eCre Orang am•
1 Act.1
«E
ntonces, ¿os estáis adaptando? ¿Qué pensáis hacer esta tarde?» preguntó Ritsuko mientras comía su arroz al curry. Me giré hacia Rei que estaba sentada a mi lado y fingía no escuchar a su madre. «Oh, bueno… todavía no le pensado» respondí intentando mantener mi mirada en la mujer. Sin embargo, cada vez que la miraba me venía a la cabeza solo una cosa: ella y Misato juntas. «Ya que estás un poco más despierta que mi hija, Miyuki-chan, te dejo la carta con los servicios ofrecidos por el hotel. Podéis elegir lo que queráis» me sonrió. Cogí de su mano el cartón y comencé a leer. «Masaje relajante cuerpo, cara, Ayurveda, masaje con piedras… sala relax, sauna, hidromasaje, piscina termal…» giré entre las manos la carta «Diría que es difícil elegir» comenté «Lo pensaremos con calma, ¿verdad, Rei?» «Sí, después le echaré un vistazo» respondió distraídamente «Pero creo que acabaré de leer el libro que me he traído de casa» «Ritsuko, quizás no deberíamos preocuparnos por ellas. Harán lo que quieran, dejémoslas libres» intervino mi madre. «Cierto, faltaría más. Era solo por hablar» le dirigió una mirada cómplice. Posé mi mirada, un momento, sobre ellas y un pensamiento audaz cruzó mi mente: ¿acaso Ritsuko habría tenido alguna vez a mi madre en su punto de mira? Sacudí la cabeza al sentir mis mejillas enrojecerse. «Eh, ¿qué estás haciendo?» dijo Rei mirándome de reojo. «No… nada, pensaba en qué masaje darme» mentí echándome a reír ruidosamente. Ritsuko y mi madre me miraron perplejas: como de costumbre, sabía hacerme notar cuando no quería. «No deberías pensar ciertas cosas, ¿sabes?» soltó de repente Rei mientras paseábamos por el amplio jardín del hotel «No te hace bien» «Hey, no digas estupideces. No se ha visto nada» la golpeé con mi bolso. «¡Pero si lo tenías escrito en la frente!» «¿Qué? ¡Venga ya!» «Tu madre y mi madre… juntas mientras…» 262
263
«¡Estúpida!» le cubrí la boca con las manos «¡No lo digas!» Rei se echó a reír. «¡Eres imposible!» me enfurruñé. «Venga, no te enfades» me dirigió una tierna mirada «Era para desdramatizar» dijo dejándome estupefacta. A pesar de todo, no podía ser indiferente a su modo de actuar: en un momento fría y distante, al segundo siguiente dulce y amable… «¿Miyuki?» «¿Sí?» volví en mí. «Tu móvil» me señaló el bolso del cual provenía la canción de mi grupo de j-pop preferido. «Oh, gracias, estaba despistada» me di prisa en coger el teléfono. «Ya… como siempre» continuó pinchándome Rei hasta que me escuchó pronunciar el nombre de la capitana. En ese momento, se alejó algunos metros y volvió a asumir la misma expresión rígida que le había visto poco antes en la mesa. «¡Qué sorpresa escucharte…!» dije intentando concentrarme en la llamada. «Sé que dice que no te llamaría, pero…» Misato hizo una pausa «Ayer nos despedimos muy mal…» «He llegado, está todo bien. El lugar es muy relajante» la interrumpí cambiando de tema. «Me alegro» dijo de forma afligida Misato «¿Qué estáis haciendo?» «Estoy paseando por el jardín» «¿Sola?» preguntó dejando ver su ansia. «¡Misato, por favor!» la regañé. «Perdón, tienes razón» rió débilmente «Entonces, si te parece, ¿podemos llamarnos esta noche?» «No lo sé» respondí incómoda. «Oh, vaya… la situación entonces es de verdad grave» la noté derrumbarse. «Necesito aclararme las ideas» corté en seco «A mi regreso hablaremos, te lo prometo» «A tu vuelta intentaré reconquistarte» concluyó dando por terminada la conversación. 264
