´ DEL HOMBRE LA ABOLICION
C. S. LEWIS 1943
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La abolici´on on del hombre es uno de los mejores alegatos que se han escrito en favor de la educaci´on on y los valores tradicionales que deber´ deber´ıa preservar. Su actualidad proviene del intento de usarla para falsear estos valores o eliminarlos narlo s completamente comple tamente sustituy´ sustit uy´endolos endol os por propagand prop agandaa e ideolog ideolo g´ıa. De ah´ ah´ı la necesidad de contar con argumentaciones s´ olidas y claras que oponer. Este olidas es un librito cl´asico asico que reproducimos aqu´ aqu´ı parcialmente. p arcialmente. Hemos omitido las notas a pie de p´agina agina y un ap´endice. endice. Ofrecemos as´ as´ı lo esencial de un texto que se edita ocasionalmente o casionalmente y siempre es dif´ dif´ıcil de encontrar, al menos en espa˜nol, nol, y al mismo tiempo preservamos en lo posible los derechos legales de los editores del libro estimulando al lector para que se haga con un ejemplar impreso. ( (
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Cap´ıtulo 1 Hombres sin coraz´ on on
sentenci´ o a muerte a la palabra y as´ı conden cond en´ ´ o al ni˜ no
Dudo que prestemos suficiente atenci´ o n a la importancia que tienen los on textos escolares b´ asicos. Tal es el motivo que me ha llevado a elegir como asicos. punto de partida de estas conferencias un peque˜ no no libro de lenguaje destinado destinado a ni˜nos n os y ni˜ nas n as que cursan sus ultimos u ´ ltimos a˜ nos nos de escuela . No creo que las intenciones de los autores autor es (hab´ (hab´ıa dos) fueran malas, y les debo, deb o, a ellos o a su editor, alg´ un un agradecimiento agr adecimiento por p or haberme hab erme enviado un ejemplar de cortes´ cortes´ıa. Al mismo tiempo, nada bueno puedo decir de ellos. Y quedamos en una situaci´ on on bastante dif´ dif´ıcil. No quiero poner en rid´ rid´ıculo a dos modestos profesores que hac´ hac´ıan lo mejor que pod pod´´ıan; pero tampoco puedo guardar silencio silencio ante lo que creo la verdadera tendencia de su obra. Por lo tanto, he decidido ocultar sus nombres. Llamar´e Gayo y Tito a estos esto s dos se˜ nores, nores, y a su obra, El libro verde. Pero les aseguro que este libro existe y que lo tengo en mi biblioteca. ( (
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En el segundo cap´ cap´ıtulo, Gayo Gayo y Tito citan la conocida historia de Coleridge en la cascada. cascada. Recordemos Recordemos que hab hab´´ıa dos turistas presentes: presentes: uno la llam´o sublime y el otro, linda ; y que Coleridge mentalmente aprob´ o el primer juicio y rechaz´ o con disgusto el segundo. Gayo y Tito opinan lo siguiente: Cuando Cuando el hombre hombre dijo ”Esto ”Esto es sublime”, sublime”, parec arec´ ´ıa referirse eferirse a la ( (
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cascada ... En realidad ... no estaba hablando de la cascada, sino de sus propios sentimientos. En efecto, lo que estaba diciendo en realidad era ”Tengo ciertos sentimientos, asoc asoc´ıados en mi mente a la palabra palabra ’sublime’... o m´ as brevemente: ”Tengo sentimientos sublimes” . He aqu´ aqu´ı varios vario s temas t emas bastante basta nte ) )
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profundos, tratados un poco a la ligera. Pero los autores a´ un un no han terminado. A˜ naden: naden: Esta confusi´ on est´ a siempre presente en el lenguaje, en el ( (
uso habitual que hacemos hacemos de ´el. el. Parec Parecemos emos estar diciendo algo muy imporimportante sobre una cosa y, en realidad, s´ olo decimos algo sobre nuestros propios sentimientos . ) )
Antes de entrar a considerar el verdadero alcance de este trascendental parrafito (destinado, recordemos, a los ultimos u ´ ltimos a˜ nos nos escolares ), debemos eliminar una simple confusi´on on en que Gayo Gayo y Tito han ca´ ca´ıdo. Pues incluso incluso desde su propio punto de vista -o desde el que sea-, el hombre que dice Esto es sublime no puede querer decir Tengo sentimientos sublimes . Incluso si se concediera que cualidades como la sublimidad fueran unica u´nica y simplemente algo que proyectamos en las cosas desde nuestras propias emociones, aun as´ as´ı, las emociones que activan la proyecci´ on son los correlatos y, por lo tanto, casi los contrarios, de las cualidades proyectadas. Los sentimientos que hacen que un hombre califique un objeto como sublime no son sentimientos sublimes, sino de veneraci´ on. on. Si se va a reducir Esto es sublime a una declaraci´on on sobre los sentimientos del hablante, la interpretaci´ on on adecuada ser´ıa Tengo sentimientos de humildad . Si Gayo y Tito fueran consecuentes en aplicar aplicar a todo la perspectiva perspectiva propuesta, propuesta, llegar´ llegar´ıan a obvios obvios absurdos. absurdos. Se ver´ ver´ıan obligados obliga dos a afirmar afirma r que qu e la frase T´u eres despreciable significa Tengo sentimientos despreciables ; de hecho, Tus sentimientos son despreciables , vendr´ıa ıa a signifi sig nificar car Mis sentimie sentimientos ntos son despreciables despreciables . Pero no queremos detenernos en esto. Ser´ Ser´ıa injusto para Gayo y Tito enfatizar lo que sin duda fue una mera inadvertencia. El estudiante que lea ese fragmento en El libro verde creer´ a dos proposiciones: proposiciones: Primero, que todas las frases que contienen contienen un predicado de valor son afirmaciones o negaciones acerca del estado emocional del hablante. Segundo, que todas estas afirmaciones y negaciones carecen de importancia. Es cierto que Gayo y Tito no se extienden sobre ello en esa forma. S´olo olo se refirieron refirieron a un predicado predicado espec´ espec´ıfico de valor (sublime) (sublime) como una palabra que describe las emociones del hablante. Dejan a los alumnos la tarea de aplicar por s´ı mismos mismos este an´ alisis a todos los predicados de vaalisis lor, y no sit´uan uan obst´ aculo alguno en su camino que les dificulte hacerlo. Los aculo autores quiz´ a desean, quiz´a no, tal generalizaci´on on de su enfoque: puede que nunca en su vida se hayan concedido cinco minutos para pensar seriamente el problema. No me interesa lo que deseaban, sino el efecto que su libro inevitablemente tendr´ a en la mente del estudiante. De la misma manera, tampoco han dicho que los juicios de valor carezcan de importancia. Sus palabras son que Parecemos estar diciendo algo muy importante sobre las cosas, cuando en realidad, solamente decimos algo sobre nuestros propios sentimientos . ( (
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3 Ning´ un un estudiante ser´ a capaz de resistirse a la influencia que puede ejercer sobre ´el el esa palabra palab ra solamente . Desde luego, no quiero decir que de esta lectur´a har´ a una inferencia consciente a una teor´ teor´ıa filos´ ofica general de que todos los valores son subjetivos y triviales. El poder mismo de Gayo y Tito depende de que est´ an an tratando tratando con un ni˜ no; no; un ni˜ no que cree estar estudianno do su tarea de lenguaje y que ni siquiera siquiera sospecha sospecha que la ´etica, etica, la teolog´ teolog´ıa y la pol´ıtica ıtica est´an a n en juego. No le est´an an inculcando una teor´ teor´ıa, sino un supuesto; un supuesto dentro de diez a˜ nos -ya olvidado su origen e inconsciente nos su presencia- lo condicionar´ a para adoptar una posici´ on on determinada en una controversia que nunca advirti´ o que fuera tal. Los mismos autores, sospecho, apenas saben lo que le est´ an an haciendo al ni˜no, no, y ´este este tampoco tampo co puede saberlo. Antes de considerar las credenciales filos´ oficas oficas de la posici´on on que Gayo y Tito han adoptado acerca del valor, quisiera presentar los resultados pr´ acticos acticos que dicha posici´on on tiene en los procedimientos educacionales de los mismos autores. ( (
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En el cap´ cap´ıtulo cuatro, citan un anuncio rid´ rid´ıculo de un crucero de placer y proceden a inocular a sus alumnos contra ese tipo de redacci´ on. El anuncio nos informa que los que compren pasajes para este crucero atravesar´ an el Mar Occidental donde naveg´ o Drake de Devon , aventur´ andose tras los en regresar´ regr esar´an a n a casa con un tesoro de tesoros de las Indias , y que tambi´en momentos dorados y de fulgurantes colores . Sin duda, es mala forma de escritura: una explotaci´ on trivial de las emociones de asombro y placer on que se siente al visitar lugares vinculados a la historia o la leyenda. Si Gayo y Tito hubieran trabajado con seriedad y ense˜ naran a sus lectores (como naran lo prometieron) el arte de la composici´ on on literaria, deb´ deb´ıan haber comparado este anuncio con pasajes de grandes escritores en los cuales esta misma emoci´ on on estuviera estuviera bien expresada, expresada, y luego tendr´ tendr´ıan que haber mostrado en qu´e consist´ıan ıan las diferencias difer encias.. Podr´ıan ıan hab haber er usado el famoso famos o fragmento frag mento de Johnson, en Western Islands, que concluye: Poco hay que envidiar en un ( (
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hombre cuyo patriotismo no se fortaleciera en la planicie de Marat´ on o cuya piedad no aumentara entre las ruinas de Iona . Podr Po dr´´ıan hab haber er considerado consid erado el pasaje de The Prelude Fuerza y poder, poder poder que crec´ crec´ıa con la l a fuerz f uerza a donde ) )
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Wordsworth describe esa primera vez que vislumbr´ o la total antig¨ uedad uedad de Londres. Una lecci´on on que presentara dicha literatura junto al anuncio publicitario, citario, y que realmente realmente discriminara discriminara entre entre lo bueno y lo malo, habr´ habr´ıa sido digna de ense˜ narse. narse . Habr´ıa ıa tenido ten ido alguna al guna sangre sa ngre y savia -los -lo s arboles a´rboles del conocimiento y de la vida creciendo creci endo juntos-. juntos- . Tambi´en en habr´ıa ıa tenido el m´erito erito de ser una lecci´on on de literatura: un tema sobre el que Gayo y Tito, a pesar del prop´osito osito manifestado, est´an an sumamente verdes . ( (
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Lo que en realidad hacen es indicar que el lujoso barco no navegar´a verdaderamente por donde lo hizo Drake, que los turistas no tendr´ an an aventuras, que los tesoros con los cuales regresen ser´ an an s´olo olo de naturaleza metaf´ orica, orica, y que un viaje a Margate podr p odr´´ıa proporcionar todo el placer y el descanso que necesitasen. Todo esto es muy cierto: talentos inferiores a los de Gayo y Tito habr´ habr´ıan bastado para descubrirlo. Lo que no advirtieron, o no les interes´o, o, es la posibilidad de aplicar un tratamiento muy similar a mucha buena literatura liter atura que se ocupa ocu pa de la misma emoci´ emo ci´on. on. Despu´es es de todo, to do, ¿qu´e puede a˜nadir, nadir, en l´ogica ogica pura, la historia del temprano cristianismo brit´ anico anico a los motivos motivos de piedad tal como se dan en el siglo dieciocho? dieciocho? ¿Por qu´e la posada de Wordsworth tiene que ser m´ as as c´omoda omoda o el aire de Londres m´ as as saludable saludable s´olo olo porque Londres ha existido durante tan largo tiempo? O, si en efecto hay alg´ un un obst´ aculo aculo que impida impida que un cr´ cr´ıtico desacredite desacredite a Johnson Johnson y a Wordsworth (y a Lamb, y a Virgilio, y a Thomas Browne, y a Walter de la Mare) en la misma forma en que El libro verde desacredita el anuncio, tampoco Gayo y Tito dan a sus lectores estudiantes la m´as as m´ınima ınim a ayuda ayud a para que lo descubran. ( (
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De este pasaje, el estudiante no aprender´ a absolutamente nada de literatura. Lo que s´ı aprender´ a bastante r´ apido, apido, y quiz´a de manera indeleble, es la creencia de que todas las emociones provocadas por asociaciones de ideas son de suyo contrarias a la raz´on on y despreciables. No habr´a aprendido que existen dos formas de ser inmunes a anuncios de este tipo; que no surten ning´ un efecto ni en los que est´ un an por encima de ellos, ni en los que est´ an an a n por debajo: ni en el hombre verdaderamente sensible, ni en el mero simio con pantalones que nunca ha podido concebir el Atl´ antico como algo mas que antico millones millones de toneladas toneladas de agua salada fr´ fr´ıa. Pues hay dos tipos de hombre hombre a los que ofrecemos en vano falsos discursos sobre el patriotismo y el honor: uno es el cobarde; el otro, el hombre honorable y patriota. Nada de esto se presenta al ni˜ no. Por el contrario, se lo alienta a que rechace la atracci´ no. on on del Mar Occidental , y ello sobre la peligrosa base de que, al hacerlo, demostrar´a que es un tipo listo a quien no se puede estafar. Gayo y Tito, sin ense˜ narle narle nada na da de letras, han priv pr ivado ado a su alma, mucho mucho antes de que est´e en edad de elegir, de la posibilidad de tener algunas experiencias que pensadores con m´as as autoridad han estimado generosas, fruct´ fruct´ıferas y humanas. ( (
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Sin embargo, no se trata s´ olo de Gayo y Tito. En otro librito, a cuyo autor olo llamar´e Orbilio, Orbil io, se realiza r ealiza la misma operaci op eraci´ on o´n y con el mismo anest´esico esico general. Orbilio elige desacreditar desacredita r un fragmento fra gmento rid´ rid´ıculo acerca acerc a de caballos, en que se alaba a estos animales por ser los abnegados sirvientes de los primeros ( (
