La huelga de 1903 en Valparaíso. La «cuestión social» y la prensa porteña: políticas y estrategias 1 La cuestión social no existe en Chile . (Enrique Mac-Iver, 1903)
INTRODUCCIÓN El presente texto busca indagar de qué manera, en los momentos de tensión política y social, los discursos periodísticos dejan entrever de manera más nítida los intereses ideológicos, políticos e incluso económicos con los cuales se encuentran vinculados. Pareciera necesario considerar estos discursos no solo como textos en sí mismos, sino como una expresión de las articulaciones existentes en los medios de comunicación con las dimensiones propias de la superestructura política 1
Este texto corresponde a un trabajo presentado en las Terceras Jornadas de Historia de Valparaíso, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Viña del Mar, Chile, 22 de junio de 2012. Posteriormente fue publicado en Baldomero Estrada Turra (compilador), Valparaíso: progresos y conflictos de una ciudad puerto (1830-1950), Santiago, RIL editores, 2012, pp. 59-86. Una versión resumida fue incluida en Valparaíso, la memoria dispersa. Crónicas históricas, Santiago, RIL editores, 2014, pp. 117-142. 1
en la cual se encuentran inmersos. Esto implica considerar no solo el estudio de sus emisores, sino también de los financistas de los medios de comunicación, las relaciones políticas que han establecido tanto los directores como los redactores de los mismos, así como los contextos políticos, sociales y económicos en los cuales dichos textos han sido producidos. En el estudio de la huelga portuaria de 1903 es posible investigar algunos de estos aspectos, considerando algunos de los hechos ocurridos en su desarrollo como indicadores de procesos ideológicos y políticos. El primero de estos acontecimientos es el más evidente y conocido, pero parece necesario formularlo a modo de interrogante, ¿por qué los trabajadores en huelga intentaron incendiar la imprenta de El Mercurio de Valparaíso ?, pero, además, ¿por qué esos mismos trabajadores le daban vivas a El Chileno?, ¿cómo se explica el cambio de postura que tendría respecto de la interpretación de los hechos el periódico El Heraldo ?, ¿y la variación en la opinión de El Mercur Mercur io io de Valparaíso? ¿o el sentido que adquiere el reportaje ilustrado que realiza la revista 2 Sucesos? , ¿por qué se decide fundar El Matasiete ? Por razones de espacio, nos centraremos aquí en El Mercurio de Valparaíso y El Matasiete , dos publicaciones periódicas que representan, de alguna manera, dos modelos comunicacionales que se oponen a inicios del siglo XX, pero que lo hacen desde estadios diferenciados de sus respectivos desarrollos. En efecto, mientras la prensa burguesa se encuentra iniciando en propiedad su etapa correspondiente a un sistema de comunicaciones de carácter comercial, la prensa obrera se encuentra aún en un proceso de constitución y, por lo tanto, en una etapa en gran medida doctrinaria. Este desfase en los procesos constitutivos de los sujetos sociales, y la creación y desarrollo de sus aparatos e instrumentos ideológicos, debe tenerse en cuenta al momento de analizar los discursos que uno u otro medio emite.
1871, DE PARÍS A VALPARAÍSO: LOS ANTICIPOS DEL MIEDO «Un fantasma recorre el mundo…», la cita es famosa, pertenece a un libro muchas veces mencionado, el Manifiesto comunista , aunque no es posible saber si ha sido leído en igual cantidad de ocasiones. En las páginas de E l Mercurio de Valparaíso, el historiador Luis Ortega Martínez encontró huellas de dicho aprensión 3. El hecho es la Comuna de París; el año, 1871. El futuro decano de la prensa nacional pone atención a las noticias y reconoce la existencia de un nuevo grupo social, también en Chile: los trabajadores asalariados urbanos que surgen de las nuevas actividades productivas, propias de la industrialización que se desarrolla a lo largo del siglo XIX. Pero en Francia, este nuevo actor social tiene un comportamiento que sorprende, y el vocero de la élite porteña es categórico al momento de las definiciones, los communards son una turba de bandidos sin ley, sin religión, sin patria que se apoderaron de París [y son responsables de] los atentados, los desastres y los crímenes que han acompañado 4.
El Mercurio de Valparaíso establece una particular relación entre las demandas políticas de los sectores populares y la delincuencia; el punto de intersección lo constituye el uso de la violencia. El 19 de mayo de 1871, el diario menciona a conocidos delincuentes de la época –Jerónimo Corrotea, Falcato Rojas y Ciriaco Contreras– como posibles líderes de un levantamiento popular 2
Conocemos un solo trabajo que apunta en esta perspectiva: Jorge Iturriaga E., «La violencia es actualidad. Fotografías de una huelga-matanza, Revista Sucesos, Valparaíso, 1903», en Colectivo Oficios Varios, Arriba quemando el sol. Estudios de Historia Social Chilena: experiencias populares de trabajo, revuelta y autonomía (1830-1940), Santiago, Lom Ediciones, 2004, pp. 225-259. 3 Luis Ortega Martínez, «Los fantasmas del comunismo y Marx en Chile en la década de 1870», Revista de Historia Social y de las Mentalidades, volumen 2, número 7, 2003, pp. 11-23. 4 El Mercurio de Valparaíso , Valparaíso, 15 de julio de 1871. Citado C itado por Luis Ortega Martínez, op. cit .,., p. 16. 2
chilensis. En esa ficción, a ellos los seguirían «las muchedumbres del Arenal y del Matadero». Y estos no son pocos, que es otra manera de señalar que constituyen la mayoría: por su masa habrían sido irresistibles. Acordémonos que las peonadas del canal de Maipú que varias veces intentaron saquear Santiago. Pues los carrilanos y carrilanos y los canaleros y canaleros y los de allá no son sino los comunistas de comunistas de esta parte del mundo con la única diferencia de la ojota a la blusa de mezclilla 5.
Desde esta perspectiva, los trabajadores son delincuentes o, al menos, delincuentes posibles. Los de abajo, aunque sean franceses, son los vagabundos de los arrabales, los cargadores de los mercados, los repris de justice [persona con antecedentes penales], los carniceros de los abbatoirs, abbatoirs, los espías asalariados de las reacciones, los barredores de calle que se hacen salteadores cuando no son mendigos, los obreros en fin de las mil fábricas de la Banlieue [suburbio] Banlieue [suburbio] de París, que no por ser los más desgraciados malos, dejan de ser los más ignorantes, en razón misma de sus oficios embrutecedores 6.
El diario ofrece un claroscuro en donde las siluetas de los pobres son acentuadas de tal manera que resultan atemorizantes. Nada se dice de los otros participantes del movimiento que da origen a la Comuna de París, pero, sobre todo, no se refiere a las medidas que ha tomado la Comuna. Si consideramos la fecha de publicación de este artículo, la vida en la capital de Francia tiene radicales transformaciones. Veamos algunas de ellas. Desde el 30 de marzo hasta el 20 de mayo de 1871, solo un día después de la publicación en El Mercurio de Valparaíso del artículo recién citado, la Comuna tomó medidas como la abolición de la conscripción y el ejército permanente; condonó los pagos de alquiler de viviendas desde octubre de 1870 hasta abril de 1871; suspendió la venta de objetos empeñados en el monte de piedad de la ciudad; acordó el sueldo máximo que podría percibir un funcionario de la Comuna; decretó la separación de la Iglesia del Estado y la supresión de todas las partidas consignadas en el presupuesto del Estado para fines religiosos, declarando propiedad nacional todos los bienes de la Iglesia; ordenó que se eliminaran de las escuelas los símbolos religiosos, imágenes, dogmas, oraciones; se quemó públicamente la guillotina; abrió un registro estadístico de todas las fábricas clausuradas y se prepararon planes para reanudar su explotación con los obreros que antes trabajaban en ellas, organizándoles en sociedades cooperativas; declaró abolido el trabajo nocturno de los panaderos; suprimió las oficinas de colocación; clausuró de las casas de empeño... 7. Ante estas numerosas medidas económicas y sociales, la opción será promover la alarma, y al mirar a Chile con los ojos de El Mercurio de Valparaíso, las visiones del futuro son alucinantes: Dadles cualquier día un fusil que se carga por la culata en lugar de la barreta o de la hechona, y veréis si no levantan barricadas y si también no aprenden a gritar con todos sus pulmones: Libertad! pulmones: Libertad!,, Igualdad!, Igualdad!, Frater Frater nidad! cuando nidad! cuando anden a balazos por nuestras calles y las 8 plazas públicas de nuestras sociedades sociedades .
