ÒLa erupci—n del Xitle y el fin de CuicuilcoÓ Por Felipe Ram’rez Art’culo enviado a la revista Arqueolog’ a
Americana para ser publicado en el volumen intitulado: ÒDesastres naturales y
cambio clim‡ticoÓ. Junio, 2012.
CONSIDERACIONES ARQUEOLîGICAS ARQUEOLîGICAS DEL DESARROLLO CULTURAL EN CUICUILCO Asentado en lo que parece fue un paisaje de barrancas, lomas y terrazas en el suroeste de la Cuenca de MŽxico,1 Cuicuilco se desarroll— al lado de r’os, arroyos,2 lagunas, bosques de encinos3 y pinos,4 entre otros recursos de las sierras susceptibles de explotaci—n por sus pobladores, entre ellos, materias primas como calcedonia y basalto, y animales como venado o berrendo (Mapa 1).
Mapa 1. Plano de localizaci—n de Cuicuilco (INEGI, 2011).
1
Miguel Miguel Medina, comunicaci—n personal. Originados en la Sierra Chichinautzin.
2 3
Carlos çlvarez del Castillo, ÒEstudios de una muestra quemada procedente del sitio Cuicuilco ÒCÓ.
Mecanogr‡fico, Archivo Archivo TŽcnico de la Subdirecci—n de Salvamento Arqueol—gico, INAH, 1990, MŽxico. 4 Emilio Ibarra, comunicaci—n personal. Muestra tomada para Felipe Ram’rez y Carlos Rangel dentro del ÒProyecto Cuicuilco D, Ciudad VialÓ. Informe Parcial, Archivo TŽcnico, Coordinaci—n Nacional de Arqueolog’a, Direcci—n de Estudios Arqueol—gicos, 2007 INAH, MŽxico. 22p ,
1
Las manifestaciones m‡s tempranas de lo que fue la primera ocupaci—n en Cuicuilco est‡n representadas por s—lo algunos artefactos del 800 a. C. (Foto 1) y probablemente algunas
d
e
Foto 1. Tiestos y figurillas de la fase Tetelpan (800-700 a. C. recuperadas en Cuicuilco ÒAÓ. a. ÒCesto Blanco tard’oÓ; b. y c ÒIxta BlancoÓ. Figurillas: d. tipo D1 y e. tipo D2 (Fotos: F. Ram’rez).
edificaciones 5
menores,5
sin
embargo,
con
Lo que viene siendo la fase Tetelpan (800-700 a. C.) segœn Nierderberger.
relaci—n
Ver Christine
a
Niederbe rger
Betton, Paleopa ysages et Archeologie Pre-Urbaine du Bassin de Mexico . Collection Etudes Mesoamericaines, Tome I, CEMCA, 1987, Mexico, 357p. En estudios anteriores se especul— que la primera
ocupaci—n ocupaci—n en Cuicuilco databa del 2100 a. C., sin embargo, esa evidencia (carb—n) proviene de contextos de relleno ya que se encontr— entre los materiales constructivos usados en uno de los edificios de Cuicuilco ÒBÓ, espec’ficamente tierra que se emple— como par te te del nœcleo. Otras fechas que van del 2100 al 1000 a. C. toman como evidencia vasijas cer‡micas recuperadas en la base del terreno donde se construy— Cuicuilco ÒBÓ, que se presume, son producto de tradiciones desarrolladas a partir de la fase Purr—n temprano temprano (y ÒPoxÓ), sin embargo, las descripciones que se hacen de estos ejemplares son insuficientes ya que no se destacan rasgos significativos o diagn—sticos. TambiŽn se toma como ejemplo a las figurillas tipo ÒM Ó, las cuales, hoy 14 en d’a se sabe corresponden a la fase Zacatenco. Las 6 fechas de C , utilizadas tambiŽn como base de estos fechamientos, fueron recuperadas en rellenos de estructuras o en asociaci—n a tiestos de la fase Tlalpan en Cuicuilco ÒBÓ, tiestos que no son descritos, y donde el contexto en general, nunca fue especificado. La siguiente fecha temprana que se propone va del 1800 al 1000 a. C., la cual, toma como referencia tiestos y figurillas de las fases El Arbolillo Temprano y Zacatenco Temprano Temprano (que no son descritos), los cuales, 14 estuvieron mezclados con la fase Copilco. De igual forma se tomaron muestras para C , pero se admite la posibilida d de contamina ci—n. Datos tomados en Robert F. Heizer y James A. Bennyhoff, ÒArchaeological Excavations at CuicuilcoÓ. En The National Geographic Society Magazine, Sobretiro, 1958a, USA, pp. 93104. Se podr’a seguir enumerando toda la serie de inconsistencias al momento de analizar las fechas siguientes, sin embargo, lo que se quiere hacer referencia es es que es indispensable llevar a cabo una revisi—n y an‡lisis de toda la evidencia con que se cuenta, incluyendo por supuesto la actual, para poder llegar a 2
Las manifestaciones m‡s tempranas de lo que fue la primera ocupaci—n en Cuicuilco est‡n representadas por s—lo algunos artefactos del 800 a. C. (Foto 1) y probablemente algunas
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Foto 1. Tiestos y figurillas de la fase Tetelpan (800-700 a. C. recuperadas en Cuicuilco ÒAÓ. a. ÒCesto Blanco tard’oÓ; b. y c ÒIxta BlancoÓ. Figurillas: d. tipo D1 y e. tipo D2 (Fotos: F. Ram’rez).
edificaciones 5
menores,5
sin
embargo,
con
Lo que viene siendo la fase Tetelpan (800-700 a. C.) segœn Nierderberger.
