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Publicación del Instituto de Estudios Transnacionales Transnacionales de Córdoba AÑO VI. NÚMERO 16. DICIEMBRE 99
Distribución gratuita
El Pensamiento Único -
IGNACIO RAMONET - JOS J OSÉ É MARÍA T O R T O S A - C R I S T I N A C A R R A S C O CARLOS ÁL Á LVAR VA R E Z D E SOTOMAYOR FÉLIX OVEJERO - CAROLA REINTJES A R M A N D MATTELART - MANUEL - AR DELGADO - CARLOS RODRÍGUEZ BRAUN RODRÍGUEZ BRAUN -1-
sumario 3
El pensamiento único
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El pensamiento único AMONET IGNACIO R AMONET
EDITORIAL
EL DEBATE
6 Edita Instituto de Estudios Transnacionales de Córdoba Avda. Gran Capitán, 2. 3º dcha. 14008-Córdoba (España) Tfno.: 957 490 067 / 957 490 069 Correo electrónico:
[email protected] [email protected] Consejo de Redacción Mariano Aguirre Ernst Carlos Álvarez de Sotomayor Reina José Luis Arranz Feria Pedro Caldentey del Pozo Juan Carlos López Eisman Alberto Morales Almansa Clemente J. Navarro Yáñez Margarita Ruiz Schrader Ilustraciones Esteban Martínez Almirón Archivo INET Traducciones Patricia Sneesby María Isabel Manjavacas Sneesby Imprime Tipografía Católica, S. C. A. Córdoba Depósito legal CO-1042-1994 I.S.SN 1135-0636 AÑO VI NÚMERO 16
La retórica del pensamiento único FÉLIX OVEJERO Interpretación navideña del pensamiento único CARLOS R ODRÍGUEZ ODRÍGUEZ BRAUN
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Qué es el Pensamiento Único CARLOS ÁLVAREZ DE SOTOMAYOR
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Economía y pensamiento único MANUEL DELGADO
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Pensamiento único y desigualdades JOSÉ MARÍA TORTOSA
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Comunicación y culturas ARMAND MATTELART
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Pensamiento único y género
Más allá del paradigma del mercado CRISTINA CARRASCO
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El lobo estepario EINTJES CAROLA R EINTJES
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El pensamiento único o
COMUNICADO
Enfrentando el poder de las multinacionales
Declaración de Córdoba PARA SABER MÁS...
libros en la red
TRIMESTRAL
INETemas es una publicación plural, que no comparte necesariamente las opiniones expresadas en las colaboraciones. Publicación subvencionada por la Diputación Provincial de Córdoba.
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PUBLICACIONES
libros índice de artículos Y ADEMÁS
Alemania unificada, diez años después JEAN MORTIER
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El pensamiento único n monográfico sobre el tema que ha merecido durante un año la atención del Seminario Permanente del INET bien valía la pena que se abriera con la reproducción expresamente autorizada del artículo que puso nombre y fijó los términos iniciales de la discusión: el célebre texto de Ramonet, aparecido en Le Monde Diplomatique, que considera al Pensamiento Único como una ideología hegemónica y con pretensiones de exclusividad, que cuenta con formidables apoyos financieros, mediáticos y políticos. Sirve éste de pórtico a otros dos artículos que fi jan con claridad las posturas antagónicas que mantuvieron en su debate de Córdoba. Para Rodríguez Braun no sería más que un imaginario fantasma de los socialistas creado por su propio vacío ideológico, al que combaten para terminar aceptando una dosis moderada de Mercado. Félix Ovejero combate dialécticamente esa posición afirmando la existencia real e incuestiona ble del Pensamiento Único.
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arlos Álvarez de Sotomayor nos invita a una mejor com prensió pre nsiónn del fenómen fen ómenoo ofreofr eciéndonos claves para su interpretación y plantea una serie de interrogantes que puedan ayudar a la valoración del mismo. Manuel Delgado se detiene en la desaforada y perturbadora propuesta que el Pensamiento Único hace del imperio de la lógica económica como «tablas de la ley» que vengan a regular todos los ámbitos de la vida. El artículo de José María Tortosa se ocupa del lado socialmente oscuro de la globalización, el drama humano de cientos de millones de personas, apuntando posi po sibi bili lida dade dess dive di vers rsas as de trat tr atam amie ient nto. o. Armand Mattelart se acerca al Pensamiento Único desde la óptica de la comunicación, considerando su conexión con las culturas y Cristina Carrasco lo hace des-
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de la perspectiva de género, descubriendo su carácter androcéntrico.
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l Consejo de Redacción de INETemas le pareció oportuno brindar al lector la presentación referenciada de dos LIBROS que, desde pers pectivas diversas, hacen una consideración crítica de las tesis centrales del Pensamiento Único. Tanto el texto de Soros, como el que prologa Haro Tecglen, pueden convertirse en dos buenos instrumentos de reflexión y profundización en el tema. n la línea de las alternativas, Carola Reintjes hace un llamamiento a la reacción de la sociedad civil; también transcribimos en su integridad y como COMUNICADO el texto Declaración de Córdoba , que recoge las conclusiones y compromisos de un grupo de activistas e investigadores sociales tras sus jornadas del pasado Octubre en nuestra ciudad.
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n Y ADEMÁS hemos dado entrada por vía de urgencia a otro texto que recoge parte de la sólida conferencia pronunciada en Córdoba por Jean Mortier, con motivo del 10º aniversario de la unificación alemana. La trascendencia del tema y su actualidad así lo aconsejaban.
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omo es habitual la sección INET AL DÍA cierra nuestro número brindando un noticiario comprimido de las actividades en las que está embarcado este Instituto y que quiere ser también una invitación que se hace a nuestros lectores para su posible y desea ble incorporación a las mismas.
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El pensamiento único IGNACIO R AMONET AMONET Atrapados. En las democracias actuales, cada vez son más los ciudadanos que se sienten atrapados, empapados en una es pecie de doctrina viscosa que, insensiblemente, envuelve cualquier razonamiento re belde, lo inhibe, lo perturba, lo paraliza y acaba por ahogarlo. Esta doctrina es el pensamiento único, el único autorizado por una invisible y omnipresente policía de la opinión. Tras la caída del muro de Berlín, el desfonde de los regímenes comunistas y la desmoralización del socialismo, la arrogancia, la altanería y la insolencia de este nuevo evangelio se extiende con tal intensidad que podemos, sin exagerar, calificar este furor ideológico de moderno dogmatismo. ¿Qué es el pensamiento único? La traducción en términos ideológicos con pretensión universal de los intereses de un con junto de fuerzas económicas, en particular las del capital internacional. Ha sido, por así decirlo, formulada y definida desde 1994, con ocasión de los acuerdos de Brenton Woods. Sus fuentes principales son las grandes instituciones económicas y monetarias –Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Organización de
Siempre «menos Estado» , un arbitraje constante a favor de las rentas del capital en detrimento de las del trabajo Cooperación y Desarrollo Económico, Acuerdo General sobre Tarifas Aduaneras y de Comercio, Comisión Europea, Banco de Francia, etc.-, que, mediante su financiación, vinculan al servicio de sus ideas, a
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través de todo el planeta, numerosos centros de investigación, universidades, fundaciones... las cuales perfilan y expanden la buena nueva en su ámbito. Este discurso anónimo es retomado y re-
producido por los principales órganos de información económica, y particularmente por las «biblias» de los inversores y bolsistas – The The Wall Street Journal , Finantial Time s , The Economist , Fa r East Ea st er n Economic Review, Les Echos, Reuter, etc., propiedad, con frecuencia, de grandes gru pos industriales o financieros. Desde diferentes ámbitos, las facultades de ciencias económicas, periodistas, ensayistas, personalidades de la política... retoman las principales consignas de estas nuevas tablas de la ley y, a través de su reflejo en los grandes medios de comunicación de masas, las repiten hasta la saciedad. Sabiendo con certeza que, en nuestras sociedades mediáticas,
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repetición equivale a demostración. El primer principio del pensamiento único es tan potente que un marxista distraído no lo cuestionaría: la economía supera a la política. A partir de este principio, un instrumento tan importante en manos del poder ejecutivo como el Banco de Francia ha sido, sin oposición destacable, convertido en independiente en 1994 y, de alguna forma, «dejado a salvo de las contingencias políticas». «El Banco de Francia es inde pendiente, apolítico y apartidista», afirma en efecto su gobernador, Jean-Claude Trichet, que añade, sin embargo : «Nosotros pedimos la reducción del déficit público», (y) «perseguimos una estrategia de moneda estable». ¡Como si esos dos objetivos no fueran políticos! En nombre del realismo y del «pragmatismo» –que Alain Mine formula de la siguiente forma: «El capitalismo no puede desfondarse, es el estado natural de la sociedad. La democracia no es el estado natural de la sociedad. El mercado sí»-, la economía es situada en el puente de mando. Una economía desembarazada, como es lógico, del obstáculo de lo social, una suerte de ganga patética cuya pesadez sería motivo de regresión y crisis. Los otros conceptos clave del pensamiento único son conocidos: el mercado, ídolo cuya «mano invisible corrige las asperezas y disfunciones del capitalismo» y, muy es pecialmente, los mercados financieros, cuyos «signos orientan y determinan el movimiento general de la economía»; la concurrencia y la competitividad, que «estimulan y dinamizan las empresas, conduciéndolas a una permanente y benéfica modernización»; el librecambio sin limitaciones, «factor del desarrollo ininterrumpido del comercio y, por tanto, de nuestras sociedades»; la mundialización, tanto de la producción manufacturera como de los flujos financieros; la división internacional del trabajo, que «modera las reivindicaciones sindicales y rebaja los costes salariales»; la moneda fuerte, «factor de estabilización»; la desreglamentación, la privatización; la liberalización, etc. Siempre «menos Estado», un arbitraje constante a favor
de las rentas del capital en detrimento de las del trabajo. Y la indiferencia respecto al coste ecológico. La repetición constante en todos los medios de comunicación de este catecismo por parte de casi todos los políticos, tanto de
El primer principio del pensamiento único: la economía supera a la política derecha como de izquierda, le confiere una carga tal de intimidación que ahoga toda tentativa de reflexión libre, y convierte en extremadamente difícil la resistencia contra este nuevo oscurantismo. Se acabará considerando de alguna forma que las decenas de millones de parados europeos, el desastre urbano, la precarización general, la corrupción, los suburbios en llamas, el saqueo ecológico, el retorno de los racismos, de los integrismos y de los extremismos religiosos y la marea de los excluidos son simples espejismos, alucinaciones culpables, discordantes de forma extremista
La repetición constante de este catecismo ahoga toda tentativa de reflexión libre en el mejor de los mundos, que construye, para nuestras conciencias anestesiadas, el pensamiento único. Ignacio Ramonet es es Profesor de Teoría de la Comunicación en la Universidad Paris VII y director de Le Monde Diplomatique. Diplomatique. (Este artículo fue publicado en Le Monde Diplomatique en Diplomatique en enero de 1995)
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La retórica del pensamiento único FÉLIX OVEJERO Definitivamente, el pensamiento único existe. Lo confirma el empeño en negar su existencia. Cualquier reserva intelectual se disipa ante ese coro concertado integrado por políticos cuya única coordenada ideológica es espacial, el centro, e intelectuales que descalifican por «populistas» a quienes juzgan como tramposa la tesis, su tesis, de que «no hay alternativas». En su sentir, quienes hablan de pensamiento único hacen uso de argumentaciones retóricas, más propias de los medios de comunicación que de la ciencia, al servicio de vagas propuestas carentes de todo realismo. El diagnóstico es bastante atinado. La crítica al pensamiento único participa de esas características. Y, además, en virtud de lo que afirman, no puede ser de otra manera. Porque la crítica al pensamiento único se
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Interpretación navideña del pensamiento único CARLOS R ODRÍGUEZ BRAUN
La lucha contra el llamado pensamiento único (PU) se ha convertido en una bandera del socialismo finisecular. La última muestra de su influencia es el interesante libro que acaba de publicar Joaquín Estefanía. El PU viene a ser una agobiante y dogmática hegemonía liberal, que según los socialistas ha presidido el panorama económico, tanto en los hechos como en las doctrinas. El liberalismo, dicen, se ha impuesto con tal grado de acosadora uniformidad estadófoba que ha llegado el momento de que las fuerzas progresistas acudan en socorro de los pobres, hostigados por el predominio del mercado salvaje, libérrimo e insensible. Los socialistas, así, se ponen en pie y reivindican su derecho a propagar la moderada sensatez de su intervencionismo, entre el coro desaforado de la turbamulta liberal. Esta concepción es susceptible de dos in-
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sitúa en el terreno mismo donde éste se afinca, en la polémica política. La importante diferencia, es que los críticos no escamotean la naturaleza del conflicto. Tomar en serio esa circunstancia tiene implicaciones no irrelevantes para la reconstrucción de la izquierda. Según los críticos de los críticos, lo que se llama «pensamiento único» no es sino la exacta descripción de los acontecimientos. No hay otro modo de abordar los procesos. Así, carecería del menor sentido de la realidad quien sugiriera que el mejor modo de «homogeneizar las economías europeas» es, en corto y por directo, igualar las condiciones de vida de sus ciudadanos, atender a cómo anda el paro, la renta o los servicios. Una propuesta de esa naturaleza se descalificaría por «inviable». Ahora bien,
terpretaciones complementarias, la rigurosa y la navideña. Puede verse como una su perchería, pero también como una salida razonable y plausible del callejón hacia el que se han precipitado los socialistas, huérfanos de una teoría solvente y una práctica presentable. Es evidente que el PU no resiste un análisis riguroso. La hegemonía liberal de la que pretenden rescatarnos los socialistas sim plemente no existe ni ha existido nunca. No es una cuestión de opiniones: se puede medir. Si el PU hubiera conquistado las arrolladoras victorias que los socialistas le atribuyen, se habría notado en algo tan sencillo como el tamaño del sector público, que habría disminuido de modo apreciable. No lo ha hecho en ningún lugar del mundo, ni siquiera en Estados Unidos y Gran Bretaña bajo los gobiernos presuntamente estaticidas de Reagan y Thatcher.
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a poco que se indaga que es lo que se quiere decir con «inviable», no se encuentran sólidas leyes económicas o matizados principios morales, sino con «imposibilidades políticas»: no resulta aceptable para quienes están mejor. Pero esto es cualquier cosa menos un argumento. Cierto es que no cabe ignorar cómo están las cosas, pero «cómo están las cosas», en este contexto, quiere decir exactamente que se carece de fuerza política, de capacidad de imposición, nada que tenga que ver con la ciencia o la ética, con que la propuesta resulte imposible o inmoral. Reconocer cómo están las cosas requiere reconocer, ante todo, donde terminan los datos y donde empieza la resignación. Es posible que las cosas no puedan ir de distinta manera a como van, pero eso no quiere decir que están bien como están. Quien no se reconoce en derrota ni siquiera imagina la victoria. De otro modo a fuerza de hacer de la necesidad virtud, de ajustar las reclamaciones a lo que hay, ni siquiera cabrá un cabal conocimiento de cómo son las cosas. Los críticos de los críticos sostienen que la idea de pensamiento único es una batalla
en el corrompido terreno de la opinión pú blica, no una pulcra discusión académica. También es cierta esta opinión, sostenida, por cierto, desde los periódicos. Pero es que ese es el territorio obligado, una vez se reconoce la naturaleza política de la polémica. Acaso no hay mejor muestra de cómo el pensamiento único impregna los juicios que esa disposición a aunar la medición de la «salud» de las economías por ciertos indicadores macroeconómicos con el des precio hacia quienes recuerdan lo evidente y echan algunas cuentas elementales acerca de la pobreza y la desigualdad, cuentas con frecuencia más precisas que aquellos indicadores, cuentas como que 800 millones de personas sufren desnutrición. Resulta sintomático que se reproche el estilo, cultivado por Le Monde Diplomatique, que consiste en combinar el análisis, por lo general bien arropado empíricamente, con la intención política. Es indiscutible que Le Monde Diplomatique no es The Economic Journal , como no lo es The Economist , que utiliza un proceder seme jante, con punto de vista, aunque se pretenda laico. Por lo demás, en una revista
Cierto es que ha habido campañas de privatización de empresas públicas y de desregulación de los mercados, emprendidas por todos los gobiernos sin distinción. Pero junto a eso también ha habido un incremento del gasto público y los impuestos, con objeto de preservar el Estado del Bienestar, ése que según los socialistas está amenazado por el PU y que en realidad no hace más que crecer. Lo que ha ocurrido es un cambio del paradigma dominante en lo relativo al papel económico del Estado, pero no a su tamaño. Ya nadie propugna la creación de un nuevo INI ni la práctica franquista de la concesión de prebendas y monopolios. Hoy lo que se defiende son las pensiones o la sanidad públicas. Pero entiéndase bien: se defiende ese papel del Estado, todos lo defienden. ¿Qué fue el Pacto de Toledo sino un consenso para no privatizar las pensiones? El lector no será capaz de citar el nom bre de ningún político, de ningún partido, que haya sugerido no liquidar sino ni siquiera reducir el Estado del Bienestar. En el campo de los hechos el poder del PU es sencillamente una invención. Y la sugerencia socialista de que en el cam po doctrinal las minoritarias voces inter-
vencionistas se ven acalladas por la potencia de un único orfeón liberal roza el ridículo. Al intervencionismo le faltan algunas cosas muy importantes, por ejemplo, le falta razón. Pero nunca le han faltado tribunas. Por empezar por el dueño de casa: ¿qué opiniones predominan en el grupo que tiene en El País a su baluarte? Que nadie diga que en estas páginas o en la Cadena SER la doctrina preponderante es el PU. ¡Ya nos gustaría a los liberales ser la voz descollante en el Grupo Prisa! No lo somos, claro está. A algunos nos acoge con una pluralidad de miras que agradecemos sinceramente, pero somos, reconozcámoslo, apenas marginales. Esta marginalidad del liberalismo se reproduce en todos los medios de comunicación. Que compare el lector las opiniones liberales e intervencionistas que ha escuchado últimamente por televisión o radio, que ha leído en diarios o revistas. Sería un ejercicio bonito hacer simplemente la lista de los columnistas/opinadores en los medios: se vería claramente que los liberales perdemos por goleada. Ahora bien ¿por qué razón los socialistas se embarcaron en una empresa tan endeble como el combate contra un PU que sólo
A fuerza de repetirse, toda mentira parece verdad
¿Por qué los socialistas luchan contra un pensamiento único que sólo existe en su imaginación?
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Puestos a escoger, mejor quedarse con quienes no andan con el pensamiento embridado, con los convencidos de siempre
Si el pensamiento único se hubiera impuesto, habría disminuido el sector público. No lo ha hecho en ningún lugar del mundo.
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académica no se encuentran metáforas mos que el Sol se desplaza y que los objetramposas, como mercado libre o flexibili- tos caen. Sucede con la «economía popudad laboral, ni se manejan imprudentemen- lar» como con la cosmología geocéntrica, te términos como eficacia o competitividad, o con el nacionalismo, que cuando uno se aunque, dicho sea al paso, no faltan abun- deja capturar por su mitología, por su lendantes resultados que muestran el mal fun- guaje y sus presupuestos, le resulta impocionamiento del mercado. Sencillamente, sible escapar a sus conclusiones. lo que se quiere contraponer a la «demago- Desde los sesenta la izquierda ha manejagia» es una especie de economía popular do un idioma prestado, a lo sumo, un discimentada en unas relaciones (entre em- curso puramente reactivo. Ciertos princi pleo y flexibilidad, entre gasto público y pios (distributivos, por ejemplo) en otro
despilfarro) que si parece tan «evidente» es porque estamos tan instalados en ciertas maneras de mirar que ni reparamos en sus discutibles presupuestos. Al cabo, nada hay más «evidente» que la idea que la Tierra está en el centro del universo. Todos ve-
tiempo criticados se convirtieron en sagrados y las preguntas inaugurales sonaban a grosería o ignorancia. Resultaba una im pertinencia hablar de impuestos o recordar que no es un argumento normativo o científico la apelación a los intereses o a la fuer-
existe en su imaginación? Tengo una con jetura, que me permitirá llegar hasta su amable interpretación navideña. Los socialistas padecen una llamativa esquizofrenia, una brecha entre lo que dicen y hacen, entre lo que prometen y lo que cumplen. Esto es particularmente doloroso en el campo económico. Lo más terrible para el PSOE, al revés de lo que pueda parecer, no es Filesa ni el GAL; es obvio que ambos casos constituyen un contraste patente entre el discurso socialista y su práctica, pero también es cierto que los socialistas pueden explicar o excusar o defender esas aberraciones, al menos en parte. Lo realmente devastador es haber estado catorce años en el poder, haber ganado cuatro elecciones generales sucesivas, tres con mayoría absoluta, y haber infligido a la clase obrera española la tasa de paro más alta de Europa. Esos son los muros que los socialistas no pueden superar, y no los que hospedan hoy al Sr. Navarro y quizá mañana alberguen al Sr. Barrionuevo. La angustia incurable frente a la dura realidad del desempleo es lo que explica que los socialistas se aferren a consignas como el re parto de trabajo, y estén todo el día criticando al Gobierno porque no hace nada frente al paro, en una actitud que convoca la vergüenza ajena en cualquier persona, socialista o no. Pero precisamente esa esquizofrenia avala
la interpretación navideña del PU. Decía con gracia Schumpeter que una forma de abordar un problema, y no necesariamente la peor, es ignorarlo. Ante el callejón sin salida de tener que revisar la doctrina intervencionista que dio lugar a tan insatisfactorios resultados, no es mala solución el inventarse el espantajo del PU, atribuirle los problemas al liberalismo extremo y presentarse a continuación como un recam bio razonable ante el capitalismo salvaje e insolidario que creen, en su loca fantasía, que nos acecha por doquier. Es importante observar que la crítica al PU hace hincapié en la moderación socialista, una actitud inteligente que les permite eludir una autocrítica que podría ser letal, dados los escasos mimbres analíticos del socialismo y los numerosos ejemplos que cabría presentar para demostrar sus defectos prácticos. Al mismo tiempo esa actitud permite seguir aprovechando la gran ventaja ideológica y electoral de la socialdemocracia contemporánea: la crisis del comunismo. Si de verdad el liberalismo fuera una peligrosa equivocación, los intervencionistas podrían propiciar una alternativa radicalmente diferente, y presentar otro PU, pero acertado. No hacen tal cosa. Lo que hacen es aceptar el liberalismo pero matizarlo con la «solidaridad», la «dimensión social» y los diferentes y hermosos nombres que acu-
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za. Que, por el contrario, carezca de vigor persuasivo la aspiración a una distribución más justa o a que los ciudadanos puedan ordenar sus vidas sin incertidumbres ni chantajes revela la hondura de la insania intelectual, insania que ha embotado la sensibilidad en la valoración y que impide pensar con limpieza. La izquierda tiene que evitar fórmulas que traban las preguntas importantes, que empiezan por presumir lo que, por lo menos, no está claro, tiene, para decirlo todo, que construir un territorio metafórico propio, una retórica acorde con su geografía moral. A fuerza de repetirse toda mentira parece verdad y, cuando se repite contra uno mismo, se acaba por dudar de las propias convicciones, proceder siempre más aceptable psicológicamente que dudar de la propia cordura. La travesía acostumbra a recalar en el abandono de la identidad. Identidad que, para la izquierda, se asienta en afirmar ciertos valores, con los que construir los escenarios de la vida compartida, valo-
res cuyo vigor, conviene advertir, no de pende de su fuerza electoral. Antes al contrario, la ausencia de convicción en la defensa de los valores suele rebrotar como derrota electoral: puestos a escoger, mejor quedarse con quienes no andan con el pensamiento embridado, con los convencidos de siempre, piensa, con razón, una ciudadanía que, en estas condiciones, ante la ausencia de alternativas, se muestra inca paz de mirar el mundo de otro modo. Por supuesto, no se trata de repetir las viejas fórmulas, pero sí las viejas ideas. Exactamente como lo hizo el más brillante pensamiento conservador en los setenta que, le jos de introducir nuevos valores o ideas, se limitó, eso sí, con enorme talento, a retomar y desarrollar viejos argumentos, vie jas tradiciones. La lección debe ser aprendida.
