Ciencias de la educación Estrategias del aprendizaje universitario Marcos Roca
Análisis crítico
FRANKENSTEIN EDUCADOR Philippe Meirieu
El texto texto Frankenstein Frankenstein Educador, Educador, escrito escrito por Philipp Philippe e Meirieu, Meirieu, resulta resulta intere interesan sante te para para toda toda person persona a que que se dediq dedique ue a la educ educaci ación ón,, sea directivo, investigador o maestro. Esto se debe a que no solo realiza una crítica a los modelos educacionales sino que, a su vez, propone una nuev nueva a persp perspect ectiv iva a pedag pedagóg ógica ica concr concreta eta,, que que puede puede ser puest puesta a en práctica por cualquier educador. No nos interesa la apreciación. La primera parte del texto, relaciona el mito de Frankenstein con la educación tradicional. Se sostiene que la fabricación de un hombre que intenta Victor Frankenstein no difiere mucho de la insensata intención de la peda pedago gogí gía a pred predom omin inan ante te de “con “const stru ruir ir un suje sujeto to suma sumand ndo o conoc conocimi imient entos” os” (pág (págin ina a 18). 18). Esta Esta persp perspect ectiva iva pedag pedagóg ógic ica a reduc reduce e el proceso educativo a mera poiesis, a una actividad que se detiene en cuanto alcanza su objetivo. El educando sería, entonces, un resultado definitivo logrado a partir de la obtención de ciertos saberes. Meir Meirie ieu u afir afirma ma que que educ educar ar es, es, ante ante todo todo,, intr introd oduc ucir ir a un univ univer erso so cultural. No reniega de la tradicional definición que reduce la educación al desarrollo de una inteligencia formal capaz de resolver problemas, sino que la supera. supera. La criatura del del mito de Frankenstein Frankenstein tuvo acceso, acceso, de
maner manera a casua casual, l, a una una cierta cierta educa educació ción n que que le permi permitió tió desarr desarroll ollar ar capacidades tales como el habla y la lectura, pero no fue correctamente introducida en una cultura por nadie. Desprovista de sus raíces y, en consec consecuen uenci cia, a, de respu respuest estas as a pregu pregunt ntas as esenci esenciale ales s tales tales como como de dónde viene y a dónde va (Génesis 16, 8), la motivación para vivir de la criatura pasa a ser la venganza. Asimismo el autor sostiene que si bien dependemos de la educación para poder desarrollarnos como seres humanos, esta no nos determina, pues somos seres libres. La libertad es, a su vez, esencial al mismo proceso educacional. Esto mismo asegura Quiles en su libro Filosofía de la educación educación personalista, personalista, en el que sostiene que en el hombre se habla de educación y no de adiestramiento porque hay una interioridad que permite asumir el conocimiento, interioridad marcada por la conciencia y la libertad. Meirieu señala que solo cuando el educando puede “situarse en el yo”, cuando puede ejercer su voluntad, es capaz de ser libre y realizar “un gesto que no ha hecho nunca y que no sabe hacer, pero que debe hacer precisamente para aprender a hacerlo” (páginas 39 y 40), es decir, es capaz de educarse. Sin embargo, “situarse en el yo” no es una tarea sencilla, pues muchas veces el educando educando fluctúa entre la satisfacción de los los inte intere rese ses s de otro otros s y la de sus sus prop propio ios s impu impuls lsos os.. Impu Impuls lsos os que, que, cuand cuando o domin dominan an a la criatu criatura ra de Frank Franken enste stein in,, lo convi conviert erten en en el “monstruo”, “monstruo”, aunque las causas que desencadenan este cambio son más profundas. La criatura comienza a gestarse cuando su creador confunde, al igual que muchos educadores, la fabricación con la educación. Si bien la obra de Frankenstein nace profundamente “buena”, tal como el hombre en estado de naturaleza imaginado por Rousseau, la primera causa de su perdición la encontramos en el momento mismo en que es pensada por
el científico, pues busca crearla con el fin de autocomplacerse. Cuando el científico “termina” su obra, esta no lo complace sino que le causa horror, y, descartando la posibilidad de seguir formándola por medio de la educación, la abandona. A esto se debe la fatalidad del destino de ambos personajes. El autor concluye la primera parte de este texto proponiendo dejar de lado la perspectiva de la educación como mera poiesis para empezar a concebirla como una praxis, es decir, como una acción que no tiene más finalidad que ella misma, como un acto que nunca termina sino que se reali realiza za en su conti continu nuida idad. d. Pues, Pues, tal como como afirma afirma Quiles Quiles,, el hombr hombre e siempre podrá educarse porque siempre será