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[aTINOAMERICANA coMo PRocEso A. CANDIDO, R. GUTIERREZ GIRARDOT J. L. A ARTINEZ, D MlLlANlt _ C. PACHECC, A. PIZARRQ A. RAMA, J.
LEENHARDT B. SARLQ R. SCHWARZ
COORDINACION DE ANA PIZARRO BIBLIOTECAS
UNIVERSITARIAS
Centro Editor
de Américo Lotino
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volumen refleja
latareallevúaa cabo durante
^Este §egundi Fteuníón de Expertos que tuvo luoar en la (UN|CAM?), Bráit, enrre YIl 'I-e^fJ$qdg ^Campinas oe ocruore de 1983, patrocinada por
la et s y er 6
lá Univercidad de
uamptnas, ta Universidad Simón BolÍvarde Caracas.
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Venezuela, y ta Asociación lntemááánilE uomparacta (AlLc), con el apoyo de la uNEsco.
El cuidado de esta edición estuvo a cargo de Susana Zanefii
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L Dlrecclón: AmandaToubes Asesoramiento artístlco: Oscar D¡az
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ul3enO de tapa: Oscar O¡agramaclón: Alberto On€to, Silv¡a Batt¡stessa, Oviedo
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!r Diego y'
go&¡lo!9 tey. Libro de edición argentina. tmpreso ll_e,{r_o 9t "' en mayo de 1985. ptiegos inter¡ores, compüelio ári' rmpresiones Gráficas Tabaré SAIC, Erézbano 3lSg, Buenos 11r_rs.11nor""g en Utodar, v¡er i¿¿¿', due-fu-ái¿;'-' encuadernado en Encuademación Sur, Garay 160b, Buenos
Aires.
ISBN: 950 25 f 309 6
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Q t!A.S ngsogiat¡on pour l,etude socio-cutturelle oes Ans, Ctes Littératures de l,Amérique Latine _ Centro Editorde América Latina Junín 981, Buenos Aires
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Rama maestro que ¡ntentaba tamb¡én Anget -iunto a nosofros expticarse el continente
1. INTRODUCCION Ana Pizarro
Los problemas Previost
Tal vez el problema de base que se encuentra latente en una discu' pregunta sobre slOn O¿ áste tipo tiene que ver bon lo elemental de la al que se implícito un trata de se latinoamericana. qué es la literatura está dando permanentemente respuesta. la' En efecto ¿cómo delimitar el campo de lo que llamamos literatura concepto un es Latina tinoamericanl si el concepto mismo de América a veces hoy lo es- controvertido y que constitu' que ha sido -que.aÚn ye de hecho una nociÓn histÓrica en evolución? por cuando decimos literatura latinoamericana ¿estamos hablando portu' ejempio de la literatura de los conquistadores -españoles, del CaoL""á". franceses, holandeses, ingleses más tarde para el caso produc' sobre América? curiosa iü;-ti[ ;¡ánáo europeos, escñben en¿"tá que reivindicamos como pertenecia: un discurso donde nos
"ion
el efecto de transformación del lenguaje europeo
-hecho
que comienza a surgir a partir "áriálá"'"on óáirot ár.peos mismos- con la respuesta del mundo otro. Al con' vivencia la de impactoáel contactb -y el quienes comien-zan a ver y hay mundo el quistador se le desborda
hombresconcola,orejones,patagones,monstruosincreíblesque
pueden situarse como parte de la tradición mítica que llevará también a vi' en Europa a los libros de caballería, pero que en América se comienza af irma con la prueba se cual la sobre realidad una sobre manera: vir Oé otia ñ¡-,,yo to vi" de tas cartas de retación. son los escritos de por la fuerza de lo áutores que de óronto necesitan convertirse en tales ,irüó, páto qué at hacerlo se les desborda el lenguaje: la voz rio ya no
i;;;ñi;t"
a 1 Las cita§ que no están referidas a la bibl¡ograf la pert¡nente corresponden las participaciones orales en la reunión'
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basta cuando se enfrenta ar orinoco o al Amazonas, y la de lluvia no acaba por cubrir el aguacero de la Tierra de Gracia. g's entonce§ el discurso de la otredad del mundo donde va naciendo la conciencia de América en niveles diferentes de lectura, porque mientras se nos insiste en confirmar la imagen europea de las lndias occidentales, ra pluma va describiendo con aliento de Mundo Nuevo. ¿Es literatura ratinoamericana por ejemplo la literatura de los jesuitas que en 1767 son expulsados del continente y que comienzan a c.on_stituir en Europa una especie de conciencia de América en el exterior? Es notable, entre otros, el caso del guatemalteco Rafael Landfvar, quevive en l¡léxico gran parte de su vida y que publica un texto de profundo nativismo latinoamericano, bordañdo la conciencia americana militante que va surgiendo en ese instante pre-independentista y que Arturo Ardao ilama "americanismo", por oposición a ia,,americanioao" propia de la pura admiración por la tierra. Ubicado entre ambas proposiciones, ese texto aparece en latln, con el iltulo de Fusficafi o M'exicana.
El caso de la literatura de los jesuitas, que constituyen el gran exilio de fines del siglo XVlll,,es el antecedente de la literatura del exilio masivo recienté, de los años setenta de nuestro siglo, que todavía
está en proceso y decantamiento. pero prantea probremas simirares. En efecto
¿es r iteratura ratinoamer¡cana-tá'¿J'roi ex¡ t¡aáós r"ó¡;ñ; qr" comienzan a pubricar en Europa y los Estados unidos runoámániáimente, textos en rumano, finrandés, irancéia situenáóiá .oíó én-eiImo¡ro de la. lengua ¿cómo pensar por otra parte er caso de ros ch¡canos, viviendo del otro rado de ra frontera de México con Estados uniáás, v cuyos contenidos curturares const¡tuyen un proceso transcúrturar especrfico? ¿y er caso de ros hispanos, situa¿os eilos tamü¡e" áriiJoo. r"r-
guas y dos culturas? ¿Cómo pensar un problema que ya no es de minorfas, sino que en nuestro continente es en varios de nuestros palses de máyorias-áomo es el de las literaturas indfgenas? A su rearidad ra historiografía riteraria ha sido en gran medida ajena, o bien le ha dado ra soru.ció¡ de antecedente: eilas áxistieron anüs oe la ltegada de tos conquista-dorái, lred;;ái"p"rec"n como probrema, como si rearmente no hubiera existido una producción posterior, como si no existiera ahora mismo. Frente a esto nos extenderemos más ade. lante en la medída en que se trata de un problema compláio necesario sobre todo situar c.omo probrema, dándore "i'qr" "" iLgáiq;"-;r"r"ce' por una parte, y por otra observar ras rimitaciones que "r á pránteá con el objeto de poder enfrentarro desde una perspectiva ta pues, de asumir ra existencia y er varoi de estás óenináni". S;i;;: ritóratur"s nuestras formas de apropiación áe eilas, en tanto gue ".1áro inrestig"dores oe m i rada occ identa I izada, no eu ropeos, pero "er ro j o ioes,;, c o-mo se-na ro con tanto acierto Alejandro Lipchitz. pensar, por otra parte, las literaturas del caribe? ya no .be¿cómo el carihispánico Domingo, cuba, puerto Rico- n¡ et caribe rran-santo cés -Haití, Martinica, Guadarupe-, gn er que pensamos en úrtimo
tér-
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minocuandohablamosdelCaribenohispánico,sinotam.bié19lC1iUe o.9t inslés -Triniogo' l111ica' hotandés -curázao, ff;;, ü;i;"'probl-emá' que es de uha compleliO" n"tJJi" Santa Lucía, que ""tá nemos desarrollado una ref lexión estudio dad digna de"t"-' texto' presente en el "Jüúi"á' incluimos a tltulo o" óál#óiivá introouctoria está direc'
latinoamericana El interrogante soule lüé";E iii;árra Latina como concepto' América oe misma tamente ligado a ra noiün siglopasa' ,"b"'os' surge en la segunda mitad delcon Esta nociÓn, una pro' caicedo' Torres o"r cotomtianó Jos? María ;;;;;G roi "oro ref lexiona en 1875: i"l"ion ¡nt"gradora y Jiterenciadora' así holandesa' 9-t9i lijtly es"Hay Amé rica an glosaiona, di namarque-sa' y este grupo'¿que denominación cientfoañora, francesa, portugúesa, a ta aplicarle sino el de latina?" oposición a. la noción de La nociÓn de América Latina surge como en el mismo período' Martí ro af irmi J.osé América sajona, t"r América"' que es "la "nuestra "oÁo de nocion iá quien las opone v o"r¡iliiá análisis comparable un América en que nr",i'i'á'"i' y o" l" cual.hace latinoamericanas a me' sociales ;i;;;d;-iesanoilaJo tas ci'encias permite observar la coyuntura his' diados de este sigro. ;ste anátisis te de la América sáiona y tórica del fin de siglo, observar la expans,ión
extraer las coorden"á"" cionates, para así Es esta situación
*
proilát"i
ai sistema de relaciones interna-
ánali"¡r ,,""nto
hacia el futuro de nuestro siglo'
oemas uno de los condicionantes su, pensami ento' de óáránei'oao ;;"";;;;; ;r, problema, Leopoldo zea, ha del "oi',t# gr"ni""'áonocedores ro" otro de anotado respecto de esta distinción:
priiágüo;ppiro
guerra de independencia de la "Todavía la sangre vertida en la larga pero había sido necesario su-rruétta; América hispana noiál¡" ¡oádo a estos pueblos f rente al encontrar una denomin""iOn qu" f uese común la América saiona; representaba xtx' ;;;¿" "igtopodei peligro que, desde por el coloniaie español' deiado "i Oé rá"io o"rprr'"i interesada "n no la cultura."2
Sinembargo,másalládeladenominación..literaturalatinoamerica. concepto que no siempre-apunta na", existe un tunc¡áümiánto real del En efecto' al hablar de li' expresióñ' su a lo que hoy entenderíamos con comienzo sólo a la literatura teratura latinoameriá"ná r" entendió en un rori"" caicedo, que hace el primer enun' ,,literatura latinoamericana" no va más ciado histórico de ra áxpresi¿n de las letras continentales' de su ámbito allá, en el campo d; comienza a
;i;;ffi;ii""nr..tiñlrhó ;;;iLit idiomático. La
noc¡;;¡;
literatura latinoamericana recién
Et Pais' Madrid' '17 de abril de Leopoldo Zea,"¿Por qué América Latina?" en ttltnrro latinoamericana"' Ardao, "El americanismo titerario y la integración 2
mimeo. 15
incluir a Brasir ya entrado.erpresente sigro. Es Henrfquez ureña quien asume a ra riteratura brasireña como uña especie o"'agi"gaüo aún y habla de e,a en su curdode 19a0-a1, punticaoo oa¡o eiñorñoü0" ¿u" co rr i e n t es t ite ra r i as e n t a A m éri ca u ¡ á i,a i ¡ ea. s ioiéi1r . iJiiJq"ré r, 0". nominación de HenríquezUreña no tiene suerte, no es recogiOa posteriormente y se van consoridando m¿s-o¡en ros gentiricios ,,iberoamericana" y ,,tatinoamericana',, es ya un logro qul-te-;;;; o" integrar al Brasil en una perspectiva continental. "iiniJnro Paralelamente, aunque precendiendo un tanto ra ampriación de ra idea de América Latina,habían hecho i, ¡n.üi.lán en era ras riteraturas y ras cutturas indígenas. l" rer"láácl6n'ir"1" v !l leogscylr¡miento mienza a hacerde eras.a principios oá estJsigto, fundamentarmente "o-
en er México de ra Revoruc¡on comá án er surgimiento de ras posiciones indisenistas de un José carros "ip"?"on Mariát"griri; 0" ,, Torre, va a impricar un nuevo intento oe oenáminación: ra de rndoamérica. Tampoco ésta tiene é_xito como e,,pr".ián der conjunto conti-
ii;iirl"r"
nentat, pero sin embargo ra re¡vin¿'icááián áe "orrcante raJcuitüás ¡'náüüñ"" r" marcar su inclusión en ra percepción globar de ra identida¿ cJrtuial oet"
continente. La apertura ar cari.be es más tardia. se da recién hacia mediados de nuesiro sigro, cuando ra m¡ima vór'üi¡ñorrérica comienza a asen. tarse en el continente. y gn los organismás internacionales que ya le dan su carta de ciudadanía, con ralmeife-nc¡a a *;¿i;;;";Jiülo o" la Comisión Económica para América tát¡na (CEPAL), eLóonráiá f_"t¡noamericano de cienc_ias sociares (cLACSO), do su vincuración er año 1928, e;;i;;'d;ro btc. n"j]ivu ñáüá"."n"rrder surgimiento de ra Fevue lndigéne, en donde se hace átúrión a ella.{ para el caso del caribe no ratino er probrema no "*pr""á tei*inrüJ desrindarse. son territorios que han ido accediendo cacia vez más, en térm¡nos oá r¡iár"r"r" o" v cult.fr.ara. una integración con América'Látina como conjunto. En este sentido ros organismos internacionates nan empreado ra expresión "América Latina y er caribe", ooseruáÁáá su posibiridad deasociación al mismo tiempo que su individuaridad como con¡unto. Lo ciertá qr" existen, como intentamos apuntar en uno de tos'trabaj;; "" ilíplr"rente volumen, razos estructurares oe conformáción cufturar que tienen que ver con formas simirares de existencia histórica, ¿" r"rp.]""t, á"ánori-,.":i1 cutturat que. encuentran su expresíón en et discurso tirera:1 .o' a pesar{ de ra distinta metrópori coronizadora. est" i¡irráion i""" afirmar a Arturo Ardao que: "Como órganp literario de la nacionalidad al f ¡n verdaderamente con-
tinental, conciencia o autoconciencia de una comunidad histórico'cultural de complejo desarrollo, la líteratura latinoámer¡cana1¡"n.
de hoy a iebasar la propia área idiomática de la que sáca su nomoie. sucede ello hacia opuestos extremos, por imposición, una vez más, de la ¿
Véase nuestra lntroducción a Hacia una historia de ta !iteratura latinoameri_ cana, AnaPizarro, coordinador, México, f.C.E., án cursó Oe-puOlicáción.-' 16
historia sobre la pura lógica. Asistimos en nuestros días a la incorporación a su concepto, por un lado, de las literaturas de lenguas precolombinas, con acuñación del llamativo término "literaturas indígenas latinoamericanas"; por otro, de las literaturas del Caribe no latino, a part¡r
de una afinidad geográfico-étnico-cultural que desborda también de otro modo, el riguroso marco lingüístico."s Es importante anotar que la perspectiva de unidad con que se puede en hablar de literatura latinoamericana, así como de la cultura -unidad la diversidad ha señalado con justeza José Luis Martinez-, constitu' ye una situación de vanguardia respecto de otros procesos: esta posibi' lidad de integración no se ha dado en otros niveles sino como una aspi'
ración de proyectos políticos, ideológicos
o
econÓmico'sociales
del continente. Los grandes proyectos integracionistas de los lÍderes de la lndependencia en el siglo pasado caen pronto en la rencilla nacionalista alentada, las más de las veces, por el partido que de ella extrae el interés foráneo. Es el caso de guerras como la del Pacíf ico o, más cercanamente, la del Chaco, por ejemplo. Estos proyectos integracionistas no surgen desde luego del vacío: se asientan en una real situación de organización económica, social, cultural, histórica del continente, cuyos rasgos estructurales aúnan la diversificada realidad cfe su tunciona' miento, lo que hace de su evolución una caracterización especif ica, de temporalidades propias, que iluminan la mirada del historiador: como señala Pierre Chaunu "Un campo privilegiado de historia - hace que transforma tiempo en espacio y remontar al campo más alumbrado de la historia procesos que en otras partes, por haberse desarrollado a lo laroo de centenas de milenios. escapan al conocimiento histórico y corresponden a la marcha indecisa de la proto y de la prehis' tor¡a."6 En efecto, las formas de la colonizaciÓn condicionaron un desarrollo según esquemas semejantes, tanto en el área hispanoamericana como
lusitana o Caribe, donde las diferenciaciones regionales se dieron so-
bre todo a partir del tipo de materia prima a extraer: trabaju en minas o plan-
taciones, para buena parte del territorio. Ellos generaron una estructura socioeconómica precisa, que se constituyó en el f undamento de un desarrollo orientado en dirección capitalista que absorbÍa en distintos momentos de su evolución y en distintos grados de desarrollo elementos parciales de otros modos de producción que iban asÍarticulando un todo heterogéneo, cuya unidad fundamental estaba dada por la estruc' tura de base impuesta por el sistema colonial. Al mismo tiempo que las
diferentes metrópolis establecían diversificaciones de tipo institu' 5 Arturo Ardao, ,,Nacionalidad
y
cont¡nentalidad en América Latina", en
Cuadernos de Marcha, n. 12, México, 1981. 6 Pierre Chaunu, Las grandes tÍneas de ta producciÓn h¡slÓr¡ca en América La' tina (1930-1962), Caracas, Univ. Central de Venezuela' 1965, páq' 9, nota 4. 17
cional, de principios morares, de tradición curturar, generando separaciones entre el área hispana y rusitana por ejempio, estaban condigionando una respuesta der mismo tipo, un pri.¡c¡pío de un¡oaá tural al imponer la economía mercantir. Ar ejercei presiones simirares "rtru"estaban irnpulsando sin proponérsero desarróilos anárogos. Dentro del análisis de esta situación, donde los impactos exteinos producen respuestas unitarias, José Luis Romero hace el siguiente señálamiento de los mecanismos operativos de diversificación y unidad para er caso del proceso de industrialización europeo: "Empero, nuevos impactos externos contribuyeron a robustecer c¡ertos rasgos comunes a toda l-atinoamérica. con la revolución inoustr¡al modjficó rápidamente tanto ros sistemas de trabajo como ras lurooa formas de vida y tares cambios repercutieron sobre toda iu periferia. Latinoamérica sintió otra vez ros estímuros y ras coacciones lüá pror+ nfan del foco alrededor der cuar giraba su vida económica, sociat'y cutty¡al' y respondió operando ciertos cambios para adecuarse a ra nueva situación. Pero no fueron en todas partes los mismos. Nuevas diversificacione's se operaron con las variadas respuestas ofrecidas a los mismos estímulos, y una vez más las contradicciones se acentuaron entre el desarrollo local espontáneo y las deterrninaciones exógenas que colocaban toda el área latinoamericana en situación análoga-con reifecto a los núcleos de los que dependla.,'z
unidad diversificada, el discurso de la literatura latinoamericana no constituye sino la plasmación a nivel estético de la organización que
estructura históricamente al continente y gue se expresa en la cultura a través de toda una serie de medíaciones. La respuesta a la interrogante de qué es literatura latinoamerícana necesita, pues, ubicarse dLntro de los parámetros, de ras significaciones curturares comunes que ailí han desarrollado y que renuevan en cada instancia sus respüástas. 1e Es en el ámbito de una semiología cultural donde puede s¡tuar-Je ántonces la observación de la pertenencia de un discurso literario al ámbito de.nu.estra historiograffa. La literatura es, sabemos, patrimonio universal y la experiencia estética no conoce fronteras, pero las obras surgen de una determinada cultura y se insertan en el tejido de la sociedad que las ve emerger. Este es er sentido de nuestra preocupación. para situarlas y llegar a su comprensión cabal necesitamos obseruar el sistema donde se insertan y er imaginario sociar que prasman. porque,,si ra crltica no construye obras, sí construye una literatura" la ánseñan-es ica z.a qye dejó Angel Rama- y ra rabor de ra crítica historiográf en Amé. rica Latina para la literatura es generar conocimientos sóbre los modos de f uncionamiento y el desarrollo de nuestrós sistemas literarios como proceso. Es en este afán que situamos y delimitamos. José-Luis [op.qro, El -Buenos Aires, Paidós, '197Q, pá9.22. 7
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pens.amiento potÍtico de ta derecha latinctamericana,
Otra de las cuestiones de base a que se enfrenta el intento de aprehender la organización del discurso literarlo es la consideración de ün discur' so literario múltiple. Es tener que dar cuenta de un desarrollo global en cuya voz se ponen de manif iesto discursos diferentes, como estra-
tos paralelos, que la gran parte de las veces no tienen interconexión. Efectivamente, aquello que llamamos literatura latinoamericana consti' tuye en realidad un conjunto formado por lo menos por dos o tres sistemas literarios diferentes según las regiones, que prov¡enen de sistemas culturales en general bastante diferenciados. En tales casos y regiones se llega a confluir en "la heterogeneidad esencial" de una literatura de acuerdo con la anotación de Antonio CornejoPolars para la literatura pe ruana. Se trata de un proceso plural por cuanto responden en un mismo período a temporalídades diversas, a una historia de sectores distintos de la sociedad, así como a diferentes medios de plasmación, ya sea en oralidad o escritura. Se trata de un discurso global formado por tres sis' temas: un sistema erudito, en español, portugués u otra lengua metro' politana, un sistema popular en la expresión americana de las lenguas metropolitanas, o en créole en el caso del Caribe, y de un sisterna litera' rio en lengua nativa, segun la región. Esta pluralidad de sistemas no agota sin embargo el espesor del dis.