ñan los socialistas para referirse a la imperiosa necesidad de que el poder político recorte la libertad y el dinero de los ciudadanos. En todo caso, la clave no es el rechazo del error sino la corrección parcial de una doctrina que sólo es errónea en la versión extremista del PU. Por eso Joaquín Estefanía habla del pensamiento mestizo, una bonita forma de resumir la interpretación navideña del valeroso combate de los socialistas contra los molinos de viento del PU. Bien mirado, esto resulta satisfactorio y se inscribe dentro de una forma amable en que cabe ponderar el papel de los socialistas: después de todo, podría haber sido peor. Al menos los socialistas abandonaron el marxismo y no cumplieron su programa electoral de 1982. Al menos privatizaron algo y desregularon algo. Al menos no subieron el IRPF hasta un tipo marginal del 90 por ciento. Al menos no produjeron una tasa de paro del 50 por ciento -en promedio, porque a las mujeres y los jóvenes sí que les obsequiaron «solidariamente» con algo de ese estilo. La corrupción socialista, desde el nepotismo hasta el latrocinio, pudo haber sido mayor. ¿O no? Dentro de esta visión navideña, apacible y conformista, veamos la parte positiva de este disparate del PU. Los socialistas admiten un papel para el mercado; es verdad que lo hacen tras un curioso vericueto, por-
que primero se inventan el PU, después lo combaten y sólo en la refriega aceptan una dosis moderada de mercado. Pero menos da una piedra. Por otro lado, la lucha contra el PU es una alternativa realista para el socialismo; ¿o es que era razonable esperar que los socialistas se hicieran el seppuku, renunciaran a todo lo que han creído durante décadas y se convirtieran en liberales? Esto es una pretensión disparatada. Los comunistas no lo han hecho, con lo que mucho menos puede esperarse algo similar en la socialdemocracia, que no tiene que cargar sobre sus espaldas, como los comunistas, con el espanto de haber sido el mayor flagelo que hayan padecido los trabajadores de este planeta en toda su historia. Si no es concebible un acto de contrición pública, lo más parecido es esto del PU. Su propia fantasmagoría no hace sino demostrar la debilidad del pensamiento socialista. El PU no es la realidad, sino sólo la distorsionada imagen de lo que los socialistas ven cuando se miran al espejo.
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El pensamiento único existe. Lo confirma el empeño en negar su existencia.
Félix Ovejero es Profesor de Etica, Economía y Metodología de las Ciencias Sociales en la Universidad de Barcelona
Carlos Rodríguez Braun es catedrático de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Complutense. (Este artículo fue publicado en El País el 31 de diciembre de 1997, y está incluido también en el libro A pesar del Gobierno , Madrid, Unión Editorial, 1999.)
Junto a las campañas de privatización de empresas públicas y de desregulación de los mercados ha habido un incremento del gasto público y los impuestos
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Qué es el Pensamiento Único CARLOS ÁLVAREZ DE SOTOMAYOR Primera aproximación. El artículo de Ramonet. La discusión actual que se ha generado en torno al Pensamiento Único tiene su origen en el artículo que Ignacio Ramonet publica en Le Monde Diplomatique en el 95, que aparece en la edición española de dicho periódico en el 96 y al que, por su carácter de fuente, me permito remitir al lector (1). En síntesis se podría decir que, a juicio de Ramonet –director del medio citado y profesor de Teoría de la Comunicación Audiovisual en la Universidad de París VII-, el Pensamiento único viene a ser una visión social, una ideología, que se pretende exclusiva, natural, incuestionable, que sostiene y apuesta -entre otras- por estas tesis: · La hegemonía absoluta de la economía sobre el resto de los dominios sociales.
Esta ideología cuenta con apoyos financieros, mediáticos y políticos suficientes para gozar de una situación de privilegio res pecto de otros modos de entender la sociedad que, naturalmente, existen. Se trata –como puede verse- de una formulación muy sintética, pero con enunciados tan contundentes, que nos permite considerarla como una buena primera aproximación al tema. Esta –no obstante- puede quedar enriquecida si pasamos a tener en cuenta algunos conceptos o acontecimientos claves que ayuden a entenderla mejor. Claves para su comprensión
Hemos venido diciendo del Pensamiento único que es una ideología. Profundicemos en ello. Parece connatural a la persona y a los grupos humanos el que intenten saber a qué atenerse ante las situaciones en que viven. Este «saber a qué atenerse» lo resuelven a través de la formulación o la construcción de representaciones, imágenes, símbolos, conceptos y mitos que buscan la En el interior de los países más manera de explicar la situación, de encondesarrollados existen bolsas de trar su lógica, justificarla y, a ser posible, perpetuarla. Éste es, fundamentalmente, el pobreza muy importantes que son concepto comúnmente aceptado de ideología y el que se aplique con toda normaliincuestionables. Es el llamado dad al Pensamiento Único no tiene, en princuarto mundo cipio, que ser objeto de reparo alguno. Naturalmente cuando un grupo humano forjador de su ideología se hace suficientemente complejo, lo lógico es que, en su · El mercado como mano invisible capaz seno, aparezca la diversidad ideológica, y de corregir cualquier tipo de disfunción so- en el momento que existan ideologías dicial. versas, puede haber confrontación y lucha · La importancia de la competitividad. entre las mismas. Es, por tanto, explicable · El librecambio sin límites. que haya una ideología dominante dentro · La mundialización, pero en su acepción de este grupo humano complejo y, además, económico-financiera. que ésta haga valer su fuerza, en la medida · La división mundial del trabajo en que la tenga, para imponerse sobre las · La desregulación sistemática de cualquier demás. actividad de carácter social. Cualquier análisis social cuenta con la ideo· La privatización. logía, como un factor que define a un co· y la conocida fórmula: «Menos Estado, lectivo social. Algunos insisten en que aquélla tiene un papel fundante en cualmás Mercado»
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RAMONET, I. : «El Pensamiento único». Le Monde Diplomatique, Edic española, Mayo 96.
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quier colectivo, de tal manera que podría decirse: «dime cómo pensáis y os diré cómo sois». Otros, por el contrario, piensan que la ideología no tiene tanto un papel fundante del grupo humano sino que viene a ser el resultado de su modo de vida. «Dime, entonces, cómo vives y te diré cómo piensas». Es la clásica discusión entre si es la conciencia la que determina la vida, o es la vida la que determina la conciencia. En cualquier caso, insisto, todos dan a la ideología un papel relevante en el análisis de cualquier grupo humano o formación social histórica. Así lo entendió en el siglo pasado el fundador de la Sociología, Augusto Comte, sosteniendo que la ideología es un elemento fundamental para explicar las conductas sociales. Tan es así que, en un texto muy preciso(2) y de modo contundente, afirma que las crisis y convulsiones que se generan en el siglo XIX se deben «a la gran anarquía intelectual existente en el momento». Si esto es así -sostiene él- la asunción, por parte de todos de una teoría social única, de una única ideología, llevaría a la solución de los conflictos. Así lo entendía él y ésta es la propuesta que él ofrece para la solución de la situación convulsiva que vive El Pensamiento único viene a ser una el siglo XIX: el Positivismo, Entiende por ello aquella teoría social que insiste en que visión social, una ideología, que se hay que atenerse a lo « positum», a lo puespretende exclusiva, natural, to, a «lo que está ahí», sin que valgan rastreos que quieran explicar las causas de incuestionable la situación, ni siquiera, por supuesto, críticas posibles a la misma. No procede sino atenerse a lo que hay y, si acaso, detectar la toma de decisiones. Las cosas están así y cuales son las leyes de funcionamiento de así funcionan. En la jerarquía social él pienesta realidad social (3). sa que la cúspide de la pirámide debería Dándole ya contenido concreto a esta ideo- estar ocupada por los técnicos, los científilogía -el Positivismo-, entiende Comte que cos. El modelo propuesto por el Positivisla sociedad debería estar estructurada de mo comtiano deja en el aire ecos que tal modo piramidal, con un reparto jerarqui- vez tengan mucho en común con lo que zado de funciones, algo así como ocurría venimos entendiendo por Pensamiento en el mundo de una empresa organizada: Único. hay personas que tienen que apretar torni- Otro concepto que también puede resultar llos, el jefe de personal que cuida de los útil para la comprensión del Pensamiento ritmos de trabajo y el presidente del conse- Unico es el Liberalismo Económico tal y jo de administración (por no seguir la es- como lo formuló Adam Smith, economiscala) que toma las decisiones últimas de ta, pero también filósofo. Él propone al qué se produce y cómo se produce. En esta Mercado como único agente del equilibrio escala, es claro que el presidente del con- social, convencido de que éste actúa como sejo no tiene que apretar tornillos, pero tam- una mano invisible que conduce todos los poco el operario tiene por qué meterse en procesos y que es capaz de introducir las
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COMTE: «Curso de Filosofía positiva», Magisterio Español, Madrid, 1977 COMTE: «Discurso sobre el espíritu positivo», Alianza, Madrid, 1980
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rectificaciones oportunas. Esta mano invisible es algo así como la providencia, que regula toda la vida social (4). Quizás otra categoría que se impuso durante algún tiempo y que convendría traer aquí para aclarar que es eso del Pensamiento único es aquella conocida como Darvinismo Social. Seguramente en una mala interpretación de Darwin se hace de su pensamiento una inadecuada aplicación a la vida social, sosteniéndose que en la sociedad, como en las otras escalas de la vida, se produce la pervivencia del más fuerte. Así, hay gente que genéticamente está llamada a cumplir una determinada función, unos son los fuertes, otros los dé biles y esto es ley, sin que podamos oponernos a ello. La «selección natural» es un mecanismo implacable y cualquier intento de limitarlo, venido de estructuras o poderes públicos, se torna innecesario, inútil y
tante, no solo en la vida intelectual americana, sino en la de todo el mundo. Allí se está forjando un grupo de jóvenes de los que luego van a salir un elenco de economistas de fama mundial. Conocidos como los Chicago Boys, van a tener una importancia fundamental en la orientación económica de la que es portavoz el Pensamiento Único. Rescatan la imagen de la mano invisible, del mercado, del protagonismo hegemónico de la economía, el papel mínimo del Estado, la idea de las privatizaciones y la desregulación como claves para resolver todos los problemas del mundo, incluso de los países menos desarrollados. Todo esto se va acumulando como sedimento que va a encontrar cauce político en los años 80 en dos gobiernos realmente dilatados tanto en América como en Europa y que van a ser decisivos: los gobiernos de Reagan y Thatcher que van a dar forma práctica y concreta a todas estas ideas. Otro acontecimiento importante que ocurre en los 80 es la Caída del Muro de Berlín. A partir de ello rebrota con fuerza la No sé en qué medida el Pensamiento convicción de que el Estado no es necesaque cuando éste mete sus garras en alúnico es conciliable con la democracia rio, gún sitio, todo lo estropea. El asunto se hace evidente cuando dos años más tarde cae la Unión Soviética, experiencia clara y patente del fracaso de las propuestas estatalistas. Ello es recogido «oportunamente» por un –en cualquier caso- inconveniente. funcionario gris de la administración de Pasando ya al siglo XX, convendría recor- Bush -politólogo también- que pronuncia dar un libro que allá por los sesenta y tan- una conferencia con el título de El Fin de tos o setenta cayó en las manos de algunos la Historia: Fukuyama. «Ya está todo dide nosotros. Se trata de «El Hombre cho, todo acabado. La única alternativa Unidimensional» de Marcuse(5).Este teó- posible ha fracasado estrepitosamente». rico-crítico de la sociedad llega a formular Estamos situados en el pensamiento libeen esa obra los rasgos que definen a una ral como única salida para la humanidad. sociedad y que también hoy resultan No hay más que hacer. Seguiremos vivienidentificables. Haciendo una crítica de la do así. «La historia ha terminado»(6). sociedad norteamericana de la época (esta- Y, por fin, el último concepto útil para mejor mos en los sesenta), dice que es una socie- esclarecer qué sea eso del Pensamiento dad que uniformiza, que controla y que in- único sería el de globalización, mundialivade prácticamente todas las zonas de la zación o -en una expresión ya popularizavida individual y colectiva. La invasión está da- la aldea global y que no es otra cosa protagonizada por un pensamiento de ca- que el proceso que nos está llevando a la rácter liberal que no admite ningún tipo de consolidación de un escenario, espacio oposición: un «pensamiento único». único mundial, en el que se da la vida de También por los sesenta la Universidad de todas las poblaciones del planeta y que es Chicago va a tener un papel muy impor- referente inevitable en las actividades pro-
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SMITH, A.: «La riqueza de las naciones», especialmente el libro IV, Aguilar, Madrid, 1956 MARCUSE, H.: «El hombre unidimensional», Seix Barral, Barcelona, 1969 FUKUYAMA: «El fin de la historia o el último hombre», Planeta, Madrid, 1990
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ductivas, financieras, políticas, sociales y hasta culturales para cualquier toma de decisión(7). Especialmente útil para nuestro propósito será tener presente la peculiar y casi exclusiva versión económica, mercantil y financiera que de esta mundialización hacen el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio y el Acuerdo Multilateral de Inversiones como ámbito adecuado actual para el desenvolvimiento del sistema capitalista. Algunos interrogantes La doble aproximación hecha a qué sea el Pensamiento único, detectando las que pudieran ser sus raíces, nos pone en situación de poder formularle ya unos primeros interrogantes. Su condición de «natural». Confieso que le tengo mucho miedo a aquellas cosas que se nos presentan como naturales, como pertenecientes a la naturaleza, incluso a la naturaleza física. Es un planteamiento hereditario de la percepción que se tenía de la Física en el siglo XIX, a la que se llegó a endiosar. En esa época se entendía la Física como un saber que tenía por objeto un mundo inalterable, regido por unas leyes mecánicamente implacables a las que se trataba de descubrir. Ello le daba rango de ciencia rigurosa, modelo a imitar por el resto de los saberes. Lógicamente, se dieron pretensiones de extender este rigor al dominio de lo humano y de lo social, convirtiendo a éstos en objetos inalterables, «naturales». Decir de algún fenómeno humano que «es natural» equivale a sostener que es inamovible y que cualquier pretensión de cambio es, en cualquier caso, ilusoria. Es la estratagema que se ha seguido secularmente cuando se quiere perpetuar algo. «Siempre ha habido ricos y pobres. Es natural. No hagas intentos, ni siquiera tímidos, de buscar el equilibrio social». Otra cuestión que nos podemos plantear es su persistente empeño de identificación con la democracia. No quisiera acudir a la célebre definición de Lincoln de que la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo; pero quizás podamos convenir, al menos, que es un régimen de gobierno que permite la máxima
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participación y control posible de los ciudadanos en aquellos asuntos que le interesan. Si esto es así, no sé en qué medida el Pensamiento único, y principalmente el instalado a nivel económico, es conciliable con la democracia. Porque es verdad que, en este ámbito, son muy pocos, sólo unos cuantos en el mundo, libres de cualquier control, los que toman las decisiones, no precisamente orientadas al bienestar social, sino a la obtención del máximo beneficio. Es curioso que un personaje tan poco sos pechoso como Raymond Barre viniera a decir que es una irresponsabilidad que el orden económico mundial estuviera en manos de seis o siete jóvenes irresponsa bles de unos 35 años, que deciden lo que quieren, sin necesidad de someterse a ningún tipo de control ni legitimación. ¿Pue-
Esta ideología cuenta con apoyos suficientes para gozar de una situación de privilegio respecto de otros modos de entender la sociedad que existen de el Pensamiento Unico identificarse, sin más, con la democracia? Otros interrogantes se refieren a la misma verdad de sus propuestas, como las del mercado libre, su mano invisible, perniciosidad del Estado. Veamos. · Mercado libre.- Mercado, sí; pero ¿libre?. ¿En qué sentido libre? Hay fuerzas hegemónicas que imponen ritmos y no hay manera de resistirse a ellas. ¿Realmente se está jugando al juego libre del mercado? · Mano invisible.- ¿Ciertamente ha sido una mano invisible?. Cuando el propio sistema ha tenido necesidad ¿no ha echado y está echando mano de instituciones y mecanismos salvadores? ¿No se ha apoyado a veces en regímenes estatistas férreos, cerrados, en dictaduras, para pervivir en algunas regiones del mundo? ¿Mano invisible cuando cualquier crisis económica o financiera tiene como respaldo determinadas garantías que lo salvan de cualquier desca-
ÁLVAREZ DE SOTOMAYOR, C.: « La mundialización. El fenómeno, valoración ético-política y retos para la gobernabilidad», Revista INETemas, Mayo, 1998
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labro? · Perniciosidad del Estado.- De una posi ble y legítima crítica a su funcionamiento, se pasa, sin lógica alguna, a proponer su aniquilación. ¿Y quién dota a la sociedad de aquellos servicios, considerados universalmente como necesarios, que el mercado desatiende por considerarlos no rentables?. El propio sistema económico ¿no solicita de una y mil maneras la ayuda del Estado?. Finalmente, otros interrogantes sobre los efectos que produce. Personas tan significativas como los mismos presidentes del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial vienen haciendo, desde al-
Son muy pocos, sólo unos cuantos en el mundo, libres de cualquier control, los que toman las decisiones gún tiempo, declaraciones sistemáticas de que hay que poner en cuestión la política de ajuste estructural que se está siguiendo en algunos países menos desarrollados, porque no se está resolviendo el alarmante pro blema de la pobreza. Parece que el sistema pervive haciendo que en el escenario aparezcan, claramente diferenciados, lo que algunos analistas (8) llaman no ya Norte y Sur, sino Centros y Periferias. En el mundo hay centros y periferias, países centrales y países periféricos. Pero, a la vez, dentro de esos países o regiones hay también centros y periferias. En el interior de los países más desarrollados existen bolsas de pobreza muy importantes que son incuestionables. Es el llamado cuarto mundo, que, por las tendencias que
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se registran, no parece que vaya a desaparecer del horizonte. Pero es que también en los países periféricos hay centros. ¿Qué son, si no, las oligarquías que dirigen la vida social y política de esos países?. Lo curioso es que hasta se establece una relación de connivencia, de colaboración entre los países del centro y los centros de esas periferias. Esta existencia de centros y periferias se traduce en un mayor poder de unos y sometimiento de los otros y, en último término, en una vulneración sistemática de los derechos humanos. Los efectos sociales que, por otra parte, el mercado genera son claros. El mercado busca rentabilidad. El fenómeno de la deslocación productiva es sintomático. Si es más rentable que una empresa afincada en un país pase a otro, se traslada sin más. Los criterios son, en último término, los de productividad y rentabilidad para el pro pio mercado. Otra cosa es que haya agentes sociales que no estén dispuestos a aceptarlo. Pero eso parece, en muchos casos, una batalla perdida. Las demandas de desregulación radical del Acuerdo Multilateral de Inversiones, gestado en París, son gravemente preocupantes. El movimiento de las finanzas, puramente especulativo, pero decisivo hoy en el sistema mundial, opera a velocidades enormes y basta una orden telefónica o dar a una tecla del ordenador para que determinadas acciones pasen de un lado a otro sin más, descuidando, de manera sistemática, la vertiente social de la vida y actividades humanas. Parece, pues, que, por sus efectos, el Pen samiento único puede también someterse a interrogante. Carlos Álvarez de Sotomayor Reina es Catedrático de Filosofía, coordinador del Área de Investigación y Publicaciones del INET en Córdoba y miembro de la redacción de INETemas
Johan GALTUNG, Immanuel WALLERSTEIN y el sociólogo español José María TORTOSA
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Economía y pensamiento único MANUEL DELGADO Hoy podemos percibir, sin mucha dificul- Entre otras, de los fuertes lazos entre actitad, una gran desconfianza en la llamada vidad económica y pensamiento o imagiciencia económica, o Economía, con ma- nario. Cuando, hoy más que nunca, vender yúsculas. Una desconfianza, bastante ge- un producto es, en gran medida, vender una neralizada, y que parece justificada si pen- manera de entender la vida, y el «markesamos en una ciencia que nació bajo el pro- ting» se hace tanto sobre los símbolos como pósito de procurar la riqueza de las nacio- sobre los bienes, y no está destinado sólo a nes, y que, después de un reinado de más comercializar productos, sino estilos de de 200 años, pervive en medio de un pano- vida e imágenes: el cowboy, las estrellas de rama dominado y ensombrecido por la po- Hollywood, una especie de Jardín del Edén breza. Ahí está como testigo el Informe sin fronteras, lo «políticamente correcto», Mundial sobre el Desarrollo Humano 1998, etc. A la vez, se retroalimenta el modelo, y Programa de Naciones Unidas para el De- la persuasión prepara las mentes para presarrollo, que nos muestra hasta dónde está ferir y desear determinados productos sollegando el abismo de las desigualdades, bre otros. Demasiada «simplificación», eliconstatando que «en 1960 el 20% de la minar las relaciones entre lo ideal y lo población mundial residente en los países material, que encierran mayor grado de más ricos tenía una renta 30 veces mayor complejidad a partir de la consideración, que la del 20% de los más pobres, en 1995 como nos recuerda M. Godelier, de que « los su renta era 82 veces superior ». También hombres no se limitan a vivir en sociedad, en este documento podemos encontrar que sino que producen la sociedad para vivir ».
las 225 fortunas más importantes del mundo representan un total de más de un billón de dólares, o sea, el equivalente a la renta nacional de los 2.500 millones de personas más pobres del planeta, casi la mitad de la población mundial (47%). Una ciencia que, desde que nació como Economía Política, sujeta a una serie de principios y restricciones -morales, sociales y físicas-, ha ido reduciendo su universo, su ámbito de interés, soltando «lastres» y olvidándose de muchas cosas.