perfectible. Esta corriente pedagógica implica, a su vez, grandes dificultades antes las cuales uno puede: huir hasta el fin, tal como hizo el Doctor Frankenstein, o aceptar la tarea. Por otro lado, en la segunda parte del texto, se señala la necesidad de una una “ver “verda dade dera ra revo revolu luci ción ón cope copern rnic ican ana a en peda pedago gogí gía” a”,, tal tal como como proponía Claparéde en el año 1892. Pero esta revolución no se limitará a poner en el centro de la educación al alumno, sino que a la relación de este este con con el mund mundo o. De esta esta mane manera ra el educ educan ando do será será cap capaz de “construirse a sí mismo como `sujeto en el mundo´” (página 70). Para ello ello será será indi indisp spen ensa sabl ble e situ situar ar los los cono conoci cimi mien ento tos s que que los los alum alumno nos s adquieren adquieren en el contexto en el que fueron elaborados elaborados de manera que se conecten con todo aquello que les da sentido. Debe resaltarse que esos conoc conocimi imient entos os son, son, ante ante todo todo,, respu respuest estas as de cierto ciertos s pensad pensador ores es a interrogantes que plantea la cultura, interrogantes humanos esenciales. En la última parte, el autor argumenta que es posible poner en práctica las teorías esbozadas por medio de “la pedagogía de las condiciones”, según según la cual, cual, el niño niño debe debe apren aprender der “libr “libreme ement nte” e” en una una situa situació ción n elaborada y controlada por el educador. Este no debe actuar sobre el
educando, educando, sino sobre las condiciones condiciones en las que se desenvuelve. desenvuelve. Meirieu propone prácticas concretas para realizar esta difícil tarea. En primer lugar, en el texto se valora la propuesta de la “pedagogía difer diferenc enciad iada”. a”. Esta Esta corri corrient ente e compa comparte rte lo que que Garcí García a Hoz Hoz afirm afirma a en Educación Personalizada: Personalizada: no existe un grupo homogéneo, cada alumno presenta rasgos que lo diferencian de los demás y la educación debe realizarse en cada sujeto de acuerdo a sus propias características. Por otro lado, el texto indica que educar al niño en la libertad no significa “dej “dejar arle le hace hacerr lo que que quie quiera ra”, ”, sino sino trab trabaj ajar ar para para que que pued pueda a ser ser responsable de sus actos. El educador debe atribuirle al educando sus prop propio ios s actos actos pues pues en caso caso contr contrari ario o imped impedir iría ía el surgi surgimi mient ento o de su libertad. Sin embargo debe evitar la acusación, pues esa libertad no está cons consti titu tuid ida a aún. aún. Se les les atri atribu buye ye sus sus acto actos s para para que, que, de ese ese modo modo,, puedan posesionarse de sí mismos. Confuso Asimismo, el autor propone un medio para que los mismos educandos pueda puedan n parti particip cipar ar de la constr construc ucció ción n de las las regla reglas s de la insti instituc tució ión n educa educativ tiva: a: los los conce concejo jos. s. Los Los prese present nta a como como “ritua “rituale les-m s-mar arco” co” dond donde e cualquiera puede participar siendo uno mismo. De esta manera no solo se construye la ley, sino que además se permite a cada cual ser “obra de sí mismo”. No se entiende. Por Por últim último, o, Meiri Meirieu eu sostie sostiene ne que que la tarea tarea prin princip cipal al de la escue escuela la es compartir la cultura. Argumenta que los niños asisten a la escuela para poder poder respo respond nders erse e quién quiénes es son, son, qué qué heren herencia cias s pued pueden en recla reclamar mar.. El enseñante es, entonces, el mediador de una cultura y las disciplinas escolares son, implícitamente, opciones culturales. En conclusión, debemos evitar los extremos, tanto de la educación educación como fabr fabric icac ació ión, n, en la que que todo todo está está dado dado por por el educ educad ador or,, como como del del “libertinaje pedagógico” en el que se deja que el alumno disponga de los
conocimientos a su discreción bajo el pretexto del respeto de su libertad. La ped pedago agogía gía no debe debe rene reneg gar de la adqu adquis isic ició ión n de los los sabe sabere res s espe especí cífi fico cos s ni de la libe libert rtad ad del del suje sujeto to,, sino sino que que debe debe gene genera rarr condiciones que permitan compartir saberes. Qué gran conclusión, sobre todo tod o co con n un una a gr gran an co consi nsiste stenc ncia ia teó teóri rica ca (me il ilusi usion one e co con n qu que e fue fuera ra verdad, pero era un comentario irónico de Rocio) Hacia el final los planteos se vuelven sucintos, mero repaso.