E
l verano, hasta hace dos años, era mi estación preferida: amaba el color del cielo, tan azul, más que en cualquier otro periodo. El cantar estridente de las cigarras. El calor del sol sobre la piel. El viento cálido que te acaricia el rostro. El tramonto sobre el Pacífico. «¿No crees que ha llegado el momento de que me des un beso?» me decías con aquellas maneras tuyas tan irresistibles. «¿Solo un beso?» «No, no solo un beso…obviamente» Tus brazos que me apretaban en un momento. Nuestras ropas esparcidas por la habitación. Las cortinas de la ventana movidas por la brisa estival. Tus ojos encendidos de deseo. Tus manos de terciopelo sobre mi cuerpo. ¿Sabes cuánto te he amado? ¿Cuánto he sufrido por nuestra historia? ¿Cuánto he luchado contra mis miedos por estar a la altura? «Gracias por haber venido?» me inclino. «No hay problema. ¿Entramos?» me dice con cortesía y con desapego. Parece que no ya no hay nada allí de la mujer que conocía, de la mujer que decía amarme. Me acomodo en nuestra sala de té, aquella a la que solíamos ir juntas hace más de un año. «Ritsuko-san, cuando cerramos nuestra historia, te dije que estaba obligada a hacerlo por otra chica» voy directamente al grano. «Sí, lo recuerdo» posa en mí sus ojos, intensos e impenetrables. «Te mentí» hago una pausa, notando cómo crece el ansia «La verdad es muy diferente a la que te hice creer. Tu hija me amenazó» continúo, liberándome de aquel terrible secreto que he tenido que callar hasta ahora, contándole todos los detalles. Ritsuko me escucha atentamente y no me interrumpe hasta el final. «¿Crees que Miyuki defendió a Rei porque estaba enamorada?» pregunta, pensativa. «Sí, así es» 367
«¿Y tú aún estás enamorada de Miyuki?» me preguntó mientras me seguía mirando, y no logro responder a aquella pregunta. «Aquella muchacha tiene que tener algo irresistible…» suelta irónica «No me malinterpretes. En el pasado estuve de verdad atraída por ti» me doy prisa a esclarecer. «Déjalo estar. No importa que te justifiques» me sonríe tranquila «Estoy feliz de que hayas pasado página, aunque…desgraciadamente las cosas no fueron demasiado bien con la hija de Eriko» dice y otro tremendo golpe me asalta en pleno pecho. «Probablemente tampoco ella era la persona justa para mí» respondo ácida. «Seguramente» rehúye mi mirada «Misato-san, lo que se te contó era la verdad» admite «No sé cómo Rei logró escuchar nuestras palabras, pero… mi marido me obligó a acabar con eso cuando me descubrió» «Me habrías dejado de todas maneras…¿es eso?» me tira encima un cubo de agua fría. «Sabes también tú que nuestra relación comenzó de manera equivocada» añade «Demasiadas mentiras, demasiados subterfugios…demasiados años de diferencia» concluye clavándome de nuevo con sus magnéticos ojos y estaba vez me doy cuenta de su resentimiento. «Bien…» bajo la cabeza sintiéndome sobrepasada: el precio de aquella mentira se ha pagado caro «Entonces, ¿Asakawa puso en práctica toda aquella comedia para ayudarte?» pregunto sintiéndome una estúpida. «Creo que lo hizo para desahogar mi conciencia y para protegerme de las consecuencias» Ya no puedo rebatir. Ya no puedo agarrarme a nada más. «Si tienes que guardarle rencor a alguien, ese alguien soy yo» dice como si me hubiera leído la mente. «No, no hay motivo para ello» me cruzo de nuevo con la mirada de la mujer que me robó el corazón «Lo nuestro era una historia con tiempo fijado y con Miyuki no podía funcionar. Ya está más que claro que ella siempre estuvo enamorada de tu hija» «Lo siento…» 368
369
«No pasa nada. Era justo que supieras la verdad» digo mientras me levanto: no puedo permanecer un segundo más sola con ella «Te invito yo esta vez y…gracias una vez más» hago una inclinación, dejando a Ritsuko a mis espaldas por última vez. *** «Fujiwara, ¿qué diablos estás haciendo?» me reprendía el entrenador tras la enésima canasta fallada. «Lo siento, entrenador» bajo la cabeza, mortificada. «¡Komura!» llama a una compañera que estaba en el banquillo «Toma el puesto de tu capitana» dice antes de girarse de nuevo hacia mí «Por hoy has terminado. Puedes marcharte a cambiarte» dice duramente. “Por lo que parece no consigo hacer nada bueno de un tiempo a esta parte”, pienso mientras el chorro de agua cae sobre