Mi brazo cayó. Estaba trastornada. Aún no había podido asimilar lo que me había revelado. «¿Todo bien?» se me acercó Rei preocupada. «Sí… más o menos» respondí bajando la cabeza. «Si es por aquella historia, no deberías montarte estúpidas paranoias» «No es solo por aquello» levanté la mirada cruzándome con sus ojos «Hemos roto. Tengo que estar un tiempo sola y reflexionar» concluí mirando hacia otro lado. Rei no replicó. Permaneció, por algunos minutos, en silencio, después me señaló un bancó próximo. «¿Qué libro estás leyendo?» tuvo la delicadeza de cambiar de tema. «Espera…» rebusqué en mi bolso «Este…» se lo acerqué. Rei me sonrió y se sentó a mi lado en el banco. «Sputnik, mi amor» leyó «Una hermosa novela» «¿Lo has leído?» «Sí, me gusta mucho Murakami» comentó «Esta novela cuenta el amor de una muchacha por una mujer adulta y casada… quién sabe por qué, pero no me sorprende que tengas curiosidad por leerlo» me dijo con una sospechosa mirada. «Oh, no es lo que piensas» me sonrojé «Lo compré hace un tiempo y creo que ha llegado el momento de leerlo» «Comprendo» desvió sus ojos de mí, sacando a su vez un libro de su bolso. «¿Y tú qué estás leyendo?» me acerqué y Rei giró la portada del libro hacia mí. «Máscaras femeninas, de Enchi Fumiko» leí. «Habla de una mujer que bajo su máscara de compostura esconde mil turbaciones» explicó. «Mm, ¿y cuáles serían?» «Celos, resentimiento…» «Vaya, no parece una lectura tranquila» «No, no lo es» rio «Pero la figura de la protagonista es interesante» se encogió de hombros mirándome con dulzura. Me quedé atónita mirando la 265
266
sonrisa que me estaba dando mientras sus cabellos eran movidos por la ligera brisa estival. Ella, como si fuera un espejo, me devolvió la misma mirada. Nos quedamos así, suspendidas, por un tiempo indefinible. Ninguna de las dos parecía tener la intención de hacer el primer movimiento, ambas bloqueadas en nuestras incertidumbres. Después de todo lo que había pasado, después de todos los esfuerzos por rechazarla, me encontraba en el punto de partida. El libro que sostenía se me escapó de las manos y cayó al verde prado haciendo un ruido sordo, capturando con él nuestra atención. Rei se inclinó hacia delante para recogerlo por mí, y me lo devolvió con suavidad, y repentinamente se hundió en su lectura: el instante mágico había acabado. Abrí también yo mi libro, intentando concentrarme en la historia, pero con escasísimo resultado: ¿es posible que yo fuera tan cobarde? ¿Qué quería de verdad? La respuesta no tardó en llegar. Cuando a las seis regresamos para meternos en la maravillosa piscina termal, todo se me apareció perfectamente claro: Rei, bellísima, con su piel blanca y aterciopelada, los cabellos recogidos, las mejillas ligeramente sonrojadas a causa de la temperatura del agua… Me sentía atraída por ella y mi corazón la deseaba con ímpetu. Fue realmente un esfuerzo lograr estar a su lado y esconder mi verdadero estado de ánimo. Quizás también yo, como la protagonista de su novela, tenía que mantener sujeta aquella máscara que me había construido. «¡Qué formidable sensación! ¿Verdad?» dijo con su voz persuasiva, mientras apoyaba su cabeza en la roca a nuestra espalda, después cerró los ojos. Seguí su ejemplo en el intento de alejar la tentación, pero sin realmente darme cuenta comencé a fantasear: las manos de Rei que se insinuaban bajo el agua para tocarme, su suave boca que se cerraba sobre mi cuello y descendía hacia mi pecho… La respiración se me bloqueó en la garganta. «Miyuki» Abrí los ojos y me encontré el rostro de Rei muy cerca. 267
