TEMA 7. LA DECLINACIÓN EN INDOEUROPEO 1
I. Teoría de la raíz Las palabras en indoeuropeo tienen una raíz, que es la que porta su significado léxico. No obstante, hay raíces cuyo contenido léxico es muy complejo porque se trata de palabras funcionales, como las preposiciones. A la raíz se le pueden añadir prefijos, infijos o su --- --). Además, se le pueden añadir terminaciones, y es que, en efecto, las lenguas indoeuropeas son flexivas: a las raíces se le añaden terminaciones que contienen información gramatical compleja. Por el contrario, las lenguas cuyos morfemas corresponden a un único significado gramatical reciben el nombre de aglutinantes. El funcionamiento y las restricciones de las raíces se conocen relativamente bien por las huellas que proporcionan las lenguas hijas. Así pues, se puede decir que las raíces solían ser trilíteras CeC (e.g.: *ped-, *h1es-, *deh3-). No obstante, no todas las raíces son así, ya que pueden tener sonantes o semiconsonantes delante o detrás del centro vocálico: CReC, CeRC, - 2-). Además, a todas las raíces CReRC (e.g.: *dh - se les podía añadir una /s/ móvil en posición inicial, pero nunca ante oclusiva sonora (e.g.: *steg-). Por tanto, la máxima que puede tener una raíz indoeuropea es, en principio, SCReRC (e.g.: *strengh- “ ”) Es menos frecuente que las raíces empiecen por dos oclusivas, pero no imposible. De hecho, eso es lo que ocurre con lo thorn clusters (*tk-). Pero aún menos frecuentes en inicial son grupos como *ps-. En cualquier caso, estos grupos se suelen simplificar en las lenguas. E.g.:
- “v” “z”)
mic. ki-ti-je-si véd. v
IE *pster
gr. éptare (aor. rad. atem. Pérdida de la silbante). lat. sternuo (presente en – u e infijo nasal. Pérdida de la /p/).
También se conocen restricciones fonotácticas, pues, en efecto, no todas las combinaciones de consonantes son posibles. Así pues, por ejemplo, una raíz no puede empezar ni acabar por sonora (e.g.: *ged-), ni tampoco puede empezar por sorda y acabar por aspirada (e.g.: *kedh-). El siguiente ejemplo parece desmentir esto último, pero, en realidad, se justifica porque la /s/ inicial es móvil. Sin más preámbulos: preámbulos:
h- “”)
1
gr. steik h gót. steigan
BENVENISTE, Origines de la formation des noms en indo-européen .
a. irl. téit (demuestra que la silbante es móvil).
Además, en las lenguas hijas, si bien esto se podía producir ya en la protolengua, las raíces pueden aparecer con alargamientos, extensiones o determinativos: CeC-CC, CeC-C. Se trata de combinaciones lexicalizadas y, en cuando al contenido léxico, no hay diferencia entre la raíz con alargamiento alargamiento y sin alargamiento. E.g.:
h- “v”)
gr. k h) (< *gh-. Alargamiento en dental).
Sin embargo, en el caso de *men- - -s se habla de sufijo. Hay alternancia.
También existe la opción de que determinados sufijos se conviertan en sufijos radicales, esto es, se lexicaliz - - -) z - no está documentada. Pero la característica más llamativa de las raíces indoeuropeas es la apofonía, que consiste en que las raíces pueden aparecer con c on o sin centro vocálico: grado pleno CeC (CeC / CoC) / grado cero CØC. En cuanto al grado pleno /e/, parece que, dada su frecuencia frente a /o/, era el original y que /o/ se originó en contextos determinados, como en contacto con consonantes velares, por ejemplo. Avanzando en el tiempo ), pero esto habría surgido en una fase previa a la fragmentación. , patéra, pero patrós) y, además, puede tener un significado tanto léxico como gramatical. E.g.: IE *sed
*-- ). *sed-e/o (véd. ásadat, aor. rad. tem.). t em.). - /o (derivado causativo iterativo, gót. satjan). - ). *sed-tor (véd. sáthar). *ni-sd-o (esp. nido). - ú “”) *sod-to- (lit. sóstas).
El origen de la apofonía está probablemente relacionado con la ausencia o presencia del acento, de modo que las vocales se generarían como portadoras del acento. Así pues, donde no había acento, había grado cero. Pero, en realidad, esto no es del todo cierto, ya que hay -o-s). palabras muy antiguas con sílabas acentuadas, pero sin generar vocal vocal de apoyo (e.g.: *h2 Y junto a prefijos, infijos, sufijos, alargamientos y apofonía, hay dos procesos más que afectan a las raíces: composición y reduplicación. Pues bien, la composición consiste en que las raíces pueden uni -dhh1-). Esto es un universal lingüístico. La reduplicación, por su parte, es fundamental en verbos (e.g.: *d hí-dheh1-mi), aunque también puede darse en nombres, y, tradicionalmente, se dice que tiene valor intensivo. Se trata de un proceso muy productivo.
II
Por último, está el asunto del tematismo. Una vocal temática es aquella que se coloca entre el tema y la desinencia; además, tiene apofonía e/o. No es un alargamiento, pues los alargamientos son consonantes, ni un s v ) “ó”) v τίθημι) ῥύομαι) Aunque v ó v v -- - -s se identif -ó- -ó ).
