IMÁGENES Y RELATOS DE LO BARRIAL
Imágenes y relatos de lo barrial Aportes para la convivencia
SELECCIÓNY MONTAJE
Liliana Heer, Laura Klein y Natalia Zuazo
ILUSTRACIONES
Rep
Imágenes y relatos de lo barrial Aportes para la convivencia
SELECCIÓNY MONTAJE
Liliana Heer, Laura Klein y Natalia Zuazo
ILUSTRACIONES
Rep
Imágenes y relatos de lo barrial : aportes para la convivencia / compilado por Liliana Heer ; Laura Klein ; Natalia Zuazo ; ilustrado por Miguel Rep. - 1a ed. - BuenosAires : Fundación Hábitat y Salud Urbana, 2011. 112 p. : il. ; 22x15 cm. ISBN 978-987-27373-0-6 1. Ensayo Sociológico. I. Heer, Liliana , comp. II. Klein , Laura , comp. III. Zuazo, Natalia, comp. CDD 301
Diseño: AdrianaYoel © Miguel Rep, por las ilustraciones, 2011 © Fundación Habitat y Salud Urbana, 2011 Palestina 774, CABA ISBN: 978-987-1598-21-2 1a edición Hecho el depósito que indica la ley 11.723 Impreso en en Argentina
Imágenes y relatos de lo barrial : aportes para la convivencia / compilado por Liliana Heer ; Laura Klein ; Natalia Zuazo ; ilustrado por Miguel Rep. - 1a ed. - BuenosAires : Fundación Hábitat y Salud Urbana, 2011. 112 p. : il. ; 22x15 cm. ISBN 978-987-27373-0-6 1. Ensayo Sociológico. I. Heer, Liliana , comp. II. Klein , Laura , comp. III. Zuazo, Natalia, comp. CDD 301
Diseño: AdrianaYoel © Miguel Rep, por las ilustraciones, 2011 © Fundación Habitat y Salud Urbana, 2011 Palestina 774, CABA ISBN: 978-987-1598-21-2 1a edición Hecho el depósito que indica la ley 11.723 Impreso en en Argentina
ÍNDICE
Prólogo
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Capítulo 1. Como para empezar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .15 Capítulo 2. La pesadilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .33 Capítulo 3. Como para pensar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .47 Capítulo 4. La sospecha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .73 Capítulo 5. La llave . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .91
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ÍNDICE
Prólogo
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Capítulo 1. Como para empezar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .15 Capítulo 2. La pesadilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .33 Capítulo 3. Como para pensar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .47 Capítulo 4. La sospecha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .73 Capítulo 5. La llave . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .91
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PRÓLOGO
EL PRIMER NIVEL DEL ENTRAMADO SOCIAL por fuera de la familia es el barrio, sobre él versa este libro de la Fundación Hábitat y Salud Urbana. Se trata del recorrido por algunos textos cuidadosamente seleccionados que abordan distintas temáticas de lo barrial. La obra es un aporte más para retomar un tema sensible: la vida cotidiana en las ciudades contemporáneas. Los textos reunidos comparten un objetivo central: la recuperación de los lazos primarios de la comunidad. El barrio como primer núcleo de la identidad. Somos, después de todo, sus callecitas, sus olores, la música que escuchamos en sus calles. Todo aquel que vive en una megalópolis está habituado a la retórica imperante que dice: debemos ver a los otros como enemigos o potenciales peligros antes que como vecinos con posibilidad de cooperar, aprender, tejer una vida comunitaria. La rotura del vínculo social implica precisamente el pasaje del vecino al extraño, el ensimismamiento paranoico en el núcleo familiar y la imposibilidad de hacer con otros una dinámica colectiva de lo barrial. 11
PRÓLOGO
EL PRIMER NIVEL DEL ENTRAMADO SOCIAL por fuera de la familia es el barrio, sobre él versa este libro de la Fundación Hábitat y Salud Urbana. Se trata del recorrido por algunos textos cuidadosamente seleccionados que abordan distintas temáticas de lo barrial. La obra es un aporte más para retomar un tema sensible: la vida cotidiana en las ciudades contemporáneas. Los textos reunidos comparten un objetivo central: la recuperación de los lazos primarios de la comunidad. El barrio como primer núcleo de la identidad. Somos, después de todo, sus callecitas, sus olores, la música que escuchamos en sus calles. Todo aquel que vive en una megalópolis está habituado a la retórica imperante que dice: debemos ver a los otros como enemigos o potenciales peligros antes que como vecinos con posibilidad de cooperar, aprender, tejer una vida comunitaria. La rotura del vínculo social implica precisamente el pasaje del vecino al extraño, el ensimismamiento paranoico en el núcleo familiar y la imposibilidad de hacer con otros una dinámica colectiva de lo barrial. 11
Hay allí, bien lo señalan Horacio González y Jaime Sorín en sus respectivos textos, una responsabilidad que se remonta, en el mediano plazo, a la dictadura sangrienta y su voluntad explícita de cortar los lazos solidarios que capilarmente se diseminaban por los barrios (“el silencio es salud”, fue la consigna política del terror). Y más cerca en el tiempo, a la década del 90, que vino a completar la obra de reemplazo del Estado por las corporaciones y el mercado, diluyendo las identidades sociales y territoriales, y homogeneizándolo todo en el fluir de un consumismo exacerbado (para cada vez menos gente, como la insostenible convertibilidad demostraría más temprano que tarde). En ese sentido, me permito agregar a las ilustres plumas reunidas en el libro, que mucho de esa dinámica general se juega aún hoy en los medios masivos de comunicación. Ellos permanecen orgánicamente arraigados a un paradigma neoliberal que no termina de morir; repiten contínuamente asaltos, asesinatos y otras “atrocidades” de la época hasta provocar parálisis y terror en el televidente. Alimentan la misma lógica de aislamiento, antisolidaridad y delación de quien tenemos al lado. La desconfianza como principio rector de una vida desarticulada de la política. Ayer, para erradicar la “subversión”; hoy, para reproducir el negocio de la “seguridad”. Los barrios, todavía, no terminan de volver a ser lo que fueron, pese a los indiscutibles avances que atravesamos en el último tiempo. Sin ir más lejos, los festejos del Bicentenario fueron indudablemente la recuperación del espacio público, la fiesta popular en las calles donde todos 12
fuimos de nuevo, por unos días, hermanos y hermanas. O los Carnavales Federales de la Alegría, otra apuesta estratégica para recomponer el tejido social y urbano. Es necesario mantener en el tiempo esos esfuerzos por retomar las calles y las plazas, para sostener una vida democrática todavía más vibrante. El piso del que partimos tarda en recuperarse, pero los avances son innegables. Desearía sumar un último señalamiento al lector de estas páginas. Un consejo, si se me permite el exceso. Tengamos reparos a la idea de lealtad mecánica al pasado. Debemos ser fieles al espíritu de ese pasado, que aquí se expresa en el cálido recuerdo de la vida de barrio que supimos tener, y por la que luchamos actualmente en todas las ciudades del país. Pero jamás debemos replicar ese pasado mecánicamente, sino aggiornarlo a los tiempos que corren. Es decir, volverlo presente, actualizarlo en nosotros, con nuevas prácticas que habremos de reconstruir entre todos; con nuevas formas de habitar las calles y de hacer comunidad con los otros. Jorge Coscia Secretario de Cultura de la Nación
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Hay allí, bien lo señalan Horacio González y Jaime Sorín en sus respectivos textos, una responsabilidad que se remonta, en el mediano plazo, a la dictadura sangrienta y su voluntad explícita de cortar los lazos solidarios que capilarmente se diseminaban por los barrios (“el silencio es salud”, fue la consigna política del terror). Y más cerca en el tiempo, a la década del 90, que vino a completar la obra de reemplazo del Estado por las corporaciones y el mercado, diluyendo las identidades sociales y territoriales, y homogeneizándolo todo en el fluir de un consumismo exacerbado (para cada vez menos gente, como la insostenible convertibilidad demostraría más temprano que tarde). En ese sentido, me permito agregar a las ilustres plumas reunidas en el libro, que mucho de esa dinámica general se juega aún hoy en los medios masivos de comunicación. Ellos permanecen orgánicamente arraigados a un paradigma neoliberal que no termina de morir; repiten contínuamente asaltos, asesinatos y otras “atrocidades” de la época hasta provocar parálisis y terror en el televidente. Alimentan la misma lógica de aislamiento, antisolidaridad y delación de quien tenemos al lado. La desconfianza como principio rector de una vida desarticulada de la política. Ayer, para erradicar la “subversión”; hoy, para reproducir el negocio de la “seguridad”. Los barrios, todavía, no terminan de volver a ser lo que fueron, pese a los indiscutibles avances que atravesamos en el último tiempo. Sin ir más lejos, los festejos del Bicentenario fueron indudablemente la recuperación del espacio público, la fiesta popular en las calles donde todos
fuimos de nuevo, por unos días, hermanos y hermanas. O los Carnavales Federales de la Alegría, otra apuesta estratégica para recomponer el tejido social y urbano. Es necesario mantener en el tiempo esos esfuerzos por retomar las calles y las plazas, para sostener una vida democrática todavía más vibrante. El piso del que partimos tarda en recuperarse, pero los avances son innegables. Desearía sumar un último señalamiento al lector de estas páginas. Un consejo, si se me permite el exceso. Tengamos reparos a la idea de lealtad mecánica al pasado. Debemos ser fieles al espíritu de ese pasado, que aquí se expresa en el cálido recuerdo de la vida de barrio que supimos tener, y por la que luchamos actualmente en todas las ciudades del país. Pero jamás debemos replicar ese pasado mecánicamente, sino aggiornarlo a los tiempos que corren. Es decir, volverlo presente, actualizarlo en nosotros, con nuevas prácticas que habremos de reconstruir entre todos; con nuevas formas de habitar las calles y de hacer comunidad con los otros. Jorge Coscia Secretario de Cultura de la Nación
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1. COMO PARA EMPEZAR
1. COMO PARA EMPEZAR
COMO PARA EMPEZAR
EL BARRIO NO ES UN ESPACIO FÍSICO, es un organismo vivo. Una red de lazos sociales que como todas las redes puede abrirse, cerrarse, funcionar con mayor o menor grado de libertad. Desde la dictadura, pasando por el menemato y el continuismo gubernamental, hubo un ataque deliberado contra el bienestar social. Fueron desmanteladas las construcciones colectivas de solidaridad y sustituidas por el avance del consumo. El daño en las relaciones comunitarias se hizo visible en distintos niveles. En la cuadra, en la esquina, en la escuela, en el almacén, en el club. En los territorios de siempre, este cambio hizo estallar los vínculos que hasta entonces compartíamos. Las rejas en los kioscos y en las plazas fueron el último eslabón, pero la ciudad ya venía cambiando, ya era otra,su gente había crecido en desconfianza, en temores, en odio. Fuimos testigos de una violenta erosión en los códigos de convivencia. El abismo en la distribución del ingreso se hizo carne entre los vecinos. Porque, aunque no haya respuestas, plantear interrogantes ayuda: Si creer fuera algo más que estar a favor o en contra. 19
COMO PARA EMPEZAR
EL BARRIO NO ES UN ESPACIO FÍSICO, es un organismo vivo. Una red de lazos sociales que como todas las redes puede abrirse, cerrarse, funcionar con mayor o menor grado de libertad. Desde la dictadura, pasando por el menemato y el continuismo gubernamental, hubo un ataque deliberado contra el bienestar social. Fueron desmanteladas las construcciones colectivas de solidaridad y sustituidas por el avance del consumo. El daño en las relaciones comunitarias se hizo visible en distintos niveles. En la cuadra, en la esquina, en la escuela, en el almacén, en el club. En los territorios de siempre, este cambio hizo estallar los vínculos que hasta entonces compartíamos. Las rejas en los kioscos y en las plazas fueron el último eslabón, pero la ciudad ya venía cambiando, ya era otra,su gente había crecido en desconfianza, en temores, en odio. Fuimos testigos de una violenta erosión en los códigos de convivencia. El abismo en la distribución del ingreso se hizo carne entre los vecinos. Porque, aunque no haya respuestas, plantear interrogantes ayuda: Si creer fuera algo más que estar a favor o en contra. 19
COMO PARA EMPEZAR
COMO PARA EMPEZAR
Si descreer estuviera más acá de demoler o desmentir. Si se valora lo que funciona más allá de los colores, se abre el variado juego de los tiempos y nos volvemos contemporáneos de nuestra propia historia. Cuando el humor forma parte de la discusión, algo comienza a ser entendido. La vida es un enredo, aceptarlo es difícil, no aceptarlo es peor. Como los conflictos son y serán permanentes, vivir con los otros es un desafío que puede unirnos. Hay que buscar salidas, crear entradas, pensar, reinterpretar, reciclar, actuar. La otra vía, la del aislamiento, la del excesivo cuidado de lo propio, nos priva de los demás. Nosotros confiamos en la palabra, en la lectura, en la conversación. Frente al veneno individualista nos dimos cuenta: hay algo que sí podemos hacer. ¡Un libro!
Lo que pasa es que yo y los pocos que tenemos la mano derecha limpia de escribir y la izquierda sucia de tierra y cal, somos unos descastados. Entretanto estoy estudiando otra vez la fábrica de turrones de maní, y la venta de naranjas. De algún modo, saldré del paso, a la fuerza. Horacio Quiroga Carta a Samuel Glusberg , 29 de mayo de 1934 Cartas de una hermandad
Fundación Hábitat y Salud Urbana
Así aquella tragedia en que sucumbió la juventud de Europa y que arrastró consigo los trozos dehiscentes de una cultura falaz y de una civilizaciónpodrida en el tuétano, aunque de esqueleto firme, tuvo acá su derivado cómico. ¿Cómico? Esta comedia es nuestro drama. E. Martínez Estrada Drama y comedia de la juventud , 1931.
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COMO PARA EMPEZAR
COMO PARA EMPEZAR
Si descreer estuviera más acá de demoler o desmentir. Si se valora lo que funciona más allá de los colores, se abre el variado juego de los tiempos y nos volvemos contemporáneos de nuestra propia historia. Cuando el humor forma parte de la discusión, algo comienza a ser entendido. La vida es un enredo, aceptarlo es difícil, no aceptarlo es peor. Como los conflictos son y serán permanentes, vivir con los otros es un desafío que puede unirnos. Hay que buscar salidas, crear entradas, pensar, reinterpretar, reciclar, actuar. La otra vía, la del aislamiento, la del excesivo cuidado de lo propio, nos priva de los demás. Nosotros confiamos en la palabra, en la lectura, en la conversación. Frente al veneno individualista nos dimos cuenta: hay algo que sí podemos hacer. ¡Un libro!
Lo que pasa es que yo y los pocos que tenemos la mano derecha limpia de escribir y la izquierda sucia de tierra y cal, somos unos descastados. Entretanto estoy estudiando otra vez la fábrica de turrones de maní, y la venta de naranjas. De algún modo, saldré del paso, a la fuerza. Horacio Quiroga Carta a Samuel Glusberg , 29 de mayo de 1934 Cartas de una hermandad
Fundación Hábitat y Salud Urbana
Así aquella tragedia en que sucumbió la juventud de Europa y que arrastró consigo los trozos dehiscentes de una cultura falaz y de una civilizaciónpodrida en el tuétano, aunque de esqueleto firme, tuvo acá su derivado cómico. ¿Cómico? Esta comedia es nuestro drama. E. Martínez Estrada Drama y comedia de la juventud , 1931.
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COMO PARA EMPEZAR
COMO PARA EMPEZAR
Un flash
La ciudad bicentenaria: conmemoraciones barriales
CUANDO HAY CELEBRACIONES el bar del barrio se convierte en un club. El dueño sonríe frente a la caja registradora, desde la cocina vienen voces, uno de los mozos ha tenido la ocurrencia de cambiar la música y subir el volumen. La marcha nupcial se impone, tapa otros sonidos dándole al bar matiz de folletín. La camarera está distraída con un fotógrafo que le pide ayuda, sostiene el trípode mientras el hombre calcula distancias. Va a sacar una foto al bebé recién nacido, la madre vestida de blanco, el grupo de parientes que la rodean. El novio tiene un clavel en el ojal y un babero en el cuello. Quieren un recuerdo con las copas en alto, están emocionados y en el momento de brindar se les ocurre pedir al novio que hable. Él parece muy feliz, movido por esa felicidad empieza a hacer un elogio a la vida. En medio del elogio ve a través de la ventana pasar a su vecino. Lo ve recorrer los primeros pasos hacia el centro de la ciudad, se dirige al hospital donde el hijo sigue internado desde hace varios meses. La voz del novio trastabilla, le gustaría destruir su entusiasmo. Sale en la fotografía con una mano en alto, la expresión de alguien rabioso intentando limpiar el parabrisas un mal día. Liliana Heer, 2011.
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¿EN QUÉ CIUDAD VIVIMOS? Nunca lo sabemos bien, pues en cuanto la pretendemos pensar única, de una sola pieza, se nos deshace en muchos senderos, variadas experiencias y tiempos históricos que no fueron los nuestros. El primer desafío de un ciudadano –de Buenos Aires estoy hablando– es considerarse dadivoso hacia el pasado de su ciudad. No somos fieles de opereta, devotos de papel maché, siempre seguros de mantener un hilo único delrecuerdo. La memoria no es ciencia garantizada ni emite probanzas costumbristas. Tenemos solamente un derechoa recordar, que permite que nadie nos repruebe si tantas y tantas cosas se nos escapan. Lo que podemos convertir en certeza muda, inamovible, son nuestros primeros usos de la ciudad, con epicentroen el barrio en que vivíamos y las subsiguientes exploraciones que emprendíamos en círculos concéntricos. A inicios de los años 50 asistí al comienzo de la pavimentación de la calle Zamudio, en Villa Pueyrredón, pues hasta ese momento era calle de tierra,con casas chorizo quela flanqueaban, habitadas por inmigrantes o hijos de inmigrantes que trabajaban en el ferrocarril. Enfrente de mi casa, una construcción extraña, “El Chalet”, donde los inmigrantes eran otros, la familia Zelentcher, comerciantes relojeros, minoristas de Once, cuyos hijos hicieron el viaje hacia los kibutz apenas se fundó el Estado de Israel. Un episodio de iniciación para el cual se 23
COMO PARA EMPEZAR
COMO PARA EMPEZAR
Un flash
La ciudad bicentenaria: conmemoraciones barriales
CUANDO HAY CELEBRACIONES el bar del barrio se convierte en un club. El dueño sonríe frente a la caja registradora, desde la cocina vienen voces, uno de los mozos ha tenido la ocurrencia de cambiar la música y subir el volumen. La marcha nupcial se impone, tapa otros sonidos dándole al bar matiz de folletín. La camarera está distraída con un fotógrafo que le pide ayuda, sostiene el trípode mientras el hombre calcula distancias. Va a sacar una foto al bebé recién nacido, la madre vestida de blanco, el grupo de parientes que la rodean. El novio tiene un clavel en el ojal y un babero en el cuello. Quieren un recuerdo con las copas en alto, están emocionados y en el momento de brindar se les ocurre pedir al novio que hable. Él parece muy feliz, movido por esa felicidad empieza a hacer un elogio a la vida. En medio del elogio ve a través de la ventana pasar a su vecino. Lo ve recorrer los primeros pasos hacia el centro de la ciudad, se dirige al hospital donde el hijo sigue internado desde hace varios meses. La voz del novio trastabilla, le gustaría destruir su entusiasmo. Sale en la fotografía con una mano en alto, la expresión de alguien rabioso intentando limpiar el parabrisas un mal día. Liliana Heer, 2011.
