Héctor Javier González Jácome
La política monetaria: contenido, estrategia y transmisión de sus efectos. El proceso de control monetario, a través de la política monetaria, articula dos niveles: Un primer nivel, en el que la autoridad intenta lograr ciertos objetivos finales (empleo, precios, producción, balanza de pagos) mediante un objetivo intermedio (variable monetaria) como la cantidad de dinero o los tipos de interés de largo plazo. Existen dos criterios fundamentales en la formulación de una política monetaria, que pueden referirse como el criterio de las reglas contra el criterio de la acción discrecional. La política de la acción discrecional implica la aplicación de medidas concretas de características que la autoridad juzga apropiadas, basándose en circunstancias específicas y en objetivos finales particulares. La política de las reglas predeterminadas no considera circunstancias específicas, sino en el seguimiento de normas previamente establecidas para situaciones generales. Al no conocerse las relaciones directas entre las variables que pueden emplearse como instrumentos, y los objetivos finales, las variables intermedias tienen un papel fundamental que es doble: son los objetivos inmediatos de los instrumentos monetarios y al mismo tiempo el medio para alcanzar los objetivos finales. La interpretación y ejecución de una política monetaria reviste dos grandes problemas. El primero es de interpretación: cómo valorar los resultados que se van obteniendo como efecto de la política, por dificultades para cuantificar algunas variables económicas, por el retraso con que se puede acceder a dicha cuantificación, o porque la relación entre variables se desconoce. Esto justifica el uso de variables intermedias que, al menos en términos cualitativos, pueden ayudar a superar esta dificultad. El segundo problema aparece en la ejecución de la política, porque pueden tenerse varios objetivos últimos y porque éstos pueden entonces tener distintos esquemas de ponderación. Para que una estrategia de política funcione correctamente, sin embargo, pueden adelantarse varios requisitos: que la
Héctor Javier González Jácome autoridad tenga el control de las variables intermedias a través de los instrumentos seleccionados, que las relaciones entre variables intermedias y objetivos finales sean confiables y estables, y que pueda disponerse de información adecuada y oportuna sobre los valores que vayan alcanzando las variables intermedias. Las variables intermedias pueden representar un triple papel: como objetivos intermedios (magnitud monetaria o financiera o tipo de interés a largo plazo), como variables operativas (tipos de interés a corto plazo para los keynesianos; encaje bancario o base monetaria para los monetaristas) y como indicadores. El objetivo final de una política monetaria puede referirse al alcance de algún nivel de ingreso o gasto, durante un periodo de tiempo. Para establecer la relación entre los objetivos finales y el objetivo intermedio monetario, se parte de la ecuación de Fisher, que representa la relación entre el ingreso nominal y la oferta de dinero.
lo cual en términos de tasas de variación, es
donde es el ingreso nominal. Si la velocidad del dinero es cero, el objetivo monetario intermedio puede ser la variación en la cantidad de dinero, que depende del ingreso real y el nivel de precios. En general, los países industrializados adoptan una política monetaria flexible y mixta, que incluye el seguimiento de un conjunto más amplio de indicadores, y que adoptan como objetivos una combinación de oferta de dinero y tasas de interés. Las relaciones entre la cantidad de dinero en circulación (M), la suma de efectivo circulante o dinero legal (E), los depósitos en bancos (D), la base monetaria (B), la proporción de dinero que el público desea mantener cono saldo monetario (dinero en el bolsillo)(c), los activos de caja en bancos (R)
Héctor Javier González Jácome y r el coeficiente o encaje legal de caja (r), se pueden visualizar en el siguiente conjunto de ecuaciones:
;
.
; ; o bien
donde
multiplicador monetario.
