El mundo medieval I Irma Césped Benítez
ÍNDICE PRESENTACIÓN 1. INTRODUCCIÓN
2. CONTEXTO HISTÓRICO: DE ROMA A CASTILLA 2.1 Ruptura de la unidad imperial 2.2 Pérdida de la unidad política y territorial: invasiones germánicas 2.3 Los musulmanes en España. Otras visiones de mundo 2.3.1 Mahoma y el Islam 2.3.2 Los musulmanes en España 2.4 Los judíos sefarditas y España 2.4.1 El pueblo judío 2.4.2 Los judíos en la Península Ibérica 2.5 La Reconquista
3. CONTEXTO LINGÜÍSTICO ORAL Y ESCRITO: DEL LATÍN AL CASTELLANO 3.1 Literatura hispanolatina 3.2 Evolución de la lengua latina en la Península Ibérica 3.3 Ilustración literaria 4. CONTEXTO CULTURAL: DE LA BARBARIE AL RENACIMIENTO 4.1 La sociedad medieval 4.2 Religiosidad medieval 4.2.1 La iglesia
4.3 Aporte cultural de moros y judíos. 4.4 El conocimiento medieval 4.4.1 Las escuelas medievales 4.4.2 Centros culturales 4.5 Escuelas de traductores 4.6 Los manuscritos medievales 4.7 Filosofía medieval 4.8 Arte medieval 4.8.1 Arte bizantino 4.8.2 Arte hispanomusulmán 4.8.3 Arte románico 4.8.4 Arte mudéjar 4.8.5 Arte gótico 5. USOS, COSTUMBRES Y CREENCIAS 5.1 El viaje y la aventura 5.2 Peregrinaciones 5.3 Las Cruzadas 5.4 Las órdenes religioso-militares 5.5 Los caballeros y los libros de caballerías 6. ÁMBITOS LITERARIOS: DE LA PLAZA AL PALACIO 6.1 Los juglares (la plaza) 6.2 Los clérigos (la biblioteca del convento) 6.3 Los goliardos (la taberna) 6.4 Los cortesanos (el palacio) 7. ALGUNAS FORMAS Y MODELOS LITERARIOS 7.1 Teatro medieval 7.1.1 Teatro popular 7.1.2 Teatro cortesano y profano 7.2 El romancero 7.3 Imagen de la mujer en la literatura medieval BIBLIOGRAFÍA
PRESENTACIÓN ¿A qué se debe el interés que el mundo medieval despierta en nuestros días? Tras un rechazo, en gran medida de carácter prejuiciado, de la institución Iglesia Católica -cuya influencia no se comprende plenamente-, de la barbarie de una sociedad primitiva, de una cultura que se consideraba pagana, supersticiosa e ignorante, de su modo de gobierno feudal, aflora, un interés auténtico por todo lo que significó y se construyó en ese milenio. La época medieval suele ser considerada como una etapa de transición -como otras que hemos vivido- en la que, con justicia podríamos decir, nace lo que hoy cono conoce cemo moss como como Euro Europa pa y se prod produc uce e un camb cambio io estr estruc uctu tural ral en el modo modo de concebir concebir al hombre hombre y al mundo. mundo. Este período que llamamos llamamos medieval medieval significa una etapa de cambio no sólo en las estructuras sociales, económicas, sino, sobre todo, en la estructuración del pensamiento lo que se manifiesta, como en nuestros días, en una una planif planifica icació ción n del del currí currícu culo lo educ educac acio iona nal.l. Dura Durant nte e la Edad Edad Media Media en las las escu escuela elass se estu estudia dian n las las arte artess libera liberale less distr distrib ibuid uidas as en el trivi trivium um huma humani nist sta: a: Retó Retóri rica ca,, Gram Gramát átic ica a y Dial Dialéc éctitica ca,, y en el cuat cuatri rivi vium um cien cientí tífifico co:: Arit Aritmé métitica ca,, Geomet Geometría, ría, Música Música y Astron Astronom omía ía y que permit permiten en un conoci conocimie miento nto integra integrado do e integrador de sí mismo y de la naturaleza. En la Edad Moderna en primera instancia se da preferencia a la historia, a la poesía, a la filosofía, a la moral, a la política, pero desintegrados en múltiples especialidades que, a veces, hacen olvidar al sujeto del conocimiento, el hombre. Generamos así una deshumanización cultural que que prov provoc oca a la actu actual al crisi crisiss psic psicoló ológic gica a y ecoló ecológic gica a que que amen amenaz aza a dest destru ruir ir al hombre. Técnica de punta, interpretación interesada y política del hacer humano y de la sociedad es lo que ofrece el mundo actual. Tal vez sea conveniente conocer otros modos de enfrentar la vida. En dos libros consideraba el hombre medieval que Dios había plasmado su voluntad: voluntad: la Biblia en su Antiguo y en su Nuevo Testamento Testamento contenía contenía la historia de la salvación de la humanidad y la Naturaleza que manifestaba las leyes de la creación divina. En la contemplación de ellos se alimentaba el pensamiento medieval. Por eso consideraban que todo hombre, adoctrinado por ambos o sólo por la observación de las cosas creadas por Dios, percibía y recibía la Verdad. Era la razón por la cual respetaban y aceptaban a los filósofos griegos y adaptaban sus concepciones al mens mensaj aje e cris cristitian ano. o. Era Era nece necesa sari rio o ense enseña ñarr a leer leer el mens mensaj aje e cifr cifrad ado o en la Naturaleza. Por eso adornaban con elementos tomados de la fauna y de la flora, los muros de sus catedrales. Su pensamiento era analógico: se basaba en la similitud. Lee la Introducción a los Milagros de Nuestra Señora de Berceo, o este fragmento de un poema medieval: Niña y vina, peral y haber, malo es de guardar.
Levantéme, oh madre, mañanica frida, fui a cortar la rosa, la rosa florida. Mala es de guardar. Te ofrecemos una muy apretada síntesis que reúne algunos de los grandes temas que deseamos valorar del mundo medieval. Pretende ser una introducción que nos acerque, a través de textos medievales, a algunos de los acontecimientos que tuvieron lugar en esa época y a los temas que se plantearon como importantes y fundamentales para la conciencia del hombre que vivió en ese lapso. Dada la exte extens nsión ión de la mate materia ria,, los prob proble lema mass sólo sólo será serán n esbo esboza zado doss en sus sus línea líneass generales. Tú deberás complementar su desarrollo reflexionando sobre los temas propuestos, investigando a través de Internet, de las Bibliotecas virtuales, pero tamb tambié ién n recu recurr rrie iend ndo o a text textos os que que enco encont ntra rará ráss en la Bibl Biblio iote teca ca tant tanto o de la Universidad como de otras instituciones. Con esa información elabora tu propio texto y material con el que puedas ilustrar tus futuras clases. Al conocimiento cien cientí tífic fico, o, agreg agrega a tu prop propia ia refle reflexió xión n pers person onal, al, la aplic aplicac ación ión a lo que que vive vive en nuestros días la humanidad, la discusión seria y responsable, entre compañeros. Una Una vez vez más más te reco recome mend ndam amos os que que acud acudas as a la cons consult ulta a de la biblio bibliogra grafí fía a pertinente, no sólo a la que, en cada caso propondremos, sino a toda aquella que te sea accesible.
1. INTRODUCCIÓN Desde el Renacimiento y hasta no hace mucho, hubo un rechazo a todo cuanto fuera medieval. No sucede así en nuestros días. Ya en el siglo XVII Pierre Corneille (1606-1684) planteó el conflicto interior entre el amor y el deber que encarna el Cid; de alguna manera es el antecesor del interés que manifestarán escritores como Goethe, Bécquer, Sir Walter Scott, Sir Washington Irving, Víctor Hugo, entre otros. La valoración de la Edad Media se intensifica con el Romanticismo y con su interés por los personajes e instituciones, y, sobre todo, por las leyendas y tradiciones medievales. Recordemos, las recopilaciones de cuentos, generalmente medievales, tradicionales, populares de Hoffman, de los hermanos Grimm, de Perrault, las Leyendas de Zorrilla, los Romances de Espronceda. Con posterioridad fueron los teólogos, los historiadores y filósofos católicos quienes reivindicaron la ortodoxia medieval: Daniel Rops quien dirigió La Enciclopedia del Católico del siglo XX, Christopher Dawson, Jacques Maritain, Romano Guardini. La preocupación esotérica que se despertó a finales del siglo XIX y que aun persiste, llevó la atención al pensamiento mágico, tradicional que asumieron algunos filósofos, escritores y científicos medievales que supieron aunar el pensamiento oriental con el europeo. El gran estudioso y, en alguna medida difusor de este interés, fue Carl Gustav Jung secundado por otros científicos que continuaron su investigación. Interesan en nuestros días los mitos precristianos que quedaron olvidados bajo la mitología grecolatina que impuso el renacimiento. Así adquieren fuerza las leyendas de Arturo y la búsqueda del Santo Grial, las de Carlomagno y la defensa de la cristiandad, los caballeros templarios y sus descubrimientos, la alquimia, la cábala, el Tarot, etc. Basta recordar los nombres de J. R. Tolkien, C.S. Lewis, Marguerite Yourcenar, Umberto Eco, entre tantos otros que recrean mitos medievales en sus obras. No veamos el acontecer medieval como algo del pasado, totalmente ajeno a cuanto somos, sentimos y pensamos en el siglo XX. Tomemos conciencia de que este lapso forma parte de la historia humana y, por tanto, este pasado estamos también viviéndolo hoy en aquellos aspectos que -como humanidad- no logramos superar. Durante este milenio, encontraremos problemas similares a los nuestros: se vivió en continua amenaza de invasiones y guerras, con una economía agraria limitada, amenazados por pestes y calamidades naturales, en constante búsqueda de una respuesta cierta para las interrogantes esenciales y existenciales. El hombre en la Edad Media como en la época actual, vivió, amó, pensó, sintió, actuó conforme los modelos que recibió y demostró capacidad para aprender a innovar. Esta época nos interesa como un ejemplo del modo como se pasa de una concepción cultural a otra. No nos interesa, por lo tanto, hablar sólo de sus usos y costumbres, sino vislumbrar la evolución que se produce en la mentalidad humana durante ese milenio que abarca desde la decadencia de una cultura admirable a la que denominamos con el nombre genérico de antigüedad, hasta la elaboración de
una nueva concepción de mundo a la que llamamos moderna y que, aunque aflora en el Renacimiento sus raíces se hunden en el mundo medieval. Es interesante observar que esta nueva visión moderna aún no alcanza el milenio y ya está próxima a quebrarse… Podríamos postular que cada época significa crecimiento de un posible aspecto humano y nos enseña, nos lega ese aprendizaje para que evitemos los errores y nos aprovechemos de la experiencia conquistada. En las obras que crea -pintura, escultura, baile, música, poesía, política, urbanismo, religión, ciencia- se refleja esa conquista. No perdamos tiempo vituperando en ellos, en su hacer, lo que debemos criticar y corregir en nosotros mismo, porque, cuando no sabemos resolver un problema, actuamos con tanta barbarie y primitivismo como los medievales. Dejando aparte prejuicios, rescatemos nuestro legado, nuestra herencia. ¿Cómo se relacionó el hombre medieval con su entorno? ¿Con los otros? ¿Cuál fue su relación con Dios? ¿Cómo guerreó? ¿Cómo amó? ¿Cómo se expresó? No nos interesa tanto lo que pasó, según la historia oficial, durante ese milenio; queremos acercarnos a la intrahistoria. Queremos escuchar la voz del hombre, conscientes de que nos llega enormemente filtrada. Nos interesa la voz del creyente, sea cristiano, judío o musulmán que aún resuena en los salmos de Jehuda Ha Levi, en Maimónides, en Averroes. Queremos descubrir la actitud interior que motiva un himno al Espíritu Santo como el Veni Sancti Spiritu o el Himno al Sol de San Francisco o la humilde y confiada oración: Grado a ti, Señor Padre que estás en alto esto me han vuolto mios enemigos malos. (Poema del Cid)
2. CONTEXTO HISTÓRICO: DE ROMA A CASTILLA 2.1 RUPTURA DE LA UNIDAD IMPERIAL Si consideramos los cambios históricos, políticos, culturales que se producen tan sólo en el lapso vital de un generación, debemos por simple deducción, considerar que no se puede, superficialmente, generalizar sobre, prácticamente, diez siglos de evolución histórica. Metodológicamente debemos distinguir diversas etapas y valorar lo que cada una de ellas significó para el desarrollo de Europa. Idealmente podemos distinguir dos grandes períodos: el primero, caracterizado por las invasiones de los pueblos bárbaros y musulmanes y por la paulatina desaparición de la visión de mundo antigua que se va fusionando con la de los pueblos invasores, se extiende hasta el siglo XI; el segundo período corresponde al nacimiento y, en alguna medida, florecimiento de una nueva visión de mundo. En verdad la decadencia del Imperio Romano no se produjo en el siglo V, sino que, paulatinamente, se viene haciendo sentir, con la pérdida de la Pax Romana, desde dos siglos antes, por lo menos, justamente en el período que se denomina bajo Imperio, caracterizado por gran caos político, económico y social que sólo la fuerza de las armas podía ordenar. Así empezó la invasión pacífica de los pueblos bárbaros para defender las fronteras del imperio. Diocleciano adopta diversas medidas destinadas a tratar de salvar el Imperio, pero no sólo fueron inútiles, sino que, en alguna medida precipitaron el desastre al acentuarse el autocratismo tiránico. El Emperador Teodosio, que murió en el 395, dividió el Imperio y dejó como herederos a Honorio del Imperio de Occidente, con capital Roma, y a Arcadio del de Oriente, con capital Bizancio. Primera fisura en la unidad cultural y políticoadministrativa que Roma había logrado crear en su dilatado imperio, constituido por pueblos tan diversos y a los que tanto costó adaptarse a los usos y costumbres romanos. ¿Qué aportó Roma a las tribus que habitaban, dispersas, en los territorios que conquistaba? En primer lugar, la transmisión de un idioma con tradición literaria, el latín, cuya evolución hasta las lenguas romances veremos más adelante. En segundo lugar la integración cultural a un imperio con profundo sentido de unidad y trascendencia y que sabía aprovechar lo mejor de sus súbditos. Así se desarrolló una rica literatura. También se generaron leyendas y tradiciones sobre distintos aspectos, como se puede observar en el "Romance de cómo Cipión destruyó a Numancia". Sabemos que los primitivos habitantes de Iberia resistieron fieramente la conquista romana. Se recuerdan los nombres de dos ciudades, Sagunto y especialmente, Numancia que no se rindió y el pueblo cantó en un romance su valor.
2.2 PÉRDIDA DE LA UNIDAD POLÍTICA Y TERRITORIAL: INVASIONES GERMÁNICAS Los germanos, según el testimonio de César y Tácito, ocupaban durante el siglo II, el territorio que se extendía extendía desde las tierras del Báltico occidental occidental hacia el sur y el este hasta las fronteras del Imperio Romano (desde el Rin al Vístula y desde el mar del Norte a los Cárpatos). Era un conjunto de tribus que durante la Edad Antigua, habitaron el sur de Escandinavia, Dinamarca, distribuidos en tres grupos: los los germ german anos os sept septen entr trio iona nale les, s, que que comp compre rend ndía ían n las las trib tribus us asen asenta tada dass en Escandinavia; los germanos orientales, situados al este del río Elba, que eran los vándalos, burgundios y godos emigrados desde Escandinavia, y, por último, los germanos occidentales, asentados entre el Rin, el Oder, el mar del Norte y el Danubio por el sur, con una gran variedad de tribus entre las que destacaban los francos, sajones, suevos, lombardos, etc. La primera descripción detallada que se hace de los pueblos germanos que habitaban al norte del "limes" del Rin y el Danubio, aparece en La Germania, del historiador Tácito (finales del siglo I). Durante el siglo II, con las conquistas de Trajano y Marco Aurelio el conocimiento del mundo germano se hace mucho más preciso. Sus modos de vida se fundamentaban en la práctica rudimentaria de la agricultura y, sobre todo, en la ganadería. Cada tribu, de cultura poco desarrollada, se regía por la Asamblea de guerreros, según un régimen democrático en el que cada guerrero tenía un voto. Escogían a un jefe o caudillo, que podía llegar a ser designado rey si alcanzaba los méritos requeridos en la guerra. Eran politeístas y sus dioses estaban asociados a fenómenos naturales y bélicos: Wotan (Odín), señor de los muertos y de la guerra, y Thor, dios del trueno, protector de los campesinos, eran los principales. Los dioses vivían en el Asgard (palacio celeste de Wotan) y los muertos en combate iban a la Walhalla, también en los dominios de Wotan. A partir del 376, por la presión de los hunos, los visigodos, autorizados por el emper emperado adorr roman romano, o, empez empezaro aron n a cruzar cruzar el Danubi Danubio o en invasi invasión ón pacífic pacífica a para para establecerse en la actual Bulgaria con el fin de proteger las fronteras del Imperio. A raíz de la muerte de Teodosio, los germanos consideraron invalidado el acuerdo y, con Alarico a la cabeza, empezaron las depredaciones a la península balcánica. Sus correrías fueron cada vez más agresivas y lentamente fueron ocupando los provincias romanas. En el 405 empezó la gran invasión. Nada impidió que los pueblos germánicos se apoderaran del Imperio. Desde el 476 al 774 se sucedieron las invasiones bárbaras: los hérulos (476493), a las órdenes de Odoacro depusieron al emperador Rómulo Augustulo; los lomb lombar ardo doss (568 (568), ), bajo bajo las órde órdene ness del del Rey Rey Alboí Alboíno no,, que que se radic radicó ó en Paví Pavía, a, haciéndola capital de su reino, en larga y enconada lucha, mantuvieron el dominio en gran parte de Italia hasta el año 774. Los suevos ocuparon Florencia, los burgun burgundios dios invadie invadieron ron la Proven Provenza; za; alanos, alanos, vándal vándalos os se instala instalaron ron en Galia Galia e ingresaron a la península ibérica hasta llegar a África. Anglos, jutos y sajones cruzan el Mar del Norte y crearon en Bretaña reinos independientes. Inte Intent ntan ando do rest restab able lece cerr una una prec precar aria ia unid unidad ad,, Biza Bizanc ncio io pidi pidió ó ayud ayuda a a los los ostrogodos (493-553) y su rey Teodorico, investido como representante del poder
imperial bizantino derrotó a Odoacro que se había declarado Señor de Italia y, a su vez, instauró un efímero reino ostrogodo. Por su parte, Clovis, rey de los francos reinó sobre Galia septentrional: valle del Loira, del Sena y del bajo Rin, en tanto que los burgundios burgundios establecían establecían su reino en el valle del Ródano. El merovingio Clodoveo (481-511) logró extender el dominio franco a toda la Galia. En la Navidad del 496 se convierte con todos los suyos, al catolicismo. Es la razón por la que Francia ha sido considerada hija primogénita de la Iglesia. Con autorización de Roma, los visigodos se habían establecido al sur del Loira y se les encargó que expulsaran a los invasores de la Península ibérica, lo que implicó la formación del reino visigodo que ocupó el sur de Francia y la Península ibérica. Fue así como en la Romania occidental, a raíz de la fragmentación de la unidad político administrativa de Roma, se generaron diferentes reinos germánicos. Estos pueblos invasores introdujeron nuevos elementos étnicos y culturales al mundo latino y, aunque trataron de constituir monarquías conforme la tradición romana, en realidad no tuvieron ni fuerza ni peso, lo que generó una gran inestabilidad inestabilidad político administrativa y una constante lucha por el poder. Sus reyes carentes de una sólida formac formación ión valóric valórica a y cultura culturall y de la tradici tradición ón imperia imperiall latina latina fueron fueron fácilme fácilmente nte destronados, por traición de los hombres de confianza. No siempre reinó el más capaz, pero sí el más fuerte lo que determinó la formación de un sistema feudal que modificó la concepción de mundo del Imperio latino, a diferencia de lo que ocurrió en el Imperio Imperio de Oriente que luchó por mantener mantener su unidad político-administ político-administrativo, rativo, aunque no el espíritu y la cultura romanos, por cuanto reafirmaron lo griego y se acentuaron las influencias orientales. El cristianismo, con su concepción de que todos los fieles cristianos constituyen el Cuerpo Místico de Cristo, ve una indisoluble unidad en la Comunidad Comunidad de fieles e interpreta la sociedad como semejante a un cuerpo: hay una sector gobernante que administra y defiende, la cabeza; una clase que ora, el corazón, y un estamento que trabaja servilmente, brazos y piernas. De acuerdo con esta concepción, la culpa de la cabeza recae en todo el cuerpo. La derrota del rey visigodo don Rodrigo significó la génesis de una leyenda. Y la tradición popular explicó la invasión musulmana como un castigo que los españoles debían asumir por la culpa de su monarca. Sobr Sobre e la base base del del corre correlat lato o hist históri órico co,, se gene genera ra una una interp interpret retac ación ión mític mítica, a, legendaria. legendaria. Fácilmente Fácilmente podemos podemos advertir que, inconscientem inconscientemente, ente, se construye construye sobre modelos arquetípicos ya enunciados: España como el Paraíso y como Troya cae por culpa de una mujer. Eva, Helena de Troya y Florinda, la Cava, significan la pérdida del Edén, de Troya, la ciudad y de la Península Ibérica. 2.3 LOS MUSULMANES EN ESPAÑA. OTRAS VISIONES DE MUNDO 2.3.1 MAHOMA Y EL ISLAM Hacia el año 570 de nuestra era, en La Meca, nació Mahoma, descendiente de la fami famililia a de Hasc Hasche hem m de la trib tribu u de los los kore koreis isch chitita, a, que que se cons consid ider erab aba a
descendiente de Ismael, hijo de Abraham y de la esclava Agar. Huérfano desde los seis años, fue protegido por su abuelo quien falleció tres o cuatro años más tarde. Creció en precarias condiciones, conociendo la vida nómade. Como adolescente, entr entró ó al serv servic icio io de una una jov joven y rica rica viud viuda, a, Cadi Cadid dja con con la que se casó asó. Habitualmente se retiraba a meditar a una caverna cercana a la Meca. Una noche se le apareció el Arcángel Gabriel y le entregó un libro en el que se contenía una nueva concepción religiosa, el Islam, o entero abandono a la voluntad de Dios. Convirtió a este nuevo credo a su familia: el 614 los reunió y organizó una secta rechazada por los koreichitas, por considerarla una fuerte crítica social. La situación se hizo mucho más tensa tras la muerte de Cadidja en el 620, a tal extremo que los amenazaron de muerte. Mahoma y sus seguidores debieron huir en el año 622 de La Meca para refugiarse en la capital de la comarca al norte del mar Rojo, Yatreb, llamada llamada desde desde entonc entonces, es, Medida Medidat-al-N t-al-Nabí abí (ciudad (ciudad del profet profeta), a), Medina. Medina. A esta esta huida se la considera como el punto de partida de la cronología musulmana: la hégira o era de los musulmanes, los resignados. La práctica religiosa musulmana, con su total entrega humilde y esperanzada del hombre en su Dios, Allah, imponía cinco deberes que los fieles debían cumplir. Está Están n cons consid ider erad ados os como como los los pila pilare ress sobr sobre e los los que que se cons constr truy uye e el Isla Islam: m: abluciones o lavatorios diarios; oraciones cinco veces al día; pagar puntualmente el diezmo a su comunidad, ayuno en el mes de Ramadan y la peregrinación a La Meca, por lo menos una vez en la vida. La práctica del Islam o sumisión, la total dependencia respecto del Dios único, hace del creyente un muslim (sometido a la voluntad divina). Paulatinamente se constituyó un cuerpo de creencias que afirma la existencia de un Dios único, una vida futura, eterna. No hay intermediarios ni sacerdotes entre el hombre y su creador: cada uno está solo, individualmente, ante la mirada de Allah y su justicia. La ley divina es el camino recto que se debe seguir en lo espiritual y en lo social. De la obediencia a la ley se deriva el vínculo social y político que une a los creyentes bajo la suprema autoridad de Allah y del hombre justo o Imam (director de rezos). Con su creencia en un Dios único, y con estas prácticas, Mahoma logra dar unidad a las tribus descendientes de Agar y de Ismael que habitaban el desierto. El vínculo religioso reemplazó totalmente a los de sangre y de pertenencia a una tribu. Todos los creyentes en Allah forman una sola gran comunidad islámica, elegida por Dios como depositaria de la fe y la justicia sobre la tierra. Esta comunidad integrada por diversos pueblos, unidos por una fe, inició una Guerra Santa cuyos primeros contrincantes fueron los propios koreichitas que habían rechazado a Mahoma y a su familia. El Islam distinguía entre los idólatras y paganos (dahriyin) que eran forzados a la conversión o aniquilados, y los llamados "gentes del libro" (ahl al-Kitab) como judíos y cristianos que poseían textos sagrados, productos de revelaciones divinas anter anterior iores es a Maho Mahoma ma.. No eran eran oblig obligado adoss a conv conver ertir tirse se al islam islamis ismo mo sino sino que que quedaban quedaban reducidos, mediante mediante capitulaciones capitulaciones y tratados tratados de paz, a la condición condición de protegidos del Islam. La doctrina del Islam, revelada por Alá a Mahoma, se conservó primero por tradición oral y, posteriormen posteriormente, te, recogida en un Libro que contiene la "recitación" "recitación" o Corán (al-Qur'an) de las palabras dictadas por Dios a través del ángel Gabriel.
