Universidad Tecnológica De Honduras.
Catedrática: Rebeca Gutiérrez. Alumno: Erick George Briones. Clase y hora: Español 9:30am Área: Derecho.
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Índice
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Objetivos……………………………………………………………………………. 3
Introducción………………………………………….………………………………4
Contenido………………………………………………………………………..5-6
Conclusiones………………………………………..………………………………..7
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Objetivos
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Analizar y comprender más a fondo a cerca de las Raíces de la Corrupción en Nuestra Sociedad.
Ampliar la información a cerca de la influencia de la sociología en los diferentes ámbitos sociales, incluso de materia de criminología y corrupción de las clases sociales contemporáneas.
Introducción
Indudablemente los métodos de control y supervisión que procuran conocer a fondo los indicios de corrupción social, pueden ayudar a contrarrestar la corrupción pero vemos que esta metodología, como es de esperar, nunca llega a la raíz profunda del problema porque los comportamientos corruptos son la consecuencia de una conciencia moral deformada. Podemos definir que el fenómeno de la corrupción política por ejemplo es un problema que atañe directamente a la formación de la conciencia moral de la persona humana en su comportamiento personal y colectivo.
Contrarrestar la raíz de la corrupción política en las sociedades significa apostar por la educación, por los rasgos virtuosos del hombre y la formación moral de los ciudadanos. Siguiendo este mismo lineamiento, es decir si la familia no cumple con su tarea educativa, si las leyes van en contra de la misma dignidad humana como aquellas contra la vida, si se debilita la moral básica, si se degradan las condiciones de vida y si en la escuela no se educa a los ciudadanos sobre el bien, no se puede garantizar una auténtica lucha contra la corrupción, de ninguna manera.
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Las Raíces de La Corrupción El Constante esfuerzo por combatir la corrupción en honduras es un fenómeno, en apariencia, moralmente irrebatible. Decimos en apariencia porque si la disecamos y la estudiamos en profundidad nos toparemos con que también es un escenario de la lucha de clases sociales. No podemos declarar abiertamente que es lo mismo la visión de la corrupción que tenga un capitalista que la de un revolucionario. Para algunas clases sociales es lícito, ético, violentarles los derechos a unos jóvenes para apropiarse de de que en derecho les corresponde. La virtual mala intensión de las clases explotadoras, es "legal", consagrada por las leyes que ella fabrica a su imagen y semejanza, se apropian de la riqueza social y condenan a multitudes a la miseria tanto moral como material. Y ese crimen masivo, ese verdadero genocidio que observamos en los cerros de toda la América, es legal, es moral… no es corrupción para ellos. Ahora bien, los oligarcas necesitan una ética para justificar el sistema basado en el robo de la riqueza social, en la explotación del hombre. Esta ética, esta moral, es el egoísmo: "si me beneficia es licito". Claro que no aparece explicita. Es esta ética la base de la corrupción y su fundamento es el capitalismo. Una economía egoísta, de propiedad fragmentada, un mercado que es un coliseo romano en el que sobrevive el más tramposo, el más fraudulento, el más corrupto. Entonces, no se podrá luchar contra la corrupción, más allá de apañar a unos cuantos roba gallinas, sin cambiar la ética capitalista. La corrupción, que estamos viendo y que hoy perseguimos, es el desarrollo, la evidencia, de la ética burguesa que se expresa sin antifaz, descarnada. Es necesario instalar la Conciencia del Deber Social, la del sentido de pertenencia a la sociedad democrática, que dicho en pocas palabras es: el beneficio de la Sociedad es el beneficio del individuo, el perjuicio a la sociedad es perjuicio al individuo, de esta manera no existe beneficio individual si este perjudica a la sociedad. Cuando la sociedad comprenda este principio, cuando se haga hegemónico, entonces la corrupción disminuirá a niveles mínimos. De allí que la lucha contra la corrupción puede ser policial, como se hace hoy, eso es irreprochable pero incompleta, debe ser, ante todo, una cátedra de formación de la nueva ética, ocasión para una discusión revolucionaria y organizar la vanguardia que
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No cubra la nueva ética, que sea el espejismo de la sociedad del futuro, los primeros a las horas del sacrificio, los últimos a la hora del reparto de los beneficios. Pero, y sobre todo, la lucha contra la corrupción será incompleta si no es una lucha frontal contra el sistema capitalista y su ética. La lucha contra la corrupción, llevada de manera aislada, corre el peligro de transformarse en una cacería de brujas y de sentar las bases psicológicas del fascismo.
La palabra y la acción “política” suscitan, entre no pocas personas, actitudes de menosprecio y rechazo por esta praxis y por sus representantes. Gran parte de los “prejuicios políticos” se alimentan y consolidan ante el fenómeno de la corrupción política. Está claro que la corrupción no es un problema nuevo pero actualmente se ha convertido en un fenómeno relevante a nivel mundial a causa del proceso de globalización. El subdesarrollo y la pobreza extrema de países ricos en recursos naturales, los escándalos de enriquecimientos ilícitos, los paraísos fiscales, el desvío de fondos públicos para usos ilegítimos, las malas gestiones en las políticas sociales y las injusticias, son algunas de las manifestaciones que confirman el problema de la corrupción política. En consecuencia, el fenómeno de la corrupción política produce graves daños materiales e imposibilita el crecimiento económico de un país. Por otro lado, la corrupción impide la promoción de la persona humana ya que la instrumentaliza para conseguir intereses egoístas y disminuye los bienes básicos para su desarrollo. También paraliza la realización del bien común porque se le opone con criterios individualistas e intereses ilícitos. En la lucha contra el problema de la corrupción política nos podemos preguntar por la necesidad de reforzar y aumentar los sistemas de control y transparencia, por penalizar y juzgar severamente y con mayor rigidez las acciones corruptas, por la importancia de que las responsabilidades de los hechos ilícitos salgan a la luz pública, pero preguntémonos: ¿Cómo impedir o asegurar que los mismos mecanismos de control estén libres del fenómeno de la corrupción? R/= fomentando un cambio de actitud moral y ética, profesional basada en los principios de lealtad ciudadana a los que nos debemos como auténticos hijos de la nación.
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Conclusión
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Los grandes principios que están a la base de la educación ciudadana en la lucha contra corrupción social, son la dignidad de la persona humana, el bien común, la solidaridad, la opción preferencial por los pobres y el destino universal de los bienes.
A la hora de tomar como tema de enfoque la corrupción política hay tres cuestiones que se interrelacionan y que es necesario contemplar: en primer lugar, la existencia de nuevas formas de clientelismo político, que, pese a lo que puede parecer a primera vista, cada día cobran más fuerza e importancia; en segundo lugar, la extrema debilidad y desestructuración de los partidos políticos tradicionales que tienden a convertirse en organizaciones anoréxicas escasos de proyectos claros y definidos, y que están fuertemente mediatizados por los medios de comunicación de masas; finalmente, la corrupción tiende a emplearse como mecanismo para hacer frente a los elevados gastos de funcionamiento de los partidos, a la par que como instrumento de determinados lideres pequeños.
En una nación con poca experiencia democrática el tema de la corrupción se ha instalado en las entrañas de la sociedad. Solo así se explica que sus intensiones lleguen a todos los rincones, incluidos los políticos, para los que Aristóteles pedía más virtud que para los demás.