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COMO PARA EMPEZAR
habían preparado en el ken David Volpin, quefuncionaba en el subsuelo de ese mismo edificio, en reuniones que a los demás chicos del barrio nos parecían un tanto misteriosas. Hoy veo que eran remotos coletazos de un drama mundial que en esa calle Zamudio se desplegaban con indiferencia, apenas una agujeta indiscreta y calma en un barrio tranquilo, sosegado, pero de repente, cierta carta repentina de algún familiar que ya había viajado tenía en su estampilla el contorno de un mapa y la expresión Eretz Israel –inalcanzable para los muchachos deslumbrados, apenas adolescentes que esperaban todos los años el circo de los Hermanos Rivero– y un vago estremecimiento utópico recorría a quienes esperaban ansiosos el momento de lucir los largos, mientras los “hermanos mayores” sostenían aquel sobre con dignidad, estampillados con sellos que eran una promesa. Era un llamado. Todo emanaba a convocatoria y ante la cita promesante, ponían cara grave. ¿Dónde estarán ahora los Zelentcher? No es posible ver las guerras y los dramas contemporáneos desde un barrio, tampoco desde una ciudad. Pero sí es posible recordarlos de una manera que casi sería la más adecuada, como eventos lejanos, difusos. En la infancia vivida en los barrios, las guerras eran noticias de lejos, deformadas, mezcladas con cánticos de ingenuas tribunas. Grato recuerdo de hechos que no son gratos, pues exigen una fácil indulgencia, se los recuerda con una pelota embarrada en las manos y nos convertimos en comentaristas indiferentes de una tragedia lejana. Entonces esos episodios remotos –y hoy parte ya asumida de las es24
¿EN QUÉ CIUDAD VIVIMOS? Nunca lo sabemos bien, pues en cuanto la pretendemos pensar única, de una sola pieza, se nos deshace en muchos senderos, variadas experiencias y tiempos históricos que no fueron los nuestros. El primer desafío de un ciudadano –de Buenos Aires estoy hablando– es considerarse dadivoso hacia el pasado de su ciudad. No somos fieles de opereta, devotos de papel maché, siempre seguros de mantener un hilo único delrecuerdo. La memoria no es ciencia garantizada ni emite probanzas costumbristas. Tenemos solamente un derechoa recordar, que permite que nadie nos repruebe si tantas y tantas cosas se nos escapan. Lo que podemos convertir en certeza muda, inamovible, son nuestros primeros usos de la ciudad, con epicentroen el barrio en que vivíamos y las subsiguientes exploraciones que emprendíamos en círculos concéntricos. A inicios de los años 50 asistí al comienzo de la pavimentación de la calle Zamudio, en Villa Pueyrredón, pues hasta ese momento era calle de tierra,con casas chorizo quela flanqueaban, habitadas por inmigrantes o hijos de inmigrantes que trabajaban en el ferrocarril. Enfrente de mi casa, una construcción extraña, “El Chalet”, donde los inmigrantes eran otros, la familia Zelentcher, comerciantes relojeros, minoristas de Once, cuyos hijos hicieron el viaje hacia los kibutz apenas se fundó el Estado de Israel. Un episodio de iniciación para el cual se 23
COMO PARA EMPEZAR
tructuras antagonizables del mundo–, se nos aparecen sin sus aristas amargas, como la guerra de Corea, en los 50 también, donde en los barrios se cantaban desafíos futbolísticos con temas expoliados del mundo en guerra: “Vea vea vea, no sea pelandrún, a Boca no lo paran ni los tanques de la UN”. Era la ciudad del peronismo aquella. En la cercana General Paz surgía el barrio de los Pabellones, y muy cerca la Ciudad Eva Perón, chalecitos que se habían elegido como tributo arquitectónico a un mundo que se esperaba bucólico, una comunidad organizada de campiña inglesa, con una felicidad de tejas y césped municipal, bastante cuidado. En 1955, los tableteos de ametralladora que escuchábamos en el barrio parecían provenir de esos pabellones. Cerca había un destacamento militar, el de los Polvorines, que seguramente disparó algún arma antiaérea contra los aviones Gloster Meteor de la aviación naval antiperonista. No podemos definir la Argentina de cualquier modo, a partirde unarememoración barrial. Pero esefuegoantiaéreo aún me persigue, había oído una de las formas de la Argentina y por lo tanto de nuestra indecisa memoria. Es el reverso de las conmemoraciones. El recuerdo de un sonido amorfo y trágico, traído porel viento. En 1910había visitado la ciudad el Mariscal Von der Goltz, autor de La nación en armas , unode los librosfundadores delperonismo. Podemos extraer ciertas consecuencias de este hecho, ataduras que los historiadores tienen bien comprobadas. Nada parecido a la guerra escuchada con oídos de un adolescente sin mundo, sin cartas que llegaran desde lejos, sin nada que anunciara 25
COMO PARA EMPEZAR
habían preparado en el ken David Volpin, quefuncionaba en el subsuelo de ese mismo edificio, en reuniones que a los demás chicos del barrio nos parecían un tanto misteriosas. Hoy veo que eran remotos coletazos de un drama mundial que en esa calle Zamudio se desplegaban con indiferencia, apenas una agujeta indiscreta y calma en un barrio tranquilo, sosegado, pero de repente, cierta carta repentina de algún familiar que ya había viajado tenía en su estampilla el contorno de un mapa y la expresión Eretz Israel –inalcanzable para los muchachos deslumbrados, apenas adolescentes que esperaban todos los años el circo de los Hermanos Rivero– y un vago estremecimiento utópico recorría a quienes esperaban ansiosos el momento de lucir los largos, mientras los “hermanos mayores” sostenían aquel sobre con dignidad, estampillados con sellos que eran una promesa. Era un llamado. Todo emanaba a convocatoria y ante la cita promesante, ponían cara grave. ¿Dónde estarán ahora los Zelentcher? No es posible ver las guerras y los dramas contemporáneos desde un barrio, tampoco desde una ciudad. Pero sí es posible recordarlos de una manera que casi sería la más adecuada, como eventos lejanos, difusos. En la infancia vivida en los barrios, las guerras eran noticias de lejos, deformadas, mezcladas con cánticos de ingenuas tribunas. Grato recuerdo de hechos que no son gratos, pues exigen una fácil indulgencia, se los recuerda con una pelota embarrada en las manos y nos convertimos en comentaristas indiferentes de una tragedia lejana. Entonces esos episodios remotos –y hoy parte ya asumida de las es24
COMO PARA EMPEZAR
que algo rozaría en su vida los caminos que la lectura de Von der Goltz había recorrido en la Argentina. Este mariscal prusiano, en los meses de su visita, había inspeccionado colegios en la Capital Federal, quizás vestido con su uniforme y casco con penacho, impresionando a los escolares de Almagro y Balvanera. El Congreso de la Nación hacía cuatro años que estaba terminado, el Teatro Colón debió esperar un poco más. Por ese mismo tiempo estaba comenzada la Estación Retiro, inaugurada varios años después. El general Mitre había muerto en 1906. Conocemos las fotos de la Infanta Isabel, en su carruaje –la Infanta siempre parece estar sobre un carruaje– por la Avenida de Mayo iluminada, con faroles de gas y eléctricos que acentúan los contornos de sus cúpulas. El subterráneo se había empezado a construir bajo el modelo del de París. Aún faltaban cuatro años para que se inaugurase. La Infanta Isabel fueel personajecentral de la conmemoración del Centenario. Aunque también estuvoClemenceau, visitaque eramás medular,aunque sinel mismo simbolismo que la Infanta de Borbón, que representaba a España y era una figura popular, con su vida privada cruzada por un sino tortuoso. Ella inaugura las obras del Monumento de los Españoles –que contiene alegorías, dígase bien: inexactas, o porlo menos insuficientes,sobrelas cuatroregiones argentinas:Chaco, el Plata,Andes, la Pampa– y que se concluyó en 1927,inaugurada por Alvear. De todas maneras, su aire mitológico nos permite imaginar otro país,comosi aún un extraño descubridor le diera títulos aproximados y alegóricos a sus regiones, pero más como borradores de un imaginario Diario 26
COMO PARA EMPEZAR
tructuras antagonizables del mundo–, se nos aparecen sin sus aristas amargas, como la guerra de Corea, en los 50 también, donde en los barrios se cantaban desafíos futbolísticos con temas expoliados del mundo en guerra: “Vea vea vea, no sea pelandrún, a Boca no lo paran ni los tanques de la UN”. Era la ciudad del peronismo aquella. En la cercana General Paz surgía el barrio de los Pabellones, y muy cerca la Ciudad Eva Perón, chalecitos que se habían elegido como tributo arquitectónico a un mundo que se esperaba bucólico, una comunidad organizada de campiña inglesa, con una felicidad de tejas y césped municipal, bastante cuidado. En 1955, los tableteos de ametralladora que escuchábamos en el barrio parecían provenir de esos pabellones. Cerca había un destacamento militar, el de los Polvorines, que seguramente disparó algún arma antiaérea contra los aviones Gloster Meteor de la aviación naval antiperonista. No podemos definir la Argentina de cualquier modo, a partirde unarememoración barrial. Pero esefuegoantiaéreo aún me persigue, había oído una de las formas de la Argentina y por lo tanto de nuestra indecisa memoria. Es el reverso de las conmemoraciones. El recuerdo de un sonido amorfo y trágico, traído porel viento. En 1910había visitado la ciudad el Mariscal Von der Goltz, autor de La nación en armas , unode los librosfundadores delperonismo. Podemos extraer ciertas consecuencias de este hecho, ataduras que los historiadores tienen bien comprobadas. Nada parecido a la guerra escuchada con oídos de un adolescente sin mundo, sin cartas que llegaran desde lejos, sin nada que anunciara 25
COMO PARA EMPEZAR
de Solís que como el país real,con susnombres efectivos, que hoy conocemos o creemos conocer. Esa atmósfera de irrealidad renacentista, que posee el Monumento como en un mapa de Vespucio, lo hace apropiadopara las grandes manifestaciones religiosas y conservatistas, del espíritu de la tierra de los grandes propietarios y de las concepciones del catolicismocomo un orden telúrico y el territorio agropecuario comoun orden del espíritu. Allíse realizaron las grandes congregacionesdel Congreso Eucarístico de 1934, y en 2008 se dio cita la multitud que apoyaba al neopartido agrario en sus reivindicaciones bañadas por nuevos estilos clasistas. Una vieja foto de la calle de mi barrio mostraba a algunos vecinos frente a un puentecito, que se extendía de un lado a otro de los cordones laterales en caso de lluvia o inundación. Era posible alegrarse de que el pavimento conjurara para siempre esos peligros, y los momentos épicos del espíritu vecinal ya se referían, a mediados de los cincuenta, a jornadas heroicas donde todos salían a baldear la cuadra para espantar bien lejos los microbios de la poliomielitis. Esas jornadas de agua baldeada sobre las recientes veredas, que de otro modo se reproducían en Carnaval–cada baldazo masculino era una declaración de amor a las doncellas, acto inexperto que aúnno había encontrado su tono adecuado–, peticionan un recuerdo específico, cual es el de los arroyos que recorrían la ciudad. Bajo el pavimento no solo hay pasto y barro,sino agua. Peroeso nolo vimos los que hoy atravesamosla circunstancia de tener más de sesentaaños. El cauce más célebre era el Arroyo Maldonado, entubado a 27
COMO PARA EMPEZAR
que algo rozaría en su vida los caminos que la lectura de Von der Goltz había recorrido en la Argentina. Este mariscal prusiano, en los meses de su visita, había inspeccionado colegios en la Capital Federal, quizás vestido con su uniforme y casco con penacho, impresionando a los escolares de Almagro y Balvanera. El Congreso de la Nación hacía cuatro años que estaba terminado, el Teatro Colón debió esperar un poco más. Por ese mismo tiempo estaba comenzada la Estación Retiro, inaugurada varios años después. El general Mitre había muerto en 1906. Conocemos las fotos de la Infanta Isabel, en su carruaje –la Infanta siempre parece estar sobre un carruaje– por la Avenida de Mayo iluminada, con faroles de gas y eléctricos que acentúan los contornos de sus cúpulas. El subterráneo se había empezado a construir bajo el modelo del de París. Aún faltaban cuatro años para que se inaugurase. La Infanta Isabel fueel personajecentral de la conmemoración del Centenario. Aunque también estuvoClemenceau, visitaque eramás medular,aunque sinel mismo simbolismo que la Infanta de Borbón, que representaba a España y era una figura popular, con su vida privada cruzada por un sino tortuoso. Ella inaugura las obras del Monumento de los Españoles –que contiene alegorías, dígase bien: inexactas, o porlo menos insuficientes,sobrelas cuatroregiones argentinas:Chaco, el Plata,Andes, la Pampa– y que se concluyó en 1927,inaugurada por Alvear. De todas maneras, su aire mitológico nos permite imaginar otro país,comosi aún un extraño descubridor le diera títulos aproximados y alegóricos a sus regiones, pero más como borradores de un imaginario Diario 26
COMO PARA EMPEZAR
fines de los años 30, que cortaba la ciudad en dos, pero permitía cruzarla poruna serie de puentes que unían las orillas. Cuando el pavimentohizo delarroyo una avenida –laJuan B. Justo–, muchos pensaron que se acababa la ciudad antigua, entre ellos, Borges. Una víade circulación rápida sobre un riacho que se percibe como una secesión de la urbe, es lógico que introduce características asociativas nuevas. La ciudad sin fisuras, una única marcha urbana,un tejido homogéneo, como se expiden los urbanistas. Túneles, puentes. La eficacia de estos artificiosestá probada. Nos maravillamos de los grandes puentes, Golden Gate, Brooklyn. ¡Túneles! Grandes hazañas de la ingeniería. Los que hay que atravesar para ir de San Pablo a Santos, sin ser los pasos más gigantescos en el interior de lasmontañas, sonlos quecualquier ejemplificador latinoamericano tiene a su disposición. No olvidemos nuestro Subfluvial, construido por el desarrollismo bajo el Paraná y que de algún modo era su blasón e insignia. En unaciudad, el túnel,el paso bajo nivel,el puente, nos facilitanla vida. Los urbanistas delsiglo XIX–esa expresión, sinduda, no existía– habían trazado vías férreas en la superficie de las ciudades, dividiéndolas y segmentándolas. En la erapost ferroviaria el transporte masivo en tren, en las grandes ciudades –Buenos Aires es una de ellas– se convirtió en un hecho que se refiere a la vida cotidiana de los sectores sociales menos favorecidos. La dignidad del transporte ferroviario, con sus locomotoras, su sistema de señales y su lenguaje socialmente aceptado –así como hoy se habla de la “electrificación del Roca” y el “soterramiento del Sarmiento”–, es hoy un imperio derrumbado. ¡Qué se hará 28
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de Solís que como el país real,con susnombres efectivos, que hoy conocemos o creemos conocer. Esa atmósfera de irrealidad renacentista, que posee el Monumento como en un mapa de Vespucio, lo hace apropiadopara las grandes manifestaciones religiosas y conservatistas, del espíritu de la tierra de los grandes propietarios y de las concepciones del catolicismocomo un orden telúrico y el territorio agropecuario comoun orden del espíritu. Allíse realizaron las grandes congregacionesdel Congreso Eucarístico de 1934, y en 2008 se dio cita la multitud que apoyaba al neopartido agrario en sus reivindicaciones bañadas por nuevos estilos clasistas. Una vieja foto de la calle de mi barrio mostraba a algunos vecinos frente a un puentecito, que se extendía de un lado a otro de los cordones laterales en caso de lluvia o inundación. Era posible alegrarse de que el pavimento conjurara para siempre esos peligros, y los momentos épicos del espíritu vecinal ya se referían, a mediados de los cincuenta, a jornadas heroicas donde todos salían a baldear la cuadra para espantar bien lejos los microbios de la poliomielitis. Esas jornadas de agua baldeada sobre las recientes veredas, que de otro modo se reproducían en Carnaval–cada baldazo masculino era una declaración de amor a las doncellas, acto inexperto que aúnno había encontrado su tono adecuado–, peticionan un recuerdo específico, cual es el de los arroyos que recorrían la ciudad. Bajo el pavimento no solo hay pasto y barro,sino agua. Peroeso nolo vimos los que hoy atravesamosla circunstancia de tener más de sesentaaños. El cauce más célebre era el Arroyo Maldonado, entubado a 27
COMO PARA EMPEZAR
del guardabarreras, personaje solitario, ensimismado en timbrazos que lo alertan de metafísicos cruces por el paso a nivel! Son los hombres con un mate en la mano y la pava en otra, de los cuales depende la modesta noción de tragedia contenida que podía rozar a los barrios de la ciudad. La realidad contemporánea nos habla de un servicio ferroviario que fue superado por la revolución demográfica del conurbano y por la pérdida de su imantado simbolismo interconectante, que provenía de la revolución industrial del siglo XVIII. Esto nos introduce a panoramas degradados, a un desmantelamiento técnico que corre parejo a una pérdida del signo de construcción laboral ciudadana: esto es, el ferrocarril era el fiel reflejo de las clases sociales establecidas en el orden conservador. Están en revulsión desde hace más de cinco décadas, en que hay una relación directa entre una demografía social que cruje infinitamente y la declinación tecnológica. La ciudad del bicentenario creció alrededor del trazado de los trenes del centenario. Ya no iban a extramuros sino que atravesaban barrios divididos en dos. En el palpitar imaginario del planificador tecnocrático casi debe descartarse la recreación ferroviaria de las ciudades. Soterrar, levantar, suprimir, lotear: ese es su credo. Surge a borbotones la idea de que pavimentadas las vías o hundidas bajo el nivel térreo, liberarán el tejido urbano para nuevas autopistas. ¿Imaginamos el trazado del ferrocarril Mitre sustituido con una cinta de macadám para tránsito rápido? Así ocurrió con la vueltita que en el pasaje Rauch daba la ferrovía que iba de Plaza Lavalle a Flores, la pri29
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fines de los años 30, que cortaba la ciudad en dos, pero permitía cruzarla poruna serie de puentes que unían las orillas. Cuando el pavimentohizo delarroyo una avenida –laJuan B. Justo–, muchos pensaron que se acababa la ciudad antigua, entre ellos, Borges. Una víade circulación rápida sobre un riacho que se percibe como una secesión de la urbe, es lógico que introduce características asociativas nuevas. La ciudad sin fisuras, una única marcha urbana,un tejido homogéneo, como se expiden los urbanistas. Túneles, puentes. La eficacia de estos artificiosestá probada. Nos maravillamos de los grandes puentes, Golden Gate, Brooklyn. ¡Túneles! Grandes hazañas de la ingeniería. Los que hay que atravesar para ir de San Pablo a Santos, sin ser los pasos más gigantescos en el interior de lasmontañas, sonlos quecualquier ejemplificador latinoamericano tiene a su disposición. No olvidemos nuestro Subfluvial, construido por el desarrollismo bajo el Paraná y que de algún modo era su blasón e insignia. En unaciudad, el túnel,el paso bajo nivel,el puente, nos facilitanla vida. Los urbanistas delsiglo XIX–esa expresión, sinduda, no existía– habían trazado vías férreas en la superficie de las ciudades, dividiéndolas y segmentándolas. En la erapost ferroviaria el transporte masivo en tren, en las grandes ciudades –Buenos Aires es una de ellas– se convirtió en un hecho que se refiere a la vida cotidiana de los sectores sociales menos favorecidos. La dignidad del transporte ferroviario, con sus locomotoras, su sistema de señales y su lenguaje socialmente aceptado –así como hoy se habla de la “electrificación del Roca” y el “soterramiento del Sarmiento”–, es hoy un imperio derrumbado. ¡Qué se hará 28
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mera del país. Quedó la rara curva que en ese lugar da cierta gracia al trazado de la ciudad. La ávida tentación del fabricante de automóviles, del especulador inmobiliario y del político pseudomodernizador es la de cubrir de asfalto las antiguas trazas del “camino de fierro”. Son terrenos de gran valía que pertenecen al Estado nacional y que en vez del trazado ferroviario vencido, que atrae viviendas baratas y precarias alrededor, podría albergar carreteras que atraen barrios artificiales modelados por el ideal de country. ¿No se pensó ya en convertir la Estación Retiro en un Shopping y en lanzar a la bolsa de valores inmobiliarios los terrenos que la bordean? La ilusión de una faja asfáltica reluciente, de las que crean bellos efectos de espejismo los días soleados, se concretaría si con la misma lógica con las que se trató el sistema de arroyos entubados, se pavimentase el Riachuelo. Este riacho histórico cuya función de separación de la retícula urbana con la conurbana es notable, ha escrito buena parte de la crónica del emplazamiento de la ciudad de Mendoza y Garay. ¿Cuándo se empezó a pudrir el Riachuelo? Sin duda, las barracas de curtiembres desde las últimas décadas del siglo XIX contribuyeron a su enrarecimiento y contaminación, hasta que los frigoríficos y las grandes fábricas a sus orillas terminaron de matarlo como curso de agua. El puente Almirante Brown, que tenía funciones ferroviarias y fue construído en 1914, terminó dándole su fisonomía al barrio de la Boca, poblado por una fuerte inmigración genovesa, que antes de que fuera devorado por el turismo y de alguna 30
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del guardabarreras, personaje solitario, ensimismado en timbrazos que lo alertan de metafísicos cruces por el paso a nivel! Son los hombres con un mate en la mano y la pava en otra, de los cuales depende la modesta noción de tragedia contenida que podía rozar a los barrios de la ciudad. La realidad contemporánea nos habla de un servicio ferroviario que fue superado por la revolución demográfica del conurbano y por la pérdida de su imantado simbolismo interconectante, que provenía de la revolución industrial del siglo XVIII. Esto nos introduce a panoramas degradados, a un desmantelamiento técnico que corre parejo a una pérdida del signo de construcción laboral ciudadana: esto es, el ferrocarril era el fiel reflejo de las clases sociales establecidas en el orden conservador. Están en revulsión desde hace más de cinco décadas, en que hay una relación directa entre una demografía social que cruje infinitamente y la declinación tecnológica. La ciudad del bicentenario creció alrededor del trazado de los trenes del centenario. Ya no iban a extramuros sino que atravesaban barrios divididos en dos. En el palpitar imaginario del planificador tecnocrático casi debe descartarse la recreación ferroviaria de las ciudades. Soterrar, levantar, suprimir, lotear: ese es su credo. Surge a borbotones la idea de que pavimentadas las vías o hundidas bajo el nivel térreo, liberarán el tejido urbano para nuevas autopistas. ¿Imaginamos el trazado del ferrocarril Mitre sustituido con una cinta de macadám para tránsito rápido? Así ocurrió con la vueltita que en el pasaje Rauch daba la ferrovía que iba de Plaza Lavalle a Flores, la pri29
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manera por el fútbol –no el heroico de los inicios sino por el de las grandes conflagraciones de masas y los dramáticos juegos de identidad–, había establecido una noción urbana de confines y tensiones periféricas con la ciudad, tanto con la desvinculada del río y que no percibía la fuerza trágica del Riachuelo –el episodio del tranvía que cae al río en 1930 lo testifica– como con la que establecía el más allá del río, la “Isla Maciel”, cuyo nombre infundía un sentido de misterio, aventura y pavor. Limpiar el Riachuelo, como se limpió el Támesis, significaría el fin de la era industrial en la Argentina. Toda ciudad contemporánea tiene tendencia a ser ciudad aérea, y entonces corta el cielo con cúpulas del demiurgo arquitectónico, y también a ser subterránea, y entonces encierrasus ríos y arroyos; también sus ferrocarriles,si no los extirpa. Una ciudad es lo irreconocible de la ciudad que nuestra memoria alberga. Las superficies que recordamos de Buenos Aires estaban cortadas porel terreno y su fisonomía natural, a veces agreste. Hay nuevas superficies y nuevas alturas. Vivir en las ciudades, vivir en Buenos Aires, es un acto geométrico y un cruce de muchos planos, espaciales y temporales. Pero toda ciudad resiste, aunque sea en la memoria, porque lo que llamamos civilización no es mucho más que la resistencia de nuestra memoria que acepta cortésmente que puedeser vencida, salvo en la rudezay terquedadde su caprichosa reminiscencia.Son ríos que a pesarde todo no pueden ser entubados. Horacio González, 2010.