Tras haber cimentado su doctrina y los inicios de la Guerra Santa, el profeta murió el 8 de junio del 632. Lo sucedió su suegro Abu Bekr que tomó el nombre de califa, esto es, vicario, jefe supremo a quien los creyentes prestaban homenaje de obediencia. Era el encargado de mantener la ley divina, dirigir la guerra santa, gobernar la comunidad, administrar justicia A su muerte, fue elegido como sucesor Omar que se autodenominó Emir-alMumenin, jefe de los creyentes. Por su capacidad de organización y su éxito en la Guerra Santa, puede ser considerado como el fundador del Islamismo. Conquistó Siria, Egipto, Persia, dominó Africa e inició la conquista de Europa. No penetró en Galia gracias a que, en los Pirineos, lo derrotó la infantería infantería y la caballería franca al mando de Carlos Martel, en la batalla de Poitiers. 2.3.2 LOS MUSULMANES EN ESPAÑA Bajo el mando de Tarik, los musulmanes penetraron en la Península Ibérica y rápidamente vencieron a las fuerza cristianas. Tras la batalla de Guadalete (18-26 de julio del 711), Muza proclamó soberano de la península al Califa de Damasco. La región dominada por los musulmanes se gobernó como un emirato dependiente. En el 732, al cumplirse cien años de la muerte de Mahoma, el imperio musulmán se extendía desde el valle inferior y el delta del Indo hasta la Península Ibérica. A partir de este momento, momento, se desarrollaron dos historias paralelas. Por una parte, los cristianos se organizaban para recuperar el territorio; los principales núcleos de resistencia hispana nacieron en Asturias y Navarra. Por otra parte, en la evolución del modo de gobierno que se impuso en los dominios hispanos que ocupaban los musulmanes, podemos podemos distinguir etapas: 1) Emirato dependiente del Califa de Damasco (711-912). 2) Califato de Córdoba (929-1031). 3) Reinos de Taifas. 4) Invasiones africanas de almoravides (1086) y almohades (1146). Les suceden los benimerines en 1224. 5) Reino de Granada. Cuando en Bagdag los abasidas destituyeron a los Omeyas, huyó Abd al-Rahm y se esta establ blec eció ió en Córd Córdob oba, a, en el año año 755, 755, decla declarán rándo dose se Emir Emir;; uno uno de sus sus descendiente, Abd al-Rahmán III unificó la España musulmana y le dio gran impulso artístico y cultural, asumiendo en el 929, el título de califa. El califato omeya de Córdoba se mantuvo hasta 1031. Es la época del gran esplendor cultural de la dominación árabe en España. Se construyeron grandes y notables edificios, la mezquita de Córdoba y el palacio de la Alhambra, por ejemplo. Se relajaron las costumbres musulmanas. Se desmembró el califato de Córdoba y se dividió en los llamados reinos de Taifas: Sevilla, Zaragoza, Valencia, Granada, Málaga, Denia, Badajoz y Almería. Por su debilidad militar, firmaron pactos con los reyes cristianos que habían habían avanzado avanzado reconquistando reconquistando la península. península. Esta situación situación determinó la invasión de dos tribus fanáticas del norte de África, los almorávides
hacia 1090 y la de los almohades en 1146. De esta época nos habla el Poema del Cid. La conquista cristiana avanzó paulatinamente repoblando el territorio reconquistado. A partir del siglo XIII, con la invasión de los benimerines, los musulmanes se fortificaron en el Reino de Granada. Fue un pequeño reino que persistió gracias a la decisión de someterse al vasallaje de Castilla y al apoyo que le brindan los benimerines desde el norte de África, donde habían establecido un verdadero imperio. El reino de Granada se sostuvo hasta 1492, cuando los Reyes Católicos conquistaron Granada al vencer a Boabdil, el rey Chico.
2.4 LOS JUDÍOS SEFARDITAS Y ESPAÑA 2.4.1 EL PUEBLO JUDÍO Pueblos semitas, tanto los musulmanes como los judíos se reconocen descendientes de Abraham de Ur (quien habría vivido hacia el 2.100 antes de Cristo). En el Génesis, capítulos 15, 16 y 17 se nos habla de la promesa que Dios hiciera a Abraham: "Multiplicaré de tal modo tu descendencia que por su gran multitud no podrá contarse […]; serás padre de una muchedumbre de pueblos […] Te haré fecundo sobremanera, te convertiré y pueblos y reyes saldrán de ti. De esta promesa nacen dos hijos: Ismael, descendiente de Agar, la esclava egipcia e Isaac, hijo de la esposa Sara. Esta consiguió que su marido alejara a Ismael y a su madre y los abandonara en el desierto, donde un ángel del Señor los protegió y veló por ellos. Una escueta cronología de lo acontecimientos más significativos, nos permitirá comprender mejor la historia del pueblo judío, según la tradición judeocristiana, el elegido de Dios. Período anterior al nacimiento de Jesús el Cristo. 2100 Época de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob. Abraham de Ur es patriarca tanto de los judíos como de los musulmanes. Con él se inicia la historia religiosa de ambos pueblos. 1375 Canaán es invadida por las tribus habiru, provenientes del desierto del Sahara, según cuenta el Éxodo. 1292 Esclavitud hebrea en Egipto. hacia 1220 Se inicia el Éxodo con Moisés. 1180 Las tribus hebreas se establecen en Canaán con Josué. Régimen teocéntrico. Es la época de los Jueces. 1025 Fundación de la monarquía con Saúl, ungido por el profeta Samuel. 1010 Reina David. 1000 Jerusalén reconquistada por David quien la declara capital de su reino. 970 Salomón.
960 Construcción del templo de Jerusalén. 721 Asirios conquistan Israel y deportan a diez tribus de las que no se tienen más noticias. Son las tribus perdidas que se supone podrían haber llegado a América (según los mormones). 586 Babilonios conquistan Judá, saquean Jerusalén, destruyen el templo. Cautiverio en Nínive (Nabucodonosor). 538 Ciro autoriza el retorno de Israel. El pueblo de concentra en Jerusalén. Reconstrucción del templo. 457 Ezra y Nehemías. 333 Alejandro Magno. 323 Período helenístico. 301 Dominio egipcio (Ptolomeo). 198 Dominio asirio. 63 Período romano. Nacimiento de Cristo. 66 70 Rebelión contra Roma. Destrucción del templo. Masada último baluarte judío destruido por los romanos. Bajo el gobierno de Vespasiano se destruye el Templo de Salomón. Advenimiento del cristianismo. Definición del canon bíblico. 132 Bar Kojba. 200 Se completa la Michná: codificación de la ley judaica. 315 Período bizantino. 400 Se completa el Talmud de Jerusalén. 500 Se completa el Talmud de Babilonia. 1099 Los Cruzados conquistan Jerusalén. 1267 Najmánides restaura la Comunidad judía de Jerusalén. 1291 Conquista mameluca. 1517 Conquista otomana. 1799 Expedición de Napoleón. 1870 Escuela agrícola Nikvé Israel.
1878 Patáj Tikvá: primera aldea pionera. 1897 Primer Congreso Sionista en Basilea. 1901 Fundación de Tel Aviv, primera ciudad judía. 1917 Inglaterra apoya a los judíos: Declaración Balfour. 1921 Primera aldea cooperativa. 1925 Inauguración de la Universidad hebrea. 1937 Comisión Peel sugiere creación de los Estados Judío y Jordano. 1947 Naciones Unidas aprueba la partición. 14 de mayo de 1948 Proclamación de la independencia del Estado judío. Empieza la evacuación británica.
2.4.2 LOS JUDÍOS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA Acerca de la llegada de los judíos a la Península se manejan diversas teorías en su mayoría basadas en antiguas tradiciones y en el estudio de nombres geográficos. En verdad, resulta imposible fijar con certeza cuándo se asentaron en Hispania. Es probable que llegaran junto con los fenicios en los siglos X - IX a.C. o tras el destierro decretado por Nabucodonosor en el siglo VI a.C., tras la destrucción del primer templo de Jerusalén. Lo cierto es que la tradición judía identificó desde muy antiguo el nombre Sefarad, mencionado en Abdías (I, 20), libro escrito en el siglo V a.C., con España. La presencia de los judíos en España, y la importancia de esa comunidad, está probada con el descubrimiento de monedas judías en Tarragona e inscripciones en Almería. Conviene agregar el testimonio del apóstol Pablo y la preocupación de traer la Buena Nueva a estas lejanas comunidades judías. No cabe la menor duda de que se encontraban comunidades judías en toda la península cuando los visigodos la invadieron. Poseían tierras, desempeñaban puestos públicos; más aún, había ciudades cuyos habitantes eran mayoritariamente judíos. Sin embargo, la situación de los judíos no era fácil. Periódicamente fueron perseguidos, por ejemplo, cuando Recaredo se convirtió al catolicismo en el 587, aplicó el derecho canónico a los judíos y les prohibió ejercer cargos públicos, casar con cristianos, y dispuso, entre otras medidas, que los hijos de matrimonios mixtos fueran bautizados. En el 694, bajo Egica se produjo una sublevación: los judíos pretendieron establecer en España, con apoyo de los judíos y judaizantes bereberes del norte de África, un Estado judío. La conspiración fue violentamente sofocada y las medidas antijudías se hicieron más severas. No es de extrañar entonces, que los judíos, en muchas ocasiones, apoyaran a las fuerzas musulmanas en la conquista de España. No solo colaboraron con los invasores, convivieron fácilmente con los musulmanes: adoptaron sus costumbres, incluso el vestuario, y su lenguaje. Bajo la dominación
árabe, la comunidad judía conoció más de tres siglos de auge cultural como lo veremos más adelante. Pasados los primeros años de la reconquista, los judíos retornaron lentamente a los estados cristianos. San Fernando en Castilla y Jaime I de Aragón fueron los reyes más tolerantes con los judíos. Alfonso X dispuso que vivieran en barrios propios y para lograr unidad en su jurisdicción nombró a Todrós Ha Levi Abulafia gran Rabí de Castilla. En la cancillería de Sancho IV, hijo de Alfonso X, figuraron los médicos Ishaq y Abraham Vagar, grandes amigos de don Juan Manuel quien hace su apología en el Libro de los castigos. En la corte del infante don Enrique IV el filósofo R. Josef Ibn Sem Tob fue el médico y Contador mayor. Sin embargo las persecuciones no se hicieron esperar, especialmente en el siglo XIV: en junio de 1391 se produce un verdadero genocidio con saqueo en Sevilla. La situación culmina con la expulsión decretada por los reyes católicos Isabel y Fernando en 1492. 2.5 LA RECONQUISTA Se llama Reconquista al período de ocho siglos durante los cuales los reinos cristianos intentaron recuperar los territorios conquistados por los musulmanes en el siglo VIII. Los primeros intentos nacen en las montañas asturcantábricas donde, gracias a lo abrupto del terreno, se inician focos de resistencia. Pelayo, reunió a los cristianos que huían de los musulmanes y los condujo al triunfo en una batalla cerca de unas cuevas de la montaña a las que llamaron a partir de aquel momento Cova Domini (cueva del Señor), de donde se derivó Covadonga (año 722). La Reconquista culmina con la conquista de Granada por los Reyes Católicos en 1492. El pueblo español concibió la Reconquista de su territorio como una verdadera Cruzada que desde muy temprano relacionó con ayuda sobrenatural milagrosa, llegada a través de la intercesión del Apóstol Santiago, cuyo sepulcro habría sido descubierto en el 812 u 814, gracias a una estrella que aparecía sobre un lugar cercano a la aldea de San Fiz. Don Pelayo fundó el reino de Asturias. En el siglo X abarcaba todo el noroeste de la Península hasta el Duero (Galicia, Asturias, León y parte de Castilla; la corte se trasladó de Oviedo a León. En el siglo XI se independizó el condado de Castilla. Entre 1157 y 1230 se consolidan dos reinos independientes que Fernando III, el Santo, logró unir. Los principales hitos de la reconquista castellano-leonesa fueron la conquista de Toledo en 1085 que logra Alfonso VI; la batalla de las Navas de Tolosa que gana Alfonso VIII en 1212 contra los almohades; la conquista de Córdoba en 1236, Murcia en 1241 y Sevilla en 1248. Portugal en sus orígenes fue un condado, creado por Alfonso VI, como feudatario de Castilla; se independizó en 1143 y Alfonso Enríquez, tras una brillante victoria sobre los almorávides, se hizo coronar como "Rex portugalensium" y lo declaró reino independiente. En 1148 conquistó Lisboa, en 1165 cayó Évora. Sus sucesores extendieron sus territorios hacia el sur, llegando hasta el Algarve. Entre 1279 y 1325 reinó en Portugal un monarca excepcionalmente capaz y sensible, don Dionís.
Otros núcleos de resistencia dieron origen a los reinos de Navarra y Aragón, que, juntamente con el Condado de Barcelona, recibieron gran influencia de Provenza y del condado de Tolosa. En el siglo XII, bajo el gobierno de Alfonso I el Batallador, Aragón absorbió a Navarra. Poco después, gracias al matrimonio de la reina Petronila con el Conde de Barcelona, D. Ramón Berenguer IV, se unía el Reino de Aragón con el Condado de Barcelona. En 1229, Jaime I conquistó la capital de Mallorca en las Baleares; las otras dos islas, Ibiza y Menorca fueron ocupadas entre 1235 y fines del siglo. Catalanes y aragoneses conquistaron Valencia en 1238. Desde 1282, Pedro III de Aragón se apoderaba de Sicilia. De todos estos reinos cristianos, el más poderoso es el castellano-leonés, cuyos monarcas se titulan reyes de Castilla, León, Toledo, Galicia, Sevilla, Córdoba, Jaén, Murcia, el Algarve y Algeciras y señores de Vizcaya y Molina. Incluso más de alguno se considerará emperador. La sucesión por vía hereditaria que lentamente se impuso, dio estabilidad a las monarquías. Los reyes se consideraban "vicarios de Dios".
3. CONTEXTO LINGÜÍSTICO ORAL Y ESCRITO: DEL LATÍN AL CASTELLANO 3.1 LITERATURA HISPANOLATINA Nos limitaremos a entregar una síntesis del desarrollo literario durante la ocupación romana de la Península Ibérica. No nos detendremos en dicha literatura porque los escritores nacidos en Iberia escribieron en latín. Sin embargo, no los podemos desconocer por la importancia de estos autores. Uno de los más prestigiosos retórico y orador insigne, fue M. Anneo Séneca (Córdoba, 54 a.C. - 39 d.C). Escribió diez libros de Controversiae. De él desciende una familia de oradores y retóricos, entre los que podemos recordar al gran Lucio Anneo Séneca (Córdoba, 4 a.C. - 65 d.C) fue su hijo. Recibió esmerada educación en Roma donde posteriormente ejerció, con discutible suerte, cargos importantes en la corte. Claudio lo desterró a Córcega; Agripina le encargó la educación de Nerón. A raíz de una supuesta conspiración, éste le ordenó darse muerte, lo que hizo con gran tranquilidad, abriéndose las venas. Escribió tragedias: Medea, Edipo, Hipólito, Troyanas entre otras. En algunos versos de Medea se ha visto alusión profética al descubrimiento de América: Venient annis saecula seris, Vendrán siglos en los años remotos quibus Oceanus vincula rerum en los cuales el océano ensanche las ataduras de las cosas laxet, et ingens pateat tellus Tethysque novos detegat orbes, y una tierra enorme se manifieste y la diosa Tetis descubra nuevos mundos nec sit terris ultima Thule. Y no será (la isla) Tule la última de la tierra. El poeta, autor de la Farsalia, M. Anneo Lucano nacido igualmente en Córdoba, (39-65), era sobrino de Séneca. Radicado en Roma, vivió algún tiempo en Atenas. Uno de los más notables poetas latinos fue Marcial. Nació en Bilbilis, Calatayud (42-104). Profundo conocedor de la sociedad romana proyectó esa experiencia en sus Epigramas, incisivos e ingeniosos, que le valieron el reconocimiento del Emperador Domiciano quien le concedió el título de Tribuno Militar. El retórico, según Marcial "honra de la toga romana", Marco Fabio Quintiliano, educador de vocación y de profesión, fue oriundo de Calahorra (36-96); cursó
estudios en Roma; famoso orador, abrió una escuela de Retórica que alcanzó gran fama. Fue el primer rhetor latino que cobró sueldo del Estado. Los emperadores desde Vespassiano a Trajano lo tuvieron en alta estima y lo colmaron de honores. Escribió doce libros titulados Institución oratoria. Traza un programa completo y detallado de instrucción y educación para la formación de un orador. Lo define como vir bonus dicendi peritus (hombre bueno, experto en el bien hablar), por cuanto considera que no se puede separar la elocuencia de la moral. El papa San Dámaso fue también de origen español, nació hacia el año 304. Era el hijo menor de una familia que llamaba la atención por su piedad. El muchacho se inició en la lectura de la Sagrada Escritura, los textos litúrgicos y las actas de los mártires. Desde muy joven se sintió atraído por la vida religiosa; fue incardinado en Roma y sirvió fielmente al papa Liberio, hasta ser desterrado con él, como su diácono. Fue elegido en momentos muy difíciles, obispo de Roma, Papa, el año 367. Ocupó la sede hasta su muerte ocurrida el 11 de diciembre del año 384. Realizó frecuentes sínodos contra los cismáticos y herejes; lo que le valió ser llamado diamante de la fe. Encomendó a san Jerónimo la traducción latina de la Sagrada Escritura, versión que se conoce como la Vulgata. Aurelio Prudencio Clemente nació en Zaragoza en el 348; se ignora con certeza la fecha de su muerte. Es el poeta latino cristiano de mayor renombre. Sus primeras poesías de carácter religioso, aparecen reunidas con el título Liber Cathemerinon Su estilo tiende a la descripción y al simbolismo como se advierte en la admirable alegoría titulada Psychomachia que nos habla del combate del alma con los defectos y vicios, sus enemigos.
Prima petit campum dubia sub sorte duelli Pugnatura Fides agresti turbida cultu, Nuda umeros, intonsa comas, exerta lacertos; Namque repentinus laudis calor ad noua feruens Proelia nec telis meminit nec tegmine cingi, Prouocat insani fragenda pericula belli, Ecce lacessentem conlatis uiribus audet Prima feriere Fidem ueterum Cultura deorum. Illa hostile caput phalerataque tempora uittis Altior insurgens labefactat, et ora cruore De pecudum satiata solo adplicat, et pede calcat Elisos in morte oculos, animamque malignam Fracta intercepti commercia gutturis artant, Difficilemque obitum suspiria longa fatigant.
Exultat uictrix legio, quam mille coactam Martyribus regina Fides animarat in hostem. Nunca fortes socios parta pro laude coronat Floribus, ardentique iubet uestirier ostro. La primera que se lanzó al combate, es la Fe, de vestido rústico, espaldas y brazos desnudos, intonsa la cabellera, fuerte el brazo musculoso; y con repentino ardor para librar nuevos combates, no recuerda armarse, llena de confianza, arrostra los peligros del combate y la Cultura de los dioses antiguos (Idolatría) es la primera que hiere a la Fe. La que, alzándose con toda su altura, asesta en la cabeza adornada con cintas, tal golpe que da con ella en el suelo, sus ojos a la muerte y de su garganta apretada, su alma maligna, escapa en suspiros ahogados. Exulta la victoriosa legión de mártires cuya reina, la Fe había incitado contra el enemigo. Ahora corona de flores a sus valientes compañeros conforme la gloria que cada uno conquistó.
San Isidoro de Sevilla (570? - 636), la figura más importante de la España visigoda. Obispo de Sevilla de conocimientos enciclopédicos, reunió en sus Etimologías el saber medieval. 3.2 EVOLUCIÓN DE LA LENGUA LATINA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA Debemos reconocer que es una característica propia de las lenguas el cambio, la evolución. El latín, en la edad de oro de las letras latinas, quedó morfosintácticamente fijado por lo escritores Virgilio, Horacio, Ovidio. No fue este latín clásico el que los legionarios y colonos romanos trasmitieron a los habitantes de los territorios conquistados. Fue el latín hablado o sermo vulgaris, la lengua familiar, propia de la conversación diaria. El aprendizaje de la lengua fue de oídas y continuó en un proceso de evolución que se traducirá en diferenciación lingüística en las diversas regiones de la Romania. Desde muy temprano, por ejemplo, en el latín hablado se perdió la cantidad vocálica cuantitativa (vocales largas y breves), propia del latín clásico y que los poetas habían trabajado para la eufonía de sus poemas, y se convirtió en cualitativa, de timbre sonoro distinguiendo vocales abiertas y cerradas. En cada región conquistada por los romanos se habló una modalidad de latín diferente y la diferenciación se acentuó cada vez más a la vez que se debilitaba la romanización por diversas razones: ± porque las dificultades para viajar de una a otra región eran múltiples y los pueblos vivían aislados, sin comunicarse con los vecinos. ± porque el pueblo y el idioma hablado por los habitantes de la región dominada eran culturalmente superiores, por ejemplo, Grecia; ± porque una nueva potencia invasora, fuerte y persistente impone su lengua y su cultura: norte de África, Asia Menor son sometidos por los árabes y la Península balcánica por los eslavos;
± porque la romanización no es lo suficientemente intensa y, tras desaparecer el dominio político, las lenguas indígenas recobran su importancia: Germania y Britania. Estrabón, geógrafo del siglo I a.C., nos informa que, a la llegada de los romanos, en la Península Ibérica se empleaba gran variedad de lenguas y alfabetos. Efectivamente, el estudio de las inscripciones ibéricas revela la existencia de por lo menos tres alfabetos diversos, con influencias griegas y púnicas; la colonización romana dio unidad a esta variedad al imponer su alfabeto latino juntamente con su lengua. Sin embargo, la zona vasco-cantábrica ofreció mucha resistencia a la romanización, de allí que en esta región, sus habitantes conservan su lenguaje prerromano hasta el día de hoy, el euskaro o vascuence. Sobre este sustrato ibérico, repetimos, se impuso el latín de los conquistadores, no el latín clásico, sino el sermo vulgaris, hablado por el bajo pueblo que conformaba las legiones romanas. Pese a la fuerte romanización del resto de la península, se incorporaron a la lengua romana ciertos fenómenos léxicos, morfológicos y fonéticos que contribuyeron a diferenciar la lengua hablada en la Península de la del resto de la Romania: Algunos nombres geográficos: España, Tarsis, Jalón, Tudela, de personas: Javier, Elvira, Echeberri (Casa nueva), etc. y algunos nombres comunes: páramo, vega, nava, izquierda, manteca, etc. Algunos sufijos -rra, -rro: becerro, pizarra, barro, guijarro, y tal vez -eco, -ego, -ico: muñeco, acerico. Al parecer el sistema fonético de las lenguas prerrománicas poseía articulaciones no existentes en el latín .De allí que muchas veces encontremos testimonio de esta dificultad: Pomponio Mela, aunque español decía: "Existen algunos pueblos y ríos de los cántabros, cuyos nombres no pueden ser pronunciados con nuestra boca". Séneca, igualmente español, refiere que quedó "sorprendido en Córcega al oír allí, entre los indígenas, palabras propias de los cántabros".
