LA INTEGRACiÓN SENSORIAL ,."
Traducción Teresa Carmona Lobo
Y EL NINO A. Jean Ayres
~~0 TRILLAS ~~
EDITORIAL México, Argentina. España,
Colombia. Puerto Rico. Venezuela
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Catalogación en la fuente
Ayres, A. Jean La Integración sensonal y el niño. -- México . Trillas, 1998 (reimp. 2010). 226 p . . il. ; 23 cm. Traducción de: Sensory Integraoon and the chiid Incluye bibliografías e índices ISBN 978-968-24-2987-3 1. Niño, Estudio del. 2. Psicología fisiológica. l. t. 0- 155.4'A889i
LC- BF723.S35'A9.5
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Prefacio Título de esta obra en inglés: sensory Integration and the child Versión autorizada en español de la primera edición publicada en Inglés por © Western Psvchological servlces ISBN 0-8724-158-8 La presentación y disposición en coniumo de LA INTEGRACIÓN SENSORIAL Y EL NIÑO son propiedad del editor. Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida o trasmitida, mediante ningún sistema o método, electrónico o mecánico (incluyendo el fotocopiado, la grabación o cualquier sistema de recuperación y almacenamiento de Información), sin consentimiento por escrito del editor
Derechos reservados en lengua española © 1998, Editorial Tr'il/as, S. A. de C. V
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Las madres de niños con problemas sostienen una tremenda carga emocional. Pocas ocupaciones pesan tanto y aquellas que sí se comparan, tienen una carga de otro tipo. Los padres de niños con problemas neurológícos no se escapan de la carga pero la llevan de diferente manera. Algunas veces el peso del problema parece intolerable y para poder seguir adelante se niega la presencia o la severidad del mismo. Puede ser que los padres reconozcan la severidad del problema y entonces buscan e indagan mejores respuestas a una situación difícil. Este libro no será el final de esa búsqueda, pues no contiene todas las respuestas, pero sí proporcionará a muchos padres la oportunidad de entender mejor a su hijo. Cuanto mejor entendemos un problema, podemos ayudar de manera más efectiva. Este libro fue escrito para promover ese entendimiento. A. ]EAN AYRES Torrance, California
Primera edición en español OX (ISBN 978-968-24-2987-3) (SI, sr. SE, sX) Reimpresión, 2010'
Impreso en MéXICO Pnnted In Mexico
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Prólo8° En la historia de la rehabilitación de problemas neurológicos, los estudiosos han puesto interés especial en investigar la organización funcional del sistema nervioso central, las causas del daño neurológico y las consecuencias ante la presencia de este último y/o de la desorganización del sistema nervios central, los cuales se expresan de múltiples formas tanto en niños como en adultos, a través de alteraciones como ligeros problemas motores, de lenguaje, de aprendizaje o problemas conductuales (por ejemplo la hiperactividad), o con una expresión mayor, a través de una secuela instalada como: la parálisis cerebral, la deficiencia mental o a nivel sensorial como la ceguera o la sordera. El interés por crear métodos y técnicas para prevenir principalmente o rehabilitar todas estas manifestaciones, cada vez es mayor debido a la incidencia con que se presentan. Sin embargo, aunque se ha considerado que la presencia y la participación de la familia es importante para favorecer la intervención, en muchas ocasiones los padres no son escuchados cuando preocupados por lo que observan en sus niños, cuestionan sobre el proceso de desarrollo y la posible presencia de algún problema; o cuando se identifica una alteración no se les orienta con información que ellos puedan manejar, por lo que, en la mayoría de las situaciones, existe poca participación activa en el tratamiento. Por estas razones y al considerar que los programas terapéuticos sólo intervenían parcialmente sin tomar en cuenta la funcionalidad del sistema nervioso, la Dra. Jean Ayres con una trayectoria importante sobre investigación de las funciones cerebrales y preocupada por las interrogantes de los padres, la necesidad de ser orientados y el cómo participar en el tratamiento sin que esto llegara a ser agobiante, describe de una forma clara y sencilla los distintos tipos de alteraciones sensoriales y motoras, cómo se manifiestan en los niños para lograr identificarlos, cómo dar orientación para su manejo y cómo acudir para recibir atención de un profesional. Igualmente, aporta a los profesionales de la salud y la educación como médicos, psicólogos, pedagogos, terapeutas del lenguaje y fisioterapeutas una visión diferente de cómo abordar los problemas de aprendizaje, lenguaje, psicomotores o conductuales con un punto de vista integral, no sólo por considerar la funcionalidad del sistema nervioso central y su plasticidad, sino por tener en cuenta a participación de los padres. PSIC MARiA DEL CARMEN HERNÁNDEZ MARTfNEZ
Maestría en Rehabilitación Neurológica Maestra Certificada en el Método Feldenkrais
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Índice de contenido 5
Prefacio Prólogo
6 PARTE L La integración sensorial y el cerebro
Cap. 1. ¿Qué es la integración sensorial? Algunas notas en relación con las palabras, 12. la integración sensorial es..., 13. la integración sensorial insuficiente es..., 17. ¿Por qué se escribió este libro?, 20.
II
Cap. 2. Viendo cómo se desarrolla la integración sensorial Principios básicos del desarrollo infantil, 22. Pasos del desarrollo, 25. Bibliografía, 39.
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Cap. 3. El sistema nervioso internamente Breve sinopsis, 40. Partes del sistema nervioso, 42. las sensaciones, 48. Cómo aprendió el sistema nervioso a integrar sensaciones, 61. Bibliografía, 65.
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PARTE Il. Integración sensorial y disfunciones Cap. 4. ¿Qué es una disfunción integrativa sensorial? Los síntomas y sus posibles causas, 72. La disfunción sensorial en sí, 79. Bibliografía, 88.
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Cap. 5. Desórdenes que atañen al sistema vestibular Organización del sistema vestibular, 90. El sistema vestibular subactivo, 101. Bibliografía, 114.
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116 Cap. 6. Dispraxia del desarrollo: un problema de planeación motora Tipos de movimiento y desórdenes del movimiento, 117. la representación corporal y la planeación motora, 121. ¿Qué es la dispraxia del desarrollo?, 128. ¿Qué se siente ser un niño dispráxico?, 133.
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8 Cap. 7. Defensa táctil 135 los síntomas. 135. la experiencia del niño. 137. ¿Qué sucede en el sistema nervioso?, 138. ¿Qué fue lo que salió mal? 140. Desórdenes relacionados del comportamiento. 142. Bibliografía. 142. Cap. 8. Percepción visual y desórdenes auditivos y del lenguaje 143 Problemas de percepción visual. 144. Problemas auditivos y del lenguaje, 149. Bibliografía, 151.
Parte 1
Cap. 9. El niño autista 152 Desorden de procesamiento sensorial, 153. Queriendo hacer cosas, 157. PARTE III. ¿Qué se puede hacer acerca del problema? Cap. 10. Terapia de integración sensorial 163 Integración y competencia por medio de la interacción ambiental. 164. la naturaleza de la terapia de integración sensorial, 169, Un caso de estudio,186. Bibliografía.. 188. Cap. n. ¿Qué pueden hacer los padres? 190 Reconocer el problema. 190. Ayude al niño a sentirse bien consigo mismo,l93. Controle el ambiente. 196. Ayudando al niño a que aprenda a jugar, 199. Busque ayuda profesional, 203. Apéndice. Algunas preguntas de los padres y las respuestas Glosario Índice onomástico Índice analítico
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La integración sensorial y el cerebro
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¿Ü1lé es la inte8ración sensorial?
Algunos problemas, como el sarampión, huesos rotos o una visión limitada son obvios; otros, como un lento aprendizaje o problemas del comportamiento no lo son. El lento aprendizaje y los problemas de comportamiento en los niños frecuentemente son causados por una integración sensorial inadecuada en el cerebro. Aunque estos problemas no son obvios, se encuentran extendidos entre los niños de todo el mundo, y son la causa de que algunos niños brillantes tengan problemas de aprendizaje en la escuela y también de que algunos con buenos padres y con buen ambiente social tengan problemas de comportamiento. Los problemas de integración sensorial, que causan tantas dificultades, no son visibles y necesitan ser explicados. Debido a que muy pocas personas piensan acerca del cerebro, las palabras integración y sensorial probablemente no signifiquen mucho para usted. La integración sensorial' es algo que ocurre de manera automática en la mayoría de la· gente y por lo mismo la damos por hecho, al igual que consideramos por hecho el latir del corazón o la digestión. A menos que el problema sea severo, las disfunciones de integración sensorial pasarán inadvertidas para cualquiera que no tenga la preparación necesaria para verlas. Debido a que el cerebro es algo que los doctores estudian en la universidad, usted quizá piensa que la mayoría de los médicos saben acerca de los desórdenes de integración sensorial. Sin embargo, la mayoría de los pediatras, médicos y psiquiatras no detectarán un problema de integración sensorial aun cuando éste exista, al igual que los directores y maestros de escuela. Aquellos padres que pasan tiempo observando I
Éste y otros términos pueden ser consultados en el glosano incluido al final de la obra.
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Parte l. Laintegración sensorial
a sus hijos tienen mayor posibilidad de detectar el problema, pero sin un conocimiento del sistema nervioso no entienden justamente lo que sucede dentro del niño. Dado que usted no está acostumbrado a pensar en el cerebro como el director de toda actividad del cuerpo y de la mente, este libro lo introducirá a una nueva manera de ver el aprendizaje y el comportamiento, y le ayudará a entender algunos aspectos del ser humano que la mayoría de la gente nunca toma en cuenta. Una vez que esté consciente del proceso de integración sensorial en su hijo, será capaz de detectar un problema si es que éste ocurre y a medida que sea más sensible a las funciones de integración sensorial del niño, lo ayudará a superar esos problemas y a llevar una vida más feliz y exitosa.
ALGUNAS NOTAS EN RELACiÓN CON LAS PALABRAS El propósito de las palabras es comunicar. Sin embargo, muchas palabras tienen cierto significado únicamente para algunas personas y, para otras, esas mismas palabras significan algo diferente o quizá no signifiquen nada. Queremos definir las palabras que usamos porque esto le ayudará a saber h· que queremos decir. Si usted no conoce el significado de nuestras palabras, no podrá entender nuestras ideas. Así es-que hablemos acerca de las palabras. En este libro llamaremos al niño él y al padre, terapeuta o maestro ella. Eso lo hacemos para que nuestras frases sean más simples y fáciles de leer. Por supuesto que la mayoría de los él podrían ser niñas o niños y los padres también pueden ayudar mucho en el desarrollo de sus hijos. Cuando hablamos de niños pequeños nos referimos a niños menores de ocho o nueve años de edad. El sistema nervioso es una red interconectada de células nerviosas distribuidas en todo el cuerpo. El complejo conjunto de estas células que se encuentran en el cráneo forma el cerebro, y el atado de células nerviosas que se extiende a lo largo de la columna vertebral se llama médula espinal. El cerebro junto con la médula espinal forman el sistema nervioso central. Las células nerviosas que se encuentran fuera del sistema nervioso central están esparcidas en la piel, músculos, articulaciones, órganos internos y órganos sensoriales de la cabeza. Decimos sistema nervioso, pero no utilizamos la palabra nervioso en ningún otro sentido. Esto se debe a que nervioso ha llegado a significar estado de inquietud; en su lugar los científicos usan la palabra neural para indicar que algo es un aspecto del sistema nervioso. Un proceso neural es algo que el sistema nervioso realiza en una progresión ordenada. Función viene de la palabra latina functio, que significa "acción" o "ejercicio". De manera que función neural es la -rnanera en que el sistema nervioso ejecu-
Cap. l. ¿Qué es la integración sensorial?
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ta un trabajo. Un neurocientífico es aquel que se dedica al trabajo de investigación de las partes del sistema nervioso y sus funciones. Las sensaciones son energías que activan o estimulan a las células nerviosas e inician procesos neurales; por ejemplo, usted puede leer este libro porque las ondas luminosas estimulan las células nerviosas de sus ojos e inician procesos sensoriales en su cerebro. Las vibraciones sonoras, el tacto en la piel, los olores, la actividad muscular y la atracción gravitacional son otras energías que producen sensaciones. La integración es un tipo de organización. Integrar es conjuntar u organizar varias partes en un todo, y cuando algo es integral, sus partes trabajan en conjunto como una unidad completa. El sistema nervioso central y especialmente el cerebro están diseñados para organizar una infinidad de trozos de información sensorial en una sola experiencia integral. Usamos la palabra decir en oraciones, como: "las sensaciones dicen al cerebro lo que el cuerpo está haciendo" y "el cerebro le dice al cuerpo qué hacer", porque las células nerviosas se comunican entre sí. Los científicos utilizarían términos más técnicos, pero éstos confundirían a quienes no los usan cotidianamente. Debido a que este libro es específicamente para padres, trataremos de ser precisos usando un lenguaje común y de uso cotidiano y tantas analogías y metáforas como sea posible. La palabra físico se refiere a todo aquello que es susceptible de ser medido en términos de masa, energía, espacio y tiempo. La fuerza de gravedad, la distancia, la forma, la luz, la vibración, el movimiento y el tacto son físicos; los pensamientos y los recuerdos no lo son, aunque se producen por actividades físicas en el cerebro. El ambiente físico es el mundo en el que las cosas tienden a caer; aquello que es pesado es difícil moverlo, dos objetos no pueden ocupar el mismo espacio simultáneamente, los objetos filosos cortan, los objetos no se mueven por sí solos y a cada acción sigue una consecuencia. Una interacción física es una relación gobernada por las inalterables leyes de la física. Un niño al leer, tiene una relación tanto mental como física con el libro. La interacción física comprende sostener el libro contra la atracción de la gravedad, mantener su cabeza erguida, dirigir su mirada a las líneas impresas y registrar en su cerebro que hay marcas oscuras sobre un fondo blanco. Su interacción mental implica la traducción de esas marcas a sílabas, palabras y oraciones, así como pensar en el significado de esas oraciones.
LA INTEGRACiÓN SENSORIAL ES ••• La integración sensorial es la orgamzación de sensaciones para su uso y fluyen al cerebro como arroyos a un lago. Nuestros sentidos nos dan la información acerca de las condiciones físicas de nuestro cuerpo y del ambiente que nos rodea. Incontables trozos de información sensorial
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Cap. l. ¿Qué es la integración sensorial?
Parte l. La integración sensorial
entran a nuestro cerebro a cada momento, no sólo por nuestros ojos y oídos, sino también de cada punto de nuestro cuerpo. Poseemos un sentido especial que detecta la fuerza de gravedad y los movimientos de nuestro cuerpo en relación con la Tierra.
Dirigiendo el tráfico El cerebro debe organizar todas estas sensaciones si la persona debe moverse, aprender y comportarse normalmente. El cerebro localiza, clasifica y ordena las sensaciones de manera similar en la que un policía dirige automóviles en movimiento. Cuando las sensaciones fluyen de manera organizada o integrada, el cerebro usa esas sensaciones para formar percepciones, comportamientos y aprendizaje. Cuando el caudal de sensaciones está desorganizado, la percepción, comportamiento y aprendizaje son como un embotellamiento de tráfico en las horas pico.
Nutriendo el cerebro La integración sensorial es el tipo de procesamiento sensorial más importante. Usted sabe que la comida nutre su cuerpo, pero antes debe ser digerida. Podemos pensar en las sensaciones como "alimento para el cerebro", pues éstas proporcionan la energía y el conocimiento necesarios para dirigir el cuerpo y la mente; pero sin los procesos sensoriales bien organizados, las sensaciones no pueden ser digeridas ni alimentar al cerebro.
Integrando todas las partes La integración sensorial unifica. Imagine que pela una naranja y se la come. Siente la naranja por medio de sus ojos, nariz, boca, la piel de sus dedos y manos y también por los músculos y articulaciones de sus dedos, manos, brazos y boca. ¿Cómo sabe que se trata de una sola naranja y no de varias?, ¿qué es lo que hace que sus dos manos y 10 dedos trabajen juntos? De alguna manera, las sensaciones de la naranja y las sensaciones de sus dedos y manos se conjuntan en un lugar del cerebro y esa integración permite que el cerebro experimente la naranja como un todo y que use sus dedos y manos simultáneamente para pelarla.
Sensaciones y significado Las sensaciones son torrentes de impulsos eléctricos. También hay agentes bioquímicos que participan en la producción de impulsos, y estos
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impulsos deben integrarse para dar sentido a las sensaciones. La integración es lo que convierte las sensaciones en percepción. Percibimos nuestro cuerpo y a otras personas y objetos porque nuestro cerebro ha integrado los impulsos sensoriales en formas y relaciones con significado. Cuando vemos la naranja, nuestro cerebro integra las sensaciones de los ojos, de tal manera que experimentamos su color y su forma. Conforme tocamos la naranja, las sensaciones de nuestros dedos y manos se integran para formar el conocimiento de que es rugosa por fuera y jugosa por dentro. La integración de sensaciones de la nariz nos dice que l.a naranja tiene un olor cítrico.
Integración sensorial en la vida La integración sensorial empieza en la matriz cuando el feto siente los movimientos del cuerpo de su madre. Una enorme cantidad de integración sensorial debe ocurrir y desarrollarse para que podamos gatear y ponernos de pie, y esto sucede durante el primer afio de vida. Los juegos de la infancia conducen a mucha integración sensorial, a medida que el niño organiza las sensaciones de su cuerpo y de la gravedad junto con la vista y el oído. La lectura requiere de una compleja integración de sensaciones de los ojos, músculos, ojos y cuello y de un órgano sensorial muy especial localizado dentro de los oídos. Los bailarines y gimnastas desarrollan una buena integración de las sensaciones de su cuerpo y de la gravedad, por lo cual sus movimientos son gráciles. Los artistas y artesanos dependen de la integración de las sensaciones de sus ojos y manos. Las personas que son tranquilas y felices, generalmente tienen una buena integración del sistema nervioso, y la mayoría de nosotros nos las arreglamos con una integración sensorial promedio. Los genes de la especie humana nos proporcionan la plataforma de nuestra capacidad de integración sensorial. Aunque todo niño nace con esta capacidad, debe desarrollar la integración sensorial al interactuar con muchas cosas en el mundo y al ir adaptando su cuerpo y su cerebro a otros tantos retos físicos durante la infancia. El mayor desarrollo de integración sensorial ocurre durante una respuesta adaptativa.
Respuestas adaptativas Una respuesta adaptativa es una respuesta a una experiencia sensorial, provista de un propósito y una meta. Por ejemplo, un bebé ve una sonaja .e intenta alcanzarla, el intento de alcanzarla es una respuesta adaptativa. Agitar las manos sin propósito no es adaptativo. Ocurre una respuesta adaptativa más compleja cuando el bebé percibe que la sonaja está lejos y entonces gatea para asirla. En una respuesta adaptativa vencemos el reto y
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Parte l. Laintegración sensorial
aprendemos algo nuevo. Al mismo tiempo, la formación de una respuesta adaptativa ayuda a la propia organización y al desarrollo del cerebro. La mayoría de los adultos ven esto como mero juego, sin embargo, el juego consiste en las respuestas adaptativas que dan lugar a la integración sensorial. El niño que aprende a organizar su juego tendrá más posibilidades de organizar su trabajo en la escuela y de volverse un adulto organizado.
Una máquina de procesamiento sensorial Como hasta los siete años de edad, el cerebro es básicamente una máquina de procesamiento sensorial. Esto quiere decir que siente las cosas y adquiere su significado directamente de las sensaciones. Un niño pequeño no tiene muchos pensamientos o ideas acerca de las cosas, únicamente se ocupa de sentirlas y de mover su cuerpo en relación con esas sensaciones. Sus respuestas adaptativas son más musculares o motoras que mentales. Por eso los primeros siete años de vida se llaman de desarrollo sensoriomotor. A medida que el niño crece, las respuestas mentales y sociales remplazan parte de esta actividad sensoriomotriz; sin embargo, las funciones mentales y sociales del cerebro se basan en un fundamento de procesos sensoriomotores. La integración sensorial que se lleva a cabo al moverse, hablar y jugar, es la base de una integración sensorial más compleja que es necesaria para leer, escribir y para un buen comportamiento. Si en los primeros siete años de vida los procesos sensoríomotores están bien organizados, al niño le resultará más fácil aprender habilidades mentales y sociales posteriormente.
Divirtiéndose Cuando la capacidad de integración sensorial del cerebro es suficiente para cubrir los requerimientos del ambiente, la respuesta del niño es eficiente, creativa y satisfactoria, y experimenta retos a los cuales puede responderde manera efectiva, "se divierte". Hasta cierto punto "diversión" es la palabra del niño para la integración sensorial. Nos da mucha satisfacción organizar sensaciones y aún más satisfacción responder a éstas con respuestas adaptativas más maduras o complejas que cualquier otra que hayamos formado antes. Eso es crecer. El ser humano está diseñado para disfrutar de las cosas que promueven el desarrollo del cerebro, por tanto, buscamos de manera natural, las sensaciones que ayudan a organizar nuestro cerebro. Esta es una de las razones por las que a los niños les encanta ser cargados, acunados y -abrazados y por las que les gusta correr, saltar y jugar. Quieren moverse porque las sensaciones de movimiento nutren su cerebro.
17 LA INTEGRACiÓN SENSORIAL INSUFICIENTE ES...
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Cuando de integración sensorial se trata, no es que la tengamos o no, que tengamos una integración sensorial perfecta o que no tengamos ninguna, pues nadie organiza las sensaciones de manera perfecta. Las personas felices, productivas y bien coordinadas son las que más se acercan a una integración sensorial perfecta. Hay quienes tienen una buena integración sensorial, otros la tienen promedio y otros insuficiente. Si el cerebro no hace un buen trabajo al integrar las sensaciones, esto interferirá con muchas cosas en la vida, debido a que habrá más esfuerzo y dificultad y menos éxito y satisfacción. Actualmente de 5 a 10 % de los niños en Estados Unidos tienen problemas de integración sensorial, que les causarán problemas de aprendizaje y de comportamiento; sin embargo, estos niños parecen normales y frecuentemente tienen una inteligencia promedio o superior.
Diagnóstico Actualmente no hay forma de medir un desorden cerebral mientras éste ocurre, porque un desorden de integración sensorial no es como un problema médico. En el laboratorio se pueden medir desequilibrios químicos, infecciones virales, irregularidades sanguíneas y patologías de los tejidos. Un problema de integración sensorial no puede ser aislado tan fácilmente, solamente podemos observar al niño en sus movimientos normales y en pruebas de diagnóstico de int~gración sensorial y tratamos de juzgar cómo está trabajando su cerebro. Unicamente un observador con la preparación adecuada nota las sutiles diferencias entre el comportamiento basado en una buena integración sensorial y aquél basado en una integración sensorial insuficiente. La mayoría de los doctores examinarán al niño con procedimientos médicos y después dirán a los padres que nada está mal. Cuando el problema no es severo, los padres rara vez se dan cuenta de que algo anda mal, hasta que el niño va a la escuela y empieza a tener problemas para leer o escribir. Si la madre tiene otros hijos o si es muy intuitiva, llega a darse cuenta de que algo no anda del todo bien en su hijo, pero por lo general, no puede saber de qué se trata. Puede llegar a preguntarse ¿por qué es tan problemático si no tiene nada mal?, ¿por qué llora con tanta facilidad? o ¿por qué es tan terco? Una terapeuta ocupacional o terapeuta físico con preparación en integración sensorial puede ayudarle a responder a estas preguntas.
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Algunos primeros síntomas
Problemas en la escuela
Algunos bebés con problemas de integración sensorial no se ruedan, no gatean, no se sientan ni se ponen de pie a la misma edad que otros niños. Más adelante tienen problemas para atarse las cintas de los zapatos o para andar en bicicleta. Otros bebés con problemas de integración sensorial tendrán un desarrollo aparentemente normal y los problemas sólo surgirán más adelante. Puede ser que no se muevan con facilidad o con gracía. Quizá correrán con dificultad, parecerán torpes y es posible que se caigan o se tropiecen con frecuencia. No toda torpeza es causada por una integración sensorial insuficiente, sin embargo, algunas personas son torpes porque ciertos nervios motores o ciertos músculos no trabajan bien. En el niño con disfunción de integración sensorial, los nervios y los músculos trabajan bien, pero el cerebro tiene problemas para integrar. Es posible que antes de ingresar a la escuela, el niño con integración sensorial insuficiente no juegue tan hábilmente como los otros niños. Aunque ve, escucha y siente cosas, no puede responder a ellas de manera adaptativa, porque no integra la información de sus ojos, oídos, manos y cuerpo. Usted puede notar que algunos detalles le pasan inadvertidos o que no entiende las cosas de la misma manera que otros niños. Quizá, para jugar; no elija el mismo tipo de cosas que son populares entre los otros niños; los juguetes que requieren de manipulación pueden resultar un reto demasiado grande para él. Puede ser que rompa cosas y tenga accidentes con más frecuencia de lo usual. Un problema común y también señal temprana de que algo anda mal en el cerebro, es el retraso en el desarrollo del lenguaje. Algunos niños no escuchan bien, aunque no tienen problemas auditivos; es como si las palabras entraran por sus oídos, pero se extraviaran en el camino a través del cerebro. Otros niños saben lo que quieren decir, pero no pueden dirigir su boca para que forme las palabras. Si el mensaje de los ojos y de las manos no es claro, el niño no puede colorear sin salirse de la línea ni armar un rompecabezas ni usar unas tijeras con precisión ni engomar dos pedazos de papel correctamente. Realiza cualquier tarea, por pequeña que ésta sea, no tan bien como sus compañeros, y la tarea le resulta más difícil y confusa. El adulto puede pensar que no tiene interés en hacerla, pero no tiene interés porque sus propias sensaciones y respuestas no tienen un propósito ni le brindan satisfacción. Algunos niños no pueden organizar las sensaciones de su piel. Ser tocados o que alguien se pare junto a ellos les causa enojo o ansiedad, por lo que gran parte de la hiperactividad en los niños se debe a una integración sensorial insuficiente. Incluso, a veces la luz o el ruido irritan o distraen al niño, y si lo observa, notará la irritación en su cara.
En ocasiones el niño hace todo bien en casa, al menos lo suficientemente bien para que el problema no se note, pero en la escuela tiene enorme dificultad para aprender. Con frecuencia los educadores se refieren a la lectura, la escritura y las matemáticas como "básicos", pero en realidad éstos son procesos extremadamente complejos que únicamente pueden desarrollarse sobre una sólida base de integración sensorial. Un problema de integración sensorial que en la primera infancia resulta mínimo, puede convertirse en un obstáculo considerable cuando el niño entra a la escuela. Los padres y maestros esperan más de un niño en edad escolar que de uno más pequeño. El niño no sólo debe aprender gran variedad de cosas nuevas, sino que también tiene que relacionarse con sus compañeros y maestros. Un cerebro que no organiza bien las sensaciones, tiende a tener problemas para hacer amigos y para conservarlos. La escuela ejerce mucha presión sobre el niño, debido a que éste debe trabajar mucho más para realizar las mismas tareas que sus compañeros. Muchos niños con una integración sensorial insuficiente, se sienten ansiosos y desamparados en la escuela. Son muchas las cosas que el niño tiene que hacer en la escuela, pues sin una buena integración sensorial es difícil aprender a atarse las cintas de los zapatos, coger un lápiz, no romperle la punta, cambiar de una tarea a otra, reconocer las señales de alto en el camino a la escuela y muchas cosas más. El niño tiene que competir en los deportes con otros niños que tienen habilidades sensoriomotoras mucho mejores que él. Además, debe poner atención en un salón lleno de gente. cuando le es difícil hacerlo estando a solas con el maestro. Se espera que haga las cosas con rapidez, cuando solamente puede hacerlas despacio o las hace despacio cuando resultaría más fácil hacerlas rápido. Tiene que recordar instrucciones para hacer dos cosas a la vez, como guardar sus libros y sacar un lápiz, cuando le resulta bastante difícil recordar una sola instrucción. En el salón de clases se distrae fácilmente con los sonidos, las luces y la confusión de tanta gente haciendo diferentes cosas, debido a que su cerebro recibe exceso de estimulación y responde con un exceso de actividad. El niño hiperactivo salta por todo el salón, pero no porque así lo quiera, sino porque su cerebro está perdiendo el control. El exceso de actividad es una reacción compulsiva a las sensaciones que no puede desconectar ni organizar. La confusión en su cerebro le hace imposible enfocar su atención o concentrarse, de manera que no entiende lo que el maestro está enseñando. Si está haciendo fila y alguien choca contra él, su reacción puede ser de enojo o puede contraatacar. El enojo o el golpe no tienen nada que ver con las relaciones interpersonales, sino que son reacciones automáticas a sensaciones que él no puede tolerar. El niño no puede hablar de estos problemas ni puede entender lo que
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Parte J. La integración sensorial
está pasando, pues el problema ocurre en procesos cerebrales que tienen lugar a nivel subconsciente y más allá de todo control. Es inútil pedirle que se controle o que se concentre. Los castigos o premios, como un dulce o una estrella no facilitan al cerebro la organización de sensaciones. Al exigirle más de lo que puede dar, el adulto empeora el problema del niño. Después de un par de años de este tipo de experiencias, el niño nota que es diferente. Sin un cuidadoso apoyo de sus padres, posiblemente crezca creyendo que es estúpido o malo; sobre todo porque los otros niños le dicen que lo es. No es suficiente decirle que no es malo ni tonto, pues ni las palabras ni las ideas pueden organizar el cerebro, únicamente las sensaciones y las respuestas adaptativas pueden construir su autoestima. Una disfunción integrativa sensorial es una carga demasiado pesada para cualquiera. Recuerde que cada niño con integración sensorial insuficiente muestra un conjunto de síntomas distinto, incluso los niños normales muestran algunos de estos síntomas en uno u otro momento. Los padres deben preocuparse únicamente cuando el niño tiene varios de estos problemas y si éstos ocurren la mayor parte del tiempo. Si cree que su hijo tiene un problema de integración sensorialllévelo con un terapeuta físico u ocupacional que tenga entrenamiento en procedimientos de integración sensorial (véase cap. 11). Con ayuda de la terapia y con padres que lo entiendan y apoyen, el niño tendrá la posibilidad de llevar una vida normal, de disfrutar de las interacciones sociales y de contribuir con la sociedad, aunql;le quizá su desarrollo personal nunca sea óptimo. Si usted piensa en todos los adultos que conoce, se dará cuenta de que todos tenemos problemas para aprender y para adaptamos; sin embargo, todos nos las arreglamos sin una integración sensorial perfecta.
¿POR QUÉ SE ESCRIBiÓ ESTE LIBRO? Esperamos que este libro ayude a los padres a reconocer los problemas de integración sensorial en sus hijos, y a que entiendan lo que está pasando, a que hagan algo para ayudarlos y que entiendan lo que el terapeuta de integración sensorial hace por el niño. Para ello debe pensar en términos de sensaciones del cuerpo y de la gravedad, así como de las sensaciones de los ojos y oídos y de un cerebro que organiza estas sensaciones y las usa para dirigir el cuerpo y la mente. Además, debe observar a los niños y ver qué es lo que les gusta hacer y cómo lo hacen. Al principio sólo verá algunos aspectos de la integración sensorial, pero más adelante notará muchos otros. Aún después de muchos años de observar estos procesos en los niños, los terapeutas de integración sensorial siguen viendo nuevos aspectos de las disfunciones de integración sensorial. En el siguiente capítulo veremos las actividades de bebés y niños normales y cómo se desarrolla la integración sensorial. En el capítulo 3 estu-
Cap. l. ¿Qué es la integración sensorial?
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diaremos el cerebro debido a que es ahí donde ocurre el problema y donde la terapia ocasiona cambios. Del capítulo 4 al 9 explicaremos en detalle los diferentes tipos de disfunciones de integración sensorial. El capítulo 10 detalla lo que sucede en la terapia de integración sensorial, y el último capítulo le auxiliará a ayudar al sistema nervioso de su hijo en casa.
Cap. 2. Cómo se desarrolla la integración
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Viendo cómo se desarrolla la integración sensorial
En sus primeros siete años de vida el niño aprende a sentir su cuerpo y el mundo que lo rodea y a levantarse y moverse de manera eficaz en ese mundo. Aprende el significado de distintos sonidos y cómo hablar, así como a interactuar con las fuerzas fisicas del planeta y con un sinnúmero de muebles, prendas, zapatos, utensilios para comer, juguetes, lápices, libros y por supuesto con otras personas. Cada una de estas cosas le proporciona algo de información sensorial y debe desarrollar la integración sensorial para usar esa información e interactuar de manera efectiva. Las funciones de integración sensorial se desarrollan en un orden natural y cada niño sigue la misma secuencia básica. Algunos niños tienen un desarrollo rápido y otros más lento, pero todos recorren básicamente el mismo camino. Los niños que se desvían considerablemente de la secuencia normal del desarrollo de la integración sensorial, más adelante tendrán problemas con otros aspectos de la vida. En este capítulo describiremos los pasos principales en el desarrollo de la integración sensorial, según los vemos en niños normales. No se requiere de una capacitación profesional para ver cómo organiza el niño sus procesos sensoriomotores, pues todo lo que se necesita es observarlo a él y a otros niños durante el día. No se puede ver el cerebro, pero se puede observar el comportamiento, que es un reflejo de la actividad cerebral.
PRINCIPIOS BÁSICOS DEL DESARROllO INFANTil Existen ciertos principios básicos que vemos en todos los niños una y otra vez, de todos ellos el más básico tiene que ver con la organización.
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Durante los primeros siete años de vida, casi toda la actividad es parte de un proceso: el proceso de organización de sensaciones en el sistema nervioso. Un bebé recién nacido ve, escucha y siente su cuerpo, pero no puede organizar bien las sensaciones, por lo que la mayoría de éstas no le significan gran cosa. No puede decir qué tan lejos están las cosas o qué quieren decir los sonidos, ni puede sentir en sus manos la forma de las cosas ni saber dónde se encuentra su cuerpo en relación con todo lo demás. A medida que el niño experimenta sensaciones, aprende gradualmente a organizarlas en su cerebro y descubre lo que significan. Aprende a enfocar su atención en unas sensaciones en particular y a ignorar otras. Los movimientos que fueron torpes y bruscos cuando era bebé, se vuelven suaves y más directos a medida que crece. Además, aprende los complicados movimientos del habla. Al organizar sensaciones, el niño va tomando el control de sus emociones, y aprende a mantenerse organizado durante periodos de tiempo más prolongados. Algunas situaciones que molestan a un bebé, proporcionan conocimiento y satisfacción a un niño más grande.
Organización por medio de respuestas adaptativas La mayor organización sensoriomotriz ocurre durante una respuesta adaptativa a una sensación. Esta es una .respuesta en la que la persona maneja su cuerpo y el ambiente que la rodea de manera útil y creativa. Escuchamos un sonido y volvemos la cabeza para ver qué sucedió, y cuando alguien choca contra nosotros, desplazamos el peso de nuestro cuerpo para recuperar el equilibrio. Ponga a un bebé sobre su estómago y verá que levanta la cabeza y la voltea hacia el lado en que puede respirar con mayor facilidad. Para un niño más grande, ponerse su ropa, manipular juguetes o andar en bicicleta requiere de muchas respuestas adaptativas. Adaptación a las sensaciones. Antes de que nuestro cuerpo forme una respuesta adaptativa, debemos organizar las sensaciones de nuestro cuerpo y las del medio que nos rodea. Nos adaptamos a una situación, únicamente si nuestro cerebro sabe de qué se trata, por lo que cuando un niño actúa de forma adaptativa, su cerebro está organizando las sensaciones eficientemente. En suma, cada respuesta adaptativa nos lleva a una mayor integración de las sensaciones que surgen al tener esa respuesta. Una respuesta adaptativa bien organizada deja al cerebro en un estado de mayor organización. Para integrar las sensaciones, el niño tratará de adaptarse a ellas; por ejemplo, en un columpio moverá su cuerpo en respuesta a las sensaciones de la gravedad y el movimiento, y sus movimientos ayudarán a su cerebro a organizar esas sensaciones. Nadie puede formar una respuesta adaptativa
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Parte l. La integración sensorial
en lugar del niño; él debe hacerlo por sí mismo. Afortunadamente, los niños están diseñados para disfrutar de las actividades que los motivan a experimentar nuevas sensaciones y a desarrollar nuevas funciones motoras, pues integrar sensaciones y formar respuestas adaptativas es divertido. Observe a un niño andar en bicicleta y verá cómo la estimulación sensorial da paso a las respuestas adaptativas y éstas, a su vez, a la integración sensorial. Para mantener su equilibrio y el de la bicicleta, él debe sentir la atracción gravitacional y los movimientos de su cuerpo. Cada vez que su centro cambia y empieza a caer, el cerebro integra las sensaciones de que va cayendo y forma una respuesta adaptativa. En este caso la respuesta adaptativa comprende acomodar el peso de su cuerpo para mantenerlo en equilibrio sobre la bicicleta. Si esta respuesta adaptativa no se forma, o si se forma muy lentamente, el niño caerá. Si en repetidas ocasiones no forma una respuesta adaptativa, porque no recibe una información correcta y precisa de su cuerpo y de los sentidos de la gravedad, es posible que evite andar en bicicleta. Se requiere de respuestas adaptativas adicionales para guiar la bicicleta hacia donde el niño quiere que vaya. Para saber dónde se encuentran él y la bicicleta en relación con un árbol, su cerebro debe integrar sensaciones visuales con sensaciones de su cuerpo y de la atracción gravitacional. En seguida debe usar esas sensaciones para planear una ruta alrededor del árbol. Mientras más rápido vaya la bicicleta, mayor será la estimulación sensorial y las respuestas adaptativas deberán ser más precisas. Si el niño choca contra el árbol, quiere decir que su cerebro no integró las sensaciones o no lo hizo lo suficientemente rápido. Cuando se baja de la bicicleta después de dar unas vueltas con éxito, su cerebro sabe más acerca de la gravedad, del espacio que rodea su cuerpo y de cómo se mueve éste; por tanto, andar en bicicleta le resulta cada vez más fácil- Esta es la manera como se desarrolla la integración sensoriaL
El impulso interior Dentro de cada niño existe un fuerte impulso interior para desarrollar la integración sensorial. No tenemos que decirle cómo gatear, cómo ponerse de pie o cómo trepar; la naturaleza lo dirige todo desde su interior. Observe cómo busca en su ambiente las oportunidades para desarrollarse y cómo lo intenta una y otra vez hasta que lo logra. Sin este impulso interior para lograr la integración sensorial, ninguno de nosotros hubiera podido desarrollarse. Como el impulso interior es tan grande, la mayoría de los aspectos del desarrollo sensoriomotor los damos por hecho, pues la naturaleza se ocupa de ellos automáticamente.
25 Bloques de construcción En la secuencia del desarrollo, el niño utiliza cada actividad para poder desarrollar bloques de construcción que se convierten en la base de desarrollos más complejos y maduros. Continuamente está conjuntando sus funciones para formar otras más organizadas. Practica una actividad repetidamente para dominar cada elemento sensorial y motor. A veces retrocede y practica un paso anterior del desarrollo antes de pasar a algo nuevo. Es fácil ver cuáles son los bloques de construcción que nos llevan a caminar: debemos mantener la cabeza erguida para sentamos t debemos gatear antes de caminar en dos piernas. Aunque es difícil verlo, los sentidos también se desarrollan en secuencias de bloques de construcción. En primer lugar, el niño desarrolla los sentidos que le hablan de su cuerpo y de su relación con el campo gravitacional de la Tierra y después, éstos se convierten en los bloques de construcción que le permiten desarrollar los sentidos de la vista y el oído, los cuales le hablan de las cosas que se encuentran alejadas de su cuerpo. La percepción visual que se requiere para la lectura es el producto final de muchos bloques de construcción que se forman con las actividades sensoriomotoras de la primera infancia y niñez temprana. Lo mismo se aplica a todas las habilidades académicas y también al comportamiento y al desarrollo emocional; todo se apoya en un fundamento sensoriomotor. Ahora detallaremos los pasos principales hacia la integración sensorial. Los seguiremos desde el primer mes de nacido hasta la edad de siete años.
PASOS DEL DESARROllO Primer mes Tacto. El recién nacido ya interpreta algunas de las sensaciones de su cuerpo y responde a ellas con movimientos reflejos innatos. Su sentido del tacto opera bastante bien durante algunos meses en el útero materno. Si tocamos suavemente su mejilla, seguramente volteará la cabecita hacia donde se encuentra nuestra mano. Este reflejo es una reacción adaptativa que la naturaleza diseñó para ayudar al bebé a encontrar su alimento. Coloquemos un trapo sobre su cabeza cuando se encuentra acostado boca arriba y el bebé tratará de quitárselo manoteando o moviendo la cabeza. Aunque estas reacciones innatas son automáticas, las sensaciones deben integrarse para que el reflejo ocurra con un significado y un propósito. Las sensaciones de un pañal mojado hacen sentir incómodo al bebé, mientras que una caricia de su madre lo reconforta. Sin embargo, no sabe muy bien dónde lo están tocando porque su cerebro no diferencia un punto de su cuerpo de otro. En esta edad, las sensaciones del tacto son más
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Cap. 2. Cómo se desarrolla la integración
importantes como fuente de satisfacción emocional. El tacto entre un bebé y su madre es esencial para el desarrollo cerebral y para el desarrollo del vínculo madre-hijo. Durante el primer mes, el bebé asirá automáticamente cualquier objeto que toque la palma de su mano. Este reflejo está diseñado para ayudar al bebé a agarrarse y que no se caiga. Debido a que el recién nacido no tiene la habilidad para abrir o extender los dedos, a menudo sus manos permanecen cerradas durante los primeros meses de vida.
son bloques de construcción esenciales para otras sensaciones y para otros movimientos corporales voluntarios. Aunque de hecho no observamos esto mientras sucede en el cerebro, sí vemos fácilmente que el bebé quiere que lo carguen y lo mezan. Las sensaciones que hacen feliz al bebé suelen ser integrativas.
Sensaciones de los músculos y las articulaciones A la edad de un mes, el bebé promedio se acurruca cómodamente en los brazos y el cuerpo de la persona que lo carga. Siente cómo hacerlo por medio de sus músculos y articulaciones. Más adelante sus músculos y articulaciones le dirán cómo usar un cuchillo y un tenedor y cómo treparse a un pasamanos. El niño debe practicar y organizar numerosos movimientos para desarrollar las habilidades de un adulto, de manera que en los primeros meses de vida el bebé hace movimientos que parecen casuales y que más adelante se organizarán debidamente. Cuando está acostado sobre su espalda, agita las piernas y los brazos a manera de juego. Cuando está acostado boca abajo hace movimientos como para gatear. Estos movimientos ocurren porque las sensaciones de sus músculos, articulaciones y de su oído interno estimulan al sistema nervioso para que los produzca. Mientras tanto, el oído interno le ayuda a organizar estas sensaciones y movimientos. Las sensaciones de los músculos y las articulaciones también le dicen al cerebro cuando la cabeza está volteando hacia un lado. Esto activa una reacción conocida como reflejo tónico de cuello, el cual hace que el brazo de ese lado tienda a extenderse o enderezarse, mientras que el otro brazo tiende a doblarse a la altura del codo. Ponga atención en la palabra tiende. Se trata únicamente de una tendencia, pues no siempre sucede así cuando el niño voltea la cabeza. En las primeras semanas de vida este reflejo tiene una función importante para determinar los movimientos de los brazos, por lo que cuando el bebé está acostado boca arriba, con frecuencia se ve el brazo extendido, mientras que el otro está doblado. Aunque el reflejo tónico de cuello influye en el tono muscular de nuestros brazos para el resto de nuestra vida, su influencia es insignificante a los seis años, aproximadamente. En los niños con integración sensorial insuficiente este reflejo está sobreactivado, por lo que los terapeutas físicos y ocupacionales buscan respuestas sobreactivadas al reflejo tónico de cuello como una señal de integración sensorial insuficiente.
Fuerza de gravedad y movimiento El recién nacido también muestra respuestas a las sensaciones de la gravedad y del movimiento que provienen de su oído interno. Si lo sujetamos en brazos y repentinamente lo hacemos bajar unos 30 cm, mostrará alarma y agitará las piernas y los brazos como para agarrarse de algo. Ya que los mensajes de su oído interno le dicen que está cayendo y que trate de agarrarse de algo para protegerse. Este movimiento de flexión o aprehensión de todo el cuerpo es el primer patrón motor de cuerpo entero. Podemos pensar que un bebé humano no necesita de reacciones automáticas para protegerse y encontrar alimento, pues su madre se hace cargo de él; sin embargo, estos reflejos evolucionaron de animales primitivos que los necesitaban para la supervivencia infantil. La evolución ocurre lentamente y la naturaleza no descarta una forma de comportamiento que ha servido a la supervivencia durante millones de años. De manera que las operaciones de nuestro sistema nervioso están basadas en las necesidades de animales más primitivos, de los que evolucionó el hombre y también en las necesidades del hombre primitivo. Estas respuestas innatas proporcionan bloques de construcción para el desarrollo de habilidades más avanzadas. Cuando cargamos a un bebé de un mes de nacido y éste apoya su cabecita en nuestro hombro, intermitentemente tratará de levantarla. Esto sucede porque la atracción gravitacional estimula una parte de su cerebro que a su vez activa los músculos del cuello que levantan su cabeza. En el transcurso de las próximas semanas esta respuesta adaptativa se desarrollará de tal manera, que el bebé levante la cabeza estando acostado sobre su estómago. Este mismo mecanismo neural mantiene erguida la cabeza de un adulto sin un esfuerzo deliberado; sin embargo, a la edad de un mes todavía está inmaduro y la cabeza del bebé se bambolea y necesita apoyo. Toda madre aprende rápidamente que si abraza o mece a su bebé, le proporciona bienestar y casi siempre lo calma. Las sensaciones de movimientos corporales suaves tienden a organizar el cerebro y por esta razón la imagen de una cuna nos trae recuerdos placenteros. Además de calmar al bebé, el hecho de abrazarlo y mecerlo le proporciona sensaciones que
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Vista. En el bebé de un mes de nacido, el sentido de la vista no está muy bien organizado; aunque sí reconoce el rostro de su madre y algunos otros
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objetos significativos, su foco es vago y no diferencia formas complejas o contrastes de color. Puede sentir el peligro en el movimiento o en el tacto, pero no por medio de su vista. Su primer paso para desarrollar la visión consiste en aprender a seguir con sus ojos y después con la cabeza, algún objeto o persona en movimiento. Esta respuesta adaptativa requiere de sensaciones de los músculos que rodean los ojos y el cuello junto con la gravedad y las sensaciones de movimiento que se generan en el oído interno. Observe cómo el bebé se pone alerta y feliz cuando ve movimiento de personas, animales u objetos y cómo practica su habilidad para seguirlos con los ojos.
Oído El bebé de un mes de nacido responde a los sonidos de una sonaja o de una campana y también a la voz humana, aunque no entiende lo que estos sonidos significan. Responder a los sonidos de esta manera tan simple, sonreír o voltear la cabeza, es el primer bloque de construcción en el desarrollo del lenguaje. Al hacer pequeños sonidos guturales, que son las contracciones musculares de la garganta, también producen sensaciones que ayudan al desarrollo de las áreas del lenguaje en el cerebro.
Olfato
y gusto
Otro sentido que probablemente se encuentra bien organizado en el momento del nacimiento es el olfato, el cual puede tener una función importante en los primeros meses de vida. Como los sentidos de la gravedad, movimiento y tacto, este sentido apareció tempranamente en la evolución de los animales de los cuales desciende el hombre. En el niño mayor, el sentido del olfato no se desarrolla ni se afina de igual manera que la vista y el oído. El bebé también tiene un buen sentido del gusto. Succionar es la respuesta adaptativa que resulta del gusto y el olfato, y el bebé generalmente tiene este reflejo al nacer. Es así como a la edad de un mes, ya ha formado un número-considerable de respuestas adaptativas a sensaciones, particularmente a las de su propio cuerpo y a las de la fuerza de la gravedad. Muchas de estas respuestas son construidas en su sistema nervioso desde antes de nacer para ser activadas por las sensaciones deIa gravedad, movimiento y tacto. Sin la integración que ocurre en esta simple actividad sensoriomotriz, resultaría imposible lograr un desarrollo adecuado más adelante en la vida.
segundo y tercer mes Ojos
y cuello
Las funciones motoras del bebé se desarrollan de la cabeza hacia los pies. Los ojos Y el cuello son las primeras partes de su cuerpo que aprende a controlar. Mantener la cabeza y los ojos estables es una habilidad fundamental que tiene un importante valor de supervivencia. La percepción visual comprende muchas más cosas que únicamente ver algo, además los ojos deben mantener una imagen del objeto y el cuello debe sostener la cabeza erguida, de no ser así, el objeto aparecerá borroso, como una fotografía tomada por una cámara que no fue sostenida firmemente. Para esto, el cerebro debe integrar tres tipos de sensaciones: a) Las sensaciones de gravedad y movimiento provenientes del oído
interno. b) Las sensaciones de los músculos de los ojos.
e) Las sensaciones de los músculos del cuello. El cerebro debe conjuntar estos tres tipos de sensaciones para saber cómo mantener los ojos y el cuello firmes. A medida que el niño recorre una habitación con la vista y ve las personas y los objetos, su cerebro se ocupa de integrar las sensaciones del oído interno, de los músculos de los ojos y de los músculos del cuello. Por medio de este proceso integrativo, el niño aprende a tomar una fotografía clara de su ambiente, aun cuando su cabeza e incluso todo su cuerpo estén moviéndose. Este desarrollo continuará durante varios años y es un bloque de construcción vital para aprender a leer. También ayuda al niño a aprender a tener equilibrio y movimientos que implican a todo el cuerpo.
Levantándose Si pensamos en lo constante y poderosa que es la fuerza de gravedad, nos damos cuenta del gran impulso interior que debe tener el niño para levantarse y ponerse de pie en tan sólo un año. Una vez que el niño aprende a sostener su cabeza erguida con los músculos del cuello, debe usar los músculos superiores de su espalda y sus dos brazos para despegar el pecho del suelo. Este desarrollo ocurre en la posición prona (acostado boca abajo). En el niño, el impulso de levantar el pecho proviene principalmente de las sensaciones de la gravedad, las cuales estimulan al cerebro para que contraiga los músculos superiores de la espalda. También aprende a sentarse manteniendo su cabeza balanceada, si sostenemos la parte inferior de su espalda. Cualquier aprendizaje requiere de un reto. Si soste-
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Cap. 2. Cómo se desarrolla la integración
Parte l. La integración sensorial
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paso en este desarrollo ocurre unos meses más adelante cuando sujeta un juguete en cada mano y golpea uno contra el otro. Estas acciones requieren de un tipo muy importante de integración sensorial que se debe desarrollar mucho antes de que el niño pueda saber cuál es su izquierda y cuál su derecha. Es más probable que los bebés que no juntan sus manitas y no aporrean juguetes, muestren señales de integración sensorial deficiente cuando crezcan. Al sexto mes, la muñeca del bebé gira de manera que puede voltear su mano y manipular objetos y puede jugar de muchas maneras nuevas. En los seis primeros meses, la mayoria de los movimientos fueron automáticos, pero ahora el niño empieza a hacer cosas que tiene que planear. Cada nueva actividad de juego implica más de esta planeación motora y más integración sensorial. El bebé ya se sienta por periodos cortos de tiempo sin perder el equilibrio, pues las reacciones musculares automáticas que lo mantienen erguido son guiadas por las sensaciones de la gravedad, movimiento y vista. Si estas sensaciones no están bien integradas, se le dificultará sentarse o quizá nunca intente hacerlo.
nemas toda su espalda, eliminamos el reto; mientras que si no sostenemos la parte inferior de su espalda, el reto es demasiado grande para un niño de esta edad.
Aprehensión Las manos de un bebé de tres meses están abiertas la mayor parte del tiempo. El bebé trata de alcanzar objetos o personas, pero carece de la coordinación ojo-mano necesaria para hacerlo con precisión. A medida que va integrando las sensaciones de su cuerpo con lo que está viendo, encuentra la manera de apuntar apropiadamente. Cuando el bebé sujeta algo, no utiliza el dedo pulgar ni el índice, lo hace únicamente con los otros tres dedos y con la palma de la mano. Al sujetar una sonaja de esta manera tan simple, su sentido del tacto manda mensajes al cerebro que le ayudarán a sujetar el objeto. En esta edad, la aprehensión es todavía una reacción automática a las sensaciones del tacto en la palma de su mano y el bebé no puede soltar la sonaja voluntariamente. En los próximos meses integrará esas sensaciones del tacto con las sensaciones de los músculos y articulaciones de sus manos y gradualmente desarrollará un movimiento de pinza más eficiente utilizando su pulgar y demás dedos.
Posición de avioncito Como a los seis meses de edad, el sistema nervioso del bebé se vuelve particularmente sensible a la atracción gravitacional ejercida sobre su cabeza cuando se encuentra acostado boca abajo. Esta sensibilidad produce un fuerte impulso de alzar la cabeza, la parte superior de la espalda, los brazos y las piernas al mismo tiempo. El bebé balancea todo su cuerpo sobre su barriga y parece un avioncito. Los terapeutas se refieren a ésta como la postura de extensión prona. Esta posición es un paso vital para desarrollar los músculos que se utilizan para rodar, ponerse de pie y caminar. Los niños más grandes que no pueden mantener esta posición, con frecuencia tienen problemas para integrar las sensaciones de la gravedad y el movimiento.
Del cuarto al sexto mes Brazos y manos Ahora el bebé realiza grandes movimientos, como golpear una cuchara contra la mesa y siente la emoción de tener un impacto sobre el mundo físico. Esta simple satisfación emocional es un bloque de construcción que posteriormente lo llevará a un desarrollo emocional más maduro. El bebé empieza a mirarse y a tocarse las manos y de esta manera desarrolla una conciencia de dónde se encuentran éstas en el espacio. Necesita de sensaciones del tacto, de sus músculos y articulaciones, además de la visión para aprender a usar sus manos con precisión y en conjunto con lo que ve. Tiene que coordinar las partes de su cerebro que ven con aquellas que sienten el brazo y la mano. Empieza a usar el pulgar y el índice, pero no agarra con precisión. Tiende a querer alcanzar las cosas con una sola mano más a menudo que con las dos, dado que ya controla ese impulso. Uno de los desarrollos más importantes a esta edad ocurre cuando, espontáneamente, el niño junta sus manos frente a él y logra tocárselas. Este es el principio de la coordinación entre los dos lados del cuerpo. Otro
La alegría de ser movido Al bebé de seis meses también le gusta que lo mezan, lo alcen y lo columpien en el aire, que lo volteen y lo muevan por todos lados. Éstas son algunas de las experiencias más satisfactorias de la infancia. La alegria surge al experimentar sensaciones más fuertes de la gravedad y el movimiento, las cuales el niño ya puede integrar. Si los movimientos son demasiado fuertes o si el niño no puede integrar las sensaciones, esto desorganizará su sistema nervioso y causará que llore.
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--1 Cap. 2. Cómo se desarrolla la integración
32 Del sexto al octavo mes
Locomoción En este periodo, uno de los aspectos más importantes del desarrollo es la locomoción o el movimiento de un lugar a otro. La locomoción aumenta considerablemente el número de cosas y de lugares que el bebé puede explorar. Gatear y deslizarse con las manos y rodillas contribuye con muchas sensaciones que hay que integrar y también le da al niño el concepto de sí mismo como un ser independiente. Primero debe ponerse en posición prona, boca abajo. El reflejo conocido como reflejo de enderezamiento del cuello, que ha estado activado desde el momento del nacimiento, lo ayuda a voltearse de la espalda a la barriga. Este es el mismo reflejo que permite al gato caer sobre sus patas, aunque lo hayamos dejado caer patas arriba. Las sensaciones que activan este reflejo provienen de la fuerza de gravedad y de los músculos y articulaciones del cuello. A esta edad, estas sensaciones activan el reflejo de enderezamiento del cuello, por lo que un bebé normal tiende a pasar mucho tiempo acostado boca abajo.
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sus ojos para dirigirlos hacia el lugar que necesita ver. Para desarrollar un control preciso de sus ojos, el niño debe tener un control simple de los dos ojos, mismo que desarrolló cuando estaba acostado boca abajo y levantaba la cabeza y cuando gateaba y se arrastraba por todos lados.
Planeación motora A esta edad el niño empieza a planear los movimientos de sus manos lo suficientemente bien como para hacer sonar una campana y para armar y desarmar cosas sencillas. Los movimientos deben planearse en el cerebro para completar una secuencia de acciones en el orden apropiado. Las sensaciones del cuerpo proporcionan la información necesaria para planear los movimientos. También, a esta edad, el niño empieza a buscar un objeto que ha sido cubierto o que se haya dejado caer fuera de su vista. Al tocar los objetos y moverse entre ellos, aprende que existen, aunque él no pueda verlos. Este es el comienzo de la habilidad mental para visualizar objetos.
Balbuceo _Percepción espacial La locomoción proporciona al niño el conocimiento acerca del espacio y la distancia que existen entre él y los objetos del ambiente que lo rodea. Para juzgar la distancia, no es suficiente simplemente ver las cosas, el cerebro también debe sentir la naturaleza de la distancia mediante las sensaciones de movimiento del cuerpo. Mientras el niño gatea y se arrastra de un lugar a otro, aprende la estructura física del espacio y esto le ayuda a entender .10 que ve. Un buen juicio de la distancia también le permite saber qué tan grandes son los objetos. Si a esta edad el niño tiene dificultad para integrar las sensaciones que le proporcionan el gatear y arrastrarse, es posible que más adelante tenga problemas para juzgar distancia y tamaño.
Dedos y ojos El niño ahora ya puede usar su pulgar e índice en una acción de tijera o de pinza para recoger pequeños objetos o para jalar un hilo. También puede meter su dedo índice en un agujero. Las sensaciones del tacto y aquéllas provenientes de sus músculos y articulaciones, le proporcionan la información básica y guían estos movimientos. Sin embargo, para realizar movimientos finos con sus manos, requiere de información precisa proveniente de sus ojos. Debe poseer un control fino sobre los músculos de
A los ocho meses el bebé escucha los sonidos lo suficientemente bien como para escuchar detalles. Reconoce algunas palabras familiares y sabe que unos sonidos significan una cosa y otros significan algo diferente. Puede repetir sílabas sencillas como ma o pa, aunque esto no es realmente hablar. Al balbucear, manda sensaciones de las articulaciones de la mandíbula, músculos y piel de la boca hacia el cerebro. A medida que el cerebro integra más y más estas sensaciones, aprende cómo formar sonidos más complejos. Si al niño se le dificulta balbucear, es posible que tenga dificultad para aprender a hablar.
Del noveno al doceavo mes Este es un tiempo de cambios importantes en la manera en que el niño se relaciona con la Tierra y con el espacio que rodea su cuerpo. Se arrastra mayores distancias y explora más lugares en su ambiente, estimulando su sistema nervioso con muchas sensaciones provenientes de los músculos que mantienen erguidos su cabeza y su cuerpo, de los huesos que soportan su peso y también de la atracción gravitacional. Estas sensaciones le ay-udan a coordinar los dos lados de su cuerpo, a aprender a planear sus movimientos y a desarrollar una percepción visual. Pasa mucho tiempo nada más viendo las cosas y tratando de averiguar lo que son, debido a que mientras más
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Parte l. La integración sensorial
cosas experimente durante esta actividad, más práctica tendrá en integrar sensaciones y en formar respuestas adaptativas a esas sensaciones.
Juego Observe cómo golpea su hijo un objeto contra otro, cómo lo jala de la mesa o cómo lo avienta y trate de ver la importancia de lo que el niño hace y siente. A menudo lleva una de sus manos hacia el lado opuesto de su cuerpo. Esto desarrolla su habilidad para cruzar la línea media, una habilidad muy importante y que a veces resulta escasa en los niños con disfunciones de integración sensorial. Cada vez que arma o desarma algo, su cerebro aprende a planear y a llevar a cabo una secuencia de movimientos en un orden apropiado. Cada vez que hace un batidillo al comer con su cuchara o que raya con un crayón, aprende algo acerca de las herramientas y de cómo usarlas.
Poniéndose de pie Uno de los grandes acontecimientos de la infancia temprana es el ponerse de pie solo. Pocos adultos saben de la importancia de este magnífico logro y de lo que significa para el concepto que el niño tiene de sí mismo. Es el producto final de toda la integración de las sensaciones de la gravedad, movimiento de los músculos y articulaciones, de todos los meses anteriores. Para ponerse de pie se requiere de la integración de sensaciones de cada parte del cuerpo, incluyendo las de los músculos de los ojos y del cuello, las cuales siguen siendo esenciales. Ponerse de pIe es un reto, debido a que un cuerpo relativamente alto debe balancearse sobre dos pies pequeños. Lo mejor es permitirle al niño que practique ponerse de pie solito para que domine el reto por sí mismo.
Cap. 2. Cómo se desarrolla la integración
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sin toda la integración sensorial que tuvo lugar durante el primer año, al niño le resultaría muy difícil aprender todo esto. A su vez, sin la integración sensorial que ocurre en este segundo año, todo desarrollo subsecuente sería difícil.
Localización del tacto La habilidad para planear movimientos depende de la precisión del sistema táctil del niño. Al nacer, el bebé sabía que lo tocaban y esto afectaba su estado emocional, pero no sabía dónde lo tocaban. Movia su cabeza en respuesta al tacto, pero ésta era la reacción de un reflejo automático antes que una acción dirigida conscientemente. Hacia su segundo año, el niño difícilmente puede decir dónde está siendo tocado y puede dirigir sus respuestas un tanto voluntariamente. Podemos ver que las sensaciones del tacto hacen que resulte agradable coger las cosas, le dicen al cerebro algunas cosas que la vista no le dice. Las sensaciones de su piel también le dicen dónde empieza su cuerpo y dónde termina. Este conocimiento sensorial del cuerpo resulta básicamente más importante que un conocimiento visual del cuerpo. Los niños que no pueden integrar bien estas sensaciones, no sienten exactamente cómo están estructurados sus cuerpos o lo que cada parte está haciendo; por tanto, tienen problemas para aprender a hacer cosas. Pueden aprender a sentarse, a ponerse de pie y a caminar bien, pero tienen problemas para manipular juguetes, usar botones, cremalleras o utensilios de cocina. Si usted ve un niño tocando constantemente las cosas o dejándolas caer con más frecuencia que otros niños de su edad, posiblemente no esté recibiendo de sus manos una información táctil buena y precisa.
Moviéndose Palabras El niño ya entiende gran parte de lo que sus padres le dicen; pero sólo puede hablar unas cuantas palabras sencillas como mamá y papá. Parecería como si las sensaciones que surgen del movimiento corporal ayudaran a estimular la parte del cerebro que participa en hacer estos sonidos.