relaci—n
Ver Christine
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Niederbe rger
Betton, Paleopa ysages et Archeologie Pre-Urbaine du Bassin de Mexico . Collection Etudes Mesoamericaines, Tome I, CEMCA, 1987, Mexico, 357p. En estudios anteriores se especul— que la primera
ocupaci—n ocupaci—n en Cuicuilco databa del 2100 a. C., sin embargo, esa evidencia (carb—n) proviene de contextos de relleno ya que se encontr— entre los materiales constructivos usados en uno de los edificios de Cuicuilco ÒBÓ, espec’ficamente tierra que se emple— como par te te del nœcleo. Otras fechas que van del 2100 al 1000 a. C. toman como evidencia vasijas cer‡micas recuperadas en la base del terreno donde se construy— Cuicuilco ÒBÓ, que se presume, son producto de tradiciones desarrolladas a partir de la fase Purr—n temprano temprano (y ÒPoxÓ), sin embargo, las descripciones que se hacen de estos ejemplares son insuficientes ya que no se destacan rasgos significativos o diagn—sticos. TambiŽn se toma como ejemplo a las figurillas tipo ÒM Ó, las cuales, hoy 14 en d’a se sabe corresponden a la fase Zacatenco. Las 6 fechas de C , utilizadas tambiŽn como base de estos fechamientos, fueron recuperadas en rellenos de estructuras o en asociaci—n a tiestos de la fase Tlalpan en Cuicuilco ÒBÓ, tiestos que no son descritos, y donde el contexto en general, nunca fue especificado. La siguiente fecha temprana que se propone va del 1800 al 1000 a. C., la cual, toma como referencia tiestos y figurillas de las fases El Arbolillo Temprano y Zacatenco Temprano Temprano (que no son descritos), los cuales, 14 estuvieron mezclados con la fase Copilco. De igual forma se tomaron muestras para C , pero se admite la posibilida d de contamina ci—n. Datos tomados en Robert F. Heizer y James A. Bennyhoff, ÒArchaeological Excavations at CuicuilcoÓ. En The National Geographic Society Magazine, Sobretiro, 1958a, USA, pp. 93104. Se podr’a seguir enumerando toda la serie de inconsistencias al momento de analizar las fechas siguientes, sin embargo, lo que se quiere hacer referencia es es que es indispensable llevar a cabo una revisi—n y an‡lisis de toda la evidencia con que se cuenta, incluyendo por supuesto la actual, para poder llegar a 2
construcciones monumentales en lo que hoy en d’a conocemos como el ‡rea nuclear, se piensa que Žstas se comienzan a construir hasta el 700 a. C. (Fase Zacatenco). En la fase Zacatenco (700-400 a. C.), adem‡s de unidades habitacionales, ya se aprecian monumentos de escala modesta que destacan en lo que se conoce hoy en d’a como Cuicuilco ÒAÓ, ÒBÓ, ÒCÓ6 (Plano 1) y probablemente en la zona de Fuentes Brotantes, en el llamado sitio ÒCorregidoraÓ (Foto aŽrea 1).
Plano 1. Zona Arqueol—gica de Cuicuilco (Direcci—n de Registro Pœblico de Monumentos y Zonas Arqueol—gicas, INAH).
interpretaciones plausibles plausibles sobre las diversas fase de ocupaci—n en Cuicuilco. con struir las llamadas Torres de Elektra. Hoy en d’a destruido para construir
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Foto aŽrea 1. 1. Cuicuilco ÒAÓ; 2. Cuicuilco ÒBÓ; 3. Cuicuilco ÒCÓ (destruido); 4. Pir‡mide de Pe–a Pobre; 5. Canal Precl‡sico; 6. Pir‡mide de Tenantongo y 7. Fuentes Brotantes (Foto: GoogleEarth, 2011).
En Cuicuilco ÒAÓ, La Estela (Fig. 1) parece ser el primer testigo de una etapa constructiva que posteriormente dar’a paso a la Pir‡mide Principal;7 montada sobre un peque–o mont’culo de tierra y a 3.50m debajo del arranque de la penœltima etapa constructiva del gran basamento, este monumento, es mudo testigo del inicio de una era de desarrollo de una poblaci—n que se convertir’a en la m‡s importante del Precl‡sico tard’o y terminal (400 a. C.-200 d. C.) en la Cuenca de MŽxico.
7
Mario PŽrez Campa, ÒLa Estela de CuicuilcoÓ. En Arqueolog’a Mexicana , Ed. Ra’ces, CONACULTA, INAH, Vol. V, Nœm. 30, marzo -abril, MŽxico, 1998, p. 37. 4
Fig. 1. Estela de Cuicuilco (Tomado de PŽrez Campa, 1998b, p.37).
Se ha especulado, que La Estela fue erigida frente a la primera estructura (en forma de cono truncado) que antecedi— al Gran Basamento, la cual, fue agrandada en esta misma Žpoca y en cuyas cœspides, se erigieron altares (plataformas bajas de tierra compactada y pintadas de rojo) los cuales, tuvieron varias renovaciones (Foto 2).8 Para esta primera etapa constructiva del Mont’culo Principal y la Estela, se habilit— un terraplŽn (Fig. 2),9 el cual fue construido con el prop—sito
8
Para la secuencia constructiva de la Pir‡mide P rincipal
en estas primeras etapas (aunque Žl no habla de fases culturales) ver Figura 1 en Javier L—pez Camacho, ÒLa estratigraf’a de la Pir‡mide de Cuicuilco en retrospectivaÓ. En Revista Cuicuilco , No. 3, ENAH-INAH-SEP, MŽxico, 1991, pp. 35-46. 9 Este ter raplŽn fue descrito por Emil W. Haury en ÒCuicuilco Diary, June 11-September 12, 1925Ó. En Journal of the Southwest Vol. 46, No. 1, Emil Walter Haury Centennial, USA, (Spring, 2004), pp. 55-91. ,
5
Foto 2. Los primeros altares erigidos sobre la Pir‡mide Principal de Cuicuilco fueron hechos de tierra compactada y de poca altura (Foto tomada de Cummings, 1926, p. 298).
Fig. 2. Etapas constructivas de la Pir‡mide Principal, Cuicuilco ÒAÓ. (Propuesta: F. Ram’rez basado en datos de Cummings, 1926; Pastrana, 1997; Camacho, 1991; y Ram’rez, 2011).
6
de emparejar lo que a la postre ser’a el principal espacio ceremonial (Foto 3).10
d
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Foto 3. Tecomates de collar, rasgo t’pico de la fase Zacatenco (700-400 a. C.) en la Cuenca de MŽxico. Tiestos asociados a las etapas constructivas de la Pir‡mide Principal recuperados por Cummings en 1924-1925. a. ÒZaltepec rojoÓ; b y c. ÒAnahuac pulidoÓ. Figurillas: d. tipo D1 y e. tipo D4. (Fotos: F. Ram’rez).