En verdad no podemos pensar que sólo el influjo fonético de las lenguas indígenas determinó la diferenciación. A ello contribuyó también la mayor o menor penetración lingüística y cultural de Roma, por otra parte, el sermo rusticus como se denomina al habla de los legionarios y comerciantes que colonizaron las diferentes zonas conquistadas -no todos latinos, sino muchas veces procedentes de otras provincias conquistadas con anterioridad, ofrecía formas diversas según la zona de donde provenían ellos mismos y la época en la que habían recibido el latín y sobre todo la condiciones históricas posteriores a la romanización, con las invasiones germánicas. Algo similar a lo que aconteció en España que tras la romanización soporta además de la invasión de los pueblos germanos, la musulmana, ocurrió en las otras regiones colonizadas por los romanos. Es así como hacia el siglo X los habitantes de unas regiones no se entendían ya con los de otras, aunque se conservó el latín
como la lengua propia de las ceremonias religiosas, y también en la que se escribían los documentos oficiales. El mundo neolatino con posterioridad a las invasiones germánicas podría dividirse en cuatro grandes territorios cada uno con su propia historia de la evolución de la lengua latina: el ibérico, el galo o francés, el itálico y el dácico. Las actuales lenguas romances son: castellano, gallego, portugués, catalán, ladino, lemosín francés, provenzal, italiano, retorromano, dálmata, rumano. Siguen evolución diferente y cada una de ellas desarrolla su propia gramática diacrónica que se inicia a partir de sus primeros documentos escritos, algunos de carácter político como el Juramento de Estrasburgo, otros de carácter literario como las jarchas, o de tipo religioso, Glosas silenses y emilianenses. Seguramente has escuchado el canto gregoriano de los monjes de Silos. Es un monasterio benedictino medieval que, juntamente con el de San Millán de la Cogolla conservó los primeros textos lingüísticos del español del siglo X. Los primeros textos literarios propiamente tales, son de los siglos XI y XII: las jarchas y el Poema del Cid. Ahora nos referimos a los primeros textos lingüísticos. Una oración es el primer vagido de la lengua castellana. Se trata de glosas, es decir anotaciones explicatorias al margen de un texto latino, son comentarios en lengua castellana al texto latino. Por haber sido encontradas unas en el monasterio de Silo, en La Rioja y otra en el de San Millán o Emiliano, se las conoce como Glosas Silenses y Glosas Emilianenses. El códice de las Glosas Silenses actualmente se encuentra en el Museo Británico de Londres, el de las Glosas Emilianenses en la Academia de la Historia de Madrid. Su letra es visigótica, contiene numerosas siglas o abreviaturas lo que dificulta su lectura e interpretación. La paleografía es la ciencia que estudia los manuscritos. Uno de los textos de las Glosas Emilianenses, que contiene sermones u homilías sobre la vida religiosa, dice, en una homilía de San Agustin: "Impiere posse quod dicimus adjubante dómino nostro Jhesu Christo cui est honor et imperium cum patre et spiritu sancto in saecula saeculorum. Amen" Homelia Sancti Agustini Episcopi. Al margen, combinando con palabras del dialecto hablado en la región, se escribió en el siglo X: Con o ajutorio de nuestro duenno Salbatore qual duenno get ena honore e qual duenno tienet ella mandatione con o patre con o spiritu sancto en os sieculos de los sieculos. Facanos Deus omnipotes tal serbicio fere ke denante ella sua face gaudioso segamus. Amén. En estos textos podemos comprobar cómo funcionan las leyes de evolución que caracteriza el paso del latín al castellano: diptongación de la o tónica latina: nuestro, duenno; get ofrece una curiosa característica, propia del castellano: frecuentemente se confudieron los fonemas sibilantes representados por grafemas /g/, /j/, /x/ con los sordos o sonoros, representados por /s/; así saponem > jabón, collecta > cogecha > cosecha y el pronombre dativo ge > se. En este estadio primitivo aun no se produce el cambio determinado por la yod: se conservan mandationes (> mandato) y gaudioso > gozoso Se introducen los artículos o, ella, las preposiciones, de, en, con, para señalar las funciones gramaticales en lugar de declinar las palabras. Se conservan palabras propias del lenguaje religioso cultual: ajutorio, mandatione, spiritu sancto, sieculos, Deus, gaudioso. Se observa vacilación en la determinación del género de
los sustantivos: la honor, y en la corcondancia del número: gaudioso, omnipotentes. Es curioso descubrir que se empleó en esta primera etapa la contracción ena, en la, posteriormente perdida. Un esquema nos sintetiza la evolución de la lengua castellana y de la literatura que en ella se cultiva durante la Baja Edad Media.
900 1000 1100 1200 1300 1400 Glosas silenses y emilianenses Castellano de Toledo, lengua oficial de Castilla Poesía popular Jarchas (zéjel) Mester de juglaría (tirada)
Poema del Cid Romances (romance)
Mester de clerecía (cuaderna vía) Gonzalo de Berceo Juan Ruiz Literatura cortesana Alfonso X el Sabio Rey don Dionís Don Juan Manuel Jorge Manrique J. de Mena Santillana
En el siglo XII se rompe oficialmente la unidad lingüística de lo que era el Imperio romano. En Francia se impone como lengua oficial el dialecto del norte, langue d'oïl. En Italia se reconoce como lengua italiana aquel dialecto en que Dante había compuesto la Divina Comedia. ¡Tanta era la excelencia que se le reconoció a la obra del florentino! A través de estos textos sigamos la evolución del castellano en la Península Ibérica. Te recomendamos prestar atención a la morfosintaxis, a la fonética a las
grafías y al vocabulario . Hemos escogido no sólo diversos estilos, sino también diversas formas métricas utilizadas en la Edad Media. 3.3 ILUSTRACIÓN LITERARIA Empezamos con un ejemplo en dialecto mozárabe, ladino, propio de la zona dominada por los musulmanes. Las composiciones elegidas son de un judío sefardita. JARCHAS: de Jehudá Ha - Levi (Siglo XI) I Ven, cidi, veni Ven, señor mío, ven el querer es tanto bieni ¡el querer es tan gran bien d'est al -zameni de este tiempo con fyliod d'Ibn al-Day yeni. con el hijo de Ibn al- Day yen III Des cuand mio Cidiello vienid Cuando mío Cidiello viene, ¡tan buona albichara! ¡qué buenas albricias! Com rayo de sol exid Como un rayo de sol sale en Wadalachyara. en Guadalajara IX Vaise mio corayon de mib; Se va de mí mi corazón, ya Rab, ¿si se me tornarad? ¡oh Señor!, ¿acaso tornará? ¡tan mal mio doler li-l-habib! ¡Es tan grave mi dolor por el amigo! Enfermo yed ¿cuánd sanarad? Está enfermo, ¿cuándo sanará? TIRADA: del Poema de mío Cid. (compuesto hacia 1140; siglo XII) De los sos ojos tan fuertemientre llorando tornaba la cabeza y estábalos catando. Vio puertas abiertas e uzos sin cañados, (y puertas sin candados) alcándaras vázias, sin pielles e sin mantos (perchas ) e sin falcones e sin adtores mudados. Sospiró mío Cid, ca mucho avié grandes cuidados. (halcones y azores) Fabló mío Cid bien e tan mesurado:
"grado a ti, señor padre, que estás en alto! Esto me an buolto míos enemigos malos." (querido, urdido, tramado) CUADERNA VÍA: Libro de Alexandre. (Siglo XIII) Señores, si queredes mi servicio prender querríavos de grado servir de mi mester, debe de lo que sabe hombre largo seer si non podria en culpa e en yerro caer. Mester traigo fermoso, non es de juglaría, Mester es sin pecado ca es de clerecía fablar curso rimado por la cuaderna vía, a sílabas contadas que es gran maestría. Según que yo entiendo quien lo quisier saber habrá de mí solaz, en cabo gran placer, aprendrá buenas gestas que sepa retraer, haberlo han por ello muchos a conocer. ZÉJEL: del Libro de Buen Amor, Juan Ruiz, Arcipreste de Hita (Siglo XIV). Mis ojos non verán luz Pues perdido he a Cruz. ¿Cruz? ¡cruzada! Panadera tomé por entendedera: tomé senda por carrera como haz el andaluz Cuidando que la avría díxelo a Ferrand García, que troxiés la pletesía e fuesse pleités e duz dixom que l'plazié de grado; fizós' de la Cruz privado: a mí dio rumiar salvado,
él comió el pan más duz; prometiól' por mi consejo trigo que tenía añejo, e presentól' un conejo el traidor, falso, marfuz. ¡Dios confonda mensajero tan presto e tan ligero! ¡Non medre Dios conejero que la caza assí aduz!
4. CONTEXTO CULTURAL: DE LA BARBARIE AL RENACIMIENTO 4.1 LA SOCIEDAD MEDIEVAL La progresiva caída del Imperio romano y las transformaciones que se producen con las invasiones los pueblos bárbaros significó una crisis que debilitó el poder imperial y fragmentó la Romania en múltiples reinos en poder de las tribus invasoras, francos, ostrogodos, visigodos, etc. La economía se hizo agraria, pero el paulatino empobrecimiento del campesinado determinó que se configuraran dos clases sociales fundamentales: la de los poseedores de la tierra y la de los productores o trabajadores de la misma, los señores y los siervos. En múltiples ocasiones los reyes germánicos se vieron despojados del poder por luchas familiares y por maquinaciones de los nobles, lo que redundaba en gran inestabilidad e incertidumbre. Durante los siglos IX y X los reyes, para asegurarse la lealtad y la ayuda de los nobles en sus campañas, les otorgaban tierras en premio de sus servicios. Esta situación generó una relación de base jurídica y militar que afectaba a las clases dirigentes, constituida por hombres libres. El beneficiado se declaraba vasallo del rey y le juraba lealtad en una ceremonia de homenaje y se comprometía a servirlo con sus armas y sus consejos. El rey otorgaba un beneficio al vasallo, que podía consistir en tierras o en cargos. Así nacieron los feudos y de ellos se derivó un sistema político social y económico al que se llamó feudalismo. La economía era esencialmente agraria: la tierra era la única fuente de poder y de riqueza. Los feudos eran cultivados por los campesinos quienes pertenecían a la tierra donde habían nacido: eran los siervos de la gleba. Por similitud se aplicó también a la relación de dependencia entre el propietario de la tierra y el campesino que la trabajaba, a cambio del usufructo de una pequeña parcela. En la Europa feudal existía una concepción totalmente jerárquica de la sociedad que se suele llamar piramidal. En la cúspide Dios que delega su autoridad material en el rey y la espiritual en el papa; bajo ellos, la alta nobleza civil (príncipes, duques, condes, marqueses, barones, castellanos), y eclesiástica (Cardenales, arzobispos, obispos), bajo ellos la nobleza menor (marqueses, señores, hidalgos, presbíteros, diáconos) y en la base de la pirámide, los vasallos, el pueblo, los siervos. Símbolo del poder del señor era el castillo, en el caso de la Iglesia, los monasterios, y las catedrales; en ellos, a la vez que habitaban los señores, funcionaban todos los poderes civiles y religiosos: administración de justicia, cobro de tributos, almacenes de víveres y, en caso de peligro, lugar de refugio para los vasallos. Paulatinamente la situación empieza a cambiar entre los siglos XII y XIII: se inicia una fuerte actividad comercial y se fomenta la artesanía en las ciudades que son centros comerciales a los que se denomina burgos; de donde a sus habitantes, mercaderes y artesanos, principalmente, se les llamó burgueses. Su mentalidad es
diferente a la de los señores y campesinos y supieron dar gran impulso a la economía de mercado, a la vez que fomentaron, en la ciudad, un fuerte renacer cultural que culminará con la creación de las Universidades. Influyen en los grandes señores quienes se preocuparán de educar a sus hijos y transformar la corte en un centro cultural. En los siglos siguientes, se debilitó el feudalismo, sin desaparecer del todo. Los reyes, apoyándose en la burguesía trataron de someter a la autoridad real a los nobles y se generaron verdaderas guerras civiles. Recordemos que la intervención de Juana de Arco, la Doncella de Orleans (1412-1431), permitió que Carlos VII de Francia fuera coronado rey en Reims en 1429. El mundo medieval se dinamizó. Caminantes, peregrinos, aventureros, juglares, durante el día recorrían los caminos casi solitarios y pasaban la noche en las posadas, lugar de encuentro de personas muy disímiles; en ella convivían juglares, frailes, bandoleros, labriegos, feriantes; eran, por lo tanto, centros de intercambio cultural y de experiencias vitales. En las mañanas traspasaban las puertas de la ciudad o de la villa, se abrían paso por sus estrechas callejuelas caminando entre herreros, zapateros, y otros trabajadores que exponían sus tiendecillas en ese verdadero mercado público. A veces en esas mismas calles o en las plazas y lugares más abiertos, los juglares cantaban sus canciones de gesta, los trovadores tañían melancólicas canciones de amor, los titiriteros representaban cuadros escénicos. Ya lo señalábamos, surge una nueva actitud vital. Ya no se concibe el mundo como un absoluto sujeto a la voluntad de un Dios omnipotente; se le interpreta como cambiante, por influencia del azar o de la fortuna. Se rompe el sentido comunitario y surge el individualismo, la competencia, el afán de sobresalir. Se valora el sentido común sobre el pensamiento mágico y analógico; la inteligencia se hace racional y se aprecia la capacidad para modificar las circunstancias y las cosas en el propio beneficio.
4.2 RELIGIOSIDAD MEDIEVAL La ideología de la Edad Media está totalmente penetrada por creencias religiosas no sólo cristianas, musulmanas y judías, sino prerromanas y romanas. Hay en toda Europa un sustrato vivo de creencias animistas y míticas. Se ha logrado determinar que los tartesios, por ejemplo, adoraban a los astros: el sol, la luna, Venus, como se puede comprobar en los restos arqueológi cos encontrados en la Península, especialmente en sus monedas y en las ruinas de algunos templos, en la colina de Sanlúcar, junto a la desembocadura del Betis. Junto con su lengua, Roma impuso a sus dioses primitivos y posteriormente se superpone el culto cristiano que se institucionalizaría a lo largo de la Edad Media y se definiría en la lucha contra los musulmanes y los judíos. Al hablar de este aspecto debemos destacar dos vertientes. La oficial, representada por la Iglesia y la popular, cotidiana, la del pueblo creyente. Esta última, vista desde nuestra perspectiva se trata de un cristianismo que se manifiesta como un sentimiento que ilumina la vida y le confiere esperanza en esta
tierra y en el más allá. Se confunde el credo religioso con creencias muchas veces infantiles y supersticiosas. Durante la Edad Media cada individuo se siente miembro integrante de la comunidad a la que pertenece por voluntad divina. Esta concepción genera un fuerte espíritu comunitario que explica el anonimato de los artistas que no se preocupan ni interesan por poner sus nombres en sus creaciones. También permite comprender el espíritu que los animó para emprender la construcción de grandes catedrales, de puentes, la mejor mantención de caminos gracias a cofradías o hermandades que se preocupaban de estos aspectos. "Desde el siglo X, los desfiladeros de los Alpes empezaron a poblarse de hospicios para recoger y auxiliar a los caminantes que atravesaban aquellos parajes inhospitalarios; primero el de San Bernardo, fundado en 962 por San Bernardo de Mentón; después, en el siglo XIII, el del Simplón, sostenido por los hospitalarios de San Juan; más tarde numerosos conventos en el Brenero, con dobles monasterios de religiosos y de monjas para acoger a los hombre y a las mujeres, respectivamente; finalmente el hospicio fundado por el santo obispo Gotardo de Hildeshein, en el Mont Evelin, que pasó después a llamarse el monte de San Gotardo. La asistencia de los pobres y enfermos fue, en los primeros siglos de la Edad Media obra casi exclusiva de los obispos y de los monasterios. En ningún monasterio, en ninguna ciudad episcopal, faltaba el hospital para los extranjeros, los enfermos y los necesitados. En algunos monasterios se dedicaba a esa obra caritativa las rentas de todo un señorío de los que la casa monástica poseía. Al atardecer, cuando las tinieblas y la soledad hacían los caminos intransitables y peligrosos, muchedumbres de peregrinos y forasteros afluían al monasterio más inmediato." 4.2.1 LA IGLESIA En el mundo medieval se define la organización de las comunidades cristianas. La palabra iglesia, de origen griego, significa simplemente reunión, asamblea; servía para designar a los grupos de personas que se reunían en torno a las enseñanzas de Jesús. Posteriormente se aplicó a la institución que agrupaba a esos creyentes. Según narran los Hechos de los Apóstoles, primitivamente la comunidad de cristianos se organizó en torno al apóstol que la había convertido al cristianismo; era regida por un Consejo de Ancianos, los presbíteros en griego, entre los cuales se elegía un obispo (del griego episcopos, inspector) que servía de guía espiritual en ausencia del apóstol fundador. Sus asistentes se llamaban diáconos. Esta estructura dio origen a las Órdenes Sacerdotales que constituyen una jerarquía dentro de la Iglesia, Comunidad de fieles. En los siglos IV y V la Iglesia distinguió entre órdenes mayores (episcopado, presbiterado y diaconado) y órdenes menores (acolitado, exorcistado, lectorado y ostiariado). Los fieles se organizaron en parroquias que, a medida que se propagó el cristianismo configuraron exarquías o provincias; a la más importante se le dio el nombre de metrópoli ('ciudad madre') y al obispo que la regía, metropolitano. Cuando surgía algún problema dentro de la provincia, se celebraban reuniones a
las que se llamaba, como hasta el día de hoy, sínodos. Desde los primeros tiempos se reconoció la primacía de Roma sobre todas las otras exarquías y metrópolis, por haber sido sede de Pedro, el Príncipe de los Apóstoles. Sólo entre el 590 y el 604 se confirma oficial y explícitamente la primacía del obispo de Roma que desde mediados del siglo IV recibía el nombre de Papa (Padre). Se le definió como el primero entre todos los obispos y juez supremo en asuntos religiosos, dogmáticos y disciplinarios. A esta organización de hombres consagrados a Dios y al beneficio de la comunidad, y que vivía en contacto con el mundo, con la sociedad, se la denominó secular (propia del siglo). Paralela a esta existía otra organización a la que se denomina regular, por cuanto sus integrantes vivían sometidos a una regla, a un modo de vida particular determinado desde los primeros tiempos de la Iglesia. Hubo hombres que se sintieron llamados a la oración y al recogimiento, aislados del mundo. Primero vivieron como ermitaños ('quienes viven en la soledad), anacoretas (los que viven retirados), ascetas (continentes, los que prometen castidad permanente y renuncian a los bienes materiales) en lugares de difícil acceso. Posteriormente se reúnen en torno a un maestro y guía espiritual. Uno de los más famosos por sus tentaciones y sacrificios, fue San Antonio Abad (251-356), considerado el patriarca del monacato. Otro nombre que debemos destacar por su trascendencia es el de San Benito de Nursia (480-h.547) quien elaboró la principal Regla para el monaquismo occidental. En el año 529 fundó el monasterio de Montecasino poderoso centro de espiritualidad donde se practicaba meditación y penitencia, se hacía oración en común, lectura de textos sacros, trabajo manual artesanal y agrícola, estudio intelectual. La orden benedictina mantendrá a lo largo de los caminos posadas para recibir a los peregrinos, a los perseguidos y también a quienes quisieran dedicar tiempo al estudio en sus bibliotecas. Adscrito a monasterios benedictinos vivió Gonzalo Berceo y tradujo algunos e los manuscritos que en ellos se encontraban. En la hospedería de otro monasterio benedictino, San Pedro de Cardeña aguardaron las mujeres del Cid y su compañía el triunfo de sus esposos.
4.3 APORTE CULTURAL DE MOROS Y JUDÍOS Si consideramos que al mundo latino vivía una fuerte decadencia, no nos puede extrañar que la rica cultura tradicional de los judíos y la cultura que los musulmanes elaboraban pacientemente ejerciera profunda huella en la península, una vez que se consolidó el dominio de la dinastía Abd-al-Rahman, descendiente de los Omeya a partir del siglo X aproximadamente. En el año 929, Abd-al-Rahman III logró la unidad andalusí y se proclamó califa. Córdoba llegó a ser la más próspera ciudad de occidente durante más o menos un siglo: próspera agricultura, floreciente artesanía y gran movimiento comercial atraía a todos los habitantes del mundo mediterráneo. Mantuvo buenas relaciones con los reinos hispano cristianos, con el emperador alemán Oto I y con el monarca francés Hugo Capeto. Esta situación de paz, permitió que floreciera una cultura de alto nivel, en la que participaron tanto los musulmanes como los judíos. Córdoba y las capitales de los
reinos de taifas se convirtieron en centros difusores de las ciencias, las artes y la cultura. Se crearon dos formas poéticas que innovaron la métrica clásica árabe: las muwassahas que enmarcaban una jarcha y el zéjel, canto de poetas populares que influirá notablemente en el desarrollo de la poesía occitánica. Ibn Hazm escribió una obra fundamental para la evolución de la literatura amorosa: El collar de la Paloma. En ella se desarrolla una teoría amorosa de carácter místico y que conocemos con el nombre de amor sufí o udrí que dará origen a la teoría del amour courtois que desarrollarán primero los poetas provenzales y luego toda Europa: en Alemania los minnesänger, en Italia, el dolce stil nuovo, en España los poetas cortesanos. En astronomía los intelectuales andalusíes sirvieron como intermediarios para la transmisión de estos conocimientos, que había tenido temprana cuna en el oriente, a occidente. Las Tablas Astronómicas de Azarquiel se incorporarán en la obra de Alfonso X, el Sabio. La medicina alcanzó un gran desarrollo entre los judíos. En la corte de Abderraman III (912-961) se destacó Hasdai ben Shaprut (915-963), políglota, médico, diplomático y poeta. Como Primer Ministro favoreció la entrada en España de los estudios talmúdicos al acoger en Córdoba (984) a los rabinos de Sura, Moisés ben Hanoch y a su hijo. Menajem ben Saruc (910-970), nacido en Tortosa se avecindó en Córdoba y fue el iniciador de estudios gramaticales; compuso un diccionario completo del hebreo bíblico precedido de una introducción que establece reglas de gramática hebrea con el título Majberet. Un detractor de su teoría fue Dunach ben Labrat, aunque nacido en Bagdag, se avecindó también en Córdoba, adonde posteriormente emigró Abú Zacariyá Jayull (940-1010). Se formó así una verdadera escuela lexicográfica y gramatical. En Granada destaca Samuel ben Nagrela (993-1056), discípulo de Abú Zacariya y de la escuela fundada por Moisés ben Hanoch. Matemático y astrónomo fue secretario y ministro del rey Aben Habbus. Entre los notables poetas judíos sefarditas se pueden mencionar los nombres del neoplatónico Salomón Ibn Gabirol, llamado Avicebrón (Málaga hacia 1020 Valencia, 1057), de Jehudá Haleví (1075-1161) y de Moshé Ibn Ezra (Granada 1060-1139). Un nombre especialmente relevante es el de Maimónides (Moisés Bn Maymuni (1135-1204). Nació en Córdoba, recibió esmerada educación. Cuando los almohades se apoderaron de Córdoba en 1148 se produjo un período de fuerte intolerancia contra cristianos y judíos a los que se les exigió convertirse al islamismo. Maimónides y su familia prefirieron emigrar; se establecieron en Egipto donde Maimónides murió. 4.4 EL CONOCIMIENTO MEDIEVAL
4.4.1 LAS ESCUELAS MEDIEVALES Recordemos que, paralela a la estructura feudal, se desarrollan los monasterios al frente de los cuales se encontraba un abad. Los monasterios se regían por un derecho diferente al civil -derecho eclesiástico- y por lo tanto gozaban de cierta independencia y de ciertos fueros que todos respetaban. Numerosas poblaciones medievales, esencialmente agrícolas, surgieron en torno a un monasterio o en torno a una corte feudal. En una época en que domina la actividad bélica y el prestigio del héroe pocos son los nobles que se interesan por los estudios: el ámbito propio del estudio y la contemplación parecía ser el silencio de la celda, o del claustro, o de la biblioteca del monasterio. El método propio de la cultura monástica era el soliloquio, la contemplación y la oración. Los monasterios, especialmente los benedictinos abrieron escuelas que se conocen como escuelas monásticas. San Isidoro de Sevilla (+636), Beda el Venerable (673-735), grandes difusores de la cultura latina, se preocupan de que esta no se perdiera en medio de las guerras e incertidumbre política y económica. Organizaron escuelas monásticas. En la de York se formó Alcuino (730-806) a quien Carlomagno, deseoso de contar con funcionarios y dignatarios eclesiásticos cultos, encargó la escuela de palacio. Sobre la base de las escuelas monásticas, Carlomagno en una capitular de 789 ordenó que se crearan escuelas no sólo en los monasterios sino en cada obispado, las escuelas urbanas, algunas de las cuales hacia el siglo XIII dieron origen a las universidades, como sucedió con las escuelas parisienses que constituyeron la base de la Universidad de París. Cada una de estas escuelas respondió a un contexto sociológico determinado que impuso no sólo su estructura socio económica, sino también el modo de concebir al hombre y su relación con el conocimiento y la verdad. Si en el monasterio se accedió al conocimiento a través de la meditación y la contemplación, muy diferente fue el método de las escuelas urbanas, llamadas también catedrales o capitulares, en las que el Magister, si bien leía su lección, sus planteamientos solían ser analizados y discutidos por sus discípulos. Se desarrolló, en estas condiciones, un método dialéctico, argumentativo, activo. Esto explica los enfrentamientos de filósofos y pensadores como sucedió con el monje san Bernardo y el maestro parisino Abelardo, por ejemplo. Comparemos dos estilos para enfrentar una misma cuestión teológica: la existencia de Dios, San Anselmo escribe: "Concédeme, Señor, en la medida que lo juzgues bueno, la comprensión de que tú existes, así como lo creemos, y de que tú eres tal como nosotros creemos". Santo Tomas, maestro universitario comienza así su argumentación: "Parece que Dios no existe…" (Citado por Jeauneau, Eduard, La Filosofía medieval, Buenos Aires, Eudeba, 1965, p. 19). El siglo XIII es el siglo de las grandes síntesis doctrinales. Representa los albores de una nueva forma de pensar, determinado por la influencia de la filosofía árabe, unida a otros factores culturales significativos: la fundación de las universidades, la creación de las órdenes mendicantes, el descubrimiento y valoración de las obras de Aristóteles.
