José Dunker L.
Iguales y diferentes Un estudio sobre cuestiones de género, matrimonio y familia
José Dunker L.
Iguales y diferentes Un estudio sobre cuestiones de género, matrimonio y familia
1a. edición virtual e-libro. net
www.e-libro.net Febrero de 2002
José Dunker L.
Iguales y diferentes Un estudio sobre cuestiones de género, matrimonio y familia
1a. edición virtual e-libro. net
www.e-libro.net Febrero de 2002
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Ilustración de la portada: "Adán y Eva" óleo de Julio García © 2001 2001,, por por José José Dunk Dunker er L. © Primer Primeraa edició edición n virtua virtuall y en papel, papel, e-libro e-libro.net .net,, febrero de 2002 ISBN 99934-70-40-6
ÍNDICE
Introducción ................................................................
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Desarrollo
1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14.
El proyecto original de la familia ...................... 8 Del compañerismo a la polarización ................. 15 La familia en el régimen de Moisés .................. 19 Jesucristo restaura el proyecto original ........... 28 Iguales y diferentes: las bases biológicas ......... 36 Iguales y diferentes: las bases sociológicas ...... 42 Iguales y diferentes: las bases psicológicas ...... 48 Iguales y diferentes: los estudios antropológicos ....................................................... 54 Iguales y diferentes: las bases teológicas ......... 66 La cuestión homosexual ..................................... 75 ¿Quién manda en la casa? .................................. 83 Dios, ¿padre o madre? ........................................ 89 Biblia y modelo sistémico-familiar .................... 93 Prioridad de la familia........................................ 104
Bibliografía .................................................................. 108
INTRODUCCIÓN
Las cuestiones de género, matrimonio y familia ocupan el centro del debate ideológico de nuestros días. De un lado están las posiciones patriarcales absolutas que prevalecen en algunos países orientales, y del otro se encuentran las posiciones feministas radicales de algunas naciones del Norte de Europa y de los Estados Unidos. Esta cuestión se hace más difícil debido a otro tema igualmente espinoso: el manejo del poder. Asistimos a una sociedad permisiva y que sustituye a la sociedad represiva que dominó el escenario en los últimos siglos. La idea central que se plantea en la presente obra es: igual jerarquía con diferencia de roles en las relaciones maritales. Es proposición tiene dos obstáculos en nuestro contexto. El primero es la utopía de un matrimonio sin definición de roles. El otro presupuesto falso es la idea de que todo liderazgo es impositivo. La posición de la presente obra es que entre el hombre y la mujer no existe diferencia de rango, pero sí de 5
funciones. La mujer, por ejemplo, suele tener el predominio en las cuestiones domésticas, mientras que el hombre lo tiene en las cuestiones públicas. Numerosas evidencias psicológicas, biológicas, antropológicas y teológicas sugieren que se trata de un patrón universal y que forma parte de la naturaleza humana. Para demostrar este punto hacemos un recorrido que comienza por la crónica del Génesis sobre el origen del matrimonio y la familia. Allí tratamos de buscar el “proyecto original de familia”. “Del compañerismo a la polarización” describe el gran cambio, desde el proyecto original, hasta el fenómeno patriarcal que se conoce en los estudios antropológicos. El tercer capítulo estudia la cuestión de género y familia bajo el régimen de Moisés en Israel. Aquí mostraremos aspectos interesantes y sorprendentes de esta legislación, hasta aterrizar en el cuarto capítulo que trata sobre como “Jesucristo restaura el proyecto original”. Los cinco capítulos siguientes desarrollan el argumento central desde puntos de vista diferentes: biológico, sociológico, sicológico, antropológico y teológico. La abundancia de datos sorprenderá al lector, todo en la línea de que hombre y mujer tienen igual dignidad pero roles diferentes. Directamente relacionada con la cuestión de géneros se encuentra “la cuestión homosexual”. Tema candente que se aborda con la debida ecuanimidad. “¿Quién manda en la casa?” Es un tema práctico. El lector encontrará ideas prácticas sobre el manejo de una familia bajo principios sanos, probados y justos. Un tema muy novedoso es: “Dios, ¿Padre o madre?” Aquí tratamos de ofrecer respuestas sencillas pero claras. Otro capítulo novedoso es “Biblia y modelo sistémico”. Sorprenderá a muchos la antelación con que la re6
velación bíblica se abre a las ideas centrales del pensamiento sistémico. “La prioridad de la familia” es un tema en el que se demuestra la importancia de la familia para la Iglesia, para la sociedad, y para las principales instituciones sociales. Le invito al diálogo sobre estos temas: Estas son mis respuestas... Ahora la pelota se encuentra de su lado...
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1. EL PROYECTO ORIGINAL DE FAMILIA
1.1 El documento más antiguo que existe sobre cuestiones de género, matrimonio y familia es la antigua crónica de Adán y Eva que aparece en el libro de Génesis. Hemos verificado que se trata de una narración muy anterior a Moisés, y varias civilizaciones antiguas tienen su propia versión de este relato. Lo interesante del Génesis es que tiene algunas características que lo hacen parecer el relato original. Sea cual sea la opinión que tengamos sobre este asunto, la crónica del Génesis tiene la importancia de que se nos presenta como el proyecto original del creador para el matrimonio y la familia. Sea por sus implicaciones antropológicas o por razones puramente teológicas, este relato merece ser tomado en cuenta a la hora de fijar posiciones sobre cuestiones de género, matrimonio y familia. 1.2 La primera crónica del Génesis (Gen.1) no deja lugar a dudas sobre la igualdad fundamental entre el hombre y la mujer. El texto (vs.27-28) dice lo siguiente: 8
“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra; y sojuzgadla, Y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra“. La precisión de este texto es que el ser humano es creado “varón y hembra”, y, a la “imagen de Dios”. De modo que tanto el hombre como la mujer aparecen con el mismo sello: imagen de Dios. En lo sucesivo nada ni nadie podrá borrar esa imagen divina. Es un sello creacional. El relato no deja lugar a dudas sobre en este punto. El artículo plural lo indica muy bien: “los creó”, “los bendijo”, “les dijo...” Ambos fueron llamados a imponer su autoridad sobre el resto de los seres vivos, pero no el uno sobre la otra. En otra parte dice que fueron creados como “compañeros” (3.12), tanto para multiplicarse como para gobernar el planeta. 1.3 La segunda crónica de Moisés (Gen.2) describe diferencias entre el hombre y la mujer. ! Adán es creado primero, es posicionado como mayordomo del huerto, y recibe las instrucciones directas del creador. Eva, por el contrario, aparece como su “ayuda idónea”. ! Adán fue creado del polvo de la tierra, mientras que Eva es creada a partir de una costilla de Adán. 9
El texto utiliza con precisión el plural en los siguientes pasajes indicando con esto que se aplican a ambos: “...os ha dicho: No comáis...” (3.1). “No comeréis... ni le tocaréis... para que no muráis...” (3.3). “No moriréis...” (3.4). “Fueron abiertos los ojos de ambos... conocieron... cosieron... se hicieron delantales...” (3.7). “...oyeron... se escondieron...” (3.8). En otras partes se utiliza el singular para referirse específicamente a Adán. Ejemplo de esto es cuando Dios le pide cuentas: “¿Dónde estás tú?” (3.9); “¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?” (3.11). Observamos también el singular cuando el creador maldice la tierra: “Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida” (3.17). Este singular implica que, junto con la igualdad, existen también diferencias. 1.4 El texto sugiere que Adán y Eva tuvieron igual dignidad y jerarquía, pero asumieron roles diferentes . Es muy importante observar que la palabra ayuda en el texto hebreo es la misma que se utiliza para describir la ayuda divina. RENÉ P ADILLA dice acertadamente: “De las veintiún veces que aparece el término ‘ezer’ en el Antiguo Testamento, quince sirven para describir a Dios como ayuda de personas en situaciones de necesidad” (p.55, M ALDONADO ). Se trata, por consiguiente, de especialización, y no de subordinación. 10
El sentido más obvio, si fueron creados iguales, y si ahora vemos que Adán es creado primero, es que Adán asume el rol de primero entre iguales, precedencia reconocida por San Pablo en dos ocasiones (I Tim.2.13;I Co.11.7-10). Eva es la “ partner full” o especialista de su mismo rango . La enseñanza de este pasaje es que tanto la igualdad como las diferencias entre el hombre y la mu jer son parte del proyecto original. 1.5 La siguiente proposición tiene que ver con la complementariedad : “No es bueno que el hombre esté solo”. La riqueza está en la pareja, puesto que cada parte tiene sus propias destrezas sobresalientes. Esto se refleja muy claro en la designación como “varón” y “varona” (2.23). Este uso aporta tres ideas importantes: ! El proyecto original se restringe a esas dos alternativas: “varón” y “varona” excluye, por lo tanto, la homosexualidad; ! El hombre y la mujer tienen la misma dignidad y jerarquía: si él es “varón”, ella es “varona”; si él es señor, ella es señora; si él es rey, ella es reina, y, finalmente, ! El hombre y la mujer fueron diseñados para asumir roles diferentes: no son dos varones ni dos varonas, sino, cada parte complemento de la otra. La complementariedad implica alguna forma de delegación: Adán es primero en las tareas productivas, mientras que Eva es primera en las tareas de reproducción. No se trata de fronteras, sino de especialización. Son socios en ambos escenarios, pero cada cual con su área de mayor responsabilidad. En esa misma dirección apunta la diferencia física: aunque ambos contribuyen a la formación del em11
brión original, es la mujer que completa el proceso de embarazo, parto y lactancia. La madre es también la que está dotada de una mayor capacidad de manejo para descifrar y satisfacer las necesidades infantiles. El hombre, de su parte, aunque más torpe para el manejo de los infantes, exhibe una constitución física, y un espíritu de conquista que lo hacen sobresalir en la producción económica. Todo da a entender que se trata de una especialización impuesta por la misma naturaleza para garantizar la subsistencia de la especie humana. 1.6 El clímax de todo el relato es la institución del matrimonio. Son iguales, diversos y complementarios para la aventura matrimonial. La crónica introduce el matrimonio con la siguiente expresión: “no es bueno que el hombre esté solo” (2.18). La idea es que fueron creados iguales y diferentes a fin de que pudieran complementarse. El matrimonio es ese estado en el que un hombre y una mujer forman la más perfecta sociedad: “Por tanto, dejará el hombre a su madre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (2.24). Esta es la definición que se utilizará en las Escrituras cada vez que sea necesario (Ez.37.17; Mal.2.14-16; Mt.19.5; Mr. 10.7-8; I Co.6.16; Ef.5.31). Es importante observar que Jesús interpretó estas palabras como provenientes del creador: “¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne... por tan12
to, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mt. 19.4-5). El matrimonio se define por tres pasos: dejar la familia de origen, unirse como pareja, y llegar a ser “una sola carne”. a) El primer paso establece fronteras con las respectivas familias de origen. Casarse significa ‘montar tienda aparte’. En la mayoría de las sociedades se hace alguna forma de ritual o fiesta, con lo cual se declara públicamente que un hombre y una mujer entran en el estado matrimonial. Más recientemente se impone la obligación de formalizar el acto ante el Estado, o ante la Iglesia. Cada sociedad puede definir sus propias maneras, pero lo imprescindible es el establecimiento de fronteras con la familia de origen. b) El segundo paso es la consumación del matrimonio. Esta acción, en su sentido más amplio, se refiere a la cohabitación como pareja, de lo cual las relaciones sexuales constituyen la parte central. La intimidad sexual en la Biblia es propia y exclusiva del matrimonio. El orden que nos sugiere el texto es que antes del acto íntimo, primero venga el acto público. De ese modo todos sabrán que ese hombre y esa mujer se pertenecen. c) El tercer paso es el propósito de llegar a ser “una sola carne”. Esto necesariamente no sucede desde el principio. Es un momento diferente al acto público, y diferente al momento íntimo. Es algo que se desarrolla con el tiempo: dos llegan a ser unidad. El reino de lo mío se transforma en el reino de lo nuestro.
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Esta es la dimensión espiritual del matrimonio. No se logra por decreto de nadie. No se puede exigir. Es el resultado de mucho ensayo y error. Implica secretos compartidos, espacios y momentos que se disfrutan en exclusividad, habilidad para lograr el consenso, comunidad de bienes, espíritu de colaboración, y una sensación profunda de que solo la muerte nos podrá separar. 1.7 En resumen, la familia es la única institución cuyo origen se remonta al mismo creador, y en este pasaje tenemos su fundamentos básicos: igualdad de rango y diferencia de roles.
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2. DEL COMPAÑERISMO A LA POLARIZACIÓN
2.1 Las crónicas de Moisés recogen también la caída el mundo en un estado de zozobra que alteró los planes originales del creador. El cambio más importante es la polarización de las relaciones entre el hombre y la mujer. En ese nuevo escenario el hombre deja de ser compañero, y pasa a asumir señorío sobre la mujer. Esto se observa en las siguientes palabras: “Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti” (Gen.3.16). Compárese con las palabras que vimos en 1.28: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”. El proyecto original era que hombre y mujer ejercieran señorío sobre los animales. La nueva realidad es que el varón se enseñorea sobre la mujer. 15
Ese es el origen de la sociedad patriarcal que describen los estudios antropológicos, y que relata Moisés a partir de su tercera crónica (Gén.5.1-6.8) . 2.2 En este nuevo escenario la nota sobresaliente es el surgimiento de la violencia social. ! Esto se observa en el temor que revela Caín: “cualquiera que me hallare, me matará” (Gén.4.14). ! Luego se verá en las palabras de Lamec: “un varón mataré por mi herida, un joven por mi golpe. Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será” (Gen.4.23-24). ! Dicha violencia llegará a su colmo en los días de Noé: “la tierra está llena de violencia...” (Gén.6.13) . Ese estado de violencia social unido a la violencia del medio ecológico creó las condiciones para el auge del patriarcado y la poligamia. Esto sucede por una razón muy sencilla: donde se prioriza la fuerza, los hombres están en ventaja. La crónica señala a un tal Lamec como el primero en practicar la poligamia (Gén.4.19), lo cual contradice el propósito original de: un hombre para una mu jer y una mujer para un hombre. La poligamia supone que un hombre vale por dos o más mujeres, lo cual contradice la igualdad con que fueron creados. 2.3 A partir de aquí se crea un nuevo escenario en el que la violencia llega a tales extremos, que ya no resulta conveniente mantener el proyecto original. Se produce a partir de entonces un espacio de tolerancia hacia la poligamia, se permite la ingesta de vegetales (Gen.9.3-4), y se establece la autoridad política como medio de control (Gen.9.6). El orden en que se mencionan los miembros de la familia de Noé es típico de la sociedad patriarcal: primero los varones, y luego las mujeres. El nom16
bre de la mujer de Noé ni siquiera aparece en el relato. Ese es un nuevo escenario, muy diferente a lo que vimos en el proyecto original. A pesar de todo, Noé y sus hijos fueron monógamos (Gén. 6.18;7.7;8.16), así como también lo fueron Abraham y casi todos los patriarcas. 2.4 La crónica de Moisés describe algunos trazos de ética sexual en aquella época. La noción de incesto se restringe a los progenitores (Gén. 9.22-23), puesto que Caín casó con su hermana, y Abram casó con su medio hermana (Gén.20.12), todo lo cual luego sería prohibido por Moisés (Lev. 18.9). La prostitución se menciona sin acompañarse de una crítica abierta (Gen.38.15). Simplemente sabemos que estaba ahí, y que no escandalizaba. Es interesante que, en este mismo escenario donde se tolera la poligamia y el incesto, existe un rechazo tajante de la homosexualidad. Aunque no se mencionan las circunstancias en que fue proscripta, ya Abraham la reconoce como pecaminosa (Gen.18.20). 2.5 A pesar de las excepciones, la monogamia parece haber sido la regla, tal como se puede ver en los ejemplos que siguen. ! Abraham fue monógamo (Gen.27.29), pues lo de Agar fue una salida desesperada de Sara (Gen.16.1-4). Después de eso Abraham se mantuvo fiel a su esposa Sara hasta la muerte. Fue luego que “tomó otra mu jer cuyo nombre era Cetura” (Gen.25.1). ! Isaac fue también monógamo (Gen.25.20) toda su vida, aunque no así sus hijos. ! El infiel Esaú tuvo tres mujeres (Gen.26.34-35;28.8-9). 17
Jacob tuvo la intención de tener a Raquel como su única esposa (Gen.29.18), pero una trampa de su suegro Labán lo empujo finalmente a tener hijos con cuatro mujeres (Gen.29.23-28). ! José fue monógamo y solo tuvo dos hijos (Gen. 41.50-52). !
