VIVIR SIGNIFICA HACER Antonio Medrano
La vida es acción
“El hombre superior es aquél que, controlando los sentidos con la mente, se entrega sin apego a la acción por amor a la acción misma”. 1 “El alma que ha abandonado todo apeg o, cuya mente está firme y estable en el conocimiento de sí misma, realia sus acciones como sacrificio, e!tinguiendo así todo su "arma”.# En estos dos $ersículos de la Bhagavad-Gita, uno de los principales te!tos sagrados de la tradición hind%, queda resumida la ense&ana tradicional con respecto a la recta acción o acción pura, lo que recibe el nombre de Karma-marga '“(ía '“(ía de la acción”) o Karma-yoga '“*oga '“*oga de la acción”). +quí está como en ger men el mensae que la -abiduría uni$ersal o ilosofía perenne nos trasmite sobre la manera correcta, buena, usta y sana de actuar en la $ida.
El tema re$iste tal importancia, habida cuenta del papel capital que la acción desempe&a en la $ida humana, que merece la pena detenerse en su análisis. /on$iene tener en cuenta que la $ida entera del hombre consiste en acción0 se desarrolla por medio de la acción y a tra$és de la acción da e!presión a sus conten contenido idoss y potenc potencial ialida idades des.. ondeq ondequie uiera ra que que diria diriamos mos la mirada mirada,, en el cotidia cotidiano no de$eni de$enirr de los indi$iduos y de los pueblos, y cualquiera que sea el momento del mismo que eliamos, encontraremos la eecución de alg%n acto o la realiación de alguna obra, por medio de los cuales la $ida, tanto indi$idual como colecti$a, $a cobrando forma. -in la acción, la e!istencia humana es inconcebible. -aliendo al paso de una concepción demasiado restricti$a aunque bastante difundida que, al hablar de acción, se fia tan sólo en algunas de sus manifestaciones concretas2 como puede ser la acción política o la acción guerrera2, hay que precisar que la acción es una realidad mucho más amplia0 afecta a la totalidad de la $ida y está presente en todos los campos y ni$eles del humano $i$ir. -i obser$amos las cosas con atención, $eremos que el concepto de acción abarca todos los procesos y operaciones e!igidos para el mantenimiento y desarrollo de la e!istencia terrena0 desde el comer y el dormir a la creación de obras de arte, desde el acto se!ual al esfuero bélico y deporti$o, desde el charlar con los amigos a escribir o leer un libro, desde la refle!ión y deliberación sobre determinado deter minado
1.
3haga$ad24ita, 555, 6.
2.
3haga$ad24ita, 5(, #7.
problema a la toma de decisiones, desde la acti$idad económica a la labor rectora y organiadora del organismo político, desde el trabao a los actos de culto. 8odas esas cosas, y otras muchas que podríamos a&adir en interminable inter minable lista, son acciones, actos, obras, acti$idades, acti$idades, quehaceres. e lo cual se deduce que la $ida se halla teida por el hilo de la acción, asentada sobre la base del hacer, del obrar y actuar. (ida y acción son realidades inseparables. 9a $ida e!ige la acción y la acción sostiene la $ida: la $ida es fruto de la acción y la acción deri$a de la $ida 'puede recordarse, a este respecto la doctrina oriental que concept%a a la $ida presente como resultante de las acciones de “$idas anteriores”: doctrina tan malentendida por los orientalistas y ocultistas, que han creído $er en ella un argumento en apoyo de la tesis reencarnacionista). * todas las religiones ense&an de forma unánime que nuestra $ida en el más allá, después de la muerte, será seg%n hayan sido nuestras acciones en nuestra actual e!istencia terrenal. (i$ir es actuar, obrar, estar acti$o, acti$o, realiar acciones, desplegar acti$idades de una u otra índole, lle$ar a cabo actos de manera más o menos consciente, “accionar” las palancas que la e!istencia pone en nuestras manos. En el momento en que uno dea de estar acti$o, dea también de estar $i$o. El cese total de la acción o acti$idad significa la muerte. 9a $ida misma es acción0 la acción de $i$ir, el acto de e!istir, como se suele decir en el lenguae filosófico. “(ida y acción2 afirma ;ené 4uenón2 son estrechamente solidarias: el dominio de una es el dominio de la otra”. e ahí, a&ade el autor francés, que sólo pueda $erse libra de la acción el Jnani , el 9iberado $i$iente, el ser espiritualmente realiado que ha trascendido el plano de la $ida.7 9a $ida es algo que se hace, que ineludiblemente hay que hacer, que se desarrolla haciendo. (i$ir consiste en hacer cosas, ya sean cosas materiales o inmateriales, actos que realiamos u obetos que producimos. 8oda $ida humana se $a haciendo, se $a desarrollando, a medida que se $an haciendo días tras días, momento a momento, aquellas acciones, libres o necesarias, decididas o impuestas, que constituyen su entramado. entramado.
