Análisis de la Sociedad Argentina Cátedra Sidicaro
Monografía: “Actores rurales frente a la reformas neoliberales.
El caso de la Federación Agraria y la protesta del año ‘93”
Alumna: María Silvina Moisés Carrera de Sociología Facultad de Ciencias Sociales Universidad de Buenos Aires Junio de 2008
Introducción
Las reformas estructurales que tuvieron lugar en Argentina en los años ’90, bajo la Presidencia de Carlos Menem, como continuación de los ajustes implementados desde la década del ’70, implicaron grandes transformaciones económicas, políticas y sociales. Básicamente consistieron en la desregulación del Estado, la privatización e empresas públicas, la apertura económica y la implementación del Plan de Convertibilidad1. Especialmente tuvo serias repercusiones en los sectores medios, y más específicamente sobre los medianos y pequeños productores agropecuarios.
El objeto de estudio será indagar en las formas de resistencia que adoptaron, tomando como referencia a las actividades de la Federación Agraria Argentina como institución que reivindica los intereses de este sector. A partir de allí dar cuenta de las estrategias de lucha y resistencia que llevaron adelante, en particular el ‘tractorazo’ de 27 de julio de 1993 en Plaza de Mayo, dando cuenta de la repercusión que tuvo en los periódicos de alcance nacional como medios de colaboración para la construcción del ‘sentido público’ de esa protesta.
Los interrogantes que guían a investigación son: ¿De qué manera fueron afectados los pequeños y medianos productores agrarios por las reformas estructurales? ¿Cuáles fueron las modalidades de protesta que implementaron? ¿Fueron acciones de índole defensiva? ¿Qué relevancia tuvieron las mismas? ¿Qué viabilidad tuvieron en el contexto de los ’90? ¿Convergieron en sus demandas con otras organizaciones del agro (SRA, CRA, CONINAGRO)?
Hipótesis: Este sector se vio muy desfavorecido, por un lado debido a las medidas económicas neoliberales de los ’90, y por otro lado, por la transformación tecnológica que se produjo en el sector agropecuario.
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Consistía en un esquema monetario-cambiario de parida fija de 1 peso por dólar, parte de un programa de estabilidad que incluía la liberación de las transacciones financieras y comerciales (Rapetti, Martín “La macroeconomía durante la post-convertibilidad: evolución, debates y perspectivas” Economics working group, Policy paper nro5, Octubre 2005).
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Como salida de la situación generada por el ajuste, desarrollaron modalidades de protesta defensivas en búsqueda de protección por parte de un Estado nacional que había sido extremadamente reducido, en un contexto en la que la viabilidad de esas demandas se había visto reducida debido al contexto de ideas liberales. Por último, podría afirmarse que unieron sus reclamos con otras fuerzas en aquellos momentos en que hubo convergencia de intereses, o una común oposición al gobierno de turno.
Los información con que se trabajará serán a partir de bibliografía sobre el tema, y las fuentes será material periodístico, específicamente de diarios nacionales (Clarín, El Cronista, La Nación y La Prensa) como difusores de opinión publica pero también como construcción de la misma.
Marco teórico
En primer lugar se tomará la definición de chacarero, ya que fue el protagonista de los movimientos de protesta objetos del estudio. Aquél tiene la propiedad de la tierra, y su trabajo se basa en la utilización de mano de obra familiar y organiza su producción y consumo a través de redes familiares y la residencia, por lo cual puede igualarse con el termino ‘farmer’ propio de la sociedad norteamericana, y se le suele llamar también colono, por la importancia de la población inmigrante. (Archetti, 1975 en Bidaseca, K, 20072). En lo que respecta a su representación, se tomó el concepto de Lattuada de “estructura segmentaria de representación” para referirse a las organizaciones que nuclean a los actores del agro. Diferentes formas de articular la producción y comercialización, y formas de relacionarse con la estructura nacional que adoptaron los diversos actores, provoco una heterogeneidad del sector agropecuario que se materializo también en sus formas de representación3.