De igual forma, en Cuicuilco ÒBÓ existen cer‡micas de esta Žpoca en este espacio ubicado a 300m al oeste de la Pir‡mide Principal,11 adem‡s de plataformas habitacionales de escala modesta12 donde probablemente se puede incluir a la denominada Estructura IX (Ed. Heizer),13 la cual, segœn Heizer y 10
Falta por definir si este primer espacio sagrado verdaderamente puede ser fechado en el 700 a. C. ya que el œnico indicador cronol—gico es la cer‡mica. De igual forma, cer‡micas procedentes de las excavaciones de Cummings en la Pir‡mide Principal -recuper adas recientemente por el INAH y en fase de an‡lisis- no revelan artefactos m‡s antiguos a la fase Tetelpan (800-700 a. C.), sin embargo, no existe referencia alguna de construcciones monumentales de esta fase en la Cuenca de MŽxico, de ah’, que se especule que el terraplŽn, el primer basamento y la ÒEstelaÓ correspondan a la fase Zacatenco (700-400 a. C.). 11 Florencia MŸller, La Cer‡mica de Cuicuilco B . Un rescate arqueol—gico. Colecci—n Cient’fica 186, INAH, 1990, MŽxico, 12 Ernesto Rodr’guez S‡nchez y Alicia Bracamontes Cruz ÒDenuncia 1994 -4Ó. Mecanuscrito, Archivo de la Direcci—n de Salvamento Arqueol—gico, INAH, 1994, MŽxico. 13 Este edificio es se–alado por Heizer y Bennyhoff como uno de los m‡s antiguos de Cuicuilco junto con una subestructura de la Pir‡mide Principal que datan segœn sus fechas, del 1000-600 a. C. (Robert F. Heizer y James A. Bennyhoff, Op. cit., 1958a, p. 96), sin embargo, y como ya se ha expresado, no existe evidencia 7
Bennyhoff ser’a de las m‡s antiguas del asentamiento.14 Otra ‡rea con presencia de artefactos del 700 a. C. fue identificada en Cuicuilco ÒCÓ, en ella, adem‡s de recuperarse macrorestos de tomate, epazote, huauzontle y verdolaga;15 se descubrieron hoyos para postes, fogones, desechos de talla y restos de venado o berrendo, guajolote y perro, asociados a cer‡micas de la fase Zacatenco (700-400 a. C.).16 De igual forma, en ÒCorregidoraÓ17 fueron descubiertos muros de cuartos de una unidad habitacional y cer‡micas de la fase Zacatenco, que atestiguan la asociaci—n temporal y la presencia de asentamientos menores en torno a Cuicuilco. En el Precl‡sico Tard’o (400-200) [Foto 4], Cuicuilco sufre una transformaci—n importante que involucra un programa de desarrollo arquitect—nico monumental mayor al visto en la fase anterior. Los espacios ahora presentan plazas con alturas diferenciadas, donde se realizan grandes obras arquitect—nicas. Una de ellas, al parecer la m‡s sobresaliente, la representa el Gran Basamento cuyos antecedentes fueron la estructura en cuyo frente sur se erigi— la Estela entre el 700 y el 400 a. C. y un segundo cuerpo construido en la misma Žpoca y sobre esta primera etapa, ambas, en forma de cono truncado y con sus respectivos altares (ver Fig. 2).18 Este segundo cuerpo, ubicado probablemente tambiŽn a 3.50 m por debajo del nivel de lo que vendr’a a ser el mont’culo principal de Cuicuilco y que Cummings liber— en los 20tes., fue cubierto para seguir siendo agrandado, continuando una serie de etapas constructivas que culminar’an probablemente hasta poco antes de la erupci—n del Xitle (ver Fig. 2).
arqueol—gica actual que nos ha ble de artefactos con periodificaciones que vayan m‡s all‡ del 800 a. C. 14 Llamada por Heizer y Bennyhoff ÒMound 1Ó. Op. cit., 1958a, p. 98. Y Robert F. Heizer y James A. Bennyhoff, ÒArchaeological Investigations of Cuicuilco, Valley of Mexico 1957Ó. En Science, New Series, Vol. 127, No. 3292, 1958b (Jan. 31), USA, p. 232. 15 Carlos çlvarez del Castillo, Op. cit. 16 Ernesto Rodr’guez S‡nchez, ÒCuicuilco C: un rescate arqueol—gico en el sur de la Ciudad de MŽxicoÓ. Tesis de Licenciatura, ENAH, INAH, 1993a, MŽxico, 177p. Ernesto Rodr’guez S‡nchez, ÒCuicuilco C: Aportes sobre aspectos urbano-arquitect—nicos en el Formativo de la Cuenca de MŽxicoÓ. En A prop—sito del Formativ o, Ma. Teresa Castillo Mangas (Coord.), Subdirecci—n de Salvamento Arqueol—gico, INAH, 1993b, MŽxico, pp. 54-57. Y Felipe Ram’rez y M—nica Moguel, ÒLa utilizaci—n de los recursos naturales en el sitio de Cuicuilco C: una interpretaci—nÓ. Ponencia presentada en la XXII Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropolog’a, Tuxtla GutiŽrrez, Chiapas MŽxico, 1991, 15p. 17 Manuel G‡ndara, ÒProyecto Unidades Habitacionales, Cuicuilco 84. Informe de trabajos, 1a. TemporadaÓ. Archivo TŽcnico, Direcci—n de Arqueolog’a, INAH, 1984, MŽxico. 18 Ver Javier L—pez Camacho, Op. cit., Fig. 1, ÒaÓ, p. 36. ,
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e
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Foto 4. Cer‡mica del Precl‡sico Tard’o, Fase Ticoman (400-200 a. C.) recuperada por Cummings en 1924-1925 y asociada a las etapas constructivas de la Pir‡mide Principal. a y c. ÒTicoman rojoÓ; b. ÒNegativoÓ; d. ÒTicoman pulidoÓ. Figurillas: e. tipo C4 y f. tipo C10 (Fotos: F. Ram’rez).
Sin embargo, en esta Žpoca los siguientes desarrollos constructivos tambiŽn incluyeron no s—lo el agrandamiento de la Pir‡mide Principal, sino tambiŽn, la edificaci—n de altares en su parte alta utilizando piedra bola y elev‡ndolos hasta una altura de 1.10m,19 los que de igual forma, fueron renovados por lo menos 2 veces durante este momento (Foto 5), adem‡s de las rampas oriente y poniente (ver Fig. 2).20
19
sobre el tercer cuerpo de la Pir ‡mide Principal. Ver Hernando G—mez Rueda, ÒExploraci—n en Cuicuilco , Operaci—n 1, Informe de la 1a. Temporada, 1996Ó. En Informe del Proyecto Arqueol—gico Cuicuilco, Mario PŽrez Campa (Dir.), DICPA-INAH, 1996, 41p. 20 Byron Cummings, ÒCuicuilco and the Archaic Culture of MexicoÓ. En American Association for the Advancement of S cience, The Scientific Monthly, Vol. 23, No. 4, oct. , USA , 1926, p. 297. Ver tambiŽn Robert F. Heizer y James A. Bennyhoff, Op. cit., 1958a, p. 100, cuya fecha de C14 (472-250 a. C.) que ellos muestrean (C -200) casi corresponder’a a la actual fase Ticoman de Niederberger (400-200 a. C.). Ver Christine Niederberger Betton, Op. cit., 1987. Probablemente
9
Foto 5. Altar construido con piedra bola sobre la Pir‡mide Principal (Foto tomada de Cummings, 1926, p. 299).