«¿S…sí?» me encogí sintiendo que me ponía roja como un tomate. «¿Todo bien?» me miró de manera extraña «Me ha parecido… que no podías respirar» «Estoy bien, es culpa del agua. No estoy acostumbrada, está bastante caliente» mentí. «Tienes mucha razón. Hace demasiado calor aquí» dijo en un susurro y sus ojos se hicieron increíblemente profundos. Conocía aquella mirada. Podía aprovechar el momento: allí solo había dos personas de avanzada edad, además muy lejos de nosotras. Si hubiese atraído a Rei hacia mí, ni siquiera se habrían dado cuenta, estaba segura. Y entonces, ¿qué me bloqueaba todavía? «Voy a prepararme para la cena. Si quieres quedarte…» dijo bajando la cabeza «Te espero en el cuarto» Mi mano se movió demasiado lento. No logré detenerla, aunque esa era la intención. Solo pude dejar que mi mirada vagara por su cuerpo perfecto mientras salía de la piscina. Ella, con un movimiento delicado, cogió la toalla y se la enrolló, para después entrar en el edificio. No se giró ni una sola vez hacia mí. “Miyuki… eres una estúpida”, metí la cabeza en el agua. “¿Qué esperabas de ella ahora?”, emergí “He sido yo la que le dijo que me dejara en paz”, me llevé las piernas hacia el pecho “Ahora quieres exactamente lo contrario”, me pasé la mano por la cara “¿Por qué soy tan incoherente?” Cuando entré en nuestra habitación, Rei ya estaba vestida y estaba acabando de secarse el pelo. «¡Qué elegante estás!» exclamé al verla vestida con un traje azul cobalto. «Esta noche hay una fiesta» se giró hacia mí mientras seguía secándose el pelo «¿No te acuerdas?» «¡Ah, claro! Es esta noche» recordé lo que había leído mi madre «Muy bien, tengo que tener yo algo también para ponerme» rebusqué en el armario y puse sobre la cama un vestido largo hasta las rodillas de color rojo escarlato con una hermosa rosa bordada sobre el pecho. «¿Te vas a poner eso?» preguntò Rei extrañada. «Sí, ¿por qué? ¿No te gusta?» la miré perpleja. 268
269
«No, seguramente te quedará muy bien» se corrigió «Pensaba que quizás más tarde podrías tener frío, dado que los brazos los tendrás al descubierto» volvió a mirarse al espejo. Sus mejillas volvieron a sonrojarse como poco antes en la piscina. «Tengo un chal, no tendré frío» dije distraídamente antes de entrar en el baño y meterme bajo la ducha. “¿Por qué duele tanto?”, me pregunté apretando mis brazos mientras el chorro de agua me calentaba. “¿También ella siente lo mismo?” Cuando terminé de prepararme, ya no hubo dudas sobre lo que Rei sentía: me bastó cruzar su mirada para darme cuenta de lo turbada que estaba. «¿Vamos?» le pregunté mientras evaluaba su expresión. «Sí, ya estoy lista también» cogió rápidamente su bolsito y salió la primera de la habitación. Yo la seguí velozmente sintiendo de nuevo un remolino de emociones chocando dentro de mí. “¿Es esto amor?”, me llevé una mano al pecho “¿Por qué es tan difícil admitirlo?”, noté los ojos arder y me perdí mirando su silueta, sus delicados hombros, sus caderas, sus hermosos cabellos del color de la noche. “Tengo miedo…”, me mordí los labios “Miedo de sentirme peor de lo que me he sentido hasta ahora…” «¡Aleluya! ¿Dónde estabais?» nos llamó Ritsuko que ya estaba sentada en nuestra mesa, vestida, como la hija, en un elegante vestido de fiesta. «Se nos ha hecho un poco tarde, lo siento» me justifiqué sentándome al lado de Rei «¿Y mi madre?» pregunté mirando alrededor. «La misma tardona» resopló Ritsuko «Cuando he bajado, aún estaba en la ducha. Me ha dado tiempo incluso de tomar un aperitivo en el bar» «Debe ser un gen de familia» bromeé y en ese exacto momento vi los ojos de Ritsuko sobrepasar mi cabeza e iluminarse. No tenía dudas de quién estaba llegando, pero me giré de todas maneras para comprobarlo: mi madre, con un maravilloso traje oscuro, los cabellos recogidos y un maquillaje cuidado, se acercó a nuestra mesa sonriente. «Perdonad el retraso» dijo señalando a alguien a la entrada de la sala «Me he cruzado con un cliente y me ha entretenido unos minutos» 270