Es posible apreciar la apelación al temor como un instrumento para lograr la cohesión social y política: «¿Pasará la Internacional los mares e irá a sentar sus reales entre las breñas del Santa Lucía o del Cerro de las Carretas?», se pregunta el diario. Es la edición del 4 de agosto de 1871, y se
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El Mercurio de Valparaíso , Valparaíso, 19 de julio de 1871. Citado C itado por Luis Ortega Martínez, op. cit .,., p. 19. El Mercurio de Valparaíso , Valparaíso, 19 de mayo de 1871. Citado por Luis Ortega Martínez, op. cit .,., p. 18. 7 Carlos Marx, La guerra civil en Francia, Caracas, Editorial Ateneo de Caracas, 1979, 226 p. 8 El Mercurio de Valparaíso , Valparaíso, 19 de julio de 1871. Citado C itado por Luis Ortega Martínez, op. cit .,., p. 19. 6
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refiere a la Asociación Obrera Internacional –conocida como la primera Internacional–, fundada el 28 de septiembre de 1864 9. Los fantasmas también se advierten en las calles de Valparaíso, y cada vez con mayor frecuencia. En 1871 los lancheros de Valparaíso realizan una petición. Al año siguiente dicho gremio efectúan tres huelgas consecutivas; ellas continúan en los años subsiguientes, y también se movilizarán los fleteros portuarios, tipógrafos, porteros del Poder Judicial, jornaleros portuarios, obreros cigarreros… Ante esto, El Mercurio de Valparaíso , vigilante, da espacio a opiniones que advierten el peligro, señalando, por ejemplo, ejemplo, que Lo ocurrido ahora con el gremio de jornaleros no debe mirarse como un hecho aislado y que puede morir en su nacimiento: no, ello es síntoma de un trastorno social que puede acarrear las más funestas consecuencias aun para los mismos que los promueven, si no se le pone un atajo eficaz y que mate mate para para siempre ese espíritu de 10 comunismo que comienza a germinar en nuestro pueblo . Sin embargo, el atajo que se solicita no llega o no es eficaz. Solo desde 1888 a 1890 protestan en Valparaíso jornaleros, carreteros, obreros panificadores, peones encargados del aseo público, jornaleros de la Estación Barón, maquinistas y mecánicos, obreros de la maestranza. Incluso, en julio de 1888, el fantasma que recorría el mundo ingresa a las propias oficinas y talleres del diario: se declaran en huelga los tipógrafos y vendedores de El Mercurio de Valparaíso . ¿Qué había ocurrido con este diario? ¿Cómo fue su devenir de una publicación periódica que enfatiza su carácter comercial a un medio que expresa con vehemencia su posición no solo política, sino incluso ideológica?
¿UN DIARIO SIN IDEOLOGÍA? Sabido es que El Mercurio de Valparaíso fue fundado por un destacado liberal, Pedro Félix Vicuña, pero este hecho no determinará la orientación política del medio. En efecto, existe una clara directriz conservadora sobre el diario cuando Ladislao Ochoa se hace cargo de este. Ochoa no solo era pariente del vicepresidente de la República, José Tomás Ovalle, sino que, a mediados de 1830, en reuniones sostenidas en Santiago, entre Ochoa, Tomás Ovalle y el ministro Diego Portales, «se concretó el apoyo que el diario prestaría a la nueva administración y se dieron a Ochoa instrucciones para manejarse tanto en lo comercial como en lo político» (...). Los reparos de Ochoa solo se refirieron a lo económico, por ello el vicepresidente del país le aseguró «una asignación
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En sentido estricto, el temor ante las crisis sociales y políticas, que expresa El Mercurio de Valparaíso en la década de 1870 tiene un antecedente. Corresponde a la lectura que propone el diario de la realidad latinoamericana en la década que va de 1840 a 1850. En efecto, como ha señalado María José Schneuer, la élite chilena se preocupa de establecer la relación directa que existe entre la estabilidad institucional y el desarrollo de los mercados. De este modo, «el miedo a la anarquía, al caos y al desorden que veían que consumía al resto [del continente] los hacía valorar en exceso ese supuesto orden y civilización de Chile. Ello fue creando una autoimagen mítica de la elite acerca de ese orden (…). La autoimagen de superioridad que se aprecia en las páginas de El Mercurio de Valparaíso no necesariamente significaba que fuera la realidad, simplemente era lo que la elite2wsx intelectual quería proyectar acerca del Chile naciente». María José Schneuer, «Visión del ‘caos’ americano y el ‘orden’ chileno a través de El Mercurio de Valparaíso entre 1840 y 1850», en Ángel Soto (editor), Entre tintas y plumas: historias de la prensa chilena del siglo XIX , Santiago, Universidad de Los Andes, 2004, p. 76. 10 «El gremio de jornaleros», El Mercurio de Valparaíso , Valparaíso, 13 de mayo de 1873. Citado por Sergio Grez Toso, De la «regeneración del pueblo» a la huelga general: génesis y evolución histórica del movimiento popular en Chile (1810-1890), 2ª ed., Santiago, RIL editores, 2007, p. 466. 4
mensual de cuarenta pesos, la que se pagaría directamente al redactor y no a la empresa. De contado, se le dieron cien pesos...» 11. Esta anécdota ilustra la temprana relación que existió entre El Mercurio de Valparaíso y el poder político, sin embargo, ello no necesariamente debe expresarse en los contenidos que se incluyen en sus páginas. En efecto, según Ricardo Donoso, bajo la dirección de José Luis Calle, en El Mercurio de Valparaíso «solo por excepción se registran en sus columnas comentarios políticos, opiniones sobre la marcha de la administración y juicios sobre los hombres y acontecimientos de su tiempo» 12. Pero pocos años después, en julio de 1844, Félix Frías, quien había tenido a cargo la redacción editorial del diario, publica una serie de artículos destinados a refutar el ensayo «Sociabilidad chilena», de Francisco Bilbao, publicado el mes anterior en El Crepúsculo: periódico ya existe xiste literario y científico 13. Es la década en que en El Mercurio de Valparaíso «se advierte que ya e una línea editorial, así como interés por orientar la opinión pública», señala Santiago Lorenzo 14. En la elección presidencial de 1851, el diario toma postura «muy decidida» – en en palabras de 15 Recaredo Santos Tornero– a favor del candidato conservador Manuel Montt Torres . En el transcurso de dicha contienda electoral, asume la redacción del diario Anacleto de la Cruz, secretario de la Municipalidad de Valparaíso. En su primer artículo, Cruz expresa conceptos que puede constituir una declaración de principios del propio diario: «Para ser apóstol de la verdad, defensor de la lei y del órden, y promovedor infatigable del progreso nacional no e s necesario decir el nombre de pila. El Mercurio tiene marcada su huella: no se desviará de ella» 16. Ley, orden y progreso. Estos tres conceptos serán centrales en el desarrollo editorial del diario pero, evidentemente, no son exclusivos del periódico, por el contrario, expresan la forma de pensamiento predominante que caracterizan el desarrollo de la organización política en el continente a lo lar go lar go del siglo XIX: el liberalismo, con todas sus influencias, tensiones, divisiones y contradicciones 17. Más allá de las diferencias políticas entre liberales y conservadores, la burguesía comercial comprendía comprendía que esos conceptos eran fundamentales en la construcción y desarrollo de su hegemonía 18. Todo aquello que pudiera significar una crítica de dicha concepción de mundo, como el liberalismo radical de Francisco Bilbao o la experiencia de la comuna de París, debían ser enfrentados. Lo que inquieta a los sectores dominantes es el surgimiento de un sujeto social que, eventualmente, no pudiese ser incorporado al ámbito de influencia de los partidos liberal o conservador. El problema no era reconocer la existencia de los sectores populares, sino que estos pudieran constituirse a sí mismos en actores políticos. De hecho, durante todo el período los esfuerzos se expresan más bien en atraer a dichos sectores. Es así como, por ejemplo, el año 1858 en Valparaíso, los partidarios del gobierno conservador de Manuel Montt daban a conocer El
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Raúl Silva Castro, Prensa y periodismo en Chile: (1812-1956), Santiago, Ediciones de la Universidad de Chile, 1958, p. 133. 12 Ricardo Donoso, Veinte años de la historia de El Mercurio , pp. 86 y ss., citado por Raúl Silva Castro, Prensa y periodismo en Chile , op. cit .,., p. 135. 13 Raúl Silva Castro, Prensa y periodismo, op. cit .,., p. 141, nota 7. 14 Santiago Lorenzo, «El Mercurio de Valparaíso , órgano de expresión de la burguesía comercial porteña», en Lo público y lo privado en la historia americana , Chile, Fundación Mario Góngora, 2000, p. 228. 15 Recaredo Santos Tornero, Reminiscencias de un v iejo editor , Valparaíso, Imprenta de la Librería del Mercurio, 1889, p. 106. 16 Recaredo Santos Tornero, op. cit ., p. ., p. 108. 17 Por ejemplo, en lo que dice estricta relación en la recepción del positivismo por parte de El Mercurio de Valparaíso , hacia mediados del siglo XIX, puede consultarse el libro de Silvia Becerra R. y Zenobio Saldivia M., El Mercurio de Valparaíso: su rol de difusión de la ciencia y tecnología en el Chile decimonónico, Santiago, Bravo y Allende Editores, 2010, 214 p. 18 Por cierto, esta auto comprensión de su rol como defensor de la ley, el orden y como promotor del progreso, no siempre evitaba que el diario entrase en gran tensión con el gobierno de turno, como ocurrió a fines de la década de los años cincuenta, cuando El Mercurio de Valparaíso fue suspendido desde el 14 de diciembre de 1858 hasta el 7 de marzo de 1859. 5
ca m bian el nombre por El Artesano, precisamente, a fines de Pueblo, publicación a la que luego le cam atraer a los sectores populares a sus filas 19. Entre los vaivenes de la lucha política, o precisamente debido a ellos, El Mercurio de Valparaíso profesa a inicios de la década de los años sesenta su más absoluta prescindencia política. La declaración es de Tornero: Huirá el Mercurio el Mercurio,, con el mayor cuidado, de toda discusion política, pues sabe mui bien que seria peligroso para él ocuparse de tan delicada materia en las circunstancias actuales del pais, y el dia en que la prensa entre nuevamente en el goce de sus derechos, protesta desde ahora el Mercurio el Mercurio que que tratará de política sólo en el punto de vista digno y elevado que conviene a un diario sério e independiente 20.
Esto lo refrenda Fernando Silva, cuando sostiene que «el diario estaba lejos de ser un órgano político, y sus sucesivos propietarios jamás quisieron hacerlo vocero de una determinada corriente de opinión» 21. Esta actitud era percibida con claridad. Es así como Justo Arteaga Alemparte escribía en La Semana lo siguiente: El Mercurio Mercurio es frío, calculador como todo hombre que suma y resta demasiado. Es incapaz de un grande acto de valor. Está siempre atado, siempre indeciso, siempre en un va y viene, en el que pierde de vez en cuando la cabeza 22.
