MÉXICO, LA DISPUTA POR LA NACIÓN. ROLANDO CORDERA.
PROLOGO. En 1968 se inicia en México un intenso y conflictivo periodo de cambios, el suceso más espectacular de este tiempo ha sido la profunda crisis económica que enfrento el país a partir de 1974 y que desemboco en el estancamiento estancamiento de la actividad a ctividad económica, la inflación y la devaluación monetaria que tuvieron lugar entre 1975 y 1977. México parece estar viviendo una alteración de gran alcance del complejo de expectativas y percepciones de la realidad que forman la conciencia social y definen el carácter de una época El mundo sufre también un acelerado proceso de cambios. Nadie puede ser ajeno a esta circunstancia de desequilibrios y reestructuraciones de la economía y políticas mundiales.
CAPITULO 1: LOS FACTORES CONDICIONANTES. LA ESCENA INTERNACIONAL. La circulación de México con el sistema capitalista occidental se ha estrechado conforme se ha venido consolidando en la sociedad mexicana el modo de producción capitalista. Esa vinculación de puede apreciar en el intercambio de mercancías y servicios que el país realiza con el resto del mundo; en las relaciones financieras y crediticias crediticias que México tiene con los círculos de poder económico.
La crisis es general, pero su impacto sobre los distintos países y sus clases sociales es desigual, como lo son también sus implicaciones políticas y sociales. En el mundo avanzado es indudable que las salidas de la crisis y su evolución misma estarán en gran medida determinadas por la forma en que los trabajadores utilicen el poderío social y político que lograron construir al calor del auge económico de las d écadas de los años cincuenta y sesenta.
EL DESARROLLO ALCANZADO. No obstante las transformaciones registradas registradas en la estructura de la producción y el empleo y los altos índices de crecimiento tanto en la economía en su conjunto como de casi la totalidad de las actividades, si algo caracteriza al desarrollo económico y social alcanzado por México a partir de los años treinta es su carácter desigual.
La distribución de la propiedad y por tanto el ingreso de las personas o familias, es particularmente desigual. El rezago que hoy se observa en la disponibilidad de bienes y servicios para el bienestar social de numerosos sectores de la población, hace que los extremos de la riqueza y pobreza que en el país prevalecen sean inusitados, visibles y amenacen la posibilidad de combinar el crecimiento con la estabilidad social.
Los alimentos, la educación, la salud y la vivienda de que dispone el país son, hoy en día, insatisfactorios. Si a esa insuficiencia absoluta se añade la forma desigual en que esos bienes y servicios se distribuyen entre la población, se tiene una idea más clara de la magnitud del problema. La situación que revelan otros indicadores de bienestar, como la educación, la salud y la vivienda es bastante análoga a la de la alimentación. La magnitud del rezago acumulado en estos servicios, así como la del esfuerzo que tendría que realizar para que aquel no aumente y se pueda avanzar a una solución, son tales incluso considerando las p royecciones mas optimistas del crecimiento de la población, difícilmente se pueden abordar con los esquemas que hoy en día prevalecen en la prestación de estos servicios.
La profunda inequidad social guarda una estrecha correspondencia con el desarrollo desigual de las distintas actividades económicas. El desarrollo de las actividades productivas en el país se ha dado de tal forma que, más que tratarse de simples desigualdades de grado, constituyen situaciones heterogéneas de tipo estructural que se reproducen en el tiempo y tienden a afianzarse en el espacio. El desarrollo de la economía se presenta así no solo desigual sino también combinado. El proceso de expansión industrial ha sido parcial y se ha orientado fundamentalmente a la sustitución de importaciones, en particular de bienes de consumo. La concentración del ingreso ha fluido y orientado el proceso de desarrollo. El adelanto de un país y sus posibilidades futuras se pueden medir mejor y dependen más del grado d e integración, eficiencia y productividad de su aparato de producción que de la modernidad de los artículos que consume.
