Nacidos para correr El misterioso pueblo de los Tarahumaras, un grupo de superatletas y la más increíble carrera jamás contada.
Para John y Jean McDougall, mis padres, que me han dado todo y siguen dando. El mejor corredor no deja huellas. Tao Te !hing"
Capítulo 1 Vivir entre fantasmas requiere soledad. (Anne Michaels, Fugitive ieces!.
Durante días había estado recorriendo la Sierra Madre Mexicana en busca de un fantasma conocido como Caballo Blanco. Finalmente, un rastro me llevó al último lugar donde eseraba encontrarlo! le"os de la rofundidad del desierto salva"e donde cuentan #ue se aarece, en el oscuro lobb$ de un hotel a las afueras de una olvorienta ciudad del desierto. % Si, el Caballo est& ' di"o la rececionista, asintiendo con la cabe(a. % )De verdad* +ras oír tantas veces #ue acababa de irse, en otros tantos escenarios extraos, había eme(ado a sosechar #ue Caballo Blanco no era m&s #ue una esecie de cuento de hadas, la versión local del monstruo del -ago ess, inventada ara asustar a los nios $ engaar a gringos cr/dulos. %
Siemre regresa sobre las cinco ' aadió la rececionista '. 0s como un ritual.
o sue si abra(arla aliviado o chocarle la mano ara celebrar el triunfo. Mir/ mi relo". 0sto signi1caba #ue realmente iba a osar mis o"os sobre el fantasma en menos de2 3esera4 % %
5ero si son casi las seis. 6ui(&s se ha marchado ' di"o la rececionista encogi/ndose de hombros.
Me hundí en un vie"o sof&. Me encontraba mugriento, muerto de hambre $ derrotado. 0staba exhausto, al igual #ue mis istas. 7lgunos decían #ue Caballo Blanco era un fugitivo8 otros habían oído #ue era un boxeador #ue huía como una esecie de castigo autoimuesto tras matar a goles a un tio en el ring. adie sabía su nombre, su edad o de donde venía. 0ra como un istolero del le"ano oeste cu$as únicas huellas eran unos cuantos cuentos chinos $ el olor a cigarrillo. -as descriciones $ avistamientos estaban or todas artes8 aldeanos #ue vivían a distancias imosibles unos de otros "uraban haberlo visto via"ando a ie el mismo día $ lo describían dentro de una amlia escala #ue iba de 9divertido $ sim&tico: a 9raro $ gigantesco:. 5ero en todas las versiones de la le$enda de Caballo Blanco siemre se reetían algunos detalles b&sicos! había llegado a M/xico aos atr&s $ se había internado en las salva"es e imenetrables Barrancas del Cobre ara vivir entre los tarahumaras, una tribu casi mítica de sueratletas de la edad de iedra. -os tarahumaras #ui(&s sean las ersonas m&s sanas $ serenas del laneta, $ los m&s grandes corredores de todos los tiemos. Cuando se trata de distancias enormes, nada uede vencer a un corredor tarahumara. i un caballo de carreras, ni un gueardo ni un maratonista olímico. 5ocas ersonas han visto a los tarahumaras en acción, ero a lo largo de los siglos han ido 1ltr&ndose desde las barrancas historias asombrosas acerca de su resistencia $ tran#uilidad sobrehumana. ;n exlorador "ura haber visto a un tarahumara ca(ando un ciervo con sus roias manos, ersiguiendo al animal hasta #ue ca$ó muerto de agotamiento $ 9las e(uas se le desrendieron:.