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3. LA FAMILIA EN EL RÉGIMEN DE MOISÉS
3.1 Moisés fue el gran legislador. Su obra conocida como “El Pentateuco” contiene todos los elementos para ser considerada la legislación más completa que existe en la antigüedad para la organización de una nación, mucho antes que el Derecho Romano. A pesar de todo, se trataba de una legislación provisional, dada “a causa de las transgresiones” (Ga.3.19), “por la dureza de vuestro corazón” (Mt.19.8), y “para que el pecado abundase” (Rom.5.20). La ley es comprensible en el contexto de sociedades en las que se había generalizado la violencia social y doméstica, la poligamia, la prostitución, y otras desviaciones del proyecto original de familia. La ley vino en parte para hacer evidente ese estado general de depravación. Moisés no restablece las líneas originales, sino, que fija límites e introduce controles hasta que llegue la persona encargada de marcar el retorno pleno al proyecto original.
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Es interesante revisar este código antiguo especialmente en lo referente a cuestiones de género, matrimonio y familia. 3.2 Bajo la ley de Moisés se mantiene la polarización de roles entre el hombre y la mujer que vino después de la caída. El padre es el jefe absoluto de la casa, e impone su autoridad sobre la mujer, los hijos menores, las hi jas solteras que siguen en casa, y especialmente sobre los hijos “rebeldes y contumaces” (Ex.22.2; Num. 30.1-8; Deut.21.18-21). El padre era asimismo sacerdote de su familia (Ex. 12.21-28; Job 1.5), y el responsable de la instrucción de los hijos (Deut.6.4-9; Prov.1.2-3;3.1; 23.13-14; 29.15) por lo que la familia era el centro principal tanto de instrucción como de adoración (I Sam.20.29). 3.3 A pesar del patriarcado, la mujer en Israel disfrutó de mejores condiciones que la de sus contemporáneas en otras naciones. Los puntos que veremos a continuación demuestran las razones que explican este hecho: ! La mujer que se quedaba sola asumía iguales derechos que el varón. Esa era la situación de las divorciadas (Deut.24.1-2), de las viudas (Num.30.9), y en algunos casos en la repartición de herencia (Num. 27.1-11). Por lo menos en estos espacios, la mujer en Israel —y a diferencia de todas las culturas alrededor— asumía igualdad social con el varón. ! Algunas mujeres asumieron un protagonismo especial en el Antiguo Testamento. María (Ex. 15.20; Miq.6.4) y Hulda (II R.22.8,10,14-20) aparecen como profetisas. Tenemos también el caso impresionante de Deborah que fue, no solo profetisa, sino gobernante de Israel en el tiempo de los jueces (Juec.4,5). Tam20
bién se mencionan mujeres que asumieron la posición especial de sabias (II S.20.16-22; Juec.5.29). Lo que no hubo en ningún caso fueron mujeres sacerdotisas. ! Es interesante revisar los roles que asume la mu jer virtuosa en Proverbios 31: ama de casa, negociante, agricultora, productora, mujer sabia y esposa ejemplar. ! Asimismo debemos observar la precisión igualitaria de los siguientes pasajes: “Honra a tu padre y a tu madre” (Ex.20.12). “Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos” (Lev.20.10). “Oye a tu padre, a aquel que te engendró; y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies” (Prov. 23.22). Todo lo anterior nos obliga a concluir que la polarización que se mantuvo entre el hombre y la mujer fue coyuntural. Aparentemente el estado de violencia imperante hizo conveniente reconocer al varón —quizá debido a su mayor fuerza física— un rol de autoridad casi absoluta para protección de su familia. Esta estructura patriarcal fue lo que permitió a Moisés movilizar a un millón de personas por el desierto durante cuarenta años. Sin esa definición clara de autoridad, el caos hubiera boicoteada su empresa. 3.4 Si bien Moisés establece un régimen de tolerancia hacia la poligamia (Deut.21.15;I Sam.1.1-2), al mismo tiempo le impone restricciones. ! Si el hombre decide tomar una segunda esposa, debe asegurarse de que la primera no sufra una reducción de su “alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal” (Ex.21.10), condiciones muy difíciles de cumplir para la mayoría de la población masculina. 21
Para tener una segunda esposa, por otro lado, había que someterse a la prohibición general en el sentido de que no podía tener parentesco cercano con la primera (Lev.18.18;20.14). ! Otra restricción que dificultaba la práctica de la poligamia es que los judíos solo podían hacer matrimonios con mujeres de su misma religión (Deut.7.3-4). Con estas restricciones, a la mayoría de los ciudadanos en Israel les resultaba difícil tener más de una mujer, que es lo que aparentemente ocurrió. Es probable que la poligamia fuera principalmente privilegio de algunos reyes. Esta podría ser la razón por la que precisamente a los reyes se les prohíbe tener “muchas mujeres” (Deut.17.17). Esta prescripción se refiere probablemente a la práctica de tener un harén, como los reyes alrededor de Israel. Se trata de una forma de control para que no se abusara de ese régimen de tolerancia. Los casos de David y Salomón llegaron precisamente a esos límites de abuso, por lo cual fueron castigados por Dios (II Sam.12.9-12;I Re.11.1-4, 11-13). 3.5 Al matrimonio de los sacerdotes se impuso condiciones especiales: “tomará por esposa a una mujer virgen. No tomará viuda, ni repudiada, ni infame ni ramera, sino tomará de su pueblo una virgen por mujer...” (Lev. 21.13-14). La práctica general de los sacerdotes fue también de estricta monogamia. ! Los profetas en general hicieron una defensa abierta de la monogamia, y salvo el especial caso de Oseas, tuvieron una sola mujer por esposa. Este buen ejemplo monogámico de profetas, sacerdotes y de la mayoría de los reyes de Israel, apuntaba en la dirección del proyecto original de Dios en la creación. !
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Es interesante el cuidado que se toma para promover el bienestar matrimonial entre los israelitas: “Cuando alguno fuere recién casado, no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre estará en su casa por un año, para alegrar a la mujer que tomó” (Deut.24.5). Se dan claras exhortaciones al disfrute pleno de una relación exclusiva (Prov.5.15-18;Ec.9.9), y una y otra vez se estimula a preservar el primer matrimonio (Prov. 2.17;5.18; Is.54.6; Os.2.7; Mal.2.14). En otras palabras: se tolera la poligamia, pero se le imponen restricciones, a la vez que se fomenta de manera especial el compañerismo original. Por esto mismo se relatan las dificultades de algunos hombres que tuvieron dos esposas, y que contribuyen a desalentar la poligamia, como son las contiendas entre Lea y Raquel (Gen.30), y entre Ana y Penina (Is.1.1-6). 3.6 Para Moisés el matrimonio era un acto civil tal como se desprende de Génesis 2.24. Especialmente los familiares de la novia se encargaban de la fiesta. No se impuso ningún ritual en el templo, ni se implicó la participación de los sacerdotes. La iniciativa la toma el varón en casi todo el Antiguo Testamento. Solo tenemos dos casos en que los padres toman la iniciativa: Isaac (Gén.24.1-3), e Ismael (Gen.21.21), ambos hijos de Abraham. En todos los demás casos el hombre toma la iniciativa. Luego sus padres concertaban con los padres de la novia todos los detalles (Ju.14.2). Es probable que al final la novia —por lo menos en algunos casos— tomaba también su decisión (Deut.24.2;Gen. 24.58). Esto mantiene la definición original del matrimonio como un acto de entrega voluntaria. !
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3.7 Las prácticas de crianza en Israel tenían definiciones muy precisas: ! Moisés hizo una clara definición de mayoría de edad a los 20 años. Ese es el momento cuando se asumen responsabilidades civiles y religiosas (Nm.1.2-3; Ex.30.12-14; Jn.9.20-21). A partir de entonces los hijos respondían por sus actos. ! El rey Salomón les dio lo que se podría considerar un importante manual de crianza: el libro de Proverbios, cuyo propósito es la instrucción de los menores (Prov.1.4). La vara es el principal recurso disciplinario, pero se previenen tanto el abuso (Prov.19.18) como el consentimiento (Prov.29.15). ! Por otro lado, ciertas ceremonias de la ley tenían una influencia indirecta sobre la crianza. Es el caso del rito de la “purificación” de la recién parida (Lev. 12), el cual tenía como consecuencia necesaria la dedicación exclusiva de la madre al recién nacido en su período más crítico. ! También debemos mencionar la práctica del destete (Gen.21.8; I Sam.1.20-22). Este punto marcaba el momento a partir del cual el infante comenzaba a tomar progresivamente las riendas de su vida. 3.8 La característica más llamativa en Israel es la importancia que se asigna a la familia. Ya hemos visto su principalía en la instrucción de los menores, y en la adoración. Además de esto obsérvese lo siguiente: de los diez mandamientos, cinco tienen implicaciones directas sobre la familia, y entre las doce causas de maldición para el pueblo, según Deuteronomio 27, seis se relacionan con la familia. Mucho más interesante es observar cuáles eran los ‘pecados mortales’ en Israel, es decir: las faltas que 24
eran castigadas con la pena capital. En una lista de 17 pecados que llevaban pena capital observamos lo siguiente: ! Tres pecados tienen que ver con la santidad de Dios: hechicería (Ex.22.18), idolatría (Ex.22.20; Deut. 17.2-5), e incitar a la idolatría (Deut.13.1-5;18.20). ! Cinco pecados tienen que ver con la dignidad de la persona humana: crimen (Ex.21.12), secuestro (Ex. 21.16; Deut.24.7), falso testimonio (Deut.19.16-21) , violación del sábado (Ex.31.15), y desobedecer al juez (Deut. 17.8-13). ! Nueve pecados tienen que ver directamente con la familia: fornicación (Deut.22.20-21) , adulterio (Lev. 20.10), incesto (Lev.20.11-12,14,17) , coito durante la menstruación (Lev.20.18), bestialismo (Ex.22.19; Lev. 20.15-16), homosexualismo (Lev.20.13), hijo “contumaz y rebelde” (Deut.21.18-21), agresión física contra progenitores (Ex.21.15), y maldecir progenitores (Ex.21.17; Lev.20.9). Estas medidas —algunas de ellas coyunturales— tenían en común la defensa de la institución más importante de todas: la familia. Debido a esto, en Israel la autoridad del padre sobre la familia era más grande que la del rey sobre la nación, y, de los tres niveles de organización política: nación, tribu, familia, el más importante de todos era la familia (Num. 11.16-17; Núm. 1.4; Num. 1.20; 2.34). Era incluso más importante que el templo y sus sacrificios (Mr.7.9-13). 3.9 En la ley se establecen límites claros para definir una ética sexual. ! La sexualidad estaba restringida al matrimonio, aun bajo la poligamia. La promiscuidad estaba pro25
hibida tanto al hombre (Num.25.1; Deut.22.28-29) como a la mujer (Deut.22.21). ! Las relaciones sexuales dentro del matrimonio se promovían como algo natural y legítimo (Gen.2.25; Cant.7.1-8.4;Prov.5.15-18). ! Moisés prohibió con claridad algunas conductas sexuales: el adulterio (Lev.20.10), el bestialismo (Lev. 18.23;20.15-16), la homosexualidad (Lev.18.22;20.13) , el incesto (Lev.18.6-18), y la prostitución (Deut.23.17-18). ! El incesto se prohíbe entre padres e hijos, entre hermanos y hermanas, y entre tíos y sobrinas, así como entre los parientes políticos de este mismo tipo (Deut.24.1-4). 3.10 El divorcio era un derecho del varón. En realidad, la sociedad de entonces no permitía mucho espacio como para que una mujer pudiera sacar provecho de divorciarse. Las limitaciones para el varón eran, primero, que tenía que entregar a la mujer repudiada una carta que la hacía dueña de sus decisiones, y segundo, que no se le permitía volver a casarse con la mujer repudiada (Ez.16.36-37;23.18). El motivo para divorciarse es cualquier “cosa indecente”. Esta expresión se usa en un único otro caso en la Biblia: Deuteronomio 23.13-14, donde se refiere a los excrementos humanos. Este uso impide que se la interprete en el sentido exclusivo de fornicación, como hacen algunos. En dos ocasiones los profetas aluden este texto permitiéndonos adentrar en su significado. En Isaías la cosa indecente se refiere a “maldades” o “rebeliones” de la esposa, pecados generales, y no expresamente fornicación, mientras que en Jeremías 3.8, 26
esta cosa indecente puede ser fornicación aunque no exclusivamente. Concluimos diciendo que la cosa indecente se refiere a cualquier ofensa, incluyendo la fornicación, que fuere considerada grave por el esposo, actuando como juez y parte, puesto que no había ningún tribunal que diera su fallo. Por otro lado la voz hebrea traducida como “indecente” es la misma que se utiliza en Levíticos 18, así como en otros pasajes relacionado con la fornicación. Es cierto que en caso de fornicación se podía reclamar la pena capital, pero, también se podía recurrir a una simple carta de divorcio. En dos circunstancias por lo menos no se toleraba el divorcio: en matrimonios por sexo premarital (Deut.22.28-29), y bajo falsa acusación de promiscuidad (Deut.22.19). 3.11 En resumen, Moisés mantiene la polarización entre los géneros que vino después de la caída, pero fija controles que asignan a la mujer en Israel una posición mucho más respetable y digna que la de cualquier sociedad de su misma época.
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4. JESUCRISTO RESTAURA EL PROYECTO ORIGINAL
4.1 Una de las buenas noticias que trae el evangelio es la restauración del compañerismo original entre el hombre y la mujer. Jesús planteó sus nuevos paradigmas en el discurso que se recoge en Mateo 19. Una pregunta de los fariseos facilitó su respuesta: “¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?” (v.3). La respuesta de Jesús les devolvió, no a Moisés, sino al relato del proyecto original en el libro de Génesis: “¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo?” (v.4). Y cuando los fariseos apelaron a Moisés, vino su respuesta más contundente: “Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; más al principio no fue así” (v.8). De este modo se establece que la familia ya no seguirá las orientaciones provisionales de la ley, sino 28
que retorna a los lineamientos del proyecto original. Con este cambio Jesús inicia un genuino movimiento de reivindicación de la mujer. En su epístola a los gálatas Pablo interpretó correctamente las palabras de Jesús: “Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa...” (3.19). Luego dice más adelante: “Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús ” (3.25-28).
Este podría considerarse el primer manifiesto de liberación de la mujer. En otro pasaje se nos repite la misma idea: “Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios” (I Co.11.11-12). 4.2 La primera implicación del discurso de Jesús es que se elimina la poligamia. Este fue el elemento práctico que realmente cambió el escenario de la mujer, puesto que obliga al varón a colocarse en un plano de equilibrio con su pareja. Jesús establece esto cuando dice: “Cualquiera que repudia a su mujer... y se casa con otra, adultera”. Es obvio que esto no era así bajo la ley, puesto que nada prohibía que un hombre tuviera una segunda mujer. 29
La actitud del Nuevo Testamento en general es dar por sentada la monogamia, quizá porque en aquel tiempo ya estaba bastante establecida y no fue tema de grandes controversias. Debe observarse en los siguientes textos el uso del adjetivo propio o pro pia en el sentido de propiedad particular. Un pasaje muy claro es I Co.7.2: “Cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido”. La palabra ‘propia’ indica literalmente que solo puede referirse a una sola persona. Es decir: una mu jer para cada hombre, y un hombre para cada mujer. Lo que sigue diciendo el texto no se podría haber dicho bajo el régimen de la poligamia: “La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer” (v.4). Obviamente con estas palabras se está retornando al paradigma de “una sola carne”. Otro pasaje que contiene la misma idea es I Tesalonicenses 4.4: “Que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor”. La presentación de Pablo en Efesios 5 sobre el matrimonio parte esencialmente de la idea de la monogamia. A la mujer se le dice: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos” (v.22), mientras que del marido se dice: “Porque nadie aborreció jamás a su propia carne...” (v.29). Es obvio que las relaciones familiares bajo el evangelio difieren sustancialmente de las que hubo bajo la ley. 4.3 La segunda implicación del discurso Jesús tiene que ver con el divorcio. 30
La única causa que permite a la parte creyente tomar la iniciativa para el divorcio es: “por causa de fornicación” (Mt.19.9). ! Pablo luego acepta como causa para disolver el matrimonio la iniciativa de la parte infiel en los casos de matrimonio mixto (I Co.5.15). Es importante observar que, tanto en las palabras de Cristo, como en la excusa que reconoce Pablo, es la otra parte la que cierra las puertas a la reconciliación. El paradigma parece ser el siguiente: la parte creyente —siempre que haya oportunidad— debe procurar la reconciliación con su pareja original. ! Cualquiera de estas dos causas disuelve la unión matrimonial permitiendo al creyente asumir un nuevo matrimonio. La confusión ha venido por la segunda cláusula de las palabras de Jesús: “y el que se casa con (la) repudiada comete adulterio” (Mt.19.9). El sentido es: ‘el que se casa con repudiada —salvo por causa de fornicación— comete adulterio’. En otras palabras, se aplica también la cláusula de excepción. Lo mismo sucede con las palabras de Pablo: “y si se separa quédese sin casar, o reconcíliese con su marido” (I Co.7.11). Esto sucede “salvo por causa de fornicación”. En otras palabras, una vez establecida por Cristo la excepción de Mateo 19.9, su aplicación es general. 4.4 La tercera implicación es que se creaba una situación diferente a favor de la mujer. Esto se demuestra en la reacción de los discípulos: “Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse” (v.10). Se trata de una exageración !