Otras construcciones monumentales tambiŽn se observan en la zona de Cuicuilco ÒBÓ, ÒCÓ, Pe–a Pobre y Tenantongo. En Cuicuilco ÒBÓ (Plano 2), adem‡s de agregar dos etapa constructivas a la Estructura IX (Ed. Heizer),21 se levantan otros edificios entre ellos los II, VI y VIII, y probablemente los destruidos en 1967, es decir, los I, III, IV, V, y VII.22 Parece que la mayor’a de las plataformas habitacionales construidas en el periodo anterior, de escala modesta, fueron desplazadas para edificar otras de mayor tama–o, algunas incluso llegando a tener por lo menos 80m de longitud.23 Es bastante probable que las casas de las plataformas habitacionales fueran construidas como en el caso del Edificio II usando como cimiento piedra bola, y como pared, varas con un aplanado de lodo (bajareque) y techos de material de origen vegetal [ver Fig. 3].24
21
Heizer y Bennyhoff plantean que el Edificio IX tuvo tres etapas constructivas, una de las cuales Ð la primera - parece corresponder al 700 a. C., las otras dos, por sus artefactos asociados, parecen corresponder a la siguiente fase (Ticoman 400-200 a. C.). Ver Robert F. Heizer y James A. Bennyhoff, Op. cit. 1958b, p. ,
232. 22
Donde las Estructuras II, IV, V, VII y IX, por su asociaci—n con artefactos usados en la preparaci—n de alimentos y objetos suntuarios (usados por los grupos de elite), probablemente est‡n relacionados co n las moradas de los grupos de poder de Cuicuilco. Ver Florencia MŸller,Op. cit., 1991. 23 Como pudo ser el caso de las Estructuras II, IV y IX (Ed. Heizer) y algunas de las destruidas, entre ellas, la VI. Ver Fig. 1, en Florencia MŸller, Ibid. 24
Ibid., p. 279.
10
Plano 2. Cuicuilco ÒBÓ (Redibujado de MŸller, 1991, p. 17, Fig. 1).
Fig. 3. Casas descubiertas sobre Estructura II, Cuicuilco ÒBÓ (Tomada y modificada a partir de MŸller, 1990, p. 278, Fig. 4).
11
Entre los nuevos edificios continuaron us‡ndose algunos espacios como zonas de enterramiento,25 esto no s—lo incluy— algunas troncoc—nicas,26 sino tambiŽn, ‡reas sobre las mismas plataformas habitacionales ya fuera dentro de los cuartos o en los patios contiguos (Plano 3).
Plano 3. Troncoc—nicas (c’rculos) y Mont’culo I donde fueron descubiertos algunos de los entierros (indicados con nœmeros ar‡bigos) de Cuicuilco ÒBÓ (Tomado de MŸller, 1991, p. 19, Fig. 2).
En esos entierros fueron depositadas ofrendas consistentes en vasijas cer‡micas y objetos suntuarios que han permitido establecer fechamientos relativos relacionados, sobre todo, con la fase Ticoman (400-200 a. C.)[Foto 6].27 25
Tradici—n iniciada desde la fase Zacatenco (700-400 a. C.). Cuyos usos tambiŽn incluyeron el almacenaje de alimentos y como basureros; ver Florencia MŸller, Op. cit., p. 18. 27 TambiŽn hay artefactos correspondientes a las fases Zacatenco (700-400 a. C.) y Cuicuilco (200 a. C. -circa 275 d. C.). En reciente trabajo de Pastrana y Ram’rez, estos autores han propuesto que la fecha que cerrar’a la fase Cuicuilco -y que corresponder’a al abandono del sitio- deber’a estar basada en los œltimos fechamientos para la erupci—n del Xitle, de ah’, quŽ esta propuesta se estŽ retomando en este art’culo. Ver Alejandro Pastrana y Felipe Ram’rez, ÒReinterpretando CuicuilcoÓ. Ponencia presentada en la 77th Society for American Archaeology, Simposio: Strategies of Higlands MesoamericaÕs Late Formative and Early Classic Rulers Memphis, Tennessiee, 2012, USA. Para los datos de la fecha de la erupci—n del Xitle consultar Claus Siebe, ÒAge and archaeological implications of Xitle volcano, southwestern Basin of Mexico-CityÓ. En Journal of volcanology and geothernal research, 104, 2000, USA, pp. 45-64. Y Silvia Gonz‡lez, Alejandro Pastrana, Claus Siebe y Geoff Dulle, ÒTiming of the prehistoric eruption of Xitle Volcano and the abandonment of 26
,
12
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Foto 6. Cer‡mica de la Fase Ticoman (400-200 a. C.). a) Vasija tr’pode de silueta compuesta descubierta en troncoc—nica, Cuicuilco ÒBÓ; b) Cer‡mica de silueta compuesta recuperada en Estructura I (tambiŽn llamado Mont’culo I), Entierro 20, Cuicuilco ÒBÓ; c) Cer‡mica estucada y pintada con soportes globulares, Entierro 60, Cuicuilco ÒBÓ y d) Cer‡mica de silueta compuesta, descubierta en troncoc—nica, Cuicuilco ÒBÓ (Tomadas de MŸller, 1991, pp. 222, 216, 215 y 214, Fotos 24, 12, 10 y 7, respectivamente).
Algo similar sucede en Cuicuilco ÒCÓ ya que la ocupaci—n de la fase Zacatenco (700-400 a. C.) es eliminada de la zona y el espacio donde un d’a se desarrollaron actividades domŽsticas es desplazado. Este espacio es emparejado y, en Žl, se levantan grandes plataformas circulares (Foto 7) encaminadas a cumplir funciones rituales.28
Cuicuilco Pyramid, Southern Basin of MexicoÓ. En Archaeology of Geological Catastrophes, Geological Society, London, Special Publications, 171, 2000, England, pp. 205-224.
28
Ernesto Rodr’guez S‡nchez, Op. cit., 1993b, p. 57. 13
Foto 7. Cuicuilco ÒCÓ (Tomada de Rodr’guez, De la Torre y Moguel, 1993, Foto 7, p. 20).
En la zona de lo que hoy en d’a se conoce como Pe–a Pobre se levant— sobre un terraplŽn o plataforma artificial,29 una estructura circular conformada por 6 cuerpos superpuestos (Foto 8), adem‡s de una serie de terrazas delimitadas por alineamientos de piedra que corren de norte a sur.30 De esta edificaci—n se conoce muy poco, pero los materiales m‡s antiguos asociados a ella corresponden a la fase Ticoman (400-200 a. C.).
Foto 8. Estado actual de la Pir‡mide de Pe–a Pobre, Cuicuilco, D. F. (Foto: F. Ram’rez).
El mont’culo de Tenantongo, ubicado a 1.2 km al suroeste de la Pir‡mide Principal y en las estribaciones de una colada de 29
Cuya superficie estuvo constituida por gravas, piedras angulares y cantos rodados. Manuel G‡ndara, ÒProyecto Unidades Habitacionales, Cuicuilco 87Ó. Informe de trabajos, 3a. Temporada, Archivo TŽcnico de la Direcci—n de Arqueolog’a, INAH, 1987, MŽxico. 30
14
lava anterior a la del Xitle, es una construcci—n con dimensiones similares a la que se encuentra en Cuicuilco ÒAÓ, de ella se sabe que corresponde al Precl‡sico Tard’o y que el sistema constructivo es parecido al usado en otras 31 edificaciones cuicuilcas de la misma Žpoca. Otras construcciones importantes son elaboradas en este periodo, entre ellas, las relacionadas con obras hidr‡ulicas utilizadas en la agricultura y cuyos productos agr’colas, entre ellos el ma’z, est‡n representados en sus figurillas (Foto 9).
a
b
c
Foto 9. a. Representaci—n de una mazorca de ma’z; b. Figurilla con masa para hacer tortillas; c. Figurilla comiendo taco, Cuicuilco ÒBÓ (Foto: Archivo Casasola, INAH).