II. Categorías de la declinación La declinación en protoindoeuropeo conocía las categorías de género, número y caso. El género sirve para establecer las normas de concordancia. Era gramatical en tanto que, aunque una palabra que hace referencia a una realidad viva suele ser de género animado, no siempre es así, de modo que puede haber palabras de género animado que no refieran a realidades vivas. Pues bien, en las lenguas anatolias el género era animado o inanimado; sin embargo, en la mayoría de lenguas antiguas había tres: masculino, femenino y neutro. Se considera, no obstante, que el indoeuropeo tenía género animado frente a inanimado porque esa es la situación que presentan las lenguas anatolias, que son las primeras que separan de la macrofamilia. Además, quedan restos, aunque insuficientes, que apoyan esta teoría, como los adjetivos compuestos en griego, que no distinguen masculino de femenino, sino género animado de inanimado. El género femenino (< *eh2), en efecto, sería una creación posterior, quizá a partir de los neutros (< *h2). Por tanto, no debe decirse que en anatolio se perdieron los temas en *eh2, sino que estos se crearon posteriormente. El número, en principio, distinguía entre singular y plural. v v “ ” 3ésth-ih1); no se documenta de manera sistemática, de hecho, sólo hay dual en antiguo indio, griego, antiguo eslavo y en latín de una manera residual (); y, por último, las desinencias de dual en las lenguas hijas no tienen relación las unas con las otras. De modo que parece que en la protolengua había algo, pero no se sabe el qué. En efecto, suu reconstrucción es compleja: en primer lugar, porque se pierde en la mayoría de las lenguas (salvo en antiguo indio, griego y antiguo eslavo, fundamentalmente); en segundo lugar, porque las desinencias de esas lenguas son muy distintas las unas de las otras. Como en las lenguas anatolias no hay dual, se podría considerar que el dual es posterior a la separación de las lenguas anatolias del tronco común o que las lenguas anatolias lo perdieron, lo cual sería una innovación. Sea como fuere, sí se puede reconstruir una única desinencia, relativamente similar en unas lenguas y otras: la de nominativo-acusativo. – – ó , que probablemente tengan que ver con *h1 (sobrecarga del sistema, cf. instrumental). Probablemente en los neutros sea *ih1, pero es un asunto complejo. Por otra parte, los nombres contables tenían en indoeuropeo la posibilidad de formar un plural colectivo o incontable con *(e)h2, normalmente en grado cero. E.g.: III
“”) “”) “”) ú “”) ú “”) ú “ ”) “”) “”) “ ó”)
El caso consiste en que las palabras adoptan determinadas formas para marcar determinadas funciones, según las relaciones con las demás palabras de la oración. Entre las lenguas hijas, el tocario es la que tiene más casos (10) y el griego la que menos (5), de modo que en la protolengua debió haber entre diez y cinco casos. Pues bien, tradicionalmente se han aceptado los siguientes (8): nominativo, vocativo, acusativo, genitivo, dativo, ablativo, locativo e instrumental. El antiguo indio, por su parte, tiene los ocho casos canónicos perfectamente diferenciados, mientras que en el resto de lenguas ha habido sincretismo2: dos desinencias confluyen en una, la cual adopta esas dos funciones. Especial interés suscita, como siempre, el hitita, que tenía nominativo, vocativo, acusativo, genitivo, dativo, instrumental, ablativo (no distingue número) y adlativo (para el lugar adonde. cf. desinencias). No tenía locativo, pero para esa noción se usó el dativo, cuya noción está más cercana, en todo caso, a la de lugar adonde. Los casos que siempre se conservan son nominativo, vocativo, acusativo, genitivo y dativo. Con el resto hay sincretismo. En origen, parece que ablativo, locativo e instrumental se crearon con formas de carácter adverbial, no flexivas, y que luego se convirtieron en morfemas gramaticales. Y más concretamente, parece que en indoeuropeo había para estos tres casos varias desinencias y que luego las lenguas eligieron unas u otras. Esto explicaría, por ejemplo, que el hitita tenga unas desinencias para el instrumental y el ablativo totalmente distintas a las del resto de lenguas. E.g.:
οἰκόνδε –δε v v posposición que se añade a un acusativo. gr. Ἀθήναζε –δε ó ó
οἴκοθεν n este caso –θεν ó declinada. Se añade al tema. No es un caso porque no es productivo. Representa la situación intermedia. gr. –φι v micénico y Homero. En micénico sólo tiene valor instrumental (e.g.: ikk w ú) “ v ”) y locativo (e.g.: pa-ki-ja- “ ”) , mientras que en Homero, además de con esos valores (e.g.: βίηφι “ z”), se usa muchas veces por motivos métricos, para conseguir una sílaba más. Desde el punto de vista morfológico, se pospone al tema y es indiferente al número (cf. posición intermedia). Por tanto, no es una desinencia, aunque quizá en micénico, según algunos estudiosos, sí lo fue.
2
En griego, el locativo se sincretizó con el dativo, aunque hay restos (e.g.: οἴκοι). El instrumental también se sincretizó con el dativo e igualmente hay restos en los adverbios en –ως v instrumental se sincretizaron con el dativo; no obstante, hay restos de uno y otro (e.g.: ).