Por cierto, cuando se señala que El Mercurio no expresa una opinión política, se quiere sostener que no entrega una opinión militante, de partido, lo cual no necesariamente signifi ca que ca que el periódico no tuviera una opinión opinión ideológica, que remite a su pertenencia e intereses de clase 23. En efecto, esta voluntad de prescindencia, de distanciamiento de lo político no es lo que se advierte en los reportes que realiza El Mercurio de Valparaíso , respecto de la Comuna de París. ¿Cómo puede comprenderse esto? Pareciera que confluyen en esta situación dos razones, de distinta índole. Por un lado, el periódico realiza una profesión de fe respecto de lo político, no de lo ideológico. Por el otro, la tendencia conservadora de su redactor en esa época –desde 1870 a 1884–, Manuel Blanco Cuartín. En relación a esto último, una buena reseña sobre el comportamiento político de Blanco Cuartín Cuartín la entrega Rómulo Ahumada Maturana, Maturana, la cual citamos en extenso: Llegado al Mercurio al Mercurio cuando cuando estaba para terminar el gobierno de don José Joaquín Pérez, fue partidario de esta administración y combatió a los radicales y al montt-varismo. En el año 1871 sus simpatías estuvieron por la candidatura de don Federico Errázuriz, a cuyo lado estuvo 19
Raúl Silva Castro, Prensa y periodismo, op. cit .,., p. 151. Recaredo Santos Tornero, «A los lectores del ‘Mercurio’», El Mercurio de Valparaíso , Valparaíso, 1 de julio de 1860. En Recaredo Santos Tornero, op. cit .,., pp. 168-169. 21 Fernando Silva, «Chile y El Mercurio en 150 años», El Mercurio, 12 de septiembre de 1977, p. 1. 22 La Semana, 7 de abril de 1860. Citado por Raúl Silva Castro, Prensa y periodismo en Chile, op. cit .,., p. 153. 23 Lo que ocurre es que dichos intereses se presentan como si fueran equivalentes a los intereses nacionales. Es común, por ejemplo, encontrar en las memorias de Tornero formas discursivas que aluden a los verdaderos intereses del país. A raíz de un cambio de propiedad en El Mercurio de Valparaíso, el diario publica un artículo el 10 de octubre de 1857, en donde se señala: «El Mercurio no ha dejado en ningun tiempo de servir con independencia y lealtad los intereses del comercio y del pais en jeneral sin plegarse a las exijencias de los partidos, y manteniéndose, por tanto, desligado de compromisos políticos que pudieran falsear la imparcialidad con que ha entrado en este terreno, siempre que q ue lo ha exijido la conveniencia pública». Recaredo Santos Tornero, op. cit .,., p. 158. Esta percepción se mantiene incluso bastante avanzado el siglo XX. Con ocasión de conmemorarse los 150 años del diario, Arturo Fontaine Aldunate señala que este «siempre se ha mantenido independiente de partidos e ideologías, guiándose en la medida de sus fuerzas por el interés nacional estable». Arturo Fontaine Aldunate, « El Mercurio de Valparaíso», en Instituto Cultural de las Condes, Sesquicentenario El Mercurio de Valparaíso, 1827-1977: (visión histórica de los hechos culminantes acaecidos durante este período), Santiago, Instituto Cultural de Las Condes, 1977, p. 29. 20
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durante la primera época de su administración. Cuando esta cambió de rumbo y hasta que terminó, Blanco Cuartín la combatió desde El Mercurio, Mercurio, sin descanso y a veces con acritud. Por cierto que no fueron de su agrado las reformas políticas y religiosas que se iniciaron al final del liberal gobierno de Errázuriz. No es de extrañar, dados estos antecedentes, que en la elección presidencial de 1876 combatiera decididamente decididamente la candidatura de don Aníbal Pinto, hechura exclusiva del presidente Errázuriz. La oposición de esta época fue tanto mayor, cuanto que El Mercurio, Mercurio, si en alguna ocasión ha sido netamente conservador, lo fue en esos momentos, por ser su propietario hombre que desde antiguo militaba en las filas del partido conservador [Rafael Larraín Moxó]. Fue, pues, El Mercurio de Mercurio de oposición durante el gobierno de don Aníbal Pinto. Sin embargo, antes de llegar a su término este gobierno, allá por el año 1880, se operó una cierta transformación en la marcha política de El Mercurio: Mercurio: dejó de ser conservador para pasar a servir la política liberal; y en este sentido fue de los primeros en sostener y proclamar, en 1881, la candidatura de don Domingo Santa María para la presidencia de la República. Llegado al poder el señor Santa María, El Mercurio fue Mercurio fue del número de los suyos. Mas, a principios de 1884, las relaciones de El Mercurio con Mercurio con el gobierno comenzaron a enfriarse, y ya a fines del año el rompimiento parecía inevitable 24.
Como es posible apreciar, Manuel Blanco Cuartín supo mantener cierta equidistancia de las pugnas políticas que enfrentaban de tiempo en tiempo a liberales y conservadores, siendo en ese sentido del todo coherente con el comportamiento político del diario durante el período reseñado. Esas disputas no lo conmovían tanto como el temor temor que le provocaba la palabra ‘revolución’, «la 25 más horrorosa de todas las plagas», señalaba , al mismo tiempo que sostenía que son «buenos ciudadanos, l ciudadanos, los os que aman la paz, los que temen como una plaga asoladora el retroceso por medio de 26 la revuelta» . Es interesante también mencionar que la figura de Blanco Cuartín fue relevante en el futuro carácter del diario, al menos así lo sostiene Raúl Silva Castro cuando afirma que este redactor «puede ser considerado tal t al vez vez como el consolidador de la tradición l iteraria iteraria y política que mejor caracteriza a El Mercurio » 27. Un juicio que comparte Piero Castagneto 28, quien añade: «fue un aporte decisivo al estilo e identidad del diario, siendo considerado ‘el ilustre maestro de periodistas que saturó las c las columnas olumnas de El Mercurio de ideales de orden y de progreso dentro de una 29 libertad bien entendida’» . La definición de Cuartín que realiza José Peláez y Tapia, nos ofrece una poderosa pista para comprender la vehemencia con la cual El Mercurio de Valparaíso crítica la experiencia de la Comuna de París: la ‘libertad bien entendida’ supone la libertad ceñida al ordenamiento político, jurídico, económico y social que ha construido la burguesía a lo largo del siglo XIX. Toda modificación estructural de dicho ordenamiento debe asumirse como una expresión de libertinaje o anarquía. La década de 1870 se había iniciado con las vehementes críticas a la comuna de París. Hacia finales de la misma, cuando la propiedad del diario ha pasado a manos de la familia Edwards, se acentuará la opinión política en las páginas del periódico. María José Schneuer señala al respecto que en ese período El Mercurio de Valparaíso «adquirió un marcado contenido político. Sus editoriales no dejaron de lado los temas del comercio y los intereses de gr upos upos industriales del 30 puerto, pero las críticas y los análisis análisis apuntan cada vez más hacia la política» política» . 24
Rómulo Ahumada Maturana, La Situación , Santiago, 4 de junio de 1888. Citado por Raúl Silva Castro, Prensa y periodismo en Chile , op. cit .,., pp. 157-158. 25 Manuel Blanco Cuartín, «Lo que queda de Voltaire y artículos en respuesta», en Artículos escogidos de Blanco Cuartín , Santiago, Imprenta Barcelona, 1913, p. 181. (Biblioteca de Escritores de Chile, 11). 26 Manuel Blanco Cuartín, «Unidad de los poderes p oderes públicos», op. cit .,., p. 303. 27 Raúl Silva Castro, Prensa y periodismo en Chile, op. cit .,., p. 158. 28 Piero Castagneto Garviso, “Bosquejo histórico de la prensa en Valparaíso (1826-1973)”, en Fernando Vergara Benítez (editor), Tributo a Valparaíso , Valparaíso, Ediciones Universitarias de Valparaíso, 2007, p. 251. 29 Piero Castagneto Garviso, op. cit .,., p. 251. La cita entre comillas simples corresponde a José Peláez y Tapia, Historia de El Mercurio, Santiago, Talleres de El Mercurio, p. 343. 30 María José Schneuer, op. cit .,., p. 59. 7
Teniendo a Agustín Edwards Ross como propietario del diario, este apoyó la candidatura de Domingo Santa María hacia finales de la década de los ochenta. Durante de la guerra civil de 1891 El Mercurio de Valparaíso tomó partido por las fuerzas que se alzaron en armas en contra del gobierno de José Manuel Balmaceda. Al mismo tiempo, su propietario desarrolló una intensa actividad de conspiración en contra del gobierno 31. Pocos años después del triunfo de las fuerzas congresistas, en 1895, el presidente Jorge Montt Álvarez convoca como ministro de Hacienda a Hermógenes Pérez de Arce, redactor de El Mercurio de Valparaíso 32. Finaliza el siglo XIX, y las relaciones entre el diario porteño y el poder político continúan sólidas.