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ex profeso, con lo cual dan a entender que comprendieron la eliminación de los privilegios masculinos. La parte que hemos visto del discurso se produjo muy probablemente en un sitio público donde solo había hombres. Al llegar a la casa, de acuerdo con la crónica que hace Marcos sobre este mismo incidente, Jesús añadió lo siguiente: “Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio” (Mar.10.11-12). Estas últimas palabras marcan un nuevo estilo. La mujer es mencionada explícitamente. La regla hasta aquí había sido dirigirse al hombre como colectivo que representaba también a la mujer. Jesús asume el esfuerzo gramatical de repetir la misma idea para especificar su aplicación a la mujer. Esta precisión de Jesús será luego imitada por Pablo en otro lugar: “Y a los demás y digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella; consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone” (I Co. 7.12-13). Esta redundancia era necesaria por dos razones: - primero, porque se trataba de un nuevo espacio que se asignaba a la mujer y que de otra manera no se hubiera entendido, y - segundo, porque el Espíritu Santo quiere mostrarnos que se trata de una genuina actitud de reivindicación para la mujer. A partir de estos ejemplos, se justifica la coincidencia con la nueva gramática no sexista que se propo32
ne desde el movimiento feminista. En esto, de todas formas, es saludable un equilibrio para no caer en una redundancia demasiado pesada, tal como nos aconseja el lingüista R AFAEL GONZÁLEZ en su magnífico opúsculo: “La problemática del lenguaje sexista en la República Dominicana”. 4.5 Sobre la situación de la mujer en el hogar, el evangelio reivindica el compañerismo original que vimos en la creación. Pablo exige al hombre que aspira al puesto de obis po “que gobierne bien su casa” (I Tim.3.4), lo mismo que exige a la mujer que aspira al puesto de viuda: “que gobiernen su casa” (I Tim.5.14), de donde deducimos un cogobierno del hogar. En otro pasaje, se sugiere a los cónyuges tomar decisiones “por mutuo consentimiento” (I Co.7.5), algo totalmente novedoso para aquellos días. En la epístola a los efesios se presenta el principio de la mutua sujeción: “Someteos unos a otros en el temor de Dios” (5.21). En otras palabras, la sujeción es un camino de doble vía. Esta igual dignidad no contradice la diferencia de roles. Pablo define al varón como cabeza y a la mujer como cuerpo. Esta metáfora claramente asigna al varón la posición de representante . No se trata de jefe debido a que Jesús estableció una forma diferente de ejercer la autoridad (Lc.22.24-27). En el proyecto original de familia vimos que Adán estaba supuesto a ser ‘primero entre iguales’, y Eva: ‘la especialista de su mismo rango’. Ese es el esquema que reivindica el evangelio. 4.6 Sobre la situación de la mujer en la Iglesia, el Nuevo Testamento contempla a las mujeres como “coherederas de la gracia de la vida” (I Pe.3.7). El li33
4.7
bro de “Los Hechos” describe lo sucedido en Pentecostés de la siguiente manera: “Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hi jos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán” (2.17-18). Este pasaje demuestra que el Espíritu Santo no puso diferencias entre hombre y mujer al asignar sus dones. Las mujeres asimismo ocupan posiciones como diaconisas (Rom.16.1; I Tim.3.11), como ancianas (I Tim.5.1-2; Tit.2.3-5) y como miembras o colaboradoras del equipo apostólico (Fil.4.3; Rom.16.3). Es necesario reconocer de todas formas que unos pocos textos sugieren que al varón le corresponde encabezar los organismos (I Tim.2.13; I Co.11.3), y asumir la predicación central en la reunión dominical (I Tim. 2.12). El resumen de todo lo dicho es el siguiente: el evangelio aplica a la Iglesia el principio de ‘igual jerarquía con diferencia de roles’ que vimos desde el proyecto original en la creación. A diferencia de las demás religiones, la mujer en la iglesia primitiva asume posiciones como diaconisa, como anciana y como miembra del equipo apostólico. El hombre comparte estos mismos privilegios, pero asume además la responsabilidad de encabezar los organismos, y, la predicación en la reunión dominical. 34
Es impresionante la existencia de un equipo femenino que acompañaba a Jesús (Lc.8.1-3) . Estas mujeres le siguen en la crucifixión (Jn.19.25), y luego aparecen al lado del equipo apostólico antes de Pentecostés (Hch.1.13-14). Todo esto nos puede parecer normal hoy, pero en los días de Jesús representaban un cambio radical de paradigma.
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5. IGUALES Y DIFERENTES: LAS BASES BIOLÓGICAS
5.1 Debemos revisar ahora los aspectos biológicos sobre igualdad y diferencias entre el hombre y la mu jer. La Enciclopedia Quillet describe de siguiente manera el origen del mito de la androginia: “La mitología griega había imaginado una raza que participaba a la vez de los dos sexos. Eran seres —según Platón en su Banquete— con dos cuerpos, dos espaldas unidas sobre un mismo lado, cuatro brazos, cuatro piernas y una sola cabeza con dos rostros. Resueltos a escalar el Olimpo para arrojar de allí a los dioses, fueron castigados por Zeus, que los cortó en dos para debilitarlos, dando así origen al género humano”. De acuerdo con este mito de Platón, el origen de la humanidad viene de “una raza que participaba a la vez de los dos sexos”, y fue debido a su rebelión original que “Zeus” “los cortó en dos para debilitarlos, dando así origen al género humano”. 36
El gran contraste es que, en el mito griego la diferenciación hombre-mujer es el resultado del castigo de los dioses, mientras que para Moisés constituye el proyecto original. El diseño biológico demuestra la existencia de un patrón básico de especialización y complementación entre el hombre y la mujer. Tal como dice el doctor RUBÉN G UR , psiquiatra y neurólogo de la Universidad de Pensilvania, “una especie que distribuye sus cualidades entre ambos sexos optimiza sus probabilidades de supervivencia en la evolución. Por eso ha logrado sobrevivir el género humano” (Hoy, 21/VI/ 1999, p.5D). 5.2 Veremos en seguida los controles biológicos que actúan en la diferenciación entre el hombre y la mujer. ! El primer sistema de control reside en el genoma humano y se establece desde el mismo momento de la fecundación. Cada célula nucleada del organismo tiene una fórmula específica en los cromosomas sexuales: xx para la hembra y xy para el varón. Los cromosomas están formados por genes y los genes son responsables de todo lo que se hereda. Esta es la base más profunda de las diferencias de género. ! El segundo sistema de control es el aparato genital: testículos y pene para el varón; y vagina, ovarios y útero, para la hembra. Esta es la primera evidencia que permite diferenciar el sexo del recién nacido. El aparato genital diferente es consecuencia directa de los cromosomas sexuales, xx para la hembra y xy para el varón. ! Las hormonas sexuales representan el tercer sistema de control: los ovarios forman estrógenos; y los testículos, andrógenos. 37
Las hormonas determinan diferencias en todo el organismo: huesos, músculos, cuerpo grasoso, piel, metabolismo, temperamento, e incluso el cerebro. El cuadro que sigue recoge los mecanismos de control biológicos para diferenciar al hombre y la mujer: MUJER
HOMBRE
Cromosomas XY Testículos Predominio de testosterona Características sexuales masculinas
Cromosomas XX Ovarios Predominio de estrógenos Características sexuales femeninas
5.3 Existe abundante información en la literatura médica confirmando la influencia determinante de estos mecanismos. De acuerdo con muchos investigadores, se puede perfectamente hablar de un cerebro masculino diferente al femenino. Es sabido que el influjo de la testosterona cuando el feto está formándose en el útero materno hace mucho más que establecer las características sexuales externas. En concreto, la testosterona facilita el desarrollo de un cerebro masculino, mientras que la ausencia de testosterona lo feminiza (LIAÑO, Revista “Temas”, 24/10/99, p.20). 5.4 El sexo de una persona determina diferencias tan importantes que han dado lugar a una nueva revolución con la llamada Medicina de Género. Debido a esto el Congreso Americano pasó en 1993 una regulación para que las investigaciones científicas que reciben fondos del Estado incluyen a la mujer en sus investigaciones. 38
Erróneamente se había supuesto que un fármaco que funcionaba con el hombre tendría que hacerlo igual con la mujer, lo cual no es cierto. “Las hormonas pueden afectar nuestra sensibilidad a los fármacos” dice la doctora RUTH MERKATZ, pasada directora de la FDA y actualmente directora de un departamento de los laboratorios Pfizer que se dedica a producir medicamentos específicos para la mujer. La Medicina de Género reivindica que la mujer tiene un organismo diferente: más resistente a ciertas condiciones, pero también más vulnerable a ciertas enfermedades tales como la osteoporosis, la migraña, el síndrome de fatiga crónica, la fibromialgia, la artritis reumatoide y la depresión entre otras. La respuesta femenina a los fármacos está influida además por el ciclo menstrual y el embarazo. 5.5 En Psiquiatría se ha introducido el concepto de dimorfismo sexual para aludir a las diferencias de género en los diferentes trastornos. Hombres y mujeres exhiben diferente sintomatología y pronóstico, y el tratamiento de las enfermedades mentales tiene asimismo que adaptarse a las diferencias de género. La influencia hormonal se produce desde la etapa fetal. Las diferencias cerebrales entre animales machos y hembras han sido confirmadas desde las ratas hasta los seres humanos. Es evidente que estas diferencias han sido muchas veces exageradas por el prejuicio machista predominante, pero, aún descartando estos estereotipos, tenemos que reconocer que la naturaleza hizo un diseño diferente para cada género: ni superior ni inferior, sino iguales y diferentes al mismo tiempo. 39
5.6 Una demostración de la influencia de la estructura biológica sobre las diferencias de género es el siguiente caso contado por M ASTERS, JOHNSON y K OLONY (pp.224-225). Se trata de dos niños gemelos, los cuales al nacer fueron circuncidados, y por error uno de los dos perdió el pene. Después de varias consultas médicas, se decidió aconsejar a los padres que el que perdió su pene fuera criado como hembra. Al principio los padres se sorprendieron de la eficacia del sistema de crianza: el varoncito exhibía la conducta típica de los varones, mientras que el que había sido educado como hembra reproducía con la mayor eficacia el papel femenino. Sin embargo, al llegar a la adolescencia aparecieron problemas: la hembrita comenzó a quejarse de que en la escuela se burlaban de ella como marimacho . En otras palabras: se demostró el control hormonal de las características que diferencian a la mayoría de los hombres de la mayoría de las mujeres .
