Entre ellas destacan por su importancia: - La Vía Hercúlea que conectaba Malacitana (Málaga) con Gades (Cádiz) por la costa. Esta vía organizaba el sistema de asentamientos del litoral del Estrecho, conectando las localidades de Tarifa, Vejer, Conil y San Fernando. Su impronta territorial ha tenido continuidad en el trazado de la carretera nacional N340. 24 - La Vía Augusta que conectaba las ciudades de Cádiz y Sevilla para continuar recorriendo el litoral mediterráneo hasta la frontera de Hispania en La Junquera. El tramo que cruza nuestro ámbito parte de Gades (Cádiz) recorriendo el antiguo camino de Arrecife hasta San Fernando y Puerto Real, enlaza con el camino de Roma que recorre el margen izquierdo del Guadalete para vadearlo junto a Jerez, probablemente junto a la actual ubicación de la Cartuja donde se conservan un puente y yacimientos de origen romano, continúa por los parajes de Hasta Regia (Mesas de Astas), Torres de Alocaz (Utrera) y Orippo (Dos Hermanas) hasta alcanzar la ciudad de Sevilla.25 - La vía que comunicaba la ciudad de Itálica con el Río Guadiana, pasando por los importantes núcleos de Tejeda la Nueva e Ilipla (Niebla) articulando el sector occidental del ámbito litoral en sentido este-oeste y consolidando el poblamiento de la zona. Este camino fue soporte, posteriormente, de la vía pecuaria denominada vereda de carne que transcurría entre Sevilla y Ayamonte. 26
24 (2010, pág. 351) 25 (2010, pág. 178) 26 (2010, pág. 272) - 103 -
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Dentro de las rutas secundarias del ámbito definido como litoral atlántico andaluz, destacan las vías que transcurrían entre Gades (Cádiz) y Asido Caeserina (Medina Sidonia) y la que desde esta población discurría hacia el sur, hasta Iulia Transducta (Algeciras); ruta interior paralela a la Vía Hercúlea cuyo recorrido retoma la actual autovía Jerez-los Barrios. El orden territorial impuesto en este periodo, mediante la planificación de las tramas urbanas, de la red viaria, de las infraestructuras de abastecimiento y de la localización de las actividades productivas, se convertirá tal y como se afirma en el Atlas de la Historia del Territorio de Andalucía en […] un hecho estructural de la historia del territorio […] 27 que marcará el devenir de los elementos que forman parte de este sistema. La localización geográfica de Hispalis, cabecera del delta del Guadalquivir y puerto interior del curso navegable del río, inicia la centralidad histórica de la ciudad de Sevilla, nudo de comunicaciones a escala regional que actualmente desempeña el papel de capital andaluza.28 Sevilla articula las comunicaciones terrestres entre las franjas litorales de las provincias de Cádiz y Huelva, organizando los flujos hacia el interior del valle del Guadalquivir y la meseta. En un segundo nivel, en la ciudad de Jerez de la Frontera confluyen las rutas que discurren hacia la bahía de Cádiz y sus conexiones con los núcleos costeros hasta Tarifa, hacia el Campo de Gibraltar por Medina Sidonia, y el corredor intrabético a través de las campiñas de Villamartín y Arcos. La ciudad de Medina ha articulado históricamente las conexiones entre Cádiz y el interior de la provincia hasta la Sierra del Aljibe. Con un importante papel durante las etapas visigoda e islámica como sede episcopal y capital de la cora de Sydunna respectivamente, su importancia política y económica disminuirá a partir del periodo almohade, por la progresiva pujanza del núcleo de Jerez hasta la actualidad.29 En paralelo, el sector occidental del ámbito se caracteriza por una fuerte articulación en sentido este-oeste condicionada por la estructura de su red hidrográfica, que origina la disposición lineal de sus asentamientos interiores. Las comarcas del Condado y El Aljarafe, entre el borde serrano y la marisma al sur, son soportes de las infraestructuras de comunicaciones entre Sevilla y Ayamonte con Niebla, sobre el río Tinto, como centralidad histórica. 30 27 28 29 30 - 104 -
(Díaz Quidiello, Olmedo Granados, & Clavero Salvador, 2009, pág. 226) (Fernández Cacho, y otros, 2010, pág. 436) (2010, págs. 178-179) (2010, págs. 272-273)
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La condición de puertos mineros del litoral onubense otorga gran importancia a las comunicaciones norte-sur en dos momentos históricos diferenciados. En primer lugar, durante el periodo de pujanza de la actividad minerometalúrgica ibero-turdetana y romana como rutas de aproximación al Andévalo; vías que son utilizadas durante la baja edad media como caminos pecuarios vinculados al desarrollo de la Mesta castellana. En segundo lugar durante el siglo XIX, cuando se reactiva la explotación minera de manos de grandes compañías inglesas, dejando como impronta territorial una red de trazados ferroviarios que conectan los centros de extracción del mineral con los puertos embarcaderos, especialmente con el de Huelva. 31 Si el Bajo Imperio romano y la etapa visigoda se distinguen por un detrimento de lo urbano, la dominación islámica supone la implantación de una organización territorial (coras) basada en las ciudades, que vuelven a centralizar las funciones administrativas. Con la reconquista cristiana y el reparto de donadíos entre las casas nobiliarias se implanta un sistema de control político y económico del territorio que es la base del régimen de propiedad – el latifundio - que caracteriza a las productivas campiñas del Guadalquivir a lo largo del Antiguo Régimen. 32 Pese a que la desconcentración de la propiedad se convierte en objetivo de los procesos desamortizadores del siglo XIX, la estructura social de las áreas de campiña se caracteriza por una fuerte división social entre grandes propietarios y jornaleros, reflejada en la organización funcional de la arquitectura de haciendas y cortijos que singularizan este paisaje.33 En nuestro ámbito, el proceso de roturación agrícola, continuado hasta la segunda mitad del siglo XX, genera un paisaje de monocultivo cerealista y/o vitivinícola caracterizado por la impronta territorial de sus núcleos urbanos que, en medio de grandes extensiones agrícolas, concentran la población jornalera. Lebrija, Jerez o Medina Sidonia responden al modelo de agrociudad conjugando rasgos urbanos con una base rural en su composición económica y social. 34 La creación de las provincias litorales de Cádiz y Málaga, en 1799, y la de Sanlúcar de Barrameda, de breve recorrido histórico entre 1804 y 1808, dentro del proyecto ilustrado de reorganización territorial y modernización político administrativa del estado español supone el reconocimiento del peso económico, demográfico, e institucional del litoral, refrendado en la división provincial definitiva de 1833. 35 El sistema de asentamientos se completa a lo largo del siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX, con la planificación estatal de nuevos asentamientos vinculados a la puesta en carga y explotación económica del medio natural. En este sentido, destacan las actuaciones de transformación en regadíos de grandes extensiones de terrenos inundables con la consecuente configuración de nuevos paisajes agrarios, generalmente de vocación arrocera. Concebidos como proyectos de reordenación territorial de iniciativa estatal están vinculados a grandes obras de infraestructura hidráulica e incluían la planificación de nuevos asentamientos para ubicar a la nueva población, los denominados poblados de colonización. Aunque estos planes tienen su origen en el pensamiento ilustrado del siglo XIX y existen iniciativa a lo largo de las primeras décadas del siglo XX - La Caulina en Jerez o La 31 32 33 34 35
(2010, pág. 12) (2010, pág. 182) (Díaz Quidiello, Olmedo Granados, & Clavero Salvador, 2009, pág. 200) (2009, págs. 200-201) (2009, págs. 76-77) - 105 -
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Algaida en Sanlúcar de Barrameda, alcanzan su máxima expresión en los planes de desecación y roturación intensiva desarrollados por el gobierno franquista para el Bajo Guadalquivir o la laguna de la Janda. 36 En el ámbito de la actividad pesquera hay que señalar la conformación de núcleos urbanos (Barbate, Conil, Zahara de los Atunes) y (Barbate) en torno a la actividad almadrabera a lo largo de todo el litoral occidental andaluz. Destacando por su excepcionalidad el poblado-factoría de Sancti Petri levantado por el Consorcio Nacional Almadrabero que a partir de 1928 monopolizó la explotación de las almadrabas en la costa andaluza.37 Un caso especial de conformación de núcleos urbanos son las estaciones balnearias, asentamientos vacacionales que surgen en el litoral andaluz a finales del siglo XIX, asociados al aprovechamiento de las playas como lugares de ocio. En el litoral onubense destaca el núcleo de Punta Umbría como la agrupación de viviendas vacacionales permanentes más antigua. Estas viviendas fueron construidas, a principios del siglo XX, para los empleados ingleses de las compañías mineras. La estación balnearia se consolida a partir de los años veinte, con el establecimiento de la conexión marítima con Huelva y el inicio de la construcción de viviendas de veraneo para la burguesía onubense.38 Otros antecedentes históricos de los núcleos turísticos costeros se dan junto a los núcleos de pescadores de Mazagón o La Antilla. En las playas de Almonte, en el entorno de Matalascañas, surgen a finales del siglo XIX una serie de asentamientos temporales, agrupaciones de construcciones efímeras (ranchos) que hacia los años veinte irán siendo sucesivamente sustituidas por casetas de madera con una mayor presencia en el paisaje y vocación de permanencia.39 La valoración del uso y disfrute de las playas va a incidir en la expansión urbana de Cádiz durante la primera mitad del siglo XX. A partir de la instalación en la playa de la Victoria de un Balneario y de la creación en 1910 de una Sociedad de Turismo, la ciudad comienza a definirse como una ciudad de vacaciones y la ordenación de las playas se establece como motivo principal de urbanización de Puertas de Tierra. Produciéndose una colonización del ámbito con la construcción de villas de recreos junto a la playa y con la red de tranvías que comunicaba la ciudad con San Fernando como soporte. 40 _ Sistemas de producción y explotación del medio físico y de sus recursos 36 37 38 39 40 - 106 -
(2009, págs. 146-147) (Corbacho Gandullo & Durán Salado, 2003) (Santos Pavón, 2008, pág. 179) (2008, págs. 177-178) (Suárez Japón, 2002)
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naturales
En lo relativo a las actividades productivas, entendidas como dinámicas generadoras del paisaje del litoral occidental andaluz, es necesario hacer una revisión de qué se entiende por cultura productiva de un grupo o comunidad que, extrapolando de la definición de cultura pesquera propuesta por el profesor Juan L. Alegret en el monográfico del boletín PH (julio, 2004) dedicado a la pesca podemos definir como […]el instrumento que permite a un individuo, interaccionar con la naturaleza para poder desarrollar su actividad productiva o de subsistencia, así como para organizarse y relacionarse con el resto de la sociedad […]. 41
Las culturas productivas abarcan, por tanto, los modos específicos de existencia material y de organización social de determinados colectivos, incluyendo […] su cultura material, sus saberes, su representación del mundo y los elementos en que se fundamenta su identidad como grupo […] . Con esta definición se ponen de manifiesto las diferentes dimensiones de los hechos culturales superando la tradicional distinción entre la materialidad y la inmaterialidad de la cultura.42 Este es el enfoque metodológico en que se enmarca la caracterización de las culturas productivas desarrollada en la investigación; así, de la totalidad de los elementos que las conforman, se recogen las expresiones que responden a sus sistemas de manejo, representación y percepción del territorio soporte de la actividad. En función de la naturaleza de la actividad productiva, estas trazas culturales pueden clasificarse en: - Expresión en el territorio de las actividades agropecuarias, que comprenden la agricultura, la ganadería, la pesca, la explotación forestal, la explotación de las salinas y otros modos de manejo del territorio. Entre estas expresiones se incluyen los asentamientos originados por la actividad y las pautas de habitabilidad características de cada cultura del trabajo. - Expresión en el territorio de las actividades industriales de transformación de recursos naturales. Entre sus expresiones se incluyen los denominados “paisajes” industriales: espacios y conjuntos fabriles ligadas al procesamiento, almacenamiento y transformación de los productos primarios, que conforman la identidad local o comarcal de un ámbito determinado. - Impronta territorial de actividades extractivas y de obtención de energías: sistemas espaciales o paisajes conformados por las infraestructuras necesarias para el desarrollo de una actividad de esta naturaleza. - Impronta territorial del comercio y configuración de puertos comerciales: zonas portuarias, actuaciones urbanísticas e infraestructuras de transporte asociadas - Primeras explotaciones de los recursos paisajísticos y valores ambientales-naturales del territorio. Entre ellos, destacan las primeras infraestructuras turísticas y los primeros asentamientos originados por esta actividad. • Impronta territorial de los usos históricos del territorio_actividades agropecuarias
Dentro de los usos históricos que han configurado el paisaje del ámbito definido en la investigación como litoral 41 (Alegret, 2003, pág. 35) 42 (2003, pág. 36) - 107 -
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occidental andaluz estableceremos una distinción entre la franja de contacto marítimo, donde la actividad pesquera, en todas sus formas, ha sido el componente económico de mayor permanencia e incidencia en la caracterización paisajística del territorio y los ámbitos interiores donde la agricultura, en sus diversas expresiones, ha desempeñado ese papel. En nuestro breve recorrido por el desarrollo histórico de la pesca en Andalucía y su litoral tomaremos como referencia la opinión expresada por el profesor Diego Compán en el artículo El legado de la pesca marítima en Andalucía. Propuesta para su recuperación que señala como características definitorias del complejo cultural pesquero andaluz: - […] su capacidad de a daptación a los distintos cambios de coyuntura pesquera mediante la diversificación y la versatilidad de actividades y prácticas […] .43 - El desarrollo de la actividad a través de empresas de carácter familiar permitirá el libre acceso de los trabajadores de tierra, siendo […] durante las crisis de hambre en tierra, una válvula de escape socioeconómico […] . - la existencia de dos ámbitos culturales pesqueros diferenciados: el litoral atlántico y el mediterráneo, pero mutuamente influidos por la movilidad de pescadores, empresas, prácticas y costumbres a lo largo del litoral. El trasvase continuado de trabajadores ha sido una constante en las costas del estrecho donde las almadrabas gaditanas han sido tradicional receptoras de migraciones de trabajadores especializados del todo litoral mediterráneo y atlántico. El temprano desarrollo de la actividad pesquera en el litoral occidental andaluz se constata con la presencia de restos materiales como el extenso complejo megalítico sumergido de cetáreas al sur de Barbate o las estructuras de los corrales marinos, un arte de pesca tradicional desde época romana, en la franja intermareal de Chipiona, Rota y Sanlúcar de Barrameda. El litoral andaluz se convierte entre los siglo V a.C. y V d.C en el principal abastecedor de los mercados urbanos del Mediterráneo central y oriental, para centrase en el comercio interior hasta el siglo XVIII en que inicia un nuevo ciclo expansivo tras la desaparición de los ataques de piratas norteafricanos. En este momento se conforman numerosas aldeas de pescadores como Isla Cristina, que es fundada en 1755 por catalanes y valencianos que importan nuevas artes pesqueras. El cese de las guerras navales inicia un nuevo ciclo expansivo que alcanza su máximo esplendor a mediados del siglo XX. La pesca industrial se inicia a finales del siglo XIX, con la llegada del vapor, y se impone en la segunda mitad del XX, convirtiendo la pesca familiar de
43 (Compán Vázquez, 2003, págs. 58-59) - 108 -
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artes menores en una actividad residual.44 Dentro del complejo cultural pesquero andaluz, destaca la modalidad de la almadraba como elemento articulador sociocultural y conformador del paisaje litoral. La dimensión cultural de almadraba es reconocida por el profesor David Florido del Corral en base a cuatro factores determinantes: continuidad histórica basada en la transmisión transgeneracional de saberes, dimensión territorial, capacidad de generar identidad social y facultad de atraer migraciones hacia el litoral.45 La impronta territorial de la almadraba es consecuencia de los procesos de producción espacial derivados de la actividad, entre los que se incluye la conformación de núcleos de trabajo generando, primero, un asentamiento temporal de población y posteriormente, la consolidación de nú cleos urbanos. Siendo éste el origen histórico de distintas localidades del litoral occidental andaluz. Este proceso se inicia en época romana, destacando la ciudad de Baelo Claudia como un gran centro productor de la economía bética, ligado a la pesca, industrialización y comercio del atún. En el siglo XIV, se inicia el poblamiento de Conil y de Zahara de los Atunes ligados al establecimiento de una almadraba de vista o tiro, propiedad de la Casa Ducal de Medina Sidonia, fueron las almadrabas más importantes durante la Edad Media y el Antiguo Régimen. En el litoral onubense, destacan las Almadrabas de El Rompido (Cartaya) situada en la Flecha del Rompido y Nueva Umbría. El origen de Barbate también se debe a la explotación almadrabera y al complejo industrial que se asentó en sus costas en el último tercio del siglo XIX. Durante el siglo XIX las almadrabas de Barbate y Sancti Petri fueron las más importantes de nuestro litoral. La creación del Consorcio Nacional Almadrabero, que va a unificar la gestión y explotación de las almadrabas existentes en las costas andaluzas, implica la concentración de la actividad pesquera y del procesado del atún en cinco almadrabas, entre las que destaca la ubicada en la península de Sancti Petri, donde surge un poblado ex novo que constituye un ejemplo excepcional por la singular vinculación entre la intervención urbanística y arquitectónica y esta actividad productiva, destacando también por sus condiciones de abandono y la dejación de la administración en su tutela, así como por la falta de protección patrimonial.46 La incidencia de las almadrabas en la conformación de núcleos urbanos radica en dos factores asociados al desarrollo de esta actividad. Por una parte, la estacionalidad recurrente del trabajo que generaba migraciones interiores y asentamientos temporales de pescadores entre principios de la primavera y del otoño, terminando por condicionar la fijación de una población permanente. A esto contribuye la estratificación sociolaboral del trabajo, con una distribución de rentas complementarias en el ámbito laboral: los hombres en la almadraba y las chancas y las mujeres en labores de procesamiento, como las fábricas de conservas. 47 Otro aspecto de la dimensión territorial de la almadraba que incide en la conformación del paisaje litoral es la generación de infraestructuras ad-hoc que constituyen algunos de los elementos más prominentes del legado patrimonial y caracterizan el paisaje urbano de estas localidades. 44 45 46 47
(2003, págs. 58-59) (Florido del Corral, 2003) (Corbacho Gandullo & Durán Salado, 2003) (2003, pág. 42), (Florido del Corral, 2003) - 109 -
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Entre ellas sobresalen las Chancas, edificios en los que se realizaba el procesado del atún, se almacenaban las barcas y pertrechos durante las temporadas en que cesaba la actividad pesquera y donde se desarrollaban también otras labores administrativas complementarias. Dentro de la red de almadrabas que se extiende por todo el litoral occidental andaluz destacan las chancas de Conil, la chanca fortaleza o castillo de Zahara de los Atunes y el real de la Almadraba de Nueva Umbría en Huelva. Construcciones que se integran en el sistema defensivo litoral, compartiendo funciones defensivas y de vigilancia costera. Así, del mismo modo que las torres vigías eran utilizadas para avistar las “tropas de atunes” que cruzaban el estrecho, la chancas -fortalezas albergaron a las tropas durante el Antiguo Régimen.48 La segregatividad es otro rasgo fundamental de los procesos de producción socio-espaciales de la almadraba. Históricamente, los barrios de pescadores se han conformado espacialmente apartados y se han caracterizado por sus duras condiciones de vida. Lo que ha generado en torno a esta comunidad un conjunto de categorizaciones sociales externas que inciden en la marginalidad, tal y como se recoge en la literatura del siglo de oro en las referencias a la picaresca en los territorios almadraberos. A partir del último tercio del siglo XIX con la industrialización de la producción, los empresarios almadraberos comienzan a construir conjuntos residenciales para acoger a los trabajadores de otras localidades. En momentos de afluencia masiva aparecen asentamientos de autoconstrucción que acababan convirtiéndose en focos de marginalidad.49 La orientación agrícola de los territorios interiores del ámbito se consolida durante el periodo romano con la implantación de la tríada mediterránea: olivo, vid y cereal. La consolidación de esta actividad productiva en el ámbito se constata arqueológicamente en la gran densidad de restos de edificios agropecuarios históricos, villaes y alquerías, de épocas romana y medieval que en él se concentran; siendo el origen de muchos edificios agropecuarios y poblaciones contemporáneas. La agricultura será una dinámica básica en la conformación del paisaje de las campiñas de Sevilla, Jerez y Medina, localizadas en torno a los cursos del Guadalquivir y del Guadalete. La progresiva especialización de estas áreas responde a distintos acontecimientos históricos que orientarán la producción en función de las demandas del mercado. Así a partir del siglo XVII, la pujanza del comercio de vino con América consolidará definitivamente la especialización agrícola del Condado y de la campiña norte de Jerez frente a la producción olivarera y cerealista de las campiñas de Sevilla 48 (2003, págs. 65-71) 49 (2003, págs. 68-69) - 110 -
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y Medina. La estructura de propiedad que subyace a los distintos tipos de cultivo incide en la conformación del paisaje agrícola, determinando el número y la ubicación de los núcleos urbanos y de las arquitecturas de haciendas y casas de viña, manifestaciones del habitat disperso, que caracterizan estos territorios. Las grandes obras hidráulicas de iniciativa estatal y las políticas de desecación y transformación de los espacios marismeños en zonas regables desarrolladas desde principios del siglo XX, serán las responsables de la conformación de nuevos paisajes agrícolas de vocación arrocera, entre los años cuarenta y sesenta, en las marismas del Guadalquivir y en la laguna de la Janda. Entre otras actividades agropecuarias que también destacan por su capacidad de construir los paisajes de nuestro ámbito litoral y la identidad social de las comunidades que los habitan, señalaremos la explotación tradicional de las marismas mediante la producción de sal y la cría de pescados de estero que caracteriza al ámbito interior de la Bahía de Cádiz o las vinculación secular entre ganadería (cría de especies autóctonas como la vaca mostrenca y la yegua marismeña) y marismas que ha alcanzado un alto grado de identificación simbólica en el entorno del Coto de Doñana, donde tradicionalmente se han desarrollado “actividades de bajo impacto ecológico como la caza, legal o furtiva, el carboneo, la recolección de piñas o la apicultura”. 50 • Impronta territorial de los usos históricos del territorio _actividades industriales de transformación de recursos naturales
La producción de envases para el transporte es una de las actividades industriales históricamente desarrolladas en nuestro ámbito litoral, ligada a la pujanza del comercio marítimo entre distintos puntos del imperio romano. En muchas de las áreas donde se concentran el mayor número de hallazgos arqueológicos de alfares, estos aparecen vinculados a factorías de salazón, dedicadas al procesamiento de los productos de la pesca, y consecuentemente a la localización de los puertos romanos. 51 La crianza del vino y la producción de aceite son las principales actividades de transformación asociadas a la explotación agrícola del territorio con continuidad histórica desde época bajo medieval. Las instalaciones industriales asociadas a estas actividades tienen una fuerte impronta paisajística, el paisaje de viñedos se caracteriza por la presencia de cascos de bodega que han condicionado el desarrollo urbano de núcleos como Jerez, El Puerto de Santa María o Sanlúcar de Barrameda o, a una escala menor, de los pueblos del Condado. A los que se incorporan, a partir del siglo XIX, las tonelerías y destilerías de licor cuyas las chimeneas de alambique se recortan en el perfil de los pueblos del Condado. La producción de aceite ha dejado también numerosos edificios de molienda integrados en haciendas o cascos urbanos que constituyen hitos referenciales en el paisaje. • Impronta territorial de los usos históricos del territorio_actividades extractivas y de obtención de energías
Entre el conjunto de infraestructuras destinadas a la obtención de energías presentes en el territorio destacan los molinos que aprovechan la fuerza motriz del agua o del viento para la molienda. Como exponentes de los procesos de antropización y aprovechamientos vinculados al medio natural de la 50 (Montero Sandoval, 2008), (Fernández Cacho, y otros, 2010, pág. 255) 51 (2010, págs. 16-17) - 111 -
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marisma destacan los sistemas espaciales constituidos por los molinos mareales de la Bahía de Cádiz y el litoral onubense que comienzan a funcionar en el siglo XV perdurando hasta las décadas de los cuarenta y cincuenta del siglo XX. Ambos conjuntos constituyen un referente patrimonial identificador de las marismas litorales gaditana y onubense. Del conjunto de molinos hidráulicos que se reparten por todo el espacio geográfico del litoral occidental andaluz señalaremos el conjunto de molinos harineros que se localizan en el cauce del río Tinto. Por su agrupación espacial destacan el conjunto ubicado en el entorno de Villarrasa y del puente romano de Niebla. Como antecedente histórico del actual aprovechamiento eólico destacan los molinos de viento de Medina Sidonia. • Impronta territorial de los usos históricos del territorio _actividades comerciales y portuarias
El comercio es una de las bases económicas del territorio litoral desde la edad del Hierro en que se generaliza el intercambio comercial entre los indígenas tartesios y los colonos fenicios, griegos y cartagineses. La localización estratégica del ámbito en las rutas históricas de navegación entre el Mediterráneo y el Atlántico hace de esta actividad una dinámica determinante en la conformación del paisaje. La historia del territorio marcará la evolución del sistema de infraestructuras portuarias destacando como hitos de este proceso: - El auge del comercio de metales durante las etapas tartesia y romana que convierte al litoral onubense y, especialmente, al estuarios de los ríos Tinto y Odiel, en centros transformadores y receptores de productos mineros procedentes de las minas de Sierra Morena y el Andévalo. - La colonización romana del territorio que supone la consolidación del comercio marítimo en una actividad económica de primer orden ayudando a la conformación del sistema de asentamientos costeros. 52 - El comercio con América que, sucesivamente, impulsará el crecimiento económico, la significación política y la transformación urbana de las ciudades que ostentan el control del Monopolio de Indias (Moguer, Palos de la frontera, Sevilla, Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, San Fernando, etcétera). La definitiva configuración paisajística del cauce del Guadalquivir se asocia a las grandes obras de infraestructura (dragados, esclusas, compuertas) ejecutadas a lo largo de los siglos XIX y XX para mejorar las condiciones de navegabilidad, que entre otras razones estratégicas, habían provocado el traslado de la Casa de 52 (2010, pág. 12) - 112 -
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Contratación de Sevilla a Cádiz en el siglo XVIII. - La tradición de puertos mineros del litoral onubense se retoma en el siglo XIX con la concesión a empresas inglesas de la explotación de las minas del Andévalo y la puesta en carga del puerto de Huelva como terminal de distribución de su producción, influyendo considerablemente en la conformación del paisaje de las rías del Tinto y el Odiel y dotándolo de un rico patrimonio industrial y portuarios.
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_Paisajes simbólicos / Paisajes sociales
La segunda categoría de dinámicas culturales identificada nace de la dimensión perceptiva del paisaje y de su carácter identitario. Esta dimensión perceptiva tiene, a su vez, una componente sensorial - visual, auditiva, olfativa, táctil y gustativa – y otra social o emocional que corresponde con la percepción que tiene una población de su entorno. Por tanto, los paisajes no sólo se caracterizan por una determinada materialidad, a la que responden las dinámicas de la anterior categoría, sino también por su dimensión simbólica, los valores y sentimientos plasmados en ellos. 53 La imagen o imágenes proyectadas por un determinado paisaje son el resultado de un proceso de proyección cultural de una sociedad en un espacio concreto, que se crea desde las necesidades de cada presente y, por tanto, es posible establecer también su evolución a lo largo del tiempo. Espacios representativos y simbólicos: descripciones sintéticas que responden a unas determinadas manera de mirar o de interpretar el paisaje, es decir, a una ideología que busca transmitir una determinada forma de apropiación del espacio. 54 Estas imágenes proyectadas nacen asociadas a las tradiciones distintivas del lugar o a los acontecimientos históricos que allí se han desarrollado. Históricamente, se han construido a través de las tradiciones orales y, a partir del siglo XVIII, de las abundantes representaciones artísticas del paisaje, fundamentalmente descripciones literarias, grabados y pinturas. En la actualidad se construyen y proyectan a través de los nuevos canales de comunicación social, formales e informales, especialmente a través de la red. Para su identificación se han consultado las páginas web de los ayuntamientos, asociaciones locales y administraciones de rango autonómico o estatal en las que reside la gestión o tutela del paisaje andaluz. Es fundamental identificar estos procesos de construcción del paisaje, a los que denominaremos paisajes simbólicos o paisajes sociales, para poder salvaguardar la identidad de las propias poblaciones y para garantizar su desarrollo como sociedad; objetivos que el Convenio Europeo del Paisaje establece para las políticas de ordenación del territorio y del paisaje. Dentro del rico y complejo sistema cultural del litoral occidental andaluz podemos destacar tres sistemas culturales – la romería del Rocío, el flamenco y la almadraba - de fuerte carga simbólica, que transcienden de sus ámbitos locales para convertirse en imágenes identitarias colectivas, no solo de nuestro ámbito 53 (Nogué, J. 2007, pág. 13) 54 (2007, pág. 12) - 114 -
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litoral, si no de gran parte del territorio andaluz. Estos sistemas incorporan recursos patrimoniales inmateriales ligados indisolublemente a los paisajes donde se desarrollan, dotando de una dimensión espacial al conjunto de prácticas, manifestaciones y saberes que los caracterizan que, a su vez, constituyen nuevas dimensiones de la noción de paisaje.
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[hoy]
La definición de las dinámicas que a lo largo de la investigación han servido para delimitar lo que hemos denominado territorio litoral han tenido en cuenta tanto criterios naturales como culturales, como se ha expuesto en los puntos anteriores, con distintas etapas temporales y diferentes modos de expresarse y manifestarse como elementos característicos de su paisaje. Las dinámicas que hemos considerado como consecuencia de las épocas moderna y contemporánea tienen que ver con el avance desmesurado de la tecnología que ha permitido al hombre no tener que someterse a los envites de la naturaleza como en otros momentos históricos. El desarrollo de los artefactos que han conseguido proteger las ciudades y sus territorios y el avance de las infraestructuras, y el cambio que supuso en la manera de relacionarse territorial y globalmente, ha provocado grandes cambios en el modo de estar en el mundo. Podemos establecer el siglo XIX como el espacio temporal donde se consolida el fenómeno de la ciudad moderna. Las circunstancias históricas que lo rodearon fueron esquemáticamente la aparición y el desarrollo de la máquina de vapor, su aplicación en la industria y en los medios de transporte como el barco y el ferrocarril, la cima del pensamiento ilustrado, la aparición de nuevas maneras de gobierno y de la clase media, la burguesía, como gran masa de decisión política y económica y, la más importante e incluida en todas las anteriores, el nacimiento de la economía moderna basada en el comercio a nivel mundial. Sin entrar en estudios pormenorizados sobre la aparición de los ciclos económicos y el capitalismo mercantil 55, vamos a establecer de acuerdo con lo que el economista Kondratiev denominó la teoría de los ciclos largos, el periodo que corresponde a los tiempos modernos y que abarca parte de los siglos XIX y XX y puede simplificarse en cinco fases56 que comienzan con la utilización de la máquina de vapor en la industria a partir de 1780: – 1782-1845: la revolución energética; surgen las nuevas ciudades y se liberan las funciones económicas. – 1846-1892: la era infraestructural; la expansión y desarrollo de la estructura urbana se incluye en un sistema regional y nacional de ciudades. Aparece lo que se denomina puertos de tránsito. – 1893-1948: incremento de la (auto) movilidad; junto con el reforzamiento y concentración de las actividades económicas, se sientan los fundamentos para la formación de los distritos metropolitanos. – 1949-1998: globalización e internacionalización de la industria aparece en escena, acompañado de la era de la oficina. – 1999-actualidad: incremento de las redes de calidad, networks, cuyas estructuras están siempre cambiando, llegando a ser cada vez más importantes en la era de la información. 55 Los estudios realizados por Immanuel Wallerstein y las investigaciones realizadas junto a él por Giovanni Arrighi basándose en sus teorías del sistema-mundo, establecían unos grandes ciclos de acumulación de capital que partiendo de las hegemonía de las repúblicas marítimas de Venecia y Génova tras los imperios español y portugués, se pasa a un periodo de control del comercio por parte de Amsterdan (Holanda), al que seguirá Londres (Gran Bretaña) y posteriormente New York (Estados Unidos). Los tres países, cada uno en su momento, serán capaces de crear y usar en su beneficio una red de comercio y financias en todo el mundo. (Arreghi, 1999). 56 (Meyer, 1999). Adaptación que el autor de las fases de los ciclos largos propuestos por Kondratiev, que abarcaban periodos de 40 a 60 años. - 117 -
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La mecánica de funcionamiento que ha introducido la globalización ha supuesto una distorsión en las dinámicas pausadas que se daban en el territorio hasta los tiempos modernos, aunque habría que hacer notar que en lo referente al paisaje el primer gran impacto y sucesión de cambios se produce en el paso de la civilización de sociedades nómadas a sedentarias y el inicio de la explotación de los terrenos que circundan las primeras ciudades para proveer de alimentos a ésta, así como de los demás productos para el mantenimiento del ritmo de vida urbana, como son combustibles, minerales, ubicación de desechos y vertidos, etc. Tras la primera Revolución Industrial que modifica los sistemas de producción e industrialización de la economía con la aparición de la máquina de vapor y el uso del carbón, comienza la revolución en los transportes y son las ciudades comerciales, en su mayoría portuarias, y el territorio que conforma su ecosistema 57, las que saldrán más beneficiadas por estos cambios al ser un punto de ruptura de carga y de tracción, y por tanto un lugar estratégico en el intercambio de mercancías, ya sea a nivel local como global dependiendo de la entidad de cada ciudad, de su puerto y de su zona de influencia territorial. En general, las infraestructuras58 de transporte han sido los instrumentos responsables del crecimiento de las ciudades y de las distintas transformaciones que han tenido en su morfología los espacios urbanos en la época moderna y contemporánea. Los cambios que este tipo de infraestructuras introducen también en la percepción que se tiene del territorio es importante para comprender los nuevos modos de mirar y sentir el mundo. La creación y aparición de nuevas ciudades ha estado históricamente vinculada, en la mayoría de los casos, a la presencia de agua, ya sea el mar o un río, que le permitía, además de explotar sus recursos, establecer relaciones con otras ciudades para intercambiar mercancías. En la definición de ciudad portuaria se deduce la asociación próxima entre un puerto y una ciudad. La manera histórica de asentarse las poblaciones en el espacio litoral variaba en función de cuál era su relación cultural con ese otro medio. La presencia de un puerto como elemento umbral entre la población y el mar, ha generado la aparición de edificaciones, usos y actividades en los alrededores de este elemento y del núcleo urbano con el que 57 La ciudad podría definirse como un ecosistema heterótrofo o, más concretamente como un ecosistema heterótrofo incompleto (Odum, 1983), que depende para su funcionamiento y mantenimiento de amplias zonas, limítrofes y no limítrofes. 58 Nos ceñimos a las infraestructuras de transporte, pero no dejamos de considerar que el conjunto de infraestructuras es lo que transforma un espacio en territorio, en lugar controlado que permite el asentamiento de una población o de un sistema de aprovechamiento para ésta. - 118 -
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se relaciona directamente o en la distancia. La ciudad tenía que controlar, además de su espacio físico concreto, los territorios que le suministraban los productos en cada temporada. En la actualidad, el litoral se presenta como la parte de Andalucía que, junto con las aglomeraciones urbanas, presenta mayor complejidad territorial; teniendo en cuenta, además, que cinco de estas aglomeraciones urbanas de las nueve establecidas por el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía, en adelante POTA están en el litoral. El litoral atlántico, objeto de nuestra investigación, se desarrolla a lo largo de poco más de 300 kilómetros de longitud y una anchura variable desde la desembocadura del Guadiana hasta la punta de Tarifa. Las ciudades en el litoral atlántico se ubicaron en dos posiciones, bien en la costa dedicándose a las labores del mar, o bien en el interior buscando unos suelos más fáciles de trabajar y dedicándose a la agricultura. En ambas posiciones se complementaban estas labores con la explotación de los recursos de la zona, ya fuera caza, recolección, salinas, ganadería, etc. Tradicionalmente la costa se ha considerado un lugar difícil de vivir y marginal en su explotación, pero actualmente están implantados en él dos de los sectores más dinámicos en términos socioeconómicos: el turismo y la nueva agricultura59. Este dinamismo socioeconómico es sólo un reflejo de unas tendencias recientes y que no manifiesta el proceso de formación histórico de este territorio litoral. La presencia de una red de ciudades y puertos, de un sistema urbano portuario, a lo largo del litoral no presuponía la apreciación de este paisaje particular ya que no sería hasta bien entrada la modernidad cuando la cultura reconoce nuevos paisajes en territorios que hasta entonces eran denostados y rechazados como estéticamente apreciables. A lo largo de la historia, esta red de ciudades, y sus puertos, han configurado un sistema local que no llega a entroncar con las grandes rutas comerciales, salvo los despuntes puntuales de los puertos principales de Huelva, Cádiz y Sevilla. La situación socioeconómica con la que se llega a la mitad del siglo pasado puede decirse que es casi preindustrial, cosa que se intensifica con el periodo post-bélico en el que se encuentra el país tras la guerra civil y Europa tras la contienda mundial. Es a partir de estos años, mitad del siglo XX, cuando este territorio refleja cómo se desarrolla todo el crecimiento urbano que se está dando en España; este desarrollismo urbano se acompaña, o más bien es una consecuencia, de los cambios sociales, económicos y políticos que se dan en el resto del Europa para conseguir una reconstrucción rápida y eficiente tras la guerra y una incorporación a la economía mundial para recuperar su anterior posición privilegiada, ahora ya en poder de Estados Unidos. Las políticas desarrolladas a raíz del Plan de Estabilización de 1959, que suponía el fin del período de autarquía en que había estado sumido España desde la guerra, se aplicaron a lo largo de todo el territorio nacional y estaban destinadas a incorporar al país a los mercados internacionales; los resultados obtenidos en ese bienio fueron excelentes y además España se incorporó a los Organismos Económicos Internacionales de los que estaba ausente. Tras este plan se aprobaron sucesivos Planes de Desarrollo Económico (PDE) donde se establecieron las bases para el desarrollo fundamentalmente de la industria como base de la economía, pero también establecieron los cimientos para el desarrollo del turismo y de nuevos procesos productivos en la agricultura. Es en estos PDE donde se desarrollan las figuras de los Polos de Desarrollo y Promoción Industrial que favorecieron la implantación de grandes extensiones de industria básica, y posteriormente de petroquímica, en Huelva y Palos 59 (de la Hera López de Liaño, 1998) - 119 -
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de la Frontera, aprovechando la infraestructura portuaria y ferroviaria existente. En relación al turismo, tuvieron que pasar unos años hasta que se consideró que esta actividad debía introducirse con mayor protagonismo en los PDE. No sería hasta avanzados los años 60, cuando se aborda la redacción de un nuevo Plan Nacional de Turismo60 que sea capaz de recoger la tendencia creciente del turismo como motor económico y la necesidad de incorporarlo a la planificación económica-social61. Desde el Ministerio de Información y Turismo (MIT) se defendía que había que establecerse un marco general que hiciese posible dirigir los procesos que se derivarían de las nuevas implantaciones turísticas, sobre todo a nivel espacial. Finalmente, la idea de un nuevo Plan es abandonada y se aprueba la ley de Zonas y Centros de Interés Turístico Nacional, ley 197/1963, que crea un sistema territorial propio y diferenciado de los PDE. Acogiéndose a esta ley se desarrollarán en el litoral atlántico andaluz los centros de Isla Canela, El Portil, Mazagón, Matalascañas, en Huelva, y Los Ángeles de la Barrosa, en Cádiz. La intervención gubernamental en la agricultura se lleva a cabo a través de las actuaciones del Instituto de Colonización Agraria y sus actuaciones destinadas a poner nuevos sectores territoriales en producción, con la actuación sobre las marismas mediante procesos de desecación, en su mayoría, con ejemplos como las del Guadalquivir y Guadalete. Si a estas dinámicas de industria, turismo y agricultura en el paradigma cultural de desarrollismo se les añaden las que aparecen a partir de los años 80 del siglo XX con las políticas públicas, ya ejercidas en su mayoría por el gobierno autonómico, de implementación de las redes de infraestructuras de transportes que permitirían una mayor conexión como remedio para una mayor cohesión territorial que mejore la identificación de la población con una Andalucía como territorio único62, observaremos que de una organización histórica en comarcas del territorio, se pasa en estos años a una organización y planificación regional y subregional, que finalmente volverá a retomarse como supra-comarcal con los ámbitos definidos en el POTA y los planes de ordenación del territorio subregional que los ordenan. 60 Este Plan no llega a concretarse pero las ponencias que se realizaron para su redacción sí que fueron utilizadas posteriormente para la planificación turística posterior. 61 (Galiana Martín & Barrado Timón, 2006) 62 Andalucía no ha sido un territorio unitario realmente hasta la aprobación del Estatuto de Autonomía mediante la Ley Orgánica 16/1981, y los estudios e investigaciones sobre temas referentes a la planificación y ordenación territorial referidos a su conjunto no surgen hasta finales de los años 70, ya en el periodo democrático, (Zoido Naranjo F. , 2002). - 120 -
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Para establecer las dinámicas que han moldeado el paisaje del litoral atlántico en la contemporaneidad tenemos que hacer un repaso por estos elementos y los resultados de su planificación y ordenación a lo largo del siglo XX y XXI. La superposición y relación directa que tienen la gran industria, el turismo, los cambios en la agricultura y el desarrollo de las infraestructuras de transportes con la configuración final del territorio y con la generación de nuevos modos de habitarlo y sentirlo, creando nuevos paisajes y modificando fuertemente los ya existentes, son las dinámicas generadoras de paisaje que se han considerado en esta etapa de la contemporaneidad. Las influencias que estas dinámicas territoriales han tenido, y tienen en la actualidad, en los sistemas relacionales entre las ciudades y núcleos de población que se sitúan en el litoral, han producido una nueva manera de organización modificando el funcionamiento y las relaciones históricas entre los núcleos, provocando una nueva manera de habitar el territorio, un nuevo modo de apreciarlo, un paisaje diferente. El problema llega cuando el paisaje al que se aspira o que se recuerda es muy distinto al que existe, el que se aprecia, aunque quizás se hace invisible lo que no se quiere ver. [desarrollo industrial]
Las políticas que se desarrollan desde los años 50 del siglo XX en el litoral atlántico de Andalucía tendrán como protagonistas los que históricamente habían sido los dos focos de industria y desarrollo económico de este territorio: el puerto de Huelva y la Bahía de Cádiz, por lo que finalmente se puede decir que la realidad de la gran industria y de los grandes puertos están fuertemente vinculadas en este territorio litoral, estando el resto de elementos portuarios más relacionados con la explotación pesquera y como puntos de atraque en grandes líneas comerciales o turísticas. El puerto de Huelva es el principal de la costa onubense, gracias a la vinculación con la industria minera del interior de la provincia que encontraron y desarrollaron en este puerto la salida para sus productos. Hasta mitad del siglo XX, la evolución del tráfico de mercancías del puerto reflejaba el carácter colonial de la economía minera de la provincia, la mayoría del intercambio de mercancías era de carga (salida de los productos de la minería hacia el exterior) y, en menor medida, el comercio local que se establecía entre los puertos de su entorno inmediato. Las relaciones de intercambio de mercancías voluminosas se realizaban a través del río Tinto, hacia Palos de la Frontera, Moguer y San Juan del Puerto, y del río Odiel, hacia Gibraleón, debido a las pésimas condiciones de las carreteras que los conectaban; además de estas poblaciones, se establecen intercambios comerciales de productos agroalimentarios y salazones con los puertos de la costa occidental. Las relaciones del puerto de Huelva, y del resto de puertos de este ámbito litoral, es muy local y no lleva a relacionarse con intensidad con el interior de la provincia por las casi inexistentes carreteras de calidad que permitan un transporte de grandes mercancías, salvo las necesidades de las poblaciones mineras que aprovechan las infraestructuras ferroviarias que brindan las compañías dueñas de las explotaciones. A partir de la implantación del Polo de Desarrollo en el puerto de Huelva, y con la construcción de los puentes que atraviesan los ríos Odiel y Tinto, se pierde la relación comercial con las poblaciones de sus riberas aunque sí que consolida las relaciones de cabotaje entre el resto de puertos onubenses. La aparición del Polo de Desarrollo63 y la implantación de grandes industrias básicas supuso drásticos cambios en 63 En el I Plan
se define como Polo de Promoción y es ya en el II Plan cuando se lo define como Polo de - 121 -
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el paisaje de este territorio, más allá de la delimitación física del puerto. Además de los cambios profundos en las zonas de ubicación del polo, hay que destacar que gran parte de las industrias que en principio se instalaron en los terrenos que se pusieron a su disposición llegaban de los núcleos donde se ubicaban las minas, por lo que este cambio supuso también un abandono de instalaciones y población en este otro territorio. Este trasvase de población provocó también la extensión de las poblaciones adyacentes al nuevo suelo industrial, por lo que tanto Huelva capital como San Juan del Puerto, Palos de la Frontera, Aljaraque y Punta Umbría comenzaron el proceso para asimilar la creciente población que llegaba del interior para trabajar en las nuevas industrias. La superficie que se determina para que ocupe el Polo es de 163,4 kilómetros cuadrados (16.340 hectáreas) ya que incluía todo el término municipal de Huelva (148,7 km2), una parte en el de Palos de la Frontera (12,8 km2) y otra en San Juan del Puerto (1,9 km2). La mayoría de las empresas que se asentaron allí estaban relacionadas con la minería y con procesos de transformación de esas materias, próximos a los sectores químicos, metalúrgicos y petroquímicos rechazando todos los proyectos de instalación de industrias que no se relacionaron con ellos, como diversas empresas agroalimentarias que en los primeros planes quisieron instalarse y fueron rechazadas. Las primeras implantaciones se realizaron en los terrenos aledaños a la ciudad, ya que hasta casi los años 70 no se construyó el puente del río Tinto que conecta los suelos industriales de Palos de la Frontera con las infraestructuras viarias y ferroviarias que daban entrada y salida del puerto a las mercancías64. La implantación de este desarrollo industrial trae como consecuencia un aumento, hasta entonces desconocido, de las redes de infraestructuras que las industrias necesitaban para su correcto funcionamiento y que la nueva organización territorial también demandaba. El desarrollo de conexiones viarias de alta capacidad con Sevilla (A-92), así como las carreteras que evitan el paso de mercancías peligrosas por los núcleos urbanos se desarrollan con cierta urgencia para posteriormente enlazar con estas nuevos ejes que van a favorecer otras actividades y una nueva articulación territorial. Desarrollo. Las diferencias entre una y otra denominación son, básicamente, que las primeras se establecerían en población con muy escaso o nulo desarrollo industrial pero con recursos naturales y de población para alcanzar un alto desarrollo industrial con una ayuda intensa del Estado. Por otro lado, los Polos de Desarrollo se establecerían en núcleos con una industria desarrollada pero que no alcanzaba el nivel de de otras industrias nacionales además de estar situadas en zonas de renta baja, dependiente de la agricultura y con un grado de emigración alto, (Sánchez Domínguez, 2008). 64 (Monteagudo López-Menchero, 1999) - 122 -
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El desarrollo industrial favorecido por las políticas públicas en el polo de Huelva ha tenido como consecuencias un grave deterioro medioambiental de la zona con pérdida de espacios de marismas de alto valor ecológico, una pérdida de espacios de uso público con cierto grado de relación con la naturaleza, un desajuste en la planificación urbanística por errores en las estimaciones de crecimiento con lo que se ha generado un desorden en el territorio, pérdida de relaciones históricas entre poblaciones y nuevas maneras de relación con el territorio muy vinculadas a la explotación sin más ya que la contemplación devuelve una visión industrializada y sus consecuencias, no sólo referido a las plantas industriales sino también a la agricultura intensiva que convive con aquella. Mientras esto ocurría en Huelva, en la Bahía de Cádiz el desarrollo de las industrias está vinculado al sector naval y al de transporte, que son los que ejercen de grandes transformadores del territorio de la bahía. La crisis del comercio marítimo mundial en la segunda mitad del siglo XIX supuso un retroceso en la economía hasta entonces boyante de este territorio, en esta época la pesca y las salinas fueron la base de su riqueza. Es justo en esta época cuando se crea la Junta del Puerto de Cádiz y se suceden las obras para dotar de infraestructuras físicas a este puerto que hasta entonces disponía de pocas, construyéndose diques, muelles, espigones, y también es cuando se desarrolla el ferrocarril de Jerez-El Trocadero. En 1879 se construye el dique de Matagorda, favoreciendo la implantación de nuevos astilleros. Tras la guerra civil, se constituyen la Empresa Nacional Bazán, en San Fernando, y los Astilleros de Cádiz ganando terreno al mar y transformando una superficie considerable de marismas y salinas para uso industrial. Pero será en los años posteriores, ya con la política desarrollista del gobierno cuando se produzcan los cambios territoriales más importantes: en 1969 entra en servicio el puente de José León de Carranza y la bahía comienza a recorrerse de otro modo. Esta obra comunicaba la ciudad con los terrenos hacía donde se preveía su extensión y enlazaría en pocos años con la autopista que la comunicaría con Sevilla a través de Puerto Real, además de con todas las poblaciones del norte de la provincia. Al año siguiente de la inauguración del puente, se comienza la construcción de la ampliación del astillero de Puerto Real en una superficie de 165 hectáreas en la zona del Bajo de las Cabezuelas. Todas las previsiones que se hacen en estos años y que han desarrollado gran cantidad de suelo para uso industrial se van a al traste con la crisis del petróleo, la recesión económica y la inestabilidad política que se vive en España en los primeros años de la transición. Será ya a mediados de los años 80 cuando se vuelvan a implantar grandes industrias en la zona favorecidas desde la administración: General Motors en los suelos de que desarrollaba el A.C.T.U.R. del Río San Pedro, en el polígono de El Trocadero de Puerto Real, y las instalaciones de Dragados y Construcciones en el Bajo de Las Cabezuelas con un relleno de más de 160 ha de zonas de marismas. Ya en la actualidad la última apuesta de la administración ha sido el desarrollo del Área de Actividades Económicas de Las Aletas, en el término municipal de Puerto Real sobre una superficie total de 527 hectáreas, en parte de los terrenos que ya 50 años antes se desecaron de las marismas del río Guadalete-San Pedro. El proyecto está en proceso de re-planificación debido a una sentencia del Tribunal Supremo que lo paraliza por considerar nula una reserva demanial de 287 hectáreas que se hacía sobre terreno del Dominio Público Marítimos Terrestre. Finalmente las actividades que se pretenden implantar son de tipo empresarial, industrial y de servicios, logísticas y de intercambio modal, I+D+I y de tecnología del mar, y una gran área para la restauración ambiental, que sería todo la superficie afectada por el DPMT. La actual coyuntura económica, además del varapalo que supuso - 123 -