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5 colonos en Australia. Y cae en la misma trampa que Gayo y Tito. Nada dice de Ruksh y Sleipnir ni de los llorosos corceles de Aquiles, ni del caballo de guerra del Libro de Job -ni siquiera del Hermano Rabito ni de Pedro Conejoni de la piedad prehist´orica orica del hombre por nuestro hermano el buey ; nada, en fin, de todo lo que ha significado el trato semiantropom´ orfico de las bestias en la historia humana ni de la literatura en que halla expresi´on on noble o aguda. aguda . Tampoco se refiere a los problemas de la psicolog´ psicolog´ıa animal tal como los considera la ciencia. Se conforma con explicar que los caballos no est´ an, an, secundum litteram interesados en la expansi´ on colonial. Esta informaci´ on on on es, en realidad, la unica u ´ nica que entrega entrega a sus alumnos. No les explica explica por qu´ e la composici´on on es mala, cuando otras, o tras, pasibles pa sibles de la misma cr´ cr´ıtica, son so n buenas. Y mucho menos aprenden de los dos tipos de hombre que, respectivamente, son impermeables a este tipo de escritura o pueden ser afectados por ella: el que de verdad conoce y ama a los caballos, no con ilusiones antropom´ orficas, orficas, sino con amor com´ un; un; y el irredimible imb´ imb´ecil ecil urbano para quien un caballo es s´olo olo un anticuado anticuado medio de transporte. Habr´an an perdido alguna posibiliposibilidad de encontrar placer en sus propias jacas y perros; habr´ an an recibido alg´ un un incentivo hacia la crueldad o la negligencia; y se les habr´a introducido en la mente algo de la tendencia a solazarse en su propia astucia. Esa habr´ a sido su clase de Lenguaje del d´ d´ıa, aunque de Lenguaje no han aprendido nada. Se los ha despojado silenciosamente de otra peque˜ na na porci´ on on de la herencia humana antes de que tuvieran edad para entender. ( (
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Hasta ahora, he supuesto que profesores como Gayo y Tito no comprenden del todo lo que est´ an haciendo ni es su intenci´ an on producir las consecuencias on de largo alcance que de hecho producen. Hay, por cierto, otra posibilidad. Lo que he llamado (suponi´endolos endolos part´ part´ıcipes de un determinado sistema tradicional de valores) el simio con pantalones y el imb´ecil ec il urba ur bano no pueden ser precisamente el tipo de hombre que de verdad desean producir. Las diferencias entre nosotros pueden ser completas. Es posible que Gayo y Tito realmente sostengan que los sentimientos humanos comunes acerca del pasado, de los animales o de las grandes cataratas son contrarios a la raz´on, on, despreciable despreciables, s, y que se los deber´ deber´ıa erradicar. erradicar. Quiz´ a su intenci´on o n es borrar los valores tradicionales y comenzar con un conjunto nuevo. Esta posici´ on on se anal an aliz izar ar´´a m´ mas a´s adelante. Si tal es la postura que sostienen Gayo y Tito, debo, por el momento, conformarme con se˜ nalar nalar que es una posici´ on on filos´ofica, ofica, y no literaria. Al incluirla en su libro, han sido injustos con el padre o el director que compra y obtiene la obra de fil´osofos osofos aficionados cuando esperaba la de gram´aticos aticos profesionales. profesionales. Cualquiera Cualquiera se molestar molestar´´ıa si su hijo regresara del dentista con los dientes intactos y la cabeza atestada de los obiter dicta del ( (
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dentista sobre sobr e el bimetalismo bimeta lismo o la teor´ teor´ıa de Bacon. No obstante, dudo que Gayo y Tito realmente hayan planificado propagar su filosof´ filosof´ıa so pretexto de ense˜ nar literatura. Creo que cayeron en esto por nar las siguientes razones: En primer lugar, la cr´ cr´ıtica literaria es dif´ dif´ıcil, y lo que en realidad hacen es mucho m´ as a s f´acil. acil. Explicar por qu´e un mal an´ alisis alisis de una emoci´ on on humana b´asica asica es mala literatura, si excluimos los ataques que ponen en duda la emoci´ on on en s´ı, es algo muy dif´ dif´ıcil. Incluso me parece que A. Richards, el primero que enfrent´ o con seriedad el problema de lo malo en la literatura, fracas´ o. En cambio, desacreditar la emoci´ o. on on bas´andose andose en un racionalismo trivial, es cosa que est´a al alcance de cualquiera. En segundo lugar, creo que Gayo Gayo y Tito, con toda to da honestidad, pueden haber comprendido mal la apremiante necesidad educacional del momento. Ven c´ omo omo el mundo en torno est´ a regido por p or propaganda emocional, han aprendido aprendido de la tradici´ on que la juventud juventud es sentimen sentimental, tal, y concluyen concluyen que lo mejor ser´ ser´ıa fortalecer fortalecer la mente de los j´ovenes ovenes contra las emociones. Mi propia experiencia de profesor indica lo contrario. Por cada alumno que proteger de un leve exceso de sensibilidad, sibilidad, hay tres que despertar del estupor de la fr´ fr´ıa vulgaridad. vulgaridad. El deber del educador moderno no es talar selvas, sino irrigar desiertos. La defensa adecuada contra los sentimientos falsos es inculcar sentimientos justos. Si no alimentamos la sensibilidad de nuestros alumnos, s´olo olo los convertimos en presa m´as as f´acil acil del propagandista. pr opagandista. Pues la hambrienta naturaleza se vengar´a, a, y un coraz´ on on duro no es protecci´ on on infalible infali ble contra una mente d´ebil. ebil. Sin embargo, hay una tercera raz´ on, on, m´as as profunda, para el procedimiento que adoptan Gayo y Tito. Pueden estar dispuestos a admitir que una buena educaci´on on deber´ deber´ıa construir construir algunos sentimie sentimientos ntos mientras mientras destruye destruye otros. Pueden intentarlo. Pero es imposible que lo logren. Hagan lo que hagan, el aspecto destructor de su trabajo, y s´ olo ol o ´el, el , tend te ndr´ r´a efecto realmente. En orden a aprehender claramente esta necesidad debo, por un momento, hacer una digresi´on on que me permita mostrar que aquello que se puede llamar la posici´ on on educacional de Gayo y Tito es diferente de la de todos sus predecesores. Hasta hace muy poco todos los profesores, e incluso todos los hombres, cre´ cre´ıan que el universo era tal ta l que determinadas reacciones emocionales nuestras pod po d´ıan ser congruentes o incongruentes con ´el; el; cre´ cre´ıan, de hecho, que los objetos no s´olo olo recib´ recib´ıan, sino que pod po d´ıan merecer nuestra aprobaci´ on on o desaprobaci´on, on, nuestra reverencia o desprecio. Sin duda, Coleridge concordaba con el turista que llam´ o sublime a la catarata y discrepaba del que la llam´o linda porque pensaba que la naturaleza inanimada era tal que ciertas
7 respuestas ante ella pod po d´ıan ser m´ as as justas o pertinentes o apropiadas que otras. Y cre´ cre´ıa (con raz´ on) que los dos turistas pensaban lo mismo. La on) intenci´ on on del que llam´o sublime a la catarata no era simplemente describir sus propias pr opias emocione emo ciones: s: tambi´ ta mbi´en en afirmaba afi rmaba que el e l objeto ob jeto merec´ıa ıa estas e stas emocioemo ciones. Si no fuera por esta afirmaci´on, on, no habr´ıa ıa nada con qu´e estar de acuerdo acuer do o en desacuerdo. Estar en desacuerdo con la frase Esto es bello , si estas palabras s´ olo olo describieran describiera n los sentimientos de una persona, ser´ ser´ıa absurdo: ab surdo: si hubiera dicho Me siento mal , Coleridge no habr´ habr´ıa contestado No; yo me siento bastante bien . Shelley asume la misma posici´on on cuando, tras comparar la sensibilidad humana con una lira e´ olica, olica, a˜ nade que se diferencia de nade una lira com´ u n porque posee un poder de ajuste interno que le permite un acomodar sus cuerdas a los movimientos de aquello que las toca . ¿Puedes ser un hombre honrado -pregunta Traherne- a menos que seas justo en otor( (
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gar a las cosas la estimaci´ on que les es debida? Todas las cosas se hicieron para ser nuestras y nosotros para apreciarlas seg´ un su valor . ) )
San Agust´ Agust´ın define la virtud como ordo amoris, la ordenada condici´ on o n de los afectos en que se le otorga a cada objeto el tipo y grado de amor que le corresponde. Arist´oteles oteles dice que el fin de la educaci´ on on es conseguir que el alumno tenga predilecciones y aversiones por lo que corresponde: Cuando llega la edad del pensamiento reflexivo, el alumno que se ha ejercitado de esta forma en afectos ordenados o sentimientos justos descubrir´a con facilidad facilidad los primeros principios principios de la ´etica; etica; pero p ero el hombre hombre corrupto nunca los podr´a ver y no podr´a progresar en esta ciencia. Plat´ on on ya hab´ıa ıa dicho lo mismo: En un principio, el peque˜ no animal humano no tendr´ a las respues( (
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tas exactas. Se le debe ejercitar para sentir placer, predilecci´ on, aversi´ on y odio por las cosas que realmente son placenteras, agradables, desagradables y odiosas. En La Rep´ ublica, ublica, el joven bien educad educado o es el ’que ver´ ver´ıa con mayor claridad cualquier error en trabajos mal hechos de un hombre o en obras mal terminadas de la naturaleza; con justa aversi´ on culpar cul par´ ´ıa y odiar odia r´ıa lo feo incluso desde sus primeros a˜ nos, y har´ har´ıa entusiastas e ntusiastas alabanzas a lo bello, recirecibi´ endolo endolo en el alma y aliment´ andose con ello, para convertirse en un hombre de buen coraz´ on. Todo esto antes de encontrarse en edad de razonar; de modo que cuando finalmente finalmen te l legue a ´ el el la Raz´ on, entonces, educado de esta forma, estrechar´ a sus manos para darle la bienvenida y reconocerla, ya que percibe su afinidad con ella . En el primer hindu´ hindu´ısmo, la conducta humana que se ) )
puede llamar buena consiste co nsiste en la conformidad con (o ( o casi participaci´on on en) la Rta , ese gran ritual o modelo de la naturaleza y de la sobrenaturaleza, que se revela revela del mismo modo en el orden c´osmico, osmico, en las virtudes morales y en el ceremonial del templo. Constantemente se identifica la rectitud, la
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correcci´on, on, el orden, la Rta , con la satya o la verdad, la correspondencia con la realidad. Tal como Plat´on on dice que el bien est´ a m´as as all´ a de la existencia, y Wordsworth que por la virtud las estrellas permanecen firmes, los maestros hind´ ues dicen que los dioses mismos nacen de la Rta y la obedecen. ues Tambi´ ambi´en en los chinos hablan ha blan de algo grande (lo m´ as grande), que llaman el as Tao. Es la realidad m´as as all´a de toda calificaci´ on, el abismo que era antes que on, el Creador mismo. Es la Naturaleza, el Camino, el Sendero. Es el Camino por donde avanza el universo, el Camino de donde todo eternamente surge, silencioso y tranquilo, al a l espacio y al tiempo. Tambi´ en en es el Camino que todo to do hombre debe hollar imitando esa progresi´ on on c´ osmica osmica y superc´osmica, osmica, conformando todas las actividades con ese gran ejemplo. En el ritual -dicen las Analectas- se privilegia la armon´ armon´ıa con la Naturaleza . De manera similar los antiguos jud´ jud´ıos alaban la Ley por ser verdadera . En adelante, y por razones de brevedad, brevedad, llamar´e a todas las formas de esta concepci´ on -plat´onica, onica, aristot´elica, elica, estoica, cristiana y oriental- simplemente el Tao . A muchos, algunas de sus versiones quiz´ a puedan parecerles extra˜ nas nas o incluso m´agicas. agicas. Pero todas tienen en com´ un algo que no podemos olvidar: la doctrina del vaun lor ob jetivo, jetivo, la convicci´ convicci´ on en que ciertas actitudes son realmente verdaderas, on y otras realmente falsas, respecto de lo que es el universo y somos nosotros. Los que conocen el Tao pueden sostener que llamar encantadores a los ni˜ nos nos o venerables a los ancianos no es s´ olo olo registrar un hecho psicol´ogico ogico acerca de moment´ aneas emociones parentales o filiales, sino reconocer una cualidad aneas que nos exige una determinada respuesta, respondamos o no de este modo. Yo no disfruto de la compa˜ n´ıa de ni˜ ninos n ˜ os peque˜ nos; pero, como hablo desde nos; el Tao, reconozco reconozco esto como un defecto m´ m´ıo, de la misma forma en que otro hombre hombre puede reconocer que carece de o´ıdo musical musical o es dalt´ onico. En esta concepci´ on, nuestras aprobaciones y desaprobaciones son entonces reconocion, mientos de valor objetivo o respuestas a un orden objetivo y, por lo tanto, los estados emocionales e mocionales pueden estar esta r en armon´ armon´ıa con la raz´ on on (cuando sentimos sentimos agrado por lo que se debe aprobar) o no (cuando advertimos que algo nos deber´ deber´ıa producir pro ducir agrado, agrado , pero no lo podemos p odemos sentir). Ninguna emoci´ emo ci´ on es, en s´ı, un juicio; en este sentido, todas las emociones emo ciones y sentimientos sentimientos son a-l´ ogicos. ogicos. Pero pueden ser razonables o irrazonables seg´ un est´en un en o no est´en en de acuerd acu erdoo con la Raz´on. on. El coraz´on on nunca reemplaza a la cabeza; pero puede, y debe, obedecerla. ( (
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A todo esto es contrario el mundo de El libro verde . En ´el, el, la posibilida po sibilidad d misma de que un sentimiento sea razonable -o no razonable- se ha excluido desde el principio. Pues algo s´ olo puede ser razonable o no razonable si se olo
