Cómo hacen preguntas las personas de éxito Las personas más inteligentes y exitosas hacen muchas preguntas. Esto es lo que no sabes y puedes utilizar para parecerte a ellos. Hacer las preguntas correctas puede significar la diferencia entre el éxito y el fracaso. Por desgracia, hacer preguntas también puede ser incómodo. «Puede resultar embarazoso admitir que no has entendido lo que alguien ha dicho», dice Heidi Grant Halvorson, directora asociada de la Business School’s Motivation Science de Columbia y autora No One Understands You and What to Do About It (Nadie te entiende y qué hacer al respecto). «Es posible que tengas miedo de parecer incompetente, pero eso no es cierto. Los estudios han demostrado que las personas curiosas son generalmente juzgadas como más inteligentes y comprometidas». No hay preguntas tontas, dice Dian Griesel, autora de FUNDaMentals: The Corporate Guide to Cultivating Mindshare (Fundamentos: La Guía corporativa al cultivo de la conciencia de marca). Ella dice: «Cuando se está aprendiendo una nueva tarea que te es completamente ajena, cuando la seguridad de una persona está en riesgo, cuando inviertes tu dinero, o cuando se trata de su salud- pregunta». La clave es enfocar las preguntas con la mentalidad de que te proporcionarán la información que te ayudará a mejorar tu rendimiento en el trabajo, dice Jon Acuff, autor de Do Over: Rescue Monday, Reinvent Your Work, and Never Get Stuck (Cambia las cosas: Rescata el lunes, reinventa tu trabajo, y nunca te estanques). Sugiere ir a las reuniones preparado para hacer buenas preguntas. Este dice: «Hacer preguntas no solo te mantiene comprometido, sino que te permite aportar algo a la conversación y aprender algo nuevo». Preguntas de aprendiz frente a preguntas de juzgador Algunas preguntas tienen el potencial de catalizar avances e inspirar transformaciones, mientras que otros llevan al estancamiento y la desmoralización. La diferencia radica en si haces «preguntas del aprendiz» o las «preguntas del juzgador», dice Marilee Adams, presidenta y fundadora del Instituto de Investigación y autora del libro Change Your Questions, Change Your Life: 10 Powerful Tools for Life and Work (Cambia tus preguntas, cambia tu vida: 10 poderosas herramientas para la vida y el trabajo). «Las preguntas del aprendiz son de mente abierta, curiosa y creativa», dice ella. «Fomentan el progreso y las posibilidades, y por lo general dan lugar a descubrimientos, entendimiento y soluciones». Una pregunta de aprendiz, por ejemplo, podría ser: «¿Cuáles son mis metas?» «¿De qué soy responsable?» «¿Cómo puedo ayudar?» y «¿Qué quieren nuestros clientes?» Por el contrario, las preguntas del que juzga son de mente cerrada, segura, y críticas, dice Adams. «Se centran en los problemas en lugar de en las soluciones y, a menudo conducen a reacciones defensivas, negatividad y apatía», dice ella. Por ejemplo, «¿Quién tiene la culpa?» o «¿Por qué no estamos ganando?». Las preguntas del aprendiz facilitan el progreso aumentando las opciones, mientras que las preguntas del juzgador impiden el progreso limitando las perspectivas. «Es natural que las personas y los equipos hagan las preguntas de aprendiz y las de juzgador, pero si no hay preguntas de aprendiz, los resultados se ven afectados», dice Adams. Acaba todas las reuniones con una pregunta Las preguntas también pueden aclarar las expectativas y asegurar que todo el mundo está en la misma onda. Incluso si crees que has entendido a tu compañero de trabajo o a tu jefe, es posible que realmente no sea así, dice Grant Halvorson; el problema surge de algo que los psicó-