curso global: es observable en el nivel del sistema culto es del que nos ocuparemos fundamentalmente- la existencia-que de mo-
dulaciones de diferente desarrollo que se superponen y que establecen secuencias imposibles de ser comprendidas en términos de linealidad cronológica. Es en este sentido que se da la preocupación de Beatriz Sarlo que apuntamos:
"El problema que yo quería anotar es qué pasa, cómo
damos
cuenta. Me parece que no se puede tomar una linealidad dema siado delgada. ¿Qué pasa cuando coinciden varios sistemas lite rarios que son igualmente fuertes? Yo pienso en dos casos: un( es el paralelismo de la gauchesca con la literatura culta en el sigl( XIX argentino, uruguayo' El otro es el de las vanguardias, por ur lado cón las literaturas regionalistas y por otro con la literatur¡ popular de la industria de masas. No es sencillo: se ha hecho ve bn la trayectoria de la literatura argentina la gauchesca en culmi nación y el resto es considerado como antecedente. sarmiento en 1850, ve la gauchesca como una línea de permanencia de la li teratura argentina y de la que se estaba produciendo en el Uru pode ü.iáv. t-a gáuchescá es una permanencia. Es decir ¿cómo sc En una mos hacer para llegar al sistema literario complejo? que sol t¡empo elementos al m¡smo funcionando ciedad están pertenecientes al sistema popular, al sistema culto, elementor que vienen de sistemas anteriores, elementos que anuncian lor posteriores, elementos residuales. Además' yo creo que están et EAntonioCornejoPolar,.Elproblemanacionalenlaliteraturaperuana',,en QuéHacer, n.4, Lima, 1980. 1l
comunicac¡ón. Por ejemplo yo me planteo el problema de la inf lexión criollista que tiene la vanguardia argentina, inflexión que es contemporánea al criollismo urbano que plantea el tango. Yo diria
que hay ideologemas de la poesía de Borges en ta década del veinte y hasta el treinta y cinco que son ideologemas correspondientes a los del tango. Es un sistema que habla de la circulación social de los discursos lo musicalizado no entre en el pro-aunque yecto-; lo que a mí me preocupa es cómo pueden quedar representados de algún modo, cómo el espesor del f uncionamiento de la literatura en una sociedad puede quedar representado,'. La diversidad de discursos ha implicado una primera delimitación del trabajo de periodización que se vincula con la concepción general de la historia literaria a construir. En la discusión previa, que intentaba delinear la forma de concebir la historia Domingo Miliani habló de una ,,historia posible" de la literatura latinoamericana, en tanto trabajo de articulación de los diierentes niveles de inserción de lo literario, de la palabra en la cultura, en la sociedad, en la historia: una historia "verbal", "transversal", "soc¡a|", "conceptual", una "historia de la lectura literaria", una "historia con derecho a la universalidad".
"En la med¡da en que esa historia sea capaz -dice Miliani- de rompe," la concepción del universalismo metropolitano centrado en Europa y ahonde en las variantes diferenciadoras de la producción lati noamericana en tanto función de una literatura general, en esa misma medida la cultura intelectual de América Latina contemporánea conquistará en forma endógena su espacio en la historia de la cultura".g
Aun cuando la proposición de Domingo Miliani apareció como una meta de dif icil realización, la concepción de la historia literaria que ella implicaba quedaría como un punto f ocal hacia donde orientar el trabajo de un proyecto que tiene conciencia de sus limitaciones. Más allá de la dif icultad de apelar a equipos interdisciplinarios -de lingüistas, antro' pólogos, sociólogos, economistas, historiadores- en un encuentro que no eslamos en condiciones de realizar, es evidente que carecemos de un instrumental teórico-metodológico para otro sistema que no sea el elaborado hasta ahora de acuerdo con las exigencias de la literatura culta. En efecto, si la investigación en el sistema literario culto ha avanzado considerablemente en los últimos sesenta años, en los sistemas populare indigenaen cambioel trabajodesarrollado es muy inicial. En estos términos la concepción de la periodización, como la concepción de la historia concreta a elaborar guarda directa relación con el nivel de desarrollo de los materiales de investigación que se tiene actualmente. Se e Domingo Miliani, "Historiograf-ia literaria latinoamericana. Más allá del in' ventario y ia anécdota. La historia posible". en Aná Pizarro; op' c¡t.
popular"? contará, pues, para el caso de las literaturas "ll1l91:: "on áreas del conocimiento' esas en tainvestigaciÓn el estado actual de han sido resueltos este tipo de Podríamos preguntarno" IOrno En términos generales la p,JoI!'r?Já iri"ñi.üiiá" tiáoi"tonrleslo. es decir' .la oue antecede en concephistoriograf ía literarra tradicional' iniciador en nuestro continente ción a la de Pedro H";;ü;;;üi"n'' "t teniOo muchas limitaciones f rende ta moderna nistorioüla}á",:i Jr*"'ni o,|rt"ur y literario como el latinoamerite a la complejidad de i'" ""''"ii" aqlicar modelos !e!1i111 sur' cano. No era posible, p;;;;;p;ximación' a cada momento senerar necesarió hace v ñL";'j!;i;J.;;iüáJ", "" aparato conceptual caun reacondicignar instrumento" prop,otptLn una cultura y una litede oe ros problemas paz de adaptarse , r' los compleios procesos cul''t'"á'iá" creativaa ratura que surgen por. esto mismo de reduccionismos' ";;;tp';ita turales de la depend#";;' á;E"o o" simplificaciones' de hacionade transferencia de #dü;t;órüá"' investigador actual respuestas al lismos de todo tipo, q"ul"-'i'"g;oun q.ue no póoia transitar' También no satisfactorias, cañinos po-r los de organizaciÓn de un conjunto
entregaban aciertos, cá'á'io"n" de ptopoticiones de solucomple¡o y disperso' i"-s i¡m¡taciones "Ét"" han_sido, por una p.arte, el no re' ción de nuestra hirtoiáüráiiá riier"ri, cultural, reiiiiendo la literatura lati' conocimiento Oe nuásiiá'pluiaf iOa¿. a ia titeratura del sector culto'
il;;;;i;;r-sólo
Por otra, establecienáo las literaturas ¡nOigeüs-s-on "antecedente", que
pluralidad como una secuencia' en donde
"tt' ñrnitiO". al pre-colombino, en términos de en la legitimidad de i;;g";;;ilááe' absorbidacanonizada de los sec'
c-ultura un literatura oe tenguá-;átiopoiit'n"'.la rit secuencias literarias de áii'i'm9 sJii'"pliñái" tores doninant"'' que no da una linealidad cronolÓgica sistema erudito reouciánááras a pqre531 tlos cuestiÓn' en de!-sls!1T9 en absoluto cuentajJi;;;;"; é'ioencia oe la compleiidad del con'un' embargo que es o" rá ptlJ5üen de sus encubrimientos' de to, de sus contrao¡cáiLnes y convergencias' lz unidaá cultural que constituve donde puede ,r,g¡iiá Ji'ársif icadá oe reconocimiento es una condi §u t"rta particularidao oel Flama como: "oniiñ"rli"' Angel que señala para lo [ünánte que per ese cañamazo minimo "La demora padecida para montar constru Latina, América toda de mita unifica, á;;;;Jtitárarias global y coherente' que la: yendo, a part¡iJJl'un tin¡co discurso en cambio lo lograron ya lus eco represente crfticamente' como p"t" sus resPectivas dis nomistas, tJüü;;'á' rr¡stor¡aoo'át repertorio de conceptor Éán benef iciado dL un ciplinas. e"t"" l" frasmentaciones particula "" sénerales 0,""'il üiltü;ñ;;
Hpisii*:.',bgi,*'É+ig*rnru.t* ##É*#dn",:i* r el tJiloi-¿l' ñ,i"étiJ rabaio i
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ciai;'-en el Presente volumen'
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20
es el caso en que un sistema literario en donde los elementos europeos son fundamentales abre la posibilidad de la inclusión como material ideológico, como factor constructivo o como incrustación lingüística: son sistema de mezcla o de contaminación. Es la modernidad la que permite la incorporación de zonas de los sistemas literarios indígenas o de las lenguas indÍgenas, o bien modalidades retóricas incluso de esos sistemas". Estas distinciones permiten acercarnos al corpus de estas literaturas en su ampliadimensión, a los materiales que las conforman, con el objeto de observar sus d¡ferentes formas de existencia. Se trata de sus
formas de existencia discernidas desde nuestra perspectiva: es evi-
dente que no se está hablando del mismo ob¡eto cuando nos aproximamos a El zorro de arriba y el zorro de abaio que cuando lo hacemos al Popol Vuh o al Chilam Balam. No tienen desde luego el mismo funcionamiento social, el mismo funcionamiento institucional, ni el mismo tipo de público. "En el caso de las literaturas indÍgenas
Beatriz
Sarlo-
-continúa no es propiamente lo literario, es más bien lo simbólico discursivo, que puede tener función religiosa, función mitológica, puede tener f unción propiamente de voz. La literatura es más bien lo que una sociedad acepta como tal. Es necesario describir el f uncionamiento diferenciado de estas textualidades en cada una de las formaciones sociales". Entre los materiales que recibimos existen desde luego los códices, documentos del área mesoamericana -en la América del Sur los libros se encuentran ausentes y de los quipus poco se sabe aún de su función como recurso mnemotécnico- conservados en número reducido. Se preservan de la destrucción sólo tres códices mayas y un número escaso de códices nahuas. De escritura aún no descitrada sino en una parte mínirna, de carácter a veces ideográfico y en tránsito hacia el signo fonético, estos documentos se encuentran en plena exploración. En el caso maya se relacionan con signos matemáticos, cronológicos o relat¡vos a cálculos astronómicos. Lo fundamental que nos ha llegado de la literatura precolomb¡na ha transitado otras vías y ha pasado, en el caso de la literatura náhuatl a través de ta apropiación hecha por los grandes recuperadores del siglo XVl, los misioneros, alentados por algún plan de gobierno. Ellos se ocuparán de la gran memoria histórica, y con conciencia de etnólogos, como Fray Bernardino de Sahagún, transcriben, hacen el inventario, clasif ican. En el caso maya, textos de enorme riqueza literaria como Los libros del Chilam Balam, fueron redactados después de la conquista, con la ayuda del alfabeto latino por sacerdotes mayas, y son transcripciones en.gran parte de códices jeroglíficos o fuentes orales tradicionales. Existen, entonces, las transcripciones de textos hechas por indlgenas. Entre ellas se encuentran también las supervivencias quechuas, un poco tardías. 24
Es necesario anotar, como lo hace Domingo Miliani, que en los materiales anteriores al descubrimiento exiSte una codif icaciÓn Gon su pro-
pia poética, con su propia ref lexiÓn metalingüistica sobre el texto poético, diferente de lo que es el estatuto occidental: ,,En la literatura náhuatl
Miliani- hay una perfecta con-señala poética, sus coloquios. Hay una lisu con literaria, ceptualización terariedad indigena: hay una poesía laboral, mortuoria, satírica, af ectiva". Existen por otra parte los materiales en lengua original oral: las
expresiones populares folklÓricas recogidas en cualquier perÍodo. También están las recopilaciones en español, que Son transcripciones, ta' les el caso de Armellada en Venezuela, por ejemplo. Es necesario considerar luego la plural repercusiÓn indigenista pos' terior, que asume caracteres diferentes en su trayectoria y en su tratamiento.l Encontramos el indigenismo de perspectiva romántica, que adopta el tono piadoso y lastimero. Es el que está en cumandá de Juan León Mera, el de Anaida e lguaraya de José RamÓn Yepes y hasta el de clorinda Matto de Turner. Está por otra parte el indigenismo reivindicativo político, el de Huasipungo, de Jorge lcaza, que no deia de ser aieno a la realidad del indio, porque alli no está el indio, lo que está es el tema indigenista. Ya más contemporáneo es el indigenismo raig.al, interpretativo, desde una perspectiva como la de José Maria Arguedas, de Miguel Angel Asturias, que retoman elementos, núcleos de signif icaciÓn cultural para construir un discurso transcultural, integrador' . Et caso de Brasil no es suf icientemente conocido en el resto de América Latina, tampoco en este aspecto. Respecto de él apunta Antonio Cándido:
"En 1920, en lo que nosotros llamamos el Modernismo'hay una vuelta al interés Éár ros indigenas, y es la teoria de la antropofagia. En otros movimientos el indio va a ser utilizado para hacer un nacionalismoqueterminavolviéndosefascismo.Elindiovaaservir que para la total subversión de un discurso porque el primitivismo que Francia' de negre art el pregonaban, franceses autores ios liga' estaba aqui civilización' era una reacción contrá la excesiva de do a la vida cotidiana. Entonces tenemos un caso muy curioso francesa, una rem¡niscencia indÍgena y una trans-
una inf luencia formaciÓn del discurso literario"'
Elinterésporloindígenaesunaespeciederecurrenciaquesetex.
tuállza a lo lárgo del póceso de la literatura latinoamericana. Muchas se veces encubre otros áiscrrsos en la medida en que el indigenismo
hacedesdelaperspectivaoccidental:esnecesariamentelamiradadeI las litera-
;iá Áñ;;
nie'ñ ¿cbmo asumir y dar respuesta al probtema de
turasindígenasenunahistorialiteraria,dadoqueellasexistenbajodiy ubicar ferentes formas y constituyen una continuidad? ¿DÓnde cÓmo 25
su existencia? Cuando reflexionamos sobre estás interrogantes nos movemos necesariamente entre la disyuntiva del "antecedente indlgena" es lo que nos ha sido entregado- y la negación de este ca-que por cuanto estamos concientes de que son.literaturas que constirácter tuyen un continuo. Además este continuo va interfiriendo en su desarrollo con otros.sistemas, que adoptan frente a él distintas modalidades de apropiación.
"Aquf estamos
-agrega Antonio Cándido- en un ejemplo muy
curioso de nuestras deformaciones metodológicas. A pesar de todas nuestras afirmaciones estamos con un esquema historicista, positivista y liberal de antecedentes y consecuencias. La idea de antecedente da la funagen de una cosa cuya existencia, cuya validez era pre-existente. Pero esto coexiste, es registrado después y tieqe una vida diferente junto a otras culturas. Registrado no es lo mismo que su existencia antes de ser registrado. Tenemos más
bien que encontrar alguna expresión, algún concepto
que muestre la existencia simultánea de esas realidades a veces ar. ca¡cas, pero que están relacionándose al mlsmo tiempo. y es esta caracterlstica de América, este contraste, lo que hace convivir por ejemplo en un mismo tiempo al surrealismo con las culturas indÍ.
genas". La cuestión que necesitamos enfrentar es la evolución de un continuo independiente como sistema y por lo tanto paralelo ál desarrollo de otros sistemas literarios. Estos loapropian, lo retoman, lo revitalizan en determinados momentos de sus hístorias literarias. En esta medida pareciera que la perspectiva de organización de estas literaturas es la de la manera como estas sufren el proceso de nuestra apropiación. Anota
Angel Rama:
"A mf me produce incomodidad la introducción o preámbulo de las historias literarias consagradas a las literaturas indlgenas. Siempre me pareció un poco mltica esa forma de organización
porque es una entelequia; y me he preguntado si no obedecemos
a una especie de dominante cronológica: como evidentemente es'
taban antes y hablan hécho su literatura, situémoslos antes para comenzar y terminar con el problema. Históricamente lo que ha ocurrido f ue una cosa completamente diferente: es que las literaturas indlgenas §ón un producto de la cultura europea sobre los materiales existentes. Es un continuo y se da permanentemente, pero yo pienso que hay tres grandes mo' mentós de luncionamiento de nuestra relación de conocimíento con las literaturas indigenas' Yo creo que hay uno que es el inten' to de recuperación de esos materiales que se da desde el siglo XVl, con Sahagún, evidentemente. Que es un proceso intelectual que responde al espíritu de la colonia, al esplritu de un conjunto de investigadores y religiosos. Hay otro perlodo que me parece 26
que es también muy importante, que es el del intento de recons' rrucción intelectual: cómo fueron, cómo se organizaron las litera' turas indias, que ya es del siglo XIX y del XX' Además e! p9rl9{o
de, su imposibilidad de "oá"""u"ácia que le dan los ti¡lticreativa y la continuidad folklórica tontinuidad
Aá cuanOo ée'coñgetán-á
manejo mos tiempos. Yo creo óue rray tres grandes-momentos det pode' que lo si f icción, no es lo otro si sé áe Áuestá relación' No
mts oontar realmente es nuestra relación con las literaturas indlgenas; eso es lo real que ha ocurrido' "-ÉJ decir, yo no sé sisituat áL comienzo las literaturas indias no tiempo en cierto uná iü"¡án demasiado pedagÓgica y al mismo de recuperar' intento un fue que hubo yo ". que creo modo falsa. Lo y las pri' materiales de grandes colecciones tenemos-las áonO" pe' transcripción' de intento un ,átát traducciones' Es realmente fascinante ro sucede lo que con tá tiááucción, con esa sensación
en las diversas épocas no tienen que vQr que están incorporadas a la estruc' decir es la otra: Ááaá ,na con que domina la época, están hechas a ese sistema' iurácultural _más allá de los materiales que ha señalado José Luis io "r"o que son representativos de una cultura an' los códices, Mariínez,
;; q;1""
táucciones
terior_quehayconstruccióndediscursosinterpretativosyrecup"iáoorüáe lás literaturas indfgenas a lo largo de un perfodo ñiuy grande. Es una especie de recurre¡cia y muchas.veces.en' no son los indios .rir.- simplemente oiros discursos'Porgue lo hace' Mariátegui' decía Como indigenismo. qu" ese ft"ó"n iot ma' mós'los que pertenecelros a esa cultura de dominación' Son
y que s¡ neras de ver el tema que aparecen a lo largo de la historia, para mí sorprendente más Lo dásfiguran. iárOi'¿n tir"-r"ápárán pasar de un que hace nos s¡empre es esa sensación extlañlsima y estamos indioslos de nada conozcb no traductor a otro -yo ma' lá épo"" titerariá a la que pertenece el traductor' De alguna y una mil Las de traductores los "n lo que dice Borges de época que ""á nochesi ellos siempre sá parecen a la literatura de la enorme y la diferencia hace eltos uiven en lnglaierra o Francia, eso pasado que ha lo también que es eio creo Yo á"ip 1"" versioñes. literaturas las indígenas. con pasando de.ge.neraEl indigenismo es un drama que seguimos que a pesar d: creo no ciOn en gáneración y sobre esto vo l?9:L:otra cosa que llreBastos sean Roa o Augusto sá MalJArguedas se entiende: el raturas europeas, literatúras europeas americanas 19 p1t'91"-u que ver con tiene material ta organización del indfge' elementos de integración Con época. ñuestra de l¡terar¡o's puede incorpoliteratura án el sentidó en que cualquier
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;;it", ;;, ;ñ
ráibitot
elementos sin césar' La literatura está siempre incor'
que el es' porando elementos de diversa procedencia' pero yo creo. pesar esfuezo' del A iu"rá "" de literaturas europeas americanas' qr" sigue siendo novela latinoamericana' En cambio sl
dáá
creo que hai una cantidad enorme de creadores, de la escuela 27
cuzqueña, por ejemplo, de los últimos treinta años, que hacen otra cosa. Es una escuela que trabaja en quechua, que escribe en quechua y gue ha tratado de crear una literatura sobre lenguas indígenas. Eso sí me parece realmente importante y merecería de al. guna manera considerarse. También el caso de los bolivianos que han hecho todo un desarrollo: no hablo de las recopilaciones sino de los que intentan volver a reponer el aymara, volvera trabajar con él y hacer una obra. Eso sí me parece importante. lncluso es muy curioso porque desde el punto de vista de las estructuras, de su composición, el manejo de personajes, siguen siendo literaturas latinoamericanas pero en lenguas indígenas. Lo que yo sugiero simplemente como posibilidad es buscar otra organización del material gue no sea la tradicional y que en cierto modo haga depender este tema es un continuo, que -quehaga tiene Jiversas modulaciones históricas-,lo depender de cómo lo estamos mirando y ccímo lo estamos insertando dentro de las literaturas de origen europeo, porque eso es lo que estamos haciendo permanentemente." Hasta aquí la ref lexión sobre la inserción de las literaturas indígenas en la historia de la literatura latinoamericana. Se trata de una ref lexión que hace propociones concretas, intentando asumir el problema con el realismo de nuestras limitaciones. Junto a éste, otros problemas historiográficos llaman nuestra alen" ción.
