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Laura Ruiz Reseña de "PEDAGOGÍA CRÍTICA. DE QUÉ HABLAMOS , DÓNDE ESTAMOS" Peter McLaren y Joe L. Kincheloe (Eds.) Revista Interuniversitaria de Formación de Profesorado, vol. 24, núm. 1, abril, 2010, pp. 143-146, Universidad de Zaragoza España Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=27419180012
Revista Interuniversitaria de Formación de Profesorado,
ISSN (Versión impresa): 0213-8646
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PEDAGOGÍA CRÍTICA. DE QUÉ HABLAMOS, DÓNDE ESTAMOS Peter McLaren y Joe L. Kincheloe (Eds.) Barcelona, Graó, 2008, 543 pp. En el contexto del mundo globalizado, donde parece que el poder del capital pasa por encima de cualquier iniciativa de oposición al neoliberalismo, este libro supone una contribución argumentada y detallada hacia una pedagogía de espíritu crítico, intransigente con las formas de exclusión y profundamente trans formadora. Peter McLaren y J.K. Kincheloe realizan este trabajo a través de unir las aportaciones de autores y autoras tan relevantes como Henry Giroux, Norman Denzin, Liliana Bartolomé y Donaldo Macedo, entre otros. El libro se inicia con un prólogo de Shirley Steinberg donde la autora afirma: “en respuesta a esta pregunta, yo diría que, sea cual sea el lugar en el que nos encontramos, nos estamos comportando de un modo insubordinado, o al menos eso espero” (p. 13). Este espíritu de rebelión se encuentra presente en todos los capítulos del libro y forma parte de las pr opuestas de transformación, tanto teóricas como prácticas, que se presentan a lo largo de sus páginas. El libro se divide en tres partes, con un epílogo final. La primera parte se dedica a la reflexión sobre las dimensiones teóricas de la pedagogía crítica. Aquí, Joe Kincheloe repasa los orígenes de la pedagogía crítica y reflexiona sobre los nuevos retos a los que se enfrentan los y las pedagogas críticas. Desde su punto de vista, el aumento de la complejidad de los fenómenos sociales hace que estemos ante un contexto en el que los pedagogos y las pedagogas se convier ten en “bricoleurs”, es decir, en personas que tienen que dar respuesta a muchas facetas que componen la vida cotidiana. En este contexto, Kincheloe propone una serie de puntos que caracterizan una propuesta de teoría crítica. En líneas generales, la propuesta que lanza Kincheloe presenta al individuo como capaz de redefinir su propia subjetividad, como estrategia para superar las dificultades que crea el proceso de alienación propio de la crisis de la modernidad, o lo que otros han llamado post-modernidad o modernidad tardía. El desarrollo de una subjetividad crítica, consciente, es una forma de redefinir las relaciones democráticas entre las personas y activar lo que Kincheloe denomina como participación en una comunidad inclusiva y transformadora. Los artículos que se agrupan en esta primera parte examinan esta cuestión desde diferentes puntos de vista y enfoques. Philip Wexler utiliza la religión como referente para hacer una reflexión crítica desde el punto de vista socioeducativo. Partiendo de las ideas de Weber, Wexler analiza las diferentes formas que puede ISSN 0213-8646 • Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 67 (24,1) (2010), 143-148
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tomar la educación según sus diferentes tipos ideales de autoridad. Eric J. Weiner reflexiona sobre la pedagogía crítica y lo que él denomina “crisis de la imaginación” (p. 96). Para Weiner, la posibilidad de una pedagogía crítica pasa por ser capaces de revisar críticamente nuestra capacidad de “imaginación” de forma que seamos capaces de romper con lo que está supuestamente fijado y establecido. Kathleen S. Berry habla de los lugares de la pedagogía crítica utilizando la metáfora de la representación teatral (puesta en escena de la “pedagogía crítica”). Pepi Leistyna discute sobre los sinsentidos neoliberales. A través de un análisis de los medios de comunicación corporativos, Leistyna reclama la necesidad de una pedagogía crítica para hacer frente a la despolitización que procede de los responsables educativos conservadores. Ante esto, la autora reclama una educación politizada, comprometida, crítica, que promueva ciudadanos y ciudadanas activas y con voz. La segunda parte del libro se centra en el análisis de las dimensiones pedagógicas de la pedagogía crítica. Esta parte se abre con un capítulo de Noman K. Denzin, que tomando el 11-S como punto de referencia, reclama la necesidad de buscar “una política y una ética que encajen con una pedagogía crítica de la actuación radical” (p. 182). Denzin plantea una pedagogía de la esperanza, que abra posibilidades para el mundo tras la crisis del 11-S. Partiendo de las ideas de Freire (entre otros), propone que tal pedagogía sea construida en torno a la imaginación crítica, que “se inserta en el mundo, provocando conflicto, curiosidad, criticismo y reflexión” (p. 191). Desde la etnografía, Denzin propone una pedagogía crítica que tome como referentes elementos de diversas tradiciones, contextos, etc., a través de procesos de indagación participativa, con el objetivo de construir una pedagogía de la representación radical, tanto desde el punto de vista político, como ético. En el siguiente capítulo, Juha Suoranta y Tere Vadén discuten sobre los medios de comunicación sociales y los medios socialistas, centrándose en las potencialidades de Wikipedia. Esta herramienta se presenta como una forma de libertad y solidaridad. Más adelante, Kiwan Sung habla del caso de Corea y de la enseñanza del inglés. Jeff Duncan-Andrade y Ernest Morrell presentan el caso de un instituto urbano de educación secundaria. Los dos capítulos siguientes son sendas reflexiones sobre experiencias de pedagogía crítica en educación primaria. Elisabeth Quintero, Gustavo E. Fischman, Luis A. Gandin y Frank Abrahams exponen diferentes ejemplos prácticos que nos ayudan a situar lo que Kincheloe y McLaren quieren decir con el término “pedagogía crítica”. Más adelante Valerie J. Janesik plantea el tema de las pruebas de evaluación estandarizada y la violencia que crean sobre los estudiantes. Ironizando sobre algunos de los tests que se utilizan para evaluar a los estudiantes, Janesik reclama una pedagogía crítica que sí que ayuda realmente a los niños y a las niñas a aprender. Por otro lado, Luis Huertas-Charles introduce 144
