El naturalismo de la generación del 80
La novela moderna en Argentina surge en un momento en que la inmensa mayoría aplaudió la ola de prosperidad material, el auge de los negocios, el crecimiento prodigioso de la capital y el brillo de una vida social que redujo a la nostalgia las costumbres aldeanas. Vale decir, factores de índole económicos, políticos y sociales rodearon el aire cultural de la generación del 80, caracterizada fundamentalmente por el liberalismo y el problema de la inmigración. Esta generación recepcionó y cultivó los modelos culturales europeos en un momento en que la sociedad argentina evolucionaba hacia formas de vida marcada por el progreso y el cosmopolitismo (Buenos Aires deja de ser considerado como una aldea para convertirse en una ciudad o metrópolis). Por ejemplo, el positivismo se transforma en el gran proyecto literario de los escritores caracterizados en ese momento por su conciencia profesional, fragmentarismo, erudición, xenofobia y humor. La política inmigratoria despertó en los hombres del 80 una sensibilidad xenófoba frente al inmigrante. Los grupos sociales aristocratizantes salieron en defensa de un estilo de vida nacionalista como una respuesta clasista a la invasión de extranjeros. Sin embargo, la convulsión generacional no estuvo centrada exclusivamente en el tema de la inmigración y el consiguiente nacionalismo, sino que también el liberalismo y la tradición católica aglutinaron la discusión ideológica. Así es como todas estas condiciones, que significaron la transformación de la sociedad argentina en el siglo pasado, especialmente el paso de aldea a ciudad de la metrópolis, incidieron en la llamada "generación del 80". Esta generación se estructura alrededor de un eje central: servir de testimonio de la realidad inmediata, o sea, convertir la literatura en espejo de la sociedad argentina. Desde este punto de vista, el realismo genérico se adscribe a los códigos naturalistas de acuerdo al auge cientificista que proviene de Europa. Pero, como dice Rusich, el naturalismo de los autores del 80 tiene el propósito de "mantener el status quo y los privilegios de su clase y no la transformación de la sociedad en una sociedad más justa y humana" como lo postulaba Zola. Sin duda que Eugenio Cambaceres fue el fiel exponente de esta línea. Este sistema literario-cultural juega a favor de la irrupción del género novelesco considerado como signo de madurez de una sociedad que va adquiriendo una fisonomía propia. Por primera vez la novela asume un carácter que le confiere la categoría de género autónomo, es decir, provisto de las condiciones históricas necesarias para desarrollarse estéticamente. Indudablemente que dentro de este sistema del género novelesco opera el influjo europeo de Zola como proyecto literario que da origen a la novela naturalista argentina. El mandato cultural de la época imponía asumir los postulados positivista europeos, especialmente los franceses. De esta forma, se adoptó el naturalismo francés, sin advertir que el programa literario correspondía a otra realidad histórica. Así se explica que las novelas de Eugenio Cambaceres adopten más las técnicas y mecanismos de Zola que sus objetivos fundamentales. En razón con esto, la última novela de este escritor - En la sangre - cumple los preceptos naturalistas en forma estricta de acuerdo a uno de los temas decisivos del momento: la cuestión de los inmigrantes. El tema de la inmigración en Cambaceres
La generación del 80 veía al inmigrante con cierto desprecio y temor. Este sentimiento poco optimista se debía a una política indiscriminada sobre el fenómeno de la inmigración durante la administración de Julio A. Roca (1880-1886) y de Miguel Juárez Celman (1886-1890). En este período llegan italianos y españoles, luego en menor grado franceses, alemanes e
