Los incendios forestales producidos por causas naturales no deben ser extinguidos, pues son parte del proceso que por cientos de miles de años han dado lugar a esos bosques. Esos incendios son parte del ciclo natural; limpian los bosques de la maleza muerta que, de otra forma, impediría el advenimiento de nuevos brotes de vida. Es más, deberíamos producir incendios artificiales cuando consideremos que las condiciones están dadas. La tesis central es que entre los escombros de un país devastado emerge, en 1990, un outsider; un personaje por fuera del sistema político que se derrumbaba y que entroniza en el centro de la escena pública la antipolítica; es decir, la denigración de la actividad política, la exaltación de los técnicos, de la eficacia y del pragmatismo. Y tiene éxito. En buena parte por los graves errores de la clase política y también por lo que yo llamaría una insuficiencia en el desarrollo de la ciudadanía en el país. Las explicaciones están a diferentes niveles; como si fueran diferentes capas, unas mas profundas y otras más coyunturales. Entre las más profundas estaría nuestra tradición autoritaria, caudillista y paternalista; el caudillo no solo lo es por él mismo: también es la gente la que lo constituye. Pero esa no sería una ruptura con una tradición política peruana, sino una exacerbación de una tradición que hemos tenido a lo largo de nuestra historia. Y si bien esto es así, lo curioso es que Fujimori es percibido como una ruptura. Si bien en ciertos aspectos como el económico lo fue –a –a partir del fujishock hasta más o menos 1996 –, –, en otros aspectos lo que hace es exacerbar lo viejo, lo tradicional. Nos coloca más atrás de los partidos que entre los setenta y noventa habían tenido una preponderancia en la vida política del país y nos retrotrae a las épocas del caudillismo más puro como el de Leguía. Paralelamente, desmantela la constitucionalidad de las Fuerzas Armadas y las hace regresar hasta las épocas previas al CAEM, previas incluso a la llegada de la Misión Francesa. La otra explicación es el fracaso de la transición democrática 1978 – – 1980. Cuando se recupera la democracia representativa en 1980, los partidos que tienen la responsabilidad en esos años, que son básicamente AP, PPC, APRA e Izquierda Unida, no están a la altura del nuevo Perú. El Perú ha cambiado demasiado rápido. Así, este candidato que solo espera ganar una curul en el Parlamento llega al gobierno y no tiene la más mínima idea, el más mínimo equipo. Se encuentra en ese contexto no solo con las Fuerzas Armadas, sino con Vladimiro Montesinos ... pero esa es otra historia. “Es absurdo sostener que el sistema de la empresa - 1
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privada esté destinado a satisfacer las necesidades del consumidor. Más bien es el consumidor el pasto del que se alimenta la empresa”. Joan Robinson Si atendemos a la definición de la palabra “Pornografía” que aparece en los diccionarios, descubrimos que su finalidad básica puede resumirse en dos funciones principales: “producir excitación erótico–sexual erótico– sexual y actuar como forma de liberación ante sociedades represivas de la sexualidad”. Pues bien, nadie puede negar que en la España de hace 30 años, existía una cierta represión frente a todo lo referido al sexo y sus formas de expresión. Pero en la actualidad, nadie puede afirmar que en la sociedad española se esté reprimiendo la sexualidad. Los quioscos de prensa, los videos clubs, los sex –shops, –shops, las salas X y las cadenas de televisión no se andan con miramientos a la hora de ofrecer sexo. Por tanto, y dicho lo anterior, la única función que justificaría la existencia de la pornografía sería la de “producir excitación erótico–sexual”, como se enunciaba en la definición. Ahora bien, diversas formas de pornografía actual se han alejado peligrosamente de su función primigenia, dejando atrás el término “erótico–se “erótico– se xual” y llegando a la “criminalidad–sexual”. Nos estamos refiriendo, en este caso, a la presencia de videos y revistas cuyos mensajes van dirigidos a estimular la consecución de conductas consideradas delictivas. No se trata ya de una cuestión de tolerancia porque no son publicaciones inofensivas. Sería