3.
;. 4uénon, =rient et =ccident, Ed. (ég a, >arís, 1?6@, p. p. AB
%ltimo caso, una manera de hacer que, precisamente por su negati$a a hacer, se traduce en un deshacer, en un destruir y desperdiciar la $ida: un perderla, que equi$ale a un morir en $ida. Cn filósofo moderno como Dosé errater ora ha e!presado con acierto esta necesidad de actuar a que se $e abocado el ser s er humano por su misma naturalea, cuando escribe0 “el hombre puede hacer lo que quiera menos una cosa0 dear de hacer algo: quedar paraliado”. F errater ora hace estas refle!iones pensando en la situación que se plantea a la humanidad cuando tiene que hacer frente a una situación de crisis, pero sus palabras tienen una $alide que rebasa esa limitada coyuntura, pudiendo ser aplicadas con un carácter mucho más general. En definiti$a, la $ida humana es ya de por sí una situación crítica, problemática, y tiene que que estar estar en todo todo instan instante te afront afrontand ando o situac situacion iones es crític críticas as de mayor mayor o menor menor en$e en$erga rgadur dura. a. -iemp -iempre re tenemos, pues, pues, que estar haciendo alguna cosa y lo %nico que no podemos hacer es dear de hacer. 9a acción $ital, obser $a Dulián arías no pueden detenerse en ning%n momento, no podemos dear de estar en acción0 “la $ida no tolera otra cosa, el imperati$o de hacer en cada instante es ineludible”. Gormalmente la acción, agrega ag rega arías, fluye de manera espontánea, pero de $e en cuando surge una nue$a situación que me plantea un problema, es decir, “aquello que se interpone entre nuestros proyectos y la realidad y nos obliga a preguntarno preguntarnoss qué hacer”. Entonces Entonces tengo que poner en funcionami funcionamiento ento mi raón. raón. En cualquier cualquier caso, necesito siempre el uso de la raón para lle$ar a cabo esa acción que mi $ida e!ige y que me es ine$itable. “9a concreción de la $ida2 de mi $ida2 e!ige la raón, que brota de la necesidad de hacer lo que hay que hacer”. B El no hacer nada no es un estado asequible al ser humano. -e percate o no de ello, en todo instante tiene que estar realiando alguna acti$idad, aunque sólo sea el puro agitarse mentalmente, dándole $ueltas a las cosas, pensando en cómo hacer frente a los problemas que tiene ante sí o in$entándose problemas ficticios. * es precisamente en los momentos de inacción, de $agancia o inoperancia $egetar, en que el indi$iduo se abandona o se dea lle$ar por la desidia, cuando este proceso de agitación mental o psíquica se desata con mayor fuera, pudiendo conducir a la destrucción de quien sufre tales conmociones anímico2mentales: es decir, de quien no ha sabido poner su $ida a una acción correcta, medida, plena de sentido. Cn maestro hind% como -Hami >a$ritananda ha sabido e!plicar este fenómeno en frase escueta y precisa0 “Ging%n hombre puede estar sin hacer nada. -i suprime las acti$idades e!teriores, la mente se $enga $ol$iéndose cada $e más acti$a y usted se $uel$e loco”.@
F. D. errater ora, El hombre en la encrucijada, Ed. -udamericana, 3uenos +ires, 1?@B, p. ##. B. D. arías, Razón de la filosofa , +liana, adrid, 1??7, pp. 1#B s. @. *. *. reni"off2 +ndhi, El *oga, ciencia del hombre, trad., +rimany, +rimany, 3arcelona, 1?6I, p2 A#.