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el tema de la formación del profesorado. A partir de testimonios de diversos profesores, constata la dificultad que tienen para comprender qué quiere decir “pedagogía crítica” y el autor hace algunas propuestas de transformación de esa situación. Esta segunda parte se cierra con un capítulo de Liliana Bartolomé, que reflexiona sobre la pedagogía crítica en la educación del profesorado como una vía de radicalización de los futuros maestros y maestras. A través de entrevistas realizadas a varios maestros y maestras, Bartolomé muestra que el profesorado se enfrenta a un cambio demográfico en las aulas relacionado con el aumento de estudiantes cuyas familias están en situación de pobreza y exclusión, así como el profesorado también rechaza cualquier referencia a las teorías y actuaciones basadas en los déficits porque sabe que para transformar las situaciones de desigualdad es necesario centrarse en las potencialidades de las y los estudiantes. A lo largo de las páginas se muestra cómo los docentes cuestionan la meritocracia y resaltan que es necesario un trabajo proactivo para romper con las desigualdades. Actuar contra el racismo, valorar a todos por igual, dar las mismas oportunidades, se presentan como elementos clave en la actuación crítica de un maestro o una maestra. La tercera parte del libro consiste en una serie de capítulos sobre las dimensiones políticas de la pedagogía crítica. En esta parte se incluyen aspectos tales como la reflexión sobre el estado actual de la pedagogía crítica, ejemplos concretos de experiencias, propuestas de aproximación a la pedagogía crítica desde su impacto político y la discusión sobre los límites de la reforma educativa en el eje de tendencias políticas. Peter McLaren inicia la reflexión sobre los ataques conservadores que ha sufrido la educación desde la administración Bush así como discute la falta de un discurso de clase en las reflexiones sobre la educación multicultural. McLaren sostiene que esto conduce a perder el referente de las fuerzas del capital como marco explicativo de las dinámicas que se producen tanto en las escuelas como en la sociedad. Recuperando a Freire, McLaren propone una pedagogía socialista revolucionaria para transformar de manera crítica los límites a los que actualmente está sometida la pedagogía crítica. A continuación, se incluyen varios ejemplos prácticos de análisis de las consecuencias políticas de la pedagogía crítica, como el trabajo de Sandy Grande con los indios Red Lake, la reivindicación de Gregory Mar tin de una pedagogía crítica basada en una política del compromiso, o las reflexiones que presenta Noah de Lissovoy sobre el personaje de Frantz Fanon, un psiquiatra de origen caribeño que trabajó en Argelia cuyo trabajo afirma Lissovoy ha resultado crucial para comprender las dinámicas de la colonización y del racismo. Esta par te se cierra con un capítulo de William B. Stanley sobre el realismo democrático, el ISSN 0213-8646 • Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 67 (24,1) (2010), 143-148
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neoliberalismo, el conservadurismo y un sentido trágico de la educación. A través de estas ideas, Stanley hace un repaso de las condiciones políticas que envuelven a la educación hoy. El libro se concluye con un apéndice de Donaldo Macedo. El autor reivindica la necesidad de reinsertar el criticismo en la pedagogía crítica, es decir, la necesidad de volver a ser “críticos” de verdad. Para él, criticismo es una forma de toma de conciencia activa, que abre el lenguaje de la posibilidad para ir más allá del estado actual de la pedagogía crítica y abrir nuevos horizontes. En su conjunto, el libro cumple con esa tarea, abriendo nuevos horizontes para la pedagogía crítica del siglo XXI. Laura Ruiz, Universitat de Barcelona
APRENDIZAJE DIALÓGICO EN LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN Adriana Aubert, Ainhoa Flecha, Carme García, Ramón Flecha, Sandra Racionero Barcelona, Hipatia Editorial, 2008, 258 pp. Aprendizaje dialógico en la sociedad de la información presenta el aprendizaje dialógico, analizando rigurosa y exhaustivamente sus bases teóricas y siete principios. Se trata de un libro claro, con una gran profusión de referencias teóricas y basado en las principales teorías e investigaciones de la comunidad científica internacional. En base a investigaciones científicas y a partir de un profundo recorrido teórico interdisciplinar, las autoras y el autor muestran cómo en la sociedad de la información tenemos que pasar de concepciones de aprendizaje de orientación más individual y adaptadora, como las concepciones de aprendizaje tradicional y constructivista, a explicaciones del aprendizaje de orientación dialógica, como el aprendizaje dialógico. El libro es también crítico y denuncia al funcionamiento en educación de tipo supersticioso o basado en ocurrencias, lo que las autoras y el autor señalan como una de las causas centrales de los altos niveles de fracaso escolar en nuestro contexto. El libro consta de dos partes diferenciadas. En la primera parte se argumenta la necesidad de basar la educación en el conocimiento científico en torno a las mejores teorías y prácticas, y se presentan de forma detallada las principales teorías sociales, psicológicas y educativas de orientación dialógica. En la segunda parte del libro se presenta un análisis detallado de los siete principios de los que consta 146
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