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la sentencia, ha paralizado el despegue de lo que iba a ser uno de los mayores proyectos industriales de España65. Además de este tipo de industrias, la explotación de las salinas a partir del periodo democrático entra en decadencia y ya a mitad de los años 80 sólo siguen en producción el diez por ciento de las que existían un siglo antes, que eran aproximadamente 160 explotaciones. [planificación turística]
La ocupación de los espacios del litoral, más allá de los procesos propios de la generación primitiva del hecho urbano, con la única aspiración que la de huir de los ruidos generados en la ciudad, no sólo es un hecho de la cultura moderna aunque es cierto que la colonización de estos espacios sí que se hace de manera mayoritaria a partir del siglo XVIII y XIX para adquirir un ritmo vertiginoso durante todo el siglo XX hasta nuestros días. En general, la aparición de una ciudad en el litoral estaba estrechamente vinculada a la posibilidad de abrigo que ofrecía la naturaleza para la ubicación de un puerto, los llamados puertos naturales. Esta formalización de ciudades y sus puertos se desarrollan desde la antigüedad y aunque en Europa la creación de nuevas ciudades portuarias se frena desde que el Imperio romano alcanza su auge, existen algunos ejemplos de ciudades creadas ex-novo durante el Renacimiento y también durante los años de gobierno de Napoleón y sus ansias de ampliación de la dominación francesa sobre Europa y las colonias. La mayoría de puertos de nueva creación y sus ciudades, se dan con la conquista del Nuevo Mundo y con el periodo colonizador de África, Asia y Australia. No vamos entrar en detallar cómo son las teorías urbanas y portuarias para la fundación de estas nuevas realidades urbanas y vamos a centrar la atención en lo que hoy puede considerarse una expansión del fenómeno del turismo iniciado durante el siglo XVIII y que durante el siglo XIX ya tiene desarrollada toda la teoría que favorece la imagen que hoy se tiene del turismo de playa que lleva a la ocupación del litoral, de una forma masiva en el Mediterráneo y a otra escala en la costa atlántica europea. Las corrientes de la medicina de los siglos XV y XVI, basadas en las ciencias desarrolladas por Hipócrato en la antigua Grecia, se basaban aún en el equilibrio entre los componentes de la naturaleza y del cuerpo; los vapores y efluvios que el mar traía hacía las playas se consideraban malignos y la causa de muchas de las enfermedades que además se transmitían en los barcos con los marinos y navegantes. Estas creencias se apoyaban en la consideración de la orilla, el litoral, 65 (Méndez, 2009) - 124 -
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el lugar de encuentro entre el agua, la tierra y el aire, ya que es en la playa donde el aire parece que se hace más sólido al incorporar los vapores del mar y los olores de la tierra; los espacios presentes para las poblaciones solían ser lugares cercanos a las ciudades y allí se unía a los olores que tiene la playa en bajamar, cuando era más cómoda para el acceso, a los vertidos que desde la ciudad se hacían al agua y a los acantilados que conforman los límites de la playa. Durante los años previos a la Revolución Industrial, considerando esta a partir de la aparición de la máquina de vapor, ya se desarrollaban industrias químicas cuyos deshechos y parte de su producción se desarrollaba y almacenaba en las playas: la utilización de la quema de algas marinas resecas para la obtención de productos químicos provocaba repugnancia a los visitantes a la playa. A la vez que se da este desagrado de las playas en unas zonas, en Inglaterra comienza a darse la costumbre de ir a pasas temporadas de retiro a la costa para reponerse de la vida moderna. Lo que en un principio es un retiro familiar con una agenda de actividades apretada donde se recogen paseos, baños, cabalgadas, se convierte en la creación de establecimientos que reúnen a parte de la sociedad ociosa de la época que pasa temporadas en los establecimientos de baños. Mientras esto pasaba en Brighton, en Marsella ya era una costumbre pasar el weekend en las villas de descanso que las clases pudientes tienen asomándose a la costa del Mediterráneo a imitación de las villas romanas que salpican Campania. Como puede verse ya desde el último cuarto del siglo XVIII ya se repiten los códigos de conducta que vemos repetidos a lo largo de los litorales actuales y que se desarrollarán en su plenitud a lo largo del siglo XIX. Los baños que recomiendan los médicos de la época para fortalecerse y endurecer el cuerpo y el espíritu generan la búsqueda de unos marcos en los que se unan la benignidad del mar para ellos, que ha de tener una cierta temperatura, unas corrientes adecuadas para que se puedan generar olas de una envergadura adecuada y además un entorno que favorezca las actividades diarias y a la vez la socialización. Uno de los cambios que se produce en este proceso de generación del turismo y de la ocupación del litoral, es la variación en la necesidad de la búsqueda de uno mismo y la soledad que se requería para ello con el encuentro de la benignidad del clima y las aguas así como de relacionarse y conversar. La estancia en los spa pasa a convertirse en un sustituto de las temporadas que se pasaban en Londres haciendo sociedad, por lo que se transforma en una actividad social y ya no sólo en una formación interior que aumentaba el conocimiento propio del Siglo de las Luces. Estas estancias completamente organizadas y con unos códigos de conducta muy cerrados eran frecuentadas únicamente por la aristocracia, para a medida que la - 125 -
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burguesía aumentaba su poder económico y sus ansias de imitación comenzaron a ocupar las zonas de descanso y baños. El número de personas que se acercaban a disfrutar de los beneficios que ofrecía el mar y los baños, comenzó a provocar una masificación de las primeras estancias y la proliferación de otras en otros puntos de la costa, saltando del Atlántico al Mediterráneo pero no como complejos de baños, o balnearios, sino como centros de vacaciones donde se unían las actividades culturales con actividades deportivas y sociales. Paralelamente al desarrollo de los establecimientos de baños en la costa, se comienza a apreciar los recorridos a bordo de pequeñas embarcaciones ya sea para admirar las líneas de ribera o para pescar. De una u otra manera, la moda por el yatching provoca la proliferación de atraques en la actualidad y la diferenciación entre las zonas destinadas a puertos clásicos y deportivos, donde además se desarrollan actividades de apoyo a estas estancias de ocio. Las ciudades que se desarrollaban en los años de la primera Revolución Industrial daban respuesta a los problemas acuciantes en esos momentos que consistían en dar vivienda a toda la población que acudía en masa desde el campo para instalarse y trabajar, y la instalación de industrias respondía a las tendencias económicas de la época por lo que su situación dentro de los núcleos urbanos no tenía en cuenta ningún concepto ambiental o de salud pública. El uso del carbón por la gran mayoría de las industrias, la emisión de gases y el almacenamiento de los vertidos en lugares cercanos a la población disparaba las enfermedades y, sobre todo, la psicosis a contraerlas. La aristocracia y, posteriormente, la burguesía huía hacia lugares más salubres: el campo y la playa. La instalación de una red de establecimientos balnearios a lo largo y ancho de los países fomentaba esta práctica, y cuando prevalece lo beneficioso de los aires del mar se comienzan a desarrollar toda una serie de poblaciones cuyo primer aspecto económico va a ser el turismo. El turismo de playa suponía en un primer momento con la aparición de unos establecimientos que dieran alojamiento a los visitantes y, a la vez, dispusieran todo la agenda de actividades deportivas, culturales y sociales que debían desarrollarse durante el periodo de estancia. Junto a este tipo de turismo, que sería el actual de turismo hotelero, se desarrolla también una moda de huir de la ciudad a casas que cada particular tiene en el campo o la playa, dependiendo de la ubicación geográfica de la ciudad. Esta situación que ya detallábamos ocurría en las proximidades de Marsella y Nápoles en el siglo XVII y que era relatada por los viajeros ingleses y franceses que se acercaban a esas costas, se repite y multiplica durante el siglo XX llegando a una colonización casi total de partes de costas en el
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Mediterráneo, pero también en otros puntos del globo 66. En nuestro ámbito de estudio, estos ejemplos de primeros centros de turismo los encontramos en Punta Umbría, dando respuesta a la comunidad inglesa vinculada a la empresa Rio Tinto Company Limited que explotaba las minas de Riotinto. Parece que ya en 1881 se instaura allí un sanatorio para los trabajadores de la compañía afectados por los aires sulfurosos de la zona minera, que aunque termina fracasando da pie a la instalación de casas de vacaciones que se ocupan casi exclusivamente por ingleses, y no será hasta 1969 cuando una carretera conecte este enclave con el resto de asentamientos de la zona, fundamentalmente con Huelva, facilitando el acceso a Punta Umbría ya no sólo por barco. En Cádiz67, se retoma la tradición desarrollada en muchas ciudades litorales de Europa de favorecer la aparición de instalaciones destinadas a ofrecer un marco urbano a la relación del hombre y el mar, y esa nueva moda de los baños y paseos por la playa. A partir de de principio del siglo XX se fomenta el carácter de la ciudad como centro de vacaciones y se autoriza la instalación de un balneario en la playa de la Victoria, que abre sus puertas en 1907. Tres años más tarde se crea una Sociedad de Turismo68 y durante unos años se produce una colonización de este ámbito con la construcción de numerosas instalaciones residenciales del tipo villa de recreo o de los llamados hotelitos en las proximidades a la playa, utilizando la red de tranvías69 como soporte. En lo referente a la planificación territorial, desde los años cincuenta del siglo XX, la administración turística en España quería desarrollar las bases para que introdujeran principios de ordenación racional en este sector, tanto desde lo territorial como en la calidad del producto final que se ofertaba. El esquema con el que se trabajaba era la elaboración de una planificación territorial de un espacio geográfico amplio, las Zonas de Interés Turístico Nacional (ZITN) donde luego se señalarían los Centros concretos que se desarrollarían, los CITN. Finalmente los ZITN no llegaron a realizarse y la planificación se centro en la delimitación de los CITN a lo largo de la geografía nacional con distintos criterios y que barrían distintos tipos de modalidades: zonas litorales con débil ocupación turística, zonas turísticas litorales consolidadas, estaciones de esquí, urbanizaciones de segunda residencia y promociones turísticas de interior. En el litoral atlántico andaluz se desarrollan tres actuaciones de grandes centros de interés turístico: Isla Canela (1964), El Portil (1968) y Matalascañas (1969) 70. De menor entidad, por superficie y plazas, 66 Puede ser una línea de estudio todas las poblaciones paralelas a la ciudad litoral principal que surge de esta modalidad, como los Hampton y New York, Brighton y Londres, y en nuestro ámbito de estudio Punta Umbría y Huelva. 67 A lo largo de dicho siglo surgen instalaciones como los Baños del Carmen en la Alameda Apodaca, y los del Real en la Caleta. Los Baños del Real conservaron su configuración hasta que en los años veinte la Diputación Provincial se plantea la construcción de un balneario en este emplazamiento. (Extraído de la Base de Datos de Arquitectura Contemporánea de Andalucía, del IAPH dependiente de la Consejería de Cultura.) 68 La ordenación y utilización de las playas se establece como motivo principal de urbanización de Puertas de Tierra. 69 Implantación en 1906 de la línea de tranvías eléctricos desde la alameda Apodaca de Cádiz hasta San Fernando y la Carraca, fundamental para la colonización del territorio conecta la ciudad histórica con el territorio disponible; se establecen estaciones en el balneario de la Victoria (1907) continúa para atravesar la ciudad lineal de San Fernando (Calle Real) hasta enlazar con sus zonas militares (San Carlos y La Carraca), a la vez que a lo largo de la línea aparecen lugares de recreo y merenderos. 70 La consideración de gran actuación se establece por los criterios de una su superficie mayor a 70 - 127 -
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fueron los CITN de Mazagón (1968) y Los Ángeles de la Barrosa (1966). En 1963 se redacta el Proyecto de Ordenación, Promoción y Desarrollo Turístico de la Costa de Huelva, realizado desde la Comisión Interdepartamental de Turismo. Este documento pretende hacer una planificación y ordenación unitaria para obtener un producto de calidad. Se desarrolla sobre una franja litoral de 120 kilómetros de longitud y aproximadamente 1 kilómetro de anchura, en la que abundan zonas húmedas litorales y donde los principales núcleos de población se han situado en el interior de las rías (Huelva, Isla Cristina y Ayamonte), o en el interior lejos de las zonas insalubres (Cartaya, Lepe y Almonte). La estructura territorial existente, con unas infraestructuras viarias de conexión casi inexistentes, se valoraba en positivo en cuanto habían conseguido una ocupación casi nula de la costa (exceptuando los núcleos de La Antilla y El Rompido) pero también en negativo debido a la inversión a realizar para poder desarrollar este nuevo sistema territorial. La propuesta planteaba el desarrollo de trece zonas en un periodo de 20 años con una ocupación total en todo el litoral de 5.000 hectáreas y casi 350.000 plazas. Se establecía una categorización de las intervenciones cuatro tipos (A, B, C y D) según los requerimientos territoriales y de calidad de la propuesta detallando los requerimientos de tipo de establecimientos hoteleros a instalar, dimensiones de parcelas y densidad de viviendas, etc. La planificación establecía también las fases de ejecución y puesta en funcionamiento agrupándose la mayoría de las intervenciones en las primeras fases establecidas 71. En paralelo a la redacción del Proyecto, se comienzan a aprobar las CITN que dan lugar al desarrollo turístico de la parte onubense del litoral atlántico y que desarrolla parte de los que se determina en el Proyecto de Planificación y que finalmente no llega a desarrollarse en su totalidad, aunque esta planificación y su materialización sirven de base fundamental al actual desarrollo turístico de este territorio. De las actuaciones previstas, la de Torre de la Higuera y Matalascañas se consolida en un unidad, las otras en el interior de Doñana se desechan por los esfuerzos que en esos momentos se hacen para la declaración del Parque Nacional, así como la de Nueva Umbría por la crisis económica internacional de 1973 que detuvo la actividad constructora durante algunos años y paralizó estos proyectos. En el año 1978 se realiza otro estudio, más de análisis e informativo, para la planificación turística del sector onubense. Al realizarse en una época de incertidumbre económica y política, plantea una planificación de optimización de los recursos desarrollados por la anterior planificación, un reequipamiento de los hectáreas, o por un número de plazas previstas mayor a 30.000, (Galiana Martín & Barrado Timón, 2006). 71 (Santos Pavón, 2008) - 128 -
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núcleos turísticos ya comenzados y la supresión de varios de los que se planteaban. Es en este plan, sin carácter normativo, donde se recomienda el desarrollo hacia la cabecera municipal de La Antilla para paralizar la ocupación lineal que estaba teniendo sobre la costa; la apuesta por el incremento de plazas hoteleras frente a los desarrollos de segunda residencia; la contención en el avance de las propuestas en Mazagón y Matalascañas; la recuperación de marismas que estaban planificadas para uso turístico en Isla Canela; el desarrollo como ciudad turística de Punta Umbría y el desarrollo como entidad independiente de El Portil como gran núcleo turístico de la costa onubense, etc. Posteriormente a estos estudios, y ya por parte de la administración autonómica, se realiza un “Programa de Actuación sobre el litoral andaluz” en el año 1985 que estudia las zonas con más potencial de desarrollo turístico, que se desarrollan mediante el Plan turístico del litoral del área Doñana-Huelva y el Plan turístico del litoral del área Punta Umbría-río Guadiana. Además de las anteriores, se realizan otras investigaciones de prospección para finalmente redactar una planificación turística en un documento de ordenación global e insertando esta política con el resto de las que se dan en este territorio, intentando conseguir una ordenación en conjunto de todas las dinámicas económicas, sociales y culturales que se dan en el litoral onubense. Será mediante el decreto 130/2006, de 27 de junio, por el que se aprueba el Plan de Ordenación del Territorio del Litoral Occidental de Huelva y en el que se determinan una serie de medidas que pretenden hacer posible la consolidación de un modelo turístico que mejore los desarrollos ya consolidados y marcando unos estándares de calidad en los nuevos, como vincular estos desarrollos a la actividad hotelera mediante porcentajes de uso, condicionamiento de licencias al compromiso de estas instalaciones, integración de masas forestales en las ordenaciones turísticas, etc. Posteriormente los cambios introducidos con la aprobación definitiva del POTA en algunos de los parámetros y criterios de crecimiento urbano hace que queden en suspenso algunas de sus determinaciones, debiendo regularse por el planeamiento territorial superior. En esta ordenación ya se recogen todos los desarrollos que de manera puntual se han ido planificando desde los ayuntamientos, como Costa Esuri en Ayamonte, o Islantilla, en los municipios de Isla Cristina y Lepe. En el litoral atlántico de Cádiz no se desarrolla una planificación turística territorial y la actividad se desarrollará mediante actuaciones puntuales. Antes de la aparición de las CITN, en el municipio del Puerto de Santa María se aprueba el plan parcial de Valdelagrana, en la otra orilla del río Guadalete y con una clara vocación turística siguiendo los modelos de implantación que rigen en la planificación de la arquitectura moderna, es decir, edificios en altura liberando la gran parte de los suelos que están destinados a espacios libres pero de carácter privado. Las sucesivas ampliaciones ya se basan en modelos de urbanismo extensivo con predominancia de las viviendas unifamiliares y una mayor ocupación de suelo. Hay que destacar que actualmente, Valdelagrana como los posteriores desarrollos turísticos entre el casco histórico de El Puerto de Santa María y la base naval de Rota (Vistahermosa, el Buzo, Fuentebravía y las más actuales de El Manantial, Fuente Bermeja, El Ancha y Las Redes) combinan e uso como destino turístico y como vivienda principal, es decir como zona de expansión residencial, del núcleo de El Puerto. Todo el desarrollo turístico asociado a la Bahía de Cádiz puede decirse que se concentra en estos desarrollos de El Puerto, además de la mezcla que se da en la misma ciudad de Cádiz, como se ha detallado anteriormente en sus desarrollos primero balnearios y después de carácter residencial turístico en la expansión de la ciudad por el istmo. - 129 -
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Será en el municipio de Chiclana de la Frontera, a continuación, aunque no colindante, del pequeño desarrollo urbano de la almadrabera de Sancti Petri donde se desarrolle el único ejemplo de CITN en el litoral atlántico gaditano. El centro turístico de Los Ángeles de la Barrosa se aprueba en 1966 y se planifica un desarrollo de 158 hectáreas y 5.000 plazas, sobre un entorno privilegiado que se asoma a la playa de la Barrosa, entre la punta de las Piedras hasta el cabo de Roche, y en los pinares costeros de Chiclana. Posteriormente, ya en el año 1987, mediante la aprobación de las Normas Subsidiarias de ese municipio se establecen nuevos sectores de suelos aptos para urbanizar en esa franja litoral, desde los desarrollos de Los Ángeles de la Barrosa hasta la Loma del Puerco en lo que se ha conformado como Novo Sancti-Petri, donde toda la primera línea se encuentra ocupada por establecimientos hoteleros y franjas de espacios libres de edificación, y ya en el interior campos de golf, otros establecimientos hoteleros de menor categoría y desarrollos de segunda residencia y vivienda turística. Con el inicio de la actividad planificadora por parte de la administración autonómica, se redacta en 1985 el ya mencionado Programa de Actuación sobre el litoral andaluz, que en la provincia de Cádiz deriva en el Plan turístico del litoral del área Bahía de Cádiz-río Guadalquivir, y cuya propuesta de desarrollo urbano con carácter turístico se centra en una superficie de 400 hectáreas situada en la zona denominada La Ballena, entre Rota y Chipiona. Este núcleo turístico, desvinculado de los existentes, desarrolla un planteamiento de fuerte presencia hotelera, campo de golf y desarrollo de promociones inmobiliarias plurifamiliares con espacios libres comunes y cerrados en urbanizaciones privadas, además de los suelos privados, los ayuntamientos implicados, en la actualidad sólo está desarrollada la parte que corresponde al municipio de Rota, han planificado los suelos correspondientes a equipamientos y están destinados en su mayoría a superficies deportivas al aire libre. Los desarrollos turísticos en el litoral atlántico sufren las consecuencias de la inexistencia real de una planificación eficiente del territorio, intentando con los Planes de Ordenación del Territorio Subregionales recientemente aprobados y algunos ya en procesos de revisión, como es el caso del POT de la Bahía de Cádiz, solucionar los problemas derivados de la proliferación de estos enclaves, con una fuerte estacionalidad, generalmente desvinculados físicamente de los enclaves históricos y con una población que tiende a encerrase en esos dominios y a no relacionarse más allá de sus límites. El traslado de la población autóctona a estas zonas urbanas, en busca de lo que en otras ciudades de interior se consigue con las urbanizaciones ajardinadas de la periferia, supone aquí una demanda a la administración de mejora en los equipamientos y servicios, en la accesibilidad y las infraestructuras que no estaban planificadas para estos usos - 130 -
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ni para los requerimientos de vida actuales, que en estas décadas han variado grandemente. [políticas y tecnologías agrícolas]
Justo después de la finalización de la guerra civil, se crea el Instituto Nacional de Colonización y Desarrollo Rural para establecer los planes y actuaciones necesarias para una recuperación rápida de este sector productivo. A partir de los años 50 del siglo XX, se inicia una política de desarrollo de nuevos suelos para destinarlos a regadío y entre ellos se destacan las actuaciones en la marisma del Guadalquivir y en la marisma del Guadalete. Las actuaciones en las marismas del Guadalquivir deben dividirse entre las que se realizaron en la margen izquierda y las de la margen derecha. Ya desde principios del siglo XIX se ha intentado poner en explotación las marismas en su conjunto mediante pequeños proyectos que nunca llegaron a culminarse. A principios del siglo XX aún se puede decir que las marismas estaban en estado natural sin grandes intervenciones, más allá de la circulación de barcos por el río y las explotaciones ganaderas de los locales. En 1921 se crea la Compañía de Marismas con la idea de desarrollar un proyecto de desecación para sanear las marismas de Dos Hermanas, Los Palacios, Utrera, Las Cabezas de San Juan, Lebrija y Trebujena, iniciándose obras de construcción de diques en 1928 que se finalizarán en 1934 y sin llegar a terminarse el proyecto ni a cultivarse. Ya no será hasta 1940 cuando el Instituto Nacional de Colonización (INC) declara los terrenos del estuario del Guadalquivir como de interés para su desecación y puesta en regadío. A partir de esta fecha se suceden las obras en las dos márgenes en distinta intensidad, para encontrarnos a final de los años 50 del siglo XX con la consolidación del plan de riegos del Bajo Guadalquivir al finalizarse el canal que desde Peñaflor desviaba agua para riego de todos esos territorios, este canal es conocido por el Canal de los Presos. Será a principios de los años 60 cuando comience a cultivarse todas las marismas de la margen izquierda de la provincia de Sevilla, además de la zona de Bonanza de Sanlúcar de Barrameda. Una parte de ellas, la que corresponde a Los Palacios, y Las Cabezas se destinará arrozales, el resto a otros cultivos de regadío con mayor o menor éxito. En Cádiz, en el periodo de 1956 a 1977 se drenaron las marismas de Sanlúcar de Barrameda y las de Trebujena, siendo un fracaso la puesta en cultivo las de esta última población por lo que cerca de 3.000 hectáreas desecadas no pudieron cultivarse por la alta salinidad de la tierra y han quedado en desuso y sin recuperar a su estado natural. Mientras en la margen derecha se inician las obras de desagüe del río Guadiamar, - 131 -
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en 1944, la construcción del muro de defensa de Isla Mayor, en 1953, y la construcción del camino de Colinas a las marismas de Aznalcázar lo que daría acceso rodado a una parte importante de las marismas desde la Puebla del Río, a partir de 1952. La continuación de las obras de puesta en cultivo de esta parte de las marismas prosigue hasta finales de los años setenta del siglo XX, cuando comienzan también las primeras voces que exigían una declaración de Doñana como espacio único a conservar por sus valores ambientales. Las actuaciones de puesta en producción en las marismas supusieron la introducción en este territorio deshabitado hasta ese momento de población que sirviera de mano de obra, de manera que surgen nuevas poblaciones, que si en la margen izquierda aún mantienen la población y la dedicación a la actividad agrícola, en la margen derecha sólo subsiste la población de Isla Mayor (Villafranco del Guadalquivir) y debido a los avances en la tecnología del cultivo del arroz, su población ya no puede dedicarse en exclusiva a esta actividad por ser necesario un número de trabajadores mucho menor que en sus inicios, por lo que pierde el sentido la red de poblaciones que se crearon entonces. La intervención en las marismas del Guadalquivir ha provocado la división en dos zonas diferenciadas con paisajes muy diferentes, una destinada a la protección integral de este espacio y otra destinada a las actividades productivas. Dentro de esta última zona se puede diferenciar así mismo otras zonas: la destinada al cultivo del arroz en la zona central de las marismas y ambos lados del río Guadalquivir; la destinada a cultivos en regadío cuya aportación de agua se hace desde el canal del Bajo Guadalquivir, las de la margen izquierda, o mediante bombeo de agua subterráneas, las que integran el Plan Almonte-Marismas; y las marismas en transformación sin un drenaje planificado pero con su sistema hídrico alterado por los diques que la rodean y sin un aporte de agua para riego. La intervención gubernamental en las marismas del Guadalete tiene un carácter diferente al anterior y un resulta mucho más desastroso desde el punto de vista ambiental, social y de paisaje. La intervención del INC, en este caso, desarrollo un proyecto de desecación y puesta en regadío de las marismas del sistema Guadalete-San Pedro con una superficie de 5.500 hectáreas, de las que 4.500 quedaron inutilizadas por el exceso de salinidad de los terrenos quedando sin uso y provocando el único gran vacío territorial que hay en la Bahía de Cádiz, en desuso y con ocupaciones ilegales de sus bordes desde esta fecha 72. Tanto el turismo como la agricultura se basan en el aprovechamiento de los recursos naturales que su medio soporte les ofrece y las condiciones ambientales de éste, a la vez que son estas dos actividades las que mayor variación y cambio 72 (Granados & Ojeda Rivera, 1993) - 132 -
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producen en su ámbito territorial, ambiental y paisajísticamente. En el caso del litoral atlántico, los cambios que se producen en la agricultura tradicional y la intensificación de las explotaciones hasta llegar a la implantación de los cultivos bajo plástico y la llamad nueva agricultura, ha provocado grandes cambios en el paisaje del litoral, de manera más intensa en la zona de la costa occidental de Huelva aunque también en la banda que recorre Sanlúcar de Barrameda, Chipiona y Rota. La agricultura en el litoral atlántico siempre ha sido de recursos limitados, pero la introducción de nuevas tecnologías ha propiciado una alta productividad con unas premisas que se adaptaban bien a este territorio: un cierto aporte de agua, un suelo que ni siquiera debía ser fértil y un clima suave sin riesgos de heladas. La rentabilidad de este tipo de agricultura ha supuesto que gran parte del territorio se ponga a disposición de esta actividad, generando espacios altamente especializados y con un carácter alejado de las explotaciones tradicionales ya que lo que ha generado es un espacio de producción industrial.73
73 (de la Hera López de Liaño, 1998) - 133 -
Miradas al paisaje Paisaje en Andalucía y en su litoral Metodología de la investigación
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La metodología seguida en el proceso de investigación está basada en una aproximación al paisaje desde un punto de vista territorial, debido al objetivo general y como punto de partida para futuros trabajos más específicos en cada uno de los observatorios y espacios vacantes detectados, y en otras investigaciones que pudieran determinar espacios con estas características o dinámicas de conformación similares. Como punto de partida hemos de tomar las definiciones que se hacen en el Convenio Europeo del Paisaje y en particular las que hace de la protección, gestión y ordenación de los paisajes. Desde esta investigación pretendemos que el proyecto de paisaje no sea considerado exclusivamente un instrumento para la ordenación del paisaje, en la tradición arquitectónica. Creemos que el proyecto de paisaje es ese instrumento que es capaz de hacer una propuesta integral donde se establezcan parámetros para la protección y la ordenación de los paisajes estando incorporadas directrices y recomendaciones para un proyecto de futuro como es la gestión. El proyecto de investigación que se va a llevar a cabo en el litoral atlántico andaluz, se estructura en dos partes: una aproximación al paisaje de ese territorio y, tras esta, la detección y localización de una red de espacios vacantes. Las dos fases del trabajo están relacionadas y enlazadas, además de compartir una misma metodología de aproximación al paisaje con la única diferencia en la escala de ese acercamiento. A modo de resumen la primera parte del proceso de la investigación se ha estructurado en hipótesis de partida y visión territorial, conocimiento del ámbito de estudio y diagnosis, formulación de las propuestas de observatorios y espacios vacantes. Tras la ubicación de los observatorios, se vuelve a mirar ese territorio y su paisaje para que, a una escala ya más cercana, la diagnosis de su pasado y presente esté más detallado. Es en este diagnóstico donde aparecen con más certeza esos espacios vacantes, las dinámicas descompasadas o los lugares invisibles. El litoral, y su paisaje, se nos presentan como elementos frágiles y en permanente cambio, sometidos a tensiones y, en los últimos años, a daños importantes, ya socialmente denunciados. El Convenio Europeo del Paisaje (CEP), firmado en Florencia en el año 2000, ratificado por España y en vigor desde 2008, se presenta como gran marco de trabajo exigiendo que el paisaje se incorpore a las políticas sectoriales y señala, con especial interés, las políticas de ordenación del territorio y el urbanismo, por
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tener estas la misma base de actuación, el territorio 1. El paisaje ha de ser un punto fundamental en estas políticas de ordenación del territorio como elemento visible y sensible de él. La descripción y la diagnosis del paisaje se hacen desde la consideración del paisaje como algo no estático, con una dinámica tanto en su configuración como en su desarrollo. Desde esta perspectiva, la investigación se va a centrar en el estudio y el análisis de las dinámicas que se dan el arco litoral para desde esa perspectiva definir el ámbito de estudio y determinar la red de espacios vacantes. El objetico general de la investigación es dejar patente que la incorporación de estudios o trabajos de paisaje a los procesos de investigación y ordenación del territorio son esenciales para recoger no sólo las descripciones interaccionadas del medio natural [naturaleza] y el medio humano [cultura], sino además analizar y encuadrar las distintas maneras que el hombre (el ciudadano, el habitante, el turista) ha tenido de mirar y situarse en el mundo, en su mundo, y cómo en el momento actual esas variables aun están vivas y nos condicionan la manera de mirar y ubicarnos ahora en un mundo distinto al de entonces. El objetivo de la investigación es llegar a la consideración del paisaje como elemento vertebrador de la ordenación sostenible del territorio, ya que reconocería el soporte con las dinámicas naturales, económicas y sociales así como el poso cultural y las nuevas miradas que se dan sobre este espacio. La gran mayoría de los estudios e investigaciones que se desarrollan en la actualidad se centran en reconocer y valorar espacios excepcionales o con una importante carga simbólica en el territorio, pero ya en el CEP se reconoce que el paisaje es “cualquier parte del territorio, tal como es percibida por las poblaciones”, por lo que el estudio y valorización de esos espacios entre aquellos excepcionales también es de suma importancia ya que realmente son los más numerosos y los más desconocidos por su invisibilidad u ocultamiento para la población. A lo largo de la investigación también se defiende la idea de que la incorporación de proyectos de paisaje a los planes o programas que ordenan y organizan el territorio litoral conseguiría, desde una nueva mirada, que puedan incorporarse tanto datos científicos de la forma y la dinámica del territorio, como elementos de su historia y su cultura que han marcado y definido también su forma y dinámica, creando además imágenes y símbolos apreciados por la sociedad contemporánea y que han creado paisajes, que pueden ser actuales o evocaciones de ese pasado que convive en el tiempo con el hoy. Para alcanzar la consecución de este objetivo general, el proceso de investigación realiza la localización de una serie de observatorios del paisaje de este territorio y desde ellos una red de espacios 1 - 138 -
(Zoido Naranjo, 2009)
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vacantes que se recogen en este Atlas. La conclusión de los análisis y diagnósticos que se hacen del conjunto territorial para entender la configuración y evocación de su paisaje, o sus paisajes como resultado de múltiples miradas, es la detección de unas dinámicas predominantes hoy y que son los elementos sobresalientes en la configuración del carácter del paisaje de los territorios señalados. La localización de estas dinámicas favorece, para la investigación, la agrupación de ejemplos territoriales en los que las dinámicas secundarias serán las que marquen la diferencia entre ellos haciendo patente los diferentes paisajes que se dan en cada espacio. La dinámica territorial principal es la que marca el desajuste que se detecta en los espacios vacantes. Este objetivo final que es la determinación, a nuestra escala de trabajo, de una red de espacios vacantes nos permite valorar la mirada contemporánea a un territorio en el que se mezclan usos y costumbres reflejo de una historia intensa y diversa, así como el reconocimiento de la inmovilización de imágenes y sentimientos que aparecen fosilizados por la tradición y que hasta hace muy poco pervivían con imaginarios de hace siglos. [re-conocimiento]
A partir de las hipótesis de partida y de los objetivos generales planteados, la investigación se centra en la delimitación del ámbito de estudio, tras una primera lectura del territorio que permite la identificación de los elementos físicos y las dinámicas territoriales que nos van a definir lo que el equipo ha considerado el litoral. Para la determinación de dinámicas territoriales y conceptos, hay que considerar que la historia de un territorio va más allá de la historia de las culturas que lo habitaron, es un reflejo y el resultado de la unión del hombre [cultura] y la naturaleza [territorio]. Como se ha definido en puntos anteriores del trabajo, el paisaje es una construcción cultural, los territorios existen y son los paisajes los que se inventan, se experimentan y se sienten. El proceso de ocupación y uso del litoral, junto con la construcción y complejización de los dispositivos que intermedian esa actuación, está relacionado con la lucha entre el hombre y el medio, entre la cultura y la naturaleza, así que la presencia de una red de ciudades y puertos, de un sistema urbano portuario, a lo largo del territorio litoral no presuponía la apreciación de este territorio intermedio; es cuando la cultura occidental resuelve su miedo ancestral al océano cuando - 139 -
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se comienza a ver como paisaje, a sentir ese territorio más allá de cómo han lo vivido las gentes que lo poblaban. Como relata Javier Maderuelo en la introducción de la obra de Augustin Berque, “El pensamiento paisajero”, [...] Ese proceso de argumentar sobre lo que se ve, de generar una poética y una iconografía sobre la mirada proyectada en el territorio se inició, en nuestra cultura occidental, durante el Renacimiento, alcanzando en los últimos lustros altas cotas de producción intelectual que contrasta paradójicamente con la intensidad y rapidez con las que la humanidad está destruyendo el paisaje heredado, aquel paisaje construido desde la necesidad durante siglos en el que reconocemos hoy una sabiduría paisajera que, sin embargo, carece de pensamiento articulado con palabras, una sabiduría que ha sido desarrollada desde la experiencia del lugar. 2
En el territorio litoral podemos decir que se da una mezcla, variable según la zona, de espacios rurales con ciudades de dinámicas ya globales que se asientan en las históricas ciudades portuarias, en las que las oportunidades de conexión que dio el desarrollo de los puertos durante el siglo XIX y XX para el intercambio industrial, comercial y cultural supuso un revulsivo para su desarrollo en comparación con las del interior. A estas dinámicas se le añade de manera importante desde el siglo XIX, pero sobre todo a partir del siglo XX el hecho del turismo y los procesos que desencadena: aparición de nuevos asentamientos, abandono de espacios agrícolas o ganaderos para dedicarlos a esta nueva actividad, construcción de grandes infraestructuras para dar servicio a la población flotante, etc. A esta escala, el trabajo se ha centrado en determinar cuáles han sido las dinámicas determinantes para la configuración del territorio litoral como un paisaje homogéneo o con unos elementos comunes, aunque variados, que parecen conforman un paisaje común, diferenciador frente a los del interior. La configuración del territorio como sistema de sistemas (el ecológico, el social, el económico) nos devuelve un paisaje rico y diverso y el estudio de cada uno de esos sistemas y de sus dinámicas son los que determinan los límites que hemos dado al ámbito de estudio, siempre con la posibilidad de abrir o cerrar el objetivo en aras de un mejor entendimiento del presente. Definida la escala de trabajo, que es la territorial aunque para llegar a conclusiones certeras haya acercamientos puntuales a zonas que expliquen y desenmarañen el entendimiento de la complejidad que se da en este territorio, se pasa a determinar los factores esenciales para reconocer y describir los componentes del territorio que da base al paisaje del arco atlántico de Andalucía. La consideración de sopesar, siempre en paralelo los elementos que conforman el conjunto del territorio y los detalles de pequeña escala, que son los que marcan la diferencia entre un espacio 2 - 140 -
(Berque, 2009, pág. 12)
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y otro, entre una perspectiva y otra, es la base de la forma de aproximarse a un paisaje. Los saltos de escala que son necesarios para alcanzar a conocer las dimensiones de las variables ecológicas, sociales y económicas hacen que todo el procedimiento se base en unos recorridos de ida y vuelta, de apertura y cierre del objetivo de la cámara. El paisaje es mirada y es percepción, pero para explicar qué es lo que se ve se debe analizar un territorio más amplio. La identificación y caracterización de los componentes geomorfológicos, biofísicos, socioeconómicos y la interpretación global de todas las formas y dinámicas que generan sus interacciones es la parte fundamental del proceso de trabajo. 3 Ese diagnóstico global de la investigación está dirigido no a hacer un estudio exhaustivo del paisaje del litoral atlántico andaluz, sino a detectar espacios vacantes en este territorio y, como paso previo, a ubicar una red de observatorios desde donde estudiar-observar dinámicas o procesos que se han detectado como distorsionadores-distorsionados del proceso de creación-transformación del paisaje territorial. Para poder hacer esta lectura del territorio que nos lleva de la forma a la dinámica, de los símbolos a las envolventes, pasamos por un periodo de reflexión de todos los conceptos que confluyen en la investigación y cuya definición, como reflexión, nos va a permitir afrontar el proceso investigador con unos conceptos definidos para no llevarnos a equívocos a lo largo de este. La creación de este glosario de términos, no de definiciones absolutas, nos lleva a trabajar con conceptos próximos y que ayudan al entendimiento interdisciplinar, encontrando puntos en común y diferencias de léxico que hay que unificar. La necesariedad de una lectura de manera interdisciplinar, transversal, permite un acercamiento más veraz a una realidad muy compleja, en general, y más en el momento actual, donde los cambios introducidos en el ciclo en el que nos movemos son tan rápidos que es complicado evaluar sus consecuencias ambientales, económicas y sociales a priori. Si el paisaje se constituye desde una multiplicidad de miradas sobre un territorio formado por distintas capas (ecológica, económica, social...) y con distintos espesores según su dimensión en el tiempo, el estudio de paisaje es un proceso complejo en el que diferentes disciplinas tienen que llegar a un punto de trabajo en común, en el que los conocimientos de unos y otros fluyan hacia un proyecto único.
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(Llop, 2009) - 141 -
ATLAS DE ESPACIOS VACANTES DEL LITORAL ATLÁNTICO DE ANDALUCÍA
Introducción Aspectos generales Miradas al paisaje Dinámicas y formas del paisaje Metodología de la investigación Mapa de observatorios El litoral como límite, el límite del litoral Paisaje en Andalucía y su litoral Mapeado de observatorios Mapa de espacios vacantes Conclusiones Anexos
El litoral como límite, el límite del litoral [criterios] [medio] [ambiente] [procesos de la investigación] [aproximaciones al paisaje]
Paisaje en Andalucía y su litoral Mapeado de observatorios
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[criterios]
La elección del término litoral frente a costa, viene dada por la intención del proyecto de investigación de incorporar variables que recojan el paisaje de un territorio que no puede limitarse a la visión directa del mar. La determinación es ampliar el territorio tradicionalmente definido como costero o litoral y no circunscribirlo exclusivamente al plano de agua, sino al carácter que adquiere ese territorio y el paisaje que se genera por la cercanía al mar.1 Las dinámicas a las que está sometido un territorio litoral se reflejan en su paisaje, cambiante con una velocidad que en otros paisajes no se manifiesta; donde la introducción de elementos ajenos a ese sistema, lo altera y hace visible esa variación en un espacio temporal breve.2 A lo largo de este capítulo se definen las variables que han dado la forma actual a este territorio litoral y que son las que marcan las pautas para establecer los límites de la investigación, unos límites que son tanto geográficos como temporales, es por tanto que la determinación de estas dinámicas que la investigación considera que dan carácter a este territorio, que conforman su paisaje a lo largo de su historia o que se han introducido en la etapa de la contemporaneidad, es una de las fases con más importancia en el proceso de indagación de este espacio. El territorio litoral en el que se centra la investigación es la costa atlántica de Andalucía, desde el río Guadiana hasta la punta de Tarifa, tal y como determina para este territorio Solé Sabaris 3 cuando divide la costa española según criterios geomorfológicos. El establecimiento de la dimensión longitudinal del territorio litoral ha sido relativamente consensuado, ya que existen numerosas fuentes que siguen este criterio, aunque también pueden encontrase referencias a la inclusión de la bahía de Algeciras dentro de él. Desde las primeras etapas de la investigación se delimita entre Ayamonte y Tarifa la longitud de la costa atlántica. La dimensión transversal del litoral atlántico considerada para esta investigación, ha supuesto la superposición de opiniones y la elección de los que se han considerado más adecuadas a los criterios que definirían el paisaje de este territorio. Al asumir el paisaje como un hecho dinámico, tanto desde el punto de vista natural como cultural, es la determinación de las dinámicas que lo caracterizan las que han sido decisorias para configurar el ámbito final del objeto de estudio, ya que le dan forman o la varían y también determinan los distintos modos de mirar, sentir y 1 Como definen en su trabajo “El litoral: ¿naturaleza domada? (Serra & Roca, 2004), esta franja de terreno tendrá unas dimensiones variables en función de la disciplina que la estudie. En nuestro caso, estaremos de acuerdo en que, aunque la delimitación ecológica sería importante por los espacios naturales en los que nos movemos, la definición de los límites lo marcarán la aproximación desde el medio físico. En este sentido, este territorio litoral será el área sometida a procesos marinos e influencias continentales, de manera que esa dominancia variará en el tiempo. Con la consideración de esta cuarta dimensión, se establece una visión que supera la acción humana al incluir variaciones que superan los tiempos en los que nos movemos los hombres, (y más aún en los que se ajusta la sociedad contemporánea). 2 Tiempo y movimiento en el paisaje: el ritmo que impone quien mira el paisaje marca un tiempo, el paisaje en si mismo tiene otro tiempo. Dos movimientos, el del observador y lo observado, el que mira y se desplaza y el que introduce el cambio de la luz, las estaciones, etc… 3 (Terán, Solé Sabarís, & Vilá Valentí, 1994) - 145 -
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situarse en un territorio. El establecimiento de los límites está regido por criterios tanto físicos como naturales, además de elementos de carácter cultural, social, económico, jurídico y administrativo. La geomorfología y sus procesos dan la forma de la base territorial como elemento que, tras la aparición del hombre, se ha moldeado por distintas acciones antrópicas, mientras las dinámicas ambientales definen los cambios que se han producido en esa base y que determinan nuevas circunstancias a tener en cuenta. Las dinámicas de poblamiento a lo largo de la historia retratan la manera del hombre de adaptarse a su medio, tanto natural como circunstancial en el tiempo, definiendo distintas maneras de asentarse para controlar el territorio y las explotaciones que les permitían sobrevivir. Es por tanto que los criterios empleados deben reconocer la coexistencia de límites establecidos desde distintas disciplinas aparece como elemento enriquecedor en la propuesta de circunscripción del litoral, que debe recoger tanto criterios de morfología como de ocupación del suelo ampliando la consideración del litoral hasta los ejes que plantean las grandes infraestructuras de comunicación que articulan a gran escala este arco atlántico.4
4 Basándose estos criterios en los empleados en la investigación que se recoge en la publicación Bahía de Cádiz. Evolución de los paisajes y ordenación del territorio en Andalucía Occidental, (Zoido Naranjo F. , 1983). - 146 -
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[medio]
La selección de los límites del ámbito general de la investigación responde a una motivación voluntaria y eminentemente cultural del paisaje, no coincidente con la distribución geográfica natural que las condiciones ecológicas costeras reservan para el paisaje litoral. Esta decisión de partida responde a la preponderancia del factor cultural sobre el factor natural en la identificación de espacios vacantes, ya que las dinámicas y procesos que generan la pérdida de identidad y carácter de los paisajes comienzan a gestarse generalmente en la planificación del territorio (bases estratégicas del sistema productivo5), o en las expectativas de su uso y aprovechamiento, mucho antes que en la materialización física de su impacto ecológico. De ahí que, el límite de paisaje litoral designado en este trabajo, sea además de eminentemente teórico, también claramente preventivo. Desde el punto de vista normativo, el límite de la zona de estudio quedaría marcado por el límite del dominio público marítimo terrestre, según la Ley 22/1988, de 28 de j ulio, de costas, que define: 3. Son bienes de dominio público marítimo-terrestre estatal, en virtud de lo dispuesto en el artículo 132.2 de la Constitución: 1. La ribera del mar y de las rías, que incluye: a) La zona marítimo-terrestre o espacio comprendido entre la línea de bajamar escorada o máxima viva equinoccial, y el límite hasta donde alcanzan las olas en los mayores temporales conocidos o, cuando lo supere, el de la línea de pleamar máxima viva equinoccial. Esta zona se extiende también por las márgenes de los ríos hasta el sitio donde se haga sensible el efecto de las mareas. Se consideran incluidas en estas zonas las marismas, albuferas, marjales, esteros y, en general, los terrenos bajos que se inundan como consecuencia del flujo y reflujo de las mareas, de las olas o de la filtración del agua del mar. b) Las playas o zonas de depósito de materiales sueltos, tales como arenas, gravas y guijarros, incluyendo escarpes, bermas y dunas, tengan o no vegetación, formadas por la acción del mar o del viento marino, u otras causas naturales o artificiales. 2. El mar territorial y las aguas interiores, con su lecho y subsuelo, definidos y regulados por su legislación específica. 3. Los recursos naturales de la zona económica y la plataforma continental, definidos y regulados por su legislación específica. Pertenecen asimismo al dominio público marítimo-terrestre estatal: 1. Las accesiones a la ribera del mar por depósito de materiales o por retirada del mar, cualesquiera que sean las causas. 2. Los terrenos ganados al mar como consecuencia directa o indirecta de obras, y los desecados en su ribera. 3. Los terrenos invadidos por el mar que pasen a formar parte de su lecho por cualquier causa. 4. Los terrenos acantilados sensiblemente verticales, que estén en contacto con el mar o con espacios de dominio público marítimo-terrestre, hasta su coronación. 5. Los terrenos deslindados como dominio público que por cualquier causa han perdido sus características naturales de playa, acantilado, o zona marítimo-terrestre, salvo lo previsto en el artículo 18. 6. Los islotes en aguas interiores y mar territorial. 7. Los terrenos incorporados por los concesionarios para completar la superficie de una concesión de dominio público marítimo-terrestre que les haya sido otorgada, cuando así se establezca en las cláusulas de la concesión. 8. Los terrenos colindantes con la ribera del mar que se adquieran para su incorporación al dominio público marítimoterrestre.
5 Plan de Desarrollo Rural, Política Agraria Común, Plan de Infraestructuras para la Sostenibilidad del Transporte en Andalucía, etc. - 147 -
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9. Las obras e instalaciones construidas por el Estado en dicho dominio. 10. Las obras e instalaciones de iluminación de costas y señalización marítima, construidas por el Estado cualquiera que sea su localización, así como los terrenos afectados al servicio de las mismas, salvo lo previsto en el artículo 18. 11. Los puertos e instalaciones portuarias de titularidad estatal, que se regularán por su legislación específica. 5. Son también de dominio público estatal las islas que estén formadas o se formen por causas naturales en el mar territorial o en aguas interiores o en los ríos hasta donde se hagan sensibles las mareas, salvo las que sean de propiedad privada de particulares o entidades públicas o procedan de la desmembración de ésta, en cuyo caso serán de dominio público su zona marítimo-terrestre, playas y demás bienes que tengan este carácter, conforme a lo dispuesto en los artículos 3 y 4. 6. 1. Los propietarios de los terrenos amenazados por la invasión del mar o de las arenas de las playas, por causas naturales o artificiales, podrán construir obras de defensa, previa autorización o concesión, siempre que no ocupen playa ni produzcan fenómenos perjudiciales en ésta o en la zona marítimo-terrestre, ni menoscaben las limitaciones y servidumbres legales correspondientes. 2. En otro caso, los terrenos invadidos pasarán a formar parte del dominio público marítimo-terrestre, según resulte del correspondiente deslinde.