* todas esas cosas que hacemos sin cesar son las que determinan el curso de nuestro e!istir terreno, son como las pieas, fichas o palancas que nos abren las puertas del destino, preparándonos la suerte buena o mala que nos esté reser$ada. /ada ser humano $a madurando y a$anando2 o, por el contrario, empeorando y retrocediendo2 en su andadura $ital por medio de lo que hace, a tra$és de los actos y obras que realia. +quellas cosas que decidimos hacer, que a $eces nos $emos formados a hacer o que hacemos quiá de manera pasi$a e inconsciente, son las que $an marcando el rumbo de nuestra $ida. 8ambién aquellas cosas que deamos de hacer, bien por raones de peso, porque no deben ser hechas, o simplemente porque carecemos de corae para ello, tal $e porque sucumbimos a una tentación que nos impide hacer lo que debemos. >ero al postular que la $ida es algo que hay que hacer, se dice también que hay que hacer algo con ella. es decir, decir, se&alamos un obeti$o obeti$o espiritual, espiritual, ético y moral0 a la constatación constatación fáctica de que la $ida es acción, a&adimos una proposición normati$a. ara que nuestra $ida sea auténtica $ida humana2 poniendo énfasis en cada uno de los dos términos: o sea, que sea $erdadera vida y y $ida $erdaderamente humana 2, 2, y no un mero languidecer o un e!istir $egetati$o, tenemos que hacer con ella algo realmente digno, y sólo podemos hacerlo haciendo0 realiando acciones certeras y positi$a, dando a lu obras meritorias, forando un proyecto acti$o que nos enriqueca y enriqueca untamente al próimo, al mundo en el que $i$imos. $i$imos. 9amentablemente, mucha gente no sabe lo que hacer con su $ida, y por eso ésta dea tanto que desear. Gi siquiera se plantean que hayan $enido a la $ida para hacer algo0 no se preguntan para qué $i$en, qué es lo que tienen que hacer, cuál es su destino y misión en este mundo. >or esa ausencia de directrices, por esa falta de práctica de la acción correcta o ese abandonarse a la acción incorrecta, su entera e!istencia se halla sumida en la desgracia, la angustia y el pesar. Go tenemos escapatoria0 así como sea nuestra acción, así será nuestra $ida. -eg%n lo que hagamos o deemos de hacer, aumentará o disminuirá esta %ltima en calidad, ganará o perderá en altura y dignidad. Gosotros mismos, como seres humanos y como personas, nos hacemos a medida que $amos haciendo, a medida que hacemos nuestra $ida y le $amos dando forma, al llenarla de acciones dignas, meritorias y $aliosas. ependiendo de cuál sea nuestra acción, del tipo de acti$idades que desarrollemos y de nuestra
manera de actuar, nos hacemos o nos deshacemos0 nos haremos si nuestra acción es correcta, usta y buena: nos deshacemos si es incorrecta, deficiente, errónea o mal hecha. >uesto que la $ida es acción, la calidad de $ida de que goce una persona dependerá de la calidad de su acción. /uando esta calidad es nula, la $ida de la persona en cuestión resulta deplorable, insatisfactoria, triste y desgraciada, por más dinero y bienes que acumule, por muchas cosas de que disponga y por muy fa$orable que le sea la suerte. Go digamos, si la acción es de pésima calidad, como tantas $eces ocurre, ya sea por deade o por maldad, por ignara apatía o por consciente per$ersidad. per $ersidad. -i nuestra acción es saludable, inteligente, oportuna y correcta, sal$aremos nuestra $ida0 le daremos sentido y con ello, al mismo tiempo, la llenaremos de salud, pa, felicidad y libertad. e lo contrario, la echaremos a perder y la con$ertiremos en un permanente tormento, en una prisión llena de dolor y sufrimiento tanto para nosotros como para cuantos nos rodean. Gos condenaremos a $i$ir en un infierno de intranquilidad, de irracionalidad y de inhumanidad de cuya creación nosotros mismos seremos los responsable. el bien hacer resulta el bien $i$ir. el mal hacer, del obrar defectuoso, deficiente o poco cuidadoso, se desprende el mal $i$ir, con toda su amarga secuela de hechos y situaciones lamentables.