El segundo año Ahora el niño aprende a caminar, a hablar y a planear acciones más complejas y a realizarlas de manera eficiente. Es completamente cierto que
En este año el niño practica una incontable variedad de movimientos para adquirir un conocimiento sensorial adicional de cómo operan tanto sus funciones corporales como el mundo. Recoge cosas y las avienta, jala y empuja juguetes, sube y baja escaleras. explora su casa y el mundo exterior y se mete en todo; causando con frecuencia la angustia de sus padres. Sin embargo, los padres deberían angustiarse más si el niño no se metiera en todo. El niño necesita la oportunidad de interactuar con el mundo que lo rodea, tanto como necesita comida y amor.
36 Haciendo un mapa del cuerpo Los niños de esta edad disfrutan de juegos rudos, les gusta que les hagan caballito y los columpien. Estas actividades proporcionan mucha entrada sensorial proveniente del cuerpo y de los receptores de la gravedad que se encuentran en el oído interno. Le brindan una sensación de cómo funciona la fuerza de gravedad, cómo se mueven las distintas partes de su. cuerpo, cómo interactúan entre sí, lo que no pueden hacer, lo que se siente bien y lo que duele o lo hace sentir incómodo. Toda esta información sensorial forma en el cerebro un retrato interior de las sensaciones del cuerpo. A esto lo llamaremos representación corporal. Para entender lo que es la representación corporal nos puede ayudar pensar en un atlas que contiene mapas de cada parte del mundo. Mientras el niño se mueve y experimenta las consecuencias de sus movimientos, hace un mapa de su cuerpo. Su cerebro almacena incontables partículas de información que posteriormente podrá usar para navegar los movimientos de su cuerpo.
Trepar Los niños poseen un impulso interior para explorar el espacio, no únicamente en forma horizontal, sino también verticalmente. Los niños se trepan a algunas cosas incluso antes de que puedan caminar. Para trepar, el niño debe tener las sensaciones de la gravedad y el movimiento bien organizadas y al trepar las integra aún más con sensaciones de su cuerpo y también con información visual. Trepar requiere de gran cantidad de inteligencia sensoriomotriz, debido a que es un paso importante hacia el desarrollo de la percepción del espacio visual. Los niños de dos años aprenden a entender y seguir direcciones e instrucciones. La mayoría aprende a decir algunas cosas durante este año y otros se esperan al año siguiente para tener un desarrollo importante del lenguaje.
Individualidad Si las sensaciones del cuerpo hacen sentir al niño como un individuo competente y seguro, un ser aparte y distinto de su madre y de cualquier otra persona y objeto, entonces va por buen camino para desarrollar un concepto satisfactorio de sí mismo. A medida que el niño se acerca a los dos años, establecer su individualidad se vuelve una tarea muy importante. Es una persona individual porque siente su cuerpo como un todo físico y puede moverse bien por sí solo. Ya no es un esclavo de la fuerza de gravedad, pues puede ponerse de pie.rcammar cierta distancia cuesta arriba o
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cuesta abajo, saltar y trepar. Puede esconderse y trepar porque conoce las dimensiones de su cuerpo y jugar a esconderse es una actividad importante a esta edad. Tener un impacto en su ambiente favorece su sentido de individualidad, lo que le permite disfrutar de jalar las ollas y las sartenes de la alacena, tirar cosas y pintar con crayones o pinturas. A medida que se acerca a su segundo cumpleaños, el niño empieza a sentir que puede mandar en su propia vida y lo hace saber a los demás. Muchos niños de esta edad usan la palabra no para expresar su recién descubierta independencia. Esto puede resultar frustrante para los padres, pero es una etapa necesaria en el desarrollo de habilidades sociales. Se requiere de mucha paciencia y sabiduría para aceptar la necesidad que el niño tiene de resistirse a los deseos de sus padres. El niño puede mandar en su propia vida hasta el grado en que las sensaciones de su cuerpo le permiten moverse libremente y con eficiencia. Su vida se trata de sentir y moverse además de comer, dormir y relacionarse con los miembros de su familia. La integración de las sensaciones proporciona los cimientos para una buena relación con la gente. Si el niño no se desenvuelve bien con otras personas, esto puede ser un reflejo de su inhabilidad para manejar las sensaciones. Aunque el niño ha dado los primeros pasos que lo llevarán a ser una persona independiente, le falta todavía mucho para serlo. Necesita mucho apoyo, incentivo y consuelo. Gran parte de esto se lo proporciona el ser abrazado, sentarse en el regazo de alguien, que lo mezan, lo apapachen y lo besen. Las sensaciones de bienestar son integrativas y lo ayudan a organizarse cuando se encuentra temporalmente desorganizado.
Del tercero al séptimo año Durante estos cinco años el niño se vuelve un ser sensoriomotor maduro que puede hablar y relacionarse con diferentes personas. Después de los siete años de edad, desarrollará funciones intelectuales superiores y lo hará mejor si las funciones sensoriomotoras están bien desarrolladas. Estos años marcan un periodo crítico para la integración sensorial. La naturaleza quiso que éste fuera el tiempo en que el cerebro está más receptivo a las sensaciones y es más capaz de organizarlas. El impulso interior del niño lo tiene muy activo y éste aprende a hacer muchísimas cosas con su cuerpo. Sus respuestas adaptativas son cada vez más complejas y cada una de ellas expande la capacidad de integración sensorial. Observe a un niño cuando corre, salta, rueda, lucha, trepa y se columpia. Hace estas cosas porque le divierten, y le divierten porque favorecen la integración sensorial. Observe cómo han mejorado su equilibrio, su coordinación ojo-mano y la planeacíón de una secuencia de movimientos. Observe cómo intenta cosas peligrosas para conocer los límites de su
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Cap. 2. Cómo se desarrolla la integración
Parte l. La integración sensorial
habilidad sensoriomotriz. Observe cómo se mide con la fuerza de gravedad y cómo se las arregla con esta poderosa y despiadada fuerza. Los parques son atractivos para los niños porque los columpios, resbaladillas, tiovivos, pasamanos, subibajas, túneles y areneros cubren las necesidades del sistema nervioso.
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nízar su cerebro nos la proporciona el observar cómo los niños siguen su impulso interior hacia la integración sensorial. Mientras más observe a su hijo, más podrá ayudarlo.
BIBLIOGRAFíA
Utilizando herramientas Entre las edades de tres y siete años el niño aprende a usar herramientas sencillas, como cuchillo y tenedor, palas y cubetas, hilo y aguja, tijeras, crayones, papel y lápiz, agujetas, cremalleras, botones y muchas otras cosas que se encuentran en un hogar. Para cada tarea requiere de toda la información sensorial que ha estado almacenando en su cerebro durante las actividades anteriores. Los adultos lo dan por hecho, pero las sensaciones del cuerpo son absolutamente necesarias para decirle al cerebro cómo ponerse los pantalones, como untar la mantequilla en el pan o cómo hacer un agujero en la tierra. Hacia el fin de este periodo, vemos, especialmente en las niñas, un pulimiento de las actividades motoras mediante juegos complejos, como el resorte, rayuela, hula-hula, saltar la cuerda, etc. Los niños generalmente trabajan más en actividades de fuerza y en deportes. Cuando el niño cumple ocho años, su sistema del tacto ya ha alcanzado una madurez casi completa. Por lo general dice con bastante precisión dónde se le está tocando. Sus sentidos de la gravedad y del movimiento también han madurado casi por completo. Puede mantener el equilibrio con un solo pie y también puede caminar por un lugar estrecho. La mayoría de las sensaciones de los músculos y las articulaciones ya deben estar bien integradas y su habilidad para planear una secuencia de acciones debe ser buena, aunque mejorará en los próximos años. Entiende y expresa el lenguaje lo suficientemente bien para comunicar sus necesidades e intereses. lean Piaget, famoso observador de los niños, encontró que éstos no empiezan con el razonamiento abstracto hasta los siete u ocho años de edad. Piaget sugirió que el cerebro humano no está diseñado para procesar abstracciones si antes no tiene un conocimiento concreto del cuerpo y del mundo y sus fuerzas físicas. Son necesarios siete u ocho años de movimiento y juego para dar al niño una inteligencia sensoriomotriz que le sirva de cimiento para su desarrollo intelectual, social y personal. A veces este desarrollo no ocurre de la manera que la naturaleza lo planeó. No podemos decir por qué salen mallas cosas en un niño en particular, pero sí sabemos cómo es el niño cuando su cerebro tiene dificultad para integrar sensaciones. No podemos tomar el lugar de la naturaleza y corregir todo, pero sí podemos hacer algunas cosas para ayudar al niño a que se organice un poco mejor. Esta habilidad para ayudar al niño a orga-
Píaget,jean, The origins 01mtelligence in children, W. W. Narran, Nueva York, 1952.
41 Hemisferio cerebral
3
I
:El sistema .
nervioso internamente Parte posterior de ia cabeza Tallocerebral
Méduia espínal
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\ Cerebelo
El comportamiento y el aprendizaje académico de su hijo son las expresiones visibles de la actividad invisible del sistema nervioso, y son los aspectos visibles de la integración sensorial. Para entender la integración sensorial mejor, debemos conocer las estructuras y las funciones del sistema nervioso, por lo que este capítulo le ayudará a entender los procesos neurales que son la causa de que su hijo aprenda y se comporte de la manera que lo hace.
BREVE SINOPSIS Lis estructuras del sistema nervioso incluyen dos grandes hemisferios cerebrales, un cerebelo más pequeño, un tallo cerebral, una médula espinal y cierto número de nervios que se extienden a cada parte del cuerpo. Estas estructuras se muestran en la figura 3.1. Cada una de estas estructuras contiene muchas células nerviosas llamadas neuronas, y cada neurona tiene una fibra que conduce impulsos eléctricos. Lis neuronas que conducen impulsos del cuerpo hacia el cerebro se llaman neuronas sensoriales; aquellas que conducen impulsos desde el cerebro hacia los músculos y los órganos internos se llaman neuronas motoras. La tarea principal de las neuronas es proporcionamos información acerca de nuestro cuerpo y de nuestro ambiente y producir y dirigir nuestras acciones y pensamientos. Cada parte de nuestro cuerpo tiene órganos sensoriales receptores, los cuales recogen la energía de esa parte del cuerpo de la misma manera en que un receptor de radio recoge las ondas del aire. Los receptores de los ojos recogen las ondas luminosas, los receptores de
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Canales semicirculares
Ubicación del sistema vestibular
Figuro 3.1. o) Visto de un corte lateral del cerebro. b) canales semicirculares y e) sístema vestibular.
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Parte J. La integración sensorial
la nariz reciben olores, y aquéllos de los músculos son sensibles a la contracción y al estiramiento muscular. Cada receptor cambia la energía por corrientes de impulsos eléctricos que fluyen a través de las fibras de los nervios sensoriales hacia la médula espinal y el cerebro. Las corrientes de energía eléctrica que fluyen hacia el cerebro se llaman entrada sensorial. La médula espinal, el tallo cerebral, el cerebelo y los hemisferios cerebrales utilizan la entrada sensorial para producir el estado de conciencia, la percepción, el conocimiento; y también la postura corporal, los movimientos, la planeación y la coordinación de los mismos, las emociones, pensamientos, recuerdos y el aprendizaje. Aproxímadamente 80 % del sistema nervioso participa en el procesamiento o la organización de la entrada sensorial, porque el cerebro es, principalmente, una máquina de procesamiento sensorial. El procesamiento sensorial es extremadamente complejo, pues los diferentes tipos de entradas sensoriales se entremezclan en todo el cerebro. Este procesamiento sensorial produce un mensaje en el cerebro y entonces las neuronas motoras lo trasmiten al cuerpo. Cada músculo recibe muchas neuronas motoras, cuyos impulsos eléctricos ocasionan que el músculo se contraiga. Son muchas las contracciones musculares que deben combinarse para hacer que la cabeza y los ojos volteen a Ver algo, o para mover las manos y los dedos para que manipulen algún objeto, o para mover el cuerpo de un lugar a otro. Para que las contracciones musculares sean coordinadas y efectivas, la actividad cerebral debe estar bien organizada. La integración sensorial es el proceso que organiza las entradas sensoriales para que el cerebro produzca una respuesta corporal útil, así como emociones, percepciones y pensamientos también útiles. La integración sensorial selecciona, ordena y, en un momento dado, une todas las entradas sensoriales en una sola función cerebral. Cuando las funciones del cerebro están integradas y balanceadas, los movimientos del cuerpo son altamente adaptativos y resulta fácil aprender, así como también resulta natural un buen comportamiento. A continuación analizaremos más detalladamente las estructuras y funciones cerebrales.
PARTES DEL SISTEMA NERVIOSO Neurona Esta es la unidad básica del sistema nervioso. Hay alrededor de 12 mil millones (12 000 000 000) de neuronas en una persona promedio, que es más de tres veces la población humana de este planeta, y esto nos da una idea de lo complejas que son las funciones neurales. 12 mil millones es el número de segundos que hay en 380 años. Cada neurona consiste en un cuerpo celular y una fibra que se rami-
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fíca en fibras más pequeñas, y algunas de estas ramificaciones se conectan con cierto número de puntos de otras neuronas. La mayoría de las fibras tiene miles de ramas yeso permite la conexión con miles de neuronas diferentes. Las ramificaciones de todas estas neuronas se entrelazan como las ramas de los árboles en un denso bosque, pero con una complejidad mucho mayor. Las señales viajan en una sola dirección en cada neurona, pero dado el caso, algún impulso puede regresar y actuar en la primera neurona. El flujo de impulsos eléctricos a lo largo de esta complicada red, produce nuestro aprendizaje y comportamiento. Las fibras nerviosas conducen cientos de impulsos por segundo y estos impulsos se ramifican y fluyen en muchas direcciones simultáneamente. Se ha calculado que un impulso se extiende a través de hasta 2 millones de neuronas en distintas partes del cerebro en un segundo. Es así como un solo sonido o el roce de un dedo puede producir un estado de con cienda, significado, pensamientos, emociones, aprendizaje y comportamiento, todo en un mismo instante. En este momento y en todo momento de la vida, la actividad dentro de su sistema nervioso es mucho más complicada de lo que cualquiera pudiera imaginar. ¡Organizar esta actividad es toda una hazaña! Conforme lee este libro, imagine la impresionante complejidad del mundo que hay dentro de su cabeza. En el momento que observa cómo se esfuerza su hijo para atarse las cintas de los zapatos o cómo se sobreexcita en una fiesta de cumpleaños, recuerde los incontables flujos de impulsos eléctricos que están generando eso que usted ve.
Tractos nerviosos y núcleo El conjunto de neuronas que forman largos manojos delgados se llama tracto nervioso. La mayoría de estos tractos nerviosos lleva un tipo de información sensorial o respuesta motora de un lugar del sistema nervioso a otro. Algunos llevan más de un tipo de entrada y la disposición ordenada de estos tractos evita que la información se embrolle, de manera similar a como la mayoría de las líneas telefónicas llevan cada conversación por separado. Tenemos tractos para las sensaciones visuales, sonido, olor y así sucesivamente. Por otra parte, los núcleos son grupos de cuerpos de células nerviosas que sirven como centro de negocios en los procesos sensoriales o motores. Toman la entrada sensorial, reacomodan y refinan la información y la relacionan con otra información del sistema nervioso. Por ejemplo, la información visual de los ojos pasa a través de los núcleos del tallo cerebral, los cuales reacomodan y refinan la información, la integran con otros tipos de entrada sensorial y finalmente mandan los mensajes integrados a distintas partes de los hemisferios cerebrales, los que a su vez refinan la infor-
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Parte l. La integración sensorial
mación más detalladamente Y la mandan a los centros, ya sean motores o de otro tipo, los cuales organizan una respuesta. Cada localización, conjunta varios tipos de información en un solo mensaje más complejo.
Médula espinal La médula espinal contiene muchos tractos nerviosos que trasmiten información al cerebro y a otros tractos que emiten mensajes motores a los nervios, los cuales a su vez, los transfieren a los músculos y a los órganos. Una parte de la actividad que se trasmite a través de la médula espinal rige la postura y el movimiento y otra parte regula las funciones de los órganos internos. Parte de la integración sensorial ocurre en la médula espinal, pero la mayoría se lleva a cabo en el cerebro; pues éste está mejor diseñado para la integración sensorial porque sus neuronas tienen el mayor número de interconexiones. Por tanto, las disfunciones de integración sensorial ocurren en el cerebro y no en la médula espinal.
El tallo cerebral El tallo cerebral es un pequeño cilindro de neuronas que se encuentra aproximadamente a la altura de los oídos. Los tractos sensoriales de la médula espinal continúan en el tallo cerebral, pero además de estos traetos, el tallo cerebral contiene muchísimos núcleos muy complejos e importantes. En muchos de estos núcleos se conjuntan dos o más tipos de sensaciones. El tallo cerebral es el lugar donde las diferentes sensaciones de la naranja (mencionadas en el capítulo anterior) se convierten en una experiencia integral. Casi toda la actividad del tallo cerebral es automática y tiene lugar involuntariamente y sin siquiera pensar en ella. La parte central del tallo cerebral es un grupo de neuronas y núcleos que podrían compararse a una red para pescar. Algunos científicos que observaron el sistema nervioso bajo un microscopio de alto poder le dieron el nombre de formación reticular. La palabra reticular significa "en forma de red" y la formación reticular es aún más compleja y enredada que el resto del cerebro, pues contiene fibras que la conectan con todos los sistemas sensoriales, con muchas neuronas motoras, y con gran parte del resto del cerebro. Estas conexiones permiten que la formación reticular tenga una función importante en el procesamiento y en la integración de las actividades sensoriomotoras. La formación reticular del tallo cerebral contiene los núcleos automáticos que procesan la información del torrente sanguíneo y de los órganos internos y utiliza esta información para regular el ritmo cardiaco, la respiración y la digestión. Otros núcleos reticulares actúan como centros de
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alertamiento para todo el sistema nervioso; estos centros nos despiertan, nos calman o nos excitan. Otros núcleos reticulares tienen una función importante en la organización de las actividades de los hemisferios cerebrales, lo que nos permite cambiar nuestro foco de atención de una cosa a otra. Si los procesos reticulares no están bien organizados, la persona no puede enfocar su atención y entonces los acontecimientos cotidianos tienden a sobreexcitarla. Probablemente usted está acostumbrado a pensar en el cerebro como algo científico y ajeno a sus experiencias cotidianas. Otra actividad de la formación reticular nos ofrece un buen ejemplo de una función cerebral que usamos todos los días. La formación reticular se enciende por la mañana cuando nos despertamos y se apaga por la noche cuando nos quedamos dormidos. Como quiera que sea, son las sensaciones las que encienden o apagan la formación reticular; por tanto, la gente se despierta en la mañana con la alarma de un reloj despertador, con agua fría o con una palmada en la cara, caminando o corriendo al aire libre o con alguna otra forma de estimulación sensorial fuerte. Las sensaciones estimulan la formación reticular, lo cual activa todo el cerebro. Por otra parte, de noche queremos que nuestra formación reticular disminuya de intensidad, entonces nos acostamos inmóviles sobre una cama suave y caliente, en una habitación oscura y silenciosa, debido a que la ausencia de sensaciones estimulantes permite que nos quedemos dormidos.
Aparato vestibular y cerebelo El tallo.cerebral también contiene un conjunto de núcleos infinitamente complejos que procesan las sensaciones de los receptores de la fuerza de gravedad y el movimiento que se encuentran en el oído interno y utilizan esta información para mantener una postura erguida, el equilibrio y muchas otras funciones automáticas. El aparato vestibular del tallo cerebral también procesa numerosa información para todos los demás sentidos, especialmente para los sentidos de los músculos y de las articulaciones. El cerebelo envuelve la parte posterior del tallo cerebral. Originalmente, el cerebelo era un crecimiento del aparato vestibular, por lo que una de las funciones del cerebelo es una extensión de lo que los núcleos vestibulares realizan. El cerebelo procesa todo tipo de sensaciones, pero es especialmente útil para organizar la gravedad, el movimiento y las sensaciones de los músculos y de las articulaciones, haciendo que los movimientos de nuestro cuerpo sean suaves y precisos.
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46 Hemisferios cerebrales La mayor parte de la masa cerebral consiste en dos hemisferios cerebrales, uno en cada lado del cerebro. Estos hemisferios realízan la organización más compleja de la entrada sensorial, incluyendo el procesamiento que nos proporciona el significado preciso y detallado de las sensaciones. Los hemisferios cerebrales también incluyen áreas que participan en la planeación y ejecución de una acción con el cuerpo. Dentro de los hemisferíos cerebrales también se encuentra el sístema límbico, que consiste en un conjunto de estructuras neurales que participan en el comportamiento emocionaL Estos centros emocionales reciben la entrada sensorial que les ayuda a regular las respuestas y el crecimiento emocionaL
Corteza cerebral La capa externa de los hemisferios cerebrales se llama corteza cerebral. En los humanos, la corteza cerebral es altamente especializada, tiene un área para la percepción visual, otra para interpretar los sonidos ambientales, otra para entender el lenguaje, grandes áreas para interpretar las sensaciones corporales y varias áreas para el control voluntario de los movimientos del cuerpo y de los ojos. Las áreas para las'sensaciones corporales y el control voluntario de los movimientos están divididas en secciones que participan con una parte específica del cuerpo. Aunque existen secciones para cada parte del cuerpo, las secciones de los dedos, manos, y músculos del habla son mucho mayores que las secciones para el resto del cuerpo. Así que la corteza cerebral es especialmente importante para sentir y dirigir acciones complejas y precisas de la mano, como el uso del cuchillo y tenedor, del lápiz o para hablar. Mientras que muchas de estas áreas corticales se especializan en interpretar la información de uno solo de los sentidos, cada área también recibe información de otros sentidos. Por ejemplo, el área visual también procesa una parte de nuestras experiencias sonoras, táctiles y de movimiento. Con frecuencia la misma neurona cortical responderá a dos o más tipos de sensaciones y no exclusivamente a un solo tipo. Es así como la corteza cerebral continúa con la integración de todo tipo de sensaciones y forma nuestras asociaciones entre cada tipo de sensación. La corteza cerebral también tiene áreas de asociación. Los patrones de actividad eléctrica en esta área coordinan diferentes tipos de experiencias sensoriales y las vuelven un todo integrado. La conciencia visual se forma en el tallo cerebral y adquiere precisión en el área visual de la corteza cerebral; a continuación los impulsos viajan a las áreas de asociación visual donde la información visual se encuentra asociada con recuerdos de otras experiencias visuales y de aquí a otras áreas de asociación que forman una
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evaluación mental y en ocasiones una respuesta voluntaria. Cuando un niño siente la pieza de un rompecabezas con sus manos, las sensaciones de sus dedos se organizan en el tallo cerebral; los detalles se procesan en las áreas sensibles de la corteza cerebral y son comparadas con las otras piezas del rompecabezas en las áreas de asociación. Todo este procesamiento sensorial ayuda al cerebro a elegir lo que va a hacer con esa pieza. Dado que estas áreas corticales son tan importantes en el más alto nivel de procesamiento sensorial, incluyendo los niveles de los cuales somos conscientes en nuestro pensamiento, puede pensarse que un problema perceptual o de aprendizaje ocurre en la corteza cerebraL Hasta la fecha, la investigación neurocientífica ha mostrado que los niveles inferiores del cerebro desempeñan una función mucho más importante en estos problemas. La organización cortical superior depende de la organización sensorial de cada uno de los niveles inferiores; si la corteza no trabaja adecuadamente, el problema puede depender de que los niveles inferiores no estén haciendo bien su trabajo.
lateralización Los dos hemisferios no hacen exactamente las mismas cosas ni las hacen de la misma manera. Cada hemisferio se especializa en ciertas funciones. Esto se llama lateralización, del latín laterális que significa "lado". El proceso de lateralización es un tema de discusión entre los especialistas del lenguaje y de los problemas del aprendizaje durante varias décadas. La función que tiene todavía no se sabe con exactitud. En la primera infancia las funciones sensoriales y motoras están lateralizadas. La mayoría de los mensajes sensoriales y motores se cruzan en el tallo cerebral en su camino hacia los hemisferios cerebrales. Las sensaciones del lado derecho del cuerpo se cruzan al hemisferio izquierdo, y éste es la fuente principal de control sobre el lado derecho del cuerpo. El hemisferio derecho maneja el procesamiento sensorial y la dirección motora del lado izquierdo del cuerpo. Cada hemisferio también se especializa en funciones paniculares. En las personas diestras, el hemisferio izquierdo es mejor dirigiendo habilidades motoras finas, como la escritura, por lo que la persona escribe con su mano derecha. El hemisferio izquierdo también produce el lenguaje, mientras que el hemisferio derecho se ocupa más de las relaciones espaciales entre las sensaciones del tacto y de la vista. Algunas personas zurdas tienen, en cuanto al lenguaje, la misma lateralízación que las personas diestras; mientras que otras la tienen al contrario. Para las funciones complejas, es necesario que ambos hemisferios participen y trabajen juntos. La buena especialización de una función, generalmente nos lleva a una eficiencia máxima en los procesos cerebrales; mientras que una especíalí-
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Parte l. La integración sensorial
zacióninsuficiente, nos detiene en el desarrollo del lenguaje y en el aprendizaje académico. Probablemente, una buena lateralización sea el producto final de un crecimiento y una maduración normales del cerebro. Hay numerosos aspectos diferentes de la disfunción cerebral que pueden contribuir a una lateralización insuficiente. La percepción espacial detallada, el lenguaje, el habla, y el pensamiento cognoscitivo se encuentran entre las funciones más complejas del cerebro. Requieren de operaciones muy precisas de ambos lados del cerebro, pero los dos hemisferios pueden trabajar juntos, adecuadamente, sólo si el tallo cerebral trabaja bien. El funcionamiento coordinad3 de ambos lados del cerebro ocurre, en la mayoría de la gente, sin que nos demos cuenta de ello. Sin embargo, cuando en un niño o en un adulto esta coordinación no se realiza, vemos los efectos en el aprendizaje y en el comportamiento.
LAS SENSACIONES Las sensaciones son el alimento o nutrimento para el sistema nervioso. Cada músculo, articulación, órgano vital, pedazo de piel, y órgano sensorial de la cabeza, manda entradas sensoriales al cerebro. Cada sensación es una forma de información que el sistema nervioso utiliza para producir respuestas que adapten el cuerpo y la mente a ésta. Sin un buen abastecimiento de varios tipos de sensaciones, el sistema nervioso no se puede desarrollar adecuadamente, por lo que el cerebro continuamente necesita una variedad de nutrimento para desarrollarse y funcionar. En esta sección hablaremos acerca de los diversos tipos de sensaciones: primero de los sentidos que nos proporcionan la mayor parte de nuestra conciencia del mundo, y después de los otros sentidos, los cuales damos por hecho, debido a que el cerebro los procesa a un nivel semiconsciente.
Vista La retina del ojo es un receptor sensible a las ondas luminosas del ambiente. La luz estimula la retina para que mande la entrada sensorial visual a los centros de procesamiento visual del tallo cerebral. Estos centros procesan los impulsos y los relacionan con otros tipos de información sensorial, especialmente con la entrada de los músculos, de las articulaciones y del sistema vestibular. Esta. integración del tallo cerebral forma nuestra conciencia básica del ambiente que nos rodea y.de la localización de las cosas en ese ambiente. Entonces, los núcleos del tallo cerebral mandan los impulsos a otras partes del mismo tallo cerebral y al cerebelo para que se integren con men-
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sajes motores que van hacia los músculos que mueven los ojos y el cuello. Este es el proceso neural que nos permite seguir con los ojos y la cabeza un objeto en movimiento. Algunos impulsos se trasmiten a diferentes estrucruras de los hemisferios cerebrales para ser organizados, refinados e integrados en forma adicional con otros tipos de sensaciones. Parte de esta entrada llega a las áreas visuales de la corteza cerebral donde se lleva a cabo una discriminación fina y precisa de los detalles visuales, una vez más, con la ayuda de información de otros sentidos. Es necesario un funcionamiento adecuado en todos los niveles del cerebro y la integración de la entrada visual con varios tipos de sensaciones para encontrar significado en el ambiente, especialmente en una hoja de papel o en las páginas de un libro.
Oído Las ondas sonoras que viajan por el aire estimulan los receptores vestibulares del oído interno para mandar impulsos a los centros auditivos del tallo cerebral. Estos núcleos procesan los impulsos auditivos junto con los impulsos provenientes del sistema vestibular, de los músculos y de la piel. Los centros de organización auditiva están muy cerca de los centros de procesamiento visual en el tallo cerebral, y ambos intercambian información. Al igual que la entrada visual, algunos impulsos auditivos viajan a otras partes del tallo cerebral y del cerebelo para integrarse con otras sensaciones y mensajes motores. La información auditiva, que ahora está mezclada con otra información sensorial, va a vanas partes de los hemisferios cerebrales. Si la información auditiva no se entremezcla con otros tipos de información sensorial en cada nivel del cerebro, tendríamos dificultades para encontrarle significado a lo que oímos. Se requiere de mucha integración de la entrada vestibular y de otros tipos de entradas para encontrar todo el sentido posible a los sonidos. En cada nivel del cerebro, los mensajes se vuelven más claros y más precisos. La parte más intrincada y complicada del proceso es el refinamiento de ciertos sonidos para volverlos sílabas y palabras con significado.
la piel o el sentido cutáneo del tacto La piel tiene numerosos tipos diferentes de receptores para recibir sensaciones táctiles, de presión, textura, calor o frío, dolor, y de movimiento de los vellos de la piel. Aunque posiblemente no pensemos mucho en la función que el tacto desempeña en nuestras vidas, el sistema táctil es el sistema sensorial más grande y tiene una función vital en el comportamiento humano, tanto físico como mental.
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Parte l. Laintegración sensorial
Los receptores del tacto que están debajo del cuello mandan impulsos a la médula espinal y estos impulsos suben al tallo cerebral. Los receptores en la piel de la cabeza mandan impulsos a través de los nervios craneales directamente al tallo cerebral, pues la información táctil se distribuye ampliamente desde el tallo cerebral al resto del cerebro. Muchos de estos impulsos nunca alcanzan aquellas partes de la corteza cerebral que nos hacen conscientes de la sensación. En su lugar, estos impulsos son utilizados en niveles inferiores del cerebro para ayudamos a movemos eficazmente, para ajustar el sistema reticular de alertamiento, para influir en las emociones, y para dar significado a otros tipos de información sensorial. Los núcleos del tallo cerebral que procesan las entradas táctiles nos dicen si algo está tocando nuestra piel, y si ese algo es doloroso, frío, caliente, mojado o rasposo. En general, el tallo cerebral está diseñado para decimos si un estímulo es peligroso; sin embargo, estos núcleos no nos pueden decir exactamente dónde se encuentra el estímulo en la piel o qué forma tiene. Los detalles de localización y de forma se procesan en las áreas sensoriales de la corteza cerebral. Los impulsos táctiles van prácticamente a todo el cerebro. Además, el sistema táctil es el primer sistema sensorial que se desarrolló en la matriz y es capaz de funcionar eficazmente cuando los sistemas visual y auditivo se empieza.n a desarrollar. Por estas razones, el tacto es muy importante para la organización neural total, debido a que sin una gran cantidad de estimulación táctil del cuerpo, el sistema nervioso tiende a desequilibrarse.
Propiocepción La palabra propioeepción se refiere a la información sensorial causada por la contracción y el estiramiento de los músculos y al doblar, enderezar, jalar y comprimir las articulaciones que se encuentran entre los huesos. Las membranas que cubren los huesos también contienen propioceptores. El término viene de la palabra latina propius que significa "perteneciente a uno mismo". Las sensaciones del propio cuerpo ocurren especialmente durante el movimiento, pero también cuando estamos quietos, pues los músculos y las articulaciones constantemente mandan información al cerebro para decimos acerca de nuestra posición. Dado que existen tantos músculos y articulaciones en nuestro cuerpo, el sistema propioceptivo es casi tan grande como el sistema táctil. La propíocepción va por la médula espinal hacia el tallo cerebral y hacia el cerebelo, y .:parte de ella llega a los hemisferios cerebrales. Casi toda la entrada propioceptiva se procesa en regiones del cerebro que no producen un estado de conciencia, por lo que rara vez notamos las sensaciones de los músculos y de las articulaciones a menos que pongamos atención deliberada a nuestros movimientos. Aun si tratamos de ser cons-
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dentes de ella, solamente sentimos una fracción de toda la propiocepcíón que está presente durante el movimiento. La propíocepcíón nos ayuda a movemos. Si hubiera menos propiocepción, nuestros movimientos serían más lentos, más torpes y requerirían de mayor esfuerzo. Si la propiocepción de sus manos no fuera suficiente para decirle 10 que éstas hacen, le resultaría muy difícil abotonarse la ropa, sacar algo del bolsillo, tapar un frasco o recordar hacia qué lado debemos girar la llave del agua. Sin la propíocepción adecuada proveniente del tronco y de las piernas le seria muy difícil subirse o bajarse de un automóvil, subir escaleras o practicar algún depone. Tendría la tendencia a apoyarse en la información visual, viendo muy de cerca 10 que su cuerpo hace. Los niños con una propiocepción insuficientemente organizada, por lo general tienen mucha dificultad para hacer algo cuando no pueden verlo.
El sentido vestibular Al otro lado de su oído externo se encuentra su oído interno, el cual contiene una estructura muy compleja hecha de hueso. Esta estructura se llama laberinto. El laberinto contiene los receptores auditivos y los dos tipos de receptores vestibulares. Un tipo de receptor responde a la fuerza de gravedad. Estos receptores consisten en diminutos cristales decarbonato de calcio que están sujetos a unas neuronas en forma de pelos. La gravedad atrae estos cristales hacia abajo y el movimiento de las células pilosas activa las fibras nerviosas del nervio vestibular. Este nervio lleva la entrada sensorial vestibular a los núcleos vestibulares del tallo cerebral y como la gravedad siempre está presente en este planeta, los receptores de la gravedad mandan un caudal perpetuo de mensajes vestibulares en toda nuestra vida. Cuando la cabeza se dobla hacia un lado, cuando se mueve hacia arriba y hacia abajo o se mueve en cualquier dirección que cambie la atracción de la gravedad sobre los cristales de carbonato de calcio, la entrada vestibular proveniente de los receptores de la gravedad cambia la información en el sistema vestibular. Los receptores de la gravedad también son sensibles a las vibraciones de los huesos que mueven los cristales. El segundo tipo de receptor vestibular se encuentra en unos minúsculos tubos completos e independientes que se llaman canales semicirculares. Estos canales están llenos de fluido. Hay tres pares de canales en cada oído interno: uno se encuentra de arriba hacia abajo, otro de izquierda a derecha, y el tercero de adelante hacia atrás. Cuando la cabeza se mueve aceleradamente en cualquier dirección, la presión que el fluido ejerce al moverse en los canales estimula los receptores que se encuentran dentro de éstos, y entonces los receptores producen impulsos que fluyen a través del nervio vestibular hacia los núcleos vestibulares. La entrada sensorial cam-
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bia cuando la velocidad o la dirección del movimiento de la cabeza cambian, y es por esto que a la entrada de los canales semicirculares la llamamos sentido del movimiento. Técnicamente debería llamarse sentido de aceleración o desaceleración de la cabeza. La combinación de la entrada de los receptores de la gravedad y de los canales semicirculares es muy precisa y nos dice dónde estamos exactamente en relación con la gravedad, si estamos en movimiento o quietos y qué tan rápido vamos y en qué dirección. Resulta difícil darse cuenta que esta información en realidad se procesa en el cerebro, porque la información es tan fundamental que no podemos imaginar lo que sería no procesarla. El sistema vestibular es tan sensible, que los cambios en la posición o en el movimiento tienen un efecto muy poderoso en el cerebro, que se modifica incluso con los cambios de posición o de movimiento más sutiles. Este efecto empieza muy temprano en la vida del feto; los núcleos vestibulares aparecen nueve semanas después de la concepción y empiezan a funcionar alrededor de la semana 10 u 11. Al quinta mes de gestación, el sistema vestibular se encuentra bien desarrollado y junto con el sistema visceral y táctil produce casi toda la entrada sensorial del cerebro del feto. En el transcurso de casi todo el embarazo, la madre estimula el sistema vestibular del feto con los movimientos de su cuerpo. Las sensaciones vestibulares se procesan, en su mayoría, en los núcleos vestibulares y en el cerebelo. Entonces ambos se mandan por la médula espinal hacia el tallo cerebral, donde cumplen una poderosa función integrativa. Algunos impulsos se mandan desde el tallo cerebral hacia los hemisferios cerebrales y los que bajan por la médula espinal interactúan con otros impulsos sensoriales y motores para ayudarnos con la postura, el equilibrio y el movimiento. Los que suben a los niveles superiores del cerebro, interactúan con impulsos táctiles, propioceptivos, visuales y auditivos para darnos la percepción del espacio, la posición y orientación en el mismo. Rara vez somos conscientes de la entrada vestibular, excepto después de que giramos en círculos y la entrada es tan intensa que nos mareamos y sentimos que el mundo gira alrededor nuestro. Incluso cuando la sobreestimulación del sistema vestibular nos hace marearnos, sentimos que el problema lo tenemos en el cuerpo y no en el oído interno. Los canales semicirculares proporcionan, esencialmente, la misma información que un giroscopio en un avión o nave espacial. Si el giroscopio de la nave se descompusiera, no habría manera de saber en qué dirección viaja la nave o cuándo cambia de dirección, y la nave se perdería rápidamente. Algunos pilotos han intentado viajar sin giroscopio, únicamente mirando hacia la Tierra, pero acabaron volando en círculos o en espirales. La información visual es inútil a menos que uno la pueda relacionar con alguna referencia física. Los canales semicirculares proporcionan la referencia física que da un significado apropiado a nuestra vista.
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Parte l. La integración sensorial
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Entrada visceral Hay receptores en los órganos internos y en las venas principales, pues la actividad, la circulación sanguínea y el contenido químico de la sangre estimulan estos receptores para proveer al tallo cerebral de la información necesaria para mantener al cuerpo saludable. La entrada visceral ayuda a regular la presión sanguínea, la digestión, la respiración y otras funciones del sistema nervioso autónomo. La entrada visceral también le dice al cerebro cuánto alimento y cuánta agua necesita el cuerpo. Otros sistemas sensoriales, especialmente los sistemas táctil y vestibular, también influyen en el sistema autónomo, y es por esto que girar puede alterar nuestra digestión y las sensaciones dolorosas nos pueden parar la respiración. Aunque el sistema visceral es vital para la supervivencia y la salud, no hablaremos detalladamente de él en este libro.
las sensaciones y el cerebro íntegro Cuando la actividad de un sistema sensorial se vuelve más organizada, o cuando varios sistemas sensoriales se integran más entre sí, el sistema nervioso funciona de manera integral. Cuando un bebé gatea en una habitación, o un niño recorre una pista con obstáculos, todo su cuerpo trabaja junto como una unidad balanceada. Las sensaciones de estas respuestas adaptativas de cuerpo entero generan un patrón de actividad cerebral bien organizado y balanceado. Cuando todo el cuerpo y todos los sentidos trabajan juntos como un todo, al cerebro le resulta fácil adaptarse y aprender. El sistema vestibular es el sistema unificador, debido a que forma la relación básica de una persona con la fuerza de gravedad y con el mundo físico. Todos los demás tipos de sensaciones se procesan en relación con esta información vestibular básica. La actividad en el sistema vestibular proporciona la estructura para los otros aspectos de nuestra expenencia. Parece ser que la entrada vestibular prepara a todo el sistema nervioso para que funcione de manera eficaz. Cuando el sistema vestibular no funciona consistentemente y con precisión, la interpretación de otras sensaciones también será inconsistente e imprecisa y el sistema nervioso tendrá dificultad para funcionar.
Evolución del sistema nervioso El cerebro es una estructura difícil para el estudio científico, debido a que se encuentra encerrado en una cavidad ósea y no está disponible para la experimentación en seres humanos. La mayor parte del trabajo de investigación del cerebro se ha hecho en animales inferiores en la escala evolu-
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Cap. 3. El sistema nervioso internamente
Parte l. La integración sensorial
tiva. Aunque el cerebro humano difiere del de los animales inferiores en algunas estructuras y en algunas funciones, existen muchas similitudes básicas entre ellos. El cerebro humano es el producto de 500 millones de años de evolución de los animales vertebrados. Los vertebrados son animales con columna vertebral, como los peces, perros, monos y seres humanos, y todos tienen un sistema nervioso central -médula espinal y cerebro- en el que se conjuntan las sensaciones y se originan las respuestas. La medusa es un ejemplo de ser invertebrado que posee células nerviosas, pero no tiene un sistema nervioso central y tiene muy poca capacidad para integrar sensaciones. Las células nerviosas están distribuidas en una red de nervios a lo largo de todo su cuerpo, pues cuando algo toca a la medusa, las sensaciones se reparten por toda la red, causando que se contraiga. Los primeros vertebrados eran peces primitivos que tenían estructuras neurales centrales muy simples con capacidad para integrar tan sólo unas cuantas sensaciones. Estos peces primitivos fueron los ancestros peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos modernos. Las primeras estructuras y funciones del cerebro que se desarrollaron no han cambiado mucho. A medida que el cerebro evolucionó, se fueron agregando nuevas estructuras y nuevas funciones a estos elementos básicos. Las partes más viejas del cerebro siguen funcionando de manera muy similar a como lo hacían nuestros ancestros hace millones de años. Durante la evolución, cada cerebro individual ha operado de acuerdo con ciertos principios intemporales. Actualmente, el estudio de estos principios nos ayuda a entender las funciones de nuestro cerebro, y el estudio de la evolución del sistema nervioso también nos dice algo acerca de cómo se desarrolla el sistema nervioso en nuestros niños.
la respuesta adaptativa A medida que el reino animal evolucionó, los animales que se adaptaron exitosamente a la naturaleza sobrevivieron y pasaron sus genes a sus crías. Los animales que no pudieron formar respuestas adaptativas a las exigencias del medio no sobrevivieron para reproducirse. En el mundo animal, la adaptación es la habilidad de sentir el cuerpo y el ambiente, de interpretar esas sensaciones con precisión y de hacer la respuesta motora adecuada para obtener alimento, para evitar ser el alimento de otro animal y para estar al nivel de las difíciles condiciones de la naturaleza. La evolución incluyó muchos periodos en los cuales los animales se encontraron en un ambiente donde el alimento era más escaso, los enemigos más comunes y la naturaleza aún más inhóspita. Los animales que se adaptaron y sobrevivieron pudieron hacerlo debido a sus buenas funciones sensoriomotoras.
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En los animales tempranos -como de hasta hace 100 millones de años- el cerebro consistía, en su mayoría, de un tallo cerebral, de un cerebelo y de hemisferios cerebrales muy rudimentarios. Estos animales -como los peces y las lagartijas de hoy- tenían la capacidad casi exclusiva de funciones sensoriales y motoras. Para que estos animales sobrevivieran a las exigencias de su ambiente, sus funciones sensoriales y motoras tuvieron que integrarse en un solo proceso unificado y balanceado. El tallo cerebral del hombre todavía maneja, más o menos, las mismas funciones sensoriales y motoras que manejaba en los animales tempranos.
Niveles de las funciones El sistema nervioso de los primeros vertebrados no era mucho más que una médula espinal y nuevas estructuras evolucionaron gradualmente hacia el extremo anterior de ésta. Las nuevas estructuras superiores hacían las mismas cosas que las viejas estructuras inferiores, pero las hacían de manera más compleja. Una simple médula espinal puede responder al tacto con movimientos del cuerpo, pero de manera difusa, no diferenciada. El tallo cerebral puede hacer aún un mejor trabajo de interpretación y de respuesta al tacto, pero la corteza de los hemisferios cerebrales puede hacer la interpretación y la respuesta más precisas, siempre que el tallo cerebral. esté operando eficientemente y mandando la información sensorial correctamente. A medida que cada nueva estructura evolucionó, su función siguió dependiendo, parcialmente, de otras estructuras y funciones. Un negocio sigue los mismos principios cuando abre una sucursal; la cual depende de la oficina matriz. La corteza cerebral evolucionó de los niveles inferiores de los hemisferios cerebrales, por tanto, los procesos corticales dependen de los procesos inferiores de los hemisferios cerebrales y también de procesos del tallo cerebral. La corteza no puede desarrollar percepciones táctiles, visuales y auditivas precisas, a menos que el tallo cerebral haya desarrollado sus procesos táctiles, visuales y auditivos más fundamentales.
Sistemas sensoriales La manera en que los sistemas sensoriales evolucionaron influye en la manera en que se desarrollan y funcionan en el hombre actualmente. La evolución del cerebro ha sido un proceso de 500 millones de años de mejorar la asociación de los sistemas sensoriales. En el hombre, todos los sistemas sensoriales se comunican entre sí y funcionan juntos dentro de nosotros, mucho más de lo que la mayoría de nosotros se imagina. Las escuelas cometen el error de tratar de desarrollar los sistemas visual y auditi-
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va del niño, independientemente de los otros sentidos. Los padres pueden rectificar ese error, parcialmente, permitiendo que sus niños reciban las experiencias táctiles, vestibulares y propioceptivas que desean y necesitan.
Evolución del tacto Hasta un animal unicelular, como la ameba, responde al tacto. Los animales muy primitivos tenían tres capas de células en su cuerpo; la capa externa evolucionó en el sistema nervioso vertebrado y en la piel. De igual manera, a unas cuantas semanas de la concepción, el embrión humano consiste en tres capas de células, y posteriormente, la capa externa se convierte en el sistema nervioso y en la piel. Debido a que nuestro sistema nervioso como nuestra piel tienen el mismo origen, los estímulos táctiles tienen una función primordial en la organización neural. Las sensaciones del tacto fluyen por todo el sistema nervioso y hasta cierto punto, influyen en todo proceso neural. Esto nos ayuda a explicar por qué el sistema táctil está implicado en casi todos los desórdenes del cerebro humano. Durante millones de años, el sentido del tacto ha sido un medio importante para reconocer el peligro. Los estímulos táctiles -excepto aquellos estímulos causados por el animal que se toca a sí mismo o por la madre que toca a su cría- tienden a preparar al animal, ya sea para pelear o para huir. El tacto también le dice al animal si la superficie que pisa es un lugar seguro. Las sensaciones de la boca ayudaron a los animales a saber qué era lo que masticaban y cómo mover la comida dentro de su boca. Muchas de estas sensaciones se procesaban en el tallo cerebral. A medida que evolucionaron, los animales superiores necesitaron información más detallada de su piel para sentir y manipular las cosas. en sus patas, para cavar agujeros en la tierra y para trepar a los árboles. La demanda de estas habilidades causó la evolución de los tractos nerviosos que podían llevar información táctil más precisa y de las áreas de los hemisferios cerebrales que procesan esta información. Conforme el sistema táctil siguió evolucionando, el incremento de esta habilidad permitió a los monos y a los primeros humanos el uso efectivo de herramientas pnmitivas.
Tacto y emociones En el transcurso de la evolución, el sistema del tacto se asoció con funciones emocionales y sociales. El doctor Harry E Harlow y sus colaboradores .de la universidad de Wisconsin demostraron esto muy claramente en sus estudios con monos bebés. Separaron a un mono recién nacido de su madre y lo criaron con madres artificiales hechas de alambre o felpa. Harlow encontró que los monos abrazaban, se colgaban y trepaban a la su-
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perñcíe de felpa como si fuera una madre verdadera y formaron un vínculo emocional con sus madres artificiales. Tocar la felpa les dio seguridad y los calmó cuando estaban asustados; sin embargo, los bebés que se criaron con madres hechas únicamente de alambre no pudieron desarrollar este vínculo ni tampoco un sentido de seguridad, aun cuando las madres de alambre sostenían una botella de leche. Esta madre resultaba incómoda al tacto, por lo que no satisfizo las necesidades emocionales del bebé. Harlow concluyó que las sensaciones confortables del tacto, son un factor crítico en el vínculo emocional del bebé con su madre. Las conclusiones de Harlow parecen aplicarse a todos los mamíferos, especialmente a los mamíferos superiores en la escala evolutiva que no pueden cuidarse por sí solos durante un largo periodo después de nacidos. La naturaleza hizo a los bebés humanos dependientes de su madre por un largo periodo, y durante éste, el niño necesita muchas sensaciones del tacto para desarrollar la seguridad emocional necesaria para su futura independencia. Las madres siempre han sabido que al abrazar y acariciar a su bebé, éste deja de llorar. Hubo un tiempo en que la gente que sabía muy poco acerca del cerebro y de la integración sensorial, decía a las mamás que dejaran llorar a su bebé porque si lo levantaban, supuestamente lo iban a malcriar y más adelante no se les iba a despegar. Sin embargo, es más probable que abrazar y tocar al bebé le ayude a desarrollar y a organizar los procesos emocionales de su cerebro para que llegue a funcionar mejor como adulto independiente.
Evolución de los sistemas vestibular y auditivo Todo ser viviente, ya sea vegetal o animal, debe relacionarse con la fuerza gravitacional de la Tierra. La gravedad es la fuerza más constante y universal en nuestras vidas. A lo largo de la evolución, ha habido un gran impulso por dominar la atracción gravitacional y nuestra postura erguida es la culminación de ese impulso. Encontramos este impulso incluso en algunos crustáceos, que para saber dónde es arriba, colocan granos de arena en una cavidad de su cabeza, lo cual les hace sentir la atracción gravitacional. La necesidad de nadar rápida y eficientemente, causó la evolución del sistema vestibular en los primeros peces. Este primer sistema vestibular era tan eficaz, que ha permanecido esencialmente igual en los anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Algunas de las conexiones con las neuronas motoras han cambiado para permitir que cada especie se mueva a su manera, pero las funciones sensoriales del sistema vestibular del pez eran tan ideales que la naturaleza las conservó en la tierra, en los árboles y en el aire. Ningún otro sistema sensorial tiene un antecedente tan consistente. Los primeros peces tenían a los costados de su cabeza células receptoras en forma de pelos. Estas células advertían al pez de ondas en el agua que podían significar
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peligro; posteriormente, las membranas evolucionaron y encapsularon las células receptoras para formar los canales semicirculares, los receptores de la gravedad y los receptores auditivos. Los movimientos del pez hacían que el fluido que llenaba los sacos y canales estimulara las células receptoras en forma de pelos, dando al pez un sentido de sus movimientos en el agua. Cuando los descendientes de los primeros peces se adaptaron a la vida en la tierra, los receptores auditivos evolucionaron de los receptores de la gravedad más primitivos. Tanto el sistema vestibular como el auditivo, eran originalmente sentidos de vibración táctil. Harvey Semat y Martin Netsky han rastreado la evolución de este sentido vibratorio. Señalan que los primeros animales terrestres se tendían con su cabeza tocando la tierra, y así los huesos de su cabeza recogían las vibraciones de la tierra. La capacidad de oír las vibraciones de la tierra existe en el hombre aún actualmente. (Posiblemente usted haya visto películas en las que los vaqueros o los indios ponen su oreja en el suelo para escuchar si alguien se aproxima.) A medida que los anfibios evolucionaron, sus cabezas se despegaron de la tierra y un sistema en los huesos de sus miembros anteriores que conducía las vibraciones de la tierra hacia sus receptores vestibulares, evolucionó en ellos. La habilidad para sentir los movimientos de animales cercanos era tan importante para la supervivencia individual, que la naturaleza siguió encontrando nuevas formas de trasmitir esta información al oído interno. En los mamíferos y en las aves, los miembros anteriores no conducían las vibraciones muy bien desde la tierra, por lo que algunos receptores vibratorios se adaptaron para recoger las vibraciones del aire. Una vez que la naturaleza hace conexiones en el sistema nervioso, éstas rara vez se desconectan; en su lugar, se adaptan para usarse de otra manera. Los vertebrados, incluyendo al hombre, siguen usando estas viejas conexiones, pero las conexiones neurales de evolución más reciente, ubicadas en la parte superior del cerebro, son las que realizan la mayor parte del procesamiento sensorial refinado. Por tanto, el sistema auditivo sigue estando estrechamente relacionado con el sistema vestibular y ambos sistemas responden a las vibraciones. Los terapeutas de integración sensorial estimulan el sistema vestibular con movimiento o con vibración para mejorar los procesos auditivos y del lenguaje. Es muy probable que estas mejoras ocurran a través de viejas conexiones neurales entre el sentido vestibular y el auditivo.
Evolución de la vista Desde los primeros vertebrados, el sistema vestibular y el visual han estado estrechamente asociados. En los peces y en los anfibios, el sistema visual está organizado para responder únicamente al movimiento. Todo pescador sabe que su camada debe moverse, de otra manera el pez no la
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vería. Generalmente, los insectos están moviéndose, por tanto, en las ranas, la habilidad de ver bien un objeto en reposo nunca evolucionó. A los toros no les atrae el color rojo del capote del torero, sino que les atrae únicamente su movimiento. Incluso los perros y los gatos tienen más posibilidad de ver algo que se mueve. El sistema vestibular debe funcionar eficientemente para fijar los ojos en un objeto en movimiento, y para hacerlo incluso cuando el mismo animal está moviéndose. Percibir el movimiento de un objeto es una de las funciones más antiguas del cerebro, y depende del procesamiento sensorial del tallo cerebral. La habilidad para ver un objeto fijo evolucionó mucho después, cuando evolucionaron los hemisferios cerebrales, y depende de un buen procesamiento sensorial en el cerebro. Al igual que las demás funciones sensoriomotoras, el. control cerebral no puede desarrollarse a menos que exista el control en el tallo cerebral. En ocasiones, cuando un niño está aprendiendo a leer, mueve su dedo por debajo de la línea impresa; hace esto porque le resulta más fácil seguir su dedo en movimiento que enfocar en las letras fijas. Este es un buen ejemplo de cómo el impulso interior dirige al niño para que estimule su propio cerebro de manera que le ayude a funcionar. La vista se ha vuelto nuestro medio más importante para relacionamos con el espacio, pero los sistemas vestibular, propíoceptivo y táctil deben contribuir al desarrollo y función visuales.
Evolución de algunas respuestas adaptativas Las respuestas adaptativas de los vertebrados sirvieron para organizar las sensaciones de la gravedad y del cuerpo. La respuesta adaptativa básica y más consistente ha sido la posición prona. Esta es la posición en la cual evolucionó la locomoción y desde la cual los animales se pusieron en cuatro patas y después en dos. La posición prona también protege del peligro a las partes blandas del cuerpo. Voltee a un animal sobre su espalda y el reflejo de enderezamiento del cuello lo hará esforzarse por volver a la posición prona. Dado que los receptores vestibulares se encuentran en tres diferentes planos del espacio, la posición de la cabeza determina qué receptores se estimulan. Todos los vertebrados nadan, se acuestan, caminan o vuelan con la cara hacia el suelo y ésta puede ser la causa por la que la posición prona proporciona la entrada vestibular esencial para el crecimiento sensoriomotor. Así que estar acostado boca abajo es vital para un desarrollo normal de la integración sensorial. Después de que los anfibios salieron del agua, necesitaron arrastrarse sobre la tierra. Las respuestas reflejas a la gravedad levantaron primero su cabeza y después la parte superior de su tronco. Después, el sistema vestibular sirvió para coordinar los miembros del lado' izquierdo y del lado derecho. Los anfibios que tuvieron más éxito arrastrándose, evolucionaron
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en reptiles. Observe a una lagartija arrastrarse rápidamente sobre el suelo y note la perfecta organización de sus miembros y tronco. Sernat y Netsky dicen que estos movimientos se realizan, casi por completo, mediante el sistema vestibular y de los tractos vestibuloespinales de la lagartija. A medida que los mamíferos evolucionaron con piernas más largas y movimientos más complejos, sus músculos y articulaciones mandaron al cerebro sensaciones propioceptivas más complejas. Por tanto, el sistema propioceptivo evolucionó después de los sistemas táctil y vestibular, y no tiene conexiones tan extensas hacia todos los demás sistemas sensoriales. El sistema propioceptivo es más específico en sus funciones. Los primeros mamíferos vivían en los árboles, donde la vista y el oído eran muy importantes para encontrar alimento y evadir a otros animales, es entonces cuando los sistemas visual y auditivo iniciaron su extenso desarrollo. Mientras tanto, los sistemas vestibular y propioceptivo siguieron evolucionando para trepar y balancearse por las ramas. La vida en los árboles llevó a muchas respuestas adaptativas importantes y a mucha integración sensorial. A los niños les gusta trepar por razones similares. Los reptiles primitivos, como las lagartijas de hoy, no podían juntar sus patas. Los primeros mamíferos, como las ardillas modernas, podían juntar sus patas anteriores, pero no podían usar un miembro en el lado opuesto del cuerpo. A medida que los monos evolucionaron, aprendieron a cruzar la línea media del cuerpo y este adelanto en sus habilidades de alcance les permitió estar al nivel de las exigencias de su ambiente. Jalar, empujar, recoger cosas, cargarlas, golpear y colgarse de los árboles fue útil para sobrevivir, por lo que los genes que hicieron posibles estas habilidades se pasaron de generación en generación. A medida que la mano evolucionó y mandó al cerebro sensaciones más precisas, los monos aprendieron a usar herramientas primitivas. La vista se volvió aún más importante para sobrevivir, puesto que el sistema nervioso no tiene reflejos dentro de sí para usar un palo y cavar un agujero. Sin embargo, el mono aún tenía que sentir el peso de la herramienta en sus manos y tenía que mantener el equilibrio cuando la usaba; fue así que la información visual del palo se integró con señales vestibulares y propioceptivas del cuerpo. Las sensaciones de las manos al manipular objetos, causaron la evolución de grandes áreas de la corteza cerebral para procesar esas sensaciones y dirigir habilidades manuales más complejas. Después de muchos años de usar herramientas, las sensaciones de las manos también permitieron al hombre primitivo el desarrollo del pulgar que se encontraba en posición opuesta a los otros dedos. La acción eficiente entre el pulgar. y los demás dedos hizo posible la tecnología; y el aumento de entrada sensorial y de habilidades para formar respuestas adaptativas más complejas, causó la evolución de la corteza sensorial y motora.
CÓMO APRENDiÓ El SISTEMA NERViOSO A INTEGRAR SENSACIONES El niño va a la escuela, pero en realidad su sistema nervioso ha estado aprendiendo desde antes de nacer. En la escuela aprende materias académicas específicas, pero mucho antes su cerebro desarrolló la capacidad o habilidad de aprender cosas específicas, como leer o calcular. Gran parte de esta capacidad para aprender consiste en la habilidad de integrar la información sensorial. Al momento del nacimiento, el cerebro sabe integrar unas cuantas sensaciones táctiles, vestibulares y propioceptivas básicas y así, el recién nacido responde a los estímulos como se describió en el capítulo anterior. En este capítulo hemos visto que el sistema nervioso humano está diseñado para hacer ciertas cosas; ahora intentaremos describir lo que sucede dentro del sistema nervioso de cada niño a medida que aprende a funcionar. Nadie sabe exactamente cómo tiene lugar el aprendizaje en el sistema nervioso, pero algunas cosas generales sí se conocen.
El camino de los mensajes neurales Los impulsos neurales deben pasar por dos o más neuronas para formar una experiencia sensorial, una respuesta motora o un pensamiento. Mientras más compleja sea la función, más neuronas están implicadas en la trasmisión del mensaje. Cada neurona agrega más elementos a la experiencia y a la respuesta de la persona. Todos los sistemas nerviosos humanos funcionan de ciertas maneras características, por tanto, todos percibimos y respondemos en muchas formas similares. ¿Cómo aprende cada uno de nosotros lo que significan las distintas emociones y qué hacer con respecto a ellas?, ¿por qué a algunos nos llegan ciertos mensajes ya otros no?, ¿por qué no experimentamos todo lo que estimula nuestro sistema nervioso]. ¿qué es lo que hace que no respondamos excesivamente? Imagine que toca una estufa caliente con un dedo, el calor activa los receptores táctiles de la piel de su dedo y esto produce impulsos de dolor que viajan por las fibras sensoriales de su mano, brazo y hombro hacia la médula espinal. Las fibras sensoriales terminan en la médula espinal y ahí liberan una sustancia química dentro de un espacio microscópico conocido como sinapsis. La sustancia química transporta la energía eléctrica a través de las sinapsis hasta un grupo de neuronas motoras. Estas neuronas motoras llevan los impulsos de vuelta a los músculos del brazo, de la mano o de los dedos. Estos impulsos motores hacen que los músculos se contraigan de manera que jala su mano, retirándola de la estufa.
62 Sinapsis Las sinapsis son los lugares donde las neuronas hacen conexiones electroquímicas, y son puentes que llevan impulsos de una a otra neurona. Estos puentes se establecen entre las ramas que derivan de las fibras principales o del cuerpo celular de las neuronas y éstas interactúan a través de sinapsis. La estructura física de la mayoría de las neuronas no cambia en forma apreciable después de la primera infancia, pero la habilidad de las sinapsis para conducir los impulsos neurales sí cambia. Los cambios en la conductividad de las sinapsis son la base del aprendizaje, incluyendo el aprendizaje en la escuela o en el trabajo. El reflejo que retira la mano de lo que le causa dolor comprende unas cuantas sinapsis. Experiencias más complejas que comprenden coordinación motora, emociones y pensamientos requieren de la interacción de muchas neuronas mediante incontables sinapsis. Además de estimular las neuronas motoras, los impulsos de dolor provenientes de la estufa caliente, también atraviesan sinapsís para penetrar las neuronas que suben por la médula espinal hacia el tallo cerebral. Los impulsos fluyen de una neurona a otra desde el tallo cerebral, por medio de varias sinapsis y producen efectos en yarias partes del cerebro. Estos efectos incluyen la conciencia del dolor, las reacciones emocionales, los comportamientos voluntarios (como apagar la estufa), los pensamientos, los recuerdos, y las decisiones (no volver a tocar una estufa caliente). Cada mensaje neural se divide y subdivide a través de miles o millones de sinapsis en tan sólo una fracción de segundo. Cada experiencia y actividad en la vida comprende un laberinto, infinitamente complejo, de neuronas y sinapsis. Para producir una percepción o un comportamiento apropiado, los impulsos deben permanecer en el camino correcto. Cuando la estimulación sensorial no produce una percepción o comportamiento apropiados, sabemos que en alguna parte del sistema nervioso, los mensajes neurales no están atravesando las sinapsis que deberían; se están perdiendo en el laberinto. Muchos impulsos de diferentes partes del cuerpú y del cerebro llegan y efectúan la energía eléctrica y química de una sola sínapsís. Todos estos mensajes deben entremezclarse en las sinapsis. Para que un mensaje atraviese una sinapsis y pase a otra parte del sistema nervioso, los impulsos deben tener una gran fuerza eléctrica o ser ayudados por otros impulsos.