La producción así organizada se ha dirigido a satisfacer un mercado relativamente reducido, determinado casi de manera absoluta por la alta concentración del ingreso, dejando al margen a la gran mayoría de la sociedad que padece niveles extremos de pobreza. La estructura productiva mexicana además de ineficiente, incluso irracional, tiende a desenvolverse siempre con rezago. El desarrollo industrial en México se ha caracterizado por una creciente presencia del capital extranjero y por una fuerte tendencia hacia la concentración oligopólica.
La inversión extranjera en el país ha avanzado y el dominio de las empresas transnacionales en la industria mexicana es notable. La penetración del capital extranjero en las manufacturas esta estrechamente asociada al proceso de concentración de la propiedad de los medios de producción en la industria, lo que le da a esta actividad un carácter oligopólico y dependiente.
Dentro de este marco, se ubica en México la estructura espacial de la industria, las comunicaciones, los servicios y, en general, de la actividad económica, política y social. El carácter del desarrollo del país se aprecia también en el ámbito espacial. La distribución territorial de la población y de la actividad económica presenta agudos contrastes, que se reflejan en extremos de dispersión y concentración, de pobreza y aparente auge. Las diferencias en las condiciones de vida y de bienestar de la población rural y urbana son enormes, como también lo son las que existen en los propios centros urbanos. El atractivo que ofrecen los grandes núcleos urbanos para las actividades industriales se ve fortalecido por la inversión pública en servicios urbanos baratos y mejoras en las comunicaciones.
El carácter desigual del desarrollo también se observa en el grado y la naturaleza de la organización de las distintas clases sociales.
LOS RECURSOS Y LAS POSIBILIDADES DE DESARROLLO. México dispone hoy en día de una cantidad y variedad de recursos q ue lo sitúan en una perspectiva de desarrollo particularmente favorable. El país dispone de tierras susceptibles de aprovecharse e incorporarse a la producción agrícola, ampliando la frontera en esta actividad; bosques y extensas superficies arboladas que ofrecen amplias posibilidades de desarrollo; litorales yt una zona económica exclusiva ricos en recursos cuyo aprovechamiento apenas se ha iniciado; recursos mineros relativamente abundantes; suficiente petróleo. La forma en que se aproveche todo esto dependerá de la lucha política y social, y del proyecto de desarrollo para la nación que de esa lucha resulte.
CAPITULO 2: LAS OPCIONES DECLARADAS. Los últimos diez años han sido para México un periodo de búsqueda de alternativas para su desarrollo. El escenario de estos procesos de reordenación y enfrentamiento político y social en torno al futuro de desarrollo nacional ha sido la crisis nacional e internacional, fundamentalmente económica.
EL ESTADO ANTE LA CRISIS. Fue a partir de la propia iniciativa estatal que se inicio un desarrollo en firme de discurso renovador que ha impregnado al conjunto del quehacer social en México. Primero fue la crítica en escalada del llamado desarrollo estabilizador, luego, la búsqueda febril de un modelo alternativo, finalmente bautizado como desarrollo compartido y, más tarde, la proposición de una tregua social como antesala de una reforma económica más profunda.
El colapso económico-financiero de 1976 reforzó en muchos la convicción de que el cambio buscado por el gobierno en realidad debía reducirse a restablecer las ecuaciones económicas y financieras fundamentales que dieron lugar al crecimiento con la estabilidad de los años sesenta. Con el auxilio del petróleo y una vez llevada a cabo una operación profiláctica en la economía y en el Estado por la vía de la austeridad, la economía estaría de nuevo lista para recuperar la senda del crecimiento y, gracias a ello, para ir enfrentando con prudencia la problemática social, en especial la pobreza de las mayorías.
EL DESARROLLO ECONÓMICO RECIENTE. El proceso de desarrollo económico del país en los últimos años se ha caracterizado, primero, por el estancamiento inflacionario y, después, por una recuperación económica parcial como fuerte presión inflacionaria. El carácter parcial de la recuperación deriva del énfasis que se le ha dado a la producción de hidrocarburos en las asignaciones presupuestales. Como consecuencia de ello, se ha rezagado relativamente la expansión de otras actividades productivas y de bienestar social.
