Enfoque. El motor escondido de la excelencia

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Enfoque El motor escondido de la excelencia Daniel Goleman

RESUMEN EJECUTIVO A pesar de que es fundamental para tener éxito en el trabajo (y en muchas otras áreas de nuestra vida), la atención, enfocarse en algo sostenidamente, es una capacidad poco cultivada hoy en día. Aunque normalmente consideramos que es una habilidad innata, la atención funciona igual que un músculo: si la usamos poco, se marchita; en cambio, si la usamos constantemente, se fortalece. El presente libro es un estudio pormenorizado de los tipos de atención que hay y de cómo cultivar esta capacidad a veces tan escurridiza. La atención nos permite enfocarnos en lo que realmente importa: nuestra vida personal y nuestra carrera profesional.

Anatomía de la atención La capacidad de enfocarnos en un solo objetivo durante los momentos más difíciles indica una atención selectiva. Hay dos tipos fundamentales de distracción: - Sensorial: por ejemplo, cuando sentimos que nuestra lengua toca nuestro paladar. Este es solo uno de los cientos de estímulos que nuestro cerebro identifica de entre el continuo de sonidos, formas, colores, sabores, olores y sensaciones que nos rodea. - Emocional: estas señales son más abrumadoras. Aunque puede ser fácil concentrarnos en responder el correo electrónico en una cafetería, si escuchamos nuestro nombre, es casi imposible hacer a un lado la voz que lo pronuncia. Nuestra atención nos obliga a escuchar lo que están diciendo de nosotros. El mayor reto para incluso las personas más enfocadas proviene de los problemas de la vida, como cuando un fracaso sentimental sigue inmiscuyéndose en nuestros pensamientos. Dichos pensamientos regresan una y otra vez por una buena razón: para que resolvamos lo que nos tiene molestos. La diferencia entre una reflexión infructífera y una productiva depende del hecho de que lleguemos a una solución tentativa que nos permita deshacernos de los pensamientos. Mientras menos nos enfocamos, peor nos va en la vida. La

capacidad de concentrarnos en un objetivo e ignorar todo lo demás opera en las regiones prefrontales del cerebro. Los circuitos especiales de esta área repotencian la fortaleza de las señales en las que nos queremos concentrar (el correo electrónico) y disminuyen la intensidad de las señales que decidimos ignorar (aquellas personas que están hablando en la mesa de al lado). Dado que el enfoque requiere que nos desconectemos de nuestras distracciones emocionales, nuestros circuitos neurales incluyen esta función para inhibir las emociones. Quienes se enfocan mejor son inmunes a las turbulencias emocionales. emocionales. Cuando no dejamos de enfocarnos en una cosa para continuar con otra, nuestra mente se puede perder en una ansiedad crónica. El poder para desconectar nuestra atención de una cosa a otra es esencial para nuestro bienestar. Nuestro cerebro tiene dos sistemas mentales semiindependientes. Uno tiene gran capacidad analítica y funciona constantemente. De hecho, a veces nos sorprende con soluciones muy complejas. Esta atención que se da en la "parte de atrás" de la mente viene a nuestra atención cuando sucede algo inesperado. Por ejemplo, cuando estamos hablando por teléfono mientras manejamos y, de repente, alguien toca la corneta y nos hace darnos cuenta de que la luz está en verde. En la ciencia cognitiva se ha popularizado mucho el término "de abajo hacia arriba" para describir el funcionamiento de este cerebro inferior, mientras que "de arriba hacia abajo" se refiere a la actividad mental que puede monitorear e imponer objetivos a la maquinaria subcortical. Es como si hubiera dos mentes. La mente "de abajo hacia arriba": - es más rápida - es involuntaria y automática - es intuitiva - se encargada de la rutina - es la base de los modelos mentales del mundo La mente "de arriba hacia abajo": - es más lenta - es involuntaria - es laboriosa

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- es la sede del control; puede influir (a veces) en las rutinas automáticas - es capaz de aprender nuevos modelos, hacer nuevos planes y encargarse hasta cierto punto del repertorio automático automático La mente "de arriba hacia abajo" incluye talentos tales como la conciencia y la reflexión, la deliberación y la planificación.

obtener una solución. Lo que realmente nos distrae no es el ruido a nuestro alrededor sino el ruido dentro de nuestra mente. Una buena concentración implica que acallemos estas voces. Cuando logramos darle toda nuestra atención a nuestros sentidos, el cerebro hace silencio.