ingleses. La mayoría de estos "gringos" se asentó en las grandes ciudades como Buenos Aires y Rosario, dando origen, con el tiempo, a la clase media y al proletariado urbano. Esta oleada inmigratoria creó enormes dificultades en Buenos Aires, pues la ciudad no estaba preparada para recibirlos, lo que dio lugar a la formación de los conventillos, verdaderos hacinamientos que provocaban las epidemias como la fiebre amarilla y el cólera. Vale decir, se forma una imagen estereotipada del inmigrante con una fuerte carga negativa que los caracterizaba por su brutalidad, avaricia y miseria. Esta visión pesimista originó un sentimiento de xenofobia que coincide con el pensamiento de Cambaceres. La aspiración fundamental de los inmigrantes era mejorar su condición económica con el propósito de vivir en forma superior al que estaban acostumbrado en su país natal. Esto los llevó a luchar por la vida y el éxito fuera de las normas morales, con presencia de gente corrupta y de modo ajeno a un sentimiento solidario ante la comunidad argentina. La condición de extranjeros generó tensiones entre ellos que finalmente repercutió en los hijos por medio de una ansiedad y nerviosismo que causó estragos en sus vidas. Muchos "gringos" arrastraron a su descendencia por un camino cotidiano del desborde, agotando la existencia moral y sus sueños hasta llegar a la frustración. Algunos regresaban a Europa desilusionados por la falta de oportunidades, otros retornaban enriquecidos: "los que se iban mostraban una inadaptación o un desinterés por el país que los había acogido; y a este respecto se ha señalado que la participación del inmigrante en la vida política nacional era nula. De hecho, se les invitaba a participar en la vida económica, pero no ocurría lo mismo en la política: los inmigrantes no eran estimulados para nacionalizarse, ni tampoco les resultaba ventajoso, pues conservando su nacionalidad estaban eximidos del servicio militar". Ellos fueron muy reticentes a participar en el proceso político de su nuevo país e incluso a nacionalizarse. Si bien no se incorporaron a la vida política, algunos de ellos traían, entre otras cosas, ideas combativas provenientes del anarquismo y el socialismo, hecho que repercutió en los conflictos sociales de los obreros. Esta situación llevó a que se promulgara la Ley de Residencia que haría posible la expulsión de todo inmigrante indeseable (22 de Noviembre de 1902, durante la segunda administración de Roca). Tuninetti, por otra parte, nos dirá que si bien es cierto los inmigrantes realizaron progresos en sus posiciones sociales y económicas, siguieron excluidos del poder económico que entonces estaba en manos de la élite. Estos aspectos de la vida del inmigrante y la problemática de su incorporación en la sociedad argentina no fue ajena a la narrativa de Cambaceres. Él no toma partido por el "gringo" en cuanto a su descendencia y posterior herencia. Esto guarda relación con la perspectiva que asume el narrador que se opone a la inmigración europea producto de su baja calidad y porque la juzga desastrosa para el futuro argentino. Por ejemplo, la novela En la sangre nos plantea diversos aspectos relacionados con este problema en el plano de la herencia biológica y moral del "gringo" llegado a Buenos Aires. En general, las obras de este escritor presentan la herencia negativa de esta casta, derivada de una inmigración individual o masiva y considerada socio-culturalmente baja. Hemilce Cárrega dice que "tal vez la actitud asumida por Cambaceres nacía en él, como en otros hombres del 80, de ciertos desencantos que empañaban la vida pública argentina después de Caseros. Es decir, después de un hecho que había creado expectativa en cuanto a un accionar cuya meta era organizar el país, tomando como base indispensable a las instituciones – el poder de las instituciones – antes que la prepotencia, el despotismo de los mandones de turno y los grupos oportunistas que inevitablemente los rodean". En otras palabras, el inmigrante y su descendencia provocan actitudes inescrupulosas, así como de extravagancias que desembocan en lo ridículo y despreciable. Genaro, el protagonista de En
la sangre, es hijo de inmigrante y representa – por ejemplo - la ambición desenfrenada, teñida de una conducta materialista y violenta. Él está sometido al más riguroso determinismo, el fatalismo de su degradación proviene de estas fuerzas inmutables de la naturaleza.