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Bidaseca, Karina “Interrogando la posibilidad de un mundo sin sujetos: colonas y colonos de cereal, caña y algodón, cultura y política en una arqueología de los mundos rurales” Universidad de Buenos Aires. Instituto de Investigaciones Gino Germani, 2007 3 Lattuada, Mario “Acción colectiva y corporaciones agrarias en la Argentina. Transformaciones institucionales a fines del siglo XX. Universidad nacional de Quilmes. 2006.
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Por último, en cuanto al concepto de ‘protesta’ se siguió a Giarraca y Bidaseca4 según quienes la protesta social es un tipo de acción colectiva que se inscribe en el espacio publico y que es síntesis de un acto político. Su dimensión política se presenta en la politización de los cuerpos y el lenguaje. La protesta es una reacción conflictiva, ya que hay actores que pugnan por obtener los recursos a lo que más de un grupo le otorga valor. Se produce a partir de demandas concretas. Aquellos actores construyen y difunden un discurso y eligen una forma de acción para lograr adquirir visibilidad. Todo acto de este tipo es una expresión de malestar, parte de algo que debe ser modificado: los sujetos expresan una necesidad de cambio. La movilización de los productores puede verse desde la óptica que propone Lipsky5, en donde la protesta genera nuevas formas de participación tendientes a influir a los gestores de políticas. Según della Porta y Diani, una de las características de la protesta es la capacidad para movilizar a la opinión publica mediante los medios de comunicación utilizando formas no ortodoxas de acción6. El “sentido publico” se realiza cuando aparece un tercer actor, un espectador u observador que no se halla en la acción directamente involucrado, sino que por medio de la expresión de su opinión, y de su interpretación de los hechos logra que la protesta se difunda, colaborando en la repercusión del acontecimiento, y pueda llegar a oídos de aquellos actores que tienen la capacidad de tomar decisiones sobre políticas publicas. Las acciones de protesta necesitan un espacio de aparición, para poder ser comunicadas en una situación de visibilidad que interpele a los espectadores y a los narradores.
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Giarracca, Norma y colab. “La protesta social en Argentina. Trasformaciones económicas y crisis social en el interior del país”. Ed. Alianza. 2001. 5 Giarracca y colab, 2001, op cit. 6 Giarracca y colab, 2001, op cit. Pag 22.
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I.
En el nuevo contexto de producción que proponía la década del 90, en que se valorizaron factores tales como la eficiencia microeconómica, la inversión tecnológica, la mayor productividad del trabajo, la opción por modelos intensivos y la capacitación empresarial como garantía para la supervivencia de los productores agrarios, la reconversión que el gobierno veía como necesaria fue solo posible para aquellos productores que contaban con buena cantidad de excedentes re invertibles en las nuevas actividades, aquellos que no estaban endeudados y podían acceder a vías de financiamiento. Esas condiciones estuvieron muy lejos del alcance de buena cantidad de pequeñas explotaciones que ahora mas que nunca se veían indefensos ante las vicisitudes del mercado y sin posibilidades de diversificación (Lattuada y Neiman, 20057). Cabe nombrar en este sentido, un estudio de Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) que determinó que casi el 60% de las explotaciones agrarias argentina no eran viables para la producción bajo esas nuevas condiciones coyunturales. Lattuada y Neiman destacan que en esta época, para hacer frente a estas condiciones adversas para los pequeños y medianos productores, se promovieron tanto desde el ámbito publico como desde el privado programas de apoyo a este sector. Entre los primeros nombran diversos proyectos, tal como el Programa Social Agropecuario, muchos de los cuales no lograron salir de los despachos de los organismos responsables de ellos; y entre los segundos, el programa Fortalecer desarrollado por la F.A.A. que brindaba asistencia técnica a los productores. Ambas iniciativas tuvieron sus limitaciones internas, como la falta de acceso a financiación que acompañara las planificaciones, y también estructurales: no fueron suficientes esos esfuerzos para contrarrestar
los
efectos
negativos
que
estaban
teniendo
las
condiciones
macroeconómicas del país, desventajosas para este sector de productores. El deterioro de sus condiciones socio-económicas continuó en aumento durante toda la década. Fue en este contexto en que aumentó la vulnerabilidad de los productores frente a cualquier coyuntura negativa, como las de mercado, de condiciones naturales adversas y de competitividad con otros actores. Ello tuvo como consecuencia un mayor endeudamiento de los agricultores, que optaban por esa salida para continuar con la producción, “transformando una herramienta tradicionalmente considerada de 7
Lattuada, Mario y Neiman, Guillermo “El campo argentino. Crecimiento con exclusión” Ed. Capital Intelectual. 2005.