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mera del país. Quedó la rara curva que en ese lugar da cierta gracia al trazado de la ciudad. La ávida tentación del fabricante de automóviles, del especulador inmobiliario y del político pseudomodernizador es la de cubrir de asfalto las antiguas trazas del “camino de fierro”. Son terrenos de gran valía que pertenecen al Estado nacional y que en vez del trazado ferroviario vencido, que atrae viviendas baratas y precarias alrededor, podría albergar carreteras que atraen barrios artificiales modelados por el ideal de country. ¿No se pensó ya en convertir la Estación Retiro en un Shopping y en lanzar a la bolsa de valores inmobiliarios los terrenos que la bordean? La ilusión de una faja asfáltica reluciente, de las que crean bellos efectos de espejismo los días soleados, se concretaría si con la misma lógica con las que se trató el sistema de arroyos entubados, se pavimentase el Riachuelo. Este riacho histórico cuya función de separación de la retícula urbana con la conurbana es notable, ha escrito buena parte de la crónica del emplazamiento de la ciudad de Mendoza y Garay. ¿Cuándo se empezó a pudrir el Riachuelo? Sin duda, las barracas de curtiembres desde las últimas décadas del siglo XIX contribuyeron a su enrarecimiento y contaminación, hasta que los frigoríficos y las grandes fábricas a sus orillas terminaron de matarlo como curso de agua. El puente Almirante Brown, que tenía funciones ferroviarias y fue construído en 1914, terminó dándole su fisonomía al barrio de la Boca, poblado por una fuerte inmigración genovesa, que antes de que fuera devorado por el turismo y de alguna
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manera por el fútbol –no el heroico de los inicios sino por el de las grandes conflagraciones de masas y los dramáticos juegos de identidad–, había establecido una noción urbana de confines y tensiones periféricas con la ciudad, tanto con la desvinculada del río y que no percibía la fuerza trágica del Riachuelo –el episodio del tranvía que cae al río en 1930 lo testifica– como con la que establecía el más allá del río, la “Isla Maciel”, cuyo nombre infundía un sentido de misterio, aventura y pavor. Limpiar el Riachuelo, como se limpió el Támesis, significaría el fin de la era industrial en la Argentina. Toda ciudad contemporánea tiene tendencia a ser ciudad aérea, y entonces corta el cielo con cúpulas del demiurgo arquitectónico, y también a ser subterránea, y entonces encierrasus ríos y arroyos; también sus ferrocarriles,si no los extirpa. Una ciudad es lo irreconocible de la ciudad que nuestra memoria alberga. Las superficies que recordamos de Buenos Aires estaban cortadas porel terreno y su fisonomía natural, a veces agreste. Hay nuevas superficies y nuevas alturas. Vivir en las ciudades, vivir en Buenos Aires, es un acto geométrico y un cruce de muchos planos, espaciales y temporales. Pero toda ciudad resiste, aunque sea en la memoria, porque lo que llamamos civilización no es mucho más que la resistencia de nuestra memoria que acepta cortésmente que puedeser vencida, salvo en la rudezay terquedadde su caprichosa reminiscencia.Son ríos que a pesarde todo no pueden ser entubados. Horacio González, 2010.
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COMO PARA EMPEZAR
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2. LA PESADILLA
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2. LA PESADILLA
LA PESADILLA
Estela
YO VIVÍA EN LA ISLA MACIEL, en el fondo de la villa. Ahí nos empezamos a juntar distintas organizaciones. Fueron cinco años de lucha, de pensar cómo entrar en un sistema donde los negros no tenemos cabida. Porque somos negros, barulleros, vagos y piqueteros, porque somos “los negros de mierda que nos les gusta trabajar”. Nosotros demostramos que es al revés, que nos gusta laburar, y que un día podemos emborracharnos, pero que también somos los mejores administradores. Vivimos muchos años con 150 pesos, rasqueteando las ollas, buscando donaciones para morfar, para que nuestros hijos se vistan, tengan una campera, yendo al mercado a buscar verduras y repartir. ¿Eso no es ser buenos administradores? Hace muchos años, yo tenía plata, un auto, una casa, y lo perdí. Antes yo renegaba de los “negros hijos de puta”, pero no sabía que yo iba a terminar siendo una “negra” también, de otro aspecto negro, no negro de piel. Mi vida se dio vuelta y me encontré embargada, desalojada. Caí en La Boca, pleno Parque Lezama, a vender ropa mía, de mis hijos, de mi hija, porque estaba muerta de hambre, sin 37
LA PESADILLA
Estela
YO VIVÍA EN LA ISLA MACIEL, en el fondo de la villa. Ahí nos empezamos a juntar distintas organizaciones. Fueron cinco años de lucha, de pensar cómo entrar en un sistema donde los negros no tenemos cabida. Porque somos negros, barulleros, vagos y piqueteros, porque somos “los negros de mierda que nos les gusta trabajar”. Nosotros demostramos que es al revés, que nos gusta laburar, y que un día podemos emborracharnos, pero que también somos los mejores administradores. Vivimos muchos años con 150 pesos, rasqueteando las ollas, buscando donaciones para morfar, para que nuestros hijos se vistan, tengan una campera, yendo al mercado a buscar verduras y repartir. ¿Eso no es ser buenos administradores? Hace muchos años, yo tenía plata, un auto, una casa, y lo perdí. Antes yo renegaba de los “negros hijos de puta”, pero no sabía que yo iba a terminar siendo una “negra” también, de otro aspecto negro, no negro de piel. Mi vida se dio vuelta y me encontré embargada, desalojada. Caí en La Boca, pleno Parque Lezama, a vender ropa mía, de mis hijos, de mi hija, porque estaba muerta de hambre, sin 37
LA PESADILLA
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casa y en la ruina. Y ahí conocí a una persona que me llevó a otro comedor, en la calle Necochea. Entré de cocinera y vi lo que realmente era. Después me mudé a una pensión en Necochea y Suárez, pero no la pude pagar y me desalojaron. Entonces una compañera me dijo que tenía una casilla en la isla Maciel. “Ay, la villa es lo último, ¿de ahí a dónde voy a parar?”, dije yo. Pero bueno, fui, con mis pocas cosas, mis cacharritos.
Sonete
Así fue como emprendí la villa. Cuando entré pensé “bueno, vivirás acá nomás”. Pero no: yo veía que íbamos entrando, íbamos entrando y entrábamos más. Hasta que vi un pasillo. Será que a partir de ese momento comencé a crecer con el sufrimiento de mis hijos y el mío, y ver hacia dónde íbamos. Yo no entendía ni quién era Chávez. Y ahí la conozco a “la Negra”, y le dije: “Negra, estoy re cagada de hambre”. Y ella me dijo: “Venite a los Pibes”. Así me trajo y acá estoy, hace cuatro años.
sólo amor a muerte enciende sus colores sus trazos y trizas despabila ese verdor al desnudar afila la hoja que cortára su espesura
Entrevistas realizadas por Natalia Zuazo y Wanda Pagani en el comedor Los Pibes de La Boca en mayo de 2011.
todo nos ciega nos empequeñece la motoneta o toco rojo al parecer la kryptonita verde la poca paga la paja el piojo
si no hubiere en vivir esa verdura esos flashes de tinta adrenalina comeríamos melanco y amargura si no hubiere en bibir esa gambeta que de canto se cuela en la fizura nos sería esta vida reberreta Daniel Martucci (Maruki) Peste Bufónica, 1991.
Las palabras escritas contra las reglas de ortografía pertenecen a la elección estilística del autor.
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casa y en la ruina. Y ahí conocí a una persona que me llevó a otro comedor, en la calle Necochea. Entré de cocinera y vi lo que realmente era. Después me mudé a una pensión en Necochea y Suárez, pero no la pude pagar y me desalojaron. Entonces una compañera me dijo que tenía una casilla en la isla Maciel. “Ay, la villa es lo último, ¿de ahí a dónde voy a parar?”, dije yo. Pero bueno, fui, con mis pocas cosas, mis cacharritos.
Sonete
Así fue como emprendí la villa. Cuando entré pensé “bueno, vivirás acá nomás”. Pero no: yo veía que íbamos entrando, íbamos entrando y entrábamos más. Hasta que vi un pasillo. Será que a partir de ese momento comencé a crecer con el sufrimiento de mis hijos y el mío, y ver hacia dónde íbamos. Yo no entendía ni quién era Chávez. Y ahí la conozco a “la Negra”, y le dije: “Negra, estoy re cagada de hambre”. Y ella me dijo: “Venite a los Pibes”. Así me trajo y acá estoy, hace cuatro años.
sólo amor a muerte enciende sus colores sus trazos y trizas despabila ese verdor al desnudar afila la hoja que cortára su espesura
Entrevistas realizadas por Natalia Zuazo y Wanda Pagani en el comedor Los Pibes de La Boca en mayo de 2011.
todo nos ciega nos empequeñece la motoneta o toco rojo al parecer la kryptonita verde la poca paga la paja el piojo
si no hubiere en vivir esa verdura esos flashes de tinta adrenalina comeríamos melanco y amargura si no hubiere en bibir esa gambeta que de canto se cuela en la fizura nos sería esta vida reberreta Daniel Martucci (Maruki) Peste Bufónica, 1991.
Las palabras escritas contra las reglas de ortografía pertenecen a la elección estilística del autor.
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LA PESADILLA
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Nuestras águilas
Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre antojo, en circunstancias elegidas por ellos mismos, sino en aquellas circunstancias con las que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y precisamente cuando éstos parecen disponerse a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para representar, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, la nueva escena de la historia universal. Karl Marx El 18 Brumario de Luis Bonaparte , 1869.
Hubo un mes y un día para los vivos. Hinché el pecho como para respirar o para rezar y otros hincharon el pecho para respirar o rezar. Para ser mis semejantes eran muchos. Contemplamos la falta de ternura en el rostro de cada uno como un foco político de la desgracia. Qué me importa si otros también saben lo que yo. De pie estoy, para decirlo, no para que se me escuche. Compartíamos miedo. Fue imposible evitarlo. Desde aquí veo el miedo. Mucho más no se puede decir. Nos querían aplastar. Atrás de los cuadrados de heno apretamos el lado angosto y gritamos ¡nos quieren aplastar! Afortunada fui, que me pasaron por encima cuando nada podía hacerse ni ser hecho. Así lo cuento porque ahí estuve. Al cabo de las horas, atada. Comprenden? Allí estaba para que nadie diga después
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Nuestras águilas
Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre antojo, en circunstancias elegidas por ellos mismos, sino en aquellas circunstancias con las que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y precisamente cuando éstos parecen disponerse a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para representar, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, la nueva escena de la historia universal. Karl Marx El 18 Brumario de Luis Bonaparte , 1869.
Hubo un mes y un día para los vivos. Hinché el pecho como para respirar o para rezar y otros hincharon el pecho para respirar o rezar. Para ser mis semejantes eran muchos. Contemplamos la falta de ternura en el rostro de cada uno como un foco político de la desgracia. Qué me importa si otros también saben lo que yo. De pie estoy, para decirlo, no para que se me escuche. Compartíamos miedo. Fue imposible evitarlo. Desde aquí veo el miedo. Mucho más no se puede decir. Nos querían aplastar. Atrás de los cuadrados de heno apretamos el lado angosto y gritamos ¡nos quieren aplastar! Afortunada fui, que me pasaron por encima cuando nada podía hacerse ni ser hecho. Así lo cuento porque ahí estuve. Al cabo de las horas, atada. Comprenden? Allí estaba para que nadie diga después
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LA PESADILLA
y se olviden de los vivos que fuimos pares de los muertos. Hoy hablan de mí como si yo no hubiera existido. Mejor, ahora valdría el ganso que fui y mi antorcha apagada desde que se inician mis recuerdos porque cuando estuve viva ni mi madre me veía. Hablo de lastimaduras. Al dar vuelta la cara, entregamos la mejilla. Díganme si estoy gritando. Hubo lesiones y lesionados. Fue un mes de lesiones. Yo, queno eralo queahora,hubiera querido correr tras losfrutos quehuían de los árboles hasta hundirse como huellas futuras en la cabeza de los infantes. Pero alguien, lejos de mí, cerró el umbral y no vi más. Yo estuve viva ese año. En los intervalos del odio y el furor miro mis palmas anchas, blanduzcas y les pregunto cómo son suaves cómo están despiertas y me dejan ir, y no me abofetearon. El capítulo de matar no lo conozco. Antes de ser cobarde, fui pequeña. 42
LA PESADILLA
Mis mayores no me habían enseñado nunca entendí a mis hermanos. Fue que yo estuve viva y no sé cómo. Lo que no me hizo daño vuelve. Fui una ventana, fue un nido de vísperas. Dije: no quiero envejecer entre oprimidos. Creí que esto me sería dado. La fianza nunca fue pagada. Ahora, sí, confiamos porque queremos porque no sirve para nada la desconfianza que teníamos paracomernos hasta el cuero al fatigado sucesor del enemigo. Aguante, ciudadana puerca! Reuní mis armas de ahí en adelante ennegrecidas Así y todo tengo hambre y sed. Los víveres, de acuerdo a los viejos rudimentos, siempre [están cerca. Voy por más. Laura Klein La comedia de los panes , 2011.
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LA PESADILLA
LA PESADILLA
y se olviden de los vivos que fuimos pares de los muertos.
Mis mayores no me habían enseñado nunca entendí a mis hermanos. Fue que yo estuve viva y no sé cómo.
Hoy hablan de mí como si yo no hubiera existido. Mejor, ahora valdría el ganso que fui y mi antorcha apagada desde que se inician mis recuerdos porque cuando estuve viva ni mi madre me veía. Hablo de lastimaduras. Al dar vuelta la cara, entregamos la mejilla. Díganme si estoy gritando. Hubo lesiones y lesionados. Fue un mes de lesiones. Yo, queno eralo queahora,hubiera querido correr tras losfrutos quehuían de los árboles hasta hundirse como huellas futuras en la cabeza de los infantes. Pero alguien, lejos de mí, cerró el umbral y no vi más. Yo estuve viva ese año. En los intervalos del odio y el furor miro mis palmas anchas, blanduzcas y les pregunto cómo son suaves cómo están despiertas y me dejan ir, y no me abofetearon. El capítulo de matar no lo conozco. Antes de ser cobarde, fui pequeña.
Dije: no quiero envejecer entre oprimidos. Creí que esto me sería dado. La fianza nunca fue pagada. Ahora, sí, confiamos porque queremos porque no sirve para nada la desconfianza que teníamos paracomernos hasta el cuero al fatigado sucesor del enemigo. Aguante, ciudadana puerca! Reuní mis armas de ahí en adelante ennegrecidas Así y todo tengo hambre y sed. Los víveres, de acuerdo a los viejos rudimentos, siempre [están cerca. Voy por más. Laura Klein La comedia de los panes , 2011.
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LA PESADILLA
LA PESADILLA
El miedo de que un pequeño hilo de lana que sale del ribete del cobertor sea duro, duro y penetrante como una aguja de acero; el miedo de que este pequeño botón de mi camisa de dormir sea más grande que mi cabeza, grande y pesado; el miedo de que esta miga de pan, que ahora cae de mi lecho, sea de vidrio y se haga astillas cuando toque el suelo; y la agobiante inquietud de que en realidad se ha de romper todo, todo para siempre; el miedo de que ese borde de una carta abierta sea algo prohibido, que nadie debe ver, algo indescriptiblemente precioso para lo cual ningún lugar de la habitación resulta completamente seguro; el miedo de tragarme, mientras estoy dormido, un trozo de carbón de la estufa; el miedo de que una cifra cualquiera comience a crecer en mi cerebro hasta no hallar en mí espacio para su expansión; el miedo de que sea de granito el lugar donde estoy acostado, de granito gris; el miedo de que se me escape un grito y todos se agolpen ante mi puerta y terminen derribándola; el miedo de llegar a traicionarme, de contar todo aquello de que tengo miedo, y el miedo de no poder decir nada porque todo es tan incierto; y los otros miedos… Los miedos. Rainer María Rilke Los cuadernos de Malte Laurids Briggs , 1910.
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Lo que no me hizo daño vuelve. Fui una ventana, fue un nido de vísperas.
Karina llega a su casa después de trabajar y decide llamar a su amiga Mariana para despejarse un poco: Karina: –Hola, che, ¿en qué andás? Mariana: –Viendo la tele, ¡no sabés cómo te llenan la cabeza con la inseguridad! ¿Y vos? Karina: Con ganas de salir. ¿Vamos a tomar un café? Mariana: –Dale, así me desconecto un poco. Karina y Mariana viven cerca. Se encuentran en una esquina. Caminan unos pasos como lo hacen habitualmente para elegir un bar. De repente, Mariana toma del brazo a Karina. Karina: –Ay, ¡pero qué cariñosa que estás! Mariana: –Nada que ver, nena. ¿No ves que nos están siguiendo? Karina se da vuelta. Mariana: –No, no, que es peor, ¡no te des vuelta! Karina mira de reojo y ve a un hombre con bastón. Karina: –Quedate tranquila, no hay nadie, quiero decir no hay nadie peligroso. ¿Qué bicho te picó que te andan siguiendo? Mariana: –Deben estar arreglados, fijate en la mujer que viene caminando con una bolsa de compras. Karina: –Es la cajera de la panadería. Marina: –Ya soy capaz de ver cualquier cosa.
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LA PESADILLA
El miedo de que un pequeño hilo de lana que sale del ribete del cobertor sea duro, duro y penetrante como una aguja de acero; el miedo de que este pequeño botón de mi camisa de dormir sea más grande que mi cabeza, grande y pesado; el miedo de que esta miga de pan, que ahora cae de mi lecho, sea de vidrio y se haga astillas cuando toque el suelo; y la agobiante inquietud de que en realidad se ha de romper todo, todo para siempre; el miedo de que ese borde de una carta abierta sea algo prohibido, que nadie debe ver, algo indescriptiblemente precioso para lo cual ningún lugar de la habitación resulta completamente seguro; el miedo de tragarme, mientras estoy dormido, un trozo de carbón de la estufa; el miedo de que una cifra cualquiera comience a crecer en mi cerebro hasta no hallar en mí espacio para su expansión; el miedo de que sea de granito el lugar donde estoy acostado, de granito gris; el miedo de que se me escape un grito y todos se agolpen ante mi puerta y terminen derribándola; el miedo de llegar a traicionarme, de contar todo aquello de que tengo miedo, y el miedo de no poder decir nada porque todo es tan incierto; y los otros miedos… Los miedos. Rainer María Rilke Los cuadernos de Malte Laurids Briggs , 1910.
