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EL TEATRO EN LA NUEVA ESPAÑA
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El teatro es hoy en día una de las artes más prestigiosas y valoradas en el mundo, pues incluye la expresión entera del hombre a través de la actuación, la música el baile e inclusive el canto. Gracias a este, el hombre ha podido expresarse interpretando un sinfín de papeles que lo sacan de su rol diario para convertirlo en lo que él desee. El teatro como arte dramático nació en Grecia entre los siglos V y VI a.C., donde se desempeñaba como alusión a los dioses del lugar; poco a poco fue evolucionando hasta conformar los tipos teatrales del drama que hasta hoy perduran: la tragedia, el drama satírico, la comedia y el arte mímico. . Para el siglo XVI, cuando comienzan a circular las ideas del humanismo por todo Occidente, el teatro también toma un giro drástico en cuanto a los temas de representación: a partir de entonces los temas irían dirigidos a un aspecto menos religioso y su fin sería sobre todo el entretenimiento del pueblo. No obstante, en el otro lado del mundo las circunstancias eran diferentes pues las nuevas tierras albergaban a millones de personas con una cultura propia que se mantenían al margen de todo lo ocurrido en Europa y los demás continentes. Los habitantes del nuevo continente no conocían las ideas religiosas de Europa y por supuesto mantenían lenguas y creencias propias a las cuales se enfrentaron los primeros colonizadores. Después de la caída de Tenochtitlan en 1521, comenzaría el dominio total de España sobre lo que a partir de entonces sería llamado la Nueva España. El arduo trabajo de los primeros europeos que llegaban a América era encontrar una forma de comunicación entre ambos pueblos para comprender el entorno en donde se encontraban y además, empezar un dominio tanto físico como ideológico que les permitiese adueñarse por completo de la región. Así, la cristianización era la forma en que España establecería su dominio total en los lugares colonizados por lo que la evangelización se convirtió en una tarea primordial y uno de los medios principales sería el teatro.
La primera actividad escénica en Nueva España de la que se tienen datos, ocurre en 1530 aproximadamente cuando inicia este esfuerzo por enseñar a los indios las bases de la fe católica. Esta labor se llevó a cabo principalmente por los frailes franciscanos que con gran astucia pudieron comunicar a los nativos ideas como el amor, la obediencia, la divinidad de Cristo, el juicio por el pecado, el castigo, etcétera, interpretando ellos mismos las escenas que representaran las ideas e incluso haciendo participes a los indígenas en la obra teatral. Por supuesto, las primeras obras no eran en nada parecidas a las modernas y solo cumplían con un orden religioso que buscaba la conversión de los pueblos indígenas de lo que ellos llamaban ‘’las tinieblas’’ o sus propias divinidades y creencias a la ‘’luz’’ o fe católica.
Sin embargo, una vez que se había cumplido con la tarea evangelizadora poco a poco el fin del teatro comenzó a cambiar. Ya no se interpretaban solo escenas que hablaran de religión, sino se empezó a abrir un nuevo panorama para la interpretación de temas que aludieran a celebraciones importantes y que entretuvieran al pueblo. Es por esto que se le denomina ‘’teatro profano’’ a aquél
que trata temas no relacionados con la iglesia o la doctrina bíblica para pasar al puro entretenimiento del pueblo. Este tipo de teatro es el que se asemeja más al teatro que conocemos hoy en día, sin embargo, en aquélla época solía utilizarse como un distractor pues al mantener entretenido a las personas del pueblo novohispano, estos difícilmente lograrían darse cuenta del robo que sufrían, de los malos tratos y las pésimas elecciones que realizaba el gobierno del virreinato. Al ser una actividad dirigida al pueblo, el teatro se realizaba en las calles y plazas donde se construían tablones para que el público pudiera presenciar la representación. Las obras ocurrían en las fiestas de Corpus, de San Hipólito, o celebrando la caída de Tenochtitlán y todas aquéllas fechas importantes que estableciera el conquistador del lugar. En las representaciones se incluía la tragedia y la comedia, asimismo, el libreto a personificar normalmente era traído
de España o de Occidente por lo que se le daba muy poco valor a las obras novohispanas. Durante el siglo XVI, para realizar las obras existía un ‘’autor’’ quien coordinaba
la puesta en escena pero que muchas veces no escribía la historia, era solo el encargado de obtener el financiamiento de la obra y lograr que esta se realizara. Para esto, necesitaba también una licencia y una revisión para descartar posibles censuras en el libreto. Todo lo relacionado con los permisos, el dinero para realizar la obra teatral y la revisión de los libretos lo hacia el alguacil mayor del pueblo. A pesar de la importancia de las obras teatrales, su realización no era tan profesional pues no existía un reglamento formal en cuanto a la censura, las licencias y los acuerdos entre los autores y las autoridades correspondientes. Tampoco los actores que dramatizaban la obra eran personas profesionales que hubiesen estudiado para ello, simplemente eran aficionados que hacían lo mejor posible su papel. El teatro en Nueva España, al ser un medio de entretenimiento, debía preocuparse por llamar la atención de las personas aunque careciera de profesionalismo en la estructura. En la propaganda, se ocupaban carteles que eran pegados por todas las calles para atraer a todo el pueblo. Entre los autores de quienes se tiene más conocimiento por los documentos que existen, están Luis Lagarto, Gonzalo de Riancho, Arias de Villalobos, Antonio López Regalón, Fernán González de Eslava, Juan bautista Corvera, Juan Pérez Ramírez entre muchos más. Estos autores destacaban por sus ‘’coloquios’’ que son diálogos en verso o en prosa y que aluden claramente a temas de la época. Como vemos, el teatro era una parte muy importante de la vida novohispana en el siglo XVI y las celebraciones en donde se realizaban las puestas en escena representaban la vida cultural de aquella época, pero a pesar de su importancia se le daba muy poco lugar al profesionalismo y más al entretenimiento del pueblo.
El teatro, sin duda ha tomado parte fundamental en la historia de México pues estuvo presente desde los inicios de la Nueva España y sirvió asimismo como medio para la evangelización y la distracción de los indígenas para la conformación de una colonia española. BIBLIOGRAFÍA Y COBERGRAFIA González de Eslava, Fernán, COLOQUIOS ESPIRITUALES Y SACRAMENTALES, tomo I y II, edición, prólogo y notas de José Rojas Garcidueñas, Porrúa, México, 1976. http://www.robertexto.com/archivo16/eslava.htm Germán Viveros “Espectáculo teatral profano en el siglo XVI novohispano” de, en la siguiente dirección: http://www.ejournal.unam.mx/ehn/ehn30/EHNO3002.pdf