5.7 Mientras trabajábamos el punto anterior apareció en la prensa el siguiente trabajo: “Una investigación sobre niños que nacieron sin pene y fueron criados como niñas demuestra que la mayoría de ellos se consideran personas del sexo masculino conforme crecen, lo cual sugiere que la identidad sexual podría determinarse en el vientre materno. Los investigadores siguieron el desarrollo de 27 niños que nacieron sin pene a consecuencia de un extraño defecto... los cuales presentan sin embargo testículos normales, genes y hormonas masculinos. 25 de estos niños fueron sometidos 40
a operaciones de reasignación sexual, básicamente su castración al nacer, para ser criados como niñas. Pero durante el curso de los años, todos los muchachos, de cinco a 16 años de edad en la actualidad, demostraron un comportamiento típicamente masculino y 14 de ellos se identifican a sí mismos como niños, en unos de los casos desde los cinco años... Los dos niños que no fueron castrados y fueron criados como niños se han ajustado bien con sus compañeros del mismo sexo y se encuentran psicológicamente mejor que los operados...” (El Nacional). 5.8 La conclusión de todo es que existe un abundante consenso en el sentido de que lo biológico determina diferencias en el comportamiento de hombres y mujeres. Esta es la conclusión de la mayoría de los investigadores. Es incontrovertible la conclusión a la que llegan M ASTERS, JOHNSON y K OLONY después de revisar la mejor información sobre el tema: “Los principales hallazgos de los estudios cerebrales apuntan hacia la existencia de una base neurológica explicativa de ciertas diferencias entre los sexos” (p.321). La conclusión de MELFORD SPIRO, a partir de los niños criados en un kibutz israelí, concluye de la misma forma: “Muchas de las diferencias observadas quedan muy razonablemente explicadas por la hipótesis de la conducta innata sexualmente diferenciada” (M ACCOBY ,p.168). Las diferencias dependen, de todas formas, no solo de la base biológica, sino también del entorno social. 41
6. IGUALES Y DIFERENTES: LAS BASES SOCIOLÓGICAS
6.1 La experiencia social demuestra de forma contundente la existencia de roles sexuales intrínsecos a la condición humana. En esto mencionaremos la interesante experiencia de los kibutz de Israel, el testimonio de MIJAIL GORBACHOV, y la experiencia del movimiento de liberación femenina en los Estados Unidos. 6.2 Veamos, en primer lugar, la experiencia de los kibutz de Israel. De acuerdo con el estudio de M. E. SPIRO (citado por M ACCOBY ), cuando los primeros colonos se instalaron en aquellas tierras, no había división sexual del trabajo. Las mujeres trabajan en el campo y conducían tractores, igual que los hombres; éstos trabajaban en la cocina y en la lavandería, igual que aquellas. Hombres y mujeres eran iguales, se pensaba, y podían hacer su trabajo igualmente bien. Pronto se descubrió, sin embargo, que no era así. Por obvias razones biológicas, las mujeres no podían emprender muchas de las tareas físicas de las que 42
los hombres eran capaces: conducir tractores, recolectar y otras tareas pesadas resultaron demasiado difíciles para ellas. Además, se veían obligadas de vez en cuando a abandonar temporalmente aquellos trabajos físicos de los que sí eran capaces. Una mujer embarazada, por ejemplo, no podía traba jar demasiado, ni siquiera en la huerta, y una madre criando tenía que trabajar cerca de la guardería infantil para poder alimentar a su hijo. De aquí que, a medida que el kibutz se desarrollaba y aumentaba el índice de natalidad, cada vez más mujeres se veían forzadas a abandonar las ramas ‘reproductivas’ de la economía y a entrar en las de ‘servicios’. Pero había que ocupar los puestos que dejaban libres, y los que los ocupaban eran hombres. El resultado fue que las mujeres se encontraron realizando las mismas tareas de las que se suponía que se habían emancipado: cocinar, limpiar, lavar, enseñar, ocuparse de los niños, y otras tareas femeninas (pp.154-155). La conclusión del autor es que “El resultado de este intento de alterar radicalmente la base sexual de división del trabajo parece haber sido una tragedia” (p.155). 6.3 El mismo estudio recoge datos importantes sobre la conducta de niños criados en estos kibutz. Niñas y niños fueron criados en un ambiente en el que estaba ausentes cualquier forma de estereotipo sexual, según las normas de la ideología de los kibutz. Las conclusiones fueron las siguientes: “en todos los grupos, las niñas son más integradoras (ayudar, compartir, actuar afectuosamente, cooperar, etc.) que los niños, y éstos más desintegradores. En to43
dos los grupos los niños realizan más actos conflictivos (coger cosas de otro niño) que las niñas, y en todos menos uno realizan también más actos agresivos (desobediencia, golpes, insultos, etc.). Los niños, además, son los destinatarios del exceso de integración de las niñas —son más integrados que ellas—, pero las niñas lo son sólo de parte del exceso de desintegración de los niños, ya que, aunque aquellas son las víctimas más frecuentes de los conflictos, éstos lo son de las agresiones” (M ACCOBY , p.167). 6.4 La revolución rusa nos brinda otra lección sobre experiencias de género. Un testigo ocular describe su vivencia sobre la situación de la mujer: “A través de los años de nuestra difícil y heroica historia, no prestamos atención a los derechos y necesidades específicas de la mujer, que surgen de su papel de madre y ama de casa y su función educativa esencial en lo que respecta a los hijos. Al ocuparse de investigaciones científicas, trabajos en obras de construcción, en producción y en servicios o dedicarse a actividades creativas, a las mujeres no les queda suficiente tiempo como para realizar sus tareas diarias en el hogar: labores domésticas, educación de los hijos y el logro de una buena atmósfera familiar. Hemos descubierto que muchos de nuestros problemas, en la conducta de los niños y de los jóvenes, en nuestra moral, cultura y producción, en cierta forma derivan del debilitamiento de los vínculos familiares y de una actitud indolente hacia las responsabilidades familiares. Esto es un resultado paradójico de nuestro deseo sincero y políticamente justificado de igualar a las 44
mujeres con los hombres en todos los aspectos” (GORBACHOV, pp.112-113). El autor de estas líneas es, nada más y nada menos, MIJAIL GORBACHOV, ex primer ministro soviético. 6.5 Los Estados Unidos podrían considerarse otro gran experimento. Allí se han abierto las puertas a una completa liberalización en virtud de la cual la mu jer disfruta de condiciones que se consideran envidiables para las mujeres de todo el mundo. El resultado de todo esto —después de más de cuarenta años de ajustes— es que “cuatro mujeres profesionales de cada cinco trabajan en alguno de los siguientes campos: enseñanza, enfermería, música, asistencia social, contabilidad, intervención y trabajo en bibliotecas” (citado por M ACCOBY ,p.213). Asimismo la proporción de mujeres con Phd había descendido significativamente. Las mismas mujeres le dieron poca importancia al trabajo que realizaban, en relación a las funciones del hogar. Al observar estos datos el autor concluye que “es difícil separar el producto cultural de su base biológica” (p.214). En Europa se observa el mismo patrón, de acuerdo con fuentes de la Unión Europea: 80% de los obreros que trabajan a medio tiempo son mujeres, mientras que en la representación parlamentaria —a pesar de las ‘cuotas’ y de las medidas públicas para desalentar el sexismo— más del 70% de los parlamentarios son hombres. Los estudios universitarios reflejan el mismo cuadro: en humanidades y en ciencias médicas las mujeres duplican a los hombres, mientras que en matemáticas y en ingenierías los hombres duplican o triplican a las mujeres. En República Dominicana existen evidencias recientes que confirman el mismo patrón. Informes oficia45
les reconocen que a pesar del aumento de la presencia femenina en la masa laboral general (Informe ONAPLAN, Setiembre 1994, “Mujer, Trabajo y Educación”), se evidencia “una proporción demasiado alta de mujeres empleadas en oficinas y en servicios personales”. 6.6 No se justifica la preocupación de algunos sectores del movimiento feminista por estos datos. El feminismo ha logrado vender su mensaje positivo de igualdad hombre mujer hasta donde nadie hubiera soñado hace algunas décadas. Lo que no podemos negar es la posibilidad de que hombres y mujeres, actuando completamente libres de presiones culturales, exhiban ciertas preferencias características a la hora de escoger ocupaciones, o en cuanto al estilo de hacer las cosas. La liberación no puede restringirse a la simple substitución de los quehaceres domésticos por un empleo fuera de casa. Liberación —tanto para la mu jer como para el hombre— debe entenderse en el sentido de una realización plena como personas, sin que esto implique un igualitarismo que nos obligue a borrar diferencias establecidas por la misma naturaleza. Existe la sospecha de que en muchos casos la liberación se reduce a dejar de atender al marido para atender al jefe, dejar de atender a los propios hijos para atender la guardería, o, dejar de administrar la casa para llevar la contabilidad de una oficina. Asistimos hoy día a un intento de implementación a escala universal del mito andrógino. Se trata de una nueva torre de Babel cuyos propósitos se dirigen a promover un tipo de ser humano que no sea ni masculino ni femenino . 46
Pareciera existir un propósito no confesado de borrar toda huella de diferencia de modo que ni siquiera en cuanto a lo físico se pueda diferenciar al hombre de la mujer. En gran parte los extremos del movimiento feminista están capitaneados por mujeres fuera de serie, que literalmente no representan a la mayoría. Estas excepciones, de todas formas, confirman la regla. La mayoría de los hombres y la mayoría de las mujeres, sin importar el medio cultural, siguen unos patrones generales coincidentes con lo venimos diciendo. Al tomar toma r decisi dec isión ón sobre sob re paráme par ámetro tross para par a la criancri anza quizá deberíamos tomar en cuenta la declaración tajante de M ARCEL ARC EL E CK , médico y psicoanalista, en su obra titulada “Homosexualidad”: “Todos los sistemas de educación que tienden a suprimir la diferenciación sexual, en la forma que fuere, preparan el camino a la homosexualidad” (M.ECK , p.258). Es muy fácil ver en toda la naturaleza que igualdad y diversidad forman parte del mismo diseño original.
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7. IGUALES Y DIFERENTES: LAS BASES PSICOLÓGICAS
7.1 7.1 La mayo mayoría ría de los los inve invest stiga igado dores res en el el camp campoo de de la Psicología confirma la existencia de estilos diferentes de hacer las cosas entre el hombre y la mujer. a) Un est estudi udioo clási clásico co (citado por PIRET, p.65) sobre rendimientos escolares demostró que las niñas tienen mejor éxito en las tareas que implican: factores estéticos y verbales, actividades manuales, y preocupaciones sociales. Los varones, por el contrario, son superiores en las tareas que implican aptitud espacial, razonamiento matemático y lógico, y definición de palabras abstractas. b) Ot Otro ro estu estudi dioo (ibídem, p.34), basándose en 224 grupos étnicos, estableció lo siguiente: La guerra y el trabajo de los metales son preocupaciones masculinas. La caza y la pesca están reservadas principalmente a los hombres, en proporciones de 97% y 86%, respectivamente. El comercio ocupa 74% de hombres y 26% de mujeres; la agricultura, 48% y 52%.
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Los trabajos domésticos (cocina, alfarería, confección y reparación de ropa de vestir) son, sobre todo, tareas femeninas (respectivamente 91.5%, 82%, 84%). c) Recient Recientemen emente te aparec apareció ió un estud estudio io en la revist revistaa científica británica “The Lancet” donde se señala que “las bocas de fetos femeninos se mueven más que las de los varones desde las etapas más tempranas de la vida”. En el trabajo, efectuado por PETER HEPPER y colaboradores de la Universidad de Belfast, se examinaron 39 mujeres embarazadas, sin problemas de salud. La investigación señaló que, según avanzaba la gestación, los movimientos de las bocas de los fetos aumentaban, y filmaron en video los de 20 fetos femeninos y 19 masculinos a partir de la decimosexta semana de gestación. gestación. Se obob servó claramente que los fetos femeninos movían la boca con más frecuencia que los masculinos. HEPPER señaló que probablemente los resultados reflejen el hecho de que las mujeres se desarrollan con más rapidez que los hombres, fenómeno que empieza desde la concepción (EFE). d) Otro estudio estudio dirigido dirigido por por la Universid Universidad ad de North Columbia comparó por primera vez la capacidad de hombres y mujeres para identificar plantas. “Las mujeres están más dotadas por naturaleza que los hombres para relacionarse con las plantas”. Los expertos confrontaron el mismo número de mujeres y hombres que debían encontrar tres plantas de interior camufladas entre otras 45. Las mujeres tardaron 25 segundos para hallar
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las mientras que los hombres necesitaron 40 segundos (AFP). e) La mayoría de los estudios psicológicos recientes van en esta misma dirección (ACKERMAN, p.9). GILLIGAN, desde la perspectiva de Piaget, sostiene que los hombres y las mujeres tienen ideas diferentes acerca de lo que constituye una conducta moral. “Frente al conflicto, las mujeres se esfuerzan por preservar las relaciones y fortalecerlas. Los hombres, en cambio, se centran en identificar la norma correcta basándose en lo que es justo, y luego juzgan a las personas que intervienen en el conflicto” (LEVINE, p.108). f) STEPHEN P. ROBBINS, en un texto universitario sobre Administración (p.542), dice al respecto: “En años recientes se han efectuado cierto número de estudios a los que se les enfoca sobre el sexo y el estilo de liderazgo. La conclusión general a la que se llegó es que los hombres y las mujeres sí usan estilos diferentes. Muy en particular, las mujeres tienden a adoptar un estilo más democrático o participativo y un estilo menos autocrático, o directivo que los hombres. Es más factible que los hombres empleen un estilo directivo, de mandar–y–controlar. Ellos confían en la autoridad formal de su puesto como base para su influencia”. Es sabido que las mujeres dentro del grupo valoran sobre todo el sentido de filiación y la adhesión. En cambio, los hombres tienden a valorar el poder y la competencia. Algunas observaciones sugieren que los hombres usan el lengua je para enfatizar el status, mientras que las mu50
jeres lo utilizan para crear conexiones. Aunque generalmente no nos damos cuenta, las mujeres hablan y oyen un lenguaje de conexión e intimidad, mientras que los hombres oyen un lenguaje de status e independencia. Los hombres deberían escuchar a esta autora cuando define lo siguiente: “Las mujeres presentan el problema para conseguir apoyo y conexión, no para recibir el consejo del hombre” (p.460). 7.2 Las tendencias generales parecen ser las siguientes: (1) El hombre desarrolla más fuerza física , mientras que la mujer exhibe más delicadeza y precisión en sus movimientos. Debido a esto, el hombre lleva la delantera en los deportes competitivos, mientras que la mujer descuella en la danza. Llama la atención la alta frecuencia de homosexualidad entre bailarines, así como la alta frecuencia de lesbianismo entre las mujeres que descuellan en deportes competitivos. Por lo menos se puede sospechar que los mismos factores que conducen a destrezas no propias del sexo, favorecen también la preferencia sexual equivocada. (2) En el hombre predomina una inteligencia de tipo racional, mientras que, en la mujer predomina la inteligencia emocional. Los inventores, los matemáticos, los políticos y los filósofos, tenderán a ser hombres. Las mujeres predominan en educación, medicina, sicología, y en las profesiones de ayuda en general. Un campo especial donde predominan las mujeres es en el cultivo del psiquismo. 51
(3) El hombre toma iniciativas hacia afuera, en afán de conquista de nuevos espacios, mientras que la mujer toma iniciativas hacia adentro, en pro de la integración del grupo. Los imperios que conquistan naciones o las empresas que dominan el mercado van a ser dirigidas generalmente por hombres, pero estos proyectos no serían posibles si no fuera por la presencia de mu jeres que facilitan espacios de vinculación humana al interior de las organizaciones. (4) El hombre se especializa en grupos grandes, mientras que la mujer se especializa en grupos pequeños . La cocina o la costura en una familia son oficios típicamente femeninos, pero, cuando se trata de coser o cocinar para una gran empresa, la preferencia favorece al hombre. (5) El hombre tiende a observar el conjunto, la mu jer se concentra en los detalles. Al entrar a una casa nueva, por ejemplo, ella mira la terminación de los baños, el tipo de mosaicos en el piso, la combinación de colores, mientras que él pondrá énfasis en cuestiones como utilidad, precio o conveniencias personales. (6) Los hombres se quejan primero cuando la temperatura sube, mientras que las mujeres son las que se quejan primero cuando hace frío. Esto es lo que explica el hábito masculino de abrir puertas, en contraste con el hábito femenino de cerrarlas, lo cual se observa transculturalmente. (7) La mujer hace fobias con los animales pequeños (culebra, ranas, insectos, etc.), mientras que los hombres hacen fobias a los animales grandes, a 52
los espacios abiertos y son más temerosos ante intervenciones médicas que implican dolor. 7.3 Lo anterior nos permite hablar propiamente de temperamentos diferenciales entre el hombre y la mu jer. En todas las sociedades la mayoría de los hombres y la mayoría de las mujeres van a cumplir estos estilos diferenciados de comportamiento. Existe, de todas formas, hombres y mujeres fuera de serie exhibiendo un abanico de posibilidades. Esto incluye a hombres que sobresalen por su delicadeza, o mujeres que sobresalen por su combatividad, v.g. Débora en Israel, Cleopatra en Alejandría, Juana de Arco en Francia o Sor Juana Inés de la Cruz en España Dentro de este amplio abanico, cada hombre y cada mujer construye su propio estilo de ser persona. El error sería no ver el estilo que la naturaleza ha puesto en el diseño global del hombre y de la mujer. 7.4 Concluimos diciendo lo siguiente: el proyecto de la naturaleza es la existencia de seres humanos en dos modalidades diferenciadas: hombre y mujer, de modo que funcionen en igualdad, diversidad y complementariedad. La frase clave para describir estas manifestaciones del ser humano se encuentra en Génesis cuando dice: “No es bueno que el hombre esté solo”. Cualquier equipo está incompleto si falta el hombre o la mujer. Son dos estilos de hacer las cosas y dos maneras de percibir el mundo. La humanidad se completa con ambos.