No sólo significó cambios culturales. Fue también el siglo en el que el comercio empieza a cobrar nuevo auge y gracias a él, algunas ciudades incrementaron su fuerza y su riqueza. Organizados sus habitantes en cofradías, adquirieron fueros y se independizaron en alguna medida de los señores feudales. Así como los oficios se unen en corporaciones, la gente de estudio también se organiza para defender sus privilegios y sus derechos; paulatinamente, como consecuencia, las escuelas capitulares se fueron convirtiendo en instituciones independientes de la iglesia y del señor feudal. Nació una nueva institución: la Universidad. En 1215 se aprueban los estatutos de la Universidad de París. Esta nueva institución requiere una mentalidad igualmente nueva. Santo Domingo (1170-1221) funda la orden de los hermanos predicadores y San Francisco de Asís (1182-1226) la de los hermanos menores, Órdenes mendicantes se las llamó, y estaban constituidas por hombres no sólo preparados intelectualmente, sino que eran a la vez profundos conocedores del mundo gracias a su permanente contacto con los problemas de la sociedad contingente. De las órdenes dominica y franciscana saldrían los nuevos maestros universitarios. 4.4.2 CENTROS CULTURALES Durante la Edad Media hubo ciudades y períodos de gran florecimiento artístico y cultural que debemos mencionar porque son preparaciones intelectuales sin las cuales no habría podido producirse el Renacimiento de los siglos XIV y XV. 4.4.2.1 Sevilla Uno de los más antiguos centros culturales fue Sevilla, capital de Andalucía, a 10 m de altitud y a 541 km. de Madrid. Fue fundada por los turdetanos en la fértil llanura de la margen izquierda del Guadalquivir, que rodea la ciudad con su amplio meandro en su tramo navegable. En esta zona los romanos establecieron la colonia de Hispalis, y al río lo llamaron Betis. Convertida en partido judicial romano fue rodeada de murallas de las que, en la actualidad, se conservan algunos restos. En el año 411 cayó en manos de los vándalos y más tarde, en las de los visigodos, quienes durante más de un siglo mantuvieron importantes pugnas entre los cristianos y los arrianos. Hacia el año 537 Sevilla fue escenario del enfrentamiento entre el príncipe cristiano Hermenegildo y su padre Leovigildo, arriano, la victoria de éste determinó que la ciudad quedara bajo su influencia. En el año 711 fue conquistada por los árabes, quienes la llaman Ibila, de donde procede su actual nombre. Durante esta época estuvo dominada por diversas dinastías y todas ellas contribuyeron a acrecentar su riqueza cultural y su fama se extendió, hasta rivalizar, durante algún tiempo, con el Califato de Córdoba. La caída del Califato, en el año 1013, provocó la aparición de los reinos de taifas, uno de los cuales tuvo su sede en Sevilla. Fernando III el Santo conquistó definitivamente la ciudad en el año 1248 y fijó en ella su Corte. Fue ciudad leal al rey don Alfonso que en ella creó una de las Escuelas de Traductores. El descubrimiento de América situó de nuevo a la ciudad en primer plano, sobre todo durante el reinado de Felipe II, al convertirse en el más importante puerto de España que monopolizó el comercio de Ultramar.
Una de las figuras más preclaras del saber medieval fue la del teólogo San Isidoro de Sevilla, (570-636), que fue obispo de Sevilla. Es una figura señera en la historia medieval, pues su vida se desarrolla en el momento en que se desintegra el mundo romano. Combatió eficazmente el arrianismo, y presidió los concilios de Sevilla (619) y de Toledo (636). La influencia de San Isidoro en la cultura occidental ha sido extraordinaria por todo el acervo de conocimientos que transmitió a la posteridad, de allí que su mayor mérito radica en sus numerosos escritos de temas muy variados, entre los que destacan los referentes a teología (De ordine creaturarum, De natura rerum), a filosofía (Libri sententiarum, Differentiarum libri duo), a historia (Historia de regibus gotorum, wandalorum et suevorum, Chronicon) y otros de carácter enciclopédico (Originum sive etymologiarum libri XX). Las Etimologías es su gran obra, y sus 20 libros abarcan todo el saber medieval: artes liberales y teología, ciencias naturales y derecho romano, gramática alimentación, instrumentos domésticos y rústicos. Este saber se presenta bajo la forma de definiciones y se apoya en una concepción del lenguaje que supone una relación bastante inmediata entre las palabras y las cosas. 4.4.2.2 Escuela de York York, Ciudad del Reino Unido, situada en el NE de Inglaterra y perteneciente al condado de Yorkshire del Norte. Está ubicada en el valle del mismo nombre, que constituye la vía natural de comunicación entre Inglaterra y Escocia, lo que explica su importancia como nudo ferroviario y de carreteras. Durante la dominación romana destacó como ciudad cabecera de la Britania, y tras la conquista de la isla por los anglos fue capital del reino de Northumbria. Se convirtió en obispado a partir del siglo VI, para pasar más tarde a ser sede arzobispal y rivalizar con Canterbury. En el ámbito cultural York alcanza un lugar preponderante entre las ciudades británicas, por cuanto en ella se desarrollan escuelas de enseñanza que pronto adquirieron fama en toda Europa, gracias principalmente a la figura de Alcuino de York, religioso, filósofo y pedagogo que gozó de la confianza del emperador Carlomagno. Durante la Edad Media se consolidó como la segunda ciudad del reino, gracias a su condición de centro del comercio agrícola y al desarrollo de la artesanía rural. Los daneses conquistaron la ciudad en el siglo IX y le impusieron el nombre de Jorvik, del cual proviene su denominación actual. En años posteriores se destacó por su resistencia frente a los invasores normandos, que la devastaron a finales del siglo XI. Su esplendor histórico le ha permitido disponer de un rico legado cultural, como se comprueba en los abundantes vestigios de su pujanza de antaño que se conservan en el centro histórico de York, entre los que destacan la muralla medieval, construida en el siglo XIV y una de las mejor preservadas de Europa, y la catedral de San Pedro (Minster), gran obra maestra del gótico inglés. También merecen ser citadas la abadía de Santa María (Saint Mary's Abbey), la iglesia de Santa Elena (Saint Helen's Church) y la torre de Clifford (Clifford's Tower), además de otros monumentos civiles y religiosos.
Entre sus personajes notables debemos destacar al Venerable San Beda, (673735), escritor inglés, doctor de la Iglesia y santo. Natural de Jarrow, profesó como monje en el monasterio de San Pablo en la misma ciudad. Es uno de los principales representantes de la cultura céltica de los monasterios irlandeses y uno de los más destacados eruditos de la Alta Edad Media. En su obra De natura rerum, muestra sus conocimientos de matemáticas y de las ciencias físicas, ampliamente inspirado en Plinio y San Isidoro de Sevilla. En De temporibus y De ratione temporum trata de las divisiones del tiempo y de la edad del mundo. Beda es un maestro, que entregó lo mejor de sí mismo en pro de la tradición. También escribió Historia ecclesiastica gentis anglorum, De arte métrica, y De orthographia 4.4.2.3 El Renacimiento Carolingio Alcuino el religioso erudito anglosajón, también conocido como Albinus Flaccus, formado en la tradición de York, como lo habíamos señalado anteriormente es el organizador del gran renacimiento carolingio. Carlomagno lo llamó a su corte para reorganizar los estudios en el imperio carolingio. Dirigió la Schola Palatina, a la que asistieron el emperador y sus hijos, y que luego se convertiría en el centro del renacimiento cultural de Europa. Su actividad se desarrolló sobre todo en el campo pedagógico, elaborando manuales para la enseñanza, de los cuales han llegado hasta nosotros: Grammatica, De orthographia, Dialectica, Dialogus de rethorica et virtutibus. A la filosofía interesan de manera especial: De sanctae et individuae Trinitatis, De animae ratione (quizás el libro más original de Alcuino, pues en él se bosqueja una teoría de la sensación fundada en el sujeto que siente), De virtutibus et vitiis. De singular importancia es su revisión comentada de la Biblia (Biblia Alcuini o Caroli Magni), que fue reconocida como texto de base durante más de tres siglos. El rico Epistolario que de él se conserva demuestra la amplitud de intereses de este sabio y es de incalculable valor histórico. El gran mérito de Alcuino fue el haber conservado los valores de la cultura y haberlos difundido. Así, por ejemplo, la concepción de las siete artes liberales la tomó de un retórico del siglo V, Marciano Cappella, conservando así la formación clásica que asumirán posteriores estudiosos. 4.4.2.4 Córdoba y Al Andalus Entre los siglos IX y XIII, Córdoba con un millón de habitantes, era la más grande ciudad de Europa; centro y vanguardia de la cultura por cuanto en ella se desarrolló una interesante síntesis entre el saber de Oriente y el de Occidente gracias a la convivencia de tres culturas: musulmana, judía y cristiana, con base grecorromana. Averroes, Ibn al Arabí, Maimónides y Alfonso X el Sabio son nombres que permanecerán culturalmente hermanados en Al Andalus. Estos hombres genialmente saben unir la fe, el respeto a otras creencias y el conocimiento humano más elevado. Escuchémoslos y admiremos la similitud de su pensamiento, más allá del velo de las creencias religiosas.
Averroes, Abu-l-Walid Muhammad ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Rusd, (11261198). Nació en Córdoba y fue discípulo de Abentofail, eminente filósofo árabe. Fue juez en Sevilla y en Córdoba, pero sus interpretaciones filosóficas del dogma islámico, en las que trataba de conciliar la filosofía con el dogma, parecieron heréticas, por lo cual fue deportado y falleció en Marruecos. Sus comentarios sobre las obras de Aristóteles influyeron considerablemente en los escolásticos, si bien no aceptaron plenamente sus postulados que suponían el mundo creado desde toda la eternidad: lo creado ha surgido como emanación del primer principio creador, lo que implica la eternidad de la materia en la que existen virtualmente las formas que de ella extrae Dios. "Hoy, como siempre, nuestra filosofía no serviría de nada si no supiera enlazar estas tres cosas que he tratado de unir en mi libro la 'Armonía entre la ciencia y la religión'. Una ciencia, fundada en la experiencia y en la lógica, necesaria para descubrir las causas de los fenómenos. Una sabiduría, que reflexione sobre los fines de toda búsqueda científica, para que esta contribuya a hacer nuestra vida más hermosa. Y una revelación, la de nuestro Corán. Ya que únicamente mediante la revelación, podremos conocer los fines últimos de nuestra vida y de nuestra historia. [...] Las mujeres tienen los mismos fines últimos que los hombres. El Corán no distingue más que entre aquellos hombres y mujeres que buscan la ley de Dios y aquellos que no se preocupan de ella. No hay ninguna otra jerarquía entre los seres humanos. Sin embargo, vosotros los hombres, consideráis a las mujeres como plantas a las que no se las busca más que por sus frutos, para la procreación; las convertís en cosa aparte, en sirvientas. Estas son vuestras costumbres y no tienen nada que ver con el Islam. [...] El Profeta nos ha enseñado que no hay guerra más santa que el decir la verdad a un dirigente injusto. El tirano es el más esclavo de los hombres, es entregado a sus pasiones por sus mismos cortesanos y a sus terrores por miedo a su propio pueblo". Maimónides, Abu 'Imram Musa bn Ubayd Allah, (1135-1204), nació también en Córdoba, aunque en 1148, cuando lo almohades invadieron Al-Andalus, debió emigrar junto con su familia y se radicó en Egipto donde falleció. Su obra más difundida es su Guía de indecisos (escrita en árabe; también se ha traducido el título como Guía de perplejos), dirigida a "los pensadores a quienes sus estudios han llevado a chocar con la religión". Es un intento para armonizar la fe con la razón. Su pensamiento sintetiza la posición aristotélica y la neoplatónica. Influido por el neoplatonismo o porque quiere subrayar el carácter trascendente de Dios, o por seguir la tradición (cábala) hebrea, se inclina a una concepción negativa de Dios, basada en una ordenación jerárquica de esferas o inteligencias inmortales e inmateriales que median entre Dios y lo creado.
"En todo lo que ha dicho sobre las ciencias terrenales, Aristóteles continúa siendo nuestro maestro, pero si vamos más allá todas sus ideas nos parecen más que otra cosa, simples conjeturas. Si para Ibn Rush, el Libro Santo no es nuestra Torah, sino el Corán, los dos estamos de acuerdo en las relaciones que existen entre razón y revelación. Ambas son manifestaciones de la única verdad divina. Sólo habrá contradicción si nos atenemos a una lectura literal de las Escrituras, olvidando su significación eterna. Yo he dado en mi "Guía para los perplejos" las reglas de esta lectura alegórica, que tiene en cuenta los datos de la historia. Nuestros problemas históricos deben resolverse a partir de los principios eternos; porque no existe ninguna oposición entre lo absoluto y la historia. Estos principios eternos, mi experiencia de jurista me ha enseñado que sólo se reducen a cuatro. Y así los encontraréis en mi comentario a la Misna, nuestra tradición judía. Primero. El individuo sólo puede desarrollarse en una sociedad sana en la que los deberes se consideren antes que los derechos. Segundo. La finalidad de toda sociedad fiel a Dios, debe ser el desarrollo del hombre, no de la riqueza. El hombre progresa cuando desarrolla el razonamiento en toda su plenitud, un razonamiento que tiene conciencia de sus límites y postulados. La razón así practicada testimonia la presencia de Dios en el hombre. Tercero. La razón del hombre no es más que una participación en la razón de Dios que nos sobrepasa infinitamente. Y sólo puede hacerse efectiva si aceptamos y acogemos la profecía bíblica. Y cuarto. Cada nuevo ciclo de la historia sólo comienza cuando un profeta, como Moisés, desciende hasta el pueblo para proponerle nuevas leyes. Por qué estos vanos pensamientos entre los pueblos; porque los reyes de la tierra se sublevan contra el Eterno y contra su Ungido. Rompamos sus ligaduras, librémonos de sus cadenas. Alfonso X el Sabio (1221-1284), nació en Toledo un 22 de noviembre. Participó activamente en la guerra de reconquista; en 1248 participa en el cerco y conquista de Sevilla. En 1252 fue proclamado Rey de Castilla. Tiene conciencia de reinar sobre tres culturas y pretende lograr un enriquecimiento cultural mediante la síntesis de todo el conocimiento antiguo. Así se le presenta en la Torre de Calahorra: No soy más que la sombra de un rey al que llamaban en otro tiempo Alfonso X el Sabio, pero el Papa y mis propios vasallos me depusieron en 1282. Quizás mis sueños tenían demasiada grandeza para aquel siglo. Sin embargo, estábamos al borde de un gran despertar. Yo había tenido la suerte, en mi juventud, de ser educado en Toledo, donde el Obispo Raimundo y sus traductores cristianos y judíos me habían iniciado en la cultura del Islam. Hice traducir al latín el Corán y el Talmud.
Ved lo que fue el acto más glorioso de mi reinado: crear en Murcia, con el filósofo musulmán Mohammed Al-Riquti, la primera escuela del mundo, donde eran instruidos a la vez cristianos, judíos y musulmanes.[...]. En Sevilla exigí que se enseñasen las dos lenguas de cultura de mi tiempo: el árabe y el latín. En mis leyes, al igual que en mis oraciones, jamás olvidé que los incrédulos son de la misma sangre y naturaleza que nosotros. Mis juristas pueden con orgullo leeros mis códigos: Dado que la Sinagoga es casa donde se glorifica el nombre del Señor, impidamos que ningún cristiano tenga la audacia de destruirla ni de llevarse nada de ella, ni de tomar cosa alguna por la fuerza. Y con respecto a los musulmanes: "Dejad a los moros vivir entre los cristianos conservando su fe y no insultando a la nuestra". Sí, en mi reinado, mediante el esfuerzo de los sabios de nuestras tres religiones, nuestra España del siglo XIII convocaba a toda Europa a un auténtico renacimiento, el que podía hacerse no contra Dios, sino con Dios. En sus Cantigas de Santa María, compuestas en gallego, utiliza una forma métrica derivada del zéjel creado por Ben Cuzmán, el Cabrí. 4.4.2.5 Cluny En el año 910, Guillermo, duque de Aquitania, sintiéndose viejo y sin hijos que lo heredaran, decidió fundar en sus dominios, un monasterio donde se recordara su nombre. Pidió al abad Bernon que eligiera las mejores tierras para ese fin. Consciente del avance del feudalismo y de la ambición de los hombres, en su testamento especificó explícitamente: "Por Dios y por todos los santos y bajo la terrible amenaza del último juicio, ruego y suplico y conjuro que ningún príncipe secular, ni conde, ni obispo, ni el mismo Pontífice de la Iglesia romana venda, disminuya o dé a título de beneficio nada de lo que pertenece a estos servidores de Dios, ni permita que se ponga sobre ellos un jefe contra su voluntad." Así resguardaba la libertad político administrativa para su fundación. Esto significó que ese monasterio benedictino gozara de un privilegio de exención que le permitía depender directamente del papado sin injerencias episcopales o feudales. En el 931, el papa Juan XI permitió a la orden incluir bajo su jurisdicción a todas las abadías en las que se adoptara la reforma cluniacense. Durante dos siglos Cluny fue un gran foco de religiosidad y arte, gracias a los excelentes abades que la dirigieron. Se volvió a la pureza de la regla benedictina mediante la reintegración de la clásica trilogía monástica: silencio, oración y trabajo. Hubo un cambio importante: el trabajo del campo lo realizaban los colonos, por lo tanto los cluniacenses no fueron agricultores; el trabajo manual se reemplazó por artesanía y fuerte trabajo intelectual: salmodia, lectura y estudio ocupaban la tercera parte del día. La oración litúrgica alcanzó gran solemnidad y realce gracias al desarrollo del canto gregoriano y de la solemnidad que supieron dar a las ceremonias litúrgicas. Igualmente se preocuparon de la belleza de sus templos y del decorado de los altares.