LA HUELGA DE 1903: EL ASALTO LA IMPRENTA DE E L M ERCURIO DE V ALPARAÍSO Es un lugar común afirmar que la cuestión social en Chile surge a inicios del siglo XX. Esta lectura tiende a obviar el amplio y diverso proceso organizativo de los trabajadores chilenos, incluyendo por cierto la realización de movilizaciones en pos de mejorar sus condiciones de vida y trabajo. Lo que ocurre es que en las primeras décadas de dicho siglo la cantidad y calidad de estas movilizaciones de trabajadores se incrementan de manera significativa y, al mismo tiempo, las distintas fracciones de los sectores dominantes en el país comenzaban a advertir esta situación, y a reaccionar ante ella, aun cuando de manera muy disímil. La huelga de los trabajadores portuarios que se realiza en Valparaíso en los primeros meses de 1903 es uno de los momentos de este largo desarrollo, pero tuvo una distinción: fue la primera movilización laboral que tiene como consecuencia el asesinato de una cantidad significativa de trabajadores. El 15 de abril de ese año se inicia la huelga de los estibadores de la Compañía Inglesa de Vapores. Luego se unen a ella otros gremios con reivindicaciones propias, como los estibadores de la Compañía Sudameri Sudamericana cana de Vapores, los lancheros, los jornaleros de la Aduana y los 33 tripulantes de los vapores . La demanda de los trabajadores que inician el movimiento queda expresada en un manifiesto que se hace público. Lo que ganamos trabajando de 6 A.M. a 6 P.M. son tres pesos veinte por descarga de mercaderías, y por descarga de carbón cuatro pesos cincuenta, salario este último que hace tiempo lo ganan otros, pues a nosotros ya no se nos ocupa en esto. ¿Cuál es entonces la abundancia de salarios que tenemos que usted no encuentre justo que pidamos un aumento de precio para un trabajo abrumador y mal remunerado que apenas nos alcanza para las más premiosas necesidades, que nos cuesta sacrificios para dejar algo para vestir y arrendar casa? Por otra parte, las horas que empleamos en el trabajo son tantas que por más robustos que seamos no podemos soportarlas, porque al final nos rinde, pues no nos dan el tiempo suficiente para el descanso y recuperar las fuerzas perdidas. perdidas. Nosotros pedimos lo que deseamos, por los medios correctos y tranquilos. La violencia se ha hecho para aquellos a quienes no les asiste el derecho; nosotros que l o tenemos, sabremos mantenerlo con dignidad, que también la conocemos, aunque somos pobres 34.
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Raúl Silva Castro, Prensa y periodismo en Chile, op. cit .,., p. 343. Fernando Rivas Inostroza, Patricio Segovia, «La prensa, engranaje motriz del sistema político: usos y prácticas de ayer y hoy: el caso de El Mercurio de Valparaíso en 1895 y 2004», en Hernán F. Cortés Olivares, Milton Godoy Orellana (editores), XII Jornadas Nacionales de Historia Regional de Chile: la historia en el pasado presente, La Serena, Universidad de La Serena, 2007, pp. 327; 337. 33 Mario Garcés Durán, Crisis social y motines populares en el 1900 , 2ª ed., Santiago, Lom Ediciones, 2003, pp. 97-98. 34 Fernando Ortiz Letelier, El movimiento obrero en Chile: (1891-1919): antecedentes, Madrid, Ediciones Michay, 1985, p. 150. 32
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La movilización se expande y prolonga en el tiempo, demasiado quizás. El 12 de mayo la tensión escala peldaño a peldaño y estalla finalmente. En la madrugada se viven las primeras escaramuzas. A eso de las cuatro y media estibadores, lancheros y jornaleros se enfrentan con la policía, a piedrazos. piedr azos. A las 10 de la mañana, maña na, los lo s huelguistas huelgui stas y la policía polic ía mantienen man tienen sus respectivas respe ctivas posiciones. Una hora después, los manifestantes manifestant es ocupan desde el malecón hasta el edificio de la antigua Intendencia. Ante la orden de retirarse de ese lugar, se desplazan hacia la Plaza Echaurren, por calle Serrano. Sin embargo, antes de que la totalidad de los manifestantes alcancen a llegar a la plaza, se presenta la policía montada, ordenando el desalojo también de de ese lugar. Sobre esta manera de actuar, la revista Sucesos señala: En esta carga, aunque era una manera de proceder ante el peligro, los soldados no tuvieron la suficiente sangre fría para mantenerse en el terreno de la prudencia. Agenas muchas personas a lo que ocurría, entre ellas señoras que efectuaban diligencias, empleados que iban ó se retiraban de sus oficinas, comerciantes y otros que traficaban en esos momentos por la calle de Serrano fueron envueltos en la avalancha y presas del pánico. El primer tributo de sangre en esta carga lo pagó la señora Felipa Marchan t, que fué herida en la cara con la punta de un sable al tiempo que salía de la tienda ‘La Favorita’ 35.
Este hecho provoca a los huelguistas, quienes comienzan a arrojar piedras a los uniformados. Algunos soldados son heridos y una de las pedradas pasa próxima al sombrero del Prefecto. La reacción de su escolta no se hace esperar y los oficiales que lo acompañan disparan en contra de los manifestantes. Estos primeros tiros inician todo. Varias personas se refugian en el jardín de la Plaza Echaurren. Allí, cerca de la pila ubicada en su centro, cae herido por un disparo de rifle, el trabajador Manuel Carvajal. Otra mujer, que estaba descansando en el interior de la plaza, también es herida y muere desangrada. A partir de ese momento, los enfrentamientos aumentan en intensidad. Cerca de las cuatro de la tarde, los manifestantes incendian el edificio de la Compañía Sudamericana de Vapores. A continuación, se comienzan a quemar y saquear las mercaderías depositadas a lo largo del malecón. Según la revista Sucesos, los pescantes, las grúas, los donkeys, los cajones de arrastre, en definitiva, todo lo que sirve para el servicio de embarque es quemado o destrozado y arrojado al mar. Ante ello la policía realiza varias cargas en contra de los manifestantes, siendo recibida con silbatinas y pedradas. Esto es el preámbulo inmediato del ataque a El Mercurio . Veamos el relato que hace Sucesos del hecho. El incendio de la Compañía Sud-Americana y la carga en el malecón, parece que hizo hervir la sangre de la poblada, é impetuosa se avalanzó en son de ataque y con el propósito de incendiar el edificio de El Mercurio. Mercurio. Acto contínuo un grupo numeroso que hacía caso omiso de las órdenes de las fuerzas dió principio á su tarea de derribar derribar las puertas. Un individuo armado de rifle disparó contra el edificio, miéntras otros arrojaban piedras. En vista del peligro inminente, se hicieron varios disparos desde uno de los pisos superiores, los cuales dieron por resultado la muerte de varios de los del grupo.
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«La huelga», Sucesos: semanario ilustrado de actualidades, Valparaíso, año 1, número 38, 16 de mayo de 1903, p. 9. Véase también el artículo «La huelga de la jente de mar», El Mercurio de Valparaíso , Valparaíso, 14 de mayo de 1903, pp. 5-6. Allí el diario informa en detalle sobre los hechos ocurridos dos días antes: el incendio de la Compañía Sudamericana de Vapores, el asalto a la imprenta de El Mercurio de Valparaíso , el saqueo e incendio del malecón, la llegada de las tropas de Santiago y la declaración de Estado de Sitio para la ciudad, entre otros acontecimientos. Cabe señalar que existen algunas diferencias en las informaciones que entregan Sucesos y El Mercurio de Valparaíso. El nombre de la mujer herida, por ejemplo, según El Mercurio de Valparaíso es Florinda. 9
Pasado el primer momento de estupor y pasado ya el ataque que costó la vida á muchas personas, dejó heridas á muchas otras y un reguero de sangre en la calle, los manifestantes recogieron los cadáveres y los alinearon frente á El Mercurio. Mercurio. Ahí permanecieron durante más de una hora, es decir, hasta que se consiguió dominar el ataque, arrojar la poblada y que la ambulancia pudiera recogerlos. Desde El Mercurio hasta Mercurio hasta dos cuadras hacia la Plaza de Aníbal Pinto había hasta anteayer un reguero y charcos de sangre, que dejaron varios heridos, entre ellos un empleado de casa de comercio 36.
Otra descripción de este hecho la realiza Jorge Iturriaga en uno de los escasos estudios realizados específicamente sobre esta huelga. El siguiente blanco de la multitud estaba situado en calle Esmeralda. Un grupo proveniente del malecón malecón en llamas se dirigió hacia hacia allá con la intención de atacar atacar a El Mercurio. Mercurio. Nuevamente el piquete de marinería dejó de actuar. Y comenzó el apedreamiento a los vidrios, registrándose además disparos de revólveres y de un fusil desde la enfervorizada multitud. En el momento que se pretendió botar la gruesa puerta de bronce para p ara ingresar, con claras intenciones de seguir con la ola incendiaria, sonaron varios balazos desde las ventanas del tercer piso del edificio. Los empleados de la empresa habían sido armados con carabinas Winchester. Sus disparos fueron directamente hacia el medio del tumulto, cayendo varios manifestantes. Siete resultaron muertos al instante, entre ellos, un empleado de comercio, totalmente ajeno a los sucesos. Se ignora el saldo de heridos 37.
Por último, el diario afectado describió de la siguiente manera el hecho: Las turbas se dirijieron en seguida la imprenta de El Mercurio y Mercurio y llegado que hubieron, lanzaron piedras que destrozaron los vidrios, dispararon varios tiros de revólvers, destrozaron las puertas y pretendieron penetrar al interior del edificio. Ante este peligro inminente, el personal de empleados del diario que se encontraba dentro organizó una defensa vigorosa que dió por resultado el retiro de los asaltantes. La tropa de marineria presenció este atentado con la misma impasibilidad impasibilidad que el incendio de la Compañia Sud-Americana de Vapores y solo se dejó notar su accion cuando llegó a los alrededores del edificio la tropa que desembarcó a las tres de la tarde a las órdenes del señor capitan Martin. En este atentado perdieron la vida y resultaron heridos algunos de los asaltantes 38.