La definición del límite legal se corresponde con las tierras afectadas por el mar directa o indirectamente, como es el caso de las marismas desecadas. Es una definición que utiliza el contacto directo actual o potencial del mar para limitar su ribera. Esta definición es precisa, exacta y medible, pero a efectos geográficos, la influencia del mar también es entendible en términos geológicos, a través de la influencia que su acción ha ejercido sobre los bordes de los continentes, modelando morfologías litorales tierra adentro a lo largo de la historia del planeta, reconocibles actualmente como paisajes litorales, aunque no estén bañados actual o potencialmente por el mar. Este es el caso de paisajes de génesis litoral como los campos dunares fosilizados, mantos eólicos, lagunas litorales cerradas o acantilados marinos6. La influencia climática del mar se extiende tierra adentro, superando y envolviendo las formaciones desconectadas del contacto directo marino, y generando tierra adentro condiciones sugerentes de ambientes litorales, allá donde las formas geológicas poseen orígenes ajenos a la dinámica oceánica. Esta influencia climática depende fundamentalmente del régimen de vientos y de la magnitud física de la masa marina en contacto con las tierras interiores, y su principal efecto es la moderación de temperaturas y la extensión de la biocenosis litoral hacia el interior, en un proceso de colonización biológica progresivo y limitado, en el que 6 Las costas de Huelva y Cádiz poseen una dinámica litoral costera marcadamente distinta, siendo la primera especialmente activa. V.V.A.A. El Litoral de Huelva: Fisiografía y Dinámica. Geología de Huelva. Lugares de Interés Geológico. Huelva, España. Universidad de Huelva, Servicio de Publicaciones. Vol. 1. 2008. ISBN: 978-84-96826 - 148 -
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las comunidades biológicas modifican las condiciones ambientales de partida mediante su propio funcionamiento ecológico, en un proceso retroalimentado y homeostático, que favorece su supervivencia dentro de ciertos límites.7 La correspondencia entre el paisaje litoral y su zona geográfica varía hacia el interior a lo largo de un gradiente decreciente (ecotonos), el cual depende de la densidad y conspicuidad de elementos de origen costero de tipo geológico y biológico, así como culturales. En la medida en que la continuidad cultural se mantenga dentro del gradiente, el paisaje litoral será más reconocible tierra adentro. 8 En la medida en que las formaciones geológicas de origen litoral sean más notables, y la conservación de la biocenosis de tal origen sea mejor, la continuidad, y por tanto el paisaje litoral, serán reforzados hacia el interior.9 Para describir las características ambientales del paisaje del ámbito general de estudio, se parte de las unidades geológicas identificadas anteriormente, como grandes condicionantes del paisaje, y se incorpora a esas descripciones realizadas, el efecto de la biocenosis. Zona occidental (Depresión neógena del Guadalquivir)
Según la clasificación del mapa de paisajes de la Junta de Andalucía, los ámbitos paisajísticos coincidentes con esta unidad son: Litoral Occidental Onubense, Campo de Tejeda, Condado – Aljarafe, Dunas y Arenales Costeros de Doñana, Arenales, Marismas y Vega del Guadalquivir. Esta organización en ámbitos paisajísticos, es perfectamente asimilable a una organización comarcal del paisaje, donde cada comarca ha reorganizado la cobertura vegetal y por tanto modificado la comunidad animal, de acuerdo a sus objetivos productivos y sus formas culturales de aprovechamiento de los recursos naturales. La transformación comarcal del paisaje se centra básicamente en la modificación de su cobertura, manteniéndose al margen de la transformación de la base física del paisaje, más allá de algunos casos llamativos de explotación minera o de los procesos erosivos fundamentalmente centrados en la colmatación y desbordamientos sucesivos de los cauces afectados. Así pues, utilizaremos esta clasificación para recorrer el paisaje actual de la zona de estudio. Litoral Occidental Onubense: Este ámbito paisajístico toma su relieve de la evolución erosiva y sedimentaria de las terrazas fluviales y los cauces de los ríos Guadiana, Carreras, Piedras, Odiel y Tinto, experimentando una relajación de las pendientes desde 7 La vida tiene la capacidad de demorar el proceso enunciado por la segunda ley de la termodinámica, por el cual la entropía del sistema debe aumentar. Este control relativo del flujo termodinámico, permite la creación de sistemas organizados capaces de prolongar su existencia e influir en las condiciones de su entorno (ecosistemas). 8 Caso de los viñedos en la comarca de El Condado de Huelva, los antiguos huertos sobre arenas (“navazos”) en Sanlúcar de Barrameda. Moderna y simbólicamente, la cultura surfista en Tarifa, se manifiesta en líneas interiores de su litoral. 9 El ejemplo más palmario es el de los aguazales interiores (marismas y lagunas) y sus aprovechamientos tradicionales. - 149 -
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el interior hacia la costa, desde las lomas y colinas parcialmente tectonizadas y modeladas por la red de drenaje de las cuencas mencionadas, hasta los glacis y plataformas costeras precedentes a las marismas, lagunas y accidentes costeros propios de la dinámica litoral atlántica en este tramo. La notoriedad de los accidentes geográficos costeros se incrementa con la corriente de deriva atlántica en dirección este. Así, la desembocadura del Guadiana, y las sucesivas de los ríos Carreras, Piedras, Odiel y Tinto, aportan los materiales necesarios para la construcción de las playas y relieves costeros de la costa (ganchos, flechas, etc). Los espacios naturales protegidos en este ámbito han hecho de los pinos piñoneros y el matorral mediterráneo, las comunidades halófilas (Spartina maritima), y las comunidades psammófilas (enebrales) los exponentes del paisaje natural sobre las terrazas fluviales, las marismas y lagunas, y los accidentes litorales. Estos tres espacios naturales, actúan como focos estables del paisaje del ámbito, equilibrando la confusión y desequilibrios desatados por la actividad agrícola, urbanística y turística tanto en el interior como en la costa. Campo de Tejeda: Este ámbito funciona como un gran valle cubierto anualmente por un tupido herbazal de cereal, que sigue el ritmo de las cosechas, carece de lindes, y solo tiene por costuras a las borduras de los bosques de ribera de algunos de los arroyos que lo surcan. Amplitud carente de obstáculos, el viento es protagonista espontáneo animador de las espigas de trigo en mares ondulantes, sinónimo de libertad, reforzada por el volar de la avifauna esteparia, que ha adoptado este medio agrícola por asimilación. Es el caso del aguilucho cenizo, el cernícalo vulgar, el aguilucho lagunero, la avutarda, el sisón, la calandria, el triguero o la alondra. Condado – Aljarafe: Sucesión de lomas y valles suaves, denudados por la red hidrológica que incide sobre los relieves tabulares tectónicos o las antiguas terrazas de los ríos Guadalquivir y Tinto. Al igual que en el caso del ámbito del Litoral Occidental de Huelva, los espacios naturales protegidos han preservado comunidades vegetales y animales que representan polos de paisaje estable de carácter natural (pinares, bosques de ribera, dehesas, marismas y accidentes costeros), que en este caso, limitan con otros también estables por la continuada actividad agrícola, como es el caso de los olivares, los cereales, las viñas, y los frutales. Dunas y Arenales Costeros de Doñana: - 150 -
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La colmatación progresiva del estuario del Guadalquivir en su parte final, proporcionó la plataforma para la acumulación de potentes formaciones eólicas sobre estos sedimentos. Estas formaciones cuentan con un gran dinamismo y naturalidad en su cobertura vegetal, aunque existen sustituciones notables como la de los enebros por los pinos piñoneros para la estabilización de las dunas. Asimismo, algunas de las especies más amenazadas de la tierra aún permanecen vivas aquí, como es el caso del lince ibérico. Estos paisajes son de origen plenamente natural, habiendo sido estabilizados en su dinámica geológica y sustituidos en su estrato arbóreo. Arenales: De proceso análogo al anterior, su paisaje se desarrolla sobre mantos eólicos arenosos menos potentes, sobre los que la protección natural del territorio no ha podido impedir la modificación profunda de la cubierta vegetal en muchas zonas. Pinos piñoneros y eucaliptales en lugar de alcornoques y encinas, son los principales referentes vegetales del paisaje, que a través de su plano relieve, halla en ellos sus principales referencias verticales. Paisaje en recuperación natural a partir de la plantación de nuevos pinares y quercíneas, y el arranque de eucaliptos, constituye un gran despoblado, donde la fauna salvaje es la auténtica habitante del ámbito. Marismas: Incluye las actuales y las antiguas, las funcionales y las desecadas, las mareales, las fluviales y las pluviales, y abarca un extenso ámbito en el que la rala vegetación halófila tapiza la base y los muros de las marismas naturales y alteradas topográficamente, donde la fauna salvaje se percibe en forma de ave, y donde la horizontalidad del paisaje hace al cielo tan protagonista como a la tierra. Vega del Guadalquivir: Sobre las terrazas inferiores del Guadalquivir, la cobertura vegetal natural desaparece en la fertilidad del valle, totalmente copado por los cultivos, la caminería y los pueblos. El único referente vegetal, que además actúa como hito de referencia vertical en el paisaje, se refugia en algunas acequias y álveos de los cauces que la drenan. Esta vegetación normalmente posee un alto grado de exotismo (eucaliptos) derivado de las actuaciones en materia de desecación acometidas para ganar tierra de labor. Zona Oriental (Cordillera Bética)
Según la clasificación del mapa de paisajes de la Junta de Andalucía, los ámbitos paisajísticos coincidentes con esta unidad son: Los Alcores. Piedemonte Subbético, Campiña de Jerez - Arcos, Campiñas de Medina, Litoral Estrecho, Bahía de Cádiz, Los Alcornocales y Campo de Gibraltar. Los Alcores. La deformación tectónica de Los Alcores, fresca, margoarenosa, y de aguas subterráneas, seguida de la vega del Corbones, al pie de su escarpe, ha forzado la vocación agrícola de estos suelos, plenamente fértiles para el cultivo de legumbres, hortalizas, frutales y cereales. La vegetación, y por tanto la comunidad faunística, han - 151 -
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sido relegadas del paisaje a un segundo plano, restando únicamente parte de su notoriedad en las formas lineales y columnares de los bosques de ribera del río Corbones, regando la vega que lleva su nombre, que contrasta con el bosque de ribera en su horizontalidad, cubierta de trigales que proporcionan un agrosistema semejante al de una estepa, como en el caso de Campo de Tejeda. Campiña de Jerez – Arcos. Esta campiña se asienta sobre los terrenos ondulantes del olitostroma y de las estribaciones del subbético medio, que encuentra en este ámbito su extremo occidental. La homogeneidad de lomas sucesivas, los fenómenos de endorreísmo, y los cauces que ahondan las vaguadas, conviven en un desierto agrícola de cereales y de vid, donde la vegetación natural tan solo se refugia en algunas lindes, en laderas abruptas, y en lagunas endorreicas no desecadas. Los cauces carecen de cobertura vegetal, y la fauna se adapta a la estepa cerealística al modo en que lo hace en la vega del Corbones o el Campo de Tejeda. Esta comunidad encuentra no obstante su máximo en el entorno de zonas encharcadizas en lagunas endorreicas protegidas como espacio natural, donde la diversidad de la avifauna asociada a los recursos de los humedales es representativa de los estadios climácicos, e incluyen especies predadoras aladas como el aguilucho lagunero, el águila pescadora, y una alta variedad de especies de aves migrantes que utilizan la ruta del Estrecho y realizan paradas aquí. Así, los hitos naturales funcionan como balizas en el territorio, dominado por la homogeneidad agrícola. Campiñas de Medina. Ésta se asienta sobre la unidad del flysch de Gibraltar, deforestada por la ganadería y la agricultura en el pasado, pero no apta para grandes rendimientos a parte de los actuales, como productora de pastos forrajeros para el ganado vacuno principalmente. Los elementos naturales han sido borrados del paisaje, quedando relegados a los farallones rocosos o las mayores pendientes, donde tampoco se libran de la competencia de las repoblaciones de pinos piñoneros, carrascos y eucaliptos. Los cauces carecen de cobertura vegetal natural asociada, estando ésta solo presente en los de mayor jerarquía (Barbate, por ejemplo). Las lagunas endorreicas (entre ellas La Janda) han sido desecadas, con lo que la eliminación de referencias vegetales se limita a hilos arbóreos sobre determinados - 152 -
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cauces, y a fondos forestales sobre las pendientes no cultivables. No obstante, la avifauna es capaz aún de explotar los escasos nichos que estas transformaciones han dejado, aprovechando acequias, charcos, pequeñas herrizas arbóreas y bosquetes encaramados, como refugio, alimento y paso en la ruta migratoria del Estrecho, dotando de naturalidad al paisaje. Litoral Estrecho. Compuesto por una serie de playas, ensenadas, acantilados y dunas móviles, constituye un ámbito litoral cuya naturalidad es reforzada por la escasa población, la tutela militar de algunos territorios, y el difícil acceso a determinadas zonas. La biocenosis asociada a este ámbito refuerza esta naturalidad innata de las formaciones geológicas, dado que la rotunda y masiva presencia de pino piñonero, y la conservación de la vegetación psammófila en las dunas, redobla esta sensación de originalidad y naturaleza. Bahía de Cádiz. Asentada sobre la depresión neógena asociada a los ríos Guadalete, San Pedro e Iro, se encuentra profundamente dominada por la discontinuidad paisajística urbano–marisma, con algunas intercalaciones de bosque de pino piñonero y lagunas endorreicas. Las referencias naturales en el paisaje se encuentran asociadas a los lugares protegidos como espacio natural, el parque natural Bahía de Cádiz aporta tanto ecosistemas mareales como terrestres (bosques de pino piñonero), o los complejos endorreicos de Puerto Real y Puerto de Santa María. El fenómeno urbano rodea cualquier expresión natural, siendo ésta siempre un acompañante de aquel, que ya se sitúa como fondo escénico, ya es aledaño a la propia naturaleza (Parque Periurbano de Los Toruños). La proximidad de ambas influencias es tal, que el paisaje resultante no es su suma, son su mezcla, generándose un paisaje donde la expresión natural es contigua a la urbana. Los Alcornocales. Paisaje montaraz, forestal de quercíneas y matorral mediterráneo sobre pendientes fuertes y cumbres dominantes sobre los bordes de la Campiña de Medina. El paisaje es plenamente natural, correspondiéndose con una pluvisilva mediterránea, de fuerte productividad primaria, dado el alto grado de humedad y calor presentes. Las variaciones cromáticas, morfológicas y texturales aportadas por la vegetación es muy notable, compitiendo con la notoriedad de las formaciones montañosas. La comunidad faunística es asimismo muy importante en la definición del paisaje, aportando según los casos su toque vocal (celo en el caso de los ungulados, canto de rapaces y aves forestales), o su presencia (en el caso de las aves predadoras, como el águila culebrera, la real y la perdicera). Campo de Gibraltar. Las laderas y cumbres redondeadas de este ámbito no poseen mayor rasgo natural que el de rodales arbustivos de vegetación mediterránea residual (lentiscos, espinos), restos de la actividad maderera y ganadera de estas - 153 -
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laderas. La nota natural es heredada de la masiva vecindad de Los Alcornocales, de donde proceden especies de aves que tienen en estas laderas parte de sus áreas de campeo. Al contrario que en Los Alcornocales, la vegetación solo acompaña la masiva presencia orográfica de estas laderas, que son el principal protagonista del paisaje, junto a su réplica horizontal y cromática, el mar.
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[ambiente]
La valoración cualitativa de la incidencia de las distintas dinámicas espacio-culturales identificadas en la conformación del paisaje de la unidad y de su importancia en la construcción de su identidad patrimonial, nos permitirá establecer los límites del espacio geográfico definido en la investigación como litoral atlántico andaluz. La significación simbólica e identitaria de la frontera cristiano-nazarí, reflejada en la configuración de un área de débil poblamiento histórico en las zonas contiguas, que constituye el auténtico límite entre las dos realidades culturales andaluzas de mayor continuidad histórica: Andalucía occidental y Andalucía oriental, permite establecer el límite oriental del litoral atlántico andaluz, en su sector más meridional, en el borde de las estribaciones de la Serranía de Cádiz, dejando fuera al campo de Gibraltar que participa de dinámicas históricas propias del litoral mediterráneo. Del mismo modo, la continuidad en el uso de las vías de comunicación histórica, tanto fluviales como terrestres, y del sistema de poblamiento del ámbito, conformado en sus pautas básicas durante el periodo romano y medieval, transciende en la actual organización administrativa, económica y social del territorio, habiendo contribuido a la construcción, a lo largo de la historia, de las distintas identidades y paisajes sociales que lo conforman. Esta singularidad histórica permite extender el ámbito litoral hasta la ciudad de Sevilla, puerto interior del Guadalquivir, y paso obligado en las comunicaciones terrestres entre los territorios onubenses y gaditanos que ha desempeñado el papel de capitalidad histórica del litoral atlántico andaluz. Estableciendo como límites norientales del mismo el trazado de las autovías Sevilla-Jerez y Jerez-Los Barrios, herederas respectivamente de las calzadas romanas que conectaban las ciudades de Gades (Cádiz) con Itálica (Sevilla) –vía Augusta- y de la que discurría entre Hasta Regia (Mesas de Astas, Jerez) y Asido Caeserina (Medina Sidonia) y desde esta, hacia el sur, hasta Iulia Transducta (Algeciras). Del mismo modo, se establece como límite noroccidental del litoral atlántico el eje territorial Sevilla-HuelvaPortugal, incorporando los trazados de la antigua carretera nacional Sevilla – Huelva (A-472) y de la autovía A-49. Este eje que articula el sector occidental del litoral atlántico en sentido este-oeste, recoge el trazado de la vía que comunicaba la ciudad de Itálica con el Río Guadiana pasando por el importante núcleo de Ilipla (Niebla); soporte, posteriormente, de la vía pecuaria denominada vereda de carne que transcurría entre Sevilla y Ayamonte. La definición de estos límites concluye una definición no restrictiva del paisaje litoral, incorporando ámbitos territoriales de marcada orientación agrícola, pero que históricamente han estado influidos por las mismas dinámicas que han conformado la franja de contacto marítimo-terrestre. Desempeñado un papel, en ocasiones subordinado y, en otras, rector de los procesos configuradores del paisaje que se identifican en el marco de esta investigación. Solo desde esta relación de dependencia y complementariedad histórica podemos comprender la estructura actual del ámbito territorial que hemos definido como litoral atlántico andaluz. Además de las trazas histórico-culturales que establecen criterios para la delimitación del límite del litoral atlántico de esta investigación, se han de tener en cuenta criterios jurídicos-administrativos que finalmente van transformando el sistema organizativo territorial por imponer en muchos casos maneras de organizar el territorio ajena a la manera histórica. - 155 -
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A nivel jurídico, este ámbito territorial está definido en la Ley de Costas, ley 22/1988, como la orla litoral, una zona de cinco kilómetros de profundidad desde el borde del mar hacía el interior de la plataforma continental. Esta ley tiene por objeto la determinación, protección, utilización y policía del dominio público marítimo-terrestre y especialmente de la ribera del mar. 10 La ley también determina las servidumbres legales (servidumbre de protección, de tránsito y de acceso al mar) así como la zona de influencia, en donde en un ancho de 500 metros a lo largo de la costa se establecen condiciones mínimas para la protección del dominio público marítimo-terrestre, que deberán ser respetadas por la ordenación territorial y urbanística. A nivel político-administrativo, podemos determinar el ámbito de la investigación como integrado por todos los municipios costeros 11, tanto adyacentes al mar como a espacios estuarinos o lagunares, lo que nos llevaría a una configuración más amplia que la anterior. Pero esta determinación no tiene en cuenta las dinámicas relacionales de los núcleos urbanos y los intercambios entre poblaciones, por lo que la configuración de redes de ciudades y aglomeraciones urbanas nos dan datos para ampliar ese primer límite incluyendo municipios que ya no serían estrictamente costeros pero que sí están sometidos a dinámicas características del litoral. El establecimiento, ya en la etapa de la democracia y la aprobación de la Constitución, del Estado de las Autonomías ha supuesto también la incorporación de otros criterios desde el punto de vista administrativo, pero más desde una visión regional y superando la mirada comarcal, que era la que había establecido las redes relacionales de ciudades y que sirvió de base para determinar en el Plan de Ordenación del Territorio (POTA) como elemento básico y articulador de Andalucía el Sistema de Ciudades. Con la aprobación de la ley de Ordenación del Territorio de Andalucía (POTA), ley 1/1994, arranca la sucesión de planes de ordenación del territorio de carácter subregional y no será hasta el año 2006 que se apruebe el POTA donde se establece el modelo territorial de Andalucía. En este documento se estable el Litoral como uno de los Dominios Territoriales 12, y en el mismo se establecen las Unidades Territoriales como resultado de cruzar el Sistema de Ciudades, los Dominios Territoriales y el esquema básico de articulación regional. Estas 10 Artículo 1. 11 Considerando todos los municipios en contacto directo con el Dominio Público Marítimo Terrestre; a este grupo se añadirían también los que están a menos de 10 kilómetros del DPMT. 12 El POTA las define como las grandes piezas geográficas susceptibles de contener las estrategias más globales sobre los usos del territorio. - 156 -
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Unidades Territoriales van a ser la base territorial sobre la que hacer la planificación de ámbito subregional y van a suponer que el sistema de ciudades que integran cada una de ellas funcione al modo comarcal. La base de ese Sistema de Ciudades y su articulación ha sido los estudios realizados a lo largo de la década de los años 80 y 90 en Andalucía y recogidos en diversas publicaciones.13 Siguiendo estos criterios, la definición del ámbito litoral quedaría determinada con un territorio mucho más amplio de lo que entendemos es necesario y coherente para esta investigación.
13 Las publicaciones a las que se hace referencia son (Feria Toribio, El sistema urbano andaluz. Aglomeraciones urbanas, áreas de centralidad y ámbitos desarticulados., 1992), (Plan de Ordenación del territorio de Andalucía. Bases y Estrategias, 1999), (Sistema de ciudades de Andalucía, 1986). - 157 -
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[proceso de investigación]
El actual interés en el paisaje desde distintos ámbitos disciplinares pone de manifiesto la pluralidad de significados que encierra el término y la multiplicidad de campos a los que debe responder - arte, naturaleza, ciudad, territorio, urbanismo o ambiente entre ellos. Como hemos visto, son numerosas las definiciones de paisaje esbozadas desde las distintas disciplinas que se encargan de su estudio. De la visión del paisaje y de sus valores expresivos desarrollada por Daniela Colafranceshi, directora de la colección Land&Scape, en el prólogo de la obra Lansdcape + 100 palabras para habitarlo14, tomaremos los conceptos de hibridación y contaminación disciplinar como base de nuestra metodología de investigación. El paisaje es entendido, por tanto, como una categoría cultural en construcción, que supera el ámbito de lo disciplinar invitando a perspectivas de intervención amplias y plurales (2007:16). La propuesta metodológica desarrollada en el trabajo de investigación se basa en la consideración del paisaje como una construcción sociocultural formulada en la definición de paisaje desarrollada en el Convenio Europeo del Paisaje (Consejo de Europa, 2000), donde el paisaje es descrito como “cualquier parte del territorio tal y como lo percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción e interacción de factores naturales y/o humanos”. Esta definición implica avances significativos sobre un concepto en evolución y encierra las claves metodológicas desde las que se va a abordar esta investigación. La primera de ellas se pone de manifiesto en la Recomendación CM/Rec (2008)3 del Comité de Ministros a los Estados miembro sobre las orientaciones para la aplicación del Convenio Europeo del Paisaje 15, donde se cita expresamente la diferenciación entre el concepto de paisaje enunciado en el convenio y la concepción patrimonial desarrollada en anteriores documentos internacionales de protección y tutela. La noción de paisaje enunciada en el Convenio supera su entendimiento como “bien”: 16 una parte del espacio físico con valores naturales y/o culturales, y propone afrontarlo de manera integral, introduciendo el concepto de calidad del paisaje, entendida como una condición esencial para la mejora de la vida de los individuos y sus comunidades y como objetivo básico de las políticas de paisaje. El paisaje es percibido como recurso que, no solo favorece la actividad económica17 sino que es clave para el desarrollo sostenible de la comunidad. 14
[…] Valores sociales, físicas y conceptuales que – como en otros campos de nuevos modelos de paisaje . 15 de 16 la 17
pensamiento científico, expresión artística, cristalizan tensiones a escala producen nuevos modelos de confrontación e interpretación de la naturaleza; aquí la creatividad- será su hibridación con otras experiencias lo que conducirá a
14 (Colafranceschi, D., 2007:16) Adoptada por el Comité de Ministros el 6 de febrero de 2008, durante la 1017ª reunión de los representantes los Ministros. (Recomendación CM/Rec (2008)3 del Comité de Ministros a los Estados miembro sobre las orientaciones para aplicación del Convenio Europeo del Paisaje 2008, pág.6)
“afrontar de manera global e integral la cuestión de la calidad de los lugares, donde vive la población, reconocida como condición esencial para el bienestar individual y social (entendido en el sentido físico, fisiológico, psicológico e intelectual), para un desarrollo sostenible y como recurso que favorece la actividad económica” (CEP, 2000)
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Por otra parte, la exigencia de la participación de la percepción humana para la existencia del paisaje enunciada en esta definición nos lleva a considerar como punto de partida, siguiendo lo enunciado por Fernández Cacho et al, en Paisaje y patrimonio cultural en Andalucía. Tiempo, usos e imágenes, que todos los paisajes son culturales y han de ser estudiados como tales.18 En base a esto, y tal y como se recoge en el artículo 2º del Convenio Europeo del Paisaje -ámbito de aplicación-, la metodología desarrollada en la investigación se aplica a todo el territorio que se definirá como litoral atlántico de Andalucía, sin distinción de los espacios naturales, rurales, urbanos y periurbanos, incluyendo los espacios cotidianos y los degradados. El paisaje es entendido como un todo y sus elementos constituyentes, ya sean naturales o culturales, materiales o inmateriales, son analizados simultáneamente a partir de las relaciones que se establecen entre ellos. Esta es también la orientación de las Directrices prácticas para la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial (2008) donde se pone de manifiesto la naturaleza múltiple y compleja del paisaje. A partir de la definición de paisaje recogida en dichas directrices, donde se nos presenta como la manifestación formal de las múltiples relaciones que existen entre el individuo o una sociedad y un espacio topográficamente definido en un periodo determinado, y cuyo aspecto resulta de la acción en el tiempo, de factores naturales y humanos y de su combinación, se establece la naturaleza relacional del paisaje y su triple dimensión espacial, cultural y temporal; componentes que van a dar soporte a la estructura metodológica propuesta en la investigación. En el proyecto se propone una aproximación en escalas o zooms sucesivos al territorio litoral atlántico andaluz que permitirá, a partir de la identificación y caracterización de esas miradas homogéneas desde el punto de vista del paisaje, detectar, dentro de éstas, áreas en conflicto, los denominados observatorios. El análisis de los observatorios conllevará la identificación y localización de ámbitos espaciales susceptibles de una intervención capaz de mejorar la articulación y ordenación de este territorio; conformando la red de espacios vacantes del litoral atlántico andaluz. _medio La metodología operativa de la parte de trabajo de investigación con más carácter ambiental se ha diseñado en función de objetivos secuenciales. Un primer objetivo 18 - 160 -
(Fernández Cacho, y otros, 2010, pág. 12)
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que pasa por la definición de paisajes potenciales en el ámbito de estudio; un segundo objetivo en el que se identifican los procesos de transformación del paisaje potencial; un tercer objetivo en el que se identifican los paisajes descontextualizados; y, finalmente, un cuarto objetivo ya del capítulo siguiente en el que se definen una serie de observatorios y espacios vacantes. Primer objetivo: Definición de paisajes potenciales en el ámbito de estudio. Atendiendo a las condiciones íntegramente naturales en las que se desarrolló el paisaje antes de la intervención de las primeras comunidades humanas neolíticas, dos factores sobresalen en la configuración del paisaje potencial; la vegetación19 y el relieve. Dada la capacidad de la vida vegetal para adaptarse a cualquier biotopo terrestre (conformado por el relieve y el clima), son muy escasos los lugares en los que ésta no interviene condicionando su apariencia y, por tanto, su percepción paisajística. Esta influencia es variable en función de las condiciones físicas en las que la vegetación se desarrolle. A mayor estabilidad del biotopo, el desarrollo de la biocenosis vegetal corresponderá con una mayor producción de biomasa, más compleja funcional y estructuralmente. Este incremento redundará en una mayor variedad de la cobertura vegetal (diversidad florística y fisonómica), así como en un mayor protagonismo de la cubierta vegetal sobre el biotopo y, al revés, en la medida en que las condiciones del biotopo sean más inestables y ecológicamente restringidas, el protagonismo paisajístico de la cubierta vegetal será igualado o menor, en favor de la presencia física del territorio. La utilización de este criterio implica la consideración de la calidad y la cantidad de vegetación como indicador para clasificar las unidades del paisaje pionero primitivo.20 Esto se ha conseguido a través de los siguientes análisis. - Paisaje vegetal potencial. Identificación de las series de vegetación potencial del ámbito de estudio. Caracterización de las aptitudes paisajísticas de las distintas series de vegetación potencial. En función de estas características, agrupación de las distintas series de vegetación potencial en unidades de paisaje vegetal potencial. - Paisaje morfológico. Identificación de las unidades geomorfológicas principales del área de estudio. Caracterización de las aptitudes paisajísticas de los distintos relieves. En función de estas características, agrupación de los distintos relieves en unidades de paisaje morfológico. - Identificación de unidades de paisaje potencial. Combinación de unidades de paisaje vegetal potencial y unidades de paisaje morfológico. Análisis de relevancia paisajística. 19 Guerra Velasco, Juan Carlos. La acción humana, el paisaje vegetal y el estudio biogeográfico. Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, Nº. 31, 2001 , págs. 47-60 20 García Fernández, Jesús. La explotación de los montes y la humanización del paisaje vegetal (cuestiones de método previas) Investigaciones geográficas, Nº 29, 2002 , págs. 5-22 - 161 -
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Identificación de unidades de paisajes potencial. Segundo objetivo: Identificación de procesos de transformación del paisaje potencial. En función de la información publicada actualmente de usos del suelo en la comunidad andaluza, efectuamos una lectura funcional de las distintas coberturas existentes, de modo que obtenemos los procesos antrópicos que han intervenido en la transformación de los paisajes potenciales anteriormente identificados. Estos procesos de transformación, de diferente tipo e intensidad, son clasificados en función de su efecto sobre los paisajes potenciales. - Identificación de usos actuales del territorio en la zona de estudio. - Lectura de los usos en clave de procesos de transformación de paisajes. Equivalencias. - Descripción general de procesos. Tercer objetivo: Identificación de paisajes descontextualizados. Los procesos de transformación del paisaje identificados poseen en si mismos un objetivo, un objetivo de orden fundamentalmente productivo, ya sea en términos económicos clásicos, o en forma de bienes y servicios ambientales. La alteración del territorio supone su alteración paisajística, aspecto que toma un nuevo cariz en función de la orientación de esta transformación. En la medida en que la transformación territorial sea sostenida, constante, y equilibrada, este territorio producirá un paisaje más reconocible, estable y con carácter, dado que su aspecto estará ligado a su función, su forma será espejo de su fondo. En el caso de que la transformación territorial carezca de la mínima continuidad, ritmo o constancia, construirá una percepción paisajística ruidosa, distorsionada e incoherente, cuya rasgo principal será la falta de personalidad, de carácter definido, lo cual implica una descontextualización del paisaje de su entorno inmediato, y una desconexión de su territorio. Analizando los procesos de transformación identificados en el paso anterior, y reconociendo territorialmente los paisajes afectados por cada uno de estos procesos, se identifican las zonas en las que estos procesos de transformación han formado paisajes descontextualizados, cuyo carácter principal es la falta de personalidad y el predominio de la confusión. - Estudio de la correspondencia entre los procesos de transformación de paisaje y el paisaje actual. - Identificación de desequilibrios. - 162 -
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- Identificación de paisajes descontextualizados. Cuarto objetivo: Definición de observatorios y espacios vacantes. Los espacios vacantes, definidos en este documento anteriormente, recogen el sedimento paisajístico de los desajustes entre territorio y paisaje, entre función y forma, y proceden de la identificación de estos paisajes descontextualizados. Los espacios vacantes que se estudian en este documento responden a grandes procesos de transformación del territorio (escala de estudio1:1.000.000), de tal manera que aparecen normalmente agrupados en torno a extensiones mayores caracterizadas por los procesos de desajuste y desequilibrio definidos anteriormente. Estos grandes espacios en los que concurren varios espacios vacantes han sido definidos como observatorios. De tal modo que los observatorios son el vivero en el que se fraguan los espacios vacantes, relacionados entre sí por las condiciones territoriales que causan el observatorio, pero distinguibles entre sí también según las características particulares de cada uno de ellos, normalmente determinadas por su historia, fisonomía actual, etc. Los espacios vacantes pueden identificarse con parajes conocidos por la población, de límites definidos, o con espacios de límites ambiguos, limitados finalmente por el grado creciente de organización de los paisajes aledaños. - Identificación de observatorios. Causas. - Identificación de espacios vacantes. Causas. _ambiente Este proceso de la investigación plantea, por tanto, identificar, caracterizar y cualificar, desde el punto de vista de la componente cultural, las aproximaciones al paisaje litoral partiendo de una consideración integral y relacional del paisaje y del reconocimiento de su triple dimensión espacial, cultural y temporal. Esto exige el análisis de sus planos morfológico, natural, histórico, cultural; así como de sus interrelaciones, y de las transformaciones a las que le han sometido los distintos grupos humanos que lo han habitado, es decir identificar la memoria física del territorio. Las distintas secuencias del análisis repiten el mismo esquema conceptual, aumentando progresivamente la escala de aproximación al ámbito estudiado y el grado de detalle en su descripción. Por tanto, se identificarán las dinámicas culturales responsables de la actual configuración del paisaje del litoral atlántico andaluz, tomando como base la identificación de procesos históricos antrópicos de transformación del medio físico vinculados, en ocasiones, a acontecimientos históricos concretos y en otras a la explotación de los recursos territoriales. La impronta territorial de estas dinámicas caracteriza desde el punto de vista cultural las unidades de paisaje establecidas en los sucesivos zooms de aproximación al territorio objeto de estudio. Conforman sistemas espaciales y relacionales complejos agrupados en las siguientes categorías: - 163 -
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- Sistemas de control del territorio vinculados a su organización espacialadministrativa. Las estructuras defensivas se distribuyen por todo el territorio andaluz con una lógica de implantación que responde a una localización ventajosa para el control del territorio, conformando sistemas espaciales - marcas militares – que han materializado las distintas organizaciones administrativo -políticas del espacio geográfico del litoral atlántico andaluz a lo largo de su historia Al objeto de la investigación, y dada la singularidad del ámbito de estudio, se establecen dos categorías para estos dispositivos espaciales de control del territorio que responde a objetivos diferenciados: los sistemas fronterizos y los sistemas defensivos del litoral. - Sistemas de poblamiento, urbanización y articulación espacial del territorio. En esta categoría se recogen los procesos históricos que han originado el sistema urbano que estructura el litoral atlántico, y su evolución a lo largo del tiempo. Se desarrolla una lectura diacrónica, donde se identifican los hechos y las dinámicas de distinto rango- demográfico, económico, político, etcétera - que han orientado este proceso y condicionado las relaciones de jerarquías establecidas, durante cada etapa histórica, entre los distintos núcleos que conforman este sistema. En paralelo se traza un recorrido por la evolución histórica de las redes de infraestructuras que soportan este sistema de relación y articulación territorial. Destacando por su importancia los caminos históricos, las infraestructuras hidráulicas de abastecimiento a los núcleos urbanos, las infraestructuras del transporte ferroviario, marítimo y fluvial. - Sistemas de producción y explotación del medio físico y de sus recursos naturales. En esta categoría se engloban las improntas territoriales de las culturas productivas que históricamente han caracterizan el litoral atlántico andaluz y conformado su paisaje. Así de la totalidad de los elementos que las conforman se identifican las expresiones que responden a sus sistemas de manejo, representación y percepción del territorio soporte de la actividad. En función de la naturaleza de la actividad productiva, estas trazas culturales pueden clasificarse en: - Expresión en el territorio de las actividades agropecuarias, que comprenden - 164 -
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la agricultura, la ganadería, la pesca, la explotación forestal, de las salinas y otros. Entre la que se incluyen los asentamientos originados por la actividad y las pautas de habitabilidad características de cada cultura del trabajo. - Expresión en el territorio de las actividades industriales de transformación de recursos naturales. Entre los que se incluyen los paisajes industriales espacios y conjuntos fabriles ligadas al procesamiento, almacenamiento y transformación de los productos primarios. - Impronta territorial de actividades extractivas y de obtención de energías. Sistemas espaciales o paisajes conformados por las infraestructuras necesarias para el desarrollo de la a ctividad. - Impronta territorial del comercio y configuración de puertos comerciales: zonas portuarias, actuaciones urbanísticas e infraestructuras de transporte asociadas. - Paisajes simbólicos / Paisajes sociales Esta categoría nace de la dimensión perceptiva del paisaje y de su carácter identitario. Esta dimensión perceptiva tiene, a su vez, una componente sensorial y otra social o emocional que corresponde con la percepción que tiene una población de su entorno. Los paisajes, por tanto, no sólo se caracterizan por una determinada materialidad sino también por su dimensión simbólica. Los paisajes simbólicos son siempre descripciones sintéticas que responden a unas determinadas manera de mirar o de interpretar el paisaje, es decir, a una ideología que busca transmitir una determinada forma de apropiación del espacio.21 Para cumplir con los objetivos del Convenio Europeo del Paisaje de salvaguardar la identidad de las propias poblaciones y garantizar su desarrollo como sociedad, es necesario identificar estos procesos de construcción social del paisaje, a los que denominaremos paisajes simbólicos o paisajes sociales, y los valores y sentimientos plasmados en ellos. La imagen o imágenes proyectadas por un determinado paisaje son el resultado de un proceso de proyección cultural de una sociedad en un espacio concreto, que se crea desde las necesidades de cada presente y, por tanto, es posible establecer también su evolución a lo largo del tiempo. Cada una de las sinergias detectadas – económicas, sociales, políticas, etc.- son leídas y representadas como sistemas de relaciones con implantación territorial. Como dinámicas han evolucionado a lo largo del arco temporal que recoge la investigación, transformándose en función de las distintas concepciones culturales del territorio litoral y de los usos que, sucesivamente, le han dado los distintos grupos humanos que han habitado el solar andaluz, conformado así su paisaje litoral. _actualidad En el momento histórico actual es difícil categorizar el territorio en natural y antropizado, ya que la acción del hombre ha llegado a todos los puntos del planeta. La consideración de la ciudad como un ecosistema donde se han eliminado las condiciones naturales en beneficio de las necesidades humanas debe matizarse según la intensidad de uso de cada parte del territorio litoral; de este modo podemos identificar un “amplio gradiente que 21
(Nogué, La construcción social del paisaje, 2007, págs. 12-13) - 165 -
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va desde las categorías tradicionales de los territorios o paisajes rurales, a los distintas formas de urbanización del territorio o formas de crecimiento urbano (desde el disperso rural al núcleo histórico a los polígonos de bloque abierto o al suburbano)” 22, cada una de ellas con unas dinámicas predominantes y con una problemática específica. Podemos afirmar que el hecho urbano, y los procesos productivos que tiene asociados, ha dado lugar a graves desequilibrios derivados de una excesiva concentración de población y actividad económica cuya manera de estar en el territorio es extensiva con el grave deterioro que provoca en el paisaje.23 La rapidez de los cambios introducidos en el territorio litoral andaluz, poco menos de 50 años de intensas transformaciones, ha supuesto que el proceso de identificación y de asimilación de la población con este nuevo entorno siga siendo lento. Los cambios en la forma y en el funcionamiento del territorio que se produce en el periodo de 1960-2010 han provocado la aparición de nuevos paisajes no reconocidos, la banalización de otros tantos y la desaparición de usos y costumbres que finalmente también configuran esa cultura paisajística y paisajera de un territorio. La reflexión que se realiza sobre la foto fija de la realidad hoy del paisaje en el litoral atlántico de Andalucía se estructura en un análisis de las variaciones que se han producido en los sistemas de asentamientos (redes y sistemas de ciudades), en las redes de comunicaciones y los sistemas de transporte, y en el sistema de patrimonio territorial. Estos tres sistemas nos informan de las transformaciones acaecidas en el territorio y de los cambios en la apreciación e identificación con aquel. - Sistemas de asentamientos, estructura y organización espacial actual En el análisis que se hace desde el POTA del Sistema de Ciudades, se establecen en el litoral atlántico dos tipos de sistemas: el primero que corresponde a lo que en ese documento se define como aglomeraciones urbanas donde se incluye a Huelva y Bahía de Cádiz-Jerez24, y otra que define como Ciudades Medias Litorales, con una base económica mixta de agriculturas intensivas y turismo, donde identifica el litoral occidental de Huelva, costa noroeste de Cádiz y La Janda. 25 22 (de Santiago, 2008) 23 El deterioro en el paisaje es consecuencia por los cambios en la estructura del territorio, a nivel ecológico, cultural, relacional, productivo o de intensidad de producción, etc… 24 Además de la aglomeración urbana de la Bahía de Algeciras que incluye la totalidad del municipio de Tarifa y que en se sitúa dentro del ámbito territorial de nuestra investigación. 25 (POTA, 2006) - 166 -
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A lo largo del litoral atlántico y mediterráneo andaluz se disponen un conjunto de Ciudades Medias que presentan características propias que deben ser tenidas en cuenta de manera diferenciada al resto de Ciudades Medias interiores. El hecho litoral, en sí mismo, constituye un importante aspecto diferenciador, pero también lo es la potente dinámica económica y demográfica de las ciudades de estos ámbitos y la particular configuración de su estructura territorial. Asimismo, es preciso considerar las particularidades del proceso de urbanización de estas ciudades y sus entornos (procesos expansivos que tienden a generar un continuo urbanizado en el que quedan englobadas las ciudades históricas). Ello comporta problemas y oportunidades de ordenación territorial de naturaleza muy diferente al de las Ciudades Medias interiores. Los procesos que han introducido el sistema económico actual y el avance en muchos campos tecnológicos han provocado una nueva manera de situarse la población en el territorio. Procesos de funcionalización de ciudades, estableciéndose elementos diferenciadores en el uso general de algunas de ellas, sobre todo en las que son centros regionales. La ubicación de empresas e industrias en éstas provoca un cierto abandono de partes de la ciudad tradicionalmente destinada a residencia y un éxodo a poblaciones cercanas. Este movimiento se da por dos motivos fundamentales y complementarios, primero un menor precio de la vivienda en estos núcleos exteriores, y la obtención, o la pretensión, de una mejora en la calidad de vida. La tendencia internacional, en el caso de grandes metrópolis y áreas metropolitanas de una escala no comparable a la de nuestro estudio, establece que el proceso que se produce una vez se consolida el abandono de estas partes de la ciudad tradicional es la ocupación de éstas por sectores de población con un nivel de renta menor para los que no es prioritario que el entorno urbano donde se asienten cumpla unos requisitos comparables a los de otros sectores poblacionales. La otra opción, y más vinculada a nuestro entorno de ciudades medias, es la ocupación por parte de sectores de población de altos ingresos que quieren recuperar el estilo de vida urbano de ciudad compacta, lo que provoca que sectores de población tradicional en centros históricos de los núcleos urbanos se desplace a zonas de la periferia. Estas tendencias son comunes a todos los procesos de metropolización de las ciudades de Andalucía, no siendo particularmente remarcables por el hecho de situarse en el litoral. El ejemplo que puede destacarse en nuestro ámbito de estudio, es el de la ciudad de Cádiz a la que además de sufrir esa tendencia se le añade su configuración física, ya que hace décadas que está agotada la superficie posible de crecimiento de la ciudad, por lo que en un momento dado, se comenzó una política de crecimiento interior, es decir, regeneración urbana y rehabilitación de edificaciones para incrementar, donde fuera posible, tanto la densidad de ocupación como la calidad de vida, dado que las condiciones de habitabilidad de varios de los barrios del casco histórico no eran los apropiados a los estándares establecidos en este momento. En paralelo a esta primera experiencia, se aprueba la declaración de Área de Rehabilitación Concertada la de San Mateo-Santiago y su entorno en el casco histórico de Jerez de la Frontera y a final de 2007 la declaración de la totalidad de los Barrios Alto y Bajo del casco histórico de Sanlúcar de Barrameda. Estas experiencias, aunque importantes en el contexto urbano, son puntuales a nivel territorial y en cuanto a la construcción de un paisaje que se pueda considerar homogéneo del litoral. Más que el crecimiento interior, lo más significativo para esta investigación es la actividad expansiva de las ciudades, consolidando un modelo de asentamiento ajeno a este territorio y transformando profunda y rápidamente el paisaje de donde se produce. La ocupación de las huertas y terrenos agrícolas del entorno de Chiclana de la - 167 -
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Frontera, por ejemplo, ha supuesto la generación de un continuo construido que, además de los efectos ambientales que provoca, consigue que una actividad como la agricultura menuda que se daba en este municipio que se autoabastecía de gran variedad de productos así como los que derivaba a la ciudad de Cádiz, se disminuya hasta casi desaparecer. El desarrollo urbanístico que se produce en Chiclana es similar al que se da en los alrededores de Sanlúcar de Barrameda; la pérdida de esas explotaciones por ocupación de residencias destinadas en su mayoría al turismo y por lo tanto ocupadas durante un tiempo muy reducido supone un coste ambiental, económico y social grande. Y el paisaje se transforma. Estas implantaciones de residencias destinadas al turismo se suceden por todo el litoral, en principio más cercano a la costa, para en los últimos años adentrarse hacía el interior con lo que dinámicas transformadoras del suelo propias del turismo de playa se sitúan en territorios que socialmente no están asimilados con éste. Los modelos de implantación de este tipo de actividad parecen variados pero en general son bastante parecidos. La tendencia general ha sido el desarrollar promociones de viviendas unifamiliares en pequeñas, o no, urbanizaciones generalmente con acceso restringido, o disuasorio. Una vez que estos conjuntos residenciales se consolidan a lo largo de los años comienzan a proliferar nuevos desarrollos con menor nivel de planificación de conjunto y también se comienzan a desarrollar elementos edificatorios en altura, llegando finalmente a generar un reflejo de ciudad a la que le faltan los equipamientos, comercio y fundamentalmente una población estable a lo largo del año que le de vida. En la última década lo que se ha producido es el traslado de una gran cantidad de población a estos núcleos turísticos, produciéndose ahora una situación extraña en cuanto solicitan un nivel de equipamientos y servicios equiparable a una ciudad consolidada, encontrándose la administración, municipal en general, con un serio problema para poder resolver esos problemas. El planteamiento quizás sea parecido al que se ha realizado en los cascos históricos en cuanto a regeneración de las viviendas, ya que el espacio común y público sí que estaba vivo, pero a la inversa, ya que en general la calidad espacial y de servicios interiores de las viviendas de este tipo de núcleos es alta y son los espacios comunes y de servicio, lo que hace ciudad, lo que es deficitario. “Las formas y procesos que adoptan la estructura y organización espacial en el territorio andaluz están cambiando de manera significativa. Ello se manifiesta de un lado en la creciente interrelación funcional entre asentamientos y de otro, en la configuración física de estos. En el primer aspecto, la progresiva ampliación de los ámbitos unitarios de mercado de trabajo, la intensificación y extensión de las áreas de influencia para las actividades de reproducción (servicios públicos, comercios, etc.) y la aparición y consolidación de sistemas territoriales de - 168 -
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producción constituyen la muestra evidente de la mayor interrelación funcional entre asentamientos. En cuanto a la configuración física, los actuales procesos de urbanización están dando lugar, sobre todo en los ámbitos más dinámicos como las grandes ciudades o zonas litorales, a nuevas formas urbanas, que rompen con el modelo tradicional de ciudad compacta y que se extienden espacialmente, rompiendo los límites administrativos”. 26
- Las infraestructuras en la articulación territorial La estructura del sistema viario presente en el arco atlántico, principal infraestructura en cuanto a movilidad real de población, se mantiene con el mismo esquema desde sus primeros trazos en épocas romana y medieval. El desarrollo que sufrió durante la mitad del siglo XX en cuanto a favorecer la accesibilidad a las ciudades principales, creándose una red de carreteras sobre la red de caminos así como la construcción de los puentes que atravesaban las marismas que rodean a Cádiz y Huelva, y las ampliaciones sucesivas debida a la vinculación actual que existe entre desarrollo económico y desarrollo de esta infraestructura. La construcción dos fases temporales de la autovía A-49 que conecta Sevilla-Huelva-Portugal, supuso un cambio importante en la presencia de esta parte del litoral como destino turístico al nivel actual, así como mejorar las conexiones de las industrias allí asentadas y la distribución de sus productos, agrícolas en su mayoría. Tal y como se recoge en el Libro Blanco de las carreteras y los espacios protegidos de Andalucía, “la carencia de infraestructuras de transporte dificulta el desarrollo y la conexión de los territorios, obstaculizando una adecuada movilidad de personas y mercancías, si bien, tal como destaca la propia Comisión Europea, ninguna red de comunicaciones garantiza, por sí misma, la vertebración de un territorio, debiendo aplicarse un enfoque integral en el que no sólo se tengan en cuenta aspectos comerciales, económicos o de mayor velocidad en las relaciones, sino también otras cuestiones de índole social, cultural, medio ambiental y relacionadas con el bienestar. En definitiva, el éxito de la política de infraestructuras de transporte, exige también la aplicación simultánea de políticas sectoriales activas, que fomenten el potencial endógeno del territorio desde una perspectiva de desarrollo sostenible.” 27 - Sistema de Patrimonio Territorial En este trabajo se reconoce ya la nueva mirada hacia el patrimonio territorial como integrador de lo que se denomina patrimonio cultural y natural, entendiendo que esas miradas parciales ya se encaminan a la regulación propia de sus elementos como parte de un todo más complejo e interrelacionadas entre sí. En el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía (POTA), se reconoce al patrimonio territorial como componente básico de la estructura del territorio y como recurso de la ordenación del territorio y el desarrollo local. 28
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(Feria Toribio, 1992, pág. 11) (Libro Blanco de las carreteras y los espacios naturales protegidos en Andalucía, 2007) Así se recoge como objetivo del Plan en el punto [109] de su texto normativo. - 169 -
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[aproximaciones al paisaje]
El paisaje del litoral atlántico andaluz se organiza en dos caras separadas por la desembocadura del Guadalquivir y la geografía del río en su curso bajo. Este dato permite intuir el potente significado de la naturaleza en la definición de un paisaje que, aunque habitado y transformado durante milenios, se organiza claramente en torno a las bases naturales marcadas por su geología y su biología. El lado oeste, asentado sobre el relieve suave de la depresión neógena del Guadalquivir y su intensa dinámica costera, mantiene en un gradiente creciente hacia la costa, las señas de identidad de su paisaje natural, conocido a través de sus accidentes geográficos costeros; marismas, barras, lagunas costeras, campos dunares, flechas y ganchos arenosos, estuarios fluviales, etc. El lado este, de estructura geológica más variada, es conformado paisajísticamente a través de una sucesión de lomas (olitostroma), de sierras béticas y del flysch de Gibraltar (plegamiento alpino), y de valles tectónicos interiores (endorreísmo) o formados por depresiones neógenas (Guadalete, Iro, Barbate). En el lado oeste, el protagonismo de la biocenosis es mayor en la medida en que nos alejamos de los accidentes geográficos costeros, que dinámicos y flexibles ecológicamente, y preservados parcialmente de la destrucción, son capaces de albergar comunidades vegetales cercanas a su estadio climácico natural, y recuperarse de perturbaciones no irreversibles. En la zona interior, esta biocenosis carece de continuidad y naturalidad fuera de los espacios naturales protegidos, y de los bosques de repoblación de pino piñonero, que son las superficies sobre las que aún se ha conservado parcialmente la comunidad vegetal arbustiva óptima de esta área biogeográfica. En las comarcas de Condado – Aljarafe, Costa Occidental de Huelva y Campo Tejada, la perturbación agrícola ha sustituido casi totalmente a la comunidad vegetal natural, generando un paisaje eminentemente cultural, donde la naturaleza queda relegada a parches alrededor de ciertas dehesas y cauces. En el lado este, la dinámica litoral produce menor variedad y cambios en la geografía costera, que siendo también variada, carece de los fenómenos progradantes del lado opuesto. Playas, dunas, ensenadas y acantilados, se suceden salpicados de pequeñas marismas resistentes a las desecaciones (Barbate y San Pedro), y de las desembocaduras de ríos como el Guadalete o el Iro. La naturaleza agrícola o ganadera de las laderas olitostrómicas, y las laderas subéticas y gibraltareñas, ha dejado al descubierto gran parte de su suave perfil geológico, quedando éste simplemente cubierto por una tupida manta de herbáceas forrajeras en algunos casos, y de cereales en otros, que ha eliminado casi totalmente la comunidad vegetal natural climácica, siendo el último reducto de ésta las laderas de las sierras del P.N. de Los Alcornocales. El resto de manchas vegetales naturales interiores se concentran en las serretas gibraltareñas de El Retín, La Plata, etc, donde pugnan desde los lugares más accidentados con las repoblaciones de eucalipto y pino carrasco. Manchas de acebuchales se extienden en los valles altos de algunas ensenadas y playas (Bolonia, Los Lances), como retazos del antiguo bosque de olivos salvajes que poblaron sus suelos margosos. En resumen, la naturaleza está presente en el lado oeste del área de estudio a través del intenso dinamismo costero de su geografía litoral, mientras que en el lado este, el protagonismo paisajístico de la naturaleza se reparte a través de la notoriedad y desnivel de sus relieves serranos, la estabilidad de sus accidentes costeros, y
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el fondo escénico de las masas forestales del P.N. de Los Alcornocales. La relación naturaleza paisaje sigue existiendo con intensidad en estas zonas litorales, pero ello no ha impedido que se haya debilitado mucho en ciertos tramos costeros, especialmente manipulados por extensas urbanizaciones, que borran referencias geográficas a través de su ocupación laxa pero continua del territorio. Asimismo, en el litoral interior, el proceso urbanizador laxo y continuo de segunda residencia se ha unido al anterior agrícola, poniendo en riesgo el paisaje cultural para el que la base física del lado oriental (faldas, lomas y laderas), y la forestal del lado occidental (bosques de pino piñonero y dehesas) son fundamentales. La definición de un sistema de ciudades que desarrollan el modo relacional de este territorio del arco atlántico permite miradas más próximas y el establecimiento de una historia del medio ambiente en su conjunto y en sus particularidades. 29 El recorrido que se plantea por el arco litoral tiene su inicio en la frontera con Portugal, donde comienza el desarrollo de toda la costa occidental de Huelva que culmina en la aglomeración urbana de la capital provincial y las dinámicas particulares que esto provoca. El territorio del Condado de Huelva, en el camino hacia Sevilla, refleja esa red de asentamientos que nos llega desde el pasado casi sin cambios y con una estructura territorial particular en lo que se refiere al carácter litoral por su relación como borde de los espacios de Doñana, así como la entrada a este gran vacío territorial por la red que se configura a sus puertas en la margen derecha del río Guadalquivir. Los procesos urbanos de la ciudad de Sevilla han absorbido parte de los núcleos que configuraban comarcas históricas, ahora inmersas en dinámicas muy distintas a las suyas tradicionales. Al otro lado del río, en la parte meridional de la comarca del Bajo Guadalquivir, se sitúa la red de ciudades que desde la lejanía, que provocaron las acciones sobre las marismas originales, miran a Doñana y estructuran un espacio de transición entre esos urbanos de la capital con los que se desarrollan en el litoral de la costa noroeste de Cádiz y en la aglomeración de la Bahía y Jerez de la Frontera. Desde esta ciudad, y para unir dos de las grandes aglomeraciones urbanas de Andalucía, parte uno de los ejes de comunicación que se han considerado como estructurante de este territorio litoral atlántico: la autovía A-381 de Jerez-Los Barrios, que aun discurriendo por el interior de la provincia. Permite un acercamiento a un territorio, La Janda, que históricamente ha sido lugar de paso y que aparece en este contexto como territorio litoral por la previsión de la tendencia de su espacio interior a incorporarse a las dinámicas que se han definido como características del litoral, y que están plenamente consolidadas aunque no explotadas en su parte costera. 29 (Feria Toribio, El sistema urbano andaluz. Aglomeraciones urbanas, áreas de centralidad y ámbitos desarticulados., 1992, págs. 305-309) - 172 -
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_medio Para la obtención de las unidades de paisaje potencial se ha partido de los siguientes datos: - Cobertura digital del ámbito litoral definido por el proyecto de investigación (elaboración propia). - Cobertura digital de las series de vegetación potencial. Modelos de restauración forestal (Junta de Andalucía). - Atlas de Andalucía. Tomo II. 2005. Consejerías de Medio Ambiente y Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía. - Mapa de Paisajes: Elaborado por J. M. Moreira, M. Rodríguez, F. Zoido, C. Moniz, C. Venegas y J. Rodríguez. - Memoria Mapa de Paisajes: Elaborada por C. Moniz , J.M. Moreira, J.F. Ojeda, M. Rodríguez, C. Venegas y F. Zoido. - Cobertura digital de áreas paisajísticas. - Cobertura digital de unidades fisonómicas. - Cobertura digital de ámbitos paisajísticos. - Cobertura digital de comarcas socioeconómicas según el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía (POTA, elaboración propia a partir de datos del POTA).
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Cobertura digital de las series de vegetación potencial 30
Utilizando la información de la publicación Modelos de Restauración Forestal de la Junta de Andalucía, y la del libro Memoria del Mapa de las Series de Vegetación de España, de Salvador Rivas Martínez (1981 y revisado en 1987), se ha determinado que en el ámbito de estudio se encuentran las siguientes series de vegetación potencial: Geoserie edafohigrófila termomediterránea gaditano-onubo-algarviense, jerezana y tingitana silicícola. Geoserie edafoxerófila litoral termomediterránea mediterráneo-iberoatlántica psammófila. Microgeoserie edafohigrófila termomediterránea mediterráneo-iberoatlántica hiperhalófila. Geoserie edafohigrófila meso-termomediterránea aljíbica silicícola + Serie termo-mesomediterránea aljíbico-tingitana húmedo-hiperhúmeda silicícola del qiejigo andaluz (Quercus canariensis): Rusco hypophylli-Querceto canariensis S. Serie mesomediterránea aljíbica húmeda-hiperhúmeda silicícola del roble melojo (Quercus pyrenaica): Luzulo baeticaeQuerceto pyrenaicae S. Serie meso-termomediterránea aljíbico-tingitana húmedo-hiperhúmeda de Quercus suber: Teucrio baetici-Querceto suberis S. Serie edafoxerófila termomediterránea bético-rifeña seco-subhúmeda basófila de Ceratonia siliqua: Clematido cirrhosaeCeratonieto siliquae S. Serie mesomediterránea luso-extremadurense seco-subhúmeda y silicícola de la encina o Quercus rotundifolia: Pyro bourgaeanae-Querceto rotundifoliae S. Faciación termófila silicícola mariánico-monchiquense con Pistacia lentiscus. Serie mesomediterránea, bética, seca subhúmeda basófila de la encina (Quercus rotundifolia): Paeonio coriaceaeQuerceto rotundifoliae S. Faciación termófila bética con Pistacia lentiscus. Serie supra-mesomediterránea bética basófila subhúmeda-húmeda del quejigo (Quercus faginea): Daphno latifoliae Acereto granatensis S. Serie supra-mesomediterránea rondeña calcícola de Abies pinsapo: Paeonio broteroi-Abieteto pinsapo S. Serie termomediterránea, bética, algarviense y mauritánica, seca-subhúmeda, basófila de la encina (Quercus rotundifolia): Smilaco mauritanicae-Querceto rotundifoliae S. Faciación típica. Serie mesomediterránea luso-extremadurense y ribatagana subhúmedo-húmeda y silicícola del alcornoque (Quercus suber): Sanguisorbo agrimonioidis-Querceto suberis S. Faciación típica. Serie termomediterránea bético-gaditana y tingitana subhúmeda-húmeda vertícola de Olea sylvestris: Tamo communisOleeto sylvestris S. Serie meso-supramediterránea bermejense serpentinícola de Abies pinsapo: Bunio macucae-Abieteto pinsapo S. Serie termomediterránea gaditano-onubo-algarviense y tingitana seco-subhúmedo-húmeda sabulícola del alcornoque (Quercus suber): Oleo-Querceto suberis S. Serie termomediterránea rifeña, bética y mariánico-monchiquense seco-subhúmeda y silicícola de la encina o Quercus rotundifolia: Myrto communis-Querceto rotundifoliae S. Serie termomediterránea rifeña, luso-extremadurense y algarviense subhúmedo-húmeda y silicícola del alcornoque (Quercus suber): Myrto communis-Querceto suberis S.