Desde Cluny se impuso un espíritu de renovación que movió a toda la cristiandad. "Desde los primeros tiempos, numerosos monasterios franceses adoptaron las ideas de la reforma cluniacense. Italia misma y hasta Roma empezaron a girar en la órbita de Cluny, y, al morir San Odón dejaba un ejército de discípulos animados de su mismo espíritu impetuoso y fuerte." El monasterio de Cluny se convirtió rápidamente en el gran centro difusor de arte y cultura y logró gran expansión. Gracias a sus monasterios el arte románico se difundió por todo el mundo cristiano europeo. Cluny enseñó al mundo medieval orden y equilibrio, armonía de vidas entregadas al servicio y en busca del bien común. En medio de un tumultuoso caos de guerras y saqueos, cada monasterio era un "oasis de paz, un modelo de organización y de orden. El mundo medieval comprendió aquel orden y este término empezó a aplicarse por primera vez a un cuerpo moral, bella y armoniosamente dispuesto, y así se dijo Ordo cluniacensis. La idea de orden se impuso a los pueblos, y con ella el concepto de fraternidad cristiana. [...] La ciencia debe también a Cluny días brillantes, pues aunque los cluniacenses, fueron hombres de acción, [...] su obra de pacificación y reforma preparó aquel hermoso renacimiento del siglo XI. Pero son las artes, las que ganaron en aquel movimiento renovador que salía de la abadía borgoñona. Cluny amó las artes porque vio en ellas el mejor medio de embellecer el culto litúrgico. El canto eclesiástico quedó enriquecido y perfeccionado por sus músicos, y gracias a su iniciativa surgieron por todas partes iglesias magníficamente construidas y decoradas. El arte más genuinamente cristiano y religioso, el que mejor representa el espíritu medieval, espíritu de mesura y equilibrio, el arte románico, se ha llamado también, arte cluniacense, porque si no es creación de Cluny, en Cluny alcanza uno de sus mejores momentos y a Cluny debe su prodigiosa propagación." A partir del siglo XIV, cumplida su misión en el avance cultural del mundo medieval, empezó una rápida decadencia de la orden de Cluny, hasta que fue suprimida en 1790. 4.4.2.6 Císter El 24 de marzo de 1098, un abad de la abadía cluniacense de Molesmes, Roberto, amante de la pobreza, fundó en Citeaux, cerca de Dijon, una orden cuya finalidad era restablecer la austeridad primitiva de la regla de San Benito, sobre la base de soledad absoluta, trabajo manual, pobreza en el vestido y en la comida, renuncia a toda donación de tierras que no pudiera ser cultivada por los propios monjes, a toda actividad exterior y a todo ministerio eclesiástico. Era un modo de reaccionar contra el espíritu de Cluny, aristocrático e intelectualista. Los abades San Alberico y San Esteban Harding continúan con ese espíritu de reforma. Sin embargo se requiere un refuerzo. Bernardo de Clairvaux o Claraval (1091-1153), reúne a treinta caballeros borgoñones y se presenta ante el abad, solicitando ser aceptados. La palabra de Bernardo es irresistible y llegan muchos novicios procedentes de los palacios, de las universidades nacientes. Incluso hay obispos que solicitan su ingreso. Entre 1113 y 1115 se inicia una trascendental
reforma religiosa y cultural, incluso militar, en cuanto Bernardo es el propiciador de la creación de órdenes caballerescas. Se impone un nuevo espíritu que significará un gran cambio para toda la Europa medieval. Basta recordar que con la reforma cisterciense alcanzará gran auge el arte gótico. A la muerte de Bernardo, se habían fundado 343 abadías en parajes solitarios, agrestes, agradables y cercanos al agua. Todas las abadías conservaban, a diferencia del centralismo de Cluny, su autonomía: La autoridad suprema residía en el capítulo de todos los abades. 4.5 ESCUELAS DE TRADUCTORES Los árabes al invadir con su guerra santa algunas zonas europeas, en donde impusieron su visión religiosa, también aportaron al mundo occidental la sabiduría oriental y griega. Consigo trajeron las obras de Aristóteles, Euclides, Tolomeo, Hipócrates, Galeno. Los comentadores árabes, entre los que destaca Avicena (980-1037), introdujeron en occidente el pensamiento de Aristóteles. Tal vez la figura que más influyó en el pensamiento de la Europa medieval fue la del mahometano cordobés Ben Roxd, llamado en Occidente Averroes (1126-1198) quien fue el gran difusor de la lógica aristotélica Los filósofos judíos Ibn Gebirol (1021-1058), conocido como Avicebrón y Moisés ben Maimón, Maimónides (1135-1204), autor de Guía de los indecisos, desarrollaron una suma de teología escolástica judía que fusiona el pensamiento de Aristóteles con el neoplatónico; ambos ejercieron gran influencia en Santo Tomás de Aquino (1224? - 1274). En Palermo, Federico II con una cancillería trilingüe (griega, latina, árabe) favorece un primer renacimiento italiano y en Toledo, bajo la protección del arzobispo Raimundo (1125-1151), florece una escuela de traductores, tanto más necesaria cuanto ya no se entiende el griego y el mismo latín ha entrado en un proceso de evolución que dará origen a las diferenciaciones que culminarán en las lenguas romances modernas. No resulta extraño, entonces que no sólo se traduzcan manuscritos orientales, también textos latinos requieren ser vertidos a las nuevas lenguas que alcanza reconocimiento oficial en el siglo XIII. La convivencia de cristianos, musulmanes y judíos determinó que en la península ibérica se desarrollara desde muy temprano -pese a la situación de permanente guerra santa contra los infieles y de estos contra los otros- una gran cultura entre los siglos X y XIV. "La mera coexistencia y contraposición de religiosidades y dogmas cristianos, judaicos, paganos y mahometanos bastaron para que en el suelo de la península ibérica surgiera en todos los campos un vivísimo interés filosófico. Cuanto más apasionadamente se disputaba sobre las cuestiones últimas y eternas, tanto más urgentemente se precisaba un criterio seguro, transpersonal, un saber de exactitud matemática. Se acudió a Euclides, a Arquímedes y a Ptolomeo, los cuales ya en el siglo VIII, comenzaron a ser traducidos al árabe, y pronto fue considerado este idioma en Europa como el idioma de las ciencias exactas. Todavía hoy llamamos a nuestros números "cifras árabes", a pesar de haber sido inventados en realidad por
los indios y de corresponder a los árabes tan sólo el mérito de habérnoslos trasmitido por escrito. La expresión "cifras árabes" se generaliza en el curso del siglo XIII. El término árabe "sifr" o "cifar", equivalente al indio "sunya" = "el vacío", es decir, el cero, se traduce en el bajo latín por "zefirum". Las formas románicas "cero", "zero" indican que han sido trasmitidas a través de España, porque en el español la -f- entre vocales se pierde. En suelo español se compusieron también la mayoría de las traducciones al latín de obras matemáticas, científico-naturales, astrológicas y filosóficas escritas en árabe. Esta actividad comienza hacia el siglo XI, alcanza su punto culminante en el XII con la llamada Escuela de traductores de Toledo, y comienza a decaer de nuevo hacia finales del XIII. Si bien es cierto que también se tradujo mucho del árabe en Francia especialmente de Chartres, y en Italia, sobre todo en Sicilia y Nápoles, no obstante fue España el conducto transmisor más rico y preferido. Las condiciones para esta labor eran aquí singularmente favorables: ricas bibliotecas, con textos árabes llenos de la vieja sabiduría de Oriente, grandes señores eclesiásticos y seglares que promovían la actividad traductora, muchos mozárabes con dos idiomas maternos, judíos políglotos y, finalmente, constantes ocasiones de ejercitarse en el papel de intérprete. No es por eso extraño que en Toledo, reconquistada en 1085, se reunieran inteligencias despejadas procedentes de todos los países, constituyendo entre sí comunidades de trabajo, de acuerdo con los cometidos confiados por sus elevados favorecedores." 4.6 LOS MANUSCRITOS MEDIEVALES La cultura medieval se trasmite por vía oral: es tradición que se comunica de boca a oído. Aún no existen los libros. Sólo en las bibliotecas de los conventos hay manuscritos, copiados por monjes con mucha dificultad. Gonzalo de Berceo, por ejemplo, en su vejez, dice en su Vida de Santa Oria, Virgen: "Quiero en mi vejez, maguer so ya cansado, De esta sancta Virgen romanzar su dictado" (2) Y más adelante agrega: "Habemos en el prólogo mucho detardado, Sigamos la estoria, esto es aguisado, Los días son no grandes; anochecerá privado Escribir en tiniebra es un mester pesado". (11) Estos manuscritos se reúnen en códices, algunos de los cuales, relativamente escasos, han llegado hasta nosotros. Recordemos que en el siglo II a.C., Eumenes, rey de Pérgamo, en el Asia Menor perfeccionó el modo de escribir sobre cueros o pieles de animales (terneros, ovejas, vacas), una vez raspados los pelos de la piel, encolados los agujeros, blanqueados con agua de cal y recortados del mismo tamaño. Estas pieles recibieron el nombre de pergamino, en recuerdo de su origen en Pérgamo. Esta circunstancia hacía sumamente escaso el material sobre el cual
escribir. Y obligaba muchas veces, cuando el texto no parecía lo suficientemente significativo, a borrar lo escrito anteriormente para proceder a escribir nuevamente sobre el mismo pergamino. Son los palimpsestos (del griego palin 'de nuevo, otra vez' + psáo 'yo rasco' según Corominas). También los reyes y algunos grandes señores desearon tener, en sus palacios, bibliotecas y nos han legado magníficos manuscritos con ilustraciones trabajadas con oro, que reciben el nombre de iluminaciones. Son verdaderas obras de arte como El Libro de horas del duque de Fleury. Las riqueza de estos códices transforman el libro no en un instrumento transmisor del saber, sino en un objeto de arte y de lujo de larga y costosa elaboración. Copiar libros era uno de los oficios (ministerium >mester) de los clérigos, Por eso se habla del Mester de Clerecía. Escribían, copiaban a mano los libros, con plumas de ganso o con cañas (cálamos) que venían de Egipto o del Asia Menor y cuyas puntas se recortaban y afilaban con una navajita. Generalmente usaban para escribir tinta negra y roja; para pintar los dibujos utilizaban también azul, oro y plata. Para preparar estos colores se utilizaba minio, de donde derivó el nombre de las ilustraciones: miniaturas. 4.7 FILOSOFÍA MEDIEVAL La filosofía medieval es principalmente una profunda reflexión en torno a los misterios divinos. El hombre no tenía acceso al amplio conocimiento que se abre al hombre actual. Las fuentes para la reflexión eran relativamente escasas, pero de gran profundidad y amplitud: En primer lugar un libro que todos debían aprender a leer y a interpretar, la Naturaleza, escrito directamente por Dios y que enseña las leyes divinas; en segundo lugar, otro libro, también escrito por Dios a través de los siglos: la Biblia; en tercer lugar, la Tradición contenida en los escritos de los santos Padres de la Iglesia que supieron cristianizar el pensamiento antiguo, especialmente el de Aristóteles y el de Platón. Se llama Padres de la Iglesia a los escritores que en los primeros siglos del cristianismo, expusieron la enseñanza de Cristo, confrontándola muchas veces con su propia formación grecolatina. Sus escritos conforman la Patrología en la que por una parte, trasmitieron gran parte del pensamiento antiguo y por otra plantearon problemas para la reflexión filosófica y metafísica medieval. El más conocido es San Agustín (354-430), el brillante retórico latino, maniqueo y buen gozador de la vida en su juventud; se dejó conquistar por el neoplatonismo cristiano y llegó, en el 396, a ser obispo de Hipona hasta su muerte. Su conversión en cristiano, monje y obispo no le significó desconocer ni olvidar los valores culturales a los que, en gran medida había consagrado su vida: en sus escritos se combinan armónicamente cristianizadas la elocuencia y la sabiduría grecolatinas. Su obra, vastamente conocida en la Edad Media, es para nosotros una muestra enciclopédica de la cultura cristiana de su época. En su vasta obra se destacan, por la influencia que ejercieron y ejercen: Confesiones, Acerca de la Trinidad, La Ciudad de Dios y sus Comentarios sobre los Salmos y el Evangelio de San Juan. A su nombre debemos agrega otros: San Jerónimo (347-420), S. Gregorio Magno (540-604) y los escritores eclesiásticos como Boecio (h. 470-525), Casiodoro (muerto hacia el 570), San Isidoro de Sevilla (muerto el 636), Beda el
Venerable (673-735) y en último término autores profanos como Virgilio, Lucano, Ovidio, los escritos lógicos de Aristóteles. En la actividad intelectual de unos y otros advertimos diferentes formas culturales que conciben de manera muy disímil el trabajo del espíritu. En los más antiguos el conocimiento se elabora en la soledad y en el silencio de la celda o del claustro, en un silencioso razonamiento consigo mismo que permite escuchar la voz del maestro interno; en los pensadores posteriores, enfrentados en las escuelas, especialmente en la universidades, a alumnos que desean, a través de la discusión agotar una verdad, la exposición del pensamiento se transforma muchas veces en una defensa dialéctica, que, a menudo, puede llegar a resultar escandalosa, como sucederá con Abelardo.
4.8 ARTE MEDIEVAL Al hablar del arte medieval, necesariamente debemos referirnos en primer lugar a la catedral, por cuanto toda creación tendrá como motivo central a Dios y su culto. Es así como, en la Baja Edad Media, la catedral pasó a ser un edificio altamente simbólico que se asumió como verdadero eje social, a la vez que, en cuanto empeño comunitaria, era punto de referencia espiritual y física que testimoniaba ante la propia comunidad y los extraños a ella, la capacidad de sus habitantes, sus recursos, su riqueza y su prestigio. Materializó la realidad espiritual de un mundo a la vez que sirvió como espacio sacro en el que el ciudadano liberaba las tensiones cotidianas mediante la fiesta litúrgica, el espacio utilizado para la concentración, el encuentro e incluso el mercado. 4.8.1 ARTE BIZANTINO El Arte Romano, nacido del etrusco y del griego fue rápidamente eclipsado por el arte bizantino, que se configuró a partir del siglo VI con fuerte influencia del mundo heleno y del primitivo arte cristiano oriental. Debemos mencionarlo, porque desde comienzos del siglo V creó un lenguaje formal artístico que influyó fuertemente en la cultura occidental de la Edad Media. Esta forma artística se consolidó en los siglos XII al XV. En su arquitectura destaca el empleo sistemático de las bóvedas semiesféricas y la variada decoración de capiteles. Muestras de este arte encontramos en la iglesia de San Vital en Rávena (538-547), la iglesia bizantina de San Marcos en Venecia (1063). La pintura y los mosaicos bizantinos son especialmente significativos y fijan un estilo iconográfico. Los mosaicos, por una parte, ocultaban la pobreza de los materiales empleados, pero sobre todo eran un medio para expresar el fervor religioso y la adhesión a sus señores. Temas constantes son el Pantocrator (Majestuoso Cristo bendiciendo), el Tetramorfos (los cuatro evangelistas), la kyriotissa (Trono del Señor: la Virgen sostiene sobre sus piernas al Niño), la Theotokos (Madre de Dios que ofrece al Niño una fruta o una flor), la Déesis (Cristo con la Virgen y San Juan Bautista), la
Anastasis (Bajada de Cristo al limbo), Manré (Aparición de los tres ángeles a Abraham, simbolizando la Trinidad).
4.8.2 ARTE HISPANOMUSULMÁN La desaparición del reino visigodo de Toledo no implicó la extinción de las comunidades cristianas y judaicas. Algunos de ellos continuaron viviendo en las tierras ocupadas por los musulmanes y constituyeron las comunidades mozárabes en Toledo, Córdoba, Sevilla, Mérida. Entre las tres culturas se produjo un enriquecedor contacto que las diferenció de las originales. A este arte mozárabe que se cultiva entre los siglos VIII y XV, llamamos hispanomusulmán y se le suele dividir, según la época, en arte emiral (siglo VIII), califal (X), taifa (XI), almorávide (XI-XII), almohade (XII-XIII) y nazarí (XIII-XV). El califato de Al-Andalus como lo señalábamos anteriormente constituyó un período de gran auge cultural y artístico. En el período de emirato andalusí se utilizaron como en el resto del califato Omeya, fórmulas y elementos propios del Islam y de las culturas romana, bizantina y visigoda. Se construye la mezquita de Córdoba que llegará a ser el monumento más importante no sólo de España, sino de todo el occidente islámico, con su planta primitiva de once naves dispuestas conforme el modelo de la importante mezquita al-Aqsa de Jerusalén. Sus arquerías, de doble arco superpuesto, es similar al acueducto romano en Mérida. Los gobernantes posteriores fueron ampliando la planta que llegó a contar con diecinueve naves capaces de acoger a los fieles. En el año 936, el califa Abd al Rajman III, fundó, a pocos kilómetros de Córdoba, Medina al Sahra, ciudad áulica en la que residió. De esta época es la pequeña mezquita del Cristo de la Luz, en Toledo. En 1172, Abu Yacub Yusuf, califa almohade eligió Sevilla como capital de su imperio y la enriqueció con construcciones como el Alcázar y la Giralda de Sevilla y con ingeniosos sistemas de defensa militar: puertas en recodo que obliga a los potenciales atacantes a dejar uno de sus flancos al descubierto y torres poligonales que desvían el ángulo de tiro. La Torre del Oro fue una fortificación de la ciudad. A Muhammad I, fundador de la dinastía nazarí y a sus sucesores (1237-1492), debemos la Alhambra, Qalat al Amra (el castillo rojo), y el Generalife, Yannat al-Arif (huerta del arquitecto), admirable síntesis de arquitectura áulica y militar. El arte hispanomusulmán no se limitó a construcciones. Debemos mencionar las artes suntuarias, los trabajos en bronce, las fábricas de tejidos de seda con motivos vegetales y figurativos geometrizados, la rica y cuidada cerámica, conocida como de "cuerda seca", decoradas con líneas de óxido de manganeso. 4.8.3 ARTE ROMÁNICO Es la denominación que el arqueólogo de Caumont propuso para el estilo artístico, de carácter esencialmente religioso, que, en los siglos XI, XII y parte del XIII, sintetizó diferentes opciones utilizadas en la temprana Edad Media. Surgió, en gran medida gracias a la influencia del arte musulmán, en los monasterios benedictinos, sobre todo en los que se construyen, a partir del siglo XI, entre los
Pirineos y Santiago de Compostela, donde se produce el intercambio cultural, para luego desarrollarse con plenitud y con características propias, paulatina y casi simultáneamente en Italia, Francia, Alemania y España, con la suficiente unidad como para ser considerado el primer estilo internacional europeo. Las concepciones del arte románico, guiado por un afán didáctico, se manifestaron en una magnífica arquitectura religiosa. Las iglesias y los monasterios eran los lugares de experimentación de un nuevo concepto de arte: se introduce la idea de equilibrio con perfecta concordancia entre la estructura y la forma. Caracterizó a la arquitectura románica la generación de un espacio de oración recogido, aislado del exterior mediante gruesos muros de gran plasticidad, e iluminado por luz natural. Llama la atención la simplicidad de las líneas que se manifiesta con toda evidencia, en los campanarios cuyas siluetas robustas y severas se unen armoniosamente con el paisaje. Se emplean columnas y molduras robustas, arcos de medio punto, bóvedas de cañón, contrafuertes. Especial importancia adquiere el tímpano. La iglesia románica no fue solo un edificio, para el hombre románico representó un símbolo. La fusión entre lo religioso, lo social y lo simbólico hace difícil distinguir en un edificio románico cuáles son las exigencias técnicas y funcionales de las propiamente simbólicas. La pintura románica, con fuerte influencia bizantina, tanto sobre tabla como las miniaturas y la mural, siguieron, tanto en técnica como en temática, al arte prerrománico e incluso al paleocristiano. Los templos románicos se decoraron conforme los principios de disposición definidos en el arte bizantino. En la organización de los temas iconográficos, el ábside es el punto culminante de la representación, lugar donde se sitúa la representación del Pantocrator, Dios entronizado, rodeado por una mandorla o almendra mística, sentado sobre el arco iris y rodeado por el Tetramorfos, símbolo de los cuatro evangelistas. 4.8.4 ARTE MUDÉJAR La influencia musulmana no se limitó al arte desarrollado en los territorios ocupados por los islámicos; irradió a toda España medieval y, entre los siglos XI y XVI, se generó un estilo artístico diferenciado de los anteriores como producto de la convivencia de moros y cristianos, al que llamamos mudéjar que los conquistadores y colonizadores hispanos, a su vez, difundieron en América. Su arquitectura, propia de la nobleza menor y del pueblo, se caracteriza por el empleo de materiales baratos, de fácil adquisición en las regiones donde se cultiva: ladrillo, madera, argamasa, yeso y cerámica. A los elementos de inspiración islámica, se agregaron modelos de construcción románicos y góticos. Las paredes, ornamentadas con motivos islámicos y góticos, trabajados en yeso, yeso conforman verdaderos tapices decorativos en los palacios y en las iglesias. A los motivos islámicos, generalmente de trama vegetal, se incorporan las góticas hojas de vid o roble y temas figurados: animales, seres fantásticos o escenas cortesanas. Los artesanos tejieron alfombras, diseñaron muebles, crearon cerámicas para uso doméstico que llegaron a rivalizar con las vajillas de metales preciosos. La sinagoga del Tránsito en Toledo (1356) constituye una perfecta síntesis de las culturas musulmana, judía y cristiana, al emplear la organización geométrica, los motivos vegetales hispanomusulmanes, la flora gótica toledana y la decoración epigráfica en hebreo.
4.8.5 ARTE GÓTICO Con esta denominación, utilizada por primera vez en el siglo XVI por el historiador del arte italiano Giorgio Vasari, nos referimos a una forma artística que, según los países y las regiones, se desarrolla desde mediados del siglo XII hasta comienzos del XVI,. Propio de los godos, significa el término gótico y con el que se quiso, en oposición a la Antigüedad Clásica, definir el arte de la Edad Media, considerado bárbaro, oscuro. Esta actitud hacia el arte medieval se mantuvo hasta las primeras décadas del siglo XIX, cuando el movimiento romántico, gracias al joven Goethe descubre la arrolladora fuerza y originalidad del Gótico. Se sueña con un renacimiento del arte medieval, y se empieza a distinguirlo claramente del románico. El entusiasmo romántico impulsa a restaurar los antiguos edificios medievales, y a establecer un estilo neogótico en arquitectura concebida como imitación de la gótica medieval. A diferencia del arte románico, que se originó en diferentes centros geográficos, el arte gótico nació en el norte de Francia y desde allí se irradió al resto de Europa. Un hecho histórico, la alianza entre la monarquía francesa y la iglesia se encuentra en su raíz. La Ile de France, dominada por la dinastía de los Capetos fue adquiriendo una estructura monárquica, apoyada por la formación de una clase dirigente movida por ideales caballerescos y el espíritu cortés. La iglesia, debilitada, se ve fortalecida gracias a la reforma cisterciense propiciada por San Bernardo de Claraval y por la clase dirigente de la abadía de Saint Denis, lugar donde se produce el primer intento de arquitectura gótica, propiciada por el abad Suger, seguidor de San Bernardo de Claraval y consejero de Luis VI. En la construcción de la planta y en la zona inferior de la cabecera existió una clara intencionalidad política, que buscaba manifestar con una expresión original y contundente la primacía del poder real frente al clero cluniacense y a la nobleza feudal. Este arte, durante mucho tiempo se ha definido, considerando sólo la utilización del arco al que suele llamarse ojival. En verdad nos enfrentamos con una nueva concepción del arte y sobre todo con una nueva concepción del mundo. Definir un espacio que acerque vivencialmente a los fieles a los valores religiosos y simbólicos fue la motivación que conformó el nuevo espacio gótico. Se buscó llenar la catedral de luz física, no figurada en pinturas y mosaicos, luz general y difusa, transfigurada y coloreada mediante el juego de los vitrales, que trasforman el espacio en irreal y simbólico. La luz para ellos se presenta como el elemento más noble, el menos material, una aproximación a la forma pura, y, en ese sentido, la sublimación de la divinidad. El arquitecto gótico organizó una estructura que le permitió, mediante una sabia utilización de la técnica, emplear una luz transfigurada que provoca sensaciones de elevación e ingravidez. La catedral ha quedado identificada con el espacio del templo gótico, donde se produjo, podríamos decir alquímicamente la desmaterialización de la materia para manifestar el presentimiento humano del mundo sobrenatural. En el interior, los grandes espacios definidos (tanto en altura como en anchura) de las naves centrales y laterales, así como los techos abovedada que cubrían estos espacios, se consigue técnicamente enviando los grandes empujes de estas bóvedas hacia el exterior mediante arbotantes y contrafuertes, dejando, sorprendentemente, libres de
elementos de sostén los muros de las naves, que pueden ser horadados con grandes ventanales. Elementos como los arcos apuntados, las bóvedas de crucería, los arbotantes reforzados con pináculos o los contrafuertes, conocidos y utilizados ya en la arquitectura, ahora son empleados conjuntamente para definir un espacio de elevación e ingravidez, simbólico y transfigurado mediante la luz coloreada. Los empujes producidos por el peso de la bóveda se envían al exterior mediante la concentración de haces de columnillas en los pilares, que dejan libre el paramento e incluso permiten su adelgazamiento, siendo sustituido por grandes ventanales con vitrales para acrecentar el sentido ascendente de la arquitectura. La belleza y la intención del espacio gótico no puede entenderse sin la luz, elemento que lo condiciona todo. Los vitrales adquieren extraordinaria importancia: tamizan y fragmentan la luz que penetra en el espacio a través de colores diferentes creando una atmósfera irreal. Contribuyen a acentuar la tensión entre la materialidad de los elementos de la construcción y el artificio de su utilización, para lograr crear una sensación de ingravidez y desmaterialización. Sirven también como soporte de una iconografía que, sin relación con los muros y, por tanto, con la materia, permiten el juego simbólico de relacionar la luz con la divinidad. Gracias a ellos se logra dar esa luz difusa, coloreada e irreal que transforma ese espacio en simbólico. En ellas se representan temas del Antiguo y del Nuevo Testamento. Ejemplos magistrales son los vitrales de la catedral de Chartres, los de la Sainte Chapelle, donde se representan grandes y estáticas figuras, y los de la catedral de León. La técnica utilizada en la conformación de la vidriera es el teñido de trozos de vidrio realzados en grisalla y unidos mediante tiras de plomo que delimitan las figuras y aíslan los tonos, conservándoles su valor. La composición lo invade todo: se realiza sin perspectiva y con una gran precisión en el dibujo y en la coloración, que es infinita y muy rica, dando como resultado una decoración traslúcida. En el exterior, la catedral destaca sobre el resto de los edificios de la ciudad por su grandeza, aspecto que caracteriza los núcleos urbanos medievales. Los volúmenes quedan escondidos en juegos infinitos de arbotantes, pináculos, haces de columnas y arcos apuntados. Las fachadas principales siguen la tradición de la arquitectura normanda, con grandes portadas flanqueadas por torres esquinales, en tanto que la portada sigue la composición tradicional de la románica: se utilizan arquivoltas apuntadas, dinteles, parteluces y tímpanos que, en muchas ocasiones, son sustituidos por rosetones. Se introducen elementos como gabletes, pináculos y un complejo programa escultórico que por su disposición, exuberancia y combinación, pareciera responder a un crecimiento orgánico casi vegetal. El nacimiento de la escultura gótica se puede fechar alrededor de 1175, con los relieves dedicados a la Virgen en la catedral de Senlis. En las catedrales de Laon y de Chartres las estatuas columnas se presentan casi como esculturas de bulto redondo adosadas, y contribuyen al sentido ascensional de la arquitectura. El estilo gótico es un paso hacia la liberación de las artes figurativas. Aunque la escultura, siguió ligada a la arquitectura, en el tratamiento del relieve, se advierte una tendencia a liberarse del marco arquitectónico que no se concebía en el
románico. Tanto pintura como escultura rompen la llamada ley de adecuación al marco, y los relieves se trabajan con aspecto de escultura de bulto redondo adosada al muro y no como las románicas estatuas columnas. Se advierte preocupación por la naturaleza mortal del Dios Hombre. Cobraron importancia escenas de su vida como La Crucifixión o la Pasión, y el ascetismo románico es reemplazado por la expresión de sentimientos de ternura, de felicidad o de compasión. En la figura de la Virgen, que se concibe como la mediadora entre los hombres y Dios, destaca el tratamiento de sentimientos humanos como dolor, ternura o protección. Se representan con frecuencia historias de la vida de los Santos y la naturaleza sigue estando presente en todas sus manifestaciones. Mucho menos frecuente que en la iconografía románica es la representación de monstruos y de animales fantásticos. Volumen, movimiento y expresividad caracterizan esta escultura que aparece principalmente en las portadas, reproduciendo temas como el Juicio Final, la Coronación de la Virgen o la Vida de los Santos. Los capiteles apenas se utilizan como soporte decorativo, a no ser de motivos vegetales. Los retablos adquieren gran monumentalidad y desarrollo, así como los coros. Por otra parte, el nuevo sentido de la muerte hace que surja una importante escultura funeraria, gran parte de ella alojada en el interior de las catedrales. La pintura gótica adoptó preferentemente una temática religiosa. La pintura mural perdió importancia, por cuanto en las paredes de los edificios góticos proliferaron los vitrales. Sin embargo, en las cortes se había desarrollado gusto por el lujo y por las obras de arte, lo que significó mayor desarrollo de la orfebrería y las artes suntuarias. Los nobles, deseosos de tener libros en sus bibliotecas, contribuyeron eficazmente al desarrollo e incremento del arte de la miniatura. Basta recordar a modo de ejemplos las realizadas para Alfonso X el Sabio. Surgió el arte del retablo en tabla y de las miniaturas. Las figuras planas e ingrávidas sin referencias a la realidad, símbolos de la realidad natural y donde el mundo sobrenatural se simboliza mediante fondos dorados que la luz hace brillar. Las figuras tratan de crear un espacio simbólico desvinculado del entorno. El interés por la narración y por el naturalismo en la representación influirá en gran medida en esta miniatura, que se hace cada vez más detallista con gran minuciosidad en las representaciones. Uno de los ejemplos más destacado es Las ricas horas de Jean de Berry, Libro de las Horas realizado para el duque de Berry. En Italia se conservó hasta bien entrado el siglo XIII la decoración de mosaico que, sobre todo por la influencia bizantina, tanto se había utilizado en el arte románico. En estos mosaicos se mantuvieron la mayor parte de los logros del arte helenístico, como el modelado de las figuras mediante la luz y la sombra. El proceso de transformación de la pintura heredada de los bizantinos se inicia con artistas como Cimabue. Pero la fuerza de la tradición era grande y sólo una figura de la talla de Giotto es capaz de producir la ruptura. Este artista es el verdadero introductor de la pintura moderna: con él se inicia el Renacimiento y una nueva valoración y consideración del Arte y los artistas. Giotto consigue la representación del espacio real mediante el tratamiento de las figuras con luces y sombras: el estudio de sus anatomías traducirá expresiones anímicas. Las escenas son tratadas como narraciones donde se crea la ilusión del tema que sucede
delante de nosotros; el movimiento, la rotundidad casi monumental de las figuras, sus gestos dramáticos y el tratamiento de la luz presentan la escena como un auténtico montaje escenográfico. La fama de Giotto se difundirá rápidamente y todos los pintores lo imitarán, lo que da lugar a la llamada escuela florentina. Con él cambia el concepto del artistaartesano anónimo, sólo diferenciado por la pericia y conocimiento de las técnicas tradicionales. Pasa a un primer plano el ingenio inventivo, siendo la fuerza y la novedad de la creación su mayor valor. Estos conceptos darán forma al Renacimiento y serán la base de la historia de los grandes artistas. Sus obras más destacadas son los frescos de la capilla de los Scrovegn i en Padua y los frescos sobre la vida de San Francisco de la iglesia alta de Asís.