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8. IGUALES Y DIFERENTES: LOS ESTUDIOS ANTROPOLÓGICOS
8.1 La antropología en sí misma no conduce a una visión del mundo. Es por eso que F REUD y M ARX recurren a mitos para explicar los orígenes históricos de sus teorías. Queremos sugerir en este espacio que la historia de Adán y Eva, tal como se narra en el Génesis, podría ser el capítulo faltante en los estudios antropológicos. Estos estudios se refieren a sociedades que se desarrollan después de la caída, pues casi no quedan rastros, aparte del Génesis, de lo que fue el proyecto original. Esto confirma explica la polarización de roles entre el hombre y la mujer que se observa en las sociedades primitivas. A continuación revisaremos algunos autores conocidos. 8.2 ENGELS traza el inicio de la familia con la monogamia de los antepasados de la raza humana. Dice este autor: 54
“Un animal tan inerme como la criatura que se estaba convirtiendo en hombre pudo sobrevivir en pequeño número incluso en una situación de aislamiento, en la que la forma de sociabilidad más elevada es la pareja...” (ENGELS, p.165). Este estadio se atribuye al gorila y el chimpancé. A partir de aquí ENGELS sigue diciendo lo siguiente: “Mas, para salir de la animalidad, para realizar el mayor progreso que conoce la naturaleza, se precisaba un elemento más: remplazar la carencia de poder defensivo del hombre aislado por la unión de fuerzas y la acción común de la horda” (ibídem). La horda es lo mismo que el autor denomina como ‘matrimonios en grupos’: un periodo en el cual “cada mujer pertenecía igualmente a todos los hombres y cada hombre a todas las mujeres” (p.192). Esta es una hipótesis engeliana que nadie ha podido confirmar. De este “estado primitivo de promiscuidad” salen sucesivamente los siguientes tipos de familia: consanguínea, punalúa, sindiásmica y monogámica, esta última con la cual se inicia la ‘civilización’. Para ENGELS Grecia representa la culminación de este progreso desde el origen de la familia hasta la formación del Estado moderno. En la etapa final del comunismo, según E NGELS, “la monogamia llega por fin a ser una realidad, hasta para los hombres” (p.232). Aunque lo refiera a un supuesto período prehumano, es interesante que Engels comience con monogamia, y que al final, en el comunismo, concluya también con monogamia. De forma inconsciente M ARX y E NGELS siguen el esquema básico del Antiguo Testamento, el cual comienza y termina con un paraíso. 55
Ellos también siguen el paradigma hebreo al situar en la familia el origen del Estado, de la misma forma que Moisés describe el origen de la nación de Israel a partir de Abraham, Isaac, Jacob y las doce tribus de Israel. Probablemente en cada civilización se puede trazar esta misma secuencia. La familia está en el origen de la monarquía y esta es la razón de que la sucesión se sustente sobre una base familiar. ENGELS incluso sugiere que el Estado copió de la familia su modelo básico cuando cita un manuscrito inédito, “redactado en 1846 por Marx y por mí”: “La primera división del trabajo es la que se hizo entre el hombre y la mujer para la procreación de hijos” (p.222). M ARX y E NGELS pudieron haberse ahorrado muchas disquisiciones inútiles si hubieran hecho caso a las primeras crónicas del Génesis sobre el origen del mundo. 8.3 ROBERT ENDLEMAN recoge en su libro “Love and sex in twelve cultures” las costumbres de pareja en doce sociedades primitivas alrededor del mundo. Es interesante la frecuencia con que se repite la poligamia, el abuso físico contra la mujer y la participación exclusiva del varón en los asuntos públicos. El interés principal del autor es mostrar el desconocimiento de esas culturas sobre nuestras ideas y prácticas sobre el amor romántico y la abnegación por la pareja. ENDLEMAN resume sus conclusiones de la siguiente manera: “En las sociedades tribales o transicionales consideradas aquí, es raro encontrar ‘amor’ en la manera familiar al occidente moderno, y más raro aun encontrar ‘amor romántico’ en el sentido occi56
dental. Encontramos más bien un gran repertorio de conductas sexuales. En muchos casos, encontramos en gran parte actividad sexual con múltiples parejas, pero rara vez con gran afecto y ternura, o preocupación por el bienestar de la pareja. Más raro aun es cualquier disposición al sacrificio por la pareja, o por la relación” (p.116). Es muy fácil ver que ENDLEMAN está describiendo una sociedad secundaria y no el proyecto original. 8.4 BIRKET-SMITH, en “Primitive man and his ways”, estudia seis sociedades primitivas que han persistido hasta nuestros días en los cinco continentes. Nuestra propia lectura de esta obra nos conduce a los siguientes puntos que sobresalen: En todas existe alguna forma de deidad, de culto y de lugares sagrados; En dos de estas sociedades las mujeres son excluidas del culto sagrado; Los hombres siempre toman la iniciativa para el matrimonio; La poligamia existe en algunos de los casos, pero, en ninguno la poliandria; La costura, la cocina y otras tareas próximas al hogar son generalmente tareas femeninas; La guerra, el comercio, la caza y el liderazgo social son casi sin excepción tareas masculinas. Aquí también se describen las condiciones que siguen a la caída. 8.5 La uniformidad de tantas investigaciones antropológicas nos permiten afirmar sin lugar a dudas que se trata de un esquema universal. Para corroborar esto tenemos el amplio informe de dos autores (M ACCOBY , p.161) sobre las diferencias hombre-mujer:
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“En nuestra sociedad, según las reglas de la etiqueta, la iniciativa de los requerimientos sexuales ha de ser tomada siempre por el hombre. Como en el acto sexual mismo, se espera del varón que asuma el papel más activo. La mayoría de las otras sociedades sobre las que disponemos de información creen, igualmente, que sólo los hombres han de tomar la iniciativa en la búsqueda y arreglo de un acuerdo sexual. En las diferentes culturas, la práctica de ocultar la región genital de la mujer con algún tipo de vestido es mucho más común que la de cubrir los órganos sexuales masculinos. Hay un cierto número de sociedades en las que la mujer acostumbra cubrirse el pubis mientras el hombre no lo hace. Aunque existen unos pocos pueblos en los que ambos sexos están generalmente desnudos, no hay ninguno que obligue al hombre a cubrir sus genitales y a la vez permita a la mujer exponer los suyos. De las 139 sociedades de nuestra muestra sobre las que poseemos información, el 61 por 100 prohíbe a una mujer emparejada que mantenga relaciones con otro hombre. En algunas sociedades existe esta restricción también respecto al hombre, pero la gran mayoría de estos pueblos prestan mucha más atención a la conducta de la mujer emparejada que a la del hombre”. 8.6 Una obra clásica obligada sobre el tema de la familia lo constituye “Sexo y temperamento en las sociedades primitivas” de M ARGARET MEAD. Se trata del documento más leído y que probablemente ha influido más en los paradigmas actuales sobre la cues58
tión de género. Esto nos obliga a dedicarle un espacio aparte en el presente capítulo. La autora resume sus conclusiones desde el prefacio de la siguiente manera: “Descubrí a tres tribus dentro de un área de un centenar de millas. En una de ellas, tanto hombres como mujeres se comportaban como consideramos que deben hacerlo las mujeres: con reacciones paternales y amorosas; en la segunda, ambos actuaban como consideramos que deben hacerlo los hombres: educando con brutalidad; y en la tercera, los hombres se comportaban de acuerdo con el modelo estereotipado que tenemos de las mujeres; eran astutos, se rizaban el pelo e iban de compras, mientras las mujeres eran compañeras enérgicas, decididas y no usaban adornos” (MEAD,pp.9-10). En el penúltimo capítulo dice asimismo lo siguiente: “No detectamos ninguna idea de que el sexo fuese una fuerza motriz poderosa, y ello tanto entre los hombres como entre las mujeres” (p.307). “Estas tres situaciones nos llevan a una conclusión muy definida. Si estas actitudes temperamentales que tradicionalmente hemos considerado femeninas —tales como pasividad, solicitud y ternura hacia los niños— pueden presentarse tan fácilmente como el ejemplo masculino en una tribu, y en otra quedar proscritas para la mayoría de mujeres al igual que para la mayoría de hombres, ya no disponemos de una base firme para considerar tales aspectos de conducta como algo propio del sexo” (ibídem). “Todo este material nos permite afirmar que muchos, sino todos los rasgos de la personalidad que 59
hemos llamado masculinos o femeninos van tan poco ligados al sexo como el vestido, los ademanes y la forma de peinarse que una sociedad, en una época determinada, asigna a cada sexo” (p. 308). La lectura del contenido del libro, sin embargo, permite llegar a conclusiones diferentes a las de su autora. Toda investigación humana tiene un sesgo que se deriva directamente de la subjetividad de quien investiga. El lector debe hacer su propio juicio de la revisión que presentamos a continuación. 8.6.1 El pueblo arapesh ocupa un territorio montañoso de Nueva Guinea, en el cual, de acuerdo con la autora, “tanto hombres como mujeres se comportaban como suponemos que deben hacerlo las mujeres”. ¿Es esta la mejor descripción de los hechos? Consideremos los siguientes párrafos de la misma obra: “Es una cultura en la que hombres y mujeres hacen cosas diferentes por una misma razón, en la que no se espera que los hombres respondan a un grupo de motivaciones y las mujeres a otro, en la que si los hombres gozan de mayor autoridad, ello se debe a que esta autoridad es un mal necesario que alguien, y este alguien es el compañero más libre, debe soportar. Es una cultura en la que si las mujeres están excluidas de las ceremonias, ello es en su propio beneficio, y no para dar pábulo al orgullo de los hombres, los cuales luchan desesperadamente por conservar los secretos peligrosos que harían enfermar a sus esposas y deformarían a sus hijos por nacer. 60
Es una sociedad en la que un hombre asume responsabilidad, liderazgo, intervención pública y un papel de arrogancia como deberes onerosos que recaen sobre él, y de los que huirá encantado en su madurez, en cuanto su hijo mayor llegue a la pubertad” (p.43). El lector debe juzgar a partir de ellos si el cuadro era tan bonito como sugiere la autora. Obsérvense en el siguiente párrafo, la situación de las niñas —despreciadas como en cualquier sociedad machista— entre los arapesh: “En algunas ocasiones, cuando el nacido es una niña y ya hay varias en la familia, ésta será abandonada, sin lavarla ni cortarle el cordón, en la jofaina en que ha tenido lugar el nacimiento. Los arapesh prefieren los muchachos...” (pp.60-61). Los arapesh tenían una clara división de roles: “Cuando se les pregunta sobre la división del trabajo, los arapesh responden: cocinar la comida diaria, recoger leña y agua, cortar las hiervas y trasegar las cosas, son labores de mujeres; cocinar para las ceremonias, transportar cerdos y troncos pesados, construir las casas, tejer rama jes, construir vallas, cincelar, cazar y cultivar el ñame, son trabajos propios de los hombres; preparar adornos y cuidar de los niños, corresponde tanto a los hombres como a las mujeres” (pp. 66-67). Las siguientes parecen diferencias muy similares a las de nuestros tiempos: “...dado que se considera conveniente que los ‘hombres importantes’ simulen ira y provocación en sus discursos públicos, blandan una lanza, pateen violentamente y griten desaforadamente, el niño tiene con ellos un modelo de ex61
presiones violentas, cosa que les falta a las niñas...” (p.89). Otras diferencias que se puede ver entre los arapesh son las siguientes: el hombre toma la iniciativa para elegir pareja, paga una dote por ella, actúa luego como el representante de la familia, tiene derecho a golpear a su mujer, y se permite la poligamia. Nuestra propia conclusión es: ciertamente los arapesh constituyen un pueblo en el que tanto hombres como mujeres son pacíficos y atentos, pero, sin que esto les exima de la polarización que sobrevino después de la caída entre los hombres y las mujeres. 8.6.2 Los mundugumor constituyen un pueblo que antiguamente se dedicaba al canibalismo y a la caza de cabezas. Contrario a los arapesh, entre los mundugumor “ambos actuaban como consideramos que deben hacerlo los hombres: educando con brutalidad...” Cuando vamos a los detalles, encontramos la misma sorpresa que con los arapesh: los hombres mundugumor son polígamos (p.199), mientras las mujeres se preocupan más por las modas (p.201). Obsérvese el siguiente pasaje para ver si no es lo mismo de nuestros días: “Casi todas las chicas, prometidas o no, deambulan con sus pieles brillantes y su falda elegante y esplendorosa, en busca de un amante, y chicos y mayores están atentos al menor indicio de interés. Las intrigas amorosas de los jóvenes todavía no casados, son repentinas y turbulentas, caracterizadas más por la pasión que por la ternura o el romance” (pp.242-243). Aunque la autora observa que “muchos matrimonios jóvenes están dominados por la esposa, que es más 62
agresiva y más madura”, el texto contiene otros datos que van en dirección contraria. Por ejemplo: entre los mundugumor son siempre los varones los que abusan físicamente de sus mujeres, y quienes además pagan una dote por ella. Nadie puede dudar que se trata de un pueblo violento y agresivo, pero al mismo tiempo tenemos que reconocer que se reproduce entre ellos los mismos aspectos universales de diferenciación polarizada entre el hombre y la mujer. 8.6.3 Los tchambuli constituyen la tercera sociedad estudiada por la doctora MEAD. En dicha sociedad “los hombres se comportaban de acuerdo con el modelo estereotipado que tenemos de las mujeres: eran astutos, se rizaban el pelo e iban de compras, mientras las mujeres eran compañeras enérgicas, decididas y no usaban adorno”. La autora saca esta conclusión debido a que el poblado tiene dos lugares principales: ‘las casas de las mujeres’ que es como se denomina al sitio donde residen las familias, y la casa de ceremonias, lugar exclusivamente masculino. Sobre las primeras acotamos la siguiente cita: “Cada casa cobija de dos a cuatro familias, y dentro de sus espaciosas paredes siempre hay un grupo de mujeres cocinando, tejiendo o reparando sus instrumentos de pesca. En toda esta vivaz actividad amistosa hay un aire de solidaridad, un firme propósito de colaboración, que se encuentra a faltar en las casas de ceremonias alegremente decoradas, extendidas a lo largo de la orilla, donde cada hombre se sienta elegantemente en el lugar que tiene fijado y se dedica a observar atentamente a sus compañeros” (p.267). 63
El rol de estas mujeres no tiene muchas novedades. Lo que sí debemos preguntarnos es: ¿qué es lo que ha sucedido para que los hombres se quedaran sin ocupaciones? El dato que explica esta realmente extraña división de tareas es que se trata de un pueblo que anteriormente se dedicaba a la cacería de cabezas y al canibalismo. Ni tenemos que preguntar a quienes les tocaba la cacería. Sin embargo, llegados los colonizadores, los hombres se quedaron sin su actividad más característica. Esas casas de ceremonias representan los lugares públicos donde antes se celebraron las matanzas. Si se mira desde esa óptica, tenemos en los tchambuli una típica sociedad de las que poblaron el mundo a raíz de la caída: hombres de la calle, y mujeres caseras. Las siguientes citas sugieren una clara polarización de roles: “De una de las casas de ceremonias sonará el gong llamando a los hombres para alguna tarea, para ayudar a cortar hiervas, o para tejer máscaras destinadas a una danza” (p.268). “La vida diaria muestra el tranquilo ritmo de las mujeres que pescan y tejen, y de las ocupaciones de los hombres dedicados a las ceremonias” (p. 269). 8.6.4 Estas observaciones a la obra de M ARGARET MEAD obligan a sacar algunas conclusiones. En primer lugar, la raza humana muestra ciertamente una gran maleabilidad frente a los condicionamientos culturales hasta el punto de lograr las diferencias de pueblo a pueblo que se observa entre arapesh, mundugumor y tchambulis.
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En segundo lugar, la raza humana exhibe unos programas que persisten a pesar de las disímiles circunstancias culturales. Es realmente impresionante la persistencia de los roles polarizados que vinieron después de la caída en las tres sociedades estudiadas por la doctora M ARGARET MEAD.