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En el anexo cartográfico se acompaña mapa de series de vegetación potencial.
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Los criterios seguidos para su análisis paisajístico se han organizado en función de la estructura de la vegetación (estratos), analizando el piso arbóreo, el arbustivo y el conjunto de la estructura vegetal, son los siguientes: Estrato arbóreo: Variedad. Diversidad de especies. Textura. Nivel de cobertura de suelo y forma de distribución. Morfología. Altura y forma del perfil del estrato. Cromatismo. Variación del color cualitativa (diversidad) y cuantitativamente (intensidad, permanencia). Estrato arbustivo. Variedad. Diversidad de especies. Textura. Nivel de cobertura de suelo y forma de distribución. Morfología. Altura y forma del perfil del estrato. Cromatismo. Variación del color cualitativa (diversidad) y cuantitativamente (intensidad, permanencia). Cubierta vegetal: Estructura. Riqueza de la composición global de formas, texturas y colores. El resultado del análisis de los cuadros anteriores indica que las series de vegetación potencial pueden ser agrupadas en unidades de paisaje vegetal potencial. Estas categorías son las que se detallan en la tabla 1. La definición de las unidades de paisaje vegetal potencial31 son las siguientes: 1. Fluvial salobre: Geoserie edafohigrófila termomediterránea gaditano-onubo-algarviense, jerezana y tingitana silicícola. 2. Psammófila Atlántica: Geoserie edafoxerófila litoral termomediterránea mediterráneo-iberoatlántica psammófila. 3. Marisma: Microgeoserie edafohigrófila termomediterránea mediterráneo-iberoatlántica hiperhalófila. 4. Pluvisilva mediterránea: Geoserie edafohigrófila meso-termomediterránea aljíbica silicícola + Serie termo-mesomediterránea aljíbicotingitana húmedo-hiperhúmeda silicícola del qiejigo andaluz (Quercus canariensis): Rusco hypophylliQuerceto canariensis S. Serie mesomediterránea aljíbica húmeda-hiperhúmeda silicícola del roble melojo (Quercus pyrenaica): Luzulo baeticae-Querceto pyrenaicae S. VSerie meso-termomediterránea aljíbico-tingitana húmedo-hiperhúmeda de Quercus suber: Teucrio baeticiQuerceto suberis S. 5. Encinar: Serie edafoxerófila termomediterránea bético-rifeña seco-subhúmeda basófila de Ceratonia siliqua: Clematido cirrhosae-Ceratonieto siliquae S. 31 - 176 -
En el anexo cartográfico se acompaña mapa de unidades de paisaje vegetal potencial.
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Serie mesomediterránea luso-extremadurense seco-subhúmeda y silicícola de la encina o Quercus rotundifolia: Pyro bourgaeanae-Querceto rotundifoliae S. Faciación termófila silicícola mariánicomonchiquense con Pistacia lentiscus. Serie mesomediterránea, bética, seca subhúmeda basófila de la encina (Quercus rotundifolia): Paeonio coriaceae-Querceto rotundifoliae S. Faciación termófila bética con Pistacia lentiscus. Serie supra-mesomediterránea bética basófila subhúmeda-húmeda del quejigo (Quercus faginea): Da phno latifoliae-Acereto granatensis S. Serie supra-mesomediterránea rondeña calcícola de Abies pinsapo: Paeonio broteroi-Abieteto pinsapo S. Serie termomediterránea, bética, algarviense y mauritánica, seca-subhúmeda, basófila de la encina (Quercus rotundifolia): Smilaco mauritanicae-Querceto rotundifoliae S. Faciación típica. 6. Acebuchal bujeo: Serie termomediterránea bético-gaditana y tingitana subhúmeda-húmeda vertícola de Olea sylvestris: Tamo communis-Oleeto sylvestris S. 7. Bosque planifolio silicícola: Serie meso-supramediterránea bermejense serpentinícola de Abies pinsapo: Bunio macucae-Abieteto pinsapo S. Serie termomediterránea gaditano-onubo-algarviense y tingitana seco-subhúmedo-húmeda sabulícola del alcornoque (Quercus suber): Oleo-Querceto suberis S. Serie termomediterránea rifeña, bética y mariánico-monchiquense seco-subhúmeda y silicícola de la encina o Quercus rotundifolia: Myrto communis-Querceto rotundifoliae S. Serie termomediterránea rifeña, luso-extremadurense y algarviense subhúmedo-húmeda y silicícola del alcornoque (Quercus suber): Myrto communis-Querceto suberis S.
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Unidades geomorfológicas principales del área de estudio Utilizando la información de la publicación digital de la Junta de Andalucía “Mapa de Paisajes”, elaborado por J. M. Moreira, M. Rodríguez, F. Zoido, C. Moniz, C. Venegas y J. Rodríguez, las categorías morfológicas el relieve desde el punto de vista paisajístico se agrupan en “áreas” (definición del Manual de la cobertura digital). Se ha determinado que en el ámbito de estudio se encuentran las siguientes áreas paisajísticas: Campiñas alomadas, acolinadas y sobre cerros. Campiñas de piedemonte. Costas bajas y arenosas. Costas con Campiñas costeras. Costas con Sierras litorales. Serranías de baja montaña. Serranías de montaña media. Valles, Vegas y Marismas interiores. Los criterios seguidos para su análisis paisajístico se han organizado en función de las características físicas perceptibles del suelo y el relieve. Son los siguientes: Suelo: Cromatismo: Variación del color cualitativa (diversidad) y cuantitativamente (intensidad, permanencia). Textura: Grado de diferenciación de sus materiales constituyentes (graves, rocas, cantos, arenas, arcillas, etc). Relieve: Líneas: Predominio de alineaciones verticales, horizontales, oblicuas, etc. Formas: Predominio de los ángulos duros, suaves, dando siluetas redondeadas, angulosas, etc. Cromatismo: Variación del color cualitativa (diversidad) y cuantitativamente (intensidad, permanencia). Textura: Grado de diferenciación de sus materiales constituyentes (calizas, granitos, areniscas, arcillas, etc), y su modo de presentación (masivo, laxo, abigarrado, etc). Estructura: Riqueza de la composición global de formas, texturas y colores. El resultado del análisis de los cuadros anteriores indica que los tipos básicos de relieve del ámbito de estudio pueden producir las siguientes unidades de paisaje morfológico.
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La definición de las unidades de paisaje geomorfológico son las siguientes: 1. Piedemonte bético silíceo alomado. 2. Piedemonte silíceo costero. 3. Piedemonte silíceo. 4. Piedemonte Hercínico. 5. Terrazas del Guadalquivir, Odiel y Tinto. 6. Campiñas costeras. 7. Piedemonte bético calizo. 8. Marisma. 9. Sierras litorales del Estrecho. 10. Médanos onubenses. 11. Dunas atlánticas. 12. Sierras béticas silíceas. 13. Sierra Morena. 14. Cubeta sedimentaria del Guadalquivir.
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Para definir las unidades de paisaje potencial se han combinado y analizado las unidades de paisaje vegetal potencial con las unidades de paisaje morfológico, de manera que siete unidades de paisaje vegetal potencial cubren trece unidades de paisaje geomorfológico. La combinación de ambas produce el paisaje global natural de la zona de estudio en su estado pionero (antes de la intervención antrópica). Las unidades de paisaje potencial, resultantes son fruto de la variedad que los ocho tipos de paisaje vegetal potencial, es capaz de crear sobre las trece unidades morfológica definidas. El número de unidades de paisaje potencial resultantes es de quince. Es decir, la biocenosis vegetal incrementa en dos el número de paisajes potenciales que podemos distinguir en un estadio pionero. Este incremento se produce cuando la comunidad vegetal adquiere entidad suficiente como para decantar por sí misma una unidad de paisaje potencial distinta al resto dentro de una misma unidad geomorfológica. La combinación de ambas capas de información siempre ha arrojado un número mayor de unidades de paisaje que el de cada una de las capas independientes, ya que la vegetación incrementa la diversidad paisajística allá donde su fisonomía posee entidad material suficiente como para diferenciar un paisaje nuevo. No se ha dado el caso de que la vegetación sea capaz de reducir la diversidad paisajística mínima marcada por la variedad de relieves geomorfológicos inicialmente distinguidos. Es decir, la potencia de la vegetación no es suficiente para servir de homogeneizador paisajístico entre unidades morfológicas distintas. El resultado del análisis de los cuadros anteriores indica que la combinación de las unidades geomorfológicas y las vegetales en potencia, pueden producir las siguientes unidades de paisaje potencial. Son las siguientes: La definición de las unidades de paisaje vegetal potencial son las siguientes: 1. Acebuchal bujeo alomado. 2. Acebuchal bujeo costero. 3. Acebuchal bujeo piedemonte. 4. Bosque planifolio silicícola piedemonte Sierra Morena. 5. Encinares de terrazas fluviales. 6. Bosque planifolio silicícola freatófilo sobre arenas. 7. Bosque planifolio silicícola sobre plataformas costeras. 8. Encinar en piedemonte bético calizo. 9. Marisma. 10. Bosque planifolio silicícola de las sierras del Estrecho de Gibraltar. 11. Psammófila sobre médanos onubenses. 12. Psammófila sobre dunas atlánticas. 13. Pluvisilva mediterránea. 14. Bosque planifolio silicícola de Sierra Morena. 15. Bosque planifolio silicícola freatófilo sobre arenas y arcillas.
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Identificación de procesos de transformación del paisaje potencial Para esta identificación se ha utilizado la base de datos Unidades fisonómicas, publicada por la Junta de Andalucía, en ella se muestran las distintas unidades de paisaje atendiendo a su cobertura vegetal, relevancia geomorfológica y uso del suelo. Las unidades fisonómicas representan una determinada configuración estructural del territorio, lo que significa que no representan contextos paisajísticos o paisajes concretos por si mismos, sino la estructura física, cultural y biológica sobre los que se asienta el paisaje, el cual puede variar mucho entre distintos ámbitos comarcales. Teniendo en cuenta que los procesos de transformación son culturales, el paisaje resultante también lo será. A efectos sistémicos, esta estructura posee un origen, unas causas que la han conformado en su estado actual. Esta es la información que interesa a este estudio para la determinación de los procesos de formación de paisaje en cada una de estas unidades fisonómicas. Las unidades fisonómicas contenidas en el área de estudio son las siguientes: - Encinar, castañar, alcornocal y otros bosques de frondosas. - Vegetación de ribera. - Marisma natural y otros humedales. - Acantilados. - Roquedales calizos. - Playas. - Dunas y arenales. - Pinar, pinsapar y otros bosques de coníferas. - Eucaliptal. - Dehesa. - Arrozal. - Salinas y cultivos acuícolas. - Olivar. - Viñedos. - Tierra calma o de labor. - Invernaderos. - Mesas y cuestas. - Almendrales y otras arboledas de secano. - Frutales y otras arboledas en regadío. - Cultivos herbáceos en regadío. - Vegas. - Breñal arbolado. - Breñal. - Pastizal. -Erial. - Minas y escombreras. - Embalses y láminas de agua. - Urbano y periurbano.
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Identificación de paisajes descontextualizados Para identificar los paisajes descontextualizados se analiza teóricamente la intensidad de los procesos de transformación, y los paisajes a los que dan lugar. Una vez realizado esto se procede a identificar los desequilibrios existentes en esta relación. Finalmente se relacionan geográficamente estos desequilibrios a través de los paisajes descontextualizados a los que dan lugar. 1. Conservación. Los procesos de conservación históricos son aquellos por los que el paisaje ve reforzada su condición original, y son plenamente positivos para el paisaje dado que son producto de la relación sostenible entre el Hombre y su medio. Los procesos de conservación derivados de la protección del territorio por ordenación territorial sin embargo, poseen una doble faz en cuanto a las repercusiones negativas que pueden ejercer sobre el paisaje que pretenden proteger, en materia de generación de espacios vacantes. En el primero de los casos, una protección excesivamente blindada, al modo en que se puede aislar una región de los usos colindantes e internos, incluyendo aquellos que tradicionalmente han mantenido un cierto equilibrio con el lugar y sus características naturales, puede desembocar en una descontextualización del paisaje que se pretende conservar, así como en una banalización paralela por su vaciado de contenido. - Encinar, castañar, alcornocal y otros bosques de frondosas. Este tipo de unidad fisonómica es afectada en términos generales positivamente por los procesos de conservación, ya que los procesos ecológicos y antrópicos que tradicionalmente se han mezclado en estos lugares, y que han servido para conservar precisamente el paisaje original, continúan actuando en estas zonas en conjunción con otros usos posteriores que han incidido en este proceso de conservación, como la declaración de espacios naturales protegidos. Los desequilibrios que se identifican son abandono de prácticas selvícolas madereras, abandono de la actividad pastoril, intensificación de la saca de corcho y la urbanización. - Vegetación de ribera. La vegetación de ribera conservada se ha reducido a algunos metros en torno a los cauces principales o zonas inaccesibles para la agricultura. La conservación del paisaje original es en la mayor parte de los casos de tipo testimonial, dado que la extensión y calidad del paisaje original ha quedado muy menguada, actuando los procesos de conservación en una franja estrecha, mucho - 186 -
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menor de la que podría ocupar en cumplimiento de la normativa de la Ley de Aguas y de su potencialidad ecológica. Los desequilibrios que se identifican son de usurpación del dominio público hidráulico y zonas inundables, realización de obras hidráulicas de conducción, encauzamientos y rectificaciones. - Marisma natural y otros humedales. La potencia ecológica de las marismas permanece hoy en día como baluarte básico para el sostenimiento del paisaje original de estos lugares. Aún así, el empobrecimiento en materia morfológica y funcional es palpable en la medida en que las obras hidráulicas (diques, rectificaciones, desecaciones, etc) alteran la dinámica natural de tierras emergidas y sumergidas, modificando la evolución morfológica y la conservación de su biocenosis. No obstante, dado su amplia extensión, la potencia del fenómeno queda matizada por la rotundidad física de la horizontalidad de su paisaje, y la gran flexibilidad ecológica de estos ecosistemas. Los desequilibrios que se identifican son de usurpación del dominio público marítimo terrestre y zonas inundables, de marginalidad de uso asociada a las lindes inundables y de desecación para agricultura. - Acantilados. Difícilmente alterables, la acción natural continua modelando su devenir paisajístico. Los procesos de conservación que intervienen sobre ellos son de carácter eminentemente natural, sin detectarse por el momento intrusiones notables. Los acantilados arenosos son las frágiles ante la conservación de su integridad paisajística, ya que su cobertura vegetal puede ser modificada más fácilmente que en caso de los rocosos. Los desequilibrios que se identifican son, en los arenosos, la alteración de su cubierta vegetal natural. - Roquedales calizos. Al igual que en el caso de los acantilados marinos rocosos, los roquedales calizos representan aquellas unidades fisonómicas que sirven para identificar paisajes conservados, allí donde las labores agrícolas, forestales o canteras, no alteran los elementos y funciones que sostienen el paisaje original. Los desequilibrios que se identifican son la aparición de actividades de canteras. - Playas. La playa, entendida como la fracción de costa comprendida entre la primera - 187 -
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banda de dunas y la bajamar de la máxima marea viva equinoccial, se conserva desigualmente en función de las características de la dinámica costera y las inclusiones que en ésta realice el Hombre a través de obras singulares como embalses, dragados, espigones, diques, puertos, etc. Es un paisaje cuyo rector básico de conservación es la dinámica natural, capaz de generar y destruir playa en poco tiempo, lo que puede convertir a la playa en un paisaje efímero a escala humana. Esta condición cada vez se ve más agudizada debido a la alteración que las obras mencionadas, junto a la urbanización directa, ejercen tanto sobre su estructura como sobre su dinámica funcional. Los desequilibrios que se identifican son de usurpación del dominio público marítimo terrestre y zona de servidumbre, de realización de obras hidráulicas que modifiquen la dinámica geológica costera y de urbanización. - Dunas y arenales. La particularidad morfológica de estos paisajes los hacen reconocibles aún cuando su estado de degradación sea avanzado. Esto, junto a su potente capacidad de recuperación por encontrarse sometidos a la acción marina y eólica, potencian su capacidad para resistir e incorporarse dentro de los procesos de conservación, siempre y cuando las alteraciones no sean definitivas del tipo urbanización. Es habitual encontrar estos paisajes fragmentados a lo largo de sus unidades fisonómicas, con su biocenosis y morfología alteradas en distinto grado y presentes de manera discontinua. Los desequilibrios que se identifican son de usurpación del dominio público marítimo terrestre y zona de servidumbre, de sustitución de arboleda (especie cabecera), de fragmentación por paso y de urbanización. 2. Sustitución especie cabecera. Este proceso consiste básicamente en el cambio más o menos radical de la cobertura vegetal de amplias zonas de bosque mediterráneo a través de la sustitución de las especies dominantes en el estrato arbóreo. Generalmente quercíneas (encinas y alcornoques), por pinos piñoneros, carrascos y eucaliptos. Esta sustitución conlleva un cambio radical en el paisaje, que pasa a ser sustentado por un ecosistema de explotación forestal, cuya tasa de renovación es menor a la del bosque o dehesa anterior, y que posee un alto grado de diversidad paisajística, en función del tipo de explotación o aprovechamiento forestal de que se trate. - Pinar. Los procesos de transformación a pinar suponen la sustitución del estrato arbóreo, y generalmente, la conservación de gran parte de la cohorte vegetal propia de los - 188 -
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bosques mediterráneos. Esto significa que los nuevos paisajes generados conjugan elementos comunes al antiguo en el estrato arbustivo, con una estructura espacial completamente nueva, dominada por las nuevas formas, colores y dimensiones del estrato arbóreo, lo que repercute en unas relaciones de competencia nuevas entre las especies arbustivas; una mayor competencia por la luz, una estructura diferente del suelo, etc. Todo ello tiene consecuencias en nuevos crecimientos, nueva distribución taxonómica, lo que influye en el cromatismo, morfología y textura de todo el conjunto. Los desequilibrios que se identifican son de ocupación del dominio público forestal, de urbanización, de introducción de usos incompatibles y de sobreexplotación forestal. - Eucaliptal. En el caso de los eucaliptales, las transformaciones son distintas, dado que el nuevo estrato arbóreo protagoniza en mayor medida el paisaje, en detrimento del arbustivo, que no encuentra las condiciones ecológicas para desarrollarse con el mismo brío que en el pinar. En definitiva, se dibuja un paisaje más homogéneo y vertical, donde el estrato arbustivo aporta menos, y el paisaje es más homogéneo. La tasa de renovación de este paisaje, impuesta por la explotación forestal del eucalipto, es menor que la del pinar, y su modo de aprovechamiento también contribuye más a su mecanización y por tanto simplificación. Los desequilibrios que se identifican son de ocupación del dominio público forestal, de urbanización, de introducción de usos incompatibles y de sobreexplotación forestal. 3. Transformación sostenible. Este tipo de proceso interviene sobre los ecosistemas originales a través de la modificación de su elementos y estructura, pero aprovechando las funciones originales de éstos como motor del nuevo paisaje. Es el caso de los arrozales, salinas y dehesas. Los tres paisajes son producto de este proceso de transformación por el que determinados elementos y funciones son potenciados en detrimento de otros, para alcanzar un nuevo equilibrio ecológico, que cuenta con las mismas bases funcionales y estructurales del paisaje original, pero para construir un edificio distinto, un paisaje distinto y equilibrado. - Dehesa. En este caso, el paisaje pionero representado por el bosque mediterráneo planifolio, es transformado gradualmente a un bosque muy abierto, casi una sabana mediterránea, donde el equilibro es patente en cualquiera de sus observaciones. - 189 -
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El estrato arbustivo es relegado a los cauces o accidentes del terreno rocosos, y la mayor parte del suelo es ocupado por los pastos, que junto a la arboleda de copas amplias y seleccionadas, constituyen el contraste principal del nuevo paisaje, tanto en colores, como en texturas y alturas. Los desequilibrios que se identifican son de sobreexplotación por la cabaña porcina, de abandono y/o sobreexplotación cinegética, de abandono y/o sobreexplotación de prácticas selvícolas madereras, de intensificación de la saca de corcho y de urbanización. - Arrozal. El arrozal constituye otra de las manifestaciones de equilibrio en la generación de nuevos paisajes. Paisajes que no generan impacto sobre otros, que se conjugan perfectamente con su entorno, a pesar de suponer una modificación sustancial en la composición de elementos y estructura del paisaje anterior. El nuevo paisaje conserva las señas básicas del anterior en cuanto a su pureza horizontal, y la presencia del agua como elemento motor del nuevo ecosistema. Por ello, a pesar de la simplificación producida desde las marismas originales, los arrozales conservan parte de la biocenosis original. Los desequilibrios que se identifican son de abandono de tablas, de persecución de avifauna, de contaminación de acuíferos y/o suelos y de marginalidad de usos asociada. - Salinas y cultivos acuícolas. Los esteros y tablas salineras suponen la alteración morfológica de las estructura de las marismas anteriores, así como la generación de paisajes nuevos en los que la original dinámica mareal es elemental para su viabilidad como sistemas, y su calidad como paisaje. Sin perder las señas de identidad originales, el paisaje anterior se domestica, simplificando formas y modelando funciones, lo que se traduce en una reconducción de los procesos anteriores, y una imagen igualmente reconducida hacia un nuevo paisaje. Los desequilibrios que se identifican son de abandono de salinas y esteros, y de marginalidad de usos asociada. 4. Deforestación agrícola. Este es uno de los más agresivos procesos de transformación de paisaje identificados. Destruye los elementos y estructura constituyentes del paisaje original en un proceso generalmente simplificador, que homogeneiza formas y simplifica procesos, hasta el punto de poner en riesgo el propio paisaje resultante - 190 -
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por la aparición de procesos descontrolados como la erosión del suelo o la contaminación de las aguas. - Olivar. - Viñedos. - Tierra calma o de labor. - Invernaderos. - Mesas y cuestas. - Almendrales y otras arboledas de secano. Los desequilibrios generales que se identifican en todos ellos son de pérdida de lindes tradicionales y de cobertura por erosión, además de abandono de la actividad en casi todos ellos, y en los invernaderos especialmente suciedad por abandono sin restitución, modificación morfológica por alteración topográfica residual, residuos de plástico desordenados y marginalidad de usos asociada al entorno. 5. Deforestación agrícola y modificación del drenaje. Paralelamente al anterior, imita y aumenta el proceso general de deforestación agrícola simple, en este caso incrementado por la alteración de la red hidrológica natural, lo que conlleva una mayor simplificación aún del paisaje. - Frutales y otras arboledas en regadío. - Cultivos herbáceos en regadío. - Vegas. Los desequilibrios generales que se identifican en todos ellos son de pérdida de lindes y caminos tradicionales, además de alteración de cauces y caudales naturales y concentración parcelaria. 6. Deforestación bosque abierto. Este proceso corresponde a aquellos procesos de deforestación cuya vocación es el aprovechamiento forestal, agrícola y ganadero de los antiguos paisajes forestales, y cuyo estadio actual estaría entre una dehesa cerrada y un bosque planifolio denso. El paisaje original ha sido solo parcialmente simplificado, sobre todo a través de la reducción de la diversidad de sus componentes, pero no se han sustituido sus procesos ecológicos, por lo que obtenemos una versión diezmada del paisaje original, sin llegar a experimentar un paisaje netamente nuevo, con estructura y funcionamiento distintos al anterior. - Breñal arbolado. Los desequilibrios generales que se identifican son de sobreexplotación de prácticas - 191 -
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silvícolas madereras y por pastoreo, de intensificación de la saca de corcho y de urbanización. 7. Deforestación matorral denso. Incidiendo en la dinámica anterior, este proceso genera paisajes nuevos por degradación del bosque mediterráneo planifolio, desaparición del estrato arbóreo y conservación de un matorral mediterráneo ligeramente distinto en cuanto a su composición por los cambios de biotopo experimentados al levantarse la cubierta arbórea (mayor termicidad por agudización de las condiciones xéricas -incremento de la insolación, incremento de la temperatura, mayor exposición al viento-). Este proceso se debe a la intensificación de la actividad maderera, agrícola y ganadera (principalmente la primera), responsable de la deforestación de la cubierta arbórea. - Breñal. Los desequilibrios generales que se identifican son el abandono y/o sobreexplotación cinegética y por pastoreo. 8. Deforestación matorral abierto. Como último escalón de la degradación del antiguo bosque mediterráneo planifolio, encontramos en este proceso la generación de paisajes conformados por una cubierta discontinua y pobre de arbustos, correspondientes a fases de degradación avanzadas en las etapas sucesionales degradativas de estos ecosistemas. La simplificación del nuevo paisaje es severa, siendo proporcional en el ámbito morfológico y funcional. - Pastizal. - Erial. Los desequilibrios generales que se identifican son la improductividad, el riesgo de abandono definitivo y la erosión, así como la colonización de series de vegetación propias de estadios degradados. 9. Alteración orográfica. Este proceso responde a la generación de paisajes de ruptura, totalmente independientes de su entorno, ya sea por extracción o por aporte de material inerte sobre la corteza terrestre. Su producción genera discontinuidades de tal naturaleza que pasan a ser protagonistas del paisaje en amplias cuencas visuales, aunque su extensión física no lo sea, imponiendo de algún modo su carácter sobre otras unidades de paisaje colindantes. - Minas y escombreras. - 192 -
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Como desequilibrio fundamental el que se produce en la fase de abandono, especialmente de las escombreras y las balsas de decantación. 10. Infraestructuras. Al igual que en el caso de la alteración orográfica, la transformación del paisaje por inundación de cuencas para embalsamiento, supone la imposición de un nuevo paisaje sobre el antiguo, contribuyendo a la generación de nuevas discontinuidades y relaciones de ruptura que obligan a la conjugación de unidades de paisaje muy distintas entre sí, generando entre todas finalmente paisajes absolutamente particulares. Al contrario que en los procesos anteriores, de carácter extensivo, la alteración orográfica y los embalses son procesos de transformación del paisaje absolutamente intensivos, muy concentrados en pequeñas regiones del territorio, pero con tal intensidad que sus efectos paisajísticos no se restringen a su ámbito de acción directa, sino que se contagian hacia las unidades colindantes. - Embalses y láminas de agua. Los desequilibrios generales que se identifican son la fase de colmatación así como la fase se sequía, la ceja oscilante, la urbanización, la usurpación del dominio público hidráulico, las labores de mantenimiento de la cuenca vertiente y las sueltas de fondo. 11. Viario. Las carreteras y ferrocarriles son elementos lineales cuya presencia y funcionamiento generan procesos de transformación en el paisaje de forma directa e indirecta. Indirectamente, al servir de vehículo para el traslado de procesos de transformación del paisaje hasta zonas a las que de otro modo no hubieran llegado (urbanización por ejemplo). En este apartado se ha de mencionar tanto el efecto llamada hacia las inmediaciones de la vía, como la capacidad de la ésta para comunicar paisajes similares desconectados que pueden recibir procesos de transformación homólogos. Directamente, a través de la alteración de los paisajes que ocupa físicamente, y su entorno de afección por impactos residuales o de borde. - Red de carreteras. - Red ferroviaria. Los desequilibrios generales que se identifican son el efecto llamada y la consiguiente urbanización, así como la densidad de usos. 12. Urbanización. - 193 -
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Junto a la alteración orográfica, es el proceso de transformación de carácter más irreversible, dado que impone (igual que aquél), nuevos paisajes sobre los antiguos, generando fuertes discontinuidades, espacios de ruptura, y como consecuencia ámbitos ambiguos de paisajes perdidos y ruidosos. A la transformación física generada por su implantación, hay que sumar la transformación derivada de su funcionamiento, a través de la modificación de nuevos paisajes por la extracción de materias primas, y recepción de residuos a ritmos inasumibles que producen asimismo su alteración. - Urbano y periurbano. - Industrial. Los desequilibrios generales que se identifican son la superposición de planes de ordenación y la densidad de usos. Los paisajes descontextualizados se pueden emparentar geográficamente en función de una dinámica territorial común, ya venga ésta marcada por la orografía, el clima, los usos culturales, o la relevancia biológica del lugar. Los observatorios son reconocibles como lugares geográficos en los que la aglutinación de paisajes descontextualizados está muy relacionada por alguno de los factores citados anteriormente, determinándose los de esta investigación en el punto siguiente de Mapeado de Observatorios.
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_ambiente La identificación de los recursos patrimoniales asociados a las dinámicas culturales que conforman el paisaje del litoral atlántico andaluz permite establecer el sistema de patrimonio territorial de nuestro ámbito de estudio y el de cada una de las aproximaciones identificadas en nuestro segundo nivel de aproximación, para las que se desarrollan una serie de cartografías de caracterización de cada una de esas miradas, donde se representan sus trazas: memoria física del litoral. La identificación y clasificación de los recursos patrimoniales asociados a los sistemas espacio-culturales establecidos en los procesos de la investigación, se desarrollan a partir de la revisión de la bibliografía especializada que se recogen en el apartado correspondiente del trabajo de investigación y de la consulta de base de datos como: - Las bases de datos del Sistema de Información del Patrimonio Histórico de Andalucía (SIPHA) - Los catálogos de protección asociados a los distintos planes de ordenación de los ámbitos estudiados: cartas arqueológicas municipales, catálogos urbanísticos, etcétera. - Páginas del Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) donde se recogen las declaraciones, incoaciones e inclusiones de bienes en el Catálogo general del Patrimonio Histórico Andaluz. - Páginas web de Ayuntamientos, Fundaciones, Asociaciones, ect que contienen descripciones de los bienes analizados Los paisajes simbólicos, imágenes proyectadas por los ámbitos paisajísticos identificados, se han construido históricamente a través de las representaciones artísticas del paisaje. En la actualidad se construyen y difunden a través de los nuevos canales de comunicación social, formales e informales, especialmente a través de la red. Para su identificación se han consultado las páginas web de los ayuntamientos, asociaciones locales y administraciones de rango autonómico o estatal en las que reside la gestión o tutela del paisaje andaluz. Desde el punto de vista urbanístico y de otras políticas sectoriales con incidencia en la ordenación del territorio, que se han considerado en la investigación, la labor de investigación se ha llevado a cabo mediante la consulta de documentos como: - Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía.32 - Planes de ordenación del Territorio de ámbitos subregionales: o Litoral Occidental de Huelva 33 32 33
Decreto 206/2006, de 28 de noviembre (BOJA de 29 de diciembre) Decreto 130/2006, de 27 de junio (BOJA de 17 de julio) - 197 -
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o Ámbito de Doñana34 o Aglomeración Urbana de Sevilla 35 o Costa Noroeste de Cádiz 36 o Bahía de Cádiz-Jerez37 o La Janda38 o Campo de Gibraltar 39 - Plan de Infraestructuras Sostenibles de Andalucía, 2007-2013 - Plan General de Turismo Sostenible de Andalucía, 2008-2011 - Programa de Desarrollo Rural de Andalucía, 2007-2013
Decreto 341/2003, de 9 de diciembre (BOJA de 3 de febrero de 2004) Decreto 267/2009, de 9 de junio (BOJA de 9 d e julio) Aprobado en Consejo de Gobierno de 19 de abril de 2011, pendiente de publicación en BOJA 37 Decreto 462/2004, de 27 de julio (BOJA de 8 de octubre) 38 En tramitación 39 En tramitación 34 35 36
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El litoral como límite, el límite del litoral Paisaje hoy en Andalucía Mapeado de observatorios
COSTA OCCIDENTAL DE HUELVA CONDADO DE HUELVA MARISMAS DE SEVILLA BAJO GUADALQUIVIR COSTA NOROESTE DE CÁDIZ BAHÍA DE CÁDIZ LA JANDA
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Relación de los ámbitos paisajísticos de Andalucía (Junta de Andalucía en su mapa de paisajes) con las regiones definidas por el POTA. — Costa Occidental de Huelva: • Andévalo Oriental. • Litoral Occidental Onubense. — Centro Regional de Huelva: • Campo Tejada. • Arenales. • Condado – Aljarafe. • Litoral Occidental Onubense. — Aljarafe –Condado – Marismas. • Piedemonte de Sierra Morena. • Campo Tejeda. • Arenales. • Condado – Aljarafe. • Dunas y arenales costeros de Doñana. • Marismas. — Centro Regional de Sevilla: • Condado Aljarafe. • Vega del Guadalquivir. • Los Alcores. • Marismas. — Bajo Guadalquivir. • Los Alcores. • Marismas. • Campiñas de Jerez – Arcos. — Costa Noroeste de Cádiz: • Marismas. • Campiñas de Jerez – Arcos. — Centro Regional Bahía de Cádiz – Jerez. • Campiñas de Jerez – Arcos. • Bahía de Cádiz. • Campiñas de Medina. — La Janda. • Campiñas de Sidonia. • Litoral del Estrecho. • Los Alcornocales. — Centro Regional Bahía de Algeciras. • Campo de Gibraltar. • Los Alcornocales.
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COSTA OCCIDENTAL DE HUELVA - 206 -
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A continuación se describen de manera general los procesos generadores de paisaje dentro de cada una de las comarcas socioeconómicas identificadas en el trabajo, ordenándose los procesos de transformación en función de su importancia dentro del ámbito. En este caso la aproximación de este territorio coincide con parte de dos ámbitos, la Costa Occidental de Huelva y la Aglomeración Urbana de Huelva, de los definidos en el POTA. Se describe brevemente los efectos de cada una de los procesos transformadores del paisaje sobre el paisaje actual. Para evitar la redundancia, trataremos cada unidad territorial como un todo, sin desglosarla en sus ámbitos paisajísticos. Costa Occidental de Huelva
—Andévalo Oriental. Deforestación agrícola y modificación del drenaje. Eliminación de la cubierta vegetal natural y sustitución por alineaciones paralelas de frutales, incluso alteración topográfica mediante la formación de caballones. Paisaje de una sola altura, una sola especie y una sola forma. Artificialidad. Nuevo paisaje. Deforestación matorral abierto. Eliminación del bosque planifolio original mediante la quema, tala y pastoreo intensivo. Escasa diversidad botánica, que conlleva un empobrecimiento del paisaje en cuanto a su morfología y cromatismo. Protagonismo de las jaras (Cistus ladanifer). Incremento de los procesos de erosión. Incremento del protagonismo paisajístico del suelo. Claro oscuro en función de la presencia de restos vegetales. Empobrecimiento. Destrucción en proceso. Sustitución especie cabecera. Bosques de eucalipto. Agrupación de árboles apretados de escaso sotobosque. Densidad que excluye la ausencia de horizonte y de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Empobrecimiento. Artificialidad. Paisaje efímero. Embalses. Balsas de riego para los regadíos de naranjos. Incremento de la diversidad paisajística. Textura, color, luz. Relación positiva con paisajes aledaños. Siempre aporta. Artificialidad. Nuevo paisaje. —Litoral Occidental Onubense. Conservación. Amplias extensiones marismeñas, planicies monocromáticas dominadas por la capa de Spartina maritima y salados de las distintas series de vegetación halófila. Entidad geográfica de suficiente magnitud para dominar las aledañas, también de bajo relieve.
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La zona inundable de este ámbito se comporta como un paisaje de baja energía, formado por marismas, donde predomina la sedimentación, la homogeneidad de líneas horizontales, el monocromatismo de la arcilla, del agua, y de la Spartina marítima, como una plataforma continua irrigada por las formas suaves y sinuosas de sus caños. Efecto tampón, ya que las zonas emergidas alrededor de éstas, se encuentran parcialmente alteradas por la agricultura, hacia el interior, y por la urbanización, hacia la costa. Accidentes geográficos costeros activos, en transformación continua, colonizados por vegetación psammófila y salobre propia de biotopos dunares y prelitorales. Deforestación agrícola. Mosaico de pequeñas explotaciones bajo plástico y frutales, adosadas, separadas mediante lindes de especies exóticas disuasorias, superficie de cultivo hasta el borde de los cauces. Desaparición de referencias naturales hasta el borde de los pinares o de las marismas. Carpas, túneles, vallas, arbustos, arbolillos, casas, alteraciones topográficas, caminos, accesos, naves de almacenamiento, desorden, agolpamiento, confusión. Sustitución especie cabecera. Bosques de pinos piñoneros. Extensos bosques de pino piñonero (Pinus pinea), de alta densidad arbórea y continuo matorral mediterráneo. Deabajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, bosques siempreverdes, amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las estaciones, ruderales, anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y fructificaciones. Estos bosques actúan a modo de tampón sobre la transformación del paisaje, al modo de las marismas pero en tierra seca, aportando un contrapunto natural forestal al paisaje natural marismeño, que enriquece notablemente el paisaje de la comarca. Estos pinares modifican el clima en su interior, y conservan una comunidad faunística rica en invertebrados, micromamíferos, reptiles, anfibios y aves forestales, complementaria de la comunidad marismeña de rica avifauna. Rodales de eucalipto. Agrupación de árboles apretados de escaso sotobosque. Densidad que excluye la ausencia de horizonte y de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Transformación sostenible. Explotaciones acuícolas y salineras en continuidad con paisajes marismeños. Sustitución por simplificación del ecosistema mareal original, en un sistema productivo de proteinas o de sal. Conservación de parte de la avifauna propia de las marismas y lagunas. Inalteración del perfil horizontal marismeño. Inalteración de los materiales marismeños. Inalteración de los flujos de energía y procesos ecológicos marismeños. Continuidad paisajística entre el ecosistema mareal y el transformado. Urbanización. Alteración de la línea de costa mediante la inserción de edificaciones y viales sobre el frente dunar. Red viaria. Fragmentación de los paisajes naturales (marismas y pinares) mediante la construcción y ampliación de carreteras. - 210 -
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Centro Regional de Huelva
—Campo Tejeda. Deforestación agrícola. Manto uniforme verde de herbáceas cerealísticas durante el cultivo, y de tierra de labor marrón aterronada en invierno. Naturalidad por armonía de formas, por presencia de aves y por asimilación a paisajes esteparios. Contrapunto paisajístico en los bosque de ribera (vertical – horizontal; monocromatismo – multicromatismo) Nuevo paisaje. Sustitución especie cabecera. Bosques de eucalipto. Agrupación de árboles apretados de escaso sotobosque. Densidad que excluye la ausencia de horizonte y de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Empobrecimiento. Artificialidad. Paisaje efímero. Positivo, ante la ausencia de sombra. —Arenales. Deforestación agrícola. Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, las hortalizas, los frutales y el bajo plástico, adosadas, sin separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de cultivo hasta el borde de los cauces. Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura. Organización parcelaria y productiva ordenada. Sustitución especie cabecera. Bosques de eucalipto. Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados. Artificialidad. Paisaje efímero. Conservación. Preservación del paisaje de: Bosques de pino piñonero. Lagunas endorreicas de inundación freática. Dehesas de quercíneas. Bosques de ribera. Transformación sostenible. Producción de dehesas de encinas y alcornoques. Reducción por simplificación del ecosistema forestal original, en un sistema productivo de proteínas, y madera o corcho. Conservación de parte de la mayor parte de la fauna propia de los bosques originales. - 211 -
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Inalteración de los materiales originales. Inalteración de los flujos de energía y procesos ecológicos forestales. Continuidad paisajística entre el ecosistema forestal aledaño y el transformado. Deforestación matorral abierto. Eliminación del bosque planifolio original mediante la quema, tala, pastoreo intensivo o puesta en cultivo forestal o agrario. Escasa diversidad botánica, que conlleva un empobrecimiento del paisaje en cuanto a su morfología y cromatismo. Protagonismo de las genistas (Genista hirsuta). Incremento de los procesos de erosión. Incremento del protagonismo paisajístico del suelo. Claro (gris) u oscuro en función de la presencia de restos vegetales. Empobrecimiento. Destrucción en proceso. Urbanización. Incremento de la urbanización en el borde de los núcleos urbanos. Crecimiento de los pueblos a costa de los arroyos circundantes, encauzamientos, abovedamientos, etc. Pérdida del skyline del pueblo a costa de urbanizaciones anejas desconectadas formalmente. Red viaria. Extensión por incremento o ampliación de la red viaria, con el consiguiente incremento del efecto borde sobre los paisajes anejos. Incremento del ruido. Incremento de la basura. Aumento de la ocupación espacial. Aumento del tránsito rodado motorizado. Fragmentación de paisajes previos a partir de la formación de paisajes de ruptura en torno a la vía. —Condado – Aljarafe. Deforestación agrícola. Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, el olivo, las hortalizas, los frutales y el bajo plástico, adosadas, sin o con escasa separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de cultivo hasta el borde de los cauces. Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura. Organización parcelaria y productiva ordenada. Sustitución especie cabecera. Bosques de eucalipto. Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados. Artificialidad. Paisaje efímero. Transformación sostenible. Producción de dehesas de encinas y alcornoques. Reducción por simplificación del ecosistema forestal original, en un sistema productivo de proteínas, y madera o corcho. Conservación de parte de la mayor parte de la fauna propia de los bosques originales. Inalteración de los materiales originales. Inalteración de los flujos de energía y procesos ecológicos forestales. - 212 -
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Continuidad paisajística entre el ecosistema aledaño (agrícola o forestal) y el transformado. Conservación. Preservación del paisaje de: Bosques de pino piñonero. Lagunas endorreicas de inundación freática. Dehesas de quercíneas. Bosques de ribera. Urbanización. Incremento de la urbanización en el borde de los núcleos urbanos. Crecimiento de los pueblos a costa de los arroyos circundantes, encauzamientos, abovedamientos, etc. Pérdida del skyline del pueblo a costa de urbanizaciones anejas desconectadas formalmente. Invasión por urbanización diseminada de pinares, bosques planifolios y dehesas. Red viaria. Extensión por incremento o ampliación de la red viaria, con el consiguiente incremento del efecto borde sobre los paisajes anejos. Incremento del ruido. Incremento de la basura. Aumento de la ocupación espacial. Aumento del tránsito rodado motorizado. Fragmentación de paisajes previos a partir de la formación de paisajes de ruptura en torno a la vía. —Litoral Occidental Onubense. Conservación. Amplias extensiones marismeñas, planicies monocromáticas dominadas por la capa de Spartina maritima y salados de las distintas series de vegetación halófila. Entidad geográfica de suficiente magnitud para dominar las aledañas, también de bajo relieve. La zona inundable de este ámbito se comporta como un paisaje de baja energía, formado por marismas, donde predomina la sedimentación, la homogeneidad de líneas horizontales, el monocromatismo de la arcilla, del agua, y de la Spartina marítima, como una plataforma continua irrigada por las formas suaves y sinuosas de sus caños. Efecto tampón, ya que las zonas emergidas alrededor de éstas, se encuentran parcialmente alteradas por la agricultura, hacia el interior, y por la urbanización, hacia la costa. Accidentes geográficos costeros activos, en transformación continua, colonizados por vegetación psammófila y salobre propia de biotopos dunares y prelitorales. Deforestación agrícola. Mosaico de pequeñas explotaciones bajo plástico y frutales, adosadas, separadas mediante lindes de especies exóticas disuasorias, superficie de cultivo hasta el borde de los cauces. Desaparición de referencias naturales hasta el borde de los pinares o de las marismas. Carpas, túneles, vallas, arbustos, arbolillos, casas, alteraciones topográficas, caminos, accesos, naves de almacenamiento, desorden, agolpamiento, confusión. Sustitución especie cabecera. Bosques de pinos piñoneros. Extensos bosques de pino piñonero (Pinus pinea), de alta densidad arbórea y continuo matorral mediterráneo. De abajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, bosques siempreverdes, amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las estaciones, ruderales, anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y fructificaciones. Estos bosques actúan a modo de tampón sobre la transformación del paisaje, al modo de las - 214 -
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marismas pero en tierra seca, aportando un contrapunto natural forestal al paisaje natural marismeño, que enriquece notablemente el paisaje de la comarca. Estos pinares modifican el clima en su interior, y conservan una comunidad faunística rica en invertebrados, micromamíferos, reptiles, anfibios y aves forestales, complementaria de la comunidad marismeña de rica avifauna. Rodales de eucalipto. Agrupación de árboles apretados de escaso sotobosque. Densidad que excluye la ausencia de horizonte y de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Transformación sostenible. Explotaciones acuícolas y salineras en continuidad con paisajes marismeños. Sustitución por simplificación del ecosistema mareal original, en un sistema productivo de proteinas o de sal. Conservación de parte de la avifauna propia de las marismas y lagunas. Inalteración del perfil horizontal marismeño. Inalteración de los materiales marismeños. Inalteración de los flujos de energía y procesos ecológicos marismeños. Continuidad paisajística entre el ecosistema mareal y el transformado. Urbanización. Alteración de la línea de costa mediante la inserción de edificaciones y viales sobre el frente dunar. Red viaria. Fragmentación de los paisajes naturales (marismas y pinares) mediante la construcción y ampliación de carreteras.
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Representación de la articulación histórica del litoral. ESTRUCTURAS TERRITORIAL Río Guadiana / Río Piedras / Ríos Tinto y Odiel Nucleos: Ayamonte (AY), Isla Cristina (IC), Lepe (LE), Cartaya (CA), Gibraleón (GI), Punta Umbría (PU), Palos De La Frontera (PF), Moguer (MO), San Juan Del Puerto (SJP), Huelva(HU), Aljaraque (ALJ), El Rompido (RO). ESTRUCTURAS VIARIAS BÁSICAS Red de ferrocarriles mineros: Ferrocarril Tharsis – Huelva (1871) CA_Puente la Tavirona. (Puente de hierro, que cruza el río Piedras por donde pasaba el ferrocarril, que pasaba por Cartaya y llegaba hasta Ayamonte) PUERTOS MINEROS MO_ Muelle de la Reina HU_ Muelle de mineral de la Compañía Riotinto o Cargadero de mineral de la Compañía Riotinto. 1874/1876. BIC Monumento 2003. Prolonga la línea férrea de Riotinto desde la estación de la Compañía en Huelva y enlaza con la actual de RENFE. HU_ Muelle de carga de la Empresa Compañía Española de Minas de Tharsis o Muelle de Minerales del Riotinto. 1870/1915. BIC Monumento 1997.
[dinámicas históricas]
Los cursos fluviales han estructurado históricamente el territorio, ordenando las conexiones con las comarcas del norte: Andévalo y Sierra Morena onubense, productoras de la materia prima con la que se comerciaba desde los puertos de la franja costera; y condicionando las comunicaciones este-oeste, que se establece a través del eje interior Huelva - Gibraleón – Cartaya – Lepe – Ayamonte, salvando el paso por las desembocaduras y marismas. Consolidado desde época romana, este eje se recoge actualmente en la N-431 y A-49 (2010:334). Los ejes viarios hacia el norte son más numerosos y menos potentes. En el mismo sentido se disponen los trazados ferroviarios que conectaban los centros de extracción del mineral con los puertos embarcaderos, dejando una impronta territorial que singulariza a este ámbito. En la conformación del sistema urbano han influido el doble carácter de puerto y frontera de la unidad litoral, en torno al cual se han desarrollado un conjunto de actividades con marcada incidencia en la evolución de este territorio hasta la actualidad. _puerto
Hay constancia de asentamientos humanos en los estuarios y elevaciones de la llanura litoral desde épocas prehistórica, destacando los yacimientos de la etapa final del Bronce en la ría de Huelva, que la convierten a la desembocadura del Tinto y Odiel en una de las zonas de la península con ocupación humana continuada más temprana, remontándose al año 3000 A. d. C. (2010:12). En el Bronce Inicial se desarrolla una avanzada cultura indígena, con un alto nivel de jerarquización social y político, que se extiende por el Bajo Guadalquivir ocupando gran parte de la provincia de Huelva. Con una economía basada en la agricultura, la ganadería y la pesca, a partir de la Edad de Hierro se generaliza el intercambio comercial entre los indígenas tartesios y los colonos fenicios, griegos y cartagineses. El comercio de metales supone el auge de esta civilización en el s.VI a.C. cuando el estuario de los ríos Tinto y Odiel se convierte
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en un centro transformador y receptor de productos mineros procedentes de las minas de Sierra Morena y el Andévalo. La importancia y el grado de desarrollo de la civilización tartesia en su contexto se pone de manifiesto en la entidad y riqueza de sus yacimientos, entre los que destaca la necrópolis del cabezo de la Joya en Huelva. La liberación del comercio en el mediterráneo occidental por la caída de Tyro en manos asirias, supuso la pérdida del poder geoestratégico de Tartessos como intermediario en el comercio de minerales, que se desplaza hacia la colonia griega de Massalia (Marsella); conllevando la decadencia de la metalurgia y un estancamiento de su desarrollo económico. Posteriormente y tras derrotar a los griegos, Cartago relanza el comercio de minerales en la región de Tartessos, controlado desde la colonia púnica de Gádir (Cádiz) por lo que los pueblos turdetanos, herederos de los tartesios, no alcanzarán la pujanza económica de sus antecesores. Durante la colonización romana el comercio marítimo se convierte en una actividad económica de primer orden. El sistema de asentamientos de la costa se consolida, desde sus puertos se distribuyen al resto del imperio, los productos derivados del pescado y de la explotación agrícola de las tierras de interior. Los asentamientos costeros se especializan en la elaboración de productos derivados de la pesca, con la implantación de factorías de salazón, de las que se tiene constancia arqueológica en Ayamonte, Isla Cristina, Lepe, Punta Umbría, Huelva y Moguer, y de alfares para la fabricación de ánforas, utilizadas para el transporte marítimo. 1 El comercio de minerales se reactiva en el siglo I d.C., tras la reactivación del sector al completarse la colonización romana de la Sierra Morena onubense y el Andévalo. El comercio marítimo continúa como actividad propia del ámbito durante la Edad Media, centrado en la distribución de vino, producido en la comarca y en las tierras anexas del Condado, desde sus puertos históricos a Francia, Inglaterra y los Países Bajos. Los marinos onubenses van a realizar expediciones comerciales y viajes frecuentes a las costas africanas y canarias, naciendo una tradición viajera que es clave en la elección de estos lugares por Cristóbal Colón para la preparación de sus viajes al continente americano. Los momentos de mayor esplendor de este sistema de ciudades están ligados al descubrimiento de América y a las funciones ejercidas dentro del comercio americano, especialmente durante el primer periodo de la relación americana que va a generar un crecimiento demográfico y económico de la región que se estancará a partir del siglo XVI con el desplazamiento de un importante contingente de población, primero, hacia Sevilla, y tras el traslado de la Casa de Contratación a Cádiz.2 Destacan por su significación histórica los núcleos de Moguer y Palos, desde donde partirán la primera armada colombina, proveedores de naves y marineros para las viajes de Cristóbal Colón, y cuyos armadores (los Niño, Yañez, Pinzón, etcétera) protagonizarán entre 1499 y 1508 los denominados viajes menores o viajes andaluces, expediciones de descubrimiento o de rescate que seguirán la ruta marcada por Colón en su tercer viaje y que le quitaron el monopolio del comercio con Las Indias. 3 Esta dinámica productiva afectará también a otros núcleos del ámbito como Ayamonte o Isla Cristina, que aportarán sus capacidades humanas, técnicas y materiales. El reconocimiento de la relación de los núcleos ubicados en el margen izquierda de la ría del Tinto, tradicionalmente 1 (2010:12) 2 (Díaz Quidiello, Olmedo Granados, & Clavero Salvador, 2009, pág. 188) 3 (Rubiales Torrejón, 2008, pág. 227) - 217 -
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Representación de los sistemas territoriales patrimoniales de arquitectura defensiva. FRONTERAS Y CONTROL DE TERRITORIO AY_ Castillo de Ayamonte. CA_ Castillo de los Zuñiga : BIC Monumento 1985 IC_ Castillo de Redondela: BIC Monumento 1985 LE_ Castillo de Lepe: BIC Monumento 1985 PF_ Castillo de Palos de la frontera ó Cabezo del Castillo: BIC Monumento 1985. MO_ Castillo de Moguer, (BIC Monumento 1985) (1250/1314) SJP_ Torre de la Nicoba, (BIC Monumento 1985) GI_ Castillo de Gibraleón SISTEMA DEFENSIVO LITORAL AY_ Conjunto defensivo. AY_ LE_ PU_ PF_ PF_
La Torre de Canela Torre del Catalán (BIC Monumento 1985) Torre de Punta Umbría (BIC Monumento 1985) Torre de la Arenilla (BIC Monumento 1985) Torre del Río del Oro (BIC Monumento 1985)
conocidos como Lugares colombinos, con el Descubrimiento y el intercambio con América, hecho histórico que marcará la evolución política, administrativa y en gran medida, paisajística del ámbito territorial objeto de estudio, constituye la marca de identidad más potente de la unidad de paisaje. La tradición como puertos mineros de los puertos de esta unidad litoral y, especialmente, del estuario de los ríos Tinto y Odiel, se retoma en el siglo XIX con la concesión a empresas inglesas de la explotación de las minas del Andévalo y la puesta en carga del puerto de Huelva como terminal de distribución de su producción (2010:12). La actividad portuaria y la influencia de la cultura inglesa conformarán desde el siglo XIX la imagen urbana de la ría de Huelva, soporte de actuaciones urbanísticas y de infraestructuras portuarias de gran importancia, que han dotando a la ciudad de un valioso patrimonio industrial portuario y urbano. La actividad minera va dejar también como impronta territorial una red de trazados ferroviarios que conectan los centros de extracción del mineral con los puertos embarcaderos, reforzando la estructuración Norte-Sur, definida por el curso de los ríos Guadiana, Piedras, Tinto y Odiel, de esta unidad litoral. _frontera
El carácter fronterizo del ámbito es otro factor que va a condicionar la evolución del sistema de asentamientos que estructura el territorio de la unidad litoral. Sus pautas básicas se establecen en la época bajo imperial consolidándose un patrón de asentamientos basados en la actividad agrícola y pesquera que se continúa durante el tránsito al periodo visigodo y la etapa de dominación islámica, cuando surgen nuevos núcleos adaptados a la organización jurisdiccional de las sucesivas “taifas” andalusíes.4 En el siglo XIII, tras la conquista por Alfonso X el Sabio de Niebla y Huelva, centros neurálgicos del sistema urbano 4 - 218 -
(Fernández Cacho, y otros, 2010, pág. 12)
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
durante la baja edad media, el ámbito toma gran importancia estratégica como territorio fronterizo, sirviendo de freno a la política expansiva del reino de Portugal. Esto conlleva la fortificación de la frontera con Portugal mediante la construcción de estructuras defensivas ubicadas en posiciones ventajosas para controlar la frontera Guadiana. En paralelo, la temprana estrategia de repoblación cristiana se basa en la compartimentación del territorio en jurisdicciones feudales otorgadas a distintas casas nobiliarias, creándose entre los siglos XIII y XV un conjunto de señoríos que, desde Ayamonte a Palos también van a fortificar y controlar su territorio. Las Respuestas Generales del Catastro de la Ensenada (1750-1754) recogen entre los señoríos jurisdiccionales del Reino de Sevilla que constituyen el ámbito de la unidad a los Marquesados de Gibraleón y Ayamonte, los Señorío de Moguer y de Palos, y el Condado de Niebla. El origen y desarrollo de muchos de los núcleos que aparecen en este periodo histórico está ligado a estas arquitecturas militares – castillo, torres y fortificaciones- que constituyen hitos paisajísticos y forman parte indisoluble de su imagen urbana en relación con las funciones de colonización y defensa territorial para las que fueron fundados. Piezas claves en el desarrollo urbano como el Castillo Baluarte de Ayamonte, uno de los núcleos defensivos más importantes del sur onubense, encargado de la defensa del río Guadiana, se emplaza en un enclave estratégico en el interior del estuario, sobre una colina elevada con excelente visión de la orilla derecha y de la desembocadura del Guadiana (SIPHA:ficha CH Ayamonte) y los Castillo de Cartaya, Gibraleón, Lepe, Moguer y Palos de la Frontera 5 constituyendo uno de sus principales elementos patrimoniales identificativos (Atlas de la Historia del Territorio de Andalucia. 6 El orden señorial es determinante en la organización del sistema de ciudades, consolidándose como centros los núcleos de Ayamonte, Lepe, Niebla, Moguer y Palos sedes de las distintas casas nobiliarias que controlan militar y económicamente el territorio. Siendo el caso de la las almadrabas que estaban reguladas minuciosamente como principal actividad económica del litoral. Se consolidan nuevos núcleos en torno a la fortificación de los puntos y control de fronteras entre señoríos, como es el caso de la plaza fuerte de Gibraleón junto al Río Piedras, frontera entre el Marquesado de Ayamonte y el de Gibraleón, o de San Juan del Puerto, fundada, a orillas del Tinto, como puerto de la Casa de Medina Sidonia. Durante el S. XVII se desarrolla el programa de fortificación de la costa, para la defensa contra piratas y beberiscos que amenazaban el comercio marítimo a través del estrecho, siguiendo un patrón espacial conformado por torres vigías y reforzado por baluartes.