La globalización acentúa esta tendencia a la homogeneización cultural desde un mercado de medios
Pero como dimensión olvidada, podríamos caer en la tentación de tenerla en cuenta como un añadido, como un ingrediente más o menos residual que hace el análisis más «completo». Sería también desconocer la propia esencia de todo imaginario, en definitiva, de toda cultura, su carácter totalizador, que la hace ser antes que la economía, en el sentido de abarcarla y comprenderla como una parte, y no al revés. La cultura es un modo de entender la vida, pero es, a la vez, una manera de vivir, es decir, de
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enfrentarse con ella, mientras que lo económico es sólo una parte, una dimensión de la cultura. El imperio de lo económico De modo que, siendo la visión de lo económico, es decir, en definitiva, la manera en que se concibe la gestión de los recursos, una creación de la mente humana, puede decirse que su forma y su contenido dependen de los esquemas o sistemas de pensamiento que lo configuran. Haciendo referencia a la transición al capitalismo, Marx y Engels señalaban que « la racionalidad económica del trabajo no consistió simplemente en hacer más metódicas y mejor adaptadas a sus fines unas actividades productivas preexistentes. Fue una revolución, una subversión del modo de vida, de los
El sistema vigente es el resultado de la aparición y la consolidación desde hace aproximadamente 200 años, de un «orden natural»
valores, de las relaciones sociales, y, en esencia, la invención en el pleno sentido del término, de algo que nunca había existido todavía». En la actualidad, el sistema vigente es el resultado de la aparición y la consolidación desde hace aproximadamente 200 años, de un «orden natural» en sustitución de otro, considerado en el momento de su predominio no menos «natural» que el que ahora nos rige, que tiene detrás una concepción del mundo apoyada en dos pilares. 1. La sacralización de la ciencia. Una ciencia, palanca para el progreso, cuyo objetivo es la acción tecnificada sobre el mundo. A partir del predominio de esta «tecnolatría», se supone que el mundo se transforma por el avance de la técnica, desde una versión lineal y única de la historia, que conduce «inexorablemente» hacia el progreso. En el fondo de esta visión late el mito del progreso, que viene a ser, en gran medida, una ideología. El conocido proverbio «el progreso no se detiene» es un principio de sumisión repetido mil veces; asimismo es
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una prescripción cotidiana: cada uno debe progresar, cambiar, evolucionar. Pongamos por ejemplo, la cuestión que plantea un periodista director de un programa de radio «Tienes hoy tres millones de oyentes ¿Qué vas a hacer para progresar?» Pero ¿por qué hace falta tener más oyentes? Porque, al ser casi siempre de orden cuantitativo, el progreso tiene que ser medido. Esta obsesión está, sin duda, en el origen de la enjundiosa expresión «crecimiento negativo»; al descartar de plano un retroceso en la producción económica, se ha querido ver en ella una forma sutil de crecimiento. Es necesario crecer. Paralelamente, la mayor angustia es quedarse atrás: quedarse atrás en un avance técnico, quedarse atrás en los porcentajes, quedarse atrás en el consumo. Los medios de comunicación adoran cultivar el chantaje del retraso, forma invertida de la ideología del progreso. Cercanas al «progreso», las palabras «evolución» o «cambio» se benefician de un a prior positivo. El cambio es una realidad, pero es también una ideología. Haciendo uso de esta connotación positiva que tiene la palabra cambio, Alfonso Guerra, dijo, en el año 82, cuando llegó el PSOE al Go bierno, que no al poder, «A España la vamos a poner, que no la va a conocer ni la madre que la parió». El cambio se supone que es, por fuerza, un progreso. Es preciso cambiar, evolucionar, que es indefectiblemente, mejorar. Esta fe en el progreso y en la ciencia como acción tecnificada sobre el mundo, es una creencia que, entre otras cosas, soslaya los problemas sociales reduciéndolos a problemas técnicos, y que hoy tiene una expresión clara en la fascinación que ejercen las nuevas tecnologías y el lugar central que ocupan en cuanto a su consideración como fuente de valor, sustituyendo en gran medida en este sentido, al trabajo, con todas las implicaciones sociales que este cambio de centralidad conlleva. En el fondo, late un determinismo tecnológico que en el terreno de la economía se traduce en hacer recaer el centro de atención en el comportamiento de ciertos agregados monetarios o variables que se mueven en un nivel meramente técnico. La técnica, que es una realidad, es también una ideología. Todo lo que se presenta como «técnico», como funcional, aparece como positivo. La tecnología, hoy lo estamos viendo más que nunca, tiene siempre fuerza de ley. Con frecuencia se invocan razones técnicas para enmascarar problemas
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sociales u opciones políticas discutibles. La ideología de la técnica abstrae el espíritu de las gentes en el cómo para ocultar la temible cuestión del por qué. El problema de la violencia en la televisión se trata de arreglar, no preguntándose por sus causas, sino inventando un dispositivo electrónico que permita codificar las escenas traumatizantes. La violencia, en general, se trata de solucionar con más cárceles, más penas, más rejas, más represión. En relación con esto, la velocidad es una realidad, pero es también una ideología inseparable del mito del progreso. Todo lo que va rápido progresa. Lo importante es ir deprisa, aunque no sepamos bien a dónde vamos. La velocidad es un criterio de valor. 2. La razón se sitúa en el centro de un sistema en el que una determinada concepción de la racionalidad alcanza valor de norma universal. Se consideran «racionales» los comportamientos que se encaminan a la consecución de determinados ob jetivos o al modo de alcanzarlos, y todas las conductas que escapan de estos esquemas preconcebidos, se relegan al saco de lo irracional, llegándose por este camino al pretendido fin de las ideologías, al tiem po que el pensamiento único campa por sus respetos. La ley «natural» del comportamiento económico, el afán de enriquecerse, va des prendiéndose de límites, a la vez que la mano invisible se encarga de transmutar los vicios privados en virtud pública. Y esta búsqueda «racional» de la maximización de los beneficios, se convierte en una meta en sí misma. Como W. Sombart advierte en la excelente exposición que del «espíritu de nuestro tiempo» hace en El Burgués (1913), abstracciones como la ganancia y los negocios desplazan al hombre y sus necesidades del centro de interés, y lo someten a las exigencias del ritmo y las formas de la vida económica. Se expresa así, como señala Gorz, «lo irracional, (visto desde el lado de la felicidad personal) de un modo de vida en que el hombre existe para el negocio y no a la inversa» ( La metamorfosis del trabajo,1991:33) Esta racionalidad determina mecánicamente -Jevons llega a definir la economía como la mecánica de la utilidad y el egoísmo- el comportamiento de un homo oeconomicus, cuyo engendro y predominio supone la su presión de la incertidumbre, del tiempo, el error, la acción de lo no mercantil, la desigualdad, la presión de los grupos -el poder-, y lo «irracional». En definitiva, como
ha señalado R. Passet, ( Principios de Bioeconomía,1996) se genera de este modo una ciencia del hombre que excluye al hom bre. A cambio, la expresión monetaria, capaz de traducir la conducta económica, hace posible que todo se pueda pesar, medir o contar, como corresponde a una ciencia que trata de ser exacta y de convertirse en una física social. Aunque esta manía de medir imponga limitaciones muy importantes a la economía tales como, la imposibilidad, en gran medida, de aprehender el cambio, que es siempre cualitativo. Como señala Aglieta (1979), «cuando se estudian los sistemas sociales, las enseñanzas de la historia y la experiencia vivida nos muestran que transformación quiere decir ruptura, cambio cualitativo» (pág. 4). O captar el funcionamiento de un sistema, en el que el todo es, cualitativamente, algo más que la suma de las partes . «¿Cómo podríamos explicar el hecho de que, exactamente la misma serie de elementos químicos que constituyen algunos compuestos inertes puedan también encontrarse reunidos en una célula viviente que muestra una pro piedad, la vida, que no posee ninguno de sus componentes?», se pregunta a este res pecto Georgescu Roegen ( La Ley de la Entropía y el proceso económico,1996). Esta predilección por lo cuantitativo, que
Todo lo que va rápido progresa. Lo importante es ir deprisa, aunque no sepamos bien a dónde vamos. La velocidad es un criterio de valor. en no pocos casos se convierte en exclusividad, con la consiguiente exclusión de lo no medible, da pie a lo que algunos han llamado «el dogma de la inmaculada percepción». Los hechos que hay que analizar son hechos objetivos. La realidad se convierte en un dato; hasta tal punto, que, en el paroxismo de esta visión, algo tan com plejo como la noción de desarrollo, se reduce a un simple número: la renta per cápita. Esta reducción del proceso económico a una analogía mecánica medible, acompañada y facilitada con el traslado del razonamiento desde los objetos y dimensiones del mundo
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nominación de sistema económico, empleada para designar al que sería (en el sentido ordinario del término) el sistema de gestión más antieconómico que ha conocido la humanidad. Un sistema que, al incluir indiscriminadamente las actividades más variopintas en ese «cajón de sastre» de la producción, cerraba los ojos al hecho de que el grueso de las actividades propias de la moderna civilización industrial se apoya en la adquisición de riquezas preexistentes. Ello no sólo porque tales actividades se articulan preferentemente sobre la extracción de los depósitos minerales de la corteza terrestre y no, como ocurría anteriormente, sobre el flujo solar y sus derivados, sino también porque se está inflando enormemente la esfera de las actividades financieras, es decir, basadas en la emisión y trasiego inmaterial de derechos, cuyo manejo otorga a las metrópolis del capitalismo una crecapacidad de compra sobre el munLa creencia en la sustitución sin fin de ciente do. El discurso económico dominante, al centrarse en el universo cerrado de la prolos recursos y el reciclaje sin coste ducción, plasmado en los agregados de producto de los actuales sistemas de Cuenfísico hacen más verosímil la tas Nacionales, deja en la penumbra su viabilidad de un mundo sin límites relación con los dos campos de adquisición de riqueza a los que acabamos de re ferirnos: los tocantes a los recursos naturales y los recursos financieros. Cuando ner un freno para la máquina económica, ambos están llamados a ejercer una imcon la creación de un nuevo factor produc- portancia creciente en el reparto del potivo, el capital, que desplazó en la desde der mundial y a albergar, por ende, el grueentonces llamada Teoría Económica al tra- so de los conflictos. bajo como fuente de valor. A partir de aquí, Del enfrentamiento entre esta racionalidad y con el refrendo de la 1ª ley de conserva- y otras, como por ejemplo la que caracterición de la materia y la energía, -la materia za al funcionamiento de los ecosistemas, ni se crea ni se destruye, solamente se trans- que ha hecho posible la evolución de la vida forma-, todo parece posible. La creencia en en el planeta, resulta claramente vencedola sustitución sin fin de los recursos y el ra la lógica del mercado, que invade todas reciclaje sin coste físico hacen más verosí- las esferas, sometiendo la totalidad a los mil la viabilidad de un mundo sin límites. dictados de lo que es sólo una parte. Esta pérdida de conciencia sobre los lími- Se convierten los criterios derivados de la tes de lo posible, es una de las claves para lógica económica, en las tablas de la ley, entender la crisis en la que hoy estamos en un nuevo catecismo, de modo que se lleinstalados, resultado en gran medida, de ga al imperio de lo económico sobre todos los imperativos que impone la lógica que los ámbitos de la vida. Por ejemplo, el pre preside la expansión del sistema económi- sidente del Banco Central Europeo, se jacco. Pero a su vez, permite dar crédito a la taba de que su Banco iba a obrar con criteutopía liberal, no sólo afianzando la idea rios de «independencia», y «a salvo de las de un crecimiento ilimitado de la «rique- contingencias políticas», persiguiendo la za» total, sino, sobre todo, tratando de dar reducción del déficit público y una estratefundamento a la creencia en que el benefi- gia de moneda estable, ¡Como si estos obcio de algunos no se obtiene nunca en per- jetivos no fueran políticos! Se está subor juicio de nadie. dinando la soberanía política de los estaEsta racionalidad esconde, pues, conflic- dos a la lógica económica. tos, como los que encubre la manipulación Por eso, hay que considerar hoy lo econódel lenguaje, empezando por la propia de- mico como una dimensión hipertrofiada de físico al universo abstracto del valor, y, más concretamente, al universo de los valores monetarios, supone una ruptura con este mundo o entorno físico, y unas nuevas formas para la relación entre economía y naturaleza. La sociedad industrial se organiza de espaldas a la naturaleza, de modo que los indicadores sobre los que se fundamenta el optimismo en cuanto a posibilidades de aumento de la «producción» de bienes y servicios, -productividad del trabajo, crecimiento del PIB, rendimiento por unidad de superficie-, encubren en qué condiciones se logran tales resultados. Como ha señalado J.M. Naredo en su libro La economía en evolución, (1987), los economistas neoclásicos, en el último tercio del siglo XIX, rompen ya definitivamente con los límites naturales que podían supo-
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la cultura industrial. Dimensión desafora- de su imbricación en grandes entramados da, desequilibradora, perturbadora, que se empresariales y de su sujeción a las leyes apodera de otros ámbitos, deformándolos, del mercado. cambiando su sentido, ahogándolos en de- Desde estos grandes grupos, identificados finitiva. La economía termina así siendo en el título del libro de Bertolus y La un monstruo engendrado por la ceguera de Baume, como Los nuevos amos del mununa razón que, como nos recuerda do, se alientan modelos de consumo y estiSaramago en su discurso ante la Academia los de vida ajenos a los pueblos periféricos, sueca, «usamos perversamente cuando hu- además de fuera del alcance de la mayoría. millamos la vida». « Mediante una aplica- Gigantes uniformadores de gustos, que opeción perversa de la razón, dice Saramago ran a escala planetaria, -diseñadores del en otro escrito («Dolor y esperanza en Planeta Reebook-, escaparates de la gran Chiapas», Le Monde Diplomatique, mar- producción localizada cada vez en mayor zo de 1999), hemos dividido a la humani- medida en los espacios centrales, y tablodad en categorías irreconciliables, los ri- nes de anuncios en los que la generación cos y los pobres, los amos y los esclavos, de imágenes y mensajes tiene mayoritarialos poderosos y los débiles, los sabios y mente como fuente única esa cultura inlos ignorantes. Y en el interior de cada una dustrial enferma como consecuencia de la de estas divisiones, hemos introducido hipertrofia de lo económico. otras, para variar y multiplicar a placer, y Como decíamos al comienzo, si nos fija permanentemente los pretextos para des- mos en los resultados, la economía no parece que pudiera incluirse entre aquellas preciar, humillar y ofender ». Es esta cultura industrial la que está enfer- ciencias que, «adelantan que es una barbama. Y, de la misma manera que el proble- ridad». Entre otras cosas, porque la visión ma del deterioro ecológico no puede ser que nos proporciona de la realidad muesabordado extendiendo el mercado a los bie- tra una ceguera especial para la consideranes libres, es decir, con más de lo mismo, ción de ámbitos y aspectos de primera mag porque eso no evita una gestión insosteni- nitud para el mantenimiento y el enrique ble de los recursos naturales, no se trata, cimiento de la vida. Es una visión que nos aquí y ahora, de incluir elementos cultura- lleva a seguir llamando progreso a ese viles en el ámbito de lo económico, sino de vir para el productivismo y la competitivicambiar de cultura. dad. Porque, además de invadir otros ámbitos de la vida en el interior de las sociedades industrializadas del norte, también, desde ¿Qué norte para los pueblos un acendrado etnocentrismo, se considera periféricos? como algo «natural» que el objetivo último de cualquier sociedad sea asegurar la ex- Especialmente en el caso de los pansión, y el predominio de los valores que pueblos periféricos, la expecaracterizan a la cultura industrial: com- riencia histórica nos ha petitividad, afán de lucro, «espíritu» de mostrado hacia dónde empresa, motivación por los beneficios, etc. nos lleva ese norte. Aunque ello suponga la destrucción de Como he escrito en maneras de pensar y de vivir en consonan- otro lugar, el larcia con la historia y el entorno de los pue- go camino de la blos afectados. inserción en el La globalización acentua esta tendencia a sistema se ha la homogeneización cultural desde un mer- ido tejiendo cado de medios, donde la información cir- a q u í cula en dirección única, y en el que las agen- alcias de publicidad, agencias de prensa, productoras cinematográficas, y otros sujetos, transformados ahora en grandes grupos multimedia, tratan de tomar posiciones en el dominio de una «infraestructura de la información global». La comunicación se convierte así en una mercancía generada a gran escala por medios cada vez más condicionados en la calidad de sus productos y en su independencia, como consecuencia
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La sociedad industrial se organiza de espaldas a la naturaleza. Los indicadores sobre los que se fundamenta el optimismo encubren en qué condiciones se logran los resultados.
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Se considera como algo «natural» que el objetivo último de cualquier sociedad sea asegurar la expansión, y el predominio de los valores que caracterizan a la cultura industrial
rededor de un hilo argumental con dos ca bos fuertemente entrelazados. Uno de ellos, la articulación hacia fuera; el otro, la forma en que se configura la economía y la sociedad andaluza en su interior. Los dos cabos están fuertemente condicionados por la dinámica del sistema, desde la que, cada vez en mayor grado, se modula tanto la especialización productiva -pa pel y funciones dentro del mismo-, como el propio modo de funcionar de la economía. De manera que las formas de apro piación y control de los recursos andaluces y los modos de gestión, generación y distribución social de la riqueza tienen mucho que ver con la articulación de la economía andaluza en el exterior. En esta línea, los análisis referidos a la evolución de la economía andaluza en las últimas décadas muestran que las funciones que cumple el aparato productivo andaluz, en el contexto de la división regional del trabajo, se circunscriben, cada vez en mayor medida, al sector agrario, núcleo que, junto con el turismo, centra hoy nuestra especialización productiva. Y dentro de la agricultura, a su vez, sólo una estrecha gama de productos -hortofruticultura y olivar-, conforman el segmento competitivo, orientado hacia la exportación. Mientras tanto, las necesidades interiores de productos agrarios, se cubren, cada vez en mayor medida, desde el exterior, quedando en fuera de juego amplios sectores que atendieron la demanda de mercados locales y que ahora se ven excluidos en beneficio de otras agriculturas más competitivas. Esta desectructuración interna, en gran medida resultado de la integración exterior, es un rasgo que se podría generalizar al resto del aparato productivo andaluz, que ve cómo la carrera por la competitividad, desde posiciones de partida desfavorables, significa mayores cotas de exclusión y de subordinación. Desde la visión convencional de lo económico es otra muy distinta la versión que se nos ofrece. Se supone que nuestra situación es una situación de falta de integración en el sistema, de «atraso», y, desde este diagnóstico, se propone el crecimiento como receta para «atrapar» a los que «van por delante». De modo que la propia dinámica que provoca la exclusión se plantea como remedio. Aunque, incluso admitiendo que el modelo de los «desarrollados» fuera un ideal alcanzable, podría plantearse hasta qué punto sería ir en pos de algo que está llegando a sus límites. Pero además, la racionalidad que rige el
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comportamiento de lo económico en la cultura industrial, obstaculiza la llegada de las mudanzas necesarias para la superación de los problemas planteados en Andalucía. Por una parte, porque, al insistir en la misma dirección, propiciando ir más deprisa como remedio, se justifica el statu quo vigente. Por otro lado, porque, siendo la economía, y la sociedad andaluza, desde esta óptica, la consecuencia de la falta de una serie de ingredientes o factores, entre los cuales se insiste sobre todo en el llamado «espíritu empresarial», el capital humano o el uso de formas tecnológicas y de organización que se están imponiendo en las sociedades que son percibidas como modelos de modernidad, se trata de conseguir que se instalen en ella esos rasgos. E incluso no pocas veces, termina culpabilizándose a la propia sociedad andaluza de su situación, al no ser capaz de conseguir estos elementos, que procurarían la emulación del prototipo. De modo que, estando los elementos ausentes asociados con modos de hacer y de entender propios de la cultura industrial, termina por apuntarse hacia maneras de entender y de hacer predominantes en Andalucía, como responsables de la distancia que sería necesario salvar. En definitiva, se achaca el «atraso», a la «idiosincrasia», a la «manera de ser» de los andaluces. Aunque al mismo tiempo se advierten con frecuencia en esta condición algunos rasgos, sintetizados por Manuel Castells y Peter Hall en la expresión « el arte de vivir », que, según estos autores, sería desea ble conservar, para superar así la oposición entre «la especificidad andaluza y el im perativo tecnológico». Aunque, cuando se propone como solución el «trasplante» de algunos elementos pertenecientes a otras culturas, -rasgos alrededor de los cuales se estructura la cultura industrial-, dado el carácter global, totalizador, de toda cultura, en realidad se está propiciando que la cultura afectada se convierta en algo esencialmente distinto de lo que es, porque, como ya se ha señalado antes, una cultura no se puede concebir como una receta de cocina, en la que los ingredientes se pueden mezclar a voluntad en la proporción preferida. Entendida la cultura de un pueblo como « una forma de haber sido, de ir siendo, y de llegar a ser, nunca concluida», en expresión utilizada por Antonio Gala, lo que se está propugnando con la asunción de las pautas definitorias del modelo dominante, supone, en el fondo, que se deje de ser lo que se
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es; es decir, que se sea otra cosa. Una pérdida de identidad que termina en el no ser, porque los procesos de aculturación no consiguen como resultado otra cultura, sino un vaciado que acaba dejando sin raíces. En el caso de Andalucía, los rasgos que definen la identidad se diferencian en gran medida de los valores dominantes en el sistema. Así lo han puesto de manifiesto tra bajos como el de Juan Martínez Alier , -La estabilidad del latifundismo-, que, en los años 60, desveló los elementos integrantes de la cultura jornalera. El rechazo a la legitimidad de la propiedad de la tierra; el concepto de la unión como vínculo de solidaridad; la valoración positiva del trabajo como mecanismo de autoidentificación y autovaloración que separa, distingue y legitima al colectivo de pertenencia frente a «los otros», la clase «ociosa»; la dignidad como componente básico de la idea de tra bajo, con independencia de la riqueza material. Estos son algunos de los elementos, que no sólo explicarían en gran medida la historia de fenómenos como las agitaciones campesinas andaluzas, sino que trascienden a este sector social del que emergen para impregnar el sustrato sobre el que se conforma, como fruto de una experiencia histórica colectiva, la cultura andaluza. Una cultura marcada por el papel de Andalucía en el sistema y su propia conformación interna; una identidad que cristaliza bajo una situación de dependencia y opresión, y que, según señala Isidoro Moreno en los años 80, se estructura en torno a tres ejes básicos: un acusado antropocentrismo, con una fuerte personalización de las relaciones sociales, el rechazo, o negación, a nivel simbólico, de la propia situación de dependencia y subalternidad, y un fuerte relativismo en relación con ideas y creencias que puede llevar a altas dosis de escepticismo. ( Historia de Andalucía. Vol.VIII.Ed. Planeta.1981) En 1998 han aparecido los resultados de una investigación sobre Valores Sociales en la Cultura Andaluza, realizada por Juan del Pino y Eduardo Bericat, que, bajo este mismo título, ha publicado el Centro de Investigaciones Sociológicas. Según los autores, se trata, en este trabajo, de extraer un conocimiento detallado, de los patrones axiológicos y normativos de la cultura andaluza, y de sus rasgos específicos. Los trazos que vuelven a aparecer, perfilan el di bujo de una cultura en la que subyacen características que configuran una escala de valores contrapuesta a la predominante en la cultura industrial.
