terapia dirigida para sanar emocionalmenteDescripción completa
Conceptos básicos de la Terapia Cognitiva Conductual de Albert Ellis Y Aaron Beck, Técnicas de intervencionDescripción completa
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TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL Y PSICO.FARMACOLOGÍA. UNA GUÍA PARA COMBINAR TRATAMIENTOS EN SALUD MENTAL
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2016 2078 (1121) (1121) E-mail: http://www.editona¡akadia,corrí.ar el
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en psiquiatría. Médico de planta, de Psiquiátricas "Torcuato de Alvear".
María Cecilia Colomboe Licenciada en Psicología, UBA. Residencia y Jefatura de Residentes en-Psicología Clínica, Hospital General de Agudos "Dr. Ignacio Pirovano". Especialista en cognitivo-conductual, Aiglé. Terapeuta DBT, Universidad' de Lujan. UBA, B'AlessandrOo Licenciado en Psicología, UBA. Profesor y en UBA. de en 'Agudos "Dr, Abel Zubizarreta". UBA.
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Titular, Cátedra de Neurociencías, de CETAL. de CAPYN.
de "Cosme Argerich".
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Lie. en Psicología, UBA. Investigadora de Proyecto de UBACyT. Becaria estimulo UBACyT. Docente de "Clínica de los cuadros fronterizos y los trastornos de la personalidad", Psicología, UBA, Natalia Helmich. Lie. en Psicología, UBA. Investigadora de Proyecto de Investigación UBACyT. Becaria estimulo UBACyT. Docente de "Clínica de los cuadros fronterizos y los trastornos de la personalidad", Psicología, UBA. de la UBA. Psicología. Prof. Titular de la Cátedra, de "Clínica Psicológica.y Psicoterapias"/Psicología. UBA. Director de la Carrera de en y UBA. de Proyecto de UBACyT. de la AATC, de la International Association for Cognitive Psychotherapy.
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Lie. en UBA. de de UBACyT del del Italiano. Docente de.-. "Clínica de los cuadros fronterizos y ios trastornos de la personalidad", Psicología, UBA. ? Médico, US AL. en Neurología Cognitiva y Neuropsiquiatría^ UBA, Psiquiatría y Medicina Legal. Jefe de Sen/icio, Hospital Neuropsiquiátrico "Braulio. A. Moyano". Prof, Titular de de Medicina, US AL,/Jefe de Trabajos Prácticos, III de Farmacología, Facultad de Medicina, UBA. de la Early Career Psychiatrists Council (WorldPsychiatric Association). E. y
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P. en UCES, en y IUNA. Investigador Adjunto, CONICET. Prof. Adjunto de la 2da. Cátedra de "Clínica y Psicoterapias", Psicología. UBA. Vicepresidente de la AATC, Sociedad de la International Association for Cognitive Psychotherapy. Miembro de la Society for Psychotherapy Research,
en y UBA. 2da. de "Clínica Psicológica y UBA. en PROINPSI, Psicología, UBA. Terapeuta Cognitiva Certificada por la AATC, Sociedad de la International Association for Cognitive Psychotherapy. Miembro de la de de ¿/ze ofPain.
Florencia Luz KoutSQvitis. Licenciada en Psicología, UBA. Profesora en Educación en UBA, de la 2da, de "Clínica y Psicoterapias", UBA, PROINPSI, UBA.. en el de
Psiquiatra. Profesora Adjunta de Psiquiatría, Thomas Jefferson University, Albert Einstein Medical College. Sénior Assocíate Training Director, Department of Psychiatry, University of Medicine, de \& American Psychiatric Association, la American Psychiatric cíe Cognitive
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A de la de ia y Leibovich-.de me con y la del Un especial agradecimiento a Donna Sudak por. su buena voluntad y predisposición a ^ participar de este proyecto del cual es una gran inspiradora. v A Guido Korman, inseparable compañero de actividades profesionales y vitales-, Martín Etchevers, hermano en este camino que conjuga la práctica profesional, la docencia'' y la investigación con la gestión universitaria, y Javier Fabrissin, gran amigo en el trabajo clínico y académico desde nuestra experiencia como residentes. A Guadalupe Rosales, quien me acompañó durante las numerosas horas de trabajo y en los imprescindibles momentos de descanso. A Cecilia Colombo, e Ivana con
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investigativas y
A Ornar Alva, Patricio Alba, Sheiia Giusti, Natalia Helmich, David Prado, Natalia Putrino, Federico Rebok y Demián Rodante, que generosamente participaron de este proyecto. A mi padre Guy, gran que integrar el rigor del investigador científico y la del clínico, mi y mis Facundo, Iván, Demián, Lara y Nicolás, que de ia vida familiar una inagotable de sorpresas.
CAPÍTULO 7: de ................................................................ Fabián D'Alessandro, Florencia Koutsovitis, Ivana Ortega y Leandro Grendas CAPÍTULO 8: • Trastorno de ansiedad M. Guadalupe Rosales y Federico Rebok
En 1999 la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires me confió la responsabilidad de crear una nueva cátedra de Clínica Psicológica y Psicoterapias. Si bien ya existía una cátedra que dictaba esa materia, la idea era generar un nuevo equipo de docencia e investigación que pudiera ofrecerles a los estudiantes de grado un enfoque teórico diferente al psicoanalítico, históricamente predominante en esa Facultad. Para poder elevar el proyecto de programa debí consultar los contenidos mínimos que debería cumplir mi propuesta, establecidos por el Consejo Directivo de la institución. Una de las cosas que llamó mi atención al conocerlos fue el hecho de que esos contenidos míni-: mos no incluían referencia alguna a la psicofarmacología y su relación con la psicoterapia." Claro está, los contenidos mínimos habían sido redactados mucho tiempo antes, en 1983. Eran los primeros años de la llamada "Década del Cerebro": la revolución psicofar-* macológica y la idea de que los trastornos mentales eran el resultado de "desequilibrios químicos" dominaban la escena de la psiquiatría estadounidense. Pero esas ideas todavía no habían impactado en la Buenos Aires de esos años, que se despertaba de una pesadilla social y política y comenzaba a vislumbrar una primavera democrática. Más de quince años después, era evidente que e! tema psicofarmacología y psicoterapia debía integrar el programa de esta nueva cátedra. Decidí entonces que el programa habría de incluir publicaciones que contaran el estado del arte en la materia desde una perspectiva empírica. Hacía varios años que dictaba cursos de posgrado en la misma institución, y en vanos de ellos me refería a las intervenciones combinadas en pacientes con trastornos emocionales. Por esa época conocí a dos psicólogos, Cristian Garay y Guido Korman, y a dos médicos que se formaban como psiquiatras, Javier Fabrissm y Ornar Alva Lilué. Ellos son hoy cuatro de los autores de este libro, pero en esos momentos eran jóvenes profesionales que buscaban formación de posgrado en psicoterapia cognitivo-conductual. O tal vez buscaban extender su formación en salud mental más allá de las fronteras de lo que se les enseñaba en sus residencias. Creo que fue en ese espíritu que tomaron uno de ios cursos de posgrado en terapia cognitivo-conductual que yo dictaba en la Universidad de Buenos Aires. Poco tiempo después me pidieron que supervisara su trabajo clínico. Como residentes en salud mental de un hospital general veían un gran de número de casos de bastante complejidad. Uno de ellos era el de una mujer muy deprimida y con un marcado sobrepeso. Una de las hipótesis que discutimos fue la de un eventual hipotiroidismo. Javier Fabrissm y Cristian Garay trataron exitosamente a la mujer con una combinación de psicofármacos y terapia cognitiva. Su entusiasmo por el resultado los llevó a presentar un informe de la intervención en las jornadas de residentes en salud mental del año siguiente. Este trabajo causó algún revuelo entre «ompañeros de residencia de orientación psicoanalítica. Un par de años más tarde ellos presentarían un trabajo de revisión bibliográfica de tratamientos combinados a un concurso de investigación. Ese fue el germen de un
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de un y un en el de la y y y del 20 %' de los que un a su vez un y la de psicofarmacológico reciben también un tratamiento psicológico (Garay et al., 2013). El de la psicofarmacología así corno el reconocimiento de la importancia de ios recientes •, desarrollos en psicoterapia, particularmente en la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)¿ vuelven al "tratamiento combinado" la consecuencia previsible en la práctica de psicólogos clínicos y médicos psiquiatras. La base de dicha práctica debiera basarse en estudios deT resultados acerca de cada modalidad de tratamiento y su combinación (Keegan, 2007). Sin embargo, ¿cuál es la evidencia existente acerca de la combinación de dichos tratamientos? ¿Cuáles son los criterios clínicos que permiten orientar su implementación? Los estudios llevados adelante sobre la combinación de psicoterapia y tratamiento farmacológico para la depresión tuvieron varios objetivos (Hollon, Jarrett, Nierenberg, Thase, Trivedi y Rush, 2005). Dichos objetivos, que podrían hacerse extensivos a cualquier estudio que evalúe el tratamiento combinado en otros trastornos mentales, han sido y los en la de a los tratamientos, es decir, un en la o en el de su que los en de la vida del la un más amplio. En los el en la probabilidad • de respuesta, es decir, lograr que la mayor cantidad posible de pacientes se beneficien del abordaje implementado. Este objetivo se en el supuesto según el cual pacientes responden a diferentes tratamientos, por tanto un abordaje combinado incrementaría la proporción de pacientes que obtienen un beneficio clínicamente significativo. En tercer lugar, la de la de respuesta. La medicación actúa más rápidamente que la psicoterapia mientras que la psicoterapia muestra efectos o duraderos. En sentido, Hollon y colaboradores (20.05) citan el de la (TIP) (Klerman et al, 1984) en algunos un en la de las de ios que no se ha observado en los pacientes que recibieron tratamientos farmacológicos; y también el de la cognitiva (Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979/1983), que en se la de TCC, la un que los la del de En y la la aceptación de cada monoterapia: gracias a la medicación, pueden ser y, viceversa, la favorecer la y adherencia a los farmacológicos o sus
es "•pU'fcrc f! Je acfiicÜOL qu<: r^tcn que r.oiamcücr ía psiooteiauia üeiit-, cíi^aua p i o f n i u l i H y duradero. Por ultime, están los que se congi ululan de su amplitud de u.iierio y que lo mejor es la integración de ambas estrategias. Hemos llamado "ideológicas" a estas posiciones porque no se basan en el estudio empírico, sino que funcionan más bien como postulados. Si bien el volumen de la investigación de la combinación de intervenciones farmacológicas y psicoterapéuticas no es tan amplio como desearíamos, lo cierto es que muchos estudios de buen diseño ponen en tela de juicio la validez de estos argumentos tan generales. La célebre pregunta acerca de la eficacia terapéutica ¿qué funciona, para qué y para quién? demanda una respuesta empírica que pueda conjugar lo genérico con lo particular. Que nuestra práctica esté guiada por la evidencia científica es algo desde el punto de vista profesional y ético, pero cumplir con este designio no es tarea sencilla. La evidencia está repartida en gran cantidad de publicaciones, no siempre de fácil acceso para El de por de de ha una privilegiada en los desarrollados facilitar el acceso al del arte y con ello a una en la Es en ese que ha forma la obra. Este volumen de utilidad para los profesionales de la salud mental que busquen una referencia rápida y actualizada sobre intervenciones farmacológicas y psicoterapéuticas para los trastornos mentales más prevalentes. Cada uno de los capítulos de este libro se centra en un trastorno o grupo de trastornos. Los autores han evaluado la evidencia empírica en apoyo de una u otra intervención, proveyendo una ayuda para aquellos que desean tener una referencia rápida y científicamente válida sobre las mejores prácticas. •* Los
a empíricamente su utilidad, de sus y los en sus Nuestro trabajo es el de aliviar el sufrimiento humano del modo más rápido, eficaz y duradero posible. Un objetivo así el mejor de este hito en una de con el de autores y que el nos en y Eduardo Keegan Diciembre de 2015
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Fase
Tratamiento A
Tratamiento B
Aguda
Continuación
Aplicación
sin respuesra o ;,-._,,?«• r i m
Objetivo
Alcanzar remisión
Alcanzar remisión
Tipos de
Medicación / Psicoterapia
Psicoterapia / Medicación
La combinaüüii secuencíai L*C basa en el a de que no se de que a qué de los de iinciarct el con luego, en caso de obtener LUIH jt-spucsta j»airial o no obtener respuesta, implementar una -, L'- r '"i}¡ : >:/,:- i «i lo1 en La d e trata.micntuf • • r . f , i ( ¡ i , f r ^ í mm.-;nto el lia Un L' ! . . . - , • - ' . i » . H i r , ti yj las y la del temando i JIM i nr\ alto <^~ HfV:. i»!* AriPQOrn ^^&^ ^.^^ o u aplicación es para ios pa.cies.tCb en ieniioi1 una o una El de o es la presencia de episodios depresivos previos, por tanto esta estrategia de combinación. se aplica principalmente en pacientes con depresión mayor recurrente. Como en el casoj del tratamiento secuencial, en la alternancia de tratamientos existen las posibilidades de combinación que se observan en la tabla 2. 2.
.