Cuando me giré de nuevo hacia Ritsuko, habría jurado que ante mí estaba Rei, adulta, pero con la misma mirada de muchacha, y no solo porque madre e hija se asemejaran físicamente, en el color y la forma de los ojos así como en sus expresiones. Si había tenido alguna duda, ahora estaba segura: Ritsuko se sentía atraída por mi madre y la celaba. «¿Qué pedirás esta noche?» me giré hacia Rei intentando borrar esos pensamientos. «Creo que repetiré con el salmón, ¿y tú?» «Bueno, sí… salmón también para mí» «Y buen vino. Con el pescado no puede faltar» intervino Ritsuko sonriéndome, volviendo a ser la de siempre. Cuando nos levantamos de la mesa, tanto ella como mi madre estaban bastante bebidas, Rei y yo, por el contrario, solo un poco turbadas: no es que hubiésemos bebido mucho, pero había sido, de todas maneras, un día difícil. «Tenía calor» dijo Rei sentándose en una silla al borde de la pista, mientras algunas parejas bailaban un vals tocado por la orquesta. «Incluso hay baile en la sala. No falta nada en este sitio» comenté. «Ya, imagino que es tu música preferida, ¿verdad?» me miró arqueando una ceja. «¿Estás de broma? Me gusta mucho» «No lo dudo» rió. En ese momento me levanté tendiéndole la mano. «¿Quieres bailar?» Rei se sonrojó. «No soy capaz» rehuyó mis ojos, pero no me conformé con ese tímido rechazo. Esta vez actué con decisión, la tomé y la arrastré a la pista. «Pon una mano en mi hombro. Bien, así» reí mientras la aferraba por sus caderas, acercándola a mí «Eso es, la otra alrededor de la mía y ahora…mira mis pies e intenta seguirlos contando hasta tres» la empujé delicadamente, haciendo que se moviera «Relájate» reí «Bien, así, uno…dos, tres…muy bien» «Eh, pero…¿dónde has aprendido?» preguntó Rei confundida, mientras intentaba desesperadamente mantener el equilibrio y no pisarme los 271
272
pies. Nuestras madres, sentadas no muy lejos de nosotras, continuaban bebiendo champán y divirtiéndose, inmersas en su mundo de adultos. «Mi padre estudió en Italia durante algunos años y hace un par de años volvió para un curso de actualización. Me llevó con él y como cada noche era invitado a fiestas y eventos, tuve tiempo de aprender algunos bailes de salón. Los chicos italianos son muy simpáticos» reí. «Simpáticos, ¿eh?» me asaeteó con la mirada. «¿Qué hay de malo?» le di una mirada maliciosa «¿No me digas que estás celosa?» «En realidad… Creo que estoy mucho más que celosa» me dejó perpleja con esa frase. «Rei…» me paré. «¿Qué? Solo he dicho la verdad» rebatió con una sonrisa velada sobre su rostro «Entonces, Miyuki…» me exhortó a continuar bailando apretándome un poco más contra ella «Eres una gran cocinera, una gran estudiante, una campeona de baloncesto, una heroína que combate a los malos a golpe de kung-fu… Dime… ¿hay algo que no sepas hacer?» rió. «No practico kung-fu, es aikido» me reflejé en sus ojos mientras continuaba guiándola en el baile. Los movimientos de Rei se habían hecho más fluidos. Era un placer bailar con ella, en todos los sentidos. «King-fu, aikido, ¿no es lo mismo?» me tomó el pelo «¡Claro que no lo son!» me fingí ofendida «El kung-fu es una disciplina china, el aikido forma parte de nuestra cultura