IV
Este morfema fue muy productivo en otras lenguas, donde funciona como desinencia, sin ser independiente al número (e.g.: véd. – bhis, instr. pl.; a. irl. – bʻ, dat. pl.; lat. – bus, dat. abl. pl.)3. En efecto, no es descartable que en indoeuropeo existieran morfemas adverbiales que en algunos casos se lexicalizaron, dando lugar a desinencias, y en otros no, permaneciendo como morfemas adverbiales. En este caso, quizá ya estaba gramaticalizado en indoeuropeo (cf.: -bhis / -bh )os). Como este morfema hay otros: por ejemplo, – tos, que no tuvo ningún éxito. Se ve en griego en entós, ektós; en latín en ; y en sánscrito en agratás “ ” “”)
III. Desinencias
Nominativo: La marca de los animados en singular es – s y en plural, igual, pero con grado pleno /e/ ( – es). Los inanimados tienen marca cero en el singular y en el plural *h2, que en origen era un sufijo de colectivo.
v – –) v – ). En plural es – ms. Los inanimados, por su parte, presentan ausencia de desinencia en el singular y en plural, de nuevo, *h2. Ahora bien, en los temáticos, los inanimados en singular tienen – m tanto en el nominativo como en el acusativo. Esto es un problema tipológico. En efecto, las lenguas, según la construcción verbal, se dividen en nominativoacusativas y ergativas. Son dos esquemas de transitividad e intransitividad. En las primeras, cuando el verbo es transitivo, el agente tiene caso nominativo y el paciente caso acusativo, y cuando es intransitivo, el agente (o paciente) tiene caso nominativo. Por tanto, el sujeto – que en los verbos transitivos es el agente – siempre tiene marca de nominativo. Sin embargo, en las lenguas ergativas la construcción se enfoca desde el punto de vista del paciente, que tiene caso Ø, mientras que el agente tiene caso oblicuo. Por tanto, el sujeto de los verbos siempre tiene marca Ø, que, en las acciones transitivas, es la marca de paciente. El sujeto de verbos intransitivos recibe la misma marca que el paciente de los transitivos. En indoeuropeo se habla de ergatividad porque se mezclan esquemas nominativo-acusativos y ergativos. En efecto, los inanimados tienen marca Ø tanto cuando son el sujeto de un verbo intransitivo, como cuando son el objeto de un verbo transitivo. Esto, en efecto, es característico de una lengua ergativa. Con los inanimados temáticos hay también una mezcla: tanto cuando son sujeto como cuando son objeto, toman la marca de objeto, es decir, la de paciente. E.g.:
mare nos occidit : Se sabe que es sujeto por el contexto, no porque tenga
marca. 3
En hit. aparece dicho elemento, pero sólo en muy pocas palabras (e.g.: kuwabi “”) de la – m de acusativo, este elemento no aparece siempre de manera sistemática y ahí radica la dificultad de su reconstrucción. Por eso sólo hay cinco casos indiscutibles: nom., voc., acus., gen. y dat.
V
nos mare navigamus: La marca de sujeto es la – s, que, desde un punto
de vista ergativo, es un caso oblicuo. Ahora bien, no hay lenguas nominativo-acusativas puras ni tampoco ergativas. Ocurre con la pasiva: la marca de paciente es la misma que la del sujeto en las transitivas, mientras que la de agente en las pasivas se indica, por ejemplo, con un genitivo de separación. Hay un indicio más de que, efectivamente, el indoeuropeo era una lengua de ergatividad escindida. En hitita los nombres inanimados reciben sufijos especiales cuando se construyen como agente de oraciones intransitivas. En principio, esto quiere decir que un nombre inanimado no puede ser agente de una oración intransitiva, lo cual es normal. E.g.:
-anza appan tarna (el símbolo = indica frontera morfológica. “”
hitita. De hecho, no cambia de forma ni recibe marca alguna cuando es sujeto u objeto. Signifi “ v ta” En principio, el cielo no puede hacer que alguien se dé la vuelta. Cuando en hitita un sustantivo inanimado se construye como agente de ese tipo de acciones agentivas, recibe una terminación explícita: anza. No se puede saber si está relacionado directamente con lo de ergatividad escindida. Lo que está claro es que la marca Ø no es de agente sino de paciente (e.g.: “ v ”)
Vocativo: Su función es marginal y tanto es así que está aislado también por su entonación. En el plural es igual que el nominativo y en el singular caben dos opciones: o
o
T ó βασιλεύς v βασιλεῦ). En antiguo inddeio la retrotracción del acento se ve incluso en el plural (e.g.: nom. pl. pitáras / voc. pl. pítaras). v v ó v “” Qz una innovación sobre los temáticos).
Genitivo: En singular la desinencia es – s, que puede aparecer en distintos grados: pleno /e/ ( – es), cero ( – s v ó ó ) y pleno /o/ ( – os). Por tanto, la desinencia es la misma que la del nominativo, lo cual su “”) v estructural, están sobrecargados. Hubo un intento de solucionarlo con el genitivo temático – (< * – os – ), que conseguía distinguir el v v – : quizá proviene del tema del relativo /eh2 o quizá del sufijo relacionante – /eh2 – . La desinencia plural –, pero la primitiva parece que fue – om. En efecto, en los himnos v – – , es decir, la cantidad larga sería
VI
el resultado de una contracción ó – v – – .
v – , v, aunque no tanto como la nasal; en efecto, es el mismo que aparece en el locativo. Por su parte, en la declinación temática hay una contraccó –– > – . En plural la desinencia es – bh )os, igual que en ablativo. La estructura, probablemente, sea de posposición. Hay una alternativa, – mos, que aparece en antiguo eslavo.