5 6
(Fernández Cacho, y otros, 2010) (Díaz Quidiello, Olmedo Granados, & Clavero Salvador, 2009, págs. 234-235) - 219 -
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Organización espacial-administrativa y control territorial
La temprana ocupación cristiana del territorio de la unidad litoral, marcada por la conquista por el Rey Alfonso X el Sabio en 1262 de las coras de Huelva y Niebla, sitúa la fortificación de los pasillos de comunicación y centros neurálgicos del conjunto de señoríos feudales en que se divide el territorio, junto con el hecho litoral y la fortificación de la frontera del Guadiana como freno a la política expansionista del reino de Portugal en el siglo XVII, como principales hechos fronterizos de esta demarcación. La mayor parte de los registros de arquitectura defensiva son herencia de la época medieval, ya que durante época islámica se consolida el sistema de asentamientos que estructura este territorio, organizado en torno a poblaciones dotadas de estructuras defensivas como los castillos de Gibraleón, Cartaya y Ayamonte, fortificaciones que son reutilizados en época cristiana, especialmente las estructuras almohades, al responder a la misma lógica de ubicaciones ventajosas para el control del territorio. La continuidad en el tiempo establece una secuencia que va modificando y reforzando a lo largo del tiempo los elementos funcionales de los dispositivos defensivos (Atlas de la Historia del Territorio de Andalucía. 7 En la Edad Moderna, la relativa tranquilidad en el interior hace cobrar protagonismo al litoral. Durante los siglos XVI al XVIII, bajo el reinado de Los Austrias se desarrolla un programa de reforzamiento general de las defensas costeras en todo el litoral español, consistente en un programa de construcción de torres, con antecedentes almohades, y baluartes para la vigilancia costera y la defensa de los frecuentes ataques de piratas y berberiscos. Las torres almenaras estaban dotadas de un dispositivo de alerta basado en disparos de artillería, fuego o humo para avisar a las torres aledañas. Históricamente este sistema defensivo se ha vinculado a algunas actividades productivas características del litoral occidental andaluz como la pesca en almadraba. Las torres vigías que punteaban el litoral eran utilizadas para avistar las “tropas de atunes”, pero no conllevaron la creación de nuevos asentamientos. - Procesos de asentamiento, configuración de núcleos de población y urbanización del territorio El sistema de poblamiento de la costa occidental onubense responde a las dinámicas comunes del litoral andaluz, que ha funcionado sucesivamente como espacio de oportunidad o de amenaza, alternándose ciclos de repoblación y despoblamiento. 7 - 220 -
(2009, págs. 234-235)
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
Existen noticias de poblamiento de esta unidad litoral desde épocas protohistóricas, con asentamientos dispersos, localizados en cotas elevadas de la llanura litoral y sus estuarios. 8 Destacan los yacimientos de la etapa final del Bronce de la ría de Huelva, que convierten a la desembocadura del Tinto y Odiel en una de las zonas de la península con ocupación humana continuada más temprana. Durante el Bronce Final, se desarrolla en el ámbito la cultura tartésica que incorpora a una economía de base agrícola el comercio marítimo de los recursos mineros del Andévalo. Las pautas básicas del sistema de asentamientos se establecen durante la ocupación romana, los núcleos interiores se orientan a la explotación agrícola y los costeros se especializan en la pesca y el comercio marítimo. En el interior del ámbito se consolida un eje de comunicaciones este-oeste que salva las desembocaduras y estuarios de los ríos Piedra y Odiel donde se van a asentar los principales núcleos de este sistema urbano. Esta vía transcurre desde Huelva – Onuba- ciudad más importante hasta el puerto romano de Ayamonte – Ostium Fluminis Anae- conectando Gibraleón, Cartaya y Lepe, enclaves que se consolidan en torno a sus fortificaciones.9 De la evolución del sistema de ciudades destaca, durante la época islámica, el desplazamiento del centro de poder desde Onuba a la ciudad fortificada de Salthish, en la isla de Saltés, capital del reino taifa de los Baikríes en los siglos X y XI. Desde la Baja Edad Media, el orden señorial es determinante en la organización del sistema de ciudades, ya que las casas nobiliarias controlan, tanto la defensa del territorio como su explotación económica agro-pesquera, ejemplificada en la minuciosa regulación de las almadrabas como principal actividad económica del litoral. El proceso de repoblación cristiana y la pujanza de las actividades militar y comercial durante la baja Edad Media supone el desarrollo urbano de las plazas fuertes de los distintos señoríos, como Ayamonte, Lepe, y Niebla. Así como la fundación de nuevas poblaciones en ubicaciones estratégicas como Villablanca, Palos, Moguer o San Juan del Puerto (1468, Casa de Medina-Sidonía- Condado de Niebla) y la consolidación de núcleos como Cartaya. El Descubrimiento de América será el detonante de nuevos procesos sociales y económicos que conllevan una gran pujanza económica y demográfica del eje Palos-Moguer basada en el comercio marítimo con Europa y América, con el consecuente desarrollo urbano de ambas localidades. Proceso que se estanca con el traslado de la casa de Contratación a Cádiz en el siglo XVIII. 10 Durante el siglo XVIII, tras el terremoto de Lisboa Isla Cristina es fundada (1755) como colonia pesquera por catalanes y valencianos, siguiendo patrones urbanísticos propios de la época absorbiendo en el siglo XIX el núcleo histórico de La Redondela. 11 En siglo XIX se producen grandes transformaciones urbanísticas en Huelva asociadas al auge minero de Riotinto y de influencia claramente inglesa, de las que se conservan la ciudad jardín del Barrio Obrero Reina Victoria o Barrio Inglés de Huelva, la pedanía de Corrales y el asentamiento vacacional de Punta Umbría (presencia de casas de
8 9 10 11
(Fernández Cacho, y otros, 2010, pág. 336) (2010, pág. 334) (2010, pág. 338) (2010, pág. 338) - 221 -
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madera en las que pasaban el verano o casas de los ingleses).12 Sistemas de producción y explotación del medio físico
La conformación física del territorio ha condicionado las actividades productivas que, históricamente, han sido el motor económico de la unidad litoral: la actividad pesquera y el comercio. La actividad pesquera en todas sus formas es el componente económico más importante y común a todo el sistema litoral de poblamiento hasta la segunda mitad del siglo XX, especialmente desde el inicio del siglo XIX cuando se produce una crisis de la producción agrícola y ganadera. A lo largo de la historia, las formas de pescas más relevantes han sido la pesca de atún en almadraba y la pesca en caladeros lejanos. La pesca en almadraba adquiere una especial relevancia para el objeto del estudio, ya que la red de almadrabas se extiende por las costas gaditanas y onubenses constituye un sistema de control y explotación económica del territorio, especialmente durante el Antiguo Régimen, generando primero, un asentamiento temporal de población y posteriormente, la consolidación de núcleos urbanos. De este sistema destaca la Almadraba de El Rompido (Cartaya) situada en la Flecha del Rompido que pese a su mal estado de conservación, conserva el complejo de edificios que albergaban las dependencias necesarias para poder llevar a la práctica la pesca del atún. Como trazas de la cultura pesquera en el territorio destacamos la conformación de núcleos originados por la actividad pesquera y con identidad social radicada en la pertenencia a esta comunidad como los asentamientos históricos de pescadores Punta del Moral, Punta Umbría, La Antilla, la fundación de Isla Cristina en el XVIII o ya en el siglo XX realizaciones como la Barriada Federico Mayo de Ayamonte agrupación de viviendas para pescadores de bajo poder adquisitivo desarrollada por el Instituto Nacional de la Vivienda franquista en los años 50, que recientemente ha sido incluida en el Registro Andaluz de Arquitectura Contemporánea(RAAC). Actividades de transformación_ Expresión en el territorio de las actividades industriales de transformación de recursos naturales A la pesca se asocian otras actividades de transformación, procesamiento y almacenamiento de su materia prima de cuya continuidad existen referentes históricos desde épocas prerromanas hasta nuestros días, y cuyas instalaciones han conformado junto a los puertos pesqueros los denominados “paisajes de la cultura 12 (2010, pág. Contemporánea(RAAC) - 222 -
338),
SIPHA,
Registro
Andaluz
de
Arquitectura
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
pesquera”. Entre ellas destaca la industria conservera con constancia arqueológica de la existencia de factorías de salazón en los entornos de las casi todas las salidas fluviales del ámbito desde épocas romanas y prerromanas, que adquiere una nueva pujanza a finales del s. XIX con el desarrollo de nuevas técnicas de enlatado. En este periodo se implantan numerosas instalaciones conserveras en los puertos pesqueros de Ayamonte e Isla Cristina convirtiéndose en su principal dinamizador económico hasta principios de los años setenta del siglo pasado. 13 —Impronta territorial de actividades extractivas y de obtención de energías
Como exponentes de los procesos de antropización y aprovechamientos vinculados al medio natural de la marisma destaca el sistema espacial constituido por los molinos mareales de los municipios de Ayamonte, Isla Cristina, Lepe, Cartaya, Aljaraque, Gibraleón y Moguer, que comienzan a construirse y a funcionar desde el siglo XV, perdurando hasta las décadas de los cuarenta y cincuenta del siglo XX. La justificación de su inclusión en el sistema de patrimonio territorial de la unidad de paisaje se extrae de lo expuesto en la orden de 11 de junio de 2010 de inscripción de, manera colectiva, en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, del conjunto de molinos mareales del litoral de Huelva como bienes inmuebles de catalogación general, que recoge que […]actualmente son un referente patrimonial identificador de la marisma litoral onubense […] y que su ubicación […]alejados de las poblaciones, supone simbólicamente una forma de ocupación humana en un territorio hostil, marcado socialmente por la inaccesibilidad y la insalubridad.[…]Estos inmuebles han configurado el paisaje y el territorio de la marisma, adaptando el terreno a las necesidades constructivas y buscando las mejores condiciones en el medio para la captación y almacenamiento de las aguas.14
Representación de los molinos de marea incluidos en la declaración coletiva del CGPHA AY_ Molino de El Pintado Paraje Los Zapales, estero de la Rivera. AY_ Molino de Eizaguirre. Paraje de San Andrés, estero de La Rivera. AY_ Molino del Molinito o del Arbolito. Paraje del Estero de La Cruz. AY/ IC (Pozo del Camino) _ Molino de Tamujar Grande o Molino de Pozo del Camino. Paraje del estero del Tamujar Grande. AY/ IC (Pozo del Camino)_ Molino de Placerón. Paraje del Guano. IC_ Molino de las compuertas. Paraje del Río Carreras. IC(La Redondela)_ Molino del Gazapo. Paraje de Huerta Noble. Antiguo estero de La Redondela. IC(La Redondela)_ Molino Chico. Paraje de la Ría Carreras-El Puente. LE_ Molino de la Higuera. Paraje de las Marismas del Prado en el río Piedras. LE_ Molino de Valletaray. Paraje de las Marismas del Taray. LE_ Molino de la Barca. Paraje de La Barca. CA_ Molino de Legrete. Paraje La Tavirona
13 14
ALJ_ Molino de Cojillas. Paraje de Las Cojillas. Estero de Aljaraque. GI_ Molino de Peguerillas. Paraje Caño Peguerillas. MO_ Molino de Nepomuceno. Marismas del Tinto. Marisma de Santa.
(2010, pág. 338) (BOJA nº22, de 23 de junio de 2010) - 223 -
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[dinámicas actuales]
Hasta la construcción y apertura del puente sobre el Guadiana, este territorio se podía considerar un fondo de saco que han propiciado un muy bajo desarrollo hasta fechas muy cercanas en las que se implementan las relaciones con el Algarve y se mejoran las conexiones con el territorio andaluz mediante la mejora de la conexión con Sevilla, a través de la A-49. Esta mejora en las infraestructuras viarias ha supuesto la consolidación de los núcleos turísticos que se planificaron desde los años sesenta del siglo XX y que hasta que no se han desarrollado las carreteras no han tenido la aceptación prevista por parte de la población exterior. También la conexión con el territorio del Algarve, con un carácter marcadamente turístico y una proyección internacional, ha supuesto un aumento de la llegada de visitantes y turistas a este territorio. La cercanía de los aeropuertos internacionales de Faro y Sevilla, provocada por esta mejora de las carreteras, hacen que se haya convertido en destino turístico y esté en el punto de mira de nuevos desarrollos, muchos comenzados en el inicio de este siglo y actualmente paralizados por la coyuntura económica, véase el caso de Costa Esuri en Ayamonte. Tanto el avance en el turismo como la implantación de procesos transformadores en la agricultura tradicional de la zona, hacia la conformación de una agricultura industrial y la puesta en regadío de más de 15.000 hectáreas van a ser los artífices de los grandes cambios en el paisaje de este territorio. El esquema de asentamientos en este territorio ha permanecido constante a lo largo de la historia, estableciéndose una línea de asentamientos interiores vinculados a la actividad agrícola y forestal, y otro vinculado a las actividades pesqueras y situados en las orillas del mar y las marismas. En las últimas décadas, este esquema se ha visto modificado por la introducción de la variable del turismo, que provoca una intensificación en los núcleos costeros así como la aparición de nuevos asentamientos vinculados exclusivamente a esta actividad, es el caso de Isla Canela, Islantilla, El Rompido, El Portil, Nuevo Portil, etc. En lo referente a la agricultura, la rápida transformación que han sufrido las explotaciones tradicionales y espacios forestales en aras del desarrollo de las explotaciones de regadío ha provocado un profundo cambio en el territorio. Estas explotaciones están fuertemente especializadas y a su alrededor se crea una industria agrícola que fomenta también la productividad y esa especialización. La introducción de métodos industriales en la producción de la agricultura comienza en este territorio desde la segunda mitad del siglo XX y entra en dura competencia con los espacios destinados al turismo, produciéndose e hecho de la poca disponibilidad de suelos en para los crecimientos internos del municipio, no destinados a segunda residencia. La zonificación fundamental de la agricultura intensiva es pequeñas explotaciones bajo plásticos en la zona de Lepe-Cartaya, - 224 -
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
además en Palos de la Frontera, y hacia Ayamonte, extensiones mucho mayores destinadas a la plantación de cítricos. A destacar como actividad económica, aunque no comparable a las anteriores, es la acuicultura que se sitúan en este territorio en los estuarios y antiguas salinas, reconvertidas de manera más o menos generalizada desde 1969 a esta nueva actividad. Desde la administración también se fomentó esta práctica como contrapartida a la escasez de productos de pesca debido al agotamiento de los caladeros de la zona. A partir de mediados de los años ochenta es cuando se extiende manera generalizada a las marismas Ayamonte e Isla Cristina y la los ríos Piedras y Odiel. Una mirada más exhaustiva se debe dedicar al turismo15 en este territorio, ya que constituye uno de los elementos conformadores de las nuevas dinámicas territoriales y gran transformador del paisaje real e imaginado. La presencia de actividad turística en este territorio aparece a partir de los años sesenta del siglo XX, pudiéndose decir que los ejemplos que encontramos anteriores a esta fecha son puntuales y sin ningún tipo de articulación territorial o de planificación como sistema. El ejemplo más antiguo se encuentra en el inicio de Punta Umbría como destino turístico asociado a la colonia inglesa que se asentó en la ciudad de Huelva y en la explotación minera de la comarca del Andévalo, y aunque sus inicios a partir de la segunda mitad del siglo XIX estuvieron vinculados a la implantación de un sanatorio y unas casas para el descanso y recuperación de los trabajadores ingleses de las explotaciones mineras del interior. El desarrollo de este núcleo como estación balnearia prosiguió hasta bien entrado el siglo XX, cuando ya a la pequeña población autóctona de pescadores y los turistas ingleses se les suma parte de la burguesía onubense que imita el modelo inglés en la manera de edificar sobre las dunas de Punta Umbría. A partir de la mitad del siglo XX este núcleo está consolidado como destino vacacional y comienzan a establecerse también algunos establecimientos hoteleros y comercios así como comienza el desarrollo de las infraestructuras que han favorecido la expansión actual y el desarrollo inmobiliario desmesurado de los últimos años. Además de este asentamiento, la aparición de La Antilla como centro de vacaciones está asociada a la construcción de algunas casas de madera, a partir de 1920, que consolida el uso de esa playa como espacio de esparcimiento de la burguesía agraria de Lepe. Lo que en principio era una ocupación temporal, y dependiente del Estado, se convierte a partir de la década de los años cincuenta en la consolidación de la ocupación de la primera línea de costa por edificaciones permanentes y autorizadas por el Ayuntamiento, en un exceso de sus competencias. Surge de este modo un poblado ajeno a los tradicionales de este municipio que aunque situado en el interior del territorio, mantenía su vinculación con el mar a través del poblado pesquero de El Terrón que se ubica en la orilla del río Piedras, pero en una zona de marismas que no se consideraba adecuada para los baños de mar. Una secuencia similar es la que presenta el núcleo de Mazagón, que viene a cubrir esa necesidad de esparcimiento pero de las poblaciones de Moguer y Bonares, principalmente. Las edificaciones permanentes también aparecerán a partir de los años cincuenta pero, en este caso, sin ningún tipo de organización ni estructura urbana. En el extremo más occidental de este territorio nos encontramos los casos de Ayamonte e Isla Cristina, que si bien hasta la etapa del desarrollismo no van a consolidar estructuras independientes para este uso, si que 15
(Santos Pavón, 2008) - 225 -
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cubren la dinámica turística de esta época dentro de los propios cascos urbanos e intensificando la actividad comercial propia de cada municipio. Será a partir de la planificación socioeconómica que se realiza de manera centralizada desde el estado cuando comience una nueva etapa en el turismo de la costa onubense con un cambio de modelo y una intensificación en el uso de los recursos naturales de la zona. Como se incidido en otros puntos de esta investigación, a partir de mitad de la década de los sesenta se desarrolla en este sector del litoral una planificación integral para incrementar y ordenar la actividad turística desde un modelo territorial, con excesivo protagonismo de esta política sectorial lo que supuso sumisión e otros aspectos territoriales a ella. En 1966 se aprueba el Proyecto de Promoción Turística de la costa de Huelva, mediante decreto de 11 de enero. Este proyecto actuaba a lo largo de los 120 kilómetros de costa y en una anchura de aproximadamente 5 kilómetros, unas 60.000 hectáreas aunque la intervención que regulaba era para el equipamiento de alrededor de 5.000 hectáreas de territorio desde Ayamonte a hasta la desembocadura del Guadalquivir. El plan desarrollaba la ubicación de los núcleos destinados a la actividad turística, definiendo la intensidad de plazas y de superficie donde actuar así como características que debían cumplir las parcelaciones y edificaciones. Además de esto, especificaba el desarrollo de las infraestructuras necesarias para el correcto funcionamiento de este sistema territorial, ya que en ese momento esta parte del territorio no contaba con infraestructuras básicas de cierta calidad como para apoyar este plan de desarrollo. La mirada actual permite el análisis de este documento y las expectativas desmesuradas que introdujo en el territorio, y que ha provocado el desarrollo de suelos que en la actualidad sería impensable destinar a esta actividad por sus valores de paisaje y ecológicos. Finalmente, la poca previsión en cuanto a la prevalencia de los desarrollos de las infraestructuras necesarias para un correcto funcionamiento de la promoción inmobiliaria provoco el desarrollo excesivo de ésta y el casi nulo de aquella, realizándose una parte de las obras previstas en los últimos años y otras desestimándose, como puede ser la creación de un aeropuerto en Huelva. La incidencia territorial de esta planificación ha sido desigual en el espacio y en el tiempo, así mientras los núcleos turísticos ya consolidados en esos años, Punta Umbría, La Antilla y Mazagón, son los que acogen el mayor número de consolidación de plazas lo hacen de diferente manera pudiéndose hoy apreciar los resultados. La casi nula planificación urbanística del desarrollo de Mazagón ha provocó un desarrollo desordenado, que aun no alcanzando las cifras de plazas establecidas por el plan, no consiguió establecerse como un núcleo en el que se - 226 -
atlas de los espacios vacantes del litoral atlántico de Andalucía
establecieran los estándares de calidad para el turismo a los que aspiraba el Plan. Por otro lado, el caso de Punta Umbría es excepcional por las circunstancias que rodearon su desarrollo que supero con creces lo establecido en esta planificación. En esas fechas se establece en la ciudad de Huelva el Polo de Desarrollo que provoca un desplazamiento importante de población a esta ciudad y el desarrollo de los núcleos de los alrededores como receptores de esas necesidades de habitación que la ciudad no consiguió resolver. Es por esto, que unido al desarrollo exclusivamente turístico de muchas edificaciones en el núcleo existente de Punta Umbría, esta ciudad se sitúo como receptora de este fenómeno migratorio por lo que su crecimiento fue mucho mayor al esperado y se mantiene a lo largo de los años hasta la actualidad, consolidándose como destino turístico emblemático de este territorio así como ciudad-dormitorio de Huelva. El desarrollo de lo planificado en El Rompido, en el municipio de Cartaya, y el de El Portil, en los municipios de Punta Umbría y Cartaya, no se consolidaron hasta los años ochenta del siglo XX, ya que los primeros arranques tras la aprobación del Plan fueron tímidos y la crisis económica de los años siguientes que paralizó los proyectos, que finalmente terminó generando una trama desordenada y sin infraestructuras adecuadas, a los que se unía la lejanía con las cabeceras municipales y los inconvenientes de servicios que eso provocaba. A partir de 1995, el ayuntamiento de Cartaya desarrolla el proyecto de Nuevo Portil con la intención de mejorar, mediante un nuevo desarrollo urbano, el estado de carencia del núcleo ante las nuevas tendencias turísticas. La operación se desenvuelve con éxito y en poco tiempo se amplía con la construcción de otro campo de golf y la construcción de varios establecimientos hoteleros que conforman la verdadera dotación de equipamientos turísticos de este municipio. El desarrollo de La Antilla, como en Punta Umbría, también fue superior al determinado por el Plan, localizándose la mayor parte al este de la carretera que unía el núcleo con Lepe y con una planificación interior pobre y que pronto dejó al descubierto sus limitaciones en cuanto a infraestructuras y servicios para la población flotante en las etapas de alta ocupación. En el mismo municipio de Lepe, el plan proponía la creación en la flecha de El Rompido (en lo que hoy son los suelos pertenecientes a la Paraje Natural) de un núcleo turístico que finalmente no llegó a desarrollarse por la coyuntura económica. Esta situación económica no afecta el desarrollo del núcleo de La Antilla que es en estos años cuando se desarrolla hacia el otro lado de la carretera de Lepe, ocupando un frente costero de algo más de un kilómetro y desarrollando ya edificaciones en altura hacia el interior así como establecimientos hoteleros y comerciales. No será hasta iniciados los años noventa del siglo XX cuando se reconduzcan muchas de las especificaciones que se habían planteado desde esa primera planificación territorial turística. La oferta exclusiva de residencia en el litoral ya no era suficiente para cubrir las expectativas y las tendencias en turismo establecían que la oferta debía ser diversificada y prevaleciendo equipamientos y dotaciones deportivas y de ocio, además de establecimientos hoteleros que implementaran el espectro de población turista potencial del este territorio. Es en estos años cuando se desarrolla el proyecto de ampliación de El Portil, Nuevo Portil e Cartaya que se apuntó anteriormente, cuando se reconduce la filosofía del asentamiento de isla Canela en Ayamonte, que no termina de consolidarse, y cuando se redacta y ejecuta un nuevo proyecto entre los centros vacacionales de La Antilla, en Lepe, y Urbasur, en Isla Cristina, en lo que se ha denominado Islantilla. La estructura del planteamiento de Islantilla se puede resumir en el establecimiento de instalaciones hoteleras, - 227 -
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comerciales y de ocio, y la edificación intensiva en la zona más cercana a la línea de mar y sobre los acantilados se desarrolla la edificación extensiva y el campo de golf.
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CONDADO DE HUELVA
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A continuación se describen de manera general los procesos generadores de paisaje dentro de cada una de las comarcas socioeconómicas identificadas en el trabajo, ordenándose los procesos de transformación en función de su importancia dentro del ámbito. Se describe brevemente los efectos de cada una de los procesos transformadores del paisaje sobre el paisaje actual. Para evitar la redundancia, trataremos cada unidad territorial como un todo, sin desglosarla en sus ámbitos paisajísticos. Costa Occidental de Huelva
—Andévalo Oriental. Deforestación agrícola y modificación del drenaje. Eliminación de la cubierta vegetal natural y sustitución por alineaciones paralelas de frutales, incluso alteración topográfica mediante la formación de caballones. Paisaje de una sola altura, una sola especie y una sola forma. Artificialidad. Nuevo paisaje. Aljarafe –Condado – Marismas
—Campo Tejeda. Deforestación agrícola. Manto uniforme verde de herbáceas cerealísticas durante el cultivo, y de tierra de labor marrón aterronada en invierno. Naturalidad por armonía de formas, por presencia de aves y por asimilación a paisajes esteparios. Contrapunto paisajístico en los bosque de ribera (vertical – horizontal; monocromatismo – multicromatismo) Nuevo paisaje. Sustitución especie cabecera. Bosques de eucalipto. Agrupación de árboles apretados de escaso sotobosque. Densidad que excluye la ausencia de horizonte y de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Empobrecimiento. Artificialidad. Paisaje efímero. Positivo, ante la ausencia de sombra. Deforestación agrícola. Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, las hortalizas, los frutales y el bajo plástico, adosadas, sin separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de cultivo hasta el borde de los cauces. Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura. Organización parcelaria y productiva ordenada. Sustitución especie cabecera. Bosques de eucalipto. Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. - 232 -
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados. Artificialidad. Paisaje efímero. Conservación. Preservación del paisaje de: Bosques de pino piñonero. Lagunas endorreicas de inundación freática. Dehesas de quercíneas. Bosques de ribera. Transformación sostenible. Producción de dehesas de encinas y alcornoques. Reducción por simplificación del ecosistema forestal original, en un sistema productivo de proteínas, y madera o corcho. Conservación de parte de la mayor parte de la fauna propia de los bosques originales. Inalteración de los materiales originales. Inalteración de los flujos de energía y procesos ecológicos forestales. Continuidad paisajística entre el ecosistema forestal aledaño y el transformado. Deforestación matorral abierto. Eliminación del bosque planifolio original mediante la quema, tala, pastoreo intensivo o puesta en cultivo forestal o agrario. Escasa diversidad botánica, que conlleva un empobrecimiento del paisaje en cuanto a su morfología y cromatismo. Protagonismo de las genistas (Genista hirsuta). Incremento de los procesos de erosión. Incremento del protagonismo paisajístico del suelo. Claro (gris) u oscuro en función de la presencia de restos vegetales. Empobrecimiento. Destrucción en proceso. Urbanización. Incremento de la urbanización en el borde de los núcleos urbanos. Crecimiento de los pueblos a costa de los arroyos circundantes, encauzamientos, abovedamientos, etc. Pérdida del skyline del pueblo a costa de urbanizaciones anejas desconectadas formalmente. Red viaria. Extensión por incremento o ampliación de la red viaria, con el consiguiente incremento del efecto borde sobre los paisajes anejos. Incremento del ruido. Incremento de la basura. Aumento de la ocupación espacial. Aumento del tránsito rodado motorizado. Fragmentación de paisajes previos a partir de la formación de paisajes de ruptura en torno a la vía. —Condado – Aljarafe. Deforestación agrícola. Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, el olivo, las hortalizas, los frutales y el bajo plástico, adosadas, sin o con escasa separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de cultivo hasta el borde de los cauces. Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura. Organización parcelaria y productiva ordenada. Sustitución especie cabecera. - 234 -
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Bosques de eucalipto. Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados. Artificialidad. Paisaje efímero. Transformación sostenible. Producción de dehesas de encinas y alcornoques. Reducción por simplificación del ecosistema forestal original, en un sistema productivo de proteínas, y madera o corcho. Conservación de parte de la mayor parte de la fauna propia de los bosques originales. Inalteración de los materiales originales. Inalteración de los flujos de energía y procesos ecológicos forestales. Continuidad paisajística entre el ecosistema ecosistema aledaño (agrícola o forestal) forestal) y el transformado. transformado. Conservación. Preservación del paisaje de: Bosques de pino piñonero. Lagunas endorreicas de inundación freática. Dehesas de quercíneas. Bosques de ribera. Urbanización. Incremento de la urbanización en el borde de los núcleos urbanos. Crecimiento de los pueblos a costa de los arroyos circundantes, encauzamientos, abovedamientos, etc. Pérdida del skyline del pueblo a costa de urbanizaciones anejas desconectadas formalmente. Invasión por urbanización diseminada de pinares, bosques planifolios y dehesas. Red viaria. Extensión por incremento o ampliación de la red viaria, con el consiguiente incremento del efecto borde sobre los paisajes anejos. Incremento del ruido. Incremento de la basura. Aumento de la ocupación espacial. Aumento del tránsito rodado motorizado. Fragmentación de paisajes previos previos a partir de la formación formación de paisajes de ruptura en torno a la vía. vía. —Dunas y arenales costeros de Doñana. Conservación. Se preserva la morfología dunar, dunar, y con ella la dinámica costera, y el resto de formaciones litorales y ecosistemas dependientes de ella. Sustitución especie cabecera. Bosques de pinos piñoneros. Extensos bosques de pino piñonero (Pinus pinea), de alta densidad arbórea y continuo matorral mediterráneo. De abajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, almohadillado, bosques siempreverdes, siempreverdes, amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las estaciones, ruderales, anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y fructificaciones. Estos bosques actúan a modo de estabilización de las dunas, sustituyendo notablemente el paisaje natural original, por otro naturalizado totalmente distinto. - 235 -
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—Marismas. Conservación. Amplias extensiones marismeñas, planicies monocromáticas dominadas por la capa de Spartina maritima y salados de las distintas series de vegetación halófila. Entidad geográfica de suficiente magnitud para dominar las aledañas, también de bajo relieve. La zona inundable de este ámbito se comporta como un paisaje de baja energía, formado por marismas, donde predomina la sedimentación, la homogeneidad de líneas horizontales, el monocromatismo de la arcilla, del agua, y de la Spartina marítima, como una plataforma continua irrigada por las formas suaves y sinuosas de sus caños. Efecto tampón, ya que las zonas emergidas alrededor de éstas, se encuentran parcialmente alteradas por la agricultura, hacia el interior interior,, y por la urbanización, hacia la costa. Sustitución especie cabecera. Bosques de pinos piñoneros. Extensos bosques de pino piñonero (Pinus pinea), de alta densidad arbórea y continuo matorral mediterráneo. De abajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, almohadillado, bosques siempreverdes, siempreverdes, amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las estaciones, ruderales, anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y fructificaciones. Estos bosques actúan a modo de tampón sobre la transformación del paisaje, al modo de las marismas pero en tierra seca, aportando un contrapunto natural forestal al paisaje natural marismeño, que enriquece notablemente el paisaje de la comarca. Estos pinares modifican el clima en su interior, interior, y conservan una comunidad faunística rica en invertebrados, micromamíferos, micromamíferos, reptiles, anfibios y aves forestales, complementaria de la comunidad marismeña de rica avifauna. Rodales de eucalipto. Agrupación de árboles apretados de escaso sotobosque. Densidad que excluye la ausencia de horizonte y de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Transformación sostenible. Explotaciones acuícolas y salineras en continuidad con paisajes marismeños. Sustitución por simplificación del ecosistema mareal original, en un sistema productivo de proteinas o de sal. Conservación de parte de la avifauna propia de las marismas y lagunas. Inalteración del perfil horizontal marismeño. Inalteración de los materiales marismeños. Inalteración de los flujos de energía y procesos ecológicos marismeños. Continuidad paisajística entre el ecosistema mareal y el transformado.
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[dinámicas históricas]
La segunda unidad litoral abarca parcialmente las comarcas naturales de El Condado, en Huelva, y El Aljarafe, en Sevilla, una alargada franja territorial que se extiende entre la antigua carretera nacional Sevilla – Huelva (A472) y el eje Almonte – Hinojos – Sevilla Sevilla ( A-452) A-452) prolongado por la A-484 hasta su conexión con la A-49 A-49 por el término de Bonares. De clara orientación agrícola, su posición intermedia entre el pie de sierra, las marismas de la desembocadura del Guadalquivir y la costa onubense hace que históricamente este territorio haya estado influido por las dinámicas que han conformado el ámbito propiamente litoral. Desempeñado un papel, en ocasiones subordinado y, en otras, rector de los procesos configuradores del paisaje que se identifican en la investigación. Solo desde esta relación de dependencia histórica podemos comprender la estructura actual del ámbito territorial que hemos definido como litoral occidental andaluz. Como ejemplo de lo anterior, señalaremos la dependencia de las comarcas de El Condado y El Aljarafe de la actividad marítimo comercial desarrollada en los puertos costeros, como productores de las materias primas (aceite, vino, cereal) de las que se nutría este intercambio. La pujanza del comercio de vino con América, a partir del siglo XVII, orientará definitivamente la especialización agrícola del sector más occidental de la unidad, siendo este uno de los procesos con mayor incidencia en la conformación del paisaje. En el caso contrario, la posición estratégica para el control de las comunicaciones condicionará las sucesivas organizaciones políticas y administrativas del territorio y la configuración de su sistema de asentamientos, abarcando ámbitos pertenecientes a otras unidades de paisaje anexas. El carácter de corredor caracteriza la demarcación que, históricamente, ha desempeñado el papel de conexión entre Sevilla y el extremo occidental andaluz, reforzado por la continuidad histórica de la vía romana que comunicaba Itálica con el Río Guadiana en la antigua carretera nacional, la autovía del descubrimiento y la vía de ferrocarril que conectan Sevilla con Huelva. 1 Esta fuerte articulación este-oeste condiciona la disposición lineal de sus núcleos urbanos que, sigue la antigua carretera nacional (A-472) entre Huelva y Sevilla, conectando las poblaciones de Niebla, Villarrasa, La Palma del Condado, Villalba del Alcor y Manzanilla. Un eje secundario que transcurre paralelo al anterior, más al sur, enlaza las poblaciones de Rociana del Condado, Bonares y Lucena del P ueto que se asientan sobre suaves colinas, dominando el paisaje de viñedos que las rodea.2 Los ejes viarios norte n orte –sur, –sur, poco importantes en la articulación del actual del sistema urbano, tuvieron un marcado papel en dos momentos históricos bien diferenciados. Primero, como rutas de aproximación al Andévalo durante el periodo de pujanza de la actividad minero-metalúrgica ibero-turdetana y romana. Este control del paso del mineral hacia los puertos del litoral onubense provocó la ubicación en sus proximidades de asentamientos urbanos que ocuparon las zonas de mejor defensa topográfica, destacando los núcleos fortificados de Niebla, sobre el río Tinto, y Tejeda la Vieja, situado al norte de nuestra delimitación. 3 Durante la baja edad media, estas vías son 1 2 3
(Fernández Cacho, y otros, 2010, pág. 272) (2010, pág. 269) (2010, pág. 272) - 237 -
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utilizadas como caminos pecuarios pecuarios vinculados al desarrollo de la Mesta castellana, por por los que transitaba el ganado hacia los ricos pastos de las marismas. Dentro de este sistema urbano, que surge ya en el neolítico asociado a la explotación agrícola, destaca la ciudad media de Niebla, que viene desempeñado el papel de centro comarcal con continuidad histórica desde su fundación ibero-turdetana. Continuada en la ciudad romana de Ilipla su papel geoestratégico se consolida durante durante la alta edad media como sede episcopal visigoda y centro territorial. Durante la Baja Edad Media, tendrá especial relevancia como capital de Condado de Niebla que se conforma en 1369 pasando, en 1445, a formar parte del extenso Ducado de Mediana Sidonia. La impronta medieval de su conjunto urbano es uno de los hitos paisajísticos identificativos de esta unidad. Destacando su recinto amurallado y la Alcazaba o Alcázar de los Guzmanes, de origen islámico, reconstruido por la casa ducal de Medina Sidonia en el siglo XV y actualizado sucesivamente. Presenta un paisaje suave de campiña, transición entre las laderas serranas del norte y las marismas de Doñana, al sur, sur, con una economía de base agrícola a grícola centrada en la trilogía mediterránea del trigo, olivo y viña. A partir del siglo XVII, y especialmente durante el siglo XVIII, se observa una especialización del sector oriental, más próximo a Sevilla, en el cultivo del cereal y el olivo, destacando como hitos conformadores del paisaje, eminentemente agrícola, los conjuntos edilicios de las haciendas de labor y, dentro de los núcleos urbanos los edificios de cillas y pósitos. En paralelo en el sector occidental se consolida un paisaje de viñedos que lleva asociado, por una parte, una mayor compartimentación de las parcelas agrícolas con una estructura de pequeños propietarios que caracteriza también la organización social de la población y, por otra, la construcción en los cascos urbanos de edificios de bodegas para la crianza del vino, que inciden directamente en su trazado, y de instalaciones industriales destinadas al destilado de licores, cuyas torres de alambique son desde el siglo XIX, referentes referentes del paisaje urbano de poblaciones como Rociana, La Palma del Condado o Bollullos par del Condado. 4 Organización espacial-administrativa y control territorial
La mayor parte de las fortificaciones del ámbito se desarrollan en los núcleos urbanos. Los conflictos entre las distintas organizaciones políticas y económicas medievales se reflejan en la evolución de las estructuras defensivas de las poblaciones. La mayor parte proceden de la étapa islámica destacando la Alcazaba o el Alcázar de los Guzmanes en Niebla, reconstruido por la casa ducal de Medina Sidonia en el siglo XV y actualizado sucesivamente. Se conservan escasos restos de los castillos urbanos de Trigueros, Palma del Condado y de la posible fortificación de Villalba del Alcor integrados en iglesias parroquiales. 5 Procesos de asentamiento, configuración de núcleos de población y urbanización del territorio
Desde el neolítico los asentamientos se vinculan al uso agrícola del suelo que va a orientar la evolución del patrón de asentamientos, perviviendo hasta nuestros días. Durante la Edad del Bronce y la Edad del hierro, los asentamientos ocupan las zonas de mejor defensa topográfica y de control de las comunicaciones con Niebla, 4 5 - 238 -
(2010, págs. 280-281) (2010, pág. 272), SIPHA
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sobre el río Tinto, como mejor ejemplo de este patrón de ocupación. 6 En estos momentos, el control del paso hacia el Andévalo adquiere gran importancia debido a la pujanza de la actividad minero-metalúrgica iberoturdetana. La unidad ocupará una posición estratégica como paso obligado del mineral hacia los puertos del litoral onubense, originándose asentamientos en la proximidades a las rutas hacia el Andévalo, entre los que destaca el núcleo fortificado de Tejeda la Vieja, situado al norte de nuestra delimitación. La romanización del territorio supone la intensificación de la colonización agraria y del número de villaes o asentamientos rurales y la consolidación de un patrón de ocupación del territorio con base agrícola que incide en la evolución medieval del ámbito. Las dos ciudades más importantes de este sistema serán Itucci (T (Tejeda ejeda la Nueva en Escacena) y Niebla (Ilipla), localizadas sobre los dos asentamientos iberos fortificados más importantes. El núcleo de Niebla se consolida durante la alta edad media como sede episcopal visigoda y centro territorial. Durante la ocupación musulmana el territorio se adapta a la organización jurisdiccional de la cora andalusí, pero se establece una gran continuidad con el sustrato poblacional hispano-romano. hispano-romano. Las alquerías forman parte de las unidades territoriales siendo el origen de algunas de las haciendas y núcleos actuales como Trigueros, La Palma del Condado o Villalba del Alcor que tuvieron continuidad en época cristiana. Durante la época almohade destaca la cora de Labla, con Niebla, ciudad fortificada, como capital. 7 El papel predominante de Niebla continúa hasta el siglo XV, durante el auge del sistema feudal establecido tras la conquista cristiana, como capital del Condado de Niebla que se conforma en 1369, pasando, en 1445, a formar parte del extenso Ducado de Mediana Sidonia. Como parte de la política repoblación desarrollada por los sucesivos señores del Condado de Niebla se consolidan una serie de poblaciones en torno a antiguas alquerías o fortificaciones como Lucena, Bonares, Rociana del Condado, Bollullos, Chucena, Castilleja del Campo o Villarrasa.8 A partir del siglo XVI el impacto del comercio con América provocará un descenso de población que se desplaza hacia los puertos próximos de Sanlúcar de Barrameda, Sevilla, Huelva o Cádiz. La demarcación se orienta hacia la actividad agrícola con base en el cereal, olivar, olivar, y viñedo destinado principalmente a la exportación a Sevilla o al resto de territorios de la casa ducal de Medina Sidonia.
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Representación de la articulación histórica de la unidad. Se representan a la vez los caminos históricos, las vias actuales y las infrestructuras de transporte señalando los elementos patrimoniales de mayor relevancia. El Condado_ Sector occidental NIEBLA (NI), VILLARASA (VI), LA PALMA DEL CONDADO (PC), VILLALBA DEL ALCOR (CA), MANZANILLA (MZ), BONARES (BO), ROCIANA DEL CONDADO (RC), BOLLULLOS PAR DEL CONDADO (BC), CHUCENA (CH) EJE 1_ CARRETERA NACIONAL A-472 SEVILLA-HUELVA EJE 2_ AUTOVÍA A-40 EJE 3_ LINEA DEL FERROCARRIL SEVILLA-HUELVA NI_Puente Romano. Dominaba el paso del río Tinto, en el eje de comunicación Sevilla-Huelva. NI_Puente del Tren de las Minas. 1850/1899. Puente de hierro construido por los ingleses para la circulación del tren de Las Minas hacia el puerto de Huelva. VR_ Puente de Gadea sobre elrío Tinto en Villarrasa (1935)
La unidad se ha articulado históricamente, en dirección este-oeste, sobre la vía romana que comunicaba la ciudad de Itálica con el Río Guadiana, pasando por los importantes núcleos de Tejeda Tejeda la Nueva y Niebla, consolidando el poblamiento de la zona; Este camino fue soporte, posteriormente, de la vía pecuaria denominada vereda de carne que transcurría entre Sevilla y Ayamonte, a su paso por Villarrasa, un ramal denominado cordel de Portugal, Portugal, que 9 fue una conexión clave durante la Baja Edad Media cristiana. La articulación se refuerza en el siglo XIX con la inauguración de la línea de ferrocarril que une Sevilla con Huelva y ya en el siglo XX con la carretera nacional y la autovía del V centenario. La posición intermedia de la demarcación, pasillo natural natural entre sierra y marisma, hace que sea atravesada en dirección norte–sur por otras infraestructuras de comunicación, como las vías pecuarias que conducen a los pastos marismeños de la Dehesa Boyal Boyal o los trazados ferroviarios ferroviarios por los que discurrían los los trenes mineros. Asociados a las vías ganaderas se localizan pilares y abrevaderos construidos durante la baja edad media y la Edad Moderna.10 Igualmente entorno a Niebla se localizan vestigios de dos sistemas de abastecimiento hidráulico romano e islámico.
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(2010, pág. 272) (2010, págs. 272-279)
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Sistemas de producción y explotación del medio físico y de sus recursos naturales
La crianza del vino y la producción de aceite son las actividades de transformación asociadas a la explotación agrícola de este ámbito territorial prácticamente desde la época bajo medieval. Las instalaciones industriales asociadas a estas actividades a ctividades tienen una fuerte impronta paisajística, marcando la doble orientación productiva de este territorio. Así en el sector occidental, se consolida, a partir del siglo XIV, XIV, un paisaje de viñedos caracterizado por la presencia de tonelerías y cascos de bodega singularizando los trazados urbanos de núcleos como Bollullos, Rociana y la Palma del Condado, acompañados desde el siglo XIX, por las chimeneas de alambique de las destilerías de licor que se recortan en el perfil de los pueblos del Condado. La producción de aceite ha dejado también numerosos edificios de molienda integrados en haciendas o cascos urbanos que constituyen hitos referenciales en el paisaje. Destacan por su entidad constructiva la almazara con torre de contrapeso de la hacienda Alcalá de la Alameda de Chucena y el edificio de la Hacienda en el casco urbano de Rociana que conserva las dos torres de los contrapesos de las prensas de las vigas. 11 En el cauce del río Tinto por los términos municipales de La Palma del Condado, Villarrasa y Niebla se localizan una serie de molinos harineros que aprovechaban el agua, no apta para la agricultura, como fuerza motriz. Destacan por su agrupación espacial el conjunto de molinos hidráulicos de Villarrasa formado por, por, entre otros, los Molinos de La Vadera, Juan Muñoz, el de la Torre, el de Gadea y el del Centeno; y los del entorno del Puente Romano de Niebla.
Representación de actividades industriales de transformación de recursos naturales 1-Haciendas y molinos relacionados con la producción de aceite CH_ Hacienda Torralba CH_ Hacienda de Xenís NI_ Hacienda la Reunida BC_ Caserío de la Dehesa Fundaciones religiosas aisladas en el medio rural dotadas con edificaciones agropecuarias BC_ Fundación frascicana de San Juan de Morañina PC_ Fundación jerónima del Convento de la Luz. Dentro de cascos urbanos RC_ Torres del Molino de la Hacienda. (1700/1799) CH_ Almazara con torre de contrapeso Hacienda de Alcalá de la Alameda MZ_ Molino de Aceite de Manzanilla. 2-Bodegas y torres de destilación en el interior de núcleos RC_ Torre de la Fábrica de Alcoholes los Alicantinos. RC_ Bodegas (s. XIX). San Antonio (El Guerra), Los Nietos (1686), Don Javier Molina, Millán. BC_ Bodegas (s. XIX). Las Carrionas, José María Delgado Caro, Clemente Neble. PC_ Bodegas (s. XIX). Pichardo, Manolo Teba, Morales. MZ_ Bodega del Diezmo. BC_ Torre de los Vallejos en Bollullos VA_ Torre de la calle San Bartolomé en Villalba PC_ Torre de Celestino Verdier en La Palma del Condado 3-Infraestructuras hidraúlicas NI_Molinos Hidráulicos Harineros. LPC_ Molinos Hidráulicos Harineros. VR_ Molinos Hidráulicos Harineros.
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[dinámicas actuales]
La consideración de la parte sur de la comarca de El Condado como parte del litoral se justifica por su consideración tradicionalmente como borde de Doñana y, como tal, aprovechaba los recursos que la unen a la tradición del Condado y a la vez los que le brinda la configuración marismeña y demás recursos de ese territorio. Estructurada como corredor de conexión entre las ciudades de Sevilla y Huelva, este carácter se acentúa con la construcción, a final del siglo XX de la autovía A-49 y que parte en dos la comarca tradicional. La carretera A-484 que cose los núcleos de Hinojos, Almonte, Rociana, Bonares y Lucena uniéndolos entre sí y entroncando con Moguer y Palos de la Frontera, se convierte de este modo en el viario estructurante de este territorio que son los que habitan Doñana. En lo referente a la agricultura, la característica principal son los cultivos tradicionales de la comarca, explotaciones de secano dedicadas al olivar, olivar, vid y cereal, aunque la tendencia en variable y comienza a cobrar protagonismo la agricultura intensiva que se propaga desde la zona de Palos y Moguer sustituyendo estos cultivos. Esta sustitución es aún más apreciable en los terrenos de pinar y eucaliptos, que se empiezan a sustituir por estas explotaciones. A principios de 2011 se ha aprobado inicialmente por la Consejería de Obras Públicas y Vivienda, el “Plan Especial de Ordenación de las zonas de regadío ubicados al norte de la corona forestal de Doñana” comprendiendo parte de los términos municipales de Almonte, Bonares, Lucena del Puerto, Moguer y Rociana del Condado, y cuyo objetivo general es el de “compatibilizar las oportunidades de desarrollo de este territorio, especialmente en materia de agricultura y turismo, con la protección de los excepcionales valores naturales de Doñana y el uso racional del agua” 12. La presencia y el protagonismo de la agricultura en este territorio es indudable y es lo que finalmente imprime carácter y acaba conformando su paisaje. El cambio que se produce en este territorio a partir de los años ochenta del siglo XX se debe a la aparición de los “cultivos de primor” que suponen una dinamización en la economía de la zona, situándose la mayoría al norte de la corona forestal de Doñana. La introducción de las técnicas de regadío se amplían a otros cultivos como los de olivo y vid, que asentados sobre terrenos tradicionalmente agrícolas, cambian el modelo de explotación para intensificar y proteger la producción. Además aparecen también explotaciones de cítricos en regadío en la parte sur del ámbito, así como los ya mencionados cultivos bajo plástico. En lo referente al turismo en este territorio, se puede decir que es casi anecdótico 12 - 242 -
Extraído de la memoria del Plan Especial.
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y en general de paso hacía el espacio natural o los destinos de playa situados en Matalascañas y Mazagón y cuyo acceso se realiza a través de la A-49, como gran corredor distribuidor de esta parte del arco litoral. En lo que se determina como Condado Sur, los núcleos urbanos se han ubicado en la frontera imprecisa entre el espacio cultivado y el improductivo, improductivo, por lo que se genera una red con dos alineaciones, al Norte la línea que se conforma de Chucena a Niebla, y al sur la que ya se ha comentado que partiendo de Hinojos acaba en Lucena del Puerto. La construcción de la A-49, mejora la conexión global del ámbito con el exterior pero no aca be de conformar un gran eje estructuran te de este territorio, de manera que las poblaciones situadas mas hacía el oeste, basculan hacía Huelva y su entorno, con las dinámicas más urbanas de expansión territorial y movimiento funcional. Las poblaciones de Rociana, Bollullos Par del Condado y Almonte, junto las situadas al norte de la autovía, generan una estructura consolida por relaciones históricas entre los núcleos de la comarca del Condado, mientras las relaciones de Hinojos varían entre Almonte y Pilas.