La recuperación se ha visto también limitada y amenazada con tener un prematuro fin, por su carácter tardío, que acentúo las diferencias extremas de la pobreza y riqueza que existen en México. El carácter tardío de la recuperación también se aprecia en el rezago adicional en la atención de satisfactores sociales que, junto con el acumulado en el pasado, vino a agravar las condiciones de vida de las clases populares.
EL PROYECTO EMPRESARIAL. El Consejo Coordinador Empresarial define su proyecto de desarrollo para la nación. El concepto de la empresa privada, el papel del Estado en la economía, la planeación de la actividad económica, sobre las organizaciones, su armonía y su coordinación es el único camino para alcanzar el bien de cada empresa, de sus integrantes y de toda la nación, las
relaciones obrero-patronales, los medios de comunicación, los sistemas de control de precios, la pequeña propiedad, la educación, son temas fundamentales.
EL PROYECTO OBRERO. El Congreso del Trabajo, representativo del movimiento obrero organizado mexicano, no puede ser entendido actualmente como una fuerza social que se expresa solo a la hora de las reivindicaciones salariales, porque pensamos que los aumentos salariales y los contratos de trabajo, aunque son actuaciones políticas, no modifican las estructuras sociales. La elevada concentración de la riqueza alcanzada en México y, por consiguiente el poderío en ascenso del capital monopólico interno y externo, representan ya amenazantes expectativas para la nación y en particular para el poder público, que se encuentra desde hace tiempo sometido a la continua y redoblada presión de los grupos minoritarios representativos del poder económico.
Los propósitos declarados del movimiento obrero son: que el Estado ejerza su derecho a imponerle a la propiedad las modalidades que dice el interés publico, que se cuente con la activa participación de los trabajadores en la conducción de la economía y que se invierta la tendencia de la acumulación del capital a favor de los trabajadores del campo y de la cuidad y del Estado. El vínculo entre Estado y trabajadores representa, por un lado, control político y barreras a la difusión de ideologías ajenas a l a oficial pero, a la vez, garantiza la permanencia de cierto contenido popular, liberal y nacional en el comportamiento gubernamental.
El movimiento obrero organizado se desenvuelve en una doble dirección. Por u n lado, la dirigencia sindical resuelve poner las organizaciones obreras al servicio del proyecto desarrollista promovido por el gobierno. Por el otro, el desarrollo de la organización obrera sufre desviaciones y se burocratiza, pierde el ímpetu que tuvo en la época cardenista.
LAS DIFERENCIAS. La disputa por la nación que de manera cotidiana, en diferentes terrenos y con desigual intensidad han empezado a librar las diferentes clases sociales gira en torno a la definición del contenido y el rumbo del desarrollo nacional.
CAPITULO 3: DOS PROYECTOS DE DESARROLLO.
El proyecto elaborado por los patrones guarda afinidad con el capitalismo y que han recibido genéricamente el apelativo de neoliberales. Por su parte, los planteamientos de los trabajadores organizados se ubican con toda legitimidad en la matriz estratégica de lo que puede denominarse un proyecto nacionalista de desarrollo. Los proyectos neoliberal y nacionalista se presentan como las coordenadas de las cuales se dará el desarrollo del país. Ninguno de ellos parece tener posibilidades ciertas de realizarse de manera absoluta.
EL PROYECTO NEOLIBERAL. Se trata de limpiar a la economía y a la política capitalistas de todas aquellas adiposidades y trabas que impiden el despliegue libre y dinámico de las potencialidades productivas que se concentran en las grandes empresas transnacionales cuya fluidez, además, depende de la libertad con que puedan actuar aquellos agentes financieros cuyo tamaño les permite acompañar la expansión del gran capital productivo. El proyecto neoliberal es un proyecto metropolitano. Aspira a una restructuración a fondo d el sistema internacional capitalista en función de un diagnostico y unas perspectivas que en lo fundamental corresponden a la forma como los perciben las cúspides del capital financiero y transnacional.
