Pedro Mª García Franco
Entrevista
Antonio
Botana
forjador
palabras y de sueños de
Su mirada rasgada, como quien otea algún punto lejano para no perderse el futuro, tal vez sea la impronta con que el horizonte ha premiado su búsqueda apasionada. O quizás el horizonte no sea más que la prolongación de sus sueños. Antonio Botana, compostelano tenaz y Hermano de La Salle, un buen día soltó amarras para emprender un peregrinaje sin retorno hacia las raíces de la propia identidad. Él intuye como pocos lo que está naciendo en el Instituto tras un Éxodo emprendido por los Hermanos de las Escuelas Cristianas hace ya 40 años. . d a d i n r e t a r f n e a d i v a l r i v i v e d o d o m o r t s e u n s e e j a s n e m n a r g l E
Antonio Botana nació en Santiago de Composte la en 1950. A edad temprana ingresó en el Instituto de los Hermanos de las Escuelas C ristianas y en 1975 emitió sus votos perpetuos. Fue profesor del Aspirantado en Bujedo, los años más felices de su vida, según sus propias palabras. Estudió teología en Salamanca y durante los años 80-88 formó parte del equipo de Pastoral del Distrito de Valladolid. Tras participar en la 1ª edición de la SIEL (Sesión Internacional de Estudios Lasalianos), se le confió, junto al Hno. Lorenzo Tébar, el diseño del plan de formación del CELAS para la ARLEP. Durante los años 1990-2001 fue codirector del CELAS. El año 2002 se estableció en Roma como Secretario de la Asociación Lasaliana en el Instituto y en el 2008 se reincorporó a la ARLEP, nuevamente como director del CELAS, responsabilidad que desempeña en la actualidad.
Antonio, ¿cuándo ¿cuándo comienza t u aventura en busca del nuevo concepto de identidad lasaliana? Fue en la SIEL, hace hac e 20 años. Yo Yo iba con mi experiencia de los grupos de iniciación cristiana, procesos de fe hacia la comunidad. En contacto con los Hermanos Michel Sauvage y Miguel Campos fui descubriendo desc ubriendo que nuestra identidad identidad se enraíza en una fraternidad que vive para la misión.
En 1988 te confiaron la misión de diseñar el CELAS ¿cuál era el objetivo? La Asamblea Regional de 1987 decidió crear el CELAS para transmitir el espíritu lasaliano a los educadores seglares de nuestros centros. Cuando Lorenzo y yo nos ponemos a hacer el plan, bien orientados por el Hno. Martín Corral
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rario lasaliano, al tiempo que los Hermanos se plantean su propia identidad en relación con el Seglar.
que era en aquel momento Consejero General, nos dimos cuenta que, más que conocimientos, lo fundamental era tener la experiencia de compartir la vida para la misión. Se trataba de guiar a las personas en el proceso de descubrimiento del espíritu lasaliano, el “juntos y por asociación”. Para ello, Hermanos y Seglares debían estar juntos en el proceso formativo. La formación se organiza ba sobre tres ejes: el itinerario de los orígenes, la espiritualidad lasaliana y el proyecto educativo lasaliano. Creo que el CELAS supuso un salto cualitativo en los procesos formativos: de formarse a vivir un espíritu.
Los procesos formativos han contribuido a despertar la conciencia lasaliana en los Seglares.
Y llega el 44º Capítulo General del año 2007. ¿Cuáles son sus claves? El último Capítu lo pone en la fórmula de votos lo que estaba ya aclarado en el Capítulo del 2000 y presente en la conciencia de los Hermanos: nuestra consagración adquiere unidad en el voto de asociación. Lo que hoy está diciendo la Iglesia de sí misma, “comunión para la misión”, lo decíamos ya los Hermanos desde nuestros orígenes: “Hermanos de las Escuelas Cristianas”, una fraternidad para servir a la misión educativa de los pobres.
Lo que hoy está diciendo la Iglesia de sí misma, lo decíamos ya los Hermanos desde nuestros orígenes.