Destacan las descubiertas en el espacio que hoy ocupa el Centro Comercial Plaza Cuicuilco y los edificios de Inbursa y Telmex. Aunque no se tiene precisi—n en torno a si se trataba de una laguna artificial o natural, gran parte de este terreno estuvo ocupado por agua (Plano 4),32 en cuyo margen noroeste, se construy— una represa que desviaba el agua de un r’o que bajaba de la Sierra del Ajusco, el cual, corr’a a lo largo de lo que hoy son las avenidas San Fernando e Insurgentes, que alimentaba un gran canal con ramificaciones que ayudaron a regar campos de cultivo ubicados en esta zona 31
Olivia Torres, comunicaci—n personal. JosŽ Lugo, Moshe Inbar, Alejandro Pastrana, Antonio Flores y J. Juan Zamorano, ÒInterpretati—n of the geomorphic setting of the Cuicuilco basin, Mexico City, affected by the pre-Hispanic eruption of the Xitle volcanoÓ. Geomorphologie: relif, processus, environnement No. 3 2001, MŽxico, p. 226. 32
,
15
,
33
(Foto 10).
Plano 4. Probable extensi—n de lago descubierto en los terrenos de la Plaza Cuicuilco (Cortes’a: Alejandro Pastrana. Plano DRPMZA-INAH).
33
Alejandro Pastrana, comunicaci—n personal. 16
Foto 10. Canal Precl‡sico en el ‡rea del Centro Comercial Plaza Cuicuilco (Foto: cortes’a Alejandro Pastrana).
Otras obras hidr‡ulicas relevantes fueron desarrolladas en la zona del Cerro Zacatepetl,34 y en el ‡rea del Mont’culo de Tenantongo.35 De igual forma, en esta Žpoca se aprecia ya una fuerte relaci—n con Occidente de MŽxico,36 la cual, parece haber iniciado durante la fase anterior,37 en cuyos rasgos principales sobresalen vasijas cer‡micas (ÒRojo sobre bayoÓ, estucadas y pintadas, soportes de pedestal, entre otras m‡s) figurillas H4 (Foto 11), arquitectura circular, troncoc—nicas, simbolog’a en objetos varios y dise–os en cer‡mica.38
Foto 11. Figurillas H4 (estilo Chup’cuaro), Cuicuilco ÒBÓ. Museo de Sitio (Foto: F. Ram’rez).
34
çngel Palerm y Eric Wolf, ÒSistemas de regad’o prehisp‡nico en Teotihuac‡n y el Pedregal de San çngelÓ. Segunda ƒpoca, V. 1, Nœm. 2, Uni—n Panamericana, 1961,
Revista Interamericana de Ciencias Sociales ,
Washington, USA. 35 Olivia Torres, comunicaci—n personal. 36 Florencia MŸller. Op. cit., p. 256. 37 Fase Zacatenco (700-400 a. C.). 38 Ejemplo de ello ser’an cruces, rombos, entre otros m‡s. Para mayores referencias sobre esa interacci—n ver Felipe Ram’rez, ÒCuicuilco y Occidente de MŽxico. Interacci—n cultural en el Precl‡sico tard’o y terminalÓ. En Arqueolog’a, Revista de la Coordinaci—n Nacional de Arqueolog’a, en dictamen, INAH, 2012, MŽxico, 50p. 17
A fines de la fase Ticoman (250 a. C.) y durante el transcurso de la siguiente fase Cuicuilco (50 a. C.), se destaca una fuerte actividad del Popocatepetl ligada a una erupci—n del tipo pliniana39 que pudo haber motivado el abandono de la poblaci—n cuicuilca, como sucedi— en 40 asentamientos en torno al volc‡n, sin embargo, aunque se ha detectado ca’da de ceniza de este volc‡n en Cuicuilco, la distancia de este cono ciner’tico con esta œltima poblaci—n no permiti— que fuera tan intensa como para considerar un desalojo. Otra suerte corrieron las poblaciones asentadas en el sureste de la Cuenca de MŽxico donde si se observa un abandono para fines del Precl‡sico,41 lo cual, parece haber sido provocado por la erupci—n del Popocatepetl de la que hablamos. En la siguiente etapa, entre el 200 a. C. y el 275 d. 42 C., Cuicuilco se encontraba en su principal Žpoca de esplendor. En este tiempo se observan cambios en varias edificaciones y los inicios de actividad volc‡nica del Xitle. En la Pir‡mide Principal (Foto 12), adem‡s de realizarse la œltima etapa constructiva que consisti— en el agregado de dos estructuras o plataformas adosadas de forma semicircular al œltimo cono truncado en los inicios de esta fase,43 se
Foto 12. Estado actual, Pir‡mide Principal, Cuicuilco ÒA (Foto: F. Ram’rez). 39
Claus Siebe, Op. cit., p. 62. Patricia Plunket y Gabriela Uru–uela, ÒPreclassic Household Patterns Preserved Under Volcanic Ash at Tetimpa, Puebla, MexicoÓ. En Latin American Antiquity, 9 (4), 1998, USA, pp. 287-309. 41 Ejemplo de esas poblaciones precl‡sicas son Temamatl a y Zohapilco. Con relaci—n a Temamatla v er Nicol‡s Felipe Ram’rez S‡nchez, ÒTemamatla: Una visi—n del Horizonte Formativo desde la Cuenca de MŽxicoÓ. Tesis de Licenciatura en Arqueolog’a, ENAH-INAH-SEP, 1996, MŽxico, 269p. Para Zohapilco, consultar: Christine Niederberger Betton, Zohapilco: Cinco milenios de ocupaci—n humana en un sitio lacustre de la Cuenca de MŽxico . Colecci—n Cient’fica, Arqueolog’a, No. 30, Departamento de Prehistoria, INAH-SEP, 1». Ed., 1976, MŽxico, 308p. 42 Claus Siebe, Op. cit. Fig. 6, p. 53. 40
,
43
Una de las cuales, la sur, la que de acuerdo a Alejandro Pastrana fue destruida en los trabajos de Cummings al no identificarla y cuya evidencia es la impronta de lava que hoy en d’a se observa junto a la Pir‡mide Principal adem‡s de los r ellenos (piedras pegadas con lodo bajo esta gruesa capa de lava). 18
construye en su cima una plataforma, tapando los altares de piedra bola que ven’an re-edific‡ndose en etapas previas. A fines de esta fase, se realiza la œltima etapa constructiva de la Pir‡mide Principal, donde se construye una peque–a plataforma donde se levanta una estructura de forma c—nica, la cual, pudo haber sido de madera o de bajareque y se adosa una œltima plataforma que no rodea por completo al Gran Basamento (la destruida en los trabajos de Cummings) [ver Fig. 44 2]. Otras evidencias constructivas se presentan en edificaciones de Cuicuilco ÒBÓ. A las Estructuras II (Foto 13), VI (Foto 14) y VIII (Foto 15), construidas con nœcleos de tierra45, con fachadas de piedra y apisonados de tierra en sus partes altas desde la fase anterior, probablemente se les agregan banquetas, y la Estructura VIII, es agrandada.