9 conforma o no con otra cosa. Decir que la catarata es sublime implica decir que nuestra emoci´ on de humildad es apropiada o se ordena seg´ on un un la realidad y, de este modo, implica hablar de algo adem´ as a s de la emoci´on on (como decir que un zapato calza bien no es hablar s´olo olo de d e los zapatos, zapat os, sino sin o tambi´ t ambi´en en de d e los lo s pies). Pero esta referencia a algo m´ as as all´a de la emoci´on on es lo que Gayo y Tito excluyen de cada frase que contiene un predicado de valor. Esas afirmaciones, seg´ un un ellos, s´olo olo se refieren a la emoci´ on. on. Entonces la emoci´ on, on, considerada por s´ı sola, sola, no puede puede estar estar de acuerdo acuerdo o en desacue desacuerdo rdo con la Raz´ on. Es irracional; irracional; no como lo es un paralogismo, paralogismo, sino como lo es un hecho hecho f´ısico: ni siquiera se eleva a la dignidad de error. Desde esta perspectiva, el mundo de los hechos, sin indicio alguno de valor, y el mundo de los sentimientos, sin indicio alguno de verdad o falsedad, justicia o injusticia, se enfrentan, y ning´ un un encuentro es posible. Por lo tanto, Por tanto, el problem problemaa educaci educacional onal es totalme totalment ntee distin distinto to seg´ un se est´e dentro o fuera del Tao. Pa Para ra los que est´ est´en en dentro, dentro, la tarea tarea consist consistee en ejercitar ejercitar en el alumno aquellas respuestas que son de por s´ı apropiadas, apropiadas, sin importar si alguien las est´ a o no las est´ a dando; ejercitar precisamente aquellas respuestas en cuyo ejercicio consiste la naturaleza del hombre. Los que est´ an a n fuera, si son l´ogicos, ogicos, deben considerar que todos los sentimientos son igualmente no racionales, meras nieblas entre nosotros y los objetos reales. Como resultado, deben decidir eliminar cuanto sea posible los sentimientos de la mente del alumno; o inculcar ciertos sentimientos por razones que no tienen relaci´on o n alguna con su Justicia o perti pe rtinen nencia cia intr´ınseca ınse ca . Este ultimo u ´ ltimo camino los compromete en la dudosa tarea de crear en otros por sugerencia o por conjuro, un espejismo que su propia raz´ on on ya ha disipado. ( (
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Quiz´a esto quede m´as as claro si consideramos un caso concreto. Cuando un padre romano le dec´ dec´ıa a su hijo que era dulce y apropiado (dulce et decorum ) morir morir por la patria, patria, cre´ cre´ıa en lo que dec´ dec´ıa. Le comuni comunicaba caba a su hijo hijo una emoci´ on on que ´el el compart compa rt´´ıa, y que q ue cre´ cre´ıa estaba estab a de acuerdo acuer do con el valor que su juicio discern´ discern´ıa en una muerte noble. Le daba a su hijo lo mejor que ten´ ten´ıa, d´andole andole de su esp´ esp´ıritu para humanizarl humanizarloo como le hab hab´´ıa dado de su cuerpo para engendrarlo. Pero Gayo y Tito no pueden creer que al llamar dulce y apropiada a esta muerte se est´e diciendo algo importante acerca de algo . Su propio prop io m´etodo eto do de cr´ cr´ıtica se volver´ volver´ıa en su contra si lo intentaran. intentara n. Pues la muerte no es algo que se come y, por lo tanto, no puede ser dulce en sentido literal, literal, como tambi´ tambi´en en es muy improbable que las sensaciones sensaciones reales que la preceden preceden sean dulces, dulces, ni siquiera siquiera por analog´ analog´ıa. Y en cuanto cuanto al decorum aquello que es apropiado-, es s´olo o lo una palabra que describe lo que otras ( (
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personas sentir´ an acerca de nuestra muerte cuando piensen en ella, lo que an no ocurrir´ a a menudo y, sin duda, no nos har´a ning´ un u n bien. S´olo olo quedan dos caminos disponibles para Gayo y Tito: O bien deben llegar hasta el final y desacreditar este sentimiento como lo hacen con cualquier otro. O bien deben empe˜ narse en producir, desde fuera, un sentimiento que, careciendo narse de valor para el alumno, puede costarle la vida, y ello porque a nosotros (los sobrevivientes) nos es util u ´ til que los j´ovenes ovenes lo sientan. Si toman este segundo camino, la diferencia entre la antigua y la nueva educaci´on on ser´a importante. Donde la antigua educaci´ on on iniciaba, la nueva solamente condiciona. La antigua trataba a los alumnos como los p´ ajaros ajaros adultos tratan a sus polluelos cuando les ense˜nan nan a volar; la nueva, m´as as bien como un avicultor trata a los polluelos, cri´andolos andolos para tal o cual prop´ osito osito del que los p´ajaros ajaros nada saben. En s´ıntesis, ıntesis, la antigua antigua era una especie de propagaci´on on -hombres transmitiendo humanidad a otros hombres-; la nueva, s´olo olo propaganda. Habla a favor de Gayo y Tito el que adopten la primera alternativ alternativa. Ellos abominan de la propaganda; propaganda; no porque su propia filosof´ filosof´ıa permita condenarla (o condenar cualquier otra cosa), sino porque son mejores que sus principios. Es probable que sospechen vagamente vagamente (lo examinar´e en mi pr´oxima oxima conferencia) que, si llegara a ser necesario, podr po dr´´ıan ponderar p onderar ante a nte los alumnos el coraje cora je y la buena fe y la justicia sobre la base de lo que llamar´ llamar´ıan fundamentos racionales , biol´ogicos ogicos o modernos . Mientras tanto, dejan pendiente el tema ... contin´ uan uan desmitificando. ( (
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No obstante, este camino, aunque no tan inhumano, no es menos desastroso que la alternativ alternativa de la propaganda c´ c´ınica. Supongamos por un instante instante que las virtudes m´as as arduas puedan en verdad justificarse te´ oricamente oricamente sin recurrir al valor objetivo. Sigue siendo verdadero que ninguna justificaci´ on on de la virtud capacita a un hombre para ser virtuoso. Sin la ayuda del entrenamiento de las emociones, el intelecto carece de poder frente al organismo animal. Yo preferir´ preferir´ıa jugar a las cartas con un hombre esc´eptico eptico acerca de la ´etica, etica, pero p ero educado para creer que un caballero no hace trampas , que con un fil´osofo osofo moral intachable que ha crecido entre estafadores. En una batalla, los silogismos no son lo que mantiene firmes m´ usculos usculos y nervios durante la tercera hora de bombardeo: m´ as as util u ´ til resulta el sentimentalismo m´ as as crudo (del tipo que Gayo y Tito abominan) en relaci´on on con una bandera, un pa´ pa´ıs o un regimiento. Plat´ on on nos lo dijo hace mucho mucho tiempo. As´ As´ı como el rey gobierna mediante su ejecutivo, la Raz´ o n en el hombre debe goberon nar los meros apetitos mediante el vigoroso elemento . La cabeza domina el est´omago omago a trav´ es es del coraz´ on -el asiento, como Alanus nos dice, de la on ( (
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11 Magnanimidad, de las emociones organizadas por el h´ abito abito en sentimientos estables-. El Coraz´on, on, la Magnanimidad, Mag nanimidad, el Sentimien Se ntimiento: to: ´estos estos son los indispensables oficiales de enlace entre el hombre cerebral y el visceral. Se puede decir, incluso, que es por este elemento intermedio que el hombre es hombre, ya que por p or su intelecto es un mero esp´ esp´ıritu, y un mero animal por po r su apetito. El efecto de El libro verde y otros de su g´enero enero es producir lo que se puede llamar hombres sin coraz´on. on. Es una atrocidad que habitualmente se les llame intelectuales. Esto les permite decir que quien los ataca, tambi´ t ambi´ en en ataca a taca la inteligencia. No es as a s´ı. No se distinguen de otros otr os hombres por una habilidad ha bilidad especial para descubrir la verdad ni por un ardor virginal para buscarla. En realidad realid ad ser´ ser´ıa extra˜ extrano n˜o que as´ as´ı fuera: la devoci´ on perseverante por la verdad on y el sentido del honor intelectual no se pueden mantener por mucho tiempo sin la ayuda ayuda de un sentimie sentimiento nto que Gayo Gayo y Tito podr p odr´´ıan desacreditar desacreditar con la misma facilidad con que denigran cualquier otro. No se destacan por un exceso de pensamiento, sino por defecto de emoci´ on on f´ertil ertil y generosa. Sus cabezas no son m´ as grandes que lo normal: la atrofia del coraz´ as on o n las hace pare pa rece cerr as´ıı.. Y todo el tiempo -tal es la tragicomedia de nuestra situaci´ onon- seguimos clamando clamando precisamen precisamente te por aquellas aquellas cualidades cualidades que tornamos imposibles. imposibles. No se puede abrir un peri´odico odico sin encontrar la afirmaci´ on on de que lo que nuestra civilizaci´ on on necesita es m´as as impulso o dinamismo o autosacrificio, o creatividad. Con una especie de atroz simplismo, extirpamos el organo o´rgano y exigimos la funci´on. on. Formamos hombres sin coraz´ o n, y esperamos de ellos virtud y on, arrojo. arro jo. Nos burlamos del honor, y despu´es es nos no s sorprende descubrir traidores tr aidores entre nosotros. Castramos, y esperamos fertilidad.
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1. Hombres Hombres sin cor coraz´ on
Cap´ıtulo 2 El camino
Bajo una unica ´ perspectiva trabaja el gentilhombre
Confucio, Anales I.2 El resultado pr´ actico actico de la educaci´ on on seg´ un el esp´ıritu un ıri tu de El libro verde es la destrucci´on on de la sociedad que acepta acept a dicho esp´ esp´ıritu. Pero esto no supone, necesariamen necesariamente, te, la refutaci´ refutacion o´n de d e la teor´ teor´ıa del subjetivismo de los valores. La verdadera doctrina debe ser tal, que si la aceptamos, estamos dispuestos a morir por ella. Nadie que hable desde el Tao podr po dr´´ıa rechazarla recha zarla por tal motivo. m otivo. Pero todav to dav´´ıa no hemos llegado llegado a ese pun punto. to. Existen Existen dificultades dificultades te´ oricas en la filosof´ıa ıa de Gayo y Tito. A pesar de lo subjetivos que puedan ser al considerar algunos de los valores tradicionales, Gayo y Tito, por el simple hecho de escribir El libro verde, han explicitado que deben existir otros valores en absoluto subjetivos. Ellos escriben con el fin de provocar determinadas im´ agenes mentales en las nueagenes vas generaciones: y no porque piensen que dichos esquemas mentales sean intr intr´ınsecamen ınsecamente te justo o buenos, sino, ciertamente ciertamente,, porque consideran consideran a dichas generaciones como el medio hacia un estado de la sociedad que estiman deseable. deseab le. No ser´ ser´ıa dif´ dif´ıcil (aunque (aunq ue s´ı fatigoso) fatig oso) recoger reco ger en varios pasajes pasa jes de El libro verde cu´ al es su ideal; pero no es necesario hacerlo. Lo importante no al es precisar la naturaleza del fin que persiguen, sino el hecho de que tal fin exista o no. Y debe existir, pues en caso contrario, este libro (siguiendo un razonamiento estrictamente pragm´ atico) atico ) habr ha br´´ıa sido sid o escrito es crito sin prop´ p rop´osito osito alguno. Adem´as, as, este fin debe tener un valor real ante sus ojos. Eludir llamarlo bueno y utilizar, en su lugar, calificativos como necesario , progresista ( (
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2. El camino amino
o eficaz ser´ ser´ıa un subterfugi subte rfugio. o. A trav´es es de una argumentaci´ argu mentaci´ on, on, se les podr po dr´´ıa conminar a responder a las pregunas: ¿necesario para qu´e? e? ¿progresando ¿progre sando hacia d´onde? onde? ¿con qu´e eficacia e ficacia?; ?; como c omo ultimo u´ltimo recurso, recur so, tendr´ t endr´ıan ıan que admitir ad mitir que el estado de la cuesti´on on es, en su opini´on, on, bueno para sus propios intereses. Y esta vez no podr po dr´´ıan mantener m antener que bueno simplemente refleja sus emociones sobre el tema, dado que el objetivo ultimo u ´ltimo de su libro es el de condicionar al joven joven lector para que comparta sus aseveracion aseveraciones; es; y esto ser´ ser´ıa empresa empresa o de un loco o de un mezquino, salvo que consideraran que dichas aseveraciones fueran, de alg´ un un modo, v´ alidas alidas o correctas. ( (
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De hecho hecho Gayo Gayo y Tito se encontrar encontrar´´ıan sosteniendo, sosteniendo, con un dogmatismo dogmatismo completamente acr´ıtico, ıtico, todo to do el sistema de valores que estuvo de moda entre los j´ovenes ovenes de educaci´ on moderada de las clases profesionales en el periodo on de entreguerras. Su escepticismo en relaci´ on on a los valores es s´olo olo superficial: es aplicable respecto a los valores de los dem´as, as, pero sobre su propio sistema de valores no son en absoluto esc´epticos. epticos. Y este fen´ omeno omeno es muy habitual. La mayor mayor´´ıa de los que menoscaban menoscaban los valores tradicionales tradicionales o (como suelen llamarlos) sentimentales , tienen sus propios valores que parece ser inmunes a tal proceso pro ceso de descr´ descr´edito. edito. Proclaman estar cortando con el desarrollo desarrollo parasitario del sentimiento, de la aquiescencia religiosa y de los tab´ues ues heredados con el fin de que los valores reales o fundamentales puedan salir a flote. Intentar´e a continuaci´ c ontinuaci´ on on descubrir qu´e sucede si se afronta este problema seriamente. ( (
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Sigamos usando el ejemplo anterior -el de la muerte por una causa justapero no, por supuesto, supuesto, porque la virtud sea el unico ´ valor o el martirio la ´unica unica virtud, sino porque ´este este es el experimentum experimentum crucis que analiza diferentes sistemas de pensamiento del modo m´ as clarificador. Supongamos que un as innovador de valorres considera dulce dulce et decorum decorum y greater love hath no man como meros sentimientos irracionales que deben ser desterrados a fin de poder descender al terreno realista o fundamental de este valor. ¿D´onde onde enco en contr ntrar´ ar´ıa ıa un terr te rren enoo as´ı? ı? ( (
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En primer primer lugar, lugar, podr´ podr´ıa decir decir que el valor real se encuen encuentra tra en la utiliutilidad que para la comunidad tiene un sacrifico de este tipo. Bueno -po -p o dr´ıa ıa decir- significa util u ´ til para la comunidad . Pero, por supuesto, la muerte de la comunidad no es util u´til para la propia comunidad: unicamente u ´nicam ente podr po dr´´ıa serlo la muerte de algunos de sus miembros. Lo que realmente se quiere decir es que la muerte de algunos hombres es util u´til para otros hombres. Eso es muy cierto: ¿pero cual es el fundamento por el que se les pide a algunos hombres que ( (
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15 mueran en el beneficio de otros? Cualquier apelaci´ on on al orgullo, al honor, a la dignidad o al amor es excluida por hip´otesis. otesis. Hacer uso de ello implicar´ implicar´ıa reconsiderar el sentimiento, y la tarea del innovador es, una vez desligado de todo eso, explicar a los hombres, hombres, en t´erminos erminos de puro razonamien razonamiento, to, por qu´ e se les pide que mueran mueran para que otros puedan vivir. vivir. Podr´ Podr´ıa decir: A menos de que algunos corramos el riesgo de morir, todos nosotros moriremos con seguridad . Pero eso ser´ a cierto tan s´olo o lo en un n´ umero umero muy limitado de casos; y a´ un un siendo cierto, se podr´ podr´ıa rebatir de modo muy razonable contestando con la pregunta: ¿Por qu´e he de ser yo uno de los que corran ese riesgo? ( (