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9. IGUALES Y DIFERENTES: LAS BASES TEOLÓGICAS
9.1 Debemos reconocer la diversidad de interpretaciones teológica en cuestiones de género, matrimonio y familia. Especialmente hemos tomado en cuenta a ! JEWET ! B ILEZEKIAN ! CHRISTENSON ! P ADILLA ! ATIENCIA y ! STOTT. A continuación trataremos de mostrar la manera como ellos manejan estos temas. 9.2 CHRISTENSONfue uno de los primeros autores que leímos sobre este tema. Expone sus ideas con franqueza y trata de apegarse a la Biblia. Desafortunadamente, escribe mucho antes del presente debate, por lo que sus posiciones podrían lucir fuera de contexto. En relación al rol masculino, CHRISTENSON asume una interpretación de tipo militar. “La Biblia enseña la subordinación de la esposa a su marido. Sobre el hombre queda la autoridad de gobernar” (p.41). 66
Este autor no toma en cuenta para nada los textos que se refieren al cogobierno del hogar (I Tim.3.4 con 5.14; I Corintios 7.15), ni la sumisión recíproca entre el hombre y la mujer (Efesios 5.21). CHRISTENSON hace muy mala exégesis de I Corintios 11.3 pasaje cuando coloca en alineamiento militar: CRISTO ! ESPOSO ! ESPOSA ! HIJOS (pp.17-18). El primer error es excluir a “Dios” como cabeza de Cristo, tal como se hace en el texto, puesto que esto es lo que permite entender que se trata de dos con juntos: Cristo y el Padre, de un lado, y, la mujer y su marido, del otro. En ambos conjuntos se puede afirmar que existe igual jerarquía con diferencia de roles. El segundo error es incluir a los hijos, cosa que no sucede en el texto, y es lo que da apariencia de orden militar. Ya hemos visto que, entre padres e hi jos sí hay diferencia de rango o jerarquía, pero no entre esposo y esposa, de la misma manera que no existe diferencia de jerarquía entre el Padre y el Hijo en la Trinidad. 9.3 JEWET representa la otra cara de la moneda. Su hermenéutica se refleja en el siguiente comentario sobre los escritos paulinos: “Para entender su pensamiento acerca de la relación de la mujer con el hombre, uno tiene que tomar en cuenta que él era tanto judío como cristiano... Y su pensamiento acerca de las mujeres... refleja tanto su experiencia judía como cristiana. La tradicional enseñanza del judaísmo y el revolucionario nuevo enfoque implicado en la 67
vida y en la enseñanza de Jesús contribuyeron cada uno en su propia manera, al pensamiento del apóstol acerca de la relación de los sexos”. JEWET amplía más adelante su postura ante los escritos de Pablo: “Mientras pensaba en términos de su trasfondo judío, pensaba en la mujer como subordinada al hombre para quien había sido creada (I Corintios 11.9). No obstante, mientras pensaba en términos del nuevo discernimiento que obtuvo mediante la revelación de Dios en Cristo, pensaba en la mujer como igual al hombre en todo, pues los dos fueron hechos uno en Cristo, en quien no hay varón ni mujer (Gálatas 3.28)” (pp.119-120). Es realmente difícil de entender el irrespeto de esta hermenéutica, no solo hacia Pablo como autor, sino hacia el Espíritu Santo que inspiró sus escritos como parte de la Biblia. RENÉ P ADILLA reacciona a estas ideas con la debida firmeza: “Se equivoca Jewet cuando mantiene que las exhortaciones dirigidas a las esposas, a los hijos y a los esclavos reflejan las limitaciones históricas de Pablo, explicables a la luz de su formación rabínica judía” (pp.66-67). El dilema final de la hermenéutica es: ¿Tenemos o no tenemos una revelación autoritativa? Si Dios ha hablado, tenemos que hacerle caso. Si no lo ha hecho, nadie puede hablar dogmáticamente, y toda idea es provisional. 9.4 GILBERT BILEZEKIAN es el autor que más hemos revisado en nuestro estudio. Su obra “Beyond sex roles” (Más allá de los roles sexuales) representa uno de los estudios más acuciosos entre evangélicos sobre el tema. 68
Entre sus puntos sobresalientes BILEZEKIAN plantea un marco teológico apropiado para enfocar la cuestión de género, creación–caída–redención, el cual nosotros seguimos en la presente obra. Resulta también importante la interpretación de la palabra “ayuda” como una ayuda especializada, y no como simple ayudante. Finalmente, agradecemos la observación de que “cabeza” en griego no tiene el mismo significado que en las lenguas modernas. Estos tres puntos constituyen una respuesta contundente a la posición tradicional de muchos evangélicos conservadores que asumieron la existencia de una jerarquía en la relación del hombre con su mujer. Lo que no podemos entender en B ILEZEKIAN es precisamente su argumento central: “Beyond sex roles”. BILEZEKIAN explica su idea de mutualidad en igualdad de la siguiente manera: “Igualdad existe entre personas que toman decisiones de forma conjunta y que se reparten tareas entre ellos sobre la base de dones y cualificaciones antes que por rango o sexo” (p.258). Las siguientes citas de la obra parecen contradecir el argumento central: “full mutuality in equality”, parecen más bien sugerir la existencia de roles ligados al sexo. “Both man an woman bear the image of God, so that their sexuality is the reflection of different aspects of the Creators personality ” (p.26). “the woman was entrusted with the chilbearing function...” (p.55). “That order had been given to Adam as a personal prohibition... when Eve was not formed. It 69
was therefore to be expected that Adam would be first in line to account for his disobedience..” (p.51). “She does not receive the heavier sentence because she was not guilty of the heavier ofense. She had not sinned willfuly; she had only been deceived” (p.54). “Adam became subject to the soil from wich he had been taken. Eve became subjetc to Adam from whom she had been taken” (p.55). 9.5 BILEZEKIAN y JEWET se contradicen en varios puntos, como veremos a continuación en relación con Efesios 5. Para JEWET es inobjetable que cabeza tiene implicaciones de autoridad. Partiendo del significado de origen o primera causa JEWET encuentra en el texto bíblico una “inferioridad ontológica de la hembra” (p.59). BILEZEKIAN, por el contrario, parte de aquí para proponer su idea de mutualidad igualitaria. Es realmente sorprendente la manera como Bilezekian, en su revisión de 2,336 citas de textos griegos clásicos, se cierra de ver implicaciones de autoridad en citas tan claras como las siguientes: “La cabeza... es la parte más divina y la que reina sobre todas nuestras demás partes” (p.222). “Interpretamos cabeza alegóricamente para significar la parte que dirige el alma” (p.223). “Como la cabeza es la parte gobernante en el cuerpo vivo, así Ptolomeo llegó a ser entre los reyes” (p.224). Si aquí no hay implicación alguna de autoridad, nos declaramos ignorantes —no solo del griego— sino de nuestra propia lengua materna. 70
Sobre Efesios 5.21 JEWET y BILEZEKIAN vuelven a contradecirse. JEWET se aferra a la diferencia en los verbos que se utilizan: “Mientras el esposo ha de amar a su esposa, la esposa debe temer a su esposo...” “Obviamente, entonces, la relación matrimonial no es asunto de mutualidad entre socios iguales. Aunque el apóstol bien podría haber dicho: ‘Esposas, amad a vuestros maridos’, nunca hubiera dicho: ‘Maridos, temed a vuestras esposas’” (pp. 63-64). BILEZEKIAN, por el contrario, minimiza el significado de respetar en Efesios 5.33, y lo iguala con el honrar de I Pedro 3.7 (p.306), en su afán de eliminar cualquier vestigio de diferencia de roles entre el hombre y la mujer. Para nosotros, la verdad se encuentra justo en el medio: JEWET tiene razón cuando interpreta diferencias en el liderazgo; BILEZEKIAN tiene razón cuando interpreta socios iguales. Pero, ¿Puede alguien señalar un solo caso en que los socios iguales dejen sin definir quien ostenta la representación? En cuanto a JEWET, nuestra respuesta es que Efesios 5.33 utiliza en griego el mismo verbo que I Pedro 3.15: “Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”. Es obvio que se trata en ambos casos de una actitud voluntaria de respeto hacia un igual, ya que en este último caso se refiere a cualquier otra persona ante la cual tengamos que dar testimonio. !
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En cuanto a BILEZEKIAN, basta con observar que Pedro pide a los maridos dar honor a la mujer “como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida”. Aquí ni sobran ni faltan palabras: son iguales y al mismo tiempo diferentes. Ese es el claro consenso de las Escrituras. 9.6 El argumento central de la presente obra coincide con las posiciones sustentadas por JOHN STOTT, RENÉ P ADILLA y JORGE ATIENCIA. JOHN STOTT expresa muy bien la necesidad de sostener al mismo tiempo igualdad y diferencias entre el hombre y la mujer: “Hombres y mujeres son iguales pero, a la vez, no son idénticos. No se debe confundir igualdad con identidad. Somos diferentes y nos complementamos con las cualidades distintivas de nuestra propia sexualidad psicológicas y fisiológicas. Este hecho es la base de la diferencia y adecuación de los roles respectivos dentro de la sociedad” (pp. 281-282). “Este segundo relato de la creación revela que si bien Dios hizo al hombre y a la mujer iguales, también los hizo diferentes... Este concepto de ‘igual pero diferente’ es el que nos cuesta mantener. Pero sus dos partes no son incompatibles; lejos de ello, están íntimamente ligadas entre sí” (p. 283). “Así pues, la igualdad sexual, establecida en la creación pero pervertida con la caída, fue recuperada mediante la redención en Cristo” (p.281). RENÉ P ADILLA también insiste en igualdad y diferencias: “La complementariedad de los sexos no puede reducirse a lo biológico: abarca la totalidad de 72
la persona, tanto del varón como de la mujer, y comunica a todas sus relaciones mutuas una dimensión sexual”. Porque el hombre y la mu jer son iguales , ya que ambos fueron creados a imagen y semejanza de Dios y comparten una común vocación en el mundo, deben respetarse y amarse mutuamente. Porque son diferentes, pueden ejercer funciones distintivas, sin negar o usurpar el rol del otro, o pretender realizarse en total independencia del otro, ya que el hombre descubre su identidad masculina frente a la mujer, y la mujer descubre su identidad femenina frente al hombre” (p.56). En la siguiente cita P ADILLA se refiere a la polarización sufrida después de la caída: “El problema es que, como muestra la narración de la caída en Génesis 3, el pecado ha transformado la diferenciación sexual (sin la cual no sería posible la complementación mutua entre el hombre y la mujer) en una trágica polarización entre los sexos” (p.60, M ALDONADO). JORGE ATIENCIA corrobora el mismo punto de vista que venimos enunciando en esta obra: “Si la ‘Imago Dei’ es la proyección de la comunidad divina en la comunidad humana, entonces podemos apreciar el hecho de que varón y hembra son iguales y al mismo tiempo diferentes. Esta igualdad, y a la vez diferencia, es la que le permite al hombre y a la mujer una relación sin fusión, intimidad sin pérdida de identidad, acercamiento pero a su vez derecho al espacio psicosocial y espiritual necesario para crecer” (p.30). 73
9.7 Concluimos citando a manera de resumen de todo lo visto el siguiente párrafo de RENÉ P ADILLA: “La relación hombre-mujer no puede definirse en términos de una diferenciación jerárquica entre un ser superior y un ser inferior, sino en términos de una diferenciación funcional entre dos seres humanos en pie de igualdad” (M ALDONADO, p.56).
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10. LA CUESTIÓN HOMOSEXUAL
10.1 La naturaleza define con el máximo rigor la existencia de dos únicos géneros: masculino y femenino. (1) El hombre se corresponde con una fórmula de cromosomas xy, testículos, pene, y un predominio de testosteronas circulando por su sangre. La mu jer, de su parte, tiene cromosomas xx, vagina, ovarios, útero, senos y un predominio de estrógenos. Existe una química de atracción sexual entre el hombre y la mujer, lo cual tiene su base precisamente en estos fundamentos biológicos. De ahí que toda preferencia sexual que no se corresponda con el sexo biológico, implica una conducta no natural. No importa el nombre que se utilice: “pecado”, “perversión”, “desequilibrio”, “desviación”, “parafilia”, o “preferencia”. Lo importante es que se trata de una conducta que se contradice con la estructura biológica. (2) El DSM-IV no es consistente en este punto, pues mientras omite la homosexualidad en su lista de 75
trastornos, incluye nuevas formas de parafilia como es el caso del froteurismo: hábito de aprovecharse de la proximidad física que brinda el viajar en vehículos públicos o aglomeración de personas. ¿Por qué se introduce esto y se elimina lo otro? El daño que esto hace, ¿es mayor que el daño que hace lo otro? Estas inconsecuencias no existirían si no fuera por las presiones a que está sometida la Asociación Americana de Psiquiatría. No veremos nunca una marcha de froteuristas, ni de voyeuristas protestando, pero eso fue exactamente lo que sucedió en varias ocasiones cuando los psiquiatras deliberaban sobre este asunto. (3) Otra variante de esto mismo es el intento de construir una teología gay. Creemos que esto nos es posible, por lo menos desde la perspectiva de una hermenéutica gramático-histórica (Gen.18.20-21; 19.4-13; Lv.18.22; 20.13; Rom.1.26-27; I Co.6.9-11; Jud.1.7). Es importante decir, de todas formas, que la tentación homosexual tiene la misma fuerza que la tentación heterosexual. En ningún caso se trata de una fuerza irresistible, y al principio de una terapia la persona tiene que ejercer autocontrol. Se trata de un genuino proceso de desintoxicación. La caída en el pecado homosexualidad es similar a cualquier otra caída moral. No vale la diferencia en pecados mortales y pecados veniales. El chisme es tan ofensivo contra Dios como el crimen, y algunas veces sus consecuencias son peores. Aunque no es el lugar para extendernos en este punto, nos interesa decir que la homosexualidad no es más grave que ninguna otra forma de pecado. Es un prejuicio 76
de nuestra cultura la idea de que los pecados sexuales son más graves que los demás. (4) La diferencia que si debemos hacer es entre pecado y delito legal. Como nos dice JOHN S TOTT: “El adulterio ha sido siempre un pecado (según la ley de Dios), pero en la mayoría de los países no es un delito penado por la ley” (p.353). De esta misma forma ocurre con la homosexualidad: pecado (contra Dios), aunque no delito (contra la ley). Moralmente no existe diferencia entre el homosexual activo y el pasivo, ni entre el que lo hace por negocio (prostitución), y el que lo hace por placer. 10.2 En otra obra (“Vínculos familiares”) explicamos que la homosexualidad tiene un origen multifactorial. A continuación presentaremos una breve sinopsis sobre los diferentes factores que intervienen. (1) EL FACTOR HEREDITARIO. Existe suficiente evidencia para confirmar que la herencia juega un papel importante en la homosexualidad. Sobre esto el “Current Psychiatry Therapy” dice lo siguiente: “Ha habido un reconocimiento creciente de que la orientación homosexual... podría ser parcialmente determinado por factores genéticos” (p.55). Los mismos autores citan el estudio de gemelos: “Se encontró en gemelos monocigóticos una concordancia de 48% al 66% de las veces, mientras que en los gemelos dicigóticos la concordancia fue de 16% a 30% de las veces”. La herencia por sí sola no determina la homosexualidad, sino que actúa creando una vulnerabilidad ante los demás factores que mencionaremos a continuación. 77
(2) EL FACTOR FAMILIAR. Los traumas infantiles juegan un papel importante en la determinación de la conducta homosexual. El doctor IRVING BIEBER estudió los antecedentes familiares de 106 hombres homosexuales encontrando un perfil muy típico de la madre del homosexual: 81 madres eran dominantes, 62 sobreprotegían a sus hijos, 66 hicieron del homosexual su hijo predilecto. El perfil fue igualmente típico para los padres del homosexual. Aquí se encontró que, 82 de los padres pasaron muy poco tiempo con sus hijos, y 79 mantuvieron una actitud despegada hacia ellos” (LaHaye, p.57). FENICHEL, citando a Freud, confirma esta variable: “Los hombres más proclives a hacerse homosexuales son aquellos que han tenido un padre ‘débil’, o que del todo carecieron de padre” (p.382). Lo mismo hace M ARCEL ECK , autor de un libro sobre este tema: “El hijo de la mujer sin hombre, el hijo de la viuda o de la soltera, está mucho más expuesto a la homosexualidad que los hijos de un hogar con padre” (p.97). “Todos los sistemas de educación que tienden a suprimir la diferenciación sexual, en la forma que fuere, preparan el camino a la homosexualidad” (p.258). “La mujer ha ocupado el lugar del hombre y el hombre ocupa el lugar de la mujer en el corazón del muchacho. La madre monopoliza al hijo y lo convierte en objeto dominado por ella” (pp.97-98). DON D. J ACKSON, entre los pioneros de la Terapia Familiar describe las pautas de interacción familiar 78
que pueden determinar “varios grados de dificultades homosexuales”: “Si la madre es un individuo frío, que encubre el rechazo del niño con un papel de mártir y afirmando que el padre ‘no sirve’, y si el padre ha muerto, está divorciado o acepta una considerable proporción de calumnias contra él...” (p.22). (3) EL FACTOR ABUSO. En nuestra experiencia clínica, el abuso, en cualquiera de sus formas: sexual, emocional, físico o verbal, juega un papel facilitador de la homosexualidad. La mayoría de los homosexuales que hemos visto en el consultorio sufrieron situaciones de abuso por una persona adulta antes de su mayoría de edad. Este abuso puede ser homo o heterosexual. (4) EL FACTOR CULTURAL. Algunas sociedades primitivas no muestran evidencia de homosexualidad. De las tres sociedades estudiadas por MEAD , en dos de ellas no apareció ninguna evidencia. Lo mismo vemos en otros estudios. En este aspecto, M ASTERS, JOHNSON y K OLONY afirman lo siguiente: “La homosexualidad exclusiva predominante es una pauta de conducta que aparece muy raras veces en el seno de las sociedades... preindustrializadas”. Los mismos autores dicen asimismo lo siguiente: “Diríase que en las civilizaciones desarrolladas existe un factor que impulsa de modo predominante la homosexualidad” (M ASTERS, p.707). Esto es muy evidente en el caso del lesbianismo. GREGERSEN “solo pudo hallar cinco comunidades sociales en todo el orbe que aprobaran de manera explícita la homosexualidad en la mujer” (Citado por M ASTERS, p.706). 79
Todo esto nos permite afirmar que los factores genéticos no son determinantes para causar la homosexualidad. El papel de la herencia no es más que determinar una mayor o menor dificultad para desarrollar dicho hábito. Es importante en este contexto referirnos al famoso informe Kinsey, en el cual aparecen los siguientes datos: (a) el 37% de la población total tuvo por lo menos alguna experiencia homosexual abierta hasta el punto de orgasmo, entre la adolescencia y la vejez; (b) el 8% de los hombres son exclusivamente homosexuales durante por lo menos tres años entre las edades de 16 y 55 años, y (c) el 4% de los hombres son exclusivamente homosexuales a través de sus vidas, a partir del inicio de la adolescencia (K INSEY ,pp.650-651). Estos números deben ser tomados con mucha cautela debido a los siguientes sesgos: ! La muestra se formó con voluntarios. En otras palabras, vino el que quiso y no el que fue seleccionado. Es obvio que ante un llamado de esta naturaleza, los que tienen problemas acuden en mayor proporción. ! Los voluntarios a su vez reclutaban nuevos voluntarios. Es fácil entender que esto homogenizaba la muestra en lugar de hacerla más representativa. ! El estudio recibió colaboración de las comunidades homosexuales especialmente de Chicago, New York y Filadelfia. Hay que imaginarse cuál debió haber sido su participación una vez enterados de que se gestaba dicho estudio. ! Las mayores cantidades de voluntarios provinieron de los estados nororientales de los Estados Uni80
dos, que son los más liberales e innovadores. Es muy seguro que si se hubieran concentrado en los estados del centro o del oeste, hubiéramos tenido resultados completamente diferentes. ! Hubo un claro predominio de universitarios, que siempre son los más radicales en cualquier población. ! Hubo un predominio de edad entre 14 y 49 años, lo cual coincide con el punto anterior. ! La muestra fue insuficiente, de acuerdo con los mismos autores. A pesar de este sesgo, el informe Kinsey es otra confirmación de que los factores culturales son determinantes en la génesis de la homosexualidad. (5) EL FACTOR SEDUCCIÓN. Existe un último factor que quisiéramos mencionar. La mayoría de los homosexuales en nuestro consultorio reconocen la influencia de una persona adulta, atractiva, del mismo sexo, y con una clara definición homosexual. Esta persona aparece en un momento de confusión en la vida de un sujeto que todavía no había definido su preferencia sexual. Nuestra interpretación es que esa persona actúa como seductora, y que a partir de allí el hábito se puede fijar a manera de “imprinting” de modo que resulte más difícil su erradicación. Con un padre cercano al sujeto, éste no hubiera caído en el hábito. 10.3 El pronóstico de la homosexualidad es el mismo que el de cualquier otro hábito perjudicial. Tan difícil es dejar una droga, como dejar el hábito homosexual. En ambos casos, romper con el hábito implica, ! una fuerte decisión de cambiar; ! pasar un período de desintoxicación ; ! valores morales firmes; 81
apoyo o terapia por una persona preferiblemente de su mismo sexo, y finalmente, ! un grupo de apoyo alrededor de valores morales. El capítulo titulado “Homosexuality and sexual orientation disturbances”, de la Psiquiatría de FREEDMAN, K APLAN and S ADOCK , dice lo siguiente: “Un cambio genuino en la preferencia de objeto sexual tiene lugar en alrededor de 20 a 50% de los pacientes con conducta homosexual que buscan terapia con esa finalidad” (p.762). En coincidencia con esto, el doctor M ARCEL ECK , psicoanalista con amplísima experiencia, se expresa de la siguiente manera: “No pasa año sin que tenga la satisfacción de llevar a buen término la curación de uno o varios homosexuales” (p.253). El Journal of American Psychiatric ha traído reportes de homosexuales curados en terapia después de un seguimiento de hasta cinco años. Esta la misma experiencia nuestra y de numerosos ministerios cristianos que sirven a esta población particular (CONSI!