Foto 13. Estructura II, Cuicuilco ÒBÓ (Foto: F. Ram’rez).
Foto 14. Estructura VI, Cuicuilco ÒBÓ (Foto: F. Ram’rez).
44
Byron Cummings, Op. cit., pp. 299-300. Es probable que estos primeros mont’culos tuvieron forma de cono truncado tal y como Heizer y Bennyhoff aseguran sucedi— con el Mont’culo 4 (Estructura VI). Ver Robert F. Heizer y James A. Bennyhoff, Op. cit. 45
,
1958 b, p. 232.
19
Foto 15. Estructura VIII, Cuicuilco ÒBÓ (Foto: F. Ram’rez).
En el Edificio IX (Heizer) [Foto 16], se construye un altar en su lado oriente. De las otras edificaciones, los Mont’culos de Pe–a Pobre y Tenantongo, no tenemos datos que den cuenta de sus desarrollos constructivos. En la Estructura II, en los muros y techumbres de los cuartos, el sistema constructivo cambia, ahora los techos son de terrado (es decir, planos a manera de terraza) y las paredes de mamposter’a.46
Foto 16. Estructura IX (Ed. Heizer), Cuicuilco ÒBÓ (Foto: F. Ram’rez).
Es en este momento que Cuicuilco se encontraba en su fase plena de desarrollo. En este tiempo, la poblaci—n cuicuilca contaba con una sociedad estratificada, donde los grupos de poder habitaban en el nœcleo del asentamiento (Cuicuilco ÒBÓ) controlando pol’tica, social y econ—micamente47 no s—lo al sitio, sino probablemente tambiŽn, a otros asentamientos de 46 47
Florencia MŸller, Op. cit., p. 279. Como parte de este rubro la producci—n agr’cola a travŽs de grandes obras hidr‡ulicas . 20
segundo y tercer orden en torno a Žl.48 La evidencia arqueol—gica hasta ahora existente no aporta los elementos suficientes como para afirmar que Cuicuilco ten’a ya caracter’sticas urbanas, por ello, preferimos denominarla como Capital Regional y no como Urbe, tal y como Niederberger lo propone.49 A manera de hip—tesis, se ha especulado que las dimensiones del asentamiento llegaron a ser de hasta 400 hect‡reas, con una poblaci—n de alrededor de 20,000 50 personas, datos que pensamos, no est‡n tan alejados de la realidad. De igual forma, Cuicuilco ya desde el 400 a. C. muy probablemente se encontraba en competencia con Teotihuacan por la hegemon’a regional, controlando no s—lo los recursos naturales del sur de la Cuenca de MŽxico, sino tambiŽn, los pasos naturales hacia la zona de lo que hoy conocemos como los estados de Morelos y Guerrero, adem‡s del acceso al sureste de la cuenca si se llegaba por su parte occidental. Precisamente, la ruta occidental de la Cuenca de MŽxico, nos est‡ indicando que a travŽs de ella no s—lo circulaban mercanc’as sino tambiŽn ideas provenientes de otras ‡reas de MesoamŽrica, espec’ficamente Occidente de MŽxico, cuyos vestigios materiales y ciertas tradiciones culturales han sido identificadas en Cuicuilco51 y otros asentamientos en torno a este camino, ejemplo de ello son Tlatilco,52 Zacatenco y Ticoman.53 LA ERUPCIîN DEL XITLE Y EL ABANDONO DE CUICUILCO EN EL 275 D. C. Desafortunadamente, el gran desarrollo de Cuicuilco se vio interrumpido debido a un fen—meno natural inesperado que dar’a al traste con esta poblaci—n precl‡sica, el nacimiento del Xitle. Ya desde los trabajos de Cummings, Žl reporta haber descubierto capas de p—mez, arena y ceniza en su base, la cual, parece haberse deslavado de sus pendientes y de la
48
Entre esas poblaciones pudieran haber estado los sitios conocidos como ÒCorregidoraÓ, ÒLa LadrilleraÓ y probablem ente un asentamiento ubicado en lo que hoy es el actual pueblo de Tlalpan. Para este œltimo ejemplo ver tesis de licenciatura de Alejandro Meraz Moreno, ÒUn asentamiento del Precl‡sico Superior en el centro de Tlalpan, MŽxico, D. F. Rescate Arqueol—gico en la Universidad Pontificia de MŽxicoÓ. Tesis de Licenciatura, ENAH-INAH-SEP, MŽxico, 2009, 160p. 49 Christine Niederberger Betton, Op. cit., 1987. 50 William T. Sanders, Jeffrey R. Parsons y Robert S. Santley, The Basin of M exico. Ecological Processes in the Evolution of a Civilization. Academic Press, New York, USA, 1979, 561p. 51 Ver Felipe Ram’rez Op. cit. 52 David Grove ÒMorelos, el Occidente y MesoamŽrica en el Precl‡sico TempranoÓ. En Las sociedades complejas del Occidente de MŽxico en el mundo mesoamericano. Homenaje al Dr. Phil Weigand , Eduardo Williams, Lorenza L—pez Mestas y Rodrigo Esparza (Eds.), El Colegio de Michoac‡n, A. C., 2009, MŽxico. 53 George Vaillant, Excavati ons at Zacaten co. Anthropological Papers of the American Museum of Natural History, Vol. XXXII, Part 1, New York, 1930, USA. Y George Vaillant, Excavati ons at Ticoman. Anthropological Papers of the American Museum of Natural History, Vol. XXXII, Part 2, New York, 1931, ,
,
USA.