El triple rostro de la acción
En otro orden de ideas, es menester aclarar que la acción puede desen$ol$erse en tres planos distintos0 físico, $erbal y mental. >uede ser acción de obra, de palabra o de pensamiento. Es esta triple dimensión de la acción la que tiene en cuenta la doctrina ética de las di$ersas religiones y tradiciones ortodo!as. /omo eemplo más claramente ilustrati$o podría citarse el caso del Joroastrismo, que tiene precisamente como pilares de su actitud ante la $ida el “buen pensamiento” ' humata humata ), la “buena palabra” ' hu!hta hu!hta ) y el “buen hecho” o “buen acto” ' hvarshta hvarshta ).6 “anténgame firme a fa$or de los buenos pensamientos, las buenas palabras y los buenos actos, que deben ser bien pensados, deben ser bien habladas y deben ser bien hechos”, rea una de las principales oraciones madeístas. * en un antiguo te!to oroástrico se e!plicita el contenido de la “ley de caballería” madea en los siguientes términos0 “ebo preser$ar mis pensamientos en la rectitud, mi lengua en la $erdad y mis manos en hacer lo que es bueno”. A
"he teachings teachings of the #agi, -heldon >ress, 9ondon, 1?6B, p. #7.
7.
;./. Jaeehner,
8.
;.>. ;.>. asani, 8he ;eligion of 4ood 9ife”, +llen K CnHin, 9ondon, 1?7A, p. 11@.
8ambién 8ambién en la tradición cristiana aparece esa triple distinción de las acciones seg%n sean pensadas, habladas o eecutadas mediante actos corporales. 9a insistencia en la necesidad de realiar rectamente todo lo que se hace en pensamiento, palabra y obra, teniendo siempre a ios como principio y como meta, es un lugar com%n de la moral cristiana desde los primeros tiempos, pudiendo encontrarse ya en -an >ablo y -an +gustín. /omo eemplo, puede citarse al célebre /atecismo ;ipalda, el cual, al tratar del se!to mandamiento, y e!plicando el concepto de castidad o purea, dice que guarda dicho mandato di$ino “el que es casto el palabras, obras y pensamientos”. * al desarrollar el quinto mandamiento, el que manda “no matar”, afirma que esto significa0 “no hacer a nadie mal en hecho, ni en dicho, ni aun en deseo”, siendo esto %ltimo tanto como decir “en pensamiento”. >or %ltimo, en la interpretación que este mismo catecismo ofrece sobre el sentido de las tres cruces que el cristiano traa con la mano ritualmente sobre su cuerpo al persignarse, se nos indica que la primera se hace sobre la frente para que “nos libre ios de los malos pensamientos”, la segunda se hace sobre la boca para que nos libre de “la malas palabras” y la tercera sobre el pecho para que nos libre de “las malas obras”.? “9a $ida de un hombre está en todo lo que quiere y piensa, en todo lo que dice y en todo lo que hace”, afirma Emanuel -Hedenborg al tratar la cuestión de la caridad y de su corolario que es el hacer el bien. >ara -Hedenborg, las acciones o “cosas e!ternas” a tra$és de las cuales se e!presa y realia la $ida humana pueden ser del cuerpo o de la muerte0 las primeras son las palabras y los actos físicos, lo que decimos y lo que hacemos: las segundas, las acciones mentales, son aquéllas en las que inter$ienen el entendimiento y la $oluntad, y comprenden lo que pensamos y lo que deseamos o queremos. El místico sueco no se cansa de subrayar que todas estas formas de acción, para ser correctas, han de estar asentadas en el amor al bien y a la $erdad. 9o que implica “un deseo de hacer y deseo de saber para hacer”. /uando esto ocurre, cuando la inteligencia se abre a la $erdad y la $oluntad funciona como receptáculo del bien, el hombre se $uel$e caridad $i$iente, “una forma celestial”, y entonces hace continuamente el bien a su próimo por amor, por afecto, y por el goce que de ello resulta.1I -anta /atalina de -iena compara al hombre con un árbol, de cuyas ramas surgen, como producto o manifestación $ital, los tres tipos de acciones, al igual que en el ramae del árbol brotan flores, hoas y frutos. 