México y el proyecto neoliberal. De acuerdo con lo anterior, el proyecto neoliberal para México tiene como proposición maestra la de que los intereses a largo plazo de las sociedades norteamericana y mexicana pueden ser mejor satisfechos si ambas economías se abocan conscientemente a la construcción de un sistema global de mutua complementación.
El proyecto neoliberal pretende ser una respuesta integral a la crisis del capitalismo. Dicha crisis, condensada en la perdida del poder adquisitivo del salario, el desempleo y la inflación rampantes, es también una crisis de la política económica que acompaño al auge capitalista de la posguerra. La doctrina neoliberal se propone como un cuerpo integral para resolver la crisis y regular el crecimiento económico a largo plazo. De acuerdo con el diagnostico neoclásico, la inflación sólo puede combatirse restituyendo los equilibrios básicos en y entre la oferta y la demanda, que la dilatación estatal y la indisciplina laboral han deteriorado.
Ni en los países ricos ni en los países pobres la política neoliberal contra la inflación ha alcanzado sus objetivos declarados. La política monetaria, por su parte, la mayoría de las veces resulta en un control selectivo, aunque en apariencia neutral, del circulante y del crédito, que obliga a las empresas menos
poderosas a sacrificar sus fondos de acumulación a f avor de su operación corriente, con lo cual no hacen sino ahondar la distancia que las separa de las u nidades económicas más concentradas y desarrolladas.
La liberalización del mercado. En el terreno de las relaciones económicas con el exterior el discurso neoliberal también aboga por una menor intervención del Estado, dejando al libre juego de las fuerzas del mercado la división internacional del trabajo. Los argumentos que hoy en día se utilizan a favor del libre intercambio entre naciones, aunque en apariencia más refinados, siguen siendo esencialmente los mismos que David Ricardo utilizo a principios del siglo XIX. Se trata de que los países se dediquen a producir solamente, o casi, lo que este en condiciones de competir internacionalmente, sin que importe mayor cosa que sean productos agrícolas, industriales o mineros.
La presencia del capital monopólico nacional y extranjero en la economía nacional y la influencia que ejerce sobre la política económica y social han acompañado crecientemente el desarrollo de México. La orientación de la producción agrícola hacia cultivos de explotación y materias primas industriales y el uso de los instrumentos de política de fenómeno agrícola en fun ción de esos propósitos, definen el proyecto neoliberal en las actividades agrícolas. Las exportaciones masivas de petróleo mexicano significan para Estados Unidos: 1) posponer, e incluso cancelar, los problemas relacionados con el racionamiento en el consumo de energéticos en la sociedad norteamericana; 2) contar con una fuente de abastecimiento de petróleo cercana y segura; 3) ampliar el mercado para los productos norteamericanos gracias a un reciclaje acelerado de los fondos petroleros, que tendrían lugar en un contexto de intensa integración, comercial y de todo tipo, entre México y Estados Unidos. México, podría a su vez: 1) acelerar su tasa de crecimiento económico al disponer de cantidades cada vez mayores de divisas; 2) reducir, hasta llegar a cancelar, su deuda externa; 3) ampliar de modo expedito el consumo de la población, mediante la adquisición masiva e indiscriminada de bienes en el exterior; 4) convertirse incluso en un país inversionista en el exterior, sobre todo en actividades relacionadas con la producción de insumos que actualmente importa.
Los abogados del proyecto neoliberal proponen otro esquema para la continuación del proceso de industrialización en México. De acuerdo con el, la industrialización del país debería descansar en aquellas ramas y productos que, prácticamente desde el principio, pasaron la prueba del mercado internacional. El proyecto neoliberal repercutirá, necesariamente, en la política que se pusiera en practica en materia laboral, campesina, educativa y de bienestar social, entre otros.