De la organizaclón en perlodos
Las formas de periodizar de la historia literaria so¡ conocidas. r4 Se ha pensado organizar el discurso literario por siglos, en una perspectiva cronológica: literatura del siglo XVl, del siglo XVll, etc. Esta forma de organ ización presenta el inconveniente de simplificar el esquema sin aportar un conocimiento sobre las modulaciones que adopta el discurso en proceso, sobre sus rupturas y sus continuidades en términos de pro. ducción literaria. En el mismo sentido se ha adoptado para periodizar cortes propios de la historia polftica: se habla del ,período de la lndependencia o de la Colonia. De alguna manera este tipo de denominaciones se ha canonizado, pero la aceptación de la denominación no implica necesariamente la designación a partir de ella de la organizar4 Véase entre otros Oldric Belic, ,,La periodización y sus problemas,, en Problemas de titeratura n. 1., Valparaiso, Chile, 1992, Beátr¡z_aónÁiz, "i" periodización en tas historias de ra riteraturá tat¡nóameiicáñá,,, óaiáóás,Dbc[men-éárregos Centro de Estudios Larinoamer¡canós' nómutci !q_.Op_ lfaUejo, (cELAHG), 1982.
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ción periódica: ella no explica el proceso mismo del discurso sino qur lo remite a cortes exlernos. Estas situaciones externas desde luego lr condicionan, lo silúan, f rente a ellas la literatura entrega una respueste pero no necesariamente le corresponden como rupturas propias. L, organización de acuerdo con movimientos y corrientes literarias respond en mayor medida al corpus en estudio. Sin embargo! como lo señatáb¿ mos más arriba, el espesor de éste no puede ser simplif icado en una st la línea de evolución, ubicada en uno solo de los sistemas que constitt yen este discurso: si hablamos de un período de vanguardias en las pr meras décadas del siglo XX ¿no existe paralelamente un regionalism de gran potencialidad? ¿No existe una literatura popular que se expres en otros códigos? ¿No existe también una recuperación importante d las literaturas indígenas? Correspondiendo sin embargo al movimient del discurso literario, esta organización pareciera no revelar la plural ni turaleza de su identidad. La organización por épocas culturales -pc su parte-, tales como Renacimiento o Barroco, tiene el inconvenient de no dar cuenta exactamente del proceso de literaturas que se consl tuyen,no como eco o transposición mecánica de los modelos literario metropolitanoqsino como respuesta creativa a los procesos de expar sión de las literaturas metropolitanas o de centros culturales hegem« nicos. Respuestas desarrolladas en condiciones de dependencia ec« nómica y social, que lejos de entregar una expresión especular de esl relación, genera más bien mecanismos de descentramiento, de defo mación, de respuesta creativa. En este sentido la historiograf ía literari¡ y la periodización por ende, debe considerarse como una disciplina qu lleva a la práctica la aprehensión conceptual de este desarrollo, que e la expresión de Antonio Cándido es el proceso " de toma de concienci literaria y de tentativa de construir una literatura".
Lo que se intenta organizar es la dinámica de una historia literari constituida por una gran dialéctica de ruptura y continuidad. En ella te demos a m¡rar las rupturas: es necesario ampliar la mirada al espaci vasto del tiempo de las sociedades para darse cuenta de la persistenct de la continuidad. Hay un discurso que surge y se va constituyendo cr mo tal en un período de lento aprendizaje que es mimético y creatil respecto de su genealogía y que se va moviendo entre estos dos polor Se desplaza entre mimetismo y creatividad con voz balbuceante -es gran estética del balbuceo- y se inserta en la historia "particularmenl lenta de las civilizaciones, en sus profundidades abismales, en su§ ra gos estructurales y geográficos" de acuerdo con la gran reflexión c Fernand Braudel.ls Nuestra literatura se constituye como tal, conforr sistema en el tiempo de Ia larga duración -el tiempo en que se erig una cultura, una civilización- hasta llegar a una etapa de consolid ción como tal, que es el momento de independencia de su discurs,
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Fernand Braudel, Ecrit sur l'histoire, Pariis, Flamrnar¡on, 1969. La traduccii
es nuestra.
¿
Más allá del aporte permanente de otras literaturas y culturas, éste se asienta ya en sus propios modelos literarios y se nutre del imaginario social de su propia sociedad, eje sobre el cual articula ahora su espacio orgánico. Habrá otras maduraciones en la. lentitud de la construcción social: nosotros tenemos el privilegio y el desaflo de observar hasta aqul su movimiento, aprehender su utopía, organizar y reflexionar con los elementos que tenemos la búsgueda de nuestra expresión. El proceso de consolidación de una literatura: podrfa argijirse la perspect¡va rereorógica, ra v¡sión l¡nalista de esta proposición. Estamos en una situación en donde lo importante es la creación de una literatura au!ónoma y poderosa que trabaja independientemente. Es en este sentido que observamos las diferentes fases: una primera fase de implantacién, una segunda fase de superación, una tercera de indepenáencia. Ellas van respondiendo correlativamente a una época en dónde lo importante son los géneros, una segunda en donde io importante son los
movimientos
y
una tercera en donde
lo
impoitante son las
corrientes. También esto nos parece ser una evolución evidente en el tratamiento de la literatura. El primer perfodo observable es, pues, aquel que se desarrolla en el discurso dialógico del descubrimiento y la conquista, en donde los interlocutores consignan una visión de los vencedores y una visión de los vencidos como los polos en donde se va fraguando muchas veces en medio de grandes contradicciones ideológicas el discurso de.América.ro Se trata de un perfodo que se ha visto durante largo tiempo como una etapa negra de nuestra historia cultural por la impronta del dogmatismo y la dominación. Ya los estudios sobre Bartolomé de Las Casas, los recientes sobre Alonso de Ercilla, los trabajos de Antonio Cándido sobre la literatura colonial en Brasil, asl como los de otros investigadores, nos han entregado la perspectiva de un lapso de enorme dinámismo intelectual a pesar de la imposición y también justamente a ralz de ella. un período en donde surge la voz anticolonial desde el mismo colonizador, una etapa en gue la palabra se fragua en el mimetismo y el encubrimiento, que conforma un lapso de aprendlzaje y de formación. por esta razón a este perfodo hemos dado en llamar el periodo de Formación, y se extiende desde la textualización dialógica de la conquista hasta an-
tes del surgimiento del discurso ilustrado de fines del siglo XVlll, en
donde nos parece ver un cambio signif icativo en la textualidad. Ella asume allí otra perspectiva histórica: la de la emancipación. Desde luego que
no se trata de una conformación temática solamente, sino de una textualización de la historia, en la consideración.de que "la literatura ed historia, y.la historia, es un elemento de la estructura literaria y la expe riencia estética".rz Allf se va articulando un discurso americano, que Antonio Cándido reflexiona de la siguiente manera: 16 Véase Beatriz Pastor, El discurso narrativo de ta conquista de América, La Habana, Casa de las Américas, 1983. 17 Véase Robert weiinann, «sigrificación pasadá y sentido actual de los estudios de la historia literaria», en Eco, t. 35, n.213, Bbgotá, julio de 1929. -
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"En América Latina la literatura fue una imposición. Es curioso ver la correspondencia de los capitanes generales, Ia insistencia al mandar promover creaciones literarias. ¿Significa eso que era una literatura odiosa, reaccionaria? No. Ello es un mecanismo de dominación y dentro de ese mecanismo de dominación fue produ" ciendo sus contravenenos. Fue así. Yo pienso que durante todo ese proceso del descubrimiento ¿ la colonización -en el caso del Brasil es un discurso que se en cuentra desde el siglo XVI hasta el siglo XVlll- la constitución dt un discurso americano se dio con gran ambigüedad mediante ur movimiento dialéctico entre la visión realista y la visiÓn transf igu radora. Porque ambas eran necesarias para fa literatura, que erÉ una concepción de la realidad. Los recursos de los hombres erar muy pocos, y esto es una manera de comenzar a explorar el terri torio. Por una parte se necesitaban tantos esclavos para produci tanta azúcar constataba objetivamente-,po -Soares de Sousa otra se decía que a veinte millas del litoral aparecfan monstruos Es importante señalar que no sólo la literatura sino la propia ac ción del colonizador brasilero estaba entre esos dos polos. No s( trata de que el portugués fuera idealista o realista: era ambas cosat y ello constituía una constante. No era una mera proposición de li imaginación, era una necesidad de ocupar la tierra por la imagina ción al mismo tiempo que la tierra era ocupada por el trabajo. La li teratura, pues, en ese momento ocupa la lierra por la imaginaciór y esto es una de las grandes constantes de la literatura colonial creo que en toda América. Nuestra realidad fue ocupada por la ima'
ginación y la imaginación la transfiguró: surge entonces una vi
sión gue deja de ser cualquier necesidad de relación con la reali dad para ser creación literaria. Va a constituir el paso de la visión re¿ lista, el paso de la falta visión paradisíaca al discurso auténtico, a discurso literario. Esta es la dialéctica. Entonces yo pienso que debe rla considerarse en ese primer momento la línea que muestra los dor tipos de discurso y ver después cómo se transforma en discurso lite rario. Es un discurso literario que es una legitimación de la fantasfe
Aquello gue serfa hoy para un historiador irreal
o
fantásticr
exíste en la literatura. Por eso la literatura es tan fundamental et Brasil como en toda América en el período colonial más que el otros períodos: porque ella fue refuerzo de la colonización -la li teratura hacia circuiar los valores religiosos, políticos bajo la fot ma de valores estéticos- y por la ocupación imaginaria de la re¿ lidad que daba deseos para la acción. Yo estoy pensando en aquello que se podría llamar la constttu ción de un discurso americano para la colonia. Ese discurso arne ricano es la manera como el europeo ve América, la manera por li cual él trae los instrumentos de organizaciÓn de la cultura. Cre« que en ello habría dos partes: primero la formación de la imaget de América, con las dos llneas, como información y como transf i guración. Esta formación de Ja imagen de América, que de cierti
manera es en el fondo la apropiación de la tierra por el espÍritu, se expresa sobre todo en la prosa: crÓnicas, informes, relatorios, cartas, correspondencia de capitanes generales, etc. En segundo lu' gar yo hablaría de la tran§ferencia de las formas literarias europeas -el leatro. el ooema épico, el poema narrativo, la lírica- en donde encontrarÍamos otras dos líneas: como prolongación o con' tinuidad de esas formas y como alteraciÓn o ruptura, como modif i-
cación. Yo creo qué como ideas muy generales, esto resume un poco nuestra discusiÓn de ahora". En este período del discurso colonial y de su organizaciÓn es posible delinear una aproximaciÓn específ ica del escritor al espacio a través de Ardao la ha denominado la "americanidad" QU€ la escritura
-,
-Arturo se trasforma posteriormente en el momento de la llustración, llegando de una actitud militante: el "americanismo". tomar el carácter a "En Brasil nosotros distinguimos -agrega Antonio Cándidodos etapas muy distintas: ia primera es el nativismo, cuando uno tiene conciencia de su paÍs, orgullo de su país. Hay por ejemplo un h¡stor¡ador que escr¡b¡ó un libro muy interesante, en el paso de la crónica a la historia, se llama Historia de la América portuguesa. Era un himno ai Brasil. Ese himno era exageración de la realidad, cariño por la tierra y al mismo tiempo con la máxima f idelidad a las instituciones monárquicas portuguesas, a la metrÓpoli. Eso es nativismo: amor por la patria, por su naturalidad. El nacionalismo existe cuando está vinculado más o menos a la idea de separación, a la idea de identidad política. Es un proceso lento que empieza en la mitad del siglo XVlll. El nativismo existió desde el siglo XVl. En el Perú es el caso de Túpac Amaru,,un hombre que quería restaurar el imperio en un pais dependiente en el siglo
xvlll. Primero se conoce la t¡erra por los sentidos, después por el in' telecto: Nihil est in intelleetus quod prius non fuerit in sensu." Aqui se encuentra, pues, uno de los fundamentos de la transformaciÓn del discurso del período de Formación al de Emancipación. "Yo diría que el nativismo es específicamente un -dice Jacques Leenhardtdiscurso que se da en el marco colonial, en cambio el nacionalismo es la superación de la colonia y se da en la organizaciÓn de la nación"' El segundo período está marcado por el cambio de actitud de la textualidad que llega a constituir sistemática y cohere|'temente un discurpeso de a EmancipaciÓn literaria. Estableciendo una ruptura -vale la instancia una siendo perÍodo continúa que este segundo en na insistir f
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constructora del discurso literario sin embargo- que se desplaza un permanente juego de ruptura y continuidad. Establece la ruptura la medida en que la colonia es realmente un momento de implantaci un momento de transferencia cultural. A partir de la llustraciÓn comi za una etapa de creatividad, de af irmación acrecentada de originalid
Esta búsqueda de originalidad conduce a otra ruptura y otra co nuidad: se desplaza a las viejas metrÓpolis -España y Portugal- y mienza Francia a asumir el papel de polo cultural activo. En cierto mc la relación nueva con Francia puede visualizarse como un modo alienación, pero simultáneamente, al mismo tiempo implica una ma de liberación. Los tres grandes momentos que se desarrollan en te período, y -lluminismo, Romanticismo Positivismo- corresponc a un mismo proceso histórico-literario: la liquidación del arte colonia en esto reside también su continuidad, Apunta Angel Rama:
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"Yo creo que como es el Positivismo lo que tenemos más cer perdemos de v¡sta lo que fue el Flomaticismo y lo que f ue el llu
nismo. El lluminismo fue también una ruptura. Los tres
hac
grandes avances en el proceso y creo que -contrariamente a que se tiende a pensar por la influencia muy marcada del fin siglo- no pueden dejar de mantenerse en un debate, que es1 vinculados los tres, que están asociados entre sí. Yo realme siento que hay tres grandes bloques: el lluminismo, el Romar cismo, el Positivismo con la aparición del realismo y las forn peculiares de su culminación. Allí entra el Simbolismo como r especie de bisagra, que dentro de América todavía debe much ciertos patrones propios del siglo XlX. Esos tres grandes mom tos son como escalones sucesivos de una emancipación que e buscándose a sí misma y estableciendo qué es lo significati Hay una irrupción intermedia luego, antes de las vanguardias nacionalismo. Lo tenemos ya desde las proximidades del Cer nario. El Centenario es una apoteosis nacionalista en
-1910-en que se configuran filosofías dos lados. Es un momento cionalistas y se hace toda la defensa de ellas. En cierto modo también sociológicamente la aparición de los sectores med
I
que empiezan a dar su nota en la literatura. En algunos países
te proceso se da desde el novecientos (en la Argentina),
perr
gran ruptura se consolida entre el diez y el veinte con la aparic de la poesla de Vicente Huidobro, de la poesía de César Valle reacción contra el pos el Ateneo de la Juventud en México de Alejandro Korn y Car vismo-, la aparición de la filosoffa-de
YazFerreira en el sur. Son movimientos que abandonan el si XIX y entran en al§o que va a ser marcadamente el siglo XX. C que desde el punto de vista de cierta homogeneización se po( incluir todo este proceso en el segundo período; desde la llus ción hasta 1910 aproximadamente".
Este segundo perlodo, que responde, como señalábamos, a un movimiento de superación del estatuto colonial de la literatura, es la expre. sión de una textualidad de contenidos concretos. En el ámbito de la llustración el surgimiento del nuevo intelectual constituye uno de ellos, tal vez el primero a enfrentar. Es el diseño del intelectual concebido co mo un pensador, en una globalidad que escapa al estricto plano literario: es el intelectual iluminista con todos sus proyectos. Emerge una "l¡-
teratura pública" en el sentido de concertación colectiva, en donde también entran proclamas, actas lndgpendentistas, periodismo cientlfico-literario, poesla patriótica, etc: Asf ocurre con intensidad en Brasil: se produce 6¡ surgimiento del "arcadismo", que fue un rococó, tan-
to en Brasil "¡¡¡ como en México, y gue es necesario explorar como fenóme. no. La llustración, como primer momento dé formac¡ón de la conciencia nacional, con predominio neoclásico y supervivencias barrocas da lugar a este fenómeno. La literatura jesultica es notable y en Brasil se puede observar una importante polémica entre los jesuitas y los intelectuales ilustrados que apoyan la polltica del despotismo ilustrado. Los viajeros ilustrados son también parte de la cultura de este momento. Es importante señalar que la llustración desciende al pueblo en la medida en que necesita reclamar el apoyo de los sectores bajos de la sociedad. Altl se sitrla José Joaquln Fernández de l-izardi y la poesfa popular de Mariano Melgar y Bartolomé Hidalgo. Es el momento en que va delineándose la noción de literatura nacional.
"El surgimiento de las nacionalidades -dice Domingo Milianino es una expresión puramente polltica: surgen las literaturas na' cionales diferenciadas, se rompe el modelo. Surge la América, el
primer americanismo y los grandes proyectos continentales para entrar de lleno al surgimiento de las literaturas nacionales. Es es' pecfficamente el nacionalismo literario con el romanticismo, con el socialismo utópico, con el positivismo inclusive, que después se rompe con la intención universalista del siglo XX, que es.la modernidad. Es muy diffcil establecer un modelo abarcador Cuba se inde' pendiza en 1898 y necesitamos sin embargo hablar antes de ind+ pendencia convencionalmente. A ésta sucede el surgimiento de las nacionalidades gue es ya mayoritariamente para América el surgim¡ento de una conciencia nacionalista polltica y literaria también: son las literaturas nacionales, los costumbrismos, los tradicionalismos, el romanticismo, nacionalista, hasta el positivismo. Posteriormente üiene entonces la ruptüra con el modelo na' cionalista para entrar en una intención universalizante, cosmopo' lita, que sería la modernización. Es necesario dejar perlodos abier' tos, sin establecer topes cronolÓgicos". En la proposición de Antonio cándido al respecto hay otras dimen' 34
siones, que concuerdan y también difieren en alguna medida con esta participación:
"Estoy pensando en ra titeratura brasiteña, -dice cándidogue es ra ünrca que conozco. concuerdo plenamenüEtlnimento de la rndependencia es uno ¿e ros rárós
ilñ;i;;n-qü;r",
tegorras estéticas, hisróricas poilticas "". v ras personas qu is ieron tambi én i ndependizarse ""i;"ñ;;.'p';ñue iterariamente-, inc uso adoptando modelos extranjeros: italianos, alemanes, po, es que ro que fue er exotismo para et europeo "ro rue'nac'íonarismo r
r
para nosotros. por eso para nuestra Oei¡n¡c¡On J-'pioUr"r" contrastivo ,r: importante. Hay realmente un momento;;;; Trr. cional¡smo y de independencia qrá da en varios p"ilooL. cu-
"" l8"ii'JJ"ái:;,33íff l3?"?"f #*i"?li,f :::;:,ii"*"¿T,ü§l,
con cosmopoliüsmo. para nosotros es lo mismo, se llama Simbotismo y parnasianismo, pero en ra riteratur" áil" ación der regionarismo pintoresco y particurarisia "íóio"á "r"¡-os mismos escrítores Coelho por Neto, ejemplo_ que cuando ha-Henrique clan literatura culta eran tremenOámente portugueses, europeos, cosmoporitas, escribfan cuentoi iájionariitas p]ntor"d"á""pr"go nando que habra que descubrir er Brasit. En eLm¡srñá moÁ-"-nlá
in qr"
ge.0roduce ro que se rtama er movimiento de ra riteratura regionatista brasireña, ra "riteratura sertaneja", qr" * ," ár"iiJrá=,n,"n no. Coincide co¡.el simbolismo y eiparnasianismo. Entonces ya no podemos habrar-ahf de cosm'opoiitirmo ru""ái"noo á'in nrcionarismo. La única manera de ver ros,perlodos en América
na es ver en
perlodo los elemento" tuaciones de conflicto". "onfli"tuái"r, cad-a.