Ablativo: En el singular, las funciones semánticas propias del ablativo se expresan con el genitivo y, en el plural, con la antes mencionada – bh )os. La noción del ablativo es la de separación y otras nociones derivadas, como la causa, el causante o incluso el segundo término de la comparación. Ahora bien, ¿por qué se habla de ablativo si no hay distinción morfológica sino sintáctica? Porque hay una desinencia específica en el singular de la declinación temática: – d. No hay duda de que se trata de algo secundario, porque, de hecho, no aparece en la declinación atemática, sino que aparece sólo en la temática, que es secundaria per se –z –) – , de modo que esta situación responde a lo siguiente: hay distintas posposiciones y las lenguas eligen. En las lenguas hijas, por su parte, probablemente la desinencia esté formada por la vocal temática y la preposición que en latín es ad (< *h2ed). Hay, por tanto, un juego metonímico complejo: ad indica direccó “” el ablativo expresa separación. En conclusión, el hitita toma un camino y el resto de lenguas otro.
Locativo: –, siempre en grado cero. Hay locativos especiales para los temas en *w y *y, ades – – πόλεως πόληος vz v πόληι v documentan en griego). Con los sustantiv οἴκοι οἴκει) La desinencia para el plural es – su, aunque en griego es – si por asimilación con la /i/ del singular. v – – su. El hitita, por su par v ó v v –.
Instrumental: La desinencia para el singular es – h1, que a veces aparece en grado pleno /e/ y a veces en grado cero. El formante – h1 no tiene más rentabilidad que aquí. La desinencia para el plural es – bhis /-mis (balto-eslavo), relacionada con la de dativo y ablativo plural, pero en grado cero. En balto-eslavo, a partir de la forma plural, se ha creado una desinencia singular – mi, por reanálisis. VII
T v v , gr. – phi, lat. tibi / sibi). En hitita, por su parte, la – ú ó v v – . En hitita el instrumental se sincretiza con el ablativo porque se concibe la idea de instrumental como una separación. Ahora bien, no siempre el sincretismo de explica por el significado; en efecto, en latín se explica mejor por la forma.
Adlativo: Sin duda es un caso que no existió, pero en hitita arcaico hay formas que no son de acusativo, con una terminación extraña, que han llevado a pensar en la existencia de un caso adlativo en indoeuropeo ). El problema es que para esto se puede reconstruir una *o y también *eh2, pero esto es difícil de defender: la /o/ en indoeuropeo es vocal temática y nunca desinencia, mientras que *eh2 se usa para femeninos. Sea como fuere, se han querido ver rastros en otras lenguas (e.g.: k hamaí < *k hamH2i, es un adlativo con una – i de locativo). Pero a pesar de este ejemplo, el adlativo no era una categoría en griego; en hitita arcaico quizá sí, pero en el reciente, para esa noción, se usa el acusativo. En efecto, las nociones de adlativo en lenguas indoeuropeas se expresan con el caso acusativo, normalmente con preposición (el acusativo sin preposición del latín y el griego es extraño y propio de la lengua poética).
IV. Esquemas apofónicos de la declinación atemática Hay diferentes esquemas de acentuación relacionados con la alternancia de grado, que en las lenguas hijas se han ido simplificando por su complejidad. Así pues, la declinación atemática no sólo parte de desinencias para marcar las distintas funciones del nombre, sino también de la distribución de sílabas tónicas y átonas. En efecto, los acentos se distribuyen en esquemas apofónicos, cuya alternancia ha dado lugar a la división de casos rectos (nominativo, vocativo, acusativo) y oblicuos o débiles (resto). Dichos esquemas funcionan, además, según el acento recaiga sobre la raíz, el sufijo o la desinencia (R | S | D). Ahora bien, hay un primer problema: no todas las palabras llevan sufijo. Hay dos escuelas principales con respecto a la distribución de los esquemas apofónicos. Pero, en realidad, la situación de estos esquemas es caótica y no parece que el indoeuropeo funcionara así, pero al menos se asemeja a lo que parece que pudo ser:
Erlangen, cuyos mayores representantes son Schindler, Eichner, Rix y Hoffmann. Leiden, cuyos mayores representantes son Kortland y Beekes.
En cualquier caso, de acuerdo con la visión estándar, son cuatro los esquemas de flexión4:
4
Mientras no se señale lo contrario, el timbre del grado pleno será /e/.
VIII
1. Acróstatico (Erlangen) / estático ) z ). Ahora bien, en los casos rectos el timbre es /o/ y en el resto de casos, /e/. E.g.: nom. kórns, gen. kérns; *dóru, *dérus δούρυ δούρος con extensión del grado pleno /o/). Este esquema, en principio, será el propio de los nombres raíces, ya que estos no tienen sufijo. El resto de esquemas, de una manera u otra, tienen acento en el sufijo. Hay otra variante, que consiste en que los casos rectos se distinguen de los oblicuos, en lugar de con el timbre, con el grado alargado en los casos rectos frente al grado sin alargar en los oblicuos. E.g.: nom. h3 -s, gen. h3r -s.