japonesa. ¡Deberías saber estas cosas, son importantes!» le eché la bronca suavemente. «Perdóname, sensei» hizo una ligera inclinación de cabeza « De todos modos, recuerdo que ya con cinco años practicabas artes marciales en el dojo de tu abuelo» «¿De verdad? Pero si éramos niñas» «Bueno, realmente recuerdo muchas cosas de nosotras a esa edad» bajó la cabeza un momento, después me volvió a ofrecer su sonrisa cautivadora. «Efectivamente, hay una cosa que no sé hacer muy bien» retomé, intentando sostener su mirada «A veces no encuentro el valor para ser ho273
nesta con mis sentimientos» confesé mientras los latidos del corazón aceleraban su compás. Rei se sobresaltó. Nos detuvimos en el mismo momento y fuegos artificiales explotaron repentinamente sobre nuestras cabezas, iluminando toda la pista de baile. La gente a nuestro alrededor emitió grititos de estupor y aplausos, pero nuestros ojos no se desviaron los unos de los otros hasta que nuestras madres nos llamaron. «Chicas, ¿todo bien?» me puso mi madre una mano sobre el hombro. «Sí, todo bien, Eriko-san» respondió amablemente Rei girándose hacia ella. «Ah, menos mal. Estábamos preocupadas, os vimos quedaros paradas de pronto y… teníais una cara tan seria» se puso a un lado dejando sitio a Ritsuko. «Has logrado hacer bailar a mi hija, Miyuki-chan. Increíble» me miró la mujer. «Bueno, nos estábamos divirtiendo un poco» sostuve más mal que bien su cansada mirada, después otros fuegos se encendieron en el cielo y finalmente lograron capturar la atención de Ritsuko. Rei, a mi lado, tenía la nariz empinada y aún una adorable sonrisa en sus labios. “¡Qué bella es!”, la observé sin que se diera cuenta, y en ese momento sentí su mano rozar la mía. «¿Puedo?» preguntó con una dulce mirada. Yo me quedé atónita hasta que sentí sus dedos entrelazarse con los míos «Esta noche estás bellísima… Miyuki» dijo en un susurro acercándose a mi oído. ¿Cuántas veces se había parado mi corazón en ese día? Mi madre y Ritsuko entraron en su habitación un poco bamboleantes. Después de los fuegos artificiales se habían bebido otra botella de champán con la excusa de brindar por cada pequeña tontería. Ritsuko ya no me parecía sospechosa, así que no le di más importancia a sus miras puestas en mi madre. Lo único en lo que pensaba en ese momento era en poder quedarme finalmente a solas con Rei. Cuando entramos en nuestra suite, ya eran casi las dos de la madrugada. Estábamos destrozadas y al mismo tiempo alegres. 274
275
«Ha sido increíble, ¿verdad?» dijo Rei dejándose caer sentada sobre la cama «¡También los fuegos artificiales!» «¡Sí! No se puede decir que en ese sitio no saben divertir a los clientes» me quité los zapatos de tacón, y caminé por la habitación descalza «Necesito un ducha. Había mucha humedad fuera» «Sí, es verdad» comentó Rei mirándome «¿Vas tú primero?» «Ok, en un momento estoy» deglutí pensado en lo que verdaderamente hubiera querido responderle. Me metí en el baño y me duché rápidamente, abofeteándome mentalmente. Salí poco después de diez minutos con el albornoz puesto. «Listo, todo tuyo» Rei estaba de pie, cerca de la ventana, apenas me oyó se giró y vino hacia mí. «Miyuki, ¿me puedes hacer un favor?» dijo dándome la espalda, recogiendo sus cabellos color del ébano «¿Puedes bajarme la cremallera?» La respiración se me bloqueó en la garganta. «C… claro» balbuceé intentando torpemente deslizar la cremallera del vestido de Rei. El vestido cayó a sus pies, dejándola solo con una hermosa ropa interior azul. «Gracias» me dijo recogiendo del suelo el