Karina llega a su casa después de trabajar y decide llamar a su amiga Mariana para despejarse un poco: Karina: –Hola, che, ¿en qué andás? Mariana: –Viendo la tele, ¡no sabés cómo te llenan la cabeza con la inseguridad! ¿Y vos? Karina: Con ganas de salir. ¿Vamos a tomar un café? Mariana: –Dale, así me desconecto un poco. Karina y Mariana viven cerca. Se encuentran en una esquina. Caminan unos pasos como lo hacen habitualmente para elegir un bar. De repente, Mariana toma del brazo a Karina. Karina: –Ay, ¡pero qué cariñosa que estás! Mariana: –Nada que ver, nena. ¿No ves que nos están siguiendo? Karina se da vuelta. Mariana: –No, no, que es peor, ¡no te des vuelta! Karina mira de reojo y ve a un hombre con bastón. Karina: –Quedate tranquila, no hay nadie, quiero decir no hay nadie peligroso. ¿Qué bicho te picó que te andan siguiendo? Mariana: –Deben estar arreglados, fijate en la mujer que viene caminando con una bolsa de compras. Karina: –Es la cajera de la panadería. Marina: –Ya soy capaz de ver cualquier cosa.
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LA PESADILLA
Karina: –Con razón, si estuviste viendo tele, no me sorprende. Los reality show de los feos, sucios y malos sugestionan bien. Aunque en el momento los mirés críticamente, salís a la calle y ves chorros en todas partes. Frida Ubertti, 2011.
Provisoriamente no cantaremos el amor, / que se refugió debajo de los subterráneos. / Cantaremos el miedo que esteriliza los abrazos, / no cantaremos el odio porque no existe. / Sólo existe el miedo, nuestro padre y compañero, / el miedo grande de las llanuras, de los mares, de los desiertos, / el miedo de los soldados, el miedo de las madres, el miedo de las iglesias, / cantaremos el miedo de los dictadores, el miedo de los demócratas, / cantaremos el miedo a la muerte y el miedo de después de la muerte, / después moriremos de miedo / y sobre nuestras tumbas nacerán flores amarillas y temerosas. Carlos Drummond de Andrade “Congreso internacional del miedo”.
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3. COMO PARA PENSAR
LA PESADILLA
Karina: –Con razón, si estuviste viendo tele, no me sorprende. Los reality show de los feos, sucios y malos sugestionan bien. Aunque en el momento los mirés críticamente, salís a la calle y ves chorros en todas partes. Frida Ubertti, 2011.
Provisoriamente no cantaremos el amor, / que se refugió debajo de los subterráneos. / Cantaremos el miedo que esteriliza los abrazos, / no cantaremos el odio porque no existe. / Sólo existe el miedo, nuestro padre y compañero, / el miedo grande de las llanuras, de los mares, de los desiertos, / el miedo de los soldados, el miedo de las madres, el miedo de las iglesias, / cantaremos el miedo de los dictadores, el miedo de los demócratas, / cantaremos el miedo a la muerte y el miedo de después de la muerte, / después moriremos de miedo / y sobre nuestras tumbas nacerán flores amarillas y temerosas. Carlos Drummond de Andrade “Congreso internacional del miedo”.
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3. COMO PARA PENSAR
COMO PARA PENSAR
HABLAR DE LO COTIDIANO PUEDE parecer meterse en un terreno obvio, en el mundo de las cosas conocidas. Pero, si lo pensamos un poco, nos damos cuenta que lo cotidiano es engañoso, imprevisible. Y eso se expresa en los detalles. Muchas veces, como el tero, el grito aparece desde un lugar y los huevos están en otro lado. Por ejemplo, algo familiar de un momento a otro se vuelve inquietante. Miramos una foto vieja y no reconocemos al personaje que fuimos. Alguien pasa de una pieza a otra y lo encontramos distinto. ¡¿Con esa persona estuve hablando hasta recién?! ¿Qué pasó? No pasó nada, sin embargo somos dos extraños. Alguien vuelve de la calle, oímos que la puerta se abre, ¿y? ¿Qué idea tenía que se rompió al verle la cara? ¿A quién? Todo está normal y al mismo tiempo nada coincide. La cabeza me hace trampas.
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COMO PARA PENSAR
HABLAR DE LO COTIDIANO PUEDE parecer meterse en un terreno obvio, en el mundo de las cosas conocidas. Pero, si lo pensamos un poco, nos damos cuenta que lo cotidiano es engañoso, imprevisible. Y eso se expresa en los detalles. Muchas veces, como el tero, el grito aparece desde un lugar y los huevos están en otro lado. Por ejemplo, algo familiar de un momento a otro se vuelve inquietante. Miramos una foto vieja y no reconocemos al personaje que fuimos. Alguien pasa de una pieza a otra y lo encontramos distinto. ¡¿Con esa persona estuve hablando hasta recién?! ¿Qué pasó? No pasó nada, sin embargo somos dos extraños. Alguien vuelve de la calle, oímos que la puerta se abre, ¿y? ¿Qué idea tenía que se rompió al verle la cara? ¿A quién? Todo está normal y al mismo tiempo nada coincide. La cabeza me hace trampas.
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COMO PARA PENSAR
COMO PARA PENSAR
Entro calculando que todavía no llegaron. Pues no, la tele prendida, una discusión, dame, pasale, dejalo ahí, ya te dije, otra vez no. ¿Adónde me metí? Estoy en el nido pero estos pájaros parecen de otra jaula. Esto sucede todos los días. Lo familiar deja de ser familiar. También en la calle, en la propia cuadra. Camino hasta el kiosco y el aire está denso ¿o a mí me parece? Mi vecino de arriba y el de abajo cuchichean tan próximos que no me ven, no me reconocen, no me saludan. Quedo con el saludo en la boca. Me conozco el barrio de memoria, no necesito pensar para llegar a ninguna parte, de pronto escucho un grito, sé de donde viene, Don Pedro siempre grita igual, pero esta vez, no sé por qué me da miedo. Me asusta tener miedo. Sensaciónde no seryo, estar mucho mejor de lo habitual sin motivo alguno. ¡Qué me dure aunque no lo entienda! Pensar que otras veces me fastidia el contento de los demás. No voy a creer que sólo yo soy así. Frida Ubertti, 2011.
Zama (fragmento)
ALGUIEN ME DIJO: –¿Quieres vivir? Alguien me preguntaba si deseaba vivir. Era, entonces, que mi sangre no se fue toda. Era, también, que había llegado el indio. Podía, pues, no morir. No morir aún. Me desgarró la ropa. Después sentí la prisión del torniquete en los brazos y supe que mis manos sin dedos ya no manarían sangre. Tal vez dormité, tal vez no. Volvía a la nada. Quise reconstruir el mundo. Despegué los párpados tan pausadamente como si elaborara el alba. Él me contemplaba. No era indio. Era el niño rubio. Sucio, estragadas las ropas, todavía no mayor de doce años. Comprendí que era yo, el de antes, que no había nacido de nuevo, cuando pude hablar con mi propia voz, recuperada, y le dije a través de una sonrisa de padre: –No has crecido… A su vez, con irreductible tristeza, él me dijo: –Tú tampoco. Antonio Di Benedetto, 1979.
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COMO PARA PENSAR
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Entro calculando que todavía no llegaron. Pues no, la tele prendida, una discusión, dame, pasale, dejalo ahí, ya te dije, otra vez no. ¿Adónde me metí? Estoy en el nido pero estos pájaros parecen de otra jaula. Esto sucede todos los días. Lo familiar deja de ser familiar. También en la calle, en la propia cuadra. Camino hasta el kiosco y el aire está denso ¿o a mí me parece? Mi vecino de arriba y el de abajo cuchichean tan próximos que no me ven, no me reconocen, no me saludan. Quedo con el saludo en la boca. Me conozco el barrio de memoria, no necesito pensar para llegar a ninguna parte, de pronto escucho un grito, sé de donde viene, Don Pedro siempre grita igual, pero esta vez, no sé por qué me da miedo. Me asusta tener miedo. Sensaciónde no seryo, estar mucho mejor de lo habitual sin motivo alguno. ¡Qué me dure aunque no lo entienda! Pensar que otras veces me fastidia el contento de los demás. No voy a creer que sólo yo soy así. Frida Ubertti, 2011.
Zama (fragmento)
ALGUIEN ME DIJO: –¿Quieres vivir? Alguien me preguntaba si deseaba vivir. Era, entonces, que mi sangre no se fue toda. Era, también, que había llegado el indio. Podía, pues, no morir. No morir aún. Me desgarró la ropa. Después sentí la prisión del torniquete en los brazos y supe que mis manos sin dedos ya no manarían sangre. Tal vez dormité, tal vez no. Volvía a la nada. Quise reconstruir el mundo. Despegué los párpados tan pausadamente como si elaborara el alba. Él me contemplaba. No era indio. Era el niño rubio. Sucio, estragadas las ropas, todavía no mayor de doce años. Comprendí que era yo, el de antes, que no había nacido de nuevo, cuando pude hablar con mi propia voz, recuperada, y le dije a través de una sonrisa de padre: –No has crecido… A su vez, con irreductible tristeza, él me dijo: –Tú tampoco. Antonio Di Benedetto, 1979.
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COMO PARA PENSAR
COMO PARA PENSAR
Río de las congojas
Belgrano de colores
MUCHO POLVO TRAGUÉ, mucha lluvia me mojó. Ahora tengo como un libro adelante cuyas páginas volteo para atrás. Yo sólo se leer figuraciones. El mestizaje no es únicamente un alboroto de sangre: también una distancia dentro del hombre, que lo obliga a avanzar, no sobre caminos, sobre temporalidades. Todo se va trabajando al revés de los otros.¿De cuáles otros? Ahíestá la cuestión.Todos son los otros. Uno es el mestizo, el distinto.
RUSTY, VAGABUNDO, Y FIEL A SU MANERA, que desaparecía por días y días pero siempre volvía, a veces hecho un harapo y otras veces bañadito y hasta con moño cuando alguien intentaba adoptarlo. Por momentos me sentía como él, una bastarda sin raza por ser tan distinta de mi padre y de mi hermana, tan como de otro mundo, más excitante, sí, y también desconocido. Muchas veces las gitanas confrontaron a esa señora de suaves cabellos castaños que lleva de la mano a la nena arisca, de apretados tirabuzones negros, negros ojazos y cachetes de manzana. Señora, le decían las gitanas, a nosotras se nos acusa de robar niños, pero esta nenita nos la robó usted a nosotras. Esta escena la revivo cada tanto, y cada tanto me la creo. Como me la creía en los sábados de infancia cuando Ida estaba de asueto y yo quedaba solita, esperándola sentada en el umbral de la puerta de calle. Los sábados se volvían entonces del deprimente color cremita de la pared del zaguán. Sentada allí con la puerta de calle abierta (¿quién me manda?) pensaba que las gitanas iban a venir a raptarme por fin y a veces me daba miedo y a veces me daban ganas y, lo que es peor, a veces me daban miedo y ganas al mismo tiempo.
Libertad Demitrópulos, 1981.
Luisa Valenzuela
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COMO PARA PENSAR
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Río de las congojas
Belgrano de colores
MUCHO POLVO TRAGUÉ, mucha lluvia me mojó. Ahora tengo como un libro adelante cuyas páginas volteo para atrás. Yo sólo se leer figuraciones. El mestizaje no es únicamente un alboroto de sangre: también una distancia dentro del hombre, que lo obliga a avanzar, no sobre caminos, sobre temporalidades. Todo se va trabajando al revés de los otros.¿De cuáles otros? Ahíestá la cuestión.Todos son los otros. Uno es el mestizo, el distinto.
RUSTY, VAGABUNDO, Y FIEL A SU MANERA, que desaparecía por días y días pero siempre volvía, a veces hecho un harapo y otras veces bañadito y hasta con moño cuando alguien intentaba adoptarlo. Por momentos me sentía como él, una bastarda sin raza por ser tan distinta de mi padre y de mi hermana, tan como de otro mundo, más excitante, sí, y también desconocido. Muchas veces las gitanas confrontaron a esa señora de suaves cabellos castaños que lleva de la mano a la nena arisca, de apretados tirabuzones negros, negros ojazos y cachetes de manzana. Señora, le decían las gitanas, a nosotras se nos acusa de robar niños, pero esta nenita nos la robó usted a nosotras. Esta escena la revivo cada tanto, y cada tanto me la creo. Como me la creía en los sábados de infancia cuando Ida estaba de asueto y yo quedaba solita, esperándola sentada en el umbral de la puerta de calle. Los sábados se volvían entonces del deprimente color cremita de la pared del zaguán. Sentada allí con la puerta de calle abierta (¿quién me manda?) pensaba que las gitanas iban a venir a raptarme por fin y a veces me daba miedo y a veces me daban ganas y, lo que es peor, a veces me daban miedo y ganas al mismo tiempo.
Libertad Demitrópulos, 1981.
Luisa Valenzuela
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COMO PARA PENSAR
Potrero. El tango. La Nada Intensa
LA VIDA ORILLERA EN BUENOS AIRES se fue instalando en los vacíos quelas vías, primero caminos de carretas y mástarde tendidos ferroviarios, abrían en abanico desde el centro portuario hacia los distintos rumbos del interior del país. Como los dedos abiertos de una mano dejando vacíos, especies de cuñas de campo en plena ciudad. Así el perímetro de frontera, de membrana de ósmosis, de intercambio entre los modos urbanos modernos y los camperos seculares, fue enorme y distribuido en todas las extensiones por las que la ciudad iba a llegar finalmente al tamaño regional del conurbano de la segunda mitad del siglo XX . Los potreros elementales y vírgenes, rodeados de chimeneas y sheds de galpones fabriqueros, de playas de maniobras, barrios en que se mezclaban viejos artesanos y elementales pulperías o almacenes de estaño amistoso, iban a ser el escenario del tango. El potrero, como todo vacío, impulsa a la acción y es todo lo contrario de la nada. El vacío aquel es exactamente lo opuesto al no-lugar que amenaza con invadir hoy nuestras atribuladas ciudades. Los no-lugares suelen estar llenos de objetos, señales coercitivas, ambiguas constelaciones, pálidos monumentos desconsolados. 56
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COMO PARA PENSAR
Por cierto que podrá quedar claro con algunos ejemplos de espacios de segregación o de manías de enrejar parques y sembrarlos de señales de prohibición o de usos preformados como legislación de sitios, indicando qué se debe mirar y sentir en cada momento de un tour urbano bajo la continua voz amplificada del guía patético que no es más que víctima asalariada de un gigantesco malentendido cultural. Todo nos llevará a advertir que hoy necesitamos suprimir más que agregar cosas al espacio urbano. Limpieza y síntesis resultan urgentes para acabar con la tortura diaria que fatiga las calles, ómnibus, vagones, estaciones. Escuchar lo más elemental y sencillo, que está al alcance de la mano como decisión de cambio. Terminar con el espacio hipertenso permanente, con la saturación del tiempo y los mensajes. Acabar con la demasía informativa y publicitaria cuyos límites es imposible soportar. Los espacios del enterteinment masivo, los lenguajes imperativos tipo, “esto es lo que debe gustarles”, la foto es desde aquí, con una jornada de excursión con una actividad para cada hora exactamente igual que los monjes en los conventos, o los militares en sus tempranas actividades inexcusables. El tiempo y el espacio fraccionados en tajadas iguales dentro de las cuales el “habitante” sólo tiene que observar las reglas establecidas.
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COMO PARA PENSAR
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Potrero. El tango. La Nada Intensa
LA VIDA ORILLERA EN BUENOS AIRES se fue instalando en los vacíos quelas vías, primero caminos de carretas y mástarde tendidos ferroviarios, abrían en abanico desde el centro portuario hacia los distintos rumbos del interior del país. Como los dedos abiertos de una mano dejando vacíos, especies de cuñas de campo en plena ciudad. Así el perímetro de frontera, de membrana de ósmosis, de intercambio entre los modos urbanos modernos y los camperos seculares, fue enorme y distribuido en todas las extensiones por las que la ciudad iba a llegar finalmente al tamaño regional del conurbano de la segunda mitad del siglo XX . Los potreros elementales y vírgenes, rodeados de chimeneas y sheds de galpones fabriqueros, de playas de maniobras, barrios en que se mezclaban viejos artesanos y elementales pulperías o almacenes de estaño amistoso, iban a ser el escenario del tango. El potrero, como todo vacío, impulsa a la acción y es todo lo contrario de la nada. El vacío aquel es exactamente lo opuesto al no-lugar que amenaza con invadir hoy nuestras atribuladas ciudades. Los no-lugares suelen estar llenos de objetos, señales coercitivas, ambiguas constelaciones, pálidos monumentos desconsolados. 56
Por cierto que podrá quedar claro con algunos ejemplos de espacios de segregación o de manías de enrejar parques y sembrarlos de señales de prohibición o de usos preformados como legislación de sitios, indicando qué se debe mirar y sentir en cada momento de un tour urbano bajo la continua voz amplificada del guía patético que no es más que víctima asalariada de un gigantesco malentendido cultural. Todo nos llevará a advertir que hoy necesitamos suprimir más que agregar cosas al espacio urbano. Limpieza y síntesis resultan urgentes para acabar con la tortura diaria que fatiga las calles, ómnibus, vagones, estaciones. Escuchar lo más elemental y sencillo, que está al alcance de la mano como decisión de cambio. Terminar con el espacio hipertenso permanente, con la saturación del tiempo y los mensajes. Acabar con la demasía informativa y publicitaria cuyos límites es imposible soportar. Los espacios del enterteinment masivo, los lenguajes imperativos tipo, “esto es lo que debe gustarles”, la foto es desde aquí, con una jornada de excursión con una actividad para cada hora exactamente igual que los monjes en los conventos, o los militares en sus tempranas actividades inexcusables. El tiempo y el espacio fraccionados en tajadas iguales dentro de las cuales el “habitante” sólo tiene que observar las reglas establecidas.
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COMO PARA PENSAR
COMO PARA PENSAR
Lugares quehabitamos pero quea la vez“nos habitan”, nos acompañan toda la vida, forman parte de nosotros. De la misma manera que mostramos ejemplos de espacios atrapados por normas rígidas que encarcelan a manadas de distraídos turistas, podemos rápidamente mostrar textos en forma burocrática, publicitaria melosa y manejadora, académica pseudo-científica, jergas ampliamente abusadas en textos doctorales, textos compuestos de citas ajenas sin sentido agregado, en fin, mil formas de expresión de las enfermedades en la cultura actual. Todos tipos “amonedados”, listos para la repetición infinita sin vida ni evolución, a los que aludió alguna vez Jorge Luis Borges.
Juan Mario Molina y Vedia “Potrero. Buenos Aires: la vida privada en las orillas del secreto”.
EL HOMBRE DE AL LADO es una película sobre vecinos que muestra dosmundos divididospor unapared. Literal y metafóricamente, pared de ladrillos, muro de clase. Esta parodia oscura hace visible el violento conflicto que generan las diferenciassociales. Toda la finura, el orgullo y el prestigio de un diseñador, contrapuesto al espontáneo impulso del vecino haciendo un agujero en la medianera para ver unos rayitos de sol. No se trata de cualquier necesidad –la deuno y la del otro–, no se trata tampoco de cualquier edificio. Una casa de autor (Le Corbusier) y una construcción común. Lo “culto” y lo “vulgar”, civilización y barbarie en escena. Hechas carne las categorías “in” y “out” ironizadas por Landrú, los “chetos” y los “grasas” y se podría continuar. Pero, y allí reside la importancia, el enfoque deestefilmprofundiza la dicotomía con varias vueltas de tuerca. El prejuicio hacia el otro, el temor hacia lo inesperado, el malestar hacia lo desconocido, el cuestionamiento de dos estilos de vida se despliegan para entrar en acción. –¿Y? –¿Qué responder?, la resonancia en el espectador prosigue… Hay algo incontable, explicarlo rompería el humor y se volvería ideológico, solemne. Liliana Heer Sobre El Hombre de al lado , dirigida por Gastón Duprat y Mariano Cohn, 2010.
