Quién necesita identidad. Stuart Hall
Desde una perspectiva deconstructiva, Hall considera que hay conceptos clave que deben ser sometidos a un proceso de borradura para dejar de lados interpretaciones anteriores y volver a utilizar ese término en la medida en que esa palabra y ese concepto aún es útil para repensar ciertos aspectos. Hall indica que su posición es releer a Foucault para identificar que la identidad y la identificación son importantes en tanto necesidad necesidad de rearticular la relación entre sujetos y prácticas discursivas. Sugiere el autor el uso del concepto de “identificación” no como una evolución de identidad sino en la medida en que nos permite una nueva lectura. Desde el enfoque discursivo, la identificación se ve como un proceso en construcción, en articulación constante donde los límites nunca son previsibles y siempre se pierde y se gana, se avanza o retrocede, y está determinada por los recursos materiales y simbólicos que la constituyen. La identificación al no tener límites nunca está terminada, siempre está en movimiento, excluye e incluye sujeta al juego de la diferenciación, por ello: “entraña un trabajo discursivo, la marcación y ratificación de límites simbólicos, la producción de ‘efectos de frontera’. Necesita lo que queda q ueda afuera, su exterior constitutivo,para constitutivo,para consolidar el proceso” (p. 16). La idea que se remite, nuevamente, es la identidad no en un sentido estático y esencialista sino estratégico y posicional, no ver a la identidad como un sentido de lo real que da la verdadera unidad a un grupo social o un individuo. Las identidades, así: “nunca son singulares, sino construidas de múltiples maneras a través de discursos, prácticas y posiciones diferentes, a menudo cruzados y antagónicos. Están sujetas a una historización radical, y en un constante proceso de cambio y transformación”. transformación”. Hall determina que las identidades tienen que ver con procesos también materiales, el uso de los recursos de la historia, la lengua y la cultura que fueron y son constituyentes en el proceso del devenir. Importa, así, el cómo nos han construido y cómo no han representado en el imaginario colectivo. colectivo. Este carácter material pero a la vez representativo e imaginario guarda relación con la construcción colectiva y el proceso que ella conlleva, partiendo de que, como considera Hall, las identidades residen en lo imaginario y en lo simbólico, por ello, se construyen también en las ficciones. “Toda identidad tiene como ‘margen’ un exceso, algo más. La unidad, la homogeneidad interna que el término identidad trata como fundacional, no es una forma natural sino construida de cierre, y toda identidad nombra como su otro necesario, aunque silenciado y tácito, aquello que le ‘falta’” (p. 19). Un punto importante que Hall retoma es la relación de la diferenciación mediante un ejercicio de poder, a partir de Laclau para quien “la constitución de una identidad es un acto de poder” (p. 19). En ese sentido, la diferenciación de un otro, su exclusión, es un acto de poder donde se ratifica una jerarquía entre lo que somos y aquellos que no son parte de nosotros. Ese proceso de exclusión y diferenciación se hace pasar como naturalizado y obligado a cerrarse y limitarse constantemente. constantemente. _ Hall resume la identidad partiendo de que: “Uso ‘identidad’ para referirme al punto de encuentro, el punto de sutura entre, por un lado, los discursos y prácticas que intentan ‘interpelarnos’, hablarnos o ponernos en nuestro lugar como sujetos sociales de discursos particulares y, por otro, los procesos que producen subjetividades, que nos construyen
como sujetos susceptibles de ‘decirse’” (p. 20). Es decir, los procesos que nos construyen y desde donde nos construimos y nos enunciamos. Por ello, en este trabajo se entiende identidad como “puntos de adhesión temporaria a las posiciones subjetivas que nos construyen las prácticas discursivas” (p. 20). No basta, entonces, que un discurso interpele al sujeto a posicionarse sino que este sean investido, que sea posibilitado de enunciarse desde ese espacio, por ello habla Hall de un proceso de articulación. _ “Uso ‘identidad’ para referirme al punto de encuentro, el punto de sutura entre, por un lado, los discursos y prácticas que intentan ‘interpelarnos’, hablarnos o ponernos en nuestro lugar como sujetos sociales de discursos particulares y, por otro, los procesos que producen subjetividades, que nos construyen como sujetos susceptibles de ‘decirse’” (1993, Butler, p. 105 citado por Hall, p.36).