2. Proterocinético (Erlangen) / proterodinámico (Leiden): E z ). Hay una variante relativamente frecuente en antiguo indio: en muchas ocasiones, según ha puesto de manifiesto la escuela de Leiden, los nombres raíces pasan ó , drós ( – ). La escuela de Leiden mezcla los esquemas, ya que recoge el paso de nombres raíces a proterocinéticos. La mezcla consiste en que hay grado pleno /o/ en los casos rectos (cf. Brugmann).
3. Histerocinético (Erlangen) / histerodinámico (Leiden): El acento recae en el sufijo en los casos rectos y en la desinencia en ). E.g.: IE )
ind. , Divás (nom. acus. gen. sg.). gr. Zeús, Zên, Diós ( ídem).
El esquema se ha mantenido bien porque es el nombre de una divinidad. El ámbito de lo sagrado no suele recibir modificaciones.
Muchos nombres histerodinámicos son nombres raíces5 que aparecen como segundo miembro de un compuesto. Esto es frecuente en antiguo indio (e.g.: véd. nom. v- “ ” v v-ghnás < gen-). Este tipo de compuestos está úz úz “ñ ” “” ζύγον nombre raíz, pero aquí, como segundo término de un compuesto, sí. No tiene sufijo), mientras que en latín es más difícil encontrar esquemas porque tiene su propia apofonía (e.g.: coniux, coniugis). Otro ejemplo es: a. irl. druï, druad (< *dru-wid- “” “ ”) Según la escuela de Leiden, el esquema histerodinámico es una variante reciente del proterodinámico, que consistiría en un desplazamiento del acento a la derecha:
5
Los nombres raíces, al no llevar sufijo, no pueden llevar el acento sobre el sufijo, según el esquema histerodinámico. Sin embargo, se incluyen dentro de este grupo. ¿Por qué? Porque el acento, en lugar de recaer todo en la raíz (en cuyo caso serían acrostáticos), está en la desinencia.
IX
Nom. é
Ø
Ø
Acus. Ø
é
Ø
Gen. Ø
Ø
é
4. Anficinético (Erlangen) / holodinámico (Leiden): v z ) ) v ). También la escuela de Leiden considera que es un derivado del proterodinámico, porque hay una suerte de apoyo en el sufijo, con la diferencia de que aquí el desplazamiento no se produce en los casos oblicuos. Por último, además de la funcionalidad sintáctica, también está la semántica. En efecto, se pueden crear derivados secundarios con el desplazamiento del acento a la derecha. Los v v v ó “ ó ”) Habitualmente este hecho, como es natural, se produce a partir de proterodinámicos y acrostáticos6. E.g.:
ó “” )
véd. krátus o v “ ó z ” H un paso a proterocinético).
IE *bh - , bh h-mén- “ó ”. Esquema proterocinético)
véd. bráhmano El derivado es brahmán “ ó ó ” “”) Por tanto, ha pasado a anficinético: *bh -món-, bh -mn-és.
V. Temas
Nombres raíces y temas en oclusiva:
Los nombres raíces, muchos de los cuales son deverbativos, suelen terminar por oclusiva, aunque se incluyen también las laringales. Hay tres tipos básicos: 1. Nomina actionis: Hacen referencia a una acción verbal. E.g.: IE *bhleg
gr. phlóx. phó “” ó )
2. Nomina agentis: Hace referencia al agente de una acción verbal. Son menos frecuentes. E.g.:
- “”)
6
lat. dux, ducis
SCHINDLER , L’ -racines (1975).
X
3. Cajón de sastre:
H “ó”)
En todas estas lenguas, salvo en griego, se ha creado un paradigma en silbante a partir del nominativo silbante. La tendencia es siempre a la regularización
scr. ó
Estos nombres en oclusiva suelen declinarse según el esquema acrostático o histerocinético. E.g.: *podnom. acus. gen. dat. loc. inst.
pód-s ó- péd-s - péd-i péd-h1
pód-es ó- péd-om péd-b )os péd-su péd-b is
*bhruH- “”)
gr. ophrûs, -úos a. irl. for-bru (for
¿Cómo sabemos que la alternancia o/e es cierta? Porque en sánscrito están los dos g (nom.) / padás (gen.). La larga se explica por Ley de Brugmann. En griego ha extendido el grado pleno /o/. nom. acus. gen. dat. loc. inst.
b rúH-s b úH- b ruH-ós b H- b ruH-í bhruH-éh1
b ruH-es b H- b ruH-om b ruH-b )os b ruH-su bhruH-bhis
El problema es que aquí el acento no va asociado a un grado pleno. Como en el genitivo hay grado pleno, se considera histerodinámico. El locativo funciona como caso oblicuo, sin embargo, en situaciones como esta, puede funcionar como recto para evitar la confluencia con el dativo singular.
Temas en vibrante y nasal:
Estos temas presentan concomitancia, especialmente porque ambos temas se combinan en un tipo de declinación de nombres neutros especialmente productivo en hitita: los heteróclitos. Presentan, además, alargamiento de Szemerényi (cf. vocalismo), esto es, los nominativos sigmáticos de los temas en consonante pierden la silbante y alargan la vocal. Es probable que este alargamiento se diera en los acusativos plurales neutros. E.g.:
XI
*h3nh3-men-h2
v (la primera /a/ es larga por Brugmann y la segunda por la caída de la laringal. Se ha producido una posible ley de Szemerényi. La nasal final, por su parte, ha caído). Últimamente Kloekhorst ha defendido que la primera laringal es *h1 por el luvita jeroglífico (álaman). Se suele reconstruir *h3 por el griego y por las lenguas anatolias, donde se entiende que las laringales vocalizan con su timbre correspondiente. El luvita aclara que la vocal no es protética porque en luvita sólo aparecen vocales protéticas ante vibrante.