vestido, después lo puso en el armario y volvió lentamente hacia mí que no podía apartar los ojos de ella. «Te cojo esta» alargó la mano cogiendo la traba con la que tenía recogido mi pelo. No emití un sonido, continué mirándola estupefacta hasta que cerró la puerta del baño a sus espaldas. En ese momento me dejé caer en la cama completamente trastornada. ”¿Qué estoy haciendo?”, me pasé una mano por la cara. “Me siento… tan extraña y… torpe”, me mordí la uña del pulgar. Estaba demasiado nerviosa y acalorada. Poco a poco los ojos se me fueron cerrando y caí vencida por el sueño. Soñé con algo, una enorme piscina, yo dentro con Rei, pero más intenta acercarme, más parecía alejarse ella. «Miyuki…» sentí que me llamaban «¿Todo bien?» 276
277
Me recobré. Delante de mí, Rei con un hermoso camisón negro, me estaba moviendo delicadamente. «S... sí… me he quedado dormida» me restregué los ojos. «Estabas gimoteando» suspiró Rei «Me has preocupado. Y además, ¿qué haces aún con el albornoz? ¡Está mojado! ¡Quítatelo y ponte rápidamente el pijama!» me recriminó. «Ok, ok» me levanté velozmente y cogí el pijama y las braguitas del armario. Deshice el nudo del albornoz y sin pensarlo me lo quité delante de Rei. Cuando me di cuenta de lo que acababa de hacer, ella ya se había girado dándome la espalda. Por un momento me avergoncé de mí misma. “¿Qué habría pensado?”, me di prisa en vestirme “Sin embargo… después de todo, también ella se desvistió delante de mí. Aunque… no estaba completamente desnuda. Pero, antes en la piscina estábamos desnudas… ¡Oh, mierda!» pensaba. «Ya estoy» colgué el albornoz en el gancho de la puerta y me metí en la cama. «Bien» suspiró Rei apagando las luces y metiéndose a su vez bajo las sábanas «He puesto el despertador a las siete» «También yo lo he puesto a esa hora» respondí mientras me acostumbraba a la luz de la luna que se filtraba por la amplia ventana. «Perfecto. Buenas noches» corto en seco Rei dándome la espalda. “Y esto… ¿qué significa?”, me pregunté al verla distante de repente: el sueño de poco antes parecía haberse esfumado. Alargué, por instinto, una mano hacia ella, pero una vez más, me dejé vencer por mi inseguridad. Retraje la mano y cerré los ojos imaginando que me encontraba en la cama de mi casa, lejos de ella. Cada intento, sin embargo, se reveló inútil: mientras yo me quedé inmóvil, encogida, con los ojos cerrados, Rei no dejaba de moverse. Al final, no tuve más remedio que abrir los ojos y girarme para comprender qué estaba haciendo. «Perdóname… no quería despertarte» dijo con un hilo de voz. «No estaba durmiendo» confesé sintiéndome de nuevo acalorada. «Me parecías muy cansada» 278
«El cansancio no tiene nada que ver… En cambio, tú, ¿estás enfadada por algo?» pregunté intentando comprender sus reacciones. «¿Por qué?» «Te has metido en la cama, me has dado la espalda y…» «¿Preferías que te diera el beso de las buenas noches?» me provocó. La miré atentamente y ella hizo lo mismo. «Sí… le he deseado» admití. Los ojos de Rei se abrieron perceptiblemente. «Miyuki…» tomó un respiro «Te prometí que no lo haría más» «Tienes razón» alargué una mano hacia ella «Como siempre» le acaricié el rostro y los cabellos. «¿Qué quieres decir?» cambió su expresión. «¿Recuerdas cuando me dijiste que no lograría dejar de pensar en ti?» dije dulcemente. Rei no respondió «Era verdad» me acerqué más haciéndola sobresaltarse. «No me parece que lo digas como algo positivo» se enfurruñó y yo me eché a reír. «La Rei que conocí hace unos meses no se habría alargado tanto en palabrería