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LLegados a este punto, el innovador deber deb er´´ıa pregunt pre guntars arsee por po r qu´e, e, desdes pu´es es de todo, el egoismo deber´ deber´ıa ser m´ as as racional o inteligente que el altruismo. Sea bienvenida la pregunta. Si por Raz´on on entendemos el proceso (es decir, el proceso de inducir por inferencia de proposiciones, derivadas en ultimo u ´ ltimo extremo de datos sensoriales, proposiciones ulteriores) que siguen realmente Gayo y Tito cuando se ocupan de menoscabar los sentimientos, entonces la respuesta debe ser que rechazar sacrificarse uno mismo no es m´as as racional que acceder a hacerlo. Ni tampoco es menos racional. Ninguna elecci´on on es en absoluto racional o irracional. No se puede seguir ninguna conclusi´ on on pr´ actica de las proposiciones referentes a hechos aislados. Esto preservar´ a a la sociedad no puede llevar a haz esto esto salvo que medie el la sociedad debe ser protegida . Esto te costar´ a la vida no puede llevar directamente a no hagas esto: s´olo olo conducir´ a a ello si existe un deber consciente o un instinto de autoconservaci´ on. on. El innovador intenta obtener conclusiones en modo imperativo a partir de premisas formuladas en modo indicativo: y aunque lo intente eternamente no podr´ a tener ´exito, exito, porque tal cosa no es posible. Por consiguiente, deberemos ampliar la palabra Raz´ on on para incluir lo que nuestros antecesores llamaron Raz´ on on Pr´actica actica y confesar que juicios tales como la sociedad debe ser protegida (aunque (aunq ue ´estos estos se puedan pue dan sostener sosten er sin si n la clase de Raz´on on que Gayo y Tito exigen) no son simples sentimientos, sino que constituyen la racionalidad misma; o, en caso contrario, debemos eludir, de una vez por todas, el intento de encontrar un n´ ucleo de valor racional m´as as all´a de los sentimientos que hemos menoscabado. El innovador no elegir´a la primera alternativa, puesto que los principios p rincipios pr´ practicos a´cticos que todos los hombres conocen como Raz´ on on son, simplemente, el Tao que ´el el pretende prete nde sustituir. M´as as bien decidir´a evitar la b´ usqueda usqueda del n´ ucleo ucleo racional e indagar en otros campos m´ as as realistas y fundamentales . ( (
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2. El camino amino
Y esto probablemente creer´ a haberlo encontrado en el Instinto. La preservaci´on on de la sociedad y de la propia especie son fines que no penden del precario hilo de la Raz´ on: dependen del Instinto. Por eso es por lo que no es on: necesrio rebatir al hombre que no los reconoce. Tenemos una exigencia instintiva de preservar nuestra especie. Esta es la raz´on on por la que los hombres deben trabajar para la posteridad. No tenemos una exigencia instintiva para mantener las promesas o para respetar la vida de cada individuo; por eso, tener escr´ upulos upulos en relaci´on on a la justicia o a la humanidad -lo que de hecho es el Tao- es algo que se puede eliminar sin m´as as cuando entra en conflicto con nuestro fin real: la preservaci´ o n de las especies. Esta es la raz´ on on o n por la que, de nuevo, la situaci´ on moderna permite y requiere una nueva moral on sexual: los viejos tab´ues ues jugaron un papel importante como ayuda para presevar las especies; pero los anticonceptivos han modificado esta situaci´ on on y de este modo, se pueden abandonar muchos de aquellos tab´ ues, ues, puesto que, por supuesto, el deseo sexual, siendo instintivo, debe ser satisfecho mientras no entre en conflicto con la preservaci´ on de las especies. Parece como si, de on hecho, una ´etica etica basada en el instinto diera al innovador todo aquello que desea y evitara todo aquello que no desea. ( (
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En realidad no hemos subido un solo pelda˜ no. no. No insistir´ insisti r´e en que q ue llamamos llamamo s Instinto a lo que no conocemos (pues decir que las aves migratorias encuentran su itinerario por instinto es s´ olo decir que no sabemos c´ olo omo omo lo encuentran), y aqu´ aqu´ı se est´ a usando de un modo adecuado en cuanto que expresa un impulso irreflexivo o espont´ aneo ampliamente percibido por los miemaneo bros de una especie determinada. determinada. ¿De qu´ qu´e manera nos ayudar´ ayudar´ a el Instinto, as´ as´ı concebid co ncebido, o, a encontra e ncontrarr valores valor es reales ? ¿Se puede sostener que debemos obedecer al Instinto, que no podemos obrar de otro modo? En tal caso, ¿por qu´e se escrib esc riben en libros verdes ? ¿por qu´ e tal conjunto conjunto de exhortaciones exhortaciones para conducirnos conducirnos adonde es ineludible ineludible ir? ¿por qu´ e tales elogios para quienes quienes se han abandonado a lo inevitable? ¿O es que se sostiene que si obedecemos al Instinto estaremos felices y contentos? Sin embargo, la verdadera cuesti´ on on que estamos considerando es la de afrontar la muerte, la cual (al menos por lo que el innovador conoce) elimina cualquier posible satisfacci´ on: o n: y si tenemos un deseo instintivo de bien para la posteridad, entonces, este deseo, por la propia naturaleza del problema, nunca se puede satisfacer, puesto que su objetivo se alcanza, en todo caso, cuando se est´ a muerto. Parece m´ as as bien que el innovador no quiere decir que debamos obedecer al Instinto, ni que nos satisfar´ a el hacerlo, sino que ser´ıa ıa conven conv enie iente nte obedecerlo. ( (
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17 Pero Pero ¿por qu´ qu´e tenemos tenemos que obedecerl obedecerlo? o? ¿Exist ¿Existee otro instin instinto to de orden orden superior que nos obligue a hacerlo; y un tercero de mayor orden a´ un que nos obligue a obedecer a este segundo: una recurrencia infinita de instintos? Se puede presumir presumir que esto es imposible, pero no existen existen otras opciones op ciones.. A partir de la proposici´on on de car´ acter acter psicol´ ogico ogico Algo me impulsa a hacer esto y lo otro no se puede ingenuamente inferir el principio pr´ actico actico Debo obedecer a este impulso . Aunque fuera cierto que los hombres tienen un impulso espont´aneo aneo e irreflexivo para sacrificar su propia vida en beneficio de sus cong´eneres, enere s, otra cuesti´ cuestion o´n muy distinta es si deben controlar o consentir este impulso; puesto que incluso el innovador admite que muchos impulsos (los que entran en conflicto con la preservaci´ on de la especie) se deben controlar. on Y admitir esto nos lleva a una dificultad a´un un m´as as esencial. ( (
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Decirnos que obedezcamos al Instinto es decirnos que obedezcamos a la gente . Y la gente dice cosas muy variopintas, al igual que los instintos. Nuestros instintos est´an an en conflicto. Si se sostiene que el instinto de preservar la especie debe ser obedecido a expensas del resto de instintos, ¿de d´onde onde se deriva esta regla de precedencia? Hacer caso a tal instinto, que nos habla en su propia causa, y decidir decidir a su favor favor ser´ ser´ıa una simpleza. simpleza. Cada instinto, si se le presta atenci´ on on pretender´ a ser satisfecho a expensas del resto. Por el simple hecho de prestar atenci´ o n a uno en vez de a otro habremos on prejuzgado el problema. Si en dicha comparaci´ on no tenemos en cuenta la on dignidad comparativa de cada uno, nunca la podremos extraer de ellos. Y el conocimiento conocimiento no puede ser instinti instintivo vo en s´ı mismo: mismo: el juez no puede ser una parte de lo que se juzga; en caso de serlo, la decisi´on o n no tiene valor y no existe un terreno en el que situar la preservaci´on on de las especies por encima de la autoconservaci´ on on o del instinto sexual. ( (
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La idea de que, sin apelar a una instancia superior a los propios instintos, es posib posible le encon encontra trarr un funda fundame men nto por el que que dar prepond preponder eranc ancia ia a un instinto frente al resto se presenta muy complicada. Para ello, nos aferramos a palabras bald´ bald´ıas: lo llamaremos el instinto b´asico asico o el fundamental , o el primario o el m´as as profundo . No sirve para mucho. O estas palabras ocultan un juicio de valor que va m´ as all´ a del instinto y, por tanto, no puede derivar derivar de ´el, el, o bien, simplemente, simplemente, recogen la intensidad intensidad que despierta despierta en nosotros, la frecuencia con que se manifiesta o su amplia difusi´on. on. Seg´ un un lo primero, todo intento de basar el valor en el juicio se ha desechado; seg´ un lo segundo, estas observaciones sobre los aspectos cuantitativos de un hecho de car´acter acter psicol´ogico ogico no nos conducen a una conclusi´ on on pr´ actica. actica. Es el viejo dilema. O estas premisas ocultan un imperativo o la conclusi´on o n se queda ( (
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2. El camino amino
simplemente en lo indicativo. Finalmente, no tiene mucha utilidad preguntarse si existe alg´ un un instinto por el que preocuparse por la posteridad o por preservar la especie. Yo no lo descubro en m´ı mismo; adem´ as, soy un hombre poco propenso a pensar en as, el futuro lejano: prefiero leer con placer a Mr. Olaf Stapledon. Y me parece a´un u n m´as as dif´ dif´ıcil pensar p ensar que la mayor mayor´´ıa de la gente que se ha sentado sentado en el asiento de enfrente en el autob´ u s o que ha hecho cola a mi lado, sienta un us impulso irreflexivo para hacer algo por la especie o por la posteridad. S´ olo olo la gente educada de un modo particular ha podido tener en consideraci´ on on la idea posteridad . Es dif´ dif´ıcil atribuir atribuir al instinto instinto nuestra nuestra actitud hacia un objeto que existe s´olo o lo para los hombres reflexivos. Lo que poseemos por naturaleza es un impulso para proteger a nuestros hijos o nietos: un impulso que se hace cada vez m´as as d´ebil ebil conforme la imaginaci´ on on se retrotrae hasta morir en los desiertos desiertos del abrumador futuro . Ning´un un padre, guiado por este instinto, instinto , podr po dr´´ıa so˜nar, nar, por un instante siquiera, en anteponer las exigencias de sus hipot´eticos eticos descendientes a las del beb´e que en ese momento chilla y patalea en la habitaci´ habita ci´on. on. Los que aceptamos el Tao deber´ deb er´ıamos, ıam os, quiz´ quiz as, a´s, decir que tendr´ tendr´ıan que hacerlo: pero p ero eso no est´ a claro para los que consideran al instinto como la fuente de todo valor. En la medida en que pasamos del amor maternal a la planificaci´ on racional del futuro estamos pasando del terreno on del instinto al de la elecci´on o n y la reflexi´on: o n: y si el instinto es el origen del valor, la planificaci´on on del futuro futuro deber´ deber´ıa ser una cosa cosa menos menos respetabl respetablee y digna de menor consideraci´ consideracion o´n que el modo mo do de hablarle a un beb´ b eb´e o los mimos de una madre cari˜ nosa; nosa; o que las an´ecdotas ecdotas de colegio m´ as a s banales de un padre ya mayor. Si nos basamos en el instinto, estas cosas son lo sustancial, y la preocupaci´on on por el futuro la sombra; la enorme sombra danzante de la felicidad infantil proyectada sobre la pantalla de un futuro incierto. No digo que esta proyecci´on o n sea algo malo: pero, en tal caso, no creo que el instinto sea la cimentaci´on on de los juicios de valor. Lo que es absurdo es exigir que la preocupaci´ on por el futuro encuentre su justificaci´ on on on en el instinto y despu´es es mofarse en cada momento del unico ´ instinto en el que se supone que se sustenta, apartando a los ni˜ nos del regazo de la madre y llev´ nos andolos andolos a la guarder´ guarder´ıa o al parvulario en aras ara s de progreso de la raza venidera. ( (
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La verdad, as´ as´ı, se pon ponee de manifiesto manifie sto finalmente; finalme nte; ni n i a trav´es es de d e determina det ermina-das operaciones, manejando proposiciones de hecho, ni apelando al instinto puede el innovador encontrar fundamento para su sistema de valores. Ninguno de los principios que le son necesarios los va a encontrar en tales posiciones: pero s´ı los debe encontrar en alg´ un un otro sitio. Todo cuanto alcanzan ( (
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19 a abarcar abarcar los cuatro mares lo siento como hermano herm ano m´ıo (XII,5) dice Confucio del Chiintzu , el cuor gentil o gentilhombre. Humanum a me alienum puto dice el estoico. Haz t´ u como si lo hicieran contigo dice Jesus. La humaniacticos acticos que hay dad debe ser preservada dice Locke. Todos los principios pr´ ) )
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detr´as as del problema que se le plantea al innovador acerca de la posteridad, o de la sociedad, o de la especie, est´an, an, desde tiempo inmemorial, en el Tao. Y en ning´ un otro sitio; salvo que uno acepte sin resquicio de duda que esto un es al mundo de la acci´on on lo que los axiomas axiomas son al mundo mundo de la teor´ teor´ıa, no se puede encontrar ning´ un g´enero un enero de principios pr´ acticos. acticos. Y adem´as, a s, no se puede llegar a ellos como conclusiones: son premisas. Se les puede considerar -puesto que no existe una raz´on on para ellos de la clase de raz´on on que exigen Gayo y Tito- sentimientos: pero, en tal caso, se deben dejar de comparar los valores reales o racionales con el valor sentimental. En tal supuesto, todo valor ser´ ser´ıa sentimen sentimental; tal; y se debe admitir admitir (so pena de desestimar desestimar cualquier cualquier valor) que todo sentimiento no es algo simplemente subjetivo. Se les debe considerar, por otra parte, tan racionales -o, m´ as bien, tan la racionalidad as misma-, misma-, como las cosas m´as as obvias y razonables, aquellas que ni exigen ni admiten verificaci´on on alguna. Pero entonces se debe admitir que la Raz´ on on pueda ser pr´ actica, actica, que un deber´ be r´ıa no se debe despachar tranquilamente porque no pueda generar un es que lo acredite. acredite. Si nada es evidente evidente en s´ı mismo, mismo, nada se puede demostrar. Del mismo modo, si nada es obligatorio obligatorio por p or s´ı mismo, nada es en absoluto obligatorio. ( (