Y aquella experiencia te aportó, sin duda, nuevas perspectivas. Me permitió descubrir a las personas viviendo la misión, sintiéndose parte de una familia, asumiendo un espíritu. Para mí fue un privilegio acompañar sus procesos. ¿Qué diferencias existen entre aquel CELAS inicial y el actual? Entonces participaban bastantes Hermanos y en la actualidad casi todos son Seglares. Se pierde la riqueza de las diferencias compartidas, pero por otro lado, el sentimiento de protagonismo de los Seglares en la misión es más fuerte y más fácil de asumir. ¿Cuándo surge esta nueva conciencia en el In stituto? El Capítulo del 66-67 es el punto de partida: se constata que va creciendo el número de Seglares sobre el número de Hermanos; numerosos cristianos van asumiendo su misión eclesial; muchos educadores de nuestros centros comienzan a intuir que el espíritu lasaliano da sentido a su tarea educativa y también a sus vidas; finalmente descubren que están viviendo el carisma lasaliano. Paralelamente, los Hermanos van descubriendo que el carisma no les pertenece en exclusiva. El Capítulo general del año 2000 tiene una im portancia clave en este proceso…. Es el momento cumbre. Seglares lasalianos manifiestan su deseo de vivir como asociados. Se ha descubierto la importancia del voto de asociación como núcleo de la identidad lasaliana. Los Seglares se encuentran a gusto en las raíces lasalianas y se integran en el proceso del itine-
No podemos olvidar como uno de los hitos de este renacimiento institucional la última carta pastoral del Hno. John Johnston. Representa la cumbre de un proceso que él mismo vivió. Nuestra historia fundacional, el “mito fundacional”, como él lo llamó, es un foco de luz para hoy. Hay que descubrir nuestro mito fundacional para ver qué aportamos a la Iglesia desde nuestro carisma. En el voto de asociación está expresado el núcleo carismático de nuestra vida. Tener la experiencia de compartir la vida para la misión.
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La intervención de John Johnston en el último Capítulo General, en torno a la plena recuperación del voto de asociación, expresaba ya una convicción de vida.
estructuración real a la familia lasaliana. Posteriormente di forma a la propuesta en “Bases para un modelo actual de familia lasaliana”, con este argumento:
La Asamblea internacional (A IMEL) es otro de los hechos significativos que dan fe de la realidad y la fuerza del proceso asociativo. Es signo de un cambio de época. Del protagonismo de los Hermanos como únicos representantes del carisma lasaliano, se pasa a compartir el carisma entre identidades diversas. El Inst ituto acepta situarse de modo más humilde y realista junto a otros grupos e institutos lasalianos. Creo que es la primera vez en que hay una toma de conciencia de que la fami lia lasaliana es algo real, y que no está en torno al Instituto para arroparlo, sino junto a él, incluyéndolo, para servir a la misión educativa de los pobres.
• Las bases las encontramos en la eclesiología de comunión. • Nuestro carisma fundacional per tenece a la Iglesia y de él participan diferentes identidades. • Los Hermanos estamos llamados a vivir nuestra identidad hoy de modo diferente a como fue en el pasado, insertándonos en esta familia. • Lo que está pasándonos es parte de un fenóme no eclesial que va a cambiar el estilo de la vida consagrada.
¿Cómo va interiorizándose este proceso fundacional en el Instituto? Hay diferencias importantes en el modo de vivirlo. Donde la presencia de los Hermanos es aún significativa suele haber mayor dificultad para entender que las personas pueden vivir el carisma lasaliano desde otras identidades. Allí donde ha exist ido una relación fraternal Hermanos-Seglares, el paso ha sido más fácil. También lo ha sido en los entornos donde se ha dado importancia a la formación lasaliana de los Seglares y se ha asumido que son corresponsables y protagonistas en la misión.
El compromiso de asociación no se produce, o es falso, sin un proceso serio de formación y motivación.
En las iglesias jóvenes muy clericales, es muy difícil que el Seglar sea auténtico protagonista; esta realidad dificulta mucho el paso a la nueva familia carismática.