Facilitación e inhibicióri Algunas partes del cerebro mandan mensajes que ayudan o facilitan a otros mensajes a cruzar ciertas sinapsis, estos mensajes se llaman facilitadores o excitadores. Otras partes del cerebro mandan mensajes que obs-
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truyen o inhiben el flujo de mensajes mediante las sinapsis. La combinación de mensajes facilitadores e inhibidores produce la modulación, que es el proceso de autoorganización del sistema nervioso. Modulamos el volumen del sonido de un aparato de radio subiéndolo o bajándolo, y así el sistema nervioso se modula a sí mismo aumentando la energía de ciertos mensajes y reduciendo la energía de otros. Por ejemplo, los mensajes de los núcleos vestibulares facilitan los mensajes motores en la médula espinal y esto ayuda a mantener nuestro tono muscular y nuestra postura corporal. Mientras tanto, los mensajes del cerebelo inhiben la actividad de los núcleos vestibulares evitando que la actividad vestibular se vuelva excesiva. Cada proceso sensorial y motor comprende un complejo arreglo de fuerzas facilitadoras para ayudar a que los mensajes útiles sigan su camino y de fuerzas inhibidoras para reducir los impulsos que no son útiles. Sin una inhibición suficiente, los impulsos sensoriales se propagarían a través del sistema nervioso como un fuego fuera de control y nunca podríamos lograr algo, pues la persona estaría abrumada. Tanto la facilitación como la inhibición son partes importantes de la integración sensorial. La habilidad para modular las sensaciones es un proceso que el niño debe aprender para ser capaz de manejar la estirnulación sensorial más adelante en la vida.
El crecimiento de conexiones neurales Un recién nacido ya tiene casi todas las neuronas que tendrá, aunque unas cuantas crecerán en los primeros años de vida; sin embargo, al nacer tiene muy pocas interconexiones o sinapsís entre sus neuronas. Durante la infancia crecen racimos de interconexiones entre las neuronas. Conforme su bebé interactúa con el mundo y las partes de su cuerpo, los impulsos sensoriales y motores que fluyen por sus neuronas causan que a las fibras les crezcan ramas que se extienden a otras neuronas. Las neuronas deben ser estimuladas para que puedan desarrollar interconexiones. Un sistema sensorial puede desarrollarse únicamente si se expone a las fuerzas que activan sus receptores, pues debe haber luz y algo que ver si el sistema visual ha de desarrollar las conexiones necesarias para la percepción visual, el sonido para que el sistema auditivo se desarrolle y el movimiento corporal para los sistemas vestibular y propioceptivo. El crecimiento de nuevas interconexiones produce nuevas posibilidades para la comunicación neural. Cada nueva interconexión agrega elementos nuevos a las percepciones sensoriales y a las habilidades motoras del bebé. Mientras más interconexiones neurales tenga una persona, será más capaz de aprender, y en realidad, eso es la inteligencia. En los años de la primera infancia, la estimulación sensorial y la actividad motora moldean las neuronas y las interconexiones para formar pro-
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cesas sensoriales y motores que permanecerán relativamente estables por el resto de la vida de la persona. Como el bebé todavía tiene mucho espacio en el cual construir nuevas interconexiones, es muy flexible en sus percepciones y comportamientos, además de que aprende rápida y fácilmente. Las partes sensoriales y motoras del sistema nervioso siguen siendo algo flexibles durante la infancia. Hacia los 10 años de edad, el crecimiento de interconexiones sensoriales está casi completo en la mayor parte del cerebro. Los niños mayores y los adultos no pueden desarrollar nuevas interconexiones tan fácilmente.
Aprendizaje en niños mayores y en adultos Mientras más se usa un músculo, más fuerte se vuelve hasta cierto punto, y si no se usa, se debilita. En forma similar, mientras más se usa una sinapsis, se vuelve más fuerte y más útil. Como sucede con los músculos, el uso de una sinapsís hace que sea más fácil usarla, mientras que su desuso hace que sea más difícil usarla. Cada vez que un mensajeneural atraviesa una sinapsis, algo sucede en las neuronas y en las sinapsis que facilitan a otros mensajes similares atravesarlas en el futuro. Cada vez que un proceso sensorial o motor se repite, se necesita menos energía neural para realizar ese proceso la siguiente vez. Esto es lo que sucede en miles o millones de sinapsis al mismo tiempo cuando practicamos un número de teléfono o una habilidad motora. El uso repetido de las sinapsis nos da la memoria del número o hace que, posteriormente, la habilidad resulte más fácil y en un momento dado, automática.
Aprendiendo a aprender La interacción de los sistemas sensorial y motor por medio de sus incontables interconexiones, da significado a las sensaciones y propósito a los movimientos; los sistemas vestibular y táctil proporcionan la información básica, y el sistema propioceptivo que también trasmite información esencial. Estos tres sentidos dan significado a lo que vemos, asociando la información visual con las experiencias de movimiento y táctiles. La vista ayuda a dar significado a los sonidos y el oído a lo que se ve. Finalmente, el significado que se da a las sensaciones ayuda a formar el pensamiento abstracto y cognoscitivo. Sin la interacción con el ambiente físico, aprender es muy difícil. La mayor parte de nuestro aprendizaje debe darse, primero, mediante la integración de nuestros sistemas sensoriales. El aprendizaje académico e intelectual puede darse más adelante, en la corteza cerebral, y la interacción sensoriomotora proporciona el fundamento para funciones cognoscitivas
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posteriores. Puede parecer que cuando el niño juega no está aprendiendo nada; pero de hecho, está aprendiendo algo básico: está aprendiendo a aprender. El aprendizaje es una función de todo el sistema nervioso, pues si todos los sistemas sensoriales del niño no lo ayudan a procesar las marcas en la página, éste tendrá dificultades para leer. Mientras más trabajen en conjunto sus sistemas sensoriales, podrá aprender más y le será más fácil. El aprendizaje comienza con la gravedad y con el cuerpo. Aprender a sentarse erguido, a agitar una sonaja, a bajar escaleras, o a asir un crayón, desarrolla la capacidad del cerebro para aprender cosas más complejas. Con la capacidad desarrollada en un nivel sensoriomotor, entonces el niño es más capaz de aprender a sumar dos números, a escribir una frase o a relacionarse con amigos.
El aprendizaje en la terapia En la terapia de integración sensorial queremos que el niño use tantas sinapsis como pueda. Queremos, especialmente, que use las sinapsis de su tallo cerebral donde se conjuntan muchos tipos de sensaciones. Puede parecer que el niño solamente está jugando, pero el trabajo tiene lugar internamente, o parecer que no mejora en las áreas en las que tiene problemas, pero está aprendiendo a usar su cerebro de manera más eficiente y más fácil, Si es lo suficientemente joven, puede estar desarrollando nuevas interconexiones y entonces su mejoría será rápida. Si es mayor, le puede ayudar a aprender a facilitar ciertos mensajes y a inhibir otros para dirigir la información a los lugares adecuados en su cerebro y cuerpo, y a conjuntar los mensajes en percepciones y comportamientos útiles. Su terapia no es aprender habilidades específicas, como leer o escribir, sino que está aprendiendo a organizar su cerebro para que éste trabaje mejor. Esto lo hará más capaz de aprender lectura y escritura, y también muchas otras cosas.
BIBLIOGRAfíA Harlow, Harry E, "The Nature of Lave", en American Psychologist, 1958, 13, pp. 673-685. _ ,"Lave in Infant Monkeys", en Sdentific American, 1959, 200, pp. 68-74. Sarnat, Harvey B. y Martín G. Netsky, Evolut¡on DI the Nervous System, Oxford Universíty Press, Nueva York, 1974.
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¿Ü!!.é es una disfunción inte8rativa sensorial?
La disfunción integrativa sensorial es al cerebro lo que la indigestión es al tracto digestivo. La palabra disfunción es lo mismo que funcionamiento defectuoso, lo que significa que el cerebro no está funcionando de manera natural y eficiente; sensorial significa que la ineficiencia del cerebro afecta particularmente a los sistemas sensoriales. El cerebro no está organizando o procesando el flujo de impulsos sensoriales de manera que proporcione al individuo una información buena y precisa de sí mismo o de su mundo. Cuando el cerebro no procesa bien la entrada sensorial, generalmente tampoco dirige el comportamiento de forma eficaz. Sin una buena integración sensorial es difícil aprender y a menudo el individuo se siente incómodo consigo mismo y no está al nivel de las exigencias y la tensión comunes. Podemos pensar en el cerebro como una gran ciudad y en los impulsos neurales como el tráfico de automóviles en esa CIUdad. Un buen procesamiento sensorial permite que los impulsos fluyan fácilmente y alcancen su destino rápidamente. La disfunción integratíva sensorial es un tipo de "embotellamiento de tráfico" en el cerebro, en el que algunos trozos de información sensorial se "atoran en el tráfico" y ciertas partes del cerebro no reciben esta información que necesitan para hacer su trabajo. Otro término para este tipo de problema es desorden integrativo sensorial. Si usted ha estado en un embotellamiento de tráfico, sabe lo que significa desorden. La lesión cerebral es una condición que generalmente lleva a un procesamiento sensonal insuficiente; sin embargo, en la mayoría de los niños con disfunción integrativa sensorial probablemente no exista una lesión en la estructura del cerebro. La indigestión no quiere decir que el estómago o los intestinos estén lesionados, SIgnifica, simplemente, que estos órganos
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Parte /l. Integración sensorial
no están procesando el alimento adecuadamente. Al igual que el embotellamiento de tráfico, no significa que las avenidas estén dañadas. El término disfunción se usa para implicar que hay alguna posibilidad de que el problema se pueda revertir, por lo que disfunción cerebral mínima indica que el problema es leve y que la terapia puede corregirlo, al menos parcialmente. Puede haber una forma de reducir una disfunción cerebral, así como hay maneras de reducir la indigestión o los embotellamientos de tráfico. Aunque la disfunción integrativa sensorial es causada por una actividad irregular en el cerebro, la mayoría de los neurólogos (médicos que se especializan en el cerebro) no encontrarán nada mal en el niño con disfunción integrativa sensorial. Los neurólogos generalmente buscan una lesión cerebral o algo que vaya a empeorar, como un tumor o una enfermedad. Una disfunción integrativa sensorial no es algo que aparece en sus pruebas; no es una enfermedad ni va a empeorar, aunque sus efectos en la vida del niño pueden ser mayores en ciertos momentos. Los neurólogos pediátricos empiezan a reconocer la disfunción cerebral mínima y pueden diagnosticar el problema del niño. La disfunción cerebral mínima ocasiona varios problemas diferentes, una integración sensorial insuficiente es solamente uno de ellos. Como a menudo sucede, puede resultar en afasia (dificultad para hablar y en ocasiones dificultad para entender lo que hablan los demás), en serios problemas de comportamiento y en otros problemas psicológicos. Algunos niños con disfunción cerebral mínima deben llevar una dieta controlada, porque su cerebro no puede manejar ciertos elementos bioquímicos de la misma manera que otros cerebros. Ni la disfunción cerebral mínima ni la disfunción integrativa sensorial son lo mismo que el retraso mental, debido a que muchos niños con problemas de integración sensorial tienen una inteligencia normal o superior a la normal. Si un niño tiene un procesamiento sensorial insuficiente en varias áreas de su cerebro, probablemente tendrá problemas al tratarse de ideas, de generalizaciones y de otras cuestiones intelectuales, por lo que un problema muy severo de procesamiento sensorial puede ocasionar retraso mental en el niño. La mayoría de los niños con disfunción integrativa sensorial no tienen un problema tan severo. Con frecuencia los niños con disfunción sensorial integrativa tienen un desarrollo disparejo. Como el problema es mínimo, solamente algunas partes de su sistema nervioso funcionan en forma désordenada o irregular. Otras partes hacen su trabajo normalmente, por lo que en algunas funciones el niño está a la altura de las expectativas correspondientes a su edad y en otras funciones está por debajo de ellas. Por otra parte, el niño con retraso mental tiende a funcionar más o menos al mismo nivel en todas las áreas, pues en ocasiones su razonamiento y habilidad para entender son inferiores a sus habilidades motoras. El niño con disfunción integra ti-
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va sensorial tiene mayores problemas con la planeacíon motora y menores problemas con el razonamiento y el intelecto. La inteligencia es la habilidad para interactuar con el ambiente físico o con los pensamientos d ideas. Para lograr esto, el niño necesita una interacción bien organizada entre miles de millones de neuronas. Parece ser que la inteligencia corresponde al número de neuronas en el cerebro y al número de conexiones entre ellas. Dado que la mayoría de los niños con disfunción íntegratíva sensorial tienen aproximadamente el mismo número de neuronas que los niños normales, la causa del problema es que las interconexiones trabajan de manera irregular. Ilustraremos este punto con una analogía. Imagine un pequeño negocio con cuatro empleados de base y después imagine un negocio similar con ocho empleados de base. Suponiendo que el número de empleados es la única diferencia entre ambos negocios, se espera que el negocio con ocho empleados haga más trabajo. Sin embargo, ¿qué pasaría si un día se ausentaran cuatro empleados del equipo de ocho, mientras que el equipo de cuatro empleados estuviera completo? Aunque ambos equipos tendrian cuatro empleados trabajando, probablemente el equipo completo de cuatro empleados haría un mejor trabajo que el equipo incompleto de ocho. De igual manera, para producir una inteligencia completa el cerebro debe tener todo su complemento de neuronas trabajando juntas. Sin embargo, una disfunción integrativa sensorial es un funcionamiento defectuoso y no una ausencia de funcionamiento. El equipo de ocho empleados puede llegar a hacer un mal trabajo si éstos no se comunican entre ellos y si no coordinan sus esfuerzos. Un equipo de ocho empleados que no hablan entre ellos, no puede hacer un trabajo tan bueno como uno de cuatro empleados que se comunican libremente. El niño con disfunción integrativa sensorial tiene un equipo completo de neuronas, pero en ciertos momentos las neuronas no se hablan entre ellas. No trabajan bien como un todo, por lo que parte de lo que hacen es inútil o excesivo. Mucha gente empieza a darse cuenta de que cuando un niño tiene problemas de aprendizaje, hay algo mal en la manera en que su cerebro funciona; sin embargo, no entienden que los problemas de comportamiento también tienen su origen en el cerebro. Por supuesto que muchos aspectos ambientales son extremadamente importantes para determinar cómo se desarrolla y se expresa la personalidad. El aprendizaje no podría darse si no hubiera nada que aprender y la personalidad no se desarrollaría si el niño no interactuara con las circunstancias de la vida. Pero la habilidad del niño para interactuar está determinada por la manera en que su cerebro funciona. Así como hay cerebros que no pueden con el álgebra, también hay cerebros que no pueden con el estrés, ni con los cambios de planes, no pueden poner atención, ni compartir con los demás ni tampoco sentarse y estarse quietos. Sin embargo, no todos los problemas que surgen en la escuela son cau-
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sados por una disfunción integrativa sensorial. Si una persona es invidente, no recibe ninguna información visual; pero su ceguera es un déficit de entrada sensorial, mas no de integración sensorial. Si existe una lesión en la parte del cerebro que dirige los músculos, como en el caso de la parálisis cerebral, el niño no se puede mover bien; pero éstos son problemas neuromusculares y no problemas de integración sensorial. Si un niño tiene una vida muy tensa, puede estar muy enojado o muy aislado, pero sus problemas se basan en algo que no es una integración sensorial insuficiente. La mayoría de los niños con disfunción integrativa sensorial tienen una visión y una audición normales, pero estas sensaciones no contienen un significado claro para ellos. La mayoria de estos niños no ha sufrido más que el promedio de las personas, pero el desorden dentro de su cerebro ha interferido con su crecimiento emocional. Si la cantidad de irregularidades es leve, el único problema aparente del niño puede ser en cuanto al aprendizaje -generalmente al aprender a escribir o al aprender matemáticas-, entonces los maestros o los psicólogos de la escuela dirán que tiene una incapacidad para el aprendizaje. Muchos problemas de aprendizaje son resultado de una integración sensorial insuficiente y casi todos los niños con incapacidad de aprendizaje tienen algún grado de disfunción integrativa sensorial. Algunas personas piensan que los niños con problemas de aprendizaje o de comportamiento, simplemente tienen un desarrollo lento. Es indudable que existen variaciones en el ritmo de crecimiento que deben tomarse en cuenta, pero la mayoria de los profesionales que se ocupan de estos problemas, han encontrado que en realidad el niño nunca supera del todo estas dificultades. Muchos niños aprenden a compensar este problema de algún modo o logran cosas trabajando más que los demás o expresan sus problemas de otra manera. Es muy peligroso pensar que un niño llegará a superar su problema a medida que vaya creciendo, pues esta actitud evita que se busque ayuda profesional a la edad en que ésta seria más benéfica.
lOS SíNTOMAS Y SUS POSIBLES CAUSAS ¿Qué causa el problema? Sabemos menos acerca de las causas de la disfuncióh integrativa sensorial y un poco más acerca de lo que podemos hacer en cuanto a ella. Algunos investigadores piensan que ciertos niños tienen una predisposición hereditaria para ciertos tipos de disfunción cerebral mínima. Muchos piensan que el aumento de toxinas en el ambiente, como puede ser la contaminación del aire, ciertos virus destructivos y otros productos químicos que nuestro cuerpo asimila, contribuyen a la disfunción. En algunos niños pueden estar combinados factores hereditarios y químicos. El sistema
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nervioso se desarrolla durante la vida fetal, y durante ese periodo el cerebro es muy vulnerable. En algunos niños, los factores genéticos hacen que ciertas partes del cerebro sean más vulnerables de lo normal, pues en este estado altamente vulnerable, las toxinas ambientales llegan a interferir con el desarrollo integrativo sensorial. En el momento del nacimiento, el cerebro también está vulnerable y en ocasiones los bebés no reciben suficiente oxígeno al nacer. El doctor W E Windle ha conducido experimentos con monos, en los que creó un grado similar de privación de oxígeno en el momento del nacimiento. Estos monos mostraron signos de un procesamiento sensorial insuficiente, aunque posteriormente parecían normales. Cuando Windle disecó los cerebros de algunos de estos monos, encontró lesiones en algunas partes del cerebro que procesan estímulos auditivos y táctiles. Los descubrimientos de Windle junto con otras investigaciones, han llevado a algunas personas a creer que un parto natural reduce la frecuencia de la disfunción cerebral mínima. Niños que han tenido muchas privaciones y poco contacto con cosas o personas, no desarrollan funciones sensoriales, motoras o intelectuales adecuadas. En los orfanatorios, los niños crecen en habitaciones desprovistas de oportunidades de movimiento o de juego y con muy poca de la estimulación sensorial que generalmente proporcionan los padres. Esta carencia sensorial da como resultado un desarrollo insuficiente. El doctor Lawrence Casler dio estimulación táctil adicional a niños de un orfanatorio por medio de una suave presión en la piel y encontró que esto los ayudó a tener un mejor desarrollo que el de los niños que no recibieron esta estimulación adicional. En el capítulo 3 hablamos de los experimentos de Harlow con monos bebés a los que se privó de la estimulación sensorial de su madre. Los monos que crecieron con una madre hecha únicamente de alambre, no obtuvieron las sensaciones confortables del tacto necesarias para su desarrollo emocional. Estos monos crecieron con severos desórdenes y mostraron muchos de los comportamientos que denotan necesidad de estímulos, lo cual es común en los niños de los orfanatorios. El doctor Seymour Levine encontró que las ratas que no fueron tocadas ni abrazadas en la infancia, no desarrollaron las respuestas hormonales que mantienen una actividad cerebral organizada en momentos de tensión. Estas ratas tuvieron miedo de explorar un ambiente nuevo y reaccionaron excesivamente ante situaciones desconocidas. Al igual que en los monos de Harlow, parecía que los problemas se debían a la falta de estimulación táctil durante el periodo en el que el cerebro necesita estas sensaciones para desarrollarse adecuadamente. Sin embargo, las ratas nunca fueron cargadas ni movidas, por lo que la privación de estimulación vestibular probablemente resultó igual de perjudicial. 'Los doctores W A. Masan y G. Berkson realizaron experimentos similares a los de Harlow con la diferencia de que
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ellos compararon monos que crecieron con una madre artificial cubierta de felpa que se mecía y se columpiaba con otros monos que crecieron con una madre similar que permaneció inmóvil. Estos últimos desarrollaron patrones de comportamiento anormales, mientras que aquellos que tuvieron madres que se movían y se columpiaban, no desarrollaron estas anormalidades. Los doctores W. R. Thompson y Ronald Melzack de la universidad de McGill cnaron algunos perros de raza terrier escocés en jaulas -uno en cada jaula- de manera que los perros no pudieran ver hacia afuera de la jaula. Cuando los perros cumplieron de siete a 10 meses de edad, los investigadores los compararon con otros perros de la misma cría que crecieron normalmente. A ambos grupos de perros se les mostraron objetos desconocidos; los perros normales simplemente se alejaban corriendo, mientras que los perros que sufrieron privaciones saltaban excitados y en la confusión, chocaban con los objetos que se les mostraban. En otras situaciones se comportaban salvajemente y sin propósito, y tuvieron problemas para adaptarse a los cambios y para ocuparse propositivamente en una actividad. No pudieron recordar dónde se encontraba su alimento ni encontrar la salida de un laberinto ni socializar adecuadamente. Aunque estos perros nacieron con cerebros potencialmente normales, la privación de estimulación sensorial y de respuestas adaptativas les proporcionó pocas oportunidades para desarrollarse. La privación de estimulación sensorial desorganiza el cerebro, incluso en adultos normales y saludables. Los científicos han observado problemas temporales del comportamiento y de la personalidad en pilotos de aviones jet después de realizar largos vuelos en los que no pudieron moverse de su.s asientos y también con personas que pasaron largas temporadas aisladas en cabañas durante algunos inviernos en el polo ártico. Si usted ha estado confinado a la cama de un hospital por un largo periodo o si ha emprendido un largo viaje en automóvil, en el que no podía moverse gran cosa, recordará la incomodidad y la irritabilidad que sintió como consecuencia de la privación de estimulación vestibular y propioceptiva, y de las respuestas adaptativas a esas sensaciones. Algunos científicos diseñaron cámaras de privación sensorial para ver lo que sucedía si todos los sentidos de un adulto normal no se estimulaban. Es literalmente imposible privar de sensaciones a un sistema nervioso viviente, lo que sí es posible es privar a una persona de sensaciones cambiantes. Esto se logra eliminando todas las sensaciones, a excepción de aquéllas monótonas que activan el cerebro tan sólo ligeramente; después de poco tiempo, el cerebro deja de procesar estas sensaciones, como el tic-tac de un reloj, por lo que ya éstas no nutren al cerebro. Algunas cámaras consistían en agua tibia, lo que después de un corto periodo privaba a la piel de sensaciones estimulantes. En otras cámaras, la persona estaba vestida con un traje de buzo de los pies a la cabeza, lo que eliminó la estimulación táctil y el movimiento del cuerpo. Estaba con los
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ojos vendados o con un continuo campo de luz blanca. Sus oídos estaban tapados o recibiendo un monótono "ruido blanco". Después de varias horas, los procesos mentales de la persona empezaron a desorganizarse; experimentó ansiedades anormales y alucinaciones visuales y auditivas. Los procesos perceptuales normales se desintegran cuando se priva al cerebro de nutrimento sensorial. A menudo, estos procesos continuaron por algún tiempo después de que la persona dejó la cámara de privación sensorial. Los experimentos descritos anteriormente demuestran lo que una privación sensorial extrema hace a los procesos sensoriales. En algunos casos sin embargo, la privación sensorial generalmente no es la causa de una disfunción íntegratíva sensorial. La mayoría de los niños con irregularidades menores de las funciones cerebrales han tenido experiencias sensoriales normales. Sus padres o tutores hicieron un trabajo suficientemente bueno al criarlos para permitirles un desarrollo cerebral normal, y si no hubiera existido un desorden neurológico, el niño hubiera tenido un desarrollo como el de los otros niños. Los padres no produjeron la disfunción, ni deliberada ni accidentalmente. Aunque la mayoría de los niños con disfunción integrativa sensorial no sufrieron una privación sensorial extrema, como sucede en los orfelinatos o en los experimentos como los de Harlow, sus problemas pueden ser el resultado de una privación sensorial interna. La estimulación sensorial puede estar presente en el ambiente del niño, pero de alguna manera, en este niño en particular, estas sensaciones no nutrieron cada parte del cerebro que las necesitaba. Las sensaciones entraron a su cerebro, pero algunas de ellas nunca llegaron a las neuronas ni a las sinapsis que deberían haber llegado. Tal privación sensorial interna impide que el cerebro desarrolle las funciones que dependen de un procesamiento sensorial completo. Los padres generalmente no se dan cuenta de que los problemas de aprendizaje y de comportamiento de su hijo son el resultado de desórdenes neurológicos que el niño no puede controlar; piensan que hace las cosas intencionalmente y reaccionan de manera que le hacen la vida aún más difícil de lo que ya es, porque el perjuicio causado al criar al niño con un juicio equivocado, generalmente es posterior al hecho. El problema existía en el cerebro desde antes de que los padres hicieran algo equivocado. En lugar de sentirse culpables, éstos deben hacer algo para ayudar al niño a organizar su sistema nervioso, o al menos a sentirse mejor consigo mismo.
Síntomas La disfunción integrativa sensorial sería más fácil de reconocer y de tratar si el problema fuera el mismo en cada niño. Los terapeutas de integración sensorial tienen un trabajo de diagnóstico un tanto desconcertante, debido a que cada niño que revisan tiene su propio conjunto de síntomas.
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Algunos de estos síntomas ocurren juntos con la frecuencia suficiente para considerarlos como síndromes, pero la mayoría de los niños no encajan exactamente en estas categorías. En los siguientes cuatro capítulos analizaremos en detalle estos síntomas y explicaremos su significado. La siguiente es una breve visión de estos síntomas en términos comunes.
Hiperactividad y distractibilidad Dado que la hiperactividad o hiperkinesia es tan obvia y tan trastornante, frecuentemente es la primera señal de una disfunción integrativa sensorial que los padres notan y a menudo es una de las mayores quejas. El niño se está moviendo casi todo el tiempo, generalmente corre en lugar de caminar, y mucha de su actividad carece de propósito; sentarse, estarse quieto y concentrarse le es casi imposible. La distractibilidad es un gran problema en la escuela, porque como el niño no puede cancelar los ruidos, la luz y la confusión de tanta gente haciendo cosas diferentes, nunca puede trabajar de acuerdo con su potencial. De muy pequeño, "anda por todos lados". Cuando crece puede suprimir algo de este correteo, pero el mismo exceso de actividad neuralllega a impedir que mantenga su habitación ordenada, que haga su tarea o que lleve todos sus útiles a la escuela. Los padres generalmente dicen cosas como éstas: "si se acuerda del suéter, se olvida del lunch. Si se acuerda del lunch, se olvida de los libros"; "simplemente, no puede hacer las cosas bien". Si un cerebro no puede organizar la entrada sensorial ni la actividad motora, entonces tampoco puede organizar un armario lleno de ropa, o un estante con libros, papeles y lápices.
Problemas de comportamiento El niño con una mínima disfunción cerebral es más propenso que otros niños a dar más problemas a sus padres. Es menos feliz, pues las cosas no están del todo bien dentro de él. Es quisquilloso y no puede disfrutar de estar con la familia o de jugar con otros niños. Perder un juego le resulta muy amenazante a su incompleto concepto de sí mismo, así es que arruina el juego. Es posible que le resulte difícil compartir sus juguetes o su comida. Eternamente está tratando de sentirse exitoso e importante, por lo que no puede pensar en las necesidades de los demás. Debido a que su cerebro responde de diferente manera, reacciona de forma diferente a las circunstancias. Es extremadamente sensible y sus sentimientos resultan lastimados frecuentemente, y no puede manejar la tensión cotidiana ni las situaciones nuevas o poco familiares.
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Como a los demás no les gusta su comportamiento, no les cae bien y le crean problemas. Los niños pueden ser muy crueles entre ellos, y también es posible que los padres pierdan el control. Un círculo vicioso de autoconcepto negativo, de comportamiento desagradable y de reacciones negativas por parte de las demás personas, hacen que el niño se sienta miserable. Además de vivir con sus desventajas, también debe vivir con las personas a las que él no les gusta y que rechazan sus acciones. Puede tener la tendencia de jugar con niños menores que él, que no puedan retarlo o con niños mayores que él, que lo entienden y lo aceptan o es posible que se relacione únicamente con adultos.
Desarrollo del lenguaje Dado que el habla y el lenguaje dependen de muchos procesos integrativos sensoriales, cuando existe una irregularidad en cualquier aspecto del procesamiento sensorial, éstos llegan a desarrollarse muy lentamente. La sociedad pone gran énfasis en el lenguaje hablado para la comunicación interpersonal y por esta razón, los padres con frecuencia reconocen un lenguaje y una articulación insuficientes antes que otros síntomas más sutiles.
Tono muscular y coordinación Las sensaciones de los sistemas vestibular y propioceptivo proporcionan el tono muscular que mantiene el cuerpo erguido y energético. Frecuentemente, el niño con disfunción integrativa sensorial tiene bajo tono muscular, por lo que parece débil. Tiene que hacer mucho esfuerzo para sostener su cabeza y su cuerpo erguidos contra la atracción de la gravedad, por lo que se cansa muy rápido. Como su cuello carece del tono muscular adecuado, tiene que apoyar su cabeza en su mano o en su brazo cuando se sienta frente a un escritorio. Se apoya contra la pared o contra alguna columna, porque pararse por sí solo le cuesta demasiado trabajo. Cuando los sistemas vestibular, propioceptivo y táctil no trabajan bien, el niño está propenso a tener una coordinación motora insuficiente. Puede perder el equilibrio y tropezar fácilmente. Es posible que deje caer el lápiz más veces que los otros niños y algunos se caen de la silla porque no sienten con exactitud dónde se encuentran en el asiento. A menudo, los movimientos torpes son causados por un procesamiento insuficiente de las sensaciones del cuerpo y de la gravedad, aunque las causas también puedan ser otras condiciones neurológicas. El juego inmaduro es una señal temprana muy común en la disfunción integrativa sensorial. El niño que no puede construir con blocks ni manipular juguetes ni armar rompecabezas, probablemente tiene un problema de integración sensorial.
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Aprendizaje en la escuela Si el problema en el cerebro es menor, puede parecer que todo está bien hasta que el niño tiene que hacer el trabajo de la escuela. La lectura, escritura y aritmética requieren de bastante integración sensorial y presentan exigencias complejas para el cerebro. Un problema de integración sensorial puede interferir directamente con el proceso de aprendizaje en el cerebro o puede provocar un comportamiento inadecuado que interfiere con el trabajo de la escuela, aunque el niño tenga una capacidad normal para el aprendizaje. Si el trabajo de la escuela se vuelve demasiado desalentador, el niño falta a clases y a la larga, abandona la escuela. Aprender a leer y a escribir puede ser un problema importante. El niño debe recordar si la m va hacia arriba o hacia abajo y si la p va hacia la izquierda o hacia la derecha. Este conocimiento proviene de un tipo de memoria visual o muscular que resulta automático para la mayoría de las personas, pero si la actividad del cerebro está desorganizada, el niño no puede encontrar estas memorias cuando las necesita. Pedirle a un niño muy pequeño que aprenda a leer antes de que su cerebro esté listo para esta tarea, sería no únicamente improductivo, sino también lo apartaría de las actividades sensoriomotoras que su cerebro necesita en ese momento para aprender a leer más adelante. A los niños con ciertos tipos de disfunción integrativa sensorial siempre se les dificulta la escritura, a algunos les resulta especialmente difícil tomar dictado, debido a que no pueden integrar las sensaciones del sonido con las de sus manos y dedos. El niño llega a decir: "sé lo que quieres, pero no lo puedo escribir". En general, el niño con disfunción integrativa sensorial tiene dificultades para manejar el espacio a su alrededor. Con frecuencia tropieza con las personas o con las cosas porque no tiene manera de juzgar dónde se encuentran las cosas y su propio cuerpo en el espacio. Se encuentra literalmente "perdido en el espacio". En la escuela, este problema puede dificultarle copiar las palabras del pizarrón en el papel. Primero, el niño tiene dificultad con el espacio entre él y el pizarrón, y después tiene más dificultad para espaciar las letras conforme las escribe en el papel. Las letras pueden variar en tamaño o pueden estar chuecas.
Problemas de la adolescencia Cuando un niño con problemas de integración sensorial llega a la adolescencia, pudo aprender a manejar el aspecto académico lo bastante bien para pasar a trompicones; en su defecto llega a abandonar la escuela. Muchos delincuentes juveniles, fueron originalmente niños con desórdenes de integración sensorial que interfirieron con su éxito en la escuela. Si el desorden es menos severo, puede manifestarse en problemas menores; por
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ejemplo, voltear hacia el lado equivocado, o dificultad para recordar una secuencia de números, como un número telefónico, dificultad para contar monedas sueltas. Los adolescentes con una integración sensorial insuficiente probablemente eviten bailar y hasta tengan dificultades para llevar el ritmo musical con las palmas. Es fácil ver cómo estos problemas pueden hacer que el adolescente se sienta miserable. Una de las quejas más comunes de los padres con hijos adolescentes con disfunción de integración sensorial es la falta de organización, pues el cerebro que tiene dificultad para organizar las sensaciones también le es difícil organizar otras cosas, como enfocarse en una actividad, limpiar una habitación o escribir el resumen de un libro. Para este adolescente es especialmente difícil planear un sinfín de tareas, así como en la infancia le era recordar una serie de letras o números. No sabe qué es lo que tiene que hacer rápido o cuánto tiempo le llevará cada acción. Si algo o alguien lo interrumpe, se olvida de lo que estaba haciendo. Hay días en que le resulta imposible concentrarse en algo y terminar cualquier cosa.
LA DISFUNCiÓN SENSORIAL EN S{ Los síntomas vistos anteriormente no son el problema real; son el produeto.final de un procedimiento sensorial ineficiente e irregular en el cerebro. Para ayudamos a ver cómo la disfunción integrativa sensorial se encuentra bajo estos síntomas, hemos hecho un cuadro, diagrama en el que se muestra cómo diferentes tipos de información sensorial se conjuntan para formar las funciones que el niño necesita para tener éxito y ser feliz en la vida. Probablemente el diagrama le sirva como referencia en el transcurso de los siguientes capítulos. En el extremo derecho del diagrama vemos las cosas que la persona necesita para relacionarse con la familia y los amigos, para hacer trabajo académico y para desempeñarse en un trabajo cuando sea adulto. Con la capacidad para aprender, con una personalidad sana y si se tiene propósito, la persona "puede hacerla" en la vida. Sin embargo, estas cosas no nada más aparecen en un ser humano; son la culminación de muchos años de desarrollo y de integración en el cerebro. ¿Qué es lo que un niño necesita para alcanzar esa etapa>, ¿qué es lo que salió mal en los niños que no pudieron alcanzarla? En el extremo izquierdo del diagrama vemos los principales sistemas sensoriales. El primer requisito es una adecuada estimulación de estos sentidos y un buen flujo de impulsos desde los receptores hasta el cerebro; y el niño con disfunción íntegrativa sensorial generalmente cumple estos requisitos. Su falla está en la integración de estos impulsos sensoriales. Las llaves representan cuatro niveles del proceso integrativo sensorial.
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La falla de este diagrama es que no muestra la fluidez de los procesos en la vida. Las funciones mencionadas en el diagrama no se desarrollan con altibajos. Todo se desarrolla junto, pero algunas funciones conducen a otras. El significado de las llaves es exactamente lo que parece: muchas cosas se conjuntan en una. La llave después de táctil, indica que las sensaciones del tacto provenientes de cada punto de la piel se conjuntan para diferentes tipos de uso: uno, para ayudar al niño a succionar y a comer; otro, para formar el vínculo madre-hijo. La llave que conjunta vestibular y propioceptivo conduce, en el niño, a una buena organización de los movimientos de los ojos, de la postura, del equilibrio físico, del tono muscular y de la seguridad gravitacional. El siguiente nivel se alcanza cuando los tres sentidos básicos -táctil, vestibular y proplOceptivo-:- se integran para dar lugar a la representación corporal, a la coordinación de ambos lados del cuerpo, a la planeación motora, al periodo de tiempo de atención, al nivel de actividad, y a la estabilidad emocional. Las llaves indican que las sensaciones visuales y auditivas no contribuyen significativamente al desarrollo de estas funciones. El niño ve y oye, pero la organización de su sistema nervioso depende de las funciones más básicas. En el tercer nivel de integración sensorial, las sensaciones auditivas y visuales entran en el proceso. Las sensaciones auditivas y más las vestibulares se conjuntan con la representación corporal y con funciones relacionadas para permitir que el niño hable y entienda el lenguaje. Las sensaciones visuales se integran con los tres sentidos básicos para dar al niño una percepción precisa y detallada, así como también la coordinación ojomano. Conforme se alcanza el tercer nivel, el niño hace cosas más propositivas; por ejemplo, comer con una cuchara o un tenedor, dibujar, o armar y desarmar cosas. En el cuarto nivel, todo se conjunta para formar las funciones del cerebro íntegro. En este nivel, las cosas son el producto final de cada proceso sensorial que tuvo lugar en los tres niveles anteriores. La habilidad para organizar y para concentrarse es parte de la capacidad del aprendizaje académico. La autoestíma, el autocontrol y la confianza en uno mismo provienen de sentir que el cuerpo es un ser sensoriomotor competente y provienen, también, de una buena integración neurológica. Cuando ambos lados del cuerpo trabajan juntos en una actívídad propositiva, entonces hay una especialización natural de los dos lados del cuerpo y del cerebro. Ninguna de estas funciones se desarrolla únicamente a una edad, pues el niño trabaja en cada nivel de integración sensorial en toda su infancia. A los dos meses de edad, su sistema nervioso trabaja bastante en el primer nivel de integración, un poco menos .en el segundo nivel y aún menos en el tercero. Al año, el primero y segundo niveles son los más importantes y el tercer nivel está adquiriendo más importancia. A los tres afias todavía trabaja en el primero, segundo y tercer niveles, y el cuarto ya ha empeza-
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do. A los seis años, el primer nivel debe estar completo, el segundo casi completo, el tercero todavía activo y el cuarto esta adquiriendo importancia. El niño aprende las mismas cosas una y otra vez; primero al gatear, luego al caminar y después cuando monta en bicicleta.
Nivel primario de integración En el niño, tocar y ser tocado tiene una influencia importante para el resto de su vida. Las sensaciones del tacto lo ayudan a succionar y más adelante a masticar y a deglutir alimentos. Los bebés con un funcionamiento insuficiente del sistema del tacto llegan a tener dificultades para succionar y es posible que más adelante no les guste comer alimentos sólidos por sus texturas. Un bebé necesita tener contacto corporal con su madre o alguna otra persona y su cerebro debe interpretar correctamente las sensaciones de ese contacto para que entonces pueda formar su primer vínculo emocional. Harlow demostró que este vínculo emocional es principalmente de naturaleza táctil. Algunas personas han llamado a este vínculo táctil-emocional el vínculo madre-hijo. Este vínculo proporciona al bebé los primeros sentimientos de sí mismo como un cuerpo físico. La piel es el límite de su ser, y por esto, el procesamiento táctil es una fuente esencial de seguridad para el bebé. Esto lo demostró Harlow al colocar a sus monos en habitaciones con objetos extraños. Los bebés que fueron criados con madres de felpa exploraron la habitación y los objetos libremente, aunque cuando su madre se encontraba en la habitación, volteaban a verla en busca de seguridad. Los bebés que fueron criados con madres incómodas de alambre, no toleraron estar en un ambiente desconocido. Aunque una madre abrace y acaricie a su bebé, el estímulo no puede satisfacer las necesidades de éste, si una integración sensorial insuficiente interfiere con el procesamiento de las sensaciones del tacto. Si este primer vínculo no se completa, posteriormente será más difícil formar vínculos emocionales en la vida. Sin la seguridad táctil que nos proporciona el vínculo madre-hijo, al crecer, el individuo tiene menos seguridad emocional. Frecuentemente a los niños con desórdenes táctiles se les dificulta ser afectuosos, aunque necesitan el afecto incluso más que el niño normal. Reaccionan excesivamente a las exigencias cotidianas de la vida y posiblemente se les dificulte hacer cosas solos. La integración de las entradas vestibular y propíoceptíva proporciona al niño el control de los movimientos de sus ojos. Sin la guía de estas sensaciones, le es difícil enfocar su vista en un objeto o seguir un objeto en movimiento. Más adelante puede resultarle difícil mover sus ojos a lo largo de una línea impresa, pues la lectura puede resultar tan agotadora que simplemente el esfuerzo no vale la pena.
Cap. 4. ¿Qué es una disfunción integrativa?
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Si los sistemas vestibular y propioceptivo están insuficientemente integrados, el niño puede tener un desarrollo lento de sus reacciones posturales, como rodarse o ponerse en posición para gatear, por lo que no tendrá un buen cimiento para ponerse de pie y caminar. Es posible que nunca aprenda a hacer los ajustes posturales que ocurren automáticamente en la mayoría de la gente, de modo que sus movimientos podrían parecer rígidos e irregulares. Su equilibrio puede ser insuficiente y su tono muscular bajo, y aunque puede compensar estos problemas más adelante en la vida, en alguna medida seguirán retrasándolo y le causarán fatiga. Las sensaciones táctiles son una fuente esencial de confort y seguridad. Otra fuente esencial de seguridad es la gravedad. La seguridad gravitacional es la confianza de que uno está firmemente conectado a la Tierra y siempre tendrá un lugar seguro para estar. Esta confianza proviene de sentir la atracción gravitacional de la Tierra y de organizar esas sensaciones para que uno esté "en términos amistosos" con la gravedad. Si la información sensorial del oído interno, de los músculos y de las articulaciones no está propiamente integrada, el niño tendrá dificultades para saber dónde se encuentra en el espacio y cómo se está moviendo. Es posible que tenga un temor costante de caerse o de ser lanzado por los aires. Como su relación con la gravedad es insegura, todo él es inseguro como persona. Si también carece de la seguridad emocional que resulta de un buen procesamiento táctil, su crecimiento emocional está severamente amenazado. Ninguno de nosotros puede imaginar el terror que el niño siente cuando no puede modular sensaciones táctiles y vestibulares ordinarias.
Segundo nivel de integración sensorial Las funciones táctiles, vestibulares y propioceptivas son los bloques de construcción para la estabilidad emocionaL Y si estos tres sistemas sensoriales básicos no funcionan bien, el niño probablemente reaccionará a su ambiente de manera insuficiente. Unos niños se vuelven retraídos y callados, y tratan exageradamente, de complacer a los demás; otros son hiperactivos y responden a cada estimulo auditivo y visual que aparece en su camino. Pero aquí, el problema no son las sensaciones auditivas y visuales; el niño es hiperactivo porque sus procesos sensoriales básicos no lo mantienen estable. Aunque es muy activo, no presta atención a lo que hace, por lo que rara vez logra algo y no puede hacer que su cerebro se enfoque en nada. Es un niño muy difícil de tener en casa y en el salón de clases. Este es un niño que tiene una representación corporal insuficientemente organizada. La representación corporal consiste .en mapas del cuerpo que se almacenan en el cerebro. Estos mapas contienen información de cada parte del cuerpo, de las relaciones entre todas las partes y de todos los movimientos que cada parte puede hacer. La representación corporal
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Parte
n.
Integración sensorial
se almacena en el cerebro a medida que los receptores de las sensaciones de la piel, músculos, articulaciones, gravedad y movimiento se organizan y se seleccionan durante las actividades diarias del niño. Una representación corporal que está bien organizada permite a la persona sentir lo que su cuerpo está haciendo sin tener que verlo o tocarlo con los dedos. La información visual no es una parte importante de la representación corporal. Si el niño depende mucho de ver las cosas, probablemente tiene una representación corporal insuficiente. Si su representación corporal no contiene bastante información buena y clara acerca de las relaciones entre el lado izquierdo y el lado derecho del cuerpo, el niño tendrá dificultad para hacer cosas que requieran de ambas manos o ambos pies al mismo tiempo. Tocar el tambor o bailar es especialmente difícil, debido a que en los niños con desórdenes vestibulares constantemente vemos una coordinación insuficiente de los dos lados del cuerpo. Si el cerebro no contiene mapas precisos del cuerpo, entonces no puede navegar o planear los movimientos del cuerpo. La mayoría de los adultos puede usar un tenedor o ponerse una camisa automáticamente, pero un niño pequeño debe realizar una planeación motora para hacer estas acciones. La planeación motora es el proceso sensorial que permite adaptarnos a una tarea desconocida y después aprender a hacer esa tarea automáticamente. La clave para la planeación motora es una representación corporal con una información táctil, propioceptiva y vestibular precisa. Si el niño no tiene buenos mapas de su cuerpo, no puede dirigir movimientos desconocidos y tarda mucho tiempo en aprenderlos. Mientras tanto, su sistema nervioso insuficientemente organizado lo impulsará a realizar numerosos movimientos insuficientemente planeados. Puede tener dificultades para jugar con juguetes, y a menudo los rompe. Él no quiere romper el juguete, pero no puede sentir cómo debe manipularlo y entonces lo empuja o lo jala demasiado fuerte. La organización del cerebro de un niño se puede ver en su periodo de tiempo de atención y en su nivel de actividad. Si las sensaciones están fuera de control, el niño no podrá enfocar su atención o su actividad. Los estímulos visuales o auditivos pueden distraerlo o sobreexcitarlo, y generalmente así sucede cuando las sensaciones del cuerpo y de la gravedad no están bien organizadas.
Tercer nivel de integración sensorial La integración sensorial es un proceso que fluye continuamente, y cada nivel de integración hace posible el siguiente nivel. Antes de que el niño entienda palabras, debe ser capaz de poner atención a la persona que habla y antes de que pueda formarlas, debe tener buena información sensorial proveniente de su boca. El centro auditivo y del lenguaje del cerebro tam-
Cap. 4. ¿Qué es una disfunción integrativa?
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bién necesita sensaciones del sistema vestibular. El cuadro 4.1 nos muestra que el lenguaje depende de la integración de sensaciones auditivas con el sistema vestibular. Como vimos en el capítulo 3, los sistemas auditivo y vestibular están íntimamente relacionados. Por supuesto que escuchar a las personas y usar el lenguaje es esencial para la comprensión y el desarrollo del mismo, pero el sistema vestibular debe ayudar al cerebro a procesar lo que escucha. Los niños con ciertos tipos de desórdenes vestibulares se atrasan en su desarrollo del lenguaje, aunque una vez que éste llega, frecuentemente es normal. La articulación de palabras requiere de tres sistemas sensoriales básicos. Incluso un simple monosílabo, como ma o no requiere de una colocación muy precisa de la lengua y de los labios. Muchos niños con disfunción integrativa sensorial no sienten exactamente dónde está su lengua y cómo se tocan sus labios, por lo que es difícil entender sus palabras. Al igual que el habla y el lenguaje, la percepción visual es el producto final de una integración sensorial anterior, y es el significado que damos a lo que vemos, por lo que es el reconocimiento más simple de lo que algo es. Una percepción más avanzada es ver un objeto en relación con otros objetos y al entorno. La percepción del espacio visual nos dice muchas cosas acerca del mundo: ¿la taza, se encuentra boca arriba o boca abajo?, ¿pasa el palito por el agujero en el cubo, o no?, ¿cabrá esta pieza del rompecabezas en este espacio?, ¿cómo debo colocar la carta dentro del sobre para que la dirección se pueda leer por la ventana del sobre? Es obvio que necesitamos ver para saber las respuestas a estas preguntas, pero la habilidad para ver no es suficiente. Se requiere de mucha experiencia de haber tocado objetos, asido, movido y sentido su peso mediante nuestros músculos y articulaciones, y haber interactuado con las fuerzas de gravedad y momentum -velocidad-, para desarrollar la percepción visual. Las sensaciones del sistema vestibular son particularmente importantes en este desarrollo, por lo que los niños con desórdenes vestibulares tendrán algunos problemas para ver lo que significan las cosas. Si la función vestibular es en extremo insuficiente, el niño tendrá una percepción insuficiente de la profundidad y tendrá problemas con las escaleras y las alturas. Si los sistemas táctil y propioceptivo tampoco trabajan bien, la acción de verter la leche o poner la mesa le resultará difícil. En este nivel de integración, las actividades del niño se vuelven mucho más propositivas. Puede hacer cosas que empiezan, continúan y terminan, y puede seguir el proceso a lo largo del propósito que quiera. Alcanzar una sonaja, recorrer una habitación gateando para jugar con algo, recoger un juguete, meter un palito en un agujero, y trepar, son actividades propositivas. El niño normal puede ser proposírívo en sus acciones porque sus procesos sensoriales básicos trabajan de manera estable, consistente y confiable. El niño con disfunción integrativa sensorial no puede seguir algo hasta el final porque hay demasiadas cosas que lo confunden, lo distraen, lo sobreexcitan o lo alteran.
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Cap. 4. ¿Qué es una disfunción integrativa?
Parte 11. Integración sensorial
Mucha actividad propositiva se realiza con los ojos dirigiendo las manos. Las sensaciones vestibulares y propioceptívas dirigen muchos de los movimientos de las manos, pero para las tareas, ya sean precisas o desconocidas, necesitamos ver lo que estamos haciendo. Una buena coordinación ojo-mano significa que las manos y los dedos van exactamente a los lugares donde los ojos le dicen al cerebro que deben ir. No es suficiente con integrar la información de los ojos con los mensajes de las manos; el cerebro también necesita información relevante de los receptores de la gravedad y del movimiento, de los músculos, articulaciones y piel de todo el cuerpo. El cerebro está diseñado para trabajar como un todo y esa es la única manera en que puede trabajar bien. Si la información de cualquier sentido está desordenada, el producto final lo resiente, de modo que los niños con desórdenes vestibulares, táctiles o propíoceprívos, con frecuencia tienen dificultad con la coordinación ojo-mano. No saben dónde o cómo dibujar una línea, y al colorear no pueden hacerlo sin salirse de los límites; más adelante también les es imposible hacer un buen trabajo con una herramienta manual.
Cuarto nivel de integración sensorial Si el sistema nervioso trabaja bien como un todo, las diferentes partes del cerebro desarrollan mayor eficiencia para procesar ciertos tipos de entrada sensorial y organizar ciertas respuestas adaptativas. La especialización de funciones es importante para un desarrollo óptimo del cerebro y de todas sus funciones. La forma de especialización más obvia es el uso de la mano derecha para habilidades motoras finas, a menos que la persona sea genéticamente zurda. Entretanto, en las personas diestras, la mano izquierda generalmente es mejor interpretando la entrada táctil y distinguiendo lo que está en la mano. Algo de naturaleza similar sucede en el cerebro para hacer que un hemisferio cerebral, generalmente el izquierdo, sea más competente entendiendo y usando el lenguaje, mientras que el otro lado es mejor percibiendo las relaciones espaciales. Antes de que las diferentes partes del cerebro puedan especializarse, deben trabajar en conjunto y comunicarse entre ellas. Si los dos lados del cerebro no pueden trabajar juntos y comunicarse, ambos tienden a desarrollar funciones similares. El niño cuya disfunción integrativa sensorial lo ha llevado a una especialización insuficiente, tiende a usar ambas manos o cualquiera de las dos para el trabajo motor fino, pero no usa ninguna de las dos manos tan bien como un niño con una especialización normal. Una comunicación insuficiente entre ambos lados de su cerebro, también impedirá que los dos lados de su cuerpo trabajen bien juntos. A menudo, la persona no recibe un sentido justo y claro de cuál es la derecha y cuál la izquierda. Aquí puede usarse una estrategia mental, como por ejemplo re-
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cardar que la mano izquierda es aquélla en la que lleva puesto un anillo. La persona con una representación corporal bien desarrollada no necesita estas estrategias mentales, porque recibe la información de los mapas sensoriales de su cerebro. Mientras jugaba, siendo bebé y después niño, coordinó las manos incontables veces. Aprendió la diferencia entre la izquierda y la derecha de manera sensoriomotríz, y ese conocimiento físico es la base para una buena comunicación entre los dos lados del cerebro. Cuando la especialización de las funciones cerebrales es normal, un ojo guía, con visión binocular o de profundidad cuando los dos ojos trabajan en conjunto, ese es el ojo que usamos para avistar, como lo hacemos cuando vemos por la mirilla de una cámara () de un microscopio. La importancia de la especialización ha ocupado a los profesionales durante muchos años, y algunos han tratado de forzar la especialización del cerebro, pensando que esto ayudaría al niño con el aprendizaje y el lenguaje. Pero esto no ha funcionado bien. La especialización es el producto final de todos los pasos anteriores del desarrollo y forzar a un niño a desarrollar una función que es un producto final, nunca es tan bueno como ayudarlo a madurar en cada uno de los pasos que a la larga lo llevarán al producto final. La especialización ocurre, de manera natural, sólo después de que el niño ha recorrido las brechas en su desarrollo sensoriomotor. Cuando el niño ingresa a la escuela, los cuatro niveles de integración sensorial deberán estar bien desarrollados, pues es entonces cuando él necesita los productos finales de la integración sensorial. La habilidad para organizar y para concentrarse es importante, porque debe tratar con más personas y cosas. Un cerebro que no puede organizar las sensaciones, tampoco podrá organizar letras o números. La auto estima, el autocontrol, y la confianza en uno mismo son muy importantes para relacionarse con otras personas, pero estos sentimientos acerca de uno mismo no se alcanzan sin bastante integración sensorial y sin otro tipo de integración neural previa. Si antes de que el niño ingrese a la escuela hay vacíos e irregularidades en cualquiera de los pasos de su desarrollo, entonces habrá vacíos e irregularidades en su trabajo escolar y en su vida íntegra. En ocasiones las cosas inadecuadas serán leves, en otras serán mayores, unas veces se expresarán de una manera y otras de otra. A veces los adultos pensarán que las escuelas no hacen un buen trabajo de enseñanza. Frecuentemente verán estas cosas inadecuadas como problemas de comportamiento y castigarán al niño por ello. La mayoría de la gente solamente ve el producto final de una integración sensorial insuficiente; que el niño es hostil o que es tímido, que su actividad es excesiva o que no tiene propósito, que se le olvidan las cosas o que se tropieza con ellas, que no puede leer, escribir o sumar dos números. Tienden a pensar que "se está haciendo el payaso", o está buscando dificultades o que Uno está usando la cabeza". Sin embargo, cuando tratamos de frenar su mal comportamiento o lo forzamos a que se concentre, solamente lo confundimos más. La mayoría de los niños no quieren
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Parte JI. Integración sensorial
comportarse mal, pero si seguimos tratando al niño con disfunción integrativa sensorial como si fuera un niño malo, entonces es posible que se comporte mal intencionalmente.
Habilidades postizas Aunque un niño no haya podido desarrollar el cimiento de integración sensorial para una función, la sociedad aún exige que cumpla esa función. Por consiguiente, a medida que el niño con disfunción integrativa sensorial crece, aprende habilidades postizas que compensan su procesamiento insuficiente. Un ejemplo de habilidad postiza es la habilidad para tocar una pieza de piano en particular, sin tener la habilidad generalizada para tocar el piano. Si un niño no puede aprender a atarse la cinta de sus zapatos por medio de la interacción natural de la información sensorial en su cerebro, tendrá que aprender a hacer el nudo como una habilidad postiza. El aprendizaje natural por medio de la integración sensorial es más fácil y cada experiencia de aprendizaje ayuda al cerebro a aprender muchas otras cosas. Aprender una habilidad postiza requiere bastante esfuerzo y concentración y no ayuda al niño en otras áreas de su vida. Sin embargo, muchas habilidades postizas valen la pena por sí mismas. Si un niño con disfunción integrativa sensorial es brillante, aprenderá muchas habilidades postizas y parecerá que tiene funciones físicas, mentales y sociales normales, pero para él, la vida y nada más ser no serán lo mismo que para aquellos que tienen una integración sensorial adecuada. Con unos padres comprensivos y que lo apoyen, el niño puede llevar una vida grarífícante y soportar su parte de responsabilidades sociales. Sin embargo, si las tensiones de la vida son demasiado para las habilidades de copia de su cerebro, entonces puede volverse un marginado de la vida.
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Desórdenes que atañen al sistema vestibular
Imagine que cuatro niños caminan por el angosto borde de una banqueta. El primer niño camina graciosamente por el borde dos o tres veces, y disfruta haciéndolo. El segundo tiene dificultad para mantener el equilibrio y en repetidas ocasiones se cae del borde. El tercero camina sin particular gracia: mira a su madre y emite algunos sonidos, pero no puede hablar bien. El cuarto tiene miedo de caerse, pero su madre lo alienta para que lo intente; tomado de su mano, camina por el borde sin caerse. El segundo, tercero y cuarto niños no están procesando adecuadamente la entrada sensorial dentro de sus sistemas vestibulares. Muy poca gente se da cuenta de que los desórdenes vestibulares existen y de que causan problemas en muchos niños, así es que esta explicación no es ampliamente aceptada por los médicos, ni por los educadores u otros profesionales. Sabemos que algunas personas tienen desórdenes en sus sistemas auditivo o visual y una percepción insuficiente de las cosas que ven u oyen. Asimismo, es igual de probable que un desorden pueda ocurrir en el sistema vestibular. Es obvio que el desorden en el sistema vestibular puede hacer que la persona pierda el equilibrio o se sienta mareada. Esto es lo que sucede cuando se desarrolla un problema en el sistema vestibular, después de que éste ha alcanzado su madurez; como cuando un adulto padece alguna enfermedad que daña su oído interno. Sin embargo, si el problema empieza en el vientre materno, en el momento del nacimiento, o en la infancia, la situación es diferente. El primer niño del ejemplo tiene una integración sensorial normal. El segundo, que tiene dificultades para guardar el equilibrio, se ve y actúa saludable, pero tiene gran dificultad para leer. El tercer niño no habla tan
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Parte JI. Integración sensorial
Cap. 5. Desórdenes del sistema vestibular
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bien como otros niños de su edad y posiblemente sea torpe en algunas actividades. El cuarto niño que siente una gran ansiedad por miedo a caerse, lee adecuadamente, pero probablemente desarrolle problemas emocionales o de comportamiento. Aunque algunos de estos problemas parecen tener poca relación con el equilibrio o con el mareo, hasta cierto grado son causados por un procesamiento sensorial inadecuado en el sistema vestibular. ¿Cómo es que el sistema vestibular atañe a tantas funciones importantes? La respuesta a esta pregunta es que el sistema vestibular tiene muchas interconexiones con casi todas las demás partes del cerebro. Estas conexiones, aunque se detallaron en el capítulo 3, las revisaremos en la siguiente sección.
Estos núcleos vestibulares mandan impulsos a todas las áreas que les mandan impulsos a ellos. Empiezan a operar casi a las nueve semanas de la concepción y producen respuestas adaptativas a la entrada vestibular proveniente de los movimientos del cuerpo de la madre. El cerebro siente la entrada vestibular y responde a ella mucho antes de que procesemos entradas visuales y auditivas. Esta actividad vestibular proporciona algunos de los bloques de construcción para el desarrollo posterior de la vista y del oído. La estructura y la función de los núcleos vestibulares son mucho más complejos que la más avanzada computadora. En determinados cerebros algunas de estas funciones trabajan normalmente, mientras que en otros no.
ORGANIZACiÓN DEL SISTEMA VESTIBULAR
Modulación
Cuando el sistema vestibular trabaja normalmente, la atracción gravíracional genera un flujo sensonal constante desde los inicios de la vida fetal hasta la muerte. Todas las demás entradas sensoriales están sobreimpuestas en esa entrada de los receptores de la gravedad. Dado que el efecto de la gravedad sobre nuestros cerebros es constante en el transcurso de nuestra vida, lo damos por hecho. Sin embargo, las sensaciones provenientes de la gravedad que fluyen a través de nuestro sistema nervioso ayudan a formar una referencia básica para todas las demás experiencias sensoriales. Cada cambio en la posición de la cabeza estimula algunos de los receptores vestibulares. Cuando agachamos la cabeza hacia un lado o si nos ponemos de cabeza, la gravedad atrae los cristales de carbonato de calcio desde su posición normal en la cabeza y esto cambia el flujo de impulsos en el nervio vestibular. Saltar hacia arriba y hacia abajo hace que los cristales suban y bajen, estimulando otro patrón de entrada vestibular. Correr y mecerse los mueve en otra dirección y también causa que el fluido que se encuentra en los canales semicirculares regrese hacia los receptores sensibles. Girar activa uno de los canales en cada oído. Tocar algo que vibra causa que los huesos vibren, y esto estimula los receptores de la gravedad. Estas actividades proporcionan bastante entrada vestibular. Estar de pie, caminar y andar en un vehículo en movimiento mueven la cabeza de manera más sutil y proporciona flujos más suaves de entrada vestibular. Los receptores vestibulares son los órganos sensoriales más sensibles. La naturaleza sólo hubiera hecho un sistema sensorial así de sensible si la información fuera extremadamente importante para la adaptación. Los núcleos vestibulares son los centros de. negocios que procesan la entrada vestibular junto con la información de los músculos, articula:ciones, piel, y de los receptores visuales y auditivos. Además, organizan los impulsos de muchas partes diferentes del cerebro, incluyendo el resto del tallo cerebral, del cerebelo y de diferentes partes de la corteza cerebral.
Una de las cosas más importantes que suceden en el cerebro es la modulación de la actividad vestibular. La modulación es el proceso que aumenta o reduce la actividad neural para mantener la actividad en armonía con todas las otras funciones del sistema nervioso. Para producir la respuesta adaptativa más eficaz, todas las funciones del cerebro deben estar en armonía entre ellas. Para entender el proceso de la modulación, pensemos en escuchar la radio. Cuando la actividad vestibular es demasiado fuerte y altera al resto de nuestro sistema nervioso, algunas partes del cerebro inhiben o bajan algo de la actividad. Cuando el volumen de la actividad vestibular es demasiado bajo, otras partes facilitan o excitan esa actividad para que pueda ser usada, de manera más eficaz, en el resto del sistema nervioso. Usted no querría un radio si la manecilla del volumen no girara en las dos direcciones. Tanto la facilitación como la inhibición son necesarias para mantener al sistema vestibular y al resto de! sistema nervioso en equilibrio. La desorganización ocurre cuando las fuerzas facilitadoras e inhibidoras que actúan sobre el sistema vestibular no están en equilibrio. La información de los receptores vestibulares no fluye a todos los lugares donde se necesita. El patrón de todos los procesos sensoriales será diferente del estado normal. En algunos casos puede no ser significativo, mientras que en otros llega a serlo demasiado.