mí. Sé que tenemos que estar preparadas para el próximo partido del que saldrá el vencedor nacional, pero no logro concentrarme: pensar en Ritsuko todavía me hace daño, ver a Miyuki con Asakawa me atormenta… ¿Será mi destino que mis historias acaben siempre durante mi estación preferida? «Querría que en este momento llegara pronto el invierno…» digo en voz alta y de improviso siento una mano apoyarse en mi hombro. «¿Ya piensas en el frío?» me sonríe Ryo. «Me estoy volviendo intolerante al calor» respondo con desinterés. «Oh, claro. Imagino» me da un golpecito con el codo «¿Qué te parece si vamos a disfrutar estos últimos días de sol?» «Deberías buscarte una novia en vez de perder el tiempo conmigo» escupo «No, yo…no me divierto si no estoy contigo» dice, dejándome despedazada. «Ryo…» busco en mi cabeza las palabras apropiadas para decirle, pero notamos que alguien nos está esperando en el camino de regreso. 370
«¡Yukino-chan!» exclama Ryo acercándose a ella «¿Estás aquí por mí, verdad?» le dice en broma. «¡Claro que no!» hace una mueca Yukino, alejándose de él y mis labios se extienden en una sonrisa. Sé que es la mejor amiga de Miyuki y que debería alejarme de ella, pero su compañía me consuela es estos momentos. «Déjalo ya, Ryo» le reprendo amablemente. «¿Qué he hecho ahora?» rezonga volviendo a mi lado. «Entonces, Yukino-chan, ¿todo bien?» pregunto, cruzándome con su mirada «Quería saber cómo estabas» responde seria. «No muy mal» respondo intentando no ser hipócrita y al mismo tiempo no preocuparla. «¿De verdad? Porque he visto a alguien que se te parecía mucho fallando todas las canastas y al final el entrenador la ha mandado a los vestuarios. No eras tú, ¿verdad?» Ryo se echa a reír. «¿Has visto los entrenamientos?» pregunto, sintiéndome una estúpida «Diría que sí» «Bueno, pues eso…» «Misato solo está un poco estresada» comienza a hablar mi amigo, deslizando un brazo por mis hombros «Estate tranquila, ya me encargo yo de hacer que vuelva su buen humor» Yukino se tensa y yo me giro hacia Ryo, atónita: ¿por qué decir una cosa como esa de tal manera? «Muy bien, si es así. Buenas tardes» hace una pequeña inclinación y en un momento se aleja sin que pueda tener tiempo para replicar. «Pero, bueno, ¿qué se te ha pasado por la cabeza?» lo empujo enfadada «¡Habrá pensado que estaba demás!» «De hecho lo estaba» soltó él. «¿Qué estás diciendo?» «¡Oh, venga! ¿Es eso? ¿Te conformas con la mejor amiga de tu ex? ¿Estás tan mal?» exclama sarcástico, hiriéndome. «¡No te lo voy a permitir! Yukino es una amiga y en estos últimos tiempos ha sido de verdad muy buena conmigo» 371
«¡Pues claro! ¿Y no te preguntas por qué?» «¿Es eso? ¿Estás celoso?» «¡Sí, así es!» da un paso hacia delante, y me agarra la muñeca «Estoy cansado de verte perder la cabeza por chicas que no te merecen» dice en un tono muy alejado del tono del Ryo que conozco. «¡Me estás haciendo daño!» intento soltarme de su agarre, pero me aprieta más fuerte, me atrae hacia él y me besa. De repente, recuerdo las palabras de Miyuki, aquellas que me acusaban de no haber prestado atención a la manera en la que me miraba mi mejor amigo, aquellas palabras que me acusaban de superficialidad…y ahora. Mi querido amigo de la infancia, al que siempre he considerado como un hermano, está apretando sus labios contra los míos. ¿Por qué me está haciendo esto? «¡Para!» logro golpearlo y alejarlo. Ryo encaja la bofetada sin hacer el menor gesto, continúa mirándome de la misma manera «¿Qué quieres hacer? ¿Se puede saber?» «Quiero estar contigo» exclama «¡Ninguna de estas estúpidas te amará nunca como lo mereces!» concluye en cólera. «¿Y tú sí?» lo provoco ya al límite de la paciencia. «Sí. ¡Te trataría como una reina y lo sabes bien!» revela con una mirada desesperada. «No lo dudo, pero yo no te amo. Perdóname, pero debes aceptarlo» «El amor puede aparecer con el tiempo, nunca me has mirado bajo esa óptica. ¿Qué sabes si no puede gustarte estar con un chico? ¿Estar conmigo?» «Ryo…lo siento» «¡No lo digas! Dame una oportunidad. Solo una» Lo miro perpleja. «¿Sabes que no se trata de conseguir un juguete?» «¡No estoy con una pataleta como cuando éramos pequeños, te lo ruego!» «En realidad, estás haciendo eso mismo…» bajo la cabeza, derrotada «De acuerdo, probemos» digo incapaz de rechazarlo de nuevo. 372