La asociación es una forma de comunión para la educación de los pobres.
¿Qué es lo que determina la lasa lianidad? La comunión; porque la asociación es una forma de comunión para la educación de los pobres. Y no se entiende un lazo de asociación en abstrac to; siempre se hace a través de una comunidad lasaliana real que se materializa of icialmente a través de la comunidad distrital. “Raíces de nuestra identidad”, “Asociación lasaliana: el relato continúa”, son documentos en los que invitas a recuperar nuestras raíces y a vivirlas hoy, en la Iglesia de comunión. Háblanos de la propuesta que presentaste al 44º Capítulo General sobre la “fam ilia lasaliana”. En aquella propuesta pretendía llamar la atención sobre la necesidad de dar un contenido y una
¿Qué factores han facilitado el desarrollo de este proceso en la ARLEP? Por un lado, creo que hemos cuidado mucho la formación. Los procesos formativos han sido serios y han contribuido a despertar la conciencia lasaliana en los educadores seglares. Por otro, la relación cercana que frecuentemente ha existido entre Hermanos y Seglares. Finalmente, la conciencia creciente de corresponsabilidad, aunque en este aspecto creo que hemos sido demasiado prudentes. Hubo un período en que se prodigó el término “asociación” y la invitación a asociarse... Se ha hablado demasiado de asociación y se ha banalizado su sentido. No se ha explicado ni entendido desde la perspectiva de nuestras raíces.
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Formación de los Hermanos, formación de los Seglares… ¿Dónde reside la diferencia? Hay cosas que nosotros, como comunidad, subrayamos y estructuramos, de modo que sean signo para los demás: la vida de comunidad, la búsqueda de Dios a la que dedicamos tiempo… Pero no son exclusivamente nuestras, sino que tratamos de hacerlas significativas desde un modo de vida. Lo importante es definir qué es lo que nosotros hacemos significativo para que cada uno (Hermano o Seglar) seamos signo para el otro. La formación del Hermano es propia o específica pero no exclusiva ni cerrada. Otros pueden participar de esta formación porque no vivimos nuestra vida de Hermanos para nosotros, sino para los demás. Hay que contar con los demás para descubrir cómo debemos vivir nuestra vida, cómo ser mejores signos, cómo ser Hermanos.
En el voto de asociación está expresado el núcleo carismático de nuestra vida.
Hoy el proceso de asociación se desarrolla más seriamente. Hay lasalianos que llegan a hacer el gesto oficial de asociación, cosa que no limita la realidad asociativa; de hecho, hay personas que no han realizado este gesto oficial y viven como asociados.
Los cambios que se han producido en muchos Hermanos han sido a través del encuentro con otros lasalianos Seglares.
Te has referido a la asociación como un proceso… En efecto. El compromiso de asociación no se produce, o es falso, sin un proceso serio de formación y motivación que conlleva cambios importantes: situarse en una historia, descubrir y asumir un espíritu, compartir un carisma, sentirse perteneciendo al grupo… Es un proceso que, a la vez, hay que respetar y facilitar.
¿Es correcto hablar de “familia lasaliana”? Antes tenía dudas sobre este concepto. Hoy ya no. La familia lasaliana es una manera carismática de vivir en la Iglesia y se hace realidad desde diferentes proyectos de vida, unidos en la misión común desde el carisma fundacional. La realidad de las familias carismáticas es un fenómeno eclesial que está en proceso de constr ucción. ¿Qué has descubierto a lo largo de estos años? La fuerza de la fraternidad Hermanos-Seglares; no sólo la fraternidad en sí, sino su fuerza para la misión. También he descubierto la tremenda capacidad de atracción que encierran la espiritualidad y el ca risma lasalianos, capaces de crear la conciencia de mediación en los educadores. Finalmente, la capacidad creadora de los lasalianos para dar nuevas respuestas a las nuevas necesidades. Hay mucha vida en el mundo lasaliano, que se está renovando continuamente.