5. USOS, COSTUMBRES Y CREENCIAS 5.1 EL VIAJE Y LA AVENTURA El único modo de viajar durante la Edad Media era a pie, a caballo o mula o en carruaje tirado por animales y por mar, en barco. ¿Cómo veían los medievales los viajes? Se trataba de una sociedad sedentaria, sin embargo grandes motivos los podían impulsar, en tiempos de paz, a emprender el viaje: curiosidad por lo desconocido, necesidad de mayores conocimientos, deseos de aventuras o afán de enriquecerse... o todo ello junto, como sucedió a un rey que amaba aventurarse a lo desconocido, según nos relata el Libro del Rey Apolonia. 1. En el nombre de Dios e de Santa María, Si ellos me guiassen estudïar querría, Conponer hun romance de nueua maestría, Del buen rey Apolonio, e de su cortesía En el nombre de Dios y de Santa María Si ellos me guiasen, estudiar querría, componer un romance de nueva maestría sobre el buen rey Apolonio y su cortesía. 2. El rey Apolonio, de Tiro natural, que por las aventuras visco grand temporal, Commo perdió la fija e la muger capdal, Como las cobró amas, ca les fue muy leyal. [...] El rey Apolonio, de Tiro natural, que por las aventura vivió gran temporal Como perdió a su hija y a su mujer principal. Como recobró a ambas, pues fue muy leal. 643. Mando llegar sus pueblos en Tiro la cibdat. Lego sse hi mucho buen omne e mucha riqua potestat. Conto les ssu ffazienda, por qual necessitat Auia tanto tardado, como era uerdat. Reunir - ciudad
644. Peso les con las cuitas por que auia passado, Que por mar e por tierra tanto auie lazdrado; Mas de tan bien era de todo escapado non daua ninguna cosa por todo lo passado. lacerado, sufrido 645. "Sennyor dixeron todos, mucho as perdido, Buscando auenturas mucho mal as ssofrido. Pero todo deuemos echarlo en olvido, Ca eres en grant gracia e gran prez caydo". [...] 648. "Por tu ventura buena asaz auies andado, Por tierra agenas assaz auies lazdrado; Desque as tu cosa puesta en buen estado, Senyor, desaquí deues ffolgar assegurado." bastante habéis
desde ahora debes gozar 649. Repondio les el rey: "Tengo uos lo en grado. Tengo me por uos muy bien aconsseiado. Por uerdat uos dezir, ssiento me muy canssado. Desaquí adelante lograr quiero lo que tengo ganado. En verdad os digo me siento De ahora en adelante gozar 650. Fincó el omne bueno mientre le dio Dios uida, Visco con su muger vida dulce e sabrida; Quando por hir desde ssieglo la hora fue venida Fino como buen rey en buena fin conplida. Se quedó - mientras Vivió - buena, sabrosa Murió - cumplida, perfecta
El hombre medieval disfrutaba escuchando relatos de viajes. Hubo un gran viajero descendiente de una familia de comerciantes, el veneciano Marco Polo (1254-1324) que, en compañía de su padre Niccoló y de su tío Matteo, en 1271, tras atravesar Armenia y Tabriz llegaron a Ormuz, en el golfo pérsico. Cruzaron Persia y el desierto de Gobi. En 1275 llegaron a Pekín. Qubilay kan tomó bajo su protección a los venecianos y durante 16 años Marco Polo gobernó Yang-Cheu. En 1291, tras haber reunido gran riqueza, retornaron a Venecia. Existía una profunda rivalidad entre las familias comerciantes de Génova y de Venecia que terminó en una guerra naval. Marco Polo, en las crónicas aparece citado como "caballero comandante" de una galera. Fue capturado y en su prisión en Génova, dictó, en 1298, al escritor Rustichello sus memorias que se conocen con diversos nombres: El libro de Marco Polo, El descubrimiento del mundo, El libro de las maravillas del mundo, El libro de las maravillas de Asia. "Polo fue el primer viajero que describió los peligrosos desiertos de Persia, el primero que visitó las corrientes saturadas de jade de Khotan, que desde entonces sólo han sido contempladas por un hombre de nuestra raza, Sven Hedin. Marco Polo fue también el primer viajero que describió correctamente la vida de los pueblos de China, Tibet, Birmania, Siam, Ceilán, India, y de los cientos de lugares que visitó o de los que oyó hablar. Nos proporcionó los primeros indicios de la existencia de las oscuras tierras siberianas, de Zanzíbar y sus razas negras y su blanco marfil, del país cristiano de Abisinia y de los pueblos caníbales de Sumatra. Nos señaló hacia el norte el océano Artico con sus osos blancos, sus trineos tirados por perros y sus renos, y también señaló hacia el sur y nos habló del clima caluroso de la India, de sus minas de diamantes, de sus lechos de perlas y de sus extraños mitos. Describió la corte de Kublai Kan y la organización del ejército mogol que estuvo peligrosamente a punto de conquistar el mundo entero; y también describió extraños pájaros y animales desconocidos en su patria, y templos cubiertos por techumbres de oro, y costumbres curiosas, visiones extrañas, leyendas históricas y alegóricas y muchas, muchas otras cosas."
5.2 PEREGRINACIONES En muchas culturas primitivas, la peregrinación está concebida como una actividad necesaria para el creyente. La peregrinación es una separación no sólo de la familia, de la tierra, sino también de los usos y costumbres rutinarios. Es la posibilidad de conocer y compartir con otros, pero sobre todo implica asumirse como peregrino en la tierra, en camino hacia el lugar santo donde reside la salud, la salvación. Es una ampliación de horizontes. Generalmente el santuario hacia donde se dirigía el peregrino, era un lugar marcado por la tradición y señalado por un hito significativo: el árbol, el dolmen, el templo, la ciudad. En el bosque céltico es un calvero, o es un círculo mágico marcado por piedras; para el hindú, un río, el Ganges; para el antiguo egipcio, es una ciudad: Tebas, Luxor, Karnak; para el griego un santuario Delos, Delfos; para el musulmán, La Meca; para el cristiano medieval, Jerusalén, lugar compartido con muusulmanes y judíos; y para aquellos que no podían ir tan lejos, algunos santuarios locales: Canterbury, donde está el sepulcro de Santo Tomas Becket, Santiago de Compostela, donde se encuentran los restos mortales del apóstol
Santiago; Roma, sede del fundador de la Iglesia y donde yacen sus restos, San Pedro. Tan importante como el lugar es el camino que lleva a ese lugar. Y si no lo diga en nuestros días el cristiano que, sin saberlo, peregrina hasta un calvario siguiendo el Vía Cruci, el Camino de la Cruz. No olvidemos que el camino es un símbolo de carácter universal: en la historia no sólo recordamos la Vía Apia romana, entre nosotros aun quedan rastros del Camino de los Incas. En la Edad Media hubo un camino que atrajo a España a numerosos peregrinos, el Camino de Santiago de Compostela o camino francés que conducía a ese mítico santuario hispano tan cargado de tradición mágica hasta nuestros días. En el Libro de BuenAmor encontramos una buena descripción del atuendo de doña Cuaresma cuando decide huir de don Carnal, disfrazada de peregrino. Justamente, al huir, se dirige hacia Roncesvalles para iniciar el viaje del peregrino a Santiago de Compostela. Si observas su traje es similar al que suele colocársele al propio apóstol Santiago en sus representaciones plásticas. 1202 - "Por ende doña Quaresma de flaca complisión Recelos' de la lyd o muerte o gran presión: De ir a Jerusalén fecho ha su promisión: Para pasar la mar puso muy grand missión. [...] 1205 - El Viernes de indulgencias vestió una esclavina, grand sombrero redondo, mucha concha marina, bordón lleno de imágenes, en él la palma fina, esportilla e cuentas para rezar aína; 1206 - los zapatos redondos e bien sobresolados; echó un grand dobler sobre los sus costados, gallofas e bodigos lieva í condesados: destas cosas romeros andan aparejados; 1207 - deyuso del sobaco va la mijor alfaja: calabaza bermeja más que pico de graja; bien cabe su azumbre y más una miaja: non andan los romeros sin aquesta sufraja; 1208 - estaba demudada desta guisa que vedes. El sábado por noche saltó por las paredes;
Diz: "Vos que me guardades creo que no m' tomedes, Ca todo pardal viejo no s'toma en todas redes". 1209 - Salió mucho aína de todas esas calles; diz: "Tú, Carnal soberbio, meto que non me falles." Luego aquessa noche llegó a Roncesvalles. ¡Vaya! E Dios la guíe por montes e por valles.
5.3 LAS CRUZADAS Con este término se designa a las expediciones que durante la Edad Media convocaron algunos Papas a fin de reconquistar las tierras donde había vivido y muerto Jesús y de las cuales se habían apoderado los turcos selyúcidas, arrebatándoselas a los bizantinos, a partir del año 1071. En el año 1074 se apoderaron de Jerusalén e impidieron a los peregrinos la visita a los Lugares Santos. Se inició un ambiente de intolerancia conforme lo testimoniaban algunos peregrinos que lograban retornar de Tierra Santa, como Pedro el Ermitaño. Esta situación motivó al Papa Urbano II en el Concilio de Clermont a proponer que los príncipes y caballeros de occidente se unieran para reconquistar los santos lugares. Roberto de Normandía, Godofredo de Bouillon, Balduino de Flandes, Raimundo de Toulouse, entre otros nobles, atraídos además por la posibilidad de conquistar señoríos propios, se aprestaron a partir en esta Primera Cruzada. El 15 de julio de 1099 se apoderaron de Jerusalén. Distribuyeron los territorio conquistados, constituyendo señoríos y feudos. El más importante fue el reino de Jerusalén que se asignó a Godofredo de Bouillon con el título de "Protector del Santo Sepulcro". A su muerte le sucedió su hermano Balduino con el título de Rey. Hasta 1187 se mantuvo este reino en poder de los cristianos. Los turcos intentaron recuperar el territorio reconquistado y hacia 1144 lanzaron campañas ofensivas contra algunos de estos pequeños reinos y sobre todo, contra Jerusalén lo que motivó que San Bernardo de Claraval, abad del monasterio benedictino de Clairvaux, incitara a través de sus prédicas a organizar una Segunda Cruzada (1147-1149). El Emperador de Alemania Conrado III y el Rey de Francia Luis VII la dirigieron, sin lograr unidad entre ellos, lo que debilitó las fuerzas cristianas, situación muy bien aprovechada por los musulmanes. En 1187, el temible y audaz sultán Saladino derrotó al rey de Jerusalén, Guido de Lusignan cerca del lago Tiberíades y se apoderó de Jerusalén. Surgió entonces la Tercera Cruzada (1188-1192) como una empresa común de toda la cristiandad contra el Islam. La dirigió el emperador Federico I Barbarroja y en ella participaron también el rey de Inglaterra, Ricardo Corazón de León y Felipe II de Francia. Tras la muerte del emperador alemán, el rey francés retornó a su patria y Ricardo Corazón de León concertó una tregua con Saladino que le cedía la franja costera entre Tiro y Jaffa y la autorización para que los peregrinos cristianos
pudieran con libertad, llegar hasta los lugares santos. Occidente consideró este acuerdo como una claudicación del rey inglés y una derrota moral de los cruzados. Inocencio III, aprovechando las luchas intestinas entre los hijos de Saladino, incitó a una Cuarta Cruzada (1202-1204) cuyo objetivo era la toma de Egipto. Por intereses económicos y comerciales de la república de Venecia, se desvió el intento primero y sólo conquistaron Constantinopla donde instauraron el Imperio Latino de Constantinopla (1204-1261), regido por Balduino de Flandes. En el año 126l, el jefe de la casa imperial griega, Miguel Paleólogo, con la ayuda de Génova, acabó con este Imperio Latino. Inocencio III convocó a la Quinta Cruzada (1219-1221), que fue organizada por Honorio III. En ella participaron el rey de Hungría, el archiduque de Austria y el rey de Chipre, tampoco lograron mayor éxito. El emperador alemán Federico II organizó la Sexta Cruzada (1228-1229). Condujo su ejército hasta san Juan de Acre y logró firmar una tregua de diez años con el sultán de Egipto, Malek-el-Kumel y la restitución de Jerusalén, Belén y Nazaret, con la condición de respetar los templos musulmanes. En 1244, el sultán derrotó a los cristianos en Gaza y volvió a apoderarse de Jerusalén, motivando la organización de la Séptima Cruzada (1258-1254) en la que sólo aceptó participar el rey de Francia Luis IX, el Santo. Gran derrota que significó prisión para el propio rey y su ejército. Tras pagar elevado rescate, regresó a Francia donde organizó una Octava Cruzada, la última. en el año 1270. Se dirigió a Túnez para reconvertir a sus habitantes al cristianismo primitivo. Una epidemia de peste diezmó al ejército. Murió también San Luis, el rey.
5.4 LAS ÓRDENES RELIGIOSO - MILITARES Íntimamente relacionado con las Cruzadas está el origen de las órdenes caballerescas religioso-militares. Entre los cortesanos y la nobleza se infunde prontamente el espíritu caballeresco, fuertemente enraizado en las creencias religiosas. Podríamos afirmar que el arcángel San Miguel, en su lucha caballeresca contra los ángeles perversos, es el arquetipo del caballero y se concibe la caballería como una auténtica milicia terrena parangonable con la milicia celestial. Con semejante modelo, al que debemos agregar la figura, también caballeresca de San Jorge, el vencedor del dragón, no es de extrañar que los caballeros se formasen en el honor y el sacrificio que les permitirían superar sus miedos, defectos y carencias. Tal como sucedía en las cofradías de artesanos, se iban pasando etapas: de paje a aprendiz, luego a escudero y finalmente, tras cumplir con la vela de armas, su señor lo nombraba caballero, al servicio de la cristiandad, de su rey y de su dama. La necesidad de reconquistar y defender los Santos Lugares y a la vez, proteger a los peregrinos que se dirigían a ellos, motivaron la creación de instituciones que reunían características militares y religiosas. Dependían directamente de la Santa Sede; pronunciaban el voto de guerrear constantemente contra los enemigos de la religión cristiana, además de los que comprometía a cualquiera de los religiosos que ingresaban a algunas de las grandes órdenes religiosas existentes. Por esta
razón, se adscribieron, con la aprobación pontificia y la de los reyes pertinentes, a Reglas como la de San Agustín o la benedictina del Císter. Se les llamó Cruzados, porque los caballeros llevaban una gran cruz de tela roja sobrepuesta o bordada en la túnica y en el manto. Se regían por un Consejo cuyo jefe supremo era el Gran Maestre. Templarios, Caballeros del Hospital -posteriormente de Malta-, del Santo Sepulcro, de los Lazaristas y de los Caballeros Teutónicos fueron las órdenes al servicio de los peregrinos y los encargados de velar por los Lugares Santos. En España, además de las mencionadas, surgieron las Órdenes Militares de Santiago, de Calatrava, Alcántara y Montesa que en más de una ocasión mencionaremos en relación con la literatura. 5.5 CABALLEROS Y LIBROS DE CABALLERÍAS No sólo existieron estas órdenes de Caballería. Surgió una abundante e interesante literatura en torno al tema de la Caballería. Algunos escritos teorizaban acerca del hacer caballeresco y dictaban una verdadera preceptiva al respecto. No podemos dejar de recordar El Libro de la Orden de Caballería de Raimundo Lulio, compuesto, probablemente hacia 1275 y que, en su introducción, servirá de modelo a una de las más famosas novelas de caballería hispanas, Tirante el Blanco del caballero valenciano Juan Martorell y continuado, a la muerte de éste, por mosén Martín de Galba, obra impresa en Valencia en 1490. Empieza Raimundo Lulio en el prólogo relacionando su Libro con los planetas: "Por la significación de los siete planetas que son cuerpos celestes y gobiernan y ordenan los cuerpos terrestres, dividimos este Libro de Caballería en siete partes, para demostrar que los caballeros en honor y señorío exceden al pueblo para ordenarlo y defenderlo. La primera parte es el Principio de la Caballería. La segunda es del Oficio del caballero. La tercera es del Examen que se debe hacer al escudero cuando quiere entrar en la Orden de Caballería. La cuarta es del Modo con que debe ser armado el caballero. La quinta es De lo que significan las armas de los caballeros. La sexta es de las Costumbres que debe tener el Caballero. La séptima es del Honor que se debe hacer al caballero". Históricamente, las Órdenes de Caballería iniciaron su decadencia tras la última Cruzada; pero no terminó allí su influencia, por una parte se mantuvieron como defensores del Mediterráneo y por otra se constituyeron en materia y tema de leyendas y tradiciones que instauraron el mito de la Caballería andante. En España, otro de los más antiguos libros de caballería de este tipo es la Historia del caballero de Dios que avía por nombre Cifar; probablemente de la primera mitad del siglo XIV, revela influencia de la novela bizantina y de la tradición celta. En torno a los míticos reyes Arturo de Inglaterra y Carlomagno de Francia surgen dos órdenes de caballería legendarias: la de los Caballeros de la Mesa Redonda y la de los Doce Pares de Francia. Según las leyendas célticas medievales, en York, en el siglo V, Artús (Arturo), hijo del rey Uther, por consejo del mago Merlín organizó a los caballeros de su reino en un consejo real, compuesto, en un principio por veinticuatro caballeros, y luego
por cincuenta, aunque hay tradiciones que afirman que sólo eran doce, todos compañeros del rey Arturo. Cada caballero, incluido el rey, tenía un lugar predeterminado en una mesa redonda, signo de igualdad y una forma de evitar preferencias. Cuenta la leyenda que estaba confeccionada de mármol y en ella se grabaron los nombre de los caballeros. Entre estos caballeros, se destacaron Galaor, Tristán, Lanzarote y Parsifal. Para celebrar las hazañas realizadas en Bretaña, en Galia, o en busca del Santo Grial, se escribieron numerosos poemas y libros de caballería, que forman el ciclo, denominado bretón o de la Mesa Redonda. A la tradición de los doce Pares de Francia pertenece la Canción de Roldán; Rolando o Roldán fue uno de los doce pares de Francia, caballero de Carlomagno, rey en torno al cual se tejió tempranamente una romántica leyenda. Hijo de Pipino y de Berta, la de los grandes pies, se le consideró el vencedor del mundo pagano; según cuenta la tradición, arrasó templos y cultos druídicos, envió misioneros para convertir a los infieles. Detuvo el avance del Islam. Era el defensor, por excelencia, de la cristiandad. Fue, en Francia, el héroe más importante. Sus acciones y las de sus caballeros, los doce pares de Francia, Roldán, Oliver, Ogier el Danés, Renaud de Montauban, entre otros, fueron el tema predilecto de las canciones de gesta francesas. Las narraciones, muchas veces míticas de sus hazañas, constituyeron el ciclo carolingio de los relatos caballerescos y los encontramos como base de las Novelas de Caballería. En España, a fines de la Edad Media se cantan sus hazañas en romances que todo el pueblo recitaba. Era habitual que, en los momentos de descanso, si alguien sabía leer, leyeran historias caballerescas como las de Amadís de Gaula, Tirante el Blanco. El clero consideraba nefastas estas historias, por cuanto el pueblo no lograba discernir entre lo falso y lo verdadera y, como le sucedía al ventero de la inmortal obra de Cervantes, creían a pies juntillas que todo cuanto se narraba en ellas había sucedido tal como allí se relataba.