Influencia sobre los músculos de Ilos ojos
y del cuello Los músculos de los OJos y del cuello tienen una función particularmente importante en la organización del sistema vestibular. Las respuestas de los músculos de los ojos y del cuello están entre las primeras funciones
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Cap. 5. Desórdenes del sistema vestibular
Parte 11. Integración sensorial
sensoriomotoras del bebé y sientan la base para un desarrollo sensoriomotor en el resto del cuerpo. Aun en los adultos, gran parte del sistema sensoriomotor trabaja en coordinación con los ojos y el cuello. Unos cuantos impulsos de los ojos o del cuello pueden desencadenar toda una secuencia de cambios en la contracción muscular en todo el resto del cuerpo. Los niños con problemas de aprendizaje que tienen su causa en un procesamiento sensorial vestibular insuficiente, frecuentemente tienen dificultad para seguir con los ojos un objeto en movimiento frente a ellos, así como para mover sus oJos con precisión de un punto a otro. En vez de moverse suavemente, los ojos se rezagan y luego, a sacudidas, siguen su movimiento. Esto hace que jugar a la pelota, trazar una línea con un trozo de gis o leer una línea impresa sea muy difícil. El sistema vestibular tiene que hacer el trabajo de interpretar la orientación de nuestra cabeza y de nuestro cuerpo para que sepamos el significado de la información de nuestros ojos. Cuando vemos algo que se mueve frente a nuestros ojos, nuestro cerebro debe saber si lo que se mueve es el objeto, nuestra cabeza o todo nuestro cuerpo. Cuando lo que vemos parece estar inclinado, el cerebro necesita saber si en realidad lo está, si es nuestra cabeza la que está inclinada o si la inclinación está en nuestro cuerpo. Los ojos meramente registran lo que está frente a ellos; no le dicen al cerebro por qué las cosas se ven de esa manera. Los receptores vestibulares le dicen al cerebro si la cabeza se mueve o se inclina, pero no proporcionan información sobre el resto del cuerpo. Para que el cerebro sepa la relación que existe entre el objeto, la cabeza, el cuerpo, la gravedad y las sensaciones del movimiento, debe interactuar con las sensaciones de los músculos y de las articulaciones, especialmente con las de los ojos y del cuello. En muchos niños con incapacidad para el aprendizaje, estas sensaciones no están integradas apropiadamente. Es posible que en un examen de los ojos, el niño vea normalmente, pero se tropieza con los muebles o se cae en las escaleras, sin darse cuenta de lo que hace. Ve el mueble o el escalón, pero no sabe de qué manera éstos se relacionan con su cuerpo. Puede adelantarse o atrasarse un paso cuando baja de la banqueta para cruzar la calle, y en ocasiones dobla el tobillo. Algunos niños se caen de la cama, como si pensaran que la cama y el piso están a la misma altura. El sistema vestibular también tiene el trabajo de mantener un campo visual estable, para que al movernos las cosas que vemos no nos parezcan borrosas. Para hacer esto, el sistema vestibular ajusta los músculos de los ojos y del cuello compensando así cada movimiento de la cabeza o del cuerpo. Un fotógrafo hace lo mismo con sus manos para no tomar una fotografía borrosa. Si el niño carece de los mecanismos vestibulares adecuados para mantener los ojos y la cabeza estables, en la escuela le resulta muy difícil seguir la escritura del pizarrón y copiarla en el papel que tiene sobre su escrito-
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rio. Podemos apreciar su problema si recordamos lo que se siente cuando vemos la televisión y la imagen vibra o se distorsiona, o lo que se siente escribir algo en un papel mientras vamos en un automóvil o en una lancha que vibra. Dos médicos de Nueva York, Jan Frank y Harold Levinson, concluyeron que la falta de estabilidad de ojos-cuello-cabeza es una causa importante de la dislexia asimétrica o problemas de lectura.
Nistagmo Cuando dejamos de girar, después de haber dado unas cuantas vueltas, nuestros ojos se mueven de un lado a otro y nos parece que el mundo gira. Las series de movimientos de ida y vuelta se llaman nistagmo posrotativo. Las contracciones reflejas de los músculos de los ojos que se activan con la estimulación vestibular cuando giramos, producen el nistagmo. Actualmente, la duración del nistagmo posrotativo es una de las formas más simples de medir la eficiencia o la integridad del sistema vestibular. Los terapeutas de integración sensorial hacen pruebas de nistagmo colocando al niño sobre una tabla giratoria y dándole vueltas. Después paran y observan sus ojos. Si el nistagmo se detiene demasiado pronto, si no ocurre en absoluto o si es irregular, significa que los núcleos vestibulares del niño no están recibiendo la cantidad aprqpiada de entrada vestibular o no están procesando esta entrada correctamente. Si el nistagmo dura demasiado, el sistema vestibular está teniendo una respuesta excesiva a la entrada vestibular porque no hay suficientes fuerzas inhibidoras actuando en el sistema vestibular. Numerosos estudios en Estados Unidos, Australia y Sudamérica mostraron que por lo menos 50 % de todos los niños con problemas de aprendizaje o de lenguaje tienen un nístagmo de corta duración. Estos descubrimientos sugieren que algún aspecto de la función vestibular es muy importante para estar a la altura de las exigencias del trabajo escolar, y este aspecto no está funcionando adecuadamente en muchos niños en edad escolar. Si la entrada vestibular no actúa sobre los músculos de los ojos, entonces probablemente tampoco está proporcionando otras influencias que son necesarias para un buen procesamiento auditivo y visual. El procesamiento de la información auditiva y visual lo veremos más detallado en el capítulo 8.
Influencias en los músculos del cuerpo Los núcleos vestibulares envían mensajes eléctricos por la médula espinal y estos mensajes se unen a otros que dicen a los músculos cómo y cuándo contraerse. El control vestibular de los músculos es completa-
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Parte
u. Integración sensorial
mente subconsciente y nuestras contracciones musculares voluntarias están sobreirnpuestas en él. Un flujo continuo de impulsos de los núcleos vestibulares ayuda a generar el tono muscular, especialmente en los músculos que enderezan nuestro cuerpo y nos mantienen en una posición erguida. Mientras que el sistema vestibular genere un tono muscular adecuado, no tenemos que hacer demasiado esfuerzo o concentración contra la atracción gravitacional. Si el sistema vestibular está desorganizado, los músculos tienen un tono bajo y la persona se cansa rápidamente. Esta es la razón por la que a muchos niños con problemas de aprendizaje se les dificulta sostener la cabeza, mientras están sentados frente a su escritorio. Al mismo tiempo que los mensajes bajan por la médula espinal hacía los músculos, éstos y las articulaciones mandan mensajes propioceptivos hacia los núcleos vestibulares y el cerebelo, los cuales constantemente intercambian información de los procesos sensoriomotores. El cerebelo nos ayuda a movernos suavemente, con precisión y en el momento justo. Si los núcleos vestibulares y el cerebelo no procesan ni integran las sensaciones de los músculos y de las articulaciones, el niño se tropieza frecuentemente y es torpe en su juego, entonces puede desanimarse y en lugar de jugar se sienta por ahí o ve la televisión. Sin bastante juego de cuerpo entero, el niño no recibe el tipo de entrada sensorial necesario para desarrollar el cerebro como un todo. Además, tampoco tendrá las experiencias de dominio necesarias para un desarrollo normalde la personalidad.
Respuestas posturales y de equilibrio Algunas de las funciones más importantes del sistema vestibular se llevan a cabo en las porciones cercanas del tallo cerebral, éste contiene los centros neurales que junto con la ayuda de otras partes del cerebro, organizan muchas de nuestras respuestas posturales y de equilibrio. Éstas son contracciones musculares automáticas que mantienen a nuestro cuerpo en equilibrio sobre dos pies, soportan nuestros brazos cuando empujamos o jalamos cosas, y ajustan nuestro cuerpo para hacer movimientos suaves. Una buena dirección vestibular de las respuestas posturales y de equilibrio es especialmente importante cuando caminamos sobre rocas o en una colina, o cuando algo jala o empuja nuestro cuerpo. Hay trestipos específicos de respuestas posturales y de equilibrio adicionales que a veces son deficientes en los niños con problemas de aprendizaje: 1. Los movimientos posturales de fondo. 2. La cocontracción de los músculos. 3. La extensión protectora de las piernas y _de los brazos.
95 Movimientos postura/es de fondo Cuando tratamos de alcanzar, empujar o jalar algo con nuestras manos,
el tronco y las piernas se ajustan automáticamente para que los brazos hagan su trabajo con eficiencia. Estos ajustes automáticos se llaman movimientos posturales de fondo. Los damos por hechos y sólo pensamos en lo que hacemos con los brazos y las manos. Sin embargo, todo el cuerpo debe sentirse y moverse como una unidad completa para que nuestros brazos y manos puedan hacer bien cualquier cosa. Los movimientos posturales de fondo son particularmente importantes cuando trabajamos frente a un escritorio. Algunos maestros de escuela observan que los niños con problemas de aprendizaje no mueven su tronco de manera normal cuando voltean la cabeza o cuando mueven sus brazos para escribir sobre el papel. Cuando el niño sí ajusta su cuerpo en la silla, en ocasiones se cae del asiento; si la maestra intenta ayudarlo, puede darse cuenta de que su cuerpo se siente pesado o rígido. Su cuerpo no se mueve libremente porque las partes de su tallo cerebral que dirigen los movimientos posturales de fondo no están recibiendo los mensajes propioceptivos y vestibulares bien organizados. La misma deficiencia le impide moverse normalmente cuando baila o cuando juega rayuela. z••
Cocontracción Para que podamos mantener la cabeza estable y moverla eficientemente, todos los músculos alrededor del cuello deben contraerse al mismo tiempo. Esto se llama cocontracción. Todos los músculos que se encuentran alrededor del tronco deben cocontraerse para sostener el cuerpo estable y que así no pierda el equilibrio por un jalón o por un empujón. Para movernos bien o para trabajar con herramientas es necesaria la cocontracción de los músculos que rodean las articulaciones de los hombros, de los codos, de la muñeca y de los dedos. Los niños con desórdenes vestibulares, con frecuencia tienen una cocontracción insuficiente, tienden a contraer los músculos de un solo lado y un momento después, los del otro lado Esto hace que la cabeza y el cuerpo se bamboleen, como una mesa con patas poco estables.
Extensión protectora Los impulsos vestibulares y propioceprivos también interactúan para advertir al cerebro de una posible lesión en el cuerpo cuando éste está a punto de caer. Cuando un niño bien organizado empieza a caer durante el juego, las entradas vestibular y propioceptiva le dicen al cerebro que el
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Parte u. Integración sensorial
cuerpo se está acercando al suelo, y esto estimula al cerebro para que mande mensajes que extienden o enderezan los brazos. Esta extensión detiene la caída y protege la cara y el pecho. Los niños con una insuficiente organización de las sensaciones de su cuerpo y de la gravedad a veces no intentan detenerse cuando se caen, por lo que con frecuencia se lastiman la cabeza cuando juegan.
Cap. 5. Desórdenes del sistema vestibular
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antes de que los sistemas para el procesamiento sensorial de los músculos, articulaciones, y los muy complejos sistemas para el procesamiento sensorial del oído y de la vista evolucionaran. Estos sistemas más nuevos evolucionaron de la formación reticular. El sistema vestibular tuvo mucha influencia en la evolución de estos nuevos sistemas, y esta influencia fundamental todavía opera actualmente en nuestro cerebro. Ésta es la razón por la que una terapia que comprende estimulación vestibular es efectiva para mejorar el lenguaje y la lectura.
Interacción vestibular-reticular La porción central del tallo cerebral es una red extremadamente compleja de neuronas que se conoce como formación reticular, como lo detallamos en el capítulo 3. La formación reticular es la parte del cerebro responsable de la activación del sistema nervioso -la vigilia-o La formación reticular manda impulsos a todo el cerebro para despertar y alertar a la persona. El sistema vestibular alimenta muchísimos impulsos sensoriales. hacia el sistema de activación reticular. Una actividad vestibular bien modulada es muy importante para mantener un estado de activación tranquilo. Sentimos los efectos calmantes de la estimulación vestibular lenta cuando estamos en una mecedora, y los efectos de activación de una estimula ción vestibular fuerte cuando nos subimos a la montaña rusa. El sistema vestibular también nos ayuda a mantener equilibrado el nivel general de alerta del sistema nervioso. Un sistema vestibular subactivo contribuye a la hiperactividad y distractibilidad por la falta de su influencia moduladora. En la terapia integrativa sensorial, la estimulación vestibular se usa para calmar, estimular u organizar el nivel de actividad del niño. En los primeros animales que fueron los ancestros tanto del hombre como de los animales de hoy, la formación reticular era el centro para la integración sensorial; era la parte del cerebro que unificaba a todas las demás partes para que funcionaran como un todo. La naturaleza organizó a las neuronas reticulares para que se conectaran con las neuronas de todo el sistema nervioso. La información entraba a la formación retícula. de todas partes y las influencias reticulares se esparcían amplia y difusamente. Unas cuantas neuronas podían hacer muchas cosas. El comportamiento de estos animales era muy simple, pero permitía la supervivencia. Para conseguir alimento y evitar ser el alimento de alguien más, el animal tenía que orientarse en el espacio y moverse como una unidad eficiente. Para ayudar a formar estas respuestas adaptativas, el sistema vestibular evolucionó muy tempranamente y siguió evolucionando juma con el sistema reticular a lo largo de los eones, lo cual llevó a la aparición del hombre. Nuestros sistemas vestibular y reticular todavía tienen la mayoría de esas conexiones neurales tan ampliamente extendidas que evolucionaron en los primeros animales. Las funciones vestibulares y reticulares simples ya operaban mucho
Interacciones con otros sentidos En el cerebro, casi todo tiene influencia sobre lo demás. Esto hace que
la integración sensorial sea mucho más compleja de lo que jamás podamos comprender; pero si los sentidos no interactuaran tanto, nuestro cerebro no hubiera evolucionado demasiado y probablemente ni siquiera hubiéramos sobrevivido. A medida que evolucionó, el sistema propioceptivo adquirió el trabajo de ayudar al cerebro a modular el sistema vestibular. Las sensaciones de los músculos y de las articulaciones permitieron al cerebro el uso efectivo de la entrada vestibular. Por esta razón los terapeutas ponen a los niños con desórdenes vestibulares a jalar, empujar, alzar y cargar objetos pesados. Estos patrones de trabajo pesado contraen muchos músculos y comprimen muchas articulaciones del cuerpo, proporcionando la entrada que inhibe el exceso de actividad vestibular que está causando problemas en el cerebro. Todos los tipos de entrada sensorial se juntan en los núcleos vestibulares y en la formación reticular del tallo cerebral; entonces, algunos de ellos fluyen hacia el tálamo que se encuentra encima del tallo cerebral, para ser integrados otra vez. La integración sensorial se completa en los hemisferios cerebrales, donde la información de los receptores distantes -ojos y oídos- se procesa, formando percepciones y asociaciones precisas. El sistema vestibular relaciona las sensaciones del cuerpo con las de los acontecimientos distantes. Las áreas visuales de la corteza cerebral reciben tanta entrada del sistema vestibular, que el desarrollo adecuado de la vista sería imposible si durante los años de la infancia no hubiera una función vestibular adecuada. Se conoce menos acerca de cómo influye la actividad vestibular en los procesos auditivos de la corteza cerebral, pero sí se sabe que la actividad vestibular es importante para el procesamiento , auditivo en el tallo cerebral. Como se describió" en el capítulo 3, los dos sistemas evolucionaron juntos en los huesos de los oídos internos, con sus entradas sensoriales viajando lado a lado en un mismo nervio, hacia el tallo cerebral. Son vecinos y se hablan entre ellos:
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98 Relacionándose con el espacio La información vestibular se procesa en la propíocepcíon y junto con la vista en la corteza cerebral para permitirnos saber dónde nos encontramos en el espacio. Este conocimiento pasa después a las regiones motoras de la corteza cerebral, la cual nos dirige para mover nuestro cuerpo y manipular objetos. Un niño en edad preescolar con un problema vestibular puede tener dificultad para engomar dos pedazos de papel, porque su cerebro no puede alinear los dos pedazos en el espacio. Un niño más grande tiene dificultad para espaciar las letras cuando escribe. Es muy común que los niños con problemas vestibulares corran en la dirección equivocada cuando juegan un deporte en equipo. Al niño puede darle miedo saltar a una piscina porque no está seguro qué tan lejos se encuentra del agua. Para ellos, estos problemas son muy frustrantes y conducen a una baja autoestima y a relaciones desafortunadas con otros niños. En casos más severos, el niño no quiere jugar solo al aire libre porque puede llegar a sentirse perdido incluso en su propio jardín. Su cerebro no siente las relaciones espaciales entre los árboles, los arbustos, la casa y su propio cuerpo. Es posible que sienta miedo de no encontrar el camino de regreso a su casa. Un hombre reportó que en ocasiones, cuando se encontraba sentado en una silla, de repente sentía que la silla estaba de lado a la mitad de la pared con él todavía sentado sobre ella. En su carro, sentía que el carro viajaba de cabeza. Un problema vestibular puede interferir con las relaciones sociales. La persona tiene dificultades para saber qué tan cerca de la otra gente debe pararse y a veces resulta ofensivo porque se para demasiado cerca de ella. Puede tener dificultades para saber dónde se encuentran los demás, especialmente en las multitudes. No sabe qué tanto espacio necesita para andar entre la gente y con frecuencia choca con ella. Sin la percepción espacial proveniente de las sensaciones del cuerpo y de la gravedad, es dificil visualizar el espacio. La persona puede saber cómo llegar a determinado lugar por sí sola, pero no puede dar direcciones a alguien más. La percepción espacial mejora durante la terapia que comprende la estimulación vestibular. Los niños comienzan a trepar y a relacionarse con el espacio vertical. Otros niños, que son demasiado desorganizados para trepar, comienzan a mover los muebles de toda la casa causando la consternación de sus madres. El niño está siguiendo su impulso interno para explorar el espacio y aprender acerca de las relaciones entre su cuerpo y ese espacio.
Influencias en el desarrollo emocional
y en el comportamiento Pocas personas piensan en las emociones como funciones del sistema nervioso; sin embargo, hay una base neurológica para cada sentimiento de miedo, enojo, tristeza, alegría e incluso amor. El sistema límbico es la parte de los hemisferios cerebrales que genera el comportamiento basado en las emociones. Para que las emociones estén en equilibrio, el sistema límbico debe recibir una entrada bien modulada de los sentidos. Algunos experimentos han demostrado que sin la estímulación vestibular de la infancia, con frecuencia los animales serían hostiles o agresivos, o se aislarían en la edad adulta. Esto también es evidencia de que algunos tipos de autismo y de esquizofrenia están relacionados con ciertos desórdenes del sistema vestibular. Una de las relaciones humanas más importantes, es nuestra relación con el campo gravitacional de la Tierra. Esta relación es mucho más primordial que la relación madre-hijo. La integración sensorial del sistema vestibular nos proporciona la seguridad gravitacional, la confianza de que estamos firmemente conectados con la Tierra y de que siempre tendremos un lugar seguro donde pararnos. La seguridad gravitacional es el cimiento sobre el que construimos nuestras relaciones interpersonales. Los niños normales pasan mucho tiempo desarrollando su relación con la gravedad. Primero el bebé levanta la cabeza y descubre que la gravedad la hace pesada. Con cada nuevo movimiento, aprende lo que la gravedad puede hacer y lo que él mismo puede hacer. Aprende que la atracción gravitacional nunca cambia, ni su dirección, ni su fuerza. Descubre que no hay nada en este planeta que pueda escaparse de la gravedad, pero que adaptándose a ésta puede ponerse de pie, trepar a un árbol o lanzar una pelota al aire. La seguridad gravitadonal es tan vital para la salud emocional, que la naturaleza nos dio un fuerte impulso interior para explorar la gravedad y dominarla. Como el impulso interior es tan fuerte, el niño, intuitivamente, hace lo que sea necesario para desarrollar su sistema vestibular. Las mamás siempre han mecido a los bebés para calmarlos, por lo que la cuna-mecedora es un símbolo de paz y serenidad de la infanda. Tanto los jóvenes, como los viejos, encuentran que las mecedoras y los columpios reducen la ansiedad y el trastorno emocional. A los niños les encantan los juegos de los parques y de las ferias, porque columpiarse, resbalar, trepar, y montar el subibaja, el carrusel o la montaña rusa proporciona muchísima estimulación vestibular. Esquiar, volar, los clavados de altura, y las carreras de coches son gratíñcanres emocionalmente para unos cuantos adolescentes y adultos, y casi todo el mundo disfruta de algún tipo de movimiento corporal. Es común que los niños de los orfanatorios y los monos que se han quedado sin mamá, pasen largos periodos de tiempo meciéndose. Muchos niños, durante la terapia de integración sensorial, se
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montan en una pieza del equipo por largos periodos, lo cual indica que tienen una gran necesidad de entrada vestibular. Debido a que la seguridad gravítacíonal es tan esencial a nuestra naturaleza, la damos por hecho; por tanto, cuando las cosas salen mal en las funciones neurales que nos relacionan con la gravedad, la mayoría de la gente atribuye los problemas que resultan de ello a alguna otra causa. El psicólogo rastrea los problemas emocionales hasta los conflictos de la niñez, pero en ocasiones el problema se puede rastrear hasta más atrás, hasta llegar al procesamiento insuficiente de las sensaciones vestibulares durante la vida fetal y la infancia. Si la relación del niño con la Tierra no es segura, entonces ninguna de las demás relaciones puede tener un desarrollo óptimo. Ni aún la más amorosa de las madres puede llegar al corazón de su hijo, si para él, la Tierra no es un lugar seguro. Puede parecer como si los niños con desórdenes vestibulares carecieran de algo, como si estuvieran "perdidos en el espacio". A veces tienen tanto miedo de lo que les pueda pasar; que no pueden seguir su impulso interior. Por tanto, el niño se pierde de muchas de las experiencias sensoriomotoras que son necesarias, como bloques de construcción para las emociones y los comportamientos más maduros.
Influencias sobre el tracto digestivo Cualquiera que se haya sentido mareado en un coche o en un barco, sabe de la estrecha asociación entre el sistema vestibular y el tracto digestivo. Cuando hay más entrada vestibular de la que el cerebro puede organizar, los centros digestivos del tallo cerebral se alteran. Esto refiere el movimiento del alimento a través del tracto digestivo causando náuseas y mareo. Esta es una respuesta normal durante o después de un movimiento excesivo. No sentirse mareado o con náusea después de bastante movimiento puede ser una señal de que el sistema vestibular no está procesando todas las sensaciones provenientes de los oídos internos. Frecuentemente, los niños con desórdenes vestibulares también tienen dificultad para desarrollar el control sobre sus esfínteres.
Influencias en el aprendizaje académico La lectura, la escritura y el Cálculo, no son los básicos, requieren de que el cerebro procese sensaciones muy detalladas y de que se ocupe en respuestas motoras y mentales precisas. El sistema visual debe distinguir las pequeñas diferencias entre las letras del alfabeto, los números y las marcas de puntuación. El niño debe tener una buena percepción espacial para ver la diferencia entre 41 y 14 o entre sal y las. Su corteza cerebral
Cap. 5. Desórdenes del sistema vestibular
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debe procesar la entrada visual de acuerdo con las reglas gramaticales y de ortografía, las cuales son tan arbitrarias como variables. Para que la corteza cerebral pueda hacer esto, todas las partes del cerebro que se ocupan del lenguaje deben comunicarse con todas las que se ocupan de la percepción visual y de la memoria. La escritura es aún más complicada, pues además de todo lo anterior, el cerebro debe procesar sensaciones de las manos y dedos, compararlas con los recuerdos de cómo se supone que se sienten las manos y los dedos cuando escriben y después organizar las contracciones musculares que mueven el lápiz. Ninguna de estas funciones cerebrales puede trabajar bien si el cerebro no recibe y procesa las sensaciones provenientes del movimiento y de la gravedad. Si el niño tiene un desorden vestibular, muchos de estos patrones sensoriomotores en su cerebro estarán desorganizados Y no tendrá manera de recordar lo que significa una palabra escrita o cómo escribir él mismo esa palabra. Lo más cruel que un maestro puede decirle a un niño incapacitado para el aprendizaje es: "¡podrías hacerlo si tan sólo lo intentaras!" ¿Cómo va a leer, si ni siquiera conecta lo que ve con lo que oye?, ¿cómo va a escribir su nombre, si tiene que concentrarse en mantenerse sobre la silla? Las habilidades sensoriomotoras son las verdaderamente básicas y los problemas de aprendizaje continuarán hastá que las escuelas presten atención a su desarrollo. Algunos niños han adquirido estas habilidades básicas por medio de un desarrollo normal y están listos para aprender a leer a los cinco o seis años de edad, pero muchos otros niños no han podido dominar estas habilidades básicas por causa de una irregularidad neurológica. Enseñarles a leer a la edad de seis años es, para el niño, una invitación al fracaso y a la desdicha. Por lo general el niño contraataca y entonces se considera un problema de comportamiento.
El SISTEMA VESTIBULAR SUBACTIVO Existen dos tipos de desórdenes vestibulares que comúnmente interfieren en el aprendizaje y el comportamiento: ya sea que el cerebro reaccione insuficientemente a la entrada vestibular o reaccione en exceso. Usando la analogía de una radio, el volumen está demasiado bajo o demasiado alto. Cuando las fuerzas inhibidoras y facilitadoras del cerebro no equilibran la actividad vestibular, ni la entrada vestibular, ni la de los otros sentidos, puede usarse fácilmente para producir respuestas adaptativas. En el resto de este capítulo discutiremos estos dos tipos de disfunción. Cuando un terapeuta de integración sensorial evalúa a un niño. busca las respuestas que debe producir el sistema vestibular. Las respuestas de los ojos y del cuerpo son más fáciles de observar, por lo que las de los ojos son más de origen vestibular. La duración y regularidad del nistagmo posrotativo son buenos indicadores de la eficiencia de una parte del sis-
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tema vestibular. Cuando el nistagmo de un niño no dura todo lo que debería o si no está presente en absoluto, sabemos que no está procesando la entrada vestibular al menos en una vía neural muy importante, y probablemente también será deficiente en otras funciones vestibulares. Muchos de estos niños no se marean aun después de girar durante varios minutos y ésta es otra indicación de que la entrada vestibular no está llegando a donde debería. Al principio de este capítulo imaginamos a cuatro niños caminando por el angosto borde de una banqueta. El primer niño tenía un sistema vestibular normal; el segundo y tercero tenían sistemas vestibulares subacnvos y mostraron un mstagmo posrotativo de corta duración. El sistema vestibular subactivo del segundo niño produjo un problema vestibularbilateral que ocasionó una gran dificultad para aprender a leer. El procesamiento vestibular subactivo del tercer niño interfirió con el desarrollo del habla y del lenguaje.
¿Qué es un desorden vestibular-bilateral? Los síntomas de un desorden vestibular-bilateral son muy sutiles. A estos niños con frecuencia se les considera completamente normales hasta que ingresan a la escuela y tienen problemas con la lectura, aritmética u otro trabajo académico. Los psicólogos de las escuelas que no tienen el entrenamiento para ver los síntomas físicos de un desorden de integración sensorial, frecuentemente dicen que el niño tiene dislexia. Otros profesionales pueden decir que no hay nada anormal y que en realidad el problema es de tipo emocional. Los niños con desórdenes vestibulares-bilaterales, por lo general, tienen coeficientes intelectuales promedio o superiores al promedio; entonces, ¿por qué tienen dificultades con el trabajo escolar? Aunque son inteligentes, no pueden usar esa inteligencia fácilmente cuando aprenden a leer o a calcular. Parte del significado de las palabras y de los números se embrolla en sus cerebros. Responden de manera muy insuficiente a los esfuerzos de los maestros de educación especial. Los niños con otros tipos de inhabilidades para el aprendizaje pueden sacar provecho de la educación especial, pero el niño con un problema vestibular-bilateral no puede muy bien. Por otra parte, generalmente responden bien a la terapia de integración sensorial y después de un año de terapia, muchos niños con desórdenes vestibulares-bilaterales aprenden con más facilidad, aunque es posible que todavia les resulte difícil. Atacar este tipo de desorden del aprendizaje únicamente con trabajo académico, es como colocar la carreta delante del caballo. Estos niños necesitan terapia de integración sensorial junto con el trabajo escolar.
Respuestas de los músculos oculares y respuestas posturales Un problema de lectura o de cálculo es, únicamente, un síntoma de la irregularidad de la función cerebral que acorta la duración del nisragmo, Si los músculos de los ojos no reciben suficiente entrada para producir un nistagmo posrotativo normal, el niño también tendrá dificultad al usar sus ojos para seguir un objeto en movimiento y para ver de un punto a otro. Muy poca gente nota estas deficiencias en los movimientos oculares, pero el terapeuta de integración sensorial está entrenado para detectarlas. Es posible que también las respuestas posturales sean deficientes. Como los núcleos vestibulares no reciben suficiente entrada, no pueden mandar suficientes impulsos por la médula espinal hasta los músculos que extienden el cuello, los brazos, la espalda y las piernas. Es posible que el niño tenga dificultades para sostener su cabeza erguida, mientras está sentado o que se canse fácilmente cuando juega. Si su hijo tiene este problema, puede observarlo pidiéndole que se acueste boca abajo, que levante ambos extremos de su cuerpo y los mantenga así. Muchos niños con desórdenes vestibulares-bilaterales no pueden mantener la "posición de avioncito" más de unos cuantos segundos. En ocasiones, cuando estos niños empiezan a caer, no se dan cuenta de que están cayendo y no hacen el intento de recuperar el equilibrio. A medida que caen al suelo, no extienden sus brazos para protegerse. En la terapia, un niño estaba tendido sobre una pelota grande y empezó a caer. Le dije: "prepárate para detenerte, te vas a caer". El niño me respondió: "ipero para dónde me vaya caer?" y estaba en el suelo antes de que pudiera contestarle. Los niños con desórdenes vestibulares-bilaterales encuentran difícil y les asusta aprender a andar en bicicleta. El niño no puede estar seguro de que ajustará su peso apropiadamente y de dar la vuelta correctamente para evitar los obstáculos en su camino. En general, estos niños rara vez experimentan la emoción de ser buenos para algún juego o deporte, y no se sienten seguros y felices como otros niños. Algunos niños con estos problemas tratan de ganar aceptación siendo los payasos de la clase y cayéndose para divertir a los demás niños. Aunque muchos niños con este tipo de problema son torpes, algunos sí desarrollan una coordinación motora normal. Sin embargo, ésta no garantiza una habilidad normal para la lectura.
¡Más rápido, más rápido! El niño con un sistema vestibular subactivo no procesa suficientes sensaciones vestibulares, por lo que no recibe el nutrimento del movimiento de su cuerpo y del juego, que otros niños reciben. Sin embargo, sí tiene. un impulso interior para desarrollar su cerebro. Además, el niño no se
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marea ni siente náusea hasta que no ha tenido una enorme cantidad de movimiento; por tanto, no debe sorprendemos que estos niños quieran dar vueltas en el carrusel o en la montaña rusa durante más tiempo que otros niños. Con frecuencia, en terapia, quieren ir más y más rápido en el equipo que se mueve. Un niño que se subió al columpio de red por primera vez dijo: "podría hacer esto durante un millón de años", lo cual nos indica la gran necesidad deestimulación que su sistema vestibular tenía. En terapia, estos niños se columpian y giran bastante, en un esfuerzo por activar su sistema vestibular. Sin embargo, únicamente un terapeuta ocupacional o físico que tenga el entrenamiento en los procedimientos de la terapia de integración sensorial y que conozca muy bien el sistema nervioso del niño, deberá hacer girar o columpiar a un niño durante largos periodos de tiempo. Una de las cosas más peligrosas que se puede hacer es hacer girar a un niño cuyo cerebro es disfuncional, pues girar puede reducir la respiración y la presión sanguínea, y causar la pérdida de la conciencia. Si el niño tiene tan siquiera una ligera tendencia a convulsionarse, girarlo o columpiarlo puede causársela.
Integración bilateral El niño con respuestas vestibulares subactivas a menudo tiene una integración insuficiente de los dos lados de su cuerpo, pues tiene dificultad para coordinar su mano izquierda y la derecha. Se confunde fácilmente con direcciones o instrucciones, especialmente cuando no tiene tiempo para pensar cuál lado es cuál, Cuando se le pide que dé vuelta a la izquierda, posiblemente dé vuelta a la derecha. Se le dificulta bailar o tocar el tambor, porque sus manos y sus pies no trabajan bien juntos y no pueden seguir el ritmo. A medida que crece, el niño posiblemente use otras partes de su cerebro para compensar su funcionamiento vestibular insuficiente. Puede aprender a apoyarse en procesos del pensamiento para saber la diferencia entre la izquierda y la derecha. Entonces parece que tiene una discriminación normal de la izquierda y la derecha, aunque aún tiene dificultad cuando se trata de una tarea nueva o poco usual. Compensar con otras partes del cerebro nunca es tan eficiente como la función natural de la parte que está diseñada para hacer ese trabajo. En el capítulo 4 discutimos la especialización de cada lado del cuerpo y del cerebro para diferentes funciones. Un sistema vestibular subactivo con frecuencia interfiere con la especialización, debido a que el niño desarrolla habilidades similares con cada mano y con cada hemisferio cerebral. En lugar de usar una sola mano para el trabajo motor fino, como escribir o usar herramientas, tiende a usar su mano derecha en el. lado derecho de su cuerpo y la mano izquierda en el lado izquierdo. Se le puede
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considerar ambidiestro, pero en realidad no es especialmente hábil con ninguna de sus manos; o es posible que se vuelva zurdo cuando genéticamente es diestro. Mientras tanto, dentro de su cerebro sus dos hemisferios cerebrales están haciendo cosas similares en lugar de especializarse para una mayor eficiencia rotal. El niño trata de desarrollar el lenguaje en ambos hemisferios, pero no lo hace muy bien en ninguno de los dos, pues esto causa dificultad en el habla, la lectura y la escritura. Es posible que el habla aparezca tardíamente y, por lo general, el niño entiende más de lo que puede hablar. Una vez que el habla se desarrolla, generalmente es normal, o casi normal, tanto en calidad como en cantidad. La carencia de una lateralización de habilidades en los niños con desórdenes vestibulares-bilaterales nos lleva a especular que estos niños no tienen una comunicación normal entre sus dos hemisferios. Cuando los dos lados del cerebro no pueden comunicarse, tampoco pueden trabajar de manera natural y eficiente.
Lista para verificar un desorden vestibular-bilateral El siguiente es un resumen de los principales síntomas de este desorden. Los dos primeros son característicos y definen este desorden en particular. Los otros síntomas los encontramos en algunos niños, pero en otros no; también podemos encontrarlos en otros tipos de desorden de integración sensorial. l. El niño parece normal, saludable y con una inteligencia también normal, pero tiene dificultades para aprender a leer o para las matemáticas. 2. Tiene un mstagmo pos rotativo de duración más corta a la normal. 3. El niño no es realmente bueno para los deportes o no los disfruta. Posiblemente se le dificulte lanzar o cachar una pelota. 4. Sus movimientos gruesos son torpes. El niño se tropieza y se cae con más frecuencia que otros niños de su edad y en ocasiones no intenta detener la caída. 5. Cuando se ayuda al niño a que guarde el equilibrio sobre una superficie angosta o sobre una pelota grande, se siente pesado como un costal de papas. 6. Cuando el niño se acuesta boca abajo, no le resulta fácil mantener la cabeza, los brazos y 1:>.5 piernas en alto, al mismo tiempo. 7. Cuando alguien trata de mover su cabeza en todas direcciones, no la puede mantener inmóvil y estable. 8. Ni sus pies ni sus manos trabajan bien juntos. 9. No tiene un dominio normal de sus manos. Es posible que se le
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considere ambidiestro, pero generalmente no es muy hábil con ninguna de las dos manos. 10. En ocasiones el niño confunde el lado izquierdo y el derecho, especialmente cuando no tiene tiempo para pensar cuál mano es cuál. 11. Al aprender a escribir, voltea las letras como la b Y la d con más frecuencia que sus compañeros. A veces lee palabras de atrás para adelante; por ejemplo: sal por las. 12. No tolera adecuadamente el estrés y se frustra con frecuencia. 13. El niño no piensa bien de sí mismo. Es difícil sentirse bien con uno mismo cuando la parte más importante de uno -el cerebrono trabaja del todo bien. En ocasiones existe un verdadero problema emocional o de comportamiento.
Desórdenes vestibulares del lenguaje La comunicación por medio del lenguaje es en cierta medida un producto final de la integración sensorial. El sistema vestibular es el principal organizador de las sensaciones en todos los otros canales sensoriales, por lo que contribuye al desarrollo de la comprensión de las palabras y del habla. Esta idea viene de los descubrimientos de que otros niños con desórdenes del lenguaje mostraron una mejoría en el habla y el lenguaje después de la terapia de integración sensorial, aunque la terapia no incluyó entrenamiento del lenguaje. Los terapeutas han encontrado que los niños con problemas de articulación, habla y lenguaje tienen un nistagmo posrotativo de corta duración, por lo general. Stilwell, Crowe y McCallum examinaron el nístagrno de algunos niños en un centro de audición, habla y lenguaje de Illinois y los compararon con niños normales. Encontraron que 70 % de los niños con desórdenes del lenguaje tenían un nistagmo de duración más corta que 70 % de los niños normales. Aquellos que tenían problemas con el uso simbólico del lenguaje y con la sintaxis, tenían el nístagmo de menor duración. De los níños que imaginamos al principio del capítulo, el tercer niño tiene un desorden del lenguaje con una función vestibular subactiva. Generalmente se acepta que las funciones de las partes superiores del cerebro, como la corteza cerebral, dependen parcialmente de las funciones subcorticales inferiores. El centro del lenguaje del hemisferio cerebral izquierdo (en individuos diestros) es parte de una red más amplia que comprende otras partes de la corteza y también centros integratívos subcorticales. Para que el lenguaje hablado se desarrolle y se lleve a cabo, los centros superiores e inferiores deben interactuar constantemente. Si los procesos vestibulares son deficientes en los centros inferiores, las áreas superiores tendrán dificultades para producir un lenguaje hablado normal. Por supuesto que existen muchas otras razones por las que el niño puede
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llegar a tener dificultades con el lenguaje. Cuando el lenguaje hablado no se desarrolla a tiempo, un terapeuta de integración sensorial debe examinar el nistagmo posrotativo del niño. Resulta fácil ver que la entrada vestibular tiene algún efecto facilitador en la vocalización. Casi todos los niños gritan y chillan cuando se suben a la montaña rusa o cuando juegan muy activamente. A menudo, en la terapia, los niños que no hablan hacen más sonidos de lo habitual durante la estimulación vestibular. Es como si el cerebro necesitara cierta cantidad de entrada vestibular para producir sonidos, y los movimientos de la vida diaria no proporcionan la cantidad necesaria en estos niños. En una ocasión valoré a un niño de seis años- que se suponía que no solía cooperar. Le pedí que eligiera cuál de los dos blocks cabría en el tablero. Se quedó sentado, quieto y sin responder a mi petición. A la larga me di por vencida y decidí que por lo menos le aplicaría la prueba de nisragmo posrotativo. Después de haber girado, el niño casi no mostró nístagmo: pero entonces, ¡se levantó voluntariamente, fue hacia la mesa y empezó a hablar y a colocar los blocks en el tablero! Después de unos cuantos minutos cesó de trabajar. Lo volví a colocar sobre la tabla giratoria, lo hice girar otro poco y entonces regresó a la mesa y continuamos con las pruebas. Este ciclo continuó varias veces hasta que completamos las pruebas. Parece ser que este niño sólo podía cooperar después de facilitar a su cerebro con entrada vestibular. Los niños con problemas del habla y del lenguaje, acompañados de una disfunción vestibular, generalmente tienen dificultades con el movimiento del cuerpo y con la planeación motora. Los desórdenes de planeación motora los discutiremos en el capítulo 6. No todos los desórdenes del habla y del lenguaje están asociados con la disfunción vestibular, pues parece ser que algunos déficits de comunicación son el resultado de un funcionamiento insuficiente en los centros del lenguaje del hemisferio cerebral izquierdo. En el caso de niños con este tipo de desorden del lenguaje, la causa del problema no radica en una integración sensorial insuficiente, por lo que generalmente estos niños no se benefician con la terapia de integración sensorial.
Respuestas vestibulares sobreactivas Las sensaciones son alimento para el sistema nervioso, pero cualquier cosa en exceso ocasiona problemas. El cerebro normal procesa las sensaciones vestibulares y utiliza su información para formar respuestas adaptativas. Para utilizar la entrada vestibular, el cerebro debe inhibir los Impulsos que no son útiles; sin embargo, algunos cerebros no pueden inhibir o modular la actividad vestibular, por lo que reaccionan excesivamente a la estimulación vestibular.
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Generalmente, el niño con respuestas vestibulares sobreactivas tiene un nistagmo posrotatívo de duración más prolongada de lo normal; sin embargo, en ocasiones estos niños tienen un nístagmo normal e incluso de corta duración. Es importante recordar que el sistema vestibular tiene varias vías y muchas funciones diferentes; algunas de estas funciones pueden ser subactivas, mientras que otras son sobreactivas y otras son, normales. Existen dos tipos de hipersensibilidad a la entrada vestibular: la inseguridad gravitaclOnal y la intolerancía al movimiento. En el primero, parece ser que el desorden se encuentra en la parte del cerebro que modula la entrada de los receptores de la gravedad, por lo que la posición de la cabeza o del cuerpo puede hacer que el niño se sienta incómodo, incluso si no está moviéndose. En el segundo, está más involucrada la parte del cerebro que procesa la entrada de los receptores de los canales semicirculares, por laque es el movimiento el que ocasiona la incomodidad.
les y otros juegos que mueven el cuerpo de manera poco común, pero quizá los tolere si se siente seguro en las piernas de alguno de sus padres. Doblar una esquina rápidamente en un automóvil puede resultarle desconcertante. Pasa mucho tiempo preocupado acerca de si se va a caer y hace grandes esfuerzos para evitar caerse aunque de hecho, rara vez se cae. En contraste, es posible que el niño con un problema vestibular-bilateral se caiga con frecuencia, pero por lo general no toma las precauciones para evitar la caída y no muestra una respuesta emocionaL Una niña gravítacíonalmente insegura tenía sus manos apoyadas firmemente sobre el suelo y las piernas las tenía en una pieza móvil del equipo. En lugar de simplemente bajarse, gritaba: "¡me estoy cayendo, me estoy cayendo!"
Inseguridad gravitacional
El niño gravitacionalmente inseguro siente una amenaza primordial en la atracción gravitacionaL Su reticencia a moverse no es voluntaria, y nada de lo que usted le diga cambiará su inseguridad. No le hace ningún bien animarlo con premios. Su miedo no es racional; proviene de muy adentro de su cerebro donde las palabras j- los premios no tienen efecto alguno. Este niño es muy desdichado y se siente todavía peor cuando los adultos y los otros niños ignoran sus necesidades y esperan que se mueva como los demás niños. Este niño se siente más seguro cuando tiene ambos pies firmemente plantados sobre el suelo. Una niña de ocho años no se atrevía a brincar una cuerda que se encontraba a unos 30 cm del suelo; en lugar de saltar por encima, se arrastró por debajo de la cuerda. Brincar puede ser muy amenazante, algunos de estos niños brincan sin despegar sus pies del suelo, se resisten a ponerse en posición horizontal a menos que se trate del suelo o de una cama, y posiblemente se nieguen a hacerlo sobre una mesa o una plataforma. A algunas personas gravitacionalmente inseguras les da miedo subir o bajar una colina, o caminar sobre terreno rocoso o disparejo. Al subir o bajar escaleras, se sostienen del barandal. No les gusta caminar sobre bordes, trepar o montar objetos o animales. Es posible que les resulte amenazante agacharse hacia atrás cuando se encuentran sentados. En vista de que el problema es una sensibilidad excesiva a la entrada proveniente de los receptores de la gravedad, la posición de la cabeza es crítica para estas personas. Las mujeres adultas que padecen de inseguridad gravitacional se quejan de que sienten incomodidad al limpiar la casa porque tienen que agachar la cabeza por debajo y alrededor de los muebles. El sostener la cabeza hacia abajo proporciona la mayor estimulación a los receptores de la gravedad y resulta especialmente amenazante para
El •movimiento extremo o una caída causan miedo en casi cualquier persona; sin embargo, algunas personas tienen una reacción excesivamente emocional a las sensaciones vestibulares, aun cuando no exista el peligro de una caída. El miedo tiene poca relación con el estado en que se encuentra el cuerpo; más bien proviene de un error en el procesamiento vestibular dentro del cerebro. Los terapeutas de integración sensorial lo llaman inseguridad postural o inseguridad gravitacional. El cuarto niño que mencionamos al principio de este capítulo es gravitacionalmente inseguro. Le da miedo pararse en el borde de la banqueta, pero lo hace cuando su madre lo anima y le da la mano; sin embargo, el equilibrio y la coordinación motora son mejores que los de los dos niños con respuestas vestibulares subactivas, y físicamente no necesita que su mamá lo tome de la mano. Podría recorrer el borde por sí mismo, pero su cerebro no puede percibir que sí tiene esa habilidad. Dado que no se tropieza ni se cae, no resulta fácil ver que tiene un problema. La inseguridad gravitacional, por sí sola, no interfiere con el aprendizaje académico, por lo que es posible que el niño tenga un buen desempeño en la escuela, a menos que tenga otros problemas neurológícos además de su reacción excesiva a la entrada vestibular. El niño gravitacionalmente inseguro siente miedo, ansiedad o se altera cuando se encuentra en una posición a la que no está acostumbrado, cuando trata de adoptar esa posición o cuando alguien trata de controlar su movimiento o su posición. Se siente particularmente amenazado cuando otra persona lo mueve, y es posible que ni siquiera permita que otra gente se le acerque cuando se encuentra trabajando, como si fueran a tratar de moverlo por sorpresa. Posiblemente le aterren los columpios, los carruse-
Una amenaza primordial
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Parte 11. Integración sensorial
aquellas personas que no pueden modular esta entrada. Los niños gravitacionalmente inseguros evitan dar marometas y el juego rudo no les resulta placentero. Estos niños frecuentemente piden el apoyo físico de sus padres o del terapeuta. Su reticencia a estar solos limita severamente su juego y no les permite oportunidades para madurar como los demás niños. Si usted tiene un niño gravitacionalmente inseguro, es posible que sus vecinos y amigos digan que lo está sobreprotegiendo y que debería motivarlo a crecer. Dicen esto porque no se dan cuenta de que este niño no puede modular la más básica de las sensaciones. Lo mejor que usted puede hacer por el niño es respetar sus necesidades y hacer todo lo que esté en sus manos para construir gradualmente el sentido de confianza de él. Nuestra relación con la gravedad es nuestra fuente de seguridad más importante. El niño gravitacionalmente inseguro probablemente siente que cualquier movimiento lo va a mandar disparado al espacio exterior. Tan sólo un poco de movimiento puede hacerlo sentir como "perdido en el espacio", después de una experiencia de movimiento que a casi nadie le hubiera resultado incómoda una persona dijo: "[me siento como si me estuviera alejando de la Tierra y nunca fuera a regresar!" No existe un reto . .. primordial más amenazante. Si la relación niño-Tierra no ess@gura,:enroncestalas demás relaciones son susceptibles de ser menos que óptimas; por tanto, la inseguridad gravitacional puede deteriorar todos los aspectos de la vida de la persona. La gente no nota este miedo y encuentran al niño "difícil de tratar". Es posible que lo culpen o lo castiguen por cosas que su cerebro le hace hacer. Otros niños lo llaman "gallina". Los maestros no entienden por qué las palabras no le dan seguridad. Para hacer cosas con otras personas, debe enfrentar miedos que los demás no sienten ni entienden. Para evitar o reducir la alteración, tratará de manipular su entorno y a las demás personas, y esto lo hace parecer obstinado y que no quiere cooperar. De pequeño, aprende que los adultos lo mueven por todos lados sin nmgún respeto por su sistema vestibular hipersensible. Más tarde aprende formas de controlar a los adultos y de mantenerlos alejados. El niño no sabe qué situaciones le causarán miedo y cuáles estarán bien, por lo que tiene que controlar todo en la medida de lo posible. Entonces los adultos consideran que éste es un rasgo indeseable de la personalidad, y tratan de imponerse sobre el niño y de forzarlo para que deje de ser manipulador. Es entonces que el niño sufre aún más desdicha. Cecilia Rothschild habló por muchos cuando escribió:
Parque de miedo Mi vida se aesenvotvio en el parque Con tacto su dotor y su alegría [os temores y dudas de mí misma llegaron a mi juego -ant. en ese mundo imaginario. más que real. Me perdien el pasamanos. 9nsegura. confundida, Mi direccián incierta. Id yo no reía. !3uscaba la salida a ese laberinto de terror. Subía a la escalera más alta. Helada de pensar en lo que me esperaba. No podía retroceder. Id 'do no reía. Me zambullí a ciegas. ante mi suerte incierta. Me precipité al suoiaaia Anticipanao la diversion. la emoción, Todo se volvió amargo en el aire. mientras que yo colgaba suspendida en el espacio. Id yo no reía. aerrlbaaa de mi sueño a la realidad ael suelo Salté al columpio. Lista para "la experiencia" del dia: volar. Cuando los otros me empujaron más allá elemi sequriaad -sriendo-r la veloddad elesclibujó tocía oportunidad a la razón, Id yo no reía. me colgué a la esperanza ae un rápido final a mi angustia. llegué al final. a enfrentar el reto cíelos aros de metal
un
Id fue asíque corrí det parque del miedo Este mundo imaginario. más que real. Hogar donde estos juegos de la vida se siguen juqando. Id yo no reía.
2Reproducído con permiso de la autora.
29 de abril de 197]2
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¿Qué es lo que está mal en el sistema nervioso? Como sucede con cualquier desorden de integración sensorial, solamente podemos hacer conjeturas acerca de lo que sucede dentro del cerebro del niño. En este momento, creemos que la entrada de los receptores de la gravedad no se modula adecuadamente. Las sensaciones de la gravedad entran al cerebro continuamente, mientras estamos vivos y aumentan cuando la cabeza se mueve de la posición normal a la que estarnos acostumbrados. Por tanto, el niño gravitacionalmente inseguro puede encontrar alivio a su miedo únicamente si mantiene su cabeza lo más quieta posible, asegurándose de que no adoptará posiciones poco usuales y manteniendo sus pies firmemente plantados en el suelo para saber dónde se encuentra con relación al espacio. Parte del problema radica en una insuficiente entrada sensorial de los músculos y de las articulaciones, la cual es necesaria para modular laactívidad vestibular. Si un bebé no puede moverse lo suficiente para integrar las sensaciones vestibulares y propioceptivas, o si tiene algún desorden neural que impide esta integración, es posible que su cerebro no desarrolle una influencia inhibidora sobre el sistema vestibular. La condición neurológíca que causa la inseguridad gravitacional no interfiere en sí con el desempeño académico, aunque la alteración que resulta de esta condición sí lo hace. A menudo observamos inseguridad gravitacional en niños que presentan otras irregularidades neurológicas más extensas que sí interfieren con los procesos del aprendizaje. Estas irregularidades con frecuencia hacen que a la persona le resulte difícil organizarse v enfocarse en una tarea. Estas son personas muy ansiosas que con mucha facilidad se vuelven neuróticas o emocionalmente enfermas. Desafortunadamente, es posible que los psicoterapeutas traten su ansiedad como si fuera un defecto de la personalidad y no un desorden neurológico.
El impulso de superar la inseguridad qravitacionat Todo ser humano tiene un impulso primordial para desarrollar una relación satisfactoria con la gravedad. El niño normal sigue ese impulso cuando gatea, juega, trepa, brinca y cuando su cuerpo adopta cualquier posición imaginable. Aprende lo que él y la gravedad pueden hacer, y a la larga se las arregla con ella. El niño con inseguridad gravitacional tiene este impulso, pero sus reacciones emocionales le impiden seguirlo. En la terapia de integración sensorial, el ambiente está diseñado para permitir que surjan 'respuestas normales. El terapeuta sabe cómo guiar y no empujar; de esta manera, durante
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la terapia el impulso interior casi siempre aparece en el niño y le permite superar mucha de su inseguridad. Una niña pasó meses tratando de dominar lo que sentía al tener la cabeza hacia abajo. Después de la terapia, se iba a su casa y se sentaba en las piernas de su madre con la cabeza agachada hacia abajo.
lista para verificar la inseguridad gravitacional Aquí le presentarnos un resumen de los síntomas de la inseguridad gravitacional. No todos los síntomas se observan en un solo niño. Además, algunos de estos síntomas están presentes en niños que no tienen desórdenes de integración sensorial. l. Cuando despega los pies del suelo, el niño se siente ansioso y lucha por mantenerlos abajo. Es posible que coopere si alguien en quien confía lo ayuda. 2. Tiene un miedo que no es natural de caerse y a las alturas. 3. Le disgusta ponerse de cabeza como al dar marometas, al rodar en el piso o al jugar rudo. 4. No se divierte en los juegos del parque o con los juguetes que se mueven. ,5. Evita saltar de una plataforma alta hacia otra más baja. 6. El niño es particularmente lento para realizar movimientos poco usuales, como subirse a un automóvil, moverse del asiento delantero al trasero, o caminar cuesta arriba, cuesta abajo o sobre terreno rocoso. 7. Es posible que se demore para aprender a subir y a bajar escaleras, y usa el barandal más que los demás niños. 8. Es posible que evite trepar, aunque sea simple y pueda agarrarse con las dos manos. 9. Le da miedo caminar sobre una superficie alta; a él le parece demasiado alta aunque a los demás no. 10. Siente que pierde el equilibrio cuando le dan vueltas. 11. Al ir en coche le asusta doblar una esquina rápidamente. 12. Da la impresión de que el niño juzga el espacio de manera imprecisa, aunque en realidad el problema radica en que no puede manejar el movimiento dentro de ese espacio. 13. Si se encuentra sentado y lo empujan repentinamente, se alarma.
Intolerancia al movimiento Los sistemas vestibulares sobreactivos de algunos niños sienten demasiada incomodidad durante el movimiento rápido o al girar en círculos. No
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se sienten necesariamente amenazados por el movimiento, únicamente los hace sentir incómodos. Estos niños son susceptibles de marearse en un carro con más facilidad que otros niños, además sienten náuseas más pronto cuando juegan en cosas que se mueven, como en un carrusel o en el equipo de la terapia diseñado para proporcionar estimulación vestibular. Algunos individuos extremadamente sensibles se marean hasta de ver a alguien más o algún objeto girar, pues esto estimula un reflejo de los ojos que a su vez activa los núcleos vestibulares. Parece probable que, en estos niños, la parte del sistema nervioso que modula la entrada de los canales semicirculares no funcione apropiadamente. Girar activa los canales semicirculares más que ningún otro estímulo, pero tiene un efecto menor en los receptores de la gravedad. Podemos pensar que la inseguridad gravitacional y la intolerancia al movimiento van de la mano y a veces es así, aunque no siempre. Debido a esto, con frecuencia es difícil diferenciarlas. Dado que en estos niños la entrada vestibular generada por el movimiento sobreestimula el sistema nervioso y altera su digestión, podríamos pensar que causaría que el nistagmo posrotatívo fuera de larga duración. Mientras que en ocasiones es así, no necesariamente lo es; el sistema vestibular es tan increíblemente complejo que todo tipo de variaciones de las funciones es posible. La intolerancia al movimiento no ha sido estudiada tanto como la inseguridad gravitacíonal, por lo que no sabemos a ciencia cierta si interfiere con el desempeña académico o con el comportamiento. La mayoría de los terapeutas tienen la jmpresión de que no afecta el trabajo académico, pero es más factible que interfiera con el desarrollo de la personalidad. No hay demasiada actividad de rotación en la escuela o en la vida, por lo que el niño puede evitarlo fácilmente sin perderse de gran cosa. Sin embargo, es posible que el desorden neural que hace que girar resulte muy incómodo, haga que otros movimientos resulten ligeramente incómodos. Si un niño no siente placer cuando se mueve, se perderá de mucha de la satisfacción de ser niño y él mismo se proporcionará menos oportunidades para desarrollar la integración sensorial. A medida que crecemos, de manera natural tenemos menos tolerancia al movimiento que cuando éramos niños, por lo que si un adulto no disfruta del movimiento, no es indicativo de un problema neurologíco.
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Dispraxia del desarrollo. un problema de planeadón motora
TIPOS DE MOVIMIENTO Y DESÓRDENES DEL MOVIMIENTO Tomaremos en cuenta cinco aspectos del movimiento: 1. Control fino del movimiento, como al recoger un alfiler. 2. Reacciones posturales, como al rodar o guardar el equilibrio sobre un solo pie. 3. Patrones de movimiento programados a nivel del sistema nervioso central, como gatear o caminar. 4. Habilidades motoras específicas, como hacer un nudo o escribir el alfabeto. 5. Planeación motora.
Control fino Si nos detenemos a pensar en lo que el hombre puede hacer, nos daremos cuenta de que todo es movimiento o un proceso en el cual se requiere de movimiento para la expresión de ese proceso; por ejemplo: los pensamientos se expresan por medio del movimiento. Sin movimiento no podríamos cuidamos, ni ir a donde quisiéramos ni comunicamos con los demás. No debería asombramos que casi todo el cerebro partícipe en la preparación de los movimientos del cuerpo. El movimiento es algo que podemos ver, más cuando se realiza pobremente. Dado que son tantos los diferentes procesos cerebrales que participan en el movimiento, son muchos los desórdenes cerebrales que pueden causar una coordinación insuficiente. Un tipo de coordinación insuficiente que resulta de una disfunción de integración sensorial es un déficit en la planeacíón motora. Este tipo de problema de procesamiento sensorial se llama dispraxia del desarrollo y cuando es severa se llama apraxia. En el capítulo 3 discutimos la planeación motora o praxia, que es la habilidad para planear y ejecutar una acción aprendida o nueva. El niño dispráxico es lento e ineficiente para la planeacíon motora; el niño apráxico difícilmente cuenta con algo de planeación motora; sin embargo, es posible que estos niños tengan una inteligencia normal y músculos también normales. El problema se encuentra en el puente entre su intelecto y sus músculos. En los niños con desórdenes del aprendizaje o con disfunción cerebral mínima, la dispraxia del desarrollo es una de las manifestaciones más comunes de la disfunción integrativa sensorial. Reconocer y entender esto no es fácil. Para entender mejor la dispraxia, primero veremos otros tipos de coordinación motora insuficiente y después compararemos la dispraxia del desarrollo con estos problemas.
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Si las neuronas que llevan los mensajes motores desde el cerebro hasta los músculos no trabajan bien, los músculos reciben un flujo desigual de direcciones y, por tanto, se contraen de manera desigual e involuntaria. Estos movimientos coreoatetoides son el resultado de una inhibición insuficiente en los tractos motores. Son como la estática en un aparato de radio, un ruido adicional que no debería estar ahí. Con frecuencia vemos movimientos involuntarios y desiguales muy leves cuando los niños con una mínima disfunción cerebral tratan de hacer un trabajo fino, como meter un palito en un agujero pequeño. El movimiento desigual lo hace tirar la comida cuando ya tiene edad para comer por sí solo y sin ensuciarse; más adelante se desanima al tener que usar un crayón o un lápiz y al jugar con juguetes pequeños. Hasta donde sabemos no obstaculiza el trabajo mental; sin embargo, los movimientos coreoatetoides leves que no se ven tan fácilmente, interferirán con la escritura y con los deportes. Estos movimientos desiguales involuntarios probablemente no sean el resultado de una disfunción integrativa sensorial y requieren de otra forma de terapia.
Reacciones posturales Un aspecto muy importante de la coordinación es la habilidad para cambiar de posición y moverse de un lado a otro sin perder el equilibrio. También tenemos que mover nuestro tronco y ajustar nuestro peso para que los brazos puedan operar separados de nuestro cuerpo. En las primeras semanas de vida, las reacciones posturales ayudan al bebé a levantar su cabeza, a rodarse y a sostenerse con las manos y con las rodillas.
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Estas primeras reacciones posturales sientan las bases para las respuestas de balanceo y equilibrio que se desarrollarán posteriormente. Todos estos movimientos dependen de la integración, tanto de los mensajes motores como de la entrada sensorial de los músculos, articulaciones, sistema vestibular y en un menor grado, de la piel. Son movimientos semiautomáticos o reflejos que no requieren del pensamiento y funcionan mejor cuando no pensamos en ellos. Como dependen mucho del procesamiento sensorial, por lo general son deficientes en los niños con disfunción integrativa sensorial. Estos desórdenes posturales los discutimos detalladamente en el capítulo 5.
Movimiento programado centralmente ¿Alguna vez se ha preguntado cómo es que las arañas mueven sus seis patas con tal rapidez y buena coordinación? No tienen que planear esos movimientos, simplemente encienden la parte de su sistema nervioso que ha sido programada para ejecutar el patrón adecuado. El ser humano también tiene patrones de movimiento que están programados en su sistema nervioso central; los mejores ejemplos de programación central en el hombre son gatear y caminar. Por lo general, los padres no se ponen a gatas para enseñar a sus hijos a gatear. El niño sabe cómo hacerlo de manera innata y lo hará cuando su sistema nervioso alcance ese nivel de madurez, asumiendo que el niño se desarrolle normalmente. Aunque el niño posee dentro de sí el conocimiento de cómo gatear, al principio, cuando aprende esta acción, tiene que usar un poco de planeación motora. Caminar está programado a nivel central, pero hablar requiere de planeacíón motora, a menos que el individuo sea un buen orador o si la conversación es simple. El cerebro con una praxia -habilidad para la planeación motora- normal puede organizar el hablar y caminar simultáneamente. Sin embargo, la mayoría de la gente no puede hacer un nudo complicado y desconocido, y al mismo tiempo hablar de otra cosa, porque ambas accíones requieren de planeación motora y el cerebro no puede manejar dos planes motores a la vez. Cuando aprendemos a sentamos en una silla, las primeras veces tenemos que hacer la planeación motora para caminar hacia ella, para voltearnos y colocar nuestro cuerpo justamente en la silla. Posteriormente contamos con nuestra memoria de las direcciones motoras para sentamos sin pensar en nuestros movimientos. Cuando nos damos cuenta que un bebé se sienta muy bien a los seis meses y después vemos que no puede aprender habilidades motoras, sospechamos que sus reacciones posturales y su programación central están bien, pero que su habilidad para la planeación motora es insuficiente.