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crecimiento, como es la disponibilidad de crédito, en un factor de empobrecimiento y expulsión del medio rural” (Lattuada y Neiman, 2005, pág. 38)
Con respecto a la estructura de propiedad de tierra, se observó en los años 90, una reducción importante del número de establecimientos rurales, especialmente los más pequeños, aquellos de menos de 100 ha., y aumentando el peso relativo las grandes explotaciones, dando cuenta de un proceso de concentración de tierras que se viene dando desde la década del ’60 y que se acentúa en la de los ’90, por medio, además de la concentración tradicional por medio de la compra, de la agricultura por contrato. Siguiendo a Teubal, Domínguez y Sabatino8, quienes por medio de los sucesivos censos agropecuarios indican que ya en el período intercensal 1969-1988 las explotaciones agropecuarias disminuyeron en un total de 160.063, perteneciendo un 34,2% de ellas a la categoría pequeñas explotaciones, 10,6% medianos y 16,5% de grandes, mientras que en el periodo que va del censo de 1988 al de 2002, la proporción fue 26,7% de pequeños, 10,5% de medianos y 5,8% de grandes, demostrando una tendencia a la disminución mas marcada de las explotaciones pequeñas y medianas, lo que demuestra el debilitamiento de este sector de productores en el ámbito agrario9. Sumado a ello, Teubal indica que hubo otros procesos que acentuaron la debilidad competitiva de los pequeños y medianos productores. Por un lado, la modernización que se produjo en el agro en la década de 1990, y por otro la desestatalización efecto de las reformas neoliberales durante la misma década10. Entiende “modernización” como entrada masiva del capitalismo en el sector agropecuario, respecto de la producción, especialmente en lo que refiere a tecnologías en maquinaria, pero también en cuanto a la utilización de agroquímicos y de semillas modificadas, sino también una entrada en la comercialización y el procesamiento de los productos del agro (agroindustria). La nueva integración vertical del sector agropecuario dio
lugar
a
la
consolidación
de
importantes
complejos
agroindustriales,
mayoritariamente de capitales transnacionales. Ello es muestra de una creciente internacionalización de los sistemas agroalimentarios y agroindustriales que afectó a toda la región. 8
Teubal, Domínguez y Sabatino “Transformaciones agrarias en la argentina. Agricultura industrial y sistema alimentario” en Giarracca y Teubal coord.. “El campo argentino en la encrucijada. Estrategias y resistencias sociales; ecos en la ciudad”. Ed. Alianza. 2005. 9 Ídem. 10 Teubal, Miguel “Globalización y expansión agroindustrial: ¿superación de la pobreza en América Latina?”. Ed. Corregidor. 1995.