Hay un factor que le cede el control constantemente a la mente "de abajo hacia arriba": el cerebro necesita economizar energía. Los dos sistemas se distribuyen las tareas mentales de modo que no tengamos que esforzarnos demasiado y obtengamos resultados óptimos. A medida que una rutina se vuelve más sencilla, pasa de la mente superior a la mente inferior. Esto sucede cuando no tenemos que prestarle tanta atención a lo que estamos haciendo.

Una constante atención produce fatiga mental. Las señales de fatiga mental (poca eficacia y aumento de la irritabilidad) implican que el esfuerzo mental necesario para mantener el enfoque ha acabado con la glucosa necesaria para crear energía mental. El antídoto para la fatiga mental es el mismo que para la fatiga física: descansar.

El presupuesto de que la atención debe estar al servicio de resolver problemas o de alcanzar objetivos le resta importancia a la tendencia de la mente de quedar a la deriva cuando la dejamos quieta.

¿Qué hace que las personas tengan una brújula interna que les permita llevar una vida de acuerdo con sus valores más profundos? La clave está en la autoconciencia, la capacidad de identificar las señales internas de nuestro cuerpo. Nuestras reacciones fisiológicas reflejan la suma total de la experiencia que necesitamos para realizar una tarea.

Es tan poderosa la tendencia de la mente de alejarse del enfoque, que los científicos cognitivos consideran que una mente normal es una mente que divaga (es decir, cuando no está ocupada en una tarea mental). Sin embargo, la mente se ocupa durante un buen tiempo de resolver los problemas de nuestras vidas. Por otra parte, una mente a la deriva permite que fluyan los jugos creativos. Cuando nuestras mentes divagan, nos volvemos mejores en cualquier cosa que requiera que se nos "prenda el bombillo", desde juegos de palabras hasta inventos. De hecho, a las personas que resuelven tareas mentales que dependen de cierto control cognitivo (como problemas matemáticos complejos), les puede resultar difícil producir ideas nuevas. Las nuevas ideas no aparecen si no nos damos permiso dentro de nosotros mismos. Esto se logra con una conciencia abierta, que propicie innovaciones creativas. Cuando operamos bajo una conciencia abierta, no necesitamos abogados del diablo ni cinismo ni juicios; solo reciprocidad ante lo que flota en nuestra mente. Pero cuando se nos ocurre algo nuevo, debemos determinar cómo aplicarlo. Una cosa que estar abiertos a las posibilidades y otra es aplicar nuestras ideas. Los retos creativos de la vida casi nunca vienen en forma de acertijos bien formulados. Casi siempre tenemos que reconocer primero la necesidad de una solución creativa. Un modelo clásico de las etapas de la creatividad incluye tres enfoques: aquello que nos está molestando. Y esto no hace más que deprimirnos Orientación: buscamos y nos sumergimos en

Autoconciencia

Las reglas que nos formamos residen en las redes neurales subcorticales. Estas reúnen, almacenan y aplican los algoritmos de cada evento de nuestras vidas; y crean un timón interno. El cerebro alberga nuestro sentido más profundo de propósito y significado en estas regiones subcorticales: áreas poco conectadas con las áreas verbales del neocórtex, pero muy unidas a la intuición. Conocemos nuestros valores gracias a lo que sentimos en nuestras "vísceras" y luego debemos articularlo. Así pues, la autoconciencia representa un enfoque esencial; uno que nos pone en sintonía con los sutiles murmullos dentro de nosotros. Y, como veremos, este radar interior es la clave para gestionar lo que hacemos (y lo que no hacemos). Este control interno marca la diferencia entre una buena vida y una vida fracasada. Pero, ¿cómo podemos escuchar nuestra voz interna, lo que nos dice el corazón? Tenemos que escuchar las señales de nuestro cuerpo. Hay dos fuentes principales de autoconciencia: una que crea narrativas sobre el pasado y el futuro; y otra que nos trae inmediatamente al presente. La primera, como hemos visto, enlaza lo que experimentamos en el tiempo. En cambio, la segunda solo existe en nuestra experiencia de los momentos inmediatos. Estas señales internas son nuestras guías internas. No ayudan de muchas maneras, desde cumplir con nuestros valores hasta recordar cosas insignificantes.