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MARISMAS DE SEVILLA
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
A continuación se describen de manera general los procesos generadores de paisaje dentro de cada una de las comarcas socioeconómicas identificadas en el trabajo, ordenándose los procesos de transformación en función de su importancia dentro del ámbito. Se describe brevemente los efectos de cada una de los procesos transformadores del paisaje sobre el paisaje actual. Para evitar la redundancia, trataremos cada unidad territorial como un todo, sin desglosarla en sus ámbitos paisajísticos. Centro Regional de Sevilla
—Condado Aljarafe Deforestación agrícola. Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, el olivo, las hortalizas, los frutales y el bajo plástico, adosadas, sin o con escasa separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de cultivo hasta el borde de los cauces. Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura. Organización parcelaria y productiva ordenada. Sustitución especie cabecera. Bosques de eucalipto. Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados. Artificialidad. Paisaje efímero. Transformación sostenible. Producción de dehesas de encinas y alcornoques. Reducción por simplificación del ecosistema forestal original, en un sistema productivo de proteínas, y madera o corcho. Conservación de parte de la mayor parte de la fauna propia de los bosques originales. Inalteración de los materiales originales. Inalteración de los flujos de energía y procesos ecológicos forestales. Continuidad paisajística entre el ecosistema aledaño (agrícola o forestal) y el transformado. Conservación. Preservación del paisaje de: Bosques de pino piñonero. Lagunas endorreicas de inundación freática. Dehesas de quercíneas. Bosques de ribera. Urbanización. Incremento de la urbanización en el borde de los núcleos urbanos. Crecimiento de los pueblos a costa de los arroyos circundantes, encauzamientos, abovedamientos, etc. Pérdida del skyline del pueblo a costa de urbanizaciones anejas desconectadas formalmente. Invasión por urbanización diseminada de pinares, bosques planifolios y dehesas. Red viaria. Extensión por incremento o ampliación de la red viaria, con el consiguiente incremento del efecto borde sobre los paisajes anejos. Incremento del ruido. Incremento de la basura. Aumento de la ocupación espacial. - 246 -
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Aumento del tránsito rodado motorizado. Fragmentación de paisajes previos a partir de la formación de paisajes de ruptura en torno a la vía. —Vega del Guadalquivir. Deforestación agrícola. Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, el olivo, las hortalizas, los frutales y el bajo plástico, adosadas, sin o con escasa separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de cultivo hasta el borde de los cauces. Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura. Organización parcelaria y productiva ordenada. Deforestación agrícola y modificación del drenaje. Sustitución de la caminería tradicional. Eliminación de lindes. Desaparición de referencias vegetales verticales (arboledas). Conducción de drenajes, cauces y eliminación de vegetación riparia. Concentración parcelaria homogeneiza y simplifica límites, bordes y contrastes morfológicos y estructurales. Sustitución especie cabecera. Bosques de eucalipto. Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados. Artificialidad. Paisaje efímero. Urbanización. Incremento de la urbanización en el borde de los núcleos urbanos. Crecimiento de los pueblos a costa de los arroyos circundantes, encauzamientos, abovedamientos, etc. Pérdida del skyline del pueblo a costa de urbanizaciones anejas desconectadas formalmente. Invasión por urbanización diseminada de pinares, bosques planifolios y dehesas. Red viaria. Extensión por incremento o ampliación de la red viaria, con el consiguiente incremento del efecto borde sobre los paisajes anejos. Incremento del ruido. Incremento de la basura. Aumento de la ocupación espacial. Aumento del tránsito rodado motorizado. Fragmentación de paisajes previos a partir de la formación de paisajes de ruptura en torno a la vía. —Los Alcores Deforestación agrícola. Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, el olivo, las hortalizas, los frutales y el bajo plástico, adosadas, sin o con escasa separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de cultivo hasta el borde de los cauces. Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura. Organización parcelaria y productiva ordenada. Deforestación agrícola y modificación del drenaje. Sustitución de la caminería tradicional. - 248 -
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Eliminación de lindes. Desaparición de referencias vegetales verticales (arboledas). Conducción de drenajes, cauces y eliminación de vegetación riparia. Concentración parcelaria homogeneiza y simplifica límites, bordes y contrastes morfológicos y estructurales. Sustitución especie cabecera. Bosques de eucalipto. Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados. Artificialidad. Paisaje efímero. Urbanización. Incremento de la urbanización en el borde de los núcleos urbanos. Crecimiento de los pueblos a costa de los arroyos circundantes, encauzamientos, abovedamientos, etc. Pérdida del skyline del pueblo a costa de urbanizaciones anejas desconectadas formalmente. Invasión por urbanización diseminada de pinares, bosques planifolios y dehesas. Red viaria. Extensión por incremento o ampliación de la red viaria, con el consiguiente incremento del efecto borde sobre los paisajes anejos. Incremento del ruido. Incremento de la basura. Aumento de la ocupación espacial. Aumento del tránsito rodado motorizado. Fragmentación de paisajes previos a partir de la formación de paisajes de ruptura en torno a la vía. —Marismas. Conservación. Amplias extensiones marismeñas, planicies monocromáticas dominadas por la capa de Spartina maritima y salados de las distintas series de vegetación halófila. Entidad geográfica de suficiente magnitud para dominar las aledañas, también de bajo relieve. La zona inundable de este ámbito se comporta como un paisaje de baja energía, formado por marismas, donde predomina la sedimentación, la homogeneidad de líneas horizontales, el monocromatismo de la arcilla, del agua, y de la Spartina marítima, como una plataforma continua irrigada por las formas suaves y sinuosas de sus caños. Efecto tampón, ya que las zonas emergidas alrededor de éstas, se encuentran parcialmente alteradas por la agricultura, hacia el interior, y por la urbanización, hacia la costa. Sustitución especie cabecera. Bosques de pinos piñoneros. Extensos bosques de pino piñonero (Pinus pinea), de alta densidad arbórea y continuo matorral mediterráneo. De abajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, bosques siempreverdes, amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las estaciones, ruderales, anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y fructificaciones. Estos bosques actúan a modo de tampón sobre la transformación del paisaje, al modo de las marismas pero en tierra seca, aportando un contrapunto natural forestal al paisaje natural marismeño, que enriquece notablemente el paisaje de la comarca. - 249 -
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Estos pinares modifican el clima en su interior, y conservan una comunidad faunística rica en invertebrados, micromamíferos, reptiles, anfibios y aves forestales, complementaria de la comunidad marismeña de rica avifauna. Rodales de eucalipto. Agrupación de árboles apretados de escaso sotobosque. Densidad que excluye la ausencia de horizonte y de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Transformación sostenible. Explotaciones acuícolas y salineras en continuidad con paisajes marismeños. Sustitución por simplificación del ecosistema mareal original, en un sistema productivo de proteinas o de sal. Conservación de parte de la avifauna propia de las marismas y lagunas. Inalteración del perfil horizontal marismeño. Inalteración de los materiales marismeños. Inalteración de los flujos de energía y procesos ecológicos marismeños. Continuidad paisajística entre el ecosistema mareal y el transformado.
Representación de la articulación histórica del litoral Patrimonio Militar AZ_Castillo. BIC 1985 Sistema defensivo litoral. Torres Almenaras Defensivas. Playa de Castilla AL_El Porretal (Edad Moderna) BIC 1985 AL_El Asperillo (Edad Media) BIC 2008 AL_La Higuera (1577). BIC Incoado 2008 AL_La Carbonera (Edad Moderna) BIC 1985 AL_Zalabar (Edad Moderna) BIC 1985 AL_San Jacinto (Edad Moderna) BIC 1985
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[dinámicas históricas]
A pesar de que el cauce del Guadalquivir ha constituido desde la fundación de la romana Híspalis una importante arteria fluvial que comunicaba el valle con el mar, también ha supuesto un obstáculo en la relación entre los territorios ubicados en sus márgenes que, aunque comparten procesos generadores de paisaje como los relacionados con la progresiva desecación y roturación agrícola de las marismas, presentan una alejamiento secular que los singularizan como dos espacios diferenciados1. Históricamente este territorio se ha caracterizado por la concentración de la población en la franja norte de la demarcación, en cuyas elevaciones se ubican los asentamientos más antiguos como Almonte (San Bartolomé), Hinojos y Villamanrique de la Condensa, destacando Aznalcázar por su continuidad histórica desde época romana. En el área meridional se conforma un gran vacío poblacional, un espacio vacante histórico, hoy ocupado por las marismas arroceras del estuario del Guadalquivir y la superficie protegida del parque de Doñana. El ámbito se cierra con una extensa franja dunar de alto valor ecológico, soporte de asentamientos desde el neolítico, de una intensa actividad pesquera en época romana y del sistema de torres vigías en época moderna durante los siglos XVI y XVII. El eje viario que articula el territorio recorre su borde septentrional, conectando los núcleos de Aznalcázar, Pilas, Hinojos y Almonte desde los que se ordenan los accesos al interior de las marismas constituyendo un sistema de caminos y conexiones al que denominaremos las puertas del coto dando nombre a esta unidad de paisaje. Se trata de un eje de comunicaciones secundario en el ámbito regional, ya que la conexión este-oeste se realizaba a través del camino histórico que atravesaba las comarcas limítrofes de El Aljarafe, el Campo de Tejada y el Condado fuera ya de esta unidad de paisaje. A nivel territorial y paisajístico, el río Guadalquivir es el elemento configurador del ámbito que comprende esta unidad de paisaje, protagonizando, a lo largo de la historia, los distintos procesos fisiográficos, demográficos y productivos que son responsables de su actual conformación espacial fuertemente condicionada por los importantes cambios geomorfológicos a los que ha sido sometido desde la prehistoria hasta nuestros días. Este proceso, que se desarrolla en apenas dos mil años, es descrito de manera concisa en la publicación Paisaje y patrimonio cultural en Andalucía como una evolución [...] desde una configuración inicial como golfo marino o ensenada abierta, su progresivo cerramiento por el cordón dunar de Doñana, la instalación de islas y de una marisma interior debido a la progresivos aluviones del Guadalquivir hasta el estadio actual de marisma desecada convertida en tierras agrícolas de regadío y la reserva natural de Doñana. 2
La transformación del paisaje trasciende en la localización de los primeros asentamientos con orientación agrícola en el límite norte del ámbito como Almonte o Aznalcázar que, a lo largo de la Edad del Hierro, funcionan como puertos de salida del mineral tartésico, influyendo en la posterior evolución del sistema urbano. 1 Frente a clasificación de demarcaciones paisajísticas propuesta por el laboratorio de Paisaje del IAPH en el marco del Proyecto de Caracterización Patrimonial del Mapa de Paisajes de Andalucía, que considera como una sola demarcación paisajística el ámbito conformado por el dominio territorial comprendido en acercamientos a los territorios del borde y entrada a Doñana. 2 (Fernández Cacho, y otros, 2010, pág. 250) - 251 -
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Así, durante la romanización se asiste a la conformación de un paisaje de esteros […] una gran laguna de influencia marina que alcanzaría hasta lo que hoy es la Puebla del Río […], con una actividad económica más diversificada, incorporando las actividades pesquera y conservera; haciéndose cada vez más frecuente el u so de los cauces fluviales como vías de comunicación interna (MONTERO SANDOVAL. JM, 2008:135) 3. El periodo de dominación islámica supone el despoblamiento del área marismeña y el desarrollo de la franja en contacto con la campiña, el territorio se reparte entre las coras vecinas de Labla (Niebla) y Isbilya (Sevilla) destacando el núcleo fortificado de Aznalcázar.4 Tras la conquista cristiana a mediados del siglo XIII, el ámbito va a jugar un importante papel para la Mesta castellana y la actividad ganadera de los señoríos nobiliarios, que se refleja en la toponimia del territorio, convertido en la Gran Dehesa Boyal de Andalucía Occidental, y en la impronta dejada por las vías pecuarias que lo atraviesan como la cañada real de los Isleños, la cañada Bonal, la cañada de Montañina o la cañada de la Marisma Gallega, continuación de las vías ganaderas que procedían de Castilla y Extremadura. 5 En este periodo se fundan las poblaciones de Pilas, Almonte y la ermita del Rocío, cuya significación cultural va a transcender al propio ámbito de la unidad de paisaje, llegando hasta nuestros días. Durante las Edades Media y Moderna se produce la progresiva formalización del cauce navegable del Guadalquivir y el abandono de las otras vías fluviales interiores al ámbito: el Guadiamar, el Brazo de la Torre y el estero Madre de las marismas del Rocío, que dejan de ser aptas para la navegación medieval y moderna por la pérdida de fondo debida a la acumulación de sedimentos en sus cauces. 6 La navegabilidad del Guadalquivir convierte al puerto de Sevilla en una encrucijada de rutas marítimas y en el motor del desarrollo económico y cultural de toda la región. El origen de las repoblaciones cristianas de las localidades ribereñas de la Puebla del Río, Coria de Río y San Juan de Aznalfarache, durante el reinado Alfonso X está en la importancia militar del Guadalquivir para la defensa de los accesos a Sevilla.2 La incidencia del descubrimiento de América en la conformación del paisaje de la unidad es doble. Por una parte, en las zonas de contacto con las campiñas 3 Las citas de este artículo pertenecen a la publicación El río Guadalquivir. Consejería de obras públicas y transporte. Sevilla, 2008. 4 (2010, pág. 253) 5 (2010, pág. 250) 6 (2010, pág. 250) - 252 -
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de El Aljarafe y El Condado se desarrolla el cultivo de la vid en relación con el comercio con América. Por otra, se intensifica el papel del río como eje comercial, lo que supuso un gran desarrollo de Sanlúcar de Barrameda, capital del estado ducal de los Medina Sidonia, en su desembocadura.7 Como parte del programa defensivo costero desarrollado bajo el reinado de los Austrias a lo largo de los siglos XVI y XVII se instalan las torres almenaras de El Porretal (Edad Moderna), El Asperillo o del Oro (Edad Media), La Higuera (1577), La Carbonera (Edad Moderna) y de Zalabar (Edad Moderna). Constituyendo un sistema espacial que se extiende a lo largo de la playa de Castilla, en el término de Almonte . El tráfico fluvial disminuirá progresivamente desde mediados del siglo XVII debido a la crisis comercial del puerto sevillano, enmarcada dentro de la crisis económica del imperio español, y al desplazamiento progresivo al puerto de Cádiz del intercambio de mercancías con las colonias americanas. En 1717 se produce, definitivamente, el traslado de la Casa de la Contratación a Cádiz debido, sobre todo, a las dificultades que encontraban las embarcaciones, cada vez con mayor capacidad de carga, para superar la barra de Sanlúcar y remontar el cauce del Guadalquivir, bastante degradado respecto a su calado. 8 Entre los siglos XIX y SXX se asiste a un nuevo interés por recuperar la navegabilidad del río, llevándose a cabo una serie de obras de gran calado territorial – encauzamiento, exclusas, dragados, - que conformarán la imagen actual de su cauce.9 La transformación a gran escala de la marisma del Guadalquivir se inicia a finales del siglo XIX con los planes de desecación de la laguna de Almonte, en lo que hoy son las marismas de Almonte e Hinojos, planes nacidos de la consideración generalizada de los humedales como zonas improductivas e insalubres. Sin embargo si que existía una actividad productiva en las marismas aunque fuese poco rentable económicamente. Se desarrollaban actividades de bajo impacto ecológico como la caza, legal o furtiva, la ganadería y otros aprovechamientos tradicionales como el carboneo, la recolección de piñas o la apicultura. 10 Entre todas ellas, la ganadería vinculada secularmente a las marismas alcanza una mayor significación simbólica en los sistemas de identidades culturales locales, especialmente la cría de las especies autóctonas de la vaca mostrenca y la yegua marismeña en un régimen de explotación asilvestrado.11 Durante la baja edad Media el espacio marismeño es transformado por la actividad ganadera de concejos y señoríos en la gran dehesa boyal de Andalucía occidental. Hacia el siglo XVIII comienzan a explotarse los pastos del Coto de Doñana y de las dehesas circundantes. En la edad moderna el ganado de renta se circunscribe a las marismas y aparece el cerrado como explotación ganadera extensiva. 12 Como huellas de esta interacción entre el hombre y la naturaleza se conservan algunas edificaciones de arquitectura tradicional marismeñas construida con vegetación y otros materiales de la zona, los denominados chozos o 7 8 9 10 11 12
(2010, pág. 254) (Camacho Rueda E; 2008:243) (Fernández Cacho, y otros, 2010, pág. 254) (Montero Sandoval. Jm, 2008:135) (2010, pág. 254) (2010, págs. 254-256) - 253 -
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ranchos, que habitaron jornaleros y pescadores hasta las últimas décadas del siglo pasado. Destaca el poblado de La Plancha, junto a la desembocadura del Guadalquivir, habitado por familias dedicadas a la recolección de leña del pinar cercano y la fabricación de carbón.13 La alteración de este paisaje se intensifica a lo largo del siglo XX por las políticas de desecación, regadío y colonización del bajo Guadalquivir desarrollados durante la dictadura franquista. Dotando al ámbito de su configuración definitiva en cuanto a usos del suelo y sistema de asentamientos. Se generaliza el cultivo del arroz en las marismas que anteceden a Doñana, resultando la única opción de aprovechamiento agrícola compatible con la conservación de los humedales, generando un ecosistema propio y un alto grado de identificación social. 14 [dinámicas actuales]
La margen derecha del Guadalquivir se identifica, aparte de con el Parque Nacional y Natural de Doñana, con el cultivo del arroz. 15 Además de este tipo cultivo y de explotación, en el territorio que abarca el arco de Pilas, Aznalcázar y la Puebla del Río hasta las marismas del Parque, se suceden los espacios forestales, las extensiones de olivar, explotaciones de cítricos y otras de regadío extensivo. El cambio sustancial en el paisaje del territorio que supuso la introducción de este tipo de explotación a partir de la mitad del siglo XX, se suma a las modificaciones realizadas desde el siglo XVIII en los cursos del Guadalquivir y del Guadiamar, con lo que los brazos de los ríos se corrigieron para facilitar la navegación, en el Guadalquivir, y la protección y control del agua, en ambos. Ya en 1795 se procedió a ejecutar la primera corta, denominada Merlina, para restar unos diez kilómetros a la distancia de navegación que existía entre Sanlúcar de Barrameda y Sevilla. Desde entonces y hasta 1992, cuando se ejecutó la ú ltima de estas obras, se llevaron a cabo un total de siete cortas, de manera que los 127 kilómetros que originalmente tenían que recorrer los buques han quedado reducidos a medio centenar. Estas modificaciones han hecho del antiguo Guadalquivir un cauce casi rectilíneo, alterando la dinámica fluvial, por lo que ahora las mareas dejan sentir sus efectos de una manera mucho más potente que antaño. Los grandes brazos del Guadalquivir terminaron siendo canalizados, rellenados o aislados mediante compuertas. De esta manera, Doñana se fue convirtiendo en una península, rodeada por las aguas del océano Atlántico, del río Guadalquivir y del brazo de la Torre, pero sin conexión con ellas, situación que desde hace 13 14 15 - 254 -
(2008:135) (Rizo Escalante D; 2008: 308-309) (Montero Sandoval, 2008), (González Arteaga, 2005).
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algunos años se trata de remediar mediante un programa de restauración hídrica que busca restablecer, en la medida de lo posible, el funcionamiento original de aquel sofisticado sistema de circulación de las aguas que es el verdadero corazón que hace latir a Doñana. A todos estos problemas hay que sumar la progresiva pérdida de la vegetación que cubría las riberas de todos los ríos y arroyos que desembocan en el estuario, lo que ha dado lugar a importantes pérdidas de suelo, fenómeno que está causando una acelerada colmatación de las marismas. Si se suman todos estos factores, advierten los especialistas, no es difícil imaginar la delicada situación en la que se encuentra el estuario del Guadalquivir, y lo incierto que se presenta su futuro. No se trata sólo de salvaguardar los valores naturales de este espacio, sino también su importancia en el mantenimiento de actividades económicas ancestrales como la agricultura o la pesca. En definitiva, Doñana ha terminado por convertirse en uno de los territorios en donde ha de prosperar, se quiera o no, el concepto de desarrollo sostenible. 16 El esquema urbano conformado por los núcleos acaba muy influenciado por la cercanía a la aglomeración urbana de Sevilla, a lo que favorece la inclusión de estos municipios en la planificación territorial tanto de Doñana como de la aglomeración de Sevilla. El esquema de funcionamiento es parecido al del territorio de Condado, en cuanto a la ausencia de un eje vertebrador, y la ubicación en el borde, entre los espacios productivos y la marisma, en este caso. Pilas es la cabecera del territorio denominado Bajo Guadiamar, al que se suma Aznalcázar, Villamarique de la Condesa y otros núcleos próximos, ya fuera de nuestro ámbito de la investigación. En el extremo oriental de este territorio se sitúa La Puebla del Río, desde donde se llega a Isla Mayor, un territorio inundado con su núcleo resultado de la política de colonización iniciada en las marismas desde mediados de los años cincuenta del siglo XX, y que se reconoció como municipio independiente en la última década de ese siglo. Serán estos dos municipios los que más se resientan de la tecnificación en el cultivo del arroz, al existir una dedicación casi en exclusiva a él, por lo que en ese momento una gran proporción de la población quedase excluida, teniendo que reconvertirse, bien a otra actividad, bien a las actividades complementarias al cultivo. La planificación que se hizo para la provisión de mano de obra se ve hoy desmesurada y los poblados de colonización planteados han quedado casi abandonados. La presencia del Parque Nacional y Natural de Doñana, y sus espacios aledaños, aun transformados, configuran un paisaje excepcional y único. Será a partir de la década de los años sesenta del siglo XX, cuando las políticas de desecación y puesta en producción de las marismas están en auge y se reúnen las condiciones económicas para materializarlas, que un grupo de investigadores y asociaciones comienzan una lucha para que se reconozcan los valores naturales, ecológicos y del paisaje de estos espacios, consiguiéndose la declaración de Parque Nacional por parte del Estado en 1969, con una superficie de 35.000 hectáreas, a los que se han ido sumando más así como los que desde la administración autonómica se declararon Parque Natural.
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BAJO GUADALQUIVIR
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A continuación se describen de manera general los procesos generadores de paisaje dentro de cada una de las comarcas socioeconómicas identificadas en el trabajo, ordenándose los procesos de transformación en función de su importancia dentro del ámbito. Se describe brevemente los efectos de cada una de los procesos transformadores del paisaje sobre el paisaje actual. Para evitar la redundancia, trataremos cada unidad territorial como un todo, sin desglosarla en sus ámbitos paisajísticos. Bajo Guadalquivir
—Los Alcores Deforestación agrícola. Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, el olivo, las hortalizas, los frutales y el bajo plástico, adosadas, sin o con escasa separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de cultivo hasta el borde de los cauces. Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura. Organización parcelaria y productiva ordenada. Deforestación agrícola y modificación del drenaje. Sustitución de la caminería tradicional. Eliminación de lindes. Desaparición de referencias vegetales verticales (arboledas). Conducción de drenajes, cauces y eliminación de vegetación riparia. Concentración parcelaria homogeneiza y simplifica límites, bordes y contrastes morfológicos y estructurales. Sustitución especie cabecera. Bosques de eucalipto. Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados. Artificialidad. Paisaje efímero. Urbanización. Incremento de la urbanización en el borde de los núcleos urbanos. Crecimiento de los pueblos a costa de los arroyos circundantes, encauzamientos, abovedamientos, etc. Pérdida del skyline del pueblo a costa de urbanizaciones anejas desconectadas formalmente. Invasión por urbanización diseminada de pinares, bosques planifolios y dehesas. Red viaria. Extensión por incremento o ampliación de la red viaria, con el consiguiente incremento del efecto borde sobre los paisajes anejos. Incremento del ruido. Incremento de la basura. Aumento de la ocupación espacial. Aumento del tránsito rodado motorizado. Fragmentación de paisajes previos a partir de la formación de paisajes de ruptura en torno a la vía. —Marismas. Conservación. Amplias extensiones marismeñas, planicies monocromáticas dominadas por la capa de Spartina maritima - 258 -
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y salados de las distintas series de vegetación halófila. Entidad geográfica de suficiente magnitud para dominar las aledañas, también de bajo relieve. La zona inundable de este ámbito se comporta como un paisaje de baja energía, formado por marismas, donde predomina la sedimentación, la homogeneidad de líneas horizontales, el monocromatismo de la arcilla, del agua, y de la Spartina marítima, como una plataforma continua irrigada por las formas suaves y sinuosas de sus caños. Efecto tampón, ya que las zonas emergidas alrededor de éstas, se encuentran parcialmente alteradas por la agricultura, hacia el interior, y por la urbanización, hacia la costa. Sustitución especie cabecera. Bosques de pinos piñoneros. Extensos bosques de pino piñonero (Pinus pinea), de alta densidad arbórea y continuo matorral mediterráneo. De abajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, bosques siempreverdes, amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las estaciones, ruderales, anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y fructificaciones. Estos bosques actúan a modo de tampón sobre la transformación del paisaje, al modo de las marismas pero en tierra seca, aportando un contrapunto natural forestal al paisaje natural marismeño, que enriquece notablemente el paisaje de la comarca. Estos pinares modifican el clima en su interior, y conservan una comunidad faunística rica en invertebrados, micromamíferos, reptiles, anfibios y aves forestales, complementaria de la comunidad marismeña de rica avifauna. Rodales de eucalipto. Agrupación de árboles apretados de escaso sotobosque. Densidad que excluye la ausencia de horizonte y de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Transformación sostenible. Explotaciones acuícolas y salineras en continuidad con paisajes marismeños. Sustitución por simplificación del ecosistema mareal original, en un sistema productivo de proteinas o de sal. Conservación de parte de la avifauna propia de las marismas y lagunas. Inalteración del perfil horizontal marismeño. Inalteración de los materiales marismeños. Inalteración de los flujos de energía y procesos ecológicos marismeños. Continuidad paisajística entre el ecosistema mareal y el transformado. —Campiñas de Jerez – Arcos. Deforestación agrícola. Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, el olivo, las hortalizas, los frutales y el bajo plástico, adosadas, sin o con escasa separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de cultivo hasta el borde de los cauces. Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura. Organización parcelaria y productiva ordenada. Deforestación agrícola y modificación del drenaje. Sustitución de la caminería tradicional. Eliminación de lindes. Desaparición de referencias vegetales verticales (arboledas). Conducción de drenajes, cauces y eliminación de vegetación riparia. Concentración parcelaria homogeneiza y simplifica límites, bordes y contrastes morfológicos y estructurales. - 260 -
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Sustitución especie cabecera. Bosques de pinos piñoneros. Retazos boscosos de pino piñonero (Pinus pinea), de alta y media densidad arbórea y continuo matorral mediterráneo. De abajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, bosques siempreverdes, amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las estaciones, ruderales, anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y fructificaciones. Estos pinares modifican el clima en su interior, y conservan una comunidad faunística rica en invertebrados, micromamíferos, reptiles, anfibios y aves forestales, complementaria de la comunidad marismeña de rica avifauna. Bosques de eucalipto. Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados. Artificialidad. Paisaje efímero. Conservación. Conservación de lagunas endorreicas. Conservación periférica de las formaciones arbustivas residuales de la deforestación generalizada de las cuencas limítrofes. Conservación de bosques de pino piñonero.
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[dinámicas históricas]
El territorio de esta unidad de paisaje, ubicado en el margen izquierda del Bajo Guadalquivir, se caracteriza por su condición histórica de borde marítimo-fluvial en respuesta a la evolución geomorfológica y del paisaje del delta del Guadalquivir, que ordena desde los procesos de ocupación hasta los usos del suelo. Esta doble vinculación singulariza el recorrido histórico del territorio que puede trazarse a partir de una lectura relacional de estas dinámicas. Así, la intensificación de la explotación agrícola, base económica de la unidad, se asocia a la consolidación del sistema urbano soporte de las comunicaciones históricas, tanto marítimas como terrestres, entre el valle del Guadalquivir y el Golfo de Cádiz. El ámbito presenta una fuerte articulación norte-sur establecida a partir de las principales vías de comunicación de la demarcación: un eje que une Sevilla con Sanlúcar de Barrameda a través de la llanura aluvial del Guadalquivir, restringido progresivamente al uso pecuario y conocido como la Cañada real de Sevilla a Sanlúcar, Cañada real de Isla Menor o Cañada real de las Islas; un segundo camino terrestre que recorre el borde de las marismas, formalizando en época romana un tramo de la Vía Augusta y consolidado posteriormente en los trazados de la carretera nacional IV Madrid-Sevilla-Cádiz y la autopista Sevilla-Jerez; y por último, el curso fluvial del Guadalquivir que se irá definiendo progresivamente a lo largo de las Edades Media y Moderna hasta la configuración del cauce actual. 1 El inicio de los procesos de colmatación del antiguo golfo marino se relaciona con la instalación en el ámbito de sociedades sedentarias y la intensificación agrícola que se produce entre el Neolítico final y la Edad del Cobre. Encontrándonos en el periodo turdetano, previo a la romanización, con un paisaje de […] paso de lo marítimo a lo lacustre […] habitado por una sociedad fuertemente estructurada y organizada en núcleos urbanos - Orippo (Torre de los Heberos, Dos Hermanas), Ugía (Torres Alocaz, Utrera), Conobaria (cerro Mariana, Las Cabezas de San Juan) Nabrissa (Lebrija), Hasta (Mesas de Asta, Jerez de la Frontera) - que son la base del sistema de ciudades que estructura tanto el ámbito marismeño como la campiña oriental de la demarcación. 2 Durante el periodo romano, al mismo tiempo que se intensifican la navegación fluvial y el comercio a través del río Betis, se consolida el papel territorial de las localidades de Nabrissa y Conobaria dentro de este sistema. Ubicadas en las proximidades de la Vía Augusta ocupan una posición de dominio visual y control del territorio. En torno a ellas, especialmente en las zonas de campiña, se concentran 1 2 - 262 -
(Fernández Cacho, y otros, 2010, pág. 253) (2010, págs. 251-252)
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un gran número de villaes agrícolas marcando la orientación económica de la unidad de paisaje. Sin embargo, en este periodo se diversifican las actividades económicas incorporando las actividades pesquera y conservera en el entorno de los esteros y marismas, destacando los enclaves portuarios de Sanlúcar de Barrameda y la Playas en Lebrija.3 En la alta Edad Media el espacio geográfico de la unidad de paisaje se reparte entre las coras de Isbilya (Sevilla) y Sidunna (Medina Sidonia), manteniendo Lebrija y Las Cabezas su papel como núcleos centrales del sistema urbano territorial, poseyendo un importante patrimonio de arquitectura defensiva procedente de este periodo(2010:253258). El origen bajo medieval de otras poblaciones es consecuencia de las repoblaciones cristianas, como Trebujena, o de la proximidad a rutas de comunicación consolidadas, como Los Palacios y Villafranca, que se incorporan al proceso urbanizador del territorio. 4
Representación de las estructuras defensivas y los ejes de articulación histórica del litoral Trazado de la via augusta / Carretera nacional SevillaJerez / A-4 / Ferrocarril Sevilla Cádiz CSJ_Castillo de Medina Montújar. BIC Monumento 1985 LE_Castillo Arabe. BIC 1985 Defensa de Sevilla DH_Castillo de la Serrezuela. BIC 1985 DH_Torres Albarranas Defensivas. Edad Media -Varga Santarén. S XIII. BIC 1985. -De los Herberos. (ó del Caño) S XIV. BIC 1985 -De la Corchuela. BIC 1985 -De Quintos. S. XIII. BIC 1985 -El Copero o Torre de Franceses. BIC 1985. situada entre los donadíos de El Copero y Cuartos. Defensa de Jerez -Alcazaba de Jerez -Castillo de Melgarejo -Torre de Machamuda -TORRE GIBALBÍN Castillo de Espera Torres en el entorno de Utrera -Torre Alocaz -Torre del Águila -Torre de Troya -Torre de la Ventosilla Sistema defensivo litoral SB_Fuertes. BIC 1985. Edad Moderna. -Fuerte Espíritu Santo -Fuerte de San Salvador, Bonanza Infraestructuras y vías de comunicación. Vía Augusta: Cádiz - San Fernando - Puerto Real Mesas de Astas (inmediaciones de Jerez de la Frontera) – inmediaciones de El Cuervo Torres de Alocaz (Utrera)- Puente de las Alcantarillas - Yacimiento Romano de Orippo (Dos Hermanas) y Sevilla.
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(2010, pág. 253) (2010, pág. 258) - 263 -
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
El descubrimiento de América supone una intensificación de las comunicaciones y el comercio a través del Guadalquivir, potenciando el papel estratégico de este territorio en la región. En este periodo, destaca el gran desarrollo de la ciudad de Sanlúcar de Barrameda como sede del pujante estado ducal de los Medina Sidonia (2010:254). Los Duques acometen durante la baja edad media la fortificación de los núcleos de Trebujena y Sanlúcar, cuyas defensas costeras se reforzaron con la construcción, entre los siglos XVI y XVII, del fuerte Espíritu Santo sobre la barra del Guadalquivir y del Fuerte de San Salvador para la defensa del puerto de Bonanza (SIPHA). En paralelo comienza a desarrollarse en las zonas de contacto con la campiña de Jerez de la Frontera como Sanlúcar de Barrameda y Trebujena, una producción vitivinícola en relación con el comercio americano.5 El alto grado de urbanización que caracteriza al territorio durante las Edad Moderna es un fenómeno compartido por todo el valle del Guadalquivir y liderado por las grandes ciudades que, como Córdoba o Sevilla, se asientan en sus riberas. Este patrón de ocupación alcanza en el siglo XVI un nivel solo comparable en Europa con el norte de Italia o los Países Bajos. Se caracteriza por la concentración de la población en pocos núcleos dispersos en grandes extensiones agrícolas. Los núcleos compaginan características físicas (urbanismo, trazado, monumentalidad de la edificación civil y religiosa), demográficas y hábitos de convivencia urbanos con una base rural en su composición social y económica. Una ambivalencia que se recoge en el término agrociudad con que son denominadas ciudades como Lebrija que concentran casi la totalidad de la población jornalera.6 A lo largo de los siglos XIX y XX se acometen sobre el territorio dos tipos de actuaciones que son responsables de la conformación definitiva del paisaje, por una parte la realización de proyectos de de gran calado en el cauce del Guadalquivir como obras de encauzamiento, dragado y exclusas que han configurado la imagen actual del curso del río y sus condiciones de navegación 7, y por otra, las roturaciones y desecaciones intensivas del ámbito marismeño que fueron llevada a cabo en el marco de los planes de desecación y puesta en riego del Bajo Guadalquivir desarrollados por el régimen franquista, durante los años cuarenta y cincuenta del siglo XX, para la implantación de nuevos cultivos, sobre todo arroceros, y la explotación agrícola extensiva del área. 8 Estas actuaciones de gran escala territorial donde la estructura de la propiedad se relaciona con la propiedad familiar, se acompañaron de una serie de infraestructuras hidráulicas necesarias para la puesta en riego de este extenso territorio. Entre 5 6 7 8 - 264 -
(2010, pág. 254) (Díaz Quidiello, Olmedo Granados, & Clavero Salvador, 2009, pág. 251) (2010, pág. 254) (2010, pág. 254)
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las que destaca el Canal de los presos construido entre 1940 y 1962 mediante el trabajo forzoso de los presos republicanos que cruza el margen norte del ámbito de la unidad de paisaje desde La Corchuela (Dos Hermanas) hasta Los Palacios, y en torno al cual se crean o consolidan asentamientos espontáneos de los familiares de los presos como Valdezorras, Fuente del Rey, Bellavista y Torreblanca en el entorno de Sevilla o El Palmar de Troya en Utrera.9 En paralelo y dentro de un programa de reordenación territorial se lleva a cabo la implantación planificada de pequeños núcleos urbanos, los denominados poblados de colonización, donde se establece la población colona que superpuestos a los núcleos históricos completan el sistema urbano del espacio marismeño. 10 Destacando dentro del conjunto los poblados de Adriano (1960) asociado a la explotación de la Dehesa “Marisma y Puntales” en Dos Hermanas, Trajano en Utrera, El Trobal y Maribáñez en Los Palacios, Sacramento , San Leandro y Vetaherrado en Las Cabezas de San Juan y Villafranco en la margen derecha del Guadalquivir. Los regadíos del Guadalquivir
Desde mediados del siglo XX la marisma es sometida, dentro de los planes desarrollados por el E stado para el Bajo Guadalquivir, a un proceso intensivo de desecación y roturación agrícola para la implantación de nuevos cultivos, sobre todo arroceros, y la explotación extensiva del área; actuaciones de gran escala que se acompañan del establecimiento de población en nuevos núcleos urbanos. Se trata de una de las últimas grandes transformaciones del programa de regadíos y ejemplifica algunos de los rasgos característicos de sus mecanismos de actuación. 11 Los planes de colonización desarrollados por el Instituto Nacional de Colonización (INC) son herederos de una tradición de racionalización de la agricultura española a través del uso del agua que se remonta al regeneracionismo de Joaquín Costa y la Ley de Repoblación y Colonización y Repoblación Interior de 1907. Con un antecedente directo en las políticas de reparto de la propiedad planteadas por el gobierno de la II República a través de la Obras de Puesta en Riego (OPER) y que nunca llegaron a realizarse, sus objetivos conllevan un cambio de orientación política y social que trasciende en la adopción del modelo urbano republicano pero adaptado al nuevo orden social. La extensión temporal del proceso colonizador va a desplazar el debate desde los primeros modelos a las formas urbanas.12 Los poblados de colonización agraria constituyen una de las expresiones más directas de la arquitectura española para formalizar la ordenación del territorio. 13 Gracias a la libertad compositiva que ofrecía el medio rural, van a suponer un excepcional ejercicio de investigación y reflexión sobre el planeamiento urbano y las necesidades del habitar24, proponiendo nuevos lenguajes compositivos basados en la racionalización de los tipos constructivos de la arquitectura tradicional. Expresiones materiales de una determinada cultura del trabajo constituyen un patrimonio poco reconocido que ha de ser revalorado como recurso patrimonial. 9 10 11 12 13
(2010, pág. 254), (2009, págs. 146-147) (2009, págs. 146-147) (2009, págs. 146-147) (Calzada M; 2008:310-311) (Castellano. B; García de Casasola. M, 2008:410-418) - 265 -
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
Se trata de tramas claramente distinguibles del poblamiento tradicional por su concepción unitaria que responde a un proyecto global, realizado y concluido en un corto espacio de tiempo. Los poblados de colonización y especialmente, alguno de los elementos arquitectónicos de su programa urbano como la torre campanario o los principales espacios públicos conformados por la agrupación de los equipamientos y edificios públicos constituyen hitos visuales en el paisaje llano de la marisma, siendo junto con la geometrización del territorio impuesta por la parcelación agrícola responsables de la configuración paisajística del ámbito.
Regadios del Bajo Guadalquivir -Canal del Guadalquivir Bajo -Campos de concentración de los presos La Corchuela Los Merinales El Palmar de Troya El arenoso -Asentamientos de familiares vinculados a la construcción del canal Torreblanca Bellavista Valdezorras Fuente del Rey El Palmar de Troya -Poblado de colonización del Bajo Guadalquivir SB_ La Algaida. DH_ Adriano. Dehesa “Marisma y Puntales”. (SIPHA) PV_ El Trobal, Maribáñez (SIPHA), Pinzón, Los Chapatales CSJ_ Sacramento, San Leandro, Vetaherrado U_ Trajano, Guadalema de los Quinteros, Villafranco del Guadalquivir (Isla Mayor)
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[dinámicas actuales]
El eje que conforman los núcleos principales de este territorio discurre paralelo al del río Guadalquivir14, en las orillas de lo que sería el lago Licustino, al que se asoman en la distancia y del que dependen por las actividades que se desarrollan en sus riberas. El influjo de las dinámicas metropolizadoras de Sevilla, se dispersan a la altura de Los Palacios y el carácter rural de este territorio es el predominante, aun notándose dinámicas de lo urbano en las nuevas extensiones y en la implantación de industrias. Finalmente, son ciudades que siguen mirando al río, a lo rural, y a la vez a la ciudad y las dinámicas que está generando y que ha conseguido absorber núcleos de la importancia de Dos Hermanas, convertida desde mitad de los años ochenta del siglo XX en una ciudad dormitorio de la capital, así como receptora de suelo industrial que no tenía cabida en ella. “Los Palacios mantiene aún una notable actividad agraria que resulta esencial en su economía (regadíos del Bajo Guadalquivir, cultivos de olivar y viñedos y, finalmente, invernaderos de agricultura hortofrutícola intensiva y flor cortada) y que vertebra a un dinámico movimiento cooperativo. (…)En Lebrija este dinamismo del sector primario, que constituye la base casi exclusiva de la actividad económica —acompañado por la aparición de un sector industrial emergente—, ha permitido diversificar la estructura productiva de forma más racional. La mejora de las infraestructuras productivas —el tramo final del canal de Bajo Guadalquivir— y de comunicaciones ha permitido, al tiempo, una mayor seguridad en el sector primario —regadíos— y una mayor vinculación con la ciudad capital de la provincia. (…) Finalmente, este gradiente rural- urbano que caracteriza al eje del poblamiento de la margen izquierda del Bajo Guadalquivir integra al núcleo de Trebujena, ya en el ámbito provincial gaditano. Vinculada a remotísimos orígenes, (…) siempre fue, como ahora, un pueblo de borde de marisma, sostenido por una agricultura en la que los viñedos y la viticultura fueron y siguen siendo el soporte fundamental y un modesto complemento de ganadería.” 15 Tanto Los Palacios, como Lebrija y Trebujena dependen de la actividad agrícola y, como describe Suárez Japón, sin un intento por incorporarse a las dinámicas urbanas que sin un argumento territorial y social fundado, acaba descaracterizando un territorio y desvinculado a su población de él.
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(Montero Sandoval, 2008), (Suárez Japón, 2008). (Suárez Japón, 2008) - 267 -
COSTA NOROESTE
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A continuación se describen de manera general los procesos generadores de paisaje dentro de cada una de las comarcas socioeconómicas identificadas en el trabajo, ordenándose los procesos de transformación en función de su importancia dentro del ámbito. Se describe brevemente los efectos de cada una de los procesos transformadores del paisaje sobre el paisaje actual. Para evitar la redundancia, trataremos cada unidad territorial como un todo, sin desglosarla en sus ámbitos paisajísticos. Costa Noroeste de Cádiz
—Marismas Conservación. Amplias extensiones marismeñas, planicies monocromáticas dominadas por la capa de Spartina maritima y salados de las distintas series de vegetación halófila. Entidad geográfica de suficiente magnitud para dominar las aledañas, también de bajo relieve. La zona inundable de este ámbito se comporta como un paisaje de baja energía, formado por marismas, donde predomina la sedimentación, la homogeneidad de líneas horizontales, el monocromatismo de la arcilla, del agua, y de la Spartina marítima, como una plataforma continua irrigada por las formas suaves y sinuosas de sus caños. Efecto tampón, ya que las zonas emergidas alrededor de éstas, se encuentran parcialmente alteradas por la agricultura, hacia el interior, y por la urbanización, hacia la costa. Sustitución especie cabecera. Bosques de eucalipto. Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados. Artificialidad. Paisaje efímero. Transformación sostenible. Explotaciones acuícolas y salineras en continuidad con paisajes marismeños. Sustitución por simplificación del ecosistema mareal original, en un sistema productivo de proteinas o de sal. Conservación de parte de la avifauna propia de las marismas y lagunas. Inalteración del perfil horizontal marismeño. Inalteración de los materiales marismeños. Inalteración de los flujos de energía y procesos ecológicos marismeños. Continuidad paisajística entre el ecosistema mareal y el transformado. — Campiñas de Jerez – Arcos. Deforestación agrícola. Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, el olivo, las hortalizas, los frutales y el bajo plástico, adosadas, sin o con escasa separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de cultivo hasta el borde de los cauces. Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura. Organización parcelaria y productiva ordenada. Deforestación agrícola y modificación del drenaje. Sustitución de la caminería tradicional. Eliminación de lindes. Desaparición de referencias vegetales verticales (arboledas). - 270 -
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Conducción de drenajes, cauces y eliminación de vegetación riparia. Concentración parcelaria homogeneiza y simplifica límites, bordes y contrastes morfológicos y estructurales. Sustitución especie cabecera. Bosques de pinos piñoneros. Retazos boscosos de pino piñonero (Pinus pinea), de alta y media densidad arbórea y continuo matorral mediterráneo. De abajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, bosques siempreverdes, amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las estaciones, ruderales, anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y fructificaciones. Estos pinares modifican el clima en su interior, y conservan una comunidad faunística rica en invertebrados, micromamíferos, reptiles, anfibios y aves forestales, complementaria de la comunidad marismeña de rica avifauna. Bosques de eucalipto. Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados. Artificialidad. Paisaje efímero. Deforestación a bosque abierto. Aparición de bosques eucalipto (herrizas) en determinadas zonas donde la agricultura no ha podido efectuar su labor de deforestación al completo (laderas, escaso suelo, encharcamiento, etc), o donde las actividad forestal ha sido favorecida. Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados. Artificialidad. Paisaje efímero. Mismo fenómeno en el caso de pinos piñoneros. Retazos boscosos de pino piñonero (Pinus pinea), de alta y media densidad arbórea y continuo matorral mediterráneo. De abajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, bosques siempreverdes, amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las estaciones, ruderales, anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y fructificaciones. Estos pinares modifican el clima en su interior, y conservan una comunidad faunística rica en invertebrados, micromamíferos, reptiles, anfibios y aves forestales, complementaria de la comunidad marismeña de rica avifauna. Deforestación a matorral denso. Conservación de rodales arbustivos de matorral noble concentrado en las cuencas endorreicas correspondientes a algunas lagunas, a los álveos de algunas vaguadas y a los farallones rocosos o pendientes muy inclinadas difícilmente practicables para la agricultura. Variedad cromática, textural y estructural a través de los colores verdes y rojizos, del grano grueso y del estrato arbustivo, de media altura. Conservación. Conservación de lagunas endorreicas. Conservación periférica de las formaciones arbustivas residuales de la deforestación generalizada de las cuencas limítrofes. Conservación de bosques de pino piñonero. - 272 -
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[dinámicas históricas]
Este territorio está conformado por las campiñas que se extienden en torno a Jerez, al norte del curso del Guadalete hasta Chipiona y Sanlúcar de Barrameda. Este área ha estado históricamente organizado por el curso bajo del río Guadalete que ha ordenado las comunicaciones y pautado el sistema de poblamiento del territorio con la progresiva ocupación de su vega desde el Neolítico. El Guadalete constituye la vía de comunicación natural entre la Bahía de Cádiz y el corredor intrabético regional a través de la vega de Villamartín. 1 La ciudad de Jerez ubicada en su margen derecha, junto a un vado histórico de su cauce, ocupa una posición estratégica en la estructura histórica de articulación del territorio, como nudo de comunicaciones desde el que parten rutas hacia el Valle de Guadalquivir y la Bahía de Algeciras. El Guadalete marcará también la continuidad de los asentamientos desde épocas protohistóricas, conformando un primer eje de población no sedentario. Posteriormente se iniciará un proceso de sedentarización y explotación agrícola, con una progresiva ocupación de la vega del río y de la franja litoral que se consolidará durante el Bronce Final, para desarrollarse plenamente durante la Edad del Hierro, con la conformación de la sociedad ibero-turdetana, caracterizada por un alto nivel de organización urbana y social, y una economía diversificada basada en la agricultura, la producción de cerámica y el comercio con los colonos fenicios asentados en el litoral gaditano.2 La roturación y desecación extensiva de las tierras de interior marcará la evolución de la desembocadura del Guadalete desde un estuario abierto hasta una marisma en avance ya en época prerromana, que tuvo como consecuencia el abandono del asentamiento fenicio de la Torre de Doña Blanca por la pérdida de funcionalidad portuaria durante época romana.3 Durante el periodo romano se formaliza una red de caminos que será soporte de las infraestructuras de comunicaciones en épocas posteriores. El eje que articulaba el ámbito continuaba el trazado de la vía Augusta procedente de Hispalis (Sevilla) desde la zona de El Cuervo hasta Gades (Cádiz), aproximándose a Hasta Regia (Mesas de Asta, Jerez), superando el vado del Guadalete y prolongándose por su margen izquierdo hasta adentrarse en la bahía por Puerto Real. Vinculado a este eje se inicia el poblamiento de Ceret (Jerez) y la intensa ocupación de los márgenes del bajo río Guadalete por numerosas explotaciones agrícolas y manufacturas alfareras vinculadas con la comercialización vía fluvial del vino y el aceite. 4 Una red secundaria de caminos que conectaban los principales núcleos romanos completaba el sistema de comunicaciones que, aunque supera el ámbito de la demarcación, ayuda a entender el papel jugado por este territorio en la organización espacial y administrativa de la provincia romana. Destacan los caminos entre Hasta Regia (Mesas de Asta) en Jerez hasta su conexión con la vía Augusta, de Gades a Asido Caeserina (Medina Sidonia) y de ésta hacia el sur hasta Iulia Transducta (Algeciras, camino interior que discurre paralelo a la costera
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(Fernández Cacho, y otros, 2010, pág. 178) (2010, pág. 180) (2010, pág. 181) (2010, pág. 181) - 273 -
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vía Hercúlea y cuya operatividad se ha visto continuada en el reciente trazado de la autovía Jerez-Los Barrios.5
Fronteras y control del territorio PS_ Castillo Je_ Alcazar JE_ Torre de ch_ castillo ro_ castillo Merced PS_ Torre de PS_ Castillo
del Puerto de Santa María Machamuda de chipiona de luna / Torre del convento de la Doña Blanca del Tesorillo
Infraestructuras históricas Vía Augusta
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(2010, pág. 178)
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La explotación agrícola del territorio se acentúa durante el bajo imperio romano y la etapa visigoda, originándose una estructura de propiedad latifundista que caracteriza la evolución económica y social del ámbito y está en la base de los rasgos definitorios de su cultura y paisaje. En este transcurso destacan la concentración de la propiedad en manos de las grandes instituciones bajomedievales: Iglesia, Nobleza y Corona, favorecida por la inestabilidad política del ámbito entre los siglos XIII y XVI; definiéndose la orientación agrícola de las campiñas hacia el cultivo tradicional mediterráneo para decantarse por el viñedo tras el descubrimiento de América. Esta estructura de propiedad favoreció la instalación de comerciantes del negocio del vino, en su mayoría extranjeros, que fueron haciéndose con el control de toda la actividad desde el cultivo a la elaboración del vino. Se consolida así, una fuerte jerarquización de la estructura social del área. La relevancia del núcleo de Jerez como centro regional, con un ámbito de influencia que excede a esta demarcación, se refleja en la continuidad histórica de su poblamiento que iniciado en el paraje de Mesas de Asta, donde se ubica un importante oppido íbero, consolidado en el asentamiento romano de Hasta, se desplaza hasta su actual localización con la fundación de la ciudad romana de Ceret. Convertida en capital de una extensa cora, Xeres núcleo fortificado con alcázar almorávide y almohade, pasa en el siglo XIII a manos de la corona castellana, desempeñando desde entonces un papel central en la organización territorial del interior de la provincia de Cádiz.6 Las estructuras levantadas para la defensa de la ciudad se incorporan a la red de torres y castillos que diseminados en el medio rural jalonan a la frontera con el reino de Granada, constituyendo referentes visuales y hitos en el paisaje de la unidad. Entre los castillos del término de Jerez se encuentran los de Melgarejo, Torrecera, Gibalbín, Gigonza y Berroquejo.7 La consolidación del comercio de vinos de Jerez a lo largo de los siglos XVIII y XIX, y la instalación de una burguesía comercial extranjera la convierten en el dinamizador económico del ámbito, orientando hacia el cultivo de la vid a toda la campiña costera (norte de Jerez, El Puerto de Santa María, Sanlúcar, Trebujena, Chipiona).8 Jerez constituye por sus dimensiones urbanas y su vocación económica agraria un claro ejemplo de la tipología de ciudad media o agrociudad que históricamente han articulado el amplio territorio andaluz. La actividad vitivinícola es responsable de la conformación del paisaje de su campiña, al que subyace una estructura de propiedad latifundista jalonada por las casas de viña, edificaciones destinadas a la producción de mostos de fuerte impronta paisajística que, al igual que las arquitecturas defensivas, se ubican en oteros desde los que controlar visualmente sus dominios. A estos elementos compositivos del paisaje se añade, en el siglo XIX, el trazado del ferrocarril del vino que responde a los intereses del comercio vinícola, discurriendo entre Jerez y El Puerto de Santa María (1854), Sanlúcar de Barrameda (1877) y Cádiz. 9 6 7 8 9
(2010, (2010, (2010, (2010,
págs. 178-187) pág. 186) págs. 178-187) pág. 183) - 275 -
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Por otra parte la actividad vitivinícola es también responsable del paisaje urbano de dichas poblaciones al dotarlas de construcciones bodegueras que singularizan sus entramados, condicionando su desarrollo y su perfil urbano. El vino tiene, incluso, una fuerte presencia olfativa que forma parte de su identidad local1. Existe también una estrecha relación entre la actividad productiva y las manifestaciones culturales propias del territorio como el flamenco vinculado a los ámbitos de sociabilidad y rituales de convivencias propios de la cultura del vino (tabancos) 10. De nuevo la explotación agrícola ligada al Guadalete es responsable de las últimas incorporaciones al sistema urbano de la unidad de paisaje con la creación, ya en el siglo XX, de nuevos asentamientos como las iniciativas desarrolladas en La Caulina (1916), hoy absorbida por el crecimiento del núcleo de Jerez, y en las zonas regables del Guadalete y Guadalcacín (Barca de la Florida, Guadalcacín, Torrecera o Nueva Jarilla).11 [dinámicas actuales]
Los tres núcleos principales que configuran la estructura urbana de este territorio, además de la ciudad de Jerez de la Frontera que está a caballo entre éste y la Bahía de Cádiz en cuanto a relaciones internas, se sitúan en la costa y, a lo largo de la historia, su actividad económica principal ha sido la pesca, además de poseer una base agraria importante. A los núcleos principales, Sanlúcar de Barrameda, Chipiona y Rota, en la costa, y Jerez de la Frontera, en el interior, se le añaden una serie de asentamientos de diversa tipología que enriquecen esta red: Bonanza y La Algaida, dedicadas a la pesca y agricultura, Costa Ballena, como asentamiento turístico planificado a final del siglo XX, Tres Piedras y Aguadulce, con una función principal residencial; además de estos se detectan diversas ocupaciones diseminadas en las que se mezclan los usos y destinos, sobre todo en la zona de Sanlúcar. En las últimas décadas, este territorio se ha visto influenciado por dinámicas contemporáneas, introduciendo la variable del turismo a una situación ya compleja de mezcla de usos. La diferenciación que ha provocado esta actividad, el turismo, es la mayor distancia en las velocidades y ritmos entre la zona de costa y el interior; si en la costa las tensiones entre los distintos usos provocan una mezcla desordenada de estos y la proliferación de espacios discontinuos, en el interior la diferenciación en dos zonas claramente distinguibles es resultado más de la productividad de cada una de ellas en lo referido a la agricultura. 10 Nuevas rutas para descubrir el patrimonio cultural andaluz. Junta de Andalucía. Consejería de Cultura. CD 11 (2010, pág. 185) - 276 -
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La diversidad de la actividad agraria de la zona reconoce también las distintas culturas y vinculaciones con el territorio de la población. Al Norte, en la zona entre la ciudad de Sanlúcar y Trebujena se encuentran en desuso las marismas desecadas del Plan del Bajo Guadalquivir; hacia Jerez se extienden las plantaciones de viñedos, tras una fuerte adaptación tecnológica que ha reducido su extensión aunque aumentado su productividad; las zonas de regadío extensivo y los cereales también hacía las campiñas del interior; las parcelaciones menudas de regadío en el poblado de La Algaida y en todo el espacio que une Sanlúcar con Chipiona, etc. La actividad turística está presente en todos los núcleos de la costa y será en el año 1985 cuando comience la planificación de un nuevo asentamiento surgido ex profeso y destinado a complementar la oferta, que estaba muy vinculada al turismo vacacional residencial. La planificación que se desarrolla sobre 400 hectáreas de suelo agrario entre Chipiona y Rota, planteaba un desarrollo mixto de residencia y servicios hoteleros así como la construcción de un campo de golf en dos fases coincidentes con las partes que correspondían a cada municipio. El desarrollo de la zona situada en Rota ya está finalizado y se han construido además del campo de golf, más de 5000 viviendas y al menos cuatro hoteles de distinta categoría; mientras el desarrollo en Chipiona se ha comenzado en los últimos años y debido a la coyuntura económica actual se encuentra ralentizado.