Luego de esto las escaramuzas son más esporádicas, al menos hasta que llega la noche. Con la oscuridad, incrementada por la destrucción del alumbrado público, se inician los saqueos de negocios, tanto en el plan como en algunos cerros, según informa Sucesos. En varias ocasiones, la caballería impide los saqueos «á fuerza de balazos (...) á las cuatro de la mañana aún no cesaba la alarma, ni se dis disolvían los grupos, ni se dejaban de oir disparos y á veces descargas cerradas...», indica la revista 39. 36
Sucesos, op. cit .,., pp. 10-13. Jorge Iturriaga Echeverría, La huelga de trabajadores marítimos y portuarios, Valparaíso, 1903, y el surgimiento de la clase obrera organizada en Chile, Santiago, [s. e.], 1997, p. 103. El autor cita en este párrafo las siguientes fuentes: El Matasiete, 18 de mayo de 1903; El Vaporino, 28 de junio de 1093; El Mercurio, 28 de julio de 1903. Iturriaga también acota en una nota a pie de página que, si bien la versión mayoritaria indica que fueron siete los muertos en este asalto, el juez de la Corte de Apelaciones Apelaciones que inició una investigación al respecto, aseguraba que los asesinados eran solo cuatro. cuatro. Existe también una tesis de grado, que no hemos podido ubicar: «El populacho en el motín urbano del 12 de mayo de 1903, Valparaíso», de José Guajardo V., alumno tesista de la Universidad de Playa Ancha. Véase además: Ignacio Ayala Cordero, Waleska Monsalve Román, «El peonaje urbano durante los motines populares de Valparaíso (1903) y Santiago Exp resión: la revista de Estudiantes de Historia, Instituto de Historia, Pontificia Universidad Católica (1905)», Raíces de Expresión: de Valparaíso, número 5, 2007, pp. 30-38. 38 «La huelga de la jente de mar», op. cit .,., p. 5. 39 Sucesos, op. cit .,., p. 14. 37
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El ataque al Mercurio de Valparaíso, así como la defensa realizada por algunos de sus funcionarios, se constituye en uno de los hitos destacados de la huelga portuaria de 1903. Sin embargo, es significativo que, aparte de la descripción del hecho en sí, sea muy difícil encontrar información que permita comprender las razones que podrían explicar el asalto en contra de El Mercurio de Valparaíso, así como datos que permitan indagar respecto d e otras consecuencias derivadas de este hecho, como aquellas referidas a las indagaciones judiciales 40. Por ejemplo, al menos en la bibliografía consultada, no se señalan las identidades de las personas murieron en el asalto, ni tampoco de quienes fueron sus victimarios. Tampoco se conoce la cantidad exacta de los trabajadores que se encontraban armados en el edificio del diario, así como información verificable referida al tipo y origen de las armas que portaban. En el mejor de los casos, pueden encontrarse frases descriptivas de carácter general, de la índole «trabajadores armados por la empresa». Por cierto, esto no evita que sea posible descartar algunas afirmaciones que parecen fundadas más en la obcecación que en la investigación, como lo que señala Mario Céspedes cuando asegura que los que dispararon desde el interio r del edificio de El Mercurio de Valparaíso fueron «delincuentes comunes pagados por la empresa» 41. Uno de los pocos datos complementarios que se pueden obtener es que el director de El Mercurio de Valparaíso a la fecha era Humberto Fernández Godoy. Ejerció dicho cargo desde enero de 1903 hasta octubre de 1904. Nieto del general Pedro God oy, era un individuo de «personalidad fuerte, dotada de enorme cultura», señala Raúl Silva Castro 42.
BUSCANDO ALGUNAS RESPUESTAS ¿Qué llevó a los manifestantes a atacar el edificio de El Mercurio de Valparaíso ? Según Fernando Ortiz, este diario había tomado partido por las compañías de vapores (P.S.N.C., KOSMOS, West Coast, Gulf Line y C.S.A.V.) y, en consecuencia, era crítico de la postura adoptada ante la huelga por po r el contraalmirante Arturo Fernández Vial, quien impulsaba el diálogo entre las partes en conflicto 43. De hecho, el 19 de abril, en su columna editorial, el diario sostiene que «el director del territorio marítimo, contraalmirante señor Fernandez Vial, ha tenido una participacion directa en la huelga, sea instigando a los operarios a declararla, sea amparándolos y alentándolos despues de declarada». Y agrega: «es nuestro deber formular una franca y esplícita condenacion sobre la conducta del director del territorio marítimo. (…) Al señor contraalmirante Fernandez Vial no le queda otro recurso sino dejar de ser presidente de las sociedades de estibadores o dejar de ser director del territorio marítimo. El término medio en que ha q ue q uerido rido mantenerse menoscaba su 44 dignidad personal y menoscaba la del puesto oficial que ocupa» . Dos días después insiste en la idea, señalando que «cada hora que pasa se afirma má m ás… la convicción de que el señor Arturo Fernández Vial… ha sido el instigador de la huelga» 45. Al día siguiente, el 22 de abril, en otro 40
A esto debe agregarse el hecho de que el asalto y sus consecuencias no son mencionados en las publicaciones monográficas de carácter oficial referidas a la historia de El Mercurio de Valparaíso , al menos así lo hemos podido apreciar al revisar las páginas de Sesquicentenario El Mercurio de Valparaíso, 1827-1977 , op . cit . o 170 años: historia y futuro de El Mercurio de Valparaíso, Valparaíso, El Mercurio de Valparaíso, 1997, 242 p. Lo mismo ocurre en monografías dedicadas a la historia del periodismo en Chile, como aquella de Raúl Silva Castro que hemos venido citando. 41 Mario Céspedes, «Pezoa Véliz, Valparaíso y el Matasiete», Última Hora, Santiago, 23 de marzo de 1972, p. 5. 42 Raúl Silva Castro, Prensa y periodismo en Chile, op. cit .,., p. 357. 43 Fernando Ortiz Letelier, op. cit .,., p. 151. Esta línea de análisis es profundizada por Marcelo Sánchez A., «La huelga portuaria de 1903. La cuestión social en Valparaíso a comienzos del siglo XX», XVI Jornadas de Historia Regional de Chile, 14-17 de octubre de 2008, Valparaíso, Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 16 p. 44 «La huelga de estibadores», El Mercurio de Valparaíso , Valparaíso, 19 de abril de 1903, p. 4. 45 El Mercurio de Valparaíso , 21 de abril de 1903. Citado por Jorge Iturriaga, op. cit . 11
artículo, el diario recoge la información que le entrega una «persona tan respetable como el señor E. Joste, representante de la Golf Line». A raíz de dicho testimonio, el diario define al contraalmirante como «amparador de los huelguistas». Ese mismo día, Arturo Fernández Vial es destituido de su cargo como Director del Territorio Marítimo. Junto con invalidar la figura del contraalmirante Fernández Vial como una autoridad legítima para enfrentar el conflicto, El Mercurio de Valparaíso realiza críticas directas e indirectas a la huelga de trabajadores, tanto en sus aspectos de forma como de contenido. El Mercurio de Valparaíso fue del todo crítico con diversas tácticas desarrolladas por los trabajadores en huelga, tanto para lograr vencer la resistencia de los patrones, como para ampliar la base de sustentación de su movimiento. movimiento. Es así como el diario diario señala que los trabajadores tienen el derecho para dejar el trabajo cuando las condiciones en que lo prestan les parecen onerosas, no lo tienen en manera alguna para imponer su voluntad por medios ilejítimos, como serian: la presion sobre los operarios que quieren trabajar; la instigacion a la huelga ejercida en gremios no directamente interesados; la promocion de violencias o desórdenes. Todos estos son medios reprobados que la autoridad debe reprimir con enerjia 46.
Por cierto, las medidas que toman los empresarios para lograr derrotar la huelga, como el uso de trabajadores eventuales, no son objeto de crítica por parte del periódico. De hecho, el sábado 25 de abril el diario publica el siguiente aviso: Jornaleros para la Aduana se necesitan. Jornal mínimo: $ 2.50 por cada dia trabajado. Se previene que segun tarifa este jornal sube jeneralmente de $ 4 diarios. Horas de trabajo: 6 y 8. Espejo y Ca.
Junto con ello, el diario publica informaciones que tienden a invalidar las argumentaciones de los trabajadores. El día 23 de abril publica las declaraciones de una fuente anónima «que conoce como se trabaja en la Aduana», quien sostiene que la huelga se realiza allí solo por compañeri smo, smo, y analiza desde una perspectiva crítica cada una de las demandas de los jornaleros de la Aduana 47. Así las cosas, los ánimos de los huelguistas en relación a El Mercurio de Valparaíso no eran de los mejores, en los días previos al 12 de mayo. En efecto, Ortiz acota que, en los mitines realizados los días previos a dicha jornada, «se protesta por la intervención de las autoridades en favor de los empresarios; el almirante Jorge Mo M ontt, reemplazante de Fernández Vial, y El Mercurio son el centro de los ataques de los huelguistas» 48. El lunes 4 de mayo de 1903 los trabajadores movilizados realizan un mitin en la Avenida Brasil. En el transcurso del mismo, el presidente de los vaporinos, Magno Espinoza, se refiere a El Mercurio de Valparaíso como una publicación pagada por los accionistas de las compañias para para aconsejar a los obreros obreros que tengan calma, que no formen desórdenes, que observen una conducta tranquila.
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«La huelga de estibadores», op. cit .,., loc. cit . «La huelga de jornaleros», El Mercurio de Valparaíso, 23 de abril de 1903, p. 5. En la misma nota informa de una entrevista al administrador de la Aduana, Manuel Fernández, así como a Roberto Pretot Freire, de la sociedad Pretot y Wicks, propietaria del «mayor número de lanchas y elementos de embarque», según informa el diario. No deja de ser significativo que la única fuente que no se identifica es aquella cuya opinión busca deslegitimar las demandas de los trabajadores de la Aduana. 48 Fernando Ortiz, op. cit .,., p. 152. 47
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Este diario, dijo, debemos boycotearlo. No debemos permitir que se venda en las calles y muchos menos debemos comprarlo nosotros (...) lo que debemos hacer con él es un auto de fe, quemarlo para escarmiento de los diarios que se venden al oro de nuestros opresores 49.