ierden en su seno. Muchas cosas terribles ueden ocurrir ahí, $ robablemente ocurrir&n. 7un cuando sobrevivas a los "aguares devora hombres, las serientes mortales $ el calor abrasador, todavía tendr&s #ue enfrentarte a la 91ebre del caón:, el delirio al #ue uede conducirte la in#uietante desolación de las barrancas. Mientras m&s te internas en ellas, ma$or es la sensación de una crita #ue se cierra a tu alrededor. -os muros se estrechan, las sombras se extienden, el eco de los fantasmas te susurra al oído8 todas las salidas arecen terminar en una roca escarada. >arios exloradores extraviados ca$eron en tal estado de locura $ deseseración #ue se cortaron la garganta o se arro"aron al vacío. o sorrende entonces #ue ocos extraos ha$an visto la tierra de los tarahumaras. Sin embargo, de alguna manera, Caballo Blanco había conseguido llegar a las rofundidades de las barrancas. ? ahí, cuentan, fue adotado or los tarahumaras como un amigo $ un alma gemela, un fantasma entre fantasmas. Ciertamente, dominaba dos de las habilidades características de los tarahumaras ' invisibilidad $ resistencia ' $a #ue aun cuando había sido visto recorriendo las barrancas, nadie arecía saber dónde vivía o dónde odría v/rsele la róxima ve(. Si alguien odía traducir los antiguos secretos de los tarahumaras, me di"eron, era este vagabundo solitario de la Sierra 7lta. 0staba tan obsesionado con encontrar a Caballo Blanco #ue mientras dormitaba en el sof& del hotel, ude incluso imaginar el sonido de su vo(. 95robablemente debe de sonar como el
)Caballo* ' Di"e con la vo( ronca.
0l cad&ver se volvió, sonriendo, $ me sentí como un idiota. o arecía temeroso, sino confundido, como cual#uier turista #ue tuviera #ue hacer frente a un erturbado #ue de reente le grita desde el sof&! 93Caballo4:. 0ste no era Caballo. o existía ningún Caballo. +odo el asunto era un invento, $ $o había caído en /l.
0ntonces el cad&ver habló. % %
)Me conoces* 3=ombre4 ' 0xlot/, luchando or onerme de ie % 3Me alegra tanto verte4
Su sonrisa se desvaneció. -os o"os del cad&ver hu$eron en dirección a la uerta, de"ando claro #ue /l tambi/n huiría.
Micah +rue 'Caballo Blanco ' A#.e..d.
Capítulo " +odo comen(ó con una regunta sencilla #ue nadie odía resonder. 0ra un acerti"o de seis alabras #ue me llevó hasta la fotografía de un hombre velo( #ue vestía una falda mu$ corta, $ a artir de ahí el asunto se volvió cada ve( m&s extrao. o mucho desu/s me encontr/ tratando con un asesino, guerrillas de narcotra1cantes $ un hombre con un solo bra(o $ un bote de #ueso crema atado a la cabe(a. Conocí a una reciosa guardabos#ues rubia #ue se deshi(o de su roa $ encontró la salvación corriendo desnuda or los bos#ues de daho, $ a una "oven sur1sta con coletas #ue corrió directa hacia la muerte en leno desierto. ;n talentoso $ "oven corredor moriría.
caminante no de"a huellas:, no era un sutil #oanE sino un conse"o de entrenamiento real $ concreto. ? todo or#ue en enero de GGE le regunt/ a mi m/dico! %)5or #u/ me duele el ie* =abía ido a ver a uno de los me"ores esecialistas en medicina deortiva del aís or#ue un icahielos invisible me estaba atravesando la lanta de ie. -a semana anterior había salido al camo nevado ara correr unas meras tres millas cuando de ronto lanc/ un aullido de dolor, su"et&ndome el ie derecho $ lan(ando maldiciones mientras me derrumbaba sobre la nieve. Cuando logr/ controlarme, eche un vista(o a mi ie ara ver cu&nto estaba sangrando. Me habría atravesado el ie una roca a1lada, ens/, o habría sido un vie"o clavo incrustado en el hielo. 5ero no había ni una gota de sangre, ni agu"ero alguno en la suela de la (aatilla. %
Su roblema es #ue corre 'me con1rmó el doctor Hoe +org cuando llegue co"eando a su consulta unos días desu/s. Il debía saberlo. 0l doctor +org no solo había a$udado a crear la esecialidad de medicina deortiva, sino #ue era el coautor de +he @unning 7thlete, el m&s comleto an&lisis radiogr&1co de todas las osibles lesiones relacionadas con el hecho de correr. Me hi(o unas ruebas de ra$os J $ me observó co"ear un oco, ara luego determinar #ue me había lesionado el cuboides, un gruo de huesos aralelo al arco del ie cu$a existencia $o ignoraba hasta #ue se las ingenió ara reconvertirse en una esecie de Taser interno. %
5ero si corro mu$ oco ' di"e ' algo así como dos o tres millas cada dos días. ? ni si#uiera sobre el asfalto, corro sobre todo en caminos de tierra.
o imorta. %
0l cuero humano no est& diseado ara soortar esa clase de abuso ' resondió el doctor +org ' 0secialmente el de usted.
