Primera Parte: la operatividad de la analogía: lo social y lo cognitivo Alex Ortega Ortega Hugo Rodríguez Pérez John E. Rueda Chaves
Este postulado, en gran medida, es lo que lleva a que Penny (2010) explique porque en la conjugación del verbo sentir verbo sentir la la primera persona se analogizó con la segunda y la tercera mientras que en decir esto esto no pasó. La forma latina de sentir de sentir era SENTI:RE, y su conjugación en primera persona pe rsona del presente indicativo SENTIO:. Los procesos fonológicos señalan que /E/ tónica dé en español /e/ estando en presencia de una /j/ en la sílaba final. Mientras, en la segunda persona SENT I:S y en la tercera SENTIT la /E/ tónica se diptonguiza en /ie/ al no haber una /j/ que influencie a convertirla en /e/. El condicionamiento fonológico de la segunda y la tercera persona nos ofrece el resultado que hoy conocemos: sientes conocemos: sientes,, siente (junto siente (junto con otros procesos fonológicos), mientras que la primera dio siento dio siento,, y no sento no sento como como habría de esperar. En ese sentido, hubo analogía de la primera con la segunda y tercera persona. No sucedió así con decir , cuya primera persona no se regularizo en diso, diso, sino que siguió el cambio fonológico que determino la forma digo (Penny, 2010). Una explicación viable es que el caso de siento de siento se se analogizó y el de digo no, digo no, porque el verbo decir es es más frecuente que el verbo sentir. verbo sentir. Sin embargo, asalta la duda sobre a qué criterio se refiere la frecuencia, esto es, ¿cuándo una forma es frecuente y cuando no? ¿Qué nos lleva a pensar que sentir que sentir es es un verbo de frecuencia menor a decir? ¿Qué tan menor? Consideramos que uno de los puntos clave de la analogía mencionados por Bloomfield puede tener cierta falencia respecto a la base numérica. En directa relación con lo anterior an terior está la aseveración de que en ciertos estados de la lengua algunos rasgos son estables y otros son inestables. Esto, según entendemos, implica que la inestabilidad se traduce en alomorfía. Así, en un momento inestabiblidad una forma puede primar sobre otra y producir un cambio gracias a la analogía. Pero la pregunta que nos surge es: ¿Qué es ser inestable y qué no? ¿Que haya alomorfía implica inestabilidad? Creemos que no. No puede ser necesario sólo esta condición para que haya inestabilidad. En el limones, por ejemplo, hay ha y tres formas de pluralización:
1
(3) a. an
pey
de
chier dem
CONJ
pintar.PST ART.DEF silla Y pinté las sillas
b. on
(Herzfeld, 1983: 139)
PL
trii die - s fram Jamaica to
Costa Rica
(Winkler, 1998)
día -PL PREP Jamaica PREP Costa Rica En tres días desde Jamaica a Costa Rica
PREP DET
c. Wata ipa
faya -faya outsayd de
(Winkler, 2002)
ADV What CUANT fuego -fuego ADJ Qué gran número de incendios hay allá afuera
A pesar de ello, hasta el momento parece que las tres formas de pluralizar se mantienen estables según restricciones semánticas. No es claro entonces si p orque haya alomorfía automáticamente habrá un momento de inestabilidad. Es imposible predecir esto y es cabe la posibilidad de que nunca regularice la pluralidad en sólo morfema. Entonces ¿Qué hace un rasgo inestable? Por último queremos enfocarnos en la precepción cognitiva que Antila (2003) tiene sobre la analogía. Si la analogía se encuentra en todos los campos y responde a la cognición en si misma, entonces ¿por qué algunas formas no se analogizan? La respuesta es sumamente simple y está mediada por la idea inicial en este texto. Entre mayor sea la frecuencia de uso de una forma, es posible que menor sea la posibilidad de analogizarse. Esto implica un factor social relacionado con la difusión léxica. Antilla (xxxx) reconoce que hay un componente social y cultural en el cambio. Pero si suponemos que estos componentes impiden que algunas formas se analogicen, entonces podriamos decir que hay un orden de componentes en los procesos de cambio y variación y que el componente cognitivo, que refiere a la analogía, actúa luego del componente social. Es decir, es másimportante el componente social que el cognitivo a la hora de determinarse un cambio analógico.