Combinación alternada para prevenir recaídas Ir ecurr encías, Tratamiento A
Tratamiento B
Fase
Aguda y de continuación
Mantenimiento
Aplicación
Pacientes con depresión aguda
Pacientes en remisión
Objetivo
Alcanzar remisión^
Prolongar período libre del trastorno o reducir tasa de recaídas/recurrencia
Tipos de tratamiento
Medicación / Psicoterapia
Psicoterapia. / Medicación
Los de gación. La pionera en esta modalidad es la TIP (Klerman et ai, 1984) con importantes en la reducción de en con mayor y et al, 2000)= Muy son los por la cogen la en este de y Teasdale, 2002). de las de y Tomba (2010) una planificación de Así, las del to, et al (2002), si se la o de un a otro o una a la primera con el objetivo de'potenciar sus resultados. El enorme estudio conocido corno STAR*D esta incluyendo a la una todos los fármacos incluidos como estrategias de potenciación o con
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(Trivedi et al, 2006), En este la de en el y
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López SaJazar. ^014; Garay e/ o/., 20ll; Olio, Siinis y Ketise, /UOO) No solo la combinación no ha mostrado superioridad la monoterapia sino que en se lia observado que un tratamiento interfiere con el otro reduciendo las tasas de remisión o de respuesta (Hofmann, Sawyer, Korte y Smits, 2009), Más recientemente, se han diseñado nuevas estrategias de combinación de medicación y TCC en los trastornos de ansiedad. Dichas estrategias apuntan a aumentar los efectos de las técnicas de exposición que integran la. TCC o predecir qué pacientes responderán a una u otra modalidad de tratamiento (Hofmann, 2012). El uso de agentes farmacológicos con el fin de potenciar o mejorar la eficacia de la TCC incluye a la D-cicloserina, cortisol, propranolol, oxitocina, yohimbina y suplementos nutricionales (Hofmann, Smits, Asnaani, Gutner y Otto, 2011). Los alentadores resultados de tales estudios se incluyen en los capítulos de este libro referidos a los trastornos de ansiedad correspondientes. en el
que un en colaboración es la (Norcross y Goldfried, 2005; 2011). Como en cualquier allá de las que lo conformen, la y el trabajo en equipo son elementos esenciales para lograr alcanzar tratamientos de buena calidad (Mujumdar y Santos, 2014). Se ha observado que la comprensión del propio rol y la valoración de las disciplinas, así como la comunicación los miembros del equipo son competencias elementales para la efectividad del trabajo en colaboración (Suter, Arndt, Arthur, Parboosingh, Taylor y Deutschlander, 2009), Donna Súdale (2011) destaca la comunicación y el respeto como aspectos fundamentales del tratamiento combinad® y recomienda considerar la visión global de la asistencia, del paciente, los modelos explicativos, la capacitación, la experiencia, la frecuencia de las entrevistas, la las de uno u otro, la frecuencia de comunicación, tanto cuando el paciente esté estable como cuando ocurra alguna urgencia y, sobre esto último, cómo manejarla. Es posible que surjan problemas en la no es la de la el críticas al otro profesional, o haya en la de y 2007; 2011). En un (Garay et al., 2013) se observar que la mayoría de los psicólogos y de la Ciudad de Aires incluidos,, consideraron a los factores del terapéutico en los combinados. Sin embargo, en las investigaciones actuales sólo apuntan al análisis los
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Este libro nace del trabajo del equipo de investigación sobre tratamientos combinados i de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires que, desde hace más de 10?afios, estudia diversos aspectos de dicha práctica (Fabrissin y Garay, 2003; Fabrissin, Garay, Keegan, Sarudiansky y Korman, 2014; Garay, Etenberg, Hornes, Martini y Korman,> 2011; Garay et al., 2011; Garay, Fabrissin, Korman y Etchevers, 2010). La constatación de la necesidad de difundir la evidencia existente acerca de la combinación de tratamientos así como proveer una guía para dicha práctica es la base de este trabajo (Garay et al, 2013). El objetivo principal es brindar a los clínicos una revisión actualizada de la evidencia disponible acerca del tratamiento combinado de TCC y farmacoterapia de los trastornos mentales más frecuentes así como una guía sobre ios criterios consensuados para su implementación. En se los la y se las de de los Se con un TCC a de y y a de Javier en los se los del que se en los capítulos. En el de la esquizofrenia, los resultados de los tratamientos psicofarmacológicos presentan logros limitaciones. Donna Sudak y David Prado abordan la esquizofrenia, donde la inclusión de TCC muestra grandes ventajas en a la
El abordaje de los trastornos afectivos o del estado de ánimo constituye, sin duda, el el se ha la de TCC y psicofarmacología. Cristian J, Garay y Javier ios Martini y Patricio los
1
Las son en. la de los y con situaciones de personas reales es mera casualidad. En los pocos casos en que se lian presentado pacientes reales, se procedió a solicitar su consentimiento informado sin que ello represente ningún inconveniente para el tratamiento y se extremaron las medidas necesarias para que dichos pacientes no resulten reconocibles, modificando todos los datos biográficos irrelevantes para el objetivo didáctico de este libro.
XX
La TCC de ios trastornos de ansiedad ha logrado importantes resultados, particularmente en los trastornos poi pánico, agorafobia, tiastornos de ansiedad social, trastorno por estrés posiraumáucoc. Su, ernbm E r, ¡m» propovdóii importante de nacientes no alcanzan la .emisión, oho tamo pciinaiiece , u » síntomas resinóles c.'subsindrómicos que impartan , ,.,,,,-, -, lr ,,,,., , ¡,,,.-,!,,,,-,,,;,- v,i .-,- n,.!,.,!.!.-.., IM i'"^ o presentan dificultades ,.'...ñ r-,,,^,,,^., cñi-ó ne -imio-íU'.-*' I . - > co-...'>-n;;r« .1 fie T' 'C y tratamiento psicofar' . , „ - . , „,-,.„• . ; .- ; . „ < • . • .-" • ' • • • - • • " ; irte estos problemas y sin embargo . il '" Jf u r • ';..,„ , lllG e." •/-;;..,-.;„ • ••- -.-i -. ixisten nuevas estrategias de com'^.Z^^tlir'^írtnínt^n. VGI ;,. ¿ciliiam M;uíini y.Patricio Alba describen los lineam'eutl« pa^Vi traramieuto combinado del trastorno por pánico; Fabián D'Alessandro, Ivana Ortega Florencia Koutsovitis y Ornar Alva, del trastorno de ansiedad social; Mana Guadalupe Rosales y Federico Rebok, sobre el trastorno de ansiedad generalizada. Mana Cecilia Colombo, Demián Rodante y Cristian I Garay se ocupan del trastorno obsesivocompulsivo. María Cecilia Colombo, esta vez junto a Sofía Donatti y Ornar Alva, del trastorno por estrés postraumático del trastorno por estrés postraumático. Finalmente Martín Etchevers, Natalia Helmich, Sheila Giusti y Natalia Putrmo abordan los aspectos relaciónales e interpersonales del tratamiento combinado, aportando útiles herramientas clínicas para su aprovechamiento en la dirección de los objetivos terapéuticos.
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CRISTIAN J, GARAY - GUIDO P. KORMAN - EDUARDO KEEGAN 1. Introducción El fuerte compromiso con la investigación empírica ha sido una de las principales. características de la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) desde sus orígenes (Hofmann; 2012; Mcmain, Newman, Segal y DeRubeis, 2015). Sin duda, dicha característica es una de las que han convertido a esta terapia en una de las más difundidas en el campo de la psicoterapia actual (Keegan y Holas, 2009) y la más recomendada por las guías clínicas más prestigiosas a nivel global (Garay y Korman, 2008). Ahora bien, ¿cuándo comenzó a plantearse la necesidad de conocer científicamente si los resultados de un tratamiento tal y lo sus En 1952, de en una revisión de 24 "Los de la una en la que los de la ser o y que se carecía de datos que justificaran la gran confianza que se tenía en la eficacia de la psicoterapia de la época (Eysenck, 1952). Desde la publicación de este trabajo, uno de los citados en la historia del la no de crecer en cantidad y calidad los estudios empíricos evaluar los resultados y de los 2015). Actualmente, cualquier innovación que pretenda difusión en la comunidad científica acompañada por un con apoyo empírico que su eficacia en el problema clínico- que se propone (Chambless y Hollon, 1998; y Ollendick, 2001). Innumerables vez y el de error. Una cantidad enorme de instrumentos de medición de los procesos y los resultados psicoterapéuticps se ha diseñado para tal fin (Garay, 2011). En la actualidad, el de la en la la que En el de los se • la en la que la de (APA, 2006). En de las
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de la TCC que se en la
de un del National Institute for
3
de los de los '40 y 2013; 2002). El NIMH se así, en el de 1g investigación en transformando su Ursde büb inicios, se piopune evaluar 1?. prosea psicoíerapéntiea para podei -. j,-" -: _ T í " - f -«h^i ,.,,{,„,-, « í« JLMÍÍN r, i-í-iJe (Lornei, 200 C , V f>- ^.r^,- r
de los
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2. La
El término conductismo (behaviorism) surge a principios del siglo XX como un método en psicología que rechaza la introspección y atiende al estudio de lo único que considera observable y científicamente admisible: la conducta (Watson, 1913). Algunos modelos conductistas (Watson, 1913) intentaron ligar lo más estrechamente posible estímulos y respuestas mientras que otros posteriores, como B. F. Skinner (1953), introdujeron contextos (refuerzo, castigo). La terapia de la conducta consistió en la aplicación de los descubrimientos y principios del aprendizaje establecidos experimentalmente con el fin de modificar conductas en el• tratamiento de los trastornos mentales. El aprendizaje fue el del la y el camino un fin La de la se a sí una a la (Wolpe, 1958/1981). En este se las psicológicas que hallaron un fundamento empírico. Esto significó un avance importantísimo y dio a esta forma de tratamiento el prestigio del que gozó durante décadas en la comunidad científica, Si bien durante la primera mitad del siglo XX hubo un estancamiento en lo propiamente los se en posteriormente, se desarrolló de modo independiente en Estados Unidos y el Reino Unido de 1950 a 1970, en a y clínicos muy diferentes 1991, 2015). En Estados Unidos se las skinnerianas a psiquiátricos severos en internados por entonces considerados.intratables «(esquizofrenia, Los de esta fase son Ayllon y (1968). el de de cuyo objetivo era promover y (higiene, de radicales y la de
y
Por el contn-ríc» *-! '.<.u«lu'~i'i£í.ir > hnlá.'iioG ce <'f-;Jró los de y los depit-oi- oí' <_u Mdv-íícr ; v pi'.v~! L >-l' w j y se críticos hacia la de y no en las de de las de (1935/2005), El a sub-traumáticos los factores de inído de los He aiiFi^da^ los de año en que r--- ' H^.ÍF- - /,'"»•,.-, « , . | . , » « r . ; ^'{t-t tv,¡ , l r ~ m j n . M « \*-f\f\\ji,> / y n u (1952) sobie hir, neurosis expc» miéntalas y decaí i olio ¡« < I ^ ' - Í M I S I » M í s_/-i« io< i de los piocedimientüü cuntiuciuales rnodernüs de jnduivsíYü ciíla (1958/1981) formuló la psicoterapia por inhibición recíproca paia íus trastornos de ansiedad (repetida inhibición recíproca del miedo por la imposición de una respuesta incompatible como la relajación). .,;
Orbal H. Ivíowrer (1960) un de dos una primera, de del y del de el que el (la persiste por ser exitoso en el corto plazo. Consecuentemente, se comenzó a hacer hincapié en las conductas evitativas como factores mantenedores de la ansiedad. David Lazovick y y de que al de al los de la en la del Uno de los de los de la fue afianzar a la psicología clínica eran psicólogos, otrora limitados a la evaluación y
en que en su de
Unidos los psicométricos.
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ineúLaies el de la í Benjamín., 2005). Sin con los del •ti conductual de los depiesivos, ej^coholismOjJosJiastornos de la •^ riljjiif las disluncio5eTI;^x'''nlpr y los 1997). 3, La
de "cognitivismo", las de las la de la Las representan el retorno del estudio de las funciones mentales al campo de las ciencias humanas, especialmente a la psicología, para descubrir las leyes básicas del pensamiento humano, aquello que el conductismo, por cuestiones metodológicas o filosóficas había dejado de lado. Este retorno puede representarse rápidamente por el cambio de la fórmula E_>R por la de E—>>C—»R. Donde ios conductistas colocaban una caja negra, cuyo estudio era considerado la puerta de entrada a lo no científico (o la puerta de salida de la ciencia), los cognitivistas .estudiarán las funciones mentales de acuerdo a un modelo de procesamiento de la información basado a su vez en la analogía mente-ordenador. En este sentido, debe destacarse el rol de la revolución tecnológica producida por las ciencias de la en el de lo que se va a revolución cognitiva. Se diferencia un software (soporte lógico: los. confeccionados para un computador y una actividad determinada) y un hardware (soporte físico: conjunto de circuitos y redes de los que una computadora) que un que la El programa es la de instrucciones de en la del La del o de una de datos. En la analogía, la mente sería el software y el cerebro, el hardware. Hay una versión fuerte de la analogía (equivalencia y una puede destacarse a Jerome Bruner, Jacqueline Goodnow y George Austin (1956), quienes definen el objeto de estudio de la psicología cognitiva: los procesos mediante los cuales los organismos obtienen, retienen y transforman la información. Es que la a la 1998) •y la mayoría de los investigadores su importancia, la conformación de la terapia cognitiva (Dobson y Dozois, 2010; Kriz, 2002). Sin embargo, y a del consenso de la de la la de la en a se Por ejemplo, Teasdale y Barnard (1993) consideran que la revolución cognitiva a la cognitiva en el discursivo, que muchos de sus conceptos, o de de la cognitiva; de el que de la incidencia de la ciencia cognitiva en la terapia cognitiva es evidente en lo que a la de la en los tratamientos y eje de polémicas. Esto probablemente se a que el foco de los
i'i' í'o "ií*é- *~¡ rj' '^ 'M-^'* •^••''í*« ( Í Í M I Í . H / ¡rt iibioi], ion cíe resultados «-,.1 [jn/^stikc'Hóis qiir U ne.MiocidnrJ íjonrpplnal qu^- planten b ciencia 2010). Su Aarón I. Beck, no era un psicólogo académico, un movido por un interés claramente clínico. Coníí ariamente, auíuí^c como iiolluii y íjarbei i jqQfjj posíiümi t|utí k>b tí abajos cu psicología social y cu ciencia cogiiuivü, s" expreüciu -
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cognitiva de Beck
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Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la mayor parte de los psiquiatras creía quéla psicoterapia psicoanalítica podría tratar los distintos padecimientos humanos. El momento de la formación en psiquiatría de Beck coincide con el período de la posguerra. La psiquiatría americana se encontraba experimentando distintas técnicas (hidroterapia y terapia electroconvulsiva, entre otras). Es así como en el Cushing Veterans Administration Hospital en el que a su (1948-1950), uno de los Félix Deutsch, una breve de psicoterapia psicoanalítica, con el objetivo de una reducción de síntomas, en la que realiza una integración entre psicoanálisis, • y 1999). 1950 y 1952, fue en el cuyo era era del de y 2012) y Erik Erikson, supervisor (Weishaar, 1993). Los trabajos de Rappaport tenían la intención de los principios de la con los del con tal fin se proponía trabajar con hipótesis susceptibles de ser a prueba e incluir el desarrollo de las funciones normales tales como percepción e que llevarían a un acercamiento con la psicología académica (Hale, 1995). (1979/1983, p. 7) que en el año se conceptos psicoanalíticos acerca de la depresión" por la "falta de datos empíricos" y "convencido de que las llevar a los que una de a esa focal". Su objetivo era validar la idea de una hostilidad vuelta hacia sí expresada como de Al los los a las la el que los no "el a que o en de que elicitan aceptación o aprobación por de otros, con mayor probabilidad que el no 1979/1983, p. 8),
6
Los
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o de de su su (1979/1983, p. 9) que los de sí y sus las y de la de los de de uso de
lo que del J. Piaget y F. Bartlett), distorsiones cognitivas.
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en la vida" cognitiva). a la el de en la de ia con el de las etc., a p. 9). ios los de automáticos, y
El impacto de la evolución de las políticas del NIMH'en la obra de Beck es claro. Beck puso a prueba las hipótesis psicoanalíticas de la depresión que posteriormente lo llevaron a sentar las bases teóricas/en la década del '60, de lo que habría de ser la terapia cognitiva. La tercera etapa es la que popularizara a la TCC principalmente a partir de la difusión que le dio el estudio del NIMH para la depresión (terapia cognitivo-conductual y terapia interpersonal), comparándolo con un tratamiento farmacológico (imipramina y manejo clínico) y agregando un grupo control para el tratamiento de la depresión; (Elkin, Parloff, HadleyyAutiy, 19S5). • • , l¡ ll _ - < V , , l 2, ' Principales caí acrensticns de la terapia cognitiva según Beck y colaboradores (1979/1983) Procedimiento activo, directivo, estructurado y de tiempo limitado para tratar trastornos mentales, Las emociones y conductas están determinadas en una proporción importante por el modo en que el sujeto estructura el mundo. El modo en que el sujeto estructura el mundo se basa en experiencias de aprendizaje de las que resultan esquemas para leer la realidad. La cognitiva actúa modificando estos esquemas mediante un conjunto amplio de técnicas cognitivas y conductuales.