logos llaman como «ilusión de la transparencia». «Puesto que sabemos lo que estamos pensando y sintiendo, y cuáles son nuestras intenciones, suponemos que también es obvio para otras personas», dice ella. «La gente cree que ha dicho más de lo que realmente ha dicho, así que es bastante probable que se te haya olvidado decir algo que crees haber dicho». Soluciona este problema repitiendo de nuevo lo que crees que la otra persona ha dicho, sugiere Grant Halvorson. «Algo del estilo, “Bueno, solo para estar seguro de que he comprendido todo perfectamente...” Esto borra cualquier malentendido que pueda haber surgido», dice ella. Practica la lluvia de preguntas La mayoría de las empresas cuentan con sesiones de reflexión que identifican soluciones, pero Hal Gregersen, director ejecutivo del Centro de Liderazgo del MIT y coautor de The Innovator's DNA: Mastering the Five Skills of Disruptive Innovators (El ADN del innovador: El dominio de las cinco habilidades de los innovadores disruptivos), sugiere llevar a cabo sesiones de «lluvias de preguntas» que no piensen más que en preguntas sobre un problema durante un período determinado de tiempo. Este dice: «Cuando las personas se preocupan por el tema, cuando han pensado mucho sobre el tema pero están atrapados, ese es el momento perfecto para dar un paso atrás y decir: “Está bien, es hora de hacer preguntas”». Haz que tu equipo haga un mínimo de 50 preguntas sobre el problema. Sobre la pregunta 25, Gregersen dice que se estancarán. Dice: «He visto esto cientos de veces por todo el mundo». «La gente dice: “No tengo más preguntas, estoy atascado”. Sigue adelante, porque es ese paso adelante el que a veces te puedes encontrar con algunas de las mejores preguntas». Hacer muchas preguntas puede hacer que encuentres las preguntas correctas que te darán la respuesta correcta, dice Gregersen. «Y ahí es donde la lluvia de preguntas complementa la lluvia de ideas tradicional», dice.
El arte de hacer preguntas poderosas para lograr el éxito Uno de los favores que me ha hecho la vida es darme cuenta sobre el poder de hacer las preguntas correctas para cambiar mi percepción y consecuentemente mi realidad. Particularmente cuando he estado en situaciones difíciles, como un cambio de ciudad, una enfermedad o un problema en el trabajo, o las dificultadas y complicaciones propias de la vida, el hacer la pregunta correcta me ha ayudado a cambiar mi enfoque y lograr avanzar, en lugar de quedarme atascado en el problema. La calidad de las preguntas determina la calidad de nuestra vida. Esto sucede porque la pregunta tiene la capacidad increíble de dirigir nuestra atención a las cosas. La diferencia entre las personas de éxito y las que no lo tienen es la diferencia entre las preguntas que hacen de forma consistente. Algunas personas se sienten habitualmente deprimidas. Enfocan su atención sobre cosas que les hacen sentirse sobrecargadas. ¿Cuál es la forma más rápida de cambiar de enfoque? Haciéndose, simplemente una nueva pregunta. Probablemente esa persona que se siente deprimida porque constantemente se
hace preguntas incapacitadoras tales como: “¿De qué sirve?, ¿Porqué Intentarlo, puesto que, de todos modos, las cosas nunca me salen bien?, ¿Porqué a mi Señor?”, etc. Si recordamos, el cerebro te dará las respuestas que buscas, seguramente si te haces la pregunta “¿Por qué nunca he tenido éxito?” tu mente te lo dirá, aunque la respuesta sea dura, y pueda ofrecerte una respuesta como: “Porque eres estúpido”. o “Porque de todos modos, no te mereces que te vayan bien las cosas”. En cambio, si cuando estés en una situación difícil, te haces preguntas capacitadoras como “¿Cómo puedo utilizar esto a mi favor?, ¿Qué plan necesito para alcanzar mi éxito financiero?, ¿Qué es lo que me ha funcionado para resolver mis problemas?, ¿Qué es lo peor que puede suceder y como puedo afrontarlo?”, etc. Seguramente ante estas preguntas, estaremos programando mejores respuestas, y estaremos abriendo posibilidades nuevas para nuestras dificultades. Las 3 funciones de las preguntas poderosas: De acuerdo a Antony Robbins, en su obra “Despertando a tu gigante interior”, las preguntas logran tres cosas específicas: 1.