Sabía exactamente lo #ue #uería decir. Dado #ue mido un metro ochenta $ eso unos cien Kilos, me han dicho muchas veces #ue la naturale(a retendía #ue los tios de mi tamao nos colocaramos deba"o del aro de baloncesto o detuvi/ramos las balas dirigidas la residente del aís, no #ue sacudi/ramos el avimento con nuestros corachones. ? desde #ue había llegado a los cuarenta había eme(ado a comrender or #u/. 0n los cinco aos desde #ue había de"ado de "ugar baloncesto ara intentar convertirme en maratonista, me había desgarrado los ligamentos Ados veces, estirado el tendón de 7#uiles Areetidas veces, torcido los tobillos Aambos, de forma alterna, sufrido dolores en el arco del ie Aregularmente $ tenido #ue ba"ar escaleras de esaldas $ de untillas
or #ue tenía los talones destro(ados. ? ahora, aarentemente, el último unto dócil de mis ies se habían unido a la rebelión. -o extrao era #ue, aarte de eso, $o arecía indestructible. Dado #ue so$ escritor ara la revista MenLs =ealth, adem&s de uno de los columnistas originales de la sección 9=ombre in#uieto: de 0s#uire, buena arte de mi traba"o ha re#uerido exerimentar con deortes semi extremos. =e descendido or aguas r&idas de clase > en una tabla de bod$board, he hecho sandboard en dunas enormes $ he conducido una bicicleta de montaa a trav/s de las tierras baldías de DaKota del orte. +ambi/n he sido corresonsal de tres guerras ara la 7ssociated 5ress, adem&s de haber asado unos cuantos meses en las regiones m&s inhósitas de frica, todo sin el menor rasguo. 5ero resulta #ue corro unas ocas millas $, de ronto, me esto$ revolcando en el suelo de dolor como si una bala erdida me hubiera enetrado en el abdomen. 0n cual#uier otro deorte, un índice de lesiones como este me convertiría en un caso anormal. 0ntre los corredores es lo habitual. -os mutantes de verdad son a#uellos corredores #ue no se lesionan. =asta ocho de cada die( se lastiman cada ao. o imorta cu&l sea tu eso, si eres r&ido o lento, un cameón de maratones o tan solo resolas un oco los 1nes de semana, tienes tantas osibilidades como cual#uier otro de destro(arte las rodillas, canillas, ligamentos, cadera o talones. -a róxima ve( #ue va$as a eme(ar la carrera del +urKe$ +rot,N echa un vista(o a derecha e i(#uierda! según las estadísticas, solo uno de vosotros regresar& ara la carrera del Hingle Bell. O ingún invento ha odido reducir la carnicería. =o$ en día es osible comrar (aatillas ara correr con resortes de acero incororados a la suela o unas 7didas #ue a"ustan la amortiguación de tus isadas gracias a un microchi, ero el índice de lesiones no ha ba"ado ni un &ice en treinta aos. 5or el contrario, ha aumentado8 las roturas del tendón de 7#uiles han incrementado en un die( or ciento. Correr arecería ser la versión atl/tica de conducir en estado de ebriedad! uedes salir ileso durante un tiemo, #ui(&s incluso te diviertas, ero el desastre est& eser&ndote a la vuelta de la es#uina. 9>a$a sorresa:, comenta sarc&sticamente la medicina deortiva. 7un#ue no exactamente de esa forma. M&s bien así! 9los atletas cu$o deorte imlica correr e"ercen una enorme resión sobre sus iernas:. 0s or ello or lo #ue el Sorts n"ur$ Bulletin ha dicho! 9Cada isada golea cada una de tus iernas con una fuer(a e#uivalente al doble de tu masa cororal. De la misma manera #ue un martilleo constante en una roca de aariencia imenetrable, con el tiemo la convertir& en olvo, la carga del imacto relacionado con el hecho de correr uede, en última instancia, daar tus huesos, cartílagos, músculos, tendones $ ligamentos:.