5. Lsi Terapia Cognitivo-Conductual La
de los a un de intervenciones (TCC) (o sus en CBT). este (1979/1983, pp. 940) lo "El de la de al de la El conductismo metodológico, con. su en objetivos específicos, al los procedimientos y proporcionar feedback (retroinforraación) abrió las dos
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dio
a la (de que se a nuestro cognitivo-conductual')". El terapéutico de Beck fue introducido en la práctica de los terapeutas conductuales con los pacientes depresivos (de hecho oí libio de Beck incluye un capítulo de técnicas y otro de técnicas confhíciuai^s, lo mía i fue deí agrado de ios íeraptniias couuucí uaies
de los hechos en sí mismos (A) sino de la interpietación que de ellos se hace (B). lauto Lilis como Beck consideraron a la terapia conductual como suplemento de la terapia cognitiva. El trabajo de Bilis no atrajo tanta investigación como el de Beck, por lo cual no fue tan¿ difundido. Esto se debe a que, comparando los dos trabajos, el de Ellis resultaba más anecdótico y no se centraba en un trastorno en particular, mientras que el de Beck estaba estructurado al estilo de los manuales de tratamiento comportamental y se encontraba' centrado en la depresión, un problema para los terapeutas conductuales. Si Beck se hubiera dedicado a la ansiedad, un problema para el cual la terapia conductual presentaba soluciones concretas y comprobadas, muy probablemente habría concitado menor interés (Rachman, 1997). Otro autor importante es George Kelly (1955), quien propone su terapia de constructos personales. Por a las Ellis, atención. En la década del '70, Beck se acercó a un grupo de terapeutas conductuales venían intentando incorporar la cognición en sus tratamientos, dando lugar a uno de los textos conocidos de la terapia cognitiva: Cognitive therapy: Nature and relation to behavior therapy (Beck, 1970). Esta integración de la cognitiva con la conductual una fuerte polémica en el de la Association for the Advancement of Behavioral Therapies (AABT). Algunos de los más importantes autores de la tradición conductual participaron activamente de esta discusión. Wojrje__(1976)5 por ejemplo, postuló quejas^ cogniciones debían tomarse como si fueran conductas y_que;no.merecían una consideración especial o distinta. Skinner (1977) sostuvo, sin'embargo, que los pensamientos son sólo especulaciones, que nos alejan del espíritu científico que propone la terapia de la' conducta. Michael Mahoney (Mahoney y Gabriel, 1987) recuerda que varios colegas le sugirieron que dejara de investigar en esa dirección (Arnkoff y Glass, 1992) y gran de los trabajos de orientación cognitiva fueron excluidos de muchos de psicología. En la comisión de la AABT se si las que incluyeran la "cognición" debían o no ser incluidas en el programa de la conferencia anual. Esto llevó a que'un grupo de esta asociación fundara otra institución, la Midwest Association for Behavior Analysis (Mahoney, 1998). Este que, del grupo de que a la en sus es el de Mahoney, y el ya no tan si o no perteneciendo a dicha asociación. En de y comenzaron a incluir a los factores cognitivos en sus y técnicas. Por mencionar de los'más importantes y fecundos: la terapia multimodal de Arnold Lazarus (1972), el
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y_i» ¡M! Mf: A I l i F j i RicíjiífH (10771,1'» i f f n i i ¿mi rición del modelo d» •!»-•.^•'ilimleiiío i p i í - n í l i f l t , de Bruce Ovenmer (1967) incluyendo factores cognitivos por parte de Martín Seligman (1972) y 3 Joiiii Tossciale y Lyn ADrainoon ( I V / S ) su aplicación en el en ios estilos cognitivos de atribución ímíerno/V.xí^uio, estable/inestable, global/espf.-í I ¿i ••) i,*,nf \t--i L ,;a, ? : ! í . / l ü J i l u i í . ^ ^ u ; , •!; la Y ^.-.¡i" * ¡"i!' h ' ^ en -•'".* • ' • ' • < p^¡ i'?- 1 -'?
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iiirir-ifidiiH HUÍ; iruphra íjiie, s: se iiv/estíga y ios resultados son la ser 2010). ser en la de técnicas conductuales (Leahy, 2004; McMullin, 2000) y en la mencionada implementación. de técnicas orientales de conciencia en los tratamientos cognitivos (Garay et al,; 2015; Hayes et al, 1999; Keegan y Korman, 2007; Korman y Garay, 2012; Linchan, 1993;" Segal et al, 2002).
casi
En la el de TCC se incluyen un de , muchos de ellos con muy diferentes estrategias. En este'último período, algunos autores ; proponen la existencia de una TCC contemporánea (Leahy, 2004) o moderna (Hofmann, • 2012) cuya característica principal sería la incorporación gradual de los avances en el estudio y tratamiento de diversas patologías así corno la reformulación de algunos aspectos de los abordajes iniciales pero conservando la importancia asignada a los factores cognitivo-conductuales en su inicio y mantenimiento. Numerosos abordajes cognitivo-conductuales surgieron en los últimos veinticinco años: la terapia posracionalista de Vittorio Guidano (1991), la terapia analítico-fimcional de Robert J. Kohlenb.erg y Mavis Tsai (1991), la terapia dialéctico-conductual de_M.arsha Linej3,aiL£1993), la de y de (Hayes, y Wilson, 1999), el sistema de • análisis cognitivo-conductual de psicoterapia de James McCullough (2000), la terapia de activación conductual de Neil Jacobson, Christopher Martell y Sona Dimidjian (2001), la cognitiva basada en la de Zindel Segal, IVIark Williams y John Teasdale (2002), la metacognitiva de Adrián Wells (2009), la focalizada en la de Paul Gilbert (2005), otros. La TCC también ha sido estudiada en formato grupal con una eficacia comparable y una notable eficiencia (Garay, Korman y Keegan, 2008). En contexto de multiplicidad de enfoques y acrónimos para tratamientos psicológicos con numerosos aspectos en común, surgió la necesidad de Í3usj^aiiiuilejQguaje común ojnodelo_cognitivo genérico (Beck y Haigh, 2014). Uno de los aspectos centrales ^l^^i^líPlO1!1^?11^0^6! Í99° .^e investigación de los contenidos de la cognición a los procesos cognitivos_(por ejemplo, la preocupación o la rumiación) así como la inclusión ¿ejécnicas de meditación (varias formas, entre la atención plena o mindfulness), las técnicas de aceptación integradas o en reemplazo de las técnicas de cambio cognitivo, la consideración del en la concepción de.los trastornos y su (Garay y Keegan, en se ha cambios darían lugar a una nueva en la TCC denominada "tercera ola", asumiendo que la a la y la a la y 2015, Huycb 2004; y En la dirección de epcon^ar eleiueatos comunes...a_los_diferentes.....trastornos mentales, a estucuwjiu^ uopC^uu ^o^u^i /^o a el rol de las atribuciones, los sesgos interpretativos, el razonamiento emocional pero también procesos complejos como el pensamiento recurrente_(rumiación y preocupación), el efecto de la supresión de pensamientos y el rol de las cieencias metacognitivas,
7. Estructura de la
cognitivo-conductual contemporánea
La(TCc) presenta una estructura más o menos similar en sus diferentes versiones y aplicaciones. Genéricamente, comienza con la formulación o conceptualización del caso ei^jmjnos.cognitivo-conductuaies. En este primer momento, se incluyen el diagnóstico, ^Ya¡il§.c.Í2ÍL.Y fundamentalmente todas las hipótesis _que desarrolla el terapeuta acerca del rol de los factores cognitivos y conductuales en el inicio _y niantenimiej^ojtójo^s_ síntomas del que el (2012) en esta la de la del en la que se el de al de y (1992):jpreco¡\l-enjpldcióji, . contemplación, preparación, acción, mantenimiento y terminación. TamBién incluye las "íéciucas de k entrevista motivacional de Milleí y R.ollnick (1991), en cuatro principios terapéuticos generales: favorecer la_expresión empalica, enfati^zada contradicción entre el problema y los objetivos vitales valorados por el paciente, lidiar con la resistencia y apoyar la autoeficacia. La TCC_comien.7,a generalmente c^|^ja_psjcjoej^ación_d_ej ^trastorno en cuestión, ' blindando en un clore y accesible ai nivel educacional Hel paciente sus características generales, pronóstico y posibles tratamientos. Con esta intervense reducir la estigma ti zación que el paciente,jdesj2ejarjgiejuicipsy el te£ren£_2araj.as venciones cognitivo-conductuales. La forma izarte «Je numerosos iidieiínianos e míci vciiuiuiiCS psícosociaies actuaies y puede aplicarse en forma autónoma, por en con bipolar (Colorn y Vieta, 2004) o (Kopelowicz, Libermany 2002). Asimismo, la ai a el si se un y la : lo necesario una relaciónjerapéuticá, con eí objetivo de generar una interacción de colaboración Loa pacicüj:^>L_\cfca.iii^lucrados activamente en el tratamiento F1 establecimiento de la relación terapéutica resulta
f ii ia TCC u bu acijes úd
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tüeiój^Vu \u\ ceriti'lo amplio ijir Iniplk í, <, luí» el / n- 'i^>- ]ií^ r «i * i ¡ A . / I Í Q ,-/}'-! e-t^n^'C:/^ i j > : r, ,^e jos modelos estrategia e'sTa'meñcibnada Tbiapia 4e Aceptación y et al,
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Eníretinar,icnjo ^r. ¡^SI^I^OC^C^^'Á uíi 1 izado l'iiiío por.i ^«ilrmoi en irlíij.iriÓM ,isí í o n u » uárn la exposición iac(MocopMy^ r,u H I f h i a n ü ^ í i í o tlcl í » a s r o ! n o i»oi pámcu 5"'!~ ciiíu,
R'jialjiírí.iíiiíioio de una hueii:i rotación terapéutica linpleinentación de las técnicas cognitivo-conductuales en base a la planificación realizada Prevención de recaídas y recurrencias
: es unj3TO£$sojjej 2012). A grandes rasgos, la reestructuración cognitiva se irnplementa junto con intervenciones de exposición en ^tratamiento de los trastornos de ansiedad, mientras que en el caso de los trastornos depresivos, se aplica junto a estrategias de activación conductual. La implementación del üiFárnféSo^eTréTa'adelante de acuerdo al trastorno a tratar, como se verá en cada uno de los de libro. Los modelos proponen planificación de la aplicación, de las intervenciones bastante específicas y ajustadas a las características de cada caso. A continuación comentamos algunas de las estrategias generales de la TCC moderna: -
Modificación^ k[ atención o de la situación. Dependiendo de la patología se ~ diseñar intervéñcTóñTespecifica. Por ejemplo, el caso de fobia a las víboras se puede resolver viviendo lejos de la selva o tratando la en En el primer caso, se estaría cambiando la situación y en el segundo, a partir de las diferentes estrategias, se propondrá modificar los pensamientos'y reacciones respecto de tales reptiles,
~^¿^€^ÍOíclI:ír^£L^ 99.SEÜ.^!^L (^quemasy^pensamientos). Este punto implica analizar liHallaHaiiiénte la formaren que está compuesto el esquema (relación con el mundo, ^' el yo y el futuro). Ello conlleva transformar eyalji^iqnes_de^daptativas_en hipóte'•' SJLSJI jierpuestas a.prueba mediante experimento^ COT y a..ser analizadas a partir del diáloggjocrático. Existen distintos niveles de análisis para llevar a cabo una reestructuración cognitiva. El primer nivel son los pensamientos automáticos, las y el nivel son las centrales, incluir n^acj3gnieiojie^ nuestro
iiíit'-C TCC La oOiitiiiuiJad riiíl', pcüLiíiíií^iliOL, 'riiioi IUIU-L y '.OiiducífiC iKvS j '|:i' puedo ser una delac estraíegiac utilizados en casi íodoc ios Relajación. El entrenamiento en relajación es utilizado para un conjunto heterogéneo de problemas, tanto de ansiedad como de manejo de estrés. Sin embargo, las in- ; vestigaciones han demostrado que la efectividad principal de esta técnica está dada ' • por su utilidad para el tratamiento de trastornos del sueño y trastorno de ansiedad, generalizada (Hofmann, 2012). Exposición. En el tratamiento de los distintos trastornos de ansiedad la exposición es un componente central. El mecanismo por el cual la exposición funciona sigue siendo un enigma (Hofmann, 2012). Pese a esta dificultad ésta es una herramienta útil tanto para testear las cogniciones desadaptativas en la mayoría de los trastornos, así exgonerse^a^Inexperiencia emocional y aumentar la de a partir de exponerse a lo temido. " '" """
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Figura 1. Del libro An introduction to modern CBT de Stefan Hofmann (2012), Reproducido cor. permiso y autorización del autor y de Wiley. , / ., f } "'
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BI-» < ' , ' - • ' • - ' ' ' / i ->f,< i > i • • ' ' • ^"i , '' ' • • /* •" * • <^>^> • » i / " "i 'i >'ican psychologist, 46(4), 368., BLI-.V, /• l , íaioít, /v. i., Ljliuv/, t » » y LMIC i y O. u ' / 'YiVíi.»>, ¿i i^flia cognitivct de la depresión, H l í b H G . L-'CSCiCC L l( _ i5íGY'/C!
La TCC es la
de
más
de
la
(Hofmann, Asmundson y Beck, 2013). Hasta el año 2004, se pudieron identificar 16 metaanálisis que incluyeron un total de 332 estudios clínicos sobre 16 trastornos mentales diferentes (Butler, Chapman, Forman y Beck, 2006). Más recientemente, Hofmann, Asnaani, Vonk, Sawyer y Fang (2012) identificaron 269 meta-análisis realizados desde el año 2000 ai 2011. Desde este último año a la actualidad, la cantidad de estudios clínicos no ha dejado de crecer (McMain et al., 2015). Los problemas clínicos más investigados son los siguientes: tiasiornos relacionados con sustancias, psicóticos, depresivos, bipolares, de ansiedad^omatomorfos, alimentarios, del de la con la ira, agresión y control de impulsos, general y debido a problemas médico-clínicos, dolor crónico, fatiga crónica, complicaciones durante el y relacionados con el ciclo hormonal femenino (Hofmann et al, 2012). En un país en el que las una la TCC _ i nuestra un en el Viottiy Garay, 2015). Por ejemplo, la Asociación Aigenüm de Terapia Cognitiva (AATC) se en el año 1991, un año"" después »1e la fundación de la Julernational Association for Cognitive Therapy (IACT), a la cual se encuentra, afiliada. Este desarrollo permite gradualmente a las personas afectadas por trastornos mentales disponer de los •procedimientos psicoterapéuticos con mayor evidencia científica. Sin embargo, los esfuerzos para la diseminación de intervenciones psicológicas estudiadas científicamente de ser los y se públicas que incluyan la capacitación de los profesionales en nuestro contexto.
