CRITICA LATINOAMERICANA AL NEOLIBERALISMO Introducción El principal objetivo de este ensayo es el de mostrar la relevancia teórica*, política y ética de la contribución realizada por Franz Hinkelammert a la crítica a la teoría neoliberal. Como se sabe, durante las décadas de los ochenta y noventa un conjunto de teólogos, economistas, sociólogos y filósofos críticos desarrollaron un importante crítica a esta teoría, desde América Latina. Puede decirse que el aporte de Hinkelammert a esta tarea intelectual -que ha venido realizando rigurosa y sistemáticamente desde 1970 hasta ahora- constituye el cuestionamiento más radical a dicha teoría. La complejidad, extensión y riqueza de esta crítica requeriría un estudio especial que abarque gran parte de la obra del autor. Este ensayo sólo querría ofrecer un esbozo necesariamente esquemático; una exploración conceptual preliminar, en la cual se adelantan algunas conjeturas interpretativas. Se inicia con la descripción de algunos aspectos de la situación intelectual de los ochenta cuando el neoliberalismo fue introducido en América Latina. A continuación, se ofrece una caracterización general de la crítica latinoamericana al neoliberalismo, y se muestran algunos de sus aspectos. En la tercera parte de este ensayo se exponen algunos de los temas centrales de la contribución de Hinkelammert a dicha crítica. LA CRÍTICA LATINOAMERICANA AL NEOLIBERALISMO 11Los críticos del neoliberalismo se han mostrado más creativos que sus partidarios. Desde los ochenta hasta ahora, viene realizándose desde América Latina una significativa y diversificada crítica al neoliberalismo en dos niveles: respecto a las consecuencias sociales de la modernizaciones neoliberales de las sociedades de la región, y sobre la teoría neoliberal, y de la epistemología y teoría política de Popper -que aunque no se le podría considerar un neoliberal en todos los aspectos de su pensamiento, ha hecho aportes significativos al desarrollo de esta teoría (Vergara 1991, Schuster 1992 y Perona 1993). El primer tipo de crítica es la más difundida y conocida, en la medida en que ha sido posible, dada la escasa apertura a estos cuestionamientos, de los medios de comunicación latinoamericanos. 12Esta forma de crítica ha sido relativamente exitosa, en muchos países como Argentina, y en menor medida en Chile, en los cuales la expresión “neoliberalismo” ha adquirido un sentido negativo; pese al esfuerzo conjunto de los sectores empresariales, de los gobiernos y de gran parte de los medios de comunicación de convencer a la población respecto de las futuras consecuencias positivas de las reformas neoliberales. En varios países latinoamericanos como Argentina, Bolivia y Chile, podría decirse que gran parte de la población en grados, y distintos modos y niveles, cuestiona las modernizaciones neoliberales. 13Chile es un caso paradigmático en este sentido, pues ha tenido la modernización neoliberal más ortodoxa, coherente y radical, aplicada durante más de veinte y cinco años, y en cierto sentido, la más exitosa, medida en los indicadores macroeconómicos tradicionales: crecimiento del PGB, tasa de desempleo, crecimiento de las exportaciones, balanza de pago, etc., e incluso con los indicadores del Pnud: expectativas de vida, niveles de alfabetismo, de escolaridad, ingreso per capita y otros. Sin embargo, existe un profundo malestar en la sociedad chilena. El 65% de la población piensa que el sistema económico es injusto; que las principales instituciones políticas y económicas carecen de credibilidad, pues la mayoría piensan que "sólo persiguen sus intereses": las empresas (79,5 %), asociaciones de empresarios (59,6 %), el Congreso (74,9 %)y los partidos políticos (65,1%) (Pnud 1998: 137 y 138). El 82,9 % de la gente cree que actualmente los chilenos no viven más felices que en el pasado (Idem: 53 y Vergara 2001)