9as flores son “los pensamientos del coraón”: las hoas, “las palabras que saben de la boca”: y los frutos, las obras buenas o malas que se hacen a lo largo del día. -eg%n sea la raí que sustenta al árbol, nos dice -anta /atalina, así serán sus flores, hoas y frutos. /uando está enraiado en el -umo
9.
9. ;esines, /atecismos de +stete y ;ipalda, 3+/, 3+/, adrid, 1?A6, pp. #F?, 7I6, 7I?.
10.
E. -Hrdenborg, $e %haritate, (, 11?0 (5, 1F?21BF: (555, 167.
3ien, que es ios, crece como un “árbol de amor” que da flores, hoas y frutos hermosos, saludables, llenos de $ida. >or el contrario, cuando su raí está podrida y, en $e de alimentarse del +mor di$ino, se nutre del “amor propio sensiti$o”, n%cleo del pecado, se con$ierte en “árbol de muerte”. -us ramas estarán decaídas y se arrastrarán por el suelo, dando flores, hoas y frutos pestilentes0 pensamientos de odio y desprecio, palabras ofensi$as y obras manchadas.11 En la tradición hind% son frecuentes las referencias a esta triple forma de manifestación de la $ida acti$a. +sí, por eemplo, -Hami -i$ananda, e!cplicando el significado de la ahimsa o o no2$iolencia, de la que dice que no es sino “una e!presión o una forma de la $erdad”, se&ala que “debe ser practicada en pensamiento, palabra y obra”. +l tratar sobre el tema capital de la meditación, el mismo -i$ananda aconsea la elección de un lugar o recinto adecuado para practicarla y apuntar que dicho recinto debe ser considerado como un templo. 9o que implica que hay que tener sumo cuidado con las acciones que en él se realicen, ya sea al pensar, al hablar o al actuar, para no profanarlo. El citado maestro del *oga nos hace notar, con ello, la inmensa importancia de esas tres modalidades básicas de acción, en lo que rara $e reparamos. * más adelante, para dear más claro el porqué de la con$eniencia de $igilar y controlar los tres tipos de acti$idad mientras se está en el sitio reser$ado a la meditación, a&ade0 “lo que hacemos, decimos o pensamos dea una impresión en el aire ambiente”, la cual no dea de eercer una influencia positi$a o negati$a sobre la persona que medita, facilitándole o dificultándole la acti$idad contemplati$a.1# 9os sutras budistas hablan del !arma “nacido del cuerpo, de la boca y de la mente”. El 3udismo, que con su doctrina de “la ley de la causación” o Lley del !arma ” insiste en la importancia fundamental que para los seres humanos y para el cosmos entero tiene la ley de causa y efecto, proclama conmo uno de sus principios básicos que cada cual se fora for a su propio destino con sus acciones mentales, $erbales y corporales. corporales. E!plicando cómo el hombre está íntimamente unido a su ambiente y cómo su suerte en esta $ida y en las $enideras es un efecto del !arma o o acción2 esa triple forma de !arma a a que nos hemos referido2, *asutani ;oshi afirma0 “9a situación de uno mismo no está ordenada por dioses o demonios, sino que es una consecuencia natural de las propias acciones. Gos e!presamos por el pensamiento, el habla y la acción, aun cuando no tengamos conciencia de lo bueno y lo malo. Estas acciones tienen su eco dentro de nosotros e influyen sobre nuestra personalidad. /uando nuestras actitudes cambian, nuestras circunstancias cambian del mismo modo”.17
11. -ta. /atalina de -iena, El $i&logo, >arte 55, /ap. (, F, a2b, en 1#. D. Merbert,
'bras , 3+/, adrid, 1?BB, pp. 7B6 ss.