GLIO).
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11. ¿QUIÉN MANDA EN LA CASA?
11.1 El ejercicio del liderazgo en la familia requiere, tanto del hombre como de la mujer, algunas destrezas mínimas: ! Capacidad de ceder. Esto se desprende de Efesios 5.21: “Someteos los unos a los otros en el temor de Dios.” Nadie puede imponerse siempre, sino que todos y todas debemos ceder en algunos casos. ! Capacidad de negociar. Esta es la idea de tomar decisiones por “mutuo consentimiento” (I Co.7.5). Lo que se procura es que, cediendo de parte y parte, arribemos a posiciones intermedias, en lugar de una parte siempre imponerse sobre su contraparte. ! Capacidad para delegar. Esto se basa en el principio bíblico de co-gobierno del hogar (I Tim.3.5 vs.5.14). Como no es posible hacer un parlamento para cada decisión, el hombre y la mujer deben tener cierto poder de iniciativa en ciertas áreas prioritarias para cada cual. Generalmente se acepta la prioridad de la mujer para las cuestiones domésticas, y la prioridad del hombre para las cuestiones públicas. 83
Estos son requisitos indispensables para una relación entre iguales como sucede en el matrimonio. 11.2 Es importante señalar en este contexto que Cristo enseñó un estilo diferente de ejercer autoridad: “Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; más no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige como el que sirve” (Lc.22.25-26). Jesús confrontó a sus discípulos con este nuevo paradigma cada vez que se produjo entre ellos alguna manifestación de lucha por el poder (Mt.18.1-5; Mr.9.3337; Lc.9.46-48; 22.24-30). Los apóstoles después se apoyaron en estas mismas ideas (I Pe.5.2-3; III Jn.9; I Co.3.411). El cristianismo se opone, por lo tanto, al liderazgo autocrático, y en su lugar propone un liderazgo plural y participativo. Este es el estilo de liderazgo que la persona que sigue a Cristo debe ensayar en cualquier contexto: llámese Iglesia, Estado, empresa, o familia. 11.3 Toda organización necesita definir una persona que funja como su representante. Ninguna teoría administrativa ha concebido jamás una estructura que prescinda de tal definición, ni siquiera en la utopía comunista. La buena noticia consiste en que el hombre y la mu jer, aunque asumen roles diferentes en cuanto a liderazgo, tienen la misma jerarquía. Esto lo define RENÉ P ADILLA con mucha precisión: “La relación hombre-mujer no puede definirse en términos de una diferenciación jerárquica entre un ser superior y un ser inferior, sino en términos de una diferenciación funcional entre dos seres humanos en pie de igualdad” (M ALDONADO, p.56). 84
La función de representante no niega, sino que exige, la capacidad de ceder, de negociar y de delegar, tanto de una parte, como de la otra. El rol o función de representante se aplica a toda clase de grupos no jerárquicos: ! Adán y Eva tuvieron en el Paraíso una relación de igual jerarquía con diferencia de roles. ! En el sistema parlamentario todos los representantes tienen el mismo rango, sin embargo, cuando se empata la decisión, el voto del que preside vale por dos. ! El director de una orquesta o el manager de un equipo deportivo pertenecen a la misma jerarquía que los jugadores. Asumen, sin embargo, el rol de coordinar el grupo. De una u otra forma el organigrama de cualquier organización demanda que alguien funja como su representante. Nadie debe suponer que la familia puede funcionar en contraposición a los principios normalmente aceptados en las ciencias administrativas. 11.4 La situación más difícil y que mejor define la ideología matrimonial es cuando se tranca el juego en una decisión de pareja. HURLEY —citado por BILEZEKIAN — plantea situaciones “que no envuelven contradicción con la enseñanza bíblica, en la cual esposo y esposa, incluso después de mucha discusión, oración y consulta con otros, permanecen comprometidos irreconciliablemente con diferentes cursos de acción y no están preparados para ceder”. Su respuesta es la siguiente: “En éstos, la responsabilidad del esposo de dirigir y de la esposa de respetar su iniciativa requiere que ella se someta a su decisión” (p.295). 85
BILEZEKIAN utiliza términos muy fuertes al rechazar esta posición: “tiranía marital”, “dominancia masculina” e “ingenuidad”. Sin embargo, evade proponer una alternativa que nos explique como su idea de mutualidad en la igualdad resolvería este caso. JEWETT es más flexible en este punto cuando dice lo siguiente: “Cuando no pueda alcanzarse acuerdo mutuo, la preferencia del marido debería ser honrada por la esposa en algunos casos y las decisiones de ella en otros. Siendo lo que es nuestra sociedad, generalmente resulta la preferencia del marido aquella a la cual da su consentimiento la mujer en casos tales como los de trabajo y residencia. No obstante, dado que el hombre, como marido, no fue ordenado para tomar todas las decisiones básicas ni tampoco la mujer, como esposa, a aceptarlas, tales determinaciones, no necesariamente sino sólo por costumbre, las toma el marido” (p.140). HOWARD SNYDER, en su libro “Liberating the church” (p.231) coincide bastante con JEWETT : “Podría haber dentro del matrimonio una cierta prioridad de liderazgo para el rol del marido, dependiendo de cómo se entienda esto. Pero es un error generalizar esto hacia la Iglesia para decir que el hombre por lo tanto tenga en general prioridad sobre la mujer”. N ANCY V AN P ELT sigue en esta misma línea cuando dice: “Aun las parejas más progresistas que tratan de funcionar dentro de un liderazgo compartido, encuentran una cantidad de frustraciones cuando tratan de resolver diversos problemas”. 86
Esta autora narra el siguiente caso en su propia vida matrimonial: “Mi esposo y yo somos entusiastas de la bicicleta... Una noche, mientras pedaleábamos alegremente nos aproximamos a un lugar en el que debíamos doblar a la derecha o a la izquierda, pues no se podía seguir de frente. Como ninguno dijo en qué dirección deseaba ir, chocamos al llegar a la esquina, porque mi marido dobló a la izquierda y yo hacia la derecha. Aun en cosas pequeñas como ésta, alguien debe tomar la iniciativa” (p. 123). La única salida realmente neutra cuando se tranca el juego es tirar una moneda. Pero, ¿no revela esto en el fondo una incapacidad de parte y parte para ceder, negociar y/o delegar? Una salida ingenua es asignar la última palabra al miembro más hábil de la pareja, pues ¿existe algún patrón que mida cuál parte tiene mayor habilidad para decidir en una situación específica? La otra alternativa que nos queda es reconocer la diferencia de roles. Si uno es “cabeza” y su contraparte “cuerpo”, el tranque no debería constituir ninguna dificultad, siempre y cuando no se trate de una salida habitual. En el fondo el creyente lo que aspira es a descubrir la voluntad de Dios. Si es la esposa quien cede ante su marido, ceder no le quita la alternativa de orar, y si es el marido quien tiene la última palabra, de la misma forma tiene que buscar la dirección de Dios antes de decidir. Lo interesante es que la mayoría de las veces el tranque se produce en decisiones de poca importancia. 87
La dificultad no estriba en el asunto por decidir, sino en problemas de carácter. Nuestra propia experiencia es que Dios muchas veces cambia nuestra mente al momento de decidir, mientras que otras veces preferimos esperar hasta que Dios cambie la mente de nuestra pareja. Ceder, aunque nos resulte difícil, es una forma de manejar poder. De la misma manera que resistir endurece, ceder ablanda el corazón de la otra parte. Si se trata de una lucha por el poder, la actitud de una parte para ceder puede desinflar la crisis y permitir a su contraparte una mayor objetividad para ver lo que no se veía en medio de la discusión.
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12. DIOS, ¿PADRE O MADRE?
12.1 En muy pocas ocasiones en el antiguo Testamento se presenta a Dios como Padre. En algunos pocos Salmos aparece este uso, pero más bien como alegoría (68.5;89.26;103.13). Algunos profetas en su afán por describir la persona de Dios hacen un uso similar, especialmente ISAÍAS (9.6;3.16;94.8), JEREMÍAS (3.4,19), y M ALAQUÍAS (1.6;2.10). Se trata de un desarrollo tardío en el pensamiento veterotestamentario y que no llega a ser parte del uso común. La idea de Dios como Padre representa un clímax en la revelación y es formalmente introducida por Jesucristo. Esta idea descansa en la base misma de la doctrina de la Trinidad: Jesucristo se presenta a Sí mismo como Hijo, y a la primera persona de la Trinidad como su Padre (Jn.5.19-23;5.43). El Espíritu Santo completa la trilogía. El Padre escucha nuestras oraciones desde los cielos, podemos acudir a él directamente, por lo que la base de la adoración no será ya el temor sino el 89
amor. Al mismo tiempo, sin embargo, Jesús presenta al Padre como el que tiene la última voluntad y responsable del juicio final. La metáfora se adecua perfectamente a las ideas que hemos venido presentando sobre la posición del padre en la familia. 12.2 El que haya rasgos femeninos en la divinidad de ninguna manera se contradice con el nombre Padre. Es lo mismo que ocurre con el padre y la madre en la realidad humana: hombre y mujer no constituyen términos absolutos, sino predominio de uno u otro tipo de rasgo. Reconocer aspectos femeninos en la divinidad (amor, cercanía, etc.) de ninguna manera implica negar el predominio de una cierta masculinidad (dirección, voluntad). Jesús utilizó el término padre en consonancia con las diferencias establecidas desde la creación. Adán es primero entre iguales en el mismo sentido en que Dios el Padre es el primero en la Trinidad. Son ejemplos de igualdad en la diversidad. Si se altera cualquiera de las partes, se deforma la revelación bíblica. 12.3 Lo sorprendente es que aparezcan traductores que se adjudiquen tanto poder como para decir madre en el sitio donde Jesús expresamente dijo padre. Cualquier autor secular se sentiría ofendido si una obra suya fuera traducida con tan poco respeto a sus preferencias. Estos traductores no parten obviamente del dogma cristiano de la autoridad de las Escrituras. Ni siquiera son respetuosos de un principio elemental como es el de derechos de autor. 90
Si el Espíritu Santo eligió describir a la primera persona de la trinidad como Padre, ¿quién se siente con derecho a modificar esa elección? 12.4 En este mismo contexto debemos rechazar la definición de María como madre de Dios. No hay nada en la Escritura que permita ese uso excesivo del lenguaje. María es madre de la persona que encarnó en su vientre, pero, no de la segunda persona de la Trinidad. Para ser madre de Dios tendría que haber existido desde el principio. El problema de la mariología es cuando usurpa la posición de padre amoroso que nos presenta Jesucristo. Aquí sí se trata de un uso que se deriva de las ideas prevalecientes en una cultura particular. La veneración de María la presenta, por otro lado, como la mediadora entre la humanidad y un Dios inaccesible. En el Nuevo Testamento, sin embargo, esa posición le corresponde a Jesucristo. 12.5 La base del error, tanto en unos como en otros, es la teología que asumen para las relaciones familiares. La mariología es un fruto directo del patriarcado medieval, mientras que la maternidad de Dios proviene del feminismo radical. El problema de inicio es una mala teología de las relaciones familiares, y —luego de descartar cualquier diferencia de roles entre hombre y mujer en el matrimonio— se encuentran con el obstáculo de que también las tres divinas personas asumen roles diferentes. De acuerdo con sus presupuestos Dios debió haberse presentado como Padre-Madre, y como Hijo-Hija, sin hacer ninguna diferencia. En lugar de revisar sus paradigmas se proponen revisar el texto para ajustarlo a sus propias conveniencias. 91
Esto es algo que no había sucedido antes. Estamos en presencia de un salto dialéctico en el devenir de los marcos teológicos. Si antes BULTMAN nos escandalizó con su propuesta de desmitologizar el mensaje, ahora se le ocurre a estos traductores desmitologizar el texto mismo. Un camino más corto y más simple habría sido aceptar la realidad de que hombre y mujer son iguales en dignidad y jerarquía, pero que al mismo tiempo asumen roles diferentes. De la misma forma que el Hijo se somete al Padre en la Trinidad, la mujer se somete a su marido en el matrimonio. Ni en un caso ni en el otro la diferencia de funciones contradice la igualdad.