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En este proceso de concentración y centralización en el procesamiento y distribución de los alimentos tienen un papel fundamental los grandes supermercadistas. Según el autor, la mayor consecuencia negativa de la eliminación del alimento barato (canasta básica) generando un aumento en el costo de reproducción de la fuerza de trabajo. Los productores se vieron además afectados por una caída de los precios reales, ya que el Plan de Convertibilidad estableció un valor menor de la moneda local. Además cayó el valor de la producción con respecto al valor de los insumos. Por otra parte, otro de los factores del aumento de los gastos se explicó por la suba de las tarifas de los servicios públicos como resultado de la privatización de las empresas que los brindaban. A ellos se sumo una mayor presión fiscal, expresada en un aumento del impuesto al valor agregado (IVA) junto a un aumento de los gravámenes municipales. Otro factor a resaltar fueron las nuevas formas de organización de la producción que comenzaron a tener importancia en el sector, como fueron los pool de siembra y los fondos de inversión, al mismo tiempo que la llegada de mega productores (como Soros y Benetton) que controlaban grandes extensiones de tierras. Los pool de siembra se basaban en la inversión de capitales financieros en el agro y tuvieron una presión sobre el mercado de tierras, elevando precios y modificando condiciones de arrendamiento. Estos nuevos emprendimientos tenían gran capacidad de producción y comercialización (con alta capacidad de inversión) y acceso a grandes extensiones de tierra11. Según Teubal y Giarracca, “el proceso tecnológico significo un umbral mínimo necesario para la supervivencia de una explotación agropecuaria rentable”12, constituyéndose como uno de los factores que contribuyeron a dejar fuera del mercado a muchos pequeños y medianos productores. Es decir, que aún aquellos que no quedaban excluidos de él, quedaron en situaciones de marginalidad o inestabilidad. El avance del agrobussiness generó que los procesos de producción de los productores más pequeños girasen en torno de las necesidades de expansión del gran capital agroindustrial transnacional. Esto último tiene que ver con el segundo proceso que resalta Teubal: la desestatalizacion o desregulación del estado que dejó librados a los productores más
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Teubal, Miguel y Rodríguez, Javier “Neoliberalismo y crisis agraria” en Giarraca y colab., “La protesta...”, óp. cit. 12 Teubal, M. “Globalización y…”, óp. cit. Pág. 237.
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indefensos a los vaivenes del mercado, con menores posibilidades de negociación de sus intercambios. El contexto de fines de los años ’80 signado por la hiperinflación y el endeudamiento externo creo las condiciones para la aplicación desde el estado de medidas basadas en las privatizaciones, desregulación estatal, paridad fija peso-dólar (mediante el Plan de Convertibilidad), mayor presión fiscal, apertura económica, librando al mercado la regulación de la asignación de recursos y distribución del ingreso13. Las funciones del Estado se redujeron con el objetivo de remover las trabas para aumentar la competitividad de la producción. Dos de los hitos más importantes en este sentido fueron la sanción de las leyes de Emergencia económica y Reforma del Estado del año 1989 y el Decreto 2.284 de desregulación económica de 1991. De esta menar se desarticularon las instituciones que diseñaron y ejecutaron políticas públicas desde el Estado. Este desmantelamiento del aparato estatal se expresó en la eliminación de ente regulatorios y la creación de nuevas instituciones con funciones mucho mas limitadas. Una de las principales modificaciones fue la desaparición de la Junta Nacional de Granos, que era un organismo encargado de regular y supervisar los mercados por medio de diversos mecanismos como fijación de precios, mantenimiento de stocks, etc. Sus funciones fueron transferidas en parte al sector privado: el comercio externo e interno comenzó a regularse por el régimen de libre mercado, sin actuación del Estado como agente económico. Lo mismo sucedió con otros organismos, como la Junta Nacional de Carnes, la Corporación Regional de la Yerba Mate, la Dirección Nacional del Azúcar y el Fondo Promotor de la Actividad Lechera. De esta manera el estado perdía la principal forma que tenia de apoyo a los productores agropecuarios: dejaron de existir mecanismo de amortiguación o compensación de precios internacionales. Además se disolvieron mercados de concentración, institutos de investigación (incluyendo la reestructuración del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), institutos de fiscalización y mercados de hacienda.
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Lattuada y Neiman, 2005. Op.cit.
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En números, esta reorganización institucional de la administración agropecuaria se pasó de 11 organismos a 6 y de 16.480 agentes a 8.941, mientras que el presupuesto global aumentó un 6.8%. A ello se sumó que los espacios de decisión sobre cuestiones agrícolas se fueron trasladando fuera del ámbito del Estado, especialmente con el fortalecimiento del Mercosur y también hacia la Organización Mundial de Comercio14.
II.