21
cima debido a la lluvia,54 ya que evidencias de una fina cubierta de piedra p—mez y ceniza volc‡nica negra, fueron descubiertas en las partes m‡s altas de la gran pir‡mide.55 Esta cubierta de p—mez y ceniza volc‡nica de alrededor de 30 cm de espesor es el primer testigo del comienzo de la actividad del Xitle en lo que se considera la œltima etapa constructiva de la Pir‡mide Principal y cuyos artefactos asociados corresponden a la fase Cuicuilco (200 a. C.-275 d. C.)[Foto 17],56 en donde los altares ya hab’an sido cubiertos y en cuya nueva superficie se construy— una estructura c—nica, la cual fue reutilizada en tiempos aztecas.57 De igual forma, hoy en d’a se pueden apreciar partes da–adas como consecuencia del contacto de la lava con el Gran Basamento, sobre todo, en su parte norte donde se observan fragmentos de
e
f
Foto 17. ÒaÓ y ÒbÓ Acanalado en el borde Interior de las ollas, rasgo t’pico de la fase Cuicuilco (200 a. C -275 d. C.) en la Cuenca de MŽxico. ÒcÓ y ÒdÓ ÒCuicuilco bayoÓ. Figurillas: e. tipo H2 y f. tipo C10 (Fotos: F. Ram’rez). 54
Byron Cummings, Op. cit., p. 297. Ibid., p. 300. 56 El fin de esta fase corresponde a la fecha propuesta por Pi–a Chan para el fin del Precl‡sico (ver Rom‡n Pi–a Chan, Las Culturas Precl‡sicas de la Cuenca de MŽxico . Fondo de Cultura Econ—mica, 1955, MŽxico) sin embargo, como ya se ha especificado, es probable que el final de este periodo este relacionado con la fecha 275 d. C., cuando el Xitle hace erupci—n segœn las fechas propuestas en los trabajos de Claus Si ebe, Op. cit. Y Silvia Gonz‡lez, Alejandro Pastrana, Claus Siebe y Geoff Dulle Op. cit. 57 Byron Cummings, Op. cit., pp. 299-300. 55
,
,
22
arcilla endurecida (parecida al ladrillo) que se quem— cuando la lava hizo contacto con uno de sus cuerpos y cuyo recubrimiento de piedra se desprendi— al no tener aglutinante ya que este se coci— (Foto 18). La piedra del recubrimiento fue arrastrada e integrada al flujo de lava dejando entonces el relleno de tierra con que est‡ construido el Gran Basamento expuesto y calcin‡ndolo.
Foto 18. Arcilla cocida del Gran Basamento producto del contacto con la lava del Xitle, Cuicuilco ÒAÓ (Foto: F. Ram’rez).
Evidencia de actividad volc‡nica en el registro arqueol—gico, se observa tambiŽn en las cimas de los edificios de Cuicuilco ÒBÓ. En ellos se ha destacado abandono, cuyo œnico vestigio es la erosi—n del edificio, seguida de una ocupaci—n, para poco despuŽs, dar paso a la cubierta de ceniza y lava en las estructuras VI, VIII y IX.58 Este mismo fen—meno parece presentarse en el Gran Basamento en Cuicuilco ÒAÓ. La ocupaci—n antes de la lava esta relacionada con artefactos de la fase Cuicuilco, ya que incluso hoy en d’a, se observan fragmentos cer‡micos mezclados con ceniza inmediatamente antes de la lava que corresponden a esta fase, mientras que la erosi—n de los edificios que ha dado pie a la idea de un abandono de Cuicuilco antes de la erupci—n, s—lo esta reflejando que se dej— de dar mantenimiento muy probablemente porque el Xitle comenz— su actividad, actividad que se calcula duro alrededor de 10 a–os.59 Existen reportes de 58 59
Florencia MŸller, Op. cit. Claus Siebe, Op. cit. 23
cer‡micas quemadas en contacto directo con las cenizas,60 cuyos atributos corresponden a la fase Cuicuilco. En otras ‡reas del asentamiento se observan tambiŽn evidencias de afectaciones debido a la actividad volc‡nica, eso sucede, en una de las plataformas habitacionales (muy probablemente de la Estructura II) en Cuicuilco ÒBÓ en donde su œltimo apisonado esta quemado, quedando a manera de impronta , la marca de lo que fue un petate.61 De igual forma, al definirse la secuencia estratigr‡fica en esta misma zona del sitio, se describe una capa, la III, como ÒÉceniza con material cultural mezcladoÉÓ,62 es decir, la ceniza esta cubriendo Cuicuilco cuando el sitio aœn se encontraba ocupado. En Cuicuilco ÒCÓ, se detect— en la œltima etapa constructiva de la estructura circular un apisonado de tierra con manchas rojizas producto de una fuerte oxidaci—n provocada por exposici—n a calor,63 probablemente relacionada con la ca’da de ceniza en esa superficie. La mejor evidencia del inicio de la actividad del Xitle, sin embargo, parece estar representada en el ‡rea de los canales precl‡sico. Tanto en los cortes, como en el canal y en lo que parece haber sido una laguna, se aprecian cenizas producto de la erupci—n del Xitle (Foto 19).
60
Eduardo Noguera, ÒExcavaciones en CuicuilcoÓ. En VigesimosŽptimo Congreso Internacional de Actas de la Primera Sesi—n, Celebrada en la Ciudad de MŽxico en 1939, Tomo II, INAH,-SEP, 1939, MŽxico, p. 218. Y Florencia MŸller, Op. cit., p. 262. 61 Ernesto Rodr’guez y Alicia Bracamontes, Op. cit. 62 Florencia MŸller, Op. cit., p. 16. 63 Ernesto Rodr’guez S‡nchez, Op. cit., 1993b, p. 48.
American istas,
24
Foto 19. Ceniza del Xitle depositada en el lago descubierto en la zona del Centro Comercial Plaza Cuicuilco (Pozo 24, pared norte, Proyecto Cuicuilco ÒDÓ; Foto: F. Ram’rez).
El inicio de las actividades eruptivas del Xitle, propiciaron un abandono temporal de Cuicuilco ya que este proceso comenz— a transformar el ecosistema de esta parte sureste de la Cuenca de MŽxico, al arrojar ceniza y otros materiales incandescentes64 quemando sembrad’os y bosques, cambiando curso de r’os por la acumulaci—n de ceniza y haciendo que los animales huyeran de las ‡reas de peligro. La lluvia de ceniza y la erupci—n, abarcaron un espacio de tiempo de 10 a–os,65 por lo que este ser’a el œnico momento de abandono de sus pobladores y este tiempo, ser’a suficiente para que los edificios sufrieran un deterioro importante, si consideramos, que la ceniza pudo haber llegado a quemar edificios y otras construcciones, por lo que es perfectamente plausible que se refleje en los contextos arqueol—gicos evidencia de una aparente desocupaci—n. Hoy en d’a se maneja que la actividad del Xitle inici— alrededor del 275 d. C.66 y que durante su desarrollo se elevaron por los cielos cenizas y piroclastos a distancias de 11.2 km que se fueron depositando en Cuicuilco y ‡reas aleda–as ubicadas sobre todo al norte y noreste del volc‡n. 64
Tefra bas‡ltico y ceniza segœn Silvia Gonz‡lez, Alejandro Pastrana, Claus Siebe y Geoff Duller, Op. cit.,
205. 65 66
Claus Siebe, Op. cit., p. 49. Ibid., p. 53. 25
p.
Se calcula que el Xitle produjo alrededor de 0.12 km3 de ceniza y que los siete derrames de roca incandescente posteriores produjeron 0.96 km3 de lava, la cual, se distribuy— en una extensi—n de 70km2 (Plano 5),67 donde algunos de sus flujos avanzaron por tubos de lava, los cuales pueden observarse hoy en d’a en las inmediaciones del Anillo PerifŽrico, ‡rea a tan s—lo unos 300 metros al noreste de Cuicuilco ÒAÓ y ÒBÓ.