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A alguien alguien le podr´ podr´ıa parecer parecer que he encubie encubierto, rto, simple simplemen mente, te, bajo otro nombre lo que siempre se entendi´ o por instinto b´asico asico o fundamental. Pero las implicaciones van mucho m´ as as all´a del simple juego de palabras. El innovador ataca los valores tradicionales (el Tao) en defensa de lo que ´el, el, en principio, cree que son (bajo un punto de vista muy particular) valores racionales o biol bi ol´´ogic og icos os . Pero como hemos visto, todos los valores que utiliza para atacar el Tao, y que cree sustitutorios del mismo, se derivan del propio Tao. Si ´el el realmente realmente se ha remontado remontado de nuevo nuevo a la l´ınea de partida, siendo ajeno a la tradici´on on humana en el terreno de los valores, ning´ un un subterfugio le puede haber ayudado a avanzar ni siquiera un metro en la concepci´on on por la que un hombre hombre deber´ deber´ıa morir por la comunidad comunidad o trabajar para la posteridad. Si falla el Tao, fallan fa llan con ´el el las propias concepciones del innovador respecto a los valores. Ninguna de ellas puede exigir una auto´ ridad distinta a la del Tao. Unicamente gracias a ciertos aspectos del Tao que ´el el ha heredado hered ado est´a capacitado para atacarlo. La cuesti´ on on es, por tanto, qu´e autoridad auto ridad tiene ´el el para p ara aceptar acept ar ciertos ciert os aspecto asp ectoss del de l Tao y rechazar otros. Puesto que los aspectos que rechaza no tienen autoridad alguna, tampoco la ( (
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2. El camino amino
tienen los que acepta; y si lo que acepta es v´alido, alido, tambi´ en en lo es lo que no acepta. El innovador , por p or ejemplo, valora muy positivamen positivamente te los anhelos de posteridad. No puede encotrar otra exigencia de posteridad v´ alida alida que no sea el instinto o (en el sentido moderno) la raz´ on. on. De hecho, est´a deduciendo nuestro deber hacia la posteridad a partir del Tao; nuestro deber de hacer el bien a todos los hombres es un axioma de la Raz´ on o n Pr´ actica, actica, y nuestro deber de hacer el bien a nuestros descendientes se deduce claramente de ella. Pero, entonces, sea cual fuere la modalidad del Tao que haya llegado hasta nosotros, junto al deber frente a nuestros hijos y descendientes est´ a el deber para con nuestros nuestros padres y nuestros nuestros ancestros. ancestros. ¿En base a qu´ e aceptamos aceptamos lo uno y rechazamos lo otro? Nuevamente, el innovador puede anteponer un criterio econ´ omico: alimentar y vestir a la gente es el gran fin; en pos de omico: ´el, el, se deben dejar de lado los escr´ upulos respecto a la justicia y a la buena upulos fe. El Tao, por supuesto, supuesto, concuerda concuerda con ´el el en la necesidad necesidad de alimentar alimentar y vestir a la gente; a menos de que el innovador se apoyara en el Tao, nunca podr po dr´´ıa haber ha ber aprendido apre ndido tal deber. deb er. Pero junto j unto a ´este, este, en el Tao se encuentran esas exigencias de justicia y buena fe que est´ a dispuesto a desde˜ nar. nar. ¿Cu´al al ´ es su justificaci´on? on? El puede ser jingoista, racista, nacionalista radical; uno que sostiene que el progreso de su pueblo es el fin al que hay que supeditar todo lo dem´as. as. Pero ning´ un un tipo de observaci´on on de los hechos, ninguna apelaci´on on al instinto podr´a cimentar esta opini´on. on. Una vez m´as, as, est´a, a, de hecho, deduci´ deduc i´endolo endol o a partir part ir del Tao: un deber contra´ contra´ıdo con nuestra gente, por p or el simple hecho de serlo; parte de la moral tradicional. Pero, junto a este deber -y limit´andoloa ndolo- , en el Tao subyacen los inalienables deseos de justicia y la norma por la que, en la Larga Carrera, todos los hombres son nuestros hermanos. ¿De d´ onde onde le viene al innovador la autoridad para seleccionar y decidir? ( (
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Puesto que no encuentro respuestas para estas preguntas, extraigo las siguientes conclusiones. Lo que he llamado por convenio Tao y que otros llaman Ley Natural o Moral Tradicional o Principios B´ asicos asicos de la Raz´on on Pr´ actica actica o ´ Fundamentos Ultimos, no es uno cualquiera de entre los posibles sistemas de valores. Es la fuente unica u ´ nica de todo juicio de valor. Si se rechaza, se rechaza todo valor. Si se salva alg´un un valor, todo to do ´el el se salva. El esfuerzo por refutarlo y construir un nuevo sistema de valores en su lugar es contradictorio en s´ı mismo. Nunca ha habido, y nunca habr´ a, un juicio de valor radicalmente a, nuevo en la historia de la humanidad. Lo que pretenden ser nuevos sistemas o (como ahora se llaman) ideo id eolo logg´ıas ıa s , consisten en aspectos del propio Tao, ( (
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21 tergiversados y sacados de contexto y, posteriormente, sublimados hasta la locura en su aislamiento, aun debiendo al Tao, y s´olo olo a ´el, el, la validez que poseen. Si el deber para con mis padres es una superstici´ on, on, entonce ento ncess tambi´ tamb i´en en lo es el deber respecto a la posteridad. p osteridad. Si la justicia es una superstici´ sup erstici´on, on, tambi´en en lo es e s el e l debe d eberr hacia h acia mi pa p a´ıs o mi pueblo. pu eblo. Si la b´ usqueda de conocimiento usqueda cient´ cient´ıfico es un valor real, rea l, entonces tambi´ en en lo es la fidelidad conyugal. La rebeli´ reb eli´on on de las nuevas ideolog ideolo g´ıas contra el Tao es la rebeli´on o n de las ramas contra el arbol: a´rbol: si los rebeldes pudieran vencer se encontrar´ encontrar´ıan con co n que se han destruido a s´ı mismos. La mente humana no tiene t iene m´ as as poder para inventar un nuevo valor que para imaginar un nuevo color primario o, incluso, que para crear un nuevo sol y un nuevo firmamento que lo contenga. ¿Signifca esto, entonces, que no se puede progresar respecto a nuestra percepci´ on del valor?, ¿que estamos obligados para siempre por un c´ on odigo odigo inmutable establecido de una vez por todas? ¿Y es posible, en todo caso, hablar de obediencia a lo que he llamado el Tao? Si juntamos, como yo he hecho, las morales tradicionales de Oriente y Occidente, la cristiana, la pagana paga na y la jud ju d´ıa, ¿no ¿ no hallar ha llar´´ıamos muchas contradic co ntradicciones ciones y algunos al gunos absurdos absur dos entre ellas? Debo admitir que s´ı. Algo de cr´ cr´ıtica, la eliminaci´ on on de algunas contradicciones, incluso algo de desarrollo real es necesario. Pero hay dos formas muy distintas de criticar. Un te´orico orico del lenguaje podr´ podr´ıa aproximarse aproximarse a su lengua nativa, nativa, desde su exterior , considerando la genialidad de la misma como algo que no ejerce un derecho sobre ´el el y consintiendo el deterioro de terioro al por mayor de la lengua y de su uso en aras de una conveniencia comercial o de una mayor precisi´ on on cient cient´ıfica. Esto es una cosa. Un gran poeta, que ha amado, y ha sido bien educado en su lengua materna , puede introducir tambi´ en en grandes modificaciones en ella, pero sus cambios en el lenguaje est´ an an hechos con el esp´ esp´ıritu del propio lenguaje: act´ ua u a desde el interior . Es la propia lengua que padece las modificaciones la que las inspira. Y esto es otra cosa bien distinta; tan distinta como lo es la obra de Shakespeare de nuestro Curso B´ asico asico de Lengua. Es la diferencia entre la modificaci´ on desde dentro y la modificaci´ on on on desde fuera fuer a del lenguaje: lengua je: entre lo org´anico anico y lo quir´ quirurgico. ´ ( (
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Del mismo modo, el Tao admite el desarrollo desde su interior. Quienes comprenden comprenden y han sido guiados por el esp´ esp´ıritu del Tao pueden modificarlo en las diversas diversas direcciones direcciones que su propio esp´ esp´ıritu les sugiere. sugiere. Y s´ olo ol o ´esto es toss pueden saber qu´e direcciones son ´estas. estas. El que es ajeno aj eno a ´el, el, nada sabe del tema. Sus intentos intentos de modificar se contradicen contradicen por s´ı mismos, mismos, como hemos
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2. El camino amino
visto. Lejos de ser capaz de armonizar las discrepancias en su formulaci´ on on profundizando en su esp´ esp´ıritu, simplemente extrae extra e alg´ un un precepto que le llama la atenci´on on a causa de los accidentes de tiempo y espacio, y lo conduce a la muerte, pues no puede dar raz´ on on de ´el. el . S´olo olo desde el interior del Tao mismo se tiene autoridad para modificar el Tao. Esto es lo que indicaba Confucio cuando dijo Es in´ util aceptar consejo de quienes siguen un Camino distinto . Por la misma raz´on on Arist´oteles oteles advirti´o que s´olo olo aquellos que hubieran sido correctamente educados podr po dr´´ıan estudiar ´etica: etica: para el hombre corrupto, el que es ajeno al Tao, el aut´entico entico punto de partida pa rtida de esta ciencia es invisible. invisible. Puede ser hostil pero nunca nunca cr´ cr´ıtico: no sabe lo que est´ a en discusi´on. o n. Y por esto se ha dicho: La gente que no conoce la ley es detestable , y tambi´ ta mbi´en en u ´ til en los asuntos que El que cree no ser´ a maldito . Una mente abierta es util no conciernen a las cuestiones ultimas. u´ltimas. Pero una mente abierta respecto a las cuestiones ultimas u ´ ltimas que plantean tanto la Raz´on on Te´ orica orica como la Raz´ on on Pr´actica actica es una idiotez. Si un hombre mantiene una posici´ on on abierta frente a estas cuestiones, por lo menos debe mantener la boca cerrada, pues sobre ellas nada podr´ a decir: desde fuera del Tao no hay fundamento para criticar el propio Tao ni para criticar ninguna otra cosa. ( (
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Existen casos particulars en los que, sin duda, es cuesti´ on on delicada el decidir d´onde onde termina termi na la leg´ leg´ıtima cr´ cr´ıtica interna y d´onde onde empieza la nefasta nefast a cr´ cr´ıtica externa. En cualquier caso, siempre que se desaf´ desaf´ıa a un precepto de la moral mo ral tradicional a mostrar su validez validez como si recayera sobre ´el el peso de la prueba, haremos elegido la postura err´ onea. onea. La tentativa tentativa leg´ leg´ıtima del reformista es la de demostrar que el precepto en cuesti´ on entra en conflicto con alg´ on un un otro precepto que los defensores del primero admiten como m´ as as esencial incluso; o bien bien que no materia materializ lizaa el juicio juicio de valor al que deber´ deber´ıa de encarna encarnar. r. El ataque frontal frontal ¿Por qu´e?, e?, ¿qu´e bien bie n hace? hac e? ¿qui´en en lo ha dicho? dicho ? no es nunca admisible; y no porque sea severo u ofensivo, sino porque ning´ un un juicio de valor se puede justificar a ese nivel. Si se insiste en tal tipo de proceso se acabar´ acabar´ıa con co n todos los valores y, de d e este modo, se acabar´ acabar´ıa con co n las bases que fundamentan tanto la cr´ cr´ıtica como el objeto ob jeto de la misma. No se le debe de be poner p oner una pistola en la sien al Tao. Tampoco debemos posponer la obediencia a un precepto en tanto se verifica su validez. S´olo olo aquellos que practican el an. El hombre instruido, el cuor gentil , y s´olo an. olo ´el, el, es capaz de Tao lo entender´ reconocer la Raz´ on on cuando ´esta esta se presenta. presenta. Es Pablo, Pablo, el fariseo, fariseo, el hombre hombre perfecto hasta el punto de lindar con la ley qui´ qu i´en en reco re cono noce ce c´omo om o y d´ onde onde es deficiente la ley. ( (
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23 Con el fin de evitar malos entendidos, tengo que a˜ nadir nadir que, a pesar de ser yo mismo te´ te´ısta, e incluso incluso cristiano, cristiano, no estoy estoy aqu´ aqu´ı esbozando ning´ un argumento indirecto a favor del te´ te´ısmo. Tan s´ olo estoy argumentando que olo si debemos tener de alg´ un un modo valores, debemos aceptar los principios ultimos u ´ ltimos de la Raz´on on Pr´ actica actica como algo con validez validez absoluta; as´ as´ı, cualquier tentativ tentativa, a, siendo siendo esc´ esc´epticos epticos en este pun punto, to, de volve volverr a introducir introducir el valor m´as as abajo, sobre una base supuestamente m´ as as realista , est´a condenada al fracaso. Que esta posici´on on implique un origen sobrenatural del Tao o no, no es una cuesti´on on que me interese precisar aqu´ aqu´ı. ( (