La Federación Agraria Argentina surge luego de los hechos del Grito de Alcorta, en el año 1912, que muestra del conflicto entre grandes propietarios por un lado y arrendatarios, por otro. El resultado más duradero de ese conflicto fue la conformación de este organismo que aglutinó los intereses de los chacareros15. Desde ese momento sería la expresión de los pequeños y medianos agricultores y ganaderos familiares de todo el país16. En el ámbito agrario existen otras organizaciones aglutinadoras, de las cuales las siguientes son las principales: la Sociedad Rural Argentina (SRA), fundada en 1866, que representa a los grandes propietarios de la región pampeana con predominio ganadero; las Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), fundada en 1942, que concentra federaciones regionales y sociedades rurales locales, representando a medianos y grandes propietarios, especialmente dedicados a actividades mixtas y ganaderas: y la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (CONINAGRO), del año 1958, una asociación de tercer grado que representa al cooperativismo agropecuario. De este modo se cristalizó una “estructura segmentaria de representación”17 de los actores rurales argentinos. Es decir, que la heterogeneidad del sector se vio reflejada en la heterogeneidad de la representación, determinando diferentes propuestas y diferentes planes de acción y de interacción con el estado. Estas cuatro entidades fueron las mas 14
Lattuada y Neiman, op.cit. Girbal-Blacha, Noemí “Ayer y hoy de la Argentina rural: gritos y susurros del poder económico [18801997]” Serie papeles de investigación nro4. Página 12. 2000. 16 En la descripción de Lattuada sobre las clases y fracciones de Argentina, enumera: gran burguesía urbana; burguesía local o débil; burguesía pampeana; y sectores asalariados o clase obrera. A aquella burguesía media y pequeña rural representada en la F.A.A. la incluye en el grupo social ‘burguesía local o débil’. (Lattuada, Mario “Política agraria y partidos políticos (1946-1983)” Centro Editor de América Latina. 1986.) 17 Lattuada, M. “Acción colectiva…” op.cit. 15
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relevantes a los largo de la historia y fueron las interlocutoras del estado en lo relativo a la implementación de políticas publicas, situación que se iría modificando luego de las políticas de los ’90, que establecieron otros interlocutores, sacando ese papel que tradicionalmente cumplían aquellas. En términos generales, el sector financiero, tanto sus representantes en el país como organismos internacionales de financiación (como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, entre otros), se constituyeron en los principales interlocutores del estado, en cuanto a la implementación de políticas publicas, dejando en un lugar marginal a las tradicionales organizaciones empresariales y a las sindicales. Según Azcuy Ameghino, “los efectos negativos de la política neoliberal agudizaron los problemas estructurales del agro pampeano determinando un tono permanente de conflictividad, que dados ciertos estímulos coyunturales estallo en luchas puntuales de gran magnitud”18.
El “tractorazo”
Es en este contexto en que se inscriben los sucesos de 1993 en que agricultores de todo el país llegaron a la Plaza de Mayo como forma de manifestarse en contra de las políticas neoliberales del gobierno menemista. El 27 de julio de ese año, desfilaron con sus camionetas y tractores bajo el liderazgo de la F.A.A y de su presidente, Humberto Volando. La protesta de pequeños y medianos productores tuvieron gran repercusión, transformándose en una importante impugnación al régimen (cuando además era un contexto en que el gobierno y sus políticas tenían legitimidad19), no porque propusieran un cambio de modelo sino porque decidieron tomar cursos de acción de protesta para mejorar ciertas condiciones coyunturales adversas de claro sentido confrontativo. Cabe subrayar que fueron las propias fuerzas institucionales (FAA, CRA, CONINAGRO) las que tuvieron la capacidad de organizar estos actos de protesta,
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Azcuy Ameghino, Eduardo “Estructura social y acción colectiva de protesta en la agricultura pampeana bajo la influencia del modelo neoliberal [1988-2002]” Tesis de doctorado. Facultad de Ciencias Sociales. UBA. 2005. 19 En este sentido: “(…) las medidas solicitadas por actores que históricamente habían sido defensores de las economías regionales –como por ejemplo la Federación Agraria Argentina- fueron consideradas como inviables por una amplia mayoría del arco político…” Cao, Horacio “El sistema político regional de las provincias periféricas durante los ’90. Un modelo para empezar a explicar causas y consecuencias” Realidad Económica nro216. Nov. /Dic. 2005.