Plano 5. Extensi—n y direcci—n de lava del Xitle (Tomado de Gonz‡lez, Pastrana, Siebe y Duller, 2000, p. 210, Fig. 5)
La œnica erupci—n del Xitle, ya que se trata de un volc‡n
67
Ibid.,
pp. 48-49. 26
monogenetico,68 se extendi— no s—lo en Cuicuilco, sino m‡s all‡ de Žl, en zonas en lo que hoy conocemos como el Pedregal de San çngel (con paredes de lava de hasta 20m de altura)[Foto 20], Copilco e incluso hasta zonas cercanas a la actual estaci—n del metro Coyoc‡n.
Foto 20. Pared de lava del Xitle, Cuicuilco ÒBÓ (Villa Ol’mpica) [Foto: F. Ram’rez].
Algunos estudiosos, basados en aspectos geoarqueol—gicos,69 han cuestionado el hecho de que Cuicuilco estuviera ocupado cuando comienza la actividad del Xitle. Para ello, retoman lo dicho por Heizer y Bennyhoff relacionado con que algunas construcciones en Cuicuilco ÒBÓ parecen haber sido abandonadas, experimentando decaimiento y erosi—n por algœn tiempo antes de la erupci—n. Al retomar esta idea, argumentan que esto est‡ soportado por restos expuestos durante las excavaciones de Cummings al sureste del Gran basamento, para ello explican que la construcci—n fue hecha de tres conos superpuestos (que corresponden a las primeras tres fases constructivas del Gran Basamento) cuyos nœcleos fueron de tierra y sus fachadas estuvieron revestidas con piedras. Al ser abandonado el Gran Basamento, este sufri— un deterioro como resultado del mal tiempo (donde el agua tuvo que ver) y los procesos de degradaci—n natural de la parte alta del cono 68
Ibid.,
p. 60. Carlos Cordova F. de A., Ana Lillian Mart’n del Pozzo y Javier L—pez Camacho, ÒPaleolandforms and Volcanic Impact on the Environment of Prehistoric Cuicuilco, Southern Mexico CityÓ. En Journal of Archaeological Science, 21, 1994, USA, pp. 592-595. 69
27
truncado, donde la piedra de fachadas y los materiales usados en el nœcleo de la estructura (tierra o sedimento fino) fueron cayendo por gravedad en la base de la Pir‡mide Principal previa a la capa de lava y mezclados con las cenizas del volc‡n que se deposit— antes del flujo de lava. De igual forma, describen otro nivel de mamposter’a debajo de la lava que se mezcla con la ceniza del Xitle cuyo origen, argumentan, est‡ relacionado con el colapso de muros derrumbados de las partes altas del cono por los constantes temblores generados por la erupci—n del Xitle. Esta argumentaci—n desafortunadamente es insostenible ya que los supuestos materiales constructivos colapsados de la parte superior depositados en la base de la pir‡mide y los muros derrumbados son m‡s bien los rellenos de una plataforma o estructura adosada al gran basamento que Cummings destruy— en sus exploraciones y no son producto de un derrumbe.70 Si se aprecia con detalle, esa mamposter’a a la que se hace referencia, est‡ pegada con tierra (Foto 21), y en su superficie se observa un aplanado de tierra justo debajo de la ceniza y haciendo contacto con ella, arriba de esta ceniza, se observa ya la capa de lava.
Foto 21. Piedra pegada con lodo bajo la capa de ceniza y lava Del Xitle, costado sur del Gran Basamento, Cuicuilco ÒAÓ (Foto: F. Ram’rez).
De igual forma, en el llamado Andador Sur, se aprecian por lo menos dos hiladas de piedra, que van de sur a norte, que parecen corresponder a etapas constructivas relacionadas con el Gran Basamento y que Cummings retir— por completo. Otro 70
Silvia Gonz‡lez, Alejandro Pastrana, Claus Siebe y Geoff Duller, Op. cit., p. 214. 28
argumento en contra del abandono antes de la erupci—n del Xitle, es el hecho de que en los materiales arqueol—gicos recuperados por Cummings no se aprecia un hiatus, es decir, no existe evidencia de un rompimiento en la secuencia cultural de los materiales arqueol—gicos, ya que en el Precl‡sico tenemos evidencia que corresponde a las fases Tetelpan (800-700 a. C.), Zacatenco (700-400 a. C.), Ticoman (400-200 a. C.) y Cuicuilco (200 a. C.-200 d. C.). Incluso para el Cl‡sico se observa la presencia de materiales teotihuacanos sobre todo en Cuicuilco ÒBÓ. Precisamente, en el caso de Cuicuilco B, los edificios pudieran mostrar un grado de deterioro que denotaran abandono, sin embargo, eso s—lo indica que no se les dio mantenimiento y no que Cuicuilco estuvo desocupado. MŸller ha demostrado la presencia de una secuencia cultural en esta zona que va desde el Precl‡sico, Cl‡sico e incluso el Poscl‡sico. El œnico momento de abandono que pudo haberse dado es justamente cuando la erupci—n estaba en curso, de hecho Siebe y otros, como ya se apunt—, han argumentado que este proceso no dur— m‡s de 10 a–os, a–os que explicar’an un supuesto ÒabandonoÓ, ya que Cuicuilco se sigui— visitando para realizar ofrendas en varias zonas del asentamiento. Hoy en d’a, si se deja de dar mantenimiento a los edificios en Cuicuilco, la maleza crece y las construcciones se deterioran no en cuesti—n de a–os, sino en meses. La erupci—n del Xitle evidentemente insidi— en el abandono de Cuicuilco, sin embargo, no impidi— que siguiera siendo visitado como ya se ha apuntado. Parece que despuŽs de la cat‡strofe, el regreso recurrente de gente indica que la zona se convirti— en un espacio sacro, sin embargo, no se saben las razones exactas para que esto se diera. Lo que si es claro, es que el culto al espacio en donde en alguna Žpoca estuvo la poblaci—n cuicuilca esta representado por evidencia arqueol—gica posterior a Žsta, entre ella: escultura (Foto 22) y cer‡mica teotihuacanas en el Canal Precl‡sico, ofrendas entre los espacios de lava sobre Estructura IX (Fotos 23 y 24), monumentos como la ÒKivaÓ (Foto 25) y la Estructura E-1 (Foto 26), por citar algunos ejemplos.
29
Foto 22. Ofrenda posteruptiva del Dios del Fuego descubierta en el canal precl‡sico (Foto: Cortes’a A. Pastrana).
Fotos 23 y 24. Ofrendas posteruptivas descubiertas en huecos de lava sobre Estructura IX, Cuicuilco ÒBÓ (Foto: F. Ram’rez).
Foto 25. El monumento llamado ÒKivaÓ, Cuicuilco ÒAÓ (Foto: F. Ram’rez).
30
Foto 26. Estructura E-1, Cuicuilco ÒAÓ (Foto: F. Ram’rez).
Finalmente, aunque Cuicuilco ha sufrido grandes calamidades iniciadas en Precl‡sico Terminal y su espacio de investigaci—n se ha visto fuertemente reducido a unas pocas ÒislasÓ libres de la modernidad, el potencial de estudio aœn es alentador.
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