INTERVENCIONES EXTRANJERAS EN MÉXICO
Intervención española (1829) España no reconoció el derecho independentista de su antigua colonia, y desde 1822 la política exterior de la península estuvo basada en la recuperación de México, un territorio enorme muy rico en recursos naturales y población útil. En 1828 se planeó la expedición de una flota española a nuestras costas, y en 1829 más de tres mil hombres al mando de Isidro Barradas y Ángel Laborde desembarcaron cerca de Tampico. Santa Anna juntó un ejército y atacó Tampico el nueve de septiembre, acto por el cual fue declarado Benemérito de la Patria. La invasión fue controlada rápidamente. Se firmó el Tratado de Paz con España, pero los españoles no abandonaron el territorio hasta finales de año (noviembre y diciembre) por la fiebre amarilla que azotaba la región y la falta de comida. Los expedicionarios hispanos fueron capturados y expulsados del país. En esta invasión el país casi no sufrió nada, pues la invasión fue controlada rápidamente por el ejército mexicano, aunque algunas ciudades y pueblos fueron algo destruidas por el paso de los españoles. En el museo se pueden observar pistolas antiguas, banderas, una espada, sillas y retratos de Vicente Guerrero y Fernando VII, así como pinturas que representaban la libertad del pueblo mexicano. Primera intervención francesa (1838-1839) Después de varios intentos fallidos de firmar un Tratado de Comercio entre México y Francia, en 1835 los franceses comienzan a reclamar para comenzar con el conflicto, al que planeaban sacarle todo el jugo posible. Pero no fue sino hasta 1837 que Francia envió una expedición naval para reclamar violentamente el pago de las indemnizaciones a sus nacionales. El gobierno mexicano rechaza un ultimátum por parte de los franceses en 1838 por lo que éstos bloquean los puertos del este. En octubre del mismo año llega a México el francés Charles Baudin, con órdenes de reabrir las negociaciones con el gobierno mexicano, pero tras las fracasadas negociaciones, el 27 de noviembre los franceses bombardean el fuerte de San Juan de Ulúa, que después de varias horas de intensos bombardeos, se rinde ante los franceses, quienes también exigen la capitulación de Veracruz, forzando al general Manuel Rincón a firmar un acuerdo. El siguiente paso de los franceses fue intentar apoderarse de los cuarteles militares, pero fue ahí donde encontraron mucha resistencia civil. Rotas todas las negociaciones con los invasores, toman 3 puntos del puerto tomando prisioneros a varios jefes militares mexicanos, entre ellos Santa Anna, quien logra escapar.
El 9 de marzo de 1839, luego de extensas negociaciones, se logra firmar el Tratado de Paz con Francia que pone fin a la guerra, pero obliga al gobierno mexicano a pagar a Francia las indemnizaciones que reclamaban los franceses. El museo muestra fotografías expandidas de la llegada de los franceses a puertos mexicanos así como caricaturas del rey francés Luis Felipe de Orleans, un cañón de hierro, documentos, peinetas metálicas y varias pistolas. Intervención norteamericana (1846-1848) El creciente comercio de Santa Fé y de la industria textil añadido a las concesiones expedidas por Coahuila que aumentaban la población texana 20 000 colonos norteamericanos y mil esclavos, fueron los factores principales por los cuales nuestro vecino del norte se comenzara a interesar en nuestro territorio. Los texanos, inconformes con la abolición de la esclavitud, la creación de las Leyes de Colonización y la Constitución de 1836 (que cambiaba la forma de gobierno de país de federal a central), se declararon una nación independiente en 1836, lo que dio el comienzo de la lucha por el territorio texano entre México y Estados Unidos. EEUU estaba decidido a adquirir Texas y desde 1825 comenzó a mandar extraordinarios a México para negociar la compra de este territorio. México comienza la hazaña de intentar controlar a los rebeldes texanos, que finalmente consigue en el fuerte del Álamo, dejando ningún sobreviviente. Tiempo después los norteamericanos emboscan al ejército mexicano cerca del río San Jacinto, tomando prisionero a Santa Anna después de haberlo perseguido por un rato, pues éste logra escapar en primera instancia. En Galveston, Santa Anna es obligado a firmar los Tratados de Velasco, compuestos de una parte pública y de una privada. En la pública Santa Anna se compromete a no atacar a los texanos, y en la privada promete influir en el gobierno mexicano para que se aceptara la autonomía de Texas. En el intermedio, EEUU bombardea Veracruz, ataca Puebla (la cual por falta de arsenal capitula rápidamente ante los norteamericanos) y llega a la Ciudad de México (atacando al convento en el que hoy por hoy se encuentra el museo) para atacar el Castillo de Chapultepec, donde tras vencer a los Niños Héroes, izan la bandera en el Palacio Nacional. Después de varias reuniones Santa Anna vende el territorio de la Mesilla a los norteamericanos por 10 millones de pesos. En la colección del museo se encuentran varias pistolas, fotografías, espadas y estacas, sillas de montar, documentos y recipientes para guardar pólvora.
Segunda intervención francesa (1862-1867) La empresa de Napoleón III en América pretendía sustituir las repúblicas hispanoamericanas por monarquías que lograran hacer una barrera contra la expansión de los Estados Unidos, que eran una potencia competitiva. México expide un decreto en 1861 en el que obliga a Francia, Inglaterra y España a firmar el convenio denominado como la Convención de Londres, en el cual obliga a estos países a enviar fuerzas militares a México sin adquirir territorio, pero obliga a México a saldar las deudas con estos países. En diciembre de 1861 llega el general español Juan Prim al país con tropas francesas, inglesas y españolas, y firma con Manuel Doblado el Tratado de la Soledad, donde los ingleses y españoles se comprometen a remover sus tropas a cambio del saldo de la deuda cada día más atrasada. Los franceses rompen su alianza con Inglaterra y España, y declaran rotas las negociaciones con México. Se libran varias batallas y los franceses logran tomar Puebla después de un largo sitio. Entretanto, José Manuel Hidalgo, conspirador contra la nación, logró traer al país a Maximiliano de Hasburgo para que tomara la corona declarándose emperador de México, quien finalmente llega en 1864 con su esposa Carlota. Una de sus primeras acciones como emperador fue prohibir el apoyo a la guerrilla so pena de juicio militar. Sin embargo, en 1866 los guerrilleros libran varias batallas (como la de Santa Isabel y Santa Gertrudis, con victorias mexicanas) que llevan a Maximiliano a abdicar el trono el quince de mayo de 1867, con lo cual México logra suprimir las intenciones francesas y sacar a los invasores del territorio. En el museo se pueden apreciar pistolas, fusiles y rifles, espadas de doble y único filo, pinturas, dibujos, fotografías, documentos, un precioso carruaje, cañones, y la máscara mortuoria de Maximiliano de Hasburgo.