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BAHÍA DE CÁDIZ
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A continuación se describen de manera general los procesos generadores de paisaje dentro de cada una de las comarcas socioeconómicas identificadas en el trabajo, ordenándose los procesos de transformación en función de su importancia dentro del ámbito. Se describe brevemente los efectos de cada una de los procesos transformadores del paisaje sobre el paisaje actual. Para evitar la redundancia, trataremos cada unidad territorial como un todo, sin desglosarla en sus ámbitos paisajísticos. Centro Regional Bahía de Cádiz
Sustitución especie cabecera. Bosques de pinos piñoneros. Retazos boscosos de pino piñonero (Pinus pinea), de alta y media densidad arbórea y continuo matorral mediterráneo. De abajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, bosques siempreverdes, amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las estaciones, ruderales, anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y fructificaciones. —Campiñas de Jerez – Arcos Deforestación agrícola. Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, el olivo, las hortalizas, los frutales y el bajo plástico, adosadas, sin o con escasa separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de cultivo hasta el borde de los cauces. Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura. Organización parcelaria y productiva ordenada. Deforestación agrícola y modificación del drenaje. Sustitución de la caminería tradicional. Eliminación de lindes. Desaparición de referencias vegetales verticales (arboledas). Conducción de drenajes, cauces y eliminación de vegetación riparia. Concentración parcelaria homogeneiza y simplifica límites, bordes y contrastes morfológicos y estructurales. Sustitución especie cabecera. Bosques de pinos piñoneros. Retazos boscosos de pino piñonero (Pinus pinea), de alta y media densidad arbórea y continuo matorral mediterráneo. De abajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, bosques siempreverdes, amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las estaciones, ruderales, anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y fructificaciones. Estos pinares modifican el clima en su interior, y conservan una comunidad faunística rica en invertebrados, micromamíferos, reptiles, anfibios y aves forestales, complementaria de la comunidad marismeña de rica avifauna. Bosques de eucalipto. Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados. Artificialidad. - 280 -
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Paisaje efímero. Deforestación a bosque abierto. Aparición de bosques eucalipto (herrizas) en determinadas zonas donde la agricultura no ha podido efectuar su labor de deforestación al completo (laderas, escaso suelo, encaharcamiento, et), o donde las actividad forestal ha sido favorecida. Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados. Artificialidad. Paisaje efímero. Mismo fenómeno en el caso de pinos piñoneros. Retazos boscosos de pino piñonero (Pinus pinea), de alta y media densidad arbórea y continuo matorral mediterráneo. De abajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, bosques siempreverdes, amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las estaciones, ruderales, anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y fructificaciones. Estos pinares modifican el clima en su interior, y conservan una comunidad faunística rica en invertebrados, micromamíferos, reptiles, anfibios y aves forestales, complementaria de la comunidad marismeña de rica avifauna. Deforestación a matorral denso. Conservación de rodales arbustivos de matorral noble concentrado en las cuencas endorreicas correspondientes a algunas lagunas, a los álveos de algunas vaguadas y a los farallones rocosos o pendientes muy inclinadas difícilmente practicables para la agricultura. Variedad cromática, textural y estructural a través de los colores verdes y rojizos, del grano grueso y del estrato arbustivo, de media altura. Conservación. Conservación de lagunas endorreicas. Conservación periférica de las formaciones arbustivas residuales de la deforestación generalizada de las cuencas limítrofes. Conservación de bosques de pino piñonero. —Bahía de Cádiz. Urbanización Alteración de los bordes urbanos, a veces limítrofes con marismas o bosques de pino piñonero. Confusión entre paisajes naturales, urbanizaciones difusas y residenciales periurbanos. Solares y espacios perdidos intermedios. Red viaria Vertebrador de vistas. Atraviesa paisajes que no poseen otras alternativas de tránsito que el rodado motorizado. Diversificador de cuencas visuales. Mediante enlaces y pasos superiores, proporciona la posibilidad reobservar el paisaje desde oteaderos inesperados. Conservación Bosques de pinos piñoneros. Retazos boscosos de pino piñonero (Pinus pinea), de alta y media densidad arbórea y continuo matorral mediterráneo. De abajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, bosques siempreverdes, amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las - 282 -
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estaciones, ruderales, anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y fructificaciones. Estos pinares modifican el clima en su interior, y conservan una comunidad faunística rica en invertebrados, micromamíferos, reptiles, anfibios y aves forestales, complementaria de la comunidad marismeña de rica avifauna. Amplias extensiones marismeñas, planicies monocromáticas dominadas por la capa de Spartina maritima y salados de las distintas series de vegetación halófila. Entidad geográfica de suficiente magnitud para dominar las aledañas, también de bajo relieve. La zona inundable de este ámbito se comporta como un paisaje de baja energía, formado por marismas, donde predomina la sedimentación, la homogeneidad de líneas horizontales, el monocromatismo de la arcilla, del agua, y de la Spartina marítima, como una plataforma continua irrigada por las formas suaves y sinuosas de sus caños. Efecto tampón, ya que las zonas emergidas alrededor de éstas, se encuentran parcialmente alteradas por la agricultura, hacia el interior, y por la urbanización, hacia la costa. Transformación sostenible Explotaciones acuícolas y salineras en continuidad con paisajes marismeños. Sustitución por simplificación del ecosistema mareal original, en un sistema productivo de proteinas o de sal. Conservación de parte de la avifauna propia de las marismas y lagunas. Inalteración del perfil horizontal marismeño. Inalteración de los materiales marismeños. Inalteración de los flujos de energía y procesos ecológicos marismeños. Continuidad paisajística entre el ecosistema mareal y el transformado. Sustitución especie cabecera. Bosques de pinos piñoneros. Retazos boscosos de pino piñonero (Pinus pinea), de alta y media densidad arbórea y continuo matorral mediterráneo. De abajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, bosques siempreverdes, amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las estaciones, ruderales, anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y fructificaciones. Estos pinares modifican el clima en su interior, y conservan una comunidad faunística rica en invertebrados, micromamíferos, reptiles, anfibios y aves forestales, complementaria de la comunidad marismeña de rica avifauna. Bosques de eucalipto. Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados. Artificialidad. Paisaje efímero. —Campiñas de Medina. Deforestación agrícola. Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, el olivo, las hortalizas, los frutales y el bajo plástico, adosadas, sin o con escasa separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de cultivo hasta el borde de los cauces. Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura. Organización parcelaria y productiva ordenada. - 283 -
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Deforestación agrícola y modificación del drenaje. Sustitución de la caminería tradicional. Eliminación de lindes. Desaparición de referencias vegetales verticales (arboledas). Conducción de drenajes, cauces y eliminación de vegetación riparia. Concentración parcelaria homogeneiza y simplifica límites, bordes y contrastes morfológicos y estructurales. Sustitución especie cabecera. Bosques de pinos piñoneros. Retazos boscosos de pino piñonero (Pinus pinea), de alta y media densidad arbórea y continuo matorral mediterráneo. De abajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, bosques siempreverdes, amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las estaciones, ruderales, anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y fructificaciones. Estos pinares modifican el clima en su interior, y conservan una comunidad faunística rica en invertebrados, micromamíferos, reptiles, anfibios y aves forestales, complementaria de la comunidad marismeña de rica avifauna. Bosques de eucalipto. Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados. Artificialidad. Paisaje efímero. Deforestación a matorral denso. Conservación de rodales arbustivos de matorral noble concentrado en las cuencas endorreicas correspondientes a algunas lagunas, a los álveos de algunas vaguadas y a los farallones rocosos o pendientes muy inclinadas difícilmente practicables para la agricultura. Variedad cromática, textural y estructural a través de los colores verdes y rojizos, del grano grueso y del estrato arbustivo, de media altura. Conservación. Conservación de lagunas endorreicas. Conservación periférica de las formaciones arbustivas residuales de la deforestación generalizada de las cuencas limítrofes. Conservación de bosques de pino piñonero. Conservación de marismas del río Barbate.
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[dinámicas históricas]
La Bahía de Cádiz está formada por la desembocadura y el estuario de río Guadalete. Un ámbito complejo de arenales, marismas y aguas poco profundas de extraordinaria riqueza paisajística y biológica, articulado históricamente por una red de ciudades que, asentadas en los promontorios rocosos que jalonan los arenales, ordenan las comunicaciones terrestres y marítimas de la Bahía. 1 La disposición histórica de los núcleos urbanos en el arco litoral de la bahía, distanciados 10 o 15 kilómetros y separados por amplias zonas vacías (marismas salinas, pinares y playas), ha hecho que el conjunto funcione históricamente como una estructura polinuclear con Cádiz como cabecera. Actualmente en estos espacios intermedios conviven ámbitos naturales de gran valor medioambiental, protegidos y gestionados bajo la figura de parque natural, con usos industriales, universitarios, turísticos, agrícolas y marítimos - entre las que destacan por su alto valor cultural las explotaciones salineras - conformando un paisaje fuertemente antropizado con una intensa carga simbólica y una abundante herencia patrimonial. La intensa urbanización de las últimas décadas del siglo XX ha consolidado la aglomeración Bahía de Cádiz - Jerez de la Frontera como una estructura urbana de carácter metropolitano. El dinamismo económico y demográfico de Jerez, frente al estancamiento provocado en Cádiz por la escasez de suelo para el desarrollo urbano, ha provocado su incorporación a las dinámicas metropolitanas de la Bahía, implicando la generación de un continuo urbano (residencial, industrial, comercial) y de un flujo de relaciones funcionales interurbanas (residenciales, trabajo, comercio, servicio, estudios) que dan lugar a […] un espacio económico y social compartido […]. 2 Cádiz ha ocupado históricamente un enclave estratégico como puerto natural en las rutas marítimas entre el Mediterráneo y el Atlántico. El asentamiento de los colonos fenicios supone un hito en la organización del territorio al implicar una progresiva asimilación de esta cultura por parte de los pobladores indígenas. Tal y como se describe en la caracterización cultural que, del ámbito espacial de la Bahía de Cádiz, se hace en la publicación de la Consejería de Cultura Paisaje y Patrimonio cultural en Andalucía, la organización de las relaciones comerciales ibero-fenicias se plasma en este espacio geográfico con la creación del asentamiento de Gadir (Cádiz) como […] base comercial a larga distancia, y del gran poblado amurallado de la Torre de Doña Blanca (El Puerto de Santa María) como […]punto de defensa-recepción-intercambio de mercancías con las poblaciones indígenas del interior.3 La romanización conlleva la consolidación definitiva del modelo de organización territorial de base urbana antes referenciado, que tendrá en el puerto marítimo de Gades (Cádiz) su centro, y la especialización productiva del ámbito que se orientará hacia el comercio marítimo y la actividad pesquera, con el consecuente desarrollo de una industria asociada a la transformación de la pesca y a la fabricación de envases cerámicos para el transporte. Arqueológicamente se ha constatado la ubicación de factorías de salazón y alfares en los términos del Puerto de Santa María, San Fernando, Cádiz y Puerto Real, que, citando la referida publicación, tiene […]en la bahía de Cádiz su más destacado exponente en el conjunto de Andalucía, detectándose la mayor densidad de vestigios arqueológicos conocidos(2010:105). 1 2 3
(Jiménez Mata J; Malo De Molina J, 1995), (Fernández Cacho, y otros, 2010, pág. 104) ( Jiménez Mata J; Malo De Molina J, 1995) (2010, pág. 105) - 285 -
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El carácter insular de Cádiz es el principal responsable de la configuración del paisaje de esta unidad ya que ha condicionado los usos históricos del ámbito de la Bahía. A la continuada orientación comercial y pesquera del ámbito se añade a partir del siglo XVI una especialización militar e industrial que se incrementa conforme se intensifica el papel de Cádiz como cabecera del comercio americano. Proceso que culmina con el traslado en 1717 por motivos estratégicos, entre los que se incluye la degradación del curso fluvial del Guadalquivir, de La Casa de la Contratación desde Sevilla a Cádiz. A partir de este momento Cádiz desarrollará un importante papel político y administrativo, iniciándose el periodo de mayor desarrollo económico y protagonismo político de la Bahía que culmina con el periodo ilustrado. Estos hechos históricos aportarán una fuerte carga simbólica al ámbito, asociada, por una parte, al intercambio comercial con America y, por otra, a la lucha por la independencia y a los orígenes constitucionales de España, especialmente vinculadas a las ciudades de Cádiz y San Fernando. 4 Los sistemas culturales territoriales que han conformado el paisaje de la Bahía responden, por tanto, a estos usos históricos del territorio. Así, la red de infraestructuras de comunicación ha sido soporte de la actividad comercial y portuaria, con especial incidencia de la vía Hercúlea y, sobre todo, de la vía Augusta por la que llegaban a Cádiz los productos procedentes de todo el Valle del Guadalquivir. De datación romana es también el puente de Zuazo, cuya importancia se intensifica durante la Edad Moderna al ser la única comunicación con tierra firme de Cádiz en caso de ataque por mar. Tras los ataques de piratas ingleses acontecidos a lo largo del siglo XVI, el entorno del puente Zuazo fue fortificado con la construcción de los baluartes de San Pedro y San Pablo (S. XVII), defendiendo los flancos de las baterías del puente, y de las baterías de Daoíz y Velarde, cuyos restos aún perviven en las marismas que dominan la entrada del puente, pero con una percepción desvirtuada y alterada por la presencia de nuevos trazados viarios. 5 Entre los puertos históricos pueden citarse los embarcaderos protohistóricos y romanos localizados en San Fernando (Almadraba, Río Arilla y Gallinero)6, donde a partir de los siglos XVI y XVII se concentran una serie de instalaciones destinadas a la construcción naval, actividad cuyos orígenes se remontan al Monopolio del comercio con Indias y sigue vigente en la actualidad, como los astilleros reales de La Carraca (1752) o el Real Carenero. Por último, dentro de este conjunto de instalaciones industriales también se incluyen los astilleros del muelle Consulado, 4 (2010, págs. 106,254) 5 (2010, pág. 108)(ficha SIPHA Castillo de San Romualdo)(ficha SIPHA Puente Zuazo). 6 (2010, pág. 109) - 286 -
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los astilleros Navantia y el dique de Matagorda (1872-1878) en Puerto Real, declarado en Lugar de Interés Etnológico) por su representatividad como complejo industrial vinculado a la construcción de buques. 7 La construcción naval es una de las actividades económicas sobre las que históricamente ha girado la economía de la Bahía, teniendo continuidad hasta la actualidad, lo que la ha convertido en una de las imágenes más proyectadas de la zona.8 Por su impronta territorial sobresalen también los restos del acueducto romano que desde el Tempul, en el término municipal de Jerez, abastecía de agua a la ciudad de Cádiz. 9 La especialización militar es el origen del rico patrimonio defensivo de la Bahía, un sistema cultural que se extiende por todo su espacio geográfico caracterizando y singularizando su paisaje en clara vinculación con la defensa marítima y la vigilancia costera.
NÚCLEOS: CÁDIZ (CA)- PUERTO REAL (PR)- SAN FERNANDO (SF) - CHICLANA DE LA FRONTERA (CHF) (La Barrosa, El Colorado, Barrio Nuevo, Pago del Humo) – EL PUERTO DE SANTA MARÍA (PSM) Torres vigías CHF_ TORRE DEL PUERCO CHF_ TORRE BERMEJA SF_ TORRE ALTA SF_ TORRE GORDA Fortificaciones militares costeras –castillos/baluartes CA_ CASTILLO DE SAN ROMUALDO (S. XIII-XV) CA_ CASTILLO DE SAN SEBASTIÁN CA_ CASTILLO DE SANTA CATALINA PSM_ CASTILLO DE SANTA CATALINA SF_ CASTILLO DE SANCTI PETRI SF_ BATERÍAS DEL ENTORNO DE ZUAZO (S.XVIII) PR_ FUERTE DE SAN LUIS CA_ BALUARTES DE •MATADERO •SAN CARLOS •LA CANDELARIA •CAPUCHINOS •LOS MÁRTIRES •SAN PEDRO •SAN PABLO Otros inmuebles militares SF_ PANTEÓN DE MARINEROS ILUSTRES SF_ OBSERVATORIO DE LA ARMADA SF_ ARSENAL DE LA CARRACA SF_ CUARTELES CONSTRUIDOS A PARTIR DEL XVIII Infraestructuras históricas VIA AUGUSTA VIAS ROMANAS SECUNDARIAS •VIA HERCULEA •DE CADIZ A MEDINA SIDONIA
7 8 9
(2010, págs. 109-111),(SIPHA ficha dique de Matagorda) (2010, pág. 111) (2010, pág. 108) - 287 -
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Abarca estructuras de origen islámico como el castillo de San Romualdo (XIIIXVIII) en San Fernando, una estructura mudéjar que responde al tipo de los ribat, una mezcla de convento y fortaleza destinada a la residencia de cuerpos militares10; castillos como los de Santa Catalina en el Puerto de Santa María, Santa Catalina y San Sebastián en Cádiz y Sancti Petri en San Fernando, hitos referenciales en sus entornos urbanos y naturales; fuertes como el de San Luis en Puerto Real, baterías y baluartes como las del entorno del puente de Zuazo (siglo XVII) y el conjunto defensivo de Cádiz (Matadero, San Carlos, La Candelaria, los Mártires, San Pedro y San Pablo)y otros edificios relacionados con el estamento militar como las capitanías, cuarteles y fábricas que se levantan a partir del siglo XVII, destacando por su singularidad tipológica el Observatorio de la Armada y el Panteón de Marineros Ilustres referentes el paisaje urbano de San Fernando.11 A este conjunto se superpone el sistema de torres vigías de la Bahía que en continuidad con otros tramo del litoral occidental, comprendiendo las torres de Doña Blanca en el Puerto de Santa María, del Puerco y Torre Bermeja en Chiclana y Torre Alta en San Fernando.12 Dentro de las actividades agropecuarias que han configurado el territorio y el paisaje de la Bahía destaca la producción de sal o el laboreo del agua que ha tenido una importante presencia histórica hasta la segunda mitad del siglo XX. La forma tradicional de explotación salinera en las marismas, extensiva y familiar, ha geometrizado el llano paisaje marismeño puntuado por la presencia de las casas salineras, expresión del habitat rural o disperso en la Bahía, que acogían la vivienda de propietarios y trabajadores de las salinas. Esta actividad ha generado un fuerte grado de identificación social13, derivando en la última etapa del siglo XX en su reconversión a la acuicultura. Dentro de este paisaje se singularizan también por su presencia territorial el conjunto de molinos de marea que se en el parque natural de la Bahía de Cádiz. Destacando dentro del conjunto el Molino del río Arillo que es uno de los más importantes de la península. 14
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(Ficha SIPHA Castillo de San Romualdo) (2010, págs. 108-109) (2010, págs. 108-109) (2010, págs. 108-109) (2010, págs. 108-109)
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[dinámicas actuales]
El peso de la historia y la tradición en este territorio es obvio, así como su importancia estratégica a nivel regional, aunque desde mitad del siglo XX su crecimiento y expansión se paralizó y ha estado inmersa en procedimientos para su reconversión y transformación. 15 La presencia de las infraestructuras en este territorio es importante y acaba marcando las relaciones y desarrollos de cada uno de ellos. La condición de insularidad de Cádiz y San Fernando provoca desplazamientos de población en busca de mejores condiciones de vivienda en el resto de municipios, por lo que frente a la densidad de los primeros, la característica de los segundos es la urbanización extensiva, con gran ocupación de suelo y con la sustitución de las pequeñas parcelaciones agrícolas por residencias, y segunda residencia, así como grandes promociones, tanto de carácter privado como público, que plantean soluciones alternativas a las necesidades de Cádiz y San Fernando. Esta extensión de los núcleos, a excepción de Cádiz y San Fernando, se produce en las últimas décadas del siglo XX. Hasta entonces la población se concentraba en los cascos históricos y será la aparición del turismo lo que favorezca el desarrollo de esta ocupación periurbana, unida al hecho de la casi nula presencia de una disciplina urbanística que lo regulase y ordenase de un modo planificado. Será a partir de estas décadas cuando proliferen las urbanizaciones turísticas en el Puerto de santa María, llegando hoy a unirse con la zona residencial de la base naval de Rota, y posteriormente el desarrollo de urbanizaciones en la costa de Chiclana de la Frontera, que se unen a una transformación muy rápida de gran cantidad de pequeñas explotaciones agrícolas de este núcleo en segundas residencias para la población y, posteriormente, destinadas a los desarrollos turísticos poco regulados, con lo que la superficie ocupada por este tipo de edificaciones ha supuesto que Chiclana sea uno de los municipios de Andalucía con mayor ocupación irregular de suelo no urbanizable. Además de los cambios profundos en el paisaje que provocan estas extensiones urbanas, hay que destacar que la bahía siempre se ha caracterizado por esta presencia humana y por tanto por sus paisajes transformados y en transformación. En general, los espacios naturales que sobreviven son consecuencia de la dificultad de dominio que se tiene en zonas de marismas, así como la presencia militar en otros puntos que ha permitido su preservación. La crisis económica de la década de los setenta del siglo XX permitió que no se consolidase el proyecto del ACTUR en donde hoy se sitúa el Parque de los Toruños, 15
(Zoido Naranjo, 1983) - 289 -
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aunque no se pudo impedir la desecación de las marismas del sistema del río Guadalete y San Pedro que ha producido una gran espacio vacío y sin uso, único en el territorio de la Bahía y que actualmente tiene parte de su superficie a la espera de la resolución en los problemas administrativos de la planificación de Las Aletas. El sector de la agricultura en este territorio tenía su gran exponente en el municipio de Chiclana de la Frontera destacando su vinculación de con el Marco de Jerez y el carácter vinatero de este municipio. La presencia de huertas y pequeñas explotaciones tiene su importancia y se remonta a siglos atrás, siendo uno de los suministradores principales de la ciudad de Cádiz de estos productos. Los cambios que se producen desde mitad del siglo XX en estas actividades y la introducción de las dinámicas contemporáneas de metropolización reflejan claramente cómo se produce la transformación de los paisajes y modos de vida de un territorio en un tiempo excesivamente corto como para su asimilación por parte de la población. En la actualidad, el carácter de esta población está vinculada a la residencia, como ciudad dormitorio de Cádiz, y las actividades directamente vinculadas con el turismo cuyo máximo exponente es el desarrollo de la urbanización Novo Sancti-Petri, en continuación a lo planificado por la ley de Centros de Interés Turístico Nacional de 1963 en Los Ángeles de la Barrosa, pero con un modelo actualizado de establecimientos hoteleros y campos de golf además de un fuerte desarrollo inmobiliario. Lo que hasta principios de los años ochenta del pasado siglo representaba la agricultura con un porcentaje alto de actividad, aparece ahora como anecdótico en comparación con estas actividades. Finalmente se puede decir que el carácter de la Bahía de Cádiz es eminentemente urbano, turístico e industrial.
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LA JANDA
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A continuación se describen de manera general los procesos generadores de paisaje dentro de cada de las comarcas socioeconómicas identificadas en el trabajo, ordenándose los procesos de transformación en función de su importancia dentro del ámbito. En este caso el çambito de la investigaciçon se desarrolla sobre dos de las unidades definidas por el POTA. Se describe brevemente los efectos de cada una de los procesos transformadores del paisaje sobre el paisaje actual. Para evitar la redundancia, trataremos cada unidad territorial como un todo, sin desglosarla en sus ámbitos paisajísticos. La Janda
—Campiñas de Medina. Deforestación agrícola. Mosaico de pequeñas explotaciones dedicadas al cereal, la vid, el olivo, las hortalizas, los frutales y el bajo plástico, adosadas, sin o con escasa separación vertical, continuas por tanto, con la superficie de cultivo hasta el borde de los cauces. Se mantienen las referencias naturales del paisaje por la escasa ocupación en altura. Organización parcelaria y productiva ordenada. Deforestación agrícola y modificación del drenaje. Desecación de lagunas endorreicas. Sustitución de la caminería tradicional. Eliminación de lindes. Desaparición de referencias vegetales verticales (arboledas). Conducción de drenajes, cauces y eliminación de vegetación riparia. Concentración parcelaria homogeneiza y simplifica límites, bordes y contrastes morfológicos y estructurales. Sustitución especie cabecera. Bosques de pinos piñoneros. Retazos boscosos de pino piñonero (Pinus pinea), de alta y media densidad arbórea y continuo matorral mediterráneo. De abajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, bosques siempreverdes, amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las estaciones, ruderales, anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y fructificaciones. Estos pinares modifican el clima en su interior, y conservan una comunidad faunística rica en invertebrados, micromamíferos, reptiles, anfibios y aves forestales, complementaria de la comunidad marismeña de rica avifauna. Bosques de eucalipto. Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados. Artificialidad. Paisaje efímero. Deforestación a matorral denso. Conservación de rodales arbustivos de matorral noble concentrado en las cuencas endorreicas correspondientes a algunas lagunas, a los álveos de algunas vaguadas y a los farallones rocosos o pendientes muy inclinadas difícilmente practicables para la agricultura. Variedad cromática, textural y estructural a través de los colores verdes y rojizos, del grano grueso y del estrato arbustivo, de media altura. - 294 -
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Conservación. Conservación de lagunas endorreicas. Conservación periférica de las formaciones arbustivas residuales de la deforestación generalizada de las cuencas limítrofes. Conservación de bosques de pino piñonero. —Litoral del Estrecho. Conservación. Preservación de las formas geológicas costeras, principalmente las dunares asociadas a las ensenadas de Bolonia y Punta Paloma. Periféricamente, protección de retazos de bosque de pino piñonero asociados a las formaciones dunares, retamales, y dehesas de pinos aledañas residuales. Sustitución especie cabecera. Bosques de pinos piñoneros. Retazos boscosos de pino piñonero (Pinus pinea), de alta y media densidad arbórea y continuo matorral mediterráneo. Abundante sobre dunas costeras. De abajo a arriba, almohadillado, columnar y almohadillado, bosques siempreverdes, amables y sombreados. Variación cromática y morfológica a lo largo de las estaciones, ruderales, anuales, arbustivas, monocotiledóneas, pinos, se suceden en sus floraciones y fructificaciones. Estos pinares modifican el clima en su interior, y conservan una comunidad faunística rica en invertebrados, micromamíferos, reptiles, anfibios y aves forestales, complementaria de la comunidad marismeña de rica avifauna. Bosques de eucalipto. Agrupación de árboles de diferente densidad, que puede incluir cierto sotobosque mediterráneo. No excluye por tanto la posibilidad de horizonte ni de relación gradual con otros paisajes. Sustitución de especies riparias inclusive. Empobrecimiento, sobre todo en el caso de los destoconados. Artificialidad. Paisaje efímero. Deforestación a bosque abierto. Aparición de bosques de acebuche dispersos, también en las laderas de algunas ensenadas (Bolonia), consecuencia de la deforestación para los pastos de la ganadería. Acompañamiento de sotobosque termófilo basado en leguminosas (floración profusa amarilla). Pastos en los claros entre bosques y dentro de los bosques sin acompañamiento arbustivo. Deforestación a matorral denso. Conservación de rodales arbustivos de matorral noble concentrado en las cuencas endorreicas correspondientes a algunas lagunas, a los álveos de algunas vaguadas y a los farallones rocosos o pendientes muy inclinadas difícilmente practicables para la agricultura. Variedad cromática, textural y estructural a través de los colores verdes y rojizos, del grano grueso y del estrato arbustivo, de media altura. Transformación sostenible. Introducción de molinos de viento. Elementos verticales en densa formación, que transforma el paisaje en todos sus planos. Resta horizonte. Elimina vegetación. Paisaje híbrido, armónico y de figuras contrapuestas (horizontalidad frente a verticalidad, naturalidad frente a artificialidad). Nuevo paisaje. - 296 -
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Urbanización Urbanizaciones diseminadas en laderas, plataformas costeras y ensenadas. Alteración de la cubierta vegetal ocupada, y modificación de la circundante por tránsito. Fragmentación del paisaje previo y promoción de procesos desequilibrantes y degradativos (degradación dunar). Red viaria Nuevas infraestructuras proporcionan la Inserción de nuevos oteaderos y miradores. Incremento de la fragilidad paisajística general. Fragmentación simultánea del paisaje por ocupación directa e intersección de cuencas. —Los Alcornocales. Conservación. Protección del bosque mediterráneo húmedo, referente paisajístico de los paisajes del Carbonífero, paeleopaisajes recreados. Preservación de las formas geológicas, laderas y formaciones riparias asociadas. Como ejemplo, arroyos no regulados en todo su tramo, de alta naturalidad hidrológica. Transformación sostenible. Aclarado del bosque original, mediante la selección de la arboleda óptima (fitosanitaria y corcho) y la eliminación del matorral para el paso. Mantenimiento de las señas originales del paisaje y refuerzo identitario. Deforestación bosque abierto. Incremento de la textura fina en la estructura general del paisaje, crecimiento de la variedad estructural, decrecimiento de la cromática y aparición de segundos y terceros planos.
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Centro Regional Bahía de Algeciras
—Campo de Gibraltar. Deforestación a matorral denso. Conservación de rodales arbustivos de matorral noble concentrado en las cuencas endorreicas correspondientes a algunas lagunas, a los álveos de algunas vaguadas y a los farallones rocosos o pendientes muy inclinadas difícilmente practicables para la agricultura. Variedad cromática, textural y estructural a través de los colores verdes y rojizos, del grano grueso y del estrato arbustivo, de media altura. Deforestación a matorral abierto. Agudización del fenómeno anterior, sobre todo en laderas expuestas a mayor erosión, donde solo progresan las especies correspondientes a los estadios sucesionales de las etapas degradativas de la serie potencial. Protagonismo de la herbácea. Descenso en la variedad morfológica, cromática, textural y estructural. Conservación. Protección de formaciones costeras, playas. Secundariamente, protección de formaciones vegetales asociadas a ellas (retamales, pinares de pino piñonero, comunidades psammófilas, etc). Urbanización Urbanizaciones diseminadas en laderas. Alteración de la cubierta vegetal ocupada, y modificación de la circundante por tránsito. Fragmentación del paisaje previo y promoción de procesos desequilibrantes y degradativos. —Los Alcornocales. Conservación. Protección de formaciones costeras, playas. Secundariamente, protección de formaciones vegetales asociadas a ellas (retamales, pinares de pino piñonero, comunidades psammófilas, etc). Transformación sostenible. Aclarado del bosque original, mediante la selección de la arboleda óptima (fitosanitaria y corcho) y la eliminación del matorral para el paso. Deforestación bosque abierto. Incremento de la textura fina en la estructura general del paisaje, crecimiento de la variedad estructural, decrecimiento de la cromática y aparición de segundos y terceros planos.
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El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
[dinámicas históricas]
El espacio geográfico de la unidad de paisaje comprende la franja litoral y las campiñas costeras que se extienden entre Conil de la Frontera y Tarifa, teniendo como límite nororiental las estribaciones de la sierra de Cádiz y el parque natural de Los Alcornocales. Desde el punto de vista de la conformación histórica del territorio podemos distinguir entre un primer frente sometido a dinámicas puramente litorales y un sector interior, articulado históricamente por la ciudad de Medina Sidonia, que es soporte de las comunicaciones hacia el Campo de Gibraltar y que cobra importancia estratégica a partir del siglo XIII con la consolidación de la frontera que limita con el reino de Granada. El frente litoral de la unidad de paisaje comprende la franja que se extiende entre las localidades de Conil de la Frontera y Tarifa. En su primer tramo hasta Vejer de la Frontera, el ámbito abarca suaves campiñas y costas arenosas que, en este punto, son interrumpidas por la presencia de sierras responsables de la configuración más abrupta del litoral en su extremo suroriental. Las mayores pendientes se alcanzan al norte de la Ensenada de Bolonia.1 La llanura de la antigua laguna de la Janda y las marismas del río Barbate son los otros accidentes geográficos que caracterizan esta franja litoral. La situación geográfica del ámbito favoreció su temprana ocupación, atestiguada por las manifestaciones de arte rupestre encontradas en cuevas y abrigos de los entornos serranos de Tarifa y de la Ensenada de Bolonia, y la conformación en época romana, al menos en sus características básicas, del sistema de asentamientos que organiza esta franja litoral. Desde época romana, el sistema urbano se compone de pequeños núcleos de orientación agrícola y ganadera, dispersos en las tierras de interior y de un conjunto más numeroso de núcleos costeros que concentraban la mayor parte de la población, dedicados a la pesca y a la elaboración de productos derivados del pescado como se constata arqueológicamente por la presencia de factorías de salazón y de alfares a lo largo de todo este tramo litoral.2 Los principales núcleos del sistema como Conil, Mercablum (Vejer de la Frontera), Baelo Claudia (Tarifa) o Mellaria (Tarifa) se ubicaron a lo largo de la vía Hercúlea que comunicaba las ciudades de Flavia Malacitana (Málaga) y Gades (Cádiz) por la costa, y cuyo trazado es soporte de la actual carretera nacional 340. 3 Otros emplazamientos costeros como Baesipo (Barbate) también tienen origen romano. Dentro de este conjunto sobresale por su importancia urbana, el puerto marítimo 1 2 3 - 300 -
(Fernández Cacho, y otros, 2010, pág. 348) (2010, pág. 350) (2010, págs. 350-354)
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de Baelo Claudia que, al no haber tenido continuidad en el poblamiento, constituye uno de los más importantes yacimientos arqueológicos romanos de Andalucía. 4 La vía romana que comunicaba Asido Caeserina (Medina Sidonia) con Iulia Transducta (Algeciras) discurría en paralelo a la vía Hercúlea por el interior de la demarcación, continuándose en el reciente trazado de la autovía Jerez-Los Barrios.5
Articulación histórica del territorio MEDINA SIDONIA / BENALUP / PATERNA DE RIVERA /CONIL (El colorado, Barrio Nuevo, ROCHE)- VEJER DE LA FRONTERA (El Palmar, Zahora) BARBATE – ZAHARA DE LOS ATUNES – TAHIVILLA- FACINAS- TARIFA Vías romanas -Tramo final de la Vía Augusta Jerez-Cádiz -Vía Hercúlea o Heráclea Cádiz–San Fernando–ConilVejer-los Barrios -de Gades (Cádiz) a Asido Caeserina (Medina Sidonia) -de Asido Caeserina (Medina Sidonia) al interior del corredor intrabético a través de Saguntia (Castillo de Gigonza, San José del Valle?), Caelia (Arcos) y Carissa Aurelia (Bornos) -de Asido Caeserina (Medina Sidonia) hacia el sur por Saguntia (Alcalá de los Gazules?) hasta Iulia Transducta (Algeciras) paralela por el interior a la Vía Hercúlea.
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(2010, pág. 354) (2010, pág. 178) - 301 -
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La ocupación árabe, iniciada en el 710 con la toma de Tarifa, supone la consolidación de esta red de ciudades y la pujanza de los núcleos situados en enclaves estratégicos para el control de las fronteras y la defensa del territorio. La ciudad de Medina Sidonia, a cuyo nombre se le añade en esta época el título de Medina como señal de su importancia, será capital de una extensa cora, desde época califal, convirtiéndose en un centro de rango regional en competencia con Arcos y Jerez, que adquirirán progresiva importancia convirtiéndose en los núcleos de referencia durante las Edades Media y Moderna.6 A escala comarcal destacan Tarifa y Vejer situada en punto defensivo elevado en las cercanías de un importante cruce de caminos entre Cádiz-Tarifa y ArcosBarbate.7 La mayor parte de las estructuras defensivas de estos núcleos son de origen árabe como los castillos de Tarifa, Vejer, Benalup o el castillo-fortaleza de MedinaSidonia. Estas arquitecturas, referentes visuales en el paisaje, ordenaron el desarrollo urbano y sufrieron, a lo largo de la baja Edad Media y del Antiguo Régimen, sucesivas destrucciones, reconstrucciones y reformas como reflejo de los cambios en la organización política del territorio. La conquista cristiana supone el despoblamiento del ámbito provocado por la inestabilidad de la frontera con el reino nazarí y su vulnerabilidad a los ataques de la piratería.8 La defensa de la frontera cristiana con los granadinos supone la construcción entre los siglos XIV y XV, en el borde serrano de la unidad de una red de torres defensivas y castillos diseminados por el medio rural que sirvieron como focos de repoblación y defensa de la población. Configuran una traza cultural una fuerte impronta paisajística y territorial. 9
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(2010, (ficha (2010, (2010,
págs. 182, 185) SIPHA Conjunto Histórico de Vejer, Medina-Sidonia y Tarifa) pág. 351) págs. 182, 189)
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La zona de Medina y su campiña, incluyendo Alcalá de los Gazules y Benalup, pasan definitivamente al señorío de los Guzmán en el siglo XV. Orientándose hacia la explotación ganadera que ha generado un paisaje de dehesa ganado al monte, que, actualmente, se extiende en continuidad desde la campiña jerezana hasta Tarifa, convirtiéndose en la imagen representativa y seña de identidad de la llanura de la Janda. Dentro de esta actividad, destaca la cría de las reses bravas que ha hecho que el corredor Jerez Bahía de Algeciras sea conocido como la ruta del Toro.10
Sistema defensivo de la frontera nazarí Jerez -Alcazaba -Castillo de Gigonza -Torre de Doña Blanca(hacia el Puerto) -Castillo del Tesorillo (hacia el Puerto) -Torrecera (Torre) Paterna de Rivera -Castillo de Berroquejo Medina Sidonia -Castillo FORTALEZA de Medina Sidonia -Torre de Doña Blanca -Castillo de Torre Estrella Benalup -Castillo de Benalup
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Para atraer nuevos pobladores al litoral, la corona castellana pone bajo la jurisdicción de la casa nobiliaria de los Guzmán - Alonso Pérez de Guzmán recibe del rey Sancho IV El Bueno, a finales del siglo XIII, las posesiones costeras entre el río Guadiana y el reino de Granada - la explotación del principal recurso económico del territorio: las pesquerías del atún rojo. De esta manera, la pesca del atún rojo en almadraba - arte de pesca de origen fenicio que había constituido una de las actividades productivas fundamentales para la pujanza del ámbito durante el periodo romano - vuelve a ser explotada tras un periodo de inactividad, convirtiéndose durante el Antiguo Régimen en la principal actividad económica del ámbito litoral y en una importante fuente de ingresos para la casa ducal de Medina Sidonia.11 El régimen de monopolio de las almadrabas durará hasta el Decreto de abolición de las Cortes de Cádiz de 1814. La almadraba como sistema espacial y cultural va a tener una doble trascendencia en la conformación del paisaje de esta franja litoral, incidiendo en la conformación de los núcleos urbanos y en la transformación paisajística de los lugares que presentaban una localización estratégica para el desarrollo de estas funciones. La importancia demográfica de la almadraba residió en la estacionalidad de los procesos de trabajo, desarrollados entre el inicio de la primavera y del otoño, que va a generar, primero, el asentamiento temporal de familias de pescadores - migraciones procedentes de toda la costa andaluza y, en menor medida, del Levante y el Algarve portugués – y termina por condicionar la fijación de la población de forma permanente (FLORIDO DEL CORRAL. D, 2003: 68-69). 12 A esto contribuye la estratificación sociolaboral del trabajo con una distribución de rentas complementarias en el ámbito familiar. Se produce una especialización del trabajo por géneros, dedicándose los hombres al trabajo en las chancas y almadrabas, y las mujeres al procesamiento del atún.13 De este proceso participan núcleos como Conil y Zahara de los Atunes que, fundados en el siglo XIV, fueron las dos grandes almadrabas de la casa ducal de Medina Sidonia desde la baja Edad Media hasta la abolición del monopolio almadrabero en el siglo XIX. Conil constituye un ejemplo de comunidad pesquera representativa de este litoral, un centro local-regional que adquiere una dimensión internacional gracias al comercio del atún, relacionándose con Flandes, Valencia, 11 (2010, pág. 352), (Díaz Quidiello, Olmedo Granados, & Clavero Salvador, 2009, pág. 189) 12 David Florido del Corral en La almadraba como sistema cultural de la pesca publicado en PH Boletín nº44 págs. 65-71. julio 2003 Consejería de Cultura. Junta de Andalucía. 13 (Corbacho Gandullo & Durán Salado, 2003, pág. 42) - 304 -
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Cataluña o Italia.14 Del mismo modo, el actual núcleo de Barbate tiene su origen en la implantación de un complejo industrial almadrabero en su costa en el último tercio del siglo XIX. Ya en la tercera década del siglo XX, se crea el Poblado de Sancti-Petri, un conjunto urbano erigido ex novo por el Consorcio Nacional Almadrabero que creado en 1928 desarrolla una política de centralización de esta modalidad pesquera en la almadraba y factorías situadas en la península del mismo nombre. 15 Un segundo aspecto de la dimensión territorial de la almadraba es la construcción de infraestructuras y edificaciones anexas – chancas, torres vigías y conjuntos de viviendas - que distribuidas por el espacio geográfico de la unidad constituyen elementos de referencia en el paisaje y uno de los más importantes recursos patrimoniales de este ámbito litoral.
Sistema defensivo litoral Torres Almenaras Conil_ Torre de Roche o Faro Roche Conil_ Castillo de Guzmán el Bueno Conil_ Torre de Castilnovo s. XVI Conil_ Torre del Puerco Conil_ Torre del Mayorazgo (El Palmar) Vejer _Castillo de Vejer Barbate_ Torre de la Meca Barbate_ Torre del Tajo Barbate_ Faro de Trafalgar s. XIX Barbate_ Torre De Trafalgar S XVI Zahara de los Atunes_ Fortaleza Casa Chanca Zahara de los Atunes_ Torre del Cabo de la Plata (Atlanterra) Zahara de los Atunes_ Torre Escalera de Ranchiles Tarifa_ Torre Punta Camarinal. s.XVII Tarifa_ Torre de la Peña. s.XIII Tarifa_ Torre del Rayo Tarifa_ Faro Isla de Tarifa. S.XVI /antigua Torre Almenara De Trafalgar Tarifa_ Torre de Guadalmesí. S.XVI Tarifa_ Castillo de Guzmán El Bueno Tarifa_ Torre de la Almedina Sistema territorial de la almadraba Nucleos de origen almadrabero Baelo Claudia Conil (Chanca) Zahara de los Atunes (Chanca fortaleza) Barbate (Barrio Del Zapal) Poblado almadrabero de Sancti-Petri
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(Santos García A, 2003:104-105) (Corbacho Gandullo & Durán Salado, 2003, pág. 42) - 305 -
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En este sentido, existe una clara vinculación entre la configuración del sistema territorial de la almadraba y el sistema de vigilancia militar que se extendía por el litoral gaditano. Por una parte, las torres almenaras o torres vigías que jalonaban esta costa para avisar de los ataques de la piratería fueron también utilizadas para avistar los bancos de atunes que se dirigían hacia el Estrecho. Por otra, en los núcleos almadraberos se levantaron unos conjuntos industriales -las chancasdonde se realizaba el procesado del atún y otras actividades complementarias que, además, eran utilizadas como recintos defensivos para albergar las tropas y para la protección de las artes de pesca, barcas y material en las épocas en las que la almadraba estaba desarmada. Destacando las Chancas de Conil, construida a mediados del siglo XVI como fábrica de salazones, y la Chanca- fortaleza o Palacio de las Pilas de Zahara de los Atunes que fue construida por los Duques de Medina Sidonia con una triple finalidad: residencial, económica y defensiva. 16 La exposición del frente litoral a los ataques por mar de piratas y berberiscos va a provocar la construcción de un sistema de alerta y vigilancia costera, formado por numerosas torres vigías o almenaras aisladas entre sí y situadas en lugares estratégicos y fortificaciones urbanas que se comunicaban por medio del fuego. La mayor parte de estas edificaciones se construyen entre los siglo XVI y XVIII y estuvieron en funcionamiento hasta mitad del siglo XIX, siendo en ocasiones sustituidas por faros. Algunas como la Torre de la Peña, en Tarifa, se remontan a la época islámica, perteneciendo al sistema de defensa costero establecido en época del Califato de Córdoba para prevenir los ataques de los piratas normandos, desarrollando la misma función en época cristiana.17 Dentro de este sistema cultural territorial que singulariza el paisaje de la unidad destacan el castillo de Santiago y las torres del Tajo, la Meca y Camarinal en Barbate; las torres de la Peña, el Rayo y la propia fortaleza urbana de Tarifa; las torres de Roche, Castilnovo y la torre del castillo de Guzmán el Bueno en Cónil y la torre del Mayorazgo en el Palmar. 18 A esta posición estratégica en la entrada del estrecho de Gibraltar responde otra de las características que singulariza el paisaje de esta unidad: la reserva de grandes extensiones de suelo para el uso militar que ha condicionado la organización espacial y económica del territorio, preservándolo de presiones urbanizadoras del turismo residencial que han determinado el desarrollo urbano de otros tramos del 16 17 18 - 306 -
(ficha SIPHA Fortaleza y Casa Chanca de Zahara de los Atunes) (SIPHA fichas Torres de la Peña) (2010, pág. 354)
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litoral occidental andaluz en la segunda mitad del siglo XX. 19 Las últimas incorporaciones al sistema urbano que organiza la demarcación son los poblados de colonización de Benalup y Tahivilla que se desarrollan en el marco de los planes de desecación y puesta en regadío de la laguna de la Janda. Una actuación enmarcada en la política de desecación y saneamiento de zonas palustres iniciada en el periodo ilustrado e impulsada por la ley Cambó de 1918. Iniciada en el siglo XIX, la desaparición de la laguna de la Janda se completa en los años sesenta del siglo pasado, estando parte de su superficie dedicada al cultivo arrocero.20 [dinámicas actuales]
Este territorio está configurado por una red de asentamientos entre las aglomeraciones urbanas de Bahía de Cádiz y Algeciras, que es su característica principal. Esta red no está estructurada conformando un sistema relacional o funcional, ya que una de los aspectos a destacar es la poca, o casi nula, relación entre los núcleos del interior y los costeros, y entre éstos últimos entre sí. Su situación entre estas dos grandes aglomeraciones con fuertes dinámicas como son Bahía de Cádiz, incluyendo el ámbito de Jerez, y Bahía de Algeciras, hace que este territorio siempre se haya considerado como sitio de paso, un espacio charnela. La mejora de las infraestructuras y la intensidad de la actividad turística han provocado una transformación intensa en partes de este territorio en las últimas dos décadas. El espacio comprendido entre Tarifa y Trafalgar, presenta una secuencia de espacios militares en la costa, que han salvaguardado la riqueza natural y paisajística de la zona, y que puede decirse que son los elementos representativos ya que la difícil orografía de la zona no ha permitido ni poblamiento importante reciente ni vías de comunicación cercanas a la costa. En los núcleos ya entre Barbate, Vejer y Conil, la actividad principal, una vez introducido este territorio como destino, ha sido la residencia vacacional ligada al turismo de sol y playa durante los meses de verano, y es desde los años setenta del siglo XX cuando se comienzan a desarrollar implantaciones y promociones más vinculadas a la explotación turística, con establecimientos hoteleros y comercio especializado. Reste desarrollo ha supuesto una mejora en sus condiciones socioeconómicas, que unido a la decadencia que se produce en todas las actividades primarias, agricultura, pesca y ganadería ha provocado una diferenciación mayor entre los municipios del interior de este territorio y los la línea de costa. La gran atracción que suponen los dos polos de las bahías y la notable mejora en los medios de transporte tienen como consecuencia un traslado de la población del interior hacia el trabajo que allí se desarrolla, provocando un bucle en el que de nuevo son las actividades primarias las perjudicadas por el abandono, debido a la dureza y la poca productividad reconocida por la población. La ganadería vacuna extensiva es de los recursos más importantes de la zona en el aspecto económico, social y cultural produciendo, o favoreciendo, la existencia de unos paisajes característicos de estos espacios y que son los que generan la imagen característica del conjunto del territorio con grandes territorios de campiña, de 19 20
(2010, pág. 347) (Díaz Quidiello, Olmedo Granados, & Clavero Salvador, 2009, pág. 149) - 307 -
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extensiones para secano y ganado, y que al no tener unas cualidades de carácter ambiental no han estado protegidos por ninguna figura ambiental; finalmente es la cultura paisajera de la población la que ha generado y mantenido estos paisajes excepcionales. Por otro lado, la actividad pesquera está en franco retroceso, aunque desde el punto de vista cultural se intenta proteger y fomentar la presencia en el imaginario de las almadrabas y sus paisajes asociados. Los ejes principales de comunicación se asientan sobre las vías tradicionales, mejorando su trazado y desdoblándolas, en el caso de la N-340. La dirección fundamental de comunicación es Este-Oeste con dos ejes, la N-340, como articulador de la zona de costa, y la A-381, por el interior del territorio. Como vía de enlace entre una y otra, se desarrolla el eje que une Medina Sidonia con Vejer de la Frontera con la intención de que sirve de acceso rápido a este tramo de costa, desde Jerez y Algeciras, así como para articular la conexión entre costacampiña-sierra que siempre ha sido deficitaria de conexiones de calidad. Esta mejora en las infraestructuras viarias supone, tal y como se recoge en el Plan de Ordenación del Territorio del ámbito de La Janda, “la mejora de la accesibilidad amplía, como se ha señalado, el área de influencia de los aeropuertos y reduce el tiempo de desplazamiento hacia el litoral, aumentando las perspectivas de desarrollo turístico, así como del desarrollo residencial vinculado a la población extranjera y la vivienda de temporada de residentes más alejados del ámbito. Representa, por tanto, una mayor oportunidad de incrementar las posibilidades de negocio y de empleo en estos sectores productivos”. El planteamiento que se hace desde la administración, en lo que se refiere a la ordenación del territorio sigue fomentando y haciendo que prevalezca la a ctividad económica y desarrollista mediante la defensa de actuaciones que intensifiquen la actividad turística con ocupaciones tanto en la costa como el interior. En este sentido, es importante destacar la vinculación entre los núcleos costeros desde Conil a Tarifa, creando un destino común en el modelo, si se puede decir que exista tal, y que se ha visto favorecido en los últimos años por el aumento de la movilidad de la población que accede a sus espacios turísticos y el acceso rápido a este destino que favorecen los aeropuertos de Jerez y Gibraltar, así como la mejora de infraestructuras viarias.