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13. BIBLIA Y MODELO SISTÉMICO-FAMILIAR
13.1 En las últimas décadas los pioneros del movimiento de la terapia familiar han propuesto un nuevo paradigma para las ciencias de la conducta. De acuerdo con ZLUSKI, la terapia familiar representa “una completa nueva manera de conceptualizar los problemas humanos, la comprensión de la conducta, el desarrollo de síntomas, y su solución” (GOLDENBERG, p.7). MINUCHIN dice, asimismo: “En esencia, el enfoque estructural de las familias se basa en el concepto de que una familia no se reduce a los aspectos biopsicodinámicos individuales de sus miembros” (p.138). MINUCHIN resume el nuevo paradigma de la siguiente manera (p.3): “Una familia es mucho más que un conjunto de individuos compartiendo un específico espacio físico y psicológico. Una familia es un sistema social natural, con características propias, un sistema que ha desa93
rrollado una serie de reglas, con roles asignados y adscritos para sus miembros, que ha organizado una estructura de poder, que ha desarrollado formas abiertas y encubiertas de comunicación, y que ha elaborado formas de negociación y de resolver problemas que permiten resolver con efectividad diversas tareas. La relación entre los miembros de esta microcultura es profunda y de múltiples facetas, y se base ampliamente en una historia compartida, percepciones y suposiciones internalizadas sobre el mundo, así como un sentido compartido de propósitos. Dentro de tal sistema, los individuos se atan unos a otros por lealtades y vínculos emocionales poderosos y duraderos, los cuales pueden fluctuar en intensidad a través del tiempo pero que sin embargo persisten a través de toda la existencia de la familia”. El paciente que viene a consulta es visto apenas como el pico visible del iceberg. Sus trastornos son resultado de unas interacciones familiares disfuncionales, y que repercuten negativamente sobre todos sus miembros. Los terapeutas familiares prefieren designar al miembro que exhibe los síntomas como paciente identificado. Se evita diferenciar un miembro supuestamente sano de otro etiquetado como el enfermo. Tampoco se busca señalar una parte como culpable y otra como inocente. Lo que se pretende es estudiar la manera como los diferentes miembros de la familia se influyen recíprocamente, para bien o para mal. 94
Esto conduce a una práctica profesional en la que, en lugar de individuos, se tratan familias completas, incluso en el caso de que solo asista el miembro más enfermo o más consciente. Para los terapeutas familiares, la familia funciona como un organismo: cada miembro tiene su propio rol e influye y es influido por los demás, mientras al mismo tiempo existe la tendencia a mantener la constancia de todo el sistema. Este enfoque circular se diferencia del enfoque lineal que caracteriza a las escuelas tradicionales como el Psicoanálisis, el Conductismo o las Terapias Existenciales. En los siguientes puntos veremos la manera como el pensamiento bíblico se anticipa a las ideas en boga en nuestros días entre los terapeutas familiares. 13.2 La teoría de sistemas se aplica al individuo como persona. Aquí lo importante es la relación entre partes de un todo complejo. La unidad de la persona humana se compone de varias partes interactuantes. El ser humano constituye un sistema en el cual el todo es más que la suma de sus partes. Este enfoque coincide plenamente con la revelación que tradicionalmente se ha atribuido a la Biblia. La descripción básica inicial en la creación presenta al hombre como un ser bipartito: “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Gen.2.7). “y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio” (Ec.12.7). En el Nuevo Testamento especialmente algunas veces se hace una descripción tripartita: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuer95
po, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (I Tes.5.23). Otras veces se hace una descripción cuatripartita: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente” (Lc.10.27). La idea bíblica es, en todos los casos, que la unidad de la persona humana se compone de partes interactuantes e interdependientes, similar al moderno enfoque sistémico. 13.3 La teoría de sistemas se aplica al matrimonio y a la familia. VIRGINIA S ATIR, otra de las pioneras del modelo sistémico familiar, hace la siguiente declaración sobre el matrimonio: “La relación conyugal es el eje en torno al cual se forman todas las otras relaciones familiares” (p.2). MINUCHIN dice de su parte lo siguiente: “Si existe una disfunción importante dentro del subsistema de los cónyuges, repercutirá en toda la familia” (p.31). Lo anterior se adecua plenamente a la descripción que Moisés hace del matrimonio en su crónica sobre la creación del mundo: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Gen.2.24) . La coincidencia con el pensamiento sistémico es tal que nos vemos obligados a preguntar hasta qué punto el pensamiento bíblico ha influido en la creación de los modernos paradigmas de la conducta. MINUCHIN particularmente es de origen judío y como tal tenía un conocimiento pleno del relato del Gé96
nesis. Que el hombre y la mujer lleguen a ser “una sola carne” es una descripción que sobrepasaba las posibilidades del lenguaje antiguo. La moderna idea de sistema nos permite entender mejor a Moisés. Es importante observar, de todas formas, que Moisés dice esto del matrimonio y no directamente de la familia. Esa precisión importa por varias razones: primero, porque el matrimonio ocurre antes que la familia, y segundo, porque el matrimonio constituye la zapata sobre la cual se construye la familia. Se entiende entonces por qué no podemos tener familias saludables si fracasa el proyecto matrimonial. 13.4 La teoría de sistemas tiene su aplicación incluso con la Iglesia. Citamos a continuación otra vez a VIRGINIA S ATIR: “Cuando una persona dentro de una familia sufre algo que se manifiesta en síntomas, todos los miembros de la familia sienten ese dolor de alguna manera” (p.1). Este es el mismo lenguaje que utiliza Pablo en relación a la Iglesia: “De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan” (I Co.12.26). Lo mismo que hace S ATIR con la familia, lo hace Pablo con la Iglesia. Ese capítulo 12 de la epístola a los corintios es sorprendentemente sistémico. La forma en que Pablo se refiere al cuerpo y sus miembros, así como la forma en que los miembros diferentes interaccionan se adelanta por más de dos siglos a su época (I Co.12.12,14,15-26). 97
De alguna manera la revelación bíblica suplió las lagunas del entendimiento humano de modo que Pablo entendiera el funcionamiento de la Iglesia como sistema mucho antes de que LUDWIG VON BERTALANFFY propusiera a la comunidad científica su revolucionaria teoría general de sistemas. Esta coincidencia abre perspectivas muy promisorias en la utilización del paradigma sistémico en la pastoral familiar. 13.5 La teoría de sistemas se aplica a la organización social. Los partidarios de esta perspectiva “visualizan la administración como algo integrado de ‘factores interdependientes, que incluye individuos, grupos, actitudes, motivos, estructura formal, interacciones, metas, status y autoridad. El trabajo de un administrador consiste en asegurarse de que todas las partes de la organización se coordinen a nivel interno de manera que puedan alcanzarse las metas generales de ésta”(ROBINS, p.46). Salomón, en el Eclesiastés, es el primero en darnos una descripción de la sociedad como un sistema en el que interactúan diversos niveles de autoridad: “Sobre el alto vigila otro más alto, y uno más alto está sobre ellos. Además, el provecho de la tierra es para todos; el rey mismo está sujeto a los campos” (Ec.5.8-9). Con esta descripción Salomón se anticipa a la teoría general de sistemas en casi tres siglos. 13.6 Hay que decir, de todas maneras, que Moisés y Salomón anticiparon el enfoque sistémico solo de forma parcial. La revolución ideológica que conduce al pensamiento sistémico se inicia formalmente con Jesucristo. 98
Jesús introdujo lo que nosotros hemos denominado como mandamientos circulares: “Que os améis unos a otros” (Jn.13.34). Esto constituye un salto cualitativo respecto de Moisés cuando dijo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Lv.19.18). Esto último representa el enfoque lineal de todos los códigos de ética. A partir de Jesucristo, por el contrario, el mandamiento asume una perspectiva de reciprocidad: tu me amas y yo te amo, de forma circular y como parte de un mismo conjunto. La característica principal de los mandamientos circulares es la reciprocidad: “unos a otros” significa que cada cual es parte de un proceso interactivo. 13.7 Obsérvese la manera como Pablo generaliza esta idea en sus epístolas: “Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros” (Ef.4.25). “Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos los miembros los uno de los otros” (Rom.12.4-5) “...podéis amonestaros los unos a los otros” (Rom.15.14). Santiago dice, en la misma línea, lo siguiente: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados” (Stgo.5.16). Incluso la idea de sumisión, que antes era lineal, se presenta en el evangelio como algo circular. Pablo lo expresa con estas palabras: “Someteos los unos a los otros en el temor de Dios” (Ef.5.21). 99
El pasaje aplica luego sucesivamente esta idea a la relación entre esposo y esposa, entre padres e hijos y —sorprendentemente— entre amos y esclavos. Obsérvese la reciprocidad en las siguientes palabras de Jesús: “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿o cómo dirás a tu hermano: Dé jame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano” (Mt.7.1-5). El pensamiento sistémico, por lo tanto, formaba parte del paquete de ideas que el evangelio de Jesucristo introduce en el pensamiento humano. No es raro que después de siglos utilizando este lenguaje en la Iglesia, tanta gente suponga que lo descubre. 13.8 Es muy importante advertir, de todas formas, que el enfoque sistémico no debe aplicarse de forma absoluta como si se tratara de un nuevo dogma. Tal actitud sería antisistémica. El enfoque sistémico (circular) es un tipo superior al enfoque causal (lineal), pero, no lo niega ni lo sustituye, sino que constituye una herramienta diferente. Pongamos algunos ejemplos. ! Una frontera natural al enfoque sistémico es la aplicación de la ley. El juez tiene que decidir quién es culpable y quién inocente. Aunque puedan haber circunstancias atenuantes que reduzcan la pena, la misión del juez es decidir quien ha violado la ley. Si 100
se entretiene con la circularidad, el juez podría confundir su papel. ! La misma frontera existe en las cuestiones morales. ¿Ha violado o no uno de los diez mandamientos la persona que comete adulterio? Si le revisamos por las circunstancias atenuantes, sin embargo, podríamos terminar eximiéndole de responsabilidades. ! El psicólogo tiene que reconocer la frontera que significa un episodio psicótico para referir al psiquiatra, sin importar cuales fueron los factores desencadenantes. A partir del diagnóstico de psicosis, el predominio del enfoque lineal es predominante. ! El médico está obligado a asumir un enfoque lineal. Ante un paciente con fiebre alta, pulmones congestionados, tos, etc., hay que diagnosticar neumonía, sin importar cuáles circunstancias psicosociales la antecedieron. En cada uno de estos ejemplos se traspasa una frontera lineal que no podemos perder de vista. El juez, el pastor, el psicólogo y el médico tienen que saber juzgar, diferenciar y diagnosticar linealmente en cada uno de los casos. Aun en el caso de que el terapeuta se restrinja al enfoque circular, alguien tiene que asumir el enfoque lineal. En muchos casos es posible asumir ambos enfoques al mismo tiempo. Lo que no podemos es eliminar el enfoque lineal como si estuviera obsoleto. 13.9 En este punto la Biblia tiene suficiente claridad. El enfoque circular no sustituye al lineal sino que añade una nueva perspectiva. Existen conductas claramente denominadas como pecaminosas. Las relaciones sexuales ilícitas cons101
tituyen, por ejemplo, el pecado de fornicación. No importa cuáles hayan sido las circunstancias atenuantes, ni las fallas de mi pareja: desde que tengo sexo fuera del matrimonio, me pongo en rojo con Dios. Podemos utilizar uno u otro paradigma de enfoque de acuerdo con los objetivos que se persiguen. En consejería, por ejemplo, es imprescindible la circularidad. No podemos buscar culpables e inocentes en la crisis matrimonial, sino cual haya sido la falla de cada cual, sea por comisión o por omisión. Sin embargo, en un tribunal tenemos que forzosamente decidir quién es el culpable y quien es inocente. No se puede medir la negligencia con la misma medida que la comisión del adulterio. Una conducta merece consejería y otra merece una disciplina curativa. Esta es la queja de las cuatro autoras de “Terapia Familiar Feminista” cuando dicen: “La circularidad es otro concepto sistémico que funciona en contra de la mujer. La idea de que la gente incurre en pautas de conducta recurrentes, instigadas por reacciones y reforzadas mutuamente, termina por hacer que todos sean igualmente responsables de todo, o bien, que nadie sea responsable de nada” (p.36). En este punto estamos de acuerdo en que, después que se viola la integridad física, este punto toma la prioridad. La violencia doméstica lleva el conflicto de lo familiar a lo penal. Ese salto tiene que ser tomado en cuenta por los seguidores del modelo sistémico. 13.10 El enfoque circular, en conclusión, no elimina el enfoque lineal. Se trata de un enfoque superior, pero, 102
no necesariamente opuesto. Hechas estas salvedades, no vemos problemas para la utilización del enfoque sistémico en el campo de la pastoral familiar. El modelo sistémico de los terapeutas familiares, si no aplica de forma absoluta, es compatible con los principios bíblicos.
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14. PRIORIDAD DE LA FAMILIA
14.1 14.1 La familia es la primera primera institución institución de la sociedad. sociedad. A cont c ontinu inuaci ación ón veremo ver emoss como c omo el Estado, Esta do, la empreemp resa, la escuela y la misma Iglesia se desarrollan a partir de la familia. 14.2 14.2 El origen origen del Estad Estadoo a partir partir de la familia familia es es el argumento central de la obra de ENGELS: “Origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”. De acuerdo con ENGELS, la familia se inicia inicia en el estaest adio del gorila y el chimpancé en su forma monogámica, para luego pasar a una etapa de comunismo mu sexual en la que cada hombre pertenecía a cada mu jer, jer , y viceve vic eversa rsa.. En otra etapa viene la poligamia, que es cuando surge el Estado. Finalmente, con el triunfo universal del socialismo, el hombre y la mujer volverían volverían a conc onquistar un genuino matrimonio monogámico. Es impresionante la manera como el marxismo recicla el esquema judío que comienza y termina con un paraíso. 104 10 4
Lo que nos interesa, por ahora, es ver la importancia asignada por estos autores a la familia como origen del Estado y la propiedad privada, privada, la cual consiconsi deramos correcta. 14.3 14.3 La familia familia también también se encuentra encuentra en el origen origen de la Empresa privada. privada. En su obra “La sucesión del manama nagement en la empresa familiar”, J AMES W. L EA dice lo siguiente: “Tal vez la empresa familiar sea la organización comercial más antigua en la historia de la humanidad”. Luego sigue diciendo: “Cuando nuestros nuestros ancestros prehistóricos prehistóricos se cancan saron de perseguir mastodontes por las llanuras y se establecieron a orillas de un río para ganarse el sustento cultivando la tierra, a uno de los miembros del clan se le ocurrió iniciarse en los negocios: empezó a canjear las patatas de su grupo por los granos y las coles de otro grupo. Y cuando persuadió a sus esposas e hijos de que le ayudaran a acarrear la cosecha o llevar las cuentas con el ábaco, nació la empresa familiar” (p.24). De aquí nos lleva este autor a la siguiente declaración: “Aproximadamente el 90% de todas las empresas (se refiere a EE.UU.) están controladas por una familia, y generan más del 50% del PIB” (ibídem). GERSICK y y D AVIS AVIS en su obra “Empresas familiares” confirman esta información cuando dicen: “Las empresas familiares son el tipo predominante de empresa en todo el mundo” (pp.2,4). Estos mismos autores critican el hecho de que “los temas centrales de la formación de administrado105 10 5
res... se enseñan sin distinguir entre la empresa faf amiliar y otro tipo de organización”. Lo que nos están diciendo todos estos autores autores es que q ue la empresa familiar no solo se encuentra al inicio de la empresa privada como tal, sino que todavía en nuestros días sigue siendo el tipo predominante. 14.4 14.4 La educación educación formal formal y la escuel escuelaa también también tienen tienen su origen en la familia. Al principio “no había maestros maestros ni escuelas”. La primera institución educativa fue el hogar, luego vino la instrucción religiosa en manos del sacerdote, y finalmente la escuela formal con el surgimiento del Estado en Roma y Grecia. 14. 14.5 En la Biblia Biblia los pactos pacto s entre Dios el hombre se hacen siempre alrededor de una familia: El Paraíso comienza con Adán y Eva; Luego viene Noé y su familia en los tiempos del diluvio; A contin co ntinuac uación ión viene vie ne la l a famil f amilia ia de Abra A braham ham;; Luego sigue la familia de Jacob, y En el evangelio, la familia de Jesús con José y María. Moisés fijó con claridad la prioridad de la familia sobre el templo cuando dijo: “Cuando alguno fuere recién casado, no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre estará en su casa por un año, para alegrar a la mujer que tomó” (Deut.24.5). De los diez mandamientos, cinco se relacionan con c on la familia. En Israel el padre tenía mayor autoridad que el rey o el sacerdote (Ex.12.21-28; Deut.6.1-9; Job 1.5; I S.20.29). 14.6 14.6 Jesús reivind reivindica ica esa priorida prioridadd de la familia familia sobre el templo en Marcos 7.1-13. Implícitamente Jesús
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sugiere la prioridad de los deberes familiares sobre los deberes religiosos. Jesús también puso a la familia como principal campo de evangelización. La Iglesia primitiva desarrolló su programa de evangelización principalmente a través de las iglesias caseras. Pablo definió la propia familia como prioridad en el manejo del dinero (I Tim.5.3-4,8). Al fijar los requisitos de liderazgo, Pablo prioriza en el expediente de los líderes, “que gobierne bien su casa, pues el que no saber gobernar su propia casa, ¿cómo gobernara la iglesia de Dios?” (I Tim.3.4-5). 14.7 El punto central de lo que se viene diciendo es que la familia constituye la verdadera prioridad de la Iglesia, no el Estado ni ninguna otra organización social. Para tener iglesias sólidas necesitamos familias sólidas. Para tener una sociedad próspera necesitamos familias prósperas. La escuela y la empresa también dependen de la familia. ¡Apostemos a la familia!
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