A 106 años de la matanza de Iquique: LA MASACRE DE LA ESCUELA SANTA MARÍA Iván Ljubetic Vargas, istoriador del !entro de "#tensi$n e Investigaci$n Luis "milio %ecabarren, !"IL"%
El 21 de noviembre de 1907, apareció publicado en el periódico “La Voz del Obrero”, de Taltal, un Pliego de peticiones de los obreros del salitre de la provincia de Tarapacá.
EL PLIEGO Lo que pedían eran cosas mínimas. Por ejemplo: 1
La elevación de sus salarios de acuerdo al alza del costo de la vida. Poner fin a los abusos en las pulperías y con las fichas. Tener un mínimo de seguridad en las faenas. Disponer de un local para una escuela nocturna. Estas justas peticiones fueron rechazadas por los patrones.
SE INICIA LA HUELGA Entonces, el martes 10 de diciembre de 1907 estalló la huelga en la oficina salitrera San Lorenzo. En los dos días siguientes el movimiento se extendió por toda la pampa de Tarapacá. De 84 Oficinas salitreras que funcionaban, pararon 76, con un total de 37.141 obreros. El viernes 13, los huelguistas, sus mujeres y niños iniciaron la marcha hacia Iquique. Allí esperaban la solución del conflicto, con la ayuda del gobierno de Pedro Montt. Pero éste, era de derecha, y se puso al lado de los patrones.
EN IQUIQUE Entre el viernes 13 y el miércoles 18 de diciembre el gobierno envió tres barcos de guerra con tropas del
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Ejército a Iquique.
El domingo 15, llegaron los primeros pampinos a ese puerto. Fueron recibidos solidariamente por los trabajadores. Los pampinos actuaban en absoluto orden. Las autoridades los destinaron a la Escuela Santa María. Allí se quedaron. Las oficinas salitreras más importantes de Tarapacá eran propiedad de capitalistas británicos. Estos presionaron al Gobierno de Pedro Montt para que aplicara mano dura contra los huelguistas. El jueves 19 de diciembre de 2007, llegó a Iquique un cuarto barco de guerra. En él venían el Intendente de la Provincia de Tarapacá, Carlos Eastman, y el general Roberto Silva Renard. También el regimiento O’Higgins. 3
EL INTENDENTE TRAÍA LA “SOLUCIÓN” Los huelguistas, llenaban los muelles. Elías Lafertte, uno de los obreros que había marchado desde la oficina San Lorenzo, relata: “El Intendente era un viejo delgado, enjuto, vestido de negro. Apenas desembarcó fue cogido en andas por los entusiasmados pampinos y llevada de esa forma hasta la Intendencia. A los requerimientos de las masas, se asomó a uno de los balcones y pronunció una frase, una sola, que por ser de esperanza, llenó de júbilo el corazón de los trabajadores. Dijo: ‘No pensaba volver, pero me habéis hecho desistir de ello. Traigo la palabra oficial del Gobierno para arreglar el conflicto”
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No pronunció ni una sílaba más. Pero los ilusionados pampinos hicieron estremecer la Intendencia con gritos de ¡Viva! y ¡Bravo!”.
PREPARANDO LA MATANZA El sábado 21 de diciembre, Iquique amaneció bajo Estado de Sitio. Las calles del puerto se llenaron de soldados y marineros. Se prohibió la circulación de todo grupo de más de dos personas. Eran las 15, 30 horas del sábado 21 de diciembre de 1907. Bajo un sol abrasador la multitud se apretujaba en la Escuela Santa María de Iquique y en sus alrededores. Frente a ellos, amenazantes, las negras bocas de fusiles y ametralladoras. 5
LA MASACRE El general Roberto Silva Renard avanzó en un caballo blanco –quizás sintiéndose Napoleón- y ordenó al corneta que lo acompañaba, que lanzara unos sones de clarín. Después ordenó abandonar la Escuela. Los obreros se negaron a hacerlo. Relata Elías Lafertte: “El general Silva Renard fríamente dio la orden de fuego. El ruido de los disparos fue ensordecedor. Los fusiles disparaban contra la azotea, mientras las ametralladoras tres veces lanzaron sus cargas de muerte contra el grueso de los pampinos, tres ráfagas, bastantes para llenar la escuela de cadáveres”.
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LAS RAZONES DE LA MASACRE La matanza de Iquique tuvo dos objetivos: 1) aplastar un pacífico conflicto reivindicativo de los obreros del salitre de Tarapacá; 2) destruir un potente movimiento sindical, que amenazaba los intereses de la burguesía. En el año 1900 habían surgido las Mancomunales, los primeros sindicatos de obreros Hacia 1907 existían en numerosas ciudades del país, desde el norte salitrero hasta el lluvioso sur de Chile. En diciembre de 1907, no sólo fueron sepultados los obreros, mujeres y niños asesinados en la Escuela Santa María. También desaparecieron las Mancomunales y se abrió un período de reflujo en el movimiento sindical chileno. La canción de despedida de la Cantata Santa María advierte: “Ustedes que ya escucharon la historia que se contó no sigan allí sentados pensando que ya pasó. Quizás mañana o pasado o bien, en un tiempo más, 7
la historia que han escuchado de nuevo sucederá”.
EL PLAN DE LA BURGUESÍA Luis Emilio Recabarren, padre del movimiento obrero chileno, escribió, refiriéndose a la violencia empleada en la matanza de diciembre de 1907: “Emplear la crueldad extrema, infundir el terror en el menor tiempo posible, desbaratar toda organización que pueda resistir, he ahí el plan de los burgueses chilenos ”. Al escuchar la advertencia de la Cantata y las palabras de Recabarren, se nos viene a la memoria
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lo ocurrido hace cuarenta años, el sangriento golpe militar del 11 de septiembre de 1973.
TENEMOS CON QUÉ GANAR Conocer el pasado nos sirve para comprender el presente y forjar el futuro. Por eso, con la Cantata decimos: “Tenemos razones puras, tenemos por qué pelear. Tenemos las manos duras, tenemos con qué ganar. Unámonos como hermanos que nadie nos vencerá. Si quieren esclavizarnos, jamás lo podrán lograr”. Si quieren esclavizarnos, jamás lo podrán lograr”.
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