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Entonces, ¿c´ omo se puede esperar que la mente moderna acepte la concluomo si´on on a la que hemos llegado? Este Tao al que parece que debemos atender como algo absoluto es, simplemente, un fen´ omeno como cualquier otro: el omeno reflejo en las mentes de nuestros antepasados del ritmo que la agricultura impon´ impon´ıa a sus vidas o, incluso, de su fisiolog´ fisiolog´ıa. Hasta ahora sabemos c´ omo omo se producen, en teor´ teor´ıa, tales fen´ omenos: pronto lo sabremos con detalles; omenos: y, eventualmente seremos capaces de producirlos a voluntad. Por supuesto, cuando cuand o no sab´ sab´ıamos de qu´e modo mod o se cre´ o la mente, aceptamos este accesorio mental mental como un dato, incluso como un amo. Aun as´ as´ı, muchos muchos objetos en la naturaleza que fueron nuestros amos se han convertido en nuestros esclavos. ¿Por qu´e no tambi´en en ´este? este? ¿Por qu´e se debe deb e quedar corta cort a nuestra conquista de la naturaleza, en est´ upida upida reverencia, reverencia, ante este elemento elemento ultimo u´ltimo y resistente de la naturaleza que hasta ahora se ha llamado conciencia del hombre? Nos amenazan con oscuros desastres si nos apartamos de ella: pero nos han amenazado en ese sentido los oscurantistas a cada paso de nuestro caminar, y todas las veces se ha mostrado falsa tal amenaza. Dicen que nos quedaremos sin valores si nos apartamos del Tao. Muy bien: probablemente, descubriremos que podemos desenvolvernos con comodidad sin ellos. Consideremos todas las ideas sobre lo que tenemos que hacer unicamente u ´ nicamente como una interesante interesa nte r´emora emora psicol´ psicologica: o´gica: apart´emonos emonos de todo eso y empecemos emp ecemos a hacer lo que nos plazca. Decidamos por nosotros mismos lo que debe ser el hombre y hagamos que lo sea: pero no sobre la base de un valor imaginado, sino porque queremos que sea eso y no otra cosa. Una vez dominado nuestro entorno, domin´emonos emonos a nosotros mismos y elijamos nuestro propio destino. ( (
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Esta es una posici´on o n muy plausible: y a los que la sostienen no se les puede acusar de contradictori contradictorios os como a los esc´ esc´epticos epticos sin coraz´ on que a´ un un esperan encontrar valores reales cuando han desechado los tradicionales. Esto ultimo u ´ ltimo supone el rechazo rechazo total del concepto de valor. Necesitar´ Necesitar´e otra lecci´ on on para considerarlo. ( (
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2. El camino amino
Cap´ıtulo 3 La aboli ab olici´ ci´ on on del hombre hombr e La conquista de la Naturaleza por parte del hombre es una expresi´on on utilizada habitualmente para describir el progreso de las ciencias aplicadas. El Hombre ha derrotado a la Naturaleza , le dijo alguien a un amigo m´ m´ıo hace poco p oco tiempo. En su contexto, contexto, estas palabras ten´ ten´ıan una cierta tr´ agica agica belleza, pues quien las pronunciaba se estaba muriendo de turberculosis. No importa , sigui´o diciendo; S´e que soy una de las bajas. baja s. Est´ a claro que hay bajas tanto en la parte ganadora como en la perdedora. Pero eso no altera el hecho de que sea ganadora . He elegido esta historia como punto de partida con el fin de poner en claro que no deseo menospreciar todo lo que de verdaderamente beneficioso existe en el proceso descrito como ”La conquista humana”, y mucho menos toda la verdadera pasi´ on y el sacrificio personal on que lo han hecho posible. Pero una vez dicho esto, debo proceder a analizar esta concepci´ on o n un poco m´ as as de cerca. ¿En qu´e sentido es el Hombre el poseedor de un poder creciente sobre la naturaleza? ( (
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Consideremos Conside remos tres ejemplos ejempl os t´ıpicos: ıpicos : el avi´on, on, la radio y los anticonceptivos. En una comunidad civilizada y en tiempos de paz, cualquiera que se lo pueda permitir puede hacer uso de estas tres cosas. Pero no se puede decir estrictamente que quien lo hace est´e ejercitando ejercita ndo su poder po der personal p ersonal o individual sobre la Naturaleza. Si te pago para que me lleves no se puede decir que yo sea un hombre hombre con poder´ poder´ıo. Todas y cada una de las tres cosas que he mencionado mencionado les pueden ser negadas a algunos hombres por parte de otros hombres: por los que las venden, o por los que permiten la venta, o por los que poseen los medios de producci´on o n o por quienes los producen. Lo que llamamos el poder del Hombre es, en realidad, un poder que poseen algunos hombres, que pueden permiti p ermitirr o no que el resto de los hombres se beneficien de ´el. el. De nuevo, en lo que se refiere al poder del avi´ on o de la radio, el Hombre es tanon to el paciente u objeto como el poseedor de tal poder, puesto que es blanco 25
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3. La abolici´ abolici´ on del hombre hombre
tanto de las bombas como de la propaganda. En lo que respecta a los anticonceptivos, existe parad´ ojicamente un sentido negativo por el que todas las ojicamente posibles generaciones futuras son pacientes u objetos de un poder que ejercen sobre ellas los que a´un un viven. A trav´es es de la contracepci´ on, on, simplemente se les niega la existencia; existencia; a trav´ trav´es es de la contracepci´ contracepci´ on, usada como medio de engendrar selectivamente, se les obliga a ser, sin que se les pida opini´ on, on, lo que una generaci´ on, por sus propias razones, pueda elegir. Bajo este punto on, de vista, lo que llamamos el poder del Hombre sobre la Naturaleza se revela como un poder ejercido por algunos hombres sobre otros con la Naturaleza como instrumento. Por supuesto que es un t´opico opico lamentarse de que, hasta ahora, los hombres han usado equivocadamente equivocadamente y contra contra sus propios cong´eneres eneres el poder que la ciencia les ha otorgado. Ni siquiera es ´este este el punto punto sobre el que pretendo reflexionar. No me estoy refiriendo a abusos o corrupciones particulares que una mayor moralidad pudiera subsanar; estoy considerando lo que debe ser siempre y esencialmente lo que llamamos el poder del Hombre sobre la Naturaleza . Sin duda, este cuadro se podr p odr´´ıa modificar mo dificar con la estatalizaci´ estata lizaci´ on de las materias primas y de las empresas y mediante el control p´ ublico ublico de la investigaci´on on cient cient´ıfica. Pero, a menos de que existiera existiera un unico ´ Estado mundial, esto todav´ todav´ıa significar´ significar´ıa la preponderancia prepondera ncia de unas naciones sobre otras. E incluso en esta unica u´nica Naci´on on o Estado mundial, significar´ıa ıa (en general) el poder p oder de las mayor´ mayor´ıas sobre las minor´ minor´ıas y (en particular) el poder po der del gobierno sobre el pueblo. Y todas las acciones de poder a largo plazo, especialmente en lo que respecta a la natalidad, significan el poder de las generaciones previas sobre las posteriores. ( (
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Este ultimo u ´ ltimo punto no siempre se enfatiza lo suficiente, pues los estudiosos de los asuntos sociales a´ un un no han aprendido a prendido a imitar a los f´ f´ısicos en la consideraci´on on del tiempo como una dimensi´on. on. A fin de comprender totalmente lo que el poder del Hombre sobre la Naturaleza y, por tanto, el poder de algunos hombres sobre otros, significa realmente, debemos considerar en el tiempo la raza humana, desde la fecha de su aparici´on on hasta la de su extinci´on. on. Cada generaci´ on ejercita un poder sobre sus sucesores: y cada una, en on la medida en que modifica el medio ambiente que hereda y en la medida en que se rebela contra la tradici´ on, limita y se resiste al poder de sus predeceon, sores. Esto modifica el cuadro que, a veces, se nos presenta: una progresiva emancipaci´on on frente a la tradici´on on y un control progresivo de los procesos naturales resultantes del continuo incremento del poder humano. En realidad, por supuesto, si cada generaci´ on realmente alcanzara, mediante una educaon
27 ci´on on eugen´esica esica y cient´ cient´ıfica, el poder po der de realizar en sus descendientes lo que ella deseara, cualquier hombre que viviera tras dicha generaci´on on ser´ıa ıa objet ob jetoo de tal poder. po der. Y no ser´ ser´ıa m´ as as fuerte, sino m´as as d´ebil: ebil: aunque hayamos podido po dido poner util u ´til maquinaria en sus manos, habremos prefijado c´ omo omo se debe usar. Y si, como suele suceder, la generaci´ on que hubiera logrado el m´aximo on aximo poder sobre la posteridad fuera tambi´ tambi´en en la generaci´ generacion ´ m´as as emancipada de la tradici´on, on, se ver´ ver´ıa comprometida en reducir el poder p oder de sus predecesores pr edecesores tan dr´asticamente asticamente como el e l de sus sucesores. Tambi´ ambi´en en tenemos que recordar que, aparte de esto, cuanto m´ as reciente es una generaci´ as on, on, tanto m´as as cercana est´a de la fecha en que las especies se hayan de extinguir, y tanto menos poder tendr´ a para avanzar, pues sus sujetos ser´ an cada vez menos en n´ an umeumero. Por consiguiente, no se puede plantear la cuesti´ on on del poder conferido a la raza como algo que se asienta con firmeza en la medida en que la raza progresa. Los ultimos u ´ ltimos hombres, lejos de ser los herederos del poder, ser´ an an sobre todo to do los m´as as sujetos a la mano mortal de los grandes planificadores planificadores y manipuladores, y ser´an an menos capaces de ejercer un poder sobre el futuro. El cuadro resultante resultante es el de una ´epoca epoca dominante dominante -pongamos por caso el siglo X d.C.- que resiste resiste con ´exito exito a las generaciones generaciones precedentes precedentes y domina de forma irresistible a las posteriores y, por p or tanto, es la aut´entica entica gu´ıa ıa de la especie humana. Y centr´ and onoss en esta andono est a genera gen eraci´ ci´on, on, (que (qu e es en s´ı una minor´ min or´ıa ıa infinitesima infinitesimall de la especie) el poder lo ejercer´ a una minor mino r´ıa a´un un m´as as reducida. reducida. La conquista de la Naturaleza, si se cumple el sue˜ no no de ciertos cierto s cient´ cient´ıficos planificadores, resultar´ a ser el proyecto de algunos cientos de hombres sobre miles de millones de ellos. Ni hay ni puede haber incremento incremento alguno del poder por parte del Hombre. Todo poder conquistado por en un por el hombre es tambi´en poder ejercido sobre el hombre. Todo avance avance debilita al tiempo que fortalece. fortalece. En toda victoria, el general, adem´ as as de triunfar, es tambi´ en en el esclavo esclavo que sigue al coche triunfal. A´un un no estoy considerando si el resultado de tales victorias ambivalentes es bueno o malo. S´ olo pretendo clarificar lo que significa la conquista de la olo Naturaleza verdaderamente y, en especial, cu´ al al es el pelda˜no no final de tal conquista (pelda˜ no que, por otra parte, no parece estar lejano). El pelda˜ no no no final se alcanza cuando mediante la eugenesia, mediante la manipulaci´ on on prenatal y mediante una educaci´on on y una propaganda basadas en una perfecta psicolog´ psicolog´ıa aplicada, el Hombre logra un completo control sobre s´ı mismo. La naturaleza humana ser´a el ultimo u ´ ltimo eslab´on on de la Naturaleza que capitular´a ante el Hombre. En ese momento se habr´ a ganado la batalla. Habremos arrancado el hilo de la vida de las manos de Cloto y, en adelante, seremos ( (
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3. La abolici´ abolici´ on del hombre hombre
libres para hacer de nuestra especie aquello que deseemos. La batalla estar´ a, a, ciertamente, ganada. ¿Pero qui´en, en, en concreto, la habr´ ha br´ a ganado? El poder del Hombre Hombre para hacer de s´ı mismo mismo lo que le plazca plazca signifi significa, ca, como hemos visto, el poder de algunos hombres para hacer de otros lo que les place. No cabe duda de que siempre, a lo largo de la historia, la educaci´ on on y la cultura, de alg´un un modo, han pretendido ejercer dicho poder. Pero la situaci´on on que tenemos en ciernes es novedosa en dos aspectos. En primer lugar, el poder estar´ a magnificado. Hasta ahora, los planes educativos han logrado poco po co de lo que pretend´ pretend´ıan y de hecho, cuando los repasamos ( c´ omo Plat´on on considera a cada ni˜ no no un bastardo que se refugia tras un pupitre , y c´omo omo Elyot desear´ıa ıa que el ni˜ no no viese hombre alguno hasta los siete a˜ no nos nos y, cumplida esta edad, no viese a ninguna mujer, y c´ omo omo Locke quiere a los ni˜nos nos con zapatos rotos y sin aptitudes para la poes´ poes´ıa) podemos agradecer la beneficiosa obstinaci´ on de las madres reales, de las ni˜neras on neras reales, y, sobre todo, de los ni˜nos nos reales por mantener la raza humana en el grado de salud que todav t odav´´ıa tiene. Pero los que moldeen al hombre en esta nueva nueva era er a estar´ estaran ´ armados con los poderes de un estado omnicompetente y una irresistible tecnol tec nolog´ og´ıa ıa cient´ıfica: ıfic a: se obtend obt endr´ r´ a finalmente una raza de manipuladores que podr´ an, verdaderamente, moldear la posteridad a su antojo. an, ( (
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La segunda diferencia es, si cabe, m´ as as importante a´ un. un. En los antiguos sistemas, sistemas, tanto el tipo de hombre que los educadores educadores han pretendido pretendido producir como sus motivos para hacerlo estaban prescritos por el Tao: una norma a la que estaban sujetos los propios maestros maestro s y frente a la que no pretend´ıan ıan tener t ener la libertad de desviarse. No aquilataban a los hombres seg´ un un un esquema por ellos preestablecid preestablecido. o. Manejaban Manejaban lo que hab hab´´ıan recibido: recibido: iniciaban iniciaban al joven joven ne´ofito ofito en el misterio misterio de la humanidad humanidad que a ambos concern´ concern´ıa; es decir: los p´ajaros ajaros adultos ense˜ nando nando a volar a los j´ovenes. ovenes. Pero esto se modificar´ a. a. Los valores no son simplemen simplemente te fen´ omenos naturales. Se pretende generar juicios omenos de valor en el alumno como resultado de una manipulaci´ on. on. Sea cual fuere el Tao, ser´a el resultado y no el motivo de la educaci´on. on. Los Manipuladores se han emancipado de todo esto. Han conquistado una parcela m´as a s de la Naturaleza. El origen ultimo u ´ ltimo de toda acci´on on humana ya no es, para ellos, algo dado. Es algo que manejan, como se hace con la electricidad: es misi´ on on de los Manipuladores controlar dicho origen orige n y no someterse a ´el. Saben Sab en c´ omo qu´e tipo de concien conciencia cia suscit suscitar. ar. Ellos Ellos se sit´ uan aparte, por concienciar y qu´ encima. encima. Estamos considerando el ultimo u´ltimo eslab´on on de la lucha del Hombre ante la Naturaleza. La ultima u ´ltima victoria se ha producido. La naturaleza humana ha sido conquistada y tambi´en, en, por p or consiguiente, ha conquistado, sea cual cua l fuere