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JAVIER FABRISSIN 1. Introducción Se suele situar el hito fundacional de la psicofarmacología moderna en la década de ' 1.950, a partir del descubrimiento de la clorpromazina como tratamiento para pacientes con síntomas psicóticos. Para algunos, dicho hallazgo marca el pasaje de la psicofarmacoterapía, el uso empírico de recursos farmacológicos diversos para el tratamiento de las afecciones mentales, a la psicofarmacología, la disciplina científica que se apoya en investigaciones el y de (Lehmann, 1993), Unos 50 después, en la primera década del 2000, la psicofarmacología comenzó a una de cuestionamientos de diversa índole y procedencia, que terminó desembocando en una valoración optimista de los de los psicofármacos para el de ios trastornos y en un en el y aparición de nuevas moléculas (al menos, de moléculas que marcaran una verdadera diferencia, en términos de eficacia o de mecanismo de acción, con respecto a las existentes en el mercado). Se podría decir que la psicofarmacología estaba acostumbrada a recibir críticas que menospreciaban la relevancia y la verdadera utilidad del uso de los psicofármacos para el tratamiento de las afecciones mentales, calificándola de una práctica carente de fundamentos científicos, de escasa efectividad o de ejexcei.un reduccionismo__biolqgico de los padecimientos subjetivos. Sin embargo, en los últimos años se fueiuu agregando numerosos reparos por parte de los psiquiatras, y muy notablemente por parte de psicofarde iuste, la en la la publicación de resultados y, a fin de la de los et al, 2008). la de los (ej.: CATIE, STEP-BD, STAR*D, STEP-AD, GUTLASS) y ios las el de e de y la de los et ai, 2012; 2009; Lewis y 2008; Jones et al, 2006; et al, 2006; Lieberman et al, 2005), En rigor, sirvieron, para justipreciar el valor de ios psicofármacos en el tratamiento de los trastornos mentales. \" ,,,,,;, ^
18 2,
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pnicotármaros ( ! ^ rjoipromazina, la irnipramina. la iproniazida, la cJozapma) deben su síntesis o descubrimiento inicial al ti atamiento de patologías que no peiteneccn ai campo de la psiquiatría, pero, gracias a la observación de la totalidad de sus efectos se las extrapoló a nuestro ámbito. o/~ Así, al estudiar por qué estos compuestos funcionaban en las patologías mentales, se \^ ftiejdesentrañando no sólo su mecanismo de acción sino que, por añadidura, se proveyó. ^ ^€QUH sustento biológico a dichos cuadros. Esto ofreció una corriente de investigación que posibilitó que nuevos psicofármacos se crearan siguiendo un diseño racional, basado en esas incipientes hipótesis etiológicas. Por lo tanto, las patologíatspsiquiátricas,se,sustentaron en alteraciones en el funcionamiento de sistemas neüronales; más puntualmente, se tendió a EomoTogar la deficiencia en un neurotransmisor y las vías neüronales asociadas a éste con 1 una 'patologíai^specíficá que_ los^sicofárrnacos podían revertir. De forma más o menos esquemática, se vinculóla Dopamina con la Esquizofrenia, la Adrenalina y la Seroionina con la y la Auctiltulíiia con los üastoinos (Caiisson, 2010). de el de dio a un de la circa la de 1970, el prolífico en al de psicofármacos que fueron y que al Hoy en día, el de que una correlación y suficiente un determinado neurotransmisor y una patología mental no se sostiene. Las enfermedades psiquiátricas, desde un punto de vista biológico, son extremadamente complejas. Los neurotransmisores son una porción de la fisiopatología. Hormonas, neuropéptidos, segundos, y intrincados: la patología psiquiátrica implica un conjunto de elementos que interaccionan y que hacen de su comprensión una inacabada. la barrera impuesta por la biología, el hecho de ir del de en los de y sus es un que los no ladar al desarrollo de moléculas efectivas (Szabo, Gould y Manji, 2009; Wikinski, 2008).
A lo de la historia, hubo de (o de los re-; medios el de las afecciones El de miento se puede sustentar en la estructura química del compuesto, en base a su indicación .-_ terapéutica principal, ai mecanismo de acción o bien a una mezcla de éstas. A la falta de í acuerdo sobre cuál es la clasificación más idónea, se le agrega el hecho de que la mayoría de los psicofármacos son pasibles de ser utilizados para diversos cuadros (aún si dicho em-';pleo no está validado oficialmente). Por ejemplo, la fluoxetina es_un antidepresivp cuyas fronteras de alcanza los Trastornos de Ansiedad, los Trastornos del espectro ObsesivoT compulsivo, los Trastornos de la Alimentación; algo semejante ocurre con la quetiapina, la^al/originmainjBnte jdbuominada antipsicótico^^ puede emplear en el tratamiento del Trastorno Bipolar, de los Trastornos de Ansiedad^o simplemente como hipnótico (estos últimos, cabe aclarar, son empleos no validados formalmente). Ei reconocido psicofarmacólogo, Stehpen M. Stahl, plantea que potencialmente cualquier psicofármaco tendría y a 2009). a es en y de principal), familia-(reflejando el de y el involucrado), y e las cuales fue aprobado (Zohar et al, 2014). Por el momento, nos remitiremos a la clasificación que divide a los psicofármacos en función de sus indicaciones principales (Halsband, 2013), distinguiendo así entre: 1) e 2) Ant¿depresivos 3) Estabilizadores del humor 4) Antipsicóticos 5) Psicoestimulantes 6) Mejor ador es cognitivos (nootropos) En la
De las -ícHí'.' i"-,« ; : > - •"- - "i •- r ; ''/'"''"" ' • . í L 'i" : .">ría en el hecho de ser drogas que provocan una alteración de ja percepción, el_estado_de^_ ánimo, la conditcia y el estado Je coiiCieijQia) icsulta piacuco considerarlo corno un ^ flniíaco'que actúa "sobre el Sistema Nervioso Central (y parcialmente sobre el Sistema
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los
de
20 Los
Tabla Grupos de psicofármacos y sus principales indicaciones
Tj, retornos de Ansiedad (TACi, TP) e insomnio .... de
(TDM, TP,
Estabilizantes del humor
Trastorno Bipolar y Depresiones Recurrentes
Antipsicóticos
Esquizofrenia, T. Esquizoafectivo, T. Bipolar, TGD
Psicoestimulantes
Déficit de Atención con/sin hiperactividad
Mejoradores cognitivos (nootropos)
Demencias
i -»v i'0< ni ** 5 p ir i n«* i | >s M» 11«• r» Esquizofrenia Psicosis no esquizofrénicas Trastorno Esquizoafectivo Manía Sínd. de Gilíes de la Tourette
e 9
° ° • * 6
Nota. TAG: Trastorno de Ansiedad Generalizada; TP: Trastorno por Pánico; TDM: Trastorno Depresivo Mayor; TEPT: Trastorno por Estrés post-traumático; TOC: Trastorno Obsesivo Compulsivo; TAS: Trastorno de Ansiedad Social; TGD: Trastorno Generalizado del Desarrollo. J
3,2, Antipsicóticos Los anlipsicóticos, en lo que a! t i atamiento de la esquizofrenia respecta, posibilitan una reducción de los síntomas positivos: delirio, alucinaciones y desorganización^de la ^conducta^y/o del pensamiento (Meyei y Simpson, 1997). Sin embargo, el nudo^del y^oce^esquizofrénico no(so$ tanto esos síntomas (aunque muchas veces""sóTT~estos los síntomas más espectaculares) sino los^ síntomas negativos, tales como el aplanamiento afectivo, la hipobulia, la reducción en la capacidad ideativa, la pérdida de los intereses y proyectos vitales, etc. Lamentablemente, no existe un tratamiento farmacológico efectivo para esto y, aún más, los antipsicóticos llamados típicos pueden incluso empeorar esta sintomatología. Existen dos subtipos de antigsj.c6ti-eos: los típicos y los atípicos. Los Típicos se defipor un potente bloqueo de los receptores dopaminérgicos D2. A su vez7éii base a la del bloqueo se los subdivide en los de Alta Potencia.(Ej.: haloperidol, trifluojgejrazina) y los de Baja Potencia (Ej.: clorpromazina, tioridazina, levomepromazina). Los Antipsicóticos Atípicos se distinguen por el hecho de que el bloqueo D2 es débil o relativo (por ejemplo: el agonismo parcial del aripiprazol) y porque poseen un bloqueo de otros de dopaminérgicos y/o de otros receptores no dopaminérgicos De la de por por ejemplo, se que la radicaría.en el tipo de bloqueo es (por ejemplo, el tiempo que el fármaco pasa unido al receptor es breve, es, tienen una constante de disociación rápida) o bien porque selectividad lírnbica (sus efectos se dan principalmente en región anátomo-
Efectos Secundarios y Colaterales Síntomas extrapiramidales Sedación Alteraciones cardiovasculares Hiperprolactinemia de Síntomas negativos
Esquizofrenia Trastorno Esquizoafectivo Manía Depresión bipolar (principalmente: quetiapiña y olanzapina) Depresión resistente (por ejemplo: aripiprazol) Autismo (por ejemplo: risperidona) Gilíes de la Tourette (por ejemplo: risperidona) y Colaterales Aumento de peso Síndrome Metabólico (aumento de peso, resistencia a la insulina, dislipemia) Sedación
3.3. Antidepresivos1
La de ios 3) se en al nio de acción o de su estructura química (como en el caso de ios tricícucos). Una característica compartida por todos es la de la acción, periodo de que ver con el que el en a nivel y, en a dos con el uso de los antidepresivos se ver con relativa (el en los de es uno de ellos), la explicación de la eficacia de estos fármacos más que su que se y Cowen, 2009).
i
En este apartado sobre Antidepresivos, no haremos una mención exhaustiva de todos los tipos de Antidepresivos existentes, lo cual incluye a los IMAO.
22
3, Principales
Clasificación de los fármacos antidepresivos o Tritio iros, (inhibición de ÍA ircápí atiesa de serowiMiikiá y MGI adrciiüliiniJi):
de los
Síntomas depresivos* JU Í3 b ¡' 5! ! I * 1 *J C \JÍ «~ ü, í V O j L 1 1
Uístimia del
de la Ej:
u
• -
de la reeaptación de (IRSS) Ej: fluoxetina, paroxetina, sertralina, citalppram, fluvoxamina, vilazodona
Síntomas ansiosos: Trastorno por pánico Trastorno de ansiedad generalizada Trastorno por estrés post-traumático Fobia social Trastorno obsesivo-compulsivo
* Indicación sujeta a controversias.
Finalmente, y de manera esquemática, se consignan algunos de los efectos adversos y/o secundarios típicos de los grupos de psicofármacos (Tabla 5).
vortioxetina
§0 Efectos adversos/secundarios ¡ñas frecuentes de algunos de los antidepresivos Los antidepresivos, se en la Tabla 4, tienen numerosas indicaciones que la que les dio su nombre (el tratamiento de la depresión). En este punto, se puede aprovechar para remarcar que cuando un psicofármaco es lanzado al mercado, se lo hace en a alguna indicación para la cual fue aprobado su uso por parte de las agencias regulatorias (en los EEUU, la FDA, Food and Dntg Administration, en Europa, la EMA, European Medicines Agency) y luego de un proceso riguroso de evaluación. Sin embargo, con el tiempo, el enjpleo de un psicofármaco suele derivar hacia otras indicaciones, las cuales no validadas y que se por el uso, por la que por la evidencia.
Benzodiacepímis (BZD) Desde su comercialización, a de la de 19SO, las BZD se üOiivkürtoii en fáimacos ampliamente empleados en la pi ácuea cotidiana, bajo prescripción medien o no (Leiíleiman, 7006). Bósirainmfe PUS tnnnonp.s se ñintr1i?on ti « j _ t » i
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uAb/\ «X..K cío gamma anunoDiuíiicr,), p o t e n c i a n d o In n(,nóií si h, í ¡j 11 o i l«'i U e,! IJ A.I i A , pmiCipüi íiCilíuiráilSiliibui iüliiuiiuiiu uei ¡JIM emú. ueiviotio i ^' y Raj, 2009; A las BZD se las de dos en a la vida media (el necesario para que la concentración'del fármaco'se reduzca a la mitad, lo cual sirve para determinar el intervalo entre una dosis y la siguiente) o en base a Impotencia (la cantidad de fármaco que se precisa para obtener una determinada respuesta: a mayor potencia, menor concentración). La vida inedia permite elegir una benzódiacepina en virtud de la frecuencia de las dosis, lo cual tiene una aplicación práctica. Por ejemplo, cuanto más seguido un paciente debe tornar una benzódiacepina más grande es la probabilidad de que se produzca una dependencia al fármaco. La potencia, por otro lado, se vincula con que, en general, las de mayor potencia tienen un mejor perfil de efecto ansiolítico mientras que las de baja potencia tendrían una mayor propensión a los efectos sedativos (Jufe, 2001) Al considerar las BZD debemos efectuar una obligada en los conceptos de dependencia, tolerancia y abstinencia. Estas eventualidades pueden ser producto del uso de BZD y se en un En definirlos: - _Jtokf anda: es la disminución del efecto producido por el fármaco luego de la •su por lo alcanzar el efecto inicial y/o deseado. La tolerancia se puedelrproduciendo en un plazo tan veloz de 2a4 de allí que se preconiza que su uso a no superar tiempo. -^dependencia: es un de adaptación fisiológica del organismo al fármaco, lo que acarrea como consecuencia la necesidad de ingerir el fármaco de manera regular para evitar la aparición de un síndíolmen^^sBneñciaT"' ' ' """" """ "' es la de una de físicos, psíquicu.s.y cunductiiaies, específicos de acuerdo al fármaco, como'consecuencia de la no administración de dicho (con el se a una (Moizeszowicz, y Dorado 1994)= Todas las BZD comparten potenciales propiedades aunque son frecuentes con las BZD de vida media corta y cuando el uso haya sido de altas dosis y por largos periodos. Otros con las son: y disfimciones en de la y de la 2
En este apartado dejaremos de lacio harbitúricos, Beta-bloqueantes,
grupos de psicofármacos que se incluir en esta o los ansiolíticos no benzodiacepínicos (buspirona).
-
vida '/2 larga: diazepam (20-lOOhs ) vida J/2 intermedia: clonazepam (18-50hs.)
Alta potencia: clonazepam, alprazolam, lorazepam
-
vida !/2 corta: lorazepam (10-20hs.), bromazepam (10-20hs.), alprazolam (6-12hs.)
Baja potencia: diazepam
-
vida l/2 ultracorta: midazolam (menor a 5 hs.)
Hipnóticos. Se trata de un grupo de fármacos cuya función eminente es la de inducir el sueño (efecto hipnótico) mediante la unión a un subtipo de receptor benzodiacepínico, denominado BZ1. Dentro de éstos se encuentran el zolpidem, la zopiclona, la eszopiclona, el zaleplon y sus variantes de vida prolongada. Los fármacos hipnóticos carecen de las otras acciones de las BZD (efecto ansiolítico, miorrelajante, etc.) y de muchos de sus efectos adversos, incluyendo un de Su está a los con insomnio, a los de o de que no las 4 La del de los fármacos hipnóticos-es breve (entre 2 y 6 horas), por lo que su uso priorizarse los de de sus más se pueden mencionar ia somnolencia matinal, alteraciones de la memoria y, si bien en menor grado que las BZD, producir de dependencia y tolerancia. ^Pregabalina. es a la la se lo empleafcómo antiespiléptico.o.para..el tratamjento.de..neuraigias. En el campo de la psiquiatría su uso viene de la de la y del Trastorno de' El de se a la a la alfa-2-delta de los de lo que la Los efectos secundarios incluyen aumento de peso, somnolencia y mareos.
26
de los
y Principales indicaciones de las BZD, de los Hipnóticos y de la Pregabalina
de
den de las
del en
farmacológica).