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De modo que se constata aquí la presencia de «una cultura socioeconómica peculiar », con «un importante contrapeso de una ló gica social y humanitaria que de sentido a la economía y a la seguridad », en un marco en el que la estabilidad de las fuentes de riqueza tiene «un peso relativamente ma yor que la mera cantidad de riqueza alcanzada». Un alto grado de rechazo de la desigualdad, entendida como producto de un orden social más que como resultado de conductas individuales, así como una mayor inclinación hacia lo perdurable, poca confianza en lo instituido como cauce para resolver los problemas existentes, y «esca sa carga moral atribuida a las instituciones orientadas directamente al poder », junto con una fuerte personalización de las relaciones sociales, o un alto reconocimien-
La economía es un monstruo engendrado por la ceguera de una razón que «usamos perversamente cuando humillamos la vida » to del «valor de establecer unas relaciones de convivencia con la naturaleza, sustituyendo a la precedente actitud de dominio», son algunos de los elementos que conforman el panorama cultural andaluz, según el estudio citado. Un panorama mucho más en sintonía con las exigencias de esquemas de pensamiento con los que poder abordar, interpretar y resolver los problemas que el presente nos plantea. Y también en mejores condiciones para poder aportar los materiales con los que construir un orden nuevo. Un orden que, en vez de tomar como objetivo el crecimiento económico, prescindiendo de sus consecuencias sobre el entorno social y físico, ponga a éste en primer plano para generar y desarrollar formas de vida esta bles. En definitiva, un orden en el que la economía esté al servicio de la cultura, que es tanto como decir de la vida, en lugar de estar la vida de casi todos al servicio de una economía construida en beneficio de unos pocos. Manuel Delgado Cabeza es catedrático de Economía Aplicada del Departamento de Economía Aplicada II de la Universidad de Sevilla
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Pensamiento único y desigualdades JOSÉ MARÍA TORTOSA I
Si el pensamiento único nunca
fue único, ahora lo es menos todavía
pueden ser uno alto y otro bajo, uno brasileño y otro escocés, y uno apto para el Las dos partes que dan título a esta deporte y otro no. No es a esa la diferencia intervención exigen algunos comentarios (desigualdad si se quiere) a la que se va a iniciales. Por un lado, está la cuestión del hacer referencia sino a las distancias entre «pensamiento único»... que no es único. No los hombres debidas a la falta de equidad lo es, evidentemente, ya que existen otros con que han sido repartidos algunos bienes: modos de entender la realidad económica si hemos decidido dar el doble de comida y social y existen otros modos de proponer al alto que al bajo por la simple razón de medidas para intervenir sobre ella. Además, que el alto, si no, se enfada, la desigualdad el tal «pensamiento» no se diferencia de no es en altura sino en comida y el criterio los otros por la pretensión de ser «único»: que hemos utilizado para el reparto es, al otros pensamientos también la tienen o la parecer, injusto. Estas distancias pueden han tenido. Piénsese, si no, en las ser, y así aparece en la literatura al respecto, autopresentaciones del marxismo como cuantitativas (en patrimonio, ingresos o «la», es decir la única, teoría científica consumo, por ejemplo) y no-cuantitativas sobre la sociedad. Curiosamente, son los (poder, privilegio o prestigio, por ejemplo). que no están dentro de este «pensamiento», Como se ve, no por no ser cuantitativas son los que lo llaman «único», siguiendo un menos importantes. famoso artículo de Ignacio Ramonet en Le Cuando ahora unimos ambas partes y nos Monde Diplomatique. También se le podría pr eg unta mos po r sus re laci on es, una llamar neoliberalismo o globalismo y sus primera respuesta es muy rápida: el llamado adeptos tampoco sentirían que su opción «pensamiento único» prácticamente no ha sido correctamente nombrada. incluye ninguna referencia al problema de Curiosamente, el «pensamiento único», en la desigualdad tal y como aquí se ha boca de sus representantes, puede llegar a definido. Sí habla de la desigualdad de llamarse «liberalismo» tout court , pero, en origen: no todos los hombres, asegura, son general, sus portadores prefieren hacerlo iguales en inteligencia -la campana de sinónimo del sentido común: ese Gauss-, en fuerza -la misma- o en aptitudes pensamiento es, según se autopercibe, lo desde un punto de vista genético. Sin que toda persona sensata tendría que pensar embargo, todos los hombres son iguales a de no haber sido contaminada por formas la hora de competir en el mercado, todos equivocadas de presentar y abordar las comienzan la carrera el mismo tiempo y cosas (no se diferencia mucho, en esto, de desde el mismo lugar, con independencia otras ideologías). Pero no se crea que es un de si la hacen a pie o en coche. sentido común primitivo y poco elaborado: La cuestión de la lucha contra la detrás de este pensamiento se pretende que desigualdad es, ciertamente, un elemento está la Ciencia y, en particular, las Ciencias que está ausente de esta forma de plantear Económicas que prueban que las las cosas: lo que importa es el crecimiento proposiciones del tal «pensamiento» están y lo que se tenga que pagar (sic) en términos basadas, una a una, en un conocimiento de desigualdad es mucho menor de lo que sistemático, empírico, desapasionado e se pagaría si no se aplicaran las recetas de intersubjetivo de la realidad económica y este pensamiento: la pobreza sería mayor, social. Ellos son científicos y los demás son ya que la tarta sería menor. Otra cosa es ideológicos, cosa en la que tampoco son que la tarta aumente y que la desigualdad muy originales. se mantenga, es decir, que se produzca Con respecto a desigualdad, poco hay que crecimiento, por ejemplo del Producto decir: que se trata de una palabra que se Interno Bruto, PIB, y que, sin embargo, las refiere al resultado de haber distribuido o reglas para distribuirlo sigan siendo las repartido algo entre personas siguiendo mismas con lo que la desigualdad sería criterios poco equitativos o justos. No se estable. Y otra cosa es que la tarta aumente refiere, pues, a la desigualdad física, y que algunas personas sigan excluidas del genética, sino a lo construido sobre ella por reparto. Pero estas dos últimas salvedades los criterios del reparto. Dos hombres no son vistas desde la óptica del
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«pensamiento único» que sí prefiere, si hiciera falta, hablar de pobreza (1).
II Como se ha dicho, «pensamiento único» puede ser sinónimo de globalismo, la ideología construida en torno a la globalización y que no sólo constata la existencia de procesos económicos y sociales globales sino que de ahí pasa a que «si es así, es porque debe ser así», si los países son desiguales es porque deben ser desiguales y si los seres humanos son desiguales es porque deben ser desiguales. En general, al «pensamiento único» se le aplican aquellas tres características que Albert Hirshman ya encontraba en los otros pensamientos que él llamaba reaccionarios. Como indica en «La retórica de la reacción» (2) , este pensamiento reaccionario comenzaría por advertir la inanidad de cualquier intento por subvertir el orden natural de las cosas: es inútil intentar nada, se nos dirá, porque, en todo caso, no se va a poder conseguir lo que se pretende. Pero es que si se pudiera conseguir, aparecería la segunda de las advertencias, a saber, la de los efectos perversos: mejor no hacer nada ya que, generalmente, lo que se va a conseguir es lo contrario de lo que se pretende. Y acaba recordando que, en todo caso, si se consiguiera algo, sería a costa de lo bueno conseguido anteriormente y sería una puesta en peligro de un orden básicamente bueno o, por lo menos, no resistiría un análisis coste-beneficio: lo que se ganaría sería mucho menos de lo que se perdería. Pues bien, el problema del globalismo se planteaba de dos formas bien diferentes por parte de dos asistentes a la reunión del World Economic Forum, en Davos, en 1999, dedicada ese año a «La globalización responsable», que no deja de ser una extraña mezcla de palabras que casi llega a la contradicción en los términos. Sin ánimo de que alguno de ellos refleje mejor que el otro las características del tipo de pensamiento descrito y analizado por Hirshman, ahí van las dos versiones, insisto que de asistentes al mismo evento. Caso I . Su autor nos dice que lo de
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«globalización responsable» hace referencia al hecho de que el proceso de globalización se está desarrollando «sin que nadie tenga control o responsabilidad sobre el mismo». Es, pues, irresponsable al tiempo que «se constata que la globalización es imparable. Es un proceso objetivo, y fuera de ese proceso sólo hay marginación económica, al menos en el marco de la economía de mercado, que al final se ha impuesto como forma universal». Inanidad. El que haya ido demasiado lejos el asunto no quita que, «aunque sería deseable controlar la globalización, no se puede hacer sin quebrar el mercado, sin resucitar la excesiva intervención gubernamental y sin espantar a los innovadores, que crean la tecnología, y a los inversores, que ponen el dinero». Efectos perversos. A lo más que se llega cuando se intenta cambiar algo es a una regulación que consiste en ver «cómo salvar a los inversores, evitar que se metan en un lío y ayudarles a salir del lío una vez que se hayan metido. Pero nadie piensa que se puedan controlar los mercados financieros globales». En último término, «hay que instalarse en la volatilidad financiera y en la inestabilidad económica, y aprender a vivir en ese mundo incierto y arriesgado, pero creativo y con potencial de ganancia». Inanidad otra vez. Todo hay que decirlo, existe un «lado oscuro de la globalización» que «se sitúa, sobre todo, en el drama humano que para cientos de millones de seres representa, y esa responsabilidad se transfiere a las instituciones internacionales humanitarias, a las religiones y a la filantropía» (por lo visto, no a los inversores). Pero no hay que temer: «se espera que la promesa tecnológica, con tecnología cada vez más potentes y más baratas, que se difundirán entre toda la población, contribuya decisivamente a resolver los problemas». Lo de que se vaya a difundir entre toda la población no está tan claro, pero, en fin, «se confía en que el dinamismo del sistema tecno-económico que hemos creado supere por sí mismo (énfasis añadido, JMT) las actuales contradicciones. Y cuando haya crisis sociales, económicas,
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Curiosamente, son los que no están dentro de este pensamiento , los que lo llaman único .
Torres López, J., Desigualdad y crisis económica. El reparto de la tarta , Madrid, Sistema, 1995. Hirshman, A.O., The Rhetoric of Reaction: Perversity, Futility, Jeopardy , Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1991.
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la supremacía ideológica del sistema capitalista global no conoce límites
(sic) expansión de la economía estadounidense, que creció a más del 5 %, polí ti cas, sin apenas inflación, en el último semestre, habrá que y que está creando una media de 250.000 t r a t a r l a s empleos nuevos por mes, parece asegurar con fórmulas una reserva inagotable para el capitalismo específicas para mundial»(5), capitalismo que, como se ve, cada una». Si no goza de salud inmejorable. entiendo mal, las El caso II , en cambio, prefiere hacer notar crisis, en su mayoría, que «una tercera parte del mundo se serían errores de ajuste encuentra en recesión» y que «1,3 millardos al sistema tan dinámico [mil millones] de personas tienen que vivir «que hemos creado» (3) . con menos de un dólar al día», al tiempo Puesta en peligro. que «las rentas de los 10 países más ricos En pocas palabras: 1.- La del mundo son ahora 80 veces mayores que globalización es imparable y casi las de los 10 más pobres cuando en los años «natural»; 2.- Es cierto que crea algunas 60 eran ‘sólo’ 30 veces más ricos». En dificultades a algunos, aunque quedan efecto, resume, «la globalización ha dejado superadas por los beneficios para los más; millardos de personas en la pobreza» (6). 3.- Pero el problema es cómo adaptarse, ya En realidad, el caso I y el caso II forman que no hay modo de controlarla. parte de corrientes generalizadas, ninguna Caso II . Otra persona, igualmente asistente de las cuales puede alzarse ya con la a las reuniones del Foro, plantea las cosas pretensión de «única» ya que, por lo menos, de manera bien diversa: 1.- La globaliza- hay dos y entre ellas se lleva a cabo una ción es parable y es «artificial» ya que es el muy interesante batalla ideológica por la efecto de decisiones concretas tomadas por supremacía, es decir, por llegar a ser personas concretas (precisamente porque es realmente «únicas» (7). artificial es por lo que puede detenerse); El caso I tiene un conspicuo antecedente 2.- Sobre todo, crea pobres, hace a los ricos en el tiempo en el Informe Anual 1998, de más ricos (es decir, polariza las sociedades la Organización Mundial del Comercio. Su y el mundo) y desintegra sociedades capítulo sobre la globalización no puede ser enteras; 3.- Luego el problema es cómo más explícito: los flujos comerciales y controlarla, cosa que es posible, pero ya no financieros que constituyen la globalización hay consensos: ni el de Washington, aquel 1.- son buenos en sí mismos; 2.- son famoso consenso que supuso el lanzamiento inevitables; y 3.- en el caso de que fueran de las políticas neoliberales en América evitables, no deberían dejar de existir ya Latina como «pensamiento único» y que son fuente de bienes mientras el consensuado(4). proteccionismo sólo es fuente de males. Es No dejan de ser interesantes las cifras que un capítulo que Hirshman disfrutaría. cada uno de ellos aporta en su defensa. No Traduciéndolo al lenguaje de este último, es lo fundamental de los respectivos lo que el capítulo viene a decir es muy claro: reportajes, pero no deja de ser sintomático. No se pu ed e ha ce r na da co nt ra la El caso I nos recuerda que «la imparable globalización; si se pudiera hacer, sería con
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Castells, M., «El mundo según Davos», El País , 12 de febrero, 1999. Laurance, B., «Smug economic consensus has fractured», The Guardian Weekly , 14 de febrero, 1999. No piensa así Bruce Nussbaum, hablando también de Davos: el problema de fondo es la bipolaridad Estados Unidos - Unión Europea. «Letter from Davos», Business Week , 15 de febrero, 1999, pág. 40. Y algo debe de haber cuando el primer vicepresidente y jefe economista del Banco Mundial, Joseph Stiglitz, reconoció en Washington que «estamos perdiendo la batalla contra la pobreza», que puede provocar un aumento de «inestabilidad social», asunto del que, por lo que he visto, los periódicos de la periferia se hicieron más eco que los de los países centrales, incluida España. Ver reseña, por ejemplo, en Los Tiempos (Cochabamba, Bolivia), 16 de septiembre, 1999. Ver L. Elliott, «Brazil sacrificed on the altar of orthodoxy», The Guardian Weekly , 24 de enero, 1999, que recoge los ataques del citado Joseph Stiglitz contra el consenso (neoliberal) de Washington.
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efectos perversos; y si no los tuviera, los efectos negativos -lo que se perdería de lo bueno que había antes- superarían a los positivos. La defensa de la globalización es completa y documentada empírica y académicamente. La globalización no va contra la estabilidad política, ni contra el crecimiento, ni contra la cohesión social al imponer rebajas generalizadas de salarios, ni produce marginación ni es un factor de desigualdad. Es cierto, todo hay que decirlo y el Informe lo dice, que los beneficios de la globalización no se han distribuido equilibradamente. Es «el lado oscuro de la globalización» pero que, como con el caso I , sólo alcanza algunos centenares de millones de personas y nunca a más de un millardo. El Informe sigue reconociendo que lo que la globalización ha hecho contra la soberanía nacional es preocupante y que implica un desafío de fomentar el desarrollo. La conclusión es esperable: «Si comienzan a aplicarse políticas prudentes que calmen los temores de los inversores y restauren la estabilidad del sector financiero, hay buenas po si bi li da de s de ev it ar un a re ce si ón profunda, aunque el crecimiento de la economía mundial sea más lento y vaya acompañado de un doloroso proceso de reajuste en algunos países». Lo esencial, y ahí está el meollo, es no sucumbir a las tentaciones proteccionistas, cosa que se dice a los países pobres mientras se sabe, pero no se dice, que son los ricos los más proteccionistas y ahí están los propios datos de la OMC para demostrarlo: sin ir más lejos, aproximadamente la mitad de las medidas «anti-dumping» (proteccionistas) de las que tiene conocimiento la OMC se consiguen sumando las de los Estados Unidos y las de la Unión Europea. Si la OMC va en paralelo con el caso I , ¿cuál podría ser el paralelo internacional con el caso II , sumido en la misma lucha por conseguir la supremacía ideológica mundial? Veamos algunas proposiciones tomadas de un mismo autor: 1.- Lo que llamaríamos aquí «pensamiento único» y que ese autor llama «capitalismo de laissez-faire» (neoliberalismo si se pr ef iere ) es la gr an amen aza para la
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estabilidad económica mundial, la justicia social y las relaciones internacionales. 2.- Los efectos recientes han sido devastadores: las economías periféricas han sufrido un descenso no visto desde la Gran Depresión y el sistema económico mundial estaría a punto de desintegrarse ya que la tensión en la periferia no es buena para el centro, el daño en la periferia está llevando a países a salirse del sistema (Malaysia, por ejemplo) y, frente a ello, las autoridades monetarias internacionales han sido unas irresponsables e incapaces. Sin embargo, y a pesar de la presente crisis, «la supremacía ideológica del sistema capitalista global no conoce límites». 3.- Pero ahí está lo malo: «Lo que hace que la crisis sean tan desestabilizadora en lo político y tan peligrosa para el sistema capitalista global es que el sistema mismo es su causa. Para ser más preciso, el origen de esta crisis hay que encontrarlo en el mecanismo que define la esencia del sistema capitalista globalizado: los mercados de capital libres y competitivos que mantienen al capital privado moviéndose continuamente en torno al Globo en busca de los más altos beneficios y, supuestamente, la adjudicación más eficiente de las inversiones y ahorros mundiales». El lector iniciado en estas lides habrá adivinado que frente al doctor Pangloss de la Organización Mundial del Comercio, que piensa que vivimos en el mejor de los mundos posibles y que no vayamos a estropearlo (refleja espléndidamente las características del pensamiento reaccionario), este Casandra amenazando con crisis disruptivas y señalando los males de este mundo, en claro paralelismo con el caso II , no es otro que George Soros, el especulador que consiguió sacar a la libra esterlina del Sistema Monetario Europeo (8). Siendo así, hay motivos para pensar, una vez más, que nos encontramos ante un duelo entre aquellos que representan a la parte más reaccionaria de la «cosmocracia» y los que representan a las élites del «egoísmo ilustrado». Es una pelea en la cumbre en las que, como en tantas guerras modernas, las fronteras no están claras y el «intervencionismo humanitario» no queda
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La mitad de las medidas proteccionistas de las que se tiene conocimiento se consiguen sumando las de los Estados Unidos y las de la Unión Europea
Respectivamente: 1.- «The capitalist threat», The Atlantic Monthly , 279, 2, febrero 1997, pág. 45-58; 2.- «The crisis of global capitalism», Newsweek , 1 de febrero, 1999, págs. 22-27 (la entrevista de la última página no tiene desperdicio); 3.- «Capitalism’s last chance?», Foreign Policy , invierno, 1998, págs. 55-66.