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COMO PARA PENSAR
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Lugares quehabitamos pero quea la vez“nos habitan”, nos acompañan toda la vida, forman parte de nosotros. De la misma manera que mostramos ejemplos de espacios atrapados por normas rígidas que encarcelan a manadas de distraídos turistas, podemos rápidamente mostrar textos en forma burocrática, publicitaria melosa y manejadora, académica pseudo-científica, jergas ampliamente abusadas en textos doctorales, textos compuestos de citas ajenas sin sentido agregado, en fin, mil formas de expresión de las enfermedades en la cultura actual. Todos tipos “amonedados”, listos para la repetición infinita sin vida ni evolución, a los que aludió alguna vez Jorge Luis Borges.
Juan Mario Molina y Vedia “Potrero. Buenos Aires: la vida privada en las orillas del secreto”.
EL HOMBRE DE AL LADO es una película sobre vecinos que muestra dosmundos divididospor unapared. Literal y metafóricamente, pared de ladrillos, muro de clase. Esta parodia oscura hace visible el violento conflicto que generan las diferenciassociales. Toda la finura, el orgullo y el prestigio de un diseñador, contrapuesto al espontáneo impulso del vecino haciendo un agujero en la medianera para ver unos rayitos de sol. No se trata de cualquier necesidad –la deuno y la del otro–, no se trata tampoco de cualquier edificio. Una casa de autor (Le Corbusier) y una construcción común. Lo “culto” y lo “vulgar”, civilización y barbarie en escena. Hechas carne las categorías “in” y “out” ironizadas por Landrú, los “chetos” y los “grasas” y se podría continuar. Pero, y allí reside la importancia, el enfoque deestefilmprofundiza la dicotomía con varias vueltas de tuerca. El prejuicio hacia el otro, el temor hacia lo inesperado, el malestar hacia lo desconocido, el cuestionamiento de dos estilos de vida se despliegan para entrar en acción. –¿Y? –¿Qué responder?, la resonancia en el espectador prosigue… Hay algo incontable, explicarlo rompería el humor y se volvería ideológico, solemne. Liliana Heer Sobre El Hombre de al lado , dirigida por Gastón Duprat y Mariano Cohn, 2010.
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COMO PARA PENSAR
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Leviatán: 2006
¿De quién es la esquina?
LA NATURALEZA HA HECHO A LOS HOMBRES tan iguales en las facultades del hombre y el espíritu que, si bien un hombre es, a veces, evidentemente, más fuerte de cuerpo o más sagaz de entendimiento que otro, cuando se considera en conjunto, la diferencia entre hombre y hombre no es tan importante que uno pueda reclamar, a base de ella, para sí mismo, un beneficio cualquiera al que otro no pueda aspirar como él. En efecto, por lo que respecta a la fuerza corporal, el más débil tiene bastante fuerza como para matar al más fuerte, ya sea mediante secretas maquinaciones o confederándose con otro que se halla en el mismo peligro que él se encuentra. Thomas Hobbes
EL OTRO DÍA LEÍ QUE NINGÚN PIBE nace para chorro. Y hoy una tía me dijo que las esquinas se han convertido en lugares peligrosos. ¿Qué tienen que ver estas dos cosas? No sé bien, simplemente pensé que en una esquina pueden suceder muchas cosas. Me pueden robar, arrebatar, puede haber un choque y atropellarme un auto que se sube a la vereda, me puede morder el perro del vecino, o me puede asustar ese vagabundo que siempre pide plata. Y en lasesquinas también están ellos: los pibes, losjóvenes. Se juntan allí a tomar cerveza, a drogarse, a molestar. La misma tía me dijo sobre los pibes que se juntan en la esquina de su casa: ¡Que vayan a estudiar! ¡O al menos que trabajen! Y –sin dejarme responder– siguió: Que de-
Leviatán, 1651.
jen de vaguear. Y si lo hacen, ¿por qué justo lo tienen que hacer en mi esquina? Si sus padres no los controlan, que venga la policía a sacarlos, que alguien ponga orden, ¡pe- ro ya! Porque así no se puede seguir… Hay que echar a los pibes de las es quinas. ¡Los ciudadanos de bien queremos recuperar las esquinas!
No le respondí. No tenía ganas de discutir con ella. Pero me acordé de lo que un pibe me preguntó una vez: “¿De quién son las esquinas, che? ¿Por qué está mal que nosotros paremos en las esquinas, que las sintamos como si fueran propias y actuemos en consecuencia?” No pude 60
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COMO PARA PENSAR
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Leviatán: 2006
¿De quién es la esquina?
LA NATURALEZA HA HECHO A LOS HOMBRES tan iguales en las facultades del hombre y el espíritu que, si bien un hombre es, a veces, evidentemente, más fuerte de cuerpo o más sagaz de entendimiento que otro, cuando se considera en conjunto, la diferencia entre hombre y hombre no es tan importante que uno pueda reclamar, a base de ella, para sí mismo, un beneficio cualquiera al que otro no pueda aspirar como él. En efecto, por lo que respecta a la fuerza corporal, el más débil tiene bastante fuerza como para matar al más fuerte, ya sea mediante secretas maquinaciones o confederándose con otro que se halla en el mismo peligro que él se encuentra. Thomas Hobbes
EL OTRO DÍA LEÍ QUE NINGÚN PIBE nace para chorro. Y hoy una tía me dijo que las esquinas se han convertido en lugares peligrosos. ¿Qué tienen que ver estas dos cosas? No sé bien, simplemente pensé que en una esquina pueden suceder muchas cosas. Me pueden robar, arrebatar, puede haber un choque y atropellarme un auto que se sube a la vereda, me puede morder el perro del vecino, o me puede asustar ese vagabundo que siempre pide plata. Y en lasesquinas también están ellos: los pibes, losjóvenes. Se juntan allí a tomar cerveza, a drogarse, a molestar. La misma tía me dijo sobre los pibes que se juntan en la esquina de su casa: ¡Que vayan a estudiar! ¡O al menos que trabajen! Y –sin dejarme responder– siguió: Que de-
Leviatán, 1651.
jen de vaguear. Y si lo hacen, ¿por qué justo lo tienen que hacer en mi esquina? Si sus padres no los controlan, que venga la policía a sacarlos, que alguien ponga orden, ¡pe- ro ya! Porque así no se puede seguir… Hay que echar a los pibes de las es quinas. ¡Los ciudadanos de bien queremos recuperar las esquinas!
No le respondí. No tenía ganas de discutir con ella. Pero me acordé de lo que un pibe me preguntó una vez: “¿De quién son las esquinas, che? ¿Por qué está mal que nosotros paremos en las esquinas, que las sintamos como si fueran propias y actuemos en consecuencia?” No pude 60
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COMO PARA PENSAR
COMO PARA PENSAR
hacer otra cosa que darle la razón y me quedé pensando en sus preguntas. Alguien dijo en algún diario que las esquinas son de todos. Entonces ¿por qué no son también de ellos? Creo que está bueno que los chicos sientan las esquinas como propias, que se las apropien y allí construyan su lugar, su sitio para estar, para encontrarse, para estar juntos. Porque ningún pibe nace para chorro, ¿no? Al otro día, me encontré con un amigo y le conté mi diálogo con el chico, las preguntas de mi tía, y mis propias preguntas. Mi amigo me dijo: ¿Entonces no hay que sacar a los pibes de las esquinas? ¿No hay que reprimirlos? ¿Tampoco hay que rescatarlos? Quizá no –respondí–. A lo mejor se los pueda aceptar allí y hasta potenciar lo que hacen. Discutir con ellos qué se puede hacer, producir, crear también en una esquina. Tal vez, mi respuesta a ese pibe podría haber sido: “Ok, ustedes están en las esquinas, las esquinas son también suyas, pero no sólo son de ustedes, son de todos los que queramos estar juntos, encontrarnos ahí”. Pero, ¡pará! –contestó mi amigo– entonces… ¿de quién son las esquinas? De todos los que sean capaces de apropiárselas, de habitarlas y hacer de ellas su lugar. Porque ningún pibe nace para chorro.
Cuando emprende una jornada, se procura armas y trata de ir bien acompañado, cuando va a dormir cierra las puertas; cuando se halla en su propia casa, echa la llave a sus arcas; y todo esto aun sabiendo que existen leyes y funcionarios públicos armados para vengar todos los daños que le hagan. ¿Qué opinión tiene, así, de sus conciudadanos, cuando cabalga armado; de sus vecinos, cuando cierra sus puertas; de sus hijos y sirvientes, cuando cierra sus arcas? Thomas Hobbes Leviatán, 1651.
Pablo Vommaro, 2011.
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COMO PARA PENSAR
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hacer otra cosa que darle la razón y me quedé pensando en sus preguntas. Alguien dijo en algún diario que las esquinas son de todos. Entonces ¿por qué no son también de ellos? Creo que está bueno que los chicos sientan las esquinas como propias, que se las apropien y allí construyan su lugar, su sitio para estar, para encontrarse, para estar juntos. Porque ningún pibe nace para chorro, ¿no? Al otro día, me encontré con un amigo y le conté mi diálogo con el chico, las preguntas de mi tía, y mis propias preguntas. Mi amigo me dijo: ¿Entonces no hay que sacar a los pibes de las esquinas? ¿No hay que reprimirlos? ¿Tampoco hay que rescatarlos? Quizá no –respondí–. A lo mejor se los pueda aceptar allí y hasta potenciar lo que hacen. Discutir con ellos qué se puede hacer, producir, crear también en una esquina. Tal vez, mi respuesta a ese pibe podría haber sido: “Ok, ustedes están en las esquinas, las esquinas son también suyas, pero no sólo son de ustedes, son de todos los que queramos estar juntos, encontrarnos ahí”. Pero, ¡pará! –contestó mi amigo– entonces… ¿de quién son las esquinas? De todos los que sean capaces de apropiárselas, de habitarlas y hacer de ellas su lugar. Porque ningún pibe nace para chorro.
Cuando emprende una jornada, se procura armas y trata de ir bien acompañado, cuando va a dormir cierra las puertas; cuando se halla en su propia casa, echa la llave a sus arcas; y todo esto aun sabiendo que existen leyes y funcionarios públicos armados para vengar todos los daños que le hagan. ¿Qué opinión tiene, así, de sus conciudadanos, cuando cabalga armado; de sus vecinos, cuando cierra sus puertas; de sus hijos y sirvientes, cuando cierra sus arcas? Thomas Hobbes Leviatán, 1651.
Pablo Vommaro, 2011.
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COMO PARA PENSAR
El híbrido
TENGO UN ANIMAL CURIOSO mitad gatito, mitad cordero. Es una herencia de mi padre. En mi poder se ha desarrollado del todo; antes era más cordero que gato. Ahora es mitad y mitad. Del gato tiene la cabeza y las uñas, del cordero el tamaño y la forma; de ambos los ojos, que son huraños y chispeantes, la piel suave y ajustada al cuerpo, los movimientos a la par saltarines y furtivos. Echado al sol, en el hueco de la ventana se hace un ovillo y ronronea; en el campo corre como loco y nadie lo alcanza. Dispara de los gatos y quiere atacar a los corderos. En las noches de luna su paseo favorito es la canaleta del tejado. No sabe maullar y abomina los ratones. Horas y horas pasa al acecho ante el gallinero, pero jamás ha cometido un asesinato. Lo alimento a leche; es lo que le sienta mejor. A grandes tragos sorbe la leche entre sus dientes de animal de presa. Naturalmente, es un gran espectáculo para los niños. La hora de visita es los domingos por la mañana. Me siento con el animal en las rodillas y me rodean todos los niños de la vecindad. Se plantean entonces las más extraordinarias preguntas que no puede contestar ningún ser humano. Por qué hay un solo animal así, por qué soy yo el poseedor y no otro, si antes ha habido un animal semejante y qué suce-
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COMO PARA PENSAR
derá después de su muerte, si no se siente solo, por qué no tiene hijos, cómo se llama, etcétera. No me tomo el trabajo de contestar: me limito a exhibir mi propiedad, sin mayores explicaciones. A veces las criaturas traen gatos; una vez llegaron a traer dos corderos. Contra sus esperanzas, no se produjeron escenas de reconocimiento. Los animales se miraron con mansedumbre desde sus ojos animales, y se aceptaron mutuamente como un hecho divino. En mis rodillas el animal ignora el temor y el impulso de perseguir. Acurrucado contra mí es como se siente mejor. Se apega a la familia que lo ha criado. Esa fidelidad no es extraordinaria: es el recto instinto de un animal, que aunque tiene en la tierra innumerables lazos políticos, no tiene un solo consanguíneo, y para quien es sagrado el apoyo que ha encontrado en nosotros. A veces tengo que reírme cuando resuella a mi alrededor, se me enreda entre las piernas y no quiere apartarse de mí. Como si no le bastara ser gato y cordero quiere también ser perro. Una vez –eso le acontece a cualquiera– yo no veía modo de salir de dificultades económicas, ya estaba por acabar con todo. Con esa idea me hamacaba en el sillón de mi cuarto, con el animal en las rodillas; se me ocurrió bajar los ojos y vi lágrimas que goteaban en sus grandes bigotes. ¿Eran suyas o mías? ¿Tiene este gato de
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derá después de su muerte, si no se siente solo, por qué no tiene hijos, cómo se llama, etcétera.
El híbrido
TENGO UN ANIMAL CURIOSO mitad gatito, mitad cordero. Es una herencia de mi padre. En mi poder se ha desarrollado del todo; antes era más cordero que gato. Ahora es mitad y mitad. Del gato tiene la cabeza y las uñas, del cordero el tamaño y la forma; de ambos los ojos, que son huraños y chispeantes, la piel suave y ajustada al cuerpo, los movimientos a la par saltarines y furtivos. Echado al sol, en el hueco de la ventana se hace un ovillo y ronronea; en el campo corre como loco y nadie lo alcanza. Dispara de los gatos y quiere atacar a los corderos. En las noches de luna su paseo favorito es la canaleta del tejado. No sabe maullar y abomina los ratones. Horas y horas pasa al acecho ante el gallinero, pero jamás ha cometido un asesinato. Lo alimento a leche; es lo que le sienta mejor. A grandes tragos sorbe la leche entre sus dientes de animal de presa. Naturalmente, es un gran espectáculo para los niños. La hora de visita es los domingos por la mañana. Me siento con el animal en las rodillas y me rodean todos los niños de la vecindad. Se plantean entonces las más extraordinarias preguntas que no puede contestar ningún ser humano. Por qué hay un solo animal así, por qué soy yo el poseedor y no otro, si antes ha habido un animal semejante y qué suce-
No me tomo el trabajo de contestar: me limito a exhibir mi propiedad, sin mayores explicaciones. A veces las criaturas traen gatos; una vez llegaron a traer dos corderos. Contra sus esperanzas, no se produjeron escenas de reconocimiento. Los animales se miraron con mansedumbre desde sus ojos animales, y se aceptaron mutuamente como un hecho divino. En mis rodillas el animal ignora el temor y el impulso de perseguir. Acurrucado contra mí es como se siente mejor. Se apega a la familia que lo ha criado. Esa fidelidad no es extraordinaria: es el recto instinto de un animal, que aunque tiene en la tierra innumerables lazos políticos, no tiene un solo consanguíneo, y para quien es sagrado el apoyo que ha encontrado en nosotros. A veces tengo que reírme cuando resuella a mi alrededor, se me enreda entre las piernas y no quiere apartarse de mí. Como si no le bastara ser gato y cordero quiere también ser perro. Una vez –eso le acontece a cualquiera– yo no veía modo de salir de dificultades económicas, ya estaba por acabar con todo. Con esa idea me hamacaba en el sillón de mi cuarto, con el animal en las rodillas; se me ocurrió bajar los ojos y vi lágrimas que goteaban en sus grandes bigotes. ¿Eran suyas o mías? ¿Tiene este gato de
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alma de cordero el orgullo de un hombre? No he heredado mucho de mi padre, pero vale la pena cuidar este legado. Tiene la inquietud de los dos, la del gato y la del cordero, aunque son muy distintas. Por eso le queda chico el pellejo. A veces salta al sillón, apoya las patas delanteras contra mi hombro y me acerca el hocico al oído. Es como si me hablara, y de hecho vuelve la cabeza y me mira deferente para observar el efecto de su comunicación. Para complacerlo hago como si lo hubiera entendido y muevo la cabeza. Salta entonces al suelo y brinca alrededor. Tal vez la cuchilla del carnicero fuera la redención para este animal, pero él es una herencia y debo negársela. Por eso deberá esperar hasta que se le acabe el aliento, aunque a veces me mira con razonables ojos humanos, que me instigan al acto razonable. Franz Kafka
Un buen ciudadano piensa mal
TOMÁS ERA TAXISTA. Una noche de sábado de 1995, había ido a trabajar a la calle Corrientes. A la altura de Florida lo pararon dos hombres jóvenes como él y uno le preguntó “si se animaba a ir a provincia”. Como él era de Avellaneda, dijo que sí. Estaba acostumbrado, y era negocio, porque cruzando el límite de la Capital también cobraba la vuelta. Los chicos se subieron al taxi y se pusieron a hablar, le contaron que les había costado conseguir un taxi porque muchos no querían ir a provincia y menos al Doke. Le agradecieron que los llevara y le dijeron que no se preocupara, que ellos le iban a indicar por dónde ir, cómo llegar sin problemas y cómo volver. Mientras el auto andaba, Tomás carburaba. El Doke es demasiado cerca de Capital, voy a ganar poco con el viaje, no le voy a sacar diferencia por la vuelta. Además Dock Sud es una zona peligrosa, me pueden robar. Estos pibes están vestidos muy formales, camisa y pan talón de vestir, como los evangélicos. No parecen ladrones, pero… ¿Qué hago? Mejor pierdo el viaje, pero no algo más. Mejor les pido que se bajen y listo. Ya estamos por Paseo Colón, por el puente de La Boca. Si les pido que se bajen y me quieren robar, van a ponerse violentos. Mejor freno delante de un patrullero o de un destacamento. ¿Y si no
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alma de cordero el orgullo de un hombre? No he heredado mucho de mi padre, pero vale la pena cuidar este legado. Tiene la inquietud de los dos, la del gato y la del cordero, aunque son muy distintas. Por eso le queda chico el pellejo. A veces salta al sillón, apoya las patas delanteras contra mi hombro y me acerca el hocico al oído. Es como si me hablara, y de hecho vuelve la cabeza y me mira deferente para observar el efecto de su comunicación. Para complacerlo hago como si lo hubiera entendido y muevo la cabeza. Salta entonces al suelo y brinca alrededor. Tal vez la cuchilla del carnicero fuera la redención para este animal, pero él es una herencia y debo negársela. Por eso deberá esperar hasta que se le acabe el aliento, aunque a veces me mira con razonables ojos humanos, que me instigan al acto razonable. Franz Kafka
Un buen ciudadano piensa mal
TOMÁS ERA TAXISTA. Una noche de sábado de 1995, había ido a trabajar a la calle Corrientes. A la altura de Florida lo pararon dos hombres jóvenes como él y uno le preguntó “si se animaba a ir a provincia”. Como él era de Avellaneda, dijo que sí. Estaba acostumbrado, y era negocio, porque cruzando el límite de la Capital también cobraba la vuelta. Los chicos se subieron al taxi y se pusieron a hablar, le contaron que les había costado conseguir un taxi porque muchos no querían ir a provincia y menos al Doke. Le agradecieron que los llevara y le dijeron que no se preocupara, que ellos le iban a indicar por dónde ir, cómo llegar sin problemas y cómo volver. Mientras el auto andaba, Tomás carburaba. El Doke es demasiado cerca de Capital, voy a ganar poco con el viaje, no le voy a sacar diferencia por la vuelta. Además Dock Sud es una zona peligrosa, me pueden robar. Estos pibes están vestidos muy formales, camisa y pan talón de vestir, como los evangélicos. No parecen ladrones, pero… ¿Qué hago? Mejor pierdo el viaje, pero no algo más. Mejor les pido que se bajen y listo. Ya estamos por Paseo Colón, por el puente de La Boca. Si les pido que se bajen y me quieren robar, van a ponerse violentos. Mejor freno delante de un patrullero o de un destacamento. ¿Y si no
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son ladrones? Mejor no hago nada, parecen buena gente. Nadie los quiso llevar. Pero si me van a robar estoy servido en bandeja.