KRIP fnrmam eieice su función n través de ía inhibición (ir, lob canaiia"tO''Tir efe AiíSieoaa Ge^t-rah^irio •
y dioCiasias saispiuneaí 1 ,, que p M ecien os«_iiai fit-
Trastorno Bipolar: - Episodio Maníaco (todos menos lamotrigina) - Episodio Depresivo (litio, lamotrigina) - Episodio Mixto (carbamazepina, ác. valproico) - Tratamiento de mantenimiento / Profilaxis
Depresiones unipolares recurrentes (litio, lamotrigina) - Tratamiento de la abstinencia a (ác. valproico, carbamazepina) - Impulsividad / Agresividad (todos - Discontinuación de BZD (carbamazepina)
3.6. hipemcüvidad
o fármacos para el
Metilfenidato. Su de la inhibición de la recaptación de la
del Déficit de Atenci^con^sin
Se
en el de la y en de -un fármaco catalogado
29
28
y su en de
(y
en a la o que se leu a (Wilens e/ a/., 2008). Por el momento, reparos no del todo sostenidos poi la evidencia. Más aún, su uso paicce disminuíi el riesgo de consumo de SUSÍHIICIHS en ios pacientes ron Déheii de Atención (Bjederman, de
a
en
ny< -u - ion se en de su , v.i,,ón f-íi Vlo'/.i1- L«ir-¡°. p c . f M Í M r y < ! Í c i f i 'íH « i - < p p í « K 1JMDA, la de calcio, lo que, a su vez, le confiere propiedades nenroprotectoras, que en es una dgornsía del lec^jtor AMPA, tanibiéb vinculado con el glutamato, favorecienüo cu nreion excilotori? y meiorando las funciones mnési^ns y dei apiendizaje Su iiidicaeiúii es
•sí1-
y Wilens, 1^98). Otros incluyen: disminución del apetito3 insomnio, irritabilidad, exacerbación de tics y'cefaleas. Debido a. que la duración de su acción es breve se comercializa en una forma de liberación prolongada que prolonga el efecto a unas 6 a 8 horas. 'Atojnoxetina. Se trata de un fármaco no estimulante para el tratamiento del Déficit de Atención, cuyo mecanismo de acción tiene que ver con la inhibición del transporte pre y post-sináptico de noradrenalina (Garnock-Jones y Keating, 2009), La duración del efecto permite la administración de una sola toma diaria. Entre los efectos adversos se incluyen la aparición de malestar gastrointestinal (náuseas, vómitos), disminución del apetito, disminución de la libido, y en el Estos
el del déficit de atención no con una latencia efecto, por lo que que el que sea medicado con ellos note los cambios favorables a partir de las primeras tomas. Asimismo, y más allá de esta indicación, en otras condiciones, tales como la narcolepsia o el antiguo síndrome de fatiga crónica, y también se los ha ensayado, con relativa eficacia, para el tratamiento de los déficits cognitivos en los pacientes con esquizofrenia.
y
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4, ;tCómo y
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Por el momento, la industria farmacéutica valida los usos de un psicofáiinaco en base •, a las categorías diagnósticas del DSM (Diagnostic and Statisiical Manual, APA) y, en? menor medida la CIÉ-10 (Clasificación Internacional de las Enfermedades, editado por la Organización Mundial de la Salud). Es decir que los psicofármacos demuestran su efica-.^ cia en pacientes cuya patología se clasifica y denomina principalmente según el DSM, lo que implica que al recetar un psicofármaco el psiquíatra, previamente, debería hacer un diagnóstico según dichas categorías nosografías. Por otro lado, nunca será suficiente la insistencia de que el psiquiatraliene que tomarse el tiempo suficiente con el paciente y tener el entrenamiento semiológico suficiente para poder realizar un diagnóstico correcto. Tanto en las "Bases Racionales para la prescripción" (Zieher, 2001) como en la "Guía de la buena prescripción" (Tabla 9), elaborada por la Organización Mundial de la Salud (de Vries, y 1998) una se con un y
' ^ " '"'
'
Guía de la Buena Prescripción
3.7. Mejoradores Cognitivos (Nootrópicos)
•
Definir el/los problemas de salud del paciente al momento de la consulta.
Bajo nombre se engloban los fármacos que se usan para el tratamiento de los pacientes con algún tipo de Dernencia, principalmente de tipo Alzheimer. Se pueden dividir en dos grupos: los fármacos que aumentan la disponibilidad de acetilcolina (donepecilo, rivastigmina, galantamina) y los que actúan el glutamatérgico (memantine), el la lo que ha en la de la de (Fadel, Gatto y Serra, 2011).
Establecer objetivos terapéuticos para ese paciente, (¿qué desea conseguir con el tratamiento?).
®
Diseñar un tratamiento (tener en cuenta efectividad/seguridad/costo-efectividad/accesibilidad) incluyendo no farmacológicas y/o farmacológicas,
Gonej}ecüo. Es un
de la
la que la las a y su no en de los cognitivos en sí en los a la de (problemas de conducta, alteraciones emocionales y sensoperceptivas). Los efectos adversos típicos son la aparición'de gastrointestinales diarrea), calambres musculares., insomnio, disminución de la frecuencia cardíaca, otros.
•
la
®
Dar instrucciones al paciente (información y advertencias).
f-1 (^ppii.fiif rid}. fi^'-.^ís (jí-1 niíc» ^ r inn^y ÍÍH niaj < >!
T (íoíciabilidad): efectos advcisos y secundarios. , ^. . .,. ~ >» E (eficacia): probabilidad de remisión sintomática. ("5 \í>'jj ' P (precio): costo del o de los fármaco/s, así como otros gastos asociados al tratamiento: transporte, honorarios profesionales, tratamiento de efectos secundarios. S (simplicidad): frecuencia de las dosis, horarios de las tomas, régimen de administración (oral, inyectable, etc.). No está de más detenemos en el criterio económico como una variable a incluir al momento de definir una prescripción (Fabrissin y Nemirovsky, 2013). Las evaluaciones farmacoeconómicas permiten, por ejemplo, elegir un fármaco en función de un índice costobeneficio (ante una eficacia comparable de dos fármacos elegir la variante menos onerosa, o bien determinar si se justifica indicar un fármaco más caro por encima de uno económico en a el ofrece un mayor beneficio sintomático que, a la larga, que la lo favorezca) o establecer si para un trastorno la el o el es en monetarios. Por ejemplo, un que comparó los costos 12 el con y Terapia Cognitivo-conductual (TCC), reveló que la TCC fue más económica que la paroxetina a los 8 meses, que la clorimipr amina a los 11 meses y que la imipramina a los 13 (Gould, Otto y Pollack, 1995). Aspectos específicos Se refiere a la correlación entre el diagnóstico que se efectuó y las indicaciones farmacológicas validadas dicho diagnóstico. Aunque en los últimos años, la Medicina en la y de sus las de y Tratamiento (incluyendo las recomendaciones cíe expertos), han sido cuestionadas (Every-Palmer y Howick, 2014; Greenhalgh, Howick y Maskrey, 2014; Lenzer, 2013), los se en un punto de al de en un Y al las de las Guías en de que e por los locales (ej.: RANZCP, TMICE), o bien los resultados de los continuamente renovables nietaanálisis, la sensación que se a es que el uso de la medicación está siendo recalibrado. Con todo, es con de validez en qué el uso de un
Para
conviene en por un lado, que la con un de en a la el ¡•latamienk) de cierta patologías (por ejemplo: de ) (Cmjpers ei /// , 7013); por olro. que en cieitos cu adiós (poi ejemplo, . nijjr.jpi ) r, ,*,, rrTtJC íüsíinr I-P, HH Uotcmioüto fpor ejemplo pod^H^ 'w nis.uisífn loiiíi a la i i i i l p n i e n f a r í u n niiCial cjr- jjíiicolníipia i pJ I11-' dispour iit un
Poi io dicho, ruando se a un el si ; cuenta con la evidencia suficiente que avale que, para la situación clínica que se le el uso de medicación aportaría una diferencia con relación al empleo de la psicoterapia o .. bien si la combinación de psicoterapia y farmacoterapia es más beneficiosa que alguna de ; estas alternativas en monoterapia. Esto da por sentado que existe una gama de cuadros o variables clínicas que no hallarán un beneficio especial con el uso de psicofármacos. El; hecho de que un psiquiatra reciba un paciente no presupone que ese paciente deba ser medicado indefectiblemente. Existen una serie de criterios coincidentes para responder a la pregunta acerca del uso de medicación en una situación clínica determinada (Tabla 10). A la hora de decidir la derivación a un psiquiatra o al momento de prescribir un psicofármaco, se pueden plantear dos preguntas: 1) ¿En qué trastornos la medicación cuenta con suficiente sustento empírico? 2) ¿Qué episodios)
evolución,
de
decidir el uso de medicación?
¿Cuándo sería conveniente el uso de psicofármacos? Diagnóstico
Criterios / Variables clínicas
Comentarios / Otras consideraciones
Trastorno I por pánico/' x ..._ . •'
- Cuando haya síntomas de evitación graves que interfieran con la psicoterapia, con las tareas de afrontamiento, etc. - En la fase aguda si las crisis o los síntomas son muy intensos como combinado que como farmacoterapia solamente
- La farmacoterapia tendría una ventaja controvertida ya que incidir negativamente en el mantenimiento de los logros psicoterapéuticos. - Posiblemente la apoyo empírico en trastorno que en otros trastornos de ansiedad
Cuadros moderados a severos Respuesta parcial (remisión parcial)
severos (particularmente jóvenes
ios un beneficio se sostenga ai largo plazo. Faltan estudios comparativos para, justipreciar su uso por encima de las psicoterapias.
Trastorno de ansiedad social
- Eficacia comparable a la psicoterapia en fase aguda. - Podrían ser útiles en los pacientes con síntomas de evitación importantes.
Faltan estudios comparativos para justipreciar su uso.
Trastorno por estrés posttraumático
- Cuando el no responda a la psicoterapia (combinación secuencia!), - Cuando los síntomas le impidan afrontar las tareas conductuales. - Cuando se presenten algunos síntomas puntuales: alteraciones del sueño, alteraciones sensoperceptivas, ideación paranoide, respuesta de sobresalto elevada. - Cuando haya comorbilidades psiquiátricas.
No claro la farmacoterapia aporte beneficios significativos al largo plazo.
Demencias
bn cualquier estadio de la patología.
Nota. Datos elaborados en base a la siguiente bibliografía. Trastornos de ansiedad: Katzman et al. (2014), NICE :-; (2013), Australian Centre for Posttraumatic Mental Health (2013), Bandelow et ai. (2012), Bandelow et al.¿ (2009), Watanabe, Cluirchill y Fumkawa (2009), APA (2007), Bandelow, Seidler-Brandler, Becker, Wedekind y Rüther (2007), Perrero et al. (2007), Furukawa, Watanabe y Churchill (2007), Furukawa, Watanabe y Churchill (2006), NICE (2005), NICE (2004). Trastornos Depresivos: APA (2010), NICE (2009), Bauer et al, (2007)> Trastorno Bipolar: NICE (2014), Lakshmi et.al. (2013). Esquizofrenia: NICE (2014), Canadian Psychiatric Association (2005), Royal Australian and New Zealand College of Psychiatrists (2005). Trastorno por Déficit de Atención: National Health and Medical Research Council (2012), NICE (2008). Demencias: NICE 2006.
Luego de consideraciones, es tal como lo señalan explícitamente algunas Guías Clínicas, pero como también lo estipulan los reglamentos que (Ley N° 26657, 2010) es al las que se a su y que sea él de la el y 2013), Es el paciente quien decidirá sí.prefiere Q_.no,,tomar~medicación y, con las opciones posibles^íñclífso podría en a los esperables, al del fármaco, etc.). 5. Unas palabras sobre la adherencia al tratamiento
Trastorno depresivo mayor unipolar
Depresiones moderadas o graves Depresiones resistentes (a la psicoterapia actual o como antecedente de otros tratamientos) Depresiones crónicas en Depresión en pacientes con comorbilidades psiquiátricas y/o clínicas
Trastorno bipolar
En todas sus (aguda, de estabilización, de y tíf.~ d" c vlr :' ~ (maníaco, depresivo, mixto) Desde el inicio del tratamiun»
En caso que se requiera un efecto más rápido del efecto (habida cuenta que, en general, las psicoterapias tardan más tiempo en brindar una
Se la ai el en el cual, un cambia sus conductas en relación con su salud para coincidir con el consejo médico (en este caso5 cumple el con ia prescripción (Mitchell ySelmes, 2007), Un a éste es de la alianza terapéutica, es el un y el de ia para u^uaja^cii conjunto. La en primer lugar, del modo en que el médico favorece el establecimiento de una relación médico-paciente, Los regímenes farmacológicos complejos (indicación de varios o de el de no ios y de la el no las del o los de la y Kyngas, 2005; Haynes? McDonald y Garg, 2002), constituyen en de la Por lo la de el y el es un predictor positivo de los de
34
CRISTIAN í GAP A Y
s ,ii üíípGifíiíiCiLt de cMr; tema er c timarte tai y se convierte en alarmante si ce oír-scí ^yr> lasfcSTíi(JisiiCfi¿al i espumo, bu U ^uiiiu úr, uti tino, el 60 y el 75% de íOb pacientes íi los que se les picsmSió un p í - i t u f á r m a r o lo discontinuaron, en la mayoría de los casos sin informal le al psiqídatia al respecto (Mitchcll et al., 2007) En un e,stnr]in en H • jiie se cipjjió ^ LIP.? ipiio^t^ dr mas -1r 9000 picantes ' años r-r »íf ^ L r n M i ^ » | M T Mihiv* nna p i n v í i l ' - i u , i a h ' m n í (1^ p a i o l o ^ í f . mental » l r l 32,4%? ü í n d i r i rV íihfij.inor»o r í p * '. --T -.-rr-rvio > ¡ ? r ~ ' » f - ¡ i ¡ f ,%v'« '-'..-¡ry-in n rj:,, ,1rJ -.'1."! r¡e pa^^-^l-f r r f " • i ~ f l " ~ . i r • . ; i ' • " • 'i-
• M " » ' ' . / < . ; - . , , ; i . , í , .'[•/*. j- ? - ' ^ al, 2r- s 1 — - . . ' ^ ' í . i . ' i_ :s .' i^-'jiies rsgr'H'idas pos i o? padecer fueron- oí herho^de qiie^i rsian^jn; r pioh 1 * i - ! < > « ¡,->r sí (42,2%) y el (31,2%)), ú l t i m o pinito, el ahanHnno de la medicación una vez que el paciente se siente mejor es interesante y merece la pena ser destacado. Según sendos estudios de Maddox y Demyttenaere, alrededor del 35%o de los pacientes interrumpieron después de sentirse mejor a los 3 meses (Maddox, Levi y Thompson, 1994) y 55%> interrumpió luego de sentirse mejor a los 6 meses (Demyttenaere et al, 2001). El abandono de la medicación es pasible de ser verificado en los diferentes trastornos. Se estima que la mitad de los pacientes con Trastorno Depresivo Mayor (Vergouwen, van Hout y Bakker 2002), entre el 50 y el 60%> de los pacientes con Esquizofrenia y hasta el 65%o de los pacientes con Trastorno Bipolar tienen un bajo índice de adherencia a la medicación (Lacro, Dunn, Dolder, Leckband y leste, 2002; Perkins, 2002; Colom et al., 2000). A su vez, la mayoría de los pacientes que abandonan la medicación no le informaron al médico, porcentaje oscila entre el 25 y el 60%o, según algunos estudios et al,, 1994; 2003), La en la es la de al el (Osterberg y Blaschke, 2005; Fenton, Blyler y Heinssen, 1997) tales corno un en el de un en el de la o disminución de la respuesta farmacológica al plazo. Se cuenta con factores que permiten determinar un riesgo elevado de baja adherencia al tratamiento (Tabla 11). Una importante causa de abandono de la medicación es la aparición de efectos adversos 2003; et al., 2002; et al, 2000: et al, 1998; Cowley, Ha y Roy-Byrne, 1997; Col, 1990). No obstante, es destacable que sí la probabilidad de secundarios se discute con el de que comience a tomar la medicación, se reduciría o la discontinuación del fármaco (Maidment, y 2002), Por último, las creencias del paciente asociadas con su enfermedad y con la necesidad de tratamiento es otro punto esencial. Está claro que cuanto más coincida la opinión del la del las de el al Así, los los propósitos de la el de de en con. los que no lo (Daltroy y Líang, 1991).