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claramente justificado ni, a veces, es incluso pensable. Para mayor desolación, las distinciones entre «derecha» e «izquierda» quedan, en este caso, un tanto desdibujadas, dada la trayectoria y posición de algunos de los que intervienen en la pugna. La pelea sigue incluso dentro de las instituciones que se suponen representan a uno u a otro, a los reaccionarios y a los reformistas. El Banco Mundial, que está entre los primeros, tiene, sin embargo, claros representantes de los segundos en su interior, mientras que el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo que está entre los segundos, y como tales inventaron el «desarrollo humano» frente al «crecimiento económico» del Banco, tiene también elementos de la parte contraria. Que el gran atacante del sistema capitalista sea el Gran Capitalista no hace sino añadir confusión a la escena.
la desigualdad fue creada por decisiones concretas de actores sociales concretos III Al «pensamiento único» sólo le preocupa la desigualdad como algo secundario, como un efecto colateral, como el precio que hay que pagar para conseguir el crecimiento. Sin embargo, durante los momentos en que más se hablaba de él como si fuera «único» (aunque no lo fuese), la desigualdad creció hasta hacer desenterrar el vocabulario marxista sobre la polarización y la pobreza aumentó hasta hacer recuperar el viejo vocabulario del XIX y principios del XX sobre el pauperismo y el también concepto marxista de la pauperización. Achacar al «pensamiento único» esta hecatombe, tal vez sirviera para la lucha ideológica, pero no sería justo. Hubo otros factores, pero sí es claro que los países en los que las recetas se aplicaron con más entusiasmo (la Inglaterra de Thatcher, los Estados Unidos de Reagan) estuvieron entre los que vieron que ambos fenómenos se producían de
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forma evidente. Sin embargo, la cuestión de fondo sigue siendo la de hace tanto tiempo: ¿qué hacer?. Como siempre, un problema mal planteado es mucho más difícil de resolver. Si yo entiendo bien el asunto, el problema no es el «pensamiento único» sino la desigualdad. El «pensamiento único» es sólo una de las posibles repuestas ante la desigualdad: la respuesta de legitimarla como un resultado «natural», inevitable y, en todo caso, no querido de una actividad noble y engrandecedora que es la lucha por conseguir mayores cotas de crecimiento económico medido mediante el Producto Interior Bruto, el PIB. No es, como casi ninguno, un pensamiento desinteresado: trabaja por intereses concretos, propios o ajenos. Es decir, trabaja por defender intereses propios o por defender intereses de otros que financian, apoyan, alquilan o, simplemente, pagan con dinero, prestigio, presencia o bombo y platillos(9). Y, so pena de caer en un tipo de idealismo que estuvo también en auge hasta hace no tanto, no creo que haya que atribuir al «pensamiento único» poderes que no tiene: la desigualdad fue creada por decisiones concretas de actores sociales concretos; el «pensamiento único» vino después y no fue causa del primer impulso; sólo cuando fue creído y adoptado a pies juntillas por otros, se convirtió en factor adicional de desigualdad. Es evidente que hay otras posibles respuestas, como las hubo en el momento histórico europeo (ahora es a escala mundial) en que la desigualdad liberal llegó a sus extremos más extremos. Si el «pensamiento único» es la primera (causa -entre otras- y efecto -entre otros- de la desigualdad), la reacción de intentar suprimir la desigualdad es la segunda. Si se prefiere, e intentando clasificar los «pensamientos» con respecto a sus respectivas posiciones ante el cambio, el «pensamiento único» rechaza el cambio. Evidentemente, no rechaza el cambio tecnológico, ni los acelerados cambios sociales. Rechaza el cambio en la estructura y contenido de la desigualdad. Es comprensible: refleja los intereses de los que quieren seguir dominando. En cambio, el segundo «pensamiento» lo que quisiera es acelerar el cambio, transformar globalmente las reglas del juego e instaurar
Desarrollo estos asuntos con algo más de detenimiento en El juego global: Pobreza, desarrollo y prospectiva , Barcelona, Icaria, próximo, capítulo IV.
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un mundo igualitario mediante una reunión del mismo mes y año. Si el «revolución a escala mundial» semejante a «pensamiento único» nunca fue único, la que, en su día, pretendió Trotski. ahora lo es menos todavía. Y queda la posibilidad de intentar gestionar el cambio, reduciendo la desigualdad sin por ello pr et ender supr im ir la ni, po r Al pensamiento único sólo le preocupa supuesto, mantenerla. Es una opción menos grandiosa que la anterior y con relaciones la desigualdad como algo secundario, públicas menos elaboradas que la primera. Pero si la primera la considero indeseable como un efecto colateral y la segunda la considero poco probable, lo único que nos queda, deseable y posible, es esto tercero. Pero me temo que queda mucho todavía por hacer a pesar de lo avanzado en «cumbres sociales» como la de Copenhague, informes internacionales IV (Bradt, Palme, Brundtland), grandes ONGD y autores muy variados. Lejos de mí la funesta manía de pensar que Los que comenzaron a idear un posible los «malos» actúan por intereses y los Estado del Bienestar para la Europa de «buenos» actúan por valores o ideales. principios del siglo XX también estaban en Todos actúan por ambas cosas. Los una situación semejante. Frente, por un reformistas y los revolucionarios también lado, a los reaccionarios que seguían tienen intereses. pensando que el Estado mínimo era la Lejos de mí la funesta manía de pensar que respuesta y que si no fuese suficiente son las palabras las que cuentan. siempre quedaba el recurso a la violencia y Efectivamente, por sus obras se les al pistolerismo que descabezara y conocerán: los que dicen, con vocabulario «apaciguara» a las «clases peligrosas» y incendiario, que nada puede hacerse, que frente, por el otro lado, a los revolucionarios si se hace algo es para reforzar el sistema y que soñaban con la agudización de las que, en todo caso, eso que se hace contradicciones en Alemania e Inglaterra desmoviliza a los actores más (no en Rusia) que llevaran a la superación concienciados y los aparta de los verdaderos definitiva de la explotación del hombre por objetivos que son los de la revolución, el hombre basada en la propiedad privada, pueden estar escondiendo, detrás de dicho estos reformistas podían haber parecido vocabulario, la práctica reaccionaria de la unos ingenuos y, ciertamente, parecieron inanidad, los efectos perversos y la puesta aliados de los revolucionarios a ojos de los en peligro. reaccionarios y aliados de los reaccionarios Y lejos de mí la funesta manía de pensar ante los ojos de los revolucionarios (10), según que, al optar por la escala global, esa escala la conocida tendencia de las ideologías en la que se encuentran extraños europeas a ser más de dos, pero a intentar compañeros de cama a los que se puede presentarlas como si sólo fuesen dos. rechazar a costa de que todo siga igual o a Ahora, los que piensan en un pacto global los que se puede aceptar a costa de la propia semejante al pacto social que llevó al Estado «pureza ideológica», la opción por dicha del Bienestar pueden parecer lo mismo y escala excluye los planteamientos a escala ser vistos de la misma forma. Pero las de bloques (comerciales, militares), a escala opciones están claras y, en mi opinión, va estatal, regional, municipal o local. Es ganando la de los reformistas frente a los cierto que las cosas son complejas y hay cuales los viejos reaccionarios comienzan que ver cómo se relacionan todos esos a hablar de lucha contra la pobreza en los niveles. Pero no puede hablarse de todo al términos en que Clinton lo hizo ante la mismo tiempo. Sunt lacrimae rerum. Asamblea General de las Naciones Unidas de septiembre de 1999 o en los términos en José María Tortosa , Cátedra Rafael Altamira que se expresaron el Banco Mundial y el (Instituto Interuniversitario de Investigación Fondo Monetario Internacional en su sobre la Paz) de la Universidad de Alicante
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La postura del Manifiesto Comunista de 1848 contra lo que después se llamaría Estado del Bienestar es rotunda y coherente. Y su desprecio por lo que después se llamarían pobres, también.
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Comunicación y culturas ARMAND MATTELART
La evolución hacia una comunicación -mundo
planetaria crea nuevas disparidades entre países, regiones o grupos sociales.
De la ideología globalitaria se desprende una concepción de la «sociedad de la comunicación» como sociedad de la transparencia. Así se completa el oscurecimiento de los envites de poder que arrancó bajo el signo de la «aldea global», en tanto forma de negar las diferenciaciones entre sociedades y la pervivencia de las correlaciones de fuerza y del interés colectivo. La representación globalitaria culmina las tesis conservadoras sobre el fin de las ideologías, las clases, lo político y la historia. Luego entonces, no es de extrañar que para reciclar el eslogan del «fin de la historia», el consejero del Departamento de Estado Francis Fukuyama se haya apoyado en 1989 en la ubicuidad de los signos de la modernidad mediática, y haya evaluado el ejercicio de la democracia política únicamente a partir del parámetro de la difusión de los productos y las redes del global democratic marketplace. En el sistema mundial, las responsabilidades se diluyen al punto de que no hay manera de identificar a sus actores, y que por lo tanto no es posible ni necesario buscar una respuesta a su proyecto de reorganización del mundo. Cualquier intelección política del mundo queda borrada de las referencias para beneficio del determinismo técnico-mercantil. Como bien lo dice Carlos Monsiváis: «La glo balización sig-
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nifica que no se tendrá que decir nunca más que uno lo siente mucho». El vínculo glo bal, símbolo del proceso general de despersonalización y desnacionalización, vacía al mundo de sus actores sociales. A fuerza de pensarse como sociedades de responsabilidad ilimitada, gestoras de la totalidad social, y de querer regular al conjunto de la polis confiando en la autodisciplina del mercado, las grandes unidades de la economía mundial se convirtieron en sociedades desresponsabilizadas. Su aspiración a lo «universal» esconde, de hecho, una fuga hacia adelante . A fuerza de oír que, con el fin del mundo bipolar, el poder es más difícil de ubicar, porque es «difuso, volátil, complejo e interactivo, -según la terminología en boga-, uno está tentado de olvidar que el poder, aunque es más complejo, sigue ahí, y que a la nueva complejidad del mundo debe corresponder una complejidad de las respuestas. Desde luego, éste no es el caso cuando uno lee los bestsellers de Bill Gates y de Nicholas Negroponte sobre la era del futuro que terminan con el eslogan «I am optimistic», reprochando a quienes quieren seguir pensando en la complejidad de las respuestas el «ser pesimistas» y por ende «tecnófobos». Dadas todas estas razones de amorfismo y atopía social propias de la idea de globalizaci6n, me parece preferible considerar la fase actual como de surgimiento de una «comunicación-mundo», noción que remite de manera explícita a la de «economía–mundo», forjada por el historiador Fernand Braudel. Al igual que la construcción progresiva de la «economía-mundo» a lo largo de la historia, la evolución hacia una «comunicación-mundo» planetaria crea nuevas disparidades entre países, regiones o grupos sociales. Se encuentra en el origen de nuevas exclusiones. El planeta ya no es esta sociedad global o esta aldea global que convoca sin distinción a todos los individuos y todos los pueblos en torno a los mismos global events, sino un archi piélago con sus polos de excelencia tecnológica, en vías de convertirse en ghettos amurallados, y sus inmensos márgenes de olvidados. El aumento del número de los excluidos disipa el sueño del credo global. Só1o el deseo es universalizable, pero no
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los productos, ni las tecnologías y los modelos de vida con que seducen las imágenes electrónicas. Al rechazar a una mayoría de la Humanidad hacia sus periferias, la dinámica de la mundialización corre el riesgo de encaminar el planeta hacia una economía y una comunicación de dos velocidades. Así, se tendría en el futuro un mundo estructurado alrededor de algunas megalópolis, casi siempre ubicadas en el Norte aunque a veces también en el Sur, de donde partirían y a las que llegarían todos los grandes flujos de información y de comunicación. La globalización se conjuga, así pues, con fragmentaciones y segmentaciones. Se trata de las dos facetas de una misma realidad. Por doquier, nuevas formas de competencia oponen a los territorios entre sí y producen usos diferenciados de los mismos. En la organización del es pacio económico y la lucha por la utilización óptima de los diferentes territorios actúan dos tendencias contradictorias. La pr im er a co ns is te en un pr oc es o de deslocalización/relocalización. Constataciones de este tipo se encuentran en la base de geoestrategias de segmentación o de creación de «comunidades de consumo», (consumption communities) de marketing. Al considerar que las variantes en los estilos y los niveles de vida son más importantes que la proximidad geográfica y la pertenencia a una tradición nacional, la industria publicitaria busca construir amplias comunidades transnacionales de consumidores que comparten los mismos «socioestilos», las mismas formas de consumo y de prácticas culturales. Sobre este nuevo orden mundial de ghettos amurallados, se enciman las nuevas redes del desorden mundial, o las redes parasitarias. Los expertos en geopolítica las llaman los «nuevos frentes planetarios del desorden», los «espacios de la sombra», los «antimundos», o de manera más simple las «redes del mercado negro de la vida». Se trata de los frentes del medio ambiente, de los circuitos de la economía subterránea o informal, de las redes mafiosas o de tráficos ilícitos (desde los narcóticos hasta los niños pasando por el contrabando electrónico), de los frentes del integrismo, de los frentes de las sectas, de los flujos transnacionales de las diásporas y de las corrientes migratorias del trabajo, regular y clandestino, hacia los países y las regiones privilegiadas, de los frentes de las nuevas plagas, etcétera. Estos frentes disonantes y estos universos paralelos constituyen un revelador de las crisis, los conflictos y
los desequilibrios que afectan nuestras sociedades en mutación, llevándolas a hacer malabarismos con el riesgo permanente del colapso, de la catástrofe. Si los años ochenta fueron los de la búsqueda de una cultura global, homogeneizante, por parte de las grandes empresas transnacionales en busca de «universales culturales» propicios a una mejor penetración de sus productos, sus servicios y sus redes en el mercado mundial, también fueron los de la revancha de las culturas singulares. La tensi6n y los desfases entre la pluralidad de las culturas y las fuerzas centrífugas del cosmopolitismo mercantil han puesto de manifiesto la complejidad de las reacciones frente al surgimiento de un mercado único a escala del mundo. En adelante, existe un mayor interés por la manera en que cada El aumento del cultura y cada comunidad recibe y modifica los mensajes transminúmero de los tidos por las redes mundiales de comunicación. ¿Cómo se juegan excluídos disipa el las negociaciones entre lo partisueño del credo cular y lo universal, entre lo nacional y lo internacional? ¿Resisglobal ten las culturas? ¿Se adaptan? ¿Sucumben? ¿Se apropian de aquéllas? Estos nuevos enfoques han permitido remplazar términos como «americanización», y «dependencia» por los de «mestizaje» y «criollización». Se trata en realidad del regreso a una vieja historia, ya que desde que comenzó la historia de los intercambios en el mundo, los modelos culturales e institucionales transferidos por las potencias hegemónicas se encontraron con pueblos y culturas que resistieron a la anexión, fueron contagiados, se mimetizaron o desaparecieron. En estos crisoles culturales nacieron los sincretismos y se manifestó la voluntad barroca. Este nuevo interés por las interacciones y las fragmentaciones puede ser ambivalente. Nos obliga a hacernos preguntas sobre el proceso de mundialización de los intercam bios y su relación con la democracia en lo cotidiano, aunque también puede congeniar con las múltiples formas del repliegue nacionalista, e incluso chauvinista. En el umbral del tercer milenio, el desafío consiste en tener una mirada lúcida y crítica sobre el primero, sin caer en la trampa del segundo. Armand Mattelart es Profesor de Ciencias de la Información y la Comunicación en la Universidad de París VIII.
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Pensamiento único y género:
Más allá del paradigma de mercado CRISTINA CARRASCO
Además de un sesgo clasista, existe también un sesgo sexista debido a la división del trabajo por sexo y la situación particular de las mujeres
La expresión «pensamiento único» acuñada en los últimos tiempos para designar la tendencia creciente de predominio neoli beral en lo político cultural y en lo económico ha motivado diversas discusiones en torno a su significación. ¿Pensamiento único, dominante, hegemónico? Las matizaciones sin varias. Algunos autores plantean la dificultad de hablar de «pensamiento único» no sólo porque la expresión sería contradictoria en sí misma -el pensamiento para serlo no puede renunciar a su tarea crítica, que implica la confrontación permanente con otros pensamientos- sino porque más bien habría que hablar de determinadas formas político-económicas de entender y analizar la realidad que puedan ser dominantes durante un período de tiem po aunque no necesariamente universales. Pero también, aceptando los matices anteriores, se manifiesta el temor de que precisamente entre los matices se pierda lo que la expresión «pensamiento único» ha logrado transmitir de forma eficaz: la existencia de un paradigma -el neoliberalismosobre lo deseable y aceptable en política económica, un paradigma cuyo desarrollo y expansión -apenas discutido- amenaza con destruir valores, creencias y proyectos de la cultura democrática. De acuerdo a su noción primera, «pensamiento único es la traducción a términos ideológicos de pretensión universal de los intereses de un conjunto de fuerzas hegemónicas, en especial, las del capital internacional» (Ramonet, 1995). Los principios que sustenta el «pensamiento único» serían en lo fundamental, que lo económico -liberado de lo social- prima sobre lo político, la hegemonía indiscutible del mercado como mecanismo de asignación, la libre competencia como estímulo de la empresa y producción, la moneda fuerte como factor de estabilización, la globalización en particular de los flujos financieros, la desregulación, la privatización, etc. La continuada repetición de la bonanza de esta ideología presentándola además como la única posible («natural») desde los go biernos, universidades, centros de investigación, medios de comunicación, etc., incluidos sectores de la izquierda europea y estadounidense, «le confiere fuerza
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intimidatoria que ahoga cualquier intento de reflexión libre y hace muy difícil la resistencia frente a este nuevo oscurantismo» (Ramonet 1995). Ahora bien, desde una perspectiva de género, tanto el llamado «pensamiento único» como su propia crítica caen dentro de otro «pensamiento único» más antiguo y con mayor implantación que las mujeres hemos padecido desde tiempos remotos: un pensamiento androcéntrico que ha hecho invisibles a las mujeres en el doble sentido, por una parte, al negar reconocimiento y valor social a las actividades que estas tradicionalmente han realizado y, por otra, silenciar su voz. La crítica al pensamiento único no rompe la perspectiva de análisis centrada en la producción y distribución capitalista, esfera de la cual las mujeres históricamente hemos estado excluidas (al menos en lo que a su organización se refiere). Se cae en el juego reduccionista de la economía tradicional que lo centra todo en el mercado, manteniendo una visión estrecha del problema, una perspectiva parcial. A la postre consiste en una tímida crítica al mercado capitalista intentándolo hacer más humanitario. «Lo peor para enfrentar el pensamiento único es otro pensamiento cerrado» se afirma desde la crítica sin tener conciencia de las limitaciones de la propia propuesta. Un breve recorrido por la historia del pensamiento económico permite ver cómo se ha ido construyendo desde la economía este «pensamiento masculino androcéntrico» que se solapa y refuerza con el neoliberal y ayuda a su legitimación; cómo se ha ido configurando una forma de captar y analizar la realidad que oculta a las mujeres y a la actividad que estas realizan, que ignora la división del trabajo por sexo y su articulación con la reproducción del sistema ca pitalista. En definitiva, una visión del mundo diseñada y determinada por valores patriarcales. Los pensadores clásicos -estudiosos de lo que ha venido a llamarse economía política- viven un periodo de transición y reestructuración de la realidad social, ligada naturalmente al proceso de industrialización. La producción orientada al mercado se está separando de la producción domés-
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tica destinada al autoconsumo familiar, proceso que se consolidará posteriormente con la implantación generalizada del capitalismo. Esta situación colabora en que sus análisis se centren en la producción capitalista y su instrumental analítico y conceptual tome como referencia exclusivamente este tipo de producción. Así, comienza una tradición que ignora la división por sexo del trabajo y oculta el trabajo familiar doméstico y su articulación con la reproducción del sistema capitalista. Se inicia una perspectiva de análisis que mantiene una rígida separación entre diversas dicotomías: público y privado, razón y sentimiento, trabajo mercantil y trabajo doméstico, empresa y familia. Aproximación epistemológica que aún hoy perdura y considera objeto de estudio de la economía sólo las primeras partes de los pares. Ahora bien, diversas historiadoras muestran que durante todo este período -siglos XVIII y XIX- la aportación económica de las mujeres a la reproducción familiar es decisiva: además de asumir el trabajo doméstico, básico entre otras cosas para la supervivencia infantil, mantienen largas jornadas en la agricultura o trabajan fuera de sus casas ya sea en trabajo fabril o como pequeñas comerciantes y buhoneras o como trabajadoras eventuales, niñeras o lavanderas, etc.; actividades que las mujeres ya realizaban -a excepción del empleo en las fábricas- en el período previo a la industrialización. Sin embargo, lo sorprendente es que toda esta actividad de las mujeres -realizada tanto fuera o dentro del hogar- se hace invisi- gación por sexo ni a los salarios femeninos ble a los ojos de la mayoría de los pensado- más bajos, todo lo cual se acepta como un res clásicos con la excepción de Stuart Mill, «hecho natural» de acuerdo al rol familiar a quien su conocida relación con Harriet de las mujeres. El empleo femenino sólo Taylor -mujer feminista y socialista- in- sería circunstancial y complementario al fluencia notablemente su pensamiento. En masculino, ya que su verdadera responsageneral, se reconoce la importancia de la bilidad estaría en el hogar. actividad de las mujeres en casa destinada Con el surgimiento de la escuela marginaal cuidado familiar y, en particular, la rela- lista -posteriormente neoclásica- el centro cionada con la crianza y educación de los de atención se desplaza de la producción hijos, puesto que se considera indispensa- capitalista al mercado capitalista, al inter ble para que estos se conviertan en «traba- cambio; lo cual institucionalizará definiti jadores productivos» y contribuyan a la «ri- vamente la separación de ambas esferas queza de las naciones», pero a toda esta (producción mercantil y producción domésactividad no se le otorga valor económico. tica) relegando esta última a la marginaliSe enfatiza la división sexual del trabajo dad y la invisibilidad. De esta forma, el insistiendo en la obligación primera de las problema central no estará ya en el ámbito mujeres como madres y esposas, lo cual al de la producción -como era el caso de los menos para las mujeres casadas, sería in- clásicos- sino en el de la elección racional. compatible o no recomendable con el he- Individuos que actúan racionalmente y se cho de tener un empleo. En el análisis del comportan aisladamente, intercambian trabajo asalariado no existe ninguna dis- mercancías de tal modo que maximizan su cusión en torno a las razones de la segre- utilidad. En consecuencia, el paradigma
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Tanto el llamado pensamiento único como
su propia crítica caen dentro del pensamiento androcéntrico
que ha hecho invisibles a las mujeres.