Luego de pronunciar estas palabras, el dirigente acercó el diario a una antorcha y lo quemó en medio de grandes aplausos. Al acto simbólico, Espinoza agregó una propuesta: marchar por las calles del plan de Valparaíso. «Llegaremos hasta El Mercurio para darle gritos de muera, pero antes pasaremos por la imprenta de El Chileno a la cual tributaremos nuestros aplausos», arengaba el dirigente anarquista. Las opciones son claras, y los dedos acusadores hacia El Mercurio de Valparaíso se alzan una y otra vez. El domingo 10 de mayo, los estibadores realizan una manifestación al mediodía, en la avenida del Brasil, frente al callejón del Odeón. Casi al finalizar la actividad, se suman a ella los vaporinos, y se organiza una marcha que se desplaza por la avenida del Brasil en dirección a la Plaza de la Victoria, disolviéndose en parte luego de pasar por las calles Condell y Esmeralda. Solo permanecen en las calles los vaporinos, quienes vuelven a desfilar alrededor de las tres y media de la tarde. Cuando esta nueva protesta pasa frente al edificio de la imprenta de El Mercurio de Valparaíso, se arroja «una pedrada que chocó contra un tranvía, sacándole un gran pedazo de madera, felizmente sin herir a nadie» 50. Si existía, entonces, un estado de ánimo contrario al diario antes del 12 de mayo de 1903, en los días posteriores este se incrementará e, incluso, se podrá apreciar en la capital. En efecto, el día 14 de mayo en Santiago, S antiago, luego de realizada una manifestación nocturna de obreros de la maestranza de ferrocarriles, se efectúa una marcha de unos cuatro mil a seis mil trabajadores por el centro de la ciudad, convocada por organizaciones anarquistas, en rechazo de la represión sufrida por los huelguistas de Valparaíso. En el transcurso de la manifestación, ejemplares del diario El Mercurio fueron quemados y usados como antorcha 51. Sobre esta misma manifestación, El Mercurio de Valparaíso reproduce la editorial de El Ferrocarril , publicada el 15 de mayo, que señala Es en estremo sensible para el decoro nacional que el libre ejercicio del derecho de reunion pueda convertirse en amenaza para las principales ciudades de la república y que El Mercurio asaltado Mercurio asaltado a viva fuerza en Valparaíso, haya sido tambien blanco anoche en Santiago de demostraciones tumultuosas tumultuosas y agresivas, obligado a las autoridades locales a rodear ese edificio con un despliegue escepcional de fuerza armada para su custodia» 52.
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«Meeting de los obreros en huelga», El Mercurio de Valparaíso , Valparaíso, 5 de mayo de 1903. «La huelga de la jente de mar», El Mercurio de Valparaíso , Valparaíso, 11 de mayo de 1903. 190 3. 51 El Trabajo, Iquique, 16 de mayo de 1903, citado por Jorge Iturriaga, op. cit .,., p. 136. 52 «Agradecemos», El Mercurio de Valparaíso , Valparaíso, 16 de mayo de 1903, p. 4. Bajo este mismo título se reproduce, además, un artículo de El Porvenir de de Santiago que apoya de manera irrestricta la actuación de los empleados de El Mercurio de Valparaíso . La reproducción de este texto en la página editorial del diario cumple la función de sostener una opinión que no parece políticamente correcto enunciarla de manera directa: «Por nuestros fueros.- Es del dominio público la actitud que los huelguistas de Valparaiso han asumido contra nuestros colegas de El Mercurio de esa ciudad y la valiente conducta de lejítima y enérjica defensa asumida por los empleados de esa publicacion. Los fueros de la prensa y el respeto a la propiedad privada hacen que el intento de los amotinados de Valparaiso sea doblemente censurable. Los empleados de El Mercurio han dado muestras de valor y adhesion a la empresa de que forman parte y por eso merecen los aplausos de todas las personas honradas y de toda la prensa del pais. El Porvenir se se honra en manifestar públicamente su reprobacion a los ataques dirijidos contra El Mercurio y sus aplausos a los que han sabido cumplir el deber, aun con peligro de sus vidas». 50
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E L M ATASIETE Y LOS EJERCICIOS DE LA MEMORIA OBRERA
Producto de estos hechos surgirá una nueva publicación periódica en Valparaíso: El Matasiete , un «modestísimo periódico de agitación obrera», señala Raúl Silva Castro 53. Su título da cuenta del mote con el cual algunos comienzan a referirse a El Mercurio de Valparaíso , luego de su participación en la huelga huelga de 1903. El periódico es fundado por Juan Luis Jerez. Sus páginas se reproducen en la imprenta El Deber, ubicada en calle Las Heras. Según Joaquín Edwards Bello, este libelo –en sus pala pala bras – apareció al día siguiente de la jornada de violencia vivida en las calles de Valparaíso 54. Sin embargo, la exactitud de dicho dato nos parece, a lo menos, discutible. De hecho, Jorge Iturriaga precisa que la publicación se inicia inicia a fines de mayo 55. En este periódico obrero colaboraron algunos intelectuales y escritores, como Carlos Pezoa Véliz, quien, en la edición número diecinueve de El Matasiete , correspondiente al 22 de septiembre, publica su poema «Vida de puerto», puerto», aquel que dice: De la English Company hay Company hay pelambres: dicen que a bordo se pasan hambres almuerzo papas, cena frejol; al otro día papas con coles y vuelta y vuelta con los frejoles y con las cenas de papa y col 56.
Armando Donoso va un poco más allá, y sostiene que Pezoa Véliz redacta El Matasiete, «un periodicuelo virulento, apasionado, ingenioso...», precisa 57. Silv Silvaa Castro señala que el poeta colaboró en este periódico solo durante el mes de mayo de 1903 58. Por su parte, Julio Iglesias Z., afirma que es en el mes de junio cuando Pezoa Vél iz es iz es invitado a colaborar en esta publicación, por los poetas Víctor Víctor Domingo Silva y Zoilo Escobar Escobar 59. Precisamente el hermano de Víctor Domingo Silva, Jorge Gustavo, publica en 1903, luego de la huelga, el opúsculo ¿Existe en Chile la cuestión social? , que recoge una conferencia suya dada el año anterior en el Ateneo de la Juventud de Valparaíso; considerando lo ocurrido en las calles de la ciudad, la pregunta adquiere ahora un lev l evee tono irónico. Junto con ello, Silva también comienza a colaborar en las páginas de El Matasiete 60.
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Raúl Silva Castro, «Ensayo sobre Carlos Pezoa Véliz», Revista de Educación , Santiago, año 18, números 72-73, marzomayo de 1958, p. 11. 54 Joaquín Edwards Bello, «Bautismo de sangre en mayo de 1903», en Crónicas del centenario; selección y ordenación de Alfonso Calderón, Santiago, Editorial Zig-Zag, 1968, p. 49. 55 Jorge Iturriaga, op. cit .,., p. 136. 56 Carlos Pezoa Véliz, Poesías, cuentos y artículos; edición ordenada con un estudio por Armando Donoso, Santiago, Nascimento, 1927, p. 131. 57 Armando Donoso, «Carlos Pezoa Velis», en Carlos Pezoa Véliz, op. cit .,., p. 31. 58 Raúl Silva Castro, «Ensayo sobre Carlos Pezoa Véliz», Revista de Educ ación, Santiago, año 18, número 72-73, marzomayo de 1958. 59 Julio Iglesias Z., «Carlos Pezoa Véliz, periodista», La Discusión, Chillán, 28 de enero de 1978, p. 3. 60 Nancy Nicholls Lopeandía, «Intelectuales liberales relevantes frente a la cuestión social en Chile (1890-1920): una minoría a favor del cambio», Historia, Santiago, volumen 29, 1995-1996, p. 320. Años más tarde, Jorge Gustavo Silva realizará una reseña de la huelga portuaria, en la cual expresa una interesante caracterización del significado de la misma: «La ‘burguesía’ (palabra de vago sentido que se importa desde Europa, sin consideración a las diferencias de la organización social de uno a otro continente) asiste primero indiferente, luego sorprendida, inquieta después, al espectáculo, un poco de guerra, que a sus ojos va desarrollándose. Hasta que estalla, en el año de 1903, la que, a mi entender, es la primera manifestación sangrienta de la lucha –se puede ya decir lucha de clases– que va a quedar planteada en el país. Sangre de pueblo es derramada en Valparaíso. El edificio en que tiene su asiento una de las empresas navieras de nuestro puerto marítimo, es consumido por las llamas; la gente de mar, en la exacerbación de esta ‘primera huelga a la moderna’, le ha puesto fuego, a vista y paciencia de la tropa armada, que duda acerca de cuáles fueran sus deberes ante 14
Luego de lo ocurrido en el frontis de su edificio el 12 de mayo, El Mercurio de Valparaíso morigeró su postura hacia los huelguistas. Así, dos días después, el 14 de mayo de 1903, el periódico señala qu quee la huelga es un «derecho sagrado» y que las compañías fueron tercas al resistirse al arbitraje 61. Este súbito cambio en la postura del diario ante el conflicto fue tan evidente que incluso El Chileno, al día siguiente señaló: «¡Demonios! Uno siente admiración, estupor, se abisma realmente cuando compara la actitud de el Mercurio de ayer con la del Mercurio de hoy. Porque son dos Mercurios, distintos, pero enteramente distintos». El Chileno volverá a comentar las declaraciones de El Mercurio de Valparaíso , el 16 de mayo, cuestionando que este último sostenga que durante la huelga hubiese mantenido una imparcialidad absoluta y que, si de algún lado se hubiese colocado, sería del lado de los huelguistas, «por cuanto pedía, como tantos, el arbitraje» 62. Meses después, El Matasiete , en su edición del 18 de agosto de ese año, se refería a ese cambio en la postura del diario mediante los siguientes versos: Diario canalla y rastrero que de usura haces alarde ya no insultes al obrero como ayer, torpe y cobarde. Te humillas, le haces la pata, cubriéndote de baldón y le ofreces generoso ‘en crónica una sección’. Tarde, muy tarde has venido de rimbor ruin, a cambiar y al pueblo, diario mezquino pretendes engatusar… engatusar… 63.