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movilizando y articulando a los diversos productores, es decir que fueron referentes clave en cuanto a la representación de intereses del sector. Especialmente la FAA tuvo un gran peso en esa manifestación, porque según estudios, gran parte de los allí presentes pertenecían a esa agrupación20. Los reclamos en ese día fueron de corte reivindicativo básicamente acerca de las cuestiones financieras: el petitorio presentado al gobierno pretendía: la refinanciación de los pasivos agropecuarios; instrumentación de créditos para la reconversión; reducción de la presión tributaria por medio de la reducción de la alícuota del IVA; recuperación del poder arbitral del estado por medio del control a las importaciones; incentivo a la producción y exportación agropecuaria; compensaciones alicientes a productores que vivían situaciones negativas con respecto a las condiciones climáticas, de mercado o problemas regionales; mejora del tipo de cambio real como compensación de la inmovilidad del dólar a una depreciación del peso21. Se produjo en esta ocasión una convergencia con las demás entidades agrarias, por una unidad de los reclamos, excepto con la SRA22, que no adhirió a la masiva movilización y cuyos dirigentes dos días después de la protesta se reunieron con el presidente Menem en una mesa de diálogo, reiterando en esa ocasión su invitación al gobierno para la cercana inauguración de la Exposición Rural en Palermo23. El relevamiento en un número de diarios de tirada nacional de aquellos días (La Nación, El Cronista, Clarín y La Prensa) permitió ver una llamativa repercusión de los hechos de Julio en la Plaza de Mayo. Se observaron titulares tales como: “El campo y sus reclamos se adueñaron de la ciudad” (La Nación, 28 de julio); “La protesta del campo fue contundente” (Clarín, 28 de julio); “El campo ocupó la Plaza” (La Prensa, 28 de julio); “Éxito del tractorazo, que no puede cambiar la suerte del sector agropecuario” (El Cronista, 28 de julio), todos ellos fueron los principales titulares del día en cada diario e incluyeron fotos de la protesta. Además, se agregaron frases tales como “multitudinaria protesta”, “contundente”, “gigantesca marcha”, “espontáneo apoyo 20
Teubal y Giarraca “El día que la Plaza de Mayo se vistió de campo” en Teubal, M. “Globalización…” op.cit. 21 Diario La Nación, 27/07/93; diario El Cronista, 28/07/93. 22 En esa década se produce un cambio de moral de esa entidad, en parte porque el gobierno implementó medidas que habían sido varias de sus viejas demandas, y el discurso económico liberal se transformo en base de discursos, lo que se sumó a una alianza con los sectores financieros que lo obligó a no tomar una clara posición. Esos factores delinearon el hecho de haber permanecido indiferentes a las protestas de los sectores agrarios que tuvieron lugar en los comienzos de los ’90. (Herrera, Mariana “Reformas estructurales y renovación de las élites económicas en Argentina: estudio de los portavoces de la tierra y el capital” en Revista Mexicana de Sociología, año 65, nro1, México. 2003.) 23 Diario La Nación, 29/07/93.
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popular”, lo que da cuenta de las opiniones que se generaron en torno a ella. Además, en esas mismas ediciones dedicaron de 3 a 8 páginas a cubrirla. La importancia de esta acción tuvo con que ver con la aparición en el ámbito público, más específicamente en el contexto urbano, de los actores rurales, haciendo entrada en un ámbito en el que no era acostumbrado verlos; y con la aparición en el ámbito nacional, por medio de dos hechos: por haber ganado la Plaza de la ciudad capital y por haber sido tomado por la prensa de difusión nacional. Otro factor lo constituyó la fuerza simbólica de la presencia de los tractores, en especial el tractor “Pampa”, haciendo alusión explícita al período peronista (de las décadas del ’40 y ’50), en el cual para estos sujetos existió un modelo de acumulación mas inclusivo y estatista24. En este sentido puede afirmarse que los periódicos actuaron en esta protesta como el tercer actor o espectador que, no formando parte de la protesta, mediante su interpretación de lo acontecido colabora en la repercusión de la acción, ya sea sobre los lectores (y a través de ellos en la opinión pública), como en las autoridades del gobierno. Por otra parte también colaboraron a darle el ‘sentido publico’ a las demandas que se pusieron en juego en la manifestación.