un grave error pensar que la pornografía ofrece simplemente una excitación completamente a aquellas personas con una libido especialmente activa. La pornografía seduce primero, envuelve después y finalmente puede llegar a convertirse en una adicción, llevando la práctica sexual al terreno de la obsesión. Pero al margen de los problemas que pueda crear en sus adictos “normales”, hemos de tener en cuenta que, por su amplia distribución y falta de control sobre la misma, cae también en manos de personas sobre las cuales puede ejercer una influencia peligrosa. Nos referimos, por supuesto, al amplio abanico de ciudadanos que padecen distintos tipos de patologías y que no reaccionan como una conciencia normal al leer relatos en los que se incita, por ejemplo, a buscar placer en la violación. En un mundo de mujeres ya autónomas (en lo referente a estudios, empleos, empresas) como el que estamos gradualmente construyendo, ¿no puede suponerse que, en condiciones de emancipación económica, de real autonomía, cierto número de mujeres decidiría libremente elegir como trabajo la prostitución, poniendo sus propias condiciones? ¿No podemos creer que, en estas condiciones, liberadas de toda explotación, encontrarían
valores como cierta autonomía y libertad de vida, y sobre todo, que para muchas personas es un valor esencial, mucho dinero? ¿Estamos seguros de que nuestros modelos éticos son los válidos para todo el mundo? ¿De que, como hacen todos los moralistas, no estamos proyectando un mundo uniformado al estilo Mao? ¿De que Lilith no tiene derecho a existir ante Eva, aunque existan tres Lilith y tres mil Evas, o de que la cortesana que tañe la doble flauta, desnuda, en el bajorrelieve griego, debe ser destruida, frente a la matrona, que se cubre con un velo? Esto es del lado de la prostitución como oferta. No creo tampoco que la emancipación económica de la mujer, real ya y creciente, suponga el fin de la demanda de prostitución por parte de algunos varones. En este terreno, sé que hay muchas cosas turbias, en particular cuando un hombre necesita afirmar su poderío a expensas de una mujer. El sadismo puede existir a veces en estas relaciones, la crueldad, la violencia verbal y física, los insultos y desdenes a la cara de la prostituta, convertida en puro objeto, el ideal de cualquier sádico. Lo que creo es que una mujer verdaderamente autónoma, una prostituta verdaderamente autónoma, que lo sea, por ejemplo, gracias a las considerables cantidades de dinero que maneje por cuenta propia (y cuanto menos forzada, más opcional sea la prostitución, menos prostitutas habrá y más se valorarán sus servicios), podrá, y de hecho ya lo hacen las que tienen la suerte de poder hacerlo, seleccionar a sus clientes y negarse a atender a quienes quieran valerse de este contrato para alimentar sus sueños de poder. Porque creo, aunque no me puedo apoyar en ninguna prueba, que no todos los clientes son de esta clase y que en algunos, no sé en cuántos, la indigencia sexual es un hecho: jóvenes tímidos o poco atractivos, hombres maduros solitarios y encerrados en sí mismos, divorciados o viudos añosos que no tienen suerte con las mujeres, algunos que se encuentran minusválidos, pero no exentos de impulso erótico... No todos los hombres son iguales, no todos son depredadores. Hay hombres encantadores pero limitados. Hoy se trata de seguir, ya conscientemente, el desarrollo de las fuerzas de producción que empezó durante la Primera Guerra Mundial, cuando las mujeres salieron masivamente de sus casas a las fábricas. Estudios, empleo, empresas de mujeres, dinero en las manos de la mujer. Participación de las mujeres en acciones sindicales para defender sus derechos. Unas relaciones familiares basadas en personas económicamente iguales e independientes. Unos proyectos de vida propios, no subordinados a los de un marido. Unos contratos de convivencia entre iguales. Unos niños y unas niñas que aprenden que los mayores y las mayores son iguales. Y respetar la verdadera creatividad de cada persona, la libre expresión de las múltiples fuerzas, no muy clasificables,
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que hay en su interior. Entre otras, posiblemente, la libre opción por la prostitución.