La combinación de temas antes señalada recibe el nombre de heteróclisis. Como es muy productiva en hitita, es muestra de su antigüedad. En otras lenguas, sin embargo, quedan restos, como en latín o en griego. E.g.:
. Ley de Szemerényi: caída de la laringal y alargamiento de la vocal precedente). ú ú - -. El nominativo se explica también por Ley de Szemerényi. La aspiración es secundaria: todas las palabras que empiezan por – u, la llevan). umbr. utur, abl. une (< *utne. Se ha simplificado el grupo consonántico). gót. wato, gen. watins
nom. acus. gen. dat. loc. inst.
ó- ó- - -s -- -n-i -n-h1
-or-h2 -or-h2 -n-óm - -bh(i)ós - -su - -bhis
La solución de compromiso es: acrostático y anficinético. Kloekhorst dice que es anficinético, pero no explica el nominativo. “”
Por tanto, los heteróclitos consisten en que los casos rectos llevan vibrante y los oblicuos, nasal. En griego, al final, el nominativo y el acusativo se convierten en casos oblicuos. Además, en griego los heteróclitos se han rehecho mediante la adición de una dental y con la nasal en grado cero (e.g.: áleiphar, -atos) z ó ó -; para evitar esto, se acudió a un tema heteróclito, de modo que en plural se pueden encontrar tanto la forma como kérata). Y como muestra de que la heteróclisis es productiva en hitita y de que en las otras lenguas se arregla, valgan los siguientes ejemplos:
, p o gr. pûr, purós (el griego lo ha convertido en tema en vibrante). o a. al. fuir o arm. hur (es posible que haya dado un préstamo homérico, ἰχώρ). o scr. áskrk, asnás (el nominativo tiene alargamiento en velar).
XII
“” Vz z tema en vibrante). lat. iecur, iecinis (se creó un genitivo híbrido iecinoris. Esto es un ejemplo de que en el resto de lenguas la heteróclisis se arregla). o v , yaknâs o
Los temas en vibrante y en nasal son, por lo general, histerocinéticos, aunque los neutros parecen más bien proterocinéticos. En los heteróclitos, por su parte, podría haber huellas de anficinéticos. De su naturaleza histerocinética han quedado restos (cf. griego), que son los muestran mejor la alternancia indoeuropea: Nom. Acus. Gen. Dat. Loc. Instr.
ph2 ph2 - ph2tr-ós ph2 - ph2tér-i ph2tr-éh1
ph2-tér-es ph2- - ph2-tr-óm ph2-tr-bh )ós ph2- - su ph2- -bhis
El locativo debería ser oblicuo, pero aquí es recto. Hay quien piensa que, en determinados esquemas, el locativo puede funcionar como caso recto. Es para evitar que el dativo y el locativo sean homófonos.
Temas en neutro nasal:
Los neutros, en principio, son proterocinéticos. E.g.: *h3néh3- , h3 3-mén-s
(extensión del grado pleno de la raíz al resto del paradigma). v , námnah (ídem). gr. ónoma, atos (vocal protética que remontaría a una laringal, según el luvita jeroglífico álaman. Se convirtió en heteróclito, pero, en realidad, era un tema en nasal con alargamiento en dental). , nominis , imene (disimilación. Extiende el grado pleno en el sufijo). nom. acus. gen. dat. loc. inst.
h3néh3- h3néh3- h3 3-mén-s h3 3-- -- h3 3-mén-i h3 3-mén-h1
h3néh3- -h2 h3néh3- -h2 h3 3-mén-om h3 3-mén-bh )os h3 3-mén-su h3 3-mén-b is
La escuela de Leiden sugiere *h33- , h3néh3-mn-os. A este esquema lo llama estático. Pero presenta un problema: dos grados plenos.
Temas en – nt:
Son histerocinéticos (v. tabla I), pero también hay ejemplos anficinéticos (v. tabla II). E.g.: *h2uh1-ént-s, h2uh1- -ó “v”)
gr. aeís,aéntos (extensión del grado pleno en el sufijo al resto del paradigma). v , vatáh lat. ventus (: conversión de un sustantivo atemático en temático y alargamiento del grado. Aquí la /e/ abrevia por Ley de Osthoff). XIII
nom. acus. gen. dat. loc. inst.
h2uh1-ént-s h2uh1-- h2uh1- -ós h2uh1- - h2uh1-ent-i (caso recto) h2uh1- -éh1
h2uh1-ént-es h2uh1-- h2uh1- -óm h2uh1- -bh )os h2uh1- -su h2uh1- -bhis
-- - -ó “ ”)
, óntos (como λύων λυόντος , es decir, hay analogía con los temas en nasal, cf. Ἀγαμένων -ονος v hubiera sido sigmático, habría habido segundo alargamiento compensatorio). v -, t- (aquí sería histerocinético).
nom. acus. gen dat. loc. inst.
-ont-s -- - -ós - - -ént-i (problema) - -éh1
-ont-es -- - -óm - - )os - -su - -b is
Leiden explica estos casos como esquemas proterodinámicos con movimiento de acento.