- Cambian inmediatamente aquello sobre lo que enfocamos la atención. Si buscamos lo que anda mal y no funciona, seguramente lo encontraremos y no pondremos atención en lo que si funciona. Por ejemplo, si te sientes muy enojado por algo puedes estar dispuesto a preguntar “¿Qué puedo aprender de esta situación?”. Además, aunque no estés en una situación en específico, puedes empezar a hacerte todos los días, para cambiar tu estado de ánimo, preguntas como estas: “¿De qué me siento realmente feliz en mi vida ahora mismo?” 2.- Las preguntas ayudan a cambiar aquello que suprimimos. Si te sientes realmente triste, sólo hay una razón: es porque has suprimido todas las razones por las que podrías sentirte bien. Y por el contrario, si te sientes bien, es porque suprimes todas las cosas malas en que podrías fijar la atención. Cuando te haces una pregunta, cambias todo lo que en ese momento estás pensando. Si alguien te pregunta “¿Qué hay de realmente grande en tu vida?”, y mantienes el enfoque sobre tu respuesta, puedes empezar a sentirte inmediatamente bien. Las preguntas son como el láser de la conciencia humana, concentran el enfoque y determinan lo que sentimos y hacemos. 3.- Las preguntas cambian los recursos con los que dispones. En el ámbito de los negocios, especialmente las preguntas nos abren nuevos mundos y nos permiten acceder a recursos que, de otro modo, nos habrían pasado inadvertidos, a pesar de que estaban disponibles. La cuestión no es si vas a tener o no problema, sino cómo vas a enfrentarte a ellos cuando aparezcan. Y es aquí cuando las preguntas tienen el poder de cambiar el estado de ánimo y permitir el acceso a recursos y soluciones. Sobre esto, Robbins nos propone 5 preguntas que ayudan a solucionar problemas:
¿Qué hay de grande en este problema?
¿Qué hay que no sea perfecto todavía? ¿Qué estoy dispuesto a hacer para lograr que sea como yo quiero? ¿Qué estoy dispuesto a no seguir haciendo para lograr que sea como yo
quiero? ¿Cómo puedo disfrutar del proceso, mientras hago lo necesario para lograr que sea como yo quiero? Consejos para hacer preguntas correctas y útiles: A continuación te ofrezco tres consejos para comenzar a hacer preguntas poderosas que te lleven a sacar la mejor versión de ti mismo. 1.- Evita dar explicaciones del pasado o predicciones pesimistas del futuro. Si hablamos de cambio y mejora, éstos sólo se pueden dar en el futuro. ¿Qué hice mal para llegar a esto? ¿Qué hubiera pasado si yo…..” ¿ Y si me comprometo a tal cosa y luego sale mal?”, etc. 2. –Una pregunta poderosa conecta con emociones positivas. Debe colocarte a ti o a quien le hagas la pregunta en un estado de recursos. Debe indagar sobre los recursos que ya tienes para lograr tu propósito, que personas se verán beneficiadas con tus logros, que experiencias positivas has tenido en el pasado. “¿Cómo podría solucionar esta situación?” ¿Qué otras formas hay para solucionar tal asunto?”, etc. 3.- Evita preguntas “¿Porqué?”. Estas solo te llevarán a detalles o justificaciones de cosas que han quedado en el pasado: “¿Por qué me está pasando esto?” ¿Por qué tomé esa decisión?” etc. Utiliza más frecuentemente preguntas “¿Qué?, o ¿Cómo?”, que te llevarán a ti o a tu interlocutor a la acción, aclarando objetivos y valores “¿Qué hay de bueno en esto?”, etc. A continuación te presento algunos ejemplos que nos ayudan a ver el contraste de preguntas débiles vs. Preguntas poderosas:
Pregunta débil
Pregunta Poderosa
¿Qué te pasó?
