Malas palabras (y un mundo de sensaciones) Por Josefina Licitra par La mujer de mi vida Nº 55 Detrás de las palabras (o por encima de ellas) hay un universo de prejuicios, lugares comunes y equívocos alimentados por la sociedad bienpensante. Cómo una chica puede entenderlo gracias a su madre y terminar de conirmarlo gracias a su hijo. !ra una mujer rubia, lacia, te"ida. !staba sentada rente a una mesa de bar y detrás del ventanal había un paisaje reseco, una postal del norte. #n despliegue de cardones y pasti$ales que parecía ponerle nombre al desamparo. % trav&s trav&s del cristal apareció un ni"o. #na criatura reseca, una postal del norte. 'os ojos le brillaban un poquito pero el resto de su cara la piel, el pelo, los mocos se había detenido en una rara y calamitosa eternidad. %y, %y, mirá qu& divino dijo la mujer, mujer, mientras miraba al nene tras el vidrio. %jj, qu& mina asquerosa se indignó mi mi madre. yo yo no entendí. !stábamos en el cine. !n realidad era un autocine de *anta +eresita, +eresita, pero los detalles de la locación los contar& en un nmero que proundice sobre el tópico -Culo del mundo. !l punto es que esa noche, en *anta +eresita, +eresita, estaban dando /'a 0elícula del 1ey/2 un ilm bello y melancólico de Carlos *orín en el que trabajaba 1o3ana 4erco, esa mujer rubia y actri$. o era una ni"a. 5i madre tampoco era tan grande. 0ero esa noche supe que había algo que ella sabía y yo no. 60or qu& asquerosa, mami7 mami7 *i vio al negrito y le dijo qu& divino. entonces mi madre me e3plicó que e3isten varias ormas de discurso. 8ue una cosa es la palabra y otra cosa es todo lo demás. que todo lo demás a veces, por no decir siempre, es lo que verdaderamente habla. 999 !l :nstituto ;acional contra la Discriminación, el 1acismo y la por ciento cree -la %rgentina debe estar abierta a cualquier persona del mundo que quiera venir a vivir en ella y el ?@ por ciento cree que -en el país hay demasiada discriminaciónA pero y esta es la parte graciosa el ?B por ciento asegura que los trabajadores que vienen de países vecinos -le quitan posibilidades a los trabajadores argentinos. Dicho de otra orma, hay una ranja importante de gente que acepta a las minorías, siempre y cuando en el caso de las raciales se vayan a trabajar todos los días a su país de origen. De acuerdo con este relevo, la minoría más maltratada entre todas el -todos incluye religión, g&nero, ra$a, edad son los bolivianos2 una comunidad que, de alguna orma, cumple parcialmente con esta utopía popular del -haga patria2 trabaje auera. !n la estación 'iniers, a un par de ilómetros del barrio donde vivo (loresta), decenas de bolivianos se suben diariamente a los ómnibus como parte de un derrotero de idas y vueltas que les sirve para traer mercadería, dinero, uer$a de trabajo. !l problema es que en los bolsos, a principios de este a"o, empe$aron a traer tambi&n larvas de mosquito aedes. !so me e3plicó mi compa"ero de trabajo 5auro ederico, el encargado de cubrir los temas de salud para el diario /Crítica de la %rgentina/2 como el !stado no umiga ni autobuses ni bolsos, esos traslados devinieron la principal causa de que los primeros casos de dengue autóctono en la ciudad y el E4% se dieran en la $ona oeste de la capital (loresta, Ciudadela, 'iniers y su estación). 'o curioso es que, cada ve$ que quise e3plicar esta hipótesis, la respuesta del interlocutor de turno ue un gesto de asombro o de incomodidad. 4ueno, el problema no son los bolivianos me me decían. 0or suerte despu&s llegó el río. !s curioso cómo, ante la aparición de palabras como -boliviano, -negro o -judío, la comunidad de biempensantes necesita organi$ar burocráticas teorías de estructura y superestructura para que la
palabra boliviano, negro, judío no quede revestida de su peso original. *i en loresta hubiera una colonia de australianos, 6daríamos tantas vueltas para decir que el mosquito llega en sus bolsos7 0robablemente no. 0robablemente lo contrario. 0robablemente hablaríamos del problema grave de los australianos y le e3igiríamos al !stado, en una marcha organi$ada por las 5adres del Dengue, que le d& garantías sanitarias a una población que está primera en una cadena de riesgo interminable. 0ero bueno. 'o más australiano que hay en loresta es un tanque. 999 -'os maricas están destruyendo el lenguaje. %sí se titula un imperdible artículo publicado por el antropólogo 5arcelo 0isarro en su blog tambi&n imperdible -;erds %ll *tar. !n el te3to, 0isarro descuarti$a la e3presión -las cosas por su nombre una enunciación comn entre todos aquellos que pretenden ventilar Erandes Ferdades y para ello empie$a por hacerse sólo una pregunta2 6Cuál es el nombre de las cosas7 Dentro de la antropología lingGística, hay dos norteamericanos (!dHard *apir y 4enjamin 'ee Ihor) que en la primera mitad del siglo << establecieron una relación sistemática entre las ormas gramaticales del lenguaje y el modo de habitar el mundo. 