()Enseignement ()Enseignement de *vananda , +lbin ichel, >arís, 1?AB, pp. #@1, 7I6.
pp. #72#@. 13. >h. Napleau, 8he Oheel of eath, +llen K CnHin, 9ondon, 1?6#, pp.
Cno de los más antiguos te!tos dela tradición budista, el +nguttara i!aya , e!plicando en qué consiste “el mal camino”, que es el que lle$a al dolor y al sufrimiento, dice es el aquel que sigue quien “$i$e mal en sus obras, mal en sus palabras y mal en sus pensamientos”. uy otro es, por el contrario2 a&ade más adelante dicho te!to budista2, el camino que sigue “el hombre dotado de raón”, el cual “hace el bien en obras, palabras y pensamientos”.1F En su traducción de los te!tos en lengua pali, el orientalista alemán Narl -eidenstPc"er, acu&a los términos alemanes er!-"at '“acción2de2mente”), ort-"at '“acción2de2palabra”) '“acción2de2palabra”) y Geist-"at '“acción2de2mente”) '“acción2de2mente”) para e!presar esa triple manifestación de d e la acti$idad humana.1B El $hamma.ada, el más conocido de los libros sagrados del 3udismo, abundan en referencias a la tríada cuerpo2$o2mente que reaparece una y otra $e cuando establece el paradigma de la recta acción. +sí, en $arios de los pasaes se recomienda el control de la acti$idad eercida a tra$és de ese triple medio y se aconsea a quien quiera alcanar el Gir$ana “la práctica de la buena conducta” con su cuerpo, con su palabra y con su mente o pensamiento. 1@ En otro $ersículo de dicha obra se nos dice que el auténtico
brahm&n , o sea el $erdadero hombre espiritual, es “aquel en quien no e!iste mal comportamiento con el cuerpo, la $o y la mente, y que, en estos tres dominios, se encuentra autocontrolado”.16 e hecho, en cualquier acti$idad humana inter$ienen conuntamente estas tres componentes, con mayor o menor intensidad en la participación de cada una de ellas, seg%n los casos, $iniendo a ser toda acción un compuesto de pensamiento, palabra y obrar físico. >iénsese, por eemplo, en el m%sico que compone su obra o el escritor que escribe un libro: en los artesanos que eecutan solidariamente una obra o los alba&iles que construyen un edificio, entendiéndose entre sí mediante la palabra, para plasmar en la realidad la idea del arquitecto: en los soldados que combaten dirigidos por las consignas y órdenes de sus efes: o en el mismo acto de culto, donde el pensamiento re$erente y ele$ado hacia lo alto se une la palabra de la oración y los gestos físicos que implica el rito. 9a $ida acti$a del indi$iduo es, en realidad, una complea red de ideas 'pensamientos y sentimientos), e!presiones $erbales y actor corporales, que, entremeclándose e influenciándose recíprocamente, $an forando su destino y se&alándole su puesto en el mundo.
1F. +nguttara-i!aya +nguttara-i!aya , 555, 7B. 1B. N. -eidenstPc"er,
/ali-Buddhismus /ali-Buddhismus in 0bersetzungen, O. ar"graf, 3reslau, 1?11, pp. @# ss.
1@. $hamma.ada, Q(55, #712#77. 16. $hamma.ada, QQ(5, 7?1.