Al final, Tomás no hizo nada. Llegaron a destino. El total eran 15 pesos, los pibes le pagaron con 20 y le dijeron que se quedara con el vuelto, que si él no los hubiera llevado todavía estarían esperando un taxi en Corrientes. Le explicaron el mejor camino para volver a Capital, le aconsejaron que cerrara el auto, que no frenara y que fuera rápido. Así lo hizo Tomás y llegó sano y salvo. A la altura de Santa Fe y Callao, subió otro pasajero, también joven, que le dijo que tomara Callao hasta Las Heras, hasta Belgrano. Estaba vestido con ropa informal y a la moda, con jeans y remera como si viniera de bailar. Sacó una petaca de whisky, le convidó a Tomás y le dijo: “Viste, a veces se gana y a veces se pierde. Bueno, hoy te tocó perder a vos”. Tomás se dio vuelta y vio que el pibe tenía un revólver. ¡Y yo que desconfié de los del Doke! ¿Sería mejor ha- blarle, decirle que estoy laburando, convencerlo de que busque a otro?
Me bajo acá. Hoy te tocó perder. Dejame para la nafta. Está bien, quedate el cambio. Me bajo igual. El pibe se bajó, guardó el arma y empezó a caminar por Las Heras. Tomás pensó en dar marcha atrás, en pisarlo. Pero no, mejor no. Por lo menos me dejó el auto. Wanda Pagani, 2011.
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son ladrones? Mejor no hago nada, parecen buena gente. Nadie los quiso llevar. Pero si me van a robar estoy servido en bandeja.
Al final, Tomás no hizo nada. Llegaron a destino. El total eran 15 pesos, los pibes le pagaron con 20 y le dijeron que se quedara con el vuelto, que si él no los hubiera llevado todavía estarían esperando un taxi en Corrientes. Le explicaron el mejor camino para volver a Capital, le aconsejaron que cerrara el auto, que no frenara y que fuera rápido. Así lo hizo Tomás y llegó sano y salvo. A la altura de Santa Fe y Callao, subió otro pasajero, también joven, que le dijo que tomara Callao hasta Las Heras, hasta Belgrano. Estaba vestido con ropa informal y a la moda, con jeans y remera como si viniera de bailar. Sacó una petaca de whisky, le convidó a Tomás y le dijo: “Viste, a veces se gana y a veces se pierde. Bueno, hoy te tocó perder a vos”. Tomás se dio vuelta y vio que el pibe tenía un revólver. ¡Y yo que desconfié de los del Doke! ¿Sería mejor ha- blarle, decirle que estoy laburando, convencerlo de que busque a otro?
Me bajo acá. Hoy te tocó perder. Dejame para la nafta. Está bien, quedate el cambio. Me bajo igual. El pibe se bajó, guardó el arma y empezó a caminar por Las Heras. Tomás pensó en dar marcha atrás, en pisarlo. Pero no, mejor no. Por lo menos me dejó el auto. Wanda Pagani, 2011.
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COMO PARA PENSAR
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Bajo el puente
RESULTA QUE EN UN PUEBLO CHICO, uno está muy cerca de otro, todo el santo día. Pero de repente entre uno y otro hay millones de años. Augusto Roa Bastos, 1968.
Cómo sería un barrio…
UN BARRIO SEGURO no es contantos policías,sino connosotros mismos unidos de verdad, cuidándonos. Sería conlos demás barrios unidos,cuidando sus lugares, así nadie viene y hace desastres, como con el paco. Por eso nosotros denunciamos lo quepasaba conel paco,fuimos losque impulsamos que las autoridades y la gente de otros barrios vinieran a exponer su problemática, que dijeran la verdad de lo que estaba pasando con sus hijos. 70
Es muy feo que se te muera tu hijo, que se te muera tu vecino, estar en el lugar donde construimos nuestras viviendas y ver a los chicos en la esquina drogándose con paco y, después de la locura, ir a tirarse al Riachuelo y ver cómo los tiene que sacar la Prefectura. Es horrible, porque son hijos de nuestros vecinos, hijos nuestros, porque todos son nuestros. Lo de la droga es un problema de inseguridad. Porque si hubiera más seguridad, no tendría que haber tantos tipos vendiendo, destruyendo la vida de nuestros hijos. Es todo un sistema: la policía se corrompe y los pibes que, cuanto menos piensan nuestros hijos, cuantas menos oportunidades tienen de decir y hacer lo que quieren, más drogados están. Pero hay que pensar que nuestros hijos no son el futuro. Son el ahora. El presente nuestro. Acá, en el Comedor, gestionamos documentos, partidas de nacimiento, tenemos apoyo escolar, clases de computación, un servicio de odontología. Eso es lo que yo llamo trabajar para el barrio. También tenemos reuniones con vecinos. Y yo creo que esas reuniones tienen que ser abiertas, con los vecinos de otros barrios, de las comunas cercanas. Porque nosotros no conocemos las necesidades de los otros barrios. Sabemos las nuestras. Pero, ¿las de los demás? Entrevistas realizadas por NZ y WP en el comedor Los Pibes de La Boca en mayo de 2011.
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Bajo el puente
RESULTA QUE EN UN PUEBLO CHICO, uno está muy cerca de otro, todo el santo día. Pero de repente entre uno y otro hay millones de años. Augusto Roa Bastos, 1968.
Cómo sería un barrio…
UN BARRIO SEGURO no es contantos policías,sino connosotros mismos unidos de verdad, cuidándonos. Sería conlos demás barrios unidos,cuidando sus lugares, así nadie viene y hace desastres, como con el paco. Por eso nosotros denunciamos lo quepasaba conel paco,fuimos losque impulsamos que las autoridades y la gente de otros barrios vinieran a exponer su problemática, que dijeran la verdad de lo que estaba pasando con sus hijos.
Es muy feo que se te muera tu hijo, que se te muera tu vecino, estar en el lugar donde construimos nuestras viviendas y ver a los chicos en la esquina drogándose con paco y, después de la locura, ir a tirarse al Riachuelo y ver cómo los tiene que sacar la Prefectura. Es horrible, porque son hijos de nuestros vecinos, hijos nuestros, porque todos son nuestros. Lo de la droga es un problema de inseguridad. Porque si hubiera más seguridad, no tendría que haber tantos tipos vendiendo, destruyendo la vida de nuestros hijos. Es todo un sistema: la policía se corrompe y los pibes que, cuanto menos piensan nuestros hijos, cuantas menos oportunidades tienen de decir y hacer lo que quieren, más drogados están. Pero hay que pensar que nuestros hijos no son el futuro. Son el ahora. El presente nuestro. Acá, en el Comedor, gestionamos documentos, partidas de nacimiento, tenemos apoyo escolar, clases de computación, un servicio de odontología. Eso es lo que yo llamo trabajar para el barrio. También tenemos reuniones con vecinos. Y yo creo que esas reuniones tienen que ser abiertas, con los vecinos de otros barrios, de las comunas cercanas. Porque nosotros no conocemos las necesidades de los otros barrios. Sabemos las nuestras. Pero, ¿las de los demás? Entrevistas realizadas por NZ y WP en el comedor Los Pibes de La Boca en mayo de 2011.
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COMO PARA PENSAR
Se tiene que aprender a amar
ASÍ NOS SUCEDE EN LA MÚSICA: primero se tiene que aprender a oír, a entreoír, a distinguir una figura y un motivo, a aislarla y a delimitarla como a una vida por sí sola, luego se requiere esfuerzo y buena voluntad para tolerarla a pesar de su extrañeza, paciencia frente a su mirada y expresión, practicar la generosidad frente a lo sorprendente que hay en ella: finalmente llega un instante en que estamos habituados a ella, en que la esperamos, presentimos que nos haría falta, si faltase; y luego ejerce más y más su imposición y hechizo y no acaba hasta que nos hemos convertido en su humilde y arrobado amante, que no quiere nada mejor del mundo más que a ella y solo a ella. Pero no sólo con la música nos sucede así: precisamente así es como hemos aprendido a amar todas las cosas que amamos. Por último, siempre seremos recompensados por nuestra buena voluntad, nuestra paciencia, equidad, dulzura frente a lo extraño, cuando lo extraño se despoja lentamente de su velo y se muestra como una nuevae indecible belleza: es su agradecimiento por nuestra hospitalidad. También quien se ama a sí mismo lo habrá aprendido por esa vía: no hay ningún otro camino. También el amor se tiene que aprender. Friedrich Nietzsche
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Se tiene que aprender a amar
ASÍ NOS SUCEDE EN LA MÚSICA: primero se tiene que aprender a oír, a entreoír, a distinguir una figura y un motivo, a aislarla y a delimitarla como a una vida por sí sola, luego se requiere esfuerzo y buena voluntad para tolerarla a pesar de su extrañeza, paciencia frente a su mirada y expresión, practicar la generosidad frente a lo sorprendente que hay en ella: finalmente llega un instante en que estamos habituados a ella, en que la esperamos, presentimos que nos haría falta, si faltase; y luego ejerce más y más su imposición y hechizo y no acaba hasta que nos hemos convertido en su humilde y arrobado amante, que no quiere nada mejor del mundo más que a ella y solo a ella. Pero no sólo con la música nos sucede así: precisamente así es como hemos aprendido a amar todas las cosas que amamos. Por último, siempre seremos recompensados por nuestra buena voluntad, nuestra paciencia, equidad, dulzura frente a lo extraño, cuando lo extraño se despoja lentamente de su velo y se muestra como una nuevae indecible belleza: es su agradecimiento por nuestra hospitalidad. También quien se ama a sí mismo lo habrá aprendido por esa vía: no hay ningún otro camino. También el amor se tiene que aprender. Friedrich Nietzsche
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4. LA SOSPECHA
LA SOSPECHA
SI LA PRENSASE PROPUSIESEPROCEDER de tal forma que el lector pudiera apropiarse de sus informaciones como partes de su experiencia, no alcanzaría de ninguna forma su objetivo. Pero su objetivo es justamente lo contrario, y lo alcanza. Su propósito consiste en excluir rigurosamente los acontecimientos del ámbito en el cual podríanobrar sobre la experiencia del lector. Los principios de la información periodística (novedad, brevedad, inteligibilidad y, sobre todo, la falta de toda conexión entre las noticias aisladas) contribuyen a dicho defecto tanto como el estilo lingüístico. Walter Benjamin Sobre algunos temas en Baudelaire , 1939.
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SI LA PRENSASE PROPUSIESEPROCEDER de tal forma que el lector pudiera apropiarse de sus informaciones como partes de su experiencia, no alcanzaría de ninguna forma su objetivo. Pero su objetivo es justamente lo contrario, y lo alcanza. Su propósito consiste en excluir rigurosamente los acontecimientos del ámbito en el cual podríanobrar sobre la experiencia del lector. Los principios de la información periodística (novedad, brevedad, inteligibilidad y, sobre todo, la falta de toda conexión entre las noticias aisladas) contribuyen a dicho defecto tanto como el estilo lingüístico. Walter Benjamin Sobre algunos temas en Baudelaire , 1939.
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Mineros
–EL DIA QUE RESCATARON A LOS 33 mineros no hubo ningún afano en la ciudad. –¿Estás seguro? –Positivo. Te explico. Estoy de la mañana a la noche en el laburo con la tele prendida sin volumen y escuchando la radio. Voy cambiando el dial porque soy fanático de las noticias. Esperaba un robo, un crimen, un secuestro, un accidente morboso y nada, che. Nada de nada, sólo los mineros, la técnica, la cápsula, los periodistas internacionales y el presidente chileno orgulloso al fin por un rato. Te lo firmo, día, fecha y horas. Entonces, o los delincuentes se olvidaron de nosotros por mirar televisión o los periodistas inflan la realidad todos los días.
¿Violencia o comunicación? Con mayor o menor concienciasiempre supe queesa erala alternativa.Esos dospolosse hallanen todas partes, y siunono los descubrea raízde cada cuestión, corre el peligro de convertirse en un ángel. Oscar Masotta Sexo y traición en Roberto Arlt , 1982.
Frida Ubertti, 2011.
Las mismas causas que nos hacen malos nos hacen además esclavos y nos avasallan al mismo tiempo que nos depravan. El sentimiento de nuestra debilidadprovienemás de nuestra avidez quede nuestra naturaleza: nuestras necesidades nos aproximan a medida que nuestras pasiones nos dividen; y cuanto más enemigos nos hacemos de nuestros semejantes, menos podemos prescindir de ellos. J.J.Rousseau El contrato social , 1762.
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Mineros
–EL DIA QUE RESCATARON A LOS 33 mineros no hubo ningún afano en la ciudad. –¿Estás seguro? –Positivo. Te explico. Estoy de la mañana a la noche en el laburo con la tele prendida sin volumen y escuchando la radio. Voy cambiando el dial porque soy fanático de las noticias. Esperaba un robo, un crimen, un secuestro, un accidente morboso y nada, che. Nada de nada, sólo los mineros, la técnica, la cápsula, los periodistas internacionales y el presidente chileno orgulloso al fin por un rato. Te lo firmo, día, fecha y horas. Entonces, o los delincuentes se olvidaron de nosotros por mirar televisión o los periodistas inflan la realidad todos los días.
¿Violencia o comunicación? Con mayor o menor concienciasiempre supe queesa erala alternativa.Esos dospolosse hallanen todas partes, y siunono los descubrea raízde cada cuestión, corre el peligro de convertirse en un ángel. Oscar Masotta Sexo y traición en Roberto Arlt , 1982.
Frida Ubertti, 2011.
Las mismas causas que nos hacen malos nos hacen además esclavos y nos avasallan al mismo tiempo que nos depravan. El sentimiento de nuestra debilidadprovienemás de nuestra avidez quede nuestra naturaleza: nuestras necesidades nos aproximan a medida que nuestras pasiones nos dividen; y cuanto más enemigos nos hacemos de nuestros semejantes, menos podemos prescindir de ellos. J.J.Rousseau El contrato social , 1762.
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Vecindad
La sospecha
PAREDES QUE SEPARAN Y UNEN el pliego de lo Común/ Umbrales hechos de tiempo comarcal/ Geometría de caucho intentando atrapar el Alma que se escapa/ Construcción alrededor del Claro/ Surgimiento del habitar más allá de la familia y amigos/ Contingencia que contamina la elección/ Encuentro de lo mismo con lo Otro/ Odio/ Enemigo potencial/ Cura del individualismo/ Militancia de Frontera/ Cópula atascada en el umbral/ Poesía que viene del otro lado/ Pensamiento que viene de la Poesía/ Pared hecha de signos que trazan el vacío/ Vecino de Almagro/ De Lanús/ De Malasaña y del Palo/ Los cosos de al Lado/ Cautela clandestina/ Celebración del carnaval disfrazado de Mujer loca/ Política de la Amistad/ Desorden reunido en la Comunidad por Venir.
DON LUIS ES UNO DE LOS VECINOS MÁS VIEJOS del barrio. Se para todas las mañanas en la puerta de su bazar y desde allí saluda a los que pasan.
Jorge Alemán
¿Qué tal doña, va a trabajar o viene? Recibí mercadería nueva, ¿quiere verla?, está en precio. ¿Vio que el portero de enfrente se jubiló?, le aviso porque hace changas, es de confianza. ¿Vio que se murió el muchacho de la esquina?, pobre, se hacía mucha mala sangre.
A la tarde, mate por medio y televisor prendido en el canal de noticias, su negocio se convierte en el lugar de reunión de los vecinos más viejos del barrio, esos que sienten que el barrio “les pertenece”. Conversan sobre las noticias de la tele, pero especialmente de las del vecindario: cada uno trae rumores y novedades, y hacen conjeturas y buscan pruebas para saber vida y milagro de todos. Un día, llegó al PH que está frente al bazar un hombre grande, “el pelado”, con dos mujeres jóvenes. Todos querían saber quién era el nuevo vecino, pero “el pelado” no le respondía a Don Luis cuando intentaba darle charla. Para Don Luis, el hombre era feo, concara de serio, enojado, o directamente era sordo o no sabía el idioma. Todos fueron aportando su sospecha: Seguro que anda en algo raro. A las chicas no las veo salir ni entrar. ¿Qué hacen en- cerradas?
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Vecindad
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PAREDES QUE SEPARAN Y UNEN el pliego de lo Común/ Umbrales hechos de tiempo comarcal/ Geometría de caucho intentando atrapar el Alma que se escapa/ Construcción alrededor del Claro/ Surgimiento del habitar más allá de la familia y amigos/ Contingencia que contamina la elección/ Encuentro de lo mismo con lo Otro/ Odio/ Enemigo potencial/ Cura del individualismo/ Militancia de Frontera/ Cópula atascada en el umbral/ Poesía que viene del otro lado/ Pensamiento que viene de la Poesía/ Pared hecha de signos que trazan el vacío/ Vecino de Almagro/ De Lanús/ De Malasaña y del Palo/ Los cosos de al Lado/ Cautela clandestina/ Celebración del carnaval disfrazado de Mujer loca/ Política de la Amistad/ Desorden reunido en la Comunidad por Venir.
DON LUIS ES UNO DE LOS VECINOS MÁS VIEJOS del barrio. Se para todas las mañanas en la puerta de su bazar y desde allí saluda a los que pasan.
Jorge Alemán
¿Qué tal doña, va a trabajar o viene? Recibí mercadería nueva, ¿quiere verla?, está en precio. ¿Vio que el portero de enfrente se jubiló?, le aviso porque hace changas, es de confianza. ¿Vio que se murió el muchacho de la esquina?, pobre, se hacía mucha mala sangre.
A la tarde, mate por medio y televisor prendido en el canal de noticias, su negocio se convierte en el lugar de reunión de los vecinos más viejos del barrio, esos que sienten que el barrio “les pertenece”. Conversan sobre las noticias de la tele, pero especialmente de las del vecindario: cada uno trae rumores y novedades, y hacen conjeturas y buscan pruebas para saber vida y milagro de todos. Un día, llegó al PH que está frente al bazar un hombre grande, “el pelado”, con dos mujeres jóvenes. Todos querían saber quién era el nuevo vecino, pero “el pelado” no le respondía a Don Luis cuando intentaba darle charla. Para Don Luis, el hombre era feo, concara de serio, enojado, o directamente era sordo o no sabía el idioma. Todos fueron aportando su sospecha: Seguro que anda en algo raro. A las chicas no las veo salir ni entrar. ¿Qué hacen en- cerradas?
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A Rosa, el mecánico le dijo que le dijeron que era un viudo con dos hijas. Pero para mí hay algo más. ¿Vieron la tele? En Tucumán están buscando al asesi- no de una mujer que se escapó con las dos hijas. Para mí es él. Debe tener a las chicas encerradas para que no ha- blen. O las mató a ellas también.
Los días pasaban y el misterio seguía. Comenzaron a tomar distanciadel “pelado”,que ya erapara todos el asesino tucumano refugiado en el barrio. Una mañana lluviosa de invierno, un hombre cayó desplomado en la esquina del bazar. Estaba muerto. Llegaron los móviles de la televisión. La gente se agolpó alrededor. Don Luis, en el centro de la escena, les dijo que el muerto era el “pelado”, el asesino tucumano, el de las dos mujeres. Entre la mueca y la sonrisa, el mozo del bar, mirando a cámara, contó otra historia:
¿Quién dijo “El temple de un hombre se mide por el acto de pensar sin prejuicios”? Georges Bataille
Don Luis, el muerto es Totó, el hermano de Elena. Claro, no lo reconoció porque estaba muy cambiado. ¿Se acuerda que construyó los departamentitos? Se fueron del barrio hace más de treinta años, después que murió el ma- rido de Elena. Cuando tuvo el infarto, quedó un poco per-
Todos son iguales ante el peluquero. El primero que llega, tiene precedencia. Te crees que se ha sentado antes que tú un duque, y cuando cae el paño se levanta un mozo de taberna.
dido y con un problemita para hablar, lo único que quería era volver al barrio y las sobrinas lo trajeron. Se dijeron muchas pavadas, pero Totó venía todos los días a desayu-
Karl Kraus Los últimos días de la humanidad, 1929.
nar y nos ayudaba en la cocina.
¿Qué habránsentidoDon Luis y su grupo de chismosos? Clara Schor-Landman, 2011.
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LA SOSPECHA
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A Rosa, el mecánico le dijo que le dijeron que era un viudo con dos hijas. Pero para mí hay algo más. ¿Vieron la tele? En Tucumán están buscando al asesi- no de una mujer que se escapó con las dos hijas. Para mí es él. Debe tener a las chicas encerradas para que no ha- blen. O las mató a ellas también.
¿Quién dijo “El temple de un hombre se mide por el acto de pensar sin prejuicios”?