6. ÁMBITOS LITERARIOS: DE LA PLAZA AL PALACIO En la Península Ibérica podemos observar que la literatura adquiere caracteres propios y muy definidos de acuerdo con la época, el espacio -y por ende- con el público hacia el cual estaba dirigida, como mensaje, la creación literaria. La primera manifestación poética la constituyeron las creaciones de los juglares, cantores populares que recorrían los pueblos llevando las noticias a través de sus cantares. Habiendo descubierto, los clérigos, cuán buenos difusores del mensaje eran estos poetas, empezaron, en la soledad de su celda escribir poemas en lengua vulgar, a fin de que fueran cantados en las plazas y difundir así una enseñanza moral o religiosa. Aunque también el saber trovar era un arte que les podía significar una remuneración más o menos valiosa y grata, a la vez que un modo de divertirse, exponiendo un pensamiento divergente. Para los nobles que vivían en sus cortes, la poesía no cumplía una función didáctica: era un excelente vehículo para analizar y expresar sus sentimientos. Podemos distinguir y caracterizar un hacer poético propio de los juglares, destinado a ser difundido en la plaza, el mester de juglaría, otro propio de los clérigos que se realiza en la Biblioteca del convento para ser difundido en la plaza, mester de clerecía, una creación rebelde, disidente, muchas veces improvisada en la taberna, propia de los goliardos y una poesía cortesana, cultivada en palacio y de acuerdo con cánones más o menos rígidos. 6.1 LOS JUGLARES (LA PLAZA) Paulatinamente, durante la decadencia del Imperio Romano, el gran teatro heredado de los griegos, fue cediendo paso ante la preferencia romana por el Circo. Los actores trágicos y cómicos fueron reemplazados por los mimos, los histriones, los 'thymelici' que con sus gestos, muchas veces procaces, hacían reír a los espectadores. No sólo actuaron en el circo. También hacían reír en las plazas, en las calles y en las casas. Probablemente sean los necesarios antecedentes para un tipo de juglar medieval. "Tenemos, referente al siglo VI, noticia de un muchacho mimo del rey suevo de Galicia, Mirón, que por una burla irrespetuosa para con San Martín recibió un castigo del cielo; y este mimo acaso más que artes literarias, ejercía las de mero truhán o bufón: 'erat enim mimus regis, qui ei per verba joculatoria laetitiam erat solitus excitare'. Tales 'verba joculatoria' serían dichos de bufón, como la burla castigada por el cielo. Un siglo después hallamos ya la voz 'jocularis' designando al histrión, pero tampoco nada sabemos de sus artes." Indudablemente la función y la técnica de los juglares tienen que haber cambiado a lo largo de los siglos y me atrevería a afirmar que llegan, con nuevas técnicas, hasta nuestros días a través de la gran diversidad de personas que asumen el oficio de divertir, entretener e informar a grandes y chicos: desde el
humilde payaso que entretiene los cumpleaños familiares, hasta los reporteros que nos dan a conocer día a día las últimas noticias, pasando por el cantautor que triunfa en el Festival de Viña del Mar, porque todas esas funciones cumplían los juglares medievales. Generalmente su nombre aparece unido al Mester de Juglaría como los creadores y difusores de la más primitiva épica hispánica. Sin embargo, también cultivaron la lírica, la sátira entre otros géneros, tal vez el dramático conforme lo sugiere Dámaso Alonso cuando advierte que la lectura del Poema del Cid exige "una constante dramatización": " 'Pregunta y responde por boca de todos'; así tiene que hacerlo, imitando cada voz, cada carácter, el lector del poema, so pena de no ser entendido por su auditorio. No debemos ni un momento olvidar que la recitación juglaresca debía ser una semirrepresentación, y así no me parece exagerado decir que la épica medieval está a medio camino entre ser narrativa y ser dramática. ¡Qué milagros de mímica no tendrían que hacer los juglares para ser entendidos aun en tierras lejanas, como aquel al que unos versos latinos el siglo XII nos le presentan en una ciudad italiana recitando en lengua francesa una canción de gesta carolingia, y sabiendo mantener tensa la atención de su humilde auditorio!" Para ejemplificar mejor, recordemos la tirada 36 del Poema del Cid en la que se nos hace una descripción casi fílmica, de gran economía lingüística de una batalla: Veriedes tantas lanzas premer e alzar, Tanta adágara foradar e pasar, Tanta loriga falssar e desmanchar, Tantos pendones blancos salir bermejos en sangre, Tantos buenos caballos sin sos dueños andar. Los moros llaman Mafomat e los cristianos santi Yagüe. Cadien por el campo en un poco de logar Moros muertos mil e trezientos ya. 6.2 LOS CLÉRIGOS (LA BIBLIOTECA DEL CONVENTO) Ya hemos señalado que durante la Edad Media al hombre letrado y de estudios escolásticos, aunque no hubiese recibido orden sacerdotal alguna, se le decía clérigo, vocablo que equivaldría al nombre 'ilustrado' que se empleará en el siglo XVIII, con el objeto de establecer la diferencia con el hombre no cultivado y que no sabía latín. Por extensión se aplicaba al hombre sabio en general, aunque fuese pagano. En la sociedad medieval, el clérigo era el depositario de la cultura y lo era no sólo en lo que respecta al contenido dogmático y teológico que trasmitía sino, sobre todo, a la forma con que ese contenido se entregaba.
Cuánta conciencia tenía el escritor que traducía el texto culto de su saber tanto erudito como métrico, lo demuestran los creadores del Mester de Clerecía una y otra vez. Recordemos que el autor del Libro de Alexandre proclama con ingenua jactancia este doble conocimiento, al comienzo de su obra: Señores, si queredes mi servicio prender Querríavos de grado servir de mi mester, Debe de lo que sabe hombre largo seer Si non podría en culpa e en yerro caer. Mester traigo fermoso, non es de juglaría, Mester es sin pecado ca es de clerecía, Fablar curso rimado por la cuaderna vía A sílabas contadas que es gran maestría. A estos clérigos les debemos la gran variedad temática de la literatura de los siglos XIII, XIV y XV. En alguna medida son verdaderos humanistas que desean difundir todo el conocimiento al que, en sus bibliotecas, ellos tienen acceso. La influencia literaria y cultural que ejercieron tuvo como consecuencia la renovación temática y métrica. Muchas veces, abocados a la tarea de evangelizar, y movidos por la necesidad de entretener a la vez, adoptaron formas y símbolos del entorno cultural, despojándolos de su sentido primigenio y adaptándolos al mensaje evangélico. Es así como los clérigos contribuyeron a incorporar, cada vez con mayor fuerza, el elemento popular en las composiciones religiosas que divulgaban. Por ejemplo, Gonzalo de Berceo no sólo nos trasmite, al traducir los manuscritos que descubre en la biblioteca del monasterio, el conocimiento que ellos contienen. También recoge el arte popular e incorpora en su obra cantos como el Eia velar, canción de vela, que encontramos en su obra Duelo de la Virgen, coplas 178 a 190. Algo similar ocurre en la obra de Juan Ruiz quien no sólo basa su obra en una crítica observación de los que en el mundo se usa y se hace (14 d), sino que también introduce coplas líricas tanto sacras como burlescas. La literatura clerical genera un espacio de interrelación cultural que, si bien se refleja en todos los niveles de la creación literaria, es especialmente perceptible en el plano métrico. Frente a la poesía popular, propia de juglares, surge una poesía culta que recoge la tradición y los recursos juglarescos a la vez que introduce modificaciones tan característica como esas sílabas contadas, por ejemplo. ¿Qué representa esta métrica clerical? Un intento de someter la inspiración espontánea a un metro y medida, a una norma. De allí que la cuaderna vía se postule como un mester sin pecado, es decir, un oficio que se somete a la ley métrica y no se aparta de ella. Se intenta, mediante una educación del oído -que efectivamente se produce como lo demuestra la paulatina regularización de la métrica juglaresca-, entregar modelos de sometimiento a reglas de ritmo y medida.
6.3 LOS GOLIARDOS (LA TABERNA) Escolares o estudiantes de monasterios que en la noches escapaban para divertirse en las tabernas y pagaban su consumo componiendo y cantando poemas en latín. Su desarrollo corresponde a los siglos XII y XIII, los de mayor apogeo cultural durante la Edad Media. Aunque las lenguas romances ya se habían desarrollado, estos escolares, llamados también clérigos -equivalente a 'ilustrados', es decir, formados en la claridad del conocimiento clásico entregado por las escuelas monásticas- componían sus poemas en latín. Hasta nosotros han llegado algunas colecciones como "Carmina Burana", "Cancionero de Ripoll" entre otros, que pueden ser colectivas y anónimas o de autores conocidos que, generalmente se adscribían al servicio de un señor, un mecenas. Se advierte que un mismo escolar podía componer poemas profundamente religiosos juntamente con satíricos y mordaces y otros chocarreros y desvergonzados. Muchos son los temas que aparecen en estas composiciones. La naturaleza proporciona material riquísimo al poeta: la primavera, la flora y fauna, los cambios climáticos; la taberna, el vino, el dinero; el amor, la separación, los goces carnales: pero sobre todo la luna y sus cambios. "El nombre goliardo se explica unas veces como derivado de gula, a la que tanto culto rendían, y otras como derivado de Golías, nombre del gigante filisteo Goliath según la Biblia Vulgata, y que aparece constantemente en los Padres como símbolo y síntesis de la maldad y sinónimo del mismo demonio. La primera referencia a la gens Goliae aparece en Sedulio Escoto (siglo IX) aplicada a ladrones de ovejas. En el siglo X el arzobispo Walter de Sens escribe contra la 'familia de Golías'. Mas tarde, Goliardi y vagantes se usan indistintamente para describir a clérigos y estudianters de mala vida, y luego a las composiciones que ellos escriben, y que llegan a constituir un género bien definido al que contribuyen también eclesiásticos de sólida formación y buenas costumbres". Entre los autores uno de los primeros nombres es el de Sedulio Escoto, el Irlandés. Llegó a Lieja hacia el 848 y fue acogido para enriquecer su escuela por el obispo Hartgar y luego por su sucesor Franco (854-901). Escribió poemas para agradecer los favores económicos que le permitían dedicarse exclusivamente al estudio, a la vez que tratados de gramática y comentarios a San Pablo. Aquellas de sus composiciones en que se lamenta por su pobreza, permiten que se le considere precursor de los goliardos. AUT LEGO VEL SCRIBO PROGRAMA DEL ESTUDIOSO Aut lego vel scribo, doceo scrutorve sophian: obsecro celsithronum nocte dieque meum. Vescor, poto libens, rithmizans invoco Musas, dormisco stertens: oro deum vigilans. Conscia mens scelerum deflet peccamina vitae: parcite vos misero, Christe Maria, viro. Leo y escribo, enseño y busco la sabiduría: ruego al Altísimo día y noche. Me sustento, bebo en abundancia, invoco
a las Musas al hacer versos, ronco al dormir, pero ruego a Dios cuando despierto. Mi alma, conocedora de sus faltas, llora los pecados de mi vida: Cristo y María, perdonad a este miserable. La poesía de los goliardos representa una actitud nueva, innovadora, diferente a la concepción vigente en el momento. En gran medida son rebeldes que perciben una nueva era. Frente a una cultura absoluta, que simboliza en la luz del sol la iluminación divina, como lo hace la cristiana, estos hombres preconizan un culto a la luna que enseña al hombre a tomar conciencia del paso del tiempo y a valorar lo fugitivo. Para ellos, que cantan al placer del momento, al cambio, al dinero, el mundo se relativiza. Constituyen un precedente del movimiento renacentista al propugnar el goce de los sentidos aquí, ahora. O FORTUNA OH FORTUNA O Fortuna, velut luna stratu variabilis semper crescit aut decrescis; vita detestabilis nunc obdurat et tunc curat ludo mentis aciem, egestatem, potestatem, dissolvit ut glaciem. Sors immanis et inanis rota tu volubilis, status malus, vana salus, semper dissolubilis, obumbratra et velata michi quoque niteris;
nunc per ludum dorsum nudum, fero tui sceleris Oh Fortuna, como la luna, eres variable. Siempre creces o decreces; vida detestable ahora te endureces y luego consuelas enhebras ilusiones; necesidad, poder se disuelven como la nieve. Suerte cruel, inhumana y vacua, inane gira tu volubilidad, estado infeliz, salud vana, siempre destructora, oscura y velada también para mí resplandeces; ahora, por tu juego, la espalda desnuda doy a tu perfidia. Del siglo XI nos llegan composiciones de diversos autores alemanes, franceses e italianos, que, por haber sido copiadas en un manuscrito que se conserva en la biblioteca de Cambridge se conoce como "Canciones de Cambridge". En ellas se advierte palmariamente cómo las secuencias religiosas son los modelos conforme los cuales se componen poemas profanos.
VESTIUNT SILVE CONCIERTO DE LAS AVES Vestiunt silve tenera merorem virgulta, suis onerata pomis; canunt de celsis sedibus palumbes carmina cunctis Los árboles tiernos, cargados de sus frutos, cubren la lobreguez del bosque; las palomas torcaces, en todas las altas ramas, murmuran sus canciones. Hic turtur gemit, resonat hic turdus, pangit hic priscos merula sonores; passer nec tacet, arridens garritu alta sub ulmo Aquí gime la tórtola, allí gorjea el tordo, y el mirlo canta sus antiguas tonadas; los gorriones no cesan en su risa gárrula desde el alto olmo. Hic leta canit philomela frondis, longas effundit sibilum per auras sollempne; milvus tremulaque voce ethera pulsat. Entre las ramas se alegra el ruiseñor y desparrama al aire sus solemnes notas; el milano hiere el viento con gritos trémulos. Ad astra volat aquila; in auris alauda canit, modulos resolvit, de sursum vergit dissimili modo, dum terra tangit El águila vuela hasta los astros; la alondra canta en el aire y modula sus varias canciones, una cuando sube y otra cuando baja. Velox impellit rugitus hirundo, clangit coturnix, graculus fringultit; aves sic cuncte celebrant estivum undique carmen. La veloz golondrina gorgoritea, clama la codorniz, y el grajo grita: todas las aves entonan por doquier el himno del verano. Nulla inter aves similis est api, que talem tipum gerit castitatis nisi que Christum baiulavit alvo inviolata. No hay ave alguna semejante a la abeja que sea mejor ejemplo de castidad, si no es la inviolada que arrulló a Cristo en su vientre.
Es España no se han conservado poemas de estros goliardos, sin embargo, existieron con toda seguridad porque encontramos en algunos escritores alusiones a escolares que divertían con cantos burlescos. 'Clérigo tiest herido' llama Berceo al protagonista del Milagro III "El clérigo y la flor" ; para Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, son escolares nocharniegos (1514 b) y para ellos compone 'cantares cazurros y de burlas' . No cabría considerarlos goliardos propiamente tales por cuanto sus poemas probablemente serían cantados en castellano; es interesante, sin embargo tomar conciencia de cómo se mantienen y a la vez se modifican algunas costumbres.
6.4 LOS CORTESANOS (EL PALACIO) Tal vez imitando las cortes de Abdarramán y sus continuadores, los reyes de Taifas, hacia el siglo XIII surgió en las cortes de los reyes Alfonso X el Sabio (12211284), en Castilla y de don Dionís de Portugal interés por la poesía. Ai flores, ai flores do verde pino, Se sabedes novas do meu amigo? Ai Deus e u é? Ai flores, ai flores do verde ramo, Se sabedes novas do meu amado? Ai Deus e u é? Se sabedes novas do meu amigo, Aquel que mentiu do que pôs conmigo Ai Deus e u é? Se sabedes novas do meu amado, Aquel que mentiu do que a mi a jurado? Ai Deus e u é? - Vos me preguntades polo voss'amigo, eu ben vos digo que e san e vivo. Ai Deus e u é? - Vos me preguntades polo voss'amado, eu ben vos digo que e vivo e sano. Ai Deus e u é? E eu ben vos digo que e san e vivo
E seerá vosc'ant'o prazo saido Ai Deus e u é? E eu ben vos digo que e vivo e sano E seerá vosc'ant'o prazo passado. Ai Deus e u é? La poesía cortesana introduce el tema amoroso. Sigue el modelo que se generara en Francia del amour courtois conforme la concepción sufí o udrí que Guillermo IX de Aquitania conociera de los musulmanes en Toledo y que adaptó a la mentalidad occitánica. No sólo se evidencia innovación temática, también hay nuevos recursos estilísticos. Se emplea el paralelismo, la reiteración y la variación retórica. Como las otras manifestaciones culturales, su cultivo se extiende por toda Europa con diversos nombres, poesía cortesana, dolce styl nuovo, tradición de los trovadores y minnesinger, etc. No olvidemos que los poetas cortesanos, muchos de ellos pertenecientes a la alta nobleza, son viajeros incansables, siempre abiertos a las innovaciones y a los aportes que cada lugar que visitan les ofrece. No desdeñan utilizar la lengua popular y privilegian como forma métrica el zéjel con todas las variantes posibles. Indiscutiblemente las jarchas se encuentran en la base de las 'cantigas de amigo'. Poesía de cortesanos, concibe el amor como un servicio similar al feudal y utiliza un vocabulario bélico que aun empleamos: a la dama se la asedia como a una fortaleza hasta que cae rendida en los brazos de su conquistador... Se le rinde pleitesía como a su señor y se la sirve con las armas poéticas. A los amantes se les somete a juicios de amor, verdaderos duelos en los que se combate por la señora con la espada de la palabra. En los juegos florales cada amante canta, sirve a sus dama, y recibe como premio la 'joie' (alegría, dicha) : una flor de oro con piedras preciosas que el triunfador ofrecía a su dama. La Edad Media se caracteriza por un fuerte sentido corporativo que se rompe con la nueva mentalidad que preconiza el Renacimiento en cuanto valorización del individuo. La poesía cortesana contribuye al desarrollo de este pensamiento al considerar al amor, en cuanto relación de pareja, como un proceso de elección no supeditado a la voluntad de un señor o de los padres.
7. ALGUNAS FORMAS Y MODELOS LITERARIOS 7.1 TEATRO MEDIEVAL Los investigadores de manuscritos medievales han descubierto algunas piezas en latín, dialogadas que imitaban, como ejercicios escolares, a autores latinos clásicos; se conservan las seis comedias moralizadoras de la monja Rosvita de Gandersheim (935-973), que imitan la técnica y el estilo de Terencio. Escritas para ser leídas, no tuvieron ninguna resonancia en el teatro de la época. A esta tradición pertenece el Panfilo de amore que conociera el Arcipreste de Hita y que pudiera haber tenido presente el autor de La Celestina, Fernando de Rojas. La liturgia cristiana combinó el calendario solar romano con el lunar judío para crear su ciclo festivo polarizado en dos momentos cruciales: el uno, alrededor del solsticio de invierno (las Saturnalia fueron reemplazadas por las fiestas de Navidadnacimiento), y el otro, alrededor del equinoccio de primavera (la Pascua hebrea coincidía con la Semana Santa y su ciclo de muerte y resurrección). El solsticio de verano se asimiló a las fiestas de Pentecostés, Corpus Christi y San Juan; el equinoccio de otoño a Todos los Santos. No debemos olvidar que las fiestas cristianas fueron concebidas e institucionalizadas en el hemisferio norte y, por lo tanto no nos resultan tan claros y evidentes los resabios que en ellas encontramos de creencias populares precristianas. En la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, el héroe divino recuerda a las deidades agrarias de la fecundidad que han de morir para renacer, que vierten su sangre durante la primavera para que el líquido vital haga germinar la tierra. Es, en definitiva, una fiesta de la renovación cósmica. El cristianismo, en primera instancia sintetiza la sabiduría antigua y no desprecia el conocimiento judío. Fue así como distinguió con el nombre de origen hebreo 'Pascua' tres principales fiestas: Resurrección (Pascua Mayor), Pentecostés y Navidad (Pascua Menor). Son fiestas en las que se recuerdan tres misterios básicos para la creencia del cristiano. El más importante, el de la Resurrección: "Si Cristo no hubiese resucitado, vana sería nuestra fe" dice San Pablo (1ª Corintios, 15,17). Por lo tanto era imprescindible conocer el mensaje bíblico de las fiestas correspondientes. Hacia el siglo IX ya no se entendía el latín eclesiástico. ¿Cómo dar a conocer la enseñanza y el misterio que se celebraba en esas fiestas y que recordaban las lecciones litúrgicas? El clero medieval vio en la representación de "misterios" y "milagros" un instrumento apropiado para explicar con sencillez la religión y sus misterios. Gustavo Cohen cita una carta de Balbulus que vivió alrededor de 840 al 912 al obispo de Vorcelli en que cuenta que, cuando era joven, estaba preocupado por su incapacidad para recordar con fidelidad las infinitas melodías de los himnos y
antífonas y la preocupación para que el pueblo entendiera el significado de las ceremonias litúrgicas, por cuanto el pueblo ya no hablaba ni entendía el latín. Un monje de la abadía de Jumièges, recientemente destruida por lo lombardos, llegó a Notker llevando un antifonario en el que estaban señaladas la modulación de las coplas. A Tutilon, obispo de Notker, se le atribuye frecuentemente el tropo o adición al texto litúrgico que servirá de punto de partida para una representación de la Visita al Sepulcro. Hacia el siglo X encontramos lo que podría considerarse el primer guión de una representación medieval religiosa: En la Regla Monástica Regularis Concordia del monje benedictino inglés San Ethelwold, imitando, según reconoce una costumbre usada en monasterios de Francia -concretamente en Fleury sur Loire- propone una ingenua representación del evangelio del Domingo de Pascua de Resurrección, en cuyo texto se lee: "En aquel tiempo, pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé, compraron aromas para embalsamar el cuerpo. Y muy temprano, el primer día de la semana, llegaron al sepulcro, apenas salido el sol. Se decían unas a otras: "¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?». Pero cuando miraron, vieron que la piedra había sido retirada a un lado, a pesar de ser una piedra muy grande. Al entrar en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, vestido enteramente de blanco, y se asustaron.Pero él les dijo: «No se asusten. Si ustedes buscan a Jesús Nazareno, el crucificado, no está aquí, ha resucitado; pero éste es el lugar donde lo pusieron. Pero id y decid a sus discípulos y a Pedro, que os precederá en Galilea: allí le veréis, como os dijo" . Al leer atentamente este texto descubrimos en él, en germen, la posibilidad de una representación: Personajes con un objetivo que deben enfrentar un obstáculo, son las tres santas mujeres que se dirigen hacia el sepulcro para honrar el cuerpo del Maestro. En una primera instancia sólo a través de mímica los monjes, que representaban a las mujeres, trasmitían el mensaje. Posteriormente se tradujo, ciñéndose al texto evangélico, luego se glosó y, por último se amplificó agregando algunas escenas iniciales, la adquisición de los ungüentos con el consiguiente regateo y otras finales, para cumplir la orden del ángel van a donde están reunidos los apóstoles para anunciarles la buena nueva de la Resurrección del Señor. Estas escenas agregadas introdujeron elementos cómicos lo que motivó a los monjes a separar la breve representación y a presentarla en el atrio de la Iglesia antes de la de la ceremonia litúrgica. Sobre la base de esta primera representación, se elaboraron, con las variaciones correspondientes, los Autos de Pascua de Natividad: Las tres Marías fueron reemplazadas por tres Reyes Magos cuyo objetivo era saludar al Redentor; en lugar de ungüentos llevaban sendos obsequios para el recién nacido, oro, incienso y mirra. La dificultad la representó la ambición de Herodes. Es el esquema de la primera obra dramática que encontramos en España: El Auto de los Reyes Magos, misterio del siglo XIII del cual se conservan solamente ciento cuarenta y siete versos. Esta obra se inserta dentro del desarrollo propio del teatro litúrgico medieval y probablemente se trata simplemente de una adaptación de obras similares francesas. Se ha establecido su similitud con misterios de Limoges, Rouen, Nevers.
Sabemos que durante la Edad Media hubo diversos tipos de representaciones especialmente en Francia: diversos Misterios, Moralidades, 'Sotisses', Farsas han llegado hasta nosotros. Sin embargo, en España debemos esperar hasta el siglo XV para encontrar nuevas manifestaciones de literatura dramática. Sin embargo, por observaciones que encontramos en otros documentos historiográficos sabemos que hubo un teatro popular al que corresponderían los 'Juegos de escarnio y maldecir' que menciona Alfonso X, el Sabio, Desde el siglo XIII empezaron a aparecer compañías ambulantes que escenificaban piezas religiosas o profanas en plazas y mercados. No cabe la menor duda de que el teatro profano recibió grandes aportes del conocimiento histriónico de los juglares que, paulatinamente vieron rehabilitado su oficio a medida que la sociedad se hacía más urbana. Por otra parte, los frailes predicadores, San Vicente Ferrer, por ejemplo, empezaron a usar las técnicas de los juglares para llegar con mayor facilidad a sus oyentes. La tradición popular se incluye en el programa festivo que propusieron, introduciendo tradiciones de ritualidad pagana enraizadas en las comunidades agrarias. En Navidad se desarrollaron parodias litúrgicas donde se invirtió el orden social por parte de criaturas inocentes: officium stultorum, oficcium asinorum, Pontifex stultorum, Episcopum puerorum. Fueron una permitida negación de la jerarquía, y, como tal, una prefiguración del Carnaval. El Carnaval no nació como una muestra de rechazo o rebelión que atentaba contra las instituciones, sino como una fiesta de raíz cristiana que se mantenía gracias a la tolerancia de la autoridad. 7.1.1 TEATRO POPULAR Paulatinamente, durante la decadencia del Imperio Romano, el gran teatro heredado de los griegos, fue cediendo paso ante la preferencia romana por el Circo. Los actores trágicos y cómicos fueron reemplazados por los mimos, los histriones, los 'thymelici' que con sus gestos, muchas veces procaces, hacían reír a los espectadores. No sólo actuaron en el circo. También hacían reír en las plazas, en las calles y en las casas. Probablemente sean los necesarios antecedentes para un tipo de juglar medieval. Es muy probable que parte del trabajo de los juglares haya sido la organización de representaciones breves al modo de las que en Italia presentaba la Commedia del Arte. Si bien es verdad que la denominación de commedia dell'arte procede del siglo XVIII, sus orígenes hay que buscarlo en las pantomimas latinas y en el oficio o mester de los joculatori medievales que, en Italia, actuaban en las Sacras Representaciones basadas en los dramas sencillos que representaban los discípulos de San Francisco. Los caracterizaba un elemento carnavalesco, el empleo de máscaras, un dialecto que indicaba la región de donde procedían, y la similitud de sus personajes con los propuestos por Plauto y Terencio. Habitualmente representaban tipos muy definidos de una sociedad campesina que debía sobrevivir en un mundo que se iba haciendo cada vez más hostil. Cada actor asumía el rol de un personaje que pertenecía a una de las categorías sociales de la época: criados o amos y cuya caracterización estaba determinada por una máscara.