;n informe de la 7sociación 7mericana de Ciru"anos
0ntonces, )no ha$ nada #ue ueda hacer* 'regunte al doctor +org.
Se encogió de hombros. %
5uedes seguir corriendo, ero volver&s a buscar m&s de estas ' di"o goleando con la unta del dedo la enorme agu"a llena de cortisona #ue estaba a unto de clavarme en la lanta del ie.
+ambi/n iba a necesitar unas lantillas orto/dicas Acuatrocientos dólares ara introducir en mis (aatillas de control de movimiento Aciento cincuenta o m&s, $ dado #ue necesito un ar extra ara alternarlos, digamos trescientos dólares. 5ero todo esto tan solo osondría el artículo verdaderamente costoso! mi róxima e inevitable visita a su consulta. %
7hora, )#u/ le recomiendo* ' conclu$ó el doctor +org%. Cómrese una bicicleta.
-e di las gracias, rometiendo seguir sus conse"os, e inmediatamente acudí a otro m/dico a sus esaldas. 0l doctor +org estaba haci/ndose ma$or, comrendí8 #ui(&s se había vuelto algo conservador en sus recetas $ algo demasiado r&ido a la hora de administrar cortisona. ;n m/dico amigo me
recomendó un odólogo #ue adem&s era maratonista, así #ue solicit/ una cita ara la siguiente semana. 0l odólogo me hi(o otra laca de ra$os J, luego me exloró el ie con sus ulgares. %
5arece #ue tiene el síndrome de cuboides 'conclu$ó%
5uedo combatir la inQamación con un oco de cortisona, ero va a necesitar lantillas orto/dicas. %Demonios 'mascull/%. 0s "usto lo #ue me di"o +org. =abía eme(ado a salir en busca de una agu"a, ero de reente se detuvo. % % % % %
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)=a visto $a a Hoe +org* Si )=a recibido $a una in$ección de cortisona* =mmm, sí. 0ntonces, )#u/ hace a#uí* 'reguntó imaciente $ algo descon1ado de reente, como si ensara #ue $o realmente disfrutaba al recibir incha(os de agu"a en la arte mas sensible de mi ie. 6ui(& sosechaba #ue $o era un toxicómano sadomaso#uista, adicto al dolor $ a los analg/sicos. )0s consciente de #ue el doctor +org es el adrino de la medicina deortiva* Sus diagnósticos son normalmente mu$ resetados. -o s/. +an solo #uería una segunda oinión. o vo$ a onerle m&s cortisona, ero odemos concertar una cita ara tomar las medidas de las lantillas orto/dicas $ debería ensar en encontrar otro deorte #ue no sea correr. Suena bien ' di"e.
0l ortoedista era me"or corredor de lo #ue $o sería nunca $ acababa de con1rmar el veredicto de otro m/dico, a #uien de buena gana se refería como el sensei de los esecialistas en medicina deortiva. o había discusión alguna acerca de su diagnóstico. 7sí #ue emec/ a buscar otro m/dico. o es #ue $o sea así de testarudo. i si#uiera #ue est/ tan loco or correr. Si sumo todas las millas #ue he recorrido, la mitad fueron un doloroso sulicio. 5ero #ui(& diga algo el #ue, ese a no haber leído 0l mundo según Rar en veinte aos, no ha$a olvidado una e#uea escena $ no recisamente la #ue ustedes creen! me re1ero a la manera en #ue Rar saltaba or la uerta en medio de un día laborable ara echar una carrera de cinco millas. =a$ algo tan universal en esa sensación, la forma en #ue correr reúne dos de nuestros imulsos m&s rimarios! el miedo $ el lacer. Corremos cuando estamos asustados, corremos cuando estamos extasiados, corremos cuando huimos de nuestros roblemas $ correteamos en busca de diversión.
? cuando las cosas emeoran, corremos aún m&s. 0n tres ocasiones, 0stados ;nidos ha visto ascender enormemente las carreras de larga distancia, $ las tres veces han tenido lugar en medio de una crisis nacional. 0l rimer boom ocurrió durante la Rran Deresión, cuando m&s de doscientos corredores imusieron la tendencia corriendo cuarenta millas diarias a trav/s del aís en la denominada Rreat 7merican Footrace. Correr luego deca$ó, ara volverse a oner de moda en los