29 el sentido de dichas palabras. Los Manipuladores, en ese punto, estar´ an en condiciones de elegir el tipo an de Tao artificial que quieran imponer, seg´ un sus propias razones adecuadas, un sobre la raza humana. Son los motivadores, los creadores de motivos. ¿Pero a partir de d´ onde onde sacar´ an an ellos esos motivos? En principio, quiz´as as tengan reminiscencias en sus propias mentes del antiguo Tao natural. Por tanto, se considerar´ an an a s´ı mismos como servidores y guardianes de la humanidad y creer´ an an tener el deber de hacerlo bien . Pero s´olo olo la confusi´ confusion o´n les permitir´a permanecer en esta situaci´ on. on. Consideran el concepto de deber como el resultado de ciertos procesos que ahora pueden gobernar. Su victoria ha consistido, precisamente, en pasar del estado en que eran objetos de dichos procesos al estado en que los utilizan como herramientas. Una de las cosas que deben decidir ahora es si condionarnos al resto de tal modo que podamos seguir teniendo la vieja idea del deber y las antiguas reacciones ante ´el. el. ¿De qu´e manera les puede ayudar el deber a decidir decidir una cosa as´ as´ı? Someten a juicio el propio deber: pero en dicho dicho juicio juicio el deber no puede ser al tiempo juez. Y, as´ as´ı, lo intr´ intr´ınsecamente bueno se queda estancado, no mejora. Saben con precisi´ on on c´omo omo producir en nosotros una docena de concepciones diferentes del bien. La cuesti´ on on es cu´al al de ellas se lleva a la pr´actica, actica, en caso de que se lleve alguna. Ninguna de las distintas concepciones del bien les puede ayudar a decidir. Es absurdo centrarse en algo que se compara para hacerlo modelo de comparaci´ on. on. ( (
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A alguien le podr´ p odr´ıa ıa parecer que estoy imaginando dificultades dificulta des ficticias para mis Manipuladores. Otros cr´ cr´ıticos, m´ as as ingenuos, ingenuos , podr´ p odr´ıan ıan preguntar: preg untar: ¿Por qu´e presup p resupones ones que son tan malvados? Sin embargo, yo no presupongo que sean hombres malvados, malvados, pues ni siquiera siquiera son ya hombres -en el antiguo antiguo sentido de la palabra-. Son, si se quiere, hombres que han sacrificado su parte de humanidad tradicional a fin de dedicarse a decidir lo que a partir de ahora ha de ser la Humanidad . Bueno y malo , aplicadas a ellos, son palabras vac´ vac´ıas, puesto que el contenido de las mismas se deriva, en adelante, de ellos mismos. No es ficticia, por consiguiente, la dificultad. Podemos suponer que fue posible decir: Despu´es es de todo, to do, la mayor´ mayor´ıa queremos querem os m´ as as o menos lo mismo: comida, bebida e intercambios sexuales, diversi´ on, on, arte, ciencia, y una vida lo m´as as larga posible para los individuos y para la especie. Dig´ amosamosles, simplemente: Esto es lo que nos gusta; y manipulemos a los hombres de modo que logremos el objetivo. ¿Cual es el problema? Pero no es ´esta esta la respuesta. En primer lugar, es falso que a todos nos gusten las mismas cosas. ( (
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3. La abolici´ abolici´ on del hombre hombre
Pero aunque a unque as´ as´ı fuera, fu era, ¿qu´e motivo mo tivo impulsa i mpulsa a los Manipulador Manip uladores es a despreciar despr eciar satisfaccione satisfaccioness y vivir vivir d´ıas laboriosos a fin de que, en el futuro, tengamos lo que nos gusta? ¿Su deber? Su deber no es otro que el Tao, que decidir´an a n si imponernos o no, pero que no ser´ a v´ alido alido para ellos. Si lo aceptan acept an ya no ser´ıan ıan los que deciden sobre las conciencias, sino que a´ un estar´ıan un ıan sujetos sujet os al Tao y, en tal caso, ca so, no habr´ habr´ıa acontecido aco ntecido la conquista definitiva de la Naturaleza. Natura leza. ¿La preservaci´ on on de las especies? especies? ¿Por qu´e han de ser protegidas las especies? Uno de los problemas que dejar´ dejar´ıan tras ellos ser´ ser´ıa si a este sentimiento sentimiento hacia la posteridad (que bien saben ellos c´ omo producir) se le debe dar o no omo continuidad. No importa cuanto se retrotraigan o cuanto profundicen, pues no encontrar´ an base alguna sobre la que fundamentarlo. Todo motivo que an pretendan poner en juego se convertir´ a, a, de primeras, en petitio. No es que sean hombres malvados; es que no son hombres en absoluto. Apart´ andose andose del dad o un paso hacia el vac´ vac´ıo. Y no es que sean, necesariamente, gente Tao han dado infeliz. Es que no son hombres en absoluto: son artefactos. La conquista final del Hombre ha demostrado ser la abolici´ on on del Hombre. Pero no se detendr´ an an aqu´ aqu´ı los Manipuladores Manipuladores.. Donde acabo de decir que todos los motivos les han fallado, fallado, deber´ deber´ıa haber dicho dicho que les han fallado todos menos uno. Cualquier motivo cuya validez pretenda tener un peso m´as as all´a del sentimiento experimentado en un momento dado, les ha fallado. Se ha justificado todo salvo el sic volo, sic iubeo. Pero lo que nunca precis´ o de objetividad no lo puede destruir el subjetivismo. El impulso para rascarme cuando algo me pica o de desmontar un objeto cuando tengo curiosidad por ´el el es indiferente frente al hecho de que estas acciones resulten ser fatales para par a mi justicia, mi honor o mi preocupaci´on on por la posteridad. Cuando todo el que dice Es bueno es menospreciado, prevalece el que dice Yo quiero ; y no se puede refutar ni esclareceer porque nunca se tuvo la pretensi´ on o n de hacerlo. Los Manipuladores, por tanto, se motivan simplemente por su propia apetencia. No estoy estoy hablando hablando aqu´ aqu´ı de la corrupta influencia del poder, ni pretendo expresar el temor de que los manipuladores degeneren bajo la influencia influen cia del d el mismo. mismo . Las aut´ a ut´enticas enticas palabras palab ras corrupto y degenerado implican una doctrina de valores y, por tanto no tiene sentido en este contexto. Mi punto de vista es que quienes se mantienen al margen de todo juicio de valor no pueden tener fundamento alguno para preferir uno de sus impulsos a otro m´as as all´a de la fuerza sentimental de los mismos. ( (
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Podemos, Podemos, leg´ leg´ıtimamente, ıtimamente, esperar que de entre todos los impulsos impulsos que llegan a mentes as a s´ı vaciadas de todo motivo racional o espiritual , algunos de ellos sean bondadosos. Dudo mucho de que estos impulsos bondadosos, ( (
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31 arrancados de la preponderancia y la confianza que el Tao nos ense˜ na na a conferirles y abandonados simplemente a la fuerza natural y a la frecuencia que tienen como hechos psicol´ ogicos, ogicos, ejerzan influencia alguna. Y dudo tambi´ en en mucho que la historia nos muestre un solo ejemplo de un hombre que, habi´endose endose apartado de la moral tradicional trad icional y detentando un cierto poder, p oder, haya usado este poder de manera benevolente. M´ as bien me inclino a pensar que as los Manipuladores odiar´ odiar´ıan al manipulado. A pesar de considerar ilusoria la conciencia artificial que estos impulsos producen en nosotros, sus objetos, seguir´ seguir´ıan precibiendo que crean en nosotros una ilusi´ on de significado para nuestras vidas comparable -a nuestro favor- a su propia futilidad: y nos envidiar vidiar´´ıan como los eunucos eunucos envidian envidian a los hombres. hombres. Pero no quiero quiero insistir insistir en esto, pues es mera conjetura. Lo que no es conjetura es que nuestro deseo de una felicidad, incluso condicionada , permanezca en lo que habitualmente llamamos posibilidad : la posibilidad de que los impulsos bondadosos predominen en el fondo en nuestro Manipuladores. Pues sin el juicio la benevolencia es buena (es decir, sin reconsiderar el Tao) no se puede hallar fundamento alguno para dar preponderancia o estabilidad a estos impulsos frente al resto. Seg´ un un la l´ogica ogica de su postura, deben aceptar los impulsos tal y como se dan, seg´ un un una probabilidad. Y Probabilidad Pr obabilidad significa aqu´ aqu´ı NatuNat uraleza. Los motivos de los Manipuladores Manipuladores brotar´ an de la herencia recibida, de an la digesti´on, on, del tiempo que haga y de la asociaci´on on de ideas. Su racionalismo extremo -el profundizar m´ as as all´a de todo motivo racional -, les hace ser criaturas de comportamiento totalmente irracional. Si no se obedece al Tao, o uno se suicida, u obedecer al impulso (y, por tanto, en la Larga Carrera de la vida, a lo natural ) es la unica u ´ni ca v´ıa posibl po sible. e. ( (
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De modo que, por el momento, de la victoria del Hombre sobre la Naturaleza se saca una conclusi´ on: on: la sumisi´on on de toda la raza humana a algunos hombres, y estos hombres sujetos a lo que en ellos es puramente natural : a sus impulsos irracionales. La naturaleza, sin el obst´aculo aculo de los valores, rige a los Manipuladores Manipuladores , y a trav´ trav´es es de ellos, a toda la humanidad. humanidad. La conquista de la Naturaleza por parte del Hombre se revela, en el momento de su consumaci´on, on, como la conquista del Hombre por parte de la Naturaleza. Y cada batalla que creemos ganar nos lleva, paso a paso, a esta misma conclusi´ on. Todas las aparentes derrotas de la Naturaleza no han sido m´ on. as as que retiradas t´ acticas. acticas. Hemos cre´ cre´ıdo contratacar y ella s´ olo olo nos enga˜ naba. naba. La mano ma no que parec´ parec´ıa rendirse r endirse ante nosotros, nosotro s, realmente empu˜ naba el arma de la dominaci´on on permanente. Si se diera el caso de la existencia de un mundo totalmente planificado y manipulado (con el Tao reducido a mero producto de tal planificaci´ on), on), la Naturaleza no se volver volver´´ıa a preocupar de la inquieta ( (
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especie que se revolvi´o contra ella hace ya muchos millones de a˜nos; no s; no ser se r´ıa molestada ya m´as as por la ch´achara achara de la verdad, de la compasi´ on, on, de la belleza y de la felicidad. Ferum victorem cepit : y si la eugenesia es verdaderamente eficaz no habr´ a una segunda revuelta, sino un acomodo a los Manipuladores; y los Manipuladores, Manipuladores, a su vez, amoldados amoldados a ella hasta el d´ d´ıa en que la luna se descuelgue o el sol se enfr´ enfr´ıe.
Mi punto de vista se aclarar´ a a algunos si se reformula de distinta manera. Naturaleza es una palabra de significados diversos, lo que se comprende mejor si se consideran los varios ant´ onimos. Lo Natural es lo opuesto a lo onimos. Artificial, a lo Civil, a lo Humano, a lo Espiritual y a lo Sobrenatural. Lo Artificial no nos interesa en este momento. Sin embargo, si consideramos el resto de la relaci´on on de ant´ onimos, creo que nos podemos hacer una primera onimos, idea de lo que los hombres han entendido por Naturaleza y por lo opuesto a ella. La Naturaleza parece ser lo espacial y lo temporal en contraposici´ on on a lo que es espacial y temporal en menor medida o no lo es en absoluto. Parece ser el mundo de lo cuantitativo, en contraposici´ on o n al mundo de lo cualitativ cualitativo; o; de los objetos frente frente a lo que tiene conciencia de s´ı; de lo predeterminado frente a lo que es total o parcialmente aut´ onomo; onomo; de lo que no conoce el valor frente a lo que tiene y percibe el valor; de las causas efectivas (o, en algunos sistemas modernos, sin causalidad alguna) frente a las causas finales. Har´e uso ahora de aquello de que si entendemos una cosa anal´ anal´ıticamente y entonces la dominamos y la utilizamos para nuestra conveniencia, la reducimos a un nivel natural , en el sentido de que omitimos los juicios de valor que suscita, ignoramos su causa final (si la hubiera), y la tratamos en t´erminos erminos cuantitativos. Esta reducci´ o n de elementos, en lo que de otra on manera maner a ser s er´´ıa nuestra plena reacci´ reacc i´ on ante ella, es a veces muy significativa e, on incluso, dolorosa: hay que vencer alg´un un obst´aculo aculo antes de poder po der disecionar a un hombre muerto o a un animal vivo en el laboratorio. Estos objetos se resisten al movimiento de la mente a causa del cual se les empuja al mundo de lo meramente meramente Natural. Natural. Pero tambi´en en en otros casos, un precio parecido se logra por la fuerza de nuestro conocimiento anal´ anal´ıtico o nuestro poder po der manipulador, aun en el caso de que lo hayamos dejado de tener en cuenta. No consideramos el arbol a´rbol ni como Dr´ Dr´ıadas ni como un objeto bonito cuando lo talamos: y el primer hombre que lo hiciera debi´ o haber sentido sentido profundamente el precio a pagar; y los ´arboles arboles resinados de Virgilio y Spenser debieron ser ecos remotos del primitivo sentido de la impiedad. Las estrellas perdieron su dividnidad con el desarrollo de la astronom´ astronom´ıa, y el Dios Fecundo no tiene lugar en la agricultur agri culturaa qu´ımica. ımica. Para muchos, qu´e duda du da cabe, ca be, este proceso pro ceso es simplemente el descubrimiento gradual de que el mundo real es diferente del ( (
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33 que imaginamos, y que la antigua oposici´on on a Galileo o a los que desenterraban cad´ averes con fines investigadores es, simplemente, oscurantismo. Pero averes esto es s´olo olo parte de la historia. historia. De entre entre los cient´ cient´ıficos modernos, mo dernos, no es el m´as as grande el que percibe con seguridad que el objeto, una vez eliminadas sus propiedades cualitativas y reducido a mera cantidad, es totalmente real. Los cient´ıficos ıfic os peque pe que˜ nos, n˜os, y los peque˜nos nos seguidores acient´ acient´ıficos de la ciencia, s´ı podr p odr´´ıan pensar p ensar eso. Las L as grandes gr andes mentes saben sab en muy bien que el objeto, objet o, si se manipula de este modo, es una abstracci´on on artificial, porque se han omitido aspectos de su realidad.