Los días pasaban y el misterio seguía. Comenzaron a tomar distanciadel “pelado”,que ya erapara todos el asesino tucumano refugiado en el barrio. Una mañana lluviosa de invierno, un hombre cayó desplomado en la esquina del bazar. Estaba muerto. Llegaron los móviles de la televisión. La gente se agolpó alrededor. Don Luis, en el centro de la escena, les dijo que el muerto era el “pelado”, el asesino tucumano, el de las dos mujeres. Entre la mueca y la sonrisa, el mozo del bar, mirando a cámara, contó otra historia:
Georges Bataille
Don Luis, el muerto es Totó, el hermano de Elena. Claro, no lo reconoció porque estaba muy cambiado. ¿Se acuerda que construyó los departamentitos? Se fueron del barrio hace más de treinta años, después que murió el ma- rido de Elena. Cuando tuvo el infarto, quedó un poco per-
Todos son iguales ante el peluquero. El primero que llega, tiene precedencia. Te crees que se ha sentado antes que tú un duque, y cuando cae el paño se levanta un mozo de taberna.
dido y con un problemita para hablar, lo único que quería
Karl Kraus
era volver al barrio y las sobrinas lo trajeron. Se dijeron muchas pavadas, pero Totó venía todos los días a desayu-
Los últimos días de la humanidad, 1929.
nar y nos ayudaba en la cocina.
¿Qué habránsentidoDon Luis y su grupo de chismosos? Clara Schor-Landman, 2011.
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Tributo al chanchito
No desear a la mujer del prójimo
Entre limpiavidrios malabaristas pobres desahuciados vendedores locos mocosos y lisiados vengo dejando monedas en todas las esquinas un peaje a la absolución que impone el rojo del semáforo la ventanilla como ranura de la alcancía del mundo que es un chanchito de yeso al que ya le rompieron el culo.
No desear a la mujer del prójimo o por lo menos no desearla con la fuerza suficiente como para perseguirla por las calles de su barrio con la estúpida intención de producir encuentros casuales saludos a lo lejos u otras artimañas que puedan forzarle la sonrisa No tomar el mismo colectivo los días necesarios para encontrarla en el asiento de enfrente y desolados viajar en silencio a ningún sitio
Hugo Sánchez Tolosa Dixit , 2011.
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Tributo al chanchito
No desear a la mujer del prójimo
Entre limpiavidrios malabaristas pobres desahuciados vendedores locos mocosos y lisiados vengo dejando monedas en todas las esquinas un peaje a la absolución que impone el rojo del semáforo la ventanilla como ranura de la alcancía del mundo que es un chanchito de yeso al que ya le rompieron el culo.
No desear a la mujer del prójimo o por lo menos no desearla con la fuerza suficiente como para perseguirla por las calles de su barrio con la estúpida intención de producir encuentros casuales saludos a lo lejos u otras artimañas que puedan forzarle la sonrisa No tomar el mismo colectivo los días necesarios para encontrarla en el asiento de enfrente y desolados viajar en silencio a ningún sitio
Hugo Sánchez Tolosa Dixit , 2011.
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con su pelo en los ojos y los labios No invitarle un café y menos por supuesto un vino blanco Jamás pensar en empujarle poemas al oído o escribir su nombre por los baños Evitar sorprenderla sola y cerca en especial los domingos o feriados al límite peligroso de beber su aliento No olvidar restos de corazón en sus pezones ni caer por descuido entre sus piernas
Estela
NOSOTROS HACEMOS LAS GUARDIAS de las viviendas que estamos construyendo. ¿Quién más que nosotros va a cuidar la cooperativa? Acá hay muchos compañeros que se enojan y no quieren hacer guardia, dicen que la vivienda es “de nosotros”. Pero no: la vivienda es de todos, porque el día de mañana vamos a hacer vivienda para todos. No para nosotros mismos. Por eso decimos que cuando terminemos nuestra vivienda no vamos a cerrar la puerta. Al contrario: vamos a tenerlas más abiertas que nunca. Entrevista realizada por NZ y WP en el comedor Los Pibes de La Boca en mayo de 2011.
No desear a la mujer del prójimo o por lo menos no desearla con la fuerza suficiente. Reynaldo Sietecase Cierta curiosidad por las tetas , 1999.
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LA SOSPECHA
LA SOSPECHA
con su pelo en los ojos y los labios No invitarle un café y menos por supuesto un vino blanco Jamás pensar en empujarle poemas al oído o escribir su nombre por los baños Evitar sorprenderla sola y cerca en especial los domingos o feriados al límite peligroso de beber su aliento No olvidar restos de corazón en sus pezones ni caer por descuido entre sus piernas
Estela
NOSOTROS HACEMOS LAS GUARDIAS de las viviendas que estamos construyendo. ¿Quién más que nosotros va a cuidar la cooperativa? Acá hay muchos compañeros que se enojan y no quieren hacer guardia, dicen que la vivienda es “de nosotros”. Pero no: la vivienda es de todos, porque el día de mañana vamos a hacer vivienda para todos. No para nosotros mismos. Por eso decimos que cuando terminemos nuestra vivienda no vamos a cerrar la puerta. Al contrario: vamos a tenerlas más abiertas que nunca. Entrevista realizada por NZ y WP en el comedor Los Pibes de La Boca en mayo de 2011.
No desear a la mujer del prójimo o por lo menos no desearla con la fuerza suficiente. Reynaldo Sietecase Cierta curiosidad por las tetas , 1999.
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LA SOSPECHA
LA SOSPECHA
Levanta las piedras
Es como no haber aprendido nada encolumnados de este modo en las desapariciones violentos y vedados vástagos crecen por doquier dejan su semilla aun entre las piedras y la arena de como tratar tanta insolencia y bravura Es la narración que no termina sin maestros en esta historia de hijos cansados Sólo un pequeñísimo pájaro en lugar del paso próximo extinto cantando para sí como los nuestros María Mascheroni El cansancio de los hijos , 2011.
EL PRIMER HOMBRE A QUIEN, cercando un terreno, se lo ocurrió decir esto es míoy halló gentes bastantesimplespara creerle fue el verdadero fundador de la sociedad civil. ¡Cuántos crímenes,guerras, asesinatos; cuántas miseriasy horroreshabríaevitado al género humano aquelque hubiese gritado a sussemejantes, arrancando lasestacas de la cerca o cubriendo el foso: «¡Guardaos de escuchara esteimpostor; estáis perdidossi olvidáisque los frutosson detodosy latierrade nadie!» (…) Los vicios que hacen necesarias las instituciones sociales son los mismos que hacen inevitable el abuso. Un país en que nadie eludiera el cumplimiento de las leyes ni nadie abusara de la magistratura no tendría necesidad ni de magistrados ni de leyes. Es muy difícil someter a la obediencia a aquel que no busca mandar, y el político más astutono hallaría el modo de sojuzgar a unos hombres que sólo quisieran conservar su libertad. Va manifiestamente contra la ley de la naturaleza, de cualquiermanera que se la defina, que un niño mande sobre un viejo, que unimbécil dirija a unhombre discreto y que un puñado de gentes reviente de cosas superfluas mientras la multitud hambrienta carece de lo necesario. J.J. Rousseau Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres , 1754.
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LA SOSPECHA
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Levanta las piedras
Es como no haber aprendido nada encolumnados de este modo en las desapariciones violentos y vedados vástagos crecen por doquier dejan su semilla aun entre las piedras y la arena de como tratar tanta insolencia y bravura Es la narración que no termina sin maestros en esta historia de hijos cansados Sólo un pequeñísimo pájaro en lugar del paso próximo extinto cantando para sí como los nuestros María Mascheroni El cansancio de los hijos , 2011.
EL PRIMER HOMBRE A QUIEN, cercando un terreno, se lo ocurrió decir esto es míoy halló gentes bastantesimplespara creerle fue el verdadero fundador de la sociedad civil. ¡Cuántos crímenes,guerras, asesinatos; cuántas miseriasy horroreshabríaevitado al género humano aquelque hubiese gritado a sussemejantes, arrancando lasestacas de la cerca o cubriendo el foso: «¡Guardaos de escuchara esteimpostor; estáis perdidossi olvidáisque los frutosson detodosy latierrade nadie!» (…) Los vicios que hacen necesarias las instituciones sociales son los mismos que hacen inevitable el abuso. Un país en que nadie eludiera el cumplimiento de las leyes ni nadie abusara de la magistratura no tendría necesidad ni de magistrados ni de leyes. Es muy difícil someter a la obediencia a aquel que no busca mandar, y el político más astutono hallaría el modo de sojuzgar a unos hombres que sólo quisieran conservar su libertad. Va manifiestamente contra la ley de la naturaleza, de cualquiermanera que se la defina, que un niño mande sobre un viejo, que unimbécil dirija a unhombre discreto y que un puñado de gentes reviente de cosas superfluas mientras la multitud hambrienta carece de lo necesario. J.J. Rousseau Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres , 1754.
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5. LA LLAVE
LA SOSPECHA
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5. LA LLAVE
LA LLAVE
DE GOLPE PUDE ABARCAR con la mirada un barrio totalmente laberíntico, una red de calles que durante años había evitado, el día en que un ser querido se mudó a él. Era como si en su ventana hubieran instalado un reflector que recortara la zona con haces luminosos. Walter Benjamin Primeros auxilios , 1928.
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LA LLAVE
DE GOLPE PUDE ABARCAR con la mirada un barrio totalmente laberíntico, una red de calles que durante años había evitado, el día en que un ser querido se mudó a él. Era como si en su ventana hubieran instalado un reflector que recortara la zona con haces luminosos. Walter Benjamin Primeros auxilios , 1928.
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LA LLAVE
LA LLAVE
Grisines
Arrímese, vecino, el solcito ayuda y los chicos alborotan, hoy es domingo,
¿El vidrio de los anteojos se habría empañado si no estuviera así, lejos de una cara? Me desenlazo en la madrugada. Un cuerpo, ni propio ni ajeno, deambula por la esfera o por la casa.
hoy se come y se chupa, hoy es risa el breve sigilo de su piel en usté, hoy es fiesta y vivir admite el sírvete benigno,
Ahora, seco el vidrio, un verde resalta sobre el mármol: ¿espejea en mis ojos un efecto de error, de amor, sobre las cosas del mundo? En la trasnoche el hambre nos pertenece. Muerdo los grisines que criquean como hojas de este otoño. Ah!, las voces de los vecinos. Refriegan sus manos, trancan puertas.
despiójese, vecino, haga de cuenta que se perdió, que usté no es, que nadie ni aun lo suyo lo tomará de prepo, haga de cuerpo que su cuerpo es otro, hoy se purga de antaños su cabeza. Luis Tedesco Lo bueno de la vida , 2009.
Tiemblo. Temo que este cric crac te quite el sueño. Susana Szwarc, 2011 .
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LA LLAVE
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Grisines
Arrímese, vecino, el solcito ayuda y los chicos alborotan, hoy es domingo,
¿El vidrio de los anteojos se habría empañado si no estuviera así, lejos de una cara? Me desenlazo en la madrugada. Un cuerpo, ni propio ni ajeno, deambula por la esfera o por la casa.
hoy se come y se chupa, hoy es risa el breve sigilo de su piel en usté, hoy es fiesta y vivir admite el sírvete benigno,
Ahora, seco el vidrio, un verde resalta sobre el mármol: ¿espejea en mis ojos un efecto de error, de amor, sobre las cosas del mundo? En la trasnoche el hambre nos pertenece. Muerdo los grisines que criquean como hojas de este otoño. Ah!, las voces de los vecinos. Refriegan sus manos, trancan puertas.
despiójese, vecino, haga de cuenta que se perdió, que usté no es, que nadie ni aun lo suyo lo tomará de prepo, haga de cuerpo que su cuerpo es otro, hoy se purga de antaños su cabeza. Luis Tedesco Lo bueno de la vida , 2009.
Tiemblo. Temo que este cric crac te quite el sueño. Susana Szwarc, 2011 .
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LA LLAVE
Convivencia
EN LA PRIMERA DECADA DEL SIGLO XX Buenos Aires expandió sus fronteras internas imponiendo sobre el paisaje pampeano una cuadrícula uniforme que completaba el antiguo trazado existente; un plano que articulaba las necesidades del mercado inmobiliario especulativo (dominante desde entonces hasta hoy en las decisiones urbanísticas) con la búsqueda de la integración de la inmigración a través de la pequeña propiedad y de la difusión homogénea de los servicios públicos. Un dispositivo que incluía el desarrollo de la escuela pública como integradora y disciplinadora de la heterogénea sociedad de la época y de los espacios públicos como lugar de encuentro e integración social. La ciudad se transformó física y socialmente y una nueva cultura fue apareciendo a espaldas de la ciudad tradicional: la del barrio de los márgenes, en los nuevos bordes donde se mezclaban criollos con inmigrantes y sus hijos fuera del centro, inaugurando un espacio diferente que dispersaba los conflictos del Centenario y alojaba el crecimiento poblacional. No nos internaremos aquí en la discusión entre las distintas corrientes historiográficas acerca del desarrollo de estos barrios, ya sea la que le atribuye unarazón económica, la que se apoya en los estudios socio-culturales o la de base memorialista porque a nuestros fines avanzaremos sobre una 98
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LA LLAVE
realidad: que el barrio se impuso a principios del siglo XX sobre la grilla uniforme creando un nuevo dispositivo social y cultural con identidad propia, constituyéndose como lo definiera Pierre George1 (aunque en su caso conreferencia a la ciudad europea) en “la unidad básica de la vida urbana”. Tomaremos entonces el barrio original como una creación colectiva de la vida cotidiana caracterizada por situaciones espontáneas y por los contactos frecuentes entre sus habitantes; un lugar de identidad configurado y reconstruido por un conjunto de impresiones y concepciones, maneras de habitar que le dispensan ciertanaturaleza particular y que poseen un nombre que le confiere personalidad dentro de la ciudad 2. Un espacio en el que se convive, en el que transcurren las biografías y del que se podía decir “barrio mío, en tus calles está toda mi historia” 3. Un espacio delimitado como un hecho físico y a la vez virtual al que se lo identificaba (uno de los “100 barrios porteños” para los que habitaban la Capital) 4 desde sus tipologías arquitectónicas dominantes y desde las características de sus calles y también desde sus mitos y leyendas que lo hacían diferente. Los antiguos barrios del’30 y ’40 se fueronconstituyendo alrededor de valores comunes que nacían de unahomogeneidad de origen (étnica, religiosa, etc.) y de objetivos de futuro comunes que hacían a laconvivencia y a la calidad de la vida urbana. No fue menor en el desarrollo de esta cultura la construcción de las instituciones que establecieron un diálogo con el Estado para reclamar colectivamente por lo 99
LA LLAVE
Convivencia
EN LA PRIMERA DECADA DEL SIGLO XX Buenos Aires expandió sus fronteras internas imponiendo sobre el paisaje pampeano una cuadrícula uniforme que completaba el antiguo trazado existente; un plano que articulaba las necesidades del mercado inmobiliario especulativo (dominante desde entonces hasta hoy en las decisiones urbanísticas) con la búsqueda de la integración de la inmigración a través de la pequeña propiedad y de la difusión homogénea de los servicios públicos. Un dispositivo que incluía el desarrollo de la escuela pública como integradora y disciplinadora de la heterogénea sociedad de la época y de los espacios públicos como lugar de encuentro e integración social. La ciudad se transformó física y socialmente y una nueva cultura fue apareciendo a espaldas de la ciudad tradicional: la del barrio de los márgenes, en los nuevos bordes donde se mezclaban criollos con inmigrantes y sus hijos fuera del centro, inaugurando un espacio diferente que dispersaba los conflictos del Centenario y alojaba el crecimiento poblacional. No nos internaremos aquí en la discusión entre las distintas corrientes historiográficas acerca del desarrollo de estos barrios, ya sea la que le atribuye unarazón económica, la que se apoya en los estudios socio-culturales o la de base memorialista porque a nuestros fines avanzaremos sobre una 98
LA LLAVE
que hoy llamamos “el derecho a la ciudad”, frente a la modernización injusta llevada adelante por los gobiernos conservadores, que priorizaban las obras de embellecimiento urbano en el centro, desatendiendo las necesidades elementales de los barrios en crecimiento5. Hasta el comienzo de los años ’60 todavía era posible imaginar la ciudad desde estos barrios, con sus bares, cafés, galerías comerciales, plazas y calles que constituíanel espacio público de convivencia y relación social cotidiana. Florencio Escardó 6 pudo decir que en ellos “vive gente que no conoce el obelisco”, insinuando un escenario urbano sin centralidad en el que “los barrios no sólo surgieron o se formaron con gente sino por la gente” 7. Ya para entonces la ciudad avanzaba hacia la metropolización, en una nueva reconfiguración territorial, siguiendo el patrón tentacular de los ejes de transporte y la población original de los barrios del centro-sur y el sur (la inmigración extranjera de principios de siglo, sus hijos y nietos) se había trasladado hacia el oeste y el norte y comenzaba a instalarse en el primer cordón suburbano al compás del ascenso social. En el Sur-oeste y en el Gran Buenos Aires aparecieron las primeras villas de emergencia alojando a la nueva inmigración del interior del país, mezclándose con los barrios obreros en un proceso de cruce de diferentes culturas entre los antiguos residentes de la ciudad y las costumbres rurales que de a poco se fueron asimilando a la vida urbana. También entre los barrios la homogeneidad cultural se fue reemplazando por la diversidad social, prestigiando a 100
LA LLAVE
realidad: que el barrio se impuso a principios del siglo XX sobre la grilla uniforme creando un nuevo dispositivo social y cultural con identidad propia, constituyéndose como lo definiera Pierre George1 (aunque en su caso conreferencia a la ciudad europea) en “la unidad básica de la vida urbana”. Tomaremos entonces el barrio original como una creación colectiva de la vida cotidiana caracterizada por situaciones espontáneas y por los contactos frecuentes entre sus habitantes; un lugar de identidad configurado y reconstruido por un conjunto de impresiones y concepciones, maneras de habitar que le dispensan ciertanaturaleza particular y que poseen un nombre que le confiere personalidad dentro de la ciudad 2. Un espacio en el que se convive, en el que transcurren las biografías y del que se podía decir “barrio mío, en tus calles está toda mi historia” 3. Un espacio delimitado como un hecho físico y a la vez virtual al que se lo identificaba (uno de los “100 barrios porteños” para los que habitaban la Capital) 4 desde sus tipologías arquitectónicas dominantes y desde las características de sus calles y también desde sus mitos y leyendas que lo hacían diferente. Los antiguos barrios del’30 y ’40 se fueronconstituyendo alrededor de valores comunes que nacían de unahomogeneidad de origen (étnica, religiosa, etc.) y de objetivos de futuro comunes que hacían a laconvivencia y a la calidad de la vida urbana. No fue menor en el desarrollo de esta cultura la construcción de las instituciones que establecieron un diálogo con el Estado para reclamar colectivamente por lo 99
LA LLAVE
unos(Barrio Norte, Belgrano, Villa Devoto, Caballito,Flores) y estigmatizando a otros (losvecinosal Riachuelo) generando nuevas formas de sociabilidad asentadas en la fragmentación de las identidades y el abandono del espacio público como lugar tradicional de expresión de la vida colectiva. El reemplazo del Estado de Bienestar (contexto sobre el que se desarrolló el barrio amable entre los años ’40 y ’60) por la dictadura militar en 1976, impuso la clausura del espacio público como territorio de desarrollo de lo colectivo. Detrás del objetivo de construir una “ciudad blanca” públicamente expresado por el Intendente Brigadier Osvaldo Cacciatore8, tres mil casas fueron expropiadas y derribadas para partir la ciudad con autopistas, las villas miseria vaciadas y sus habitantes expulsados al Gran Buenos Aires y la consigna “el silencio es salud” impuesta como expresión de los deseos del neoliberalismo que se imponía en todos los planos de la vida argentina. La década del ’90, signada por el menemismo, completó la obra y el reemplazo del Estado por el negocio de las corporaciones y la mediación del mercado terminó por destruir las identidades; el barrio dejó de ser la expresión del conflicto social creador de ciudadanía y la calle y la plaza –lugares del encuentro casual y de la diversidad–, se confrontaron con los sitios planificados como los shopping center y las peatonalizaciones, expresiones de la ciudad como ámbito del consumo y del espacio seguro. De un ladoel conventillo, el hotel-pensión,la villa miseria, el asentamiento, queexpresan la exclusión, el abandono y la inequidad de posibilidades en una metrópolis polariza101
LA LLAVE
que hoy llamamos “el derecho a la ciudad”, frente a la modernización injusta llevada adelante por los gobiernos conservadores, que priorizaban las obras de embellecimiento urbano en el centro, desatendiendo las necesidades elementales de los barrios en crecimiento5. Hasta el comienzo de los años ’60 todavía era posible imaginar la ciudad desde estos barrios, con sus bares, cafés, galerías comerciales, plazas y calles que constituíanel espacio público de convivencia y relación social cotidiana. Florencio Escardó 6 pudo decir que en ellos “vive gente que no conoce el obelisco”, insinuando un escenario urbano sin centralidad en el que “los barrios no sólo surgieron o se formaron con gente sino por la gente” 7. Ya para entonces la ciudad avanzaba hacia la metropolización, en una nueva reconfiguración territorial, siguiendo el patrón tentacular de los ejes de transporte y la población original de los barrios del centro-sur y el sur (la inmigración extranjera de principios de siglo, sus hijos y nietos) se había trasladado hacia el oeste y el norte y comenzaba a instalarse en el primer cordón suburbano al compás del ascenso social. En el Sur-oeste y en el Gran Buenos Aires aparecieron las primeras villas de emergencia alojando a la nueva inmigración del interior del país, mezclándose con los barrios obreros en un proceso de cruce de diferentes culturas entre los antiguos residentes de la ciudad y las costumbres rurales que de a poco se fueron asimilando a la vida urbana. También entre los barrios la homogeneidad cultural se fue reemplazando por la diversidad social, prestigiando a 100
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da y fuertemente segmentada en lo socioterritorial y por el otro la homogeneizaciónsocialy cultural a través de la torrecountry enrejada, las urbanizaciones cerradas y el shopping center selectivo que sintetizan en ellos el estilo de vida globalizado convertido en nuestro modelo urbano. Losbarrios ya no se oponenpor las antiguas rivalidades futbolísticas o tangueras sino porla sospecha y la exclusión; la vida cotidiana no se expresa en territorios compartidos y cada vez se multiplican más los fragmentos, derivando en categorías enfrentadas de vecinos y de vecindades. Entran en juego asídos visionesde vecindad: la que se plantea rescatar el placer de la convivencia con los otros, del recorridohabitual y del encuentrocasual, de la conversación amable cara a cara, en suma, la que reconoce el derecho de todos a ser ciudadanos y la que entiendea la vida comooposición y disputa por el predominio territorial, a la ciudad como suma de fracciones privadas, de territorios vedados, de productos inmobiliarios sin diversidad. Este choque expresa desde la cultura ciudadana lo que muchos autores denominan “crisis urbana”, que no es otra cosa que la crisis de un modelo de urbanización apoyado en el mercado inmobiliario y en la dinámica de lo privado sobre lo público, en el reemplazo del espacio común por la oferta comercial cerrada, de la supresión de las diferentes lógicas urbanas por la segregación y la eliminación de la heterogeneidad. En estos espacios, diseñados desde el control y la exclusión, no podemos encontrar intercambio ni identidad compartida, sólo consumo e individualidad. Seguridad co102
LA LLAVE
unos(Barrio Norte, Belgrano, Villa Devoto, Caballito,Flores) y estigmatizando a otros (losvecinosal Riachuelo) generando nuevas formas de sociabilidad asentadas en la fragmentación de las identidades y el abandono del espacio público como lugar tradicional de expresión de la vida colectiva. El reemplazo del Estado de Bienestar (contexto sobre el que se desarrolló el barrio amable entre los años ’40 y ’60) por la dictadura militar en 1976, impuso la clausura del espacio público como territorio de desarrollo de lo colectivo. Detrás del objetivo de construir una “ciudad blanca” públicamente expresado por el Intendente Brigadier Osvaldo Cacciatore8, tres mil casas fueron expropiadas y derribadas para partir la ciudad con autopistas, las villas miseria vaciadas y sus habitantes expulsados al Gran Buenos Aires y la consigna “el silencio es salud” impuesta como expresión de los deseos del neoliberalismo que se imponía en todos los planos de la vida argentina. La década del ’90, signada por el menemismo, completó la obra y el reemplazo del Estado por el negocio de las corporaciones y la mediación del mercado terminó por destruir las identidades; el barrio dejó de ser la expresión del conflicto social creador de ciudadanía y la calle y la plaza –lugares del encuentro casual y de la diversidad–, se confrontaron con los sitios planificados como los shopping center y las peatonalizaciones, expresiones de la ciudad como ámbito del consumo y del espacio seguro. De un ladoel conventillo, el hotel-pensión,la villa miseria, el asentamiento, queexpresan la exclusión, el abandono y la inequidad de posibilidades en una metrópolis polariza101
LA LLAVE
mo valor supremo, desconfianza como actitud de vida. Murallas como garantía contra el miedo urbano. No hay vecindad, solamente contigüidad. En estos tiempos en que es necesario recuperar la ciudad de manos del mercado para garantizar lo público en términos de igualdad, conviene escuchar lo que nos decía Roberto Arlt cuando retrataba a los vecinos del Buenos Aires de la década del ’30: “Sin embargo, aún pasará mucho tiempo antes de que la gente se dé cuenta de la utilidad de darse unos baños de multitud y callejeo. Pero el día que lo aprendan serán más sabios, y más perfectos y más indulgentes, sobre todo. Sí, indulgentes. Porque más de una vez he pensado que la magnífica indulgencia que ha hecho eterno a Jesús, derivaba de su continua vida en la calle. Y de su comunión con los hombres buenos y malos, y con las mujeres honestas y también con las que no lo eran 9.” Jaime Sorin, 2011.