373
«¿De verdad?» me abraza levantándome del suelo, feliz como no lo había visto antes «¡No te arrepentirás, te lo prometo!» me besa en la mejilla. Después de todo, incluso cuando se volvía caprichoso, no lograba decirle que no… *** Parece que ha comenzado una nueva fase en mi vida. Es extraño que me haya encontrado así…sin embargo ha sucedido: ¿he perdido definitivamente la razón? «¡Amor, buenos días!» dice Ryo dándome un tierno beso en cuanto atravieso la cancela de mi casa. «Buenos días» suspiro mirándolo: está tan feliz que me siento culpable por lo que voy a decirle «Delante de casa, por favor. Sabes que…» «¿Qué?» ríe cogiéndome de la mano «¿Tus padres no están contentos con nuestra nueva relación?» «Tengo vecinos» «¿Dónde están?» se gira «¡Eh, vosotros, detrás de las ventanas! ¿Me escucháis? ¡Amo a esta mujer, tenéis que saberlo!» «¡Tonto, para!» lo golpeo con la mochila sintiendo cómo las mejillas se ponen rojas. Ryo me mira y ríe. «Relájate» dice atrayéndome hacia él «No estés siempre tan tensa» «Si me escucharas algunas vez, quizás no lo estaría, ¿no?» «Venga, no seas así. Aunque estás guapa cuando te enfadas» ríe de nuevo «Eres increíble» vuelvo a mirar la calle. «¿De verdad?» me mira «Lo tomo como un cumplido» me guiña un ojo y de repente el silencio cala entre nosotros. Ahora lo único que siento es el calor que emana de su mano mientras me tiene cogida como si no quisiera soltarme por nada del mundo. *** «¡Fujiwara, cuidado!» me advierte una compañera, pero es demasiado tarde. La pelota de baloncesto me da en plena cara y la vista rápidamente se me nubla. 374
«¿Te has hecho daño?» dice alguien que ha corrido a socorrerme. «No, todo está bien» me recobro «Voy a refrescarme un momento la cara, me sale un poco de sangre» digo mientras me alejo. Ryo corre rápidamente hacia mí, pero yo lo alejo: tiene que seguir arbitrando el partido de entrenamiento. «Menos mal que el entrenador no está» digo en voz alta mientras me enjuago varias veces la cara. «Si continuas así, solo lograrás hacerte daño de verdad» Me giro hacia la voz que me está ofreciendo una toalla y mi corazón se calienta por un momento. «Yukino-chan…» le sonrío. «Entonces, ¿qué fin ha tenido la terrible pantera de Iroku?» dice, bromeando «Creo que se ha tomado una pausa» me tapono con la toalla ofrecida «Más bien, habría venido a buscarte» «¿Buscarme?» se sorprende. «Sí, siento lo del otro día» «No pasa nada. Fui inoportuna, aunque…no sabía que tú y Yamato-kun os estabais viendo» posa en mí sus profundos ojos. «Ya, así es» rehúyo su mirada «Quizás sea de verdad el único que no me deje y nunca me desilusione, después de todo» «Lo importante es que tú estés bien» dice con una sonrisa escéptica «Si piensas que él puede ser la persona apropiada para ti, pues entonces bien» Sus palabras me dieron en pleno pecho. Hieren. Querría responderle, querría gritarle lo que he sentido en este último mes, es más, en este último año. Querría, de verdad, liberarme de esta horrible sensación que me oprime, igual que hice el día en que me la encontré cuando volvía de casa de Miyuki. Desgraciadamente, cuando vuelvo en mí, ella ya está en la puerta del vestuario. *** «Entonces, ¿te va bien si te paso a recoger mañana a las tres?» «Está bien» digo mientras cierro el recipiente de mi sushi. Este fin de semana iremos a ver una película al cine. Una película romántica elegida por Ryo. 375
376
«Misato…» escucho que dice en un susurro mientras mi mente está aún concentrada en el día siguiente, después sus labios me atacan de improviso. «Ryo, espera…si nos ve alguien…» miro alrededor contrariada. «Nadie viene por aquí nunca, estate tranquila» me atrae de nuevo hacia él, agarrándome el pelo tras la nuca y esta vez siento un gran malestar apenas sus labios se entreabren «Relájate» dice manteniéndome bien apretada y yo le dejo hacer, hasta que su mano me toca el pecho y su respiración se vuelve sofocada. «¡Ya basta!» le aparto de malas maneras. «Eh, ¿qué tienes?» me mira incierto «¿Te ha molestado?» «Es solo que…» estoy a punto de decirle que es todo tan extraño que me parece equivocado, que no estoy segura de haber hecho la elección correcta con él…pero después veo sus