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Segunda Parte: ejemplo de creación de nuevos verbos en el español por analogía
Los cambios analógicos se pueden dividir en dos subtipos: la nivelación y la analogía en cuatro partes. De acuerdo a Hock (1991), la analogía en cuatro partes es el subtipo más sistemático de analogía proporcional; este subtipo de analogía funciona mediante la generalización de un patrón de relación morfológica bajo el siguiente modelo proporcional (171): (1)
a b
: :
a’ X=b’
Siguiendo este modelo, a continuación se explica un tipo de cambio analógico en el español que ha dado lugar a la creación de nuevos verbos. Obsérvense los siguientes ejemplos: (2) a. Para aperturar su cuenta sólo necesita una identificación y un comprobante de
domicilio. b. Olvide mi contraseña y ahora no puedo accesar a mi correo electrónico. c. El delantero no logró recepcionar correctamente el balón y perdió una clara oportunidad de gol. d. A pesar de las irregularidades denunciadas, el instituto electoral decidió legitimizar los comicios. e. Saber gerenciar significa guiar a la organización hacia la maximización de sus
fortalezas f. No olvides agendar nuestra reunión de la próxima semana. g. Hay que direccionar nuestros esfuerzos hacia el bien común de la empresa. h. El soldado se pudo camuflajear entre la maleza para evitar su captura. i. Los secularistas no tuvieron que antagonizar a la religión para promover la ciencia. En cada una de las oraciones de (2), las cuales son ejemplos muy comunes en el
habla cotidiana, se puede observar el mismo fenómeno: la utilización de un verbo inexistente (al menos para la RAE) para expresar una acción derivada de un sustantivo. Así, en (2a) se emplea el verbo ‘aperturar ’ (en vez del verbo ‘abrir ’ por ejemplo), el cual
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surge a partir de un modelo proporcional de analogía en cuatro partes como el que se aprecia en (3a): (3a)
clausura apertura
: :
clausurar aperturar
en donde se observa cómo el hablante encuentra una patrón estructural en la morfología derivativa del verbo clausurar (que se construye añadiendo el morfema de infinitivo ‘ – ar ’ a la base nominal ‘clausura – ’) que después aplica a la base nominal ‘apertura – ’ para formar el verbo ‘aperturar ’. A continuación se presentan los modelos proporcionales correspondientes a los ejemplos (2b-i) que explican la formación de los verbos en cuestión: (3b)
ingreso: acceso
:
ingresar accesar
(3h)
homenaje : camuflaje :
homenajear camuflajear
(3c)
decepción : recepción :
decepcionar recepcionar
(3e)
diferencia : gerencia :
diferenciar gerenciar
(3d)
mínimo legítimo
: :
minimizar legitimizar
(3g)
acción : dirección :
accionar direccionar
(3f)
venda agenda
: :
vendar agendar
(3i)
protagonista antagonista
: protagonizar : antagonizar
En todos los casos el mecanismo siempre es el mismo: se abstrae un patrón estructural en la morfología de un verbo derivado y se asocia dicho patrón a una base diferente pero con una similitud estructural que permite hacer la analogía en cuatro partes. Este tipo de cambio morfológico ha demostrado ser muy productivo en español, pues, como se mencionó al principio, es un fenómeno sistemático y regular.
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Referencias
Anttila, R. (2003). ‘Analogy: The wrap and woof of cognition’, en The Handbook of Historical Linguistics, Brian D. Joseph & Richard D. Janda (eds.), Malden, MA: Blackwell, pp. 423-440. Herzfeld, A. (1983). The creoles of Costa Rica and Panama. Central American English. ed. by John Holm 131-156. Heidelberg: Verlag Hock, Hans Henrich (1991). Principles of Historical Linguistics, segunda edición, Berlin/New York: Mouton de Gruyter. Penny, R. (2010). Gramática histórica del español, trad. de JI Pérez Pascual y ME Pérez Pascual. Barcelona, Ariel . Winkler, E. G. (1998). Limonese creole: A case of contact-induced language chance. Indiana University Winkler, E. G. (2002). A Comparison of Redu plication in Limonese Creole and Akan. Twice as meaningful: Morphological Reduplication in Pidgins and Creoles. Kouwenberg, S. (Ed.). Battlebridge Press
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