Lesiones Osteoarticulares
Los procedimientos básicos de primeros auxilios están diseñados para hacer frente a mucha de estas situaciones.
Lesiones articulares Esguince Distención de uno o varios ligamentos que estabilizan una articulación, el más frecuente seria el esguince de tobillo en su ligamento lateral. Clínica: Dolor localizado en el lugar de la lesión que se exacerba al repetir el movimiento causante del esguince. Inflamac ión de la zona Impotenc ia funcional más o menos marcada.
Hacer sentar o tumbar al afectado, y retirar el calzado y calc etín del pie lesionado. Si la lesión se acaba de producir, aplicaremos frio local, para disminuir todos los signos y síntomas, así mismo, mantener la extremidad afectada en una postura cómoda y elevada . Envolver el tobillo lesionado en forma de U con algún material que se preste para ello: manta, jersey, dos pañuelos grandes, etc. Tanto los lados del tobillo como la planta del pie deben queda r cubiertos. Utilizaremos cualquier otro material para sujetar el montaje (pañuelos, cinturones, cuerdas, etc.). Ataremos uno de ellos en la superficie lateral de la zona (por encima del punto lesionado), y otro al nivel de la planta del pie. La presión de los nudos debe ser la suficiente para mantener la estructura montada, pero sin pasarnos. Una vez realizada la inmovilización y en espera del traslado, continuamos aplicado frio local y manteniendo la extremidad en alto. Este tipo de inmovilización es válida para cualquier tipo de traumatismo sobre el tobillo.
Luxación permanente de dos Separación superficies articulares perdiendo la funcionalidad de forma completa. Se puede producir tanto por un mecanismo directo (golpe o caída) como indirecto (rotación o estiramiento forzado). La más común es la luxación de hombro.
Clínica Dolor intenso e inflamación de la zona afectada, ya que los ligamentos y las fibras musculares están sometidos a una tensión constante. Deformidad de la articulación afectada en c ompa ración c on otra articulación. Incapacidad de realizar cualquier movimiento con esta articulación, pues ha quedado desmontada.
Tranquilizar al afectado. Si se ha producido la lesión en ese momento, aplicar frio local pero sin hacer contacto direc to c on la piel. Inmovilizar articulación y extremidad tal y como esté. No intentar reducirla ni colocarla de nuevo a su sitio, pues existe un alto riesgo de lesionar los vasos y nervios que pasan por la zona. La inmovilización se realizara con el método de cabestrillo .
Lesiones Oseas Fractura Se considera fractura a la rotura de un hueso (parcial o c ompleto). Estas pueden ser cerradas o abiertas; en el primer caso, la piel permanece intacta, mientras que en el segundo, existe una herida en la piel que la cubre. fracturas abiertas tienen un riesgo Las añadido de infecciones, hemorragias y lesiones de los tejidos y estruc turas próximas.
Clínica Dolor intenso, aumenta al intentar mover la extremidad. Inflamación y enrojecimiento, en un principio localizados y posteriormente expandidos. de la extremidad de grado Deformidad variable. Impotencia funcional también variable, según tipo de fractura y hueso fracturado. Crepitación o sensación de roce entre los fragmentos del hueso fracturado. Shock (según el caso).
Antes la sospecha de FRAC TURA, y presente algunos síntomas antes descritos no debemos vacilar en tratar al afectado con el procedimiento adecuado pa ra dicho caso. No mover al afectado si no es preciso, retirar objetos tales c omo relojes, anillos, pulseras, etc. que dificulten la circulación sanguínea cuando la zona se inflame. Retirar toda ropa de la zona afectada . Se palpara la zona afectada en busca de puntos dolorosos y crepitaciones, comenzando por la parte más cercana al cuerpo y llegando hasta el final. se comprobara la existencia de pulso en la parte distal de la zona afec tada (pulso radial o pedio). Su ausencia empeorara el pronóstico.
Aplicar frio local sin contacto directo con la piel, seguidamente, pasaremos a inmovilizar el punto de fractura desde una articulación por encima hasta otra debajo de este punto. No intentar poner los huesos en su sitio. Una vez realizada la inmovilización se procederá a realizar el traslado (si la situación lo permite) evitando por todos los medios movimientos bruscos. En fracturas abiertas, la inmovilización debe realizarse de forma tal que no presione la herida. Ante una fractura abierta, nunca intentaremos poner el hueso hacia adentro, sino que c ubriremos la herida con gasas estériles y húmedas (mojadas en suero), así evitaremos que la suciedad penetre disminuyendo de esta forma el riesgo de infec ción.
Fractura de cráneo Fractura de relevante importancia por su ubicación y posibles consecuencias, puede dejar graves secuelas tanto físicas como psíquicas. Clínica Afec tado inconsciente Inflamación acompañada de deformida d Salida de sangre por la nariz y/o oídos, lo que nos hará sospechar de una ruptura de la base craneal, conjuntamente, pueden producirse hematomas periorbitarios (ojo morado) y retroauriculares (detrás de la oreja). Alteración del tamaño y/o simetría de las pupilas. C onvulsiones, parálisis.
Vigilar las constantes vitales con frecuenc ia. Realizar un reconocimiento exhaustivo del cráneo con la yema de los dedos con sumo c uidado. Preparar al afectado para el traslado urgente, estirado sobre una camilla improvisada, con la cabeza totalmente inmovilizada. En caso de vomito o perdida de la consciencia, trasladarle en la posición lateral de seguridad (de costado, con la pierna de arriba flexionada para asegurar su estabilidad).
Lesión de columna
Producida por caídas desde alturas elevadas, golpes directos o movimientos violentos del cuello entre otros. Hay que sospechar siempre su existencia cuando el afectado se queje de dolor en la espalda o en el cuello, con posible pérdida de sensibilidad en las extremidades inferiores. La complicación asociada más peligrosa es la lesión de la médula espinal, pues puede provoc ar alteraciones de la fuerza y de la sensibilidad, pérdida del control del esfínter anal y urinario, dificultades respiratorias, coma y muerte.
C ontrol de los signos vitales (respiración y pulso radial). No mover al afectado de sitio a menos que nuestras vidas corran peligro, de ser así, su traslado a un sitio más seguro debe efectuarse bajo extremo cuidado y siempre, arrastrado por los pies (el arrastre debe ser longitudinal y mesurado), una vez tomadas todas las precauciones del traslado o lugar donde se encuentra, se procederá a la inmovilización del mismo (cabeza y cuello). Colocar un collarín cervical, de no contar con uno original, nos daremos a la tarea de improvisar.
Nunca se debe sentar al afectado, ni doblarle la espalda ni el cuello. Si al comprobar las constantes vitales constatáramos que el afectado no respira, deberíamos alinear la cabeza, el cuello y la columna arrodillándonos detrás de él y sujetando firmemente los dos lados de la cabeza con las manos sobre las orejas y, seguidamente, empezar las maniobras de soporte vital básico.
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