ojos volverse tristes: se ha quedado mal, lo sé bien. «Perdóname…me tiene que venir la regla, estoy algo nerviosa» desvío la mirada. «¿Solo eso?» insiste ansioso. «Solo eso» cierro los ojos y lo beso. Un beso a flor de labio, dulce. «Ok, mejor así» suspira y sobre su rostro aparece de nuevo la sonrisa «Dentro de poco comienza la última clase, ¿vamos?» me extiende la mano «No, yo me quedo un poco más aquí. Estoy cansada» intento sonreírle también. «Está bien, nos vemos luego» se inclina y me besa la frente. Ryo es de nuevo el de siempre. Abre la puerta de la terraza y baja las escaleras silbando. “Finalmente”, doy un largo suspiro. «¡Qué hermosos tortolitos!» Me sobresalto al escuchar una voz que conozco muy bien. «Pero, ¿dónde diablos…?» me levanto de un salto y giro alrededor. «Estoy aquí arriba» escucho decir. Alzo la cabeza y sobre el tejadillo de la puerta de la terraza aparece la cabeza de Asakawa. «Has encontrado un buen puesto para escaparte de las clases» digo ácida mientras me dirijo a paso rápido hacia la salida. 377
«¡Espera!» Asakawa en un momento baja de la escalerilla y se me acerca «¿Podemos hablar?» «No deseo hablar contigo» replico, pero cuando le doy la espalda para marcharme noto su mano agarrarme la muñeca. «No tardaré mucho» me mira seria. Sé que no debería tomarla con ella, pero es más fuerte que to: no puedo sino odiarla. «¿No te importa que todos estén preocupados por ti?» me pregunta soltándome la muñeca. «¿Qué quieres decir?» «Miyuki y Yukino no hacen sino hablar de ti. Estás irreconocible» dice mirándome con aquellos ojos azules que me recuerdan demasiado a su madre. «Bueno, no es asunto de ellas» me sustraigo de su mirada. «¿Qué estás haciendo Fujiwara? ¿Te estás auto conformándote?» Me sobresalto, después alzó los ojos hacia Asakawa y la rabia se apodera de mí. «¿Auto conformándome? ¿Era eso lo que tú hacías cuando estabas con Ryo? ¿Te auto conformabas?» la agredo. «Sabes a qué me refiero» se me acerca más «He visto qué está haciendo contigo tu gran amigo» «Solo está intentando…protegerme» «No, está intentando tenerte. A cualquier precio» sentencia sin pestañear y yo me rindo. «¿Por qué te estás entrometiendo? No es de tu incumbencia» «Siento mucho todo por lo que estás pasando» parece sincera. «Yo…estoy intentando ser feliz» siento cómo crece mi ansia «¿Es tan difícil de comprender?» «No, pero no es esta la solución» inspira «Me gustaría que Miyuki pudiera jugar con vosotras el último partido. Así podrías hablar un poco con ella, os haría bien a ambas…¿qué te parece?» Mi corazón vacila: por favor Asakawa…no me quites también el odio que te tengo. «No sé» bajo la cabeza. 378
«Piénsalo. Estoy segura de que si se lo pides tú, le gustaría» puso una sonrisa. «De acuerdo, lo pensaré» le doy la espalda, y me marcho rápidamente. ¿Habría sido diferente si hubiera tenido algunos años más? ¿O habría acabado igual la historia con Ritsuko? ¿Y Miyuki? Un flechazo: la bella muchacha venida de Kamakura que pensaba que curaría mis heridas. ¡Qué estúpida por dejarme llevar de esa manera por mis sentimientos! *** «¿Qué?» se sobresalta Ryo «¿Quieres pedirle a Miyuki-chan que juegue en el partido para las nacionales?» «Sí, estoy segura de que al equipo le gustaría» «No lo sé» se pone nervioso «¿Ya logras tenerla cerca? Solo ha pasado un mes de vuestra ruptura» «Creo que sí» respondo sincera «el dolor se ha atenuado» «¿Por mérito mío?» rio Ryo dándome un beso en la mejilla. «¿Quieres parar? Estamos en mitad de la gente» «¿Y qué mal hay? ¡Somos novios!» me sonríe apretándome la mano. No tengo fuerzas para rebatir, sacudo la cabeza y miro alrededor: la cola para entrar en el cine es larguísima. Me quedo en silencio hasta que entramos en la sala. Ryo está contento, parece que ya se ha olvidado de las palabras dichas poco antes. «Después de la película, ¿quieres ir a mi casa? Mis padres no están» me guiña un ojo mientras me pasa las palomitas. «No tengas prisa, aún tenemos que ver la película, ¿no?» respondo sentándome a su lado. Ryo se encoge de hombros, sé que no se dará por vencido y que querría más de mí. Me aíslo y comienzo a pensar en lo que estoy haciendo, en las palabras de Asakawa, en cómo me siento, como en una trampa sin tener la fuerza para reaccionar.