inútil» la pinché encontrando el valor para pasarle los brazos alrededor del cuello. «Ya no sé cómo hacer contigo» resopló. «Con todo el elenco de cosas bellas que me has dicho hace poco, tendré que tener también algún defecto, ¿no?» me pegué a ella y finalmente hallé el coraje para besarla. Rei me envolvió la cintura con sus brazos. «Es increíble» me separé de su boca «Siempre la misma sensación… haces que mi cabeza dé vueltas» «¿De verdad?» preguntó capturando de nuevo mis labios, besándome con frenesí. ¡Era tan hermoso estar abrazada a ella, tan intenso! «Miyuki…» jadeó Rei «Yo… no sé si podré contentarme con esto» dijo entre dientes, mientras deslizaba su mano bajo mi camiseta, acariciándome la espalda. «¿Qué quieres decir?» noté la garganta seca. Rei llevó su mano hacia uno de mis pechos, apretándolo delicadamente y yo gemí al sentir el inmenso calor provenir de mi intimidad. 279
280
«¿Has comprendido lo que intento?» buscó una respuesta en mis ojos y en mi voz. «Rei, yo…» suspiré perdida en sus caricias «No sé bien qué hacer, pero… estoy segura que tú sabrás guiarme» dije avergonzada. «¿Eso significa que tú y Fujiwara…?» «No… no…»balbuceé «Yo no… eso…» Rei me cerró la boca con otro beso. «No tiene importancia» se inclinó sobre mí y un estremecimiento me invadió al momento. Rei me liberó rápidamente de los shorts y de la ropa interior. Por instinto me giré hacia un lado, sintiendo las mejillas y todo el rostro quemar. «No hagas eso» me dijo «¿Recuerdas lo que te dije en la terraza del instituto? Si te gusta, no debes sentir vergüenza» hizo aparecer en los labios aquella sonrisa maliciosa que tan bien conocía. «¡Estúpida!» «¡Oh, sí, lo soy…» si inclinó sobre mi pecho, abriendo su boca. En cuanto su lengua tocó mi piel, otro estremecimiento me recorrió «Tienes que estar tranquila» dijo con voz susurrante mientras con la mano libre me acariciaba el cuerpo, bajando siempre más hacia el sur. «R… Rei… es… espera» le agarré los hombros, buscando su atención. «Yo… yo…» «Te escucho» dijo mientras continuaba besándome delicadamente el pecho. «¿Me dolerá?» encontré el valor para preguntar, turbada con sus gestos. Rei se paró al comprender lo preocupada que yo estaba. «Por ahora te estoy acariciando. Es agradable, ¿no?» «Sí, lo es, pero…» «Te estás refiriendo a esto, ¿verdad?» deslizó su mano hacia abajo, separando mis piernas. Contuve la respiración, aferrándose a su cuello. «¿Lo deseas?» preguntó con sensual voz «No haré nada que no quieras» «Quiero ser tuya» dije escondiéndome en el hueco de su cuello. En ese instante, Rei se separó y me miró durante un momento. «Seré delicada…» se inclinó para besarme de una manera nueva: lamió, primeramente, mis labios, mordiéndolos un poco, después deslizó su 281
cálida lengua en el interior de mi boca. En ese mismo momento sentí sus dedos tocarme suavemente y entrar dentro de mí. El aire se me bloqueó en los pulmones por un momento, antes de salir y transformase en gemido. «Estás tan mojada…no duele, ¿verdad?» preguntó acompañando su gesto con su pelvis, empujando lentamente sus dedos más hacia el fondo. «Rei…» me tensé, sintiéndola entrar en mí «Te ruego…» «Sí, aquí estoy…» me besó de nuevo los labios empujando mano y pelvis en un movimiento armonioso «Eres tan suave, Miyuki» continuó acariciándome dentro y fuera, regalándome otra violentas sensaciones. «Me siento…en llamas» jadeé aferrándome más fuerte a ella. Cuanto más me quemaba, más la deseaba, más la deseaba, más sentía el corazón latir salvajemente, la cabeza dar vueltas, la respiración hacerse