¿Qué quieres lograr?
¿Cuál fue el problema?
¿Qué desafío presenta?
¿Por qué te pasó esto?
¿Cuál es la solución?
¿Por qué no has solucionado este
¿Qué debes hacer para solucionar el
problema?
problema?
¿Por qué no hiciste lo que debías?
¿Crees que actuaste correctamente?
¿Qué puedes aprender de esto?
¿Qué respuesta elegiste ante este desafío?
Espero que este artículo te sea de utilidad. Recuerda que las preguntas poderosas deben de llevar a ti o a la persona a la que quieres ayudar a sacar la mejor versión de ti mismo. Si tienes alguna duda o sugerencia sobre este tema, me dará gusto conversar contigo. Me puedes enviar un email a
[email protected] o bien escribir un comentario al final de este post. “Si yo tuviera una hora para resolver un problema y mi vida dependiera de la solución, gastaría los primeos 55 minutos para determinar la pregunta apropiada, porque una vez que supiera la pregunta correcta, yo podría resolver el problema en menos de cinco minutos”. – ALBERT EINSTEIN-
Las 10 preguntas que se hacen diariamente las personas de éxito En nuestro día a día mantenemos un diálogo interior basado en el mecanismo de pregunta-respuesta, y es así como desarrollamos el pensamiento, a través de la realización de preguntas que respondemos automáticamente. Sabemos que la calidad de las respuestas depende en gran medida de la calidad y del enfoque de nuestras preguntas, concluyendo que preguntas positivas obtienen respuestas positivas, y al contrario. Si como decía James Allen, un hombre es lo que piensa, una de las cuestiones más importantes que debemos supervisar es la calidad y la dirección de nuestras preguntas. Cuando tratamos de analizar por qué las personas que han alcanzado éxitos importantes han podido realizarlo, muy probablemente encontraremos la razón en la calidad de sus preguntas. La fortaleza mental de todos ellos no surge de forma espontánea, sino porque son capaces de seguir realizándose preguntas acertadas aún en los momentos más complicados. De este modo, llegamos a la conclusión de que las personas de éxito no es que sepan más o sean más listos que los demás, sino que sus conclusiones, actitud y acciones son el resultado de preguntas de mejor calidad que les permiten mantenerse enfocados en la dirección de sus objetivos. Aquí vamos a recoger algunas de las preguntas que quizá puedan ayudarnos a mantener el enfoque en nuestro día a día :
¿Qué es lo que mejor podría hacer con mi tiempo en este momento? ¿Qué resultados me gustaría haber alcanzado al finalizar este día? Ante cada tarea que se les presenta, se cuestionan ¿esto debo realizarlo yo, o puedo encargarlo a alguien que lo va a realizar igual o mejor que yo? Esta tarea que voy a realizar a continuación, ¿está en sintonía con mis objetivos y con los resultados que deseo alcanzar? Ante cualquier situación adversa o completa, ¿cómo podría aprender de esto, y salir reforzado? ¿Qué habilidad podría aprender o desarrollar para crecer en la dirección de mis objetivos? ¿Cuáles son los mejores alimentos que puedo tomar hoy para mantener mi salud en las mejores condiciones? ¿Qué clase de ejercicio puedo realizar para mantenerme en forma? ¿Qué podría realizar para que mi entorno mejore gracias a mi presencia o a mi acción? ¿He conseguido hacer más felices a los que me rodean en el día de hoy?
Si mantenemos una dinámica de realizarnos estas preguntas de forma constante, empezaremos a generar las respuestas que necesitamos para alcanzar una mejora en nuestra calidad de vida y, en las acciones que seremos capaces de desarrollar.
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