Tanto la formación como la creación de estructuras participativas y asociativas son dos tareas fundamentales. Sí, es decir, por un lado, lo que permite participar en la comunión: los encuentros, la experiencia de sentirse parte en una comunidad, de estar unido a otras personas para compartir la vida… Por otro, aquello que permite participar en la misión: juntarse con quienes comparten la misma misión en los Distritos, tomar decisiones juntos… con este espíritu han nacido los Consejos para la Misión y la Asamblea para la Misión…
Hablemos de las nuevas estructu ras… Como estructuras nuevas, tienen que aportar nuevas visiones y ayudar a ver la realidad con ojos nuevos. Evitemos el peligro de que copien las estructuras del instituto religioso, o de hacerlas dependientes de las estruct uras de los Hermanos. La AIMEL 2006 supuso un paso fundamental y un modelo en este sentido.
¿Qué necesitamos cambiar? Tenemos que llegar a oficializar lo que ya es vida en el ámbito de las relaciones y la corresponsabilidad entre Hermanos y Seglares. Las estruct uras canónicas propias de la vida de los Hermanos
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do ministerial de una comunidad laica que vive, consagrada, en el interior de la sociedad humana. Las comunidades posteriores tuvieron que hacerlo desde la idea monástica o conventua l de la vida religiosa. Nuestra experiencia puede ayudarles a recuperar su raíz.
Tenemos que impulsar los lazos de fraternidad como el motor que nos da fuerza para la misión. Haz una invitación a los lasalianos. Tenemos que impulsar los lazos de fraternidad como el motor que nos da fuerza para la misión. El gran mensaje a nuestros destinatarios es nuestro modo de vivir la vida en fraternidad. Forjador de palabras (wordsmith), dijo de él en cierta ocasión un Hermano estadounidense. Y forjador de sueños (dreamsmith), añadimos nosotros. Gracias, Antonio, forjador de palabras y de sueños. Que tus esperanzas se hagan realidad.
Hay que seguir promoviendo encuentros Hermanos-Seglares.
todavía pesan mucho. Las nuevas estr ucturas seglares aún dependen en gran medida de las de los Hermanos. Tenemos miedo a poner en marcha lo que canónicamente no existe. Los cambios que se han producido en muchos Hermanos han sido a través del encuentro con otros lasalianos Seglares. Por eso hay que seguir promoviendo encuentros Hermanos-Seglares. Estructuras como el CEL y el CELAS han facilitado mucho este cambio de mentalidad.
AUTORRETRATO Tu mayor sorpresa: Descubrir la fuerza del carisma lasaliano entre c ulturas y religiones tan diversas. Tu mayor decepción: Mi propia resistencia a asumir las decepciones.
La familia lasaliana es una manera carismática de vivir en la Iglesia desde diferentes proyectos de vida.
Un símbolo: El camino y, con él, el horizonte. No en vano soy de la Ciudad del Camino. Un icono: Doce Hermanos con La Salle firmando su compromiso de asociación.
¿Cómo te sientes a la hora de pronunciar la nueva fórmula de votos? Más unificado en la expresión de mi identidad de Hermano. El eje asociativo es fundamental en nuestra identidad. Tengo la satisfacción de poder expresar ya lo que hace tiempo estaba viviendo, mis raíces. Vivo en el corazón de la Iglesia-comunión y lo expreso. La recuperación de la centralidad del voto de asociación es un signo que podemos aportar a otras Inst ituciones de vida consagrada similares a la nuestra pero que no han podido expresarlo porque las estr ucturas eclesiales en que nacieron no lo permitían. Nosotros, desde nuestras raíces, hemos tenido más fácil poder expresar lo que somos: el senti-
Tu tesoro escondido: Un cierto afán de crear y dar respuestas nuevas. Que corra la voz… “Algo nuevo está naciendo. ¿No lo notáis?” Llegará un día… en que la Familia Lasaliana será un ejemplo de fraternidad en favor de los más desfavorecidos. Una frase para el corazón: Un corazón iluminado es el único capaz de educar.
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