Temas en silbante:
En principio, el esquema es anficinético, lo cual se ve bien los comparativos, cuyo sufijo es – ios. Ahora bien, el problema lo constituyen los neutros, ya que podrían haber sido proterocinéticos (v. más adelante). En el caso del griego se han regularizado en el sufijo. nom. acus. gen. dat. loc. inst.
h2- (cf. Szemerényi) h2-- h2-s-ós h2-- h2-és-i h2-s-éh1
h2- h2- h2-s-óm h2-s-b )os h2-s-su h2-s-b is
En védico, sin embargo, parece histerodinámico.
Con respecto a los neutros, normalmente se dice que eran proterodinámicos y que pasaron a anfidinámicos. 1- 1- h1-- 1-s-ós.
gr. génos, géneos (el nominativo parece que remonta a un esquema anficinético, pero el genitivo a uno proterocinético. De otro modo es difícil explicar el grado pleno en la raíz). lat. genus, generis a. ind. jánah, jánasah
Temas en semiconsonante:
Típicamente proterocinéticos. La alternancia se observa en muchas lenguas. E.g.:
XIV
nom. acus. gen. dat. loc. inst.
mén-ti-s mén-ti-m - -s - - - (v. desinencia loc.) - -h1
- -es mén-ti-ms - -om - -bh )os - -su - -bhis
VI. Sufijos nominales atemáticos desde el indoeuropeo
- : Nombres de acción resultativos y deverbativos de género neutro. En latín es menos rentable. E.g.: , atos (se especializa en tema en dental). lat. carmen, inis (disimilación *can-men). a. ind. karma Sufijo de Hoffmann: -Hon (casos rectos) / -Hn- (casos oblicuos). Crea adjetivos que indican posesión. E.g.: IE *h2 - “z v”)
nom. h2 -H (la /u/ se ha interpretado como sufijo radical). acus. h2 -H- gen. h2 -Hn-ís o v úv “v” v vó anficinéticos). o lat. iuvenis o o
Nombres de agente en – ter, -tor: El sufijo – ter indica que el agente puede realizar la acción en cualquier momento y – tor hace referencia a un agente sin más, que ya ha realizado la acción. E.g.: *dh3- , dh3-tr-ós v *déh3- , dh3-tr-ós
v
-- --: Forma participios. El segundo sufijo sigue un esquema anfidinámico. -u-: Forma adjetivos. E.g.: véd. gurú gr. barús XV
lit. dubùs
-t-: Da lugar a colectivos. No era demasiado productivo, aunque sí en latín (e.g.: < -teh2-t, -tu-h2-t). Los nombres resultantes suelen ser femeninos por la relación *eh2 / *h2.
t- “”)
v
-ti- / -tu-: Sufijo de abstractos. E.g.: a. ind. av. k әә a. esl. dáti v “”) v “”)
VII. Nombres temáticos Se caracterizan por la presencia de la vocal temática, que es un sufijo especial por su sistematicidad. Esta tiene timbre /o/, salvo en el vocativo, cuyo timbre es /e/. Los sustantivos están especializados en género masculino y neutro, pero también hay series enteras de femeninos. E.g.: *snusós (con /s/ móvil)
v lat. nurus rus. snoxá a. ing. snoru
Con respecto a esto último, los nombres de árbol presentan un problema. Tradicionalmente se ha dicho que el género femenino se debe a una concepción de las plantas como mujeres, por la fertilidad. Pero más bien se produce la siguiente oposición: nombre de árbol femenino / nombre del fruto neutro. E.g.: *bheh2 ó “
a.a.al. buocha ing. beech (cf. book). al. Bucha, das Buch
Las desinencias, por lo general, coinciden con las atemáticas. Con la declinación temática, hasta cierto punto, se acabó la apofonía, ya que el acento siempre iba en la vocal temática. Convendría hacer una serie de puntualizaciones pertinentes a las desinencias: XVI
1. Diferencias con las atemáticas: o - o o
o
o
o
o
- (no es una diferencia, pero es reseñable el hecho de que hay contracciones muy antiguas). - (en la flexión atemática no había distinción entre ablativo y genitivo). - (es probable que tuviera una caída de laringal muy temprana). V - (diferenciar el nominativo plural del singular sólo mediante la cantidad no es muy buena diferencia y por eso el latín y el griego solucionan el problema con una desinencia pronominal). -
2. Hay refecciones (cf. refacio): o - h (es un falso corte. Ha cogido directamente la desinencia de locativo singular sin abreviación o la desinencia de dativo singular con abreviación). o
o
- - h ) - (más frecuente. No se sabe de dónde procede. Parece que está relacionado con el dativo plural o el locativo plural, pero el problema es que tampoco se sabe de dónde viene todo eso).
3. Hay mucha sobrecarga y se soluciona de varias maneras: o – v – , formado con la desinencia – os v -). En italo-céltico el genitivo es – i (e.g.: maqqi), de modo que se podría concluir que dicha – i representaría una solución alternativa. o
o
– plantea dos soluciones: Hipercaracterización - v v “”) Tó -) - – – v –, producto de la ó v v --).