El programa educativo, incluyendo el universitario, se ajustaría a los requisitos de capacitación que la sociedad mexicana necesita hoy y los que necesitará en el futuro de acuerdo con el proyecto neoliberal.
Junto con los inversionistas y ejecutivos mexicanos vinculados al capital extranjero, otros grupos importantes de la burguesía promoverían el proyecto neoliberal: banqueros, grandes comerciantes, terratenientes e industriales monopolistas.
EL PROYECTO NACIONALISTA. La lucha por mantener y ampliar el control de la nación sobre las condiciones generales en que se desenvuelve la producción; el manejo nacional de los recursos, sobre todos l o naturales; el fortalecimiento de la independencia económica, y el ejercicio pleno de la soberanía nacional en materia de política económica y social constituyen el núcleo de principios que definen y orientan el proyecto nacionalista de desarrollo. En México, puede afirmarse que el nacionalismo no deriva del sustantivo nación sino del verbo nacionalizar; por eso el nacionalismo no aparece entre nosotros.
El proyecto nacionalista parte de la hipótesis general de que, en esta etapa del desarrollo nacional, las necesidades del país pueden ser mejor satisfechas si se recogen y actualizan los planteamientos y demandas populares que dieron Orión a la Revolución mexicana. El proyecto nacionalista tiene como punto de partida el cumplimiento de la ley. Este proyecto promovería el desarrollo acelerado de la economía, pero respondería a un esquema de prioridades centrado en el objetivo principal de una más amplia y vigorosa interacción interna de la economía y en general de las relaciones políticas y sociales.
El proyecto nacionalista encuentra apoyo en todos aquellos desarrollos teóricos que privilegian el examen de la producción, por encima del de l a demanda. Es obvio de que la producción y el consumo están íntima e indisolublemente ligados. Las condiciones generales en que se ha desenvuelto la producción en México, han propiciado el surgimiento de una economía sumamente polarizada, volcada a la producción de mercancías y servicios esencialmente superfluos y dependiente de su dinámica de una permanente concentración del excedente económico, todo lo cu al no hace sino reproducir las desigualdades sociales que además se concentran en niveles muy generalizados de pobreza absoluta.
Tres cuestiones que el Estado tiene ineludiblemente que enfrentar y resolver para estar en condiciones de acometer las tareas de reordenación económica y social que supone la mencionada estrategia. En primer lugar, su propia crisis fiscal, que tendrá a ampliarse a medida que se estimule la actividad económica a través del gasto público, el Estado tiene que afrontar su deterioro institucional-administrativo. En segundo lugar, el despliegue de una actividad estatal que vaya más allá de las acciones complementarias y correctivas que lo caracterizaron en los años sesenta, y se encamine a la ampliación de la base productiva, la apertura de nuevos campos de inversión y, a la vez, el esfuerzo de la legitimidad del sistema. En tercer lugar, el que el Estado retome su papel de rector efectivo y dinámico del proceso de desarrollo implica entrar en contradicción con la tendencia objetiva a la desestructuración de los estados nacionales propia del capitalismo como modo de producción, exacerbada en la presente crisis en la que de manera abierta los grandes monopolios de al cance internacional son los actores principales.
Este cauce le otorga al Estado un papel predominante regulador, tanto en lo económico como en lo político, busca hacer de la empresa pública una entidad d isciplinada en lo financiero y básicamente circunscrita a la producción de insumos estratégicos. El proyecto nacionalista tendría implicaciones en el f uturo desarrollo de actividades clave y definitorias del México de los años por venir, este proyecto persigue una mator interacción de la economía nacional bajo un esquema de prioridades distintas. Las carencias de alimentación, empleo y bienestar de la población rural son de l os grandes problemas a resolver.