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la mayoría de los niños con disfunción cerebral mínima no tienen problemas con los movimientos programados a nivel central, porque éstos no requieren de una integración sensoríal compleja. Los problemas para ejecutar movimientos programados a nivel central, tienen una mayor propensión a aparecer en niños con parálisis cerebral u otras irregularidades severas en los tractos motores del cerebro.
Habilidades motoras Cada uno de nosotros tiene una biblioteca de habilidades que puede ejecutar cuando las necesita. Una habilidad es algo que inicialmente tuvimos que planear a nivel motor para aprenderla, pero ya lo hacemos espontáneamente. Cuando un niño aprende a atarse las cintas de sus zapatos, las primeras veces tiene que poner atención en sus dedos y en las cintas, esa atención es lo que la vuelve planeación motora. Una vez que ha planeado el nudo a nivel motor, con éxito y en repetidas ocasiones, se graba en su cerebro y se vuelve una habilidad. Una vez que aprendemos cierta habilidad, ésta ya no requiere de planeación motora ni de una atención consciente. las habilidades se integran a la operación total del cerebro y surgen espontáneamente. Un buen ejemplo de esto es escribir a máquina. Un principiante utiliza toda su atención consciente para encontrar las teclas, mientras que un mecanógrafo experto simplemente permite que su cerebro haga el trabajo. Su cerebro organiza las contracciones de los músculos de sus dedos de manera tan automática que no tiene que ver las teclas ni pensar en lo que está mecanografiando. Después de muchos años de usar las neuronas del cerebro para mecanografiar, esta habilidad se vuelve tan automática como caminar. las habilidades no requieren de planeación motora cuando la situación es familiar; sin embargo, si ocurre algo poco usual como cuando un mecanógrafo hábil trabaja con una máquina en la cual las teclas están distribuidas de manera diferente, estas habilidades requieren de la ayuda de la planeación motora. la mayoría de los adultos tiene la habilidad para abotonarse la ropa, pero debe planear a nivel motor si los botones son excepcionalmente grandes o si tienen una forma extraña. Nuestras habilidades para manejar un automóvil no serian del todo adecuadas en una camioneta grande, por lo que tendríamos que realizar cierta planeación motora hasta acostumbramos al tamaño, al volante y a los pedales desconocidos de la camioneta. Dado que la planeación motora es el primer paso para aprender habilidades, el niño dispráxico generalmente tiene una escasez de habilidades. Tiene que realizar la planeación motora de cada tarea una y otra vez. Se las arregla para adquirir algunas "habilidades postizas" específicas, sin llegar a alcanzar la habilidad generalizada para organizar sus acciones (véase
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capítulo 4 en el que se discuten l~~ habilidades postizas). Una vez que el niño dispráxico aprende una habilidad, generalmente la ejecuta bastante bien, siempre y cuando la situación sea familiar.
Planeación motora Las reacciones posturales, los movimientos programados a nivel central y las habilidades motoras aprendidas, no ocupan mucha atención o voluntad; basta nada más con tener una meta general en mente. Por otra parte, la planeación ~ot~ra requiere de atención y ésta permite al cerebro planear el tipo de mensajes que mandará a los músculos y la secuencia en ._ que debe mandar!os. Un bebé realiza la planeación motora para recoger una sonaja, para meterse una cuchara a la boca y para gatear a través de un corredor, hasta que esto se vuelve un~ ha~ilidad y ya ~? requiere de planeación motora. El niño pequeño realiza cierta planeación motora para ponerse la ropa, para escribir :1 alfa~eto y para deci: frases com~letas. Ap.render a usar una nueva herramIenta, íncluso un crayon o un cuchillo, requiere de planeación motora. Un adulto planea a nivel motor cuando hace un nudo desconocido, cuando aprende un nuevo paso de baile o cuando aprende algo nuevo en el trabajo. Para la mayoría de los hombres, la costura requiere de planeación motora, y. par~ la mayoría de la mujeres sucede igual al usar herramientas de carpmtena. En los niños, la planeación motora es, en cierto modo, la forma de función más alta y compleja. Dado que requiere de una atención consciente, está estrechamente ligada a las funciones mentales e intelectuales. Depende de una integración sensorial muy compleja en el tallo cerebral y en los hemisferios cerebrales. El cerebro dice a los músculos qué hacer, pero las sensaciones del cuerpo le permiten al cerebro decirlo. La planeación motora es el puente entre los aspectos sensoriomotores e intelectuales de las funciones cerebrales. Observe a su hijo jugar un nuevo juego de rayuela o trepar a un árbol que no conoce. Presta atenció~ a cada movimiento y no puede poner cuidado a ninguna otra cosa. SI algo lo desvía de lo que está haciendo, tiene que dejar de moverse porque no puede enfocar su atención en dos cosas diferentes al mismo tiempo. Sin embargo, si su cerebro está bien organizado, sólo tiene que realizar la planeación motora de esa tarea unas cuantas veces para llegar a dominarla. Aprende rápido, y pronto puede jugar ese juego o trepar a ese árbol espontáneamente. Ya no tiene que prestar tanta atención a sus movimientos y ahora puede hablar con sus amigos mientras salta y trepa sin una cautela deliberada. . Le presentamos unos ejemplos de planeación motora insuficiente. Le dije a una niña que se acostara sobre una banca. Colocó sus hombros en
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la banca y después preguntó: "¿qué hago con mis piernas?" En este caso el problema era que las sensaciones provenientes de sus piernas no le decían qué hacer. Al pedirle a una mujer joven que se acostara sobre una mesa, primero tenía que pararse en una silla y después pararse en la mesa, antes de acostarse. Aunque en su casa podía acostarse en su cama sin antes pararse en ella, no podía hacer lo mismo en la mesa. Había aprendido a acostarse en su cama como una habilidad postiza, pero esto no se aplicaba a la tarea ligeramente diferente de acostarse sobre la mesa. Estaba platicando con un niño, mientras que cerca de ahí una niña se ocupaba en pegarle a una pelota que colgaba del techo, con un tubo de cartón que sostenía en ambas manos. Esta niña recién había adquirido la habilidad de usar ambas manos al mismo tiempo. Habló con severidad: "¡guarden silencio, estoy haciendo esto!" Tenía que concentrarse tanto en la planeación motora de la acción de sus manos que no podía con los sonidos de la conversación cercana. Por supuesto que su petición fue complacida.
LA REPRESENTACiÓN CORPORAL
Y LA PLANEACIÓN MOTORA Tanto la planeacíón motora como las habilidades motoras requieren de una percepción de cómo está diseñado el cuerpo y de su funcionamiento como una unidad mecánica. La entrada sensorial del cuerpo se debe organizar como un retrato muy claro del cuerpo. El cerebro consulta este retrato sensorial interno para mover el cuerpo con precisión. El retrato sensorial se almacena en el sistema nervioso, por lo que se puede llamar un modelo neuronal. También puede llamarse imagen corporal, esquema corporal o representación corporal. Usaremos este último término. Para entender la dispraxia del desarrollo, primero debemos discutir de qué manera se forma y se usa la representación corporal en la planeación motora.
Memorias neurales En el capítulo 3 observamos el proceso en el cual la experiencia sensorial se almacena en grupos de interconexiones neurales. Cada vez que un mensaje pasa a través de una sínapsis, la estructura y la químíca de esa sinapsis cambian, por lo que posteriormente, la sinapsis trasmite ese tipo de mensaje más fácilmente. En otras palabras, el uso repetido de una sinapsis para una función sensoriomotora en particular crea una memoria neural de esa función. Un bebé recién nacido tiene muy pocas memorias almacenadas en sus sinapsis, pues conforme interactúa con el mundo, sus sinapsís se llenan gradualmente con información sensoriomotora. En nuestro cerebro tene-
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mas memorias neurales de todo lo que sabemos; de todas las palabras, de cada visualización, de cada cara que reconocemos, de cada secuencia de números que usamos, y de cada habilidad motora. La representación corporal es una memoria compuesta de ~ada parte del cuerpo y de todos los movimientos que esas partes han realizado. Nuestra representación corporal consiste en mapas de cada parte de nuestro cuerpo, parecido a un atlas del mundo. A medida que el niño se mueve y hace cosas, almacena incontables trozos de información de la misma manera en que los exploradores del mundo hacen mapas de los territorios que descubren. Mientras más variaciones de movimiento realice el niño, más precisos serán los mapas de su cuerpo. El cerebro puede consultar su representación corporal para planear movimientos, de manera similar como consultamos un mapa para navegar cuando viajamos. Mientras más precisos sean los mapas, la persona será más capaz de navegar movimientos corporales nuevos. Nuestra representación corporal contiene memorias neurales de todas las partes de nuestro cuerpo: de su tamaño, su peso y sus contornos; de su posición actual en relación con el resto del cuerpo y de todos los- movimientos que ha realizado en el pasado. También contiene memorias neurales relacionadas con el ambiente, como información sobre la naturaleza de la fuerza de gravedad, de la dureza de algunas cosas, de la flexibilidad de otras y así sucesivamente. De esta manera, el cerebro puede saber qué tan rápido y cómo debe trabajar cada músculo para realizar cierta tarea; qué hacer y qué no hacer con una herramienta y si es que nos caeremos al movernos de determinada manera. Podemos comparar nuestra representación corporal con la representación de un automóvil. Después que hemos conducido un carro en particular durante algún tiempo, tenemos una buena idea del tamaño del carro, de qué tanto debemos mover el volante para doblar una esquina, y de qué tanto debemos pisar los pedales para acelerar o desacelerar. Tenemos esta idea de ver y sentir cómo responde el carro en cada momento que lo conducimos. Un buen conductor recuerda la información de manera tan automática que nunca tiene que pensar en ella. Una representación del automóvil poco precisa nos lleva a tener un accidente, y el niño dispráxico tiene muchos accidentes porque tiene una representación corporal inexacta.
Contribución de las sensaciones del tacto a la representación corporal y a la planeación motora La mayoría de los niños con disfunción cerebral mínima presentan algunas irregulandades en sus procesos táctiles. Generalmente, su sentido del tacto no está disminuido como cuando el dentista nos pone una inyec-
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ción de novocaína. Por el contrario, en ocasiones el niño tiene una sensibilidad excesiva a las sensaciones del tacto y experimenta incomodidad con experiencias táctiles comunes. Discutiremos este tipo de desorden en el capítulo 7. El desorden táctil más común reside en la localización imprecisa del estimulo táctil y en la inhabilidad para identificar su significado en relación con el espacio. Dicho de otra manera, el niño tiene dificultad para discriminar e identificar cosas que lo tocan o que él toca. Sabe cuándo lo tocan, pero no sabe si le tocaron el dedo índice o el medio. Siente algo en su mano, pero no sabe si es una moneda o un botón. ¿Por qué es tan común una insuficiente discriminación táctil entre los niños con disfunción integrativa sensorial? Las sensaciones del tacto llegan al cerebro desde cada punto de la superficie de nuestra piel y viajan a casi todas las partes del cerebro. Un desorden en casi cualquier área del cerebro puede llegar a interferir con la discriminación táctil, aunque el problema es diferente en cada niño.
¿Cómo se discriminan las sensaciones? Las sensaciones de la piel viajan por la médula espinal hacia diferentes niveles del tallo cerebral y de los hemisferios cerebrales. En cada nivel se organiza una fotografía sensorial y cada nivel manda esta información a otros niveles. Mientras más alto sea el nivel, la discriminación será más exacta y precisa, por lo que algo del ruido o información irrelevante se elimina y la señal se siente con más claridad. Un proceso similar ocurre cuando giramos las perillas de un radio para reducir la estática y hacer que el sonido se vuelva más claro. Únicamente una pequeña porción de la entrada táctil que entra al cerebro llega lo suficientemente alto en los hemisferios cerebrales para aleanzar nuestra atención consciente. Generalmente no estamos conscientr., de un estimulo táctil, a menos que enfoquemos nuestra atención en la parte del cuerpo que está siendo tocada o si el estímulo es lo suficientemente fuerte para llamar nuestra atención. Entretanto, incontables sensaciones táctiles, provenientes de la presión y del movimiento del aire, de la ropa y de los muebles que tocan nuestro cuerpo, mantienen activo nuestro sistema táctiL El hecho de que no seamos conscientes de la mayor parte de la entrada táctil, no significa que no sea importante. La entrada continua es muy importante para mantener el cerebro organizado. Si el cerebro es privado de estimulación táctil se desorganizará rápidamente. Como lo describimos en el capítulo 4, se ha encontrado una desorganización extrema en las ratas que no fueron manipuladas y en monos bebés que fueron privados del tacto materno, en niños de orfanatorio y en adultos normales en cámaras de privación sensoriaL
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124 Entrada táctil no específica y específica Cuando los neurocíentíficos estudian el sistema táctil, encuentran que mucha de la entrada táctil no es específica y no le dice al cerebro de qué parte de la piel proviene, además de que no requiere de una respuesta perceptual o motora específica. En su lugar, esta entrada ayuda a mantener un balance de fuerzas inhibidoras y excitadoras en todo el sistema nervioso. Nutre al cerebro y ayuda a mantenerlo operando de una manera uniforme. Por otra parte, cierta entrada táctil, particularmente las sensaciones provenientes de las manos, dedos y área de la boca, es muy específica. Llega a los niveles superiores del cerebro, que comprenden la corteza sensorial, la cual está dividida en secciones, una sección para cada parte del cuerpo. En la corteza sensorial se forma una fotografía muy detallada de estas sensaciones y es así como la persona puede responder de manera muy precisa. La escritura es un buen ejemplo de una actividad que comprende muchas sensaciones táctiles específicas. El lápiz toca puntos exactos en los dedos y el cerebro utiliza estos estímulos para mandar información muy precisa a los músculos de los dedos que sostienen y mueven el lápiz. Cada trozo de información táctil debe viajar precisamente al lugar correcto de la corteza sensorial y el cerebro debe mandar su respuesta con gran rapidez y exactitud al músculo apropiado. Si el brazo y la mano están dormidos, las sensaciones de la piel Y de los músculos son tan deficientes, que resulta muy difícil escribir. Si la información que entra es vaga, la instrucción que salga también 10 será. En este caso sería como escribir con guantes en las manos; se sentíría el lápiz y la mesa, pero las sensaciones serían difusas e insuficientemente definidas. Así es para el niño dispráxico. La información táctil es vaga y da como resultado una representación corporal que no es precisa. A continuación le sugerimos algunas cosas para que sepa lo que se siente tener un sistema táctil que no proporciona una información precisa. Quítese los zapatos, siéntese y suba sus pies a una silla, de manera que sus dedos no toquen nada. Cierre los ojos y pídale a alguien que le toque alguno de los tres dedos medios. ¿Puede usted decir qué dedo le tocaron? Probablemente no con mucha facilidad, pero sí podría decirlo si se tratara de los dedos de sus manos. La mayoría de los niños dispráxicos tienen dificultad para identificar qué dedo les tocaron. Ahora mueva únicamente el dedo que le tocaron y encontrará que esto es muy frustrante, porque el cerebro humano no está diseñado para dirigír movimientos aislados de los dedos medios de los pies. El niño díspraxíca siente la misma frustración-cuando trata de mover un solo dedo de la mano. Intente poner la mesa con un par de guantes gruesos en las manos. Dése cuenta que tiene que pensar cómo coger la vajilla, porque su limitado sentido del tacto no 10 guía para mover sus manos.
Ahora intente esto: cruce sus brazos en las muñecas con las palmas de la mano, una enfrente de la otra cruce sus dedos y doble los codos, de modo que sus manos queden casi debajo de su barbilla. Pída1e a otra persona que señale uno de sus seis dedos medios sin tocarlos. Trate de mover únicamente ese dedo. Fíjese todo 10 que tiene que pensar para mover el dedo indicado. Ahora pida a alguien que toque uno de sus dedos y fíjese 10 fácil que resulta saber qué dedo mover. Resulta fácil porque la información táctil le permite usar la representación corporal de sus manos, mientras que sin el tacto y con una visión poco usual de sus dedos, usted no sabe qué movimiento planear y ejecutar.
Cómo contribuye la propiocepción a la representación corporal y a la planeación motora La propiocepción de los músculos y articulaciones también contribuye a nuestra representación corporal, pues sin esa información no sabríamos dónde se encuentran las partes de nuestro cuerpo o cómo se mueven. Durante el movimiento, la propíocepción pone al tanto a nuestra representación corporal para que el cerebro pueda planear el siguiente movimiento correctamente y entonces contraiga los músculos adecuados en el momento preciso. Con frecuencia nos referimos a la propiocepción como kinestesia. Imagine que trata de beber una taza de café con los ojos cerrados. ¿Cómo sabe dónde está su boca y cómo llevar la taza a ese lugar sin derramar el café?, ¿cómo sabe cuánto esfuerzo requiere para sostener la taza? Si sus músculos le dijeran que la taza está llena de plomo, quizá haría tal esfuerzo que la taza saldría volando. Sabemos estas cosas porque las sensaciones provenientes de los músculos y de las articulaciones le dicen al cerebro dónde se encuentra la boca, dónde la mano, qué tan pesada es la taza y qué tan rápido nos estamos moviendo. Sin esta información tendríamos que hacer las cosas al tanteo para llevar la taza del plato a la boca y sería riesgoso intentarlo con café muy caliente. Entonces no abriríamos la boca hasta que la taza tocara nuestra cara, pues no sabríamos qué tan cerca se encuentra hasta sentirla. Intente pararse en una habitación al otro extremo del apagador de la luz. Vea el apagador y después cierre sus ojos, cruce la habitación caminando y encienda la luz. En esta ocasión necesita integrar las sensaciones propioceptivas con la entrada vestibular para realizar la planeación motora sin ayuda de la vista. Probablemente no atine exactamente al apagador, pero sí sabrá aproximadamente qué tanto debe caminar, cuándo y qué tanto estirar la mano y cuándo detenerse para no chocar con la pared. Generalmente no estamos conscientes de la propiocepción, a menos que pensemos en ella; sin embargo, si no la tuviéramos nos resultaría muy
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Parte 1/. Integración sensorial
difícil hacer las cosas. ¿Cuántas veces ha cerrado las pue~s de un gabinete sin siquiera verlas? A usted lo guían señales propíoceptívas y sus memorias neurales de experiencias propioceptivas previas. La vida sería mucho más difícil si tuviéramos que ver cada cosa antes de movemos. Muchos niños con disfunción cerebral mínima tienen un reducido sentido de propíocepcíón, pero casi todos tienen un poco. El sentido a menudo es vago e indefinido y se apoyan en la vista más que los niños normales. Si no pueden ver; están perdidos. Apenas saben dónde se encuentran sus manos y sus pies. No pueden sentir cuánto esfuerzo muscular necesitan para lograr algo, por lo que con frecuencia rompen los juguetes, se tropiezan con las cosas y tienen accidentes constantemente. Para poner a prueba el sentido de kinestesia o de posición y movimiento de las articulaciones, el terapeuta utiliza una hoja de papel con puntos que dicen "tu casa", "casa de Juan", "casa de María" y así sucesivamente. Sostiene un cartón frente a los ojos del niño de modo que éste no pueda verse las manos y coloca su dedo en "tu casa". Después le lleva su dedo a "casa de Juan" y le da tiempo para que procese la información propíoceptiva de dónde se encuentra su mano. Entonces le lleva su dedo de regreso a "tu casa" y le pide que vaya a "casa de Juan" por sí solo. Si el niño no ha procesado la propiocepción adecuadamente, probablemente ponga el dedo lejos del punto correcto en muchos de estos viajes. El terapeuta puede determinar qué "ran bien procesa el niño la información sensorial de los músculos y de las articulaciones, comparando su exactitud con el desempeño de otros niños. En ocasiones, cuando el terapeuta mueve la mano del niño, siente que su brazo se mueve ligera y fácilmente con él. Sin embargo, si el niño tiene dificultad para procesar las sensaciones de los músculos y articulaciones, su brazo se siente pesado y cuesta trabajo moverlo. También, en otras situaciones, el niño se siente pesado como un costal de papas. Cuesta trabajo ayudarlo a subirse a las piezas del equipo de la terapia o a moverse a lo largo de un recorrido con obstáculos o a treparse al pasamanos. Puede llegar a colocarse sobre la patineta con la mitad de su cuerpo colgando sin siquiera saberlo.
Contribución del sistema vestibular a la representación corporal y a la planeación motora Para completar la representación corporal, las sensaciones de la gravedad y del movimiento se entremezclan con la información de los músculos, de las articulaciones y de la piel. La información vestibular orienta nuestros mapas corporales en el espacio que nos rodea. A un topógrafo no le basta con medir el terreno, también debe relacionar esta información
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con los polos magnéticos. Los mapas de los músculos, de las articulaciones
y de la piel serían inútiles sin los mapas del campo gravitacional que actúa sobre el cuerpo. La información vestibular es especialmente importante para navegar los movimientos de cuerpo entero. Los núcleos vestibulares mandan impulsos descendentes hacia la médula espinal para modular el procesamiento de la información de los músculos, de las articulaciones y de la piel. Si el sistema vestibular no modula los otros sentidos, éstos son menos eficientes. Los niños con problemas vestibulares generalmente tienen algunas deficiencias en el procesamiento propioceptivo y táctil. Para mejorar su planeación motora, estos niños necesitan actividades que comprendan mucha estimulación vestibular, táctil y propioceptiva, junto con respuestas adaptativas que ayuden a organizar estas sensaciones. . Los impulsos del sistema vestibular generan el tono muscular que mantiene los músculos firmes y listos para responder. Casi todos los niños con disfunción cerebral mínima tienen un tono muscular bajo y esto reduce la cantidad de propiocepción que los músculos mandan de regreso al sistema nervioso. Esta es una razón más por la que debemos desarrollar el sistema vestibular para ayudar al niño con la planeación motora.
Retroalimentación interna El cerebro manda una orden motora que provoca que los músculos muevan el cuerpo y hagan algo al ambiente. Conforme el cerebro ocasiona que sucedan cosas en el ambiente, estos resultados producen una entrada sensorial que retroalimenta al sistema nervioso. Esta es una retroalimentación externa y con frecuencia podemos verla o escucharla; vemos que empujamos un libro de la mesa y lo oímos caer. Sin embargo, también existe una retroalimentación interna que no vemos ni escuchamos. Cada vez que de manera activa mandamos una orden motora, el cerebro monitorea esa orden y la utiliza para interpretar la entrada sensorial resultante del movimiento. La retroalimentación interna registra la orden motora en el cerebro antes de que se termine de ejecutar, pues esta información anterior al hecho es esencial para desarrollar la habilidad para la planeación motora. La retroalimentación externa llega al cerebro demasiado tarde para que la persona cambie el plan. Cuando el cuerpo se mueve de manera pasiva, el cerebro no manda una orden motora, por lo que no hay retroalimentación interna; por tanto, en la terapia queremos que el niño dispráxico dirija sus propios movimientos. Mientras más se mueva por sí solo, más retroalimentación se proporciona. El movimiento auto dirigido es una de las claves para desarrollar una mejor planeación motora.
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Hacer sin pensar Mucha gente encuentra que no tiene que pensar en lo que está haciendo para hacerlo bien; en su lugar, deja que sus pensamientos y esfuerzos se detengan y simplemente permiten que su cerebro haga el trabajo espontáneamente. Una mesera guarda el equilibrio de la charola llena de platos y cubiertos sin tener que pensar en ello. Un bailarín principiante trata de pensar en los pasos, pero sólo llega a bailar bien cuando ya no intenta entenderlo. Una costurera o una ama de casa encuentra que sus dedos se mueven "como tienen que moverse". El movimiento llega de manera casi automática simplemente porque hay una tarea que hacer. Hay quien ha llamado a esto "ir con la corriente". Una buena manera de decidir qué hacer es pensando, pero esto no resulta muy útil en la acción misma de hacer. La anatomía y la fisiología de nuestros músculos son demasiado complejas y las cosas suceden demasiado rápido. La información de nuestra representación corporal es sensorial y no mental, por lo que esta información no siempre se encuentra en nuestra mente consciente. Un cerebro que funciona bien, puede procesar la entrada sensorial, relacionar esta entrada con la representación corporal y formar un plan motor, todo ello sin pensarlo deliberadamente. De hecho, pensar interfiere con el procesamiento espontáneo de la entrada sensorial y con las respuestas motoras; sin embargo, esta soltura y gracia automáticas solamente pueden darse mediante una buena integración sensoriaL Una persona puede poseer muchas habilidades motoras y sin embargo ser incapaz de "ir con la corriente" del procesamiento sensoriaL El niño dispráxico no puede "ir con la corriente". Su representación corporal está tan insuficientemente organizada que con frecuencia sus manos y sus pies van en la dirección equivocada y todo se confunde. Puede estarse tanto como sea posible, pero el esfuerzo será inútil. Los padres y maestros ven que tiene dificultades y tratan de ayudarlo con instrucciones y explicaciones. Desafortunadamente, un enfoque intelectual no puede resolver .los problemas de integración sensorial del niño porque las palabras no pueden organizar el cerebro. En vez de decirle al niño que mueva ese pie izquierdo o de explicarle lo que se supone que su pie debe hacer, a menudo es mejor simplemente tocar su pie sin decirle nada. Las sensaciones pueden llegar a decirle cómo moverse.
¿QUÉ ES LA DISPRAXIA DEL DESARROllO? La dispraxia del desarrollo es una disfunción cerebral que dificulta la organización de las sensaciones táctiles y en ocasiones también de las sensaciones vestibulares y propioceptivas e interfiere con la habilidad para la planeación motora. Las palabras del desarrollo indican que el problema
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empieza tempranamente en la vida del niño y que afecta su desarrollo a medida que éste crece. No podemos ver una integración sensorial insuficiente, pero sí podemos ver la coordinación motora insuficiente. Por tanto, la dispraxia parece ser un problema motor, así como otros tipos de desórdenes de integración sensorial parecen ser problemas de aprendizaje académico. No podemos ver el problema en sí, únicamente podemos ver sus manifestaciones físicas. Al tratar de ayudar a estos niños, es importante recordar que el problema está dentro del niño, en la manera en que su cerebro procesa las sensaciones.
Manifestaciones de la dispraxia del. desarrollo El niño dispráxico cuenta con una planeación motora insuficiente, por lo que frecuentemente realiza demasiada planeación motora en cada tarea. Cuando trata de aprender un juego o un deporte, lo tiene que planear a nivel motor una y otra vez porque no se "le pega". Quiere aprender y lo intenta con ahínco, pero su representación corporal no le dice cómo aprender. Cuando la mayoría de los niños se encuentran frente a un juguete que requiere de manipulación, saben inmediatamente qué hacer con él. Si se trata de un barril, se meten dentro y ruedan, si es un pasamanos se trepan en él, si es un juego de bloques, construyen una torre. A veces no es lo que el fabricante del juguete esperaba que el niño hiciera, pero el niño conoce su propio sistema nervioso y sabe cómo divertirse. Por otra parte, el niño dispráxico tiene menos sentido de su cuerpo y de lo que éste puede hacer. No se da cuenta de las oportunidades para divertirse; quizá se meta en el barril, pero no se le ocurra rodarlo; o quizá simplemente piense que el barril es un bote de basura y lo ignore. Así, en vez de manipular los juguetes y crear oportunidades para la diversión simplemente los empuja o los acomoda en filas. Los barriles, los pasamanos y otros juguetes grandes tampoco tienen significado para él porque su representación corporal está insuficientemente desarrollada. Un niño dispráxico inteligente puede ver cómo otros niños juegan con un juguete y puede entender lo que hacen, pero aún así es incapaz de planear cómo jugar con ese mismo juguete. Impulsado por la necesidad de jugar con él, el niño lo empuja o lo jala demasiado fuerte y frecuentemente termina rompiéndolo. Su torpeza lo hace desordenado y propenso a los accidentes; en ocasiones, en el esfuerzo de manejar su frustración y los sentimientos de inferioridad, destruye los juguetes intencionalmente. El niño con una representación corporal insuficientemente desarrollada, tendrá dificultades para vestirse y para usar botones y cremalleras. i: Cómo va a ponerse la ropa, si ni siquiera sabe cómo está diseñado su cuerpo? Atarse las cintas de los zapatos resulta especialmente difícil.
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Dado que las herramientas son una extensión del propio cuerpo, se requiere de una representación corporal precisa y clara para usarlas. Los erayones, plumones y lápices son las herramientas más comunes y una queja muy común de los maestros es que el niño tiene dificultad para aprender a escribir. Desafortunadamente la queja casi siempre es así: "es tan desordenado, debe aprender a ser más ordenado". Pero el niño no puede "aprender a ser ordenado", si antes no integra las sensaciones de su cuerpo. La facilidad con la que el niño se sienta y camina con frecuencia confunde a los padres. Recuerdan que su hijo se sentó a la misma edad que otros bebés, también aprendió a caminar a la edad de otros niños y ahora camina hacia una silla y se sienta en ella sin ningún problema, por tanto, esperan que se vista y se ate las cintas de los zapatos tan bien como cualquier otro niño. Pero caminar y sentarse están basados en una programación central y no es ahí donde reside el problema del niño. Los padres que no entienden que el problema práxico es otra cosa, a menudo dicen: "podría hacerlo si en verdad quisiera o si se esforzara lo suficiente", y no se dan cuenta del esfuerzo que implica hacerlo. Los padres llegan a confundirse al ver que su niño aprende habilidades postizas específicas. Si el niño dispráxico es brillante, puede aprender una tarea específica como abotonarse la ropa a fuerza de practicar durante mucho tiempo, hasta que su cerebro logra formar ese mensaje motor específico. Pero sigue careciendo de la habilidad generalizada para la planeación motora, por lo que otras tareas le siguen resultando igual de difíciles. Es bueno tener habilidades postizas, pero éstas no ayudan al cerebro a aprender más. En una ocasión un niño comentó: "no puedo hacer y pensar al mismo tiempo; primero tengo que pensar y luego hacer". El tener que pensar durante cada movimiento nuevo que realizamos, nos consume muchísima energía. Sin la habilidad espontánea de planear que resulta de una buena integración sensorial, se requiere de un tremendo esfuerzo mental para entender cómo son las cosas. Para el niño dispráxico, simplemente no vale la pena gastar toda su energía para hacer algo que todos los demás hacen fácilmente.
de los receptores vestibulares, táctiles y propioceptivos. Como veremos en el capítulo 8, la percepción visual también depende, parcialmente, de las sensaciones del cuerpo y de la gravedad. Si estos sistemas sensoriales no trabajan bien, el procesamiento visual y la lectura resultan más difíciles. Una representación corporal insuficientemente organizada interfiere con la escritura, con colorear y con el dibujo; esto también vuelve torpe al niño y hace que se confunda en el parque de juegos. Los otros niños llegan a reírse y a negarse a jugar con él, y con frecuencia esto resulta en sentimientos de ineptitud e impotencia que afloran en el salón de clases.
usta para verificar la dispraxia del desarrollo La mayoría de los síntomas de la dispraxia del desarrollo son cosas que el niño no hace y no cosas que sí hace La siguiente lista presenta algunas tareas y las edades en las cuales la mayoría de los niños han realizado con éxito la planeacíón motora para esas tareas. Un niño normal generalmente realiza la mayoría de estas tareas a una edad anterior a la que se da en la lista. Si le parece que su hijo piensa y razona bien, pero tiene dificultad para aprender muchas de estas tareas a las edades citadas, es posible que sea dispráxico. Es ímportante tomar en cuenta las oportunidades que las circunstancias hayan proporcionado a cada niño para aprender ciertas tareas. Edad 6 meses 1 año
2 años
Efectos de la dispraxia en el desempeño escolar 3 años El hecho de que el cerebro no esté haciendo una cosa bien, nos hace suponer que no hará cierto número de cosas bien. Muchos niños con dispraxia tienen problemas de aprendizaje, pero no todos. Es posible ser dispráxica y aprender adecuadamente, .pero es mucho más difícil aprender. Ser brillante ayuda a compensar el problema, pero no necesariamente hace que el niño se sienta mejor. El primer aprendizaje académico depende de la organización de mucha entrada sensorial, especialmente de los ojos y de los oídos, pero también
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4 años
Tarea Juega con sonajas, bloques, cintas, etc., y no nada más los agarra, los levanta o los mastica. Manipula objetos, los desamla, hace ruido al golpearlos uno contra el otro en vez de nada más empujarlos y jalarlos, mete una cosa dentro de otra, las reacomoda. Come solo con una cuchara. Sostiene una taza y bebe de ella. Hace marcas con un crayón. Se pone o se quita un abrigo o un vestido. Usa un tenedor. Quita la envoltura a una pieza de chicle. Se seca las manos con una toalla. Se abotona fácilmente. Vierte agua de una jarra a un vaso. Se lava las manos. Corta con tijeras. Se mete debajo y dentro de sillas, mesas Y cajas.
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5 años
6 años
7 años
8 años
9 años
10 años
Anda en triciclo. Brinca con los dos pies juntos. Se pone casi cualquier prenda, a excepción de atarse las cintas de los zapatos. Traza una cruz con un crayón. Se limpia solo cuando va al baño. Hace una casita o una carpa con muebles y sábanas. Recorta y pega diseños creativos de papel. Salta en un solo pie. Escribe su nombre en letra de imprenta. Colorea sin salirse de la línea. Utiliza la goma de un lápiz. Juega a cachar la pelota. Se baña con ayuda. Usa un martillo, un desarmador y unas pinzas, aunque no del todo bien. Unta la mantequilla con un cuchillo. Se ata las cintas de los zapatos. Escribe su nombre en letra cursiva. Puede prender dos cosas con un alfiler de seguridad. Utiliza alfileres, agujas, clipes, etcétera. Salta la cuerda. Utiliza un cuchillo para cortar. Se baña sin necesidad de ayuda. Usa un martillo, un desarmador y unas pinzas eficientemente. Salta, las niñas generalmente aprenden antes. Bate un huevo con una cuchara sin derramarlo. Rompe un huevo; separa la yema de la clara. Pela una manzana con un cuchillo. Imita a alguien que dobla un papel para hacer un gorro.
Si su hijo no ha aprendido a hacer varias de las cosas mencionadas y además muestra los siguientes problemas, probablemente sea dispráxíco. l. Hace las cosas de manera ineficiente. 2. Tiene un tono muscular bajo, lo cual lo hace parecer débil. 3. Necesita más protección que otros niños, por lo que le cuesta trabajo crecer. La mamá tiene que sobreprotegerlo, pues la vida se le dificulta mucho. 4. Es propenso a tener accidentes pequeños como derramar la leche, y accidentes mayores, como caerse del triciclo. 5.Emocionalmente es muy sensible a todo lo que le sucede. Sus sentimientos se lastiman fácilmente. No tolera cambios de planes y de expectativas.
Cap. 6. Dispraxia del desarrollo
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6. Se queja más de heridas físicas pequeñas. Parece que los moretones, los golpes y las cortadas le duelen más que a otros niños. 7. Tiende a ser obstinado o a no cooperar. Su sistema nervioso es inflexible, por lo que quiere las cosas a su manera.
¿QUÉ SE SIENTE SER UN NIÑO DISPAAXICO? La dispraxia no se manifiesta únicamente como una dificultad para la planeación motora. A menudo, pero no siempre, el niño dispráxico tiene problemas con diversas situaciones de la vida. El cerebro que no puede organizar las sensaciones provenientes del cuerpo, por lo general también tiene dificultad para organizar todas las sensaciones que surgen en situaciones donde hay muchas personas o cosas. El niño no puede modular todas esas sensaciones y se sobrecarga fácilmente, y es posible que su sistema nervioso no sea capaz de manejar el estrés que otros sí pueden. Además, sus respuestas son tan inadecuadas que quizá tenga que hacer las cosas dos veces y tenga que componer el tiradero que ocasionó la primera vez. Su representación corporal está tan insuficientemente desarrollada que no tiene un sentido claro de que es un ser físico, y tiene una verdadera crisis de identidad. Como tiene dificultad para saber quién es o qué es, posiblemente le de miedo simular o imagínar. En una ocasión le comenté a una niña dispráxica que parecía una princesa y me contestó molesta "¡no soy una princesa, soy Pamela!". Aferrarse a una identidad física compensa un sentido muy inseguro del ser. El niño tiene una relación esclavizante con su propio cuerpo, por lo que el desorden de su sistema nervioso le impide un desarrollo normal de la personalidad. Actúa de manera que no inspira amor, sin embargo, es un niño que necesita amor y seguridad adicionales. La mayoría de los que nos relacionamos con los objetos físicos de manera eficaz no nos damos cuenta de que para un niño que no puede hacerlo, o que tiene que hacer un tremendo esfuerzo para lograrlo, las exigencias motoras resultan terriblemente amenazantes. Es muy frustrante imagínar que haces algo y no ser capaz de hacerlo, pues debe ser como querer comer solo y tener ambas manos enyesadas. De alguna manera, el niño dispráxico se siente impotente. No es nada más la relación consigo mismo la que se encuentra deteriorada, sino que no puede tener una relación normal con su entorno. Tiene muy poco control sobre su vida y a menudo se siente impotente o incompetente y posiblemente trate de compensar controlando a otros niños o manipulando la situación, por lo que a veces trata de mantener la integridad de su ser siendo obstinado y no cooperando. Frecuentemente, los niños dispráxicos piensan que su falta de control sobre el entorno se debe a alguien más o al ambiente mismo. Es posible
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Parte 11. Integraciónsensorial
que digan cosas así: "la pared me pegó" o "estás haciendo que la silla se tambalee", Siempre es alguien más quien causa el error, El lápiz está mal, el papel está mal; además, muchos niños dispráxícos sufren de inseguridad gravitacional e incluso la Tierra parece hostil. Con frecuencia, el adulto se impone, generalmente con buenas intenciones, sobre este niño impotente, inseguro y desconcertado. Los adultos guían sus exigencias por el nivel de inteligencia del niño y no por su habilidad para la planeación motora. Como ven que desempeña bien algunas habilidades postizas o algunos movimientos programados a nivel central, le exigen que haga otras cosas igual de bien. Esperan que maneje más estrés y confusión de lo que su sistema nervioso puede manejar, ignorando la fragilidad de sus emociones. El niño dispráxico no está equipado neurológícamente para amortiguar las amenazas a su sentido del ser. Hasta un problema mínimo, como romper la punta de un lápiz, puede desencadenar una reacción catastrófica. Si logra hacerse de valor para intentar cierta tarea y experimenta cualquier dificultad, es posible que nunca lo intente de nuevo. Cuando el niño se da cuenta de que otros niños tienen éxito en alguna tarea en la que él fracasó, sus sentimientos de inseguridad aumentan. No es asombroso que los niños díspráxicos a menudo se vuelvan negativos, resistentes y manipuladores. Va de una emoción a otra, está feliz un minuto y al siguiente llora. Posiblemente el niño díspraxíco quiera seguir siendo bebé y maneja las situaciones como tal. No tiene la competencia neurológica para actuar conforme a su edad al enfrentar las situaciones. Además, necesita de la seguridad y el apoyo de sus padres durante más años que la mayoría de los niños. Necesita que el adulto vea su mundo en la misma forma que él lo ve. A menudo, la mejor manera de actuar con el niño dispráxico es evitando que se exponga a la presión externa o al fracaso. Permita que el impulso interior del niño le proporcione la dirección, siempre y cuando, de algu---~naJ:ñanera, éste sea constructivo. Permita que se desarrolle a su propio ritmo, debido a que no puede desarrollarse al ritmo de nadie más. Permita que evite las tareas que lo amenazan. Proporciónele comprensión, protección y oportunidades que estén a su nivel, pero sobre todo proporciónele terapia de integración sensorial para ayudar a que su cerebro funcione más eficientemente.
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Defensa táctil
•...
La defensa táctil es un desorden neural sutil, pero serio. Lo observamos frecuentemente en niños con problemas de aprendizaje, con una disfunción cerebral mínima y con condiciones más senas. Por lo general, el niño táctílrnente defensivo es hiperactivo y distraído, y éste es el aspecto que más molesta a padres y maestros. Sin. embargo, no todos los niños hiperactivos y distraídos son así por un procesamiento táctil insuficiente. El desorden neural que ocasiona que el niño sea táctilmente defensivo no necesariamente obstruye el aprendizaje, pero la incomodidad y las reacciones de comportamiento que este desorden ocasiona, sí interfieren con el proceso de aprendizaje. Con mucha frecuencia, el niño es inseguro emocionalmente. Parece ser que el desorden en el sistema táctil también hace que las emociones se alteren fácilmente. I..a defensa táctil es la manera en que el niño experimenta y reacciona a las sensaciones del tacto, pero estas experiencias y reacciones reflejan una condición más seria dentro del sistema nervioso.
lOS SíNTOMAS La defensa táctil es la tendencia a reaccionar negativa y emocionalmente a las sensaciones del tacto. La reacción ocurre únicamente bajo ciertas condiciones. La mayoría de la gente reacciona de manera. negativa a los estímulos táctiles particularmente ofensivos, como que un bicho nos camine en la piel o que una mano nos toque por sorpresa. Al niño táctilmente defensivo son muchas más las sensaciones del tacto las que le causan estas reacciones. Es extremadamente sensible a estímulos que otras personas
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Cap. 7. Defensa táctil
Parte 11. Integración sensorial
difícilmente sienten. Las sensaciones del tacto ocasionan una alteración considerable en su sistema nervioso y producen emociones y comportamientos negativos. La inhibición es el proceso neural en el cual una parte del sistema nervioso impide que otra parte reaccione excesivamente a la entrada sensorial. Las sensaciones táctiles de al rozar la ropa la piel Y las de la propia piel, entran constantemente al sistema nervioso de toda persona. Sin embargo, la mayoría de la gente inhibe la percepción de estas sensaciones y evita que el sistema nervioso responda a ellas. El niño táctilmente defensivo no tiene suficiente actividad inhibidora, por lo que estas sensaciones, y muchas otras, lo hacen sentir incómodo y quiere moverse por todos lados. Resulta muy difícil prestar atención en la escuela cuando tu piel o tu ropa se sienten incómodas y tienes que moverte todo el tiempo para reducir la incomodidad. Es posible que el niño prefiera una camisa o una blusa de manga larga para tener los brazos cubiertos, o que prefiera un suéter aun cuando sienta calor. Puede ser que evite la masa o la pintura dactilar, o que no quiera andar descalzo sobre el pasto o sobre la arena. 'Iambién es posible que no le guste que alguien lo bañe o que no le agrade caminar en aguas poco profundas porque el agua que salpica, activa excesivamente su sistema nervioso. Algunas telas, como la lana, las telas sintéticas o las de textura tiesa le causan incomodidad. Cuando se siente especialmente seguro, sobre todo con alguien a quien ama, posiblemente quiera que lo toquen y lo apapachen más. En otras ocasiones puede llegar a evitar hasta el contacto con su madre. El niño táctilmente defensivo se encuentra en un verdadero dilema, necesita que lo toquen más que otros niños, pero es menos capaz de modular los estímulos táctiles y de usarlos para mantener su sistema nervioso equilibrado. Los padres de niños táctilmente defensivos necesitan ser especialmente observadores y comprensivos. El amor por sí solo no es suficiente para aliviar los problemas de estos niños, pero sí ayuda. La terapia ayuda aún más. Además de los problemas que el niño ya tiene, sus reacciones al tacto interfieren con sus relaciones sociales. Los parientes y amigos pueden llegar a ofenderse cuando el niño rechaza sus abrazos y sus besos; llegan a pensar que no le caen bien, cuando en realidad su rechazo no es nada personal. El pariente amistoso que quiere mostrar su afecto pasando su mano por el cabello del niño, puede llegar a ofender su sistema táctil. Incluso un brazo amigo alrededor de su hombro puede resultarle incómodo. Las cosquillas pueden ser extremadamente incómodas para el niño táctilmente defensivo. Aunque parece que se ríe, es posible que se sienta desdichado y quizá quiera contraatacar a la persona que le está haciendo las cosquillas.. El niño tiene dificultades para jugar con otros niños porque ellos no se dan cuenta cuando lo hacen sentir incómodo. Jugar a los encantados es una agonía. El niño no reacciona únicamente al tacto, sino también al
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temor de que alguien vaya a tocarlo. Ser tocado desde atrás o si alguien no puede anticipar cuándo lo van a tocar, resulta especialmente amenazante, por lo que, hacer que el niño táctilmente defensivo espere en fila con otros niños es una invitación a un incidente. Entonces el maestro considera que el problema es un "mal comportamiento" y no se da cuenta de que el niño tiene una razón física para comportarse del modo en que lo hace. A veces el niño con defensa táctil evita muchos objetos que a otros niños les gustan, como los juguetes de peluche, pero otros niños táctilmente defensivos buscan una mayor cantidad de estimulación táctil confortable. La entrada táctil que se siente bien, organiza el sistema nervioso y ayuda a reducir las reacciones negativas. Es por esto que algunos niños táctilmente defensivos tienen una necesidad especial de un osito de peluche o de una "cobijita de seguridad". Es posible que les guste enrollarse en una cobija mientras ven la televisión o quizá acostarse sobre una alfombra mullida. No trate de que el niño táctilmente defensivo supere sus reacciones negativas diciéndole que no necesita actuar de esa manera. Negar que tiene un problema real no va a hacer que éste desaparezca y solamente hará que el niño se sienta culpable. La incomodidad es real y el niño no puede evitar reaccionar a ella.
LA EXPERIENCIA DEL NIÑO Imagine que se recuesta en una playa soleada con los ojos cerrados y siente el cálido sol en sus pies descalzos. Repentinamente, alguien pasa un palito rápido, pero ligeramente por la planta de su pie. Aunque su sistema nervioso se encontrara en un estado de bastante relajación, probablemente ese estímulo táctil le causaría enojo o susto, aunque no hubiera sido doloroso. Su reacción hubiera sido menor si la persona hubiera pasado el palito lenta y firmemente sobre su piel. Es así porque las sensaciones del tacto rápidas y ligeras tienden a excitar el sistema nervioso más que las sensaciones firmes. No se requiere de una sensación intensa para provocar una reacción negativa y esto es particularmente cierto para el niño tácrílmente defensivo. De hecho, el niño con este desorden neuralexperimenta los estímulos táctiles de manera diferente a las demás personas. Algo que puede ser aceptable para otros niños, puede irritar al niño táctilmente defensivo. En ocasiones el niño puede decirnos lo que siente. Hay quien dice que la punta de un lápiz se siente como una aguja, como una descarga eléctrica o como una picadura de insecto. A menudo el tacto se siente como cosquilleo y esto no es placentero, aunque provoca una risita refleja. Con más frecuenciá, el niño táctilmente defensivo no es completamente consciente de lo que siente, aparte de que otra persona lo está haciendo enojar o sen-
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Parte 11. Integración sensorial
tir incómodo. El procesamiento táctil insuficiente generalmente OCUrre en el tallo cerebral o en las áreas subconscientes de los hemisferios cerebrales,
por lo que el niño no se da cuenta de que está reaccionando a sensaciones de la piel. El niño con un buen autocontrol puede encontrar excusas socialmente aceptables para evitar estas situaciones. Cuando su cerebro necesita escapar de sensaciones táctiles, puede decir: "quiero un vaso de agua" o "tengo que ir al baño", o "mi mamá no quiere que yo haga eso". Mientras tanto, frecuentemente se siente desdichado y su desdicha conduce a un comportamiento que hace desdichada a la demás gente.
¿QUÉ SUCEDE EN EL SISTEMA NERVIOSO? Para el niño táctilmente defensivo un simple roce en el brazo puede ser una amenaza importante, justo como lo sería para un animalito que no ha sido domesticado. La reacción natural a esta amenaza primitiva es una respuesta primitiva, como pudiera ser enojarse, pelear o huir. Los sentidos que la mayoría de los animales han usado para detectar peligro en el ambiente son el tacto, el olfato y el oído. A medida que el cerebro evolucioné para sobrevivir en la naturaleza fue formando una serie de reacciones neurales a las sensaciones que indicaban que había peligro cerca. Estas reacciones neurales despertaron la atención y prepararon al sistema nervioso y a los músculos para pelear o huir. Unos cuantos miles de años de vivir en una sociedad civilizada todavía no han cambiado los patrones neurales básicos que evolucionaron a lo largo de millones de años. Por tanto, los seres humanos reaccionan al peligro de manera automática, ya sea huyendo o contraatacando. Sin embargo, a medida que el cerebro humano evolucionó, se formaron mecanismos para inhibir las respuestas de pelear o huir y para dar lugar a procesos más nuevos de percibir las formas y las texturas de las cosas que tocan la piel. Parte del cerebro inhibe la reacción protectora y permite que el individuo permanezca calmado y que enfoque su atención en el sígnífícado de los estímulos táctiles. Así es que existen dos tipos o modos de responder al estímulo táctil, uno llamado defensivo o protector porque evolucioné para proteger a los animales del peligro y el otro es conocido como discrimmativo, el cual describimos en el capítulo anterior. Los procesos defensivos son simples reacciones automáticas; los procesos discriminativos comprenden un refinamiento complejo en los hemisferios cerebrales. La persona normal usa automáticamente cualquier modo que necesite en cada momento. Cuando tocamos una estufa caliente o si nos pica un insecto, se impone el modo defensivo. Cuando necesitamos saber la diferencia entre una moneda de 20 centavos y 'una de 50 centavos sin verlas o entre lana y algodón, contamos con nuestro modo discriminatívo.
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El estímulo en la piel ayuda a determinar si el modo defensivo o el discriminativo controlará nuestra respuesta. Las sensaciones de dolor activan el sistema defensivo, mientras que las sensaciones de presión profunda tienden a modular o inhibir ese sistema. Por lo que cuando golpeamos nuestra piel contra algo, la frotamos para reducir el dolor. Al frotarla se producen estímulos táctiles que inhiben () bloquean el flujo de impulsos dolorosos. Las sensaciones de presión tienden a equilibrar el exceso de actividad en el sistema defensivo. Nos rascamos un piquete de mosquito porque el estímulo de presión profunda impide que el sistema táctil conduzca las sensaciones de comezón, por lo que éste desaparece cuando nos rascamos, pero vuelve a aparecer si dejamos de hacerlo. El tratamiento de la defensa táctil se basa en el mismo principio; las sensaciones de presión profunda y firme ayudan a modular los procesos táctiles que han venido causando la alteración. El cerebro usa otras sensaciones, particularmente vestibulares y propioceptivas para equilibrar el flujo de sensaciones táctiles entre el modo defensivo y el discriminativo. Además, las sensaciones táctiles de todas las partes del cuerpo ayudan a equilibrar el flujo de cada entrada táctil en particular. Por tanto, cuando las sensaciones vestibulares, táctiles y propioceptivas de todo el cuerpo no se integran, los dos modos de respuesta a los estímulos táctiles no se equilibran adecuadamente. El niño táctilmente defensivo tiene demasiada actividad defensiva e insuficiente procesamiento discriminativo. En lugar de averiguar lo que significan las sensaciones, tiende a reaccionar a ellas, ya sea peleando o huyendo. La cara tiene un gran número de receptores táctiles y es muy importante para la supervivencia. En los animales se desarrolló una tendencia a ser especialmente defensivos con respecto a la cara, por lo que el niño táctílmente defensivo es particularmente defensivo con respecto a su cara, en especial, alrededor de su boca. Esto plantea todo un problema cuando el niño tiene que visitar al dentista. Hasta lavarle la cara puede ser problemático, tanto para la mamá como para el niño. En un niño de menos de tres años, una cierta cantidad de respuestas evasivas resuli:a algo natural, pero si un niño mayor retira su cara cuando se la van a limpiar con una toalla, es posible que su sistema nervioso esté desequilibrado hacia el modo defensivo. Muchos niños táctilmente defensivos no toleran que les laven o les corten el cabello. El sistema táctil que se ocupa de la cabeza y de la cara es diferente anatómicamente de los sistemas del resto del cuerpo, por lo que la defensa alrededor de la cabeza puede ser más severa que la del resto del cuerpo. Cuando el peluquero toca ligeramente el cuero cabelludo del niño" lo estimula con el tipo exacto de sensaciones que son más aptas para sobreexcitar el sistema defensivo. Esto hace que el niño se mueva tanto, que al peluquero le resulta muy difícil hacer su trabajo y conservar la paciencia. Tenga piedad del niño y no del peluquero, pues el niño sufre
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mucho más y sus problemas no se acaban cuando sale de la peluquería. En ocasiones los padres pueden hacer que el lavado o el corte del cabello resulten menos incómodos si antes masajean el cuero cabelludo del niño. Las sensaciones de presión pueden tener un efecto modulador que durará durante el corte o el lavado del cabello. El cerebro interpreta las sensaciones del tacto que el individuo se proporciona a sí mismo de diferente manera que las sensaciones del tacto de alguien más. Cuando nos tocamos a nosotros mismos no hay nada de qué protegemos. Otra persona puede hacernos cosquillas, pero usted no se puede hacer cosquillas a sí misma. El niño táctilmente defensivo puede disfrutar al tocarse a sí mismo con una pluma, pero se siente incómodo si alguien más lo toca con esa misma pluma. Por lo general se siente más cómodo con el tacto de su madre y más incómodo cuando un extraño lo toca. Para que la terapia sea efectiva, el niño debe confiar en el terapeuta lo suficiente como para permitir que lo toque. En la terapia cubrimos el equipo con alfombra para que el niño estimule sus propios receptores táctiles al moverse sobre el equipo. Dado que estas sensaciones táctiles provienen de las acciones de su propio cuerpo, generalmente su sistema nervioso puede integrarlas. La defensa táctil interfiere con el impulso interior del niño, pero este impulso aún existe dentro de él. Si le permitimos seguir ese impulso interior al estimularse a sí mismo, generalmente hará lo que es mejor para su sistema nervioso. Los terapeutas también utilizan estimulación táctil directa por medio de un cepillo para reducir los procesos de defensa táctil, pero únicamente cuando el niño es capaz de modular e integrar esa entrada. La estimulación vestibular también ayuda a modular el sistema táctil. En ocasiones se proporciona cepillado de la piel después de la estimulación vestibular, debido a que dos tipos de sensaciones tienden a modularse entre sí.
¿QUÉ FUE lO QUE SAUÓ MAL? Al igual que con otras disfunciones de integración sensorial, nunca sabemos con exactitud por qué el niño tiene este problema. Generalmente ni siquiera podemos adivinar qué causó el problema y cuándo empezó. En algunos casos de defensa táctil suponemos que un nivel inadecuado de oxígeno durante el nacimiento predispone al cerebro hacia un desequilibrio táctil. Los núcleos que procesan las sensaciones táctiles son muy vulnerables en ese momento de la vida. Como se describió en el capítulo 4, el doctor William F. Windle descubrió que algunos de estos núcleos estaban dañados en el caso de los monos que sufrieron asfixia al nacer. También sabemos que una falta de estimulación táctil adecuada aumenta la defensa táctil. Cuando a los animales no se les toca y no se les manipula en la infancia, no logran desarrollar la habilidad para manejar el
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estrés. Los monos que Harlow crió sin experiencias táctiles confortables fueron hostiles y violentos de adultos; no permitían que ningún humano ni otros monos jugaran con ellos. Cuando a un adulto normal y saludable se le priva de experiencias sensoriales, aunque sea durante unas cuantas horas, se vuelve excesivamente excitable y distraído por algún tiempo después de que regresa a su ambiente normal. De hecho, a muy pocos niños con disfunción integrativa sensorial se les privó de ser tocados y manipulados, lo cual es muy necesario para el desarrollo táctíl. Parece ser que lo que sucedió es que no fueron capaces de integrar las sensaciones que recibieron. Se les abrazó y se les acarició tanto como a otros niños, pero estas experiencias no bastaron para que su cerebro se desarrollara adecuadamente.
lista para verificar comportamientos de defensa táctil Si su hijo muestra varias de las siguientes reacciones~frecuente o consistentemente, está mostrando un comportamiento de defensa táctil. Si varios de estos comportamientos aparecen en conjunto con hiperactividad y con la incapacidad para enfocarse en una tarea, es probable que sea táctilmente defensivo y deba recibir ayuda de un terapeuta de integración sensorial. 1. Evita que le toquen la cara. Es posible que retire la cabeza si hay alguna cosa cerca de su cara. Lavarle la cara puede resultar especialmente difícil. 2. Le resulta especialmente irritante que lo toquen durante el trabajo dental y se mueve mucho en la silla del dentista. 3. Sufre cuando le lavan o le cortan el cabello. 4. No le gusta que la gente lo toque, ni siquiera de manera amigable o afectuosa. Se retira cuando lo quieren abrazar o incluso cuando le dan una palmada en el hombro. En otras ocasiones o de otras personas es posible que acepte que lo toquen o que lo abracen. 5. Tocar al niño al vestirlo puede desatar una reacción negativa. Simplemente jalarle los calcetines puede hacerlo reaccionar. 6. No le gusta que lo bañen o que le corten las uñas. 7. Tiende a evitar el contacto físico de los amigos, aun cuando le guste hablar con ellos y relacionarse sin tocarlos o sin que lo toquen a él. 8. El hecho de que lo toquen desde atrás le resulta más amenazante . que a otros niños. 9. Sufre al estar cerca de la gente aun sm tocarla o sin que lo toquen a él. 10. A menudo prefiere una camisa o blusa de manga larga y usa suéter o chamarra aunque tenga calor.
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11. Tiene una necesidad poco usual de tocar o de evitar tocar ciertas superficies o texturas, como una cobija, una alfombra o muñecos de peluche. 12. Es sensible a ciertas telas y evita usar ropa hecha de ese material, 13. No le gusta poner sus manos en la arena, en pintura dactilar, en masa o en materiales similares. 14. Evita andar descalzo, especialmente en la arena o en el pasto. 15. De bebé sentía mucha incomodidad cuando le limpiaban la nariz o los oídos.
DESÓRDENES RELACIONADOS DEL COMPORTAMIENTO A pesar de que las reacciones negativas del niño con una integración sensorial insuficiente son más frecuentes ante el estímulo táctil, en ocasiones ocurren comportamientos similares en relación con olores o sonidos. Si el cerebro no puede inhibir la entrada sensorial de la nariz o de los oídos, estas sensaciones molestarán al niño y alterarán su comportamiento. Los olores de comida, perfumes, barnices o de otros químicos pueden oler demasiado fuerte. Los ruidos de un camión de bomberos, la música o el ruido de otros niños pueden sonar demasiado fuerte. Es necesaria una observación cuidadosa para notar cuando el niño reacciona a estas sensaciones y no a otra cosa que esté sucediendo al mismo tiempo.
BIBLIOGRAFíA Ayres, A. lean, "Tactile Functions: Their Relation to Hyperactive and Perceptual Motor Behavior", en American joumal oIOccupational Therapy, 1964, 18, pp. 6-11.
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Percepción visual y
desórdenes auditivos y del leüguaje Hasta hace unas décadas, las principales áreas que se investigaban en los individuos con disfunciones cerebrales eran los desórdenes en la percepción visual, en el procesamiento auditivo y en el lenguaje. Hasta la fecha, siguen siendo las áreas de mayor interés para los educadores. Las pruebas de percepción visual han caído de la gracia de muchos profesionales porque no siempre detectan y rara vez aclaran los problemas de aprendizaje. Se necesita una prueba de percepción visual de otro tipo. La prueba de nistagmo es un mejor tipo de prueba. Cuando en la escuela piensan que el niño no tiene una buena percepción visual, lo ponen a trabajar con papel y lápiz y le dan actividades de escritorio de tipo rompecabezas. Este enfoque ha fomentado habilidades que permiten que los niños tengan éxito en algunas tareas de percepción visual aunque carezcan de la habilidad generalizada para usar eficientemente su sistema visual para la lectura. Actualmente, la educación no está diseñada para fomentar el desarrollo del procesamiento sensorial, el cual constituye el cimiento para la lectura y el cálculo; la educación asume que el niño ha desarrollado los cimientos sensoriales y que está listo para el aprendizaje académico o, al menos, para tareas de percepción visuaL Así es que cuando la sociedad presiona a las escuelas para que hagan un mejor trabajo al enseñar a leer a los niños, la respuesta de las escuelas es que intentan enseñar a niños cada vez más pequeños. En algunos niños, el cerebro está listo para aprender en el jardín de niños, pero en otros, la habilidad para procesar visualmente la palabra escrita en lenguaje oral todavía no se ha desarrollado adecuadamente. A estos niños, el sentarse ante un escritorio, los priva de las experiencias vestibu-
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lares, propioceptivas y táctiles que necesitan para fomentar ese desarrollo. El aplazamiento de la enseñanza de la lectura hasta que la terapia de integración sensorial haya ayudado al niño a mejorar su procesamiento visual, a la larga puede ayudarlo a aprender a leer mejor y más rápido. También le ayuda a mantener su autoconcepto. Los procesos visuales y auditivos son importantes y el desarrollo de buenas habilidades para el lenguaje es un objetivo primordial, tanto en la educación como en la terapia. La vista, el oído Y el habla son primordiales para el ser social competente. ¿Entonces, por qué el terapeuta de integración sensorial presta tan poca importancia a estas funciones? Porque considera que son el producto final de muchos aspectos fundamentales' de la función cerebral. La mayoría de los niños con problemas de aprendizaje necesitan desarrollar las funciones vestibulares, propioceptívas y táctiles de sus cerebros. Si bien parece que el terapeuta no presta atención a los procesos visuales o auditivos, de hecho está tratando de construir los cimientos sensoriomotores para esos procesos.
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espacio y la relación de nuestro cuerpo con el espacio son procesos que tuvimos que aprender. Si el niño no ha aprendido cuánto espacio haya su alrededor y cómo orientarse en ese espacio, tendrá dificultades para interactuar con su entorno físico. Su dificultad puede resultar más obvia en cómo colorea con un crayón, escribe con un lápiz, sigue una línea impresa, lanza una pelota o arregla su habitación en casa. Cuando tiene problemas al estar parado en fila con otros niños, o para jugar juegos, posiblemente resulta más difícil notar que la causa de esos problemas es una percepción visual insuficiente. . Las cosas que hacemos no tienen mucho sentido a menos que nuestro cerebro sepa dónde se encuentra la Tierra y si acaso la cabeza y el cuerpo están moviéndose. El cerebro debe mantener los ojos y la cabeza estables para que podamos recibir una fotografía clara del ambiente. Además, el cerebro debe ser capaz de dirigir los ojos cuando éstos siguen los movimientos de objetos o de personas. Cualquier desorden en el procesamiento de las sensaciones vestibulares o de los ojos y del cuello, probablemente altere la percepción visual.