Lati-
ü"
"i-
En el cicro romántico se hace necesarío observar ra adaptación que hacemos de este movimiento en er área recepción: hemos tomado atgunas de sus *neas de. desarroró ói¡éiü. por ejempro, en rugar der. tono romántico intimista ra riteratura ütñio"*"ri"ana ha adoptado er tono.románticosociar, en. un rineamiento progresista. La americanización
¡;;u
del romanticismo implica una visión que-sosraya ro que trav oe sus fuentes. su movimiento básico es la naá¡onátizacion de ro pintoresco y lo exótico, con un primer momento de fuerte refrexión .oi¡opáriti"" v de problematización de nociones como ras de curtura y rengufnacionates. un. segundo momenro aparece caiaáieiizaoo pór'et-sántimáñiar¡smo en ro temático e ideorógico , y pot ra conformación de una narrativa. Entre los géneros es importante
el desanollo del cuadro de cos-
tumbres..surge una poesra romántica y una prosa de refrexión de carácter sociológico, crrtico y porftico. sarm¡entó expresa cabarmente este
que habia momento. En esta.etapa el relieve es de la novela, el,género que es el mefolíetín, El Lizardi. de surgido con José.toaqiin-fernández lodiama romántico, la novela por entregas, se extiende a lo largo del nueva' á Xf X' con el surgimiento de la gran prensa, la comunicaciÓn que sitúan se los escritores, "igf sobre siestablecen modelos imperiosoJ proimpOrtante la gauchesca, literatura La mercadO. el en relación con Her' José de Fierro, Martin én á;";i¿; poputar Oet sui,iiene su centro romántico' teatro parte, un por otra nández mientras surge, reEl tercer momento de este perlodo está marcado por el dis-curso positiva' El simboideologfa atista y parnasianista, imbricádos en una La i¡*mo'entra a la disoíución del positivismo y a su transformaciÓn.
ousqueoadelarealidadquesignificaundesarrollodelaconcienciana. y una.mayor y más rigu;i"ülñli¿a una crítica de livisión idealista está enmarcado en la momento Este continente. al iosa aproximación influenciadelacienciamoderna,regidaporunaorientaciónpositivista estéy naturalista, tanto en ia biologia coriro en la sociología' En el nivel por una parte partir romanticismo: del a bifurcacidn prodúce una íico ,e tradicionales, formales y semánticos' que
la alteráción de los nexos a la organi' conduce al simbolismo; por la otra, la importancia conferida zación formal, cuya exprásión típica es ei parnasianismo' Se desarrollan romántitambién las tendánciaL realistas contenidas ya en la narrativa como anterior, al antitético como momento vei este ;;. E;iñ"rtante ref lereacción sociológica a-tá ñistor¡a romantizada. Es una tentativa de
contra la xión sociológicá sobre América Latina que reacciona ruptura es secuencia nistórica de fomación de conciencia. En Brasil la á-ü lioiánta. es et *oln"nto det triunfo de ta novela con Joaquim
la novela. ruáár,"oo de.Assis y la narrativa realista, la gran expresión de elperfodo como y asl r, i"r6i¿n el gran período de la crítica el ensayo iet teatro, con la ilegada det teatro naturatista. Para los bloque hispanoamericanos, parnr"o y simbolismo constituyen un solo ' el Modernismo, que án esta líteratura tiene un desarrollo más especta' Rodó cular que en la.Oias¡üná, nu¡¿n Darío en la poesía, José Enrique la novela' en Rodríguez Díaz Manuel en - el ensayo,periodo, el áe la ln-dependencla literaria, está marcado ei tárcei poi ,n" polarización: la de vanguardismo y regiona.lism.o'.Alrededor de tex' iglO re ób"era la irrupción tie una conciencia nacionalista que se AzuelaMariano Rojas, Ricardo Gálvez, Manuel el caso de tualiza
;; ;;1"il"i
-es
enloqueconstituyeunaafirmaciónnacional,queluegotomaráuncarác. ter aniimperialista. Esta conciencia nacionalista está enmarcada en dos situaciones históricas importantes, que la hacen conso.lidarse
entre1910y1920:porUnaparteelCentenariodelalndependenciaypor na' ótra, eL fenómeno'de la Revolución Mexicana. Es una afirmación en qr" se combina con la destrucción del porfirismo.'Estamos procesos y de "¡ol"t ,n perióOo de surgimiento de nuevos sectores sociales que de Lrbanización. Aparece una literatura sencillista: una literatura puedecontarlavidadelbarrio,lavidadelafamilia,losproblemasso. cialesenqueestán.Noesestrictamenteunaliteraturasoc¡al,peroeS 36
una literatura inipregnada de nuevos valores que no tiene relaclon cor el modernismo hispanoamericano. Hay una transiciÓn marcada por un acento nacional americano antimperialista. Esta situaciÓn varía desde luego dentro de las diferentes áreas continentales y existen excep'
ciones, como la de El Ateneo de la J uventud en México, cuya preocupa' ción es la cultura universal. En este movimiento conjunto de cambio en la literatura, en donde se sitúan Ramón López Velarde, Leopoldo Lugones, Baldomero Fernánde; Moreno,.Manuel Gálvez, comienza a surgir una narrativa popular' dt consumo de las clases ascendentes. Allí podría considerarse incluso a Borges del primer momento, del mismo modo que al grupo Minorist¿ cubano, que presenta elementos del mismo tipo. Respecto de este mo mento apunta Angel Rama:
"Lo que quiero señalar es que ahí hay un proceso de transiciÓn y de transformación antes que estudiemos vanguardia y regionalis' mo. Es la nueva fuerza nacionalista que sostiene luego el esfuerzc de los escritores regionalistas en muchos lugares, porque van a asumir también la necesidad de reivindicar sus circunstancias. Es en el fondo la negativa de todo el extranjerismo,del cosmopolitis. mo que había practicado el modernismo nuestro, el simbolismc de Brasil. Contra ese cosmopolitismo hay una ruptura y una bús' queda de af irmación nacional. Ahí hay toda una formaciÓn poética
que me parece muy importante y que está en la generación na' cionalista. Porque no es sólo Manuel Gálvez, son también Baldome' ro Fernández Moreno y Ramón López Velarde quienes marcan con toda nitidez ese momento. Se quiere rebajar el esplendor moder nista: es Carlos Pellicer, es Luis Carlos López. Yo creo que todc esto es un centro, que toda esa formac¡ón nacionalista podrla or' ganizarse en capltulos por zonas en distintos momentos. Yo crec que hay un cambio: es como si entráramos en América Latina cor más soltura en ese período. Luego viene el proceso de los veinte y los treinta con sus dos vertientes más marcadas -una de van, guardia y otra de regionalismo- y luego, ya de los cuarenta er adelante, el proceso de lo que podríamos llamar la lileratura ac' tual, la literatura presente. Hay autores que están en uno y otro la' do: el Borges de los veinte no será el posterior". Hacia los veinte es la irrupción de la vanguardia con su vinculaciór cosmópolita y el esplritu de la modernización que en el continente asu me distintas modulaciones de una expresión ideológico'política. Estt componente ideológico-político es latente y asume formas tanto de na cionalismo como de vanguardia política propiamente dicha. En Brasil en los años treinta, se acusa a las vanguardias de ausentismo político Es la vuelta a los elementos románticos, a la identidad nacional, ur problema itleológico más que directamente político. Sin embargo, ur
sector de la vanguardia brasileña toma directamente el camino de la de' recha recalcitrañte. En Hispanoamérica en general su expresiÓn políti' ca es más definida, aunqué en ciertas áreas como la Argentina está pre' sente más el nacionalismo que la preocupación política propiamente tal. l-lay casos de politización muy clara: Lima y Amauta, Venezuela con el grupo de válvula. La vanguardia tiene como centro cronolÓgico y simbólico para todo el continente la Semana de Arte Moderno de Sáo Paulo, en el año 1922. El fenómeno brasileño es de una importancia muy grande, así co' mo el hispanoamericano. Encontramos allí, con las primeras obras de Mário de Andrade, con las de Vicente Huidobro el comlenzo de la cons' titución de una estética. Un estudio de las formas de apropiaciÓn de las literaturas europeas es allí importante, en especial porque nuestras lite' raturas vuelven a absorber esos materiales. Se trata curiosamente de un fenómeno nacional de abastecimiento internacional. lngresan las corrientes modernas -el cubismo, el dldaÍsmo, el futurismo* y co' mienzan incluso a aparecer rasgos norteamericanos menofes' Se llevan a cabo formas de vinculación: las visitas de Blalse Cendrars, de Filippo Marinetti, y ya formas más expeditas a través de revistas,de manifies' tos. El capltulo regionalismo se inicia con la novela de la Hevolución Mexicana, tipo interesante de novela gue toma todo un tramo de la hístoria de México. El regionalismo aplica el análisis de creación, el anál¡sis litarario a distintos lugares de América y desarrolla una concenlración de conocimienio sobre ellos: se trata de verdaderas aventuras nac¡onalistas. Como material está alll todo él regionalismo narrativo brasileño y el hispanoamericano, que és una producción rnuy grande. Dentro de este tema aparecen especies de subtemas indépendientes: el negrismo, con la poesfa que se produce desde Cuba al Rfo de la Plata. Por otra parte, y respecto de otra zona, surge el indigenismg con la preocupación sobre el indio con pautas ya modernizadas, a lo largo de la cordillera de los Andes. Está toda la tes¡s indigenista, la ideología indigenista que loma gran importancia: ¿cómo se debe llamar América, Hispanoamérica o ln' áoamérica? Haya de la Torre hablará de lndoamérica, mientras para Fernando Ortiz se trata de Af roamérica: §on los dos grandes f ragméntos de toma de conciencia. se trata de un discurso literario con su ideología, con su planteo de formas, con una recuperacÍón de temas. Dentro de este sector de materiales se encuentra también el nativ¡smo, el criollis' mo: incJuso la literatura urbana de los veinte en Buenos Aires es un acriollamiento, como,en el caso chileno de José Santos González Vera y en la novela Las mat cattadas de Benito Lynch. Dentro siempre de la atmóSfera del regionalisrno hacia los añ,os treinta se encuentra una novela social que tendrá mucha importancia. Dentro del gran ernpuje de las vangualdias la poesía es una explosiÓn: allí surgen Mánuel Band'eira, Pablo Neruda, César Vallejo' que son creadoresJundamentales. Es importante el ámblto de las vanguardias con su aliento de subversión de la palabra, porque tamb,ién alll se encontra'
rán las bases de lo que será posteriormente la narrariva nueva: Migue Angel Asturias, Alejo Carpentier, etc. Bajo la égida de la poesía, que er el gran género de la época, está toda la aparición de la nueva noveia. Es ta se inicia, de alguna manera, ya desde Mario de Andrade, con las pri meras novelas de Vicente Huidobro: en los veinte está el comienzo de l¿ nueva narrativa a la que generalmente se ubica en los cincuenta. La producción de discursos es enornie en ese mom,ento, hay formar de apropiación, de vincuracién , de creación de ríneas, oe iÁvestiga ción estética gue configuran una verdadera eclosión.
"Yo personalmente pienso _dice Angel Rama_ que ten.emos dos vanguardias: una muy vinculada á Europa, qüe va desde Huidobro, que se integra al mundo europeo,a Borges, en donde termina ese modero de rnovimiento. Hay otra vanguardia: vailejc no se integra en esa forma, él escribe Trilce ea lgZZ en la ciudad de Trujillo. Creo qr:e hay un doble movimiento de las vanguar. días: las vanguardias gue se insertan totalmente en la corri,ente europea -los mexicanos Manuel Maples Arce y Garlos pellicer_ pero al mismo tiempo olras gue tratan en lo posible de integrarse
a procesos de recuperación. Mário de Andrade, ¿no,es más bien el
intento de recuperación antropológica de ros erementos que for. man la nacionalidad? Oswald de Andrade, en cambio, parecería estar mucho más anclado en 'la nutrici,ón vanguardista europea. Es el movimiento de las influencias europeas y las recupera. ciones nacionales que buscar otro modo de decirlo .pero es la idea- que da-habrá la ambjvalencia dentro del proceso de la van. guardia, una vanguardia que ya no es ¡ñritación refleja. Hay imita. ción, pero la imitación sirve simpremente para hacer una búena investigación de nuestra realidad. yo siento que en general el movimiento oscila entre esas dos fuerzas, y propondria que trabajára. mos qsí porque incruso es ro diferente del período de fin der sigro XlX. Es necesario organizar una materia enorm,e en torno a esas dos fuerzas que funcionan én er ciclo der veinte y el treintá soramente." En la revisión de ros materiares comienza a derinearse como gran tema lo que se dio en ilamar "ros Maestros der continentá;, rós qu-e ánseñan disciplina, rigor, ampritud de visión; son ros qr" co*i"nzán a at¡rmar América Latina y que tienen una dimension oe'magistá¡oloá ient¡-
rrrár ipon !9-09!ryOOico. que emerge después de ros sucesos de paiamátoéó"áááe isiólÉ"oro Henrlquez ureña marca con toda craridad er americanismo, miántras rt Ateneo de ra Juventud no es americanista en ese mornento. Este grupo Es una.generación antimperiatista
r"ry
muestra un proceso transicional y va abriendo nr"*" piáUr191ican.o mas:en ro riterario son Arfonso Reyes,peáro Henriqu", Uiuñá i'i"ue Vasconcelos. Eroo son universaristás pero iom¡enzar¡ un ,"nüí" *rv americano. A partir de aflí serfa necesaiio reconstruir en Rmér¡cáiás casos sirnitare§' como er der peruano Francisco García ciil;¿;; oir
"r-
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gentino Manuel ugarte y en Brasif de Manuel Bonf im. Surge el gran te'
ma del americanismo y el anttmperialismo, que se estructura a partir de
los acontecimientos históricos.
''El Ateneo de la Juventud
Angel Rarna- er¡ ese rnotnento no
-dice es americanista. Está precupado en discutir la filosofía universal, de le' er a Platón y a Kant. En carnbio Manuel Bonf im expresa clararnente la aparición de una conciencia, de una afirrnaciÓn nacional a cornienzos
de siglo. lncluso la discusiÓn con Silvio Romero sirve para hacer un aparte de aguas. Bonf in era un maebtro de escuela, hay allialgo rnuy bo' nito de una nueva capa social. También en este momento aparece una sociología que empieza a trabajar sobre los temas nacionales, los te-
mas sociales, José Vasconcelos pertenéce a esa línea, pero después de El Ateneo; en El Ateneo pide la lectura de los hindúes. Pero visita Brasil, Argentina, y un libro capital suyo es de 1921. Es el gran tema del americanismo y el antimperialismo. Fleredan y estructuran ese antimperilismo sobre todo a consecuencia de tas intervenciones cuando la Flevolu-
ción Mexicana. Aparece con claridad un pensamiento antimperialista
que va a ser rector dentro de América. Sería importante que dentro de Ia af irmación nacionalista podamos reconstruir a esos maestros y podamos fijar ese americanismo como una ñueva concepción integradora, como una forma de defensa que lleva a los estudios sobre lo propio: ahí está el cubano Fernando Ortí2, están todos los que trabajan sobre
nuestra realidad cultural. El argentino Ricardo Rojas es la af irmaciÓn nacionalista, pero se adelanta en cierto modo. Yo insisto en que en esa fecha se va a sumar el centenario de la lndependencia y la BevoluciÓn Mexicana, y esto genera una fuerza inmensa dentro de América de conciencia americana, de concienc¡a nacional. Hay una transición marcada por este acento que hace aparecer una literatura sencillista, que también está en Brasil. Después varía en diversos lugares, y la generación de El Ateneo es una excepción dentro del conjunto por su enorme preocupaciÓn por la cul' tura universal. En este sentido todavía parecen ser hijos del modernis' mo. Parecen estar defendiendo esa preocupaoión, pero haciéndola rigu' rosa. Porque ellos son maestros del rigor: ellos enseñan eso. También Justo Sierra es un poco padrino de todos ellos: los ayuda en todo, les abre camino. J usto sierra preparaba su descendencia a través de El Ateneo. Todavía es ese pensamiento que no sé si hay que ubicarlo en el perlodo anterior; lo que pasa es que luego pasaron a ser los gran des maestros: Alfonso Heyes y Pedro Henríquez Ureña son maestros de toda América, pero son maestros en la medida en que se transforman 'primer americanismo real. Bolivar, desde en americanistas. Es casi el pero no sucede nada: es el fracaso dél Congreso luego es americanista, Anflctiónico. El real americanismo se produce en el siglo XX. Entonces es fundamental para lo que venga después."