Me parece inconcebible que se esté discutiendo la posibilidad de que una pareja de homosexuales pueda adoptar un niño. Es evidente que nuestra sociedad ha llegado al límite más bajo de su descomposición moral, y que ha subvertido por completo una escala de valores que debería privilegiar a la familia (y digo, una familia sanamente constituida) como formadora del individuo. No es posible negar lo evidente: los niños imitan a los adultos; más aun: imitan, casi con devoción, a aquellas personas a las que llaman “padre” o “madre”. ¿Qué tipo de personalidad podrá, entonces, desarrollar un niño que ni siquiera sabrá a quién llamar con esos términos? Es absurdo plantear que, hoy en día, los jóvenes son un problema. Las razones que se aducen para esto son, por un lado, el incremento de violencia que se ha dado entre ellos; esta violencia “juvenil” se traduce en pandillas, barras bravas y enfrentamientos callejeros. También se dice que los jóvenes son inmorales, y se pretende sostener esta idea en la afición de estos por las discotecas, bares y demás lugares de diversión, así como en el evidente relajamiento de sus costumbres sexuales. Todo esto son sólo verdades a medias, pues la violencia se ha incrementado en toda la sociedad y no sólo en los jóvenes a lo largo de la historia; y, finalmente, la moral sexual ha cambiado para todas las personas, tengan la edad que tengan, en todo el mundo. La llegada de un niño a la adolescencia suele ocasionar conflictos entre los padres y los hijos, porque este último se considera apto para gobernarse solo, y los primeros están llenos de solicitud paternal, que a menudo no es más que el disfraz de una inevitable y nada democrática afición a mandar. Los padres consideran, por lo común, que son los indicados para solucionar los diversos problemas morales, psicológicos y de socialización que la adolescencia trae consigo. Pero, en su afán de “organizarle” la vida al hijo adolescente, expresan opiniones tan dogmáticas que los jóvenes rara vez confían en ellos, y de ordinario, siguen en secreto su propio camino. No puede decirse, por tanto, que en tal situación los padres sean de mucha utilidad. 1.
Sobre los padres que tienen hijos adolescentes, adolescentes, el autor asume que:
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Sobre un muchacho que llega a la adolescencia, adolescencia, el autor asume que:
Hoy en día, algunos teóricos de la nueva educación plantean l a “libre iniciativa” c omo una forma de desarrollar las habilidades del niño. Así, se le sugiere al padre permitir que su hijo que toque el piano, si lo desea; que pinte las - 3 -
paredes de la casa con crayolas de colores, si se le antoja; que baile cada vez que una persona toca a la puerta, si eso le dicta su imaginación. Eso sí: los educadores sugieren, también, quitarle el cuchillo de la mano si se propone matar al hermanito, ya que es obvio que los partidarios de este extraño culto no serán tan fanáticos como para facilitar el asesinato de los hermanos menores en mérito de la doctrina. Lo que, en otras palabras, significa que el niño goza de libre iniciativa excepto cuando no goza de libre iniciativa. Y esto, probablemente, se ha de parecer bastante a la vieja educación. 3.
Sobre la “vieja educación”, el autor del te xto asume que:
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Sobre la “libre iniciativa” de los niños, el autor asume que:
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Sobre los padres, el autor presupone que: A) no deberían permitir que u n extraño le diga cómo criar a sus hijos. B) se debaten entre aplicar la vieja vieja o la nueva educación en la crianza de sus hijos. C) deben lidiar con la imaginación desbordada y con la energía incontenible de sus hijos pequeños. D) hacen caso de todo lo que proponen los teóricos de la nueva educación. E) son los encargados de evitar que la libre iniciativa de sus hijos cause daño a un tercero.