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Ello se vio ilustrado en la difusión de una fotografía de un productor manejando su tractor, con un cartel en que se leía “Perón me produjo, Menem me destruyó” haciendo alusión a que en esa época fue lanzado el tractor “Pampa”. Por ejemplo: diario El Cronista, 28/07/93.
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Conclusiones
El contexto de políticas neoliberales llevadas a cabo durante el menemismo fue un intento de lograr estabilidad y mayor competitividad, generando un cambio en cuanto a las competencias del estado. Estas medidas de desregulación económicas, sumado a una modernización de la producción agraria significaron un empeoramiento de las condiciones de vida y de producción y comercialización de los pequeños y medianos productores, que quedaron en condiciones de vulnerabilidad, con pocas posibilidades de reconversión productiva y de negociación ante un Estado cada vez menos presente, y que dialogaba con nuevos actores que comenzaban a tener mayor peso en sus decisiones que las organizaciones tradicionales (entre ellas la F.A.A.). Es por ello que adoptaron nuevas formas de protesta destinadas a darle sentido público a sus demandas, por medio de la aparición en el ámbito nacional, urbano y público como estrategias para influir en los agentes de toma decisión de políticas sectoriales. Ello fue facilitado en parte por la cobertura que de los hechos hicieron los medios de difusión masiva, entre ellos la prensa de alcance nacional. El ‘tractorazo’ de julio de 1993 en Plaza de Mayo, centro simbólico y político del país, expresó el descontento de estos sectores y fue una muestra de la capacidad de la Federación Agraria, entidad aglutinadora de este sector, como movilizadora de recursos simbólicos y materiales para organizar a los productores con la finalidad de que sus reclamos fuesen atendidos.
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Bibliografía citada
Azcuy Ameghino, Eduardo “Estructura social y acción colectiva de protesta en la agricultura pampeana bajo la influencia del modelo neoliberal [1988-2002]” Tesis de doctorado. Facultad de Ciencias Sociales. UBA. 2005. Bidaseca, Karina “Interrogando la posibilidad de un mundo sin sujetos: colonas y colonos de cereal, caña y algodón, cultura y política en una arqueología de los mundos rurales” Universidad de Buenos Aires. Instituto de Investigaciones Gino Germani, 2007. Cao, Horacio “El sistema político regional de las provincias periféricas durante los ’90. Un modelo para empezar a explicar causas y consecuencias” Realidad Económica nro216. Nov. /Dic. 2005. Herrera, Mariana “Reformas estructurales y renovación de las élites económicas en Argentina: estudio de los portavoces de la tierra y el capital” en Revista Mexicana de Sociología, año 65, nro1, México. 2003. Giarracca, Norma y colab. “La protesta social en Argentina. Trasformaciones económicas y crisis social en el interior del país”. Ed. Alianza. 2001. Giarracca, coord. y Teubal, coord. “El campo argentino en la encrucijada. Estrategias y resistencias sociales; ecos en la ciudad”. Ed. Alianza. 2005. Girbal-Blacha, Noemí “Ayer y hoy de la Argentina rural: gritos y susurros del poder económico [1880-1997]” Serie papeles de investigación nro4. Página 12. 2000. Lattuada, Mario “Acción colectiva y corporaciones agrarias en la Argentina. Transformaciones institucionales a fines del siglo XX. Universidad nacional de Quilmes. 2006. Lattuada, Mario “Política agraria y partidos políticos (1946-1983)” Centro Editor de América Latina. 1986. Rapetti, Martín “La macroeconomía durante la post-convertibilidad: evolución, debates y perspectivas”. Economics working group. Policy paper nro5, Octubre 2005. Teubal, Miguel “Globalización y expansión agroindustrial: ¿Superación de la pobreza en América Latina?”. Ed. Corregidor. 1995.
Fuentes
Diario Clarín: 27, 28 y 29 de julio de 1993. Diario El Cronista: 27, 28 y 29 de julio de 1993. Diario La Nación: 27, 28 y 29 de julio de 1993. Diario La prensa: 28 de julio de 1993.
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