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[industria y puerto] [nueva agricultura] [colonias para turismo] [espacios interiores] [territorio de incertidumbre]
El litoral como límite, el límite del litoral Paisaje en Andalucía y su litoral Mapeado de observatorios
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OBSERVATORIO DE LA INDUSTRIA Y EL PUERTO Ubicación: Puerto de Huelva y complejos portuarios industriales en Palos de la Frontera, Puerto de Cádiz y astilleros de Matagorda y Trocadero.
Elementos: marismas de los ríos Rinto y Odiel, conjunto de la Rábida, nueva agricultura intensiva, puerto de mercancías, industria química y petroquímica, residuos, conjuntos históricos urbanos, centros turísticos, infraestructuras, vacios.
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Paisajes industriales que han conformado un patrimonio ligado a la industria, marismas, entre espacios naturales protegidos sobresalientes. Geomorfología (marismas), ecología (tendencia), mirada contemporánea al patrimonio, planificación desde la administración, respuesta social.
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OBSERVATORIO DE LA NUEVA AGRICULTURA Ubicación: Costa occidental de Huelva, Lepe y Cartaya, y Chipona, margen izquierda del Guadalquivir Elementos: espacios naturales, nuevas formas de explotación, regadíos intensivos, transformación extensiva, poblados agrícolas, población flotante.
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Paisajes agrícolas desvinculados de la imagen tradicional, con una fuerte carga de impacto territorial por los cambios introducidos en grandes extensiones. Nuevas maneras de vivir el territorio mediante estas explotaciones con lo que el mundo de la agricultura se convierte en un motor económico y con ello cambia su imagen simbólica.
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OBSERVATORIO DE LAS COLONIAS DEL TURISMO Ubicación: costa de Huelva, Isla Canela, El Portil, La Antilla, Punta Umbría, Mazagón y Matalascañas, costa de Cádiz, Vistahermosa y La Barrosa, Costa Esuri, Costa Ballena y Novo Sancti Petri. Elementos: marismas de los ríos Rinto y Odiel, conjunto de la Rábida, nueva agricultura inten siva, puerto de mercancías, industría química y petroquímica, residuos, conjuntos urbanos, centros turísticos.
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Paisajes vinculados a una imagen proyectada de los beneficios de una vida en la naturaleza y en contacto directo con el mar. Planificación puntual que no ha conseguido incorporar estos elementos a las dinámicas del territorio por lo que aparecen como puntos de discontinuidad.
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OBSERVATORIO DE LOS ESPACIOS INTERIORES Ubicación: Bahía interior de Cádiz, río Guadalete-San Pedro, rio Piedras, borde de las marismas de Doñana. Elementos: marismas, conjuntos históricos urbanos, infraestructura, industria, desubicación, espacios naturales, protección.
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Paisajes de marismas, colmatados en su mayoría en los bordes por infraestructuras, ciudad y explotaciones agrarias. Es el paisaje de vivir en los bordes, de una marisma, de un espacio protegido, un paisaje que se genera por los distintos modos que se ha tenido de apreciar esos territorios y las diferencias entre unos y otros, ya sea por su consideración temprana de excepcionales, ya sea por la vocación actual de protección de los espacios naturalizados que aún quedan.
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OBSERVATORIO DEL TERRITORIO DE LA INCERTIDUMBRE Ubicación: El Condado, La Janda. Elementos: posibilidad, movilidad, desubicación, agricultura, ganadería.
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nuevas turismo
dinámicas, infraestructuras, litoral interior, tradición,
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Paisajes más consolidados en el tiempo, más por el desuso (la no mirada externa). La introducción de grandes infraestructuras de transporte y el cambio contemporáneo en la percepción del tiempo los acercan al uso, a la mirada y también a la explotación y banalización, asimilándolo a productos ya desfasados en otras ubicaciones y que se planifican introducir.
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ATLAS DE ESPACIOS VACANTES DEL LITORAL ATLÁNTICO DE ANDALUCÍA Introducción Aspectos generales Miradas al paisaje Dinámicas y formas del paisaje Metodología de la investigación Mapa de observatorios El litoral como límite, el límite del litoral Paisaje en Andalucía y su litoral Mapeado de observatorios Mapa de espacios vacantes Conclusiones Anexos
[industria y puerto] [nueva agricultura] [colonias para turismo] [espacios interiores] [territorio de incertidumbre]
Fichas
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OBSERVATORIO DE LA INDUSTRIA Y EL PUERTO [Ubicación: Puerto de Huelva y complejos portuarios industriales en Palos de la Frontera, Puerto de Cádiz y astilleros de Matagorda y Trocadero.] La industria que se sitúa en Huelva y Cádiz surge asociada a su puerto, por lo que el avance, tanto de uno como de otra, lo padecen estas ciudades y las poblaciones aledañas y donde también se asientan estas instalaciones. Las industrias asociadas son de un tamaño monumental, favoreciendo unos paisajes de constrastes por la ubicación especial en marismas, donde los grandes elementos territoriales son estos artificios del hombre. Estas infraestructuras ataren un gran número de empresas, con lo que la economía de la zona se beneficia, aunque también tiene que asumir los riesgos ambientales, sociales y económicos cuando la coyuntura es otra y la industria comienza a desaparecer o trasladarse a mejores destinos. Una planificación en el largo plazo sería recomendable para ciertas actuaciones territoriales que pueden transformar profundamente el paisaje y, por tanto, el sentimiento de una población. Los primeros estudios sobre los espacios vacantes, los terrain vague, se dan sobre las extensiones que surgen en las ciudades tras el abandono de fábricas y la aparición de nuevos espacios a los que la ciudad había dado la espalda. El caso de Cádiz, sin desarrollo en este punto, se presenta por la absolescencia de sus instalaciones en Matagorda y la necesidad de reciclaje y reutilización para la ciudad y su territorio. En el caso de estudio de la Ría del Tinto, la presencia de la industria ya supera el tamaño de los núcleos y, esconde muchos de los valores tradicionales que ese territorio guardaba.
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(Ría del Tinto) Espacio formado protagonizado por la campiña del río Tinto y su propio cauce, el cual se abre en una ría a la altura de este observatorio para mostrarnos cómo sobre sus terrazas y lecho, se ha desarrollado toda una serie de actividades ajenas al propio funcionamiento natural del río en este tramo. El observatorio se encuentra dominado por la actividad industrial, los amplios despoblados, las terrazas erosivas y la ría del propio río Tinto. Adicionalmente, se encuentran connotaciones culturales en cuanto a que La Rábida se encuentra sobre la terraza izquierda del río, y a que el lince ibérico tiene en las inmediaciones del observatorio (Estero Domingo Rubio), una de las marismas que fluyen al Tinto por su margen izquierda. Paisaje que actúa a modo de fondo de saco, reuniendo actividades dispares de naturaleza industrial y contaminante, con enorme impacto paisajístico, de escaso interés social, con ausencia de miradores, y connotado bajo la constancia de un gran despoblado, roto por la presencia al borde de la terraza del paraje colombino de La Rábida.
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[espacios vacantes] —La Rábida.
Protegida por el arbolado de los bosques de pino carrasco que la pueblan, constituye una especie de oasis resistente dentro de la trama deforestada, contaminada y confusa por actividades industriales y agrícolas. Confinada en el etremo occidental de la terraza izquierda del Tinto, oteadero de su ría, aunque sus connotaciones culturales (colombinas y universitarias) trascienden el ámbito espacial que ocupa, su presencia no es intuitiva en el entorno, a pesar de su posición topográfica preeminente. Las grandes infraestructuras que rodean este paraje (puentes, factorías, polo químico, balsas de vertido, etc), compiten con ella en el paisaje mental y físico de este observatorio, convirtiéndola en una sorprendente isla colmada de historia y cultura. Su conectividad, visibilidad y protagonismo paisajístico es muy escaso dentro del observatorio, lo que la margina dentro de este paisaje, y por ende, en el imaginario colectivo de los observadores. Su proyección cultural no rebasa sus fronteras físicas en el paisaje, no contagia al resto del observatorio, siendo muy débil la correspondencia que podría establecerse con el monumento a Colón presente en la orilla opuesta. Existen fuertes discontinuidades no resueltas tanto en los límites de este paraje (vegetación de la terraza del Tinto), como dentro de él (grandes espacios abiertos inciertos destinados a aparcamientos), lo que refuerza la sensación de orfandad, de provisionalidad, de debilidad.
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—Balsas de fosfoyesos recuperados y a recuperar.
Expuestas abiertamente en la margen derecha del observatorio, protagonistas del mismo por su gran extensión y visibilidad, impregnan gran parte de éste de sus propias características visuales y culturales, contribuyendo a la simplificación del paisaje material, y a la idea colectiva de vertedero para todo el observatorio. Su horizontal perfil y blancura monocromática, resaltan delante de la ciudad de Huelva, cuya percepción desde La Rábida queda totalmente condicionada por ellas. Asimismo, también afecta al propio paisaje de La Rábida, ya que esta vista no se corresponde con la esperada desde un lugar histórico, especial y trascendente. A la inversa, desde Huelva, la altura de las balsas supone una barrera de lodo blanco reverberante, reforzada por el polvo en suspensión, que reduce las vistas potenciales que Huelva posee hacia La Rábida, cortando la comunicación directa entre ésta y aquella, reforzando el aislamiento de ambas, y el efecto frontera de las balsas. La toxicidad de los vertidos de las balsas completa la influencia paisajística de éstas, convirtiéndolas en una isla marginal, pero que con su alto grado de protagonismo paisajístico, ejerce una influencia negativa sobre el conjunto del observatorio que perjudica también cualquier apreciación paisajística del mismo. Las discontinuidades impuestas por éstas son de tal potencia que funcionan como frontera y como sumidero de vistas, reduciendo las posibilidades paisajísticas del resto de elementos del observatorio. Su carácter marginal, disyuntivo, omnipresente, constituye una de las principales fuentes vacantes del paisaje de este observatorio.
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—Marismas del río Tinto.
Las marismas del Tinto se encuentran distribuidas en la margen derecha de su ría, y todas ellas, excepto las del tramo alto (entre San Juan del Puerto y Moguer), se encuentran desnaturalizadas por vertidos tóxicos (marismas de El Rincón) y posteriores cubrimientos de carácter terroso (marismas de El Titán y Las Metas), lo que incide en la desarticulación de elementos del observatorio que presentan aspectos muy distintos y desconectados entre sí, tendiendo el mismo origen. Las marismas del tramo alto se hallan en un proceso de degradación, dado que las actividades del entorno (contaminantes) y la naturaleza del río (ácida y rica en hierro de forma natural) impide la explotación artesanal de las mismas (cultivos acuícolas), lo que favorece una dinámica degradante por la que las poluciones y actividades fracasadas dejan su huella en el paisaje, que no se recupera sumido en un abandono indiferente. La artificialidad inconexa de las marismas transformadas, colinda con la decadencia de las marismas naturales, lo que convoca mayor confusión y desequilibrio en el paisaje del observatorio. —Límites difusos industria-agricultura-naturaleza.
Al sur de La Rábida, dentro de la trama de colinas de pendientes medias que afloran sobre los terrenos inundables del Estero de Domingo Rubio y las lagunas litorales de Palos y Las Madres, se encuentra la parte más dinámica del observatorio, aquella que presenta mayor tasa de cambio en sus elementos componentes. Este viene dado fundamentalmente por la variedad intrínseca del paisaje de componente natural (pinares de pino piñonero, lagunas y marismas), y la ubicuidad de las explotaciones agrícolas bajo plástico, que acorralan literalmente las orillas de las lagunas y marismas (especialmente las primeras), y penetran a parches en el bosque de pinos. Estas explotaciones agrícolas generan desequilibrios en sus contactos con el paisaje natural, ya que su implantación supone la formación de un nuevo paisaje sobre la eliminación total del anterior, radicalmente distinto en sus elementos constituyentes, y asentado sobre fuertes discontinuidades que desarticulan el paisaje global y descontextualizan a la unidad más débil. La profusión de estos desencuentros a lo largo de las lindes naturales y en su interior, contribuye a la sensación de confusión propia de un espacio vacante. Las unidades paisajísticas industriales contribuyen a la estabilidad del paisaje ya que, a pesar de su radical distancia perceptiva respecto de las unidades agrícola y natural, ocupan ordenadamente y permanentemente su espacio, y no se mezclan con ninguna de ellas, con lo que su presencia y relación con el resto del paisaje es novedosa, exótica, pero no contribuye a la confusión. - 332 -
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—Cádiz y sus astilleros (Matagorda, Trocadero).
Fuerte contraste entre la orilla de Los Toruños, formada por una marisma y pinares e pino piñonero en el estuario del río San Pedro, y la isla de Trocadero y Matagorda, totalmente poblada de instalaciones y servicios industriales. No obstante el fuerte contraste, la dinámica industrial de la zona no plantea incertidumbre sobre el paisaje global, el cual parece bastante bien definido y estable en sus dos extremos. Tan solo la aparición de nuevas infraestructuras civiles, como es el caso del nuevo puente sobre la Bahía de Cádiz, modificará el paisaje de este observatorio, superponiéndose a cualquier otro elemento gracias a su imbatible envergadura. En todo caso, esta circunstancia no añadirá desequilibrios sobre el paisaje actual, sino que aportará otro nuevo.
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OBSERVATORIO DE LA NUEVA AGRICULTURA [Ubicación: Costa occidental de Huelva, Lepe y Cartaya, y Chipona, margen izquierda del Guadalquivir.]
La actividad agrícola, en las últimas décadas, se ha incorporado a los sistemas de producción industrial, generando toda una serie de actividades alrededor y desvinculándose del modelo tradicional de explotación de suelo. La intensificación en la producción y la introducción de tecnología de última generación, ha producido un cambio radical en los territoris donde se implantan, que además no tienen que tener mas requerimiento que cierta cantidad de agua (no excesiva) y una temperatura cálida. La incororación a este tipo de actividad, ha hecho posible el despunte económico de muchas poblaciones que históricaente no tuvieron mas relevancia que la de pertenecer al sistema urbano donde se encontrasen. El cambio que se genera en el paisaje va asumiéndose poco a poco, en parte porque la población lo siente como positivo, en cuanto mejora su calidad de vida y al estar relacionado con la agricultura, esto es con el territorio en verde parece que puede asumirse, salvo cuando aparecen los territorios del plástico y lso invernaderos y el desorden que generan. En el caso de las marismas reconvertidas en terrenos de cultivo ocurre algo similar. La denostación desde antiguo de este tipo de territorio hace que su productividad se vea como un avance, sin llegar a entender la graves consecuencias a largo plazo de las variaciones que se han introducido en las Marismas y el río Guadalquivir.
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(Lepe-Cartaya) Campiñas litorales de relieve alomado que descienden suavemente hasta la costa, sobre areniscas y relieves denudados por la red hidrológica del río Piedras, donde el primitivo bosque planifolio mediterráneo ha sido sustituido casi en su totalidad por los usos forestales (pino piñonero) y agrícolas (en el interior), y urbanísticos (en la costa), donde éste ha cercado marismas escasamente modificadas tan solo por la regulación del cauce del río Piedras y la industria piscícola extensiva. Paisaje fragmentado por diversas dinámicas que se suceden desde el interior y la costa, y tienen su epicentro en los cascos urbanos y en la actividad agrícola. Ésta se extiende desde los cascos de forma prolífica, reduciendo la perspectiva paisajística mediante el recrecido de lindes arboladas de considerable altura, alterando incluso el relieve mediante explanaciones que liberan arenas que colmatan la red de drenaje, acorralando los arroyos que prácticamente quedan borrados del paisaje, e implantando las cubiertas de plástico que protagonizan el paisaje durante la producción. Esta malla agraria también se extiende hasta el borde mismo de las marismas o del pinar, generando fuertes discontinuidades con cualquier accidente natural, eliminando las transiciones naturales. La actividad urbana creciente, los grandes mercados de bienes de consumo, compiten con la agrícola en las inmediaciones de los cascos urbanos, generando espacios vacíos y perdidos. Asimismo, la actividad urbana se extiende también sobre la línea de costa sobre antiguos campos agrícolas. Esta tendencia urbana y agrícola estrecha su cerco de crecimiento sobre los pinares y las marismas del observatorio, que son fragmentados y cercados, bien por carreteras necesarias para los usos colindantes crecientes, bien por el propio crecimiento y asentamiento de estas actividades. Paisaje en transformación por el motor urbano, el desarrollo agrícola, y el incremento de las infraestructuras viarias, que se manifiesta en tensiones paisajísticas en las discontinuidades con la red de drenaje, las lagunas, las marismas y los pinares.
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(Lebrija-Trebujena) Las antiguas marismas del Guadalquivir forman ahora en su curso bajo las tierras de cultivo de Lebrija y Trebujena. Más al norte, la composición del suelo cambia, la topografía de esta margen se eleva sobre el cauce del río, y se suceden los regadíos de Los Palacios, ocupados por sus poblados de colonización agraria. Al sur de todo ello, Sanlúcar de Barrameda, en la desembocadura del río, aprovecha su inundación para producción de cultivos acuícolas y salinas. Entre todos ellos, la desecación de las antiguas marismas de Trebujena, que continúan sin poder ser cultivadas, y a expensas de la colonización que el matorral halófito realiza de un suelo salinizado, generando un ecosistema estepario a medio camino entre la estepa y la marisma salobre de origen pluvial, pues el río ya no inunda esta zona, de la que solo conserva su horizontalidad. La vegetación arbórea se reduce a las orillas del río Guadalquivir, y a algunas herrizas desperdigadas por sus márgenes, casi siempre compuestas por eucaliptos que han sustituido al original bosque de ribera. De vocación fuertemente agrícola, las fértiles tierras de Los Palacios, Coria del Río, Lebrija y parte de Trebujena, contrastan llamativamente con el desierto, el despoblado, la llanura congelada en el tiempo que supone la margen izquierda del río entre Sanlúcar de Barrameda y Trebujena, en la margen derecha de la carretera A-471. Un lugar a medio camino, un paisaje marismeño sin marea, una estepa salina.
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[espacios vacantes] —P.I. Cartaya hacia el Piedras.
Los procesos industriales asociados a la agricultura y sus empresas auxiliares han provocado un aumento considerable de la demanda y consolidación de suelo para este uso, proliferando grandes polígonos industriales para pequeñas naves que acaban por colonizar los espacios periféricos de ls núcleos y que están provocan un avance desde ambos por la carretera que lso conecta, que cruza el río Piedras y que parece que acabará provocando esa conurbación de la industria agrícola. —Marismas del río Piedras, bordes y agricultura.
La sucesión de actividades urbanas, industriales y agrícolas tienen su límite en el borde de la marisma que el curso bajo del Piedras forma en esta zona. No existen límites naturales que ordenen las distintas explotaciones, tan solo lindes artificiales o setos a base de exóticas que limitan con carácter excluyente, no inclusivo. El borde de la marisma puede aparecer sucio por basuras procedentes de las actividades colindantes, y su límite puede variar en función de los rellenos agrícolas o las explotaciones acuícolas, en algunos casos abandonadas. La confusión y el conflicto en este vacante vienen dados en general por la irregular invasión de los bordes naturales, la discontinuidad excluyente de los contactos agrícola – marisma, agrícola – industrial, agrícola – agrícola, y el abandono de algunas explotaciones y lindes de camino.
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—Bonanza - La Algaida (Sanlúcar de Barrameda)
Esta zona representa en este observatorio la fase de estabilización posterior a la transformación de un espacio vacante, en este caso el formado por los pinares de La Algaida, la Dinamita, Bonanza y San Jerónimo, por una parte, las marismas y lagunas de Bonanza por otro, y el poblado de colonización agrícola de La Algaida. El proceso se ha estabilizado con la extensión del poblado agrícola a lo largo de gran parte de los antiguos pinares, el estrangulamiento de las lagunas de Bonanza, y la transformación de las marismas de Bonanza en las actuales salinas. La protección del pinar residual de La Algaida como Parque Nacional, y la promoción turística de la zona por su interés ornitológico, estabilizan el paisaje global resultante, que limita la extensión del poblado, y protege legal y económicamente las marismas a través de la normativa ambiental y la explotación salinera. Los pinares de La Dinamita, San Jerónimo y Bonanza, junto a las lagunas, son los elementos más frágiles de este espacio vacante en fase de estabilización, ya que el cerco del poblado los ha reducido a su mínima expresión, generando una fuerte discontinuidad física y psicológica.
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—Marismas de Lebrija y Trebujena.
Estas antiguas marismas fluvio - mareales, ahora únicamente pluviales son, al igual que Las Aletas, otro ejemplo de espacio vacante por la transformación fracasada y abandono posterior del territorio. La desecación de las antiguas marismas no ha dado lugar a ningún otro paisaje que al de una estepa halina, que inspira un profundo vacío, y que se encuentra a medio camino entre una estepa seca y una marisma.
—Poblados agrícolas de Los Palacios
La proliferación de estos asentamientos de colonización desarrollados durante la aplicación ed estas políticas desde mitad del siglo XX, ha conformado una pequeña red de estos núcleos que genera un disperso compacto en cuando el modelo de ciudad planteado pero que a nivel territorial provoca distitas disfunciones. La tecnificación de los cultivos, también provoca que se necesite cada vez menos mano de obra, por lo que su funcionalidda en cuanto acercar al trabajador de campo a su actividad se encuentra en crisis.
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OBSERVATORIO DE LAS COLONIAS DEL TURISMO [Ubicación: costa de Huelva, Isla Canela, El Portil, La Antilla, Punta Umbría, Mazagón y Matalascañas, costa de Cádiz, Vistahermosa y La Barrosa, Costa Esuri, Costa Ballena y Novo Sancti Petri.] La asociación tradicional de turismo con la cotas y las actividades a realizar en la playa, provoca ya desde hace casi un siglo la proliferación de asentamientos vinculados a esta actividad, con mayor o menor fortuna. La incidencia paisajística de estas nuevas ciudades es, desde el punto de vista económico, social y ambiental, grande por instalarse en territorio frágiles y con muchas connotaciones culturales para la población autóctona, que en distintas épocas del año observa y siente como se ocupan estos espacios para ser abandonados despues. La introducción de la movilidad territorial, permite hoy que se desarrolle cierta ocupación de estos centros durante todo el año, ya sea por turismo especializado como por la propia población que se instala permanentemente allí. las disfunciones que se generan son diversas por la demanda de equipamientos en estas zonas, no planificadas para una presencia permanente. La hibridación de estos centros como residencias vacacionales y permanentes pasa por acciones contundentes, más del lado de la administración que del privado, para la introducción de modelos mixtos de ciudad tradicional y de ciudad de vacaciones.
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Descripción escrita: (Sancti Petri) Tras la Bahía de Cádiz, tenemos la segunda, la bahía de Sancti Petri, con el caño mareal como protagonista dividiendo las marismas que separan San Fernando de Chiclana. Este caño y la dinámica costera que se conjuga con él en su desembocadura, forma no pocos biotopos y ecosistemas del mayor interés (flecha arenosa, marismas, caños, playas, dunas y lagunas litorales). A caballo entre las urbanizaciones de estas dos localidades, y atravesadas por carreteras y transitadas constantemente en la faena del marisqueo, se encuentran comprimidas por la urbanización, el turismo, el aprovechamiento pesquero, y la ocupación por infraestructuras o residuos. Un poco más al este, más allá del casco de Chiclana, el terreno se eleva, las arcillas se vuelven arenas, los suelos se secan y manchas salteadas de huerta y bosquetes de pino piñonero constituyen las reliquias de las antiguas masas boscosas y parcelas agrícolas que cubrieron estas plataformas costeras antes de la explosión turística de la urbanización de La Barrosa. La actividad turística en su ocupación residencial, urbanística, y de servicios, eclipsa cualquier otro proceso de transformación de paisaje que pudiera convivir con él. La dinámica de ocupación y transformación indirecta es muy potente en la parte este de La Barrosa, habiéndose estabilizado en la parte oeste (Caño de Sancti Petri), donde la urbanización corresponde con residencias urbanas, y la mayor incógnita se cierne sobre el futuro de los paisajes condicionados por las ocupaciones militares de Camposoto y La Carraca.
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(Costa Esuri) Terraza tectónica sobre el río Guadiana en su margen izquierda, formada sobre areniscas con pendientes medias que presentan su mayor pendiente sobre éste, dominada por el bosque de repoblación de pino piñonero, con estrato arbustivo abierto, y retazos de quercíneas en el arbóreo. El uso forestal es el único habitual en la zona. Urbanización turística aislada sobre el pinar a través de la alteración del relieve, eliminación de la cobertura vegetal completa, introducción de vías de comunicación y construcción de urbanización. Fuertes discontinuidades entre usos. Contraste de usos, contraste de dinámicas (activa – pasiva). Contraste de expectativas. Tensión no resuelta. Autovía A-49 aneja al pinar. Proximidad de la costa. Proximidad de Portugal. Incremento del efecto llamada. El estado actual se explica a través de una dinámica de transformación detenida, y unas estrategias de uso del paisaje contrapuestas.
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[espacios vacantes] —Costa Esuri, implantación territorial (relaciones Costa Esuri - Ayamonte-Isla Canela).
La urbanización Costa Esuri representa en el ámbito de estudio el salto hacia el interior del modelo turístico residencial de costa, entendiendo por interior la faja de terreno que se extiende hacia el norte a partir del núcleo central Ayamonte, incluso al otro lado de una vía de gran capacidad como la A-49, y que no tiene contacto visual directo con el mar, ni se encuentra dentro de la plataforma costera. La implantación de este tipo de modelo turístico está asociado al desarrollo de la movilidad global y a lo que se publicita como necesidad de aislamiento y control. La implantación tradicional en Andalucía de asentamientos compactos se pierde con este tipo de actuaciones que refleja un modelo foráneo de implantación en comunión con la naturaleza propio de hace más de un siglo, con lso primeros modelos de ciudad jardín que respondia a la necesidad de mejoras en la salubridad e higiene de los centros urbanos donde la industrialización había provocado una convivencia de usos no deseable. El salto que ha provocado esta implantación exterior al núcleo tradicional, implica la destrucción de una importante extensión de bosque de pino piñonero, y traslada cierta incertidumbre y desequilibrio sobre la entidad paisajística del resto de manchas colindantes de la misma naturaleza. La sustitución paisajística es tal envergadura, que la urbanización es capaz de competir paisajísticamente por el protagonismo de la zona, poniendo en tela de juicio ahora si tratamos un paisaje urbano residencial con pinares alrededor, o tratamos con un pinar en el que existe una urbanización. Esta incertidumbre puede resolverse en términos de viabilidad, de éxito o fracaso de la urbanización. Si se produce lo primero, cabrá plantearse el calificativo de vacante para los bosques de pinos.
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—Nuevas relaciones Guadiana.
La navegabilidad del Guadiana en este tramo, multiplica las posibilidades de reproducir el proceso anterior en tierras interiores, llevando la incertidumbre, y por tanto la calificación de vacante, a otros paisajes interiores colindantes con estas orillas, ya sean éstos rurales o naturales. La necesidad de planificaciones conjuntas a los lados del río hacen que el modelo territorial se plantee común entre Andalucía y el Algarve; el paisaje que se ve desde una orilla es el que se vive en la otra y al revés, por lo que las acciones repercuten en el contario. Desde la administración andaluza se estaban dando lso primeros pasos para realizar un plan de estudio de los paisajes fronterizos del Guadina, que sirva de marco para la consiguiente planificación. —El poblado de Sancti Petri.
La recuperación por parte de la población de este poblado de origen almadabrero plantea actualmente el destino al que se le quiere dedicar, con dos tendencias contrapuesta de rehabilitación y mejora mediante pequeñas intervenciones que mantangan el carácter del asentamiento; y las opciones de intervención con modelos turísticos similares a los de la zona, ya consolidados. La ampliación y mejora de los atraques de puerto es otra de las apuestas en este espacio que quizás sea la que incline la balanza hacía un modelo de intervención y no hacia el otro.
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—Turismo en la Barrosa, n uevos modelos.
En este espacio se puede observar las tendencias que en implantación turística se han desarrollado en el arco litoral de estudio. Las primeras pistas de la playa de la Barrosa, más cercanas al caño de Sancti Petri, están consolidadas con un modelo abigarrado destinado a la vivienda vacacional, mezclando edificación en altura (poca) con comercio con viviendas unifamiliares en parcelaciones pequeñas. El siguiente modelo es el implantado en el Novo Sancti Petri. Turismo hotelero, ubicado en las primeras líneas de costa, asociado a la presencia de varios campos de golf desarrollados en este espacio. La oferta para turismo residencial implanta el modelo de urbanización cerrada con espacios comunes. La zona comercial se localiza en unos centros con funcionalidad exclusiva y que agrupan el pequeño comercio y la restauración, por lo que la obligatoriedad de utilizar un vehículo es clara.
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OBSERVATORIO DE LOS ESPACIOS INTERIORES [Ubicación: Bahía interior de Cádiz, río Guadalete-San Pedro, rio Piedras, borde de las marismas de Doñana.]
(Bahía interior) Bahía formada a través de la deposición de sedimentos en torno a antiguos islotes de roca osteonera (Pto. Santa María, Pto. Real, Cádiz, San Fernando), de relieve absolutamente plano, donde los principales accidentes geográficos son los delimitados por el poder de inundación de la marea, y donde la vegetación marismeña y los bosques potenciales han sido sustituidos por comunidades halófilas fragmentadas, y bosques de pino y campos de cultivo respectivamente. La yuxtaposición de usos dispares conforma el paisaje de este observatorio, que a falta de accidentes geográficos en altura, dispone de las masas de pino, las urbanizaciones y las instalaciones industriales como hitos de orientación en el horizonte.
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(Guadalete- Río San Pedro) Territorio dominado por inmensa cubeta sedimentaria generada por los cauces de los ríos Guadalete y San Pedro en sus cursos bajos, dando lugar, en el caso del primero, a una amplia llanura esteparia halina (marismas desecadas de Las Aletas), y en el del segundo, a un curso meandriforme que genera unas marismas litorales en las que desemboca, entre los pinares de Los Toruños y La Algaida. Constituye un paisaje absolutamente independiente del que aparece aguas arriba, destaca la ausencia de poblamiento, lo que contribuye a que los pocos núcleos existentes en los bordes, como El Portal sobre las terrazas del Guadalete, estén en proceso de decadencia. Cultivos cerealísticos bajo molinos de viento, con algunas manchas de pinar piñonero en los bordes de las terrazas que rodean la planicie, y algunas urbanizaciones de segunda residencia, jalonan la llanura de Las Aletas, que se encuentra desertizada, carente de vegetación, siendo en este caso el suelo el que otorga los colores básicos de acuerdo a los procesos de gleificación, y la cristalización de sales en superficie. El río San Pedro, cual brazo meandriforme independizado del Guadalete, escapa de su control para atravesar esta llanura desecada y desembocar, a través de la pequeña península de Los Torunos, en la parte sur de bahía. Formas orgánicas y bosques, se oponen a las formas geométricas y la homogeneidad cromática del Guadalete en las Aletas. El paisaje de este territorio posee dos dinámicas naturales contrapuestas, por un lado la marcada por la decadencia del último tramo del Guadalete, reforzada por las ruinosas pedanías, y el antiguo monasterio cartujo, ante la enorme planicie inválida de Las Aletas; mientras por otro aparece la vivaz, fresca y variada del corto e intenso San Pedro, que naciendo en las terrazas de la cubeta principal del Guadalete, elige morir en el lado sur de la bahía, para generar en su curso diversos ecosistemas y explotaciones acuícolas, revitalizados en los últimos años por la aceptación pública del Parque Metropolitano de Los Toruños, que ha recuperado para el disfrute y la cultura popular las antiguas salinas y esteros de la isla del mismo nombre. La contraposición de ambas dinámicas, en conjunción con la intensa inercia económica y urbanística del entorno inmediato (Valdelagrana, Puerto Real), y la emergencia de nuevos elementos como los molinos de viento, esbozan un observatorio paisajístico en el que la decadencia y soledad de Las Aletas y parte del curso bajo del Guadalete, resultan especialmente llamativos.
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[espacios vacantes] —Marismas (Saco Interior y Sancti P etri), explotación y miradas.
El Caño de Sancti Petri responde a un paisaje sólidamente apoyado en unas marismas interiores que presentan una regulación plenamente natural, y albergan un ecosistema bien conservado. A esto se le une la normal y rentable explotación tradicional de sus recursos pesqueros, lo que las convierte en un paisaje valorado socialmente. Es en los bordes urbanos de estas marismas donde los procesos de generación de espacios vacantes actúan con mayor incidencia. En la actualidad, rozando con algunas actividades residuales de carácter urbano (esteros abandonados en contacto con explanaciones urbanísticas, etc), y en un futuro a corto plazo, a través de la incertidumbre que genera el cese de la tutela militar, sobre importantes paisajes para el observatorio como campos de dunas, lagunas costeras y marismas.
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—Puerto Real como ciudad dormitorio. Entre los pinares de utilidad pública de Las Canteras y Las Yeguas, Puerto Real ha extendido su urbanización de dos modos: concentrada, antes del cinturón viario de su variante (Barriada de los Azahares), y difusa (diseminados de Torre Alta y Pedralera Gollena), entre los pinares de Las Yeguas. El crecimiento en diseminado es anterior al concentrado, y se realizó a costa de los citados pinares, en la actualidad prácticamente desaparecidos de la planta del diseminado. La situación actual es estable en esta zona, sucediéndose las parcelas de cultivo y residenciales con algunas manchas de pino piñonero menores salpicando el territorio. El nuevo paisaje se estabilizó en esta zona exterior, periurbana de Puerto Real. El crecimiento urbano de Azahares, más reciente, genera mayor tensión e incertidumbre sobre el paisaje de su entorno por encontrarse dentro del cinturón viario que rodea Puerto Real, junto al casco urbano, y colindante con usos incompatibles con la urbanización, como es el caso del pinar público de Las Canteras, el cual ha perdido parte de su integridad, así como algunas parcelas limítrofes dedicadas al cultivo de cereal y forraje. El carácter vacante viene dado por la incertidumbre funcional generada por los bordes de este ensanche urbano, y de la propia red viaria, sobre el paisaje anterior de los diseminados colindantes, el pinar de Las Canteras y las parcelas.
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—Las Aletas.
Esta marisma desecada es el paradigma del espacio vacante provocado por la fracasada transformación y posterior abandono del territorio. Representa el paisaje olvidado, la nada, provisional o eterna, y en este caso con una presencia tan contundente que es capaz de protagonizar todo el paisaje en una importante porción de la cuenca visual de este observatorio.
—El Portal.
En esta pedanía jerezana se concitan diversos procesos que la convierten, a ella y todo su entorno en un espacio vacante: - Degradación natural producida por una deforestación excesiva e intensos procesos erosivos. - Actividad cantera, de importantes repercusiones en la destrucción total del paisaje. - Decadencia de la fuente económica de la propia pedanía, por su menguante protagonismo como apeadero, casa de postas, cruce de caminos. - Instalación de la EDAR de El Portal, que llena de malos olores el lugar.
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OBSERVATORIO DEL TERRITORIO DE LA INCERTIDUMBRE [Ubicación: El Condado, La Janda.]
(El Condado) Campos de lomas tectónicas y campiñas costeras, hendidas por una amable red de drenaje que organiza el modesto relieve de la comarca, constituyen el sustrato del paisaje de este observatorio. Un lugar que daría para varios de ellos, pero que es considerado como uno por su relación común con el potente paisaje cultural y natural de Doñana. El Condado se mezcla con Doñana a través de una sucesión de lomas suaves y campiñas costeras, sobre las que los procesos de sustitución de especies cabecera han generado bosques de repoblación de pinar y de eucalipto (ambos paisajes muy diferentes en si mismos); pero sobre las que también se desarrollan otros procesos agrícolas como los viñedos y almendrales. Los arroyos son reducidas manifestaciones de lo que logran alcanzar cuando el nivel freático sube, la arena deja pasar el agua hacia arriba, y el cultivo deja libertad a los bosques freatófilos de alcornoques y helechos. El Aljarafe decanta su relieve tabular hacia el sur a través de sus extensos olivares, inmensos pinares de repoblación, y el río Guadiamar, que bordea la comarca por su lado oeste para entrar a las marismas de Doñana encajonado por el caño del mismo nombre. Considerando ambas comarcas, los cultivos de cereal, olivar (Aljarafe) y vid (Condado), se conjugan en general a lo largo de todo el territorio, asfixiando arroyos y conservando lindes (Condado), hasta llegar a los alrededores de los montes de pino piñonero y las dehesas de encinas y alcornoques (Aljarafe), o las repoblaciones de eucalipto (Condado), algunas de ellas abandonadas. Los arroyos de importancia de El Aljarafe (El Algarbe, de Gato, de Pilas, Cañada Mayor) conservan una importante cobertura riparia en forma de bosque galería, lo que contribuye notablemente a diversificar su paisaje agrario. Ecológicamente, las dinámicas más inestables para el paisaje son las relacionadas con la desecación de humedales, y el abandono de repoblaciones forestales de eucalipto, lo que en ambos casos genera importantes despoblados y extensas estepas halinas o arenosas. Las dinámicas más estables se organizan en torno a los viñedos y olivares, los pinares de repoblación, las dehesas de alcornoques, los bosques de galería y el paisaje protegido del río Guadiamar. El crecimiento urbanístico en torno a los pinares, y de los cultivos bajo plástico de forma generalizada en El Condado, introducen pequeñas notas de inestabilidad dentro del paisaje urbano y agrario.
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(La Janda) Territorio marcado por el endorreísmo de la cuenca de la desecada laguna de La Janda, y las campiñas costeras que caen suavemente hacia la costa. En ambos casos es estrato arbóreo ha desaparecido, quedando únicamente el arbustivo para algunas lindes de caminos, y el herbáceo para los cultivos de regadío de La Janda, y cerealísticos y forrajeros de las campiñas costeras, fundamentalmente dedicadas a la cría del ganado vacuno y bravo. Molinos de viento constituyen los elementos verticales del paisaje de estos valles y faldas, que tienen en las sierras del Estrecho de La Plata, del Retín, y los promontorios de Vejer de la Frontera y Benalup, su fondo paisajístico rocoso a la verde homogeneidad y fina textura de los valles. Los procesos de formación de paisajes agrícolas de regadío y de secano están bastante estabilizados, aunque afectados en los últimos años por la instalación de campos eólicos, ofrecen imágenes insólitas como la del ganado pastando entre los molinos. Los bosques de variada cobertura (pino carrasco, eucalipto, encinas) que pueblan parte de las sierras limítrofes también parecen seguir una dinámica estable. Son las campiñas cerealísticas y forrajeras las que plantean alguna incógnita en cuanto a la dinámica territorial futura y su efecto paisajístico. Sobre todo en torno a la continuación de la instalación de molinos en las zonas donde éstos aún no han llegado, y sobre la deriva paisajística de estos lugares cuando la restricción de usos forzada por la titularidad militar de algunos de estos terrenos sea levantada, ante la proximidad de núcleos turísticos como Zahara de los Atunes.
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—Bajo Condado – Mazagón.
Esta región supone un enorme espacio vacante en el que se suceden y coinciden en el tiempo dinámicas transformadoras de paisaje que inciden cada vez más sobre la base ecológica que sustenta los recursos naturales del territorio, con la consiguiente transformación de su paisaje tanto desde el punto de vista natural como cultural. Estos procesos son: Sustitución de especies cabecera: Plantación de bosques de repoblación de pino piñonero y eucalipto. Estos bosques han seguido desigual suerte, llegando a constituir en algunos casos nuevos paisajes, y en otros a sufrir el abandono y generar espacios vacantes, como es el caso de extensos destoconados en fase de recuperación. Actividades de cantería: Se reparten de manera desperdigada, sobre todo en las terrazas de arenisca del río Tinto, generando tras su abandono espacios vacantes tanto en la zona explotada como en las inmediaciones, donde las discontinuidades funcionales y morfológicas son notables. Cultivo bajo plástico: Al igual que las actividades canteras, éstas se reparten por todo el territorio de manera desigual, generando al igual que aquella la destrucción total del paisaje anterior por deforestación, y provocando discontinuidades notables entre los paisajes anejos a sí. Erosión: Todos los procesos anteriores favorecen la erosión del suelo, de alta erodabilidad en esta zona, acrecentándose éstos en el caso de abandono. Todo ello afecta a la red de drenaje, que se colmata anormalmente y se desborda, provocando nuevos episodios de erosión y arrastre anormal en una sucesión en cadena que modifica el paisaje original.
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—Enclaves militares.
Las faldas cerealísticas y forrajeras que descienden suavemente hasta la costa se encuentran en parte controladas por el ejército, con lo que no son aptas para la construcción y urbanización, localizada en otros puntos del litoral. El levantamiento de esta restricción, por liberación de estos terrenos para el uso público, conlleva la incertidumbre funcional que expone a este paisaje a convertirse en un espacio vacante.
—Autovía Jerez-Los Barrios.
La enorme influencia socioeconómica de esta vía de comunicación extiende a lo largo de todo su entorno, en particular en su lado este, la incertidumbre funcional de transformar paisajes que funcionan en una lógica local, en función de lógicas y dinámicas territoriales exógenas.
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ATLAS DE ESPACIOS VACANTES DEL LITORAL ATLÁNTICO DE ANDALUCÍA Introducción Aspectos generales Miradas al paisaje Dinámicas y formas del paisaje Metodología de la investigación Mapa de observatorios El litoral como límite, el límite del litoral Paisaje en Andalucía y su litoral Mapeado de observatorios Mapa de espacios vacantes Conclusiones Anexos
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El proyecto de investigación que se concluye se ha llevado a cabo en el litoral atlántico andaluz estructurándose en dos partes: una aproximación al paisaje de ese territorio y, tras esta, la detección y localización de una red de espacios vacantes. La conclusión a la que se ha llegado una vez finalizado este periodo de la investigación es la necesidad de fomentar desde todas las instancias la incorporación de proyectos de paisajes, tanto en la escala territorial como en la escala menuda. La redacción de La Estrategia del Paisaje de Andalucía (EPA) puede ser un primer paso para que todas las políticas sectoriales aborden y reconozcan la importancia del paisaje en su planificación. La transversalidad del concepto de paisaje favorece la proliferación de estudios e investigaciones desde diferentes campos y son menos los que lo abordan de una manera interdisciplinar interdisciplinar.. Desde esta investigación se ha pretendido reconocer las distintas miradas de cada uno de los integrantes, así como las distintas lecturas que presenta el territorio, aún siendo único. Se termina pues la investigación con el convencimiento de que este es el modelo a seguir, grupos de diferentes disciplinas trabajando en el mismo tiempo y espacio sobre un objeto único. El paisaje es la evolución más culta del desarrollo territorial. Responder la pregunta de qué paisaje queremos vivir es el siguiente paso al actual modelo de ordenación por el que nos preguntamos simplemente, cómo queremos vivir. vivir. El paisaje como ordenador territorial plantea las consecuencias que para nuestro entorno (sensorial, afectivo, emotivo, artístico, simbólico) tiene la ordenación del territorio. No separada y aisladamente, como ahora, sino de forma continua, extensa, permanente y omnipresente, ya que el paisaje es también una realidad continua, y se relaciona físicamente en el territorio, sensorialmente en nuestros sentidos, y simbólicamente en nuestra memoria. La elección del paisaje como ordenador territorial introduce de repente en la toma de decisiones otros criterios; valores, símbolos, gustos, memorias, entran directamente a jugar su papel en pie de igualdad con criterios tradicionales como el impacto ambiental, la rentabilidad económica, etc. Ello exige una deliberación cualificada, democrática y responsable, que conlleva la meditación de qué fines perseguimos, con qué medios y a qué precio. Es útil que el paisaje aún sea un concepto con connotaciones positivas (un bello jardín, una puesta de sol, una cima nevada, una playa limpia), que esté emparentado con la estancia soñada. La vivencia preferida tiene siempre un paisaje, y ese siempre es positivo. Introducir un concepto claramente positivo, y fuertemente intuitivo en la matriz de decisiones de la ordenación del territorio es un reto propio de sociedades responsables y cultas. - 359 -
El proyecto de paisaje como instrumento para la articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía
El proyecto de paisaje es una de las herramientas útiles para incorporar el paisaje a la ordenación del territorio.1 Positivo, por cuanto permite a una comunidad tomar parte en las características del paisaje en el que se desenvuelve, puede llegar a ser limitado e insuficiente si no se adapta a una escala de trabajo amplia. Y al hilo de esto surgen varias dudas sobre el modo de llevar a cabo estos proyectos. 1. Prevalencia de planes. El paisaje es la última manifestación del territorio, su forma y su función, todo se refleja finalmente en él. Esto significa que las directrices de paisaje deben incorporar en su información aquellas otras de carácter territorial, social, industrial, económico o ambiental, de modo que no surjan contradicciones entre unas y otras. Esto quiere decir que el paisaje debe actuar como contenedor, limitador y expresión de cualquier estrategia de ordenación territorial, y para ello cualquier intervención en el territorio debe ser enfocada de acuerdo al paisaje previsto. El paisaje debe guiar el proceso de ordenación territorial desde su principio. Desde los planes directores, desde los planes estratégicos, desde los planes territoriales o desde los estudios de viabilidad y demanda. Su incorporación al final de la cadena de planificación (proyectos, estudios informativos, etcétera) garantiza su ineficacia, y por tanto, la frustración de cualquier planificación de paisaje ante la única posibilidad de acciones de tipo cosmético y banalizante. 2. Prevalencia participativa: El proceso participativo, democratizador y público, de la planificación paisajística es en el paisaje algo a lgo más complejo y delicado que en otras consultas de este tipo que atañen a la participación pública. Mientras que en la mayoría de las consultas, el fin de éstas se traduce en la discusión entre la prevalencia del interés social o de utilidad pública del proyecto en cuestión, frente a otros intereses particulares o sociales defendidos por la población concurrente, y son basadas sobre todo en datos cuantitativos (metros cúbicos depurados, metros cúbicos conducidos, tiempo de tránsito reducido, número de vehículos desplazados, euros producidos, kilovatios generados, etcétera) etcétera) cuya lectura es sencilla y directa, las consultas de los proyectos de paisaje presentan las siguientes particularidades: — Afectan directamente a toda la población. A la residente, porque es la que vive diariamente el paisaje en cuestión; a la transeúnte, porque lo percibe diaria o esporádicamente en su transitar; y la potencialmente ajena, que F. y Caballero Sánchez, J.V. Desarrollo y cohesión territorial en Andalucía. 1 Zoido Naranjo, F. Ería 54-55 (2.001). Pgs. 53-76. - 360 -
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puede no llegar a conocer nunca este paisaje, pero que puede interesarse por su calidad durante el proceso, por empatía, responsabilidad social, inquietud intelectual, solidaridad, etc. — Trata cuestiones con una fuerte componente cualitativa. La memoria, la emotividad, la afinidad, la simbología, los sentimientos, los valores morales, los éticos, la estética, la belleza, etc.…; son asuntos que atañen a la configuración del paisaje proyectado, son aspectos catalogables científicamente, cuantitativamente expresables por la comunidad científica, por paneles de expertos, etc.…; pero con multitud de facetas, matices y detalles, que obligan a realizar un exhaustivo estudio antropológico de una muestra de la población afectada, para luego poder asignar determinados valores a determinadas preferencias, en el proceso de valoración final. — Este estudio ha de tomar en cuenta distintos criterios, como las diferentes edades, las diferentes posiciones sociales, la diferente calidad educativa y cultural, los planteamientos retroactivos y proactivos respecto al paisaje (que pueden compartir visiones conservacionistas, involucionistas, inmovilistas, evolucionistas, etcétera), el estatus de residente, transeúnte o ajeno, etc. Esta investigación ha de proponer a la población en estudio perfiles paisajísticos fundamentados científicamente para su valoración, y permanecer abierto a la recepción de ideas nuevas, para finalmente obtener la variedad de paisajes posibles, ligados a los distintos tipos sociales, y valorar cada uno de ellos en función de la opinión experta y la opinión pública. De esta valoración surgirán las alternativas de paisaje preferidas, que serán las que formen parte del proceso de selección final. Así pues es un proceso holístico, porque a atañe a toda la población como conjunto, más allá de la suma de sus partes, y porque afecta a la totalidad de intervenciones que se desarrollen posteriormente en el territorio. En resumen, el proceso de participación pública de los proyectos de paisaje ha de servir para que los expertos puedan clasificar y ordenar los anhelos paisajísticos de la población participante, de acuerdo a su propia valoración, la de los propios expertos, y las circunstancias territoriales pasadas, actuales y futuras. Actualmente, el vertiginoso ritmo de transformación de la realidad impuesto por la economía de mercado y una de sus principales consecuencias, la excesiva movilidad, nos enfrenta a un horizonte en el que reina la provisionalidad, todo es susceptible de modificación, destrucción, recreación, reutilización, restauración. La inmutabilidad asociada a la idea de patrimonio, la conservación de la realidad y sus bases territoriales tradicionales, quedan expuestas a esta voracidad económica cortoplazista que hipoteca toda la realidad en el largo plazo. - 361 -
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Dentro de este esquema, es necesario discernir lo fundamental de lo accesorio, lo esencial de lo superficial, lo permanente de lo temporal. Tanto Tanto para gestionar los bienes patrimoniales declarados, como para identificar los nuevos, son necesarias herramientas eficaces que interpreten lo que ocurre en el territorio, que entiendan su configuración actual, su tendencia futura, sus relaciones internas y externas, de modo que las funciones y elementos que definan cualquier sistema territorial valorado proporcionen la coherencia y el equilibrio necesarios para su buen funcionamiento. Estas funciones, elementos y relaciones son de tipo social, cultural, ecológico y económico. Fruto de la conjugación de todos ellos surge como manifestación crisolada el paisaje. La utilidad de los proyectos de paisaje como instrumentos para la ordenación del territorio consiste en su aptitud como sintetizador de las influencias que conforman el territorio. En el paisaje, forma y fondo son dos caras de la misma moneda. Transformaciones en la forma afectarán a las cuestiones de fondo que lo definen (elementos, relaciones y funciones), y viceversa. A medida que ambos se desacoplan se produce la pérdida del carácter original del paisaje, pudiendo ser sustituido por otro o no. Si el desacoplamiento conlleva una degradación conspicua del paisaje, estamos ante un proceso de degradación total, si el desacoplamiento no conlleva la degradación aparente, estamos ante un proceso de banalización, tematización o ficción del paisaje. Entendemos que el proyecto de paisaje es un proceso complejo en el que distintas disciplinas tienen que llegar a un punto de trabajo en común, en el que los conocimientos de unos y otros fluyan hacia un proyecto común. El proyecto de paisaje es más la herramienta para entender la realidad de ese territorio y la manera en que se vive y siente por parte de la población y demás habitantesvisitantes y una propuesta para verlo de nuevo que una ordenación detallada y lineal de propuestas de ubicaciones, recorridos y puntos de mirada. Después de todo, como afirma Raffaele Milani: “El paisaje es parcial y subjetivo, no sirve para la organización del espacio. El paisaje no requiere un proyecto, mientras que sí lo requiere el espacio donde se supone una intervención más directa, simple, utilitaria: el paisaje se deja vivir, el espacio se deja proyectar.” 2
A lo largo del casi año y medio de proceso en que hemos desarrollado este trabajo de investigación titulado “El proyecto de paisaje como instrumento para a articulación de los espacios vacantes en el litoral atlántico de Andalucía” , podemos 2 - 362 -
(Milani, 2006)
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decir que se ha llegado a mirar el objeto del estudio de otro modo y también hemos sido capaces de mirarnos y reconocernos en otros campos que hasta este momento creíamos ajenos a nuestra actividad profesional e investigadora. La intención primera de la investigación era poder hacer un trabajo en profundidad sobre un tema que todos los miembros del equipo veíamos como prioritario; como primer trabajo de investigación que realizábamos en este campo también pensamos que era importante hacerlo desde un punto de vista territorial ya que no era, ni lo es ahora, hacer un proyecto de paisaje al uso, sino más bien poder argumentar como los proyectos de paisajes son los instrumentos que tienen las herramientas para poder articular los espacios de un territorio y, sobre todo, los que se ha denominado espacios vacantes. Entendemos que el proyecto de paisaje es un proceso complejo en el que distintas disciplinas tienen que llegar a un punto de trabajo en común, en el que los conocimientos de unos y otros fluyan hacia un proyecto común.
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ATLAS DE ESPACIOS VACANTES DEL LITORAL ATLÁNTICO DE ANDALUCÍA
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