Caso Eyvi Ágreda Marchena:
Carlos Javier Hualpa Vacas siente dolor por su acto actualmente. Para los peritos que lo evaluaron por el acto criminal cometido contra la estudiante Eyvi Liset Ágreda Marchena,, a quien causó quemaduras en el 60% del cuerpo, Hualpa posee Marchena “características narcisistas ”, “su afectividad es egocéntrica”, tiene “conductas impulsivas” y “las críticas lo hieren con facilidad”.
Como si su mirada penetrara las profundidades de la tierra, hunde la cabeza y admite que tiene pocos amigos y que es antisocial antisocial.. “Soy una persona exageradamente tolerante, pero si me hacen una, la devuelvo de la misma manera”, dijo al ser entrevistado por los psicólogos forenses.
Rencoroso, hostil ¿Cuál era su proyecto de vida?, le preguntó un especialista. Carlos Javier Hualpa contesta: “Tener una familia con (Eyvi) Liset, pero después me di cuenta cómo era y decidí hacerme a un lado”. Fueron dos psicólogos los que entrevistaron al confeso agresor. “Posee una
personalidad tendiente tendiente a la introversión, introversión, solitaria y taciturna, taciturna, se muestra sumiso y complaciente, sin embargo, es sensible frente a críticas, tornándose rencoroso y hostil”,
revela el examen que le realizaron. r ealizaron. “Muchas veces son sumisos, pero están siempre observando. Son personas que no
toleran la frustración. Creen que la mujer es una cosa que no piensa, que no siente, que no actúa y que, por lo tanto, están para complacerlo s”, opina el psicológo Elmer Salas. A nivel emocional Hualpa proyecta baja autoestima, agresividad y dependencia hacia la figura materna. Sus emociones hacia los demás son volubles, tiende a idealizar las relaciones afectivas con la figura femenina, interpretando de manera equivocada las consideraciones que estas tienen hacia su persona. Actúa egoístamente, siendo poco empático y altamente demandante, experimentando temor a ser rechazado, agrega Salas. Salas.
Historia de fracasos “Este hombre tiene un trastorno de personalidad. Tiene un descontrol de impulsos que
puede agredir agredir a la sociedad en en general. Es decir, él tiene un trastorno trastorno del control de impulsos, eso no lo hace inimputable”, señala por su parte J orge Lazo,
médico psiquiatra.. médico psiquiatra “El rasgo psicopático los hace fríos, calculadores, inteligentes para planificar sus ataques”, agrega el especialista, quien coincide con el informe pericial. “Presenta un historial de fracasos al intentar establecer relaciones de pareja, optando por idealizar sus vínculos con mujeres”, describe el informe de Psicología Forense que fue
sustentado por el fiscal Leonel Diego Cóndor en la audiencia en la que se determinó la detención preventiva de Hualpa Hualpa.. Otro detalle es que el agresor “considera que las mujeres lo tratan injustamente y no son agradecidas con las atenciones que él les brinda”.
Conductas impulsivas
El psicólogo Enrique García considera que Hualpa tiene “una personalidad de tipo narcisista que ejerce un inadecuado manejo y control de la expresión de sus pensamientos, afectos e impulsos”. Sostiene que su “ri gidez y falta de espontaneidad facilitan que ante el conductas impulsivas”.
fracaso emerjan
Los expertos concluyen que en Carlos Javier Hualpa Vacas “pueden emerger conductas impulsivas si siente que sus demandas no son sati sfechas”. Es un peligro.
El agresor será recluido en el penal Ancón I Al día siguiente de que la jueza Lorena Alessi dictara nueve meses de prisión preventiva, el Instituto Nacional Penitenciario clasificó y ordenó el traslado de Carlos Hualpa Vacas al penal de máxima seguridad Ancón I. Hualpa fue capturado el miércoles último, 15 horas después de haber rociado gasolina y prender fuego en un ómnibus de servicio público a Eyvi Ágreda (22). Los agentes de la Depincri Miraflores , a cargo del comandante Antonio La Madrid, tuvieron una lucha contra el tiempo. Solo tenían el nombre del agresor: “Javier”. Cuando fuero n a la empresa donde él y Eyvi trabajaban lo identificaron plenamente. Al llegar a su casa, el oficial se hizo pasar como asistente social y Hualpa cayó en manos de la Policía.