14Los sectores políticos, intelectuales, sociales y religiosos que han realizado la crítica a los efectos sociales de la modernización neoliberal han variado con el tiempo. Durante los ochenta, por ejemplo, se diría que eran muchos más los intelectuales y cientistas sociales que participaban en ella. A nivel político, el justicialismo y los partidos socialdemócratas chilenos abandonaron completamente dicho cuestionamiento cuando llegaron al poder a fines de los ochenta o comienzos de los noventa. La mayor parte del episcopado católico de la región ha dejado de objetar las consecuencias sociales de las reformas neoliberales. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo ha hecho algunos aportes significativos en Argentina y Chile. La actual posición de la Cepal es cercana al neoliberalismo y su propuesta de crecimiento productivo con equidad no parece haber tenido mayor influencia en la región. En general, podría decirse que el neoliberalismo ha cooptado la mayor parte de las elites empresariales, políticas, intelectuales y religiosas latinoamericanas. 15Dicha integración no es casual, corresponde a una estrategia exitosa que ya fuera diseñada desde los orígenes de la corriente neoliberal en 1947; y que partió por la coopción de los empresarios y los grupos económicos, de los partidos políticos, de los organismos internacionales, las iglesias cristianas, ha continuado en la búsqueda del creciente control del control de los medios de comunicación, editoriales, de las universidades, y en general de toda la producción de conocimientos y representaciones sociales (Hinkelammert 1989). En estas condiciones, parte importante de las críticas a su destructividad social provienen actualmente de los movimientos sociales, de centros como el Dei, algunos cientistas sociales críticos y de algunos partidos de izquierda. 16El segundo tipo de cuestionamiento se refiere a la teoría neoliberal en sus distintos aspectos. Esta ha tenido una limitada difusión por varias razones: por su carácter teórico que limita su accesibilidad, incluso al lector universitario; supone un conocimiento de su objeto que no es frecuente; y también por un problema práctico: estos textos críticos no ha aparecido en las editoriales que tienen
distribución continental. Este cuestionamiento que empezó a realizarse en los ochenta ha tenido un carácter multidisciplinario; y en ella puede incluirse el cuestionamiento al pensamiento de Popper que, en aspectos centrales de su pensamiento, coincide o es complementario con el de Hayek. Una muestra de esta conexión es que los neoliberales latinoamericanos hacen suyo el concepto popperiano de “sociedad abierta” (Levine 1992). En esta tarea intelectual han participado economistas, sociólogos, politólogos, filósofos, teólogos y otros investigadores, de distintos países de la región: Atilio Borón, Wim Dierckxsens, Alfredo Eric Calcagno, Alfredo Fernando Calcagno, Renato Cristi, Enrique Dussel, Ana María Ezcurra, Raúl Fornet-Betancourt, Helio Gallardo, José Fernando García, Ricardo Gomez, Francisco Gomezjara, Herminia Foo, Norbert Lechner, Jorge Millas, Jorge Mera, Raúl Prebisch, Pablo Richard, Julio de Santa Ana, Felix Schuster, Elsa Tamez, Jorge Vergara y otros. Franz Hinkelammert, como ya se decía, es el principal de estos investigadores críticos. 17Puede verse en este listado provisional que los investigadores del Departamento Ecumémico de Investigaciones de Costa Rica han tenido un papel relevante, y parte importante de estos textos han aparecido en los libros y revistas de su editorial. Asimismo, Clacso en los ochenta auspició u organizó seminarios de análisis crítico del neoliberalismo y del pensamiento de Popper, y en los congresos de la Asociación Latinoamericana de Sociología se han presentado diversos trabajos de crítica al neoliberalismo (Crítica y utopía1984, Vergara 1991 y Alas 1992). 