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Desde la economía oficial se oculta una parte de la realidad social, la realizada en el ámbito familiar,
neoclásico considerará como no económico toda actividad realizada al margen del mercado, así, el trabajo realizado básicamente por las mujeres en el ámbito familiar pasará a ser definitivamente invisible, marginal y sin importancia. El no reconocimiento de esta actividad tendrá como consecuencia lógica su exclusión de la contabilidad nacional y de todas las estadísticas oficiales argumentando para ello que sólo se pueden incluir aquellas actividades que tienen una contrapartida monetaria(1). Así, lo que originalmente es un valor patriarcal queda finalmente sacralizado por la «ciencia» y legitimado por la estadística. De esta manera, desde la economía oficial se ha ido construyendo una noción de tra bajo que oculta una parte de la realidad social, aquella actividad realizada en el ámbito familiar, absolutamente necesaria para satisfacer necesidades humanas de bienes, servicios, afectos y relaciones y sin la cual ni siquiera sería posible la producción y el mercado capitalista. Se mantiene una visión estrecha de la problemática social; una perspectiva parcial que no considera un aspecto decisivo de la vida humana y económica: la producción no monetizada de bienes y servicios en un marco de relaciones no capitalistas. En consecuencia, las políticas macroeconómicas -aparentemente neutrales- no consideran los efectos sobre este segmento «invisible» de la realidad social. De ahí que además de un sesgo clasista, exista también un sesgo sexista debido a la división del trabajo por sexo y la situación particular de las mujeres en ambos tipos de trabajo. Ahora bien, cuando las condiciones económicas se endurecen: caída de salarios reales, incremento del paro, reducción de servicios públicos, etc., son normalmente las mujeres las que intensifican su tiempo de trabajo realizando una mayor actividad en el hogar para sustituir al menos en parte bienes y servicios de mercado y/o participando mayor número de horas en el mercado laboral (generalmente precarizado). Sin embargo, en la aplicación de las políticas económicas o en los modelos macroeconómicos nunca se tiene en cuenta este tipo de efectos, precisamente porque no tienen lugar en el mercado, lo cual conduce a evaluaciones parciales e incorrectas. Inclu-
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so en los estudios sobre pobreza o bienestar habitualmente se incluyen variables de ingresos o rentas, pero no se incluye información acerca de la forma cómo se realiza el trabajo, qué tiempo se dedica a trabajar y con qué intensidad. De hecho, las familias y en particular las mujeres amortiguan los efectos de las políticas de «ajuste económico» desarrollando nuevas estrategias de vida en respuesta a las nuevas situaciones que normalmente implican condiciones de vida más duras y caída del nivel de bienestar. La centralidad del mercado ha llevado a que el ámbito donde tienen lugar intercam bios no capitalistas sea prácticamente invisible, pero precisamente son estos los que internalizan los «fallos de mercado», dan más seguridad de vida y contribuyen de forma decisiva al bienestar de las personas. De aquí que desde una perspectiva emancipadora, la cuestión básica a resolver debiera ser ¿cómo se satisfacen las necesidades de la vida humana para lograr un mayor bienestar para todas y todos? Naturalmente que parte de estas necesidades pueden ser satisfechas por el mercado o servicios públicos o trabajo voluntario de acuerdo al tipo de sociedad y el momento histórico particular, pero sin duda el núcleo central desde donde se organiza todo este proceso se sitúa en lo que podemos llamar el trabajo familiar-doméstico cuya res ponsabilidad sigue siendo de las mujeres dentro de la familia. La cuestión es entonces desplazar el centro analítico desde los procesos de producción e intercambio ca pitalista al de reproducción humana, plantearlo como un problema político y no como una cuestión privada de las mujeres. No se trata por tanto de «añadir» el trabajo doméstico a la definición de trabajo sino de cambiar los objetivos y romper con el enfoque reduccionista de la economía tradicional. La vida humana no es una «externalidad» al sistema económico, es nuestro valor fundamental. Pero el sistema no puede responder a valores a los que niega reconocimiento. Por tanto, se trata de aprender y comenzar a reconocerlos. Cristina Carrasco es doctora en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Barcelona.
Esto sería aceptable si la definición de los conceptos incluidos en las cuentas y series nacionales (producción, trabajo, etc.) no fuese ambigua y estableciera claramente que sólo refleja una parte de la realidad social.
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El pensamiento único o
El lobo estepario CAROLA R EINTJES
Consumo, luego existo . ( graffiti en un metro en Madrid) (He aquí, a modo de prólogo, el extracto de un diálogo –mejor dicho, duelo- entre Thomas Friedman e Ignacio Ramonet que con cierto grado de demagogia visualiza la problemática a tratar.) Friedman: Mi querido señor Ramonet, con todo el respeto debido... el hecho es que los desheredados de la Tierra quieren ir a Disneyworld, no a las barricadas. Quieren el Reino de la Fantasía, no Los Miserables. Basta con que les pregunte. Ramonet: Thomas Friedman es realmente conmovedor cuando dice: Los desheredados de la Tierra quieren ir a Disneyworld, no a las barricadas. Una frase como esa merece un puesto en la posteridad al lado de la declaración de la reina María Antonieta en 1798 cuando se enteró de que el pueblo de París se había rebelado y reclamaba el pan que no tenía: « ¡Que coman pasteles!» Mi querido señor Friedman, (...) 1.300 millones de personas (...) viven con menos de un dólar al día. Problablemente no les desagradería ir a Disneyworld, pero sospecho que preferirían, en primer lugar, comer bien, tener una vivienda decente... Hoy, si se suman los productos interiores brutos de todos los países subdesarrollados del mundo (con sus 600 millones de habitantes) no llegarían a alcanzar la fortuna total de las tres personas más ricas del mundo. Estoy seguro, mi querido señor Friedman, de que esos 600 millones de personas sólo tienen una cosa en la mente: ¡Disneyworld! (1). El origen del Pensamiento Único se ubica, según analistas, en diferentes momenEl trasfondo y motor de la reacción y tos históricos. Hay quienes lo asocian a la era de las nuevas tecnologías y la comuniacción de la sociedad civil debe ser el cación, otros lo ubican en la época Posguerra fría y hay quienes se van más atrás en pensamiento diverso y divergente los libros de historia y ven su nacimiento paralelo al nacimiento de los Acuerdos de Bretton Woods. El Pensamiento Único ciertamente fue el hilo conductor o horizonte sociopolítico de Bretton Woods. Sin em bargo, hay fundamento histórico para ubi- últimos años. Las nuevas tecnologías (incar los inicios del mismo en la era de la formática, hardware y software, tecnolorevolución industrial, ya que es aquella gía de comunicación vía internet o fibra época la que pone las primeras piedras a la óptica, tecnología digital o vía satélite) han era de la globalización productivista-mer- jugado, sin lugar a duda, un papel fundacantilista, con la construcción y posterior mental en este proceso y en la propagación integración de sistemas industriales, comer- del llamado pensamiento único. ciales, tecnológicos y financieros supra-na- Es bien sabido que el pensamiento único cionales. Fenómeno cuya implantación se tiene como telón de fondo la globalización. ve interrumpida durante este siglo con la El rasgo dominante del pensamiento único polarización del mundo durante las dos es la homogeneización de la cultura, guerras y en tiempos de posguerra fría, pero interiorizando como «cultura universal» la que ve su consolidación definitiva en los
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«La Globalización a Debate», Thomas Friedman e Ignacio Ramonet, Le Mon- de Diplomatique , ed. española, nº 48, 1999
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americanización, ante la vida globalizada y homogeneizada según el comenta- a la que la sociedad civil y política rinde rista Thomas culto. Friedman de The El fenómeno de la globalización –un mun New York Times, el do globalizado- no ha de considerarse como comentarista más in- hecho negativo. Es un fenómeno inevitafluyente de la política exte- ble en las puertas del milenio. Y como tal rior de EEUU. Por primera vez en es un fenómeno neutral, en términos la historia esta homogeinización va más sociopolíticos y éticos. La globalización – allá de territorios geográficos, espacios cul- de la mano de las nuevas tecnologías- nos turales o étnicos y fronteras sociopolíticas. permite acercarnos a velocidad de luz, o Si en épocas anteriores la homogeneización de fibra óptica , a espacios culturales, cultural existía a escala regional (las gue- étnicos, políticos y sociales que antes nos rras santas en el nombre del catolicismo, eran grandes desconocidos. Nos permite la romanización de Europa occidental, el intercambio inmaterial y material con una integrismo islámico a modo de ejemplo), facilidad inimaginable hasta hace poco. El la globalización –a diferencia del sistema fenómeno de la globalización nos abre puerde la guerra fría– dispone de su propia cul- tas a mundos y culturas, y nos facilita la tura dominante, porque la integración tien- interconexión coherente con la idea de un de a ser homogeneizadora. Friedman, sim- mundo multicultural, el conocido concep plificando hasta un extremo, resume que to de la aldea global hecho realidad. «culturalmente hablando, la globalización La globalización –igualmente de mano de es en gran parte la difusión (para bien o las nuevas tecnologías– ha permitido tam para mal) de la americanización: desde los bién a los movimientos sociales ( grassroot Bi g Macs y lo s iMac s ha st a Mi ck ey movements) un grado de comunicación, conexión y cohesión a nivel planetario an Mouse»(2). Quizás el término americanización no sea teriormente desconocido. La capacidad de apropiado. El concepto de pensamiento reacción y acción de la sociedad civil se ve único intenta describir la sustitución de aumentada de manera imparable. A modo valores tradicionales por otros propios de de ejemplo será suficiente con recordar del impacto del levantamiento zapatista causado a través de su propagación inmediata y a escala mundial a través de internet. Si La lógica subyacente de la nos arrimamos más a la actualidad, estos globalización es simple: los intereses días en Seattle hemos visto como la cultura de la protesta ha vivido una transformaeconómicos prevalecen sobre los ción profunda y a través de las nuevas tecnologías ha logrado ser un proyecto glointereses políticos bal. La caja de resistencia tiene hoy –indudablemente– forma de internet. Este hecho y su incontrolable impacto en la cultura y el consumismo de masas, la la sociedad civil están siendo reconocidos cultura de éxito individual y material, «el por analistas de cualquier color ideológimercado dicta la Verdad, la Belleza, el Bien co. Una editorial del rotativo conservador y lo Justo» (3). El Pensamiento Único se nos Financial Times hace pocos días, y en refe presenta como un entramado de motivacio- rencia a la contracumbre en Seattle, nos nes sociales y profesionales que supedita confirma que las ONG « demuestran ser la consecución de la felicidad al bienestar excepcionalmente buenas en su organiza y prestigio material e individual . El pen- ción, y en su influencia e impacto, a través samiento único, como hilo conductor de la del uso de marketing, lobbying e internet » esfera sociopolítica, supedita lo político y y añade que « la protesta, con cierta irosocial a lo económico. Una cultura socio- nía, se ha convertido en un emprendimiento económica, de pensamiento y de actitud, de escala global »(4). Somos testigos y par-
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ídem Ramonet, ídem Trad. propia, Financial Times , London, 27/11/99
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tícipes de una Internacional civil . Dentro de esta misma lógica, el fenómeno de la mundialización y globalización ha de considerarse de por sí históricamente inevitable y seguramente «políticamente correcto». Siempre y cuando la globalización como fenómeno en principio neutral no se vea desvirtuada, y no se vea sometido a intereses ocultos, para no decir intereses evidentes. Permítanme un momento de nostalgia, recuperando visiones de los años 60, el 68, «Imagine...» Todas y todos hemos soñado utopía, un mundo sin fronteras, un mundo donde los derechos humanos, la solidaridad y la justicia sean valores globalizados, y donde el proceso de globalización se haya movido dentro de un marco de referencia ética, de valores y acciones medioambientales y sociales. Utopía soñada donde el pensamiento único haya sido compuesto de valores éticos y solidarios, con el punto de mira en el bienestar social y medioambiental de todas las personas del planeta. Este horizonte del pensamiento sería un pensamiento fuerte al basarse en autoridad moral y ética, sin embargo, el pensamiento único es un pensamiento débil, fragil en su fundamento moral o vacío ético. Lamentablemente, el –en su origen- potencial positivo del fenómeno de globalización se ha visto frenado y desvirtuado con el final de la guerra fría, instrumentalizado hacia intereses políticos y económicos de grupos de personas reducidos, supeditando otros intereses potenciales a la globalización económica. A partir de los Acuerdos de Bretton Woods, pero especialmente en la década de los 80, en la era de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, el proceso de globalización se somete a intereses neoliberales – ultraliberales, en palabras de Ramonet- de contenido mercantilista. La lógica subyacente de la globalización es simple: los intereses económicos prevalecen sobre los intereses políticos, dogma o prinicipio fundamental «tan firme que incluso un marxista sorprendido con la guardia baja estaría de acuerdo» (5). El escritor Alain Minc añade otro enfoque a esta conclusión evidente: « El capitalismo no puede venirse abajo, es el estado natural de la sociedad. La democracia no
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es el estado natural de la sociedad. El mercado sí ». Este dogma se convierte en línea de pensamiento -único– al ser asumido por extendidas y representativas capas intelectuales, periodísticas, universitarias (especialmente de facultades económicas y empresariales), y mediáticas, con una masiva propagación de «los principales mandamientos de estas nuevas tablas de la ley» (6). Esta asociación interesada entre lo económico y lo político y social ha tenido consecuencias sobremanera conocidas, la más poderosa es, sin lugar a duda, el potencial y la aceleración de las desigualdades y de la exclusión social y económica de amplias capas sociales. Basta con leer el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. « En este mundo interconectado, dirigido por el mercado, solo sobreviven los más fuertes. La vida es una pelea, una jungla.
En Seattle, la cultura de la protesta ha vivido una transformación profunda, y a través de las nuevas tecnologías ha logrado ser un proyecto global. La caja de resistencia tiene hoy forma de INTERNET. El darwinismo económico y social, con sus llamadas constantes a la competencia, a la selección natural y a la adaptación, es algo que se impone a todos y a todo», según Ramonet(7). Bill Clinton, fervente defensor de la globalización económica, se desenmascaró estos días sin tapujos. Cuando en su discurso en el seminario estratégico de Florencia pro puso que cancelásemos « la deuda de los países en desarrollo para que sus niños pudieran comprarnos teléfonos móviles y ordenadores que los incorporasen a Internet » no estaba haciendo sarcasmo sino publicidad: quería seguir vendiéndonos su
Ramonet, op.cit. ídem ídem
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american way of life, como comenta José miento económico con justicia social. Esta Vidad-Beneyto (8). conclusión no tiene fundamento ya que la Un editorial del medio tan influyente, el Tercera Vía como concepto es justamente Financial Times, sorprendentemente, ten- la legitimación pública de la primacía diendo en cuenta su línea editorial habi- económica sobre la política . Ejemplo detual, advierte de los peligros de subestimar mostrativo, y sumamente preocupante es la las reacciones de la sociedad civil, las re- recién constituida TABD ( Transatlantic acciones «contra el capitalismo global es- Business Dialogue), que establece mecatán ganando en fuerza y poder, y los polí- nismos de diálogo y alianza estratégica ticos han hecho poco hasta ahora aparte entre gobiernos –de derecha e izquierda europea- y corporaciones transnacionales. En referencia al polémico diálogo que encabeza estas líneas, y más allá de divergencias ideológicas, de Disneyworld, Mickey El ser humano se ve reducido a valor Mouse o Big Macs, pan o pasteles de Mamonetario y valor mercantil; su poder ría Antonieta, magnates en el poder o marginados en las barricadas , Ramonet político consiste en tener o no tener. y Friedman coinciden en apuntar algunas de las amenazas que representa la globalización. Ramonet teme que el triunfo del mercado y la irresistible expansión de observar que pueda pasar. (...) Las pro- de la globalización lleven a un « encontrazo testas tienen importancia real como un sig- inevitable entre capitalismo y democrano de advertencia de que el malestar pú- cia», y Friedman resume como amenazas blico con el capitalismo y las fuerzas de la que la globalización –con su exceso de co globalización han alcanzado un nivel pre- nexión y exclusión- puede ser « demasiado ocupante»(9). La conclusión de este medio dura (...) para demasiada gente, (...)demaes que este malestar ha fomentado un re- siado entrometida, (...) demasiado injusta torno de gobiernos de izquierda en diferen- y demasiado deshumanizadora»(10). tes países europeos. Como conclusión se Los defensores de la globalización econóindica que la retórica de la eficiencia eco- mica siempre argumentaban que el comernómica ha abierto espacio a políticas de cio de per se era fuente de crecimiento ecoTercera Vía, que intentan combinar creci- nómico y cuanto más libre sea el comercio,
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José Vidal-Beneyto, «De Florencia a Seattle», El País , 27/11/99 Trad. propia, extracto de «The critics of capitalism», Financial Times , 27/11/99 Friedman y Ramonet, op.cit.
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mayor será el bienestar de todos. Esto es una mistificación manifiesta (11), como incluso advierte el último informe de Naciones Unidas sobre Desarrollo Humano. « Someter la sociedad civil mundial a la sola lógica comercial, cuyos principales bene ficiarios son las multinacionales, es exponerse a dramáticos desatinos»(12). Esta mistificación de la globalización y del poder benévo lo de la s corp oraciones transnacionales está siendo carácterizada por el Subcomandante Marcos en una metáfora ilustrativa: « Buenas tardes a todos. Hemos llegado un poco tarde y les pedimos que nos disculpen, pero es que nos hemos topado con unos gigantes multinacionales que nos querían impedir llegar. El mayor Moisés nos dice que son molinos de viento; el comandante Tacho dice que son helicópteros. Yo les digo que no les crean: eran gigantes»(13). Ramonet expresa el mismo dilema con más fuerza: « Desde los tiempos antiguos, la humanidad ha conocido los grandes principios organizativos: primero los dioses, y luego, la razón. A partir de ahora, el mercado les sucede a ambos»(14). Incluso un intelectual de perfil tan claramente neoliberal como Mario Vargas Llosa ve con malos ojos la creciente primacia de los intereses económicos sobre los políticos o sociales. «¿ Llegarán en el futuro próximo los intereses de las grandes em presas a conseguir aquello que los formidables Estados totalitarios se propusieron y fueron incapaces de lograr, un mundo enteramente robotizado e imbecilizado por la desinformación?»(15). Una editorial del medio tan influyente, el Financial Times, advierte de los peligros de subestimar las reacciones de la sociedad civil, las reacciones « contra el capitalismo global están ganando en fuerza y poder, y los políticos han hecho poco hasta ahora aparte de observar que pueda pasar. (...) Las protestas tienen importancia real como un signo de advertencia de que el malestar público con el capitalismo
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y las fuerzas de la globalización han alcanzado un nivel preocupante»(16). Según la misma editorial este malestar ha fomentado un retorno de gobiernos de izquierda en diferentes países europeos. Como con-
El Pensamiento Único ciertamente fue el hilo conductor u horizonte sociopolítico de Bretton Woods clusión –muy discutible- se indica que la retórica de la eficiencia económica ha abierto espacio a políticas de Tercera Vía, que intentan combinar crecimiento económico con justicia social. Conclusión cuestiona ble ya que la Tercera Vía como concepto es justamente la legitimación pública –gubernamental- de la primacía económica sobre la política. El ejemplo más ilustrativo, y más preocupante, es la recién constituida TABD (Transatlantic Business Dialogue), dudosa y peligrosa alianza estratégica entre gobiernos -de derecha e izquierda occidental- y corporaciones transnacionales. Ramonet, como era de esperar, va mucho
La retórica de la eficiencia económica ha abierto espacio a políticas de Tercera Vía, que intentan combinar crecimiento económico con justicia social más lejos en dibujar las amenazas de la glo balización y la «extraña e insidiosa lógica» del pensamiento único. « La arrogancia del pensamiento único ha llegado a tal extremo que se le puede llamar sin exage-
Véase Riccardo Petrella, «El capital mundial no puede gobernar la humanidad», El País , 28/11/99 José Vidal-Beneyto, op.cit. Subcomandante Marcos, Crónicas intergalácticas. Primer encuentro intercontinental por la Humanidad y contra el neoliberalismo . Chiapas, México, 1996. Ramonet, op.cit. «El gigante y los Enanos», Mario Vargas Llosa, El País , 28/11/99 «The critics of capitalism», op.cit.