En cuanto al origen, no se sabe exactamente de dónde proviene, pero sí sabe que la flexión atemática es anterior: primero, porque tiene las mismas desinencias; segundo, porque no hay esquemas apofónicos. A veces una palabra puede tener varios esquemas y la razón de esto, aunque no siempre, quizá sea la relación con formas atemáticas, que habría que suponer anteriores. E.g.:
XVII
- ó-no- / *súp-no
a. nor. suefn lat. somnus lit. a. irl. súan gr. húpnos
ú . Según , sup-n-ós. A partir de los casos oblicuos habría salido el sustantivo temático. Es fácil relacionar el origen de la flexión temática con la atemática, lo difícil es saber cómo.
ó “” “”
Nom. Voc. Acus. Gen. Dat. Abl. Loc. Inst.
-o-s -e -om -- - - - -
- - -oms - - h )os - h )os - - h -
Nom. Voc. Acus. Gen. Dat. Abl. Loc. Instr.
-ó-m -ó-m -ó-m -ó- - - -ó -
-é-h2 -é-h2 -é-h2 - -ó )os -ó )os -óisu -ó h -
hit. iukan . Este plural es el esperado, ya que cae la laringal y alarga la vocal. En el resto de lenguas hay analogía con el colectivo). gr. dzugón lat. iugum
VIII. Temas en *eh2 Están relacionados con la desinencia de neutro plural, dando lugar a colectivos de sustantivos contables (e.g.: gr. “ v”) observa también en algunas lenguas como el griego, que hace concertar estos nombres con el v τὰ ζῷα τρέχει) vos y femeninos, pero el problema está en saber cuál es. El primer paso, sin duda, es la lexicalización del colectivo. E.g.:
v z - “v i”) lic. pijata- “”) lat. iuventa gót. XVIII
Beekes, por su parte, señala que el punto de contacto está en una de las formas antiguas para “ujer”, que incluía *h2. Ahora bien, el problema es que forme parte o no de la raíz (en la tabla aparece representada como si no, pero no se puede saber). Quizá este sufijo se extendió como algo relacionado con la feminidad, pero el problema es, de nuevo, saber cómo. Nom. Voc. Acus. Gen. Dat. Loc. Inst.
gén-h2-s gén-h2 gén-h2- g n-éh2-s gn-éh2- gn-éh2-i gn-éh2-h1
gén-h2-es gén-h2-es gén-h2- g n-éh2-om gn-éh2-bh )os gn-éh2-su gn-éh2-bhis
v - airl. bén, gen. mná
El esquema es proterodinámico. Dicho esquema explicaría la configuración de los femeninos en – ih2, que tienen también alternancia proterodinámica: -ih2 - 2- (v. tabla, “”). Es muy productivo también para los participios. E.g.:
véd. bhárantigr. férousa v - , nayitármic. a-ke-ti-ri-ja “”) -ke-te “”) gr. léaina (interpretación como tema en nasal. En realidad, es tema en – nt – ). Nom. Acus. Gen. Dat. Loc. Instr.
-ih2-s -ih2- -iéh2-s -iéh2- -iéh2-i -iéh2-h1
-ih2-es -ih2- -iéh2-om -iéh2-b )os -iéh2-su -iéh2-bhis
v v gr. mic. di-u-ja / di-wi-ja
Una vez constituida la declinación en *eh2 “” esquema proterodinámico o no, al final lo que resulta es un esquema mesoestático o mesodinámico, que consiste básicamente en la regularización del grado pleno en el sufijo, independientemente del grado de la raíz. Lo del grado cero sólo se da en los temas en *ih 2 (de ahí las alfas breves del griego, por ejemplo). Un ejemplo con el grado regularizado: Nom. Voc. Acus. Gen. Dat. Loc. 7
-eh2 -h2 -eh2-m -eh2-s -eh2- -eh2-i
-eh2-es -eh2-es -eh2-ms -eh2-om -eh2-b )os -eh2-su
Adesinencial. *h 2 es un sufijo, o mejor dicho, una desinencia: proviene del sufijo de colectivo *h 2.
XIX
Instr.
-eh2-h1 -eh2-b is
La situación de esta nueva declinación es paralela a la temática por el asunto de la vocal temática: en efecto, el acento recae ahí. Además, cuando se crea la moción en *ih2, se hace sobre sustantivos masculinos temáticos. Hay desinencias especiales ú v – ó la flexión temática. Hay concomitancia con la f ó v ) – (< -eh2- ), pero no ocurre esto por analogía v “” “” detrás de laringal tenía que pronunciarse, en principio, como centro vocálico. Probablemente se deba a que todo esto ocurre en un período tardío en que ya no hay laringales. Además, se crearon masculinos en *eh2, probablemente a partir de compuestos. En conclusión, el sufijo *h2 tiene dos vías de evolución: la primera, el plural de sustantivos neutros; la segunda, colectivos lexicalizados. Y en paralelo, hay algo que convierte ese sufijo en marca de sustantivos femeninos: quizá el nombre de la mujer y eso explicaría que se hayan conformado los nombres en *ih2 o ha podido ser otra cosa. El nexo de unión tiene que estar en palabras femeninas. No obstante, hay datos, pero no sistemáticos: por ejemplo, en tocario hay concordancias muy extrañas de femeninos con neutros plurales “ ” “” plural), pero hay que tener en cuenta que el tocario tiene una declinación bastante rehecha. En cualquier caso, una vez configurado el sufijo, tenemos sustantivos femeninos que se oponen a masculinos temáticos; pero, por supuesto, seguimos teniendo neutros lexicalizados (e.g.: iuventa).
XX