379
Me siento perdida… «¿De verdad quieres que juegue en el equipo contigo?» «Sí, he hablado con el entrenador y también él está de acuerdo» Miyuki me mira perpleja, parece incomoda. Ahora al mirarla, siento menos dolor, menos desasosiego. «Está bien» sonríe «Si puedo ser de ayuda» Sé que lo hace solo por su sentimiento de culpa hacia mí, pero a fin de cuentas esta cercanía podría hacernos bien a ambas, podría liberarme del rencor cuyos motivos para sentir ya no tengo. Exactamente como ha dicho Asakawa. «Gracias» hago una pequeña inclinación. «No me lo agradezcas» se acerca «Y, ¿cómo estás?» «Ahí va» sonrío, y me retiro. Miyuki permanece a mi espalda y yo siento un ligero fastidio en la boca del estómago, después de repente, choco con alguien. «Oh, disculpa» digo masajeándome el brazo «¿Te has hecho daño?» «Todo ok» responde Yukino alzando la mirada hacia mí «Capitana, no he te había visto y…estaba buscando a Miyuki-chan» «Estaba conmigo hace un momento» me giro, pero Miyuki ya no estaba ahí. «Vaya…ha dejado su mochila con la ropa de educación física en clase» resopla balanceando la bolsa de su amiga «Bueno, me la llevo yo» «Puedo echarte una mano si quieres» le quito la mochila de las manos «Te acompaño» «¿Estás segura?» me mira con incertidumbre. «¿Por qué?» sonrío «Después de todo, hace mucho que no charlamos» Yukino parece relajarse y juntas nos encaminamos hacia casa. «¿Estás mejor?» pregunta, girándose hacia mí. Sus trenzas oscilan. «Diría que sí» inspiro profundamente «Para ciertas cosas la única cura es el tiempo, ¿no?» «Creo que tienes razón» asiente, después vuelve a mirar hacia delante «Sin embargo…tengo una pregunta que hacerte» 380
«Oigámosla» «En el próximo partido, ¿seguiremos viendo a una pantera enjaulada?» «Espero que no» se me escapa una risa «Dices siempre lo que piensas, ¿verdad?» Yukino no replica, su rostro ha cambiado de expresión: parece turbada. «¿Qué sucede?» le pregunto ingenuamente, mirándola, ignorando a quién ha aparecido de improviso delante de nosotras. «Misato, ¿a dónde vas?» escucho decir y por un momento me quedo helada. «Ryo…pero…¿cómo…?» me lo encuentro delante. «Os he visto salir desde la candela de la escuela» responde nervioso y con la respiración entrecortada «¿No volemos a casa juntos?» «Acompaño a Yukino, lleva dos pesados bolsos, aparte de la cartera» lo miro contrariada. «Ya veo» se acerca a nuestra compañera de escuela «Yukino-chan, ¿no tienes a ningún guapo muchacho al que pedirle que te eche una mano?» pregunta de forma ruda. «Me he ofrecido yo a ayudarla» me meto en medio, amargada con su comportamiento. «¿De verdad?» me lanza una mirada atravesada. «No importa» da un paso hacia delante Yukino, quitándome la bolsa de deporte de Miyuki de las manos «Puedo apañármelas sola» «No me malinterpretes» la bloquea de nuevo Ryo «Yo puedo llevarte la bolsa, pero…no mi novia» extiende una mano hacia ella. «¿Tu novia no puede decidir sola?» Yukino lo mira, ignorando la mano que él le está extendiendo. Ryo se queda en silencio «Bueno, ahora tengo que marcharme» pasa a nuestro lado recolocándose las dos bolsas en sus hombros. «¡Espera!» intento pararla, pero Ryo se mete de nuevo en medio. «Deja que se vaya» me dice nervioso. «¡Estás exagerando!» siento un estremecimiento por todo el cuerpo «¿Desde cuándo te has vuelto tan posesivo?» «Siempre lo he sido» me agarra la muñeca «Pero antes no podía decir nada, ¿recuerdas? Ahora que estamos juntos, las cosas cambiarán» 381