PROBLEMAS DE PERCEPCiÓN VISUAL
Movimientos autodeterminados Percepción de la forma y el espacio A la mayoría de nosotros se nos ha olvidado cómo veíamos de niños. Al nacer no veíamos las cosas como las imágenes significativas que vemos ahora. Aprendimos a reconocer la cara de mamá rápidamente porque su presencia significaba que el alimento y el confort estaban cerca. Más adelante nos movimos en nuestro ambiente y aprendimos la naturaleza física del espacio y de los objetos. El conocimiento sensoriomotor se fue integrando gradualmente con la información visual para proporcionamos nuestra percepción visual de la forma y el espacio. Incluso antes de que pudiéramos ver, ya teníamos algún sentido del espacio definido por la gravedad. En el vientre materno, la entrada de los receptores de la gravedad nos decía hacia dónde era arriba y hacia dónde abajo. Los movimientos de nuestra madre estimulaban nuestros receptores del movimiento para damos un sentido de dirección y de velocidad. Así fue como nuestro cerebro fetal empezó a trazar los "mapas" del mundo fuera del vientre. Los receptores de los músculos y de las articulaciones estaban listos para proporcionar la información al cerebro, pero el espacio cerrado de la matriz impedía casi todos los movimientos que producen las sensaciones de los músculos y de las articulaciones. A partir del nacimiento, aprendimos a manejar mucho más espacio alrededor de nuestro cuerpo en el que podíamos movemos, ver y oír muchas más cosas. Todas nuestras acciones físicas ocurrían en relación con el espacio que ocupábamos. Nuestras habilidades para comprender las dimensiones del
Aprendemos a percibir el espacio y a relacionamos con ese espacio por medio de respuestas adaptativas y de la entrada sensorial que resulta de éstas. Los doctores Richard Held y Alan Heín realizaron algunos experimentos muy interesantes que ilustran la importancia que tienen las respuestas adaptativas en el desarrollo de la percepción visual. Se realizó un experimento con gatos recién nacidos a los que se colocó en un aparato dentro de un espacio restringido. Algunos gatitos caminaron y jalaron el aparato dentro del espacio restringido, mientras que otros lo hicieron en forma pasiva. Ambos grupos de gatos tuvieron la misma experiencia visual, viendo las paredes del espacio cerrado. Los gatitos que fueron movidos pasivamente por los otros gatos desarrollaron la vista, pero no pudieron usarla para dirigir sus movimientos de manera eficaz. No pudieron colocar sus patas apropiadamente, ni retirarse de un lugar de donde podían caerse fácilmente y cerraban los ojos ante un objeto que se aproximaba a ellos. Los gatitos que movieron el aparato activamente no tuvieron estos problemas y se desarrollaron normalmente. El movimiento pasivo y la vista no son suficientes, el individuo debe determinar sus propios movimientos para integrar los procesos visuales y motores. Cuando se liberó a los gatitos del aparato, aquellos que fueron movidos pasivamente empezaron a moverse de manera normal y entonces desarrollaron normalmente las funciones necesarias. Held y Hein también experimentaron con personas que usaron unos lentes con prismas que hacían que todo se viera en posición invertida.
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Después de un tiempo, el cerebro pudo adaptarse a esta entrada visual invertida, de manera que todo parecía estar en posición normal de nuevo. Sin embargo, las personas que usaron estos lentes con prismas sólo pudieron hacer esta adaptación si se movían activamente y si relacionaban lo que veían con aquello que tocaban y que sentían a partir del movimiento.
Adaptación a través de la evolución Durante millones de años los animales se han movido en relación con el espacio y las formas que existen en la naturaleza. La percepción visual evolucionó mediante las respuestas adaptativas que resultaban críticas para sobrevivir en los ambientes naturales. La supervivencia implicaba encontrar o atrapar alimento y evitar ser la comida de otro animal. Para los primeros vertebrados, como los peces y los anfibios, la percepción visual no era más que la habilidad para ver cosas que se movían de maneras muy específicas. Una rana sólo puede ver cosas que se mueven como moscas o como animales que comen ranas; una rana hambrienta ignora el alimento que no se mueve, pero trata de atrapar cualquier objeto pequeño que se mueva. Durante millones de años éste fue el tipo de percepción visual más avanzado, pues no existía la necesidad de ver pequeños detalles en objetos inmóviles. Aún no se habían inventado las piezas de rompeca- .bezas ni el alfabeto. La siguiente capacidad para la percepción espacial evolucionó para que los reptiles pudieran moverse libremente. En los peces, anfibios y reptiles, la entrada visual se procesa casi por completo en el tallo cerebral, debido a que estos animales tienen hemisferios cerebrales muy pequeños. Cuando una lagartija se mueve, una parte de su tallo cerebral graba una imagen de todo lo que ve. Esta información es utilizada para que la lagartija sepa muy bien por dónde va. No se tropieza con nada y puede huir de los depredadores y encontrar un buen escondite. Los primeros mamíferos vivían en los árboles donde tenían que ver muchas cosas en todas direcciones. La vida en los árboles ocasionó que el sistema visual adquiriera una función primordial en el desarrollo del cerebro. Los primates, como los monos, simios y humanos, evolucionaron un nivel más alto de procesamiento visual que comprende la fóvea (el centro del globo ocular) y la corteza cerebral. La fóvea contiene células receptoras especiales que pueden aislar pequeños segmentos del campo visual y distinguir pequeños detalles en un objeto inmóvil. La corteza cerebral procesa estos intricados detalles visuales; pero antes, el tallo cerebral y los niveles inferiores deben organizar la fotografía sensorial completa. En el curso de la evolución, fueron cientos de millones de años de movimientos de cuerpo entero y de integración vestibular, táctil y propioceptiva los que prepararon el camino para el desarrollo de los procesos neu-
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rales que pudieran analizar pequeños detalles y significados simbólicos. Los mecanismos neurales para percibir detalles y símbolos evolucionaron "encima" de procesos anteriores y más fundamentales, así como se construye una casa encima de los cimientos. Una casa se sostiene aunque el techo se tambalee, pero se cae si los cimientos no son seguros. La terapia de integración sensorial tiene un enfoque natural; seguimos aproximadamente el mismo camino que siguió la naturaleza a lo largo de la evolución de los vertebrados. Primero construimos un cimiento sensoriomotor y después trabajamos con los niveles superiores de la función cerebral porque es así como se diseñó el cerebro para poder desarrollarse.
los dos modos de percepción visual Existen dos niveles principales de actividad cerebral en los cuales los seres humanos procesan la entrada visual: el tallo cerebral y los hemisferios cerebrales. En el modo del tallo cerebral, la entrada vestibular, la propíocepción proveniente de los ojos, del cuello y del cuerpo y la entrada visual se unifican en un proceso sensorial compuesto. Las sensaciones de los músculos del cuello que sostienen la cabeza erguida son particularmente importantes para este proceso. La información vestibular, propioceptiva y visual, se integra para formar un "mapa" que se utiliza para "navegar" el cuerpo en el espacio con éxito. Sin este mapa, a la persona se le dificulta correr sin tropezarse con las cosas, lanzar una pelota a otra persona o dibujar una línea recta sobre un papel. Después de que las sensaciones vestibulares, propioceptivas y visuales se unifican en el tallo cerebral, viajan a diversas partes de los hemisferios cerebrales para un procesamiento más especializado. Estos procesos cerebrales nos permiten ver una pequeña área en gran detalle y en relación con su fondo. También nos ayudan a dirigir los ojos cuando vemos algo voluntariamente. Los músculos que rodean los ojos dirigen la fovea justamente para detectar los detalles en las letras del alfabeto. Si las sensaciones vestibulares y propioceptivas no se organizan adecuadamente para que los ojos se muevan con fluidez, el niño siente una gran incomodidad al leer un libro, similar a la incomodidad que sentimos al leer los subtítulos de una película cuando éstos vibran ligeramente. Si un área visual de la corteza cerebral no tiene una buena comunicación con el sistema vestibular, músculos, articulaciones y piel, entonces la discriminación visual será insuficiente. Por tanto, el niño que no recibe una información precisa proveniente de su cuerpo, también tiene problemas de percepción visual. Los niños cuyo mayor problema radica en el procesamiento de la entrada vestibular, generalmente, aunque no siempre, tienen una puntuación baja en las pruebas de percepción visual. La importancia de tener dos modos de procesamiento visual, es que
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trabajen juntos e interactúen entre sí. El siguiente es un buen ejemplo de esta interacción del modo del tallo cerebral y el de los hemisferios cerebrales. La terapia comprende casos similares de interacción sensorial. Un niño camina hacia una resbaladilla en el parque. Tiene una imagen de la resbaladilla en su corteza visual. El significado de esta imagen proviene tanto de los procesos del tallo cerebral, como de los procesos de los hemisferios cerebrales. Para que el niño se pare frente a la escalera en la posición adecuada para empezar a trepar, su tallo cerebral debe organizar la información vestibular, propíoceptíva y visual. El niño sabe que puede trepar por la escalera de manera segura porque se ha trepado a otros objetos anteriormente y puede relacionar la imagen visual de la escalera con su estructura física y sus propias habilidades sensoriomotoras. Trepa hasta arriba sin perder la orientación porque su tallo cerebral le ayuda a saber dónde se encuentra él mismo en el espacio. La unificación de la información visual, propíoceptíva y vestibular, le ayudan a dirigir su cuerpo para que se siente hasta arriba de la resbaladilla. Se resbala y recibe placer de la estimulación vestibular. El niño con una integración sensorial insuficiente no querrá jugar en la resbaladilla porque su sistema nervioso tiene dificultades con algunas o con todas estas tareas. Es posible que no sepa qué altura tiene la resbaladilla y le da miedo trepar tan alto y estar tan lejos del suelo. Es posible que no maneje bien su cuerpo en la escalera, porque sus sensaciones propioceptívas están desorganizadas. La pequeña plataforma que se encuentra hasta arriba de la resbaladilla puede ser un lugar peligroso si sus respuestas posturales y de equilibrio son insuficientes. Para el niño con inseguridad gravitacional, bajar por una resbaladilla, por pequeña que ésta sea, puede hacerlo sentir como si estuviera resbalando hasta el espacio sideral. SI su sistema vestibular es subactivo posiblemente quiera resbalar una y otra vez porque su cerebro nunca tiene bastante estimulación vestibular. Para los niños con problemas de percepción visual, la terapia debe comprender tanto el modo del tallo cerebral como el de los hemisferios cerebrales, interactuando en respuesta a la estimulación vestibular, propioceptiva y visual. Los músculos del cuello reciben especial énfasis, pues las sensaciones provenientes de éstos contribuyen de manera vital a la percepción visual. Cuando el niño se acuesta boca abajo y sostiene su cabeza contra la atracción gravitacional, las contracciones musculares generan mucha entrada propioceptíva, la cual entonces va al tallo cerebral para ayudar a procesar la entrada visual. En esta posición los receptores de la gravedad reciben diferente estimulación y cuando el niño se mueve, se agregan otras sensaciones vestibulares para ayudar aún más a percibir lo que se ve. Por esta razón en muchas actividades de la terapia, colocamos al niño boca abajo al tiempo que se mueve. Todas la actividades terapéuticas que estimulan los receptores del oído interno, de los músculos, de las articulaciones y de la piel pueden ayudar
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al desarrollo visual. Es más factible que ocurra una mejoría si la disfunción se encuentra en el tallo cerebral. Cuando los sistemas sensoriales básicos pueden apoyar de manera efectiva a los niveles superiores de la función cerebral, entonces es apropiado el uso de rompecabezas y el trabajo con papel y lápiz para fomentar la percepción visual. Si la terapia ha ayudado al niño a organizar sus sistemas sensoriales y éste todavía tiene un problema visual, tal vez necesite visitar a un optometrista, el cual se especializa en ayudar a los músculos de los ojos para que trabajen mejor.
lista para verificar desórdenes de percepción visual Si su hijo muestra uno o más de estos síntomas, es posible que tenga un déficit en el procesamiento de las sensaciones visuales. De pequeño, no construye bien con bloques. No arma rompecabezas tan bien como otros niños. Duda al subir escaleras o bordes. Tiene dificultad para ir de un lugar a otro y se pierde con facilidad. No le gusta estar en lugares extraños porque sabe que puede perderse fácilmente. 6. No dibuja bien con crayones o con lápices como otros niños. 7. Tiene dificultades para reconocer semejanzas o diferencias en patrones o en dibujos. 8. Le resulta difícil ver una figura contra un fondo confuso. 9. No puede trazar sus letras sobre la línea o en el espacio que corresponde a las palabras.
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PROBLEMAS AUDITIVOS Y DEL LENGUAJE Los sistemas sensoriales tienen un desarrollo mterdependiente. El sistema auditivo trabaja estrechamente con el sistema vestibular. En el capítulo 5 hicimos referencia al trabajo de Stilwell, Crowe y McCallum. En él encontraron que muchos niños con problemas del habla y del lenguaje también mostraron un nístagmo posrotativo de corta duración. Existen conexiones menos obvias, pero también importantes con el sistema del tacto y el propíoceptivo. Cuando varios sistemas sensoriales forman parte de un problema, a menudo el desorden es más evidente en el sistema auditivo. Por tanto, es inevitable que a los terapeutas de integración sensorial les conciernan de igual manera al~nos problemas auditivos y del lenguaje, aunque los patólogos del habla y los audíólogos sean los especialistas en este campo.
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Cap. 8. Percepción visual
Parte11. Integración sensorial
El cerebro tiende a operar como una unidad en la que cada parte interactúa con muchas otras. Es muy importante que cada parte del cerebro que maneja el lenguaje y el habla para que funcionen bien, tenga buenas conexiones con el resto de un cerebro que funciona de forma eficiente, en especial con las secciones sensoriales y motoras. Hablar, y en particular, aprender a hablar, requiere de una planeación motora muy compleja. Requiere de la habilidad para iniciar un acto motor bajo una orden interior propia. Entonces el individuo debe organizar la secuencia de movimientos para hacer que los sonidos formen una palabra. Dentro del cerebro, uno debe decidir cuál palabra sigue a cuál. Para una buena articulación, son necesartos movimientos específicos de la boca, de la lengua y de los labios. Estos requertmientos son esencialmente los mismos que aquellos que comprende planear una acción de cuerpo entero. Es comprensible que el niño con un problema de habla o de lenguaje, también desarrolle dispraxia. Si existe alguna dificultad especial para articular, el problema puede ser una dispraxia oral. También es lógico que la terapia que ayuda al niño dispráxico a lograr una mejor integración sensorial y una mejor planeación motora, generalmente también ayude al desarrollo del lenguaje. Ayuda al procesamiento de la entrada auditiva y ayuda en la planeación del habla porque ayuda a todo el cerebro a funcionar mejor. Para un entrenamiento específico del lenguaje o del habla, el niño debe recibir ayuda de un especialista en audición, voz y lenguaje. Debido a que el habla y el lenguaje son uno de los productos finales de la integración sensorial, con frecuencia se miden para juzgar la efectividad de la terapia de integración sensorial. Además, la comprensión del lenguaje es uno de los aspectos del comportamiento más fáciles de medir, mucho más que el comportamiento emocional o que la autoestima, los cuales son tan importantes como el habla y el lenguaje.
Niveles de procesamiento auditivo Así como hay varios niveles de procesamiento visual, existen varios niveles de procesamiento auditivo. A nivel del tallo cerebral hay núcleos que son centros principales de procesamiento de la entrada auditiva que también asocian esa entrada con la entrada vestibular, propioceptiva, táctil y vibratoria. Además, los núcleos vestibulares también reciben la entrada auditiva y coordinan dos tipos de entradas. El procesamiento del tallo cerebral es tan importante para un sentido del oído discriminativo y bien desarrollado como lo es para el procesamiento visual. Al igual que en las funciones visuales, el procesamiento a nivel del tallo cerebral proporciona los cimientos para el nivel superior y más complejo de funcionamiento que es necesario para el lenguaje. Se piensa que al favorecer los niveles inferiores de procesamiento, la
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terapia de integración sensorial ayuda al desarrollo del habla y del lenguaje. Cuando en la terapia el niño con un desorden del habla recibe estimulación vestibular, frecuentemente vemos un aumento en la vocalización. Estudios de niños con desórdenes de aprendizaje debidos a problemas auditivos y del lenguaje, mostraron que con una terapia de integración sensorial enfocada en la estimulación vestibular, táctil y propioceptiva y en la planeación motora, pero que no incluyó entrenamiento del lenguaje, mejoraron sus puntuaciones en las pruebas de lectura. El énfasis de la integración sensorial a nivel del tallo cerebral ayudó a los hemisferios cerebrales a manejar los requerimientos lingúísticos de la lectura. Una mejor habilidad para la planeación motora y para formar respuestas adaptativas, también ayudó a los niveles superiores de las funciones cognoscitivas. Si a la edad de dos y medio o tres años, el niño no ha desarrollado el habla, debe ser revisado por una terapeuta con entrenamiento en los procedimientos de la integración sensorial. Si el problema que presenta el niño parece comprender especialmente procesos del tallo cerebral, entonces ciertamente, el punto de partida para ayudar al niño con su desarrollo del lenguaje es una terapia que ayude a estos procesos. También recomendamos una valoración por parte de un terapeuta en audición, voz y lenguaje.
BIBLIOGRAFíA Ayres, A. jean, "Improving Academic Scores Through Sensory Integranon", en Journal 01 Leaming Disabilities, 1972,5, pp. 336-343.
Held, Richard, "Plasticiry in Sensory-Motor Systems", en Sdentific American, 1965, 213, pp. 84-94. Held, Richard y Alan Hein, "Movemenr-produced Stimulation in the Development of Visually Guided Behavior", en Joumal 01 Comparative and Physiological Psychology, 1963, 56, pp. 872-876.
Cap. 9. El niño autista
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El runo autista
El autismo es un raro desorden del cerebro que ha intrigado a padres y a profesionales desde que empezó a ser reconocido. El niño autista muestra muchos de los síntomas del procesamiento sensorial insuficiente que encontramos en el niño con disfunción cerebral mínima y sus interacciones con el ambiente físico son igualmente insuficientes. Sin embargo, el niño autista tiene problemas adicionales tanto en el área sensoriomotriz como en otras áreas. El autismo se caracteriza por una carencia de relación con otras personas, con la posible excepción de uno o dos individuos cercanos. Al niño autista comúnmente se le describe como alguien que "vive en su propio mundo" y generalmente no quiere que otros entren a ese mundo. Si aprende a hablar, a menudo su lenguaje es limitado; la articulación de las palabras generalmente está bien, pero éstas son monótonas y carecen de entonación, suenan mecánicas, como de loro. El niño autista, además de todo esto, tiene problemas emocionales. En ocasiones tiene muy pocas emociones y difícilmente muestra amor o temor. Algunos se vuelven muy emocionales, hacen berrinches, se vuelven extremadamente agresivos y lastiman a otras personas. Algunos terapeutas de integración sensorial han trabajado con niños autistas, pero en general no hay tanta experiencia profesional en cuanto a proporcionar terapia de integración sensorial a niños autistas, como la hay con niños que tienen otro tipo de disfunción cerebral. Algunos niños autístas pequeños se han beneficiado con la terapia, mientras que otros mejoran muy poco o no mejoran nada. Ocasionar cualquier cambio apreciable en la organización cerebral de un niño autista es alentador, especialmente porque los enfoques bioquímicos a este problema han ofrecido muy poca
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ayuda y las técnicas en la modificación del comportamiento únicamente controlan el comportamiento del niño sin cambiar la condición del cerebro que causa ese comportamiento.
DESORDEN DE PROCESAMIENTO SENSORIAL Cuando los niños autistas cooperan lo suficiente para someterse a pruebas estandarizadas de las funciones de integración sensorial, generalmente sus puntuaciones son similares a las del niño dispráxico. Se les dificulta la localización del estímulo táctil y saber dónde se encuentran sus manos cuando no pueden verlas. Tienen bastante dificultad para la planeación motora, como lo muestra una prueba en la que el examinador adopta una postura poco usual y el niño trata de imitar esa postura. Aunque en realidad, las respuestas posturales de este niño no están bien desarrolladas, frecuentemente son mejores que las de algunos niños con problemas de aprendizaje. Esto indica que el tallo cerebral del niño está procesando las entradas propioceptiva y vestibular necesarias para muchas respuestas posturales. También parece que los tractos nerviosos que llevan la información a las áreas sensoriales de la corteza cerebral están haciendo un trabajo adecuado. Algún otro aspecto del procesamiento sensorial está causando el problema; alguna otra parte del cerebro no está trabajando bien. Existen tres aspectos del procesamiento sensorial insuficiente que encontramos en los niños autistas. Uno, la entrada sensorial no está siendo registrada correctamente en el cerebro del niño, por lo que pone poca atención a casi todas las cosas, y en otras ocasiones reacciona excesivamente; dos, es posible que no module bien la entrada sensorial, en especial las sensaciones vestibulares y táctiles, por lo que posiblemente sea gravitacionalmente inseguro o táctilmente defensivo; tres, la parte de su cerebro que hace que quiera hacer cosas, especialmente cosas nuevas o diferentes, no opera normalmente, por lo que el niño tiene poco o ningún interés en hacer cosas propositivas o constructivas.
El registro de la información sensorial La mayoría de la gente ha pasado por una calle conocida cierto número de veces y un día nota algo que nunca antes había visto. Nos preguntamos si el letrero, el edificio o cualquier otra cosa es nueva y nos sorprende descubrir que siempre ha estado ahí. Simplemente, nuestro cerebro nunca antes había decidido que valiera la pena notar ese objeto. Generalmente, ni siquiera nos damos cuenta de por qué atrajo nuestra atención en ese momento. En ocasiones, algo en la imagen del objeto era diferente, quizá
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el Sol lo iluminaba de otra manera y esta ligera diferencia causo que nuestro cerebro registrara la imagen que antes había ignorado. Hay una parte del cerebro (en ef sistema límbico) que decide qué entrada sensorial registramos y llama nuestra atención y, también decide si haremos algo con respecto a esa información. Esta parte no está trabajando bien en el cerebro del niño autista, por lo que no registra muchas cosas que los demás sí notan. La respuesta del niño autista a la terapia será directamente proporcional a la insuficiencia en el funcionamiento de esta parte. Las entradas auditiva y visual se ignoran o no se registran con más frecuencia que otros tipos de estímulos sensoriales. Por lo general, el niño autista no presta atención al sonido de una campana o a otros ruidos, e incluso no registra lo que se le dice. En ocasiones su cerebro decide registrar la entrada y entonces el niño sí responde. En ocasiones, el sonido que oye le parece más fuerte de lo que le parece a los demás. La mayoría de la gente deja de registrar un sonido si éste continúa por un tiempo prolongado sin mucho cambio. El niño autista no se acostumbra a un sonido continuo y prolongado y no lo apaga, por lo que presta atención a estos sonidos. En ocasiones registra excesivamente un sonido y otro lo registra insuficientemente. También parece que el niño autista ignora su entorno visual. Ve fijamente por medio de las personas y evita verlas a los ojos cuando ellas lo ven a él. Con frecuencia no presta atención a los juguetes, pero algunas veces su cerebro decide prestar una atención más cuidadosa y prolongada a algún pequeño detalle como pudiera ser una mancha en el piso. A su cerebro le cuesta mucho trabajo saber qué información visual es importante y cuál es irrelevante. Existe una clase de estimulación que llama la atención de casi todos los niños autistas: las líneas en movimiento. Al moverse frenLe a los ojos, las líneas blancas y de color alternadas, activan el nistagmo optokinético, el que a su vez estimula los núcleos vestibulares. (Ya hemos discutido el nístagmo posrotativo, el cual consiste en movimientos de ida y vuelta causados por la estimulación vestibular. El nistagmo optokínétíco consiste en movimientos similares causados por la entrada visual). Creemos que la estímulacíón de los núcleos vestibulares ayuda al cerebro a registrar la entrada visual y la vuelve significativa para el niño. El niño autista también tiene dificultad para registrar otras sensaciones. Hay una prueba en la que aplicamos un soplido de aire a la parte posterior del cuello; la mayoría de la gente, incluyendo a los niños con disfunción cerebral mínima, sienten cierta incomodidad y encogen los hombros o voltean para ver lo que les estamos haciendo. Muchos niños autistas no muestran respuesta alguna a esta prueba. Aparentemente, muchos de estos niños no registran olores y tienen muy poco sentido del gusto. Con frecuencia no reaccionan cuando se caen o se golpean, como si no sintieran dolor, a menos que éste sea muy intenso. Sin embargo, algunos son excesivamente sensibles a la textura de las cosas; cuando son muy pequeños,
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es posible que se resistan a la comida sólida porque no les gusta su textura. Es posible que respondan negativamente al ser tocados por otra persona. Los niños con una apraxia severa, a veces también tienen estos problemas de procesamiento sensorial. Con frecuencia, el tacto de presión muy profunda es el tipo de estimulación táctil que produce una respuesta positiva y es posible que le guste acostarse entre dos tapetes y que algo pesado le ruede encima. O coloca sus manos bajo objetos pesados y disfruta de las sensaciones de presión que lastimarían al promedio de los niños. Quiere sentir algo, pero quizá su cerebro sólo registra sensaciones muy fuertes. Algunos de estos niños actúan como si la mayoría del tiempo sus manos se sintieran incómodas y una presión fuerte las hiciera sentir mejor. A menudo, a los niños dispráxicos también les gusta el tacto de presión firme, pero parece ser que registran la entrada con más facilidad que el niño autista. El niño autista siente la entrada de sus músculos y de sus articulaciones mejor de lo que siente por medio de sus ojos y oídos. Jalar las piernas o los brazos estimula los receptores que se encuentran en los músculos y en las articulaciones y los niños autistas con frecuencia ofrecen sus brazos y sus piernas para que el terapeuta los jale. Interpretamos esto como que estas sensaciones son satisfactorias. Insistimos en que parece que sólo las sensaciones muy fuertes -sensaciones tan fuertes que a otros les dolerían- son registradas por el cerebro autista. Los niños autistas buscan movimiento y esrimulación tenazmente o los rechazan por completo. Ninguna de estas respuestas es normal. Algunos quieren enormes cantidades de movimiento y parece que obtienen mucho placer de esto. Movimientos, como girar y columpiarse no los hacen sentir mareados o con náusea. Esto sugiere que su cerebro no registra la entrada vestibular como debiera. Casi todos los niños autistas muestran un nístagmo posrotativo de corta duración cuando se les aplica la prueba a la luz del día con sus ojos abiertos. Al igual que en el caso del niño que presenta un desorden vestibular-bilateral, un nistagmo de corta du ración indica que una importante vía para las sensaciones vestibulares no está siendo utilizada adecuadamente. Probablemente una parte del cerebro esté inhibiendo demasiado los núcleos vestibulares. Esto no significa que todos los aspectos del flujo sensorial vestibular no estén siendo registrados, pues muchos niños autistas con nistagmo de corta duración también presentan inseguridad gravitacíonal. Alguna entrada vestibular no únicamente se registra, sino que al no ser modulada, también altera al niño. La función de registro del niño autista resulta más bien caprichosa para la demás gente. ¿Si el cerebro registra una entrada sensorial un día, por qué no registra algo similar al otro día? Esta inconsistencia conduce a los padres a decir cosas como éstas: "podría oír, si quisiera" o "¿por qué juega tanto con uno de mis zapatos y no presta atención a uno de los suyos?", o "si
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puede freír unos huevos por sí mismo, ¿por qué no pone la mesa?" Parece que el niño está siendo obstinado deliberadamente o que está tratando de complicarle las cosas a sus padres, pero por lo general ese no es el caso. Simplemente, el niño autista no tiene el cerebro eficiente que a la mayoría nos permite ser consistentes de un día a otro o de una tarea a otra. A menudo se puede motivar al niño autista para que registre la entrada sensorial si se le proporciona el incentivo adecuado. Es por esta razón que los procedimientos que modifican el comportamiento son efectivos con estos niños. La terapia de integración sensorial también trata de proporcionar un incentivo para que el niño registre las sensaciones, pero este incentivo es interno y natural. El placer de la estimulación vestibular durante la terapia ayuda a motivar al niño y también ayuda al cerebro a procesar otras entradas sensoriales, especialmente las visuales. También están más propensos a mirar al terapeuta a los ojos durante o inmediatamente después de movimientos corporales que comprenden mucha estirnulación vestibular.
la modulación de la entrada sensorial El cerebro autista no sólo no registra la entrada sensorial, sino que en algunos casos no la modula, particularmente las sensaciones vestibulares y táctiles. Un número considerable de niños autistas se resisten al movimiento y songravitacionalmente inseguros porque no pueden modular la entrada sensorial de su sistema vestibular. En ocasiones se sienten cómodos columpiándose, sentados en las piernas de algún pariente, lo cual nos sugiere que no siempre es el movimiento en sí lo que altera al niño, sino el no sentirse firmemente "plantado". El niño parece sentirse extremadamente ansioso en cuanto a su relación con la gravedad y con el espacio. Estos se asustan muchísimo si alguien intenta ponerlos de cabeza, si los ponen en un lugar alto o si se les mueve a una posición desconocida. Si el niño es gravitacionalmente inseguro, al menos registra alguna entrada sensorial y entonces la terapia es más éxitosa. Ya hemos notado que la mayoría de estos niños no registran muchas sensaciones táctiles, a menos que esas sensaciones sean muy fuertes; sin embargo, en ocasiones no solamente registran sensaciones del tacto, sino que reaccionan a ellas de manera defensiva.
la integración de 'sensaciones Debido a que el niño autista es incapaz de registrar muchas de las sensaciones de su entorno, no puede integrar esas sensaciones para formar una percepción clara del espacio y de su relación con el espacio. Es posí-
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ble que le lleve mucho tiempo establecer una percepción visual e incluso cuando percibe algo, puede ser que no lo perciba bien; por tanto, es posible que se resista a ponerse un suéter nuevo porque no ha formado una percepción familiar de éste. Puede aceptar el suéter después de que lo ha visto muchas veces, por lo que podemos ayudarlo poniéndole el suéter sobre los hombros durante un tiempo antes de esperar que se lo ponga. La sensación del tacto del suéter sobre sus hombros puede ayudarlo a formar una percepción que no puede establecer únicamente con la entrada visual. Cualquier situación nueva, como las primeras sesiones de terapia, se le presentan al niño como un desconcertante conjunto de estímulos sensoriales, especialmente visuales, sin organizar. Es probable que reaccione con miedo y que se resista hasta que haya experimentado repetidas veces ese ambiente y pueda reconocerlo como algo conocido y seguro. Algunos niños tienen tanta dificultad para registrar los elementos espaciales de su entorno que se alteran cuando hay algún cambio en su habitación en casa o en la terapia. Cualquier cambio en el arreglo de las cosas les causa inseguridad. En ocasiones, en la terapia, el niño autista se altera si su madre se sienta en otro lugar del que acostumbra. Nosotros los adultos debemos tener muchísima paciencia y comprensión para ayudarlos a manejar sus insuficientes percepciones sensoriales. Debido a que el registro de la entrada auditiva es insuficiente, el establecimiento de las percepciones del lenguaje es limitado. Así mismo, sin un registro normal de la información sensorial de la piel, músculos, articulaciones y sistema vestibular, el niño no puede desarrollar una representación corporal buena y clara. Carece de buenos modelos neuronales tanto de sí mismo como del mundo, por tanto no puede interactuar en ese mundo. No puede aprender a planear movimientos bien porque no puede sentir su cuerpo fácilmente ni puede sentir lo que está haciendo. Carece de algunas bases físicas para el desarrollo del ego.
QUERIENDO HACER COSAS La mayoría de la gente ha sentido alguna vez que no se quiere mover en absoluto. Quizá cuando deja de sonar la alarma del reloj despertador y aún teníamos mucho sueño o cuando un hijo nos llamó y estábamos recostados después de un día agotador. Sabíamos que teníamos que paramos y actuar, pero algo en nuestro cerebro nos hizo querer seguir acostados e ignorarlo todo. Este sentimiento, el que la persona normal experimenta de vez en cuando, es parecido a lo que el niño autista siente casi todo el tiempo.
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158 La función "quiero hacerlo" Hay una parte del cerebro que se ocupa del deseo de iniciar un comportamiento, de responder a los estímulos sensoriales y de hacer algo nuevo o diferente. Esta parte del cerebro tiene una parte energizante; dice jházlo! a las partes del cerebro que le dicen a los músculos que muevan el cuerpo. Este sistema trabaja estrechamente con el sistema que registra o presta atención a la entrada sensorial. El resultado del registro de la entrada sensorial es la opción de hacer algo en cuanto a esas sensaciones o ignorarlas deliberadamente. Al igual que el sistema que registra las sensaciones, el sistema "quiero hacerlo" trabaja insuficientemente en el niño autista. No es que no haga nada; más bien no logra hacer algo propositivo o constructivo. Su juego consiste únicamente en las acciones más simples y repetitivas; simplemente agarrar, alinear o dar vueltas a los objetos durante largos periodos , No se le ocurren acciones más complejas. Si alguien le muestra una acción, generalmente no quiere hacerla. El niño tiene alguna habilidad para jugar con juguetes o para interactuar con el entorno; y cuando se le proporciona suficiente motivación para "activar" el sistema "quiero hacerlo" puede llegar a hacer cosas complejas, como recorrer una pista con obstáculos, lo cual requiere de planeación motora. Este sistema está inactivo la mayor parte del tiempo, sin embargo, el cerebro rara vez toma la decisión de hacer todo lo que puede hacer. Al igual que el sistema que registra la entrada sensorial, este sistema "quiero hacerlo" parece bastante caprichoso en el niño autista. Una mamá puede tratar seriamente que su hijo autista haga algo simple como ponerse un calcetín, y el niño actúa como si nunca fuera a aprender o como si se negara a cooperar. Puede parecer que el niño se resiste voluntariamente a los esfuerzos de su madre, pero es más probable que su cerebro no pueda activar su sistema "quiero hacerlo" en ese momento. Quizá más tarde se ponga el calcetín él solo. En parte, la razón por la que el niño no interactúa con partes de su entorno físico es que no registra el significado o el uso potencial de muchas cosas. Para saber cómo usar un triciclo se requiere de un conocimiento del propio cuerpo y de cómo trabaja y también de cierta habilidad para el pensamiento abstracto. Al ver el triciclo, uno debe deducir que hay un lugar para sentarse, que los pies van en los pedales y que al dar vuelta a los pedales, éstos moverán el triciclo. Tal pensamiento abstracto resulta muy difícil para el niño autista. Cuando ve un triciclo, e incluso cuando registra la imagen visual lo suficientemente bien como para prestar atención al triciclo, aun así no se da cuenta de que es algo para montarlo y manejarlo por placer. Como la parte "quiero hacerlo" de su cerebro no trabaja bien, el niño se resistirá a que lo suban al triciclo. Cuando le presente algo al niño autista, recuerde que probablemente
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tenga la capacidad motora para usarlo; sin embargo, su sistema "quiero hacerlo" no quiere hacer nada nuevo o diferente. Si ya aprendió a disfrutar de andar en triciclo, puede ser que esté dispuesto a hacerlo, pero se resisitirá a subirse a una patineta. Antes de que pueda querer subirse a una patineta, debe organizar la percepción visual de ésta como algo familiar. Para familiarizarse con ella necesita subirse a ella y andarla, sentirla y sentir la posición y el movimiento de su cuerpo mediante sus sentidos del tacto, de la propíocepción y del movimiento. Únicamente ver la patineta no le proporciona el mismo entendimiento de ella que le proporciona a sus padres o a otros niños. Los niños autistas aprenden mejor haciendo. El niño autista probablemente no recibe un grado normal de placer al montar algo las primeras veces, pues su cerebro no registra las sensaciones nuevas como placenteras. Posiblemente tenga que experimentar esas sensaciones muchas veces antes de que las disfrute. Cuando en terapia presentamos una actividad nueva o diferente a los niños autistas, se oponen a esa actividad, pero después de unas cuantas sesiones sonríen e incluso ríen en el curso de esa actividad. Si ha de haber algún progreso, tanto el terapeuta como los padres deben soportar la resistencia del niño hasta que esté listo para la actividad terapéutica. La mayor parte del tiempo, el terapeuta no puede contar con el impulso interior del niño autista como lo hace con los niños con problemas de aprendizaje, pues es este impulso interior lo que funciona mal en el niño amista. La actividad motora del niño también puede estar influida por una insuficiente modulación de las sensaciones que surgen de la gravedad y del movimiento. Ciertamente que la inseguridad gravitacional hará surgir sensaciones desagradables a menos que el terapeuta o el padre sean cuidadosos al mover al niño. Si no puede modular la entrada vestibular, es posible que se quede inmóviL Esta inmovilidad es uno de los primeros síntomas que el terapeuta debe manejar durante la terapia. Hasta que la terapia haga que estas sensaciones vestibulares sean cómodas y placenteras, debemos esperar que el niño resista cualquier esfuerzo por ocuparlo en actividades que comprendan mucho movimiento o cambios en la postura del cuerpo.
El desarrollo de la planeación motora Los procesos sensoriales insuficientes dificultan el desarrollo de la planeación motora desde muchos puntos de vista; el niño no está listo para formar una percepción visual, del objeto que tiene frente a él, no tiene una representación corporal bien desarrollada para usarla en la planeación motora, tiene dificultad para hacer la abstracción del uso de un objeto, no está dispuesto a ocuparse en una actividad proposítíva, se resiste a hacer cual-o quier cosa nueva o diferente y cuando llega a hacer algo, posiblemente no
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Parte 11. Integración sensorial
le resulta placentero. A diferencia del niño cuyo cerebro es normal, el niño autista no hace por el puro placer de hacer. Debido a que no expresa el deseo innato de hacer y no recibe placer al hacer, el niño autista no desarrolla su potencial para interactuar con el ambiente. Sin embargo, algunos niños autistas sienten mucha satisfacción y mucho placer al recibir estimulación vestibular. Juegan por largos periodos de tiempo sobre el equipo terapéutico que se mueve, sin avanzar hacia el desarrollo de intereses más amplios de respuestas adaptativas. Incluso cuando hacen un esfuerzo para la planeación motora, lo encuentran muy difícil, pues tienen una condición similar a la dispraxia. El aspecto básico del comportamiento humano es la organización de las percepciones y de las respuestas a estas percepciones. El ser que no puede percibir bien su ambiente físico o que no puede actuar sobre ese ambiente, carece del material básico para organizar comportamientos más complejos. Aunque el niño autista puede tener movimientos normales programados a nivel central, y no está restringido por contracciones musculares involuntarias, sí tiene una gran desventaja para aprender a usar su cuerpo de manera adaptativa. Es probable que tenga muchas dificultades en muchas áreas, incluyendo el lenguaje hablado, el cuidado de sí mismo y el comportamiento basado emocionalmente. Como no puede organizar respuestas motoras adaptativas, tiene dificultades con todo comportamiento más complejo. En el caso del niño autista, el objetivo de la terapia es mejorar el procesamiento sensorial para que más sensaciones se registren y se modulen de manera más efectiva, y para motivar al niño a que forme respuestas adaptativas simples a modo de ayuda para que aprenda a organizar su comportamiento. Cuando la terapia cambia las cosas, la vida del niño cambia considerablemente, pero actualmente la vida del niño autista no puede cambiar gran cosa. A medida que sigamos tratando niños autistas, averiguaremos más acerca de sus problemas neurológicos y desarrollaremos formas de llegar a sus cerebros con experiencia sensorial.
Darte III
6~é
se puede
hacer acerca
del problema?
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Terapia de integración sensorial
A medida que surgen problemas en nuestra sociedad, también surgen intentos para resolverlos. Conforme aumenta la frecuencia de los desórdenes del aprendizaje y de las disfunciones cerebrales en los niños, cada vez más profesionales tratan de entender la naturaleza del problema y buscan la manera de corregirlo. La primera idea acerca de este problema fue que estos niños a menudo tenían una deficiencia en la percepción auditiva y visual. Estudios posteriores mostraron que una insuficiente integración sensorial de las sensaciones del cuerpo y del sistema vestibular 'eran la base de algunos problemas auditivos y de la mayoría de los problemas visuales. Originalmente, la terapia ocupacional fue diseñada para ayudar a personas con desventajas motoras y de comportamiento a formar respuestas adaptativas que les permitieran mejorar su propia condición. Algunos terapeutas ocupacionales modificaron estas técnicas para aplicarlas a niños con problemas de integración sensorial. Estos procedimientos se han desarrollado en los últimos 20 años y no se han dado a conocer ni se han utilizado ampliamente. El trabajo de investigación ha demostrado que son efectivos para algunos, pero no para todos los niños con problemas de aprendizaje y de comportamiento. Investigadores de otros campos han estudiado cómo es que las sensaciones del cuerpo y la interacción con el ambiente físico tienen una influencia en el crecimiento y desarrollo. Este capítulo revisa prímero algunas de las investigaciones sobre el tema y después describe la terapia en la que se utilizan la estimulación sensorial y la interacción física para aumentar la integración sensorial y así mejorar el aprendizaje y el comportamiento. Es importante recordar que nuestro ambiente nos proporciona opor-
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Parte 111. ¿ Qué se puede haceracerca del problema?
tunídades de sensaciones de la vista, del oído, del olfato, del gusto, de la gravedad y algunas del tacto. Nuestro cuerpo debe proporcionar las sensaciones de movimiento y mediante éste, el resto de nuestras sensaciones del tacto a medida que nos abrimos paso en el mundo. Por medio del movimiento nos llegan sensaciones de los músculos y de las articulaciones del interior de nuestro cuerpo. Son todas estas sensaciones y nuestras respuestas a ellas lo que causa que el cerebro se desarrolle. Una terapia que incluye estimulación sensorial y respuestas a la estimulación, con frecuencia resulta más efectiva para ayudar a que un cerebro disfuncional se corrija a sí mismo, que el uso de medicamentos, de psicoanálisis o de premios y castigos. La terapia integrativa sensorial es completamente natural. Las interacciones naturales en un ambiente normal proporcionan la estimulación sensorial y las respuestas adaptativas suficientes para desarrollar el cerebro en la mayoría de los niños pequeños. La naturaleza diseñó el cerebro de manera que se desarrolle mediante actividades físicas normales. Cuando algo interfiere con este desarrollo in utero o durante los primeros años de vida, lo mejor es probar un medio natural para eliminar la interferencia. Algunos niños pueden presentar una integración sensorial insuficiente a una edad temprana y después ellos mismos corrigen el problema casi del todo, por medio de respuestas adaptativas naturales de la infancia y la niñez. Si un niño tiene problemas de integración sensorial que no ha podido corregir en casa y mediante el juego, entonces necesitará una terapia especial que lo ayude a hacer lo que es natural.
INTEGRACiÓN Y COMPETENCIA POR MEDIO DE LA INTERACCiÓN AMBIENTAL Todavía después de la Segunda Guerra Mundial la mayoría de los filósofos y científicos creían que la interacción del niño con su ambiente no tenía efecto alguno en su inteligencia y en su capacidad de aprender. Algunos pensaban que la capacidad de aprender estaba predeterminada desde antes del nacimiento, por lo que la persona no podía aumentar su propio potencial. Otros creían que el niño estaba condicionado por las cosas que le sucedían y que su propia actividad no alteraba ese condicionamiento. El psicólogo suizo lean Piaget fue uno de los primeros en reconocer que la interacción del niño con su ambiente es un factor crítico en su desarrollo. Piaget vio que los niños siguen una secuencia predeterminada en los pasos del desarrollo, en los cuales el aprendizaje se da como respuesta a las cosas que suceden. Enfatizó que el aprendizaje no es algo que simplemente nos sucede. Creamos nuestro propio proceso de aprendizaje al responder a lo que nos sucede.
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Algunos comportamientos específicos son, casi enteramente, el resultado de la manera en que el sistema nervioso está diseñado y otros son resultado de condicionamientos; pero la mayor parte de la inteligencia no está ni predeterminada ni condicionada. La inteligencia es, en gran parte, producto de la interacción con el ambiente. Tal como Piaget lo describió, el niño se acomoda a su ambiente y lo asimila para sí mismo. La combinación de dar y recibir produce una respuesta adaptativa que es eficiente, fluida y satisfactoria. Tanto la acomodación como la asimilación desarrollan una parte de la inteligencia. El niño con disfunción integrativa sensorial no puede adaptarse a un ambiente normal de manera eficiente, con fluidez y satisfacción, porque su cerebro no ha desarrollado los procesos que integran las sensaciones del ambiente. Necesita un ambiente altamente especializado, diseñado a la medida de su sistema nervioso; por tanto, si el ambiente se establece en forma apropiada, el niño podrá integrar sensaciones que nunca antes había integrado. Si al cerebro se le proporciona la oportunidad, éste se organizará por sí mismo.
Un ambiente enriquecido y el cerebro normal En los últimos 15 años, los neurocientíficos han demostrado que la interacción con el ambiente realmente mejora la estructura química y las funciones del cerebro. La mayor parte de las investigaciones se han hecho con ratas de laboratorio. El cerebro de una rata es mucho más simple que el nuestro, pero los procesos básicos de la formación de sinapsis (como lo describimos en el capítulo 3) son los mismos. Al igual que el cerebro humano, el cerebro de la rata tiene un impulso interior para desarrollarse. Cuando los neurocientíficos proporcionan al cerebro de la rata más oportunidades para desarrollarse, éste lo hace más eficientemente. Los pioneros en este tipo de investigaciones han sido el doctor Mark Rosenzweig y sus colaboradores de la Universidad de Berkeley, California; sin embargo, destacaron que el anatomista italiano Michele Gaetano Malacarne realizó experimentos similares en el siglo XVITI. Malacarne encontró que los perros y pájaros que entrenó durante un largo periodo, desarrollaron más pliegues en el cerebelo que otros de la misma cría que no recibieron entrenamiento. Sus descubrimientos sugieren que la estimulación sensorial comprendida en el entrenamiento, aumentó el desarrollo natural del cerebro. Pero no fue sino hasta la década de los 50 que los científicos tuvieron técnicas para medir los cambios en la estructura. celular del cerebro posteriores a una experiencia sensorial. En los experimentos realizados por Rosenzweig y sus colaboradores, un grupo de ratas pasó más tiempo en un ambiente enriquecido, mientras que otro grupo estuvo en un ambiente empobrecido. El ambiente enrique-
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Parte /l/. ¿ Qué se puede hacer acerca del problema?
cido consistía en una jaula en la cual había muchas cosas que hacer, como subir escaleras, correr por cilindros, caminar sobre las cerdas de un cepillo, y explorar laberintos, las ratas de esta jaula también fueron cargadas por personas. El ambiente empobrecido era una jaula sin ninguna de las oportunidades de estimulación vestibular, táctil o propioceptíva, Después de un tiempo se sacrificaron las ratas y se analizaron sus cerebros. Al igual que Rosenzweig, muchos científicos han realizado variaciones sobre este experimento. En casi todos los casos se encontró que la corteza cerebral de las ratas del ambiente enriquecido pesaba más, tenía mayor cantidad de los elementos químicos que mantienen sano al cerebro, mayor cantidad de los elementos químicos necesarios para la trasmisión de impulsos mediante las sinapsis, y mayor cantidad de interconexiones entre las neuronas. Todo esto indica que estas ratas tuvieron una mayor capacidad para procesar sensaciones y para utilizar la información sensorial. También se comprobó el desempeño de tareas motoras en las ratas de ambos ambientes. En la mayoría de estas pruebas, las ratas del ambiente enriquecido tuvieron más éxito al aprender y realizar una actividad dada que las ratas del ambiente empobrecido. No era necesario que las ratas pasaran todo el tiempo en el ambiente enriquecido para que resultaran beneficiadas. Rosenzweig encontró que dos horas diarias durante un mes eran suficientes para producir cambios significativos en el cerebro de las ratas. La mejoría ocurría en las ratas de cualquier edad, pero era mayor si la rata era muy joven. Se encontraron los mismos resultados positivos en estudios similares realizados con monos y perros. Por tanto, los científicos ya empiezan a aceptar la idea de que la interacción con el ambiente mejora las operaciones del cerebro. Únicamente ver el ambiente enriquecido no produjo estos cambios, las ratas tuvieron que explorar el ambiente con sus sentidos y movimientos. Los experimentadores no hicieron que el cerebro de las ratas mejorara, éstas tuvieron que lograrlo por sí mismas. Así es como sucede con la terapia. El niño debe organizar su propio cerebro. Existen pocos estudios sobre el efecto de la interacción ambiental en el cerebro humano y por supuesto que nadie va a duplicar los experimentos de las ratas con seres humanos. El trabajo realizado ha mostrado que los bebés humanos responden en igual medida que los animales. El doctor David Clark y sus colaboradores de la universidad del estado de Ohio han encontrado que la estímulación vestibular ayuda a desarrollar mejores habilidades motoras, tanto en niños normales como en niños con problemas neurológicos. La doctora Claudette Gregg y algunos colegas suyos de la universidad de Stanford encontraron que mecer suavemente a un bebé o permitirle que succione un chupón, ayuda a sus ojos a seguir un objeto en movimiento. El doctor J McVicker Hunt ha revisado varios estudios acerca del efec-
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to del ambiente en el desarrollo de los niños. Su conclusión fue la siguiente: "La competencia intelectual parece crecer con las oportunídades para explorar y manipular objetos, así como para hacer preguntas. Un grupo de madres eficientes diseñó un ambiente físico lleno de objetos manipulables y visuales muy detallados, cosas para trepar y fomentar habilidades motoras y una extensa variedad de objetos visuales, promoviendo así el desarrollo.") McVicker cree que tal ambiente puede incrementar considerablemente. el coeficiente intelectual del niño.
Ambiente enriquecido como medida correctiva
Estimulación vestibular y bebés prematuros El vientre materno es un medio que está en constante movimiento. Los movimientos de la madre mecen al b~bé durante nueve meses. Cuando un bebé nace antes de tiempo, con frecuencia se le dificulta tener un buen desarrollo y no está tan bien preparado para vivir fuera del vientre materno como debería. Numerosas investigaciones han descubierto que la estimulación vestibular y táctil ayuda a estos bebés prematuros a alcanzar a los bebés normales en su desarrollo. La doctora Mary Neal de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Maryland colocó una hamaca en las incubadoras y meció a los bebés por periodos de media hora, tres veces al día. La doctora Neal encontró que estos bebés desarrollaron su tono muscular, movimientos de cabeza, movimientos de extensión y contracción, y respuestas visuales y auditivas, más rápidamente que los bebés a los que no se meció. También aumentaron de peso a un ritmo más rápido. Otros han usado camas de agua para proporcionar estimulación vestibular a bebés prematuros y éstos mostraron una mejoría en la coordinación motora, mayor aumento de peso, mejor succión, y una respiración más regular. Usted se preguntará ¿por qué el mecerlos en una hamaca o el ponerlos sobre una cama de agua Los lleva a tan grandes mejorías? Superficialmente la estímulación vestibular tiene poca relación con el peso corporal o con la respiración; sin embargo, dentro del cerebro, la estimulación vestibular prepara y unifica al sistema nervioso. Para un bebé prematuro, el hecho de subir de peso es una señal de que su sistema nervioso está realizando varias tareas adecuadamente. La doctora Ruth Rice puso a algunas mamás a acariciar, masajear y apapachar a sus bebés prematuros 15 minutos, cuatro veces al día, durante un mes a partir del momento en que salieron del hospital. Otro grupo de 'En R N. Walsh y W. T. Greenough (eds.), Enviroment as theraphy for brain dysJimction, Plenum Press, Nueva York, 1976, p. 234.
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Parte 11/. ¿Qué se puede hacer acerca del problema?
mamás no hizo esto. Los bebés que recibieron una estimulación sensorial adicional subieron más de peso y tuvieron un mejor desarrollo neurológica y mental que los otros bebés. Otros estudios han mostrado que la estimulación sensorial puede lograr que un bebé prematuro alcance y en ocasiones rebase a un bebé normal de término. Los doctores Terry White y Richard Labarba encontraron que los bebés prematuros comían más y aumentaban más de peso cuando se les proporcionaba estimulación vestibular y táctil. La doctora Marlene Kramer encontró que en un grupo de bebés, la estimulación táctil adicional promovió la socialización con otros bebés.
Enriquecimiento y recuperación del daño cerebral Algunos experimentos con animales han mostrado que un ambiente enriquecido ayuda al cerebro a recuperarse de daños neurológicos y a desarrollar un funcionamiento sano. Si las neuronas lesionadas han de recuperarse, deben usarse; al igual que en un desarrollo normal, éste depende del uso. Si el sistema visual está lesionado, es necesaria una estimulación visual para la recuperación de la vista; si la lesión se encuentra en las partes del cerebro que procesan los sonidos, el cerebro requiere de experiencias auditivas para organizar nuevas funciones auditivas. Sin embargo, las experiencias vestibulares y táctiles simultáneas tienen un efecto benéfico sobre todo el sistema nervioso. Los doctores Roben Walsh de la universidad de Stanford y Roben Cummins de la universidad de Queensland realizaron numerosos estudios acerca de los ambientes terapéuticos. Encontraron que un factor crítico en Id recuperación era la interacción física activa con el ambiente sensorial. Cuando la persona recibió la estimulación sensorial únicamente en forma pasiva, su cerebro no se recuperó. El paciente debe "servir como su propia fuente de estímulo". El cerebro debe dirigir su propia recuperación, adaptándose a los estímulos y proporcionándose a sí mismo una mayor estimulación. Nadie puede hacerlo en su lugar. Lo mismo procede en la terapia para niños con disfunciones de integración sensorial. Piaget enfatizó que los estimulas y las respuestas son circulares. En un ambiente donde hay muchos estímulos la persona responde más a menudo y en formas más variadas, y crea mayor cantidad y variedad de estímulos para sí misma. En la terapia integrativa sensorial los niños aprenden habilidades específicas y comportamientos sin siquiera darse cuenta. Pero éste no es el objetivo. Lo que queremos son actividades físicas que produzcan sensaciones que den paso a respuestas adaptativas que proporcionen más sensaciones que provoquen respuestas adaptativas todavía más complejas. De esta manera el cerebro mejora de forma general la eficiencia de sus funciones.
LA NATURALEZA DE LA TERAPIA DE INTEGRACiÓN SENSORIAL Si la interacción con el ambiente ayuda a desarrollar el cerebro, y si éste se organiza cuando se le proporciona la oportunidad, entonces ¿por qué necesita el niño ir a terapia], ¿por qué no se da terapia él mismo en casa o en el parque? El resto de este capítulo tratará de responder a estas preguntas. Un niño normal no necesita ir a terapia porque el juego le proporciona la estimulación sensorial que su cerebro necesita y le permite responder de manera significativa a estos estímulos. Los problemas neurológicos de un niño con disfunción cerebral mínima o disfunción integrativa sensorial no le permiten procesar las sensaciones de su propio Juego, por tanto no puede desarrollar las respuestas adaptativas que organizan el cerebro. En otras palabras, el niño juega, pero no lo hace de manera íntegraríva. Necesita un ambiente diseñado especialmente a sus propias necesidades. Por lo general este ambiente no está disponible en casa ni en la escuela. La sociedad está poniendo más énfasis en el desarrollo académico, intelectual y del lenguaje, y menos en construir los cimientos sensoriomotares necesarios para desarrollar estas funciones. La televisión ha capturado a los niños de manera que pasan menos tiempo en los columpios y en los areneros. Se espera que en el jardín de niños se les enseñe a leer, cuando con más frecuencia deberían proporcionar oportunidades para que el niño acreciente sus funciones vestibulares, pues una mejor función vestibular le facilitaría el aprendizaje de la lectura más adelante. El terapeuta de integración sensorial tiene preparación en las neurociencias y puede hacer un diagnóstico de cómo están trabajando los sistemas sensoriales del niño, entonces puede diseñar un ambiente que permita al niño interactuar de manera más eficaz de la que lo haya hecho antes. Los niños con disfunciones de integración sensorial evitan seguir su impulso interior, por lo que el terapeuta debe motivar, engatusar, atraer y manipular al niño para que elija actividades que ayudarán a su cerebro a desarrollarse. El terapeuta no puede organizar el cerebro del niño, él debe hacerlo por sí mismo, pero es evidente que no puede hacerlo sin ayuda.
Principios centrales de la terapia La idea central de esta terapia es proporcionar y controlar la entrada sensorial, especialmente la del sistema vestibular, músculos, articulaciones y de la piel; de manera que el niño, espontáneamente, forme respuestas adaptativas que integren esas sensaciones. Para lograr que esta idea funcione con un niño dísfuncíonal, se requiere de un terapeuta preparado y de una habitación amplia con bastante equipo simple, pero especial. Cuando
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Parte 111. ¿Qué se puede hacer acerca del problema?
el terapeuta hace su trabajo eficientemente y el niño está organizando su sistema nervioso, parece como si el niño nada más estuviera jugando. La vida está llena de paradojas y ésta es una de ellas. La terapia es más efectiva cuando el niño dirige sus propias acciones y el terapeuta, discretamente, dirige el ambiente. La integración se da más cuando el niño quiere los estímulos e inicia una actividad para obtener esas sensaciones. Si el niño desea una actividad, por lo general su cerebro puede organizar las sensaciones de esa actividad. El cerebro está diseñado para proporcionarse a sí mismo las experiencias que son necesarias para su desarrollo. Esto es lo que los cerebros de los vertebrados han hecho durante 500 millones de años de evolución y es lo que el cerebro de cada niño está tratando de hacer actualmente. Los niños con desórdenes más severos, en especial los niños autistas, requieren de más dirección y estructura externa. A veces el miedo, la hostilidad u otras emociones interfieren con la autodírección. Es entonces que el terapeuta ayuda al niño a liberar estas emociones negativas al mismo tiempo que obtiene la entrada sensorial que necesita y forma las respuestas adaptativas que organizan esa información. Golpear y patear cajas de cartón puede tener tanto valor sensoriomotor como emocional. No estamos tratando de enseñar al niño la actividad que él está realizando ni ninguna otra habilidad motora. Enseñar habilidades motoras es tarea del profesor de educación física. En lugar de esto, nuestro objetivo es enseñar al niño a funcionar mejor física, emocional y académicamente. Queremos ayudarle a ser más capaz de aprender cualquier habilidad motora o académica, o cualquier tipo de comportamiento positivo que necesite en su vida. Más actividad motora es valiosa en tanto que proporciona la información sensorial que ayuda a organizar el proceso de aprendizaje, así como los movimientos corporales de los animales primitivos llevaron a la evolución de un cerebro que puede pensar y leer.
Diagnóstico Antes de tratar al niño, hacemos un diagnóstico de su problema. Para los niños entre la edad de cuatro a nueve años, la mayoría de los terapeutas usan la Prueba de Integración Sensorial del Sur de California (PISSC) para medir la eficiencia de los procesos sensoriales del niño. Estas pruebas muestran de qué manera el niño está integrando las sensaciones vestibulares, visuales, táctiles y propioceptivas y qué tan bien está su capacidad de pianeación motora, su coordinación ojo-mano, y cómo produce respuestas posturales y de los músculos de los ojos. También puede evaluar qué sistemas están subactivos y cuáles sobreactivos. El terapeuta evalúa la percepción visual del niño y en ocasiones la percepción auditiva, si es que no lo ha hecho antes algún especialista. También determina si el
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nmo ha establecido una preferencia normal de sus manos y la lateralización de las funciones cerebrales. Basado en las pruebas y en sus propias observaciones, el terapeuta determina dónde se encuentra el problema y qué es lo que el niño necesita. Algunos niños necesitan primordialmente entrada vestibular, otros necesitan gran cantidad de sensaciones táctiles y propioceptívas junto con entrada vestibular. Muchos necesitan aprender a modular la entrada sensorial que inunda su cerebro y los vuelve hiperactivos, distraídos, táctilmente defensivos y/o gravitacionalmente inseguros. Todos los niños con disfunciones de integración sensorial necesitan experiencias en las cuales produzcan respuestas adaptativas, pero cada niño necesita diferentes tipos de respuestas adaptatívas.
Aplicación directa de la entrada sensorial Aunque por lo general la terapia comprende algo de auto dirección por parte del niño, algunas necesidades sensoriales las puede cubrir el terapeuta más eficazmente, aplicando directamente al niño estímulos sensoriales. El cepillado o frotado de la piel manda impulsos táctiles que fluyen hacia varias partes del cerebro. La estimulación táctil puede tener un efecto ya sea activador o inhibidor, dependiendo de qué partes del cuerpo se estimulen y dependiendo también de que el estímulo sea ligero o intenso. Los efectos del tacto son mucho más poderosos de lo que podría parecer. Por esta razón se recomienda que si la persona no tiene una preparación previa, no cepille la piel de un niño, a menos que tenga la estricta supervisión de un terapeuta de integración sensorial. Las sensaciones de intensa presión frecuentemente ayudan a organizar al niño táctilmente defensivo, al niño hiperacrivo o al distraído. Con frecuencia proporcionamos sensaciones de intensa presión poniendo al niño entre dos tapetes para hacerlo "hamburguesa", entonces el terapeuta ejerce presión sobre el niño pretendiendo que le pone la catsup.Ja mostaza y la lechuga a manera de condimento. A menudo los niños salen de la "hamburguesa" más calmados y mejor organizados que antes. Durante otras actividades el terapeuta puede llegar a apretar los huesos de alguna articulación o a veces los estira, estimulando así los receptores sensoriales de ésta. La vibración es una excelente forma de estimular los receptores sensoriales en la mayoría de los tejidos del cuerpo, especialmente aquéllos relacionados con los huesos. Para esto usamos un vibrador facial común o una tabla vibradora en la cual el niño se puede sentar, parar o acostar. La vibración de los huesos trasmite impulsos al sistema vestibular. En el capítulo 3 describimos cómo evolucionaron el sistema vestibular y los receptores auditivos de los órganos sensoriales que los animales primitivos usaban para sentir las vibraciones del agua y de la tierra. El uso de las
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vibraciones debe hacerse con muchísima camela, pues en los niños puede· afectar las partes del crecimiento de los huesos. Otra forma de estimulación sensorial directa es·por medio del sentido del olfato. Los olores fuertes activan el sistema reticular. Julia Fax encontró que los niños invidentes podían identificar con exactitud objetos puestos en sus manos inmediatamente después de haber rociado el ambiente con esencia de gaulteria. Un tipo de sensación ayuda al cerebro a procesar otros tipos de sensaciones. Una razón para ello es que el sistema de activación reticular influye sobre todos los demás sistemas sensoriales. En la terapia, el sistema vestibular recibe la mayor parte de la estimulación, y esto es, probablemente, lo que hace que la terapia de integración sensorial sea efectiva para niños que no se han beneficiado con otras clases de terapia. Lo mejor es permitir que el niño «sirva como su propia fuente de estimulación" eligiendo qué piezas del equipo usará para activar sus receptores vestibulares. Si necesita activar ciertas partes de su sistema vestibular, puede ser que elija equipo en el cual pueda moverse con rapidez y en muchas direcciones. Si necesita modular un exceso de actividad vestibular en su cerebro, puede ser que evite todo movimiento adicional y el terapeuta necesitará proporcionar la entrada propioceptiva y táctil que ayude a modular la entrada vestibular. Casi invariablemente, la respuesta del niño a la entrada sensorial es una buena guía para saber qué tan bien su cerebro está integrando la información. El terapeuta observa cuidadosamente a cada niño para ver el efecto de los estimulas. A veces los efectos no son inmediatos, pero aparecen media hora después o un poco más tarde. La entrada vestibular es particularmente poderosa, y puede ser tanto desorganizadora como organizadora; asimismo, afecta la respiración y el ritmo cardiaco. Si el niño no la puede procesar, la entrada vestibular lo puede dejar inconsciente o puede provocar convulsiones en un niño que tenga esa tendencia. Los padres, maestros y educadores físicos nunca deben imponer entrada vestibular a un niño que no la quiera. El uso de estímulos vestibulares para influir en las funciones cerebrales se debe dejar al terapeuta ocupacional o físico.