Bajo este punto de vista, la conquista de la Naturaleza se nos presenta ante una nueva luz. Reducimos las cosas a mera Naturaleza con el fin de poder conquistarlas . Siempre estamos conquistando la Naturaleza, ya que Naturaleza es el nombre que damos a lo que hemos conquistado de alg´ un un modo. El precio que se paga por la conquista es el de tratar las cosas como mera Naturaleza. Toda conquista de la Naturaleza incrementa el poder de ´esta. esta. Las estrellas no son Naturaleza mientras no podemos p odemos pesarlas y medirlas; el alma no es Naturaleza Naturaleza mientras no podemos p odemos psicoanalizarla. psicoanalizarla. Arrebatar potencia a la Naturaleza es tambi´en en hacer hac er capitular capit ular las cosas ante la Naturaleza. En la medida en que este proceso se detiene cerca de la escena final, bien se puede sostener que los beneficios superan a los inconvenientes. Pero tan pronto como afrontamos el pelda˜ no final de reducir nuestra propia especie al no nivel de mera Naturaleza, todo el proceso se viene abajo, pues esta vez el su jeto que pretende obtener beneficios y el que resulta ser sacrificado coinciden. Este es uno de los muchos ejemplos en los que desarrollar un principio hacia lo que parece ser su conclusi´ on on l´ogica ogica produce p roduce un evidente absurdo. Es como aquel irland´ irlan d´es es que se dio cuenta de que un determi de terminado nado tipo tip o de estufa e stufa reduc´ıa ıa a la mitad la factura de combustible y lleg´ o a la conclusi´on on de que usando dos de esas estufas podr´ podr´ıa calentar calentar su casa sin utlizar combustible. combustible. Es la ganga que nos ofrece el mago: entrega tu alma, recibe poder a cambio. Pero una vez que hayamos entregado nuestras almas, es decir, que entregamos nuestras personas, el poder que se nos otorga no nos pertenecer´ a. a. Seremos, de hecho, esclavos esclavos y marionetas marionetas de aquello aquello a lo que hayamos hayamos entregado nuestras almas: del poder p oder del hombre para considerarse co nsiderarse a s´ s´ı mismo como mero objeto natural y para considerar sus juicios de valor como materia prima sujeta a libre manipulaci´on on cient´ cient´ıfica. La objeci´ ob jeci´on on para proceder de tal modo no reside en el hecho de que este punto de vista sea desagradable o repulsivo (como la primera vez que se est´a en un quir´ ofano) ofano) mientras nos acostumbramos a ´el: el: el desagrado y la impresi´on on son como mucho mucho una advertencia y un s´ıntoma. La verdadera objeci´ on on es que si el hombre hombre elige elige tratarse tratarse a s´ı mismo mismo como como ( (
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materia prima, se convertir´ a en materia prima; no en materia prima a manipular por p or s´ s´ı mismo, como con co n condescendencia imagina, sino a manipular por la simple apetencia, es decir, por la mera Naturaleza, personalizada en sus deshumanizados Manipuladores. Hemos estado intentando, como el rey Lear, jugar en dos frentes: entregar nuestras nuestras prerrogativ prerrogativas humanas humanas y, al tiempo, retenerlas. retenerlas. Y esto es imposible. imposible. O somos esp´ esp´ıritus racionales racionales obligados obligados a obedecer por siempre siempre los valores absolutos del Tao, o bien somos mera materia prima a amasar y moldear seg´ un un las apetencias de los amos, quienes, quienes, por hip´ otesis, no tienen otro motivo otesis, que sus impulsos naturales . S´olo olo el Tao proporciona una ley humana de actuaci´on on com´ un a todos, ley que abarca a legisladores y a leyes a un tiempo. un Una creencia dogm´atica atica en un valor objetivo es necesaria a la idea misma de una norma que no se convie convierta rta en tiran tiran´ıa, y una obedienc obediencia ia que no se convierta en esclavitud. ( (
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No estoy estoy pensando aqu´ aqu´ı exclusiv exclusivamen amente, te, ni siquiera siquiera principalmen principalmente, te, en quienes son por el momento nuestros enemigos p´ ublicos. El proceso que, de ublicos. no ser revisado, llevar llevar´´ıa a la abolici´on on del Hombre se extiende deprisa tanto entre comunistas y dem´ocratas, ocratas, como entre fascistas. Los m´etodos etodos pueden diferir (en un primer momento) en el grado de brutalidad. Muchos cient´ cient´ıficos con anteojos y mirada candorosa, candorosa, muchos actores populares, muchos muchos fil´ osofos aficionados entre nosotros tienen la misma significaci´ on o n de cara a la Larga Carrera Carrera que nos legisl legislador adores es nazis nazis en Aleman Alemania. ia. Los valores alores tradici tradicional onales es deben ser menospreciados y la humanidad se debe adaptar a un molde fresco hecho a voluntad (voluntad que debe ser, por hip´otesis, otesis, arbitraria) de algunos pocos afortunados de entre una generaci´ on afortunada que han aprendido on c´omo omo hacerlo. La creencia de que podemos inventar ideo id eolo log´ g´ıas ıa s a placer, y el consiguien consiguiente te trato que se le da a la humanidad humanidad como meros espec´ espec´ımenes, ımenes, como amasijos, amasijos, llega a afectar incluso a nuestro nuestro lenguaje. Ayer matamos a los hombres malvados: ahora acabamos con los elementos insociables. La virtud se ha convertido en integraci´ on , y la diligencia en dinamismo, y los chicos que parecen dignos de consideraci´ on on son potenciales potenciales funcionarios funcionarios . Lo m´as as digno de todo, las virtudes de la prudencia y la moderaci´ on, o n, e incluso la inteligencia ordinaria, es resistencia al mercado . ( (
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El verdadero significado de lo que hay en juego se ha ocultado con la utilizaci´on on del Hombre abstracto. No es que la palabra Hombre sea necesariamente una abstracci´ abstracci´ on. on. En el Tao mismo, en la medida en que permanecemos en ´el, el, nos damos cuenta de que la realidad concreta en la que participamos es la
35 de ser verdaderamente hombres: la voluntad real y com´ un un y la raz´on on com´ un un de la humanidad, viva, creciendo como un arbol a´rbol y buscando nuevas direcciones -seg´ un las circunstancias- de expresi´ un on on de lo bello y aplicaci´on o n de lo digno. Mientras hablamos desde dentro del Tao podemos hablar del Hombre con poder sobre s´ı mismo mismo en un sentido sentido verdaderame verdaderamente nte an´ alogo a un autocontrol individual. Pero en el momento en que nos apartamos del Tao y lo consideramos como mero producto subjetivo, tal posibilidad desaparece. Lo que tienen ahora en com´ un los hombres es una abstracci´ un on on universal, un m´ aximo aximo com´un un divisor, y la Conquista de uno mismo por parte del Hombre significa simplemente el establecimiento de la norma de los Manipuladores sobre el material humano manipulado, el mundo de la post-humanidad que, unos consciente y otros inconscientemente, todos los hombres de todas las naciones en este momento trabajan por lograr. Nada de lo que pueda decir puede hacer desistir a algunos de calificar estas p´aginas aginas como un ataque a la ciencia. Rechazo la acusaci´on, on, por supuesto: y los verdaderos Fil´osofos osofos de la Naturaleza (todav´ (todav´ıa quedan algunos a lgunos vivos) se dar´an an cuenta que en la defensa de los valores estoy defendiendo inter alia el valor del conocimiento, que muere como cualquier otra cosa cuando se le cortan las ra´ ra´ıces que le unen al Tao. Pero a´ un u n puedo ir m´ as as lejos. Sugiero que desde la propia Ciencia puede venir el remedio. He calificado como la ganga de un mago el proceso por el que el hombre entrega objeto tras objeto, y en ultimo u ´ltimo t´ermino ermino a s´ı mismo, a la Naturaleza Natur aleza,, esperando adquirir poder po der en contrapartida. Y expliqu´ e dicha afirmaci´on. on. El hecho de que q ue el e l cient cie nt´´ıfico haya tenido ten ido ´exito exito mientras que el e l mago ma go ha h a fracasa fr acasado, do, ha contrastado de tal modo ambas posiciones de cara al saber popular que la verdadera historia del nacimiento de la Ciencia ha sido mal interpretada. Es posible incluso encontrar a gente que escribe sobre el siglo XVI como si lo M´agico agico hubiera sido una herencia medieval y la Ciencia la cosa novedosa que surgi´o en un momento dado y elimin del mapa a lo M´ agico. agico. Los que han estudiado dicho periodo conocen mejor la historia. Hubo muy poco de m´agico agico en el Medievo: son los siglos XVI y XVII la eclosi´on o n de lo m´agico. agico. El verdadero esfuerzo m´ agico agico y el verdadero esfuerzo cient´ cient´ıfico son hermanos gemelos: uno estaba enfermo y pereci´ o , y el otro estaba sano y prosper´ o, o. o. Pero fueron hermanos gemelos. Nacieron a partir del mismo impulso. Admito que algunos de los primeros cient´ cient´ıficos (pero (p ero no ciertamente to dos) pudieran surgir por puro amor al conocimiento. Pero si consideramos el temperamento de dicha dicha ´epoca epoca como un todo podemos discernir discernir acerca del impulso impulso del que estoy hablando. ( (
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Hay algo que une lo m´agico agico y la ciencia aplicada y que separa a ambas de la sabi sa bidu dur´ r´ıa ıa de tiempos anteriores. Para los antiguos hombres sabios, el problema cardinal era c´ omo adaptar el alma a la realidad, y la soluci´ omo on on fue el conocimiento, la autodisciplina y la virtud. Para lo m´agico agico y para la ciencia aplicada, el problema es c´ omo adaptar la realidad a los deseos del hombre: omo y la soluci´on on es una determinada t´ecnica; ecnica; y ambos, aplicando dicha t´ecnica, ecnica, est´an an preparados prepa rados para par a hacer cosas que hasta entonces se hab´ hab´ıan considerado displacientes e imp´ imp´ıas, como desenterrar y mutilar a los muertos. ( (
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Si comparamos al pregonero mayor de la nueva era (Bacon) con el Fausto de Marlowe, las similitudes son impresionantes. Se puede leer en diversas cr´ cr´ıticas que Fausto ten´ ten´ıa sed de conocimiento. En realidad, a duras penas se habla de esto en la obra. No es cierto que pretenda algo de los demonios, sino que quiero oro, armas y mujeres. Todo lo que se mueve entre la quietud de los dos polos seguir´ a este mandamiento y un sonido m´agico agico es un dios poderoso . En la misma misma l´ınea, Bacon condena a los que valoran el conocimiento conocimiento como un fin en s´ı mismo: mismo: esto, para ´el, el, es como utilizar utilizar a una se˜ norita para obtener placer en lugar de una esposa para obtener frutos. norita El verdadero objetivo es extender el poder del Hombre a la realizaci´ on o n de cuantas cosas sean posibles. Rechaza lo m´ agico porque no funciona; pero su agico meta es la misma que la del mago. En Paracelso, los papeles del mago y del cient´ cient´ıfico se intercambian. Qu´e duda cabe de que quienes fundaron verdaderamente la ciencia moderna fueron normalmente aquellos cuyo amor por la verdad superaba a su amor por el poder; en todo movimiento aglutinador, la eficacia la consiguen los elementos positivos y no los negativos. Pero la presencia de elementos negativos es relevante para la direcci´ on on en que dicha eficacia se pone en juego. Quiz´ as as ser´ ser´ıa ir muy lejos el afirmar que el movimovimiento miento cient cient´ıfico moderno estaba viciado viciado desde su nacimiento nacimiento:: pero pienso pienso que ser´ ser´ıa cierto afirmar que naci´ o en un barrio poco recomendable y a una hora poco propicia. Sus triunfos pueden haberse conseguido demasiado r´ apido y el precio pagado puede haber sido demasiado caro: ser´ ser´ıa necesaria necesaria una reconsideraci´on, on, y algo as´ as´ı como un arrepentimiento. ( (
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¿Es posible, entonces, imaginar una nueva nueva Filosof´ Filosof´ıa Natural, continuamente consciente de que el objeto de la naturaleza producido por el an´alisis alisis y la abstracci´on o n no es la realidad sino tan s´olo olo un punto de vista siempre dispuesto a corregir dicha abstracci´ on? on? Apenas s´e lo que estoy pidiendo. He o´ıdo rumores de que el acercamiento acercamiento de Goethe a la naturaleza naturaleza merece mayor consideraci´ on; que incluso el Dr. Steiner pudiera haber encontrado algo on; en lo que los investigadores ortodoxos no hubieran recapacitado. La Ciencia ( (
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37 regenerada regenerada que tengo en mente mente no har´ har´ıa siquiera con el reino mineral y el vegetal lo que la Ciencia moderna mo derna pretende hacer con co n el mism´ mism´ısimo hombre. ho mbre. No explicar explica r´ıa nada d´ andolo por descontado. Cuando hablase de las partes andolo no deber´ deber´ıa olvidar el todo. Estudiando la cosa no deber´ deber´ıa perder de vista lo que Martin Buber llama la situaci´on o n del T´ u. u. La analog´ analog´ıa entre el Tao del Hombre y el instinto de una especie animal significa para la ciencia el proyectar nueva luz sobre lo que se desconoce (el instinto) mediante la realidad conocida desde dentro, que es la conciencia, y no mediante la reducci´on o n de la conciencia a la categor´ categor´ıa de instinto. Sus seguidores no ser´ an an libres con las palabras s´ olo o simplemente. Resumiendo, R esumiendo, conquistar´ conquistar´ıa la Naturaleza sin ser, al tiempo, tiemp o, conquistada por ella, y comprar co mprar´´ıa el conocimiento a menor precio que el de la vida. Quiz´as as estoy pidiendo cosas imposibles. Quiz´ as, as, seg´ un un la naturaleza de las cosas, la comprensi´on on anal´ anal´ıtica debe deb e ser siempre semejante a un basilisco ba silisco que mata lo que ve y s´olo olo es capaz capa z de ver al matar. Pero si los propios pro pios cient´ cient´ıficos no pueden detener este proceso antes de que alcance a la Raz´ on on com´ un u n y la destruya destruya tambi´ tambi´en, en, entonces entonces alguien debe detenerlo. detenerlo. Lo que m´ as temo es la r´eplica eplica de que no soy m´as a s que otro oscurantista; que esta barrera, como cualquier barrera anterior levantada contra el progreso de la Ciencia, se puede traspasar sin problemas. pro blemas. Tal r´eplica eplica se da desde la nefasta nefa sta concepci´ concep ci´ on serial de la imaginaci´on on moderna; la imagen que se repite en nuestras mentes de una progresi´ on infinita en una sola direcci´ on on. Debido a que trabajamos freon. cuentemente con n´ umeros, tendemos a imaginar todo proceso como si fuera umeros, una serie num´ num´erica, erica, donde cada paso, por siempre siempre jam´ as, es el mismo tipo de paso que el anterior. anterior. Les ruego que se acuerden del ejemplo ejemplo del irland´es es y las dos estufas. Hay progresiones en las que el ultimo u´ltimo paso es sui generis -incomparable con el resto- y en las que recorrer todo camino es deshacer el trabajo del camino recorrido. Reducir el Tao a mero producto de la naturaleza es un paso de tal tipo. En ese punto, el tipo de explicaci´ on on que justifica las cosas co sas nos deber´ deber´ıa rentar algo, a lgo, a´ un a alto costo. Pero uno no puede estar un justificando continuamente: continuamente: se llegar´ llegar´ıa a justificar la propia justificiaci´ on. on. No se puede ver a trav´es es de las cosas permanentemente. El objetivo de mirar a trav´ es es de algo es que se vea algo. Es bueno que la ventana sea transparente parente porque la calle o el parque que se ven ven a trav´ trav´es es de ella son opacos. ¿Qu´e pasa p asarr´ıa si el e l par p arque que tambi´ tamb i´en en fuera fue ra transp tra nspare arente? nte? Es in´ inutil ´ intentar ver a trav´ av´es de los principios ultimos. u ´ ltimos. Si uno trata tr ata de d e ver a trav´es es de todo, entonces todo es transparente. Pero un mundo totalmente transparente es un mundo invisible. Ver a trav´ tr av´es es de todas las cosas es lo mismo que no ver nada. ( (
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