Para que la oferta monetaria resulte útil como objetivo intermedio, se requiere que el multiplicador monetario sea estable y que el banco central pueda controlar las contrapartidas de la base monetaria B. Los instrumentos cuantitativos primarios de una política monetaria pueden ser de reservas mínimas, de mercado abierto del banco central, y de descuentos y créditos. La política de reservas mínimas se opera mediante variaciones en el coeficiente legal de caja que determina la autoridad. Cuando se modifica r, M se modifica de acuerdo con la siguiente relación:
. La política de mercado abierto se instrumenta mediante la compra o venta de activos primarios, generalmente valores (fondos públicos) de corto, medio y largo plazo, por el banco central. Esto tiene dos efectos: un efecto coantidad, que depende de la variación en el monto de las reservas de dinero de los bancos, y un efecto sobre el tipo de interés, afectando la cotización de los valores intercambiados. La política de descuento y de crédito consiste en un redescuento, por el banco central, de sus letras en cartera, de acuerdo con el tipo de redescuento que este banco central establezca. Los efectos de este instrumento dependen del tipo de redescuento y del volumen de letras disponibles para redescuento. Esta política es menos potente que las otras dos citadas arriba. Ahora bien, la política monetaria tiene varios mecanismos hipotéticos mediante los cuales transmite sus efectos a la
Héctor Javier González Jácome economía. En el debate tenemos a los keynesianos y los monetaristas. Entre ambas existe una teoría de la selección de carteras: los agentes económicos conservan en cartera o patrimonio de activos tanto bienes reales como activos financieros, con diferencias de liquidez, rentabilidad, riesgo y precio o valor. La combinación de éstos es la que los agentes consideran óptima en función de las características particulares de cada activo y sus preferencias. De acuerdo con el modelo keynesiano, la cartera de los particulares se afecta por la emisión de dinero por la autoridad, lo que compensan intercambiando dinero por bonos, modificando la cotización de éstos y el tipo de interés, con los correspondientes efectos sobre la inversión, el ingreso nominal (vía multiplicador) y el consumo. Este efecto depende de la elasticidad de la inversión respecto al tipo de interés (de los bonos), del multiplicador de la inversión, y de la elasticidad de la demanda de dinero respecto al tipo de interés de bonos. En la versión restringida, el único mecanismo de transmisión de la política monetaria es este tipo de interés de los bonos. En versiones keynesianas más laxas, además de los bonos se consideran otros activos financieros y reales (distinguibles entre “buenos” y “malos”), y se añade otro mecanismo, del
volumen o disponibilidad del crédito. De acuerdo con el enfoque monetarista, se plantean tres mecanismos de transmisión de la política de impulsos monetarios: los tipos de interés (no separación absoluta entre dinero y bonos, entre particulares y empresas), los efectos riqueza directo e indirecto (más dinero, más riqueza neta, más consumo; menor tipo de interés, mejor cotización de activos, mayor riqueza neta, mayor consumo e ingreso nominal) y las expectativas racionales. De los dos primeros mecanismos se desprenden dos efectos sobre la riqueza o patrimonio: el efecto de saldo real (conservación de una proporción estable de riqueza como saldo monetario) y el efecto Keynes (la riqueza va en sentido contrario al de la tasa de interés). Los efectos de un aumento en la cantidad de dinero sobre la tasa de interés se explican mediante un efecto liquidez (cambios en las carteras óptimas de particulares), un efecto
Héctor Javier González Jácome renta (aumento en la cantidad de dinero en respuesta al alza de la tasa de interés) y un efecto Fisher (diferencia entre tasas de interés reales y nominales, determinada por la tasa de inflación). Existe un problema para establecer la endogeneidad de la oferta de dinero, Esta al menos en parte se determina endógenamente, como resultado de las acciones del banco central, el gobierno, los bancos y el sector privado, dependiendo de sus correspondientes carteras.
Eficacia y limitaciones de la política monetaria. La eficacia de la política monetaria puede analizarse en el marco del modelo IS-LM, que representan la relación entre el equilibrio real (de bienes) (IS) y el equilibrio monetario (LM). Para el primero tenemos la función
y para el segundo
Realizando las correspondientes derivaciones y rearreglos, para la variación en el ingreso tenemos (m = multiplicador):
Importa notar que si es muy bajo (negativo) el efecto multiplicador es mínimo y M casi no cambia a Y. La curva LM es muy achatada. Si se acerca a cero, entonces el efecto multiplicador es máximo, hasta
. La curva LM es casi vertical.
Las pendientes de IS y de LM determinan el efecto final de la política monetaria (e incluso de la fiscal) sobre el equilibrio del ingreso; la política monetaria es más eficaz cuando IS tiene una pendiente pequeña y/o LM tiene una pendiente grande.
Héctor Javier González Jácome Entre las limitaciones a la eficacia de la política monetaria se tienen unas generales, debidas a incertidumbre, retardos temporales y expectativas racionales, y otras específicas de la política. Bajo un enfoque de optimización, las limitaciones generales puede plantearse partiendo de una función de pérdida social, a minimizar
sujeto a la restricción
que nos lleva a la función
que en el óptimo es, para y
Para el análisis de la incertidumbre, debe considerarse que las relaciones señaladas no son deterministas, sino aleatorias o estocásticas. Ello en parte se debe a que la información sobre las variables consideradas es incompleta, y en parte a que los efectos de la política sobre los objetivos tampoco se conocen con precisión. Algunos modelos estocásticos intentan remediar esta limitante mediante modelos que consideran las varianzas conocidas de los parámetros del modelo. Los retardos temporales o lags introducen la limitante de la relación en el tiempo entre los impulsos introducidos por la política y el momento y ritmo en que se verifican sus efectos (desfase externo). Incluso interviene también, para fines del efecto final de una política, el tiempo transcurrido entre el evento que motiva a asumir una política, o el momento en que se tiene la información sobre éste, y el momento en que ésta logra implementarse (desfase interno). La eficacia de una política monetaria depende finalmente de las decisiones que toman los particulares durante el proceso, las cuales se basan en ciertas expectativas “racionales” o
Héctor Javier González Jácome sujetas a la lógica de la maximización de beneficios atribuida a los demás agentes. Los particulares deciden con base en lo que suponen que ocurrirá en el futuro. Estas decisiones suelen ir en contraflujo de la política monetaria, por lo que para que ésta resulte eficaz, se requiere que el gobierno cuente con información anticipada respecto a los particulares, además de que la política sea eficaz.