Unodelosproblemasquepresentaestetercerperíodoalhistoriador'
es el que él mismo está viviendo la carencia de la perspectiva temporal 40
necesaria para observar los fenómenos. La literatura que surge en lc años sesenta por ejemplo, y que constituye un material de enorme ir portancia, conforma el proceso, la unidad que estamos vivieñdo hoy, que estamos observando actualmente. En esa medida la evaluación t difícil. En Brasil enmarca, por su parte, la aparición de las úttimas va guardias. Es por eso que pensamos que una revisión histórica es nec sario dejar un perÍodo libre, que permita observar los problemas con guna perspectiva. Pensamos actualmente que la etapa de la lndepe dencia literaria es posible de ser observada con algún decantamien. de la discusión crítica hasta fines de la década de los sesenta, al cuando para las últimas décadas, el problema subsista en gran medid
¿
Sobre la evolueión de la lengua
. El ámbito de la lengug parece constituír un ámbito priviregíado de e tudio historiográficQ, en el sentido de que el movimiento dé autonon
zación que ella vadesarroilando respecto de ra rengua metroporitana e un indicativo importante en el proceso de consolidáción de lá literatur continental. si bien existen estudios dialectológicos parciales en Méx co' o en el lnstituto caro y. cuervo de colombia por ejemplo, parecier ser que no se posee un material suf iciente respecto de ia di'acronÍa de la hablas que permita un estudio de ra evorución de ra rengua en er cont nénte' Pero no es exactamente a ese ámbito ar que nos {ueremos apr, ximar, sino a la lengua en su función riteraria. Én efecto, parecierá p<
sible observar allí un proceso de la lengua en su función literaria: su
utilizaciones, las discusiones en torno ála lengua y la literatura, su int
titucionalización. Este deslinde va dando tuces asimismo respecto dr proceso de independencia del discurso de la literatura. "Es Rama- cómo se consideró y se dio la lengu -dice Angel por la literatura. Hay un cambio muy marcado en el siglo XIX: tod
el problema de abandonar el español, las reformas ortográficar
toda la discusión que lleva hasia el brasileño Ruy Barbosá, que e qué se hace con la lengua y cómo se maneja. Ahí-está nada meno que Ruf ino Cuervo, están todos los grandes lingüistas. Es una ir quietud que ocupa el siglo XIX y hasta comienzos del XX. y allí es tá el otro problema, la inserción de las lenguas más popularer incluso de las lenguas indias, o de formas indias, dentro de la litr ratura. Allí hay otro gran debate sobre la lengua: la absorción de habla. La discusión del grupo de.Buenos Aires: de Amado Alonsc
de Pedro Henríquez Ureña, de Raimundo Lida, de Angel Rc senblat. Es apasionante, en el siglo XIX todos los diccionarios d, americanismos se agregarÍan al Diccionario de ta Reat Academi Española, pero no se atreverían a tocar el español americano. So 4'
oentino Manuel [Jgarte y en Brasilde Manuel Bonfim. Surge el gran te' ña oel americanismo y el anttmperialismo, que se estructura a partir de los acontecimientos históricos. ..EI Ateneo de laJuventud Rarna- er¡ ese tnornento no -dice Angel es americanista. Está precupado en discutir la filosof ia universal, de leer a Platón y a Kant. En carnbio Manuel Bonf im expresa clararnente la aparición de una conciencia, de una afirrnación nacional a cornienzos
de siglo. lncluso la discusiÓn con silvio Romero sirve para hacer un
aparté de aguas. Bonf in era un mae§tro de escuela, hay alli algo muy bo' nito de una nueva capa social. También en este momento aparece una
sociología que empieza a trabaiar sobre los temas nacionales, los te,as sod¡ules, José Vasconcelos perlenece a esa línea, pero después de El Ateneo; en El Ateneo pide la lectura de los h¡ndúes. Pero visita Brasil, Argentina, y un libro capital suyo es de 1921. Es el gran tema del americañ¡smo y el antirnperialismo. Heredan y estructuran ese antimperilismo sobre todo a consecuencia de las intervenciones cuando la Revolución Mexicana. Aparece con claridad un pensamiento antimperialista que va a ser rector dentro de América. Sería importante que dentro de la af irmación nacionalista podamos reconstruir a esos maestros y podamos fijar ese americañismo como una ñueva concepción integradora, como una forma de defensa que lleva a los estudios sobre lo propio: ahi está el cubano Fernando ortí2, están todos los que trabajan sobre nuestra realidad cultural. El argentino Ricardo Rojas es la af irmación nacionalista, pero se ade' lanta eñ c¡erto modo. Yo insisto en que en esa fecha se va a Sumar el centenario de la lndependencia y la Revolución Mexicana, y esto genera una fuerza inmensa dentro de América de conciencia americana, de conciencia nacional. Hay una transición marcada por este acento que hace aparecer una literatura sencillista, que también está en Brasil. Después varía en diversos lugares, y la generación de El Ateneo es una excepción dentro del conjunto por su enorme preocupación por la cul' tura Lniversal. En este sentido todavía Barecen ser hiios del modernis' mo. Parecen estar defendiendo esa preocupación, pero haciéndola rigurosa. Porque ellos son maestros del rigor: ellos enseñan eso' También Justo Sierra es un poco padrino de todos ellos: los ayuda en todo, les abre camino. Justo sierra preparaba su descendencia a través de Ei Ateneo. Todavía es ese pensamiento que no sé si hay que ubicarlo en el período anterior; lo que pasa es que luego pasaron a ser los gran des maestros: Alfonso Réyes y Pedro Henríquez Ureña son maestros de toda América, pero son maestros en la medida en que se transforman 'primer americanismo real. Bolivar, desde en americanistas. Es casi el luego es americanista, pero no sucede nada: es el fracaso del congreso AnfJctiónico. El real americanismo se produce en el siglo XX. Entonces es fundamental para lo que venga después." período al. historiador' Uno de los problemas que presenta este tercer perspectiva temporal es el que él mismo está vlviendo la carencia de la 40
necesaria para observar los fenómenos. La literatura que surge en lc años sesenta por ejemplo, y que constituye un material de enorme ir portancia, conforma el proceso, la unidad que estamos viviendo hoy, que estamos observando actualmente. En esa medida la evaluación r difícil. En Brasil enmarca, por su parte, la aparición de las últimas va guardias. Es poreso que pensamos que una revisión histórica es nec sario dejar un periodo libre, que permita observar los problemas con guna perspectiva. Pensamos actualmente que la etapa de la lndepe dencia literaria es posible de ser observada con algún decantamien' de la discusión crítica hasta fines de la década de los sesenta, ar cuando para las últimas décadas, el problema subsista en gran medid ¿
Sobre Ia evolueión de !a lengua El ámbito de !a lengua parece constituír un ámbito privilegiado de e tudio historiográfico, en el sentido de que el movimiento dé autonon
zación que ella va desarrollando respecto de la lengua metropolitana e un indicativo importante en el proceso de consolidáción de la literatur continental. si bien existen estudios dialectológicos parciales en Méx co, o en el lnstituto Caro y Cuervo de Colombia por ejemplo, parecier ser que no se posee un material suf iciente respecto de la diacronÍa de le hablas que permita un estudio de ra evolución de ra lengua en el cont nénte' Pero no es exactamente a ese ámbito al que nos queremos apr« ximar, sino a la lengua en su función literaria. En efecto, pareciera p< sible observar allÍ un proceso de la lengua en su función literaría: su utilizaciones, las discusiones en torno a la lengua y la literatura, su inr titucionalización. Este deslinde va dando luces asimismo respecto dr proceso de independencia del discurso de la literatura. "Es Rama- cómo se consideró y se dio la lengu -dice Angel por la literatura. Hay un cambio muy marcado en el siglo XIX: tod el problema de abandonar el español, las reformas ortográfical toda la discusión que lleva hasta el brasileño Ruy Barbosa, que e qué se hace con la lengua y cómo se maneja. Ahí está nada meno que Ruf ino Cuervo, están todos los grandes lingüistas. Es una ir quietud que ocupa el siglo XIX y hasta comienzos del XX. y allíer tá el otro problema, la inserción de las lenguas más popularer incluso de las lenguas indias, o de formas indias, dentro de la litr ratura. Allí hay otro gran debate sobre la lengua: la absorción dr habla. La discusión del grupo de.Buenos Aires: de Amado Alonsc de Pedro Henríquez Ureña, de Raimundo Lida, de Angel Rc senblat. Es apasionante, en el siglo XIX todos los diccionarios d, americanismos se agregarían al Diccionario de la Real Academi Española, pero no se atreverían a tocar el español americano. So 4'
repertorios lexicales para s¡tuar al lado del Diccionario de la Academia. En el siglo XX comienza a ser la lengua española de América. Brasil tiene un diccionario que se llama Diccionacio brasileño de la lengua portuguesa que está hecho desde la perspectiva brasileña: es una revolución. Nosotros no tenemos hecho eso por el problema de la diversidad de pafses. Los mexicanos ya hablan del español de México con toda soltura, lo cual significa reconocer que esa lengua está funcionando y paralelamente en la literatura empieza a considerarse asl. Se acabaron los glosarios al final de cada libro: ahl hay toda una transformación en el uso de la lengua de mayor arrogancia. Voy a contar un eiemplo ilustrativo. Con mis alumnos nos dimos cuenta que en un ejernplar hecho en España de las obras de Juan Rulfo todo término mexicano fue trasladado al término español. No habla un solo telocofe. Levantamos todos los términos que hablan sido alterados de la edición de Fondo de Cultura y Rulfo hizo una declaración oficial negando la edición española que tuvo que ser quemada por ser atentatoria de su texto, para hacer una nueva edición copiando cuidadosamente la de Fondo. Esto ha sucediclo también con Gabriel Garcfa Márquez y Roberto Arlt." La afirmación del español de América tiene por otra parte una serie de manifestaciones, como la traducción en Argentina, en Venezuela, en otros países de William Faulkner, de James Joyce, de los clásicos. Ade-
más hay un trabajo concreto sobre la lengua que están desarrollando los estudios lingüfsticos continentales y que tiene también relación con el uso literario del español de América, flel portugués de Brasil asl como en el Caribe la labor del lnstituto Lingüfstico Antillano respecto del papiamento o los trabajos sobre el créole en el ántbito francófono. Estos problemas constituyen un campo interesante de la historiografla literaria continental, en donde los deslindes en el campo de la enunciación ponen en evidencia la evolución histórica de la literatura, de un discurso que va asumiendo etapas en su proceso de afirmación. Los problemas metodológieos La complejidad de conformación y de evolución del discurso literario,
que hemos ido abordando, tiene desde luego importantes implicaciones en el ámbito teórico y metodológico. Estas implicaciones se observan al mirar el material historiográfico en una doble aproximación: considerándolo, por un lado, par.te de la cultura occidental, y, por otro, intentando deslindar los mecanismos de apropiación que hacen a la particularidad de estas literaturas culturas-, aquellos con -y estas los que una cultura dependiente asume a las culturas metropolitanas, las formas de respuesta creativa que ella desarrolla en esta situación, asl como el modo en que asienta su legado para constituirse en su propio modelo de referencia. 42
Nos parece que en la medida en que las discusiones y el avance del
trabajo lo permiten, se nos hace .necesario aludir tanto a algunos problemas que es necesario delim¡tar como tales sin por ello ofrecer una respuesta, asf como a otros frente a los cuales es posible hacer una proposic¡ón tentativa. Cgmo ee evidente, tanto en uno como en otro caso, no hacemos más que proponer hipótesis que dan cuenta de nuestra aproximación, hoy, a la observación de estos problemas. Con el avance del conocimiento, con la adquisición de nuevos instrumentos teóricos y metodológicos se podrá seguramente intentar otras posibilidades, revisar las anteriores y dar un nuevo paso en la investigación de estas cuestiones. Nuestras anotaciones tienen el sentido de apuntar aquello que se ha discutido durante nuestro trabajo y nos parece importante y útil en nuesiro ámbito, o que se puede inferir de los problemas tratados durante el desarrollo de éste. Al dar una mirada a la composición del discurso literario de nuestro continente y a la diferenciación de sus sistemas, lo primero que salta a [a vista es la diversidad de ritmos temporales en que ellos se mueven, Efectivamente, s-e- trata de literaturas en donde por ejemplo coexisten sistemas literarios de temporalidades distintas, como es el caso de la coexistencia del sistema literario indígena y el sistema literario e¡'udito. En el ámbito de la temporalidad es posible también observar otro fenómeno: la existencia de llneas de presencia permanente en cuyas modulaciones surge un determinado momento de mayor fuerza. Domingo Miliani habla de la especifidad de la literatura latinoamericana en este sentido y de la necesidad de la aproximación teórica a esle problema para su conceptualización. No se puede decir, por ejemplo, en dónde comienza y en dónde termina gl Barroco, que está en el siglo XVI y que hoy encontramos en Alejo Carpentier. Lo mismo podrla decirse del nativismo en sus diferentes proposiciones. Son permanencias, es un continuo que cogxiste con otras lfneas de desarrollo literar¡o. El problema para la historiografía literaria es cómo dar cuenta de este fenómeno.
"Ahora, queridos amigos
-dice
Antonio Cándido- estamos
nuevamente en una encrqciiada. Ahora es el momento Qrucial porque tenemos una opción práctica. Yo estoy con mucho miedo porque toda nuestra formación teórica y crítica está basada en la idea de sucesión temporal homogénea. Nosotros negamos esto como actitud, pero la práctica está ligada con'una ley de sucesión temporal homggénea y qon una tendencia a no.reconocer las contradicciones. El princípio de identidad y de tercero excluido rige siempre nuestros pensamientos. Y nosetros lo estamos provocando, estamos bricando, estamos jugando eon la contradic.ción, con la abolición del principio de tercero excluido, con la abolición de la'idea de analog'la, con Ja abolición de la idea de homogeneidad. Han surgido aquí ideas muy bonitas. Ahora está apare-
qiendo realmente, por primera vez, el asomo de un método correspondiente a nuestras ideas. A partir de Caracas las ideas estaban fijadas, ahora está surgiendo un método. Entonces, con ese método nuevo, si nosotros hacemos esto, se niega toda posi43
bilidad de una historia como la que hemos concebido hasta aquÍ y corno en el fondo inconscientemente estamos concibiendo, a pesar de nuestras af irmaciones superf iciales de originalidad. Ahora surgió un problema nuevo, y no sé si somos capaces de enfrentarlo porque es un problema que sobrepasa todos nuestros hábitos teóricos, todos nuestros hábitos historiográficos. Nosotros estamos caminando por una cosa bastante vertiginosa que es la tentativa de tomar en consideración los diferentes ritmos tempo. rales. El ritmo temporal de una sobrevivencia maya no es el mismo que el ritmo temporal de una inf luencia neoclásica, son ritmos diferentes. Por ejemplo, la contribución de las lenguas guaraníes está viva hoy en que los guaraníes van desde el Paraguay hasta Santos a esperar la gran canoa que los va a llevar a la Tierra sin Mal. Entonces están viviendo aún aquellos textos registrados que para nosotros son sobrevivencias precolombinas." La delimitacion de este problema historiográf ico propio de una zona
literaria de conformación socio-cultural como la nuestra debiera tenár en la redacción de una historia, formas concretas de solución. Parece, en relación con esto, haber varias posibilidades. Observa Jacques Leenhart:
"Eslamos ante un problema de metodología que es metodología contrastiva. Tenemos que tener dos metodologías: una lineal y otra que va a abarcar en un capftulo todo el desarrollo, como para el caso del indigenismo o el barroco. En esto también está presente el comparatismo contrastivo: no hay que tomar una o la otra si-
no las dos al mismo tiempo." Continúa Roberto Schwartz: "Como hay una intención latinoamericana y social en todo esto, mezclamos problemas y procesos muy diversos. Creo que hay que adoptar una diversidad metodológica también. El tratar las cuestiones indígenas no es ¡ncluso un problema de periodización, ahí hay problemas propios: no se trata seguramente de arte en el mismo sentido en que se habla de arte en la tradición europea. Se trata de otra cosa que está siendo más o menos sintetizada en la práctica. Creo que hay que aceptar que queremos que estén juntos, pero no son iguales y uno no los puede tratar con el mismo
criterio." Se trata de aprehender el tiempo múltiple, ese tiempo social de mil velocidades diferentes, el tiempo, de mil lentitudes de que habla Fernand Braudel, que es necesario recuperar en una percepción del movimiento de un imaginario social que se va plasmando en distintos tipos de textualidades oralidad y escritura- en las diferentes instan-eny sus cias de sus rupturas continuidades y que en lo esencial no afec44
tan las bases de aquello que va conformando nuestra cultura. El tiempo de construcción de una civilizaciÓn -no "la" civilización- como sinó' nimo del tiempo de construcción de una cultura. La historia de tempora' lidades múltiples de nuestra literatura puede ser aprehendida tal vez en los términos de su multiplicidad. Este es un problema que enfrenta el historiador y que no se limita a las f ronteras de su consideraciÓo, ñ€c€.' sita dar forma concreta a esta multiplicidad. Una forma de solución a la pluralidad temporal se dio anteriormente respecto de la consideración de las literaturas indÍgenas: ellas podrán ser aprehendidas en la medida en que accedan a la periodicidad del conocimiento occidental, en la medida en que este conocimiento y este temporalidad se las apropia. Evidentemente no es el tiempo de ellas, si no el de nuestra apropiación de ellas la realidad de nuestra perspecti' va, pero no lenemos otra posibilidad de conceptualizarlas. Otra proposición de solución metodolÓgica tiene que ver con la cons' titución de unidades en torno a movimientos que se erigen en centrc
de dinamismo literario, o de autores especialmente distinguidos
que
permiten entregar un momento o un desarrollo orgánicamente concebi do en torno a ellos. Existen tendencias evolutivas que se prolongan er el tiempo y que en su desarrollo adquieren distintas rnodulaciones: es necesario aprehenderlas en su extensión, del mismo modo como es ne cesario en otros casos prehender procesos de aglutinamiento, de espe cial productividad, que tienen una duración más limitada. Observa Do mingo Miliani:
"En lo relativo al regionalismo se podrfa hacer por ejemplo ur gran capítulo, como una secuencia *retomando la idea de traba jos anteriores de Angel Rama- de larga duración, que arrancandc
del romanticismo, de la mimetizaciÓn de los cuadros de cos
tumbres de Mariano José de Larra, etc., se desarrolla como la pri mera modulación de una narrativa regionalista *no es realmentt una novela, son cuentos, artículos de costumbres- -q9€ tiene un¿ continuidad en coetaneidad con el simbolismo. Ver primero el ro manticismo senlimental, continuar dentro del modernismo con l¿ variante del criollismo, siguiendo en el siglo XX con la variante de regionalismo y el superregionalismo. Englobar todos esos ele méntos como una continuidad, como una secuencia de larga dura ción. Esto abarca modalidades regionalistas como la literatur¿ gauchesca, para el caso del sur, la literatura indigenista del al tiplano, la novela de la RevoluciÓn Mexicana. De ese gran capítult sobre costumbr¡smo se derivarlan subcapítulos." Por otra parte parece de gran interés y eficacia la consideración dt las ciudades como espacios privilegiados. Efectivamente, se consideri que es alll en donde es posible observar la compfejidad de los procesol literarios y culturales, sus entrecruzamientos, süs sup_erposiciones sus rupturas, la riqueza en f in de su existencia histÓrica' Es así como l' propone Angel Rama: 4l
esquema introductorio de donde surgen las líneas de desarrollo posterior sea a su vez reformulado y enriquecido posteriormente por éstas. Estas unidades pueden construirse a partir de los núcleos agiutinantes de un momento dado, como en er caso de ra lndependenciá qüe Je s"n"laba anteriormenre. Pero también pueden construirse a partir de una evolución cronológica. sería er caso por ejemplo de situai: tá novela en el siglo XIX en torno a.Joaquím Machado de Assis -cuando alcanza su temprana plenitud- pero sin ignorar ra novera desde su nacimiento con José Joaquín Fernández de Lizardi, observando sus dos o tres desarrollos básicos. Es importante ar mismo tiempo, en este conjunto de perspectivas metodológicas, no intentar entregar una solución a las contradicciones que existen a lo largo de todo el proceso de nuestra literatura, sino más bien ponerlas en evidencia, que es ro que hace al carácter dér proceso mismo.
"Abrir un capítulo -dice Domingo Miliani- que abarque desde el descubrimiento a la colonización, que incluya de algún modo
los términos de las oposiciones. Entender un archisistema literario formado por dos subsistemas: el de imposición colonial y el indígena. Es otra forma posible que permite lo contrastivo. Ver lo indígena inserto en el proceso del descubrimiento a la colonización, tomando en cuenta lo que Angel Rama decía: que las literaturas indlgenas de alguna manera son reformuladas o conceptuadas desde perspectivas externas, incluso con implicaciones cristianas, pero que sobreviven con un discurso distinto, y que es lo que llama el lnca Garcilaso de la Vega 'el trueque del reinar en vasallaje,. Porque las literaturas indígenas hay que entenderlas como producto de una teocracia de dominación, con un estatuto culto propio, y que de ser literaturas aristocráticas pasan a ser literaturas dominadas. Esto solamente es posible vislumbrarlo con claridad en la medida en que se ponga en contraste, no eñ yuxtaposición lineal."-
El historiador de la literatura se encuentra también con problemas prácticos a resolver. Frente a la multiplicidad del movimientá niitor¡co del que damos cuenta, a sus momentos de paralelismo, sus supárposiciones, sus rupturas, se necesita también ref rexionar sóore rás bás¡oilidades técnicas de ra diagramación de una historia. un tipo oesolucion tipográfica es señalado por José Luis Martfnez: "En determinados textos modernos existen ros recuadros para alternar un rerato único con una información concentrada sobre determinado tema. Esta sorución tipográfica .r"o qu" á" áspóc¡ar. mente útil para estos tratamientos porque nos peimite de pronto
registrar un documento determinado, actas, resolución de gobernantes, visión de un peinaje, declaraciones, relato de una póteri48
ca No entra necesariamente en el relato lo que allí se consigna, sino que es una llamada de atención por separado."
Otro tlpo de solución tipográfica es la elaboraciÓn de cronologías comparativas para cada volumen, que permiten la información simultánea de datos que no necesariamente asociamos. Ambos recursos tipográficos son elementos técnicos que pueden prestar ayuda al historiaáor como un principio de soluciÓn a problemas de orden metodológi' co.
