HISTORIA El nombre de mazamorra, viene del termino mazmorra que como sabemos antiguamente, hacía referencia a los lugares destinados para albergar a los prisioneros y condenados. En las mazmorras, a los prisioneros se les alimentaba con una pasta, originalmente hecha de harina de trigo mezclada con agua y cualquier otra cosa que hubiese a la mano. Al llegar los españoles al Perú, Perú, vinieron con el nombrecito a cuestas, haciéndose este conocido y pronunciado por todo mortal. Pero ya nuestros ancestros incaicos, conocían este “potaje” con con la diferencia, de que era preparado con fécula de maíz y cal viva, al que se le llamaba en quechua: ishkupcha y que formaba parte de la gastronomía incaica. Ya el virreinato instalado y el mestizaje dado, la creatividad
comenzó a dar sus frutos y es entonces cuando se le comienza a dar uso al maíz morado, que hasta aquellos tiempos no pasaba de ser más que un error de la madre naturaleza, sin que nadie llore y truene por él.
Gracias a la creatividad de las manos Son los moradores españoles, conjuntamente con sus esclavas moras y los mestizos de aquellos días, que logran dar vida a este manjar. La mazamorra morada, que ahora se presenta algo pobretona, humilde y campechana, en sus comienzos tenia ínfulas de cortesana, puesto que se le preparaba con: guindones, orejones y todo tipo de frutas secas. Nació noble y luego bajo al llano, para deleite de toda aquella persona, que haya tenido la dicha de probarla.
INGREDIENTES: 1/2 kilo de maíz morado 1 kilo de azúcar 10 cucharadas de harina de chuño (maicena o harina de camote) 2 limones 1 manzana 1 membrillo 1 piña 2 melocotones o duraznos 1/2 taza de guindones 1/2 taza de guesillo (durazno seco) 1/2 taza de guinditas (opcional) 6 orejones Canela entera, canela molida y clavitos de olor
MODO
DE
PREPARACIÓN: En una olla se pone a cocer el maíz morado, previamente lavado y en parte desgranado, cuando esté bien cocido se cuela el líquido con una coladera fina y luego se le agrega más agua hasta que complete los tres litros. Luego se vuelve a colar y se pone el líquido al fuego. Agregue el azúcar, el clavo de olor, la canela entera (uno o dos ramitos), la piña, los membrillos, los peros, los melocotones, los orejones picados en trocitos; las guinditas, los huesillos, y guindones bien lavados. Dejar cocer bien y luego añadir el chuño diluido en un poquito de agua fría o maicena o si es mejor harina de camote. Una vez que está a punto verter el jugo de los limones y dejar que hierva nuevamente sin
dejar de mover, es fácil reconocer cuando el dulce está a punto ya que en ese momento permite ver el fondo de la olla cuando se va moviendo. Finalmente se espera que este delicioso postre se enfríe, se vacía en dulceras y se sirve espolvoreado con canela molida.
I.E. N° 5024
Profesora: Yolanda Ruiz Purizaca Alumna: Cielo Tejada Alama Grado: 3° “C”