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TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL Y PSICOFARMACOLOGÍA
Reí a e i «nací os e«u el -nnéclieíi Preocupaciones i.ceicr- CÍP loe eíecios secundarios - No de los - jístigiUcttiZciCion por tomar nicuiccicion -' Preocupaciones sobre el costo, la disponibilidad - Preocupaciones sobre la dependencia - Deseo de manejarse independientemente de los consejos médicos (auto-eficacia) - Sentirse bien - Desacuerdo o falta de confianza con el médico el (no intencionales) - Olvidos - Distractores extemos - No entendimiento de las instrucciones - Deterioro cognitivo - Falta de .'.,' '-v-'"1!" °' - Creencias sobre la enfermedad y los tratamientos, grado de insight, no aceptación de la patología - Motivación para cumplir y expectativas
- Desesperanza'"
-
la Severidad de la patología Depresión, psicosis o deterioro cognitivo Patología asintomática Disponibilidad de tratamiento efectivo Uso de sustancias
Relacionados con el sistema de salud-de! equipo tratante - Relación médico-paciente - Provisión de medicamentos - Duración de las entrevistas - Incapacidad para desarrollar apoyo comunitario y capacidad de autocuidádos Relacionados la de! - Bajo nivel socioeconómico - Falta de apoyo social - Bajo nivel de educación - Desempleo - Costo de la • - Disfunción familiar
económica/
el Régimen de dosificación Duración del tratamiento Antecedentes de falta de eficacia Cambios frecuentes en el
- Disponibilidad del piéd.» o Vi////. MudifL.vK, úe IV-1L, Heisler,
y Kerr (2005) y De
(2003).
j
36
Un
del
al
las
ser el y al uso de la
el en
ticular, su y, por lo la al tratamiento psiquiátrico. Existe suñumie apoyo empinen» paia sossenei que lapsus/Leíapin en pJ contexto de un tratamiento combinado, pnr-de m e i o j n r el cumpjimienio cíe las
A i,,e / f ir MI-, k':;y< iiioui' A n r i Of K I I ¡ « > J I f ; ujíi|, riricíu.e p,,ii«u<" hnt- I /i t i l 1 , , t^htjiítii'i oí i/riiK^ju vviíh id* jni Jrr/,« srur dic^.Hoi "3IV-! Fdiiion, 7 U I O R-oup^udo He: hnp.//pcychiíií t vonline.o"g/rb/asrei°,/ rAW/sitewide/practice_guideÍines/guidelines/mdd.pdf /Uistraüan Centre for Postiraumanc Men«al rlenitii (20 i 5). Ausuaílau Guideiiiirti fui ilir, Tn-Minu/ni of AüLiít- ShcbS LJisOider aM Fostlraumatíc sircas Disorder, ACPMK, Mclboumc, Victoria
a tal
6. El estado actual de lapsicofarmacología invita a una reflexión alejada de los dogmatismos y sin renegar de los datos de la evidencia. La psicofarmacología mejoró sustancialmente la calidad de vida y la evolución de los pacientes con padecimientos mentales pero esto no implica, desde luego, que haya dado una respuesta definitiva y total al tratamiento y a la comprensión de estas patologías (por lo demás, ninguna disciplina del campo de la salud, de las ciencias sociales o de la espiritualidad, está en condiciones de hacerlo). La industria farmacéutica enfrenta el dilema de encarar la onerosa e incierta búsqueda de nuevos psicofármacos con mecanismos de acción novedosos y más efectivos o seguir aggiornando moléculas existentes, lo que supone un escaso avance para la terapéutica pero inversión las Las al desarrollo de drogas destinado al tratamiento de patologías complejas, como los trastornos y las de corto plazo convergieron en un de en lo al desarrollo de nuevos productos que a los ya existentes. Un la es que las fisiopatológicas más recientes no están fructificando en moléculas que trasciendan a la práctica clínica. Por lado, en los últimos o quince años, fueron creciendo los cuestionamientos a la publicación de los resultados de los ensayos clínicos (Dwan et al, 2014; Chan, Hróbjartsson., Haahr, G0tzsche y Alunan, 2004), a la representatividad de los ensayos clínicos (Zimmerman, Mattia y Posternak, 2002), a la influencia de la industria farmacéutica (Ghaemi, Shirzadi y Filkowski, 2008; Friedman y Richter, 2004), etc., al punto de promover una revisión de la real eficacia de los psicofármacos (es decir, de la efectividad). Y esto incluye a los tratamientos combinados ya que, en la medida que la utilidad de los psicofármacos se,,ajusta, se replantea la' conveniencia de incluir la medicación en un tratamiento psicoterapéutico.
En
de
nos
de
la
particular con la evidencia general y de guardar una expectativa alentadora al usar medicación pero asumiendo el lugar que le corresponde, sin excesos.
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DONNA M. SUDAK - DAVID G.
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le Befftiiieiéii breve de! desorden La esquizofrenia es im_desorden^r^k^y^liMtante que afecta 0.3-0.7% de la población y que involucra trastornos en funcionamiento, cognición y emociones (APA, 2013). Aunque/el grado de estos trastornos varía mucho de un individuo a otro, el Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Quinta edición (DSM-5) (APA, 2013) incluye ciertos componentes clave necesarios para hacer el diagnostico tales como la presencia de delirios, alucinaciones o desorganización del lenguaje por un tiempo mínimo de tres meses, todos los constituyen la fase activa del desorden. El la realidad, experimentar una variedad de disturbios de ia percepción y un proceso de un como disminución de la expresión emocional, inhabilidad de iniciar y completar metas, pobreza de lenguaje, anhedonia y conducta asocia!. El o ella también puede tener conducta desorganizada o catatónica, lo que dificulta incluso las actividades de la vida diaria. Además de la fase activa de este desorden existen las etapas prodrómica y residual, en las cuales los síntomas negativos son particularmente comunes. Como resultado, con el objeto de hacer el diagnostico, los síntomas debe de ser evidentes por un mínimo de seis meses. Individuos con esquizofrenia exhiben deterioro en una o múltiples áreas incluyendo déficits en el funcionamiento social y ocupacional. También cognitivo que a menudo es evidente del inicio de la psicosis, y que persiste aún cuando los sin(APA, 2013). La esquizofrenia es unajenf^ se en la un curso crónico y con un y con en el la al farmacológico es variable, que un 48% de no se a los (Marcolin y Elkis, 2005); cuando la sea tercera parte de los pacientes, aproximadamente, tienen un resultado favorable (Hegarty et
ai, los una y el de el de su es del 5% y La de tratamientos estos es La. y el psicosocial es la más que ia excepción (Stain er al., 2012] Muchos pacientes expresan ,, un o-efcr^cia coi intervenciones DCÍC<~-RO'. i^H; n ciemos de mcHir^rnentos CManJer y 2015). al longitudinal de la esqujzoiiema, lus objetivos del ir de la del
troducida y
a (Chien y Yip, 2013). que la segunda de son los de y comúnmente son ahora la primera de (Cluen y Yip, 20i3j. Sin embargo, estos medicamentos no carecen de erectos colaterales iaíes como de y otros LilUjiOüiOó ilx'üliuOli'-O^, liieitub, lilp-jlLiiliun pUSlÜlcil y ¿O J nOiv^jL ^Í-'jVVi','y -, t aL., .¿0 { JjL_;.
Limitaciones de
de de la son ei al el apoyo con la sus y síntomas. Aunque la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) es la intervención más estudiada y más combinada con investigaciones de farmacoterapia, hay evidencias que apoyan a la terapia personal (Hogarty et al, 1997), la terapia de apoyo (Dickerson y Lehman, 2011) y la terapia con enfoque en la familia (Rector y Beck, 2001) corno intervenciones alternativas. Rector y Beck (2001) encontraron que la TCC dio mejores resultados que todas las otras psicoterapias alternativas para los síntomas positivos de la esquizofrenia. Este capítulo revisará brevemente intervenciones farmacológicas para la esquizofrenia, resumirá la evidencia de la TCC en Psicosis (TCCp) y describirá e ilustrará las intervenciones de TCC empleadas en ei tratamiento de la psicosis. En general estas intervenciones han sido más frecuentemente probadas en pacientes con esquizofrenia; algunos estudios han incluido grupos de psícótícos.
• Aunque los medicamentos antipsicóticos disminuir los síntomas positivos de la esquizofrenia y mejorar el funcionamiento, la recuperación es a menudo incompleta. Además, estos medicamentos no tienen un significativo sobre los síntomas negativos . o sobre la disfunción cognitiva. Las marcadas consecuencias psicosociales inherentes a "' sufrir esta enfermedad son abordadas mejor con psicoterapia. Estudios han demostrado que».. los pacientes que reciben tanto medicamentos corno tratamientos psicosociales obtienen ' mejores resultados (Valencia et al, 2013). Algunos estudios, aunque no todos, han mostrado; que ambos, TCC y el entrenamiento en habilidades sociales pueden ayudar a reducir los síntomaá negativosXEIÍs'"'eTalT,~20Í3). Estos resultados'pueden mejorar combinando otros trataiiiiMtos'psícósociales, tales como terapia familiar y psicoeducación (Elis et al, 2013). Un estudio encontró que la TCC redujo tanto los síntomas positivos como los síntomas totales, aún en pacientes resistentes a los medicamentos (Burns et al, 2014). 2,2,
2 9 Tratamientos 2.1.
Farmacoterapia
La meta del tratamiento con pacientes esquizofrénicos es reducir síntomas y mejorar su funcionamiento y calidad de vida. Esto requiere un plan de tratamiento multimodal. El de ei uso de antipsicóticos, aunque: antidepresivos y medicamentos para ansiedad se usan para aliviar síntomas. Los antipsicóticos fueron introducidos en los 1960's, empezando con la clorproy el y de (Chien y Yip5 2013). Estos medicamentos bloquean los receptores dopaminérgicos D2 y son eficaces en reducir especialmente los síntomas positivos tales corno delirios y alucinaciones (Rowley et al,, 2001), Sin que pueden interferir la al y el social e interpersonal. El con los de la en como parkinsonismo, distonía y con el uso prolongado, que es un (Rowley et al, 2001). En décadas recientes, una segunda generación de antipsicóticos ha sido in-
' .
Psicoterapia
La psicoterapia fue en el de las la primera mitad del XX, un de psicoterapéuticas alternativas entraron en uso vez que se encontró que los tratamientos farmacológicos eran menos que adecuados los esquizofrénicos. Los primeros de estos tratamientos fueron adaptados de la psicología social y se enfocaron en ayudar a las familias a reducir la emoción expresada (Tarrier y Wykes, 2004). Beck realizó un abordaje temprano en un paciente con delirios (Alford y Beck, 1994). de TCC, a diferencia de TCC para depresión, ha sido desarrollado en varias formas diferentes, cada una enfocándose en de esquizofrenia y con variable en técnicas (por activación de Revisión de investigaciones en apoyo del uso de TCCp
No
que el de la de con o medicamento, ya que el tratamiento farmacológico es considerado el tratamiento de la de al manejo farmacológico.
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las el uso de l'CCp es un el es de en y el activo" del no claro. Segundo, las de mejoría y la de los de a (Tarrier y Wykes, 2004), TVic^m, los evaluadores i>o ?on siempre ü^on í1 la .^ip.rine'éti de haiorMpnt'-ip ^ i n n l í n e i j í ñ n'iiiCh:)S tySCUdioS COI! O Í j T f í f í l í r l ü U U K O H r h V i ; Í I V , i / U / j • I í.'
üprr. """' Existe un número de meta-análisis acerca de la TCCp. Debido a que ha crecido en popularidad, los estudios han sido más extensos y más rigorosos en metodología (Wykes, Steel, Everitt y Tarrier., 2007). Wykes et al. (2007) encontraron al revisar 36 trabajos seleccionados, que la TCCp tiene un efecto modesto sobre los síntomas positivos y que otros síntomas mejoran aún cuando no son el objetivo del tratamiento. Los autores notaron que los resultados eran mayores cuando los evaluadores conocían los objetivos del tratamiento. der Gaag,
o
a TCCp, y
con receptivos a ciertas
no rey con contiadicionas o delirantes,
,, > ^ M ^ Y
q:»*- lar teiac .>'idc uií^i ^'¿ui&i1 L punííi AU pMzxYn .i/i t rLi a , , t i t Hay múltiples de TCCp que tienen caiactensücas similaies; la mayoría desarrollan la conceptualización del caso para la problemática presentada por el paciente, proveen psicoeducación, destacan la importancia de la alianza terapéutica y ensenan al paciente estrategias frente a las creencias acerca de los delirios y alucinaciones, y a monitorear sus sintonías (Burns, Erickson y Brenner, 2014). ; *
spondieron tan del
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del
y
(2014) teTCCp, personal con un profesional (befriending), psicoeducación, entrenamiento en habilidades y de apoyo, y concluyeron que la TCCp es efectiva en reducir síntomas positivos y el entrenamiento en función social más efectivo para los síntomas negativos. Este análisis solo incluyó estudios que tenían un grupo psicológico como tratamiento activo de comparación. Tarrier y Wykes (2004) no encontraron un efecto significante usando terapia de apoyo, ofreciendo contacto interpersonal con un profesional (befriending), o terapia para resolver problemas. Finalmente, una revisión reciente y meta-análisis revisando de prejuicios indicó que los de TCCp son de pequeño (Jauhar, McKenna, Radua y Fung, 2014). Zimmerman, Favrod, Trien y Pomini (2005) condujeron un meta-análisis de 14 estudios de TCCp, que indicó una disminución significante en síntomas positivos, especialen Los los del y TCCp fue con es a la de y Wykes (2004) de 20 tratamientos controlados, elegidos al azar, con un tamaño de efecto reducido en aquellos estudios con mejor calidad metodológica, pero indicando un claro beneficio sobre los síntomas positivos usando TCCp y además, describe las características de pacientes, antes
/ £ , • > . « / . ' ;,..idios y r^uiíi-i. Rüírv et al., de TCCp con ,, resultados variables. et al (2003) un los síntomas negativos comparado con el tratamiento enriquecido usual, pero Klingberg, et al. (2011), en un estudio bien diseñado comparando TCCp con remediación cognitiva, no ; mostraron diferencias entre los dos en cuanto a los síntomas negativos -ambos tratamientos activos resultaron significantemente mejor al final del estudio. Grant y colaboradores • •-, (2012) adaptaron TCC para psicosis enfocándose en síntomas negativos dentro de un ' modelo orientado a la recuperación y obtuvieron resultados clínicos significantes. También han habido estudios individuales usando TCCp para disminuir alucinaciones de mando en pacientes en pacientes cuyos síntomas respondían pobremente a farmacoterapia (Trower, et al, 2004), y para manejar delirios paranoides'de persecución (Foster, Startup, Potts y Freeman, 2010). Otro estudio individual de pacientes resistentes a tratamiento con medicamentos antipsicóticos de generación, y con TCCp, indicó que el número requerido a tratar (Number need to treai) es la de que un Por 7 es el número de pacientes a tratar para prevenir una recaida (Valmaggia, et al, 2005). Una modificación interesante de TCCp fue el combinarla con entrevistas motivacionales en, pacientes con diagnóstico dual, obteniendo resultados positivos con disminución en el uso de substancias y mayor disposición. cambiar (Barrowclough et al., 2010). Hay investigaciones sobre las cuales basar del tratamiento relacionadas con recaídas y re-hospitalización después de TCC para psicosis (Dickerson y Lehman, 2011). y (2000) en un de 90 a antipsicóticos atípleos, encontraron de la terminación del et al. un mantenimiento significativo de los cambios terapéuticos obtenidos en dichos pacientes tratados TCCp cinco El a de del 50%, TCC con un (befriending) fue de 10.36, y del 50% en negativos fue 5.22.