De los zanni (criados), el más importante era el astuto Arlequín, originario de Bérgamo, ingenuo e indolente. Su vestuario de parches sugería su pobreza, su máscara, de cuero negro con bigotes. Brighella era otro zanno (criado) bergamesco, más vicioso; de voz ronca; iba vestido de blanco, con adornos verdes y su máscara llevaba una boina. Polichinela, de origen napolitano, era un criado filósofo, hambriento llevaba máscara negra y con nariz de gancho. También se le llamó M. Guignol. Las criadas no llevaban máscara. La más importante era Colombina, la compañera de Arlequín, también pretendida por el amo. Entre los amos estaba Pantalón, llamado El Magnífico, rico y viejo comerciante veneciano, tacaño y libidinoso, que representaba el poder económico; llevaba una capa negra y un jubón encarnado, y su máscara negra de nariz ganchuda se completaba con una perilla de chivo blanca. El Doctor encarnaba el poder intelectual; era de Bolonia, y aunque decía que allí había estudiado, su ignorancia se palpaba en el latín macarrónico que hablaba, lo que podía ser una sátira contra los humanistas; vestía de negro con una gola blanca al cuello. Otro personaje muy significativo era el Capitán que personificaba el poder militar; español, fanfarrón y cobarde, era similar al miles gloriosus plautino; usaba sombrero de plumas y espadón, y tenía diferentes nombres: Spavento, Scaramuccia, Matamoros, Basilisco, Fracassa, etc. No podían faltar los enamorados, una pareja de jóvenes que solían ser hijos, uno de Pantalón y otro del Doctor; representaban el amor no aceptado por los padres ni por la sociedad; sus nombres variaban: Rosana y Florindo, Angélica y Fabricio, etc.; no llevaban máscara. Estos personajes tipificados generalmente carecían de un texto previo e improvisaban de acuerdo con guiones que contenían las entradas y salidas de personajes. El canto, la acrobacia y la expresión corporal constituían la base del trabajo de estos actores que efectuaban giras con amplios repertorios de argumentos, que permitían improvisar los diálogos. Los mismos papeles se interpretaban de por vida y se pasaban de padres a hijos. Entre los nuevos géneros cómicos que surgieron, gracias a la actividad de los juglares, podemos mencionar: > los sermones burlescos, monólogos de tema y composición libres que parodian una prédica seria; > los monólogos dramáticos recitados por un fanfarrón, sea enamorado, soldado o charlatán; > las sottisses piezas burlescas políticas representadas en Carnaval por los sots, especie de bufones; y > la farsa que, para hacer reír, tomaba temas de la realidad cotidiana y sus personajes no eran individuos, sino tipos (el marido burlado, la mujer astuta, el cura disoluto, el estudiante tonto). Desarrollaban situaciones basadas en las funciones naturales (comer, beber, defecar, copular), en malformaciones físicas o intelectuales. El texto sólo servía de apoyo y lo importante era el gesto. La más
significativa es Farsa de Maîstre Pierre Pathelin (1465). En las farsas hay realismo en los detalles de oficios, útiles caseros, costumbres, defectos de los personajes; hace hincapié en lo grotesco y en la caricatura. En España se la cultiva con los nombres de pasos y entremeses.
7.1.2 TEATRO CORTESANO Y PROFANO Sólo a fines del siglo XV encontraremos algunos dramaturgos entre lo cuales se suele mencionar el nombre del poeta Gómez Manrique (1412-1490) quien, por pedido de su hermana Doña María Manrique, vicaria en el Monasterio de Calabazanos, compuso una Representación del Nacimiento de Nuestro Señor, para que fuera representada por las religiosas en las fiestad de Navidad. Se trata de un ingenuo poema navideño que no significa ningún aporte al desarrollo de la dramaturgia medieval, pese a su fuerte carga lírica - se inicia con la expresión de duda e inseguridad de José frente al evidente embarazo de su mujer: ¡Oh viejo desventurado! Negra dicha fue la mía En casarme con María Por quien fuese deshonrado. Yo la veo bien preñada, Non sé de quien nin de cuánto; Dicen que de Espíritu Santo, Mas yo de esto non sé nada. Tras la intervención del Ángel, de la Virgen, de los pastores, la adoración de San Gabriel, San Miguel, San Rafael, desfilan los objetos que le significarán martirio al Redentor, vaticinando lo que será su Pasión y Muerte. Quienes sí son figuras esenciales en el inicio del teatro profano y podemos considerar como antecedentes del teatro de Lope de Vega, son: Juan del Encina (1469-1529), Lucas Fernández (1474?-1542), Fernando de Rojas (1465?-1541), Gil Vicente (1465?-1539?) y Torres Naharro (1475?-1530). Muchos de ellos vivieron adscritos a la corte de algún gran señor y sus primeras manifestaciones dramáticas fueron representaciones, momos, mascaradas cortesanas, con las que distraían a sus señores y a sus invitados en las festividades de mayor importancia. En sus obras se registran usos y costumbres fusionados con literatura. Buen ejemplo de este teatro son las primeras obras de Juan del Encina, poeta y músico, familiar o criado de los duques de Alba don Fadrique Álvarez de Toledo y doña Isabel de Zúñiga y Pimentel. Menéndez y Pelayo piensa que era el director de espectáculos en casa de los duques: "el arbiter elegantiarum de su palacio, lo mismo en las regocijadas noches de Antruejo o Carnestolendas, que en aquellos días en que devotamente se conmemoraban la Pasión o Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo."
Compuso unas catorce églogas en torno a los más diversos motivos; se pueden dividir en obras compuestas en dos épocas. En las ocho primeras, incluidas en el Cancionero de 1496, sus personajes eran, preferentemente, pastores que empleaban el dialecto sayagüés, propio de la zona rural cercana a Salamanca. A pesar de su técnica primitiva, fueron muy apreciadas e imitadas por otros poetas. A la segunda época pertenecen obras de más profunda y perfeccionada elaboración: Égloga de Fileno, Zambardo y Cardonio, Égloga de Cristino y Febea y su obra maestra, Égloga de Plácida y Vitoriano. El teatro de Lucas Fernández, continuador e imitador de la obra de Encina, es de gran reciedumbre y religiosidad. Compuso "farsas o cuasi comedias", Églogas de Navidad y un Auto de la Pasión, su obra maestra. La obra más preclara, aparece, presuntamente, en Burgos, en 1499. Tragicomedia de Calisto y Melibea, de Fernando de Rojas es una verdadera joya que cierra con broche de oro el mundo medieval y abre una nueva época cultural, sobre la cual ejercerá profunda influencia. Tras su primera edición en 16 actos, logra su versión definitiva en la de Sevilla en 1502. Impacta la verdad de sus personajes, productos de un análisis objetivo de la sociedad, a la vez que de una profunda observación del hombre y su problemática; la fuerza del amor, los usos y costumbres de la época están presentados con tanta riqueza humana que nos pareciera estar escuchando, de viva voz, a los personajes que se alzan del libro para dialogar. 7.2 EL ROMANCERO Son variados los significados de la palabra 'romance'. Etimológicamente proviene de Roma y designa, en primer término, a las lenguas derivadas del latín, los otros significados arrancan de éste. Se denominaron 'romances', 'roman'en la Edad Media a las más comunes y principales composiciones concebidas con esta lengua: en Francia a los relatos de cierta extensión, generalmente de carácter sentimental, amoroso y en España a la estrofa y a las composiciones en octosílabos con monorrima asonante o consonante en los versos pares, derivadas de los antiguos poemas épicos o cantares de gesta. A estos romances los conocemos como romances viejos y de ellos dice don Ramón Menéndez Pidal: "Los que los oían recitar se encariñaban con algún episodio más feliz, haciéndolos repetir a fuerza de aplausos, y luego que el juglar acababa su canto, se dispersaban llevando en su memoria aquellos versos repetidos, que luego ellos propagaban por todas partes. Pues bien esos breves fragmentos, desgajados de un antiguo Cantar de Gesta y hechos así famosos y populares, son, ni más ni menos, los romances más viejos que existieron." Con respecto a su presentación, estos fragmentos de poemas que dieron origen a lo que llamamos romances, procedían de poemas épicos populares que, por influencia de la versificación regular de los clérigos, la cuaderna vía de versos alejandrinos (14 sílabas), habían regularizado la métrica de la tirada en versos de dieciséis sílabas, divididos por una cesura, conformando así un octonario bipartito con asonancia monorrima. "Estos romances, hasta fines del siglo XV, se escribieron en octonarios bipartitos monorrimos. A partir del siglo XVI, acaso, el octonario se dividió, produciéndose así el romance octosílabo de impares libres y pares asonantados. El origen del
romance fue, por consiguiente, épico; más tarde se aplicó esta combinación métrica a temas líricos." Esta distribución, justificada por razones de economía tipográfica, determinó que los versos impares quedaran sueltos, introduciendo así el concepto de versos libres. Formal es también la separación en estrofas de cuatro versos que suele aplicarse a los romances modernos. El octosílabo constituye un grupo fónico mínimo que podríamos decir calza exactamente con el ritmo de la lengua castellana, a tal extremo que Menéndez Pelayo no vacila en afirmar que para que "este hórrido y bárbaro metro se convirtiese en octonario, fue menester un trabajo de selección que eliminó los alejandrinos y los endecasílabos de cesura en la quinta; y en esta depuración, es claro que el principal, aunque misterioso agente, fue el genio de la lengua, más inclinada que ninguna de sus hermanas, a las combinaciones trocaicas . El ritmo del octosílabo y del romance se mantiene "como constante métrica en la historia de nuestra lírica", dice Antonio Quilis ; este tipo de verso es el más concurrido en la creación literaria. "Es el verso por excelencia de nuestra poesía popular" , tanto en España como en América. Basta recordar las letras de los corridos mejicanos y de algunas tonadas tradicionales chilenas, sin contar a autores cultos como Federico García Lorca, Rubén Darío, Antonio Machado, Oscar Castro, entre muchos otros. Se carece de un criterio científico de clasificación para los romances. Habitualmente, y, tal vez por razones de uso y costumbre, Wolf el primero la propone y luego don Marcelino Menéndez y Pelayo la adopta, se ha impuesto, más corrientemente, una clasificación basada en la temática, reconociendo sin embargo, don Marcelino que "Toda poesía anónima y popular, como son los romances, debe ser clasificada atendiendo a tres criterios: el cronológico, el de materias o asuntos y el de las formas artísticas. [...] Claro está que los romances no tienen la rigurosa cronología de las escrituras ni de los diplomas, pero son tan de bulto sus diferencias de contenido y de forma, y, por otra parte, está tan averiguada la procedencia de la mayor parte de ellos y el tiempo en que comenzaron a divulgarse, que es inexcusable ya persistir en el método antiguo, aunque tan gran ejemplo como el de Durán lo autorice, y confundir en un mismo libro producciones que no tienen de común más que estar en el mismo metro, y ni siquiera tratado y entendido de la misma manera. Desde 1815, en que Jacobo Grimm, con adivinación certera y genial distinguió los romances viejos de los que no lo son, uno solo entre los innumerables romanceros publicados en Europa se aprovechó de esta distinción: la Primavera y flor de Wolf, que es de 1856. Y aún en este penetraron varios romances eruditos y artísticos o semiartísticos, ya para completar ciclos históricos, ya por tratarse de poesías curiosas y de relativa antigüedad." En consecuencia, una primera clasificación fundamental, de carácter cronológico, simplemente dividiría los romances en viejos y eruditos. Entre los viejos reconoce don Marcelino tres tipos: "1° - Aquellos cuya existencia en el siglo XV consta de un modo positivo. 2° - Todos aquellos que impresos en la primera mitad del siglo XVI, ya en el Cancionero General de 1511, ya en el Cancionero de Romances de Amberes, ya
en las tres partes de la Silva de Zaragoza, ya en pliegos sueltos, góticos, ya en cualquier otro libro, presentan los caracteres de la plena objetividad épica o del lirismo popular [...]. 3° - Los romances que, recogidos modernamente de la tradición oral, en mejor o peor estado de consideración, pueden considerarse como variantes de los viejos, o representan un tipo análogo a ellos." Con respecto al contenido de los romances se distinguen los históricos, con los ciclos de héroes y personajes o acontecimientos a los que se refieren: El Rey don Rodrigo y la pérdida de España, por ejemplo; los caballerescos con sus ciclos Carolingio y Bretón, los novelescos sueltos y los líricos. El romance ha tenido vigencia desde la Edad Media hasta nuestros días. El Barroco representa el punto culminante de su desarrollo tanto en lo que se refiere a su aspecto popular como al culto: no podemos olvidar que Góngora es uno de los grandes cultivadores del romance en España. Y pese a la enemistad entre ambos, también Quevedo los compuso. Es en esta época cuando sus versos se ordenan en estrofas, preferentemente cuartetas y se intercala un estribillo, generalmente con métrica diferente a la del romance propiamente tal; se prefiere la asonancia y se excluye casi totalmente la rima total. Rafael Alberti señala que en nuestros días tres grandes poetas españoles han dado nueva forma al romance: Juan Ramón Jiménez "creó en sus Arias tristes el romance lírico, inaprensible, musical, inefable", Federico García Lorca, con su Romance sonámbulo, inventó "el dramático, lleno de escalofriado secreto, de sangre misteriosa. La tierra de Alvargonzález de Antonio Machado, es un romance narrativo, una terrible historia castellana romanceada. Se puede contar." Pedro Salinas llama la atención sobre un rasgo que se ha señalado como dominante en el romancero: su carácter tradicional y señala que tal vez sea esa condición la que ha permitido su conservación a lo largo de los siglos. Afirma: "Para mí confirma esa curiosa actitud española de tradicionalismo, de conservación del pasado, pero vivida de tal modo que sirve con perfecta eficacia de expresión al presente. El siglo XX trae mutaciones profundas a la creación literaria; suenan palabras gruesas, revolución, rebeldía, ruptura con la tradición. Envuelven mucha verdad. En esa borrasca histórica de los espíritus se repudia a viejos pilotos, se desgarran cartas de marear; pero los españoles del 98 y sus hijos no se deshacen del romance como si fuese obra muerta; lo sienten sólido, siempre firme y ofrecido a todos los rumbos nuevos, y, en sus flancos seculares, con sus velas enteras, se salvan y lo salvan, como si el romance estuviese desde hace siglos brindándose, atrayente y misterioso al poeta que lo mira desde la ribera, diciéndole que hay un modo de cantar, una canción que sólo se revela "a quien conmigo va". Esta atadura tan hispánica de lo tradicional y lo innovador, la anuda el romance del siglo XX con sin igual firmeza". El romancero español continúa acrecentándose en nuestros días con tanta riqueza y firmeza como en siglos pasados. Ha llamado la atención de estudiosos e investigadores europeos que muchas veces los han comparado con otras creaciones populares como las baladas inglesas y francesas, los lieds e incluso con poemas prehoméricos.
¿Qué caracteriza a esta forma poética aparte de la métrica? Ya señalábamos su tendencia a lo popular y a lo tradicional; tal vez sea éste el aspecto más resaltante, por cuanto está íntimamente conectado con la evolución de la historia de España, con su lengua, con la épica y, por ende, con la formación de la mentalidad castellana. Se trata de una poesía popular y tradicional a través de la cual los hablantes hispanos se sienten, inconscientemente, expresados con exactitud y con propiedad. La anonimia de los romances antiguos entroncan directamente, por una parte, en la tradición épica y, por otra, en la elección colectiva que una comunidad hace de aquellos fragmentos del poema con los que se siente mejor representada. Presenta carácter fragmentario, incluso cuando se trata de romances cultos y de autor conocido: García Lorca inicia su romance sonámbulo como continuación de algo no narrado. Irrumpe con ese verso: Y que yo me la llevé al río, tan rico en sus sugerencias anteriores. El fragmentarismo de los romances mas que un recurso estilístico, es un procedimiento estético que nimba de misterio y profundidad lo narrado. Sugiere antes que contar. Crea un espacio de ensoñación. A ello contribuye también la simplificación y abreviación de detalles que contribuye a intensificar aquel motivo que la mente popular desea destacar a través del romance y que, muchas veces significa una nueva composición de los elementos seleccionados, como lo ha demostrado don Ramón Menéndez Pidal al analizar y comparar un romance tradicional conservado en España con otro recogido entre los judíos sefardíes. El romance del Conde Arnaldos ha sido considerado como una obra maestra del romancero hispánico: ¡Quién hubiese tal ventura sobre las aguas del mar como hubo el conde Arnaldos la mañana de San Juan! Con un falcón en la mano la caza iba a cazar, vio llegar una galera que a tierra quiere llegar: las velas traía de seda, la ejarcia de un cendal; marinero que la manda diciendo viene un cantar que la mar facía en calma, los vientos hace amainar, los peces que andan nel hondo arriba los hace andar, las aves que andan volando nel mastel las faz posar. Allí fabló el Conde Arnaldos, bien oiréis lo que dirá: -Por Dios te ruego, marinero, digasme ora ese cantar. Respondióle el marinero, tal respuesta le fue a dar: Yo no digo eta canción sino a quien conmigo va. "Con razón es considerada esta poesía como una obra maestra. Berchet la coloca al frente de su traducción italiana de romances como modelo principal; otro crítico extranjero la compara a la canción mágica de Enrique Heine y declara
superior la anónima canción española cuatro siglos anterior; poetas populares de Cataluña, de Piamonte y de Francia parecen imitadores en parte del viejo romance; tradujéronlo a las principales lenguas cultas Lockhart, Geibel, Damas Hinard, Berchet con muchos más y Longfellow se inspiró en él y lo glosó al escribir su bellisima poesía "El secreto del mar"; el poeta al escuchar, como el Conde Arnaldos, la inefable y seductora canción del marinero, siente henchirse su alma del deseo de penetrar el secreto del Océano, y siente en el pulso de sus venas repercutir los hondos latidos del gigantesco abismo". Su poesía arranca justamente del fragmentarismo como lo demuestra Ramón Menéndez Pidal al descubrir, conservado por judíos sefarditas, expulsados de España en 1492 y radicados en Tánger, Tetuán, Larache, Alcázar o Xauen, la conclusión de la historia: Tiró la barca el navío y el infante fue a embarcar; Alzan velas, caen remos, comienzan a navegar; Con el ruïdo del agua el sueño le venció ya. Pónenle los marineros los hierros de cautivar; A los golpes del martillo el infante fue a acordar. -Por tu vida el buen marino, no me quieras hacer mal: hijo soy del rey de Francia, nieto del de Portugal, siete años había, siete, que fui perdido en la mar. Allí le habló el marinero: -Si tú me dices verdad Tú eres nuestro infante Arnaldos y a ti andamos a buscar. Alzó velas el navío y se van a su ciudad. Torneos y más torneos, que el conde pareció ya.
7.3 IMAGEN DE LA MUJER EN LA LITERATURA MEDIEVAL A través de las edades el concepto de belleza femenina ha ido variando. Cambios históricos y culturales han marcado los estadios humanos desde que el primer hombre se alzó en la tierra ya por evolución natural, ya por decisión divina. Un primer momento importante en la primitiva concepción valórica femenina nos la presenta la escultura de la Venus de Willendorf. Observándola podemos advertir como se exaltan los rasgos de fertilidad y nutrición de esta verdadera diosa de la naturaleza fecunda y, a la vez, cuan radical y profundamente han cambiado los cánones estéticos desde aquella época hasta nuestros días y con ellos la función de la mujer y la concepción genérica del hombre. Indudablemente se trata de la representación arquetípica femenina propia de una cultura agrícola, probablemente, que representa la tierra carne de la mujer madre, que no guarda ninguna relación con lo que podríamos considerar -pese a no ser obra de arte- la equivalente representación femenina del mundo occidental a las puertas del siglo XXI, la
sofisticada Barbie. No es el momento de un estudio psicosocial de una y otra; el tema se plantea sólo como un punto de reflexión. ¿Cómo se concebía a la mujer en la Edad Media? ¿Cómo el hombre medieval la forjó en su literatura y la cantó en sus poemas y en sus obras de arte? ¿Qué función se atribuye a la mujer? Culturalmente España ha explicado su historia y ha unido su destino a la mujer. Con diversos nombres que arquetípicamente se resuelven en la Dama y la villana, encarnadas en la tierra hispana durante la Edad Media, por la Virgen María y la Cava doña Florinda. La romancesca historia de España, no la histórica, real sino la legendaria, la tradicional nos habla de una mujer y una venganza. Florinda es la sombra maligna, y Rodrigo, -Adán españolpierde por su culpa España -verdadero paraíso tantas veces cantado por el español. Patria amada, cantada y soñada, España, complida de tantos bienes como lo canta la Primera Crónica General de España y el Poema de Fernán González. Una vez más una mujer es causa de la pérdida de la tierra amada. Desde ese momento se marca un destino y como se desprende del Poema, los españoles luchan para devolver España -Valencia- a la mujer madre e hija (tirada 42). La mujer que aparece en el Poema es real y humana, pero también es ideal y simbólica. Es la que guía al héroe, pero jamás aparece descrita, De ella interesa no tanto su figura física, su exterior, cuanto su conformación espiritual. Bastan sus acciones que revelan sus perfecciones morales y el pequeño y elocuente detalle de sus "ojos vellidos" (tirada 87, verso 1612). Sus palabras caracterizan a doña Ximena y a sus hijas: la oración y la defensa de su honor. No interesan ni sus cuerpos ni sus rostros, sólo sus rasgos morales y espirituales hechos palabra. Al no haberse desarrollado el concepto de individualidad ¿tendrían los ojos la capacidad, la sensibilidad para captar los rasgos individualizadores o sólo se reiteraría el modelo o patrón arquetípico? Es un tipo ideal y simbólico, pero también real y humano. Es la mujer que, a través de sus hechos y palabras, revela su espiritualidad. Junto a ella aparece la mujer descrita conforme los cánones franceses -María Egipcíaca, por ejemplo, o las mujeres que presenta el Arcipreste de Hita, pertenecientes a diversos estratos sociales. Cuando una mujer cumple con los cánones de la retórica medieval, como es el caso de María Egipcíaca, esa perfección física es despreciable ya que ha sido camino y causa de pecado y condenación; su ser humano sólo aparece palmario en su perfección, cuando se ha despojado, por la penitencia, de su falsa y engañosa belleza. En contraposición a la mujer pecadora, surge la visión idealizada de la MujerTierra-Madre, en la figura de la Virgen María. Basta recordar a Gonzalo de Berceo y su introducción a los Milagros de Nuestra Señora, sin embargo, quien, con mayor riqueza nos presentará la oposición femenina entre dama y villana será el Arcipreste de Hita. El Libro de Buen Amor es un verdadero catálogo por el que desfilan los más diversos tipos femeninos. Aparecen como tipos, impersonales y abstractos, la monja, la mora, las serranas, las diferentes damas. En todas estas mujeres, no hay un rasgo que permita distinguirla en su individualidad. Corresponden a un rol, a una función que le corresponde cumplir socialmente... pero ¿se trata de mujeres concretas? Tal vez la figura más cercana a una concreción sea la que nos describe el Marqués de Santillana, don Iñigo López de Mendoza (1398-1458) en su "Serranilla
V". En ella aparece una moza tan fermosa que no hay otra igual en la frontera. Es una pastora, por lo tanto, una villana, sin embargo, el entorno y la impresión que causa en el hablante lírico nos sacan de contexto: En un verde prado / de rosas e flores, / es el preludio para un encuentro con la dama, no con una vaquera. Sin embargo, llega a su plenitud este cuadro cuando la muchacha habla y su respuesta es tan recatada, que el hablante no insiste en un cortejo que pudiera mancillarla: Bien como riendo, Dixo; "Bien vengades, Que ya entiendo Lo que demandades; Non es deseosa de amar, nin lo espera, aquesa vaquera de la Finojosa."
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