Alimentos, educación, salud y vivienda constituyen elementos sin los cuales difícilmente se pueden ejercer los derechos individuales. Son todos ellos, derechos sociales que definen y determinan prioridades dentro del proyecto nacionalista. El problema central de la política económica hoy en día consiste en absorber a la creciente fuerza de trabajo en empleos productivos y permanentes. El proyecto nacionalista implica transformar la estructura del servicio educativo para asociarlo a los grandes objetivos, productivos y sociales, del desarrollo nacional.
Es imprescindible unificar los diversos servicios medicos y seguridad social existentes y establecer normas comunes de operación para la acción del Estado. Hay que ampliar su cobertura e incluir a los grupos y sectores marginados.
En México toda reforma socioeconómica ha descansado en una política de masas por parte del Estado. No hay reforma socioeconómica sin política de masas. No hay política de masas sin reforma socioeconómica. No hay consolidación del Estado sin reforma socioeconómica y política de masas.
La aceptación y el despliegue de posiciones o actitudes tecnocráticas dentro del Estado mexicano es una realidad que no se puede negar. Esta situación se manifiesta sobre todo en grupos de técnicos ligados al núcleo financiero. Para ellos, la economía y la sociedad deben sujetarse a los valores supremos de las variables económicas tradicionales. La política como la ciencia del Estado y como el arte de resolver y canalizar los conflictos sociales, el elemento que define los grandes derroteros y marca las pautas básicas a la administración. Para el proyecto nacionalista este es un principio rector. Los fines más importantes del proyecto son: la justicia social y el fortalecimiento del desarrollo nacional. Por ello, y sobre todo cuando se le piensa como una opción de largo alcance, se insiste en el papel estratégico que para este proyecto tienen la democracia y la li bertad.
CAPITULO 4: EL MOVIMIENTO POPULAR Y EL DESARROLLO NACIONAL. Dos grandes cuestiones resumen la problemática a la que tendrá que hacer frente el país en los años por venir. La desigualdad en todas sus expresiones y, el grado de autonomía que la nación y el Estado puedan ejercer para definir el rumbo y el contenido del desarrollo económico. Tanto el proyecto neoliberal como el nacionalista ofrecen respuesta a estas dos cuestiones, aunque es claro que no les otorgan la misma importancia ni las conciben de forma similar. Para el primero de los proyectos, ambos problemas tendrán solución una vez que el sistema económico global funcione óptimamente, porque desde su perspectiva se trata en lo fundamental de imperfecciones que son el producto d e las rigideces impuestas al mercado. Para el nacionalista, de lo que se trata es precisamente de convertir a la desigualdad y a la dependencia en el eje que todo su discurso, concibiéndolas como problemas centrales que tienen que encargarse directa e inmediatamente a través de políticas explicativas.
El movimiento popular cada vez en forma más explicita recoge, revisa y actualiza los grandes planteamientos históricos en el que el pasado orientaron las luchas nacionales y populares en México contra la desigualdad y en defensa de la nación; contra la injusticia y los privilegios, y por hacer vigentes la independencia y la soberanía nacionales. El movimiento popular es una realidad social compleja y heterogenia, compuesta por clases, estratos y grupos que tienen intereses inmediatos diferentes, incluso encontrados.
La variable mayor de significación política en el medio obrero han sido los grandes sindicatos industriales, ligados en su mayor parte a las empresas del Estado. Los grandes sindicatos de las empresas estatales representan la columna vertebral del sindicalismo mexicano.
En la fase actual de su desarrollo y sobre todo para avanzar, el movimiento popular encuentra en los planteamientos centrales del proyecto nacionalista u na plataforma, y un cauce adecuados, incluso insoyosables. Junto a la desigualdad entre el campo y la cuidad esta, también, la que prevalece dentro de las propias ciudades.
Para el movimiento popular el desarrollo nacional debe tener dos grandes componente en el nivel estructural: 1) recobrar la autosuficiencia alimentaria y 2) alcanzar sostenidamente mayores índices de integración industrial. Ambas aseguran bases propias de autoreproducción interna, lo que constituye la base material de la consolidación de la nación.