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rar el dogmatismo moderno. Como un cáncer, esta doctrina perversa asedia de modo imperceptible a cualquier lógica rebelde, la inhibe, la trastorna, la paraliza y finalmente la aniquila. Esta doctrina, este pen samiento único, es la única ideología autorizada por la invisible y omnipresente policía de opinión»(17). La globalización, con la consolidación de un pensamiento uniformizado y globaliza-
televisor y el ordenador, con mando –nunca mejor dicho- a distancia, mando que abre las puertas a una cultura de pensamiento universalizada. El ser humano se ve reducido a valor monetario y valor mercantil, su poder político consistente en tener o no tener poder adquisitivo y de consumo, en ser o no ser solventes y rentables (económicamente, se entiende). Ejemplo ilustrativo de este dogma es un
El rasgo dominante del pensamiento único es la homogeneización de la cultura do, se está intrometiendo en nuestras vidas, en núcleos estrictamente privados e intimistas. Con la caída del telón de acera ha caído no solamente un muro visible, sino muros invisibles. Hasta la era de la globalización y del pensamiento único la quizás única frontera que se mantenía impermeable era el espacio personal, el espacio vital y de comunicación personal. Hasta espacio se ve hoy infiltrado igualmente a través de las nuevas tecnologías más refinadas cada vez. Estas tecnologías nos invitan a encerrarnos entre cuatro paredes, véase el alarmante
Se está estableciendo –como telón de fondo de la globalización– un Nuevo Orden no solamente económico, político y social, sino racional y emocional informe sociológico recién publicado en EEUU, donde se describe a la juventud como seres humanos encerrados en habitaciones rodeados de tecnología punta, jovenes aislados entre sí, incomunicados con sus familias, solitarios, pero comunicados con el mundo a través de dos pantallas, el
(17)
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Ramonet, op.cit.
anuncio televisivo que invade nuestras casas, y nuestros pensamientos, estos días es la publicidad agresiva de un medio de comunicación que nos invita a entrar en el paraíso del poder consumista –a través de la bolsa como puerta de entrada y facilitador monetario- equiparando tres supuestos
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derechos básicos, libertad, igualdad, rentabilidad, desvirtuando de forma irresponsable los logros de la revolución francesa: liberté, igualité, fraternité. Da a pensar que fraternité sea el elemento a sustituir en la era del pensamiento único. La solidaridad no es un valor digno de perseguir, ni básico o vital. El ser humano así se ve reducido a un lobo estepario, comunicándose y comunicado con el mundo ya no de cara a cara, sino de pantalla a pantalla, un juego prohibido para los lobos débiles, desgraciados y desarraigados. El Lobo Estepario, el hombre hecho metáfora que nos evocó con tanta fuerza y tanta angustia vital Herman Hesse. Se está estableciendo –como telón de fondo de la globalización– un Nuevo Orden no solamente económico, político y social, sino racional y emocional. No se puede
no se suele asociar con el terreno económico. Es más, en ocasiones se presentan como conceptos opuestos, cosa que no es admisi ble, dado que no puede haber democracia socio-política sin democracia económica. La democratización política no es responsabilidad exclusiva del Estado sino del Demos, del conjunto de los ciudadanos; al igual que la democratización económica no es meramente un acto legislativo o ejecutivo del Kratos, o entes políticos, sino una corresponsabilidad del conjunto de los agentes sociales, consumidores y productores, trabajadores, empresarios y directivos, parados y pensionistas, es decir, de ciudadanas y ciudadanos que viven el hecho económico en casi todos los actos de la vida cotidiana. Esta corresponsabilidad social y económica no debe verse reducida ni al estricto terreno privado, ni ser delegada en
Esta asociación interesada entre lo económico, lo político y social ha tenido consecuencias sobremanera conocidas; la más poderosa es, sin lugar a duda, el potencial y la aceleración de las desigualdades y de la exclusión social y económica de amplias capas sociales permitir que la mano invisible del mercado globalizado y la pluma y pantalla invisibles del pensamiento único barran « con tanta facilidad los derechos económicos, sociales, políticos y humanos que con tanto esfuerzo se han conquistado y promovido en el curso de los dos últimos siglos»(18). El enfoque de nuestras reivindicaciones debe ser el intento de controlar y democratizar el proceso de globalización y reorientarlo supeditado a los intereses reales y vitales de la humanidad y el medio ambiente. Como ciudadanos políticos tenemos el derecho y el deber de corresponsabilidad en la construcción no solamente de un Estado justo sino de una sociedad justa. El intento de democratizar la sociedad no es un esfuerzo únicamente electoral, sino continuo y cotidiano. Al hablar de democracia
(18)
entes políticos o económicos. Está en juego la razón de ser de la sociedad civil. Y el trasfondo y motor de la reacción y acción de la sociedad civil debe ser el pensamiento diverso y divergente , el pensamiento diverso es, sin lugar a duda, el único remedio eficaz contra el pensamiento único, y el hilo conductor en la acción civil contra la globalización económica. Pienso, luego existo. Como hemos visto estos días en Seattle, la sociedad civil global ha echado a andar. ¿Estaremos a tiempo? Carola Reintjes (IDEAS) es Presidenta de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, y Vicepresidenta de REAS, Red Estatal de Economía Alternativa y Solidaria
Petrella, op.cit.
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«Enfrentando el Poder de las Multinacionales»
Declaración de Córdoba Del 14 al 17 de octubre de 1999 un@s 30 activistas e investigadores de grupos progresistas se han reunido en Córdoba para celebrar unas jornadas de estrategias euro peas y reforzar la red internacional de movimientos que se oponen al creciente poder de las multinacionales. Aunque el poder de las transnacionales no es un fenómeno nuevo, durante la última década sus actividades políticas e influencia han alcanzado nuevos niveles, amenazando las luchas por la democracia y los derechos sociales y medioambientales. La brecha cada vez mayor entre ricos y pobres, la pérdida de modos de vida, los recortes en servicios sociales, el paro masivo y el uso de los inmigrantes como chivos expiatorios ilustran esta tendencia. Más aún, la privatización de servicios esenciales como la sanidad, la vivienda, la educación y los servicios públicos da prioridad a la obtención de beneficios por encima de los intereses públicos. Entre los factores importantes que contri buyen al aumento del poder de la industria se encuentran los procesos de globalización y el aumento del neoliberalismo. La liberalización del comercio y las inversiones han hecho que las megacorporaciones que operan a escala mundial dominen cada vez más las economías. En su persecución de la competitividad internacional, los gobiernos adoptan regulaciones y ponen los recursos económicos al servicio de los intereses de las multinacionales, en detrimento de las personas y el medio ambiente en todo el mundo. Las multinacionales se han organizado en una red de grupos de presión a escala estatal, regional y mundial, tales como la Mesa Redonda de Industriales Europeos (Euro pean Roundtable of Industrialists, ERT) o la Cámara Internacional de Comercio. Se han beneficiado de la actual transferencia de poder político a estructuras anti-democráticas internacionales como la Unión Europea y la Organización Mundial del Comercio (OMC). En los últimos años han surgido alianzas entre las multinacionales
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y los Estados, como el Diálogo Comercial Transatlántico (TABD, Trans-Atlantic Business Dialogue), dotados de amplios poderes. Estas alianzas reflejan una realidad escalofriante de cómo políticas de gran alcance se formulan para favorecer las prioridades de las multinacionales. Al mismo tiempo, las conexiones cada vez más estrechas entre las Naciones Unidas y la industria es una tendencia inaceptable. Otro elemento clave del poder político de las multinacionales es el crecimiento de una industria multimillonaria de relaciones pú blicas y de medios de comunicación que trabajan codo con codo con la industria para manipular la percepción pública sobre un gran número de temas en los que entran en juego intereses comerciales. Algunos ejemplos esperanzadores de cómo diversos movimientos sociales están confrontando el poder de las multinacionales son las campañas en temas como el cam bio climático y tratados internacionales de comercio e inversiones –como el Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI) y la Organización Mundial del Comercio (OMC)– así como las crecientes protestas contra los alimentos manipulados genéticamente y los movimientos contra la privatización y desregulación en el Sur. Ha llegado la hora de intensificar nuestros esfuerzos para enfrentar de modo estructural las actividades y el poder político que detentan las multinacionales y sus grupos de pr es ió n. Est o significa rechazar el actual p a p e l que tiene la
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industria en definir la agenda política y las (acción directa, campañas de accionariado alianzas antidemocráticas entre las multi- crítico, actividades de monitorización de las nacionales y los estados. actividades de las multinacionales, etc.) Un paso esencial de cualquier intento de -Exponer y enfrentarnos a las principales acabar con el poder político de las multi- multinacionales de la industria de las relanacionales es limitar la concentración eco- ciones públicas. nómica y la dependencia de las megacor- -Exponer las consecuencias del Diálogo poraciones, lo que permitiría que la agen- Comercial Transatlántico (Trans-Atlantic da social y ecologista reclame espacio po- Business Dialogue, TABD) sobre las regulítico. Los Códigos de Conducta y otras laciones gubernamentales y las institucioiniciativas voluntarias han demostrado ser nes y la influencia política que han obteniinsuficentes, son sobre todo estrategias de do las grandes empresas gracias a esta las multinacionales para proteger y favore- antidemocrática alianza entre las multinacer aún más sus propios intereses. Es im perativa la adopción de normas para el com portamiento social y ambiental de las mulHa llegado la hora de intensificar tinacionales de obligado cumplimiento con mecanismos para su implementación. nuestros esfuerzos para enfrentar de Los líderes de la Unión Europea están remodo estructural las actividades y el unidos en Tampere, Finlandia, para crear «un espacio político y judicial común conpoder político que detentan las tra el crimen y a favor de la libertad de los ciudadanos europeos». De hecho, están multinacionales y sus grupos de construyendo una «Europa fortaleza» que presión. contribuye al aumento de los sentimientos xenófobos, racistas y chauvinistas y un sistema policial de escala europea que tam bién tiene como objetivo impedir expresio- cionales y los estados. nes legítimas de oposición popular. Al mis- -Evitar negociaciones de la OMC en nuemo tiempo, la Unión Europea está desa- vas áreas y reclamar una evaluación comrrollando mayor capacidad militar para pleta e independiente de las consecuencias ponerla al servicio de los intereses de las de los acuerdos de la Ronda Uruguay sobre multinacionales europeas en todo el mun- las personas y el medio ambiente. do. -Rechazar el «Global Compact» entre las Como pasos siguientes en nuestros esfuer- Naciones Unidas y la industria internaciozos para acabar con el poder de las multi- nal, ya que se basa en el concepto erróneo nacionales hemos acordado trabajar junt@s de la auto-regulación por parte de «las mul para: tinacionales como ciudadanos mundiales». -Compartir información y estrategias para enfrentar el poder de las multinacionales
Córdoba, 17 de octubre de 1999
Belén BALANYÁ , Corporate Europe Observatory (CEO), Ecologistas en Acción, Movimiento anti-Maastricht / Tony CLARKE, Polaris Institute, Canadá / Ann DOHERTY , Corporate Europe Observatory (CEO), Estados Unidos/Países Bajos / Timo DOHERTY, Países Bajos / Ramón FERNÁNDEZ DURÁN , Ecologistas en Acción, Movimiento contra la Europa de Maastricht y la Globalización Económica / Mark GAVALDÁ , AMAZONIA SIN PETROLEO / Olivier HOEDEMAN , Corporate Europe Observatory, Países Bajos/Dinamarca / Helen HOLDER , A SEED Europe, campaña ‘Rounding Up Monsanto’ , Países Bajos, Gran Bretaña / Jean-Philippe JOSEPH, Coordinación para un Control Ciudadano de la OMC , Francia / Tony JUNIPER , Amigos de la Tierra Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, Gran Bretaña / Axel KOEHLER-SCHNURA , Coordinación contra los Peligros de Bayer , Asociación de Accionistas Críticos, Alemania / Tom KUCHARZ, Ecologistas en Acción, Movimiento contra la Europa de Maastricht y la Globalización Económica / Tarje LEER-SALVESEN, Norwatch, Noruega / Evelyn LUBBERS, Jansen & Jansen, Países Bajos / Volkmar LUEBKE, Verbraucher Initiative (Iniciativa de los Consumidores), Alemania / Adam MA’ANIT, Corporate Europe Observatory, Israel/Países Bajos / Teemu MATINPURO, Comité Finlandés por la Paz, Finlandia / Greg MUTTITT, Corporate Watch, Gran Bretaña / Mikael NYBERG, autor del «The Green Capitalists», Suecia / Claudia PETER , autora de «Deckmantel Ökologie», Alemania / Carola REINTJES, IDEAS , Córdoba / Klas RÖNNBÄCK , Amigos de la Tierra Suecia / Amit SRIVASTAVA, Corporate Watch US/TRAC , Estados Unidos / Antonio TUJAN, Fundación IBON , Filipinas / Juan LÓPEZ DE URALDE, campaña de Tóxicos de Greenpeace Internacional / Erik WESSELIUS, Corporate Europe Observatory, Países Bajos / Juraj ZAMKOVSKY, Center for Environmental Public Advocacy, Eslovaquia
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. . . s á m r e b a s a r a p
George SOROS La crisis del capitalismo global
Debate, Madrid, 1998 Es verdad que el pensamiento único tiene sus defensores; pero es, del mismo modo, cierto que también tiene sus críticos. Y de entre ellos los hay especialmente interesantes porque lo son desde dentro del sistema. Este es el caso de George Soros, que nace en Budapest en el año 1930, pero que estudia en Londres, que conoce la obra de Karl Popper, que en el 56 se traslada a Estados Unidos y allí acumula una inmensa fortuna a través de un fondo de inversiones, fundado y gestionado por él mismo. Se le llama el rey de las bolsas y su fortuna se estima en 280.000 millones de dólares. En un sólo día logró sacar la libra esterlina del Sistema Monetario Europeo. En su último libro, «La Crisis del Capitalismo Global», donde confiesa su pertenencia decidida al mundo importante de las finanzas, dice que el Capitalismo como sistema está teniendo sus propias y muy serias dificultades internas, que provocan en su seno desajustes no fácilmente controlables. Pone como ejemplo la crisis de los Tigres Asiáticos, que se presentaban entonces como los mejores portavoces del Pensamiento único, como el símbolo, la clave del desarrollo, incluso en los países del tercer mundo. Esa crisis no se queda simplemente ahí, sino que afecta a todo el continente asiático, a Japón, en menor medida a China, y tiene sus repercusiones serias en Europa, Latinoamérica etc. El Presidente de Esta-
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libros dos Unidos, que al principio no le dio im portancia al asunto diciendo que se trataba de un pequeño desajuste y que todo volvería a su cauce, afirmaba una semana más tarde de estallar la crisis que se trataba de un grave problema que había de tomarse muy en serio. Hay, pues, desajustes dentro del sistema – según Soros- y él mismo hace una llamada de salvación: «¡Que la mano invisible no funciona! ¡Que hay que introducir mecanismos de regulación del propio mercado!». Por otro lado dice que el mercado tiene su propio dominio y que ni entiende ni quiere entender de otras cuestiones. El mercado no se preocupa de asuntos que no le son rentables. Temas de salud y de educación primarias son, con seguridad, asuntos en los que no va a entrar. Hay una serie am plia de asuntos que al mercado no le preocupan, aunque sea el primer interesado en que haya un poder estatal que se ocupe de ellos. Son declaraciones prácticamente ex presas de Soros en su libro.
Varios Autores Pensamiento crítico vs. pensamiento único
Temas de Debate
El concepto y la expresión «Pensamiento Unico» fue lanzado por Ignacio Ramonet en 1994. El artículo en el que lo describía
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como «Una especie de doctrina viscosa sea el de saber quién manda; pues su verque, insensiblemente, envuelve cualquier dad, el sobrehumano poder que la sustenrazonamiento rebelde, lo inhibe, lo pertur- ta, es el auténtico poder de tal hegemoba, lo paraliza y acaba por ahogarlo», fue nía». publicado en España en Mayo de 1996. Como herramientas críticas para esa tarea, Desde entonces ha sido utilizado en este libro recoge una selección de los artímuItitud de artículos, libros y debates como culos publicados en la edición española de método para analizar los pensamientos Le Monde Diplomatique agrupados en torhegemónicos en campos como la economía, no a diversos ejes temáticos: globalización. la historia, la comunicación, etc. No en demolición social, planeta y especie humavano, como señalaba Rafael Sánchez na, cultura y mercado... incluyendo trabaFerlosio: «La hegemonía de ese pensamien- jo s de Ignacio Ramonet , Armand to no puede ser debelada tan solo por el Mattelart , J. M. Naredo, Samir Amín, flanco de su falsedad, sino que es preciso Juan Goytisolo, Bernard Cassen, Noam considerar también, sin perderlo de vista Chomsky, K. S. Karol, Eduardo Galeano, ni un instante, el flanco de su «verdad», o entre otros.
en la red Fuentes y redes de pensamiento alternativo al pensamiento único Trasnational Institute http://www.tni.org Le Monde Diplomatique en frances http://www.monde-diplomatique-fr Le Monde Diplomatique en inglés http://www.monde-diplomatiquefr/en Le Monde Diplomatique en español http://www.monde-diplomatiquefr/mx
Un punto de vigilancia y solución de los conflictos internacionales, el IN- TERNATIONAL CRISIS GROUP http://www.crisisweb.org ZNET, Una comunidad virtual de gente preocupada por el cambio social que recoge las voces de los intelectuales estadounidenses más críticos con el pensamiento único http://www.zmag.org ZNET en español http://www.zmag.org/spanish
Una red de vigilancia de las multinacionales, el Corporate Watch u observatorio de las multinacionales http://www.corpwatch.org La economía alternativa justa y solidaria IDEAS, Iniciativa de Economía Alter- nativa Justa y Solidaria , un grupo que lidera el sector en España desde Córdoba, sede del INET http://www.epitelio.org/ comercio_justo/ideas.htlm
Asociación Europea de Comercio Jus- to , EFTA http://www.eurosur.org/EFTA Revista IMAGINA, revista de las redes de economía alternativa, economía social y de inserción sociolaboral http://www.eurosur.org/IMAGINA
Una fuente de pensamiento alternativo desde la cooperación al desarrollo OXFAM, la federación de grandes ONGD http://www.oxfam.org
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libros del INET contenido
Los Desafíos del Mediterráneo
s e n o i c a c i l b u p
cultura, economía, recursos, seguridad, migraciones Los Libros del INET, nº 1
Córdoba, 1997 Recoge las ponencias y comunicaciones presentadas en el Seminario Permanente «Los Retos Globales del año 2000», dedicado durante 1996 a la «Cooperación en el Mediterráneo». contenido Prólogo · La paz conflictiva en la zona mediterránea, Mariano Aguirre.
I. El Mediterráneo tras la cumbre de Barcelona. Perspectivas y posibilidades. · El Mediterráneo tras la cumbre de Bracelona, Sami Naïr.
Introducción · Algunos retos de futuro para la Unión Euro pea, Clemente J. Navarro y Manuel Pérez Yruela.
I. La Europa económica · El modelo económico de la Unión Europea: algunos apuntes sobre aportaciones y desviaciones de los tratados de Maastricht y Amsterdam, Pedro Caldentey. · El mercado monetario ante la llegada del Euro, Jaime Loring. · La Política Agraria en el proceso de integración europea, Eduardo Moyano.
II. La ciudadanía europea. · Nacionalismo europeo: ¿solución o problema?, José María Tortosa. · Los municipios y la dimensión social de la Unión Europea: oportúnidades y límites, Clemente J. Navarro. · Políticas para un nuevo milenio: interrogantes sobre el Tratado de Amsterdam, María Luisa Espada.
III. La Unión Europea como actor internacional.
· La Asociación Euro-Mediterránea tras la Conferencia de Malta en el proceso de consII. El Magreb: Aspectos políticos, eco- trucción europea, Jesús A. Núñez. nómicos y sociales. · El programa MEDA· Diagnóstico y perspectivas del futuro en el De mo cr ac ia . De re Magreb, Jesús Núñez. chos Humanos y Dey cambio político en procesos · Modernización mocracia en el diálode democratización: Una aproximación al caso go político entre el de Marruecos, Thierry Desrues y Eduardo Magre b y la Unión Moyano. Eu rop ea , Thierry III. Migraciones Magreb-Unión Euro- Desrues. · Los obstáculos para pea. · Migraciones en Europa: Un desafío ético, una seguridad común europea, Mariano Graciela Malgesini. · Un grano de arena: La acción de voluntarios Aguirre. de CEAR/SUR, Alberto Revuelta.
IV. Relaciones económicas España-Marruecos: Agricultura y pesca.
· Relaciones económicas España-Marruecos: Agricultura y pesca, José Emilio Guerrero. · Relaciones económicas España-Marruecos: Agricultura y pesca, Mohamed Tanji. · El polémico acuerdo pesquero UE-Marruecos, Assumpta Gual.
Los Desafíos de la Unión Europea estado, economía y sociedad Los Libros del INET, nº 2
Córdoba, 1998 Recoge las ponencias presentadas en el II Encuentro de Analistas del INET celebrado en noviembre de 1997.
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Siglo XXI, siglo de la Tierra medio ambiente, política y sociedad Los Libros del INET, nº 3
Córdoba, 1999 Recoge las ponencias y comunicaciones del Seminario Permanente y del Encuentro de Analistas del INET. contenido Introducción · Medio ambiente y conflictos distributivos: actores, procesos y políticas, Clemente J. Navarro Yáñez.
I. Medio Ambiente y sociedad: Retos para el futuro. · Economía, política y medio ambiente: la Justicia Ambiental , Joan Martínez Alier.
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· Crecimiento económico y ecología, Jaime Loring. · Hacia un nuevo paradigma ambiental: el de sarrollo sostenible como proceso de cambio, Maria Novo. · Razones para el pesimismo medioambiental: un intento de profecía suicida, José María Tortosa. · La Ilusión Ambiental , Francisco Garrido · Cambio Climatico: ¿Qué hacer después de Rio, Kioto, Buenos Aires?, Helena Fusté · Agotamiento de recursos: los conflictos en torno al agua, Luis G. Naranjo y Javier de Prados. · Dimensión humana del cambio climático, Gerado Pedrós.
Oriente Medio, Irene Fernández. · El Medio ambiente en las políticas de desarrollo: el caso de Centroamérica y la Alianza II. Políticas públicas y legislación am- para el desarrollo sostenible (ALIDES), Pedro Caldentey. biental. · Responsabilidad ecológica para el siglo XXI , · Acción colectiva y política agroambiental en la Unión Europea, Eduardo Moyano y FernanMaría Luisa Espada. · La política medioambiental en la Unión Eu- do Garrido. ropea: sus orígenes, evolución e instrumentos · El comportamiento ambiental: ¿actitudes u oportunidades?, Clemente J. Navarro. de aplicación, Fernando Garrido. · Desarrollo sostenible y Constitución, Mar · Una experiencia de gestión ambiental en la administración local: el Plan Provincial de Aguilera. Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible 1997III. Medio Ambiente, política y sociedad: 2000 de la Diputación de Córdoba, Francisco estudios de caso. J. Sánchez, Elías Casado y Reyes Lozano. · Medio Ambiente y conflictos en el Mediterrá- · Algunas propuestas para cambiar la senda de neo, Jesús A. Núñez. la sostenibilidad ambiental y la equidad social · Conflictos por recursos: la crisis del agua en en nuestras ciudades, Francisco Larios.