18Los referidos autores han mostrado que el neoliberalismo no es sólo una teoría económica, sino un concepción del conocimiento, del hombre, de su libertad, igualdad, de la sociedad, la historia, el derecho y otros aspectos; asimismo, que contenía supuestos teológicos (Hinkelammert 1984, Vergara 1984 y 1991). En suma, que tiene la pretensión de ser una cosmovisión que responde a las principales preguntas sobre el hombre, el sentido de la vida humana, la sociedad y sus principales subsistemas. Dichos autores cuestionaron los distintos aspectos de dicha teoría de modo radical, en el sentido de ir a la raíces, a los principios teóricos, en que se basa la discursividad neoliberal. 19Sólo excepcionalmente los autores neoliberales o cercanos a esta corriente han tratado de responder a estas críticas. Muestra de ello es que el libro El desafío neoliberal, que reúne artículos de los principales neoliberales latinoamericanos, no menciona a ninguno de los autores incluídos en el listado precedente (Levine 1992). En general, esta crítica precedió a la de autores del norte, europeos y norteamericanos, entre los que se cuenta Tony Andréani, Perry Anderson, Pierre Bourdieu, Robert Castel, Ralf Dahrendorf, John Galbraight, Crawford Macpherson, Chantal Mouffe, entre otros. Esto se explica por una diferente situación histórica: la modernización neoliberal como "ajuste estructural" se aplicó primero en América Latina, y de un modo mucho más profundo que en Europa, y fue puesta en práctica de modo temprano y radical por la dictadura de Pinochet desde mediados de los setenta. COMO EL NEOLIBERALISMO ENTRA A AMERICA LATINA En América Latina el neoliberalismo comenzó antes y ha enfrentado mayores resistencias. Es una práctica reaccionaria, un pensamiento conservador y un modelo de acumulación basado en agresiones a los trabajadores, en un marco de mayor internacionalización del capital. Hubo una etapa inicial del ajuste y otra fase posterior de privatizaciones durante las dictaduras y las transiciones posteriores. La aplicación del esquema neoclásico acentuó los desequilibrios financieros, cambiarios y productivos tradicionales y repitió los socorros estatales a los capitalistas a costa del erario público. A diferencia de otras regiones, el neoliberalismo latinoamericano quedó afectado por el impacto de las sublevaciones populares. Mantiene el programa derechista, pero redujo su triunfalismo, atenuó sus ambiciones y acepta cierta intervención estatal. Puede ser visto como etapa del capitalismo, estrategia de libre-comercio, política económica o gobierno derechista. Para definir si se encuentra a la ofensiva o en repliegue hay que distinguir esas cuatro acepciones. El librecambismo postula una imaginaria inserción natural en el mercado mundial y reproduce el subdesarrollo que genera la exportación primaria. Las brechas internacionales de productividad desmienten las fantasías de convergencia entre economías avanzadas y periféricas. El neoliberalismo hereda viejas teorías de inferioridad de los nativos, atraso cultural hispanoamericano y supremacía de Occidente. Retoma los mitos positivistas de la modernización basados en la copia del capitalismo avanzado. Despotrica contra la injerencia estatal, ocultando los beneficios que obtienen los capitalistas y no explica la continuidad de esa intervención al cabo de tantos gobiernos pro-mercado. Es absurda su presentación de la informalidad laboral como una resurrección de la competencia empresaria. Como creencia, programa o cosmovisión el neoliberalismo es la principal ideología actual de las clases dominantes. No ha sido internalizada por los oprimidos. ¿Cuáles son las peculiaridades del neoliberalismo en América Latina? ¿Alcanzó mayor penetración que en los países centrales? ¿Registra un declive superior al resto del mundo? Es sabido que esta modalidad reaccionaria fue introducida en la región con cierta antelación. Las dictaduras del Cono Sur anticiparon en los años 70 la oleada derechista, que posteriormente se afianzó en el grueso del planeta. Pero Latinoamérica ha sido también el epicentro de grandes resistencias populares, que propinaron significativas derrotas a ese aluvión conservador. Una revisión de la trayectoria e ideología del neoliberalismo permite explicar muchas especificidades de la región. CARACTERIZACIONES GENERALES Las primeras discusiones internacionales sobre el neoliberalismo destacaron las raíces teóricas de esta corriente en el pensamiento económico neoclásico. También explicaron su aparición por el agotamiento del crecimiento keynesiano de pos-guerra y resaltaron