«¡Suéltame inmediatamente!» intento liberarme, pero el agarre de Ryo es fuerte, me está arrastrando con él. Lanzó una mirada hacia atrás de nosotros, pero me doy cuenta de que Yukino ya se ha alejado de nosotros. *** «¡Capitana!» me llama una compañera de equipo y cojo la pelota al vuelo. Me giro y veo a las otras que están marcadas de muy cerca. Me pesan las piernas y me siento cansada como no le estado en toda mi vida. Intentar caminar hacia la canasta parece una empresa imposible, así que hago lo único sensato: un tiro de tres. La multitud aclama mientras cojo impulso y lanzo la pelota hacia la canasta, pero una vez más, fallo y las adversarias lo aprovechan para un contraataque. «Así no lo lograremos» se pone a mi lado Miyuki, jadeante «Ya nos llevan veinte puntos de ventaja» Es el primer partido de cuartos de final para el campeonato nacional y no soy capaz de conducir la situación. «¡Arbitro!» el entrenador efectúa la sustitución y mete a otra compañera en mi lugar. Era previsible, no puedo culparlo. «Nunca me había sucedido antes» digo en voz alta acercándome al entrenador en la línea de campo. Estoy arrasada. «¡Ve a refrescarte!» me tira una toalla de malas maneras «Y vuelve solo si quieres hacer algo decente, ¿está claro?» Bajo la cabeza y dejo a todos a mis espaldas, también a Ryo que ha hecho amago de seguirme, pero rápidamente ha sido reprendido por el entrenador, después entro en los vestuarios y me dejo caer en el banco de madera. “Estoy cansada…”, aprieto la toalla entre las manos sintiendo cómo las fuerzas se me van definitivamente. «¿La pantera aún está en la jaula?» Alzo la cabeza incrédula y veo a la que aún parece que no se ha rendido conmigo. «Estoy cansada» digo esta ven en voz alta mirando a Yukino. 382
«Sería algo normal en todos…pero no en ti» se inclina buscando mis ojos «Estamos perdiendo. ¡Miyuki y las otras chicas no lo lograrán!» exclama apretando los puños. «Lo siento» bajo la cabeza notando un nudo en la garganta «Quisiera solo desaparecer…anularme definitivamente» empiezo a sentir las lágrimas descender por mis mejillas y mi pecho despedazarse. Enseguida, exactamente como aquel día en que me la encontré en la calle, volviendo de casa de Miyuki, siento la cálida mano de Yukino acariciarme el rostro. «No debes decir esas cosas» «Tú…no entiendes» la bloqueo apretándole la muñeca «Lo he perdido todo» «No digas boberías» replica y sus ojos parecen aún más profundos «No has perdido nada. Fujiwara, eres tan joven…» «No sabes nada» susurro antes de explotar y volcar en ella mi resentimiento, mi fragilidad, mi pasado. Ahora la mirada de Yukino vacila: seguramente no se esperaba algo así, no de mí, no de su capitana «Te he defraudado, ¿verdad?» le aprieto más fuerte la muñeca que aún no le he soltado. Yukino cierra los ojos un momento por el dolor, después consigue soltarse del agarre y me golpea. «¡Me desilusiona verte compadeciéndote!» retrocede «¡No eres la muchacha que siempre he admirado!» grita. Me quedo inmóvil, aquella bofetada me ha dado una sacudida. Tengo la mejilla dolorida. Cuando alzo la mirada, ella está en la puerta, al igual que el día en que había venido a consolarme. «Espera…» digo en un suspiro, pero ya Yukino se ha alejado. Esta vez, no volverá más, soy consciente de ello. ¡Cuánta fuerza en un cuerpo tan pequeño…! Siento el pecho incendiarse, la sangre correr más velozmente en las venas y una nueva fuerza tomar forma dentro de mí: ya no es tiempo de regodearse en la desesperación. Sencillamente tengo que… renacer.