'os undamentalistas de esta idea los que creen que la cultura es un resultado de la lenguaJ ya perdieron la batalla. 0ero todavía e3iste una versión más suavi$ada de esta hipótesis, que todavía sigue en discusión y que sostiene, simplemente, que la lengua inluye en la manera que tiene cada hablante de reescribir y conceptuar sus e3periencias. -%hora bien escribe 0isarro en su blog, quienes lideran las tropas de la corrección política no albergan ninguna duda, no importa qu& digan los acad&micos (a quienes acusan de carcamales y de necróilos de las palabras) o las evidencias empíricas (a las que ignoran)2 el lenguaje determina el pensamiento y la mejor manera de limpiar el pensamiento es limpiando el lenguaje. 0or eso, luego de haber eliminado la discriminación hacia los minusválidos y los retrasados mentales al sustituir discapacidad por capacidad dierente, se lan$an a controlar cómo hay que reerirse a cualquier minoría real o potencialmente discriminada. 5ás allá de las imperecciones del t&rmino -minoría (6minoría respecto a qu&7), e incluso del adjetivo -discriminado, tres grupos permanecen desde hace d&cadas en el ojo de tormenta de la limpie$a lingGística2 negros, homose3uales e indios. Kablar, o escribir, sobre negros, homose3uales e indios signiica meterse en líos. #na palabra uera de lugar y te cuelgan el cartel de cerdo ascista. !scribí dos veces sobre homose3ualidad. 'a primera de ellas ue un libro llamado 'os :mprudentes. Kistoria de la %dolescencia Eay '&sbica en %rgentina, donde intentaba contar las implicancias de vivir una se3ualidad a contramano cuando ni siquiera se tiene la mayoría de edad. !l libro, hasta donde s&, gustó dentro de la -comunidad. 0ero tiempo despu&s, a propósito de un debate sobre cómo había que reerirse a los travestis (con qu& artículo delante2 si -lo, o si -la), escribí una columna de opinión titulada -;o se puede tener todo en la que argumentaba, del modo más respetuoso que encontr&, por qu& el travestismo para mí estaba ce"ido al g&nero masculino. 4astaron dos mil caracteres para pasar sin escalas de la categoría de -periodista gay riendly a la de cerda, ascista, bruta y heterose3ual. 999 *ólo el L> por ciento de la población cree que un discapacitado o un aborigen sea igual al resto. !n el caso de los aro descendientes, este nmero se reduce al =,M. !n el de los judíos o los musulmanes, al ?,= por ciento. en el de los homose3uales al M,N por ciento. 'as encuestas anónimas como la del :nadi tienen el beneicio de esta áspera ranque$a, y de ahí en más cabe preguntarse qu& puede hacerse con este tipo de respuestas. !n un nmero anterior de 'amujerdemivida, 0atricia Oolesnicov periodista cultural del diario Clarín se pronunció con honestidad2 -;o soy ni quiero ser políticamente correcta dijoJ. 0reiero tratar de ver la brutalidad de mis prejuicios y pensar una ideología basada en cambios materiales, sólidos. #na ideología que no se caiga apenas sople el lobo. !l discurso integrador es, eectivamente, un andamiaje hecho con paja. !so termin& de entender algunos meses atrás, durante una reunión de padres en un colegio laico y progresista donde antaseaba con
inscribir a mi hijo. !n los primeros minutos de conversación, la se"ora amable que nos daba la charla habló de la institución como -escuela integradora, y por eso mismo pregunt& a qu& se reerían e3actamente con la idea de -integración. % que en cada grado hay un solo ni"o con alguna capacidad dierente ue la respuestaJ. 0uede tener *índrome de DoHn o algn otro retraso... 'a idea es que los chicos aprendan a alternar con realidades que no son homog&neas, porque todos los individuos tenemos particularidades (etc&tera). 6 cómo harían para que se integre7 %demás de la maestra de grado, que es para todos, el ni"o viene acompa"ado de una maestra integradora. 6 qui&n paga a esa maestra7 'a amilia del ni"o. !n el !vangelio, *an Puan dice que -en el principio era el verbo, el verbo estaba en Dios y el verbo era Dios, que es lo mismo que decir que el lenguaje es la verdadera c&lula que lo genera todo. 0ero cada ve$ que asisto a este tipo de diálogos, no termino de entender qu& unción cumple el amoso -verbo cuando entra en los terrenos de la corrección política. #na respuesta posible es que la palabra, en estos casos, disimula más de lo que nombra. #na maniobra taimada que me recuerda bastante a esa gente que no besa a su pareja para transmitirle amor, sino para callarle la boca. Josefina Licitra (La Plata, 1975) es redactora especial del diario Crítica de la Argentina y colabora con las revistas o!o (Colo"bia) y #ti$%eta &egra (Per') #s a%tora del libro Los "pr%dentes *istorias de la adolescencia gay l+sbica en Argentina (%s$%ets), y alg%nas de s%s cr-nicas aparecen en antologías de las editoriales Planeta y .ondadori #n /00 gan- el pre"io de la 2%ndaci-n Para %n &%evo Periodis"o beroa"ericano