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Las publicaciones del INET se remiten gratuitamente a los socios del Instituto, así como a entidades, colectivos y personas que colaboran con el mismo. Si está interesado en recibir alguno de estos libros, póngase en contacto con nosotros en INET, Avda. de Gran Capitán, 2 . 3º-dcha. 14008-Córdoba. Tfno.: 957 490 067/957 490 069. correo electrónico:
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índice de artículos · Córdoba en el mundo (nº 0, 1994)
· Tres meses de actividad (nº 1, 1994)
Richard J. Barnet y John Cavanagh , La José María Tortosa, El funcionamiento del economía global y los nuevos pobres. Al- sistema mundial después de la guerra fría. berto Piris.: El INET: una atalaya cordo- Thierry Desrues, La sociedad civil en el besa. Manuel Pérez Yruela y Thierry Magreb en el contexto del sistema interDesrues, Una reflexión desde las dos ori- nacional después de la guerra fría. Gabriel llas, Noticia del Seminario sobre la reali- Sánchez Bellón (relator), Las migraciones dad política y social del Magreb contem- del Magreb hacia Europa. Resumen de las poráneo. LIBROS: Pedro Sáez, La ONU y el intervenciones en el grupo de trabajo del mundo del siglo XXI («El desafío de Na- Seminario Permanente sobre Migraciones ciones Unidas ante el mundo en crisis. La organizado por el INET. LIBROS: Sandra Gil reforma de las Naciones Unidas y el futu- Araújo, El homo economicus en el Reino ro de los ‘cascos azules’», de Vicenç Fisas). de los Cielos («La religión del crédito. El Banco Mundial y su imperio secular», de LIBROS : Mª Ángeles Córdoba, Los signos y la cultura de la violencia («Signos y cultu- Susan George y Fabrizio Sabelli) . libros: ra de la violencia. Una investigación en el José J. Romero Rodríguez, Desde el munaula», de Luz González, Aureliano Sáinz, do de los pobres («Alternativas al orden Mª del Mar Hens y Luis Sánchez) . LIBROS: económico global. Más allá de Bretton Alberto Piris, Futurología e historiografía Woods», de John Cavanagh, Daphne («Las guerras del futuro», de Alvin y Heidi Wysham y Marcos Arruda). COMUNICADO: Rafael Yuste Moyano y Alfonso Carlos MoToffler).
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rales Gutiérrez: Aproximación al colectivo de inmigrantes en Córdoba (APIC: Asociación pro-inmigrantes de Córdoba). · Mirar al exterior (nº 2, 1995)
doba, El poder olvidado («El poder olvidado. Las mujeres ante el Islam en cambio», de Fátima Mernissi). AL CIERRE : Al berto Piris, El nuevo centinela de Occidente.
Xulio Ríos, Los «otros» chinos. Mª Luz Ortega Carpio, Nuevos retos para la co- · La búsqueda del territorio operación no gubernamental. Jaime (nº 6, 1996) Loring, Nacionalismo y globalización. José Calvo Poyato, Andalucismo: raíces Graciela Malgesini, Evolución de las polí- históricas y realidad presente. Juan Carticas inmigratorias en la Unión Europea. los López Eisman, ¿Es posible un único Pedro Caldentey del Pozo, Centroamérica concepto de hombre? Jordi Solé Tura, Auen el siglo XXI. Desarrollo y dependencia. tonomía y Constitución. Pedro Cerezo, LIBROS: Manuel Ventura Limosner, Hacia Nacionalismo y derechos humanos. Paul la Educación para todos («Informe mun- O’Connor, Reflexiones desde Irlanda. LIdial sobre la educación 1993», de BROS: Antonio Granadino, El patio de mi UNESCO y Ed. Santillana). casa, de José María Tortosa. · La ONU en el cambio de siglo (nº 3, 1995)
· Latinoamérica: apuntes para el si- glo XXI (nº 7, 1996)
María Luisa Espada, Legitimidad de Na- Pedro Caldentey, Opciones de integración ciones Unidas. Mario Zamorano, Las Na- y desarrollo. América Latina en los novenciones Unidas y su 50 aniversario. José ta. Xabier Gorostiaga, Centroamérica Manuel Peláez, La ON U, un a ta rea 2015. Mezcla ingobernable de Somalia y inacabada. Alberto Piris, Las intervencio- Taiwán o puente socialmente estable entre nes militares a favor de la ayuda humani- el norte y el sur del continente, entre el taria. COMUNICADO : Luis Lara García, «Sa- Atlántico y el Pacífico. Augusto Zamora, lud, inmigrante», una ONG necesaria. LI- América Latina, democracia formal y subBROS: Mª Ángeles Córdoba, El Sur en el desarrollo. Jaime Morales, Movimientos Aula. Una didáctica para la solidaridad, indígenas y lucha por la tierra en México. de Pedro Sáez Ortega. Fernando Benito, Fernando Mudarra, Guatemala: ¿Estabi La «corrupción», enfermedad del capita- lidad para el desarrollo o desarrollo para lismo («Corrupción», de José María la estabilidad?. Cícero Pericles de Oliveria Carvalho, Mercosur: ¿camino para la uniTortosa»). dad latinoamericana?. Marcos Arruda, · La mujer en el mundo (nº 4, 1995) Aj us ta nd o a ec on om ia pa ra o Carmen Calvo, Del voto a la cuota: la de- desenvolvimento participativo. COMUNICA mocracia paritaria. Entrevista a Vicenç DO: Declaración Final del VI Encuentro del Fisas: Aún es posible cambiar las cosas que Foro de Sao Paulo. LIBROS : Mª Ángeles marchan mal. Rafael Sarazá, Mujer y De- Córdoba, Los retos del desarrollo humarecho. Justa Montero, Beijing, foro de re- no, («Los retos del desarrollo humano, el flexión. Anna Freixas, ¿Mayor y pobre? futuro de la Cruz Roja en América Latina No, gracias. COMUNICADO: Mila Ramos, Mu- y Caribe», de Celestino del Arenal et al.). jeres en Zona de Conflicto. Esperanza Belmonte, Mujeres bosnias y necesidades · Pacifismo y desarme (nº 8, 1997) «fundamentales». AL CIERRE : Mariano Mariano Aguirre, Los debates de la comAguirre, El proceso de paz después de pl ej id ad . Carmen Magallón, El Rabin. protagonismo de las mujeres en la causa de la paz. Vicenç Fisas, Aspectos económicos del control de las exportaciones de · El fundamentalismo en el Islam armamento. Alberto Piris, El pacifismo (nº 5, 1996) Enzo Pace, Fundamentalismo y política. ante la acción militar «humanitaria». COSami Naïr, Después de Barcelona. Fernan- MUNICADO: Jesús María Alemany, La dimendo Riaza, Sobre fundamentalismos. Alber- sión humana de las relaciones en el Medito Morales, La dimensión universal de terráneo. Yehudi Menuhin. Sadek Hadjeres, Islamismo, democracia y práctica social en Arge- · El rapto de Europa... o el pacto de lia. Thierry Desrues, El islamismo, a tra- Europa . (nº 9-10, 1997) vés del espejo. COMUNICADO : José Miguel Miguel Mora, Alternativa a la política ecoCoca, Verde Islam. LIBROS: Mª Ángeles Cór- nómica y monetaria de la Unión Europea.
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José Juan Romero , La unión económica y monetaria: efectos sobre la sociedad es pañola (algunas cuestiones para el debate). José Manuel Martin, La reforma de la política agraria común: éxito o fracaso. El caso de Andalucía. Pedro Marset, El Tratado de Maastricht, el pensamiento único y la Europa social. Ricardo Angoso, El proceso de integración de los países del Este de Europa en las estructuras europeas y la OTAN . Abraham Serfaty, El Magreb y Europa: por una dinámica alternativa. Lluis Magriñá, Los retos-problemas del África Subsahariana. COMUNICADO : Hay secretos que matan (sobre la transparencia y el control del comercio de armas). LIBROS: Los desafíos del Mediterráneo, Mariano Aguirre et al. · Los hilos del poder . (nº 11-12, 1998)
Kees Biekart y John Saxby. ADEMÁS: Un proyecto educativo europeo (proyecto Sócrates).
· Derechos humanos. La vigencia de una utopía (nº 14, 1999) Jaime Oraá Oraá, Los derechos humanos en el mundo contemporáneo. La gran paradoja. Emma Bonino, Idealpolitik. Carlos Alvarez de Sotomayor, Los derechos humanos en la aldea global. Rafael Yuste, Exclusión y derechos humanos. Helena Fusté, El derecho al mediambiente. Horacio Roldán, La víctima del delito. Rafael Muriel, Las fronteras y la marginación in fantil. Anemarie Schlüter, Libertad religio sa. Joao Carlos Costa Gomes, Desarrollo sustentable y derechos humanos en la pers pectiva de una ciencia más democrática. Juan Carlos López Eisman, Los derechos del genoma. COMUNICADO : Informe del Ob servatorio de Conflictos del CIP . Diamantes y terror en Sierra Leona. LIBROS: Clemente J. Navarro Yáñez, Manual de civismo, deVictoria Camps y Salvador Giner.
Carlos Alvarez de Sotomayor, La Mundialización. El fenómeno, valoración, ético-política y retos para la gobernabilidad. Antonio Hurtado, En un mundo cada día más pequeño. María Luisa Espada, ¿Estado mundial de derecho?. Sebastián de la Obra, Breve diálogo de · ...y África (nº 15, 1999) Calímaco y Eratóstenes en torno al Secre- Lucía Alonso, Terra Incognita. Mercedes to. Xavier Alamán, Internet: el impacto Gamero, África: de los inicios de la colo social de una tecnología. Alberto Piris, El nización a la descolonización. Ladislas poder y los ejércitos. José Luis Arranz, El Bizimana, La África Subsahariana: entre rebaño desconcertado. LIBROS: Juan Car- ilusiones y desesperanza . Richard los López Eisman, Fe cristiana, Iglesia, Asendawula Kyankaaga, África. José J. poder, de Gonzalo Puente Ojea. ADEMÁS : Pérez Plano, Deuda externa en África SubRocío Guijarro, Mongolia, Territorio de sa ha ri an a ¿Probl em a si n so lu ci ón ?. Gabriel M. Pérez Alcalá, África: las econadie. nomías sin Estado (o casi). Vicenç Fisas, · Siglo XXI, siglo de la Tierra África ante la herencia de las armas lige(nº 13, 1998) ras. Antoni Castel, Refugiados de tercera. Francisco Garrido, Los retos de la ética Benedict Tabe Akoh, Inmigración africaecológica (o las dificultades de sustituir a na. Africanos negros, un caso de estudio. Dios). Joaquín Araújo, Ecos...lógicos. Jochen Hippler, El cambio de la guardia. · El Pensamiento Único (nº 16, 1999) Un nuevo gobierno toma el relevo en Ale- Ignacio Ramonet, El pensamiento único. mania. Rosario Posadillo, Energías Reno- Félix Ovejero, La retórica del pensamienvables: ¿Potencia para un futuro sosteni- to único. Carlos Rodríguez Braun, Interble? José Larios, Sendas energéticas pretación navideña del pensamiento úni sostenibles. Eduardo Sevilla , Reflexiones co. Carlos Álvarez de Sotomayor, Qué es sociológicas sobre la Agroecología. Fran- el pensamiento único. Manuel Delgado, cisco Roberto Caporal, Reforma Agraria y Economía y pensamiento único. José Ma Medio Ambiente en Brasil: Elementos para ría Tortosa, Pensamiento único y desigualel debate. ENTREVISTA: Juan Carlos López dades. Armand Mattelart, Comunicación Eisman , Justicia ambiental y ecoeficacia, y culturas. Cristina Carrasco, Pensamienentrevista a Joan Martínez Alier . COMUNI- to único y género: Más allá del paradigma del mercado. Carola Reintjes, El penCADO: Karmen Domínguez, Ecologistas en Acción. La nueva identidad del ecologismo samiento único o El lobo estepario. COMUandaluz. LIBROS: Los desafíos de la Unión NICADO: «Enfrentando el poder de las mul Europea. Estado, economía y sociedad, de tinacionales». Declaración de Córdoba. Varios Autores. LIBROS: Mª Luz Ortega, ADEMÁS: Jean Mortier, Alemania unificada, Compasión y cálculo, de David Sogge (ed.), diez años después.
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Alemania unificada, diez años después JEAN MORTIER Unos datos significativos Se celebró en Berlín del 28 al 30 de mayo de 1999, en presencia de dos antiguos cancilleres de 1a República Federal, Helmut Schmidt y Helmut KohI, un gran simposio titulado: «1949-1989-1999 ¿Pasado separado-Historia común» La fecha escogida, finales de mayo, no era una casualidad. La adopción el 23 de mayo de 1949. de la Ley Fundamental, que constituyó un Estado separado en el oeste de Alemania, fue el acto fundador de la Repú blica Federal de Alemania. Por consiguiente se celebraba medio sig1o de existencia de la República Federal. Las otras dos fechas, 1989 y 1999, así como el título del simposio dejaban suponer que se conmemoraban al mismo tiempo diez años de unificación. Pero estas dos fechas resultan engañosas, porque borran los once meses que separan la caída del muro de Berlín (9 de noviembre de 1989) de la desaparición de la República Democrática Alemana, el 3 de octubre de 1990, hora cero, día en que la RDA se adhirió a la RFA, como parte integrante de ella. ¿Por qué se han borrado estos once meses y por qué esta celebración, con un año de adelanto de la unidad estatal? Los dos Estados permanecieron jurídicamente separados durante 41 años, de 1949 a 1990. La RDA fundada el 7 de octubre de 1949, o sea algunos meses después de que se adoptara la Ley Fundamental en la Alemania del Oeste, existió casi tanto tiem po co mo el II Reic h bi sm ar ck ia no (1871-1918), 26 años más que la República de Veimar (1919-1933) y 28 años más que el III Reich «milenario» de Hitler. El hecho de ocultar un año de existencia de la RDA y de datar su partida de defunción a 9 de noviembre de 1989 no es inocente. Sugiere que la RDA no existía fuera de la existencia del muro, que no tenía otra realidad sino la de un espacio que encarcelaba a la población, que no era por consiguiente sino un triste paréntesis en una historia que volvía a su cauce normal el 10 de noviembre de 1989. Mientras que el III Reich y la República de Veimar ocupan y con toda la razón un lugar importante en
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la enseñanza y los libros escolares, podemos apostar que dentro de 10, 20, 30 años o más, sólo se mencionará a la RDA en una nota al pie de una página. Ya en 1990, cuando al escritor S. Heym le preguntaron lo que iba a quedar de la RDA contestaba: una nota de pie de página en la Historia mundial. Puede ser que sí, puede ser que no. Es cierto que la RDA desapareció del todo como Estado y pocos son los que la echan de menos. Sin embargo el PDS, partido que sucedió al SED, el partido comunista de Alemania del Este, que ha obtenido el 23% de los votos en los cinco nuevos lánder (regiones) que corresponden a la antigua RDA, al cual los recientes sondeos atribuyen el 30% de las intenciones de voto, el PDS reclama, nueve años después de 1a unificación, que se escriba en la Constitución un objetivo por alcanzar: la unificación interior. ¿Qué significa dicha expresión? Está realizada la unificación política, los nuevos lánder son lánder de la Re pública Federal, pero un muro seguiría separando a los alemanes del Oeste de los alemanes del Este, a los antiguos lánder de los nuevos, y la zanja entre ambas partes se iría haciendo cada vez más profunda. La unificación (¿reunificación?) se efectuó a paso de carga. Menos de un año después de la caída del muro (09/11/1989) deja la RDA de existir y se adhiere, conforme al artículo 23 de la Ley Fundamental, a. la. RFA, es decir que se hace parte integrante de la.RFA, lo que tiene como consecuencia una extensión no sólo geográfica de la RFA, sino también política y jurídica: el espacio regido por la Ley Fundamental consta ahora de 80 millones de habitantes (63 + l7) y Berlín, la antigua capital de Prusia y del Reich, vuelve a ser, después de animados debates en el Bundestag, la capital de ese conjunto. Dentro de poco tiempo, el ejecutivo de la Alemania unificada, el Parlamento, las distintas administraciones, pero tam bién las embajadas extranjeras procederán a su traslado (costoso) de Bonn a Berlín, donde se encuentran desde que se decidiera ese traslado las mayores obras de construcción de toda Europa. El centro geográ-
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fico de Alemania se desplazará unos 500 kilómetros hacia el Este y se quedará situado a menos de 100 kilómetros de Polonia. En 1990. está realizada la unificación alemana: unificación territorial, soberanía recobrada, unificación monetaria, económica y social , y por fin unificación política. Los dos primeros aspectos corresponden a lo que se llaman los aspectos propiamente «exteriores» de la unificación, en la medida en que no dependían únicamente de Alemania o sólo de las Alemanias sitio tam bién y sobre todo de los antiguos vencedores de Alemania (URSS, EE.UU., Reino Unido, Francia) El otro aspecto corresponde a la relación entre las dos Alemanias y tiene un carácter «interno».
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Consecuencias sobre las mentalidades Muchos alemanes del Este (una mayoría, según los sondeos) se consideran como unos olvidados, unos ciudadanos de segunda zona. Claro que nadie desea que vuelva el régimen anterior; todos aprecian la libertad de circulación, de expresión y... de consumo. Pero la comparación de ciertas realidades de antes con la RFA de hoy no resulta siempre a favor de ésta. Las consecuencias sociales y la instauración de 1a economía de mercado perjudican los valores que se creían inherentes a la democracia. «Queríamos la justicia y el derecho...» dijo Bárbel Bohley, una de las personas egregias de la revolución pacífica de 1989, «...y hemos tenido el Estado de derecho», es decir, aquél en el que hace falta a veces pagar muy caro para que le reconozcan a.
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uno sus derechos, el que, a pesar de la de- manes del Oeste los que ocupan los puesnominación, no respeta dos derechos esen- tos de responsabilidad, los empleos más ciales: el derecho a una vivienda y el dere- lucrativos. Es el caso de la Universidad en cho al trabajo. que la mayoría de las cátedras están ocuLa sociedad individualista del «cada uno padas por alemanes del Oeste, lo suyo», de la competencia (en alemán: · porque los alemanes del Oeste siguen te«Ellenbogengesellschaft», o sea «sociedad niendo una imagen negativa de los alemadonde hay que dar codazos») hace echar nes del Este: falta de iniciativa, poco ardor de menos la solidaridad -verdadera o fin- en el trabajo, mala organización.... (ver los gida- de antaño. titulares de los periódicos) Lo que la RDA no consiguió hacer -crear una identidad alemana del Este- la RFA lo está consiguiendo. Un historiador ameriEl hecho de ocultar un año de existencia cano se atrevió a avanzar en 1995-6, la tesis de una «etnización» de los alemanes del de la RDA y de datar su partida de Este. La tesis era provocadora y la realidad más matizada todavía de lo que aparece en defunción a 9 de noviembre de 1989 estas líneas. Pero: 1) el PDS, sucesor del SED y representado no es inocente casi únicamente en el Este ha logrado un 22% en las últimas elecciones: los sondeos le atribuían para 1999 el 30% de las intenciones de voto. Si el PDS no obtuvo tal porcentaje de votos en todas las elecciones rePor fin, hay una categoría de la población gionales de septiembre-octutre de 1999, que siente fuerte y amargamente lo que ha consiguió sin embargo notables resultados perdido: son las mujeres, las primeras víc- en todas partes. En las elecciones de timas del paro (80% de ellas trabajaban en Sajonia, un Land que suele votar CDU deslos tiempos de la RDA), las primeras vícti- de 1990, el PDS aventajó con el 22,2% de mas de la supresión masiva de las los votos al SPD, pasando a ser el segundo guarderías infantiles para niños entre 0 y 6 partido del Land , relegando en tercer lugar años. y muy atrás a los socialdemócatas que sólo obtuvieron el 10,7% de los votos. Al día siguiente de las elecciones al Parlamento de Berlín, el 10 de octubre, en el diario Süddeuttsche Zeitung , se pudo leer la página 4 el titular siguiente: «LaboEn el caso de la Universidad, la mayoría en ratorio de la división. El Este pertenece al PDS, el Oeste a. la CDU. Ningún indicio de las cátedras están ocupadas por de unidad». El PDS que obtuvo en Berlín alemanes del Oeste una media de un 17,7 %, consiguió en las circunscripciones electorales del Este de la. Ciudad los siguientes resultados: un 42,1 % en Berlín-Mitte, 34,1% en Prenzlauer Berg, 41,3 % en Friedrichshain y un 44,6 % en el barrio nuevo de Marzahn. Así, en Ciudadanos de segunda zona, los alema- el Este de la ciudad, la media de los votos nes del Este lo son de verdad PDS ascendió al 40%. · porque se les ha disminuido en la mitad 2) para ciertos libros, las editoriales han sus años de antigüedad, bajo el pretexto de realizado unos libros escolares en edicioque la rentabilidad del trabajo era. menor nes regionales ( Regionalausgaben) con o que trabajaban para un Estado de «no ejemplos y textos especiales, elocuentes sólo derecho», para no decir criminal, para los jóvenes del Este. · porque, en numerosos sectores, los suel- 3) el vitacola, bebida creada en los tiemdos y salarios siguen siendo inferiores pos de la RDA para imitar la coca cola (aproximadamente en un 20%) a los de sus con la cual se soñaba, ocupaba 12% del colegas provenientes del Oeste y con quie- mercado hace un año. En Turingia, llega nes trabajan todos los días, este año en segundo lugar detrás de coca · porque en muchos sectores son los ale- cola, con 30% del mercado.
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Para concluir Para concluir, bien estaría plantearse esta cuestión histórica y teórica fundamental: una unificación nacional que se realiza por absorción por parte del centro de un territorio periférico más débil ¿no desembocará obligatoriamente en una colonización interior o no pasará siempre por una fase de colonización estructural? Véase la historia de la constitución de la nación francesa, de la unidad italiana, etc.
Jean Mortier es Profesor del Departamento de Estudios Germánicos de la Universidad de París VIII. La traducciónal castellano del texto se debe a Monique Da Silva , Profesora Titular del Departamento de Español de la misma Universidad. (Este artículo reproduce parcialmente, aunque con fidelidad, el texto de una conferencia impartida en Córdoba por su autor, invitado por la Profesora Martín Dueñas y el Profesor Calañas Continente, de la Universidad de Córdoba. Su transcrición se debe a la Profesora Da Silva, de la Universidad París VIII.)
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