383
384
«¡Un brindis por nuestra capitana!» exclama Komura excitada mietras alza el vaso de champán que acabábamos de abrir. Hago un asentimiento con la cabeza y alzo también yo mi copa imitando a los demás. «¡Cuando Fujiwara volvió a entrar, no podía creer lo que veía! ¡Era un ciclón!» dice otra y el entrenador, complacido, replica diciendo que el mérito es todo de él porque tras la reprimenda volví a ser la de siempre. «¡La pantera de Iroku!» me abraza por detrás Ryo. Todos ríen y están felices. También yo lo estoy, sin embargo…falta algo. «Miyuki, perdóname» me acerco a ella que está degustando distraídamente el champán de su copa. «Dime» se gira hacia mí. «¿Yukino-chan?» pregunto en voz baja. Sus ojos se abren en una expresión de estupor. «Se ha ido hace poco» responde por ella Asakawa que parece haberse materializado como hace a menudo quién sabe de dónde. «¿Te lo ha dicho ella?» me acerco un poco más hablando ahora despacio «Sí, ha dicho que tenía que irse rápidamente a casa» «Entiendo» bajo la cabeza sintiéndome, de repente, extraña. «¿Pasa algo?» pregunta en ese momento Miyuki, preocupándose. «No…es decir…antes vino aquí, a los vestuarios y…» hago una pausa «Me ha dicho cosas» «¿Cosas?» «Solo quería darle las gracias. Solo eso» digo con voz temblorosa. De repente, me viene todo a la mente y no puedo ignorar que había cometido el enésimo desastre. «¿Por qué no la llamas por teléfono? Le gustará» me sonríe Miyuki. Alzo la mirada hacia ella, y después hacia Asakawa. «Sinceramente preferiría hacer otra cosa» ahora mi voz era un susurro «¿Podéis ayudarme?» Mientras todos están festejando, yo estoy corriendo hacia ella. Es increíble que lo diga, pero tengo que darles las gracias a Miyuki y Asakawa 385
por haberme cubierto: sin ellas nunca habría logrado escaparme del vestuario sin que Ryo se diese cuenta. Continúo caminando a paso rápido. La dirección que me ha dado Miyuki no está muy lejos, dentro de poco podré hablar con ella…si me da la posibilidad. “¿Por qué se me habrá pasado por la mente contarle lo mío con Ritsuko?”, me atormento pensando en cómo justificarme ante ella. Tengo miedo de que me juzgue y que pase a verme para siempre de otro modo… Me acaricio la mejilla que ya no me duele y ya me encuentro delante de la cancela de casa de Yukino. «Kaneda…» leo aguantando la respiración. Tocó el timbre y un momento después la puerta se abre. «¿Quién es?» aparece una graciosa niña con los cabellos recogidos en dos coletas altas. «Buscaba a Yukino-san. ¿Está en casa?» pregunto sonriéndole. La niña me mira más atentamente. «¿Eres una amiga suya?» «Sí, exacto» espero impaciente a que abra la cancela. «Espera…» vuelve a cerrar la puerta. Un instante después es un muchachito el que aparece. «¿Eres una amiga de Yukino-chan?» pregunta también él desconfiado «Sí, soy una compañera de escuela. ¿No está en casa?» comienzo a perder la paciencia. «En realidad acaba de salir de la ducha» me mira atentamente «¿Puedo saber tu nombre?» Me presento y de nuevo la puerta se cierra. Esta vez, espero unos minutos antes de que se reabra de nuevo. «Por favor, entra» dicen los dos pequeños abriéndome finalmente la cancela. «Gracias» inclino la cabeza y los sigo. La casa de Yukino no es muy grande, pero está en buen estado y decorada con gusto. «Ponte cómoda» me dice la niña de las coletas. 386
«Eres muy amable. ¿Puedo saber cómo os llamáis?» pregunto amablemente y en ese momento los dos se derriten. «Yo me llamo Sami y ella es mi hermanita, Mina» toma la palabra el hombrecito de la casa. «Yo me llamo Misato. Un placer conoceros» hago un asentimiento y ambos sonríen. Solo en ese momento, diviso el pequeño altar a sus espaldas. «Ah, sí. Aquella es mamá. Murió dándonos a luz» dice Sami dejándome atónita. «Lo siento…» «Oh, no lo sientas» se adelanta Mina «Mamá sigue cuidándonos desde el cielo y Yukino-chan ahora se ocupa de nosotros en su lugar. Somos afortunados» sonríe. «Entiendo» se me encoge el corazón «¿Y vuestro papá?» «Papá siempre está en el trabajo. Vuelve tarde últimamente. Tenemos un negocio nuestro, ¿sabes? Dentro de unos años, también yo iré a trabajar con él» explica orgulloso Sami. «¿De verdad? Apuesto a que no ves la hora» le guiño un ojo alentándonoslo. «Sí, quiero cuidar a mis hermanas también yo» «Eres realmente un gran muchacho» siento cómo se apodera de mí la conmoción, a continuación escucho pasos que se acercan. «Fujiwara…» entra en la sala Yukino « No me esperaba tu visita» deja en la mesa té caliente y bizcochos. «Perdóname por no haberte avisado» la observo: Yukino tiene los cabellos sueltos, cayéndole por los hombros y la espalda, aún húmedos. Lleva una camiseta ligera escotada y vaqueros, está muy diferente a la Yukino que veo normalmente en la escuela. «No importa» rehúye mi mirada y me doy cuenta de que sus mejillas están sonrosadas. «Tienes unos hermanitos muy atentos» cojo el té en las mano riendo «Se han preocupado mucho en saber quién era» bromeo. «Sí, perdona la descortesía. Los hemos acostumbrado así porque normalmente por las tardes están solos en casa» explica mientras pasa dulce387