La perspect¡va comParat¡sta La discusión en torno a la perspectiva comparatista ya había comen' zado a realizarse antes de la reunión de Campinas.ls Sobre ella se hablan expuesto diversos puntos de vista y nuestra opc¡Ón metodolÓg¡ca
comenzaba a definirse como la de un "comparatismo contrastivo". ¿Por qué una metodología comparativa? Señalábamos su necesidad a partir de varias condiciones propias de la literatura latinoamericana. En primer lugar a partir de la pluralidad de unidades culturales de donde esta literatura surge y que hacen que exista no un sistema literario en América sino por lo menos dos o tres: erudito y en lenguas indígenas, o afro-americano, o créole, además del sistema popular en lenguas metropolitanas, como ya habíamos observado anteriormente. En segun' do lugar, porque las diferenciaciones culturales y lingüísticas en el interior del continente -Hispanoamérica, Brasil o Caribe inglés, f rancés y holandés- despliegan un espectro cultural y lingülstico que presenta las condiciones necesarias a un estudio de este tipo. En tercer lugar, porque tratándose de un continente de estructura social y econÓmica dependiente genera relaciones específicas de apropiaciÓn cultural de las literaturas metropolitanas. El comparatismo como opción metodológica ha tenido escasa suerte en el continente. No es el caso, sin embargo, del campo de investiga' ción progio de esta perspectiva, que consideramos más bien un ámbito privilegi-ado de relaciones a poner en evidencia a través de un análisis de este tipo. Ya desde los inicios de nuestra literatura, la literatura de viajes, objeto de los estudios de "imagología" propios del comparatismo se sitúa en los comienzos de nuestro discurso. Las cartas de rela'
ción, la crónica colonial, los relatos de travesfarconstituyen una copiosa "literatura de viaies" que se aleja tal vez del modelo clásico -se trata de viajes de conquista- pero que pertenecen con toda evidencia al género. Hay allí un marco ideológico especlfico a considerar -por ejemplo Colón y su afirmación voluntarista del encuentro de las lndias Occidentales- gue justamente enriquecen la textualidad y son un de' saffo para el análisis. La opción metodológica ha sufrido en cambio to-
'ts En Hacia una historia de la l¡teratura latinoamericana en publicación, ya citado, hemos consagrado un capftulo a este problema.
49
do el peso der anárisis positivista que ha desarroilado una pgrspectiva colonial de moderos metroporitanos en donde nuestra r¡terátuá apare-
ce como er méro refrejo desdibujado de produccion"s ,áyái"s. Der mismo modo como ros anárisis comparativos han experimeniaJo arentadoras transformaciones en ros rlrtimos años con própo"ioián"r
las de René Etiembte o con tas diferentes ópticas o'e rá est¿ticá'de "oro ra recepción, pensamos que existe un campo metodológico de exploración
respecto de nuestras formaciones literarias asi comdoe Éi ioñ"i lit"r"rias similares en donde ras condiciones de producción textuát llneran fenómenos especrficos. Es er caso, como señarábar.nos, ¿e iásiteraturas surgidas en condiciones históricas de dependencia án oonoá ra respuesta creativa a ros moderos propuestos asume caracteres particura-
res.
1. Los
posióles niveles de un análisis comparativo en América Latinats\
Dado el estadio de desarroilo en que er comparatismo se encuentra en nuestro continente, dada ra configuración de probremás
de ta perspectiva en ros que se
óánerares
insertiy oáoas rái ¡"-táii"gári;iiantea-
das por las condiciones históricas coÁcretas de existencia de nuestra
literatura, se hace imprescindibre ilevar ra refrexiónlái ro ,,'áno. a gunos de los probremas de base que eranárisis compárativo püntá"pá"r_ ra nosotros. lntentamos considerar aquí lo relativo á la ¿el¡mitáción del 9?mpo' al proponer ras direcciones que ra configuración der dásarroilo literario tatinoamericano exigirra der óomparat¡sñro. epunt,amái án este sentido a tres direcciones, indicadoias áe tres niverés de iniáracc¡on, que aparecen como las fundamentales. Consideramos, desde luego, la posibiridad de que er desarro[o de ros estudios ¿ó;dr;;; ol-""r", glr?s 9 a.encontrar posibres temas a partir de una rerectura de-ñuestra historia literaria en esta perspectiva. Ar hacer esta proposioión, dejamos de tado cuarquier concepción positivista oe conipáácián-lára tom.ar.cor9 noción operativa ra de estructura riteraria, iniértien-una oinámica histórica. Una de las direcciones a que apuntaremos es la que ha sido conside_ raga 99rn9 la propia del comparatismo en los estudios continentales: la relación América Latina-Europa occidentar, sobre ra que nos óáá." n"cesario hacer.argunas precisiones. una segunda dirección r,ái¡áo menos tematizada como objeto de anárisis, a-un cuando, como señarába-
mos, está impllcita en las proposiciones totalizantei, es la ieücion entre las literaturas nacionares en er interior de ra em¿r¡ca lat¡na. l_a tercera, que expondremos en primer lugar por cuanto apunta al nivel más inmediato, se genera a partir de unaiaracterización de rá ñetárogeneidad de las riteraturas nacionares en er ámbito v-nó" p"rece.fundamental para la consideración de los otros "ontin"ni"[ oos nivelbé de inte-
racción. una aproximación a ra riteratura der continente, gensamós, no t9 Este texto forma oarte de mi artículo, publicado baio el Utulo de .,Sobre tas direcciones der comoáratismo en Á.¿;ñá-ñ;,,, en casa de ras Améiicas, n. 135, La Habana, 1982.
50
puede dejar de insertarse, en el ámbito de esta triple dinámica cuya percepción global puede permitirnos atisbar en la complejidad de nuestra
historia literaria. Al ubicar el primer nivel en donde aparece la necesidad del análisis comparativo, nos lopamos con lo que ha sido la delimitación del campo
de estos eStudioS y su relación con el Status de las literaturas naciona' les. En efecto, dado que el mayor desarrollo del comparatlsmo se ha dado en palses largamente constituldos como estado'nación, la idea del internaciOnalismo de los estudios comparativos parecla no ofrecer du' da. su campo, entonces, es definido como "estudio de las relaciones litgrariaS intefnaCionales", compre-ndlendo Alll "toda categorfa de estu' dios literarios supranacionalest'.20 "Comparative literature is the study of titerature beyond the confines of one particular country", señala Henry Remak, quien aclara más adelante que se trata del estudio de
autores, textos, géneros, corrientes, movimientos Q perfodos pertene' ólent"s a'Oos o ñás uniáades culturales y/o lingüisticas "whether dlf' Íerent nations or signiiicantty different cultures with¡n a nation"21 En eeta úlIima afírmación reconocemos el problema del comparatismo tal como se percibe en la situación de la América Latina a nivel de las literaturas nacionales. La coexistencia de sistemas culturales dife'
rentes, como e§ en gran parte el caso aquf, pone en cuestionamiento la noción monolltica de estado-nacién, de unidad orgániqa lingüfstica y cul-
turalmente constitu¡da. lgnorar esta coexistencia iiene consecuencías para ol análisis en la medida en gue implica utilizar un concepto de llteiatura (y de cultura) referido sÓlo a uno de estos segmgntos, qu_e en bas' tantes óasos es el .minoritario: el de las literaturas "eruditas"' Es, por lo demás, el concepto que han utilizado tradiQionalmente la historiografla y la crltica continentales. Evidentemente, el caso de nuestro continente y el problema que plan' tea no están aislados de otrae situaQiones del llamado Tercer Mundo, en donde los procesos históricos han tenido .elapas parecida§. Asl lo ¿eñala con acierto Albert Gérard, quyo conoc¡miento de las literaturas africanas le entrega la dimengiÓn de esta especffica conformación cul' turá1, propis del área Periférica: "Én'efiet, ta décotonisation, le détnembrement des empires batis par l'Europe occidentale, l'acces á l'indépendance de pays nouveaux en Asie á,abord, puis en Alrique, la votonté aff irmée et f réquemment suivie de maintenir ies frontiéres arbitraires élablies par le colonisateur au gré dés caprices de teur puissance: tout ce prooessue a abQuti en une ving' 16ine á,années seulement aU fail que t'état plurilingue 9t polyethnique, e/core exceptionnet it y a un quart de §iécle, est deVenu lA norme sfatis' 20
A. Marino, "Repenser la littérature comparée", en Synlñesls Vll, Bucaresl,
'!980.
'
81
Henry R. Bemak, "The future of Comparative Lilerature" en Aoles du Vllle
Colgres de l'Association lnternationale de Littérature CQmparée, Budapest,
't976, p. 436. "La literatura comparada eS el e§tudio de la literatura más allá de los conflnes de un pafs en partiqular", "ya sea de diferenles naciones o de cultu' ras significativamente diferentes dentro de una naclón". 51
tique..or, res probtémes d.'h.i.storiographie rittéraire qui se posent a rui
sont fondamentatement diÍférentsbe' óeix qui ont cialistes nationaux jusqu,á présent!,ie ---
iie"áóíiiii" iiá:
En el caso de ra América Latina, ra pruraridad ha constituido ra forma de existencia de nuestra curtura desde er sigro XV por ro menos. Er finar de ese siglo marca el primer contacto de ias culturas vernáculas con Europa. como es sabido, la complejidad y riqueza de estas culturas es evidente, y tos documentos que nán ,egáo;ñasta nosotros, Láslrá se sar. van de ra hoguera de ros "extirpadóres de idoratrf".,,, to*i¡tJy"n testimonio. No es un azar que su posterioi oirrsión t¡po de dificultades, hasta er punto de que argunos "ritiüié'iüo manuscritos vean ra ruz recién en nuestro siglo o se "extravíeni'ñecuentemente 2s Más ailá der contenido anticoroniar, y por ro tanto "subversivo,,, oá üitos, er probrema oe este s¡renciam¡ento tiene también que ver"iérno, c-on la cono¡c¡on de marginación con que se asumen ras r¡teraiurás r"re*uJiJntro oer esquema de apropiación curturar rerativa a una situación histórica de dependencia. pero ra producción indígená no se detiene con ra cánquísta' Ella asume' en su.supervivencia y án s, desarroro fundamentarmente oral,.la e.xpresión d.e.una curtura que rés¡ste ra imprantación de ra curtu-ra
,,
tlllr
of icíar: metroporitana primeio] rep-r-ori""n" r*s;. E;iá.-ültir"" van entonces a constituir ras ilamadás ',riteraturaJnacionarei,,, que representan,en rearidad, sóro er patrón r¡terar¡o dominante.2a Esta situación,'si bien no es generarizabre en un mismo nivet, ni parallo" r" América Latina por cuanto ras condicionás oe evorución de ra situación
índígena son diferentes en cada país de ta región, uná rearidad que no puede dejar de ser ionsider"á" "o*t¡irv" una aproximación a ro que son las riteraturas nacionares en nuestro "n continbnte. Él"n s.enlldo que Antonio cornejo porar asume ra refrexión oé rál¡i"rrtur" ""r" del Perú en términos de "rá heterogeneidao esenc¡aiá" ,n, rii"r"trr" .2z.Albert Gerard, "eui.est-ce qu'une littérature nationale á I'aube du XX|éme siécle?.en.Coloque de L¡ttératuie Comparée. Ohr¡d, 2G26 agosto, lgal.,, ,,gn efecto, Ia descoronizacron, er oesmemorám¡enro o" ¡mpár¡os-ioñiiiuiáós'por ra Europ.a occidentar, er acce.so a ra independencla oe páG"i-*reráé óiiá-"ro Asia, luego en Af rica, ra voruntad af irmáda y frecuentémente seguiáJoé.mante"n
ner las fronteras arbitrarias establecidas por er coronizaoor següñ ;ió"priór,o a" su poder:.todo ese'proceso ha conducido en sóro una veintenáde años ar hecno de que el.estado pruriringüe y poriétnico, aún excepcionat hace un cuarto de
siglo, se haya vuelto la norma estadisflca. Ahora bien, los problemás oár,¡sto_ riografía literaria que se re prantean son fundamentarmente diferentes de - ros qu9-!g¡ preocupado a tos especiat¡stas nacionates hastá el-piéseñie.;23 véase Manuer Garich, Et ribro precotombino, La Habana, basa áe ias nmericas, 1974. B¿reiro saguier, "Er pensamiento ^'o lybélde Experros en Hi.storia.de ra,s_]Qeas,indígena y ra historia de las ideas,'. Heunron caracas, centro de Estudios Lati. n oameri canos Róm u ro Gar resos (g ELA RG), zb.zl aé1é:o, ii á,' is7é. ¡;ótá casos es ta N u eva co ró n i cá v' B u e n aó b ¡ ir io, éi-;ñ;iát;'iñb¡-eib"rá"rlipé ""to. Guamán Poma de Ayala, que se extravfa durante tres sigros, hasta áparecer en 1908 en una biblioteca de copenhague. Hay que esperar-varios años áún, hasta 1936, para que Paul Rivel'publique én parísla primera edición facsimilar. La primera edición paleográfica completa es publicada recién en 1g44 en Lapaz. :):' !i . trl. ;il!
rii:
52
realidad oue en modo alguno puede ser más unitaria que la disgregada de sisla heterogeneidad Polar etirot"ce asr corneio
;;H;r;ñá;;iá
temasliterariosguecoexistensobreunmismoejetemporal,dedistinto ritmohistÓricoycondiferentesposibilidadesdecomunicabilidad. panorama lite' La situación áe la pluralidad cultural enlrega pues un rarioendondeelcomparatismodesempeñaunatunciÓnesencialde .ápi"áion áe la dinámióa de la recepción del universo literario indígena
observa' án'¿l OcciOental de deslinde de los procesos intertextuales, de generación de los modos de producciÓn literarios a partir de nÚcleos formas las de textualidad, una de mágicos2o, áoü", menudo míticós o " de una liteiatura (y una cultura) subvierte las es'
como'la oralidad tructuras de la otra, de cÓmo las estructuras del lenguale se "trans-
lenguas incutturan,'27 por la irrupción de las estructuras propias de las mecanis' los poner evidencia en permite qre lmportante tat"a po|. me'dio de los cualós ei lenguaje escrito, cuyo prestigio constiquipus o keros o tuyO ln ¡nstrumento de colonización en desmedro de de cubrirlodo un irnperativo al ve enfrentado se ideográfica, ".tiltrr" pió.""o transñrisor que en la oralidad está acompañado de teatralidad, de locube Oimensión gestual, de un determinado fonetismo, un ritmo de una espesor el ello sin entender riiual. est?tica ¿cómo o una ción de un disimperativo o el mito áscritura que debe retomarla solidez del qu"iraduce los signos de un universo siempre insuficientemente del "rt"o traOuci'OleZ ¿Cómo erplicat en muchos casos la colectivizaciÓn tipo este de instrumento un sin explicar narrador o dál receptorá ¿Cómo Augusto iá o¡o de José Marla Arguedas, de Miguel Angel Asturias, de Bastos o de Juan Rulfo? Roa -Pa. no nay sólo las culturas indfgenas como sistema diferenciado' papel que en El comparatiémo en nuestro continente debe asumir ese y folklore (de' literatura entre relación ha denominado átrái ldtitroes se por lo indef inido y la ñominación esta última que nos incomoda un poco
¡ü";;. ,ét
ñ;¿ároéiá" det iérmino): et estudio de tos procesos intertexpopu' tuaies de la oraidad en el texto erudito -entre nuestras culturas parlo cual sin sistemas diferenciados-,
;;;;;
táres y las eruditas como dos
te importante de nuestros escritores reconocidos no existirla' En.elcasodelasliteraturasdelCaribe,elproblemanopareceSerme.
nor,ye|análisiscomparativoponetambiénenevidenciasunecesidad'
Áili, áonOe la cultura áborigen'permeó incluso las literaturas metropolitanás, constituyendo uno
OJe
los primeros procesos de transculturación
Antonio Cornejo Polar, oP. cit. de Martín Lienhardt Cultu' Un trabajo notaOfeán'éste sentido es el reciente en la última novela de y danzantes zorros y novelesca' torma piiiiáráiáiiá los mecanis' desmonta El autor 1981' ^Arguedas, Lima, Latinoamérica Editores, de un texto de tramos textuates ponrenoóJn év¡oencia et proceso?e-recepción texto popular dición mitenaria, o¡JIe"J'';',"h"¿;';,A'',ii-niároii¡i¡f ¿n¡co á"1á, ,¡élos XVt y xvil y transcrito, por et mismo José María en su última novela. "Árguedas, latinoamericana"' en ii-yjiée Rngel Rama: "Trasculturagáo na. narrativa craaáíiói de épiniáo, n.2, Rlo de Janéiro, 1975, págs' 71-82' 25 26
;;;;r;;;;;iot
5l
en er Nuevo Mundo 28,'fue factor común
a ra región, a pesar de ra desvin. cutación horizontar en virtud á"1á ,,iáion verticar con ras diferentes metróporis, er desarroro ¿e rálJ.turiio.metida oe rás'áJ"üro" qu" conservaban su tradición orat. t-a'prurat inmijraci¿; d;-.:"¡;os por contratación" entre ro-s sigros xrrvii Ii"ó un panorama der área. surge de arí una. div-ersid"á út"iri" que se evidenciacomprejo sobre todo en et sisto XX, y donde se ooseiva,i'"i"i"rá.-J¡f#;##.0o, parte, una titeratura en r"ngraLrd[árlr"o,. ,n" o su correspondiente.angiofono. incrüso o,r", una titeratura en créote hay casos de una líteratura multilingüe. Apuntan todós a t"ráii""*iastante coincidentes, rerati_ vas ya sea a ra historia de ra región, a su espacio físico, ar viaje o i n m is ración _, deren sa ¿i, -exirio ii", iiffi Iüt,.;i¿.-¿i ;H;arar is. mo en este caso encr.lentra tamO¡en, "?, r"rpa, su campo en la pluratidad cutrurat v tinoüístic" "ári iri;;i;;'ie ¡as naciones.