Marisa: La actuación es vida. Si quieres proyectar un carácter y transmitirle un sentimiento al espectador, tienes que sentir dentro de ti, como parte de ti, lo que siente y vive el personaje que estás interpretando. Para eso, debes buscar en tu memoria un recuerdo que te acerque al dolor o a la alegría de tu personaje; luego, debes revivirlo con toda la intensidad que te sea posible: solo así, experimentando nuevamente ese sentimiento, tu personaje vivirá a través de ti. Penélope: Revivir un mal momento es doloroso; me hace sentir tan mal, que olvido mi papel y solo sufro, con lo que malogro mi actuación. Por eso, prefiero concentrarme en desarrollar una técnica precisa, que me permita proyectar un sentimiento aunque no lo esté experimentando dentro de mí: si manejo los músculos de mi rostro, puedo hacer que estoy a punto de llorar, cuando en realidad estoy pensando en qué es lo que voy a comer c omer cuando acabe la escena. 6.
Sobre la actuación, Marisa asume que:
7.
Sobre la técnica de actuación, Penélope asume que:
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Sobre el espectador, ambas dialogantes asumen que:
Si fuera cierto que un Dios infinitamente bondadoso y magnánimo existe, entonces ni el dolor, ni el hambre, ni la miseria, ni ningún tipo de sufrimiento debería existir. ¿Por qué, entonces existen? Si es posible que un niño pequeño deba trabajar para sobrevivir, si podemos ver cómo un anciano es maltratado por su propio hijo, y si, cada día, una persona es traicionada por su mejor amigo, entonces el dolor existe. Y si el dolor existe, entonces solo podemos pensar dos cosas: o Dios no es infinitamente bondadoso, o no existe. 9.
El autor del texto asume que: A) los niños pequeños tienen hambre. B) la traición causa sufrimiento. C) la miseria es un castigo divino. D) Dios no conoce el dolor. E) el dolor es inevitable.
10. Sobre Dios, el autor del texto presupone que: A) no existe. B) si existiera, existiera, tendría tendría el poder de evitar la existencia del sufrimiento. C) si fuera infinitamente magnánimo, no sentiría dolor. D) si fuera capaz de sentir dolor, no haría sufrir tanto al hombre. E) si el hombre fuera fuera su creación, no lo haría sufrir.
Me parece equivocado juzgar un cuadro de Van Gogh o una novela de Kafka a la luz de un caduco concepto de la realidad. Naturalmente, cuando a pesar de todo se hace este tipo de crítica trasnochada – ¡y ¡y con qué frecuencia! – frecuencia! – se concluye que describen una especia de “irrealidad”; que tan solo representan los seres y las cosas del descabellado territorio del hombre enloquecido en su soledad. Creen que el artista abandonó, en algún momento, el mundo de lo real para internarse en la esquizofrenia. Lamentablemente, esto es lo que mucha gente piensa del arte contemporáneo. 51. En el texto, está implícito que: F) no toda la realidad es evidente por sí misma. G) la subjetividad interfiere con la aprehensión cabal de la realidad. H) los artistas son esquizofrénicos, en tanto viven en una suerte de irrealidad. I) Van Gogh y Kafka son artistas contemporáneos. J) el arte requiere de un concepto de realidad definido previamente. 52. Sobre la crítica que el autor califica de “trasnochada”, en el texto se asume que: A) es una crítica que quiere imponer un caduco concepto de lo que es la realidad. - 4 -
B) es una crítica que, frecuentemente, cae en errores de apreciación de las técnicas utilizadas por artistas contemporáneos. C) es una crítica que cree que algunos artistas contemporáneos estuvieron divididos entre su mundo enfermo y el mundo real. D) es una crítica que no le da importancia a las obras de Van Gogh ni a las de Kafka. E) es una crítica que aplica nociones cuestionables al momento de analizar pinturas contemporáneas.