1 Pierre George; Compendio de Geografía Urbana , Ariel, Barcelona, 1964. 2 Id. 3 Carlos de la Púa; La crencha engrasada, Barrio de Once , Eds. varias, Buenos Aires. 4 “De qué barrio sos que Castillo no te nombra” se decía en los ’40, aludiendo al popular vals cantado por Alberto Castillo. 5 Ver Roberto Arlt; Aguafuertes porteñas , Losada, Buenos Aires, 1958. 6 Florencio Escardó; Geografía de Buenos Aires , EUdeBA, Buenos Aires,1966. 7 Ariel Gravano; Antropología de lo barrial , Espacio Editorial, Buenos Aires, 2003. 8 ElBrigadier Osvaldo CacciatorefueIntendentede laCiudad deBuenos Airesentreabril de 1976 y el 31 de marzo de 1982. 9 Roberto Arlt; Aguafuertes porteñas , Losada, Buenos Aires, 1958.
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LA LLAVE
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da y fuertemente segmentada en lo socioterritorial y por el otro la homogeneizaciónsocialy cultural a través de la torrecountry enrejada, las urbanizaciones cerradas y el shopping center selectivo que sintetizan en ellos el estilo de vida globalizado convertido en nuestro modelo urbano. Losbarrios ya no se oponenpor las antiguas rivalidades futbolísticas o tangueras sino porla sospecha y la exclusión; la vida cotidiana no se expresa en territorios compartidos y cada vez se multiplican más los fragmentos, derivando en categorías enfrentadas de vecinos y de vecindades. Entran en juego asídos visionesde vecindad: la que se plantea rescatar el placer de la convivencia con los otros, del recorridohabitual y del encuentrocasual, de la conversación amable cara a cara, en suma, la que reconoce el derecho de todos a ser ciudadanos y la que entiendea la vida comooposición y disputa por el predominio territorial, a la ciudad como suma de fracciones privadas, de territorios vedados, de productos inmobiliarios sin diversidad. Este choque expresa desde la cultura ciudadana lo que muchos autores denominan “crisis urbana”, que no es otra cosa que la crisis de un modelo de urbanización apoyado en el mercado inmobiliario y en la dinámica de lo privado sobre lo público, en el reemplazo del espacio común por la oferta comercial cerrada, de la supresión de las diferentes lógicas urbanas por la segregación y la eliminación de la heterogeneidad. En estos espacios, diseñados desde el control y la exclusión, no podemos encontrar intercambio ni identidad compartida, sólo consumo e individualidad. Seguridad co-
mo valor supremo, desconfianza como actitud de vida. Murallas como garantía contra el miedo urbano. No hay vecindad, solamente contigüidad. En estos tiempos en que es necesario recuperar la ciudad de manos del mercado para garantizar lo público en términos de igualdad, conviene escuchar lo que nos decía Roberto Arlt cuando retrataba a los vecinos del Buenos Aires de la década del ’30: “Sin embargo, aún pasará mucho tiempo antes de que la gente se dé cuenta de la utilidad de darse unos baños de multitud y callejeo. Pero el día que lo aprendan serán más sabios, y más perfectos y más indulgentes, sobre todo. Sí, indulgentes. Porque más de una vez he pensado que la magnífica indulgencia que ha hecho eterno a Jesús, derivaba de su continua vida en la calle. Y de su comunión con los hombres buenos y malos, y con las mujeres honestas y también con las que no lo eran 9.” Jaime Sorin, 2011.
1 Pierre George; Compendio de Geografía Urbana , Ariel, Barcelona, 1964. 2 Id. 3 Carlos de la Púa; La crencha engrasada, Barrio de Once , Eds. varias, Buenos Aires. 4 “De qué barrio sos que Castillo no te nombra” se decía en los ’40, aludiendo al popular vals cantado por Alberto Castillo. 5 Ver Roberto Arlt; Aguafuertes porteñas , Losada, Buenos Aires, 1958. 6 Florencio Escardó; Geografía de Buenos Aires , EUdeBA, Buenos Aires,1966. 7 Ariel Gravano; Antropología de lo barrial , Espacio Editorial, Buenos Aires, 2003. 8 ElBrigadier Osvaldo CacciatorefueIntendentede laCiudad deBuenos Airesentreabril de 1976 y el 31 de marzo de 1982. 9 Roberto Arlt; Aguafuertes porteñas , Losada, Buenos Aires, 1958.
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LA LLAVE
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Anteúltimo
LA PATRIA, el Estado Nacional, el país, suelen configurar una extensión del cuerpo, los habitantes moviéndose en ellos suelen tener el sentimiento de estar como –en– casa; sentimiento que reside en la propia piel de los connacionales. Uno deviene un cuerpo con su país de la misma manera que se vive la identidad en relación a una geografía, aquella que recuerda la del cuerpo propio. Para pensar sobre esta situación deberíamos reconocer las condiciones de vida cotidiana frente a un vecino cuya proximidad se ejerce tanto en el espacio público como en el espacio íntimo de la personalidad. Factores de promiscuidad física y mental. Ana Arzoumanian La convivencia, 2010 .
LA AMISTAD, ¿por qué se hace uno amigo de alguien? Para mí, es un asunto de percepción. En este caos también, se trata... no de tener ideas comunes, sino, ¿qué quiere decir tener algo en común con alguien? Es –digo banalidades– cuando uno se entiende sin tener que explicarse. No es partir de ideas comunes, sino que se tiene un lenguaje común, o un prelenguaje común. Hay gente de la que no comprendo nada de lo que dice, aunque digan cosas sencillas, aunque digan: «Páseme la sal», tengo que preguntarme: «¿pero qué están diciendo?». Por el contrario, los hay que me hablan de un tema sumamente abstracto y no estoy de acuerdo con ellos, pero lo entiendo todo. En fin, entiendo lo que me dicen. Lo que quiere decir que yo tengo algo que decirles y ellos tienen algo que decirme, ¿no? No se trata en absoluto de la comunidadde las ideas que... en ello hay un misterio. Tengo una hipótesis: cada uno de nosotros es apto para aferrar un determinado tipo –nadie aferra todos los tipos a la vez– un determinado tipo de encanto. Hay una percepción del encanto. ¿A qué llamo encanto? Aquí no se trata de historias con las que pretendo introducir la homosexualidad en la amistad, no en absoluto, sino que un gesto de alguien, un pudor de alguien, son fuentes de encanto, pero que entonces llegan a la vida hasta tal
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Anteúltimo
LA PATRIA, el Estado Nacional, el país, suelen configurar una extensión del cuerpo, los habitantes moviéndose en ellos suelen tener el sentimiento de estar como –en– casa; sentimiento que reside en la propia piel de los connacionales. Uno deviene un cuerpo con su país de la misma manera que se vive la identidad en relación a una geografía, aquella que recuerda la del cuerpo propio. Para pensar sobre esta situación deberíamos reconocer las condiciones de vida cotidiana frente a un vecino cuya proximidad se ejerce tanto en el espacio público como en el espacio íntimo de la personalidad. Factores de promiscuidad física y mental. Ana Arzoumanian La convivencia, 2010 .
LA AMISTAD, ¿por qué se hace uno amigo de alguien? Para mí, es un asunto de percepción. En este caos también, se trata... no de tener ideas comunes, sino, ¿qué quiere decir tener algo en común con alguien? Es –digo banalidades– cuando uno se entiende sin tener que explicarse. No es partir de ideas comunes, sino que se tiene un lenguaje común, o un prelenguaje común. Hay gente de la que no comprendo nada de lo que dice, aunque digan cosas sencillas, aunque digan: «Páseme la sal», tengo que preguntarme: «¿pero qué están diciendo?». Por el contrario, los hay que me hablan de un tema sumamente abstracto y no estoy de acuerdo con ellos, pero lo entiendo todo. En fin, entiendo lo que me dicen. Lo que quiere decir que yo tengo algo que decirles y ellos tienen algo que decirme, ¿no? No se trata en absoluto de la comunidadde las ideas que... en ello hay un misterio. Tengo una hipótesis: cada uno de nosotros es apto para aferrar un determinado tipo –nadie aferra todos los tipos a la vez– un determinado tipo de encanto. Hay una percepción del encanto. ¿A qué llamo encanto? Aquí no se trata de historias con las que pretendo introducir la homosexualidad en la amistad, no en absoluto, sino que un gesto de alguien, un pudor de alguien, son fuentes de encanto, pero que entonces llegan a la vida hasta tal
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punto, hasta las raíces vitales, que de tal suerte uno se hace amigo de alguien. Hay... si se toman, incluso, frases de alguien; hay frases que sólo pueden ser dichas si la persona que las dice es vulgar, o innoble. Un tipo de frase –habría que buscar ejemplos, pero no tenemos tiempo, y además cada cual cambiaría de ejemplos... Pero, por lo menos, para cada uno de nosotros, cuando escucha una frase de ese tipo uno se dice: «¡Dios mío! ¿Qué estoy oyendo? ¿Qué es esta inmundicia?», ¿no? No vale pensar que uno puede decir una frase como esa al azar y luego enmendarla: hay frases que no pueden... y, a la inversa, en lo que respecta al encanto, hay frases insignificantes que tienen tal encanto, que dan fe de tal delicadeza que se piensa inmediatamente: «ése es mío», no en el sentido de propiedad, «es mío, y yo espero ser suyo». En fin, en ese momento nace la amistad, puede nacer. Así que se trata ciertamente de una cuestión de percepción, de percibir algo que te conviene o que te enseña, que te abre, que te revela algo, sí.
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Lo difícil de entender es que la gente no tiene encanto sino gracias a su locura. Es el lado... es el verdadero encanto de la gente; es el lado en el que pierden un poco los estribos, es el lado en el que ya no saben muy bien dónde están. Eso no quiere decir que se desplomen –antes bien, se trata de gente que no se desploma, pero... si no se aferra la pequeña raíz o el pequeño grano de la locura de alguien, no se lo puede amar. Se trata del lado en el que él es completamente, en alguna parte –en fin, somos todos un poco dementes. Si no se aferra el pequeño punto de demencia de alguien... entonces, tengo miedo o... por el contrario, estoy muy contento... el punto de demencia de alguien llega a ser la fuente misma de su encanto. De Abecedario , diálogo de Gilles Deleuze con Claire Parnet. deartesypasiones.com.ar/03/doctrans/territorio-subjetividad.doc
A mi modo de ver, todas las amistades se asientan en esas mismas bases: ser sensibles a los signos que alguien emite. Dicho esto, creo que eso es lo que explica que uno pueda pasarse horas con alguien sin decir una palabra, o preferentemente diciendo... no sé, diciendo cosas completamente insignificantes, diciendo, por regla general, diciendo cosas... La amistad es lo cómico, vaya...
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LA LLAVE
LA LLAVE
punto, hasta las raíces vitales, que de tal suerte uno se hace amigo de alguien. Hay... si se toman, incluso, frases de alguien; hay frases que sólo pueden ser dichas si la persona que las dice es vulgar, o innoble. Un tipo de frase –habría que buscar ejemplos, pero no tenemos tiempo, y además cada cual cambiaría de ejemplos... Pero, por lo menos, para cada uno de nosotros, cuando escucha una frase de ese tipo uno se dice: «¡Dios mío! ¿Qué estoy oyendo? ¿Qué es esta inmundicia?», ¿no? No vale pensar que uno puede decir una frase como esa al azar y luego enmendarla: hay frases que no pueden... y, a la inversa, en lo que respecta al encanto, hay frases insignificantes que tienen tal encanto, que dan fe de tal delicadeza que se piensa inmediatamente: «ése es mío», no en el sentido de propiedad, «es mío, y yo espero ser suyo». En fin, en ese momento nace la amistad, puede nacer. Así que se trata ciertamente de una cuestión de percepción, de percibir algo que te conviene o que te enseña, que te abre, que te revela algo, sí.
Lo difícil de entender es que la gente no tiene encanto sino gracias a su locura. Es el lado... es el verdadero encanto de la gente; es el lado en el que pierden un poco los estribos, es el lado en el que ya no saben muy bien dónde están. Eso no quiere decir que se desplomen –antes bien, se trata de gente que no se desploma, pero... si no se aferra la pequeña raíz o el pequeño grano de la locura de alguien, no se lo puede amar. Se trata del lado en el que él es completamente, en alguna parte –en fin, somos todos un poco dementes. Si no se aferra el pequeño punto de demencia de alguien... entonces, tengo miedo o... por el contrario, estoy muy contento... el punto de demencia de alguien llega a ser la fuente misma de su encanto. De Abecedario , diálogo de Gilles Deleuze con Claire Parnet. deartesypasiones.com.ar/03/doctrans/territorio-subjetividad.doc
A mi modo de ver, todas las amistades se asientan en esas mismas bases: ser sensibles a los signos que alguien emite. Dicho esto, creo que eso es lo que explica que uno pueda pasarse horas con alguien sin decir una palabra, o preferentemente diciendo... no sé, diciendo cosas completamente insignificantes, diciendo, por regla general, diciendo cosas... La amistad es lo cómico, vaya...
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LA LLAVE
LA LLAVE
No entender
La llave
NO ENTIENDO. ESTO ES TAN VASTO que supera cualquier entender. Entender es siempre limitado. Pero no entender puede no tener fronteras. Siento que soy mucho más completa cuando no entiendo. No entender, del modo en que lo digo, es un don. No entender, pero no como un simple de espíritu. Lo bueno es ser inteligente y no entender. Es una bendición extraña, como tener locura sin ser demente. Es un manso desinterés, es una dulzura de estupidez. Sólo que de vez en cuando viene la inquietud: quiero entender un poco. No demasiado: pero por lo menos entender que no entiendo.
HE VUELTO A LA CALLE. Lo hice con desenvoltura, despojado de antiguos venenos literarios y porque, como Dickens, tengo la llave de la calle. Y porque en la calle está la vida más que en ninguna parte. Y porque la vida es más interesante que la muerte. Y porque amo a este mundo que tiene sin embargo su buena parte, real, de Brueghel y Jerónimo Bosch (el Bosco). Y porque la realidad y mi romanticismo –depurado, distinto en sus formas, acaso– se mezclan y hacen la realidad más terrible y a veces más adorable. Según sea lo que muestre y lo que haga sentir. Raúl González Tuñón, 1941.
Clarice Lispector
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LA LLAVE
LA LLAVE
No entender
La llave
NO ENTIENDO. ESTO ES TAN VASTO que supera cualquier entender. Entender es siempre limitado. Pero no entender puede no tener fronteras. Siento que soy mucho más completa cuando no entiendo. No entender, del modo en que lo digo, es un don. No entender, pero no como un simple de espíritu. Lo bueno es ser inteligente y no entender. Es una bendición extraña, como tener locura sin ser demente. Es un manso desinterés, es una dulzura de estupidez. Sólo que de vez en cuando viene la inquietud: quiero entender un poco. No demasiado: pero por lo menos entender que no entiendo.
HE VUELTO A LA CALLE. Lo hice con desenvoltura, despojado de antiguos venenos literarios y porque, como Dickens, tengo la llave de la calle. Y porque en la calle está la vida más que en ninguna parte. Y porque la vida es más interesante que la muerte. Y porque amo a este mundo que tiene sin embargo su buena parte, real, de Brueghel y Jerónimo Bosch (el Bosco). Y porque la realidad y mi romanticismo –depurado, distinto en sus formas, acaso– se mezclan y hacen la realidad más terrible y a veces más adorable. Según sea lo que muestre y lo que haga sentir. Raúl González Tuñón, 1941.
Clarice Lispector
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Esta edición de 700 ejemplares se terminó de imprimir en el mes de octubre de 2011, e n G r áf i c a M . P. S. S.R.L., Buenos Aires, República Argentina.