El 12 de mayo de 1904, el periódico presenta el subtítulo «edición especial en homenaje a nuestras víctimas», no se precisa más, ni siquiera sus nombres, como si ello no fuese necesario. El primer artículo, titulado «In Memoriam» cumple las funciones de una editorial, y está redactado desde la perspectiva del «matasiete», esto es, de El Mercurio de Valparaíso , en un pretendido ejercicio de humor humor negro. ¡Hace un año! Parece que fuera ayer. Hace un año que a las puertas de nuestra oficina caian unos cuantos facinerosos que pretendian asaltarnos; así lo supusimos. Nuestras carabinas y nuestras punterias punterias no tuvieron resistencia resistencia entre aquella masa de pueblo que solo hoi comprendemos que pedia algo justo y al que atacamos duramente desde nuestras columnas por medio de nuestra pluma, primero, a bala despues. d espues. Nos queda sí el consuelo consuelo de que solo fueron siete los siete los que cayeron; hubiéramos deseado más, porque así hubiera sido mas grande nuestro nuestro arrepentimiento y el torrente de sangre no se hubiera secado tan luego a nuestra vista 64. este ‘caso’, no contemplado en las ordenanzas, y en medio de la perplejidad de una autoridad gubernativa a la que faltan – actitud quizás explicable– el don de la previsión y la aptitud para la acción oportuna. La ‘cuestión social’, que ha sido negada en diarios, ateneos y Cámaras Legislativas, proclama y afirma así su existencia, al resplandor de un incendio y en presencia de unos cuantos cadáveres que han quedado tendidos en las calles de Valparaíso». Jorge Gustavo Silva, La legislación social y la educaci ón cívica, Santiago, Impr. Nacional, 1928, pp. 9-10. 61 Jorge Iturriaga, op. cit .,., p. 137. El diario afirma que «El movimiento pacífico de los operarios de las compañías de vapores a quienes no convenía continuar trabajando dentro de los salarios que percibían, es un derecho sagrado y que ninguna persona sensata puede poner en duda». Lo cual, por cierto, no le impide afirmar que «Las compañías de vapores en la lucha de intereses con sus operarios, han creído tener la razón y el comercio de Valparaíso los ha acompañado en esta creencia». El Mercurio de Valparaíso , 14 de mayo de 1903, p. 4. Citado por Marcelo Sánchez, p. 9. 62 Marcelo Sánchez, op. cit .,., pp. 10-11. 63 «Al Matasiete grande», El Matasiete, Valparaíso, número 14, 18 de agosto de 1903. Citado por Jorge Iturriaga, op. cit .,., p. 137. 15
Esta edición especial incluye también una carta abierta a Luis Emilio Recabarren, encarcelado en Tocopilla. El texto busca continuar el tono del anterior, y es redactado a modo de chanza. Además, se rinde un homenaje al contraalmirante Arturo Fernández Vial y al diputado Guillermo Plummer de Ferari, por sus esfuerzos en evitar que aumentaran los enfrentamientos callejeros el 12 de mayo de 1903. Ya hemos señalado algunos aspectos de la actuación de Fernández Vial los días previos a estos hechos. Respecto del diputado Plummer, Mario Garcés señala que él, junto al intendente de Valparaíso y otras personalidades, se dirigió a la multitud señalando: «prometemos solemnemente al pueblo, todos nosotros arreglar dentro de una hora de plazo, sus dificultades: pero por la patria, por la libertad, deténganse un momento». La única respuesta fue un av a valancha de gritos y, entre ellos, uno que decía: «Es tarde, es tarde ya para engañar al pueblo» 65. El director del periódico, Juan Luis Jerez publica en esta edición de El Matasiete un ardiente poema titulado «Al pueblo», en el cual realiza un airado homenaje a las víctimas obreras de la huelga. Son solo cuatro páginas, y pareciera que es el único ejemplar que ha logrado conservarse hasta hoy en la Biblioteca Nacional, pero es suficiente para adentrarse en los sentimientos que perduraron en varios porteños, luego de 1903 y, junto con ello, para comprender un nombre que, de tiempo en tiempo, emerge desde la porfiada memoria. Por cierto, El Matasiete no fue el único periódico obrero que se refirió a las víctimas de 1903. Ese mismo año, el día 28 de junio, aparece El Vaporino, una publicación de cortísima vida: esta será su única edición. Sus redactores son Ignacio Mora A. y Luis A. Pardo 66. En uno de sus artículos de primera plana, firmado por Justo León y Castillo y fechado el 24 de junio de 1903, se señalan dos situaciones: en primer término, la ausencia de una prensa objetiva que dé cuenta de los hechos: La prensa que en cumplimiento de su nobilísima misión, debiera ser inexorable para defender la Verdad y el Derecho, y estigmatizar el crimen y hacer justicia; es la que invertiendo el orden de sus deberes se empeña con infamo complicidad en desviar el criterio del pueblo y propagarle la mentira y el error, si se trata de las violencias o agresiones de los privilejiados contra los intereses o vida de los hijos del pueblo 67.
En segundo lugar, El Vaporino sostiene que no existe una justicia efectiva para castigar a los «delincuentes de la luctuosa jornada del 12 de Mayo», a saber: el almirante Jorge Montt, el intendente José Alberto Bravo, el policía Washington Salvo y «los diaristas del Mercurio ». A cuarenta días de los asesinatos, la investigación judicial se ha dirigido a indagar la participación de los manifestantes obreros en los hechos que se indagan. Ante esto, el articulista sostiene: Por cierto que si entre los siete infelices sacrificados por el plomo homicida de la Imprenta del Mercurio y el cobardamente asesinado por el polizonte Salvo, hubiere caido un señorito de señorito de posicion social o un galoneado del militarismo, militarismo, los cobardes victimarios no estarían tan campantes en su impunidad; pero los victimados fueron infelices obreros que como los ceros no representan valor alguno ante la unidad social, y aunque es voz pública que uno de ellos era un honrado empleado de una casa comercial vecina al Mercurio, Mercurio, que no se le puede suponer participacion alguna en el movimiento huelguista ni mucho menos entre los agresores a la Imprenta, no ha sido esto motivo para que ni al juez ni al fiscal se les haya ocurrido actuar contra los diaristas asesinos.
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«In memoriam», El Matasiete, Valparaíso, edición especial, 12 de mayo de 1904, p. 1. Garcés Durán, Mario. Crisis social y motines populares en el 1900 , 2ª ed., Santiago, Lom Ediciones, 2003, 152 p. 66 El Vaporino, Valparaíso, año 1, número 1, 28 de junio de 1903. 67 Justo León y Castillo, «Criminales impunes!», El Vaporino, Valparaíso, 28 de junio de 1903, p. 1. 65
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La prensa –como siempre, ya que no ha podido silenciar los hechos– solo se ha limitado deplorarlos sin entrar a discutir ni a hacer luz sobre la responsabilidad criminal de estos diaristas 68.
Por todo esto, para el autor del artículo existe solo una conclusión, y la expresa con vehemencia: «¡Para las victimas del Mercurio y de las policías asesinas no habrá justicia! ¡Los majistrados majistrados se se harán sordos! ¡Sólo tú pueblo debes defender tus derechos; solo tú puedes hacerte 69 justicia!» . El Vaporino difunde también una medida concreta que algunos trabajadores han acordado en contra de El Mercurio de Valparaíso : boicotearlo. Boicott al ‘Mercurio’ La Union de Tripulantes de Vapores acordó boicotear el diario El Mercurio Mercurio por las siguientes razones. 1º Por atacar injustamente a los gremios en huelga y a los trabajadores en jeneral cuando estos reclamaban un justo y perfecto derecho y sus pretensiones eran prudentes. 2º Porque este diario en todos los movimientos huelguistas se ha ensañado contra los trabajadores burlándose de ellos y sus exijencias. 3º Porque el dia 12 de Mayo so pretesto de la defensa de sus propiedades aprovechó la ocasion para asesinar a siete honrados trabajadores he hiriendo a varios otros. 4º Porque después de esta fecha si ha pretendido demostrar este diario que se preocupa de los intereses de los trabajadores hagan cumplir este acuerdo que es análogo al tomado por la Liga Obrera de este puerto y por diversas sociedades tanto de la capital como de esta ciudad de no comprar E l Mercurio Mercurio ni favorecer esta publicacion de ningun modo directa o indirectamente 70.
Por otro lado, La Revuelta, un órgano anarquista, en sus únicas dos ediciones, menciona de forma muy sucinta lo ocurrido, poniendo el acento más en la interpretación política de los hechos que en su descripción 71. Lo mismo ocurre con un artículo escrito por Luis Emilio Recabarren, y publicado en La Voz del Pueblo , de Valparaíso, el 16 de mayo de ese año: ...sobre los trabajadores se pretenderá hacer recaer la responsabilidad de estas desgracias, cuando en verdad los únicos responsables son los gerentes de compañías de vapores y el gobierno que no ha h a tenido talento ni corazón para impedir las desgracias ocurridas, haciendo meramente justicia 72.