388
mente una mano por los cabellos de Sami «¿Por qué no vais ahora a jugar con la consola a la habitación?» «¿De verdad podemos?» salta Sami, seguido de cerca por Mina. «Sí, hasta que os llame podéis jugar. Después os controlaré la tarea» le lanza una mirada severa Yukino. «¡Está bien!» exclaman los dos niños corriendo hacia la habitación. «¡Eh, esas maneras! ¡Volved aquí y despedíos!» Sami y Mina paran en seco en la puerta, se giran hacia mí y me saludan con cortesía antes de echar a correr por las escaleras. «No seas tan severa con ellos» río. «Son dos granujas. Si no los mantengo un poco a raya, es el fin» «¿De verdad? Sin embargo, parecen tan responsables» «Bueno, sí…efectivamente lo son» baja la cabeza mientras bebe su té «Entonces, ¿cómo puedo ayudarte?» «Gracias por lo de antes» digo mientras sigo observándola «Es mérito tuyo que hayamos ganado y que me haya quitado de encima aquella absurda apatía» «No he hecho nada» se enrojece «Por cierto…felicidades por la victoria» «Hemos vencido juntas» digo cruzando finalmente su mirada «Ya no quiero defraudarte» confieso sin un nota de falsedad. «¿Tanto te importa?» pregunta en tono escéptico. «Sí. Son años que llevas apoyándome…desde antes de que comenzara a salir con Miyuki» «Ya…¿y cómo vas con ella?» cambia hábilmente de tema. «Muy bien. La he dejado junto con Rei y los otros» respondo tranquilamente. «¿Duele menos?» continua mirándome. «Te diré…No solo duele menos, sino que hoy ha habido un momento en que las he encontrado perfectas juntas. Se complementan» respiro «Y empiezo a volver a creer en Asakawa» «Me alegro» me da una tímida sonrisa «La delegada de clase ha sido una sorpresa también para mí. Yo estaba preocupada por Miyuki» «¿Hemos sido Asakawa y yo tan terribles?» 389
«Sí…lo habéis sido» esta vez la mirada de Yukino se transforma «Ya no podía ver a Miyuki de aquella manera» «Lo siento…» el pecho de me encoge «No quería herirla» «¿Por qué entonces sigues comportándote así?» sigue con su mismo tono «¿Hablas de Ryo?» Yukino asiente. «He intentado ser feliz con él porque…lo quiero mucho» encaro su mirada acusadora «¿Tú nunca has pensado en ella?» Yukino se sobresalta. «¡No digas boberías!» exclama mirándome de soslayo. «¿De verdad? Porque, a veces, tu manera de proteger a Miyuki podría parecerse a la de una enamorada…» la provoco adrede y la mirada de Yukino se baja como si la hubiera golpeado «¿Entonces, ¿es así?» «No, te equivocas» vuelve a mirarme con decisión «No tengo ese sentimiento arrollador por ella. Si fuera así, no la habría dejado en vuestras manos» Touché. «Solo te estaba provocando, no te ofendas» le sonrío. «En cambio, tú, ¿por qué estabas con ella si aún no has olvidado a Ritsuko-san?» «¿Qué decir…?» la miro sin sorprenderme ya tanto: es normal esperar una pregunta así directa de ella «Cuando vi a Miyuki, fue un flechazo. La historia con Ritsuko había acabado hacía mucho» «¿Flechazo?» «Sí, flechazo. Ya sabes. Cuando ves a una persona y sientes un violento golpe en el pecho. Pues eso» «No ha sido, entonces, como con la madre de Asakawa…» «No puedo comparar estas dos historias. Son demasiado diferentes» explico «Siento haber volcado sobre ti todas mis frustraciones» «Solo quisiera saber por qué me lo has dicho precisamente a mí» me mira no demasiado convencida «Es algo muy personal para ir contándolo» «Me fío de ti» bajo la mirada y noto cómo las mejillas se me enrojecen «Tú…tienes ese poder. Haces que las personas reflexionen» 390
391
«¿Qué soy, Pepito Grillo?» ríe «¡No quiero, sin embargo, acabar como él, eh! Conoces el cuento original, ¿verdad?» «Has seguido creyendo en mí. Te has enfrentado a mí con dulzura y decisión al mismo tiempo» prosigo «No puedo si no darte las gracias… también por aquella bofetada» río también yo. «Oh, lo siento» baja inmediatamente los ojos, incómoda «De verdad, perdóname» No respondo. Sigo mirándola en silencio y siento cómo mi pecho se agita: ¿habrá algo en ella que me atrae?
392
Orange Cream
escrito por Scarlett Bell con los dibujos de Aeryn Sun *** Traducción: Natalia Trujillo Rodríguez www.fanfiction.net/u/5685127/franchiulla ***
CONTINUA... Todos derechos reservados al autor. Cada reproducción prohibida. Sustentas el proyecto leyendo los capitulo sobre el blog y inscribiéndote a la página facebook.
www.orangecreamyurimanganovel.blogspot.it
393