sus objetivos políticos regresivos. El neoliberalismo fue definido en los años 80, como una ofensiva del capital sobre el trabajo para recomponer la tasa de ganancia. |1| En la década siguiente se constató la hegemonía ideológica mundial alcanzada por esta vertiente. A pesar de los magros resultados económicos logrados durante ese decenio, la derecha se reforzó aprovechando el debilitamiento de los sindicatos y el desasosiego creado por la fractura social. El neoliberalismo expandió su influencia e implementó una drástica reconversión de la economía. La expectativa en un rápido declive de esta corriente fue disipada por la implosión de la URSS y la crisis del horizonte socialista. Las tendencias conservadoras obtuvieron un impulso adicional con la anexión de Alemania Oriental, el amoldamiento de la Unión Europea a la globalización y la demolición del Estado de bienestar. |2| La crisis económica iniciada en el 2008 abrió grandes interrogantes sobre la continuidad del modelo privatista. Esta convulsión superó las conmociones financieras precedentes e ilustró la magnitud de los desequilibrios creados por el neoliberalismo. Pero la preeminencia de este ciclo se mantuvo. |3| Su persistencia se ha verificado en todos los acontecimientos de la coyuntura 2008-2014. La etapa que comenzó con el thatcherismo transformó el funcionamiento del capitalismo mediante privatizaciones, aperturas comerciales y flexibilizaciones laborales. Este esquema intensificó la competencia global por aumentos de la productividad desgajados del salario, que amplifican todas las tensiones de la producción, el consumo y las finanzas. En los últimos años este modelo profundizó los atropellos contra los trabajadores en contextos recesivos que potencian el temor a la miseria. La desigualdad social alcanzó niveles sin precedentes, la pobreza se expandió en las economías centrales y la precarización laboral se masificó en todo el planeta. El neoliberalismo converge con la internacionalización de la economía. La fragmentación mundial de los procesos de fabricación, el desplazamiento de la industria hacia al Oriente consolidan la primacía de las empresas transnacionales. Las grandes firmas utilizan las normas del libre-comercio y los bajos aranceles para desenvolver intercambios entre sus filiales. Estos movimientos apuntalan, además, la globalización financiera y el vertiginoso flujo de capitales entre los distintos países. Las transformaciones neoliberales han generando un modelo que opera con parámetros muy distintos al keynesiano de posguerra. Ese esquema desencadena crisis muy específicas, que ya no irrumpen como arrastres de viejos desequilibrios de los años 70. Al cabo de tres décadas de reorganización capitalista se han creado nuevas contradicciones en múltiples esferas. El neoliberalismo contrajo los ingresos populares, afectó la capacidad de consumo, incrementó la sobreproducción de mercancías y agravó varias modalidades de sobre-acumulación de capital. Acentuó, además, un deterioro del medio ambiente que amenaza desatar inéditos desastres ecológicos. En el plano geopolítico este curso ha precipitado un rediseño de fronteras que contrasta con el congelado mapa de la guerra fría. Ya transitó por fases diferenciadas de bipolaridad, unipolaridad y multipolaridad en las relaciones que mantienen las grandes potencias. Pero todos los conflictos entre las clases dominantes se procesan en un nuevo marco de negocios globalizados. El neoliberalismo perdura por el retroceso que impuso a los trabajadores. Se sostiene en el cansancio político que genera la alternancia de conservadores y socialdemócratas en la administración del mismo modelo. Todo indica que la reversión de esta etapa exigirá grandes victorias populares impuestas desde abajo. |4|