49
Guía para
decisiones clínicas
El con en con la adjcióii de TCCp, remediado n cogmliva o entrenamiento en habilidades sociales. El Nalionnl Imtilutc for Helafh mid Clínica! Excelícnce (INIOE) en el Reino Unido haré
en los dos y se ha la de que sus en su apartamento y de la de que su envenenada. Fue hospitalizada después df que dejó de comci y bcuei. I negó dn su medicación y estabilización Jotif 3 empezó sesiones breves con ía terapeuta MIÓ. viiSí"'Uur «íii pií?it cíe rjLucamicmc y '-:• (iiiifciiósíictí. Ai t^/ulm-ii jii ii^LÍuiiti, LC •_!*:•>. m.»¡'j .'.,!.-u-
cié de Üsqiuzuiíenid muluye de TCCp. que "Un de lian demostrado efectividad. Estos incluyen: apoyo en el empleo, tratamiento en la comunidad asertivo, y psicoterapia de orientación cognitiva" (Lehman, Lieberman, Dixon, McGlashan, Miller, Perkins et al, 2010). 2,3. Conclusión La esquizofrenia es una enfermedad neurodegenerativa, debilitante y crónica que afecta a casi el 1% de la población mundial. Aún cuando la medicación antipsicótica continúa siendo la base principal para el tratamiento de la esquizofrenia, los medicamentos tienen sus limitaciones; no un los negativos y la disfunción cognitiva asociados con la enfermedad, y es variable la aceptación de tratamiento. de los al de la el y que la personal, la terapia de apoyo, la terapia, con foco en la familia, la remediación cognitiva y el en ser frenia. Investigaciones apoyan el uso de TCC como la intervención psicoterapéutica primaria. La combinación de TCC con farmacoterapia ha mostrado no sólo aliviar los síntomas negativos de esquizofrenia, sino también síntomas positivos. En algunos casos, la adición de otras intervenciones psicosociales a la TCC han demostrado tener aún mayores beneficios. Sin embargo, TCCp ha sido menos estudiada y estudios actuales sugieren que tiene sus limitaciones. Esfuerzos más robustos para proveer un tratamiento comprensivo esquizofrenia y la evaluación de ocurrir con el de la de 3. Viñetas clínicas Jane es
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mujer de 22 años que desarrolló una significativa paranoia junto con sus de Estuvo -sus y no sus Durante los con y el teléfono. Su
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La a ei de • ", eii su vida y su en a tenía una tía y su abuela materna con síntomas psícótícos. Colaborando con Jane, discutió el tremendo estrés debido a las finanzas de la familia y cuan intrusivas han de haber sido j las llamadas telefónicas en su vida. Se enfocó en la necesidad de Jane de poder lidiar con presiones más efectivamente y se habló acerca de que uno no es culpable de la enfermedad • que padece. A menudo se realizaban las sesiones con Jane en la sala común, a la hora de comer y deliberadamente se comía con ella, también se realizaban breves caminatas con; ella afuera en las tardes. Cuando fue dada de alta, Jane regresó al hogar de sus padres con licencia de la escuela. Se hizo menos activa y se quedaba'en la cama la mayor parte del día y batallaba para establecer una rutina. Su terapista se enfocó creativamente en negativos usando métodos de activación de conducta. Se, apoyó que descansara y tomara las de su a su actividad en la que se las El de la era y lo había extrañado bastante cuando vivía por su cuenta. La terapeuta y Jane acordaron un de que el en su horario diario. Durante las en ser voluntaria en un refugio para animales durante los siguientes varios meses hasta poder hacer una decisión concerniente a su regreso a la escuela. John es un hombre de 20 años que recibió el diagnóstico de esquizofrenia después de haber sido hospitalizado en un centro médico debido a hipotermia. Aun cuando John tenía un lugar vivir, él rehusó en su por de que alguien estaba allí, escondido, de de en la de sus o de un Por a en que era dormir en la calle, aún en pleno invierno. Una noche, John fue encontrado inconsciente en una banca por la policía del parque y fue al de por el de la en sus El del a sus no de sus de ya que de ellos, En los que y las que él por
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de que lo se sin socializar tampoco. Cuando John recuperó la consciencia en el piso médico, inmedinlaiiieule quería SQ también se agitaba y su cace fue consultado coa paiquiatiia.
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vez fue a la para su estuvo en la John recibió medicación y sus síntomas psicóticos fueron estabilizados. También se reunía con un terapeuta y empezó a aprender que el escuchar voces es un fenómeno que le sucede a mucha gente bajo presión. John accedió a continuar tratamiento para manejo de su medicación y terapia como parte de su plan cíe darse de alta. En su primera sesión de consulta externa, el terapeuta continuó trabajando gentilmente con John acerca de su comprensión del desarrollo de sus síntomas. John había tenido una pelea en un bar donde tomaba con sus amigos antes de que empezara a hacerse sintomático. Cuando estaba bastante intoxicado y fumaba cannabis, uno de sus amigos le dijo que el hombre a quien John había golpeado era un miembro muy conocido de una y quien muy se vengaría'de él. La siguiente John se preocupo más y más sobre ésto y pronto empezó a volverse híper-vigilante. El terapeuta empezó a conectar las de John con los que desarrolló y le a sus y'alucinaciones y la relación que tuvieron con la que También que el uso de ocurrieran las voces. Estas con el le ayudaron a John. A
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terrible les a ellos. Desde que John continuó con su medicamento y el tratamiento con su terapeuta regularmente, John no ha requerido hospitalización desde su primera admisión. John pudo identificar sus presiones y ver el beneficio de adherirse a su régimen de tratamiento. Con un de en su John pudo regresar a la escuela y completar su educación de colegio.
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CRISTIAN J. GARAY - JAVIER H. FABRISSIN 1» La problemática de la depresión Los trastornos depresivos son patologías de gran impacto en la población general,' afectando alrededor de 350 millones de personas (Organización Mundial de la Salud, 2010). El índice de suicidio consumado se encuentra próximo al 15% (Angst, Angst y Stassen, 1999), estimándose que, aproximadamente, un millón de personas cometen suicidio anualmente. El impacto de esta afección en la calidad de vida de la población es tan importante como el de cualquier enfermedad médica grave (Ormel et al., 1994). Los pacientes con depresión tienen una mayor prevalencia de enfermedades médicas, con mayores de morbilidad y a y un uso de los de en las sin de su un el de la (von Cavanaugh, Furlanetto, Creech y Powell, 2001). Por ejemplo, la de vida de los y se si un trastorno depresivo (Nicholson, Kuper y Hemingway, 2006; Vidal y Benito y López Camelo, 2001). Los costos de la depresión, en términos de años de vida potencialmente perdidos por y de vida productiva (Fox-Rushby y Hanson, '2001), la ubican en el cuarto lugar entre todas las enfermedades, pero se estima que para el año 2030 será la primera de global (Organización Mundial de la Salud, 2003). En nuestra región, un estudio realizado en Chile ios se encuentran las 10 de de de Chile, 2006). A pesar de la envergadura de la problemática, en algunos países menos del 10% lo que se el de la es antidepresiva y/o y de de la 2010). las que la falta de recursos y de y el social asociado con los trastornos Además, los del (ej.: el que los pacientes no reciban el tratamiento, pocos buscan activamente la solución a su (Angst, 1998).
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fría). Las diferenciaciones en distintos subtipos valían enoiaicmcntc de un autor a otro. centrándose algunas en la descripción de la sintomatología y otras en el curso, pronóstico o etiología (vg., "depresión neurótica" y "depresión psicótica", "depresión reactiva", "neurótica" o "exógena" y "depresión endógena") (Beckham, Leber y Youll, 1995; Jacobson 1971/19901 En los últimos 25 años, los controvertidos sistemas diagnósticos operativos han ganado mucho terreno en el campo de la salud mental Resultan del consenso entre representantes de diferentes perspectivas teóricas y prestan especial interés a. la investigación empírica existente para establecer los criterios diagnósticos de cada categoría. Los más difundidos son el Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales (DSM) y la Clasificación Internacional de las Enfermedades'(CIÉ), a los y del comportamiento (American Psychiatric Associatíon, 1994/1995 y 2013; Organización Mundial de la Salud, 1992/2000). el de los Criterios Diagnósticos de Investigación en los "70 et al, 1972), los criterios de la Asociación Americana de Psiquiatría la o y 2010) y son muy similares a los que utiliza la CIÉ (Organización Mundial de la Salud, 1992/2000), El DSM-IV Psychiatric Associatíon, 1994/1995) incluye a los "trastornos depresivos" de la categoría de los "trastornos del estado del ánimo" (mood disorders), junto a los "trastornos bipolares". Se destacan el Trastorno Depresivo Mayor (TDM) y el Trastorno Distímíco. Este último puede diagnosticarse en base al cumplimiento de 2 de 6 criterios y puede existir un trastorno preexistente. Permite, mayor cande en el eje L son los del de ánimo a o inducidos por sustancias (Gruenberg, Goldstein y Pincus, 2005). En la revisión de texto de la cuarta edición (DSM-IV-TR), no se realizaron los criterios diagnósticos en los trastornos depresivos (American Psychiatric 2000), El DSM-5 (American Psychiatric Associatíon, 2013) en dos apartados a los "trastornos depresivos" y a los "trastornos y relacionados". de los se 10 de la del disruptivo, TDM único, disfórico y las se concebían como de los trastornos del estado del ánimo: trastorno depresivo por a médica" y no No se observan en la definición de un episodio depresivo mayor, aunque se
f/i depresiónjecur rente o recidivante
;
El TDM recidivante es una categoría que se aplica cuando el paciente ha experimentado,.. dos o más episodios depresivos mayores a lo largo de su vida. Cuando el paciente lw padecido más de un episodio y no Jmy_recup.eración totalt entre ellos, el DSM-IV (American TsycEatríc Association, Í994/1995) opta por incluir este tipo de curso dentro de la depresión recurrente bajo la denominación de UTDM, recurrente, sin recuperación interegisódica totaF. Sin embargo, muchos autores consideran a las formas de depresión conteste tipo de curso de las crónicas (McCiülough, 2000). La CIE-10 (Organización Mundial de la Salud, 1992/2000) requiere una recuperación interepisódica total para diagnosticar una forma recurrente de depresión. La depresión crónica Existen varías formas de depresión con curso crónico. En principio, el TDM puede tener curso crónico en la en que el o se al menos 2 años. El trastorno distímico constituye otra de crónica, cuyo tiempo mínimo de duración es también 2 pero que, generalmente, una duración mucho mayor, incluso abarcando toda la vida adulta del paciente. En tercer lugar, la combinación, bastante frecuente, entre trastorno distímico y TDM ("depresión doble"). Finalmente, se que el TDM, recurrente, sin recuperación y cuya duración es mayor a los dos años, también constituye una forma de crónica. EJJDSM^S (Ameiican Association, 2013) propone eliminar la de "TDM, episodio ími^o, de curso crónico" o "TDM, último episodio, de crónico" y la de "trastQrjiOj^p^ en la cual se conservan los mismos_criterios que hasta el al ^djstjmjco ,;^~ ' •- • • • • • ' • - - - • • • • "H 07 Como (leí cíe que los de se la con de que la de y ios depresivos. Autores clásicos, como observado el los y la (Ey, y 1971). de la clasificación del DSM-IV, los trastornos de la personalidad del grupo B y C son
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con et al, 2000). de la personalidad, el compulsivo de la personalidad.
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loc^L cobre otras escalas o inventorio 0 , ^' f\^r ? p meni« ror-
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I9NJ). PJI [Rü'kUiíjeütt l« ( j Sí-n 17 arrojan un guntaje que se suma nacía el íiiuii nucnuac que íub olro¿ ^ cv«Jaan .iS}_»ír •„.'.; • considerados poco frecuentes, como la variación diurna, la despersonahzación, la paranoia y los síntomas obsesivo-compulsivos. La escaía "está diseñada para administrarse en 30 minutos. El autor reconoce que el valor de la escala es muy dependiente de quien la aplique (Hamilton, 1960) y el entrenamiento para su aplicación hace que la escala no sea tan utilizada en el ámbito clínico aunque sí muy usada en el contexto de lajnvestigación ;, de resultados, particularmente aquella referida a tratamientos biomédicos. uentro de las limitaciones que se ha señalado sobre esta herramienta es su énfasis excesivo en síntomas . somáticos y el hecho de que algunos ítems se confunden con síntomas de otros trastornos" (Dozois/y Dobson, 2010).