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mite saber cómo se están desarrollando nuestras operaciones mentales. Las metaemociones hacen lo mismo, pero con el flujo de sentimientos e impulsos. La autoconcienta permite regular nuestras propias emociones y sentir las emociones de los demás. De los diversos tipos de atención, hay dos que son muy importantes para la autoconciencia. La atención selectiva nos permite enfocarnos en un objetivo e ignorar lo demás. La atención abierta nos permite tomar información del mundo que nos rodea y escoger señales que de otro modo se nos escaparían. Los extremos de estos dos tipos de atención pueden impedir la autoconciencia. La función ejecutiva (como se suele llamar al control cognitivo) incluye atención a la atención misma o, más generalmente, conciencia de nuestros estados mentales. Esto nos permite monitorear nuestro enfoque y seguir el camino correcto.

Leer a los demás Los circuitos ejecutivos que nos permiten pensar en nuestros propios pensamientos y sentimientos, también nos permiten aplicar el mismo razonamiento a las mentes de los demás. La "teoría de la mente", es decir, entender que los demás tienen sus propios sentimientos, deseos y motivos, nos permite razonar lo que los demás pueden estar pensando. Esta empatía cognitiva comparte circuitos con la atención ejecutiva. Surge entre los dos a cinco años, y continúa desarrollándose hasta los veinte años. Quienes hacen negocios con diversos grupos de personas en la economía global, deben poseer una sensibilidad particular ante las normas no escritas. El talento intercultural está relacionado con la empatía e mpatía cognitiva. Las reglas de lo que es apropiado pueden crear barreras invisibles cuando las personas de diferentes culturas trabajan en conjunto. Pero, dejando de lado la cultura, las reglas también cambian dependiendo de con quién estamos. Hay algunos chistes que les podemos contar a los colegas, pero que nunca deberíamos contarle al jefe. Cuando le prestamos atención al contexto, notamos pequeñas señales sociales que pueden guiar nuestro comportamiento. Quienes están sintonizados de esta manera actúan con tacto independientemente de la situación en la que estén. Saben no solo lo que deben decir sino además lo que no deben decir. Siguen instantáneamente el algoritmo de la etiqueta y de esta manera hacen sentirse cómodos a los demás. La sensibilidad ante los sentimientos de los demás nos permite sortear los campos minados sociales. Nuestro lugar en la escala social nos indica cuánta atención

El gran contexto La detección de patrones indica que los sistemas mentales están funcionando. Esta habilidad nos permite identificar fácilmente el detalle más importante entre una gran variedad de estímulos visuales. Un "sistema" se reduce a un conjunto de patrones regulares. Aprendemos a leer y navegamos sistemas mediante los increíbles talentos de aprendizaje del neocórtex. A lo largo de la historia, el aprendizaje de cómo funcionan los sistemas (detectar patrones que yacen escondidos dentro del caos del mundo natural) ha sido impulsado por la necesidad de los pueblos nativos de entender el ecosistema local. Deben saber qué plantas son tóxicas, cuáles son alimenticias, dónde beber agua, dónde conseguir alimento, etc. Estamos preparados biológicamente para comer, dormir, alimentarnos, luchar, huir, etc. Pero no hay sistemas neurales dedicados a entender los grandes sistemas dentro de los cuales sucede todo esto. A primera vista, los sistemas son invisibles para nuestro cerebro. No tenemos percepción directa de ninguno de los múltiples sistemas que intervienen en nuestras vidas. Los entendemos indirectamente mediante modelos mentales y actuamos a partir de estos. Mientras más fundamentados en información estén dichos modelos, más efectiva será nuestra intervención (por ejemplo, enviar un cohete hasta un asteroide). Mientras menos fundamentada esté la información, menos efectivos seremos (buena parte de las políticas educativas). Es desconcertante lo poco que nos ocupamos de los sistemas que nos rodean. Y esto genera consecuencias industriales y comerciales.