;;i
¡
Dentro oe
eite J*orama";se"iinscríbe
Gérardaquien apúnta:
tá acertada refrexión de Arbert
"Muttiplicité Or* :!h!.i,?:, des tangues et éventueilement des races; unité des thémes, des_anitúder, a",iireáicupations: ainsi se présentera, au xxr sidc/g ra ma.yorité áes e'iaiiá,Afrique et du monde. pour mettre en retief cette un¡{e
ici ta cohésion de
et ai¡ñiiirláiii"i,rr
ta scientif igue mars es.senf
rlitD
re
ptan crui nous concerne
iiiá'1ár¡orrs été une fonction extra11tln..Ji: iere de tí ti¡iii" rittéraire- ir va de soi que ces tittératures nationates. ná ;;;;;;l' varabtement étudiées Qtre m é t h o d e s t,a,s t i u ísí iái' e t p t u r i d i sá p-t i i ii Á r"a i fi u, o *. 3!'áif:;:: Este niver de reraciones imprica tambiéri ra interacción oríentada sentido contrario: ra rece.pción en nor p¿ii" i; ra oraridad de la curtura der texto. Esta retación na^s¡oá án gá;;áilbü¿ de tos esrudios det fotktore aun cuando en arounos casos rá crrtica liíárar¡a. se haya hecho caigo oe ettos. Es et caso, óor ejempio, o"l"::r¡i"rril'r, o" cordet,, det sertón sileño' Esta r iteratur"'poprlrr, bra_ imir"rá'Jn"no¡"s vorantes que gan en las ferias, tiene cuerrse un origé, ¡rpáiüril en et texto erudito.En efec_ to, al lado de narraciones so6re caigácrir;ro ettas narran episodios. de,"r^i"rá'JJ;;;i" historia contemporánea, franceses rates como ta muerte de Rorando' episodios o"r n"v nñrio y ros cabareros de sa Redonda. Estos ,iitimos pr;;";;;';;;; ra Metibro ,amad o Historia do lmperador carto Magno e ao's ooiera;; Franga seguida da de Ber28 Véase Emirio Joroe Rodrrguez, "pruraridad e integración en ra riteratura ca", en u n ive rs i d ád H;i:, ; Habana, enero-diciem bre de i8§ir ":
¡; l;
;:ffi: i"
2eAlbert Gerard, op. cit. e-n n-.1i,.págs. &9. (,,Multiplicidad de etnias, de ten. guas y eventuarmente de razas: unidaá de temas, de actitudes, de preocupacrones: así se presentará, en er sigro xil,-lá ,ávorfa de ros oá'Ái)¡"" v det mundo. para poner de'rer¡evJe'siá unü;d'ñs favorecer ""t"á* en er prano que nos concierne aqur ra cohesión ¿e ra niá¡én ü iiáál¡áÁürI'i'iá ?Ji"¡0, exlracientffica pero esenciar ¿" i" r¡iár"'il-, es obvio que esas f¡teraturas ríacionares no oodrán ser estuctradaJ,oá "¡ániia ránár" várÍda rnás que con ros mé. todos traslingütsricos y multidisciliid";#t
-j.'ü"
Umparatismo,,)
r:r
t: ii
54
nardo det carpio que venceu en Batalha aos Doze Pares de Franoa (Rio, Livraria lmperio, s.d.). se trata, al parecer, de un texto que circuló profusamente en el sertÓn y era leído en voz alta hasta 1888. Luego los episodios narrados oralmente tomaron la forma de poemas.30 Hoy comienzan a inlegrarse a la literatura brasileña erudita' Este primer nivel de interacción exige pues del instrumento metodológico propio del comparatismo para la comprensión de los fenómenos en el interior de las literaturas nacionales. El interés del método desbor' para aproximarnos a áa el campo específico de lo literario, sin embargo, que problema obsesiona a la literatura conclusiOnes en relación con un que la vaguedad con que Es cierto la de el "identidad". del Continente: ha sido utilizado este término no lo ha llevado a constituirse en concepto operativo para el análisis. Podrá serlo sólo en la medida en que se aSiente en un análiSis concretO de las situaciones concretas: en la te'
matización conceptual de una articulación de parámetros que están presentes (no que ,,se buscan" como si no existieran) en todos los ám6itos Oe la vida cotidiana, y en nuestro caso en los textos mismos y sus
relaciones, y gue es necesario aprehender conceptualmente a través de válido. un = instrumento f_á piimera dirección del comparatismo, pues, nos conduce a configurar un ámbito que a su vez permite diseñar un segundo nivel de inteIacción, esta vez entre las l¡teraturas nacionales de los diferentes países del área latinoamericana. Al situarnos en este nivel, el problema inmediato que enfrentamos es el de la delimitación del área, s los criterios de su delimitación' Respec' to de esto la discusión es larga, y se han utilizado a este.propÓsito preferentemente criterios geográf icos o lingüísticos. Queda por ver hasta qué punto pueden ser operativos criterios histór¡co-pollticos o culturatás, I en esta medida intentar una respuesta al problema de la articulación o no del caribe con el resto de lo que se ha considerado América Latina.
Decfamos anteriormente que el hablar de "literatura latinoamerica' na" implica un paso comparativo previo' Superando las barreras na' sin dejar de concebir a estas literaturas en la dinámica in' -y "¡or,ál"i iáiná la qüe fremós apuntado más arriba-, o superando las barreras " et ánalisié comparativo propone aquí un ámbito que'nc iingü¡iti""é, otréa" discusión. Sin embargo, lograr la articulación, a nivel continen ü1, d" los elementos que reiacionan, en dinámica múltiple de conver no consti ó"h"¡á o contradicción, las diferentes literaturas nacionales, este senti en problemas enfrentados iry" ,n reto fácil de resolver. Los
ooporlahistoriograffahansido,enprimerlugar,eldelaoposiciÓt
entie la imagen unitaria (en la pluralidad) o no unitaria del Continente Su delimitaCión en té_rminos de adscripción a la literatura españoli (Marcelino Menéndez y Pelayo), o su independencia como corpus. Unt walnice Galváo, "Fiction moderne et représentation méd¡évale: u tdéotogies, littéraiure et société en Amérique Laflne Coloque de Rc """". "n Francr-a, Bruselas, 1975' págs. 81'82. yauóoni, 30 Véase
vez resueltas estas etapas, el problema ha consistido en cómo enfrentar el concepto unificador, y con cuáres criterios. Es en este sent¡do que se han aplicado para lo riterario criterios de organización histórica, criterios de delimitación geográfica o criterios tingúisticos. De eitos parecen haber resultado dos formas de reduccioniJmo: por una parte, ta
que propone un concepto de literatura latinoamericana como sumatoria o adición de las d¡stintas literaturas nacionares¡ por otra, la que utiliza el concepto de latinoamericanidad como una especie de enterequia en donde la generalización y la idealización se abstraen de todo anal¡s¡" histórico concreto que permita observar ras diferenciaciones nacionales o regionales. Er probrema en este sentido parece apuntar a ra construcción, a partir del análisis histórico-literario concreto, de los modelos organizativos que permitan dar cuenta de la dinámi"á oe ta unidad en la pluralidad y en este sentido de los procesos de estructuración, desestructurac.ión y reestructuración del. discurso literario en el movimiento de la historia desde donde emerge. Desde luego que estas arti-
tl
culaciones superan largamente el concepto de ,,influencia,,, sobre el que volveremos, para evidenciar estructuras y funciones puestas en relación. En este sentido, la perspectiva comparatista tenárá la posibili-
dad de iluminar sobre la diferenciación gue históricamente se há ido generando en los desarrollos nacionales o regionales, así como en una
perspectiva histórico-estructural de ellos podrá' encontrar un patrón
que estará necesariamente asentado, como lo ha puesto en evidencia la ciencia social latinoamericana, en las etapas de colonialismo y poste,
't,1'
rior dependencia que han generado una formación histórica cómun y, como señalábamos, de rasgos específicos. vale la pena observar en todo caso, respecto de esta articulación de la que hablamos, que el problema general de la historio gratíay de la critica ha consistido en dejar de rado al Brasir, por un desóonocimiento qüe desde hace pocos años se comienza a remediar, así como a las literaturas francófonas del caribe y al caribe no hispanoparlante en general, siempre contiguo a la ratinoamericanidad, aun cuando no se ñayu l.esuelto ra interrogante sobre ra derimitación a gue alu¿ía;o;. En este sentido, una perspectiva comparatisia que rogre áiticurar ras literaturas nacionales en las dimensiones de un sistemaiontinental ouyo asiento y explicación se irá a encontrar en los parámetros históricos locales, y su inserción orgánica en la globalidad de la región, puede darnos cuenta de una dinámica histórica literaria de conjunto q'ue pondrá en evidencia no sólo la r¡queza del corpus sino también los parámetros que puedan ayudar a construir el diseño teórico de nuestra literatura continental. lnsistiendo en la necesidad del comparailsmo, señala al respecto, en uno de los escasos articulos que sobre la materia existen en el Continente, Alberto Dessau: "Hay que tener en cuenta que, tomando como base el desarrollo his-
tórico diferenciado de los países latinoamericanos, es necesario aplicar los métodos comparativos al estudio "interno" de la literatura latinoamericana para analizar toda su profundidad y riqueza, que tienden a 56
desaparecer en muchos trabajos tras generalizaciones demasiado abs'
tractas que descuidan precisamente la unidad cada vez más diferenciada,característica de la literatura latinoamericana. Una i nvestigación de ese tipo depende, todavÍa más que la de las literaturas nacionales europeas y sus relaciones, de la aplicación de métodos comparativos."
31
La tercera dirección que debe tomar el análisis comparativo se da en el nivel de las relaciones entre la literatura latrrroamericana y las literaturas no pertenecientes al área del subcontinente. En primer lugar, nos parece importante destacar las relaciones que históricamente han tenido un peso mayor y que dentro del ámbito crítico han sido las más directamente percibidas: se trata de las establecidas con las metrópolis europeas primero, y con Norteamérica sobre todo en nuestro siglo. Como sabemos, en las primeras se trata más que nada, para el ámbito continental, de las relaciones con España y Portugal, que a f ines del siglo XIX son desplazadas por Francia. Es respecto de esta relación que surgé la noción de "moCelo" metropolitano, dadas las formas de relación cultural surgidas a partir del lazo colonial, que en la contradictoria situación republicana *"La colonia continuó viviendo en la república", dice Martí- sólo desplazan el polo de sujeción hacia Francia. La noción de modelo implica el concepto de "influencia", con toda la carga semántica de viaje en sentido único, imitación o sumisión32 que dste conlleva, y que ha generado para nosotros una instrumentación muy determinista y colonial de comparatismo.33 Pensamos al respecto que no constituye en todo caso un concepto operativo. Es
por esto que dada nuestra conformación histórico-social, pensamos que el análisis comparativo en nuestro caso deberla orientarse a formas de relación estructurales y concretamente a las formas de apropiación3a que un continente de formación económica dependiente genera en su recepción de las literaturas metropolitanas. Se trata de formas de apropiación en donde, como señala Angel Rama, se asume a estas literaturas como paradigma a la vez que se origina una visión simétrica e inversa de las tradiciones propias, que por momentos se reivindica en términos beligerantes. Existe pues, en este nivel, una relación problemática que va a caracterizarse por un movimiento permanente de oscilación entre uno y otro polo. Es la "diálectica do localismo e do cosmopo.litismo" que se constituye, para Antonio Cándidoss en la ley de evolución de la vida espiritual del Brasil, y en la que creemos poder entender al proceso latinoamericano general. 31 Alberto Dessau, "La investigación de la literatura lalinoamericana y los métodos comparativos, en Casa de las Américas, XlX, n. 82, La Habana, 1974. 32 Véase Noé Jitrik, "Le vécu, le théorique, la coincidence. Esquisse sur les rapports entre deux littératures", en Lendemains, n.27, Berlin, 1982. 33 Véase Roberto Fernández Retamar, Para una teoria de la literatura hispanoamericana y otras aproximaciones, La Habana, 1975. págs. 65-67. 3¿ Véase Angel Rama, op. c¡t., en n. 20. 35 Anton¡o Cándido, "Literatura e cultura de 1900 a 1945", en Literatura e soc¡edade, Sáo Paulo, 1980.
57
Las formas de apropiación de ras riteraturas metroporitanas observan una variabiridad que tiene que ver con ra evorución nistoriáááe ras rera-
ciones del continente con el exterior. Existe, por eiernpiol,in-, p"rr"nente diacronrado en fa recepción oe mov¡m¡entos i ásJráiai*'ñterarias venidas desde Europa en er momento de su surgimiento, ro que condiciona de argún modo.er e.stadio en que su desañorto p"r" su posterior reformuración en ra cuitura continentar. ""-int"é'áoo por otia-parte, y cuando su carácter.es de.injerto en er espacio de esta titeraiuá gue ,eva una evorución diferente, la relación determina una diferenciación posterior de ra evorución en términos de ritmo o" á"rá"oriá.'i'para traer un eremento más a esta posibiridad de caracterizar formas b" piaciÓn que varían de acuerdo con er desarroilo histórico, vare ra "pro pena señarar er descentramiento de ras ideas en comparación con su uso europeo, que señala Roberto schwartz para el caso brasileño: "A lo largo de su reproducción social, de manera incansable, el Brasjl sitúa y vuelve a situar las ideas ,i"rJá ,n sentido impropio. En tat catidad serán materiá "rrop"". "n ta y práb#; para literatura. Er escritor puede no saber nada: no tíehe nec"sidad para utilizarlas; pero., sólo logra una resonancia justa y frofunOa cuando siente, registra y deiarroila -o bien evitá_ su dáscentramiento y su dísonancia-.,,st
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Ahora bien, una aproximación a ros textos de ra riteratura continentar nos remite a otras zonas importantes en donde poriñ" p"i"i¡¡, ton mas de reración iruminadoras. Tar es er caso, por"" ejempro, de ras riteraturas popurares africanas, en donde ra estruótlra"i'ó" vierte al español, el portugués o el francés propios ídii*güje suode las zonas literarias de tradición afroamericana: er caribe y ía cbsta árañi¡"", rr"vándolos_hasta ta exptosión y ta jitanjáfoáPero el fenómeno no se da en absoluto en sentido único, y el comparatismo encuentra también en esta diácción et impacto ááí iásarroilo Iíterario ratinoamericano en áreas que práo"n;";ffi;;;";;,iIn pro,imo proceso culturar surgido de un iomún desarrollo r,i.io¡.o-"o"¡"r. Se trata en este caso, y para dar ejemplos muy cercanos en el tiempo, de la recepción que haóen ras l¡teráuras áiricanas de ras nuestras, en er marco de un común reconocimiento de formas propias der rercer Mundo de percepción de.ta yi.du,^"g 9! .".á gán"rrt'de Franz F"non v n¡r¿ Césaire, et caso de Nicolás Guiuénán nióstinno Neto, y, como ha sido recie¡Jemente puesto en evidencia, oe Árejo carpentil?'y-éañrier ean cla Márquez en er noverista congotes §ony .roo, Tansi y su novera La vie et demie (1979).3s Nos encon-ti"ro. áí ta época como dijo Roberto 36
Véase Noé Jitrik, op. cit., en n. 23.
,,,:í"lr?::$""#lyá1f¡¿,"Q"o"ndencia nacionat, desptazamiento de ideotosías,
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xá0"-,i",;#;t,:.X1:'¿',il?""?"",,"r'fjl irx;,
én-óás,;;;,;;;;;,",
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Danier'Henri paoeaux, 'Garciá-,iri;;;;, frangais: de ra traduction au dele", Lendemains,á. ZZ, aerf in, iSá mo38
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Fernández ' -náiárirnosRetamar, del "retorno de los barcos negreros"'
3e
al proóeso de recepción de la novela latinoamericana actual fuera del continente es un tema digno de un trabajo aparte.
Esasícomopodemosobservarquelasdireccionesdelosprocesos
peso de culturales no son únicas, que si en etapas de la historia y por el determinaciÓn esta la situación ellas se constituyen en determinantes, án todo caso deferencialmente condicionada en relación con los "ita ságmentos del sistema literario global ya que los procesos de relación ya no soñ, sobre todo, dialécticos. En esta medida el comparatismo pu"b" asumir su viejo carácter de pesquisa determinista en donde, co' ,,(tel comparatisme oficiet et académique [.,.] se ñá áic" Atbert Géraro d ciniicra¡t surtout scruter et documenter I'inlluence de sa littérature gue ianionate sur /es tittératures étrangéres ou encore á étudier l'image sino peuples éfrangers"a0 donnent de son peuple les littérátures des quá o"o" asumir la tarea de puesta en evidencia de los complejos procesos de resemantización que un continente como el nuestro ofrece, pái iáron". obvias, de manera tan abierta a partir de la pluralidad de los 'orocesos transculturales. En esta medida, la aproximación intertextual ooservacion oá la riqueza del pro-ceso' de la il;ff;.;;;;;¿;"i;;ia a1 "antropofagia" cultural de.distin' elementos, asimilación creadora de iá ,eá¡4" que constituye un sustrato cada vez más decantado. La f unción del cohparatismo en este caso tiene la doble posibilidad de ayupor otra dárnos, pot una parte, a comprender procesos de identidad, y le corresponde literatura que nuestra a espacio el en a ubicainos án ei á*O¡to de la literatura universal, a contribuir a construir el campo á" io qr" Etiemble llamó la literatura verdaderamente general. Asl, al surgir, como una necesidad de la compleja configuración de nuestros siséáas literarios, se podrá transformar el signo de lo que ha sido su instrumeniación en el iontinente, para dar paso a un conocimiento real las de nosotros misrnos, asi como de nuestras formas de relación con literaturas del mundo. 2. La dtscusión n¡storiográÍlco comparatlva
Elgrupodediscusióndehistoriograflaliterariarealizópermanente.
mentá uña ref lexión en torno al caráóter de nuestro enfoque metodoló' co-ntrasti' fico. Oe allí surgió por ejerrplo la nociÓn de "comparatismo üoi,, al qué nos réf"rimos'en el primer artlculo de este volumen. El sentiRoberto Férnández Betamar,"Para el perfil definitivo del hombre" en cali' La Habana,'Casa de las Américas, 1979, pág' 2f,4' dp.Zit.,éi n.'ll, ''tell comparatismooficial'y ácadémico [.'.] se cOnSagra sobre todo a egcrutar y documentar la inf luencia de su literatura nacional SoÉre las l¡teraturas extranjéras o incluso a estudiar la imagen que dan de iu puenfo las literaturas de pueÚos extranieros". ci En este sentido se lleva a cabo el proyecto de análisis comparativo 'lLéryl'' intent€ ¡ssJ;, áiriáiáo por Leyta Perrone en ia Úniversidad de San Pablo, que Oesmohtarlbs piocesoi intertextuales entre las literaturas francesa y bras¡léfla del siglo XlX. 3e
Mn v otros ensavos. *ib'At-d;id¿ñtai
58 E .:;:,,:l
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do de nuestro comoaratismo es no dirigir soramente ra observación los fenómenos
a anar'ógicos, s¡no estabrecer ra importancia de ras diferenciaciones. Armand Nivere habra de análisis contrastivo en ros siguien
tes términos:
"La descripción de una forma nacionar es ciertamente sóro posibre en u.n contexto supranacional que mediante un análisis contrastivo - - '-'- ":"' pueda dar el fundamento para su'iOent¡t¡cac¡On.ij
Para nosotros la noción de comparatismo contrastivo va más allá: acentuando el carácter de contraste de ra comparación, apunta a desrindar el proceso de respuesta creativa que nuestras riteraturas modelos riterarios *obras o movimíentos- a ros que "nir"g", estan tigaoos," pero e-n donde ro importante es más ra deformación áer modero ñu" relación de continuidad con ér. por otra parte, ra contrastivioao-¿el ", an¿lisis apunta también a ros fenóm"no. á" unidad en ra diversloao propios de las literaturas continentales, así como a la puesta en evidencia por cuanto no están resuertos los procesos de contiao¡c"ion pre""nte, en ellas.
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"Yo creo que er probrema de domínación y recesión
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Do-
-dice qe que habra Anton¡o cená¡oá-én es un rasgo común de toda América Latina y no "uprivátivo es "riori"ion, oet Brasil. yo tengo un concepto de europeizacián que tier" ,", lr" precisamente con ese término. son riieratur". i" p"tion"l"rropeizados pero al tiempo de típo contrastivo. El contraste se estabrece entreTi.T9 ras riteraturas ratinoamericanas y ras europeas, pero_también internamente entre ras riteratura. áá nrJr¡"á r_"t¡. na' y precisamente ro que ér considera er tercér ráctoi áácáracte. rización de ra riteratura brasireña es el más fecundo de ros erementos contrastivos comunes a toda América r-atinalaGnáenc¡a a deformar ras corrientes europeas. podríamos cepto bajtiniano de carnavarización de nuestra "priüi "á-"--i'ár "onriieratuá respecto a las grandes llneas europeas.,, mingo
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Miriani-
La opinión de Anger Rama ar respecto va en er mismo sentido:
"No hay contradicción, ro que hay es transmutación, transformación' por ejempro er simboiismo ámer¡cano ,ná á" io.-'.r"o. en donde se imitó más directamente. pero ". el simbolismo americano no se parece al simbolismo europeo, es absolutamente diferente' usamos er término porque eros utiiizaron d;;;;.1;;l a tos simbolistas europeos. Aquí yó recuerdo siempre ra f rase de Alfonso Reyes, ar decir que era'independencia invoruntaria,. Efectivamente, quieren hacerlo y no pueden. Se proponen irit", ¿ir""trmente el modelo
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europeo: les sale otra cosa.,,
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Armand Nivelle,,,¿para qué sirve la literatura comparada?,,, en Manfred praxis
^ Schmeling, Teorta i:1'
::¡:il.
60 lijir ' :.ltll:ri
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y
de'la titeratura
"iiiár"ar,
Barcelona, fgg4.
Añade Antonio Cándido:
,.Esoeslofecundoyesaeslacaracterísticaamericana:deformar la influencia europea". que también pare' Hay, por otra parte, situaciones de contradicción histcirico'literaria' cerían marcar una espe-cif icidad de nuestra evoluciÓn provienen de y culturales literarias En efecto, nuestras apropiaciones momentos diferentes en europeo, movimiento Ln Jistlnios áspectos de que llevamos a cabo y entonces sucede relaciÓn en de los movimientos de un movimien' áó-Ji""iá"ás en o¡terentás momentos de ta evotución coexistir en el nuevo fenómeno' Sucede tam-
ü *i,j"ó"á haciéndolos
que en su debién que absorbemoi-páiatetamente dos tendencias Es contradicción' en incluso e sucesion sarrollo original surg¡árá; án este evidencia poner en importante en ra petJáócián nisto'iográfica juego de evoluciones.