Carlos Pezoa Véliz realiza una entrevista a uno de los asesinados el 12 de mayo de 1903, la cual es publicada en 1905 bajo el título de «Reportajes fúnebres en el cementerio de todos los santos» en La Comedia Humana . Con un marcado tono satírico, el poeta le da la palabra a un obrero «demócrata, miembro de la Mancomunal, de la Sociedad de Vaporinos, director de la Liga Obrera, candidato por la comuna Calaguala, colaborador de La Voz del Pueblo, orador popular y cargador de la playa...». La entrevista continúa: –¿Tiene –¿Tiene Ud. conocimiento de los últimos sucesos de Santiago? –Sí, –Sí, señor. 68
Ibid . Ibidem. 70 «Boicott al ‘Mercurio’», El Vaporino, Valparaíso, año 1, número 1, 28 de junio de 1903, p. 2. 71 La Revuelta. Periódico libertario , Valparaíso, nº 1 (24 de octubre de 1903); nº 2 (11 de noviembre de 1903). 72 Luis Emilio Recabarren, «Protesta práctica», La Voz del Pueblo, Valparaíso, 16 de mayo de 1903. En Luis Emilio Recabarren, Recabarren: escritos de prensa: (1898-1924), recopilación de Ximena Cruzat y Eduardo Devés, 1ª ed., Santiago, Nuestra América, 1985, tomo 1, pp. 14-15. 69
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–¿Por –¿Por quién? –Por –Por El Mercurio. Mercurio. –¿Llega –¿Llega aquí ese diario? –Es –Es claro; como que es el diario con mejor servicio. –¿Está –¿Está Ud. suscrito? No, señor. Todos los que morimos en el asalto a El Mercurio, Mercurio, recibimos una suscripción eterna por vía de indemnización. –¿Quién –¿Quién tiene la culpa, a su juicio, de aquel sangriento motín? –A –A mi juicio, nadie: ya saben Uds. que los difuntos no tenemos más juicio que el final. En estos momentos llegó hasta la tumba un suplementero con El Heraldo del Heraldo del día. Nuestro interlocutor desapareció inmediatamente inmediatamente ‘bajo la losa fría de su tumba...’. No hallamos qué pensar de esta retirada. Pero más lejos nos la explicaron: el mismo diario que en los sucesos del 1 2 de mayo fue defensor de los huelguistas, es partidario ahora de la ‘incineración del pueblo’ 73.
Los enfrentamientos del 12 de mayo de 1903 tuvieron una marcada marca da relevancia a nivel nacional. Fue referencia en diversas monografías sobre la cuestión social 74, en las discusiones parlamentarias sobre la legislación social, por cierto en las páginas de la prensa obrera y también en la literatura. Antonio Bórquez Solar, por po r ejemplo, escribió el poema «Los huelguistas», en donde señala la cifra de veinte obreros muertos 75.
HACIA UNA INTERPRETACIÓN ¿Era inevitable el enfrentamiento entre El Mercurio de Valparaíso y los huelguistas de 1903? Una lectura unidireccional podría sostener que esto se debe a la relación de propiedad que existe sobre este medio de comunicación, así como a la relación entre dichos capitales y aquellos que se encontraban amenazados en forma directa por la huelga, en particular, aquellos asociados a las compañías navieras (sabido es que la familia Edwards tenía, en dicha época, inversiones en la Compañía Sudamericana de Vapores). Sin embargo, no pareciera que ni la propiedad del medio, ni el entramado inmediato de relaciones sociales y políticas que establecen las relaciones de capital, ni tampoco la dirección del diario son las únicas variables que pueden explicar el comportamiento asumido por este periódico ante la huelga de 1903. En efecto, si se consideran los cortes sincrónicos de 1870 y 1903, es posible apreciar que la estructura de propiedad del medio ha cambiado y, evidentemente, también sus directores y redactores. Sin embargo, existe algo que es más o menos coherente y permanente en el tiempo: su manera de comprender el mundo, su visión ideológica. Esto tiene relación con las funcionalidades políticas, sociales, de constitución de un campo simbólico que expresara y al mismo tiempo articulara tanto a la burguesía nacional como regional. Eso es más claro aún en una ciudad como Valparaíso que, a lo largo del siglo XIX se configuró como un lugar destacado de la concentración del capital financiero y comercial del país. Dicha situación generó la necesidad, tanto de una organización de sus actores, como del desarrollo de un medio que expresase sus opiniones, demandas y propuestas. Esto es algo que se puede 73
Carlos Pezoa Véliz, Prosa rescatada, Valparaíso, Ediciones Perro de Puerto, 2010, 108 p. Solo a modo de ejemplo, puede citarse la referencia de carácter premonitorio que hace de este hecho Juan Rafael Allende: “Y lo que pasó en Valparaíso pasará en Santiago, en Coronel, en Lota i en todo el país”. Juan Rafael Allende, Obreros i patrones: conflicto entre el capital i el trabajo en Chile, su única solución , Santiago, Imp. i Enc. León Víctor Caldera, 1904. p. 25. Folleto dedicado a la “Sociedad Pampina” i a la combinación mancomunal de obreros. 75 Es Andrés Sabella quien señala que este poema se refiere a la huelga portuaria de Valparaíso y, en particular, al día 12 de mayo de 1903. Así lo señala en Poesía Acrata: documentos, Antofagasta, Imprentas Unidas, 1963, pp. 3-4, nota 2 (Colecciones Hacia: la tierra - el hombre - la poesía, 51). El poema se encuentra incluido en Luis Enrique Délano, Edmundo Palacios, Antología de la poesía social de Chile , Santiago, Austral, 1962. 170 p. 74
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apreciar al revisar el estudio que realiza Eduardo Cavieres sobre los procesos constitutivos y organizativos del comercio y las finanzas en Valparaíso a lo largo del siglo XIX. De hecho, Cavieres sostiene que la significación de El Mercurio de Valparaíso , es la de ser «un periódico originalmente con carácter comercial, que ayudaría a la organización del comercio y que serviría como su canal público de comunicación» 76. Algo en lo cual también coincide Santiago Lorenzo, cuando señala que «muy tempranamente El Mercurio de Valparaíso se identifica con los valores de esta incipiente burguesía comercial, convirtiéndose en el órgano de expresión de ese grupo social y en el difusor de sus valores y principios» 77. Por su parte, María José Schneuer señala que este diario cumplía, hacia mediados del siglo XIX, una función de elaboración, difusión y consolidación de la hegemonía de la burguesía nacional: La clase dirigente o la elite, que era la que tenía acceso a la educación y la que, por lo tanto, entendía mejor los conceptos, se sintió con la obligación de ir formando y moldeando esta identidad nacional. La prensa y, en el caso específico de este trabajo, El Mercurio de Valparaíso Valparaíso fueron utilizados como medios para expresar esos ideales. Los redactores de El Mercurio estaban Mercurio estaban conscientes de su rol como ‘educadores’ de esta opinión pública y del aporte que podían hacer a la construcción de la nación. Era casi como una tarea cívica que calzaba con las ideas y proyectos de lo que debía ser el país 78.
Ahora bien, es natural, y el propio desarrollo del análisis de Cavieres lo indica, este proceso necesariamente lleva a que El Mercurio de Valparaíso se convierta en el vocero oficial de la burguesía comercial y financiera de la ciudad y, en cuanto tal, necesariamente debe asumir su ingreso al debate político e ideológico, en función de la defensa de los intereses corporativos que representa. Dichos intereses, se expresaban en un doble movimiento: por un lado se reafirmaba la construcción de una entidad propia –la clase burguesa– y, por el otro, se criticaba o rechazaba tanto a la aristocracia como a los sectores populares; a una por retardataria del progreso y a los otros por disolventes del orden. ¿Se expresa esto ante la coyuntura de la huelga portuaria de 1903? Por cierto, ante las consecuencias de ella, El Mercurio de Valparaíso no solo reconocerá la existen existe ncia de los conflictos entre el capital y el trabajo, sino también la necesidad de legislar al respecto 79. De hecho, será un tema recurrente en su página editorial durante todo el mes de mayo de 1903. Y, en particular, será nítido el rol que asume el diario, como voz política de la burguesía comercial, cuando se dirige de manera explícita a las clases dirigentes de la sociedad: Pues bien, entendemos que los acontecimientos recientes, reveladores de un malestar ántes mal apreciado y de necesidades que es menester proveer, enseñan a las clases dirijentes que deben unirse para curar el malestar y atender las necesidades. (...) La desunion de esos elementos responsables es la primera causa de los males. Si ellos se ocupan en hacerse fuego unos a otros en estériles debates sobre cuestiones que ya no responden a las necesidades de la sociedad que pretenden dirijir, bien pronto llegará el dia en que nada dirijan. Y ese dia no podrán quejarse, porque será que se han hecho indignos de dirijir 80.
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Eduardo Cavieres Figueroa, «Rutas marítimas, comercio y finanzas en una etapa de expansión: Valparaíso 1820-1880», en Baldomero Estrada T., et al., Valparaíso: sociedad y economía en el siglo XIX, Valparaíso, Instituto de Historia, Facultad de Filosofía y Educación, Universidad Católica de Valparaíso, 2002, p. 65. (Serie Monografías Históricas, 12). 77 Santiago Lorenzo, op. cit .,., p. 226. 78 María José Schneuer, op. cit .,., p. 75. 79 «Un poco más al fondo», El Mercurio de Valparaíso , Valparaíso, 16 de mayo de 1903, p. 4; «Ante los problemas sociales», El Mercurio de Valparaíso , Valparaíso, 18 de mayo de 1903, p. 4. Véase también: «Aprovechemos el momento», 19 de mayo de 1903; «Documentos oficiales», 20 de mayo de 1903; «El Estado y los problemas sociales», 27 de mayo de 1903, «Insistimos», 28 de mayo de 1903; todos los textos publicados en la página editorial de El Mercurio de Valparaíso . 80 «Ante los problemas sociales», op. cit .,., loc. cit . 19