Práctica inteligente Según el psicólogo Anders Ericsson "no obtenemos beneficios de las repeticiones mecánicas sino ajustando nuestra ejecución una y otra vez para tratar de alcanzar el objetivo. Tenemos que modificar el sistema. Y esto se logra permitiendo más errores al principio. Aparte del deporte, que depende de características físicas, casi cualquiera puede lograr un alto nivel de desempeño con una práctica inteligente. Esta siempre incluye una retroalimentación que nos permita reconocer los errores y corregirlos. Este es el motivo por el que las bailarinas usan espejos. Lo ideal es que dicha retroalimentación venga de un experto. Si practicamos sin feedback, no lograremos mejorar. La retroalimentación y la concentración son importantes, no solo las horas. El aprendizaje de cualquier habilidad requiere un enfoque de



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Soñar despierto es más importante que practicar. Quienes practican mientras ven televisión, nunca llegarán lejos. Prestar atención parece aumentar la capacidad de procesamiento de la mente; al menos al principio. Pero, a medida que mejoramos nuestra ejecución de una rutina, esta última pasa del sistema "de arriba hacia abajo" al sistema "de abajo hacia arriba", de modo que la tarea se vuelve espontánea. En ese momento, no tenemos que pensar más en la tarea. Podemos realizarla automáticamente. Al igual que un músculo, la atención se fatiga. Este es el motivo por el que los mejores exponentes de las diversas disciplinas (deportistas, músicos, etc.) solo practican unas cuatro horas al día. La atención es como un músculo mental que podemos fortalecer si ejercitamos; por ejemplo, memorizar o concentrarnos. Por tanto, si nos damos cuenta de que nuestra mente está vagando, debemos concentrarnos de nuevo. Y si volvemos a darnos cuenta de que nuestra mente está vagando, debemos tratar de concentrarnos otra vez. Y repetir esto una y otra vez. Al igual que cuando hacemos ejercicio, mientras más repetimos, más fuerte se pone el músculo. Los fisiculturistas saben que para desarrollar los músculos del abdomen no basta con levantar pesas. Es preciso un ejercicio en particular. Cada músculo responde a un entrenamiento específico. Lo mismo ocurre cuando entrenamos nuestra atención. El método fundamental es concentrarnos en un p unto. La negatividad (aquello que nos está molestando y que nos deprime) estrecha nuestro enfoque. En cambio, las emociones positivas amplían nuestra atención. Estamos en libertad de aceptarlo todo. Cuando nos sentimos bien, nuestra conciencia se expande.

El líder bien enfocado Una de las principales tareas del líder es dirigir la atención hacia donde es necesario. Lo importante aquí es la habilidad de dirigir la atención hacia el lugar adecuado en el momento adecuado, sentir las tendencias y aprovechar las oportunidades. La compañía no depende únicamente del enfoque de una decisión estratégica sino de la atención de todo el mundo. Al igual que los individuos, las organizaciones también tienen una capacidad limitada de atención. Las organizaciones también deben escoger hacia dónde dirigir su atención: esto sí aquello no. Las funciones fundamentales de una organización (finanzas, marketing, recursos humanos, etc.) describen cómo se enfocan diversos grupos. Entre las señales de lo que se puede llamar un "desorden de atención" organizativo están: decisiones erróneas por falta de información, falta de tiempo para reflexionar, problemas para llamar la atención en el mercado e incapacidad para enfocarse cuando y donde es importante. Para dirigir la atención dentro de la organización, debemos: - Enfocar nuestra propia atención. - Atraer y dirigir la atención de los demás. - Obtener y mantener la atención de empleados, colegas y clientes. Un equipo con autoconciencia significa que este está sintonizado con las necesidades de sus miembros. Algunos equipos reservan tiempo para preguntarle a cada miembro cómo le está yendo. La empatía del equipo no solo tiene que ver con la sensibilidad de los miembros del mismo sino con los sentimientos de otras personas y otros grupos.

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Título original: Focus Editorial: Harper Publicado en: Octubre de 2013

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