Maestría en Educación
La Sociedad De Los Poetas Muertos Expone el despertar adolescente, al romanticismo, a la búsqueda de la identidad y la canalización de las posibilidades vocacionales. La película se torna indispensable para docentes preocupados por la formación de niños y jóvenes, además de ofrecerles información. Asimismo cuestiona a los padres que, aun con buenas intenciones y buscando lo mejor para sus hijos, no se detienen a pensar y sentir lo que éstos necesitan y quieren. El escenario es un colegio tradicional, rígido y exigente, donde el peso de la tradición gravita sobre las vidas y las conciencias de los jóvenes adolescentes, que son inscritos y presionados por sus acaudalados y severos padres. La trama se presenta y el conflicto queda expuesto y así conocemos a los personajes: padres, maestros y autoridades dispuestos a todo, menos a romper las reglas que han seguido por años, un conjunto de estudiantes, con distintas potencialidades de pensar y sentir a profundidad, y un maestro de literatura dispuesto a abrir las mentes y los corazones de sus alumnos al goce de la lectura y la libertad de pensamiento. El tema principal cuestiona las prácticas rígidas y memorísticas de las escuelas tradicionales, contrastadas y relatadas por este exalumno convertido ahora en maestro, que viene decidido a romper dichas formas de enseñanza y aprendizaje. Sus métodos didácticos, que de forma creativa e intempestiva, abren las expectativas de los chicos a la libertad de pensamiento y al gusto por la poesía, son dignos de tomarse en cuenta por maestros que buscan hacer de cada uno de sus alumnos personas pensantes. El conflicto psicológico, sin embargo, no es tan sencillo como lo plantea el maestro y lleva a un desenlace trágico por lo que quedan cuestionados, no sólo la pedagogía obsoleta y la rigidez de unos padres duros y poco accesibles, sino la
L.C. Víctor Manuel Perales Salaices
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oportunidad y la sensibilidad que un maestro debe tener para respetar el tiempo y la ocurrencia vital de sus alumnos. La película nos muestra magistral y sutilmente que las cosas no son sencillas y que ser docente conlleva una mayor responsabilidad a la que aparentemente queremos creer. Pues hasta los más innovadores planteamientos didácticos requieren del respeto por la propia maduración del niño y el momento vital del adolescente. Por último, la película toca un punto vital para todo aquel que se considere un educador —ya sea un padre o un maestro —: el respeto por la vocación, la pasión y las circunstancias de los jóvenes, así como que cada cosa tiene su lugar, cada aprendizaje debe tener su tiempo de maduración. Debemos considerar y tomar en cuenta que el educador es facilitador y acompañante, solamente eso.
Análisis de Manifestaciones Coerción. Aunque a últimas fechas, quizás años, pienso que afortunadamente nos vemos envueltos en una sociedad más responsable a este respecto porque cada vez se observa con menor frecuencia que los padres incidan de forma directa en las necesidades y deseos de los muchachos, nos encontramos actualmente en una sociedad con mejor preparación y con una visión diferente de observar las cuestiones académicas y profesionales de los hijos, hoy día confiamos en gran medida en que la elección de carrera va a ser plenamente satisfactoria, además de que actualmente existe un cúmulo de oportunidades y oferta educativa que verdaderamente asombra, esto ha permitido que nuestros jóvenes tengan diversidad de alternativas y lo anterior conlleva a erradicar o a observar cada vez menos casos de coerción de padres a hijos. Permanencia. Entiendo que este concepto va en función del anterior, los jóvenes estudiantes a los cuales se les permite la oportunidad de elegir carrera e institución donde estudiar muestran signos de estar más satisfechos y conformes con su elección, lo cual se traduce a la postre en permanencia y agregaría culminación. Que a nadie se le ocurra elegir por
L.C. Víctor Manuel Perales Salaices
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su hijo porque a pesar de la presunción existente que conocemos a nuestros vástagos como la palma de nuestra mano, estamos lejos de imagina a veces sus expectativas y perspectivas de educación y vida que ellos contemplan seguir.
Dicotomía maestro-alumno. Hay días en los que muchos de nosotros los docentes, salimos de la escuela con una sensación semejante a lo que sería volver del campo de batalla. Pareciera que nuestro trabajo, ligado a los procesos de enseñanza-aprendizaje, quedó en un segundo plano y a lo largo de la jornada quedamos enfrascados en enfrentamientos de más o menos intensidad con un grupo de alumnos. En lugar de propiciar procesos académicos, lo que sentimos es que hemos dedicado el día a presionar, convencer, regañar, castigar y forzar para conseguir un ambiente propicio al trabajo escolar. Percibimos también que los alumnos han hecho su esfuerzo, pero en sentido contrario.
Tratándose de procesos de
enseñanza-aprendizaje, el sitio ocupado por el docente y el ocupado por sus alumnos, es diferente. De alguna manera, nosotros hemos concluido una formación, o cuando menos se han rebasado los límites mínimos como para considerar que nuestro papel en la sociedad es el de ayudar a otros — los alumnos — en el avance de su propio proceso. En lo que se refiere a los estudiantes, se asume que su formación es incipiente y requieren por tanto de ayuda: la que nosotros brindamos como docentes. Así, pues, algo que debe quedarnos suficientemente claro es que no somos amigos ni compañeros: nosotros somos maestros y ellos alumnos.
Ruptura. Cuando el adolescente percibe la escuela como un enemigo, se genera inexorablemente el rechazo. Si bien puede haber distintos grados, desde rechazo a toda la escuela en su conjunto hasta rechazos parciales: sólo al estudio, a profesores o a compañeros. Una de las fórmulas más socorridas de escapismo, de rechazo escolar sin moverse del pupitre, es, simplemente, olvidar cuanto se ha tenido que aprender. Son chicos que interpretan el estudio y el aprendizaje como un sometimiento inaceptable a la autoridad. La ruptura escolar se produce en dos circunstancias
L.C. Víctor Manuel Perales Salaices
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diferentes. En una, el adolescente manifiesta brutalmente que quiere interrumpir sus estudios, dando una serie de razones personales cuya lógica es a veces difícil de rebatir. En otros casos, la ruptura escolar es el resultado de un prolongado acento escolar que se asocia a un absentismo cada vez más importante y, a veces, a fugas del hogar. Aquí, el riesgo es la escalada a conductas más graves como la ociosidad total, la drogadicción y la delincuencia.
Estructura. El suicidio. ¿Un hecho social? Partiendo del concepto, considero que el suicido es producto de una sociedad en complicidad con un pensamiento mal enfocado, en complicidad con un actuar absurdo, en complicidad con un gran número de factores que determinan la vida o la muerte de un ser con un mucho de cobardía o para otros un alto grado de valentía. Lo considero un hecho social porque finalmente es una manera de obrar, de pensar y de sentir de una persona y que quizá la sociedad en la que se encuentra o encontraba propicio de manera involuntaria tal acto. Este tipo de circunstancias se viven todos los días y en todas las sociedades, solo que considero que no existen tantos seres con tan poco criterio para deshacerse de su existencia por actos con poca trascendencia.
L.C. Víctor Manuel Perales Salaices