Actividad terapéutica La integración sensorial ocurre cuando el niño espontáneamente planea y ejecuta una respuesta adaptativa a la entrada sensoriaL Como describimos al principio de este capítulo, el niño debe participar activamente con el ambiente para mejorar la organización de su sistema nervioso. El impulso de hacer debe salir del interior del niño, aunque no haya sido capaz de hacer con éxito antes. Debe dar cada paso del desarrollo por sí mismo aunque en el pasado le haya resultado difícil desarrollarse. El equipo usado en la terapia de integración sensorial está diseñado para tentar al niño a
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realizar actividades que proporcionen sensaciones que tienden a organizar los cerebros humanos jóvenes. La terapia de integración sensorial tiene un enfoque integral, comprende todo el cuerpo, todos los sentidos y todo el cerebro. Cuando los músculos trabajan juntos para formar un movimiento corporal adaptativo, los músculos y las articulaciones mandan sensaciones bien organizadas al cerebro. Los movimientos de cuerpo entero proporcionan bastante entrada vestibular, lo cual ayuda a unificar los otros sistemas sensoriales. La habilidad para organizar las sensaciones provenientes del cuerpo y hacer las respuestas adecuadas a éstas, ayuda al cerebro a organizar otras funciones. Es por esto que después de tomar la terapia, los pacientes dicen cosas como éstas: «me ayudó a hacer algo de mi vida" y «solía planear muchas cosas y no pasaba nada, ahora sí me realito". Analizaremos dos piezas estándar del equipo utilizado en la terapia de integración sensorial. Ambas parecen simples, pero en realidad han sido especialmente diseñadas para estimular ciertos sistemas sensoriales y para motivar respuestas específicas a esa estimulación. Las respuestas generalmente reflejan patrones de movimiento de los primeros años de vida. Esos patrones forman cimientos más fuertes para las reacciones más complejas que se esperan de un niño de más edad.
La patineta La patineta consiste en una pieza de madera montada sobre cuatro ruedas, que ruedan y giran en cualquier dirección. Su uso se muestra en la figura 10.1. La tabla es lo suficientemente grande para soportar las partes medias del cuerpo del niño, mientras éste mantiene su cabeza, la parte superior de su pecho y sus piernas fuera de la superficie de la tabla. Está cubierta de alfombra o de algún otro material para que resulte cómoda. Los niños por lo regular se colocan en posición prona sobre la patineta. Se deslizan generalmente por una rampa, manteniendo ambos extremos del cuerpo hacia arriba, en contra de la atracción gravitacionaL Andar rápido en una patineta es todo un reto y resulta muy divertido. La posición prona es la posición en la que los bebés normales desarrollan muchas de las respuestas posturales y motoras que los llevan a ponerse de pie, a caminar y a otras actividades sensoriomotoras adultas. Sostener ambos extremos del cuerpo hacia arriba en posición prona alrededor de los cuatro y seis meses de edad es un gran paso en el desarrollo de la integración sensorial. La habilidad para sostener esta posición «de avioncito" sin demasiado esfuerzo es una de las pruebas de eficiencia del sistema vestibular. Las fuerzas que permiten que el bebé se desarrolle también operan en niños más grandes, por lo que generalmente queremos que los niños hagan muchas cosas en lá posición prona. Afortunadamente la mayoria de los niños disfrutan estar en esta posición.
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Figura 10.1. Desplazamiento en una rampa por medio de la patineta.
La posición prona estimula ciertos receptores de la fuerza de gravedad. A medida que el niño se desliza por la rampa, la aceleración activa otros receptores de la gravedad, así como los receptores de los canales semicirculares. Al tiempo que el niño baja por la rampa y llega al nivel del piso, las explosiones de entrada vestibular abren las vías hacia muchas partes de su sistema nervioso. El fuerte estímulo activa reflejos que no se desarrollaron en el pasado; estos reflejos sostienen la cabeza y las piernas hacia arriba en contra de la atracción gravitacional. La contracción de los músculos del cuello y el movimiento de los ojos, conforme siguen lo que está sucediendo, mandan impulsos propioceptivos al tallo cerebral, donde interactúan con la entrada vestibular. La integración de estos flujos sensoriales es de gran ayuda para los músculos de los ojos y hacen más fácil la percepción visual. Estos impulsos son particularmente importantes para organizar procesos sensoriales y motores en el tallo cerebral. El tallo cerebral contribuye con información importante acerca de la relación del cuerpo del niño con el espacio. Esto incluye la localización de un objeto o un sonido con referencia a uno mismo, para que las accíonesse puedan coordinar con esa información sensorial. Los procesos auditivos y visuales no se desarrollarán
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bien en los hemisferios cerebrales si no se desarrollan medianamente bien en el tallo cerebral en conjunto con el procesamiento de las sensaciones del cuerpo y de la gravedad. Los movimientos de cuerpo entero sobre la patineta y la entrada sensorial junto con la organización que esos movimientos conllevan, forman los cimientos para procesos cerebrales, como el lenguaje y la lectura. Los movimientos de cuerpo entero también proporcionan cimientos para los movimientos de manos y dedos, como los que se requieren para escribir y para usar herramientas. El niño con una integración sensorial adecuada anda en la patineta con gracia y sin un gran esfuerzo, po rque las sensaciones le ayudan a mantener el cuerpo extendido. El niño con un sistema vestibular subacriva deja caer la cabeza y arrastra los pies por el piso. Debe hacer un gran esfuerzo y se cansa rápido al igual qUE: para aprender en la escuela. Al niño con un sistema vestibular sobreactivo puede darle terror el tener que deslizarse por la rampa subido en la patineta. El niño dispráxico puede tener dificultad para colocar su cuerpo sobre la patineta y puede llegar a caerse fácilmente. La patineta origina entrada sensorial y respuestas motoras que no se obtienen estando sentado o de pie. Conforme el niño gradualmente domina estas sensaciones y respuestas, su cerebro aprende a modular la actividad sensorial y forma una representación más precisa de su cuerpo. Afortunadamente andar en la patineta resulta muy divertido, pues una vuelta no va a hacer una gran diferencia en un sistema nervioso desordenado. Tomará muchas, pero muchas vueltas fortalecer las conexiones neurales entre el sistema vestibular y todos los lugares donde se necesita la entrada vestibular y para reorganizar las fuerzas inhibidoras y activadoras que actúan a través de estas conexiones. El terapeuta debe atraer al niño a que dé más vueltas apilando cajas de cartón a unos pasos frente a la rampa para que el niño choque con ellas y las tire. Al tirar las cajas el niño se siente fuerte y esto le brinda la experiencia de tener un fuerte impacto sobre su ambiente. Esta es una experiencia que todo niño desea y necesita. Cuando el niño ha dominado el reto de bajar por la rampa y el entusiasmo empieza a decaer, le proporcionamos otros retos que requieren de integración sensorial más compleja y de respuestas adaptativas que comprendan mayor planeación motora. Por ejemplo, el terapeuta puede instalar un túnel para que el niño lo recorra en la patineta o puede colgar una pelota del techo para que el niño le pegue cuando pasa por ahí. La vista por sí sola no es suficiente para guiar al niño en la realización de estas tareas, la entrada vestibular derivada de andar en la patineta le ayuda a percibir el túnel o la pelota en relación con su propio cuerpo. En el niño normal, el cerebro unifica las sensaciones vestibulares, propíoceptívas y táctiles, de manera que el niño pueda sentir cómo realizar una tarea. Si esta integración no se da o si se da demasiado despacio, el niño no puede sentir hacia dónde va o cómo guiar la patineta y no le atina
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Parte 1If. ¿ Qué sepuede hacer acerca del problema?
a la pelota o golpea con los costados del túnel. Al tiempo que el niño realiza estos juegos en la patineta, una y otra vez, su cerebro experimenta sensaciones de cada parte de su cuerpo. Estas sensaciones y las órdenes motoras resultantes, dejan recuerdos almacenados en su cerebro, y así el niño forma una representación más precisa de su cuerpo. Los mapas sensoriales internos que se desarrollan en la patineta ayudan al niño con su planeación motora, ya sea en casa o en la escuela. Una integración sensorial mejorada ayuda a las partes del sistema nervioso que organizan el pensamiento y también las emociones. Además, al tener éxito en estas tareas, el niño se siente más seguro de sí mismo. Las entradas vestibular y propioceptiva que se derivan de andar en la patineta ayudan a normalizar el sistema del tacto del niño táctilmente defensivo. Esta entrada sensorial reduce la hiperacrívidad y también proporciona energía al sistema nervioso para lograr una actividad provista de más significado. Después de andar en la patineta, el niño se encuentra más calmado y más enfocado, permaneciendo así por algún tiempo. A los padres puede resultarles difícil creer que andar en patineta realmente pueda ayudar a su hijo con el lenguaje, la lectura y el comportamiento. Visto superficialmente, parece obvio que necesita terapia de lenguaje, clases de lectura o más disciplina. Sin embargo, el cerebro es tan complejo que estas operaciones nunca son obvias superficialmente. Si el lenguaje, la lectura o el comportamiento son insuficientes porque el cerebro no está trabajando bien, tiene sentido construir un cimiento sobre el cual el cerebro pueda trabajar mejor. Si una vez concluida la terapia, ya que se hayan alcanzado todos los logros posibles, el niño todavía tiene dificultades, puede ser necesario que se le dé apoyo de otro tipo.
Un columpio diferente Esta pieza del equipo tiene un centro duro y está recubierta con hule espuma y un forro de tela. Mide aproximadamente 2 m de largo por 1 m de diámetro. Se sostiene con cuerdas en cada extremo y está suspendido de dos armellas colocadas en el techo. El niño se monta en el columpio, ya sea acostado y sujetándose con los brazos y piernas o lo monta a horcajadas, es decir, como a caballo. Puede jalar las cuerdas para mecerse hacia atrás y hacia adelante o puede mecerlo el terapeuta. Poder sostenerse en el columpio acostado requiere de un buen patrón de flexión. Flexión es la habilidad de arquear los brazos y las piernas. El patrón de flexión está firmemente arraigado en el sistema nervioso y su importancia se observa fácilmente en los monos bebés que se debenflexionár para agarrarse de su madre. La aprehensión es el primer movimiento de cuerpo entero que un bebé realiza y proporciona muchos bloques de
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Figuro 10.2. The Bloster Swing." Un columpio diferente.
construcción para el desarrollo de funciones sensoriomotoras. Algunos niños con dispraxia no han desarrollado un buen patrón de flexión. Agarrarse del columpio ayuda a cubrir algunos pasos del desarrollo y facilita al niño el desarrollo de la planeación motora. El patrón de flexión depende especialmente de la integración de sensaciones del tacto, vestibulares y propioceptivas. Al tiempo que el niño se sujeta del columpio, recibe mucha estimulación táctil del forro del columpio, mucho estímulo propioceptivo de los músculos que se contraen para sujetarse, algo de estímulo de sus articulaciones y una gran cantidad de sensaciones vestibulares al columpiarse. La emoción, que actúa por medio del sistema límbico y del sistema reticular de activación, ayuda al niño a agarrarse con más fuerza, mientras el columpio se mece por las alturas. Para practicar en esto el terapeuta y el niño pueden hacer de cuenta que el columpio es un toro, un barco en una tormenta, o un encuentro con una ballena. Algunos niños desean desarrollar un sentimiento de dominio, por lo que piden al terapeuta que los columpie más y más fuerte para saber cuánto pueden aguantar. Montar el columpio como si fuera un caballo desarrolla respuestas posturales y de equilibrio. Si el niño no tiene la habilidad para dirigirse él solo
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en una actividad, entonces el terapeuta lo ayudará hasta que su cerebro esté más organizado. Ella se sube al columpio con el niño y le dice: "somos dos vaqueros rumbo a México" o algún otro lugar excitante, y sujeta al niño por la cadera para evitar que se caiga. Los movimientos del columpio crean una demanda de reacciones de equilibrio, mientras que, simultáneamente, la entrada vestibular le facilita al niño el desarrollo de estas reacciones. El terapeuta observa cuidadosamente y siente qué tan bien el niño mantiene su equilibrio. A medida que sus reacciones de equilibrio mejoran, se suelta la cadera del niño para que él tome el control. El niño debe aprender gradualmente a ser independiente, para lo cual necesita justo la cantidad correcta de apoyo en el momento adecuado. A los niños que se sientan lo bastante bien, el terapeuta los mece en todas direcciones para activar tantos receptores vestibulares como sea posible. Si el niño necesita desarrollar reacciones posturales o de equilibrio, el terapeuta tiene mucho cuidado de no mecerlo demasiado fuerte para que no se caiga. Para este niño, caerse sería una respuesta no adaptativa que no ayudaría al cerebro a trabajar mejor. Él necesita tener experiencias en las que su cuerpo trabaje correctamente y domine la situación. Por otra parte, algunos niños desean caerse y obtienen sensaciones de profunda presión y excitación emocionaL Si caerse ayuda al niño a desarrollar su .- cerebro, entonces el ambiente estará preparado para que se caiga sin lastimarse. El columpio también se puede usar para mejorar la planeación motora. El terapeuta esparce "peces" de retacería de unicel en las colchonetas que se encuentran por debajo y alrededor del columpio. Entonces mece al niño que maniobra de un extremo del columpio al otro, colgado como puede, mientras trata de pescar los "peces" con la mano. La información táctil, propioceptiva y vestibular le ayuda en la planeación motora de su "viaje de pesca". Por ser divertida, esta actividad aprovecha el impulso interior que es tan necesario para la organización neuraL Un observador que no tenga preparación, ve únicamente que el niño está divirtiéndose y realizando una actividad motriz. Mientras que el terapeuta ve que ciertos sistemas sensoriales están recibiendo estimulación y algunas respuestas motoras se dan o no se dan. Compara estas respuestas con las calificaciones de las pruebas de diagnóstico del niño anteriores a la terapia. Tiene los reportes y su propia memoria de cómo ha progresado el niño en sesiones de terapia anteriores. A medida que observa al niño, relaciona toda la información de éste y sus experiencias con otros niños con disfunciones similares, con reportes publicados por terapeutas de todo el mundo y con investigaciones neurocíentíficas. Puede parecer que el terapeuta solamente está jugando con el niño, pero en realidad está trabajando muy duro para hacer que "el juego" mejore su sistema nervioso. Para ser terapeuta se requiere de gran cantidad de entrenamiento, imaginación y sensibilidad.
Otros procedimientos Cada niño tiene diferentes necesidades neurológícas y estas necesidades cambian con el tiempo, por lo que la terapia debe proveer una amplia variedad de oportunidades para las sensaciones y el movimiento. Por esta razón el terapeuta debe tener una gran colección de equipo para mecerse, girar, rodar, trepar, gatear, montar y realizar otros movimientos de cuerpo entero. También debe tener muchas cosas que el niño pueda recoger, manipular y aventar. Aunque la pieza más importante del equipo es el propio cuerpo del niño. Si el niño tiene la capacidad, elige el equipo que va a usar, si no, el terapeuta lo guía para que haga una elección apropiada. No todos los procedimientos terapéuticos pueden resultar di.vertidos. A veces hay que hacer cosas aburridas o que requieren de un cuidadoso controL De tal manera, el terapeuta hace que el niño realice ejercicios que cubran sus necesidades. Debe ser cauteloso al imponer la entrada sensorial y debe reconocer cuando el niño se está sobrecargando de sensaciones. Una sobrecarga de sensaciones no es buena para el sistema nervioso, y ésta se da más rápida y fácilmente con un sistema nervioso dísfuncional. Por esta razón se aconseja a los padres y educadores que no impongan entrada sensorial sin la guía cuidadosa de un terapeuta físico u ocupacionaL
Una hora de terapia Los niños con disfunciones de integración sensorial tienen la capacidad de elegir exactamente la clase de actividad que produce la entrada sensorial y ésta crea la demanda motora que ayuda al niño a organizar esa entrada. Algunos neurocientíficos han mostrado que tanto los animales como los humanos reciben señales internas que los llevan a hacer lo que es mejor para ellos en ese momento, aunque el individuo no se da cuenta de esas señales. Por ejemplo, si a un animal se le priva de ciertas vitaminas, comerá alimentos que contengan esas vitaminas aunque éstos no sean parte de su dieta. Cuando el animal tiene suficiente cantidad de esta vitamina en su cuerpo, volverá a su dieta habituaL Obviamente el animal no entiende de nutrición ni tiene una razón consciente para la elección de sus alimentos, pero su cuerpo le dice qué comer y qué tanto necesita. Los niños también siguen señales internas en la terapia. Sus acciones tienen un propósito, aunque el niño piensa que sólo está jugando, con frecuencia está integrando bloques de construcción para algún desarrollo .futuro. Esto es lo que un niño con problemas de aprendizaje con nístagmo de corta duración eligió hacer durante una hora de terapia. Yo no hubiera podido elegir mejor que él, aunque ya lo había intentado, y el niño posiblemente hubiera realizado las actividades con menos entusiasmo y
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Parte /11. ¿Qué se puede hacer acerca del problema?
por lo mismo tal vez hubiera tenido menos logros. A este niño lo llamaremos Memo. Primero Memo eligió jugar hockey de red con su terapeuta. Cada uno se acostó en posición prona sobre una red que cuelga de un gancho en el techo. Estaban a unos 3 m de distancia uno del otro y lo suficíentemente cerca del piso para empujarse con las manos. Con palos de hockey de plástico golpeaban una pelota manteniéndola en el piso y en ocasiones botándala contra las paredes. Para alcanzar la pelota tenían que columpiarse unas veces en una dirección, otras en otra; unas veces de atrás hacia adelante, otras veces arqueándose. Todo este movimiento generó una enorme cantidad de entrada vestibular. A causa de sus respuestas vestibulares subactivas, a Memo le pesaba mucho la cabeza y su cuello se cansaba, pero la emoción del juego lo mantenía participando. Las fuertes contracciones de los músculos de su cuello que mantenían su cabeza en alto en contra de la atracción gravitacional, al igual que los movimíentos de sus ojos al seguír la pelota, generaron mucha entrada propioceptiva. Tanto las sensaciones vestibulares como las propioceptivas ayudaron a Memo para atinarle a la pelota con el palo de hockey. Su tallo cerebral y sus hemisferios cerebrales trabajaron juntos para integrar los estímulos vestibulares, propioceptivos y visuales. A continuación Memo eligió dar una vuelta en "helicóptero" con otro cliente. Se llama así porque ambos niños se colocan en asientos separados y giran como las aspas de un helicóptero. La fuerza centrífuga que implica girar en una órbita estimuló los receptores de la gravedad de Memo de manera diferente que al estar acostado sobre la red en posición prona. Mantener su cabeza y su cuello erguidos contra esta fuerza, requirió de fuertes contracciones de sus músculos flexores de la parte anterior de su cuello y de su cuerpo, contrarias a las contracciones necesarias para mantener el cuerpo hacia arriba en la posición prona. Así, la dirección interna de Memo lo guió para elegir dos actividades, hockey de red y después el helicóptero, las cuales estimularon distintos receptores vestibulares y musculares que se complementaron entre sí para lograr un efecto completo. El helicóptero ofrece una estimulacíón vestibular muy intensa y al parecer Memo necesitaba bastante de esta entrada, pues estuvo alrededor de 10 minutos en esta actividad. A continuación Memo eligió la boya juguetona. Esta es una boya de plástico que se mueve libremente a lo largo de dos cuerdas de aproximadamente 5 m de largo. Memo sostenía un par de extremos, mientras su terapeuta sostenía el otro par. Cada uno de ellos tenía que aventar las manos y los brazos hacia adelante de manera coordinada para mandarle la boya al otro. Mientras tanto, sus ojos tenían que cambiar el foco de cerca a lejos y otra vez cerca. Al igual que muchos niños con nístagmo de corta duración a Memo se le dificultaba usar sus ojos y ambos lados de su cuerpo de manera bien coordinada. Sin embargo, después de haber "preparado" al cerebro en el helicóptero con tanta entra-
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da vestibular, pudo procesar las sensaciones y los movimientos de la boya juguetona con más eficiencia. Después de esto Memo se montó en la "ballena", que es un asiento que cuelga de una cuerda elástica. El niño se sienta tocando la colchoneta con los pies y rebota de arriba abajo como si fuera montado sobre el chorro de una ballena. Esto proporcionó a Memo estimulación vestibular en el plano vertical. Este movimiento vertical complementó aún más la estirnulación horizontal del hockey de red y la estimulación de rotación del helicóptero. Al tiempo que hacía esto, Memo miraba y hablaba con su terapeuta. Esto creó una demanda de estabilización eficiente de los ojos, pues los ojos de Memo debían permanecer enfocados en un objeto estacionario al tiempo que su cuerpo subía y bajaba 1 m más o menos. En este punto, aparentemente Memo ya había dado a su cerebro toda la estimulación vestibular que éste podía organizar, y eligió construir una estructura colocando tapetes sobre un pasamanos. Esta actividad implicó explorar el espacio visual y ciertamente que toda la entrada vestibular y propiocepriva había preparado al cerebro para organizar la percepción visuaL Durante este tiempo, Memo se escondía del terapeuta y luego aparecía con un ¡buu! Jugar a las escondidas es una etapa muy común que los niños atraviesan, ya sea en el desarrollo normal o en terapia, una vez que sus funciones vestibulares mejoradas les permiten relacionarse con el espacio más eficientemente. Esconderse proporciona al niño un sentimiento de dominio de su espacio, así como de las otras personas. Los niños entran a esta etapa sin que nadie les enseñe o los incite a ello. Esto puede resultar desesperante para las personas que no se dan cuenta de lo que este juego significa para el sentido de identidad que el niño está desarrollando. En realidad no es muy impresionante como actividad terapéutica, pero sí le proporciona al niño lo que él necesita. El desempeño académico de Memo mejoró rápidamente durante el tiempo que estuvo en terapia. Empezó a mostrar progreso después de un par de meses, lo cual es más rápido que en niños cuyas emociones interfieren con la búsqueda de su integración sensorial. Memo mejoró rápidamente porque tenía un fuerte impulso interior para buscar los estímulos que necesitaba y fue capaz de seguir su propia dirección interna.
la atmósfera terapéutica Uno de los objetivos de la terapía es fortalecer la dirección interna del niño para que sea capaz de dirigirse a sí mismo en la vida. La mayor parte de la educación se dirige externamente y probablemente así tenga que ser casi todo el tiempo; pero los niños también necesitan desarrollar una guía interna en su relación con el ambiente físico y las personas. La confianza en uno mismo se basa en la habilidad para dirigirse por sí mismo.
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Parte 1/1. ¿ Qué se puede hacer acerca del problema?
El foco del control personal se empieza a formar en el segundo y tercer año de vida cuando el niño se da cuenta de que él y su madre son dos seres individuales y que él tiene algún dominio sobre sí mismo. Como vimos en el capítulo 2, a esta edad el control consiste en caminar, empezar a trepar, construir cosas y cambiar las cosas en el ambiente físico y social. El niño puede correr y decirle que "no" a su mamá. Mientras mejor integrado esté su sistema nervioso, mejor podrá establecer esta independencia. La mayoría de los niños con problemas de integración sensorial tienen poca confianza en sí mismos. Es difícil sentirse bien con uno mismo cuando uno mismo no está bien: Además, la disfunción los hace menos competentes que los demás. De pequeños descubren que no pueden hacer lo mismo que sus amiguitos, y se comparan desfavorablemente. Empiezan a sentirse inferiores e impotentes, controlados por fuerzas externas y propensos al fracaso. Muchos delincuentes juveniles crecieron sintiéndose de esta manera. Los niños a veces llegan a terapia con temor de hacer casi cualquier cosa, a excepción de las actividades más elementales. Sienten miedo de hacer cosas para las cuales son perfectamente capaces. No quieren demostrar lo mal que hacen las cosas. Han aprendido que, por lo general, la gente espera demasiado de ellos, o encuentran fallas y sienten temor de que el terapeuta haga lo mismo. Todos estos temores hacen que el niño resista su impulso interior y entonces evita las actividades que desarrollarían sus funciones sensoriomotoras. Cuando esto sucede, el terapeuta debe pasar un tiempo lidiando con esta resistencia. Debe ayudar al niño a que aprenda a confiar en él y en el ambiente terapéutico. Debido a que únicamente el niño puede organizar su propio cerebro, el terapeuta debe aprovechar su impulso interior ofreciéndole retos en los que pueda tener éxito. Las actividades disponibles en el cuarto de terapia deben estar dirigidas a las necesidades y a la capacidad de integración sensorial del niño, y deben ser tentadoras y no amenazantes para un niño que se amedrenta fácilmente. El terapeuta está ahí para ayudar a que el niño se proporcione, por sí solo, experiencias vestibulares, propioceptivas y táctiles, y para que forme respuestas que resulten más adaptativas que las que el niño haya logrado formar anteriormente. Si el ambiente es óptimo para el crecimiento del niño, éste sentirá que la terapia es "divertida" y querrá hacer más terapia. Conforme empieza a darse cuenta de su potencial latente y que experimenta satisfacción con su sistema nervioso mejor organizado, muestra más entusiasmo por las actividades terapéuticas. Este entusiasmo le dice al terapeuta que el movimiento está proporcionando al cerebro lo que necesita para desarrollarse. El niño con un sistema nervioso bien organizado muestra este entusiasmo en casi todo su juego libre. Enfrentarse a los retos de la fuerza de gravedad, del movimiento y de la planeación motora es divertido. Los adultos experimentan el mismo regocijo cuando expresan su impulso interior
Cap. 10. Terapia de integración sensorial
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por las sensaciones y el movímento. Algunos necesitan un estímulo vestibular o propioceptivo muy intenso para sentir este entusiasmo, por lo que escalan montañas, saltan en paracaídas o corren autos de carreras; para otros es suficiente con las sensaciones más leves que les proporcionan el baile, la natación o la caminata. El impulso interior para la integración sensorial existe en la mayoría de los niños pequeños, pero con frecuencia está escondido bajo un sentimiento de inadecuación o de fracaso. Se requiere de una gran habilidad e imaginación para proveer un ambiente que invite al juego y que no resulte amenazante, en el cual el niño pueda dirigir su propio crecimiento. Se necesita valor para dejar que el niño refunfuñe, se resista y explore a su manera, dando la impresión de que pierde el tiempo. Si no puede explorar por sí mismo, el terapeuta interviene, lo asiste y consigue que saque lo que tiene dentro y que no puede sacar por sí solo. El terapeuta intenta, cuidadosamente, balancear la estructura y la líbertad de manera que lleven a una exploración constructiva. Este balance no se consigue fácilmente. No es que el juego libre aumente inevitablemente la integración sensorial, sí así fuera, muchos niños habrían resuelto sus propios problemas; pero demasiada estructura tampoco permite el crecimiento. Con este balance de estructura y libertad, el terapeuta ayuda al niño a desarrollar tanto su organización neural como su, dirección interna. Se le proporciona al niño el control que pueda manejar sobre la terapia, siempre y cuando su actividad sea terapéutica. El terapeuta controla el ambiente, mientras que el niño controla sus propias acciones. La confianza en sí mismo o una mejor actitud consigo mismo, es, a menudo, el primer cambio que los padres observan en su hijo cuando éste empieza con la terapia. El niño tiene más dominio de su vida porque su sistema nervioso trabaja mejor.
Comparación de la terapia de integración sensorial con otros enfoques La terapia de integración sensorial es una especialidad de la terapia ocupacional, una profesión que ha hecho énfasis en la comprensión del comportamiento humano desde un punto de vista neurobiológico. El término "ocupacional" significa que el terapeuta ayuda al paciente o cliente a realizar algunas actividades con un propósito. La mayoría de las actividades en la terapia de integración sensorial tienen un propósito, pues al realizarlas, el niño tiene una meta. Realizar actividades físicas intencionales en lugar de pensar o hablar acerca de ellas es lo ideal para mejorar el funcionamiento humano cuando el problema se encuentra en la manera en que el cerebro está trabajando.
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Psicoterapia La terapia de integración sensorial difiere de la psicoterapia clásica en que ayudando al cerebro a ser más eficiente, intenta ayudar al niño para que esté al nivel de las exigencias de la vida. La psicoterapia generalmente se ocupa de analizar las relacíones de las personas y de hablar de por qué la gente hace las cosas que hace; recostarse en un sillón no es la mejor manera de desarrollar un cerebro que necesita de estimulación sensorial y de respuestas corporales adaptativas, pero más adelante pudiera ser una buena forma de entender nuestras propias sensaciones desde un punto de vista intelectual. Ambas terapias tienen algunas cosas en común, en ambos casos el cliente debe realizar el trabajo por sí mismo, mientras que el terapeuta está ahí para ayudar a hacer posible el trabajo. En las dos terapias hay momentos en las que el cliente use persigue la cola" y parece que no logra ningún avance. Debido a que la única manera de crecer es con esfuerzo propio, el crecimiento tiende a tener tanto periodos rápidos como lentos. Es lo mejor que cualquiera puede hacer.
Terapia de juego Hay una forma de psicoterapia para niños conocida como "terapia de juego". Dado que la terapia de integración sensorial parece juego, se podría pensar que es un tipo de terapia de juego, pero no lo es. Los terapeutas de juego no piensan en términos del efecto que su trabajo tiene en el cerebro del niño y no tienen la preparación para fomentar la integración sensorial. La terapia de juego tiene un enfoque psicodinámíco; el terapeuta trata que el niño tenga ciertas experiencias emocionales y sociales. Por supuesto que la terapia de integración sensorial se ocupa del crecimiento emocional y social, pero únicamente como productos finales de funciones básicas de integración sensorial.
Entrenamiento perceptivo-motor La terapia de integración sensorial no es entrenamiento perceptivomotor, que enseñe al niño percepciones y habilidades especificas, como armar rompecabezas o jugar rayuela. Es bueno aprender habilidades motoras especificas, pero no espere que ayuden al niño académicamente. Los maestros y educadores físicos pueden proporcionar un entrenamiento en habilidades perceptivo-motoras, pero no están preparados para ayudar al niño a mejorar la manera en que su cerebro trabaja.
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Educación Los maestros de escuela están preparados para acercarse al niño intelectualmente sin preocuparse de las bases neurológícas que el niño pueda tener para funcionar en el plano intelectual. Por tanto, la labor de los educadores es adecuada para niños con una integración sensorial normal, pero muchas tareas son demasiado avanzadas para niños con una mínima disfunción de integración sensorial. La educación se ocupa de lo que el niño aprende y la terapia de integración sensorial se ocupa de cómo aprende o por qué no aprende. El terapeuta trata de desarrollar al niño íntegro para que pueda aprender cualquier cosa dentro de su capacidad intelectual.
¿Por qué funciona la terapia de integración sensorial? Los trabajos de investigación que se discutieron al principio de este capítulo nos ayudan a responder a esta pregunta. Hay lugar para algunos comentarios específicos de niños con disfunción cerebral. El cerebro, especialmente el cerebro joven, es flexible y capaz de tener cambios naturales, por lo que a medida que el cerebro madura, algo de esta flexibilidad se pierde. Si el niño es lo suficientemente pequeño para que sus neuronas hagan nuevas conexiones (antes de los dos años) entonces es posible que la terapia ayude a lograrlo, si el niño es mayor, parece que la terapia facilita la trasmisión de mensajes entre las neuronas para que éstos fluyan más fácilmente y con mayor eficiencia. Si existe demasiada inhibición en el cerebro, la entrada sensorial invalida este proceso inhibidor. Si el niño responde excesivamente, la entrada sensorial y las respuestas adaptativas ayudan a modular las conexiones neurales que ya existen. La terapia de integración sensorial funciona porque el cerebro está diseñado para que las funciones que se usan sean las que tienen más posibilidades para desarrollarse. Funciona porque el ambiente terapéutico está montado de tal manera que el mño se divierte al usar sus procesos sensoriales, como nunca antes los había podido usar. Funciona porque casi todo ser humano tiene un impulso interior para la integración sensorial y la terapia es, simplemente, una manera de hacer lo que ni la naturaleza, ni el niño, ni su madre habían podido hacer. Hay algunos niños a quienes la terapia de integración sensorial no ayuda, aunque su problema sea un desorden en el aprendizaje o un problema de procesamiento sensorial. A veces el problema es, tan severo que no contamos con el conocimiento necesario para tratarlo. A veces no podemos. determinar la naturaleza del problema con suficiente claridad como para diseñar un programa que sea efectivo para el niño. A veces el problema
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Parte 11/. ¿Qué se puede hacer acerca del problema?
reside en una parte del cerebro que no depende tanto de la organización de sensaciones corporales yesos niños se benefician más con una educación especial.
Cap. 7O. Terapia de integración sensorial
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lar. Este problema de procesamiento vestibular le causaba un problema de aprendizaje, dificultades para la planeación motora, para la coordinación ojo-mano, para la percepción visual y para el desarrollo del lenguaje. Las sensaciones vestibulares que su cerebro no podía procesar contribuían a que fuera hiperactivo, distraído y táctilmente defensivo.
UN CASO DE ESTUDIO Roberto es un nombre ficticio para un niño muy real, tenía ocho años y 11 meses la primera vez que se le aplicó una prueba de integración sensorial. (Un terapeuta prefiere ver al niño a una edad mucho más temprana, porque el cerebro tiene mejores oportunidades de cambiar.) Roberto estaba en cuarto grado en la escuela, pero su habilidad para la lectura era la de un niño de primer grado. Su ortografía y sus matemáticas eran iguales a las de un niño de segundo grado. Como su puntuación en las pruebas de inteligencia fue casi igual a la de la mayoría de los niños de su edad, a Roberto lo pusieron en una clase especial para niños con problemas de aprendizaje.
Diagnóstico A Roberto se le aplicaron pruebas de integración sensorial, de lenguaje y académicas. Su nistagmo posrotativo era de corta duración. Se le dificultaba pararse en un solo pie con los ojos cerrados, y aunque sus reacClones posturales y de equilibrio generalmente eran adecuadas, no eran especialmente buenas. Jugaba a casi cualquier juego en el parque sin sennrse mal acerca de sí mismo, aunque en las pruebas tuvo problemas de planeación motora. No tuvo problemas para decir qué dedo se le tocó sin que pudiera ver sus manos, y tenía un buen sentido de dónde se encontraban sus manos en el espacio sin tener que verlas. Pero tuvo problemas para discriminar los estímulos táctiles y unas veces no pudo distinguir si lo que tenía en su mano era un cuadrado o un triángulo. Su percepción del espacio visual y de la forma también era insuficiente para un niño de su edad. Además era hiperactivo, se distraía fácilmente y era táctilmente defensivo. La puntuación de Roberto en las pruebas auditivas y de lenguaje tam-
bién resultó inferior para lo que se espera de un niño de esa edad y con esa inteligencia. Tenía considerable dificultad para entender lo que se le decía, especialmente cuando había otros ruidos al mismo tiempo. Otra prueba mostró que ambos lados de su cerebro tendían a procesar los sonidos del lenguaje igual de bien. Sus manos tenían casi las mismas habilidades motoras, pero ninguna de sus manos era especialmente buena. De estas pruebas y de observaciones clínicas determinamos que el déficit básico de integración sensorial se encontraba en su sistema vestíbu-
Terapia Afortunadamente Roberto mostró un gran deseo por la estimulación vestibular, pues era lo que más necesitaba. Pasó horas columpiándose en un columpio con cuerda elástica, por lo que subía y bajaba al mismo tiempo que giraba e iba para atrás y para adelante, Si no hubiera aprendido a confiar en el impulso interior y en la dirección del niño, no hubiera permitido que pasara tanto tiempo haciendo lo mismo, una y otra vez. En ocasiones sentí que quizá debería haber diseñado un tipo de programa más variado, pero permití que su impulso interior lo dirigiera. Con el tiempo, Roberto eligió hacer otras cosas. Después de cinco o seis meses en terapia, empezó a trepar cualquier cosa y todo lo que pudiera, y después saltaba desde donde había trepado. Aparentemente, en el columpio Roberto se había proporcionado suficiente entrada vestibular para abrir vías hacia muchas partes de su cerebro. Trepar le permitió utilizar esas nuevas vías y relacionarse más con su entorno físico. Estuvo a punto de tener algunos accidentes porque su recién descubierto deseo de explorar su potencial sensoriomotor excedía su habilidad de planeación motora. Las vías que se abrieron con la entrada vestibular también permitieron que Roberto aprendiera con más facilidad. Antes de que completara la terapia, Roberto pasó a una clase regular de tiempo completo. Esto sucede con frecuencia cuando el sistema nervioso de un niño joven se organiza mejor. Así, Roberto desarrolló la necesidad de demostrar sus habilidades recién descubiertas teniendo un mayor impacto sobre el mundo físico. Se colgaba de una cuerda que colgaba del techo y se mecía, pateando un tambo de cartón que rodaba por todo el cuarto, haciendo mucho ruido. La experiencia de hacer que un objeto tan grande se moviera con rapidez, daba la apariencia de que este niño era "macho" y esto era parte de lo que Roberto necesitaba experimentar. Como estaba en terapia, Roberto pudo hacer todo esto de una manera que le permitió atravesar esa etapa. Esto hubiera sido imposible en una casa o en un salón de clases. Al mismo tiempo, Roberto desarrolló un gran deseo de ayudar a mantener la clínica ordenada, como si quisiera que su cuarto de terapia estuviera tan bien organizado como su cerebro empezaba a estarlo.
188 Resultados de la terapia Un año después de la primera prueba, se le volvieron a aplicar algunas pruebas. Durante ese año, recibió como seis meses de terapia dos y media horas a la semana. Mostró un progreso definitivo tanto en las pruebas de lenguaje como en las de percepción visual. La duración del nistagmo posrotativo no había cambiado. (Este hallazgo no se interpretó como que el sistema vestibular no hubiera mejorado. Factores de inhibición naturales y normales actúan sobre el nistagmo como resultado de bastante estimulación vestibular.) Su lectura ya era apropiada para un niño que está por terminar el cuarto grado, una ganancia de más de tres años en tan sólo un año. Su ortografía era la de un niño que llevaba dos meses en cuartogrado, una ganancia de uno y medio años. Su aritmética estaba al nivel de la de un niño que empezaba el tercer grado, una ganancia de menos de un año. Así, la terapia parece haber mejorado en forma significativa la habilidad de Roberto para aprender académicamente, especialmente la lectura.
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Cap. 10. Terapia de integración sensorial
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Cap. 77. ¿Qué pueden hacer los padres?
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ni puede convencer al pediatra de que existe un problema. Puede incluso llegar a creer que todo está en orden, pero no se explica por qué su hijo tiene tantos problemas. Si ha tenido otros hijos, puede darse cuenta de que éste no se está desarrollando igual que los otros. Puede notar que este niño es mucho más capríchoso y delicado, que no puede tolerar muchas cosas y que no se consuela fácilmente. Un problema leve de integración sensorial es particularmente difícil de reconocer. Con frecuencia el niño parece completamente normal -excepto por las dificultades poco usuales que tiene con el trabajo de la escuela-, por tanto, nadie sospecha que haya un desorden en la manera en que su cerebro funciona. Si su hijo parece lo bastante listo, pero no responde bien a las exigencias del jardín de niños o del primer grado, debería usted considerar la posibilidad de que puede tener una disfunción de integración sensorial. Es cierto que los niños se desarrollan a ritmos diferentes, pero uno de los mayores errores que los padres cometen, es pensar que el niño superará el problema por sí solo, con el paso del tiempo. Si la terapia ha de ser efectiva, el cerebro debe ser joven y flexible. No espere a que su hijo crezca y pueda beneficiarse menos con la terapia. Otro error consiste en pensar que un enfoque educacional o intelectual por sí solo puede ayudar al niño, como si se le pudiera entrenar para hacer cosas que su cerebro no puede hacer. Cuando el niño que tiene problemas de aprendizaje, ingresa a la escuda a una edad demasiado temprana, o si la escuela exige demasiado de los niños, entonces éste se comparará desfavorablemente con los otros niños y desarrollará un sentimiento de inferioridad. El mejor lugar para un niño con una disfunción neurológíca leve es una guardería donde no se fomente la competitividad y donde las maestras promuevan el desarrollo sensoriomotriz, pero que también entiendan y permitan diferentes ritmos de desarrollo. Usted puede ayudar a su hijo mandándolo al jardín de niños cuando tenga un año más que sus compañeros y sea más capaz de desenvolverse en la escuela. Atacar el problema temprano en la vida no siempre evita que los problemas ocurran, pero al menos le proporciona al niño una mejor oportunidad de reducir los efectos que los problemas puedan tener en su vida. Ciertamente que el reconocimiento temprano del problema ayuda a que la familia vea el comportamiento del niño en la perspectiva adecuada para que puedan brindarle la aceptación, la consideración y la estructura adicionales que necesita. Si su niño va atrás en su desarrollo, no salte inmediatamente a la conclusión de que tendrá problemas, mejor haga algo para ayudarlo a desarrollar sus procesos integrarivos sensoriales. Es importante recordar que no hay que presionar al niño para que haga cosas para las cuales no está preparado, más bien hay que animarlo para que haga cosas que su cerebro sí maneja. Uno de los errores más comunes que los profesionales cometen actualmente, es asumir que los problemas de comportamiento se pueden corre-
6Ü!!-é pueden hacerlos padres?
J
La importancia de la función que tienen los padres está ampliamente subestimada. Los padres, más que nadie, pueden hacer un mundo de diferencia al ayudar al niño con problemas de aprendizaje o de comportamiento, a que desarrolle una mejor integración sensorial. Sin unos padres que entiendan y apoyen su desarrollo, el niño tendrá muchas dificultades y probablemente sea infeliz; puede incluso abandonar la escuela. Con la comprensión y el apoyo de sus padres, la mayoría de estos niños llevarán vidas útiles y satisfactorias. Los principios e ideas contenidos en este capítulo se pueden usar con cualquier niño. En la mayoría de los niños todavía hay espacio para el desarrollo de funciones cerebrales. Los padres y los terapeutas pueden ayudar sólo un poco a algunos niños con problemas neurológicos severos, pero este capitulo puede ayudar a los padres a que traten a estos niños y los cuiden según sus necesidades. Hay cinco cosas importantes que los padres pueden hacer: l. 2. 3. 4.
Reconocer el problema para saber lo que su niño necesita. Ayudar a su niño a que se sienta bien consigo mismo. Controlar su entorno. Ayudarlo a que aprenda a jugar. 5. Buscar ayuda profesional.
RECONOCER EL PROBLEMA Las madres generalmente están en lo correcto; la madre sabe si algo no anda del todo bien en su hijo. No alcanza a saber exactamente qué pasa
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Parte 11/. ¿Qué se puede hacer acerca del problema?
gir sin hacer algo que cambie la disfunción cerebral que produce ese comportamiento. El psicoterapeuta trata de cambiar las relaciones familiares; el consejero escolar quiere que el niño piense de otra manera y que forme nuevas decisiones; el psicólogo del comportamiento trata de condicionar al niño a ciertos comportamientos. Cada uno de estos enfoques es apropiado en ciertos momentos, pero fallan porque la insuficiente integración sensorial causa que los problemas vuelvan a ocurrir. No basta únicamente con cambiar la dinámica familiar, los procesos mentales o ciertos comportamientos. El terapeuta de integración sensorial ayuda al niño a organizar su sistema nervioso y entonces estas cosas cambian de manera natural. Nadie vive sin estrés y sin exigencias. Las cosas no salen perfectas para nadie. Un cerebro que no está bien integrado va a tener muchas dificultades con la vida. El niño con una disfunción cerebral mínima es susceptible de no tener buenas relaciones con la gente, a menos que éstas hagan concesiones por las irregularidades de su sistema nervioso. El problema puede parecer "psicológico", pero a la psique la regula el cerebro. Antes de que usted pierda tiempo y dinero en psicoterapia para cambiar las relaciones interpersonales, trate de ayudar al cerebro de su hijo a que trabaje mejor. Si después todavía hay problemas, la psicoterapia puede ayudarlo. Reconocer un comportamiento desagradable resulta fácil, pero reconocer la organización del sistema nervioso que yace bajo este comportamiento es más difícil. Cuando un niño se comporta mal, es importante saber que mucho de este comportamiento puede venir de sensaciones ordinarias que él no puede integrar. Si no puede organizar sensaciones, no puede organizar su comportamiento. Es por esto que aun los niños que tienen buenas relaciones familiares llegan a tener problemas de aprendizaje y de comportamiento. Otra señal de la disfunción integrativa sensorial es un retraso en el desarrollo del lenguaje. El lenguaje es un proceso que depende de muchas funciones sensoriomotoras, por lo que frecuentemente se retrasa cuando alguna parte del cerebro no trabaja eficientemente. La habilidad para formar palabras está particularmente relacionada con el sistema vestibular y con el sistema auditivo. El objetivo principal de este libro ha sido ayudar a los padres a reconocer los problemas de integración sensorial por sí mismos. Uno no puede esperar que los médicos lo hagan porque su preparación no sigue esos lineamientos. Cuando el pediatra dice que nada anda mal con su hijo usted debe interpretar que lo que quiere decir es que nada anda mal en las áreas que él ha valorado. Después, vea por sí misma si existe una disfunción integrativa sensorial, usted verá algunas señales. Aprenda a usar a los profesionales sabiamente. El doctor puede hacer algo en cuanto a problemas médicos; pero no cuente únicamente con él para el bienestar de su hijo. El educador puede enseñar las materias escolares al niño, pero no espere que él incremente la capacidad de aprendizaje de su hijo.
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AYUDE Al NIÑO A SENTIRSE BIEN CONSIGO MISMO Un desorden neurológíco es suficiente desventaja, pero encima de ese desorden el niño generalmente tiene la desventaja de una autoimagen negativa. Hay tres cosas que contribuyen a esta autoimagen negativa: la manera en que el sistema nervioso trabaja, los sentimientos de frustración e inadecuación que surgen cuando el niño no puede hacer bien las cosas, y las reacciones negativas de otras gentes a lo que el niño hace. Los padres pueden hacer muchísimo para contrarrestar las reacciones negativas de otras gentes y pueden ayudar considerablemente a reducir los sentimientos de frustración e inadecuación. .
Un problema físico El primer paso consiste en darse cuenta de que el problema del niño es de orden físico. Comprende la acción de impulsos eléctricos y químicos en su cerebro. Un desorden del comportamiento o un problema de aprendizaje que resulta de una disfunción cerebral, es un problema tan físico como una pierna rota o como el sarampión. Cuando una persona tiene sarampión, no se siente en igualdad; está propensa a sentirse irritable y puede ser caprichosa y poco agradable. Más cosas le salen mal porque el problema físico del sarampión interfiere con el comportamiento de la persona. Cuando alguien tiene sarampión lo perdonamos y hacemos concesiones. Cuando alguien tiene un problema de integración sensorial, igualmente debemos perdonar y hacer concesiones. Usted puede desaprobar el comportamiento de su hijo, pero no permita que esto dañe el concepto que el niño tiene de sí mismo como persona. Hágale saber que a la gente no le gusta cuando se comporta mal, pero que esto no significa que él nunca le va a gustar a nadie. Ayúdelo a saber qué cosas son socialmente aceptables y después ayúdelo a hacer esas cosas. Si un niño está enfermo y vomita sobre la alfombra de la sala, usted puede decirle: "la próxima vez trata de llegar al baño", pero no lo castigue ni lo avergüence porque esta vez no lo hizo. De la misma manera no se debe castigar ni avergonzar al niño que tiene mala coordinación, que no puede aprender a leer o a escribir, que no controla su esfínter o que hace cosas que disgustan a los otros niños. Este niño necesita amor y aceptación más que el niño que no tiene estos problemas, y necesita un mundo de apoyo emocional para ayudarlo a volverse más agradable. , Es extremadamente difícil aceptar que un niño esté alterado, que no coopera, que sea obstinado, malo u hostil. Es una prueba a la paciencia incluso de los padres más tolerantes. Requiere de más paciencia de la que se puede esperar de cualquier padre. ¿Cómo sé puede actuar ante tal com-
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Parte 11/. ¿Qué se puede hacer acerca del problema?
portamiento? Si usted recuerda que el niño tiene un problema que aunque invisible, es físico, puede resultarle más fácil aceptar este comportamiento y esta disposición. Usted todavía puede amarlo y él puede amarlo a usted. Los sentimientos que el niño tiene para sí mismo, reflejan parcialmente, los sentimientos que usted tiene hacia éL
Cap. 17. ¿Qué pueden hacer los padres?
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lo haga hacia arriba, pues esto mueve los vellos en dirección contraria a su crecimiento y puede producir reacciones defensivas. Las actividades al aire libre proporcionan entrada propíoceptiva, la cual puede calmar el sistema nervioso del niño, especialmente si la temperatura es fresca, debido a que el aire fresco ayuda a modular el torrente de impulsos de la piel y con frecuencia reduce la hiperactividad.
Previendo una crisis emocional Disciplina Reconozca que su sistema nervioso no es tan estable como el de los otros niños. Esto lo vuelve frágil emocionalmente. Demasiados estímulos, movimiento, gente, confusión, cambios de horario, ruido, exigencias o enfermedad, pueden ser la causa de que pierda el control de sus emociones. Esto es especialmente cierto si el niño es táctílmente defensivo o gravítacíonalmente inseguro. Aprenda a sentir cuando su hijo está a punto de perder el control de sí mismo. Por ejemplo, las fiestas de cumpleaños son las actividades más estresantes para algunos niños. Cuando usted sienta que el niño no podrá manejar ciertos estímulos, retírelo de ese ambiente o reduzca la cantidad de estímulos del ambiente. A los niños no les gusta perder el control de sí mismos, pues cuando lo pierden se sienten peor con ellos mismos. Puede ayudar a su niño a mantener un buen concepto de sí mismo, apartándolo de las situaciones que pueden abrumar su sistema nervioso. También lo puede ayudar si usted misma conserva la calma; usted forma una parte importante del entorno de su hijo y el sistema nervioso del niño se ve afectado por el estado emocional de usted.
En lugar de castigo Si su hijo pierde los estribos o el auto control, el castigo únicamente minará, aun más, el concepto que él tiene de sí mismo. El niño ya se siente bastante mal por haber perdido el control y el castigo, además, lo hará sentir culpable y avergonzado. En lugar de castigo, necesita algo que le ayude a recuperar la compostura. Un lugar tranquilo, alejado del estrés, como puede ser su propia habitación, le ayudará más que cualquier otra cosa. Cuando el cerebro se desorganice no piense en castigos, piense en controlar la entrada sensorial del ambiente para ayudar a organizar ese cerebro. Pnmero reduzca la sobrecarga sensorial y después proporcione sensacienes que ayuden a la organización. Un juguete de peluche, la cobija favorita o una almohada conocida proporcionan el tipo de sensaciones que el niño. necesita. Para algunos niños es mejor que los abracen y los carguen. La acción de una mecedora puede ayudar. En el caso de un niño más pequeño un baño tibio puede resultar calmante. Acanciar el centro de la espalda lentamente y hacia abajo aumenta la orgánización del cerebro, no
Esto no significa que no deba disciplinar a su hijo. Todos los nmos necesitan disciplina en ciertos momentos. Recompensar el buen comportamiento y retirar privilegios (como ver la televisión) por un mal comportamiento, es un principio básico de la disciplina. No entable un debate con el niño, simplemente dígale lo que usted está haciendo y por qué. Una vez que haya tomado la decisión de lo que el niño puede y no puede hacer, apéguese a ella; así es que piense dos veces antes de decir "no". Para ser efectiva, la disciplina debe ayudar a organizar el cerebro del niño antes que a desorganizarlo; por tanto, debe ser consistente, consciente de lo que está haciendo y sensible al efecto que usted está teniendo en el sistema nervioso de su hijo.
Expectativas Al tener expectativas demasiado difíciles de cumplir, los padres a veces dañan el concepto que el niño tiene de sí mismo. Como la disfunción integrativa sensorial no se puede ver, es fácil olvidarnos de que el niño está en desventaja y que no puede desempeñarse tan bien como otros niños. Cerciórese de que sus expectativas para con su hijo estén en el rango de la capacidad de su sistema nervioso en particular. Si una persona es invidente, no esperamos de ella que vea, ni la criticamos porque no ve. Sin embargo, si un niño ve, esperamos que evite tropezarse con las cosas. Desafortunadamente, aunque el niño con un desorden en la percepción de la forma y del espacio sí puede ver, no puede obtener la información adecuada de lo que ve. Por tanto ve una silla, pero de cualquier manera se tropieza con ella. Como no siempre se tropieza con las cosas y lo puede evitar si pone mucha atención, la gente piensa que merece ser criticado cuando se tropieza con las cosas. Un enfoque más considerado sería recordarle al niño que necesita fijarse muy bien-por dónde va. Si se tropieza con algo, un "auch" casual puede ser suñcíence, Difícilmente necesita que le digan que no debe tropezarse con las cosas; eso ya lo sabe. Usted puede hacerle saber que está "de su lado" y que sabe lo que le pasa diciendo cosas como ésta: "¿cuesta trabajo no tropezarse, ver-
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Parte 11/. ¿Quése puede hacer acerca del problema?
dad?" La misma comprensión y apoyo son necesarios cuando el niño dispráxico rompe sus juguetes. ("Sí, a veces es difícil saber cómo jugar con las cosas"); cuando el niño gravitacionalmente inseguro se rehúsa a jugar con otros niños ("¿quieres jugar a ese juego, pero da un poco de miedo, verdad?") o cuando el niño táctilmente defensivo se enoja si usted lo toca ("yo sé que esto no se siente muy bien").
Acentuar lo positivo Usted puede fomentar el autoconcepto de su hijo destacando y comentando las cosas positivas que él hace. Esto refuerza el buen comportamiento y aumenta la posibilidad de que el niño lo repita. Aunque se trate de una cosa pequeña, el niño se sentirá mucho mejor si usted lo elogia. Acentuar lo positivo e ignorar lo negativo es una buena regla general. Hasta el niño con un severo problema de comportamiento hace algunas cosas buenas. Hágale saber que usted aprueba esas cosas, pues esto le ayudará a darse cuenta de que puede portarse bien. El niño con un problema de integración sensorial que tiene la aceptación y el apoyo de sus padres tendrá con qué enfrentar su vida. Otro niño con un problema similarmente severo cuyos padres no reconocen el problema y que lo critican por sus síntomas, es un niño que en el mejor de los casos irá por la vida con un gran esfuerzo y en el peor de los casos puede llegar a convertirse en un delincuente juvenil.
CONTROLE El AMBIENTE El tipo de vida hogareña que proporcionan los padres es extremadamente importante en el desarrollo de cualquier niño. Las sensaciones de la vida hogareña bombardean el cerebro del niño la mayor parte del día, mientras que la terapia únicamente proporciona unas cuantas horas de entrada sensorial a la semana. Si el niño pasa el resto del día en un ambiente bien organizado, obviamente que la terapia será más efectiva.
Estructura Frecuentemente, la estructura en el ambiente ayuda a mantener la estabilidad en un cerebro inestable. Una buena organización en nuestra vida y en casa ayuda a promover una buena organización en el cerebro. La organización se centra en el tiempo y en el lugar. Cada actividad tiene su propio tiempo.y cada momento tiene su propia actividad. Cada objeto tiene su lugar, y casi todo el tiempo, el objeto está en ese lugar. Una de las
Cap. 11. ¿Qué pueden hacer los padres?
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mejores cosas que los padres pueden hacer para ayudar a que el niño compense esa desorganización cerebral es enseñarle a organizar el tiempo y las cosas. La buena organización es una forma de autodisciplina, y el niño con un problema de integración sensorial tendrá que aprender autodisciplina, pues no es algo que se le dé naturalmente.
El ambiente táctil Las partes del ambiente que tocan la piel del niño pueden tener el mayor efecto ya sea negativo o positivo, en su sistema nervioso. Respete las reacciones del niño a los estímulos sensoriales. Recuerde que no todos experimentamos la entrada sensorial de la misma manera. Algo que resulta cómodo al tacto para usted, puede ser completamente incómodo para su hijo. Puede aceptar que usted lo toque, pero si alguien más lo hace, puede causar una reacción defensiva. La ropa que usted siente suave, al niño puede darle comezón. Un peluche puede proporcionar justo la experiencia táctil adecuada para cierto niño, mientras que para otro niño puede resultar desagradable. A un niño le puede resultar calmante que le talle los brazos y la cara un poco más después de lavarlo, mientras que a otro niño puede serle indiferente. Algo excelente es un túnel oscuro hecho de tela o de cobijas que el niño recorre gateando, esto reduce la entrada sensorial del ambiente que lo está sobreestimulando; asegúrese de que esté hecho de un material que permita el paso del aire. Otra cosa que el niño puede hacer es rodarse sobre una vieja y suave sobrecama para obtener sensaciones de tacto y de presión que calman su sistema nervioso. El confort que proporciona la "cobija de seguridad" es causado por la estimulación táctil de varias partes del cuerpo y esto favorece la integración del sistema nervioso. Los niños pequeños todavía no tienen la noción cultural de lo que es aceptable y lo que no es aceptable en cuanto al tacto, por lo que sus respuestas físicas son una buena guía de cuál entrada táctil es buena para el sistema nervioso y cuál no lo es. Únicamente observe y escuche a su hijo. Las respuestas negativas son una clave que nos dice que el niño necesita algo de entrada táctil adicional que pueda aceptar. Dormir entre toallas o con pijamas hechas de felpa puede proporcionar los impulsos táctiles que equilibran la actividad interna del sistema nervioso. Quizá también pueda ayudar, dormir con una almohada adicional con funda de felpa a un lado. Antes de acostarlo, frote ligeramente la espalda del niño. Después del baño séquelo un buen rato con la toalla. Observe sus reacciones con mucha atención, si la entrada sensorial no le gusta, respete sus gustos. . Recuérdele a la familia que el rechazo del niño a sus besos y a sus abrazos no es una cuestión personal, quizá sea que su sistema nervioso no puede sentir esas sensaciones como algo agradable. La reacción será la
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misma indistintamente de la persona que lo toque. Si el niño pega automáticamente a quien lo toca por accidente, explique que se trata de una reacción automática que el niño no puede controlar. Sería apropiado que el niño se disculpara.
Experiencias vestibulares y propioceptivas Los niños responden a la entrada vestibular en una forma tan variada como en la que responden a la entrada táctil. A unos les encanta, a otros no. La imposición de estímulos vestibulares a un niño que no los puede modular puede dañar su desarrollo emocional y ciertamente que no ayuda al desarrollo de su sistema nervioso. A menudo los adultos piensan que lanzar al niño por los aires o cargarlo de cabeza es un acto amistoso; después de leer este libro se puede pensar que hasta es terapéutico. Sin embargo, al niño gravitacionalmente inseguro tal experiencia puede ocasionarle una gran angustia. Mecerlo en una mecedora puede ser lo más que un niño en particular tolere. A algunos niños les gusta mecerse con la cabeza en cierta posición, pero en otra posición no. Algunos niños se rehúsan a ponerse boca abajo y entonces tienen que dormir sobre su espalda. Observe, con especial detenimiento, cómo juega su hijo, cualquier respuesta irregular a la entrada vestibular es una clave para buscar ayuda profesional de un terapeuta de integración sensorial. Si su hijo busca mucha estimulación vestibular, proporciónele un ambiente donde pueda mover su cuerpo. Correr, saltar, trepar o jugar en equipo que permita el movimiento del cuerpo ayudará a calmar su sistema nervioso. Ayudar en casa levantando, cargando o empujando cosas proporciona una buena estimulación propíoceptiva. Recuerde que el trabajo físico sirve para algo más que simplemente formar músculos, proporciona la entrada sensorial y las respuestas adaptativas que organizan el sistema nervioso. Dijimos que la relación del niño con la fuerza de gravedad es más importante incluso que su relación con sus padres. Esta afirmación no significa que los padres no sean importantes. Parte del trabajo de los padres es ayudar al niño a que desarrolle su relación con la gravedad. Usted presenta al niño con esta fuerza cuando lo levanta, lo carga, lo mece y cuando lo coloca en la cuna, en la carriola o en un columpio. A medida que crece, usted puede ampliar esta relación con columpios, montando a caballo, nadando, paseando en bicicleta y yendo a la playa. Un niño al que le disgustan estas actividades, con frecuencia es el niño que más las necesita. Nunca fuerce al niño a realizar estas actividades, pues es él quien debe organizar su cerebro. Manténgalas disponibles y simplifíquelas para que él pueda manejarlas. Si no puede, permítale elegir su propia manera de estimular su cerebro.
Sensaciones auditivas y olfatorlas Algunos niños son excesivamente sensibles a los sonidos u olores que se dan en la casa. Los sonidos que el niño no puede modular pueden ser muy irritantes e interfieren con su atención. Los gritos y chillidos de otros mños pueden ser en extremo molestos. Algunos niños sufren cuando el carro de bomberos pasa cerca. Si su niño parece estar incómodo, trate de escuchar la causa de esa incomodidad. Cerrar las ventanas o llevar al niño a otra habitación puede ayudar. También trate de modular su propia voz para que no lo sobreexcite. Hablar en susurros puede calmar su sistema nervioso. Algunos olores que no son molestos para los adultos o para otros niños pueden serlo bastante para el niño que es hípersensible a las sensaciones de su nariz. Estos olores pueden provenir de la comida, de limpiadores caseros, del excusado, del tubo de escape del automóvil y de muchas otras fuentes. Cierta gente puede dísgustarle al niño por un sutil olor corporal que únicamente él nota. Lo más importante es que los padres se den cuenta de que el niño simplemente percibe las cosas de manera diferente. Los padres pueden protegerlo de sensacíones irresistibles, hasta cierto punto, pero no pueden controlar cada sonido y cada olor del ambiente.