fatigosa, hasta que mi cuerpo explotó. Arqueé la espalda hacia atrás y apreté fuertemente las sábanas antes de caer vencida por el éxtasis. Rei se detuvo. También su corazón latía desenfrenadamente contra el mío. «¿Estás bien?» preguntó con un hilo de voz. «¡Qué pregunta estúpida…!» suspiré atrayéndola hacia mí para poder besarla. «No he acabado» me miró dejándome estupefacta. Sus ojos brillaron en la oscuridad, impacientes. «¿Qué quieres hacerme ahora?» le pregunté perpleja y exhausta. «Esto…» se deslizó por mi pecho, besándolo con ardor, después pasó por mi vientre y llego más abajo. «Te ruego…así no. ¡Es muy vergonzoso!» me cubrí el rostro con las manos. «Debes mirarme» me ordenó dulcemente «No sabes desde hace cuánto sueño… con sentir tu sabor» se agachó, y lamió con su suave lengua la zona donde antes habían estado sus manos. Me mordí los labios intentando no hacer demasiado ruido, después sentí su lengua subir un poco más hacia arriba y dejar sitio de nuevo a sus dedos que, esta vez, se deslizaron hasta mi interior en un único movimiento. En aquel instante otro alto gemido salió de mi boca. «No te contengas, nadie te escuchará» me agarró, penetrándome y lamiendo con fogosidad. 282
283
«Rei…» jadeé, temblando de una manera mucho más poderosa de como lo había hecho antes. «Eres deliciosa…» dijo retrayéndose lentamente «Y bellísima» «No es justo» repliqué con las pocas fuerzas que me habían quedado, agarrándome a sus caderas y alzándome para sentarme «Tú estás aún vestida» le quité el camisón. «Ahora deberías reposar» intentó volver a echarme con escaso resultado «Hey… tienes todos los músculos tensos» me rozó los hombros mientras me inclinaba sobre ella y le besaba sus suaves y atrayentes pechos. «Te lo he dicho… soy deportista. No deberías dudar de mi resistencia» le aparté las braguitas con audacia «También tú estás empapada» dije con maliciosa sonrisa, tomándome mi pequeña revancha. «Me basta sentir tu boca para excitarme de esta manera» empujé mi mano en su interior, invitándola a moverse sobre mí. Contuvo la respiración: su cuerpo bañado con la tenue luz lunar era para volverse loco. Sus pechos, blancos y suaves, oscilaban con cada movimiento, regalándome otros increíbles estados de ánimo. Finalmente comprendía qué se sentía al desear su sabor en la boca, no podía esperar más. La tendía de espalda, le arranqué las bragas y la tomé como ella me había hecho a mí poco antes. Fue increíble darme cuenta de qué cerca podía llegar al límite del placer al sentirla tan caliente, suave y verla experimentar el éxtasis bajo mis caricias. Rei gritó varias veces mi nombre ante de convulsionar y dejarse caer en nuestro lecho de amor. «Miyuki, ven aquí» dijo jadeante, envolviéndome entre sus brazos. «Querría dormirme así cada noche y despertarme a tu lado cada mañana» me besó los cabellos. «Yo siento lo mismo» suspiré dejándome envolver en su perfume. «Eres mía… finalmente» dijo en un susurro y cayó en un profundo sueño. Le acaricié el rostro, besándola delicadamente en los labios, y me quedé mirándola un rato más. «Siempre he sido tuya» admití sintiéndome ligera y libre como no recordaba haberlo sido en toda mi vida.
284
285
Orange Cream
escrito por Scarlett Bell con los dibujos de Aeryn Sun *** Traducción: Natalia Trujillo Rodríguez www.fanfiction.net/u/5685127/franchiulla ***
CONTINUA... Todos derechos reservados al autor. Cada reproducción prohibida. Sustentas el proyecto leyendo los capitulo sobre el blog y inscribiéndote a la página facebook.
www.orangecreamyurimanganovel.blogspot.it
286