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pasividad). , : - — ,v La^evakiación. -de un paciente depresivo suele ser difícil dado que suelen mostrar marcadas dificultades para mantener una comunicación abierta, especialmente si perciben una presión por dar información (Keegan, 2007). Dado que el discurso del paciente puede ser extremista, se enfatiza la necesidad de observar también los aspectos no verbales de la comunicación (Katz, et al, 1995). Se recomienda a los clínicos mostrarje^eiapiticos, cálidos, capaces de contener, de mostrar preocupación y comprensión (Sacco y Beck, 1995). La evaluación requiere que el clínico indague sobre la historia del paciente, a los fines de establecer si este episodio depresivo es el primero, hubo otros precedentes y si se presenta en el contexto de un trastorno depresivo o un trastorno bipolar. Un aspecto importante es si médico-clínica que explique la sintomatología depresiva (Vidal y Benito y López Carada, J999), tal como un hipotiroidismo o una anemia. La historia familiar es un aspecto(relevant8), especialmente para indagar por antecedentes que puedan dar lugar a hipótesis sobréTina vulnerabilidad biológica o_qiieJa_GonvÍYencia<. con depresivos haber intluido en el paciente (Beck, 1, 1995/2000). La valoración del riesgo suicida es LUÍ aspecto crucial de la evaluación deí paciente depiesivo. Las herramientas específicas para determinar la gravedad de los trastornos depresivos en adultos suelen centrarse en la depresión mayor unipolar y no tienen la misma sensibilidad y especificidad otros trastornos depresivos (trastorno distímico, trastorno depresivo menor, trastorno depresivo de la personalidad, etc.).1
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Los la dividirse en dos grupos\ tratamientos biológicos y abordajes psicosocialcs. Dentro de los primeros, ios tratamientos rná's investigados~han sido1os_DSJ£ofarmac.Qlógicos pero se ha la Terapia eiectrorConviiisiva (T£C), la teiapia luiiiíuica, la privación del y más Tefla Esl i ululación Magnética Transcraneal (Kasper y Neumeister, 1998; Loo, McFarquhar y Mitchell, 2008). Los psicofórmacos más estudiados y utilizados son antidepresivos pertea los gmpotHnónñj^dqres de la Mono-Amino-Oxidasa (IM AO), Antidepiesivos Tricíclicos (ADT), Inhibidoras Selectivos de la Recaptación de_Serptpnína.(ISRS) y / los llamados inhiBTdores duales o Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina y Noradrenalina (ISRSNA). Con respecto a los abordajes^gsicosoci^es, el National Institute for Health and.Clinical Excellence (NICE, 2012) y laXnerican Psychiatric Association (2010) mencionan a.las terapias cognitiva-=conductual^ (TCC), teiapia intei personal (TIP), terapijinp nrHolución ,de problemas, consejería no directiva (coumelHng), psicoterapia psíco(Tipámira breve y terapias familiar y de pareja. En cí~contexuf3e esíe se hará foco en las TCC, ios tratamientos psicotarmacoiógicos y su combinaciÓA.
El Inventario para la Depresión de(Beck El
de (BDI) una herramienta ampliamente por los clínicos por su (Beck, Ward, Mendelson, Mock y Erbaugh, 1961; et al, 1995), Su incluye 21 ítems, que el elige con asistencia del entrevistado!; es decir,"'esfuna herramienta autoadministrable. En la práctica habitual, sin embargo, es frecuente que el paciente complete inventario sin en 10o 15 Es para la de los de la (Dozoís y 2010). Una
LL Terapias f (fígnitivO"
Para una revisión completa de las herramientas existentes para la evaluación de la depresión, ver Nezu, Nezu, Friedman y Lee (2009).
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en concretas y lecompensadas. Más lecientcinenie, lia renacido el interés en la activación conductual, incluyendo loe clásicos elementos de la terapia de Lcwmsohh, como sei, las léuuicsb de itdajarióij, tlt* ifsoíucíóii r dt^pjobiciiiHs y IH pron-iooió1! de
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fie Beck
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Como característica central del modelo cognitivq de Aaron T. Beck sobre la depresión se postula que uno de los elementos esenciales de dicha patología es un conjunto cognitivo negativo, denominado tríada cognitiva, que se compone de iinaj,endenc|a a .versera .sí nüsniQ^alj^ de modo negativo (Sacco y Beck, 1995). Los pensamientos automáticos negativos son muy representativos del acontecer mental de los pacientes con depresión y sejsresejrtaj^ El pensamiento de la. persona deprimida está sistemáticamente sesgado en una dirección negativa. Los esquemas, es decir las "estructuras funcionales de representaciones de conocimiento y de la experiencia anterior, o permanentes, que guían la búsqueda, codificación, organización, almacenaje y .recuperación de la información" (Clark y Beck, 1997, p. 120), varían de persona a persona en su contenido, valencia, permeabilidad, densidad y flexibilidad (Sacco'y Beck, 1995). Los sistemáticos en el procesamiento de la sin características comunes y se aislaron inicialmente 6 generalización maximizaclóñ, miními£a£:^^ 1967). Sucesivamente" se agre~garoíTÍíi peTsliaál^ (Beck, Rusia, Shaw y Emerysl979/1983). ^s__es^quenias^ denominados disfuncionales estarían presentes en las personas vulnerable^ a la depresión y se activarían cuando ciertos eventos específicos se presentan. Esta es la noción de "vulnerabilidad específica" que diferencia dos tipos de paciente depresivos. Los que presentan ^'^^^i^^^ci^^ica^ los que sufren de vulnerabilidad autonómica. Loe pi¡meros a eventos de üaíuialeza interpersonal (mnejrle de seres quejidos, divorcios, rupturas interpersolíales varias) y los segundos, a eventos negativos iclacionados con el funcionamiento independiente (de^empJe.Q,,fracaso laboral o académico), de la son componente del tratamiento, y la tjrapiajcpjmtiysuie Beck está englobada dentro de la denominación amplia de TCC. Como Clark y (1997), la cognitiva no es un particular de í e'nucas r-ino uii "sistema r1e psicoterapia". Es decir que son los "supuestos derivados del modelo oognitivo" los que guian p i 1 rata miento . , , . iaoo.j_de tiempo iimi lado 53 (Beck et al. s 1979/1983, p. U). En la tabla pueden veise los T/aCOG QCl II O t,G OTlClT-lO
j\'oíu. Adaptado de Saccn y Beck (1995).
Desde sus comienzos, Beck le otorgó un lugar central al estudio empírico de los.,v supuestos del modelo y los resultados de su aplicación. Por lo tanto, la terapia cognitiva > puede exhibir más de 40 años de estudios empíricos, tanto de procesos y resultados y.puede llegar a ser considerada una de las formas de psicoterapia más estudiadas de la historia/(Hofmann5 Asnaani, Vonk, Sawyer y Fang, 2012; Keegan, 2007). Eirla medida en que se vio que la depresión muestra una alta tasa de recur renda, se • comenzó a la terapia, cognitiva en la prevención de la misma, (Jejcnantenimentojue estudiada por Bockting et-al. (2005) y mostró una reducción significatrvTéTTa^sijde recaídas en losjpacientes con historia de cinco o más episodios üljJÍLblYOb.
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La terapia de activación conductual surgió del de la cognitiva de Beck, que luego demostró resultados sin de los cognitivos (Jacobson et al, 1996) dando lugar a la controversia existente en TCC sobre los mecanismos implicados en el cambio terapéutico (Lejuez, Hopko, LePage, Hopko y McNeil, 2001) y renovando el interés por la terapia conductual de la depresión. Para los autores, el tratamiento de Lewinsohn se define como "YioiJiuiéilcG51, es decii, ^e ucniía en la identificación" y "clasificación de los eventos reforzadores, mientras que la_ activador» conductual es "ideográfica3"' y no supone a prioii que un evento es reforzador _ ha si a que no se haya observado que incremento una conducta o tiene un efecto positivo en el.estado üc_ámmo_ (Jacobson, y 20UI). La activación se centra en la resolución de problemas, ni incorpora, como lo fueron haciendo otros de en las de la El de es y los que no a la una médica. Fl "^"l'j '
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(1979)
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en Además del estudio de componentes que dio lugar a¡ i¡r?dm¡enf O de ln activación conl^ríijal (b^obr/r»ii, D'.ibcou, TRUA, AJüis, Kacuiti ti :ú . ! ;->,), d ¡ r h-áh^. rri.,c- t ,-p|r> i ' - » , t ~ rs fique! ni.i- rninpnió 'o ".clivación coíítíueü^l, la Leifipifi c^uiliv;. y L med»^. ( ÓLI bjiíi
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El modelo desarrollado por James McCullough (2000) tiene como foco la depresión crónica, en los diversos subtipos de la clasificación por entonces vigente (American Psychiatric Association, 1994): el trastorno distímico, el TDM crónico, la depresión doble (trastorno depresivo mayor superpuesto a trastorno distímico) y el TDM recidivante sin recuperación interepisódica total. El grupo de pacientes con estas formas crónicas de depresión presentan elevadas tasas de comorbilidad con trastornos de personalidad (fundamentalmente de los grupo B y C del DSM-IV) y la terapia cognitiva estándar no muestra los mismos resultados que en otras formas de depresión. McCulJouglipropone una serie de modificaciones, como definir a la tríada cognitiva en términos de baja autoestima, dejyajimiento y desesperanza, y atribuye la cronicidad a las" creencias negativas"9uracferas, la evitación y estrategias compensatorias y la recurrencia de eventos negativos. El modelo de üaíarmeiiío uíiliza una seiie de para alentar la motivación. Dichas estrategias principa! mostrai al paciente las consecuencias iriierpersonale¿ute su el supuesto Je ana d i f í c t i H a d pata ronsideiar relaciones causales en el interpersonal. En el plano técnico, se utiliza el "análisis sitiiacional" y se presta a la lo que se denomina "ejercicio de<* discriminación interpersonal". En el apartado sobre tratamientos combinados se mencionan los estudios realizados con modelo. La terapia cognitiva basada en la atención plena Este modelo fue desarrollado por Segal, Tea sd a le y Williams (2002) para prevenir la recurrencia en con TDM recidivante. Sobre la premisa que en la recurrencia intervienen distintos de los ocasionaron el episodio depresivo, los que el explicaría -el primer episodio mientras que los segundos y los terceros parecerían ser más autónomos. Basados en la "hipótesis de activactón__di^^ John Teasdale (1908), según la cual se producejuna. asocia£.tón£ntr£el y '4iLf ^uyi^wL^M^I'^MS^lllQ^^S''1^1^70^ f onsiiiexaroii que se la probabilidad de reactivación de losj3Pnsamientp o _autoiTiáticos ^fí? rP'í\odtr. ¿pfV^r^/i oi'í 7i> r » 1', ;, «i, 1 ».
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ca^vezjj3£jiQi^piiede reactivar pailones de pensamientos aisfóncos (Segal, Williams, Teasdaíe y Gemar, 1996). Esta observación había sido lealizada For Pvoleu Pubt (1992) un de vista neurobiológico y denominada fenómeno de sensibilización (sensitization).
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2.2. Tratamiento psicofarmacológico de la depresión
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La introducción del primer antidepresivo (AD), la imipramina, se sitúa en la década; de 1950. A partir de ese momento, la industria farmacéutica fue engrosando el número de fármacos disponibles, cuyas diferencias sustanciales, de una generación a otra, se puede ubicar no sólo en su mecanismo de acción sino en el perfil de efectos secundarios. En efecto, una mirada retrospectiva nos permitiría apreciar' que los mayores avances tienen que ver con una mejor tolerancia de los nuevos AD, incluyendo la minimización de ciertos efectos secundarios que atenían contra la del (disminucion.de la libido, aumento de peso, arritmias). Sin no se de en el de ya que es los AD de y de generación, rondando, grosso modo, el 50-75% (Bauer et al., 2013). Las con un TDM un y evolutivo variado (Fava y Kendler, 2000). Los subtipos clínicos, como el de atipicidad o el de rasgos melancólicos, las características evolutivas (episodio único o recurrente), la gravedad de los síntomas, las comorbilidades, etc., suelen considerarse orientadores a la hora de definir el uso de un AD (Anderson, Nutt y Deakin, 2000). Sin embargo, hay varios claroscuros al respecto. Por no que un AD en sea superior-a los demás en cuanto a eficacia (Qaseem et al, 2008) ni que el subtipo de la depresión condicione irrebatiblemente la elección de unos y el descarte de otros (Arnow et al, 2015) ni que la mayor de ios de el uso de AD (Kirsch et al, ¿Son eficaces los AD? a las dar de un de AD que Si allí es en ensayos clínicos controlados que su empleo produce una mejoría que a la alcanzada por la del con una (Arroll et ai, 2009, Garílehner et al., 2008). Partiendo de esa base, un psiquiatra está autorizado a indicar cualquiera de estos AD con la de un Sin Una
se En la resal en los el 25-33%, la a los AD es el 50-75% de los pacientes. Esta diferencia es apreciable en las dppiesioues moderadas a severas, pero se esiiedia en las dcpiesioues Leves (Ánderson, Ñutí y Deakin. ?()()()• American Pp.vclnatric Associahon 7000: Paykel. Hollyrnan Fie.plíng y
en la la ^ !<>:; / > l » cmf le ^pir.cLGii et al., Sin a su su a los AD de los una en controlados couüa [jlacebo, conviniéndose, en especia! ios íRSS (Inhibidores íldcaivos fír la Receptación de S^iotonma), en los AD cíe pimieía línea para el u atamiento uii^iSi c^t
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en ios encayoc dinu.es «211 13C que ei comparado! del AL» (incidióos en su rnayoríaj era u a activo2 y en 9 (N=751), se a la una diferencia en de los AD con un de de 0,39 (intervalo de confianza entre 0,24 a 0,54), una magnitud del efecto modesta. A su vez, en uno de los trabajos más críticos, Kirsch, Deacon, Huedo-Medina, Scoboria, Moore y Johnson (2008) realizaron un análisis de todos los ensayos clínicos enviados por parte de las compañías farmacéuticas a la FDA en la búsqueda.de la aprobación para su comercialización de cuatro AD: paroxetina, fluoxetina, desvenlafaxina y nefazodona. El hecho de incluir también los ensayos clínicos no publicados en revistas científicas tuvo por objeto evitar el sesgo de publicación, esto es5 que se publicaran los ensayos clínicos que dieron mejores resultados en favor de los AD esponsoreados (Every-Palmer y Howick, 2014). En el estudio mencionado más arriba (Kirsch et al, 2008) se señala que para las depresiones leves y moderadas la eficacia de los AD no se distancia de la lograda por el placebo (con diferencias menores a tres puntos en la Escala de Hamilton para la Depresión) y que la y clínicamente significativa a3 en la Escala de de la Depresión) se en las severas, con puntajes en la de mayores a 28, aun así, diferencia estadística con el ser a de pérdida del efecto placebo que a una superioridad del AD. Los autores remarcan que los resultados de por la publicación de resultados. Aunque muchos a objetar metodológicamente las conclusiones de Kirsch y cois, (por ejemplo, Moller, 2008), parece que la enseñanza que se puede extraer de todos estos trabajos altamente críticos hacia los AD es que hay que elegir con juicio aquellos casos en los que su empleo brinde ventajas para el tratamiento de un paciente con TDM y que aun cuando brinde ventajas sobre el placebo, el supuesto de que a mayor severidad más necesario su uso no está claramente establecido (Fountoulakis, Veroniki, Siamouli y Moller, 2013).
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¿Hay diferencias entre los AD? ¿Cuándo indicar un AD? Los AD de primera generación antidepresivos tricícHcosjADT)'y losjnhibidqres de la (IMAO) para el tratamiento del
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es el si que AD. Kirsch et al. (2008).acentúan que para las y los AD una que no se de la por el El de que esta por Matthews y Linardatos, 2008) fue delineando el lugar que le corresponde a los AD en el tratamiento de los depresivos, al si se en la del lo cual se ve en las recomendaciones de las Guías Clínicas y Consensos de Expertos,
un En los de tipo los dar la de si el pao '-M' • j : tomando un placebo o el AD estudiado, lo que haría perder la finalidad de la metodología del doble ciego, conduciendo a cierto sesgo a la hora de evaluar la respuesta a la sustancia que se está tomando El nso de placebos activos, es decir, sustancias que producen algunos de los efectos secundarios del AD, puede contrarrestar este potencial sesgo.
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>"«?^ /e vi- /£e que las e para i,iocic"iudüí> que no asociada, vitales y/o el con alguna de psicoterapia con apoyo empírico. El uso de AD en este fipo de depresiones podría
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