Señales de aviso Su hijo le dará señales de aviso si usted o algo en el ambiente está exigiendo demasiado de él. Está más propenso a ser hiperactivo o distraído. Se puede volver hostil y agresivo, o aislado y llorón. La otra gente lo puede considerar un niño testarudo. Su comportamiento simplemente puede deteriorarse. En algunas ocasiones una madre o un padre observador verá las señales de aviso y puede cambiar la situación antes de que ésta empeore. En otras ocasiones su intuición le avisa que cambie la situación antes de que las señales aparezcan.
AYUDANDO Al NIÑO A QUE APRENDA A JUGAR La sociedad tiende a subestimar la importancia del juego. Dado que la mayoría de los niños juegan adecuadamente sin ayuda de sus padres, y ya que no es fácil ver cómo el juego desarrolla el cerebro, Casi toda la gente piensa que el juego es un mero entretenimiento o pasatiempo. Sin embargo, antes de que el niño ingrese a la escuela, su juego es tan importante como lo será su trabajo en la escuela. Algunas mamás saben cómo ayudar a Jugar a un niño normal, pero a la mayoría se le dificulta ayudar al niño con una desventaja neurológica.
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Si el niño no juega con tantas cosas diferentes como los otros niños, los padres tienden a pensar que no le interesa ese tipo de juego. Sin embargo, el niño que no se interesa por el juego normal probablemente tenga un problema y ese problema usualmente incluye un desorden de procesamiento sensorial. El juego del niño dispráxico es muy limitado porque tiene problemas de planeación motora y, por tanto, se apega a juegos simples y conocidos. El niño con problemas vestibulares está restringido por sus insuficientes respuestas posturales o por la ansiedad que le causa la entrada vestibular que no puede modular. El niño táctilmente defensivo evita jugar con otros niños porque no le gusta que lo toquen. Algunos niños con procesamiento sensorial insuficiente se avergüenzan cuando otros niños ven su torpeza, y otros simplemente no pueden organizar su comportamiento lo suficientemente bien para jugar de manera productiva. El ingrediente principal del juego es la expresión del niño de su impulso interior hacia la autorrealización como ser sensoriomotriz. El producto final del juego como por ejemplo una torre de bloques o un número de saltos con una cuerda, no es importante por sí mismo. Lo importante es que el niño siga su impulso interior para producir la actividad física en la cual él domine su entorno y su cuerpo. La actividad física produce esnmulación sensorial y respuestas adaptativas que ayudan a organizar el cerebro. Los resultados externos pueden no significar nada para el adulto, pero para el niño significan éxito en su propio proceso de crecimiento. Mediante el juego, el niño obtiene la entrada sensorial de su cuerpo y de la gravedad que es esencial tanto para su desarrollo motriz como emocional. La entrada sensorial es lo que lo hace "divertido". Correr, voltear, agacharse, tocar cosas, empujar, jalar, rodar, arrastrarse, trepar, saltar y demis produce una tremenda cantidad de entrada vestibular, propioceptiva y táctil. Una de las razones por la que los niños juegan es para obtener esta entrada. Necesitan gran cantidad de esto mientras son niños y menos cuando son adultos. Mientras más explora el niño, sus sentidos se estimulan más y requiere de respuestas adaptativas más complejas. Mientras más variado sea el juego, contribuye más a. su desarrollo. El juego es esencial para desarrollar la capacidad de planeación motora. Mientras juega, el niño mueve las partes de su cuerpo en un sinnúmero de maneras distintas, y las sensaciones de estos movimientos agregan nuevos mapas sensoriales a su representación corporal. Aprende a relacionarse con el espacio que lo rodea por medio de movimientos gruesos de cuerpo entero. Aprende a usar sus manos y dedos eficientemente mediante la manipulación de cosas pequeñas. El juego expande su, competencia. El niño puede no necesitar esta competencia hasta más adelante en su vida, pero no desarrollará mucha competencia a menos que de niño su juego sea eficaz. Observe a su hijo de cerca cuando esté jugando y trate de reconocer el significado de lo que él está haciendo. Cuando está alegre, esa alegría
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puede provenir de alguna experiencia sensoriomotriz que su cerebro mucho necesitaba. Sea feliz con él. Muéstrele que usted quiere que encuentre retos en los cuales pueda dominar su cuerpo y su entorno. Está bien que se ensucie o que le salgan algunos moretones, pues esas cosas son inevitables a medida que él se esfuerza por lograr respuestas más maduras. Por otra parte, si se sobreexcita o se pone triste u hostil durante el juego, dése cuenta que estos sentimientos provienen de algún fracaso en el procesamiento sensoriomotriz. Puede ser algo que usted no nota, pero para el niño sigue siendo un contratiempo importante. Tales experiencias pueden hacer que un niño deje de estudiar o pueden ser pasos en el camino hacia el dominio. Si usted le brinda suficiente apoyo emocional sin tratar de controlar lo que él hace, probablemente intente la tarea una y otra vez hasta dominarla. Sobre todo, el niño quiere que usted muestre interés por su problema, no el tipo de interés que dice: "esto es lo que deberías hacer, ahora hazlo", sino el interés que dice: "yo sé que tú puedes aprender a hacer eso y yo haré todo lo posible para ayudarte a aprender cuando estés preparado". Recuerde que el juego se dirige principalmente por el impulso interior del niño. Si usted lo presiona para que juegue, se perderán algunos beneficios. Mejor arme una situación adecuada y muestre al niño cómo hacer cada cosa hasta que él mismo la pueda hacer. No se lo diga intelectualmente, muéstreselo físicamente. Haga comentarios favorables para ayudarlo a sentir que puede tener éxito, acentúe lo positivo e ignore lo negativo. La fantasía y la imaginación lo mantendrán interesado en seguir intentando algo una y otra vez; un montón de arena puede ser "el gran desierto" y cavar agujeros puede ser "la búsqueda del tesoro". Use su imaginación y su hijo obtendrá más ganancias de su juego. Trate de no hacerlo sentir más inadecuado esperando que haga cosas que no puede hacer, debido a que esto vencería el propósito del juego. Los padres tienen la tendencia de proporcionar juguetes y actividades que son demasiado complicadas para el niño con una disfunción integrativa sensorial. Si el niño evita cierto tipo de juego, posiblemente esté más allá de su capacidad sensoriomotriz. Intente algo más elemental. Ciertamente que es más difícil pensar en cosas más simples. Si usted estuviera jugando a la pelota con un niño normal, esperaría que a medida que siguen jugando el niño cachará la pelota con más destreza o por lo menos con la misma destreza. El niño normal aprende con la práctica y retiene lo que aprende, porque puede mantener su sistema nervioso organizado. Sin embargo, no tenga las mismas expectativas cuando juegue a la pelota con un niño disfuncional. Las irregularidades en sus procesos sensoriomotores harán que su desempeño sea irregular. Puede mejorar por momentos o por días y después perder esa mejoría. Sea paciente y permítale que se tropiece, que trate de alcanzar la pelota en el momento equivocado y que la tire fuera de lugar. Necesita hacer este para
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aprender, y aprenderá con más facilidad si usted es paciente. También ayúdelo a aprender cómo hacerlo mejor. Aunque no haga ningún tiro espectacular o no cache la pelota de igual manera, si disfruta de lo que está haciendo, probablemente está integrando los bloques de construcción en su cerebro. Su trabajo es respaldarlo a cada paso del camino. Los niños no necesitan juguetes caros para jugar eficientemente. A menudo, el niño prefiere jugar con una vieja cuchara, con una sábana o con cualquier otra cosa que encuentre en casa. De hecho, las cucharas y las sábanas pueden ayudar a su hijo a desarrollar una mayor integración sensonal de lo que lo haría un juguete costoso. Los juguetes deberían dar al niño muchas oportunidades para usar su imaginación y creatividad y el niño no tendría que preocuparse por romper el juguete mientras lo explora. Cajas de cartón vacías y botellas de plástico, llantas y tubos, ollas y sartenes, almohadas y otras cosas que existen en cualquier casa, ofrecen valiosas oportunidades de juego. No se preocupe de lo que el niño hará con ellas, él pensará en algo. Un montón de arena es genial, corte una botella de plástico para usarla como pala. El agua y la arena son una buena combinación. También se puede usar tierra, se pueden cavar agujeros o hacer montes, se pueden hacer túneles y se puede jugar con cochecitos sobre ella. Cavar en la arena proporciona mucha entrada vestibular y táctil. El tiradero bien vale la pena para mamá. Se puede hacer un rollo con una o dos cobijas atadas juntas. El niño se divertirá simplemente rodando sobre él. Trate de hacer una pista de obstáculos en la cual el niño deba arrastrarse, gatear, trepar, caminar en reversa, saltar en un pie, y brincar. Cambie los obstáculos cada vez que el niño la recorra con éxito para que produzca nuevas respuestas adaptativas. El juego rudo proporciona mucha estimulación táctil y de las articulaciones y los músculos proveniente de las fuertes contracciones de éstos. Los juegos que los niños han jugado por siglos son especialmente buenos para desarrollar la integración sensorial. Las escondidillas son una buena manera de desarrollar la percepción espacial y la representación corporal, pues el niño debe buscar un lugar lo suficientemente grande para esconder su cuerpo. La rayuela desarrolla las reacciones de equilibrio y la planeación motora. La matatena comprende coordinación ojo-mano. Cuando compre juguetes elija aquellos que motivan al niño a mover todo su cuerpo o a manipular cosas con sus manos. Los triciclos, carritos, cuerdas para saltar, resbaladillas, columpios, caballitos mecedores, pasamanos, bloques, rompecabezas, Tinker Toys, Lego, etc., son todos buenos. Los juguetes que ÚnIcarnente se plan o se empujan no ofrecen gran cosa en cuanto a estimulacíón sensorial o a la demanda de respuestas adaptativas. Los mejores juguetes no tienen un uso determinado, sino que ofrecen gran variedad de usos y así el niño debe usar su imaginación para crear su propio juego. Los juegos de jardín ofrecen experiencias sensoriomotoras básicas, y el
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equipo de juego de los parques proporciona incluso mayor entrada vestibular y propioceptiva. Cuando lleve a su hijo al parque recuerde que sus respuestas al columpiarse, al girar, al resbalarse y demás, pueden ser subactivas, sobreactivas o irregulares. Ayúdelo a expresar su impulso interior en el equipo de juego. También esté atento de niños que quieran jugar demasiado rudo con un niño que no puede protegerse. Además de observar las respuestas de su hijo a la estimulación, es importante ver por su seguridad. Siempre asuma que un niño con problemas de integración sensorial está propenso a tener accidentes, aunque algunos niños compensan esto siendo extremadamente cautelosos. El niño que tiene un déficit sensorial, necesitará más protección que otros niños, debido a que no procesa toda la información sensorial que necesita para su propia protección. Esté a la búsqueda de objetos con los cuales pueda cortarse o de cosas con las cuales pueda chocar o caerse, ya sea que lo mantenga alejado de esos peligros o que conserve estos objetos alejados de él, o ayúdelo a que ponga atención para que no se lastime. Dé por hecho que va a tener un accidente, pregúntese dónde y cómo, y después tome las medidas preventivas. Los golpes y moretones están bien si van acompañados de experiencias de dominio. No se preocupe por ellos, a menos que interrumpan el juego del niño. Los niños tacrilmente defensivos por lo general reccionan excesivamente a heridas mínimas en la piel. Si los golpes y porrazos lo hacen llorar, entonces debe abrazarlo, mecerlo o brindarle apoyo emocional de alguna otra manera y después permita que siga jugando. Enseñe al niño que los raspones y las cortadas no son grandes catástrofes. Ayúdelo a entender que su cuerpo es resistente y que sanará solo. Un sentido de confianza y de seguridad en el propio cuerpo es la base de funciones cerebrales bien organizadas.
BUSQUE AYUDA PROfESIONAL Si piensa que su hijo tiene un problema de integración sensorial, llévelo con un terapeuta ocupacional o físico calificado que tenga preparación en procedimientos de integración sensorial, ya sea para que verifique o descarte sus sospechas. Por supuesto que debe hacerlo revisar por un doctor para ver si tiene problemas médicos; sin embargo, no espere que su doctor sepa acerca de o busque desórdenes de integración sensorial, problemas de aprendizaje o incluso una mínima disfunción cerebral. La educación en una escuela normal de medicina no cubre estas áreas. Algunos médicos con especialización en neurología pediátrica podrán detectar el problema y ayudar a su hijo. Para localizar un terapeuta de integración sensorial que pueda valorar a su hijo y aconsejarle con respecto a la terapia, llame al hospital más cer-
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cano que se especialice en niños y pida el Departamento de Terapia Ocupacional. Si no hay un hospital de niños, inténtelo en un hospital general grande. Recuerde que únicamente los terapeutas ocupacionales o físicos con entrenamiento en procedimientos de integración sensorial practican la terapia de integración sensorial. No demore en buscar ayuda. Si el niño tiene un problema integrativo sensorial probablemente no lo supere por sí solo. Puede aprender a velarlo y a compensarlo, y llegar a hacerlo tan sutil que usted no lo note, pero el desorden estará dentro de su cerebro haciéndole la vida difícil. Si su hijo empieza a mostrar problemas académicos en el jardín de niños o en el primer grado, no espere a que el niño decida que es un fracaso o a que la escuela le diga que tiene un problema de aprendizaje. Una vez que el niño empieza a pensar que no puede aprender, empieza a bloquearse emocionalmente. Los pensamientos y sentimientos negativos hacia sí mismo harán que el aprendizaje sea aún más difícil y quizá le creen un problema de personalidad. Mientras más se demore en darle tratamiento al niño, éste aprenderá más lentamente, por lo que necesitará más tratamiento y éste le ayudará menos. Mientras más joven es el cerebro, es más flexible y resulta más fácil influir en él. Todo lo que se pueda hacer en la niñez temprana para ayudar a que el cerebro se desarrolle más eficientemente, proporcionará al niño una mayor habilidad para manejar el aprendizaje y las demandas emocionales más adelante en su vida. No espere que un maestro de escuela, un educador físico, o educador del movimiento le dé terapia a su hijo. Ellos tienen una preparación para enseñar habilidades a los niños, no para ayudar al desarrollo del cerebro disfuncional. Permítales que hagan su propio trabajo. Si usted piensa que su hijo tiene un problema de integración sensorial, dígaselo a su maestra. La maestra puede hacer mejor su trabajo si sabe que uno de sus alumnos tiene un problema especial que no puede evitar. Si su hijo tiene un problema de aprendizaje, su maestra puede trabajar con él a su propio nivel para que pueda aprender más. Los padres tienen la responsabilidad de coordinar los programas de salud y de educación de sus hijos. Deben ver que el tratamiento médico, la escuela, los programas de ejercicio y la terapia trabajen en conjunto. Mientras más conozcan cada programa, podrán conjuntarlos mejor, y lograr más en casa. La integración sensorial es una idea nueva entre los profesionales, aunque la inclinación natural de los niños siempre ha sido seguir sus principios. En un campo de trabajo establecido, las ideas nuevas no son aceptadas inmediatamente. Los profesionales de la medicina son especialmente conservadores y a menudo rechazan una idea nueva hasta que ésta se establece por varias generaciones. Su hijo no puede esperar todo ese tiempo. Este libro se escribió para ustedes, los padres, para que juzgaran por sí mismos y para ayudarlos con la responsabilidad de ver que su niño reciba las mejores oportunidades de desarrollo.
Apéndice Algunas preguntas de los padres y las respuestas ¿Es cierto que los niños con mala coordinación tienen problemas de aprendizaje o viceversa? Esto no es verdad en nmguno de los dos casos. Una coordinación motora insuficiente puede tener causas diversas, algunas de ellas tienen poca relación con la integración sensorial. Es cierto que una integración sensorial insuficiente frecuentemente tiene como resultado una coordinación insuficiente o torpeza. Sin embargo, encontramos niños con problemas de integración sensorial que tienen una coordinación adecuada. Los niños con una coordinación insuficiente o con problemas de aprendizaje deben ser revisados por un terapeuta de integración sensorial para saber si la terapia puede ayudarlos. ¿Es verdad que los niños con deficiencias en el aprendizaje ven al revés? Sospecho que en ocasiones no pueden recordar, ni aún por un momento, la orientación espacial en una simple escena o cuadro. Dado que no almacenan imágenes visuales precisas, confunden la b y la d. Quizá vean la b como b, pero piensan en ella como d. ¿Cuál es la diferencia entre el entrenamiento perceptivo-motor y la terapia de integración sensorial? En el entrenamiento perceptivo-motor al niño se le enseñan memorias perceptivas específicas o habilidades motoras; por ejemplo, que un trián-
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Apéndice. Algunaspreguntas de los padres
gula va en una dirección o en otra, o cómo encontrar figuras escondidas en diseños complejos, o cómo saltar en un pie, brincar o caminar sobre una tabla estrecha. Está bien aprender estas cosas, pero al hacerlo, no significa que el cerebro va a trabajar más eficientemente en otras tareas. En contraste, el objetivo de la terapeuta de integración sensorial es lograr que el cerebro del niño trabaje mejor y puede ser que el niño aprenda, o no, nuevos conceptos y habilidades. Esto no parece terapia. [Todo lo que hacen es jugar con el niño! Aquí o en cualquier otra situación terapéutica los niños hacen muchas cosas que proporcionan estimulación vestibular, táctil y propioceptiva a sus cerebros. Esta estimulación es una de las cosas que el juego normal proporciona al niño promedio. Sin embargo, el niño con disfunción integranva sensorial rara vez se proporciona el estímulo adecuado en casa. Si este niño hubiera sido capaz de desarrollarse normalmente por sí solo, sin ayuda, entonces no necesitaría que nosotros le diéramos tratamiento. Necesita ir a terapia para que alguien lo guíe a hacer cosas que ayudarán a su particular SIstema nervioso a trabajar mejor. Los terapeutas saben cuáles son las funciones que están insuficientemente desarrolladas en los niños que tratan. Están tratando de ocupar al niño en una actividad que cubra sus necesidades y que le permita formar una respuesta adaptativa que desarrolle las funciones que le están costando más trabajo. Si no pareciera juego, el niño no participaría con el entusiasmo necesario para una terapia efectiva. Nadie puede organizar el cerebro del niño en su lugar. Él tiene que hacerlo por sí mismo, pero puede lograrlo, únicamente, si lo que está haciendo, según él, es "jugar". Se requiere de una enorme habilidad para hacer que esta terapia parezca casuaL A usted puede parecerle juego, pero de hecho, tanto el terapeuta como el niño están realizando un trabajo pesado. En la terapia todas las actividades tienen un propósito; todas están dirigidas hacia una meta. La meta aquí es el autodesarrollo y la autoorganizacíon. ¿Qué es autoorganización? El niño tiene autoorganízacíon cuando puede jugar a algo de manera constructiva por un periodo de tiempo razonable. Si empieza a jugar a algo y casi inmediatamente después cambia a otra cosa, no tiene autoorganización. Si su juego no es constructivo, si nada más avienta los bloques en vez de construir algo .con ellos, no tiene autoorganízacíon, Si su maestra tiene que recordarle que se siente en su lugar y que realice una tarea específica que ya se le había pedido, no tiene autoorganización. Los niños aprenden a organizarse a sí mismos por medio del juego, siempre y cuándo el sistema nervioso sea capaz de hacerlo.
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¿Mi hijo puede recibir lo mismo jugando en el patio de nuestra casa? Tenemos un patío con columpios, una resbaladilla y un arenero. Espléndido. Fomente su uso, pero hay una gran diferencia entre lo que su hijo hace en casa y lo que haría en terapia. En casa, hará cosas que puede lograr por sí mismo, y en cierta medida lo beneficiarán. Para la mayoría de los niños, el juego en casa y en el patio es suficiente. Sin embargo, para los niños con disfunción integrativa sensorial la desorganización del cerebro interfiere con el procesamiento de las sensaciones del juego y también con el conocimiento que el niño tiene de cómo jugar. Si el niño ha crecido con un problema de desarrollo, entonces probablemente necesite hacer algo diferente. El terapeuta lo ayudará a hacer las cosas apropiadas, pues tiene la preparación para ayudara que el niño con problemas de integración sensorial haga las cosas que organizarán su sistema nervioso. A toda costa, siga fomentando el juego en el patio de su casa. ¿Tiene lesión cerebral? En unos cuantos casos puede existir una lesión cerebral, pero no podemos saber cuáles son estos casos. Lo único que podemos saber, juzgando por los resultados que obtenemos de las pruebas de diagnóstico, es que el cerebro del niño no está funcionando como debería. Usamos la palabra disfunción y no lesión; la palabra significa que el cerebro no está funcionando bien. Cuando el estómago no funciona bien, decimos indigestión y no lesión estomacaL La mayoría de las irregularidades de funcionamiento que ocurren en el cerebro no son causadas por una lesión. Algunos experimentos han demostrado que cuando de hecho existe una lesión en el cerebro del niño, probablemente causamos menos cambios por medio de la terapia que cuando únicamente hay una disfunción. En cualquier caso, nunca logramos que las cosas sean perfectas, solamente logramos que sean mejores. ¿Hicimos algo mal en la manera como lo criamos? Generalmente, los problemas de integración sensorial no surgen por la manera en que el niño fue criado. Frecuentemente son el resultado de condiciones que no entendemos muy bien. Una mala nutrición, elementos químicos en la comida o en el aire, problemas en el momento del nacimiento, y muchos otros factores, pueden ocasionar problemas en ciertos niños; pero como no podemos ver dentro del cerebro de nadie, no podemos rastrear los problemas hasta su causa. Sería difícil escapar a la civilización moderna, pero actualmente, la terapia de integración sensorial es una manera natural y libre de medicamentos, de tratar estos problemas cuando surgen en los niños.
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Apéndice. Algunaspreguntas de los padres
¿Es verdad que muchos de estos niños superan el problema por sí solos? Si un niño tiene problemas de integración sensorial no los va a superar con el tiempo. Con bastante práctica y paciencia puede llegar a aprender "habilidades postizas" (véase capítulo 4) que compensan un procesamiento sensorial insuficiente y velan el problema. Un niño con insuficientes respuestas posturales y de los músculos de los ojos, puede aprender a jugar béisbol y a escribir con un lápiz, pero tiene que aprender a hacerlo a pesar de su desorden neurológíco. Aprender habilidades postizas es la manera difícil de hacerlo, y deja al niño con menos energía para otras cosas. En la terapia tratamos de hacer que las cosas le resulten más fáciles al niño y esto sólo sucede cuando su cerebro trabaja de manera más integrada. ¿Puede llegar a tener éxito si se esfuerza bastante? Es un niño brillante y muy trabajador. El poder de la voluntad no es la manera más eficiente para compensar las cosas que el sistema nervioso no puede hacer. Ciertamente que su hijo puede gastar toda su energía en el trabajo escolar, manteniendo el equilibrio, moviendo sus ojos o pensando en cómo moverse; pero entonces tendrá menos energía para otras cosas como poner atención a lo que se le dice. El poder de la voluntad no debena ser necesario para realizar estas funciones. Por supuesto que el poder de la voluntad proviene del sistema nervioso, pero no de las partes del sistema nervioso que integran las sensaciones. Lo mejor es desarrollar las partes del cerebro que facilitan el procesamiento sensorial, antes de querer hacerlo con el poder de la voluntad. La integración sensorial facilita muchas cosas, aunque quizá éstas nunca lleguen a ser del todo fáciles; pero el poder de la voluntad solamente se puede usar para unas cuantas cosas en un momento dado. Trabajar duro puede ayudar, pero no es la manera de superar el problema y tampoco es suficiente ser brillante. Un niño puede trabajar muy duro y con mucha inteligencia, pero como está trabajando y pensando con un sistema nervioso insuficientemente organizado, seguirá teniendo dificultades. El planteamiento de la integración sensorial es ayudar al cerebro para que trabaje más eficientemente, de manera que el "trabajo" resulte más fácil. Usted dice que hay que permitir que el niño siga su impulso interior. ¿Esto quiere decir que hay que dejarlo andar por todos lados cuando él quiera? El impulso de hacer cosas -de moverse y jugar constructivamente- es esencial para un crecimiento y un desarrollo normales. Los niños con dis-
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funciones neurológícas pueden tener el impulso de hacer cosas, pero la insuficiente organización de su cerebro impide que sean constructivos, por lo que su írnpulso interior no les sirve adecuadamente. Casi todos los niños tienen un impulso interior para organizar y desarrollar sus sistemas vestibulares. A todo niño le gusta correr y trepar. Si trepa y se cae o si corre y se tropieza, puede tener una carencia de competencia sensoriornotríz. Si su hijo se lastima cuando sigue su Impulso interior, entonces usted tendrá que construir su ambiente de tal manera que pueda seguir su impulso interior sin lastimarse. Corretear sin ton ni son no es lo mismo que seguir el impulso intenor. La actividad sin ton ni son no organiza. Muchos niños con un cerebro desorganizado necesitan una estructura fuerte alrededor suyo. Si usted deja a un niño que no está bien organizado' en un espacio abierto, correrá por todo ese espacio porque no se puede organizar en él. Esto puede proporcionarle bastante entrada vestibular y propíoceptíva, pero no le ayudará a organizar esas sensaciones. ¿Los niños, se lastiman con frecuencia en la terapia? No, al menos no seriamente, aunque a menudo se hacen chipotes y moretones. Siempre estamos conscientes de que nuestros clientes tienen propensión a los accidentes, pero para lograr un desarrollo óptimo debemos permitirles que se ocupen en actividades en las cuales existe la posibilidad de que se lastimen. Dado que admitimos que esta posibilidad siempre está presente, tomamos todas las precaUCIOnes que nos es posible tomar. Hay colchonetas en todo lugar en el cual el niño puede caer. El equipo está cubierto de alfombra. El terapeuta trabaja con un niño a la vez. Únicamente unos cuantos terapeutas del ramo han reportado un daño serio. Es menos probable que aquellos que no tienen el entrenamiento apropiado o que no entienden realmente al niño disfuncional, proporcionen la misma protección que un terapeuta que sí tiene la preparación apropiada. ¿Debo traer a mi hijo a terapia aunque esté teniendo un mal día? Sí, a menos que esté enfermo o que haya tenido un accidente. Una situación terapéutica es lo mejor para tratar berrinches o lo que sea que haya ocasionado que su hijo esté teniendo un "mal día". Recuerde que cuando tratamos la disfunción cerebral estamos tratando la pSIque o la personalidad en la misma medida que estamos tratando al resto del niño. Si está alterado o negativo, probablemente su SIstema nervioso está trabajando con menos eficiencia que de costumbre. Quizá la terapIa ayude a calmar las cosas.
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Apéndice. Algunaspreguntasde los padres
¿Qué debo decirle acerca de ir a terapia? Si tiene edad suficiente para entender, dígale que va "a jugar", y que esto puede ayudarle a hablar o a leer más fácilmente, o a disfrutar la vida un poco más, o lo que sea. Si tiene edad suficiente es posible que entienda algo de lo que se ha dicho en este libro. Si es más pequeño probablemente no haga preguntas y quedará satisfecho con la respuesta de que va "a jugar". Queremos que el niño venga con entusiasmo, pues para beneficiarse, tiene que dar mucho de sí mismo en la terapia. Sin embargo, querrá venir a terapia no por lo que usted le diga y sí por cómo ésta lo hace sentir. ¿Qué debo decirle para ayudarlo a arreglárselas en la escuela y a llevarse mejor con otros niños? Lo más importante que puede hacer por su hijo es hacerle saber que es amado y aceptado así como es. Cuando en casa hay amor y aceptación, el niño estará mejor dotado para desarrollar un sentimiento de confianza en sí mismo. La autoconfianza le ayudará más que cualquier cosa para relacionarse con sus semejantes y en general para enfrentar la vida. La semana pasada llegó llorando porque nadie lo escogió para el equipo de béisbol. ¿Usted qué le hubiera dicho?
Le hubiera dicho: "¿es dificil, verdad?" No niegue el problema. Nada más reconozca que él se está sintiendo mal, de la manera más natural posible, y después trate de encontrarle algo que sí pueda hacer con éxito. ¿Qué clase de juguetes debemos conseguirle? Cosas grandes como resbaladillas, columpios, subibajas, triciclos, carretas, cochecitos, pasamanos y el tipo de juguetes que usamos en la clínica: patinetas, túneles, colchonetas y cojines. El Tinher Toy y todos los juegos de ese tipo son adecuados para jugar dentro de casa. Los juguetes menos aconsejables son aquellas cosas que el niño únicamente jala o los juguetes que funcionan con baterías. No se puede obtener mucho beneficio cuando se juega con juguetes que no se pueden manipular. Los juguetes deben fomentar la imaginación. Mientras más simple sea una cosa, ofrece más oportunidades para más tipos de juego. Muchos de los mejores juguetes se pueden construir con objetos caseros y con materiales baratos. Mi hijo ve cinco horas diarias la televisión, ¿qué debemos hacer? Hay algunos buenos programas para niños, pero si pasa todo ese tiempo mirando la televisión, no está recibiendo la cantidad de entrada senso-
Apéndice. Algunos preguntas de los padres
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rial que necesita de su juego. El juego es un aspecto muy importante del desarrollo, me refiero a la interacción con cosas grandes, a mover todo el cuerpo y a responder a bastantes sensaciones vestibulares, propioceptivas y táctiles. Un niño con disfunción integratíva sensorial necesita más de ese juego que un niño que ha SIdo más afortunado y también necesita una guía especial en ese juego. ¿Puede ayudarlo su maestra del jardín de niños a obtener la entrada sensorial apropiada? Las maestras de guardería y de jardín de niños ciertamente pueden ayudar mucho al desarrollo, pero no tienen una preparación en neurociencias. Tienen otras tareas importantes, como ayudar a los niños a relacionarse entre ellos. No podemos esperar que sean terapeutas. Hasta hace poco, las guarderías eran lugares donde los niños jugaban, por lo que ya estaban haciendo un buen trabajo. Me gustaría ver a todas. las guarderías y jardines de niños haciendo énfasis en las actividades sensoríornotoras y el desarrollo del lenguaje en vez de sentar al niño frente a un escritorio y enseñarle a leer o a calcular. Con los problemas de aprendizaje en aumento, sería apropiado que los jardines de niños asumieran una función importante, proporcionando los cimientos sensoriomotores para el desempeño académico. El tan acentuado énfasis en una lectura temprana está bien para aquellos que tienen la organización neural que les permite lograrlo. Sin embargo, muchos niños no tienen este grado de integración a los cinco años, por lo que experimentan un fracaso temprano y una pérdida de confianza en sí mismos. ¿Qué piensa usted acerca de los programas de educación especial? Los programas de educación especial son esenciales. Aun con la eficiencia sensorial incrementada por la terapia de integración sensorial, la mayoría de los niños necesitan ayuda académica. Además, algunos niños tienen problemas que no se corrigen mucho con la terapia. En esos casos, la educación especial proporciona la mayor parte de la ayuda. Sin embargo, no tiene mucho sentido darle al niño algo que leer cuando su procesamiento sensorial es deficiente y si éste se puede desarrollar. Es como intentar que un pastel que no tiene muy buen sabor, mejore al ponerle betún. La educación especial trata de enseñar al niño a pesar de sus problemas en vez de hacer algo en cuanto al propio problema. Si, la educación especial fuera del todo exitosa, estos niños no estarían aquí tomando terapia. La. terapia de integración sensorial ha sido desarrollada para tratar al niño de manera mucho más normal y natural. Intenta preparar al niño para que aprenda. Ayuda a muchos niños a aprender más fácilmente, pero no los ayuda a todos.
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Apéndice. Algunas preguntas de los padres
¿Porqué nuestro doctor no nos habló de estos problemas? El médico promedio no sabe cómo reconocer este tipo de disfunciones, por tanto, no las ve. Los médicos tienen una preparación para detectar enfermedades u otras condiciones más severas y más obvias. Todo niño que tiene problemas debe ser revisado por un médico. Los médicos son los indicados para recetar medicamentos; pero no cuente con ellos para detectar los sutiles matices del comportamiento que indican un problema de integración sensorial. Esperamos que en un futuro, las escuelas de medicina tengan lugar para poner suficiente énfasis en las disfunciones cerebrales mínimas y así capacitar a los pediatras para reconocer la importancia del problema y entonces ellos puedan decir a los padres si su hijo puede beneficiarse con la terapia de integración sensorial. ¿Qué nos puede decir acerca del psicólogo de la escuela? Los psicólogos educacionales tienen la preparación para reconocer desórdenes de aprendizaje, pero por lo general no tienen una preparación en neurociencias. Ellos ven que el niño tiene problemas académicos o de comportamiento, saben cómo hacer los cambios apropiados en los programas escolares, pero no podemos esperar que entiendan las disfunciones cerebrales que son la causa de estos problemas. No espere que traten una disfunción de integración sensorial. ¿La psicoterapia puede ayudar a mi hijo? Un niño cuyo cerebro no está trabajando eficientemente, seguramente tendrá problemas con su familia y con otras personas. La vida está llena de estrés y uno no puede evitarlo. El psicoterapeuta ve que el niño tiene dificultades para enfrentar la vida y trata de explicarle a él y a sus padres las relaciones interpersonales para que puedan enfrentarla mejor. Tanto la terapia integrativa sensorial como la psicoterapia se ocupan de los mismos problemas, pero la psicoterapia los enfrenta hablando de ellos, mientras que la terapia de integración sensorial va dirigida a ayudar al cerebro del niño a que trabaje un poco mejor. La integración sensorial es más importante que los procesos racionales y cognoscitivos. Sugiero que primero vea lo que podemos hacer para que el cerebro de su hijo trabaje un poco mejor. Si una vez que hayamos hecho todo lo que está en nuestras manos, los problemas persisten, entonces permita que un psicoterapeuta hable con su hijo. Sin embargo, si usted se siente incómoda, proporcione a su hijo ambos tipos de terapia.
Apéndice. Algunas preguntas de los padres
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¿Existen algunos medicamentos que mejoren el aprendizaje o el comportamiento? Algunos médicos utilizan medicamentos para calmar al cerebro, pero los terapeutas de integración sensorial no los usan. Otras personas sugieren que nos ocupemos de la nutrición, pues lo que bebemos y comemos tiene una gran influencia en el cerebro. Sin embargo, estos temas están fuera de nuestro campo y no podemos hacer ninguna recomendación al respecto. ¿Debemos dar masaje o cepillar a nuestro hijo en casa? Si el terapeuta lo recomienda, éstas son cosas que usted puede hacer para proporcionar una estimulación táctil adicional. Es mejor que el terapeuta le haga pruebas al niño antes de que usted intente algo así. Por supuesto que puede abrazar y tocar a su hijo y esto contribuirá al desarrollo de su sistema táctil; pero no intente hacer algo terapéutico deliberadamente. Con ser un padre amoroso y afectuoso es suficiente. ¿Hay algo que una mujer embarazada pueda hacer? Mi recomendación es que la mujer embarazada se meza 5 o 10 minutos dos veces al día en una mecedora. El sistema vestibular empieza a formarse y a madurar alrededor de la décima semana in utero, por lo que el sistema vestibular está operando desde los seis meses anteriores al nacimiento. En cualquier momento de la vida, una manera agradable de estimular el aparato vestibular es meciéndose. Ésta puede ser una buena medida preventiva durante el embarazo. Algunas terapeutas se han mecido durante sus embarazos y encontraron que ese niño tenía un mejor desarrollo postural que sus otros hijos.
Glosario
Glosario La siguiente es una lista de palabras utilizadas en este libro y sus definiciones. Los números entre paréntesis se refieren a los capítulos en los que estos términos se explican con detalle. Afasia. Inhabilidad para hablar y en ocasiones dificultad para entender la palabra hablada o escrita. (5, 6) Apraxia. Falta de ejecución de movimientos aprendidos (praxías) o planeación motora. En el caso de los niños, una disfunción de integración sensorial que interfiere con la planeación y ejecución de una tarea nueva. (6) Aprendizaje. Cambio en las funciones neurales como consecuencia de la experiencia. (1, 2, 3, 10) Auditivo. Perteneciente al sentido del oído. (3) Aurismo, Forma de desorden cerebral que afecta la habilidad del niño para relacionarse con las personas, las cosas y los sucesos. (9) Cerebelo. Estructura cerebral que envuelve la parte posterior del tallo cerebral. Procesa sensaciones propíoceptivas y vestibulares para ayudar a que los movimientos del cuerpo sean precisos. También procesa todos los demás tipos de sensaciones. (3) Cocontracción. Contracción simultánea de todos los músculos que rodean una articulación para estabilizarla. Corteza cerebral. Capa exterior de los hemisferios cerebrales. Comprende áreas para el procesamiento sensorial muy preciso, especialmenre de detalles visuales, auditivos y de sensaciones del cuerpo. También ejecuta movimientos corporales finos y voluntarios, así como el lenguaje. Tiene relación con los pensamientos, evaluaciones mentales y las metas. (3, 4) Defensa táctil. Disfunción de integración sensorial en la que las sensaciones táctiles causan una reacción emocional excesiva, hiperacnvídad, u otros problemas de cornportamíenro. (7) Desorden del aprendizaje. Dificultad para aprender a leer, escribir, calcular u otras
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tareas escolares que no se puede atribuir a un daño de los órganos de la vista o del oído, ni a retraso mental. (1, 4) Desorden vestibular bilateral. Disfunción de integración sensorial causada por respuestas vestibulares subactivas. Se caracteriza por un nistagmo de corta duración, una integración insuficiente ele ambos lados del cuerpo y del cerebro, y dificultad para leer o para calcular. (5) Disfunción de integración sensorial. Irregularidad o desorden en las funciones cerebrales que dificulta la integración de la entrada sensorial. las disfunciones de integración sensorial son la base de muchos desórdenes del aprendizaje, aunque no de todos. (4) Dispraxia. Praxia o planeación motora insuficiente. Una disfunción menos severa, pero más común que la apraxía. (6) Entrada sensorial. Caudal de impulsos elécrrícos que fluye de los receptores sensoriales en el cuerpo hacia la médula espinal y el cerebro. Especialización. En general, los procesos por los cuales una parte del cerebro se vuelve más eficiente para realizar funciones específicas. La mayoría de las funciones especializadas están lateralizadas, esto es, que un lado del cerebro es más hábil para esa función que el otro lado. Extensión. Acción de enderezar el cuello, la espalda, los brazos o las piernas. Extensión protectora. Reflejo que extiende los brazos para proporcionar protección cuando el cuerpo cae. Facilitación. Proceso neural que promueve la conducción de impulsos o una respuesta a éstos. Facilitación es lo contrario que inhibición. (3) Flexión. Acto de doblar o jalar cierta parte elel cuerpo. Formación reticular. La estructura central del tallo cerebral y una de las más complejas: y enredadas porciones del cerebro. Todo sistema sensorial manda impulsos a la formación reticular, la cual a su vez influye en todo el resto del cerebro. (3) Hemisferios cerebrales. Dos grandes secciones del cerebro que se encuentran encima y alrededor del tallo cerebraL Los hemisferios continúan el procesamiento sensorial que empieza en niveles inferiores y ayudan a producir respuestas motoras voluntarias y comportamiento. Inhibición. Proceso neural que reduce la conductividad de ciertas sínapsís para bloquear algunos impulsos. La inhibición realiza una función importante al reducir el exceso de actividad neural. A diferencia de otros campos de la psicología, el término neurológico "inhibición" no tiene una connotación negativa. (3) Inseguridad gravitacional. Ansiedad anormal y aflicción causadas por una modulación o inhibición inadecuada de las sensaciones que surgen cuando los receptores de la gravedad del sistema vestibular son estimulados por la posición o por el movimiento de la cabeza. (5) Integración sensorial. Es la organización ele la entrada sensorial para su uso. El uso puede ser una percepción del cuerpo o del mundo, una respuesta adaptativa, un proceso de aprendizaje o el desarrollo de alguna función neuraL Por medio de la integración sensorial, las distintas partes del sistema nervioso trabajan en conjunto para que la persona pueda interactuar eficientemente con su entorno y experimentar la satisfacci.ón apropiada. laberinto. Compleja estructura ósea ubicada dentro del oído interno. Contiene los receptores vestibulares y auditivos. (3, 5)
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Glosario
Lateralización. Tendencia de ciertos procesos para ser manejados más etrclentemente en un lado del cerebro que en el otro. En la mayoría de la gente, el hemisferio derecho se vuelve más eficiente en procesar patrones musicales y espaciales, mientras que el hemisferio izquierdo se especializa en los procesos verbales y lógicos. (3, 4) Locomoción. Movimiento del cuerpo de un lugar a otro. Modulación. Regulación del cerebro de su propia actividad. La modulación comprende la facilitación de algunos mensajes neurales para producir más percepción o respuesta y la inhibición de otros mensajes para reducir una actividad excesiva o ajena. (3, 4) Motor/motriz. Perteneciente al movimiento corporal o a la postura. Movimientos posturales de fondo. Ajustes corporales, sutiles y espontáneos, que hacen más fáciles los movimientos abiertos de las manos, como tratar de alcanzar un objeto distante. Los ajustes posturales dependen de una buena integración de las entradas vestibular y propioceptiva. (5) Nervio vesríbular Fibras del octavo nervio craneal que llevan entrada vestibular de los receptores de la gravedad y de los canales semicirculares hasta los núcleos vestibulares. (3, 5) Nervios craneales. Conjunto de nervios que van desde la cabeza y la cara directamente hacia el cerebro (sin pasar por la médula espinal) y desde el cerebro de regreso a la cabeza y a la cara. Neurona. Unidad estructural y funcional del sistema nervioso. Consiste en un cuerpo celular con termmales para recibir impulsos nerviosos y con una fibra capaz de mandar impulsos. Nistagmo. Serie de movimientos rítmicos y reflejos de los ojos, éstos se mueven lentamente en dirección opuesta al movimiento de rotación y luego se vuelven rápidamente en la dirección contraria. Una manera común de producir estos movimientos es por una abrupta serie de rotaciones del cuerpo.. La duración y regularidad del nistagmo posrotativo son algunos de los indicadores de la eficiencia del sistema vestibular. (5) Núcleo vestíbulan Conjunto de células en el tallo cerebral que procesa la entrada sensonal vestibular y la manda a otros lugares del cerebro para organizar una respuesta. Estos complejos "centros de negocios" también integran la entrada vestibular con la entrada de otros canales sensonales. (3, 5) Núcleos. Racimo de cuerpos de células nerviosas que organizan e integran la actividad sensonal y motora. En cierta manera son los "centros de negocios" para las operaciones cerebrales. Percepción. Significado que el cerebro da a la entrada sensorial. Las sensaciones son objetivas; la percepción es subjetiva. (3) Planeación motora. Habilidad del cerebro para concebir, organizar y ejecutar una secuencia de movimientos aprendidos. También se conoce como praxia, (6) Praxia. Programación central: las funciones neurales que son innatas al sistema nervioso; no tienen que ser aprendidas. Arrastrarse en manos y rodillas y caminar son buenos ejemplos de acciones programadas a nivel central. Véase Planeación motora. (6) Prona. POSIción del cuerpo con la cara y el estómago hacia abajo. Propiocepción. Del latín propio = perteneciente a uno mismo. Las sensaciones de los músculos y de las articulaciones. La entrada propioceptiva dice al cerebro
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cuándo y cómo los músculos se contraen o se estiran, y cuándo y cómo las articulaciones se extienden, son jaladas o se compnmen. Esta información permite al cerebro saber dónde está cada parte del cuerpo y cómo se está moviendo, (3, 6) Prueba de Integración Sensorial del Sur de California. (PISSC) Serie de pruebas diseñadas para determinar la condición de la mtegración sensorial o sus disfunciones. Receptor, Célula o grupo de células que son sensibles a algún tipo de energía sensorial. Los receptores transforman las sensaciones en impulsos eléctricos y los mandan por los nervios sensoriales a la médula espmal o al cerebro. (1, 3) Receptores vestibulares. Órganos sensoriales que detectan la atracción gravitacional y los movimientos de la cabeza. Se encuentran localizados en el labennto dentro del oído interno. Cada oído interno contiene receptores de la gravedad en pequeños sacos y receptores del movimiento en los canales semicirculares. (3, 5) Reflejo. Respuesta innata y automática a la entrada sensonal. Tenemos reflejos para apartarnos del dolor, para sobresaltamos ante sensaciones que nos sorprenden y para extender la cabeza y el cuerpo hacía arriba en respuesta a la entrada vestibular. Existen muchos otros reflejos. (2, 3) Reflejo tónico del cuello. Reflejo que hace que un brazo tienda a extenderse cuando la cabeza se voltea hacia ese brazo. El otro brazo tiende a Ilexionarse al mismo tiempo. Debe integrarse en una función integral del cerebro en los pnmeros meses de vida, pero permanece excesivamente activo en muchos niños con disfunciones cerebrales. (5) Representación corporal. Percepción que la persona tiene de su propio cuerpo. Consiste en esquemas o mapas del cuerpo almacenados en el cerebro. También se llama esquema corporal, imagen corporal o modelo neuronal del cuerpo. (3, 6) Respuesta adaptativa. Acción apropiada en la cual el individuo responde con éxito a alguna demanda ambiental. Las respuestas adaptativas requieren de una buena integración sensorial y también favorecen los procesos de integración sensorial. (1, 2) Sinapsis. Lugar donde dos neuronas hacen contacto electroquímico y también donde se da la trasmisión del Impulso de un nervio de una neurona a la SIguiente. Los impulsos neurales recorren un cammo de muchas sinapsis y cada una de ellas se agrega al procesamiento de esas neuronas. (3) Sistema límbico. Límbico = lo que está en el límite. Las partes de los hemisferios cerebrales que se ocupan del comportamiento emocional y de las respuestas emocionales a la entrada sensorial. El sistema límbico recibe y procesa la entrada de todos los canales sensoriales. (3) Sistema vestibular, Sistema sensorial que responde a la posición de la cabeza en relación con la gravedad y al movimiento acelerado o desacelerado. (l. 2, 3, 5) Táctil. Perteneciente al sentido del tacto en la piel. (3, 7) Tallo cerebral. Parte más bala e interna del cerebro. El tallo cerebral contiene núcleos que regulan las funcioO.'es orgánicas internas, el estado de activación del sistema nervioso íntegro y los procesamientos sensoriomotores elementales. (3, 4) Tracto. Conjunto delgado y alargado de fibras, que lleva la entrada sensorial o las respuestas motoras de un lugar a otro del sistema nervioso. (3)
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Glosario
Tracto vestíbulo-espinal. Vías para los mensajes neurales desde los núcleos vestibulares hasta las neuronas motoras de la médula espinal. Los mensajes vestíbulo-espinales ayudan a mantener el tono muscular, el cuerpo erguido y las articulaciones extendidas. (3, 5) Visual. Perteneciente al sentido de la vista.
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Índice analítico Accidentes y niño con problemas de integración sensorial, 203 Acentuar lo positivo, 196 Adaptación, 54 evolución, 146-147 Adolescencia, problemas de integración sensorial en la, 78-79 Afasia, 70 Alegría de ser movido, 31 Ambiente, 163-164 estructura en el, 196-197 físico, 13 interacción del niño con su, 164 táctil, 197-198 Animales tempranos, cerebro en los, 55 Aparato vestibular del tallo cerebral, 45 Apraxia, 116 Aprehensión, 30, 176-177 Aprendizaje, 65 académico e intelectual, 64-65 primer, factores, 130-131 en la escuela, 78 en la terapia de integración sensorial, 65 mediante la integración de nuestros sistemas sensoriales, 64 Área(s) de asociación, 46
para las sensaciones corporales y el control voluntario, 46 visual,46 Arnculaciones y los músculos, sensaciones de las, 27 Asociación, áreas de, 46 Aspecto básico del comportamiento humano, 160 Atracción gravitacional, 90 Autísrno, características, 152 Autoimagen negativa, 193 Autoorganización, 206 AVISOS, señales de, 199 Ayuda profesional, 203-204 Balance entre la estructura y la libertad, 183 Balbucear, 33 Ballena, 181 Bebé,27 oído en el, 28 prematuro y estimulación vestibular, 167-168 vista en el, 27-28 Y sentido del gusto, 28 Bernson, G., 73 Bloques de construcción, 25 Boya juguetona, 180 Brazos y manos, 30-31
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índice analítico
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Caballo, columpio como si fuera un, 177-178 Campo visual estable, 92 Canales semicirculares, 51-52 Capacidad de integración sensonal del cerebro, 16 de su sistema nervioso y expectativas, 195 Cara, 139 Casler, L., 73 Castigo, 194-195 Cepillado o frotado de la piel, 171 Cerebelo, 45 Cerebro, 12, 53, 86 autista, modulación de la entrada sensorial en el, 156 capacidad de integración sensorial del, 16 en los animales tempranos, 55 humano, 54 joven, 185 Cocontracción, 95 Columpio, 176, 178 como si fuera un caballo, 177-178 Competencia intelectual, 167 Comportamiento humano, aspecto básico del, 160 problemas de, 76-77 Confianza en uno mismo, 181 Construcción, bloques de, 25 Contrcl fino, 117 personal, foco del, 182 vestibular de los músculos, 93-94 voluntario, áreas para las sensaciones corporales y el, 46 Coordinación motora, 77 insuficiente, 205 Corriente, ir con la, 128 Corteza cerebral, 46 Crecimiento de nuevas interconexiones, 63-64 Cuello reflejo de enderezamiento del, 32 tónico de, 27 respuestas de los músculos de los
ojos y del, 91-92 Cummins, R., 168 Daño cerebral, enriquecimiento y recuperación del, 168 Dedos y ojos, 32-33 Defensa táctil, 135 reacciones de, 141-142 Desarrollo dispraxia del, 116, 128-129 sensoriomotor, 16 síntomas de la dispraxia del, 131133
Desorden en el sistema vestibular, 89 vestibular-bilateral, 102 síntomas del, 105-106 Desórdenes de percepción visual, síntomas de los, 149 Disciplina, 195 Discriminación táctil insuficiente, 123 Disfunción, 207 cerebral mínima, 70 integrativa sensorial, 69-70, 75-79 causas, 72-75 niño con, 71 señales de la, 191-192 sensorial integratíva, niños con, 70 Dispraxia del desarrollo, 116, 128-129 síntomas de la, 131-133 Disrractíbilídad, 76 Diversión, 16 Dolor, sensaciones de, 139 Educación, 185 especial, programas de, 211 Emociones, 99 Enderezamiento del cuello, reflejo de, 32 Enriquecimiento y recuperación del daño cerebral, 168 Entrada sensorial, 42 en el cerebro autista, modulación de la, 156 respuesta del niño a la, 172 táctil
específica, 124 no específica, 124 visceral, 53 visual en el tallo cerebral, 147-148 en los hemisferios cerebrales, 147-148 Entrenamiento perceptivo-motor, 184, 205-206 Equilibrio adicionales, respuestas posrurales y de, 94 Escondidas, jugar a las, 181 Escondidillas, 202 Escuela aprendizaje en la, 78 problemas, 19-20 Espacio, percepción visual de la forma y el, 144-145 Especialización, 87 de funciones, 86 y sistema vestibular subactivo, 104105 Estabilidad emocional, 83 Estimulación sensorial, privación de, 74 vestibular y bebé prematuro, 167168 Estructuraís) del sistema nervioso, 40-4lf en el ambiente, 196-197 y la libertad, balance entre la, 183 Excitadores o facilitadores, 62 Expectativas y capacidad de su sistema nervioso, 195 Experiencias vestibulares y propioceptivas, 198 Extensión prona, postura de, 31 protectora, 95-96 Facilitadores o excitadores, 62 Fibras nerviosas, 43 Físico, 13 Flexión, 176 patrón de, 177 Foco del control personal, 182 Fondo, movimientos posturales de, 95 Forma y el espacio, percepción visual
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de la, 144-145 Formación reticular, 44-45, 96 Fóvea, 146 Fox, j., 172 Frank, j., 93 Frotado o cepillado de la piel, 171 Función, 12 neural, 13 Funciones de integración sensorial, desarrollo, 22 especialización de, 86 Gravedad, 57 sensaciones de la, 112 Y movimiento en el recién nacido, 26-27 Gregg, C. L., 166 Guardería y de jardín de niños, maestras de, 211 Gusto en el bebé, sentido del, 28 Habilidad(es), 119 del niño para interactuar, 71 postizas, 88 sensoriomotoras, 101 Hablar, 150 Harlow, H. F., 56-57, 73, 75, 82, 141 Hein, A., 145 Held, R., 145 Helicóptero, 180 Hemisferios cerebrales, 46 entrada visual en los, 147-148 Herramientas, 38 Hiperactivtdad o hiperkinesia, 76 Hockey de red, 180 Hunt,]. M., 166-167 Impulso interior, 24, 182-183, 208-209 Indívídualidad, 36-37 Información vestibular, 97 y representación corporal, 126-127 Ingrediente principal del juego, 200 Inhibición, 62-63 Inseguridad gravitacional, 108, 113-114 niño con, 112-113 síntomas de la, 113 Integración, 15
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de nuestros sistemas sensoriales, aprendizaje mediante la, 64 de sensaciones, 156-157 nivel primario de, 82-83 Integración sensorial, 13-15,42,84, 97, 172,212 adecuada y patineta, niño con una, 175 aprendizaje en la terapia de, 65 cuarto nivel de, 86-88 del cerebro, capacidad de, 16 en la adolescencia, problemas de, 7879 funciones de, desarrollo, 22 insuficiente, 18, 87-88 primeros síntomas de problemas, 18 principios centrales de la terapia de, 169-170 segundo nivel de, 83-84 terapeuta de, 169 terapia de, 173, 183, 185 tercer nivel de, 84-86 y accidentes, niño con problemas de, 203 Integrar, 13 Inteligencia, 63, 71, 165 sensoriomotriz, 38 Intensa presión, sensaciones de, 171 Interacción del niño con su ambiente, 164 física, 13 Interactuar, habilidad del niño para, 71 Interconexiones, crecimiento de nuevas, 63-64 Intolerancia al movimiento, 108, 113114 Ir con la corriente, 128 Jardín de niños y de guardería, maestras de, 211 juegos de, 202-203 ]uego(s), 199-200, 211 de jardín, 202-203 del niño dispráxico, 200
índice analítico táctilmente defensivo, 200 ingrediente principal del, 200 terapia de, 184 Jugar a las escondidas, 181 Juguetes, 202, 210
Labarba, R., 168 Laberinto, 51 Lateralización, 47-48 Lenguaje, 77, 85, 106-107 Lesión cerebral, 69 Levantándose, 29-30 Levíne, S., 73 Levínsan, H., 93
Libertad, balance entre la estructura y la, 183 Línea media, 34 Localización del tacto, 35 Locomoción, 32 Maestras de guardería y de jardín de niños, 211 Malacarne, M. G., 165 Manos y brazos, 30-31 Mapas sensoriales internos que se desarrollan en la patineta, 176 Masan, W A., 73
Matatena, 202 Mecedora, 213 Medicamentos, 213 Médicos, 212 Médula espinal, 12, 44 Melzack, R., 74 Memoria neural, 121-122 Modo defensivo, 138 discriminativo, 138 Modulación, 63, 91 de la entrada sensorial en el cerebro autista, 156 Moviéndose, 35 Movimiento(s), 116 clasificación, 117 coreoatetoides, 117 intolerancia al, 108 posturales de fondo, 95 programado centralmente, 118-119
sentido del, 52 Y gravedad en el recién nacido, 2627 Músculos control vestibular de los, 93-94 de los ojos, 103 y del cuello, respuestas de los, 9192 v las articulaciones, sensaciones de , los, 27
Neal, M., 167 Nervio vestibular, 51 Nervioso, 12 Netsky, M. G., 58, 60 Neural, 12 Neurocientífico, 13 Neurona(s), 40, 42-43 motoras, 40 sensoriales, 40 tarea principal de las, 40 Niño(s) a la entrada sensorial, respuesta del, 172 autistars), 152, 154-156 procesamiento sensorial insuficiente en los, 153 sistema "quiero hacerlo" en el, 158-159 como ser sensoriomotor maduro, 37-38 con disfunción integraríva sensorial, 70-71 con insegurídad gravitacional, 112113 con problemas de integración sensorial y accidentes, 203 con respuestas vestibulares sobreactivas, 108 subacnvas, 104 con retraso mental, 70 con su ambiente, interacción del, 164 con un sistema vestibular subactivo, 103-104 con una integración sensorial adecuada y patineta, 175 dispráxíco, 129-130, 133-134
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juego del, 200 gravitacíonalmente inseguro, 108-110 maestras de guardería y de jardín de,
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para interactuar, habilidad del, 71 planeación motora en los, 120 sistema nervioso del, 194 tactilmente defensivo, 135-137, 139140 juego del, 200 terapia en el, objetivo, 160 Nisragrno optokinético, 154 pos-rotativo, 93 Nive1(es) ele integración sensorial cuarto, 86-88 segundo, 83-84 tercer, 84-86 ele procesamiento auditivo, 150-151 primario de integración, 82-83 Núcleos, 43 reticulares, 44-45 vestibulares, 90-91 Oíelo,49 en el bebé, 28 interno, 51 Ojos músculos de los, 103 y dedos, 32-33 Olores fuertes, 172 Ondas sonoras, 49 Organización, buena, 197 Órganos sensoriales-receptores, 40, 42 Palabras, 12, 34 Patineta, 173, 175 mapas sensoriales internos que se desarrollan en la, 176 y niño con una integración sensorial adecuada, 175 Patrón de flexión, 177 Pensamiento abstracto y cognoscitivo, 64 Percepción espacial, 32 visual, 29, 85
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índice analítico
índice analítico
de la forma y el espacio, 144-145 síntomas de los desórdenes de, 149 Personas gravítacíonalrnenre mseguras, 109 Piaget,j., 38,164-165,168 Piel, 49 cepillado o frotado de la, 171 sensaciones de la, 123 Planeación motora, 33, 84, 116, 119120 en los niños, 120 Poder de la voluntad, 208 Ponerse de pie solo, 34 Posición prona, 59, 173-174 Positivo, acentuar lo, 196 Postura de extensión prona, 31 Praxia, Véase Planeación motora Presión profunda, sensaciones de, 139 Principios centrales de la terapia de integración sensonal, 169-170 Privación de estímulación sensorial, 74 sensorial extrema, 75 Problemas de comportamiento, 76-77 de integración sensorial en la adolescencia, 78-79 y accidentes, niño con, 203 Procesamiento auditivo, niveles de, 150-151 sensorial, 42 insuficiente en los niños autistas, 153 Proceso(s) defensivos, 138 discrirriinativos, 138 neural,12 perceptuales normales, 75 sensoriales ínsufícíentes, 159 visuales y auditivos, 144 Programas de educación especial, 211 Propiocepción, 50-51 y representación corporal, 125 Prueba de Integración Sensorial del Sur de California (PISSC), 170171 Psicólogos educacionales, 212
Psicoterapia, 184 Rayuela, 202 Reacciones de defensa táctil, 141-142 posrurales, 117-118 Receptor(es) del tacto, 49-50 vestibular, 51, 92 Recién nacido gravedad y movimiento en el, 26-27 tacto en el, 25-26 Recuperación del daño cerebral, enriquecimiento y, 168 Red, hockey de, 180 Reflejo de enderezamiento del cuello, 32 tónico de cuello, 27 Representación corporal, 36, 83-84, 121-122 e información vestibular, 126-127 y propiocepción, 125 Respuesta(s) adaptativa(s), 15 a una sensación, 23 evolución, 59-60 de los músculos de los ojos y del cuello, 91-92 del niño a la entrada sensorial, 172 posturales, 103 y de equilibrio adicionales, 94 vestibulares sobreactivas, niño con, 108 subactivas, niño con, 104 Reúna, 48 Retraso mental, niño con, 70 Retroalimentación externa, 127 interna, 127 Rice, R. D., 167 Rosenzweig, M. R., 165-166 Rothschild, e, 110 Sarnat, H., 58, 60 Seguridad gravitacional, 83, 99-100 Sensación, respuesta adaptativa a una, 23
Sensaciones, 13-14, 48, 107
auditivas y olfatorías, 199 corporales y el control voluntario, áreas para las, 46 de dolor, 139 de intensa presión, 171 de la gravedad, 112 de la piel, 123 de los músculos y las artículacíones. 27
de presión profunda, 139 integración de, 156-157 sobrecarga de, 179 táctiles, 83 vestibulares, 52 y tacto, 56-57 Sentido del gusto en el bebé, 28 del movimiento, 52 Señales de aviso, 199 de la disfunción integrativa, 191-192 internas en la terapia, 179 Ser movido, alegría de, 31 sensoriomotor maduro, niño como, 37-38 Sínapsis, 61-62 uso repetido de las, 64 Síntomas de la dispraxia del desarrollo, 131133 de la inseguridad gravitaclOnal, 113 de los desórdenes de percepción visual, 149 del desorden vestibular-bilateral, 105-106 Sistema(s) lírnbíco, 46, 99 "quiero hacerlo" en el niño amista, 158-159 sensoriales aprendizaje mediante la integración de nuestros, 64 evolución, 55-56 Sistema nervioso, 12 central, 12 de los primeros vei:tebrados, 55 del niño, 194
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estructuras del, 40-4lf Y expectativas, capacidad de su, 195 Sistema vestibular, 52-53, 59, 92, 97 desorden en el, 89 evolución, 57-58 subactivo niño con un, 103-104 y especialización, 104-105 y tracto digestivo, 100 Sobrecarga de sensaciones, 179 Succionar, 28 Tacto, 49-50 en "el recién nacido, 25-26 evolución, 56 localización del, 35 receptores del, 49-50 y sensaciones, 56-57 Tallo cerebral, 94, 174-175 aparato vestibular del, 45 entrada visual en el, 147-148 Tarea principal de las neuronas, 40 Televisión, 210-211 Terapema de integración sensorial, 169 Terapia, 206 de integración sensorial, 173, 183, 185 aprendizaje en la, 65 principios centrales de la, 169170 de juego, 184 en el niño autista, objetivo, 160 ínregrariva sensorial, 164 objetivos, 181 ocupacional, 163 señales internas en la, 179 Thompson, W R., 74 Tono muscular, 77 Tracto digestivo y sistema vestibular, 100 nervioso, 43 Trepar, 36 Uso repetido de las sinapsís, 64 Vertebrados, sistema nervioso de los pnmeros,55 Vibración, 171-172
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índice analítico
Vida hogareña, 196 Vínculo madre-hijo, 82 Vista, 48-49 en el bebé, 27-28 evolución, 58-59
Voluntad, poder de la, 208
Walsh, R. N., 168 White,]. L., 168 Windle, W E, 73, 140
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