..Enlosañosveinte_diceAntonioCándido_vaallegarunregionalismoconconcienciasocial,queesdiferentealanterior:Ea. ia de bronce del botiviano Alcides Arguedas' En Brasil, a partir de la novela nordestina, hacia 1928. Entonces, de un regionalismo y
particular de árOt¡.o y particularista se pasa a un regionalismo ya no es particular' que regionalismo un a y Jeipu¿s crítica soc¡al, preciso es universal .on ¡oao Guimaráés Rosa por ejemplo. Sería
desde encontrar t¿rminós que describiesen los conceptos traciendo Caracasen ya discutida fue nuá.tt" OosiciOn -quá comlenzos sensible la contradicción' Tenemos romanticismo a En Amérirestos neoclacismo' de también tenemos áel siglo XtX,
ca LatIna lo barroco no acaba, está en José Lezama Lima. Nosotros descubrir un concepto' un término para
n""-""itá*oi t"t
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que el uru' mostrar que no estamos diciendo que Rubén Dario, auténticos representantes los lr"yo Juiio Herrera y Reissig sonlos mejores' qerg también los Pueden-ser de aquel momento. e integran la litecriollistas, los regionalistas pintorescos están ahí Es
la otra, se opone aparentemente' y del ocupado' que tenemos simultá' ocupante la conciencia Oei Hay neamente. Entonces yo siento la contradicción en América' es importante pero más lo cosmopolitismá y rtay nacionalismo, que ese cosmopolitfsmo coexiste con ese nacionalismo.''
ratura. v una
co-üi" oóon"''
de aproEs importante en este sentido el estudio de las formas
como piación, que ponen en evidencia tanto la transformaciÓn creadora mode' que constituyen.en se la línea de prolongación de los fenómenos literaturas, iá", V" se trate dá literaturas metropolitanas como de otras t" rusa, o ta nOiOlca por ejemplo en el siglo XX' Es en la respuestz el rasgc "o*'o al modelo, como señalábámos anteriormente, en donde surge en la carnavaliza descentramiento, el en transformación, ta ;;ái;;;án quehacer litera ción es donde se manifiesta Ía fecundidad de nuestro 61
rio..Er trabajo de Antonio cándrdo incruido en presente er vorumen
ilustra esta situación. En reración
tínez:
"o" ""io
mismo anota José Lu¡s Marl
..lntentarelcomparatismo,incluso.desdeunpuntodevistaprácti. veces co.me parece gue es lo más diffcil de este proyecto' Tengo a
que lo que vamos la sensaciÓn, cada vez que trato de visualizarlo, de
ahacerescomocolumnasparalelas,quevamosatratardeedifi. "Ayer expricaba Antonio cándido ra existencia de un teatro de evangerización brasireño gue yo desconocía. teatro con ros un mismos esque.mas que el que éxiste en México y otio"lrg"r".
de Hispanoamérica simurtáneamente. Es "n er q-u! se utiri ,n táátró en zan erementos.i ndígenas, erementos popuraiái-y
óoñ'u'lü-óarticu-
laridad: er diabro rriora en lenjr" iniig"nr. ya Jacques sousrere ha hecho notarque ra parabá;'áiábro:' no
indlgenas de México, y que entonces, cuando "r¡Jtiili-ár-i"ngr". se referlan al diablo te llamaban ,.ll-T-gn_tqxtos en tenguas indígenas. En Bernardino de Sahagún aparece as¡, intercaád? ántre á ,áñr;ii.-ü;go, en esta mención de riteraturas popurare. yo fi"n"reilna.-JJr¡ent" de-México que recuerda a ra h¡étor¡a europea, pero de una manera deformada. En Jatisco escuché cuando ri"qúáil]",üri"nt",
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tactos q.ue efectivamente.sé rearizaron, üs reiacione.rqrá dan. La segunda ltnea es mes'bien estructurat, rriJtor¡"". lenle V áprnt" a aprehender un esquema orgánico de retácione. qu" oájá t¡rIr-nrt"ncias relativamente sim.irareientregán pioouctos riterarios asimirabres.
Esto tiene que ver en términos metááárig-¡áts mas con un procedimiento
de slntesis.
_ En lg medida en gue no se encuentran contactos históricos reares se consicreró en ta refrexión h.istoriográfica cámparativa ra perspectiva de "columnas paralelas". gs oecir, piiallrs-rli""¡ones de las literaturas latinoamericanas internamente ei¡sten áásário,os en muchos casos asimilabtes, pero también oiverg;nür.:i"'-rloo.
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del investigador en este campo serfa más bien er estJutec¡mienio J" r", ,,corumnas,, en donde se sitúan ras riteraturas en pararero. r-a raoor propiamente comparativa ffiJ:,tffffjllra en estos.á"o. "i "rñi"Ji"ra oesarrora er rector. Dice 62
rac-terlsticas especiales dentro de América sin duda' y esas carac-
La primera llnea de desarrollo comparatista que podemos.observar
Para los efectos de ra aproximación comparativa se hace necesario hacer algunas precisiones'sobre et cárecter oe ros discursos. Históricalente es cierto que la riteratura ratinoamericana ha ilegado á se en un discurso rerativamente homogéneo "onrt¡trin su diversificación_ e integrador. pero er discurso de ra rite;átura -en es un discurso que se su_ perpone at_ polftico, ar económico o al sociar, que nó .i"Álr"-Jü."r"n aproximacíones. La unidad ratinoamericana ea un proyecto poiltico que vieneder sigro pasado, no una rearidad histórica. En este sentido es necesario reconocer que ar hacer comparatismo dos llneas de ref rexión: una que es histórica, y que se refiere a ros con.
r.*;alñániá.oor"
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que estamos conltruyendo nosotros es un discurso por coetapor' neidad, por semejanza de movimientos, y sobre todo creo puede que no parece me eso europeas, influencia de las e'scuelas negarse. Esa es la situación real. El barroco que tenemos toma ca'
debarrocomundial.Esunodelost]ltimosmovimientosmun.
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Buenos Aires, y para ellos f ue importante' Es decir que aunque no ñáya siOo examinaOo es un caso en et cual hay influencia. Se pU'eOen buscar algunas: pocas' re'rlmente pocas' Lo que yo creo
diales."
Sable, carábina y lanza.,,
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SousaloleyÓaFlub'énDaríoyloleyeronlosmodernistasde
terlsticasespecialeshacenlopropiodeéstedentrodelcontexto
4Soy el feroz Carlomango Hombre de mucha pujánza Que al mesmo tiempo manija
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podemos car columnas paralelas, salvo en los casos en los cuales lugar. en determinado que está centro el ráconoc"r nit¡aamerrte no es nuestro' es Estamos construyendo un discurso, el discurso exlr-ry!i13¡iamente fecundaciÓn.es La ñistor¡a. la reatiOaO de la Joao uruz e e§casa. Yo creo que existiÓ y creo que es importante'
de
en el'análisis es entonces una línea historicista, de relaciones hecho.Perodeéstasepasainmediatamentealasegunda:más.al|áde i" pái"p"ái¡va histórica concreta el esfuerzo comparativo tendrla que
proposición de síntesis. sf ntesis de fenómenos gue, dada ia evóf uciOn de parámetros comunes de nuestras sociedadesrgenera manifestaciones asimilables o asociables. Se trata ya de relaciones : histórico-estructurales' Observa Domingo Miliani:
,"iáolun"
tienen ras' "La literatura de cordel y el corrido ilustrado Qe México caso latiel en pervivencia.de la iuglarla gos comune", o comunicación de "ti" "*o folma' de pár'estesco noamericano' rienán un mensaje li' del la comunicación' Oe mo¿aliOáOes Las de dilusiÓn. literatura terario hacia la *"i" q," lo recibe es semejante: es
para ser f,aOfa¿a, para ser lefda en voz alta y al mismo tiem-
"""iit" áétpái" ser difunáioa masivamente
baio la forma de.venta en los
roman' irelcaoos populares. El cordel está risbritci en octosílabos oaio iorma asonantada. El corrido es forma octosilábica
"""ooa romanceadaasonantada'Hayunagrancantidaddeelementosco muneg."
Enelnivel.Jesistemaliterarioeruditoestasmanifestacionesasimi.
"polo externo", la rantesie dan a partir de efectos de lo que se llamó un elaboran literaturas diferentes las cual al urn a'gente frente
"ü¡on-d" una resPuesta
asociable 63.
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difícif _dice Angel Rama_ hacer una estimación de qué es lo importante. en,liteáturas que, láro ra brasileña y ta hispano_ americana, no,están comunicáJár. N" hry;;;;il#J" ra novera en er
:iJ:Sffi:i:e en o o ú
"Existe ta idea -dice Antonío Cándido- de que no podemos abarcarlo todo y necesitamos hacer muestras selectivas. Si se va a tratar el Barroco, se puede tratar el Barroco en México y el Perú' Si se va a tratar el costumbrismo se trata a Venezuela y Colombia. Por eso tenemos que determinar cuáles son esas muestras. Angel Rama habló del paralelismo, existen también lo que podríamos llamaráreas de coalescencias43, conjuntos de producción literaria supranacional. ¿No sería posible hacer un tratamiento doble, en paralelo, pero insertando cuando fuese posible las áreas de coalescencia? Sería un gran progreso. Yo estoy viendo un capltulo sobre las metrÓpolis literarias como un capítuto clave. Estoy pensando en las coalescencias' Nosotros discutimos mucho en un momento el problema de hacer estas presentaciones mostrando la presentación común, panorámica. En este caso es preciso realmente partes introductorias en que se muestren las sincronfas, las afinidades, las divergencias an' ies de comenzar los grandes movimientos. Aquí es fundamental: Rlo de Janeiro, Buenos Aires, Lima, México, San Pablo forman sistemas. Antes, en la colonia, tenemos las metrópolis que están afuera, con esto estamos constituyendo las metropolis literarias aqui. Én el primer período están México, Lima. En el segundo, hay süst¡tución de tas metrópolis: la inf luencia f rancesa, la inf luencia italiana. Ahora en esta parte es la creación de las grandes metrÓpolis literarias: México, Lima, Buenos Aires comienzan a ser crea' doras. Oswald de Andrade, Borges, Huidobro son influencias europeas. Carlos Drummond de Andrade es San Pablo, Río de Ja' neiro. Es el momento de la urbanizaciÓn en que los modelos literarios se desplazan, las ciudades de América se considafan como metrópolis literarias. Es lo que sucede con la poesía urbana inicial de las vanguardias brasileñas, pero después, a partir de las vanguardias mayores, las metrópolis eran para ellos las metrópolis áe su pais. Lá ciudad de Buenos Aires, a partir de cierto momento, ' puede ser centro dé alimentación. Estaba pensando algo más, estaba pensando en las coalescencias. Eslaba pensando en un capítulo sobre las nuevas metrópolis
que ra sigro-irx.es.rbaqüm-ü"#;; de As-
ff 5,:?J," Hf : T T#Jil ci"o qr" muy difícir: concretamente en elperíodo de f in de.igb, creo que son igualmen. óorqu""u te importantes ros desarroros?árrls oos broques. casi habraría de pararerismo,.movirizanoo t
rn
: J,'J Í"T"T3 :
" XrX'"?:¿:l;I; en er sigro En otros c"sos
i" iáári" ra acción de un poro exter. no sobre er conjunto de ri.teraturag qr" ejerce tanto sobre una como sobre otras, lo que hace "" ta cóntemporaneidad de ciertas escueras o ciertos.movimientos. gn cuanto a ra riteratura coroniar en cambio es visibre.mente más centá'ra que se produce en México o en et perú, que ta que se ;;"dr;;;qrivatentemente en et Brasit. Hay momentos en.que se puede est"óre""ie;i;,;;.;i;;;.u"
0".. de ta modernización pr, á.a ná, ,ii a c o n áii r, o ;. é," : ;,'::fi [: L:?:?rH i J, ffi ", en ra organizac.ión por y entonces hay ciertas "T[equivalencias. yo creo.qu" "orr¡entás-i¡üar¡as 1". se dan más que nada por ra presencia detpoto "quiráiencias pá.1áiu"p*rü,orÉ"rlT" se da dentro de América. "*t"rno-y ,o,o rr¿" pá*'.5 que en cierto sentido er efecto final es exoansión oe las-r¡iJárr". europeas y respuesta a etlas por procesos.de rdrp;;";;;';'igg,orrrrrnto. creoque ese podrfa ser el oriterio general t i rí
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La reración en pararero a través der poro
externo tiene muchas veces concreción histórica. Es er caso J" r5"'Jn"rentros, de ros contactos personares, como ra reración qu" por ejempro ros escritores de las Anriltas a través de paríi, "stror"Ján d;;;;;;;" Renacimiento de Harrem.
¡;"i;;;;l]ürr""
aprecian, curiosamentget
escritores af ricanos en el caso de ras revistas reivindicat¡vas oó ia negritud. ,,Fanon Anget Rama- se hace atr¡canó -apunta en-Éár]r, i, su vez er pensamiento de Fanon revierte sobre. la descoloni rar¡Oi,lat¡noamericana.,,pero, más allá der contacto históri.co nera un crima, se constituye"on"r"io,iá'ii"iropor¡ curturar y riteraria ge,n oiscus¡on, de ebu,icién de ideas y proyectos, de v.ivéncia "n ert¿t;";,;;todo "ánlrá'áe un condicionamiento comunicante. Vicente.
literarias, en una visión comparativa y contrastiva sobre las
nuevas metrópolis literarias. En la generación de mi padre un argentino, un uruguayo, un brasileño, un peruano decÍa asf: "Todo latinoamericano tiene dos patrias: Ia suya y Francia". Y esto no es
Huioooro, ¿o'rg;L;; Borges, Oswald de Andrade viven independientemente ,anguardia y asumen en conjunto "ír;;;;ü"oe diferencias desde i;"é;-"r; respuesta a ér en términos -conder de subversión disc-urso posmoder-ñista hispanoamericano o simbolista y parnasiano en Brasil.
posible desde comienzos de siglo. Un argentino diría entonces así: "Todo latinoamericano tiene dos patrias: la suya y México." Era la Revolución Mexicana y hay un cambio de mentalidad total. Lo que pasa es que la metrópoli creadora ya no es París, ya no es
Estas situaciones parareras de los procesos riterarios de Améríca Laran m uchas. v-eces desde', n" tos de aglutinamiento que constituyen óáop""t iva h i stóri ca momennitl"o. especialmente estimu_ lantes der quehacer creativo o*lá ñí"r"irrr.'Ls to que Antonio cándido llama
.
tl na en c ue nt
Roma. Primero habían sido Madrid y Lisboa, luego tenemos Londres, Pdrís sobre todo y Roma. Ahora finalmente -ya no exclusivamente, pero hay una predominancia- tenemos San
las coalescencias.
a3
La bastardilla es mía. A.P.
64 65
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Á
pabro, Río de Janeiro, caracas, Bogotá, Lima. Hay una transformación. un ¡oven argeniino o" i" su_cesiva a ta de Borges
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Un capítulo así muestra la creación de los núcleos americanos de producción literaria, p"r" partir de ahf' pienso tamo¡¿nl, "rár'"iOTo" su propia tradición a esas metrópotis con t_odo to que"r-"i'¡ri"r"ambio evenluar entre esó imfii"r, vistas, es er capíturo qre arár* "o*"lpáil;;;:,;"nr.rt'io probrema de ras coares_ cencias' Estoy hablando en ár manejo de tos instrumentos de óultura. oe tas inspiraáiá'rieslstet¡cas ""rliJ"'áet que son buscadas, no importa la.corriente; r"rl.irJ,-¡nt*rcambios, corres,on_ dencia de Mário o"li9l"J: áorü.,'b.l¡rer¡o Girondo y Brasil. Que et desarroilo muestre lr" "on qr" et probtema de tas vansuard,r" ,, "oiiáJJJn","r, ;; er regisrro de ::lf"_",, enñ;;;;;p,,r,o las corrientes dá vanguardia torno-ü'las metrópolis, "oro que son fuentes alimentadoras de su pro"á"ol it"regionatismo también es o ru ra I ¿ e n t t i c ááo JJt-ei i Á n t p,.o po,,: t
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Pienso en los siguientes temas: ras metróporis, ras casas ras, ta aparición de las, prtmer"i-hiiári;" edito,¡a"rrrías, por ejempto, en ta década de tostreint, ¿;r;l; rnmenso proceso de prodrpcion ;;i"J"""rr" ed*oriates. Es un Fue la gran vía por la
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ra aparición o.e tas prrm!ár"n]lior,r, riterarias,integradoras det continente,sli üárii'.",ro pedro Henríquez Ureña. pero es muv importante: 1¡"irii RtOertá 32um fetOe en Uruguay, Luis Alberto SáncÉez en lendríamos tas revistas. .perú, ertrá'iolr"s Rioseco. Después v" ,ári"_iJ"urü, ,r"no sobre los en. cuentros intelectuales para poder nacei J elemento contrastivo. que veo de dos tipos:-por una parte se táa de los contactos oer. sonates de Andrade.áorgás_' pfr oiru, -Mário congresos, t; los coloquios, que paá mi "á-iiri;.; decison importantes,.son stvos.
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importantes. precursora es ra colección Tierra Firme der Fondo de curtura Económica (1946) y finarmente ra Bibrioteca ÁJacucno (1970). Esto debería constituir no sé si considerar.,,
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una doble duaridad marca pues ra perspectiva de nuestra óptica comparativa. Por una parte es un comparatismo que se propone observar los puntos de conjunción como de divergencia de las diierentes litera_ turas de América Latina y er cáribe- entre sí, ra unidad en ra diversidad de las -América manifestaciones literarias continentales. por otra par. te es un comparatismo que intenta apuntar ras reraciones de ras riteraturas continentales en sus díferentes sistemas con las literaturas no continentales y en éstas con aqueilas que han tenido mayor inciáencia como son las literaturas de Europa occidental. se intenta ver allí, frente a los estlmulos, las respuestas creativas que nuestras riteraturas desarrollan, sus f ormas de apropiación de éstos. Esta metodorogía áe tan vaslo campo de acción asume a su vez una dobre perspectivai. pár un, parte.la perspectiva histórica concreta de rastreo oe rol contactos que efectivamente se dieron. por otra; también una perspectiva históricoestruclural que apunta a dar cuenta de las coincidencias como de las divergencias a partir de esumuros -poros de rerigación- o áá condicionamientos simi lares. La reflexión que anotamos en estas páginas es una refrexión en curso que surge de una discu.sión de cónjunto en donde hemos entregado en lo posible la individualidad de las opiniones. En la construcción de un discurso conjunto no siempre ello es posible, tanto más cuando se trata de una discusión puntuar sobre la eraboración de una periodización detallada. Esperamos y hacemos to posibte porque ettá itetue a concretarse en una historia de la literatura de nuestro continente. -Es un proyecto ambicioso y más duro aún de realizar en tiempos de crisis, en donde las facilidades de investigación no se orientan hacia el campo cultural. Nuestro esfuerzo es arentado sin embargo por er convencimiento. de que el logro de un discurso coherente d'e aprenensión conceptual de nuestro imaginario social en la literatura es no sólo una manera de expresar al continente sino también una manera de ayudar a construirlo.
En estos hay un primer rnomento
son.los mediadores. y un segundoen que Europa o Estados Unidos ,áa"rto reciénte en que no_ sotros mismos somoi ros
ddir;;;;;:'¿á*,"n., argo promovido por ta propia América. es el cáso ¿-e órü'ür" ha tenido un papet decisivo. pienso que se O"O" f,á*r"rr?il también, o"r Áárliio en que ra reemplazar la mediación nosotros o" lá. r"t"ñio,," y finalmente los proyectos. como este nuestro. Éor e¡empto "rt"rnas. proveclos tos como América Lat,ina tiáiiilráirer,,
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en su Arte (t9t4) de ta
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